• si te preguntan por mi libro - Manoli Rodriguez Valerio

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    Apenas un mes despues de la muerte del propietario del hotel donde trabaja Jana, su vida empezara a dar giros inesperados. Recibir las cartas de su supuesto padre, el cual nunca conocio y lidiar con el nuevo propietario del hotel, el hijo del difunto dueno, hara de su vida un rompecabezas. No tardara nada en enamorarse de ese joven tosco aleman, mientras a su vez sigue recibiendo cartas que no desvelan la identidad de su progenitor, donde le explica la triste historia con su madre, la prepara para la verdad. Jana anda tan sumamente enamorada del misterioso joven, que no es capaz de atar cabos y entender que esta pasando… De nuevo tendra que enfrentarse a dos verdades a la vez, quien es ese joven y sobretodo, quien es su padre.

  • Si te preguntan por mí Versión Kindle - Amazon

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    Primer libro q leo tuyo Manoli y quede encantada.. Espero q no sea el último... Lo leí de un tirón 3h me a durado y me a encantado.. Sigue así! Leer más.

  • Si te preguntan por mí Tapa blanda – 17 enero 2018 - Amazon

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    Si te preguntan por mí : Rodríguez Valerio, Manoli: Amazon.es: Libros.

  • SI PREGUNTAN POR MÍ | J. R. BARAT | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libro-si-preguntan-por-mi/9788418818202/12386152

    El libro SI PREGUNTAN POR MÍ de J. R. BARAT en Casa del Libro: ¡descubre las ... Su obra poetica está compuesta, entre otros, por los siguientes libros: La ...

  • Reseña #136: Si te preguntan por mí, de Manoli Rodríguez

    http://viajandoaotrosmundos.blogspot.com/2018/07/resena-136-si-te-preguntan-por-mi-de.html

    23 jul 2018 — Pero antes de empezar a dar detalles sobre el libro, me gustaría contaros que podéis conseguir un ejemplar en digital de forma gratuita gracias ...

  • Cómo maquetar un libro (en Word) de forma profesional

    https://autoeditate.com/como-maquetar-libro/

    23 ago 2017 — Aunque las editoriales utilizan programas específicos como Indesign, si dispones de Word o de OpenOffice te aseguro que no necesitas nada más ...

  • Firmar un libro no es fácil - Clavoardiendo Magazine

    https://clavoardiendo-magazine.com/columnas-series/gente-extrana/firmar-libro-no-facil/

    5 dic 2016 — Uno no siente lo mismo cuando le dedican un libro poniendo “te deseo lo ... Los hay que preguntan por tu nombre y cómo deseas que te lo ...

  • Amazon Kindle: 21 trucos y consejos (y algún extra) para ...

    https://www.xataka.com/basics/amazon-kindle-trucos-consejos-algun-extra-para-exprimir-tu-lector-libros-digitales

    27 ene 2019 — Vamos a tener de todo, desde el cómo comprar libros electrónicos gratis hasta ... Ahora verás una pantalla donde te preguntan si quieres ...

  • Las voces de Carol de Clara Penalver

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  • La espada del diablo de Mariano F. Urresti

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    La luz de las velas proyectaba la gigantesca sombra del monarca sobre la tienda de campana. Pedro II de Aragon caminaba alrededor de los dos gruesos tendales, los postes que sostenian aquella fabrica de telas y brocados donde se alojaba. Desde los extremos superiores de los fornidos maderos coronados por una pieza de cuero partia un haz de cuerdas clavadas en la tierra mediante estacas, y sobre ellas se disponian las lonas y alabes que hacian las veces de paredes y puertas. Los dos metros de altura del aragones parecian ser cuatro gracias al juego de sombras que provocaban las parpadeantes llamas, y la fiera expresion de su rostro, que tanto espanto habia provocado a los infieles un ano antes en la batalla de las Navas de Tolosa, hubiera acobardado al mas templado en aquel claroscuro. El monarca evidenciaba su irritacion por aquel retraso; y es que el no estaba acostumbrado a esperar, y menos a una mujer. Un grunido escapo a traves de su poblado bigote, y sobre sus cabellos, largos y enmaranados, resbalo por un instante la luz dorada de las velas. En el exterior de la tienda se escuchaban las voces de los soldados, el piafar de los caballos y el miedo, porque el miedo habla en voz alta con los hombres en la vispera de una batalla. Pedro II escupio al suelo de tierra y paja seca. El aire olia a cera quemada, sudor, estiercol, arena y vinagre, con el que los hombres limpiaban sus cotas de malla. Y a orines viejos, a cuerpos sucios y a tierra humeda. El monarca reanudo su ir y venir por la tienda dando enormes zancadas. Tenia treinta y cinco anos y estaba viudo. Su esposa, Maria de Montpellier, habia fallecido meses antes, pero no la echaba de menos. En realidad, de no haber sido porque el papa se opuso a ello, se hubiera divorciado de aquella mujer que a punto estuvo de no cumplir con su deber de darle un heredero. Y aunque al final pario a su hijo Jaime, el monarca necesitaba muchas mujeres para saciar su sed de sexo, y justamente ese era el motivo de su impaciencia y malhumor aquella noche. --?Donde se ha metido esa dama? --bramo. Dos arrugas verticales atravesaron su ceno. Sin embargo, nadie respondio, porque el rey estaba solo en su tienda. Minutos antes habia ordenado salir a todo el mundo. Los condes de Tolosa, de Foix y de Cominges se vieron arrojados al exterior de un modo que juzgaron humillante, pero no se atrevieron a levantar la voz ante el iracundo monarca a quien habian jurado vasallaje y a cuya fortaleza militar habian apostado su propia supervivencia y la de su gente, muchos de ellos entregados a la fe catara. Pero al soberano aragones los cataros y sus ideas religiosas le traian sin cuidado. Si estaba alli, en el bello y ansiado Languedoc, no era por una guerra de credos, sino para lograr que Aragon reinara al fin al otro lado de los Pirineos. Ademas, los occitanos le enervaban. Todo en ellos era diferente: su lengua, mas parecida a la catalana que a la francesa; su peculiar cultura, que incluia la presencia de trovadores en los castillos --algo que Pedro consideraba un sintoma de la propia debilidad de una nobleza--, o aquel peculiar compendio de virtudes religiosas, morales y sociales por el que se regian y al que denominaban paratge. Aquellas gentes extranas hablaban de cristianismo, pero no eran catolicos; al mismo tiempo, brindaban por el disfrute de la vida y eran excesivamente corteses para el gusto del aragones. En cuanto al orgullo del que hacian gala, el rey lo ridiculizaba cuando hablaba con los condes recordandoles su incapacidad para formar un ejercito unico, solido y capaz de enfrentarse a los soldados del papa y del rey frances. La causa principal de aquella debilidad militar era la existencia de una constelacion de pequenos senores feudales debido a que en aquellas tierras no imperaba la costumbre del mayorazgo, de manera que al no heredar el feudo el primogenito, las haciendas se subdividian y enflaquecian de ese modo sus fuerzas. En resumen, aquella gente vivia lejos de lo que un rey como el, aguerrido y virtuoso en la batalla, consideraba principios morales. Y, para colmo, los occitanos eran indisciplinados y carentes de virtudes militares. Aquella misma manana, sin que el hubiera autorizado semejante aventura, los milicianos procedentes de Tolosa se habian lanzado a la toma de la ciudad y fortaleza de Muret, frente a la cual todos estaban acampados. Aquel ataque, contraviniendo su voluntad, habia puesto en grave riesgo la estrategia que el habia disenado para derrotar definitivamente a Simon de Montfort. El rey se detuvo de nuevo y sintio como la sangre le hervia en la entrepierna y en el pecho. La primera se saciaria en breve, se consolo, pero la ira que habia provocado aquel ataque no consentido no se aplacaria facilmente. ?Como hacer entender a aquellos estupidos occitanos que el objetivo no era vencer a los defensores de Muret, sino acabar con el maldito Simon de Montfort de una vez por todas? --?Donde se ha metido? --gruno de nuevo y, colerico, levanto uno de los alabes de lona que cerraban la tienda a modo de puerta. Los soldados que custodiaban la entrada se envararon, pero el rey los ignoro. Sus ojos negros se achicaron buscando entre la oscuridad salpicada de antorchas del campamento a la mujer que aguardaba, Azalais de Boissezon, esposa de uno de aquellos faidits, como se llamaba a los senores occitanos que habian perdido hacienda y posicion por el empuje de los soldados del papa en aquella guerra. El rey habia quedado prendado de aquella belleza morena desde el mismo instante en que la vio, tiempo atras. Y ahora el destino la ponia a su alcance, puesto que era una de las damas que habian visitado a sus maridos antes de la batalla. Al verla en el campamento, el rey le hizo llegar una ardorosa carta en la que le ordenaba, mas que solicitaba, un encuentro en su tienda aquella misma noche, sin preocuparle lo mas minimo la presencia del esposo de Azalais. La amaria hasta el amanecer, rubricaba el gigantesco aragones al final del billete. Pero Azalais se retrasaba. Los guardias miraban al frente y el rey paso entre ellos olvidando durante unos segundos a la dama de sus anhelos. Contemplo en silencio la ciudad amurallada de Muret y se prometio que al dia siguiente seria suya. Tras sus muros, juro, no habria sino enemigos muertos o derrotados. --Mi senor. --La voz joven de una mujer le saco de sus pensamientos, y el rey se giro dejando a su espalda Muret--. Mi senor, traigo una nota de la dama Azalais de Boissezon, a quien tengo el honor de servir. Pedro II arrebato el papel de las manos de la joven sin ceremonia ni palabra alguna. La muchacha, paralizada por el temor, se palpo instintivamente su abultado vientre. En un mes, pariria. El rey entro en su tienda y leyo la nota a la luz de las velas. Cuatro lineas le habia escrito la dama Azalais. En las dos primeras, elogiaba el valor del monarca y expresaba su rubor por el interes del aragones hacia su persona; en las dos ultimas, declinaba la invitacion de visitar su lecho, pues su esposo le habia ordenado retirarse, junto a las mujeres de otros caballeros y senores, a alguna de las fortalezas cataras que aun podian conceder cierta seguridad. El monarca estrujo la nota entre sus poderosos dedos y, furioso, levanto el alabe y salio al exterior. Necesitaba respirar el aire frio de la noche. Por un instante, penso en dar muerte al incomodo esposo, pero comprendio que aquella decision lo enemistaria irremediablemente con el conde de Tolosa y con los demas nobles occitanos. --!Por todos los diablos! ?Es que esta gente no respeta nada? --grito. Los soldados mas proximos se estremecieron y procuraron desviar la mirada. El rey bufo una vez mas y miro a su alrededor con los ojos extraviados. Y de pronto, reparo en la joven mensajera y, por primera vez, poso sus ojos en su abultado vientre. Pero tambien admiro sus jugosos labios, su cabello rubio y su piel blanca. No debia tener aun veinte anos, presumio. Y asi agoto el monarca el ultimo pensamiento racional de aquella jornada. --?Como os llamais? --Ysabela, mi senor --respondio con un hilo de voz la muchacha. Y quiso anadir algo mas--: Soy dama de compania de... --No preciso saber nada mas de ti --atajo el rey--. Esta noche, solo me serviras a mi. Los ojos claros de Ysabela se encharcaron y volvio a palpar su vientre antes de que el aragones le rasgara el vestido con sus dedos de oso. Simon contemplo desde la torre Prima del castillo de Muret el mar de tiendas de campana de sus enemigos. Cientos de antorchas alumbraban el campamento dando forma a un inquietante ejercito titilante. Las tiendas de los aragoneses y occitanos se extendian como una plaga a tres kilometros al noroeste de la ciudad, y aun mas cerca, entre el arroyo Saudrune y una zona pantanosa proxima, podia divisar el campamento de los milicianos tolosanos. Sus ojos verdes se cerraron, pero no con pesar, sino con esperanza. Dos noches antes, mientras estaban en Fanjeaux, su esposa, Alix de Montmorency, habia tenido un sueno terrible. En la pesadilla, un torrente de sangre manaba de sus brazos, y Alix desperto angustiada. Llorosa y con voz entrecortada, le explico lo sucedido. --Hablais como una mujer --respondio Simon a los lamentos de su mujer, que le suplicaba no acudir al combate--. ?Creeis que doy fe a los augurios como hacen los aragoneses o esos herejes occitanos? Si yo hubiera sonado que iba a morir en la batalla, iria a ella aun mas seguro para burlarme de esos malos cristianos que dirige el rey Pedro --anadio rubricando sus palabras con un poderoso punetazo sobre la cama de nogal, que temblo como una hoja. Hacia tiempo que Simon de Montfort sospechaba que el rey Pedro II de Aragon cruzaria los Pirineos para alinearse con los condes cataros, y por ello habia salido de Carcasona dispuesto a ir al encuentro del aragones. Al mismo tiempo, ordeno a su hijo Amaury partir desde Cominges para encontrarse con el. Sus sospechas se confirmaron poco despues, cuando un correo llegado desde Muret le advirtio de la presencia de un formidable ejercito acampado frente a esa ciudad. En Muret no habia ni hombres ni viveres suficientes para resistir un asedio mientras llegaban refuerzos. No obstante, se encomendo a Dios y, aunque aun lo separaban sesenta kilometros de Muret, ordeno a sus hombres avanzar hasta la abadia cisterciense de Boulbonne, donde se detuvo para rezar. --!Oh, Senor! Tu me has elegido, pese a mi indignidad, para tus combates --murmuro en la soledad de la iglesia, rodilla en tierra, tras depositar su espada sobre el altar. A continuacion, se concedio unos segundos de introspeccion durante los cuales creyo escuchar dentro de si una voz reconfortante. Despues, recogio su espada, y anadio--: De tu altar recibo hoy de ti mis armas para que en el momento de la batalla estes a mi lado. Cuando salio de la iglesia, sus hombres lo miraron como si contemplaran a un profeta. Todos lo conocian ya como el conde de Cristo. De pronto, entre todos ellos se abrio paso un clerigo que dijo ser sacristan de la abadia de SaintAntonin de Pamiers y llamarse Maurin de Montlaur. --Mi senor, teneis poca gente en comparacion con vuestros enemigos --advirtio el enjuto hombre de Dios--. He visto su campamento, y entre ellos esta el rey de Aragon, hombre muy experto en la guerra. Junto a el estan los ejercitos de los condes de Tolosa, Raimundo VI, de Cominges, Bernardo IV, y el de Foix, Raimundo Roger. Simon escucho al sacristan imperturbable, y cuando el de Pamiers concluyo, se limito a sacar de su limosnera una carta y se la entrego a su informador. Desconcertado, el clerigo leyo su contenido y descubrio que habia sido escrita por el rey aragones y dirigida a la dama Azalais de Boissezon. En la nota, Pedro hablaba de amor y sexo del modo mas desvergonzado. --?Que quereis decir con esto, mi senor? --pregunto el sacristan, perplejo. --?Que que quiero decir? --trono Montfort. Su enorme corpachon ensombrecio al canijo capellan--. ?Aun lo preguntais? --Agarro por los habitos al clerigo y lo zarandeo como a un muneco, evidenciando su fuerza herculea--. ?Que clase de fe teneis vos? ?No veis acaso que Dios me envia una senal? ?No veis que Dios dispuso lo necesario para que nos hicieramos con esa carta? No temo a un rey que en lugar de cuidar del negocio de Dios viene a la batalla para fornicar con una mujer. A continuacion, empujo al sacristan apartandolo de su camino, monto sobre su imponente caballo blanco y ordeno a los suyos partir rumbo a Saverdum, adonde llegaron al atardecer. Al dia siguiente, atravesaron un arroyo que desembocaba en el rio Aure y dejaron atras las colinas de Terrefort. Estaban a pocos kilometros de Muret, y todos aguardaban el inminente ataque que, presumian, ordenaria el rey de Aragon para evitar que llegaran a la ciudad. Pero, para su sorpresa, la emboscada nunca se produjo y llegaron al pie de las murallas rojizas de Muret sin sobresaltos. Envalentonados, sus hombres propusieron cruzar de inmediato el puente sobre el rio Garona y cargar contra el enemigo acampado, pero Simon les disuadio de ello. --Estamos cansados, y ellos frescos --dijo aun sin descender de su montura, y girandose contemplo el inmenso campamento, cuya extension era superior a la de la propia ciudad de Muret--. Dejemosles que sigan creyendose superiores solo porque lo sean en numero. A continuacion, entraron en la ciudad por la Puerta de Salas, atravesaron el Mercadal, la enorme plaza que era el corazon de la ciudad, y mientras sus hombres se instalaron en la Villa Nova, el se traslado al Castillo Viejo, desde lo alto del cual contemplaba en aquel momento el mar de hogueras y antorchas de sus enemigos. --?Por que nos han permitido entrar en Muret? --murmuro para si. Se habia hecho aquella pregunta mil veces a lo largo del camino. Una rafaga de viento removio la barba y el cabello, salpicados de canas, de aquel hombre cuya mano creia guiada por Dios. De pronto, se sintio demasiado lejos de su hogar, y viejo. Estaba en la cincuentena, y se pregunto si regresaria a su casa antes de morir. Era de origen franco-normando, y su linaje hundia sus raices en Montfor-l'Amaury, al oeste de la Isla de Francia. Sin embargo, desde hacia cinco anos, cada primavera y cada verano, habia entregado su vida a imponer la verdadera fe en aquellas tierras, erradicando de raiz la herejia. --!Cinco anos! !Que rapido se escapa el tiempo! --murmuro. El 10 de marzo de 1208, el papa Inocencio III habia convocado una cruzada contra los occitanos, deseoso de extirpar la herejia catara de aquellas tierras. El asesinato en Sant Geli un ano antes de su legado, de fray Pierre de Castelanau, a manos de un soldado al servicio del conde de Tolosa, le sirvio en bandeja la excusa necesaria para tomar una decision como aquella, sin precedentes: !una cruzada contra otros cristianos! Voluntarios de Normandia, Champana, Anjou, Flandes o Picardia acudieron a la llamada del pontifice. Muchos eran pecadores que ansiaban el perdon de sus faltas; otros, salivaban imaginandose ya senores de las ricas tierras del sur, y otros encontraron en aquella cruzada el modo de evitar cumplir su promesa de acudir a Tierra Santa para combatir al infiel. Y de entre todos aquellos senores, Simon de Montfort fue elegido como brazo armado del pontifice, aunque fuera Arnaud Amaury, legado papal y abad de Citeaux, quien capitaneara a aquella gigantesca hueste. --!Malnacidos! --escupio con la mirada clavada en el campamento aragones y occitano. Si hasta entonces ningun cataro habia logrado derrotarle, ?por que iba a ser diferente al dia siguiente?, penso. Las aguas del rio Louge, que discurrian mansas a los pies del castillo, le parecieron de pronto siniestras. El rio Garona abrigaba la fortaleza por el lado opuesto. Un foso inundado por las aguas de ambos rios aislaba el Castillo Viejo de la Villa Nueva de Muret, aunque un puente levadizo permitia la comunicacion entre ambos. Desde su atalaya, Simon podia contemplar a su derecha el puente de Sant Serni, que permitia abandonar la fortaleza hacia el este, donde estaban acampados los voluntarios occitanos. El castillo se erguia, orgulloso, aranando el cielo negro con sus cinco torres. La de Lissac tenia mas de treinta metros de altura, y vigilaba el rio Garona; la del homenaje, o de Loja, superaba los cuarenta metros de alto, y se alzaba sobre el vertice en el que se abrazaban las aguas de los dos rios que rodeaban la fortaleza. Simon se encontraba en la torre de Prima, y a su espalda se alzaba la torre de Dantin. La quinta torre defendia el puente levadizo que unia el castillo con la ciudad, y las cinco se enlazaban por muros de quince metros de altura y tres metros de anchura. Simon contemplo el paseo de ronda que rodeaba las murallas de aquella fortaleza de mas de cinco mil metros cuadrados y, a pesar de ello, se sintio indefenso. --Si nos quedamos aqui, moriremos --penso. Entonces, alzo la mirada al cielo y pidio ayuda a Dios; el mismo Dios en nombre del cual habia matado, mutilado y torturado a mujeres, ninos y ancianos desde que estaba en aquella maldita tierra de herejes. El sol salio poco antes de las siete y media de la manana. Era jueves 13 de septiembre; un buen dia para matar a Montfort, penso el rey Pedro al despertar. En el suelo, hecha un ovillo, permanecia Ysabela. La muchacha tenia los ojos enrojecidos por el llanto, las nalgas enrojecidas por los azotes, los pechos enrojecidos por los mordiscos del monarca, el cuerpo molido tras sentir el gigantesco corpachon del aragones en todas las posturas que el deseo durante aquella interminable noche, y el alma en los huesos. Por un instante, parecio que el rey se apiadaba de ella pero el brillo en sus ojos nada tenia que ver con la piedad. Pedro se levanto del jergon, puso sus pies en el suelo cubierto de paja, y acerco su virilidad a la boca de la joven. La muchacha comprendio, mientras las lagrimas caian por sus mejillas. Minutos despues, el rey se aparto de ella.

  • Tu eres el lugar al que siempre quiero volver de Ana Martin Mendez

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    < tenia un buen trabajo -escaparatista de tiendas de lujo-, un buen sueldo y buenos amigos. Es decir, que yo me sentia a gusto con mi persona y con mi vida, siempre convencida de que los dias son mas que horas; tambien son la sonrisa de un desconocido que te pone a ti otra en el alma -hasta en el lunes mas aciago- o un viaje inesperado que te hace no solo descubrir un sitio, sino tu lugar en el mundo. Desgraciadamente, hubo un dia en que esa situacion y sensacion cambio. ?Y que fue lo que paso? Que me enamore>>.

  • Somos Tentacion (Suenos y Pecados 3) de C. H. Dugmor

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    Ella renuncio a su realidad para ir tras sus suenos. El fue victima de una pasion clandestina que lo arrastro al borde de la locura. Cuando creian que todo era felicidad, aun les quedaba una prueba por enfrentar. Fantasmas del pasado regresaran para enturbiarlo todo y hacerlos caer en la tentacion.
    Mas romance… Mas pasion… Mas suenos… Mas pecados… y muchas tentaciones que los pondran a prueba. ?Caeran en la tentacion?

  • Los cabrones tambien se enamoran de Yanira Garcia

    https://gigalibros.com/los-cabrones-tambien-se-enamoran.html

    Soy Helena Miller, aunque el se empene en llamarme Helena con hache... Sobra decir que lo odio, ?verdad? ?A el? A el tambien, por supuesto.
    No me he parado a pensar siquiera como he acabado trabajando en New York Style tras una entrevista de los mas rara, ?que por que? Pues porque... No pienso desvelarte todos mis secretos, !entonces no tendria gracia!
    El senor microbio, que asi es como lo llamo carinosamente --anadase un punado de ironia en esta parte--, me ha encomendado una mision: debo escribir una columna en la revista sobre como conquistar a un hombre... !Yo! Que no tengo ni idea de ello, en fin, me toca improvisar, eso si, mientras mi mente se plantea como ser creativa para cumplir el objetivo por el cual me han contratado, jugare a ser su piedra en el zapato.
    Lo que no me esperaba es que la cosa se terminara complicando hasta el punto en que... en que... Pues hasta este punto.
    Loren, Mia y Sarah, mis mejores amigas, intentaran ayudarme en este camino, unas veces acertaran y otras me complicaran las cosas mas aun y luego esta Guille, mi companero de piso que solo piensa en... ?empotrarme?
    Lios, risas, confesiones, consejos, vodkas, enemigos, amigos, verborrea, dramatismo, locuras... Esos son ingredientes que encontraras en mi historia, ?te atreves a descubrirla? Si no lo haces, te arrepentiras... !Os presento mi mundo! !Bienvenid@s!

  • Una esposa para Navidad de Carolyn Connor

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    Como cada dia, Hope estaba en la cocina preparando todo lo necesario para hacer la comida. Bajo la luz de la manana, cortaba verduras mientras tarareaba y revisaba el pollo en el horno para que quedara perfecto. Le gustaba su vida sencilla y tranquila, aunque no fuera la habitual para una muchacha de su edad. La familia poseia una pequena, pero comoda casa, en un barrio situado no muy lejos del centro del pueblo. Su ubicacion les permitia tener cierta intimidad y a la vez estar cerca de las tiendas, la iglesia y el mercado. Pero Providence no era su ciudad natal. La familia Dobbs se habia mudado de Boston hacia ya casi tres anos, cuando a su padre Edward Dobbs le ofrecieron un trabajo como encargado del mantenimiento de la presa de esa ciudad. Un trabajo que les permitio empezar de nuevo y dejar atras todo el dolor que habian sufrido. A Hope no le gustaba recordar sus dos ultimos anos en Boston, le traia el recuerdo de la muerte de su madre Madelene. Una mujer dulce y buena que fallecio por culpa de unas fiebres, y que la dejo al cuidado de su padre y del pequeno de la casa: Harry, de tan solo dos anos. Desde esa tragica muerte, Hope se habia convertido en la hermana y en la madre de Harry, a pesar de que ella, por aquel entonces, solo contaba con quince anos. Ahora, cinco anos despues, Harry ya era un nino de siete anos y ella una mujer de veinte primaveras. Sabia que pronto tendria que casarse, pero estaba en una encrucijada de la que no encontraba salida. Por una parte, no podria permanecer soltera por mucho tiempo, si queria formar su propia familia; pero tampoco podia abandonar a su padre y a Harry cuando estaban tan unidos y tanto la necesitaban. Tampoco podia imponer a su futuro esposo que vivieran los cuatro juntos, al no ofrecerles la intimidad necesaria en un matrimonio. Por ese motivo, el tiempo pasaba y Hope seguia soltera. Pero ante una manana tan esplendida como esa, ningun problema parecia importante. El sol estaba en lo alto del cielo y todo indicaba que el buen tiempo del verano se negaba a marcharse. --Bueno, esto ya esta --declaro satisfecha al haber terminado de preparar las verduras. Ahora solo le quedaba esperar a que el asado estuviera y cocer las verduras que lo acompanarian. Decidida se aparto del mostrador para coger una olla cuando la puerta de la cocina, que comunicaba al patio trasero, se abrio de golpe. --?Ya esta la comida? Como si se tratara de un huracan, Harry entro en la cocina, completamente despeinado y con las ropas sucias y arrugadas. Al verlo Hope suspiro, pues era una tarea imposible mantener a su hermano limpio. --Harry, ?cuantas veces te he dicho que te limpies el barro de los zapatos antes de entrar en casa? --No lo se, han sido tantas que ya ni las cuento. A Hope le encantaba el espiritu inquieto y travieso de su hermano, aunque en ocasiones como esta lo que de verdad deseaba era estrangularle. Queriendo asustarle, Hope cogio la cuchara de palo y la oscilo delante de su cara. --Pues sera mejor que te acuerdes o la proxima vez te voy a dar con esto en el trasero. Harry la miro a la cara con ojos apesadumbrados y Hope supo que estaba perdida. Harry podia hacer todas las travesuras del mundo, pero cuando le ponia esos ojillos lastimeros estaba perdida. Y por como la observaba el granuja, este lo sabia. --?Que voy a hacer contigo? --dijo exasperada mientras dejaba la cuchara de palo sobre el mostrador. --No me has contestado. ?Esta la comida? --No, le falta media hora. Asi que aprovecha este tiempo para lavarte y recoger tu cuarto. Harry no parecio haber escuchado esto ultimo, pues se acerco a ella con una brillante sonrisa. --?Que tienes en las manos? --pregunto Hope cuando vio que su hermano mantenia las manos unidas, una sobre la otra, como haciendo una pequena prision entre sus dedos. Ensanchando la sonrisa, Harry se le acerco otro paso y alzo las manos hasta dejarlas frente a la cara de Hope. Luego, orgulloso, abrio las manos revelando un gran sapo sentado entre sus palmas, con la piel nudosa y verrugosa, ojos de color ambar brillante y pequenos dedos palmeados. --!Puaj! !Harry! --grito, alejandose de el--. ?Por que tienes eso? --Voy a hacerle una broma a papa --declaro convencido--. Tengo que buscar un buen escondite donde dejar al sapo hasta la hora de comer. --Ni se te ocurra tener esa cosa dentro de la casa. Y menos aun en mi cocina. --?Por que no? Es solo un sapo. --Por eso mismo. No puedes... --Te hace falta ese molde que esta sobre la mesa --le interrumpio Harry, pues no prestaba atencion a sus palabras. --Claro que me hace falta. --Entonces lo guardare dentro de una cacerola. --!De eso nada! La pequena criatura trato de escapar de las manos de Harry que se esforzo por mantenerlo bien sujeto. Desesperada, Hope se puso firme al no estar dispuesta a consentir que ese animal siguiera sufriendo. Por no mencionar que le daba asco. Aunque, por supuesto, no podria demostrar su animadversion por el sapo, o todos los dias se encontraria uno escondido en algun lugar de la casa. De eso estaba segura, pues solo hacia un dia que su padre, mientras comian, le confeso a Harry su miedo a estas criaturas y Harry ya habia encontrado uno para asustarle. Y solo Dios sabia de donde lo habria conseguido. --!Harry! !Saca a ese pobre sapo de la cocina! --indico Hope. Harry la observo sonriendo y haciendo que sus mejillas, normalmente rojas, se enrojecieran aun mas. Con su cabello rojo rizado, sus pecas, sus ojos verdes y sus hoyuelos, Harry parecia la viva imagen de un duendecillo irlandes. El cabello de Hope, sin embargo, era una mezcla entre el de su padre rubio y su madre pelirroja, y sus pecas ya no se le notaban tanto. Algo que ella agradecia pues, aunque eran encantadoras en su hermano, en su cara no le resultaban tan interesantes. Lo que si compartia con su hermano era su mirada de color verde jade. --?Por que no puedo tener un sapo en la cocina? --inquirio el pequeno--. Tu traes muchos animales y yo no te digo nada. Hope suspiro, luego tomo aire y conto hasta tres para tranquilizarse. --Los pollos, los peces, las perdices y los conejos son para comer, no para tenerlos de mascota en la cocina. Harry miro con asco al pobre sapo que lo observaba con ojos inexpresivos. --Entonces, ?si quiero tener al sapo en la cocina hasta que venga papa, luego tendre que comermelo? Hope estuvo a punto de soltar una carcajada, pero se contuvo y continuo mirandolo seria. --!Eso es algo asqueroso! !No pienso comermelo! --solto Harry enfurrunado. --Entonces, ya sabes lo que tienes que hac... El sonido estridente de la puerta al abrirse de golpe y chocar con la pared hizo que se callara. --Coge todo lo que puedas de valor y salir corriendo al bosque. --La voz alterada de su padre estremecio a Hope y a su hermano. --?Que pasa, papa? Edward estaba visiblemente alterado, asi como sudoroso. Parecia que habia llegado corriendo, y por la expresion de espanto de su rostro, no parecia traer buenas noticias. --Ahora no hay tiempo para que te lo explique. Solo coge lo que te he dicho y marchaos al bosque. Cuando Edward, aun en la puerta de la cocina vio que ninguno de sus hijos se movia, les grito: --!Quereis hacerme caso! Edward odio los rostros asustados de sus hijos, pero no habia tiempo para explicaciones. Si queria salvarlos debian darse prisa o seria demasiado tarde. --Por favor. --Cambio su tono de voz y se mostro mas dulce--. Tengo que seguir avisando a la gente. Vosotros solo hacerme caso. Hope asintio mientras se acercaba a su hermano. No sabia por que, pero algo en la expresion de la cara de su padre le indicaba que tenia que protegerlo. --Os quiero --senalo su padre con ojos vidriosos. Y mirando a Hope le dijo--: Cuida bien de tu hermano. Despues la sirena del pueblo comenzo a sonar y su padre se marcho dejandolos solos en la cocina. --?Que sucede? --se pregunto. Hope trepidaba a causa del miedo. Algo muy grave debia de estar pasando. Con las piernas temblando se asomo por la ventana y vio a gente apurada que salia de sus casas. Tambien observo a su padre corriendo calle arriba mientras gritaba que se pusieran a salvo en el bosque. Pero el no huia desesperado en esa direccion, sino todo lo contrario. Corria hacia la presa. --!La presa! Sin perder ni un segundo mas Hope fue hacia la habitacion de sus padres y con manos temblorosas abrio el pequeno joyero de su madre. En su interior habia un par de pendientes, un broche y un collar de perlas. Sin detenerse a pensar, metio todo en su bolsillo y regreso a la cocina donde Harry permanecia en el mismo sitio, llorando y con el rostro palido y asustado. --?A donde ha ido papa? --pregunto el pequeno. --Creo que a la presa --le contesto. Sin mas, lo cogio de la mano y tiro de el hacia el exterior de la casa. Mas personas habian salido de sus hogares y miraban freneticas a su alrededor, como si esperaran que en cualquier momento algo espantoso llegara al pueblo. Otras, sin embargo, habian decidido huir tras escuchar la sirena de aviso de la presa y corrian hacia el bosque lo mas rapido posible. El caos entre los que se quedaban parados sin saber que hacer, los que escapaban asustados y los que cargaban carros con sus pertenencias llego a ser tan grande, que resultaba dificil andar por la calle sin chocar con alguien. Hope penso si debia detenerse e informar a los menos osados para que se marcharan, pero al mirar a su hermano supo que lo unico que podia hacer era ponerlo a salvo. --Harry --llamo a su hermano para que le prestara atencion--. Ahora tienes que agarrarte fuerte a mi mano y correr lo mas rapido que puedas. Y si por algun motivo nos separamos.... --!No! --la interrumpio Harry llorando. --Escuchame con atencion, si nos separamos, corre lo mas rapido que puedas hacia el bosque y subete a un arbol. ?Lo entiendes? Harry asintio y se seco las lagrimas de su cara con la manga. --Te juro que si nos separamos te encontrare --le prometio Hope para que Harry no estuviera tan asustado. Y sin mas, Hope comenzo a correr por la calle en direccion al bosque. Mientras lo hacia, no queria pensar en la gente que se quedaba atras, ni en su padre; solo podia pensar en apresurarse y en sujetar fuerte la mano de Harry. <>, pensaba. Apretaba la mano de su hermano tan fuerte, que sabia que le estaba haciendo dano. Aun asi, no la aflojo y agradecio en silencio a Harry que no protestara ni se parara. Apenas les quedaban unos metros para salir del pueblo, cuando escucharon un fuerte y atronador crujido que resono por todo el valle. Hope estaba sin aliento, pero no se detuvo para mirar hacia atras. Ese sonido indicaba que algo horrible habia sucedido y que el tiempo para ponerse a salvo, se les acababa. De pronto, Harry tropezo y cayo al suelo. Delante de ellos estaba el bosque, y a sus espaldas, un sonido estridente que cada vez sonaba mas cerca. --Vamos Harry --le animo a que se levantara y continuara. Cuando miro los ojos de su hermano vio tanto horror y tristeza que su corazon se partio. Harry era muy pequeno, pero entendia lo que estaba pasando. Incluso, si lo pensaba con claridad, estaba segura de que todas las personas del valle ya lo sabian, pero solo unas pocas se atrevian a admitirlo y corrian hacia el bosque. --Se ha roto la presa --alguien grito tras ellos confirmando sus peores temores. El agua llegaria hasta ellos en cuestion de segundos y los ahogaria. Pero Hope no estaba dispuesta a parar, no cuando tenia que salvar a su hermano como su padre le habia pedido. Miro hacia atras y vio como una enorme ola de agua se precipitaba ladera abajo escapando de su confinamiento. Resultaba impactante observar esa enorme cantidad de agua fluyendo a toda velocidad montana abajo, sin que pudiera hacerse algo para impedirlo. A Hope le hubiera gustado gritar y que su padre la abrazara, pero no podia aflojar su determinacion. Ella era lo unico que tenia su hermano para salvarse, y aunque le costara su propia vida, estaba dispuesta a hacerlo. Con esfuerzo, consiguio mover sus pies, los cuales parecian pegados al suelo, y temblorosa cogio en brazos a su hermano y continuo corriendo. Notaba como la tierra temblaba cada vez mas y supo que la ola gigantesca estaba cerca. Ya habian conseguido llegar al bosque, pero necesitaban encontrar un terreno mas elevado. Sus fuerzas la estaban abandonando y no creia que pudiera seguir aguantando. De pronto, escucho gritos tras ella, asi como crujidos, y supo que la ola habia llegado al pueblo. Penso en todas esas personas que habia visto paradas en sus porches, con la mirada perdida. Sintio como su cuerpo se estremecia. El estruendo tras ella fue tan fuerte, que supo que la ola estaba arrasando todo a su alrededor. Casas, tiendas, personas, todo lo que conocia estaba siendo engullido por el agua. <>, se recordo. Tambien habria sido destruida y con ella... su padre. --Papa --susurro entre lagrimas al necesitarle. Temia no ser lo suficientemente fuerte para poner a su hermano a salvo. Entre sollozos escucho a Harry llorando y noto como este se aferraba a ella con todas sus fuerzas. Y lo supo. Tenia que ser fuerte y protegerlo, costara lo que costara. Su hermano solo la tenia a ella y no pensaba defraudarle. --Lo vamos a conseguir, Harry. Papa y mama nos ayudaran. Resoplando por el esfuerzo, comenzo a subir con mas brio la pendiente, hasta que vio como una pareja que corria delante de ellos se subia a un arbol. A su alrededor, otras personas optaban por seguir corriendo para alejarse lo maximo posible, pero Hope comprendio que apenas le quedaban fuerzas para continuar. Si decidia seguir corriendo, podia acabar demasiado cansada para trepar o para resistir el envite del agua cuando les alcanzara. Tenia que tomar una decision en un segundo y asi lo hizo. Se paro en un arbol robusto y alto y se dejo caer de rodillas al suelo. --Tienes que subir al arbol --le dijo a su hermano. Hope sabia que Harry treparia sin esfuerzos, pues era algo que le encantaba hacer. Sin embargo, ella con sus faldas y su cansancio, no lo tendria tan facil. --Vamos Harry --le insto, apartandole los brazos de su cuello. Tembloroso, Harry la miro y asintio sin decir nada. A Hope le hubiera gustado abrazarlo y consolarlo con palabras tiernas, pero no habia tiempo. Ahora, lo importante era salvarse, despues vendrian los abrazos. Para ganar tiempo, alzo a Harry por la cintura y lo observo subir. El rugido del agua estaba cada vez mas cerca y sabia que le faltaba poco para que los alcanzara. Los gritos ya apenas se escuchaban en la lejania, asi como tampoco se oia el canto de los pajaros o cualquier otro sonido que no fuera el del agua. Darse cuenta de que el cese de los gritos solo podia significar que la gente del pueblo ya estaba muerta, la estremecio, y le hizo desear estar en otro lugar donde la muerte no la acechara. Sin saber por que, miro hacia atras, y lo que contemplo la dejo paralizada por el horror. Providence habia sido sepultada por la gigantesca ola y solo podia verse el campanario de la iglesia. Pero eso no fue lo peor, lo que de verdad la asusto, fue ver como la ola estaba mucho mas proxima a ella de lo que esperaba. Desesperada, comenzo a subir el mismo arbol donde se encontraba Harry. Notaba como la aspera corteza danaba sus manos y como se desgarraba su ropa. Pero no le importo y continuo subiendo. Harry estaba trepando justo delante de ella, con mas agilidad. --Sube todo lo que puedas --insistio Hope, con el fin de darle animos. Sentia las manos pegajosas, pero no ceso. Continuo sin descanso cuando escucho mas gritos cerca de ella. Subio con determinacion y rezo a Dios para que los salvara, no solo a ella, sino a toda la gente que estaba a su alrededor. A los que se quedaron atras y a los que iban mas adelantados. De pronto, noto como el arbol se tambaleaba y desesperada aferro el cuerpo de su hermano. Habian llegado lo mas alto que podian y solo esperaba que fuera suficiente. --Agarrate con fuerza. --Habia conseguido su proposito. Estaban en la parte mas elevada y solo les quedaba esperar. Rezo cuando sintio el agua fria mojando su ropa y supo que el tiempo se les habia acabado. Ahora estaban en manos de Dios y solo el podia salvarlos. Cerca de ellos, vio el cuerpo inmovil de un hombre flotando en el agua y sintio deseos de gritar. Necesitando consuelo busco a la pareja que se habia subido a un arbol, y se quedo horrorizada. El agua lo habia sacudido con mas fuerza y estaba mas inclinado. Tal vez fuera, porque soportaba mas peso al tener dos personas adultas aferradas a su tronco, o porque el arbol era mas estrecho. Lo unico que Hope sabia, era que la mujer permanecia agarrada al tronco con una mano, y con la otra trataba de sujetar al hombre para que la corriente no se lo llevara. Y un segundo despues, las manos se separaron y el hombre fue brutalmente apartado de una desconsolada mujer, que tuvo que observar mientras gritaba, como su companero era empujado por las aguas contra el tronco de otro arbol. La fuerza con que fue empujado fue tan brutal, que se pudo escuchar con total claridad el crujido de su espalda al romperse. Despues, el cuerpo se alejo inmovil y laxo siguiendo la corriente. Desesperada por un poco de esperanza continuo rezando, sin perder de vista a su hermano. Si eso le sucediera a Harry, si la corriente se lo llevara, ella se lanzaria a por el sin pensarselo. No porque fuera muy valiente, sino todo lo contrario, era demasiado cobarde para enfrentarse a la vida sola. Como la mujer del otro arbol. Despues de lo que parecio una eternidad, el agua comenzo a bajar y su fuerza descendio de intensidad. El peligro parecia que habia pasado. Ahora solo quedaria descubrir quien habia sobrevivido y quien habia muerto. Hope no tenia muchas esperanzas de encontrar a su padre con vida.

  • El vals de las orquideas de Olga Lucas

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    No sabia como habia ido a parar al casino, pero estaba ahi. Sentada en torno a una mesa, jugando a la ruleta y pidiendole suerte al crupier. Por unos instantes el crupier abandono su cara de poquer y le dispenso una sonrisa amable. Contraviniendo la norma y costumbre de la casa, no pudo resistir la tentacion de responder con un gesto amable a la mirada suplicante de aquel rostro angelical con aire despistado. Y hasta se arriesgo a dirigirle la palabra. Ella, en efecto, estaba fuera de lugar, completamente desubicada. Lo que se dice una mosca en un vaso de leche. Triste por dentro, risuena y pletorica por fuera, desconcertada, asombrada, con sus ojos medio ciegos bien abiertos, intentaba vanamente registrar, entender y asimilar los acontecimientos de la noche. De pronto, un beso vehemente y la voz del crupier: --Bueno, algo de suerte le he traido. El casino y cuanto habia en el empezo a dar vueltas. El suelo, las mesas, los vasos, el techo, la gente. Todo convertido en una inmensa ruleta imparable girando alrededor de su cabeza. Y en medio de tanto giro, no lograba enterarse de si habia ganado un novio o un dinero. Por su oido derecho la voz del crupier anunciando su suerte, en la mejilla izquierda un beso apasionado y el panel demasiado lejos para su corta vista. Antes de desmayarse supo que habia ganado algo de dinero, pero tardaria tiempo en descubrir la naturaleza y el alcance del beso. Despues de realizar los ejercicios de relajacion, anoto en su Diario de integracion personal lo mismo de siempre: <>. --!Pobrecita! --?Por que? --Llevamos ya muchos meses con la terapia y no avanza nada. Absolutamente nada. Todos los dias nos entrega el mismo ejercicio, el mismo texto, sin variar ni una coma. Parece haberselo aprendido de memoria y no hay quien la saque de ahi. En tanto tiempo ni siquiera se ha podido averiguar que hacia en el casino. --?Tu estas segura de que necesita avanzar, de que debe salir de <>, como dices? --!Vaya pregunta! Para eso nos la trajeron. --Si, por haberla encontrado inconsciente en el casino. ?Es suficiente motivo? ?Cuando sucedio? --No lo recuerdo con exactitud, no se, estara en su expediente. Un ano, tal vez algo mas. En cualquier caso el tiempo suficiente para haber obtenido algun resultado. --Insisto. Desmayarse en el casino ?es suficiente motivo para intentar cambiarle su personalidad? --No entiendo tu pregunta. Es obvio que no la tratamos por un desmayo, sino por sus delirios y confusion mental. Ella ni siquiera sabe que hacia en el casino. Alli nadie la conocia. Y del supuesto novio que, al parecer, la habria llevado a divertirse y jugarse los cuartos ni rastro. --Eso ya lo se. Lo he leido en su historial. --Pues entonces, si has tenido acceso a su historia, ?por que me mareas? --Porque yo creo que ella es feliz asi. Si en lugar de enamorarse de un fantasma, se hubiera enamorado de un hombre real, de carne y hueso, probablemente seria mas desdichada. --No seas cinica. --No es cinismo, es realismo. En tanto tiempo ya habria descubierto todos sus defectos. Lo veria como vemos las demas a nuestros maridos o ex maridos. De este modo, sigue con la ilusion del primer dia. La ilusion del primer dia La paciente, efectivamente, conservaba la ilusion del primer dia. Y tuvo que ser la inquietud de una empleada del archivo quien hiciera reflexionar a sus terapeutas sobre este punto. Ellas, en cambio, la habian perdido por completo y, ademas, sin darse cuenta, sin tan siquiera percatarse de la perdida, del momento y lugar en que todo quedo atras. Rara vez recordaban el primer beso, la primera vez que alguien las tomo de la mano o el primer ramo de violetas. En cambio, la paciente, es decir, la mujer a quien ellas debian devolver a la <>, llevaba esos recuerdos y muchos mas literalmente tatuados en su piel, grabados a fuego en la retina, incrustados en sus papilas gustativas y olfativas. Hablaba de las flores que le envia un senor de Madrid con autentico embeleso y fascinacion. Al oirla, casi, casi se podian oler. Despues de su absurda conversacion con la archivera al entregarle el expediente de Alicia, Marta no pudo dejar de cavilar. Se lo comento a Fina, su colega y amiga. --Pero, chica, no iras a complicarte la vida por lo que pueda opinar esa ignorante. --Ciertamente, la ignorancia es atrevida, pero el atrevimiento no siempre conduce al desastre. A veces, puede empujarnos hacia territorios interesantes, puede incluso conducirnos a descubrir otras verdades. --No iras a ponerme el ejemplo de la penicilina, ?verdad? --Pues no, Marisabidilla, no pensaba en la penicilina, tampoco en la manzana cayendo sobre la cabeza de Newton, ni en la polarizacion de la luz o en los errores de Fermat. --Vale, no te enfades y cuentame. ?Cuales son esas conclusiones, esas otras verdades o lo que sea? --Verdades y conclusiones todavia ninguna, pero reflexiones muchas. Es cierto que ella es feliz, que las atenciones del senor de Madrid la colman de alegria y bienestar. Es igualmente cierto que nosotras, a quienes, desde nuestro ultimo parto, nadie nos ha vuelto a sorprender con un ramo de flores, pretendemos atraerla a nuestro terreno. ?Acaso no te haria ilusion recibir un ramo, aunque no fuera de Madrid? --Tu estas loca. --Lo mismo decimos de ella con mayores o menores eufemismos cientificos, pero responde a mi pregunta, ?no te haria ilusion un ramo de flores, una caja de bombones, una invitacion al teatro o al casino? --Me preocupas. Creo que el caso te esta agobiando. O tal vez estes muy cansada incubando una gripe o algo parecido. Espero que se te pase pronto, pero, te lo advierto, si sigues por ese camino, hablare con el jefe para que te releve y le asigne el caso a otra persona. Llevamos anos juntas, te aprecio lo suficiente para rescatarte antes de que te conviertas tu misma en una paciente de este centro. --?Ah, si? ?Y eso en que cambiara las cosas? ?Disminuiran tus suspiros por un ramo de flores y la ilusion del primer dia? --!Basta! !Dejalo, es muy tarde, vamonos a casa y hazme caso, tomate una aspirina y una tila! Antes de irse, Marta paso por el archivo central para hablar nuevamente con Liliana. --Y a ti ?quien te autorizo a leer el expediente de Alicia Berenguer? --En verdad, nadie. Cuando informatizamos el archivo… hum …bueno, no pude resistir la tentacion. ?Me vas a incoar expediente? --No, bien lo sabes tu, pero te senalo tu falta y te conmino, eso si, muy severamente a que pierdas la costumbre de… --No, no. No es mi costumbre. Es el unico expediente que he leido en los doce anos que llevo aqui. Reconozco que este me lo he estudiado a fondo, pero es el unico, creeme, no te mentiria. --Lo se. Bueno, en eso confio, y por eso mismo estoy dispuesta a hacer la vista gorda, pero, dime, si eres tan consciente de tus obligaciones, ?de donde el interes por este caso hasta el extremo de transgredir la norma? --?Recuerdas que decidi realquilar una habitacion? Pues bien, como el mundo es un panuelo, al cabo de unos meses, charlando con mi inquilina, ya sabes, un poco de todo, al final de hombres, lo de siempre, pues descubri que Alicia Berenguer es su companera de oficina. Me entere asi de algunas cosas que me hicieron dudar y reflexionar. Durante mucho tiempo me contuve, pero el dia en que los expedientes pasaron por nuestras manos para algo mas que entregaroslos a los medicos y terapeutas, lo siento, ese dia no pude contenerme. Lo mismo me paso hace poco, cuando me lo devolviste para su archivo. Lo se, debi haberme callado, una simple administrativa no es quien para discutir diagnosticos ni terapias, pero, comprendelo, es un peso que llevo encima y como contigo hay confianza… pues, mira, si, lo reconozco, meti la pata.

  • Amor a fuego lento, Carolina Ortigosa de Carolina Ortigosa

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  • Reclamada por sus parejas (Programa de novias interestelares 3) de Grace Goodwin

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    Desesperada por escapar de un hombre poderoso, decidido a hacerla pagar por haberlo desafiado, la unica opcion de Leah es ofrecerse como voluntaria del Programa de Novias Interestelares. Ella es asignada al planeta Viken, pero, a su llegada, se sorprende al descubrir que ha sido emparejada no solo con un hermoso e inmenso guerrero, sino con tres.

  • Al diablo! con el amor de Vanessa Lorrenz

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    A la cuenta de tres, !fondo chicas!-- Sophie sonrio al escuchar a sus amigas, que reian a carcajadas y levantaban sus copas al aire, esa noche terminarian mas borrachas que nada, pero valia la pena. Era su despedida de soltera, por fin todos sus suenos se harian realidad. --Por Sophie y Frank, porque tengan una vida con mucho sexo salvaje. Todas se soltaron a reir como locas, y ella las observo lentamente a todas, sus tres amigas, Emily con sus cabellos rubios platino y esos ojos color azul con los que a tantos hombres habia cautivado, claro el cuerpazo tenia mucho que ver, parecia modelo de television y se dedicaba a atender su pequena pasteleria en el centro de la ciudad, Marian una linda y simpatica morena, con espectaculares curvas que iban mas alla de lo que dictaba la moda, pero ella era feliz y muy guapa, era la clienta numero uno de Emily y se dedicaba a la publicidad colaborando en una revista muy importante y Zoe una hermosa triguena, con su cabello castano y unos espectaculares ojos color miel, era la mas menudita de todos, a primera vista los hombres pensaban que era una damisela en apuros pero nada mas lejos de la realidad, su amiga era una autentica furia si se lo proponia no por nada era la mejor abogada de la ciudad. Eran unas autenticas brujas cuando querian, pero tambien eran las mejores amigas que cualquier chica pudiera tener. Esa noche estaba celebrando que por fin despues de seis anos de relacion, Frank su novio desde el instituto estaba dispuesto a comprometerse con ella y formar una familia juntos. En verdad no podia pedirle mas a la vida, estaba tan contenta. -- ?Sabes que hora es Sophie?-- alzo la mano para observar su reloj haciendose la tonta, solo esperaba que sus amigas no contrataran a uno de esos desnudistas para que le hiciera un bailecito -- No seas tonta Sophie llego la hora de los regalos. Bueno la situacion comenzaba a ser fabulosa, claro, con lo que ella no contaba es que las alocadas de sus amigas le regalaran todo un set de articulos sacados directamente de un libro erotico, de esos que estaban tan de moda, no, si esas mujeres no podian ser normales ?verdad?, tenian que regalarle, unas esposas, cuerdas, lenceria,<< aunque esta si que era mona>>, penso mientras seguia sacando los articulos de una enorme canasta, encontrandose con un libro del Kama Sutra, correas, !por dios! Que clase de amigas tenia, estaban todas como para mandarlas al psiquiatrico. --Chicas en serio, parece que no me conocen. --Porque te conocemos, estamos seguras de que Frank estara encantado con los regalos, mira amiga cuando llegue, lo atas a la cama y no lo dejes que se levante de ahi hasta que quede todo seco, por tanta accion --. Dijo Zoe provocando que todas estallaran en carcajadas. Dejo la enorme canasta a un lado y se dispuso a disfrutar lo mas que pudiera de esa escapada nocturna. Las bebidas parecian que nunca se terminaban, y ella ya se sentia un poco achispada. Bailaron toda la noche, rieron hasta que les dolio el estomago, charlaron contando antiguas anecdotas de cuando se conocieron, y despues sucedio lo que ella tanto temia, sus amigas contrataron a uno de esos hombres que bailan con muy poca ropa. Ella tenia puesto un velo en su cabello sujetado por una corona lo que claramente la identificaba como la novia. De pronto de la barra central del antro salieron cinco hombres vestidos de sexys oficiales de policias, vaya estaban para comerselos, pero se recordo interiormente que ella estaba comprometida con un magnifico hombre, el cual estaba celebrando su despedida de soltero en las vegas. Penso seriamente en cuantos anos le darian de carcel por matar a sus examigas, por lo menos ellas se la estaban pasando en grande riendo a carcajadas, cuando los hombres la rodearon bailando sensualmente, provocando que ella se sonrojara. !Pero es que esos hombres no sabian lo que era el pudor!, bailaban casi restregandose encima de ella, !Santo dios!, el hombre que se habia sentado a horcadas encima de ella y la miraba como si fuera un suculento pastel, estaba que daba miedo de lo guapo que era, vale que ella tambien era mujer y el hecho de que estuviera comprometida no afectaba nada, estar a dieta no impide que se le eche un buen vistazo al menu de postres, eso decia su abuela ,y este postre era en verdad muy, muy apetecible. Este hombre la miraba sonriendo con un brillo especial en los ojos, como cuando alguien esta frente a un gran reto, y era obvio que el reto era ella, pero se tenia que concentrar en su novio, ella era una novia amorosa y fiel, que jamas osaria en faltarle a su amado Frank, no caeria bajo el embrujo de esos ojos del color de la miel fundida, ni tampoco se dejaria tentar por eso firme musculatura que se apreciaba a ver bajo la camisa de policia, no, ella era una psicologa, recien graduada pero al fin y al cabo era una profesional centrada. Por eso no caeria en la tentacion de esos gruesos labios, !no, no y no! Definitivamente se habia vuelto loca, no sabia porque parecia como si todo el mundo hubiera desaparecido, como si cuando sus miradas se encontraron el mundo simplemente se hubiera detenido. Y fue en ese preciso momento que la mujer profesional y centrada desaparecio, y obviamente tambien fue el momento de su perdicion. Capitulo 2 Una luz resplandeciente la estaba matando, sentia que la cabeza le explotaria en cualquier momento, abrio un ojo para darse cuenta de que no estaba en su habitacion. Trato de recordar en que lugar extrano se habia metido, pero a su mente no le llegaba nada, se trato de levantar pero el dolor de cabeza no dejaba de martillarla. Estaba a penas acostumbrandose a la luz cuando un golpe la sobresalto, un brazo se poso encima de su cintura, por instinto y constandole la vida misma, giro la cabeza para ver como su mundo se caia a sus pies. Ahora como demonios iba explicarle a Frank que le fue infiel el dia de su despedida de soltero. Sin saber de donde saco las fuerzas suficientes, se levanto de la cama para buscar su ropa que estaba tendida en lo que parecia la sala del departamento, se puso el vestido color rojo entallado y se recogio su cabello pelirrojo en una coleta alta, las zapatillas eran un problema, no se veia con las suficientes fuerzas para salir caminando con un tacon del numero 12. Tomo su cartera, verifico que estuviera todo dentro y se marcho del lugar. Tuvo suerte porque en cuanto salio al exterior del bloque de departamentos, un taxi paso y le pidio que la llevara con direccion a la casa de Frank, tenia que hablar con el, no queria ocultarle nada y la pena la estaba matando. Esperaba que su prometido se tomara con calma el asunto, pero tampoco era como si se lo fuera a tomar de manera tranquila, rogaba para que fuera mas fuerte su amor ante las adversidades. En cuanto llego a su destino, abrio la puerta con su propia llave y subio a buscar a su prometido, en las escaleras fue encontrando una camisa y corbata tiradas, sonrio pensando que seguramente el tambien habia disfrutado de la noche con sus amigos. Claro que su sonrisa se esfumo cuando llegando a la habitacion encontro un vestido de encaje negro, y una tanga del mismo color. Pero eso no podia ser, su respiracion se comenzo a acelerar, pero se obligo a tranquilizarse, despues de todo ella tambien le habia fallado. Unos gemidos del otro lado de la puerta le hicieron apretar los punos furiosa, estaba bien, ella tambien se habia acostado con otro, pero no por eso habia repito en la manana, es mas, estaba tan borracha que dudaba que hubieran tenido sexo. Los gritos de la mujer mientras nombrada a su prometido la hicieron entrar hecha una furia para confirmar sus peores sospechas, la secretaria de su marido estaba subida a horcadas en el, mientras este se movia desenfrenado embistiendola. !Eso no le estaba pasando a ella!, seguramente era una pesadilla de la que pronto se despertaria y se daria cuenta que solo era un sueno, o eso pensaba hasta que Frank la vio y salio disparado de la cama cubriendose con una sabana, mientras su amante caia al suelo totalmente desnuda. --Cielo, no es lo que piensas--Vaya con los tios, si que son idiotas, en verdad piensan que alguna vez nos tragaremos esa historia--Todo esto tiene una explicacion. -- !Si!, y !?cual se supone que es?!-- grito frustrada porque aquel hombre al que habia amado, la trataba como a una tonta--Estabas practicando para el concurso del toro mecanico con tu secretaria. --Sophie necesito que me dejes explicarte-- Frank extendio una mano queriendo alcanzarla y entonces ella se dio cuenta de que aquello era un callejon sin salida. -- !Te casaste Frank!, ?con tu secretaria? ?En serio?--dijo senalando el anillo de bodas de esos que venden en las Vegas, cuando te escapas para casarte en uno de sus casinos. --Cielo, dame tiempo, anulare la boda, todo sera como antes, pondre a mis mejores abogados para que la anulacion de esta boda sea mas rapida y poder casarnos en la fecha que ya teniamos. -- !?Que?!-- Natalia la secretaria de Frank les miraba desde la cama, donde habia tenido la decencia de taparse. Ella la miro con lastima, aunque en realidad la tendria que estar fulminando y queriendo matarla, pero por extrano que pareciera, por mas que se esforzara solo sentia lastima, otra tonta que cayo en las garras de Frank. --Sabes algo Natalia, tu ganas !quedatelo!, pero te voy a decir algo, si empezo esta relacion enganandome a mi, que esperas tu de todo esto, !suerte querida! Espero que el karma pronto de encuentre. Sin mas salio de la habitacion ignorando los gritos de Frank, ahora tenia que pensar en como seguir con su vida, esa vida que ella tanto habia planeado, lo peor de todo es que seguramente, solo ella tendria que dar la cara delante de todos para cancelar la boda.

  • Corona de Flores de Cesar Altolaguirre Vazquez

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    Hector, un joven aprendiz de panadero, escucha una confesion que hace tambalear los cimientos de su vida. Se obliga a iniciar un viaje a lo desconocido para recuperar a sus hermanas antes de que la proxima luna nueva cruce el cielo. Pero, ?hasta donde estara dispuesto a llegar para salvarlas a ellas y el mundo que conoce? ?En quien podra confiar en un camino repleto de peligros? ?Quien controla los hilos que mueven su tierra, la politica o la religion? Decidete a acompanarle mientras a su alrededor, sin que el lo sepa, se desata una lucha por el poder que puede destruir el Imperio o hacerlo mas fuerte.

  • Soy una mama de Megan Maxwell de

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    Las manos aterciopeladas y fuertes de mi guapo marido recorren mi cuerpo, produciendome millones de estupendas sensaciones, y no solo sexuales. <> El olor a los aceites corporales con los que me masajea me hace suspirar con deleite, mientras siento y escucho la dulce y suave musica chill out que suena a nuestro alrededor y me dejo llevar por el momento. !Que paz! !Que tranquilidad! Esto es vida. <> <> Abro un ojo sobresaltada. ?Que suena? ?Que es ese punetero <>?, y ?donde estan Alfonso y la musicachill out? !Oh, noooooooooooooooo! Al instante, soy consciente de la realidad. Estoy sola en medio de mi enorme cama, porque mi currante maridin ya se ha marchado a trabajar y lo que suena es mi despertador. !Que asco! Las 7.30. Alargo la mano y lo apago. Esperare a la segunda alarma. Tengo cinco minutos antes de que suene la del movil y tenga que ponerme como Rambo, alerta y en accion. Me arrebujo debajo del edredon de plumitas de oca. <>, pienso mientras dejo que mi cuerpo entre en un perezoso coma, hasta que de pronto oigo: <>. !La alarma del movil! Rabiosa, niego con la cabeza. Pero ?ya han pasado los puneteros cinco minutos? Resignada, y tras acordarme de todos los antepasados habidos y por haber del listo que un dia invento el madrugar, saco un pie del edredon de plumitas de oca. --Uf..., !que frio! Pero antes de que mi cabeza piense en meter el pie de nuevo debajo, me reactivo y busco las zapatillas, que, oye..., siempre alguna se cuela bajo la cama. ?Por que mis puneteras zapatillas tienen que hacer lo mismo casi todas las mananas? Cuando consigo rescatarla, me la pongo y, aun con las pestanas pegadas por el sueno, me dirijo hacia las habitaciones de mis tres hijos. Angelitos, seguro que duermen como troncos, cuando digo desde el pasillo abriendo las dos puertas al mismo tiempo: --!A levantarse! Vamos..., vamos..., que hay que ir al cole. Como es habitual, no me hacen ni caso. ?Para que? Simplemente se arrebujan en sus edredones de plumitas y continuan durmiendo a pata suelta. Cinco minutos despues, despues de lavarme los dientes, mirarme en el espejo y maldecir porque no soy la chica que fui hace anos, que a cualquier hora estaba lozana como una lechuga, vuelvo al ataque amenazando como una posesa: --Una de dos: u os levantais o vais al cole en pijama. Ni que decir que a esa segunda llamada, y en especial por mi tono de voz de mala malota, abren los ojos, me miran con ganas de decirme de tooooooooo..., pero se levantan. !Ja! Menuda soy cuando me pongo en plan madrastrona. Una vez que veo que han puesto sus piececitos en el suelo, regreso a mi habitacion y me visto con rapidez. Vaqueros, camiseta y deportivas. ?Donde quedaron los tacones y los trajes que hace anos me ponia y me hacian estar impresionante? Ay..., que pena..., que pena me doy a veces. Con lo que yo fui, lo mona que iba a trabajar a la gestoria y lo que actualmente soy. Eso si, lo soy por dejada, no porque sea un trol, porque fea, fea, no soy. Lo se, no hace falta que nadie me lo diga. Pero lo que si es cierto es que fue tener ninos y deje de sacarme partido. ?Por que? Cuando tuve a Nerea, mi hija mayor, un flotadorcillo aparecio alrededor de mi cintura. Con Aaron, se afianzo y, tras David, el flotadorcillo se instalo definitivamente y, aunque haga ejercicio o me ponga a dieta, no desaparece. Sin duda, ya es parte de mi. Eso si, cada manana, cuando lo veo, pienso: <>. Y lo pienso porque Alfonso, mi marido, desde hace tiempo es un obseso de la dieta y el ejercicio. El tio esta fibroso y estupendo. Tambien se lo curra. Como diria mi insoportable suegra: <>. !Lamadrequelapario! ?Por que no se quedaria muda al nacer? Pero llega el lunes, y mi poca falta de voluntad me hace comerme un cruasan con mantequilla para desayunar, y pienso: <>. Al dia siguiente, en vez de un cruasan, me como dos y, cuando estamos a miercoles, vuelvo a pensar: <>. Saber..., saber..., se que lo empezare un lunes. Lo que queda por determinar es de que ano sera. Una vez acabo de arreglarme, bajo a la planta inferior de mi bonito adosado, ese que mi maridin y yo compramos con esfuerzo y sudor, y comienzo a preparar desayunos, almuerzos y mochilas. Cuando pongo un pie en la planta baja, mi perra, esa gran... gran... GRAN bonachona y paciente que nos soporta a todos y a la que llamamos Torrija, se levanta con las orejas aun a la virule y me saluda. Ay, Dios, !que rica es mi perra! Nos la encontramos hace tres anos una Semana Santa que fuimos a Toledo a ver las procesiones. Al regresar al coche, la vimos asustada y temblando como una hoja debajo de las ruedas del vehiculo. Cuando conseguimos sacarla ensenandole una de las ricas torrijas que habiamos comprado, la pobre se abalanzo sobre ella y, con el cachondeo de <>, con Torrija se quedo, y por supuesto se vino con nosotros a casa para ser uno mas de la familia. Donde caben cinco, caben seis. Tras nuestro saludo mananero de lametazos y cabezazos mientras le digo cosas como si la pobre fuera tonta del bote, la dejo satisfecha de mimitos y entro en la cocina y me pongo en accion. Abro la nevera, saco leche, mantequilla y embutido. Luego, de un armarito, cojo cereales, Cola Cao, pan de molde, papel de plata y galletas. Todas las santas mananas, lo mismo, !que monotonia! Con rapidez, preparo los desayunos y me enfrasco en los almuerzos. Si, esos sandwiches que envuelvo en papel de plata por las mananas y que, a veces, revisando las mochilas de mis queridos retonos, aparecen chafados y con un extrano color verde del tiempo que algunos llevan alli olvidados. Cuando mis tres hijos, Nerea, Aaron y David, entran en la cocina, es el mismo cantar de todas las mananas. Si la mayor no se pega con el pequeno, el mediano chincha a la mayor, o el pequeno empuja al mediano. !Todos los santos dias lo mismo! Al final, como siempre, tengo que ponerme en plan Cruella de Vil --ya lo de madrastrona les sabe a poco--, doy quince voces, porque con dos no reaccionan, y asi consigo poner algo de orden. Pero no..., no creais que el orden dura mucho. Es darme la vuelta y el show de mis ninos vuelve a comenzar. Veinte minutos despues, llega el momento <>. Oh, Dios..., ?como no? Ese tambien es otro clasico mananero. Pero, !ja!, ya soy graduada en dolores matutinos y no les hago mucho caso, que me los conozco. Se que, si presto atencion a esas dulces vocecitas o miro sus ojillos candorosos y suplicantes de <>, me compadecere del liante en cuestion y dos horas despues lo tendre repanchingado en el sillon, mas feliz que una perdiz jugando con la PlayStation y con una cara de satisfaccion al mas puro estilo <>, y no, !eso se acabo! Tras conseguir que desayunen, dejen de pegarse y cojan sus mochilas, logro que se pongan los abrigos. Nerea se lo abrocha. A sus catorce anos, !por fin! se ha dado cuenta de que, si no se cuida, enferma, pero Aaron, con diez, y David, con casi seis, es otro cantar. Estamos en febrero, hace un frio que pela, pero mis hijos parecen nordicos: !nunca tienen frio! Eso si, se cogen unos gripazos que es para matarlos. Por mas que les explico que cuando hace frio uno tiene que abrigarse, no lo entienden, y cuando voy a recogerlos al colegio, se me ponen los pelos como escarpias al verlos salir remangados y sin el abrigo puesto. Pero ?en que idioma tengo que hablarles? En fin, salvado el tema de salir abrigaditos de casa, abro la puerta y, una vez fuera de nuestra parcelita, nos dirigimos los cuatro juntitos y en armonia al colegio. Bueno, lo de la armonia es un decir, porque aunque yo quiero mucho a mis ninos, reconozco que son pesaditos... pesaditos, pero pesaditos, y continuan martirizandose los unos a los otros todo lo que pueden y mas, hasta que de pronto, las suplicas del que le dolia la tripa y sus malas caras se esfuman al ver a su amiguito o amiguita en cuestion, y eso me hace creer con fervor que seguramente voy a tener un hijo o una hija que dentro de unos anitos ganara el Goya al mejor actor dramatico y podre poner la estatua sobre la chimenea como un trofeo. Uisss..., !que mono me va a quedar!

  • Game Over. Una historia erotica de Nina Klein

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    ?Que hace Roxy en una convencion de gamers?
    Morirse del asco. Aburrirse como una ostra.
    Bueno, y acompanar a su amiga Samantha, que tampoco es que le este haciendo mucho caso, constantemente pegada a una pantalla, probando todos los juegos.
    Cuando esta a punto de darse por vencida y marcharse a casa, Roxy se fija en un atractivo hombre que esta tan fuera de lugar como ella.

  • Dulce enemistad, Eva Benavidez de Eva Benavidez

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    Libro 1o de la serie Dulce Londres
    Amor a primera vista

  • Orgullo y dolor de Sandra Gabriel

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    Una historia de amor, orgullo y dolor que se desarrolla en una pequena isla del Caribe en los albores del siglo XX.

  • Pena Amaya de Pedro Santamaria

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    Ano 572. Hace un siglo que el Imperio Romano de Occidente ha caido y mas de ciento cincuenta anos desde la irrupcion de los barbaros en Hispania. Pese a las constantes guerras Cantabria, un pais diminuto, se mantiene independiente en parte gracias a la inexpugnable ciudad de Amaya, lugar donde se reune su Senado.
    Despues de sus exitosas campanas contra los bizantinos en el sur peninsular, el rey visigodo Leovigildo sitia la ciudad rebelde de Corduba. Pero su ambicion va mas alla: el monarca pretende unir toda Hispania bajo sus leyes y, para ello, debera marchar con sus huestes hacia el norte de la peninsula.
    Tomas, un joven cantabro que en otro tiempo fue guerrero, ha abrazado la verdadera fe y se ha unido a Emiliano (San Millan), hombre santo cuya fama se extiende por todo el norte peninsular. Este, en un sueno turbador, vera la destruccion de Amaya y elegira a Tomas para que lleve la palabra de Dios a los cantabros, paganos en su mayoria, como unica garantia de salvacion.
    Tomas tendra que enfrentarse a su pasado y a su hermano mayor, Necon, que sera el encargado de defender Amaya, y con ella toda Cantabria, del ataque visigodo.
    Pedro Santamaria, con su habitual prosa fluida, nos presenta un relato heroico cargado de accion, que reflexiona sobre los limites del amor y la resistencia.

  • Recuerdame, por favor (Un Gin de Estrella Correa

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    ?Estas preparada para conocer la historia de EL? ?Quieres saber que ha sido de su vida? ?De la de todos?
    Alexa tiene una cafeteria, dos amigos que la vuelven loca y un hamster llamado Sopla.
    Alexa ama el arte, pero le da miedo que vean sus obras.
    Alexa rie, ama y llora.

  • Suenos de Invierno de Kelly Dreams

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    Las inclemencias meteorologicas fueron las culpables de que Nakia se viese obligada a buscar cobijo en una de las cabanas del complejo turistico en el que trabajaba. Pasar la noche a solas en medio de la montana no era la mas interesante de las opciones, pero, ?que otra opcion le quedaba?
    Alexei llego a las montanas de Domjab buscando un momento de libertad, una ultima bocanada de aire fresco antes de hacer frente a su irremediable destino, con lo que no contaba era que las nevadas montanas traerian consigo la presencia de una mujer que pondria a prueba su paciencia y se grabaria a fuego en su piel.
    Una aventura de una noche, un encuentro sin normas, sin preguntas, solo placer y que haria peligrar cada una de sus prioridades.

  • Una corte de llamas plateadas de Sarah J. Maas

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    El agua negra que le pellizcaba los talones estaba helada. No como la mordedura del frio invernal, ni siquiera el ardor del hielo solido, sino algo mas frio. Mas profundo. El frio de los huecos entre las estrellas, el frio de un mundo anterior a la luz. El frio del infierno, el verdadero infierno, se dio cuenta mientras luchaba contra las fuertes manos que trataban de empujarla dentro del caldero. El verdadero infierno, porque era Elain la que yacia en el suelo de piedra con el hombre Fae de pelo rojo y un solo ojo que se cernia sobre ella. Porque esas orejas puntiagudas se clavaban en el cabello marron dorado de su hermana, y un brillo inmortal irradiaba de la piel blanca de Elain. Un verdadero infierno, peor que las profundidades de tinta a pocos centimetros de sus pies. Sumerjanla, ordeno el rey Fae de rostro duro. Y el sonido de esa voz, la voz del macho que habia hecho esto a Elain… Ella sabia que iba a entrar en el Caldero. Sabia que perderia esta lucha. Sabia que nadie vendria a salvarla: ni la sollozante Feyre, ni el antiguo amante de Feyre amordazado, ni su devastado nuevo companero. Ni Cassian, roto y ensangrentado en el suelo. El guerrero seguia intentando levantarse con brazos temblorosos. Para alcanzarla. El Rey de Hybern… el habia hecho esto. A Elain. A Cassian. Y a ella. El agua helada mordio las plantas de sus pies. Fue un beso de veneno, una muerte tan permanente que cada centimetro de ella rugio en desafio. Iba a entrar, pero no lo haria con suavidad. El agua se aferro a sus tobillos con garras fantasma, tirando de ella hacia abajo. Se retorcio, arrancando el brazo del guardia que la sujetaba. Y Nesta Archeron senalo. Un dedo… al Rey de Hybern. Una promesa de muerte. Un objetivo marcado. Unas manos la empujaron hacia las garras del agua que la esperaban. Nesta se rio del miedo que aparecio en los ojos del rey justo antes de que el agua la devorara entera. En el principio y en el final habia oscuridad y nada mas No sintio el frio mientras se hundia en un mar que no tenia fondo, ni horizonte, ni superficie. Pero sintio el ardor. La inmortalidad no era una juventud serena. Era fuego. Era mineral fundido que se vertia en sus venas, hirviendo su sangre humana hasta que no era mas que vapor, forjando sus fragiles huesos hasta que eran acero fresco. Y cuando abrio la boca para gritar, cuando el dolor la partio en dos, no hubo ningun sonido. En este lugar no habia mas que oscuridad, agonia y poder… Ellos pagarian. Todos ellos. Empezando por este Caldero. Empezando ahora. Ella desgarro la oscuridad con garras y dientes. Rasgo, hendio y destrozo. Y la oscura eternidad a su alrededor se estremecio. Se agito. Se agito. Ella se rio cuando retrocedio. Se rio de la bocanada de poder en bruto que arranco y trago entera; se rio de los punados de eternidad que introdujo en su corazon, en sus venas. El Caldero lucho como un pajaro bajo la pata de un gato. Se negaba a ceder. Todo lo que le habia robado a ella, a Elain, se lo quitaria ella. Envueltos en la negra eternidad, Nesta y el Caldero se enroscaron, ardiendo en la oscuridad como una estrella recien nacida. Primera Parte: Aprendiz Capitulo 1 Cassian levanto el puno hacia la puerta verde del tenue pasillo y dudo. Habia abatido a mas enemigos de los que le importaba contar, habia estado de rodillas en la sangre en innumerables campos de batalla y habia seguido luchando, habia tomado decisiones que le costaron la vida de guerreros expertos, habia sido un general, un soldado y un asesino, y sin embargo … aqui estaba, bajando el puno. Dudando. El edificio en el lado norte del rio Sidra necesitaba pintura nueva. Y suelos nuevos, las tablas que crujian bajo sus botas al subir los dos pisos habian sido una indicacion. Pero al menos estaba limpio. Definitivamente sombrio para los estandares de Velaris, pero a decir verdad la propia ciudad no tenia barrios bajos, y eso no era decir mucho. Habia visto y permanecido en lugares mucho peores. Sin embargo, nunca entendio por que Nesta insistia en vivir alli. Entendia por que no se alojaba en la Casa del Viento: estaba demasiado lejos de la ciudad, y no podia volar ni tamizarse, lo que significaba tener que lidiar con los diez mil escalones de subida y bajada. Pero ?por que vivir en este basurero, cuando la casa de la ciudad estaba vacia? Desde que Feyre y Rhys habian terminado la construccion de la casa del rio, la casa de la ciudad habia quedado abierta a cualquiera de sus amigos que la necesitara o quisiera. Sabia de hecho, que Feyre habia ofrecido a Nesta una habitacion alli… y habia sido rechazada. Fruncio el ceno ante la pintura desgastada de la puerta. Ningun sonido se filtraba a traves del gran hueco que habia entre la puerta y el suelo, lo suficientemente ancho como para que incluso las ratas mas gordas pudieran pasar por el; no habia olores frescos en el estrecho pasillo. Tal vez tuviera suerte y ella estuviera fuera, tal vez durmiendo bajo la barra de cualquier taberna de mala muerte, que hubiera frecuentado la noche anterior. Aunque eso podria ser peor, ya que tendria que buscarla alli. Cassian volvio a levantar el puno, el rojo de su Sifon parpadeando en las antiguas luces de los focos colocados en el techo. Cobarde. Ten las malditas pelotas. Cassian golpeo una vez. Dos veces. Silencio. Cassian casi suspiro de alivio en voz alta. Gracias a la maldita Madre… Unos pasos cortos y precisos sonaron desde el otro lado de la puerta. Cada paso mas enfadado que el anterior. Plego las alas, cuadrando los hombros mientras separaba los pies. Una postura de lucha tradicional, que le fue inculcada durante sus anos de entrenamiento, ya era casi un recordatorio muscular. No se atrevio a considerar por que el sonido de esos pasos hizo que su cuerpo tomara esa posicion. El chasquido que produjo al abrir cada uno de sus cuatro candados bien podria haber sido el golpe de un tambor de guerra. Cassian repaso la lista de cosas que debia decir, como Feyre le habia sugerido que las dijera. La puerta se abrio de un tiron, el pomo giro con tanta fuerza que Cassian se pregunto si ella lo estaba imaginando como si fuera su cuello. Nesta Archeron ya tenia el ceno fruncido. Pero alli estaba. Tenia un aspecto infernal. --?Que quieres? --Ella no abrio la puerta mas alla de un palmo. ?Cuando la habia visto por ultima vez? ?En la fiesta de fin de verano que fue en la barcaza en el Sidra el mes pasado? No tenia tan mal aspecto. Aunque supuso que una noche tratando de ahogarse en vino y licor nunca deja a nadie con un aspecto particularmente bien a la manana siguiente. Especialmente en… --Son las siete de la manana --continuo ella, mirandolo con esa mirada azul grisacea que siempre encendia su temperamento. Llevaba solo una camisa de hombre. Cassian apoyo una mano en el marco de la puerta y le dedico una media sonrisa que sabia que sacaba sus garras. --?Una noche dura? Un ano, en realidad. Su hermoso rostro estaba palido, mucho mas delgado de lo que habia sido antes de la guerra con Hybern, sus labios sin sangre, y esos ojos… frios y afilados, como una manana de invierno en las montanas. Ninguna alegria, ninguna risa, en ningun plano de ella. Hizo ademan de cerrar la puerta con la mano. El metio su bota en el hueco antes de que ella pudiera romperle los dedos. Sus fosas nasales se expandieron ligeramente. --Feyre te quiere en la casa. --?En cual? --dijo Nesta, frunciendo el ceno ante la bota que habia metido en la puerta--. Tiene cinco. Reprimio su respuesta. Ese no era el campo de batalla y el no era su oponente. Su trabajo consistia en llevarla al lugar asignado. Y luego rezar que la hermosa casa a la que Feyre y Rhys acababan de mudarse no fuera reducida a escombros. --La nueva. --?Por que mi hermana no me vino a buscar ella misma? El conocia ese brillo sospechoso en sus ojos, la ligera rigidez de su espalda. Sus propios instintos surgieron para enfrentarse a su desafio, para empujar y descubrir lo que podria pasar. Desde el solsticio de invierno, solo habian intercambiado unas cuantas palabras. La mayor parte habia sido en la fiesta de la barcaza el mes pasado. Habian consistido en: Muevete. Hola, Nes. Muevete. Con gusto. Despues de meses y meses de nada, de apenas verla, eso habia sido todo. Ni siquiera habia entendido por que se habia presentado a la fiesta, especialmente cuando sabia que estaria atrapada en el agua con ellos durante horas. Amren probablemente merecia el credito por la rara aparicion, debido a cualquier influencia que la mujer tuviera sobre Nesta. Pero, al final de esa noche, Nesta habia estaba al frente de la fila para salir del barco, con los brazos apretados alrededor de si misma, y Amren habia estado melancolica en el otro extremo, casi temblando de rabia y repulsion. Nadie habia preguntado que habia pasado entre ellas, ni siquiera Feyre. El barco habia atracado, y Nesta practicamente habia salido corriendo, y nadie habia hablado con ella desde entonces. Hasta este dia. Hasta esta conversacion, que se sentia como la mas larga que habian tenido desde las batallas contra Hybern. Cassian dijo por fin--: Feyre es una Alta Lady. Esta ocupada dirigiendo la Corte Oscura. Nesta ladeo la cabeza, con el cabello castano dorado deslizandose sobre un hombro huesudo. En cualquier otra persona, el movimiento habria sido contemplativo. En ella, era la advertencia de un depredador, que evaluaba a su presa. --Y mi hermana --dijo con esa voz plana que se negaba a dar cualquier senal de emocion--, ?considero necesaria mi presencia inmediata? --Sabia que probablemente necesitarias asearte, y queria darte tiempo. Te espera a las nueve. Espero la explosion mientras ella hacia las cuentas. Sus ojos se iluminaron. --?Parece que necesito dos horas para ponerme presentable? El aprovecho la invitacion para observarla: largas piernas desnudas, un elegante barrido de caderas, una cintura fina – demasiado fina- y unos pechos llenos y apetecibles que no encajaban con los nuevos y afilados angulos de su cuerpo. En cualquier otra mujer, esos magnificos pechos habrian sido motivo suficiente para que el comenzara a cortejarla en el momento en que la conociera. Pero desde el instante en que conocio a Nesta, el frio fuego de sus ojos habia sido una tentacion de otro tipo. Y ya que era una Alta Fae, toda la dominacion y agresion inherentes -y una actitud de mierda- hacia que la evitara en la medida de lo posible. Especialmente con lo que habia pasado durante y despues de la guerra contra Hybern. Ella habia dejado mas que claro sus sentimientos hacia el. Cassian dijo por fin--: Parece que te vendrian bien unas cuantas comidas abundantes, un bano y ropa de verdad. Nesta puso los ojos en blanco, pero se toco el dobladillo de la camisa. Cassian anadio--: Echa a ese desgraciado, aseate y te traere un te. Sus cejas se alzaron una fraccion de pulgada. El le dedico una sonrisa torcida. --?Crees que no puedo escuchar a ese macho en tu dormitorio, tratando de ponerse la ropa en silencio y escabullirse por la ventana? Como si se tratara de una respuesta, un ruido sordo llego desde el dormitorio. Nesta siseo. --Volvere dentro de una hora para ver como van las cosas. -- Cassian puso suficiente mordacidad detras de las palabras que hasta sus soldados sabrian que no debian presionarlo, que requeria siete sifones para mantener su magia bajo control por una buena razon. Pero Nesta no volaba en sus legiones, no luchaba bajo su mando, y ciertamente no parecia recordar que tenia mas de quinientos anos y... --No te molestes. Llegare a tiempo. Se aparto de la jamba de la puerta, agitando ligeramente las alas mientras retrocedia unos pasos. --Eso no es lo que se me pidio. Tengo que acompanarte de una puerta a otra. Su rostro se tenso. --Ve a posarte en una chimenea. Esbozo una reverencia, sin atreverse a quitarle los ojos de encima. Ella habia salido del Caldero con… regalos. Regalos considerables, oscuros. Pero nadie habia visto ni sentido ninguna senal de ellos desde la ultima batalla con Hybern, desde que Amren habia destrozado el Caldero y Feyre y Rhys habian logrado arreglarlo de la misma forma. Tampoco Elain habia revelado ningun indicio de sus habilidades videntes desde entonces. Pero si el poder de Nesta seguia siendo capaz de arrasar campos de batalla… Cassian sabia que no debia hacerse vulnerable a otro depredador. --?Quieres tu te con leche o con limon? Le cerro la puerta en la cara. Luego cerro cada una de las cuatro cerraduras. Silbando para si mismo y preguntandose si ese pobre bastardo dentro del apartamento huiria de hecho por la ventana -mas que nada para escapar de ella- Cassian recorrio el tenue pasillo y fue a buscar algo de comida. Ese dia necesitaria sustento. Especialmente cuando Nesta supiera precisamente por que su hermana la habia convocado. Nesta Archeron no sabia el nombre del macho en su apartamento. Busco en su memoria empapada de vino mientras regresaba al dormitorio, esquivando montones de libros y montones de ropa, recordando miradas en la taberna, el encuentro humedo y caliente de sus bocas, el sudor cubriendola mientras lo montaba hasta que el placer y la bebida la enviaron al bendito olvido, pero no recordaba su nombre. El macho ya se habia asomado a la ventana, con Cassian sin duda acechando en la calle de abajo para presenciar su espectacular y patetica salida, cuando Nesta llego a la tenue y estrecha habitacion. La cama con postes de laton estaba desarreglada, las sabanas medio derramadas sobre el chirriante e irregular suelo de madera, y la ventana agrietada golpeaba contra la pared con sus bisagras sueltas. El hombre se giro hacia ella. Era guapo, como lo eran la mayoria de los machos Altos Fae. Un poco mas delgado de lo que a ella le gustaban, practicamente un nino comparado con la imponente masa de musculos que acababa de llenar su puerta. Se estremecio cuando ella entro y vio su expresion de dolor al ver lo que llevaba puesto. --Yo… Esa es ... Nesta se quito la camisa, dejando solo la piel desnuda a su paso. Sus ojos se abrieron de par en par, pero el olor de su miedo permanecio, no el miedo a ella, sino al macho que habia escuchado en la puerta principal. Cuando recordo quien era su hermana. Quien era el companero de su hermana. Quienes eran los amigos de su hermana. Como si algo de eso significara algo. ?A que oleria su miedo si se enterara de que ella lo habia utilizado, se habia acostado con el, para mantenerse a raya? Para calmar esa oscuridad que se retorcia en su interior desde el momento en que salio del Caldero. El sexo, la musica y la bebida, que habia practicado ese ultimo ano, ayudaban. No del todo, pero impedia que el poder se desbordara. Incluso si ella todavia podia sentir que corria por su sangre, enroscado en sus huesos. Le arrojo la camisa blanca. --Ya puedes usar la puerta principal. Se colgo la camisa por encima de la cabeza. --Yo… ?Sigue…? --Su mirada seguia en los pechos de ella, que se asomaban contra el frio de la manana; su piel desnuda. El vertice de sus muslos. --Adios --Nesta entro en el cuarto de bano oxidado y agujereado, adjunto a su dormitorio. Al menos el lugar tenia agua corriente caliente. A veces, Feyre y Elain habian intentado convencerla de que se mudara. Ella siempre ignoraba sus consejos. Al igual que ignoraria lo que le dijeran ese dia. Sabia que Feyre planeaba una reprimenda. Quizas algo relacionado con el hecho de que Nesta habia firmado la escandalosa cuenta de la noche anterior en la taberna a la cuenta bancaria de su hermana. Nesta resoplo y giro la manilla de la banera. El metal estaba helado al tacto y el agua chisporroteo, para luego rociar la banera agrietada y manchada. Esa era su residencia. Sin sirvientes, sin ojos vigilando y juzgando cada movimiento, sin compania a menos que ella los invitara. O a menos que los entrometidos guerreros indiscretos hicieran su asunto para pasar por alli. El agua tardo cinco minutos en calentarse lo suficiente como para empezar a llenar la banera. Habia habido algunos dias en el ultimo ano en los que ni siquiera se habia molestado en tomarse el tiempo. Algunos dias en los que se habia metido en el agua helada, sin sentir su mordida, sino la de las oscuras profundidades del Caldero mientras la devoraba por completo. Mientras le arrancaba su humanidad, su mortalidad, y la convertia en esto. Le habia costado meses luchar contra el panico que tensaba su cuerpo y que hacia que sus huesos temblaran por estar sumergidos. Pero se habia obligado a enfrentarse a ello. Habia aprendido a sentarse en el agua helada, con nauseas y temblores, con los dientes apretados; se habia negado a moverse hasta que su cuerpo reconocio que estaba en una banera y no en el Caldero, que estaba en su apartamento y no en el castillo de piedra al otro lado del mar, que estaba viva, inmortal. Aunque su padre no lo estaba. No, su padre era cenizas en el viento, su existencia marcada solo por una lapida en una colina a las afueras de esta ciudad. O eso le habian dicho sus hermanas. Te ame desde el primer momento en que te tuve en mis brazos, le habia dicho su padre en esos ultimos momentos juntos. No pongas tus sucias manos sobre mi hija. Esas habian sido sus palabras finales, escupidas al Rey de Hybern. Su padre habia desperdiciado esas palabras finales en ese gusano de rey. Su padre. El hombre que nunca habia luchado por sus hijas, no hasta el final. Cuando habia ido a salvarlas, a salvar a los humanos y a los Fae, si, pero sobre todo, a sus hijas. A ella. Un gran y estupido desperdicio. Un poder oscuro e impio fluyo a traves de ella, y no fue suficiente para evitar que el Rey de Hybern le rompiera el cuello. Ella habia odiado a su padre, lo odiaba profundamente, y sin embargo el la habia amado, por alguna razon inexplicable. No lo suficiente como para intentar librarlos de la pobreza o evitar que se murieran de hambre. Pero de alguna manera habia sido suficiente para que el levantara un ejercito en el continente. Para llevar a la batalla un barco que llevaba su nombre. Todavia habia odiado a su padre en esos ultimos momentos. Y entonces su cuello se habia quebrado, sus ojos no estaban llenos de miedo mientras moria, sino de ese tonto amor por ella. Eso era lo que habia perdurado: la mirada de sus ojos. El resentimiento en su corazon mientras el moria por ella. Habia quedado en su memoria, royendo en ella como el poder que habia enterrado en lo mas profundo, corriendo desenfrenadamente por su cabeza hasta que ningun bano helado pudo adormecerlo. Podria haberlo salvado. Fue culpa del Rey de Hybern. Lo sabia. Pero tambien era suya. Asi como fue su culpa que Elain fuera capturada por el Caldero despues de que Nesta lo espiara con ese escrutinio, era su culpa que Hybern hubiera hecho cosas tan terribles, cosas para cazarla a ella y a su hermana como a un ciervo. Algunos dias, el miedo y el panico encerraban el cuerpo de Nesta tan fuerte que nada le permitia respirar. Nada podia impedir que el horrible poder empezara a surgir, a surgir, a surgir en ella. Nada mas alla de la musica de aquellas tabernas, las partidas de cartas con desconocidos, las interminables botellas de vino y el sexo que no la hacia sentir nada, pero que le ofrecia un momento de liberacion en medio del rugido de su interior. Nesta termino de lavarse el sudor y otros restos de la noche anterior. El sexo no habia sido malo; habia tenido mejores, pero tambien mucho peores. Incluso la inmortalidad no era suficiente para que algunos machos dominaran el arte del dormitorio. Asi que se habia ensenado a si misma lo que le gustaba. Consiguio un te anticonceptivo mensual en un boticario local, y luego habia traido a ese primer macho aqui. El no tenia ni idea de que su virginidad habia estado intacta hasta que vio la sangre manchada en las sabanas. Su rostro se habia tensado con desagrado, y luego un atisbo de temor de que ella pudiera informar a su hermana que su primer companero de cama no la habia dejado satisfecha o informarle al insufrible companero de su hermana. Nesta no se habia molestado en decirle que evitaba a ambos a toda costa. Especialmente a este ultimo. Estos dias, Rhysand parecia alegrarse con hacer lo mismo. Despues de la guerra con Hybern, Rhysand le habia ofrecido trabajos. Puestos en su corte. Ella no los queria. Eran ofrendas de lastima, intentos de conseguir que formara parte de la vida de Feyre, que tuviera un empleo remunerado. Pero el Alto Lord nunca le habia agradado. Sus conversaciones eran friamente civilizadas en el mejor de los casos. Ella nunca le dijo que las razones por las que la odiaba eran las mismas razones por las que ella vivia alli. A veces tomaba banos con agua fria. Otros dias se olvidaba de comer. No soportaba el crujido y el chasquido de la chimenea. Y se ahogaba en vino, musica y placer cada noche. Cada cosa maldita que Rhysand pensaba de ella era cierta y ella lo sabia mucho antes de que el hubiera seguido su puerta. Cualquier ofrenda que Rhysand le lanzara fue hecha unicamente por amor a Feyre. Mejor pasar su tiempo de la manera que ella deseaba. Ellos seguian pagando por ella, despues de todo. La llamada a la puerta hizo temblar todo el apartamento.

  • El amor que te mereces de Daria Bignardi

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    UNA AUTORA DE NOVELA NEGRA VIAJA HASTA LA MISTERIOSA FERRARA PARA INDAGAR UNA HISTORIA FAMILIAR.

  • Te deje marchar de Helena Pinen

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    Ray London se marcho de Blue Valley porque su padre le dio la espalda de la manera mas
    cruel. Con la excusa de ayudar a los hermanos Montgomery, ella ha regresado al unico lugar donde puede llorar su corazon roto. Alli se reencontrara con viejos amigos, viejos amores… pero tambien con viejos enemigos.

  • Todos los dias de mi vida de Laura R.

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    Lo unico que queria Maca era pasar un verano relajada y disfrutar del sol lejos de su isla. ?Como iba a imaginarse que seria en esas pequenas vacaciones donde conoceria el amor?
    Miguel deja clara sus intenciones desde el principio: esta interesado en ella. Y aunque Maca no quiere enamorarse, su corazon decide lo contrario.
    Su historia comenzara con secretos que podian terminar con la relacion cuando saliera a la luz. Todo depende de ellos y de que tan fuerte es ese amor que creen sentir el uno por el otro.

  • Escocia, amor y secretos de Judith Paredes

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    Larissa tenia el presentimiento de que hoy seria un buen dia. Su amiga Sara y ella, no pudieron salir a dar su paseo rutinario de los sabados, porque llovia a cantaros. Era algo muy tipico en esta epoca del ano, cosa que a las dos les encantaba. Sara estaba de vacaciones de su trabajo como psicologa y Larissa estaba matriculada en un curso de esos que nadie queria hacer, pero que a ella le encantaban. Ellas se habian conocido en el instituto y no pudieron evitar hacerse amigas, lo hacian todo juntas. Estaba tan metida en sus pensamientos que no se dio cuenta del sonido del telefono y, como pudo, se levanto del sofa donde estuvo sentada toda la manana con su imprescindible taza de te con una rodaja de limon; no se cansaba de tomarla. --!Vas a contestar o lo hago yo! --le grito su amiga desde la puerta de la cocina. --!Que ya voy, pesada! --dijo tambien gritando. Se apresuro a cogerlo y se extrano por el raro numero fijo que marcaba su identificador de llamadas, con nerviosismo lo descolgo. --?Si? Digame. --Se quedo muy quieta esperando una contestacion--. ?Si? ?Hay alguien? --!Hola! Disculpa pero me podrias pasar con Larissa Acuna, soy un viejo amigo de la infancia. Eso le extrano mucho, ella no sabia quien podria ser, no le sonaba su voz y menos con aquel acento. --Hola, yo soy Larissa pero no me suena tu voz... --!Disculpa no te he dicho mi nombre! Soy Jack MacAlister y fuimos juntos a primaria, siempre jugabamos entre nosotros. No pudo evitar sumergirse en sus recuerdos intentando recordar su paso por la primaria y no hallo nada. --Me has dicho que te llamas Jack y que fuimos juntos a la misma escuela, pero no me acuerdo de ti. --?Tienes movil? --Si, ?para que lo quieres? --Tu damelo, creo que puedo alumbrar tus recuerdos. Rapidamente se lo dicto y, de igual manera, llego un mensaje con una imagen, sus recuerdos llegaron y gritando dijo. --!Ya me acuerdo! Pero, te fuiste antes de entrar a quinto y no supe mas de ti. Te extrane mucho en esa epoca. --Si, me tuve que ir por el trabajo de mi padre. Yo tambien te extrane, nunca me pude olvidar de ti, pero por lo que escucho, tu, si. Suerte que no la podia ver, porque se sonrojo ante esa aclaracion, estaba demasiado avergonzada y no sabia por que, no habia hecho nada malo. Ella metida en sus pensamientos no escucho que le estaban diciendo. --?Larissa, estas ahi? Esa pregunta la devolvio al mundo real y todavia mas sonrojada, contesto. --Si, si, disculpa. Esto me sorprende mucho, no me esperaba que me llamaras despues de tantos anos. --Eso no era lo que estaba pensando, pero fue lo unico que se le ocurrio decir. --Pues a mi me alegra mucho poder hablar contigo, pero no te llamaba para eso. --?Entonces..., para que? --dijo ansiosa. --Queria preguntarte si te gustaria pasar unos dias en mi casa, en Escocia, conmigo. ?Que te parece? La casa es grande y se que te gustara; tambien podremos recordar nuestros momento juntos. No podia hablar, no le salian las palabras, su sueno de conocer la cultura celta se hacia realidad. --?Larissa, estas ahi? ?Me escuchas? --!Claro que quiero ir, Jack! --exclamo ella. --Ja, ja, ja. !Cuanta efusividad!, pensaba que te habia pasado algo no me contestabas. --!No te rias! --grito--. !Y no me ha pasado nada! --exclamo ella refunfunando. --Yo aun me acuerdo de aquella excursion al bosque donde nos perdimos y la profesora nos estuvo buscando --conto divertido--. Nos encontraron dormidos debajo de un arbol, tan tranquilos. Mis padres al enterarse me castigaron. --!Ay si! Los mios tambien, pero no quito lo divertido, ?te acuerdas del riachuelo que habia? Tu me dijiste que habia peces, pero yo no te crei. --Su voz tambien sonaba divertida. --!Si, madre mia! Desde entonces, excursion que habia nos tenian a los dos muy vigilados. Los dos recordando anecdotas, se olvidaron de todo, hasta del tiempo. --!Bueno! Te tengo que dejar, tu seguro tienes cosas que hacer --dijo ella. --No te preocupes por eso, podria pasar horas hablando contigo, saber mas de ti --dijo el. Sin decirse nada mas, pero muy ilusionados, se despidieron. Larissa se dio cuenta que no habian acordado ni fechas ni pasajes, fue corriendo a la cocina a contarle a su amiga la sorprendente noticia. --!Sara! Que me voy a Escocia, ?te lo puedes creer? --le dijo. --!No me digas! ?Y como…? --?Te acuerdas que una vez te conte que tuve un amigo que se tuvo que ir del colegio y no sabia por que? --Si, claro --dijo frunciendo el ceno, pero luego dandose cuenta le dijo--. !Ha sido el! ?Verdad? !El que te ha llamado! --!Si!, me ha contado que se tuvo que ir de Madrid a Escocia por el trabajo de su padre --le conto--. Hemos estado un buen rato hablando y recordando. Cuando ella acabo de explicar lo sucedido en aquella llamada telefonica, se cogieron de las manos y saltaron de alegria por la inesperada sorpresa. Mas tarde se dispusieron a cenar, ninguna de las dos se lo podia creer. Larissa tenia la idea que podria ser una broma, pero inmediatamente la desecho, esa foto solo la pudo tener el. Despues de recoger los platos y ya en sus respectivos lados del sofa, las dos se pusieron a ver su serie preferida en la television. Larissa estaba muy cansada, no se concentraba, asi que le dijo a su amiga que se iba a dormir. Se ducho y se puso el pijama de seda, seco, cepillo y se trenzo el pelo. Se metio en la cama y con un suspiro intento cerrar los ojos. Larissa no podia quedarse dormida. Las imagenes de su infancia junto a Jack, ese nino que habia sido su companero de juegos en las horas del recreo, inundaban su mente. Los recuerdos, poco a poco, se le empezaban a hacer mas nitidos en su cabeza y con pereza se dirigio a la cocina para prepararse un te, eso le ayudaria a tranquilizarse, estaba demasiado nerviosa. Siempre le pasaba cuando recordaba cosas importantes como aquello. El sonido de la tetera la hizo aterrizar, cogio su taza favorita, le puso el te y el limon, se sirvio y se dirigio al salon. Ya sentada en su sillon predilecto con su infusion, empezo a hacer memoria de su pasado y un recuerdo se le cruzo. Larissa Era jueves y la profesora nos comunico que hoy tendriamos un nuevo companero en nuestra aula. Todos estabamos muy contentos pero eso no evito que siguieramos con nuestra clase de matematicas. El director, dos horas despues, llego con un chico. Tendria como siete anos, eso no fue lo que mas me extrano; fue que poseia los ojos mas azules que en mi corta vida habia visto, aunque solo los pude ver unos segundos, se notaba que era timido. Despues de las presentaciones, ya sabia que su nombre era Jack, que tenia siete anos y que venia de Escocia; inclusive que a su padre lo habian trasladado aqui, a Madrid, por trabajo. Como yo no tenia verguenza ninguna, me dirigi al grupo de chicos que lo estaban invitando a jugar con ellos al futbol, pero el parecia negarse. --!Hola! ?No veis que no quiere jugar? !Dejadle en paz! Ellos me miraron y se fueron, me senti una triunfadora. Con tranquilidad me sente a su lado para poder hablar con el, lo queria como amigo, me trasmitia buenas vibraciones como decia mi madre, aun riendome por mis pensamientos, el me paso su brazo por los hombros sorprendiendome. --!Gracias! No podia sacarmelos de encima. Mientras yo estaba atontada por su accion, el esperaba que le contestara y con impaciencia me dio unos golpecitos en el brazo que me hicieron volver de mi ensonacion. --!Oh!, no me lo tienes que agradecer, mi nombre es Larissa... --Ja, ja, ja, ya lo se y tu tambien sabes el mio. En ese mismo instante me puse colorada y con eso agrande su risa. --!No te rias! --!Lo siento! Es que eres muy graciosa. --Te voy a perdonar si vienes a jugar conmigo, ?trato hecho? Le extendi mi mano para sellar el acuerdo y el otra vez me sorprendio agarrandomela. --De acuerdo, entonces flur boidheach [1] . No entendi las ultimas palabras que me dijo, tampoco le pregunte que significaban. Eso, como tantas cosas se le habia olvidado pero hoy lo iba a descubrir. Dejo la taza encima de la mesa y en silencio, se dirigio a su habitacion a coger el portatil, que por suerte estaba encendido. Con nerviosismo se conecto a Google y su cara no podia ser mas epica. No podia asimilar que despues de tanto tiempo supo el significado de aquellas palabras que el tanto le decia. Sumida en sus pensamientos, se acordo de mirar el reloj del ordenador y se fijo que eran las cuatro y media. Lo dejo todo encima de la mesa del comedor y se dispuso a ir a dormir. Pocas horas despues, Larissa se dispuso a hacer la reserva online de su vuelo, encontro fecha para el catorce de diciembre a las doce y media, llegaria en tres horas a Edimburgo.

  • Nosotros, ?para siempre? de Chloe Santana

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    El primer amor nunca se olvida, ?o tal vez si?

  • Las malditas de Stacey Halls

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    En un tiempo de miedo y sospechas ser mujer es el mayor de los riesgos.

  • No parare hasta conseguirte de Luca Castelli

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    Patricia no ha nacido ayer y sabe que la vida da muchas vueltas, pero ?tienen que ser precisamente en esa direccion? La joven pediatra no da credito al estrenar puesto de trabajo y comprobar que su jefe es, nada mas y nada menos... !que su ex!

  • Los secretos de topacio (Joyas de la nobleza 2) de Catherine Brook

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  • El diablo de Milan 2, El diablo en la sombra de Cathryn De Bourgh

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    Varina penso que vivia un sueno, un cuento de hadas del que no queria despertar. La boda sorpresa, el viaje a Paris, y haberse casado con el hombre que amaba, todo era mucho mas de lo que se habia atrevido a sonar. Y en plena luna de miel, recorriendo de la mano las calles parisinas, no queria pensar que en una semana debian regresar a Milan. Solo queria quedarse alli, abrazada a su lado, haciendo el amor durante horas hasta quedarse dormida mientras afuera todo corria como un huracan, ?que importaba? Se levanto con pereza al oir el telefono. Que artefacto tan impertinente e inoportuno. No, no queria atender. El habia apagado su celular para que dejaran de molestarlo todo el tiempo desde Italia y ahora dormia como un liron a su lado. Lucio Valenti. Su antiguo jefe y ahora su marido. Propiedad privada. Prohibido tocar... Pero ese telefono no dejaba de sonar y era su celular. Dejo la cama donde estaba calentita y feliz, lo hizo de muy mala gana y fue a atender. Era su tia por supuesto, ?quien mas seria capaz de llamarla en plena luna de miel? La pobre tia Giuliana todavia estaba en shock al enterarse de que se habia casado con su jefe a quien siempre creyo el rey de los seductores, incapaz de casarse. --?Como estas, Varina? Oh te echo tanto de menos. --Yo tambien tia, ?como estan todos? --Muy bien ?y tu? ?Que tal va todo? ?Cuando volveran? Todo iba muy bien pero si le hubiera contado su luna de miel en detalles pues a su tia le habria dado un ataque. ?Que pregunta era esa? --En una semana por desgracia. Quisiera quedarme para siempre aqui, tal vez me mude algun dia--respondio Varina. --Oh ?eso es verdad? --Si pudiera si, pero todavia no hay nada decidido, Valenti tiene sus empresas en Italia, debe estar alli a veces, reuniones, firmas. Un bodrio. --?Entonces piensas vivir en otro pais mas adelante? --Por supuesto, soy su secretaria perfecta. Mientras hablaba vio que su marido despertaba y la miraba con una sonrisa traviesa. Vaya, ?a quien se le ocurria llamar en su luna de miel y hacer preguntas sobre el futuro? Solo a su tia. --Ven aqui, preciosa--le susurro el abrazandola despacio. Varina le explico a su tia que tenia que cortar el telefono y luego se dejo arrastrar a la cama. --?Con quien hablabas?--pregunto el. --Con mi tia Giuliana, ?quien mas? --?Y que te dijo? --Queria saber como lo estaba pasando pero no le pude contar todo--le explico ella con una sonrisa. --?No?--el se fingio sorprendido. Varina sonrio cuando le quito el neglige de encaje y su minuscula braga para tener una copula rapida mananera como ocurria a veces. --Valenti, aguarda... Su vientre no estaba preparado para engullir esa inmensidad, todavia era estrecha, no entendia bien por que y cuando la penetraba le costaba hacerlo. El atrapo su boca con un beso salvaje. --Tranquila, lo hare muy despacio--le susurro el sin dejar de besarla. Sus labios ahogaron su gemido cuando sintio que la penetraba por completo, sin que quedara un milimetro, suya, tan suya como siempre lo habia sonado... En ocasiones temia que todo fuera un sueno y que un dia despertara sola en una habitacion de hotel pensando que se lo habia inventado todo pero cuando hacian el amor era como despertar de nuevo y que el le dijera al oido: "todo es verdad, esto es un sueno muy real", porque sentir su inmensidad en su cuerpo era sentirse amada, deseada, viva de una forma que desconocia. --Preciosa, eres tan deliciosa, tan dulce--le susurro el. Ella lo abrazo con fuerza y comenzo a moverse a su ritmo, a disfrutar cada embestida salvaje, cada roce de esa virilidad dura e inmensa en su cuerpo. Disfrutaba tanto ese momento y lo deseaba tanto y cuando sentia que la llenaba con su placer y expulsaba su simiente se preguntaba como seria tener un bebe de su amor, un bebe que se pareciera a el. En ocasiones fantaseaba que se quedaba embarazada pero eso la asustaba un poco, sabia que era muy pronto. Ademas se estaban cuidando para evitarlo. De pronto el la miro con sus ojos oscuros y una sonrisa mientras caia sobre ella rendido y satisfecho. --?En que estas pensando, preciosa?--le pregunto. Varina sonrio. --Pensaba que quisiera quedarme en Paris para siempre y no regresar a Milan, porque cuando lo haga temo que... todo haya sido un sueno--le respondio. El la envolvio en sus brazos con mucha fuerza. --No lo es preciosa, es real... vaya, jamas pense que caeria asi en tus garras. Esa confesion la hizo sonreir cuando estaba al borde de las lagrimas. --?En mis garras? --Si, en tus tiernas garras de gatita hermosa y tierna--le dijo el besando sus manos. Varina sonrio. --Yo diria que fue al reves, fui yo quien cai en tu cama y en tus garras--le respondio. El dia recien comenzaban y tenian planeado recorrer los castillos, comer en restaurant exoticos y sacar fotos. Vestidos como turistas no habia fotografos ni nadie cerca curioso mirando, nadie los conocia y ambos pudieron disfrutar tranquilos esos dias en Paris y recorrer los lugares mas bonitos sin ser molestados por fisgones. Al mediodia mientras almorzaban en un restaurant italiano en el corazon de Paris Varina le pregunto que pasaria cuando regresaran. --?Seguire siendo tu secretaria? Esa pregunta parecio sorprender a su esposo. --Me encantaria pero es que las esposas Valenti no trabajan tesoro, no se ve bien que lo hagan. Es por una cuestion de estatus y orgullo. --?Que dices? --Es verdad. Ya te lo dije cuando nos casamos, ?lo has olvidado? --Pero si hay esposas de tus parientes en la empresa--senalo ella. --Algunas si, pero no es lo que yo deseo. --Diablos, ?que hare en todo el dia sin trabajar? Morire de angustia esperandote en casa. --No te preocupes por eso, pronto te hare muchos bebes para que estes ocupada en casa. Ella lo miro espantada. --?Que dices? ?Es broma, verdad? Pero Valenti no sonreia. --No, no lo es... pero hay tiempo para eso, sin prisas. Ademas deja de preocuparte por el futuro, el presente es el unico tiempo que nos pertenece. Tenia razon, no debia ponerse ansiosa con el futuro. Sin embargo no le agrado saber que debia quedarse en casa. ?Que haria en todo el dia? Moriria de aburrimiento esperando su llegada, estaba segura de que habia algo que pudiera hacer... Pero una idea horrible cruzo su mente mientras saboreaba el postre de chocolate. --Entonces ?tomaras otra asistente? Por favor Valenti, no me hagas eso. El sonrio. --?Y por que crees que eso sea tan malo y alarmante? Varina lo miro enfurrunada. --Tu lo sabes bien, no te hagas el tonto. --?Crees que lo se? --Si. Se miraron enfrentados sin decir palabra hasta que el dijo como al pasar mientras bebia un sorbo de agua mineral: --?Es por celos? ?Temes que me sienta tentado por un par de piernas? Preciosa, eso no va a pasar, debes confiar en mi, soy tu marido ahora y prometi serte fiel y lo cumplire. --No es por ti, sabes que en esa oficina habia un monton de gatas en celo al acecho. --Ni tantas, ademas jamas les preste atencion, ?por que lo haria ahora? --Pero yo era tu secretaria, tu asistente y tu espia. ?Crees que ya no vas a necesitarme? Valenti se puso serio. --Siempre voy a necesitarte preciosa pero en casa, esperando mi regreso en la cama, lista para tener sexo--dijo y le dio un beso ardiente. Varina se dejo arrastrar por sus besos y sintio que se moria por hacer el amor otra vez antes de salir de paseo, eran sus ultimos dias en Paris y debian disfrutarlos. --Bueno, creo que deberiamos regresar al hotel, ?tu que piensas?--pregunto el. Ella sonrio con picardia. Por supuesto que queria regresar al hotel. Su esposo pago el restaurant y se marcharon poco despues. A puertas cerradas en su habitacion hicieron el amor sin prisas. Valenti se moria por desnudarla, por hacerlo deprisa pero ella preferia ir despacio. El sexo era un mundo nuevo que descubrir, un mundo de sensaciones que queria disfrutar a pleno pero todavia seguia siendo un poco timida a veces. Para Varina la copula era un ritual maravilloso de ensueno y la desesperaba llegar a ella como en esos momentos. --Lucio, aguarda, ve despacio--le dijo de pronto.

  • El valor de una promesa de Susana Oro

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    Ya estaba por nacer. Habian pasado cinco anos desde el dia que sonaron con engendrar un hijo sin que la semilla de Eduardo echara raices en el vientre de Amanda, quien ya no tenia deseos de pensar en biberones y panales. Pero la nina llego sin pedir permiso. Asi, sin mas, se presento un dia llenando a su madre de nauseas y antojos de, frutillas con crema, helado de arandanos, melon con jamon, mayonesa de aves y pollo al curri. El vientre materno era un bombo que retumbaba en el cuerpo delgado de Amanda. ?Por que no la dejaban salir? Pum, pum, pum... Ya estaba harta de estar flotando alli adentro cuando afuera habia vida y un mundo hermoso por conocer. Empujo con la cabeza intentando abrir la puerta. La madre sintio que se partia en dos de dolor, grito y se acuclillo en el suelo esperando que la contraccion pasara. Treinta y siete anos y encima primeriza. No estaba para estos trotes, menos con una nina que no habia dejado de moverse en su vientre. Solo rogaba que no se le arruinara el cuerpo. Eduardo Parker corrio como alma que lleva el diablo para ayudar a su mujer a levantarse. Era un hombre de cabello del color del trigo. Siete anos menor que su esposa, que se hacian evidentes al verlos juntos. El aun tenia el rostro juvenil y un cuerpo de musculos firmes ganado con el rudo trabajo del campo. Esos Ojos, de color gris claro, reflejaban su mirada carinosa y su caracter jovial. Era como si sonriera con los ojos, sobre todo en ese momento, cuando el sueno de tener a su hija en brazos ya casi era una realidad. -Maldito bastardo -dijo Amanda como si odiara a Eduardo. No lo odiaba, pero le molestaban los siete anos menos y el enorme trabajo de seduccion que tuvo que desplegar para lograr que se casara con ella. En ese momento de dolor los resentimientos daban vuelta por su mente y queria cargarlo de culpas, por ser mas joven, por no necesitar tantos arreglos para estar siempre apuesto, por haber luchado tanto para que la aceptara... y encima, por no estar sufriendo lo que ella estaba padeciendo. Despues de todo, por culpa de su semilla sentia que se moria. Tampoco recordaba la felicidad de Eduardo y los preparativos que habian compartido durante los nueve meses de gestacion. En realidad habian sido ocho meses y medio, porque la nina inquieta que llevaba en el vientre decidio salir antes de la fecha prevista. -Si, querida, tienes razon -dijo Eduardo intentando apaciguarla mientras la tomaba en brazos-. Mejor vamos a la clinica, que ya hable con Alfredo para decirle que empezaron las contracciones -aclaro, se cargo el bolso que habia dejado sobre el sillon y salio con Amanda en brazos. El capataz abrio con prontitud la puerta de la camioneta mientras le quitaba el bolso a Eduardo para dejarlo en la cabina. La nina eligio ese momento para dar otro empujon. ?Que pasaba que no le abrian la puerta? Ella queria salir, mirar el mundo y sonreirle a la vida. Empujo nuevamente con la cabeza, y Amanda se retorcio. -Ya viene, ya viene, maldicion. Ya viene. Hijo de puta. Te odio por lo que me has hecho - grito Amanda a Eduardo, que corrio a sentarse frente al volante y sin responderle a su esposa salio levantando polvo con los neumaticos. Tomo el movil y llamo a Alfredo, el medico y amigo de la familia. -Estamos en camino, Alfredo. Las contracciones son una tras otra -explico Eduardo. -Bien -dijo Alfredo, tapo el aparato y lanzo un grito que debio escucharse en toda la pequena clinica-. !Ya vienen! !Avisen a todo el pueblo que la nina Parker ya llega! Pueblo chico, penso Eduardo, nego con la cabeza y no pudo evitar la sonrisa. En cinco minutos ellos estarian alli, y tambien todos los vecinos. Nubes oscuras corrian carrera en el cielo. El sol habia desaparecido cuando Eduardo estaciono en la puerta de la clinica. Se bajo y alzo a Amanda, que grito y se retorcio cuando otra contraccion le hizo ver las estrellas. En ese momento un rayo rasgo el cielo y el trueno silencio el alarido de la mujer. La lluvia no espero que ingresaran, sino que decidio caer sobre ellos. Amanda quedo empapada y con el cabello peinado de peluqueria pegado al rostro. Apreto los dientes, y Eduardo no supo si era por las contracciones o por haber perdido el peinado, ya que su esposa era una mujer que solo se preocupaba cuando perdia su impecable apariencia. -Solo unos minutos mas y tendremos a nuestra pequena -dijo Eduardo para tranquilizarla. -Deberia ser solo mia, ya que tu no has pasado por esto. Malditos hombres que se atribuyen nuestro mismo derecho y no hacen nada -dijo Amanda furiosa mientras otro empuje le quitaba las ganas de seguir insultando a Eduardo. Eduardo prefirio no decirle que llevaba ocho meses consintiendo cada uno de sus caprichos y aguantando cada una de sus estupideces cuando hablaba de lo bella que seria la nina. Pero en momentos como ese, en el que recibia todo su veneno, todo el pasado volvia a su mente. Se habia casado con Amanda sin estar enamorado. El habia dejado de creer en el amor, era un sentimiento danino, y despues de que ella insistiera hasta el hartazgo, decidio que lo mejor era tener una esposa que no amara para evitar las decepciones. Ella tampoco lo amaba, solo se habia encaprichado porque era atractivo y lo consideraba una especie de trofeo. Era una cabeza hueca, siempre lo habia sido, y desde que habia quedado embarazada no hablaba de otra cosa que de la belleza que tendria su hija teniendo dos padres tan hermosos. Dejo de recordar las banalidades de Amanda. En unos minutos la nina de sus suenos los llenaria de alegrias y Amanda, cuando la tuviera en brazos, tal vez, se decidiera a dejar de lado las frivolidades. -Que mal dia para nacer -dijo una anciana asomada al ventanal de la sala de espera que daba a la calle. -Cuantas lagrimas va a derramar esa nina -dijo otra senalando el diluvio que se habia desatado cuando Eduardo saco a Amanda de la camioneta. -?Se fijaron que a Eduardo se le cruzo un gato negro? -pregunto otra dejando ver su cara de asombro. -Si, si, y para colmo Eduardo paso bajo una escalera -aclaro otra, y las cuatro se santiguaron para que las desgracias no las alcanzara a ellas. Eduardo avanzo por el pasillo cargando a su bella esposa, que se retorcia de dolor en sus brazos. -Ya pasa querida, ya veras que en un suspiro nuestra adorada nina habra llegado -Trato de calmarla mientras empujaba la puerta batiente de la sala de guardia. -!Suspiro!, ya te quisiera ver a ti dando ese suspiro. Maldito hombre, todo esto es por tu lujuria. Te odio, te odio..., nunca mas me vas a tocar. Me oyes. !Ay Dios...! !Ay mi madre querida, porque no me dijiste que era tan dificil esto! Si lo hubiera sabido no me habria casado. Eduardo arqueo las cejas, lo habia perseguido hasta volverlo loco para que se casara con ella, y ahora lo culpaba, penso pero no emitio palabra. Unos cuantos pasos mas y pudo recostar a su mujer sobre una camilla para dejarla en las habiles manos de una enfermera. Por la frente de Amanda se derramaban gotas de sudor y de sus ojos brotaban gruesas lagrimas, tan gruesas como las gotas de lluvia que salpicaban el cristal de la ventana. Ese cabello color zanahoria con bucles siempre ordenados estaba pegado a su rostro, y sus impactantes ojos almendrados de un hermoso color tostado se veian desencajados de furia y dolor. Eduardo nunca habia visto a Amanda en ese estado desalinado y enfurecido, ni siquiera cuando se levantaba con sus cabellos revueltos y los ojos hinchados despues de una mala noche. Ella, la mujer mas arreglada del pueblo parecia una arpia en ese momento. -!Te desprecio, te odio me oyes! !Te quiero fuera de mi cama! !Nunca te ame! ?Has entendido? -grito Amanda. Y el lo sabia de sobra, pero hacia lo imposible para que el matrimonio funcionara. -Todas dicen lo mismo Eduardo, es mejor hacer oido sordo a sus palabras -comento la enfermera mientras preparaba a Amanda para la llegada del medico, que habia salido a tomar un refrigerio antes de atender el parto de la mujer de su amigo. Ella estaba en pleno trabajo previo y siendo primeriza Alfredo estaba seguro de que tendrian una buena cantidad de horas de espera hasta que naciera la nina. Por recomendacion de la enfermera, Eduardo se dirigio a la sala de espera. Amanda estaba atendida por la gente de la clinica y dos amigas, que le secaban el sudor de la frente y la ayudaban a respirar cuando la atacaba otra nueva contraccion. Eduardo hubiera querido correr a todos para ser el quien la atendiera y calmara, pero su mujer habia preferido echarlo, y no pensaba contradecirla. La mitad de los pueblerinos estaban congregados en la sala de espera. Muchas mujeres y pocos hombres. Las mujeres tenian esa curiosidad innata que las hacia estar presente en cada acontecimiento importante como nacimientos, casamientos y velorios. En un rincon, Eduardo diviso a ese hombre que queria como a un padre. Eran vecinos y habia sido el mejor amigo de su padre. Sonrio, pero al instante se le borro el gesto y fruncio el entrecejo al ver que Quino estaba acompanado de su terrible nieto Alan, el hijo de Marian, penso con una mezcla de dolor y resentimiento. El demonio habia seguido a su abuelo, se dijo Eduardo y apreto los punos. Ese chico era lo mas salvaje que habia visto en su vida, y solo tenia siete anos. Tenia sus motivos. Todos sabian que sus padres se habian peleado tres anos por pasarle la tenencia al otro y el pobre habia quedado lleno de resentimientos, que descargaba en sus abuelos y en los vecinos del pueblo. A Eduardo recordar a la madre del nino le producia nostalgia. Pero la aparto, Marian no merecia su nostalgia, ademas el era un hombre casado y en pocos minutos seria un padre entregado a su hija. Amanda empezo a gritar como si la estuvieran matando. Eduardo camino nervioso por la sala de espera, ida y vuelta, ida y vuelta, ida y vuelta... Deberia ser el quien estuviera con su mujer, se repitio y apreto los punos al recordar que lo habian echado como si fuera un extrano. !Era el padre de la nina, maldicion!, se dijo y respiro profundo varias veces para calmarse. Pocos minutos despues Alfredo ingreso corriendo a la sala de parto, y luego de unos cuantos gritos e insultos mas de su esposa el silencio se apodero del lugar, que fue roto por un alarido desgarrador seguido del llanto lastimero de Amanda. Eduardo temblo. Su hija, su querida hija no habia llorado, penso y sintio que le faltaba el aire. Miro a sus vecinos tratando de encontrar una respuesta, pero todos estaban mudos y observaban la puerta batiente por donde Alfredo deberia salir a dar la mala noticia, pero nadie aparecia, ni Alfredo ni las enfermeras. En un rincon, junto a una maceta de plantas de hojas verdes, Alan sonreia burlon al observar las caras de susto de la gente que habia venido a conocer la nina. El habia seguido a su abuelo escabullendose entre los matorrales y los troncos de los arboles, desoyendo los consejos de la abuela para que se quedara con ella. Alan sabia que una vez que su abuelo lo viera en la clinica no lo echaria. Si todos iban a estar en el nacimiento de la nina de Eduardo, ?por que el no?, despues de todo tenia el mismo derecho que los otros de estar alli. Inclusive, podria darle un pequeno pellizco a la nina para que fuera aprendiendo de chiquita a no meterse con el, penso sin dejar de lado esa sonrisa burlona. Su abuelo lo zarandeo para que guardara la compostura. Alan fruncio el ceno, lo insulto y le dio una patada en la pierna para dejarle en claro que nadie podia retarlo. Quino perdio el equilibrio por unos instantes y contuvo las ganas de reprender a su nieto. Solo siete anos de edad y nadie se atrevia a contradecirlo, retarlo y mucho menos enderezarlo, ni hablar de educarlo. Su nieto era un salvaje y asi seguiria porque tanto Quino como su mujer Rosario habian desistido en sus intentos por civilizarlo. Que se las arreglara como pudiera, esa habia sido la ultima decision que habian tomado despues de sus miles de intentos por encausarlo. Un murmullo indescifrable se apodero de la sala, y Eduardo escuchaba desesperado los comentarios. "Debe estar muerta", "No, no, quiza tiene algun problema genetico", "Es primeriza y esta mas cerca de los cuarenta que de los treinta, a lo mejor la nina ha nacido con algun problema mental", "Callate, Lola, que algunas mujeres han tenido hijos sanos inclusive a los cincuenta". Quino Martin, que aun estaba dolorido por la patada que le acababa de dar su terrible nieto, se acerco rengueando a su amigo Eduardo y le palmeo el hombro. Tantos anos de amistad le permitian saber la angustia que estaba sufriendo en ese momento de incertidumbre, ya que nadie salia a informarles lo que estaba pasando en la sala de partos. Pero no dijo nada. ?Que le podia decir? Solo se quedo a su lado haciendole compania mientras aguardaban que alguna enfermera o Alfredo salieran a dar la noticia, que no debia ser muy alentadora. Las gotas de lluvia seguian golpeando contra el vidrio y los comentarios de la gente se desviaron por otros derroteros. Algunos decian que la lluvia presagiaba malos augurios para la nina Parker. Otros, que la naturaleza estaba dando cuenta de las lagrimas que derramaria en el futuro, o que cuanto mas diluviara mas lloraria la nina en su adultez; si es que estaba con vida. Alan escuchaba asombrado la cantidad de cosas que le iban a pasar a la hija de Eduardo, y decidio aprovechar el alboroto para meterse en esa habitacion donde estaba viva o muerta la nina de los Parker. Paradito con sus piernas desnudas chorreadas de barro y la remera blanca estirada de tanto acampanarla con las manos, Alan se ajusto el lazo que le sujetaba el pantalon corto para que no se le cayera, y camino como un adulto hasta el borde de la camilla. Vio a Amanda tumbada con la cara enterrada en la almohada llorando a mares, y al medico de bata celeste acunar a un bebe tapado por una mantilla suave como el algodon. -Dejame verla -exigio Alan al medico. Hablo fuerte y con la cabeza bien levantada para que se enterara de que el estaba alli-. ?Esta muerta o es tonta? -?Y tu que haces aca si nadie te invito a entrar? -dijo ofuscado Alfredo al ver al travieso nieto de Quino metido en la sala de parto. -Y a mi que me importa si me invitan o no. Yo entro -dijo con arrogancia mientras le daba una patada en las espinillas para que se torciera y le dejara ver a la nina muerta. El medico, que hacia de obstetra si era necesario, se inclino de dolor y Alan pudo echarle una buena mirada al bebe, que le sonreia con una enorme boca y lo miraba con unos ojos mas grandes que toda la cara. Tenia unos pelos tan parados que se parecia al espantapajaros que el habia fabricado para que los pajaros no se comieran el maiz que sembraba su abuelo. -!Puaj!, si que eres fea y no estas nada muerta como dicen afuera. Nunca, nunca vi a alguien tan feo. ?De que te ries, nina tonta?, acaso no te han puesto frente al espejo. Al ver que la nina hacia un puchero por sus palabras, Alan Martin, por primera vez en su corta vida sintio que lo invadia una extrana sensacion de tristeza, y un feo nudo de angustia le cerro la garganta. Nunca se emocionaba por nada y tampoco lloraba, penso cuando descubrio que unas lagrimas amenazaban con escapar de sus ojos. Parpadeo varias veces para contenerlas, y se indigno por su debilidad. El era el nino mas atrevido y travieso del pueblo, el que hacia lo que queria, el que nadie contradecia. ?Por que tenia que sentir ardor en los ojos por una nina horrible que estaba a punto de llorar?, si el solo estaba diciendo la verdad. Ella era tan fea que su madre lloraba desconsolada al ver la cara horrible de la hija que habia tenido. Pero, a pesar de su indignacion, intento consolarla. -No llores nina tonta, que supongo que vas a llorar muchisimo cuando seas grande y nadie quiera casarse contigo por ser tan fea. La impertinencia del nino al meterse en la sala de partos sin que nadie lo invitara, rompio la incertidumbre y elucubraciones de los vecinos. Eduardo habia ingresado despues del nino, seguido de las mujeres y hombres que estaban aguardando el feliz acontecimiento. Tras el nino, Eduardo Parker dejaba salir el aire que se le habia estancado en la garganta al no escuchar el llanto de su hija, y una sonrisa le curvo los labios. El nieto de Quino no estaba halagando a su nina, por el contrario, pero que importaba si lo primordial era que su hija estaba viva. Quino Martin, por su parte, observaba desconcertado a su nieto, que por primera vez mostraba una pequena debilidad frente a alguien. Su nieto era frio como un tempano de hielo desde que su madre lo habia abandonado, y esa actitud del nino lo emociono. Para sorpresa de Alan, la nina risuena dejo escapar una lagrima por su mejilla arrugada y el ya no pudo aguantar mas la angustia al verla llorar. Nunca le habia pasado algo asi y, a pesar de la furia que sentia por ese nudo que tenia en la garganta y no lo dejaban respirar, se sento en el piso y pidio al medico que le dejara sostenerla. Ante el gesto afirmativo de Eduardo, el medico le entrego a la pequena. Alli la acuno contra su pecho sin darse cuenta que su abuelo, el padre de la nina y la mitad del pueblo que habia ido a conocerla lo miraban desconcertados. Nadie se atrevio a hablar, solo observaban sin comprender la relacion entre el nino y la recien nacida. -Ya basta de ser llorica. Eso te hace mas fea todavia de lo que ya eres. Deja de llorar que nadie te va a querer... -Asombrosamente la nina no lloraba a gritos como cualquier bebe, sino que dejaba escapar unas gruesas lagrimas de los ojos, como si no se pudiera contener. Alan vio que la pobre y fea nina intento sonreir a pesar de su silencioso llanto, y eso lo golpeo como si sus siete anos de travesuras, de hacer llorar a las maestras y de golpear a los mas debiles de la escuela, hubieran desaparecido de su vida. Ese bebe que le sonreia para congraciarse con el lo habia transformado en un nino debil. A pesar de su enojo, por lo que ella conseguia de el, no pudo evitar consolarla como le parecio mejor-. Mira, para que no llores mas, te digo, que si cuando te hagas grande no hay nadie que se quiera casar contigo, que seguro no va a haber nadie ya que eres tan fea que no se te puede ni mirar, yo voy a casarme contigo. ?Esta claro?, ?asi vas a dejar de llorar? -La nina lo miro, le sonrio de oreja a oreja y con su manito pequena se apodero del dedo pulgar de Alan sellando la promesa que el le acababa de hacer. Eduardo estaba tan emocionado al saber que su pequena hija estaba viva y aparentemente sana, que no presto demasiada atencion a lo que habia pasado entre Alan y la nina. Se agacho junto al nino y sonrio al ver a su pobre hija con los pelos parados como un puercoespin, sonriendole como si lo reconociera. Tenia los ojos y la boca demasiado grandes para ser una recien nacida, y estaba tan arrugada que parecia una anciana en sus ultimos momentos de vida, no un bebe recien venido al mundo. Pero a Eduardo esa sonrisa cautivadora lo hizo sentir el padre mas orgulloso del mundo, y sin sacarsela a Alan le pregunto. -Puedo cargar a mi hija. -Y bueno, pero no la vayas a tirar al piso y la vayas a dejar peor de lo que ya es. Si hasta parece un espantapajaros. Ella si que mantendria el maiz de mi abuelo sano hasta la cosecha - dijo Alan levantandose del piso cuando Eduardo le saco la nina de los brazos. Todo sucedio demasiado rapido. Amanda se precipito de la camilla para intentar arrebatarle la nina a Eduardo, mientras le explicaba que esa no era su hija. Insulto, pataleo y grito delante de los pueblerinos que le habian cambiado la nina, que alguien tan poco agraciada no podia ser su hija, y que la alejaran de su vista porque no podia mirarla. Las exclamaciones de los vecinos evitaron que los presentes vieran el gesto de dolor e indignacion de Eduardo ante las palabras de su mujer. Tampoco escucharon sus palabras: "Como puedes ser tan despreciable. Te prefiero lejos de nuestras vidas antes de que mi hija sufra las consecuencias de la frivolidad de su madre. No mereces ser madre de esta nina". Amanda cayo al suelo, la bata cubierta de sangre, pero lo que mas asusto a todos era el odio con que miraba a la nina.

  • No duermas mas de P.d. James

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    Por primera vez en castellano, seis relatos maestros de la ultima gran dama del crimen.
    <>.
    Carlos Zanon, El Pais

  • Cain. la sombra de un caido de Cristo Alcala

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    El carrusel gira. De pie y frente a el, lo observo maravillada. Miro a mi alrededor algo confusa. Porque no se, si es de dia o de noche. Pero el carrusel brilla con sus luces encendidas, por los pequenos focos que en hilera y uno al lado del otro, lo forman y rodean como si fuera esto ultimo. Decorando y sobre el, los caballitos en madera que solo de eso se componen y suben como bajan, desde su eje multicolor y al compas de la musica. Melodia que me recuerda a la cajita de joyas que tenia mi abuelita. Y cual, abriendo esta. Su cancion brotaba de forma suave y pausada mientras una pequena bailarina clasica giraba sobre ella. El carrusel es dorado con sus disenos alegres e infantiles. ?O de oro? Y sobre el medio de este, mientras rota de forma alegre. Un gran arbol de frutos. Un manzano. Muy dentro mio, presiento a verlo visto alguna vez. No lo se. Creo. Pero su grueso tronco con sus ramas y frutos rojos, me es familiar. Aliso mi vestido blanco que llevo puesto para luego con mis manitos entrelazadas por delante dar unos pasos hacia el carrusel, algo timida. Porque es hermoso y te invita a jugar con el. Te llena de paz… Extiendo mi brazo para montarlo, pero en ese momento un llanto llama mi atencion. Crei que estaba sola. Pero, no. Hay un nino y solo un poco mayor que yo. Que en un rincon sentado en el suelo, rodillas desnudas y contra su pecho abrazado a si mismo; llora. Aunque su rostro lo tiene oculto contra el, puedo sentir su dolor y sus lagrimas. Mucho. Como si fueran mios… No lleva ropa, mas que unos pantalones cortos del color de mi vestido. ?Sus lagrimas de dolor, sera por frio? --?Por que lloras, nino? --Pregunto de forma dulce, acercandome e inclinada a el. No me contesta como tampoco eleva su rostro para mirarme. Pero al sentir mi voz, deja de hacerlo. Y un rubor sube a mis mejillas, al sentir su rechazo y juego con un pie en el suelo a la espera. Pero, solo silencio. La melodia del carrusel me llama y me volteo a el sonriendo, mientras me saco el abrigo que me cubre tambien de tono blanco y se lo apoyo sobre sus hombros desnudos. El contacto suave. Calido. Y contra el frio por su textura. Lo hace estremecer y con asombro levanta su barbilla para mirarme, pero sin moverse de su postura. Y para sorpresa mia. Sus ojos son del mismo color de su pelo, algo largo como desordenado. Un plata ceniciento. Hermosos. --Gracias… --Murmura calido. Y extiendo mi mano hacia el. --Ven. --Digo y sin dudar, acepta. Y siento que las luces del carrusel brillan mas fuerte, al entrelazar nuestras manos. Su lindo rostro infantil, hace una mueca curiosa. --?A donde? --Pregunta, incorporandose y sin sacarse mi abrigo sobre sus hombros, mientras se deja llevar por mi y limpia sus lagrimas con el dorso de su otra mano. Le sonrio y senalo el carrusel. --!A montarnos! --Exclamo alegre y por notar que su llanto fueron reemplazado por una timida sonrisa--. Me llamo Sandra… --Me presento. --Septiembre… --Repite, el mes que nos encontramos. Rio con ganas y negando. --No, Septiembre… --Miro a sus ojos plata. --…Sandra… Ahora, el niega. --Para mi, Septiembre… --Dice dulce y timido. Pero decidido. Y mi carcajada infantil, se siente. --Esta bien… --Le murmuro sin soltar su mano--… Septiembre, entonces… --Acepto su forma de llamarme. Y algo golpea mi pecho al decirlo, por sentir mi nuevo sobrenombre en voz alta por mi. Y lo confirma su sonrisa de satisfaccion. Notando. Que esa presion en mi pecho. Es como un sello. Y su mirada sonriente. ?Al igual que el arbol frutal, familiar? Sacudo mi cabeza, porque no puede ser. Somos ninos y lo acabo de conocer. --?Cual es el tuyo? --Pregunto, caminando con el a mi lado. Siendo por la poca edad que parece llevarme, mucho mas alto que yo. Sus pies descalzos se detienen y se cubre mas con mi abrigo, borrando esa linda sonrisa que dibujaban sus labios. --Por eso lloraba… --Susurra triste. --…no recuerdo nada… Oh. Y mi abrazo de consuelo repentino, lo estremece. Porque lo necesita. Senti, la necesidad de hacerlo. --No importa… --Digo apartandome de el y tirando mi rubio pelo hacia atras, pero sin soltar su mano. --…voy ayudarte a que lo descubras… - Le digo convencida. Y sus ojos claros de color casi blanco y ceniciento como su pelo, se abren y un rubor en sus mejillas se iluminan, pese a su palidez. --Septiembre… --Solo repite ese sobrenombre que me puso, sorprendido ante ese contacto, mirandome a mi, para luego mis bracitos envueltos sobre el. Entre feliz. Asustado. ?Y agradecido? Pero no le doy tiempo a ninguna emocion, porque no deseo volver a verlo triste. Yo no quiero, verlo nunca mas asi. Y lo jalo, sonriendo con la musica invadiendo el lugar con nuestras risas y con ella, disfrutando sobre los caballitos multicolor de madera al montarnos al carrusel. Me giro del mio sobre mi hombro y riendo, para ver al nino de cabellos y ojos color plata detras mio sobre otro. El tambien, rie. Mucho. Ambos lo hacemos felices al ritmo bajando y subiendo de ellos. No se, si esto es un sueno o no. Elevo mi mirada al techo multicolor y con su dorado luminoso del carrusel, sobre nuestras risas de felicidad. Y le ruego. En realidad al cielo, sobre el. A Dios. Que yo, quiero. Le pido con mi alma. Que no lo sea. Y bajo mi pedido, por ese ruego. Y ambos nos miramos asombrados por eso. Que el carrusel con sus luces. Y cientos de plumas blancas, caen como si fueran delicados copos de nieve en suspension, bajando por su delicada suavidad. Brilla, mucho mas… Capitulo 1 El par de hielo, flota en miBourbonen un clasico vaso de whisky y con pequenas gotas de miel. Intenso y con cierto dejo dulce, pero sin quitarle su origen escoces como antonomasia de toda la vida de una unica cebada malteada y pura, sintiendo su choque y sostenido este, por mis dedos acoplandose al sonido del agua por estar sentado fuera de un pintoresco bar y a pocos metros de la costa, que por el movimiento con su suave oleaje chocando con ella, como gran y paradisiaco lugar turistico como veraniego que es. Que por su hora y sobre el ocaso. Como un pendulo en su color fuego en tonos naranjas, dorados y ocres, se oculta sobre el horizonte maritimo. Haciendo que pierda mi mirada plata, detras de mis lentes de sol que llevo puesto al paisaje nautico y playero, como gente disfrutando de este e interrumpa mi lectura del libro que sostengo en mi otra mano y apoyandolo, en una pierna cruzada sobre la otra con cierta postura como aire elegante y mi por demas, fino traje en tres piezas que llevo puesto en su negro oscuridad y de corte sastre europeo conforme a la temporada. Pero, muy acorde pese al lugar. No lo mal interpreten, por favor. Dejenme explicarles. Pese a estar en un sitio llamenlo playero. Vacacional. O de descanso y asueto, que por su clima tropical como paisajes y plazas, conformadas por prestigiosas cadenas hoteleras que superan las cuatro estrellas sin titubear. Y donde es eleccion, tanto de familias para distenderse de sus obligaciones rutinarias o puede laboral como social y hasta de ejercitos juveniles con sus hormonas a flor de piel en sus periodos de descanso para venir. Sonrio. Para disfrutar del dia a dia con sus playas y mujeres a la orden de estas, en sus sugerentes bikinis o del abuso excesivo que la noche con sus fiestas y juergas. Que otorgan. Sonrio mas. Y te llevan. A la tentacion. Puedo vestir armonico al lugar en que me encuentro, que bajo su musica calma como tranquila que rodea y envuelve el recinto a la ocasion incitando e invitando a ello. A la elegancia. Por ello, no se confundan damas. Ya que, puedo. Si notan mi presencia. ?Como, les explico? Suspiro dando un pequeno sorbo a mi etilica bebida, para luego apoyar mi brazo en la mesa que estoy y mi barbilla en mi puno de forma tranquila, pero sin perder mi postura refinada en la silla mientras pienso. Y mi media sonrisa vuelve, ante el ciento de sinonimos que me han puesto a lo largo de los tiempos, pero eligiendo uno de mis favoritos. Ser un camaleon. Si, como leyeron. Uno de muchos y que varias veces he sentido que me nombran asi. ?Por que, dicen? Simple. Porque, tengo la asombrosa facultad de cambiar. En el nombrado animal, su color. En mi. De acuerdo a las circunstancias que amerite. Su lengua es rapida. Sonrio mas, sobre otro trago a mi whisky. La mia, tambien. Sus ojos por esa gran capacidad de vision, fascinan y desconciertan. Mientras los mios y en su color unico. Mezcla de agua y el tono plata, al igual que el color natural de mi pelo, cual siempre llevo a medio recoger por su cierto largo. Confunden.

  • Extraccion de Douglas Preston

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    Un relato escalofriante que descubre muchos secretos de la relacion entre los hermanos Pendergast.

  • Dos almas y un secreto de Myriam Gonzalez Britos

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    <>, dijo Selma Lagerlof. Quiza tenia razon. Quiza. El dolor enaltecia o desmoronaba por completo a un ser humano. Mutaba los colores de su esencia y transformaba su espiritu para siempre. Todos tenemos un secreto inconfesable en esta vida. Creo que incluso el propio hijo de Dios lo tuvo en su tiempo. Nadie estaba exento de el. Nadie. Yo, al igual que cualquier otro ser humano comun y corriente, lo tenia, pero muy bien guardado, bajo siete llaves. Nadie me comprendia, ni siquiera yo mismo. --Juegas con la vida y algun dia ella te hara una trampa mortal --me dijo mi padre el ultimo dia que lo vi en esta vida. El cabron habia reaccionado del mismo modo, tiempo atras, cuando le conte, llorando, que la ninera abusaba de mi todas las noches. En aquel entonces, tenia apenas seis anos. Me senti solo desde que naci, solo y abandonado por aquellos seres humanos que supuestamente deberian haber velado por mi y por mi dicha en esta vida. Jamas recibi apoyo. Jamas recibi carino. Jamas recibi un abrazo. Jamas supe lo que era ser querido. Jamas recibi un beso de buenas noches. La frialdad de mis progenitores congelo mi alma y mi corazon, y me convirtio en un hombre vacio y superficial, incapaz de sentir algo remotamente humano por cualquier otro ser vivo. Ellos murieron cuando yo habia cumplido veinte anos y, la verdad, no los echaba en falta. ?Se podria extranar lo que nunca se tuvo? Creo que no. Tras la tragica muerte de ambos en un accidente de avion --mientras retornaban de una fiesta al que acudieron como pareja tras anos de haberse separado--, comence una larga y peligrosa trayectoria de fiestas, drogas, mujeres y sexo. Mucho sexo. Perdi el control y termine esclavo de aquella vida desordenada e inmoral. El placer en mi vida era tan esencial como respirar, a veces, llegaba a pensar que podria prescindir del aire, pero no del placer. No me consideraba un sadomasoquista, ni sexopata, ni depravado sexual. Simplemente era un amante de la carne femenina. Amaba el gozo que provocaba en otra mujer y, ante todo, el dolor que pudiera causar al mismo tiempo. En todas mis parejas sexuales veia al monstruo que destruyo mi infancia. Castigarlas era como castigar al verdugo de mi historia. Mi terapeuta me decia que debia enterrar el pasado, pero ?como hacerlo? No tenia idea. El dolor que aquella mujer horrible de casi cincuenta anos causo en mi y en mi inocencia, seguia latente a pesar del tiempo y su muerte. Habia danos realmente irreparables. X Ray Dog – the vision Me conocian como Matthew Caffrey, el millonario excentrico y sin pudores. Hijo de un ingles petulante y una alemana frivola, que nunca me quisieron en sus vidas. Naci y creci en tierras germanas. Tenia treinta y cinco anos, una carrera prestigiosa, belleza, dinero y muchas mujeres. Mi vida era perfecta. El sueno de cualquier hombre; sin embargo, era un ser muy infeliz. Me sentia vacio. Sin alegria. Sin esperanzas. Sin fe. Sin metas. Sin suenos. Llevaba anos luchando contra la depresion, consecuencia de los abusos que habia padecido cuando era un candido y ufano nino. Mi mente y mi corazon no conseguian desconectarse de aquella tragica epoca, a pesar de los tratamientos y el tiempo. Me mire curioso, a traves del ornamental espejo del lavabo. Tenia todo para ser feliz, pero no lo era. El dinero compraba todo, menos la felicidad. No era un eufemismo, al menos no, en mi caso.--Necesito unos analgesicos --sisee al sentir una fuerte punzada de dolor en la cabeza. Baje la cabeza y entrecerre los ojos de golpe. De pronto, la voz ponzonosa de mi nana irrumpio mi mente como un frio y distante eco de terror: <>, repetia aquella horrible mujer de pelo rubio y rostro surcado de arrugas. Identica a las brujas malvadas de los cuentos de hadas que me solia contar tras su ritual diario de abuso. <>, dije al abrir mis ojos. Me preguntaba como hubiera sido yo, sin aquellos abusos inhumanos. ?Hubiera sido un hombre distinto? ?Feliz? ?Alegre? ?Normal? La voz de mi amigo, Albert Smith, me arranco de golpe de mi trance melancolico. --?Matt? !Ven hombre! --exclamo y decidi bajar. Descendi la suntuosa escalera de mi mansion, enfrascado en mis pensamientos mas oscuros y sombrios. --!Matt! --grito impaciente, pero no le respondi. Me arregle el sueter negro de algodon que llevaba puesto. Hice una mueca de dolor al sentir una fuerte punzada en la cabeza. --Buen dia, Matt. Mi amigo, me saludo desde la puerta ventana acristalada que llevaba al jardin colgante de Babilonia, como el solia llamarlo. Pedi unos analgesicos al mayordomo de turno, la cabeza me estaba por estallar, la noche anterior habia bebido demas. --Buen dia --le dije con una mueca de dolor estampada en la cara. Sexo, alcohol, sexo, drogas y mas sexo. Con diversas mujeres, que hoy mal recordaba sus nombres. Asi era mi vida, llena de diversiones mundanas, pero carentes de sentimientos. Nunca supe lo que era amar. Nunca supe lo que era la empatia. Nunca supe lo que era la compasion. Nunca supe, porque nunca lo senti o lo practique. Mi pasado anulo cualquier vestigio de humanidad dentro de mi. Aquellos que debian cuidarme, no lo hicieron, y creci solo, en un mundo tan hipocrita, en donde lo unico que importaban eran las apariencias. Aprendi a aparentar. A sonreir cuando en verdad queria llorar. A gritar en silencio. A rezar sin fe. A esperar sin esperanzas. Nadie acudio a mi cuando aullaba de dolor, pidiendo ayuda a las frias y duras paredes de aquel cuarto suntuoso, repleto de juguetes y muebles caros. Mis padres siempre estaban viajando y, aunque gritara por auxilio, ellos eran sordos ante mi dolor. <>, me decia mi padre antes de meterme al oscuro y frio sotano, donde me dejaba trancado por horas e incluso dias. Comia cada vez que la nana Miranda me traia algo. Su generosidad siempre tenia segundas intenciones. --Matt --decia mientras descendia las escaleras. Yo empezaba a temblar y llorar. Me arrodillaba cerca de la cama y rezaba, como mi amigo Peter me habia aconsejado. Pero, su Dios siempre estaba ocupado para oir mis suplicas. La nana me miraba con avidez, como un leon miraria a su presa tras dias sin haber probado bocado. --Eres tan hermoso, Matt --susurraba y se quitaba las ropas. Lloraba a lagrima viva, pero a ella no le importaba mi pena sino su pretension corrompida. --Si te comportas bien con tu nana, comeras estas deliciosas galletas de chocolate --me decia, con aquella expresion ladina que tanto odiaba y temia. Tenia hambre y sed. Tenia que obedecer. Lo hacia. Y tras ello, lloraba hasta cansarme y quedarme dormido sobre aquella vieja cama medieval de madera. Se preguntaran que pasaba con mi madre ?no? Ella era tan fria e inhumana como mi padre. Me habia llevado en su vientre por nueve meses, pero, tras mi nacimiento, no recordaba que haya estado ni nueve dias seguidos a mi lado. Viajaba mucho con mi padre y, algunas veces, con sus tantos amantes. Fui un accidente. Un infortunio. Una pausa. Un tiempo perdido. Un grave error. Gritaba cada vez que discutia con mi padre, mientras yo, escabullido detras del sofa, los escuchaba llorando. En aquel tiempo era un humano normal, y sentia cosas, cosas que hoy ya no. No eran efectos de mi actual vida, sino del calvario que habia padecido en pasado. --Eres un nino problematico --gritaba mi madre, cada vez que me encontraba llorando en mi cuarto. Era un nino triste y solitario, que lloraba cada vez que el corazon me lo pedia. --La nana, me obliga a hacer... --Ella siempre me interrumpia. --!Iras a un internado en Suiza! --Mama... --Alli aprenderas a ser un buen nino --zanjaba, sin escucharme ni compadecerme. La ira envolvio mi corazon, al evocarla. Hay mujeres que no merecian concebir, la mia era una. I grieve – Peter Gabriel De un momento a otro, comprendi que queria cosas diferentes, sentir aquello que alguna vez senti: emociones humanas que se habian suprimido dentro de mi por las terribles experiencias vividas en mi maldita infancia. --!?Que quieres que, Matt?! --dijo Albert, con cara de asombro al escuchar mi deseo. Lo mire con atencion, como si le acabara de salir otra cabeza. --Ya sabes que soy algo extravagante con respecto al sexo. Albert asintio sin abandonar su mueca entre divertida e ironica. --He participado de tus deliciosas y pecaminosas fiestas, amigo --dijo suavizando un poco su expresion. Bascule nervioso y con cara de pocos amigos, todo mi peso en la pierna derecha. --Hemos hecho de todo a lo largo de estos anos, Albert --musite pensativo, mientras contemplaba la exultante piscina de mi mansion--. Todo lo que Dios repudia. Albert rio de buena gana.

  • Besos con Sal de Chris Razo

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    Una decision que cambiara sus vidas para siempre.
    Dos almas destinadas a encontrarse en un mismo lugar.
    Una isla llena de oportunidades.
    Un chef que enciende algo mas que los fogones.
    Una chica de pelo rosa dispuesta a cumplir suenos.
    Desencuentros, secretos guardados bajo llave en el corazon, amor, atraccion, caricias
    prohibidas, la sal y la canela.
    ?Te vienes a Ibiza? Nos vemos en Besos con sal.

  • Tu no eres para mi de Sophie Saint Rose

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    Bernadette espero impaciente ante la empresa donde trabajaba su hermana. Miro de nuevo el reloj y preocupada se mordio su grueso labio inferior. Ya pasaban diez minutos de la hora y no la habia avisado. Tenia que haber quedado en el restaurante e ir pidiendo, porque ella no podia regresar tarde al trabajo. El senor Kanda era inflexible con la hora. Se aparto un largo mechon de cabello rubio platino pensando que tenia que haberselo recogido, cuando Darla salio colocandose la correa de su bolso de firma sobre el hombro. Impaciente bufo subiendo los escalones. --Sabes que tienes que avisarme si vas a salir tarde. --Solo han sido diez minutos. No seas pesada. --Miro su vestido negro. --?Vas a un funeral? --Ya te he dicho que se ha muerto el jefe de contabilidad. Esta tarde nos dan permiso para ir a su sepelio. --Leche, que lugubre. ?Le conocias? --Claro, mi empresa no es como la tuya. Nos conocemos todos --dijo llegando al semaforo. Impaciente toco el boton aunque no servia de nada. --Ya te he dicho que buscan ayudantes de direccion. Podrias tener un puesto mejor. Miro sus ojos color miel igualitos a los suyos, que eran en lo unico que se parecian porque en todo lo demas eran totalmente distintas. Darla era despampanante. Morena con esos ojos rasgados y tan alta que podria ser modelo, se habia casado con un abogado forradisimo que la trataba como una reina. Ella media poco mas de metro y medio, su color de cabello la hacia parecer una muerta la mayor parte del tiempo, porque su piel jamas se ponia morena, y no habia tenido una cita en ano y medio. Y para colmo se la habia conseguido su hermana. Lo que menos queria era trabajar en la misma empresa para que las compararan continuamente. Eso sin mencionar que para hacer un trabajo que odiaba mejor quedarse donde estaba. --No, gracias. Sabes que con el senor Kanda estoy estupendamente. --Ese japones es un tirano. Hizo una mueca cruzando la calle. --Si, un poco si. --Y tiene muy mala leche. Para el nunca haces nada bien. En mi empresa estarian encantados contigo. Y con el curriculum que tienes... Menudo desperdicio. Los de las entrevistas de trabajo estaban ciegos. No estaban ciegos y ese era el problema. La veian demasiado timida, demasiado callada. Por su cultura al senor Kanda le vino genial, por supuesto. Ella lo entendio perfectamente cuando conocio a su esposa en la fiesta de Navidad. Ni abrio la boca. Asi que era comprensible lo que habia ocurrido el dia de la entrevista, porque en cuanto la vio le ofrecio el puesto. Y no pagaba mal, la verdad. Pero era insoportable su tonito ironico a todas horas. Igual su hermana tenia razon y era momento de cambiar de aires. Pero en la empresa de Darla ni hablar. Sonrio a su hermana que seguia indignada. --Tu me miras con muy buenos ojos. Como se nota que eres mi melliza. --Es que estas desperdiciada en esa empresa de fotocopias. --Fotocopiadoras. --Eso. --Darla empujo la puerta de la cafeteria a donde iban todos los dias y vieron a sus amigas que ya estaban comiendo. --Pero que prisa teneis todas --dijo molesta. --Es que nosotras no tenemos un jefe que besa por donde pisamos. Darla se echo a reir de esa manera tan cantarina que hacia que media cafeteria se girara para mirarla, pero Bernadette acostumbrada lo ignoro y se sento al lado de Katey que masticando su ensalada de pasta le guino un ojo. Al ver sus largas pestanas negras entrecerro los ojos. --?Te pones pestanas postizas? --Te has dado cuenta --dijo desilusionada. --Claro. Son enormes. --Y se te ha salido el pegamento. Menudos abanicos te has puesto --dijo Fiona intentando no reirse. --?A quien le has echado el ojo? --No se como se llama. --Aparto su flequillo moreno de su frente. --Trabaja en el piso veintidos. --Ingeniero --dijeron todas a la vez. Aunque Bernadette no trabajaba en la misma empresa, por los ligues de las chicas ya sabia que habia en cada planta. Ambas eran abogadas especializadas en patentes y trabajaban codo con codo. Darla las habia metido en la empresa pues las cuatro eran amigas desde la universidad, aunque no habian estudiado lo mismo. --?No habeis pensado en salir con alguien de fuera de Henderson Technologies? Lo pregunto porque ya son muchas citas con empleados de alli. --Pero si alli trabaja mucha gente. --Katey la miro fijamente con sus bonitos ojos azules. --?Me estas diciendo que van a murmurar de mi? --Se llevo la mano al pecho como si fuera la primera vez que se le ocurria algo asi. --?Creeis que puede pasar? Darla hizo una mueca y sonrio a la camarera. --Lo mismo que ellas. --Yo tambien, Daisy. Y de beber lo de siempre. --Perfecto. Sois la mesa mas facil del local. --La chica les guino un ojo antes de alejarse. --?Lo creeis? --insistio Katey. --!No! --exclamo Fiona que tambien estaba para hablar--. No, ?verdad? Las hermanas se miraron a los ojos y fue Darla la primera en hablar. --Pues la verdad es que hay tantos hombres en Nueva York que no se por que siempre teneis que salir con companeros de trabajo. A mi David lo conoci en el gimnasio. Deberiais ir. Alli se liga mucho. Katey chasqueo la lengua y Fiona hizo un gesto con la mano como si lo que hubiera dicho fuera una tonteria. --?Por que ir tan lejos cuando en la empresa tenemos tantos? --Cierto. Asi ahorramos tiempo, que somos mujeres muy ocupadas. --?Para que preguntas entonces? --pregunto Bernadette sorprendida. --Por si acaso creian en la empresa que eramos unos pendones. --!Es que es lo que van a pensar, Katey! Has salido con al menos quince tios de alli. --Pero no me he acostado con todos. --Dejalo, Bernie --dijo Darla exasperada. --?Y a ti que te pasa? --Fiona entrecerro sus ojos castanos apartandose un mechon de cabello cobrizo del hombro. --Estas enfadada. --?Yo? --No --respondio Bernadette por ella--. No esta enfadada. --Si que lo esta. Frunce el ceno y siempre lo hace cuando algo la cabrea. Miro a su hermana fijamente y esta forzo una sonrisa. --?Que pasa? Ahora que lo pienso no estas enfadada... Estas preocupada. Las tres pendientes de sus palabras provocaron que se sonrojara ligeramente. --Estoy embarazada. Dejo caer la mandibula del asombro porque de todas las cosas que podia decirle eso era lo que menos se esperaba. --Es estupendo --dijo Fiona muy contenta abrazandola--. Felicidades. Katey la felicito mientras ellas se miraban a los ojos. Se levanto viendo la angustia en el rostro de su hermana y la abrazo. --No te preocupes, es una noticia maravillosa. Me alegro muchisimo por vosotros, vais a ser unos padres increibles. --Me he enterado esta manana. Queria decirtelo a ti sola, pero tenias prisa y... --Lo entiendo, no te preocupes. --A ver como se lo toma --dijo Darla apartandose. --Se va a cabrear, pero se le pasara. Te quiere mucho --dijo Bernadette cortandoles todo el rollo a sus amigas que las miraron asombradas mientras volvia a su sitio. --?Quien se va a cabrear? ?David? --pregunto Fiona atonita--. ?Por que se iba a cabrear? El tambien estaba alli. ?O no? --Claro que estaba alli --dijo Bernie indignada--. Pero habian quedado que esperarian otro ano porque acaban de mudarse a la casa nueva que ella se empeno en comprar. Eso unido a que han tenido que cambiar de coche, despues de que ella hubiera destrozado el BMW de su marido y que eligieran ese modelo carisimo porque a Darla le encantaba ese Jaguar... Un coche nada practico para llevar el carrito del bebe. --Reprimio la risa mientras era ahora su hermana la que la miraba indignada. --Estas muy graciosa. --Esa soy yo, la tia graciosa. --Sonrio con carino. --Te pidio un ano para recuperarse porque lo ha invertido todo en esa casa, pero no tienes que preocuparte porque te perdonaria cualquier cosa. --Dios... Menuda mierda. --?No lo quieres? --pregunto Katey impresionada--. Si siempre te han encantado los ninos. --Claro que lo quiero. Ahora ya esta aqui. --Preocupada miro la mesa de al lado bajando la voz. --Pero no lo deseabamos ahora. Ninguno de los dos. Ademas el trabaja muchisimo y decidimos que no fuera en este momento, porque cuando sea padre quiere dedicarle tiempo a sus hijos. Tiempo que ahora no tiene. --?Y que vas a hacer? --pregunto Fiona preocupada. --Tendremos que fastidiarnos porque esta aqui. Ni loca voy a abortar. --David tampoco querria algo asi --dijo Bernie preocupada porque debia ser uno de los momentos mas felices en la vida de su hermana. Le sonrio--. Sereis unos padres maravillosos. La miro a los ojos y vio un pequeno brillo de ilusion. --?Eso crees? --Por supuesto --dijeron todas asintiendo.

  • Los campos de concentracion de Franco de Carlos Hernandez De Miguel

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    Esta obra es un libro imprescindible por arrojar luz sobre uno de los capitulos menos estudiados y conocidos de la represion franquista.

  • Mirate con mis ojos de Rosario Rodilana

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    Siendo la hija pequena en una familia de cuatro hermanas, crecio como el patito feo del cuento y, lejos de protegerla, ellas se ocuparon de recodarselo cada dia de su vida. Pronto acato su lugar en el mundo y desarrollo una gran capacidad para expresar la vida a traves de su objetivo.
    Con sus veintidos anos, Alba es una de las mejores fotografas del panorama, muchos conocen su trabajo, pero no a ella, ya que apenas existen fotos suyas, sabe que su lugar esta detras de la camara.
    ?Que ocurrira si por una amistad comun se cruza con un hombre que la ve con otros ojos?
    Jorge, un empresario y modelo, vive por y para el negocio, rodeado de mujeres bellas que no le llenan el pecho, ?que pasara cuando conozca a una mujer que no encaja en las medidas de su mundo, pero si en las de su corazon?

  • Resurgir (Cronicas de Onteira 2) de Andrea Menendez

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    Los caminos de Emma y Jack se han separado inevitablemente. Ella debe encontrar una forma de controlar su magia, que amenaza con destruirla, y el esta a punto de guiar a su pueblo a la guerra.En este mundo, nada salvo la victoria importa. Las profecias amenazan con robarles todo lo que quieren: incluso la vida misma.El camino es largo, la batalla es dura, y con una simple accion, todo lo que conocen podria destruirse.?Preparado para la batalla?

  • Los corazones de Ana de Ivette Chardis

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    Una historia de amor con Valencia y Barcelona como telon de fondo.

  • 21 (humano perfecto 1) de Alejandro Barvel

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    Un futuro tragico para nuestra especie cimentado en la desidia del ser humano.

  • Asesino de brujas. La bruja blanca de Shelby Mahurin

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    Unidos como uno para amarse, para honrarse o para arder.
    Dos anos atras, Louise le Blanc huyo de su aquelarre y se refugio en la ciudad de Cesarine, donde renuncio a la magia para vivir de lo que pudiera robar. Alli, cazan a brujas como Lou. Les temen. Y las queman.
    Como cazador de la Iglesia, Reid Diggory ha vivido su vida bajo una regla: <>. Pero cuando Lou realiza una gran artimana, tanto ella como Reid se ven obligados a aceptar una situacion impensada: el matrimonio.
    Lou, incapaz de ignorar sus sentimientos que son cada vez mas fuertes, pero sin poder cambiar quien es, Lou debe elegir.
    Asesino de brujas: la bruja blanca se desarrolla en un mundo de mujeres empoderadas, magia oscura y donde los romances son fuera de serie. Cuando lo termines de leer, querras mas.

  • Ravenmaster de Ximo Cerda

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    Cuervos.
    Plumajes de brillos opacos, a medio camino entre la tiniebla y la negrura mas profunda. Contemplar sus ojos es como caer en un vacio. Oscuridad dentro de la oscuridad, chispas que refulgen en el abismo que las engulle. En el vortice.
    Cuervos.

  • El rey del Honka-Monka de Tomas Gonzalez

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    Despues de la tragedia se quedaron todavia por un tiempo en Bogota. Pasadas las molestias del entierro, las palmadas en el hombro, la piedad de gente que apenas conocia, el perdio la fortaleza que se le habia visto despues de la noticia y durante las ceremonias que siguieron. Y entonces a ella, que habia sufrido de desmayos primero y luego habia sido sacudida por crisis nerviosas que debieron ser calmadas con enormes dosis de Valium, le toco oirlo llorar a altas horas de la noche, encerrado en el bano, con gemidos contenidos de persona corpulenta. No volvio a tocar un pincel y amontono los cuadros, sin mirarlos, en una especie de bodega que habia bajo la escalera. Y aunque seguia siendo una persona silenciosa y afable, se le podia notar cierto desgano, cierta agresividad refrenada. Todavia andaba con muchos amigos, pero ahora se quedaba alelado mientras los otros hablaban, mirando al vacio con ojos desolados. A veces bebia demasiado y terminaba dejando su pesado corpachon colgado de la silla. Los amigos lo cargaban entonces y Lucia los veia entrar, sudando, los tragos pasmados por el esfuerzo de bajarlo del carro y subirlo hasta la alcoba. Lucia les servia un trago, les ponia un disco, conversaba un poco, los besaba en la mejilla y los echaba. Despues de un ano de verlo como roto e inmovilizado, ella empezo a preocuparse. Con los cuadros terminados se habia logrado montar una exposicion que resulto ser un relativo exito, tratandose de un pintor todavia joven y poco conocido. Pero si en condiciones normales el exito le producia cierta desconfiada curiosidad, ahora lo dejaba indiferente. Lucia tuvo que disfrutar sola con las resenas donde se alababa su extrema habilidad y se le auguraba un futuro promisorio; y solo ella pudo alegrarse por la rapida venta de los cuadros y recibir unos dineros que llegaban bien, aunque en el fondo no los necesitaran. Entonces metieron los muebles en un deposito, alquilaron la casa y se fueron. Volaron a Los Angeles. Alquilaron un carro. Al principio el parecio aliviado con el cambio, y por momentos se le pudo ver alegre con aquel vagabundeo que los metia veloces entre naranjales infinitos y despues los hacia entrar a los deslumbrantes paisajes resecos de Nuevo Mexico y Arizona. Vieron soles enormes desaparecer entre piedras y cactus; vieron camiones lejanos titilando en la distancia requemada. Se quedaban un par de dias en algun motel o cabana y despues volvian a meterse en los paisajes gigantescos, donde podia sentirse al mismo tiempo la sensacion de la inmovilidad y del vertigo. Y si viajaban de noche, el incluso podia poner musica, subir el volumen y dejar que el sonido de mandolinas saliera por las ventanillas y se fuera como chispeando contra la enorme oscuridad. Pero fue un entusiasmo fugaz. Antes de llegar a Nueva Orleans su mal genio volvio a acentuarse. Se quejaba de la monotonia de hoteles y autopistas, hacia comentarios sarcasticos sobre la pulpa insipida en que los gringos convertian todo lo que tocaban y se burlaba de los cuadros de Picasso que colgaban sobre los inodoros de los hoteles. Cuando llegaban a algun hotel, se quedaba esperando a que ella saliera de la oficina con la llave, y entonces estacionaba el carro, entraba al cuarto y se tiraba a la cama sin ayudar a bajar nada, sin lavarse los dientes, sin desvestirse siquiera. Y al dia siguiente Lucia debia cargar maletas y maletines, y entregar la llave en la oficina. En Nueva Orleans se alojaron en el barrio frances en un apartamento bello y polvoriento que les alquilo una senora que tenia los dientes podridos y parecia la bruja de Hansel y Gretel. Salieron de dia a pasear por las aguas lodosas del Misisipi en un pequeno vapor de aspas rojas, cargado de turistas, que navegaba bien aunque pareciera de confite y caramelo; por la noche recorrieron Bourbon Street, mezclados con los demas turistas a medio emborrachar que recorrian la calle de arriba abajo oyendo musica y mirandose los unos a los otros. Y aquella primera noche, rematada en un bar donde un pianista musculoso que tenia nariz quebrada de boxeador le dedico a Lucia una version algo desvencijada de Farolito, el parecio divertirse. Durmio mal, sin embargo. A las cuatro de la manana, sentado en el balcon frente a un cenicero repleto de colillas, miraba pasar los ultimos borrachos. Y a las diez miraba su desayuno con cara cenuda y cenicienta. Ella le recordo, en el tono mas severo del que era capaz, que no era solo el quien habia sido golpeado por la desgracia. Se quedaron cuatro dias en Nueva Orleans. A pesar de los comentarios sarcasticos que debia oir de tiempo en tiempo, Lucia se sintio fascinada por esa ciudad alegre, un poco sucia y un poco fermentada, tan parecida a las ciudades del Caribe. Como pasa a veces con la gente silenciosa, el parecia certero cuando hablaba; pero si alguien se hubiera puesto exigente, lo del Disney World para borrachos o lo de los prostaticos tocando clarinete habrian resultado apenas intentos debiles de hacerle dano a un sitio que resultaba dificil dejar de querer. Lucia se quedaba un rato callada, mirandose las manos, y despues de darle la razon volvia a dejarse llevar por un bullicio y un movimiento que la deslumbraban. En Nueva Orleans entregaron el carro, que con su olor a resinas sinteticas, sus blanduras plasticas y sus peluches a base de petroleo habia empezado a asquearlo a fondo, y se fueron para el norte en el camarote-litera de un enorme tren expreso. Por la noche, mientras pasaban postes y fabricas sombrias, mientras el dormia o fingia dormir en la litera, Lucia miraba la eternidad que cada cierto tiempo abrian hacia el este los relampagos de una tormenta cercana. Horas despues se acosto y lo sintio llegar, innecesariamente brutal -- dulce y carinosa, ella nunca se le habia negado--, arrancandole la ropa a manotazos y penetrandola, rasgando y magullando, mientras el tren pitaba feroz, metido ahora en la tormenta masiva que azotaba las ventanillas y revolcaba los arboles vertiginosos y relumbrados. El climax fue rapido y aterrador, y parecio venirles desde el corazon mismo de las tinieblas. Dias despues, sin camisa, el miraba llover por la ventana. Aunque estuvieran todavia en plena primavera, sobre la ciudad habia caido una ola de calor y lluvia que la oscurecia y la hacia aun mas densa. Frente al hotel un hombre despatarrado dormia aferrando una botella de vino en la mano derecha. Lucia habia salido temprano y esta vez ni se habia tomado el trabajo de invitarlo. Cuando lo llamo a mediodia para decirle que todavia se demoraba otro par de horas, el le contesto que podia demorarse lo que quisiera; cuando regreso, a eso de las cuatro de la tarde, lo encontro sin camisa, mirando llover por la ventana. El hombre despatarrado se habia despertado y, sin levantarse, sin soltar la botella ni quitarle la cara barbuda a la lluvia, le pedia plata a la gente que pasaba. Dejo de llover. Visitaron a un amigo pintor que se vestia de negro, llevaba el pelo muy corto y usaba una gotera de oro en una oreja pulcra y rosada como un caracol. Tenia un estudio grande, donde producia cantidades abrumadoras de animales como electrizados sobre fondos de colores primarios. Despues de dos tragos empezaron a recorrer el estudio mirando esa serie infinita de imagenes -- vendidas, ciertamente, mucho antes de que empezaran a ser pintadas--. <>, dijo el, y Lucia lo miro con ojos muy abiertos. El amigo no parecia ofendido, pero tampoco encontraba que decir. Sonrisa cordial y ojos helados, menciono los tiempos, que cambiaban. Lo de la puta fabrica fue lo unico que dijo hasta el final de la visita. Para salvar las apariencias, ella tuvo que sostener la conversacion con su ingles precario mientras un macaco endemoniado la miraba desde uno de los oleos. El cielo se habia cerrado otra vez y habia tomado el color del cemento. De regreso al hotel, Lucia sintio ganas de llorar. El domingo siguiente miraban a un maromero chino que con dos palos lograba mantener otro en el aire, golpeandolo constantemente hasta dar la sensacion de que flotaba. La pequena plaza era un caos de prestidigitadores, equilibristas y musicos. Jovenes de pelo verde y pantalones de cuero fosforecian de palidez bajo el sol. Despues de hacer flotar el palo, el maromero chino empezo a escupir candela, pero solo Lucia pudo verla, porque el estaba sentado en una banca, encorvado bajo sus grandes espaldas, mirandose los zapatos. De regreso al hotel vieron a una viejita en patines, con la cabeza canosa llena de flores plasticas de colores. Cruzo frente a Lucia y le sonrio, afectuosa y feliz. --?La viste? --pregunto ella. El no contesto. Lucia dijo que habia visto a una viejita en patines con el pelo lleno de flores plasticas de colores. --?Y que queres? --pregunto el. Y entonces pregunto que si ella queria que el se orinara de la risa. Para la primavera siguiente el pellejo le colgaria de los huesos como a un buey enfermo. Despues de la partida de Lucia --lo dejo, por supuesto, incapaz de aguantar por mas tiempo esa mezcolanza de apatia y crueldad-- se sintio aliviado, como si le hubieran quitado un morral de encima. Camino liviano por las calles, sin rumbo. Entraba a los bares, salia de los bares, disfrutaba de una inmediatez que por su intensidad abolia el pasado por completo. A la senora que le alquilo el cuarto, unas roidas, joyas baratas y una actitud impersonal algo ingenua, le dijo que se llamaba Boris y se dedicaba a la reparacion de instrumentos. Adorno la mentira con algunos detalles y dejo aparecer el gesto mas parecido a una sonrisa que habia tenido o iba a tener en mucho tiempo. Y se instalo en un cuarto que olia a humedad y a estiercol de palomas. Las palomas venian de todas partes y anidaban en el alfeizar de las ventanas. La primera manana fue despertado por su arrullo desapacible y por el aleteo sordido que producian cuando llegaban o se iban del alfeizar. No sin esfuerzo abrio la ventana, que habia sido pintada muchas veces sin nunca abrirse y estaba soldada al marco, y vio dos nidos, cada uno con un par de pichones implumes y ciegos. Blandos reptiles del Apocalipsis, gargolas repugnantes, abrieron sus desmesurados picos con avidez primordial y cayeron al vacio como pequenos demonios, para estrellarse y desaparecer tres pisos mas abajo, entre pedazos de ladrillo, pedazos de alambre, sillas desbaratadas y colchones sucios, todos desperdigados en el patio que correspondia al edificio. Dos edificios vecinos estaban abandonados: uno tenia las ventanas tapiadas y parecia un enorme nicho funerario, del otro entraban y salian las palomas. Y del reguero de ladrillos del patio brotaban pequenos arboles, muy proporcionados, frescos y de un verdor absurdo para aquellos lugares donde no llegaba nunca el sol. Durante el verano durmio de dia y camino sin rumbo por las noches. Tal como se habia anunciado desde la primavera, el verano llego especialmente caliente y sofocante: llovia mucho y antes de cada aguacero el aire se ponia espeso y aplastaba. Metido en una penumbra de persianas bajadas el sudaba en pantaloncillos, durmiendo o mirando girar un ventilador de aspas metalicas que sonaba como si alguien estuviera sacudiendo una bolsa con clavos o monedas. Por la noche se ponia la ropa sobre el cuerpo todavia encharcado de sudor y salia a la calle despues de sacar un par de billetes del sobre donde Lucia le habia dejado una suma grande, tan grande al menos como irian a ser sus necesidades durante el verano, dinero que el ni habia pedido ni habia rehusado. Despues de caminar un rato se metia a cualquier bar, pedia una cerveza y se sentaba a mirar la television. En las tinieblas del bar alumbraba el verde del pasto en estadios donde hombres de mandibula cuadrada escupian y rasgaban el aire con miradas diamantinas. Senoras de ojos azules abrazaban con amor cajas de detergente mientras maridos vestidos con camisas impecables las miraban complacidos. Una pareja de novios se arrebataba una galleta de chocolate y se reia. La espuma de su cerveza se desvencijaba poco a poco, regresando de una elaborada e ilusoria estructura a la sencilla repugnancia del liquido plano y ahora tibio, que el bebia sin asco y casi sin pensarlo. En la pared de los banos, vulvas humilladas recibian falos en los que el orgullo masculino se sumaba a la propia torpeza del dibujo para plasmar una vanagloria atroz que alcanzaba los ultimos limites posibles de la fealdad. Cuando algun fanatico del beisbol le palmoteaba la espalda, sin sospechar que no se trataba de un camarada sino de alguien que solo miraba el verde puro, abstracto e irreal de los prados lejanos, el encogia sus hombros anchos, cada vez mas huesudos, de modo que el fanatico dejaba congelar un poco la sonrisa, enfriar sus ojos entusiastas, y retiraba el brazo, consciente de que habia tocado un territorio profundo y prohibido. Despues de mantener por horas el codo sobre la barra y la mandibula apoyada en la palma de la mano, salia del bar a la hora de cerrar con el hombro derecho cubierto por la ceniza de los incontables cigarrillos que habian ardido entre sus dedos mientras miraba a los novios que se disputaban las galletas de chocolate. Caminaba por calles que olian a orines, llenas de periodicos y paraguas desmembrados, y se dirigia hacia los parques del rio. En las bancas dormian los hombres desplomados. El movil reflejo de un aviso de Pepsi-Cola flotaba sobre las aguas oscuras. A veces dormia en una banca, como los otros, a veces se amanecia viendo bajar las aguas sucias hacia el mar. Cuando llegaba al cuarto se tomaba un trago grande, para escapar del aleteo de las palomas, y se tiraba en la cama a sudar y a sonar con un pasado que regresaba en imagenes descoyuntadas y revolcadas, como si por su memoria acabara de pasar un viento furibundo. Sin hablar casi con nadie, sin lavar su ropa, sin preocuparse por su creciente mal olor, se le fue pasando el verano. El pintor de animales endemoniados lo invito un dia a una fiesta a la que irian amigos comunes, pero el no fue, por supuesto. Ni siquiera penso que resultaria dificil entenderse con gente demasiado inteligente, que el buen gusto de una rebeldia aparente iba a hastiarlo o que las minimas formas convencionales de trato irian a resultarle insoportables. En un tono neutro dijo, sin mas, que no queria ir; miro con sencillez al pintor de animales electrizados, como se mira y entiende un cactus o una rosa, le dio la espalda y lo olvido por completo. El clima todavia no empezaba a refrescarse. Los hidrantes elevaban de dia chorros de agua en los que se banaban los ninos como pajaros; de noche caian contra el espejo del asfalto como si arrastraran carros y edificios, sirenas y neones, y los aniquilaran en un cataclismo espectacular contra la tierra. El recorria las noches del verano metiendose por sitios profundos, recovecos turbios, pero casi siempre buscando terminar la noche bajo cielo abierto. Por algun tiempo anduvo con una mujer morena que tenia el tatuaje de una culebra en el estomago. Con ella entro y salio de bares, con ella paso dias en cuartos de hoteles desastrados, que tenian baneras negras y cortinas espesas y raidas, y que parecian estar mas hondo que los trenes subterraneos cuyo ruido los calaba por completo. Envuelta en la luz de mecheros de alcohol, la vio hacer brillar jeringas, la vio casi desaparecer de placidez en el fluido de su propia sangre como quien se deja llevar por un ancho rio hacia el olvido. Aparte de que se hacia llamar Boris, ella no supo ni quiso saber nada de su vida. Se poseian con lujuria y sin ternura. Se encontraban al azar, sin alegria y de un modo fatal, como si dioses desganados hubieran tenido el momentaneo capricho de arrimarlos. Se despedian sin darse cuenta, desapareciendo el uno del otro como desaparecen las personas en los suenos. Cada cierto tiempo recibia cartas con estampillas de animales, plantas tropicales, proceres. Las dejaba sin abrir hasta que llegaba una nueva y entonces leia las dos con desatencion, chismes lejanos, historias de amigos que ya habia olvidado, formas afectivas que de lo puro marchitas ya ni tristeza producian. A veces se quedaba largos ratos mirando el azul intenso de las grandes mariposas, y a duras penas leia la letra abierta, pulcra, femenina, que le hablaba de gente que para el ya estaba muerta. Las orquideas, las mariposas de Muzo, los heroes de mirada ingenua, en la barra de un bar, en su propio cuarto, en los hoteles, eran despojos minimos y nitidos de un inmenso naufragio que a estas alturas ya ni centro tenia, ni periferia. En un sobre le llegaron las paginas dobladas de un periodico, donde se hablaba de el y se reproducia uno de sus cuadros. Las miro y volvio a doblarlas como si fueran un documento amarillo y apolillado, un poco repugnante, que hablaba de gente remota, desde hacia mucho tiempo convertida en polvo. Para entonces el pelo le habia crecido demasiado y se lo habia agarrado atras con un caucho. Su frente se veia muy amplia, sus ojeras muy grandes. Los vientos empezaron a soplar mas frescos. Las camisas de pana que habia traido de Bogota le colgaban abundantes y le daban una apariencia mistica. Se afeitaba cuando el roce de la barba con la almohada empezaba a fastidiarlo, cada tres o cuatro dias, sin espejo, rapido y sin preocuparse por los parches de barba que quedaran. Una vez, ya casi de madrugada, lo sorprendio un aguacero mientras miraba bajar el agua del rio para el mar. Camino despacio bajo la lluvia y sintio que uno de sus zapatos estaba roto. La noche siguiente, en un baratillo que abria las veinticuatro horas, compro unos tenis que al principio casi cegaban de blancura en contraste con su ropa oscura, pero que rapidamente se fueron curtiendo con el polvo de calles y bares hasta ponerse casi negros, y que serian usados sin lavarse nunca y de un modo continuo hasta su disolucion total. Otra noche un hombre tan flaco y grande como el mismo le pidio cuarenta y tres centavos que le faltaban para una botella de vino. Con uno de los billetes que le dejara Lucia compraron una botella de conac caro y se sentaron a beber frente al rio. Un pequeno velero, con solo una luz verde en lo alto del mastil y las velas desplegadas, paso remontando la corriente en la oscuridad, como una mariposa nocturna. El hombre dijo ser sueco. Durante la noche dijo ser exmarino mercante, exingeniero, exgeologo. Tambien era aleman, y el entonces lo dejo hablar, sin creer ni dejar de creer, como el que se deja acompanar por el ruido del agua que baja entre las piedras. La noche era limpia y las luces de los aviones se movian muy nitidas contra la negrura compacta del cielo. Una rata larga paso en la oscuridad y desaparecio en un bote de basura volcado. El sueco, ya borracho, termino una historia que lo habia conmovido y agitaba los hombros bajo el peso de sollozos vigorosos. Se bebio un trago grande. Parecio aliviado de la angustia que le habia producido su propia ficcion y siguio hablando sin parar, como saltando un abismo a cada instante, creyendose por turnos extopografo, finlandes, exgeologo, exmarino, holandes, unas veces arruinado por los viajes, otras por las mujeres, el juego y el alcohol. Como esa noche pasaron muchas. Las personas desaparecian y volvian a aparecer. A traves del sueco conocio mucha gente. Habia ajedrecistas fetidos, borrachos y caballerosos, muy raidos, que jugaban partidos a veces insensatos, a veces brillantes; habia hombres abstraidos que garrapateaban incansablemente cosas en cuadernos sucios; habia gente que con el alcohol comenzaba a discutir minucias a grandes voces y con gestos ampulosos y violentos, como si estuvieran en juego los destinos ultimos. Noches largas durante las cuales probo por primera vez vinos dulces que llevaban nombres como Rosa Salvaje de Irlanda, o Pajaro del Trueno, los mas baratos tal vez sobre la Tierra; noches que terminaban en un reguero de papeles y botellas quebradas que chispeaban despues con el sol mientras los hombres que las bebieron, desperdigados ahora, quedaban caidos en bancas, donde respiraban apenas entre su propia sombra, o intrincadamente ocultos en las grietas del cemento, como si fueran cucarachas o murcielagos. Las hojas empezaron a caer copiosas y a acumularse junto a las basuras de los parques. El caminaba metido en una gabardina demasiado larga, aunque corta de mangas, como las de los espantapajaros de las tiras comicas. La habia comprado por dos dolares a un amigo que ofrecia mercancia vieja, casi basura, en la plazoleta donde habia una escultura que representaba un dado gigantesco. Por algunos dias alcanzo a sentir el espeso olor acumulado de anteriores propietarios, sedimento oscuro que se perdia en los origenes de la raza humana, pero ahora su propio olor habia tomado posesion, o se habia tal vez integrado al antiguo, y ya no lo sentia. Y como la caldera del edificio aun no habia sido encendida, muchas veces el llegaba y se tiraba a la cama con la gabardina puesta, mientras afuera arrullaban las horripilantes palomas, a sonar con un pasado que cada vez le llegaba mas trocado y equivoco. A finales de septiembre recibio una carta donde se anunciaba la llegada de un pariente para principios de octubre. La carta decia que ellos estaban muy preocupados por la falta de noticias, y el tuvo que hacer un esfuerzo para recordar de cuales <> se trataba. A la duena del cuarto todo en la vida, al parecer, le importaba un bledo, y se encogio de hombros cuando el le dijo que se iba. Recibio la llave sin mirarlo y no se tomo siquiera el trabajo de levantar los ojos para verlo salir con su pequeno maletin en la mano y perderse en una noche excepcionalmente calida, aunque llena de bruma. Horas despues la mujer entraria al cuarto y meteria medias rotas, tubos de papel higienico y colillas en una bolsa de plastico negro. Lo haria con gestos mecanicos, sin siquiera odiar, sin recordar siquiera a la persona que habia dejado tras de si semejante basural. Se metio en un hotel pequeno, al frente de una avenida que cruzaba la ciudad de este a oeste, apretujado entre un almacen de almohadas y colchones demencialmente desordenado y una ferreteria polvorienta. Alquilaban cuartos por horas, dias, semanas, anos, tal vez siglos. Al otro lado de la avenida habia un parque con columpios y balancines oxidados, donde alumbraban por la noche los botes de basura a los que hombres oscuros metian fuego y despues rodeaban para calentarse. Su cuarto tenia un inodoro rajado minuciosamente, como una cascara de huevo, y un lavamanos mugroso. No habia ni ducha ni ropero. Ni el ni las demas personas que entraban y salian parecian ya necesitarlos. Se salia del hotel por corredores y escaleras iluminados por debiles lamparas de neon que soltaban luz nebulosa. Todas las noches, al lado de las canecas de basura y de la escalera que bajaba del hotel a la acera, habia un viejo que se acurrucaba para dormir protegido del viento. Mantenia la cabeza metida en una bolsa de plastico negro a la que le habia hecho orificios para respirar. Una vez el le ofrecio dinero, pero el hombre no quiso recibirlo; dejo en cambio oir una voz aspera y gruesa que venia de las profundidades de su cerrada noche de plastico, y le dijo que se llevara su dinero para otra parte, que nadie le estaba mendigando. Por entonces habia empezado a dibujar con carboncillo a la gente de los bares. Una noche quisieron comprarle el dibujo que habia hecho de modo mecanico sobre una servilleta, y que mostraba a un hombre pequeno sentado en una banca alta, encorvado sobre la barra del bar, a la vez envuelto en si mismo y echado para adelante, como un ave de rapina o un demonio. Esa vez no quiso recibir dinero, aunque no tuvo inconveniente en dejarse invitar a un par de tragos que, como siempre, le duraron hasta que cerraron el sitio. Pero despues decidio comprar un revolver que le ofrecian por ahi, conto lo del sobre y vio que le alcanzaba para el arma y solo le sobraba algun ripio. Entonces comenzo a dibujar a la gente y a recibir lo que quisieran dar por los dibujos. Los retratos eran tan oscuros como los bares, y las personas, aunque todavia identificables, aparecian a medio tragar por las tinieblas. Pero el limite de la oscuridad no se adivinaba en el bar (esquinas que, aunque invisibles, estuvieran alli; estructuras que, sin ser vistas, llenaran el alma con la luz de su logica, tranquilizandola), sino que se perdia sin remedio en un abismo sin fondo. El reflejo de unas gafas, una mano cundida de anillos de plata, eran creados con la nitidez necesaria para que todo lo demas cayera en el vientre horroroso de lo oscuro. Sin embargo, la gente, metida en su sopor de alcohol y cigarrillo, rara vez se horrorizaba; miraba el dibujo con interes, sorprendida por la evidente habilidad del dibujante, hablaba un rato con el, le ponia las manos en el hombro y se mostraba casi siempre generosa. Tan pronto recogia lo necesario para pagarse la noche de hotel, la comida y los tragos, el dejaba de dibujar y se quedaba otra vez en la barra, inmovil y en silencio. Pagaba el hotel cada madrugada. Llegaba poco antes de que saliera el sol y le daba el dinero al empleado sonoliento, que le entregaba una llave atada a una lamina metalica de apariencia carcelaria y le devolvia el maletin repleto de ropa sucia que habia dejado en la oficina al salir. Caminaba por escaleras inundadas de luz lechosa --el revolver, helado, subia metido en una media entre la ropa-- y entraba a un cuarto que cada noche era distinto. Todos tenian espejos desportillados y borrosos e inodoros rajados, pero unos daban a la avenida y otros a pasadizos oscuros donde las ratas hacian sonar las latas en las basuras. A el todos le daban lo mismo. Por las delgadas paredes llegaban sonidos que a veces eran vagos, sollozos lejanos que se fundian con los ruidos del vapor en los tubos de la calefaccion, disputas deshilachadas; pero a veces eran demasiado nitidos, bofetadas en cuartos adyacentes, gemidos sexuales, carcajadas crueles.

  • Paralelo 42 (USA 1) de John Dos Passos

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    Primera entrega de la Trilogia USA: un retrato incomparable de America desde el nacimiento del siglo hasta la Depresion de 1929.

  • Eres el ingrediente que me faltaba de Lina Galan

    https://gigalibros.com/eres-el-ingrediente-que-me-faltaba.html

  • Solo Para Mi de Bj James

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    Ni mas ni menos que cinco mujeres solteras se presentaron para responder al anuncio que Macon habia puesto para buscar esposa. Y, en opinion de Harper Moody, todas ellas sobraban; de hecho ella ya habia rechazado a escondidas a muchas otras mujeres. Para colmo de males, Macon insistio en que alojara a todas las candidatas hasta que el tomara una decision. Claro que aquella era la oportunidad perfecta para que Harper se deshiciera de todas ellas y consiguiera recuperar el amor de Macon, un amor que queria para ella sola y para siempre…

  • Te presto mi voz de Cristina Pernas

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  • Si te preguntan por mi de Manoli Rodriguez Valerio

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    Apenas un mes despues de la muerte del propietario del hotel donde trabaja Jana, su vida empezara a dar giros inesperados. Recibir las cartas de su supuesto padre, el cual nunca conocio y lidiar con el nuevo propietario del hotel, el hijo del difunto dueno, hara de su vida un rompecabezas. No tardara nada en enamorarse de ese joven tosco aleman, mientras a su vez sigue recibiendo cartas que no desvelan la identidad de su progenitor, donde le explica la triste historia con su madre, la prepara para la verdad. Jana anda tan sumamente enamorada del misterioso joven, que no es capaz de atar cabos y entender que esta pasando… De nuevo tendra que enfrentarse a dos verdades a la vez, quien es ese joven y sobretodo, quien es su padre.

  • Regeneracion de Pat Barker

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    Hospital de guerra Craiglockhart, Escocia, 1917, donde el psiquiatra del ejercito William Rivers esta tratando a soldados traumatizados por la guerra. Bajo su cuidado se encuentran los poetas Sigfried Sassoon y Wilfred Owen, asi como el silencioso Billy Prior, que solo es capaz de comunicarse por medio de lapiz y papel. El trabajo de Rivers es hacer que los hombres a su cargo vuelvan a estar lo suficientemente cuerdos como para luchar. Sin embargo, cuanto mas se acerca a reparar las mentes de sus pacientes, mas dificil se vuelve cada decision de enviarlos de nuevo a los horrores del frente… Regeneracion es la exploracion clasica de como los traumas de la guerra brutalizaron a una generacion de hombres jovenes.

  • Dulces Escarchados de A.m. Willard

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    Morgan Lewis, una romantica sin esperanzas y la burbujeante duena de Polka Dot Bakery, no podia esperar para casarse con el hombre de sus suenos. Sintiendose mareada mientras camina por el parque llevando su hermoso vestido de novia por encima del hombro, ve algo que ninguna futura esposa deberia ver. En ese momento, la boda de sus suenos se convierte en una historia adecuada para una revista de chismes. Mientras las lagrimas corren por su rostro, ella se pregunta a quien cancelar primero: la iglesia o el proveedor.

  • Viajes de Fu de Fuen Campos

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    Un avion cargado con un ataud. Unos chorizos viajeros. Guardias civiles pesados. Un diente que no se encuentra..Fu, es una chica que nunca ha salido del pueblo, pero ademas cada vez que sale, le pasan cosas que a la gente normal no suelen pasarle.Olvidate por un momento del mundo y sonrie. Todos tenemos historias que contar divertidas. Estoy segura que con estas vas a reir.La risa es la distancia mas corta entre dos personas.Ademas la alegria te lleva de vuelta a la salud.Para cuatro dias que vamos a vivir !Sonrie ! .

  • Bajo el Silencio de Maria Blazquez

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    Una madre, una hija, un cadaver.
    Olaya regresa a Santa Sierra por la muerte repentina de su madre, tras veinticuatro anos sin verla. Evarista, quien cuido de ella realmente durante su infancia, la recibe al llegar. Al encontrarse sola junto al cadaver de su madre, Olaya comienza a repasar su historia desde que, con dieciocho anos, sus padres la enviaron a Inglaterra a trabajar sin billete de vuelta, como hicieron con su hermano Valen dos anos atras. Con un febril y apasionado discurso frente a su madre muerta, Olaya evoca las pruebas a las que se sometio para estar a la altura de las exigencias de unos padres que ya se dedicaban a vivir sus suenos, libres, sin hijos que cuidar. Cuando Olaya entiende que esas pruebas no formaban parte de su educacion, sino la excusa de sus padres para librarse de unos hijos que les sobraban, su personalidad se renueva con distintas y propias aspiraciones.