• relatos de amor cortos - Perla Mucino

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    En el 2015, estaba sentada a la orilla de una banqueta conversando con un amigo… Le platicaba de algunas historias que conocia; historias que habia escuchado a lo largo de mi vida y que, si bien distaban mucho de ser un cuento de hadas, eran autenticos relatos de amor. El, por su parte, me contaba de lo afortunado que habia sido en el amor comparado con el resto de sus amigos, decia que nunca estaria lo suficientemente agradecido con Dios por ello. Cuando me conto su historia, me encanto y me conmovio bastante; era una de esas historias en que no puedes dejar de pensar en su magia. Resultaba evidente que mi amigo era muy, pero muy afortunado. Emocionados por la historia, hicimos planes a futuro; estos incluian: una boda, ropa especial para los novios, banquete, flores y muchas cosas mas. Todos estos planes se cristalizarian en el 2020, pero en el 2019, mi amigo... !murio! Su perdida significo para mi, un duro golpe emocional. Ese fue el motivo que me llevo a escribir Relatos de amor. [?][?][?] Estaras en el ultimo relato de este libro, amigo. Ahi, viviras por siempre. Escribir es inmortalizar... Marissa se va Cuando el <> solo cambia de forma Mi nina hermosa, !no llores!, !aqui esta papa! !Marissa!, !si sigues corriendo te puedes caer! !No vas a salir con esa falda a ningun lado, jovencita! Que descanses princesa... te amo. Enseguida vuelvo, voy a ajustar cuentas con aquel patan. [?][?][?] --Papi... ?te gusta como se ve? Su tierna voz me saco de mis recuerdos. Vi a mi Marissa de cuatro anos preguntandome si se veia bien con su traje de hadas, se veia tan bella y tan alegre. --!Papa!, ?estas bien? --pregunto Marissa un poco angustiada--, te noto distraido. ?Vas a estar bien, verdad papi? --Si, mi nina, estoy bien, solo estoy pensando --le conteste con tristeza--, hace apenas unos anos usabas vestidos verdes con brillos y mallas amarillas y... !mirate ahora! --Papa, eso fue hace demasiados anos --exclamo--, yo tenia entonces cuatro anos y era un festival de primavera. --Si, lo se --anadi--, pero no pudimos quitarte esas mallas en varios dias porque creias que si te las quitabamos se acabaria la primavera, tu madre tuvo que banarte con ellas... !Sonia! -- murmure con tristeza al recordarla--. Tal vez tu madre estaria llorando ahora mismo si te viera vestida asi. --Papa... --dijo cabizbaja--, mama nos mira desde el cielo y si te pones triste, ella tambien lo estara. !Ven papi!, vamos por agua, tengo algo de sed. Nos levantamos, se colgo de mi brazo y caminamos en busca de agua. Yo solo queria alargar el camino, deseaba estar con mi hija el mayor tiempo posible. --Debo aceptar --confese--, que no se como reaccionar. Tu madre ya me habria dado algunos consejos para actuar con cordura y superar estos sentimientos tristes, me habria abrazado y me habria contado algun chiste tonto sobre la ocasion, pero no esta y no se como sobrellevar esto yo solo. --Papa --susurro con ternura--, deberias reirte porque tengo dos horas pensando en que mi mama diria que mi cabello parece un nido de golondrinas o algo parecido. Rei su observacion, sabia que su madre habria dicho algo similar y seria un comentario muy acertado, ese peinado parecia un nido de pajaro. Mi princesa habia heredado el sentido del humor de su madre, asi como su calidez y amabilidad. En cambio yo, un viejo de cincuenta y cinco anos, estoy amargado por la perdida de mi amada esposa y, ahora, por la partida de mi hija: mi mas hermoso tesoro sobre la tierra, la flor mas hermosa de mi jardin. ?Que sera de mi sin mis dos pilares? Lo habia pensado con tal intensidad, que no me di cuenta que mis pensamientos salieron por mi boca. --!Papa! --expreso con carino mientras me abrazaba--. Yo estare contigo siempre, y siempre necesitare de ti. No me ire nunca, solo estoy creciendo. Sus palabras sonaban tan calidas y certeras, que no pude oponerme mas. !Era verdad lo que ella decia! Mi hija solo estaba creciendo y seguiria su camino como yo lo segui en su momento... como lo siguio su madre conmigo. Entonces, por que habria de entristecerme el ver a mi retono florecer y enraizar en una mejor tierra, por que deberia dolerme su maduracion y crecimiento. Eso no tenia ningun sentido. --Tienes razon mi nina --comente convencido--, no es una despedida ni nada parecido. !Hagamos lo propio! Tome su mano, la mire a los ojos, le sonrei y nos dirigimos de vuelta al dormitorio. --!Vamos, mi nidito de golondrina! --dije en tono de broma--, !tenemos algo pendiente! Quince minutos despues caminabamos hacia <>. !Al fin!, ahi estaba yo llevando a mi hija del brazo, caminando en medio de un pasillo flanqueado por personas y, mientras caminabamos hacia el altar, los recuerdos de mi princesa me rondaban por la mente mientras escuchaba la marcha nupcial que, a decir verdad, me sabia mas a una marcha funebre. Vi a lo lejos a aquel nono, bobo, pazguato, papanatas que me habia arrebatado a mi mas hermosa flor. Ahi estaba el, esperando como buitre a que la presa muriera, mirando a mi Marissa con la misma sonrisa de idiota que lo caracterizaba. Y mi hermosa princesa, tan feliz y nerviosa como nunca. Tan bella ella, con ese vestido blanco y ese velo que le cubria la cara evitando que vieran su angelical sonrisa. ?Que puedo hacer?, me he prometido no llorar y no maldecir. Solo debo dejar a mi hija seguir su camino con quien ella ha escogido para compartir su vida. Sonrei, respire profundamente y entregue su mano a el: al maldito nuevo heroe de mi princesa. !La fiesta fue un exito!, mi hija estaba tan feliz como nunca y... si mi hija era feliz... !yo tambien deberia serlo! [?][?][?] Han pasado seis anos desde la boda y, como lo prometio en su momento, mi nina nunca me olvido. Ahora, Fernando, mi yerno, me ha hecho comprender la frase de la que siempre me burle: <>. El ha sido un excelente companero de mi amada Marissa, la ha tratado muy bien y que decir de... --!Esperen!, !que esperen, les digo!, !los atrapare!, !ya veran! Bueno, ustedes me disculparan, pero a estos pilluelos tengo que alcanzarlos... --!Manuelin, Yesenia!... ahora que les ponga la mano encima... !me los comere a besos!, !ya veran!

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  • Relatos cortos de amor.De nuestras abuelas hasta Tinder

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  • Cuentos de amor para niños: ¿cómo explicarles qué es? - Ser ...

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    10 feb 2022 — Cuentos y libros para hablar de amor con los niños ... El amor es un cuento en sí mismo. ... ¡un tesoro se queda corto para ellos!

  • El Indiano de Maria Montesinos

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    Hector Balboa, un indiano enriquecido en Cuba, regresa al cabo de los anos a Espana con la intencion de reconciliarse con su pasado e introducirse en los influyentes circulos economicos e industriales de la sociedad de 1883. Llega rebosante de planes de progreso y con la esperanza de hacerse un sitio respetable en su tierra natal, Santander. Sin embargo, pronto se dara cuenta de que para formar parte de esa sociedad debera aceptar sus rigidas reglas y acordar un matrimonio ventajoso con alguna joven casadera que le abra las puertas a los grandes negocios forjados entre los politicos, empresarios y aristocratas que se dan cita cada verano en Comillas.
    Balboa no dudara en sacrificar el amor a sus propias ambiciones personales hasta que se cruza en su camino la obstinada Micaela Moreau, una joven solterona de Madrid, empenada en cambiar el destino de las ninas sin educacion y al mismo tiempo, defender su libertad e independencia frente a los designios marcados por su familia.

  • El camino de la seduccion de Isabel Acuna

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    “Un hombre dividido entre la lealtad a su patria y el amor a una mujer”.
    Lord Anthony Morland, conde de Somerville, vuelve a casa despues de tres anos de ausencia. Ha trabajado por su patria, recibido varias heridas y debido a un malentendido que no puede deshacer, trae el rumor de un escandalo a cuestas, pero aun asi espera recuperar la vida que tuvo antes de su marcha. Su esposa, Amanda, dolida por la intempestiva partida de su esposo y colmada de resentimiento por su ausencia, no le hara las cosas faciles.
    El regreso de Anthony al hogar se convierte en una batalla de voluntades, en pugna con la enorme atraccion y la pasion que aun sigue existiendo entre ellos, todo en medio de la amenaza, tambien oculta, de un peligroso asesino que persigue al conde y a sus companeros de lucha.
    ?Podran el amor y la pasion vencer la desconfianza y el rencor? ?Tendran Anthony y Amanda la oportunidad de rehacer su matrimonio?

  • Tren fantasma a la Estrella de Oriente de Paul Theroux

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    <>
    Observer

  • Erasmo de Rotterdam. Triunfo y Tragedia de un Humanista de Stefan Zweig

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    Zweig cultivo con acierto el genero biografico, siendo un buen ejemplo este Erasmo. Su acierto consistio en no escribir una historia cronologica o temporal de sus personajes, sino una historia sentimental, vivencial y de pensamiento. Para Zweig, Erasmo es el intelectual integro que mantiene equidistancia entre las dos fuerzas en conflicto, entre el papado y el luteranismo. Asi, si bien el europeo sin patria que fue Erasmo se mostro critico con una iglesia que parecia haber perdido los valores evangelicos, sin embargo no se atrevio a apoyar a Lutero, por entender que su revolucion religiosa no traeria la pureza evangelica sino que provocaria la discordia. Esta equidistancia, este buscar siempre los espacios de encuentro, esta critica no rupturista, hace precisamente de Erasmo uno de los personajes europeos mas universales.

  • La edad de la inocencia, Edith Wharton de Edith Wharton

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  • Fuimos magia (Por amor 9) de Maria Beatobe

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    Llegan las navidades y con ellas las interminables celebraciones. Un tiempo feliz y de buenas intentaciones pero en el que Naira, Noemi y Cloe se tendran que enfrentar con una situacion totalmente inesperada.

  • Me ensenaste a vivir de Rose B. Loren

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    Abigail siempre ha tenido un sueno: ser periodista. Pero hasta ahora no lo habia conseguido. Con treinta y cinco anos, ama de casa, casada con un medico pretencioso y madre de un joven que pronto abandonara el nido para ir a la universidad, su vida parece estar ya completa y estable, pero da un giro cuando, mientras viaja a Nueva York para disfrutar de unas merecidas vacaciones, choca con un hombre en el aeropuerto y es en ese momento cuando todo su mundo se pondra patas arriba.

  • Vivir al dia de Miguel Delibes

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    En Vivir al dia, Miguel Delibes reune una seleccion de articulos publicados en los principales periodicos nacionales. Como el propio Delibes senala en el prologo, el libro recoge “intentos humoristicos y preocupaciones trascendentes, puntos de vista optimistas y enfoques decididamente sombrios”. De este modo, tras la descripcion de los apuros de un padre de familia numerosa ante un revisor demasiado exigente o la reconstruccion de un entierro a la Federica -con carrozas y aurigas con peluca-, encontramos una lucida reflexion sobre la agonia de los pueblos de Castilla o sobre la educacion. Tambien nos habla de futbol, de la siesta, de cine y de ciclismo, del afan desmedido de los artistas por parecer originales o de la dificil vida del escritor. Con un lenguaje sencillo, casi coloquial, ocurrente y preciso, Vivir al dia nos acerca a la realidad cotidiana, que se revela, una vez mas, como la mas profunda de las experiencias.

  • A veinte anos, Luz de Elsa Osorio

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    Luz sospecha que no es hija de Mariana, esa mujer desamorada, que hace comentarios despectivos sobre ella y que solo respeta a su padre, el teniente coronel Alfonso Dufau. Pero no se trata de una fantasia adolescente. En la Argentina de los anos noventa, muchos jovenes se vieron abrumados por la duda de haber nacido en cautiverio durante la ultima dictadura militar y de estar viviendo con sus apropiadores. Madres y abuelas se han organizado en su busqueda. ?Hasta donde se atrevera a llegar Luz para develar el secreto de su origen? Fortalecida por su propia experiencia de madre, remontara los veinte anos que la separan de su nacimiento. En un laberinto de voces, Luz habra de construir su identidad.

  • El Pais de Yann de Lord Dunsany

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    En nuestro siglo de notorios escritores comprometidos o de conspiradores que ansiosamente buscan su cenaculo, y quieren ser los idolos de una secta, es insolita la aparicion de un Lord Dunsany, que tuvo mucho de juglar y que se entrego con tanta felicidad a los suenos. No se evadio de las circunstancias. Fue un hombre de accion y un soldado pero, ante todo, fue el hacedor de un arrebatado universo, de un reino personal, que fue para el la sustancia intima de su vida. Jorge Luis Borges

  • Mas de 555 millones podemos leer este libro sin traduccion de Jose Maria Merino

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    Un poderoso manifiesto a favor del espanol.

  • Mas alla de las estrellas (Los chicos Otamendi 1) de Susana Oro

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    ?Cuanto tiempo la habia protegido y querido en su epoca de juventud?, se pregunto Alex regresando del pasado mientras miraba desde el ventanal de su casa la soledad del campo.
    Sobre la tranquera un buho ululaba llamando a su pareja y el croar de las ranas eran los unicos sonidos que interrumpian sus pensamientos. La negrura de la noche dejaba ver los millones de estrellas que brillaban en el cielo.
    Supuso que Ana las estaria mirando desde algun lugar. Tal vez, lo recordaria como el la recordaba en esa noche de cielo estrellado. No sabia si las pesadillas la seguirian atormentando, o si algun hombre bueno calmaria sus angustias. Deseo que si, que hubiera encontrado a alguien comprensivo que calmara aquellos malos recuerdos que regresaban a sus suenos.

  • Te ofreci mi corazon de Sandra Gabriel

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    Las puertas del ascensor se abrieron brevemente y al momento se volvieron a cerrar. Rashid quedo impactado, estaba acostumbrado a ver mujeres hermosas, pero esta superaba todos sus suenos.

  • Evan (Los tres mosqueteros 2) de Sofia Ortega Medina

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    Habia una vez tres hermanos medicos a quienes llamaban <> porque eran inseparables, porque se cubrian las espaldas, porque adonde iba uno los otros lo seguian y, sobre todo, porque los tres eran irresistibles…
    Evan, el mediano, era el seductor, el divertido, el que derretia al sonreir… hasta que el cuento cambio y fue la Bella Durmiente la que desperto a su guerrero…
    SEGUNDA ENTREGA DE “LOS TRES MOSQUETEROS”

  • Punto de Partida de Patricia Cornwell

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    En Richmond, la doctora forense Kay Scarpetta participa en la investigacion de una serie de incendios provocados que presentan un denominador comun: en los cuerpos calcinados de las victimas se encuentran siempre restos de magnesio. Con Punto de partida, Patricia Cornwell vuelve a los origenes de la carrera de la doctora Scarpetta con un relato que sondea el lado mas oscuro del alma humana.

  • Confidencias de un ser apagado de Miare

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    Miare abre las puertas de su corazon a traves de poemas escritos directamente para ti.

  • El espia de Franco de Luis Rius Caso

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    <>

  • Dejen todo en mis manos de Mario Levrero

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    Un viaje detectivesco e iniciatico en busca del <>.

  • Morir quiza no sea lo peor de Pascal Dessaint

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    <>. Le Figaro Magazine

  • El infinito empieza aqui de Monica Esgueva

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    Ruth es una enfermera que trabaja en la seccion de oncologia de un hospital infantil, y su trabajo le produce una presion y un estres emocional que le cuesta manejar. Antes de tirar la toalla, decide ir a visitar unos amigos en Tailandia. Alli conocera a una persona que marcara un antes y un despues en su vida. Una anciana con poderes chamanicos que se comunica con los espiritus y sabe cosas que ni siquiera Ruth conoce de si misma. Le revelara que tiene una mision espiritual que puede cambiar el rumbo de la humanidad, pero para ello tendra que superar diversas pruebas que la acercan a si misma y a un secreto que contiene el destino del mundo.

  • Soy tu hombre, Helena Paradise de Helena Paradise

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    Un relato divertido, ameno y con el que te sentiras identificad@
    Porque cuando el amor te sorprende…
    Cris se lleva la sorpresa de su vida cuando su pareja le da una semana para que recoja sus cosas del apartamento que comparten y se vaya.
    Vane, su amiga, acude a su rescate; ayudandola a superar esa experiencia tanto sorpresiva como traumatica.
    Pero el amor es caprichoso e imprevisto y Cris, en el momento y lugar mas inesperado, se dara de bruces con el.
    ?Estaran sus heridas ya curadas? ?Podra volver a confiar en un hombre?
    Entra y descubre lo que ella esta deseando contarte.
    Dejate seducir por... el.

  • Brillo de luna de Kristel Ralston

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    A Caine Valliard le basto ver solo una vez a Ashley Sagget para saber que tenia que conquistarla. Nunca habia sentido las ganas de sentar cabeza ni de dejar de ser un mujeriego, hasta que la conocio. Y podria decir que la vida de casado iba viento popa. Sin embargo, a pesar de que la quimica entre el y su esposa era fantastica, sentia que ella le ocultaba algo. Y ese secreto empezaba a resquebrajar poco a poco su solido matrimonio.

  • Caramelo Explosivo de Laura Lago

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    Mi padre esta en la carcel desde antes de que naciera. Dejo a mi madre con un bombo de tres pares de narices y yo nunca llegue a conocerlo. Mi madre, que nunca llego a casarse con el, se desentendio de su relacion a los pocos anos. Mi padre no tuvo ningun cuidado en portarse bien para salir antes, como muchos otros presos. En su caso, la legislacion espanola y el orden de las carceles se cumple a rajatabla. Por vete a saber que (lo mismo ha matado a alguien ahi dentro que ha estado pasando droga bajo la mirada “despistada” de los funcionarios) se le han ido aumentando los anos de la condena y no tiene pinta de que vaya a salir muy pronto. Por suerte, antes de que lo metieran en chirona se aseguro de dejarnos un buen colchon lleno de dinero. Mi madre no me lo conto hasta que no fui mayor de edad, pero al parecer todavia nos llega el dinero que amaso mi padre mientras estuvo en la calle. Es toda una suerte que se empene en seguir preso: si se llega a enterar de que mi madre iba a dejarlo poco despues de que le entrullaran, dudo que le hubiese dejado la maleta llena de pasta y los dos bidones llenos de billetes de diez mil pesetas. Digo todo esto no para darte pena. No necesito darte pena. Aunque tenga a mi viejo en la carcel, nunca he notado su ausencia. Mi madre se ha cuidado de estar sola y ha hecho siempre lo que le ha dado la gana. Se nota que le van los piezas; la mitad de los tios con los que ha estado o han entrado en la carcel o han salido de ella, pero todos por delitos blancos. O, como es el caso del ultimo, tampoco es que le quede demasiado para que lo pillen y lo encierren de una vez. Pero no voy a adelantar acontecimientos: estoy hablando de mi. Como decia, el dinero que nos dejo mi padre nos ha proporcionado una vida tranquila. La gente con la que mi madre se ha enrollado estos anos le ha dado contactos y negocios con los que mantenerse a flote, y no me da verguenza afirmar que me he criado rodeada de lujos comprados con dinero negro. Tampoco es que me diferencie demasiado de cualquiera de los hijos de los politicos que vemos en la tele cada dia, despues de todo. Me he educado en institutos privados y me he codeado con la flor y nata de la sociedad espanola. ?Sabeis eso que dicen de que algunos politicos tienen amigos narcotraficantes, y todo eso? Bueno, pues en mi caso es verdad. No querais saber los apellidos que tenian algunos de mis companeros de clase, que se sentaban en el pupitre de al lado sin saber que mi madre era una de las cabecillas de las bandas de la droga que trafican en la frontera. Lo que si sabian, de todos modos, era que yo conocia a la gente adecuada para que les pasase marihuana, coca o lo que les apeteciera en el momento. Yo me sacaba una pasta y procuraba no meterme nada para no perder la cuenta. Siempre he sido mas lista que los demas. Incluso mas lista que mi madre, que se las ha arreglado para seguir surfeando la ola todo este tiempo sin llegar a caerse. Mientras que sus queridos caian como moscas cada vez que la policia abria una investigacion, y aunque a mi madre la han llamado a declarar en varias ocasiones, siempre ha sabido estar un paso por delante para evitar sufrir el mismo destino que mi padre. Yo soy igual. Quiza todavia mas lista. Todavia soy joven y la gente tiende a infravalorarme, pero yo se que puedo hacer muchas cosas que otros no pueden. Si ellos supieran... Hoy, mi madre va a ir a visitar a su prometido, del cual ya os he hablado antes. Yo voy con ella. Me he alisado el pelo y me he pintado los ojos con el doble de cuidado que siempre. Hasta me he puesto algo de brillo y me he vestido con una de mis camisetas nuevas, amplia y atrevida aunque no llega a tener escote. Tengo el cuerpo fibroso y no destaco por las curvas. Despues de tantos anos practicando aikido (mi madre me apunto desde que cumpli los siete anos con la esperanza de hacer de mi una mujer autosuficiente y sin miedo), no tengo tanto pecho como algunas de mis amigas ni mi culo destaca en plan Kardashian. Lo que si tengo son unos brazos firmes y unas piernas que ya las quisieran muchas, y un vientre plano en el que se podrian partir nueces. Pero mi cuerpo no importa cuando se puede mirar como lo hago yo. Y creedme, nunca he necesitado insistir demasiado para enrollarme con los tios que me han interesado desde que cumpli los quince anos.

  • La septima silla de Constanza Sartory

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    La psiquiatra Elina Amille esta a punto de retirarse de una prestigiosa carrera de mas de 35 anos. Sin embargo, mediante un acontecimiento inesperado, descubre que existe una forma de saldar, aunque sea en parte, una dolorosa deuda que tiene con el pasado.
    Por otro lado, seis mujeres de distintas edades y ocupaciones, se encuentran al iniciar un novedoso tratamiento a traves del cual pretenden arreglar sus desastrosas vidas.
    El destino se encarga de cruzar los caminos de estas siete mujeres, dando por resultado una compleja historia de suspenso, romance, drama y humor.

  • Y si fuera cierto de Antonia J. Corrales

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    No recordaba haber viajado nunca en un tren tan arcaico. Era lento y destartalado, con asientos de madera vieja y eskay marron decolorado, sucio y aplastado por el uso. Aquel vehiculo parecia quejarse en cada tramo del recorrido. Al circular emitia un ruido metalico, constante y monotono que se asemejaba a un quejido. En cada curva que tomaba aparentaba partirse en dos, como si hubiese perdido algun anclaje y con el la posibilidad de seguir su curso por aquellas vias tan primitivas como el. Durante el viaje, a pesar de los traqueteos que dejaron mi espalda maltrecha, consegui dormitar. Aquel duermevela siempre desembocaba en una pesadilla que me llevaba una y otra vez a nuestro ultimo encuentro. A la imagen surrealista de las hojas de arce girando en el aire; rojas, de un rojo tan intenso como irreal. Y de ellas a su copa y a la mia. A la mirada de el, a nuestro silencio, a sus manos soltando las de ella. Al dolor que senti, al dolor que se tambien sintio el cuando nuestras miradas se cruzaron. Al abismo por el que se precipito nuestra vida en comun; al barranco por el que fue resbalando nuestra relacion hasta hacerse girones. A nuestras mentiras, a nuestros enganos, a sus sonrisas y mis lagrimas, al luto que acompano nuestras ultimas veladas. A aquellas noches marchitas, adornadas con rosas de petalos desprendidos y secos que se dejaban caer sobre el mantel blanco, junto a las copas de aquel vino tinto de reserva que dejamos de compartir. Los recuerdos de aquellos dias, los ultimos de nuestra relacion de pareja, se sucedian uno tras otro sin orden ni concierto, componiendo aquella pesadilla hasta que el tren brincaba sobre algun riel ligeramente dilatado y el salto me devolvia al interior de aquel vagon que olia a suenos rotos. Alli todos dormian. Lo hacian como yo, a intervalos cortos. Entreabrian los ojos y quejumbrosos intentaban adoptar una nueva posicion. Con la mirada perdida y desorientados volvian a cerrarlos a los pocos segundos, bamboleados por el traqueteo constante y molesto del vagon, al que acompanaba un chirrido que, a veces, se asemejaba a los acordes producidos por las cuerdas de un violin desafinado. Dentro de aquel vagon el presente parecia no existir, al menos esa fue mi sensacion, que todos estabamos inmersos en una extrana pausa que no terminaria hasta que el tren llegara a su destino. Antes de subir a aquel artilugio, que parecia haber regresado del pasado, me percate de que no llevaba mi ordenador, pero ya era demasiado tarde para regresar. Habia esperado mas de una hora sentada en uno de los bancos de aquel apeadero que, por su austeridad y decoracion decadente, parecia pertenecer a otro siglo. Cuando a traves de los altavoces indicaron la llegada del tren y fui a echar mano de mi equipaje comprobe que solo llevaba el trolley. No habia cogido el maletin con el ordenador portatil, ni la maleta con mi ropa. Arrecida y sola en aquel paraje que se me antojo inhospito, gelido, silencioso y demasiado solitario, me recrimine el despiste, las prisas con las que habia abandonado mi lugar de residencia. Me reproche haber permitido que mis sentimientos se antepusieran a la razon. Ser tan visceral siempre me habia dado problemas y dejar mi ordenador y la maleta con la mayor parte de mi vestuario en casa, era uno mas para anadir a la lista. Apenas recordaba lo sucedido la noche anterior, despues de salir del restaurante. Tampoco lo que hablamos Torcuato y yo. Sin embargo, estando segura de que hablamos, no conseguia recordar ni tan siquiera un gesto suyo, ni una palabra que apuntar; nada. Su ausencia era extrana, demasiado inusual y ello me llevo a suponer que, tal vez, le hubiese molestado mi marcha apresurada. Pero lo deseche porque le habia manifestado mi deseo de aceptar el trabajo y el se mostro receptivo; me apoyo. Entonces, ?por que no se habia despedido de mi?, me cuestione varias veces sin encontrar una respuesta. Todo parecia haber perdido sentido, como si aquello, lo sucedido en el restaurante, no hubiera ocurrido jamas. Sin embargo, la hoja de arce permanecia en mis manos, roja, brillante y esclarecedora; demostrandome que todo era real. Me marche de forma precipitada. Senti la necesidad de escapar, de huir. Aquel detalle era lo unico que recordaba con mayor claridad. La prisa; la necesidad casi vital de perderme, de no regresar a la casa, de no volver a verle, de no enfrentarme a una realidad que nos perseguia hacia tiempo y que ambos nos negabamos a aceptar. Mi falta de valentia ante aquella situacion inesperada, tan infrecuente como posible, permanecia fresca en mis pensamientos aranandome por dentro, haciendo que me sintiera mal. Recordaba una y otra vez sus ojos fijos en los mios y una inusual sensacion de ahogo. Aquella presion en el pecho que me impedia hablar y el sonido seco de la puerta de casa al cerrarse tras de mi, parecian adheridos a todos mis pensamientos. --Estas loca, como te vas a marchar a un lugar al que no llega ni la senal de la telefonia movil. No sabes quien es ese hombre, que tipo de vida lleva, ni tan siquiera si su identidad es real. Es una irresponsabilidad. Puede ser un paranoico, un perturbado o vete tu a saber--me dijo mi marido una semana antes, cuando le mostre el anuncio que habia recortado de la pagina de ofertas de trabajo de un diario nacional. --Imagino que habra algun pueblo cerca desde el que pueda comunicarme. Hoy en dia no existe ningun lugar tan alejado de la civilizacion, tan incomunicado. No dramatices, igual hasta te sientes mejor sin mi. Total, casi que va a ser lo mismo que ahora. No creo que me eches mucho en falta..., ni yo a ti -le respondi en un tono ironico al que no se enfrento. Nunca se enfrentaba a mis palabras si estas eran recriminatorias. Le dijese lo que le dijese el simulaba no escuchar si hacerlo le iba a suponer una discusion. Algo que a mi me ponia empirica y que tambien contribuyo a que nuestro distanciamiento fuese cada vez mayor. --No te das cuenta de que hasta el anuncio es, cuando menos, un poco raro. No hay ningun dato, ni direccion, solo un numero de telefono movil. Deberias cerciorarte de que todo es veraz antes de aceptar el trabajo. Tendrias que hacerlo, aunque solo fuese por responsabilidad. --Tu siempre has dicho que hay que arriesgar, arriesgar para ganar. Pues eso precisamente es lo que voy a hacer. Ademas, ?que tengo que perder?, mi vida es como un juguete roto, un puzle al que cada dia le faltan mas piezas... La llegada a la estacion fue tan brusca como los baches y desniveles que durante el viaje truncaban mis continuos intentos por descansar. El tren paro en seco. Fue como si sus ruedas metalicas y viejas se hubieran clavado en el suelo de golpe. El sonido que produjo, ferreo y estridente, parecio convertirlas en unas de hierro que se aferraron a las viejas vias, incrustandose en ellas y parandolo contra su voluntad. A pesar de aquel frenazo brusco e inesperado, del ruido agudo que invadio el vagon, nadie se movio de sus asientos, ni hizo un solo gesto de extraneza; solo me levante yo. En el apeadero me esperaba el, el hombre que me habia contratado para que escribiese su vida. Era alto, de complexion fuerte y cojeaba ligeramente de su pierna derecha. Vestia abrigo de pano gris. Sus manos estaban cubiertas por unos guantes negros de cuero. Llevaba la solapa del abrigo alzada y rodeandola una bufanda de lana negra. Su rictus era severo, como su planta, de aire castrense. Si no fuese por aquella sonrisa que me dio la bienvenida antes que sus palabras, habria pensado que no solo su vestimenta y sus ojos eran grises, su interior tambien. Me resulto intranquilizador comprobar que nadie mas que yo se apeaba en la estacion, tambien la aparente desolacion que rodeaba el lugar. Tal vez estuviera equivocada, quiza aquel viaje era una locura, un riesgo que no debia correr, pense mirando desconcertada hacia el vagon del que terminaba de bajarme. El tren comenzo a moverse paulatinamente, demasiado lento, como si quisiera y no pudiese coger velocidad. Una de las ventanas de mi vagon se abrio y la mujer que habia viajado frente a mi se asomo por ella. Saco su mano y dejo caer una hoja de arce que, llevada por el viento, llego hasta mis pies. Instintivamente busque en mi agenda la hoja de arce, la hoja roja del restaurante, pero no estaba. Debio caerseme dentro del vagon, pense. El se agacho, la recogio y con una expresion calida y entranable dijo: --Aqui hay muchos arces --senalo las montanas y el valle--, pero ninguno tiene unas hojas tan rojas como esta, parece de terciopelo. Puedo plastificarsela..., si quiere. La convertiriamos en un marca paginas perfecto-- afirmo ofreciendomela. >>Soy Santos, y usted debe ser mi biografa, Fabiola, ?me equivoco?...

  • Nacida Libre. La historia de la leona Elsa de Joy Adamson

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    La historia de Joy Adamson sobre un cachorro de leona en transicion entre el cautiverio en el que se cria y la temible vida salvaje a la que regresa captura las habilidades tanto de los humanos como de los animales para cruzar la brecha aparentemente insuperable entre dos mundos radicalmente diferentes. Especialmente ahora, en un momento en que la santidad de la naturaleza y sus habitantes se ve cada vez mas amenazada por el desarrollo humano y el desastre natural, el extraordinario relato de Adamson es un idilio al que volver una y otra vez. Ilustrado con las mismas hermosas y evocadoras fotografias que encantaron al mundo hace 50 anos y con una nueva introduccion de George Page, ex presentador y editor ejecutivo de la serie de PBS “Nature” y autor de” Inside the Animal Mind”

  • La Dama del Amazonas de Teresa Ortiz-tagle

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    Aventuras, accion, misterio y una mujer que lucho hasta mas alla de cualquier limite.

  • La habitacion de Nona de Cristina Fernandez Cubas

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    Una nina siente una envidia creciente hacia su hermana Nona a quien todo lo que le ocurre es "especial" y, lo que es peor, le ocurre a escondidas. Una mujer al borde del desahucio confia en una benevola y solitaria anciana que le invita a tomar cafe. Un grupo escolar comenta un cuadro, y de repente alguien ve en el algo inquietante que perturba la serenidad del momento. La narradora se aloja en un hotel madrileno y al salir vive un salto en el tiempo... Cristina Fernandez Cubas revisita la infancia y la madurez, la soledad y la familia, la cotidianidad de nuestras casas y nuestras ciudades y nos descubre que en todos ellos tal vez aniden inadvertidos el misterio, la sorpresa y el escalofrio.

  • Un corazon como el tuyo (California Dream 2) de Juliana Y. Velazquez

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    Un hombre que tiene el mundo a sus pies. Las mujeres se rinden a su encanto sin mayor esfuerzo. Sin embargo, tiene como regla no dejar el corazon en un beso.
    Una mujer solitaria marcada por el pasado, a quien las cicatrices y el dolor le han borrado las fantasias. No cree en promesas de amor ni cede a la seduccion.
    Una coincidencia junta sus caminos.
    Esa mujer que llega a su vida para ponerla de cabeza, le hace cuestionarse como es posible romper su unica regla sin haber rozado sus labios. El cree que sera facil hacerla caer.
    Pero ella tiene mucho mas dentro, su mirada oscura es solo un reflejo de sus heridas. A pesar de ello, la persistencia de aquel hombre amenaza con romper sus barreras.
    Para el amor nunca fue tan complicado triunfar.

  • Sentencia de pasion de Marta De Diego

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    Brendam, un exitoso abogado, que no cree en los compromisos y disfruta de la vida. O al menos eso cree el.
    Laura, exitosa abogada, que lleva una vida sexual activa, pero no de un modo tradicional.
    Una noche, un incidente, un beso de agradecimiento.

  • El pais de las sombras largas de Hans Ruesch

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    Cuando al despertarse Ernenek levantaba la cabeza del saco de pieles, su primer pensamiento era habitualmente para el monton de carne puesta a podrir cerca de la lampara para que se hiciera tierna y gustosa. Pero no aquel dia. Aquel dia viendo a Siksik en un rinconcito del pequeno iglu, dispuesta a estregar las ropas de su marido, tomo una subita decision antes de satisfacer las exigencias de su estomago: puesto que contribuia mas de lo que era su deber al mantenimiento de la minuscula comunidad, bien podia pretender participar tambien de los derechos conyugales de Anarvik, sin necesidad de pedirle permiso cada vez que le hacian falta los servicios de Siksik. Ernenek nunca habia tenido una mujer propia, porque era joven y porque en los hielos del extremo norte escasean las mujeres tanto como abundan los osos; sin embargo, conocia la importancia de tener una mujer propia, habil en raspar las ropas y en confeccionar calzado, y con la cual podia uno charlar durante la noche. Sobre todo donde la noche dura cinco meses. Precisamente ahora, antes de partir para la caza, le habria gustado reirse un par de veces con Siksik, pero bien se daba cuenta de lo que convenia y de lo que no convenia a un verdadero hombre; por eso sabia hasta que punto era inconveniente gozar de los favores de una mujer sin haberle pedido antes permiso al marido. Y Ernenek ponia siempre cuidado en no cometer ninguna inconveniencia. Con todo, ya estaba cansado de pedir permiso. Y no porque Anarvik se lo negara, pues rehusarse a prestar su propia mujer o el cuchillo, habria sido digno de inaudita mezquindad; pero, asi y todo, el pedir continuamente favores no era digno de quien pertenece a una raza tan orgullosa que sus miembros se llaman a si mismos sencillamente inuit, es decir hombres, para dar asi a entender al mundo que las otras razas, comparadas con la suya, no pueden considerarse compuestas por verdaderos hombres: y esto, aunque el resto del mundo no sea de la misma opinion y los llame esquimales, termino despectivo que les daba el pueblo limitrofe piel roja Algonquior y que significa <>. Muchas de esas tribus no merecen ya tal nombre; pero el exiguo numero de esquimales polares que lleva una existencia nomada en las regiones centrales del Artico, cerca del Polo magnetico, regiones inaccesibles para el hombre blanco, no cambiaron su tosca manera de vivir, la misma de cuando la raza humana era joven. Son como ninos, alegres, ingenuos y sin piedad. En la epoca de los tanques de guerra, empunan todavia arcos de cuerno y huesos de ballena, y flechas con punta de piedra; se reparten el producto de la caza y no saben mentir. Hasta tal punto son de toscos... Ernenek era un esquimal polar. Sobre la lampara de esteatita, el te se estaba enfriando. Siksik lleno un tazon y, bamboleandose, con los pies separados a causa de las calzas de piel de foca que le llegaban hasta la ingle, se lo llevo a Ernenek con una sonrisa. El hombre y la mujer, vestidos del mismo modo, ambos rechonchos y musculosos, pero con pies y manos pequenos, y con el mismo rostro chato, grueso y campechano, se distinguian en su aspecto solo por los cabellos, que el hombre llevaba largos y sueltos, mientras que la mujer se los habia levantado cuidadosamente, con un peinado muy alto, en forma de torre, sostenido con espinas de pescado. --?Donde esta Anarvik? --pregunto Ernenek tomando el tazon. --No es imposible que haya ido a cazar a la bahia de la Morsa Ciega --dijo Siksik--. Ocurre que hace un sueno ustedes dos se devoraron una foca entera --agrego riendo, y Ernenek le hizo eco, con esa risa facil y siempre pronta de su raza. El te estaba caliente como vientre de mujer, es decir, demasiado caliente para Ernenek, que no soportaba el calor. Lo soplo largamente antes de beberlo, mientras escrutaba a Siksik por encima del tazon. Luego se lo bebio todo de un trago, junto las hojitas que habian quedado en el fondo, se las comio y salio del saco. Llevaba puesto un ligero vestido hecho de piel de garzas marinas, con el plumon hacia adentro. Sobre este se puso un pesado sayo de piel de oso, con el pelo hacia afuera, y metio el extremo de las calzas en un par de botines de cuero de foca. Encorvado, porque la boveda de hielo era demasiado baja para el, corto con el cuchillo circular gruesas tajadas del monton de carne sobada y pasada de sazon y con la palma de la mano se lleno la boca. Se deslizo gateando por el estrecho tunel de nieve, apoyandose en los codos y las rodillas, y arrastrando detras de si, tomado de las orejas, al perro cabeza de trineo, salio del iglu. El resto del tiro los siguio, sacudiendose la escarcha del espeso pelo, ladrando por el hambre y descubriendo los dientes, aplanados a golpes de piedra para que no devorasen los arreos del trineo; con mas de lobos que de perros, mostraban agudos hocicos y ojos amarillos y relucientes. Ernenek se aseguro de que todos llevaban las abarcas que debian protegerles las patas de la mordedura de los hielos y de la sal marina. Luego los engancho al trineo, subio a este, retiro el ancla sepultada en un monton de hielo y agito el latigo. Los perros avanzaron sobre el mar congelado, mientras se abrian en abanico y hacian crujir las correas con que cada uno estaba atado separadamente al trineo. Hacia calor, apenas unos quince grados bajo cero, de manera que Ernenek no se veia obligado a trotar junto al trineo para calentarse, sino que podia gozar del paseo, sentado comodamente en el pescante. Al sur, el firmamento se habia tenido de azul, reverberacion de un sol ausente, azul que se iba esfumando poco a poco, convirtiendose en violeta, hacia el norte. Bajo aquel palido cielo, la tierra se mostraba anemica y descolorida, sin matices ni sombras, como a los ojos de los perros, que no distinguen los colores. El Oceano Glacial, congelado en un espesor de un par de metros, estaba recubierto de una delgada capa de nieve en la que se marcaban las huellas del trineo de Anarvik. A la derecha se veian cadenas de montes abruptos y colinas conicas, blancas y desnudas. A la izquierda, solo la bruma primaveral limitaba el oceano. Ernenek no se volvio ni siquiera una vez para echar una mirada al minusculo iglu, solitaria bolita de hielo puesta sobre el techo de la tierra. Su cerebro, que a causa de su modesta capacidad solo podia albergar un pensamiento por vez, se tendia enteramente hacia la gran bahia donde debia encontrarse Anarvik. Estaba tan absorto en su proposito que se habia olvidado de llevar consigo la indispensable grasa de foca que da luz y calor. Lo preocupaba demasiado el pensamiento de la peticion que iba a hacer a Anarvik, para pensar en otras cosas. A toda peticion podia responderse de dos maneras: Ernenek sabia por lo menos esto, aunque ignorase muchas cosas. Si Anarvik aceptaba, Ernenek se sentiria humillado por haber recibido un favor mas. Anarvik era orgulloso, un verdadero hombre, y seria muy capaz de mortificarlo con un consentimiento inmediato, por lo que para rehacer su dignidad perdida Ernenek se veia obligado a redoblar sus esfuerzos de cazador, y a su vez, mortificar al companero haciendole el don de grandes cantidades de caza. Si en cambio, Anarvik le negaba el permiso pedido, Ernenek podria mofarse de el por su avaricia y mezquindad; pero de todos modos este seria un consuelo bien magro, comparado con la molestia de tener que buscarse una companera en otra parte, para lo cual deberia emigrar solitario, por uno o dos anos, hacia el sur, donde abundan las mujeres, pero escasean los osos; hacia el pais del sol alto y de las sombras cortas, poblado por tribus cuyas costumbres son extranas a un esquimal polar, y por tanto desagradables. De un modo u otro, una vez hecha la peticion, sus dias estarian colmados de dificultades. Sin embargo, todavia no podia marcharse. Hacia ya dos anos que Anarvik le prometia la inminente llegada de su hermano Ululik. --Tiene dos hijas y tu podrias elegir una --le habia dicho riendo. Mas las estaciones pasaban, Ernenek esperaba en vano, y Anarvik se habia limitado a encogerse de hombros y a decirle--: Tal vez venga para fines del proximo invierno. Un invierno mas o menos parecia tener poca importancia para el, que habia visto muchos. Pero para Ernenek, que habia visto pocos, no era asi. ?Y si al fin de cuentas Ululik no venia? Podia haber cambiado de idea. O haberse muerto. O haber dado las hijas a otros. Y Ernenek estaba cansado de esperar. El trineo de Anarvik aparecio a la vista puntito negro sobre la enorme extension del mar congelado y Ernenek incito al tiro gritos y azotes. Al cabo de una hora el puntito se habia convertido en una linea, luego el trineo se hizo visible, y por fin aparecieron Anarvik y los perros. Los perros estaban vivamente excitados. Ernenek arrojo el ancla del trineo, aseguro el tiro de perros y avanzo a pie sobre el hielo. A pesar de su impaciencia, andaba lentamente, por la fuerza de la costumbre, con pasos mesurados, para no ahuyentar a las focas que habia por debajo de la costra helada. Anarvik, extendido en el suelo, le volvia las espaldas. Ernenek se detuvo detras de el y un poco de lado; le veia el rostro oscuro y, a pesar de la capa de aceite y hollin, las arrugas excavadas por los anos alrededor de las sienes; los ojos oscuros, oblicuos y astutos; la renegrida melena, que cortada en flecos sobre la frente, le caia a los lados, rigida por la capucha del sayo, mientras que por detras se le desparramaba desordenadamente sobre la espalda. --Alguien tiene que hacerte una pregunta --dijo Ernenek con voz fuerte, para darse animo. --!Silencio! --le mando Anarvik sin volverse--. Un hombre que trabaja no puede escuchar preguntas. Una cosa por vez.

  • Detective que oye boleros de Pancho Madrigal

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    De nino fantaseaba yo mucho con la idea de algun dia convertirme en investigador privado. Detective, se estilaba llamarles entonces. En mis aventuras imaginarias, aunque me llamo Juan Sanchez, me autonombraba Sherlock Bond (Sherlock, por el celebre personaje de las novelas de Conan Doyle, y Bond, por el popular 007 de las novelas de Fleming). Esa ilusion era seguramente alimentada por ciertas peliculas y algunos comics de temas policiacos, y mas tarde, en mi adolescencia, por las novelas negras que acostumbraba leer, de autores como Ellery Queen, Carter Brown, Mickey Spillane... Cuando pasaron los anos y se llego el momento de buscarme una dedicacion formal, remunerada, la severa y mezquina dama dona Fortuna me refrego en la cara que para lo unico que alcanzaban mi anemico intelecto y mi interrumpida formacion academica en la facultad de Letras era para ocuparme como redactor e impresor oficial de segunda en una pequena imprenta de barrio que me contrato, temporalmente, con un sueldo casi humillante. Mi talante indomito jamas se conformo con tal destino. Mientras laboraba ahi, seguia intentando otras posibilidades, para lo cual era frecuente que tuviese que realizar numerosas llamadas telefonicas desde casetas publicas. No las hacia desde mi telefono celular porque resultarian mucho mas costosas. Una tarde de poco trabajo en la imprenta, por simple ociosidad --y tal vez como eco reminiscencial de aquella ilusion juvenil-- me puse a imprimir en una prensita de mano algunas tarjetas de presentacion con la leyenda: Sherlock Bond, investigador privado, y agregue el numero de mi telefono movil. Jamas pense utilizarlas. Las imprimi, repito, por pura ociosidad. A veces usaba el reverso de esas tarjetas para anotar los numeros telefonicos que copiaba de la seccion de ofertas de empleo de los diarios. Varias ocasiones, por descuido, despues de usarlas las dejaba abandonadas en las cabinas telefonicas. A eso atribuyo el que tal vez anduviese rodando alguna que otra por ahi. Mi sorpresa fue enorme cuando una tarde recibi una llamada telefonica en la que se solicitaban mis servicios --mejor dicho, los de Sherlock Bond-- como investigador. Por alguna razon que no se explicar, en ese momento no pude desenganar a mi solicitante --voz masculina, de hombre maduro, educado--. La llamada no era de esta ciudad, Guadalajara; era de Ciudad Guzman, otra ciudad no muy lejana. Le pedi al caballero --a quien llamare Senor Equis-- contactarme de nuevo al dia siguiente, ya que <>. En cuanto colgue el telefono senti que tendria que reflexionar a profundidad sobre la extraordinaria situacion que se me presentaba; tal vez dona Fortuna, que no habia sido muy compasiva conmigo, estaba reconsiderando su despiadada indiferencia hacia mi persona. Cuando quiero pensar con algun detenimiento, necesito aislarme lo mas posible. Eso, en mi minusculo departamento en el barrio de Santa Teresita, no puede ser, pues dia y noche se escuchan escandalosos sonidos de todos los departamentos contiguos: el de arriba, el de abajo, los de los lados y hasta el de espaldas del mio. A todas horas suenan en los aparatos de radio, a elevado volumen, musicas populacheras, partidos de futbol; risas, llantos y gritos de ninos, peleas y discusiones de adultos, arrastrar de muebles, fregar de trastes, y hasta ronquidos y flatulencias. Asi que opte por salir a caminar sin rumbo por las calles del barrio hasta altas horas de la noche. Despues de mucho analizar, decidi que tenia frente a mi la gran oportunidad de realizar mi viejo sueno de la infancia. ?Por que no? Siendo todavia relativamente joven (recien cumplidos los cuarenta), sin grandes obligaciones y sin nadie que dependiese de mi, senti la libertad de poder elegir un oficio a mi gusto; algo diferente, que contribuyera a forjarme una nueva personalidad (tal vez asi pudiera intentar tener una relacion seria, una pareja que... tal vez...). Nunca habia leido en novelas ni visto en filmes cinematograficos que los investigadores mas sagaces se basaran en ortodoxas y complejas tecnicas investigativas aprendidas en academias especializadas para resolver los mas profundos misterios. Ellos todo lo solucionaban apoyandose siempre en intuiciones, presentimientos y espontaneas deducciones, o ayudados por espectaculares rubias que les proporcionaban las informaciones necesarias para llevar a cabo sus empresas sin mayor problema que alguna que otra trompada o porrazo en la nuca. Yo tambien creia poder hacer caso a mis instintos y consideraba tener muy desarrollado el sentido de la intuicion. ?Que podia perder? Tampoco habia visto, en ningun medio, que alguno de esos heroes hubiese tenido que pagar terribles consecuencias por fracasar en alguna de las diligencias que les fueran encomendadas. Esta ultima tranquilizadora consideracion me parecio muy convincente y determinante para mi decision. Al dia siguiente, con puntualidad, a la hora convenida recibi la llamada del caballero solicitando mi respuesta. Le informe que estaba dispuesto a abrir un resquicio en mi <> para atender su caso. Acordamos tratar el asunto personalmente, para lo que yo me trasladaria hasta Ciudad Guzman, en donde el tenia su residencia. Prepare una pequena maleta con algo de ropa, busque una gabardina vieja y destenida que me heredara un tio abuelo (algo grande para mi, lo reconozco, alcanzaba a arrastrar un poco de la parte trasera, pero ya se sabe que el investigador que se respete debe usar gabardina). Despues avise a la imprenta que, por un asunto familiar, estaria ausente unos dias --cosa que mucho le alegro al patron, pues no tendria que pagar mi sueldo de esos dias--. Mas tarde me dirigi a la terminal de autobuses foraneos para abordar uno que me llevara a esa ciudad. Tengo cuatro grandes aficiones y cuatro pequenos lujos: mis aficiones son la lectura de novelas (de todo genero, pero sobre todo, policiacas), las peliculas mexicanas de los anos cuarenta y cincuenta, y los boleros. Y la cuarta (algunos la califican de <>, pero yo me sostengo en <>)... esa creo que a lo largo de mi narracion se hara muy evidente. Mis lujos son un televisor con pantalla de 42 pulgadas y un aparato de video, con una buena coleccion de peliculas mexicanas; un modesto pero bien surtido librero; un aparato para escuchar los varios cientos de compactos con boleros interpretados por trios, duetos, conjuntos y cantantes solistas masculinos y femeninos. Y para cuando no estoy en el departamento, tengo un pequeno aparato digital con audifonos, con mas de mil boleros, que siempre traigo conmigo para disfrutar mi musica en todo momento, con temas interpretados por los cantantes mas representativos del bolero mexicano y cubano (solo los autenticos, nada de modernos). Cada dia, antes de salir del departamento, programo la musica que escuchare durante la jornada. Asi que disfrute mucho cruzar por las lagunas de Zacoalco y de Sayula escuchando a los Hermanos Martinez Gil: El mar y el cielo se ven igual de azules, y en la distancia parece que se unen..., y resolviendo crucigramas, que mas que ser esta una aficion, es una simple mania. No tuve dificultad para encontrar el domicilio. Era una casa grande, aunque de apariencia discreta. Como yo le habia avisado a que hora llegaria, salio a recibirme el Senor Equis, que ya me esperaba. El caballero (un... ?Domingo Soler...?, algo asi), en cuanto me vio entrar con mi gabardina levanto mucho las cejas y se rasco una patilla. Sin duda mi aspecto profesional lo habia sorprendido positivamente. Ya dentro de la casa, por el elegante mobiliario deduje (ya empezaba yo a deducir, funcion indispensable en todo buen investigador) que esta gente estaba en mejores posibilidades economicas de lo que estaban interesados en aparentar. Instalados en el estudio y con sendas tazas de cafe enfrente (el Senor Equis me ofrecio cerveza, pero como no me ofrecio whisky, yo preferi cafe, pues ya se sabe que los investigadores acusamos una marcadisima predileccion por el whisky y el cafe) el me hablo del asunto. El caso era simple: su unico hijo, un adolescente excentrico y reservado llamado Luis X (como llamo al padre), no habia vuelto a casa en varios dias, y habia que encontrarlo. Se temia que hubiese sido secuestrado, aunque aun no se recibia ningun mensaje de sus captores --en caso de que los hubiera--. La familia se resistia a recurrir a las autoridades locales por temor a que los <> (como llamamos nosotros los detectives a los policias...) pueblerinos no supieran manejar el asunto y lo echaran todo a perder, poniendo incluso en riesgo la integridad de la victima. Asi que, confiaban en mi pericia para localizar y rescatar al muchacho o, en su caso, para negociar con los posibles secuestradores. Todo esto fue expresado por el caballero en pocas y muy precisas palabras, con el lexico de quien ha recibido una buena formacion universitaria (otra de mis ya certeras deducciones), aunque cada vez que se dirigia a mi como senor Bond, yo tardaba en reaccionar. Mientras el hablaba, yo ensayaba expresiones y gestos interesantes de investigador, ya frunciendo el ceno, ya rascandome la barbilla con gravedad, ya espantando alguna mosca de mi cafe... Despues de su breve exposicion de los detalles mencionados, el caballero agrego: --Y bien, ahora digame usted cual es la informacion que necesita para iniciar su labor cuanto antes. Estoy a su entera disposicion y mi interes es que no se pierda un solo minuto. Que empiece usted en el acto. Como no supe de momento que datos seria conveniente recabar en estos casos, con aire de suficiencia, le conteste: --No se preocupe, la informacion la consigo yo. Ese es mi oficio. Esta usted frente a un profesional de la indagacion. Debo haberlo impresionado verdaderamente, pues de nuevo alzo las cejas y abrio un tanto la boca. Cuando se repuso, me dijo: --Bueno, pero al menos requerira usted de algun dinero para empezar a moverse. Yo, francamente poco acostumbrado a manejar numerario, hice unas rapidas cuentas mentales y le mencione la cantidad que se me ocurrio. El habra hecho unas cuentas mas razonables, pues me extendio un cheque por el doble de lo que le pedi, y aun me miro con cierto resquemor. De los dos hoteluchos que habia al alcance de mi presupuesto, escogi para alojarme el que me parecio menos lugubre, y para los alimentos encontre una pequena fonda cercana al hotel en la que habia siempre tortillas recien hechas y unas riquisimas salsas de molcajete, y lo principal, la especialidad de la casa: un exquisito pepian y deliciosos tacos tuxpenos. Esa primera noche, ya instalado en el hotel y metido en la cama, intente trazar un plan de accion (<>, decimos los detectives) para, al dia siguiente a primera hora, acometer la tarea; pero no me fue posible. Me lo impidio un gran dolor de cabeza provocado por la docena de cigarrillos que me obligue a consumir al hilo --nunca habia fumado, pero en mi nueva profesion hay que cuidar el aspecto, y el cigarrillo en los labios da mucho tono--. Por lo pronto desisti de seguir practicando el arte de expeler el humo con peliculesco estilo, pero ya lo intentaria mas adelante. Asi que, despues de ver en la tele una pelicula mexicana (Libertad Lamarque y Arturo de Cordoba) simplemente me dormi.

  • Con la Tierra nos Basta de Isaac Asimov

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    En este volumen, el maestro Asimov muestra en quince lecciones como se escribe el cuento corto de ciencia ficcion: la idea brillante, el desarrollo rapido con economia de medios expresivos, el sorprendente giro final, encerrando tal vez la pequena moraleja que nos hace pasar de risuenos a pensativos.

  • El silencio de una princesa de Blas Ruiz Grau

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    A las buenas, querido lector. Dudaba de si poner o no este texto antes de la novela. La razon es que no queria condicionarte en su lectura, pero en un arrebato he decidido que si, que podria contarte un poco de que va esto y por que tienes este libro en tu mano. Puede que me quede largo, por lo que eres libre de leerlo o no, aunque considero que entenderas muchas cosas en cuanto lo hagas. La idea de crear esta novela surge un dia, sin mas, en mis ganas de entretener al mayor numero de personas posibles durante una fase muy dura que hemos vivido durante el ano 2020: el confinamiento debido al maldito Coronavirus. Tenia una historia en la cabeza (que en su dia rechace para una novela) y pense en por que no tirarme de cabeza al rio. Pero si me tiraba, me tiraba bien. ?Como se hace eso? Pues escribiendola y vosotros leyendola "en directo". La cosa era simple: yo creaba un capitulo y lo subia a la plataforma Wattpad para que lo leyeseis tal cual habia sido escupido por mi. Sin correcciones, sin relecturas, sin nada mas. En crudo. Esto tambien implicaba que yo tenia la idea previa de como seria mas o menos la trama, pero no sabia que iba a pasar, asi que tambien tenia el atractivo de que yo iria hilando todo al tiempo que leiais, sin posibilidad de volver atras y rectificar si metia demasiado la pata o algo no tenia sentido. Puede parecer facil, pero casi me cuesta la poca cordura que yo pueda tener. El experimento salio bien y decenas de miles de lectores fueron leyendo los capitulos segun los subia, algo que ni yo mismo me creo aun. A punto de llegar al final me sobrevino una pregunta, pero la culpa de ella la tenian esos lectores que no paraban de insistirme en si saldria en un solo "archivo" para leer de seguido. Incluso en papel. Vamos, que si la iba a publicar. En ningun momento tuve intencion de hacerlo cuando comence, pero ante esa insistencia empece a plantearmelo. Ahora bien, las dudas que tenia yo tenian que ver con que la historia no la he desarrollado como yo realmente podria. Los personajes los podria haber trabajado mucho mas e incluso me podria haber currado unas subtramas mas potentes. ?Esto quiere decir que este mal? Creo que no, la verdad, pero es cierto que cuando se trabaja una novela de manera "tradicional" el procedimiento es otro y la cosa puede quedar mas pulida y con un resultado global mucho mejor. Esto es lo que me tiro para atras. No podia publicar algo que yo no creia que tuviera el 100% de mi y lucrarme con ello. No seria honesto por mi parte. ?Podria trabajarla mas hasta mejorarla como yo creia? Si, pero no queria por dos razones: una, que no tengo tiempo para ello. Mi carrera como escritor sigue y tengo plazos para mis nuevas novelas. Dos, que perderia esa esencia que tiene, para bien o para mal, de haberse creado del modo se ha hecho. Ya no seria lo mismo, por lo tanto no. Si se publica, tenia que ser asi. La suerte es que la solucion me vino pronto a la cabeza. Podia publicarla y venderla donando los derechos (el 100%) a una asociacion que yo considerara que hace una labor importante con ninos. Y asi es como me puse manos a la obra para solicitar ayuda (ya digo, yo no tenia demasiado tiempo y, ademas, no tengo nada de talento en todos los procesos posteriores a la escritura de una novela) y me rodee de un equipo que haria salivar a cualquier editorial. Esta compuesto por 4 correctores, un portadista (aunque enviaron muchos muchas propuestas y se lo agradezco de corazon), una maquetadora y hasta una empresa de audiovisuales para promocionar el trabajo (todos ellos estan mencionados al final, en los agradecimientos). La asociacion elegida ha sido Aspanion, que hacen una labor impresionante prestando apoyo a familias de ninos con cancer. Su programa va desde actividades, apoyo psicologico, pisos que dejan cerca del hospital de La Fe (Valencia) para que pasen ahi el tiempo que dure el tratamiento... Demasiadas cosas que seguro no explico bien, por lo que os animo a entrar en su web www. aspanion.es e informaros. Sobre todo para que sepas en que has invertido tu dinero. Porque, repito: el 100% de los beneficios obtenidos van directos a su cuenta bancaria. Poco mas te puedo contar. Quiza no te he vendido la trama del libro como lo mas importante. Sobre todo cuando te he dicho que no es una novela comun para mi, pero si has llegado hasta aqui leyendo te voy a dar una alegria: vas a alucinar mucho con el contenido del libro que tienes las manos. Te lo prometo. Y, ?sabes lo mejor de todo? Que esta basado en una historia real que acontecio en Almeria en los anos 90. Eso si que da escalofrios. Ahora dejemonos de tonterias y lee. Luego me buscas en redes para contarme. Capitulo 1 Sabado, 23 de junio. 04:04 h. Algun lugar de la provincia de Almeria. Corrio. Corrio todo lo que pudo. No queria mirar atras. Habia visto cientos de veces esa escena en television y le parecia una tonteria que el perseguido lo hiciera siempre. ?Para que? Lo importante era huir. Mover las piernas como si el cansancio no existiera. Como si el camino no se acabara nunca. Pese a ello, se observo a si misma cayendo en la trampa y, sin detenerse, giro la cabeza. No vio a nadie. ?Donde estaba? El crujir de ramas secas, que situaba a su atacante justo a su espalda, habia desaparecido. Ahora solo oia los chasquidos que ella misma emitia al correr. Y sus jadeos. Sobre todo, sus jadeos. Dejando eso atras, el silencio era sepulcral. Si le hubieran dado a elegir, habria preferido que aquello estuviera repleto de sonidos. El silencio, ese maldito silencio que ahora lo envolvia todo, lograba que su nivel de tension rozara limites peligrosos. La noche se mostraba insultantemente bella. En aquel paraje alejado, las pocas nubes en el cielo dejaban ver un manto de estrellas imposible de contemplar en la ciudad. El problema eran precisamente esas nubes que, aunque escasas, cubrian la luna en aquellos momentos. La oscuridad que reinaba en el ambiente no ayudaba en la huida. Sabia que no debia parar, pero sus piernas no podian mas y no le quedo mas remedio que detenerse. Se doblo sobre si misma para intentar recobrar el aliento. Notaba un fuerte dolor que le oprimia el pecho, algo asi como un intenso aplastamiento, y coloco su mano sobre el tratando de recuperar el control. Su respiracion era rapida e intensa, casi demencial. Levanto la cabeza entre fuertes exhalaciones y considero tomarse unos segundos para estabilizarse. No es que quisiera, es que lo necesitaba. Miro hacia un lado y hacia otro. ?Donde estaba? Una fuerte presion comenzo a subirle por el esofago y sintio que iba a vomitar la cena. Ya ni era capaz de recordar que habia comido. Parecian recuerdos lejanos. Ahora solo le importaba salir de aquello. Como fuera. A toda costa. Tras unos instantes de falsa calma consiguio echar de nuevo a correr, aunque lo hacia de una manera bastante torpe, con zancadas irregulares y nada estables. No sabia adonde se dirigia, era la primera vez en su vida que pisaba ese lugar. Opto por adentrarse en una arboleda que quedaba a su izquierda, pensando en encontrar alli algun refugio. Al pasar entre los arboles sintio que la humedad que reinaba en el ambiente ya no era tan intensa, quiza por la proteccion que ofrecian estos ultimos. El penetrante olor a pino dominaba la zona, pero ella ni se dio cuenta del detalle. No fue capaz de vaticinar si encontraria despues la salida, pues aquello parecia un laberinto, pero deseo que el peor de sus males aquella noche fuera perderse alli dentro. Se detuvo otra vez y miro a su alrededor. Lo mas sensato seria esconderse detras de cualquier objeto voluminoso. Por desgracia, no veia nada que le sirviera de forma efectiva. Pararse fue un error. Lo supo cuando volvio a sentir que las piernas le flaqueaban y el aliento le faltaba. La presion del pecho aparecio de nuevo, ahora con mucha mas intensidad. Una nueva arcada llego y esta vez no la pudo controlar: vomito. Necesito unos segundos para recuperarse de esa sensacion desagradable. Para hacerlo, trato de inspirar y espirar con calma, aunque la situacion no invitaba a encontrar ningun sosiego. No es que lo consiguiera, pero la logica mandaba y tenia que seguir corriendo, como fuera, de nuevo sin rumbo conocido. Era un problema que cada vez las piernas le pesasen mas y no se sintiera con fuerzas para moverlas con la cadencia requerida. Tanto fue asi que ya no le quedo mas remedio que volver a detenerse poco despues de salir de la arboleda, justo por el lado contrario al que habia accedido. No podia mas, estaba exhausta. Las ganas de vomitar desaparecieron, aunque un potente mareo se apodero de ella. Al parecer habia hiperventilado y eso hizo que se sintiera aun mas desorientada que antes. Volvio a doblarse y coloco las manos sobre las rodillas. Levanto la cabeza con la esperanza de no ver a nadie. Las cosas no parecian ir del todo mal porque, al menos, estaba sola. No habia nadie mas. Durante unos segundos analizo si en realidad aquello era positivo o negativo. No tardo en decantarse por lo segundo. No, no era bueno. Sabia que no iba a dejarla ir sin mas. Era malo. Muy malo. Lo peor. Pero ?donde se habia metido? ?Por que no aparecia por ningun lado? Daba igual, tenia que seguir corriendo. La cuestion era: ?hacia donde? Sin poder erguirse todavia, giro la cabeza hacia un lado y hacia otro. Ninguna de las opciones le inspiraba confianza; aunque, si lo pensaba friamente, aquello no era cuestion de confianza. Se trataba de sobrevivir. Tenia que huir, no importaba la direccion. Un nuevo intento. Sus piernas no quisieron. Casi histerica, sintio que le sobrevenia un enorme arrebato de desesperacion que la invitaba a gritar como una loca. Por suerte, el poco raciocinio que encontro le impidio hacerlo. Lo malo es que de lo ultimo ya apenas le quedaba y, bien por agotamiento bien por puro miedo, no conseguia moverse del sitio. Permanecia clavada como una estaca y parecia que su cuerpo se habia rendido ante un mas que posible fatal desenlace.

  • Esquivando el destino de Lizzie Quintas

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    Cuando el amor golpea nuestra puerta, no mira si somos felices, si estamos rotos por el dolor mas profundo o simplemente con una robusta coraza que cubra las cicatrices que queremos evitar a toda costa, simplemente llega de manera inesperada arrasando con todo lo que encuentra a su paso.

  • Romance en la oficina de Nina Klein

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    No tener pareja el dia de San Valentin no era gran cosa, o al menos eso pensaba Maya.
    Peor que estar sola era tener que ir a una fiesta de San Valentin en la oficina. la idea mas horrible que se le habia ocurrido nunca a nadie.
    Pero todavia peor que eso era emborracharse con vino barato, tropezarse con el dueno de la empresa y dar la peor primera impresion que una podia dar.
    ?O no?
    Todo lo que pasa en una fiesta de la oficina, se queda en la oficina.
    O eso esperaba.

  • La Chica del Camion de Cecilia Campos

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    Sumergete en la novela erotica que inunda las listas de los mas vendidos en Europa. Segun los lectores, no te puedes perder esta historia picante con un toque de humor.

  • Reckless de Kristel Ralston

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    El sueno de Jason Wilder de alzar la Copa Stanley por segunda ocasion se hizo trizas de la noche a la manana. Un error desplomo todo lo que le importaba como si se tratase de fichas de domino. Con un futuro incierto en las ligas profesionales de hockey, Jason se ha convertido en la sombra del vibrante hombre que alguna vez ocupo los titulares deportivos. Cansado de revivir su tragedia personal se refugia en Lake Placid, Nueva York, en busca de tranquilidad. Pero `tranquilidad' es lo ultimo que encuentra al toparse cara a cara con una persona que lo desprecia sin ocultarlo: Ava. De hecho, ella es la unica mujer que Jason ha tratado, sin exito, de olvidar.

  • Dime Otra Vez Te Quiero de Moruena Estringana

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    Mia regresa a casa sabiendo que anos atras perdio a los dos hombres mas importantes de su vida: su padre y su primer amor.

  • Me llamo Nueva York de Francesc Peiron

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  • El Ladron de Meriendas de Andrea Camilleri

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    El comisario Salvo Montalbano debe investigar el asesinato de un comerciante jubilado, cuya amante, una joven tunecina desaparecida tras el crimen, es objeto de todas las sospechas. Sin embargo, las pesquisas guian a Montalbano hacia el turbio mundo de los servicios secretos y su sucia guerra contra el terrorismo internacional. La razon de Estado se ve sometida a su implacable instinto de justicia, <> segun uno de los agentes secretos. Al mismo tiempo, la trama nos reserva sorpresas inusitadas, como un Montalbano profundamente conmovido por el destino del hijo de la joven acusada hasta el punto de proponerle matrimonio a su tan paciente como lejana companera Livia. Como todas las obras de Camilleri que tanto disfrutan sus cientos de miles de lectores en todo el mundo, El ladron de meriendas es un ironico pero tierno recorrido por la cara mas humana del homo sapiens, con personajes cuyo realismo surge precisamente de la penetrante y compasiva mirada de don Salvo. El duro universo de la inmigracion ilegal, de los barrios populares mediterraneos, de los frios burocratas al servicio del Estado, o el de la solidaridad femenina aparecen plasmados con pasmosa nitidez en cada una de las escenas de la novela, convirtiendonos inevitablemente en testigos y complices no solo de la intriga sino tambien de un entorno que acaba siendonos sorprendentemente familiar.

  • Casi sin querer de Jose A. Gomez Iglesias

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    El amor algunas veces es tan complicado como impredecible. Pero al final lo que mas valoramos son los detalles mas simples, los mas bonitos, los que llegan sin avisar. Y a la hora de escribir sobre sentimientos, no hay nada mas limpio que hacerlo desde el corazon. Y eso hace @Defreds en este libro.

  • Eres para mi (Quinteto de la muerte 2) de Sandra Heys

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    Nueva entrega de la serie Quinteto de la Muerte: Te metes con una y te metes con todas.

  • Un paseo por el paraiso de Andrea Pereira

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    Una novela que nos regalara suspense, intriga, conspiracion, venganza, pasion, aventura y amor al pie de las altas cumbres de la Cordillera de los Andes.

  • Felices los cuatro (Doble o Nada 5) de Veronica L. Sauer

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    “-Te estas equivocando, Santiago-me espeto Ivan ni bien Camila se marcho-. Nos estas fallando. ?Que es esto? ?Felices los cuatro?
    Lo que me faltaba: el dedito acusador de Ivan y una escena de celos. Era la primera vez que un tipo me montaba una. Pero ademas, ?como se atrevia despues de lo que me hicieron con Veronica?
    -No se como te da la cara para acusarme de algo. Anda a cagar, infeliz.
    Eso era una declaracion de guerra a toda regla. El se quedo de piedra y yo me fui con la certeza de que estabamos ante el principio del fin”.

  • Sin compromiso (Nuevos Tiempos) de Curtis Sittenfeld

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    Mucho antes de que llegase a Cincinnati, todo el mundo sabia que Chip Bingley andaba buscando esposa. Dos anos antes, Chip --graduado por el Dartmouth College y por la Facultad de Medicina de Harvard, vastago de los Bingley de Pensilvania, que durante el siglo XX habian hecho fortuna con el negocio de las piezas de fontaneria-- habia aparecido, por lo visto con alguna reticencia, en el famosisimo reality televisivo Tal para cual. A lo largo de ocho semanas, durante el otono de 2011, veinticinco solteras habian convivido en una mansion de Rancho Cucamonga, en California, compitiendo por el corazon de Chip: celebraban citas en las que iban a jugar al blackjack a Las Vegas o a catas de vino en los vinedos del valle de Napa mientras se peleaban y se ponian a parir entre ellas delante del pretendiente y tambien a sus espaldas. Al final de cada episodio, le daba a cada una o bien un beso en los labios, lo que significaba que continuaba compitiendo, o bien un beso en la mejilla, que queria decir que tenia que volverse a su casa de inmediato. En el ultimo episodio, cuando solo quedaban dos mujeres --Kara, una antigua animadora universitaria de veintitres anos con unos ojazos y una melena rubia rizada, profesora de instituto en Jackson, Misisipi; y Marcy, una dentista morena de veintiocho anos, hipocrita pero atractiva, de Morristown, Nueva Jersey--, Chip se puso a llorar como una magdalena y rehuso proponer matrimonio a ninguna de las dos. Ambas eran increibles, extraordinarias, inteligentes y sofisticadas, afirmo, pero no sentia hacia ninguna de las dos lo que el llamaba <>. En cumplimiento de las normas de la Comision Federal de Comunicaciones, la consecuente diatriba de Marcy quedo reducida a una serie de palabras interrumpidas por pitidos que a duras penas ocultaban su colera. --No quiero que conozca a las chicas por haber estado en esa chorrada de programa --le decia la senora Bennet a su marido durante el desayuno una manana de finales de junio. Los Bennet vivian en Grandin Road, en una amplia casa de estilo Tudor de ocho habitaciones en el barrio de Hyde Park de Cincinnati--. Ni siquiera lo he visto. Pero estudio en la Facultad de Medicina de Harvard, ?sabes? --Eso me comentaste --respondio el senor Bennet. --Despues de todo lo que hemos pasado, no me importaria tener un medico en la familia. Llamalo interes si quieres, pero yo mas bien diria que es una cuestion de inteligencia. --?Interesada tu? --repitio el senor Bennet. Cinco semanas antes, el hombre habia pasado por una revascularizacion coronaria de urgencia; tras una convalecencia complicadita, hacia pocos dias que habia recuperado su habitual actitud sardonica. --Chip Bingley ni siquiera queria presentarse en Tal para cual, pero su hermana lo propuso como candidato. --Entonces un reality no es muy distinto del Premio Nobel de la Paz, pues en ambos se requiere de candidatos propuestos por terceros. --Me pregunto si esta de alquiler o ha comprado la casa --dijo la senora Bennet--. Eso nos indicaria cuanto tiempo tiene pensado quedarse en Cincinnati. El senor Bennet bajo su rebanada de pan. --Teniendo en cuenta que hablas de un completo desconocido, tu interes en los pormenores de su vida me parece desmedido. --Yo tampoco lo consideraria un desconocido. Trabaja en Urgencias en el Christ Hospital, lo que significa que Dirk Lucas debe de conocerlo. Chip es bienhablado, no como esos jovenes vulgares que suelen salir en la tele. Y es muy atractivo, ademas. --Pensaba que nunca habias visto el programa. --Me trague unos minutos de pasada mientras las chicas lo veian. --Miro malhumorada a su marido--. No deberias discutir conmigo; es malo para la recuperacion. En cualquier caso, Chip podria haber hecho carrera en la television pero decidio volver a la Medicina. Y se nota que viene de buena familia. Fred, estoy convencida de que el hecho de que se haya mudado aqui justo cuando Jane y Liz se encuentran en casa supone un resquicio de esperanza para nuestros problemas. Las dos hijas mayores de las cinco hermanas Bennet llevaban una decada y media viviendo en Nueva York; a causa del susto motivado por la salud de su padre habian vuelto repentina, si bien temporalmente. --Carino, si una marioneta hecha con un calcetin, que tuviera herencia y un diploma de Medicina de Harvard, se mudase aqui, tu estarias convencida de que su destino era casarse con una de nuestras chicas. --Burlate todo lo que quieras, pero el tiempo no pasa en balde. No, Jane no aparenta los cuarenta que va a cumplir en noviembre, pero cualquier hombre que sepa su edad le dara vueltas y vueltas a lo que ello supone. Y Liz la sigue de cerca. --Muchos hombres no quieren hijos. --El senor Bennet le dio un sorbo al cafe--. Ni yo lo tengo claro todavia. --Una mujer de cuarenta puede dar a luz, pero no es tan facil como los medios de comunicacion nos hacen creer. La hija de Phyllis y Bob ha probado toda clase de metodos y al final se tuvo que conformar con el pequeno Ying de Shanghai. --Se levanto y se miro el reloj de oro ovalado--. Voy a llamar por telefono a Helen Lucas, a ver si puede organizar algo para presentarme a Chip. Capitulo 2 La senora Bennet era quien siempre bendecia la mesa en las comidas familiares --sentia predileccion por las oraciones de la Iglesia anglicana-- y, aquella noche, apenas hubo pronunciado la palabra <>, anuncio con entusiasmo incontenible: --!Los Lucas nos han invitado a su barbacoa del Cuatro de Julio! --?A que hora? --pregunto Lydia, de veintitres anos, la pequena de las Bennet. Mary, que tenia treinta, le dijo: --Hasta que no se haga de noche no puede haber fuegos artificiales. --Nos han invitado a una prefiesta en Mount Adams --intervino Kitty. Ella tenia veintiseis, la mas cercana tanto en temperamento como en edad a Lydia, aunque contraria a las conductas fraternales tipicas; iban juntas a todas partes, y era la pequena quien llevaba por el mal camino a la otra. --Pero si no os he dicho quien va a estar en la barbacoa. --Desde su extremo de la larga mesa de roble de la cocina, la senora Bennet estaba euforica--: !Chip Bingley! --?El llorica de Tal para cual? --dijo Lydia, y Kitty solto una risita mientras aquella anadia--: Yo no he visto nunca a ninguna mujer llorar lo que lloro el en la temporada final. --?Que es un llorica de tal para cual? --pregunto Jane. --Ay, Jane --le dijo Liz--. Que inocente y pura eres. Has oido hablar del programa Tal para cual, ?verdad? Jane entrecerro los ojos. --Creo que si. --Pues el salia alli ahi hace un par de anos. Era el tio que codiciaban veinticinco mujeres. --Creo que no os imaginais el terror que ha de experimentar un hombre al verse asi de superado en numero --comento el senor Bennet--. Yo muchas veces me echo a llorar, y eso que aqui solo sois seis. -- Tal para cual es degradante para la mujer --dijo Mary. --Esa es tu opinion, claro --tercio Lydia. --Pero a la temporada siguiente van a ser una mujer y veinticinco chicos; eso es paridad --dijo Kitty. --Las mujeres se humillan de una manera a la que no llegan los hombres. Estan desesperadisimas --replico Mary. --Chip Bingley estudio en la Facultad de Medicina de Harvard --dijo la senora Bennet--. No es uno de esos ordinarios de Hollywood. --Mama, su ordinariez hollywoodiense es lo unico que interesa de el aqui en Cincinnati --le dijo Liz. Jane se volvio hacia su hermana. --?Tu sabias que estaba aqui? --?Tu no? --?A por cual de nosotras quieres tu que vaya, mama? --pregunto Lydia--. Es mayor, ?verdad? Entonces doy por hecho que a por Jane. --Gracias, Lydia --comento aquella. --Tiene treinta y seis, asi que es tan adecuado para Jane como para Liz --contesto la senora Bennet. --?Por que no Mary? --pregunto Kitty. --No me parece el tipo de Mary. --Porque es lesbiana y el tal Chip no es mujer --anadio Lydia. Mary la fulmino con la mirada. --Lo primero: no soy lesbiana. Y aunque lo fuese, prefiero ser una lesbiana a una sociopata. Lydia sonrio con superioridad. --Puedes ser las dos cosas. --?Lo estais oyendo todos? --Mary se volvio hacia su madre, en un extremo de la mesa, luego a su padre, en el otro--. Lydia esta fatal de la cabeza. --Las dos teneis la cabeza perfectamente --dijo la senora Bennet--. Jane, ?como se llama esta verdura? Sabe distinta a otras veces. --Son espinacas. Las he estofado. --A decir verdad --intervino el senor Bennet--, hay un aspecto para el que no os funciona muy bien la cabeza. Sois adultas, tendriais que estar viviendo por vuestra cuenta. --Papa, vinimos para cuidarte --respondio Jane. --Pues ya estoy bien. Volveos a Nueva York. Tu tambien, Lizzy. Ya que eres la unica que se niega a aceptar un centavo y, no por casualidad, la unica con un empleo de verdad, se supone que debes dar ejemplo a tus hermanas. De lo contrario, te arrastraran con ellas. --Jane y Lizzy saben lo importante que es para mi el almuerzo --dijo la senora Bennet--. Por eso siguen aqui. El acontecimiento al que se referia era el almuerzo benefico anual de la Liga Femenina de Cincinnati, programado aquel ano para el segundo jueves de septiembre. La senora Bennet era miembro de la Liga desde los veinte, aquel ano era la presidenta del Comite de Organizacion del acto y, lamentablemente (como recordaba a menudo a los integrantes de la familia), la enorme presion y responsabilidad de dicho papel le impedian cuidar de su marido durante la convalecencia. --A ver: la invitacion de los Lucas es para cuatro. Lydia y Kitty: teneis tiempo de sobra para veniros con nosotros y llegar a vuestra fiesta antes de los fuegos artificiales. Helen Lucas va a invitar a unos cuantos jovenes del hospital aparte de a Chip Bingley, asi que seria una pena que os perdieseis la oportunidad de conocerlos. --Mama, a diferencia de nuestras hermanas, Kitty y yo somos perfectamente capaces de conseguir novio por nuestra cuenta --replico Lydia. La senora Bennet miro al otro extremo de la mesa, a su marido. --Si alguna de nuestras hijas se casase con un medico, me quedaria satisfecha, si. Pero Fred: me atreveria a decir que, si eso hace que se vayan de casa, tu tambien lo estarias.

  • Vuelta y vuelta de Iosi Havilio

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    El nuevo libro de Iosi Havilio, autor de Opendoor y Pequena flor, entre otras celebradas novelas, es una historia alucinada sobre el duelo, tras la muerte de una madre.

  • La teoria imperfecta del amor de Julie Buxbaum

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  • La Reina del Aire y la Oscuridad de Cassandra Clare

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    Se ha vertido sangre inocente en el Salon del Concilio, y la guerra civil parece inminente. Una parte de la familia Blackthorn vuela a Los Angeles para descubrir el origen de la enfermedad que esta destruyendo a los warlocks. Mientras tanto, Julian y Emma intentan desesperadamente deshacer el amor que les une y centrarse en una peligrosa mision por el Libro Negro de los Muertos.

  • La debilidad de Alec (Hermanos MacLeod 2) de Jane Mackenna

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    No se exactamente cuanto tiempo ha trascurrido desde mi llegada a Dunvegan. No siento tristeza ni melancolia porque eche de menos a mi antiguo clan, jamas me senti parte de el. Aquellas tierras parecian estar malditas, todo era frio y oscuro, sin vida. Muy distinto de las de los MacLeod. Si Ian creia que enviandome lejos conseguiria olvidar el infierno que me hicieron pasar su padre y su hermano, estaba muy equivocado. No hay noche que no tenga pesadillas en las que revivo una y otra vez aquella tortura; despierto llorando, temblando y gritando. Soy incluso capaz de percibir el dolor que senti cuando me arrebataron la inocencia, el asco que me embargo, e incluso puedo volver a olerlos en mi cuerpo. Nadie viene a socorrerme en medio de la noche. Solo Ian parecia comprenderme por completo, pues fue obligado a ver mi humillacion. Lucho con unas y dientes para liberarse de sus captores y ayudarme, mas no pudo hacerlo. El cree que lo culpo, que lo desprecio, sin embargo, no es asi. Puede que haya dejado de amarlo, porque ese dia no solo perdi mi inocencia, tambien me arrebataron la capacidad de sentir. Ya no soy capaz de querer a nadie, ni siquiera soporto estar rodeada de mucha gente. Los MacLeod han sido generosos y pacientes conmigo, sobre todo, mi senora. En Rosslyn veo mucho de Ian, quien me conto que nunca estuvieron muy unidos por culpa de su padre y de su hermano mayor, ellos intentaron hacer de el otro demonio, sin conseguirlo. No obstante, en el proceso perdio una hermana y muchos anos sin estar al lado de su madre. Solo yo se cuanto le dolia el distanciamiento con ambas. Todas las mujeres MacLeod han intentado ayudarme, tratandome casi como a una igual, cuando no soy mas que una simple criada que practicamente ha sido desterrada de su clan. Mas no consigo sentirme tranquila con casi nadie a mi alrededor. Soporto a mi senora, a Glenda, a la madre de Ian, quien es una santa por no odiarme despues de todo, su hijo mato a su primogenito por mi culpa y fui la ramera de su esposo, aun recuerdo como si fuera ayer la ternura con la que me cuido despues del ataque. *** Mis ojos estan abiertos, pero no soy capaz de ver nada. Escucho como Ian solloza a mi lado y me pide perdon una y otra vez mientras hace un esfuerzo por no tocarme, pues la primera vez que lo ha intentado he gritado, a pesar de que ya no me quedan mas fuerzas para hacerlo. --Buscare ayuda --dice mientras se levanta, aun estando tan malherido como yo--. !Madre! --grita con fiereza y cierro los ojos, rezando para no volver a abrirlos jamas--. !Madre! -- vuelve a insistir. No se el tiempo que trascurre hasta que escucho un grito ahogado que me hace levantar los parpados, hinchados de nuevo, y veo ante mi a la esposa del laird MacKinnion que me mira horrorizada. --?Que te han hecho, criatura? --pregunta, rompiendo a llorar mientras se agacha a mi lado --. ?Quien ha sido el animal que te ha dejado en este estado? --Tu esposo y tu hijo son los responsables --escupe con furia Ian, quien no se ha marchado en ningun momento--. Tienes que salvarla --implora--. Se que no he sido el mejor hijo, pero, por favor, madre... --Detente, Ian --le pide ahora, observandolo con ternura--. Claro que la ayudare, y tu y yo hablaremos largo y tendido despues. Centra de nuevo su atencion en mi, su mirada de compasion es como una punalada en mi corazon. --Ian va a tener que cogerte en brazos --me explica--. Necesitas una buena cama. Tranquila, voy a curarte. --Lo siento --balbuceo, pues noto que mis labios no me pertenecen y el sabor de mi propia sangre me hace tener ganas de vomitar--. Lo siento, mi senora, yo no queria... --!Calla, nina! --ordena espantada--. No vuelvas jamas a pedir perdon por lo sucedido esta noche. Guardo silencio al comprender que esta buena mujer no me culpa por lo ocurrido, y dejo que Ian me tome en sus brazos, a pesar de que me causa tal sensacion de repugnancia que cierro con fuerza mis ojos y mis labios para evitar vomitar; me tenso por el dolor y las ganas de salir corriendo si pudiera. --Te prometo que mi padre y Bruce pagaran por lo que te han hecho --susurra sin mirarme, pues es muy consciente de que no soporto su tacto, ese que antano era capaz de estremecerme--. Los matare. Hay tal fiereza en su voz y su rostro que se me hiela la sangre, se que esta hablando en serio y, a pesar de lo que me han hecho, no podria soportar que se ensuciara las manos con la sangre de su propio padre y hermano. Sin embargo, ahora mismo no me encuentro con fuerzas para discutir, solo quiero dormir y que al despertar todo esto haya sido una terrible pesadilla. No tengo claro en que alcoba me encuentro, pero cuando mi cuerpo mancillado es dejado sobre un colchon de plumas, se con seguridad que no estoy en la habitacion que comparto con dos muchachas mas. --Sigo pensando que no es apropiado que este en tu alcoba, Ian --escucho como su madre discute con el mientras ordena a alguien que le traiga agua y panos. --Me importa bien poco si es lo correcto o no, madre --espeta--. Ayudela. --Deja que te cure a ti tambien --dice ansiosa--. Estas lleno de sangre... --Ahora me limpiare --contesta, restandole importancia--. No permitas que nadie se acerque a ella. *** Aquella noche, ambos sellamos nuestro destino. Ahora Ian es el laird de los MacKinnion, despues de que Cameron MacLeod matara a su padre y el mismo asesinara a su hermano por lo que me hizo. No importo las veces que le rogue que no lo hiciera, ahora ambos demonios deben estar quemandose en las llamas del infierno, pero, aun asi, logran atormentarme. --Siempre que te encuentro estas parada y perdida en tus pensamientos, muchacha --la voz potente de Alec, el pequeno de los MacLeod, me sobresalta y, como ya es costumbre, mi corazon comienza a latir con rapidez--. ?Acaso tu senora no necesita ayuda? --pregunta, adentrandose en la cocina en la cual estoy sola en esos momentos. --Ahora mismo esta con mi laird y el pequeno --tartamudeo, mirando a mi alrededor para encontrar una forma de escapar. --!Deja de hacer eso! --exclama, alzando la voz, y siento que en cualquier momento voy a desmayarme--. No pienso saltar sobre ti --grune mas bajo--. No es que tengas gran cosa que apreciar. --?Puedo ayudarle en algo, mi senor? --pregunto, intentando aparentar una valentia que estoy muy lejos de sentir, ni siquiera soy capaz de levantar la cabeza. --Si --asiente mientras entra contoneandose Gladys, mi peor pesadilla en Dunvegan--. Que trabajes. Estoy harto de verte deambular sin hacer nada. Cuando soy capaz de mirarle, Gladys esta pegada a el recorriendo su cuello, a la vez que me observa muy ufana. Alec lo hace como si me odiara y no comprendo el motivo. No le he hecho absolutamente nada, siempre he procurado mantenerme alejada de su camino, porque, desde la primera vez que le vi, me di cuenta de que era el mas explosivo de los hermanos. --Si, mi senor --asiento avergonzada ante la escena que trascurre frente a mi. --Y no vuelvas a llamar la atencion para que venga alguien a interrumpirnos, estupida -- espeta Gladys. Alec, sin decir mas, la coge entre sus brazos y se pierden en el pequeno cuarto donde guardamos las provisiones. No tardo en escuchar gemidos y gritos. No lo soporto y salgo con rapidez hacia las escaleras buscando algo en lo que pueda ocupar mi tiempo mientras mi senora no me da trabajo. He llegado a pensar que lo hacen a proposito, trabajo mucho menos que cualquier criada del castillo, lo que no me hace muy querida entre ellas, algo a lo que ya estoy acostumbrada. ?Que hay de malo en mi? Soy huerfana de nacimiento, nunca supe quien era mi padre, y mi madre murio al darme a luz. Asi que me criaron las propias sirvientas de los MacKinnion hasta que fui lo bastante mayor como para empezar a trabajar. Rezo para encontrarme con alguna de las senoras, pero es demasiado temprano y el unico con el que me cruzo es Evan, que sale silbando de sus aposentos. Al verme, me mira cenudo, y pregunta con delicadeza... --?Ocurre algo, Moira? --Niego con la cabeza, porque siempre me cuesta encontrar la voz para dirigirme a los hombres, aunque sepa que no van a hacerme nada--. ?Alguien te ha molestado? --Por supuesto que no --me apresuro a responder, no quiero problemas de nuevo con Alec --. Solo queria saber si mi senora necesitaba algo... ?Tal vez su esposa? --insisto esperanzada. --Glenda todavia esta en la cama --dice con orgullo--. Puedes preguntar por si le apetece un bano. Se marcha dejandome frente a la puerta. Suspiro, llamo con delicadeza y no entro hasta recibir respuesta. --Buenos dias, mi senora --saludo--. ?Necesita algo? --Buenos dias, Moira --exclama feliz--. Lo cierto es que si Rosslyn no te tiene ocupada, me gustaria darme un bano. --Por supuesto --respondo enseguida, aunque se me revuelve el estomago al pensar que debo volver a la cocina, y seguramente Alec y Gladys aun no habran acabado. --?Sucede algo? --pregunta, incorporandose en la cama y dejandome ver que esta completamente desnuda. ?Es que en este castillo no pueden parar de encamarse? --No, mi senora --me apremio a decir--. Enseguida le preparo su bano. Me apresuro a llegar a la cocina e intentar no pensar en lo que esta ocurriendo a pocos pasos de distancia. Comienzo a llenar cubos de agua para calentarlos, y casi choco con un pecho desnudo y sudoroso. Alzo los ojos asustada y, como temia, es Alec, que ni se molesta en ocultar que ha estado haciendo. Detesto a Gladys, ?como puede dejarse hacer lo mismo una y otra vez? No podria soportarlo. --Asi me gusta, que trabajes --se burla y se marcha silbando muy alegre. ?Como no?, si ha obtenido lo que deseaba... Continuo con mi trabajo, subo varios cubos por las escaleras con esfuerzo, y de nuevo vuelvo a asustarme cuando unas manos aparecen por detras para quitarme peso de las manos. --Te he dicho que trabajes, no que te deslomes --grune--. ?Son para Rosslyn? --pregunta sin mirarme. --No --respondo, al fin, cuando soy capaz de recuperarme de la sorpresa--. Para Glenda. Asiente y los deja en la puerta, sin entrar. Cuando se marcha, lo hace sin dirigirme una sola mirada. ?Por que me ha seguido? ?Por que me ayuda si esta claro que le molesta mi presencia en el castillo? Son tantas preguntas para las que no tengo respuesta... Cuando entro en la habitacion, la tina ya esta dispuesta. Puede que las demas chicas no me tengan mucho aprecio, pero saben cumplir ordenes. Comienzo a llenarla con agua caliente y preparo todo lo necesario para un buen bano. --Gracias, Moira --agradece Glenda mientras se sumerge con un suspiro en el agua--. Quedate un poco conmigo --me pide con su acostumbrada alegria. No puedo negarme asi que me siento y la escucho parlotear... CAPITULO I Alec MacLeod <>. No puedo parar de pensar en ella, aunque este poseyendo a Gladys. Sus gemidos en mi oido no hacen nada para acallar mi mente. Soy incapaz de olvidar la mirada de terror que me ha dirigido en la cocina, ni la de asco al darse cuenta de lo que ibamos a hacer mi amante y yo. ?Por que demonios le repugno? Nunca le pondria las manos encima, mucho menos sin su consentimiento, y siempre me observa como si estuviera esperando que me abalanzara sobre ella igual que un animal. --Alec --repite Gladys una y otra vez, solo quiero que se calle. Cierro los ojos y sigo penetrandola con fuerza, gruno cuando el placer estalla y me dejo ir encontrando el alivio momentaneo que buscaba. Me retiro y alejo con rapidez de ella, hoy no estoy para estupidas caricias. Desde que regrese a Dunvegan, Gladys se ha vuelto bastante posesiva, y creo que esta haciendose demasiadas ilusiones, tarde o temprano tendre que romper nuestro acuerdo. --?Que ocurre? --pregunta con voz jadeante--. Alec... --Tengo cosas que hacer, Gladys --la interrumpo--. Vuelve al trabajo. Salgo con rapidez, incluso sin haber acabado de vestirme, y algo menudo golpea contra mi; contengo un grunido al darme cuenta de quien se trata. Reconoceria su olor en cualquier parte. <>, pienso, intentando contener mi lengua. No soporto su cara de decepcion, no comprendo por que me mira asi. Desde que la vi por primera vez en tierra de los MacKinnion, supe que me traeria problemas. Ojala, Ian no nos hubiera pedido que dejaramos a Bruce con vida para poder matarlo el, pues yo hubiera cumplido el cometido con gusto. Contemplo su rostro mientras intento alejarla con palabras bruscas. De las heridas ya no queda nada, solo una pequena cicatriz sobre una de sus cejas. Un recordatorio constante de lo que debio sufrir a manos de esos bastardos. Me marcho para alejarme y no comportarme como un miserable con ella. Es tan inocente que no comprende mi forma de actuar, ni yo mismo me entiendo a veces. Pero no puedo mantenerme alejado por mucho tiempo, me he dado cuenta de que esta llenando cubos de agua, lo cual significa que alguna de mis cunadas quiere darse un bano. Como suponia, la encuentro subiendo cuatro; es tan pequena, tan delgada que me sorprende que pueda con ellos. No logro evitar correr para cogerlos yo y que no se haga dano. De nuevo, consigo asustarla y eso me enfurece de nuevo. Una vez cumplido mi cometido, me marcho para una buena sesion de entrenamiento, asi, tal vez, deje de una vez de pensar en ella. Odio los sentimientos que despierta en mi porque no los comprendo. Nunca he sentido por una mujer algo que no fuera deseo, mas Moira es diferente. Hace que ansie protegerla al verla tan destrozada, quisiera que no me mirara como si fuera a danarla, y eso es lo que hace que me enfade y la trate mal. Luego, cuando mi maldito genio se calma, me siento un imbecil y me gustaria poder disculparme, pero se que acercarme a ella es imposible. Dejo de pensar cuando veo a Evan aguardando con cara de pocos amigos, espero que no me de un sermon por llegar tarde, porque no tengo la paciencia necesaria para soportarlo. --Al fin apareces --refunfuna mi hermano Evan--. ?Que demonios estabas haciendo? No respondo y cojo una espada, pretendo descargar toda mi ira y frustracion con mi hermano, y espero que este preparado. --?Donde esta Cam? --pregunto mientras me preparo para atacar. --Sabes que desde que nacio Owen es dificil que aparezca temprano --responde sin quitarme los ojos de encima. --Es el laird --siseo tras hacer mi primer movimiento que esquiva con facilidad. --Cuando seas padre, lo comprenderas --se burla mientras me devuelve la estocada. --?Quien te ha dicho que quiera serlo? --espeto a la vez que esquivo por los pelos su espada. --Al paso que vas, no me extranaria que tuvieras algun bastardo --grune cuando le golpeo. Maldigo ante la posibilidad y dejo de hablar para concentrarme por completo en la pelea. No se cuanto tiempo estamos entrenando, me duelen todos los musculos y el sudor empapa mi cuerpo, solo nos detenemos ante la llegada de nuestro hermano mayor. --?Quereis mataros? --pregunta de brazos cruzados, mirandonos con el ceno fruncido. --Estamos haciendo lo que te corresponde desde hace horas, Cameron --respondo, intentando recuperar el aliento. --?Tienes algo que decirme, Alec? --interroga con aparente tranquilidad, aunque se que esconde un caracter parecido al mio, solo que el ha aprendido a controlarse. Esta preguntandome si cuestiono su liderazgo para con el clan, y no es asi, jamas pondria en duda su valia o su derecho al titulo. Nos retamos con la mirada durante unos instantes, pero soy el primero en apartarla. --Nada --escupo--. No tengo nada que decir. Me alejo de ellos para ir al lago que no se encuentra muy lejos de aqui y lavarme. En esta epoca del ano, el agua esta helada, mas no me importa, estoy mas que acostumbrado. Al llegar, me desnudo sin preocuparme por quien pueda verme, no muchos suelen venir aqui y menos en invierno. Me sumerjo y comienzo a nadar durante un rato, necesito estar agotado para no pensar en el futuro. ?Que me espera a mi? Cameron es el laird del clan, tiene una esposa y un hijo al que adora. Evan tiene a Glenda, y no creo que tarden mucho en aumentar la familia, y yo...

  • El asesino del patinete de Olaf Serra

    https://gigalibros.com/el-asesino-del-patinete.html

    Andrew Morales es detective de homicidios en la Policia de Seattle. Debera hacer frente a uno de los casos mas complejos de su carrera, y hacer todo lo posible para detener a un asesino en serie que ha empezado a aterrar la ciudad. Su sena caracteristica es atacar a sus victimas montado en un patinete electrico. No deja rastro alguno, no existe relacion entre las victimas y es toda una incognita su identidad. La investigacion sera toda una carrera de obstaculos, mientras importantes cambios en su vida personal le haran replantearse sus prioridades. Nadie es lo que parece a simple vista, y en ocasiones, es necesario rebuscar en su interior para descubrir un oscuro secreto que lucha para salir a la luz.

  • Tierra de Eloy Moreno

    https://gigalibros.com/tierra.html

    El problema de buscar la verdad es encontrarla y no saber que hacer con ella