• natalia walsh - natalia walsh

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    Tenia poco mas de diez anos cuando lo conoci. Aun puedo percibir el olor a tierra humeda y el sonido de mis zapatos recorriendo el camino hasta su casa, la casa de los Ardwell. Decenas de viviendas georgianas poblaban ambos lados de la calle. Yo las contaba al ritmo de mis pisadas, hechizada por el color ahumado de los edificios. --De prisa, Valery --dijo mi madre. Interrumpi la cuenta--, y recuerda: debes portarte bien. No levantes la voz ni pidas algo si no te lo ofrecen. Se educada y… Mama, que tiraba de mi como solia hacerlo con Paul, nuestro mastin, detuvo la marcha y saco un panuelo de su bolsillo. Me levanto la barbilla y froto mi menton. --?Volvera Paul si me porto bien? --pregunte--. Dime, ?volvera? Sonrei al imaginar a mi amigo brincando por el patio de nuestra casa en Marsella, jadeando como cuando papa le hacia corretear de un lado a otro. --No es el momento, Valery. Y espero no tener que repetirtelo: nada de separarte de nosotras, ni de acariciar animales si los hay, ni de tocar los muebles. Y mucho menos… Clave la mirada en el cielo mientras mama seguia parloteando y tirando de mi con fuerza. Unas enormes nubes negras borboteaban alli arriba y comenzaban a caer las primeras gotas. Escuche refunfunar a mi hermana unos pasos mas adelante. Maldito Edimburgo, decia, maldito y estupido clima. Aunque su pelo seguia liso, no como el mio, Melissa no paraba de tocarselo sin perder de vista el cielo oscuro. Llevaba un vestido negro precioso y el maquillaje impecable. Cuando yo tuviera veinte anos, pense, querria verme como ella. Un zarandeo de mama me devolvio a la realidad. Caminamos durante diez minutos, hasta detenernos junto a una casa algo mas grande que el resto. En total conte tres pisos de piedra ahumada y cuatro enormes ventanales. El jardin frontal consistia en una pequena alfombra de hierba y varios arbustos. En cuanto cruzamos el estrecho camino de piedra que conducia a la puerta mama llamo al timbre. Melissa se sacudio los zapatos y volvio a arreglarse el pelo. Poco despues un hombre vestido de pinguino nos abrio; entonces mama apreto mi mano y me puse muy tiesa. --La senora Ardwell las espera en el salon. Melissa esbozo una sonrisa deslumbrante y siguio a aquel hombre. Yo me deje arrastrar por mama. El techo del hall era altisimo y de el colgaba una lampara de lagrimas que me corto la respiracion. Deje de mirarla al descubrir los mosaicos de las paredes, pero note un empujon que me obligo a seguir. Pronto nos encontramos en una sala de estar de aspecto antiguo, donde aguardaba una mujer mucho mas joven que mama. Tenia la frente amplia y el menton muy marcado, al igual que los pomulos. Tarde un poco en darme cuenta de que el cabello, oscuro y rizado, le colgaba hasta la cintura, y es que iba completamente vestida de negro. Sus ojos me dedicaron un guino. A su lado habia un chico de la edad de Melissa, que saludo a mi hermana con un apreton de manos. Cuando reparo en mi se agacho para besarme. --Pinchas --le dije, frotandome la mejilla. El joven echo a reir. Mas tarde supe que era Robert, el hijo mayor de la senora Ardwell. --Saluda tu tambien a Valery, William. Entonces lo vi. Papa solia decir que nadie recuerda el momento en que aparece la Persona que lo Cambiara Todo, de la misma manera en que se pasa por alto el encuentro con un desconocido. Un apreton de manos, contaba, no es suficiente para leer el futuro. Aquella tarde papa llevaba tres semanas dentro de la caja que unos hombres habian enterrado bajo la hierba del cementerio, y con el sus palabras, por eso mire a William Ardwell creyendo saber quien era. El estaba sentado en el sofa, absorto en un libro. Cuando su hermano mayor le dio una colleja alzo la vista y me escruto durante unos instantes. Gruno, cerro el libro y echo a andar hacia la puerta. Quise ir tras el, pero la mano de mama se me clavo en el hombro. Segui a William con la mirada hasta que desaparecio. Retales Seis noches tardo mama en terminar el vestido que Melissa llevo a casa de los Ardwell, puntada a puntada, con la ayuda de una maquina vieja de coser. Incapaz de dormir, yo la observaba trabajar y me entretenia con los retales que caian al suelo. Cuando viviamos en Marsella, mama solia animarme a disenar vestidos para mis munecas usando la tela que sobraba. Los haciamos por decenas, pero su armario en Edimburgo estaba tan vacio como el mio y alli nadie tenia tiempo para ayudarme con las puntadas. Terminada la noche de faena, mama apagaba la maquina, barria alrededor y los pedacitos de tela iban a parar a la basura. No hubo retales durante nuestra primera semana en Escocia, sin embargo. Hasta el dia en que acompanamos a papa al cementerio mama se nego a salir de la pension. Llegado el momento las tres nos pusimos nuestros mejores vestidos y, mientras caia la lluvia, observamos como dos hombres con la camisa arremangada resoplaban y recubrian de tierra la caja de madera. Nadie salvo el cura dijo una sola palabra. Nadie mas que el nos acompano. Despues de permanecer un rato larguisimo frente a la tierra humeda y revuelta nos invito tomar el te en una salita de los locales parroquiales. --Aun… Aun no puedo creerlo. Mama miraba algun punto en el fondo de la sala, la mano sosteniendo una cucharilla hundida en el azucarero. Me fije en como Melissa la sacudia con disimulo, hasta que solto el cubierto. El cura colmo nuestras tazas de te. --Has vuelto a casa, Ann, a Edimburgo, y tus hijas estan contigo. Los ojos de mi madre empezaron a ponerse vidriosos. Clave los mios en la bandeja de pasteles situada en el centro de la mesa y elegi al azar dos o tres que fueron a parar a mi plato con mas estruendo del necesario. Melissa me pellizco por debajo de la mesa y ahogue un grito. Aunque yo habia intentado no levantar la cabeza del plato, mi mirada se cruzo con la del cura. Era mucho mayor que papa y no sonreia, aunque le caian por encima de las orejas unos mechones pelirrojos parecidos a los de el. --Ann, mirame. --El cura levanto la barbilla de mi madre--. ?Cual es vuestra situacion? Silencio. Pronto ya no quedarian pastas en mi plato, me dije. De un salto baje de la silla y bordee la mesa, hasta alcanzar la bandeja. Melissa no me reprendio cuando me servi casi todas las que quedaban. --En Marsella teniamos el taller --dijo ella--. Habia empleadas, incluso una pequena tienda. Haciamos arreglos, mas que todo. Los meses antes del cierre yo tambien cosia. --?Es suyo el traje que llevas? Todas nos giramos para mirar a Melissa, incluso mama. Mi hermana asintio y se puso de pie. --Bueno, no soy un entendido, pero podria servir. --El cura rodeo los hombros de mama--. Escuchame, Ann. Lo primero sera encontrar un colegio para Valery… Un lugar en el que podais vivir. Melissa te ayudara con el trabajo, y yo te dare algunos contactos. No digo que sea sencillo, pero pondremos los medios y dejaremos que Dios haga el resto. ?Estas dispuesta? Mama murmuro que si. Volvimos a ponernos nuestros abrigos y el cura nos despidio despues de entregarnos una caja muy pesada que apenas pudo sostener con ayuda de Melissa. --Vais a necesitarla… Hay muchos retales que recomponer. De vuelta a la pension, aquella noche, el color volvio al rostro de mama al acariciar la vieja y oxidada maquina de coser. Medidas --El padre McAnthony me ha hablado maravillas de ti. ?Es tuyo ese vestido? La senora Ardwell dejo la taza de te sobre la mesa y senalo el atuendo de mi hermana. Mama asintio; tenia las mejillas rojas. --Es precioso. --Yo... Gracias, senora. --Brenda, Ann, llamame Brenda. Mama se sonrojo aun mas y volvio a asentir. Cuando extendio la mano para alcanzar la tetera a punto estuvo de volcarla. --?Conoce... conoce al padre desde hace muchos anos, Brenda? --!Diria que desde siempre! Oficio mi confirmacion, mi matrimonio y bautizo a los chicos. Nos ha acompanado en algunos momentos dificiles, tambien. --La senora Ardwell agito su larguisima melena--. Pero no hablemos de el, Ann. Me gustaria mucho ver alguno de tus otros trabajos. Llevas anos dedicandote a la costura, ?verdad? --Diria... --Mama esbozo una pequena sonrisa--. Diria que desde siempre. --!Es la mejor! Sus vestidos son los mas bonitos que yo haya visto, solo tiene que mirar el de Melissa. --!Valery! Mama me dedico una mirada dura y yo agache la cabeza. Cuando me atrevi a levantarla, la senora Ardwellreia. --Asi que el vestido mas bonito del mundo. --!Claro que si! --Senora Ardwell, disculpela, no... --empezo mama. --Dime, Valery, ?crees tu que me sentaria bien uno parecido? --Asenti de nuevo y su sonrisa se hizo mayor. Entonces echo la silla hacia atras mientras miraba a mama--. Pues no se hable mas. ?Que te parece si me tomas las medidas, Ann? Mi madre se puso de pie al momento y comenzo a hurgar en su bolso. Melissa apuro el te e indico a la anfitriona que se levantara. --Tardaremos un momento. No sera nada, de verdad, y quedara usted encantada… Se alegrara de habernos hecho venir. Aproveche el revuelo para escabullirme, no sin antes esconder un punado de pastas en mi bolsillo. Solo la senora Ardwell, en pie para que mama le tomara las medidas, noto que salia, y me dedico un guino. Volvi al vestibulo y me asome al salon, donde ya no quedaba nadie. Contemple la majestuosa escalera de madera y aferrada a la barandilla subi un par de peldanos. Dude entre seguir o regresar al salon; luego imagine que William habia tomado ese camino y ascendi uno mas. Al hacerlo, recorde la advertencia de mama: portate bien. Baje los escalones de puntillas y me sente a contemplar la lampara de cristal mientras engullia las pastas. --Melissa, pasame otro alfiler. Eso es, con que anadamos cinco o seis centimetros al bajo es suficiente... ?Y Valery? ?Donde se ha metido esa chiquilla? Corri al salon de te al oir mi nombre y me apresure a regresar a mi asiento. Mama me reprendio con una mueca pero pronto volvio a arrodillarse junto a la senora Ardwell. Su hijo mayor, el chico de la barba pinchuda, entro al poco. Pense que William vendria con el, pero nadie le siguio. --Robert, ?has visto? El padre McAnthony tenia razon. Finalmente Ann cosera un vestido identico al de Melissa, para mi. --Genial, mama. Vi como sus ojos se cruzaban con los de mi hermana y a ella se le escapaba la cinta metrica. Ambos se agacharon para recogerla y entendi por que mama habia sugerido anadir unos centimetros al vestido. Aquella tarde volvimos a casa en taxi, y mi madre insinuo que pronto podria estrenar zapatos nuevos. Melissa resplandecia: como comento, no tardariamos en regresar a la casona. Antes de que la puerta se cerrara detras de nosotras volvi la cabeza en busca de William. El ya no estaba, pero lo estaria. Luto Desde que la senora Ardwell requirio nuestros servicios habia dias en los que ni siquiera pasabamos a que me cambiara despues de clase. Tomabamos el te en, al menos, tres casonas distintas, y solo habia sustitutos para mi uniforme si vivian ninos en alguna de ellas. Mas que un maniqui, yo solia ser objeto de burlas por culpa de mi acento. Terminado el repertorio de vestidos nuevos, que despues vendian, nada mas quedaban las risas de aquellos ninos. Para Melissa, en cambio, cualquier tarde era divertida. Ella parloteaba con los hermanos mayores entre taza y taza de te, mientras mama media y sonreia. Yo era demasiado joven para entender por que nadie se reia de su acento. Una noche, cuando el vestido de la senora Ardwell comenzaba a parecer tal, me acerque a la maquina de coser. --Apartate de la luz, Valery --dijo mi madre. --?Puedo…? --?Es que no me escuchas? --Yo solo… Levanto los ojos de la prenda y senalo una silla proxima. Me sente con las manos sobre la falda hasta que parecio olvidarse de mi presencia. --?Crees que hablo mal en ingles? --pregunte. --Siempre se te ha dado muy bien. ?A que viene eso? --?Y Melissa? ?Habla Melissa mejor que yo? Mama no contesto. --?Tu sabias frances cuando conociste a papa? --insisti. Una vez mas, silencio. Suspire y segui con desinteres el trazo de la aguja, hasta que, incapaz de aguantar un minuto mas sentada, me acerque a la maquina de coser. --Mama, ?por que la senora Ardwell lleva trajes negros? Hice ademan de acariciar el vestido. Mi madre me dio un manotazo y grito que no se me ocurriera poner las manos sobre la tela. --Vuelve a sentarte. !Mas atras! --?Por que negro, mama? El negro es feo y oscuro, ademas se ensucia enseguida… Tironee de su brazo. --Supongo que la senora Ardwell es viuda, y las viudas deben vestir de luto --dijo al final. --?Y por que no haces tu lo mismo? Mama paro la maquina y me miro a los ojos. --Yo tengo que trabajar, Valery. --?Volveremos algun dia a Marsella? Suspiro, me espanto de su taller y siguio cosiendo. La muneca El pago de la senora Ardwell me llego en forma de una muneca Barbie que mama compro en cuanto tuvo su adelanto en la mano. Aquello me hizo pensar que las cosas iban mejor de lo esperado. La prueba definitiva del vestido tuvo lugar dos noches de costura mas tarde. Caminamos las cuatro hasta la casa de la senora Ardwell: mama, Melissa, mi muneca y yo. Aquel dia vimos el sol en Escocia por primera vez, de ahi que nadie echara de menos un taxi. Mucho rato despues, ya en el recibidor en penumbra de la casona, sentia calor en las mejillas. Le pregunte a mi hermana si le ocurria lo mismo, y sus ojos brillantes me contestaron que tambien habia pensado en Marsella. La senora Ardwell nos hizo pasar de inmediato al jardin. --Un dia como este no puede desperdiciarse. !Y en pleno octubre! !Vamos, todos fuera! Melissa, cielo, quitate esa chaqueta. !Me estas dando calor! Mi hermana lo hizo y tambien yo, aunque percibieramos la temperatura como la del mas cruento invierno en Francia. La senora Ardwell comenzo a poner la mesa bajo la pergola. --Lo habia olvidado, ?sabe? --dijo mi madre. --?Te refieres a tratarme de tu, y no de usted, como insistes en hacer? Mama forzo una sonrisa. --Me refiero... me refiero a que aqui tambien sale el sol. La senora Ardwell le froto los hombros. --Pues claro, mujer. El sol sale todos los dias. Todos, aunque haya veces que este detras de las nubes. -- Giro sobre si misma--. !Robert! Hacen falta dos sillas mas. ?Las traes tu? --Volvio a mirar a mama--. No importa donde estemos, Ann. Lo importante es la compania. Mama se quedo parada durante un instante, y luego comenzo a repartir servilletas con gesto ausente. Melissa y Robert aparecieron a los pocos minutos cargados con las sillas que faltaban. Sirvieron te y una generosa racion de pastas. Yo probe unas migas y enseguida me levante de la mesa. La hierba era tan esponjosa como la habia imaginado. Me sente a unos metros de la pergola, lo bastante cerca como para que mama pudiera verme pero lo bastante lejos como para que no me prestara atencion. Cepille el pelo de mi muneca con mimo, pensando en cuantas mas tendria si la senora Ardwell decidia llenar su armario de vestidos nuevos. De vez en cuando levantaba la cabeza en busca de William, pero el no se dejo ver. --... Brenda, no voy a aceptar tanto. --Quiero que lo cojas todo, Ann. --No es justo que... --!No protestes! Mientras los hoteles funcionen todos debemos comer y vestirnos. Hazlo por la nina, y sobre todo por ti. --Yo... --Estoy pensando en un traje de falda y chaqueta; ademas William necesita unos arreglos en su Kilt. Tomatelo como un adelanto. !O un regalo!

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    El poderoso multimillonario Daniel Marshall, vestido de hombres y codiciado por mujeres, tiene su orgullo herido cuando dos amigos y el novio de su insoportable hermana atribuyen su gran exito con las mujeres a tener mucho dinero. Para probar lo contrario, para ellos y para si mismo, Daniel se embarca en una loca aventura: asume la identidad de un simple empleado de alimentos, cuya mision se reduce a conquistar el amor de una mujer interesante.
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    Bajo el yugo de una sociedad autoritaria y dictatorial, dos jovenes luchan por mantener a flote sus sentimientos. El secretismo, la verguenza, la intolerancia y el miedo seran los obstaculos a los que se enfrentaran dia a dia. Pero la valentia, la rebeldia, el respeto y el amor haran que los adolescentes esten orgullosos de su relacion, haciendo de su lucha un exito. El libro esta pensado para cualquier persona con cualquier orientacion sexual. Heterosexuales, Homosexuales, Transexuales, Bisexuales…

  • Elizabeth Bilford de Sophie Saint Rose

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    Lady Elizabeth Bilford debe proteger su fortuna de la codicia de su abuela antes de que sea demasiado tarde. Lo que menos se espera es que sera el nuevo Duque de Stradford, al que desprecia con todas sus fuerzas, el que la ayudara a recuperar su herencia protegiendola de los atentados contra su vida.

  • Los hermanos JO.DE.TE (Mon 7) de Cristo Alcala

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    Tres rostros, iguales.
    Pero tres personas, diferentes.
    El angel.
    El demonio.
    Y la balanza.
    Los tres famosos hermanos gemelos, Mon.
    Joviano, Denicio y Tesar.
    O como bien se los conoce.
    Por los hermanos Jo.De.Te.
    Porque son, sexis.
    Porque son, populares.
    Porque son, calientes.
    Y si te enamoras de uno, te jodes.
    Como lo hice yo.
    Pero con la gran pregunta.
    ?Con cual, me quede?

  • Espiritus del pasado (Secretos del alma 2) de Victoria Magno

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    Un mundo nuevo, una familia desconocida, un amor imposible y un secreto aun mas grande que desvelar, se encierran en esta segunda parte de la serie <>.

  • Cuando te salve de Lorena Concepcion

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    Colette es una joven decidida que no se rinde hasta conseguir lo que quiere.
    Tras la muerte de su padre, decide volver a la casa familiar para reparar la relacion con su madre. Alli conocera a Lachlan, un hombre solitario y con el corazon roto que intenta superar un pasado que lo atormenta.
    Colette intentara salvar a Lachlan de sus demonios, pero ?podra hacer frente al terrible secreto que el joven esconde?

  • Yo se un secreto 1 de Viki Tapada

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    “Yo se un secreto”, no solo es una historia de terror. Va mas alla de lo que se enconde tras cada puerta. Donde en la poblacion helada y rural de Inceground un juego inocente, una melodia infantil abrira un pasadizo hacia el mal y la locura. Tu reflejo jamas volvera a ser el mismo…

  • En la eternidad (Lazos Eternos 1) de Leila Castell

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    Inner, hastiado de una existencia que solo mantiene por amor a su familia y sentido del deber, esta convencido de que poner fin a su existencia y abrazar la oscuridad eterna es lo unico que lo liberaria. Por eso nunca hubiera imaginado que la encerrona que le organizo su hermana por culpa de la exigencia de su madre de ir emparejados a la cena de Navidad pudiera cambiar tanto su vida.

  • Esperando a Alba de Manuel Jesus Palma

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    Daniel tiene treinta anos, un trabajo que le encanta, un elegante piso en Barcelona y una preciosa novia embarazada de su primera hija. Y tambien un cancer de pancreas terminal, que hace que le queden tan solo unos meses de vida.
    Consciente de las pocas posibilidades que tiene de llegar a conocer a su hija, Daniel comienza a escribir un diario en el que le habla de todo aquello que no podra contarle en persona. Del amor y la amistad. Del dinero y la familia. De como sacar fuerzas de donde no las hay para seguir peleando contra el tiempo, aunque sea una batalla perdida.
    Daniel suena con poder besar a Alba al menos una vez antes de marcharse, pero el destino parece estar poniendole a prueba continuamente. El miedo, la nostalgia y a veces tambien el humor, se deslizan entre las palabras que Daniel escribe en sus ultimas semanas, para que unos anos despues, en un espacio-tiempo donde el tan solo sea un recuerdo, Alba las pueda leer y conocerle mucho mejor.
    Una historia sobre la vida a traves de los ojos de alguien que esta a punto de perderla.

  • Finanzas Pop de Mariano Pantanetti

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    Irreverente por momentos y riguroso siempre, Mariano Pantanetti analiza la cultura popular en busca de patrones y tendencias para que el lector pueda aprovechar oportunidades de inversion y protegerse de los riesgos del mercado de manera unica, de manera pop.

  • Todo lo que sone de Alanna Ignacio

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    Todo lo que sone

  • El simbolo perdido de Dan Brown

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    Washington. El experto en simbologia Robert Langdon es convocado inesperadamente por Peter Solomon, mason, filantropo y su antiguo mentor, para dar una conferencia en el Capitolio. Pero el secuestro de Peter y el hallazgo de una mano tatuada con cinco enigmaticos simbolos cambian drasticamente el curso de los acontecimientos. Atrapado entre las exigencias de una mente perturbada y la investigacion oficial, Langdon se ve inmerso en un mundo clandestino de secretos masonicos, historia oculta y escenarios nunca antes vistos, que parecen arrastrarlo hacia una sencilla pero inconcebible verdad.

  • Siempre seras tu (FBI 3) de Vega Manhattan

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    No podia quitarme esa frase de la cabeza. Llevaba dias martirizandome y haciendome sentir como lo peor del mundo. No se le podia decir eso a nadie, era lo mas cruel del mundo. Sobre todo para alguien como yo. Habia tenido pocas relaciones en mi vida. La verdad es que casi podia asegurar que ninguna. No era problema de mi fisico, no en el lado negativo al menos. Al contrario, por culpa de mi fisico es que eso ocurria. Los hombres me veian como un trofeo en su cama, pero como nada mas. No me habia importado hasta el momento, no es que yo quisiera nada con nadie, asi que vivia y disfrutaba del momento. Pero llega un punto o una edad en la que necesitas o quieres algo mas. Mis hermanos, Liam y Alice eran felices con sus parejas, habian encontrado el amor. Y yo seguia sola, parecia que eso no estaba hecho para mi. Era algo que costaba asimilar, pero que se terminaba aceptando. Otra cosa muy distinta es que el hombre por el que empezaba a sentir algo porque creia que era diferente, me dijera, claramente y sin tapujos, que solo era sexo. Un polvo muy bueno, si, pero solo un polvo. Como si con esa aclaracion estuviera arreglando las cosas... Toda mi familia habia estado en casa de mis padres y no hacia mucho que se habian marchado. Yo estaba alli, en el jardin, mirando a la nada. Aun vivia con ellos y como me iban las cosas, iba a tardar en poder independizarme. Tampoco era algo que me preocupase, con ellos no estaba cohibida en ningun sentido. --?Que haces aqui tan sola? Me sobresalte al escuchar la voz de Alan. Se sento a mi lado, en el cesped y miro al cielo. --Pense que te fuiste con los demas. --Tu madre me puso un chocolate caliente al que no me pude resistir --rio. --A mi madre le encanta cebarnos a todos --resople. --Como a la mia. --Siempre lo hizo. Una sonrisa se dibujo en mi cara cuando recorde algunos de los momentos vividos con la familia de Alan. Momentos que gracias a la union de las dos familias, volvian a repetirse. Eso me encantaba. --?En que piensas? --En todo y en nada --suspire y me deje caer en el cesped. El hizo lo mismo y los dos miramos al cielo. --Estan preocupados por ti. --Lo se --resople. Mi hermana Alice habia estado intentando sonsacarme que era lo que me ocurria, pero sin exito. No era algo de lo que quisiera hablar con nadie. Aunque sabia que necesitaba hacerlo. --Me he acostado con mi jefe --solte de sopeton. Mire a Alan de reojo, para ver como reaccionaba. Creo que ni pestaneo... --Ah... --fue toda su respuesta. --Varias veces. --No necesito detalles, Hannah, creeme. --Esta casado. --Entiendo... --apreto la mandibula. --Creia que sentia algo por mi, ?como pude ser tan ingenua? --Supongo que todos lo somos de vez en cuando. --?No vas a criticarme? --?Quieres que te juzgue? --giro la cabeza y me miro-- No lo hare nunca. Es tu vida, tu decides como la vives. --Meti la pata. Me crei cada una de sus palabras. Eres especial, voy a dejarla... Seis meses he estado asi, Alan. Seis malditos meses y cuando le he reclamado un poco mas de atencion, ?sabes que ha hecho? --Sorprendeme --dijo con ironia. --Me ha dicho que soy un simple polvo para el --lo dije con toda la rabia que sentia dentro. Resople y volvi a mirar al cielo. Estaba precioso y yo podria pasarme horas alli, solo mirandolo. --?Y que vas a hacer? --pregunto. --Olvidarlo. No quiero nada con el. Pero me siento tan idiota... --?Y el trabajo? --Tengo que quedarme. Me amenazo con una demanda si lo rompia. Tendre que aguantar los dos meses que me faltan y marcharme. --Puedes romperle las pelotas e irte. --No es tan facil. --Si pudieras demostrar lo que hubo entre vosotros y el chantaje si. --Ya... Pero no puedo --suspire. El se quedo unos segundos en silencio. --Me ire cuando termine, con el finiquito montare mi empresa. --Espero que asi sea... Nos quedamos callados, solo disfrutando de esa hermosa vista. --A veces los envidio, ?sabes? --?A quienes? --pregunto. --A Liam y a Eva. A Alice y a Noah... Es tan bonito verlos enamorados --suspire cual quinceanera. --Lo viviras. --No creo --sonrei con tristeza. --?Por que no? ?No quieres eso? --Pues hasta hace poco no --rei, negando con la cabeza, el me miro con una sonrisa--. Pero desde hace un tiempo... Es bonito imaginar que tal vez hay alguien en el mundo para mi y con los mismos deseos que yo. --Seguro que si. --?Que deseas tu, Alan? El no tuvo que pensarlo demasiado antes de responder. --Lo quiero todo. --?Que es todo? --Boda. Hijos. Casa grande. Un para siempre... --rio, avergonzado-- Como ves, por algo estoy solo. --Mereces eso y mas, seguro que lo consigues. --No lo se, Hannah --miro al cielo. --Tienes que creer en ello, ?no es asi? Si me dices que yo crea, ?por que no hacerlo tu? --Porque la persona con la que quiero mi "todo" ni siquiera se da cuenta de que existo. Lo mire con el ceno fruncido. --No pasas desapercibido para nadie, Alan. Las mujeres suspiran por ti. Y lo sabes. --Pero no la que quiero --se levanto del cesped y me ofrecio la mano--. ?Un chocolate caliente conmigo y me despido? Agarre su mano y me ayudo a ponerme en pie. --Solo si me cuentas quien es ella. --Va a ser que mejor me despido ya... --comenzo a caminar y yo a seguirlo. --Vamos, Alan --rei--. Yo te cuento mis secretos, es tu turno. --Algun dia, que no sera hoy. --?Por que no? --Ahora preocupate por estar tu bien --puso su mano alrededor de mis hombros--. Ellos se preocupan de verdad. Yo tambien. Solo queremos verte feliz. Sonrei, la verdad es que todos eran de lo mejor. --Lo hare, todo estara bien. --Lo se --sonrio--. Y nosotros estaremos contigo. Al menos los tenia a ellos. La mejor familia y amigos del mundo. Aunque mi autoestima como mujer fuera una mierda. Aunque odiara que me vieran como un simple objeto sexual y que nadie se parase a querer conocer que habia en mi interior. --Si acabamos los dos solos, siempre podemos irnos juntos de viaje cuando seamos viejos -- rei--. Con las dos parejas de tortolitos. --?Con esos cuatro? Ni muerto --exclamo haciendome reir. Igual que no se soportaban, no podian estar unos sin los otros. A la vista estaba de que Alan se pasaba ya media vida en casa de mis padres, no se le podia echar de alli ni con agua caliente. Mi vida sentimental podia ser un desastre, pero la familiar... Esa era, ademas de para no aburrirse, casi perfecta gracias a todos ellos. --?Sabes, Alan? Creo que yo tambien quiero un "todo" de los tuyos --suspire, haciendolo sonreir. Alan Estaba enamorada de su jefe. Maldita fuera mi suerte, ?por que me lo tenia que contar a mi? A veces odiaba ser su amigo porque habia cosas que preferia no saber. Que Hannah estaba rara ultimamente y que su humor estaba mas agriado de lo normal era cierto, pero ahora entendia por que. Estaba enamorada de alguien que la habia usado, de un tipo que solo la habia tratado como a un objeto. Maldito imbecil, no tenia derecho a hacer sentir mal a nadie. Llegue a mi casa y, tras una ducha, me tumbe en la cama. Sentia una pequena opresion en el pecho desde que Hannah se habia sincerado conmigo. Hubiera preferido que se lo hubiese guardado para ella. Hannah era una gran amiga para mi. Sobre todo desde que nuestras familias, con el paso de los anos, volvieron a unirse. Eramos adultos y la amistad entre nosotros se retomo rapidamente, convirtiendose en una mejor. Porque en el pasado eramos dos crios que no entendiamos lo que verdaderamente significaba el ser amigo de alguien. Pero ella me hacia sentir algo mas. No sabia que, solo que necesitaba verla bien. No echa una mierda, como parecia estar, por un gilipollas como debia de ser su jefe. Era lo que habia... Era el precio a pagar por ser amigo de una mujer. Ser invisible para ella mientras escuchaba las penas sobre los demas. Ese era mi papel y no es que yo quisiera otro, que va. Solo... Bueno, que habia cosas que preferia que se las contara a su hermana o a la mia antes que a mi. En fin... Que para que iba a negarmelo a mi mismo. Habia cosas de mi amiga, de la mujer por la que sentia algo mas que una simple amistad, que no queria saber. Porque aunque Hannah a mi no me viese de esa manera, para mi desgracia y con el paso del tiempo, yo estaba enamorandome de esa mujer. Y por eso mismo iba a hacer lo que un hombre maduro haria: iba a salir corriendo hasta que se me pasase la jodida calentura. Porque habia que estar loco para enamorarse de una mujer como Hannah. Una asi, me atraparia cada vez mas y el dolor por no ser correspondido podria llegar a hacerme mucho dano. Yo no estaba dispuesto a sufrir. Claro que tampoco estaba dispuesto a sacarla, por completo, de mi vida porque joder, era mi amiga. Asi que eligiera lo que eligiera, estaba jodido. Esa era la unica cosa que sacaba en claro con todo esto. Eso y que tenia que alejarme un poco y quizas, al volver, me diese cuenta de que estaba equivocado y exagerando las cosas. Era posible, ?no?

  • !Matame, si puedes! de Sandra Estevez Calvar

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    La jefa de policia Keira Morrison, una mujer con gran prestigio profesional, es emplazada para investigar la cronologia de un doble asesinato sin resolver en la ciudad londinense de Dartford. Los hechos habian sucedido diez anos atras. El vehiculo del matrimonio Evans salio de la carretera y habian fallecido los dos. Todo apuntaba a que habia sido un accidente fortuito pero el investigador Harry Atwater no lo creia asi, y cuando estaba dispuesto a desenmascarar a todos los implicados, con todo lo que eso conllevaba, sufrio un accidente muy parecido al de la pareja y el juez dio la orden de archivar el caso. De esa nueva y trepidante investigacion emergera un episodio del pasado en el que varias personas en busqueda de la verdad, se veran envueltas en una trama de celos y rabia.
    Un thriller que te hara pasar por distintos estados de animo.

  • Cartas de seduccion de Janelle Denison

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    Despues de anos locamente enamorada de su jefe, la secretaria Melodie Turner habia decidido hacer algo por fin. Quiza el detective privado Cole Sommers fuera capaz de resistirse a su nuevo peinado o a la lenceria sexy, pero pronto se veria afectado por una serie de cartas eroticas…

  • Asmina, amores y pasiones de una esclava de Isabella Abad

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    Africa, 1790. Los cazadores de esclavos atrapan a Asmina, joven mujer de la tribu Fon. Su sencillo mundo se derrumba y lo pierde todo: familia, hogar, libertad.
    Trasladada al Brasil portugues, nucleo de la produccion azucarera y cafetalera, la larga cadena depesares comienza. Pero tambien la esperanza y la hermandad del candomble, religion sincretica. Gracias a ella, Asmina confiara solo en la orixa,el espiritu Obba para su salvacion.
    El dolor tiene cara de hombres blancos y Marciano sera su nemesis. Pero en el horizonte de desastres, Marco Braganza se presenta como la cara bondadosa del sistema y con el, el amor, prohibido y pasional. Con el, los suenos del romance baten alas y todo se presenta diferente.
    Los acontecimientos se suceden y en la voragine de los mismos, emerge un nuevo hombre: Demba, un esclavo con hambre de libertad, un gigante de ebano que considerara a Asmina de su propiedad desde que la ve.
    Entre ellos y un paraiso lejano, los quilombos del Matto Grosso, se debaten el corazon y la razon de Asmina.
    En el marco de uno de los comercios mas horrendos de la historia, el trafico negrero, y las fazendas brasilenas, una ficcion que te impactara por su crudeza y que te llenara de emociones..
    Esta es la vida de Asmina, ?te atreves a conocerla?

  • Aventuras de un detective privado especial de Manuel Aldavero

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  • Una muerte merecida de Peter Swanson

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    Matar es facil, cualquiera puede hacerlo. Pasa constantemente, en un arrebato de furia la mujer mata al marido o viceversa.
    Pero matar sin que te pillen, eso es lo realmente dificil. Por suerte, Lily cree haber encontrado la solucion.
    Sin cuerpo no hay asesinato. Sin cuerpo, un muerto se convierte en un desaparecido.
    No es que Lily encuentre placer en ello, aunque tampoco siente remordimientos; hay personas en el mundo que merecen morir y hay asesinos que merecen salirse con la suya. Asi de simple, piensa en la gente que muere en un huracan, solo que el huracan que encontraran Ted, el marido, Miranda, la mujer, y Brad, el amante, se llama Lily.
    ?Crees que puedes entender a un asesino? Cuidado, Lily puede acabar convenciendote.

  • En las chanclas de Manoli de Raquel G. Estruch

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    Esta no es solo una fabula con final feliz.
    Tampoco es un libro de autoayuda, aunque contiene sabiduria de la que todos podemos aprender.
    No es una novela de ficcion…
    Es una historia tan real como tu vida y la mia.

  • Conoceme (Welcome to London 4) de Yunnuen Gonzalez

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    Andrew Spencer.
    Londinense.
    Nino rico de Chelsea.

  • Apostando el corazon de Helena Pinen

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    Tanner Montgomery se ha dedicado a su rancho y a la familia en cuerpo y alma. Pero ahora puede perder la custodia de su hija y la unica persona que puede evitarlo es Rebeccah.

  • El arbol de las cerezas de Paola Peretti

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    Mafalda es una nina de nueve anos que adora ir a clase, jugar al futbol y a su gato, Ottimo Turcaret. Esta segura de que el espiritu de su abuela vive en el cerezo que hay en el patio de la escuela, junto a Cosimo, el protagonista de su libro favorito, El Baron Rampante. Mafalda siempre cuenta los pasos hasta la escuela y cada dia son mas los que necesita para ver el cerezo: la enfermedad de Stargardt que padece la esta dejando ciega poco a poco. Mafalda intenta aceptar la oscuridad que se aproxima a pasos de gigante con una mezcla de terror y prodigiosa valentia. Junto con la extraordinaria Estella, la conserje de la escuela, aprendera a subir al cerezo con los ojos cerrados y a hacer una lista de las cosas que mas le gustan y que no quiere olvidar.
    En este extraordinario, debut literario, Paola Peretti transmite con una fuerza contagiosa la complejidad de su propia experiencia, pues ella misma esta perdiendo la vista poco a poco. Con vocacion de clasico universal, inolvidables personajes y un lenguaje de intensa fuerza poetica, El arbol de las cerezas supuso un acontecimiento editorial extraordinario, e incluso antes de su publicacion los derechos se adquirieron en veinte paises.
    ?Somos aun capaces de recuperar lo esencial, lo verdaderamente valioso de nuestra experiencia vital? ?Es posible conservar aquello que conocemos y amamos, y a la vez dar un salto hacia lo desconocido? Mafalda conoce, mas temprano que muchos otros, el vacio de la perdida, pero tambien la belleza infinita de la amistad y el amor, y aprende que la aceptacion no es renuncia. Una novela sensible, exquisita y osada, para lectores de todas las epocas y todas las edades.

  • Me da miedo quererte de Patricia Bonet

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    Primero fueron Marcos y Eva. Ahora, le toca el turno a ella.

  • Anxious – Idoia Amo y Eva M. Soler de Eva M. Soler , Idoia Amo

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    Little Falls es un pequeno y tranquilo pueblo de Minnesota donde nunca sucede nada.
    Los habitantes de este idilico lugar desconocen los turbios asuntos que se estan gestando en la base militar afincada a unos kilometros, donde una serie de pruebas virales se descontrolan con resultados catastroficos.
    Policias, militares y civiles contra una nueva amenaza : un virus que produce infectados rabiosos y que pronto se convertira en pandemia.
    ?Estas preparado para que tu mundo cambie por completo?

  • Maravillosa redencion (Los hermanos Maddox 2), Jamie McGuire de Jamie Mcguire

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    La emocionante segunda entrega de la serie <>, que continua el exito de la trilogia <>.

  • La otra Iliada de Ethel Krauze

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    Ehtel Krauze en este libro le canta a la epoca. Da cuenta del presente historico para reconocerlo, criticarlo, evidenciarlo. Su poetica sutil entrega a las lectoras, principalmente, un retrato que de comun hemos dejado de ver hasta invisibilizarlo. La mujer contemporanea yuxtapuesta. Un espacio reducido, su propia rutina, como imagen profunda de un Estado que no esta. No leeremos a la mujer empresaria, sino a la mujer de casa, esa mujer que objetizada y estereotipada, se funde con su espacio. ?Donde empieza la heroicidad del vivir? ?Que batallas son las que han de pelearse?
    En La Otra Iliada se construye y deconstruye la otredad del ser mujer en el Mexico actual. Es entrar al abismo de la renuncia, pero tambien del reclamo. Un grito de lucha, sin duda, para quien desee escuchar.

  • Ojos grises de Claudia Barzana

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    Unos ojos que pueden hacer olvidar el fondo negro del pasado. Unos ojos que pueden hacer que el presente se vuelva claro, al alcance de la mano, intenso. Unos ojos que pueden hacer que el futuro brille diafano si se los conquista, si la promesa de deseo y complicidad que tienen se cumple.

  • El sentido del estilo de Steven Pinker

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    Mas que nunca, la moneda de nuestra vida social y cultural es la palabra escrita, desde Twitter y mensajes de texto hasta blogs, libros electronicos y libros analogicos. Pero la mayoria de las guias de estilo no preparan a las personas para los desafios de la escritura en el siglo XXI, representandolas como un campo minado de errores graves en lugar de una forma de dominio placentero. No logran lidiar con un hecho ineludible sobre el lenguaje: cambia con el tiempo, es adaptado por millones de escritores y oradores a sus necesidades. Cambios confusos en un mundo con declive moral en el que cada generacion cree que los ninos de hoy estan degradando a la sociedad y se denostando el lenguaje. Una guia para el nuevo milenio, escribe Steven Pinker, tiene que ser diferente.

  • El doctor (Seleccion RNR) de Bel Diciembre

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    La casa era imponente. En medio de la campina inglesa, sus muros grises se alzaban majestuosos. Con una altura de tres pisos, mas de mil metros cuadrados por planta y una extension de casi tres mil hectareas, no cabia duda de que la mansion del Conde de Gloucester era una muestra del poderio de aquel noble ingles. Martin caminaba despacio intentando seguir el ritmo que su padre, con la pierna lesionada, no tenia mas remedio que tener. Pero eso le permitia apreciar con mayor capacidad toda la inmensidad del lugar en el que se encontraba. Sin embargo, su padre no paraba de grunir y resoplar. --No te preocupes. Vamos con tiempo suficiente. --Martin intento tranquilizarle sabiendo que el sufria siempre por mantener lo que consideraba las minimas formas, y entre las que se encontraba el guardar una correcta puntualidad. --Lo se, hijo, pero me siento un inutil viendo como debes contener tu paso. La edad no perdona y esto solo es una muestra de lo que puede pasarme en un futuro muy cercano. --No digas tonterias. No hay ningun futuro cercano que anuncie calamidades y, cuando llegue el futuro lejano al que te refieres, tendras tu propia casa y el jardin en la misma puerta para poder regarlo si quieres desde la misma ventana, sentado en tu butaca. De eso me encargo yo, te lo aseguro. El senor Golsmith miro a su hijo con orgullo. Tenia ya veintisiete anos y habia heredado la hermosura de su madre, pero con una masculinidad propia. El color de su pelo era rubio mientras que sus ojos se acercaban al gris profundo abandonando el azul. Sin embargo, estaban siempre brillantes, muestra de una fuerte personalidad, curiosa y avida de conocimientos, que disfrutaba con lo nuevo y lo antiguo sin distincion. El cuerpo atletico era el de alguien que siempre ejercia algun que otro ejercicio fisico y todos los esfuerzos realizados por su educacion se dejaban ver en sus gestos y maneras, propias de cualquier miembro de la aristocracia. El senor Golsmith nunca habia ahorrado una sola libra en esa formacion pero, ademas, habia tenido la inmensa suerte de que el marques de Standford, con quien estuvo trabajando durante mas de veinte anos, le dejo en herencia una cantidad que para John Golsmith fue toda una fortuna. Aquel dinero se dedico en su integridad a su unico hijo a quien, con catorce anos, envio al mejor college de Inglaterra. Conocia los riesgos de esa decision. Relacionarse con la aristocracia cuando tus origenes eran tan humildes como los que correspondian a un simple jardinero no iba a ser facil para su hijo. Pero tambien era cierto que los tiempos estaban cambiando y que ya no era imprescindible poseer un titulo nobiliario para acceder a las mejores posiciones e, incluso, ser miembro del Parlamento. Martin demostro ser un muchacho con una tremenda personalidad. Nunca se acomplejo ni se amilano ante sus companeros de altisima clase social. Muy al contrario, su caracter bondadoso, su liderazgo natural y su privilegiada capacidad intelectual le granjearon, en muy poco tiempo, grandes amigos entre los que se contaban el vizconde de Ressy y el conde de Charmington. Junto con ellos, estudio aquellos primeros anos y nunca perdieron la amistad pese a que cada uno escogio caminos diversos para completar su formacion, desde el mundo de las finanzas para el conde de Charmington hasta la formacion en naviera militar preferida por el vizconde de Ressy, pasando por los estudios de medicina que habian sido la pasion de su hijo desde que, a los ocho anos, se habia quedado sin madre por una enfermedad que fue tan devastadora como cruel y repentina. El orgullo de ir conociendo como su hijo iba progresando personalmente fue un sentimiento mucho mas poderoso que la anoranza de no verlo mas que muy de vez en cuando. Durante todos aquellos anos se habian escrito cartas casi con frecuencia semanal y en todas ellas su hijo siempre le informaba de los mas nimios detalles, al tiempo que nunca olvidada transmitirle un carino que parecia ser incombustible a la distancia sin que nunca mediara un solo reproche. Era una prueba mas del caracter bondadoso de aquel muchacho, que habia sido siempre una constante en su personalidad. Sin embargo, lo cierto era que cada vez que lo miraba, John Golsmith veia a un hijo fisicamente muy diferente y a veces temia no poder reconocerlo en la siguiente ocasion. No era de extranar, la visitas que siempre suponian el traslado del padre donde estuviera su hijo, solo se producian una o dos veces como mucho al ano, y por muy breve tiempo. Para John Golsmith no era facil viajar porque suponia abandonar su trabajo y tenia un coste importante. Traer a Martin a su lado tampoco era simple. Los jardineros siempre vivian en casas muy humildes y pequenas ubicadas en las propiedades que cuidaban. Pero, por encima de todo, Mr. Golsmith queria evitar que su hijo tuviera que conciliar de una manera excesiva sus posibilidades y entorno con lo que significaba su propia familia

  • La alegria de cocinar de Karlos Arguinano

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    Karlos Arguinano se ha propuesto meter en la cocina a quienes nunca la pisan, a divulgar el placer no ya de comer un buen plato, sino de elaborarlo. Cocinar como forma de divertirse, compartir, probar y experimentar. Un espacio que nos aleja del estres de la vida cotidiana y que nos permite gozar con nuestras propias creaciones. Aprende a pochar, sofreir, reducir, escaldar, macerar; elaborar una buena salsa, preparar una masa, marinar una carne; combinar ingredientes, gestionar tiempos de coccion, potenciar sabores.

  • Doble Filo de Carlos Rubio

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    Basada en un hecho real sucedido en la ciudad de La Habana a finales de los anos 40s (el asesinato de una prostituta llamada Lola a manos de uno de sus amantes), la novela Doble Filo nos conduce a traves de sus paginas hasta este violento suceso.

  • Perros y lobos de Herve Le Corre

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    Un thriller de ambiente sofocante y adictivo que confirma a Herve Le Corre como uno de los grandes maestros del crimen europeo.

  • Tiempos de Swing de Zadie Smith

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    Desde su impactante y exitoso debut literario con Dientes blancos, la narrativa de Zadie Smith se ha caracterizado por afrontar de lleno y con gran calado las facetas mas relevantes que conforman las relaciones humanas. Surgidos de un mosaico de lenguas, costumbres y colores de piel, sus personajes desarrollan sus vidas entre la incierta busqueda de una identidad que les ofrezca un centro de gravedad reconocible y la fuerza vital que les otorga precisamente la heterogeneidad de su origen. En esta quinta novela --Finalista del National Book Critics Circle Award e incluida en la lista de bestsellers de The New York Times--, la escritora londinense vuelve a exhibir sus dotes para radiografiar el presente con asombrosas dosis de lucidez, humor y sensibilidad. Hijas de matrimonios mixtos, Tracey y la narradora se conocen desde la infancia, son amigas intimas y comparten el sueno de llegar a ser algun dia bailarinas. Sin embargo, su entorno familiar tiende a separarlas: el padre de Tracey esta en prision y su madre la colma de regalos y caprichos, mientras que en casa de la narradora se valoran el esfuerzo y la superacion personales, urgida por una madre estricta y solicita. Asi pues, a medida que las dos chicas emprenden sus propios caminos,las sutiles diferencias de clase y raza van minando todos los vinculos de confianza y lealtad forjados en la ninez. Con la vibrante efervescencia de una coreografia, Tiempos de swing es un retrato vivo de una amistad compleja y verdadera. La historia recorre los multiples desafios del mundo contemporaneo, a veces dramaticos y otras comicos, ilustrando el pulso permanente entre nuestras aspiraciones individuales y las normas que rigen la vida en comun.

  • Jugando con fuego de Ilenia Vicente

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    “Cuando te vi entendi que debia protegerte” Alejandra sabia quien habia pronunciado esas palabras, aunque pasaran anos lo seguiria recordando. Aquella nota era la unica esperanza a la que podia aferrarse despues de que la muerte volviera a golpearla sin piedad. Pero lo que ella aun no sabia era que el juego solo acababa de empezar y estaba a punto de quemarse.
    2a parte de: “Jugando con la ley”

  • Que grande eres, pequena de Marta Marin

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    Su expresion risuena y su mirada timida. Su pelo ahora es rubio pero es el de siempre, largo, liso, suave y con olor a hierbabuena. Lleva un vestido azul con la espalda descubierta que le queda estupendamente a conjunto con unas sandalias de tacon alto y, aunque esta mas delgada, me sigue pareciendo un pecado llevar tres anos sin poder deleitarme con todo su cuerpo, tan perfecto para mi, tan hecho a mi medida. No puedo salir de aqui esta noche sin haberla tocado, sin haberla besado, sin haberla hablado al menos.

  • El gemelo solitario de Peter Bourquin

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    ?Sabias que muchas de las personas que nacen solas empezaron su vida acompanadas de un hermano o hermana que murio durante el embarazo y desaparecio sin dejar rastro? ?Y sabias que la frecuencia con que esto sucede es asombrosamente alta? Es un hecho conocido y comprobado por la ciencia desde hace ya varias decadas que, segun las estimaciones mas conservadoras, un 10% de los bebes que nacen solos empezaron su vida en un embarazo gemelar y perdieron a su hermano durante la gestacion. Hasta fechas muy recientes este fenomeno era pura estadistica. Solo desde hace unos pocos anos la psicologia se esta interesando por las huellas que esta experiencia deja en el gemelo superviviente.?Que consecuencias puede tener para una persona el hecho de pasar las primeras semanas o meses junto a un gemelo en el utero y despues sufrir la perdida y nacer sola? ?De que manera puede elaborarlo e integrarlo cuando, ademas, a menudo este hecho es ignorado y esta relegado a las capas inconscientes de nuestro ser?

  • NINOS SIN OJOS de Enrique Laso

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    CUARTA ENTREGA DE LA SERIE DEL AGENTE DEL FBI ETHAN BUSH
    !UNA SAGA DE NOVELA NEGRA CON MAS DE 550.000 LECTORES EN TODO EL MUNDO!
    El agente mas prometedor de la Unidad de Analisis de Conducta del FBI decide no presentar su dimision y es enviado desde Quantico a Phoenix (Arizona) para colaborar con la oficina del sheriff de Maricopa en la investigacion de unos horrendos crimenes. Un monstruo ha asesinado ya a cuatro ninos. Su modus operandi es aterrador: les extirpa los ojos y despues los asfixia valiendose de un film de plastico con el que envuelve sus rostros.
    Un caso que pondra a prueba la madurez de Ethan y sus capacidades. Una de las oficinas del sheriff mas grandes y modernas de todos los Estados Unidos necesita dar un nuevo enfoque a la investigacion y esperan mucho del agente de la UAC.
    Cuarta entrega de una serie de thriller y suspenso que esta batiendo records de ventas y que cuenta con cientos de miles de fans en todo el mundo. Todo un fenomeno en ingles, castellano, italiano y frances cuya primera entrega ya tiene los derechos de adaptacion al cine comprometidos con Hollywood.

  • La casa que ame de Tatiana De Rosnay

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    Querido: Puedo oir como suben por nuestra calle. Es un rugido extrano, amenazante; sacudidas y golpes. El suelo tiembla bajo mis pies. Tambien oigo los gritos, unas voces masculinas, altas, excitadas, el relincho de los caballos y el martilleo de sus casas. El rumor de una batalla, como aquel terrible mes de julio tan caluroso en el que nacio nuestra hija, aquella hora sangrienta en la que la ciudad se erizo de barricadas. Hay nubes de polvo sofocantes, un humo agrio, tierra y escombros. Le escribo estas letras sentada en la cocina vacia. La semana pasada embalaron los muebles y los enviaron a Tours, a casa de Violette. Dejaron la mesa, era demasiado voluminosa, tambien la cocina de esmalte, muy pesada. Tenian mucha prisa y yo no pude soportar el espectaculo. Aborreci cada minuto. La casa despojada de todos sus enseres en un brevisimo instante. Su casa, la que usted pensaba que se salvaria. !Ay, amor mio! No tema, yo no me marchare jamas. Por las mananas, el sol se cuela en la cocina, eso siempre me ha gustado. Pero hoy, esta cocina, sin Mariette apresurada, con la cara enrojecida por el calor de la estufa, y sin Germaine refunfunando mientras se recompone los rizos que se le escapan del mono prieto, es un lugar muy lugubre. Con un ligero esfuerzo, casi puedo oler las bocanadas de humo del ragu de Mariette, que tejian lentamente una apetitosa redecilla por la casa. Nuestra cocina, antano llena de alegria, esta triste y desnuda, le faltan las cazuelas y las ollas resplandecientes, las hierbas, las especias en sus tarritos de cristal, las verduras frescas del mercado y el pan caliente en la panera. Recuerdo el dia que llego la carta, el ano pasado, un viernes por la manana. Yo leia Le Petit Journal junto a la ventana del salon, mientras tomaba un te. Siempre me ha gustado ese momento apacible, antes de que comience el ajetreo diario. No era nuestro cartero habitual. A ese, no lo habia visto nunca. Un hombreton grande y huesudo, con una gorra de plato verde que le cubria el pelo de lino. Llevaba una bata de color azul con el cuello rojo que parecia demasiado ancha para el. Vi como se llevaba una mano agil a la gorra y entregaba el correo a Germaine. Luego desaparecio y lo oi silbar bajito mientras seguia su ruta por la calle. Despues de dar un sorbo al te, volvi al periodico. Aquellos ultimos meses, la Exposicion Universal estaba en boca de todos. Siete mil extranjeros invadian los bulevares todos los dias. Una voragine de invitados de prestigio: Alejandro II de Rusia, Bismarck, el vicerrey de Egipto. !Que triunfo para nuestro emperador! Distingui los pasos de Germaine en la escalera y el frufru de su vestido. Es raro que yo reciba correo. Generalmente, una carta de mi hija, cuando considera que tiene que mostrarse atenta, o de mi yerno por la misma razon. A veces, una postal de mi hermano Emile o de la baronesa de Vresse, desde Biarritz, junto al mar, donde pasa los veranos. Eso sin contar los recibos e impuestos esporadicos. Aquella manana, me fije en el sobre blanco y largo. Le di la vuelta: <> y mi nombre en grandes letras negras. Lo abri. Las palabras se distinguian claramente, pero no pude comprenderlas. No obstante, tenia las gafas bien sujetas en la punta de la nariz. Me temblaban tanto las manos que tuve que dejar la hoja en las rodillas y respirar profundamente. Cogi de nuevo la carta y me obligue a leerla. --?Que ocurre, senora Rose? --gimio Germaine. Debia de haber visto mi expresion. Meti la carta en el sobre, me levante y me alise la falda con las palmas de las manos. Un bonito vestido de color azul oscuro, con el numero justo de volantes para una senora mayor como yo. Usted lo habria aprobado. Tambien recuerdo el calzado que llevaba puesto, unas simples zapatillas, suaves y femeninas, y recuerdo el grito que solto Germaine cuando le explique lo que decia la carta. Mas tarde, mucho mas tarde, sola en nuestra habitacion, me derrumbe encima de la cama. Por mas que supiera que aquello podia suceder en cualquier momento, la impresion fue terrible. Entonces, mientras todos los de la casa dormian, cogi una vela y el plano de la ciudad que le gustaba observar. Lo desplegue encima de la mesa del comedor y tuve cuidado de no verter cera caliente encima. Si, veia la progresion inexorable de la calle Rennes, que surgia derecha hacia nosotros desde la estacion del ferrocarril de Montparnasse, y del bulevar Saint-Germain, ese monstruo hambriento, reptando hacia el oeste desde el rio. Con dos dedos temblorosos, segui el rastro hasta donde se unen. Exactamente en nuestra calle. Si, nuestra calle. En la cocina reina un frio glacial, tengo que bajar a buscar un chal y tambien unos guantes, pero solo para la mano izquierda, porque con la derecha quiero seguir escribiendole. Hace unos quince anos, cuando nombraron al prefecto, usted se mofaba: <>. Luego supimos lo que iba a ocurrir con la casa de mi hermano Emile, pero usted seguia sin tener miedo: <>. A menudo voy a sentarme a la iglesia, tranquila y apacible, para pensar en usted. Ahora hace diez anos que murio, pero para mi es como si hubiera pasado un siglo. Contemplo los pilares y los frescos, recien restaurados, y rezo. El padre Levasque se acerca a mi y cuchicheamos en la penumbra. --!Senora Rose, hara falta mas que un prefecto o un emperador para amenazar nuestro barrio! Childeberto, rey merovingio y fundador de esta iglesia, vela por su creacion como una madre por su hijo. Al padre Levasque le gusta recordarme cuantas veces se ha saqueado, destrozado, quemado y arrasado la iglesia desde la epoca de los normandos, en el siglo IX. En tres ocasiones, creo. Amor mio, que equivocado estaba. La iglesia se salvara, pero nuestra casa no. La casa que tanto amaba usted. Capitulo 2 El dia que recibi la carta, el senor Zamaretti, el librero, y Alexandrine, la florista, que habian recibido el mismo correo de la prefectura, subieron a visitarme. No se atrevian a mirarme a los ojos. Sabian que a ellos no les resultaria tan terrible; siempre habria un hueco en la ciudad para un librero y una florista. Pero sin la renta de los locales comerciales, ?como llegaria yo a fin de mes? Soy su viuda y sigo alquilando los dos locales que me pertenecen, uno a Alexandrine y el otro al senor Zamaretti; como lo hacia usted, como lo hizo su padre antes que usted, y el padre de su padre. Un panico frenetico se apodero de nuestra callejuela, que no tardo en llenarse del bullicio de todos los vecinos, carta en mano. !Que espectaculo! Todo el mundo parecia haber salido de sus casas y todos vociferaban, hasta la calle Sainte-Marguerite: el senor Jubert, el de la imprenta, con el delantal manchado de tinta, y la senora Godfin, de pie en el umbral de su herboristeria. Tambien estaba el senor Bougrelle, el encuadernador, fumando en pipa. La picaruela senorita Vazembert, la de la merceria (usted no la conocio, alabado sea el Senor), iba y venia por la acera, como pavoneandose, con un mirinaque nuevo. Nuestra encantadora vecina, la senora Barou, me dedico una gran sonrisa cuando me vio, pero me di cuenta de lo desesperada que se sentia. El chocolatero, el senor Monthier, era un mar de lagrimas. El senor Helder, el propietario de ese restaurante que tanto le gustaba a usted, Chez Paulette, se mordia nervioso el labio, lo que le agitaba el poblado bigote. Yo llevaba puesto un sombrero, nunca salgo sin el, pero, con las prisas, muchos olvidaron el suyo. El mono de la senora Paccard amenazaba con desmoronarse cuando meneaba con furia la cabeza. El doctor Nonant, tambien con la cabeza descubierta, agitaba el dedo indice rabioso. El senor Horace, el tabernero, consiguio que se le oyera entre el tumulto. Desde que usted nos dejo, el sigue siendo el mismo. Quiza tenga el pelo rizado algo mas gris y su panza haya adquirido una pizca de volumen; sin embargo, sus maneras estridentes y la risa sonora no se han debilitado. Sus ojos, negros como el carbon, echan chispas. --Senoras y senores, ?que hacen chismorreando a voz en grito? ?De que nos servira eso? Les invito a una ronda a todos, !tambien a los que no frecuentan mi antro! Por supuesto, se referia a Alexandrine, la florista, a quien le repugna la bebida. Un dia me conto que su padre habia muerto alcoholico.

  • Pandemocracia de Daniel Innerarity

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    Cuando Daniel Innerarity me planteo prologar este texto lo hizo sugiriendome utilizar las ideas que habia expresado en un articulo de prensa, <>, sobre la funcion y exigencias de la politica y, en especial, de la actividad parlamentaria en el contexto de la epidemia del Covid-19. Conociendo a Daniel y sus ideas esperaba, pues, que este librito fuera un texto <>, inscribiendose asi en una muy honrosa linea de pensamiento que, no solo no se desmiente con los errores de quienes nos dedicamos a la politica, sino que se reafirma cada vez que comprobamos los desastres que genera su sustitucion por la huida a los falsos refugios de la Verdad con mayusculas, la (unica) voluntad del pueblo o la seguridad nacida de la irresponsabilidad y la demagogia. Y sin embargo este libro va mas alla. El lector tiene en sus manos un autentico alegato en favor de la honestidad, de la humildad, del respeto al otro y del aprendizaje. Virtudes que, sin duda, se necesitan en la politica, pero que valen tambien para muchos otros campos de la actividad humana y, desde luego, para la reflexion filosofica y cientifica. En momentos de busqueda de certezas y seguridades, de decisiones claras y efectivas, de liderazgos unitarios, es bueno recordar que las crisis surgen precisamente en ambitos de incertidumbre, duda y hasta desorientacion. Identificar unanimemente y sin dudas una amenaza parece permitir una identificacion igualmente unanime e indubitada de la respuesta <>. Pero esa correlacion es erronea. La <> no es siempre facil de identificar ni hay consenso sobre la misma o sencillamente no existe. Las respuestas expertas son habitualmente plurales, las perspectivas desde las que identificarlas y sus posibles consecuencias son tambien diversas y distintas para cada uno de sus destinatarios. Las crisis invariablemente plantean opciones inciertas, afectan a diversos ambitos y valores, y exigen ponderar sus efectos en todos ellos. La decision en la incertidumbre y la ponderacion son eminentemente politicas, tambien porque sobre el peso de los valores afectados no hay expertos, sino juicios y opciones personales y sociales, como explica este libro con la caracteristica elegancia de su autor al definir la politica como <> que <>, aunque esas dificultades no sean <>. Confiar la decision, en tales casos, a la politica democratica es signo de humildad y respeto al otro, que quiza tenga razon; pero sobre todo es un instrumento para conseguir que esa decision sea informada, razonada, integre el maximo de aportaciones, sea asumible por los ciudadanos y se adopte de modo plenamente responsable. A las crisis se responde tambien con el pluralismo y la discusion politica, aunque exijan modular el debate partidista ante el objetivo compartido y las necesidades de una actuacion convincente y compartida. En frase especialmente feliz, Daniel Innerarity afirma que <>, aunque afirmarlo en lugar de desearlo sea quiza un caso benevolo y comprensible de sacrificio del rigor en beneficio de la esperanza. No es extrano que sea Innerarity precisamente quien nos recuerde que esa es la responsabilidad institucional que debe prevalecer ante las visiones de la crisis como oportunidad de autoafirmacion partidista, senal clara, en sus palabras, <>. Reivindicar la politica democratica, la discusion plural y el sentido institucional es una posicion esperable en una diputada, mas aun si asume la Presidencia de la Camara de representacion ciudadana. Pero de un texto de Daniel Innerarity el lector espera algo mas, y este libro no le defraudara, al menos en dos aspectos: por una parte, la defensa de una politica marcada por la relevancia de lo publico y por su caracter multinivel; por otra, la exigencia no solo etica sino profundamente pragmatica de una actitud personal de apertura, humildad, comprension y aprendizaje, en los politicos y en el conjunto de los ciudadanos. Primer aspecto: la politica es quien fija las prioridades sociales, y las instituciones son quienes permiten que esa fijacion se haga de modo publico, responsable, consciente de sus efectos y alternativas y con respeto a los valores que hemos decidido proteger reforzadamente. Ni los estudios de television ni las calles pueden hacerlo. Las instituciones publicas son nuestro instrumento mas poderoso como sociedad, y son quiza el unico instrumento para quienes disponen de menos recursos. Si no funcionan o no lo hacen suficientemente, podemos reformarlas o cambiar a sus miembros; pero no podemos permitirnos sustituirlas ni renunciar a ellas. Solo las instituciones garantizan una explicacion y una argumentacion publica de las medidas, considerando y dando respuesta a las dudas, objeciones y alternativas que se susciten. Unicamente ellas permiten integrar el maximo de aportaciones, pues como afirma el autor, <>. Solo en las instituciones quien decide lo hace sometido al control y a la presion del otro, cuyas alternativas se someten asi tambien a las reglas propias del debate institucional y al mismo escrutinio publico. Unicamente ellas, en fin, hacen legitimo responder a la crisis, la sanitaria y sus consecuencias sociales y economicas, con un uso intenso y responsable de lo publico, que siempre asume la respuesta y la responsabilidad de actuar. En tiempos de crisis, todos nos refugiamos en los medios publicos, y a los representantes publicos les corresponde en consecuencia dirigir la respuesta. De la crisis saldremos gracias a lo publico; gracias, pues, a las decisiones politicas que generaron sus capacidades y a las que lo ponen en funcionamiento. Saldremos gracias a las instituciones de todos. Unas instituciones que integran hoy necesariamente diversos niveles. Frente a quienes ven en la crisis una oportunidad para recuperar el protagonismo de los estados o poner en duda las instituciones supranacionales, este libro nos pone ante una realidad incuestionable que su autor expresa como la disociacion de los grandes asuntos politicos del Estado como marco unico de generacion, impacto y solucion. Por ello, el Estado, y en concreto Espana, actua hoy en distintos niveles: algunos de ambito mas reducido, autonomico y local, y otro mas amplio, el de la Union Europea. Todos ellos son, a mi juicio, necesarios y estan profundamente interconectados. Con el fin de mejorar la respuesta a los nuevos retos hemos decido que el poder sea, de nuevo en palabras de Daniel, <>. El lector encontrara en estas paginas argumentos para reforzar la dimension europea de nuestras capacidades, pero lo hara consciente de los limites actuales de las instituciones de la Union y de las razones de esos limites, condicion necesaria para su superacion. Segundo aspecto: las finalidades a las que sirve la politica no se alcanzan de modo automatico. La politica la hacemos personas, y de nuestra responsabilidad y acierto depende que el sistema parlamentario funcione y que sus fines se hagan reales tambien en la gestion y superacion de las crisis. En tales casos, el pluralismo de nuestras instituciones debe ser solo un instrumento real para mejorar el camino hacia el objetivo que ahora todos compartimos: superar la crisis del Covid-19. Para ello es requisito inexcusable el respeto por el otro; un respeto que nace de la necesaria humildad de cada uno, de la conciencia de las limitaciones, las propias y las que impone la realidad, de la exigencia de asumir las propuestas utiles, independientemente de su procedencia, y tambien del reconocimiento del esfuerzo y la voluntad del otro. Al debate politico y partidista en tiempos de crisis puede aplicarse lo que Daniel afirma sobre el debate entre estados dentro de la Union: <>. Admitamos las limitaciones y asumamos, sin rendirnos, que en ocasiones chocaremos con obstaculos insuperables. Ni la ciencia ni la politica son infalibles. Desconfiemos de quienes lo tienen todo claro, pues en el debate publico no hay mejor senal de soberbia ni mayor riesgo de error. Con muertes de seres queridos, con afectacion de los negocios, con incertidumbre sobre el futuro, con pisos pequenos y sin luz... se que es dificil, pero mas que reproches y diatribas, demoliciones y bilis, hace falta prudencia, serenidad, comprension y empatia. Respeto por el trabajo y la contribucion ajenos y prudencia en su valoracion; comprension por el esfuerzo realizado e incluso por la impotencia que pueda encontrar; implicacion en la oferta de respuestas; empatia y solidaridad con quienes mas sufren, con quienes pierdan recursos, fuerzas y, sobre todo, personas queridas. Esos son los signos que distinguen a quienes luchan contra la crisis, quienes se comprometen para superarla, frente a quienes querran utilizarla para sus intereses. En estas semanas, los responsables publicos hemos asumido intimamente la decision de incluir siempre en nuestras intervenciones el agradecimiento, institucional y personal, a quienes durante la crisis trabajan por el conjunto de los ciudadanos: trabajadores publicos, gestores, responsables, profesionales y empleados en servicios esenciales, fuerzas de seguridad y tantos otros junto a los profesionales sanitarios que asumen ademas el riesgo para su propia salud y su vida. A su lado, palidece el agradecimiento a Daniel Innerarity por este texto, pero en su justa medida es enormemente gratificante encontrar una reflexion serena, constructiva y coherente con las virtudes que defiende de honestidad, humildad, respeto al otro y aprendizaje. Gracias pues, tambien, a quienes reflexionan, sobre todo cuando lo hacen desde la humilde voluntad de aprender antes de ensenar.

  • La india secreta de Paul Brunton

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  • Mamen de Ma Victoria Garcia Angel

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    Mamen se levanto temprano. Seguramente, porque estaba habituada a hacerlo y porque no lo estaba en absoluto a trasnochar. Era sabado, claro que tambien lo era cuando se acosto. Estaba contenta, algo despistada. Se preparo un cafe y se sento en el generoso ventanal en chaflan de su estudio. "Que vista tan bonita", penso, mientras sorbia su taza de cafe. La verdad es que el sitio era privilegiado. Un atico de sesenta metros en la calle San Gregorio a tiro de piedra de la Universidad de Sevilla, donde trabajaba desde hacia ya casi diez anos. Era profesora adjunta de Geografia e Historia y, actualmente, preparaba el doctorado. La docencia su gran pasion desde la adolescencia, ese era su sueno. Se implicaba de tal manera que terminaba haciendo cualquier cosa para no defraudar a nadie. Siempre todos podian contar con ella y se preparaba a conciencia organizando, desde grupos de escalada hasta de espeleologia para profesores y alumnos, su popularidad en este ambito iba unida a su buena reputacion como profesora. Sin embargo, en el terreno personal, no habia tenido mucha suerte a pesar de ser una morena atractiva de ojos grandes de un tono pardo que, a veces, con la luz del sol, se tornaban verde oscuro. Su sonrisa espontanea y facil le formaba hoyuelos en las mejillas. Era alta y esbelta, de piernas torneadas y un cuerpo bien cuidado. Su caracter extrovertido guardaba cierta dosis de prudencia con respecto a su vida afectiva, que nunca habia terminado de cuajar, quizas porque, en el fondo, era mas timida de lo que estaba dispuesta a reconocer o, tal vez, porque le habria dedicado demasiado tiempo a la preparacion profesional y no hubiera sabido combinar lo personal con lo vocacional. Seguia alli en su fantastico ventanal viendo a las gentes deambular; con la mente ausente, relajada, con una expresion dulce en su rostro simplemente formando parte de aquella soleada manana de enero que los dioses le regalaban generosamente, hasta que sono el movil sacandola bruscamente del trance. --Dime, Jose --contesto Mamen. --?Como "que te diga"? Llevo diez minutos en el bar. ?Donde estas? --En casa --contesto, culpable. --Y bajas, ?o que? --Dame cinco minutos. --!Joder, Mamen! !Que he comprado churros! --No tardo, no tardo. Mamen se levanto de un salto vociferando "!mierda, mierda! ?Como me he podido olvidar de Jose?". A la vez que buscaba unos vaqueros, un sueter y los zapatos, se metio en el bano, se refresco la cara y se vistio a toda velocidad. Busco el movil, que lo habia tirado en el sillon, echo mano del anorak, la bufanda y el bolso, que estaban colgados en el perchero de la entrada, y salio con las llaves en ristre trotando escaleras abajo como un bombero en practicas. --Hola Jose, buenos dias. --!Hija, que pelos traes! Anda, dame un beso, "descasta". Mamen lo beso y se sento. Al hacerlo, reparo en su pelo al verse reflejada en el espejo situado al fondo del bar, confirmando efectivamente que no se habia peinado. Jose pidio dos cafes y empezo con parsimonia a desplegar el papel aceitoso de los churros a la vez que decia con resignacion "!esto estara para ponerselos a San Pedro donde yo te diga!" --Lo siento, Jose, no se lo que me ha pasado. Se me ha ido el santo al cielo. El camarero sirvio los cafes y desayunaron en silencio. Jose parecia algo molesto. Mamen, que lo conocia como si lo hubiese parido, sabia que se le iba a pasar en cuanto le soltara "el bombazo". Eran amigos desde siempre, nacidos en Carmona, donde habian pasado la infancia y adolescencia. Ahora, los dos vivian y trabajaban en Sevilla. Jose era un hombre alto de pelo castano, ojos oscuros, de rostro armonioso y cuerpo atletico. Tambien se dedicaba a la docencia aunque, para el, esta siempre habia sido su segunda opcion. Era biologo e impartia clase de secundaria en un instituto publico de un barrio periferico de la ciudad. Se habia quedado huerfano de padre a los nueve anos. Su madre, dona Mercedes; una mujer enjuta, de cabellos cortos totalmente canos con una constante mueca austera en sus labios, ojos pequenos e inexpresivos, frios y oscuros como los de un tiburon, nunca volvio a casarse. Habia ayudado a traer al mundo a media Carmona. Matrona de profesion ya jubilada, una senora muy religiosa chapada a la antigua que no se habia movido del pueblo, seguia viviendo en la misma casa con los mismos muebles y con la ropa de su difunto marido dentro del ropero, ordenada y dispuesta como si fuera a ser usada. Se habia consagrado en cuerpo y alma a su memoria y, con esa alegria de animos, habia criado a su hijo con un raro carino autoritario y bastante represivo, "como dios manda". Sobre todo, al darse cuenta de que Jose tenia otras inclinaciones sexuales y, velando por su buen nombre, el de su difunto marido, y su propia reputacion se nego a aceptarlo. La unica vez que hablo del tema, le dijo a su hijo que esa "confusion" que sentia era debido a la falta de la figura paterna que la vida le habia arrebatado tan tempranamente. Y, sin mas, empezo su particular cruzada buscando candidata a nuera con verdadera perseverancia. Esta era su razon de ser, ver a su hijo casado y tener un nieto, cosa que no iba a ser posible a no ser que Jose adoptara. Y no estaba por la labor. Por otro lado, los padres de Mamen tambien eran y vivian en Carmona. Don Pedro, notario de profesion casi jubilado, porque un notario no se jubilaba nunca -- como solia decir. Su aspecto serio y solemne debia ir con el cargo, porque en realidad era un senor regordete y mofletudo de buen caracter y mejor fondo que, por encima de todo, adoraba a su familia. Dona Esperanza; algo menor que su marido, de buen comer aunque intentaba mantenerse solamente rellenita --decia ella --, habia sido una mujer muy guapa a la que siempre le habia gustado cuidarse. Llevaba el pelo corto de un rubio ocre de peluqueria, sus manos de manicura perfecta y sus grandes ojos castanos, eran ahora su mejor baza. El matrimonio habia tenido dos hijas: Esperanza, la mayor, que habia sacado mas parecido a la rama paterna en lo fisico, luchaba sin tregua contra el sobrepeso. En cierto modo, le tenia algo de envidia a su hermana, que no se privaba de nada y no engordaba en absoluto. Lo cierto es que Esperanza era una mujer corriente, de cabello castano y lacio, su media melena le caia sobre los hombros, sus ojos eran pequenos y marrones y, aunque habia en ella algo del caracter materno, este era mas desabrido y seco. Era medico, como Jesus, su marido. Un hombre delgaducho y poca cosa, un poco mas bajo que ella, de caracter docil y calva prominente y, eso si, tenia unos bonitos ojos azules. Mucho buque para tan poco pirata --dijo Jose, cuando se comprometieron--. Residian en Madrid, causa de queja constante de su madre. !Pues anda que no hay hospitales en Sevilla! --era la muletilla que empleaba la senora a la minima--. Y su otra hija, Mamen, dos anos menor que su hermana. Tampoco habia nietos, en esa familia parece ser que esta "desgracia" habia unido mas si cabia a este par de abuelas frustradas que eran amigas intimas. (Eso es lo que tienen los pueblos, que conoces a la gente para siempre). --?Cuando me vas a decir lo que te ha pasado? Porque lo del santo al cielo no me lo trago -- dijo Jose. --!Ya estabas tardando! --!No guapa, aqui quien ha llegado tarde, con la lengua fuera, y sin peinar has sido tu, reina mora! --Vale, vale, mea culpa. Te lo cuento si no montas un espectaculo, que te conozco. --!UUY! Esto promete --se relamio Jose. --Anoche salimos a cenar y me acoste a las tres de la manana. --?Sola? --Si, sola, aunque hicimos el amor en su casa --dijo Mamen, bajando la voz. --!!ALELUYA!! --exclamo Jose, a pleno pulmon. --!Que no grites, ordinario! !Mira que te lo habia dicho! Anda, pago los cafes y te lo cuento en casa, que aqui ya se ha enterado media barra. La escasa vida sentimental de Mamen parecia haber cambiado. Hacia algo mas de un mes conocio a Carlos a traves de Irene, una companera de la universidad algo pizpireta a la que Jose, con su sarcasmo particular, apodaba "la purisima". Fue algo casual, en la calle, a la salida del trabajo. Irene la abordo, algo que le sorprendio, pues no solia mostrarse tan agradable con ella. Se lo presento e insistio para que tomara una cerveza con ellos. Mamen acepto, mas por compromiso que por otra cosa. El resulto ser un hombre encantador. Ademas de tener buena planta, era agradable, correcto, y con un increible don de gentes. La conversacion, fluida e interesante, hizo que lo que iba a ser unas cervezas se convirtiera en un almuerzo, ya a los postres Irene se disculpo porque al parecer habia quedado con alguien y se marcho, de manera que se quedaron solos. La charla se hizo mas personal, mas intima. Carlos le conto que estaba separado, en proceso de divorcio, tenia un hijo de cinco anos y estaba pasando por momentos muy duros. Cuando saco a colacion a Irene, dijo que era una amiga que le estaba ayudando a superar su fracaso sentimental, que era un gran apoyo, casi la hermana que no tuvo. Despues del segundo cafe, ya cerca de las cinco de la tarde, se intercambiaron los moviles, quedaron en verse a la semana siguiente, se despidieron y se marcharon cada uno por su lado. Desde aquel dia se sucedieron las llamadas y las citas. En cada una de ellas, Mamen descubria una nueva faceta en el. Era el hombre perfecto, atractivo y varonil, de trato impecable, carismatico, sensible, y totalmente comprometido con su paternidad. La felicidad de su hijo era su prioridad, lo que se dice "un padrazo".

  • Todos mis demonios (Todos mis demonios 1), Veronica A. Fleitas Solich de Veronica A. Fleitas Solich

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    Los demonios quieren algo que Eliza tiene.
    Cuando Eliza conoce a Vicente no logra imaginar que detras de su fachada de perfeccion, se esconde una fuerza que esta dispuesta a todo con tal de apoderarse de su alma.
    ?Entregara ella su alma al Infierno o el precio a pagar por Vicente sera algo que el no pueda entregar?
    ?Que sucede cuando nuestros anhelos, fantasias y temores se ponen de manifiesto sin que intentemos reprimirlos?
    “Todos mis demonios” es la primera parte de una pentalogia que llevara a Eliza y a Vicente a situaciones extremas en las que se veran obligados a hacer sacrificios y a tomar decisiones que muchas personas no aprobarian. Los sucesos que atravesaran, los arrastraran a lo mas primigenio del naturaleza del hombre y a la eterna lucha de las fuerzas que para casi todas las creencias, se juegan dia a dia el futuro de la humanidad: el bien y el mal.
    Sobre la verdad de nuestras almas, sobre aquello que llevamos dentro. Sobre todos nuestros demonios.
    ?Es el amor mas poderoso que el Infierno?

  • Un asunto de honor de Arturo Perez Reverte

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    Era la mas linda Cenicienta que vi nunca. Tenia dieciseis anos, un libro de piratas bajo la almohada y, como en los cuentos, una hermanastra mala que habia vendido su virginidad al portugues Almeida, quien a su vez pretendia revendersela a don Maximo Larreta, propietario de Construcciones Larreta y de la funeraria Hasta Luego. --Un dia vere el mar --decia la nina, tambien como en los cuentos, mientras pasaba la fregona por el suelo del puticlub. Y sonaba con un cocinero cojo y una isla, y un loro que gritaba no se que murga sobre piezas de a ocho. --Y te llevara un principe azul en su yate --se le choteaba la Nati, que tenia muy mala leche --. No te jode. El principe azul era yo, pero ninguno de nosotros lo sabia, aun. Y el yate era el Volvo 800 Magnum de cuarenta toneladas que a esas horas conducia el que suscribe por la nacional 435, a la altura de Jerez de los Caballeros. Permitan que me presente: Manolo Jarales Campos, veintisiete anos, la mili en Regulares de Ceuta y ano y medio de talego por dejarme liar bajando al moro y subir con lo que no debia. De servir a la patria me queda un diente desportillado que me partio un sargento de una hostia, y del Puerto de Santa Maria el tabique desviado y dos tatuajes: uno en el brazo derecho, con un corazon y la palabra Trocito, y otro en el izquierdo que pone: Naci para haserte sufrir. La s del haserte se la debo a mi tronco Paco Seisdedos, que cuando el tatuaje estaba con un colocon tremendo, y claro. Por lo demas, el dia de autos yo habia cumplido tres meses de libertad y aquel del Volvo era mi primer curro desde que estaba en bola. Y conducia tan campante, oyendo a los Chunguitos en el radiocassette y pensando en echar un polvo donde el portugues Almeida, o sea, a la Nati, sin saber la que estaba a punto de caerme encima. El caso es que aquella tarde, dia de la Virgen de Fatima --me acuerdo porque el portugues Almeida era muy devoto y tenia un azulejo con farolillo a la entrada del puticlub--, aparque la maquina, meti un paquete de Winston en la manga de la camiseta, y salte de la cabina en busca de un alivio y una cerveza. --Hola, guapo --me dijo la Nati. Siempre le decia hola guapo a todo cristo, asi que no vayan ustedes a creer. La Nati si que estaba tremenda, y los camioneros nos la recomendabamos unos a otros por el VHF, la radio que sirve para sentirnos menos solos en ruta y echarnos una mano unos a otros. Habia otras chicas en el local, tres o cuatro dominicanas y una polaca, pero siempre que la veia libre, yo me iba con ella. Quien la tenia al punto era el portugues Almeida, que la quito de la calle para convertirla en su mujer de confianza. La Nati llevaba la caja y el gobierno del puticlub y todo eso, pero seguia trabajando porque era muy golfa. Y al portugues Almeida los celos se le quitaban contando billetes, el hijo-puta. --Te voy a dar un revolcon, Nati. Si no es molestia. --Contigo nunca es molestia, guapo. Lo que son es cinco mil. Vaya por delante que de putero tengo lo justo. Pero la carretera es dura, y solitaria. Y a los veintisiete tacos es muy dificil olvidar ano y medio de ayuno en el talego. Tampoco es que a uno le sobre la viruta, asi que, bueno, ya me entienden. Una alegria cada dos o tres semanas viene bien para relajar el pulso y olvidarse de los domingueros, de las carreteras en obras y de los picoletos de la Guardia Civil, que en cuanto metes la gamba te putean de mala manera, que si la documentacion y que si el manifiesto de carga y que si la madre que los pario, en vez de estar deteniendo violadores, banqueros y presentadores de television. Que desde mi punto de vista son los que mas dano hacen a la sociedad. Pero a lo que iba. El caso es que pase a los reservados a ocuparme de la Nati, le llene el deposito y sali a tomarme otra cerveza antes de subirme otra vez al camion. Yo iba bien, aliviado y a gusto, metiendome el faldon de la camiseta en los tejanos. Y entonces la vi. Lo malo --o lo bueno-- que tienen los momentos importantes de tu vida es que casi nunca te enteras de que lo son. Asi que no vayan a pensar ustedes que sonaron campanas o musica como en el cine. Vi unos ojos oscuros, enormes, que me miraban desde una puerta medio abierta, y una cara preciosa, de angel jovencito, que desentonaba en el ambiente del puticlub como a un cristo pueden desentonarle un rifle y dos pistolas. Aquella chiquilla ni era puta ni lo seria nunca, me dije mientras seguia andando por el pasillo hacia el bar. Aun me volvi a mirarla otra vez y seguia alli, tras la puerta medio entornada. --Hola --dije, parandome. --Hola. --?Que haces tu aqui? --Soy la hermana de Nati. Cono con la Nati y con la hermana de la Nati. Me la quede mirando un momento de arriba abajo, flipando en colores. Llevaba un vestido corto, ligero, negro, con florecitas amontonadas, y le faltaban dos botones del escote. Pelo oscuro, piel morena. Un sueno tierno y quinceanero de esos que salen en la tele anunciando compresas que ni se mueven ni se notan ni traspasan. O sea. Lo que en El Puerto llamabamos un yogurcito. O mejor, un petisuis. --?Como te llamas? Me miraba los tatuajes. Manolo, respondi. --Yo me llamo Maria. Hostias con Maria. Vete largando, Manolin, colega, pero ya mismo, me dije. --?Que haces? --pregunto. --Guio un camion --dije, por decir algo. --?Adonde? --Al sur. A Faro, en Portugal. Al mar. Mi instinto taleguero, que nunca falla, anunciaba esparrame. Y como para confirmarlo aparecio Porky al otro lado del pasillo. Porky era una especie de armario de dos por dos, una mala bestia que durante el dia oficiaba de conductor en la funeraria Hasta Luego y de noche como vigilante en el negocio del portugues Almeida, donde iba a trabajar con el coche de los muertos por si habia alguna urgencia. Grande, gordo, con granos. Asi era el Porky de los cojones. --?Que haces aqui? --Me pillas yendome, colega. Me pillas yendome. Cuando volvi a mirar la puerta, la nina habia desaparecido. Asi que salude a Porky --me devolvio un grunido--, fui a endinarme una birra Cruzcampo y un cafe, le di una palmadita en el culo a la polaca, eche una meada en los servicios y volvi al camion. Los faros de los coches que pasaban me daban en la cara, trayendome la imagen de la nina. Eran las once de la noche, mas o menos, cuando pude quitarmela de la cabeza. En el radiocassette, los Chunguitos cantaban Punos de acero: De noche no duermo de dia no vivooo… Abri la ventanilla. Hacia un tiempo fresquito, de puta madre. Me estoy volviendo loco, maldito presidiooo… Hice diez kilometros en direccion a Fregenal de la Sierra antes de oir el ruido mientras cambiaba de cassette. Sonaba como si un raton se moviera en el pequeno compartimento con litera que hay para dormir, detras de la cabina. Las dos primeras veces no le di importancia, pero a la tercera empece a mosquearme. Asi que puse las intermitencias y aparque en el arcen. --?Quien anda ahi? La que andaba era ella. Asomo la cabeza como un ratoncito asustado, jovencita y tierna, y yo me senti muy blando por dentro, de golpe, mientras el mundo se me caia encima, cacho a cacho. Aquello era secuestro, estupro, vaya usted a saber. De pronto me acorde de la Nati, del portugues Almeida, del careto de Porky, del coche funebre aparcado en la puerta, y me vinieron sudores frios. Iba a comerme un marron como el sombrero de un picador. --?Pero donde crees que vas, tia? --Contigo --dijo, muy tranquila--. A ver el mar. Llevaba en las manos un libro y a la espalda una pequena mochila. Las rafagas de faros la iluminaban al pasar, y en los intervalos solo relucian sus ojos en la cabina. Yo la miraba desconcertado, alucinando. Con cara de gilipollas. 2. Un fulano cojo y un loro El camion seguia parado en el arcen. Pasaron los picoletos con el pirulo azul soltando destellos, pero no se detuvieron a darme la barrila como de costumbre. Que si los papeles y que si ojos negros tienes. Algun desgraciado acababa de romperse los cuernos un par de kilometros mas arriba, y tenian prisa. --Dejame ir contigo --dijo ella. --Ni lo suenes --respondi. --Quiero ver el mar --repitio. --Pues ve al cine. O coge un autobus. No hizo pucheros, ni puso mala cara. Solo me miraba muy fija y muy tranquila. --Quieren que sea puta. --Hay cosas peores. Si las miradas pudieran ser lentas, diria que me miro muy despacio. Mucho. --Quieren que sea puta como Nati. Paso un coche en direccion contraria con la larga puesta, el muy cabron. Los faros deslumbraron la cabina, iluminando el libro que ella tenia en las manos, la pequena mochila colgada a la espalda. Note algo raro en la garganta; una sensacion extrana, de soledad y tristeza, como cuando era crio y llegaba tarde a la escuela y corria arrastrando la cartera. Asi que trague saliva y movi la cabeza. --Ese no es asunto mio. Tuve tiempo de ver bien su rostro, la expresion de los ojos grandes y oscuros, antes de que el resplandor de los faros se desvaneciera. --Aun soy virgen. --Me alegro. Y ahora bajate del camion. --Nati y el portugues Almeida le han vendido mi virgo a don Maximo Larreta. Por cuarenta mil duros. Y se lo cobra manana. Asi que era eso. Lo digeri despacio, sin agobios, tomandome mi tiempo. Entre otras muchas casualidades, ocurria que don Maximo Larreta, propietario de Construcciones Larreta y de la funeraria Hasta Luego, era dueno de medio Jerez de los Caballeros y tenia amigos en todas partes. En cuanto a Manolo Jarales Campos, el Volvo no era mio, se trataba del primer curro desde que me dieron bola del talego, y bastaba un informe desfavorable para que Instituciones Penitenciarias me fornicase la marrana. --Que te bajes. --No me da la gana. --Pues tu misma. Puse el motor en marcha, di la vuelta al camion y desanduve camino hasta el puticlub del portugues Almeida. Durante los quince minutos que duro el trayecto, ella permanecio inmovil a mi lado, en la cabina, con su mochila a la espalda y el libro abrazado contra el pecho, la mirada fija en la raya discontinua de la carretera. Yo me volvia de vez en cuando a observarla de reojo, a hurtadillas. Me sentia inquieto y avergonzado. Pero ya diran ustedes que otra maldita cosa podia hacer.--Lo siento --dije por fin, en voz baja. Ella no respondio, y eso me hizo sentir peor aun. Pensaba en aquel don Maximo Larreta, canalla y vulgar, enriquecido con la especulacion de terrenos, el negocio de la construccion y los chanchullos. Desparramando billetes convencido, como tantos de sus compadres, de que todo en el mundo --una mujer, un ex presidiario, una nina virgen de dieciseis anos-- podia comprarse con dinero. Deje de pensar. Las luces del puticlub se veian ya tras la proxima curva, y pronto todo volveria a ser como antes, como siempre: la carretera, los Chunguitos y yo. Le eche un ultimo vistazo a la nina, aprovechando las luces de una gasolinera. Mantenia el libro apretado contra el pecho, resignada e inmovil. Tenia un perfil precioso, de yogurcito dulce. Cuarenta mil cochinos duros, me dije. Perra vida. Detuve el camion en la explanada frente al club de alterne y la observe. Seguia mirando obstinada, al frente, y le caia por la cara una lagrima gruesa, brillante. Un reguero denso que se le quedo suspendido a un lado de la barbilla. --Hijoputa --dijo. Abajo debian de haberse olido el asunto, porque vi salir a Porky, y despues a la Nati, que se quedo en la puerta con los brazos en jarras. Al poco salio el portugues Almeida, moreno, bajito, con sus patillas rizadas y sus andares de chulo lisboeta, el diente de oro y la sonrisa peligrosa, y se vino despacio hasta el pie del camion, con Porky guardandole las espaldas. --Quiso dar un paseo --les explique. Porky miraba a su jefe y el portugues Almeida me miraba a mi. Desde lejos, la Nati nos miraba a todos. La unica que no miraba a nadie era la nina. --Me joden los listos --dijo el portugues Almeida, y su sonrisa era una amenaza.

  • El hijo del italiano de Rafel Nadal

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    Mateu crece en una familia rota que no siente como suya. Desde pequeno lucha por dejar atras los gritos y la miseria de la Mina, la casa mas pobre de Caldes de Malavella. Pronto descubre que sus origenes estan relacionados con la estancia del millar de marineros italianos que se refugiaron en el pueblo.
    Eran los supervivientes del acorazado Roma, bombardeado por los alemanes el 9 de septiembre de 1943 como venganza por el armisticio entre Italia y los aliados.
    Sesenta anos despues, a la muerte de su madre, Mateu comienza a hacerse preguntas y decide buscar a su padre: ?quien era ese italiano que silbaba canciones napolitanas y llevaba a lavar la ropa a su madre?
    El hijo del italiano narra la historia de un amor secreto y un viaje en busca de la propia identidad.

  • IMPOSSIBLE LOVE de Priscila Serrano

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    El rumbo de la vida de Alexa cambio justo el dia en el que su madre decidio casarse con otro hombre. Nunca penso que aquel suceso, iba a afectarle como lo hizo y con tanta intensidad. Tanto como para no volver a ser la misma. Entonces llego el, un chico se cruzo en su camino en el momento mas oportuno, para salvarla.
    Cameron nunca creyo que pasar por su lado, siendo el el que no creia en el amor, caeria irremediablemente enamorado de ella en cuanto la vio. Que ella le haria sentir demasiado en tan poco tiempo.
    ?Que pasara cuando se den cuenta de que tienen en comun mucho mas de lo que creen?
    Lo que no se espera ninguno de los dos es que su pasado, esta ligado a sus vidas.

  • La fuerza de una mirada de Luz Guillen

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    A pesar de su juventud, Diana esta sumida en un pozo de degradacion por culpa de la droga. Cuando mas desesperada esta, una mirada infantil, inocente y llena de esperanza, le da la fuerza necesaria para redimirse.

  • Mentiras y enganos de Jose Ismael Ospina Vergara

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    Despues de un pasado tormentoso Andrea esta lista para emprender una nueva etapa de su vida junto a su nuevo esposo, joven y atractivo. Sin embargo las cosas no son como uno las suena, un viaje a Espana que termina de forma repentina es el inicio de una serie de eventos que la empujan a regresar a Colombia sola, sin trabajo y sin otra opcion que volver a empezar.

  • Pisa mi corazon (Tapa Negra), Elisa Beni de Elisa Beni

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    Las sombras se tornan inquietantemente negras, cuando las mujeres dominan y los hombres resultan sometidos.

  • Crimenes Exquisitos, Vicente Garrido; Nieves Abarca de

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    El cuerpo de Lidia Naveira, una joven de la alta sociedad corunesa, aparece flotando en el estanque de Eiris recreando la famosa Ofelia de Millais.
    ?Que relacion tiene este crimen con el macabro asesinato acontecido meses antes en la Abadia de Whitby?
    La inspectora Valentina Negro, con ayuda del famoso criminologo Javier Sanjuan, liderara una investigacion que la llevara a colaborar con Scotland Yard, en una oscura trama a caballo entre A Coruna y Londres.
    Lo que nadie puede llegar a sospechar es que en la vertiginosa cuenta atras para atrapar al asesino, deberan enfrentarse a las obsesiones mas inconfesables de la sociedad actual.

  • La gravedad en mis zapatos de Rocio Quinones Grande

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  • La rubia del tivoli de Esteban Navarro

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    Una nueva novela de uno de los autores espanoles mas leidos en todo el mundo. Esteban Navarro Soriano fue policia durante 24 anos y en la actualidad se dedica a tiempo completo a escribir, su gran pasion. Ha sido premio Saramago y finalista en el Premio Nadal, ademas de una treintena de diversos premios de novela y relato. Amazon lo ha reconocido como el fundador de la denominada ‘Generacion Kindle’ y Random House lo considero en su momento como uno de los grandes nombres de la novela negra. Es superventas internacional con obras como El apagon, La casa de enfrente, Los crimenes del abecedario, El consul infiltrado, Los fresones rojos, El buen padre o la controvertida Una historia de policias.

  • Rayo de esperanza de E. L. Todd

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    Ryker y yo no somos lo que se dice perfectos.