• phoebe willow - Phoebe Willows

    https://gigalibros.com/misterio-en-lasalle.html

    Cuando el guapo y misterioso marques de lasalle le propone matrimonio, Chloe una joven pobre y huerfana siente que vive un cuento de hadas. No puede creer lo afortunada que es.
    Hasta que de repente descubre que su marido no es ese principe del que se ha enamorado sino un hombre loco y atormentado y lleno de secretos.
    Cuando descubra el horrible misterio que esconde su marido querra escapar pero descubrira que es demasiado tarde para hacerlo…

  • Libro fictional witches: the craft, hermione granger, medea, magica ...

    https://www.buscalibre.es/libro-fictional-witches-the-craft-hermione-granger-medea-magica-de-spell-willow-rosenberg-bene-gesserit-phoebe-halliwell-paige-matthews/9781156834886/p/21538258

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  • Willow Tree : Alice Phoebe Lou & Bakery - Amazon.com

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  • The Friendly Phoebe - Homeward Bound Books ...

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    Disponible ahora en Iberlibro.com - Hardcover - Macmillan Co., New York - 1953 - Condición del libro: Very Good - First Edition. - Good - 48 p. 22 cm.

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  • Piper Halliwell - Wikipedia, la enciclopedia libre

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    Una vez que su linaje de bruja es revelado, después de que Phoebe encuentra el Libro de las Sombras y despierta a las 'embrujadas', Piper entra en pánico, ...

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  • Libro - Alita Cómics

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    libro. 501 mangas que leer en español. 29,50 € Precio. ALIEN. El informe Weyland-Yutani - 1 ... libro. Cristal Oscuro: La era de... 49,95 € Precio.

  • Penguin Journey - Libro electrónico - Angela Burke Kunkel

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    26 oct 2021 — A lyrical picture book exploration of emperor penguins' incredible journey to ... Starfell: Willow Moss & the Lost Day - Dominique Valente.

  • Una amiga muy especial / Phoebe and Her Unicorn ...

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    23 jul 2019 — Blue Willow Bookshop serves West Houston as well as the Greater Houston Area with opinionated advice and our favorite books, games and gifts ...

  • Un amor para recordar (Para siempre 2) de Priscila Serrano

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    No te pierdas la segunda y ultima parte de la bilogia para siempre.

  • El ultimo Dickens de Matthew Pearl

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    Por el autor de El club Dante, una brillante y adictiva trama que mezcla el trafico del opio y la literatura, el efervescente Boston de fines del siglo XIX, el Londres victoriano y la India colonial.

  • Clavicula de Marta Sanz

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    Durante un vuelo, a Marta Sanz le duele algo que antes nunca le habia dolido. Un mal oscuro o un flato. A partir de ese instante crece el comico malestar que desencadena Clavicula: <>

  • Un encuentro accidental de Cathy Williams

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    Casarnos, Abigail. No hay otro camino.

  • No todo es casualidad, Sandra Estevez Calvar de Sandra Estevez Calvar

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    Elisabeth Garcia es una joven madrilena muy salerosa y con mucho talento.
    ?Su profesion? Ella presume de ser “Wedding Planeer”, lo que todos conocemos como “Organizadora De Bodas”, pese a haber hecho la carrera de psicologia. Disfruta planeando la boda de los demas y sabe que es la mejor realizando esa labor.
    Despues de trabajar varios anos de forma ininterrumpida, su jefa la convence para coger vacaciones. A reganadientes acepta y aprovecha para conocer la Ribeira Sacra gallega. Tras alojarse en el mejor hotel de la zona aunque un poco apartado de aquellos hermosos parajes, alquila un vehiculo y se dirige al muelle desde el cual saldra el catamaran esa tarde. Al llegar comprueba que su telefono movil no tiene cobertura; algo que ya le habia advertido Francesco, el fornido y macizo capitan de la nave. Tras acomodarse, se adentraron en los canones del Sil. La gente no dejaba de hacer fotografias de aquel paisaje peculiar, y Eli se levanto para hacer lo mismo, pero, en un momento en que la embarcacion hizo un giro un poco brusco, su movil cayo al agua…

  • Enemigos de Esparta de Sebastian Roa

    https://gigalibros.com/enemigos-de-esparta.html

  • El mejor de los pecados de Mario Benedetti

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  • Olvidame tu de Vanessa Lorrenz

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    Alexa pensaba que la vida no tenia ningun sentido despues de que su matrimonio fracasara, su perfecta vida planeada al lado del amor de su vida de un momento a otro se vio derrumbada. ?Que sucede cuando el hombre al que juraste amar, de pronto decide que la vida a tu lado no es lo que esperaba?, ?hay segundas oportunidades? Como continuar tu vida con el corazon destrozado en mil pedazos. Descubre si Alexa es capaz de decir Olvidame tu...

  • Cuando todo acabo de Anna Garcia

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    Os voy a contar una historia de amor diferente. Una historia llena de lucha, derrotas, sacrificios, lagrimas, imperfecciones y cicatrices. Una historia de amor de dos personas que se encontraron cuando no tenian nada y se separaron cuando lo tenian todo. Os voy a contar que paso… cuando todo acabo”

  • Samsara. Dentro de mis suenos de Isabel Quilis Bayona

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    La informacion le llegaba a traves de terribles pesadillas. Cada dia perdia mas el control de su vida experimentando vivencias ajenas a ella que la sumergian en una voragine de sensaciones y emociones fuera de su realidad. No sabia como salir del mundo de sombras que la rodeaba y que cada noche la acosaba y la sacrificaba para volver a revivirlo una y otra vez sin posibilidad escapar. La locura se iba instalando poco a poco en su interior, debia encontrar una salida antes de volverse completamente loca.

  • Lady Sarah (Lady`s 2) de Jane Mackenna

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    Desde que Sarah conocio a James el cunado de su hermana Brianna, se enamoro perdidamente, pero su amor no era correspondido, por lo que al ver su amor despreciado, toma una decision drastica matando asi cualquier posibilidad.
    James por su parte conoce a Helen McBree de quien se enamora, luego de pensar que no volveria a amar a otra mujer que no fuera Brianna, su cunada.
    Sin pensarlo demasiado se casa con ella y asi comienza lo que el piensa sera un amor de esos que duran para siempre, conoce la felicidad y en vispera de su primer hijo, la vida le arrebata a la mujer que ama, sumiendolo en la pena y el dolor.
    Pero los caminos de James y Sarah se volveran a cruzar cuando ella decida tras la muerte de su esposo, dedicar su vida a Dios.
    James ira por ella en un intento por resarcir el dano ocasionado en el pasado.
    ?Lo hara por sentimiento de culpa? ?Podra salvar a Sarah de otra errada decision? Ambos descubriran que hay que perderse para encontrarse.

  • Solo una de Sarah Crossan

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    Tippi y Grace lo comparten todo: ropa, amigos... incluso cuerpo.

  • Perdona por mentirte de Sandra Bree

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    Cata, Cata. La joven levanto la cabeza del libro que estaba leyendo justo cuando Ana Isabel entro en el dormitorio como una tromba, zarandeando sus faldas grises. --!Ah, estas aqui! --dijo, y se sento junto a ella en el estrecho divan que una vez fue de terciopelo azul y que ahora tenia el mismo color que sus faldas--. He conseguido averiguarlo todo. --Agito un papel bajo sus narices y sonrio. --No quiero verlo --contesto Catalina, indiferente--. Pense que habias desistido. ?Por que no lo dejas estar, Ani? A mi no me interesa y a ti tampoco deberia importarte. Mas bien diria que no te atane en absoluto. --?Como que no? --Ana Isabel se cruzo de brazos, frunciendo los labios--. ?Como puedes decir eso? Imaginate, es un marques. ?Lo sabias? Con un suspiro, Catalina Cifuentes aparto el libro y la miro, un poco enfadada. --Mi abuelo no quiso saber nada de mi madre. ?Como pretendes ahora que nos pongamos en contacto con el despues de tanto tiempo? ?Que hacemos? !Ah, si! --Elevo la palma de una mano --. Abuelo, te perdono; acogeme, y tambien a mi amiga Ani, claro. --Movio la cabeza con una sonrisa, colocando el libro sobre su regazo--. Es que aunque lo hiciera, el jamas nos haria caso. Olvidalo, Ani. --?Recuerdas que yo salgo de este maldito orfanato en un par de meses y que no me dejan llevarte conmigo? --insinuo la joven, endureciendo la mirada. Catalina no contesto; lo habia olvidado por completo. Si su amiga se marchaba, volveria a quedarse sola de nuevo, y no queria, no se sentia con fuerzas de comenzar otra vez. Ana Isabel era la hermana que nunca habia tenido. Ella fue la primera nina que vio cuando la metieron en aquel lugar repleto de gritos y ordenes, la primera persona que le dio su carino y apoyo despues de la muerte de su madre. La unica que conocia su oscuro secreto. --Prometiste que no me dejarias --le dijo con un hilo de voz cargado de pena. --!Y no lo hare! --Ana Isabel la abrazo con fuerza--. Siempre juntas, ?lo recuerdas? --le pregunto, y Catalina asintio--. Por eso debemos hacerlo, Cata --insistio. --?Y si sale mal? --!No puede pasar nada! --Ana Isabel le acaricio el cabello con ternura mientras apoyaba los labios en su coronilla--. Tu sueno es casarte y tener hijos, y..., ya sabes, el mio es salir de estas paredes. !Ahora podremos cumplirlos, Cata! Tu abuelo estara encantado de aceptarte. Solo tendremos que ver el modo de que me acepte a mi, y eso no va a ser facil, ?sabes? Pero miralo de otra manera: !esta podrido de dinero! !Es un marques! ?Como no va a querer ayudarte? Catalina la observo con interes. Si la unica forma de marcharse juntas era esa no lo iba a dudar, pero por otro lado tenia miedo. En cuanto saliera de esa mole de piedra gris que se hallaba abandonada de la mano de Dios en tierras andaluzas, y que al mismo tiempo era carcel y refugio, su vida podia peligrar si el la descubria... Ana Isabel era huerfana como ella, aunque si bien Catalina habia conocido a sus progenitores, la otra no tenia ni idea de quienes habian sido sus padres y si aun vivian; desconocia su apellido, y hasta el nombre se lo habian puesto las monjas. Ana Isabel era tres anos mayor que ella, pero no aparentaba la edad que tenia debido a su baja estatura, la delgadez de su cuerpo, la sonrisa aninada en sus labios carnosos y la nariz todavia salpicada de pecas. Siempre habia sido una persona muy valiente y sincera; protegia a los mas pequenos y se inculpaba cuando algun castigo parecia absurdo o injusto. --En el supuesto de que el marques nos acepte --prosiguio Ana Isabel en voz baja--, todavia no te presentaran en sociedad porque eres muy joven. --No nos aceptara. ?No te das cuenta de que no puede recoger a todas las ninas que digan que son sus nietas? --!Imagina que si lo hace! !Por Dios, chica, no puedes ser tan incredula! --Vale. ?Por que no me podria casar? Ya tengo diecisiete; hay otras que se casan antes que yo. Ademas, ?como sabes tantas cosas de esas? --pregunto Catalina, siguiendo el hilo a su amiga. --Porque estudio y leo mucho. Tu deberias hacer lo mismo, te lo he dicho muchas veces. Cuando salgamos de aqui necesitaremos tener cierta experiencia en algunas cosas. ?Como crees que viviremos si no? --Agito su pequena cabeza de cabello castano--. Si vamos de tontas por la vida, nadie nos tomara nunca en serio. --Se encogio de hombros y, cogiendo un mechon cobrizo de Catalina, se lo coloco tras la oreja. --Perdona, pero yo no me considero ninguna tonta --replico Catalina--. Ocurre que no entiendo por que debere esperar para casarme y tener hijos. --No sera necesario que esperes porque se me ha ocurrido algo. Como el marques no te conoce, yo me hare pasar por su nieta, es decir, por ti, y tu por mi. ?Que te parece? De este modo, te podrias casar cuando quisieras porque tendrias veinte anos. --?Harias eso por mi? --Los ojos dorados se abrieron entusiasmados--. ?Hablarias con el y todo eso? --Solo asi me pondria en contacto con el. No es por nada en especial, pero he pensado que si ese hombre, tu padrastro, apareciera de nuevo intentaria hacerte dano, y no quiero que te pase nada, Cata. Ana Isabel saco el papel que habia quedado aplastado bajo su trasero. Aparto las largas faldas del uniforme gris. Hacia un par de anos que seguia usando el mismo vestido y apenas le cubria los tobillos. --?Como vamos a hacerlo? Catalina se inclino sobre el papel que sostenia Ana Isabel. Sabia leer porque las monjas le habian ensenado, pero lo hacia tan despacio que espero a que su amiga le contase. --Voy a enviarle una carta. Le dire que llevo aqui mucho tiempo, pero que solo ahora he podido ponerme en contacto con el. Ademas creo que le deberiamos contar lo ocurrido; como murio tu madre y donde la enterraron... --!No! --Catalina se asusto y se puso en pie, caminando sobre la alfombra con pasos nerviosos--. !No podemos decirselo! !Si lo hacemos, pasara algo horrible! --Pero el preguntara, querra saber que paso con su hija. --!Mejor que no! --respondio Catalina--. Creo que no debia haberte contado nada. Ese hombre es muy peligroso. A veces, parece que te lo tomas a broma, amiga, pero Darius no es ningun chiste. --De acuerdo --asintio Ana Isabel, agitando sus cabellos castanos--. Se que es peligroso y que querra hacerte dano, si no ahora en algun momento de tu vida. Pero ?nos esconderemos hasta entonces? --Catalina nego con la cabeza--. Por tanto, me pondre a escribir al abuelo ya mismo. Cata, debes prometerme que pase lo que pase no le contaremos la verdad sobre el intercambio. -- Se encogio de hombros--. No quiero que me metan en un calabozo. --?Podrian hacerlo? --pregunto, asustada. --Es un delito. --?Y sera para siempre? Me refiero al intercambio. Ana Isabel se encogio de hombros de nuevo sin saber que responder. --Pero entonces tu estaras en peligro. --Catalina no estaba nada segura de querer hacerlo. --Si no quieres, te estare esperando fuera de aqui dentro de tres anos --la acicateo. --No, no. Lo haremos. --Se estrecharon las manos con firmeza--. Te quiero, amiga, y no me gustaria que te pasara nada. ?Siempre juntas? --Siempre. --Se abrazaron--. No te preocupes porque si el marques no nos acoge idearemos un plan para sacarte de aqui e irnos juntas. La campana de la torre llamo a misa. Catalina no podia entender por que las monjas hacian varias paradas al cabo del dia solo para reunirse ante el altar y rogar a Dios. No comprendia por que cuando se hallaban ante la cruz rezaban afanosamente como si fueran las mayores beatas del mundo y se olvidaban de todo tras cruzar la puerta de la capilla, una capilla que, por cierto, olia a rancio y madera podrida. Ana Isabel doblo el papel que tenia en las manos y, apresurandose, corrio hacia su cama, donde lo escondio bajo la almohada de sabanas amarillentas. Estaban tan desgastadas que se transparentaban hasta el punto de que el tejido habia comenzado a abrirse. Todo en aquel lugar era viejo y se caia a pedazos; las paredes necesitaban una buena capa de pintura y en las escaleras faltaban dos peldanos enteros. --Vamos abajo. Tengo tanta hambre que me comeria un oso --dijo Ana Isabel, que cogiendola de la mano, la arrastro por los anchos y largos corredores hasta entrar en el comedor comun. El olor del estofado flotaba en el lugar, y sor Maria al verlas les dio la bienvenida con una pila de platos y cubiertos para que comenzaran a poner las mesas. Normalmente lo hacian los primeros que llegaban y como Ana Isabel siempre tenia un hambre voraz, a menudo les tocaba a ellas. Capitulo II Catalina se cubrio con la aspera sabana hasta ocultar la cobriza cabellera para asegurarse de estar totalmente tapada; ese era el unico modo de frenar sus pesadillas. No temia los pasos del corredor ni a los seres que habitaban en el fondo de los roperos, pues ya habian demostrado a lo largo de aquellos diez anos que no pensaban molestarla de nuevo. Sin embargo, su miedo era otro. Era la muerte la que cada noche la observaba desde el otro lado de las sabanas, clavaba los ojos oscuros como pozos sobre ella y decidia si se la llevaba o no. Catalina imaginaba que si levantaba la sabana, la muerte y ella se verian cara a cara. Durante mucho tiempo habia deseado estar con su madre. Habia querido morirse cuando habia llegado a aquel lugar sombrio, oscuro, con olor a viejo y rancio; habia querido llorar, gritar y desahogarse. Estaba sola. Todo lo que habia conocido hasta aquel momento se habia esfumado en una noche opaca y silenciosa. Su unico pensamiento habia sido para Noelia, su madre, la persona que mas habia amado en el mundo. Hacia mucho tiempo de eso, mas de la mitad de su vida, y aun podia recordarla. Veia su sonrisa dulce y calida, la forma en que alzaba sus elegantes cejas cuando la descubria haciendo algo mal, sus risas... Todo eso hasta que se caso con Darius Sandoval. Y aun sabiendo que Noelia habia sido su pilar, no queria reunirse con ella; no queria morirse y perder la oportunidad de conocer a un hombre bueno como lo habia sido su padre. A el ya ni siquiera lo recordaba, pero sabia que habia sido muy buena persona, que habia amado a Noelia con todo su corazon. Catalina ansiaba asistir a las maravillosas fiestas que su madre le relataba cuando la acompanaba a dormir por las noches, deseaba aprender a montar a caballo, !queria una familia! !Un poco de seguridad! ?Era eso mucho pedir? Noelia era su madre y, en algun momento del ciclo de la vida, sabia que se volverian a encontrar, y que la arroparia entre besos y caricias. Pero todavia no queria marcharse; era muy pronto... Antes de que ella muriera lo haria Darius. Ignoraba el momento y el lugar. Solo sabia que el caeria en sus manos. Sus actos de violencia no iban a quedar impunes. No obstante, solo pensaba de esa manera cuando se encontraba con la valentia subida, lo que no resultaba habitual en ella. Si en ese instante alguien le hubiera dicho que Darius estaba subiendo las escaleras, lo unico que hubiese hecho habria sido esconderse bajo la cama y esperar a que se marchara

  • Desde mi ventana, Maleja Arenas de Maleja Arenas

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  • Gladius et peplum. El baluarte fronterizo de Jesus Andrades Fernandez

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    Ano 46 d. C, frontera occidental, bosques de la Germania Inferior.
    Despues de cosechar una brillante victoria, al tribuno Cneo Fabio Sabino y a su principal hombre, el centurion Sexto Valerio, se les envia a una complicada mision: atacar por mar a un puerto fortificado internado en territorio enemigo.

  • PRENADA de Laia Rommel

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    Cuando el ginecologo nos dijo que era casi imposible quedar embarazada de mi marido, entramos en shock y mis anhelos maternales se despertaron.
    ?Hasta donde estariamos dispuestos a llegar en nuestra ansia de ser padre? Y, lo mas importante, ?como afectaria a nuestra vida de pareja?
    La sorpresa mayor me llego con una propuesta de mi marido que me parecio indecente, pero.

  • La amante del marques de A. R. Cid

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    Poco tenia que opinar al respeto, pero eso no importaba, no al hombre que tozudamente continuaba con su perorata. El marques tenia ganas de arrancarle la cabeza, aunque ambos sabian que no lo haria y, precisamente por eso, iba mas pendiente de lo que acontecia en las calles que recorrian. -- ?No tiene nada que decir? ?No comprende la situacion en la que se encuentra? - inquirio el baron Camoys, golpeando el techo del carruaje con su baston con fuerza. -- ?Ya hemos llegado? -- Debe tomar una decision - insistio el baron -. Amenaza con delatarlo si no lo hace. -- ?Paseamos? - le sugirio, al tiempo que abria la portezuela con rapidez y se lanzaba fuera. El frio no le importaba, no tras toda una vida soportandolo, en cambio, las nubes negras que se desplazaban sobre su cabeza ya no le hacian tanta gracia. Se llevo la mano instintivamente hasta la chistera, sabiendo que no serviria de mucho si el aguacero que se avecinaba era tan fuerte como podia oler en el ambiente. El baron Camoys toco su hombro, el marques ni siquiera se giro para mirarlo. No, sus ojos se habian detenido en un joven de hermosos ojos grises. Sus movimientos suaves, su forma de moverse, se acerco a el sin comprender el motivo. Se detuvo a unos metros, el marques llamo su atencion alzando la mano. Paso por alto el barro que cubria su piel, la ropa raida y los zapatos agujereados que dejaban pasar el frio y la humedad. Lo paso todo por alto, concentrandose solo en su tersa piel, en sus labios rojos y carnosos. No, a el no le gustaban los hombres y, o mucho se equivocaba o, bajo tan burdo disfraz, no se escondia un muchacho. -- Milord, ?desea una? - se atrevio a preguntar el "joven", estirando sus finos dedos, en los que una rosa rosa se mecia. -- ?Cuantas tiene? - pregunto el marques de Carisbrooke llegando hasta ella y torciendo la nariz. No era su olor el que lo llamaba, era lo que intuia bajo la superficie. El color de sus ojos invitaba a perderse en ellos, su forma de morderse el labio era mucho mas sensual que los estudiados movimientos de las amantes que habia tomado los ultimos anos. -- Doce, milord - replico el "joven" bajando la cabeza, encogiendose ante el escrutinio. Maximilian se acerco y rozo la mano de la pordiosera que queria aparentar lo que no era. El marques quiso descubrir lo que ocultaba, jugar con la ratoncita que fruncio el morro. Todo tenia un precio y sobre todo cuando no se tenia nada. -- Deberiamos regresar. Debe tomar una decision para que podamos actuar. - El baron se detuvo al comprender que ni siquiera lo escuchaba. No, el marques estaba perdido en la "interesante" conversacion que mantenia con uno de los muchos vagabundos que alli se congregaban para poder ganar unas cuantas monedas. -- ?Las traeria a mi casa? - pregunto con voz ronca el marques, dejando que sus cuerdas vocales extendieran las silabas mientras se imaginaba desnudandola, observandola al limpiar su cuerpo e impregnarlo con el sutil aroma de las rosas. Era imposible que bajo tanta mugre no se escondiese una beldad, solo una autentica beldad podria ser hermosa incluso cuando trataba de evitarlo. -- Milord, no seria conveniente. Yo... no debo alejarme tanto - replico la joven mirandose los pies, sintiendo que mancharia el hogar del hombre que, plantado ante ella, no se daba por vencido. Tambien temia sus intenciones, no lo reconoceria. -- Podria ofrecerle una buena recompensa por el camino. No me haga perder el tiempo, ambos sabemos que precisa cuanto pueda obtener de mi y yo estaria mas que contento de darselo. - Alzo las cejas y fijo sus ojos azules en los diminutos, casi imperceptibles, bultos que su holgada y sucia camisa trataba de ocultar. ?Por que la joven que tenia ante el habia logrado detener su caminata? ?Que tenia el gris de sus iris que era capaz de hacer que olvidase las palabras que tenia en la punta de la lengua? Quiso vestirla de sedas, cubrir su esbelto cuello con joyas y observarla sonreir, no preciso mas que una acuosa mirada de unos ojos que parecian suplicar por atencion, consuelo y carino. -- Si asi lo quiere... - susurro la joven Noemille, Noemille sin mas. No tuvo que decirle el precio, pues eso habria sido de mal gusto cuando solo tenia que observar el abrigo del marques, su chistera, la cadena dorada del reloj de bolsillo que acababa en su pantalon. Max habria querido acercarse, rozar la palida piel de la joven, provocar, quizas, que se sonrojase, pero estaban en medio de una autentica multitud y no era el lugar, no cuando preparaba planes de boda. Bufo ante la idea de contraer matrimonio con una dama aburrida que nunca podria calentarlo por dentro, que no conseguiria que sus entranas ardieran y desease atarla al lecho. No, la damita era un mal necesario que no lograria evitar que buscase lo que necesitaba, que no tendria de el mas que su titulo, ni siquiera un heredero le regalaria. -- Venga antes de cenar, es cuando mas benevolo soy - gruno, acercandose a Noemille hasta que sus pechos se rozaron. Ella no logro retroceder, sus piernas no le respondieron. El poder que el transmitia la ato, impidiendole reaccionar. No tomo todas las rosas, solo una. La recogio y arrastro con pereza desde la mano femenina, se la llevo a la nariz sin dejar de observarla, memorizando cada uno de sus gestos. -- Huele a belleza, a la pureza mas absoluta - dejo caer el marques con la indiferencia de quien esta acostumbrado a que sus palabras sean tomadas como la ley mas absoluta. -- Gracias milord. - Y acaricio las rosas que quedaban en sus manos, soltando una sonrisa sonadora que la hizo volar lejos y no paso desapercibida a ninguno de los dos. -- No me referia a las rosas. -- ?Y a que se refe...? - Noemille no pudo terminar, no cuando el marques se inclino y anadio sobre su oido: -- Se lo dire a la noche, se lo prometo. - El calido aliento del marques rozo su oreja, su cuello, convirtio sus palabras en una caricia maliciosa que sabia como hacer temblar a una joven inexperta, que sabia crear imagenes en la mente de quien nunca habia hecho el amor. Noemille lo vio marchar con las piernas debiles y la mente embotada, boqueo al comprender que ya no tenia mas que hacer en todo el dia, no cuando ya no le quedaban flores que vender. Se habria alegrado si las horas muertas no fueran el escenario perfecto para que se recrease en el hambre que carcomia sus entranas. La joven tardo mas de media hora en irse, el marques ya estaba muy lejos entonces. Llevo la mano al pantalon y apreto la unica moneda que le quedaba con una sonrisa triste, mientras se colocaba la mascara que siempre portaba cuando regresaba al unico hogar que conocia. -- Hermanito, he llegado. Hoy he tenido suerte, hoy cenaremos como reyes, pero por ahora has de conformarte - solto la joven del tiron, mientras llegaba hasta un nino de tres anos que temblaba sobre un monton de paja diseminada por el suelo. Era dos cucarachas que se escondian en las grietas de una ciudad que no tenia corazon con quienes no contaban con quien los defendiera. Lo recogio en su regazo, lo acuno con la pena de no poder darle mas, no tener mas que ofrecer. El era su vida, lo unico que tenia para no dejarse morir, caer ante cualquier carruaje y permitir que las ruedas la aplastasen. -- ?Por que callas? ?Estas triste? - Su vocecilla tremula, acompanada con un fuerte ataque de tos, consiguio que las lagrimas pendieran de las pestanas femeninas y no tuviera otra opcion que negar con la cabeza -. Deberias dejarme, las mujeres lo dicen. -- ?Por que habria de hacer eso? - consiguio preguntar ella. -- Morire... - jadeo el diminuto y escualido Marcus, sonriendo sin ganas. -- No lo haras. Te lo prometo.

  • Ponte en Mi Piel de Emma Lira

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    1537, isla de Tenerife. Un grupo de mujeres, mientras entonan antiguos cantos, forman un circulo alrededor de una joven parturienta. Sus alaridos resuenan en todo el valle. De repente, se hace el silencio. Y un ultimo grito desgarrador. Entre las cobijas que debian arropar a un bebe, asoma lo que parece una
    pequena mano cubierta de pelo. Ha nacido Petrus Gonsalvus, un rey guanche. Y esta es su historia.

  • Al rescate del amor de Isabella Abad

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    Es el ano 1843. Las oscuras y traicioneras aguas del Rio de la Plata, en el cono sur americano, se han cobrado otro navio: Nuestra Senora de la Caridad. Con el se hunde tambien una hermosa y enigmatica escocesa y su historia de amor, amen de un pequeno tesoro.
    Ciento setenta anos despues, una expedicion de rescate se organiza para encontrar los restos del naufragio. El buzo y capitan argentino Sebastian Cortes ignora que, al poner a rodar sus suenos de exploracion subacuatica, tambien activa una trama antigua de ambiciones y venganza.
    A bordo de su buque, el Incitatus, y custodiado por la bella Elvira Gamboa, de la familia noble de los Bedford, la busqueda se tenira de pasion y romance. Pronto todo se desvirtua y prima la lucha entre los deseos de poder del Conde de Bedford y los de revancha de los O’Connell, clan que clama justicia por su antecesora abandonada y enganada para morir lejos de su tierra natal.
    Un pequeno cofre en el lecho marino, un clan de airados escoceses, una rancia familia noble inglesa, un amor del pasado y otro del presente.
    Una historia en dos tiempos que te asegura romance, pasiones y suspenso.

  • Hombre de futbol de Arthur Hopcraft

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    Un clasico de la literatura deportiva. Mencionado constantemente como el mejor libro jamas escrito sobre el futbol.

  • Pasajera de Alexandra Bracken

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    M Prologo ientras ascendian, apartandose cada vez mas de los senderos sinuosos que conducian a los pueblos cercanos, el mundo se abrio ante el en su forma mas pura: silencioso, ancestral, misterioso. Letal. Nicholas habia pasado la mayor parte de su vida en el mar, o lo bastante cerca de el como para detectar el olor a pescado y salitre cuando se levantaba viento. Incluso en aquel momento, mientras se acercaban al monasterio, esperando que este apareciera entre las nubes y la densa niebla, se dio cuenta de que se daba la vuelta, buscando en vano, mas alla de los altisimos picos del Himalaya, la brumosa linea donde se encuentran el cielo y el oleaje; algo familiar a lo que aferrarse antes de que su valor y la confianza que tenia en si mismo desaparecieran. La senda, una sucesion serpenteante de escaleras y barro, habia avanzado, en un primer momento, entre pinos con los troncos cubiertos de musgo, y ahora abrazaba los precipicios verticales, cortados a cuchillo, sobre los que habian construido, por imposible que parezca, el monasterio de Taktsang Palphug. Por encima de los arboles ondeaban cuerdas con banderas de oraciones y aquella vista suavizo parte de la presion que sentia en el pecho. Le recordo, de inmediato, a la primera vez que el capitan Hall lo habia llevado al puerto de Nueva York, donde las fragatas nuevas estaban festoneadas con banderas de diferentes estilos y colores. Cambio de postura. Fue un movimiento con el que pretendia suavizar el dolor que le producian las correas de la mochila, que se le clavaban en los hombros. Un movimiento lento y cuidadoso, porque no queria despenarse. <>. Jarcias. Ansiaba volver a tocarlas, volver a sentir la espuma que traian el viento y el navio al cargar por el mar. Nicholas intento erguirse de hombros y apagar la quemadura del resentimiento que amenazaba con prender en la boca del estomago. Ya deberia haber vuelto. Deberia estar con Hall, con Chase, pasando por encima de las crestas de las olas; y no alli, en un siglo extrano -- !el siglo XX, por el amor de Dios!--, con un atontado incompetente que le necesitaba para atarse los botones del abrigo nuevo, anudarse las botas, ponerse el panuelo del cuello y aquel ridiculo sombrero de fieltro de ala ancha y desmandada, a pesar de tener dos manos y, a todas luces, un cerebro dentro de aquella cabeza suya. El saco de cuero que llevaba colgando del cuello le golpeo con fuerza en el costado cuando continuo ascendiendo hacia donde se encontraba Julian, que estaba con una pierna apoyada en una roca; su pose habitual cuando creia que habia damas alrededor dispuestas a admirarlo. Nicholas no tenia ni idea de a quien estaria intentando impresionar; ?a los pocos pajaros que habian oido mientras cruzaban el bosque humedo? ?Habria sido siempre asi: histrionico, vanidoso y un completo desconsiderado? ?Acaso Nicholas habia estado tan ciego, por lo maravilloso que le parecia haber encontrado a un supuesto hermano --y, con el, una vida nueva llena de comodidades, riqueza y aventuras--, como para no haberse dado cuenta antes? --Eh, muchacho, ven y echa una ojeada. Eso es el Nido del Tigre, ?sabes? Maldita sea esta niebla… En realidad, Nicholas ya lo sabia, si. Para el, era importante leer tanto como le fuera posible acerca del sitio al que los habia enviado el anciano porque, asi, tendria mas posibilidades de mantener con vida al cada vez mas imprudente y tozudo Julian. Nicholas siempre partia de una escasez de conocimientos, de entrenamiento. Cuando se dio cuenta de que la familia nunca le proporcionaria una educacion de verdad para sus viajes, habia empezado a preguntarse si aquello era intencionado, para que su posicion siguiera siendo precaria. La situacion le habia molestado tanto que se habia gastado la mayor parte de sus exiguos ingresos en libros de historia. --El guru budista de Butan, Padmasambhava, segun cuenta la leyenda, claro esta, llego volando hasta aqui a lomos de una tigresa --siguio diciendo Julian con una sonrisa que los habia sacado de varios problemas y complicaciones; la sonrisa que, en su dia, habia servido para suavizar el corazon y el caracter de Nicholas, pues era ideal para pedir perdon--. Deberiamos entrar en alguna de sus cuevas de meditacion cuando volvamos. Hasta tu podrias dedicarte un rato a pensar. Fijate en esas vistas y dime que no echaras de menos viajar. ?Como si no, con esa vida humilde que llevas, crees que habrias visto esto? !Vamos, jamas de los jamases! En vez de soltarle un punetazo en su petulante cara o clavarle la piqueta en la espalda, Nicholas volvio a cambiar la mochila de posicion e intento no pensar que, una vez mas, lo estaban aplastando tanto el peso de Julian como el de las pertenencias de este. --Parece que se avecina una tormenta --comento Nicholas, orgulloso de lo firme que sonaba su voz a pesar de la agitacion y las protestas que, una vez mas, provocaba el resentimiento que crecia en su interior--. Deberiamos detener el ascenso y esperar a manana. Julian se quito un bicho del hombro de su abrigo impoluto. --No, tuve que dejar a aquella fierecilla en el bar clandestino de Manhattan y quiero estar de vuelta para un revolcon rapido antes de regresar con el anciano --comento Julian entre suspiros--. Aunque, una vez mas, con las manos vacias. Y volvera a enviarnos a otro sitio remoto, a buscar algo que, lo mas probable, ni siquiera exista ya. Tipico. Nicholas se quedo mirando como su hermanastro hacia malabarismos con el baston y empezo a preguntarse que pensarian los monjes de ellos: el engreido principe pelirrojo con su equipo nuevo de montana, husmeando por sus rincones sagrados en busca de un tesoro perdido; y el jovencito de piel oscura, el sirviente, a todas luces, siguiendolo como una sombra cautiva. <>. ?Por que habia aceptado? ?Por que habia firmado el contrato? De hecho, ?por que habia confiado siquiera en esta familia? <>. --Alegra esa cara, viejo --le solto Julian, y le pego un suave punetazo en el hombro--. No me diras que todavia estas molesto por lo del contrato. Cuando su hermanastro se dio la vuelta de nuevo, Nicholas lo miro airado a su espalda. No queria hablar de aquello, ni pensar en ello; en como Julian se habia encogido de hombros y le habia soltado: <>. Aunque aquella familia, de la que habia sido esclavo, le habia dado la libertad, al final, habia vuelto a convertirse en un sirviente. El anciano, no obstante, habia hablado de cosas magnificas: magia, viajes, mas dinero del que era capaz de imaginar. En aquel momento, no le habia parecido que cinco anos de emociones fueran a ser ningun sacrificio.

  • Historia de mi ansia de Daria Bignardi

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    Imaginemos una mujer que ha decidido no seguir avergonzandose de su lado oscuro. Lea vive a la sombra de un ansia antigua y femenina, heredada de su madre, con el murmullo constante de unos pensamientos obsesivos que son, a la vez, su motor creativo. Siempre ha odiado ese ansia, pero con la madurez ha entendido que no puede huir de ese destino que, hasta ahora, la ha guiado en sus errores y aciertos. Porque las cosas, en definitiva, le van bastante bien. Es una brillante escritora de cuarenta y nueve anos, casada y todavia enamorada, con tres hijos al cargo. Y de repente, un giro inesperado sacude su vida: un diagnostico que abre una ranura para encuentros insolitos y para revelar la feroz vitalidad que hay en su interior.

  • La sirena roja de Noelia Lorenzo Pino

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    La agente de la Ertzaintza Eider Chassereau y el suboficial Jon Ander Macua se enfrentan a lo que podria ser el caso mas importante de sus carreras. La aparicion de dos cadaveres desollados, con un siniestro vinculo entre ellos, les llevara hasta Lorena, una prestigiosa tatuadora donostiarra que aun se recupera de una relacion que acabo con una orden de alejamiento por amenazas y agresion. Una investigacion contra reloj para evitar nuevas victimas del que podria ser un asesino en serie les conducira a traves de un entramado de prejuicios religiosos y oscuros secretos. El caso les absorbera hasta el punto de olvidarse incluso de sus propias vidas. Sumergete en esta historia trepidante y descubre lo que sucede cuando la sangre y la tinta van mas alla del arte Con el estilo agil y visual que le caracteriza, Noelia Lorenzo Pino nos sorprende con esta novela donde la crudeza y la atmosfera gris contrastan con la cercania de sus personajes.

  • Reb de Dani Vera

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    Rebeca es una Capitan del ejercito americano que, despues de una mision en Yemen, y un ascenso en su carrera a Comandante, decide elegir como destino algo que la haga no estar viajando por medio mundo con su escuadron. Siempre ha sido independiente, fuerte, disfruta practicando deportes de riesgos. Es bruta y malhablada. Antes de llegar a su nuevo destino en West Point, viaja para practicar surf y escalada con Eme, su amigo y miembro del escuadron. En su viaje, conocera a Edward, un hombre aparentemente despreocupado, sexi y con unos ojos y un pelo que pronto llamaran la atencion de Rebeca.

  • El nino que fuimos de Alma Delia Murillo

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    “Pertenecian al grupo de personas que necesitan el poder de irse.”

  • Nosotras. Historias de mujeres y algo mas de Rosa Montero

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  • Irresistible 1 de Robyn Hill

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    Aunque siempre me he sentido un privilegiado en la vida, el dia que aterrice en Las Vegas maldije mi mala suerte. Despues de dos meses en Nueva York, en un centro de desintoxicacion por consumo de cocaina, habia decidido trasladarme a la ciudad del pecado. Alli me aguardaba un productor musical con un contrato para cantar en un casino y publicar un disco. Estaba entusiasmado, deseando empezar cuanto antes. Por desgracia, todo eso se habia evaporado de repente, pero empezare por el principio. Para quienes no me conozcais, mi nombre es Eric Cassel, naci en Paris, tengo treinta anos y fui un jugador de futbol muy reconocido durante ocho anos, e incluso llegue a ser internacional en cien partidos. El futbol para mi no fue mas que un medio para lograr mi independencia economica, si, me gustaba, sin embargo, no era mi autentica pasion. Aquello que siempre me ha hecho sentir vivo es cantar. Desde pequeno me gustaba coger el mando a distancia del televisor e imaginar que cantaba como Frank Sinatra, mi idolo, frente a miles de personas. Pero casi sin darme cuenta, el futbol se cruzo en mi camino y devoro todo mi tiempo libre, aunque yo sabia dentro de mi que, tarde o temprano, acabaria cumpliendo mi destino. Cuando festejabamos en cualquier discoteca la consecucion de algun titulo con mi equipo, el Paris Saint Germain, me encantaba apoderarme del microfono y cantar <>. !Que bien lo pasaba! Magnifique! Aun asi, en aquellos tiempos cantar lo hacia solo de vez en cuando, por diversion. Una lesion me obligo a retirarme del futbol hace dos anos y, sin la necesidad de trabajar en la vida, el cine me pico la curiosidad, ya que siempre me habian ofrecido papeles para protagonizar peliculas debido a mi agraciado fisico y a mi fama. Fue una etapa muy divertida, pero cuando me llamaron de un festival de cine de Nueva York para ser jurado a ultima hora sustituyendo a un importante director frances, entendi que era una senal del destino. En cuanto pise la ciudad, me deje contagiar por la electrizante energia que desprende cada rincon y supe que habia llegado el momento de probar un nuevo desafio empezando de cero. La suerte quiso que despues de cantar, por casualidad, en un bar de moda de Manhattan, un productor se acercase para ofrecerme cantar en Las Vegas en un casino de su propiedad y, si triunfaba, publicar un disco. No me sorprendio que esto ocurriera en Estados Unidos, la tierra de las oportunidades, asi que le dije que si inmediatamente. Por desgracia, una noche loca que disfrutaba de la compania de dos amigas, me arrestaron en plena calle con dos gramos de cocaina. Despues de arduas negociaciones con la fiscalia, mis abogados lograron un excelente trato: una fuerte multa economica de cuatro ceros, dos meses en una clinica de desintoxicacion y continuar en posesion de mi visado de turista. Asi pues, en junio aterrizaba por primera vez en Las Vegas. Despues de registrarme en una suite en el MGM, alquile un Ferrari para acudir a la oficina del productor, en el centro comercial Fashion Show. Me encontraba entusiasmado, con mariposas en el estomago, imaginandome en un gran escenario ante miles de personas. En cuanto sali de las escaleras mecanicas, me quede con la boca abierta. Se habia formado un tumulto de gente, y de ahi, de repente, salieron dos policias escoltando a un hombre corpulento y calvo: el productor que habia conocido en Nueva York. Merde! Pregunte a una mujer y me comento que, al parecer, lo habian detenido por estafa. Toda mi ilusion se vino de abajo de pronto. Sintiendo una profunda decepcion, decidi pensar en mi siguiente paso mientras regresaba conduciendo por El Strip, la avenida principal de Las Vegas. Podia regresar a Paris, pero alli los medios me verian como el exfutbolista millonario que canta por capricho. Tambien podia permanecer en Las Vegas y encontrar un sitio donde cantar, si, seria divertido seguir los pasos de Frank Sinatra. Ademas, a cada paso me cruzaba con bellisimas mujeres buscando amour. Me resultaba imposible vivir tiempos prolongados sin la calidez y el aroma femenino. Conquistar a una mujer es un manantial de fuertes sensaciones, y algo a lo que nunca podria renunciar. Necesitaba el placer suculento de su piel, por eso queria estrenar cuanto antes la cama matrimonial con una noche eterna de lujuria y desenfreno. En cuanto llegue a la suite, encendi el televisor. Odio el silencio y siempre necesito bullicio a mi alrededor. Ordene que el servicio de habitaciones me trajera una botella de Dom Perignon, mi champana favorito, y la puse a enfriar en la nevera. En ese momento llamo mi madre al telefono del dormitorio. --?Cuando te vas a casar, Eric? --fue lo primero que dijo--. Quiero que me des nietos de una vez. Estoy cansada de esperar, no quiero morirme sin nietos. Suspire. Mi madre siempre con la misma cancion. Esposa, hijos, hogar... --Mama, acabo de llegar a Las Vegas. Aun no he encontrado a la mujer ideal, ya te lo he dicho --dije mientras me sentaba sobre la cama y me quitaba los zapatos. --!Ya no quiero que me presentes mas a tus novias! --dijo con enfado--. La proxima mujer que conozca sera mi futura nuera, que ya me queda poco para pasar a mejor vida. --Mama, que solo tienes sesenta anos... --dije negando con la cabeza. A mi madre le encantaba el drama. --Hijo, nunca se sabe. --Mama, te quiero muchisimo y te echo mucho de menos, pero primero he de encontrar a esa mujer que haga sonar mi corazon. Ahora tu eres la mujer mas importante de mi vida --dije con una sonrisa, sabiendo como agradarla. --Oh, callate --dijo mi madre riendo--. Siempre consigues que se pase mi enfado. --?Cuando vendras a visitarme? --En cuanto me tome unas vacaciones... --Deja el trabajo de una vez, yo te mantendre. Sabes que el dinero no es problema, mama. En ese momento llamaron a la puerta. Sin duda, seria room service con mi Dom Perignon. --Me gusta mi trabajo, Eric. En casa me aburriria, echaria de menos a mis pacientes. Ser enfermera es mi vocacion. --Esta bien, como quieras --dije sabiendo que seria imposible convencerla--. Te dejo, que llaman a la puerta. Luego hablamos. Un beso. --Un beso, hijo. Cuidate. *** Despues de almorzar en el hotel, decidi pasear por el casino del MGM. Mi plan era hablar con la gente y descubrir un bar donde pudiera cantar, aunque fuese en modo karaoke. Me era indiferente si me pagaban un salario o no, con acudir todas las noches y disponer de un publico entregado, me daba por satisfecho. Yo solo queria hacer aquello que de verdad me complacia. Muy cerca de la entrada me llamo la atencion la jaula de cristal habitada por leones reales. Los turistas se fotografiaban sin cesar; a todos les parecia divertido encontrarse animales salvajes al lado de las slot machines. Enfrente se situaba una pared con decenas de televisores y, en cada uno, se retransmitia un acontecimiento deportivo distinto. Los empleados atendian a los jugadores que formaban una fila india esperando con resignacion su turno para apostar. Rios de gente iban y venian en medio de luces y sonidos hipnoticos. Las mujeres me miraban sin disimulo, y yo les saludaba con un guino o un movimiento educado de cabeza. Oh, femmes... Estableci contacto visual con una bella camarera de ojos verdes, que se acerco cimbreando las caderas y bandeja en mano. --Hola, guapo, ?quieres algo para beber? --me pregunto con una sonrisa seductora. --Si, un kamikaze, por favor. Era mi coctel favorito para empezar las fiestas. Se trataba de una racion generosa de vodka, zumo de limon, jarabe natural y escarchado con azucar. Mmm... sensationnel. Pero no solo habia llamado a la atractiva para ordenar una bebida, si trabajaba en Las Vegas debia conocer bien la ciudad del pecado. --Me encantan tus ojos, ?como te llamas? --pregunte cogiendola de la mano y mirandola fijamente. Observe como sus pupilas se dilataban, lo que solo podia significar que le atraia. --Pamela --dijo inclinandose hacia mi. --Pamela --repeti lentamente su nombre--. Dime un bar donde pueda cantar y pasarlo bien. La camarera se quedo pensativa durante unos segundos mientras yo la desnudaba con la mirada. De su preciosa boca salio finalmente una direccion. --En Town Square hay un bar que se llama Yesterday. Una vez fui con mis amigos y pasamos una noche muy divertida con la musica de los noventa --dijo apoyando su mano sobre mi pecho. --Genial. Gracias, Pamela --dije mostrando mi mejor sonrisa. --No te vayas muy lejos, ahora te traigo tu bebida... Pamela me dio la espalda y observe de nuevo su sexy contoneo. Sus gluteos eran firmes y se movian con una gracia que embrujaba. Suspire de amor. Mi interes en Las Vegas no era precisamente el juego, pero pisar la ciudad y no apostar, era como ir a Paris y no visitar la Torre Eiffel. Me acerque a una mesa donde un grupo de gente enfervorizada jugaba a la ruleta. Pedi cambiar cien dolares en fichas, y fui dejando montoncitos sobre el tapete, algunos en la frontera entre dos numeros. Lo ideal hubiese sido entablar conversacion solo con mujeres, pero en ese momento me parecio que una pareja se lo estaba pasando de maravilla. Decidi acercarme primero a hablar con el hombre, ya que si abordaba primero a la mujer, como es logico, se hubiese creado una tension innecesaria. --?De donde sois? --pregunte al joven, cuya edad rondaria los veinticinco anos. --De California. ?Y tu? --De Paris. ?Has estado alguna vez? --No, pero a mi y a mi mujer nos encantaria --dijo y despues se giro hacia ella--. Carino, te presento a un frances. Ella me saludo con una bonita sonrisa. --Ella es Michelle, y yo soy Sam. --Yo me llamo Eric Cassel. Michelle era un bellezon con un cuerpo escultural. Me incline a Sam y le susurre: <>. Sam me tendio la mano para que chocara las palmas, lo que los americanos llaman high five. En ese momento regreso Pamela con mi coctel kamikaze. --?Donde estabas? Pense que te habia perdido --dijo poniendo una mano sobre su cadera, como si estuviera enfadada. Sin pensarmelo dos veces, le di un beso en la mejilla, lo que le causo extraneza al principio, pero despues le parecio un gesto divertido. --En Francia solemos dar un beso en la mejilla cuando acabamos de conocer a una mujer --dije para excusarme. --Me gusta el estilo frances --dijo Pamela sin dejar de mirarme mientras me deslizaba una nota en mi chaqueta. Seguramente su numero de telefono. --?Que bebida es esa? --pregunto Michelle. --Kamizake. Pamela, por favor, trae una ronda de kamikazes para mis nuevos amigos. Yo invito --dije. Sam y Michelle vitorearon mi generosidad. Ya habia empezado a granjear amistades a las pocas horas de llegar. La decepcion por el arresto del productor estaba mas que olvidaba. La vida sigue. --?Que os parece si despues nos vamos a un bar que me ha recomendado Pamela para cantar? --pregunte rodeando por los hombros al matrimonio. --!Si! !Me apetece cantar! !Sera genial! --exclamo Michelle pegando saltitos de ilusion. Al cabo de un rato, con el alcohol de los kamikazes fluyendo por nuestras venas nos apeamos del Ferrari en frente del Yesterday. Senti un cosquilleo en el estomago, como el que sufren los artistas antes de salir al escenario. Entre el primero y me quede unos segundos mirando el bar, procurando que todos reparasen en mi presencia. Era tambien otro truco del manual del seductor: hacerse notar, por eso habia decidido acudir con gente, para no entrar solo, lo cual me hubiera ocasionado la perdida de valor. El Yesterday era un bar no demasiado grande, con paredes decoradas con fotografias de los muchos clientes que lo habian visitado. La luz era calida y acogedora, y todos parecian disfrutar de un rato formidable. La barra se disponia en forma de u, y varios camareros se afanaban en preparar cocteles y servir nachos con queso. Al fondo, un pequeno y simple escenario para debutar en Las Vegas. No estaba mal. Michelle, Sam y yo nos sentamos en una mesa, y ordenamos las bebidas. Ellos, cervezas; yo, un Dirty Monkey, que consiste en vodka, licor de cafe, un poco de crema de whiskey, leche y platano. Enseguida pedi mi cancion: <>, del maestro Frank Sinatra. Michelle se decanto por <> de Natalie Imbruglia, y Sam decidio tomarselo con calma. Mientras llegaba nuestro turno les pregunte cuanto tiempo llevaban casados. --Un ano --dijo Sam mirando a su esposa. Michelle asintio con la cabeza. --Nos conocimos a traves de unos amigos. Fue un flechazo, en cuanto lo vi supe que era el hombre de mi vida. --Y yo la mujer de mi vida --dijo cogiendola de la mano. Se dieron un beso rapido y carinoso en los labios. De repente, me llamaron al escenario, me sentia pletorico de energia, como un nino el dia de Navidad. Sabia que los dejaria a todos asombrados con mi voz. Los primeros compases de la cancion empezaron a sonar mientras disfrutaba del escenario. Yo era el centro de atencion en ese momento y eso me encantaba. Ahora empezaba lo mas bonito, seducir al publico, amarlos y llevarlos a la cama... Mi voz empezo a llenar el bar a la vez que observaba la reaccion entusiasmada de todo el bar. A mitad de la cancion, salte del escenario a las mesas, me arrodille delante de un grupo de mujeres... Asi debia sentirse Frank Sinatra en sus inicios. Pero esto no fue lo mas increible, cuando termine la actuacion me despedi entre apasionados aplausos. En cuanto regrese a la mesa, un hombre bajito y rechoncho se me acerco y me dijo: --Me llamo Lou Wagner. Acabo de abrir un nuevo restaurante espectaculo, y quiero contrarte. ?Que me dices? Sonrei de oreja a oreja. Esto solo podia suceder en America.

  • Crimenes del futuro de Juan Soto Ivars

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    En un mundo preapocaliptico al borde del cataclismo social y moral, tres mujeres atormentadas luchan por sobrevivir y ser duenas de su propio destino. Julia, Margarita y Palida son las protagonistas de Crimenes del futuro, una fabula de inquietantes signos profeticos, en la que Espana se parece mas a los turbulentos y miserables anos 40 que a lo que deseariamos que fuera el siglo XXI.

  • El verano en que me enamore (Verano 1) de Jenny Han

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    Belly nunca ha sido la clase de chica a la que le pasan cosas. Ano tras ano, sus vacaciones transcurren en la casa de la playa pero los chicos apenas se dan cuenta de lo mucho que se fija en ellos. Cada verano, Belly desea que eso cambie. Y, esta vez, lo hara: este sera el verano en que Belly se volvera guapa, el verano en que se enamorara... aunque tambien sera el verano en el que todo cambiara. Para bien, y para mal.

  • Todas las veces que quieras de Armando Prieto Perez

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    Sangre cubana y un amor casi carnal por el arte, Luis es un seductor instintivo, de los que carecen de reglas e inhibiciones; por eso, ninguna mujer se le resiste, y sus conquistas terminan puntualmente en el taller de Navigli en el que pinta. Sobre sexo, cree saber incluso mas de lo que necesita, al menos, hasta que conoce a la propietaria de una tiendecita de vinilos en la que el tiempo parece haberse detenido, quien, sin pedirle permiso, pasa de ser su enemiga jurada a ser su obsesion. Todo por culpa de un huron. Pues si, porque, cuando la graciosa mascota comienza a sobrar en casa de ella, una noche de primavera en la que Milan parece magica, Luis se transforma en el Principe Azul: se ocupara de Lucky, pero, a cambio, ella tendra que posar para el una tarde a la semana, durante seis semanas. Un contrato autentico, del que Luis perdera pronto el control, arrebatado por una pasion que lo llevara, en el juego del placer, mas lejos de lo que nunca ha llegado. Y, mientras persigue la inspiracion y, poco a poco, conquista a su presa, no se dara cuenta de que, en realidad, el cazador ha sido cazado y de que puede que, con ella, haya encontrado el amor. Pero ?esta listo para reconocerlo y aceptarlo?

  • Cailean, el falso highlander de Lisbeth Cavey

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    La manana que Agnes llego al castillo era desapacible y fria. El cielo ennegrecido amenazaba tormenta y la humedad calaba los huesos. El raido vestido y la fina capa que la cubria no eran suficientes para aliviar su temblor. Estaba nerviosa, era la primera vez que se separaba de su familia. Ellos habian decidido que ya tenia suficiente edad para mantenerse a si misma y le habian buscado el trabajo en el castillo de Kisimul. Habia oido historias, leyendas. Decia su madre: no hay que creer todo lo que te cuentan. Y la verdad era que, a Agnes, no le entusiasmaba la idea de trabajar en el lugar protagonista de todos aquellos chismes. Al castillo solo se podia acceder en una embarcacion, y ella habia llegado a acompanada de su padre en un pequeno bote perteneciente a un granuja de la isla que les habia cobrado una barbaridad por acercarlos a su destino. Durante el trayecto, Agnes habia observado con detenimiento el gran pedrusco que, cubierto de niebla, se divisaba cada vez mas cercano. El castillo se le antojaba tenebroso, ella sentia miedo y asi se lo hizo saber a su progenitor, pero todo intento de volver atras fue en vano. Nosotros ya hemos hecho bastante, le dijo, ahora tienes que arreglartelas por ti misma. Agnes y su padre caminaron el corto recorrido desde el embarcadero al castillo de Kisimul intentando protegerse de las rachas de viento helado que parecian querer echarlos del islote. Cuando estuvieron delante de la puerta del castillo, su padre llamo con la aldaba. Pasaron unos interminables segundos hasta que alguien abrio la gran puerta, segundos en los que Agnes penso que todavia habria una esperanza para ella, sin embargo, aquella pequena llamita se desvanecio y un hombre de unos sesenta anos, calvo y con cejas pobladas, les abrio la puerta. --Soy Angus Steward, y esta es mi hija Agnes, es la nueva sirvienta --anuncio Angus con decision. El hombre miro a Agnes de arriba abajo y les franqueo el paso mientras sujetaba un candil encendido, pues el dia era tan oscuro que parecia que ya habia entrado la noche. Agnes y Angus siguieron al hombre hasta la cocina, alli les esperaba la senora Fia MacNeil, la hermana del laird. --!A buenas horas! --exclamo la mujer. --Ha sido dificil encontrar alguien que nos trajera hasta aqui, senora. Nos han dicho en la isla que habra tormenta --dijo Angus. --Pretextos y mas pretextos, de acuerdo, usted ya se puede marchar. Nina, acompaname, te ensenare tus aposentos. Agnes quiso despedirse de su padre, pero Fia insistio en que se fuera sin perder tiempo del castillo. Angus le prometio a Agnes que estaria bien, pero en sus ojos era dificil ocultar la tristeza, ella lo conocia lo suficiente como para saber quien era su progenitor. Cuando Angus se hubo marchado, Fia le enseno a Agnes las estancias en las que podian entrar los sirvientes; las habitaciones, una letrina y la cocina. En horas de servicio se podian mover por el resto del castillo, siempre con causa justificada. Segun la senora, el laird era muy celoso de su intimidad. Recorrieron el castillo mientras Fia le daba instrucciones para que ella pudiera desarrollar su trabajo con eficiencia, tambien le dio una clara indicacion, mas bien fue una advertencia. Nunca, jamas podia entrar en los aposentos del laird. El dia fue largo y triste para la joven Agnes, pues su casa era humilde y acogedora, en cambio, el castillo era grande, lugubre y frio, muy frio. Trabajo en el huerto, en la cocina y por la noche ayudo a servir la cena. Fue ahi cuando tuvo que poner a prueba su eficiencia y no fue demasiado bien, el laird y su familia se le antojaban altivos y despotas. Agnes sirvio el vino a los comensales, tarea complicada, cuando en su casa cada uno tenia por costumbre servirse lo suyo sin molestar a los demas. Fue rodeando la mesa y echando el vino a cada uno de los miembros de la familia, hasta que se situo al lado de Cailean, el hijo menor del laird. Agnes, con inseguridad, intento en vano echar el vino sin derramar una gota, pero el halo electrico de Cailean, del que todos hablaban en la isla y no precisamente bien, hizo que su cuerpo comenzara a temblar como por arte de magia. El vino reboso del vaso y la mesa quedo encharcada. --Disculpe, senor, enseguida lo limpio --dijo Agnes con una voz a duras penas audible. Fia carraspeo y Agnes dirigio su mirada hacia ella, sus ojos le devolvieron furia. --!Chiquilla inutil! --espeto. Agnes comenzo a pasar un pano por la mesa para arreglar el desaguisado. De pronto, una mano firme la agarro por la muneca. Era Cailean MacNeil, la miraba con una mezcla de enfado y burla. Jamas habia visto a aquel hombre de cerca, solo una vez, un par de anos antes. Lo habia visto cabalgar su caballo en las inmediaciones de su casa, ella habia salido a buscar flores para su madre, llevaba a su hermano pequeno de la mano y un caballo negro se les acerco a la carrera. Encima de el, un jinete de mirada fria y cabello negro al viento. A Agnes le llamo la atencion su tez tan morena e impropia de aquellas tierras. Agnes y su hermano se abrazaron, pues temian ser arrollados, pero pronto se disipo su temor, pues el, Cailean, le dio una orden al caballo para que redujera su marcha y paso junto a ellos muy despacio. Entonces el la miro y sintio el mismo escalofrio que habia sentido momentos antes, solo que ahora, estaba tan cerca... Habia fantaseado muchas veces con que Cailean MacNeil la subiera en su caballo y cabalgara con ella sintiendo su cuerpo, su aliento. Pero todo aquello quedo atras, eran meras fantasias de una jovencita que habia oido tantas y tantas leyendas acerca de aquel hombre que, de alguna forma, lo habia idealizado. En realidad, todas las chicas de Barra bebian los vientos por el, pero este era tan efimero, tan fantasmal, que a veces se les antojaba un personaje imaginario. --Dejalo ya, mujer --dijo Cailean con suficiencia. --Disculpe, ya me retiro. --Agnes se marcho de la estancia apresuradamente ante la mirada furibunda de Fia. Una vez en la cocina rompio a llorar, se sentia inutil, temerosa, desubicada, era tan grande su tristeza que creyo que iba a morir de la congoja. --?Que te pasa, Agnes? --pregunto una voz conocida para ella. --Gavin, ?que haces aqui?, hacia tiempo que no te veia por la isla y me dijo tu madre que estabas trabajando. --Si, llevo unas lunas en este lugar, no esta mal, ?y tu?, llegaste hoy, ?verdad?, todos hablan de la chica de ojos grises que no aguantara nada en el castillo, no tienen ni idea de quien es Agnes Steward --rio. --Puede que tengan razon, son tan, diferentes. Confieso que me dan miedo --dijo Agnes con pesar. --Miedo no es la palabra, son los senores de estas tierras, es normal que no sean como nosotros. Mantienen las distancias, ellos no nos molestan, nosotros tampoco a ellos, nos limitamos a hacer nuestro trabajo sin dar que hablar. Eso si, no les gustan los errores --argumento Gavin encogiendose de hombros. --Pues yo acabo de arruinar su cena, entonces --anuncio Agnes llevandose ambas manos a la cara. --Bueno, es el primer dia, a todos nos ha pasado, aqui no se esta mal, de verdad. --Me cuesta creerlo --susurro Agnes. --Ven, te ensenare una cosa --dijo Gavin mientras agarraba la mano de Agnes y la llevaba practicamente a rastras hasta la torre. --?Que haces?, nos van a pillar y nos mandaran a la isla de una patada --apunto Agnes preocupada. --Tu tranquila, estas conmigo. --El chico sonrio a su amiga de la infancia y la hizo subir todas las escaleras de ascenso al lugar que mas le gustaba del castillo. Cuando llegaron arriba, Gavin volvio a tirar de ella hasta llevarla a las almenas. --Mira, ?no es hermoso? --pregunto el. Desde alli arriba, el punto mas alto de Castlebay, Agnes admiro las maravillosas vistas crepusculares y vio su casa en la isla, por un momento se entristecio de nuevo y tuvo que secarse una lagrima que bajo por su mejilla. El dia seguia siendo desapacible y hacia frio, ya casi no habia claridad y la tormenta habia amainado. A aquellas horas, su familia estaria haciendo la cena y, junto a la lumbre, estarian sus hermanos jugando. Aquello le parecia tan lejano y era tan triste su nueva vida que solo pudo decirle a Gavin: --Volvamos a la cocina. [?][?][?] Cailean se preparo para decirle a su padre lo que hacia mucho tiempo rondaba por su cabeza: que la isla se le quedaba pequena y el mundo le parecia muy grande para no poder formar parte de el. A sus veinticinco anos sonaba con una vida en otro lugar, con recorrer otras tierras, conocer otras gentes diferentes y que no construyeran chismes y leyendas sobre su persona. El sabia que no era igual que los otros hombres de su generacion, que ser un MacNeil era un orgullo para ellos y comulgaban con unas costumbres y tenian unos valores muy diferentes. Cailean era especial, eso siempre se lo habia dicho su madre, aquella mujer que, por amor, paso sus ultimos dias en un lugar al que no pertenecia. Myra, su madre, habia nacido en Inverness, pero sus padres eran espanoles que habian sido capturados y posteriormente vendidos como esclavos. La madre de Cailean no era la esposa del laird, solo una sirvienta, pero le dio algo que nadie mas le habia dado, la pasion por la lectura. Por ello, tal como hizo ella cuando estaba embarazada de el, Cailean se habia leido todos y cada uno de los libros que descansaban en la polvorienta biblioteca que habia conocido tiempos mejores.

  • Un rincon de Catania de Miguel Lopez Mora

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    ?Puede un simple helado de pistacho cambiarte la vida?
    Eso fue precisamente lo que le paso a Moises, sin esperarlo, conoceria a la persona de la que jamas querria separarse. Esto implicaria un gran riesgo al desafiar a uno de los capos mas poderosos de Sicilia.Un volcan y un elefante, en la portuaria ciudad de Catania, seran testigos de los momentos mas romanticos y peligrosos de su vida. Un simple beso de Beatrice, hara que Moises se prometa a si mismo, luchar por conseguirla. Un robo y un asesinato, sera lo que pongan en guardia, a nuestro carismatico personaje.
    ?Sera capaz nuestro protagonista de conseguir a la mujer que ama?

  • El misterio de las cuatro cartas de Sophie Hannah

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    Hercules Poirot se encuentra con una mujer muy enfadada esperando a la puerta de su casa: le exige saber por que motivo le ha enviado una carta acusandola del asesinato de Barnabas Pandy, un hombre a quien no conoce y que aparentemente fallecio por causas naturales. El problema es que Poirot no le ha enviado ninguna carta y, ademas, tampoco conoce al Sr. Pandy. El desconcierto es total cuando el investigador belga descubre que en su salon le espera un desconocido que tambien afirma haber recibido una carta firmada por su puno y letra esa misma manana y, sorprendentemente, tambien lo acusa del asesinato de Barnabas Pandy. ?Cuantas cartas mas de este tipo se han enviado en su nombre? ?Quien las ha enviado y, sobre todo, por que? Y mas importante aun, ?alguien asesino a Barnabas Pandy?

  • Ocho dias de marzo (Inspector Mascarell 8) de Jordi Sierra I Fabra

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    En esta octava entrega de la serie del ex policia Miquel Mascarell, Jordi Sierra i Fabra nos adentra en una trama tan intensa como adictiva que deleitara a todo lector de novela negra.

  • Y te quedas a mi lado de Judith Priay

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  • El monstruoso relato de Prosper de Alexandra Bracken

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    <>.
    Hacer un pacto con el diablo no es tan facil como lo pintan: por un lado, obtienes fama y fortuna durante mas de 800 anos, pero por otro, tienes a un ser vengativo dispuesto a condenarte a una eternidad de servidumbre.
    Prosper intentara evitarlo devolviendo al demonio Alastor a su mundo antes de que destruya a su familia, aunque para ello debera superar todo tipo de trampas, enganos y el malvado sentido del humor de esta criatura infernal con la unica ayuda de su tio Barnabas, una aprendiza de bruja y un gato con alas de murcielago. ?Que podria salir mal?

  • El poder de la mente sin limite de David Reig

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    Deja de esforzarte sin resultado…
    Aprobar examenes y sacar mejores calificaciones es extremadamente importante, esto va a definir en quien nos vamos a convertir en un futuro: nuestros ingresos, nuestras oportunidades, el futuro de nuestra familia...

  • Los dominios del lobo de Javier Marias

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    Empezada a los diecisiete y terminada a los dieciocho anos, Los dominios del lobo fue la primera novela de Javier Marias, una obra transgresora e insolita.

  • Una sirena en Paris de Mathias Malzieu

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  • Melodia para un forense de Mercedes Pinto Maldonado

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    ?Cual es la experiencia mas brutal que un ser humano es capaz de soportar?

  • El marido de mi madrastra de Aurora Venturini

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    Como escribir un prologo cuando el libro colma todo lo que debe existir y nada mas se necesita? Me viene a la mente la sentencia filosofica de algunos prisioneros de guerra: no mas palabras, no mas palabras. Como los cantantes celebres con banda soporte, la gente los escucha solo con el deseo de que terminen cuanto antes. O las parejas miticas, Beauvoir y Sartre, donde un hijo estorbaria. Un prologo entonces tiene que ser como los cementerios de Estambul, con sillas de hierro al lado de las tumbas mientras cae la nieve; una conversacion entre los visitantes y los muertos. ?Que pasaria si Aurora Venturini viajara en tren con madame de Sevigne, que pasaria si Aurora Venturini charlara toda una velada con Edith Wharton? Escuche el nombre de Aurora Venturini por primera vez en 2007, en el largo trayecto hacia Francia. El mismo ano y el mismo mes, ella levantaba el tubo en su casa de La Plata y oia lo que habia deseado toda su vida: el reconocimiento. Yo me estaba yendo a buscar la escritura en otra lengua, a una Paris que solo existe en el arte, ahi donde Aurora se autoexilio y vivio en frances junto a Violette Leduc, Camus y la pareja mitica. Cuando lei a Aurora fue un verdadero descubrimiento, eso que describe Pascal en Memorial. Leer, leer de veras, es el sindrome de Stendhal, un bombardeo, Aurora Venturini lo es. Este libro de cuentos se divide en dos, como esos juegos de terror de los parques de atracciones. La puerta numero uno lleva por un pasadizo secreto a la puerta numero dos, el segundo libro dentro del libro. Puerta perversa que invierte-pervierte lo horroroso y abyecto. Pero ?que no es horroroso y abyecto? <>, dice Venturini. <>, escribe ella. Venturini es capaz de escribir sobre la familia con la tecnica de heliografia de 1826 o las fotografias post mortem de ninos con las madres tras un cortinado sujetando el cuerpo inerte del bebe. Este libro es una de esas casas burguesas donde no se sabe quien esta muerto y quien no, los cadaveres con largos vestidos blancos en movimiento o simulando dormir. El marido de mi madrastra es esa luz espectral y escalofriante. En El marido de mi madrastra no encontraran, oh, lectores, esposas felizmente casadas, sino mujeres que fajan a las hijas. Encontraran criptas, fosos, sotanos, ninos-monstruo, viejos-travesti, viejas-joven, familia-gitana, hombre-momia, fantasmas, salones con muertos en las vitrinas. Como las mujeres shakesperianas, las muertas vivas, las jovenes viejas, las castas libidinosas. El marido de mi madrastra es una escritura de caida de los prototipos. Una caida politica, como descolgar el cuadro de un genocida o una horda derribando la estatua de un tirano. Venturini no es Puig porque vuelve otra cosa el habla popular. Venturini nos senala, como Osvaldo Lamborghini, como Correas, que todo es una mierda pero que es fascinante. Y que no hay mensaje para la juventud. Arreglenselas solos, che. Aurora escribe contra el lenguaje, contra las convenciones de lo escrito, como en Las primas, como en Las amigas; hay una oralidad precaria en el sentido de una filosofia donde lo que se precariza es la lengua que es hablada, la lengua del control automatico. Con su voz disidente y a destiempo, Aurora supo ponerse en la boca de todos. Tan a destiempo que se estan reeditando sus libros cuando ya murio, una paradoja que bien podria sucederle a la Chona, una de las protagonistas del cuento <>: <>. Hermanada con sus personajes, Venturini no esta muerta del todo. El marido de mi madrastra es liminal, no tanto un No Man's Land, sino un lugar descentrado, ahi donde la verdad de la literatura no se puede legislar. En estos relatos Aurora no elige entre literatura alta y literatura baja, sino que se posiciona en una enunciacion periferica, en la unica posicion de enunciacion posible para una escritora como ella. Escuchen la musica de <>, que comienza asi: <>. Como los dos personajes de Kafka, Karl Rossman en la novela America al salir del circulo familiar para ir a dar en territorio lejano e ignoto y el artista del relato Un artista del hambre, muerto de hambre en una jaula, los personajes de Venturini responden a la premisa kafkiana: <>. ARIANA HARWICZ EL MARIDO DE MI MADRASTRA Carbuncula Carbuncula Tartaruga sale al anochecer apoyada en sus gruesos bastones de madera durisima, acaso sea roble. De otra manera, esos soportes se hubieran doblado y hasta se hubieran quebrado, tal la enormidad seudohumana de la usuaria, porque Carbuncula es inmensa. Carbuncula es torpe en su caminar lentisimo. Tan lento... Avanza con tal lentitud que se dijera se desliza como los caracoles y las babosas. Deja tras ella un lampo blanquecino y fofo. Viene con su resbaloso modo susurrando algo ininteligible. Asegura que reza. No aclara a quien dirige su oracion. Carbuncula nunca aclara nada a nadie; es sombra redonda, robusta, olorosa, inquietante de si misma. Resulta horrenda, pero se acepta, ella lo hace con aparente goce y satisfaccion. <>, comienza sus chacharas feas. Digo feas porque son en contra de alguien. Ella, segun ella, es perfecta y no habra juez que se atreva a juzgarla, <>; y ahi se saldan la teoria, la tesis y la conclusion. Lleva grabadores en todos los bolsillos de sus chaquetas y en su casa los hay hasta en los arboles del parque. <>, repite al oido temeroso de aquellas mujeres a las que ella supone amigas. Alguna, remisa, intento zafarla: <>. Siempre procede de tal suerte. Se viste con la ropa de hombre que heredo de su papa, un ser tan raro como ella. Aseguran que Carbuncula mato a su mama. En mis momentos de gran melancolia, pienso que tuvo una buena razon para aniquilar a su vieja: el hecho de traerla al mundo. Vive sola en la mansion de habitaciones barrocas, muebles barrocos, cuadros y estatuas. Tiene la casa un altillo al cual se sube por una escalerilla caracol de hierro ya muy herrumbrado. Suele alquilarlo, pero los inquilinos duran poco. En su cocina mugrienta, cocina potajes y sopas. A veces compra las vituallas y entonces se sirve a si misma en el comedor barroco, tan que en cada uno de los motivos florales o rostros hay tierra apelmazada por anares. Cuando la mugre invade, ella acude a una sirvienta a la que le paga unos pesos por hora. En mis momentos de gran melancolia, me he interrogado a mi misma acerca de por que las sirvientas que lo fueron de Carbuncula jamas han contado aquello que les borro las ganas de ofrecerse para trabajar afuera o con cama adentro. Y yo inquiri a mas de una. Y mas de una exclamo: <>. Ninguna quiso contar. Las paredes de la mansion Tartaruga estan tapizadas de libros. Posee infinidad de libros, uno al lado del otro, inmoviles, con esa inmovilidad confesa de los objetos que aseguran que no han sido tocados nunca. Se ve que no lee. Mira los cuadros con las caras y el cuerpo hasta la cintura, al oleo, de sus antepasados, y resuella. Ella supone suspirar, pero no. Las piezas, seguiditas, forman como una via de ferrocarril interminable. No es posible contarlas. En la mansion, la monstruosidad elude cualquier logistica. Hay un bano; en el hay una banera no instalada. Adentro de la banera hay trastos inservibles: ropa, palanganas y escupideras desfondadas, zapatos antiquisimos, sombreros, etcetera. Junto al inodoro, un balde

  • La piel intrusa de Yanina Rosenberg

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    En el primer libro de la argentina Yanina Rosenberg, los matices de la literatura fantastica se entreveran sutilmente con una realidad fragil, distorsionada. Todo puede quebrarse en un momento dado y sera en ese instante cuando una madre reniegue de la maternidad, lo monstruoso se confunda con lo domestico o un viaje apunte en todas las direcciones. Estas historias, que sacuden, empujan y tironean hasta la angustia y el misterio de hallar lo desconocido en ellas, sin duda suman a su autora al actual auge del cuento protagonizado por escritoras.

  • La falsa pista de Henning Mankell

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    En Suecia nadie recuerda un verano tan caluroso como el de 1994. Mientras la gente sigue con pasion los partidos finales del Campeonato Mundial de Futbol, el inspector Kurt Wallander se dispone a iniciar unas cortas vacaciones. Pero la tranquilidad de la provincia de Escania se ve truncada cuando una muchacha, al parecer extranjera, se suicida quemandose a lo bonzo. Wallander y su equipo tratan de averiguar la identidad de la joven y los motivos de esa tragica decision; pero los sobresaltos no han hecho mas que empezar, pues un brutal asesino en serie ha comenzado su macabra actividad. Las primeras victimas son un antiguo ministro de Justicia, un adinerado tratante de arte y un ladronzuelo de poca monta. Para detener esta carniceria, Wallander se aferra a una pista que le conducira a las altas esferas de la politica y pondra en peligro su vida y la de sus allegados..

  • Cuando nos quebramos de Piper Lennox

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    Estoy flotando sobre ella, volando. Consumido por Colby Harlowe de una manera que he deseado desde esa tarde en Kona.
    Hasta esta noche, no crei que sucediera. Jure que no lo permitiria.
    “?Porque tomo tanto tiempo?”, Susurra ella.
    De repente, no tengo ni idea.

  • La deshonra de Mazzola de Fernando Llorden Brota

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    La vida en Florencia transcurre con total normalidad para Nora Laguzzi, una joven de veinticuatro anos que acude a casa de su pareja. Sin embargo, una puerta entreabierta le indica que algo no va bien. Al subir las escaleras, su corazon se desboca viendo el cuerpo de Dario en el suelo, inerte y con un reguero de sangre como muestra de un certero asesinato.
    Nora se encuentra confusa, y no consigue salir de su congoja hasta que una sirena de policia la saca de un golpe. Decide huir de Florencia, sabiendo que la policia la inculparia sin dudar. Tiene que investigar por su cuenta, saber quien ha asesinado a Dario, y para ello debera desenredar la historia que hay detras su muerte. Nora Laguzzi tiene que buscar su justicia.

  • Nunca pense llegar amarte… y ya estamos a miercoles de A. R. Cid

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    … Contenido …?Que harias si entraras a la consulta de tu ginecologo con toda la pelambrera esperando ver al viejo de siempre y descubrieras a todo un bombon?

  • Corazon de hojalata de Danielle Paige

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    Basada en El mago de Oz, llega esta cuarta precuela digital de la serie Dorothy debe morir.

  • Ladrona de besos de Fanny Ramirez

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    Ariadna tenia un pasatiempo de lo mas pintoresco y ese era robarle besos a Marcos. Este se fue volviendo adicto a cada beso inesperado, uno, dos, tres, once besos fueron suficientes para caer irremediablemente.

  • Botones y odio de Penelope Sky

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    Me estoy dejando la piel para conseguir botones.

  • La Odisea del Highlander de Iris Vermeil

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    Parece mentira que, un hombre de palabra y tan apreciado por el pueblo como Kendrick MacDonald se vea involucrado en un crimen atroz que no cometio. Sin embargo, hay otros que le senalan como asesino por culpa de terceras personas. A causa de ello y gracias a la ayuda de su leal amigo Liam se ve obligado a huir de sus tierras y renunciar, por un tiempo, al titulo de laird que le pertenece. La traicion y la sed de venganza es lo unico que le mantiene vivo hasta que conoce a la mujer que cambiara su destino y hara todo lo posible para que el recupere la honra que ha perdido. Perla, es una criatura marina llamada coloquialmente selkie. Las selkies tienen aspecto de foca pero al pisar tierra firme y desprenderse de su piel son mujeres bellas y coquetas. Ella vive prisionera de un descuido que tuvo que pagar muy caro y como consecuencia comparte su vida con un hombre que no ama. Harta de sus malos modales y de sus prohibiciones decide fugarse y volver al mar junto a su prima Coral, de donde no deberia haberse marchado nunca.
    Sus vidas se anclaran. El amor se sellara en sus corazones heridos. A pesar de caer mil veces, la amistad los levantara y permaneceran juntos ante la adversidad.

  • El Gatopardo de Giuseppe Tomasi Di Lampedusa

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    Sicilia, 1860. El tiempo parece discurrir con parsimonia en estas tierras, marcadas por los ritmos de una campina de arida belleza y un orden social inamovible, cuya cuspide ocupa la aristocracia terrateniente. Pero la historia esta a punto de dar una sacudida con el desembarco de Garibaldi. Don Fabrizio, principe de Salina, hombre imponente, orgulloso, sensual y lucido, patriarca de una de las familias mas poderosas de la isla, contempla imperterrito estos tiempos convulsos que acaso supongan el hundimiento de su mundo o tal vez traigan cambios que en realidad permitiran que todo siga igual. Mientras tanto, su impetuoso sobrino Tancredi abraza la causa garibaldina y se enamora de la bella Angelica, hija de un advenedizo social… Recibida en su dia con polemica, la unica novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa es hoy ya un clasico indiscutible, que recuperamos en una nueva edicion que incluye posfacio de Carlo Feltrinelli.

  • El sacerdote de Sheila Maldonado

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    Kevin cumple la promesa que le hizo a su padre en el lecho de muerte y se convierte en sacerdote tal como era su mayor deseo, ver a su hijo conduciendo a la humanidad como guia espiritual. Tras veinte anos ejerciendo su obligada vocacion, se siente atraido por la joven viuda Esther, a la que ayuda en la granja tras la tragica muerte de su difunto esposo. Entre los dos surgiran sentimientos dificiles de controlar , y mas cuando ambos van a tener que vivir bajo el mismo techo.