• no a mucha gente le gusta esta tranquilidad - Maria Teresa Andruetto

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    El estridente silencio, las cosas que nunca se dijeron ni se diran, los reencuentros siempre imposibles, los miedos que nos acompanan hasta el final, el inmodificable pasado, el recuerdo en el que todo se revela son algunos de los temas que, con extraordinaria belleza, la autora transita en estos cuentos.

  • No a mucha gente le gusta esta tranquilidad | Penguin Libros

    https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/2078-ebook-no-a-mucha-gente-le-gusta-esta-tranquilidad-9789873987823

    En No a mucha gente le gusta esta tranquilidad, María Teresa Andruetto se adentra con sigilo, pero con extraordinaria precisión, en esos bordes ...

  • No a mucha gente le gusta esta tranquilidad - Agencia ...

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  • Reseña: No a mucha gente le gusta la tranquilidad, de María ...

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    31 dic 2017 — No a mucha gente le gusta esta tranquilidad, el nuevo libro de cuentos de María Teresa Andruetto (Córdoba, 1954), pone en escena personajes ...

  • no a mucha gente le gusta esta tranquilidad (ebook)

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    El eBook NO A MUCHA GENTE LE GUSTA ESTA TRANQUILIDAD EBOOK del autor MARÍA TERESA ANDRUETTO en PDF al MEJOR PRECIO en Casa del Libro.

  • No a mucha gente le gusta esta tranquilidad Versión Kindle

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  • No a mucha gente le gusta esta tranquilidad - Babelio

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    22 sept 2021 — Críticas (2), citas extractos de No a mucha gente le gusta esta tranquilidad de María Teresa Andruetto. Uno de los mejores libros de cuentos ...

  • No A Mucha Gente Le Gusta Esta Tranquilidad - Cúspide Libros

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    Por Andruetto Maria Teresa. - ISBN: 9789873987786 - Tema: Argentina - Editorial: LITERATURA RANDOM HOUSE - Una mujer carcomida por el vino, ...

  • No A Mucha Gente Le Gusta Esta Tranquilidad - Buscalibre ...

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    Libro No A Mucha Gente Le Gusta Esta Tranquilidad, Andruetto Maria Teresa, ISBN 9789873987786. Comprar en Buscalibre - ver opiniones y comentarios.

  • "No a mucha gente le gusta esta tranquilidad" - Tiempo ...

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    14 nov 2017 — En su último libro de cuentos, María Teresa Andruetto, ganadora del Premio Hans Christian Andersen, indaga en lo que pasa en esas vidas en ...

  • Un cafe a la seis de Pilar Munoz Alamo

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    Yo no quiero ir, pero temo la reaccion de Lourdes si se lo digo. Con la cabeza embotada y la mente en standby espero paciente a que los restos de Orfidal abandonen mi cuerpo para poder pensar con un minimo de claridad. Aunque mucho me temo que este grado de apatia y desasosiego que siento no sea culpa del farmaco, sino de esta maldita lluvia que no ha dejado de golpear los cristales durante horas, llenandome de sombras. Juanma todavia duerme, acostado sobre las sabanas, semidesnudo, luciendo ese cuerpo de Adonis que aun conserva a pesar de haber traspasado el umbral de los cuarenta. Envidio que no haya aparentemente nada en su vida capaz de perturbar su sueno, que haya enterrado lo que para mi sigue latente y pueda sonreirle al mundo y a si mismo tan feliz. Yo, sin embargo, no me veo capaz de conseguirlo; tal vez porque tengo otros fantasmas de los que ocuparme. Tal vez porque uno de ellos se ha cansado de susurros y esta haciendo sonar sus cadenas con fuerza desde hace dias, mandando al traste mi aparente tranquilidad. --Levantate manana con el pie derecho, a ver si la vamos a joder, Raquel, que te conozco --me dijo Lourdes por telefono ayer, aventurando el estado en el que me encontraria hoy. Ella me conoce, ya lo creo que me conoce. Y tambien me quiere, razon por la que se atribuye el derecho a echarme un rapapolvo cada vez que le viene en gana si considera que es por mi bien. Pero hoy no estoy para aguantar broncas, ni siquiera amigables, por eso me da miedo decirle que la iniciativa la lleva el pie izquierdo desde que me baje de la cama hace horas, que tengo perdido el control. --No voy a joder nada, no se si ire --le conteste entonces, pensativa. --Escuchame bien, guapa, te espero en tu puerta a la una del mediodia, en un taxi. !Ni se te ocurra rajarte, que voy y te arrastro! ?Te queda claro? Sus ultimas palabras, pronunciadas con inquina, me arrancan ahora una sonrisa. No dudo en absoluto de que seria capaz. Me cogeria de los pelos para llevarme hasta el fin del mundo si hiciera falta, y mas en una ocasion como esta. Segun ella, lo merece. Lourdes es una nostalgica redomada y todas las nostalgicas se resisten a olvidar tiempos pasados, los almacenan en la memoria con un hilo del que tirar de cuando en cuando para revivirlos y emocionarse con ellos. Viven aferradas a esa cuarta dimension de tal manera que el pasado lo convierten en presente, y el presente lo inmortalizan para enredarlo con el futuro en un coctel de tiempos que cohabitan a la vez. De ahi la cita. Tan solo a alguien como ella se le podria haber ocurrido reunirnos a todos para vivir un reencuentro despues de veinticinco anos con la idea, entre otras cosas, de ser testigos de como el destino se las ha gastado con nosotros, de las bondades o fechorias que ha hecho en cada una de nuestras vidas a lo largo de este tiempo. La tache de loca al saber que se habia propuesto encontrar a mas de cien companeros del C.O.U. repartidos por doquier. No cai en la cuenta de que no estaba sola, de que habia algunas otras poco cuerdas, ilusionadas y aburridas en su circulo de amigas dispuestas a alcanzar ese objetivo y organizar con exito un evento en toda regla. Y asi ha sido. Con Lourdes a la cabeza lo han conseguido y ahora su entusiasmo es evidente. Pero yo no quiero ir. He pasado mala noche, malos dias, una mala semana. Y lo ultimo que necesito y quiero es tener que hacerle un quiebro a mi timidez para romper hielo tras hielo y charlar con distension hasta ponernos al dia de nuestras vidas; esconder lo que no quiero mostrar y demostrar interes ante lo que no me interesa conocer. Pero hay ratos en que escucho dentro de mi una campanilla parecida a las que anuncian un cambio de asalto, de clase, de acto como en el teatro. Hay ratos en que la siento vibrar en la mismisima boca del estomago y me asaltan las dudas, esas fieles companeras que amenazan con unirse y compactarse para terminar transformando mi vida en una incognita unica. El telefono interrumpe mis pensamientos antes de que entre en la cocina para prepararme un cafe doble y cargado. Es Pedro. No me apetece nada hablar con el en este momento, ademas de que es sabado y me merezco un descanso. Pero esta claro que la asertividad y yo no hacemos buena pareja, no nos llevamos demasiado bien, asi es que descuelgo despues de escuchar cuatro o cinco tonos. Mi companero salta como un resorte sin esperar mi saludo. --?Has podido averiguar algo, Raquel? Estoy que no vivo. --Buenos dias, Pedro. No, no se nada mas, el lunes seguire indagando. Me resisto a posponer el cafe, tengo la cabeza como una jaula de grillos y necesito despejarla con urgencia, asi es que aprisiono el telefono entre el hombro y la oreja para manipular la cafetera. --?Y si me echan del colegio? --me pregunta, alarmado. Al ser concertado, podrian rescindirle el contrato con relativa facilidad, aunque no se lo digo, obviamente. --Todo se arreglara, tranquilizate. --Pero los padres han dicho que pondran una denuncia, ?tu sabes lo que eso significa? Yo no le rompi el diente al nino, Raquel, fue algo fortuito, pero ese monstruito lo esta usando contra mi, sabe que lleva las de ganar. A la vez que a Pedro, escucho a mi hijo vociferar desde la cama: --?Quien es el pringao que llama un sabado a estas horas para despertar a todo Dios? Hago caso omiso a su comentario, prefiero no contestar; he aprendido a no entrar al trapo cada vez que lo saca, si no, la guerra seria continua. Enciendo la cafetera y con el telefono adosado a la oreja para no interrumpir la conversacion, echo una ojeada al salon para ver como quedo anoche. --Pedro, como sigas llamando monstruo al nino la vas a liar mas. --Esto queda entre tu y yo. !Pero no me digas que no es un monstruo! Sabe que tiene a los padres de su parte y a medio colegio tambien, a los companeros, hasta al A.M.P.A. Mientras escucho, deambulo y devuelvo a su sitio todo lo que esta fuera de el. Como una automata. Hay libros de texto por la mesa, cojines en el suelo, vasos con restos de Coca-Cola que huele a alcohol, palomitas quemadas en un bol... Recojo esto ultimo para abandonarlo en el fregadero mientras la cafetera deja de echar liquido en la taza. --?Te importa que lo hablemos el lunes con mas tranquilidad? --le pregunto, con tacto, tratando de empatizar con el. Se que dos dias es mucho tiempo cuando te comen los nervios, pero estoy atada de pies y manos, no puedo hacer nada por el momento. --!Mamaaaaaaa! ?Me preparas el desayuno? Es mi hijo mayor, el del bocinazo con el que se quejaba de haber sido despertado por el timbre del telefono. Cierro los ojos mientras suspiro. --Pero, ?tu crees que la directora me defendera o...? Pedro sigue a lo suyo. La directora. Tendria que ser ella quien se ocupara de este embolado, una posible denuncia, ante la policia, de los padres de un alumno contra Pedro, profesor del nino, al que acusan de haberle propinado un tortazo y de echarle un diente abajo (aunque el jura y perjura que solo fue un leve pescozon porque lo tenia hasta los mismisimos --segun sus propias palabras--, con el infortunio de que una leve perdida de equilibrio lo llevo a darse de bruces contra el canto de la puerta). Pero la buena senora decidio apuntarse a ultima hora a la excursion de fin de curso de sexto de primaria, y eso ha desembocado en que yo, como jefa de estudios, este ahora comiendome el marron. Otro mas. --?Por que piensas que no te va a defender? --pregunto a Pedro--. !Ven a hacertelo tu, que ya eres mayorcito! --le grito a mi hijo, tapando el auricular del telefono para evitar la rotura del timpano de mi companero. --Porque este colegio practica la misma politica que unos grandes almacenes, el cliente siempre tiene la razon y a los empleados que los jodan. Tu ya sabes, no quieren mala fama que pueda poner al centro en entredicho y espantarle la clientela --me contesta Pedro, con crispacion en la voz. --!Pero si estas en la cocina, ?que trabajo te cuesta hacermelo tu?! --Mi hijo, que sigue rezongando desde la cama. Vuelvo a suspirar. --!Ya no estoy en la cocina, estoy en el lavadero --grito--, metiendo tu ropa de deporte en la lavadora para que puedas jugar manana tu partido de baloncesto, asi es que haz el favor de levantar el culo de la cama y venir tu a ponerte tu desayuno. --Enfatizo al maximo los posesivos, cabreada. --Raquel, ?me estas escuchando? --me pregunta Pedro. --Pues no desayuno, paso --replica mi hijo. !!?Y si doy un alarido de histerica hasta quedarme ronca?!! Bajo el telefono hasta la altura de mis piernas y miro al cielo con los ojos vueltos. <> Suavizo la voz. --Pedro, entiendo que estes preocupado, de verdad, pero ahora no puedo hacer nada, llevo una manana de perros. Te prometo que el lunes hago todo lo posible por hablar con los padres y aclarar lo que paso, ?de acuerdo? Seguro que la cosa se habra enfriado y se avendran a razones. Lo escucho graznar de fondo, apelando a la quiebra del sistema educativo, al exceso de poder que se les concede a los ninos convirtiendolos en despotas, a los efectos contraproducentes de la actitud de los padres, con los que ya no puede contarse para ejecutar planes conjuntos en la educacion y aprendizaje de nuestros hijos, a que estamos criando vandalos y delincuentes en potencia, materialistas y sin valores, etcetera, etcetera, etcetera. Dejo el telefono sobre la encimera mientras se desahoga y miro a Juanma, mi marido, que acaba de entrar en la cocina descalzo y semidesnudo, peinandose sus oscuros rizos con los dedos. Trae los ojos achinados, como si le molestara la luz, y un bostezo en su boca perfecta que le impide saludarme. --Dile a tu hijo que se levante y que venga a hacerse el desayuno, me esta poniendo atacada --le digo, senalando en direccion a la habitacion. Mi marido me mira con un cuajo que me exaspera. --?Y por que no se lo dices tu? --Porque como vaya yo lo guanteo --contesto, saboreando bilis, con un cabreo de nivel quince. Pedro sigue hablando solo en la encimera--. Ademas, no quiero ni ver su cuarto, a saber como estara. Agarro de nuevo el movil, parece haberse silenciado y temo que mi companero haya colgado sin poder despedirme. A mi estado matinal y personal solo le faltaba anadirle la mala educacion. Capturo al vuelo sus ultimas palabras. --...ya veremos. Que pases un buen fin de semana, Raquel. --Lo mismo te deseo, Pedro, intenta desconectar. --Esbozo una sonrisa compasiva, aunque el no me vea--. Un beso. Cuelgo. Mi hijo pequeno pasa por detras de mi y comienza a rebuscar por los muebles de la cocina, en silencio. Yo sigo en el intento de acabar con los preparativos de mi desayuno. --Mama, ?te has acordado de que yo me voy hoy de excursion? Me vuelvo y lo miro, aunando la informacion que guardo dispersa por mi cabeza. --Si…, me lo dijiste hace unos dias. Pero te traia de vuelta el padre de uno de tus amigos, ?no? --Si, si, no es por eso. Son los bocadillos. No hay pan. Ahora miro a Juanma, enfrascado en la tarea de exprimir naranjas para hacerse su zumo de rigor. --?No compraste ayer el pan que te encargue? --le digo, temiendo su respuesta. --!Oh, mierda! --exclama, llevandose una mano a la frente--. Ni me acorde. Sali del supermercado y me vine directo a casa, olvide pasarme por la panaderia. Con las manos apoyadas en la cintura y la cabeza agachada, doy unos cuantos paseos por el centro de la cocina, respirando. Todavia puedo aguantar un poco mas sin pegar un alarido que termine por despertar a media urbanizacion.

  • Borges A/Z de Antonio Fernandez Ferrer & Jorge Luis Borges

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    El hecho de que el genero literario que yo prefiera sea la enciclopedia se debe a varias razones. Una, que es honrosa: mi curiosidad; otra, que es menos honrosa: mi haraganeria. Pero la mas importante de todas, quiza sea esta: la cuota de sorpresa, de suspenso, como se dice ahora, que hay en las enciclopedias. En un libro se sabe con antelacion lo que se encontrara; es decir, que uno sabe que le espera tal o cual cosa de acuerdo al tipo de libro que se haya elegido. Esto no sucede en una enciclopedia, ya que esta regida por el orden alfabetico que sencillamente es un desorden, sobre todo si uno piensa en los temas. Jorge Luis Borges.

  • Juegos de pasion (Amigas Forever 5) de Anna Soler

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    Michelle huia de un pasado oscuro. Nadie conocia cual era su verdad, ni tan siquiera su unico hermano Ivan.
    Dejando atras brooklyn Michelle comienza una nueva vida en San Francisco.
    Nuevo trabajo, nuevos amigos, nuevas experiencias. Entonces conoce a Ethan Macconner, el aclamado neurocirujano del hospital “Madison center”.
    La atraccion entre ambos sera inmediata, una pasion arrolladora incapaz de controlar.
    Michelle iniciara una torrida aventura con el atractivo doctor sin saber que esta jugando con fuego.
    ?Sera capaz de parar a tiempo antes de que el amor gane el juego?
    Los fantasmas de su vida la acechan de cerca. Michelle tendra que afrontar sus propios miedos para poder ser feliz.
    Lujuria, desenfreno, y deseo seran la trama de una pasion incontrolada.

  • La Marquesa Ideal (Elegidas 2) de Lily Cerda

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    La senorita Sarah es como una hija por los Duques de Martboth. Desde su adolescencia se encontro fascinada por el hermano menor del Duque, Lord James Spencer, pero el joven Lord retorno de la india, con una esposa del brazo y acompanado del hermano de la dama.

  • El secreto de la Bestia de Johana Connor

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    Luego de dieciseis anos Rebeca regresa a La Costa, una tierra magica y envolvente de la que huyo despues de que la tragedia marcara su vida. Su intencion con esa visita era cortar los lazos que aun la unian a esa region, pero cuando la tierra llama, los corazones responden enseguida, y se dejan atrapar por el sabor, la musica y la alegria de un poblado lleno de misteriosos atractivos; mas aun, cuando el amor toca a su puerta, avivandole la pasion.
    Al ritmo de los tambores ella se deja hipnotizar por esa tierra ancestral y poderosa, que le calienta la sangre en las venas y la seduce a traves de unos ojos negros y salvajes; pero mientras mas se sumerge entre los selvaticos parajes de La Costa, descubre secretos que la perturban y hacen renacer antiguos miedos que creyo superados. Ya le es imposible huir de nuevo, solo le queda enfrentarse a su peor pesadilla y revelar lo que se oculta bajo la piel del hombre que se apodero de su alma y ruge furioso, amenazando con destruir todo a su paso.

  • Amor y Rojo (Elemental 1) de Fabiola Valenzuela

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    La primera entrega de la emocionante saga de romance paranormal “Elemental”, en la cual los guerreros de la raza se unen para derrocar a la monarquia.

  • Una Propuesta Escandalosa (La Liga de los Picaros 3) de Lauren Smith

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    LA MEJOR PAREJA DE UN HOMBRE ES UNA DAMA VIVAZ, PERO HAY QUE TRATAR A LAS DAMAS vivaces como a un caballo salvaje, con un agarre firme y una voz suave. EXTRACTO DE LA GACETA DEL MONOCULO DE CRISTAL, 21 DE ABRIL DE 1821, COLUMNA DE Lady Society: LADY SOCIETY ESTA DE LUTO. EL PELIGROSO LIBERTINO, VIZCONDE SHERIDAN, SE HA QUEDADO ciego. No puede evitar echar de menos esos ojos marrones oscuros que encendieron el corazon de mas de una joven inocente cuando el las observaba desde las sombras de un salon de baile. Oh, mi querido Vizconde Sheridan, ?no volvera a presentarse en sociedad? Lady Society lo desafia. No se esconda de ella, o desenterrara los secretos que mas atesora. Tal vez haya una dama que aun pueda provocar una tentacion en sus ojos apagados y convencerlo de que vuelva a vivir. ?No le gustaria que una mujer volviera a calentar su cama? ?Una mujer que domine su perverso corazon? LONDRES, ABRIL DE 1821 Utilizando su baston de plata con forma de cabeza de leon, Cedric, Vizconde Sheridan, lo golpeo con fuerza contra los adoquines del serpenteante camino del jardin de su casa de ciudad en Londres mientras intentaba llegar a la fuente. A su alrededor, el mundo era de un gris invernal. Sin embargo, sus otros sentidos le aseguraban que era primavera. La luz del sol le calentaba la cara y los brazos despues de haberse arremangado la camisa. Una brisa con aroma floral le cosquilleaba la nariz y le agitaba el pelo. Cedric dio siete pasos calculados, contandolos en su cabeza. Siete pasos hasta el centro del jardin, luego cinco pasos hasta... Golpeo la punta de su bota con una piedra elevada, tropezo y se estrello contra el suelo. Ahogo un grito cuando las piedras se clavaron en sus palmas y los huesos de sus rodillas crujieron. Jadeando y con todos los musculos tensos, se quedo tumbado en el suelo durante unos momentos, luchando contra las rafagas de verguenza y el impulso infantil de gemir por el dolor. No solo habia perdido la vista. Parecia que el buen juicio y el equilibrio tambien lo habian abandonado. Finalmente se incorporo, palmeo el suelo para encontrar su baston y se puso en pie con dificultad. Era un hombre adulto de treinta y dos anos; podia y debia soportar este dolor como se esperaba de cualquier caballero bien educado. Por suerte, ninguno de sus sirvientes fue testigo de este momento de debilidad. Una vez mas. Cinco pasos hasta la fuente, se recordo a si mismo y, asegurandose de levantar mas los pies, evito mas piedras elevadas. Ya deberia conocer este camino, pues lo habia recorrido cientos de veces. Sin embargo, todavia no lo veia tan claramente en su cabeza como sabia que debia hacerlo. Cuando la punta de su baston golpeo ligeramente la base de piedra de la fuente, se inclino y busco el borde. Con un gran suspiro de alivio, se sento. Cada hora de cada dia, desde que se levantaba hasta que se retiraba a la cama, vivia con el temor constante de derribar preciosas reliquias familiares, de pasar verguenza delante de sus amigos o de su familia o, lo que era peor, de infligir mas danos a su cuerpo. Era un giro cruel del destino haber sido una vez un hombre viril sin miedo a nada para luego verse reducido a despertar cada manana solo para recordar que estaba atrapado para siempre en la oscuridad. En las ultimas semanas y con demasiada frecuencia, se sentaba en su escritorio con la cabeza enterrada entre las manos mientras los bordes de sus palmas se hundian en sus ojos. Intentaba recuperar la vision que necesitaba desesperadamente. Su desesperanza era demasiado fuerte y el no podia reunir la fuerza de voluntad para ocuparse de ella. Gracias a Dios por este jardin. Paz, tranquilidad, nadie que lo viera en este estado. Momentos como este eran una bendicion. No habia visitas sociales, ni visitantes incomodos que no entendian las dificultades de ser ciego. Afuera, en su jardin, el podia existir sin preocupaciones, sin ansiedad. El aire fresco, el sol calido y los murmullos de los pajaros y los insectos le hacian sentirse vivo de nuevo, en la medida en que un hombre destrozado podia hacerlo. La tentacion de quedarse una eternidad en el exterior era muy fuerte, pero le ardian las manos de tanto rasparse y, ademas, tendria que entrar para dormir y comer. Una abeja zumbaba en algun lugar a su derecha, probablemente sobrevolando las flores en ciernes. El piar de los pajaros en un arbol cercano acariciaba sus oidos, llenando el silencio con un delicado gorjeo que era inconfundible y nitido. Podia distinguir cada nota, cada melodia singular y los cambios de tempo y tono cuando los pajaros se comunicaban entre si. Ya no podia concentrarse en los pequenos detalles visuales, como los rostros de sus hermanas y amigos mientras reian y hablaban, o como el viento agitaba los arboles en ondas de color esmeralda en verano, o la forma en que la boca de una mujer se volvia de ese tono rojo perfecto cuando la besaba. Los sonidos, los olores y el tacto ahora eran sus unicos companeros. Se aferraba al sonido de las delicadas risas de Audrey y a la suavidad de la mano de Horatia mientras lo guiaba. Las ligeras pisadas de un lacayo sobre la grava lo sacaron de sus pensamientos. Los pasos firmes eran de Benjamin Abbot, uno de los lacayos mas antiguos. Habia aprendido mucho sobre sus sirvientes en los ultimos meses. Las criadas por sus voces y el sonido de sus faldas, los lacayos por sus pisadas mas pesadas. Cada sirviente era unico. Era una de las cosas que mas habia aprendido a valorar despues de perder la vista. Siempre habia tenido una buena relacion con sus sirvientes, pero ahora dependia de ellos mas que nunca. --Hay una joven que quiere verlo, milord. --?Oh? --Cedric no se molesto en mirar en direccion a Benjamin. No parecia tener mucho sentido mirar a una persona si no podia verla--. ?Esta joven le dio un nombre? --Senorita Chessley. La hija del baron Chessley. Cedric respiro con fuerza. ?Anne esta aqui? ?Por que? Habia estado con muchas mujeres a lo largo de los anos, seduciendo de una cama a otra. Pero no con Anne Chessley. Ella era diferente. Ella lo habia intrigado, resistido y desafiado. Una verdadera doncella de hielo en su torre de marfil, pero cada vez que la miraba, por un breve segundo, surgia un calor tan brillante y abrasador que despertaba su apetito por ella. la mujer era un reto, y a el siempre le habian gustado los grandes desafios. El ano pasado la habia cortejado, pero ella no le permitio acercarse lo suficiente como para darle un solo beso. Habia gastado una fortuna enviando lujosos ramos de flores, ademas de comprar asientos en el palco de la opera frente al de su padre para verla disfrutar de la musica desde el otro lado del teatro. Y, sin embargo, ella habia permanecido inalcanzable. Siempre amable, pero nunca verdaderamente abierta. Despues de meses de intentos, Cedric se habia visto obligado a admitir su derrota. Ella nunca se rendiria a el ni a sus intentos de seduccion. Y luego habia perdido la vista. Cualquier idea de matrimonio ahora era inconcebible. Aunque su fortuna seguia siendo un atractivo para algunas damas disponibles, ya no podia soportar la macabra danza del cortejo. No cuando todo lo que oia eran los groseros susurros de las damas detras de sus abanicos sobre su condicion. No queria esa repulsion o compasion de su futura esposa. Sin duda, Anne se compadeceria de el, o se incomodaria por su nueva torpeza. Era demasiado fria de corazon como para preocuparse sobre si el podia recorrer un metro y medio sin lastimarse o arruinar algo a su alrededor. No podia entender que estaba haciendo ella aqui, y menos cuando habia pasado demasiado tiempo evitandolo. Ademas, ella no solia hacer visitas sociales y no se atreveria a hacerle una a el. Por otra parte, las noticias que habia oido recientemente sobre ella no le permitian imaginar por que estaba aqui. La semana pasada, cuando su amigo Lucien y su hermana Horatia acudieron a su visita semanal, Cedric se entero de que el baron Chessley, padre de Anne, habia muerto mientras dormia. Anne era ahora una rica heredera y no necesitaba a nadie, y mucho menos a Cedric. Lo que lo obligo a replantearse dicha cuestion infernal: ?por que habia venido? ?Estaba muy destrozada por el dolor de haber perdido a su unico pariente con vida y acudia a el en busca de consuelo? Lo dudaba. ?Que podia ofrecerle a una mujer como ella? Era un hombre a medias, destrozado, arruinado. Un maldito idiota. Se obligo a adoptar un rostro serio. La trataria como a todas las jovenes con las que se cruzaba desde su perdida de vision, con una educada distancia. Su orgullo le exigia mantener el control, especialmente con Anne. Nunca debia saber que aun la deseaba, que aun la buscaba como un loco sin remedio. Las imagenes de sus ojos grises traicionaron a su mente. Recordarla tan vividamente; los labios rosa palido que mostraban una sonrisa solo cuando ella bajaba la guardia, y la forma en que su nariz se arrugaba cuando discrepaba con el. Su pecho se contrajo al recordar sus discusiones, a menudo apasionadas, sobre los caballos, su interes compartido. Era la unica forma en que habia conseguido que ella le respondiera, sonsacandole sus energicas opiniones. A la fria diablilla le encantaba discutir, y el se deleitaba provocando su ira. Maldita sea. Me he convertido en un tonto sentimental. El lacayo tosio cortesmente, recordandole a Cedric que lo estaba esperando. --Por favor, traela --le indico. Ahora, resultaba una gran perdida de tiempo encontrar el camino de regreso al interior. Era mucho mas facil hacer que se la llevaran a los jardines. El clima era bueno, y el conocia a Anne lo suficiente como para saber que le gustaba el aire libre. Los pasos del lacayo se alejaron y, un minuto despues, Cedric percibio unas pisadas femeninas en el sendero del jardin. La oyo jadear cuando se acerco lo suficiente para verlo. --!Milord! !Esta sangrando! --Anne corrio a su lado. El percibio su olor, un seductor aroma a orquideas que era exclusivamente suyo. Sintio el calor de sus manos cerca de las suyas cuando se le unio en la fuente. Ella le cogio las palmas y toco suavemente su piel irritada. Estaba tan acostumbrado a los cortes y rasgunos que apenas los notaba. Cedric reprimio un escalofrio. Sin la vista, solo le quedaban el tacto, el gusto y el olfato para percibir el mundo. El tacto de Anne encendio una chispa debajo de su piel. --?Sangrando? --pregunto tontamente, demasiado absorto en la sensacion de las faldas de seda rozando sus espinillas. Sus manos heridas quedaron en el olvido. La excitacion ardia en sus venas, y el viejo deseo de seducir emergio a la superficie. No recordaba ningun momento en el que ella hubiera estado tan cerca de el por voluntad propia. --Si, milord. Hay gravilla en sus palmas. ?Se ha...? --dudo en continuar. Su deseo por ella se esfumo ante la compasion en su tono. --?Me he caido? Si --respondio el bruscamente. Nunca habia necesitado compasion, y no la queria ahora, y menos de ella. Saco el pecho y fruncio el ceno en su direccion. Un silencio inquietante lleno el aire entre ellos. Anne siempre tuvo el poder de ponerlo nervioso, de hacer que todos sus musculos se tensaran. ?Que expresion tenia en su rostro? ?Esas delicadas cejas que el recordaba arqueadas sobre sus encantadores ojos sorprendidos, o ahora estaban fruncidas? Maldita sea, desearia poder verla. --?Me deja ayudarlo? --pregunto Anne en voz baja. --?Como? --el escepticismo invadio el tono de Cedric. En lugar de responder, ella se quito los guantes y cogio sus manos, metiendolas en el agua fria y vigorizante de la fuente, y sus dedos limpiaron suavemente las irritadas palmas de sus manos. Luego volvio a levantarle las manos. --?Tiene un panuelo? --En el bolsillo del pecho --dijo el. Sintio que la mano de Anne hurgaba en el bolsillo de su chaleco y lo sacaba. La simple accion le resulto extranamente erotica y acelero su pulso. Siempre era el quien deslizaba una mano bajo el corpino o la falda de una dama. Era una experiencia muy diferente tener la mano de una dama moviendose bajo su ropa. Podia sentir el calor de su piel cerca de su pecho. Con una sonrisa interior, disfruto de la sensacion de sus suaves manos introduciendose en su ropa. Cuando encontro su panuelo, ella le seco las manos con delicadeza y luego coloco sus palmas en alto. Su calido aliento se deslizo sobre su piel en un suave patron mientras soplaba suavemente sobre sus cortes para secarlos. --Creo que no van a sangrar mas. Debe tener cuidado de no hacer nada brusco con ellas durante unos dias para no estimular nuevamente los cortes. Su tono a reprimenda lo pillo desprevenido y destruyo la calida burbuja de deseo que lo rodeaba. --Gracias, senorita --respondio con rigidez, mas por la sorpresa que por otra cosa--. Perdone mi atrevimiento, pero ?por que ha venido? --la pregunta urgente ?por que? seguia atormentandolo. Anne guardo silencio durante unos momentos antes de hablar. Cuando lo hizo, sus manos se apartaron de las suyas, deshaciendo su vinculo. --Estoy segura de que ha oido hablar de mi padre. --Si --dijo Cedric en voz baja--. Era un buen hombre, y no puedo decir eso de la mayoria de los hombres que conozco. Le doy mi mas sentido pesame y mis condolencias. El dolor lo atraveso, agudo y repentino, detras de las costillas. Los ataudes de sus propios padres siendo depositados en tumbas gemelas. Sus dos hermanas pequenas aferradas a sus brazos a ambos lados, con sus rostros angelicales manchados de lagrimas. Eran recuerdos que no queria, recuerdos que cada dia intentaba mantener enterrados. --Gracias --su voz era firme, pero el conocia la fortaleza de Anne y eso lo hacia sentirse orgulloso de ella. Al mismo tiempo, quiso acercarla y susurrarle cosas suaves y dulces al oido para reconfortarla. Eso lo sorprendio. ?Desde cuando era la clase de hombre que consolaba? Era un libertino, un seductor y un picaro de la peor calana. No acurrucaba a una mujer en su cuerpo. --En realidad, su muerte es la que me ha traido hasta ti. --?Oh? No puedo imaginar como... --Si me perdona por mi franqueza, milord, la verdad del asunto es que necesito casarme. La muerte de mi padre me ha dejado con riquezas y, desgraciadamente, siendo mas un objetivo para los cazafortunas de la alta. Mas de lo que me hubiera gustado. Cedric no paso por alto el tinte desesperado en su voz. Desde que la conocia, ella siempre habia huido de la mirada publica, y la carga de ser una heredera debia ser muy grande. --?Y que tiene que ver esto conmigo? --pregunto Cedric. Seguramente ella no pensaba... Era demasiado esperar que le pidiera que la cortejara de nuevo. --Necesito un marido y la mayoria de los hombres disponibles que buscan una mujer, bueno, no son lo que yo consideraria candidatos adecuados. He venido aqui... con la esperanza de que quizas... --las manos de Anne cogieron las suyas y Cedric se sobresalto, pero mantuvo la calma y se aferro a ella con suavidad. ?Que esperaba ella? El pecho de Cedric se contrajo. --Diga lo que piensa, senorita Chessley --exigio, quiza con demasiada fuerza. Ella libero sus manos y terminaron por caer en su regazo. --Tal vez esto fue un error. No debi molestarlo --musito Anne, disculpandose. La oyo levantarse para marcharse. Cedric se puso de pie junto a ella y extendio la mano a ciegas en su direccion, con la esperanza de capturar su muneca para detenerla. En lugar de ello, su mano aparecio alrededor de una cadera femenina y prominente. No la solto, sino que le clavo los dedos con la fuerza suficiente para frenar su huida. El repentino contacto provoco un grito de sorpresa. --Digame lo que ha venido a decir, por favor --suplico un poco, no queriendo que se fuera. Ultimamente habia pasado mucho tiempo solo, algo que habia creido preferir dado su estado. Pero la compania de Anne era bienvenida. Le recordaba a tiempos mejores, pero no le hacia sentir el dolor de su perdida de vision. Mas bien le encendia la sangre, recordandole la forma en que solia provocarla y como ella se resistia a el con su delicioso combate verbal. Reprimio una sonrisa cuando ella no intento escapar de su agarre. --He venido a preguntarle si consideraria la posibilidad de casarse... conmigo --la ultima palabra fue un susurro tan suave que Cedric se pregunto si la habia imaginado. --?Quiere casarse conmigo? !Por fin podria tener a Anne! Sin embargo, se habia jurado a si mismo que el matrimonio no era posible, que cualquier mujer que se atara a el nunca seria feliz con el cuerpo vacio de un hombre danado. ?Como podia pensar Anne que el seria una buena eleccion? Si pensaba que podia ser su esposa solo de nombre, se equivocaba. Si el y Anne se casaban, la meteria en una cama y Cedric encontraria el cielo que sabia que lo estaba esperando alli. Si el matrimonio era la unica via para encontrar el paraiso, entonces el haria publicar las amonestaciones inmediatamente. Sin embargo, si conocia a Anne --que lo hacia--, tenia que haber una trampa. --Si. Bueno... ‘querer’ es quizas una palabra fuerte. Pero me casaria con usted si me lo pidieras. --?Por que yo? --si podia elegir entre cazafortunas y otros jovenes, ?por que conformarse con un ciego patetico y tonto? No tenia mucho sentido. --De todos los hombres que he conocido, usted ha permanecido interesado en mi y no tiene ningun deseo de perseguirme por mi fortuna, ya que es bien sabido que la suya es mucho mayor que la mia. Estoy segura de la verdadera razon de su interes. Los sementales de mi padre pasarian a ser suyos, por supuesto, si nos casamos. Seria libre de cruzar sus propias yeguas con ellos. Pense que tal vez eso podria atraerlo. Estaria dispuesta a trabajar con usted en la crianza, ya que es un interes compartido. Tambien creo que podriamos llegar a agradarnos lo suficiente como para llevarnos bien. Usted tiene la aprobacion de mi padre, asi como la de Emily, y eso me hace confiar en su naturaleza. Cedric se rio para si mismo. A pesar de su reputacion descarada entre la alta y los rumores de los diarios, ?su padre lo habia aprobado? Ellos se habian reunido a menudo en Tattersalls para hablar de los mejores caballos. El y el difunto baron habian coincidido en casi todo, excepto en la politica, pero aquellos debates habian sido animados y bien argumentados por ambas partes con copas de oporto en clubes como White’s. Entonces, fue azotado por una fuerte sacudida ante la abrupta percepcion de la perdida del baron. Habia dejado que su ceguera se convirtiera en un motivo para sumirse en su propia oscuridad y ni siquiera habia pensado en como debia sentirse Anne. Su padre, un hombre al que estaba muy unida desde la muerte de su madre en su infancia. Y ella acudio a mi para que la protegiera de los cazafortunas... El pensamiento provoco una sensacion de calidez en un lugar profundo de su interior que habia quedado muy frio durante estos largos meses desde su perdida de vision. --?Te casarias conmigo, sinceramente? Debo advertirle, senorita Chessley, que ya no soy el hombre encantador que alguna vez fui. Mi vida se ha vuelto... complicada --la confesion le dolio como un punetazo, pero era inevitable. Ella tenia derecho a saber con que se enfrentaria si se casaba con el. --Lo se, milord. Tuve un spaniel muy querido que se quedo ciego cuando era nina. Conozco las dificultades a las que usted se enfrenta --su voz estaba todavia un poco agitada.

  • Sonata de Amor de Isabel Acuna

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    Desde que David Foster, estudiante de ultimo ano de medicina, escucho tocar el piano a la bella y talentosa Catherine Watson, ha estado prendado de ella. Tras el concierto, decide invitarla a salir junto a su mejor amigo Mark Spencer. Todo parecia ir muy bien, hasta que un terrible malentendido se cruza entre los dos, rompiendo la magia de la incipiente atraccion y llevandolos por rumbos distintos.

  • Mil soles esplendidos – Khaled Hosseini de Khaled Hosseini

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    Superando con creces el rotundo exito de Cometas en el cielo, la segunda novela de Khaled Hosseini salto de inmediato al primer puesto en todos los paises donde se ha publicado. Nueva demostracion del asombroso instinto de gran narrador de que goza el autor, el libro cuenta la conmovedora historia de amistad entre dos mujeres afganas de origenes muy dispares, cuyos destinos se entrelazan por obra del azar y de las convulsiones que ha sufrido Afganistan en los ultimos treinta anos. Hija ilegitima de un rico hombre de negocios, Mariam se cria con su madre en una modesta vivienda a las afueras de Herat. A los quince anos, su vida cambia drasticamente cuando su padre la envia a Kabul a casarse con Rashid, un hosco zapatero treinta anos mayor que ella. Casi dos decadas mas tarde, Rashid encuentra en las calles de Kabul a Laila, una joven de quince anos sin hogar. Cuando el zapatero le ofrece cobijo en su casa, que debera compartir con Mariam, entre las dos mujeres se inicia una relacion que acabara siendo tan profunda como la de dos hermanas, tan fuerte como la de madre e hija. Pese a la diferencia de edad y las distintas experiencias que la vida les ha deparado, la necesidad de afrontar las terribles circunstancias que las rodean, hara que Mariam y Laila vayan forjando un vinculo indestructible que les otorgara la fuerza necesaria para superar el miedo y dar cabida a la esperanza.

  • Semanas de siete martes de Dona Ter

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    Dicen, se habla, se comenta que las novelas romanticas son muy previsibles, que desde el inicio se sabe como van a terminar. La boda suele ser el recurso utilizado en el noventa por ciento de los casos y esta no va a ser la excepcion. Pero ?para que esperar?
    Por eso he pensado que lo mejor sera que te cuente mi historia mientras nos tomamos una copa de champan (o las que surjan) y damos buena cuenta de la tarta nupcial.
    Querid@ lector@, ponte guap@ porque nos vamos de boda ya desde el prologo.

  • Sin dejar rastro de Haylen Beck

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    Casada con un poderoso hombre de negocios neoyorquino, Audra Kinney ha reunido las fuerzas suficientes para dejar atras una vida aparentemente acomodada pero marcada por el maltrato psicologico de su marido. Con sus hijos Sean y Louise, de once y seis anos, Audra ha recorrido miles de kilometros a traves de carreteras secundarias con la intencion de comenzar una nueva vida en California. Y ahora, frente a los escarpados paisajes de la desertica Arizona, siente que puede volver a respirar, que han dejado atras el pasado y el peligro. Sin embargo, poco antes de llegar al pueblecito de Silver Water, el sheriff del condado de Elder la detiene por una presunta infraccion de trafico.

  • Algo mas que una dama (Familia Marston 1) de Christine Cross

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  • El despertar de Tyrfing de Luthien Numenesse

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    Tyrfing, la poderosa espada del Dios de la Guerra lleva muchos anos dormida, desde que la batalla entre Deidades termino, pero ahora, con la creacion de los clanes y las nuevas reglas que los rigen podria ser tiempo de invocarla una vez mas.
    El clan Bracaros estaba destinado a cosas grandes. Ser, de entre todos, el que pasaria a la historia como el mas poderoso, con su lider Aldair al frente nada podria detenerlo. Pero por la envidia y codicia de los Dioses ahora se encuentra en riesgo, junto con todo su legado. Conoce los inicios de este invencible clan y lo que las estrellas que brillan para ellos tienen destinado.

  • El cerebro de Cain (Memoriam 1) de Eduardo Blazquez

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    Marzo de 1990. Marta, una adolescente de dieciseis anos, decide quitarse la vida tras las humillaciones que sufre por parte de un grupo de cuatro companeros del instituto. Su inseparable amiga Isabel promete delante de su cadaver que hara todo lo posible por desvelar la verdad de lo que le sucedio para que tomase esa drastica decision. Mas de veinte anos despues, Isabel ejerce como orientadora de un instituto privado, presenciando un nuevo acto de bullying contra un alumno, que le traera de vuelta recuerdos que ya creia enterrados. A su vez, aparecen muertos varios adolescentes --en circunstancias aparentemente normales--, pero en unas fechas muy concretas, activando un resorte en el cerebro de Eliseo Camacho, el inspector encargado del caso de Marta en el pasado. Eliseo no dudara en remover todo lo necesario para relacionar la muerte de esta con la de los chicos, en una carrera frenetica contra reloj para evitar una nueva muerte que cierre un circulo que el solo ve.

  • Regreso a Irlanda de Jojo Moyes

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    Tres mujeres, tres voces de distintas generaciones. Una oportunidad para reencontrarse.

  • La Destructora, ruinas y ceniza (La Creadora 2) de Haimi Snown

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    Los ergys la tienen y los wises la quieren.

  • El heroe del Caribe de Juan Perez-foncea

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    El brillante historial del marino guipuzcoano Blas de Lezo, quien les habia derrotado en anteriores ocasiones, debio haber prevenido a los ingleses. Pero tanta era su superioridad numerica y tan segura veian su victoria que antes de la batalla acunaron una medalla conmemorativa de la toma de Cartagena de Indias. Penoso error. Ese puerto era la llave que abriria a la corona britanica el dominio de toda America y la expulsion de los espanoles. El ataque, llevado a cabo en 1741, se topo sin embargo con una defensa valiente, inteligente y eficaz, que humillo a Inglaterra y prolongo un siglo la potencia naval y territorial de Espana en el Atlantico.

  • No te alejes nunca de Helena Sivianes

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    Luna ha conseguido lo que con tanto esfuerzo le ha costado: acabar la Selectividad con una gran nota para poder acceder a la misma universidad que su amigo de la infancia, Daniel.
    Tras dos anos separados, y con una relacion de amistad que se ha enfriado por la distancia, ansia poder recuperar esa relacion que tantas buenas cosas le ha dado durante su vida. Lo que no espera es encontrarse a un nuevo Dan, con una nueva vida en la que ella no encaja y a la vez darse cuenta de que tal vez los sentimientos ya no son lo que eran.

  • Cuidado con el pavo real de Isabel Bogdan

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  • Una venganza mortal de Victoria Schwab

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    Aliados. Enemigos. Villanos. Ellos son ExtraOrdinarios.

  • Los anos que amamos locamente de Rosa Villacastin

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    Una cronica imprescindible, atrevida y desvergonzada de la Transicion espanola.

  • Mientras Mirabamos al Cielo (Bilogia Amelia, Xavier & Aiden 1) de C.g. De La Cruz

    https://gigalibros.com/mientras-mirabamos-al-cielo-bilogia-amelia-xavier-038-aiden-1.html

    Amelia es racional, logica y la mejor en su trabajo. A ella le encanta sonar mirando las estrellas.
    Xavier vive en su mundo o eso quiere hacer creer. Atractivo a rabiar, levanta pasiones alli donde va, pero el solo tiene una debilidad, y esa es Amelia, su companera de trabajo.
    Eran los mejores amigos, puede que mas que amigos, pero el destino sacudio sus vidas.
    Cuando Amelia decide dejar de creer en el amor, aparece Aiden quien le devuelve las ganas de sonar. Siente que el universo que creia que se habia detenido, empieza a girar de nuevo.
    Una historia sobre hechos cotidianos y a la vez excepcionales. De gente que parece corriente, pero dispuesta a sacrificar su vida por hacer un mundo mas seguro.

  • Villa Vitoria de D.e. Stevenson

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    Cerca de Wandlebury, el pueblo en torno al cual gira la saga de la senorita Buncle y Las cuatro Gracias, hay otro pueblecito, Ashbridge, donde la gente <> y es <>. En las afueras se alza Villa Vitoria, que un capitan mando construir <>. Ahora esta romantica casa de campo es famosa por su jardin florido y por la hospitalidad y buen humor de su residente, Caroline Dering, viuda de un hombre a quien solo se recuerda por su antipatia y fatalismo, y madre de tres hijos.

  • La magia de las pequenas cosas de Estelle Laure

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    MI madre deberia haber vuelto a casa ayer, despues de sus dos semanas de vacaciones. Catorce dias. Decia que necesitaba un respiro de todo {vease tambien: nosotras) y que volveria antes del primer dia de clase. Yo sabia que no iba a aparecer por lo que recibi ayer en el correo, pero estuve despierta durante toda la noche de todas formas, confiando en que todo eran paranoias mias y que mi instinto, que no solia equivocarse, hubiera cometido un terrible error. La puerta no chirrio, las tablas del suelo no crujieron y vi salir el sol reflejado en la pared, pero en el fondo sabia la verdad: estabamos solas, Wrenny y yo, al menos por el momento. Wren y Lucille. Lucille y Wren. Hare lo que tenga que hacer. Nadie podra separarnos y para eso debo conseguir que todo parezca tan normal como sea posible. Fingir. Porque las cosas no podrian estar mas lejos de la normalidad. La normalidad se fue con mi padre. Experimentaba una rara sensacion de estar flotando mientras le hacia a Wren unas trenzas, segun ella, demasiado apretadas, preparaba el cafe, el desayuno, el almuerzo para las dos, sacaba su ropa, su mochila, y la acompanaba a su primer dia en la clase de cuarto, saludando a todos en el vecindario mientras intentaba esquivar a cualquiera que pudiese tener el descaro de preguntarme donde demonios estaba mi madre. Pero lo hice todo mal, ?sabes? Estaba como fuera de lugar. Deberia haber hecho cafe y haberme vestido antes de nada. Wren deberia vestirse despues del desayuno y no antes, porque cuando come se pone perdida. Y a partir de esta manana, al parecer ya no le gusta el atun (<>) aunque ayer era su favorito, pero lo descubri cuando ya estaba guardado en la mochila y deberiamos estar saliendo por la puerta. Meti varias pilas de ropa en la lavadora, doble mis cosas, colgue las de mi madre, guarde con cuidado las de Wren en los cajones de su comoda, pero resulta que ya nada le queda bien. ?Como ha crecido tanto en dos miseras semanas? Tal vez porque estos catorce dias han sido eternos. Estas son las cosas que mi madre solia hacer cuando nadie se daba cuenta. Ahora me doy cuenta. Me doy cuenta de que no esta. Me doy cuenta de que no hace. Me gustaria pinchar a Wren, descubrir por que no me pregunta donde esta mama el primer dia de clase, por que mama no esta aqui. ?Sabe en su fuero interno que esto tenia que pasar, que la noche que vino la policia solo fue el principio y que esta es la necesaria e inevitable conclusion? A veces uno sabe cosas. En Fm, hice todo lo que hubiera hecho mi madre. Al menos, intente hacerlo. Pero el universo sabe perfectamente que estoy jugando a algo, fingiendo contar con un manual que ya me gustaria tener. Aun asi, cuando la despedi con un beso en su cabecita morena, Wren entro contenta en el edificio. Eso tiene que contar. Hace una manana muy agradable. El verano aun no sabe que esta a punto de despedirse y recorri a paso rapido las nueve manzanas que hay entre el colegio de Wren y el instituto. Cuando por fin llegue a la puerta estaba sudando a mares. Y ahora estoy aqui, en clase. La cancion que Wren cantaba mientras ibamos al colegio me ha provocado un sordo dolor de cabeza. Llego un poco tarde a la clase de Literatura, pero casi todo el mundo llega tarde el primer dia. Muy pronto todos sabremos exactamente donde debemos estar y cuando y donde sentamos. Seremos obedientes zombis. Eden esta aqui, siempre a su hora, lo bastante temprano como para reclamar el asiento que quiere, con un brazo sobre el respaldo de la silla vacia a su lado, hasta que me ve y lo deja caer a un costado. Literatura es la unica clase en la que vamos a estar juntas este ano, y eso es un asco total. Es la primera vez. Me gusta mas cuando podemos pasar el dia una al lado de la otra. Al menos nuestras taquillas son contiguas. Mola tanto Eden, pero a su manera. No posee la clase de encanto que dice <>. Es mas bien la clase de tia que mira y espera y ve muchas cosas… mola porque piensa. Su espeso y llameante pelo practicamente flota sobre el respaldo de la silla y lleva puesta su armadura en forma de chaqueta de cuero. Uno podria pensar que es un poco excesivo para el mes de septiembre en Cherryville (Nueva Jersey), pero es que en este instituto tienen el aire acondicionado a tope, asi que hace tanto frio como en un cine y la verdad es que me habria gustado llevar una chaqueta. Tambien desearia haber guardado alguna prenda de abrigo en la mochila de Wren, pero estoy segura de que en un colegio de primaria no ponen el aire acondicionado tan fuerte. Creo que la direccion del instituto ha decidido que congelarnos podria ayudar a controlar nuestras indisciplinadas hormonas. Pues se equivocan. El senor Liebowitz me lanza una mirada reprobatoria mientras me siento. He interrumpido groseramente su tipico discurso malhumorado sobre el curso escolar, sobre que no piensa aceptar tonterias de nadie esta vez, que solo porque estemos en el ultimo curso no significa que podamos actuar como idiotas e irnos de rositas. O tal vez me este mirando asi porque tambien el sabe lo de mi padre. La gente rie tontamente a mi alrededor, pero es como si Eden y su chaqueta de cuero amortiguasen todos los ruidos. Mientras la tenga a ella, estoy bien. Ademas, no suelo perder el tiempo con otra gente. Puede que Digby sea su mellizo, pero es conmigo con quien comparte su cerebro. Mientras tanto, Liebowitz parece Mister Rogers1 , asi que puede grunir y pasearse tanto como quiera que a mi no me afecta nada. Al final, no es mas que un blando que esta deseando irse a casa y ponerse un cardigan de punto y unas zapatillas para cuidar espectacularmente de sus plantas y ponerles un poco de Frank Sinatra o algo. Ya se calmara. Siempre empieza el curso asi de estirado. Y, en realidad, es comprensible. El instituto es un psiquiatrico. En los psiquiatricos necesitan poner barrotes en las ventanas, guardias de seguridad en la puerta. Eso nunca lo harian aqui. Eden me da una patadita con el pie y eso me devuelve al presente. No me gusta el presente, asi que le devuelvo la patada, preguntandome si hacer <> con mi mejor amiga puede considerarse una tonteria. --Ven a cenar a casa --me dice sin despegar los labios. --Wren --le contesto de igual manera, encogiendome de hombros. La preocupacion por mi madre se refleja en mis ojos sin proponermelo. Ella sacude la cabeza. Luego dice <> en un susurro. Vuelvo a encogerme de hombros, intentando apartar la mirada. --Trae a Wren. Mi madre puede darte de comer al mundo entero. Asiento con la cabeza. --Digby tambien estara --vuelve a darme una pata-- dita. Me quedo muy quieta. Miro a Liebowitz mientras sus finos labios blancuzcos forman palabras. --Bueno, es que vive en tu casa. Fabuloso. --Chicas --nos advierte Liebowitz con su tonito canLe diria que estoy harta de su nueva obsesion por los chistes sobre gordos, pero no estoy de humor para perder el tiempo, asi que hago como que me rio y sigo adelante. Quiero entrar en la casa y rapido porque luego esta la otra cosa. Y por <> quiero decir lo que me hace sudar solo por estar alli. Y por <> me refiero a Digby, a quien conozco desde los siete anos, pero que ultimamente me transforma en una mema atontada, una boba integral. Preguntame mi nombre cuando estoy en su presencia y no podria decirtelo. Seguramente diria algo asi como: <> y tendrias que limpiarme la baba que me cayera por la barbilla. Lo se. No mola nada. Pero de verdad. Alto, sudoroso y sin camiseta, de modo que los musculos estan ahi para que una los mire. No es que reluzca exactamente porque su piel es blanco nuclear y cuando toma el sol le salen pecas, asi que ahora, despues de todo un verano al aire libre, esta cubierto de ellas. Pero al ver su pelo aplastado contra la frente, su cuerpo largo y fibroso, saltando para encestar, solo quiero caer de rodillas en el camino de entrada para decir: <>, escribir sonetos, pintarlo y adorar esa curvita donde el cuello se encuentra con el hombro que es tan, pero tan perfectisima. Es guapisimo. Y por eso cuando me dice <> al pasar a su lado apenas levanto el dedo menique en senal de respuesta. Hay dos grandes problemas aqui, aparte de que es el hermano mellizo de Eden y eso es raro. Uno, que ha tenido la misma novia desde el principio de los tiempos. Esta pillado. Ella lleva su chaqueta, el certificado de matrimonio esta practicamente firmado. Los angeles bendicen la maldita relacion. Y dos, si alguna vez tuviese una oportunidad, como por ejemplo si el me besara, moriria por implosion. Se que debo de parecer una nina de doce anos suspirando por un famoso, y no la futura mujer extremadamente serena y duena de si misma que soy en realidad, pero algo en el hace que pierda la cabeza. Algo en como se mueve, en su mismidad, me rompe de la cabeza a los pies. Asi que espero que no me bese nunca porque seria un desastre total. Nadie tiene que verme desmoronandome asi. Y menos el. No, en realidad, tal vez menos yo misma. La madre de Eden, Janie, ha hecho albondigas. No sabe cocinar solo para cuatro personas o incluso para seis, va que tiene una empresa de catering y organizacion de eventos, asi que su nevera siempre esta llena de entremeses y sobras de comida. Si va a preparar algun plato, cocina muchisimo. Es evidente, por el olor que impregna la casa, que las albondigas han estado todo el dia cociendose a fuego lento. La esencia de la albondiga se ha abierto paso por todas partes. Las miro un momento: Eden y Janie. Dos pelirrojas trabajando juntas sobre la encimera de la enorme y nueva cocina, de espaldas a nosotras. Todo esta tan ordenadito. tan en su sitio en su casa de ensueno, exactamente como ellas querian, asi que la cocina parece una extension de Janie. Eden y su madre se parecen tanto, salvo que Janie va mas arreglada. Eden lleva su ropa de ballet, como siempre que no esta en el instituto, como si volviese a una piel necesaria. Janie le da un culetazo, ella se lo devuelve. Es como hacer piececitos, pero con el trasero. A Eden le gusta hacer piececitos de todo tipo. Estan cortando hortalizas para la ensalada, las dos flacuchas y muy eficientes, y unidas. Paso un brazo sobre los hombros de Wren y la empujo hacia mi cuando Beaver Cleaver, BC, el golden retriever, salta sobre ella y Janie nos ve por fin. --Hola, chicas.

  • Tormenta en La Habana, Clive Cussler de Clive Cussler

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    Dirk Pitt regresa en esta nueva y emocionante novela del maestro de la aventura, el autor superventas mundial Clive Cussler.

  • El camino de regreso siempre es mas corto de Valentina Farinaccio

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    Tres mujeres. Tres generaciones.

  • En busca de Anastasia de Irene Adler

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    Londres, 1919. Una pequena multitud se ha reunido para el funeral del doctor Watson. Entre quienes rinden homenaje al ayudante del gran detective esta Irene Adler, que casi cincuenta anos despues ha regresado para buscar a sus viejos amigos. Solo con ayuda de ellos podra defender a Mila, su hija adoptiva, de las intenciones de un enemigo muy poderoso. ?Conseguira convencer al arisco e infalible Sherlock Holmes y a Arsene Lupin, el fascinante y poco fiable bandido, para recomponer el extraordinario trio de otros tiempos?

  • Los adictos de Paolo Roversi

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    Offenburg (Alemania), 1994 Al comisario Jurgen Fischer el nombre no le habia parecido nunca tan apropiado como aquella Nochebuena: Selva Negra. Se referia al inmenso bosque que rodeaba y deglutia, con sus imponentes abetos, aldeas y caminos de la region de BadenWurtemberg, una zona que se extiende, de norte a sur, a lo largo de cientos de kilometros. Obviamente, el origen de aquel apelativo se debia a la densisima vegetacion aunque, en aquel momento, el color predominante del paisaje era el blanco. Hacia horas que era noche cerrada y la nieve no habia dejado de caer desde la manana. Las pesadas botas de Fischer se hundian hasta los tobillos haciendole dificil avanzar. Acompanando al comisario iba Conrad Berger, un guia experto que, pese a conocer el lugar como la palma de su mano, despotricaba debatiendose por encontrar la direccion correcta. Fischer recordaba haber leido en una de las publicaciones para turistas a la venta en todas las librerias de Friburgo a Stuttgart que por alli habia mas de veinte kilometros de senderos para excursionistas: un autentico laberinto, teniendo en cuenta las actuales condiciones atmosfericas. Por no hablar de que, con aquella oscuridad y con los copos de nieve cayendo densos, parecia que estuviesen caminando por una landa remota de Alaska mas que por un paraiso de amenos paseos en el corazon de Alemania. Para hacer honor a la verdad, aquella zona no era ni siquiera competencia suya, pero los colegas de Friburgo, ya bajo minimos debido a las vacaciones, habian quedado aislados por la nevada y le habia tocado a el bailar con la mas fea. La llamada habia llegado cuando se encontraba a medio camino entre Baden Baden y Offenburg, donde vivia su hermana Adelmute. Como cada ano, se dirigia a su casa para pasar las fiestas. Sus superiores no tenian la mas minima duda de que aceptaria: Fischer no estaba casado ni tenia hijos, asi que el espiritu navideno no lo contagiaba y no tenia ningun problema en trabajar ni siquiera en Nochebuena. --Jurgen, hay que hacer una comprobacion de rutina. Y, visto que vas de camino a Offenburg, eres el que mas cerca esta... Te acompanara un guia experto para que no te pierdas en el bosque. Aunque no se habia podido negar, comenzaba ya a arrepentirse. La tormenta de nieve no daba senales de amainar y el rastro luminoso que habia dejado en el cielo la bengala que habia desencadenado todo aquello hacia ya un rato que se habia extinguido. Por suerte, Berger y los muchachos del rescate de montana habian tenido tiempo de calcular con cierta aproximacion el punto exacto desde el que se habia disparado aquel haz, y ahora Fischer y el guia se dirigian hacia alli. No sabian que les esperaba. Podia tratarse de cualquier cosa: una indisposicion, en cuyo caso Conrad se encargaria de estabilizar al paciente gracias a su cualificacion, a la espera del rescate. Si, en cambio, habia sucedido algo mas, bueno, Fischer estaba alli, con su placa y su pistola, precisamente para eso... Disparar una bengala de socorro, del tipo usado en el mar por las embarcaciones en dificultades, era una practica bastante comun en aquella zona para situaciones de emergencia. Por ejemplo, si las lineas telefonicas no funcionaban o, lo que era mas realista, si los habitantes de las cabanas esparcidas por el bosque no tenian siquiera telefono. Varias familias vivian en el corazon salvaje de la Selva Negra y quizas en aquel momento alguna estaba en apuros. Los dos hombres avanzaban despacio entre los troncos de altos arboles y un manto blanco que no dejaba de engordar. El guia llevaba en la mano derecha una brujula y buscaba el mejor recorrido para llegar al punto calculado. En la izquierda empunaba una linternita con la que iluminaba la nieve ante ellos. Estaban siguiendo lo que, en condiciones normales, debia de ser un sendero de tierra, pero que, en aquella situacion, era un trayecto arduo. Fischer se pregunto si estarian, de verdad, avanzando en la direccion correcta. Y a la busqueda... ?de que? No estaba claro. Habian transcurrido ya cuatro horas desde la senal de socorro, una eternidad si quien habia pedido ayuda estaba en peligro de muerte... Tras otras dos horas de esfuerzo, llegaron por fin a su destino. Berger echo un vistazo rapido y se volvio asustado hacia el comisario senalando algo ante el. La debil luz de su linterna ilumino una mancha roja en la nieve. A primera vista, parecia un animal herido. En la Selva Negra eran frecuentes escenas asi: cazadores y cazados empenados en la eterna lucha por la supervivencia. Podia tratarse de un ciervo o de un corzo atacado por lobos. Fischer se acerco otro paso: la victima no tenia ni patas ni pezunas, sino un par de robustas botas con suela antideslizante. La nieve dejo de caer de pronto. Solo entonces el policia se dio cuenta del gran silencio piadoso que lo rodeaba. Ante sus ojos se abria un pequeno claro delimitado por la espesura del bosque, un circulo perfecto en medio de los abetos. En el centro del escenario, aquel inquietante charco rojo. El guia encendio los focos que llevaba en la mochila, y entonces Fischer pudo ver aquel horror que seria incapaz de olvidar durante el resto de su vida... 1 Ginebra (Suiza), actualidad Rebecca Stark observaba fascinada el chorro de agua que se alzaba potente hacia el cielo desde el centro del lago Leman. Aquella manana de finales de abril era como si estuviese viviendo un sueno: un jet privado habia volado expresamente a Londres para llevarla a la cita. Habia embarcado en el London City Airport bajo la lluvia y desembarcado en Suiza, donde la habia recibido un templado dia de sol. Ahora estaba sentada en un sillon de diseno, en un lujoso despacho de grandes ventanales. Frente a ella, al otro lado de un escritorio con la superficie de cristal, se encontraba Grigori Ivanov, un magnate ruso del petroleo al que habia conocido hacia casi un ano, cuando lo habia tenido como paciente. Ivanov era un hombre alto y elegante, de unos sesenta anos, con ojos grises y el cabello del mismo color, muy corto. Llevaba un traje oscuro sin corbata y un reloj de oro, adquirido, casi seguro, en una de las muchas joyerias de la ciudad. Mientras lo escuchaba, Rebecca habia vuelto a las semanas --ocho en total-- durante las que su interlocutor habia estado a su cuidado. Entonces, el ruso no habia mostrado ni rastro de la seguridad y la determinacion de la que hacia gala ahora. Cuando lo habia conocido en su consulta de Kensington, se habia encontrado con un hombre de rostro demacrado, mirada huidiza y expresion apagada, fisicamente debilitado por las malas costumbres. Solo en aquel momento se dio cuenta Rebecca de que Ivanov le habia hecho una pregunta. --?Perdone? --He dicho que se estara planteando el por que he querido verla con tanta urgencia... La mujer no respondio. Se limito a inclinar levemente la cabeza. --Como sabe, soy muy rico y presumo de ser tambien un discreto hombre de negocios. Pero, para lo que tengo en mente, no pienso en los beneficios. Al menos, no en los inmediatos, porque todo se hace por interes propio, ?verdad? Sere directo, doctora: quiero que proporcione a otros la ayuda que me presto a mi. Mi deseo es que su metodo beneficie y cure a todas las personas posibles, a cambio de una compensacion justa, por supuesto. Rebecca lo miro interrogativa, como un jugador de ajedrez observaria a su contrincante en espera de su siguiente movimiento. --Le estoy proponiendo que trabaje para mi. ?Le interesa? Ella volvio a mirarlo desafiante, aunque en el fondo admirada. ?Podia fiarse de el? Segun el historial medico que ella misma habia redactado, si: estaba perfectamente curado. Hacia ya ocho meses que no se producian recaidas y, a ojos vista, el magnate era el vivo retrato de la salud. Por desgracia, y tambien esto lo habia aprendido con los anos, a menudo las apariencias enganan. Especialmente en el caso de enfermedades como las que ella trataba en su consulta, en las que los pacientes se convierten en habiles impostores y hacen de la mentira un arte para ocultar su perturbacion a los demas. Ivanov se puso en pie y Rebecca sintio que debia hacer lo mismo. Se acercaron al resplandeciente ventanal calentado por los rayos de sol. --Su metodo es fantastico, doctora. !Usted es fantastica! Por eso he decidido invertir. Rebecca no sabia si sentirse halagada o asustada.

  • Becky Blue 1. El enigma de la mujer encantada de Raul Mendoza Canepa

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    ?Que persigue Tony? ?Quien es Becky Blue? y ?Quien domina el mundo? son las interrogantes de este juego de azares y sortilegios, cuyo ultimo casillero es el 100. Este es el primer libro de una saga que me llevo anos concluir. Entrelineas se esconden los grandes misterios que usted debera descifrar.
    Dos jugadores tiran los dados en el universo. El senor del bien posee los dorados y domina el buen destino de los hombres. Marco, el senor del mal, tiene los dados negros entre sus manos. Usted sera ajeno a las claves de este juego hasta que descubra el gran secreto que lo convierte en jugador. Si logra tal hazana, siga fielmente su turno.

  • En la piel del lobo de Sonia A. Kirchen

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    De nina, cuando todas sonaban con ser princesas, a mi me encantaba el disfraz de Caperucita, y cubierta con su capucha roja me creia idonea para desafiar al lobo.
    Sin embargo, ese inconformismo se apagaria, cuando con dieciocho anos y exceso de ego. mi madre fallecio.
    Aquel dia nefasto, sentada en las escaleras de emergencia del hospital, conoci a Evelyn, quien tras a dar a luz a mellizos abordaba la maternidad sola.

  • Nunca te dejare de Judy Christenberry

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    Jed sabia mucho de caballos y un poco de mujeres, pero quizas por haber sido un hijo ilegitimo que habia tenido que pasar mucho tiempo solo, lo que jamas conseguiria entender seria el concepto de familia.

  • Por la venganza y el honor (Escocia 3) de Isabella Abad

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    Este es el impactante final de la serie Escocia y corona las vidas de los personajes que conociste en las anteriores novelas, aunque profundiza en las de Brod y Megan, hijos de Glenn e Isobel.
    Ha transcurrido una decada desde los sucesos del libro anterior. El clan Campbell crecio y se consolido con el liderazgo del gran laird Glenn y sus hermanos, Ewan y Lyle. Sin embargo, nubarrones de conflicto se asoman y amenazan con destruir la alianza construida.
    Brod es el hijo mayor y futuro heredero del liderazgo, un joven que aspira a tener la misma solidez y respetabilidad que su padre Glenn. En busca de experiencia y alentado por el sufrimiento ajeno, viaja a Irlanda al lado de su impetuoso tio Lyle, dirigiendo una expedicion variopinta, en la que se colara su hermana Megan. Esquivando la prohibicion paterna y usando artimanas, esta dispuesta a demostrar que no es una fragil joven a quien casar, sino una guerrera.

  • Un millar de flores de Lis Haley

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    “Tras dejar atras su Japon natal, Kaori elije Nueva York como destino en el que vivir segun sus propias normas. Va disenando su futuro a traves del pequeno negocio de arreglos florales que dirige, y solo se lamenta porque posee una brujula de lo mas erronea para elegir pareja. Por este motivo, no le extrana verse atrapada en una irresistible atraccion hacia un hombre de negocios que tiene planificado hasta el ultimo milimetro del resto de su vida.
    Victor Tilman tiene un unico objetivo: conseguir que la Tilman Company Purchases, su empresa inmobiliaria, sea la numero uno a nivel internacional. Con ese objetivo, se compromete con Ariana Fox, hija del magnate que supone su principal competidor. A pocos dias de la boda, su sofisticada prometida le pide que consiga los centros florales mas bonit”

  • El Amor Que Tuvimos Y Perdimos (LGBT) de Fabian Tapia

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    Estonia, 1960
    Para Anton la llegada de Mihkel supone una revelacion; el es un joven dedicado a los tulipanes (el ultimo rastro que dejo su padre ausente) y Mihk es un joven que llega por un intercambio de Alemania para lograr la escultura que lo catapulte a la Universidad de sus suenos. Anton solo espera poder recabar la valentia necesaria para poner en orden sus pensamientos teniendolo cerca y lejos -porque el amor, segun el, es una casa que salta por los aires-. Pronto se veran envueltos en un torrido romance en el que ninguno de los dos estara a salvo, pues no estan muy seguros de que disimular sea la opcion mas correcta porque podrian desaparecerse en medio del secreto.
    En Estonia, lo saben ambos, un amor asi se castiga.
    Pero, ?no duele mas el castigo de dos corazones en la distancia?

  • Paraiso de Bety Care

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    Dos amantes, Luba y Maria,deciden pasar las vacaciones juntas. Pero… sin planificarlo se ven en un pais donde ser lesbiana esta castigado por la ley.

  • Amores de barra de Elias Torres Catena

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    La llegada de Marta agita por sorpresa la vida emocional del artista que siente el despertar de su creatividad y recupera tambien el entusiasmo por la escritura. Decide por un tiempo aparcar los guiones de sus espectaculos de humor para rescatar de su baul algunas historias que tenia listas para escribir, estas hablan de ternura, de tristeza, de amor, de metas no alcanzadas y de objetivos perdidos de vista.
    El amor en forma de persona, el amor en la mochila de cada ser y siempre en el lugar inesperado, sorprendente y desconcertante pero siempre una balsamo para el alma. Ajeno a las ideas y a las banderas, el amor aparece como necesidad y como derecho universal asignandonos tambien el deber de cuidar unos de otros y el deber mutuo de hacernos reir.

  • El insolito final del senor Monroe de Dan Mooney

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    Joel vive en la Residencia de Ancianos Hilltop y la odia con toda su alma. Solo hay otra cosa que odie con mas fuerza, y es que le digan lo que tiene que hacer y cuando debe hacerlo. Cuando tiene que comer, cuando es hora de irse a la cama, cuando debe tomarse las pastillas Junto a su nuevo companero de habitacion, Frank, un actor de culebrones retirado, emprendera la mas singular de las aventuras: la de poner fin a su vida de una manera digna. En el transcurso de esta mision suicida, Joel y Frank descubriran que quiza nunca es demasiado tarde para experimentar la magia de los primeros momentos, y es que cuando piensas que todo ha pasado, la vida te regala una ultima y gran aventura.

  • El cazador de fantasmas de Arlette Geneve

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    Rachel es una medium sensitiva que ayuda a espiritus a mantener un ultimo contacto con sus familiares vivos, tambien a desenmascarar a falsos clarividentes, pero todo cambia cuando en una sesion para mostrar un fraude, un espectro peligroso contacta con ella. Rachel se encuentra ante un peligro muy real, y por eso busca la ayuda del unico que puede darsela.

  • Dios te salve Georgina de Noelia Garcia-munoz

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    Georgina esta dispuesta a pasar un fin de semana con sus amigas, ellas pertenecen a un clan de brujas. Georgina fue echada del clan al no querer colaborar en sus dichosas acciones. Despues de unos anos se reencuentran en la cabana de Martina, la clan superior. La inocencia de Georgina no asume el peligro que conllevaria ir con ellas a esa cabana. Pero deja a un lado sus miedos y lo afronta con seguridad.

  • En busca de April de Benjamin Black

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    Era el tiempo mas crudo del invierno, y April Latimer parecia haber desaparecido. Por espacio de varios dias, la niebla de febrero se habia asentado y no daba el menor indicio de que fuese a levantar. En el silencio embozado la ciudad parecia presa del desconcierto, como un hombre al que de pronto le fallara la vista. Los transeuntes, como invalidos, avanzaban a tientas en medio de una oscuridad permanente, pegandose a las fachadas de las casas y a las barandillas y deteniendose con incertidumbre en las esquinas, para pisar con cautela las aceras en busca del bordillo. Los automoviles con los faros encendidos aparecian de pronto como si fueran insectos gigantes, dejando a su paso un reguero lacteo de humo de escape. El periodico de la tarde traia a diario el computo y la relacion de los contratiempos sufridos. Se habia producido una colision de gravedad en el extremo del canal de Rathgar Road, en la que estuvieron involucrados tres vehiculos y un motorista del Ejercito. Un chiquillo fue atropellado por un camion de carbon en Five Lamps, aunque no perdio la vida; la madre juro y perjuro ante el periodista que fue a entrevistarla que se habia salvado por la milagrosa medalla de la Virgen que le habia obligado a llevar colgada del cuello. En Clanbrassil Street fue asaltado un viejo prestamista a plena luz del dia, aparentemente por una banda de amas de casa; la Guardia seguia una linea de investigacion precisa. Una esquinera de Moore Street fue atropellada por un furgon que ni siquiera se detuvo, y la mujer estaba en coma en el hospital de St. James. Y durante el dia entero atronaban en la bahia las bocinas para avisar de la niebla. Phoebe Griffin se consideraba la mejor amiga de April, pero llevaba una semana sin noticias suyas, y estaba convencida de que habia tenido que pasarle algo. No sabia que hacer. Desde luego, April bien podia haberse largado a donde fuera sin decir nada a nadie, asi era April: en opinion de algunos nada convencional, y al decir de otros una bala perdida, aunque Phoebe estaba segura de que ese no habia sido el caso. Las ventanas del primer piso en que vivia April, en Herbert Place, tenian ese aspecto impavido de los interiores que nada dan a conocer, y no solo debido a la niebla: las ventanas tienen ese aspecto cuando las habitaciones que hay tras ellas estan desiertas. Phoebe no sabria decir como, pero asi era. Cruzo al otro lado de la calle y se planto con la barandilla del canal a la espalda y miro la hilera de altas casas, los exteriores de ladrillo oscuro, amenazador, que brillaban humedos en el aire velado. No estaba muy segura de que era lo que tenia la esperanza de ver, acaso un inapreciable movimiento en una cortina, una cara en una ventana, pero alli no habia nadie, no habia nada. La humedad se le filtraba bajo la ropa y contrajo los hombros para protegerse del frio. Oyo pasos a su espalda en el camino de sirga, pero al darse la vuelta no vio a nadie en medio de las colgaduras de un gris impenetrable. Los arboles sin hojas, con las ramas desnudas en alto, parecian casi humanos. El caminante al que no vio tosio una vez, y sono como el ladrido de un zorro. Volvio y ascendio los peldanos de piedra de acceso al portal, y aun apreto otra vez el timbre colocado encima de la tarjeta que ostentaba el nombre de April, aunque supo que no obtendria respuesta. Algunos granos de mica brillaban en el granito de los peldanos; que raros, esos minimos destellos, tan secretos bajo la niebla. Un chirrido desgarrador le llego desde la serreria del otro lado del canal y se dio cuenta entonces del olor que habia percibido antes sin saberlo, el aroma de la madera recien cortada. Echo a caminar por Baggot Street y doblo a la derecha, alejandose del canal. Los talones de sus zapatos planos hacian un ruido sordo en las aceras. Era la hora de almorzar de un dia laborable, pero mas semejaba un domingo al amanecer. La ciudad parecia que estuviera casi desierta, y las pocas personas con que se topo pasaron de largo en un visto y no visto, siniestras como espectros. Iba razonando. El hecho de que no hubiera visto a April desde mediados de la semana anterior, el hecho de no tener noticias suyas, no significaba que April llevara ausente tanto tiempo; ni siquiera significaba que se hubiera ausentado. A pesar de todo, ?ni una palabra desde entonces, ni siquiera una llamada telefonica? En el caso de cualquier otra persona, una semana de silencio tal vez no tuviera mayor relevancia, pero April era una de esas personas de las que se suelen preocupar los demas, y no porque no fuera capaz de cuidarse por si sola, sino porque estaba demasiado segura de que era muy capaz. Las luces estaban encendidas a ambos lados de la puerta del hotel Shelbourne, relucian de un modo extrano, como gigantescos dientes de leon a punto de esparcirse en el aire. El portero, con librea y capote, inmovil ante la puerta, se llevo la mano al sombrero de copa gris y la saludo. De buena gana habria propuesto a Jimmy Minor que se reuniese con ella en el hotel, solo que Jimmy desdenaba esos sitios que consideraba de puro lucimiento y no ponia el pie en ellos a no ser que anduviera investigando una posible noticia, o que fuera a entrevistar a un notable de visita en la ciudad. Siguio adelante, cruzando Kildare Street, y se encamino hacia las escaleras de bajada al Country Shop. A pesar del guante, percibio lo fria y grasienta que estaba la barandilla de las escaleras. En el interior, en cambio, el pequeno cafe le ofrecio calor y luminosidad, y un acogedor aroma de te y de pan recien hecho y de pasteles. Ocupo una mesa junto a la ventana. Habia muy pocos clientes mas, mujeres todas ellas, con sus sombreros, sus bolsas de la compra, sus paquetes. Phoebe pidio una tetera y un sandwich de huevo. Podria haber esperado a que llegara Jimmy, pero ya sabia que se iba a retrasar, como siempre; sospechaba que lo hacia adrede, pues le gustaba dar la sensacion de que andaba mucho mas ajetreado que el resto del mundo. La camarera era una chica grandullona y sonrosada, con papada y una sonrisa amable. Tenia un lobanillo encajado en la hendidura de la aleta nasal al que Phoebe procuro no mirar demasiado. El te que le llevo era casi negro, amargo, con fuertes taninos. El sandwich, cortado en dos triangulos, se rizaba levemente por las esquinas. ?Donde estaria April en ese preciso instante, que podia estar haciendo? En alguna parte tenia que estar, ya que no se encontraba alli. No cabia pensar en ninguna posibilidad distinta. Paso media hora antes de que llegara Jimmy. Lo vio por la ventana bajar a saltos las escaleras y le sorprendio como siempre su ligereza, una persona en miniatura, mas bien un colegial arrugado que un hombre de verdad. Llevaba un impermeable de plastico transparente, del color de la tinta aguada. Tenia el cabello rojizo y ralo, la cara pecosa, y siempre iba desalinado, como si hubiera dormido sin quitarse la ropa y se acabara de levantar de repente. Prendia un cigarrillo con una cerilla cuando entro por la puerta. La vio y se acerco a su mesa, sentandose enseguida y aplastando el impermeable en forma de pelota que coloco bajo la silla. Jimmy todo lo hacia deprisa, como si cada instante fuera la hora tope de entrega a la que tanto temia no llegar. --Bueno, Pheeb --dijo--. ?Que pasa? Tenia brillos de humedad en el cabello, por lo general inerte. El cuello de la chaqueta de pana marron ostentaba una minima nevada de caspa, y cuando se adelanto sobre la mesa a ella le llego su aliento, que olia a tabaco rancio. Sin embargo, tenia la sonrisa mas dulce del mundo, siempre sorprendente por el modo en que le iluminaba ese rostro comprimido, pequeno, vivo. Una de las cosas que mas le divertian era fingir que estaba enamorado de Phoebe, y teatralmente se quejaba ante todo el que quisiera escucharle diciendo que era una mujer cruel, de duro corazon, pues se negaba de plano a concederle el mas minimo avance en sus pretensiones. Era reportero de la seccion de sucesos del Evening Mail, aunque era mas que probable que en esta ciudad adormilada no se produjeran suficientes sucesos delictivos para tenerlo tan ajetreado como a todas horas afirmaba estar. Ella le dijo lo de April, le conto el tiempo que habia pasado desde la ultima vez que hablaron. --?Solo una semana? --dijo Jimmy--. Pues seguramente se habra ido a dar un garbeo con alguno. No se si lo sabes, pero es que de eso tiene fama. Jimmy afectaba un acento copiado de las peliculas; empezo siendo una broma que parecia gastarse a si mismo --<>--, pero ya se habia convertido en un habito, y a estas alturas ni siquiera parecia darse cuenta de lo irritante que resultaba a quienes estaban con el y tenian que aguantar ese retintin impostado. --Si se hubiera marchado a donde sea --dijo Phoebe--, me lo habria dicho. Estoy segurisima. Se acerco la camarera y Jimmy pidio un vaso de cerveza de jengibre y un sandwich de ternera. --Con mucha salsa de rabano picante, encanto. Bien de salsa. Me gusta que pique --lo pronuncio a su manera, diciendo <>. La chica rio con disimulo--. Vaya verruga --dijo cuando se marcho la camarera, tras un silbido apenas audible. --Lobanillo --dijo Phoebe. --?Como? --Es un lobanillo, no una verruga. Jimmy acababa de terminarse el cigarro y prendio uno nuevo. No habia nadie que fumara tanto como Jimmy; una vez le conto a Phoebe que a menudo le daban ganas de fumar cuando ya estaba fumando, y en mas de una ocasion, por descontado, habia prendido un cigarro pese a tener otro encendido en el cenicero, delante de donde estaba. Se retrepo en la silla y cruzo una pierna fina como un palillo, expeliendo una bocanada de humo en forma de corneta a la vez que miraba al techo. --?Entonces tu que crees? --dijo. Phoebe removia con la cucharilla los restos frios del te. --Creo que ha tenido que pasarle algo --dijo con voz queda. El le lanzo una mirada veloz, de soslayo. --?De verdad estas preocupada? Quiero decir, ?de verdad de la buena? Ella se encogio de hombros. No queria parecer melodramatica, no queria darle motivos para que el se riese de ella. La miraba aun de soslayo, con el ceno fruncido. Una noche, en una fiesta que dio en su piso, el le habia dicho que la amistad que tenia ella con April Latimer no dejaba de tener su gracia, y anadio: <>. Estaba aquella vez un poco achispado, y despues acordaron tacitamente olvidar ese dialogo, aunque lo que habia dado a entender de manera un tanto esquinada siguio pesando sobre los dos de un modo que les causaba cierta incomodidad. Y por mas que pudiera ella reirse del comentario y restarle importancia, a Phoebe le dio que pensar, y ese recuerdo aun la contrariaba un poco. --Lo mas probable es que tengas razon, claro --dijo ella entonces--. Lo mas seguro es que sea una de las tipicas chaladuras de April, que por algo es como es. Se habra ido a pasar fuera unos dias y se habra olvidado de decirselo a nadie. Pero en el fondo no se lo podia creer; sencillamente no podia. Al margen de todo lo que pudiera ser, April no era tan desconsiderada, o no de ese modo, y menos cuando se trataba de sus amigas. Llego la camarera con el pedido de Jimmy. Dio un mordisco en forma de media luna al sandwich, y, masticando, dio una honda calada al cigarrillo. --?Y que hay del Principe de Bongo-Bongolandia? --pregunto sin vocalizar. Trago rapidamente, pestaneando por el esfuerzo--. ?No has ido a preguntarle nada a Su Majestad? Lo dijo sonriendo, aunque con un brillo raro en la sonrisa, y la punta de un colmillo afilado le asomo un segundo por la comisura de la boca. Estaba celoso de Patrick Ojukwu; todos los hombres de su circulo de amistades estaban celosos de Patrick, al que apodaban el Principe. Mas de una vez, Phoebe se habia preguntado, de una manera turbada y turbadora, por Patrick y April. ?Se lo habian... o no se lo habian...? Aquello tenia todas las trazas de ser un jugosisimo escandalo, la chica blanca que en el fondo era una bala perdida y el hombre negro, lustroso y llamativo. --Yendo mas a lo que iba --dijo Phoebe--, ?que hay de la senora Latimer? Jimmy afecto un ataque de panico, dando un respingo y levantando una mano. --!Un momento! --exclamo--. Una cosa es el moro, y otra muy distinta es Morgana. La madre de April tenia una reputacion temible entre las amistades de su hija. --Creo que deberia llamarla por telefono, en serio. Ella tiene que saber donde esta April. Jimmy enarco una ceja con todo su escepticismo. --?De verdad te lo parece? Tenia razon al ponerlo en duda, y ella lo sabia. April habia dejado de confiar en su madre tiempo atras; de hecho, las dos apenas se hablaban. --?Y el hermano? --dijo ella. Jimmy se rio con ganas. --?El Gran Ginecologo de Fitzwilliam Square, fontanero de la creme de la creme, para el que no hay tuberia que se resista, por pequena que sea? --No seas repugnante, Jimmy --dijo. Dio un sorbo del te, pero estaba frio--. Aunque ya se que April no le tiene ningun aprecio. --?Que no le tiene aprecio? ?Por que no pruebas a decir que lo aborrece? --Bueno, ?y entonces que quieres que haga? --pregunto. El dio un sorbo de cerveza de jengibre. --?Por que no podras --dijo en tono planidero-- quedar conmigo como una persona normal, en un pub como es debido? No lo entiendo. Parecia que hubiese perdido todo interes por el paradero de April. Hablo con desgana de otros asuntos durante un rato, y luego recogio el tabaco y las cerillas y pesco el impermeable de debajo de la silla, diciendo que tenia que marcharse. Phoebe hizo una senal a la camarera para que le llevase la cuenta. Ya sabia que le tocaria pagar a ella, Jimmy andaba siempre sin blanca, y no tardaron en subir por las escaleras humedas y resbaladizas a la calle. Arriba, Jimmy le puso una mano en el brazo. --Tu no te preocupes --dijo--. Sobre April, quiero decir. Ya aparecera. Un lejano, calido olor a estiercol les llego desde la calle, desde el lugar donde, junto a la barandilla del Green, habia una hilera de coches de caballos que se ofrecian a los turistas para dar una vuelta por la ciudad. En la niebla tenian un aire espectral, los caballos quietos de una manera antinatural, con la cabeza gacha, abatidos, y los cocheros con capote y sombrero de copa encaramados al pescante en actitud de inmovilidad completa, a la expectativa, como si esperasen la orden ya inminente para emprender camino hacia el Paso del Borgo o hacia el domicilio del doctor Jekyll. --?Vuelves al trabajo? --le pregunto Jimmy. Miraba alrededor con los ojos entornados; estaba claramente pensando en otra cosa. --No --dijo Phoebe--. Hoy libro por la tarde --dio una calada al cigarrillo y noto que el aire humedo le entraba con frialdad en el pecho--. He de ir a ver a alguien. A... a mi padre, de hecho. Supongo que no te apetecera acompanarme, claro. El no la miro a los ojos, y se afano en prender un cigarro mas, volviendose de lado y encorvandose sobre las manos, con las que formo pantalla. --Lo siento --dijo a la vez que se enderezaba--. Hay delitos que denunciar, historias que cocinar, reputaciones que mancillar... No hay descanso para el sabueso que husmea en pos de la noticia, ya lo sabes --dijo. Ella le sacaba facilmente una cabeza de estatura. Su impermeable de plastico olia a productos quimicos--. Nos vemos, nina. Echo a caminar hacia Grafton Street, pero se paro en seco y se dio la vuelta y regreso. --Por cierto --dijo--, ?que diferencia hay entre un lobanillo y una verruga? Cuando se marcho, ella se quedo un rato sin saber que hacer, mientras terminaba de ponerse despacio los guantes de piel. Tuvo ese sentimiento descorazonador y compungido que tenia todos los jueves a esas horas, cuando se avecinaba el momento de ir a hacerle a su padre la visita semanal. Ese dia, sin embargo, se habia sumado a su sentimiento una sensacion de inquietud. No lograba entender por que habia propuesto a Jimmy que se reuniera con ella: ?que habia imaginado que le diria, que supuso que podria hacer para disipar sus temores? Algo extrano le parecio notar en su manera de comportarse, lo supo desde el instante en que le hablo de April y de sus dias de silencio; habia sido algo evasivo, incluso algo furtivo. Era muy consciente de la antipatia que bajo la superficie existia entre sus dos amigos, tan disimiles entre si. En cierto modo daba la impresion de que Jimmy estuviera celoso de April, como lo estaba de Patrick Ojukwu. ?O era mas bien resentimiento que celos? De ser asi, ?que era lo que encontraba en April, que era lo que le producia ese resentimiento? Los Latimer de Dun Laoghaire eran una familia respetabilisima, terratenientes, como no, pero daba la impresion de que a juicio de Jimmy ella tambien lo fuese, y eso era algo que no parecia echarselo en cara. Miro hacia el otro lado de la calle, a los coches de caballos, a los cocheros que esperaban con aplomo. Estaba segura de que algo malo, algo muy malo, quien sabe si, tal vez, lo peor de todo, habia tenido que ocurrirle a su amiga. De pronto, un nuevo pensamiento se formo en su mente y la hizo sentirse aun mas intranquila.

  • Mientras Sonabamos Mirando al Cielo de C.g. De La Cruz

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    ?Que sucede cuando no consigues olvidar?
    ?Volvera Amelia a creer en el amor?
    ?Conseguiran Aiden y Xavier volver a entrar en su vida?
    En esta segunda parte de la bilogia viviremos como Amelia intenta resolver su pasado enfrentandose a sus mayores temores y tomando las riendas de su vida.
    Si crees en los flechazos y alguna vez te has enamorado de quien no debias… esta es tu historia.
    Una novela llena de risas, canciones, accion y mucho amor.
    Mientras sonabamos mirando al cielo, una historia que te enamorara.

  • Dulce Beso de Martha Molina

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    Esa noche se cumplia trescientos anos desde que su amada Ekaterina lo abandono en Moscu, cansada de sus infidelidades. Lo descubrio en la cama -que compartian juntos- con una vampira recien conversa. Fue la gota que reboso el vaso, haciendo las maletas y marchandose lejos para nunca volver. El no solo le fallo como amigo y protector, sino como esposo. Y, ahora, estaba perdido sin ella.

  • Ochate. La puerta secreta de David Zurdo

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    Una impenetrable noche de invierno, tres jovenes llegan por error a un pueblo cercano a Ochate. No saben que sus habitantes los esperan. Los necesitan… Alli se llevan a cabo ancestrales rituales celticos, cuyos dioses reclaman sangre nueva para apaciguarse. En el entorno del pueblo maldito de Ochate, los tres jovenes, ayudados por una guardia civil recien destinada a la zona, tendran que luchar por sus vidas. Una lucha en la que todo parece en su contra.

  • Ciudad de polvo de Romano De Marco

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    Hace tiempo, Marco Tanzi estaba considerado el mejor policia de Milan. Mas tarde llegaron la carcel, los anos de mendicidad y el exilio voluntario, hasta que, por fin, se rehabilito y volvio a casa.
    Mientras su vida fluye ahora por cauces tranquilos, alguien le pide que colabore con una investigacion no autorizada. Su mision consiste en infiltrarse en la peor carcel de Italia para conseguir que hable un contable de la mafia e infligir de esta forma un duro golpe a la ?ndrangheta, que controla el trafico de cocaina en Milan.
    Tanzi acepta, a pesar de qu su amigo y antiguo companero, Luca Betti, le ruega que no lo haga, temiendo que pueda caer de nuevo en garras de sus demonios internos.
    Entretanto, una nueva organizacion criminal pretende sustituir a la ?ndrangheta invadiendo el mercado con green infierno, una metanfetamina con efectos colaterales devastadores.
    La guerra inicia con un sangriento atraco en el centro de Milan.
    Hacer frente a la escalada de violencia no es facil. Entre rios de polvo blanco, traiciones y juegos de poder, Marco, Luca y la nueva jefa de la brigada antiatracos, Laura Damiani, unas almas atormentadas en una ciudad perdida, siguen su propio camino hasta que el destino los reune en un final cargado de tension. Donde nada volvera a ser como antes.

  • Todo lo que hay que saber sobre poesia de Elena Medel

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    ?Sabias que el soneto en castellano nace durante una conversacion entre dos embajadores? ?Que los franceses inventaron la poesia moderna europea en bares y hostales de mala muerte? ?Que una mujer excentrica, empenada en vestir de blanco durante los ultimos anos de su vida, cambio la poesia estadounidense sin apenas salir de su habitacion? Este libro nos acerca de forma entretenida y didactica todo lo que hay que saber sobre la poesia, explicandonos los secretos de los versos, la metrica o las formas, y tambien su historia, trufada de anecdotas curiosas que nos acercaran a un genero literario lleno --en todos los sentidos-- de vida.

  • Las noches en las que el cielo de Cristina Prada

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    La historia de Reese y Sophie y todas las situaciones que aparecen en ella estan inspiradas en la ciudad de Pristina y otros lugares de Kosovo, y los conflictos en la antigua Yugoslavia que tuvieron lugar entre 1991 y 1999. Hemos querido ser tan fieles a la realidad como hemos podido, pero nuestra intencion es contar las emociones que se vivieron y se viven alli y, sobre todo, una historia acerca de la amistad, la felicidad y, como siempre, el amor mas incondicional. Agradecimientos Este libro es un sueno hecho realidad. Desde que me autopublique hace ya dos anos he vivido muchisimas cosas maravillosas y todas os las debo a vosotros. A mi marido Giuseppe y a mi hijo Pasquale. Os quiero muchisimo. Sois toda mi felicidad y nunca tendre palabras suficientes para agradeceros todo lo que me apoyais. A ti, que aguantas los <> o <> y que siempre tienes una sonrisa y un abrazo que darme, que me haces reir cada dia, que me haces feliz cada dia, que te quiero mas y mas cada dia. Y a mi pequeno, que promete portarse bien para dejar trabajar a mami y que se arma de paciencia y siempre acepta cuando le digo que hoy no podemos ir al parque, pero que manana vamos a estar el doble en los columpios. SOIS MI VIDA. A mi familia, a la que tiene DNI espanol y a la que usa Carta de Identidad italiana. Ya sea aqui, en Napoles o en cualquier parte del mundo, os quiero muchisimo, aunque a veces discutamos. Ademas, llevarse bien absolutamente todo el tiempo tiene que ser muy aburrido. A Carmen. Eres una persona increible y te mereces que te pasen cosas no buenas sino espectaculares. Me apoyas, me escuchas, me ayudas y siempre sabes coger al unicornio desbocado por el cuerno, mirarme a los ojos y decirme: bajate de la nube y haz las cosas bien. Ademas, eres la mejor organizadora del tiempo que he conocido y la creadora de expresiones geniales como <> o <>. Te quiero mucho querida. A Tiare. ?Que haria sin ti? Solo espero poder devolverte alguna vez todo lo que haces por mi: el apoyo, la paciencia y los consejos que me das. Eres una persona generosa y buena y cualquiera que te conozca mas de dos segundos sabe que es una suerte tenerte como amiga. Me encanta trabajar contigo y espero poder seguir haciendolo muchos anos. !Arriba Empotradoras Films! A Silvia, Montse, Aroa y Tiare (otra vez). Desde que montamos el chat del Messenger nos hemos reido, hemos llorado y nos hemos contado todo lo que nos pasaba. Ahora resulta que si no os digo buenos dias por las mananas y buenas noches cuando ya estoy en la camita, parece que me falta algo. Sois increibles y lo unico que nos falta es que nos toque a alguna el sueldo Nescafe para toda la vida y nos costee a las demas una quedada una vez al mes para beber Martinis Royale y reirnos en directo. Os quiero muchisimo. A mis chicas del Face. A Patri, Campanilla, Jessica, Nacary (y su guapisimo Lionell), Irene, Super Emma (!Vivan el Capitan America y Marty McFly!), Pam, Beatrice, Adeila, Beatriz, Abby, Danny, Iris, Ana, Sam, Rebekah, Macarena, Olimar, Cecilia (gracias por todo lo que haces por nosotros), Rocio, Elena, Saray, Loli (tienes un arte que no se puede aguantar), Ana Belen, Noe, Esther, Mitera, Noelia, Rita, Laura, Reyes... y todas las chicas del grupo Aqui Manda Ryan Riley y las que llevan los perfiles de Ryan y Maddie en Twitter (son geniales)... Nada de lo que me ha pasado seria lo mismo sin vosotras, chicas. A la Editorial Planeta y a sus sellos Esencia y Zafiro. A todas las personas que trabajan alli. Un libro es el resultado final del esfuerzo de mucha gente, no solo del escritor. Muchas, muchas gracias a todos. Tambien quiero aprovechar para dar las gracias y mandar un saludo a todas mis compis, de mi editorial o no, con las que me encanta charlar y pasar el rato. Son unas profesionales increibles y unas companeras todavia mejores: Patri, Chloe, Chari, Lola, Scarlett, Sam (otra vez), Elena, Irene, Ana, Connie, Maria (Alissa), Alejandra, Mita... y se que me estoy olvidando de alguien, asi que como dirian en Napoles: !un beso circular para todas!

  • El secreto de Amber de Josi S. Kilpack

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    ?Por que habria de casarse por algo tan pasajero como el amor? La vida da muchas vueltas…
    Amber Marie Sterlington, la sensacion de la temporada en Londres, ya ha elegido a unos cuantos hombres, y sabe que es lo que mas le importa en un marido: que tenga un titulo y fortuna. ?Por que habria de casarse por algo tan pasajero como el amor? ?Y por que habria de mirar mas de dos veces a Thomas Richards, el tercer hijo de un hacendado rural?
    Sin embargo, cuando su estatus social se ve amenazado por un secreto que la agobia, el caracter de quien sea su futuro esposo se convierte en algo mucho mas importante que su posicion. Tras sufrir una humillacion publica, se ve desterrada a Yorkshire. Sola, con la unica compania de su doncella, Amber tendra que enfrentarse a un futuro y una vida que esta muy por debajo de lo que ella siempre ha conocido. Humillada y abandonada por todos, empezara a plantearse si esa soledad sera lo mejor. Despues de todo, ?quien podria quererla ahora?

  • El Cuadro De La Sirena de Andrea P. Munoz

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    Bonnie le miro sonriendo desde la proa. Los ojos castanos le brillaban con un jubilo que hacia tiempo habia creido perdido. Sus cabellos rojos danzaban alrededor de su rostro iluminando el paisaje como la cabeza encendida de una cerilla. Las comisuras de sus labios se ensancharon formando una gran sonrisa. El chico que le acompanaba pensaba que no habia cosa mas hermosa que ella. La miro absorto como si esta fuera una sirena y el un simple marinero sin posibilidad de huir de su embrujo. --Esto es maravilloso --pronuncio Bonnie deleitandose con la brisa, con las olas que rompian en el balandrajo[1] y el perfume salino que se pegaba a su piel. El chico la abrazo con fuerza. Le acaricio los cabellos y la beso dulcemente. Los labios de el sabian a mar. Siempre habia sido asi. Hasta llevaba el mar en su nombre. Moray [2] . Bonnie susurro para si el nombre de su marido. Se besaron de nuevo mientras las olas mecian la embarcacion. La joven pelirroja se habia quedado embarazada del chico a los diecinueve anos y a pesar de que nadie habia apostado por ellos, ahi estaban. Cinco anos despues y celebrando su primer aniversario como marido y mujer. Con una familia preciosa. Una punzada de tristeza cruzo el pecho de la joven. No estaba acostumbrada a estar lejos de su hija y aquel dia la habia dejado al cuidado de sus suegros. A la pequena le pusieron Yvaine que en gaelico se traducia como estrella de la manana. Era una nina muy bonita. Su rostro pecoso le recordaba a una sandia, redonda y con pequenas semillas. Habia heredado el fuego en su cabello y la mirada de su padre. Tenia cinco anos y apenas balbuceaba unas pocas palabras. Cada manana Bonnie la levantaba, le masajeaba las articulaciones, le daba su medicina y le preparaba el desayuno. Despues, y con bastante dificultad, la banaba en la banera de ceramica mientras Yvaine se retorcia y aparecian las primeras convulsiones. El siguiente paso era vestirla. En ese punto, a menudo Bonnie se enfadaba pues su hija se negaba a ponerse la ropa que le habia elegido y se frustraba en silencio porque la nina era incapaz de meter un brazo por la manga del jersey. Una vez vestida, le ponia los dibujos animados en el televisor o bien le tendia alguna pintura que esta agarraba con dificultad. A Yvaine le gustaba pintar y su color favorito era el verde. Podia pasarse horas rayando una hoja en blanco con un crayon verde esmeralda o en su defecto azul. El color azul era su segundo color favorito. El tercero aun no lo habia descubierto. Mientras ella pintaba, Bonnie limpiaba la casa y preparaba la comida solo para ellas pues Moray no llegaba hasta la noche. A veces incluso tenia que ausentarse varias noches seguidas. El trabajo en alta mar era asi. Los pescadores paraban su trabajo durante la epoca de tormentas pero pasaban largas jornadas fuera de casa cuando el mar respondia a sus demandas de abadejo[3] y crustaceos. Por la tarde, la chica paseaba a Yvaine en una diminuta silla de ruedas. Visitaba la fruteria o cualquier otro establecimiento en el que tuviera que comprar. A la vuelta del paseo senalaba el mar. "Tu papa esta ahi, luchando contra monstruos marinos para volver con nosotras", decia. No sabia si su hija la entendia o no pero esta se quedaba mirando el mar con absoluta fascinacion infantil. Cuando regresaban a casa, Bonnie estaba siempre cansada. Aun asi le daba la cena a su pequena, le ponia el pijama y la arropaba en su cama mientras le contaba un cuento. A Yvaine le habian diagnosticado paralisis cerebral infantil (PCI) que afectaba tanto a sus funciones motoras como neurologicas pero no la hubiera cambiado por nada del mundo. Para ella era una nina sana. Normal. Una nina feliz y risuena que llenaba de dicha su corazon. Por supuesto, criarla suponia muchas veces que se levantase con ojeras, con los musculos rigidos y tan agotada como la noche anterior. Pero Yvaine era su estrella. Su estrella de la manana. --!Mira! Moray senalo la boveda celeste protegiendo a su esposa del frio con los brazos. Rodeandola con extremada ternura. Las estrellas habian comenzado a aparecer por encima de sus cabezas. Estas brillaban con fuerza y ambos se quedaron admirandolas un rato pese a la frialdad del norte. Sin embargo, las estrellas no duraron mucho en el cielo pues su brillo fue disminuyendo hasta desaparecer. Por completo. Una a una. Parecia que el barco flotase en mitad de la nada. Entre un mar oscuro y un cielo tan negro como un abismo. El joven no recordaria mucho a partir de ese momento. Tan solo pequenos fragmentos. Imagenes confusas del peor momento de su vida. La nubes negras; Los rayos; Observar el barografo[4] con sorpresa; Las embestidas de las olas; El grito de Bonnie; El miedo en la mirada de ambos; El casco partiendose en dos, separandoles en el acto. Las astillas que saltaban de la madera; El agua que arremetia sin piedad; La lluvia que le impedia ver con claridad; La sal de su boca. Pero lo que Moray nunca podria olvidar fue ver los destellos rojos de una melena de sirena hundiendose en el mar. 2 2013 Crail. Escocia. Aisla tenia sesenta y tres anos y toda una vida de recuerdos a su espalda. A menudo, los recuerdos se agolpaban en su pecho y le impedian dormir. Como aquella noche. Se desperto y bajo las escaleras agarrada al pasamano. Sus pasos cansados deambularon por el pasillo en plena penumbra. Penso que lo mejor seria hacerse un te. Una tila quiza le viniera bien a sus nervios. Encendio la cocina de gas y puso una tetera a hervir. Mientras el agua bullia, sus ojos se desviaron hasta una lata metalica de galletas abollada y descolorida. Normalmente su mirada siempre evitaba aquel rincon pero esa noche no tenia fuerzas. Cada dia que pasaba la anoranza por lo que una vez sintio se hacia mas y mas honda. Sin apenas ser consciente de ello, sus dedos alcanzaron la lata del estante. A Aisla se le empanaron los ojos mientras sacaba las cartas que tenia escondidas. Habia pasado casi toda una vida guardando aquellas palabras de juventud. Su memoria reconstruyo la mirada de un muchacho. Unos ojos aguamarina como la pintura que manchaba los dedos del chico. Aisla casi podia verse en aquel ano de 1964 con aquel vestido claro de volantes ondeando sobre las rocas. La tetera empezo a silbar y la anciana la aparto del fuego. Despues apago la cocina de gas y se sento en la salita llevandose la infusion y las cartas con ella. La luz de las estrellas entraba debilmente a la casa a traves de las cortinas de encaje. El viento, por su parte, llamaba a la ventana golpeando los cristales. Aisla leyo toda la noche o al menos, todo el rato que pudieron sus ojos abnegados en las lagrimas antes de quedarse dormida en su butacon amarillo como la piel de un limon. Desperto con las cartas aun en su regazo y el foso de la infusion pegado a la taza en pequenos granulos oscuros. Fuera tocaban a la puerta y desde la ventana donde antes la visitaba el viento del Norte era ahora el sol vespertino quien inundaba la estancia a traves del cristal. La anciana se levanto renqueante y con la rodilla dolorida. Los anos no pasaban en balde. Guardo las cartas en la lata de galletas con toda la prisa que pudo darse pensando en la visita que la esperaba. Su hija y su nieta habian conducido desde Edimburgo hasta la costa de Fife para llegar ahi con la intencion de pasar unos dias con ella. Aisla se sentia agradecida por tener a su lado a Effie y a la pequena Sheena. Habia volcado en ellas todo el amor que la propia anciana no pudo obtener de su familia cuando era joven. Abrio la puerta y enseguida se vio rodeada por unos brazos fuertes pero delgados como raspas de pescado. --!Mama! Que alegria verte --saludo Effie abranzandola con fuerza--. ?Como estas? Effie se subio las gafas de sol para contemplar mejor a su madre. La anciana tenia el rostro delgado surcado de arrugas y su cuerpo menudo estaba cobijado bajo un camison holgado. El cabello cano, que aun guardaba en sus hebras algun que otro destello dorado, caia a un lado del hombro, trenzado como una espiga de trigo. Sus ojos, antes de un azul intenso, estaban levemente empanados por las cataratas. --!Abuela! --exclamo su nieta mientras arrastraba una maleta con ruedas. Aisla abrio los ojos de par en par sorprendida de lo mucho que habia crecido la joven en los ultimos meses. Sheena era toda un mujer con sus diecinueve anos recien cumplidos. Alta. Pelirroja. Iris azul como el mar. Aun asi se mostraba emocionada por visitar a su abuela. Al contrario de lo que cualquier persona de su edad sentiria confinada al pueblo pesquero de Crail sin nada que hacer ni pubs sofisticados donde beber. Crail era un laberinto de casas de piedra de una o dos plantas que llegaban casi al muelle donde las embarcaciones dormitaban. Entre el aroma salino y la fragancia de las flores que abundaban entre sus calles, se escondian pequenos cafes y pintorescas tiendecillas. La guinda de aquel pueblo escoces era su mercado con la captura fresca que el mar traia consigo. A Sheena le gustaba aquello. La tranquilidad que se respiraba en el ambiente. Por supuesto, lo que mas le gustaba era convivir con su abuela bajo los techos de aquella casa de piedra clara con los postigos azules, el tejado rojo y su puerta pintada de amarillo. Su abuela siempre habia fomentado el lado artistico de la chica. Le gustaba contarle cuentos, incluso ahora cuando ya no era una nina. Siempre que ella iba a visitarla a su casa esta le ofrecia una taza de te y una historia como quien ofrece una galleta de mantequilla o una porcion de tarta. Y Sheena absorvia esas palabras como una esponja de bano. Las dejaba inundar su mente y las historias se quedaban alli tanto como pudiera recordarlas. Su historia preferida era el cuento de la sirena. La joven recordaba a su abuela sentada en su silla de madera blanca pintada a brocha ancha por ella misma. Recordaba que el salon olia siempre a una mezcla de te negro y sandalo. Tambien recordaba la voz de Aisla que se elevaba por encima del pitido de la tetera. Habia una vez… decia siempre. Pues era asi como comenzaban todos sus cuentos. Como comienza cualquier cuento. Cuando era pequena, Sheena se sentaba en su regazo y jugueteaba con su collar de perlas de nacar. En una ocasion, de tanto retorcerlo, el hilo se rompio y las perlas se dispersaron por la alfombra. La anciana nunca le regano por eso. "Podemos arreglarlo" dijo, "haremos un collar nuevo y quedara mas bonito que el anterior. " Aisla nunca trato a la nina con malas palabras. Nunca le dijo "Sheena deja eso", "Sheena no comas mas tarta", "Sheena, ahora no puedo contarte un cuento". Ella nunca le nego nada. Ninguna historia. Incluso de adulta no podia hacerlo. Sheena era su consentida. Ella lo sabia. Su madre lo sabia. Todo el mundo sabia que Sheena era su ojito derecho. --Pasad, pasad. No os quedeis en la puerta --pronuncio Ailsa olvidandose de la lata de galletas. Olvidandose del dolor y los secretos de antano. Todo lo que importaba es que estaba ahora con su hija y su nieta. Era feliz. Effie cerro la puerta despues de dejar pasar a su hija Sheena. Enseguida, las tres se pusieron a arreglar las habitaciones de arriba mientras charlaban acerca del dia a dia que ambas vivian en la ciudad. Aisla pregunto por su yerno, Archie Scott, que se habia quedado al cuidado del Tea House. La anciana no habia visto el salon de te de su hija salvo por las fotografias y siempre que podia preguntaba por el negocio pues sabia que para Effie era muy importante. Terminaron de acomodar los dormitorios y de ponerse al dia casi a la hora de comer. Sheena y su abuela estababan en el comedor esperando a que Effie terminase de cocinar su famoso Scotch Broth [5] . Para Effie, cocinar en Crail suponia mas tiempo y esfuerzo puesto que no estaba familiarizada con las cocinas antiguas de gas frente a la electrica que tenia en Edimburgo. --Recuerdas… --Sheena comenzo a hablar intentando llenar el silencio de la casa--. ?Recuerdas aquel cuento de hadas que me contabas siempre? ?Ese que trataba sobre sirenas? La anciana dio un respingo. Aquello le habia venido por sorpresa. Parecia que el recuerdo del muchacho que conocio en el muelle de Anstruther hacia ya decadas se resistia a irse. Aferrandose con unas y dientes a su presente. Asintio. Por supuesto que recordaba aquella historia pues siempre le habia recordado al chico. Aisla carraspeo antes de llenar el acogerdor salon de la casa con su suave voz. Habia una vez --Murmuro justo antes de hacer una pausa para beber de su taza azul anil--, un palacio de coral y nacar, de piedras preciosas y algas de mil colores que resplandecia bajo el oceano como la luz de un faro. Este era el hogar de las sirenas. El corazon de aquel mar gelido e inmenso. Las sirenas eran criaturas mitad humanas mitad pez cuyas colas irradiaban a las olas del color del arcoiris. Sus escamas eran duras y brillantes como las esmeraldas y portaban en sus cabellos pequenos tesoros como perlas, corales, estrellas de mar y oro. Gobernaba sobre todas aquellas profundidades, un joven principe de ojos azules como el mar que le pertenecia. El joven sireno era un aventurero nato y descubrio muy pronto los placeres que le producia observar los barcos de la superficie. Un dia asomo la cabeza y vio a una joven pintar a carboncillo en una cuartilla de papel. Se enamoro. Tanto de aquella joven como de la pintura. Compartio charlas con ella a la luz de la luna junto al puerto cada madrugada. Ella en tierra. El en mar. Ambos se amaban pero nada podian hacer para estar juntos. Eran de mundos distintos. Hasta la pintura se le escurria de las manos al principe pues el agua no era un buen medio para que sobreviviera el papel. Se dijo que su corazon tampoco sobreviviria mucho tiempo alli. Una noche en que ambos se separaron despues de un romantico encuentro, el joven pidio a las estrellas ser humano para asi estar con su amada. No sabia que ella habia deseado aquella misma noche ser sirena para entregar su corazon al mar. Ambos desearon estar juntos y aunque hicieron lo imposible, siempre se mantenian separados. Pese a su deseo de encontrarse, ella acabo en el mar; el en tierra. Convertida en sirena, la joven vio que era inutil resistirse a los hados. El destino le habia quitado lo que mas amaba y no lo soporto. Olvido. Pidio a los dioses que se deshicieran de su memoria y el tiempo acabo por convertir aquella sirena en piedra. El joven principe, transformado en humano y sin hogar, vago por el mundo pintando sirenas sobre sus lienzos. Esperando asi el regreso de su amada con cada pincelada. A Sheena siempre se le rompia el corazon. Mas de una vez habia querido preguntarle acerca de la historia pero nunca encontraba las fuerzas. Aquel tragico cuento la impresionaba demasiado para poder pronunciar palabra alguna hasta pasado un rato. Pero la pelirroja ya no era una nina que se hubiera quedado sin habla. --?Y despues que paso? --pregunto Sheena esperanzada por la posibilidad de un final feliz todavia no descubierto. Aisla la miro con ojos graves y tristes. Parecia que, como en un hechizo de cuentos de hadas, hubiera envejecido cien anos de golpe. Le temblaron ligeramente las manos e hizo todo su acopio de fuerzas para no derrumbarse. El aroma a verduras floto en el ambiente. Pronto estaria terminada la comida y despues la anciana iria a su cuarto a descansar. Descansar de una noche dormitando en el sillon y relajarse por las emociones que no habia previsto tener aquella manana. --?Despues? --susurro con la boca pequena mirando fijamente a su nieta. Aun dirigiendo su vista a Sheena, era a el a quien veia. A aquel muchacho jovial, noble y leal que habia conocido en el muelle durante su juventud. Hablo, mas consigo misma que con su nieta--. Despues no paso nada.

  • El cementerio de los suicidas de Manuel Hurtado Marjalizo

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    Una mujer que suena con ser periodista.
    Una orden secreta oculta durante dos siglos.
    Tres llaves que guardan la verdad.Madrid 1899. Saturnino de la Vega aparece ahorcado en la trastienda de su libreria. Este suceso es la oportunidad que la joven Carmen Sotes estaba esperando para estrenarse como cronista de El Imparcial, su gran sueno.

  • El quinto infierno (Doble o nada 2) de Veronica Sauer

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    Llueve a cantaros. Llueve tanto que mi visibilidad es practicamente nula. Disminuyo la velocidad, y finalmente me detengo a un lado de la carretera, con las balizas encendidas para que otro conductor no me lleve por delante. Es muy peligroso conducir en estas condiciones, y por suerte aun me queda algo de cordura como para darme cuenta. Apoyo la cabeza en el volante, frustrada, confundida. Mi GPS interior parece que ha dejado de funcionar. Hace diez minutos parecia conducirme hacia ese sitio exacto en el que mi alma iba a encontrar lo que andaba necesitando. Pero ahora no logro encontrarme con esa Ana segura de que la felicidad tenia un nombre. El nombre de un hombre. ?Que me esta pasando? No se si es por la lluvia o que, pero siento que la melancolia se apodera de mi. Me siento abrumada, realmente perdida. Estiro el brazo y agarro mi celular. Activo el GPS pero no logro ubicar ni mi propia localizacion. Tal vez este diluvio sea el causante de que la senal sea tan debil. Tan debil como yo. Llueve fuera del auto, y tambien llueve dentro, porque tengo las manos mojadas. Empapadas por mis propias lagrimas. No se por que lloro en realidad. Es cierto que la carta que lei hace unos momentos me impacto tanto que senti que se me abria la cabeza y se me partia el corazon. Tambien es verdad que estoy sola y estresada en extremo, y que la relacion que entable con un hombre me tuvo y me tiene a mal traer. Pero no soy de las que lloran. !Casi nunca lloro y en la ultima semana lo he hecho ya dos veces! La primera vez fue por una tonteria; una caida de sistema en el banco fue la gota que colmo un vaso que hace rato rebosaba. En ese momento me puse histerica, pero ahora ademas estoy triste. Esta es mi segunda vez, y no tengo muy claro los motivos pero presiento que esta falsa ilusion de estabilidad de los ultimos dias, ya no regresara. Estaba bien, estaba inspirada. El guion de mi novela venia fluyendo y eso me traia un gran alivio. La carta de Hernan me trastorno. La verdad me dio en plena cara y no me lo esperaba. "...Supongo que estaras en lo de tus padres, escribiendo el guion. Lo entiendo, pero me duele haber recibido un correo generico como despedida. Espere inutilmente que me llamaras en Nochebuena, en Navidad... Intente ser paciente y esperar, pero ya no puedo mas. Me dejaste porque no supe manejar mis culpas, y porque asocie ese castigo que tanto necesitaba a nuestra actividad sexual. Tenias razon, lo admito. Pero el haberte perdido es otro castigo que sin duda merezco, pero no puedo soportar. Simplemente no puedo... Tengo la esperanza de que si te cuento por que me siento asi, me entiendas y vuelvas a mi. Tal vez no como antes, pero de alguna forma te quiero en mi vida. Me resultaba dificil contarte estando frente a frente, pero por escrito es mas sencillo. Ana, lo de Tincho no fue precisamente un accidente, y yo tuve la culpa. Esa fue la mayor cagada de mi vida... Siempre quise ser como el. Lo envidie desde que tengo memoria y creo que aunque resulte extrano aun lo sigo haciendo. Mi primo es lo que se dice un "loco lindo". Tiene una gran personalidad, se caga en todo y en todos. Cuando yo era un nino y el un joven algo descontrolado, ya lo admiraba. Era como un dios para mi... Para mi y para todos, incluso para mi vieja, mis abuelos. Arranco mal la vida. El padre murio en un accidente de transito, cuando el era un bebe. La madre, antes de que terminara primaria, de leucemia. Y aun asi, Tincho jamas bajo los brazos. Mi abuela Marta lo adora. Lo crio ella, y no tiene empacho en decirle a todo el mundo que el es su orgullo y su motivo para seguir viviendo aun habiendo perdido a su unico hijo varon tragicamente. Mi madre... Bueno, mi madre parece estar enamorada de su propio sobrino. Puedo decir que me acompana en la culpa llenandolo de atenciones, pero lo cierto es que desde que tengo memoria lo idolatra. Lo critica todo el tiempo, pero lo adora. Adoracion es lo que resume lo que Tincho despierta en todos los que conozco. Vos apenas lo conoces, pero si lo hubieras tratado mas tambien hubieras sucumbido a su encanto. La cuestion es que Tincho es la oveja negra de la familia, pero tambien el preferido. Es un sonador, un bohemio... Estudio lo que quiso, hizo siempre lo que quiso. Puso un boliche, un negocio de venta de tablas de surf, tuvo una granja avicola. Viajo por todo el mundo, y siempre andaba feliz, exactamente igual que ahora. Pero yo no. Me esmere todo lo que pude, te lo juro. Pense que portandome bien me querrian tanto como a el, pero el ser huerfano tenia sus ventajas. Bueno, soy injusto al pensar en algo tan horrible, y lo cierto es que Tincho no necesita ni ser huerfano ni ser discapacitado para despertar esa clase de simpatia, ese carino, haga lo que haga. Cuando me di cuenta de que portarme bien no funcionaria, comence a portarme mal. Te lo resumo asi: me fui a El quinto infierno, su chacra de Rocha, a festejar su cumpleanos numero treinta. Quise ser como el, y me salio mal. El no se metia en lios, y yo si. Hay gente con la que no se juega, pero eso lo aprendi tarde. Fue un fin de semana de drogas y alcohol. Yo tenia dieciocho anos, y no media las consecuencias de mis actos, asi que me meti en un antro de mala muerte. Se armo lio y cuando quise acordar me encontre con un revolver delante de la cara. Despues todo paso como en camara lenta. El tipo gatillo sin asco. Martin se puso adelante mio con las manos en alto. Yo me asuste y retrocedi. Mi primo se llevo el balazo. La bala le perforo varios organos internos y se alojo en la medula. Estuvo muerto clinicamente durante tres minutos en la intervencion quirurgica que finalmente le salvo la vida. Pero perdio lo que mas amaba: su libertad. Y fue todo culpa mia. No quiero recordar mas, Ana. Lo peor vino despues pero no me da el valor ni para ponerlo por escrito. Tenias razon cuando me dijiste que era un cobarde, ya lo ves...Nunca mas me sali de la raya. Fui mas correcto que antes, mas complaciente, mas docil, mas infeliz. Y a pesar de que Tincho se agarro con unas y dientes a la vida y a la felicidad, yo jamas pude siquiera aspirar a ella hasta que te conoci. Prefiero pensar que puedo tener tu amor algun dia, pero en el fondo se que no me lo merezco. Y esta vez, no sera mi primo quien me quite el privilegio, sino yo mismo. Ahi tenes la verdad que me pediste. ?Me podras comprender mejor ahora? No soy un enfermo, Ana. Solo necesito que me quieras" Solo necesita que lo quiera. Eso esta claro; lo que no lo esta, es lo que yo necesito. Hace un rato crei saberlo. Despues de leer la carta agarre mi bolso y me meti en el auto. Pense que la carta era en si una revelacion, una especie de senal luminosa que me indicaba el camino a seguir. Hace un rato la tenia clara, pero ahora no estoy tan segura... En este momento mas bien siento que es la excusa perfecta para actuar en concordancia con mis deseos. Deseos que ya tenia, por supuesto, pero parece que el reconocerlos, el reencontrarme con ellos me hace mucho mal. No se que hacer, perdi el rumbo. ?Que es lo que iba a buscar casi con desesperacion? Y un sollozo se me escapa de la garganta cuando me doy cuenta de que lo que mi alma anda necesitando es un verdadero amor. Reflexiones Agotadas las lagrimas regreso a la choza. Me preparo un te, y enciendo un cigarrillo. Mi estado de animo no es el mejor. Recostada en la mesada de la cocina miro mi notebook como si dentro de ella estuviese la respuesta todas las preguntas que ni siquiera me atrevo a formularme. Suspiro, y me obligo a ponerme en accion. Tengo que terminar de guionar la escena de la pelea en el Obelisco antes de que termine este dia. Cuando desbloqueo la maquina me encuentro con el mail de Hernan. Claro, es lo ultimo que vi antes de salir corriendo como una posesa en busca de... De lo que no puedo tener. No puedo evitar releerlo. La primera parte no me sorprendio, porque el propio Martin me lo conto. Y tambien Hernan me fue dando indicios, uno tras otro. Si, me cierra todo... La culpa es el eje de esta historia, no hay duda. Ese Hernan "nene bueno" es el que yo conozco y el que me inspiro a hacerle esa propuesta de la que ahora me averguenzo. ?Como se me pudo ocurrir pedirle a un tipo que sea mi esclavo sexual? Encima tiene quince anos menos... La pre-menopausia me ha puesto demasiado creativa. Hay algo en todo esto que si me sorprende: la envidia de Hernan. Es una mezcla de celos y admiracion a la vez. Martin representa para el mucho mas de lo que esta dispuesto a reconocer, infinitamente mas que un recordatorio de su falta. Su falta... La verdad. No se por que en algun momento interprete que "el accidente" se trataba de un accidente de transito. Intuia que Hernan podia ser el conductor, y de ahi ese sentimiento de culpa que solo encontraba un retorcido alivio cuando yo le hacia dano. Jamas me espere... violencia. La cagada mas grande de la vida de Hernan, la unica vez que se salio de la raya, termino arruinandole la vida a Martin. Y de pronto me encuentro pensando en el video de Martin. "Si estas vivo, podes ser feliz", decia al pie. Una unica certeza me da fuerzas para poner las manos en el teclado y hacer lo que tengo que hacer: a Martin Lasalle, no le arruina la vida nadie. La carta que le escribire a Hernan sera por lo menos ambigua. No es el momento ni de hacerle preguntas ni de jugar con su psiquis en un seudo analisis inconducente. Prefiero tomar esto como una catarsis, y darle un poco de consuelo, pero sin comprometerme demasiado. Ha sido muy movilizante para mi enterarme de la verdad. Tanto, que por un momento senti que esa carta me estaba marcando el camino a seguir para encontrar la felicidad. La lluvia barrio con mi entusiasmo, por no llamarle locura transitoria, y ahora aqui estoy, intentando estar a la altura de las circunstancias, pero sin alentar algo que no se si estoy dispuesta a continuar. Con la cabeza a punto de estallar de tanto pensar, comienzo a escribir. "Me hago cargo de que mi subita partida sin ninguna explicacion no fue adecuada. Es que estoy pasando por un momento tenso, Hernan. El compromiso que asumi con la productora y la editorial me estaba agobiando, y no tenia ni tiempo ni fuerza para mas. Me obligue a alejarme de todo para poder cumplir. Desde que estoy en la playa, todo ha comenzado a fluir mejor y estoy un poco mas tranquila, pero solo un poco. Tu carta me impresiono mucho. Aun me tiene muy impresionada, lo confieso. Ahora entiendo muchas cosas, y compruebo que no estaba errada mi intuicion de que te sentis culpable y en nuestra forma de relacionarnos encontraste algo de alivio. No se que decirte, Hernan. Supongo que habras ido a terapia, que habras agotado todos los recursos para sentirte mejor. Si te sirve de consuelo, yo lo sigo considerando un accidente y no creo que Martin te eche la culpa. Y sobre todo estoy segura de que a pesar de haber perdido mucho, no perdio lo mas importante: las ganas de vivir. Y tampoco la libertad. Ya lo hablaremos en otro momento, mas tranquilos. Espero que termines bien el ano y que comiences el que sigue, mejor aun. " Ni siquiera la releo. Pongo enviar y cierro el correo de inmediato con el firme proposito de no corresponderle si me vuelve a escribir. Lo que menos necesito ahora es un tira y afloje con Hernan... Porque se que querra que retomemos esta relacion que ahora que se toda la verdad, se me antoja mas enfermiza que nunca. Jamas pense que los tres nos encontraramos en este espiral de culpa y celos. ?Los tres? Mi mente no cesa en su empeno de incluir a Martin en mi vida. Es lo primero que pense cuando termine de leer la carta de Hernan. "Quiero estas ganas de vivir, quiero a este hombre muy cerca de mi. Quiero su altruismo, quiero esa clase de amor". Como si estuviera en trance, agarre mi bolso y sali a buscarlo a la lluvia. Diez minutos despues, no tenia claro lo que estaba haciendo ni por que lo hacia. Ni siquiera sabia donde mierda estaba El quinto infierno... No solo mi GPS se descontrolo por la lluvia, tambien lo hizo mi brujula interior que de pronto me dejo sin rumbo. El miedo me paralizo. Martin Lasalle sigue siendo un misterio para mi, aun sabiendo la verdad. ?De donde saca su motivacion, y esa alegria que se refleja en sus ojos? ?Como es posible que alguien sea tan resiliente? "Porque ya lo era antes. Porque no hay nada que pueda quitarle esa luz" pienso otra vez conmovida. Martin me confunde sin siquiera estar presente. Me abruma, y me deja con ganas de... mas. Quiero conocerlo mejor, pero soy consciente de que nuestro ultimo contacto no fue del todo amigable, y que mis intentos de retomar no fueron bien recibidos. Pienso que esta muy cerca, y unas ganas locas de ir a buscarlo me invaden. Miro de reojo mi bolso... Solo tengo que poner El quinto infierno en el GPS y conducir. Por la ventana se ve una arcoiris gigante... ?Y si...? No, no tiene sentido. No se donde me sale esta necesidad, pero si hay algo que no deseo encontrar son mas problemas de los que ya tengo. Uno de ellos es este puto guion. El otro, se llama Hernan.

  • Nuviana 02 de Stacy Westwood

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    Entre la inconsciencia y la consciencia advierto un dolor persistente. Lo intento pero me es imposible abrir los ojos. El miedo de las tinieblas me estremece. Respiro freneticamente tomando bocanadas de aire. Cada respiracion duele, quema con el poco aire que jalo hacia mis pulmones ?Es que me encuentro en el infierno? Con dificultad logro abrir mis parpados. Mi vista es nublada. Intento reconocer el lugar donde me encuentro pero es inutil, a mi cerebro le falta claridad para sus funciones mas basicas. Transcurren minutos hasta que mis ojos logran fijarse en un objeto en mi vientre. Intento descifrar la imagen borrosa. Es un tubo de metal atravesando mi esternon. Mas confuso aun, ver mi brazo doblado en diversos angulos extranos. Un equipo de atareados doctores se ocupa de mi estado. Debo tener la cabeza vendada porque no veo mi cabello cayendo sobre mis hombros. Uno de los doctores tiene una sierra que activa haciendo que la cuchilla gire y la acerca hacia mi. Quiero pedirles que aleje esa herramienta, que no se atreva a tocarme ni un hueso, que no deseo que me amputen ninguna parte de mi cuerpo. No soy capaz de articular mi espanto en mis palabras, asi que comienza a cortar. Poco a poco el sentido del olfato se activa permitiendome reconocer un olor a metal quemado. Han logrado cortar el tubo que me atraviesa para poder llevar a cabo una cirugia intentando salvarme la vida. Colocan una mascara de oxigeno sobre nariz y boca. A los pocos segundos tengo las piernas adormecidas. Estoy a punto de regresar al estado inconsciente donde es imposible saber si han pasado minutos, horas, semanas o meses... Mis suenos me llevan a pensar en algo muy personal, en esa relacion magica que se entabla entre padre e hija, mi unica historia de amor perfecto que puedo relatar. Real, tierna, perfecta, sencilla y sin condiciones. El primer hombre en mi vida que se convirtio en el centro de emociones y atencion al aportar la mirada masculina a mi vida. Es verdad que no nos frecuentabamos mucho, pero el saber que estaba pendiente de mi sabiendo que era parte de este mundo me hacia feliz. Extrano oir su voz, el como la regula cuando me habla develando su amor por mi. Echo de menos el escuchar sus ocurrentes halagos remarcando lo guapa que me veo, infundiendome seguridad. Sus divertidos comentarios sobre una falda que le parecia demasiado corta, para luego retractarse rapidamente diciendo que me veia genial dandose cuenta que ya no era una nina, sino que su pequena, habia florecido convirtiendose en una mujer llena de anhelos por escribir su propia historia de amor. Ese sentimiento magico capaz de cambiar toda nuestra existencia. Mi sueno se termina. Lamentablemente mi estado de salud se deteriora arrastrandome a los limites entre la muerte y un estado de coma vegetativo. Dicen que el inconsciente escucha, y el tierno beso de mi padre sobre mi frente estabilizo mis signos vitales a los pocos dias. Habia viajado desde Italia para ver la situacion critica en la que me encontraba en el hospital en Beverly Hills. Tras su visita, el coma dio muestras de recuperar un cierto grado de consciencia pasando a un traumatismo craneoencefalico moderado en la escala de Glasgow. Desafortunadamente el nunca se percato de ello. El optimismo de los doctores duro poco cuando uno de ellos, por error, comento en mi presencia que Flavio Balzaretti habia fallecido de un infarto al miocardio. Mi papa dio por hecho que no sobreviviria el accidente y se dejo abrumar por la tristeza de ver a su hija exhalando sus ultimos suspiros acorralada por la muerte. En ese instante perdi a la unica persona que acobijaba mi alma en este mundo. Con su partida, la esperanza de recuperarme murio con el. Mi inconsciente decidio que ante la severidad del dano neurologico era mejor batirme con las tinieblas a afrontar mi solitaria realidad. Cai en un profundo coma. Un estado que refleja el estupido letargo de mi vida colocandome por tiempo indefinido en las garras de la incertidumbre. ?Por que? ?Por que debo pasar esto? ?Que he hecho mal? --me pregunto iterativamente entre el laberinto de suenos y pesadillas. Fuiste demasiado lejos... te atreviste demasiado... Una voz retumba en mi cerebro dandome la respuesta pero demoro en comprender el significado de esas palabras. Transcurren horas, dias, o semanas sin poder relacionarlo con mis acciones, o tal vez solo ha pasado un minuto, no lo se... en la obscuridad de la inconsciencia el tiempo es inexistente. Finalmente lo entiendo, se refiere a que hay lugares que jamas debi haber visitado. No estaban predestinados para soportar mi presencia. Al violar los planes del destino con mi altivez profanando esos sitios, tomo venganza castigandome con esta despiadada ira. Es claro que el haber insistido en visitar el apartamento de mi adorado Peyton, descubriendo que en su bizarra intimidad tenia a una mujer secuestrada y a la merced de un sadico, habia sido un sacrilegio, una ruptura en los planes del demonio. En el momento que lei esa nota de auxilio firmada por Patricia Lynch, mi mente se horrorizo pensando en el sufrimiento e impotencia que debio sentir al estar a la merced de las atrocidades de un enfermo mental. El destino que mi hermana Melanie debia haber cumplido, se arraiga al mio de un modo incomprensible, manifestandose en mi vida a traves de Peyton y Kyler. Capitulo 1 Desvanecer Institucion Mental, Hollywood Hills California. Departamento de Psiquiatria. Unos dedos vagan casualmente por mi rostro acomodando un rizo extraviado sobre mi frente. La caricia se extiende deambulando por mi sien hasta llegar detras de la oreja. Una segunda caricia que se desliza por el borde de mi cabello se asegura que el flequillo permanecera en su lugar. El tacto suave de esa mano se pasea por mi nuca cambia de rumbo en direccion sur. El debil pulso de mi vena yugular llama su atencion. Desciende a la largo de ella extendiendo su caricia por mi cuello expuesto. La placentera sensacion provoca un delicioso cosquilleo al alcanzar mis claviculas. Mueve los dedos sobre una de ellas como si tocara una partitura de piano. --Si supieras lo mucho que te he extranado... --dice una voz que parece lejana mezclada con lo que creo que es arrepentimiento. Repite la caricia. Su tacto no es intrusivo, sino tierno, de esos que deseas que se queden en la piel para siempre--.No importa cuanto tiempo te tome recobrar el conocimiento, estare junto a ti hasta que despiertes --comienza a tararear una melodia. Las yemas de sus dedos rozan mi piel al ritmo de la sonata numero seis de Antonio Vivaldi. Su exploracion continua. Sus unas largas recorren mi antebrazo acariciandolo hasta mi hombro. El delicado tacto me provoca piel de gallina haciendo que los vellos rubios de mi antebrazo se ericen. A cualquier otra persona le hubiera pasado el gesto inadvertido, pero no a la que me acompana en mi cuarto del hospital esta noche. Denota la reaccion de mi cuerpo e inmediatamente cesa de tararear la melodia. La mano se retira de mi piel. El silencio regresa. Se lo ha llevado el viento. Ni siquiera escucho su respiracion. O se ha ido, o se ha convertido en parte del mobiliario. --No se si puedas escucharme... --mis pecho se sobresalta escuchando la voz directamente en mi oido--... pero veo que tu cuerpo reacciona a mi tacto. --El beep del electrocardiofago que monitorea los latidos de mi corazon aumenta su ritmo, el susto ha acelerado mi pulso--. Finalmente regresaras de tu largo viaje. Desconozco lo que nos espera cuando abras tus preciosos ojos verdes y puedas verme. Lo que estoy seguro es que cuidare de ti. Lamentablemente cuando despiertes todo sera diferente. Ya no aceptaras mas mis besos, asi que permiteme hacerlo esta ultima noche. Unos labios resecos con cicatrices se posan sobre los mios, su temperatura es anormalmente baja. Apenas si logro mover mis labios, mojandolos para intuir el sabor que deja sobre su superficie. El beso deja un extrano gusto. De haber sido la estrella de la pelicula de Hollywood regresando de un profundo sueno al ser besada por el hombre de sus suenos, hubiera esperado un sabor a moras salvajes mezcladas con vainilla, canela y notas de roble. En su lugar sabe a drogas farmaceuticas con una fuerte sabor amargo impregnado en sus labios. El olor me es conocido... si, se trata de Lamictal, un farmaco anticonvulsivo para estabilizar el animo depresivo. Desconozco como lo se, pero es lo que me viene a la mente. Abro lentamente los ojos mientras jala suavemente mi labio inferior con los suyos asperos. Mi vista es borrosa, solo distingo el color miel de sus ojos. Sorprendido de que lo vea, da un paso hacia atras. --!Dios! Tu mirada es aun mas penetrante que la de Melanie... el tono verde de tu iris es hechizante. Volvere en cuanto duermas --se nota contrariado, finge un tono de voz dulce sin conseguirlo. El tono es mas bien rasposo, rayando en afonico provocando que mis sentidos se alerten pensando que estoy en peligro. Se coloca sobre la cabeza la capucha de un hoodie negro que viste. Antes de salir de la habitacion pasa junto a la comoda frente a mi cama para retirar del florero la rosa del dia anterior y coloca una fresca que ha traido consigo. --Se mejor que nadie lo que es despertar en este lugubre edificio y confrontarse con los tonos tristes de la habitacion. Yo estuve aqui encerrado durante anos. Espero que esta flor te anime. Habla como si nos conocieramos pero no logro ver su rostro. La capucha produce una sombra sobre su cara. Sin decir mas, cierra la puerta. Un silencio sepulcral vuelve a inundar mi entorno. Estoy demasiado debil para poder hablar. Hubiera querido preguntarle el lugar donde me encuentro. Escucho un grito ahogado proveniente de una de las habitaciones contiguas. ?Donde estare? En un panteon al menos se oye la brisa pasar, aqui parece el purgatorio con esos extranos gritos llenos de dolor ahogado

  • El papa multimillonario y la ninera de Mia Ford

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    Aparque en el garaje, me di cuenta de que mi marido Sean estaba en casa y sonrei. Ultimamente trabajaba tanto en su empresa de arquitectura que parecia que no nos veiamos nunca, pero me decia a mi misma que eso nos ayudaba a vivir en esta preciosa casa en la mejor zona de Boston y lo dejaba pasar. Me mire en el espejo y me humedeci el brillo de labios tras retirar mis rizos negros con una mano. De un salto, entre en la espaciosa cocina y grite su nombre. --?Sean? --No hubo respuesta, y mire un momento a mi alrededor, preguntandome si estaria en su despacho. Yo trabajaba en la guarderia de un hospital, atendiendo a los ninos que estaban ingresados, y ese dia me habian dejado irme antes de tiempo como agradecimiento por haber trabajado horas extra. Todavia no tenia hijos, asi que intentaba ayudar a los que si los tenian, ya que disfrutaba cada momento de mi trabajo. Me moria de ganas por empezar a intentar tener un bebe a los veintitres anos, pero Sean parecia querer esperar. Deje caer mi bolso sobre la encimera y me dirigi hacia las escaleras que llevaban a mi habitacion. Iba a ver si estaba Sean, y si estaba ocupado, siempre me quedaba la enorme banera del bano del dormitorio principal para relajarme un rato. Estaba subiendo las escaleras y me dirigia a mi habitacion cuando escuche algo procedente del despacho situado en el extremo opuesto del pasillo. Me lami el brillo de mis labios carnosos con nerviosismo mientras giraba a la izquierda para caminar hacia la intimidante puerta cerrada. Gire el pomo lentamente, abri la puerta de un empujon y vi a Sean mientras se follaba a una mujer rubia que parecia al menos cinco anos mas joven que yo en el futon que el habia querido tener alli. Se suponia que era para descansar de estar tanto tiempo sentado en su escritorio mientras trabajaba, aunque ahora sabia la verdad. --Supongo que deberia alegrarme porque no esteis en nuestra cama. --Mi voz era extranamente calmada, aunque sentia que mi vida se desmoronaba ante mis ojos. Sean dio un salto, apartandose de la chica mientras me miraba con ojos sorprendidos, revelando que esa chica era efectivamente joven. No adolescente, pero quizas en los primeros anos de la universidad. Sean tenia treinta y cinco anos, una edad en la que uno pensaria que ya habia superado esta etapa de su vida. Llevabamos dos anos casados y yo creia que eramos felices. Estaba muy equivocada, y senti la rabia dentro de mis venas mientras me di la vuelta para salir de la habitacion. Sabia que Sean y yo habiamos terminado, ya que no habia manera de que pudiera perdonarle por esto, y mucho menos de que actuara como una esposa para el. Mi mente divagaba mientras me preguntaba que iba a hacer. Sean me mantenia bien, y la guarderia era simplemente un trabajo voluntario para mi, ya que me dijo que no queria que trabajara cuando nos casaramos. No termine el colegio porque era joven y tonta, y en cambio elegi empezar una relacion tumultuosa con un chico malo porque era atractivo y excitante. Era una pena que lo interesante a menudo significara criminal y abusivo, por lo que me tranquilizo el hecho de haber salido viva de la relacion y sin ser arrestada por nada de lo que hizo Brad. Entonces tenia diecisiete anos y me contuve hasta que conoci a Sean, que estaba asentado y estable. Lo consideraba aburrido en algunos aspectos, pero, sin embargo, Sean me trataba bien y me prometio un buen futuro. Nos casamos cuando yo acababa de cumplir veintiun anos. Estaba feliz y muy ilusionada con mi futuro, que seria diferente al que habria vivido con Brad. Mis padres estaban encantados y vinieron desde Mendocino para asistir a la boda, seguros de que habia encontrado al hombre perfecto para mi. Que equivocados estabamos todos. Entre en la cocina y saque el vino de la nevera, mirando el vicio que utilizaba para relajarme por la noche antes de acostarme. Justo entonces, lo abri y di un gran trago para intentar calmar mi mente y ordenar mis aceleradas emociones. Imbecil. Sean estaba con esa perra estas noches cuando yo creia que estaba trabajando. Estos pensamientos me hicieron beber otro gran trago. --Celia, no crei que estuvieras en casa --dijo Sean mientras yo respiraba lenta y controladamente. --Obviamente. ?Cuanto tiempo lleva esto? --pregunte mientras me giraba para mirarlo, observando su pelo castano oscuro y sus preciosos ojos azules. Ahora parecian arrepentidos, y entrecerre los mios marrones. --Seis meses. La conoci en un hotel cuando tenia una reunion con un cliente para un nuevo proyecto, y las cosas simplemente sucedieron --dijo Sean mientras miraba al suelo--. Se mudo aqui hace unos tres meses. --?Se mudo aqui? Vaya… ?cuando pensabas contarme esta nueva parte de tu vida? --pregunte mientras me miraba fijamente durante un momento. --Pronto. Celia, estoy enamorado de ella. Queremos estar juntos. --Habia bebido mas vino antes de dejar la botella sobre la encimera de granito--. Quiero la casa. --Puedes vivir en cualquier parte, Sean. Tienes un trabajo. ?Recuerdas cuando me dijiste que no querias que trabajara? -- pregunte mientras las lagrimas de rabia resbalaban por mis mejillas. --A Brittany le encanta la casa --me dijo mientras yo cogia el vino y lo lanzaba hacia el, encontrando gracioso el hecho de que se estrellara contra la pared color mostaza que habia a su lado--. Jesus, Celia. --Me vas a pagar un hotel hasta que se me ocurra algo --le dije mientras pasaba junto a el para ir al dormitorio a recoger algunas cosas.