Ver todos los libros de: Epilogue – Maya Blair
Te das cuenta de que no podre volver a mirarlos a la cara en lo que me resta de vida, ?verdad? Le dedico a Dee una lenta, perversa sonrisa antes de echar un ultimo vistazo al Gulfstreampor encima del hombro. Oh, si. Vaya que si lo se. De hecho, se me pone dura solo de recordar el modo en que consegui que gritara todos y cada uno de sus orgasmos. Tan alto, que hasta cabe la posibilidad de que la hayan escuchado en la Estacion Espacial Internacional. --Si no tuviera que conducir --ronroneo en su oido a pie de pista, tras rodearle la cintura con un brazo y atraerla hacia mi--, volveria a hacerte lo mismo en el asiento trasero del coche. Se agarra a mi cazadora y emite un quedo gemido tras hundir el rostro contra mi garganta. --Existen los arcenes, por si no se ha dado cuenta, senor Berling. Me pongo cachondo sin remedio cuando me llama asi, usando ese tono ronco y sexy que me hace desear tumbarla encima de la mesa de mi despacho para follarla como si no fuera a haber un manana. --?Te he dicho hoy que te quiero, preciosa descarada? Hace casi un ano desde esa primera noche en la galeria. Trescientos sesenta y tres dias de Dee Vargas y estoy mas que preparado para dar el gigantesco paso final y compartir las siguientes decadas de mi vida con ella. Tan simple como eso. Lo que no ha resultado tan sencillo es encontrar la manera adecuada de pedirselo. A fin de cuentas, no soy el tipo mas romantico del mundo y eso de dar la nota, en plan peliculero, va mas con Tyler que conmigo. ?Curiosidad por saber que fue lo que hizo el capullo de Wilder? Oh, bueno, joderme vivo. Basicamente. Se suponia que iba a ser algo intimo y tranquilo; nosotros nos quedariamos con Zoe mientras ellos disfrutaban de una cena en su guarida de soltero, coronada por el gran momento. Pero todo se precipito la tarde que lo acompane a la joyeria a recoger el anillo de pedida de Vanne. La cuestion es que habiamos quedado con ellas para cenar en un centrico restaurante y en algun momento antes del postre la cajita debio empezar a quemarle en el bolsillo, porque de repente estaba de rodillas, en mitad de la punetera sala, dando un espectaculo publico y saltandose por completo el plan previsto. ?Lo peor? Esa mirada en los ojos de Dee al ser testigo de la escenita, por no hablar de la sonrisa boba que tuvo pegada a los labios durante varios dias y que consiguio que se me pusieran de corbata. !Mierda! Estaba tan, pero taaaaan jodido... Y es que bastaba con echarle un vistazo a su expresion para darse cuenta que aquella gilipollez al empalagoso estilo Hollywood le parecia la cosa mas rematadamente romantica del ano. !Gracias, amigo! --Lo dijiste la ultima vez que tu... --Se muerde el labio inferior--. Ya sabes... --?Que yo que? --?He dicho que me encanta provocarla?--. Dimelo. Tantos meses juntos y todavia puedo conseguir que se ponga adorablemente colorada cada vez que le pido que hable sucio para mi. --!Bienvenidos! La oportuna aparicion de Joshua Ludlow hace que el alivio asome a sus ojos. --Salvada por la campana, preciosa. Me saca la lengua, juguetona. Esta vez se ha librado por los pelos. --En realidad no llevo la cuenta, Gabe. Simplemente los atesoro como el maravilloso regalo que son. Y esta es solo una de las muchas razones por las cuales estoy loco por ella. Si al menos Tyler no hubiera elevado el liston a la estratosfera con un gesto que bien podria haberse metido en su punetero culo... --Espero que hagas lo mismo con lo que tengo en mente --musito para mi mientras la observo alejarse de mi lado para ir a saludar a Joshua. Mas me vale convertir este fin de semana en algo memorable o me vere condenado a las comparaciones durante el resto de mi vida. Y, por si alguien todavia tiene dudas al respecto, al bastardo competitivo que vive en mi no le gustan los segundos puestos. No cuando se trata de la mujer que amo.
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