• peter blue cloud - Peter Blues

    https://gigalibros.com/el-capitan-malapata-y-la-hermandad-de-los-brujos.html

    El capitan MalaPata zarpa para la que puede que sea su ultima aventura. Deshacerse de la terrible maldicion que esta acabando con el poco a poco. La Hermandad de los Brujos pondra todos los obstaculos posibles para que no lo consiga. Los peligros acechan, el tiempo se agota. ?Lograra su objetivo?

  • peter blue cloud - Iberlibro

    https://www.iberlibro.com/buscar-libro/autor/peter-blue-cloud/

    Ein sanftes Erdbeben. Geschichten und Gedichte de Blue Cloud, Peter: y una gran selecci�n de libros, arte y art�culos de colecci�n disponible en ...

  • Turtle Bear & Wolf de Peter Blue Cloud (Aroniawenrate)

    https://www.iberlibro.com/primera-edicion/Turtle-Bear-Wolf-Peter-Blue-Cloud/30915567740/bd

    Disponible ahora en Iberlibro.com - Paperback - Akwesasne Notes, Rooseveltown - 1976 - Condici�n del libro: Fine - First edition. - Trade paperbound book.

  • peter blue cloud - AbeBooks

    https://www.abebooks.com/book-search/author/peter-blue-cloud/

    Coyote's Journal by Carroll Arnett; James Koller; Peter Blue Cloud; Steven Nemirow and a great selection of related books, art and collectibles available ...

  • Books by Peter Blue Cloud and Complete Book Reviews

    https://www.publishersweekly.com/pw/authorpage/peter-blue-cloud.html

    The Christlike Coyote is the main protagonist in this collection of pseudo-spiritual poems and tales. Mohawk Blue Cloud ( Elderberry Flute Song ) attempts, ...

  • Peter Blue Cloud on Native American Authors - IPL.org

    https://www.ipl.org/div/natam/bin/browse.pl/A18

    Native American Authors Peter Blue Cloud (Aroniawenrate), 1935- Mohawk Blue Cloud was born to the ... American Book Award, before Columbus Foundation, 1981.

  • The Paranoid Foothills: A Sinsemilla Dialogue in Progress

    https://www.goodreads.com/book/show/2380514.The_Paranoid_Foothills

    The Paranoid Foothills book. Read reviews from world's largest ... Peter Blue Cloud ... To see what your friends thought of this book, please sign up.

  • Peter Blue Cloud - Wikipedia

    https://en.wikipedia.org/wiki/Peter_Blue_Cloud

    He published several books of poetry and his poems appear in numerous anthologies and journals. He won the American Book Award for Back Then Tomorrow in 1981.

  • Peter Blue Cloud Vida tempranayCarrera profesional

    https://hmong.es/wiki/Peter_Blue_Cloud

    Gan� el American Book Award por Back Then Tomorrow en 1981. Se destac� por combinar la mitolog�a nativa americana con temas contempor�neos, especialmente el ...

  • Clans Of Many Nations - Peter Blue-cloud (paperback)

    https://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-833997818-clans-of-many-nations-peter-blue-cloud-paperback-_JM

    Todos nuestros libros los importamos a pedido. Cuando usted compra, realizamos el pedido a la editorial en el exterior y lo importamos. Una vez recibido en ...

  • Amor Encubierto de Rose Marie

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    El amor puede existir bajo cualquier circunstancia: tiempo, lugar, lo que sea … puede suceder. Puede cambiar toda una vida con su presencia, con su luz. Aqui hay una historia que sucedio en mi vida y me convencio de la verdad de que el amor es mas poderoso que cualquier otra cosa … y de todos modos puede existir. Cuando nos acercamos al lugar donde nos habian enviado, alguien grito “emboscada”. y tuvimos que extendernos y correr. Las balas comenzaron a llover sobre nosotros desde un lugar que nadie podia ver. Me tire al suelo, cubriendome los ojos, como si eso pudiera haberme protegido de las balas. Despues de un rato, el sonido se detuvo. Mire hacia arriba: todo el grupo se habia dispersado en el campo que estaba intercalado con empinadas trincheras y valles. Me levante y camine sin rumbo unos pasos, cuando una mina de campo exploto a mi lado, arrojandome al borde de un pozo y cubriendome con un monton de tierra polvorienta. Casi me caigo en la gran trinchera de abajo. Era el borde de una grieta en el suelo, hecha por un terremoto o explosiones previas. Me puse de pie, tratando de alejarme del suelo resbaladizo bajo mis pies y esparci la tierra de mi cabeza. ajustando el casco de metal. De repente, escuche una voz desde abajo: “Oye, ?quien esta alli?” Mirando hacia abajo, me di cuenta de una nina. Un soldado tambien. No fue una sorpresa que la guerra tambien reclutara chicas, pero fue sorprendente verla alli, en la zanja. Su largo cabello le caia sobre los hombros, debajo del casco. Sus ojos verdosos me miraban extranamente y brillantemente. “Me cubriste de polvo”, dijo en tono de broma y sonrio, esparciendola de su uniforme. “?Como llegaste alli?” Le pregunte con curiosidad. “Probablemente de la misma manera que casi lo hiciste”, respondio ella y siguio sonriendo. Eso me parecio divertido y me rei. Ella tambien se rio y luego dijo: “?Me ayudaras a salir?” “Claro”, dije y extendi una mano. Sus largos dedos, del color de la palida luz de la luna me llamaron la atencion. Cuando se paro a mi lado, me di cuenta de que probablemente tenia la misma altura y edad que yo. Los dos teniamos apenas dieciocho anos, no estabamos listos para la guerra y no estabamos listos para exponernos a un peligro inminente, pero nos reiamos de eso con ese desafio inconsciente que tienen los jovenes, con una certeza inexplicable de que de alguna manera eramos invencibles y no nos afectaba lo que sucediera a su alrededor. nos. “!Gracias!” Se sento y comenzo a rascarse el barro de sus botas. Queria salir de la trinchera, pero una bala chisporroteo en mi oido, asi que me agache en la zanja. Me sente a su lado, mientras ella limpiaba sus botas con un palo. “?De que unidad eres?” Yo le pregunte a ella. “Veinte. ?Que pasa contigo?” “Veintiuno.” Ella me miro atentamente. Sus ojos tan llenos de luz me asombraron. “Podriamos tener que arrastrarnos para salir de aqui”, dije. “Hmm … no importa, los dos hemos terminado”, respondio un poco disgustada. “!Vamonos!” Saltamos de la zanja al mismo tiempo, arrastrandonos y rodando rapidamente bajo las balas voladoras hasta llegar al bosque. Luego corrimos para encontrar a nuestros camaradas entre los arboles. La vi desaparecer y lamente un poco no haberle preguntado su nombre. “De todos modos, podriamos no volver a vernos, asi que …” Pense para mi mismo. Mis camaradas ya estaban reunidos en la fila. El oficial al mando me vio integrarme entre ellos y me pregunto severamente: “!Tu! ?Donde has estado?” “Hubo una explosion cerca y me cai en una zanja y …” !Saca las manos de los bolsillos y no vuelvas a alejarte del grupo! ?Entendido?” “Si.” Irritado por no haber dicho “Si senor”, el oficial me dio la espalda y nos ordeno que subieramos a la cima del bosque profundo. Por la noche llegamos a los barracones que representaban nuestros cuartos en esa montana. Habia sido un camino largo y agotador, asi que cuando llegamos alli, tenia hambre y sueno, asi que me meti en la cama de inmediato. Temprano en la manana la sirena ensordecedora me desperto. Fui al bano y encontre solo agua helada en los grifos, asi que me lave la cara y sali al patio. Todos ya estaban en linea otra vez. El comandante me fruncio el ceno. La luz de la manana fue repentinamente aguda y cegadora. !Siempre estas separado del grupo, soldado! ?No escuchaste la sirena? “Yo hice.” “Entonces, ?por que no te moviste mas rapido y llegaste a tiempo para la salida de la manana?” “Fui al bano.” Las lineas comenzaron a reir, sus voces se alzaron en el aire despejado de la manana. “!Silencio!” rugio el oficial. “Ve a tu casa ahora y no hagas que esto vuelva a pasar, ?me oyes?” “Si.” “?Si que?” “!Si senor!” “Cuando un oficial superior te esta hablando, debes pararte derecho. ?No lo sabias? “Si senor, lo sabia”. “Entonces, ?por que no lo hiciste?” “No podia recordarlo”. “?Que quieres decir con que no te acuerdas?” “Si me esta gritando, no puedo recordar todo lo que debo, senor”. El comandante me miro, tratando de ver si me estaba burlando de la situacion o si realmente queria decir lo que dije. No podia decidir, asi que nos grito que fueramos a desayunar: !Al comedor, soldados! !Moverse!” La cantimplora se lleno repentinamente de ruido, charla y tintinear platos. Comi en silencio, solo en mi mesa. No conocia a nadie lo suficiente: no habia habido tiempo para ello. Nos habiamos reunido y subido a toda prisa la montana para fortalecer los puestos defensivos, incluso antes de que pudieramos mirarnos. Entonces oi mas ruido en las puertas de la cantina: un nuevo grupo entraba a desayunar. “Unidad veinte”, dijo alguien a mi lado y levante la vista con curiosidad. Eran en su mayoria chicas. Los muchachos de la cantina silbaron alegremente, dando la bienvenida a los hermosos soldados que parecian esperar eso y no prestaron mucha atencion a la atmosfera. Tenian hambre y solo les importaba la comida en ese momento, que rapidamente colocaron en sus bandejas. El comandante anuncio que la nueva unidad se mezclaria con la nuestra, por lo que tuvimos que dejarles espacio en los barracones. Acababa de terminar el desayuno y me quede mirando a las chicas desempacar en el patio. De repente, vi al que habia conocido un dia antes, en la zanja. Ella estaba luchando con una mochila. Me acerque a ella. “Hola. ?Como estas? ?Puedo ayudarte?” Ella me miro y no parecio sorprendida. Ella me permitio ayudar, aceptando algo cansado: “Si quieres, puedes llevar esta mochila; es un poco pesado “. Yo lo levante. “?Cuales son los barracones donde nos quedamos?” Pregunto, mirando a su alrededor aburrida y desprendida, como si hubiera visto suficiente y ya habia tenido suficiente. “Aqui. Esos son los cuartos de los oficiales. Nos quedaremos en este otro lado. ?Por que llegaste tan tarde? Llegamos ayer. ?No se suponia que estabas aqui al mismo tiempo? Mis preguntas le hicieron responder simplemente: “No lo se. Nuestro guia probablemente se desvio. Fue un largo camino por el bosque. En realidad, fue una pista bastante miserable “, dijo con disgusto. Abri la puerta del barracon. “Puedes elegir tu lugar, hay suficientes disponibles. Tenemos camas bunker. “?Donde te estas quedadando?” ella me pregunto de alguna manera desorientada e indecisa. “Estoy aqui, la cima. El de abajo es gratis. “Perfecto. Prefiero el de abajo. Me quedare aqui, si no te importa. Parecia sentirse segura a mi lado, asi que coloco su mochila en la cama y se sento en el borde, mirando desolada. Entonces, de repente, recordo algo y levanto la vista alegremente: “Vamos a presentarnos el uno al otro. Nos hemos conocido, pero no se tu nombre. “Es Ky”. Me miro atentamente y sus ojos brillaron con una luz profunda. “Ky”, sonrio mientras decia mi nombre. “Te conviene. Me llamo Seloren. Le estreche la mano otra vez, la misma mano palida a la luz de la luna con dedos delgados. “Encantado de conocerte, Seloren”. Su nombre era tan delicado y refinado como sus manos. Me sorprendio la chica inusual que de alguna manera habia aterrizado en el mismo bosque, en la misma montana, en el mismo barracon que yo. Parecia cansada y se quito las botas, estirandose sobre la manta aspera. El cuartel de madera estaba vacio. Todos seguian en la cantina. “No comiste mucho” me di cuenta. “?No quieres el desayuno? Podria traerlo para ti. “Eso es bueno, pero no me gusta la comida que nos dan. Debo tener cuidado con lo que como. Tengo unos bocadillos en esta mochila. “Te dejare descansar ahora”. Sali, mientras los soldados se reunian para recibir las instrucciones en el patio. Tuvimos que hacer un horario para patrullar el bosque y no queria terminar en el turno de noche, aunque de alguna manera sucedio. Mientras cruzaba el patio, el comandante me vio. “!Tu! ?Estas perdiendo el tiempo deambulando? ?No tienes nada mejor que hacer, soldado? “Iba a revisar el horario”. “Simplificare el horario para ti: !ve a la cantina y ayuda a lavar los platos! ?Ya llegaste? !Moverse!” Tenia que ir a la cocina, asi que el horario se decidio en mi ausencia … y tuve el turno de noche, por supuesto. Por la noche, el bosque estaba lleno de sombras al acecho, ramas quebradizas, buhos chirriantes, movimientos inesperados de hojas y nos asustaba el mas minimo sonido. Nos pusimos nuestras gafas de vision nocturna, por lo que al menos pensamos que de alguna manera estabamos mas seguros, aunque todavia era desconcertante, mirar hacia la oscuridad y caminar sobre nuestros pies. Cerca del amanecer regrese y me meti en la cama. Todos estaban dormidos. Seloren tambien estaba dormido.

  • El barquero de almas de Claire Mcfall

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    Dylan ha escapado ilesa de un horrible accidente ferroviario. Pero, en realidad, no es asi. El paisaje sombrio que la rodea no es Escocia. Es un paramo donde merodean espectros en busca de almas humanas. Y el extrano que esta esperandola no es un chico comun y corriente. Tristan es un barquero, cuya tarea consiste en transportar su alma al mas alla, un viaje que ya ha hecho miles de veces. Pero esta vez hay algo diferente. Indecisa entre el amor y el destino, Dylan comprende que no puede separarse de Tristan, pero tampoco puede quedarse con el. Tarde o temprano, inevitablemente, los espectros capturarian su alma y ella se perderia para siempre. ?Podra el verdadero amor vencer los limites de la muerte? El barquero de almas es una historia que nos hace pensar, un relato verdaderamente original de un amor que se niega a dejarse limitar por la muerte.

  • Algo mas que una burlona sonrisa irlandesa (Socios Irlandeses 3) de Begona Gambin

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    Llega la esperada tercera entrega de la trilogia <>.

  • Solo tu me tendras de Toni Munoz

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    En mayo de 2017, un cuerpo calcinado aparece junto al pantano de Foix, abandonado en el maletero de un coche al que han prendido fuego. Solo una protesis de columna permite reconocer el cadaver: pertenece a Pedro Rodriguez, un agente de la Guardia Urbana de Barcelona suspendido de empleo y sueldo desde hacia meses tras propinarle una paliza a un motorista. Su vida, poco antes de la agresion, habia dado un vuelco: acababa de separarse de su mujer para iniciar una relacion con otra agente de la Guardia Urbana, Rosa Peral. Llevaban juntos desde entonces. Pero Rosa, cuando le comunican la noticia, apenas se inmuta. De hecho, se refugia de inmediato en un antiguo novio, Albert Lopez, miembro tambien del mismo cuerpo de seguridad. Y empieza a sugerir que quiza su exmarido, Ruben, agente de los Mossos d’Esquadra, tiene algo que ver con la muerte de Pedro.

  • Juego de corsarios de Silvia Garcia Ruiz

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  • Los dias grises, y tu mirada azul de Lorraine Coco

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    Tara es diferente desde el dia de su nacimiento. Su naturaleza la convierte en una entre un millon. Pero eso no la hizo sentir especial. Muy al contrario, la obligo a vivir en una burbuja que la protegia del mundo, y de ella misma. Tras la muerte de su madre, se ve obligada a vivir bajo el techo de su padre; un hombre con el que hace trece anos que no tiene contacto y al que solo puede reprochar su abandono. Pero tras las puertas de su impuesto hogar, se abrira para ella un nuevo mundo lleno de oportunidades e inesperadas experiencias.

  • Promesas de sal y limon (El club de las Tulipanes 1) de Lucia De Vicente

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    Cadiz, junio de 2000. Ana dio un beso a su madre, otro a su padre y salio corriendo para atravesar el enorme patio del Santa Brigida Irish School a fin de atender la llamada de sus tres amigas, que estaban haciendose fotos con su querida profesora de Lengua y Literatura, la senora Quesada. El coctel que siguio a la ceremonia de graduacion de las alumnas que ese ano terminaban el colegio estaba a punto de finalizar. Hacia pocos dias se habian sometido a la dura prueba de la selectividad y tanto ella como sus queridisimas companeras de fatigas y aventuras obtuvieron magnificas calificaciones, tal y como se esperaba de ellas. La direccion y el profesorado tenian a las cuatro por buenas chicas. Las consideraban de las mejores estudiantes de su promocion, pero ella no pudo evitar una sonrisita ladina al pensar en eso. Lo cierto era que entre todas disponian de una buena coleccion de travesuras y fechorias en su haber, aunque tenian la virtud de haber salido siempre indemnes de ellas. <>, penso sin perder el paso, acercandose al grupo para posar para la instantanea. --Chicas, !hoy es nuestro dia! --grito al tiempo que levantaba el birrete de pega que les facilitaron los organizadores del evento, al mas puro estilo de Yankilandia--. Hoy, por fin, podemos quemar Cadiz; no tenemos que regresar al colegio. !Y ya somos todas mayores de edad! Solo una semana atras habian celebrado el dieciocho cumpleanos de Gabriela, la mas joven y la mas inteligente de las cuatro, por mucho que esa cualidad no se viera reflejada en sus calificaciones escolares. Ni tampoco en la facilidad para hacer amistad con el resto de sus companeras. --Tambien es nuestro ultimo dia juntas, Ana --lloriqueo Gabriela--. Hoy todas dormiremos en nuestras casas y a partir de manana cada cual seguira con su propia vida y no volveremos a vernos. --Vamos, vamos, pequena --la regano con carino la senora Quesada, abrazandola--. Hoy no pienses en eso. Como os he dicho siempre, teneis que vivir el momento. Ya sabes, carpe diem. Manana, Dios proveera. --Eso, Gabriela --corroboro Beatriz, la decana del grupo y a la que todas concedian el papel de protectora, aunque solo se llevaran unos pocos meses de diferencia--. Ademas, si que vamos a volver a vernos; lo hemos prometido. --Deberiamos sellar eso como Dios manda, ya sabeis… --propuso Patricia, la pragmatica, con un gesto picaro--, para que a ninguna se nos ocurra faltar el dia que acordemos para la quedada. --?Que es eso de sellar las promesas? --quiso saber la profesora, que miraba de una a otra, curiosa, intentando rellenar los huecos de su conversacion. --Bueno, cada vez que… --!Callate, Gabriela! --interrumpio Beatriz a la menor, alarmada ante la disposicion de esta a contar su mas protegido secreto; el que todas guardaban con celo, aunque seguramente el miedo a ser descubiertas tenia mas peso que la fidelidad a la palabra dada. --Pero si ya no pueden castigarnos --se defendio esta. --?Y que mas da? --protesto ella, enfadada. --Nada, dona Fina --salio al paso Patricia--. Se trata de una ceremonia infantil e inocua que celebramos cada vez que nos hacemos alguna promesa de futuro, no se preocupe. La profesora las miro a todas, analizando las diferentes reacciones, y sonrio enigmatica. --Ay, ninas, ?pensais que he nacido ayer? --repuso moviendo la cabeza ligeramente de un lado al otro--. Por muchos anos que lleve intentando instruir esas y muchas otras cabecitas de calabaza, nunca terminare de acostumbrarme a que sigais siendo tan inocentes aun el dia de vuestra graduacion. ?Creeis que no estoy al tanto de vuestro juramento… tequilero? --lo denomino despues de pensar un rato y a falta de otra palabra mas adecuada que acudiera a su mente. Las cuatro se miraron asombradas. --!Pero, dona Fina! --salto Beatriz, anonadada al darse cuenta de lo que la senora Quesada acababa de confesar--. ?Desde… cuando lo sabe? La mujer rio divertida. --Pues, posiblemente desde el primer dia. Os recuerdo que, por mi aula, han pasado montones de alumnas antes que vosotras y seguiran pasando despues. Y todas, absolutamente todas, teneis un punto en el que infringir las normas de la escuela se convierte en vuestro objetivo primordial. Incluso las que teneis fama de formales y estudiosas. --?Como se dio cuenta? --cuestiono Ana--. Siempre hemos actuado con mucho cuidado. --El primer dia que Gabriela bajo al comedor y dejo sobre la mesa su desayuno entero, sin tocar ni una tostada, y el resto, con cara de lechuga vieja, os quejasteis de que algo os habia sentado mal y que os dolia la cabeza, lo supe. Luego solo tuve que buscar las pruebas en vuestras habitaciones y, perdonad que os diga, sois muy poco originales intentando ocultarlas. Las cuatro se miraron alarmadas. --?Y por que no nos delato? --pregunto Patricia. Ella siempre era la mas inquisitiva, no en vano el curso siguiente se matricularia en la Facultad de Derecho e intentaria convertirse en la abogada mas aguerrida y resolutiva de toda Espana. --No hubiera servido de gran cosa --admitio--. Todos los profesores sabemos que estas cosas ocurren y es casi imposible evitarlo. Lo unico que hacemos es intentar que no se nos vayan de las manos y empiecen a convertirse en un problema. Una pequena cogorza no mata a nadie, siempre y cuando no se produzca demasiado pronto o se repita con asiduidad. Vosotras habeis sido cautas, la verdad. Un par de veces por curso y solo en los dos ultimos. --?Hacen la vista gorda? --dijo Gabriela, asombrada. --Solo a veces, ya os digo. En vuestro caso no era alarmante. Es condicion del ser humano transgredir las normas y, si los superiores lo afrontamos con excesivo celo o rectitud, lo unico que conseguimos es potenciar ese deseo natural de rebeldia. --!Gracias, dona Fina! --exclamo Beatriz, abrazandola, a punto de que se le saltaran las lagrimas por la emocion. --Pero esta noche, ya que acabo de dejar de ser vuestra profesora --propuso dona Fina, quitando hierro al momento--, ire con vosotras y compartire esos chupitos de tequila para celebrar la clausura de nuestro Club de las Tulipanes. --!Genial! --gritaron las cuatro a coro. --Ademas, tenemos algo para usted --confeso Gabriela, incapaz de guardar una sorpresa. --Gabriela… --la reconvino Patricia. --Dejala, Paty --la defendio Beatriz--. Ya sabes que Gabriela es asi. Anda, Ana, ve a buscar los regalos de la senora Quesada. Ella tambien estaba deseando ver la cara que pondria la profesora cuando le entregaran todo lo que llevaban tiempo preparando, asi que partio de inmediato con una inestable carrera sobre los tacones, ya que, acostumbrada a los zapatos del uniforme, no tenia suficiente practica para andar con ellos por un terreno tan desigual como el del patio del colegio, y se dirigio a la habitacion que habia compartido con Beatriz durante los ultimos siete anos. El equipaje de ambas estaba alli, embalado y dispuesto para ser trasladado por ultima vez hasta sus respectivos domicilios. Los armarios parecian los nichos deshabitados de un cementerio, que esperan su proximo inquilino como si el anterior no hubiera dejado alli algo mas que su esencia durante una larga temporada. Sintio ganas de llorar, pero hizo un esfuerzo supremo y consiguio reprimir las lagrimas. No queria estropearse el ligero maquillaje que se aplico para acudir a la ceremonia, ya que ese dia estaba todo, o casi todo, permitido. Evito volver a mirar la habitacion y recogio la bolsa de plastico que reposaba sobre su cama, o sobre la que lo fue hasta ese dia, y salio zumbando de alli para no derrumbarse y caer en la pena que sentia que empezaba a ahogarla. Del mismo modo que llego, corrio para volver al punto en el que las demas la esperaban, solo que esa vez eligio la puerta principal, para atajar camino. --!Morales! --la reconvino sor Elisa, la portera--, !no corra! Aunque sea su ultimo dia en esta escuela, las normas se cumplen hasta el final. Ella pego un frenazo en seco, sonrio a la monja carcelera --como la apodaban entre ellas--, pidio disculpas con una taimada sonrisa y, en cuanto piso el ultimo escalon que daba acceso al recinto, volvio a correr como alma que se llevara el diablo. --Aqui teneis, chicas --dijo al entregar su preciada carga. Todas dejaron que Beatriz hiciera los honores sin siquiera consultarlo entre ellas, como en un acuerdo tacito. Esta saco una caja cuadrada, verde, de tamano aproximado de treinta por treinta centimetros y se la entrego a la profesora. --Para que tenga un recuerdo nuestro. La mujer la tomo agradecida y emocionada. Cuando levanto la tapa, se le llenaron los ojos de lagrimas. --Esta firmada por las cuatro --aclaro Gabriela, ante el silencio acongojado de dona Fina. --Es una placa de plata con el decalogo de nuestro club --especifico Patricia. Se referia a la hermandad que surgio de forma inesperada despues de que en la sesion de cine semanal del colegio emitieran El Club de los Poetas Muertos. Ellas quedaron tan impresionadas con la pelicula, y se vieron tan reflejadas en los chicos de aquel internado, que quisieron hacer algo semejante. Y, como no podia ser de otro modo, la unica docente capaz de emular las virtudes del senor Keating era su querida profesora de Lengua y Literatura, que ademas compartia asignatura con el personaje de Robin Williams. A dona Fina le encanto la idea desde el primer minuto, pues en el fondo era otra inconformista, libre pensadora y un poquito reaccionaria, como John Keating, aunque en otro estilo. A la senora Quesada le gustaba la poesia como al que mas, claro que si, pero preferia la narrativa. Y de entre toda, la de los autores del romanticismo de los siglos XVIII y XIX; Jane Austen, Charlotte Bronte y su hermana Emily, Lord Byron, Mary Shelley, Alexandre Dumas, Gustavo Adolfo Becquer… Pero, ademas, algo que nunca reconocio delante de sus alumnas fue que era una defensora a ultranza de la romantica actual. Seguia la obra de Johanna Lindsey, Kathleen Woodiwis, Marie Jo Putney, Nora Roberts, Diana Gabaldon, Virginia Henley y un larguisimo etcetera de autoras, de las que era voraz lectora. Ellas no tardaron en averiguarlo. Les extranaba tanto verla leyendo, en los recreos y antes de irse a la cama, aquellos libros de bolsillo de pastas forradas con papel de periodico, concentrada al maximo y componiendo caras y gestos de admiracion, que no pudieron evitar dar rienda suelta a su curiosidad.

  • Cuando me veas, Laura Gallego de Laura Gallego

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    ?Quien o que es? ?Que intenciones tiene? ?Una amenaza desconocida o una luz en la oscuridad? ?Tiene algo que ver con el caso del "chico de la azotea"?
    Extranos sucesos inexplicables. Un secreto. Una muerte repentina. Una investigacion. !Descubre que hay detras!

  • La sustancia del mal, Luca D’Andrea de Luca D'andrea

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  • Menina del Louvre de Mavi Tome

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    Intrigas palaciegas, luchas de espada y romance en la Corte de Luis XIII.

  • Sin igual, Alyson Noel de Alyson Noel

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    Todo el mundo aspiraba a ser alguien.

  • El final de todas las cosas de John Scalzi

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    Tras la expansion de los humanos por el espacio, la Union Colonial se creo para ayudar a protegernos de un universo hostil. Pero uso la Tierra como fuente de reclutas hasta que sus habitantes dijeron: basta. Ahora, la Union Colonial esta en peligro: cuenta con un par de decadas antes de que las Fuerzas de Defensa Colonial se agoten y las colonias humanas en apuros sean vulnerables a los ataques alienigenas. En este universo colapsado, el teniente de la FDC Harry Wilson y los diplomaticos de la Union Colonial trabajan a contrarreloj para descubrir quien esta detras de los ataques a la Union y de los alienigenas. Si no encuentran el modo de encontrar la paz con una Tierra recelosa y enojada y mantener intacta la union de la humanidad, se arriesgan al olvido y la extincion, y al final de todas las cosas.

  • Solo para ellas de Amber Lake

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    Una cosa bella es un goce eterno. John Keats Una sonrisa de satisfaccion curvo la sensual boca de Tania al repasar el informe del contable que gestionaba los asuntos economicos de su empresa. El balance del ultimo trimestre era positivo, como esperaba, y podria hacerle frente al prestamo que pensaba solicitar. Lo mando imprimir para llevar una copia cuando fuese al banco. Ese informe demostraba que la agencia era solvente y pagaria los plazos con desahogo. No tendrian razones para negarselo. Tania era la propietaria de un negocio muy peculiar. En 2010, despues de acabar los estudios de Direccion y Administracion de Empresas y un master en Recursos Humanos en la prestigiosa Universidad de Yale, en Estados Unidos, regreso a Barcelona, su ciudad natal, con muchas ilusiones y un brillante curriculum bajo el brazo. Tras pasar por algunos trabajos ingratos y mal remunerados, una noticia aparecida en un periodico financiero le dio la idea: crear una agencia que se dedicase a ofrecer los servicios de hombres de compania para compromisos profesionales o de ocio a las personas y empresas que lo solicitasen; algo que se hacia en otros paises con mucho exito, segun destacaba el diario. Hizo un estudio de mercado y de las pocas agencias similares que existian en la ciudad y comprendio que el proyecto podria tener exito --a pesar de la crisis economica que asolaba el pais en esos momentos-- si incluia una mayor gama de ofertas y un catalogo de personal amplio, variado y selecto. Y asi surgio <>, su floreciente agencia y la mejor de la ciudad en su especialidad por la amplitud de actividades que ofrecia y la profesionalidad de sus empleados y colaboradores. El secreto de su exito era la rigurosa seleccion de su personal. Procuraba que fueran hombres inteligentes, cultos, elegantes... No tenian que ser necesariamente guapos. Con poseer un fisico aceptable y gusto en el vestir era suficiente. Su atractivo derivaba de la seguridad en si mismos, de su caracter afable, su simpatia y, en especial, de su correccion y esfuerzo, cualidades que los convertian en unos autenticos caballeros. A la hora de seleccionarlos, valoraba que estuviesen acostumbrados a moverse con soltura en ambientes sofisticados y dispusiesen de recursos suficientes para resolver cualquier imprevisto que pudiera surgir, como sacar de apuros a sus acompanantes en caso de necesidad. Y de forma discreta, otra de las maximas de su empresa; como habia ocurrido en algunas ocasiones con personajes famosos de visita en la ciudad que habian recurrido a su agencia para procurarse un poco de recreo. A todo ello, habia que sumar --aunque no era requisito imprescindible-- que fueran amantes generosos y experimentados por si la mujer que los contrataba deseaba ampliar sus servicios en ese aspecto. Cuando fundo la empresa, Tania no se planteo incluir esas prestaciones especiales, como ella las llamaba. Por desgracia, gran parte de sus clientas acababan solicitando ese extra, y ella comprendio que no podia ponerlas en manos de amantes inexpertos o de brutos sin conciencia, que acabarian desprestigiando la imagen de calidad que pretendia dar. Su clientela era variopinta. Desde empresas que organizaban eventos y necesitaban personal para atender a los asistentes, o para hacer de <> en ellos, a fiestas privadas que requerian acompanantes para los invitados sin pareja. Incluso se habia dado el caso de personas que deseaban hacer un regalo especial a algun amigo o familiar. Con todo, la mayoria de clientes que acudian a la agencia eran mujeres, por lo general ejecutivas o empresarias de alto poder adquisitivo, que necesitaban un acompanante para acudir a algun compromiso laboral o social. Tambien las que, al carecer de pareja y de tiempo para las relaciones sociales, deseaban un companero agradable con el que disfrutar los momentos de ocio, o turistas de alto standing que requerian un guia discreto y amable para conocer a fondo la ciudad y sus posibilidades de diversion... Tania no ignoraba, ni cuestionaba, que muchas de sus clientas lo que buscaban era un hombre para llevarse a la cama, pero les daba mas garantias contratar a uno de sus colaboradores que contactar con algun gigolo de los que se ofrecian en la seccion de anuncios de los periodicos. Confiaban en su buen criterio para ofrecerles un amante a su medida y libre de riesgos. Ella se ocupaba de que su personal fuese capaz de realizar esa tarea con la misma pericia y entrega que exigia en el resto de actividades. <>, advertia a sus empleados. Y esa era una de las razones por las que, en el ultimo ano, los usuarios habian aumentado de forma extraordinaria. El <> funcionaba muy bien, y eso le habia llevado a verse desbordada de trabajo en los ultimos meses. De todas formas, indicaba a los interesados que la prestacion extra era un tema que debian gestionar con el contratado. El suyo no era un negocio de prostitucion e insistia en dejarlo bien claro, tanto a los clientes como a sus trabajadores. Lo que ocurriese de mutuo acuerdo entre ellos no era de su incumbencia. Por desgracia, no podia impedir que muchos creyesen que la agencia no era mas que un prostibulo de lujo. Tania tenia la conciencia tranquila. Pensaba que con su empresa desarrollaba una buena labor social, al aconsejar y facilitar profesionales a las personas que acudian a ella, con lo que evitaba que se pusiesen en manos de oportunistas y desalmados. Tampoco las juzgaba. Ella nunca contrataria a un hombre para que saciara sus necesidades sexuales, era cierto; pero comprendia que habia personas que, por las circunstancias que fuesen, se veian abocadas a hacerlo y merecian la misma consideracion que el resto de sus clientes. En la actualidad disponia de un abultado catalogo de hombres de distinta edad y caracter para ofrecer a las personas interesadas, si bien la creciente demanda requeria aumentar los recursos. Ademas, y debido a que sus empleados no se dedicaban en exclusiva a esa tarea --aun estando muy bien pagada--, no solian durar mucho tiempo en la agencia. Algunos acababan abandonando por diversas razones: encontraban pareja que se oponia a que continuasen con ese empleo, conseguian un empleo mas acorde a sus expectativas de futuro... O por enfermedad, agotamiento... La profesion de acompanante solia ser de corta duracion y solo unos pocos llegaban a mantenerse hasta una edad avanzada, sobre todo por la feroz competencia. Incluso se habia visto forzada a despedir a alguno que no cumplia con las normas establecidas de discrecion y confidencialidad. Todo ello le obligaba a tener que reemplazarlos con frecuencia; lo que le ocasionaba mucho tiempo, esfuerzo e inconvenientes. La mayoria de sus empleados habian llegado a la agencia tras consultar la publicidad que aparecia en los principales periodicos y en la pagina web. Asimismo, los habia que acudian recomendados por alguno de sus empleados o por los que habian dejado de serlo. Tania los entrevistaba en persona para determinar si respondian a las exigencias que su distinguida clientela demandaba y no solia equivocarse en sus dictamenes. Se habia encontrado con hombres de todo tipo: muchos extraordinarios y otros solo correctos, pero tambien ignorantes, groseros o arrogantes que se delataban con solo escucharlos por telefono, o los que confundian el autentico sentido de esa profesion y creian que solo se trataba de tener citas sexuales. A estos los descartaba de inmediato, sin darles opcion a pasar a la segunda fase en la seleccion. Debido al auge economico que la ciudad llevaba experimentando desde hacia anos, que atraia a grandes directivos y empresarios --incluyendo a la cada vez mayor incorporacion de las mujeres a esos puestos de responsabilidad--, la demanda habia aumentado y se veia en la necesidad de incorporar nuevos empleados. Y en ello estaba. Tania miro el reloj que llevaba en la muneca. Pasaban unos minutos de las diez de la noche y aun no habia cenado. Al ser un negocio que llevaba personalmente, con la unica ayuda de Anna, su secretaria, la jornada laboral era extenuante y solia prolongarse hasta casi casi la medianoche; mas aun, cuando tenia una evaluacion en marcha. Esa noche decidio regalarse unas horas de descanso extra. Cenaria, veria alguna pelicula en el canal de pago y se acostaria pronto. Tenia que estar despejada al dia siguiente. A primera hora de la manana, pensaba llamar al director del banco para concertar una cita con el. No podia demorar mas la solicitud del prestamo. El negocio iba bien y tenia unos ahorros, aunque no eran suficientes para los proyectos que tenia en mente. Queria ampliar la agencia y ello requeria una fuerte inversion. En primer lugar, necesitaba alquilar un espacio en el sector de negocios mas sobresaliente de la ciudad para ubicar alli las oficinas. Ahora ocupaban parte de su vivienda, un amplio piso en la zona mas tranquila del barrio de Gracia; lo que resultaba muy practico, pero era poco profesional. Ya habia visto unas magnificas oficinas en la Gran Via de Carles III, en el distrito de Les Corts, con lo que atraeria mas clientes y de mejor calidad. Podria haberle pedido ayuda a su padre, consciente de que no se negaria a financiar ese proyecto, pero no queria involucrarlo otra vez. Ya le habia ayudado en una ocasion y, aunque tardo menos de tres anos en devolverle lo que le habia prestado, consideraba que era hora de cortar esa dependencia paterna. Sabia que se disgustaria con ella cuando se enterase de que no habia recurrido a el. Como todo padre con sus hijos, y mas si era el unico que tenia, queria y consideraba su deber ayudarla y protegerla; pero, de aceptar, acabaria creandole conflictos con su nueva esposa. Monica, con la que su padre se habia casado hacia un par de anos, era mucho mas joven que el y habia aportado al matrimonio dos hijos adolescentes. Tania sabia que no iba a admitir de buen grado que invirtiese dinero en un negocio que calificaba de deshonroso para la familia, y que ya habia causado varias discusiones entre la pareja; razon por la que dejo de visitarles meses antes. La felicidad de su padre era su prioridad, y no queria que se malograse por su culpa. CAPITULO 2 La excitacion es el fundamento del erotismo, su enigma mas profundo, su palabra clave. Milan Kundera Jana miro el reloj de pulsera y una mueca de disgusto se formo en su rostro. La persona que estaba esperando se retrasaba y eso, aparte de ponerla de malhumor, decia muy poco en su favor. Abrio el minibar y miro el surtido de botellitas. Saco una de ginebra y un bote de soda; al menos, amenizaria la espera con algo refrescante. Encendio un cigarrillo y se sento en uno de los confortables sillones. Le era indiferente que esa persona no se presentara; a ella le iban a pagar igual y, mientras, disfrutaria de las comodidades de aquella lujosa habitacion del hotel de cinco estrellas, que le abonarian igualmente. Diez minutos mas tarde, escucho unos urgentes golpes en la puerta. Sin apresurarse, se levanto y se miro en el espejo que ocupaba toda una pared frente a la cama. La imagen que le devolvio era impecable. El favorecedor maquillaje destacaba sus mejores rasgos: unos ojos grandes de largas pestanas y una boca jugosa. El vestido moldeaba su cuerpo escultural y dejaba al descubierto gran parte de las largas y bien torneadas piernas, que ella resaltaba con unos altos stilettos. La cuidada melena, peinada en uno de los mejores salones de belleza de la ciudad, remataba el soberbio conjunto que muchas mujeres envidiaban y todos los hombres deseaban. Satisfecha, fue a abrir. El hombre, de unos veintipocos anos y de atractivo rostro, respiraba con dificultad. Parecia que acababa de batir el record de los cien metros lisos. --?La senora Valdes? --pregunto, cuando fue capaz de recuperar el aliento. --Si --respondio Jana, observandolo con ojo critico y gesto serio. Aparte de la edad, le sorprendio el informal atuendo que llevaba: pantalon vaquero desgastado, cazadora de cuero negra sobre una camiseta blanca y zapatillas de deporte; una indumentaria adecuada a su edad y constitucion, pero le resultaba dificil imaginarlo con traje y corbata, prendas mas acordes con el trabajo que pretendia desempenar. Con todo, tenia su encanto. El aspecto aninado del rostro, acentuado por el rizado cabello rubio, despertaria instintos maternales en algunas mujeres; la razon mas probable de que Tania lo hubiese preseleccionado, cuando no se equiparaba a los aspirantes que le solia enviar. --Encantado, senora Valdes. Soy Jordi Oliva. --Sonrio nervioso. --Jana, por favor. Senora Valdes es demasiado serio. --Claro, Jana. Un nombre muy bonito. He venido a... a... --titubeo. No acertaba con la palabra adecuada para describir lo que habia ido a hacer alli. Jana tiro de la mano que le tendia y lo introdujo en la habitacion. --Ya se a lo que has venido, Jordi, aunque con considerable retraso. El evidente reproche altero aun mas al joven, que intento justificarse. --Lo siento. Es que no encontraba donde aparcar --dijo de forma atropellada. --Esa es una contrariedad con la que se debe contar; por ello, es necesario tomar tiempo. Y un recurso muy socorrido es el parking del hotel, si lo tiene.

  • Y tu que harias si. . . 1 de Lena Valenti

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    --?Has sacado al perro? Ya se habia acostumbrado a que Zac no le contestara cuando le decia hola al llegar a casa despues de un largo dia de trabajo. De hecho, ni recordaba cuando dejo que la indiferencia la albergara, ?cuando dejo de importarle que su marido no le respondiera? Suponia que, simplemente, paso una vez, y despues sucedio todos los dias como un ritual monotono y apatico. Olivia llegaba a su casa sobre las cinco y media de la tarde. Era la directora en funciones y de marketing de las grajeas Smiling, una marca de populares caramelos que se vendian en todo el mundo, como los Trident o los Smint, a diferencia de que los suyos tenian triptofano, una sustancia que ayudaba al cerebro a segregar serotonina, algo que segun los cientificos era <>. Heredo el negocio de su padre, un quimico farmaceutico que un dia decidio abandonarlo todo por su sueno, que no era otro que ayudar a que la gente se sintiese un poco mejor. Con los anos, Luis se prejubilo, aunque mucho le costo al buen hombre, porque adoraba su trabajo. Sin embargo, su hija, que habia estudiado marketing y direccion de empresas en la Universidad, estaba ya capacitada para llevar la compania y por fin delego sus labores en ella. Desde hacia cuatro anos, Olivia se hacia cargo del imperio de los caramelitos, a costa de pasar mas de ocho horas en las oficinas, recibiendo llamadas de distribuidores y vendedores de todas partes del mundo. Y esas mismas horas eran las que le pasaban factura al llegar a casa, en forma de un dolor de pies terrible y una migrana ocular muy molesta. Por eso, la cuarta cosa que hacia cuando llegaba a su hogar ademas de saludar a su marido, besuquear a su Gran Danes de dos anos llamado <> (porque era enorme) y descalzarse los zapatos de tacon, era abrir el armario del botiquin farmaceutico y tomarse un par de ibuprofenos de golpe. Despues, se dirigia de nuevo al salon, con Caballo pisandole los talones y lamiendole los tobillos, justo como hacia en ese instante. --Caballo, por el amor de Dios... No chupes --le espeto mientras tiraba de la pinza que le sujetaba el mono alto y perfecto. Ese era su look laboral favorito desde hacia un tiempo. Mono tenso y pelo recogido. No obstante, en su casa se liberaba y dejaba suelta y libre su melena rubia con reflejos cobrizos. Olivia fijo sus ojos verde azulados en Zac y se masajeo la nuca con los dedos. Tenia los hombros tan cargados que apenas se podia mover. Zac se encontraba donde siempre. En el sofa del salon, vestido con un chandal gris, con los pies embutidos en unos calcetines gruesos y negros, su MacBook Pro sobre las piernas, las gafas de ver de pasta negra resbalandole por la nariz, y sus ojazos de onix fijos en la pantalla mientras sus dedos no dejaban de teclear, como si hacerlo, detenerse, fuera pecado. Tenia el pelo despeinado, negro como el ala de un cuervo, con las puntas que le senalaban a todas partes, y la barba naciente moteaba su apuesta mandibula y su barbilla, marcada por un increible hoyuelo que a Olivia le fascinaba. Aun ahora, despues de cuatro anos de matrimonio, reconocia que su marido seguia siendo un hombre guapo y atractivo. --Zac --le repitio ella condescendiente. --Dime, preciosa --contesto ausente, concentrado en su ordenador. --Hola. ?Tierra llamando a Zac? --repitio con tono sarcastico, meneando la mano delante de su cara. --Hola, carino. Pero la saludaba sin verla, enfrascado como estaba en esa novela interminable que se habia comido dos anos y medio de su vida, casi toda la paciencia de Olivia y parte de su matrimonio. --Te he preguntado que si has sacado al perro --sujeto el dedo gordo de su pie y lo zarandeo un poco. --No. No he podido --argumento continuando con su escrito. --?No has podido? --Olivia se saco con brio la camisa blanca de la cinturilla de la falda de ejecutiva que siempre solia llevar. Conjuntos muy parecidos, de sobrios colores. Invariable estilo--. ?En serio? --se coloco con los brazos en jarra sin moverse, golpeando el parque con la punta del pie cubierto por las medias color carne y marcando el ritmo como un diapason. Nunca habia tenido mal caracter, pero ultimamente su paciencia pendia de un hilo muy fino--. ?Llevas aqui todo el dia, escribiendo en el sofa, y has sido incapaz de sacar a Caballo? ?Acaso esperas que yo venga de trabajar despues de mas de ocho horas de dura jornada y tenga que sacar a mi pobre perro que no ha salido en todo el dia? Esta vez, Zac alzo la mirada ante el tono poco amistoso de Olivia. Se subio las gafas hasta colocarlas en su sitio y sonrio como un angel pidiendo disculpas. Sabia que eso siempre le funcionaba con ella. Y lo peor, es que lo hacia sin maldad y sin animos de buscar ningun tipo de redencion. --Se me ha pasado el tiempo --se encogio de hombros. Olivia resoplo y puso lo ojos en blanco. --No me lo puedo creer... Sabes que Caballo jamas se hace caca ni pipi en casa. Que se aguanta aunque le estalle la barriga porque sabe que eso no esta bien y no nos gusta. ?Por que no eres capaz de pensar en el? <>, penso agriamente. --Lo se. Perdona, Olivia --Zac sacudio la cabeza y se reprendio a si mismo--. De verdad. Sabes que me pongo a escribir y se me va el mundo de vista... Estoy a punto de terminarlo. --Si, ya... --Olivia alzo la mano para detenerle--. Me lo llevas diciendo desde hace muchos meses --recalco con acidez. --Esta vez va en serio, carino. Me queda poco, son las paginas mas trascendentales de mi novela. Cuando la acabe, todo cambiara --la mirada de Zac se impregnaba en verdad, el se queria creer lo que decia, pero a ella ya no la convencia. Olivia siempre se mordia la lengua cuando le sacaba el tema de su libro. Zac dejo su trabajo como periodista tres anos atras en un periodico muy importante del pais para escribir una historia de la que todavia no le habia dejado leer un solo fragmento. Demasiado tiempo invertido en el mismo y en su manuscrito para que despues, al ser autor novel, nadie se lo fuera a editar. No sabia que tonterias y que suenos imposibles tenia Zac en la cabeza, pero Olivia habia pasado de decidir apoyarlo en todo, encargandose de la economia familiar, de la manutencion de su preciosa casa en Collserola, de responsabilizarse de todos los seguros, a dejar de creer en el y en su proyecto. Se habia hartado de verle hacer siempre lo mismo, sin conseguir frutos, arando un campo que parecia que no iba a germinar jamas. Sin ayudarla en nada. Olivia se habia hartado de deslomarse y de no recibir ni un masaje ni una palmadita de animo en la espalda. Desde hacia tres anos, para Zac solo existia su novela. Nada ni nadie mas. Olivia habia sido cruelmente relegada al olvido. Zac parpadeo un par de veces, esperando que ella cediera y no se enfadara demasiado con el. Y Olivia prefirio alejarse de las confrontaciones porque temia el dia en el que la discusion se le fuera de las manos, y dijera algo de lo que pudiera arrepentirse. Asi que, se alejo de su marido y se dirigio a su habitacion, zanjando la diatriba. Alli se puso ropa de correr. Sus pantalones cortos, sus Asics de colores, una susdadera de color negro, y sujeto a Caballo con la correa para realizar la quinta labor que sistematicamente hacia siempre al llegar a casa: darle una vuelta a su pobre perro que bien se merecia. Olivia ignoraria de nuevo lo que ella merecia o necesitaba, y pasaria por alto todo los detalles que Zac ya no tenia con ella. Y obviaria el hecho de que ese dia era su veintiocho cumpleanos y de que el lo habia vuelto a olvidar. Ni una cena romantica, ni un regalo hecho a mano, ni un beso ni un te quiero. Cero. Mientras se secaba las lagrimas de impotencia y frustracion de los ojos, su benevolencia la insto a que creyera una vez mas en el. Tal vez, solo tal vez, Zac decia la verdad. Acabaria la maldita novela, se centraria en recuperar su antiguo trabajo y lucharia por recuperarla a ella. Podia esperar un poco mas. Total, llevaba casi tres anos asi

  • Incubo. El amante de suenos de Mara Soret

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    ?Que harias si unos
    suenos eroticos irreprimibles amenazaran con arrebatarte todo cuanto amas?

  • El baile de los penitentes de Francisco Bescos

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    “Un thriller rural extraordinario: una trama perfectamente urdida, un elenco de grandes personajes, un escenario maravillosamente descrito y un estilo seco y directo que te atrapa sin remedio”. CARLOS BASSAS

  • El reto del multimillonario (Los Sinclair 1) de J. S. Scott

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  • Cuando Sonries de Erica Vera

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    Buenos Aires. 2016. —Uh. Me olvide de contarte. Hoy te llamo tu madrina —dijo Jimena mientras terminaba de secar el plato que le alcanzaba Damaris—. Atendi porque no dejaba de sonar y pense que era importante, perdon. —Esta bien. Vi la llamada. Me escribio tambien. —?Y? —Nada. No le he dicho nada. —!?Por que?! Deberian saber lo que paso. —No. Y no me vas a convencer. —Creo que deberias contarles, Dami. —Le acaricio la mano en el intercambio de vajilla y le sonrio con dulzura. Aun pese a los dias que habian pasado y los antiinflamatorios que habia tomado, seguia llevando la marca de la mano de su marido en el rostro. —No creo que sea buena idea. Podria llegar a provocar una tragedia. No. —No estas sola, amiga. —Lo se. !Gracias! —Entonces… —Entonces… cuando me recupere, analizare que hacer. Yo no quiero volver y ser una carga para nadie, Jimena. No quiero que se compadezcan de mi. Ya tu sabes. —Si… pero alla esta tu mama, tu familia. Creo que… —Lo se. No creas que no pienso en ellos. —?Y entonces? —Entonces, nada. Por ahora no pienso volver y es decision tomada. —Te vas a arrepentir y lo sabes. Jimena y Damaris se acostaron a dormir sin hablar demasiado. La noche caia sobre el departamento que compartian en la capital portena desde hacia unas semanas. Sin embargo, una de las dos no podia conciliar el sueno. Como cada vez que hablaban sobre su tierra, todo volvia a comenzar. Los recuerdos regresaban como disparos que dolian como el primer dia. Todo lo que habia vivido en Republica Dominicana afectaba sus dias en el presente y estaba segura de que afectarian su futuro para siempre. Se acaricio la cicatriz del labio que, de a poco, iba sanando y se rebullo en la cama. Al cabo de unos minutos de pestanear en la negrura de la habitacion, se sento y tomo el celular para releer el mensaje de su madrina Margarita: Margarita: Mi nina, la casa no es la misma sin usted. Su madre la extrana, la necesita… igual o mas que yo. Vengase, aunque sea de visita. ?Estaba bien lo que hacia? ?Era correcto condenar a toda su familia por culpa de los recuerdos? ?Debia alejarse de sus seres queridos para olvidar? Cerro los mensajes y googleo el precio de los pasajes. Conocia de memoria los montos exactos y cada tanto controlaba si habia habido alguna variacion. Sabia, tambien, cuando y en que fecha serian mas economicos. Enseguida ingreso un dia cualquiera de agosto y encontro lo que ya sospechaba. Caro, muy caro. Aunque quisiera volver, no podria. Jimena desayunaba sobre la pequena mesita de la cocina: dos tostadas y un cafe con leche. Damaris se levanto cuando escucho la puerta cerrarse. No deseaba cruzarse con la mirada punzante de su amiga; sabia que podia ser insistente cuando queria. Desde que ella habia llegado con las marcas de su marido en el rostro, Jimena intentaba convencerla de que se marchara a su tierra, aunque mas no fuese de vacaciones. Insistia en que debia alejarse de Tom, de sus malos tratos y del infierno en que se habia convertido su matrimonio. Con las pantuflas puestas y la bata suelta en el cuerpo, camino hasta la cocina y puso la pava. Sonrio. Jimena, siendo argentina, no tomaba mate. Ella, dominicana, amaba con pasion aquel <> del que se enamoro apenas llego. Coloco la yerba en el recipiente, lo giro dejando la boca sobre su palma, y lo batio unos segundos. Le agrego un poco de azucar e inserto la bombilla tal y como habia aprendido a hacer. Se sento con los pies estirados y contemplo el edificio que le tapaba el sol. Odiaba vivir rodeada de cemento y ruido. Si algo extranaba de su pueblo era el silencio y la naturaleza. Ultimamente, los dias se hacian cada vez mas pesados porque las imagenes de su casa, del mar y de su familia la sorprendian a cada momento. Jimena tenia razon. Debia volver. Debia llenarse el alma de carino, de abrazos y sobre todo de amor… del bueno, del sano. La tarde la encontro en la misma posicion y la sorprendio el horario. Debia alistarse para ir a trabajar. Habia aprendido a viajar en subte y a hacer las combinaciones necesarias para ahorrarse dinero y tiempo. Al principio le habia costado; todo era nuevo para ella. Sin embargo, su curiosidad y, mas que nada, la necesidad la instaron a moverse por la ciudad como si fuera una portena mas. —Hola, ?Como estan? —saludo con una sonrisa enorme; la misma que siempre llevaba clavada en el rostro. A nadie se le ocurriria pensar que sufria, que su alma dolia y mucho. Eran pocos los que sabian la verdad y la razon sobre su labio partido y el moreton que su nariz aun cargaba. —!Damaris! !Por fin! —Walter se acerco y la abrazo con fuerza—. No se te ocurra dejarme otra vez con estas bichas. ?Que te paso en la boca? —Nada… Estoy bien. —Pero mira como tenes… —No es nada, Walter. Dejalo. Cuentame… ?Que te han hecho? —Lo abrazo para alejarlo del escrutinio y asi entraron a la cocina del restaurante donde trabajaban. —?Que hiciste? ?Donde fuiste? —A ningun lado, carino. Descanse mucho. —Damaris habia tenido que pedir unos dias obligada. No queria presentarse a trabajar en el estado en que la habia dejado Tom despues de la ultima pelea. Una semana para curarse las heridas de la piel. Las del alma… llevarian mucho mas, si es que algun dia sanaban—. Salimos con Jime a comer y a tomar algun trago por ahi, pero nada mas. —Una semana de vacaciones y… ?vos te quedas durmiendo en tu casa? —Creeme que lo necesitaba. —!Que bien mentia! !Cuanto habia aprendido de el! Walter y Damaris saludaron a los cocineros y al resto del staf de Pentos, el famosisimo restaurante de Puerto Madero. Gisela y Pia sonrieron con picardia cuando la vieron llegar. —Pero miren quien volvio… —comento Gisela cruzandose en el camino de Damaris. —No empecemos, Gisela. —Se interpuso Walter. —Si, mejor. No vale la pena. ?Vamos, Pia? Las dos se alejaron del pasillo, dejando una estela de veneno en el aire. —No les hagas caso. —Es que no las entiendo. ?Cual es su problema? —No les des bola. Vamos. Victoria ya debe haber llegado. Victoria era prima de Jimena. Asi fue que Damaris habia conseguido aquel puesto de trabajo aun siendo indocumentada. Aquel era un gran favor que le debia a su amiga y a Victoria tambien. Porque arriesgarse a perder el restaurante era una gran posibilidad. Los controles en Capital Federal eran exhaustivos, y cada vez que alguien con traje y corbata entraba preguntando por la duena, Damaris temblaba. —Ay, pero !que bonita! —Victoria la abrazo y, de a poco, recupero la calma que Pia y Gisela le habian arrebatado con sus gestos. Su jefa, al igual que Jimena, si sabia que habia ocurrido. Habia tenido que contarle para poder pedirle los dias necesarios. —Gracias. ?Como estas tu? ?Como ha estado todo por aqui? —le pregunto. —Igual. Ninguna novedad. Con Walter te extranamos mucho, Dami. —Pues veran, yo no puedo decir lo mismo —bromeo—. Disfrute mucho mis dias en casa. —Me alegro —respondio Victoria con la voz apagada, sabiendo que aquello era todo un montaje—. ?Estan listos para abrir? —!Claro! La noche estuvo bastante tranquila. El frio del invierno amedrentaba a la gente y, aunque el lugar estaba casi lleno, la jornada paso sin grandes sobresaltos. Pia y Gisela no tuvieron tiempo de molestar a Damaris porque su sector fue el mas concurrido. Ella, en cambio, agradecio volver al trabajo en una noche como aquella. —Dami, anda a comer. Pia se queda en tu lugar. Despues cambian. —Que la cubra Walter que tiene dos mesas —protesto la joven. —Vas vos, nena —le dijo Victoria con la peor cara. —Anda, corazon —animo a Damaris que se habia quedado dura en la puerta de la cocina. —Puedo comer mas tarde, no hay problema. —No. Vas a ir ahora que no hay muchos clientes. Devoro el plato de ravioles que Justino, el cocinero, habia preparado para ella y salio apresurada para volver a su puesto. Le sonrio a Walter mientras avanzaba hacia su sector y, cuando giro por el costado de la barra, se detuvo en seco. Sentado en una mesa un hombre de cabello corto, con una sonrisa igual a la de… !No! No diria su nombre. No lo habia pronunciado desde la ultima vez que se vieron. Pestaneo. Pestaneo. Pestaneo. !A Dios gracias! Era muy parecido, si, pero no era el. Capitulo 2 Un pasado que se fue Hay un delicado equilibrio entre honrar el pasado y perderse en el. Eckhart Tolle Jimena, como siempre, roncaba. Damaris abrio con mucho cuidado la puerta de su cuarto y la cerro lentamente para que el ruido de las bisagras no despertase a su amiga. Se quito la ropa, se puso el pijama y se sento en la cama con el espejito y las toallitas desmaquillantes entre las piernas. Habia utilizado bastante base para enmascarar el moreton que le habia quedado en la nariz. Mientras la pintura desaparecia de su rostro, sus ojos vagaban por los rasgos que aun conservaba de aquella nina que se habia criado en una tierra completamente diferente a la que pisaba en este momento. Damaris. Damaris Juarez Penaloza. Su madre, al igual que muchas otras, habia bautizado a su primera hija de aquella manera porque era comun unir los nombres de sus padres para formar el de los hijos. Su padre se llamaba Dalmiro y ella Marisa. Habia nacido en Abreu, un pueblito remoto en la provincia de Maria Trinidad Sanchez, al noreste de la Republica Dominicana, donde el verde enarbola la ciudad y el azul del mar son parte del paisaje cotidiano; donde las casas se banan en flores y la paz anida en el corazon de sus habitantes. Suspiro y cerro los ojos. Se echo hacia atras, dejandose envolver por las imagenes de su vida, de su pasado. La casa de Damaris esta —porque aun sigue ahi— ubicada a un paso de la carretera que une Rio San Juan (Norte) con Cabrera-Nagua (Sur) en el corazon de Abreu, dentro de un extenso solar[1] repleto de arboles de aguacate[2], chinola[3] y guandules[4]. En el centro, una vivienda de concreto con los pisos pulidos de rojo carmesi no la diferencian del resto que tienen las mismas caracteristicas. Comoda. Con tres habitaciones amplias, frescas y una galeria ancha desde donde se puede observar el pueblo en todo su esplendor. Detras de la propiedad se extiende un manto verde que finaliza con una caida libre de rocas afiladas y puntiagudas, donde el mar arremete sin descanso los dias tormentosos. Desde muy pequena fue servicial, amable, pero con mucho caracter. Se acostumbro a ayudar a su familia en cualquier tipo de quehacer domestico y nunca, jamas, tuvo una objecion sobre el destino que le toco en suerte. Ademas, cargaba con la gran responsabilidad de cuidar de sus tres hermanos mas pequenos desde que tuvo memoria. El espejo le devolvia una imagen triste que nada tenia que ver con esa muchachita que reia feliz los dias de sol, que corria por el campo con las manos repletas de limoncillos[5]. Se acaricio el rostro y sus dedos siguieron hasta la cabeza. Su cabello siempre perfecto parecia ser lo unico que no habia cambiado a lo largo de los anos. Su pelo negro seguia lacio, suave, sedoso, y aun caia sobre sus hombros, como una lluvia azabache. Al enredar los dedos entre los mechones, el cuero cabelludo se quejo; en Buenos Aires jamas se soltaba el pelo. La cola que, apretada, llevaba siempre como un estandarte, guardaba dentro recuerdos de su pasado. Tener el cabello atado significaba mantener su historia atada tambien; firme, contenida. Por la noche, cuando era el momento de liberar su pelo, se dejaba llevar por todo lo que su imagen le devolvia y liberaba tambien la melancolia, el miedo, la tristeza que cargaba con ella. No se dejo ganar por la angustia que le provocaba sentir los recuerdos y continuo con la inspeccion del rostro que le devolvia el espejo. Su cuerpo, el que habia comenzado a florecer con apenas once anos, tampoco era el mismo. Y sus ojos… Sus ojos verdes, que siempre llamaban la atencion de quien la mirase, habian perdido tiempo atras su brillo esmeralda. Ya no arrancaban los mas intensos suspiros y, en cambio, solo inspiraban lastima. Lastima y preocupacion. Esa noche, como nunca antes le habia pasado, deseo encontrarse en los brazos de su mama y llorar para sacar fuera todo el dolor que cargaba dentro. Las lagrimas se fueron formando con lentitud en su garganta. Porque la angustia suele nacer alli; justo entre las cuerdas vocales y el plexo solar. Luego, se propaga hacia arriba y llega con fuerza a los ojos que ya no tienen manera de aguantar el dolor que quema en el pecho. Como cada vez que pensaba en su madre, las penurias vividas a su lado y los problemas atravesados cobraban fuerza, y las cicatrices de lo vivido picaban, ardian, molestaban. Y no solo las que cargaba su cuerpo, sino tambien su alma. Marisa, su madre, habia aceptado trabajar en el Hotel de La Catalina, poco despues de que su esposo Dalmiro abandonara la casa. El altercado habia sucedido cuando Damaris era apenas una nina y su hermano Miguel acababa de nacer. Una madrugada lluviosa, el hombre habia regresado a dormir pasado de copas. Irreconocible y enojado ante la indiferencia de su esposa, le confeso que se habia acostado con Joanne, una extranjera para la cual trabajaba haciendo jardineria en una de las villas de Orchid Bay. Loco y aturdido por el ron, le grito a su mujer que no volveria porque se mudaria con su amante al dia siguiente. Y cuando todos pensaron que Marisa se tenderia a llorar y lo perdonaria, ella tomo las cosas de Dalmiro y las arrojo, una a una, fuera de la casa. No le importo su estado ni el que diran. El griterio se esparcio como la polvora y alerto a los vecinos que no se perderian otro espectaculo, igual o mejor, al que estaban acostumbrados. De a poco, fueron apareciendo detras de las ventanas, para disfrutar del show de los Penaloza. —!Se me larga de aqui! ?oyo? —le grito desencajada desde la puerta. —Pero claro que me largo, cono. !Vieja loca! —respondio el, balanceandose de aca para alla con las pocas cosas que sus manos pudieron juntar. Despues de anos y anos de infamias, golpes y sobre todo verguenzas, Marisa por fin habia logrado defenderse y poner punto final. La mujer, con casi treinta y seis anos y en la flor de su vida, comenzo a trabajar en el hotel por recomendacion de dona Margarita, su mejor amiga y madrina de Damaris. A partir de aquel momento, su mente se expandio hacia otros horizontes. Su actitud cambio completamente; era otra persona. Entendio que su independencia economica y la ayuda de su hija mayor era todo lo que necesitaba para salir adelante. No paso mucho tiempo hasta que Dalmiro se arrepintiera y regresara pidiendo disculpas. Luego de rogar, en vano, el perdon de Marisa, se mudo a Gaspar Hernandez con su familia y jamas nadie volvio a saber de el. Los anos pasaron. La vida y la rutina se acomodo: Damaris, cuidando a sus hermanos y yendo del liceo[6] a la casa. Las vacaciones con los amigos y los primos en El Breton. Las risas, las tardes largas y los bailes bajo la lluvia. Hasta que una manana soleada, uno de sus hermanos amanecio volando de fiebre y ella, luego de dejar a los dos mas chicos en lo de dona Margarita, se monto a una guagua[7] y se dirigio al hospital de Cabrera. Braulin estuvo internado mas de un mes sin que ningun medico supiese que lo afectaba. El dia en que el doctor Suarez Alcequiez les informo que estaba casi seguro de que el nino sufria de malaria y que, segun sus calculos, el cuadro estaba demasiado avanzado, las mujeres creyeron morir. Les dijo que, la unica y ultima esperanza, era que el nino fuese trasladado al hospital General de Nagua donde contaban con mas recursos. Y asi, los planes cambiaron y ya nada fue igual. —?Que haremos ahora? —sollozaban madre e hija, mientras aguardaban los partes medicos sentadas en un banco de madera de la sala de espera. El doctor aclaro que, a pesar de sus esfuerzos, traer la medicina que Braulin necesitaba se estaba complicando cada vez mas. No solo por razones economicas, sino tambien burocraticas; demasiados papeles y dinero. No habia otra manera: Braulin seria traslado inmediatamente a Nagua. Al cuadro complicado se le sumo una deshidratacion importante y una insuficiencia renal. Marisa no tuvo mas opcion que pedir permiso en el hotel para ausentarse y acompanar a su hijo. Hasta el momento Damaris, en complicidad con las enfermeras y doctores, cuidaba a su hermano desde muy temprano para luego cambiar el turno con su madre, quien se quedaba por las noches. Era mas que obvio que en Nagua no tendria los mismos privilegios y que dicho viaje requeriria de la presencia de Marisa constantemente. El gerente general del hotel le dejo bien en claro cual era la situacion. No habia mucho que pensar; no trabajaba, no cobraba. Fue asi que Marisa, lejos de abandonar a su hijo, partio hacia Nagua esperando y rogandole a Dios que al regresar contara con aquel puesto laboral. Damaris quedaba a cargo de Juan y Miguel, abandonaba el liceo y comenzaba a trabajar algunas horas en un salon de belleza en La Catalina. Se dedicaba a su casa y a sus hermanos mientras que su mama acompanaba a Braulin. Pero… la vida volvio a poner a prueba a la familia. Un mediodia caluroso, pesado y fatigoso, el tio Rosario Penaloza se apeo rapidamente de la pasola[8] y le trajo la noticia mas triste. Braulin no habia sobrevivido. Su madre acababa de llamarlo por telefono y le habia pedido que Damaris hablara con el pastor Lucero para acordar los detalles de su velatorio. La muchacha dejo a los pequenos solos en la casa, corrio en busca del religioso y se ocupo del sepelio de su hermano. ?Estaba preparada para aquello? Por supuesto que no. Damaris poco recordaba de su padre. Tenia presente algunos momentos que habian pasado juntos, pero no mucho mas. Ni siquiera habian quedado las fotos. Ningun recuerdo de el y de su paso por sus vidas quedaba en la casa de la familia. Sonrio avergonzada mientras se quitaba el labial de la boca. Casualmente, o no, habia encontrado un companero igual o peor que su padre. Quizas, como dicen, la manzana no se cae muy lejos del arbol. Sin embargo, con el pequeno Braulin era diferente. De el si tenia muchos recuerdos, fotos, sonidos, aromas. Braulin era dos anos mas chico que ella y con quien habia compartido no solo la habitacion, sino muchisimas aventuras durante los primeros anos de infancia. Si cerraba los ojos y volaba hacia la playa, podia verlo saltar las olas del mar con una sonrisa gigante en el rostro. Con los ojos iguales a los de su hermana; de un verde esmeralda magico y particular iluminando sus gestos.

  • El Alcalde y la Activista de Laura Benet

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    Cristina aparco su coche frente al lujoso hotel donde tendria la reunion. Habia llegado el momento. A sus veinticinco anos, era la presidenta de Ecomovie, una asociacion dedicada a la defensa del medio ambiente, y por fin habia conseguido una audiencia con el alcalde. Ese hombre debia entender que no podia jugar con la salud de las personas. Que no podia permitir que se construyera esa urbanizacion. La vida salvaje tambien era importante. Sonrio. Lo conseguiria. Sabia ser convincente. -Debe de ser por aqui -murmuro mirando a su alrededor. De estatura media y morena, Cristina era guapa, pero destacaba sobre todo por sus llamativos ojos azules y su personalidad arrolladora. Su mayor atractivo era su valentia y su decision. Su cita era a las doce y faltaban cinco minutos. Perfecto. No llegaria ni pronto ni tarde. Solo le faltaba encontrar la sala donde la recibiria el alcalde. La Sala 3. Un letrero senalaba la ubicacion de dicha sala, y Cristina se dirigio hacia alli. -!Cristina! -una voz conocida la llamo desde unos metros atras. -!Carlos! -exclamo Cristina sonriendo. Vaya. !Que casualidad! Cristina conocio a Carlos en una boda. En realidad, en una boda doble. Andrea y Teresa, sus mejores amigas, se casaron con Alberto y Daniel, dos amigos de Carlos. Durante el banquete que siguio a la ceremonia, alguien, no recordaba quien, se lo presento. Y a ella le parecio superatractivo. Alto, rubio y con la cara cuadrada, no solo la dejo impactada, sino que lo paso realmente bien con el. Carlos y ella estuvieron flirteando durante toda la noche. Bailaron, rieron, pero no llegaron a nada. Carlos le gustaba y esperaba que la llamara, pero todavia no lo habia hecho y ella estaba algo mosqueada. -Justo estaba pensando en llamarte -dijo Carlos cogiendole las manos y mirandola a los ojos. Se mostraba tan contento de verla, que Cristina lo perdono enseguida. -Estas guapisima -dijo el haciendola girar sobre si misma-. ?Que haces por aqui? -Una reunion con un pez gordo -contesto ella evasiva. No le gustaba dar datos sobre sus actividades-. Un tio desagradable de verdad -fruncio el ceno. -!Pobrecita! ?Como de desagradable? -pregunto el solidario. -Seguro que tiene sobrepeso y una papada descomunal -Cristina sonrio de su imaginativa descripcion-. ?Y tu? -Una reunion tambien, pero la mia es aun peor -Carlos bajo la cabeza-. Es con una tocapelotas. Una senora que se ha pasado las ultimas semanas fastidiando de todas las formas que se le ocurrian. Supongo que no tendra sobrepeso – Carlos suspiro con paciencia-. Pero si lo tuviera, puede que no estuviera tan amargada y que no les amargara la vida a los demas. Se miraron a los ojos y ambos sonrieron con simpatia. Cada uno compadeciendose del otro. -?Nos tomamos un cafe en cuanto nos libremos de ellos? -pregunto Carlos mientras se dirigian juntos hacia las salas de reuniones. -Vale -contesto ella-. Supongo que ese tio me echara en media hora o asi. -Pues yo creo que tambien podre librarme de la mia mas o menos en ese tiempo. Quedamos en la cafeteria despues. -De acuerdo -sonrio ella. Casi habia llegado a su destino. -?A que sala vas? -pregunto el. -A la tres. ?Y tu? Carlos paro en seco y miro los papeles que llevaba en la carpeta. Leyo algo, incredulo, y luego fijo la vista en Cristina con los ojos muy abiertos. -!Eres la activista! -acuso-. Cristina Bartual, ?verdad? !Me has tomado el pelo! -?De que me hablas? -pregunto Cristina sorprendida. -Tienes una reunion con el alcalde, ?no es cierto? Cristina afirmo con la cabeza. ?Como lo sabia? Y ademas, ?que le pasaba? Estaba muy raro. -?Lo conoces? -pregunto Carlos al cabo de unos instantes, que a Cristina se le hicieron eternos. -No -contesto ella-. No lo he visto nunca en persona. No tengo ningun interes en conocer a ese tipo de gente -explico muy ufana-. Son unos explotadores. Hablare con el, intentare convencerle de algo que es mas que evidente que debe hacerse, y luego espero no volver a verlo nunca. ?Por que lo preguntas? -Soy yo. Carlos Fuenlabrada soy yo. Cristina se quedo traspuesta unos segundos. Eso no podia ser verdad. ?Carlos el alcalde? El majisimo Carlos, tan agradable y educado, no podia ser ese tipo egoista y marrullero que habia concedido la licencia para la construccion del bodrio. Imposible. Ademas, el alcalde no podia estar tan bueno. El alcalde tenia que ser gordo. Y feo. Por las cosas que hacia. Carlos la miraba con el ceno fruncido. -!Me tomas el pelo! -exclamo ella. -Hablo en serio. Mira -dijo el mostrandole los datos de la reunion a la que ambos tenian que acudir. Cristina estaba viviendo una pesadilla. Nunca se le habria pasado por la cabeza que, el Carlos alcalde, fuera tambien el atractivo Carlos que tenia frente a ella. -Preparate -dijo finalmente, sobreponiendose a su incomodidad, y entrando decidida en la Sala 3-, porque esa tocapelotas enjuta y amargada va a hacer honor a su nombre. -Bien -contesto Carlos entrando tras ella-, porque el gordo de la papada no va a dejarse amedrentar. * * * La reunion estaba siendo un desastre. Cristina no podia convencerlo de nada, Carlos no daba su brazo a torcer en ninguno de los puntos que trataban, y ninguno de los dos cedia. -!No quieres entenderlo! -exclamo Cristina. -Eres tu la que se empena en no aceptar las ventajas de una gran urbanizacion. La gente podra comprar su primera vivienda con mas facilidad. -?Y que pasa con el medio ambiente? ?No te das cuenta de la repercusion ecologica? -pregunto Cristina desesperada- Eso sera un desastre. -Hemos calibrado las ventajas y los inconvenientes -dijo Carlos sin inmutarse. -Esa zona incluye un humedal. Muchas aves anidan ahi. Pero Carlos se empenaba en no entenderlo. Durante mas de media hora estuvieron calibrando fuerzas. Se levantaban, volvian a sentarse, amenazaban, razonaban,… y seguian discutiendo. Pero naturalmente, la autoridad jugaba con ventaja y Cristina se fue con las manos vacias. Salio tal y como habia entrado, pero con un sentimiento de rabia y frustracion anadido. -!Olvidate del cafe! -dijo Cristina cuando salio. Tuvo que esforzarse en no cerrar de un portazo- Y hasta nunca. !Ojala que no se hubiera enterado de que Carlos, el Carlos que ella conocia, era tambien el alcalde! Aun le costaba creerlo. Carlos, el simpatico y encantador Carlos, seria el responsable del deterioro de una zona paradisiaca. Esa urbanizacion acabaria con la vida animal de la zona. Total para que unos cuantos urbanitas, que no tenian ni idea de las consecuencias, pudieran comprar sus casas algo mas baratas. Subio al coche enfadada y se dirigio hacia el emplazamiento donde pretendian construir el bodrio. Alli habia quedado con los demas activistas y socios de Ecomovie. -Manana empieza la movida -dijo como saludo. -?Como ha ido? -pregunto Alejandro, uno de los manifestantes-. !Ah! – exclamo al mirar su cara con atencion- Parece que no muy bien. Alejandro era un joven arquitecto muy vinculado a las asociaciones en defensa de la naturaleza. Alto, rubio y en buena forma fisica, era muy atractivo, y Cristina sabia que ella le gustaba. Pero a ella no le gustaba el. Le faltaba garra y era demasiado predecible. Aunque era un buen tipo y un buen amigo. Podia confiar en Alejandro. No como en otros. -Pues no, no ha ido bien. Habra que movilizarse. Todos prometieron acudir al dia siguiente. No eran muchos, pero tenian que impedir la tala de dos alcornoques. Eran muy antiguos y merecian un respeto, pero los constructores querian cortarlos para meter las excavadoras. -Nosotros vendremos a las ocho -dijo Alejandro. -Supongo que empezaran a las nueve -contesto Cristina-, pero saben que estaremos aqui, asi que nunca se sabe. -No saldra bien -dijo Alejandro con tristeza-. Lo intentaremos, pero no saldra bien. No era el momento de hundirse, y Alejandro era demasiado pesimista. -Yo seguire intentando parar esto de la forma habitual -hizo una pausa-. Pegando la paliza -sonrio-. Pero no conseguire nada. El alcalde es demasiado cazurro. Lo que si espero es tocarle las narices lo bastante como para que nos haga caso a la larga. Al final, ganaremos. -?Y que pasara con los alcornoques? -pregunto Alejandro. -De los alcornoques te puedes despedir. No llegaremos a tiempo. * * * Cristina se dirigio preocupada hacia el pueblo cercano. No habia comido en todo el dia y necesitaba nutrirse. ?Donde podria encontrar fruta fresca? Porque no le servia cualquier comida. Cristina era vegana. No comia ni animales ni sus derivados. Y no siempre le resultaba facil encontrar alimentos adecuados y nutritivos fuera de casa. Por suerte, pronto encontro una fruteria y pudo comprar la cena y el desayuno del dia siguiente. Ya mas tranquila, se dirigio hacia su hotel. Mejor dicho, hacia el que habia sido su hotel hasta ese dia. Porque ya no podria quedarse alli, pero tenia que recoger su maleta

  • Entre los 35 y los 45. La ruptura de Beatriz Curi Chercoles

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    Es una novela romantica dirigida a un publico adulto, de facil comprension de lectura, muy dinamica y divertida.

  • Ochenta y seis cuentos de Quim Monzo

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    Traducido a mas de una docena de lenguas, la critica europea relaciona a Quim Monzo con Kafka, Borges y Rabelais. En cada libro ha sabido aumentar la exigencia y el rigor, y ha generado, ademas, un enorme y desacostumbrado interes popular, como en El porque de las cosas y Guadalajara. Hoy, Monzo ha revisado esos libros todos sus cuentos publicados hasta ahora, algunos de ellos ineditos en castellano, aplicando esa misma exigencia y ese mismo rigor. El resultado es Ochenta y seis cuentos, que ha merecido el Premio Nacional de Literatura en catalan y el Premio Lletra dOr, que se suman al Premio Ciudad de Barcelona y a los cuatro Premios de la Critica que otorga Serra dOr, concedidos a los ultimos cuatro libros de este volumen.

  • La mujer equivocada de Amaya Evans

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    Despues de la muerte de su amado padre, Constance Glanvile debe convertirse en una pariente pobre dependiente de su tia la baronesa de Tinsley. Pero ella no tiene planes de cobijar bajo su ala, a la pobre muchacha venida a menos, sino de sacar provecho de ella como chaperona.
    Constance acepta las condiciones de su tia para quedarse, sabiendo que a su edad y con ese trabajo, tendra muy pocas expectativas de casarse y tener una familia propia. Pero lo acepta pues lo que menos quiere es enamorarse y cree que su destino ya esta escrito. Sin embargo, ella no sabe que Lord Victor Champan, conde de Crasford, alguien de su pasado con quien tal vez no tuvo un buen comienzo, volvera a su vida para despertar sentimientos poderosos y mostrarle que nada esta escrito en piedra como ella pensaba.

  • Lecturas con daiquiri de Manuel Vicent

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    Vuelve Manuel Vicent con una recopilacion de articulos en los que brilla su mirada inteligente, critica e ironica de la realidad.

  • Seducida por su ex de Anne Oliver

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    Pertenecian a mundos diferentes.

  • Sabotaje de Arturo Perez Reverte

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    ?Es el Guernica que conocemos el verdadero cuadro que pinto Picasso?

  • Un Dios a mis Pies de Francisco Correa

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    Alex Gabarda era el hombre perfecto.
    Guapo. Joven. Atractivo. Medico.
    El mejor amigo de mi hermana.
    Y el hombre que salvo a mi padre.

  • Universos infinitos de Guillermo Tato

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    ?Alguna vez has imaginado como habria sido tu vida si esa noche magica hubiese acabado de otra manera?

  • La estrella del bosque de Roberto Mendaza Acedo

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    Salir del fuego para caer en las brasas. Elisa, una nina natural de Sartaguda (Navarra) es enviada fuera de su pueblo con objeto de evitar que sufra los desmanes del bando vencedor en el conflicto civil espanol. El destino la vapuleara sumergiendola en el horror de la segunda guerra mundial y de los campos de concentracion alemanes. Tendra que luchar por su propia supervivencia y encontrar un motivo por el que seguir viviendo. Cuando todo finalice, se habra convertido en otra persona al haber quedado despojada de una parte de si misma, de su adolescencia.

  • Ella es Evelyn escandalo de Kate. L Morgan

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    Park Avenue, Nueva York, 1860 Se sentia tan feliz, que el tiempo volaba en esa ciudad que le parecia sobrecogedora. Asistia a bailes, al teatro, visitaba monumentos, y no estaba cansada de toda esa actividad sino encantada, salvo por una extrana sensacion que la incomodaba, sobre todo en ese momento pues tenia la sensacion de que la observaban. No estaba segura, pero el cosquilleo en la nuca se habia vuelto incesante durante esos dias. Miro detenidamente a los paseantes que conversaban de forma entretenida en Central Park que le parecio enorme. En un banco cercano se encontraban dos muchachas que reian y conversaban de forma animada. Enfrente de ella, una mujer esperaba a alguien: tamborileaba con los dedos sobre un libro de forma impaciente. El resto de las personas no le parecieron lo suficientemente interesantes como para seguir con su escrutinio. Miro de nuevo el cuadernillo que tenia en las manos, y siguio dibujando todo lo que veia. Cuando regresara a Inglaterra, al menos se llevaria un hermoso recuerdo. Miro hacia el sol, y comprobo que quedaban todavia horas para que se ocultara. Lady Warren y lord Philips, sus amigos, habian decidido comprar algunas bagatelas en Sheep Meadow, pero ya tardaban mas de la cuenta, aunque no se arrepentia de haberse dado una escapada en soledad para dibujar el hermoso jardin pues era mucho mas interesante de lo que habia esperado. La visita al zoologico le habia parecido demasiado estresante porque disponian de poco tiempo. Le quedaban solo cuatro dias para que concluyera ese viaje a la ciudad, y ya habia agotado tres, aunque los habia aprovechado al maximo. Evelyn Brown, unica hija del marques de Dartmoor, se sentia muy feliz de que sus padres la hubieran llevado consigo en su viaje a las colonias. El noble lo habia decidido en el ultimo momento y contra la opinion de la esposa, pero a el no le apetecia estar tantos meses sin la compania de su hija. El marques iba a comprar una extensa propiedad en el este, y la parada en Nueva York habia sido obligatoria para disfrutar de los paisajes e interactuar con la sociedad de la ciudad. Para convencer a su esposa de lo apropiado que era llevarse a la hija en el viaje, habia puesto como escusa la necesidad de que la joven adquiriera un apropiado guardarropa para su presentacion en sociedad en la proxima temporada, y su esposa se indigno por la sugerencia pues ella creia que las mejores modistas estaban en Londres. Pero Andrew Brown se habia salido con la suya, y la hija termino acompanando a los padres en ese viaje tan largo, pero del que estaba encantada. Volvio a alzar su vista de las hojas del cuadernillo y miro los dibujos que ya habia terminado. La verdad es que se le daba bastante bien manejar el carboncillo a mano alzada. Evelyn habia dibujado elegantes plazas, algunos establecimientos que le parecieron curiosos, y las interminables avenidas de la ciudad. Nueva York le parecia fascinante. Lanzo un suspiro largo porque la sensacion molesta de que la observaban seguia presente. Evelyn volvio a mirar en derredor suyo esperando encontrar los ojos que perturbaban su tranquilidad, pero no los encontro. Hizo un encogimiento de hombros, y se dedico a buscar su pequeno bolsito de mano donde guardaba la llave de la habitacion del hotel, dinero, y algunos objetos femeninos, pero no lo encontraba, y se preocupo. Evelyn maldijo su costumbre de centrarse tanto en dibujar que se le olvidaba todo lo demas. Tanteo con el pie bajo el banco por si se le habia caido, pero tampoco estaba. Dejo el cuadernillo y bajo la mano hasta el suelo, pero, por mas que tanteaba, no lograba encontrarlo. Cuando se aseguro de que ninguno de los paseantes le prestaba la mas minima atencion, bajo la cabeza con la suficiente rapidez para buscarlo, pero no lo vio por ningun sitio. --?Ha perdido esto? --la voz profunda le hizo alzar la cabeza de golpe, el sol le dio de lleno en el rostro y la deslumbro. Tuvo que parpadear varias veces porque no distinguia nada. El desconocido dejo el bolsito en el banco, ella quiso mirarlo de nuevo y se volvio a deslumbrar. Parecia que el hombre estaba envuelto en rayos de luz. A la falta de vision se unio la preocupacion porque el hombre se habia acercado demasiado a ella, y no lo habia percibido de tan ensimismada que estaba admirando el paisaje y dibujando. --!Gracias! Se me ha debido de caer sin darme cuenta. --La explicacion habia sonado algo tonta porque era obvio, pero el timbre de voz del extrano la habia inquietado mas de lo que queria admitir pues parecia que estaba muy ebrio. --?Me permite invitarla a una limonada? --ella nego rapidamente con la cabeza. No solia aceptar invitaciones de desconocidos, y menos de uno al que no podia verle el rostro. Ella se dijo que al menos podria cambiar de angulo, pero seguia plantado frente a ella sin importarle que el sol la molestara. --Gracias por su amabilidad, pero tengo que irme. --Evelyn sujeto el cuaderno, los carboncillos, el bolso, y, sin mirar al extrano porque no queria volver a deslumbrarse, corrio en direccion al hotel sin volver la vista atras, afortunadamente el hotel estaba justo enfrente del parque. El caballero observo perplejo la huida apresurada de la muchacha. Desde que la habia descubierto en el parque, no habia podido quitarle la vista de encima. Se habia sentido poderosamente atraido por ella pues poseia unas largas y tupidas pestanas bajo unas cejas bien delineadas que realzaban las oscuras violetas que iluminaban su perfecto y delicado rostro. Lastima que la muchacha se mostrase tan desconfiada pues solo pretendia mantener una ligera charla. Sabia que era inglesa como el, y la necesidad de escuchar un acento que extranaba, le habian impulsado a conversar con ella, pero la mujer no le habia obsequiado ni una palabra amistosa. <>, se dijo mientras regresaba al hotel para seguir emborrachandose, necesitaba no estar sobrio nunca mas. Maldijo a su padre, maldijo a su destino, y a todas las mujeres de Inglaterra, pero especialmente a una, la culpable de su desgracia. A Evelyn le costaba entender la explicacion que le estaba ofreciendo el recepcionista. Sus padres seguian disfrutando de la velada en la embajada inglesa, y regresarian tarde, por ese motivo ella habia decidido volver al hotel porque se sentia muy cansada. Como no estaba acostumbrada a beber alcohol, el champan que habia tomado se le habian subido rapidamente a la cabeza. Su madre se habia enfadado con ella al verla, pero sus palabras habian llegado demasiado tarde, y ahora estaba mareada. ?Por que las muchachas de Nueva York bebian sin que sus madres se escandalizaran?, se pregunto. Por ese motivo se habia sentido a animada a hacerlo, y ahora pagaba su impulsividad. --?Ha entendido, lady Brown? --Evelyn asintio con la cabeza--. Dado que ha sido un error del hotel, la hemos ubicado en la planta tercera. --?Mis padres seguiran alojados en la planta primera? --pregunto. Ahora debia alojarse dos plantas mas arriba de sus padres. La visita imprevista de un senador, con el correspondiente sequito de seguridad, lo habia cambiado todo. El recepcionista siguio informandole. --Hemos cambiado sus pertenencias a la suite numero trescientos cinco. <>, penso ella. --!Muchacha afortunada! --la voz fuerte de Michael le hizo dar un respingo--. Toda una suite para ti solita. --!Que envidia! --suspiro Helena--. Dormiras lejos del control de tus padres --Evelyn le dio un codazo carinoso. --La verdad que dormir en la misma estancia que mis progenitores me da cierta seguridad -- confeso Evelyn--. Nunca antes he dormido sola fuera de casa. Michael la miro con ojos brillantes, pues Evelyn llevaba en su cuerpo bastante mas de dos copas de champan. --?De verdad que no te vienes al teatro --le pregunto. El recepcionista ya le daba la llave de su habitacion. --Lamento no acompanaros, pero no me encuentro muy bien. Helena la miro con las cejas alzadas. Visitar los teatros de Nueva York era una oportunidad unica. En Sheffield no habia teatros ni atracciones. Lo sentia por Evelyn porque la normas sociales indicaban que no debian dejarla sola hasta que regresaran sus padres de la embajada, pero la habian acompanado al hotel donde no podia ocurrirle nada malo. Michael y ella habian aceptado cuidarla, pero ahora no querian quedarse ni sufrir una velada aburrida porque estaba claro que Evelyn iba a quedarse dormida enseguida. --?De verdad que no te importa que vayamos al teatro Bowery? --insistio la mujer--. Ya sabes que muero por ver El mercader de Venecia? Evelyn sonrio. --Disfrutad, y manana me contais --los animo ella. Michael y Helena eran sus mejores amigos. El padre de ambos habia sido amigo y socio del suyo, hasta su muerte, muerte que los habia dejado en la bancarrota, por ese motivo se encontraban en Nueva York, porque Helena iba a conocer a su futuro esposo: un rico hacendado que los salvaria de la ruina. Era costumbre entre los nobles ingleses con maltrechas fortunas buscarse herederas que salvaran el patrimonio, y, en el caso de los americanos, sus fortunas les servian para entrar en la aristocracia. Las tres semanas de travesia no la habian mareado tanto como el champan que habia ingerido en la embajada inglesa. --Bien, gracias, Evelyn, manana te contaremos --le dijo Helena mientras se despedia de ella con la mano. Evelyn se giro a la vez que suspiraba pues estaba deseando meterse en la cama.

  • Mares verdes de Esperanza Riscart

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  • Reo (Trece tronos 2) de Jessica Galera Andreu

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    Una vez rota la Ley Comun, el Muro de Caronte ha quedado sellado. Los noctis ya no son bienvenidos en Luzaria y tampoco los luzaros lo son al Imperio de la Noche, pero algo sigue gestandose a uno y otro lado de la silenciosa mole de piedra, donde los secretos se destapan.

  • Cuando no te tengo de Donna Kenci

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    Con la fuerza del primer amor...

  • Imperio Sucio de Jorge Borges

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    Alba era una joven preciosa.
    Una joven promesa de la moda.
    Un mundo peligroso y oscuro.
    Donde se trepa de rodillas.

  • De pasion y deshonra, Constanza Chesnott de Constanza Chesnott

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    Best Seller Romance historico

  • Seduceme (Gigolo 1) de Chris Razo

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    ?Quieres conocer al gigolo?

  • Esclava Comun de Magenta Perales

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    Bridget tenia prohibido hablar.
    Los Alfas no la compraron para hablar.
    3 altos, musculosos y dominantes jefes de la mafia.

  • Mi primer amor era una bruja de Fernando Cereto Castro

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    Una pareja inicia un idilio de cine que, tras un ano, se rompe. Tras la ruptura el protagonista descubre que no puede volver a amar y que su exnovia, Alicia, ha desparecido.

  • Camino Hacia el Pasado de Mary Higgins Clark

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    Emily Graham es una joven abogada criminalista que intenta reconstruir su vida tras la amarga ruptura de su matrimonio una complicada situacion personal que se ve agravada en el terreno profesional por su implicacion en la investigacion de dos asesinatos relacionados entre si pero distanciados en el tiempo por ciento diez anos.

  • El destino del Tearling (La Reina del Tearling 3), Erika Johansen de Erika Johansen

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    La emocionante conclusion de <>, una aventura adictiva que ha hechizado a los productores y a la protagonista de las peliculas de Harry Potter, asi como a legiones de lectores de todo el mundo.

  • Una Propuesta casi Indecente de Mia Del Valle

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    Su saldo no es suficiente para realizar la siguiente llamada_ Nuevamente lo mismo, mi celular sin saldo. Apoyo los codos en la mesa del comedor y descanso la cabeza en mis manos. Mi perro Lechuga mueve su cola a mi lado esperando algun mimo, acaricio su papada y rasco sus orejas, bueno mejor dicho su oreja y media, es que una de ellas la tiene por la mitad. Cuando lo encontramos en la calle era tan solo un cachorro, yo volvia del secundario andando y unos ninos malvados lo estaban torturando, lo pateaban y uno de ellos con una navaja le corto su pequena oreja. No dude ni un segundo ante semejante pelicula de terror, tome un palo que encontre en la calle y mande un fuerte y caracteristico grito de los mios. --Bastaaaaaaa, dejen ese animal ya mismo o van a ver. Uno de ellos, el mas grande, que tendria unos 12 anos se me vino encima. --Si no queres lo mismo para ti nenita, mejor vete. --Nenita tu madre mariconcito, es mejor que dejes a ese animal o te las veras conmigo --mantenia mi menton en alto tratando de intimidar a los agresores. El comenzo a reir, en verdad daba miedo, era de mi altura y robusto, un pequeno proyecto de maton, dio unos pazos y me empujo, trastabille pero me mantuve firme. La pequena bola de pelos blanca con manchones negros temblaba y lloraba, no paraba de sangrar. El otro nino dejo por un momento al animal mientras observaba la contienda que se estaba armando, tambien lo disfrutaba, dos sadicos, !que asco! --Mejor dejamos al perrito, y nos ocupamos de esta pequena putita, creo que necesita atencion --esa fue la frase antes de tocar uno de mis pechos, estiro el brazo y con una mano me manoseo. <> Puede sonar parecido al sonido que produjo el tronco rompiendo su cara, o su cara rompiendo el tronco; todo depende del cristal con el que se miran las cosas. Fue uno; no, fueron dos. Tres, si, fueron tres dientes los que escupio el gordo baboso, luego que yo estrellara el tronco en su nariz y boca. Ante el asombro del segundo nino, tome en brazos al cachorro y sali corriendo como alma que lleva el diablo. Esta bien que sea valiente, pero vamos, tampoco loca, y era seguro que en cuanto salieran del shock vendrian por mi. Corri lo mas rapido que pude, con el animal sangrando en brazos, hasta llegar a mi querido barrio. Directo a la veterinaria del senor Flanginsky, el y su hijo, me vieron entrar y colocar al sangriento cachorro sobre la camilla. No pude decir mas, me largue a llorar aflojando toda la tension que habia dentro mio. Flanginsky padre, me acompana hasta la pequena cocina, me entrega un vaso con agua, yo lo acepto con mi temblorosa mano. No puedo dejar de llorar. El buen hombre toma asiento frente a mi con los codos apoyados sobre sus rodillas. --?Maria Victoria, te paso algo?, ?te han hecho dano? --me observa con preocupacion. --No, solo al cachorro. --logro responder. --Bueno, tranquila. Tu quedate aqui, vamos a ver al pequeno. --Sale de la cocina y acto seguido entra Daniel, Flanginsky hijo. --Victoria, papa me dijo que te haga compania --intento sonreir, no lo consigo, mi labio tiembla con la amenaza de otro llanto inminente. --Gracias --logro decir. Daniel es un chico dulce y guapo, tiene un bello rostro, y espalda ancha. Es tres anos mayor que yo, vamos al mismo instituto, dentro de poco ingresara a la Facultad de Veterinaria y asi continuar con su pasion; los animales. Mas tarde llegaba mi tio por mi. Por suerte, el cachorro, mejor dicho mi cachorro, con el correr de los dias se fue recuperando hasta que por fin pude llevarlo a casa. Con media oreja menos y unos traumas, llego a ser un perro feliz. !Si hasta rie! <> Es bandido, le gusta esconder cosas, si se molesta por algo orina dentro y !rie! Amo a Lechuga. Se preguntaran porque el nombre, bueno eso no tiene nada muy cientifico que digamos, la noche que vino a casa, su primer acto de vandalismo fue tirar el bote de basura, luego de revolver todo se durmio con una hoja de lechuga encima, y asi fue su nombre, Lechuga para aqui; Lechuga para alla. Pero bueno, es mi turno de presentarme, soy Victoria, Maria Victoria Rodriguez, a sus ordenes, 25 anos, cabello castano claro, ojos miel o verdes dependiendo el clima, solterisima y en este momento de mi vida pobre, muy pobre. Bien, no se que mas contar. <>... ?ya lo mencione? Vivo con mi tio, un viejo pastelero alegre y muy simpatico, amante de la buena comida y la lectura. Solo somos nosotros, no tengo mas familia, mis padres; o mejor dicho la hermana de mi tio, la cual vendria a ser mi "madre" me abandono cuando tenia tres anos de edad, no se preocupen, casi no la recuerdo <> y mi padre; bueno, jamas supe nada de el. Mi vida no es muy interesante, estudio psicologia, estoy a un ano y medio de recibirme. No trabajo, me dedico a los libros y hacer las entregas de los pasteles en nuestra destartalada camioneta. A cambio, recibo propinas y una mesada para mis gastos. Tio Mario me entrega una humeante taza de te con limon. <> Estamos en nuestra gran y despintada casa, es muy calida, mi hogar desde que tengo uso de razon. Tio esta amasando Tortas fritas, una tipica preparacion de mi pais y un clasico de los dias de lluvia. Son unos discos de masa con un pequeno orificio en medio u ombligo como se les dice, las que se frien en grasa y luego se espolvorean con azucar. El secreto esta en comerlas bien calientes, cuanto mas calientes mas ricas y mas grande la indigestion, pero bueno, "SARNA CON GUSTO NO PICA". Como les contaba anteriormente estoy o mejor dicho estamos en bancarrota, las entradas del tio como pastelero, no alcanzan para mantenernos, y mis magros ingresos como repartidora menos que menos. Los impuestos se estan acumulando y no tenemos respiro. Dentro de algunos meses nos remataran la casa. Mi tio no sabe esto aun, temo que se enferme por tantas preocupaciones, por lo que planee pedir un prestamo estudiantil, saldar los pagos de impuestos y buscar un empleo urgente o sacarme la loteria; o !algo! Necesito un trabajo de verdad, uno de ocho horas. Es momento de dejar a un lado mis estudios y retribuir todo lo que el tio ha hecho por mi, deseenme suerte me voy al banco. --!Tio me voy! --?Pero con esta lluvia? ?A donde vas querida? --Me junto a estudiar con las chicas, vuelvo de tarde. -- se que no deberia mentirle, pero es por su bien. Beso su frente calva, coloco mis botas de lluvia, campera, bolso y me voy. En la calle el agua cae sin piedad. Abro mi paraguas transparente y comienzo a caminar en busca de un autobus, un condenado autobus que me lleve al puto Banco. Un despiadado camion, que pasa a toda velocidad por un bache hace que el agua salte empapandome de pies a cabeza. Tengo ganas de ponerme a llorar. Ganas de que alguien me abrace y cuide, una madre, un padre, un novio, alguien que aligere el stress de vivir con el corazon en la boca, por las deudas. En fin no voy a llorar, no voy a llorar, no voy a llorar repito una y otra vez como si fuera un mantra. Sin darme cuenta choco contra una mujer la cual reacciona de mala manera insultandome y empujandome contra un semaforo, mi paraguas se rompe. <> En un momento asi, solo queda reir. No se puede hacer mas que eso, cuando las fuerzas de la naturaleza estan en contra de uno ?verdad? Claro que la "pesadilla" continua, subo al autobus que va repleto de personas. Dentro el vapor deja los cristales empanados, no hay ni siquiera una ventana abierta, el gentio mas la humedad del dia impide que se respire bien. El viaje dura unos treinta minutos, cuanto ya casi no puedo mantenerme en pie, llego a destino y bajo del sauna con ruedas. <> !No puedo creer! !Me robaron el celular! Oh si senores, claro que si, ilusa yo de viajar con el telefono en el bolsillo de mi chaqueta en un medio de transporte capitalino !repleto! Lo unico que me queda es abrazar fuerte mi bolso <> e ingresar al lujoso Banco a toda prisa. No es raro que el guardia de seguridad me observe de arriba abajo deteniendose mas de lo necesario en mi "delantera". Mi pelo es un desastre, esta pegado a mi frente por la lluvia, el maquillaje se me ha corrido, la mascara de pestanas se transformo en un gran manchon debajo de mis ojos, parezco un mapache ojeroso, la ropa esta empapada y aun gotea. <> Llega mi turno de ser atendida. Una gentil dama de unos cincuenta anos me invita a tomar asiento. Entrego mi documento de identidad y formularios completos para el prestamo, no es tanto dinero el que necesito, solo diez mil dolares. A cambio traigo como respaldo las escrituras de mi casa que estan a mi nombre. Uno de los tantos resguardos de mi paranoico tio. En el caso de que le suceda algo, yo pueda contar con un techo donde vivir. Y no terminar siendo una indigente que viva en las calles con un carro de supermercado rodeada de perros; textuales palabras suyas. "Nena, estudia mucho. No soy eterno, en algun momento no estare. Y si eso ocurre ahora, !puedes terminar viviendo en las calles!, salvo que te saques la loteria o te cases con un viejo calvo y millonario" Mi respuesta siempre era la misma "Jamas me casare, prefiero jugar a la loteria". --Buenos dias. Tome asiento por favor, enseguida ingresamos los formularios --pide amablemente la ejecutiva. --Gracias senora, hoy fue un dia un poco complicado. Creo que mi cuota de mala suerte queda cumplida con la tarde de hoy. --Comento al tiempo que cuelgo mi ensopado abrigo en el respaldo de la silla. --Bien, nombre completo ?Maria Victoria Rodriguez?-- escribe sin mirar la profesional empleada. --Correcto... --?Segundo apellido? --la pregunta que atormento mi vida desde nina. --No hay segundo apellido. --tengo mis manos entrelazadas sobre el escritorio, estas comienzan a transpirar. --Lo siento --se disculpa incomoda. --No lo haga, no hay problema. De nina me era mas dificil responder esa pregunta. Por suerte ya no. --Comento en un balbuceo, mientras descascaro el esmalte de mis unas. Cuando ingresa mis datos en el ordenador la observo. Cuanta elegancia. Viste falda y chaqueta negra. Cabello castano no muy largo, gafas sin montura, anillos y en su cuello una cadena de oro, que lo mas cerca de ella que puedo estar es sacando una foto con mi telefono, desde fuera de la joyeria; claro, eso si tuviera movil. Tendra unos cuarenta anos; quizas mas, es bella y educada. Corroboramos unos cuantos datos mas y !CATAPLUM! O algun sonido onomatopeyico que pueda reproducir el de mi culo cayendo al suelo a causa de la noticia que recibo. --Bien senora Rodriguez, solo nos faltaria la firma de su esposo para poder ingresar el pedido de prestamo. En el caso de los matrimonios firman ambos conyuges. <> !Pero si esa palabra no entra en mi vocabulario! --!No!, disculpe pero debe haber un error. Yo no soy casada --Me produce risa imaginarme casada, pero !no definitivamente no! Es que nunca estuvo en mis planes el matrimonio, ni lo estara. --Pero en el sistema figura que usted esta casada con.... --la elegante y desquiciada mujer corrobora en su ordenador. Y con sus lentes apoyados en la punta de la nariz escupe el nombre -- Senor Federico Betner --en ese instante, fue la primera vez que escuche su nombre. Su maldito nombre. Respiro hondo. Trato de explicarme mejor. Aclaro mi garganta. --Perdon senora, pero le repito. !Yo no estoy casada! --noto que poco a poco me voy alterando. El tono de mi voz aumenta unos decibeles, esta bien que tenga una buena actitud ante la vida, y que trate de sacar lo positivo a cada situacion. Pero esto es simplemente !demasiado! --?Te separaste? <> --!Pero como mierda hago para que entienda, no se quien cuernos es ese hombre! --la palma de mi mano golpea fuerte sobre el escritorio de la loca mujer. Tocan mi hombro. Un guardia de seguridad, me advierte que baje la voz o tendre que salir del recinto en ese momento. Levanto mi dedo indice y pido solo un minuto. --Disculpe mi manera de hablar, pero le juro soy soltera. Jamas me case, ni comprometi, es mas no tengo novio,... !si hasta soy virgen! Le ruego me crea --Estoy temblando y ahora si noto que estoy perdiendo los modales. Tengo ganas de romper todo y gritar, no puedo controlar mas mis ganas de llorar. Una lagrima escapa, la limpio rapido con mi mano. --Bueno senorita, aqui le anoto el nombre de su NO esposo, hablelo con el y arreglen sus asuntos --y si los estaba por perder, a mis modales me refiero, en ese instante los pierdo por completo, y lejos estoy de encontrarlos nuevamente. Estoy furiosa e indignada y escupo toda la mierda que venia conteniendo --!Que no soy casada! !ESTUPIDA MUJER DE LENTES DE VIEJA! --grito a todo pulmon antes de ser sacada a la fuerza del Banco. <> Miro el post it amarillo que hay en mi mano. Federico Betner, debo conseguir la direccion de este hombre. Todo es muy raro, estas cosas no pasan, bueno o no deberian pasar. Esa noche en la seguridad de mi hogar, salgo del bano, ya con mi pijama puesto y una toalla en la cabeza. La ducha de hoy duro mas de lo que acostumbro. Pase cuarenta y cinco minutos bajo el agua tratando de limpiar esa mezcla de frustracion y enojo, con la musica a todo volumen. Hay dias como el de hoy, en el que disfruto el tener musica en el bano. Un capricho un tanto excentrico de mi tio, el cual adopte yo tambien. Menos mal que en casa hay dos retretes, porque con este chiche, demoramos bastante mas de la cuenta en banarnos. Entro en mi dormitorio.

  • Libres, Iguales, Justos (La Segunda Revolucion 3) de Costa Alcala

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    Tras la aparicion del Aguila Blanca, la situacion en Nylert se ha vuelto insostenible. La sociedad se divide. El odio esta cada vez mas presente.

  • La casa de Electra de Carlos Tromben

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    Una mujer en el lugar equivocado que acepta correr el riesgo.

  • Tres minutos de color de Pere Cervantes

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    En El color mas probable de las cosas la esteril lucha contra el tiempo y la muerte cobra un significado muy distinto. Coque Brox, el protagonista de la historia, es un inspector de policia de mediana edad, separado, parco en palabras, amante de todo aquello que conserve su esencia y acromatopsico, o lo que es lo mismo, percibe la vida en blanco y negro. Herido de por vida tras sufrir una perdida irreparable, solo le alienta la lucha por recuperar el carino de su hija adolescente. En una Barcelona en caida libre, cuyos locales de diseno no logran acallar la apremiante nostalgia de sus habitantes, investigara la violenta desaparicion de Palma, amigo y companero de profesion. Durante el tiempo que duren las pesquisas se las vera y deseara para mantener enganado a un suspicaz comisario que no lo quiere en la investigacion, sufrira los persistentes intentos de suicidio de su exmujer, y conocera muy de cerca que es una ECM (experiencia cercana a la muerte). Lejos de las clasicas novelas de procedimiento policial, el inspector Coque Brox se vera obligado a visitar un terreno verdaderamente desconocido para el y para el resto de los mortales. Lo que un descreido como el nunca imaginaria es que hay lugares sobrenaturales que albergan la verdad, aunque el camino que conduce a ellos todavia siga siendo un misterio. Y como dijo Jorge Luis Borges: <>. El color mas probable de las cosas explora una cuestion para todos inevitable: ?que hay despues de la muerte? No es una novela escrita solo para que te guste, si lo es para que te estremezca, te haga dudar y reflexiones. La densidad psicologica de los distintos personajes que la integran serviran de contrapunto a una trama policial hasta la fecha inedita.

  • El manual de instrucciones de Mar (Las senales existen 2) de Yanira Garcia

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    Me llamo Mar Villareal Castro, tengo treinta y ocho anos y una vida perfectamente organizada. Trabajo en Radio Station desde hace mucho tiempo y dirijo un programa que me encanta. En noviembre, decidieron enviarme a Ibiza, a la famosa reunion que la Cadena organiza todos los anos y ese... ese fue el comienzo del caos. Mi mundo dejo de ser estructurado y comenzo a ser un completo desastre. Volvi a Tenerife con un punado de motivos para no dejarme llevar nunca mas. Lo mas facil es seguir las reglas, lastima que el destino me tenga preparado otros planes.

  • Una sombra en la aljama de Africa Ruh

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    El amor es lo unico que no te obliga a ser lo que otros han decidido.

  • Voz de acero de Vega Fountain

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    !Adios, mama! --Adios, carino que pases un buen fin de semana. No hagas enfadar a los abuelos --sugirio a Alberto por ser el mayor, y por todo lo que eso conllevaba. --Ya lo se, no me lo vuelvas a repetir --le contesto el chiquillo. --Adios, mami --dijo Alba. --Adios, cielo, pasalo bien --repuso, dandole un beso a su hija menor mientras le colocaba la camiseta. --Y tu tambien, mami --le deseo Alba. Claro que lo haria o por lo menos lo intentaria. Esa misma noche saldria de caza. Habia sido una semana muy dura, necesitaba quitarse todo el estres de encima y la mejor forma que conocia era mediante el sexo. Eran muchas las veces que habia pensado en hacerlo de forma <>, ir a un bar convencional, pero no le apetecia nada entablar conversacion con alguien para luego llegar al mismo punto. Asi que, como venia siendo habitual, decidio ir donde siempre, al club de intercambio de parejas donde tantas veces habia estado con su marido. Cuando el fallecio penso en dejar de pagar la cuota y desvincularse del lugar en el que tanto habia disfrutado con la persona que amaba, pero despues de un tiempo decidio que, ?por que? Nunca seria lo mismo, eso estaba claro, pero alli podia desinhibirse de todo, olvidarse durante algunas horas de todo lo que la rodeaba y simplemente evadirse y disfrutar. No se habia sentido culpable por disfrutar, era una cosa que tenia bien clara, ahora y antes, con su marido, pero mucho mas ahora que el no estaba. No porque no disfrutara antes, ahora simplemente era distinto, no tenia esa complicidad y confianza que habia tenido con el con nadie mas. A veces, algunas situaciones le recordaban a momentos vividos con Alberto, pero los borraba lo mas rapido posible de su mente y vivia el momento. El lo hubiera querido asi. Durante una temporada tambien penso en hacer lo que hace todo el mundo, ir a un bar, buscar a alguien, entablar conversacion y si la cosa cuadraba y se daba bien pues, darse un revolcon con algun hombre. Esta ultima opcion la habia desechado hacia tiempo, aunque a veces se lo volvia a plantear. Lo que no queria era implicaciones, ni supuestas confianzas, por eso la mejor opcion era ir al <<(S)experience>>. Era una mujer adulta, desinhibida, sin tiempo que perder en dar explicaciones ni que se las dieran. Eso no entraba en sus planes, el amor se habia acabado, ya lo habia tenido una vez, no necesitaba mas, le duro poco, si, pero cada momento vivido con Alberto habia sido emocionante y muy apasionado. Hacia dos anos que el se habia ido, un terrible accidente se lo arrebato. Durante mucho tiempo estuvo enfadada con el, por abandonarla con los ninos, no podia explicarse por que un hombre tan joven, tan lleno de vida podia morir dejando una familia y un monton de proyectos personales y profesionales sin terminar, pero ya no. Ya lo habia perdonado. Aunque no llegaba a entenderlo del todo, se habia dado cuenta de que el era el que mas habia perdido y que, en realidad, ninguno de los implicados tenia culpa de nada. Asi lo habia decidido, vivir la vida que le habia tocado de la mejor manera posible. Sus hijos eran lo mejor de su vida. Por ellos daria lo que fuera, todo giraba en torno a esos dos pequenos a los que adoraba. Alberto era el mayor, tenia casi siete anos, era un nino muy risueno y algo timido cuando no tenia confianza, fisicamente se parecia mucho a ella, era moreno con el pelo algo rizado y los ojos marrones, en cambio Alba era igual fisicamente a su padre, era mas rubia, con rizos mas marcados que se ensortijaban unos con otros, tenia carita de muneca, a sus cinco anos era muy extrovertida y alegre. Dedicaba todo su tiempo libre a ellos, se volcaba en su educacion y tambien en su tiempo de ocio, hacia cosas con sus hijos, manualidades, juegos, iba a la piscina, leian cuentos juntos, los ayudaba en sus deberes, todas las cosas que hacen los padres con sus hijos, con la unica diferencia de que estaba ella sola, no tenia el apoyo y la ayuda de un papa que la aliviara un poco de su carga, pero no le importaba, era feliz asi. Contaba con una familia politica que la queria y la apoyaba en lo que ella necesitara, eran su unica familia. Adoraba su trabajo aunque casi siempre era demasiado absorbente, por ello cada quince dias se dedicaba un tiempo a ella y esa era una de esas noches; iba a salir de caza, sus hijos se iban a pasar el fin de semana con los abuelos paternos y hasta el domingo por la tarde no volveria a verlos. Asi se decidio cuando murio Alberto y asi seguia siendo. Les servia a todos de valvula de escape, a ella la primera, asi podia disfrutar de sus escapadas. Nunca habia surgido el llevar a un hombre a casa, cosa que no queria por nada del mundo, y en el caso de que ocurriera no estarian los pequenos alli, no tenia fuerzas para dar explicaciones sobre todo a sus hijos. Alberto y Alba disfrutaban de lo lindo con sus abuelos y primos, y los abuelos encantados de la vida por poder disfrutar de alguna manera de un trocito de su hijo. Se habia vestido de forma provocativa, pero no ordinaria. Llevaba un vestido negro recto y sencillo de tirante ancho y escote cuadrado que insinuaba sus pechos, su ropa interior era tambien negra y lo acompanaba todo de unos zapatos negros de tacon, adoraba esos zapatos. Era alta aunque no delgada, tenia formas y su pecho era prominente, su cabello moreno y rizado a media altura la daba a veces un aspecto de devoradora de hombres, pero nada mas lejos de la realidad. Su forma de caminar, segura de si misma la hacia sentirse orgullosa con su cuerpo. No llevaba nada de maquillaje, pero eso era por simple practicidad, en las sesiones de sexo el maquillaje solia estropearse y despues o se volvia a retocar o tenia que desmaquillarse, todo eso unido a que a diario tenia que ir muy arreglada a trabajar hacia que desestimara la idea de hacerlo en sus salidas nocturnas, solamente se echaba perfume. Llego al (S)experience, un local de intercambio de parejas, situado a las afueras de la ciudad, estaba localizado en una finca aislada y escondida de miradas indiscretas. Era una gran casa que fue en su dia un chalet de lujo de una familia acomodada, que despues se adecuo a las necesidades de los socios. Se llevo a cabo una reforma muy grande para poder dotar al lugar de todo lo necesario para disfrutar del sexo, el morbo y la lujuria. En la parte baja habia una zona comun muy amplia donde se podia charlar y tomar una copa en un ambiente distendido, contaba con sillones y butacones amplios repartidos por toda la estancia ademas de varias barras donde los camareros servian cualquier bebida que se solicitara con profesionalidad y discrecion. La decoracion era muy provocativa, sobre todo porque habia imagenes religiosas y esculturas que representan angelotes y alguna virgen, el contraste entre esas imagenes y lo que alli se vivia era cuanto menos chocante. Los tonos de las paredes eran ocres, vainilla y beige y algun detalle en dorado, sobre todo en las lamparas de arana que combinaban el dorado con el cristal. En la parte superior a la que se accedia por unas escaleras de marmol color rosa y una barandilla de madera policromada en tonos dorados, se hallaban las habitaciones, todas con amplios banos y una cama redonda, ademas de alguna butaca. La zona de jacuzzi tenia dos baneras separadas por un pequeno murete. A parte de las habitaciones normales, habia habitaciones tematicas, como la de los espejos, la negra y otras con todo lo necesario para quien quisiera practicar sexo mas fuerte, sado o cosas asi. Contaban, por tanto, con una habitacion con un potro, distintos tipos de cuerdas y correas, ademas de fustas y latigos. Todos los socios sabian lo que alli habia, nadie se escandalizaba, era un club como otro cualquiera en el que sus socios pagaban una cuota anual elevada que les permitia disfrutar de su sexualidad de manera libre. Anos atras Patricia y Alberto habian sido invitados por un amigo a visitar las instalaciones y desde entonces habian decidido hacerse socios. Lo que alli habian vivido fue toda una experiencia como su propio nombre indicaba. La cuota era muy alta y los socios se elegian con mimo, nada de antecedentes y con una situacion economica holgada. Ademas tenian la opcion de invitar a amigos cuando lo creyeran oportuno, de este modo se garantizaba que hubiera caras nuevas casi constantemente. La regla primordial habia sido y era la discrecion, si esta no se respetaba automaticamente se expulsaba al socio. El anonimato era primordial. Charly, el relaciones publicas del local, era un tipo maduro y educado, iba vestido impecablemente y tenia modales de autentico gentleman. Ademas poseia un atractivo fisico y personal que encandilaba tanto a hombres como a mujeres, era alto, delgado con pelo canoso que le daba un toque interesantisimo y una sonrisa encantadora que hacia que se le formaran unos hoyuelos muy atractivos en su rostro. Todo el mundo lo conocia, era muy respetado, hacia que la gente se encuentrara a gusto. Nunca jamas hablaba con palabras malsonantes ni en un tono alto, era un hombre tranquilo. El trato con los clientes era exquisito. El se encargaba de solventar cualquier problema que pudiera surgir de la mejor manera posible y de ensenarles el local a los que acudian por primera vez alli, tambien se encargaba de organizar fiestas tematicas refinadas y muy divertidas. Patricia aparco su coche y, al entrar en el local, no se detuvo en la zona social donde habia algunas personas charlando y esperando a ver que les deparaba la noche. Se dirigio directamente a una de las salas, a la sala comun donde habia pantallas colocadas estrategicamente para que todo el que quisiera pudiera ver que era lo que se solicitaba en cada habitacion si es que no le habia surgido el plan antes en la gran sala. Ella vio que se solicitaba una mujer y sin pensarselo subio por las escaleras hasta el lugar indicado. Al principio le costo un poco ver debido a la penumbra que reinaba alli, entorno los ojos hasta que se acostumbraron a la poca luz. Se sentia expectante y excitada, siempre le pasaba cuando iba a tener un encuentro, nunca sabia lo que le iba a deparar la noche y esa incertidumbre hacia que creciera su deseo. Cuando entro vio a una pareja sobre la cama, estaban desnudos y se acariciaban mutuamente, se estaban besando apasionadamente y los ruidos que emitian hacian saber a cualquiera que los escuchara que estaban muy excitados. Al verla llegar la saludaron. --Hola --dijo Patricia. --Hola --contesto la mujer separandose del hombre y recibiendo a su invitada con una sonrisa en la cara--, soy Elena y el es Marcos --continuo, presentando a su acompanante. --Yo soy Patricia --dijo devolviendoles la sonrisa. --Quitate la ropa --ordeno Elena en un tono dulce pero autoritario. Estaba claro que era ella la que llevaba la voz cantante en aquella pareja. Era pequena y con ojos muy vivos de color miel, igual que su pelo. El era mas alto, moreno y con ojos oscuros, su cuerpo estaba bien definido, se notaba que pasaba horas en el gimnasio. Patricia acato las ordenes, dejo el bolso sobre la butaca y se quito su vestido, los zapatos y se quedo con la ropa interior. Cuando se volvio, Elena le hizo un gesto para que tambien se desprendiera del resto, no hablaban, nada mas la miraban con deseo. Patricia lo sabia, sentirse observada por dos personas anonimas que la deseaban, que deseaban su cuerpo la excitaba, se sentia poderosa ante esa situacion. --Tumbate --continuo. Patricia obedecio sin decir nada--. Te vamos a dar placer porque eso nos lo proporciona a nosotros tambien --prosiguio. --De acuerdo --respondio Patricia excitada, era lo que necesitaba en ese momento. Se tumbo y rapidamente el hombre se dirigio a sus pechos, los lamia, succionaba y le daba pequenos mordisquitos que excitaron a Patricia al maximo

  • El oro del mar de Daniel Wolf

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    Una deslumbrante epopeya historica que nos traslada a la floreciente y peligrosa Europa del siglo XIII a traves de una expedicion comercial que debera enfrentarse a las amenazas del mar y de la tierra pero, sobre todo, a la codicia de los hombres.

  • Cuando pronuncio tu nombre de Jose Luis Rodriguez Herrera

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    Un recorrido por el camino de Santiago por una joven periodista, que ve su vida como se va desmoronando, al realizar el camino va surgiendo en el nuevas esperanzas y conoce a Sergio que le dara otra vision a su vida

  • No deberias enamorarte de Robert Krugan

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    Cerrando los ojos, recorde un momento en Vietnam cuando recupere la conciencia en un campo de batalla despues de que las armas se hubieran callado. Los sonidos de pajaros, monos e insectos, que desaparecen cuando comienza el tiroteo, se fusionaron con los aromas de la vegetacion, tanto vivos como muertos. Tambien estaba el calor, siempre el calor, y mi sed.

  • Rendicion de Magenta Perales

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    Un secuestrador. Y un artista.
    Pero Alicia se resistio...
    ... a ser su nueva obra.

  • Ya no tengo miedo de Patricia Fernandez Montero

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    ?Te imaginas despertar y que nada sea igual? ?Que todo tu mundo haya cambiado, para siempre? Esta es la historia, mi historia, la voz acallada durante anos, el grito en el vacio que intente lanzar, el sordo temor del panico y que, hoy, ve la luz. Comparto esta historia con la de cientos de ninos y personas que han vivido y viven bajo el agonico dolor de la violencia de genero. Esto es un grito a la esperanza y un reclamo a la sociedad. El vertigo de las amenazas y el desgarro del dolor. La verdadera cara de los que nadie cuenta ni quiere oir, porque, a veces, da demasiado miedo.

  • Sal de mi camino, Valentin de Sarang Hee

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    <>. Mi mantra mananero es una verdad fuerte y bonita la cual muere en mis labios con la entrada en escena de mi archirrival, Valentin. No hace falta que levante la cabeza del teclado para saber que esta entrando. Su perfume eau du toilette de Channel, es su aviso de llegada, cual memorandum reconocido por el edificio entero. Sus pasos acompasados se escuchan cada vez mas cerca y una vez llega a nuestra oficina, como de costumbre, ni siquiera nos dedica un ‘buenos dias’. Valentin no saluda, nunca. Su comportamiento no nos sorprende ni un poco, ni a mi, ni al resto del equipo de chicas en el departamento. Ese acto o, mejor dicho: ese no acto, es muestra constante de la mala educacion del hombre. En un principio todas nos mortificabamos por ello, algunas de las muchachas no sabian que hacer; si no saludarlo de plano, o seguir haciendolo para recibir como respuesta un incomodo silencio sepulcral. En la actualidad nos hemos acostumbrado y no gastamos saliva ni energia en saludarlo. --Senor Valentin, los reportes que me solicito ayer estan encima de su escritorio; al igual que su cafe, y los curriculos de los mejores prospectos para la division de China. Celine, una menuda mujer de treinta anos, es la secretaria de direccion y tiene la tarea de todos los dias hacer lo mismo; recibir a Valentin e informarle de cualquier novedad, entretanto, el camina a su oficina, con la mirada en Jupiter. --Bien, revisare todo. Para su conocimiento voy a estar en una llamada internacional, que nadie me moleste por las siguientes horas. --Si, senor --responde una aliviada Celine. Con su primera mision del dia cumplida ella se aleja de la oficina de cristal, mejor conocida como la "pecera", con su semblante mas relajado que antes. Pasa frente a mi escritorio y hace su acostumbrada senal de alivio, le sonrio y le doy un pulgar para arriba. --Aruba. --Valentin dice mi nombre para llamar mi atencion. --Valentin --le respondo sin dejar de mirar mi computador, mas porque se que le molesta que lo ignore, que porque realmente este muy metida en lo que estoy haciendo. --?Tendras listo lo que te pedi ayer? --pregunta y asiento, sin despegar los ojos del brillante aparato. --Casi ya, en menos de veinte minutos estara en tu bandeja de correos. --No hace falta que levante mis ojos para saber que su mirada a Jupiter ha aterrizado y ahora esta puesta en mi. --Me parece perfecto, asi lo revisamos juntos antes de que te vayas a casa. Con todo dicho entre los dos, se mete en su oficina y se termina la conversacion. Todas de cierta forma respetan a Valentin, no solo porque es el jefe del departamento. El se preocupa por cosas que van mucho mas alla de la produccion y operacion, tambien le importa que su equipo aprenda y que sus colaboradores sean capaces de tomar decisiones en cualquier caso urgente. Eso, de alguna manera compensa la lengua inclemente del maleducado y engreido jefe. No se anda por las ramas, si te ganas una respuesta mordaz de su parte, la tendras seguro. !Oh, si lo sabre yo! Que fui su primera victima. Nunca olvidare esa manana de ingreso en la que, entre diez candidatos, el y yo estuvimos sentados uno al lado del otro, llenando pruebas psicologicas y examenes para determinar que tan buenos eran nuestros perfiles para el puesto. Fue un largo dia de preguntas parecidas en complejidad a problemas de fisica y respuestas a la altura. Al final de la tarde de ese dia nos habian dado los resultados, en los cuales yo aparecia como seleccionada y me di cuenta de que el tambien. Pletorica como estaba, me atrevi --con una sonrisa de boba satisfaccion personal por el logro -- a invitarle a tomarnos unas cervecitas para soltar el lastre. Mi ERROR. Ese hombre que me parecio en su momento un elegante y educado caballero; alto, de rostro bonito y ojos claros, casi en el mismo tono de su pelo castano. Me miro por encima de un hombro y sin pena alguna me dijo:--Yo no salgo con companeros de trabajo y mucho menos si son mujeres solteras que puedan malinterpretar las cosas. Mi semblante cambio al instante, estaba herida en mi orgullo femenino debido a ese despreciable desconocido, quien pensaba que como no tenia novio --cosa que aun no se como supo-- iba a acosarlo o algo asi. Pero, sobre todo, yo estaba molesta por esa forma desdenosa de mirarme, !como quien tiene un moco en la nariz! En fin, desde ese momento entre nosotros se ha instalado una especie de guerra muda, una de poder y conocimiento. Gracias a esa competitividad escalamos rapido, y hemos sido ascendidos, premiados y reconocidos varias veces, casi siempre uno delante del otro. Quizas por ello siempre he tenido la absurda sensacion de que me esta leyendo el pensamiento: si me lanzo a por un proyecto, el tambien, si hago un cambio novedoso en algo, el lo mejora en otro... y asi ha sido todo el tiempo. Es tanto el sofoco que causa en mi toda nuestra historia, que es inevitable no sentirme predispuesta, como si el pesado hombre estuviese en mi camino. Hace un ano que la competencia individual ha cesado, ambos fuimos promovidos a la vez para encargados del departamento de diseno grafico y perfil de la marca. Actualmente el es el Gerente y yo la Subgerente, por lo que la tregua esta en el aire, ambos estamos concentrados en hacer de este departamento el mejor y tocandonos la moral uno al otro, no iba a funcionar. Inconscientemente levanto la cabeza un momento de la hoja de calculo en la que estoy trabajando y le veo a traves de los cristales de su oficina, enfrascado mas de lo usual en una discusion telefonica. Aun asi, sus ojos se encuentran con los mios por un instante. Incomoda y poco interesada, le retiro la mirada y sigo en lo mio. Se supone que el y yo debiamos compartir ese espacio cerrado y privado que es la pecera y que dejariamos al resto de chicas en los cubiculos, trabajando sin la presencia de un jefe tan cerca. Cuando surgio el tema me negue en rotundo a compartir un espacio tan pequeno con el. Es cierto que estamos en tregua, pero bien, lo que se dice bien, no nos llevabamos como para compartir oficina. Sin mucho palabreo el se quedo con la pecera, mientras yo nadaba con los otros peces del estanque, y no me arrepentia de nada. Sigo concentrada en redactar un correo para enviar el informe contable del departamento, reviso lo que escribo, en el interin mi extension telefonica suena. En la pequena pantalla se refleja el numero de la extension de Maite, mi chica estrella. Tomo la llamada sin dejar de teclear el correo. --?Has visto la cara de sieso que ha traido hoy? Parecia que tenia un palo en el culo… --La diatriba, una que he escuchado antes. --!Maite! --la reprendo evitando a duras penas sonreir--. Te he dicho que no esta bien que hables asi de tu jefe. No es etico ni profesional, bajo ningun concepto, aceptar que tus colaboradores ofendan a sus superiores, incluso cuando estos se lo merezcan, como es el caso puntual de Valentin. --Aruuu, sabes que solo hablo del demonio con ustedes y es porque no entiendo como un hombre que se ve tan bien fisicamente es tan odioso e imbecil. ?Valentin verse bien?, si. No le miro mucho ni por asomo. No quiero que me vuelva a culpar de que le acoso. Al principio me costaba ignorar lo bien parecido del tio, ahora, sin embargo, lo hago con la misma facilidad con la que piso una cucaracha... Sin remordimiento. --Hay de todo en la vina del senor, Maite, vive con eso. --Con mi comentario intento quitarle hierro al asunto. --!Claro que no! Pero no te he llamado para eso: ?Aun esta en pie lo de esta noche? -- inquiere animada. Su voz es peculiar y un poco chillona, incluso a traves de la bocina del telefono. --?La cena de inauguracion de la semana del Amor? Si, a las nueve en punto nos casaremos con par de cervezas y un plato de pasta japonesa. --Con ese pensamiento tambien me animo un poco y dejo a un lado el correo casi listo. --Esa es mi jefa, iremos todas y la pasaremos bien, total, manana no se trabaja. ?Que haras hoy? Tendremos la tarde libre. --Tengo todo organizado para ir al spa y relajarme el resto de la tarde --le comento girando el asiento, en tanto rebusco algo en una carpeta. --Wao, que envidia, yo tengo que ir con mi madre a visitar a mis tias, imagina lo que me espera --se queja Maite. --No te lamentes, podria ser peor. --Define peor… --Podrias tener una desagradable cita… --Eso no es malo, yo encantada. Necesito darle alegria a este cuerpo. --Su voz no ha bajado nada, seguro la han escuchado el resto de las chicas. --Por Dios, Maite, ?como eres tan descarada? --cuestiono divertida. --Pues asi como asi. Se me da natural. --Ya veo que si. De todas formas, si quieres puedes venirte al spa conmigo --la invito. --Nah, ve tu sola, en la noche nos vemos. --Ok. Terminamos la llamada y yo releo el cuerpo del correo, luego adjunto el informe para Valentin, y envio mi mayor pendiente del dia. Al instante mi cuerpo se siente superrelajado, satisfecha de que hoy podre llegar a casa temprano y dejarme hacer de todo en las manos sagaces de un masajista profesional. Espero unos minutos la respuesta de Valentin al correo enviado, aprovecho y le pongo agua al cactus en mi escritorio, es la unica decoracion que tengo en mi cubiculo. Aprecio mucho la hermosa y redonda plantita con espinas que una vez al ano florece para mi, fue un regalo de hace dos navidades. Hicimos un angelito, una actividad de regalar y recibir presentes por varias semanas, para integrar al equipo y reirnos un poco. Ese dia Maite le regalaba a Valentin, y se le ocurrio envolver en una bolsa muy mona una camiseta estampada en el frente con el colerico munequito de la pelicula, Intensamente. Al ver el presente y la cara de Valentin tan igual a la del dibujo, nos reimos hasta llorar. Despues le toco el momento al jefe de entregar su presente y lanzo un discurso: --Este obsequio es muy especial, Aruba, ven aqui. Es para ti y cuando lo elegi lo hice pensando en todo lo que veo en ti. Ya sabia que era el quien me regalaria esa semana, las chicas no se guardan nada. Recibi la bolsa y al introducir la mano me pinche los dedos, lance un grito sutil hasta que saque el bonito pero hiriente cactus. La maseta tenia ojitos y de la planta salia una notita, la abri y alli ponia: "No todo lo que tiene espinas es feo... si no, mirate a ti." Las chicas tambien se rieron de mi expresion al leer la nota y del regalo. Unos dias bastaron para que me encarinara del peculiar y coqueto regalo, tanto que ahora la plantita es la consentida de la oficina. Con Clementina regada --asi se llama el cactus-- vuelvo a mirar el correo, sigue sin llegar una respuesta. Me levanto para ir a la impresora, el aparato es uno solo para toda la oficina. Plantada frente al monstruo blanco me pierdo mirando el calendario grande, que cuelga en la pared del frente. Es sabado siete de febrero y desde hoy hasta el catorce --dia marcado con un corazoncito flechado en el calendario-- la gente actua como loca, comprando cosas para regalar a sus amados. La maquina termina, recojo los impresos y me alejo pensando que para mi este sera un San Valentin mas. Hace unos meses que termine con el chico con el que me estaba liando, gracias a que el muy jodido ya se estaba poniendo intenso, y yo no necesito eso, por lo menos no lo necesitaba de el, que aparte de ponerme cachonda no me hacia sentir nada mas. Valentin con la rabia y tension que causa en mi, significa mas que ese chico. Es una escalofriante comparacion entre el hombre con el que peleo y el hombre con el que me liaba desnuda y al que me montaba como amazona salvaje, pero es la correcta para describir lo poco que me importaba esa relacion con esa criatura con cuerpo de modelo frustrado… --!Auch! --gimo al golpearme la frente con un costado de Valentin, hasta el choque no habia notado su presencia. Estamos solos el y yo en ese pequeno cuarto, levanto mi mirada y lo encuentro observandome serio, con sus ojos de avellana puestos en mi y su mandibula apretada. --?Sera que levantas la cabeza y miras para adelante cuando caminas? --Estamos solos, no hay que fingir que nos llevamos bien. --?Sera que sales de mi camino, Valentin? Por favor, vete a la luna. Yo misma te pago el pasaje. --No te daria esa satisfaccion, ni aunque mi vida dependiera de ello. --Su comentario mordaz y antipatico. --Cuidado con lo que deseas, que los suenos se hacen realidad. Por ahora solo sal de mi camino, esa colonia tuya es demasiado fuerte para estas horas y me molesta.