• nunca te hare llorar - Monica Diaz Vazquez

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    Bianca deja una vida acomodada,
    para comenzar a...
    !VIVIR SU VIDA!
    Su corazon lo tiene cerrado al amor...
    Aless, un guapo y famoso modelo,
    se interpone en su camino...
    Esta enamorado de ella desde hace anos...
    Los fantasmas del pasado vuelven a Bianca...
    ?Conseguira Aless volver a abrir su corazon?
    Y ella... ?Se dejara?
    ?Conseguira vencer sus miedos?

  • NUNCA TE HARÉ LLORAR | MONICA DIAZ VAZQUEZ

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  • NUNCA TE HARÉ LLORAR Tapa blanda – 15 marzo 2020

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  • Nunca te haré llorar : Díaz Vázquez, Mónica: Libros - Amazon

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    Nunca te haré llorar es su primera novela. ¡Díselo a la editorial! Me gustaría leer este libro en Kindle ¿No tienes un Kindle?

  • Nunca te haré llorar - Mónica Díaz Vázquez (Autor) - Libros.cc

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    Nunca te haré llorar ... Detalles del Libro. ISBN/13: 9788418402647. Num. Páginas: 388. Tamaño: 150 X 210 mm ... Editorial: Punto Rojo Libros S.L..

  • NUNCA TE HARE LLORAR - MONICA DIAZ VAZQUEZ

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  • Nunca te haré llorar (Tapa blanda) - El Corte Inglés

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    Nunca te haré llorar (Tapa blanda). Autor/Autora: Mónica Díaz Vázquez; Editorial: Punto Rojo Libros.

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    2 sept 2020 — Nunca te hare llorar, libro de . Editorial: Punto rojo. Libros con 5% de descuento y envío gratis desde 19€.

  • Nunca Te Haré Llorar de Mónica Díaz Vázquez - eselibro.es

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  • Baelo Claudia de Maribel Diaz Gonzalez

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    La historia se desarrolla en la ciudad hispana de Baelo Claudia, importante centro neuralgico y economico del Imperio hispano-romano dentro del Mediterraneo. Marco Vinicius, comandante del Ejercito del Sur y general de la Novena Legion hispana, es enviado por Roma con la mision de comandar las tropas y dirigir el asentamiento militar y comercial, pero su vida se cruzara con la de una esclava de la que se siente irremediablemente atraido.

  • Eternamente mia de Sasha Miles

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    La guerra entre cambiantes puros y mestizos esta en auge. A pesar de la inestable tregua con su manada de origen, Ethan es consciente de que sus mestizos siguen en peligro y en el peor momento posible.
    Desde su visita a Tres Deseos, no ha hecho otra cosa que preparar la llegada de su companera destinada: una humana ajena a su mundo que siente una perversa fascinacion por las causas perdidas, especialmente cuando estas vienen en forma de bestia peluda. ?Quien mejor para un alfa mestizo que su <>?
    Gabriela esta muy ilusionada con la oportunidad que le han ofrecido para estudiar el instinto de apareamiento del oso polar. !Y nada menos que en Alaska! El hecho de convivir, pared con pared, con un hombre tan atractivo como su anfitrion solo es un plus a su contrato. ?Quien en su sano juicio querria negarse?
    Sin embargo, cuando la gente empieza a desaparecer y la alarma del complejo se dispara ante la llegada de intrusos violentos, todo el velo de la realidad cae y lo imposible se convierte en posible, acercandolos en un entorno hostil lleno de violencia.
    ?Sera suficiente el amor para hacer frente a las adversidades o terminaran distanciandose para siempre?

  • Vuelos nocturnos (Mortal Engines 0) de Philip Reeve

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    Antes de Tom y Wren… estaba Anna Fang.

  • El secreto esmeralda de Eva Esteban-acebo

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    Amor, intriga y desencuentros.

  • Mi Angel (Damas 3) de Lily Cerda

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  • Lo que nunca imagine (Mountain Brooks 1) de Virginia V. B

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    Hoy seria el dia. El dia de la ley del talion: ojo por ojo y diente por diente. Seguro que te preguntaras por que, ?me equivoco? Te lo dire: por la promesa hecha a mi madre en su lecho de muerte. Confeso algo que trastoco mi existencia. Y a pesar de nuestras diferencias, que eran muchas, prometi vengarme del hombre que le habia hecho tanto dano: Anthony Brooks. ?Que como iba a conseguirlo? Pues haciendome con su tesoro mas preciado: Mountain Brooks, un pueblo pequeno situado en algun punto entre Nashville y Knoxville. Un pueblo que seria mio en cuestion de horas y que destruiria convirtiendolo en un poligono industrial.
    Sencillo, ?verdad? Eso creia.
    No conte con que ese punetero pueblo tuviera un sheriff que trastocaria todos mis planes.
    !Maldito vaquerucho de tres al cuarto!

  • Un plan sangriento de Graeme Macrae Burnet

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    En 1869, en una aldea perdida en las Tierras Altas escocesas, un triple asesinato sacude a toda la comunidad. La policia arresta inmediatamente a un joven llamado Roderick Macrae, que aparece cubierto de sangre y confiesa ser el autor de los hechos. Y asi lo confirman unas extranas memorias que escribe ya en la carcel. Pero, antes de condenarlo, el tribunal debe averiguar que lo llevo a cometer esos actos de violencia tan despiadada. Solo su persuasivo abogado se interpone entre Roderick y la horca, pero para lograr cerrar el caso antes deberan construir un relato solido, sea este cierto o no. Siglo y medio despues, Graeme Macrae, descendiente de Roderick, reune toda la documentacion existente sobre el caso en su busqueda de la verdad. Pero ?puede alguien entrar en la mente de un asesino?.

  • Normal de Warren Ellis

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    Normal es un centro para el tratamiento de trastornos psiquicos de cientificos, economistas, estrategas mentales… Todos tienen en comun el haberse dedicado a analizar que pasara en el futuro. Bajo una estricta vigilancia y sometidos a una medicacion intensa, estan divididos en dos grupos que no se comunican entre si: el de los que se dedican a la ” prevision estrategica ” , que dependen de instituciones sin animo de lucro y que buscan como evitar los desastres que se avecinan (cambio climatico, guerras devastadoras, rapaces gobiernos disfuncionales…); y los de ” prediccion estrategica ” , a sueldo de empresas y ” think tanks ” de seguridad, que dan por hecho tales desastres y buscan metodos para sobrevivir a los mismos. Adam Dearden, un especialista en ” prevision estrategica ” , tras sufrir una crisis nerviosa, es internado en Normal.

  • Una historia de amor y oscuridad de Amos Oz

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    Amor y oscuridad son las dos fuerzas que recorren la conmovedora autobiografia novelada de Amos Oz, publicada por vez primera en hebreo en 2002. El autor narra su infancia y adolescencia en los anos cuarenta y cincuenta, en Jerusalen y en el kibutz de Hulda, marcados por la tragica existencia de sus padres: Yehuda, un estricto bibliotecario, y Fania, una mujer culta, romantica y sonadora. Atrapado entre ellos, el futuro escritor es un nino que soporta sobre sus fragiles hombros la pesada herencia de sus singulares antepasados y asiste atonito a los grandes cambios que marcaran su vida y la de su incipiente nacion. La narracion de Una historia de amor y oscuridad oscila hacia delante y hacia atras en el tiempo y refleja mas de cien anos de historia familiar, cuatro generaciones de sonadores, estudiosos, poetas egocentricos y ovejas negras, que desde Vilna y Odesa, a traves de Polonia y Praga, llegaron a Israel.

  • Miel salada de Fabiola Valenzuela

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    Reunidos para filmar un documental sobre el Kama Sutra, el gran actor Antonio Salavert y la desconocida Victoria White, deberan fingir ser una apasionada pareja frente a las camaras.

  • !A los Leones! de Lindsey Davis

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    Parece que por fin la vida del investigador Marco Didio Falco va a entrar en una epoca de desahogo economico e incluso de prosperidad, pues se ha puesto al servicio del emperador Vespasiano como agente tributario con amplios poderes y un sueldo nada desdenable. Sin embargo, la muerte de una gran estrella del mundo del espectaculo da un vuelco a todos sus planes y pone al descubierto el sordido mundo de las envidias y las rivalidades entre los entrenadores y los agentes de gladiadores. Cuando tambien un aclamado gladiador aparezca muerto, Falco no tendra mas remedio que iniciar una investigacion que le obligara a emprender un viaje a Africa acompanado de su esposa Helena y de su pequena hija Julia.

  • Una prueba de amor de Sophie Rose

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    Amor, traicion y romance. Siempre hay una segunda oportunidad.

  • Objetivo Cupcake perfecto – Alma Obregon de

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    La bloguera de reposteria de moda en nuestro pais, Alma Obregon, desvela sus mejores recetas de cupcakes en este libro de cocina delicioso e innovador.

  • Que No Panda El Cunico de Patricia Hervias

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    Angela tiene una vida tan perfectamente organizada como mortalmente aburrida, asi que, a pesar de las protestas de sus atribulados padres, le cuesta muy poco aceptar la propuesta de su novio (perdon: prometido) y mudarse a Barcelona en busca de nuevos aires.

  • Excalibur (Britannia. Libro 1), Javier Pelegrin de Ana Alonso , Javier Pelegrin

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  • Texas no suena mal de Christian Martins

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    Violet observo el rebelde mosquito que, a pesar del frio, se movia libremente por la habitacion a sus anchas. Febrero acababa de llegar al calendario y penso que aquel pequeno insecto debia de ser un verdadero superviviente si habia superado las peores nevadas. Carlos estiro el brazo sudoroso y lo dejo caer sobre el vientre de ella. Se sintio pegajosa, sucia y asqueada, pero se contuvo y no dijo nada. Sabia que ese "momento de despues" a el le encantaba y, en su justa medida, habia decidido ser tolerante en esos pequenos aspectos. Violet podia ser complicada, si. Pero con Carlos se mordia la lengua y se lo guardaba dentro, lo que la llevaba a aparentar el aspecto externo de una chica --casi-- normal. ?Y por que se mordia la lengua Violet? ?Por que intentaba ser mas permisiva con el de lo que habia sido con el resto de sus parejas? Porque Carlos era el mejor amante que jamas habia tenido. Quizas se debia a la sangre latina que corria por sus venas, o puede que, simplemente, la buena herencia que tenia entre sus piernas hacia que todo fuera mas sencillo. Violet no lo sabia, aunque tampoco le importaba demasiado. Carlos era genial en la cama y con eso, le bastaba. --?Estas feliz conmigo? Despues de hacer el amor, Violet solia salir escopetada a la ducha. Odiaba sentirse sucia y la repugnaba saber que tenia restos de otra persona en su interior. Si, por Carlos hacia un esfuerzo y se quedaba en la cama, abrazada a el, durante varios minutos. Pero solian hacerlo en silencio, no manteniendo una profunda y absurda conversacion. --Claro que si --respondio, como si la duda resultara ofensiva. Aunque, en el fondo, Violet no tenia muy claro que significaba ser feliz. Nunca habia sabido con exactitud que era lo que queria y esperaba en la vida, lo que conllevaba a que, de vez en cuando, padeciera la desagradable sensacion de "estar perdida en el mundo". --Me alegro --respondio Carlos, justo antes de besarla en el hombro desnudo. Violet se obligo a sonreir. --Me voy a la ducha --dijo, incorporandose, cuando considero que ya se habia mantenido un tiempo prudencial junto a el. --No, no... Quedate aqui conmigo un rato mas --suplico, reteniendola--. Me encanta estar aqui, tumbado, junto a ti --mascullo--. Hueles tan bien... Cogio aire profundamente y se obligo a serenarse. Su obsesion por la limpieza la habia enfrentado en mas de una ocasion con sus parejas, y con Carlos estaba aprendiendo a contenerse. Segun su psicologo, aquellos ultimos meses estaba avanzando a pasos agigantados. --Esta bien, pero... ?Podrias traerme un poco de agua? --pregunto, sin borrar esa sonrisa falsa que habia aprendido tan bien a poner--. Estoy sedienta. Violet habia asimilado que nadie la querria tal y como era en realidad, asi que habia pasado al plan b: aparentar. Su psicologo se empenaba en decir que sufria de "filofobia", pero ella estaba convencida de que, en el fondo, no tenia ningun problema. Solo era diferente a los demas, nada mas. Carlos asintio sin dudar y se levanto de la cama. Ella se quedo alli tiraba, observando sus apretadas y firmes nalgas hasta que desaparecieron por detras de la puerta. En ese instante, calculo que tenia unos dos minutos aproximados para levantarse, correr hasta el bano, asearse, lavarse los dientes y volver a la cama. Salto del colchon y, con rapidez, corrio hasta el bano. Se lavo las axilas con agua y jabon mientras se enjugaba la boca con solucion oral. Escucho a Carlos en el exterior y se apresuro a regresar con rapidez al colchon, corriendo. El entro en la habitacion con un vaso de agua en la mano, le dedico una esplendida sonrisa y senalo a Mila, la perrita de Violet. Violet adoraba a su perra y le tenia muchisimo mas aprecio que a la mayoria de las personas de su vida, pero odiaba con toda su alma que se subiera en la cama. Y Carlos lo sabia. Contuvo el aliento mientras se disponia a llamarle la atencion. --Carlos, por favor... Saca a Mila de la habitacion --le pidio con voz pausada, sin alterarse. Su psicologo solia decirle que, en momentos de estres como ese, debia contar hasta diez tranquilamente y recordarse a si misma que no debia exagerar. Si, Carlos habia dejado entrar a Mila en la habitacion, pero... Ya esta. No pasaba nada. Y eso era lo que Violet debia recordar siempre que se inquietaba por algo que en el fondo no tenia ninguna importancia. Carlos solto una risotada mientras se dejaba caer de nuevo en el colchon, junto a ella, antes de propinar un par de palmaditas a la colcha. Mila salto junto a el con agilidad mientras Violet sentia como las pulsaciones se le aceleraban y el ritmo cardiaco se descompensaba. --!Mila, fuera! --grito, pero el can decidio no obedecer a su duena. En lugar de salir, se tumbo sobre ella a lamerle la cara. Violet sintio como la vena de la frente se le empezaba a hinchar mientras las carcajadas de felicidad de Carlos resonaban de fondo. --!Mila, fuera, para! --grito, enfadada y disgustada al mismo tiempo. La sujeto con fuerza del collar y la obligo a descender. Y en ese preciso instante, sintio un bulto en el cuello del animal que, hasta el momento, habia pasado desapercibido. --Pero... que... --murmuro, agachandose junto a su perrita. Se quedo mirando fijamente la cajita que el animal llevaba atada con un cordel a su collar. Alzo la vista hacia Carlos, preguntandose si aquello era cosa suya. El continuaba sonriendo, feliz. Violet cogio aire, tiro del cordel y desato la cajita. Anhelaba con toda su alma sacar a Mila de la habitacion lo antes posible, pero Carlos la miraba tan fijamente que se vio obligada a sonreir y abrir la cajita antes de continuar poniendo en orden su casa y su vida. Rasgo el envoltorio y entreabrio la tapa. Y en ese preciso momento, cuando vio el anillo de pedida en su interior, sintio como sus aceleradas pulsaciones desaparecian. Se quedo petrificada, helada. El corazon le dejo de latir y su cabeza se quedo totalmente en blanco. Solamente era capaz de repetirse una cosa, una y otra vez, en bucle: "otra vez no, por favor". Carlos se bajo de la cama y se arrodillo frente a la joven, mirandola directamente a los ojos. Parecia estar a punto de echarse a llorar. --Violet Ross... Se que tienes panico al compromiso, que tu vida es muy complicada y que odias pensar en el dia de manana. Pero creo que conmigo el manana sera diferente --dijo, procurando buscar las palabras mas sinceras--. Sera un manana que merecera la pena descubrir. Estos ultimos meses a tu lado han sido... !Uf! --resoplo--. Una verdadera montana rusa de emociones, asi que he decidido lanzarme. --?Lan...zar...te? --repitio, boquiabierta, mientras rezaba internamente porque no formulase la tan odiada y aterradora pregunta. --Violet Ross... ?Quieres hacerme el hombre mas feliz del planeta y casarte conmigo? Sintio como sus pulsaciones se reanudaban de forma descontrolada. Podia escuchar retumbando el bombear del corazon en sus oidos. Sonaba como una locomotora. Temblo de pies a cabeza, sin saber que decir, hasta que observo como la sonrisa de felicidad de Carlos se iba esfumando muy lentamente. Violet odiaba el compromiso con toda su alma. Incluso dudaba que fuera capaz de llegar a enamorarse. Pero si algo odiaba de verdad, mas que cualquier otra cosa, era el tener que enfrentarse a una situacion dificil. Los problemas, por alguna razon incomprensible, debia resolverlos de puertas para adentro, en soledad. --Violet... dime algo, por favor --suplico el con la voz rota mientras comenzaba a sentir como el corazon se le hacia anicos. --Si... --murmuro con un hilillo de voz casi inaudible. Le temblaban las piernas y tenia la sensacion de que en cualquier momento se vendria abajo, pero saco fuerzas de su interior y mantuvo la compostura. --Si, Carlos... si --repitio, procurando sonar mas segura y convencida de sus palabras. Y aunque el gesto de su rostro decia algo muy diferente a sus palabras, Carlos solto una risotada estruendosa y se apresuro a coger a Violet para levantarla al vuelo. Mila solto un par de ladridos por el estallido de felicidad que se palpaba en el ambiente, y cuando por fin Carlos volvio a dejar a la chica en el suelo, lo hizo para colocarle el anillo de pedida. Una hora mas tarde, Carlos se marcho de esa casa pensando dos cosas; que el postre de chocolate que Violet habia comido en la cena y que el habia rechazado estaba malo y que, por esa misma razon, la ultima hora se la habia pasado vomitando en el cuarto de bano. Y que estaba prometido con ella. Si, !Carlos y Violet estaban prometidos!

  • Un amor tropical de Sweet Melibea

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    Megan y Ava son dos amigas que tienen practicamente todo en comun, sobretodo la ilusion cuando ganan un viaje al Caribe en un concurso de Radio California.
    No obstante, hay algo que las diferencia: el amor.
    Ava no quiere enamorarse y Megan ansia conocer a su principe azul.
    ?Que pasara cuando Byron, Erick y Osmar se crucen en las vidas de las dos californianas?
    Playas caribenas de aguas cristalinas, manjares exquisitos del lugar, risas, celos y, sobretodo, sentimientos, te esperan en esta bonita aventura.
    !Enamorate con Un amor tropical!

  • El legado del diamante de Andrea Kane

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    Puede un diamante arruinar la vida de toda una familia? Asi lo cree Slayde Huntley, conde de Pembourne. La joya que consiguio su tatarabuelo le ha traido una fortuna muy considerable, pero tambien un legado de muertes violentas, incluidas las de sus propios padres. Ahora el diamante ha sido robado, mediante un ardid que ha costado la vida al padre de una joven inocente,A un buen hombre cuya unica culpa fue poseer el barco que los criminales necesitaban. Slayde se siente responsable de la chica y cuida de ella, y descubre pronto que puede ser una buena aliada; despues de todo, ambos tienen el objetivo comun de descubrir quien esta detras del robo del Diamante Negro. Sin embargo, mientras pasan los dias, un sentimiento nuevo y desconocido comienza a surgir entre ellos. Puede ser el amor mas fuerte que la venganza? Slayde comienza a pensar que quiza sea esta la unica forma de acabar con la maldicion de la joya.

  • Amame sin mas (Contemporanea) de Loles Lopez

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    Paro el coche cerca de la revuelta; desde el interior se veia a una veintena de jovenes manifestandose delante del Ministerio de Educacion. Pablo miro con resignacion a su amigo e inseparable companero; aquello no era de su competencia, pero los altos cargos no querian llamar a los de antidisturbios, para no crear mas animadversion hacia los politicos. Aunque el, y seguro que tambien su companero, estaba de acuerdo con lo que aquellos chicos reclamaban a gritos, no podia hacer nada al respecto. Ellos acataban ordenes y esta era muy explicita: debian disolver aquella marcha lo antes posible y sin incidentes. No estaban solos, tres coches mas de la Guardia Civil aparcaron a su lado. --!No nos moveran! !No a los recortes en educacion! --vociferaron al unisono los jovenes. Los transeuntes se arremolinaban ante los gritos de aquellos universitarios. Varias chicas alli reunidas no dudaron en despojarse de sus camisetas y ensenar sus atributos a la gente; querian que les hicieran caso y esa era otra manera de llamar la atencion. Los sargentos Medina y Rovira vieron aquella exhibicion y, con sonrisas contenidas, fueron al maletero a coger varias mantas para taparlas. --!La educacion es el poder, no nos despojeis de el! --seguian cantando llenos de frustracion ante los recortes que iba a realizar el gobierno. --Ya esta bien, chavales. Debeis marcharos --anuncio el sargento Rovira, mientras sus companeros hacian lo mismo, al tiempo que se acercaban por distintos puntos para rodearlos. --Venga, chicas, se acabo. Os teneis que ir de aqui, no teneis permiso para hacer esta manifestacion --explico el sargento Pablo Medina aproximandose a una de ellas; era rubia, con un bonito cuerpo. --!Quieto! --exclamo Elisabeth fuera de si, al ver que se acercaba a ella con la manta. --Vamos, rubita, ya se han enterado los del ministerio. Ya saben lo que quereis; ahora tapate, que tenemos que dar un paseo hasta el cuartel -- susurro en tono tranquilo. No era la primera vez que disolvia manifestaciones y sabia que debia mantener la calma. --!No me voy a mover de aqui! --grito Elisabeth, mirando de reojo como a una de sus amigas se la llevaba un uniformado y maldiciendo interiormente; esto se les habia escapado de las manos. --Yo acato ordenes y nos han dicho que os teneis que marchar. Tu eliges: ?por las buenas o por las malas? --comento en tono serio mientras abria la manta para intentar tapar el torso desnudo de aquella muchacha. Pablo Medina la observo, era una preciosidad: tenia los ojos claros, a esa distancia parecian grises; su piel era muy blanca, parecia albina, y sus pechos eran perfectos, ni muy grandes ni muy pequenos, como a el le gustaban. Desecho esos pensamientos de un plumazo y se centro en su tarea, que era sacar a aquellas chicas del centro de las miradas de los transeuntes. --!Tendras que llevarme a rastras! --amenazo ella con rabia sin achantarse--. Yo de aqui no me muevo --exclamo intentando huir de aquel hombre. --Luego no me digas que no te di a elegir... --suspiro lleno de frustracion. Rapidamente el sargento Medina corrio en busca de la joven y la agarro; Elisabeth intento zafarse, pero el era mucho mas fuerte y no pudo evitar que le colocara la manta alrededor del cuerpo, atrapando tambien sus brazos; no podia moverse. Comenzo a gritar que la soltara y, con una seguridad aplastante, Pablo Medina la apoyo en su hombro aferrandola por las piernas; la cabeza de ella colgaba por la espalda del sargento, que sonreia satisfecho de su buen hacer; entre insultos y patadas de ella, se la llevo al interior del coche, para conducirla ante su superior. El camino se le hizo eterno; sentada junto a su amiga Yolanda, en la parte de atras del vehiculo verde y blanco, no dejaba de pensar en las consecuencias de aquel acto. No hablaron en todo el trayecto, no queria que sus palabras pudiesen ser usadas para incriminarlas mas. Al llegar al cuartel de la Guardia Civil, los hicieron pasar a todos juntos a una sala de espera vigilada por varios de los uniformados que los habian llevado alli. Poco a poco los iban llamando para que entrasen en el despacho del teniente, quien les hacia varias preguntas rutinarias y los fichaba. --Elisa, estoy muerta de miedo... Como se entere mi padre, me mata --sollozo Yolanda. Seguian tapadas con las mantas; las camisetas habian desaparecido misteriosamente. --No te preocupes, ya veras como no se entera... --susurro Elisabeth mirando de reojo a los sargentos. --Yo no queria que pasara esto --murmuro su amiga con lagrimas en los ojos. --Yoli, no te angusties ahora. Seguro que todo sale bien --musito ella esperando que asi fuera. --La cara de esa chica me suena mucho, pero no la ubico --susurro Rovira a su buen amigo Medina, que se encontraba apoyado en una pared. --?Cual de ellas? --pregunto mirandolas una a una; habia siete en la sala. --La rubita. El sargento Pablo Medina la volvio a mirar; desde que habian entrado en el cuartel, sus ojos, instintivamente, se dirigian a esa muchacha tan peculiar. Le gustaba la frialdad de su mirada y el aspecto de dura que tenia; le encanto su osadia al enfrentarse a el, como peleaba por no ser arrestada. Nunca antes una chica tan joven se habia rebelado contra su cargo y contra el. Era decidida y fuerte. Lo habia impresionado. --Que pase el siguiente --se oyo desde dentro del despacho, mientras salia un chico con una sonrisa dirigida a sus companeros, que aun aguardaban a ser llamados. Poco a poco fueron pasando todos, uno a uno; al acabar, se iban hacia sus casas. La sala, gradualmente, se fue vaciando; en ella quedaron solo las dos chicas: Elisabeth y Yolanda. --Que pase el siguiente --se oyo de nuevo desde dentro. Yolanda se levanto y, timidamente, entro. Elisabeth observo aquella sala fria de colores tristes, y se topo con la mirada del guardia civil que la habia cogido. Era alto, moreno y con los ojos oscuros, muy atractivo; enseguida desvio la vista. No comprendia por que estaban alli, no habian hecho nada malo, unicamente reivindicar sus derechos. Al poco salio del habitaculo una llorosa Yolanda. Elisabeth se levanto corriendo para abrazar a su amiga.

  • Siempre nos quedara el divorcio (Rivera 1) de Mia Alcaraz

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    Jayce era un chico normal hasta que lo perdio todo y se vio obligado -por las circunstancias- a acceder a una banda callejera si queria sobrevivir en la jungla de asfalto. Ahora, los anos y la experiencia, le han demostrado que no es necesario solventar los problemas con delincuencia, que existen otros metodos para hacerlo. Por ello, lucha a diario para derrocar de una vez por todas a su mayor enemigo, lo que no espera es que Danae se cruce en su camino y despierte en el sentimientos que jamas antes ha sentido. Tampoco, cometer la locura de casarse con ella a sabiendas de que es un riesgo innecesario.

  • El sermon de fuego de Francesca Haig

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    Cuatrocientos anos despues de un apocalipsis nuclear, los humanos viven en un mundo sin tecnologia donde los recien nacidos son siempre gemelos: uno de ellos es fisicamente perfecto, el alfa; el otro sufre algun tipo de deformidad, el omega. Este mundo es de los alfas y los omegas viven marginados en asentamientos aislados. Sin embargo, cuando un gemelo muere, tambien lo hace el otro.

  • El ultimo hombre de Alex Ray

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    ?Que es lo que hace el amor para convertir a los seres mas puros en entes despiadados que solo consumen el ego de sus pasiones? Hermosas almas llevadas al limite de sus angustias, victimas de ardores impetuosos que arremeten sin contemplacion la tranquilidad del espiritu y del corazon… El ultimo Hombre es una historia fascinante entre angeles y humanos, donde se manifiestan las debilidades que tiene cada ser al enfrentarse al amor, dejando al desnudo su lado mas oscuro.Al borde de la extincion, las posibilidades son minimas, todo habia sido creado con un proposito y ellos tendran que darle uno totalmente diferente para lograr sobrevivir.

  • Un puzzle de amor de Julio Marin Garcia

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    Ismael tiene 24 anos, una chaqueta de cuero y una coraza de hierro que protege su corazon, multitud de citas esporadicas y una familia de ideas radicales que no le deja ser feliz.
    Sus vidas siempre siguen el mismo patron, los mismos habitos y los mismos errores, hasta que ambos, el chico natural y de sonrisa incrustada y el chico de la chaqueta de cuero y la coraza de hierro, coinciden. En ese momento, un giro de 180 grados lo cambia todo. ?Sera el amor lo suficientemente grande para sanar los traumas de una vida marcada por el miedo?
    Una historia de amor, de amistad, de vida, pero, sobre todo, una historia de superacion y de lucha por la libertad.

  • Siempre seras mi chica de Lory Squire

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    Tanner Adams esta atravesando su peor momento profesional: ha perdido la inspiracion, todavia no ha sido capaz de alcanzar el numero uno en ventas y, a sus treinta anos, se siente solo a pesar de haber conseguido a la chica dorada del pop, Lady Lillie McFly.
    Sin embargo, la repentina muerte de su padre, con quien no se habia hablado durante anos, le obliga a volver a su pueblo natal, aquel que le trae tan dolorosos recuerdos y que esta ligado a la perdida del unico amor verdadero que ha sentido en su vida.
    Sera alli, en Scarborough, un lugar en la costa norte de Yorkshire, donde Tanner podra volver a conocerse y, sobre todo, a reencontrarse consigo mismo y con la chica que dejo atras, su pequena Yellow.

  • Escalofrios de Douglas E. Winter

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    He aqui un libro estremecedor que reune a los maestros de la literatura de terror contemporanea. Desde el entusiasmo maniaco de Stephen King hasta el elegante ingenio de Paul Hazel, pasando por el simbolismo enigmatico de M. John Harrison, el psicologismo inquietante de Clive Barker, el estilo implacable de Denis Etchison y el erotismo refinado de Thomas Tessier, esta obra recopila seis pequenas joyas del horror universal. Se trata de seis largos relatos que, por distintos medios, logran un mismo resultado: sacudir las fibras intimas del lector, hacerle participe de espeluznantes experiencias que bordean los imprecisos limites entre la realidad y la ficcion. Una lectura imprescindible para conocer lo mejor de un genero apasionante.

  • El aroma de la incertidumbre de Marlon Hernando Guerra Mutis

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    Klaus Vegner, capitan de la policia de Twente, termina sus dias inocentemente abandonado a su propia obsesion por resolver el aparente suicidio de un cientifico colombo-holandes, un caso absurdamente cerrado por el mismo dias previos a su retiro del servicio, quizas impulsado por la imposibilidad de desarticular la incoherencia de los hechos.
    Tres anos mas tarde, un joven e inquieto agente de la policia de Barcelona y oficial de Interpol, Marcos Gandara Verastegui, es convenientemente trasladado a Holanda con el fin de apoyar a la Division Antinarcoticos de la policia de Twente. En el momento exacto, mientras se familiariza con su nuevo entorno, se encuentra por azar con el caso y gestiona su reapertura: segun su criterio, existen cabos sueltos que son evidentes.
    En un periplo lleno de decepcion, aprendizaje, traicion, emocion, latencia y muerte por temas de conflictos individuales que se supone que la sociedad ya ha superado con creces, y alguna que otra incongruencia inmersa en evidencias sutilmente ocultas y dispersas entre Holanda, Francia y Colombia, emergen elementos complejos y de dificil conexion con la realidad que Marcos solo percibe en apariencia.

  • Faster de Eduardo Berti

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    Buenos Aires, finales de los setenta. Dos adolescentes apasionados por los Beatles viajan a las afueras de la ciudad, rumbo a un concesionario de la Mercedes. Buscan, al gran mito de la Formula 1: Juan Manuel Fangio. Ese dia cambiara por siempre sus vidas. Desenfadada cronica personal, autobiografia fragmentaria, <> es un compendio de breves episodios en los que Fangio y los Beatles actuan como detonadores y el <> se coloca en el centro de la diana. Siguiendo la estela de Perec, Berti se entrega a un minucioso ejercicio de memoria que lo lleva a hablar sobre la velocidad de las carreras y de la vida, sobre la amistad y la idolatria, desplegando una red de recuerdos, falsamente desordenados, para forjar un relato lleno de frescura sobre el paso de la ninez a la vida adulta.

  • ?Alguna vez fue real? de Erika Fiorucci

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    Solo cuando estamos en las sombras no necesitamos mascaras.

  • La estrategia (Jugando por amor 1) de Byther Sarrafoglu

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    Lydia Romero, una joven empresaria de New York y una vida llena de lujos, gracias a un libro que redacto con su tragedia familiar, cuando solo era una nina. Ella decide poner a su merced una estrategia laboral, comentada con sus socios de modo tal que imprime un articulo periodistico en la busqueda de un nuevo secretario. Muchos postulantes se acercan con el proposito de ser aceptados por la mujer mas importante de New York.
    Los socios poseen un secreto, los nuevos no lo saben, pero juegan un papel muy importante en la estrategia. La estrategia sin aquellas dos partes no seria nada, sin contar que hay una tercera que nadie conoce.
    A medida que ella se comienza a enterar de lo que es aquella tactica, dudas, inseguridad y sentimientos que nunca sintio comienzan a surgir dentro de ella.

  • La peor pesadilla, Mark Edwards de Mark Edwards

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    A Izzy, se lo llevaron de su casa.

  • Invierno en Las Vegas de Andrea Izquierdo

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    <>. Y por eso no es sorprendente que MEREDITH vaya a ir, aunque si que lo es su propuesta. AVA no puede dejar de pensar que ahi hay algo extrano, por mas que CONNOR intente tranquilizarla y que LILY no desconfie porque lo unico que quiere es no pensar en TOM ni FINN ni XIMENA ni JASMINE, puesto que lo que ha pasado es horrible, atroz, y ?por que OLIVER no puede limitarse a desaparecer de su vida, como parecen haberlo hecho MARTHA y REX? NATE, sin embargo, diria que las personas desaparecen demasiado rapido en comparacion con la huella que dejan.

  • Body Art de Don Delillo

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    El tiempo parece transcurrir. El mundo sucede, se desdobla en instantes sucesivos, y uno se detiene a contemplar a una arana aplastada contra su tela. Se advierte una inmediatez en la luz y un sentido de cosas delimitadas con precision y de fugaces destellos que relucen en la bahia. Sabemos mejor quienes somos en esos dias brillantes y poderosos en que, tras la tormenta, hasta las mas pequenas hojas secas caen imbuidas de identidad propia. El viento susurra entre los pinos y el mundo nace, irreversible, y la arana cabalga sobre su tela oscilante bajo la brisa. Ocurrio esta ultima manana. Coincidieron en la cocina, esquivandose el uno al otro mientras sacaban cosas de las alacenas y los cajones y luego esperandose mutuamente junto a la pila o el refrigerador, aun algo humedos de sueno derretido. Ella dejo correr el agua del grifo sobre los arandanos que portaba en el hueco de la mano y cerro los ojos para disfrutar del aroma que ascendia. El, sentado frente al periodico, removia el cafe. Se trataba de su cafe, de su taza. Compartian el periodico, pero el periodico, en realidad, le pertenecia tacitamente a ella. --Quiero decir algo, pero que. Ella dejo correr el agua del grifo y parecio notarlo. Era la primera vez que lo hacia ante algo asi. --Es sobre la casa. Eso es lo que es --dijo el--. Algo que queria contarte. Ella observo como el agua del grifo se tornaba opaca en cuestion de segundos. Brotaba transparente y cristalina y luego, en cuestion de segundos, se tornaba opaca. Que curioso le parecia que durante todos aquellos meses, y al cabo de tantas veces como habia abierto el grifo de la cocina, nunca hubiera reparado en como el agua brotaba transparente al principio para luego volverse quiza no exactamente lobrega sino mas bien opaca, o es que tal vez no habia sucedido antes, o acaso lo habia advertido para luego olvidarlo. Se dirigio a la alacena con los arandanos aun humedos en una mano, alargo la otra para coger el paquete de cereales y llevo la caja hasta la encimera, la caja de tonos mayoritariamente marrones y blancos, y entonces el cacharro de tostar salto y ella volvio a conectarlo porque tenias que esperar a que saltara dos veces para que el pan se dorara, y el asintio distraidamente porque eran sus tostadas y su mantequilla, y a continuacion conecto la radio y sintonizo la prevision meteorologica. Los gorriones se apelotonaban en el comedero, aleteando y luchando por un espacio en sus perchas curvadas. Ella abrio la alacena mas proxima para coger un cuenco, sacudio un punado de cereales en su interior y, finalmente, esparcio los arandanos por encima. Se seco la mano en los vaqueros, experimentando en alguna parte la incierta sensacion de un color azul desvaido y acuoso. Como se dice, la palanca. Oprimio la palanca para que se terminaran de hacer sus tostadas. Las tostadas eran de el; el boletin meteorologico, de ella. Escuchaba los boletines, llamaba con frecuencia al numero de informacion del tiempo y a veces se asomaba a la puerta principal y escrutaba el firmamento costero, saboreando la brisa en busca de implicaciones latentes. --Si, exacto. Ya se lo que es --dijo el. Ella se dirigio a la nevera, abrio la puerta y se detuvo, intentando recordar algo. Dijo ella: --?Que? --queriendo decir que has dicho, no que era lo que querias decirme. Recordo las semillas de soja. Cruzo la cocina en direccion a la alacena y cogio la caja y luego atrapo la puerta del refrigerador antes de que se cerrara. Alargo la mano para coger la leche, y al hacerlo recordo las palabras que no le habia oido pronunciar a el ocho segundos atras. Cada vez que tenia que inclinarse para rebuscar en las remotas zonas inferiores de la nevera dejaba escapar un gemido --aunque tampoco siempre-- que era mas parecido a un lamento vital. Era demasiado elegante y flexible como para acusar el esfuerzo, y no hacia con ello sino remedar a Rey inequivocamente, gimiendo su gemido, pero de un modo tan ininterrumpido, tan profundo, que tambien expresaba su propio malestar. El, ahora que ya habia recordado lo que tenia que decirle, parecio perder interes. No le hizo falta ver su rostro para saberlo. Se percibia en el aire. Se percibia en la pausa que arrastraba su observacion de ocho, diez, doce segundos atras. Algo insignificante. Algo tan trivial que si se refiriera a ello el lo consideraria como una especie de autodesprecio. Se aproximo a la encimera y vertio soja sobre los cereales y las frutas. La palanca salto o resalto y el se levanto y se llevo la tostada a la mesa y luego fue en busca de la mantequilla y ella, sin soltar el carton de leche que sostenia en el aire, tuvo que apartarse ligeramente de la encimera cuando le vio acercarse para que el pudiera abrir el cajon y coger un cuchillo para la mantequilla. La radio emitia voces como en hindi, o asi sonaban. Ella vertio leche en el cuenco y el se sento y se levanto. Se dirigio a la nevera y cogio el zumo de naranja y se detuvo en medio de la estancia agitando el envase para reflotar la pulpa y espesar el zumo. Nunca se acordaba del zumo hasta que las tostadas estaban listas. Agito el envase, y luego escancio el zumo y observo la burbujeante cinta de espuma que se depositaba a lo largo del borde del vaso. Ella se quito un pelo que llevaba pegado a los labios y se detuvo junto a la encimera, contemplandolo, un pequeno cabello de tono palido que ni era suyo ni era de el. El seguia agitando el envase. Lo agitaba mas de lo necesario porque no estaba prestandole atencion, penso ella, y porque en cierto modo absurdo e inofensivo le resultaba gratificante, por lo infantil del acto, por la sacudida y el chapoteo y aroma a naranja acartonada. Dijo el: --?Quieres un poco de esto? Ella seguia examinando el cabello. --Dimelo porque no estoy seguro. ?Bebes zumo, tu? --dijo el sin dejar de agitar el condenado trasto, pinzando el pico con dos dedos. Ella se raspo la lengua con los dientes superiores para liberar a su organismo del complicado recuerdo sensorial de aquel cabello ajeno. Dijo: --?Que? Nunca bebo de eso. Lo sabes. ?Cuanto tiempo llevamos viviendo juntos? --No mucho --dijo el. Cogio un vaso, vertio el zumo y observo la presencia de la espuma. A continuacion, se acomodo algo dolorosamente en su asiento. --No lo bastante como para reparar en esos detalles --dijo. --Siempre pienso que estas cosas no deberian pasar aqui. En cualquier sitio menos aqui, pienso. Dijo el: --?Que? --Un pelo en la boca. De la cabeza de otra persona. El se unto la tostada de mantequilla. --?Acaso piensas que solo pasa en grandes ciudades con gran diversidad de poblacion? --En cualquier sitio menos aqui. --Sostuvo el cabello entre el indice y el pulgar, contemplandolo con fingida repugnancia, o con autentica repugnancia forzada hasta limites artisticos, con los labios torcidos, paralizados--. Eso pienso. --Igual llevas con el desde que eras nina. --Regreso a su periodico--. ?Tenias perro? --Eh. ?Ahora te despiertas? --dijo. El periodico era de ella. El telefono era de el, excepto cuando ella llamaba para enterarse del tiempo. El ordenador lo utilizaban los dos, pero espiritualmente era de ella. Siguio alli, junto a la encimera, observando el cabello hasta que, por fin, lo dejo caer al suelo. Se volvio hacia la pila, se lavo la mano con agua caliente y a continuacion llevo el cuenco de cereales hasta la mesa. Su paso junto a la ventana hizo desperdigarse a los pajaros. --Te he visto beber litros de zumo, algo tremendo, no se como decirte --dijo el. Ella aun conservaba el rictus resultante de la experiencia de haber compartido la existencia desconocida de algun manipulador de alimentos o de haberse enfrentado a una realidad mucho mas desusada y serpenteante, el intimo transito del cabello de persona a persona y, de algun modo, de boca a boca a traves de anos y de ciudades y de enfermedades y alimentos contaminados y numerosos fluidos corporales de indole perniciosa. --?Como? Lo dudo mucho --dijo ella. De acuerdo, deposito el cuenco sobre la mesa. Se encamino al fogon, recogio la tetera y la lleno de agua del grifo. El cambio la emisora de la radio y dijo algo que no alcanzo a entender. Devolvio la tetera al fuego porque asi es como uno vive la vida incluso si no lo sabe y a continuacion volvio a rasparse la lengua con los dientes, insistiendo, mientras observaba el azulado chorro de la llama que brotaba del quemador. Casi tuvo que dar un brinco para separarse de la encimera cuando el se acerco en busca del cuchillo de la mantequilla. Se desplazo en direccion a la mesa y los pajaros huyeron una vez mas del comedero. Dejaron atras la sombra de los aleros y volaron hacia el sol y el silencio, en una accion que ella diviso tan solo en parte, elusiva y mudamente hermosa, las aves tan refulgentes bajo la luz que se veian consumidas por ella, incorporeas, transformadas en algo puro y fugaz y dispersamente brillante. Se sento y hojeo diversas secciones del periodico y advirtio que no tenia cuchara. No tenia cuchara. Le miro y vio que llevaba una tirita a un lado de la mandibula. Habia optado por la vieja tetera abollada en lugar de la nueva que acababa de comprar porque… ignoraba por que. Vivian en una vieja casa de madera con numerosas habitaciones y chimeneas utilizables y animales en las paredes y moho por todas partes, un lugar que habian alquilado sin verlo antes, una reliquia de los anos gloriosos de las madereras y las navieras, exageradamente grande, y tenia tarimas que crujian y diversos utensilios deformados desde Dios sabe cuando. Se dejo medio caer de la silla en un gesto de autodesprecio y se dirigio a la encimera en busca de una cuchara. Aprovecho para devolver tambien a la mesa las semillas de soja. La soja poseia un olor que no parecia corresponderse con la arenosa sustancia contenida en la caja. Era un leve tufo a trigo mezclado con pies. Lo olia cada vez que utilizaba la soja. Lo olisqueo dos o tres veces.--Te has cortado otra vez. --?Que? --Se llevo la mano a la mandibula, hundida aun la cabeza en el diario--. Solo es un rasguno. Ella comenzo a leer un articulo de la parte que tenia del periodico. Era un periodico viejo, del domingo, comprado en el centro porque hasta alli no llegaban las entregas a domicilio. --Te pasa ultimamente, no se, quiza no deberias afeitarte enseguida. Espera a despertarte. ?Y para que afeitarte? Vuelve a dejarte el bigote. Dejate barba. --?Para que afeitarme? Debe de existir un motivo --dijo el--. Quiero que Dios pueda verme la cara. Alzo la mirada del periodico y dejo escapar una de esas carcajadas vacuas que tanto le disgustaban a ella, se llevo a la boca una cucharada de cereales y comenzo a leer otro articulo. Ultimamente tendia a situarse, a insertarse en ciertos relatos de los periodicos. Era como una especie de ensonacion divagadora. Lo hacia y luego advertia que estaba haciendolo y a veces volvia a hacerlo pocos minutos despues con esa misma historia u otra diferente y luego volvia a darse cuenta. Alargo la mano hacia el paquete de soja sin alzar la mirada del papel y escancio unas cuantas semillas en el cuenco mientras en la radio se oian el trafico y las tertulias. Al parecer, la idea era que tendria que agotar la capacidad de uso de la vieja tetera, usarla y volver a usarla hasta que le salieran burbujas de oxido, y entonces y solo entonces podria sustituirla tranquilamente por la que acababa de comprar. --?Tienes necesariamente que escuchar la radio? --No --dijo ella, y siguio leyendo el periodico--. ?Que? --Que mierda tan increible. Su modo de acentuar la m de mierda, dignificando la palabra. --Yo no encendi la radio. Tu encendiste la radio --dijo ella. El se encamino a la nevera y luego regreso con un higo oscuro y enorme y apago la radio. --Dame un poco de eso --dijo ella, leyendo el periodico. --No estaba echando culpas. Quien la encendio, quien la apago. Andamos un poco susceptibles esta manana. Que digo, yo soy el que deberia estar a la defensiva. No la jovencita que se dedica a comer y a dormir y a vivir sin hacer otra cosa. --?Como? Anda, Rey, callate. El arranco el tallo de un mordisco y lo arrojo en direccion a la pila. Luego, abrio el higo con las unas y le arrebato la cuchara de entre los dedos y la lamio para limpiarla y la utilizo para extraer una porcion de pulpa rosada del pellejo abierto del fruto. La deposito sobre su tostada -- la masa, la papilla, la pulpa-- y a continuacion la extendio con el dorso de la cuchara, formando untuosos remolinos sanguinolentos rebosantes de semillas. --Yo soy el que tiene que estar susceptible por las mananas. El que tiene que quejarse. El terror de otro dia cualquiera… --dijo maliciosamente--. Tu aun no sabes lo que es eso. --Dejanos en paz un ratito --le dijo ella. Se inclino, y el le alargo el pan. En los arboles proximos a la casa, los cuervos entonaban su estridente reclamo. Ella asesto un nuevo bocado y cerro los ojos para poder pensar en el sabor. El le devolvio la cuchara. Luego, encendio la radio y recordo que acababa de apagarla y volvio a apagarla de nuevo. Ella vertio unas semillas en el cuenco. El olor de la soja era algo a caballo entre el olor corporal, si, de las extremidades inferiores y cierta vida germinativa y real de la tierra, una vida sembrada y profunda. Pero eso no lograba describirlo. Leyo en el periodico un articulo sobre un nino que habian abandonado quien sabe donde. Nada lo describia. Era olor en estado puro. Era lo que es el olor, independientemente de sus fuentes. Era como, y a punto estuvo de decir algo en este sentido, porque a el tal vez le habria divertido, pero lo dejo pasar, era como si un, tal vez un escolastico medieval hubiera intentado clasificar todos los olores conocidos y hubiera descubierto algo que no encajaba con su sistema y lo hubiera llamado soja, lo que facilmente podia formar parte de algun sublime termino latino, pero no, era imposible, y siguio alli, pensando en algo, no estaba segura de en que, con la cuchara a unos centimetros de la boca. Dijo el:

  • Decidida a matar de John Nicholl

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    Los cazadores se convierten en presa

  • Todo lo que sone de Alanna Ignacio

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    Todo lo que sone

  • La chica del cumpleanos de Haruki Murakami

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    Una joven camarera cumple veinte anos. Pero no pasa ese dia rodeada de amigos o celebrando su cumpleanos en familia: ella tiene que trabajar. Su jefe, el gerente del restaurante, le pide, ademas, que lleve la cena al dueno del local. Es algo nuevo. Y nunca ha visto al propietario.
    Con ese misterioso encargo se inicia este delicioso relato que transcurre como en un sueno.
    Soberbiamente ilustrado por la artista alemana Kat Menschik, el volumen se cierra con un posfacio de Haruki Murakami, titulado <>, en el que repasa los hitos de su generacion, la que crecio con el rock’and roll y la rebeldia del 68, y explica que significa para el cumplir anos.

  • Una dama infortunada de Laura A. Lopez

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    Lady Poppy, mejor conocida como lady Calamidad o calamidad con piernas, no se destacaba exclusivamente por su belleza, sino por su poca gracia para los caballeros. Siendo la hija de un duque, no faltaban aspirantes a su dote, pero si a su corazon.Entre los aspirantes quebrados, se encontraba Laurence O’Dunne marques de Salisbury, quien tenia ocupado el corazon por otra dama, pero el con solo una sonrisa logro enamorarla. Otro aspirante al corazon de Poppy era Arthur Chastain, conde de Lincoln, quien conquista la amistad de la muchacha con las mejores intenciones, de caracter tranquilo y paciente se ve envuelto en confidencias de Poppy que lastiman su corazon y restringen su confesion hacia ella.Lady Poppy debera escoger entre los suenos de su mente y la realidad que ignora, entre un amor comprado y uno sincero. Entre dos caballeros, solo uno sera el dueno de su amor.

  • Llegaste por sorpresa de Enrique Garcia Diaz

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    Cuando Graham recibe la oferta para trabajar con el mejor amigo de su hermano acepta enseguida. Hacer de chofer para el es pan comido, lo complicado sera cuando tenga que trabajar para la hija de Robert, Erin a la que no ve desde que era una nina.

  • Los perdidos de Sheena Kamal

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    Pensaba que su pasado habia quedado olvidado. Se equivocaba...

  • Un dia mas de Mitch Albom

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    ?Quien no ha sonado alguna vez con reunirse con sus seres queridos fallecidos aunque solo sea para pasar un dia mas juntos?Chick Benetto ha perdido todo en su vida y esta a punto de suicidarse. En ese momento, en la frontera entre la vida y el mas alla, se reencuentra con su madre, fallecida hace anos euros juntos pasan un dia, viajaran al pasado y Chick por fin tendra la oportunidad de comprender muchas cosas de su vida.

  • Proveedores de almas de Oscar Brizuela Bello

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    La vida de un apacible pueblo agricola de Indiana se ve sacudida violentamente por un tragico acontecimiento que alterara la convivencia de sus habitantes. La muerte de dos personas en el atraco al banco de la ciudad deja al Sheriff Atkinson una herida que no puede cicatrizar. Senalado por sus vecinos, emprendera un viaje al pasado para liberar sus demonios y redimirse ante su pueblo. En su camino surgiran dudas que le haran tambalearse entre dos mundos: el nuestro, y el del mas alla.

  • Con mucho amor y mucho limon de Irene Mendoza

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  • Los dias de Alejandria de Dimitris Stefanakis

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    Saga familiar ambientada en Alejandria durante la primera parte del siglo XX.

  • Transgenicos sin miedo de J.m. Mulet

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    La alimentacion y los transgenicos se han convertido en uno de los debates cientificos por excelencia en Espana y el mundo entero en los ultimos anos. La manipulacion genetica de los alimentos es hoy uno de los mayores tabues en nuestra sociedad. Los grupos ecologistas han organizado campanas contra ellos y contra sus supuestas consecuencias negativas para la salud. ?Pero alguien se ha preguntado cuales son los beneficios de los transgenicos y de los avances cientificos aplicados a la alimentacion? ?Que opinan los cientificos acerca de este tema? ?Tenemos toda la informacion que necesitamos para poder juzgar por nosotros mismos? ?O estamos sometidos a la influencia de intereses cruzados que nada tienen que ver con lo que nos conviene o no?

  • Cassandra la semidemonia y Lady Gedren la elfa oscura de Erika Sanders

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    Cassandra la semidemonia y Lady Gedren la elfa oscura es el tercer volumen de las nuevas aventuras de Conan el Barbaro y sus bellas companeras.
    Conozca a las mujeres en la vida de Conan como nunca antes le habian contado.

  • Ponme a prueba de Noa Xireau

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    En cuanto Rocio oyo los pasos que se acercaban a la cocina, intento cerrar apresurada la ventana del navegador. Maldijo cuando la maldita X de la esquina superior se nego a reaccionar bajo sus persistentes clics y estuvo a punto de estampar el estupido raton contra la mesa con la intencion de comprobar si maltratandolo se volveria mas docil y obediente. En el ultimo segundo logro abrir la aplicacion del solitario y, para cuando su hermano Javier se hubo echado un vaso de agua y se giro hacia ella, habia conseguido incluso estirar los labios en una debil sonrisa. Por desgracia, basto que los profundos ojos castanos se posaran sobre ella para darle a entender que no lo habia enganado. --?Conseguiste enviar el proyecto a tiempo? --le pregunto Rocio con la voz mas alegre y despreocupada que pudo fingir. --Si, acabo de hacerlo. Manana sabre si han aceptado mi propuesta. --!Genial! Eso se merece una celebracion. Javier se apoyo en la encimera de la cocina, se cruzo de brazos y la estudio. --He quedado para jugar unas manitas de cartas en casa de Aitana. ?Por que no te apuntas? Sara tambien vendra. Puede que te ayude a distraerte, sabes que lo necesitas. La sonrisa se le congelo y dejo de fingir. Que el tuviese razon no significaba que estuviera preparada para hacerlo. --Hoy no, tal vez otro dia. --Ro, tienes que... --Nunca he hecho buenas migas con Aitana, ya lo sabes --lo interrumpio antes de que pudiera soltarle otro de esos discursos de los que ya estaba hasta las narices. Javier suspiro con pesadez. --La tia Gloria se pasara luego por aqui a hacerte un poco de compania. ?Estaras bien hasta que llegue? --Sus ojos parecian atravesarla para detectar hasta el mas minimo titubeo. --No tienes que preocuparte por mi, te lo he dicho. No hare ninguna tonteria. --Rocio se ahorro el esfuerzo de sonreirle, pero le sostuvo la mirada. Tras un asentimiento su hermano saco el paquete de pastillas de la vidriera, le llevo una con un vaso de agua y se acuclillo ante ella. --Te estas haciendo dano, Ro. --Por si le quedaba alguna duda de a que se referia, le echo una corta ojeada a la pantalla del portatil--. Tienes que pasar pagina y la unica que puede hacerlo eres tu. --Se levanto y le dio un beso en la frente--. Estare de regreso antes de las diez, si necesitas algo, llamame. Ella espero a oir la puerta al cerrar, bajo despacio la tapa del portatil y miro fijamente la pastilla que le habia dejado sobre la mesa. Agotada, se froto la frente. Su hermano tenia razon, no podia seguir torturandose asi. No era como si fuese una anciana a la que se le hubiera muerto el amor de su vida y la hubiese dejado abandonada. Segun las estadisticas, con treinta y tres anos aun no habia alcanzado ni el ecuador de su vida. Tenia tiempo de comenzar de nuevo, desde cero o desde veinte, o desde donde a ella le diese la gana. Solo tenia que poner de su parte, dar el primer paso y olvidarse de Raul. Como si su cuerpo no estuviese conectado a su cerebro, alzo la cabeza y abrio de nuevo el portatil. Bastaron tres clics para entrar en Facebook y ni siquiera tuvo que pensar el siguiente movimiento, sus dedos teclearon el nombre en modo automatico. La imagen que aparecio ante ella era la misma que habia estado contemplando cuando la interrumpio su hermano: Raul abrazado feliz a su nueva novia y la gente, los que ella considero una vez sus amigos, felicitandolos por la hermosa pareja que formaban. Le habria gustado poder convencerse de que la risa no llegaba a los ojos de Raul, o que el reloj que llevaba seguia siendo el que ella le regalo para su ultimo cumpleanos, o que aquella camiseta, los pantalones e incluso los calcetines se los habia elegido ella, pero nada cambiaba el hecho de que la habia dejado por otra, y que esa otra estaba alli con el, disfrutando de lo que siempre habia considerado suyo. Ambos reian felices en tanto que ella seguia alli sentada en la cocina, sin trabajo, sin una casa propia y, lo que era aun peor, incapaz de sentir otra cosa que no fuese el dolor que la consumia desde dentro. Ni siquiera la ironia de que cada dos por tres le apareciera la publicidad de una pagina de contactos animandola a encontrar el amor de su vida le permitia soltar una carcajada seca. ?Como de patetico era que incluso los sistemas estadisticos de Google y Facebook hubiesen detectado que la habian abandonado? Con un resoplido pincho en el anuncio de la web de contactos. La pantalla se lleno de personas con enormes sonrisas y miradas interesantes, de ese tipo que atraia a cualquiera, pero del que luego nadie se enamora, porque son como una de esas preciosas mecedoras de diseno en las que sentarse es una proeza y levantarse un imposible. El registro en la pagina parecia sencillo, solo requeria especificar si lo que buscaba era a un hombre o a una mujer, facilitar un email de contacto y una contrasena. Nada complicado en realidad, aunque para ella supusiera un mundo. No era tonta, era facil adivinar que en cuanto abriera esa diminuta pestana empezarian las preguntas: nombre, telefono, edad, gustos que nadie mas que ella deberia conocer y foto. ?Que sentido tendria una web como aquella sin fotos? ?Y que pasaria cuando la subiera? ?Y si alguien de su entorno la reconocia y se corria la voz? No queria ni plantearse lo humillante que seria. Cerro la pantalla del navegador, bajo de nuevo la tapa del portatil y vacio el vaso de agua en el fregadero, procurando que arrastrase la pastilla a su paso. Fue al salon y se acerco a la cristalera del balcon con aquella sensacion de vacio que ya habia comenzado a formar parte de ella. Observo a las personas que pasaban por la calle. La senora del tercero estaba paseando a su altivo yorkshire, indiferente a que mease en la esquina de la panaderia marcando territorio. En el bar de Pepe, la camarera, que estaba sirviendole unas cervezas a una mesa atestada de hombres trajeados, mostraba una sonrisa avinagrada. Como de costumbre, estarian echandole piropos sin adivinar, o sin que les importara, que la chica iba a casarse dentro de seis semanas con un abogado que la adoraba y que cada dia la recogia, puntual como un reloj, para acompanarla a sus clases en la escuela de adultos. Un ciclista se paro frente a la tienda de zapatos, y en cuanto toco el agudo timbre de su manillar, Maria salio y se abalanzo sobre el para devorarle a besos. Con una carcajada la revoloteo por el aire, ignorante de como Rocio los espiaba llena de envidia. Envidia, si, eso si era capaz de sentirlo. Envidia y anoranza porque alguien la abrazara asi, con aquella mezcla de pasion y carino, como si fuese la cosa mas valiosa del mundo, alguien que creyera que era digna de ser protegida, cuidada y amada cada dia con la fuerza del inicio. Amar. Esa era la palabra clave. No era de Raul de quien se trataba en realidad aquello, se trataba de ella, de ella y de su infinita necesidad de que la amaran, de que se lo dejaran sentir, creer, y que ella pudiera retornarlo, sacando lo que tenia dentro hasta desbordarse de sentimientos. ?Que posibilidades existian de que ella encontrase un amor como ese? ?De que se cruzase con alguien como ese chico de Maria, capaz de quererla incluso, aunque no tuviera mucho, o nada, que ofrecerle? Se abrazo. Ya ni siquiera le quedaban amistades. Las suyas desaparecieron cuando comenzo a salir con Raul y las que tuvo durante su tiempo con el... no eran amigos suyos, eran los de el. Cuando la parejita feliz se despego como si les uniera una enorme fuerza magnetica que les impidiera alejarse el uno del otro y tuvieran que hacerlo poco a poco, regresando una y otra vez con besos y toques y caricias sin intenciones mas alla de la demostracion de su carino, Rocio estuvo por salir al balcon para chillarle al mundo que ella tambien tenia derecho a que la amaran. Con brusquedad se aparto de la cristalera y regreso a la cocina. Evito mirar el portatil y se echo una taza de leche fria que le calmara la acidez en el estomago. Por mas que tratara de resistirse, la presencia del ordenador y la tentacion que representaba eran tan fuertes que la atraian con cada fibra de su ser, como si incluso de espaldas a el pudiera sentir su poder. Al soltar la taza apoyo la frente en el mueble de la cocina. --!Nada de espiar de nuevo a Raul! Y si lo haces... si lo haces... --?Que iba a hacer si volvia a caer ante aquella enfermiza fascinacion por hurgar en sus heridas? Recordo el anuncio y la pagina atestada de rostros felices y sonrientes que habia visitado antes. Enderezo los hombros y se giro hacia la mesa--. Prometo que, si vuelvo a escribir, aunque solo sea su nombre, entrare a esa dichosa web de contactos a ligar con todo lo que se menea y... y... !Bueno, ya se vera! Capitulo 2 El olor a cafe recien hecho la recibio nada mas pisar la cocina. Con una mueca trato de ignorar el pungente olor a granos quemados que le levantaba el estomago. --?Son imaginaciones mias o ya esta empezando a hacer calor? --Situandose al lado de su hermano, comprobo si a ella tambien le estaba haciendo el desayuno--. Buenos dias --grazno con unas cuerdas vocales que sentia tan asperas como hinchados seguian sus ojos. --Mayo en Sevilla. Da gracias de que la prevision de hoy solo sea de treinta y un grados --murmuro el, distraido. --Genial, y el aire que sigue estropeado --rezongo, mas para ella misma que para el. --Volvere a llamar luego al servicio tecnico a ver que pasa. --Javier enchufo la tostadora y se apoyo en la encimera removiendo su cafe. --Mejor bajamos las persianas para que no entre demasiado sol. Rocio cogio su taza de te y la pastilla que estaba al lado y, tras dejarla caer disimuladamente en el bolsillo de su pantalon de pijama, ocupo su sitio en la mesa. --Las bajare antes de que pegue fuerte --confirmo su hermano con un asentimiento ausente. Cuando el incesante tintineo de la cucharilla dejo claro que la intencion de su hermano parecia ser la de marear el cafe, Rocio estampo su taza sobre la mesa, haciendo que el diera un respingo, sobresaltado. --?Cuando piensas contarme lo que pasa? --le exigio sin rodeos. --?Que te hace pensar que pase algo? --El entrecejo masculino se fruncio. --?Hola? Soy yo, Rocio, tu hermana. ?Piensas tomarme por tonta? Con un suspiro, Javier se paso los dedos por el cabello. --No. Tienes razon. --?Que ocurre? --Mientras mas tardaba en contestarle, mas le crecia a ella el nudo de ansiedad en su interior. --Anoche ingresaron a la madre de Aitana en la UCI. --?Que le paso? Aunque la hija le caia como el culo, Marta, la madre, era un encanto, y demasiado le habia pasado ya en la vida como para que ahora encima le fallase la salud. Ademas, independientemente de lo estupida que Aitana solia ser con ella, la madre trataba a Javier como a un segundo hijo. --Notamos que se le trababa la lengua y que estaba como aturdida y la llevamos a urgencias. Y menos mal. Al parecer era un pequeno infarto cerebral y van a tenerla en observacion durante unos dias. --Vaya por Dios. Espero que se recupere pronto. Por lo que conozco a Marta, no se va a quedar tranquila mientras este ingresada. Javier se froto los ojos antes de mirarla. --Lo hara. Sabe que necesita cuidarse y le he prometido que me ocupare de Aitana. --?Que? --Rocio abrio la boca y volvio a cerrarla de golpe. ?Se habia vuelto loco?--. ?No hay alguna agencia en la que puedan contratar ayuda a domicilio cualificada? Manana es domingo, ?y si poneis un anuncio en el periodico? --?Tienes idea de lo que cuesta eso? --resoplo el. --Solo seran unos dias. ?Cuanto va a estar internada? ?Una semana? ?Dos como mucho? Javier sacudio la cabeza. --Es imposible saberlo antes de que le hagan unas pruebas. Ademas, al salir tambien necesitara tomarse las cosas con calma. Con la senora que venia a ayudarles cuatro horas al dia ya casi se comian la pension de ella y Aitana sigue en juicio para que le paguen el dinero de la indemnizacion. --?Por que sigue sin trabajar? Es arquitecta, por el amor de Dios. No es como si la silla de ruedas le impidiera pensar. --Ro solto una ristra de tacos cuando se dio cuenta de que estaba echandole azucar por segunda vez a su infusion. --Ro, calmate. No necesitas pegar voces --mascullo Javier molesto. --!No estoy pegando voces! --Ro se giro alterada cuando el apreto los labios. Verse de buenas a primeras viviendo sola, aunque fuese por un par de semanas, la asustaba. De alguna forma hacia temblequear la seguridad y proteccion que sentia teniendolo a el al lado, ocupandose de todo. Cansada se paso una mano por la frente. Estaba siendo egoista. Podia sobrevivir unos dias sin el. Al fin y al cabo, era una adulta. --Ro... --De acuerdo. --Rocio hizo un aspaviento con la mano para restarle importancia--. ?Cuando te iras? --No me ire, es ella quien vendra aqui. --!?Como?! Eso sera una broma, ?no? --Rocio lo miro incredula. --No pienso dejarte sola durante tanto tiempo. --!Por Dios, Javi, ya te he dicho que estoy bien! !No va a pasarme nada! --Justo a tiempo se percato de que habia estado tocandose la sensible linea rojiza en su muneca. --No pienso arriesgarme. --El se mantuvo en sus trece--. Ademas, nos vendra bien a todos. Asi, cuando yo tenga que salir a defender el proyecto, Aitana podra estar echandote un ojo, y... --!No necesito a ninguna pija engreida que me eche un ojo! !Te he dicho que estoy bien! --No solo se trata de ti, Ro, tambien de ella. Aun no se ha habituado a la silla de ruedas y necesita que le echemos una mano. Es una mujer. Seria demasiado violento que yo la aseara, ?no crees?

  • El alma del mundo de Alejandro Palomas

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  • Paris para uno y otras historias, Jojo Moyes de Jojo Moyes

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    De la autora de Yo antes de ti, una sensacional coleccion de relatos llenos de romanticismo, humor y emocion.

  • Amistad inesperada (Sweet love 1), Moruena Estringana de Moruena Estringana

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    Debbie no quiere tener nada que ver con el mundo de las animadoras y los futbolistas, mas que nada porque su madre fue capitana de animadoras y su padre capitan del equipo de futbol. Una historia de amor de las que hizo historia y que se sabe de memoria.

  • Antologia de relatos romanticos de

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  • Ambar de Sofia Mila

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    ?Que estarias dispuesta a hacer, por salvar la vida de tu padre?
    “Venderia mi alma al diablo por ti”, decia ella, sin percatarse de que el diablo adora escuchar conversaciones ajenas.
    Ambar Williams, toma una decision. Todo por la vida de su padre.
    Alexander Benjamin Balzaretti, es un gran empresario que necesita una “esposa de mentira” para complacer a sus amorosos padres, y asi, mantenerse bajo el reflector.
    Todo estaba claro.
    Un contrato, un matrimonio por conveniencia, un millon de dolares y una vida en juego.
    Facil. SOlo habia que fingir amarse por un ano. Simple. Claro, mientras no te enamores.
    “Quien juega con hielo tambien se quema” -penso viendo a su Satanas.
    Estaba jodida. El hielo tambien quema. Ella lo sabia.
    Secretos, mentiras y pasados tormentosos que amenazan con arruinarlo todo.
    ?Que esconde la chica de ojos y nombre Ambar? ?Que esconde Satanas Balzaretti?
    Humor y diversion en esta relacion amor/odio. Porque nadie dijo que seria facil.
    El sarcasmo de ella, y el caracter de el. Una peligrosa combinacion.

  • Cronologia de un enigma de Aa. Vv

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    Una guia en setenta y cinco etapas para abrir el camino que conduce hasta el anhelado Santo Grial.

  • El ritual de los muertos de Nagore Suarez

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    --Ahi fuera yo soy bueno. ?Entiendes? Soy una buena persona, alguien cualquiera. Pero cuando entro en este cuarto, entonces dejo de ser yo. Entro en otro mundo. Aqui ya no soy el mismo. Aquellas palabras le provocaron nauseas. O quiza fuera la vision del cuerpo de Lucia, que yacia con el craneo aplastado a menos de un metro de ella. El pelo rubio tenido ahora se habia convertido en una marana rojiza, y el suelo de cemento estaba encharcado de sangre. Sentia que la cabeza le daba vueltas. ?Que habia tomado antes? No lo recordaba. Las ultimas horas se confundian entre ellas, se hacian indistinguibles. Solo podia pensar en el martillo impactando en la cabeza de su amiga, destrozando el hueso, liberando trozos de masa encefalica, despues de que hubiera intentado pelear, escapar. Ella no tenia fuerzas para tanto. Intuia que ella era el verdadero objetivo, pero Lucia se habia negado a despegarse de su lado. Por eso habia acabado alli, en aquel infierno. El aire estaba viciado, el olor a putrefaccion y el humo inundaban el ambiente. Un aroma dulzon y repulsivo que se le pegaba a la piel y le hacia aun mas dificil respirar. La estancia era un museo de los horrores: mirara a donde mirase tan solo veia muerte. La luz de las velas iluminaba el rostro del hombre que estaba frente a ella. Tenia los ojos brillantes, la frente cubierta de sudor y la camiseta llena de salpicaduras de sangre. Parecia estar casi en trance, en extasis. Intento soltarse las munecas sin exito, sentia el cuerpo paralizado por el panico. Sabia que era lo que venia despues. No habia escapatoria posible. La puerta y las ventanas estaban cerradas, nadie oiria sus gritos a traves de las paredes de piedra. Rezo, lloro y suplico, pero nada surtio efecto. --Algun dia Dios te castigara… --susurro mientras el la agarraba del pelo y sostenia su cabeza hacia atras. El cuchillo atraveso piel, musculo y cartilago, mientras ella, aun consciente, observaba la sangre abandonar su cuerpo. --Gracias a ti, no me castigara nadie --respondio el. 1 Animas Dicen que todas las leyendas esconden algo de realidad. Aquella tarde de principios de febrero, mientras la lluvia caia suavemente sobre las lapidas del cementerio, me vino a la mente una de las mas populares de Becquer, que habia leido varias veces en el instituto: <>. Segun contaba, la Noche de Difuntos, templarios y nobles, muertos tiempo atras en una lucha inutil, se levantaban de sus tumbas y vagaban por el monte envueltos aun en los jirones de sus sudarios. Y entonces, doblaban solas las campanas de la capilla y el lugar se volvia intransitable para los humanos; cualquiera que pusiera un pie alli no regresaria a su casa con vida. Me pregunte cuantos curiosos se acercaban todavia en la noche del 1 de noviembre a aquel paraje, con la esperanza --y el temor-- de encontrarse con las animas de los muertos y quiza, quien sabe, con los mismisimos Beatriz y Alonso, los desdichados protagonistas de la historia del escritor romantico. No fue casualidad que me acordara en ese momento de Becquer y de su monte de las animas. Esa manana, cuando conducia por la autovia, habia pasado por Soria. No habia llegado a entrar en la ciudad, ya que mi camino se desviaba antes hacia la sierra de Cameros. Para llegar hasta el pueblo --sin pagar peaje-- hacia falta atravesar una estrecha carretera de doble sentido llena de curvas que discurria entre montanas rojizas dignas del lejano Oeste --buitres incluidos--, bosques ahora casi desnudos, un embalse y pequenos pueblos junto al rio Iregua. Era la primera vez que tomaba aquella ruta, y, como habia salido muy pronto de Madrid, habia aprovechado para hacer un par de paradas. Desayune un cafe y un cruasan de tamano considerable en un bar de Villanueva de Cameros, al lado de una pequena gasolinera y de una ermita escondida entre unos arboles, a la que se llegaba bajando unas escaleras. Mas tarde, pare a un lado de la carretera en una fuente de piedra llamada Los Eros, donde llene la botella de agua helada, saque a Dali a hacer pis y estuve a punto de pisar a unos agradables limacos, una especie de babosas negras gigantes, que se arrastraban placidamente cerca del pilon cubierto de verdin. En realidad, si hacia balance, aquella habia sido una manana bastante intensa. El dia anterior habia recibido una llamada de Paloma para contarme que el padre de Abel, despues de un par de meses luchando contra un repentino cancer de colon, habia fallecido. Asi que habia preparado mi habitual maleta llena de <> y habia partido en direccion al pueblo. No habia podido estar alli durante el tiempo en el que habia estado ingresado en el hospital y, justo por eso, no queria faltar a su funeral. --?Crees que queda mucho? --me susurro Paloma. A lo lejos se escuchaban las palabras del cura, amortiguadas por el sonido de la lluvia. Intente mover la mano con la que sujetaba el paraguas, pero hacia tanto frio que, aunque llevaba guantes, apenas sentia los dedos. Por lo visto, habia llegado una borrasca con nombre de senora, que amenazaba con equiparar las temperaturas de Navarra a las de Finlandia. --Espero que no --respondi yo en el mismo tono--. Me estoy congelando. Paloma saco un panuelo de papel usado del bolsillo para limpiarse la nariz. --?Estas segura de que vas a dormir en tu casa? Te vas a morir de frio. --Tranquila, Rogelio ha puesto la calefaccion esta manana, y encendere la chimenea del salon. --Entonces soy yo la que se va a dormir contigo…, no creo que aguante a mi hermana tanto tiempo --contesto bajando aun mas la voz. Mire hacia mi derecha. Pude ver a Irene, la hermana mayor de Paloma, junto a Carmen, su madre, a unos metros de nosotras. Por suerte, no parecia habernos oido. Las hermanas no podrian ser mas diferentes: mientras que Paloma habia heredado el pelo extremadamente rubio y la altura de su madre, Irene apenas rozaba el metro sesenta y tenia el pelo y los ojos castanos. Pero habia un rasgo que si compartian: la misma naricilla afilada de elfo. Segui recorriendo el cementerio con la mirada. Habia mucha gente reunida alli, medio pueblo habia acudido al entierro. El padre de Abel era toda una institucion --el dueno de las bodegas mas importantes de la zona-- y todo el mundo habia querido hacer acto de presencia. Busque entre la multitud alguna cara familiar, pero reconoci a pocos: el camarero de El Guacamayo, la panadera… Algunos me miraban con desconfianza o cuchicheaban entre ellos. El impacto de lo ocurrido el verano pasado aun no habia desaparecido, y eso que no conocian ni la mitad de la historia. --Esta alli --dijo Paloma senalando un punto a la izquierda, cerca de la puerta. --?Que? ?Quien? --pregunte desconcertada. --Gabriel Palacios. No disimules, estabas intentando localizarle. Mire fijamente al suelo. Paloma tenia razon, en el fondo tenia la esperanza de descubrirle entre la gente, aunque no sabia muy bien por que. --Mierda… No quiero que me vea. --Un poco tarde. Pero, tranquila, no creo que vaya a venir a saludarte. No podia contradecirla. De hecho, tal como habian acabado las cosas entre nosotros, lo mas probable era que Gabriel no fuera a saludarme en un tiempo. Y lo cierto era que me lo habia ganado a pulso. Habian pasado casi siete meses desde que volviera a la casa indiana de mi abuela con la intencion de pasar el verano y asistir a un festival de musica. Siete meses desde que aparecieran unos huesos en el jardin, que resultaron estar relacionados con mi madre y lo que ocurrio en el pueblo durante el verano de 1978, cuando ella aun era una adolescente. Desde entonces, las cosas habian cambiado mucho. Regrese a Madrid y, despues de pasar unas semanas en casa de mi madre, donde recibi mas cuidados --aunque quiza peor comida-- que en un hospital, volvi a mi microscopico apartamento en La Latina. Me acostumbre rapido a la rutina acelerada de la ciudad y, sin embargo, nada volvio a ser lo mismo. Y no por las pesadillas o las pastillas para calmar la ansiedad, que me ponia bajo la lengua cuando sentia que no podia respirar. Habia algo mas, algo que aun no conseguia identificar. Una sensacion de miedo y, a la vez, la necesidad de volver alli, al lugar donde empezo todo. Pero siempre ganaba el miedo. Habia pensado en ir de visita, claro. Varias veces, de hecho. Pero despues buscaba alguna excusa, algun plan que surgia el fin de semana o trabajo pendiente. Y, poco a poco, fui distanciandome de todo lo que tuviera que ver con el pueblo. Era mas comodo asi, aun no me sentia preparada. En Madrid todo parecia mas lejano, mas irreal… La casa, el verano, el festival… eran como un sueno, un escenario de una vida pasada. Al principio, hablaba con Gabriel casi a diario: mensajes, alguna llamada…, la promesa constante de que volveria pronto siempre flotaba entre nosotros. Y despues, poco a poco, deje de contestar. Las conversaciones se volvieron cada vez mas cortas, cada vez menos frecuentes, hasta que un dia: silencio. No hubo ninguna explicacion --ni el me la pidio--, ningun drama, ninguna discusion. Simplemente, igual de rapido que habia empezado todo, se termino. O, mejor dicho, lo termine. --Vamos, tenemos que ir a dar el pesame. Ya han acabado --me apremio Paloma, empujandome ligeramente por la espalda. La segui hacia la cola de gente que se acercaba a Abel y a su madre, intentando no sacarle un ojo a nadie con el paraguas. El cementerio no era muy grande: un rectangulo de muros de cemento rodeado por unos cipreses un tanto mustios. La pared del fondo estaba llena de nichos y el resto eran tumbas con lapidas de piedra, algunas de las cuales tenian fotos; otras, pequenas estatuas… Solo habia dos panteones modestos y, evidentemente, uno de ellos pertenecia a los Arbaiza. --Lo siento mucho --le susurre a Abel mientras le abrazaba cuando, por fin, llegamos hasta ellos. --No tenias que haber venido, esto esta muy lejos --respondio. --!No tiene nada mejor que hacer! Trabaja desde casa --intervino Paloma acercandose para abrazarle. Abel no pudo evitar sonreir por un momento. Paloma tenia ese don: su eterno buen humor era contagioso, hasta en situaciones como aquella. --Nos vemos antes de que me vaya, ?vale? --le dije a modo de despedida a Abel. El asintio antes de girarse para seguir atendiendo al resto de los familiares y amigos de su padre. La cola parecia interminable. --Lo tiene que estar pasando fatal. Perder a tu padre y ademas asi, en tan poco tiempo --le comente a Paloma mientras saliamos del cementerio. --Un cancer fulminante… Aunque Abel llevaba ya un tiempo raro, desde antes de lo de su padre. --?Que quieres decir? --pregunte extranada. Mi relacion con Abel no era tan estrecha como con Paloma. --No se… quiza me equivoque, pero no lo he visto mucho ultimamente. Hace ya un tiempo que ha empezado a frecuentar unas companias digamos… diferentes. --?Diferentes? ?A que te refieres? Paloma abrio la puerta de su Golf y cerro el paraguas. Practicamente habia dejado de llover. --?Por que no me invitas a un vino en esa mansion tuya y me ahorras tener que asfixiar a mi hermana con una almohada? --Me parece bien, no quiero mas muertes por hoy. Pero cuando lleguemos me sigues contando. Deje a Paloma para ir a mi coche, que estaba aparcado unos metros mas atras, en un camino de tierra. El cementerio estaba en las afueras del pueblo, rodeado de huertas y de algunos arboles que hacian compania a los cipreses. En ese momento vi a Gabriel, junto a la tapia, hablando con un matrimonio de unos sesenta anos que deduje serian sus padres. Desvie la mirada rapidamente, pero sabia que me habia visto. No me sentia capaz de acercarme, ni mucho menos de mirarle a los ojos. Quiza fuera mejor asi. Me sentia bastante avergonzada por como habia terminado mi relacion con el. Entre en el coche y, mientras me alejaba del cementerio, volvi a pensar en la leyenda de Becquer. En las animas que revivian en la Noche de Difuntos. ?Por que nos daban tanto miedo los muertos? ?Que era lo que nos asustaba tanto de los cementerios, lo que nos aterrorizaba cuando de ninos jugabamos a ver quien de nosotros conseguia acercarse mas a la puerta de entrada? ?Eran los difuntos o era, quiza, la posibilidad de unirnos a ellos bajo tierra? 2 Hogar Lo primero que hicimos al entrar en la casa --despues de rascarle las orejas a Dali-- fue encender la chimenea del salon. Rogelio habia puesto la calefaccion por la manana, pero calentar minimamente aquella mole requeria muchas mas horas. Ni Paloma ni yo teniamos mucha practica, asi que el proceso fue mas largo de lo esperado y estuvo a punto de costarle a mi amiga las pocas cejas que tenia. Cuando por fin conseguimos mantener un fuego decente, nos dejamos caer en el sofa lo mas juntas posible --como hacen los pinguinos emperador cuando hace frio--, nos tapamos las piernas con una manta de ganchillo y abrimos una botella de Baron de Ley que cogi del mueble de las bebidas. --Menos mal que no he tenido que bajar a la bodega --suspire aliviada. La bodega estaba en el sotano y era --obviamente-- el lugar mas frio y humedo de toda la mansion. En realidad, la Casa del Mexicano era mucho mas agradable en la epoca estival. Entonces se agradecia el frescor que proporcionaban los muros de mas de cien anos de antiguedad. --?Que sientes al estar otra vez aqui? --me pregunto Paloma mientras se llenaba la copa de vino. Me encogi de hombros. --No se. Por un lado, tengo la sensacion de que ha pasado mucho tiempo y, por otro… --Y por otro lado parece que todo pasara antes de ayer --dijo terminando mi frase. --Si, supongo que si --reconoci. --Pero te ha dado tiempo a cambiar de trabajo y hasta de novio --comento con una sonrisa que dejaba al descubierto sus dientecitos de vampiro. --Eso no es del todo verdad… --me defendi. Era cierto que a los dos meses de volver a Madrid --despues de mucho bucear en LinkedIn -- habia encontrado trabajo en una pequena revista digital de Lifestyle. Lo bueno era que trabajaba desde casa, por un sueldo precario pero aceptable. Lo malo, que el noventa y cinco por cierto de los articulos que escribia eran recopilaciones de consejos, curiosidades, recomendaciones de restaurantes, recetas o incluso contenido patrocinado por marcas. Cualquier cosa que fuera jugosa en las redes sociales y consiguiera atraer visitas a la pagina web de la revista. No obstante, teniendo en cuenta la situacion del mercado laboral para los jovenes, que incluia practicas apenas remuneradas que se extendian durante anos o trabajos de falsos autonomos, y a pesar de que aquel puesto estaba muy lejos de la idea que tenia cuando deje mi trabajo en la agencia de comunicacion, la verdad es que no podia quejarme… Respecto a lo del cambio de novio, Paloma estaba completamente equivocada. --?Asi que ahora me vas a decir que Oier y tu no estais juntos? --insistio. --Nos estamos conociendo --puntualice. --Pense que ya os conociais --sonrio.