• tres sillas de anea - Maribel Alvarez

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    Nada mas acabar la Guerra Civil espanola, cuatro mujeres solteras alrededor de la veintena adoptan a una sobrina de cinco anos que ha quedado huerfana despues de la contienda. La nina actuara como testigo presencial de las conversaciones de las adultas: mujeres guapas de cierto nivel social con el unico objetivo de encontrar un buen partido para casarse en un tiempo en que los hombres escasean.
    Tres sillas de Anea nos situa en el Oviedo de posguerra, una ciudad asolada por la destruccion y donde se cierne la mas envenenada de las mojigaterias.

  • tres sillas de anea (ebook) - maribel alvarez - Casa del Libro

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    Sinopsis de TRES SILLAS DE ANEA (EBOOK). Nada más acabar la Guerra Civil española, cuatro mujeres solteras alrededor de la veintena adoptan a una sobrina de ...

  • tres sillas de anea (vi premio de novela juan pablo forner)

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  • TRES SILLAS DE ANEA - MARIBEL ALVAREZ LOPEZ-VEGA

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  • Libro Tres Sillas de Anea, Maribel Álvarez, ISBN ... - Buscalibre

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  • Tres sillas de Anea eBook por Maribel Álvarez - Rakuten Kobo

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  • Tres sillas de anea - Maribel Alvarez - Librería Cervantes

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    Tres sillas de anea del autor Alvarez, Maribel con ISBN 9788493283872. Comprar libro al MEJOR PRECIO. Resumen Reseña no disponible.

  • Tres Sillas De Anea - - Maribel Alvarez - Imosver

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    3 dic 2018 — TRES SILLAS DE ANEA es un libro del género NARRATIVA de FICCION del autor Maribel Alvarez editado por IBD PODIPRINT en el año 2018.

  • TRES SILLAS DE ANEA (ebook) - maribel álvarez - El Libro ...

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    TRES SILLAS DE ANEA, MARIBEL ÁLVAREZ, 6,99€. Nada más acabar la Guerra Civil española, cuatro mujeres solteras alrededor de la veintena adoptan a una ...

  • Lee Tres sillas de Anea de Maribel Álvarez - Scribd

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    9 jun 2015 — Lee Tres sillas de Anea de Maribel Álvarez con una prueba gratuita. Lee millones de libros electrónicos y audiolibros en la web, iPad, ...

  • Los amos del mundo estan al acecho de Cristina Martin Jimenez

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    En las reuniones secretas de Bilderberg se decide el destino del mundo. Si no tienes el honor de ser invitado, simplemente no existes, no eres nadie. El objetivo del Club es acabar con nuestras libertades personales y manipularnos mediante un unico gobierno mundial establecido en la ONU. ?Como es posible que Google, Nokia, Coca-Cola o el FMI puedan cambiar nuestras vidas? En este libro politicamente incorrecto, Cristina Martin Jimenez desvela las ultimas mentiras fabricadas por los <> para mantener a la poblacion atemorizada y, como consecuencia, controlada.

  • Una oportunidad de oro de Sarah Moore Fitzgerald

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    Ambientada en Dublin y Siena, la ciudad toscana donde cada ano se celebra la vertiginosa y arriesgada carrera de caballos de Il Palio, esta historia nos habla de las oportunidades que nos da la vida, de la importancia de ser valiente y de buscar nuevas perspectivas para entender el mundo. Cuando el mundo de Minty se desmorona, busca cobijo en los arboles retorcidos de Nettlebog y descubre que su companero de colegio, Ned, ademas de montar caballos salvajes, sabe cosas sobre la raza humana que seran su salvacion.

  • Y en nosotros nuestros muertos (Nena Castelao 1) de Ana Medrano

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    Madrid, abril de 2012. La desaparicion de un espejo en el taller de restauracion donde ha fallecido recientemente su padre es el detonante para que Nena -Magdalena Castelao- consiga convencer a sus amigos y a un inspector de la policia de que sus sospechas sobre la naturaleza criminal de esa muerte son fundadas.
    Gracias al hallazgo de una carta, fechada en el ano 1935, dirigida a su abuelo por el entonces parroco de San Tirso de Boveda (Lugo) y de la ayuda del actual sacerdote a cargo de esa parroquia, la investigacion ira desentranando una trama organizada en torno al expolio y la venta fraudulenta de patrimonio artistico espanol.
    A medida que la investigacion avanza Nena descubrira que la verdad no siempre te devuelve la paz.

  • Un amor para Rebeca de Mayte Uceda

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    Bestseller digital en Alemania.

  • Sonka de Ignacy Karpowicz

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    Hace mucho, mucho tiempo... Asi comenzaba Sonka ciertas frases en las que no aparecian ni vacas, ni gallinas, ni cerdos; ni fiestas, ni pan, ni impuestos; ni siegas de heno, ni recolecciones de patatas, ni granizadas. Asi comenzaba frases que se le atascaban en la garganta o se detenian en sus lisas encias, desdentadas, para deslizarse de nuevo hacia el interior de su cuerpo, hasta los pulmones, el corazon y el polvo arremolinado entre sus viejos y desgastados organos. Sin embargo, despues de ese <>, a veces las palabras superaban los obstaculos, atravesaban el tejido de la carne y del tiempo, resonaba hasta la ultima de sus silabas y solo entonces volvian a penetrar en el cuerpo: viajaban a traves de los oidos hasta el cerebro, donde se hacian un hueco y esperaban a que el sueno destensara los sucesos aciagos, a que disipara los problemas. Entonces, como en tantas otras ocasiones, las palabras aparecian en los suenos en forma de historias, unas buenas, otras malas, dependiendo de por donde se mirara, cuando se despertara y adonde se hubiera o no llegado. Habian pasado diez, treinta o cincuenta anos, aunque para Sonka veinte, cuarenta o sesenta anos significaban <>, una invariable lejania. Y despues de ese <>, despues de ese <>, siempre surgia, de un modo identico, la epoca en que Sonka, siendo aun muy joven, habia vivido y experimentado con tal plenitud que luego ya no tuvo ni vida ni sentimientos. !Bah!, decia moviendo un racimo de dedos, saltaron los plomos, los fusibles, !paf! Porque las personas, como solia decir, no estan hechas de materiales duraderos, se componen de lo que comen: leche, carne y harina; frutas, setas, prosfora y sal. Pues si, sobre todo sal. Es la que le confiere al conjunto su sabor y su forma, hace que la persona no se estropee, no se pudra, sino que se reseque hasta que comienza a parecerse a un hueso que ha pasado mucho tiempo expuesto a la lluvia y al sol. Porque cuando una persona, y desde luego una mujer de pueblo, siente demasiadas cosas y vive demasiado deprisa, algo le chisporrotea por dentro, chisporrotea y chisporrotea, hasta que la instalacion entera queda inservible. Dios Padre, nuestro Hospadzi,[1] no acepta reclamaciones, a pesar de lo cual a veces se le olvida enviar al capataz ataviado con su tunica negra y su calavera y que con su guadana siega piernas, tendones y ligamentos para que reine una cierta pulcritud y un cierto orden efimeros, hasta que llegue la pulcritud de las cupulas radiantes y el orden definitivo, reflejado en los ojos abismales de los santos retratados en tablas doradas, en la fuente misma de la nada. Sonka extrajo el clavo de la cadena a cuyo extremo aguardaba, placidamente, una vaca manchada. La res rumiaba hierba y daba leche, paria cada dos anos, proporcionaba carne y piel; producia dinero, que, si bien no era mucho, no se podia desdenar. Producia ese dinero como si se tratara de la casa de la moneda, incluso cuando dormia o cuando por debajo de su inquieta cola excretaba una plasta que se esparcia como una imagen del test de Rorschach. El prado alimentaba a la vaca, y la vaca, al alimentar a los de la ciudad, alimentaba tambien a Sonka. El mundo esta organizado de tal manera que para que unos puedan comer es preciso que otros coman. Porque si todos dejan de comer, decia Sonka, el mundo enflaquecera, y si el mundo enflaquece hasta quedar en los huesos, entonces ni la grasa de castor ni los curanderos podran hacer nada. Despues de extraer el clavo Sonka aguardo un instante a que su respiracion dejara de golpearle las costillas con tanto dolor, se apoyo en la cayada nudosa, pesadamente, tal y como en tiempos se apoyaba en una horca, e incluso mas pesadamente, porque ahora se sentia pesada, terriblemente pesada, como si fuera un saco de carne. Se arreglo el panuelo, lanzo unos chasquidos y le dijo a la res: --Nu, Mucka, pashla.[2] La central lechera manchada, automotriz y con las ubres colmadas, miro a Sonka con el marron mas marron de sus ojos, en cuyo fondo crecia la hierba, revoloteaban los tabanos y en el abrevadero nadaban unos minusculos pececillos espinosos, kaluchki,[3] de los cuales se saca un provecho tan pequeno como ellos mismos, aunque lo que es pequeno o inservible en epoca de bonanza se convierte en grande e indispensable en tiempos de hambre y guerra. Sonka se puso a caminar muy despacio, ni siquiera miro hacia atras por encima del hombro, el izquierdo para el mal de ojo, el derecho para deshacer los hechizos, porque sabia que la res conocia el camino: un sendero abierto a fuerza de pasar por alli, y que descendia con suavidad hasta la orilla del rio, llena de pisadas de pezunas. Una vez alli, la vaca beberia unos dos cubos de agua y la viejecita sacaria del bolsillo un caramelo de menta de los baratos. Despues tendria que regresar, cuesta arriba, deteniendose al menos tres veces para que la respiracion la alcanzara, porque, como decia Sonka, la respiracion no caminaba al mismo ritmo que la persona, y si alguien va demasiado deprisa es capaz de perder su propio aliento, y cuando alguien pierde su aliento, ni san Nicolas el Milagrero ni san Menas pueden encontrarlo. Pero en cuanto la vereda arenosa sale de detras de los matorrales, entonces ya se puede dejar que las piernas te lleven a casa sin ninguna inquietud. De tanto en tanto, un coche con matricula de Bialystok o incluso de Varsovia pasa junto a ese camino arenoso. Cruza en un visto y no visto, levantando tanto polvo que parece una cortina de humo. Y en ese momento --como sucede en los cuentos, cuando el principe aparece a caballo y ve a una campesina en la que descubre su destino, la felicidad, sus vastagos y la maldicion del matrimonio morganatico-- aparecio por la carretera una limusina de quinientos caballos. Aparecio y, finalmente, se detuvo. Aquella mole ovoide, un Mercedes clase S, permanecio inmovil, lanzando destellos grisaceos como si se tratara de un escarabajo agigantado. La vaca estornudo, rumio la hierba almacenada en uno de sus multiples estomagos, hasta un total de cuatro, movio las pezunas y parecio interesarse unicamente por los tabanos que intentaban posarse en su nariz. En cambio, Sonka se puso una mano como visera. La mano --ahora endurecida, con astillitas clavadas, con callos, con la historia de muchas decadas encima-- le permitia ver mejor. Tfu, penso Sonka, prystanuli i buduc stsac.[4] Sin embargo, nadie evacuo la vejiga en plena naturaleza. Sonka se habia equivocado en la eleccion de las palabras, aunque no habia cometido ningun error en la apreciacion de lo que iba a suceder, pues no pretendia decir nada en concreto. Al igual que tras el invierno llega siempre la primavera, tambien cuando se para un coche con matricula de Varsovia se tiene la seguridad de que va a ocurrir algo inoportuno. El Mercedes se quedo parado, el polvo se poso; los altavoces tronaban --la puerta delantera, del lado del conductor, se habia abierto-- y del coche surgio el principe de la ciudad. Pero en lugar de decir <>, <>, <>, en lugar de eso la puerta se cerro y la musica dejo de oirse, sin mas. El polvo se poso, el V8 del coche enmudecio, la vaca continuo caminando por el arcen; tras la vaca, Sonka --dificil saber quien llevaba a quien--, y tras ella no parecia haber nada: todo lo que poseia, se lo habia ofrecido a otros hacia mucho tiempo, y lo que no tenia, no podia darlo ni robarlo. De su mismo lado, en ese mismo arcen, se quedo el principe de la ciudad, con una mochilita en vez de un cetro y una sonrisa en lugar de un reino. El tipo llevaba un pantalon corto de camuflaje militar con unos bolsillos inservibles, una camiseta de manga corta color naranja como los incisivos de una nutria y unas sandalias de ante con un aspecto aun mas suave que el abrigo de piel de oveja karakul de Wiera, la del Ayuntamiento de Grodek, la mas elegantona de la comarca, que una vez a la semana iba a Bialystok en su coche, un Golf, que asi se llamaba, made in Germany, igual que la pesadilla que vivio Sonka; y si la calidad del coche igualaba, aunque solo fuera en parte, a la que tenia aquella guerra, entonces no quedaba otra que envidiar a Wiera: su Golf le prestaria servicio durante anos, sin averias, y jamas se le iria de la cabeza ni de sus pensamientos. !Hay que ver!, penso Sonka, intrigada y algo nerviosa, es tan mono este principito que podria colocarlo en el salon, limpiarle el polvo una vez a la semana y, en Navidad, adornarlo con colgantes dorados, farolillos y pajaritos, encender una vela, sacar del calcetin el ultimo anillo que me dejo mi madre y mirarlo y mirarlo hasta la saciedad, y despues, a dormir. El jovenzuelo de la ciudad tendria nombre, cosa que Sonka imaginaba, tendria una posicion, aunque Sonka no lo podia imaginar, y era evidente que estaba de mal humor, lo cual provoca que salgan innecesariamente arrugas que ni Lancome ni la doctora Irena Eris pueden remediar. Durante un buen rato se palpo los bolsillos y rebusco en la mochila, como si hubiera perdido un papel con consejos y respuestas a todas las preguntas del mundo: ?que hacer y como vivir?, ?de que huir y con quien huir?, ?adonde huir y por cuanto dinero?; y, sobre todo: ?donde cono esta el numero del puto seguro? Pero no saco ningun papelito, sino un paquete dorado de cigarrillos --comprado en un duty-free, como saben quienes fuman y vuelan mucho por el mundo--. Encendio uno, le dio una calada y tuvo un ataque de tos. Zdyjlina,[5] le susurro Sonka a la vaca, que habia detenido su marcha junto a unos matorrales y meditaba acerca de la naturaleza de los tabanos. El principe saco un movil a la ultima, tan bonito y reluciente que parecia ideal para colocarlo sobre la Puerta Real del iconostasio y, en caso de maxima urgencia --una inundacion, una guerra, un Gobierno de derechas--, llamar al Jefe y quejarse a gusto, abrirle el corazon y aprovecharse de una tarifa plana: Spasi, Hospadzi, spasi.[6] Pero ese movil, aunque fuera muy bonito y brillara mucho bajo el sol de agosto, no puso en contacto a su dueno con el dueno de un aparato similar al otro lado de la linea, en algun lugar de un mundo real, con cines, centros comerciales y pizzas por telefono, marcando el 0800, llamada gratuita, el envio tambien gratuito para los pedidos superiores a treinta zlotys. Sonka sabia que el urbanita se habia detenido en el culo del mundo elevado a la decima potencia porque ningun operador de telefonia movil cubria aquel pedazo de tierra, ningun sociologo reflejaba a sus habitantes en las estadisticas, ni siquiera el pope se acercaba por alli en su Daewoo Espero y cuando lo hacia era para consagrar a toda prisa, bendecir mecanicamente, meterse el sobre en el bolsillo y a otra cosa; se dejaba ver entre tres y cinco veces al ano, dependiendo del numero de decesos, puesto que el numero de fiestas no cambiaba. Alli, en el fin del mundo, en Krolowe Stojlo, al lado de la metropoli Sluczanka, habia solo cuatro casas. En la mas pequena vivia Sonka. En otras dos se divertian los ratones, pues sus duenos se acomodaron en ataudes y ahora venian sus herederos desde las ciudades, algunos fines de semana, no todos, mas bien pocos, y era una lastima que lo hicieran con tan poca frecuencia, porque rompian la rutina, introducian algo de ruido en el silencio, algo de vida en el vacio. En cambio, la cuarta casa era otra cosa: nueva, construida con bloques de hormigon durante el segundo mandato del presidente Kwasniewski, embellecida con ventanas de plastico, con hermosos y resplandecientes mosaicos en las paredes hechos con trocitos de botellas rotas, en forma de flores, olas y otras chorradas. En el huerto habia filas de orondos enanitos como si estuvieran en un campo de concentracion, entre caballones de repollos y cebollas, colocados asi pensando en la maxima de que lo hermoso ha de observar una disciplina. En el balcon, una balaustrada de yeso. Ademas, columnas, un porche, una cornisa, al mas puro estilo barroco rusosluczankiano.

  • Con sabor a ti de Norah Carter

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    Cuando ella se desperto aquel dia, no pensaba que su vida iba a cambiar de la forma en que lo hizo. Marcos dormia a su lado, al lado de Sara, que tenia que dejar la cama para ir al trabajo. Que rabia. Dejar a Marcos, a su chico, al que conocio hace unos anos en la fiesta de Paloma. Pero Marcos no dormia. Se habia levantado varias veces a lo largo de la noche. Estaba intranquilo. Sara no sabia nada del asunto que parecia preocupar a su marido, pero es cierto que lo notaba un poco mas nervioso que otras veces. Sara suponia que era el exceso de trabajo en el taller o algunos impagos por parte de algunos clientes. No era la primera vez que Marcos le habia hablado de esa clase de problemas en el negocio. Llovia afuera y la calle gris se fundia con una bruma blanca. Sara tomo aire y se dirigio a la cocina. Un cafe. La misma marca. Un aroma seco y aspero. Estaba amoldandose a la nueva vida que habia elegido, saboreandola, disfrutandola, a pesar de todos los imprevistos en los que se habian visto envueltos a raiz del comienzo de esta nueva relacion, pero era feliz y tenia claro lo que queria. Era una mujer con ideas contundentes. A pesar de todo lo que habia tenido que lidiar para estar con Marcos, ella se levantaba feliz, creia en lo que hacia, sabia que, gracias a sus esfuerzos, podrian sacar esa vida que habian sonado juntos en tan poco tiempo, no le hacia falta mucho para disfrutar de aquella relacion. Era feliz con llegar dignamente a final de mes junto al hombre al que habia elegido Marcos se dio la vuelta en la cama y, cuando, con los ojos cerrados, quiso abrazar a Sara, descubrio que ella ya no estaba. Una sonrisa quebrada de insatisfaccion se dibujo en su cara, pero esa sensacion de desamparo no le impidio seguir durmiendo. Sabia que Sara tenia que trabajar temprano. Que los turnos en el supermercado son rigurosos. La empresa no disculpaba jamas los retrasos injustificados. Pero a el le hubiese encantado que ella estuviese en estos momentos a su lado. Le gustaba sentir su piel cerca de el, le gustaba abrazarla y mimarla, la veia como su nina, la nina de sus ojos. La lluvia golpeaba en la ventana y Sara sorbio de su cafe caliente, y se sintio de repente mas reconfortada. Aun recuerda esa noche en la que le presentaron a Marcos. La discoteca estaba llena de jovenes estudiantes que habian terminado el curso. Marcos se encontraba rodeado de sus amigos del trabajo y ella, que habia olvidado su bolso en la barra, se lo encontro cara a cara. Fue un flechazo. Ella no supo que decir, pero Marcos dejo a sus amigos y se presento formalmente. – Hola, me llamo Marcos. Te he confundido con alguien, perdona. Bendito error, penso. Se habia quedado impactada por ese chico. – No te preocupes. Encantada. Yo soy Sara. Me habia dejado el bolso aqui mismo. Dentro, llevo todas las tarjetas y mi movil. Menos mal que no lo he perdido. – Bueno, siento haberte molestado. No era mi intencion – dijo Marcos, avergonzado. – No te preocupes. Estas cosas suelen pasar. Soy una chica corriente. Es facil confundirme. – De corriente, nada. Eres muy guapa. Creo que me he fijado en ti por eso. – Claro. Eso se los dira a todas, ?verdad? – contesto Sara, sonrojada. – Que va. Soy un ligon patetico - anadio Marcos con una sonrisa burlona. De repente, lo llamaron sus amigos y el chico se despidio con dos besos y Sara se quedo pensativa, tocada seguramente por la espontaneidad de aquel joven, al que no conocia de nada, al que no volveria a ver jamas. O quiza si. Pero el destino siempre tiene la capacidad de sorprendernos y, ahora, despues de tres anos de matrimonio, Sara se despertaba junto a el cada manana. No paro de pensar de la forma que la habia enamorado, fue todo un flechazo, demasiado rapido, demasiado bonito a pesar de todo lo que les habia costado esta relacion. Eran posiblemente dos seres felices, dos seres que se tenian uno al otro, que se miraban como dos extranos para amarse todas las noches. Eran apasionados y quiza esa cualidad fuese una de las que hizo que los dos decidieran vivir juntos, tener la absoluta libertad para yacer uno junto al otro siempre que quisieran, sin depender de citas previas como si fuesen todavia unos quinceaneros. La lluvia golpeaba en la ventana y Sara volvio a sorber de su cafe. El sabor aspero en el paladar le hizo recordar, mientras la luz alumbraba los objetos de la cocina, que otra noche en la misma discoteca se buscaron y que, al principio, la relacion no fue facil. Los padres de Sara no miraron con buenos ojos a Marcos, porque no era el tipo de novio que querian para su hija, que no habia acabado sus estudios de Derecho.

  • La estrategia del cocodrilo de Katrine Engberg

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    Katrine Engberg cambia los pasos de danza por giros literarios inesperados.

  • El dia que amanecio sin colores de Jean-gabriel Causse

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    Una novela luminosa que dara color a tu vida.

  • Mujeres de Camborne de Pilar Lepe

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    Dos bellas historias unidas por lazos de sangre:

  • Bajo la superficie de Heidi Perks

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    Cuando, al volver del colegio, la adolescente Abigail Ryder descubre que su familia ha desaparecido, se queda desolada.
    Aquello no tiene sentido. Faltan cosas de la casa y el cuarto de sus hermanastras esta completamente vacio. Pero la policia la tiene por una chica problematica, y la abuela Eleanor le dice que olvide a la familia y se marche, de modo que Abigail no tiene mas remedio que afrontar el futuro? sola.
    Catorce anos despues, Abi y Adam son una feliz pareja que se plantea la posibilidad de ser padres. Pero cuando el pasado vuelve para acosarla, a Abi solo le queda un camino: retroceder con el fin de poner al descubierto la verdad? y desvelar los horribles secretos que una madre ha estado ocultando todos estos anos.

  • Que te parta un rayo, Candela de Paula Rivers

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  • Temas de conversacion de Miranda Popkey

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    Desde la orilla, el mar se ve en tres pedazos, como una pintura abstracta que se mueve suavemente. Junto a la arena es un liquido color verde palido de un lago fertil. Luego viene una franja aguamarina, el color que una imagina al leer la palabra: agua marina, agua del mar. Finalmente, un azul intenso, el color de un pigmento, como pintura fresca que brota de un tubo metalico. Sylvia Plath escribio en su diario el mes que conocio a Ted Hughes, ese mismo dia, no, el dia antes: <>. Pasemos por alto la nieve, los arboles negros. El mar estaba de ese color, el color de que palabra azul. Aquel verano estaba leyendo los diarios de Plath porque tenia veintiun anos y las sensaciones me tenian loca, estaba ebria de ellas. Y, para la clase de persona que va derecha de una licenciatura en Literatura Inglesa a un posgrado de esa misma materia (o sea, para mi), los Diarios de Sylvia Plath, 1950-1962, reeditados aquel ano en su version integra, cuentan como lectura placentera. Se conocieron, me refiero a Sylvia y Ted, en febrero, y se casaron en junio, el 16, el Bloomsday, el dia del Leopold Bloom de Joyce. Fue premeditado. Premeditado y los delato bastante; me refiero a que revelaba que no deberian haberlo hecho, lo de casarse. No era mas que simbolismo juvenil. O uno de ellos, al menos. Una de las cosas que te delatan en la vida. Eso pasaba en Otranto, yo estaba alli, en agosto. El mar se veia de tres tonos de lo que podria llamarse azul y yo estaba de vacaciones y no lo estaba. Los padres de Camila eran psicoanalistas argentinos y yo estaba de vacaciones en el sentido de que habian pagado mi vuelo de Nueva York a Londres y de Londres a Roma y de Roma a Brindisi y el tren de Brindisi a Otranto y tambien el complejo turistico en el que nos alojabamos, desparramado por una ladera en terrazas y bancales, con muros de ladrillo y todo incluido, de modo que en teoria yo podia pedir, desde las tumbonas de listones de madera pintadas de blanco, cuantas bebidas quisiera. Aunque en la practica no podia hacer eso porque la razon por la que me habian pagado los vuelos, el tren y la habitacion, la razon por la que estaba siquiera con Camila y sus padres, era que Camila tenia unos hermanos gemelos de siete anos y era tarea mia ocuparme de ellos. Matteo y Tomas: Tomas era mas menudo y rubio, y a Matteo, con su torso bronceado y el pelo oscuro y rizado, lo confundian todo el rato con un lugareno. Por el nombre tambien, claro; el padre de Artemisia era italiano, de ahi que lo pronunciaran asi. Vivian en el Upper West Side, y Artemisia y los ninos y el marido, Pablo, eran de <> argentino. Camila y yo eramos amigas, un punto mas en la columna de las vacaciones. Las primeras dos semanas fueron las mas duras. Los gemelos tenian una ninera en Nueva York, tambien argentina, y coincidia que agosto era su mes de vacaciones, y conmigo, al principio, se habian amotinado, como suelen hacer los ninos cuando se les somete a una nueva autoridad. No podrian haber sabido con exactitud por que era reacia a salir corriendo de su habitacion hacia la de sus padres, para comprobar una vez mas que era lo que supuestamente debian o no debian comer y ver en la tele, hasta que hora se suponia que podian quedarse levantados o no, pero sin duda captaron esa reticencia mia, la enormidad de mi aprension. Artemisia solo me habia dado unas pautas generales (que no se pasen con las golosinas, y no le quites ojo a tu vino, porque intentaran echarse un poco en su Coca-Cola), y una mujer que no fuera yo lo habria entendido como una licencia, una mujer distinta habria sabido, por como se maquillaba los ojos Artemisia, por los vestidos largos y sueltos, sin mangas, que llevaba, por las pulseras que acumulaba en su brazo delgado y bronceado, por las gafas de sol y los panuelos, por el hecho de que Pablo solo me hubiera hablado directamente en tres ocasiones y nunca sobre los ninos, que poner normas era cosa mia. Pero yo era una chica insegura, andaba corta de determinacion y autoestima, y deseaba gustarles a Artemisia y Pablo, a Artemisia en particular, porque enseguida me resulto evidente, por los vestidos sueltos y las pulseras y tambien por la forma en que Pablo inclinaba la cabeza cuando hablaba conmigo, de modo que sus ojos, porque ya era bajo de por si, no miraban exactamente mi cara, que la aprobacion de ella seria la mas dificil de conseguir. Aquellas primeras semanas las pase con el temor de que Tomas y Matteo, al que llamabamos Teo, de modo que eran Tom y Teo, con la <> de Tom cerrada para que no sonase en absoluto como una abreviatura del Thomas americano, fueran corriendo a sus padres con el cuento de que la nueva ninera era horrorosa y pidieran que la echaran. Como si estuviera en alguna imitacion de una novela de Henry James, algun remedo de adaptacion hecha por la productora Merchant Ivory. Y asi transcurrio la primera semana, en la que yo trataba de negarles una golosina por aqui o un privilegio por alla y ellos se quejaban y yo cedia de inmediato, en la que les compraba bomboloni por la manana y cornetti por la tarde y conseguia que no tuviesen apetito para la cena a las ocho y ellos pedian quedarse levantados hasta la pelicula de las once y cuarto de la noche en Retequattro, y se quejaban diciendo <>, y fue asi como Tom y Teo se quedaron dormidos viendo Instinto basico y yo pense que, bueno, seguro que la habian recortado para esa emision y que por supuesto estaba doblada y que en realidad hasta que punto entendian ellos el italiano, por mucho que tuvieran un abuelo y parientes maternos que lo hablaran fluido. Como si el problema fuera la lengua. Eso si, no le quite ojo al vino. La segunda semana fue peor porque ya estaban cansados de conseguir lo que quisieran, y el deseo, en esos casos, no consiste tan solo en conseguir lo que uno quiere sino en sentir que te has salido con la tuya al conseguir lo que querias, de modo que entonces empezaron a dar problemas de verdad, problemas del tipo <>, motivo por el cual, en la velada de la decima noche, me encontre chillando, gritandole realmente por primera vez a Teo para que dejara de usar el cuchillo dentado de la cena con el fin de sacarle las plumas a un cojin. Respondio de maravilla: dejo de hacerlo al instante y solo lloro un poquito, se comio sus frutti di mare en silencio, no pidio despues un helado ni profiteroles con chocolate. Y todo el tiempo tenia los ojos muy abiertos y una leve sonrisa en los labios rosados y humedos, con la esperanza de recibir a cambio tambien una sonrisa, un gesto de aprobacion con la cabeza. Es cierto lo que dicen algunos: los ninos ansian en realidad que les pongan limites. Con ese <> me refiero a Artemisia. El dia anterior al incidente del cuchillo dentado, a primera hora de la tarde, cuando los ninos, ebrios de sol tras la manana en la playa, dormian con los diminutos banadores Speedo llenos de arena, espatarrados, respirando profundamente y babeando, yo habia llamado a la puerta de Artemisia. Pasa, dijo, y abri la puerta y me la encontre en biquini. Pasa, repitio, porque yo todavia no habia cruzado el umbral. Entre en la habitacion y Artemisia se volvio de espaldas a mi y se inclino para desatarse los nudos de tela en la nuca y la columna vertebral que sujetaban la parte de arriba. Cierra la puerta, me dijo. Eso hice, y cuando me di la vuelta, estaba frente a mi. Tenia los pechos grandes y algo caidos, llenos de pecas, con los pezones del color de las nueces, tostados y arrugados como ellas, y que sugerian una textura similar. No digo estas cosas con animo de criticar. Sus pezones no senalaban hacia abajo sino al frente. Todo eso lo capte en un segundo, o medio, y luego mis ojos se clavaron en los suyos. Le dije que tenia dudas acerca de la disciplina, queria saber como solia ella imponer disciplina a los ninos. Los gemelos, dijo Artemisia, ansian que les pongan limites. Les pasa a todos los ninos. Los limites concretos importan menos que el hecho de que existan. Diles lo que no deben hacer, continuo Artemisia, y cuando lo hagan de todas formas --y aqui se encogio de hombros--, castigalos. Al encogerse de hombros, sus pechos se elevaron y luego volvieron a bajar. Tenia las manos en las caderas y sus dedos enmarcaban una suave plenitud, que no acababa de ser redondez sino una especie de exhalacion, la unica prueba manifiesta en su cuerpo de que habia estado embarazada y dado a luz dos veces. Tenia los pies separados a la misma distancia que los hombros, y los muslos, tambien pecosos, no llegaban a tocarse. ?Castigarlos?, pregunte. La miraba solo a la cara. Si, dijo, un <>, dejarlos sin postre, esa clase de escarmientos. Volvio a encogerse de hombros. Aunque sospecho que no tendras que llegar tan lejos si levantas la voz. Sonrio. Son unos chicos medrosos. Tienen muchas ganas de complacer. Se inclino y vi que empezaba a quitarse tambien la parte de abajo del biquini, asi que asenti deprisa con la cabeza, me di la vuelta, sali y cerre la puerta, olvidando darle las gracias por el consejo que me habia dado, olvidando incluso darme por enterada. Y asi llego la tercera semana y los ninos se habian acostumbrado a mi y yo a ellos, como ejercitos enemigos que la manana de Navidad firman un armisticio e intercambian regalos: un cono alla vaniglia a cambio de tres cuartos de hora jugando en la arena, y nada de nadar, que vuestra ninera quiere leer un poco. Los vigilaba desde mi tumbona, un par de dias despues, cuando una sombra me cruzo las piernas. Has puesto limites, ?no? La voz pertenecia a Artemisia. Les dices que pueden jugar en la orilla, pero no nadar, y hacen justo lo que tu quieres. Asenti con la cabeza. Teo estaba salpicando a Tom, y este se daba la vuelta para echar a correr. Que vuestros pies pisen la arena, les habia dicho. Quedaos donde pueda veros. Artemisia se inclino y su sombra recorrio mi cuerpo. Sylvia Plath, dijo, leyendo el lomo del libro que yo habia dejado boca abajo sobre mis rodillas. No es muy buena poeta, comento, pero si una persona interesante.

  • Te respiro de Anne Redheart

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    Lucia lo tiene todo en la vida. A sus treinta y dos anos dispone de trabajo fijo y esta a punto de casarse con Samuel, el gran amor de su vida. Todo cambia el dia en que regresa a casa y se encuentra a este acostandose con Tania, su mejor amiga. Decide poner tierra de por medio, por lo que se marcha a Torrevieja, donde encontrara un trabajo temporal y donde conocera a dos nuevas amigas: Susana y Alice.
    Sus nuevas amigas le hablan de “El Malecon”, un bar donde unos muchachos hacen exhibiciones de baile y sacan a bailar a la clientela. Alli conoce a Marcos, del que Lucia cae locamente enamorada nada mas verle. Pero no todo sera un camino de rosas, Marcos esconde un misterio que Lucia tal vez, nunca debiera descubrir.
    Juntos tendran que huir del pasado, escapar de un enemigo que clama venganza y quiere verles muertos. ?Lograran Marcos y Lucia escapar del peso del pasado? ?Que misterio esconde Marcos? ?Triunfara el amor a pesar de todos los obstaculos?
    Una historia de amor trepidante, enamorarse de quien no se debe, y a vibrar con la pasion y los misterios escondidos en el cofre del ayer.

  • Devuelveme la sonrisa de Marcos A. C

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    Poco podia imaginarse mi padre que, el dia que naci hacia ya cuarenta anos, iba a tener que hacerse cargo de mi el solo. A sus treinta y cinco anos, el gran Arturo Duarte, dueno de diversos edificios de viviendas, asi como de oficinas, se convertia en padre por primera vez, y se quedaba viudo de la unica mujer a la que habia amado de verdad. Mi madre, Christina, murio aquella noche en el parto. Hubo complicaciones y se le fue la vida, mientras me la daba a mi. Tenia treinta anos, toda la vida por delante y, segun me contaba mi padre, la ilusion de mi llegada y verme crecer. No pudo ser, ni siquiera supo que habia tenido un nino. Cuando le dijeron que podian decirle el sexo del bebe, ella se negaba a saberlo, queria que fuera sorpresa. Ni un nombre tenian pensado para mi, o para una nina, asi que hasta eso tuvo que elegirlo mi padre. Segun me dijo, me llamo Chris, ese diminutivo del nombre de mi madre, porque al mirarme a los ojos, le recordaba a ella. Me saco adelante completamente solo, y es que, tanto los padres de el, como los de mi madre, murieron anos antes de que ellos se conocieran. Y nunca se caso, tuvo algunas novias, amigas y ligues, pero jamas volvio a tener una pareja estable con la que querer compartir su vida. Decia que con mi madre murio el amor para el. Poco a poco, fue vendiendo algunos de los edificios que tenia, de modo que se hizo con un buen dinero que invirtio en construir un edificio de apartamentos a pie de playa, que alquilaba, y con esas rentas viviamos los dos. Hasta que me dejo solo cuando yo tenia treinta y cinco anos, creo que ese fue plazo de tiempo que quiso quedarse a mi lado y ver que me convertia en un hombre de provecho, antes de reencontrarse con mi madre. Se le fue la vida una noche mientras dormia, su corazon dejo de latir y ni siquiera pude despedirme. Aquella noche, tras una cena en la que reimos y volvio a contarme como conocio a mi madre y el flechazo que sintio al verla, nos dimos las buenas noches como siempre, sin saber que no habria un nuevo amanecer para el. En herencia me dejo el edificio y la casa en la que viviamos, por lo que yo seguia manteniendome de esas rentas que generaban mensualmente los apartamentos. Y, como lo fuera mi padre, soy soltero por eleccion, no quiero atarme a nadie, no quiero enamorarme, eso no va conmigo. Soy hombre de una sola mujer cuando mantengo uno de esos lios de amigos con derecho a roce, pero cuando se acaba, se acaba. No hay promesas, no hay palabras que las lleven a creer que habra un felices para siempre, una bonita casa con jardin donde construiremos un parque para nuestros dos o tres hijos. Desde el primer momento todas saben que nunca las llevare al altar, que no pondre un anillo en su mano y me arrodillare para pedirle que se case conmigo. Voy directo a lo que quiero, dar y recibir placer, tener una noche de sexo de esas memorables, tal vez dos, quizas una semana o un mes, pero nada mas. No hay amor, y nunca lo habra. Diran que soy frio, sin sentimientos, que juego con las mujeres, pero no, no es asi. Voy de frente, dejo claro lo que quiero y cuando lo quiero. Todas saben que cuando estan conmigo, hay fecha de caducidad, no miento, no las hago creer que seran las princesas de un cuento y se convertiran en mi reina. Mi padre decia que algun dia apareceria la mujer que conseguiria romper el muro que yo mismo habia construido alrededor de mi corazon, que pondria mi mundo y mi vida patas arriba y ni siquiera me daria cuenta de que estaba enamorado, hasta que la dejara marchar. El creia que, al haber perdido a mi madre y verlo a el, pasar el resto de su vida solo y sin enamorarse, era el motivo por el que yo no queria tener una pareja estable. Yo reia al escucharlo decirme que no es que no quisiera enamorarme, encontrar esa mujer que me hiciera gritar al mundo que la amaba, sino que tenia miedo a hacerlo y perderla tan pronto como el perdio a mi madre. No era asi, no tenia miedo a nada, aunque hay algo que si debo reconocer, y es que, siempre habia temido que, si algun dia esa mujer que decia mi padre, llegara para cruzarse en mi camino se quedara embarazada, me mortificaria que pudiera dejarnos a los dos durante el parto. Fueron muchas las veces que le pregunte a mi padre si yo tenia algo mal y por eso mi madre murio la noche de mi nacimiento, tal vez era algo que yo llevara en la sangre y no fuera compatible con ella, que se yo, no era medico a los diez ni a los doce anos, y creia que, si tenia descendencia, podria heredar ese mismo mal y perder a su madre, a mi esposa. Desvarios de un nino que vivia con el recuerdo de la mujer mas buena, bonita y carinosa del mundo, de ver esas fotos que se habia ido haciendo cada semana durante los nueve meses de embarazo. Un viaje, eso necesitaba en el momento en el que me encontraba, en el quinto aniversario de la muerte de mi padre, tan solo dos meses despues de celebrar mi cuarenta cumpleanos. Esa fecha deberia ser feliz, para cualquier nino lo era, igual que para muchos adultos, pero no para mi, porque el que debia ser el dia mas feliz de la vida de mi madre, se convirtio en el peor de la vida de mi padre y, por ende, de la mia. Dejaba la ciudad por un tiempo, esa en la que habia nacido, en la que creci y me hice el hombre del que, estaba seguro, mi madre estaria orgullosa. Lo dejaba para respirar otro ambiente, conocer otra ciudad, y, quien sabia, si en aquel destino acabaria encontrando algo de compania. Capitulo 1 --Hola, disculpe... --sonrei senalando el asiento de ventanilla que me pertenecia. --Hola, claro --me devolvio la sonrisa y se levanto. apartandose para dejarme paso. --Estos aviones cada vez dejan menos espacios, me llamo Chris. --Si --sonreia --. Soy Lara. --Casi pierdo el avion, vaya caravana habia en la autovia hacia el aeropuerto. --Ni idea, llegue hace tres horas. --Chica precavida. --Bastante, ya perdi una vez un vuelo y no me pasa mas. --?Vas a Roma por trabajo? --No, voy a pasar unos dias, realmente iba a venir con mi amiga, pero le fallecio un familiar en Paris y tuvo que cambiar el rumbo. --Vaya, asi que te vas a perder por la ciudad italiana sola. --Si, tengo muchas ganas de conocer Roma. --Es preciosa, no es la primera vez que vengo y se que repetire muchas veces. --?Vienes por trabajo? --No, vengo a desconectar un poco, me hacia falta perderme por el mundo. --El trabajo... --No, bueno, muchas historias, el trabajo es lo que menos lata me da y lo que menos hago. --?Lo que menos haces? --Vivo de la renta de un edificio a pie de playa que herede de mi padre. --Joder, ?y necesitas desconectar de vivir de la renta? --se echo a reir. --Hace cinco anos que murio mi padre y la verdad que me afecta mucho esta clase de aniversarios. --Lo siento... --Tranquila, unas pizzas, unos paseos y todo se sobrellevara. --Claro, dicen que Roma tiene magia. --Y sin truco, es una ciudad que es para dejarse llevar. --Lo primero que hare sera tirar unas monedas en la Fontana di Trevi, quiero ver si es verdad que se cumplen los deseos. --Lo unico que es verdad es que pierdes el dinero que tiras. --Bueno, tampoco me voy a arruinar, no es que tenga un edificio en alquiler, pero al menos trabajo tengo.

  • La chica del abrigo azul de Monica Hesse

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    Mucho tiempo antes de que Bas muriera, nos enzarzamos en una pelea de mentirijillas acerca de quien tenia la culpa de que se hubiera enamorado de mi. <>. Le dije que se equivocaba. Que era desidia culparme de su amor por mi. Irresponsable, en realidad. Lo recuerdo todo de esa conversacion. Tuvo lugar en la sala de estar de sus padres y oiamos la radio nueva de la familia mientras le preguntaba la leccion para un examen de geometria que ninguno de los dos consideraba importante. La cantante estadounidense Judy Garland cantaba <>. Asi empezo la conversacion. Bas dijo que yo le habia obligado a amarme. Me burle de el porque no queria que supiera lo rapido que me latia el corazon al oirle decir las palabras <> y <> en la misma frase. A continuacion afirmo que yo tambien tenia la culpa de que quisiera besarme. Y yo le dije que si se lo permitia seria culpa suya. En ese momento su hermano entro en la sala y dijo que los dos teniamos la culpa de que al oirnos le entraran ganas de vomitar. Horas despues, camino de casa --cuando podia ir a casa a pie sin preocuparme de que me pararan los soldados, de saltarme el toque de queda o de que me detuvieran--, cai en la cuenta de que no le habia dicho que yo tambien le amaba. La primera vez que Bas me declaraba su amor, y me habia olvidado de decirle que le correspondia. Tendria que haberlo hecho. Si hubiera sabido lo que sucederia y lo que descubriria acerca del amor y la guerra, me habria asegurado de decirselo entonces. Esa es mi culpa. 1 Enero de 1943 Martes --Hola, preciosa. ?Que lleva ahi? ?Algo para mi? Me paro porque el soldado es joven y guapo, y porque su voz contiene un guino, y porque apuesto a que me haria reir una tarde en el cine. Es mentira. Me paro porque el soldado podria ser un buen contacto, porque quiza podria conseguirme articulos que ya no podemos comprar, porque es probable que tenga los cajones de la comoda repletos de filas y filas de tabletas de chocolate y de calcetines sin agujeros en la puntera. En realidad eso tampoco es cierto. En ocasiones prescindo de la verdad porque resulta mas facil fingir que tomo decisiones por motivos racionales. Resulta mas facil fingir que puedo elegir. Me paro porque el uniforme del soldado es verde. Es la unica razon por la que me paro. Porque viste uniforme verde, lo cual significa que no puedo elegir. --Son muchos paquetes para una chica tan guapa. Su holandes tiene un leve acento, pero me sorprende que lo hable tan bien. Algunos agentes de la policia verde no lo hablan y se enfadan al ver que no dominamos el aleman, como si hubieramos debido prepararnos toda la vida para el dia en que invadirian nuestro pais. Aparco la bicicleta, pero no desmonto. --Es la cantidad justa de paquetes, creo yo. --?Que lleva en ellos? --Se inclina sobre el manillar y palpa con mano indolente la cesta sujeta a la parte delantera. --?No le gustaria verlo? ?No le gustaria abrir todos mis paquetes? -- Suelto una risita y bajo las pestanas para que no se percate de que se trata de una frase bien ensayada. En la postura en que estoy, el bajo del vestido se me ha subido por encima de la rodilla y el soldado lo advierte. Es azul marino, de varios anos antes de la guerra, me queda demasiado estrecho y tiene el dobladillo deshilachado. Me muevo un poco para que el bajo suba aun mas, hasta la mitad del muslo, donde tengo la carne de gallina. Esta interaccion seria peor si el policia fuera mayor, si tuviera arrugas, los dientes manchados o una panza fofa. Seria peor, pero yo coquetearia de todas formas. Lo he hecho docenas de veces. Se inclina mas. Detras de el, el agua del Herengracht esta turbia y apesta a pescado. Podria empujarlo al canal y recorrer medio camino hasta casa en esta vergonzosa bicicleta de segunda mano antes de que el lograra salir chapoteando. Es un pasatiempo que me gusta practicar con cada agente de la policia verde que me para. <>. --Esto es un libro que le llevo a mi madre. --Senalo el primer paquete envuelto en papel--. Y ahi hay patatas para nuestra cena. Y esto es un jersey que me han remendado y que he ido a recoger. --Hoe heet je? --me pregunta. Quiere saber como me llamo y me lo pregunta con el estilo informal y desenfadado en que un chico preguntaria en una fiesta a una jovencita dentuda como se llama, y esto es una buena senal, pues prefiero con mucho que se interese por mi antes que por los paquetes de la cesta. --Hanneke Bakker. --Mentiria, pero no tiene sentido ahora que todos estamos obligados a llevar encima los documentos de identidad--. ?Y como se llama usted, soldado? Saca pecho cuando le llamo <>. Los jovenes todavia estan encantados con el uniforme. Cuando se mueve, veo un destello dorado alrededor de su garganta. --?Y que tiene en el medallon? --le pregunto. Su sonrisa flaquea mientras se lleva la mano volando al colgante que pende bajo el cuello de la camisa. El medallon, dorado y en forma de corazon, probablemente contenga la fotografia de una muchacha alemana con cara de pan que ha prometido serle fiel en Berlin. La pregunta ha sido una apuesta arriesgada, pero una apuesta que da buen resultado siempre que acierto. --?Una fotografia de su madre? Debe de quererle mucho para haberle regalado un colgante tan bonito. Se pone colorado mientras se mete la cadena bajo el cuello almidonado. --?De su hermana? --prosigo--. ?De su perrito? --Cuesta encontrar el equilibrio, la dosis adecuada de ingenuidad. Mis palabras han de contener la inocencia suficiente para no justificar que se enfade conmigo, y la mordacidad necesaria para que prefiera deshacerse de mi a tenerme aqui parada e interrogarme sobre lo que llevo--. No le habia visto nunca -- anado--. ?Esta apostado en esta calle todos los dias? --No me gustan las chicas tontas como usted. Vayase a casa, Hanneke. Cuando me alejo en la bicicleta, los mangos del manillar tiemblan solo un poquito. En gran medida le he dicho la verdad acerca de los paquetes. En efecto, los tres primeros si contienen un libro, un jersey y unas pocas patatas. Sin embargo, debajo de las patatas hay salchichas, compradas con cuatro cupones de racionamiento de un hombre muerto, y debajo llevo pintalabios y lociones, comprados con cupones de racionamiento de otro hombre fallecido, y mas abajo hay cigarrillos y bebidas alcoholicas, comprados con el dinero que mi jefe, el senor Kreuk, me ha entregado esta manana con ese fin. Ninguno de esos articulos es mio. La mayoria diria que trafico en el mercado negro, una actividad ilicita que consiste en el comercio clandestino de mercancias. Yo prefiero considerarme una <>. Encuentro cosas. Encuentro patatas, carne y manteca. Al principio encontraba azucar y chocolate, pero ultimamente resulta mas dificil hallar esos productos y solo los consigo de vez en cuando. Encuentro te. Encuentro beicon. Los ricos de Holanda siguen estando regordetes gracias a mi. Encuentro las cosas de que nos vemos obligados a privarnos, a menos que sepamos donde buscar. La ultima pregunta que he dirigido al soldado, acerca de si esa calle es su nuevo puesto..., ojala la hubiera respondido. Porque si en adelante va a estar apostado en esa esquina cada dia tendre que pensar en hacerme amiga suya o en cambiar de ruta. Mi primera parada de esta manana es la casa de la senorita Akkerman, que vive con sus abuelos en uno de los edificios viejos cercanos a los museos. Para ella son las lociones y los pintalabios. La semana pasada fue perfume. Es una de las pocas mujeres que conozco a quien aun le interesan mucho esos articulos; un dia me explico que espera que su novio le pida matrimonio antes de su proximo cumpleanos; la gente se gasta el dinero por razones extranas. Me abre la puerta con horquillas en el pelo, que lleva mojado. Debe de tener una cita con Theo esta noche. --!Hanneke! Pasa, que voy a buscar el monedero. Siempre encuentra alguna excusa para invitarme a entrar. Creo que se aburre durante el dia, a solas con sus abuelos, que hablan en voz demasiado alta y huelen a repollo. El interior de la casa es oscuro y agobiante. Al otro lado de la puerta, el abuelo de la senorita Akkerman desayuna sentado a la mesa. --?Quien es? --grita. --Es una entrega, abuelo --le responde ella a voces volviendo la cabeza. --?Quien dices que es? --Es para mi. --Me mira y baja la voz--. Tienes que ayudarme, Hanneke. Theo vendra esta noche a preguntar a mis abuelos si me dejan mudarme a su apartamento. Tengo que decidir que me pongo. Quedate aqui; te ensenare las opciones. No se me ocurre ningun vestido capaz de conseguir que sus abuelos aprueben que se vaya a vivir con su novio antes de casarse, si bien se que es algo que ocurre con mas frecuencia desde que empezo la guerra. Cuando la senorita Akkerman regresa al vestibulo, finjo reflexionar sobre los dos vestidos que ha traido, aunque en realidad miro el reloj de pared. No tengo tiempo para la vida social. Despues de aconsejarle que se ponga el gris, le indico con un gesto que coja los paquetes que sostengo desde que he llegado. --Son para usted. ?Quiere comprobar que todo esta bien? --Estoy segura de que es correcto. ?Te quedas a tomar cafe?

  • Te hace falta un beso (Mis besos 1) de N. S. Luna

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    Delfina es una famosa youtuber que se gana la vida haciendo videos en Internet, donde es mas conocida como #FiniMoon.

  • Sonrie, mi amor, en la Toscana de Silvia Garcia Ruiz

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    Dominic Norton es un famoso fotografo que acaba retirandose por las criticas de Luca Rossi, un modelo italiano. Evie, que siempre ha querido ser fotografa como su padre, jura vengarse del modelo y lo contrata para una serie de campanas con el fin de ridiculizarlo. Pero lo que no sabe es que el hombre al que esta perjudicando no es Luca sino su hermano gemelo Angelo, que ha accedido a ayudarlo como tantas otras veces.

  • Espiritus del pasado (Secretos del alma 2) de Victoria Magno

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    Un mundo nuevo, una familia desconocida, un amor imposible y un secreto aun mas grande que desvelar, se encierran en esta segunda parte de la serie <>.

  • El gigante rubio de Bela Marbel

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    Vuelve Bela Marbel y su serie <>.
    Si te quedaste con ganas de mas despues de Mi tierra eres tu, no te pierdas esta historia.

  • Tu eres mi hogar (California 3) de Blanca Tunez Navarro

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    Despues de varios anos, Meredith aun no ha conseguido superar ese momento traumatico que marcaria su vida para siempre. Ser cirujana pediatrica en Minnesota le absorbe mucho tiempo, a eso se le unen las horas de gimnasio y su negativa a darse otra oportunidad porque no se siente preparada.Nick continua cerca, expectante a cualquiera de sus movimientos para tener la oportunidad de hacerle cambiar de opinion respecto a los hombres y, sobre todo, de si misma.Danny, el hermano de Nick, tiene que hacer frente a una serie de acontecimientos que se desencadenaran a raiz de conocer a Megan, esa mujer de ojos castanos que no saldra de su mente con facilidad.?Sera Meredith capaz de afrontar el pasado y mirar hacia el futuro? ?Formara Nick parte de ese futuro?

  • Eramos mentirosos de E. Lockhart

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    Una isla privada. Una ilustre y conocida familia de Nueva Inglaterra. Un grupo de cuatro amigos los Mentirosos cuya amistad se vuelve destructiva. Una rebelion. Un accidente. Un secreto. Mentiras y mas mentiras. Amor verdadero. Y, por fin, la verdad. Esta es la bellisima y terrible historia de una familia perfecta que se sostiene sobre pilares de peligrosa fragilidad. A lo largo del relato se van desvelando las piezas de un rompecabezas que formaran un mosaico de personajes fascinante, donde los prejuicios y el egoismo son los peores enemigos de la armonia y la felicidad.

  • Historias extranas de Japon, Ana Traves de Ana Traves

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    Desde tiempos antiquisimos, los monstruos y seres sobrenaturales han formado parte del folklore y la supersticion de todas las culturas de nuestro planeta. En la mayoria de los casos, estas criaturas se han ido transformando de generacion en generacion, pasando de ser verdaderamente temidas a simplemente leyendas bonitas y curiosas de recordar. La legendaria cultura nipona no iba a ser menos, contando con una gran variedad de criaturas mitologicas. Algunos de estos seres son terrorificos y, ademas de asustar, buscan danar a los humanos. Otros son representados como criaturas encantadoras, amables y guardianes de la naturaleza. Es a estos seres a los que dedico estas historias.

  • Maverick (Siempre tu 2) de Merche Diolch

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    Habian conseguido un vuelo directo de casi siete horas desde Nueva York a Dublin. Buffy se habia quedado dormida casi en el mismo instante en el que habian despegado y, salvo un par de minutos en los que intervino en la conversacion que mantenian Zoe y Dulce, durante el resto del tiempo apenas se inmuto. Estaba agotada. Su jefe la habia tenido trabajando mas horas de las estipuladas en su contrato, preocupado de que, con su marcha, no llegaran a tiempo para la entrega del videojuego. Ella le habia prometido que regresaria con dias suficientes para terminarlo, pero este, desconfiado, le rogo que doblara turno en el trabajo y asi podrian adelantar faena. Por supuesto no habia concluido el trabajo. Era un imposible en tres dias, desde que le aviso de que se tomaba vacaciones, el mismo sabado despues de hablar con Izan. Pero parecio que se quedaba mas contento. Buffy, por supuesto, habia sufrido el exceso y estaba agotada. Zoe lo tuvo mas facil. Habia terminado los examenes, por lo que, tras exponerle a su tutora que necesitaba unas vacaciones, esta casi la echo del departamento. A la profesora le parecio una maravillosa idea que se tomara unos dias, ya que asi descansaria y desconectaria de los estudios. Dulce era la que mas complicado lo iba a tener. Esa semana tenia la prueba final del curso y debia presentarse si queria terminarlo. Solo se le ocurrio una cosa y, aunque se salia de lo ortodoxo, decidio que, si queria ir a Irlanda, para descubrir que le sucedia a Maverick, debia atreverse con cualquier locura. El sabado se levanto con una idea fija: debia adelantar el examen y, para ello, se presento en el restaurante donde trabajaba su profesor. Le explico lo que le sucedia. No queria mentirle y le rogo que le dejara presentarle su tarta de angel alli mismo. --!?Aqui?! --le pregunto incredulo. Dulce todavia recordaba la cara de espanto que mostro. --Si me lo permite, chef... La hare sin molestarlo, sin que su equipo note que estoy cocinando --le rogo--. Solo necesito que me de esa posibilidad. Necesito que vea lo que se hacer... --Pero ?tan importante es ese chico para usted? La joven sonrio sin darse cuenta. --No lo se --confeso--, pero tengo que averiguarlo. El hombre debio de ver algo en sus ojos, ya que, aunque su peticion no era nada convencional, cedio. --Pero con una condicion --le indico cuando ella se felicitaba por la suerte que habia tenido. --Si, si... Por supuesto. La que sea --solto con rapidez. El chef sonrio divertido por su espontaneidad. --Sabra la nota el mismo dia que los demas. Ella asintio enseguida. --Claro. No esperaba menos. --Y, senorita... --?Si? --Deberia pensar en mi propuesta --le recordo. Dulce asintio de nuevo. --Si, senor. Lo hago todos los dias --comento--. Trabajar con usted, en esta cocina..., seria todo un privilegio... --Espero su respuesta --le indico y dio una palmada al aire--. Ahora, senorita, pongase en marcha. El tiempo corre... --Senalo el reloj que colgaba de una de las paredes, y Dulce se puso en movimiento. --Vamos a aterrizar --aviso Zoe provocando que Dulce regresara al presente para ver como hacia un gesto con la cabeza hacia la luz que indicaba que debian ponerse los cinturones. Esta asintio y desperto con cuidado a Buffy. --Eh... ?Si? --Se desperezo, sin saber donde se encontraba. --Vamos a aterrizar --le informo con una sonrisa. La pelirroja bostezo y se puso el cinturon, al mismo tiempo que el piloto les comunicaba por los altavoces la temperatura que hacia en Dublin y que no tardarian en tomar tierra. En cuanto las ruedas tocaron el asfalto, los pasajeros aplaudieron como locos. Estaban en Irlanda, la tierra de las praderas verdes, de los castillos y las leyendas que pasan de padres a hijos. --Se me ha hecho corto el vuelo --afirmo Buffy, levantandose de su asiento. Las dos chicas la miraron sorprendidas y no pudieron evitar reirse de ella. --Normal, te has pasado todo el viaje durmiendo --indico Zoe, yendo hacia la puerta de salida. --Exagerada --la acuso. Dulce atrapo su brazo y comento: --De exagerada, nada. Hasta has roncado. La pelirroja las miro con los ojos bien abiertos. --Mentira... --Zoe y Dulce intercambiaron miradas y estallaron en sendas carcajadas--. Sereis malas... --A ver si tenemos suerte y nuestras maletas salen de las primeras --deseo Zoe en voz alta, una vez terminaron de reirse. --Estamos en el pais de la suerte --afirmo Buffy, senalando el broche que llevaba prendido en su abrigo y que simulaba un trebol de cuatro hojas. --Ahi estan --senalo Dulce nada mas llegar a las cintas de equipaje--. Son las primeras. --?Lo veis? --afirmo con prepotencia Buffy. Zoe le tiro de uno de sus rizos y le saco la lengua. --Esperemos que tambien hagas magia y nos consigas deprisa un coche. La pelirroja se recoloco el abrigo con aire de superioridad y cogio su maleta sin mirar; estuvo a punto de caerse al suelo, ya que no se acordaba de su peso. Dulce la sujeto y Zoe atrapo su maleta. Las tres se miraron y estallaron en carcajadas. --Esta bien, esta bien... No os riais mas --les pidio, pero era complicado que le hicieran caso, si ella era la primera que seguia riendose a mandibula batiente. --Os prometo que, aunque no encontremos a Maverick, este va a ser un viaje increible --indico Dulce con seguridad. --Ya lo esta siendo, amiga --dijo Zoe y se puso en marcha hacia la puerta de salida del aeropuerto, donde una fila de taxis esperaba a los pasajeros que acababan de aterrizar. --?Y quien dice que no lo vamos a encontrar? --pregunto con tono ironico Buffy mostrando un papel en su mano--. Aqui esta la direccion que nos dio Izan, por lo que vamos hasta alli y... --?Y que? --dudo Dulce de pronto, parada delante del primer taxi que habia libre.

  • El ultimo paraiso de Antonio Garrido

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    En 1929, el joven y avezado Jack Beilis conducia su propio automovil, vestia trajes a medida y frecuentaba los mejores clubs de Detroit. Pero la brutal crisis que aquel ano azoto America lo arrojo, junto a millones de compatriotas, al hambre y la desesperacion.
    Desahuciado y perseguido por un oscuro crimen, embarcara junto a su amigo Andrew hacia la legendaria Union Sovietica, el idilico imperio en el que cualquier hombre tenia derecho a trabajar y ser feliz, sin sospechar los extraordinarios avatares que les tenia reservados el destino.
    Inspirada en hechos reales, con El ultimo paraiso Antonio Garrido funde magistralmente thriller, amor y novela historica en la dramatica epopeya de un superviviente en un mundo dividido. Un formidable fresco de una epoca convulsa que dio un nuevo rumbo a la historia.

  • Cuchillo (Harry Hole 12) de Jo Nesbo

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    EL CASO 12 DE HARRY HOLE.

  • Te deseo de Katee Robert

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    Roman Bassani haria cualquier cosa por cerrar un trato. Incluso perseguir a Allie Landers al Caribe para hacerle una oferta por su empresa. Se esperaba un reto, no una atraccion inmediata e irresistible. Despues de una aventura de una noche, acordaron dejar al margen los negocios… por el momento. La isla los incitaba a que fuesen unas torridas vacaciones sexuales, pero ?que pasaria con los intereses de cada uno cuando volvieran del paraiso?

  • No me amas como quiero de Sophie Saint Rose

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    Cassandra Hamilton suena con su primera temporada y con lograr ser la esposa de Dan, el mejor amigo de su hermano. Para conseguir ser la Marquesa de Maidstone se ha esforzado mucho pero parece que no es suficiente por las reacciones de su posible marido.

  • El regalo mas grande de Moruena Estringana

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    Dalia tuvo a su hija a la tierna edad de quince anos. Un hombre la engano aprovechandose de su inocencia, truncando asi su vida.
    Dejo de ser nina para ser solo madre y, ahora, dieciocho anos mas tarde, su hija se va a la universidad y ella no sabe ser algo que no sea la madre de Lila. Tendra que encontrarse a ella misma y tal vez sea hora de que viva la juventud robada que un dia se fue sin pedirle permiso, y mas si es al lado del atractivo Kellan.
    Lila siempre ha sabido que no deberia haber nacido cuando lo hizo. Que su nacimiento trunco la vida de su madre. Se siente culpable por esto y porque su padre fuera una mala persona que acabo en la carcel por sus delitos.
    Su familia la ha protegido tanto que ahora solo piensa en volar libre y disfrutar de la universidad.
    Lo hara por primera vez sin su mejor amigo Brenan, alguien que siempre la ha amado en silencio porque la conoce mejor que nadie y sabe leer en los ojos de su amiga que no es amor lo que reside en su mirada cuando sus iris violetas le contemplan.
    Dos vidas, dos mujeres fuertes, divertidas y con mucho que contar. Es hora de que ambas vivan su propia historia.

  • Infiltrada (Agente especial Alicia Walker 1) de Clara Ann Simons

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    ALICIA El jeep vuela por una polvorienta carretera del desierto hacia nuestra base, dejando atras los disparos. Presiono la herida con la mano y mis ojos se llenan de lagrimas mientras, sobre mi regazo, siento como la vida de Cat se escapa sin que yo pueda hacer nada por evitarlo. La sangre brota a borbotones de su pecho, sus ojos fijos en mi suplicando que no la deje marchar, no de esta manera. Agitada, me despierto y permanezco sentada en la cama desorientada, tratando de recordar donde me encuentro. Ya han pasado tres anos y no consigo sacar de mi cabeza esa puta pesadilla, supongo que no llegare a hacerlo nunca. Joder, parece tan real, el panico en sus ojos es tan autentico, que miro frente a frente a la muerte casi todas las noches. Cat, la unica mujer que ha llenado mi vida se marcho ese dia entre mis brazos de la manera mas tonta. Juro que si algun dia me entero de quien fue la persona que no comprobo los parametros de la mision, le deguello. --?Te encuentras bien?--pregunta la mujer que duerme a mi lado abriendo con pereza los ojos. Asiento con la cabeza y una especie de grunido, buscando torpemente en el cajon de la mesita de noche la caja de Trankimazin y engullendo una de las pastillas con un sorbo del whisky que sobro de la noche anterior a falta de agua. Las jodidas pastillas consiguen que esos recuerdos no regresen a mis suenos, pero me vuelven mas torpe. Banada en un sudor frio, me recuesto junto al cuerpo desnudo de Carrie, o Katie, o como quiera que se llame mi acompanante de la ultima noche, no recuerdo bien su nombre. Besaba bien y follaba mejor, aunque dudo que la vuelva a ver. No se si algun dia podre olvidar a Cat. *** --Llegas tarde, Walker, una vez mas. A mi despacho--ladra Bill en cuanto me asomo por la puerta de la oficina. Lo ultimo que necesito en estos momentos es una bronca, pero tiene toda la razon, estamos a viernes y es la tercera vez que llego tarde esta semana. Entro en el despacho de mi superior, el agente especial al mando Bill McGrath, esperando solamente que no se alargue demasiado, necesito un cafe doble bien cargado para empezar a funcionar. --Bill, lo siento, no se lo que ha pasado, no se repetira--me disculpo intentando adelantarme a sus palabras. --Cierra la puerta--responde con sequedad. Hago lo que me ordena y me dejo caer sobre una de las sillas que hay frente a su mesa, masajeando mis sienes para intentar olvidarme del dolor de cabeza que me atenaza. --Alicia, no se que cono te pasa. Es como si fueses dos personas diferentes al mismo tiempo; en las misiones de campo eres la mejor agente con la que he trabajado, en cambio, en la oficina, eres un jodido desastre, practicamente un zombi--recrimina mirandome fijamente a los ojos. Antes de que pueda empezar a contestar, vuelve a tomar la palabra con el rostro serio, cargado de preocupacion. --No es eso para lo que te he pedido que vengas, aunque de cara a tus companeros es necesario que lo parezca--expone mirandome por encima de sus gafas. --Tu diras. --Tengo una mision para ti, ordenes directas del director adjunto Smith, pero, por algun motivo no acabo de verlo y podria ser peligroso si se tuerce. Tendras que trabajar sin companero --explica abriendo una carpeta marron que se encuentra sobre su mesa. --Sabes que no me importa el peligro y, aunque os guste trabajar por parejas, prefiero hacerlo sola. ?De que se trata?--inquiero con ganas de volver al trabajo de campo y abandonar la jodida oficina que me aprisiona como una jaula. --Se que no temes al peligro, a veces, es como si no le dieses ningun valor a tu vida, aunque espero que tengas cuidado--insiste el agente McGrath. --No soy facil de matar, puedes creerme. ?De que se trata la mision? --Una desaparicion, una chica de veinticinco anos, Sofia Bartow. No saben nada de ella desde hace dos dias, su madre ha sido quien la ha denunciado--expone mi superior con calma sacando algunos papeles de la carpeta marron. --?Una desaparicion? No me jodas, Bill. ?Por que entra el FBI en ese caso?--pregunto confusa. --?Te dice algo el apellido Bartow?--inquiere arqueando las cejas. --?La farmaceutica? --Exacto, es la hija del difunto Paul Bartow, y su tio Julius Bartow dirige Bartow Pharma Inc. Su madre es Melinda Mastoris, retomo el apellido de soltera tras morir su marido, la hermana del senador Mastoris, quien ha llamado directamente al director adjunto para que nos ocupemos del caso--explica Bill extendiendo los papeles sobre su mesa de despacho. --Joder, Bill, seguramente se habra marchado con su novio y ahora mismo estara follando en alguna isla del Caribe, no llamara hasta que se le acabe el dinero--refunfuno negando con la cabeza sin poder creer que nos tengamos que ocupar de un caso asi. Haciendo uno de sus caracteristicos largos silencios, Bill McGrath me sirve una taza de cafe antes de seguir hablando. --Hay testigos que la situan en el Colmillo negro la noche de la desaparicion junto a Marco Saavedra, a quien se relaciona, como sabes, con la gente de Sinaloa y parecia muy nerviosa-- anade mi superior senalando una foto del tal Marco Saavedra. El Colmillo negro es un local de lujo del que se cuenta que sirve como tapadera para facilitar tratos entre las distintas organizaciones criminales que operan en Chicago y, en general, toda la zona del Medio Oeste del pais. Sin embargo, que se reunan alli capos de distintas organizaciones sobre los que no pesa ninguna orden de detencion no constituye delito alguno, aunque no deje de ser sospechoso. El departamento de policia ha solicitado en mas de una ocasion poder efectuar una redada, pero el local esta hasta la bandera de la gente guapa de la ciudad, todos los jovenes herederos de las mayores fortunas del estado lo frecuentan con asiduidad y eso complica una intervencion que llame la atencion. --?Crees que se trata de un secuestro para financiar sus operaciones?--pregunto extranada. --Eso es lo que pensamos al principio, sin embargo, nadie se ha puesto en contacto con la familia para pedir un rescate, por lo que se baraja incluso una operacion de trata de blancas-- masculla Bill con preocupacion. --No da el perfil--replico negando con la cabeza--. Seria complicarse la vida de manera innecesaria, no se van a arriesgar llevandose a una chica cuya familia esta dispuesta a remover cielo y tierra para encontrarla y, ademas, tienen los medios para hacerlo. --Eso mismo es lo que le he dicho al jefe--reconoce mi superior acariciandose el menton-- pero debemos mantener todas las lineas de investigacion abiertas. El director adjunto quiere que frecuentes ese bar de incognito y te mezcles con la gente a ver si puedes sacar algo en claro. No hace falta que te diga que si los de Sinaloa estan detras de esto, lo ultimo que necesitas es que alguien te relacione con el FBI. --Por lo que cuentan de ese local, no solo me tengo que preocupar de los de Sinaloa, tambien lo frecuentan los italianos, gente del Este de Europa, incluso grupos del sudeste asiatico-- puntualizo haciendole ver que no creo que merezca la pena la linea de trabajo que hemos elegido. Tras dejarme bien claro que no tenemos eleccion porque las ordenes vienen de arriba, Bill me asegura que soy la persona mejor preparada para hacerme cargo del caso y, a continuacion, indica algunos de los peligros que conlleva trabajar de incognito, que van mas alla del riesgo obvio de que te identifiquen. --Si la mision se alarga, existen riesgos psicologicos asociados a trabajar infiltrado--me explica con su tipico gesto de mirar por encima de las gafas--. Te obligara a estar un tiempo separada de tu trabajo, de tu familia o de tus amigos y no podras discutir el caso nada mas que conmigo o con el director adjunto, y eso muy de vez en cuando. --Lo entiendo--le aseguro. --?Has trabajado alguna vez infiltrada?--inquiere con curiosidad.

  • Mujeres de guerra, Helen Bryan de Helen Bryan

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    La vida en la tranquila localidad de Crowmarsh Priors se ve alterada por la amenaza de la llegada de la guerra europea a Inglaterra. Los evacuados, los bombardeos, el racionamiento y las muertes en batalla se convierten en la nueva realidad, donde cinco mujeres forjan una insospechada amistad que cambiara sus vidas para siempre.

  • Referencial de Ignacio Ferrando

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    Tras varios anos de esterilidad creativa, el pintor Ismael G. es invitado a impartir una asignatura de Historia del Arte en la misma universidad donde, hace 23 anos, estudio la carrera de Bellas Artes. Inseguro y lleno de dudas, acabado como pintor, decide repetir, palabra por palabra, el curso que el mismo recibio en el pasado del que fuera su antiguo profesor, hoy desaparecido en extranas circunstancias. Durante esa clase, habla con sus estudiantes de que ninguna obra de arte puede existir de modo aislado, sino que todas, de un modo u otro, estan entrelazadas y forman parte de un mismo tejido referencial. Y mientras lo hace, Ismael cree reconocer, entre los estudiantes de las primeras filas, a un muchacho identico a si mismo, como si, al igual que ocurre en el arte, tambien la vida se repitiera buscando los mismos paralelismos y patrones.

  • Liquidacion Final de Petros Markaris

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    Mientras los griegos ricos se las ingenian para no pagar impuestos, los griegos empobrecidos por la crisis solo pueden indignarse ante el escandaloso fraude fiscal o desesperarse ante el empeoramiento de la situacion. Sin embargo, un hombre ha decidido pasar a la accion y tomarse la justicia por su mano. Con cartas de amenaza y armas anticuadas, se dispone a ajustar cuentas. Entretanto, en la Atenas al borde de la quiebra, todo esta patas arriba, excepto el Departamento de Homicidios. No hay crimenes, solo rutina y burocracia. Cuando encuentran el cadaver de la primera victima que se cobra ese peculiar justiciero, el comisario Kostas Jaritos casi siente alivio. Su jefe le ha hablado de un posible ascenso, pero de momento le han recortado el sueldo y su hija Katerina piensa en emigrar porque no encuentra trabajo. Y el tiene que atrapar a un asesino que realiza una obra <>, aplaudida por muchos ciudadanos.

  • Gold and Diamonds 4 de Eli Jane Foster

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    La vida de Sara da un vuelco cuando conoce al atractivo doctor Calvin Mayors. Trabajar con el como su enfermera es una dulce tortura. Deseaba estar a su lado mas que nada, pero Calvin tiene unos gustos algo especiales y lo demostraba en los descansos que se tomaba en pleno horario laboral con mujeres que consentian todos sus caprichos. Los celos estan a punto de volverla loca. ?Podria ella llegar a atraerle? Y lo mas importante, ?podria llegar a enamorarle?

  • El nervio principal de Daniel Saldana Paris

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    Mexico, anos noventa: un nino es abandonado por su madre, quien se une al levantamiento zapatista. Anos despues, ese nino, ahora un adulto encerrado en su casa, y en si mismo, tratara de descubrir la verdad sobre su pasado. Con El nervio principal, su segunda novela, Daniel Saldana Paris ha recreado con escalofriante exactitud la fantasmagoria de una infancia hipersensible, marcada por un evento que habra de repetirse, distorsionado, en las volubles capas de la memoria del protagonista. Para ello se ha valido de una prosa elegante, que construye con delicadeza la mirada compasiva que el narrador le dirige a ese nino con el que ya no guarda ningun vinculo.

  • Hay brujulas que estan mejor perdidas de Chloe Widholz

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    El archivo Word del editor tiene los parrafos definidos “Justify”, esto a veces puede hacer que aparezcan parrafos con grandes espacios entre las palabras. Y digamos que la poesia eres tu y no lo creen esos poetas locos. LO QUE LOS LECTORES YA HAN DICHO: “Me gustaria darte las gracias, tanto por escribir esta historia, como por permitirnos leerla. Tambien por hacer que derramara esas lagrimas que siempre se derraman cuando el corazon se te infla tanto que no sabes de que otra forma hacerlo explotar. Definitivamente esta es una historia que siempre voy a recordar.” “Solo puedo decir que, tienes una hermosa manera de escribir. Me enamore de las palabras de Edward, no crei llegar a mas hasta que el dio su conceptualizacion del arte y cuando se describio a si mismo. Espero poder haber captado lo que deseas transmitir.” “No es una de las mejores novelas que he leido, sin duda, ES LA MEJOR. Puedo jurarlo. Es realmente increible. Ahora tu novela es mi pequeno gran secreto que muchas otras han leido y eso me alegra bastante por ti. Gracias por compartirla con nosotros y gracias por escribir como lo haces. No dejes de hacerlo, te mereces el cielo. Eres, como dice en una de las cartas, eres una persona que es poesia porque no tienes idea de lo que me has hecho sentir y te lo agradezco.” “Eres una excelente escritora y sacar cada carta de tu imaginacion pienso que es lo mas impresionante que he leido y visto, mil felicitaciones y gracias por compartir toda esta historia con nosotras, de verdad, fue fantastica.” “Eres unica en tu clase ademas de increible. Eso se refleja en tus historias, te admiro como escritora y espero con ansias tus proximos trabajos. Cambia, pero solo para ser mejor y pulir esa hermosa chica que eres.”

  • El regalo de Cassidy (Lobos de Cheyenne Ridge 2) de Kelly Dreams

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    Cassidy Felon no ha vuelto a ser el mismo desde el incidente ocurrido un ano atras a una de las hembras del clan felino de Pine River Mountain. Ni siquiera el haber podido cobrar venganza ha conseguido calmar su espiritu, pues en sus suenos sigue apareciendosele una mujer de pelo rubio blanquecino cuyos ojos parecen capaces de ver en su interior. Ella no podia ser real y sin embargo, la humana que encontro en uno de los refugios en su lado del valle si lo era, ante el tenia a la misma hembra por la que habia estado suspirando y a la que ahora se encuentra deseando como si no hubiese otra en el mundo para el.

  • La guerra en el fin del mundo de Ian Ross

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    La guerra en el fin del mundo, la primera entrega de una nueva serie epica situada en el ultimo periodo del imperio romano, en tiempos del emperador Constantino, sigue las aventuras de Aurelio Casto, centurion recien ascendido, en una tumultuosa batalla de la que depende el futuro de Roma.

  • Dos amores para Cassie 1 de Mark Miller

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    El jarron se estrello contra el suelo con fuerza, rompiendose en pedazos y sacandome de mis ensonaciones matutinas. -Maldicion... Me lo habia regalado Patrick, y podia apostar lo que fuese a que no le iba a gustar ni un pelo ver las decenas de pedazos de porcelana esparcidos por el suelo de mi sala de estar cuando llegara. Empece a recoger los pedazos mas grandes y a arrojarlos a la basura, lo que el no supiera... no lo haria enojar. Y de verdad no queria enojarlo, no despues de lo de la semana anterior. *** -?Por que carajos saliste con ese chico? -Lo siento, no es como crees, Pat. Solo es mi vecino. – !No me mientas! Su mano se movio con tanta rapidez hacia mi rostro que no fui capaz de reaccionar. Tampoco es que hubiera sido mucha la diferencia. Mi labio dejo escurrir un fino hilillo de sangre carmesi antes de abultarse como si de una mala inyeccion de Botox se tratase. Me quede petrificada sin ni siquiera atreverme a mirar a mi novio. Habia cruzado la linea. -Nena... Lo siento, lo siento. No quise hacerlo... Rapidamente me rodeo con sus brazos y empezo a besar mi frente, como si con solo eso pudiera remediar sus acciones. El dano estaba hecho. Nuestra relacion estaba tan rota como el maldito jarron de porcelana china que me encontraba recogiendo. No me malentiendan, jamas me considere una victima, ni mucho menos una martir. Habian pasado veintitres anos de mi vida sin haberme topado con un patan de tal calibre como Patrick. Pero siempre habia una primera vez para todo: para enamorarte de un imbecil, para darte cuenta de tus errores y hasta para que te rompieran el corazon. Algo que por experiencia puedo decir es mucho mas doloroso que un golpe en el labio. Recogi los trozos mas pequenos que aun quedaban esparcidos por el suelo y los deposite en la basura, en un abrir y cerrar de ojos me deshice de ella a traves de la puerta del patio trasero. Cuando termine de esconder el cuerpo del delito, me tumbe pesadamente en uno de los escalones de piedra que daban acceso a la puerta. Me habia levantado hacia apenas veinte minutos, por lo que aun vestia mi gruesa y larga bata de dormir. Mi cabello estaba hecho un desastre total, por ni siquiera mencionar las enormes bolsas que dibujaban bajo mis ojos, prueba irrefutable de una muy pesima noche de sueno. Ultimamente no podia conciliar el sueno, era una odisea descansar en las noches, principalmente por el hecho de que la mayoria del tiempo lloraba como una magdalena. Suspire pesadamente y cruce los brazos para darme un poco de calor. Las mananas en Newark eran increiblemente frias. Meti la cabeza entre el recoveco de mis brazos y el pecho y rememore, por decima vez, lo que le diria a Patrick cuando llegara. "Eres un idiota y ya no quiero que seamos pareja, tus celos han escalado a un nuevo nivel y no puedo permitir que sigan sucediendo cosas como lo de la semana pasada". Refunfune y busque la manera de convencerme, no me cabia duda alguna de que era exactamente la decision correcta. Pero incluso haciendole frente a los hechos, era incapaz de cortar con Patrick. Una parte de mi aun lo amaba. Amaba al sujeto tierno y gracioso que habia conocido hacia tres anos. Amaba a ese hombre agradable y respetuoso que solo me colocaba sus manos encima cuando haciamos el amor o nos fundiamos en un abrazo. Amaba al chico dulce, lindo y romantico que habia llenado una vez mi habitacion con un monton de rosas. Amaba al hombre a quien creia conocer. Pero ese no era el Patrick de la actualidad. Ni de cerca. Desde hacia ya un par de meses, su comportamiento habia degenerado en una espiral de celos, intrigas y pesimo caracter. Todo habia tenido comienzo con su expulsion de la universidad por pelearse con uno de los profesores. Sus padres lo habian echado de casa y habia tenido que mudarse con su tio, un ex convicto de muy mala reputacion, quien, en mi opinion, no le aportaba a Patrick nada bueno. Desde ese entonces mi novio habia cambiado drasticamente, ya casi no compartiamos nada y en las pocas ocasiones en las que estabamos juntos, solo se dedicaba a achacarme sus infortunios y a intentar hacerme sentir culpable por cosas que yo no hacia.

  • Un amor perfecto de Sandra Heys

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    Un matrimonio de conveniencia que dara lugar a un amor irresistible, un deseo irrefrenable y la felicidad para toda la vida.

  • Vida de este capitan de Alonso De Contreras

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    Los mejores libros jamas escritos.

  • El laberinto de Aragon, Diana C. Acosta de Diana C. Acosta

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  • La comunidad de Helene Flood

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    Me preguntas que cuando conoci a Jorgen. ?Te puedes creer que no me acuerdo? Debio de ser en el jardin o en la escalera o en el portal de casa, pero no lo recuerdo. Mi hijo habia nacido justo despues de la mudanza y habia sido prematuro. Eran tantas las consultas en el hospital, tantas las cosas que nos preocupaban… No lo digo por eludir el tema. Es la pura verdad. Sencillamente no me acuerdo. Pero si que me viene a la memoria la primera vez que lo vi. Tuvo que ser a principios de julio del ano en que nos mudamos. Lo puedo situar con precision porque fue pocos dias despues de adquirir el apartamento, una calurosa tarde de verano, cuando Asmund y yo aun viviamos en el viejo y ya no pude aguantarme mas: tenia que ir a ver la casa donde estaba a punto de empezar nuestra nueva vida. Ellos estaban sentados en la terraza del jardin cuando llegue. Ya sabes que el camino de la entrada pasa justo al lado. Los mire al cruzar, preparada para saludarlos, pero estaban comiendo en la mesa y ni siquiera me vieron. Eran cinco, y por lo visto buenos amigos. Yo estaba sola. Me encontraba en las ultimas semanas del embarazo, con una tripa enorme, y habia caminado a paso rapido, asi que estaba sudando muchisimo. Ademas, no los conocia. Me encerre en mi nuevo hogar. El apartamento estaba vacio. Los anteriores duenos se habian llevado sus cosas, pero habian quedado sus olores. No olia a nosotros, ?sabes a lo que me refiero? Cuando nos hicimos con el apartamento era como si hubiesemos comprado tambien un cierto estilo de vida, un espacio social, algo asi. Como si, por alguna razon, fueramos mas distinguidos que antes solo porque eramos los propietarios de esa casa, en esa direccion. Pero ahora que el apartamento se ha vaciado de su elegante mobiliario, ahora que mis pasos resuenan entre las paredes, desnudas y con agujeros de clavos, me asaltan las dudas. No encuentro otra manera de explicarlo: tengo la impresion de haberme disfrazado con unos zapatos demasiado grandes para mi. En la cocina, me acerque a la ventana y observe la terraza y a quienes estaban sentados alli. No abri la ventana aunque hacia calor. No se. Tal vez no queria importunarlos. Por lo visto habian terminado de cenar. Habia algunas botellas de vino en la mesa. Charlaban y yo oia sus voces pese a que las ventanas estaban cerradas; no lo que decian exactamente, pero si el tono. Fuera el tema que fuese, el debate parecia intenso, si bien el ambiente era bueno. De tanto en tanto rompian a reir, los cinco a coro. Eran tres hombres y dos mujeres. Reconoci a uno de los hombres: era un cineasta que habia realizado un polemico documental un par de anos atras. No recuerdo sobre que…, los refugiados, su integracion o algo asi. La prensa habia escrito mucho sobre ello. Tambien una de las mujeres me sonaba; tenia la impresion de haberla visto en la television. Sentados a uno de los lados largos de la mesa habia un hombre y una mujer que claramente eran pareja. El tenia el brazo apoyado en el respaldo de la silla de la mujer, y, en una de esas, cuando algo los hizo reir a todos, ella se volvio hacia el sonriendole y le retiro algo de la mejilla. Luego el movio el brazo y se lo puso en la parte baja de la espalda. La mujer se acerco hacia la mesa para decir algo. Llevaba el pelo largo, de un rojo intenso, recogido en una trenza espesa y bien atada, y al inclinarse hacia delante para hablar la trenza se le deslizo a un lado. Su marido, sentado junto a ella, la tomo con cuidado para recolocarla en su lugar. La mujer se volvio hacia el, consciente de que la tocaba, y siguio hablando sin dejar de sonreirle. Tal vez estaba contando algo que habian vivido juntos. El hombre me daba la espalda, de modo que no me resultaba facil verle el rostro, pero cuando miro hacia un lado pude apreciarlo. Era guapo, con el cabello ondulado tirando a gris. Pomulos prominentes y una sonrisa amplia y seductora que parecia usar a menudo. Le eche cuarenta y pico, quien sabe si ya rozaba los cincuenta. Era Jorgen. Aquella fue la primera vez que lo vi. Como no parecian advertir mi presencia, me quede alli y segui mirandolos: cinco amigos que hablaban de cosas importantes en torno a una mesa durante una noche de verano en un jardin de Kastanjesvingen. La mujer de la trenza se levanto. Cogio una bandeja vacia de la mesa y se dirigio hacia el camino que lleva al portal de la casa. A mitad de trayecto me vio. Era evidente que yo estaba ahi, de pie, en medio de la ventana. No es que estuviera fingiendo que no los observaba. Me habia quedado como fascinada, y no se me ocurrio que tendria que haberme apartado de alli. La mujer se detuvo para mirarme. Alce la mano en un gesto de saludo. La mujer no se movio. No me devolvio el saludo. No me sonrio, pero tampoco parecia molesta. Su expresion era casi neutra. Se quedo un instante ahi mirandome, solo un momento, luego siguio su camino. Desde donde estaba la oi abrir la puerta del portal. Me aleje apresuradamente de la ventana, avergonzada por haberlos estado observando con tanto descaro. Lo note en el estomago: me habia comportado de manera inapropiada. Me senti abochornada. El primer sabado Los arboles que me rodean son de hoja caduca, con copas enormes y ramas robustas, muy distintos a los abetos del bosque cercano a la casa donde creci. Y, sin embargo, se, a la manera en que saben los que suenan, que me encuentro en el bosque de mi ninez. Lo conozco bien: se lo facil que es desaparecer en su interior. Recorres senderos que conoces. De repente te sales del camino siguiendo el ruido de un ciervo o porque atisbas unos arandanos exuberantes un poco mas alla, y, al volver, todo ha cambiado. Mires donde mires, hay arboles oscuros y silenciosos, hileras y mas hileras, y ninguno se parece a los que ya conoces. En el sueno estoy buscando a alguien que ha desaparecido. Al principio no se de quien se trata. Luego caigo en la cuenta de que son mis hijos. !Lukas!, grito, y echo a correr. !Emma! Ante mi, el bosque se abre a un calvero. No es grande, como mucho cinco metros hasta que el bosque espeso empieza de nuevo, pero aqui el sol se cuela entre las copas; es un sitio luminoso y calido, en las laderas crece hierba joven. Me detengo. El lugar es hermoso, pero algo no encaja. Siento un nudo en la garganta y me cuesta respirar. Algo espantoso ha sucedido. En el salon hace frio por las mananas. Cierro a mis espaldas la puerta del dormitorio con sigilo: no quiero despertar a los demas. En la luz sin relieves de la manana, el salon me resulta desconocido. Tal vez mi cuerpo aun este sumido en la pesadilla, porque los muebles parecen enormes y severos. Los estantes parecen cerrados y la mesita del cafe, desacostumbradamente pulcra. Mis pies absorben el frio del suelo. Junto a la entrada encuentro mis zapatillas. Me las calzo y voy a la cocina. Tambien aqui me sorprende la pulcritud. Anoche Asmund y yo compartimos una botella de vino mientras veiamos una pelicula bastante mala, aunque quien sabe si luego mejoro algo. Me entro sueno y me fui a la cama a media pelicula. Asmund debio de limpiar cuando acabo. La luz roja del lavavajillas me dice que el programa ha terminado, de modo que, por una vez, se acordaria de ponerlo en marcha antes de acostarse. Me apoyo en la encimera de la cocina. Este espacio es el principal argumento en la venta de nuestro apartamento. Fue aqui donde se tomo la fotografia que ocupaba por entero la primera pagina del folleto que nos mostraron en nuestra primera visita. La cocina es grande y luminosa, y mientras que el resto de las ventanas dan o bien a un muro lleno de vegetacion que se levanta detras de la casa, o bien al edificio de al lado, las de la cocina se asoman al jardin. Para aprovechar mas la luz, el arquitecto que diseno el edificio alla por los anos cincuenta hizo de esta pared una larga sucesion de ventanas. Hemos colocado la mesa de la cocina justo delante, de modo que, cuando nos sentamos ahi, podemos ver el pequeno jardin entero: la terraza con sus muebles de exterior, el anoso manzano, la hilera de buzones y la valla de listones blancos. Mas alla se extiende Kastanjesvingen, la calle sin salida que termina en una rotonda a unos cuarenta metros de nuestra puerta. Al otro lado de la calle hay casas unifamiliares; algunas de ellas datan de la decada de los cincuenta, como nuestro edificio de cuatro apartamentos, pero otras son mas recientes. Y mas alla de esas casas se alza Bakkehaugen, la colina que nos separa del centro de la ciudad. Y, aunque no pueda verla desde las ventanas de la cocina, saber que la ciudad esta justo ahi detras me produce una calida sensacion de hogar. Pensar que vivimos asi, en una apacible calle cerrada, pero con la ciudad tan a mano que casi se puede tocar. Me siento. Estoy en silencio, a la escucha. ?Hay alguien despierto ahi arriba? ?Se mueve? ?Los ruidos que oigo provienen de el? Es demasiado pronto, eso si que lo se. Puede que sea yo la unica que no duerme en toda la casa. Con todo, el silencio no es total. Las paredes no estan bien aisladas; se oyen incluso vientos moderados, las ramas del castano cuando chocan contra la ventana del salon, el crujido de los tablones cuando algun vecino camina. Todavia tengo sueno y me desperezo. Anoche me dormi profundamente. No he oido a Lukas subirse a nuestra cama. Me he despertado a oscuras y asustada por la pesadilla; al abrir los ojos, he visto su cabello revuelto, su manita cerca de la mia, los deditos con mugre bajo las unas y una tirita verde que le cubria una herida invisible en el dedo indice. He sentido un alivio enorme despues del sueno. Alli estaba el. Todo estaba bien. Le he revuelto el pelo. ?A que hora habra entrado en la habitacion? Al otro lado de la calle veo a Rikard Hoffmo salir de su casa marron. Se detiene en los escalones de la entrada y mira a su alrededor como un terrateniente que vigila sus dominios. Tiene los brazos en jarras, las manos a cada lado de su voluminosa barriga. Se estira, lleva las caderas a un lado y luego al otro; la barriga le cuelga y se balancea por encima de la cintura. Se prepara para salir a correr, pues el es asi: ya ha cumplido los setenta y va a correr dos veces por semana, haga el tiempo que haga. Su conjunto deportivo azul, con una tira blanca en cada pierna, es un superviviente de los anos setenta, lo que le confiere un aspecto si cabe aun mas comico. Pero Hoffmo tiene algo, una especie de autoridad natural, que te quita las ganas de encontrarlo risible. Nos llevamos bien, el y yo. <> Nos llamamos por el apellido a modo de broma. Ahora se dobla hacia delante. Toca el suelo. Es agil para un hombre de su edad y corpulencia. Vuelve a erguirse, hace un estiramiento y ya esta listo para correr. Levanto la mano para saludarlo desde la ventana, pero no me ve. Oigo pisadas de nino antes de que Lukas entre en la cocina, con esos piececitos veloces que golpean en el suelo. Se agarra a mi y se me sube al regazo. Me apoya la cabeza en el hombro y cierra los ojos. Seria perfectamente capaz de quedarse alli dormido; es capaz de dormirse donde sea. Una parte de mi quisiera que lo hiciera y pasar el tiempo asi, sentada en paz con el nino adormilado encima. --Lukas --le digo--, ?esta noche has entrado tu solito a nuestro cuarto? Abre los ojos y me mira. --Si. Pero no es una afirmacion, sino mas bien una pregunta. ?Si? ?Yo hice eso? --Es que no te he oido entrar --le comento. No considera que esto merezca respuesta. Apoya de nuevo la cabeza en mi hombro y cierra los ojos. Respiro hondo, atenta a senales de vida en el apartamento de arriba. Lukas abre de nuevo los ojos. --Mami, ?podemos buscar mi tiranosaurio grande? Me levanto y veo a Hoffmo correr con pasos cortos y ligeros por el camino de acceso a su garaje. Se apoya en el porton y me ve. Alza la mano para saludarme y le devuelvo el saludo con un gesto militar en honor a su hazana deportiva, lo que le produce una risa que sacude en oleadas su voluminosa humanidad. Despues de desayunar, hacemos las camas y nos preparamos para un dia que se presenta de lo mas ajetreado. Ya hace tiempo que lo hemos planificado todo. Ahora solo falta poner los planes en marcha. Asi seran nuestros fines de semana hasta diciembre. A veces pienso que somos hamsteres en una rueda, de camino a una cita para luego acudir a la siguiente, en una cuesta arriba que no termina jamas. Hace algunos anos fantaseaba con la idea de poner la casa en alquiler, retirar nuestros ahorros del banco y comprar cuatro billetes para volar a Vietnam. Vivir alli de un hotelito que tendriamos junto a la playa. Vivir en el ahora. Disponer de tiempo para nosotros, para los ninos. Ver los dias pasar. No vivir contra reloj, cumpliendo tareas y terminandolo todo antes de desplomarnos en la cama para recuperar fuerzas y empezar de nuevo al dia siguiente. No. Yo quiero vivir. De verdad. Una vida autentica, en contacto con la naturaleza. Hoy ya no pienso asi. En la playa de Vietnam habrian pasado otras cosas: nos habria preocupado la rentabilidad del hotel; a los huespedes les habria molestado esto o aquello; habriamos sufrido inundaciones y temporadas de sequia; las tuberias estarian deterioradas por los anos y resultaria demasiado caro reemplazarlas. Y asi sucesivamente. Asmund rescata una camiseta de entre la ropa que se amontona en un rincon. Mientras hago la cama le hablo de mi sueno, aunque ya no logro recordar los detalles: estaba buscando algo y tenia miedo. --Debo de haber dormido profundamente --le digo--, porque Lukas entro en el cuarto y se acosto entre los dos sin que me despertara. --Tenemos que quitarle esa costumbre --comenta Asmund mientras se ajusta el reloj a la muneca--. Ya es lo bastante mayor como para dormir solo. --Solo tiene cuatro anos --replico. --A los cuatro anos Emma dormia toda la noche en su cama --senala Asmund--. Y eso de dormir de dia…, de verdad que eso tiene que acabar, Rikke. Ya es muy mayor para necesitar una siesta por las mananas. --Claro --contesto sin ganas de seguir discutiendo. Lukas es mi nino de la suerte. Nacio dos meses antes de tiempo. Estabamos mudandonos al apartamento cuando llego. Yo estaba sacando tazas y abriendo cajas cuando un dolor muy agudo se me extendio por el estomago y la espalda. No se donde estaba Asmund, probablemente trayendo muebles nuevos. Emma se hallaba en casa de la abuela. Yo me encontraba delante de los armarios vacios de la cocina y pense: ?Me habre pasado? ?Habre hecho demasiados esfuerzos? ?Deberia sentarme un rato? Llegue al hospital ya casi de parto. Llame a Asmund mientras esperaba al taxi. Se precipito al coche y llego al hospital justo a tiempo. Se llevaron al nino en cuanto nacio: tenian que hacerle pruebas, medirlo, pesarlo. El tiempo era oro y algo de informacion debio de perderse en medio de aquel frenesi, o puede que me extraviara en las brumas del parto, porque no entendia la situacion, porque no sabia como estaba el nino. ?Estaba vivo o no? Solo sabia que se lo habian llevado. Me volvi hacia Asmund: --?Hemos vuelto a ser padres? Asmund estaba llorando, pues el es asi, no lo puede evitar, se le saltan las lagrimas en bodas y bautizos. Entro una doctora, ceno fruncido y labios apretados, y yo al verla asi pense: El nino ha muerto. Senti el miedo primero como un golpe en el estomago, pero luego se extendio por los brazos y las piernas, se apodero de todo mi cuerpo. Ni la doctora ni Asmund se dieron cuenta, pero en los segundos que pasaron antes de que nos dijera que todo estaba bien, que el nino era pequeno pero fuerte, que habria que hacer un monton de pruebas, que tal vez resultase necesario realizar un seguimiento en el hospital, pero que todo saldria bien…, durante esos segundos estuve segura de que lo habia perdido. Era mi realidad. Y luego, al caer en la cuenta de que no lo habia perdido, probablemente, mi alivio fue tan grande que todo lo demas, el riesgo de asma y de TDAH, o los posibles problemas pulmonares, no me preocupo lo mas minimo. He vuelto a ese momento una y otra vez. Aun lo hago. Mi nino de la suerte. De una forma u otra es un premio. Lo habia perdido. Lo recupere. --Ya estoy --dice Asmund. Va vestido de ciclista, conjunto negro con rayas amarillas. Mientras yo llevo a Emma al teatro del colegio, y desde ahi ire a un cafe donde he quedado con mi hermana, el se llevara a Lukas de paseo a Baerum para que vea a amigos. Claro, va con la bici electrica, pero vestido como si fuese a correr un maraton. Ha engordado algo en estos ultimos anos. No tiene nada de extrano, estas cosas pasan. Sus amigos tambien han cogido peso. Algo les ha ocurrido mediada la treintena. Algo que ha dejado huellas fisicas. --?Que pasa? --me pregunta. --?Que pasa de que? --?Que me miras? Sonrio. --Tu atuendo --le contesto. --Ya. Eso. ?Me aprieta? ?Me queda muy justo? --No, para nada. Se ve muy profesional. Me hace un guino. --El Tour de Tasen, carino --dice mientras va al salon. Lo oigo alzar a Lukas en alto y soltar un rugido. Lukas se rie. La culpa me raja el estomago, rapida y dolorosa. Alla va. El padre de mis hijos, el hombre al que prometi amar y honrar. Termino de hacer la cama y recojo la ropa sucia del suelo. Arriba el silencio sigue siendo total.

  • Un dia mas sin ti, Pat Casala de Pat Casala

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    Julia y Zack estaban destinados a estar juntos aunque lo suyo fuera un amor lleno de obstaculos. Les separan once anos, ella es la hija menor de edad del General de la base donde viven y el un Capitan de la Fuerza Aerea incapaz de saltarse las reglas por mucho que su corazon sufra con sus decisiones. Pero a veces amar es suficiente y ella lucho con todas sus fuerzas por demostrarlo.
    Hasta esa manana.
    Zack esta roto, no se puede creer ese final ni esta dispuesto a aceptarlo. Entra en su casa con la firme determinacion de vengarse, no descansara hasta encontrarle porque sin Julia su vida esta acabada. Su historia no puede acabar asi despues de todos los obstaculos a los que se han enfrentado para estar juntos.
    Escucha un sonido en la cocina. Esta tan desesperado por verla acurrucada en su sofa con su enorme sonrisa… ?Acaso su mente le traiciona?

  • Cuando nos prohibieron ser mujeres .y os persiguieron por ser hombres de Alicia Rubio

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    El ser humano es una mezcla indisoluble de biologia y cultura. Por eso nuestra felicidad depende, en gran medida, del equilibrio entre ambas naturalezas, que avanzan hacia objetivos diferentes aunque no contrapuestos.

  • Las intrigas de la fama 3 de Mercedes Franco

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    Carolina decide irse de viaje ayudada por Gustavo Cortez y una persona inesperada, ella logra ganar un importante papel en una pelicula internacional.

  • Emperadores y barbaros de Peter Heather

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    Peter Heather, autor de La caida del Imperio romano, nos propone una vision innovadora de la historia de los barbaros. Basandose en los nuevos hallazgos de la arqueologia, combate el topico de una Europa dividida en la antiguedad entre un Imperio romano prospero y cultivado y unos espacios habitados por tribus de barbaros pobres e incivilizados.

  • Duelo de Eduardo Halfon

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    En este nuevo libro del proyecto literario de Eduardo Halfon, el autor guatemalteco, siempre indagando en los mecanismos de la construccion de la identidad, se sumerge en aquellos que se originan en las relaciones fraternales: duelo como combate que se inicia con el nacimiento de un hermano y duelo tambien como luto por su muerte. Una novela profunda y emotiva que acrecienta la reputacion del autor.

  • De Prada a Prana de Maria Jose Marrufo

    https://gigalibros.com/de-prada-a-prana.html

    La autora te invita a unirte a un viaje de aventuras, en donde te comparte su transicion de ser una chica superficial y vacia a emprender un camino en el despertar espiritual para cambiar su vida positivamente.Te proporciona las herramientas que le ayudaron a trabajar a nivel personal para de esta forma vivir una vida mas plena, llena de armonia y amor. Ademas te comparte una serie de ejercicios de re programacion, para borrar viejas memorias atoradas en el subconsciente, meditaciones, dietas des-intoxicantes y multiples aventuras de una forma muy simpatica, acerca de su camino por este recorrido, que te haran como a ella, tomar las riendas de tu vida y crear una realidad de tanta satisfaccion, que no necesitaras mas buscar la felicidad fuera de ti, pues sabras que esta y siempre estuvo dentro de ti.

  • Detras de tu mirada de Adriana Rubens

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  • Lazos de amistad de Susan Mallery

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    Despues de cinco anos desempenando la labor de ama de casa, Gabby Schaefer estaba deseando volver al trabajo. Pero cuando sus planes se vinieron abajo por una impactante noticia y las demoledoras expectativas de su marido, Gabby tuvo que luchar por el derecho a tener una vida propia.

  • Esclava de sangre de Laura Lago

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    Los talentos para la arquitectura del Gran Duque Danes Christopher Vita, y unos contactos algo envidiables, le otorgan la oportunidad de oro de viajar a Paris, Francia, para formar parte de la historia junto al equipo de trabajo de Eiffel & Co., llevando consigo a su unica hija, Beatrice Vita; una chica angelical con sus ojos azules y rulos dorados que encajan perfectamente con sus dotes de mujer. Con una vision que difiere de la norma establecida por la sociedad de aquel entonces, esta deseosa de formarse una carrera como escritora de poesia, y decidida a dejar los frenos de vuelta en su pais natal, Dinamarca.

  • Planes de Boda de Sophie Saint Rose

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    Emma Emerson despues de salir a toda prisa de su pueblo natal en Texas, tiene que lidiar con su nuevo jefe. Malhumorado y sin sentido del humor, Kaine la vuelve loca. Literalmente. Asi que decide con su futura suegra que tiene que casarse con el.