• tristeza de los citricos libro - Liliana Blum

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    Sabado al fin. Lucia se levanto de la cama con ese pensamiento y una sonrisa. Las ensonaciones que acumulo en su mente durante todos los otros dias iban a tomar forma al fin. La semana habia sido eterna. Asi eran todas desde que conocio a Marcelo. Camino por el pasillo rumbo a la cocina, moviendo un poco las caderas al ritmo de una musiquita dentro de su cabeza. La casa olia a encierro: abrio la ventana que daba al patio y el jardin. Se habria fijado en el polvo acumulado en el alfeizar, pero algo mas capturo su atencion. Una de las macetas parecia haber sufrido un ataque con granada: sus entranas de tierra expuestas, fragmentos de planta y trozos de barro yacian dispersos por los adoquines. No eran ni las ocho de la manana. Sin pensar, su dedo indice fue a posarse sobre el lagrimal para quitarse una lagana: tardo unos segundos en procesar la totalidad de la escena. No era muy buena para la jardineria, pero intentaba mantener vivas las plantas en las macetas mas bonitas que podia encontrar: un ama de casa se valora por la limpieza de su hogar, el cuidado de su jardin y el buen cuerpo a pesar de los hijos. Por la brutalidad de la imagen no habia advertido en primera instancia al Capitan Capibara, pero el grito de Eloisa la arranco de tajo de aquella mezcla de indignacion e incredulidad ante el destino de las violas. Se sorprendio por encontrar a su hija alli. ?Por que le afectaba a ella la tragedia de aquella planta si la unica preocupacion de la nina a esa hora era ver Discovery Kids? Aquello era tragedia para senoras de cierta edad. Su abuela solia decir que una maceta rota en la manana era presagio de un mal dia que solo empeoraria a medida que corrieran las horas. Pero Lucia no era supersticiosa, sino pragmatica. Aquello solo significaba mas trabajo para ella. Las caritas formadas por las motas de los petalos regadas entre la tierra contribuian a dar el efecto de una masacre. Cerro los parpados y se convencio a si misma de que ese accidente no podia arruinar su sabado: nada que no pudiera resolverse con una visita al vivero, una escoba y un recogedor. El sabado era el mejor dia. Algo tan nimio como eso no cambiaria sus planes. Abrio los ojos y percibio el cadaver del cobayo. Extendido tras una tortuga de barro que albergaba a las dalias, con la cabeza destrozada por detras, parecia llevar una corona de cuajos de cerebro y sangre. Comprendio al fin el grito de su hija que, aullando, tiraba con fuerza de su ropa, como si quisiera castigarla a ella por la muerte de su mascota. ?Le daria tiempo a limpiar aquello antes de su cita? II Un, dos, tres, cuatro... y cinco. Lucia conto despacio, con parsimonia, antes de cortar el chorro del aceite y poner el sarten sobre la flama. Vertio todo un tramo de chorizo hasta verlo expulsar su propia grasa rojiza sobre el teflon. Luego de unos minutos, cuando el aroma inundo la cocina, fue rompiendo uno a uno los cinco huevos para incorporarlos. El desayuno tan bellamente dispuesto frente a el provoco en Cesar esa expresion de gula que ella conocia muy bien: un vaso con medio litro de jugo de naranja, una taza de cafe con leche, cinco tortillas de harina y los huevos con chorizo, brillantes como charol. Lucia lo miro engullir aquello desde la puerta de la cocina. El doctor le habia prohibido grasas, azucares y alcohol, ademas de haberle ordenado una vida menos sedentaria. Prediabetico, hipertenso, con mas placa en las arterias que un hombre del doble de su edad, el candidato ideal para un infarto. Pero su marido no daba indicios de entender los riesgos de ignorar las recomendaciones medicas. ?Por que, entonces, le habia preparado Lucia aquel desayuno? Era obvio: no lo queria y le daba igual lo que le pasara; aun mas, si se moria pronto por comer asi, mejor. No. No era cierto. Lo hizo porque lo amaba tanto que no podia negarle nada, porque lo respetaba y sabia que era un adulto capaz de tomar sus propias decisiones, y no queria actuar como si fuera su madre. Regreso a la cocina. El reloj con silueta de cafetera de la pared parecia estatico. Se volvio a sentir como en la primaria, contando los minutos para salir de clase. Comenzo a preparar un huevo estrellado y sirvio un vaso de leche con chocolate para Eloisa. Cuando escucho la voz de Cesar, estaba a punto de ponerle unos ojitos de catsup a la yema. --?Por que esta llorando la nina? Lucia enderezo la espalda y respiro hondo para controlarse: le crispaba que Cesar se refiriera asi a su hija, sobre todo porque Eloisa estaba sentada frente a el en la mesa. ?No podia preguntarle? Desde la barra de la cocina, ella grito como si estuviera muy lejos: --Elo, dile a tu papa que paso. Lucia termino de pintarle una boca a la cara amarilla y decoro las orillas con picos rojos para simular un sol. Le puso un popote al vaso y contemplo su obra: podrian decir lo que fuera de ella, pero nunca descuidaba a su hija. Al contrario, detalles como este hacian que Eloisa diera grititos de alegria y se colgara de su cuello para decirle que era la mejor mama del mundo. Pero hoy el esfuerzo se veria neutralizado por la muerte del roedor vegetariano que la esclavizaba obligandola a cortar dos veces al dia trozos de apio, zanahoria y lechuga para alimentarlo. --Mataron al Capitan Capibara, papi. La voz de Eloisa se quebro; la nina sorbio mocos y luego uso el dorso de la mano para limpiarse. Lucia entro en ese momento y puso el huevo-sol frente a su hija. Cesar hizo contacto visual con ella, esa expresion patetica de perfecto inutil, como siempre que no sabia como actuar con Eloisa. Con el paso de los anos, ambos habian llegado a perfeccionar aquella comunicacion no verbal hasta llegar a niveles insospechados: incluso a veces podian mandarse al carajo con un simple gesto, o incluso un suspiro con la fuerza adecuada. Se acerco para recoger la taza vacia de su marido y le susurro: --El cuyo --luego, en voz mas fuerte--: voy a traerte mas cafe. --?Que le paso al cuyo, mija? --pregunto el con falsa seguridad. --Tenia la cabeza toda explotada por atras. --La nina se cubrio la cara con las manos y se solto a llorar--. Solo tenia su carita... Lucia contuvo el aliento por unos segundos haciendo acopio de paciencia. Tras descubrir el cadaver, le habia tomado casi media hora hacer que su hija dejara de llorar y ahora estaba chillando otra vez. ?Podria volver a calmar a Eloisa y aun asi llegar a tiempo a su cita? --?La cabeza, dices? --Cesar introdujo un tenedor lleno de huevo en la boca y ella rogo a los cielos que no continuara hablando mientras masticaba. ?Pero cuando han escuchado los santos las plegarias de una esposa?--. Si le arranco la cabeza, entonces fue un cacomixtle --dio un trago a jugo de naranja--. No hay duda. El hombre masticaba y discurria al mismo tiempo sobre los habitos depredadores de esos animales. El ruido de la comida triturada, la saliva haciendo su parte en el proceso de deglucion y la mandibula moviendose obligaron a Lucia a recoger rapido algunos trastes usados y volver a la cocina en busca de refugio. Era repugnante. Quisiera pensar que si de novios lo hubiera visto hacer algo asi, jamas se habria casado con el. ?Estaba ciega? ?O a partir de cierto tiempo a el dejaron de importarle los modales? Al menos Eloisa ya habia dejado de llorar y escuchaba con interes la informacion sobre el asesino del Capitan Capibara. Lucia abrio el grifo para lavar los trastes. Mezclada con el sonido del agua, llegaba a sus oidos la voz de su marido describiendo el modus operandi de los cacomixtles. El olor a huevo del sarten le provoco nauseas y tuvo que verter un chorro de cloro en gel en el recipiente del jabon. Eso arruinaria la suavidad de sus manos; tendria que usar una buena crema para revertir el efecto. Era sabado y necesitaba que su tacto fuera el mas terso del mundo. III Consulto su telefono: faltaba una hora para el inicio de su primera clase. La de reposteria habia sido recomendacion de su mama y la de natacion, de la suegra. El camino al corazon de un hombre es a traves del estomago, habia dicho su madre, una de las mujeres mas ingenuas que Lucia conocia. Tal vez por eso creia que usar refranes populares era el mejor vehiculo para transmitir la sabiduria. Como las parabolas de Jesus a sus discipulos, decia con una mano en la cintura y la otra tocando el crucifijo que pendia de su cuello. Parecia una taza: una taza muy devota. La suegra, en cambio, abatida por la obesidad y la diabetes, era menos religiosa y mucho mas pragmatica. Una tarde, durante una comida familiar, se habia acercado a su nuera para apretarle con el indice y el pulgar una lonja sobre la cintura. <>. Lucia la contemplo como si no creyera lo que habia oido: ?como se atrevia a decirle algo asi, ella, que parecia una ballena? Entonces, como si fuera psiquica, la suegra agrego: <>. Luego exhalo: se agitaba por cualquier movimiento, hasta por hablar. El papa de Cesar no volvio a tocarme desde que me puse asi. Lucia habia comenzado a apilar los trastes para llevarlos al fregadero. La senora la seguia del comedor a la cocina, esperando una reaccion, pero ella apreto los labios y tenso la quijada en directa proporcion a como se sentia ofendida. <>. En ese instante, las dos hicieron contacto visual. Sus ojos parecian decir: sabes a lo que me refiero. Metio en su maleta deportiva traje de bano, gorra, toalla, goggles, y un estuche en donde guardaba el champu, jabon, desodorante, crema corporal y perfume, luego puso su delantal y una cofia en una bolsa de plastico que guardo junto con lo demas. Frente al espejo, sumio el vientre. Eloisa se quedaria en casa con Cesar un rato, pero mas tarde el la dejaria con alguna de las abuelas, que se peleaban por cuidar a la unica nieta en ambas familias. Los sabados por la tarde el jugaba futbol con sus amigos. Aunque aquello sonaba como una actividad atletica, en realidad se trataba de un partido en el que todos los jugadores, panzones y con calcetines que les cubrian las pantorrillas, se quedaban parados lanzandose pases mediocres con la pelota. Si alguno llegaba a correr, era solo por unos diez o veinte metros antes de parar y encorvarse para recuperar el aliento con las manos apoyadas en las rodillas. Media hora despues llegaban a la conclusion de que ya habian hecho suficiente ejercicio y buscaban una sombra, abrian la hielera y sacaban las cervezas. En el hipotetico caso de que alguno hubiera llegado a quemar alguna caloria, la recuperacion del partido los hacia volver a su casa mas gordos que al salir a la cancha. Pero eso si: la culpa habia sido de Lucia y sus kilos de mas por el embarazo; sus estrias y la grasa extra en su cuerpo habian provocado que Cesar le fuera infiel. Como si las gallinas fueran responsables de que las degollaran por tener plumas. Era estupido. No tenia logica. Y sin embargo, esa habia sido su excusa. Termino de quitarse la ropa y la arrojo con fuerza al cesto de mimbre en el bano. Desnuda, tomo la crema depilatoria y se agacho para untarla en sus piernas. Un olor quimico y punzante impregno sus pulmones. Esta sustancia no podia ser buena, pero no tenia tiempo ya de depilarse con cera caliente. Eloisa asomo su cabecita por la puerta del bano: --Mami, ?vamos a comprar otro cuyo? Doblada hacia el frente y con las manos embadurnadas de blanco, Lucia tuvo una vista privilegiada de las lonjas de su vientre y de sus pechos colgantes. Penso en las perras callejeras. Se irguio de inmediato y succiono aire antes de enfrentarse con el espejo para comprobar que aquella imagen era reversible con tal solo cambiar de posicion. Estoy hecha una vaca, penso. No hablo en voz alta porque la psicologa de la escuela les habia advertido que los comentarios vengativos sobre el cuerpo moldeaban las mentes de las ninas. Un futuro de anorexia, bulimia y frustracion perpetua las esperaba si escuchaban a sus madres denostar sus propias figuras. --Vamos a ver, mi amor. --El reloj indicaba que ya habian pasado los tres minutos requeridos. Tomo el rastrillo sin filo para remover la crema--. Si va a andar libre en el jardin como el otro, lo va a matar tambien ese animal. --Se llama cacomixtle. --Habia un cierto aire de superioridad en la vocecita de su hija. Le fascinaba poder corregir a su madre--. Pero puede vivir en una jaula. --Eso, el cacomixtle. --Lucia enjuago el rastrillo en el lavabo y vio caer grumos de crema y vellos negros--. Si lo ponemos en una jaula se va a morir de tristeza. Eloisa puso cara de compungida, como siempre que estaba a punto de hacer un berrinche. Maravilloso. ?Por que no podia ir a importunar al papa que no estaba haciendo nada? Su marido le habia sido infiel con la asistente del contador que llevaba las cuentas de su microempresa. El idiota habia cerrado la ventana del navegador, pero sin salir de su cuenta de correo electronico, una direccion que Lucia desconocia. A la hora en que se sento a revisar sus mensajes en la computadora familiar, se encontro con la bandeja abierta y una carta no leida. Era una carta de amor cursi y con pesima ortografia. Cuando Cesar regreso del trabajo hubo gritos e incluso algunos ridiculos punetazos que lanzo Lucia y que el neutralizo sin problema tomandola de las munecas. Mientras montaba su escena, Cesar se defendia diciendo que no era su culpa que ella hubiera perdido interes en el sexo y que lo tuviera abandonado, ocupada a tiempo completo con la bebe. Eso, sin mencionar lo mucho que habia engordado durante el embarazo. --Elo, no llores. A lo mejor compramos un gatito. --Se acerco a la nina y le acomodo el cabello detras de las orejas--. O tal vez un cachorro que no vaya a crecer mucho. La carita infantil se ilumino con aquellas palabras y Lucia no pudo dejar de experimentar un estrujamiento en el corazon, un dolor bueno, tierno. Si por atender a esta criatura el cerdo de su esposo habia corrido a los brazos de esa puta, bien habia valido la pena. Con el tiempo, la terapia, la inercia y las intervenciones de su madre y suegra, que terminaron enterandose, el matrimonio se habia repuesto de aquel <>. La infidelidad habia sido un episodio del pasado, como aquella vez que la lavadora se descompuso o ella olvido sacar un pollo del horno y la cocina quedo apestando a quemado durante dias. Pero no habian dado los pasos necesarios para resolver el problema de fondo. Solo lo guardaron al fondo del closet, como los regalos que no gustan pero no se pueden reciclar. Lucia no lo perdonaria nunca. --?De veras, mami? --Si --Lucia se puso un sosten que le aumentaba el busto un par de tallas y que la hacia parecer una paloma golona. Analizo su cuerpo desde varios angulos y se puso perfume en la y griega que se le formaba entre los pechos rebosantes--. Aunque papa no quiera. IV Lo que Lucia tenia con Marcelo era sexual. Tras conocerse, nunca se habian visto fuera del motel: jamas habian compartido una comida o ido al cine. No conocian a ningun miembro de sus respectivas familias y nunca irian juntos al supermercado. Ella no le traeria a la cama un remedio para la gripa ni el la veria recien levantada y sin maquillaje. Ningun futuro. Solo sexo. Marcelo la hacia sentir ligera, sin peso, radiante incluso, como una medusa que flota en el oceano y no piensa nada porque no tiene cerebro. Al volver a casa tras estar con el, Lucia permanecia varias horas suspendida en esa ingravidez deliciosa, como cuando de nina patinaba durante horas y al quitarse los patines tardaba en adaptar de nuevo sus pies al piso. Encendio la luz: siempre la sorprendia la distribucion de los muebles, que podia variar de un cuarto a otro; el kit de condon, champu, jabon y pastillas de menta sobre el lavabo; la regadera de paredes transparentes, visible desde la cama. El aroma a productos quimicos queria enmascarar los olores sexuales de las parejas que habian estado alli, pero a ella le parecia que mas bien los exaltaba. Marcelo bajo la hielera del carro; saco una cerveza para el y una bebida preparada de lata para Lucia. Si las rutinas de su vida domestica le resultaban tediosas, las que habia desarrollado con su amante la prendian: quedarse de ver cerca de la escuela de reposteria, dejar su carro alli y subir al de Marcelo, que la esperaba sonriente, oliendo a locion Calvin Klein y con una cara que la hacia sentir como si ella fuera lo mejor que le habia sucedido en toda la semana, manejar hasta el motel en las afueras de la ciudad, ponerse una gorra deportiva y lentes oscuros antes de entrar. Luego sexo por el tiempo exacto de sus clases de reposteria y natacion juntas, y regresar a casa banada, como si hubiese nadado. Pocas veces hablaban de camino al motel: apenas sobre el clima, si Marcelo habia tenido que esperarla mucho tiempo, la falta de fluidez en el trafico. Aunque el conocia la situacion de Lucia y la existencia de una hija (la cicatriz de la cesarea y las estrias eran imposibles de pasar por alto), no sabia detalles de su vida. Ya en el cuarto, el intercambio de palabras entre ambos se reducia a peticiones especificas o a indicativos de que algo iba bien. Entre ellos habia sexo y nada mas. Ese era el proposito del oasis. Lucia dejo la bolsa sobre el tocador y acepto la bebida que Marcelo le puso en la mano. Sentados muy cerca uno del otro, en la orilla de la cama, bebieron en silencio sin quitarse los ojos de encima. Necesitaban tiempo para pasar de sus respectivos mundos a este privado, como el pez angel que hace un ano le habia comprado a Eloisa. Segun el empleado de la tienda de mascotas, era necesario ponerlo en la bolsa de agua dentro de la pecera de la casa, y abrirla poco a poco. <>. Asi con ella: requeria un periodo para que su cerebro, pero sobre todo su cuerpo, supiera que ahora estaba con Marcelo. Al terminar su margarita, Lucia se sintio aclimatada al olor de Marcelo, a la textura de su piel. Se desvistieron sin ayudarse y se acercaron para cerciorarse de la realidad del cuerpo ajeno. Se besaron despacio al principio, pero a medida que se adentraban uno en el otro, sintio la urgencia de besarlo mas rapido y de modo casi violento, como necesitara devorarlo. Estaba acostumbrada a gritar muy fuerte cuando cada particula de su ser se estremecia con lo que ella solo podia definir como felicidad. Esta vez no pudo: ya estaba cerca, pero perdio el impulso a mitad del camino, igual que un jabon que se resbala entre las manos. Cambiaron de posicion varias veces y por fin fingio su orgasmo. ?Para que alargar el tormento? Poco despues, Marcelo se convulsiono debajo de ella con ese ruido animal y viril que a Lucia le parecia el sonido mas hermoso del planeta, pero que hoy estaba manchado de rencor. El si, pero ella no. Se dejo caer de espaldas sobre la cama, brazos y piernas extendidos como una estrella de mar, la vulva humedecida. El ambiente impregnado de su propio olor marino, del sudor de los dos, de semen, oscilaba sobre ellos como el Espiritu Santo en el libro de catecismo de su hija. Lucia giro la cabeza hacia Marcelo, que ostentaba ese gesto de agradecimiento y satisfaccion que tienen los hombres despues de eyacular. Cuando lo vio por primera vez, nunca imagino que terminaria asi con el, esperando a que el ritmo cardiaco se les normalizara y el sudor se secara en la piel mientras el cansancio del orgasmo les recorria cada fibra de sus musculos. Movio la mano hasta tocar la de Marcelo: entrelazaron los dedos y ella cerro los ojos. Se habian conocido en un negocio de insumos para oficinas y escuelas. Lucia hacia fila para sacar fotocopias; el revisaba unos mapas sobre el mostrador perpendicular a ella. ?Arquitecto? Marcelo la sorprendio mirandolo y le sonrio. Sin duda soltero. Tenia aun ese aire de osadia y ligereza de espiritu que nunca sobrevive a los primeros anos de matrimonio. Ella se sonrojo: hacia anos que no coqueteaba, anos tambien sin que un hombre la mirara asi. Al levantar la cara para darle al empleado el cuaderno con las recetas de la abuela para fotocopiar, se dio cuenta de que el seguia mirandola. Sin mas la invito a un cafe. ?Que encontro en sus ojos que intuia la posibilidad de que ella aceptara? ?O era algo que hacia con todas? No importaba. Habia aceptado de inmediato, sintiendo un calor intenso que la recorria completa. Era como una de esas comedias romanticas: se emocionaba a una distancia segura. Pero de pronto se habia convertido en el personaje principal, sentada en un cafecito con decoracion retro y frente a un hombre mucho mas joven que ella. Contra todos los consejos maternos y de revistas femeninas, tuvo sexo con el en la primera cita, si es que a eso se le podia llamar cita. Si se habia vuelto un personaje de pelicula cursi, una mujer que en realidad no era ella, ?que mas daba? La noche despues de haber estado con Marcelo por primera vez, Lucia paso por todos los estados posibles: feliz, angustiada, feliz, arrepentida, feliz, entusiasmada, feliz, avergonzada, feliz, con ganas de repetir. ?Pensaria el que era una puta que hacia eso con cualquiera? Tras varias vueltas sobre el colchon habia decidido que no importaba: nadie, salvo ellos, lo sabria. Ademas, si no la tomaba en serio, era irrelevante: ella ya estaba casada. ?No era ese el unico proposito de ser tomada en serio? Lucia se coloco a horcajadas sobre las caderas de el y le regalo la vista de su cuerpo entero. Coloco sus palmas abiertas sobre el pecho y jugo con esos vellos oscuros y gruesos. Quiso iniciar el sexo otra vez, pero no pudo. El deseo la habia abandonado y se sentia sin fuerzas, como un juguete sin baterias. El la jalo hacia si para besarla: ella correspondio sin ganas y fue evidente para los dos. --?Que pasa? Quien sabe si fuera el dia del mes (faltaba una semana para su periodo), o si en verdad la escena del cuyo la habia afectado mas de lo que pensaba, pero la tristeza ensombrecio su cara. Nunca habia sido buena para ocultar sus estados de animo: su desolacion era evidente. No hubiera querido contaminar este espacio, lo que sea que Marcelo y ella tenian, con el tedio de su otra vida, con sus problemas de ropa sucia, las fechas limites de pago, comidas balanceadas o como limpiar un dibujo con crayola de las paredes. Pero ante la pregunta de Marcelo, su cerebro no tuvo mas opcion que contarle lo que habia pasado esa manana: la maceta, el cuyo, el llanto de Eloisa, la actitud desesperante de Cesar, la culpa que la embargaba por haberse reunido con el cuando su hija se habia puesto tan mal. --?Que es un cuyo? Lucia puso los ojos en blanco por un segundo. ?Que pasaba con el vocabulario de los jovenes de hoy? --Es lo mismo que un conejillo de indias --intento que su voz no adquiriera el tono didactico que usaba con su hija. Marcelo tenia cara de no entender--. Los animalitos que usan en los laboratorios para experimentar... Tampoco. Los roedores no estaban en el repertorio de conocimientos de su amante. Iba a agregar que los cuyos eran un platillo muy apreciado en Peru, pero el ya estaba tocandole las tetas y no era precisamente agradable. --Basta --tomo las munecas de Marcelo--. No me estas escuchando. Vio la expresion de su amante: impaciencia, fastidio. Queria sexo y ella estaba hablando de sus sentimientos. Un parpadeo. El deseo de Marcelo de estar en cualquier otra parte. Quizas con una mujer de su propia edad, con preocupaciones de chica joven y sin hijos. Un segundo, pero alli estaba, era evidente. ?Lo habia arruinado todo? Un silencio incomodo se concentro en el aire, como la humedad pesada antes de una tormenta. Marcelo se puso de pie y comenzo a vestirse. --Quede de llevar a mi hermana al centro comercial. Tal vez la maternidad la habia vuelto mas sensible para detectar las mentiras, pero esta era la primera vez que Marcelo mentia y era tan estruendoso como un vaso que se estrella contra piso. Lucia sintio un malestar que se extendia por su cuerpo. Fingio consultar la hora en su celular y dijo que tambien debia irse. Se metio a banar y mojo su traje de bano en la regadera. Seco su cuerpo con la toalla que habia traido de su casa. Una puesta en escena para beneficio de su estabilidad conyugal.

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  • Mariposas en tu estomago (Septima entrega) de Natalie Convers

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    No hay nadie mas experta en los trabajos de media jornada que Beca: a sus 18 anos no solo es la mayor de cuatro hermanos, tambien es la companera de combate junto a su madre para sacar a la familia adelante a la vez que estudia muy duro para las clases. Despues de que su padre se marcharse sin ninguna explicacion cuando ella tenia solo 16 anos, aprendio una gran leccion: no te fies de ningun tipo con sonrisa arrolladora y un iman natural para las nenas. A pesar de ello, pronto conoce a Alex, un enigmatico y atractivo estudiante de Bellas Artes que puede hacer aparecer magicamente mariposas en su estomago y que irremediablemente cambiara su vida para siempre mediante un giro inesperado del destino.
    Una historia de amor autentico, un amor que no tiene fin, un amor de dos caras que solo es el principio. La novela New Adult que marca la diferencia

  • Angel y Diablo de Kate L. Morgan

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    NACIO EN MEDIO DE LA TORMENTA... crecio arropada con el fuerte granizo, y vivio con los temblores de la pobreza extrema que convierte la esperanza en polvo de ceniza. Fiona Connor vino al mundo llevandose la vida de su madre, y por eso fue rechazada, no solo por su padre, sino tambien por el resto del mundo que veian en el color gris de sus ojos, la ensena del diablo. Una fria y oscura noche, su padre, el hombre que debia protegerla, la dejo a las puertas de un orfanato. No le importo la espesa niebla, ni al aullar de los lobos. La pequena estaba maldita, y el debia alejarla de todos. Las desgracias, el hambre, y los golpes, persiguieron la infancia de Fiona, aunque no logro quebrar la bondad y la fe que eran innatos en ella, porque el destino de Fiona era mucho mas importante de lo que todos creian. Vivio en una casucha minuscula en una callejuela sucia, conviviendo con las pulgas y los chinches. Ademas, compartia una unica letrina con el resto de los ninos del orfanato. Fiona se vio obligada a vivir de la caridad, subsistiendo principalmente a base de te y pan. Pero su animo siempre fue el mismo, y su determinacion, inmensa. Fiona llego a esta vida con la tormenta, pero en sus ojos siembre brillo el sol. CAPITULO 1 Cementerio de Highgate, Londres, Inglaterra La nieve embarrada crujio bajo la suela de sus botas. Estaban marcadas con las salpicaduras del lodo desde hacia dias, ademas tenian varios raspones de aranarlas contra los adoquines irregulares de las calzadas. Parecia que contaban su propia historia a traves del eco del sonido de sus pasos en el silencio del cementerio. El enterrador cruzo por delante de el sin mirarle, escondiendo la cara en capas de ropa para soportar la helada. El abrigo de Aidan estaba humedo por la intensa neblina de la manana, pesandole en los hombros y goteandole en el ruedo, ahi donde no podia evitar empaparse por las salpicaduras de los charcos. La gorra no le calaba hasta las orejas que las tenia enrojecidas por la intemperie y descubriendo una nuca erizada por la exposicion a las dentelladas del invierno. El vaho se acumulaba frente a el con cada respiracion ritmica mientras escuchaba el sermon del sacerdote en esa gelida manana de enero. Los restos mortales del alferez Williams, iban a reposar en el nicho de forma eterna. El entierro habia comenzado a las nueve, a esa hora el cementerio apenas habia despertado al mundo de los vivos, solo tres personas aguardaban el camposanto; el sacerdote que oficiaba el responso, el enterrador, y el capitan de la fragata HMS Constant Warwick, el mismo. Como si el cielo quisiera rendirle un tributo al cuerpo sin vida de William, comenzo a descargar su pena con una precipitacion de agua que resulto inesperada. El alferez habia muerto en combate, y por eso la tripulacion del HMS Constant Warwick estaban en tierra. Cuando el oficio religioso concluyo, Aidan se dirigio sus pasos hacia comandancia. Tenia que recoger unas ordenes antes de marchar a la casa que sus abuelos le habian dejado, mientras lo preparaba todo para iniciar su nuevo destino, pero antes de girarse, el alferez O'Sullivan llego a su encuentro, el subordinado le hizo el saludo reglamentario, el, devolvio el saludo tocandose la visera de la gorra. --Despachos de comandancia que no podian esperar --le dijo el alferez O'Sullivan--. Nos extrano su retraso. La verdad es que se habia entretenido al cruzar el Tamesis. El rio estaba congelado, permitiendo que los ciudadanos pudieran cruzarlo andado, incluso patinar en el. Se habia quedado mirando a varios ninos que se perseguian lanzandose bolas de nieve, riendose a carcajadas del intento de un gran perro negro por morder los proyectiles en el aire. Se le instalo un sentimiento agradable en el pecho al verlos, porque solian estar trabajando o mendigando monedas. Aquellos ninos estaban sucios, les faltaban dientes y se reian, como tendrian que hacer todos los ninos. --?Tan importantes son los despachos que no podian esperar a mi regreso a comandancia? --pregunto extranado. --Necesitan su firma para que comience la reparacion del HMS Constant Warwick --O 'Sullivan no levanto la vista de la carpeta de piel que le tendia a su oficial. Aidan fue discreto al echar un vistazo. --?Cuando esta previsto que zarpemos? --?El capitan me pregunta a mi? --le pregunto el marino. --?Acaso no te enteras de todo antes que yo? El marinero sonrio de medio lado. --Eso es porque visito el meson de Charly. --?El meson de Charly? O'Sullivan fruncio el ceno sin mirarlo, con esa gravedad en su expresion que decia que no sabia de donde habia salido Aidan que nunca se enteraba de lo que estaba pasando en la ciudad. El local era la comidilla de los marineros pues todos querian su oportunidad de cazar en el extenso jardin trasero. Pero Aidan si se enteraba. Leia el periodico todas las mananas, salvo que los espacios de ocio no eran de su interes. --Sirven la mejor cerveza negra de todo Londres, y, por un modico precio, el dueno del meson nos permite disparar a los patos del lago que hay detras de la casa --Aidan le indico con un ruido de garganta que lo habia escuchado y que no le interesaba continuar con la conversacion, solo que O'Sullivan tenia mas cosas que anadir--: Harrison y Peter iran esta tarde, podria acompanarlos. --Podrias aplicarte tu propia sugerencia, parece que te hace mas falta a ti que a mi. --Y lo haria encantado, pero me arriesgaria a que mi madre me despellejara vivo. Los ojos verdes de Aidan se detuvieron en el un instante antes de volver a la carpeta de piel que sostenia entre sus manos. --Conozco a tu madre, y te aseguro que en modo alguno te despellejaria. O'Sullivan tardo en decidirse a contestar. --Tengo cinco hermanas menores que me exigen atencion diaria cuando estoy en tierra. Siempre pidiendo que les presente a algun oficial, y por eso detesto tanto cuando el HMS Constant Warwick atraca en Londres y nos deja en tierra por tiempo indefinido. Nadie puede culparme si no quiero aparecer por mi casa. La ausencia de lluvia dejaba un dia gris y frio, el viento cortante le abofeteo el rostro cuando se giro para dar el primer paso. Firmaria los despachos en comandancia. Y de repente, sus ojos se clavaron en una figura femenina que estaba arrodillada sobre una tumba. No lloraba, pero maldecia de una forma que le llamo la atencion. Por el raido abrigo que cubria su fragil cuerpo, supo que no era una dama, ademas, parecia una mendiga. Su cabello arrastraba por el suelo, y se dijo que debia llevarlo muy largo. --Mi senor --lo llamo el alferez al ver que su capitan se habia detenido y miraba a una mendiga que seguramente robaria lo que pudiera de las tumbas. --Regresemos a comandancia. Firmare los despachos alli. Se le hundieron las botas en el barro cuando se dirigio hacia la salida seguido por O 'Sullivan. El carruaje les llevo a comandancia en un tiempo record. --Capitan Baquer --lo saludo un suboficial--. Presentese en el despacho del almirante Smith, senor. --Gracias... --entorno los ojos y escudrino el rostro poco familiar del marinero--. ?Ross? --Russell, senor --corrigio amablemente, cuadrando un poco los hombros con orgullo porque ese capitan de fama increible hubiera recordado su nombre. Aidan asintio, inclino la cabeza como despedida, y se dirigio al despacho del almirante. Sus nudillos resonaron contra la puerta con determinacion antes de abrir sin aguardar. Si Robert Smith lo habia llamado directamente a su despacho, el asunto debia de ser importante. --Aidan --lo saludo el marino. El almirante Robert Smith era un hombre casi tan alto como el, y de corpulencia evidente. Cuando se levanto para saludarlo, tuvo la misma fuerte sensacion de siempre: el tamano de su cuerpo no se correspondia con el de sus manos. Procuro mantener los ojos fijos en los de su superior mientras apretaba con decision aquella mano demasiado calida y demasiado pequena a la vez. --?Que tal esta tu padre? Aidan mantuvo silencio durante un par de segundos. El, no queria hablar sobre su padre, pero lo hizo. --Bien, senor --respondio forzado. Robert asintio. No regreso a su lado del escritorio, sino que se apoyo contra el, cruzando los pies y los brazos. --Digale a su padre que ire a visitarlo muy pronto. ?Y el grumete Bay? Aidan solto el aliento porque la conversacion que esperaba sobre su padre habia quedado suspendida. --Continua convaleciente, los medicos no tienen claro cuando recuperara la movilidad de la pierna. --Ya veo. Transmitele mis deseos de su mejora-- el joven cabeceo con lentitud, apreciando otros detalles de la postura del lugarteniente: queria imponerse. Queria suprimir cualquier oportunidad de dialogo. Por tanto, Aidan aguardo con cautela y adopto una actitud reservada. --La familia es importante --le dijo el almirante--. Es lo que sostiene a uno en pie, lo que dejamos en el mundo. Los hijos dan prestigio, orgullo, deben ser el reflejo de nuestros valores, los valores que mantienen esta sociedad, pero, a veces, los hijos son unos desagradecidos --se incorporo para acercarse a un rincon del escritorio y servirse un whisky. El capitan acepto el vaso que se le tendia por educacion. Se lo llevo a los labios y trago, procurando no paladear el intenso sabor ahumado, aunque le colapso los sentidos igualmente. Robert dejo con mas fuerza de la necesaria la licorera en la mesa. --Ha llegado a mis oidos informacion que es de mi desagrado. Uno de mis ahijados ha sido visto reuniendose con los comunistas de la Fulham. Quiero pedir tu confianza y absoluto compromiso para que investigues. Me consta que tienes conocidos en esa fabrica de comunistas, y quisiera saber quienes son, y que hace mi ahijado reuniendose con ellos. No estoy dispuesto a tolerar esa desviacion de conducta, ni que a mi familia se la asocie con anarquistas. Aidan entendio el motivo para el regreso del HMS Constant Warwick a Inglaterra con la excusa de la reparacion y puesta a punto para surcar de nuevo las aguas. Si el hubiera sido un hijo docil, si hubiera obedecido a su padre, si fuera obediente y nada impulsivo, ahora no estaria en deuda con el hombre mas poderoso de la armada britanica. Estaba en deuda con aquel hombre, y las deudas siempre acababan pagandose. --Tiene garantizada mi discrecion, senor --termino aceptando. No tenia otra opcion. Sus ojos eran granito cuando el almirante relajo la postura y le mostro una sonrisa medio oculta en el frondoso bigote, antes de acercarse a estrecharle la mano de nuevo y palmearle el hombro. --Gracias, Aidan. Mi confianza esta en ti como lo estaria en mi propia sangre. --Senor --casi gruno--. ?De quien se trata? --De Raymond Samuelson. Asintio y no anadio nada mas, realizando el gesto de tocarse la gorra para despedirse. Al salir del amplio despacho la expresion se le mudo en una de contrariedad y sintio de nuevo la opresion en la garganta, el whisky seguia dando vueltas en su estomago. Se escudo en su capa larga y apoyo su mano en su espada abrochada al cinto cuando se marcho de comandancia. Le dijo a su cochero que le apetecia pasear, que regresara a la casa. Y cuando se fijo en las ruedas que comenzaban su andadura, se percato de que no habia firmado los despachos, pero lo haria por la tarde. Ordenaria a O'Sullivan que se los llevara a su casa para hacerlo. El frio viento lo acompano por las calles londinenses. Aidan se miraba las puntas de las botas y luego contaba las ventanas de los edificios que pasaba mientras era testigo pasajero de las vidas al otro lado de los cristales. La fabrica de carbon Fulham, era uno de los gigantes que alimentaba las chimeneas y fogones de la ciudad. Al almirante Smith no le habia hecho falta especificar cuando o como queria que se encargara de aquello. Y Aidan no podia identificar a nadie si no reconocia primero el terreno. Antes de llegar al puerto, el rugido de la fabrica de carbon ya era audible en la distancia. Se detuvo a admirar los barcos anclados en el puerto, desde la distancia pudo ver su fragata. Daria lo que fuera por embarcar de nuevo y no tener que actuar de espia para el almirante. Pero era inevitable. Cuando alcanzo los muros de la fabrica de carbon, se quedo en las inmediaciones unos minutos antes de que los obreros hubieran acabado el turno. El humo de las chimeneas enrarecia el aire, y la oscuridad alli era mas densa. El olor era penetrante y acido, se le quedaba en la garganta, le escocia en los ojos. Se resguardo cerca de la entrada, para poder ver quienes abandonaban el lugar de trabajo. Conocia a Raymond Samuelson. No estaba seguro del aspecto que debia tener en los ultimos anos, pero suponia que su cara no habia cambiado demasiado. Si se acercaba por alli, seguramente el tambien podia reconocer a Aidan. Solo que Aidan tenia una excusa para estar en la fabrica, como bien habia dicho Robert Smith: el, conocia a alguien alli. Al apoyarse en la pared se le clavo la espada en la cadera, y no se molesto en acomodarla. --?Senor Baquer? Levanto la mirada con la misma rapidez con la que se irguio, entreabriendo la boca para contestar, sin que saliera ningun sonido. Ver al hijo de su cochero trabajando en la fabrica de carbon, lo pillo desprevenido. Era el nino con el que habia jugado en su infancia. --?Ha estado esperandome? Le juro que mi trabajo aqui no entorpece el que realizo en Brent Cross --Arthur, lo miraba con fijeza, aunque visiblemente incomodo--. ?Ha venido desde comandancia porque le ha sucedido algo a mi padre? --el, continuo sin contestar--. Mire... tengo que irme, no puedo quedarme, pero regresare a la misma hora --se quito la boina y la amaso entre las manos. Al final se volvio a colocar la gorra y se marcho sin despedirse. Aidan lo siguio con los ojos, y sopeso que cruzarse con Arthur era la mejor forma de tener una justificacion para estar alli. Se recoloco la espada a la cadera, y miro en derredor, confirmando que si habia obreros juntandose con la aristocracia londinense no era de forma expuesta.

  • Un millon de estrellas de Jamie Mcguire

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    Cuando Elliott ve a Catherine por primera vez, el flechazo es instantaneo: nunca habia captado con su camara una imagen tan triste y a la vez tan hermosa. Ambos se consideran unos bichos raros y la conexion que surge entre ellos es muy especial. Sin embargo, cuando ella mas lo necesita, Elliott se ve obligado a abandonarla.

  • Mujer y maestra de Viviana Rivero

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    CIUDAD DE CORDOBA, SEPTIEMBRE DE 1884 Las dos jovenes mujeres cruzaron la calle y comenzaron a escuchar la voz del rezador que cantaba trisagios en la casa de los Martinez. El sol de la tarde caia sobre las sencillas construcciones de la cuadra. Ya en la vivienda, no necesitaron golpear; la puerta estaba abierta de par en par. Desde la entrada se alcanzaba a ver el cadaver del nino puesto sobre la mesa del humilde comedor; y a la gente, comiendo empanadas a su alrededor. Mercedes observo de reojo a Frances Wall y, al ver su desazon frente a la imagen, decidio alertarla: [?]No se asuste, miss, los velorios de los angelitos son asi. La norteamericana, que intentaba conservar su fortaleza, contesto con una sena de asentimiento y Mercedes la tomo del brazo con decision para ingresar juntas a la morada. La madre del nino las distinguio entre los demas. Sus cabellos claros y sus vestidos arreglados sobresalian: [?]Maestra Frances... Maestra Mercedes... [?]Pochita... [?]la saludo Mercedes. [?]Senorita..., mi hijito se nos fue. Tres dias lucho, pero se le acabaron las fuerzas... Todo fue sufrimiento... Deberia haber visto su carita... pero ahora... ya es angelito. Las maestras entendian su sufrimiento, sabian cuanto amaba la mujer a su unico hijo varon, de solo cuatro anos; siempre les hablaba de el cuando las cruzaba en el colegio mientras limpiaba las aulas. [?]Lo siento tanto, Pocha..., tanto [?]dijo miss Wall acongojada. Mercedes, con los ojos llenos de lagrimas, miro a la madre, y, comprendiendo que se esperaba que pronunciara en estos casos, exclamo: [?]!El angelito ya esta en el cielo! El semblante de Pocha se desdibujo de dolor, pero, a punto de comenzar el llanto, se contuvo: ella no debia llorar. Al fin y al cabo, esa era una noche de fiesta, su hijo era ahora un angel. Las tres se acercaron al cuerpo sin vida de Danielito. Llevaba ropa blanca y a su alrededor la mesa estaba cubierta de flores artificiales; a la altura de los brazos, dos pedazos de papel blanco semejaban las alas. Sobre el pendia del techo, a modo de cielo raso, una sabana blanca decorada con estrellitas de papel brillante. Su madre lo miro con devocion y dijo: [?]Manana se lo prestamos a los Ramirez. Ellos lo necesitan, le pediran al angelito un milagro para don Esteban. La sepultura se hara recien el jueves. Frances Wall se escandalizo ante la idea de que el pequeno difunto fuera prestado a otra familia antes de ser enterrado. Mercedes, mas acostumbrada a esta practica de las clases bajas argentinas, le dijo a la madre: [?]Cuente con nosotras para lo que necesite, Pocha. [?]Si, lo que sea [?]agrego miss Wall. [?]Muchas gracias. Ahora pasen y unanse a nosotros. La madrina de Danielito hizo empanadas y el padrino trajo vino patero [?]dijo la madre senalando el patio de donde provenia el bullicio. Los padrinos, como era de esperar, se habian hecho cargo de la parte que les tocaba. Por cortesia, fueron hacia el patio. Alli el clima era en verdad festivo; un musico preparaba su guitarra para comenzar con las canciones y, tal vez, si esa noche los animos acompanaban, hasta hubiera baile. La familia Martinez debia considerarse privilegiada al haber sido elegida por el destino para que su nino muriera antes de los siete anos y pudiera convertirse en un angel de Dios. Los convidados comian y charlaban animadamente. Las dos maestras saludaron a algunos conocidos. Otros, de lejos, las miraron con desden. El colegio normal, recientemente inaugurado por el gobierno para formar maestras, que le quitaba preferencia a la Iglesia catolica en la educacion, mas la ley 1420, que erradicaba por primera vez los contenidos religiosos de los programas escolares, tenian a los cordobeses divididos a muerte. El propio vicario Clara, por carta pastoral, habia prohibido el envio de ninas catolicas a esa escuela, lo que le habia valido la suspension en su cargo por parte del gobierno y hasta una inminente accion judicial. El presidente Roca, continuando con la politica de Sarmiento, habia nombrado vicedirectora del colegio normal a miss Wall. Y desde su apertura, en junio, la maestra norteamericana se habia convertido en uno de los blancos preferidos de la critica. Los cordobeses tradicionalistas se preguntaban: <>. Los liberales, en cambio, festejaban con bombos y platillos la separacion de la ensenanza y la religion, recientemente instaurada. Hasta la joven Mercedes Castro, maestra y profesora argentina, catolica de buena familia, caia en la volteada de las criticas. ?Como era posible que una chica de cuidada educacion apostolica romana apoyara este tipo de ensenanza nueva impuesta por el gobierno, y se aventurara a servir de apoyo a <>, tal como llamaban popularmente a las docentes norteamericanas traidas por idea del educador? Esa era la razon por la cual muchos ojos escrutaban a las dos jovenes en la colmada casa de la familia Martinez, en la ciudad de Cordoba. Miss Wall no se amilano y en la galeria se dedico a convencer a una de las mujeres para que enviara a su hija al colegio que regenteaba, explicandole que no habia ningun peligro espiritual en sus claustros. Mercedes decidio entrar una vez mas al comedor; queria rezar un rosario por el pequeno. Ya en la sala, pudo sentir la presencia de la muerte mas alla del disfraz de festejo. Y en la mitad de sus plegarias, un recuerdo doloroso de su ninez la golpeo: la remembranza del velorio de sus padres, anos atras, se le hizo tan vivida que antes de terminar sus oraciones necesito salir a tomar aire. Mientras lo hacia, por la puerta del frente hizo su ingreso dona Teresa Garcia, una de las maximas exponentes de las familias tradicionales de la ciudad de Cordoba, acompanada de dos sirvientas. La sencilla Pocha Martinez y la aristocratica Teresa Garcia se encontraban ligadas por un extrano vinculo. Dos anos atras, en el verano, durante una gran creciente del rio Primero, el marido de Pocha habia salvado la vida de uno de los hijos de dona Teresa. El nino, que jugaba distraido, no habia visto venir la pared de agua proveniente de las lluvias en las sierras y el hombre, arriesgando su vida, lo pudo sacar de la correntada. Y ahora la senora Garcia, como buena cristiana, venia a acompanar a la humilde mujer a pesar de las diferencias sociales que las separaban. De lejos, Mercedes alcanzo a escuchar la exclamacion de dona Teresa: [?]Pocha querida..., !su hijo ya es un angelito! [?]Unas pocas palabras mas en tono bajo y algunos murmullos dolorosos de la duena de la casa completaron el encuentro. Luego, dona Teresa paso al patio, donde la recibio el senor Martinez. Mientras charlaba con el, descubrio a miss Wall y a Mercedes, a quienes miro durante un buen rato, hasta que, decidida, recogio sus faldas y se acerco a ellas. [?]Buenas tardes, senoras. [?]Buenas tardes [?]contestaron pasmadas y casi al unisono. Las dos maestras conocian muy bien a la senora Garcia: era una de las principales oponentes a la escuela normal cordobesa donde ellas trabajaban. La mujer habia enviado una extensa carta al colegio instandolas a que se retractaran de semejante obra. Al mismo tiempo, se habia tomado el trabajo de ir casa por casa, visitando a las familias mas importantes de la ciudad, para explicar que Dios no veia con agrado la existencia de una escuela sin ensenanza religiosa. Aseveraba, tambien, que nadie que se preciara de cristiano podia enviar alli a sus ninos. A mas, cada tarde, a la hora del gallo, se hacia llevar por su cochero hasta la casona de la calle Alvear, donde funcionaba la escuela, y alli, frente a la construccion, rezaba un rosario, rogandole al Jesus bendito que expulsara a las huestes malignas de la ciudad, las que ella veia representadas en ese edificio. Durante los primeros dias habia llegado escoltada por tres -a veces, cuatro- senoras de igual pensamiento; pero la vagancia y la comodidad de las mujeres habia primado, y ahora solo la acompanaba una de sus sirvientas. La voz de Teresa dirigiendose a las maestras se escucho con claridad en el patio: [?]Senoras, no se que vinculo tienen ustedes con Pocha Martinez, pero la Providencia me ha hecho encontrarlas en este lugar, asi que no ahorrare palabras para lo que tengo que decirles.

  • Un Amor en los Hamptons (Hamptons 1) de Angela Bennett

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    Alan Lewis busca un cambio en su vida y el comienzo para lograrlo es adquirir una mansion en los Hamptons.
    Maggie Evans es decoradora y se enfrenta al proyecto mas importante de su carrera: la renovacion de una casa en una zona muy exclusiva.
    La atraccion entre ellos es inmediata, pero el esta comprometido y ella no parece estar abierta a una relacion.
    Las cosas se complican cuando extranos sucesos comienzan a ocurrir a su alrededor poniendo en peligro el proyecto y sus vidas. ?Descubriran quien es el responsable de los incidentes? ?Podran vivir un amor en los Hamptons?

  • En todas partes cuecen habas de Montse Giraldo

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    -No te preocupes mama, yo hago la compra cuando salga de trabajar y le acerco a Montse todo lo que le hace falta- le dice Marla a su madre con prisa en la voz. Desde el fondo del pasillo se escucha la voz de su jefe mas inmediato. Marla trabaja como secretaria de direccion del jefe de marketing. Con un jefe al que no le gusta que sus subordinados dediquen el tiempo de trabajo en cuestiones personales. Marla siempre ha demostrado ser eficiente en sus quehaceres laborales. Lo de esta manana es una excepcion algo que, en el transcurso de este mes se estaba repitiendo mas de lo que a ella le hubiese gustado, pero su hermana pequena ha sufrido un accidente de moto y ha acabado escayolada desde el tobillo hasta la rodilla y esta se negaba a alojarse en casa de sus padres a pesar de vivir sola y necesitar ayuda mientras este lesionada. -Tengo que dejarte- susurra Marla presurosa-... te prometo que mediare con la cabezota de mi hermana. Hasta luego mama- se despide. Consigue ocultar su telefono personal en el fondo de su bolso en el mismo instante en el que el senor Ventura, su superior, cruza el umbral que separa el vestibulo de la zona de despachos designados para el departamento de marketing. Preparada para lidiar con la rutina de la oficina, Marla gira su silla hacia los archivadores en busca de los documentos que faltan para la proxima reunion. -?Todo listo para la reunion? La voz ronca que formula la pregunta hace que Marla de un respingo en su silla giratoria. Estar concentrada en el archivador que hay a espalda de su mesa de trabajo, rebuscando documentacion para uno de sus trabajos pendientes la ha hecho estar despistada. -Todo preparado- confiesa Marla tras soltar un sonoro suspiro tras recuperarse del sobresalto. -?Informes?-pregunta con porte serio su jefe. El senor Ventura y su gesto serio siempre genera una sensacion de mutismo a su paso. La juventud del gerente, su porte atletico y el atractivo rostro atraia las miradas del genero femenino. Hasta que su seriedad y frialdad las echaba hacia atras. -Sobre la mesa de su despacho- contesta Marla regresando su silla hacia el frente de su mesa de trabajo. -?Cuadro de estadisticas?- pregunta su jefe. -Informes preparados sobre la mesa de la sala de reuniones- senala Marla. -?Huecos libres en mi agenda?- -Media hora para la reunion...- comienza a decirle su secretaria, haciendo ademan de abrir la gruesa agenda de tapa oscura que descansaba sobre su mesa de trabajo. -Perfecto- dice el, posando su fornido brazo sobre la tapa de la agenda con el fin de evitar que su secretaria acceda al interior de sus paginas-... puede pasar a mi despacho. Necesito repasar algunos detalles- le senala girando sobre sus pasos, sin esperar respuesta. Pedro Ventura camina con paso firme hasta la puerta de su despacho. Marla le sigue con paso presuroso, llevando entre sus brazos la agenda a la que habia echado mano. En aquel tocho de papel de donde salian miles de tiras de colores, era algo que, pese a ser una eficaz y eficiente secretaria y estar capacitada para lidiar con la tecnologia en la que el siglo XXI ha sumido el mundo laboral, Marla se niega a abandonar. Cuando secretaria y jefe cruzan el umbral del amplio despacho, Pedro Ventura cierra la puerta tras de si. Mudando el gesto serio por una sonrisa lobuna, deposita su mano derecha sobre el trasero de su secretaria, atrapandolo con decision. -!Senor Ventura!- replica Marla con gesto sensual-... creo que ese punto no esta en su agendasenala, posando su mano sobre la de el, para evitar que la retirase de su lugar mientras ella gira sobre sus pasos, para situarse frente a frente. -?Seguro senorita Picon?- cuestiona el, llevando su mano libre sobre el pecho izquierdo de su secretaria-... consulte su abultada agenda- le aconseja al tiempo que rescata de los brazos de su secretaria la susodicha agenda para dejarla resbalar lentamente hasta caer al suelo. La agenda llega al suelo en el mismo instante en el que la boca de Pedro Ventura atrapaba la boca de Marla Picon. Ambos se entregan a ese pasional beso. La pasion que genera hacerlo sabiendo que tienes que esconderte para evitar ser vistos. Para mantener en secreto una relacion jefe-secretaria, secretaria-jefe en la que llevan enfrascados desde hace mas de seis meses. -Esta noche te espero en mi casa- le dice el. Aquello parece mas una orden que una sugerencia. -Sabes que esta noche tengo cena en casa de mis padres. Han pospuesto su cena de aniversario solo porque yo estuve ocupada el fin de semana, con un descomunal trabajo que el ogro de mi jefe me impuso- senala ella ironicamente. -Un trabajo con el que disfrutases- el recuerda el antes de lanzarse sobre el lobulo de la oreja de ella. Tras el primer encuentro de la manana. La relacion de jefe y empleada transcurre con total normalidad. A las tres Pedro Ventura abandona el despacho con los nuevos clientes. La reunion de la manana se iba a prolongar en el confort de un restaurante de cinco estrellas. Marla tiene que terminar de archivar todos los documentos y realizar un informe detallado que debe dejar sobre la mesa de su superior antes de abandonar la oficina. Las horas delante del ordenador le queman la vista y la cansan en demasia. A las cinco de la tarde su mesa esta recogida. Con la americana puesta y el bolso colgado al hombro camina presurosa hacia el ascensor mientras rescata su telefono movil del fondo de su gran bolso. -!Montse!- reclama a traves del terminal-....?quien eres? . Necesito hablar con mi hermanareplica al interlocutor. Dos segundos despues logra comunicarse con su hermana, informandola de sus intenciones de hacerle la compra bajo expreso deseo de sus progenitores -Mira, bonita, voy a hacerte la compra porque sino mama no va a dormir tranquila y acabara yendo a comprar ella misma.- le dices con tono ironico-... y, escucha bien lo que te digo, mejor sera que estes preparada, porque le he prometido a mama que esta noche vienes conmigo a cenar a casa- le dice. -De acuerdo pesada.- bufa Montse, rindiendose a las replicas de su hermana mayor-... promete traerme medio flan de chocolate y vainilla de ese que se que has cocinado esta semana- le pide a su hermana mayor. De todas las experiencias laborales que esta probo mientras se formaba para ser una secretaria eficaz, el puesto de cocinera fue el dejo en ella una huella digna de disfrutar en su rutina cotidiana y de la que disfrutaba apasionadamente. Montse no puede resistirse a soltar un bufido a modo de protesta. A sus treinta y veintiocho anos de edad, las dos hermanas viven con total independencia, cada una en su propio piso, cada una con sus respectivos trabajos y ambas bajo la presion de unos padres tradicionales que no logran entender porque sus hijas prefieren vivir solas en lugar de regresar a la casa familiar. Marla se marcho de casa cinco anos atras, cuando tomo la decision de convivir con su antigua pareja. Un companero de universidad con el que mantuvo una relacion seria desde el primer curso. Despues de romper, ella decidio permanecer en su piso, con su vida. Montse se mudo a un piso compartido en su primer ano de universidad y con el paso de los anos se mantuvo en sus trece y conservo la independencia a la que se habia acostumbrado incluso cuando regreso a Madrid, donde acabo montando una pequena empresa de diseno grafico con la que sobrevive. Tras perder la discusion con su hermana, Montse no tiene mas remedio que claudicar, quitarse el pijama con el que ha pasado los ultimos dias y acompanar a su hermana a casa de sus padres para la cena de aniversario. -Has prometido llevarme de regreso a mi casa- le recuerda Montse a su hermana antes de bajar del coche. Su hermana la mira sonriente. Sabe lo que ha prometido. El desenlace de la velada aun esta por verse. -Y me vas a ayudar a convencerlos- senala con los ojos entre cerrados. -Sabes que todo seria mucho mas facil si les dijeses de una vez por todas que tienes una relacion con tu companera de piso- le suelta Marla, ante la mirada estupefacta de su hermana pequena. -Lo mio con Raquel esta en un punto demasiado delicado como para airearlo- reconoce Montse. A diferencia de las preguntas que Montse esperaba de su hermana, esta simplemente la mira, dubitativa. No es la primera vez que Montse y Raquel tienen un tiempo entre tinieblas, pequenas rencillas que siempre acaban solucionando. -Estoy sopesando el cerrar y cambiar el rumbo- espeta Montse. Durante dos breves segundos, Marla mira fijamente a su hermana, sorprendida. ?A que se referia su hermana con un cambio de rumbo? ?Desde cuando lleva sopesando esa posibilidad? -?Tan mal va el negocio?- se interesa Marla. -La crisis es el motivo principal. Y que necesito reinventarme tambien- confiesa Montse, manteniendo la mirada fija en la carretera. Un pequeno silencio sucede de subito entre las dos hermanas. Cada una procesa toda esa informacion a su manera. -Cuando piensas contarles tu que te estas tirando a tu jefe- le espeta Montse, en pos de cambiar el tema de conversacion. -Tu lo has dicho; me lo estoy tirando. No vivo con el- matiza Marla-... tu velada seria mas comoda para ti si tu relacion se hace visible y Raquel te acompanase- le senala. -Deja de tirarte a tu jefe y comienza una relacion con el de una vez por todas- le dice Montse con tono burlon. Entre risas, las dos hermanas suben los cuatro escalones del portal del bloque de pisos donde residen sus padres. La velada transcurre apaciblemente. Ni las insistencias de su querida madre sirvieron, tras la copiosa cena las dos hermanas abandonan el nido familiar. Marla acerca a su hermana a casa y, pese a sentirse agotada, conduce hasta el chalet en Somosaguas donde Pedro Ventura vive, en busca de una apasionada noche de sexo que ambos anhelaban. DONDE LABORES NO RIEGUES LAS FLORES La noche se prolonga para Marla mas de lo que habia calculado. A las seis y media de la manana la alarma de su telefono movil la saca de los brazos de Morfeo y del abrazo en el que Pedro Ventura la tiene envuelta. Suavemente se desliza por entre las sabanas. Recoge del reguero de ropa que la noche anterior habian esparcido desde la puerta del dormitorio hasta los pies de la cama, para ir ocultando su desnudez prenda a prenda. A las puertas del piso de alquiler en el que vive, el tono que usa para los mensajes suena. Junto con el pompon de lana que usa como llavero rescata el movil para averiguar quien esta levantado a esa hora para comenzar con los mensajitos de WhatsApp cuando aun no son las siete de la manana. -Preciosa, no quiero ser abuson, perooooo, podrias pasar por la tintoreria antes de llegar a la oficina. Gracias, gracias, gracias- escucha la voz suplicante de Pedro Ventura. La ducha es mas rapida y menos relajante de que hubiera deseado. Siguiendo la pauta ante la indumentaria sobre su vestimenta en el ambito laboral, Marla se viste con una falda estrecha por encima de la rodilla de color negro y abertura en la pierna izquierda conjuntada con una blusa negra semitransparente que cubre con un chaleco rosa palo. Como cada manana al edificio donde esta ubicada la empresa con paso ligero, con las camisas de su superior en el interior de una bolsa de lavanderia opaca, una bandeja de carton con dos cafes del Starbucks de la esquina y su bolso de trabajo. -La directora de marketing de la sucursal de Londres esta esperando en el despacho de Ventura desde hace diez minutos- le comenta uno de sus companeros, que la intercepta desde el ascensor hasta su mesa de trabajo siguiendo sus ajetreados pasos. -!No me jodas!- espeta Marla-...Me cago en toda la dichosa puntualidad Britanica. !Tenia cita para las nueve y media!- dice, haciendo memora. Sobre su mesa suelta los cafes y su bolso, verificando en el reloj de pared que hay entre su mesa de trabajo y la de su companero senala las nueve en punto, justo su hora para entrar a trabajar. -Cuelga esto en el perchero, por favor- le pide a su companero mientras que ella alisa su ropa y coge su agenda laboral del fondo del cajon. Rapidamente teclea un mensaje en su telefono, el cual deja dentro del bolso antes de carraspear y caminar decidida al despacho de su jefe. Solo cinco minutos despues, la puerta del despacho vuelve a abrirse, apareciendo un elegante, sonriente y atractivo Pedro Ventura repartiendo cordialidad y alabanzas a la visita que le esperaba en el despacho. Las prisas marcan el dia desde sus horas mas tempranas. La reunion con la asociada de Reino Unido se prolonga mas de lo estipulado en un principio, lo que conlleva la necesidad de hacer una reserva de urgencia para la hora de la comida. Una reserva para dos, algo realmente fuera de lo normal, porque siempre que Pedro Ventura se reune para comer con un cliente o asociado, su secretaria siempre les acompanaba por si necesitaban algo de ella. Marla no quiere pensar en ninguna razon especial para aquel cambio de planes. En cierto modo esa libertad inesperada le viene como anilla al dedo, pues su hermana Montse tiene consulta en el centro de salud y su pareja/companera de piso, se ha buscado una excusa para ausentarse.

  • Dime la verdad de Tess Gerritsen

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    Dos homicidios sin aparente relacion tienen mas en comun que el simple hecho de que los investiguen la inspectora de Boston Jane Rizzoli y la forense Maura Isles. En ambos casos, los cadaveres presentan heridas espantosas, pero se desconoce la causa real de la muerte. Un doble desafio que se presenta en un momento inoportuno para ambas. Mientras Jane se esfuerza por salvar a su madre de un matrimonio fracasado que amenaza con enterrarla, Maura se enfrenta a la muerte inminente de la suya, la infame asesina en serie Amalthea Lank. Esta, aun siendo victima de un cancer terminal, todavia disfruta manipulando a su hija y le facilita una pista criptica sobre los dos extranos asesinatos que Maura y Jane intentan resolver.

  • Dulce pacto (Dulce Londres 7) de Eva Benavidez

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    Vuelve la serie de novelas romanticas de regencia <> con la apasionante historia de Anthony y Blair.

  • El Plan C de Anna Polux

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    Sandie Davies y Elizabeth Cooper trabajan juntas en una revista para mujeres lesbianas y bisexuales y, a pesar de que

  • Angeles en llamas, Tawni O’Dell de Tawni O'dell

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    <>.
    Library Journal

  • Amor accidental de Marisa Ayesta

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    Iciar Albatrecu es testigo involuntario de como dos hombres se alejan de un restaurante tras cometer sendos asesinatos. Su declaracion ante la policia hara que se vea envuelta en una trama donde la mafia china en la provincia ha dado la orden de acabar con ella. Perseguida y asustada, encontrara la seguridad en los brazos del policia nacional Pau Salas, hacia el que surgira un amor tan accidental y repentino como la voragine de asesinatos e intrigas que les rodean.

  • Azul Infinito de Enrique Panao Guarino

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    ?Puede alguien morir mientras sigue vivo?Diego, gaditano de nacimiento, sabe que si es posible. Un acontecimiento traumatico le cambio la vida, tanto que mas que vivo, vive muerto desde entonces.”Mi muerte acontecio el 15 de febrero de 1990. Aquel dia, este que escribe todavia no habia cumplido los treinta y dos anos.

  • Un escoces despistado para la chica de al lado (Adonis tours 4) de Sandra Bree

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    Vengo de Inverness, en Escocia. Bueno, mas bien de un sitio muy cercano que ni siquiera aparece en los mapas. De hecho, el senor Google, cuando le pregunto mi direccion --porque si, lo he hecho en alguna ocasion, me gusta charlar con Google y a veces hasta discutimos-- me dice que no existe. Me llamo Sean McArthur, y en otro tiempo mi clan fue muy poderoso. <>. En cambio, ahora estamos todos muy desperdigados. Tanto que no se ni donde viven mas de la mitad de mis parientes. !Pero para el caso que nos hacemos...! Tenemos un grupo de WhatsApp --?que familia no lo tiene?-- y ahi cada uno ve los mensajes cuando le sale de la gaita. Y hablando de gaitas, ahora que he sacado el tema, soy fan, muy fan de tocarla. Si hay algo que tengo muy claro en esta vida, es que la mujer que me quiera a mi debe de querer a mi gaita. ?Por que digo esto? Pues porque a la ultima que le dije --me habia enamorado de verdad-- que la amaba tanto como a mi gaita, se enfado y no volvio a hablarme nunca mas. Supongo que se puso celosa y por eso no quiso saber nada mas de mi. Reconozco que lo pase muy muy muy mal cuando se marcho. Fueron un par de horas bastantes jodidas. Pero, como dice mi abuelo, el laird de los McArthur --titulo que le otorgamos los nietos para hacerle ver que es un dictador--, <>. No es que sea una frase de grandes y poderosos sabios, pero hay que admitir que tiene su verdad. Tras mi desengano amoroso, decidi que tenia que salir de mi fortaleza --que quede claro que no exagero. Vivo en un castillo que necesita mas reparaciones que la ciudad de Nueva York despues de ser atacada por los alienigenas de la pelicula de Independence Day--. Mi abuelo y mis padres estan empenados en restaurarlo para convertirlo en algo parecido a un museo. De momento han permitido que rodasen alli algunas escenas de peliculas. Por casualidad cayo en mis manos una oferta de trabajo en Espana. Cumplia con los dos requisitos mas importantes: hablar perfectamente el castellano y medir mas de 1,80. Mido 1,93 y el idioma lo domino fenomenal. Siempre me ha llamado mucho la atencion ese pais, que encima presumia de sus mujeres morenas de ojos oscuros y cuerpos de guitarra. Unas verdaderas bellezas. La agencia Adonis Tours me acepto y, aunque no sabia muy bien de que iba aquel trabajo, con mi maleta en una mano y mi gaita colgada del hombro, sali de Escocia. El viaje no se me hizo muy largo. Fue vuelo directo a Madrid. Sin embargo, reunirme con mi jefe, Anthony --un tio que, sin exagerar, su cabeza me llegaba por el torso-- y con los otros Adonis que, como yo, llegaban en diferentes vuelos, fue una completa odisea. Todo gracias a mi gran facilidad para perderme, porque hay dos cosas que me definen muy bien: mi sentido de orientacion funciona como el culo, y tengo panico a todas las cosas que sean paranormales. Si alguien quisiera torturarme, no tendria mas que hacerme ver una pelicula de terror con espiritus o regalarme una guija. Durante un buen rato estuve deambulando por la terminal, hasta que escuche por los altavoces que me llamaban y me daban un punto de encuentro. Sin embargo, yo no encontre ni punto de encuentro ni nada. De hecho, casi estuve a punto de embarcarme otra vez --por error. Se me ocurrio que, si me escuchaban tocar la gaita, ellos me encontrarian a mi. Y no solo me encontraron, sino que la gente, muy amable, me regalo dinero por haberlos deleitado con tan bonitas canciones regionales. Ese dia conoci a los Adonis. Eramos un grupo de lo mas variopinto y, por que no decirlo, de lo mas sorprendente. La gente nos miraba con curiosidad, y no era para menos. Los cinco teniamos una altura considerable. De los que no necesitamos subir a una escalera para cambiar una bombilla. Aunque obvio, en mi fortaleza usabamos andamios para hacerlo, por eso dejabamos que se fundiesen unas cuantas antes de reponerlas. De los cinco Adonis, se encontraba Dase, un etiope tan negro como el ebano y, aunque este mal admitirlo por eso de ser tio y esas cosas, tengo que reconocer que era un joven muy atractivo, de boca ancha y expresivos ojos negros. Vestia de manera muy elegante y costosa. Despues estaba Erik, el noruego, un tipo que me recordaba a algun dios nordico, todo rubio de melena larga y que llevaba ropas de lenadores --en las peliculas suelen vestir asi--: camisa de franela de cuadros y jeans con botas altas, de esas que tienen un doblez superior y se ven forradas de lana de cordero. Y luego Tane, el surfero maori, una mole de tio que media al menos dos metros, con un cuerpo capaz de ocupar tres plazas en un autobus. Por ultimo estaba Stefano, el italiano. Era de Verona. Al principio pense de el que era un hombre con mala memoria. Apuntaba en una libreta todo cuanto ocurria a nuestro alrededor, sin embargo, luego supe que era escritor de novela romantica, conocido en el gremio por Steve Norton, su seudonimo. Desde el aeropuerto, nos trasladamos todos juntos en la furgoneta de la empresa hacia nuestra residencia, situada en el barrio de La Latina. Durante el viaje me habia hecho a la idea -- supongo que al igual que mis companeros-- de que se trataria de un sitio chulo y luminoso, con ventanales enormes en el dormitorio y bano tipo spa. Con piscina y solarium, eso venia escrito en el contrato ?O era en el mismo folleto? El caso es que, cuando llegamos, todo fue muy diferente. El lujo y el glamour que habia esperado eran inexistentes. De hecho, la piscina era de esas desmontables situada en la terraza, y antes de entrar en ella debiamos ducharnos con una manguera verde, que tambien servia para regar las macetas. Luego estaba el tema de la lavanderia. Ahora me atrevo a entrar con un poco mas de seguridad, pero los primeros meses era capaz de dar dinero para que me hicieran la colada. Es mas, alguna vez se la habia dado a Dase para que la llevase a la lavanderia a la que el solia acudir. Y es que Dase era un poco especial con la ropa --ya lo he dicho antes--, siempre va que parece un maniqui de escaparate. O como se dice aqui en Espana, como un pincel. La lavanderia o, para no andarme por las ramas, el lugar donde se encuentra la lavadora, es un sotano lugubre y humedo que me recordaba a un deposito de cadaveres. La luz del techo parpadeaba cada vez que la encendiamos, y la lavadora, cuando centrifugaba, se desplazaba unos metros hacia cualquier lado. Por si eso fuera poco, el ascensor subia y bajaba cuando le daba la gana. Mi dormitorio estaba en frente del de Tane --en realidad su nombre es Tangaroa Evaristo Waititi Lopez. Desde luego, sus padres se vengaron de el al nacer--. Ambos eramos los unicos que teniamos balcones al exterior. A mi porque me toco, en cambio, Tane lo pidio porque es un poco... curioso. Se siente mas cerca de la gente asomado a la calle con los brazos cruzados sobre la balaustrada. Y es que le encanta estar al aire libre y, como no, oler el aroma a queso que ascendia del local que habia abajo. Una tienda donde se podia encontrar cualquier clase de queso, desde un cabrales, pasando por la burrata, hasta un buen roquefort. Y Tane perdia el sentido por este alimento y por la duena de la boutique, por supuesto. Su novia Olivia. Stefano, por eso de que necesitaba escribir en silencio, se habia quedado con la alcoba que estaba mas cerca de la escalera y cuya ventana daba a un cochambroso patio interior. Dase y Erik se habian pillado los que quedaban en medio. A pesar de que la residencia no era lo esperado, muy pronto los cinco nos adaptamos a ella. Y de ser simples companeros de trabajo, nos convertimos en grandes amigos --ahora no me refiero a nuestra altura. Me daba cosilla pensar que era lo que iba a pasar una vez que se nos acabara el contrato, aunque aun quedaba tiempo, y quiza, solo quiza, algunos querriamos prorrogar. Capitulo 1 Finales de octubre Siempre me despertaba antes de que sonase el despertador. Me gustaba levantarme temprano y ser uno de los primeros en meterme debajo de la ducha, aunque la goma que la sostenia soltaba mas chorros que la propia alcachofa. Tambien me levantaba pronto porque, al dormir en una habitacion exterior, escuchaba todas las mananas como subian los cierres de los negocios y los saludos exagerados de los porteros que limpiaban sus portales. Eran tan escandalosos como los Celtic de Glasgow cuando el equipo ganaba. Ahora ya estaba acostumbrado a estas cosas pero, al principio, me daba la sensacion de que subian hasta mi dormitorio para dar voces. Por otro lado, es que yo tengo un oido muy fino. El laird decia que yo dormia con un ojo cerrado y otro abierto como los conejos, y debia de ser verdad, porque gracias a ese oido portentoso habia ayudado a descubrir que, en la residencia, entre nosotros, habia un okupa. Y cuando digo okupa, ni me equivoco ni exagero. En varias ocasiones he tenido que sacarlo de mi cama cuando alguna noche he llegado algo tarde. Se trata de un antiguo Adonis llamado Arnold que, en mas de una ocasion, nos robo la comida. Aunque eso habia sido lo de menos, lo importante es que me tenia acojonado. Habia pensado que una presencia extrana y sobrenatural convivia entre nosotros; abria y cerraba grifos, el ascensor se movia solo, se zampaba nuestra comida, dejaba fria el agua de la ducha, movia cosas de un lado a otro... Fruto de esa obsesion habia llegado a colgar una ristra de ajos junto a la puerta. Stefano decia que los ajos eran para ahuyentar a los vampiros pero, por si acaso, no pensaba quitarlos. El caso es que ahuyentaran a algo. De todas maneras, ya le habia advertido al tipo en cuestion que, como volviese a coger algo sin permiso, le iba a arrancar la piel a tiras. De momento no habia vuelto a meter sus zarpas en mis natillas de chocolate. Ni sus pudorosas partes en mi cama. Abri la persiana y me asome al balcon. Estuve a punto de tragarme a un sujeto que estaba enganchando las luces de Navidad en la fachada del edificio. El hombre tuvo la suerte de reaccionar con rapidez, cual Spiderman, y de la impresion se aferro a la barandilla de hierro. Se quedo colgando en el vacio, con los pies en el aire. Observe que llevaba unos guantes de lana, de esos que si coges nieve --que no habia todavia-- se empapan, o si se agarran a una barandilla de hierro, resbalan. --Buenos dias --le dije, amable. El alzo la vista hasta la mia. Era la misma mirada que la de mi primo cuando necesitaba pasar al bano e iba diciendo que tenia la tortuguita fuera del caparazon--. ?Necesita ayuda? El sacudio la cabeza. Bueno, en realidad sacudio todo su cuerpo. !Era increible la fuerza que hacia el hombre para sostenerse sin caer en el abismo! --?Y que? ?Estan poniendo las luces de Navidad? --pregunte para entablar conversacion. Uno no se encontraba todos los dias a alguien dentro de su casa. --?Que pasa? Buenos dias. --La voz de Tane llego desde su balcon. Con seguridad habia escuchado ruidos tambien y habia salido a ver que estaba ocurriendo--. ?Has visto que tienes a un tio colgando de la barandilla? --Si, estan adornando las calles. Espero que estas luces no vengan acompanadas de esa musiquilla que entonan villancicos a todas horas. --Le ensene el brazo--. Mira, tengo los pelos como escarpias. Estoy emocionado, van a ser mis primeras Navidades en Espana. --Oye --Tane senalo al operario--, creo que te esta diciendo algo. Era verdad, el tipo me miraba fijo y susurraba. Agitaba las piernas y el tronco de un modo convulso. --No le escucho bien --le dije acercandome un poco mas e inclinandome hacia el. Lei en sus labios que formaba la palabra <>. --!Por todos los demonios del infierno! !Se esta electrocutando! --mire a Tane--. ?Que hago? ?Lo suelto para que caiga abajo? --!No! !Si lo tocas a ti tambien te dara un tabardillo! --me grito haciendome dar un ligero brinco. No sabia que era un tabardillo, pero me sonaba a mosquito gigante. Me puse nervioso. El hombre era capaz de morirse delante de mis narices. ?Y si lo empujaba con el pie? Era probable que se rompiese las piernas, las costillas, los brazos... pero quiza le salvaba la vida. Por suerte para ese pobre hombre, se fue de repente la luz de todo el distrito. Por suerte para el y para mi, que ya habia llevado el pie hasta los dedos de su mano. Esa situacion era menos graciosa que estornudar con cagalera. En ese momento, Tane llego corriendo para ayudarme a subirlo y meterlo en mi dormitorio. Lo tumbamos sobre mi cama. Yo di un paso atras cuando vi que el operario tenia todo el pelo revolucionado y, aunque me parecia increible --porque crei que solo pasaba en los dibujos animados--, su cara estaba manchada de negro como si le hubiese explotado una bombilla en la cara. --?Estas viendo eso, Tane? --Creo que voy a llamar a una ambulancia --dijo sacando su movil. Mientras el llamaba a emergencias, yo palmee el rostro del hombre. Tenia los ojos abiertos y me miraba como si yo hubiese tenido la culpa de aquello. --Me quiero marchar de aqui --dijo con voz ronca. --Tranquilo, no pasa nada --lo veia tan asustado que me hice el gracioso--, nadie te obliga a estar aqui conmigo. Si te quieres ir, ahi tienes la puerta, rompe el candado, saca las cadenas, cruza la fosa con cocodrilos, salta la reja electrica y... --!Sean! --Tane fruncio el ceno--. Electrica no, macho. El hombre gimio. De repente, mi dormitorio se empezo a llenar de gente. Entraron los companeros de luces del afectado; Marisa, encargada de la oficina de los Adonis; Duscha, una rusa que se dedicaba a la limpieza y el mantenimiento de la residencia; Dase, que miraba a todos con una toalla colocada en sus hombros, y por fin, los del Suma. --?Que ha pasado? --pregunto Dase. Tane se encogio de hombros. --Que se ha ido la luz. --Pero ?usted lleva mucho tiempo trabajando en esto? --le pregunto uno del Suma al paciente. --Unos meses --susurro con voz temblorosa. --Ay, ya lo dice el laird --solte sin pensar--: <>. --Salgan de la habitacion todos --ordeno un enfermero. Todos le hicieron caso y yo me senti muy aliviado, con tanta gente en mi espacio vital empezaba agobiarme. --Usted tambien --me senalo con el dedo. Sacudi la cabeza. Soy escoces, pero no gilipollas. --Este es mi dormitorio y aqui estan todas mis cosas, no les voy a dejar solos. --Para demostrarles que hablaba en serio, me cruce de brazos con las piernas ligeramente abiertas, a ver si tenian lo que debian tener para sacarme de alli. Era como el juego aquel del rey de la montana, en el que, si me querian desterrar, debia ser empujandome a la fuerza. Ellos se lo pensaron mejor y dijeron: --De acuerdo, puede quedarse, pero guarde silencio. --No van a saber que estoy aqui. Vi que colocaban al operario una via en el brazo, mientras otro le tomaba la tension. Rece para que no le pasase nada, sobre todo para que no muriese en mi dormitorio. Habia oido decir que las almas se adherian al lugar donde el individuo fallecia, y no estaba dispuesto a compartir cama con un fantasma. *** Carolina cruzo los brazos sobre el pecho. Suspiro con disimulo, cansada de escuchar a sus amigas que no dejaban de hablar de hombres de ciencia ficcion. Tal vez ellas no se daban cuenta, pero segun los describian, parecia que se trataba de superhombres con poderes. Que si. Que Carolina comprendia que les pudiesen gustar las novelas romanticas y, sobre todo, eso que ellas decian, los highlanders. Al principio tardo en descubrir que esos hombres eran escoceses. El nombre highlander le sonaba a marca de robot de cocina. Pero, obviando ese hecho, los escoceses que ella habia visto en television eran tipos normales y corrientes, puede que mas blanquitos de piel de lo acostumbrado y que abundasen sus cabelleras color zanahoria --aqui, en Espana, los hombres tenian fama de morenos, bajitos y regordetes--. Y luego los cuerpos, pues eso, habia de todas clases: altos, bajos, gordos y delgados. Pero highlander como tal, como ellas los describian, eran todos musculados, duros, altos, atractivos, fuertes, de piel bronceada que daba ganas de lamer, chupar, morder y succionar. !Vamos, que no! Que Carolina no tenia ningun interes en ver a un tipo con falda por muy buenas piernas que tuviese. De hecho, nunca se habia fijado en las piernas de un tio. Preferia un buen torso y un culo firme. Marta la observo frunciendo el ceno. --?Te estamos aburriendo, Carol? --Mas que ver una carrera de berberechos. --Sacudio la cabeza arrepentida--. Quiero decir, no, repasaba en mi cabeza la lista de la compra. Beatriz sonrio, divertida --Yo creo que, para que nos entiendas, deberias leerte un libro de highlanders. Vas a fliparlo. Los labios de Carolina compusieron un gesto hastiado. Leer no era uno de sus hobbies favoritos. --O puedes ver una pelicula --anadio Marta. --Ya vi una hace tiempo. Braveheart, y lo que mas recuerdo de todo es que los hombres se ponen a ensenar culos, ademas, que Mel Gibson puede que fuese un galan en su epoca, pero a mi... --Carolina chasqueo la lengua-- no me va mucho. --Intenta leerte un libro --le suplico Beatriz buscando algo dentro de su bolso. Carolina tenia que haber imaginado que aquellas dos forofas de la lectura llevaban siempre libros consigo--. Ten. Es Tierra audaz. Si esta novela no te engancha, no lo hara ninguna otra. Carolina cogio el libro y le echo un vistazo por encima. --!?Trescientas treinta y ocho paginas?! --Se leen en nada --insistio Beatriz--. Lo intentas, y si ves que no puedes, me lo devuelves. Carolina se rindio. --De acuerdo. Beatriz saco una libreta pequena, busco el boligrafo y, a medida que anotaba, iba diciendolo en alto. --Dejo la novela de Jude Deveraux, serie de Los Audaces, a Carol. --?Por que hace eso? --le pregunto Carolina a Marta. --Yo tambien lo hago. La gente tiende a devolver cualquier cosa que pide, excepto libros. No se por que, pero a mi me han desaparecido unos cuantos, y me duelen no por el gasto que conlleva, sino por lo hermosa que es la historia. --?No me digas que te lees los libros mas de una vez? --!Hombre, claro que si! Carolina deslizo los ojos sobre la portada de la novela. Un hombre rubio sobre un caballo blanco estaba inclinado para besar a una mujer de larga capa roja que parecia que le agarraba la pierna con desesperacion. Leyo: <>. Volvio a suspirar, esta vez de forma audible.

  • Jeannesville de Antonio Cesar Moreno Cantano

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    Era un miercoles cualquiera en el pequeno y tedioso pueblo de Jeannesville, en lo mas profundo del estado de Washington. El deteriorado cine del centro -por darle algun nombre-, vestigio de epocas mas gloriosas, era practicamente la unica diversion para los jovenes que aun no se habian atrevido a emigrar hacia las grandes ciudades en busca de una oportunidad en el futuro. Johny Bonesvegas era uno de los que se resistia a marchar. Era el prototipo de adolescente antisocial, enfrentado con el mundo y hastiado de todo, en especial de su familia. Tanto le daba Jeannesville o cualquier otro lado para desplomarse en la cama y pasarse las horas sin saber que hacer. Esa tarde, de un miercoles cualquiera, proyectaban una cinta sobre el ya manido tema de un virus que se propagaba entre la humanidad y convertia a la poblacion en zombies hambrientos que acababan con todo ser viviente sobre la faz de la Tierra. Johny aprovecho los trailers previos para hace una rapida, y necesaria, escapada a los aseos antes del inicio de la pelicula. Mientras se aproximaba a la puerta iba pensando que seria <> que sus vecinos de Jeannesville se transformasen en muertos vivientes y acabasen con sus <> (era una manera carinosa de referirse a ellos) companeros de instituto. Aunque nada de ello ocurrio, por supuesto, le llamo la atencion coincidir en el interior de los banos con cuatro hombres que no habia visto jamas -lo que era dificil en Jeannesville- y que discutian acaloradamente sobre un asunto que no fue capaz de discernir. Pese a todo, no le dio mas importancia al asunto y regreso a la sala. Estaba de nuevo sentado en su butaca cuando de repente oyo una voz en su cabeza que decia: -Si escuchas la palabra AMATISTA eres una persona excepcional, levantate y acude a la salida-. Al instante, Bonesvegas observo como la gente que se congregaba esa tarde en el cine -unas quince- se levantaban de manera automata y se dirigian rapidamente al destino senalado. No era un heroe ni pretendia serlo, pero no pudo reprimir gritarles con todas sus fuerzas que se parasen. La presencia en los banos de esos desconocidos y lo que estaba ocurriendo no era muy normal, incluso para alguien tan <> como Bonesvegas. Salio corriendo tras sus paisanos y, tras pisar la calle, comprendio que su destino y el de Jeannesville nunca volveria a ser el mismo…. Un dia antes en el Instituto Hoover El profesor Shellman, responsable esa semana de la sala de castigo, miraba con desprecio al grupo de alumnos que estaban alli <>. Para no variar, los pupitres eran ocupados por los tres mosqueteros del Hoover. El <> de Bonesvegas, la <> Peggy Rowling y el <> Roland Sox. Como en anteriores ocasiones, la trasgresion de las normas basicas de convivencia en el Aula de Laboratorio les habia llevado alli. Su ultima ocurrencia habia sido soltar una musarana en pleno examen. La idea habia sido del ingenioso Johny, que los dias que no estaba encerrado en su cuarto escuchando a plena potencia Pearl Jam o Nirvana, los pasaba explorando el bosque que rodeaba su destartalada casa. Otra cosa no, pero a la hora de capturar bichos raros nadie lo ganaba. En su ultima excursion, cerca del rio Willows, le habian acompanado las dos unicas personas que le producian cierta simpatia, la siempre colocada Peggy y el cerebrito del instituto, Roland. Aprovechando la salida del aula del profesor Shellman, los tres se miraron y pudieron intercambiar unas breves palabras. Tios -dijo Peggy en voz baja-, mi madre vio ayer una furgoneta flipante cerca de la Iglesia. Dice que, por fin, han mandado desde Seattle a los jefazos de la Mineria para cerrar el acuerdo. Bonesvegas se rio y nego con la cabeza. Seguidamente respondio con una frase que en el futuro se rebelaria demoledora: -?Y tu crees que alguien vendria a Jeannesville aunque fuese para eso?. Joder Peggy, cada dia se te va mas la cabeza con esa mierda que te fumas de tu padre-. Roland asintio con la cabeza y parco en palabras, como siempre, concluyo la conversacion: -Ni los muertos se quedan en Jeannesville, van a venir los vivos-. Se hizo de nuevo el silencio cuando oyeron los pasos del profesor Shellman que regresaba. Matisse El chirrido de la rueda oxidada de la silla en la que se encontraba postrada Matisse era el primer recuerdo que tenia de su infancia. Nacida con una deformidad en las piernas nunca habia conocido lo que era correr en libertad o poder realizar las mas simples de las acciones sin ayuda de nadie. Algunos familiares achacaban su minusvalia a las constantes intoxicaciones que su padre, el Sr. Keris, habia sufrido durante anos en la mina de cuarzo del condado. Esta adversidad habia forjado en Matisse un caracter luchador y duro, incapaz de doblegarse ante ningun obstaculo. Su vitalidad y energia contrastaban con la actitud melancolica y depresiva de su madre, sumida en la mas profunda de las tristezas desde el fallecimiento en extranas circunstancias de su marido en el sector n.o 21 de la mina Coldwood. Desde ese dia habia litigado con la empresa <> por lograr una pension digna con la que alimentar a su hija y asegurarle un futuro esperanzador. Dicen que los polos contrarios se atraen y la extrana relacion que desde muy temprana edad mantenian Matisse y Johny Bonesvegas eran un claro ejemplo de ello. No eran pareja, ni mucho menos, eran algo mas profundo, mas trascendental, compartian una amistad que estaba por encima de todo y de todos. Por esa razon, cuando recibio un mensaje de movil de Johny proponiendole una cita a solas, en plan intimo, para ir al cine del centro se quedo muy sorprendida. Ahora una duda rondaba su cabeza de manera incesante, ?seria correcto acudir a ese encuentro? Un miercoles cualquiera a la salida del cine Johny Bonesvegas nunca pudo imaginar que ese miercoles de abril iba a finalizar tal y como habia comenzado, totalmente vacio, en el mas completo sentido de la palabra. Matisse habia declinado su invitacion de acompanarlo al cine y ahora se encontraba con un panorama totalmente surrealista e incomprensible. Apenas veinte segundos despues de que el Sr. Ferrowson abandonase la sala, Johny llego a la calle Madison y lo que alli vio le sorprendio -lo que era dificil para alguien como el, adicto a la literatura y cine de ciencia-ficcion y terror -enormemente. Lo que una vez habia sido una via concurrida -si como tal se consideraba a juntar al mismo tiempo a mas de cinco personas- se encontraba totalmente desierta, como si nunca hubiese estado habitada. Rompia esta monotonia de soledad una furgoneta negra metalizada que se divisaba junto a la esquina del Parque Rogerson, donde una vez estuvo instalada la pequena tienda de deportes del equipo de baseball del pueblo. Sus ojos eran incapaces de abarcar un espacio tan enorme sin nada en lo que concentrar su atencion, pero un detalle le obligo a abrirlos aun mas. ?Que hacia la silla de Matisse tirada en medio de la calzada? Y aun mas importante, ?donde se habia metido la gente que minutos antes estaba con el en el cine? El comunicado. Quince anos antes un miercoles cualquiera <>. Stanley Keris leyo el comunicado y se puso mas nervioso de lo que ya estaba. Costaba imaginar que esas malditas rocas, de las que tanto polvo inhalaba cada dia en las entranas del suelo, pudiesen provocarle tantos problemas. A la denuncia del encargado -el cabron de Morrispor haber sustraido mas de 20 kg de Amatista en el ultimo mes, habia que anadirle las extranas manchas que le habia salido alrededor de la cintura. Tan solo pretendia conseguir unos ingresos extras para hacer frente a los constantes cuidados que requeria su pequena Matisse… La cita que nunca fue Tras meditarlo un largo rato, Matisse lo tuvo claro. No podia aceptar la invitacion de Johny. Eso supondria que el fuerte lazo que anudaba sus vidas se rompiese por un imposible, como era la pretension de dar un paso mas en su amistad. Intento contestarle de una manera diplomatica: – Johny, no podre ir, no te enfades. Aun estoy un poco flipada con lo que me dijiste. A la salida de la peli hablamos y lo aclaramos en la Cafeteria de Sally, ok?-. Pasaron las horas pero no recibio contestacion. Bonesvegas leyo el mensaje y arrojo el movil al suelo en un gesto de rabia. ?A que tantas precauciones? -Asco de tias-, penso. Cogio su chupa de cuero gastada y salio de casa cabreado camino al centro. Matisse no podia aguantar mas la espera y -contra su parecer- se decidio a llamarlo. Nada. No hubo manera de que cogiese el telefono. En ese caso tomaria otro camino. Cogio el periodico del pueblo que habia sobre su escritorio y miro el horario de la pelicula. Para bien o para mal daria con el, lo pillaria a la salida. El camino hasta el parque Rogerson se hizo especialmente largo ese dia. Se notaba mas fatigada de lo normal. Al principio no se percato, pero tras atravesar las calles Rider y Scott cayo en la cuenta de que habia un gran silencio. Los jardines, los parques, las tiendas, la carretera... estaban vacios. A medida que se aproximaba a su destino su mente parecio bloquearse y a sonar dentro de ella, una y otra vez, la palabra AMATISTA, AMATISTA. Se dirigia de manera irrefrenable hacia lo que parecia el foco de esa voz en off. Decenas y decenas de furgonetas negras, con un extrano aparato sobre el capo, se iban llenado con hileras de vecinos de Jeannesville. Al igual que ella, parecian estar en trance, con la mirada perdida, formando disciplinadas hileras que rapidamente ocupaban dichos vehiculos. Lo ultimo que fue capaz de divisar antes de que el automovil cerrase sus relucientes puertas fue otra cola de gente que procedia del cine y su silla de ruedas tirada al borde de la acera... El director de Amatiste Corporation El Sr. Michael Oldman miraba distraido desde el asiento de su despacho los continuos movimientos de los camiones de carga. Habia sido un camino muy largo, pero todos los esfuerzos (sin matices de ningun tipo) realizados compensaban con creces su nuevo puesto en la empresa: Director Ejecutivo de Amatiste Corporation. Sin embargo, la paz de su cargo se habia interrumpido en las ultimas semanas con la enfermedad de decenas de mineros. Pese a las investigaciones y pruebas realizadas por su Departamento de Sanidad no se sabia la causa de tal mal. Algunos apuntaban, como el "tocapelotas" del doctor Monsbill, que la infeccion se habia originado en el sector n.o 21. Tal vez fuese asi, medito para sus adentros Oldman, pero por nada del mundo renunciaria a los beneficios que aportaba a la empresa, y por ende a su propio bolsillo, un cuarzo tan especial, de un color y pureza extraordinaria. Sus aplicaciones en el mercado mundial eran enormes, mas aun cuando desde el Instituto de Psicologia Avanzada de la Universidad de Yale lo utilizaban como "catalizador" de un novedoso artefacto para la manipulacion mental. Lo que desconocian desde Amatiste Corporation era que detras de esa institucion se encontraba una Seccion Reservada de Investigacion del Ejercito de EE. UU., sumamente interesada en las posibles aplicaciones militares de un mecanismo de tal naturaleza. Los pensamientos de Oldman se interrumpieron de manera brusca cuando sono el telefono. En cuanto se acerco el auricular supo de quien se trataba. Era la dulce y venenosa voz de la Srta. Rene Rosenberg, del Laboratorio de Yale. -Dime preciosa, ?que quieres?-, pregunto Michael. – Guardate los cumplidos viejo verde, ya sabes por que te llamo- le replico Rene. -?Por que habeis disminuido el envio de cuarzo rosa, precisamente ahora que estamos en la fase final del proyecto? – prosiguio. -Lo se, lo se. Pero tenemos complicaciones. El Sindicato me esta tocando los cojones. Algunos de los trabajadores estan cayendo como moscas por culpa de (con un tono muy pausado) "vuestro querido cuarzo"-, le contesto Michael. -No me vengas con historias. Las clausulas de nuestro acuerdo eran claras: un millon de dolares por entrega. Y si cumples con las plazos establecidos el "regalito" que tu ya sabes-, replico Rene. -De acuerdo, de acuerdo, ya me las arreglare. Sabes que siempre lo hago. Te llamare en breve. Cuidate guapa-, finalizo Oldman. Al momento descolgo de nuevo el telefono y llamo a su secretaria, Lonnie Rogers: -Necesito que cites para manana a primera hora a los empleados enfermos. Comentales que les hare una oferta que no podran rechazar....- Recuerdos imborrables ?Os imaginais poder recordar todos los detalles de vuestra vida, hasta la mas intrascendente de vuestras experiencias? La gran mayoria pensaria que es un don extraordinario, propio de mentes privilegiadas. Es lo que opinaban los companeros de Johny Bonesvegas cuando tocaba escribir alguna redaccion en el colegio sobre la infancia o las vacaciones de verano. La exactitud de sus descripciones dejaba maravillados a todo el profesorado. Lo que no podian sospechar era que las humillaciones que recibia su madre de un marido depresivo; los lamentos de dolor de una abuela postrada en una cama o la tristeza de una casa que apenas tenia que llevarse a la boca... se repetian una y otra vez en su cabeza, torturandole sin descanso. Por suerte, o desgracia para opinion de otros, la hipertimesia -como habian diagnosticado los especialistas a esta extrana "habilidad"- desaparecio de manera espontanea cuando tenia 13 anos. Ocurrio una gelida manana del mes de diciembre, cuando Johny prefirio adentrarse en lo mas profundo del bosque y saltarse nuevamente las clases. Ese dia la niebla era mas intensa que de costumbre y pese a las bajas temperaturas sentia el deseo irrefrenable de caminar sin descanso. Cuando sus pies no pudieron mas y paro, se dio cuenta de que se encontraba cerca de las vallas que rodeaban las enormes instalaciones de la empresa minera del pueblo. Nunca antes habia estado alli y sentia una gran curiosidad por ver como serian esos oscuros y largos tuneles de los que todo el mundo hablaba. Sin embargo, y por mucho que le apeteciese, tendria que intentar bajar en otro momento. El continuo trasiego de trabajadores y maquinas impedia cualquier aproximacion. Resignado dio media vuelta y reemprendio la larga marcha a su "animado" hogar. Despistado y asqueado de su tediosa vida se adentro por un sendero poco transitado, como se deducia de la intensa maleza que lo poblaba. Casi una hora despues de seguir lo que parecia ser un pequeno camino se encontro de golpe con la entrada a una pequena cueva de la que resplandecia una potente luz rosada. Al acercarse mas ella se quedo atonito ante lo que vio. Sus ojos estaban abiertos como platos... hasta que se cerraron bruscamente y todo se tino de negro. Cuando los abrio de nuevo se encontraba en la cama del Hospital Jefferson y el dolor de su sien era tan intenso que creia que iba a estallarle. Por primera vez en su vida no era capaz de recordar lo que habia sucedido.

  • Recuperar a Ari de Marta Frances

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    Ultimo dia de clases antes de Navidad. Ultimo dia de suplicio. Ir a clase y verla todos los dias era como sufrir un jodido infierno. Verla sonreir mientras hablaba con sus amigas, escuchar su risa provocada por algo que yo no habia dicho, observar su gesto de concentracion durante las clases... No mas de eso durante un par de semanas. Benditas vacaciones. Cogi los libros de mi casillero y fui hacia el aparcamiento. Caminaba mirando al frente sin prestar atencion a mi alrededor, como hacia siempre, como llevaba haciendo desde hacia unos meses. Escuchaba los gritos de alegria, las risas provocadas por el fin de las clases, las voces de los grupos reunidos en el pasillo probablemente quedando para ir a alguna fiesta ese fin de semana. Yo no iba a fiestas. Ahora ya no. --Hey, Diego. Me gire a la derecha y vi a mi hermana Sara. Se acerco a mi cargada de libros y carpetas. --Trae, anda, te ayudare a llevar todo eso -me ofreci cogiendo parte de sus libros. --Gracias -sonrio--, tengo que hacer varios trabajos durante estos dias. Los dos juntos caminamos hacia la salida. Ella hablaba acerca de todas las cosas que pensaba hacer en las vacaciones, las fiestas a las que iba a ir, el tiempo que iba a pasar con su novio al que echaba tantisimo de menos desde que empezo en la universidad, los regalos que queria comprar a nuestra madre. La escuche durante todo el camino hasta mi coche, pero cuando llegamos alli mi mirada se desvio hacia su coche. Ahi estaba ella, apoyada en el capo rodeada de todas esas que decian ser sus amigas. Conversando animadamente acerca de algo que no me incluia, entonces ya no. Justo entonces Carlos se acerco hasta ellas y se coloco a su lado, paso un brazo por sus hombros y ella se dejo hacer. Sonrio. Sonrio como antes. Sonrio como me sonreia a mi. El infierno se intensifico. Justo en ese instante sus ojos se movieron por el aparcamiento y se encontraron con los mios. La sonrisa desaparecio de su rostro y me miro fijamente. No aparte la mirada, no se por que, normalmente lo hacia, pero esa vez no. Nos quedamos mirando el uno al otro durante unos segundos. No habia nada ni nadie mas en aquel aparcamiento, todos habian desaparecido. Me dieron ganas de echar a correr hacia ella, abrazarla y pedir su perdon. --Diego. La voz de mi hermana me devolvio los pies a la tierra, rompi el contacto visual con ella y mire a Sara. Ella miro hacia donde yo habia estado mirando y volvio a mirarme con desaprobacion. --No deberias seguir con todo eso. --Lo se, Sara -abri la puerta del conductor--. Creeme que lo intento. --Pero sigues queriendola. No conteste a su afirmacion. Mi hermana me conocia tan bien que sabia perfectamente todo que pasaba por mi mente. Ella era la unica persona que sabia lo que habia pasado. Arranque el coche y di marcha atras para salir de alli de una maldita vez. Pasamos al lado de donde ella estaba y no pude evitar volver a mirarla. Seguia bajo el abrazo de Carlos. Observo mi coche conforme pasaba a su lado y casi pude distinguir el odio en su mirada cuando nuestros ojos volvieron a conectarse por un segundo. Conduje hasta casa en silencio. Sara no volvio a abrir la boca en todo el trayecto pero sentia su mirada escrutadora en mi. Sabia que queria decirme algo, que se moria por abrir esa bocaza que tenia y soltar una de las suyas. Esperaba fervientemente que no lo hiciera. -- ?Has pensado en contarle la verdad alguna vez? Rode los ojos. Por supuesto que no iba a quedarse callada durante tanto tiempo. --Sara... no empieces. --Pero, Diego... ?no te das cuenta? La mire un instante y volvi a centrarme en la carretera. Sus ojos verdes tan parecidos a los mios me miraban como si fuera idiota. Probablemente asi era. -- ?No puedes dejar de meterte en mis asuntos y centrarte en los tuyos? - Solte mas rudo de lo que deberia. --Perdona por preocuparme por ti -espeto cruzandose de brazos y mirando al frente. Perfecto. Ya la habia vuelto a cagar. Otra vez. Seguimos sin hablar hasta llegar a casa. Aparque al lado del BMW rojo de Pilar y antes de que pudiera parar el coche Sara ya habia salido dando un portazo tremendo. -- !Creo que no has cerrado bien, Sara! -Grite mientras abria mi puerta. -- !Vete a la mierda! -Me grito mientras subia las escaleras del porche. Respire hondo y cerre mi puerta con otro portazo. Sentia el enfado carcomerme por dentro. ?Dejaria algun dia de ser tan gilipollas? ?Dejaria de comportarme como un ninato que lo unico que hace es hacer dano a la gente que le rodea? Me pase la mano por el pelo con frustracion. Con lo sencillas que serian las cosas si el estuviera aqui... Cerre los ojos y me permiti recordarle unos segundos. Solo unos segundos, nada mas. Sus ojos color avellana mirandome desenfocados, sus manos agrietadas que raspaban la piel de mis mejillas cada vez que las acariciaba. Como me gustaban esas caricias pese a todo. Abri los ojos de nuevo. No mas recuerdos. Cerre el coche y fui hacia casa. Subi las escaleras y entre en el calor de mi hogar. Durante un tiempo senti que ese no era mi hogar, que no era el lugar que yo deberia ocupar en ese jodido mundo. Pero por suerte, tuve gente que me ayudo a centrarme y a reconocerlo de nuevo. Deje los libros en la entrada junto con mi cartera de piel negra que habia heredado de el. Fui hacia la cocina siguiendo el olor a comida. Sara estaba alli sentada en la encimera y susurrando algo con Pilar. Las dos se giraron a mirarme cuando me escucharon entrar. Sara me fulmino con la mirada. Decidi ignorarla. --Hola, carino -me dijo Pilar con dulzura--. ?Que tal ha ido el ultimo dia de clase? Me sente en una silla y me deje caer lentamente mientras cruzaba los brazos en mi pecho y cruzaba las piernas a la altura de los tobillos, totalmente espatarrado en la silla.

  • Distancia relativa de Elva Martinez Medina

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    La voz de Alboran desaparecio de golpe, la llave en su mano derecha era fiel testigo y, en parte culpable, de aquel repentino silencio. Abril dejo caer la cabeza y sus brazos sobre el volante, no le apetecia salir, menos aun le agradaba la realidad. Un portazo bastante cercano acompanado del sonido de latas cayendo y los simultaneos improperios de una voz masculina la hicieron levantar la vista, otear desde la intimidad producida por la semioscuridad del garaje y la proteccion de sus propios brazos. A tres plazas de aparcamiento el vecino del 2oA, con http://foruq.com/libros/xyz/11/Distancia-relativa-Elva-Martinez-Medina.pdfquien dia si y dia tambien solia coincidir al llegar a casa y, con el que aquella misma tarde habia coincidido en el esperpentico show del supermercado, recogia el contenido de la bolsa que acababa de rompersele. Cualquier otro dia hubiese acudido en su ayuda, pero hoy no era el dia, no sabia si era desgana por lo que se avecinaba o, si, simplemente, era miedo al contacto. Cerro los ojos, se olvido de Luis, que agachado buscaba las latas de cerveza, que habian rodado bajo el coche; regreso a aquella posicion de avestruz que nunca le habia caracterizado, pero en la que ahora mismo se quedaria durante los siguientes quince dias. --Quince dias...-- murmuro a sabiendas que aquellos dias se multiplicarian por dos o tres...--. Quince dias...-- inhalo y exhalo el aire viciado del interior de su pequeno utilitario y siguio en la misma posicion. Era todo tan irreal, que estaba segura que ni tan siquiera estaba dentro de su coche. <>. ?Como no creer o, mejor, como no querer pensar que aquella situacion no era mas que una pesadilla? ?Quien no querria creer que la OMS no habia declarado encontrarnos en medio de una pandemia, que en mayor o menor medida afectaba o afectaria a todos y cada uno de los paises del mundo? ?Como no querer olvidar que el presidente habia convocado un consejo de ministros extraordinario para el dia siguiente? No, de un momento a otro sonaria la version de Alboran de Peces de ciudad avisandola que era la hora de despertarse, pero no, eso no ocurriria, ella misma acababa de apagar la musica no hacia ni cinco minutos. Sin embargo, se negaba a aceptar la realidad. No, ella no estaba en el garaje, ella estaba en medio de un mal sueno. En breve despertaria de aquella pesadilla, que no era mas que el producto del cansancio acumulado a lo largo de la semana sumado a la tardia y pesada cena de la noche anterior con sus amigos; eso y el constante bombardeo de noticias sobre la incontrolada epidemia que tras aduenarse de China se expandia por el resto del planeta. No, se negaba a pensar que las bromas de la noche anterior fueran a convertirse en realidad. Una cosa era que se hubiera suspendido las Fallas, que los eventos deportivos ya ni tan siquiera pudieran celebrarse a puerta cerrada e incluso que Madrid llevara dos dias sin clases y recomendando el teletrabajo para aquellos que pudieran realizarlo. Ella misma se habia venido del curso que estaba dando en Madrid el mismo miercoles por la noche. Abril levanto la vista, un nuevo coche entraba en el garaje y aparcaba justo a su lado. --Hora de ir a casa--. Cogio la chaqueta, el bolso, abrio el maletero y saco las bolsas de la compra. De inmediato recordo la imagen del supermercado, las largas colas en las cajas, las estanterias vacias, los carros repletos; la locura parecia haberse instaurado y ella, que solo queria comprar lo de todas las semanas, tuvo que conformarse con lo encontrado. Cargada salio del garaje seguida de cerca por el que debiera ser su vecino, al menos eso indicaba su plaza de aparcamiento contigua a la suya, nunca antes lo habia visto, aquella era la primera vez que se lo cruzaba. --Hola--se dijeron al unisono frente a la puerta del ascensor. La puerta del ascensor se abrio de subito, ambos se sonrieron y entraron en silencio en el interior. En el mismo silencio se colocaron uno frente al otro, no pudiendo evitar reirse al darse cuenta que ninguno habia pulsado el boton del piso al que iba. --?A cual vas? --pregunto Abril con una amplia sonrisa. --Al quinto. --Al mismo que yo. No volvieron a decir una sola palabra, pero los dos eran conscientes de estar observandose con disimulo los pocos segundos que tardaron en llegar al quinto piso. En movimientos acompasados, casi pareciendo los pasos de una estudiada coreografia salieron del ascensor y dejaron las bolsas junto a sus puertas. --Buenas noches--corearon al tiempo que sus labios y ojos se sonrieron, pasando de sonrisa a risa al sonar sus moviles al mismo tiempo. Cargado con las bolsas de la compra Bruno cerro la puerta con un suave golpe del pie derecho, el sonido del movil no paraba de sonar dentro de su mochila, sin encender la luz se adentro por el pasillo, entro en la cocina donde dejo las bolsas y una vez liberado de la compra contesto al telefono. --Hola, perdona me pillaste llegando a casa y venia cargado con la compra--contesto saliendo de la cocina, entrando en el salon y dejandose caer en el sofa--. ?Que? ?Pero ya esta confirmado? A pocos metros y con solo un tabique de diferencia una escena similar se repetia en el salon de Abril. --Acabo de llegar del supermercado, aun no termino de creerme la locura desatada y el Gobierno no ha dicho nada aun. ?Que demonios cree la gente que va a suceder? ?Me puedes explicar por que las estanterias del papel higienico estaban vacias? ?Te ries? --Abril se vio arrastrada por la risa de su amiga-- ?Acaso el virus este da cagalera? --pregunto sin parar de reir --. Rie, pero en casa solo me queda un rollo y no he podido comprar, delante de mi dos senoras se pelearon por un ultimo paquete. Te aseguro que aun no termino de creerme haber vivido esa escena. ?Tu recuerdas que en alguna pelicula de esas apocalipticas los zombis lucharan por el ultimo rollo de papel higienico? Joder, yo los recuerdo con las ropas hechas guinapos, pero nunca pense que llevaran los culos sin limpiar. Bruno sonrio al escuchar las risas de Abril, que se oian como si estuvieran en el mismo salon, resultandole curioso que nunca antes la hubiese escuchado. --?De que se reira? --?Que dices? --No, no es a ti. Es que mi vecina no para de reirse y no imaginas lo contagiosa y bonita que es su risa--explico Bruno--. Claro que su risa la acompana... ?Que? No, no te habia hablado de ella porque nunca antes me la habia tropezado. ?Que? Pues, no se, poco o nada te puedo decir de ella, apenas nos hemos cruzado unos segundos. ?Cuanto dura un viaje en ascensor? --?De que tipo de viajes hablas? --No seas bruto--rio Bruno--. Bueno, da igual, ?esta confirmado que entramos en cuarentena? --Manana hay consejo extraordinario de ministros, asi que hasta manana no se sabe nada, pero ya te digo yo que esto huele a confinamiento total y absoluto, ya lo veras. --Bueno, de todos modos, estos dias tengo vacaciones de Fallas. --!Que bien vivis los profesores! --!Haberte hecho profesor, no te jode! Y bien sabes que eso no es verdad, me paso la vida preparando materiales, corrigiendo examenes... --Reconoce que no todos sois asi--lo interrumpio Fernando. --Pues, claro que todos no somos iguales, en todas las profesiones hay de todo y, eso lo sabes perfectamente. --Ya lo se, mi querido Bruno, pero me encanta picarte. --Eso tambien lo se. Bueno, lo que esta claro es que los planes para la proxima semana se han venido abajo. --Si, eso de seguro. Si a los madrilenos les han dicho que nada de salir de Madrid, esta claro que a nosotros tampoco nos van a dejar salir. --Pues nada, en casita nos quedaremos. ***** --Estado de alarma--dijo en alto con los ojos clavados en la imagen de Pedro Sanchez. Abril se sento en el sofa frente al televisor. El peor de los posibles panoramas acababa de hacerse realidad, el presidente lo acababa de decir alto y claro, proclamaba el estado de alarma en todo el pais. Nada de salir a la calle, nada de quedar con sus amigos, nada de ir a trabajar... Los siguientes quince dias su mundo empezaria y terminaria en la puerta de su casa, esa en la que rara vez estaba, esa que ella habia elegido poco mas de un ano atras cuando lo suyo con Mario habia puesto punto y final. Esa que sus padres, especialmente su madre, no entendieran que hubiese alquilado en vez de regresar a Madrid, al fin y al cabo, ella no necesitaba estar en Valencia o en Madrid para hacer su trabajo, ya que se movia por casi toda la geografia del pais cuando no teletrabajaba. El atenuado sonido del movil la hizo apartar la vista de la pantalla del televisor, hacia rato que no escuchaba la voz de Pedro Sanchez, para escuchar sus propios pensamientos; rebusco entre los cojines hasta dar con el. --Hola, mama--saludo, tenia bien claro el discurso que su madre le iba a dar--. Si, claro que lo se, llevo toda la manana pendiente de las noticias y no se habla de otra cosa--Abril se callo largos minutos, dejando a su madre soltar el discurso--. Mama, no voy a ir para tu casa, no se ni para que me lo planteas cuando sabes perfectamente mi respuesta. Yo prefiero estar en mi casa, aun no sabemos que ocurrira, a que nos vamos a enfrentar exactamente. ?Que? --Abril respiro mientras escuchaba nuevamente a su madre--. Mama, entiende que yo estoy mejor aqui. Mama, hazte a la idea que esto va a ser largo. Esto no va a ser cosa de unos dias y ya esta. Mira como siguen en Wuhan y, como estan en Italia. La OMS ha tardado demasiado en reaccionar y todos nos confiamos, creyendo que esto era una nueva Gripe A. Ya veras la que le cae al recien estrenado Gobierno, no quisiera verme en su pellejo. --Hija y, ?prefieres quedarte sola? --Mama, vivo sola. No hay ninguna diferencia con respecto ayer, el mes pasado o el ano pasado. ?Cuantos anos llevo viviendo sola? --Si, pero ahora estamos confinados en casa, no te vamos a poder ver. El miercoles tenias que haberte quedado aqui, no se para que regresaste a Valencia. Ya nada te ata ahi. Abril se separo el telefono de la oreja, renego con la cabeza escuchando la retahila de su madre que, tras un ano de su ruptura con Mario, seguia sin entender su decision de quedarse en Valencia y no regresar a Madrid.

  • Encantado de conocerme de Borja Vilaseca

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    Emprende el cambio desde el autoconocimiento.

  • El angel de Budapest de Julio Martin Alarcon

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    La historia de Sanz Briz en Budapest emociona por su sensibilidad y compasion durante un episodio inhumano de la historia de Europa.

  • El gran Arcano de Paloma Sanchez-garnica

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    ?Y si resolvieramos un misterio que trastocara las bases de toda nuestra cultura?

  • Tormenta inesperada: Ahora que haras? de Miriam Magana Pimientel

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    A muchos de nosotros, nos ha sucedido de pronto vivir una tormenta.
    Este libro es como el abrazo y el consejo de una amiga, que necesitas en estos momentos de dudas.
    Sus lineas dejaran una esperanza en tu corazon.
    La meta es ser feliz, asi que no te arrepientas de nada, cuando estes al final del camino,
    de lo unico que te arrepentiras es de las cosas que no hiciste cuando podias. !A un estas a tiempo!
    Puedes empezar ahora, a formar un nuevo inicio.

  • Sin igual, Alyson Noel de Alyson Noel

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    Todo el mundo aspiraba a ser alguien.

  • Mara (Brujas 3) de Sophie Saint Rose

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    Mara cometio un error en el pasado por pura frustracion y ya ha cumplido el castigo impuesto por la sacerdotisa. Habia aprendido la leccion y habia madurado, por eso queria quedarse en Senegal donde realmente la necesitaban. Pero Valerie era muy clara en sus ordenes. Debia ir a Nueva York para hablar de su futuro. Y ella sabia que ese futuro no le permitiria regresar. Era hora de ocupar su lugar entre las brujas.

  • Hasta que te vuelva a ver de Lizzy Kashougui

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    POR EL LANZAMIENTO DE SU DESENLACE, TAN CERCA DE MI TAN LEJOS DE TI.
    ?El amor es algo que se busca o se encuentra? Eso es algo que Valeria tendra que aprender. El amor llega justo en el momento en que lo necesitas o quiza cuando alguien de arriba lo envia.
    En la vida cruzamos por diferentes experiencias que nos hacen ser las personas que somos.
    "Yo soy la conjuncion de lo que otras personas han dejado en mi y lo que muchas se han llevado…"
    Valeria una joven valiente ante lo que la vida le presenta, que se enamora una y otra vez, que se equivoca, que sufre del dolor, de la tragedia, de la perdida y el engano, pero el destino le pone a quien tiene que estar ahi, coincidiendo en ese espacio para aprender las lecciones de vida y el poder del amor.
    Adentrate y disfruta con ella el hermoso y complicado camino de vivir.
    Una historia cargada de sentimientos, de amor, amistad, intriga, pasion, erotismo pero sobre todo de fe.

  • La Esencia – Mila Martinez de Mila Martinez

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    Durante la estancia de fin de semana en un complejo enologico, el grupo formado por cinco amigas muy dispares se ve envuelto en una peligrosa trama, que da comienzo cuando desaparece repentinamente una de ellas.

  • Fenix. Lejos del cielo de Maribel C. Gomez

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    La vida de Caleb, se pone del reves el dia que Ben Killer, el lider de una pandilla de barrio, secuestra su moto.
    Si quiere recuperarla tendra que participar en una carrera ilegal organizada por el y ganar, de lo contrario la perdera para siempre.
    La carrera es interceptada por la policia y Caleb, llevado a comisaria. Alli, el inspector Santos, un policia corrupto obsesionado con meter entre rejas a Ben Killer, y Laura Casas, una subinspectora infiltrada en su banda, le chantajean. Tendra que acercarse a Killer y averiguar si tiene algo que ver con la desaparicion de Cristine Lambert, una exnovia de el de la que no se sabe nada desde hace semanas.
    Caleb, se ve obligado a aceptar y decide hacerlo de la manera que mejor sabe, !A MILES DE REVOLUCIONES!

  • Amos y Mazmorras I de Lena Valenti

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    Amos y mazmorras 1

  • Las redes del terror de Jose Maria Faraldo

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    Las redes del terror traza la historia de las policias secretas de la Europa comunista, como se formaron e iniciaron su actividad represiva. Describe su labor de espionaje, su accion para combatir la disidencia y la vigilancia que ejercieron sobre la poblacion. Se centra primero en la policia secreta sovietica (desde la Cheka, el NKVD y el KGB) para analizar despues otros tres casos (la Stasi en la Republica Democratica Alemana, la Securitate en Rumania y el SB en Polonia). Estudia la influencia de las actividades de las policias en las transiciones a la democracia y los <> causados por la exposicion al publico de los nombres de los delatores y colaboradores. Como ejemplo de la accion de las policias secretas, el autor utiliza documentos ineditos de los archivos de los cuatro casos mencionados, parte de ellos relacionados con Espana, los espanoles y las labores llevadas a cabo por sus espias en Espana. Este es un libro sobre lo que significa la vigilancia y la represion y, aunque se refiere especificamente a la epoca comunista, entronca con los debates en torno a facebook, wikileaks y la vigilancia por parte de las agencias estatales y las empresas de redes sociales.

  • Entre cada latido de Miguel Lopez

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    La noche toca insistentemente mi hombro para invitarme a salir. Mi ansiedad cada viernes en la noche es inevitable, pero aun es temprano. Tuve un duro dia de trabajo. Satisfactorio, pero agotador y, apenas entre a la casa, fui directo al bano a darme una buena ducha. Despues de cenar, me quede viendo un par de series en streaming en el televisor grande de la sala, hasta la medianoche, pero no alcance a sentir sueno. Por la ventana se podia apreciar una hermosa luna que comenzaba a crecer. Dentro de cinco o seis dias seguramente ya estaria llena, radiante en su maximo esplendor. Tengo que salir. Comence a maquillarme. ?Cual labial quedaria perfecto para una noche como esta? Hurgue dentro de mi estuche de cosmeticos y lo encontre; Evil Queen, este es el tono que me voy a poner hoy. Atom me miraba, hocico en el piso, con cara de tristeza, moviendo su cola sin mucha emocion. --Vuelvo pronto, no me veas asi. Tome los guantes, las llaves y el casco, y me despedi de el acariciando su peluda existencia. Abri la puerta del garaje y observe mis tres motos. No habia nada que pensar, era noche de velocidad. Encendi mi ninja de 636cc y, muy a pesar de mis vecinos que seguramente ya estaban dormidos, sali de alli haciendo rugir mi pequeno juguete. Tome la avenida principal hacia el centro de la ciudad. A esta hora de la noche, las calles estaban solas y la metropolis permanecia en silencio, salvo unas contadas excepciones. En el camino, gire a la derecha en el semaforo de mi antigua universidad, y rodee un par de cuadras hasta entrar en una zona residencial de casas viejas, pero bien acomodadas. Al final de una pared verde, se podia ver el enrejado negro de un jardin con arbustos bien podados. En una esquina tenia una veleta con forma de flecha que rechinaba con el movimiento del viento debido al oxido de sus bisagras expuestas a la intemperie. A esa hora de la noche, el silencio de la calle solo era interrumpido por el bamboleo de la veleta y el sonido de mi moto en ralenti. Di la vuelta en U en esa calle y tome de nuevo la avenida principal en el siguiente semaforo. Ocho cuadras mas adelante, me encontraba en la zona mas vieja de la ciudad, donde se concentran la mayor parte de los lugares bohemios. Frente al bar Always-Harley, decenas de moteros estaban reunidos. Justo al llegar acelere un par de veces mi motor para remarcar mi presencia y para que, quienes conversaban emocionados alrededor de la calle, me cedieran un espacio por donde pasar y asi poder estacionar lo mas cerca posible de la fachada del local. Apague el motor girando la llave, y con el pie izquierdo extendi la pata de cabra para sostener la moto y descender. Me quite el casco y trate de desenredarme un poco el cabello. --!Loura! !Preciosa! Dias sin verte por estas calles --me saludo Nano, uno de los chicos del grupo de moteros con quienes suelo compartir mas tiempo. --Hola Nano, ?como estas? Veo muchas caras nuevas hoy. --Lo normal si pasas muchos dias sin venir. Gente llega y gente se va, asi es la vida. --?Donde estan Kira y Leo? --Adentro, buscando algo de beber. --!Que oportuno! Vengo sedienta, voy adentro. ?Quieres que te traiga algo? --Lo que quieras traerme. De ti, todo es bien recibido. --Vale. Ya vuelvo. Ingrese al bar y el sonido de la musica comenzo a entrar por mis oidos sacudiendo todas las celulas de mi cuerpo. En Always-Harley les gusta colocar principalmente canciones de rock, alternando clasicos de los 70s, y mientras caminaba hasta la barra para pedir algo de tomar comenzaba a sonar una de las canciones mas famosas de Led Zeppelin, "Whole Lotta Love". Con los dos tragos en la mano, dirigi una ultima mirada a lo largo del interior del bar con la finalidad de ubicar a mis dos amigos. Vi primero a Leo salir del bano individual de caballeros, al final del pasillo, en la parte mas oscura de todo el sitio, y luego, segundos despues, por la misma puerta, vi salir a Kira. --Mira pues, se lo tenian bien guardado. --Nada serio, Loura, es solo una atraccion fatal --dijo Leo, sin verguenza alguna. --No quiero saber nada, no me expliquen nada --dije levantando la mano y cerrando los ojos brevemente, con tono exagerado, para resaltar mi actitud juguetona--. Lo que me parece objetable es que se aduenen del bano y pongan a sufrir a esa pobre gente que necesita drenar el alcohol que ha ingerido. --Fue solo un par de minutos, Loura --respondio Kira, apenada. --No te sonrojes tanto, Kira. Disfruta con orgullo --conteste y le di un beso en la mejilla para saludarla--. Vamos afuera que hay mejor ambiente alla. Los tres salimos del bar y atravesamos el estacionamiento hasta la avenida. Nano no estaba en el mismo sitio donde habiamos conversado hace un rato. --!Maldicion!, ?a donde se ha ido? --exclame. --Miralo, alla esta, conversando con aquella chica --respondio Leo mientras senalaba a nuestra derecha. --Ya lo vi. Miren esto --le dije a Kira y a Leo, y comence a caminar entre las personas, hasta donde estaba Nano. Nano hablaba con una chica un poco mas joven que el, de cabello largo y negro. A juzgar por su sonrisa y los gestos con sus manos, estaba intentando seducirla. --Toma carino, aqui tienes tu trago. Bebetelo rapido que tu madre me ha llamado y me ha dicho que nuestra beba se ha despertado llorando. Que posiblemente tiene fiebre --le dije a Nano mientras me interponia entre el y la chica, y le extendia mi mano con su trago. --!Descarado! Tienes mujer y una bebe, y me habias dicho que eras soltero --dijo la chica indignada, y luego se alejo de nosotros sin decir una palabra mas. --!Pero Loura! ?Por que has hecho eso? --dijo Nano, quejandose como un pobre chiquillo --. Ya estaba consiguiendo una cita con ella. --No te quejes, aqui hay muchas otras chicas. Ven un rato con nosotros que ya consegui a Kira y a Leo. Luego puedes seguir con tu caceria. --Pues ni modo, vamos. Pero esta me la vas a pagar un dia --contesto resignado. Estuvimos conversando mientras veiamos llegar cada vez mas moteros a los alrededores del lugar. Una exhibicion de marcas, modelos, de diferentes cilindradas. Era un escenario habitual a esta hora de la noche. No paso mucho tiempo antes de que algunos comenzaran tambien a presumir sus habilidades sobre dos ruedas, realizando diferentes acrobacias o demostraciones de arranques y frenadas. Mientras tanto, dos motos de categoria superbike se estacionaban en el centro del asfalto, en perfecta alineacion y mirando hacia la misma direccion de la avenida. Ambos pilotos parecian iniciar una cordial y acostumbrada discusion acerca de las capacidades de sus vehiculos. Todo parecia indicar que serian los primeros competidores de la noche. Tenian todas las intenciones de iniciar una carrera de velocidad. Las personas comenzaron a acercarse para ver las poderosas maquinas rivales, asi como a sus respectivos pilotos. Algunos de los espectadores buscaban pronosticar quien de ellos tendrian mayores probabilidades de ganar para saber a quien apostar. Es una loteria. Si no conoces la reputacion del piloto, si no lo has visto competir previamente, es dificil determinar el futuro ganador. Puedes revisar detalles como el estado de la moto, la condicion de los neumaticos, las posibles modificaciones externas del motor, todo influye, si, pero lo realmente determinante es la conduccion en la pista, y nunca sabras el valor real de la experiencia y las habilidades del piloto si no lo has visto correr antes. Sin embargo, a pesar de la incertidumbre, muchos estan decididos a hacer su apuesta. Las personas quieren sentir la adrenalina, bien sea sobre la moto, compitiendo, o bien como espectador que pone su dinero en juego. El dinero que se juegan, los vincula directamente con alguno de los rivales. Simbolicamente, estan subiendose tambien a esa moto. Para iniciar la carrera, solo falta un elemento. Alguien capaz de generar respeto entre los que ganan y los que pierden. Alguien confiable que reciba el dinero y que despues lo entregue a quien corresponda, descontando una pequena comision por su trabajo. Y en este lugar, esa persona suele ser Nano. --Lo siento amigos, parece que ya tenemos la primera carrera, luego seguimos hablando -- dijo Nano, despidiendose de nosotros. --Anda, anda, que necesitamos dinero para que nos invites la siguiente ronda --le dije bromeando, mientras correspondia la frase haciendole un gesto con las manos de que se alejara. Nano se acerco a los competidores, les estrecho las manos y comenzo a recitar las reglas en voz alta. --Senores... la carrera basica es una vuelta a la cuadra. Arranca aqui y termina aqui. La apuesta minima es de 500. Cada uno acepta que compite en condiciones justas, deben haber verificado previamente el equipo del contrincante. No se permite el cambio de moto o de piloto despues de acordar la apuesta. No se pueden golpear mientras esten corriendo. Cualquier violacion a las reglas implica la perdida automatica de la competencia y sere yo quien tenga la ultima palabra en caso de cualquier controversia. ?Estan de acuerdo? --!Si! --respondieron ambos pilotos al unisono, y entregaron el dinero correspondiente. --Ahora recibo las apuestas del publico. !Rapido, que estas motos ya estan listas para quemar el asfalto! Nano comenzo a recibir el dinero de las personas que decidieron apostar por alguno de los competidores. Para ayudarse, anotaba las cantidades y los nombres de cada uno de ellos en una pequena libreta. --Corredores… ?listos? Ambos asintieron, apretaron la palanca del embrague, colocaron la velocidad de la caja de cambios y comenzaron a acelerar los motores. --3… 2… 1… !fuera! Inmediatamente soltaron el embrague y se alejaron a toda velocidad del punto de partida. El rugido de los motores encendio el animo de los espectadores. Cada uno vitoreaba al piloto de su preferencia. Se alejaron por la recta de la avenida, recorriendo a lo largo toda la cuadra principal, y al llegar al primer cruce, aplicaron los frenos para reducir parcialmente la velocidad y poder efectuar el giro. A partir de ese punto, entraban en la etapa ciega de la competencia. Varios espectadores comenzaron a correr hasta la esquina contraria para verlos acercarse al completar la vuelta, desde la calle posterior de la cuadra. El sonido de los motores se escuchaba distante, pero luego de unos segundos, comenzo a sentirse con mayor fuerza, anunciando la proximidad de los competidores. Subitamente aparecio el primer corredor con una ventaja corta, pero dificil de superar en la recta final. Con serenidad y pulso de hierro paso frente a nosotros levantando el brazo izquierdo en senal de triunfo. El publico aclamaba la llegada con emocion. Ganadores y perdedores se expresaban entre gritos de felicidad y maldiciones quejumbrosas. Nano proclamaba oficialmente al vencedor que daba la vuelta para estacionar su moto frente al bar. Luego de chocar sus punos para felicitarlo, mi amigo contaba la parte que le correspondia como ganancia y se la entregaba de primero. Despues sacaba su libreta para comenzar la reparticion a los vencedores del publico.

  • El fin de la historia de Luis Sepulveda

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    Juan Belmonte vive en el sur de Chile, frente al mar, llevando una vida sencilla y casi anonima, acompanado de algun amigo insobornable y de sus recuerdos de viejo guerrillero que ha trabajado tambien como agente y ha aceptado encargos de algunos de sus viejos mandos. Despues de dar con las monedas de oro que evadieron unos nazis de la prision de Spandau, Juan Belmonte recibe una llamada: debe localizar a los que quieren rescatar a un preso en el Chile de Bachelet. Se trata de un famoso torturador, descendiente de cosacos, que sabe mucho sobre quienes apoyaron la dictadura de Pinochet y lo protegieron durante este periodo. Pese a sus contactos, Juan Belmonte nunca se ha jugado tanto la piel. El fin de la Historia revalida a Luis Sepulveda como un gran narrador, experto y agil, capaz no solo de trazar una peripecia pegada a la actualidad, sino de desplegar ante el lector sus conexiones historicas con la Revolucion rusa y con el ejercito de cosacos, que juraron un odio anticomunista feroz.

  • La danza del cementerio (Inspector Pendergast 9) de Douglas Preston , Lincoln Child

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    El inefable detective Pendergast vuelve a Nueva York, esta vez tras los pasos de una secta que practica rituales vudu.

  • Divas rebeldes de Cristina Morato

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    Divas rebeldes recoge las apasionantes biografias de siete mujeres unidas por el inconformismo, por su personalidad y autenticidad, por su estilo inconfundible e insustituible: por su divismo y rebeldia.

  • Vuelve el listo que todo lo sabe de Alfred Lopez

    https://gigalibros.com/vuelve-el-listo-que-todo-lo-sabe.html

    Alfred Lopez esta reconocido como uno de los blogueros de mayor exito en Espana. "Vuelve el listo que todo lo sabe" es la continuacion de su primer exitoso libro "Ya esta el listo que todo lo sabe" homonimo del premiado blog de curiosidades y anecdotas historicas (galardonado en la XII edicion de los Premios Bitacoras 2016 como Mejor Blog de Arte y Cultura). Se relanza este segundo libro con una tercera edicion revisada y ampliada en enero de 2018 en la que se han incorporado nuevos datos, actualizando de este modo un buen numero de entradas. ?Por que te aburres como una ostra (y no como un calamar o como un mejillon)? ?Realmente utilizamos solo un 10% de nuestro cerebro? ?Por que si dejas un paquete de galletas abierto se ablandan y si son magdalenas se ponen duras? ?Que tuvo que ver Star Trek en la invencion del telefono movil? ?Por que se invento la claqueta de cine? ?Que autor fue el primero en presentar a su editor un libro escrito en maquina de escribir?… Todas estas y muchas mas preguntas encuentran respuesta gracias al siempre didactico y ameno Alfred Lopez en esta recopilacion de las mejores entradas de su blog, para que puedas disfrutar de 366 curiosidades, anecdotas e historias sorprendentes para ser cada dia un poco mas listo.

  • Los pecados de Lord Cameron de Jennifer Ashley

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    1881. Los cuatro hermanos Mackenzie son ricos, poderosos, peligrosos, excentricos y. escoceses. Los escandalos y rumores que les envuelven, las habladurias sobre sus amantes y sus oscuros apetitos, tienen alborotado a todo el pais. Cualquier dama sabe que si es vista con uno de ellos perdera la reputacion de inmediato.

  • Cocinar un oso de Mikael Niemi

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    Verano de 1852. Durante un paseo por los bosques del norte de Suecia, el pastor Lars Levi Laestadius y el joven Jussi descubren el rastro de una joven desaparecida dias antes. Los malos presagios se cumplen al encontrar poco despues el cuerpo de la chica con indicios de haber sido atacada por un oso. Laestadius, gran aficionado a la botanica y con un ojo muy bien entrenado para los detalles mas pequenos, no ve tan claro que la muerte sea obra de un animal. Cuando una segunda joven sea atacada, en esta ocasion por un desconocido, Laestadius y su joven acompanante emprenderan una atipica investigacion que pondra contra las cuerdas a toda la comunidad.

  • Esposa A La Fuerza (Damas Victorianas 2) de Camila Winter

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    En el salon de la mansion de los Kellington, el joven sir miro impaciente a su alrededor en busca de su hermana. de pronto la vio sentada en el comedor especial bebiendo sorbos de te mientras miraba a su alrededor tensa. Conocia bien a su hermana menor, con sus impecables bucles rubios sobre la sien la frente alta y los labios cubiertos con ese polvillo que conseguia de forma clandestina. --Amber, debo hablar contigo. Ella lo miro molesta y alerta con sus grandes ojos verdes de gata. La crispaba que se metiera en sus asuntos. --Supongo que me retaras por haber invitado a Lawrence. Su hermano quedo desconcertado. --?Lo habeis invitado a tomar el te hoy? Lo ignoraba. Amber se sonrojo sintiendose horriblemente humillada. --Vamos, no me mireis asi, nuestro padre jamas dara su aprobacion y lo sabes. --Eso no es asunto vuestro. Y si de eso quieres hablarme pues no quiero escucharte, Thomas. Todavia no me ha pedido matrimonio para que debas preocuparte. --No, no era de eso que queria hablarte Amber, sientate, lo que quiero decirte es muy serio. Ella obedecio algo intrigada. --?Que sucede, Thomas? --Clarence Bootmey, ?lo recuerdas? Mi amigo que vive en Londres y es abogado. --Si, lo recuerdo. ?Que hay con el? --El otro dia lo vio cuando fui a Londres por unas diligencias para nuestro padre. Me dijo que vio a tu marido en un club muy exclusivo, Amber. Ella se puso palida. --Eso no puede ser... Mi esposo murio, Thomas. El la miro incredulo. --Pero lo vieron, Amber...Dijeron que estaba alli con otro hombre y tenia ese extrano anillo en su dedo menique. --Debieron confundirlo con alguien, mi esposo murio hace mas de un ano. Amber palidecio y toda su coqueteria se esfumo al pensar en Wilfredo Strozzi, su marido italiano. --Debe ser un error, realmente, ?quereis matarme del susto? --pregunto con un hilo de voz. Para todos era la senorita Kellington, soltera y casadera y era mejor que lo creyeran pues su matrimonio fue producto de un capricho de juventud, un capricho que pago muy caro al poco tiempo de casada al comprender que su marido no era ese principe azul que se habia imaginado... Su hermano Thomas la miro alarmado, con fijeza, como si no le creyera. --?Acaso crees que he mentido? Mi marido murio en el extranjero durante un viaje, ?debo contaros esa historia de nuevo? --Lo se, pero una vez dijisteis que vuestro esposo era un hombre muy malo, Amber, y me pregunto si acaso no te cansaste de su maldad y lo abandonaste. --Claro que no, Thomas, nunca habria hecho eso. Era mi esposo y lo amaba--su voz se quebro, pero no mentia. --Tu sabes que me enfrente a mis padres por amor a ese hombre, que estuve bajo su hechizo durante mucho tiempo y nunca habria podido abandonarlo. ?Como puedes decir eso? --Y supongo que lo habras lamentado. Amber asintio en silencio. --?Y si no murio? ?Si es el Amber? --Eso es imposible... Debio ser alguien parecido, no comprendo por que toda esta conversacion. De estar vivo me habria buscado mucho tiempo atras. Es absurdo, Thomas. Solo debe ser alguien que se le parece. --A lo mejor el conde italiano no sabe que estamos aqui, tal vez este tras de ti. --Eso es imposible Thomas... Mi esposo murio en Italia. -?En Italia? Pense que habia sufrido un ataque mientras dormia. Ella lo miro inquieta. -Fue a curarse de esa enfermedad de los huesos y tambien a visitar a unos parientes, pero el viaje fue mucho para el... dijeron que tuvo un ataque y murio. Yo estuve alli cuando lo trajeron en un ataud y lo enterraron. --Nunca hablaste de ello, fue todo tan misterioso que... Ella lo miro con tristeza. --A veces es mejor callar. He querido enterrar todo lo que paso, dejarlo atras y tengo una oportunidad ahora. Si Lawrence me pide matrimonio, me casare con el, Thomas. Lo hare. Su hermano se puso muy serio. --Amber, sir Lawrence no es un candidato aceptable, es un joven de noble caracter es verdad, pero pasaras estrecheces en un futuro. Solo tiene una propiedad y dicen que esta en ruinas. --No me importa. Mi vida se arruino por haber sido joven e impetuosa pero ahora todo sera distinto, Thomas. Realmente quiero casarme con Lawrence y dejar atras tantos recuerdos tristes. --?Lo quieres o lo necesitas? Amber se sonrojo. --?Como te atreves? Me case por amor y mi matrimonio fue un error, ahora tal vez funcione si escojo a un hombre bueno, Thomas, un hombre bueno que me ama y es un autentico caballero y de eso seguramente no tendreis ni sombra de duda. --Eso es verdad. Pero os recuerdo que tendreis que esperar a que se decida a hablaros y si no lo hace esta conversacion sera una anecdota y nada mas. Ademas, estais pasando por alto algo muy importante: nuestro padre no ha autorizado esa amistad y sospecho que no sabe nada al respecto. La joven trago saliva y su abundante busto subio y bajo al instante poniendose mas colorada que antes. Sabia que su hermano tenia razon. ?Que ganaba convenciendo a su hermano si el caballero del que se habia enamorado locamente no le hablaba, no le exponia sus sentimientos? Se habia alejado de ella de forma inexplicable aumentando sus dudas y desazon. Pero en su corazon no habia dudas, y sufria al pensar que su pretendiente, el unico que habia despertado y curado su corazon malherido la rechazaba, se alejaba de ella sin motivo aparente. Tal vez el tambien temia ser rechazado. --Solo os quise avisar, Amber--dijo su hermano y se alejo. Ella lo miro llena de malos presagios. "Esto no puede ser, mi esposo murio..." Sintio su corazon latir acelerado mientras viajaba al pasado. Tantos recuerdos, tristes, dolorosos, pero algunos habian sido felices... En el pasado ella habia tenido otros pretendientes, pero los alejo a todos, con sutileza, hasta que aparecio ese caballero que le doblaba la edad y que le atrajo como un iman. El conde italiano. Wilfredo Strozzi. Fue tan extrano, nunca antes se habia sentido asi, fue como un embrujo, algo que no pudo controlar. Algo tan fuerte y maligno... Y el era un hombre guapo y fascinante, un italiano, habia algo maligno y sensual que no habia visto jamas en otro hombre, la forma en que la miraba... Sus padres se opusieron a esa amistad desde el principio, porque el le doblaba la edad y nadie sabia nada de el. El conde Wilfredo Strozzi era un completo misterio, como si hubiera salido de la nada. Solo mencionaron la mansion de Creeping hall, cerca de las colinas blancas de Lancashire, pues a pesar de ser italiano se habia establecido en ese lugar helado con su familia, un lugar siniestro como pocos, pero entonces ella no lo sabia ni lo imaginaba pues su enamorado lo pinto como un perfecto paraiso. Fue muy elocuente y seductor. Logro convencer a todos y sin embargo su padre desconfiaba de que su fortuna fuera solida. Pensaba que no era mas que un seductor y un caza fortunas. El conde italiano se ofendio cuando comprendio la indirecta de su padre. Se ofendio y se marcho y ella lo vio irse con el corazon partido. --Ya tendras mejores pretendientes, hija mia, no os quedeis afligida--le dijo su pobre madre al verla tan triste los dias siguientes. Sabia que le gustaba ese caballero, todos lo notaban. Amber se quedo tan afectada. Tan desolada. Sin imaginar que para el solo habia sido un juego, que le habia robado el corazon y la atormentaba fingiendo que no le importaba, asi fue siempre, ahora lo sabia... Durante meses no volvio a saber de el y todos decian que se habia marchado a Lancashire y sin embargo ella estaba cada vez mas enamorada y esperanzada en su regreso. Un dia llego una carta, la primera carta de amor que ella escondio de su familia. Le explicaba por que habia tenido que marcharse y por que no podia visitarla todavia. Asuntos urgentes le requerian en Creeping hall de Lancashire. Amber sintio el corazon palpitar acelerado mientras leia esas lineas que danzaban ante sus ojos "no tema senorita, no me he olvidado de usted, ?como podria hacerlo?" y con solo esa frase que le daba a entender que ella le importaba y tenia esperanzas... Queria convertirse en su esposa un dia, no sonaba con otra cosa. Y aguardo dia tras dia su regreso mientras le respondia una carta amable y contenida, pues no era de buen gusto confesar a un caballero que lo extranaba y anoraba su regreso, aunque lo sintiera hasta el fondo del corazon, no lo diria. Una dama jamas daba a entender en palabras ni por carta sus verdaderos sentimientos, aunque muriera por saber cuando podria verle de nuevo tampoco lo pregunto por supuesto. Y asi espero y espero como Penelope, sintiendo que moria de desesperacion aguardando su regreso, aguardando impaciente, noticias suyas. Solo un mensaje, una carta... Le daba rabia pensar en lo tonta que habia sido. Durante meses la torturo, le escribio carta inventando excusas hasta que un buen dia fue a verla en secreto y le confeso la verdad, que su familia le habia prohibido seguir con su amistad y mucho menos cortejarla. No habia esperanzas, no habia futuro para el, ni para ambos. Amber creyo en sus palabras y sin poder contenerse se enojo con sus padres y luego lloro. Se desespero. --No tema senorita Amber. Encontrare la forma, se lo juro... si acaso me acepta... si hay alguna esperanza para mi... Le declaro su amor esa noche y ella se dejo llevar por esa pasion que la consumia a fuego lento. Y el se marcho, dijo que regresaria a verla pronto, no dijo cuando... Hasta que un dia magico le dijo que la amaba y que la convertiria en su esposa. Estaba tan locamente enamorada y tan ciega que no desconfio en ningun momento de que la amaba y acepto convertirse en su esposa. Su corazon y su alma entera no queria otra cosa. --Pero vuestros padres no me aceptaran, mi hermosa damisela. Me han prohibido veros, jamas aceptaran lo nuestro--le dijo el. Amber lloro, era tan joven y estaba tan enamorada, llevaba tanto sufriendo ese amor atormentado y cuando le propuso huir y casarse en el extranjero acepto encantada. Parecia la unica solucion. Fugarse y escapar. Era tan romantico... Entonces se fugaron y cometio la imprudencia de entregarse a el en esa posada del camino. Todos creian que estaban casados. pero no lo estaban y de pronto sintio que la piel le ardia y moriria si no dejaba que la desnudara y le hiciera el amor... Trago saliva al recordar esa noche que no debio ser pues luego comprendio su imprudencia y sintio terror, terror de que luego de ser su amante no quisiera casarse con ella. Amber lloro cuando enredados en la cama sintio el dolor de haber perdido la virginidad, cuando la hizo suya por primera vez y sus quejidos se unieron a sus gemidos de placer mientras su mirada oscura se volvia maligna y un beso salvaje sofocaba sus sollozos. No fue lo que esperaba y se sintio perdida. Sin saber por que solo queria escapar de esa cama y que dejara de hacerla suya. No estaba lista para eso, pero luego comprendio que estaba atrapada. Acababa de convertirse en su mujer, su amante, y habia perdido su virtud, ahora ningun caballero la querria de esposa y lo sabia y sintio una horrible angustia preguntandose que habia hecho. ?Se casaria o con ella o la regresaria a su casa abandonandola a su suerte? Estaba demasiado asustada para preguntarselo. Al dia siguiente desperto sintiendo que todo habia sido un sueno y se vio desnuda frente al inmenso espejo, desnuda y sola en esa habitacion y aterrada quiso abandonar la cama y lo hizo vistiendose con prisa. Tenia que buscar a Wilfredo, hablar con el... Temblo al recordar lo que habia hecho y se arrepintio amargamente pensando que habia caido en la trampa de un seductor, sus padres tenian razon, el no era ese caballero que pensaba. Entonces vio la cama manchada de sangre y se estremecio. Sabia lo que significaba, una dama sangraba al perder su virginidad y sin eso no podria casarse. Ningun caballero la querria. --Has despertado preciosa... te traje el desayuno--dijo el entrando en la habitacion. Amber sintio algo muy extrano entonces, habia pensado que amaba a ese hombre, pero ahora no queria que volviera a tocarla, que la lastimara ni... todo habia cambiado, no estaba lista para ser suya, para ser su esposa. Queria escapar, pero solo pudo quedarse donde estaba y desayunar y saber que haria el. --No temas preciosa, luego sera mejor, no sentiras dolor sino placer... un placer con el que jamas has sonado--dijo entonces su amante leyendo sus pensamientos. --No... no quiero que vuelva a pasar. --dijo ella con voz apagada y lloro confundida y atormentada. Le costaba mucho entender lo que habia pasado y no comprendia su terror en esos momentos y un rechazo absoluto a la intimidad y a seguir adelante con su aventura, solo se lamentaba por lo que habia hecho. Su amante la miro con intensidad y de pronto tuvo la sensacion de que podia leer sus pensamientos. --Estas confundida y te sientes mal por lo que paso, pero no temas, luego sera diferente, te despertare al amor y la lujuria, preciosa. Ahora te he convertido en mia, pero quiero que seas mi esposa y cumplire mi palabra. Amber lo miro confundida y el le dio un beso ardiente. --No temas preciosa, vistete, tenemos un largo viaje hasta la capilla mas proxima. No querras volver a tu hogar sin tu virginidad y con mi semilla en ti. Podrias estar encinta ahora... Ella trago saliva y lo miro. Tenia razon y luego, el la ayudo a vestirse, a cubrirse con la capa y le dio un beso ardiente. Se moria por hacerla suya y la abrazo y lentamente la fue llevando para convencerla de hacerlo otra vez... Amber se sintio mareada y gimio cuando le tuvo en su interior, jamas habria imaginado que seria asi, nadie la habia preparado para su noche de bodas y a punto habia estado de escapar. Pero ahora ya era tarde y su amante tuvo razon, luego fue distinto y ese dia la hizo suya un monton de veces y le gusto... a pesar de su ignorancia, del miedo que sentia comenzo a sentir que le gustaba ser suya y luego con el tiempo, se cumplieron sus vaticinios y el supo llevarla por los caminos de la pasion y la lujuria. Pero al menos cumplio su promesa y la convirtio en su esposa dias despues en una parroquia medio vacia del camino. La mansion de Creeping hall aguardaba, un lugar siniestro y oscuro con una familia italiana que no hablaba del todo ingles y que conversaban en su lengua materna todo el tiempo. Se sintio abrumada y perdida, se sintio como una visita en su propio hogar. Su esposo intento integrarla, pero sus parientes la miraron torvo desde el principio. Eran gente extrana, antipatica o de modales distintos. Tuvo que aprender su lengua pues no hablaban una palabra de ingles lo que la extrano bastante pues se suponia que vivian en Lancashire desde hacia anos. La soledad del lugar, aislado y siempre helado aun en verano termino de arruinar sus nervios. Echaba de menos su hogar, y descubrio que la comida italiana la disgustaba y tantas otras cosas... Desde el principio todo estuvo mal y en la convivencia se alejaron. Y descubrio que ese principe azul era un hombre taciturno y reservado al que apenas conocia. Todas sus cartas de amor, la exquisita poesia que le recito una vez no eran mas que una parte pequena de su personalidad. Era un completo extrano y un misterio. Lamento amargamente haber sido tan impulsiva pero ya era tarde. Era su esposa y le pertenecia. Todo era tan nuevo para ella y tan incierto... Excepto al caer la noche. En sus brazos Amber los caminos del placer, lentamente se estaba haciendo adicta a esos encuentros ardientes. El era todo cuanto tenia en esos momentos, su familia jamas le perdono esa boda precipitada y se fueron de Derbyshire para no soportar la verguenza de explicar la fuga romantica de su insensata hija. "No sufras, Amber, soy todo lo que tienes ahora, soy tu esposo y pronto tendremos muchos ninos. Ven aqui..." Le decia siempre su esposo y al mirarla de esa forma, sin ocultar su deseo se humedecia y sabia que la encerraria en sus aposentos para hacerle el amor. Lentamente fue llevandola por los caminos de la pasion hasta que esta se convirtio en una absoluta y desesperada lujuria.

  • Cicatrices de la memoria de Sealtiel Alatriste

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  • Juliette de Dinah Carter

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    Un hombre describe los dias que debe pasar pensando en su amada despues de que Juliette lo deja, el describe dia con dia su proceso de duelo despues de haber perdido al amor de su vida con esperanza de que ella vuelva a su vida.

  • Autopsia blanca de Luis Miguel Cajal

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    Aquel pueblecito perdido en la Espana mas profunda habia amanecido un poco frio, con un todavia timido sol que luciria con fuerza a lo largo del dia y con una muy ligera brisa. Era jueves. Jose estaba desayunando con unos amigos en el bar de toda la vida. Mientras la television estaba a todo volumen para que los clientes en la barra pudieran escucharla con atencion, algo que pasaba raras veces, el preferia charlar con el companero jornalero que tuviera al lado o enfrascarse en la lectura del periodico si no tenia nada que decir. Le incomodaba profundamente ver el telediario porque en algunas ocasiones, mientras estaba comiendo, aparecian en la pantalla imagenes muy desagradables. Y con sonido. El agricultor preferia por ese motivo leer el periodico tranquilamente y pasar las paginas que no le interesaban. Jose no era desconocedor de que los periodicos tenian un <>, y tampoco podia fiarse mucho de lo que en ellos estaba escrito. En mas de una ocasion comparaba, si podia hacerlo, dos periodicos distintos para contrastar mas las noticias. No le gustaba ser enganado. A Jose no le interesaba mucho la politica. El era un hombre de campo, desde pequeno. Su interes por la mundanal actualidad no era excesivo, le interesaba mucho mas el estado de sus tierras. Lo que hubiera pasado en cualquier otra parte del pais o del mundo no era algo que le quitara el sueno. Simplemente leia el periodico cuando la conversacion con los otros companeros no le resultaba interesante. Cerro el diario, pago su consumicion y despidiendose de sus colegas del campo salio del establecimiento. Se monto en su Cuatro latas y se dirigio a las afueras del pueblo. Conduciendo el viejo Renault, primero por las calles de Mestre y luego por una carretera secundaria que comunicaba dicho pueblo con la partida de Cuerno, llego a su finca; un terreno situado a diez minutos de cualquier atisbo de poblacion. Aminoro la marcha del vehiculo para tomar un camino de tierra con algun que otro bache totalmente salvable para los resistentes amortiguadores del coche. Ese dia penso en podar algunos de los arboles que tenia en su pequena parcela. Posiblemente empezaria con los almendros. Habia escuchado como algunos de los otros jornaleros recomendaban la poda de aquellos arboles a principios de otono o a finales de invierno. Pero Jose preferia guiarse por su intuicion y por el aprendizaje que le daba dia a dia el campo; ademas, aquello no era una ciencia exacta, las estaciones no siempre eran iguales de un ano a otro. Las temperaturas muy frias no venian bien a aquellos arboles, asi que decidio que enero seria una buena fecha para empezar las podas. Echo un vistazo a los cultivos. Era una zona preciosa. El sol ya empezaba a brillar poco a poco y la tierra banada por la luz mostraba unos colores verdosos, amarillentos y cobrizos impresionantes. A pocos metros de donde habia aparcado el coche habia una vieja casa en la que Jose guardaba sus aperos de labranza. Antiguamente esa casa habia estado habitada por un maestro de escuela. Posteriormente, sus padres y el vivieron en ella. Fue entonces cuando su padre se hizo con algunas de las parcelas de alrededor. La casa quedo deshabitada con el fallecimiento de sus progenitores y solo la utilizaba como almacen para sus herramientas, puesto que al casarse decidio vivir en una zona mejor comunicada para que su mujer pudiera hacer la compra de manera mas comoda y no tener que limpiar una casa tan grande, porque por dentro era mas amplia de lo que parecia. Se metio la mano en el bolsillo para buscar las llaves que abririan el candado de la puerta principal. Miro el manojo de llaves que habia en su palma y eligio la indicada. A pocos metros de la entrada fue cuando se percato de ello. El candado no estaba. Jose fruncio el ceno. La puerta estaba entreabierta. --Me cago en todo… --musito Jose. Habia vuelto a pasar. No era la primera vez que forzaban la pequena puerta principal y terminaban destrozandola. Aquella era la tercera ocasion en la que alguien se colaba en el interior de la casucha. La otra puerta que tenia la vivienda, de mayor tamano y de hierro y madera, era, al parecer, impenetrable. Todos los ladrones preferian reventar un candado de acero en lugar de forzar los goznes de la pesada puerta. En una ocasion incluso intentaron abrir un boquete en la vieja estructura, sin conseguirlo. --La pena negra… !Otra vez! --se lamentaba el agricultor. Como todo hombre de campo, llevaba encima una navaja. La abrio para tener algo con lo que protegerse si acaso en el interior se encontraban todavia los ladrones y tenia que defenderse. Jose abrio la puerta y echo un vistazo al interior. La casa tenia una estancia principal con una chimenea, usada como salon hacia muchos anos, una cocina con un amplio fregadero, un bano y tres habitaciones con espacio para dos camas. Jose habia pensado en mas de una ocasion en volver a vivir alli, pero su mujer le habia convencido de no hacerlo: si se mudaban a esa zona dependian del coche para todo, puesto que el pueblo mas cercano estaba a unos nueve o diez kilometros de distancia. El agricultor se asomo a la cocina. Vacia. Avanzo hasta la estancia principal y noto el desorden que alli habia. Sin duda alguien habia entrado en la casa. Habian estado revolviendo todos los pocos enseres que habia dentro y habian tirado al suelo botellas y tazas de porcelana. Algun que otro plato de cristal se habia hecho anicos y habian volcado algunas sillas. --?Que cono andarian buscando? --se pregunto Jose. Decidio mirar en las habitaciones. Quizas habian entrado para robar los colchones y los somieres, ya que otros objetos de valor no habia. En la primera habitacion, a la derecha del salon, la puerta estaba entreabierta. No le hizo falta acercarse mucho para ver, por la estrecha abertura, el extremo de una de las camas. Con alguien tumbado en ella. Tal y como estaba la puerta solo alcanzaba a ver los pies de la persona. Parecia alguien joven por las zapatillas deportivas que llevaba. Jose respiro hondo, agarro con fuerza la navaja y abrio de un empujon la puerta. --!Tu! --grito con enfado--. !Arriba, cojones! Sobre el viejo colchon de la cama se encontraba tumbada una chica. Parecia una adolescente. Jose suspiro aliviado al ver que era una joven y no, por ejemplo, el tipico vagabundo de aspecto amenazante. --!Eh, tu! !Despierta! --dijo Jose dando una patada a la cama--. ?Que haces aqui? La chica seguia tumbada, sin moverse. Ni siquiera abrio los ojos. Jose se acerco mas y meneo con su mano uno de los pies de la intrusa. --!Oye! --dijo Jose acercandose mas a la chica--. ?Estas dormida? En ese momento fue cuando se dio cuenta de que la chica no reaccionaba. Pudo ver con claridad como la cara de la adolescente presentaba un color extrano. Estaba muerta. Jose salio corriendo de la casa. Se monto de nuevo en el Renault 4 y condujo a toda velocidad hacia el cuartel de la Guardia Civil.

  • Seduciendo al canalla de Olivia Kiss

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    Sebastian Cook ha conseguido todo lo que tiene a base de trabajo duro y sacrificio, asi que se prometio que jamas caeria en las redes de una de esas damas de la alta sociedad para las que durante anos fue invisible. Ahora, siendo rico, poderoso y atractivo, es famoso en Londres por sus escarceos amorosos y por dirigir junto a su socio uno de los clubs de juego mas conocidos. Por eso cuando Daphne Smith irrumpe en su local con una propuesta de lo mas escandalosa, el no duda en intentar deshacerse de ella lo mas rapido posible. En primer lugar, porque es una solterona y no quiere verse metido en ningun lio. En segundo lugar, porque la chica resulta ser mas interesante y avispada de lo esperado. Y, en tercer lugar, porque presiente que si la deja entrar en su vida podria terminar siendo su perdicion. Pero ?como librarse de esa joven que parece destinada a cruzarse en su camino?

  • Siempre estuve esperandote de Andrea Munoz Majarrez

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    “Dos corazones rotos se unen con una unica mision: conquistar a sus almas gemelas.”

  • El Traje Gris de Andrea Camilleri

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    A lo largo de su brillante carrera profesional al frente de una entidad bancaria siciliana, donde ha demostrado su habilidad para resolver las complejidades financieras en un entorno minado por la mafia, el protagonista de esta novela ha recibido tres cartas anonimas. Ahora, en la primera manana de su vida de jubilado, despliega cuidadosamente los tres sobres junto a una caja de cerillas. Una de las cartas, recibida unos pocos anos atras, contiene insinuaciones sobre la supuesta infidelidad de su esposa, la joven viuda con la que se caso hace una decada, una mujer elegantisima y enigmatica, replica exacta de una de las divas americanas del cine en blanco y negro. Adele, esplendida e irresistible femme fatale, ocupa el lugar central de este nuevo y sugestivo relato de Andrea Camilleri. Dotada de una sensualidad desinhibida que contrasta con el esmero con el que guarda las apariencias burguesas, Adele es una esposa tan entregada como escurridiza. Solo en muy determinadas ocasiones viste un viejo traje de chaqueta gris, de una impecable sobriedad, un traje que adquirira un inquietante simbolismo, cuyo significado seria mejor no tener que desentranar jamas. En esta breve e intensa novela de misterio psicologico, el matrimonio es el escenario de la dimension cotidiana de la tragedia, a un tiempo ultimo reducto del deseo y de la fantasia, y espejo de una sociedad esencialmente corrupta. El traje gris, que Camilleri ha descrito como <>, demuestra la fecundidad y la maestria literaria del gran autor siciliano que, una vez mas, consigue sorprendernos sin dejar de ser fiel a si mismo.

  • AMAL, lola chinchilla de Lola Chinchilla

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  • Hotel de las Musas de Ann Kidd Taylor

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    Entre palmeras y puestas de sol de postal, una maravillosa y fresca novela sobre un encantador hotel, amor, perdida y segundas oportunidades en la vida y en el mar.

  • Perfecto para ti de

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    Lara vive y trabaja en un hotel. Su vida era tranquila, monotona y aburrida, hasta que un chico de ojos verdes, melena seductora, pantalones de pitillo y cantante de una famosa Boy Band entra por las puertas del hotel y en su vida, como un huracan, para arrasar con todo lo que ella creyo que era suficiente, para mostrarle un mundo completamente diferente desde la perspectiva de un chico de veintidos anos. ?Se dejara Lara arrastrar por ese torrente de emocion y seduccion que derrocha ese chico? ?Cambiara su forma de ver la vida los besos y caricias de unas manos expertas? ?Lo dejara todo para correr tras el? Sumergete en esta hermosa historia de amor y pasion. ?Te imaginas que algun dia te pasara lo mismo que a Lara?

  • Romance Inmortal (Lazos Inmortales 2) de Olga Salar

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    Cuando Gabriel dejo ir a Oliver sabia que podia significar su fin, ahora iran a por el. Lo que no sabe es que, al hacerlo, ha despertado en Rachel la duda sobre su humanidad perdida, algo que podra utilizar para conseguir escapar de la que posiblemente seria su sentencia.

  • Unida a los guerreros (Programa de novias interestelares 4) de Grace Goodwin

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    Cuando las circunstancias la dejan sin otra opcion mas que ofrecerse como voluntaria en el Programa de Novias Interestelares, Hannah Johnson es asignada no solo a un companero, sino a dos. Sus futuros esposos son guerreros del planeta Prillon, un mundo cuyos hombres son conocidos en todos lados debido a su destreza en las batallas y en la cama.

  • Cortejo en Mount Street (Hawthorne House 3) de Kristi Ann Hunter

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    Lo que empieza siendo un matrimonio de conveniencia, ?podra derivar en amor?
    La vida para lady Adelaide Bell era mas facil cuando podia esconderse a la sombra de su hermana… Eso le funciono hasta que esta se caso. A pesar de las presiones de su madre, una mujer socialmente ambiciosa, lo que menos espera ella es tener que acabar casandose por obligacion para salvar su reputacion, que hasta entonces habia sido impecable.
    Lord Trent Hawthorne era feliz siendo el segundon de la familia y no el duque, como su hermano. Eso le daba libertad para gestionar su hacienda, tomarse el tiempo que le hiciera falta para saber que hacer con su vida, y tambien para coquetear y enamorarse de quien quisiera. Pero cuando se ve obligado a casarse con una desconocida por una cuestion de honor, sus suenos de tener un matrimonio como el de sus padres se desvanecen.
    ?Podran Adelaide y Trent construir una relacion de verdad y resistirse a las presiones de la alta sociedad londinense?

  • Demonio de los mares de Susana Biset

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    El mar es un dios inclemente, decide sobre la vida de los que lo cruzan sin contemplaciones: naufragios, tormentas, arrecifes inesperados. El mar, a veces, tambien se encarina con sus hijos dilectos, con aquellos que han sorteado los obstaculos; entonces, decide, benevolente, darles una compania, alguien a quien anhelar.

  • Los secretos de la cocina del cava de

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    Este libro ofrece un gran numero de recetas elaboradas con cava o bien que maridan especialmente bien con cava, propuestas por grandes chefs espanoles de renombre internacional como Albert Adria, Andoni Luis Aduriz, Juan Mari Arzak, Martin Berasategui, Jordi Cruz, Joan Roca, Carme Ruscalleda, los hermanos Torres u Oscar Velasco, asi como de conocidos bartenders que han elaborado cocktails especialmente con cava, como Javier de las Muelas, Damia Mula o Carlos Penaranda. Ademas muestra aspectos como los origenes y el metodo tradicional mas autentico, las categorias, los tipos, su conservacion o servicio, a cargo de Guillermo Cruz, Mejor sumiller de cava de Espana, o su vertiente nutricional, que esta siendo cada vez mas valorada por la Fundacion Espanola de Nutricion.

  • El invierno de las aguilas de Emilio Diaz Lara

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    Ano 235 de nuestra era. Roma esta en guerra contra los barbaros. El joven emperador Alejandro Severo es asesinado por sus propias legiones y guardias pretorianos, mientras el cruel y gigantesco general Maximino es proclamado nuevo Cesar por las exaltadas tropas.

  • Travels Without a Donkey de Barbara Newhall Follett

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    In the summer of 1932, eighteen year-old Barbara Follett and her "semiplatonic" friend Nickerson Rogers quit New York City and headed to Maine with the plan of following (or semi-following) the nascent Appalachian Trail from its northern terminus at Katahdin as far south as they could get before winter set in. To make matters tricky, the AT had not yet been cut in Maine, so bush-whacking and guesswork were in order. Travels Without a Donkey recounts their adventures from Katahdin to Lake Umbagog on the New Hampshire border. They then continued their walk over the White Mountains and down Vermont's Long Trail to western Massachusetts. They had been planning to hitch-hike to Tennessee to continue their AT adventure, but something changed their minds and they sailed to Majorca instead, spending the winter of 1932 and most of 1933 exploring southern Europe.

  • Los tiempos del odio de Rosa Montero

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    Independiente, poco sociable, intuitiva y poderosa, la detective replicante Bruna Husky solo tiene un punto vulnerable: su gran corazon. Cuando el inspector Lizard desaparece sin dejar rastro, la detective se lanza a una busqueda desesperada y contrarreloj del policia. Su investigacion la lleva a una colonia remota de Nuevos Antiguos, una secta que reniega de la tecnologia, asi como a rastrear los origenes de una oscura trama de poder que se remonta al siglo xvi. Mientras tanto, la situacion del mundo se hace mas y mas convulsa, la crispacion populista aumenta y la guerra civil parece inevitable.
    Bruna tendra que hacer frente a su mayor temor, la muerte, en una historia que es un certero y deslumbrante retrato de los tiempos en que vivimos.
    Los tiempos del odio es una novela intensa y de accion trepidante, en la que estan presentes los grandes temas de Rosa Montero: el paso del tiempo, la necesidad de los otros para que la vida merezca la pena, la pasion como rebelion frente a la muerte, los excesos del poder y el horror de los dogmas.