• mujeres en el frente - Freda Lightfoot

    https://gigalibros.com/mujeres-en-el-frente.html

    Una historia de esperanza y superacion del pasado.

  • Mujeres en el frente Versión Kindle - Libros - Amazon.es

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  • Mujeres en el frente Tapa blanda – 12 febrero 2019 - Amazon

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  • MUJERES EN EL FRENTE - FREDA LIGHTFOOT - Agapea

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  • MUJERES AL FRENTE | LULA GOMEZ | Casa del Libro

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    16 nov 2017 — El libro MUJERES AL FRENTE de LULA GOMEZ en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • Comprar Mujeres al frente, de Lula Gómez - Editorial Libros.com

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    Sobre el libro. Mujeres al frente recoge las entrevistas a siete mujeres colombianas que ante la guerra deciden construir alternativas a la violencia.

  • Mujeres de frente - loquenoexiste.es

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    Eso es Mujeres de frente. Un libro en el que Nuria Coronado Sopeña, reconocida periodista de nuestro país, habla de tú a tú con 20 feministas españolas y ...

  • MUJERES AL FRENTE | LA LEY DE LOS MÁS NOBLES ...

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    Mujeres al frente recoge las entrevistas a siete mujeres colombianas que ante ... entre muchos otros, y es autora de Condenadas al silencio, un libro donde ...

  • Mujeres en el frente de Freda Lightfoot - Hola Ebook

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  • Mujeres en el frente» de Freda Lightfoot - Revistas Galeradas

    https://revistagaleradas.com/mujeres-en-el-frente-de-freda-lightfoot/

    30 ene 2019 — foto portada libro mujeres en el frente en revista literaria galeradas. «Mujeres en el frente» de Freda Lightfoot. Género: Ficción femenina.

  • La guardiana del ambar de Freda Lightfoot

    https://gigalibros.com/la-guardiana-del-ambar.html

  • !!Menudo Marron!! de Sheila Maldonado

    https://gigalibros.com/menudo-marron.html

    Menudo marron es lo que vive una mujer cuando le llega la hora de preparar la cena para sus cunados y todo le sale de mal en peor. Situaciones que se convierten en una verdadera agonia pero que acaban resultando de lo mas comico.
    Para reirse y verse en el mismo fregao que a tod@s nos puede suceder alguna vez, cuando quieres quedar la mar de bien con los invitados y no te sale todo como esperabas.
    Con la intencion de hacer pasar un buen rato leyendo esta divertidisima historia.

  • Los juegos de mi jefe de Megan Rose

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    Cuando Tatiana consigue su primer trabajo, conoce a Hugo, quien ademas de ser su jefe, la adentrara en un mundo desconocido para ella.
    Los juegos sexuales seran adictivos, pero hara que toda su vida cambie por completo.
    ?Estara dispuesta a seguir con todo eso?
    Si son simples juegos, ?que ocurrira cuando su corazon le muestre que hay mucho mas detras?

  • El otro ingles de Ilsa Madden-mills

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    Un britanico ardiente.
    Una americana despechada.
    Una noche que se olvidaron de quienes eran.

  • Cuando aman las Townsend (Los Townsend 3) de Nunila De Mendoza

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    En Garden House han florecido hermosas violetas: las jovenes mujeres Townsend, y ellas tambien se enamoran.

  • Bajo observacion de Miriam Amor

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    ?El pequeno pervertido de al lado le esta apuntando con una camara?
    Despues de que el marido de Marion desaparece en un crucero, ella disfruta de su libertad al maximo.
    Un dia, despues de una sauna caliente, se aventura desnuda en su jardin para refrescarse.
    Sorprendida, descubre que el hijo de la vecina la esta observando en secreto.
    En lugar de avergonzarse, su cuerpo envia senales completamente diferentes.
    El deseo, la lujuria y el deseo brotan en ella. Se siente mas sexy de lo que se ha sentido en anos.
    Su libido ha despertado repentinamente de un sueno profundo. Un nuevo plan madura rapidamente en ella.
    Quiere atrapar al joven Benjamin en el acto y darle una leccion que no olvidara pronto.

  • Los reflejos de la luna de Edith Wharton

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    Nick Lansing y Susy Branch son jovenes, atractivos, brillantes: pagan <>. Nick malvive de un menguante patrimonio familiar y de escribir articulos para una enciclopedia, aunque su ambicion es ser novelista. Susy, hija de un padre derrochador ya fallecido, lleva desde los diecisiete anos sabiendo <>, y viviendo de prestado en las multiples casas, en Nueva York y en Europa, de sus amigas millonarias.

  • La esposa inocente de Amy Lloyd

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  • La madreselva de Tierra Salvaje

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    La protagonista, una chica de familia adinerada con problemas de adiccion, es internada en un centro de mujeres para tratar su problema. Alli le daran un trato muy distinto al que acostumbraba en su vida diaria y encontrara respuesta a lo que lleva preguntandose mucho tiempo sobre su preferencia sexual.

  • El acuerdo de Liss Moura

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    Soy un espiritu libre, no dejare que ningun hombre me domestique. Si todas mis amigas se casan no significa que yo tenga esa misma necesidad. El amor siempre termina mal y no expondre a mi corazon a ello.

  • El extrano de mis suenos 1 de Selenia Grant

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    Dalia a comenzado a conocer en carne y hueso al desconocido que aparece cada noche en sus suenos que se acabara convirtiendo en alguien muy importante y a su vez muy misterioso.

  • Zoom de Paloma Ainsa

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    La vida da muchas vueltas. No es ningun misterio. A veces, si tienes suerte, te permite trabajar en lo que te gusta. En mi caso es la fotografia. Hago fotografias de todo tipo. No hay nada, en este mundo cruel que nos ha tocado vivir, que me llene mas que captar esa belleza que todos llevamos dentro, ese instante en el que todo parece perfecto, ese gesto lleno de expresividad y poesia y dejar constancia de el para siempre, hacerlo inmortal. Me encanta. Y se me da bien. Empece trabajando en la BBC --no, no es la cadena de television britanica, sino la forma en la que mi padre denominaba a <>--, pero, poco a poco, fui abriendome camino hasta que consegui tener mi propio estudio. Un estudio grande y luminoso, con mucho cristal y paredes de ladrillo visto pintado de blanco que mi amigo Victor me ayudo a decorar. Trabaje como free lance para publicaciones importantes en el mundo de la moda y en revistas del corazon. Inmortalice a modelos, a gente de la farandula e incluso a personalidades de la politica. Es posible que hayas visto una portada mia al pasar por un kiosco. La vida, en ocasiones, puede ser aun mas magnanima y, aparte de la suerte en lo laboral, tambien te permite casarte con el amor de tu vida. Un hombre encantador con hoyuelos en las mejillas. Uno de esos al que tus padres adoran y que aun tiene detalles espontaneos y romanticos. Una de esas personas a las que crees conocer, que no tiene secretos para ti despues de doce anos de relacion y por la que pondrias la mano en el fuego sin dudar ni un segundo. Y cuando te relajas y piensas: <>, la vida va y te lo quita todo de golpe. De la noche a la manana, el banco se queda con tu estudio, y el marido, al que creias conocer, te sorprende con algo tan cruel, mezquino y humillante, que se convierte de un plumazo en un ser de nombre impronunciable. Y te ves obligada a volver a casa de tus padres, sin dinero, sin trabajo, sin estudio de fotografia. Sin futuro. Y te sumerges en un tunel helado y oscuro durante mucho, mucho tiempo. Un tunel del que solo se puede salir gracias al amor de tu familia y tus amigos. Y cuando crees que lo peor ha pasado, la vida se rie y empieza a girar otra vez. CAPITULO 1 Me desperte en mi antigua habitacion y lo primero que vi, como cada dia en los ultimos dieciocho meses, fueron los posters de Take That que me acompanaron en mi adolescencia y que, por alguna extrana y melancolica razon, me resistia a quitar de las paredes, a pesar de lo mucho que me fastidiaba la sonrisa --antes enigmatica y ahora ironica-- de Robbie Williams. La resaca tampoco ayudaba. Ultimamente, cuando me juntaba con Victor, bebia mas cerveza que Homer Simpson. Me revolvi tratando de buscar una postura decente, un rayito de sol que entraba a traves de la persiana me estaba fundiendo las retinas, las tenia como lupas. Decidi que taparme la cabeza con las sabanas era la mejor solucion. De hecho, me encontraba tan aislada del mundo que me pregunte si podria quedarme asi eternamente. Se estaba tan bien... Oi pasos en el pasillo, mi madre se acercaba y sabia que entraria sin llamar. Le daba miedo que tuviera una depresion <> y hubiera decidido poner fin a mi misera existencia tomando un punado de las pastillas de amapola de California que tomaba para dormir. Habia leido en Google que era un opiaceo y ahora creia que era drogadicta. De nada servia que le explicara que las drogas duras no se vendian en herbolarios. --Pero Maritere, ?que haces ahi embalsamada? !Pareces Tuttankamon! No espero respuesta y se dirigio a la ventana dando grandes zancadas. El ruido de la persiana me perforo el timpano y la luz solar invadio la habitacion de tal forma, que tuve miedo de destaparme por si quedaba reducida a un punado de cenizas, como un cutre Dracula de serie B. --Aqui huele a tigre, hija. Y ya tengo bastante con los pies de tu hermano. Haz el favor de levantarte, que son las nueve y media y yo no soy la criada de nadie. Me arranco las sabanas de un tiron sin previo aviso. --Ay... --fue el unico y lastimero sonido que consegui emitir. --Vas a tener que ir a comprar limones, pero no vayas a la fruteria de la esquina que los tienen carisimos. ?Como se les ocurre tener los limones a dos cincuenta el kilo? Con razon se acaban de comprar un adosado... --dijo mientras recogia mi ropa sucia del cesto. Mi mente, aun regodeandose en la autocompasion, no acababa de procesar la relacion entre el precio de los limones y la compra de adosados. --!Venga, Maritere! !Que tengo a tu abuela vagando a sus anchas por el pasillo! Mi abuela tenia demencia senil. Una vez se nos escapo de casa en camison y fue sembrando el terror entre los ninos del vecindario. No podiamos dejarla mucho tiempo sin vigilancia. --Voy, mama... --conteste haciendo un esfuerzo sobrehumano para levantarme. Ella sonrio satisfecha por haber cumplido con su mision y me dio un beso brusco en la frente. Era su forma de decirme que me queria y que sabia que lo estaba pasando mal. --Tinete las raices --dijo examinando mi pelo pajizo. Le devolvi una sonrisa debil y ella salio de la habitacion de la misma forma en la que habia entrado, como una fuerza de la naturaleza, como un huracan desplazandose por el Golfo de Mexico. * --Buenos dias a todos --dije entrando en la cocina. Me sentia algo mas animada. La ducha me habia sentado bien. --Buenos dias --contesto mi padre bajando el periodico. --Mpmhf --contesto mi hermano Juanlu, en calzoncillos y con una camiseta de Black Sabbath. Mi abuela se limito a observarme con una sonrisa, ya no hablaba mucho. Me sente a la mesa e intente robarle una galleta a mi hermano, pero tenia buenos reflejos y me dio una palmada en la mano. --!Au! Mi madre, que estaba amasando un monton de carne picada para hacer albondigas, se volvio hacia nosotros. --?Viniste muy tarde anoche? No te oi llegar. --No. Solo me tome un par de cervezas en casa de Victor. Ella enarco las cejas en un gesto de suspicacia, eso de <> le sonaba a eufemismo. --Ya... --contesto mi madre meneando el mejunje rosado. Mi hermano me miro de reojo esbozando una media sonrisita de complicidad. Tampoco se habia tragado lo de las dos cervezas. --No es por ser pesada, Maritere... --empezo mi madre. Por experiencia, se que cuando mi madre empieza con esa frase, el efecto de pesadez se duplica y se eleva a la enesima potencia. --Mama, deja de llamarme Maritere, por favor. Sabes que no lo soporto. --Maitechu --dijo mi abuela. --Maitechu tampoco, yaya... --Mpmhf, mpmhf, mpmhf... --rio mi hermano. --Son apelativos carinosos, Maite. No le des tanta importancia --dijo mi padre, bajando el periodico de nuevo y guinandome un ojo. --Como iba diciendo... --insistio mi madre, molesta por la interrupcion-- Ayer por la tarde me encontre con la senora Encarnita en el supermercado. La mayoria de nuestras vecinas eran ancianas viudas que respondian a diminutivos. Estaban Encarnita, Lolita, Angelita, Teresita y Pepita. Incluso teniamos un caso extremo, Anitin. Por supuesto, me resultaba muy dificil saber a cual de ellas se estaba refiriendo. --Su hija Quinita... --continuo mi madre aumentando mi confusion-- Tu la conoces. Es aquella chica que trabajo una temporada en la merceria que hay a dos manzanas, cerca del mercado. La que tuvo una mononucleosis de caballo, pero todo el mundo le decia que eso era solo astenia primaveral y casi acaba en el otro barrio... Mi madre no soportaba que los demas no tuvieramos sus dotes de reconocimiento facial y memoria sobrehumana, asi que insistia en darnos detalles sobre las personas para ayudarnos a recordarlas. La cosa podia prolongarse hasta el infinito, por eso la cortabamos siempre con la misma frase:

  • Verdades y mentiras (Suaves petalos de amor 2) de Encarna Magin

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    Segunda entrega de la trilogia <> de Encarna Magin, iniciada con Sonrisas y lagrimas.

  • El Sueno de Nerea de Manuel Iglesias Hernandez

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    Nerea, una anciana vasca afincada en Abina (Vizcaya), cuenta la historia de su vida a su nieto. Le habla de como su amistad con Nicolasa, esposa del fundador del PNV, le permitio conocer y convertirse en fiel seguidora de este lider y, con ello, ser persona defensora de las creencias religiosas de sus antepasados, de las antiguas leyes nacidas siglos atras. Una convencida de que el pueblo vasco siempre fue un pueblo elegido por Dios, creencia de la que presumia. Mas, conforme paso el tiempo, dejo de ser seguidora del nacionalismo carlista que proclamaba el lema "Dios y Ley Vieja", tal como hiciera su maestro, en defensa de un "Dios-Nacion", transmutacion que haria del independentismo una nueva religion.

  • Sophie en los cielos de Paris de Katherine Rundell

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    Tras hundirse un barco en el Canal de la Mancha, una nina de apenas un ano aparece flotando en un estuche de violonchelo y es rescatada por un erudito y aventurero londinense llamado Charles Maxim. De esta forma tan extraordinaria comienza la conmovedora historia de Sophie y Charles, quien, una vez constatada la desaparicion de la madre de la nina, se convierte en su tutor legal. Sin embargo, con el paso del tiempo, se apodera de Sophie la idea de que su madre sobrevivio al naufragio, y aunque Charles le advierte que eso es casi imposible, para ella el <> significa que existe <> posibilidad, y esta, por remota que sea, jamas debe descartarse. Asi pues, a pesar de que la unica pista que tienen es una direccion parisina grabada en el estuche del chelo, Charles, que lo daria todo por verla feliz, accede a acompanarla a Paris para iniciar la incierta busqueda. Alli, en una noche magica, Sophie conoce a Matteo y sus amigos, unos jovenes vagabundos que recorren la ciudad por los tejados y que enseguida se prestan a ayudarla para que su sueno se haga realidad.

  • Una vida en venta de Yukio Mishima

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    ?Que es la vida para Yukio Mishima? Hanio Yamada, un joven publicitario, sufre una crisis que le lleva a un intento de suicidio fallido. Sintiendose vacio, importandole muy poco su existencia, se le ocurre la excentrica idea de poner en venta su vida y lo hace publicando un anuncio en prensa: ” Vida en venta. Quien la compre puede utilizarla como le plazca ” . El problema viene cuando acuden a el una serie de pintorescos personajes que quieren comprarsela: unos espias extranjeros en busca de una clave cifrada en manos de un pais enemigo, una exquisita vampira que le da tanto amor como le pone al borde de la muerte, una heredera convencida de que va a volverse loca y le involucra en un tetrico plan… Los continuos peligros le devuelven el deseo de vivir y olvidar su sentimiento autodestructivo. Pero la decision de poner su vida en venta, ?no ha sido ya un reto demasiado osado al destino? ” Una vida en venta ” es una de las novelas mas originales y surrealistas de Mishima. Tras una trama aparentemente desenfadada, se trasluce la soledad que le acompano, sus inseguridades, sus dudas existenciales, su sed por vivir intensamente una vida a la que puso fin practicandose el tradicional ” seppuku ” en 1970. Se publico por entregas en una revista japonesa en los anos sesenta y, sin pena ni gloria, en los noventa en formato bolsillo. Su reedicion hace un par de anos en Japon ha sido toda una sorpresa por el notable exito obtenido, sobre todo entre los lectores mas jovenes que han descubierto a un autor hasta ahora desconocido para su generacion. Esta edicion de Alianza Editorial es la primera que se hace en una lengua occidental.

  • La llama de la pasion de Javier Pina Cruz

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    Un pequeno homenaje a todos esos padres y madres, que tienen que criar solos a sus hijos.

  • Los ultimos dias de Rabbit Haye, Anna McPartlin de Anna Mcpartlin

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    Rabbit Hayes ama su vida, normal y corriente como es, y tambien ama a la gente extraordinaria que hace que esta vida sea aun mejor. Ama a su ingobernable y vital familia: a su hija Juliet y a Johnny Faye, ambos con un corazon de oro.

  • Manual de un Homicidio de Goncalo Jn Dias

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    Para contar mi version de la historia, tendre que retroceder hasta el inicio de diciembre de 2016. Me encontraba en una fiesta de navidad de una escuela de educacion primaria, donde un grupo de ninos de cinco y seis anos cantaba villancicos de una forma anarquica y arritmica, algunos de los cuales estaban mas interesados en hacer payasadas para el auditorio, compuesto en su inmensa mayoria por padres y abuelos. Estos se reian y movil en mano, grababan el momento para toda la eternidad. Seguramente que inundarian las redes sociales cuando llegaran a casa con fotos de sus hijos y tipicas frases toxicas como: "mis hijos son mi felicidad" o "cuando un hijo esta feliz hay una madre tocando el cielo". ?Y que hacia yo, una mujer de 38 anos, sin hijos, que no aprecia la navidad ni la compania de ninos, en este lugar? Acompanaba a Dora, una vieja amiga, que tenia uno de los hijos en el palco y el otro en su regazo, mientras contemplaban como su hermano cantaba y gesticulaba a la vez para su madre, que contestaba enviando besos con la mano; en ese momento pense: ?que hago yo aqui? Habia algo que faltaba en mi vida y no era un hijo. El hecho de que mi novio no pudiera tener hijos no era motivo de insatisfaccion. Sentia que la culpa era mia, no conseguia ver la gracia a aquel tipo de actuaciones, mientras todos reian y disfrutaban. Esto era algo que tambien ocurria en otro tipo de situaciones similares, en las cuales yo simplemente me sentia descolocada, inadaptada. Ultimamente, para poder quedar con mis amigas de la adolescencia o de la universidad, siempre tenia que ser en lugares como este, escuelas, parques o cafeterias apropiados para ninos. Nuestras conversaciones habian cambiado; ya raramente hablabamos sobre nosotras, el tema central y casi exclusivo eran los crios. Que comian, como dormian de mal, que cara era la ropa de ninos, el ruido que hacian constantemente y como echaban de menos el periodo en que tenian tiempo para ellas mismas. Cinicamente decian que me envidiaban, que yo si tenia todo el tiempo del mundo para mi, por supuesto, sabia que ellas lo decian entre dientes, sin sentirlo realmente. Sin tan siquiera darme cuenta, poco a poco, mis amistades fueron cambiando, conoci personas que como yo no tenian hijos, ya fuera por opcion u obligacion, con las que frecuentemente satirizaba sobre las familias tradicionales. Conscientemente, escogia en la playa un lugar alejado de los crios; miraba con impaciencia cuando algun nino berreaba en algun transporte publico y negaba gentilmente coger los bebes de mis amigas, con la excusa de ser poco habil. Por lo tanto, el hecho de que Julio no pudiera ser padre no me produjo gran tristeza, jamas habia sentido la llamada de la madre naturaleza para dar a luz, aunque sabia que, para el, suponia un duro golpe; no solo porque deseaba ser padre, sino tambien por prejuicios machistas que le hacian pensar que seria menos hombre que otro cualquiera. Tuvimos conocimiento de que el no podia concebir un hijo cuando teniamos poco mas de 30 anos, mientras todos nuestros amigos empezaban a tener su primer retono. Mas que por iniciativa propia, fuimos arrastrados por aquello que todos hacian en nuestra edad: centrarse y tener hijos. Despues de diversas visitas a medicos y curanderos, aceptamos lo inevitable y entonces, Julio propuso la alternativa de adoptar un nino, la cual rehuse con total determinacion. El aniversario del fallecimiento de mi padre era otra de las razones de mi tristeza y nostalgia en esta epoca. Se cumplian ahora dos anos de su muerte, y esa fecha me hacia recordar la agonia por la que paso en sus ultimos dias. Las noches que estuve a su lado, mientras el se esforzaba, entre dolores y morfina, en hablarme de su vida, de sus victorias y derrotas, del orgullo que sentia por mi, de su impotencia y locura cuando murio mi unico hermano y de la esperanza que tenia en que yo aun le diera un nieto. Esa navidad, Julio habia acordado con su madre y sus hermanas pasar la Nochebuena con ellas en su pueblo natal, Braga. Yo me habia disculpado por no querer dejar sola a mi madre en este periodo tan delicado, por no hacer el viaje de casi 400 kilometros, aunque en el fondo, el poder evitar las interminables preguntas, sugerencias y opiniones de mi suegra y cunadas, fuera ya razon suficiente. El estar separados en estas fechas, cada cual con su respectiva familia, era ya una senal clara de la crisis conyugal que atravesabamos, la cronica de una muerte anunciada. Julio y yo teniamos una relacion de 13 anos, que yo definiria de mutuo respeto, pero la rutina junto a nuestra falta de comunicacion, la ausencia de aficiones en comun y la inexistencia de iniciativa de Julio para llevar a cabo cualquier tarea domestica, arrastro nuestra relacion al borde de la ruptura. Julio me habia dado la estabilidad y serenidad que yo necesitaba a mis 25 anos; e influyo positivamente en mi madurez como mujer y persona. El dejo su pueblo natal y un buen empleo estatal para venir a vivir conmigo; comenzar de cero, en una ciudad grande y confusa, sin ningun amigo ni familiar. Era, sin duda, un hombre valiente. Me sentia en deuda con el por ese gesto tan romantico y elocuente. Tal vez por ese motivo, aun no habia reunido las fuerzas suficientes para terminar nuestra relacion o simplemente estaba acomodada a la situacion. Retomando a mi vieja amiga, Dora, y sus dos pequenos hijos, me acuerdo de nuestros intentos fallidos para tener una charla civilizada y apetecible durante esa tarde, intentos que eran sistematicamente interrumpidos. Aun asi, decidimos quedar para hacer las compras de navidad el siguiente sabado. Desafortunadamente, ella no podria librarse de sus hijos y yo sabia que el desahogo de la angustia que llevaba dentro y necesitaba soltar, junto a los consejos de una buena y vieja amiga, no ocurriria durante el siguiente fin de semana. II Nos encontramos el sabado a media manana, era un dia invernal, con bastante viento y lluvia. Al igual que nosotras, muchas personas pensaron lo mismo y el centro comercial estaba abarrotado de gente. Era verdaderamente desagradable caminar en medio de aquella confusion, haciendo colas para todo y el barullo de las tiendas bombardeando musica a un volumen altisimo. Despues de pasar toda la manana de tienda en tienda, arrastrando a los dos ninos con nosotras, decidimos comer e intentar tener una conversacion tranquila. Sin embargo, eso resulto imposible una vez mas y, en esta ocasion, ni siquiera fue culpa de los dos ninos. Dora recibio una llamada de su madre, muy alterada, porque su abuela se habia caido por las escaleras y estaba en el hospital. Por lo que me tuve que quedar alli, comiendo sola, en aquel inmenso centro comercial, pensado que tal vez fuera mejor asi, ya que si yo le contase mis angustias a Dora, probablemente no fuera capaz de entenderlas. Habiamos sido las mejores amigas en la universidad, pero a cada una la vida le llevo por distintos derroteros y fuimos cambiando. Dora no entenderia mi tristeza y amargura, estaba demasiado ocupada como para dedicar tiempo a esos sentimientos y posiblemente justificaria mi temperamento por mi falta de hijos o la muerte relativamente reciente de mi padre. Mientras reflexionaba sobre aquello, observe que no muy lejos de mi, se encontraba un rostro conocido. Al principio no consegui identificar de donde lo conocia, pero poco despues, lo distingui como mi companero de trabajo, Andre Carvalho. Estaba junto a una ventana y enfrente se hallaba su hijo, los dos ya habian terminado su comida y ahora cada uno leia un libro. Me quede durante algun tiempo vigilandolos como si fuera una espia y me parecio que los dos estaban en una burbuja, protegidos de todo el alboroto que habia a su alrededor, mientras leian tranquilamente, comentaban algo rapidamente entre ellos y, a veces, Andre se quedaba con la mirada perdida, viendo como caia la lluvia. No sabia mucho sobre Andre, solo que estaba casado, que tenia un unico hijo, que trabajaba hacia mas de quince anos en nuestra empresa y que ahora era jefe comercial para el mercado asiatico. Ademas, habia pasado por otros mercados y siempre con relativo exito, conocia bien la empresa y era una persona accesible, cordial y siempre dispuesta a ayudar. Habia ciertos rumores sobre el que circulaban por los pasillos de la empresa, pero yo nunca les habia dado importancia. Yo trabajaba hacia ocho anos en la misma empresa, Corkbo, una firma que se dedicaba a la comercializacion y exportacion de tapones de corcho para todo el mundo. Me encargaba de la contabilidad de la empresa y, honestamente, siempre me gusto mi trabajo, siempre fui una buena profesional en mi area. Las siete horas que pasaba de mi jornada laboral transcurrian rapidamente, me quedaba absorta entre numeros, tablas, facturas y el ambiente en nuestro departamento era bastante agradable; no habia competitividad entre nosotros. Era un trabajo estable, relativamente mal remunerado, pero la empresa era seria, ambiciosa y yo me sentia parte del equipo. Decidi levantarme e ir a saludarlos. No esperaba demorar mucho tiempo, un simple hola, conocer a su hijo e irme. Mientras me acercaba, tuve dudas de si debia tratarlo por tu o de usted. – Hola, buenos dias. - Dije yo. Andre levanto su cabeza y sonrio. – ?Que sorpresa, tu por aqui? – Si, parece que tuvimos la misma idea, aprovechar que esta lloviendo y hacer las compras de navidad. - Apunte hacia sus bolsas y despues levante las mias para mostrarselas. – ?Eso que tienes ahi es un disco vinilo? – Andre apunto el dedo hacia una de mis bolsas donde destacaba un disco de vinilo. – Si, asi es. – !De verdad! ?Todavia se vende de eso? ?Tienes un tocadiscos? – Si, lo herede de mi padre y colecciono discos clasicos que me gustan. – ?Y se puede saber cual es el clasico que tienes ahi? - pregunto el. Retire el disco de la bolsa y se lo mostre, era un regalo para mi misma y esperaba que el conociese el grupo. – !The Doors! - Dijo con un aire intrigado. – ?A ti te gusta este grupo? – Si, me gusta ?y a ti? – Si, claro, fui gran fan de ellos en mi adolescencia, tenia todos los discos y libros de Jim Morrison, ademas, llevaba un casete de ellos en el coche de mi padre. – Papa, ?que es un casete?

  • Eres mi cielo de Yamila Bianqueri

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    Ainara lucho toda la vida contra sus inseguridades. Se acostumbro a convivir con la angustia. Se resigno. Hasta que ese viaje, a la ciudad conocida como el fin del mundo, lo cambio todo.
    El destino ya movio los hilos del telar y las sorpresas estan por llegar.

  • Papi de Jorge Borges

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    Frank no era un hombre cualquiera.
    Era el p*to amo de Nueva York.
    Penthouse en Manhattan.
    Cuerpo de infarto. Empresa multimillonaria.

  • El juego serio de Hjalmar Soderberg

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    El juego serio, publicada en Suecia en 1912 casualmente el ano de la muerte de otro de los grandes escritores del pais, Strindberg, es una de las cimas narrativas de Hjalmar Soderberg, una bellisima y amarga historia de amor ambientada en la Estocolmo de finales del siglo xix y principios del xx, ciudad magistralmente evocada en la novela. La travesia de la pareja de amantes protagonista, Arvid Stjarnblom y Lydia Stille, por el anhelo, el desamparo, la traicion, el adulterio y la renuncia a lo largo de los anos, tine de fatalismo estas paginas deslumbrantes que parecen plasmar con brillantez una de las citas mas conocidas del autor: <>.

  • Regeneracion de Pat Barker

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    Hospital de guerra Craiglockhart, Escocia, 1917, donde el psiquiatra del ejercito William Rivers esta tratando a soldados traumatizados por la guerra. Bajo su cuidado se encuentran los poetas Sigfried Sassoon y Wilfred Owen, asi como el silencioso Billy Prior, que solo es capaz de comunicarse por medio de lapiz y papel. El trabajo de Rivers es hacer que los hombres a su cargo vuelvan a estar lo suficientemente cuerdos como para luchar. Sin embargo, cuanto mas se acerca a reparar las mentes de sus pacientes, mas dificil se vuelve cada decision de enviarlos de nuevo a los horrores del frente… Regeneracion es la exploracion clasica de como los traumas de la guerra brutalizaron a una generacion de hombres jovenes.

  • Si pensara en ti, te despreciaria de Mhairi Mcfarlane

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    ?Que pasa cuando la ultima persona a la que querrias ver es la que aparece? Aureliana regresa a la escuela despues de quince anos para una reunion de antiguos alumnos. Sin embargo, ese lugar no le trae buenos recuerdos: la llamaban <> porque estaba gordita. Pero Aureliana ha cambiado mucho: es una mujer diez con una melena esplendida, asi que nadie la reconoce cuando llega. Entonces, decide echarse atras, abandonar su plan de venganza y escabullirse. Pero el destino se interpondra en su camino y, tras la reunion, se topara con James un pedazo de hombre que fue su amor platonico en el colegio. Muy atractivo, si, pero bastante feo por dentro. Sus destinos se entrecruzaran y algo inesperado surgira entre ellos.

  • Historia de una flor de Claudia Casanova

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  • Una rosa para May de R. Cherry

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    Un halo de misterio tomo el control de la vida de Victoria en: Una fotografia para Victoria. Pero ?conseguira descubrir lo que se esconde tras el personaje de Samuel?
    May es una apasionada de las flores que posee una floristeria a la vez que intenta descubrir lo que realmente esconde Larry, pero el caprichoso destino decide que debe aparecer en su vida Drew, un joven hombre apuesto y seductor a quien acudira cuando menos se lo espere.
    Un robo, sensualidad, amenazas, pistas, amor y dos apasionados hombres se cruzaran en su camino para tomar direcciones muy distintas. ?Se decidira por Drew o se dejara encandilar por la rudeza y la bondad de Carter? ?Podra salir del lio en el que esta a punto de meterse?
    !Descubrelo en Una rosa para May!

  • Nosotros, en singular, se dice tu y yo de Paula Minana

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    Nosotros: pronombre personal, primera persona del plural. Pero, ?existe el singular de nosotros? ?se puede decir nosotros en singular? ? es posible ser tu y yo mientras somos nosotros? Todas estas preguntas son las que Ada se hace tras dejar a su novio numero dos, un terrorista psicologico que se resiste a salir de su vida y volver con su novio numero uno, alguien a quien ella considera perfecto por el simple hecho de ser normal.

  • El diario (Preciado secreto 2) de Mariela Saravia

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    Charleston, 1910 Iba de regreso a casa con el corazon convulsionado y la mirada llena de nostalgia. Pensaba en los tantos secretos que descubriria en el diario de mi madre, pero lo poco que supe en aquellas tres cartas, fue lo que me dejo con una tremenda urgencia por responder diversas preguntas, entre ellas: ?Que habia pasado con mi madre, despues de que Arthur se fuera de casa? ?Logro mi padre trabajar de medico y casarse como siempre habia sonado? ?Que habia sido de la familia de Arthur y de sus hermanas? Entonces recorde aquellos anos, cuando mi madre me llevo a un hotel en New York, recorde aquel hombre apuesto de unos cuarenta anos, que a pesar de su porte atractivo, parecia mucho mayor. Dentro de sus ojos se agitaba con esfuerzo una llama de ilusion por la vida y sus labios inexpresivos, formaron una calida sonrisa tras observarme caminar de la mano de mi madre. El salon era muy amplio pero para Francis y para mi, solo existia aquel hombre al que mi madre saludo con cierta distancia fingida. Luego me lo presento como un viejo amigo. Ansiaba leer el resto de las cartas que con suerte, desenmaranarian todo aquel lio, a la vez que tambien anhelaba conversar con mi esposo, sobre mi pasado al fin resuelto. Mi vida y la de mis padres, se resumia apretada en unas cuantas letras. Me pregunte entonces: ?Sera posible algun dia contar esta historia y enviarla a la imprenta, para que se conozca en toda nacion el poder de lo que significa, cargar a cuestas con un amor prohibido, un preciado secreto? Entonces al entrar a casa y recibir su aroma tan caracteristico; al mirar a mis dos hijas corriendo por el jardin, volvi a recordar aquella frase: "para el verdadero amor, no hay edad... para los placeres de la vida no hay tiempo. Y para ser madre, solo basta con tener un corazon capaz de cargar con un hijo por el resto de su vida" Entre al salon, con los pies hinchados y el cuerpo adolorido. Eran las dos de la tarde de un domingo del mes de octubre. La casa estaba en silencio, salvo por los sonidos caracteristicos de aquel clima otonal. Beatriz me seguia a mis espaldas, dando ordenes al resto de sirvientes para que se encargaran de llevar la ropa sucia a la lavanderia, y despues subir los baules al dormitorio. Estaba ansiosa por comenzar a leer el diario de mi madre, antes de leer el resto de cartas las cuales tampoco eran muchas. Pense que en ese orden me seria mas facil comprenderlo todo. --!Que alegria que estes de vuelta Maddy!-- saludo mi esposo ilusionado, sacandome de mis cavilaciones. Mire sus ojos centelleantes en felicidad y su sonrisa picara que tanto me agradaba --Te extrane mucho. Le sonrei de vuelta, y me aferre a su cuerpo. Cuanto extranaba su calor, su aroma. Me sentia muy sensible despues de pensar en mi madre y recorrer aquellos tramos del sur. --Yo tambien carino-- le salude con un beso dulce en los labios. De no haber estado tan cansada por el viaje, hubiera sido un saludo mas efusivo, pero Roger estaba tan feliz de tenerme de vuelta, que no le importo como le saludara --Fue una larga semana. Ya ordene los papeles con el abogado y ahora la casa es nuestra. Bueno de nuestras hijas. Roger sonrio de nuevo, marcandosele dos hoyuelos bajo los ojos, justo a cada lado de sus pomulos. --Me agrada saberlo Maddy, estoy seguro de que tu madre esta muy orgullosa desde donde te mira. ?Descubriste algo nuevo? Es que te noto algo preocupada. --Si, en realidad descubri mas cosas de las que esperaba. Pero no quisiera contarte nada todavia, hasta no estar segura. Tengo la cabeza hecha un lio y hasta creo que he comenzado a sacar conclusiones erroneas. --Tu y tu cabecita creativa-- dijo simpatico acariciandome las cienes --Me enamora tanto esa imaginacion con la que has nacido-- Roger me beso carinoso la frente, y luego de soltar mis manos, me hizo un masaje en los hombros. Acerco su rostro al mio y susurro: --No te canses mucho querida, estare en la oficina por si me necesitas. Asenti un tanto distraida. Me lleve el diario de mi madre a la terraza y me deje caer en el sillon floreado. El viento proximo al invierno soplaba con poder en mi rostro, agitandome el cabello y los vuelos del vestido. Las hojas del jardin se elevaban sobre el suelo, y volaban por el cielo como papeles de tafetan. Me acomode mejor en el asiento y comence a leer. &&& Richmond, 1866 La casa estaba tan vacia sin la presencia de Arthur, que por un momento comence a mirarlo y a sentirlo en cada rincon de la cabana. Por las noches sentia como se acercaba a mi cuerpo, para arroparme como lo hizo durante tres anos. Olia su perfume al despertar y dormia con su recuerdo cada noche. Pensaba donde se encontraba y como se sentia, si aun me extranaba o si ya me habia olvidado. Otras veces me culpaba por haberlo sacado asi de mi vida, si era lo unico bueno que me habia pasado en anos, pero no podia ser tan egoista. El tenia un futuro por vivir, suenos que deseaba cumplir y no me perdonaria jamas, ser la causa que termino con ellos. Cerre los ojos mientras las gruesas lagrimas me salian a borbotones por los ojos, recorde la forma tan cruel de echarlo fuera de mi vida. Me partio el corazon, lo saque como si fuera una basura. Pero estaba llena de miedo, y debia parecer fuerte e insensible aunque por dentro me moria de pesar. Lo nuestro no tenia futuro, aunque durante esos anos crei ingenuamente que el amor podia contra cualquier adversidad. Imposible era sacarme de la cabeza aquella triste y real vision. Una realidad que me hizo despertar de un sueno, al comprender que Arthur estaba en la flor de la vida y que merecia algo mas que solo unos cuantos momentos romanticos. --!Debes marcharte! Dije sin permitir que la tristeza se reflejara en mis ojos, o me quebrara la voz. El rostro de Arthur cambio de gesto, petrificandose en una masa de piedra. --?Porque?-- pregunto alterado y sorprendido. Dejo caer el hacha a sus pies y el pollo que iba a degollar para el almuerzo, salio revoloteando feliz de que le perdonaran la vida-Yo te amo Francesca-- dijo aferrandose a mis manos, deseoso de abrazarme en esos momentos y fundirse con mi cuerpo para que nada jamas nos separase --No puedes sacarme asi de tu vida-- sus ojos se aguaron y su frente se contrajo en arrugas prematuras. Me aleje todo cuanto pude de su cuerpo, para no arrepentirme de aquello que estaba haciendo. Pero Arthur se acerco mas a mi, acorralandome entre el arbol y una de las paredes de la cabana --Dime Francis, ?Por que quieres que me vaya?-- hablo cerca de mi rostro, intentando convencerme de mi error, tras un beso que negue al apartar mi rostro --Dios... dime ?Que voy a hacer sin ti? --!Arthur...!-- susurre acercandome a el. Apoye mi frente contra su pecho y deje que su tibieza me aquietara un poco --Respondeme solo una pregunta, ?Que haras en unos anos cuando yo sea una anciana y tengas que cuidarme como si fuera tu propia madre?-- el rostro de Arthur palidecio tanto como sus labios. Tornandose en un espectro ya sin vida. Apreto los labios con fuerza, haciendo de aquella sonrisa que tanto me gustaba, una linea inexpresiva-Dimelo-- demande con la voz llena de rabia --?Has pensado en ello aunque sea una sola vez? --No, perdoname... Francis, pero eso... --!Callate Arthur! No digas nada. Yo si lo pense y lo pienso cada dia-- mi voz parecia un ecualizador danado, subia de tono y otras veces bajaba mucho la frecuencia --A cada momento... Lo nuestro es un yugo que me carcome como un cancer, a la vez que el amor le acompana remendando sus atrocidades. ?Crees que esto es justo para ambos? Vivir una fantasia, un sueno que para mi no sera otra cosa mas que solo un secreto. Mi secreto mas ansiado y con el que morire sin contarlo a nadie. --Perdoname, perdoname Francis por amarte tanto. Por no ser mas viejo...-- Arthur se dejo caer al suelo de rodillas derrotado, y sumergio sus lagrimas dentro de sus palmas ennegrecidas por la tierra --No habia pensado en eso. Yo solo disfrutaba cada momento contigo como si fuera mi ultimo respiro-- No pudo terminar de hablar; me acerque a su cuerpo y me coloque a su mismo nivel. Sus labios se prensaron de los mios para callarme con un beso apasionado y lleno de encanto. Mis piernas temblaron, agitadas y mis labios deseosos de fundirse una ultima vez con sus labios, pero me aparte-No me abandones Francis, te lo suplico. Me levante del suelo y corri para escudarme con el unico arbol que tenia cerca. --No me pidas lo imposible Arthur-- exprese asomando parte de mi rostro abatido, ahora banado en lagrimas --Me costo mucho tomar esta decision y no pienso retractarme-- me gire en mis talones dandole la espalda para llorar con mis ojos perdidos en la lejania --Sobre la cama esta tu equipaje, llevate toda la ropa de Jonathan, y cumple tu sueno de ser medico. Casate por amor y ten muchos hijos. Los hijos que jamas podre darte. Permaneci un rato aferrada a la corteza del arbol, luego una energia me invito a pasar dentro de casa y permanecer en un rincon de la cocina. Quizas para mirar por ultima vez y de reojo, al unico hombre que habia amado en toda mi vida. Ahora era una mujer de cuarenta y tres anos, con el alma pesada y todo el agobio de la vida misma, presionando contra mi pecho. De los escasos vecinos que quedaban en el pueblo, habia dejado de relacionarme con ellos. Despues de mi amorio con Arthur, ya no me miraban con muy buenos ojos. Mucho menos ahora que en mi vientre prominente y redondo, crecia nuestro hijo. Seguia haciendo el trabajo de la granja con grandes esfuerzos, el embarazo me habia traido mas desgracias que bendicion. Aun cuando el bebe que esperaba, fuera lo unico que me quedaba de Arthur. Trabajaba de sol a sol, labrando la tierra para nuevas siembras, recogiendo huevos, ordenando las vacas, matando pollos. Vendiendo huevos y leche a quienes desearan comprarla para el norte. Era un oficio esclarecedor, como si fuera mi propia esclava, aunque de cierto modo si lo era. Era prisionera de mi dolor, soledad y recuerdos.

  • La aventura de sonar despiertos de Silvia Sancho

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    Todos me advirtieron de que no debia enamorarme de Sergio: nuestros amigos comunes, mi propia experiencia, hasta el mismo. Sergio llevaba la palabra <> escrita en los caracteristicos frunces de su ceno. Era un espiritu libre, indomable, salvaje. Su magnetismo era tan grande como su falta de compromiso. Con Sergio parecia imposible alcanzar la estabilidad que tanto habia buscado, mi sonado final feliz. El solo estaba dispuesto a ofrecerme dudas, calor entre las piernas y un empleo en su agencia, uno que nunca debi aceptar. No era una buena idea entregar mi corazon a un hombre asi, pero el resto del cuerpo. ?Es de ilusos creer que una aventura puede cambiarte la vida por completo?

  • Cielo y Tierra (La isla de las Tres Hermanas 2), Nora Roberts de Nora Roberts

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  • Suave como la lluvia de Miguel Rubio

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    Alli seguia, sentado en el borde de la silla, sin creerme del todo lo que acababan de anunciarme. Aquello no podia ir conmigo, tenia que ser un error o simplemente no estaba pasando. El medico se habia puesto de pie y me mostraba las radiografias senalando con un boli las manchas blancas. Parecia el tipo que anuncia el tiempo en la television despues de las noticias. Solo que las tormentas se extendian desde el centro de mi craneo. --Como le digo, desgraciadamente no esta encapsulado, lo que facilitaria las cosas. Se encuentra disperso y su propagacion parece rapida --me miro un instante y volvio a apuntar con el boli--. Lo previsible es que se extienda desplazando el cerebro, comprimiendolo poco a poco, y me temo que ya no hay forma de frenarlo. En este sentido, la resonancia es clara. Aunque, desde luego, me gustaria realizarle una biopsia. La realidad es que hay una gran variedad de tumores de esta clase y generalmente son muy agresivos. Lo siento mucho, pero como le he dicho no es operable. No hay gran cosa ya que podamos hacer. Quiza, si hubiera venido antes... En estos casos, la deteccion precoz es fundamental, desafortunadamente no siempre es factible. <>. Nunca me habian gustado los medicos y jamas solia ir a consulta, pero supongo que la larga enfermedad de mi madre me metio el miedo en el cuerpo. Mal asunto. Cuando uno teme a los medicos, no puede esperar que estos traigan buenas noticias. Este era el caso. Yo siempre habia sufrido jaquecas de manera esporadica y, un dia, al final del verano, me maree en casa y me cai al suelo. Pense que seria agotamiento, que estaba bajo de defensas, algun virus. Mi madre siempre se empeno en que conservaramos aquel seguro medico que yo nunca usaba y que a ella no sirvio para salvarle. El caso es que esta vez decidi hacerme un chequeo completo. Al parecer, demasiado tarde. Finalmente, a mi tampoco me iba a servir. --Lo que me resulta extrano --continuo casi para si-- es que no tuviese ningun sintoma hasta el mareo de aquel dia. Salvo las jaquecas, claro. Bueno, tambien es cierto que no en todas las personas se manifiesta del mismo modo. La ciencia aun tiene mucho camino que recorrer en este sentido. --Justo el que yo no tengo --murmure. --?Perdon? --se guardo el boligrafo en el bolsillo superior de la bata y me miro como si no me hubiera visto antes. Respire hondo. --?Cuanto me queda, doctor? --pregunte intentando que no se me quebrase la voz. El medico, que tenia una cabeza enorme pero sana, apreto los labios y su boca se curvo hacia abajo. Igual que un preso que se niega a confesar algo. Se dejo caer en la silla como si fuese el el derrotado. Volvio a coger el boli y lo sostuvo agarrandolo por los extremos con dos dedos de cada mano. Me fije, otra vez, en su cabeza y luego mire la radiografia de mi craneo. --Bueno --balbuceo--, de todos modos, vamos a ir controlando la presion sobre el cerebro, de manera que podamos... --?Cuanto me queda? --repeti. Todos hemos oido historias de gente a la que le cae de pronto una enfermedad y se acabo. Pero siempre son los demas: ese al que una maceta le revienta la cabeza camino del trabajo, otro al que un camion le pasa por encima cuando corre por la calle escuchando musica por los auriculares del movil, o aquel al que lo fulmina un rayo mientras pasea ensimismado en sus cosas, quiza haciendo planes para el fin de semana. Eso nunca nos pasa a nosotros. --Bueno, es dificil precisar con exactitud, tenga en cuenta que... --?Cuanto? --insisti--. Si no es mucho, no quisiera desperdiciarlo aqui repitiendole la misma pregunta una y otra vez. El doctor se volvio a guardar el boligrafo en el bolsillo de la bata, como si le hubiera dolido mi falta de interes en sus explicaciones. O puede que lo que le molestase era no poder seguir haciendo de hombre del tiempo con la radiografia de mi craneo. --Yo diria que dos, tres, cuatro meses a lo sumo --arqueo las cejas para anadir--. Lo siento, lo siento de veras. Un par de frases que derrumban una vida entera. Asi estaban las cosas. Un sujeto con una bata blanca, una cabeza enorme y un boli en la mano, te senala unas manchas en una radiografia y empieza la cuenta atras. Tu vida se ha acabado. Tarde un momento en reaccionar, hasta pense que no sentia nada, que todo era muy extrano, que quiza no me importaba. Pasados unos segundos note un frio humedo deslizarse por la columna vertebral. Me estremeci. --?Se encuentra bien? <>. Me agarre las manos con fuerza, como si eso pudiera sostenerme. --?Que me va a pasar a partir de ahora? --quise saber. El medico miro un momento hacia algun punto por encima de mi y recupero su tono monocorde. A veces las palabras son cuchillos afilados con ganas de cortar, de hacer sangre. --Es muy probable que la motricidad se vea afectada. Mas adelante podria tener dificultades para expresarse verbalmente, ademas de esto, la gestualidad puede verse comprometida, y, evidentemente, es mas que previsible que termine afectando tambien a las funciones cerebrales. Me mire las manos, tenia los dedos y los nudillos blancos. Afloje la presion. Baje la vista hasta la punta de los zapatos, me apoye sobre las rodillas, cogi aire como si fuera a echar a correr y me levante con cierta dificultad. Es curioso, pero de repente parecia que me habian caido treinta anos encima. Ese era el resultado que las palabras de aquel hombre habian tenido sobre mi. Como una maldicion de efectos inmediatos. Me sentia sin fuerzas, y me pregunte si no seria que mis musculos habian captado el mensaje y decidian rendirse sin presentar batalla. Si el horizonte era ya inalcanzable, ?para que seguir persiguiendolo? --De todos modos, le propongo iniciar un tratamiento cuanto antes --continuo--. Podemos probar con radio y quimio... --?Tratamiento? --pregunte cargado de agresividad--. ?Ese que no va a servir para salvarme? --solte un bufido y anadi--: Olvidelo. --Escuche, es normal su reaccion, pero creo que deberiamos empezar por... Cogi mi chaqueta, le di la espalda y sali de alli arrastrando los pies. Sin escucharle, sin despedirme y sin molestarme en cerrar la puerta. Me encamine por el pasillo esforzandome en respirar. Notaba plomo en los zapatos y arena en los pulmones. Me parecio que la chica de recepcion me miraba sabiendo que tenia delante a un condenado. Un hombre al que se le acababa el tiempo. Como el pobre diablo que espera su turno en el corredor de la muerte. Al entrar en el ascensor choque contra un individuo de unos treinta y pocos anos, e hice que se le cayera el movil. Ni siquiera me disculpe, le mire a los ojos y me parecio extranamente familiar; bajo la mirada y le vi agacharse para recuperar su telefono mientras se cerraban las puertas. El ascensor empezo a descender y yo notaba que en mi interior crecia algo que era mucho mas que un enfado. Tambien habia tristeza. Pero, sobre todo, me atrapo una rabia desconocida, irracional, salvaje. Una especie de odio incontrolado que no supe si iba dirigido hacia aquel medico, hacia el hombre contra el que habia chocado, hacia el mundo entero o, sencillamente, hacia mi mismo. No recuerdo el camino de vuelta a casa. Mis zapatos debieron decidir por mi. La rabia habia dejado paso a un profundo vacio en mi pecho, como si me hubiera atravesado una bala y por el agujero penetrase un viento helado. Cerre la puerta, deje las llaves sobre la repisa, me quite la chaqueta y encendi la radio, desde hacia tiempo mi habitual y unica compania. Marc Cohn cantaba para mi. Saints preserve us, We're all going down, Saints preserve us, Wherever we might fall [1] . Abri el mueble y cogi una botella de conac que estaba casi entera, y ni siquiera recordaba como ni cuando habia llegado alli. Supongo que era de alguna cesta navidena, de los viejos tiempos, cuando en la empresa nos hacian estos regalos para justificar los sueldos de mierda. Luego ya no les preocupo, todo el mundo pagaba una mierda similar. Se acabaron las cestas. Despues tambien se acabaria el empleo. El caso es que me tumbe en el sofa escuchando aquella cancion y, envuelto en una asfixiante tristeza, me bebi el maldito conac hasta perder el conocimiento. A la manana siguiente tenia una horrible resaca. Me dolia tanto la cabeza que pense que el tumor se habia acelerado y acabaria conmigo ese mismo dia. Tome las pastillas que utilizaba para las jaquecas, aunque sabia que no eran muy efectivas, y me invadio el panico. Me plantee ir al hospital y suplicar que me dieran algo que me hiciera dormir para siempre. Sentia terror ante la perspectiva de una larga agonia y sabia que seria mejor quitarme cuanto antes de en medio. Me arrastre hasta el bano, vomite y, entonces si, entonces la rabia, la pena y la autocompasion se apoderaron de mi en forma de un torbellino confuso, y me derrumbe por completo. Llore como no recordaba haberlo hecho nunca. Llore por saber que me estaba muriendo. Por mi madre, que habia fallecido hacia seis meses y a la que aun le debia esas lagrimas. Pero tambien por la vida vulgar que habia llevado, por ser un hombre pusilanime que no habia sido capaz de hacer realidad ninguno de sus suenos, ni tampoco encontrar nunca la felicidad. Llore por no haberme casado con Carmen, que tanto me quiso y a la que no supe corresponder y preferi dejar atras. Por los anos que perdi trabajando en un sucio almacen, creyendome seguro, hasta que me echaron para contratar a otro tipo mas joven cuyo sueldo era aun mas bajo que el mio. Por no haber conseguido materializar mi secreta ambicion: escribir una novela. Llore por no haber viajado mas, no haber leido mas, no haber reido mas, no haber follado mas. Y entonces, toque fondo y llore por Eva, claro, por no haberla mantenido a mi lado, por no haber podido olvidarla, por haberla buscado en todas las mujeres que conoci despues y, sobre todo, por lo patetico que resultaba que siguiese pensando en una chica con la que habia salido cuando tenia 17 anos. Asi era yo: cobarde y patetico. Y sobre todo, llore por eso

  • El precio del silencio de Juan Infante

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    Han transcurrido tres anos desde el secuestro de Lucia, la hija de Gorostiola, y hoy nos toca despedirlo. El gran capo ha muerto, nos ha dejado de una manera vulgar, de un infarto.
    Se va uno de los nuestros y eso siempre duele.
    Tomas Garrincha vive muy tranquilo desde entonces, pero su vida volvera a complicarse. Una vez mas, debera ejercer de "detective" y acercarse al mundo del delito, que no hace tanto que abandono.
    Lucia necesita su ayuda. Amenazas graves
    la acechan y Garrincha se vera arrastrado con ella, es el Precio del Silencio.
    Los inspectores de la Ertzaintza, Sara Cohen y Miguel Fabretti volveran a intervenir en un caso que esta vez no quieren que se les escape.
    Una novela intensa, con un Garrincha genial, que nos mantiene en suspense y emocion hasta el final.

  • Te mereces ser feliz (Matrimonios forzados 3) de Elizabeth Betancourt

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    Yvaine estaba de lo mas emocionada por ver a su futuro marido. Sus amigas, Abigail y Paige la habian ayudado para elegir el vestido de novia y comprarlo. Al principio se sentia avergonzada y les habia dicho que les devolveria el dinero, pero ellas se negaron en rotundo. Encontrarlas habia sido una de las cosas mas bonitas que le habian ocurrido en mucho tiempo y ahora se casaba con el hombre al que amaba. !La vida le sonreia! Por fin todo empezaba a ir sobre ruedas. Yvaine lo habia pasado mal, pero despues de la tormenta siempre salia el sol. Ese pensamiento era lo que la habia mantenido en pie durante los cinco anos que habia pasado con los Becker. Nunca iba a olvidar el dia en el que les conocio. Mientras escuchaba el traqueteo del tren y contemplaba tras la ventanilla la oscuridad, los recuerdos golpearon su mente y como si se encontrara en una maquina del tiempo volvio al diecinueve de Julio del ano dos mil catorce. Hace cinco anos: Odiaba Foreign Private School. Bufo mientras la profesora de espanol Maria del Mar la miraba entornando sus ojos negros. -Senorita Hoang no voy a tolerar sus ataques de colera en mi clase. -La dijo la mujer e Yvaine puso los ojos en blanco. !Si solo habia suspirado pesadamente unas cien veces! !Ni que fuera el anticristo! -Se dijo. -No es justo que ellos se lo esten pasando pipa en Madrid y que yo este aqui mortificada, aguantandola a usted y a su cara de vinagre, senora Maria. -Pues no hubiera suspendido y ahora podria estar en Madrid con sus padres, disfrutando del sol de Espana. -Le respondio la mujer, enfurrunada. -Es que no me gusta el espanol. -Replico Yvaine para molestarla. Le gustaba la forma en la que la mujer adquiria varias tonalidades de piel al enfurecerse. En realidad, le gustaba la asignatura, pero en los ultimos examenes no sabia lo que habia ocurrido, pero sencillamente no la apetecia estudiar. Las demas asignaturas las habia aprobado por milagro. – !Como que no te gusta el espanol! Es el idioma mas apasionado y rico. Los mas grandes poetas de la historia escribian en ese idioma que es musica para los oidos. ?Que sabreis los ingleses? -Dijo la mujer con cara de asco e Yvaine estallo en una carcajada. La profesora la taladro con la mirada y la dijo. -Es usted una bromista y rebelde Yvaine. Espero algun dia alguien sepa domarla. -Yo no soy inglesa senora loca, digo Maria. Soy orgullosamente escocesa. -Y asiatica. -La corrigio la profesora que en el fondo se divertia con las replicas de su alumna mas rebelde. -Ya… Pero en el corazon me siento escocesa y por Escocia muero y mato. -Dijo levantandose como si fuera una guerrera y como si su lapiz fuera una especie de sable o espada. La profesora casi se cae de la silla de la risa. Esa nina estaba como un cencerro. -Pobre del que va a ser tu marido, Yvaine. -Le dijo la mujer entre risas. -Ya se como hara todo lo que yo deseo. -Le contesto con la barbilla levantada y mirando como si hubiera descubierto un nuevo planeta. – ?Como? -Pregunto Maria, saliendole ya lagrimas por los ojos. -He oido a la directora hablando con la madre de Meghan. Dijo que su marido comia de la palma de su mano tan solo ella abriendo las piernas. Dijo que el senor Norton se la pasaba abajo horas. No se que queria decir, pero… – !Yvaine Hoang! !No deberias escuchar conversaciones de adultos! -Grito Maria, enrojeciendo hasta la raiz del pelo. Yvaine sonrio de oreja a oreja. – ?Sabe que cuando grita sus ojos parecen salirsele de las orbitas? – Pregunto curiosa y Maria parecia a punto de estallar. -Maria, parece que usted va a explotar como las bombas de Hiroshima y Nagasaki. -Le hablo Yvaine como si estuviera preocupada. – !Se acabo, pequena bruja! -Le dijo la profesora y se levanto de su silla que estaba detras de su escritorio, mientras Yvaine, riendo se levantaba para escapar. El juego tan absurdo fue interrumpido por el psicologo del instituto. Su expresion era tan seria que ponia los pelos de punta. – ?Sucede algo, Ronald? -Le pregunto Maria y el hombre respondio. -La nina debe venir conmigo. Sus padres acaban de ser victimas de un atentado en Madrid. -Le respondio en bajito, aunque Yvaine pudo oirlo. En ese momento su corazon se detuvo y una oscuridad la abrazo, perdiendo la conciencia. Cuando abrio los ojos estaba en una habitacion que desconocia, penso que todo habia sido una pesadilla, pero cuando una mujer de asuntos sociales se presento ante ella. Yvaine empezo a gritar que donde estaban sus padres, las lagrimas que derramaba quemaban sus ojos enrojecidos y sus gritos de angustia y miedo rompian el corazon de todos los presentes que eran sus profesores, el medico y aquella mujer que cambiaria su vida para siempre. La dieron unos tranquilizantes y al cabo de un rato ya sentia sus ojos cada vez mas pesados hasta que cayo en los brazos de Morfeo. La siguiente vez que desperto se acordaba bien de todo y mas calmada, aunque su corazon golpeaba tan fuerte en su pecho que creyo que se saldria, escucho lo que la mujer de asuntos sociales le tenia que decir. -Sus padres lamentablemente han fallecido en un atentado organizado en Madrid por un grupo de islamistas radicales. Al principio nos costo poder identificarlos, pero no hay duda. Son ellos ya que pudimos hacerles una autopsia y la policia espanola los reconocio como Scott Campbell y Akane Hoang. Yvaine se tapo con la mano la boca, sollozando y empezando a temblar. La mujer la abrazo e intento reconfortarla. Cuando sus sollozos disminuyeron, la senora le dio un clinex para limpiarse la nariz y los ojos. -Se que son tus padres, pero no comprendo por que no tienes el apellido de tu padre. -Le pregunto con voz suave. Yvaine, congestionada la respondio. -Mama queria que yo recordara siempre mi origen asiatico. A papa le parecio estupendo, de esa forma se podia apreciar que adoro a las dos culturas. -Aunque, un poco mas la escocesa. -Aclaro, haciendo sonreir a la mujer. -Yvaine, se que esto es muy dificil para ti. Perder a tus padres es algo espantoso y no quisiera que acabaras en una institucion porque pueden ser horribles. He buscado cuidadosamente un hogar para ti y he encontrado al perfecto. – ?Cual? -Pregunto ella, sin ganas. -Un pariente de tu padre. El unico que tiene. Iras a vivir con el y sus dos hijos, no estaras sola y el senor custodiara tu herencia. Son personas muy buenas, ya veras que todo mejorara. -Le dijo la mujer con una sonrisa e Yvaine asintio. Nada importaba, lo unico que deseaba era abrazar a sus padres. Al dia siguiente conoceria a los Becker y su vida cambiaria para siempre. Ella se transformaria, convirtiendose en alguien muy diferente al que imaginaba que seria de nina. El tren paro abruptamente e Yvaine abrio los ojos. Los tenia empanados, siempre que los recuerdos la asechaban ocurria eso. Borro la huella que habian dejado sus lagrimas con el dorso de la mano y bajo del tren. Hoy iba a casarse con Alistair Anderson, su alma gemela, estaba segura. Con una sonrisa que podia iluminar la torre Eiffel se encamino hacia el pequeno hotel donde habia alquilado una habitacion para maquillarse y ponerse el vestido de novia. Por desgracia sus amigas no la podian acompanar, pero Yvaine notaria su presencia y al de sus padres, que sabia que la contemplaban desde algun lado sonriendo, orgullosos.

  • En los ojos de Youki (En los ojos del highlander 2) de Ana E. Guevara

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    Ferguson vivia en una granja rehabilitada a las afueras de Edimburgo, nunca sintio el mismo aprecio que William por la capital de Escocia, el preferia la tranquilidad del campo. Le hubiera gustado vivir aun mas al norte, cerca de las Highlands, pero por su trabajo tenia que ir a Edimburgo a menudo y no queria sacrificar calidad de vida metiendose trayectos innecesarios en el coche. Cuando llego a la ciudad esta apenas se estaba despertando, las calles adoquinadas y los edificios de piedra recubrian todo el centro historico, pintando las calles del mismo gris que lucia el cielo. Aparco su todoterreno y se dirigio a paso vivo al piso que William tenia en una calle paralela a la Royal Mile. Desde fuera aparentaba ser otro de esos edificios historicos que salpicaban la capital cada pocos metros, pero el interior habia sido renovado unos anos antes por uno de los mejores despachos de arquitectos de toda Escocia. Saludo al portero del edificio con una inclinacion de cabeza, estaba acostumbrado a verlo, y este le devolvio el saludo de forma cortes. Subio los peldanos hasta el piso de su amigo de dos en dos utilizando la escalera en vez del ascensor y llego hasta la puerta con vigor redomado. Llamo al timbre y cuando se abrio la puerta, William lo estrecho entre sus brazos. Eso no era una buena senal. Eso era todo menos una buena senal. Siguio a Will al interior del apartamento, un loft con amplios ventanales que daban a la calle y que comenzaban a mostrar los tipicos patrones de las gotas de lluvia resbalando por el cristal. Iba a ser uno de esos clasicos dias escoceses en los que el tiempo podia cambiar varias veces en el transcurso de veinticuatro horas. William se sento en el sofa de cuero y Ferguson pudo observarlo con tranquilidad. Su metro noventa de estatura parecia haber empequenecido y su pelo rojizo lucia ahora mas apagado. Profundas ojeras circundaban sus ojos y una barba descuidada ornaba su mandibula. Solo sus ojos verdes guardaban un apice de la fuerza que el estaba acostumbrado a ver. --?Que ha pasado? Iba a hablar, pero el timbre de la puerta sono sobresaltando a Ferguson. Edward aparecio detras de William y estaba tan sorprendido de ver a Ferguson como este de verlo a el. Edward era el hermano pequeno de William, y, aunque tenia los mismos ojos verdes que su hermano, su pelo rubio trigueno hacia que fuera facil distinguirlos. A pesar de que eran apenas las ocho de la manana de un sabado, ya iba vestido como si fuera a asistir a algun evento: pantalon verde musgo y chaqueta con un bordado de flores, muy del estilo de las que Juan Avellaneda suele disenar. --Ferguson --dijo en tono seco a modo de saludo. --Edward --respondio el aludido. William se sento en una esquina del sofa dejando el butacon libre para que su hermano lo ocupara. Se quedaron en silencio y viendo que Will tenia problemas para romperlo, fue Edward quien decidio tomar las riendas de la conversacion. --Hermano, a pesar de que no me disgusta tu compania, supongo que nos has hecho venir por algo mas que por el placer de reencontrarnos los tres juntos. ?Me equivoco? --No, no te equivocas. !Mierda! --dijo de repente poniendose en pie de un salto. --No os he ofrecido nada de beber, mama me mataria por tal afrenta al protocolo. ?Quereis algo? Edward y Ferguson intercambiaron una rapida mirada. Actuar de forma erratica no era propio de William que, por lo general, tenia siempre todo bajo control. --Yo tomare un cafe --dijo Ferguson. --Yo otro, con sacarina y unas gotas de leche de almendra. --Pues yo me voy a servir un whisky doble --les dijo William desde la cocina. Su piso era como un loft neoyorkino afincado en medio de Edimburgo. Una mesa de billar, una enorme cocina abierta al salon y una pared cubierta del suelo al techo con estanterias en las que obras literarias de todos los generos y todas las epocas compartian hogar. Ferguson se levanto y franqueo los pocos pasos que separaban los dos ambientes hasta llegar a la cocina de estilo industrial en la que su mejor amigo se estaba peleando con la cafetera con manos temblorosas. Cuando sintio la presencia de Ferguson, dejo de intentar cargar de cafe la maquina y se echo en brazos de su amigo para ponerse a llorar como un bebe. --Menos mal que has sido tu el primero en llegar a el, me hubiera muerto aqui mismo si decide mostrarme tanto afecto de una sola vez --musito Edward, lo que le valio una avinagrada mirada por parte del moreno. --Esta bien, deja que yo me ocupe de la cafetera, olvidate de tomarte un whisky ahora que no son ni las ocho de la manana y ve a sentarte en el sofa. Seguro que Edward te puede consolar durante dos minutos. Este hizo un mohin, pero supuso que no tenia mas opcion que obedecer, a fin de cuentas, era su hermano el que estaba en ese estado catastrofico. Se sento al lado de Will en el sofa y en un arranque de ternura fraternal muy impropio de el, le puso una manta sobre las rodillas y le paso un brazo por los hombros. William dejo reposar su cabeza en el hombro de su hermano, apenas unos segundos, antes de que fuera demasiado incomodo para ambos, pero fue suficiente. Su relacion nunca habia sido ejemplar, se basaba fundamentalmente en una tolerancia mutua a la mayoria de las acciones del otro. Durante anos Edward habia sido el favorito de su madre, hasta que decidio salir del armario ante el estupor de toda su familia en una cena de Navidad. Su madre, una mujer afincada en las tradiciones y para quien el protocolo era una forma de vida y no una mera recopilacion de reglas de buenos modales, lo vivio como una afrenta personal alejandose de su hijo predilecto. Eso hizo que los hermanos se acercaran, aunque nunca tuvieron una relacion fraternal marcada por muestras de carino o momentos de complicidad. Por esa razon, ese brazo sobre los hombros de William significaba tanto para ambos. Ferguson llego unos minutos despues llevando tres tazas de cafe en una bandeja, azucar, sacarina y leche. Ademas de unas galletas que encontro en un armario y las puso en un plato. --?No habia leche de almendras? --No, no habia --corto Ferguson la protesta que ya comenzaba a formarse en los labios del rubio. --Y ahora, ?nos vas a contar que esta pasando? --La he perdido --dijo con tono ausente--. La he perdido para siempre, ya... Ya no hay vuelta atras. --Supongo que hablas de Emma, pero ?que ha pasado exactamente? --Fiona. --!Uf! Fiona era una amiga de infancia de la familia, una mujer bellisima, rubisima y de piernas interminables. Una mujer de buena familia que la madre de William aprobaba y con la que llevaba anos tratando de emparejarlo. Ella habia mostrado su interes por el pelirrojo en varias ocasiones y en su determinacion por conseguir lo que queria, era capaz de llevarse por delante a cualquiera que osara cruzarse en su camino. Y fue la pobre Emma la que se cruzo. Y de la forma mas disparatada posible. Unos meses antes habian ido los tres a Espana a cerrar unos negocios y decidieron festejar la buena marcha de las negociaciones pasando el fin de semana cazando en la sierra. Hasta ahi todo normal, si no fuera porque Ferguson se cayo dislocandose el hombro y la traumatologa encargada de recolocarselo era Emma. Entre ella y William fue amor a primera vista, una historia de esas que solo se leen en los libros de Isabel Jenner o Sandra Bree, que discurria de forma impecable hasta que Fiona entro en accion. Por una serie de catastroficas coincidencias Emma acabo pensando que Will estaba con ella para ganar una apuesta con sus antiguos companeros del colegio y huyo despavorida de vuelta a Espana cuando estaban en medio de un fin de semana en las Highlands para festejar el cumpleanos de la madre de Edward y William. El, dispuesto a luchar por su amor, habia ido a Espana con la unica intencion de recuperarla, pero por lo visto, algo no habia salido bien. --?Puedes ser mas explicito? Un nombre propio no es suficiente para que nos hagamos una idea de lo que pudo pasar --dijo Edward. --Quede con Emma en los jardines del Palacio Real, queria darle una sorpresa, pues fue ahi nuestro primer beso. Pero entonces aparecio Fiona, me dijo que habia llevado la broma demasiado lejos, que ya no tenia gracia y que debia parar. No entendi lo que queria decir, por lo visto ella pensaba que mis sentimientos por Emma eran alguna especie de estupida apuesta o algo de ese tipo. Asi que tuve que explicarle que no, que estaba enamorado, que no habia otra mujer en mi vida y que pensaba reconquistar a Emma, aunque me fuera la vida en ello. Tomo aire al tiempo que reunia fuerzas para continuar con la historia. Dio un sorbo a su taza de cafe y Ferguson apenas podia contener la impaciencia por conocer el resto de la historia. --Entonces me beso. Y eso no seria tan malo en si si no fuera porque Emma lo vio. --!Ay! --exclamo Ferguson. --No te va a perdonar en la vida --anadio Edward llevandose otra mirada avinagrada por parte de Ferguson. --Tienes razon, hermano. Ahora si que la he perdido. He tratado de llamarla, de contactar con sus amigas, de acercarme a ella de alguna manera y lo unico que he conseguido es que Diana me amenace con denunciarme a la policia por acoso. --Chica lista --anadio Ed granjeandose otra mirada nada cordial--. ?Que? Es lo que yo hubiera hecho, por lo que he oido es la mas capaz de todas las amigas de Emma. --La he perdido... William estaba casi al borde las lagrimas, y a Ferguson le dolia el corazon de ver a su amigo asi. Habian pasado por mucho desde los tiempos del colegio y nunca lo habia visto tan abatido por nada. Esa mujer de verdad le importaba. --Veamos, creo que solo hay dos cosas que puedas hacer ahora, hermano --propuso Edward haciendose cargo de la situacion--. ?Estas seguro al cien por cien de que no quieres intentarlo con Fiona? La mirada de odio que se llevo por parte de su hermano fue respuesta suficiente para que esa posibilidad no volviera a plantearse nunca mas. --Esta bien, pues dado que hemos descartado la opcion mas simple, tendremos que ir a por la mas complicada: recuperar a la chica. Ferguson y William se giraron al unisono, como las gemelas de El resplandor. --?No me has escuchado? La he perdido. La cague en casa de nuestros padres por marcharme de caceria y dejarla sola con esas hienas que tiene mama por amigas, pero es que cuando trate de recuperarla, la cague aun mas. Jamas me perdonara. Edward se habia echado hacia adelante y apoyando los codos en las rodillas junto las manos como si estuviera tratando algo muy importante en una reunion de accionistas. --Veamos, ahora mismo las cosas estan calientes y lo mejor es dejar algo de tiempo para que se enfrien, pero despues podremos volver a presentar nuestra oferta. --?Por que tu plan para recuperar a Emma suena como si prepararas la adquisicion de una empresa?

  • Dieciocho meses y un dia de Paz Castello

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    Dieciocho meses y un dia es el tiempo que Sabina Lamer, una afamada pintora afincada en Peniscola, lleva encerrada en el atico donde vive. Sufre de una grave agorafobia, fruto del estres postraumatico que desarrollo tras ser la unica testigo del asesinato de su mejor amiga, en plena calle, a manos de su ex marido. Desde aquel momento, Sabina es incapaz de cruzar el umbral de la puerta de su casa, que tambien es su estudio, desde donde contempla el mar y las calles del casco antiguo de Peniscola, ciudad que eligio para desarrollar su carrera profesional.Esta convencida de que cuando el asesino de su amiga, en prision provisional a la espera de juicio, este encerrado para siempre, sera capaz de superar su angustia y podra salir de casa, por fin, para volver a pintar el mar Mediterraneo que tanto ama y retomar su tranquila vida en aquel paraiso de la costa mediterranea. Sin embargo, el presunto asesino queda en libertad y Sabina enloquece aun mas entre las cuatro paredes de su estudio. A partir de ese momento, la obsesiva y recurrente idea de Sabina, es la de hacer justicia, desamparada como se siente por el sistema judicial, buscando la forma de vengar la muerte de su amiga, con la dificultad anadida de no poder salir de casa. Para conseguirlo tendra que enfrentarse a si misma, a sus miedos, y a los condicionamientos que su encierro le plantean, convirtiendo su claustrofobica vida en un medio para escapar de si misma.

  • No lo revelare (Rebeca Olsen 3) de Raul Garbantes

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    ESPELUZNANTE TRIPLE HOMICIDIO cometido por el <>. La familia Donovan ha sido hallada asesinada en su propia casa. Michael (55), Mary Ann (54) y Clare (30) fueron asesinados en el comedor de la residencia ubicada en Georgetown, en una tranquila calle llamada Oliva, frente al sendero boscoso que conduce al rio Potomac. El hecho ha dejado desconcertado al Departamento de Homicidios de Washington, y todo apunta a que el FBI se encargara de la investigacion. Melany Hunt, vecina y amiga de los Donovan desde hacia diez anos, noto que la puerta de la casa estaba abierta y se extrano porque <>. Esto hizo que sospechara algo malo y llamo de inmediato a la policia. En pocos minutos llego una patrulla. Los uniformados, al no obtener respuesta, ingresaron a la vivienda, y al entrar al comedor se encontraron la dantesca escena. Los cuerpos de Michael, Mary Ann y Clare se hallaban atados de pies y manos, y dispuestos sobre las sillas del comedor en torno a la mesa. Habian sido degollados. Estaban volcados hacia delante de forma tal que las cabezas descansaban sobre los platos ensangrentados. El mantel blanco estaba empapado de la sangre de las victimas, asi como las servilletas, la tapiceria de las sillas y la alfombra. Lo mas aterrador es que sobre los platos tambien habia un trozo de pastel <> puesto sobre la sangre. Melany Hunt ha declarado que los Donovan no tenian enemigos, que eran unas maravillosas personas, amigables y alegres, y que nunca se entrometian en las vidas de los demas. Que llevaban mas de veinticinco anos viviendo alli y eran apreciados por todos los vecinos. El inspector encargado del caso no quiso dar declaraciones a la prensa, pero informo que esperan la colaboracion del FBI. Es la primera vez que en el barrio de Georgetown sucede algo como esto. Hace veinticinco anos, y tambien para epoca navidena, esa misma calle vivio un hecho tragico; una mujer llamada Elizabeth Sullivan, en un descuido, dejo la puerta de la terraza abierta y su hijo, un nino de tres anos, cayo en la piscina y se ahogo. La mujer y las dos hijas --quienes eran mayores que el chico-- se fueron a Canada, y la casa numero 1225, ubicada en el cruce de las calles 27 y Oliva, nunca volvio a ocuparse. Para los vecinos, la vivienda de Elizabeth Sullivan era el recordatorio constante de la tragedia y algunos de ellos se mudaron, pero los Donovan no. Ahora, este nuevo suceso ha venido a ensombrecer la apacible vida de la calle Oliva. <>, dijo, entre lagrimas, Melany Hunt. Helen Stone, otra vecina, recien llegada a la ciudad, cree que la calle esta maldita y habla de rescindir el contrato de alquiler del inmueble ubicado justo del otro lado de la casa de los Donovan. <>, afirmo con vehemencia. La ciudadania espera que las autoridades atrapen al asesino, que ha sembrado el panico en uno de los barrios mas emblematicos y visitados de Washington. 2 DESPUES DE LOS sucesos en la isla Royale me aceptaron en la organizacion, asi que debia ser paciente y esperar a que me involucraran en los casos que ellos considerasen. Mientras tanto, continue investigando en las redes sociales y haciendome pasar por personas ficticias para contribuir a identificar los niveles medios y altos de la Black Key. Logre que se pusieran tras la pista de varios delincuentes gracias a mis investigaciones. Volvi a Washington para celebrar la Navidad. Necesitaba descansar y vivir unos dias de tranquilidad en casa, con mis padres. Habia prometido a Rose no contarles nada hasta que ella lo decidiese. Ahora me comunicaba con mi hermana una vez a la semana y, aunque no me aclaraba donde estaba y nuestras conversaciones duraban solo cinco minutos, me sentia feliz porque la habia recuperado. En resumen, estaba satisfecha de mi misma, y muy animada llegue en la manana a la casa de mis padres en Arlington, el 21 de diciembre. Ellos volverian de su viaje a Europa al dia siguiente, asi que tenia unas horas para comprarles los regalos y acomodarlos bajo el arbol antes de que estuviesen en casa. Unos dias despues se juntaria con nosotros Gary. Mis padres aun no lo conocian, aunque ya les habia hablado de el y sabia que mama se moria de la curiosidad por verlo. Pero la noticia que lei aquella manana al llegar a la casa me dejo inquieta. Tanto que la sensacion de desasosiego me acompano durante todo el dia y no me dejaba dormir aquella noche. No solo por lo espantoso que era imaginarse a esas tres personas asesinadas y acomodadas de esa manera, como si estuviesen cenando, sino porque yo los conoci de chica. Ellos vivian en la calle Oliva de Georgetown y alli tambien vivimos mi familia y yo hace veinticinco anos, cuando tenia cinco. Mis padres rentaron a un precio muy bajo la casa que habitamos por poco tiempo. Esa calle, que era como la muestra de esas cosas que estan en medio de un lugar totalmente diferente, estaba en Georgetown, pero, a pesar de eso, parecia que se encontraba en medio del bosque. Como si estuviese en una montana, y lo ironico era que apenas a pocos metros estaba la calle M, tan llena de tiendas, cines y de turistas. Se trataba de una callecita perpendicular interrumpida por el sendero boscoso llamado Rock Creek, que daba al rio Potomac. Todos deciamos que viviamos cerca de la calle M en lugar de en la <>. Es que casi nadie la conocia. Las unicas casas cuyo frente daban al sendero eran la nuestra, la de Susy Graham, la de Jenny Sullivan, la de los Donovan y la del senor Piketty. Este ultimo me daba miedo. Era un personaje siniestro, al menos para mi. Se la pasaba caminando por el sendero cubierto de nieve, entre los arboles, con un palo en la mano y mirando a todos lados, como si quisiera atacar a alguien, pero a la vez sonreia. Creo que fue mi primera idea de la locura. Hasta se me parecia al Guason, porque tenia los labios muy grandes y las cejas finas y arqueadas como un payaso. Una vez discutio con mi padre y recuerdo que, aunque el es un hombre tranquilo, me di cuenta de que en esa oportunidad estuvo a punto de perder los estribos. Recuerdo unas palabras sueltas que pronuncio Piketty: <>, <>, decia el, y mi padre lo contradecia, molesto. Susy, Jenny y yo eramos inseparables y ademas teniamos un juramento, aunque nuestra amistad solo durara unos pocos meses porque muy pronto nos fuimos de Georgetown. Era la Navidad del ano 1994. <>, me dijo Susy un dia en secreto. Despues de eso no volvi a ver a Jenny Sullivan y nadie me explico por que. Recuerdo a Susy con un abrigo azul claro y una gorrita blanca, dandome la noticia. Es muy extrano, porque aunque no puedo recordar el rostro de Susy, me acuerdo de como vestia aquel dia. Y tambien de una cicatriz que tenia en la mano por una mordida del perro de los Donovan. Lo unico que recuerdo de Jenny era que no podia estarse quieta y que le encantaba tocar los objetos que mama tenia en casa. Casualmente, en la cena de Accion de Gracias de este ano, antes de que mis padres se fueran de viaje, me contaron algo inesperado en relacion con esos tiempos: el hermano de Jenny se ahogo alli en su casa y su mama, Jenny, y su hermana Natalie --a la que pocas veces vi y no recuerdo casi nada-- se fueron desoladas a Canada. Despues se fue Susy de la calle y al poco tiempo nosotros. Esa era la misma Elizabeth Sullivan que el periodico mencionaba. Las veces que trate de recordar como eran mis dos amigas, las imagenes que me venian a la mente eran efimeras y pobres. Pero ahora, con esta noticia, todo adquiria un tono agrio y espeluznante. Porque Clare Donovan nunca quiso juntarse con Susy, con Jenny y conmigo, y ahora alguien la habia degollado. Era solo un ano mayor, pero no le gustabamos, ni ella a nosotras. Creo recordar que una vez --al principio-- la invite a jugar en el patio de casa y ella sonrio, dio la vuelta y se alejo sin decir una palabra. Una de ellas, o Susy o Jenny, me dijo que no le prestaramos atencion nunca mas porque era una <>. El asesino del <> la habia matado en su casa, en la misma calle Oliva, que era el lugar de mis recuerdos mas confusos

  • La maldicion de Los Werck de Valeria Lopes

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    En la Francia de 1510, estabamos en el tiempo de la Inquisicion y, en aquel entonces, en nombre de Dios, se acometieron barbaridades inefables. En un pequeno pueblo al sur del reino, una de las mas prestigiosas familias de la corte maquino una acusacion de brujeria llevando a una bella joven de origen humilde a la condenacion y a la muerte en la hoguera. Cuando esto sucedio, Helen tenia solamente 17 anos y la acusacion que utilizaron para la pena maxima fue el hecho de que la nina tenia un gato negro como mascota. Debido a la notoriedad de la familia Werck, la Iglesia, fiel a los colaboradores mas adinerados, no se preocupo por investigar la veracidad de la acusacion.

  • En el frio invierno de Olivia Chloe

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    Esas Navidades iban a ser muy diferentes para Sonia. Sus padres ya no estaban y la soledad seria su companera.

  • ?Estas dormida? de Kathleen Barber

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    Una novela de suspense psicologico con un gran gancho narrativo, ?Estas dormida? cautivara a los fans de The making of a murder y atraera a los lectores que buscan protagonistas femeninas fuertes.

  • Guerra y trementina de Stefan Hertmans

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    Poco antes de morir, un abuelo le entrega un par de cuadernos a su nieto. Sus paginas contienen la historia de una vida marcada por las tragedias del siglo XX en Europa, y en cuyo centro se esconde un secreto. Durante anos el nieto, el autor de este libro, guarda esos cuadernos sin leerlos, temeroso de dar el paso que abrira una caja de Pandora de recuerdos familiares. Cuando por fin se decide a hacerlo, se encuentra con anotaciones que hablan de una existencia intensa y dura, vivida con amor y empeno por superar las tragedias: la de su abuelo Urbain.

  • El reino destrozado (Los Royal 5) de Erin Watt

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    Tragedia. Trampas. Traicion. Nadie puede escapar de los Royal

  • Subastada de Mia Ford

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    Katrina Donovan Nunca pense que cuatro palabritas pudieran tener tanto impacto en mi vida. Si me hubieras dicho ayer, o incluso esta manana, que los planes que habia trazado tan cuidadosamente para mi futuro desaparecerian al girar una tarjeta, habria dicho que estabas loco. Por otra parte, yo era la hija de Tommy Donovan, y Tommy Donovan posiblemente tuvo la peor suerte de cualquier jugador al este del Mississippi. Viviamos en un pequeno apartamento, encima de un bar de mala muerte, desde que mi madre murio de cancer hacia diez anos y el aposto todo lo que teniamos. Recuerdo que un dia llegue de la escuela y encontre un camion de mudanzas alquilado, frente a nuestra bonita casa de los suburbios. Mi padre cargo nuestras pertenencias en la parte trasera a un ritmo acelerado, como si tuvieramos que irnos lo mas rapido posible porque algo maligno se dirigiera hacia nosotros. Me quede alli, con mi pequeno uniforme escolar y los libros aferrados a mi pecho, preguntandome que pasaba. Me dijo que me subiera al camion y me quedara callada. Hasta el dia de hoy, no se que paso exactamente o por que tuvimos que irnos tan rapido, aparte de que habia perdido nuestra casa y la mayoria de nuestras posesiones jugando a las cartas. Pense que ya habian terminado sus dias de juego porque no teniamos nada mas que perder. Supongo que me equivoque. --Me van a matar --dijo mi padre en voz baja, como si estuviera hablando consigo mismo, o con alguien que no fuera yo. Mire hacia arriba, desde el otro lado de la mesa de naipes plegable que habiamos encajado en un rincon de nuestra cocina, y frunci el ceno. Por un momento, pense que habia imaginado su voz porque estaba sumida en mis propios pensamientos. Ya casi no hablabamos, ni siquiera el domingo, el unico dia que nos sentabamos a comer juntos. A mi madre le encantaban las cenas familiares de los domingos y no permitia que nada interfiriera en ellas, incluso los malos habitos o adicciones de mi padre. --No pido mucho, Tommy Ray Donovan --solia decir ella, aunque no podia recordar el sonido de su voz. Era irlandesa y tenia un encantador acento que esperaba heredar algun dia--. No tienes que ir a la iglesia, pero al menos puedes sentarte una hora y comer con tu familia. Nunca entendi su entonacion irlandesa. Mi voz es ronca y mi lengua afilada como la de todos los demas en el vecindario. Ademas, la cena de los domingos ya no era tan importante como antes. Supongo que ahora solo hacemos lo justo para honrar su memoria. Muchos domingos, mi padre se va antes de que yo me levante de la cama y no vuelve hasta la hora de abrir el bar para el almuerzo del lunes. Nunca hemos estado muy unidos. Yo era una nina de mama y el preferia la compania de sus companeros de juego a su familia. Ahora, simplemente compartiamos un espacio vital, no un hogar. Rara vez hablabamos, porque ninguno de los dos tenia mucho que decir al otro. Era como si todo estuviera dicho y no hubiera necesidad de decir nada mas. Estabamos esperando que pudiera entrar en una buena universidad para perseguir mis propios suenos y dejar atras mi antigua vida. A veces, me preguntaba si volveria a ver a mi padre despues de que me fuera a la universidad; si sobreviviria sin mi o si, simplemente, beberia hasta morir sin que yo estuviera cerca para cuidarlo. Ni siquiera se si me importaria, en el caso de que eso sucediera. Lo observe por un momento sin decir una palabra. Tenia la cabeza gacha y parecia murmurar para si mismo, mientras recogia la comida de su plato con un tenedor. No habia comido ni un bocado del pastel de carne que habia hecho, ni el pure de patatas instantaneo que habia cubierto con mantequilla y sal. Nunca ganaria un premio de cocina, pero nos permitimos el lujo de la carne una vez a la semana. Normalmente, devoraba lo que le ponia delante, como un hombre hambriento. Luego pedia mas antes de que pudiera darle un bocado. Sabia que algo tenia que estar muy mal si se dedicaba a pinchar el pastel de carne con el tenedor en vez de meterselo en la boca. --?Le ocurre algo al pastel? --Habia probado un trozo y estaba muy bueno, o tan bueno como podia estar mi version de pastel de carne. No me gustaba mucho la carne, lo que me venia bien ya que rara vez podiamos comerla. No me malinterpretes, no eramos pobres ni pasabamos hambre, pero andabamos siempre escasos de dinero, a pesar de que el bar era un buen negocio la mayoria de las noches. Sabia que mi padre se embolsaba mucho del dinero que venia de la caja y eso estaba bien. Era su negocio, su vida y tenia pensado salir de alli pronto, con o sin su ayuda. --?Necesitas ketchup? --Le entregue la botella. --No --dijo en voz baja. --Entonces, ?que te pasa? --?Has oido lo que he dicho? --Sono, irritado. --Supongo que no. --Deje el tenedor a un lado. Respire hondo y lo sostuve mientras ponia las manos en mi regazo y formaba dos punos apretados. Tenia la sensacion de que ese dia era igual que el que llegue a casa y lo vi cargando el camion de la mudanza. Algo malo se nos venia encima otra vez. Lo sabia. Me prepare para lo peor. --Me van a matar --susurro. Dejo el tenedor y presiono las palmas de las manos contra la mesa, una a cada lado del plato, como si tratara de evitar que la mesa flotara en el aire. Miro hacia arriba con lagrimas en los ojos--. Me van a matar. Y no puedo evitarlo. Sacudi la cabeza para asegurarme de que habia escuchado bien. Recorri su cara un segundo con la mirada y tuve la sensacion de estar mirando a un extrano. No me habia dado cuenta de lo viejo y castigado que estaba. Solo tenia cincuenta y siete anos, pero parecia estar mas cerca de los cien. Su rostro, que antes era agradable, era regordete y rojo por la bebida. Pequenas venas azules trazaban un mapa en sus abultadas ojeras y a traves de su engrosada nariz. Su piel estaba cenicienta, como la de un hombre que no habia visto el sol en mucho tiempo. Habia engordado y estaba perdiendo el pelo. Y tenia grandes lagrimas en los ojos. Eso fue lo que me pillo desprevenida, dandome a entender que algo andaba mal. Nunca habia visto a mi padre llorar. Ni siquiera cuando enterraban a mi madre. --?Quien va a matarte? --Force una pequena sonrisa de incredulidad. Mi padre no era bromista, pero no creia que hablara en serio, aunque su expresion indicaba que lo era.--. Jesus, papa, ?que has hecho? Respiro hondo y se estremecio. Cuando saco las palmas de las manos de la mesa, dejaron un perfecto perfil de sudor en la superficie. Las froto y evito mirarme a los ojos. --Tengo deudas. --Se limpio la nariz en el dorso de la mano--. Tengo deudas con alguna gente. --?Que clase de deudas? --Ya imaginaba la respuesta, pero queria que confesara en voz alta. Cruce los dedos sobre mi regazo para que no me temblaran las manos--. Papa, ?que deudas y que gente? Levanto la vista por un segundo y luego, rapidamente, miro la placa que aun estaba frente a el. Parecia que estaba rezando mientras decia en voz baja. --Deudas de juego. Y quienes son las personas no importa, solo que quieren su dinero para fin de mes o me mataran. Tome aire con lentitud y lo deje salir igual de despacio. Era triste, pero no me sorprendia lo que acababa de escuchar. Sinceramente, me sorprendia que no hubiera pasado antes. --?Cuanto debes, papa? --Hice la pregunta con calma, aunque por dentro estaba destrozada --. ?Papa? Mirame y dime cuanto debes. Levanto los ojos lentamente y dejo escapar un largo suspiro. Se limpio los mocos con la mano otra vez y se froto un nudillo de la otra mano bajo los ojos. --Setenta y cinco mil dolares. --!Jesucristo, papa! ?Como puedes perder setenta y cinco mil dolares jugando a las cartas? --Ladre sin querer y se estremecio ante el tono de mi voz, como un cachorro reganado por su dueno. Alce los punos y los coloque en la mesa, como si estuviera lista para golpear al aire o a su nariz. --Lo perdi jugando a las cartas. Tambien, apostando a los caballos. No pude evitar que se me abriera la boca e incline la cabeza, como si me pesara una tonelada. --?Caballos? Papa, ?que cono sabes tu de caballos? --No uses ese lenguaje en esta casa. --Fruncio el ceno--. Tu madre no lo aprobaria. --!Mi madre tampoco aprobaria que perdieras setenta y cinco mil dolares! --Grite. De repente me puse furiosa con el y no pude evitar golpear la mesa con los punos--. Oh, Dios mio,

  • Nadie duerme de Barbijaputa

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    La activista feminista que reside bajo el alias de Barbijaputa vuelve a la ficcion con una novela impactante desde el primer parrafo, una distopia feminista en la que las mujeres son el verdugo, ?o no?

  • Eras mi destino de Winter Lee

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    ?Que pasaria si un accidente te lleva a un siglo que no es el tuyo?
    La estudiante de criminologia Ailsa, esta a punto de terminar sus estudios, ella y su mejor amiga deciden hacer un viaje de fin de curso a Londres, pero por obra del destino terminan en un lugar que nunca se imagino visitar. Decididas a divertirse, un encuentro y un accidente las llevara directa al castillo de sus suenos.
    Adolorida y confundida Ailsa, no sabe donde se encuentra, hasta que son atacadas y se topa con un grupo de hombres altos, fornidos y... en faldas. Ella no cree lo que sus ojos ven, hasta que aparece el jefe, un hombre altamente hermoso, intimidante y de una mirada tormentosa.
    Ella esta en serios problemas.
    Ronan Mackenzie, lleva anos en guerra, cuando es rescatado y por fin recupera el castillo que una vez le pertenecio, solo piensa en la manera de vengarse del clan Campbell. El clan que lo traiciono y lo entrego para que torturaran. En uno de sus viajes de regreso a su hogar, sus hombres encuentran a unas mujeres en medio de la noche metidas en problemas y Ronan lo que menos imagina es encontrarse con ella.
    Sin memoria y en medio de una guerra que esta lejos de terminar, en contra de su sentido comun Ronan decide protegerla. Los sentimientos surgen, pero existen secretos, cuando las mentiras son descubiertas y las lealtades puestas en duda, esto pone en peligro a todos.
    Deseo, celos, mentiras, intrigas, obsesion, traicion... ?y amor?
    Ailsa no creia en el destino. Eso esta a punto de cambiar.

  • No llores, pequeno de Ngugi Wa Thiong'o

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  • ?Que paso cuando se terminaron las perdices? 2 de Gema Tacon

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    Ariel vuelve con mas fuerza que nunca aunque sigue teniendo el corazon dividido. Lo que no sabe es que el tiempo no espera por nadie, y que a su regreso las cosas han cambiado mas de lo que jamas imaginaria. Junto a Merida, Blanca, Aurora, Lilo y otros nuevos companeros de locuras tendra que desmontar las ilegalidades de las mayores villanas de la historia. Aprendera a marcha forzada que ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos. ?Sabra elegir esta vez o se volvera a equivocar? ?Dejara titere con cabeza?
    En sus lineas encontraras intriga, accion, aventura, romance y humor. Descubriras que los cuentos de hadas y que los principes azules no siempre son como los recordabas.
    ?Quieres comenzar a traumatizarte?

  • Hasta que nos separe el amor de Vanessa Lorrenz

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    Madeleine miraba la luz resplandeciente del sol, que se reflejaba sobre el agua cristalina de la piscina de su casa. El clima era magnifico para pasar una tarde sobre una tumbona. Como siempre, tenia su pequeno block de notas donde dibujaba todas las creaciones que llevaria a cabo cuando fuera a estudiar a la universidad, queria ser la mejor disenadora de moda que existiera en Manhattan. Su madre le decia que dejaria a la sombra a todas esas disenadoras que no hacian mas que crear pura basura. Su familia era una de las mas adineradas de la ciudad, su padre contaba con una empresa multinacional que daba los mejores rendimientos, economicamente nunca le habia faltado nada y sus padres siempre estaban al pendiente de ella, pero tenian tantos compromisos laborales que nunca tenian el tiempo suficiente para estar con ella. Se puso sus gafas de sol, pues la luz le daba directa a la cara, y aunque tenia un sombrero de ala ancha no queria que por un descuido su piel se resintiera, tomo un poco de protector solar para cubrir su piel apinonada. Sus rizos rubios brillaban resplandecientes, a sus dieciocho anos ya se proclamaba como una belleza, y su padre estaba orgulloso de ese hecho, decia que era hermosa e inteligente y asi lo confirmaban las tres cartas de las mejores universidades de diseno que estaban esperando una contestacion por parte de ella, el unico problema es que aun no habia decidido a cual asistiria. Tenia tantos suenos e ilusiones que no podia esperar a que llegara el momento de comenzar a estudiar para disenar la mejor moda que se hubiera visto jamas. Iba a pasar las vacaciones con su abuela paterna. Resultaba que su padre siempre penso que era huerfano de madre, desde muy chico tuvo que luchar en la vida por ser alguien e ir escalando posiciones sociales, pero de un momento a otro, cuando ya tenia un futuro establecido, su abuela aparecio en la puerta de su casa para ejercer el papel de madre. Para todos fue una sorpresa, Madeleine tenia cerca de diez anos y acepto la noticia con agrado, los abuelos por parte de madre hacia tiempo que habian fallecido, asi que encontrarse a esa edad con una abuela fue lo mejor que le pudiera pasar. Y lejos de lo que pensaran, Valery Rochester tenia una enorme fortuna en sus cuentas bancarias y vivia de manera muy acomodada en una de las mejores zonas residenciales del extrarradio. Saldria al dia siguiente, aunque la casa de su abuela no estaba lejos, queria tomarse el dia para ella sola. Con una sonrisa comenzo a dibujar en su block de notas el diseno de un abrigo que seguro volveria loca a mas de una de sus amigas del instituto. La carretera que llevaba a la zona residencial parecia sacada de esas peliculas de terror donde solo se ven alrededor grandes arboles formando una perfecta fila, por suerte, en cuanto llego a la pequena comunidad donde vivia su abuela pudo conducir mas tranquila. La enorme casa de dos pisos que se dejaba ver frente a ella no era nada comparada con su casa en la ciudad, pero suponia que para una persona sola, como su abuela, estaba mas que bien. Bajo del coche sonriente, levantando sus gafas de sol para ver a su abuela en el porche, esperandola con los brazos abiertos, tenia cincuenta y cinco anos pero aparentaba cuarenta y cinco. Su rubia melena rizada estaba recogida en un mono alto, ese dia lucia un elegante vestido color azul con una chaquetilla en color perla, ver las zapatillas del mismo color del vestido casi la hace gritar, las habia visto en el Vogue la semana pasada y no lograba conseguir unas, y su abuela tenia unas por las cuales ella mataria sin lugar a dudas. -- !!No lo puedo creer, abuela!! ?Como has conseguido esas zapatillas?, !estaban agotadas!, la disenadora ha dicho que no volvera a fabricar ese modelo. --Contactos, nina, se llaman contactos, pero ?que manera es esa de saludar a tu abuela?. !Ven aqui y dame un abrazo! Sonriendo se acerco para abrazarla, su inconfundible fragancia de Chanel inundo el ambiente. --Dime que no fuiste de compras sin mi, abuela, estas usando un perfume nuevo. --Nina, de vez en cuando es bueno darse una escapada. --No se si podre perdonarte que no me invitaras. --dijo mientras comenzaban a entrar en la casa, ya se ocuparian los del servicio de subir su equipaje. Pero por el momento necesitaba pasar un tiempo charlando con su abuela. Pasaron la tarde sentadas en la terraza tomando un te helado, resulta que su abuela se habia dado su escapada a Paris y no le dijo nada, de manera que estaba simulando que estaba enfadada porque no la habia invitado a ir con ella. Sobre todo sabiendo que a Madeleine le encantaba Paris. Su abuela tenia una infinidad de historias por contar, mas aun con su reciente escapada, estaba escuchando muy atenta como su abuela salio a cenar con una disenadora muy famosa cuando algo en el jardin llamo su atencion. No fue algo, mas bien fue alguien, nunca en su vida se habia topado con un chico que le alterara el pulso incluso estando a distancia. Su abuela estaba tan emocionada contando sus anecdotas que no se dio cuenta de que ella estaba perdida observando aquel chico. Al parecer trabajaba para su abuela, porque estaba cortando el cesped de la parte lateral, tenia el cabello rubio ligeramente ondulado, desde la distancia en la que estaba no era posible distinguir el color de sus ojos, era alto, muy alto, calculaba que tendria como veinte anos, una diferencia de dos anos con respecto a ella. --Nina, ?que miras tan ensimismada? --su abuela la miraba sonriente mientras dirigia su mirada a el objeto de distraccion de su nieta--vaya, veo que nuestro Jason ha llamado tu atencion. --Tendria que estar ciega para no percatarme de su presencia, abuela. ?Quien es? --Es el nieto de mi vecino, lleva aqui dos meses, le he dado trabajo cortando el cesped, aunque mas que trabajo es un favor, ya que no me cobra nada. Es un buen chico, lastima que viva en Houston. --Tan lejos--dijo mordiendose el labio inferior, necesitaba conocerlo a como diera lugar-- supongo que regresara para estudiar la universidad.

  • La manguera que nos unio de Elena Garcia

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    Son mas de las doce y el encargo que le hice a la distribuidora sigue sin llegar. Llevo mas de dos semanas esperando a que me envien un paquete con medicamentos importantes y aqui no aparece nadie con ellos, y lo peor de todo es que cada vez que entra un cliente y se marcha con las manos vacias, se que no volvera. Los he llamado infinidad de veces y me dan largas continuamente. Como a ellos esta situacion no les genera perdidas, no llevan ninguna prisa. Si ya de por si en el negocio me va mal, esto sin duda lo empeorara. Salgo del mostrador aprovechando que no hay nadie y repongo los productos de higiene que se ha llevado la ultima persona que entro. Alzo la mirada y vuelvo a fijar mis ojos en la caja de las bolas chinas. Llevo vendiendolas en la tienda mas de seis meses y cada vez llaman mas mi atencion. Las ofrezco como ejercitadores de suelo pelvico para mujeres que acaban de dar a luz o que tienen algun problema de incontinencia, pero mi mente no deja de llevarlas a otro lugar. Mi amiga Lucrecia se las compro en un sex shop hace algunos meses y dice que es de lo mejorcito que ha probado, y eso que de esto tiene un buen arsenal. Yo, en cambio, en el tema sexo siempre he sido muy tradicional. Quizas mucho mas de lo que deberia, pues nunca he llegado a probar nada fuera de lugar. Mi expareja quiso experimentar conmigo en la cama y siempre me negue, asi que nunca he ido mas alla de las cuatro punaladas de carne. Asi me fue… En cuanto tuvo la oportunidad me dejo por otra. Por mi vecina para ser exactos. Por lo visto, y segun llego a mis oidos despues, va contando por ahi que esa si que se la chupa bien. Como si yo le hubiese hecho eso alguna vez. !Que asco! Imagino que esta especie de frigidez que me atormenta viene de atras y sospecho que se debe a que me he criado en un hogar un tanto puritano. Mi madre siempre criticaba a quienes lo hacian y mi padre, si era necesario, nos metia los dedos en los ojos a mi hermano y a mi para evitar que viesemos una escena subida de tono en la television. Eso si, el no le quitaba el ojo de encima, hasta que mi madre se daba cuenta y se armaba la guerra. Que tiempos aquellos… Ojala no vuelvan. --Buenos dias--. Margarita, la estirada e insoportable duena del local donde tengo instalada la botica, entra como cada dia a revisar que todo este en orden. --Hola… --respondo carente de entusiasmo. Esta mujer saca lo peor de mi. Si llego a saber esto el dia que firme el alquiler, me busco otro lugar. Es la persona mas pesada y agobiante que he conocido en mi vida. Por su avanzada edad quiero creer que ya chochea porque no logro hacerle entender que si estoy pagando por un espacio, es mio hasta que deje de hacerlo y puedo colocar el mobiliario como me de la gana. --?Que es eso? --Se inclina y rasca con una de sus unas recien pintadas el yeso de la pared. <> protesto para mis adentros. Ayer por la tarde, el senor Tomas casi se cae al entrar por mirarme los pechos y con la garrota golpeo una de las paredes, haciendo que un trocito insignificante de la pintura se desconchara. La imperfeccion apenas medira un par de centimetros. ?Como ha podido verla? Ojala mi abuela, que debe tener sus anos, tuviera tambien su vista. Dios se la bendiga mucho tiempo. --No lo se. --Trato de ignorarla para que se marche. Como se me ocurra darle alguna explicacion, la cosa se pondra mucho peor. --Tendras que pedir que lo arreglen o te lo descontare de la fianza. Todos los dias es la misma historia. Me tiene hasta los ovarios. En cuanto ve algo, por pequeno que sea, que pueda estar mal, comienza con las amenazas. Me duele la lengua de mordermela y si me he callado hasta ahora ha sido por respeto a sus canas. Si tuviera unos anos menos se iba a enterar. La suerte parece estar de mi lado y tras pasearse a sus anchas durante algunos segundos mas, observandome por el rabillo del ojo como si me perdonase la vida, finalmente se marcha. Expulso el aire de mis pulmones con alivio y continuo con lo que estaba haciendo. Alzo de nuevo la mirada y vuelvo a encontrarme de frente con las puneteras y llamativas bolas. Las observo varios minutos mas y juraria que puedo oir como me llaman: “Mariajo… Mariajo… dejanos ser tu badajo”, pestaneo varias veces pensativa y, cuando por fin sucumbo a la tentacion, estiro mi brazo para hacerme con una de las cajas. No puedo aguantar mas este suplicio, tengo que saber que se siente con ellas. La abro para sacar su contenido y, nada mas hacerlo, las pego contra mi pecho imaginando mil cosas que hacer con ellas, aunque en realidad solo sirvan para una. Cuando mas entregada estoy al fantaseo, el sensor de la puerta me indica que alguien esta entrando y en un acto reflejo las lanzo bajo el mostrador para evitar ser descubierta. --Buenos dias. --La voz de un hombre suena a mi espalda y rezo para que no lo haya visto. Despues de tanto como me ha costado tomar esta jodida decision, lo ultimo que quiero es que alguien me pille con las manos en la masa--. Si esta tratando de jugar a la petanca con eso, le va a ir muy mal. --Mis ojos se abren con sorpresa y toda la sangre del cuerpo se me agolpa en la garganta. Permanezco inmovil unos segundos mas, sin saber muy bien que hacer debido a la verguenza y, viendo que no me muevo, continua--. Siento decepcionarla, pero, para que el lanzamiento funcione, las bolas deben ser metalicas. Por su acento deduzco que no es de la zona. Cuando oigo como se rie, no se donde meterme y me giro poco a poco con intencion de recuperarme antes de encararlo. Al hacerlo, me encuentro de frente con un hombre enormemente atractivo y bastante alto. Casi tanto como mi primo Juanra, que mide alrededor de un metro noventa, pero ni que decir tiene que este le da mil vueltas y nada tiene que ver con mi pariente el larguirucho que, ademas de idiota, se cree guapo, cuando es mas feo que un gato sin pelo. Tambien parece mas joven, calculo que no alcanzara la treintena, y aunque eso es algo que en otro momento me agradaria, ya que practicamente solo atiendo a personas mayores durante todo el dia, esta vez no esta siendo asi. ?Que estara pensando de mi? Ojala en vez de el hubiese entrado el senor Tomas que, aunque es un poco acosador, no sabria que es eso que anda rodando por ahi y mi dignidad, de alguna forma, seguiria intacta. --Ho…la. --Mi voz suena forzada, como si alguien me estuviese estrangulando desde atras. Si a algo le doy gracias es a que todavia esos trastos del demonio estan fuera de mi cuerpo. De no ser asi, de tanto como estoy apretando el culo ya se me habrian subido a la traquea--. Ya se que no son para eso… --finjo reir y sueno como una puerta oxidada--. La caja estaba rota y, bueno…, se me han caido. Ahora las recogere. ?En que puedo ayudarle? --Aprieto la mandibula mientras el aguanta la risa al ser testigo de mi bochorno. --Necesito… --carraspea para seguir disimulando--, lubricante. --?Como? --Ya no se si habla en serio o es que esta pretendiendo hacerse el gracioso. --Quiero un bote grande de lubricante. El mejor que tenga. --Me mira directamente a los ojos y mis piernas flojean. Tiene la mirada mas sexi y empotradora que he visto en mi vida. Con un maromo asi seguro que se me quitaban las ganas de andar jugando con pelotitas. Lastima que los tipos como el ni siquiera se fijen en las mujeres como yo, porque a este si que le chuparia hasta el tuetano. ?Que cono acabo de pensar?--. Tambien quiero una caja de condones. Con esa frase logra sacarme de mis pensamientos y, por fin, me centro para prestarle atencion. --Ahora mismo. Me giro para ir a buscarlos y, por sorpresa, me detiene sujetando mi mano. --Espera. --Observo como su enorme brazo oprime mi muneca y mi mente vuelve a divagar. Debo de estar con la ovulacion porque, si no, no me lo explico--. Los condones deben ser grandes. De talla especial. --Ammm… Ok. --Muerdo mi labio y un enorme pene aparece en mis pensamientos. Por alguna razon que nunca sabria explicar, lo imagino como si fuese un tripode y sonrio sin darme cuenta. Cuando vuelve a hablar, soy consciente de lo que estoy haciendo y guardo las formas para ponerme seria. --?Tiene la talla XXL? Busco en su mirada algo que me indique que esta bromeando, aun a riesgo de parecer tonta, y al no encontrarlo me disculpo para entrar a la parte de atras y buscarlos. Si no recuerdo mal, esa talla equivalia a mas de veintidos centimetros, asi que ahora es la imagen de una anaconda la que me atormenta. Rio a placer aprovechando que no puede verme y, tras un par de minutos revisando las estanterias, por fin doy con ellos. Los guarde aqui hace un par de meses al no venderse por ser una talla poco usual y aproveche el lugar que dejaron en la vitrina para colocar otras cosas. --Aqui tiene. Los coloco sobre el mostrador y veo aparecer una sonrisa de satisfaccion en su cara. --Es curioso --habla, y le miro atenta esperando a ver que dice--. Es la primera vez que los compro sin tener que hacerlo por encargo. --No se a que se refiere. --De sobra lo se, pero prefiero disimular. Tampoco sabria que decir y, con lo nerviosa que estoy, apostaria lo que fuera a que suelto algo que todavia me ridiculice mas. --Mi...., bueno --rie y rapidamente me arrepiento de no haberle dicho otra cosa--. Mi Miniyo tiene unas medidas un poco… --Mi cara se vuelve tan roja como un tomate--, fuera de lo comun, ya me entiende. --Nah, no se crea… --Cada vez lo arreglo mas. ?Por que narices he dicho eso y por que no cierro la bocaza de una jodida vez? --Pues la experiencia me dice todo lo contrario. --Levanta una ceja, picaro, y ruego para que la tierra me trague de una vez. --No se preocupe, aqui vienen muchos asi --miento para salir del paso--. Si necesita mas de lo mismo, ya sabe donde encontrarme. --En el momento en que acabo la frase me doy cuenta de que se puede malinterpretar y rectifico--: Quiero decir… que cuando se le terminen o caduquen… --Mierda, ?acabo de insinuarle que no mantendra relaciones? --Quiero decir…, que si quiere mas… --Con cada palabra que suelto me siento mas absurda--. Tengo mas de lo que quiere en la parte de atras. --Suena bien eso. Creo que le tomare la palabra. --Me guina un ojo, deja el dinero en el mostrador y, en el momento en que se marcha, resoplo cubriendome la cara con las dos manos. --Madre del amor hermoso… --balbuceo. Es la primera vez que deseo que un cliente no regrese. CAPITULO 2 A la hora de cerrar todavia no he logrado sacarme de la cabeza el suceso y mi mente tampoco me ayuda. Y, para colmo, cada vez que tiene oportunidad me lanza una imagen clara y concisa del posible tamano de ese… animal. Recojo lo que puedo y, procurando dejar todo preparado para la jornada de manana, me marcho. Odio llegar a casa y saber que todavia me quedan cosas por hacer. Si quiero desconectar del trabajo esta es la unica manera. Cuando estoy bajando el cierre de seguridad, dando por hecho que ya he terminado, recuerdo que no he desconectado los automaticos y tengo que volver a subirlo para regresar. Desde hace meses noto que, si apago todo, a excepcion de las neveras, desembolso casi la mitad en la factura de la luz. Algo me dice que la estirada duena del local tiene algun tipo de enganche ilegal y es a mi a quien estan cobrando su consumo. Con lo racana que es Margarita podria apostar lo que fuese y no lo perderia. Abro la puerta del cuadro electrico, bajo los diferenciales que no necesito y, cuando estoy presionando el ultimo, una rafaga de luz sale proyectada en mi direccion. --!Que mierda ha sido eso! --Apenas he sentido dolor, pero el brillo inesperado de la luz me ha dejado ciega. Busco con las manos la pared para guiarme y, tras luchar contra cientos de destellos oculares, poco a poco voy recuperando la vista. Vuelvo la atencion al cuadro de luz buscando una explicacion y lo unico anormal que encuentro son unas motitas de hollin en el suelo. Definitivamente, la bruja de arriba me la esta jugando y manana sin falta hablare con ella. Igual que a mi me cobra por todos los desperfectos externos, esto es algo interno y debe hacerse cargo. Compruebo que los interruptores de las neveras estan bien, esta vez presionandolos con un liston de madera por si las moscas y, al ver que todos funcionan a la perfeccion, hago lo que deberia haber hecho hace rato y me voy. A medio camino, mientras conduzco, abro un poco mi ventanilla e inspiro profundamente el dulce aroma que desprenden las flores de azahar. Soy sevillana de nacimiento y si por cualquier razon tuviese que marcharme de aqui, lo primero que echaria de menos seria este adictivo perfume. Solo Sevilla puede oler asi. Aunque ya es tarde y apenas hay luz solar, no puedo evitar echar una mirada a traves de los cristales. Desde la carretera se aprecia la Giralda en todo su esplendor y, aunque paso cerca de ella todos los dias, me tiene totalmente enamorada. No se si sera por su altura, ya que durante anos fue la torre mas alta del mundo, o por su portentosa estructura con la que logra impactar a todos los que la visitan, pero lo cierto es que cada vez me gusta mas. Aunque quizas, pensandolo bien, tenga mas que ver con mi abuelo y el amor con el que me habla de ella. Alli fue donde beso por primera vez a mi abuela y eso debio de calar muy hondo en su corazon. Es tal su pasion por este campanario, que hasta llego a encargar un cuadro del Giraldillo, la escultura que corona la torre sobre una gran bola de bronce. --!Mierda! --Piso el pedal del freno-- !Las bolas! --Al pensar en la de bronce recuerdo que las he dejado encima del mostrador de la farmacia--. !Sabia que al final me olvidaria de algo! -- Golpeo el volante y por suerte no viene nadie detras. Es muy tarde para volverme ya y, por descuidada, me toca esperar hasta manana. !Con las ganas que tenia de probarlas! Al llegar a casa mi hermano esta en ella y me sorprende verlo. Es solo dos anos mayor que yo, pero se independizo hace, al menos, cuatro. --!Hola, hermanita! --Se acerca a mi y me besa en la frente--. Cada dia estas mas guapa. --Y tu mas pelota --rio mientras lo abrazo. Me parece increible que ahora nos llevemos tan bien, cuando siempre nos hemos estado peleando y hasta sacando trozos de piel. Aun recuerdo la vez que, en venganza por romperle uno de sus coches, me coloco varias cerillas entre los dedos de los pies mientras dormia y las encendio. !Menudo hijo de perra! Era mas malo que la carne de cabra vieja--. ?Que haces aqui? --Vive, al menos, a cien kilometros de distancia y, por las horas que son, entreveo que tambien se quedara a dormir. --Manana tengo una reunion importante aqui al lado y he aprovechado para venir ya y asi pasar un poco mas de tiempo con vosotros. --Llevabamos cuatro meses sin vernos--. ?Como va el negocio?

  • Origin (Hijos de Leiah 2) de Rotze Mardini

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    El hallazgo de una nueva victima cambiara los planes de Lexy Kendall, poniendola en una carrera contrarreloj que tendra por objetivo atrapar al asesino en serie de la cuadra francesa, sin imaginarse que se vera atrapada en un mundo desconocido.
    Jhensen, lider de la comunidad vampirica de New Orleans, se pondra a disposicion de la detective para poder cumplir con un encargo asignado por las deidades de Leiah…
    Jhensen y Lexy lo arriesgaran todo en una intensa batalla contra un oscuro personaje. El amor los sorprendera en medio del mayor reto de sus vidas, sumergiendolos en pasiones profundas e inesperadas.

  • Mi casa en llamas de Sofia Ros

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    Jugabamos al “yo nunca” con mi grupo de amigos.
    -Yo nunca me he enrollado con una persona de mi mismo sexo.
    Bebimos Emma, su novia, Laura y yo.
    -Yo nunca he hecho un trio.
    Mi novio Adam bebio.
    Asi empezo todo.

  • Un noruego valiente para una bailaora ardiente (Adonis tours 3) de Ana E. Guevara

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    Me llamo Erik Jakobsen y soy oriundo de Hjelset, una ciudad noruega que no llega a los mil habitantes, anclada en la provincia de Molde. Creci entre fiordos, montanas, islas y cascadas, y creo que parte de esa naturaleza salvaje la llevo dentro de mi. De pequeno me acompanaron las historias de trols, de espiritus de la montana y de hadas del bosque. Hasta que, en mi adolescencia, descubri la biblioteca del pueblo y devore uno tras otro todos los libros que se pusieron a mi alcance. Ernest Hemingway es mi autor favorito, y desde que lei Por quien doblan las campanas supe que algun dia visitaria el pais que, de forma tan desgarradora, describia en sus paginas. Aprendi espanol, y aunque mi acento es bastante marcado, mi gramatica es impecable. Me hice un amante de toda la cultura espanola: en verano servia gazpacho a mis amigos, sabia bailar La Macarena, y en cada festival de Eurovision le daba los twelve points a Espana. El problema es que mis suenos ibericos chocaban con los de mis padres y mis amigos. Para ellos estaba claro que yo heredaria la serreria de mi padre y que me acabaria casando con alguna de las muchachas del pueblo de mas o menos mi edad --os recuerdo que no somos ni mil en Hjelset, con lo que mis posibilidades no son gran cosa--, con la que tendria tres o cuatro robustos hijos. Decidi estudiar Filologia Hispanica en la universidad a distancia, lo hacia por las noches, en secreto, como si fuera algo de lo que sentirse avergonzado. Un hombreton como yo escondido siempre entre libros era una aberracion para mi familia. Entre libros del Siglo de Oro, coplas de Manolo Caracol y videos de Massiel pasaba mis ratos libres acercandome un poco mas a esa cultura que me habia entusiasmado. Por eso, cuando vi el anuncio de una empresa espanola que buscaba extranjeros para guiar tours turisticos, no me lo pense. Cumplia con las exigencias que pedian: medir mas de un metro ochenta y hablar castellano fluido. Ademas, gracias a mi casi obsesiva lectura de los clasicos espanoles me sabia muchisimas expresiones tipicas del pais como pardiez, tunante o vuecencia. Ese trabajo iba a ser mi gran oportunidad. Meti mis exiguas pertenencias en una mochila de acampada y me fui dejando una nota para mis padres: <>. Ya sabia que no iba a ser torero, pero queria dar un toque dramatico a mi despedida, ademas de que supondria que en el pueblo los rumores serian mucho mas suculentos asi. Me sentia como Hemingway, a punto de lanzarme a una aventura en Espana de la que no sabia si saldria vivo. Tengo cierta tendencia natural al dramatismo, por si no os habiais dado cuenta. Desembarque en Madrid, una ciudad que cuenta ella sola con mas de la mitad de los habitantes de toda Noruega, y con un invierno mas calido que el mejor de los veranos que yo habia conocido nunca. Pero yo me sentia feliz, liberado y preparado para cualquier tipo de aventura. Capitulo 1 Adonis Tours, asi se llamaba la empresa para la que iba a trabajar en el mejor lugar sobre la tierra, o asi me lo parecia a mi. Nos ofrecian alojamiento, venir a buscarnos al aeropuerto, y todo eso <>, como rezaba el e-mail de confirmacion que habia recibido una vez que aceptaron mi candidatura. Asi que meti mis pantalones de pana, mis camisetas termicas, mi plumifero, todos mis gorros de lana y unas cuantas camisas de franela en una maleta y me embarque en un vuelo rumbo a Madrid. Os dire una cosa por si no lo sabeis: en Madrid hace mucho calor. Mucho mucho calor. O eso me parecio a mi cuando aterrice en abril y el termometro marcaba veintidos grados. Cuando yo me subi al avion en Noruega habia cuatro grados, asi que la diferencia de temperatura fue lo primero que me llamo la atencion. Empece a sudar como un pollo y tuve que quitarme capas de ropa en medio del aeropuerto. Lo segundo que me sorprendio fue el ruido. Estoy acostumbrado a vivir en plena naturaleza y la jungla de asfalto de Madrid fue toda una sorpresa para mi. El aeropuerto en el que aterrice seguramente contenia mas personas que todas las que habia en mi provincia, y la mayoria hablando muy alto. Eso hizo que mi primera interaccion con una espanola fuera un desastre tirando a catastrofica. Nada mas bajar del avion, vi a una chica hablando a voces con un joven, yo supuse que se estaban peleando y fui a defender el honor de la muchacha, como haria en mi pueblo. --!Dejala en paz, tunante! --le dije al que yo pensaba que era el presunto agresor, usando una de mis palabras favoritas desde que la lei en un libro de Francisco de Quevedo. --?Este de que va? --le pregunto el a la chica mientras la cogia del brazo. En Noruega no somos especialmente tocones, nos gusta mantener las distancias y ni con la familia nos mostramos abiertos a tocarnos el brazo o dar muestras de carino en publico. Por eso, ese simple gesto, tan comun para los espanoles, a mi me parecio una agresion y, cogiendo al chaval por las solapas de la camisa, lo levante dos palmos del suelo. --Dejala, bellaco. --Esta la saque de El capitan Alatriste. --Pero ?que le haces a mi novio? --pregunto la muchacha con gesto de terror. Lo que vino a continuacion paso muy deprisa: la chica se puso a gritar, vino gente a rodearnos, oi que alguien hablaba de llamar a seguridad, y algo de <>. Deje al joven en el suelo tras pedirle disculpas y sali de ahi por patas para reunirme con mis companeros, que esperaba hubieran tenido una llegada al pais mas tranquila que la mia. Una vez que estuvimos todos, algo que se demoro una barbaridad porque el escoces al que esperabamos estaba en otro sitio tocando la gaita, nos pusimos rumbo al lujoso alojamiento prometido en la publicidad. Ahi ibamos en la furgoneta un maori mas grande que un armario, un italiano de ademanes refinados, un etiope que debia ser hijo de un principe africano por el traje que llevaba, el escoces de la gaita y yo. Parecian majos, me dije mientras veia como nos alejabamos del aeropuerto para acercarnos al centro de la ciudad. Yo iba con la nariz pegada al cristal como un perro al que sacaban de paseo en coche. Ni la nube de contaminacion que flotaba sobre la capital pudo empanar el buen humor que yo traia por cumplir al fin mi sueno. *** Yo sonaba con llegar a nuestra nueva casa, echarme un rato en la mullida cama y luego tomarme una fabada acompanada de un Ribera del Duero. No sabia lo que eran ninguna de esas dos cosas pero, por lo que habia leido, tenian pinta de ser trocitos de cielo. Llevaba sonando con degustar los platos tipicos espanoles desde que sali de Oslo en una especie de lata con alas. El alojamiento no era exactamente como nos lo habian pintado, la chica de recepcion no era nada amable, el solarium con piscina en verdad era una piscina de plastico puesta en la terraza y se me salian los pies de la cama, pues era de uno noventa y yo mido uno noventa y tres, asi que empezabamos mal. La recepcionista nos recordo una docena de veces que ella acababa su turno a las seis y que se estaba quedando mas tiempo del necesario por nosotros. No parecia muy amistosa, ni ardiente, como supuse que serian todas las mujeres espanolas. Tambien me sorprendio no verla vestida con el traje de volantes rojo con puntos blancos, pero supuse que solo se lo pondrian para ocasiones especiales como bodas o entierros. Lo bueno de haberme criado en los fiordos es que estoy acostumbrado a sobrevivir con poco, me gustaba la acampada, pescar o cazar mi propia comida y no me importaba dormir al raso. Asi que no lo lleve tan mal como alguno de mis companeros. Parecia que Stefano y Dase se iban a desmayar en cualquier momento mientras este ultimo pasaba un dedo por las superficies para comprobar el estado de limpieza del sitio. Al unico que no parecio importarle la situacion fue a Tane, que estaba encantado con todo lo que veia. Nuestro maori particular habia viajado mucho a lo largo de su vida y se adaptaba facilmente a cualquier circunstancia. No le importaba dormir en el suelo o llevar la ropa algo desgastada, al contrario que Dase, que parecia a punto de darle una apoplejia. Esa primera noche salimos a cenar fuera, a festejar que habiamos llegado por fin al pais donde todos nuestros suenos se iban a hacer realidad. Aunque no de la forma en la que teniamos previsto. Capitulo 2 Desde aquel lejano momento en el que los cinco nos encontramos en el aeropuerto habian pasado ya varios meses y, poco a poco, habiamos encontrado nuestro ritmo. No siempre estabamos los cinco juntos, pues Stefano y Dase hacian tours guiados por sus respectivos paises. Tane ensenaba surf a los clientes en el complejo Ola y Adios, mientras que Sean les ensenaba cultura escocesa y nos martirizaba cada manana con su gaita. Yo, por mi parte, preparaba talleres de supervivencia, primero de forma teorica en Madrid y luego llevandome a los clientes varios dias a la sierra de Guadarrama. Ya llevaba suficiente tiempo en el pais como para entender que las mujeres no se ponian casi nunca el traje de volantes, que no todos los hombres son toreros y que si dices <> la gente te mira raro. A veces me sentia un poco como Alonso de Entrerrios de El Ministerio del Tiempo, serie de television a la que me aficione nada mas llegar. Tambien habia visto Fortunata y Jacinta, El Quijote y Curro Jimenez, que estaban disponibles en internet de forma gratuita. !No me iba a la cama sin verme algun capitulo! El problema es que a mis amigos les gustaban mas cosas como La casa de papel o Aqui no hay quien viva, y muy a menudo teniamos disputas por el control del mando de la tele. Aunque se solucionaron cuando decidimos imponer un horario que debia ser respetado por todos. El verano fue para mi como pasar una temporada en el mismisimo infierno, llegamos a temperaturas de cuarenta y cinco grados y yo pasaba todo el tiempo que podia a remojo en la piscina del edificio. Stefano, Dase y Tane parecian llevar el calor mejor que Sean y yo, que no sabiamos donde meternos para ocultarnos de tan infernal fuente de calor. Me compre dos ventiladores y me los puse en el cuarto, lo sentia por Antonio, nuestro jefe, porque la factura de la luz se iba a disparar en esos meses infernales. Por eso, cuando llego septiembre y comenzo a refrescar un poco por las tardes, recupere algo de la vitalidad que habia perdido durante el torrido estio. La resistencia de los espanoles al calor era algo que envidiaba, cuando los veia me recordaban a los camellos que cruzan el desierto del Sahara y parece que son inmunes al calor. Decidi que septiembre era el momento perfecto para aprender alguna habilidad nueva, estuve dudando entre varias opciones pero, al final, la respuesta aparecio ante mi clara como la luz de esa bola ardiente que aqui en Espana brillaba mas que en Noruega: me apuntaria a clases de flamenco. Ademas, estaba de suerte, habia una academia no muy lejos de nuestro piso, en el barrio de La Latina, y en cuanto abrieron las inscripciones fui para alla sin dudarlo. Era una oportunidad unica que no podia dejar escapar. *** Rocio llego a la academia de baile de la que era profesora quince minutos antes de que se abrieran las puertas. Le gustaba estar alli y disfrutar del silencio de la sala de baile. Vio su esbelta silueta reflejada en los espejos que cubrian toda una pared y se recoloco un mechon de pelo detras de la oreja. Daba igual lo que hiciera, sus rizos acababan siempre escapandose. Tenia una larga melena morena, una nariz respingona y unos bonitos ojos verdes. Su madre, de pequena, le decia que se parecia a Esmeralda, la de El Jorobado de Notre Dame, y ella se ponia a menear las caderas como hacia la gitana en la famosa pelicula de Disney. No se habia leido la obra de Victor Hugo, y todo su referente en cuanto al personaje era por la pelicula de la factoria de Mickey Mouse. Le encantaba como se movia al compas de la pandereta mientras las simpaticas gargolas cantaban con ella. Porque esa era su pasion: el baile. En su Sevilla natal habia empezado desde pequena en la escuela de baile del barrio, para pasar despues a la escuela municipal y terminar en la Academia de Flamenco Manuel Betanzos, donde solo los mejores hacian carrera. Su sueno se habia hecho realidad, pero no duro demasiado tiempo. Un accidente esquiando en Sierra Nevada trunco sus aspiraciones de ser bailarina profesional. Varias semanas de escayola y casi un ano de rehabilitacion de la pierna que se habia roto hicieron que no fuera capaz de recuperar el nivel que tenia antes del accidente. Sabia que, quedandose en Sevilla, le costaria encontrar trabajo bailando, pues solo seria una mas entre todas las grandes artistas que proporcionaba cada ano la ciudad, y decidio partir a Madrid donde supuso que habria menos competencia y mas oportunidades. Tenia un curriculo impecable, y su nivel seguia siendo excelente, aunque no lo suficiente como para integrar una compania de baile. Por eso se dedico a la ensenanza, a transmitir la pasion que por este arte sentia a sus alumnos, que eran grupos de lo mas variopintos. Tenia varios grupos infantiles, con ninas, sobre todo, que querian aprender a bailar. Gracias a Rosalia la pasion de las mas jovenes por el flamenco se habia disparado y tenia ahora mas trabajo que antes. Pero tambien daba clases a adultos. Estos grupos se componian, sobre todo, de divorciados que pensaban encontrar pareja bailando y para los que este tipo de actividades eran como una version analogica de Tinder; de gente que dio alguna clase de ninos y queria retomarlas; o de personas a las que siempre les habia gustado el flamenco, pero que no tuvieron la oportunidad cuando eran mas jovenes. El estudio habia sufrido una reforma importante durante el verano y estaba ahora casi irreconocible. Habian cambiado los espejos, pintado las paredes y puesto un parque de mejor calidad en todas las salas. Los vestuarios tambien habian sido renovados y hasta la recepcion lucia ahora un aspecto impecable. La reforma costo un dineral, pero habia merecido la pena. Suspiro y se dirigio a la puerta, hoy tenian una clase de prueba gratis, la mitad de los que venian no solian repetir, pero eso significaba que la otra mitad seguiria y su amor por el baile podria pasar a ellos.

  • El inocente de Mario Escobar

    https://gigalibros.com/el-inocente.html

    .”Todos debemos enfrentarnos alguna vez en la vida con nuestra conciencia”.

  • Eres mi salvavidas de Mia Jf

    https://gigalibros.com/eres-mi-salvavidas.html

    Es la primera parte del libro que estoy escribiendo. ADVERTENCIA: Es un manuscrito