• secretos de papel libro - Teresa Corroto

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    El ruido de unos zapatos negros de tacon de un cuarenta y dos retumbando bajo los pies de una mujer que pisaba ahora mas decidida que nunca, no dejaba indiferente a nadie. Una brisa de aire caliente. tipica de un mes de verano mas caluroso de lo habitual, mecia su corta y lisa melena a falta de subir solo los dos ultimos escalones para ver la luz del dia. La tradicional boca de metro de Atocha impasible ante el paso del tiempo, daba pie a un sol que acentuaba mas todavia el color rubio ceniza de su pelo. Siete minutos a paso ligero eran los que separaban a Alexia de su destino. Fueron tantos los dias que sus pies se habian dedicado a realizar ese recorrido, que hasta podia indicar los metros exactos que separaban su parada de metro diaria de la pinacoteca madrilena por excelencia la que se habia encomendado los ultimos treinta anos de su vida. Un ano entero era el tiempo exacto que habia permanecido alejada del lugar que consideraba como su segunda casa y que ahora la reclamaba de nuevo. La jubilacion habia llamado a sus puertas el mismo dia en que cumplia los sesenta y cinco. El semblante de la estatua de Velazquez custodiando incansable la entrada principal del museo, parecia mirarla de forma entranable y Alexia dejaba escapar su imaginacion al pensar que hasta esa estatua de bronce se habia atusado el bigote para darla la bienvenida. --Yo tambien me alegro de verte Diego --guinandole un ojo disimuladamente. El V Centenario de la muerte de El Bosco junto a la muestra monografica que se le dedicaba en Espana, eran la excusa perfecta para volver a pisar el museo del Prado y, de paso, aprovechar para rescatar momentos entre cercanos y olvidados, calles llenas de vida y descubrir otro Madrid que apenas hacia un ano parecia que se hubiese reinventado. Rumbo a la sala 56 A, dedicada en exclusiva al maestro flamenco, no dudo ni por un momento el recorrido que deberia seguir y no hizo escala en ninguna otra sala mas a no ser por el resto de visitantes que tenia que sortear y con los que deberia tener paciencia para que abriesen el hueco suficiente para poder atravesar. Atras quedaron aquellos tiempos en los que interrumpir a una pareja con un plano en la mano para ubicarles en el punto <>, ya no se encontraba dentro de su cometido, aunque ganas no le faltasen de hacerlo. Era espectacular como unas luces led adheridas a un falso techo iluminaban toda la sala como nunca antes la habia visto y unos altillos de pladur, a la altura de la cintura de cualquier viandante, daban asiento a cada uno de los tripticos que compartian esa sala y singularizaba mas su caracter al contemplar tanto el anverso como el reves de sus laterales. <>, penso. Nada mas entrar, a la derecha, estaba el Carro del heno, a la izquierda La Adoracion de los magos y, entre medias, El jardin de las delicias. Una vez dentro, el profundo suspiro de Alexia acaparaba toda la sala del museo. Mientras exhalaba por completo el aire que sus pulmones habian retenido durante unos escasos segundos, sentia que su alma aun encerraba todas esas preguntas que nadie le habia sabido responder con palabras. A pesar de encontrarse situada justo entre los tres tripticos mas conocidos de todos los tiempos, El jardin de las delicias era su obra preferida y mas que merecedora de requisar toda su atencion. No era la primera vez ni la segunda que Alexia se sumergia entre tal alboroto de imagenes no para intentar desvelar su misterio, sino para permanecer sumergida en el. Figuras fantasmagoricas, animales maravillosos y un caos incendiandolo todo como un dia de fiebre, eran ilustraciones mas que emblematicas para ahondar en ellas y perderse el tiempo suficiente hasta conseguir despejar su mente. --El apocalipsis --decia Alexia en voz alta al contemplar la ultima tabla del triptico--. Todo arde ante el tormento de las almas torturadas por seres que despellejan y deguellan. Casi como en la vida real --retorciendo la comisura de sus labios al terminar de hablar y observando por el rabillo del ojo las curiosas miradas de los que se encontraban a su alrededor al escucharla. Era evidente que, ni su atrevido comentario, ni unas cuerdas vocales retocadas anos atras por la cirugia, iban a pasar inadvertidas ante nadie. Y es que nada le gustaba mas que permanecer con su impavida mirada ante la obra mas extraordinaria y, a la vez, mas enigmatica que el ser humano haya podido constatar y a la cual siempre visitaba cuando el trabajo se lo permitia antes de marcharse a casa. Nada menos que tres rigurosas decadas completaban el tiempo que Alexia habia dedicado en cuerpo y alma a procurar la proteccion de ese museo. Y nunca mejor dicho. Tambien llego a formar parte del cuerpo de seguridad que, al caer el sol, se encargaba de custodiar todas y cada una de esas obras. O como a ella le gustaba llamarlo, otra forma de felicidad terrenal. Su cuerpo habia sufrido una transformacion tremenda desde entonces y, ese museo, habia sido el maximo testigo de todo ese cambio fase por fase. Ni el mismisimo cuadro de La pasion de Juana de Arco juzgada por la inquisicion por actuar y vestir como un varon, podria explicar mejor un espiritu atrapado en un cuerpo que no se corresponde. Aspecto de hombre de dia, corazon de mujer de noche. Alli, donde las ideas revolotean como los angeles, lo extrano era bello, las obras solo pueden hacerse con amor y la imaginacion es capaz de dispararse sobre un simple lienzo en blanco, era donde su nostalgia encontraba cura. Y porque alli, entre dioses hermafroditas de la antigua Grecia plasmados en lienzos y delicadas estatuas de ninfas con pene, podia desnudar su alma y mostrarse tal y como era porque las obras de arte no la juzgaban, sino que se sentian identificados con ella. Desde que, por caprichos del destino, se establecio en Madrid con tan solo quince anos, lo unico que la ataba a su Mediterraneo y a su luz y calor, era el recuerdo de una tierna infancia y de una menos acertada adolescencia. Y de eso su querido Sorolla sabia mucho. No necesitaba mas que un barrido de ojos a su paleta de colores para regresar a su anorada Valencia y sentirse cuya nina, perfectamente plasmada, correteaba inofensiva por el mar. Atras quedaban ya las reuniones de amigos alrededor de las hogueras con olor a sal, el caluroso viento de levante, o los atardeceres envueltos en agua espumosa. Sus padres junto con el y su hermana, abandonaban su casa de Altea de toda la vida por la promesa de un ascenso para su padre a cuatrocientos kilometros de alli y de la posibilidad de darles una vida mejor. Una vida de privilegios con un final que se truncaba desde el mismo momento en que su hijo, recien cumplida la quincena, aparecia de repente a ojos de su padre vestido de mujer. --Pero ?que cojones haces con eso puesto? --le increpo su padre malhumorado mientras le atravesaba con fuego en la mirada. --Nada, papa --acerto a decir completamente bloqueado. --Alejandro, !que que cojones llevas puesto! --elevo el tono. Un silencio sepulcral entre ellos que hasta parecia atravesar las paredes impregnaba todo el salon. El nudo de Alex, cada vez mas latente en su garganta, parecia ahogarle. Si los ojos son el espejo del alma, el alma de su padre parecia estar cociendose en ese momento en las mismisimas puertas del infierno y Lucifer, a su lado, ser un simple aprendiz. Lo poco que fuese que se le estuviese pasando por la cabeza mientras observaba a su hijo travestido, o como diria el: disfrazado de marica, no seria ni por asomo la mitad comparado con la hostia que le esperaba a Alex si no arrancaba a hablar de un momento a otro y daba una buena explicacion de su modelito. --Tranquilo, papa, te lo puedo explicar --colocando sus manos frente a su padre a modo de escudo. --Te estoy esperando.

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  • Sinfonias en la piel de Varios Autores

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    "Sinfonias en la piel"
    Dibuje en tu tez las notas de mis caricias... guarde en mis oidos la melodia de tus gemidos... grabe en mis ojos la pasion de los tuyos... deguste tu sabor en mi boca... me embriague con el perfume de tu piel…"Sinfonias en la piel" es una antologia que reune a siete autoras. En sus relatos, encontraran sensualidad, pasion, romance y erotismo. Cada uno esta inspirado en una cancion, la que desatara emociones y sentimientos que seran dificiles de olvidar.
    Prologo: Fernanda Perez.
    "Gabriel's oboe" de Ascen Nunez.
    "I want to know what love is" de Camilla Mora.
    "Bring me to life" de Chris De Wit.
    "Crazy" de Dacar Santana.
    "Me gustas mucho" de Marta D'Arguello.
    "Only you can love me this way" de Mimi Romanz.
    "Entre dos amores: Intro" de Victoria Aihar.

  • La acabadora de Michela Murgia

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    Fillus de anima. Asi es como llaman a los ninos engendrados dos veces, por la pobreza de una mujer y por la esterilidad de otra. De este segundo parto era hija Maria Listru, fruto tardio del alma de Bonaria Urrai. Cuando la anciana se detuvo bajo el limonero a hablar con la madre de Maria, Anna Teresa Listru, la nina tenia seis anos y era el error despues de tres aciertos. Sus hermanas eran ya unas senoritas, asi que ella jugaba sola en el suelo a hacer un pastel de barro amasandolo con hormigas y poniendo el esmero de una mujercita. Las hormigas movian sus rojizas patas entre la masa mientras iban muriendo lentamente bajo las decoraciones de flores silvestres y el azucar de arena. Al cruento sol de julio, el pastel le crecia en las manos, hermoso como a veces lo son las cosas malas. Cuando la nina levanto la cabeza del barro, vio a su lado a la tia Bonaria Urrai a contraluz, sonriendo con las manos apoyadas en su vientre seco, satisfecha por algo que Anna Teresa Listru acababa de darle. Que era exactamente, Maria no lo comprendio hasta pasado un tiempo. Se marcho con la tia Bonaria ese mismo dia, con el pastel de barro en una mano y en la otra un cesto lleno de huevos frescos y perejil, miserable viatico de agradecimiento. Aunque sonreia, la nina intuia que en alguna parte habria un motivo para llorar, pero no consiguio que le viniera a la mente. Tampoco pudo conservar el recuerdo del rostro de su madre mientras se alejaba, como si la hubiera olvidado hacia ya tiempo, en el momento misterioso en que las hijas deciden por si solas con que es mejor amasar el barro de los pasteles. En cambio, durante anos recordo el cielo ardiente y los pies de la tia Bonaria calzados con sandalias, uno asomando por el borde de la falda negra y el otro oculto debajo, en una alternancia muda cuyo ritmo las piernas seguian con dificultad. La tia Bonaria le proporciono una cama solo para ella en un dormitorio lleno de santos, todos malos. Alli, Maria comprendio que el paraiso no era un sitio para ninos. Dos noches paso en silencio, escudrinando con ojos bien abiertos la oscuridad para sorprender lagrimas de sangre o destellos en las aureolas. La tercera noche se dejo vencer por el miedo al Sagrado Corazon, que apuntaba hacia su pecho chorreante con un dedo que el peso de tres rosarios hacia visiblemente amenazador. No aguanto mas y grito. Menos de un minuto despues, la tia Bonaria abrio la puerta y encontro a la nina de pie junto a la pared, abrazando la almohada de basta lana escogida como peluche defensor. Luego miro la imagen sangrante, que le parecio mas proxima a la cama que nunca. Cogio el Sagrado Corazon y se lo llevo sin decir palabra; al dia siguiente desaparecieron tambien del mueble la pila de agua bendita con el altorrelieve de santa Rita y el cordero mistico de escayola, de pelaje crespo como un perro vagabundo y feroz como un leon. Maria tardaria un poco en volver a rezar el avemaria, y lo haria en voz baja, para que la Virgen no la oyera y la tomara en serio en la hora de nuestra muerte, amen. No resultaba facil calcular los anos de la tia Bonaria por aquel entonces, pero eran anos detenidos desde hacia tiempo, como si hubiera envejecido de golpe por decision propia y luego se hubiera limitado a esperar pacientemente a que el tiempo la alcanzara con retraso. Maria, en cambio, habia llegado demasiado tarde incluso al vientre de su madre y de inmediato se habia acostumbrado a ser la ultima preocupacion de una familia que ya tenia demasiadas. Sin embargo, en casa de aquella mujer experimentaba la insolita sensacion de haberse vuelto importante. Cuando por la manana dejaba la puerta a su espalda y apretaba la enciclopedia entre las manos camino del colegio, tenia la certeza de que, si se volvia, la encontraria alli, mirandola, apoyada contra el quicio como si sujetara las bisagras. Maria no lo sabia, pero la anciana la observaba sobre todo de noche, en esas noches corrientes sin ningun pecado al que culpar de estar despierto. Entraba en el dormitorio a hurtadillas, se sentaba frente a la cama de la nina y la miraba en la oscuridad. Aquellas veladas, Maria, que creia ser la primera de todas las preocupaciones de Bonaria Urrai, dormia sin sentir aun el peso de ser la unica. En Soreni comprendian sobradamente las razones de Anna Teresa Listru para haberle dado su hija menor a la anciana. Desatendiendo los consejos de la familia, habia hecho un mal matrimonio y se habia pasado los quince anos siguientes quejandose de aquel hombre que solo sabia hacer bien una cosa. Con las vecinas, Anna Teresa Listru se complacia en lamentarse de que su marido no habia conseguido serle util ni en la muerte, pues ni siquiera habia tenido el detalle de morir durante la guerra a fin de dejarle una pension. Declarado no apto, Sisinnio Listru habia acabado sus dias tan estupidamente como los habia vivido, aplastado igual que un grano de uva en el lagar bajo el tractor de Boreddu Arresi, para quien trabajaba de vez en cuando como aparcero. Al quedar viuda con cuatro hijas, Anna Teresa Listru habia pasado de la pobreza a la miseria y aprendido a hacer el puchero, aseguraba, hasta con la sombra del campanario. Ahora que la tia Bonaria le habia pedido a Maria como hija, no acababa de creerse que pudiera echar todos los dias a la olla dos patatas de las tierras de los Urrai. Si el precio era la criatura, pues muy bien: a ella, criaturas aun le quedaban tres. En cambio, nadie entendia realmente por que, a su edad, la tia Bonaria Urrai se habia hecho cargo de la hija de otra. Los silencios se alargaban como sombras cuando la anciana y la nina pasaban por la calle juntas, suscitando comentarios a media voz entre la vecindad. Bainzu el estanquero se regodeaba con la idea de que un rico tambien necesitaba en la vejez dos manos que le limpiaran el culo. Pero Luciana Lodine, la hija mayor del fontanero, no veia la necesidad de buscar una heredera para que hiciera lo que podia hacer cualquier sirvienta bien pagada. A Ausonia Frau, que de culos sabia mas que una enfermera, le gustaba poner fin a la conversacion sentenciando que ni siquiera la zorra quiere morir sola, y llegados a ese punto nadie anadia nada. Por supuesto, si no hubiera sido rica, Bonaria Urrai habria acabado como todas las que se quedan sin hombre, que no es precisamente teniendo una fill'e anima. Viuda de un marido que no habia llegado a desposarla, en otras condiciones quiza habria sido prostituta, o monja, con los postigos siempre cerrados y vestida de negro hasta el ultimo aliento. El vestido de novia se lo habia robado la guerra, aunque en el pueblo se decia que no era verdad que Raffaele Zincu hubiera muerto en las riberas del Piave, donde se habian librado terribles combates: lo mas probable es que, con lo espabilado que era, hubiera encontrado hembra alli y se hubiera ahorrado el viaje de vuelta para dar explicaciones. Tal vez por eso Bonaria Urrai era vieja desde joven, y ninguna noche se le antojaba a Maria tan negra como su falda. Pero el pais estaba repleto de viudas de maridos vivos; eso lo sabian las mujeres que chismorreaban y tambien Bonaria. Por ese motivo, cuando iba por la manana a comprar el pan recien hecho, andaba con la cabeza alta sin pararse nunca a hablar y volvia directa a casa como la rima de una octava cantada. En la decision de adoptar una fill'e anima, lo mas dificil para Bonaria no habia sido ni mucho menos la curiosidad de la gente, sino la reaccion inicial de la nina. Despues de seis anos compartiendo el aire de un solo cuarto con sus tres hermanas, era evidente que el espacio que Maria consideraba propio no iba mas alla de lo que podia abarcar con un brazo. La llegada a la casa de Bonaria Urrai trastoco esa geografia interior; entre aquellas paredes, los espacios unicamente suyos eran tan amplios que la pequena tardo semanas en comprender que en las puertas de las numerosas habitaciones cerradas no apareceria nadie diciendo: <>. Bonaria Urrai jamas cometio el error de invitarla a que se sintiera en su hogar, ni dijo ninguna de esos topicos que suelen decirse para recordar a los invitados que no estan en su casa. Se limito a esperar a que los espacios que durante anos habian permanecido vacios tomaran gradualmente la forma de la nina, y cuando, al cabo de un mes, todas las puertas de las habitaciones habian sido abiertas para siempre, tuvo la sensacion de no haberse equivocado dejando que la casa se adaptara. Una vez que se sintio segura de la nueva confianza adquirida con aquellas paredes, Maria empezo a mostrar poco a poco mayor curiosidad por la mujer que la habia llevado a vivir con ella. --?De quien es hija usted, tia? --pregunto un dia, mientras comia menestra. --Mi padre se llamaba Taniei Urrai, era ese senor de ahi... Senalo la vieja fotografia amarillenta colgada sobre la chimenea, en la que Daniele Urrai, tieso con un chaleco de pana, aparentaba unos treinta anos. A la nina podia parecerle cualquier cosa excepto el padre de la anciana que tenia delante, incredulidad que Bonaria leyo en su cara sonrosada. --Ahi era joven, yo aun no habia nacido --preciso. --?Y no tuvo madre? --insistio Maria, que no estaba muy familiarizada con la idea de que se pudiera ser hija de un padre. --Claro que si, se llamaba Anna. Pero ella tambien murio hace muchos anos. --Como mi padre --anadio, seria, la pequena--. A veces lo hacen.

  • El juramento de Whitechapel de Jose Javier Abasolo

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    Ano 1888. Tras la muerte de su madre, el joven Sabino Arana, quien pocos anos despues fundara el Partido Nacionalista Vasco, decide dejar los estudios que estaba cursando en la Universidad de Barcelona y regresar a Bilbao. Un tanto confuso y desorientado, sin saber que hacer con su vida, su hermano mayor le propone ir a Londres para que, bajo la tutela de un viejo socio y amigo de su padre, fallecido pocos anos antes, aprenda el idioma y se sumerja en el mundo de los negocios. Pero, sobre todo, para que se recupere animicamente.
    Pese a sus protestas iniciales, accede finalmente a los deseos de su hermano y partira hacia la capital britanica. Pero sus intenciones de tomarse su nueva vida con calma se veran truncadas, pues la fecha de su llegada a la capital britanica sera tambien la elegida por el hombre que posteriormente sera conocido como Jack el Destripador para cometer el primero de sus asesinatos.
    Sabino, nada mas desembarcar, se vera arrastrado, a instancias del hijo de su tutor, extranamente interesado en el caso, a una sorprendente investigacion para desvelar quien esta detras de esos horribles y macabros asesinatos y que pretende con ellos.

  • La promesa de un amor de Anne Marie Warren

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    La nueva novela romantica de Anne Marie Warren.
    Repudiada por su familia, con el corazon destrozado y escondiendo un pasado que podria arruinarla, lady Amy debe empezar una nueva vida lejos de todo lo que conoce.
    Pero cuando anos despues llega un nuevo inquilino a la mansion que colinda con su actual hogar, descubrira que su dura coraza no es tan fuerte como creia, sin saber que el hombre que le ha devuelto la fe en el amor tambien esconde un secreto que podria separarlos.
    Mentiras, enredos y celos en una historia donde solo una promesa puede tener la fuerza necesaria para unirles.

  • La tierra que pisamos de Jesus Carrasco Jaramillo

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    Hoy me ha despertado un ruido en mitad de la noche. No un ronquido de Iosif, que, raro en el, a esa hora dormia a mi lado en silencio, medio hundido en la lana del colchon. He permanecido tumbada, con la mirada detenida en las vigas de haya que sustentan el techo, apretando fuertemente las sabanas en busca de una firmeza que el lino, tan sutil, me ha negado. Durante un buen rato me he quedado quieta, con los hombros contraidos y las manos cerradas. Queria volver a escuchar el ruido con nitidez para poder atribuirselo a alguno de nuestros animales y asi, tranquila, regresar al sueno. Pero, mas alla del aire agitando las ramas de la gran encina, no he percibido nada, y entonces, como por ensalmo, el viejo mito del intruso de ojos vaciados por la codicia se ha agarrado a mis tripas y ha empezado a devorarlas. Es agosto, las hojas de guillotina estan subidas hasta los topes y una brisa perfumada y calida mece los visillos. Los hace danzar de un modo tan hermoso que, en esta epoca, durante mis desvelos, me siento contra el cabecero y me quedo embelesada viendolos ondear cual delicados pendones. Aspiro las fragancias que el aire trae y que, por momentos, desplazan a los aromas estancados del cuarto. Llegan en oleadas, de la misma manera que el mar va depositando en la orilla los restos de un barco naufragado. En primavera el azahar de los naranjos florecidos lo ocupa todo, especialmente cuando cae la tarde. Dias antes de que eso suceda, el arbol siempre envia un mensajero. Jornadas todavia frescas en las que, repentinamente, un hilo fugaz avisa de que, en algun lugar de los contornos, la vida ha sido convocada a su renacimiento. Con los punos llenos de tela y los ojos cerrados, he tratado de concentrarme en la oscuridad exterior. Y asi, he imaginado que me asomaba al porche elevado sobre el fragante cesped que rodea la casa y, desde alli, he dirigido mi atencion hacia el frente, al lugar donde el predio se asoma al valle. A lo lejos titilan las farolas de gas del pueblo, encaramado como un galapago a las faldas del castillo. En mi mente desciendo los escalones de madera y camino unos pasos sobre la hierba humeda hasta la verja que domina el huerto de la terraza inferior. No oigo nada alli, ni siquiera el aspero roce de las hojas ya secas del maiz. Me giro hacia la casa para recorrer la parte trasera de la propiedad. En los tiestos sujetos a la balaustrada del porche crecen formas confusas. La campana de alarma cuelga del tejadillo sobre ellas y su cuerda casi las toca. A la izquierda del edificio se levanta la gran encina, un ser poderoso y rotundo, cuya copa invade parte del alero. Al otro lado, entre la vivienda y el camino, el pequeno establo con sus ventanucos enrejados y sus tejas alomadas. Dentro, ni siquiera se oye a la yegua rascar el suelo de pizarra con sus herraduras. Tampoco se oye a Kaiser, nuestro perro; era de suponer, porque es sin duda el animal mas indolente que se pueda imaginar. <>. Y yo quiza sonrei por la ocurrencia y seguro que le di la razon para que se marchara pronto. Al parecer hay un lince, o un lobo, que lleva varias semanas merodeando por los alrededores del pueblo y que ha matado, dicen, a varias ocas y a algun cordero. Me lo conto el doctor Sneint en el dispensario de la guarnicion la ultima vez que fui al castillo en busca de las medicinas de Iosif. Mientras colocaba los frascos en mi alforja, el se levanto y, despues de repasar someramente los lomos de su biblioteca, extrajo un atlas de fauna iberica y me lo mostro. Del grabado me llamaron la atencion las patillas colgando a los lados de la boca y el aspecto puntiagudo de las orejas. <>. Tanto la idea de buscar los excrementos como la de abrirlos me resulto en aquel momento repugnante, pero luego, ya de vuelta a la casa, encontre las heces y no pude resistir la tentacion de revolver en ellas con un palo. Hacerlo no me resulto desagradable. Olian a conejo y, por su aspecto, se diria que esos animales solo se alimentan de pelo. Me he levantado y he prendido la lampara que tengo sobre la mesilla. Asomando el cuerpo sobre el alfeizar, he movido la luz a un lado y a otro en busca de signos del animal, pero enseguida me he dado cuenta de que la luna llena iluminaba mas que mi farol y he terminado por apagarlo. En cualquier caso, no he apreciado nada extrano. Quiza mi luz lo haya espantado. Los animales seguian tranquilos y yo he dejado que el aire templado que asciende por el valle me acaricie la cara. La luna llena tenia de un extrano amarillo las nubes detenidas sobre la llanura distante. He cerrado las contraventanas y me he vuelto a meter en la cama. Mientras regresaba el sueno, de nuevo mirando al techo, he reparado en que no hay hayedos en esta parte del pais. www.lectulandia.com – Pagina 7 2 Lo veo por primera vez con la manana bien entrada, mientras arreglo los geranios. Los pliegues de su chaqueta se cuelan por entre las lamas blancas de la verja que da al huerto, justo enfrente de mi. Iosif descansa en su mecedora a mi lado, aunque decir que descansa es, de algun modo, redundante, pues se pasa el dia recostado: en la cama, en el sillon del salon y, durante el buen tiempo, aqui, en el porche. Lo levanto cada manana, lo visto y lo siento donde corresponda segun la epoca del ano. Le agarro del codo y el, con pasitos cortos, se deja llevar de un lado para otro como un perrillo complaciente. La enfermedad lo ha reducido a una minima expresion de lo que fue. Un hombre que ha tenido a su mando divisiones, que ha dispuesto de las vidas de otros hombres, que ha asediado ciudades y pasado a cuchillo a enemigos y sediciosos. Me pregunto si sus viejos adversarios, aquellos a los que sometio hasta convertirlos en subditos de su majestad, conservaran la antigua furia con la que, sin duda, rindieron sus armas a este hombre a cuya sombra he vivido y cuya sombra es ahora todo lo que respiro. Su mente opera de manera discontinua y lo mismo pasa dos semanas callado, con la cabeza caida, incapaz siquiera de levantarse solo e incluso haciendose sus necesidades encima, que comienza a regir de manera repentina. En esos episodios, de duracion indefinida, se incorpora a la vida cotidiana tan plenamente que parece que nunca la hubiera abandonado. A veces regresa y se comporta igual que un paciente caprichoso. Si estamos en la cocina y me esta viendo cortar verduras, me exige que haga trozos grandes, y me explica, por enesima vez, que a el le gusta notar lo que esta comiendo. <>. En ocasiones, su cordura se remonta al pasado y se dirige a mi como si yo fuera parte de un recuerdo; me llama <> o <>, con tono marcial o almibarado, segun el caso. Y lo extrano es que nunca en la vida, ni cuando estabamos prometidos, me llamo asi, <>. Se diria que entre las grietas de su cerebro reverdecen viejos anhelos o el recuerdo de otra mujer a la que, sin duda, deseo durante sus largas ausencias; en la epoca en que las campanas se sucedian y parecia que el Imperio acabaria ocupando el globo entero. Por suerte, el que hace anos que no me visita es aquel hombre que hacia temblar los cimientos de mi mundo. El modo en que se enfurecia cuando el pequeno Thomas no declinaba correctamente, o cuando volvia manchado del jardin. Lo agarraba de la oreja, tiraba hacia arriba y casi levantaba al muchacho. Lo zarandeaba y no fueron pocas las veces en que recibio bofetones y golpes en los dedos con la regla de madera. Yo le suplicaba que lo dejara, que era solo un nino, y entonces el se volvia y me hundia con la turbidez de su mirada; la de quien ha bebido hasta hartarse la sangre bullente de los hombres. Una mirada cuyo recuerdo todavia me estremece y de la que aun quedan rastros en el fondo de sus ojos. www. lectulandia.com – Pagina 8 <>, me digo al ver los tallos agujereados. Son imposibles de exterminar y todos los anos tengo que arrancar muchas de mis plantas y quemarlas tras la casa, ya que es la unica manera de que la plaga no afecte a los ejemplares sanos. Las tomo por el tallo y las vuelco para sacarlas de los tiestos. La tierra oscura cae al suelo, siempre fresca y bien ligada, formando grumos esponjosos que yo me llevo a la nariz para embriagarme con sus aromas

  • Todo sobre mi alma de Fran Cazorla

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    Esta es la tercera edicion, revisada y aumentada.
    Muchas veces, pocas palabras dicen mucho mas de lo que parece.
    Un recorrido por los poemas, relatos y microrrelatos de una parte especial de la vida del autor.
    Lee despacio, sin prisas, haciendo tuya cada linea que entre en tu mente.
    Y ante todo: Gracias.

  • Bilogia completa de Te quiero en mi vida de Sabina Rogado

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    Cuando Alexia (una chica timida e introvertida) descubre al unico chico que ha pasado por su vida, liado con otro, su mundo se viene abajo y, si por un instante cree que ahi se acaban los contratiempos, esta muy equivocada porque todo parece complicarse hasta que, de repente, una invitacion completamente casual, hace que su vida de un giro inesperado en el momento en que termina en una discoteca donde tiene el privilegio de conocer al actor de moda y del que el mundo entero habla.

  • El dilema de Elsa de Begona Gambin

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    Si te atreves a conocer la historia de Elsa y Adam experimentaras una amalgama de sentimientos que no te dejaran impasible.

  • La Edad de la Duda de Andrea Camiller

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    Con las primeras luces del alba, el comisario Salvo Montalbano se despierta sobresaltado por una pesadilla angustiosa. En ella, la capilla ardiente de su propio funeral se instala en su despacho y todos sus companeros de trabajo le dan las condolencias por su reciente fallecimiento. Y lo peor es que Livia le comunica que no tiene intencion de asistir al entierro, pues aunque lo ha amado tanto en vida, no puede <>. Pero las zozobras intimas del comisario quedan en segundo plano cuando la llegada al puerto de Vigata de un misterioso velero de lujo coincide con el hallazgo de un cadaver con el rostro desfigurado. Montalbano se pone manos a la obra y pronto se vera inmerso en una investigacion de muy hondo calado, en la que el trafico de diamantes africanos desempena un papel fundamental. En palabras del propio autor, esta no solo es la aventura mas <> del comisario, sino que por primera vez trabaja codo a codo con una mujer policia. !Y que mujer! La joven teniente Laura Belladonna es de una simpatia irresistible y una belleza magnetica. Igual que Petrarca, para Montalbano Laura es el <>, el deseo nunca consumado, aunque si correspondido, que lo situara frente a frente con su conciencia. La proverbial lucidez de Salvo no le bastara esta vez para librarse de algunos de los fantasmas que lo atenazan, por lo que debera acudir en busca de consuelo a la trattoria de Enzo, quiza con mas frecuencia de la habitual.

  • El mejor de los pecados de Mario Benedetti

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  • La casa del arroyo de Conchi Aragon

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    <thriller cuyas claves se encuentran en los secretos que esconden los vecinos de un pequeno pueblo>>

  • Calle Dublin de Samantha Young

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    Jocelyn Butler se ha estado escondiendo de su pasado durante anos. Pero todos sus secretos estan a punto de ser descubiertos?
    Hace cuatro anos, Jocelyn dejo atras su tragico pasado en los Estados Unidos y comenzo de nuevo en Escocia, enterrando su dolor, haciendo caso omiso de sus demonios y avanzando sin ataduras. Su vida solitaria esta funcionando bien hasta que se muda a un nuevo apartamento en Dublin Street, donde

  • Una Espana mejor de Mariano Rajoy

    https://gigalibros.com/una-espana-mejor.html

    La cronica personal de la etapa de Mariano Rajoy al frente del Ejecutivo.

  • Indestructible de Rosa Alcantara Menendez

    https://gigalibros.com/indestructible.html

    <>

  • Dime Lo Que Deseas de Jude Deveraux

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  • Detras de sus ojos de Sarah Pinborough

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    David y Adele parecen una pareja ideal. El es un competente psiquiatra y ella la esposa perfecta que le adora. Pero ?por que el es tan controlador? Y, ?que es lo que oculta ella? A medida que Louise, la nueva secretaria de David, entra en la orbita de la pareja, en vez de hallar respuestas se va encontrando con preguntas cada vez mas inquietantes. Lo unico que esta claro es que en este matrimonio hay algo peligroso. Pero Louise no se imagina hasta que punto es asi, y hasta donde puede llegar alguien para proteger sus secretos. ” Detras de sus ojos trata sobre el lado negativo del amor. Sobre lo que tiene de adiccion y egoismo. Sobre intentar averiguar como son en realidad las personas debajo de la pasion, las palabras, las apariencias y lo <>. Sobre los secretos que se esconden en el corazon de las relaciones. Y tambien sobre la fascinacion que sienten las mujeres por otras mujeres. ” Sarah Pinborough

  • Mi Pais Inventado de Isabel Allende

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    Libro de memorias, en el cual la verdad es definitivamente mas extrana que la ficcion. Explorando los acontecimientos de su vida y los del pais en el que vivio hasta el asesinato de su primo, el presidente Salvador Allende, durante el golpe militar de Pinochet, Allende nos lleva en un recorrido muy personal a traves de su tierra natal, a la que le da vida. Aqui es donde su abuelo vio al diablo en un autobus, reconociendolo por sus <>, y a su tia abuela le brotaron alas. Es un lugar de amuletos de amor, fantasmas y continuas peleas de familia. Los retratos de su familia y amigos se disputan con vividas descripciones de las costumbres y creencias del lugar, y a pesar de todo, la figura indomable de la joven Isabel camina con decision. Rebelde y apasionada, una feminista mucho antes de saber lo que era el feminismo, su amor por (y a veces desesperacion con) Chile es infundido en todo el texto. Sus experiencias se transforman en una lectura inolvidable, a menudo delirante, que ningun admirador de la escritura de Allende se querra perder.

  • Los nombres de las cosas que alli habia de Antonio Skarmeta

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    Los mejores cuentos del autor del inolvidable El cartero de Neruda.

  • La hora de las mujeres sin reloj de Mamen Sanchez

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    Mamen Sanchez ha vuelto a hacerlo; una irresistible combinacion de humor y sensibilidad sostiene una trama tan original como absorbente: sus protagonistas son el inquieto e hipersensible Tony Cienfuegos y Estela Valiente, que, haciendo honor a su apellido, ya desde nina era tan intrepida como inteligente.

  • Vivir abajo de Gustavo Faveron Patriau

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    Me he puesto en contacto con Gus Fowley Partridge, con el objetivo de confirmar si ambas resenas biograficas, las unicas que he encontrado en estos veintitres anos, corresponden a la misma persona. Tambien para averiguar si mantiene algun tipo de contacto con George Bennett. Las respuestas, como supuse, han sido si a la primera pregunta y no a la segunda. Ha querido saber a que se debe mi interes. Le he contado parte de la historia. Tambien le he dicho que tengo todas las peliculas que George filmo en su vida. Como era de esperarse, ha mordido el anzuelo y me ha pedido una entrevista: quiere ver las peliculas. Quiere que le cuente todo lo que se sobre George. Fowley vive en Savannah. Ha dicho que puede venir a Boston la proxima semana. Le he explicado que la entrevista no puede ser en mi casa pero que las peliculas, en cambio, solo las puede ver aqui. No ha parecido comprender (ya entendera). Despues de colgar, he buscado en mis libretas de 1992 las cosas que escribi sobre George. He arrancado algunas paginas que no quiero que vea. A los fragmentos que le dare les he anadido una que otra frase explicativa, enmiendas, muchos borrones. LIBRETA 1. Octubre de 1992 ... Llega a Lima el 3 de enero de 1992. En julio es el secuestro. Despues vienen las torturas. En setiembre, el final. A principios de octubre comienzo a investigar... ... Viene desde Chile, a bordo de un autobus que ha tomado en alguna ciudad no lejos de la frontera. Baja en una estacion de La Victoria. Lo ven entrar y salir de hotelitos miserables. Alto, tripudo, de pasos largos. Lleva una maquina de escribir en un estuche. Se sienta en bancas en parques color tierra, al pie de estatuas. Redacta documentos, dibuja planos. Trae bluejeans, zapatones de montanista, un guante en la mano derecha, un gorro azul con una B roja en la frente. Entra y sale por compuertas y garajes; entra y sale de edificios en ruinas, excavaciones. Se reune con malvivientes en descampados. Acude a citas en casas vacias. Las paredes le dicen nombres. Divisa mensajes escritos en alcantarillas. Vaga entre bares, se detiene en las esquinas, la gente se lo queda mirando: el observa, enumera. Cruza una avenida del orfanato al manicomio, otra del malecon al colegio militar. El cielo se abre, el lo mira... ... En Lima, nadie sabe su nombre ni que hace ni por que esta en la ciudad. En huariques de Barranco toma de pie. Vigila un agujero del Centro. Camina con extrema rapidez por callejuelas de Lince y Jesus Maria. Se sienta en el atrio de una iglesia en Barrios Altos. Acude a burdeles pero no habla con nadie. Repudia a las prostitutas. Obsesivamente mira un vaso de whiskey. Tiene veintinueve, treinta anos. Espectral, el sol lo quema [es palido como su padre]. Anda con un mapa en las manos y encuentra los sitios que le interesan. Por ejemplo, los cineclubes: va de noche. Los chicos de San Marcos y la Catolica lo ven, se preguntan quien es. Circulan rumores, como pasa siempre en Lima. El mira la calle Colina desde una mesa en un tugurio. El hielo hace clic, clac. Hay edificios con ventanas rotas, esquirlas de vidrio en las veredas, tanquetas en las pistas, camiones con infantes de Marina, tranqueras y barricadas. Pero la gente circula alrededor como si no viera nada. Yo, por ejemplo: nunca veo nada... ... En Miraflores encuentra un hostal para mochileros en la esquina de Alcanfores y Cantuarias. El lleva diez dias en Lima la manana en que la mujer de la recepcion, que se llama Rita Moreno, como la actriz, lo ve arrastrar los pies por el tunel entre espejos de la recepcion. Ojeroso, seco, una sombra de barba, la boca grande, entreabierta. Camina cabizbajo. Le parecera divertida, a ella, su pinta de gringo estrafalario. Le hara gracia su cara anacronica de nino. Pero no sabe que pensar, Rita Moreno, cuando el coloca sobre el mostrador dos pasaportes americanos y le pide que escoja uno. Ella duda pero acepta el juego. Sonrie, se pasa dos dedos de unas turquesas por la mejilla, elije un pasaporte al azar. El abre el otro, le echa una mirada, lo guarda en su mochila. Dice: entonces llamame George. Ella ladea la cara, abre mas la sonrisa, le pide que llene un formulario. El firma: George Walker Bennett. Mas abajo, donde esta escrito domicilio permanente, apunta una direccion en Paraguay: el sotano de un edificio en la avenida Juscelino Kubitschek, en Asuncion. Le dice a Rita Moreno que quiere dormir en un cuarto compartido, de camas-camarote. Un cuarto lleno de extranos, es lo que dice. Ella responde que tiene muchos cuartos asi pero que estan vacios. George coge la llave y sube la escalera... ... Cuando no anda de ronda por las calles de Lima, lee y escribe. Escribia en una maquina que parecia de juguete y que, cuando la guardaba en su estuche, parecia un acordeon para ninos, me dice Rita Moreno. Y lo que escribia eran cartas, porque al terminar doblaba los papeles y los colocaba en sobres de correo. Un gordo en la oficina postal de Petit-Thouars lo ve todas las mananas. Esta de pie junto a la puerta antes de que abran la oficina, somnoliento, bostezando, leganoso. (El gordo, no el. El llega minutos despues, hace cola, despacha su carta). Rita jura haber leido mas de una vez el dorso de esos sobres, en el restaurante del hostal, despues del desayuno. El nombre del destinatario tambien era George Bennett, dice Rita: se enviaba cartas a el mismo, a una especie de carcel-manicomio en Estados Unidos. DIARIO, 24 de agosto de 2015 ... George se fue de Maine a los dieciocho, cuando le faltaban semanas para acabar la secundaria. La historia de sus padres es oscura, angustiante, implica tijeras. Toda su infancia la paso en la misma casa, en la calle McKeen, en Brunswick, dos horas y media al norte de Boston. En la casa habia un sotano y en el sotano estaba la coleccion de tijeras de su padre. La coleccion de camaras antiguas y la coleccion de libros de poesia estaban en el atico de la cochera. En el atico nunca murio nadie pero en el sotano si: un muchachito apunalado en 1980. Durante la decada siguiente, viajo por los paises en los que alguna vez vivio su padre. Despues llego a Lima... LIBRETA 1. Octubre de 1992 ... Pasa horas de cuclillas bajo los puentes de la Via Expresa. Estudia a los pordioseros. Algunos muladares le causan sobresalto. Otros lo imantan como un abismo. Come en puestos de mercado, da vueltas alrededor del Estadio Nacional. Un dia se queda mirando a unos ninos que juegan futbol en la explanada de Occidente. Huerfanos, piensa: tienen padres pero son huerfanos... ... Lleva una mochila de excursionista, de la que saca una camara. Segun unos, es una Leica obsoleta y oxidada; segun otros, una Instamatic, igualmente obsoleta y oxidada. Retrata hospicios, palacetes republicanos, un osario de carros desbaratados junto al Cuartel San Martin, casuchas malparadas, letras desprendidas de avisos de neon, animales agonicos. Segun otros, su camara no es ni una Leica ni una Instamatic, sino una filmadora. [Mucho despues se que son cuatro]. En la mochila tambien estan la maquina de escribir y la mascara de oso. Se ponia la mascara por las noches y dormia con ella, me dicen tres personas... ... Lee un libro distinto cada dia. Despues los revende donde los compro: en la feria de libros viejos de Grau. Interrogo a los vendedores: nadie lo recuerda. En otros circulos escucho dos rumores (ahora, en octubre, los rumores sobre George se han multiplicado, incluso los de caracter bibliografico). De acuerdo con el primero, todos sus libros son de poetas alemanes. Holderlin, Schiller, Trakl, Brentano, Rilke. Alguien menciona a Hans Carossa. Alguien, a Paul Celan. Pero Celan es rumano y Trakl es austriaco. Otros afirman que solo lee memorias, o novelas que parecen memorias, escritas por sobrevivientes del Holocausto, escritores que estuvieron en Auschwitz o en Buchenwald: Primo Levi, Jean Amery, Immanuel Krakauer, Tadeusz Borowski. [Tiempo despues, esto es extrano, descubro que, en 1992, no habia traducciones de Borowski]. En el fondo, esa parte de mi pesquisa me parece irrelevante. Porque nadie menciona a Robert Frost, y yo se, desde mayo o junio, que George lee concienzudamente a Robert Frost... ... La pregunta es si George llega a Lima sabiendo lo que hara. En otras palabras, si llega con un plan. Calculo que la respuesta tiene que ver con sus recorridos por la ciudad. De ahi que sea relevante describir sus caminatas. Al principio parecen azarosas, enloquecidas. Sonrie ante la Morgue Central. Fuma en ventanales de Pueblo Libre. Se sienta en la berma de la avenida del Ejercito, entre el Perez Aranibar y el Larco Herrera: ?atraido por orfanatos y manicomios? Gravita hacia los cementerios, en Ate, en El Agustino. Se para en una esquina de Aguajales y mira debajo de los carros. Comparte cigarrillos con los soldados de guardia. Lee bajo semaforos. Prefiere no subir a microbuses ni tomar taxis. En el Rimac ve a un loco con la piel renegrida y una caja de carton en la cabeza y se sienta a su lado y sostiene con el una animada discusion: hay un testigo presencial. Ademas del loco... ... Todos los jueves, en un callejon de Puente Piedra, habla con alguien a traves de un vitroven. ?Mentalmente le da la vuelta a un reloj de arena? En efecto, esa es la impresion que produce; es decir, parece un chiflado, en las primeras semanas. ?Eso es parte de su plan? Creo que no. Lo de George, en ese momento de su vida, no es una forma de locura pero tampoco es el fingimiento de la locura. Es el paso intermedio: el ultimo manoteo de su cordura antes de que la cuerda se rompa (cuerda: cordura). Debate consigo mismo, considera si es correcto hacer lo que ha proyectado (asumamos que si lo ha proyectado). Lee lapidas en los cementerios. Lee periodicos en basurales. Lee las lineas de su mano izquierda. Camina como un orate por la ciudad. Todo eso parece la locura pero todavia no lo es. No ha traspuesto por completo, por decirlo asi, el umbral de la demencia. Esta pensando en huir, en no hacer lo que ha planeado hacer, en renunciar a todo y largarse... ... Por eso es importante que, mas tarde, a principios de febrero, su conducta cambie: sus recorridos cobran un cierto orden, un aire rutinario. Todas las mananas camina del hostal a la avenida Larco. En Miraflores, no se aleja de la costa, sigue el borde del acantilado. Sube por la Perez Aranibar, baja por el Ejercito. En la Costanera regresa al malecon, camina por San Miguel hasta Maranga... ... A mediados de febrero su ruta se hace precisa, inalterable, diriase que maniatica: las mismas calles, las mismas esquinas, todos los dias. No cabe duda de que, en esa ruta, y en esa precision, se esconde una clave, porque en esos dias tiene que ser cuando George determina finalmente llevar a cabo su plan. Febrero, en esta historia, es el final de la duda. Eso se ve en el cambio que sufren sus recorridos. Ayer hice la prueba con un mapa. Esboce las rutas de George en enero: un garabato, un laberinto. Despues dibuje, una vez por dia, su camino de todas las mananas desde mediados de febrero. Tuve que trazarlo tantas veces que el papel se agujereo. El simbolo es evidente. ?Quien esta mal de la cabeza? ?El que camina indistintamente por cualquier parte o el que infinitamente recamina sus propias huellas, una y otra vez?... ... Y sin embargo, aun mas que la ruta, lo importante es el lugar donde termina. La ultima cuadra de la Costanera. En enero ha pasado por ahi mas de una vez, pero en febrero va todos los dias. A un lado ve el malecon, mas alla la playita de piedras ovales, mas alla el mar, al fondo las islas. Detras de el hay nueve casas, de cara a la costa. Se vuelve a mirarlas: la tercera de izquierda a derecha es simple, de dos pisos, con cercos de madera blanca a cuyos pies crecen hileras de hortensias y geranios. Es pulcra, pequenita, modesta (es una casita rosada). Tres puertas mas alla, ve una casona antigua, de los anos treinta. ?Esos muros ennegrecidos, esa torsion de los fierros en los tragaluces, esa hendidura de los tejados, son senales de que alguna vez la consumio un incendio? Averiguo. El incendio ocurrio a fines de los sesenta, pero, cosa rara, nunca han refaccionado la casona. Es una ruina flaca, enhiesta, de ventanas longitudinales, tiene un mirador (una especie de torre sobre el segundo piso) y, abajo, ante la puerta, una escalinata de siete peldanos. Todas las mananas camina hasta ahi, permanece un instante al pie de los escalones, no se acerca mas. Cruza la pista en direccion al malecon, se encarama en el murito. Desde ese sitio, entre el mar y la ciudad, ve a ratos la casita rosada y a ratos las barandas cenicientas, los mastiles torvos de la casona incendiada. (Piensa: tantos anos despues, es como si siguiera en llamas)... ... En la casona incendiada no debe vivir nadie (eso tambien es importante). En la casita rosada, en cambio, vive una chica llamada Ariadna Enzensberger. Tiene veintitres anos pero parece de diecisiete. Ha terminado historia en la Catolica y sopesa la idea de entrar a la maestria pero tambien estudia cine en talleres que toma de noche, uno en Barranco y otro en San Miguel. Su madre nacio en Lima pero se crio en la sierra y aunque Ariadna piensa en ella con frecuencia, nunca la conocio. Siempre ha vivido con su padre, que ensena Historia del Arte y se llama Rainer Enzensberger. Ariadna es bonita, simple, de ojos negros y corto pelo rubio a lo Jean Seberg. Es austera, la gobierna una especie de alegria melancolica o tal vez una conformidad con la vida que ella quiere hacer pasar por alegria. Tiene un grupo de amigos de San Marcos y otro de los talleres nocturnos pero prefiere la soledad. Va al cine cada vez que puede. Al cineclub del Banco de Reserva, al cineclub del Museo de Arte, al del colegio Raimondi, al cine Roma, al Cinematografo de Barranco, los mismos lugares a los que George va todas las noches. Es casi imposible que sea una coincidencia... ... Desde el muro del malecon, el la ve. Ella sale poco, casi siempre esta en casa cuidando a Rainer, que es un hombre mayor: mas parece su abuelo que su padre. Juntos arreglan el jardin de hortensias y geranios (o el jardin de margaritas y llamaplatas: la observacion es literaria, ornamental). Rainer se sienta bajo el dintel de la puerta, Ariadna entra y sale de la casita rosada. Laboriosa, lleva y trae mangueras, semillas, regaderas. ?Nunca ven a George al otro lado de la pista? Buena pregunta: un extrano con una mochila a la espalda, camaras fotograficas, una filmadora, una maquina de escribir, sentado en el muro del malecon, es un personaje conspicuo. ?Sera que George, apenas ellos salen de la casita rosada, se deja caer por el lado opuesto del muro, hacia la playa? Esa es mi conjetura: el se esconde, y, hasta entrada la tarde, los espia desde ahi. George es metodico, desde febrero... LIBRETA 2. Octubre de 1992 ... Cuando Ariadna sale sola, por las noches, los lunes y los miercoles, a los talleres, o al final de la tarde, los viernes o los sabados, para ir al cine, el va tras ella, guardando la distancia. En mi coleccion de VHStengo las imagenes que filma cuando la sigue por la calle. Rompe su costumbre de no subir a microbuses. Trepa al mismo que ella, se sienta en la ultima fila o se queda de pie cerca de la puerta trasera. Ariadna mira la ciudad. George mira a Ariadna. Cuando ella va a los talleres, el regresa al hostal. Cuando va al cine, el continua acechandola: se escurre en la sala detras de ella. Solo la primera vez hay un contratiempo: el portero le dice que no puede entrar con la mochila (Sendero Luminoso, las bombas). George se enfurruna, vuelve al Medialuna, a su cuarto vacio. Se pone la mascara de oso, supongo, intenta dormir ... ... Los dos sabados siguientes ella ve Portero de noche en el Cinematografo y El rey de Nueva York en el Museo de Arte. George se esconde en el viaje de ida, pero, en los cines, se asegura de que Ariadna note su presencia. Tropieza adrede con ella a la salida, se para justo detras en la cola de la boleteria. Ella lo mira de reojo. El sacon de camuflaje militar, la camiseta negra de ilegibles letras amarillas, los borceguies, la gorra de beisbolista: un tipo peculiar. ?Que cosa ve George cuando mira a Ariadna? Me cuesta responder esa pregunta... ... El tercer sabado es 29 de febrero (1992 es un ano bisiesto). Ariadna ve La batalla de Argel, de Pontecorvo, en el Raimondi. Al final, George se le acerca. ?Le dice algo sobre la pelicula? Lo imagino hablando acerca de la primera escena (seria lo logico: en la primera escena hay una tortura). Ella no sabe que responder. Esta asombrada de que George le hable: es un extrano. George quiere aprovechar su desconcierto. Le dice que no sabe si ella se ha dado cuenta, pero, en las ultimas semanas, se han cruzado tres veces en los mismos cines. Ariadna se sobrepone al pudor, inusualmente: responde que si se ha dado cuenta. George dice que eso no puede ser coincidencia. Ella le dice que, en efecto, no parece coincidencia, y que tal vez el la esta siguiendo. George sonrie, dice: quizas eres tu la que me esta siguiendo a mi. ?Ella tambien sonrie? No esta acostumbrada a hablar con desconocidos, y sin embargo, cuando se aleja del cine y George avanza a su lado, no se siente invadida. Vuelven a hablar de La batalla de Argel. El le ha de hacer notar que algunos de los actores no son profesionales, sino rebeldes argelinos que, en la pelicula, hacen el papel de ellos mismos. Ella dira que entonces no es una ficcion. El respondera que no puede no ser una ficcion. Sobre todo las escenas de torturas, debe decir. Ella ha de preguntar por que. El dira: porque una tortura siempre entrana una ficcion. ?Ella vuelve a preguntar por que? Supongamos que si y que George le dice que una persona que tortura a otra espera que le cuenten una historia, pero no siempre le interesa que la historia sea real: solo que parezca verosimil. Ella le da vueltas a esa idea... ... ?George le parece atractivo desde esa primera noche? Las cosas que dice tienen un pie en la truculencia pero suenan interesantes, piensa Ariadna. Van del Raimondi a Miraflores por la avenida Arequipa, una larga caminata (que para George no es nada) por la berma central. Mas alla del cerco de lanzas del Palacio Marsano, una niebla negra viene del parque de Miraflores, devora los jardines de pasto muerto, los troncos cascados de los arboles, las fachadas mugrosas de los edificios, la respiracion de los mendigos en las veredas. Cuando llegan al ovalo de Pardo, George la invita al Haiti. Eligen una mesa afuera. Al rato aparece un grupo de muchachos con chuspas y bigotitos y patillas incipientes, que conocen a Ariadna de los talleres de cine, y se sientan a su lado. Uno de ellos es importante en mi relato porque esta enamorado de Ariadna y porque unos meses mas tarde, despues del crimen, y durante muchos anos --?debido a su amor por ella?-- intentara recomponer los fragmentos de esta historia... DIARIO, 24 de agosto del 2015 (noche) Ese chico era yo. ?Hablaba con malvivientes en terrenos baldios? ?Les contaba historias a las lapidas en los camposantos, a medianoche? ?Marchaba por las calles de Lima con una brujula cuya aguja siempre me apuntaba al corazon? Nada de eso. Era callado. Habia ensenado Literatura al salir de la universidad, en academias preuniversitarias, pero desde hacia unos meses era fotografo en un periodico y por las noches iba a talleres de cine, en uno de los cuales conoci a Ariadna. Mis padres habian muerto dos anos antes. SIGUE LA LIBRETA 2. Octubre de 1992 ... Cuando veo a George, la manera en que reclina la cabeza sobre el hombro derecho y mira los hielos en su vaso de whiskey me produce la certeza de que entre su gorro de beisbolista y el vaso hay un dialogo que le interesa mas que las cosas que ocurren a su alrededor. ?Me demoro en notar que su filmadora, sobre la mesa, esta encendida? No, me doy cuenta de inmediato. En ese momento, no se por que (no me pregunten por que), yo, que tambien traigo una filmadora (vengo del taller), interpreto la suya como un desafio. Quizas es su pinta de americano sucio -- aunque George no esta sucio, nunca esta sucio, sino apenas desalineado-- lo que me sumerge en la atmosfera de un viejo western. El asunto es que de inmediato enciendo mi camara como si desenfundara un revolver. El se da cuenta, sonrie, es la primera imagen suya que grabo... ... Los chicos, mientras tanto, se han puesto a hablar de cine, de la manera en que los chicos de San Marcos y la Catolica hablan de cine, en Lima, en los noventa: entusiastas y aburridos a la vez. George los escucha; tengo la impresion de que los deja hablar. La conversacion es irrelevante. Yo menciono una pelicula de Klimov que nunca he visto. Digo que es la obra maxima del cine ruso. George dice que es una mala pelicula. Despues hace una pausa y se corrige, o eso parece (en verdad no se corrige: siempre responde dos veces, cosas opuestas). Al rato habla sobre una pelicula llamada Menilmontant, de Dimitri Kirsanoff. (Otra noche, mas adelante, una noche cualquiera en un lugar cualquiera de Lima, George me dira algo sobre Menilmontant pero de inmediato se interrumpira y hablara de Los olvidados de Bunuel y dira que una pelicula solo es buena si nos deja la sensacion de que sus personajes nunca perderian el tiempo mirandola). Dice que en Menilmontant esta la clave para entender la historia de la humanidad. Todos esperamos que elabore esa idea (y nadie tiene nada que argumentar porque no sabemos quien es Kirsanoff). George dice tres o cuatro frases sobre la bruma de la realidad y los agujeros que horadan las estrellas y de inmediato se queda callado y vuelve a mirar el vaso de whiskey. Ariadna dice que su pelicula favorita es Sola en la oscuridad, de Terence Young [la mujer ciega, la muneca, el sotano, los manotazos: tiene sentido, pobre Ariadna]... ... En las horas siguientes, George habla a ratos con los chicos y a ratos solo con ella, en voz baja. Ariadna sonrie, el parece sonreir. Le pide su numero de telefono. Ella se lo da. Yo miro todo (mi camara sigue encendida)... ... Esa tambien es la primera vez que veo a Rita Moreno. Dobla por Diagonal, saluda a George, tiene pinta de gitana. Le dice que esta yendo al hostal. El le pide que lo espere. Paga la cuenta de todos, acerca la cara a la cara de Ariadna, le habla al oido. Les pregunta a los chicos cuando piensan ir al cine. Le dicen que el jueves. Quedan en juntarse en el Paseo Colon, a las seis, para ver una de Costa-Gavras. George se va con Rita. Cuando los perdemos de vista, le pregunto a Ariadna como piensa irse a casa y ella me pide que la acompane a tomar un taxi. Nos internamos en la neblina del parque Kennedy. Le pregunto donde ha conocido al gringo y a su novia. Ariadna dice que la mujer no es la novia de George, sino la recepcionista de su hostal (eso le ha dicho). Recien entonces escucho el nombre de George. Es tan predecible que me suena falso, como el nombre de un personaje americano en una pelicula mexicana. El gringo torpe que muere acuchillado en un callejon --pero George no es torpe y solo es medio gringo y no muere, o no muere acuchillado, al menos no en un callejon--. Cuando Ariadna sube al taxi, me quedo mirando la calle y el taxi en la calle e imagino que estoy en el taxi con Ariadna y que le cojo la mano y ella no la retira (por eso se que el momento es imaginario) y que ella inclina la cabeza sobre mi hombro y yo le beso el corto pelo rubio a lo Jean Seberg. El taxi se pierde entre el barullo de los peatones y los microbuses de la calle Berlin, mas alla de la nube purpura del parque, y yo vuelvo a la realidad, y me quedo un rato en la realidad como adentro de una mazmorra y despues me voy caminando a la casa de mi tia...

  • Todo por perdido de Jennifer Capdevila

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    Tras el accidente, Arianna no se acuerda de absolutamente nada de su vida pasada. En su mente, ni Aidan, ni Ian, ni Nathan existen. Aidan se siente culpable de lo que le ha pasado a Arianna e intentara por todos los medios posibles volverse a hacer con su corazon, pero ella no se lo pondra facil. Arianna creara un rechazo automatico hacia Aidan, poniendole muy dificil acercarse a ella y volver a conseguir que le quiera. En cambio, Dylan se convertira en su mayor aliado, su tranquilidad y su dulzura haran que Arianna se aproxime mas a el y ponga una barrera imposible de atravesar por Aidan. El mundo idilico que crearon juntos se ha tambaleado y resquebrajado. ?Conseguira Arianna recobrar la memoria antes de que Aidan tire la toalla?

  • La ultima en enterarse (Willow Creek 1) de Micalea Smeltzer

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    El era solo un chico.
    Y yo, solo una chica.
    Pero si esa fuera toda la historia no tendria ningun interes, ?verdad?

  • Las independencias de Africa de Custodio Velasco

    https://gigalibros.com/las-independencias-de-africa.html

    Las independencias de Africa son, junto a las dos guerras mundiales, la bipolaridad Este-Oeste o la caida del Muro de Berlin, uno de los fenomenos capitales de la historia del siglo XX y, por tanto, un hecho fundamental para comprender la historia del tiempo presente. Custodio Velasco ofrece en este libro una amplia y documentada lectura de los procesos de esas independencias en el Africa Subsahariana. Una acotacion justificada por sus particularidades historicas con relacion al norte de Africa y por su trascendencia en los conflictos regionales y geopoliticos mundiales, cuyas secuelas se perciben en la renovacion de tensiones sociopoliticas y el creciente fenomeno migratorio, uno de los problemas de mas compleja solucion para la Europa del siglo XXI.

  • Maldad latente de Sandra Brown

    https://gigalibros.com/maldad-latente.html

    Un vibrante thriller que plantea la eterna pregunta: <>, y le da la vuelta por completo.

  • La hija de la indiana de Maria Teresa Alvarez

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    En todas las familias hay secretos que es mejor no conocerMarina y Silverio viven juntos y enamorados en su pueblo asturiano de Candas a mediados de los anos veinte. Con ellos, Rosita, la nina que Marina adopto en Cuba. Su existencia transcurre de forma apacible hasta que deciden regresar a La Habana para que la joven se reencuentre con sus raices.

  • La niebla y la doncella de Lorenzo Silva

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    Un caso que, en la jerga de la unidad central, se conoce como <>: el principal sospechoso, un politico local cuya hija adolescente salia con Ivan, fue juzgado y absuelto dos anos atras. Las pistas son obsoletas, el caso esta empantanado y ofrece pocas posibilidades de ser resuelto. Arrastrados por la bruma que envuelve al crimen tanto como a la isla, Bevilacqua y Chamorro pondran a prueba no solo su talento profesional sino sus motivaciones mas intimas.
    La confusa historia detras de la muerte del joven solo se ira aclarando en la medida en que los investigadores criminales de la Benemerita sean capaces de enfrentarse con sus propios fantasmas.

  • Herejes e idiotas de Marta Roussel Perla

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    La lucha casi inmemorial entre la Iglesia de la Muerte y la Academia de Nigromantes transcurre sobre lo que queda de una tierra desolada, en la que ambas se disputan la poca civilizacion que todavia sobrevive.Es en este panorama que Aatami, un experimentado nigromante de la Academia, y su amiga Zoe, una legendaria guerrera de la Iglesia, descubren la historia olvidada que une a las dos sagradas instituciones, comprendiendo que tal vez aun haya esperanza para ese mundo devastado con el paso de los eones.Desafortunadamente, por sus caracteristicas, Zoe y Aatami no encajan demasiado bien con el entorno, de modo que su viaje para salvar el mundo implicara evitar conflictos mediante una estudiada distancia respecto a cualquier ser humano y, sobre todo, en tratar de no morir. El pronostico, por supuesto, no es bueno para ninguno de los implicados.

  • Retrato de mi madre con perros de Daniel Rodriguez Barron

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    Los cuerpos se acumulan en la calle, afuera de los cines, restaurantes y comercios. El mundo como lo conocemos llega a su fin. La peste trae consigo a los drones y a la Gran Inteligencia, que controla todo, alimentandose de millones de entradas diarias que los ciudadanos estan obligados a publicar en la red. Solo hay dos prohibiciones: no salir de la ciudad y nunca hablar de los muertos.

  • El misterio del muerto en el maletero de Margotte Channing

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  • Siempre Contigo de Christian Martins

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    Blair no era mas que un nino inocente cuando una flecha de su arco marco una maldicion y confirmo un destino ya escrito. Ese destino se llamaba Ailsa; tenia los cabellos dorados, la piel blanquecina y los ojos celestes. Se parecia a un angel. Pero en aquellas tierras altas el destino podia torcerse con mucha facilidad, y la maldicion que anos atras habia marcado a esos dos jovenes amenazaba con destruirles. Una guerra entre clanes, el poder de dirigir a un pueblo y la necesidad de proteger a Ailsa seran la perdicion que arrastre a la locura al joven Blair Sinclair, cuyo corazon late unicamente porque ella lo mantiene con vida. Un amor. Una guerra. Una Escocia plagada de peligros, secretos y magia. ?Te apetece viajar con ellos a las antiguas Highlands?

  • Lo se, mi amor de Sophie Saint Rose

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    Patricia Hutton es una de las mejores analistas en seguridad informatica de la ciudad. Su desagradable encuentro con Matt Butler provocara que ella no se quede con los brazos cruzados. Ese prepotente no sabia con quien se habia metido. Pero ella se lo iba a dejar bien clarito.

  • Victoria de Begona Blasco Laffon

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    Mi abuela siempre tenia a mano un refran. Mas vale callar lo que se sabe, que decir lo que no se sabe. Me pregunto que hubiera sido de mi familia si hubiera hecho caso de este. Por fin han salido a la luz los secretos que guardo tantos anos, y el desastre que origino por decir lo que no sabia. En el salon en el que pase mi infancia, observo a Victoria dormida en el capazo. No estoy segura de cual hubiera elegido la abuela para este momento, pero si de lo orgullosa que se hubiera sentido al saber que su nombre se perpetuaba en la familia. Oigo en mi cabeza su voz dulce: "?ves?, todo llega". Han pasado casi cincuenta anos de su muerte, y me pregunto como es posible que aun recuerde con tanta claridad la ternura con la que me hablaba. Mi madre, en cambio, parecia que solo se hubiera aprendido un refran, y lo repetia cada vez que se le presentaba alguna oportunidad de cambio: mas vale malo conocido que bueno por conocer. Con que ganas le diria lo confundida que estaba. Todavia me invade la tristeza si pienso en las veces que la culpe de no quererme lo suficiente. Ahora que se lo que paso, me asombra que fuera capaz de sacarme adelante. !Que mejor manera de demostrarme su amor y que poco supe apreciarlo! Me acerco a la cuna y acaricio la mano de mi nieta. Desde que viaje a Munich cuando nacio, hace cuatro meses, solo la habia visto en las fotos y videos que mi hija me envia a menudo. Llevan un par de dias instaladas en casa, pero hoy es la primera vez que me quedo a solas con ella. --Madre, te he dejado el biberon en la nevera --ha dicho, como si no hubieramos estado juntas en la cocina mientras lo preparaba--. No creo que lo necesite, normalmente duerme seis o siete horas seguidas. De verdad, en cuanto tomemos las uvas nos volvemos. Sabine, harta de las instrucciones que Paula no paraba de darme por el pasillo, con la excusa !llegaremos tarde!, ha conseguido cerrar la puerta. La pequena hace un puchero y me apresuro a mecerla, al tiempo que con el mando apago la tele. Siempre me ha gustado ver los programas que resumen lo ocurrido durante el ano, pero, hoy, mirar a mi nieta me parece mucho mas interesante. !Una nueva Victoria en la familia! No tengo claro si me gusta que hayan elegido nuestro nombre. Me alegro de que, por lo menos, no comparta tambien nuestra fecha de nacimiento. Aunque recuerdo con carino los cumpleanos compartidos con la abuela, es mejor que Victoria tenga su propia fiesta. Deseo que empiece una nueva saga de mujeres en la familia que sabran mirar al futuro sin el lastre del pasado. Sin prejuicios, sin secretos. Victoria se ha dormido de nuevo. Me acerco al balcon y observo a traves de los cristales el ir y venir de la gente. Las luces de los escaparates y las estrellas que decoran los arboles de la plaza me parecen mas brillantes que las del ultimo ano. Aunque he insistido en que estare dormida antes de que den las doce, Paula me ha comprado esta manana una lata con las doce uvas, ya peladas, y las ha puesto en un cuenco que ha dejado en la mesita, al lado de la lampara. Sin piel, se amontonan en el fondo, languidas, casi translucidas. Me ha hecho prometer que me las comere aunque este sola. Pero no estoy sola. Si entorno los ojos puedo ver a la abuela, que sentada en su butaca frente a la tele, me pide que le pele las suyas; y a mi madre, enfadada porque creia firmemente en la necesidad de cumplir el ritual sin trampas, para que la suerte nos acompanara durante todo el ano. Conocer los secretos de la abuela ha servido para que comprenda por que mi madre se sintio, hasta su muerte, una nina abandonada. Ya no tengo nada que recriminarle, lo unico que lamento es que se fuera sin poder decirselo. Me alejo de la ventana. Con cuidado acerco el capazo al sillon. Me acurruco en el sin perder de vista a Victoria que, dormida, esboza sonrisas que se desvanecen casi al mismo tiempo de aparecer. Siento como si tuviera todo el tiempo del mundo, y protegerla fuera mi unica tarea. Me sorprende ese sentimiento porque ni siquiera con mis hijos he tenido una conexion tan profunda. Recuerdo con pena su nacimiento. Mi instinto maternal quedo oculto tras el parto por un velo de tristeza que no me permitio, hasta mucho mas tarde, disfrutar de ellos. Esta noche dormire de nuevo en el que fue mi cuarto, pero las obras han conseguido, por fin, que el piso deje de pertenecer al pasado. El corcho con las fotos y recortes que mi madre mantuvo durante tantos anos ya solo esta en mi memoria. Sin embargo, solo ha pasado un ano desde aquella manana en la que tuve la sensacion de que el dormitorio me miraba con extraneza, como si se preguntara el motivo por el que, despues de tantos anos, habia vuelto. No supe contestarle. Quiza la llamada de Juan el dia anterior, para decirme que hiciera algo con el piso de mi madre, provoco en mi la absurda pretension de que, si amanecia en mi cama de nina, la pesadilla terminaria, mi familia permaneceria intacta, y la abuela vendria a darme los buenos dias con un beso, como cada manana. El deseo de leer sus cartas y escritos me lleva a levantarme sin pereza del sillon. Hace unos meses que encuaderne todo ello. Me acerco a la estanteria. Se me ha ocurrido la tonta idea de hablarle a mi nieta mientras duerme. Quiero que Victoria conozca sus origenes. Quiza tengan razon los que dicen que de pequenos somos capaces de guardar informacion de cosas que vivimos, aunque despues nuestra mente consciente no pueda recordarlas. Con un poco de verguenza al principio, empiezo a hablar. Mi voz es apenas un susurro en la habitacion hasta ahora silenciosa. --Tienes que imaginar a mi abuela Victoria joven y enamorada. Me quedo pensativa un momento. Si pretendo contarle lo ocurrido estos ultimos meses no puedo irme tan atras en el tiempo. Comienzo de nuevo, mi voz mas firme. --Mejor empezare hace justo un ano, el 31 de diciembre de 2013. Asi sabras como me entere de los sucesos que nuestras antecesoras me ocultaron durante tanto tiempo. 1 Me encogi bajo las sabanas sin ganas de levantarme. La habitacion seguia helada. Por la hora que era, el portero acabaria de encender la calefaccion y aun los radiadores estarian templados. Saque la mano y tantee en el suelo en busca de la manta que recordaba haberme puesto la noche anterior. Sin molestarme en estirar las sabanas revueltas, la eche por encima en un intento de entrar en calor. Sabia que no me iba a resultar facil, el frio habia pasado a formar parte de mi vida desde hacia un tiempo. La conversacion que habia mantenido con mi marido, lejos de haberse borrado tras la noche, continuaba grabada en mi mente. Su habilidad para convertir cualquier intento de dialogo en un monologo cargado de reproches me habia dejado agotada. Quedo claro que lo unico que queria de mi era que desapareciera de su vida, y cuanto antes, mejor. !Como olvidar sus palabras!: Joder, Mavi, siempre llegamos al mismo punto, vendamos nuestro piso de una puta vez, repartimos y se acabo el problema. Ahora que el de tu madre esta vacio ya no tienes excusa. Ya han pasado mas de dos meses, y seguimos igual. Asi que haz algo. Tengo planes y no voy a esperar mucho mas, dijo antes de colgar sin ni siquiera despedirse. Que tenia planes... !Que cabron! ?Y nuestros planes? Cuando Diego se fue a estudiar su master a Vancouver, nos parecio buena idea hacer un viaje para revivir las veces en las que dejabamos a los chicos con mi madre y nos escapabamos un fin de semana en el viejo coche. Su enfermedad hizo que fueramos posponiendo nuestros planes, pero, ahora, tenia claro que la unica ilusionada habia sido yo. Me sobrecogio la forma en la que Juan hablaba de ella. Ni siquiera me habia preguntado que tal estaba. No mejoraba tanto como nos habiamos imaginado, pero eso no significaba que su muerte fuera inminente. Solo pensar lo que costaba la residencia me hacia temblar. ?Cuanto duraria el dinero de su cuenta? Cada mes que pasaba subia la factura, tantas cosas que no estaban incluidas, pero que al parecer eran indispensables para su cuidado. Lo ultimo que me faltaba era Juan con sus prisas y sus maravillosos planes. La rabia que senti al recordar la forma tan ruin en la que me dijo que se iba, me quito el frio de golpe. Hacia una semana que habiamos ingresado a mi madre. Necesitaba volver a la rutina con la que pasabamos tantos fines de semana, yo, leyendo un libro en la butaca, y Juan, tumbado en el sofa, mientras cambiaba una y otra vez de canal sin intencion mas que de dejar pasar el rato hasta la hora de acostarse. Dos meses ya, y todavia me parecia que fue ayer. Acababa de terminar el telediario. La casualidad hizo que le mirara justo en el momento en el que apago la tele. Dejo el mando encima de la mesa, se sento en el sillon y levanto la vista hacia mi. --Quiero decirte algo. He esperado porque sabes que aprecio mucho a Ana Maria y no queria que sufriera todavia mas. --?Algo de mi madre? --pregunte. Volvio a coger el mando de encima de la mesa, por lo que por un momento pense que iba a encender la tele, pero se limito a pasarselo de una mano a otra. Cuando ya estaba a punto de decirle algo, por romper ese silencio que empezaba a asustarme, comenzo a hablar: --Sera mejor que te lo diga sin rodeos. Me marcho. --?Que te marchas? Juan viajaba con frecuencia por su trabajo, no entendia por que me lo anunciaba, esta vez, de una manera tan rara. --Si, he decidido que me voy. --?Adonde? Se levanto del sillon y se quedo en pie, frente a mi. --Lo que intento decirte es que me voy de casa. Quiero a Carla y hemos decidido empezar una nueva vida juntos. --?Carla? Mi mente hacia verdaderos esfuerzos por intentar poner cara a un nombre que me sonaba familiar. --?Tu secretaria? --Bueno, ahora no es secretaria. Hace tiempo que ejerce tambien de abogada en el bufete -- intento justificar Juan, y antes de que pudiera decir nada, continuo: --Si no lo he hecho antes es porque no queria que tu madre tuviera que pasar por esto, pero ahora no veo razon para aplazarlo mas tiempo. ?Entiendes? Incapaz de hablar o moverme, escuche sus explicaciones, sin asimilar todo lo que me decia. --... seamos razonables. A los chicos les parece bien. Oir que hablaba de nuestros hijos me hizo reaccionar. --?Me estas diciendo que sabian que estabas con otra tia? --Bueno, no desde hace mucho. Se lo conte a Paula la ultima vez que vino, y ella me dijo que se lo diria a su hermano. --!Eres un cabron de mierda! Me parecio que se acobardaba ante mi rabia, pero enseguida se envalentono de nuevo. --Solo quieren que seamos felices. --?Felices?, ?!Felices!? Mi grito no consiguio nada mas que una mirada tensa por su parte. --Espero que lo entiendas. Estoy decidido. Me ire manana. --!Como que manana! --conteste hecha una furia, y sin pensarmelo dije--. Si quieres irte, vete, !pero vete ya! --Si es asi como lo quieres... Aun no me habia movido del sillon cuando Juan salio de nuestra habitacion arrastrando dos maletas. Al pasar por mi lado me dijo: --Adios Mavi, hablaremos cuando estes mas calmada. Me gire en la cama incapaz de encontrar una postura comoda. Mi chuleria me habia salido rana. Por lo poco que tardo, tenia que haber preparado las maletas aquella tarde. Las habia visto en la habitacion, pero no imagine que ya estuvieran llenas. !Como habia podido ser tan tonta! El dia que ingresamos a mi madre en la residencia se habia mostrado muy carinoso. Llevabamos tanto tiempo fingiendo una convivencia que no existia, que tendria que haberme dado cuenta de lo que tramaba. Con la pena que tenia, si llego a saber lo que me esperaba, se hubiera acostado aquella noche con el su puta madre. Seguia sin ganas de levantarme. Tenia todo el dia por delante sin nada que hacer mas que esperar a que dieran las doce y tomar las uvas, sola en casa. Mis recuerdos seguian aferrados a aquel fin de semana de hacia dos meses, en el que me resistia a creer que Juan se hubiera marchado y que mis hijos le apoyaran. Me sentia traicionada en lo mas profundo. Aquella noche, cuando consegui reaccionar, cogi el movil y marque el numero de Paula. El timbre continuo sonando hasta que se corto la llamada. Al intentarlo de nuevo me fije en la hora, !eran las dos de la manana! Tendria que esperar hasta el dia siguiente para que me explicara por que no me habia dicho nada. Paula se limito a mandarme un par de wasaps. Alegaba que tenia un trabajo pendiente que entregar y que hablariamos cuando viniera en Navidad. Diego, en vez de darme la razon, habia intentado calmarme, lo que me enfurecio todavia mas. Despues de colgar, sin pensarmelo dos veces meti en bolsas de basura toda la ropa de Juan. Habia esperado a que anocheciera, no queria que los vecinos se enteraran de lo que pasaba, y las tire, con mas rabia aun que la que habia usado mientras vaciaba hasta el ultimo cajon, en el contenedor de la esquina. Ya no hacia falta que volviera, que Carla le comprara lo que le diera la gana. Me habia sentido como Malefica cuando, al final de la pelicula, lucha contra su amado. Aunque yo no pensaba ser tan tonta como ella, que casi muere por creer que el muy traidor se arrepentia. Si Juan queria volver tendria que hacer algo mas para convencerme. Que ilusa. No habian pasado ni veinticuatro horas cuando, un poco borracha, despues de beberme unos buenos tragos del guisqui que Juan reservaba para las grandes ocasiones, me arme de valor y le llame. ?Si?, una voz femenina hizo que mi corazon se acelerara al compas de la ira que empezo a subir desde mi estomago. !Asi que ella si podia usar su movil! !Cabron! Colgue sin contestar. Tire el mio con tanta fuerza que reboto en el respaldo de la butaca y termino en el suelo. Mire el movil, en la mesita de noche, a mi lado. La raja que se habia hecho en el cristal aquel domingo aumentaba cada dia. Decidi que el jueves, en cuanto abrieran las tiendas, iria a por uno nuevo. Ya que no esperaba regalos en Reyes, me compraria el mas caro que encontrara. Que diferencia con las navidades de los ultimos anos, en las que todavia jugabamos a ser una familia normal. Recoger a Paula y a Diego, contagiada de la felicidad que se respiraba en el aeropuerto en esas fechas; los regalos comprados a ultima hora en los que se incluia siempre un tique para facilitar su devolucion, las sobremesas en las que dejabamos a Juan extenderse sobre las ventajas laborales que encontrarian los chicos al terminar sus estudios en el extranjero, sin querer ver que su vuelta a casa estaba cada dia mas lejana. Todo me habia parecido artificial y forzado. Ese dia, en cambio, hubiera dado cualquier cosa por recuperar el dos mil trece, aun con todos sus sinsabores. Ni siquiera habia llamado a mis amigos para decirles que no pensaba acudir al restaurante en el que, en los ultimos anos, nos reuniamos para cenar y tomar las uvas. Lo ultimo que me apetecia era ver las miradas de compasion de las mujeres del grupo al acabar de besar a sus maridos cuando dieran las doce. Recogeria un poco y volveria por la tarde a mi casa en la que me esperaba una lasana congelada. Debia de llevar siglos en el congelador. Cenaria sola, delante de la tele, sin saber siquiera si mis hijos se acordarian de mi. Me entretuve un rato con la mirada fija en las figuras que la luz que atravesaba la persiana entreabierta dibujaba en la pared. No recordaba haberme fijado nunca en ellas, aunque mi cama no se habia movido desde que me instale en esa habitacion unos meses despues de morir la abuela. Se oia ya el bullicio de la gente en la calle. Echaba de menos poder ir de tiendas o tomar algo en un bar sin tener que coger el coche. Juan, sin embargo, siempre habia preferido la tranquilidad del extrarradio de Madrid. La urbanizacion cerrada contaba con vigilancia las veinticuatro horas. Creo que se sentia importante cuando el vigilante le saludaba con respeto al abrirle la verja metalica. A mi me convencio con el argumento de que los ninos podrian jugar libremente en los jardines o banarse en la piscina comunitaria, sin tener que depender de que tuvieramos tiempo para llevarles a un parque o un polideportivo. Sin embargo, tiempo fue lo unico que me sobro en esos anos, hasta que harta de estar en casa, me arme de valor y, aun en contra de su opinion, me acerque al colegio en el que habia trabajado un tiempo antes de casarme. Se apiadaron de mi, y lo que empezo como una sustitucion, se habia convertido en un contrato indefinido. No tenia un gran sueldo, pero eso mejor que nada. Intente pensar en otra cosa, pero solo consegui volver a las palabras de Juan: !haz algo con el piso de tu madre! No me sentia con fuerzas para quitar sus cosas. ?Y si ocurria un milagro y mi madre al volver a casa se la encontraba distinta a como ella la dejo? Pero reconoci que mi resistencia tenia mucho que ver conmigo. A este piso volvio mi madre al quedarse viuda, todavia embarazada, y los recuerdos de mi ninez y juventud estaban asociados a aquellas estancias en las que habian convivido en una armonia un tanto peculiar los mas variados estilos, herencia de la costumbre familiar de no tirar nada. Ahora me iba a tocar a mi hacer lo que mi madre no pudo. La huella dejada por la abuela Victoria, mimamita, habia sido tan profunda que desistio desde el primer momento de la pretension de hacerla suya, nuestra. Para enfrentarme al piso necesitaba alejar los fantasmas de los que habiamos vivido alli, y probablemente la unica manera era tirar todas nuestras pertenencias. Una lucecita roja en el movil, que indicaba que la bateria estaba a punto de acabar, hizo que me levantara de la cama. Abri la persiana para disolver en la luz del mediodia los recuerdos que se resistian a abandonarme, y me vesti rapido, necesitaba un cafe bien cargado. Entre en la cocina y mi ninez cobro vida: encaramada en la banqueta mientras cortaba verduras bajo la atenta mirada de la abuela, el aroma a azafran de sus guisos, el ultimo cumpleanos que celebramos juntas. La nina que fui volvio con fuerza corriendo inocente de la cocina, donde mimamita me llamaba para que le ayudara a decorar la tarta, al salon, en el que mi madre intentaba colgar los globos de colores que habiamos inflado entre todas. Despues de morir la abuela, mi madre no supo encontrar las fuerzas para continuar con las celebraciones en casa, y fue una de mis tias la que tomo el relevo en las ocasiones en que nos reuniamos toda la familia. La cocina estaba aun mas fria que el resto de la casa. El ventanuco del cuarto de la plancha, utilizado tambien como despensa, se habia quedado abierto toda la noche. Mi madre me habia contado que cuando ella era nina, la criada de la abuela, Carmela, dormia alli. Era dificil imaginar una cama en ese espacio tan reducido. Me lleve el cafe al salon y, de pie, pegada a uno de los radiadores, observe el espacio que todavia llamabamos el gabinete de la abuela. Tras su muerte, mi madre decidio comunicar la estancia con el salon. Aun recuerdo lo mucho que me dolio que no respetara esa habitacion en la que tantas y tantas veces mimamita y yo nos encerrabamos. Era nuestro rincon. Me sentaba a su lado a hacer los deberes mientras ella escribia con una pluma de capuchon plateado. Alguna vez me dejaba usarla, y me dedicaba a decorar los margenes con estrellitas de colores o soles sonrientes. Deje la taza en la cocina y el resto de la manana me dedique a clasificar el contenido de las estanterias del gabinete de la abuela. Monte una caja de carton y escribi en su parte superior "guardar" con un rotulador rojo. Me entretuve un buen rato en sacar las fotos de los marcos que no pensaba conservar, regalos de compromiso que siempre me habian parecido horrorosos. La de la boda de mis padres, sin embargo, estaba en un marco de plata que mi madre limpiaba cada cierto tiempo con un liquido que olia muy mal y lo dejaba muy oscuro. Era yo despues la encargada de sacarle brillo. La foto, en blanco y negro, se habia tomado al terminar la ceremonia y los novios y padrinos posaban con el altar al fondo. La primera vez que le pregunte por mi otra abuela, mi madre me explico que no, que la madrina en su boda habia sido una tia de mi padre, ya que mi abuela habia muerto antes de que ellos se casaran.

  • Todos los veranos del mundo de Monica Gutierrez

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    Helena no sabe como sobreviven las familias cuando coinciden todos sus miembros bajo el mismo techo, pero esta a punto de averiguarlo.

  • Mi inocente duquesa de Miranda Bouzo

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    Olive Marse es una espia francesa.
    Nicholas es un espia ingles.
    ?Que puede ocurrir cuando se ven obligados a casarse?

  • Indomables de Mercedes Santos

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    Intrigas, enganos y desencuentros en tiempos de guerra.

  • Una semana basta de Luna Austin

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    Somos buenos en lo que hacemos, dos vendedores de vienes raices con experiencia, pero no nos soportamos.
    Ella es una engreida, no me deja hacer mi trabajo con sus juegos sucios, pero eso no impide que yo me destaque. Tengo un proposito y nada me hara distraerme.
    Basta con que nuestro jefe nos de la oportunidad de hacer la venta del siglo con un bien raiz de mucho valor para que esta guerra se desate...
    Ego, dinero y orgullo se ponen en accion... pero su cercania me hace descubrir puntos que tenemos en comun y asi como es de facil odiarla, tambien se me hace facil encantarme de ella.
    Y ahora no solo la comision de la venta es lo que ocupa nuestros sentidos.
    Mi mente y mis manos se pierden en su falda y me hacen volverme loco por ella. Todo es una mezcla de lujuria y drama romantico con esta mujer que me hace dudar de todo... junto a ella los objetivos cambian...

  • Un tio con una bolsa en la cabeza de Alexis Ravelo

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    Habria apostado cualquiera de mis muertes a que la que habria de tener no seria esta. Habria podido imaginar un ictus, una perforacion intestinal, un higado o un pancreas reventados de pronto sin darme tiempo a casi nada. O un cancer. Un cancer lento. De los que te duran anos y te permiten pasar por todas las jodidas fases del duelo mientras te pudres poco a poco y te dejan poner las cosas en orden, despedirte, hacerte a la idea, morirte tranquilo y hasta el culo de morfina, mirando hacia arriba para ver antes a Dios, como dicen que mueren los justos. Incluso una hostia con el coche. Eso si que me lo habria podido imaginar. Con el Audi. O, mejor, con el Lexus. Si te vas a ir a la mierda, mejor en un cochazo de cojones, no como Rafael, pobre Feluco, que se mato en un Suzuki Santana. Habria estado muy bien, una muerte por todo lo alto: una breva en un coche, pero una de las buenas, de las que te estroncian contra un poste de luz o te desriscan o te dejan aplastado debajo de una hormigonera. De esas en las que lo ultimo que te pasa por la cabeza es el radiador del coche. Sera por muertes que uno se ha ganado, joder. Si soy candidato al infarto desde hace mas de diez anos, cono, y hasta se me llego a amenazar una vez con arma de fuego y el arma de fuego era una escopeta del doce y el que la empunaba estaba a un metro de distancia, con los ojos inyectados en sangre, ira y ron y las manos llenas de ganas de apretar el gatillo y partirme en dos y, ademas, aunque ese hombre era mi hermano, tenia buenos motivos para pegarme un tiro. Asi que si: un escopetazo, un infarto, un cancer, un accidente, un ictus. Todo eso habria podido esperarmelo, me lo habria ganado y hasta habria sido logico. Pero, fijate tu, quien habria podido pensar que al final el final llegaria porque dos chorizos de los torpes se olvidaron de hacer un puto agujero en una bolsa. Y si, compadre, c'est fini, rien de rien, te dieron finiquito, primo, y tu nombre va a aparecer ahi, en el periodico, hacia la parte ultima, la de los ultimados, la que viene despues de los anuncios de las putas, donde publican cada dia la lista de los que tienen prohibida la entrada al corteingles. Ese era el chiste que soltaba el Viejo todos los dias como si fuera nuevo, como si se le acabara de ocurrir: llegabamos al bar, abria el periodico por el obituario y decia Voy a leer la lista de los que tienen prohibida la entrada al corteingles, y se reia como si tambien nosotros debieramos hacerlo. Y vaya si lo haciamos. Vaya si nos reiamos los tres, Saulo, Tano y yo. Tano, con aquella risita de chacolin, aquella rafaguita aguda y mierdosa que enervaba a cualquiera. Saulo, mas comedido, con una carcajada asmatica, como si le diera verguenza, como si la risa fuera una debilidad, pero moviendo los hombros flacos dentro de aquellos trajes de vendedor de enciclopedias que solia ponerse, para fingir que la risa le llegaba desde muy adentro hasta aquellas hombreras que siempre tenia salpicadas de caspa. Yo, no se, vete tu a saber como me reia yo. Uno nunca se pregunta como es su propia risa. Yo creo que me rio bien, que tengo una risa simpatica, de las que se contagian. Por lo menos, con la mayoria, cuando me rio me acompanan. Como si la risa fuera un rio. Como si se dejaran arrastrar por la corriente. La corriente del rio de la risa. Con Gladys, con Pedro, con Chago es asi. Pero tambien es verdad que puede que no les haga maldita la gracia y se rian conmigo por miedo, por peloteo, porque son unos hijos de puta que me rodean como buitres que esperan a que el leon se despiste para arrojarse sobre su carrona, igual que haciamos Saulo, Tano y yo con el Viejo. Porque ahora yo estoy en el lugar del Viejo. Porque ahora el Viejo soy yo. En sus tiempos, en tiempos del Viejo, yo no era mas que uno mas, un trepa, como lo eramos todos los Cachorros de Colacho. Si, esos eramos nosotros: los Cachorros de Colacho. Nos bautizaron asi los enemigos y asi nos quedamos y hasta lo terminamos aceptando como nombre de guerra, porque eso es lo que pasa cuando te ponen apodo en esta parte del culo del mundo, donde los nombretes son faciles de poner y dificiles de quitar, como decia mi viejo. No el Viejo, sino mi viejo, mi padre, un tipo recto, serio, que trabajo toda su vida como un cabron para llevarse a la tumba solo el traje con el que lo enterramos. Yo no queria ser como el, como mi viejo, o, al menos, no queria acabar igual. Por eso me fui arrimando al Viejo, aquel que no era el mio, y no me importo no ser recto ni serio, no me importo ser un trepa, un listillo, uno de los Cachorros de Colacho, un sorrocloco, porque, como solia decir el Viejo, no el mio, sino el otro, Nicolas Umpierrez Bosch, alias Colacho el Viejo, como solia decir, digo, el, Camaron que se duerme, se lo lleva la corriente. Ya se que tambien se dice que planta que nace en maceta nunca pasa del pasillo, pero en este pais, en esta isla, en este pueblo, hubo un momento en que hubo una oportunidad, la oportunidad perfecta, y, que se le va a hacer, yo supe aprovecharla. Por eso me afilie y por eso me arrime al Viejo y le rei las gracias, por eso me fingi amigo de Tano y de Saulo y me converti en ese tio simpatico que soluciona problemas y apoya justas reivindicaciones, sobre todo si son las reivindicaciones y los problemas de gente que podra un dia devolverte el favor. Ahora que lo pienso, con Tano si que fuimos amigos. Da igual lo que pasara luego. Si fuimos amigos. De hecho, el fue quien me facilito entrar, quien me presento al Viejo y me enseno como iba el asunto y me aconsejo sobre que debia hacer y que no. El pobre nunca se porto mal conmigo y poco o nada tengo que echarle en cara, no como con el cabron de Saulo. Menos al final. Y, hasta en ese momento, Tano fue mas torpe que malo. El malo fui yo, porque soy de los que prefieren ser malos a ser torpes. Pero ahora eso que mas da. Si me queda poco. En realidad, ?cuanto me queda? Una vez lei que un tipo habia aguantado sin respirar veinte minutos. !Veinte putos minutos sin respirar! No me jodas. Pero eso lo hizo un tio preparado, un amneista. O un apneista. O como diantre se diga. Danes, me parece que era el hombre. Pero yo, un cincuenton de dos cajetillas diarias, ?cuanto puedo aguantar? ?Dos, tres minutos? Y encima sin prepararme, sin hacer respiraciones primero. Sin ni siquiera saber que los dos changas de hoy iban a estar ahi, esperandome. Bueno, no se. Todavia respiro. Todavia hay aire en la bolsa. Y chica no es. Es de las de basura. Todavia igual tengo suerte. Todavia es capaz que llega Nisita y da tiempo. No se si venia hoy. Viene los martes y los jueves. Y hoy ?que dia es? Lunes, me cago en la puta. Tambien habrian podido venir manana, carajo. Pero no: tenian que venir hoy, los muy hijos de puta. Tenian que venir hoy, que no viene Nisita, hoy, que no viene nadie. Y no van a volver, eso esta claro. Encontraron lo que querian y se piraron. Aqui esta, dijo uno, el mas pureta, el de la voz de ronero. Ya esta, por patas. Se dijo, compadre, dijo el que sonaba como un cenicero lleno de colillas de porros. Y se fueron, con ese ruido de botas camperas y bolsa de plastico que luego fue el sonido de una moto alejandose. La bolsa de plastico en la que iban las perras. El problema es la otra, la de basura. La que me pusieron en la cabeza. La que me apretaron al cuello con cinta. Esa no me la quitaron. Por las prisas, porque estaban acojonados, porque se despistaron, porque se olvidaron o porque se la suda, pero no me la quitaron y por eso me voy a morir. Al final, despues de tanto lio y de tanto plantarle huevos a la vida voy a cascar por ?cuanto? ?Cuanto tenia? ?Cuatro ochocientos? Algo asi: menos de cinco mil, en todo caso. Lo que me entregaron ayer mas unos ochocientos que tenia yo. Vas a cascar por menos de cinco mil euros, Gabrielo. Pura calderilla. Ni siquiera buscaron la caja fuerte. Y mira que la tenian cerca, ahi mismo, detras del cuadro. Te jodieron por chatarra, a ti, que has manejado cientos de miles. Por chatarra y porque por una vez que alguien se atreve a jugartela resulta que son un par de chapuceros. Porque profesionales no son. Estos son dos muertosdehambre.

  • Todo lo que nunca te dije de Chris Razo

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    Ano 2009. Me llamo Chelsea, tengo diecisiete anos, estoy a tan solo unos meses de cumplir los dieciocho. Vivo en San Francisco, en el distrito de Richmond, aunque naci y creci hasta los cinco anos en Santa Barbara. A mi padre le salio una oportunidad de trabajo, y aqui estamos. Me siento afortunada, tengo buenos amigos y me encanta el barrio donde resido. Justo en la casa de al lado vive mi amiga Arizona con su hermano Matt --suspiro poniendo los ojos en blanco--. Si, lo admito, estoy loca por el, a pesar de que no sea un amor correspondido. Para Matt, dos anos mayor que nosotras, no soy mas que la amiga de su hermana, y la hermana de uno de sus mejores amigos. Es alto, con el pelo algo revuelto y rubio, unos ojos azules que tienen el poder de dejarte hipnotizada. Mi amiga, por supuesto, sabe que suspiro por su hermano, y ambas creemos que es algo imposible. Matt se esta tomando un ano sabatico para reflexionar sobre si quiere ir a la universidad. Mientras tanto, da clases de refuerzo a los alumnos del instituto. Si, no solo es el chico mas guapo, tambien es inteligente, a lo cual, de momento, no le saca partido. Nosotras, por el contrario, ya tenemos pensado a que universidad iremos, a Standford; en realidad, cabe la posibilidad de que sea a Berkeley. Lo que tenemos claro es que no queremos separarnos. Tenemos un grupo de amigas increibles, en el que Arizona es mi apoyo incondicional: Kenisha, Baby, Blue, Lyn, Cady y nosotras dos formamos una pina desde que empezamos en el colegio. Por desgracia, el ano que viene nuestros caminos tomaran rumbos diferentes. Nos hemos hecho una promesa: mantener el contacto, a pesar de que nuestros caminos vayan a separarse. 1 La noche que lo cambio todo Esta misma tarde es la fiesta de fin de curso, Arizona y yo hemos quedado en su casa para prepararnos. Ella esta obsesionada con dejarme uno de sus increibles vestidos, maquillarme y dejarme preciosa. Algo que, por supuesto, no me apetece. Al final, me decanto por un modelo de color azul oscuro y tirantes, nada llamativo. En un principio decidimos que iriamos solo chicas, lo cual no tardamos en romper. Cuando me quiero dar cuenta todas estamos emparejadas, hasta yo. Me han buscado acompanante: Dorian, un chico con el que apenas he cruzado dos palabras y con el que seguramente no tenga nada en comun. Ir a ese baile no me apetece en absoluto, no es mi ambiente, no es mi sitio, aun asi, quiero estar con mis amigas. Los chicos vienen a buscarnos, nos vamos los cuatro en el coche. No puedo evitar estar nerviosa. Ari me coge la mano en varias ocasiones sonriendome. Sabe perfectamente como me siento. Al llegar, todas estamos juntas, pero, conforme avanza la noche, cada una va con su chico, excepto yo, porque Dorian ha desaparecido nada mas entrar, ha encontrado a otra con la que divertirse, lo cual no me parece raro. Me acerco a beber algo, mirando la hora una y otra vez. Observo lo que sucede alli, todo el mundo con sus parejas, bailando, riendo, divirtiendose. Me siento estupida aqui. No tenia que haber venido. Trato de contener las lagrimas, pero las malditas acarician mis mejillas sin poderlo remediar. Salgo de alli despavorida, mientras camino, pongo un mensaje en el grupo de las chicas: The Babies. Chelsea Hola, chicas. Lo siento, no me encontraba muy bien y he decidido marcharme. Nos vemos manana. Un beso. Media hora despues estoy sentada en el jardin de mi casa sin ganas de entrar. Contemplo las estrellas, desde pequena me ha encantado y me aporta tranquilidad. Cuando estoy metida en mis pensamientos, alguien se acerca por detras. --!Eh! ?Ya habeis vuelto? Si que ha durado poco el baile. Es Matt. Va vestido con una chupa de cuero, unos vaqueros ajustados y su pelo revuelto. Tan guapo como siempre. Tan especial... --Bueno, para mi si. Estaba cansada. --?Has vuelto sola? ?Y tu acompanante? --Se sienta a mi lado, me mira esperando una respuesta. Coloco mis gafas y respondo con sinceridad, como siempre. --Ese no es mi sitio, Matt, todos lo sabemos. He ido por las chicas, pero cada una estaba con su pareja --lo digo con tristeza, a pesar de que tendria que tener asumido que eso iba a pasar. --?Y la tuya? --A la mia no le he parecido una buena compania. Suele pasar, para ninguno lo soy. No pasa nada. --Matt me observa desconcertado, acaricia mi brazo y mi vista va directa a sus ojos. Esos en los que nunca me tendria que haber fijado o no de esa manera. --?Por que dices eso, Chelsea? Eres una chica estupenda. El chico que no sea capaz de verlo es un idiota. --Consigue sacarme una sonrisa. --Ya, pero a las chicas simpaticas nunca las besan, solo a las guapas. Me rio porque en realidad tampoco me afecta. No soy fea, si bien tampoco llamo la atencion, y cuando lo hago es por mis gafas y mi poco estilo con la ropa. --Chelsea, no se quien te habra metido todas esas tonterias en la cabeza... Estas muy equivocada. Matt se acerca lentamente a mi, juntando sus labios con los mios. Yo lo recibo con torpeza. Las mariposas revolotean por mi estomago. Nunca hubiera imaginado que Matt fuera a darme mi primer beso, tantas veces lo he sonado..., por fin se ha hecho realidad. No se cuanto dura, lo que si se es todas las emociones que despierta en mi. Nos separamos, lo miro con una sonrisa idiota, y el acaricia mi pelo. --Los chicos besamos a las chicas simpaticas, pero, ademas, es que tu eres preciosa, Chelsea, que nadie te diga lo contrario, por favor. --Me acurruco entre sus brazos y cierro los ojos disfrutando de este instante que se que acabara--. A pesar de que estoy muy a gusto contigo, es tarde y te vas a quedar helada aqui fuera. --?Quieres entrar? --Ni siquiera lo pienso--. No hay nadie en casa en todo el fin de semana. --Al ver su gesto desconcertado, me doy cuenta de que he metido la pata--. Olvidalo, es tarde, tienes razon. Hablamos. --Me levanto y comienzo a andar, el coge mi brazo. --Si quiero, pero no debo. No estoy seguro de ser capaz de parar de besarte, Chelsea. No quiero darte problemas. --No pasa nada. Lo entiendo. Cuando abro la puerta, el vuelve a estar detras de mi. Me coge de la cintura y entramos en casa. Cuando cierro, el me coge la mano, acaricia mi mejilla, y yo, tras cerrar los ojos, tiemblo al sentir de nuevo su roce. Sigo pensando que estoy en un sueno. Matt me quita la chaqueta despacio, vuelve a poner sus labios en los mios, un beso calido, delicado. Una faceta que dista mucho de la que yo conocia de Matt. --?Estas nerviosa? --!Claro que lo estoy! ?Como no estarlo? Estoy con el chico que me gusta, me esta besando, no hay nadie mas que pueda interrumpirnos. Asiento--. Chelsea, no quiero que te sientas obligada a nada. Me gusta mucho todo esto, aun asi, no tiene por que pasar de aqui. --No me siento asi. Es mas, estoy en una nube. Hace muchos anos que nos conocemos, Matt, y tu nunca... --No hablemos de eso ahora. No lo hacemos. Cojo su mano, subimos la escalera y abro la puerta de la habitacion. El se queda embobado observandolo todo. Solo las chicas han entrado aqui hasta ahora. Es mi pequeno rincon. Un sitio muy mio al que no dejo pasar a nadie. Se acerca a los cuadros. --?Esto lo has hecho tu? !Es impresionante! --Si --anado algo avergonzada. --No tenia ni idea de que te gustara la pintura. Siempre pense que tu vida eran los libros. --En cierto modo tambien lo son, pero la pintura es como una via de escape. Me siento feliz cuando cojo los pinceles, solo es un hobby. --?No piensas dedicarte a eso? --?Que? !Claro que no! --Es evidente que mi respuesta lo defrauda. --No lo puedo creer. !Tienes mucho talento! Podrias ganarte la vida con esto. --Gracias por los animos, Matt, en realidad, no creo que eso sucediera. No tengo tanto talento. --?Por que siempre tienes esa desconfianza en ti? --Agacho la cabeza. No entiendo como es capaz de leer en mi todos mis miedos. --Solo tienes que mirarme. --Lo hago. Siempre lo he hecho. --Sus palabras vuelven a ponerme nerviosa. ?Por que me dice eso? El nunca se ha fijado en mi. Para el siempre he sido la amiga de su hermana, nada mas. Me acaricia de nuevo, erizando mi piel--. Chelsea, eres muy especial

  • Nunca estuve tan cerca de Claudia Serrano

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    Una novela sobre el amor en la sociedad de nuestros dias, en la que cada vez hay menos cabida para los sonadores y sus suenos.

  • Marian y el chico de ojos azules (Familia Reed 1) de Olivia Kiss

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    Marian siempre ha sido reservada y poco atrevida, pero este ano al soplar las velas de su cumpleanos se propone varias cosas: convertirse en una mujer irresistible y segura de si misma, salir con un chico, hacer algo que le de miedo y conseguir cumplir su sueno de montar una pasteleria en el pueblo.
    Lo que no espera es que el encargado de acompanarla en ese camino y de echarle una mano sea Asher, el mejor amigo de su hermano mayor y del que esta enamorada platonicamente desde que puede recordar. El problema es que, acercarse demasiado, en ocasiones provoca que salten chispas, pero ?pueden olvidarse de quienes son y dejarse llevar a pesar de las consecuencias?

  • Se aceptan cheques, flores y mentiras de Luis Alberto De Cuenca

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    Una seleccion de poemas amorosos, a veces traicioneros, siempre divertidos y causticos, del poeta de culto y Premio Nacional de Poesia Luis Alberto de Cuenca.

  • Cavernicola en Celo de Laura Cruz

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    Sonia iba hacer historia.
    Iba a ser la reportera del siglo.
    Viajando a una isla secreta...
    ... y grabando a los aborigenes.

  • Tu, como el viento sur de Elena Bargues

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    Valvanuz, despues de anos de maltrato, por fin reune el valor para divorciarse de su marido y regresar a Santander donde consigue trabajo en un reputado restaurante.
    Teofilo Van der Voost pertenece a una conocida familia de renombre en el sector hotelero. Aunque es un enamorado de su profesion, la neurocirugia, comparte la direccion del negocio familiar con sus hermanos hasta que una fuerte discusion hace que se replantee su estilo de vida.
    Un dia de viento sur, Teofilo coincide con Valvanuz, que ha regresado cargada de problemas: un ex marido rencoroso y sucesos inexplicables que, con la fuerza del vendaval, arrastraran la tranquilidad y su vida rutinaria de Teo.
    Tu, como viento sur, es un himno a la esperanza, al afan de superacion y a la busqueda del amor para sanar profundas heridas.
    Una novela maravillosa que no puede dejar indiferente a nadie.

  • El Husar de Arturo Perez-reverte

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    Primera novela historica de Arturo Perez-Reverte, que nos traslada a tierras espanolas, mas concretamente en la Andalucia de 1808, donde un joven subteniente de Husares toma su primer mando en un cuerpo de elite: el 4.deg Regimiento de Husares. La valentia, los suenos de gloria, el honor y los temores seran puesto a prueba por un duro enemigo: la cruel realidad de la guerra. La novela trascurre durante las horas previas a la gran batalla donde nuestro protagonista se debe hacer un nombre en la historia. Perez-Reverte consigue involucrar al lector, una vez mas, en plena novela, llegando a ser un espectador de lujo en los acontecimientos, participando de las inquietudes y las acciones del joven Frederic Gluntz durante unas horas, las mas importantes en su joven vida. Perez-Reverte, a traves de esta novela, nos hace abandonar cualquier idea romantica y bella de la guerra.

  • La fiesta prohibida de Charlotte Byrd

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    Yo no pertenezco aqui
    Camino contra mi voluntad. Pero tengo deudas que pagar.
    Llaman mi nombre. El foco esta encendido. Comienza la subasta.
    El Senor Black es el mejor postor.
    Es oscuro, rico y poderoso. Le gusta jugar juegos.
    La unica regla es que no hay reglas.
    Pero es solo una noche.
    ?Que es lo peor que puede pasar?

  • Manana, cuando yo muera de Manuel Garcia

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    Cuando Angel Ganivet llego a Helsinki en 1868 a ocupar su plaza de consul de Espana, no imagino que iba a conocer a Mascha Diakovsky, su joven profesora de ruso, y que ese enamoramiento iba a marcar su vida de forma radical. Esta novela, que descubre al verdadero Ganivet, cuenta las andanzas del escritor granadino por San Petersburgo, Helsinki y Riga, su extrana vida diplomatica, su cosmopolitismo, su tormentosa vida amorosa y su periodo de mayor creatividad, en un momento especialmente delicado para la historia de Europa.

  • !Tu te lo buscaste! 1, Emma Green de Emma M. Green

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  • A traves de mi ventana de Ariana Godoy

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    !Llega por fin la novela juvenil que esta triunfando en Wattpad!

  • Las hijas de otros hombres de Richard Stern

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    <>. Estamos en verano, a finales de la decada de 1960. Las calles de Cambridge, Massachusetts, estan llenas de hippies de pelo largo y coloridas prendas, pero el doctor Robert Merriwether, que ensena en Harvard y lleva mucho tiempo casado, no repara lo mas minimo en toda esa vida bullendo a su alrededor. Cultivado, reflexivo, animal de costumbres… Merriwether es todo menos un hombre impulsivo. Por eso es tan extrano, tan deslumbrante e inesperado, que mientras su esposa Sarah esta de vacaciones conozca a Cynthia Ryder, y que en poco tiempo profesor y alumna empiecen un intenso romance.
    La novela de Richard Stern -discreto clasico moderno de la literatura norteamericana- es un elegante examen de la pasion amorosa, de su epicentro y sus replicas, de sus devastadoras consecuencias. <>, piensa el doctor Merriwether. <

  • El hambre de Alma Katsu

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    En mayo de 1846 partio una caravana de pioneros de Missouri hacia California. Tomaron una nueva ruta que cruzaba el desierto del Gran Lago Salado y ese invierno se encontraron atrapados en Sierra Nevada debido a las dificultades del terreno y a una serie de accidentes. Cuando los pudieron rescatar en febrero del ano siguiente muchos pioneros habian muerto y se supone que los que quedaban vivos habian logrado sobrevivir gracias al canibalismo. Hasta aqui, la historia. Alma Katsu toma este legendario episodio del Oeste americano y lo recrea dandole un giro especial. La caravana no solo se enfrenta al frio, a la perdida del ganado, que muere sin poderse mover en la nieve, a la falta de provisiones, a las rencillas entre sus miembros… sino que el bosque se empieza a llenar de criaturas que les acechan.

  • Los 100 (Los 100 1), Sobreviviras a lo desconocido de Kass Morgan

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  • Dejare de esconderme de Sophie Saint Rose

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    Regina lleva anos alejada de su familia por un episodio que podria destruirla. Las circunstancias la forzaran a volver y a enfrentarse al pasado. Pero sobre todo debera enfrentarse a Keith que necesita explicaciones.