• monse santiago - Monse Santiago

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    Recuerdo perfectamente el momento en el que decidi que queria ser enfermera. Tenia diez anos y me habian ingresado en el hospital por una infeccion renal. Jamas habia estado tan mala como para acudir a un hospital y de repente ahi estaba, compartiendo habitacion con otros tres ninos y tremendamente asustada. Entonces ella entro en mi habitacion. Recuerdo que era rubia, pero no su nombre; llevaba un pijama verde, diferente al blanco que llevaban las demas, y bordado en el bolsillo de la camisa lei DUE. Ella fue la que me puso la via periferica, me tranquilizo y me explico que estar alli seria divertido para mi, porque no iria al cole y haria amigos nuevos. Yo la miraba fijamente. Me tenia completamente cautivada; a pesar de haberme pinchado, en poco tiempo habia conseguido hacerme sentir mejor, parecia increible: hacia unos minutos mi cuerpo temblaba por la fiebre y los nervios y ella, una persona a la que no conocia de nada y que habia entrado a hacerme dano, supo calmarme y darme paz. --?Que significa DUE? --le pregunte a mi madre. --Es la enfermera, carino --me respondio. --Pues quiero ser como ella, quiero ser enfermera y conseguir que gente que esta malita como yo se sienta mejor gracias a mi. Aquel 12 de marzo de 2020, a pesar de que la vida me hubiera llevado a estar siete anos apartada de la enfermeria, ese sentimiento seguia vivo dentro de mi y me hizo armarme de valor para llamar al Hospital La Paz, que al parecer estaba totalmente colapsado, y ofrecerme para ayudar. Me incorpore el dia 16, tan nerviosa que temblaba. Tenia miedo a no estar a la altura, tenia miedo a cometer un error, tenia miedo a ser mas un estorbo que una ayuda y tenia miedo a encontrarme con el virus de frente. Y entonces la vi. Fue la primera cara que me recibio en la tercera planta de Traumatologia del Hospital La Paz, que se asemejaba mas a un campo de batalla que a lo que yo recordaba como una planta de hospital. --Soy Monse, la supervisora, ?eres una de las enfermeras nuevas? --Si --le conteste y acto seguido, sin dejarle anadir nada mas, le dije que llevaba siete anos sin trabajar. Dejo entonces la planilla de la planta que la estaba volviendo loca, parecia estar haciendo malabares por la cantidad de bajas, y me miro fijamente como si no entendiera nada. --Yo ahora trabajo de otra cosa, no de enfermera --le dije--, pero me dijeron que los hospitales estaban colapsados y he venido a ayudar. En ese momento me volvio a mirar fijamente a los ojos y creo que fue consciente de mi estado de nervios. Dejo el boligrafo con el que estaba cambiando turnos y me dijo: --No te preocupes, ahora te voy a llevar con una enfermera, pegate a ella y ayuda en lo que puedas, estate tranquila, ellas te van a guiar. Dicen que si observas bien a lo largo de tu vida, consigues ver los mismos ojos en diferentes personas y los ojos de Monse eran familiares para mi, ya los habia visto. De nuevo vino a mi cabeza aquella imagen que me inspiro con diez anos. Monse me cautivo desde el momento en que cruce la puerta de su despacho: reconoci los ojos de una persona fuerte, compasiva, inteligente y empatica, cualidades que me mueven por dentro y que admiro profundamente. Creo que no fue casualidad que la vida me llevara el 16 de marzo a la tercera planta de Traumatologia del Hospital La Paz, donde encontre a Monse, e igualmente creo que no fue casualidad que ella, unos meses antes de la llegada del covid-19, sonara premonitoriamente con demonios. ANGELA ROZAS SAIZ <> @MADAMEDEROSA (INSTAGRAM) Capitulo 1 El sueno No se bien como he llegado hasta aqui..., pero me encuentro inmersa en un lugar inhospito, oscuro y tenebroso, lleno de almas que no conozco, con caras cansadas, tristes, grises, llenas de sufrimiento. El lugar no invita para nada a la diversion, y desde luego nadie rie. Caminamos como automatas, en silencio, sin saber a donde vamos, vacios, sin pensar en nada... Se oye un grito desgarrador y todo se pone en movimiento. Cada uno huye por donde puede, en un caos desolador, intentando salvar su propia vida. Parece un bombardeo en una guerra. Ayudo a levantarse a algunos sin exito. Pesan demasiado y he perdido la fuerza para moverlos. Aun asi, continuo intentandolo. No los relaciono ni con mi familia, ni con amigos, ni con nadie conocido, pero se me rompe igualmente el corazon al verlos tan fragiles. Llega un momento en que tengo que dejarlo todo y correr sola como nunca lo habia hecho, porque unos seres indescriptibles reparan en mi existencia y me persiguen sin piedad por todo ese mundo indefinible. Salto, corro, casi vuelo, me resbalo y caigo, y con gran esfuerzo me levanto. Intento gritar pidiendo ayuda, pero no consigo emitir ningun sonido. Mi voz es inaudible porque mi garganta esta bloqueada. Las piernas flaquean, incapaces por la fatiga. La respiracion se entrecorta, el corazon se me acelera, me duele hasta el alma de tanta agitacion. Cuando me derrumbo de cansancio y estan a punto de pillarme, vuelvo a recuperar mis fuerzas y sigo corriendo, nerviosa y asustada. Consigo esquivarlos en varias ocasiones y con miedo, mucho miedo, me escondo y... logro ver sus rostros. Ahora si, ahora si que he podido chillar fuerte, gritar de terror, soltar mis emociones... !!!!!!!RIIIINNNNNNNNNGGGG!!!!!!! * * * No puedo precisar que dia ocurrio esto, pero una manana me despierto sobresaltada, nerviosa, asustada, con palpitaciones que me dejan durante unos segundos sin capacidad de reaccion. Pienso que todavia estoy dentro..., ?dentro de que? Ah, si, logro centrarme: es una pesadilla, un mal sueno. Pero no es real, nada de lo que he sentido es real, me digo para tranquilizarme. Voy a la ducha mas calmada, pero todavia con una sensacion desagradable, con mal cuerpo. Mientras me arreglo, recuerdo que me perseguian unos seres feos, con las caras llenas de bultos, como bubas, que las hacian inhumanas y grotescas, y al recordarlas me hacen estremecer de miedo. En ningun momento nadie los nombro ni ellos me hablaron, pero tuve claro desde el principio que esos horribles seres eran demonios que pudrian todo lo que tocaban a su alrededor. Me persiguieron y acosaron con burlas, con el proposito de aduenarse de todo y de todos... y de mi. Me escondia y aparecian con esos rostros oscuros que me provocaban terror y hacian que estuviera en constante huida. Como en las peliculas, el protagonista lo pasa mal, queda muy tocado, pero al final siempre se salva. Y yo era la protagonista de mi sueno en el que sufri, pase miedo, pero no pudieron lograr lo que pretendian. No le hubiera dado mayor importancia a este hecho si no fuera porque poco despues lo relacione con lo que la vida nos puso delante. Nunca he sido de las que creen que los presagios oniricos se cumplen, pero este mio no me cabe duda de que fue una premonicion que vaticino todo lo que despues sucederia.

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    SOÑÉ CON DEMONIOS, MONSE SANTIAGO, 2,99€. Nunca imaginé que un sueño tan terrible iba a hacerse realidad. Mi historia es una de tantas, pero yo la cuento de ...

  • Todos los libros del autor Montserrat Santiago

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    13 títulos para "Montserrat Santiago" · Cuba-Canarias-Sevilla · Sociabilidades en la historia · Cuentos azules · Cum Laude. Cuaderno de Latín para preparar las PAU.

  • Todos los libros del autor Santiago Monse

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  • Pon un fantasma en tu vida de Rosa Grau

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    La vida de Wilhelmina Josefina Frances Nelson, Willi para los amigos, cambiara por completo cuando pierde lo que nadie deberia perder, su cuerpo.

  • Hijos de la Stasi de David Young

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    Ganador del CWA Historical Dagger Award en 2016, el mas prestigioso premio para novela policiaca historica del ambito anglosajon Libro del mes por la seccion de novela negra del Times.

  • Historias y mitos de la oficina de Alejandro Melamed

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    A partir de relatos de vida, leyendas urbanas y avanzados conceptos, Alejandro Melamed invita a los lectores a reflexionar sobre la realidad laboral del presente y sugiere los planes de accion para mejorarla. El amor en el trabajo, las conversaciones dificiles de abordar, el acoso laboral, el salario emocional, el contrato psicologico, la etica en un contexto indecente, los modos de cultivar el talento, el manejo del estres y la busqueda de equilibrio, el capitalismo etico, la presencia y desarrollo del genero femenino, el nuevo liderazgo en tiempos de cambio y los traslados al exterior son algunos de los temas que se abordan de un modo agil y accesible. Historias y mitos de la oficina es un libro que atrapa desde el primer momento por su pragmatismo y su narrativa realista, simple, agil y profunda. El lector encontrara en estas paginas referencias a la bibliografia mas reciente, enfocada desde un punto de vista personal y una mirada muy humana. Con mas de veinticinco anos de experiencia en gestion y puestos de maxima responsabilidad en empresas multinacionales de diferentes paises de Latinoamerica y Europa, Alejandro Melamed -coach ejecutivo, consultor, conferencista reconocido, docente universitario y de maestrias- comparte sus experiencias e ideas innovadoras con todas las personas que esten trabajando en cualquier tipo de organizacion -o se encuentren en proceso de busqueda o cambio- y aspiren a una vida mas significativa.

  • No soy yo (Chic) de Tillie Cole

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    Hace anos, dos ninos de mundos diferentes conectaron de una forma unica que les cambiaria la vida para siempre. Salome no conoce nada mas alla de los limites de la comuna del profeta David, pero despues de un terrible suceso, no puede aguantar mas y decide arriesgarlo todo para escapar a un mundo desconocido y oscuro para ella. Styx ha nacido para vestir el cuero. Presidente de los Verdugos, uno de los clubs de moteros mas infames del pais, vive rodeado de violencia, sexo, drogas y motos, y no busca nada mas en la vida. Hasta que un dia, aparece en su puerta una mujer al borde de la muerte. Una mujer que le resulta extranamente familiar. *Este libro esta dirigido a mayores de 18 anos debido a su lenguaje explicito, situaciones de ambito sexual y violencia que pueden herir la sensibilidad de algunos lectores.*

  • Levantate de mi: La comedia mas erotica jamas contada, Carolina Noriega de

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    Carla lleva una vida monotona y algo tediosa. Trabaja como secretaria en una oficina y su novio, Pedro, ademas de aburrido, es adicto al trabajo. Para colmo, ese verano no tiene vacaciones y el sofocante calor de Madrid no ayuda a refrescar la situacion.

  • El Caso de la mosca dorada de Edmund Crispin

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    Las companias de teatro suelen ser siempre un hervidero de habladurias. Pero pocas son tan intrigantes como la que se encuentra actuando en estos momentos en Oxford. La joven y letal Yseut, actriz algo mediocre y maliciosa, es el centro de todas las miradas, aunque su principal talento consiste en destrozar las vidas de los hombres que la rodean. Hasta que es hallada muerta en extranas circunstancias. Por fortuna, entre bastidores se encuentra el excentrico profesor Gervase Fen, quien halla mayor placer en resolver crimenes que en ensenar literatura inglesa. Y cuanto mas investiga el caso, mas cuenta se da de que todo aquel que conocia a Yseut habria sido candidato a asesinarla; pero ?sera capaz Fen de descubrir quien lo hizo en realidad? El cadaver de la joven ha dejado una pista reveladora: una reproduccion de un extrano anillo en forma de mosca dorada.
    Este es el primer caso del extravagante y genial profesor de Oxford y sabueso aficionado Gervase Fen (“La jugueteria errante”), y una de las cumbres de la Edad Dorada de la novela de detectives inglesa.

  • El club de medianoche de Lorena Franco

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    -?En que piensas?
    -En nada.
    Eso es lo que decimos cuando pensamos en todo.

  • Cuentos para quedarse en casa de Eloy Moreno

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    He creado este ebook gratuito para que estos dias de cuarentena os pasen mas rapido y de una forma mas entretenida.

  • Amor glase de Patty Love

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    No se puede decir que Isabella Wilson sea una persona demasiado afortunada. Tiene una pasteleria en Painswick, que le va casi tan mal como su vida sentimental. Sin embargo, un dia las cosas cambian para ella, cuando sus pastelillos Amor glase se convierten en top trending. El exito profesional vendra acompanado de Evan Taylor, un atractivo policia, recien llegado al pequeno pueblo, que no solo le ofrecera su ayuda en el negocio, tambien la posibilidad de una relacion, algo para lo que Isabella no sabe si esta preparada todavia.

  • La gran adiccion de Enric Puig Punyet

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    Internet lo ha revolucionado todo, y a su paso ha causado serios problemas de adiccion con los que nos hemos acostumbrado a convivir con normalidad. La gran adiccion, un exito de critica rotundo, da voz a personas que han optado por desconectar. ?Quien no pierde el tiempo miserablemente navegando a la deriva por internet? ?Quien no se siente intoxicado por el continuo bombardeo de informacion insustancial? ?Quien no ve su actividad constantemente interrumpida por avisos de aplicaciones de todo tipo? ?Quien no mira el movil cada pocos minutos sin necesidad? ?Quien no ha visto sus relaciones enfriarse por un exceso de comunicacion escrita y apresurada? ?Quien no sigue con cierta inquietud el exito de sus publicaciones en las redes sociales? ?Quien no se ha visto espiando perfiles ajenos sin pretexto alguno? Si lo hacemos y lo lamentamos, ?por que no tomar cartas en el asunto? Aunque las pantallas se han interpuesto entre nosotros, los demas y las cosas, es posible recuperar el control de nuestra relacion con la tecnologia. Con este libro, ahora ampliado, Enric Puig Punyet nos invita a reflexionar, debatir y tomar decisiones para vivir como de verdad nos gustaria.

  • La reina en el palacio de las corrientes de aire de Stieg Larsson

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    Los lectores que llegaron con el corazon en un puno al final de La chica que sonaba con una cerilla y un bidon de gasolina quizas prefieran no seguir leyendo estas lineas y descubrir por si mismos como sigue la serie y, sobre todo, que le sucede a Lisbeth Salander.
    Como ya imaginabamos, Lisbeth no esta muerta, aunque no hay muchas razones para cantar victoria: con una bala en el cerebro, necesita un milagro, o el mas habilidoso cirujano, para salvar la vida. Le esperan semanas de confinamiento en el mismo centro donde un paciente muy peligroso sigue acechandola: Alexander Zalachenko, Zala. Desde la cama del hospital, y pese a su gravisimo estado, Lisbeth hace esfuerzos sobrehumanos para mantenerse alerta, porque sabe que sus impresionantes habilidades informaticas van a ser, una vez mas, su mejor defensa.
    Entre tanto, con una Erika Berger totalmente inmersa en las luchas de poder y las estrategias comerciales del poderoso periodico Svenska Morgon-Posten, en horas bajas tras el descenso de las ventas y de los anunciantes, Mikael se siente muy solo. Quizas Lisbeth le haya apartado de su vida, pero a medida que sus investigaciones avanzan y las oscuras razones que estan tras el complot contra Salander van tomando forma, Mikael sabe que no puede dejar en manos de la Justicia y del Estado la vida y la libertad de Lisbeth. Pesan sobre ella durisimas acusaciones que hacen que la policia mantenga la orden de aislamiento, asi que Kalle Blomkvist tendra que ingeniarselas para llegar hasta ella, ayudarla, incluso a su pesar, y hacerle saber que sigue alli, a su lado, para siempre.

  • Nunca crei ser una propuesta de Sophie Kiss

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    Aquella salida nocturna fue inolvidable para Shirley, le cambio la vida para siempre, sacandola de su rutinario y monotono estilo de vida, viviendo nuevas e intensas aventuras al lado de Rene y Marcus, dos hermosos hombres que tienen una gran sorpresa guardada entre manos. Al ver a Shirley no lo dudaron y la eligieron para estar con ella.
    Historia de Bonificacion: El adorable Claus busca el amor, lo ha encontrado en una hermosa chica que trabaja en la empresa donde el es dueno, Claus esconde un secreto y parece que ese secreto le va a pasar la cuenta.

  • Binti 1 de Nnedi Okorafor (2)

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    Encendi el transportador y rece una oracion en silencio. No tenia ni idea de lo que haria si no arrancaba. Mi transportador era barato, asi que hasta una gotita de humedad o, lo que es mas probable, un grano de arena, podria provocar un cortocircuito. Era defectuoso y en la mayoria de los casos me costaba reiniciarlo una y otra vez para que funcionara. <>, pense. El transportador vibro en la arena y contuve la respiracion. Diminuto, plano y negro como una piedra de oracion, zumbo sin hacer ruido y luego se elevo despacio desde la arena. Produjo por fin la energia levantaequipajes. Sonrei. Ahora ya podia llegar a la lanzadera. Con el dedo indice tome otjize de mi frente, me arrodille y toque la arena con el dedo para enterrar la arcilla roja de olor dulzon. --Gracias --susurre. Era un paseo de media milla por la carretera oscura del desierto. Como el transportador funcionaba, llegaria alli a tiempo. Tras enderezarme, me detuve y cerre los ojos. El peso de toda mi existencia recaia ahora sobre mis hombros. Por primera vez en la vida desafiaba la parte mas tradicional de mi misma. Me marchaba en medio de la noche y ellos no tenian ni idea. Mis nueve hermanos, todos mayores que yo, salvo por una hermana y un hermano mas jovenes, no lo habrian visto venir. Mis padres jamas se hubieran imaginado que yo haria algo asi ni en un millon de anos. Para cuando todos se dieran cuenta de lo que habia hecho y a donde me dirigia, yo ya habria abandonado el planeta. En mi ausencia, mis padres se grunirian el uno al otro que nunca jamas me dejarian volver a poner un pie en su casa. Mis cuatro tias y mis dos tios, que vivian calle abajo, gritarian y chismorrearian entre ellos sobre la verguenza que suponia para todo el linaje. Me iba a convertir en una paria. --Vamos --susurre en voz baja al transportador, con una patada. Los finos aros de metal que llevaba alrededor de cada tobillo tintinearon con fuerza, pero le volvi a propinar un puntapie. Una vez puesto en marcha, el transportador funcionaba mejor sin tocarlo--. Vamos --repeti, con sudor en la frente. Al ver que no se movia nada, me arriesgue a empujar las dos grandes maletas colocadas encima del campo de fuerza. Se movieron con suavidad y yo solte otro suspiro de alivio. Al menos tenia un poco de suerte de mi parte. -- oOo -- Quince minutos despues, compre un billete y embarque en la lanzadera. El sol apenas habia empezado a asomar por el horizonte. Clave la mirada en el suelo mientras avanzaba entre pasajeros sentados y demasiado conscientes de las puntas tupidas de mi cabellera trenzada que les golpeaban en la cara con suavidad. Nuestro cabello es espeso, y el mio siempre lo ha sido especialmente. A mi anciana tia le gustaba llamarlo ododo porque crecia indomito y denso como la hierba ododo. Justo antes de marcharme, habia recubierto mis trenzas con otjize fresco y perfumado que elabore precisamente para el viaje. A saber lo que les pareceria a esas personas que no conocian tan bien a mi pueblo. Una mujer se aparto de mi cuando pase y arrugo la cara como si hubiera olido algo apestoso. --Lo siento --susurre con la cabeza gacha e intentando no hacer caso a las miradas de casi toda la gente de la lanzadera. Aun asi, no pude evitar echar un vistazo alrededor. Dos chicas, que tendrian un par de anos mas que yo, se cubrieron la boca con unas manos muy palidas, como si el sol no las hubiera tocado nunca. Parecia que todos tuvieran al sol de enemigo. Yo era la unica himba en la lanzadera. Enseguida encontre un asiento y me dirigi hacia alli. La lanzadera era uno de los nuevos modelos elegantes semejantes a las balas que mis profesores usaban para calcular coeficientes balisticos en los ultimos anos de ensenanza. Se deslizaban con rapidez sobre la tierra gracias a una combinacion de corriente de aire, campos magneticos y energia exponencial: una nave facil de construir si se dispone de material y tiempo. Tambien era un buen vehiculo para el terreno calido del desierto, donde las carreteras que salian del pueblo estaban en muy mal estado. A mi gente no le gustaba abandonar su tierra. Me sente en la parte trasera para poder mirar por el gran ventanal. Podia ver las luces de la tienda de astrolabios de mi padre y del analizador de tormentas de arena que mi hermano habia construido en lo alto de la Raiz, nombre que recibia la enorme casa de mis padres. Seis generaciones de mi familia habian vivido alli. Era la casa mas vieja del pueblo, quizas la mas vieja de la ciudad, hecha de piedra y hormigon, fria por la noche, calida por el dia. Estaba revestida de paneles solares y cubierta con plantas bioluminiscentes a las que les gustaba dejar de brillar justo antes del amanecer. Mi dormitorio se encontraba en la parte mas alta de la casa. La lanzadera empezo a moverse y mire hasta que deje de divisarla. --?Que estoy haciendo? --murmure. Una hora y media despues, la lanzadera llego al puerto de despegue. Yo era la ultima, y me parecio bien, ya que la vista del puerto me sobrecogio tanto que lo unico que pude hacer durante unos instantes fue quedarme plantada. Llevaba una larga falda roja, sedosa como el agua, una camisa de color naranja claro, rigida y duradera, unas sandalias de piel fina y mis tobilleras. Nadie a mi alrededor vestia un atuendo asi. Solo veia velos y prendas ligeras y sueltas; ninguna mujer llevaba los tobillos expuestos, ni tintineaban con brazaletes metalicos. Respire por la boca y note que el calor se extendia por mi rostro. --Tonta, tonta, tonta --susurre. Los himba no viajamos. No nos movemos. Nuestra tierra ancestral es vida; si te alejas de ella, te apagas. Incluso nos cubrimos el cuerpo con ella. <> es tierra roja. En el puerto de despegue, la mayoria de personas eran khoush y habia otras pocas que tampoco eran himba. Aqui, yo era una extrana. --?En que estaria pensando? --musite. Tenia dieciseis anos y nunca habia salido de mi ciudad, y ni siquiera me habia acercado a la estacion de despegue. Me hallaba sola y acababa de dejar a mi familia. Mis posibilidades de matrimonio habian sido del cien por cien y ahora se acababan de reducir a cero. Ningun hombre querria a una mujer que hubiera huido. Sin embargo, ademas de arruinar las perspectivas de una vida normal, habia sacado notas tan altas en los examenes planetarios de matematicas que la Universidad de Oomza no solo me habia admitido, sino que prometio pagar por todo lo que necesitara para poder asistir. Daba igual que decision tomara, nunca iba a tener una vida normal, la verdad. Mire a mi alrededor y enseguida supe lo que debia hacer. Me encamine hacia el mostrador de informacion. -- oOo -- El agente de seguridad de transporte examino mi astrolabio; fue un analisis completo y exhaustivo. Mareada por la consternacion, cerre los ojos y respire por la boca para tranquilizarme. Solo por dejar el planeta tenia que darles acceso a toda mi vida: a mi, a mi familia y a las predicciones sobre mi futuro. Me quede alli plantada, paralizada, escuchando la voz de mi madre en la cabeza: --Hay una razon por la que nuestro pueblo no va a esa universidad. Oomza Uni te quiere para su propio provecho, Binti. Ve a esa universidad y te convertiras en su esclava. No pude evitar considerar la posible verdad en sus palabras. Aun no habia llegado alli y ya les habia dado mi vida. Queria preguntarle al agente si ese procedimiento se lo hacian a todo el mundo, pero senti miedo ahora que ya lo habia terminado. A estas alturas, podian hacerme cualquier cosa. Lo mejor seria no causar problemas. Cuando el agente me entrego el astrolabio, resisti el impulso de arrebatarselo. Era un anciano khoush, tan viejo que ostentaba el privilegio de llevar el turbante y el velo de la cara mas oscuros. Sus manos temblorosas estaban tan retorcidas y artriticas que casi dejo caer el astrolabio. Estaba torcido como una palmera moribunda, y cuando me dijo: <>, su voz sono mas seca que el rojo desierto a las afueras de mi ciudad. Pero leyo el astrolabio tan rapido como mi padre, hecho que me impresiono y me asusto por igual. Lo convencio para que se abriera susurrando unas pocas ecuaciones determinadas y sus manos, firmes de repente, movieron los discos como si le pertenecieran. Al terminar, la mirada penetrante de sus ojos verde claro parecio examinarme con mas profundidad que el analisis de mi astrolabio. La gente esperaba detras de mi y fui consciente de sus cuchicheos, risas tenues y murmullos infantiles. Hacia frio en la terminal, pero senti el calor de la presion social. Me dolian las sienes y me picaban los pies. --Enhorabuena --me dijo con esa voz reseca mientras me ofrecia el astrolabio. --?Por que? --Frunci el ceno, confundida. --Eres un orgullo para tu pueblo, nina --dijo mirandome a los ojos. Entonces sonrio de oreja a oreja y me dio unas palmaditas en el hombro. Acababa de ver toda mi vida. Sabia que me habian admitido en Oomza Uni. --Ah. --Me picaban los ojos por las lagrimas; cogi el astrolabio y, con voz ronca, dije--: Gracias, senor.

  • Materia oscura de Blake Crouch

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    CUALQUIER DECISION SE RAMIFICA EN UN NUEVO MUNDO. Jason Dessen vive en Chicago, donde ha renunciado a sus grandes aspiraciones cientificas para dar clases y centrarse en su familia. Una noche, tras asistir a la celebracion en honor de un antiguo companero galardonado con un importante premio de astrofisica, Jason se dirige a casa y nunca llega. Un hombre oculto tras una mascara de geisha lo conduce a punta de pistola a una central electrica abandonada, donde le inyecta algo. Cuando recobra la conciencia, unos desconocidos con trajes especiales lo reciben con las palabras <>. Pero esta realidad no es la que conoce: su mujer no es la misma, su hijo no ha nacido y el ni siquiera es profesor. ?Es este mundo un sueno? ?O acaso lo era su vida anterior?

  • Juegos de Seduccion de Ana Rodriguez

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    Ano 2003. Laura y Luis se conocen en una sala de chat. Ella siente que encontro al amor de su vida. ?Sera asi?
    ?Se esta enamorando de una persona o de un personaje? ?Que intenciones motivan el encuentro? Romance e intriga. ?Que vemos cuando nos enamoramos?
    Una historia de amor. ?O desamor?

  • Amor a toda velocidad de Tina Isabel Leung

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    “?Quieres un trago?” rompe el silencio. Su voz es aterciopelada y al mismo tiempo me indica que el fuma. “Recuerdo tu rostro.”
    “Yo tambien recuerdo el tuyo,” respondo.
    “Quizas el alcohol pueda refrescar nuestra memoria,” comenta y le hace una senal al mesero. Unos segundos despues, colocan en frente de nosotros una bandeja de metal con shots de vodka que irradian colores rosados y morados. Empezamos a beber y trato de ponerlo en diferentes periodos de mi vida. No era facil, ya que estoy bastante ebrio y todo esta revuelto en mi mente.
    “?Cual es tu nombre?” me pregunta finalmente.
    Y aqui estamos, presentandonos entre nosotros como si fueramos dos extranos sin relacion alguna. De alguna forma extrana duele como si ya lo hubiera perdido antes y ahora lo estoy volviendo a conocer. Solo para perderlo de nuevo, para olvidarlo.
    “Soy Lance,” digo.
    Sus iris brillaron instantaneamente con familiaridad. Al mismo tiempo, como si estuvieramos conectados por una corriente electrica, yo tambien lo recuerdo.

  • Memoria herida de Daniel Hernandez Chambers

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    Imagina un dispositivo que te permitiera guardar tus recuerdos y revivirlos cuantas veces quieras. Ahora imagina que alguien pueda robarte esos recuerdos y descubrir que eres culpable del mayor crimen jamas cometido.

  • Aqui hay dragones (La historia de La Diana 1) de Florencia Bonelli

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  • Devotio de Massimiliano Colombo

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  • Mucho mas que lady de A. R. Cid

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    Dulce, tierna, callada, atenta. Lady Kate es todo lo que un marido puede ansiar, todo menos feliz.
    A solo unos dias de que su padre le comunique el nombre de su futuro marido, lady Kate conoce a un hombre peligroso, de hermosos ojos verdes, que le hace una extrana proposicion.
    Solo tiene que huir a su lado, dejarse llevar. Lo que nunca penso es que todo su mundo, su pasado, ella misma, podria desaparecer a su lado. ?Y si todo lo que crees saber es mentira?
    Lo desea, negarlo seria como tratar de tapar el sol con un dedo. A su lado esta descubriendo placeres indescriptibles y su ausencia era insoportable.
    Al final sera una decision compleja: ?Perdonarlo y amarlo o vengarse por lo que jamas debio ocurrir? ?Podra ese caballero de ojos verdes mantenerla a salvo y darle todo lo que siempre debio pertenecerle?

  • Yo tambien paso de ti de Ariadna Baker

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    Lo que menos podia imaginar Mikaela es que en la celebracion de su cumpleanos estuviera Alessandro, el que habia sido su amor platonico durante los ultimos siete anos y del que tuvo que apartarse al ver que sus sentimientos no eran correspondidos.

  • Una segunda oportunidad de Jane Green

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    La muerte de Tom supone un duro golpe para sus viejos amigos, pero tambien les brinda la oportunidad de reunirse de nuevo y redescubrir el poder de la amistad y recuperar la fuerza para perseguir aquellos suenos que tanta importancia tuvieron en el pasado.

  • A la puta calle de Cristina Fallaras

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    Todos los espanoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes publicos promoveran las condiciones necesarias y estableceran las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilizacion del suelo de acuerdo con el interes general para impedir la especulacion. La comunidad participara en las plusvalias que genere la accion urbanistica de los entes publicos. Articulo 47 de la Constitucion Espanola desahuciar. (De des- y ahuciar). 1. tr. Quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea. U. t. c. prnl. 2. tr. Dicho de un medico: Admitir que un enfermo no tiene posibilidad de curacion. 3. tr. Dicho de un dueno o de un arrendador: Despedir al inquilino o arrendatario mediante una accion legal. Diccionario de la Lengua Espanola (Real Academia Espanola) Gobernar, a veces, es repartir el dolor. ALBERTO RUIZ-GALLARDON, ministro de Justicia, 12 de diciembre de 2012 Nosotros somos los que no esperamos ya el principio de mes Ustedes dicen y escriben diferencial en maximos, test de confianza, rentabilidad del bono. Pero nada escriben de la vuelta al jabon de sebo en pastilla, de la leche alargada con agua, del agujero en cada camiseta. Ustedes manejan el spread y el bund, la emision de deuda, los fondos de inversion. Pero nada saben del panico a septiembre sin batas de colegio, del Mama, ?otra vez arroz?, de la bota infantil robada en el mercadillo. Ustedes publican y enuncian repunte de la rentabilidad, bonos basura, reduccion de la volatilidad. Pero ignoran las sudadas tardes de cola en el locutorio, el barullo frente al contenedor de los desperdicios de la hamburgueseria, la mirada baja frente a la entrega del kit de alimentos, jabon, compresas y panales. Nosotros no entendemos nada de esas cosas suyas, el incremento de la ratio de cobertura, primas, riesgos, test, mercados. Pero ustedes entienden mucho menos de lo nuestro. No entienden nada de nada, porque son los unicos que estrenan trajes, porque el panico peludo hay que haberlo vivido, y la miseria. Nosotros somos los que no esperamos ya el principio de mes. Ustedes hablan, escriben, saben de conceptos, que comoda es la abstraccion, que poco dura el relato cuando duele. Que risa, la teoria del relato en politica. Ustedes son de los que creen que lo que no se nombra no existe. Ustedes acostumbran a pensar que los pobres y los desahuciados no saben escribir ni expresarse. Ya veran que pronto se les va a pasar. Los desahucios y su asunto narrativo La tarde del martes 13 de noviembre de 2012 me sente a escribir una cronica para el diario El Mundo. Aquella iba a ser una tarde como de fiesta en casa, la vispera de una huelga general siempre tiene su jolgorio, sus helicopteros y su Raimon. Me fastidio aquella celebracion un tipo que venia del juzgado y que, pese a que yo sabia que acabaria llegando, consiguio dejarme helada, pegada a un cambio de vertigo, un cambio que entonces no habria sabido enunciar. En el momento en el que me sente ante el teclado, en la galeria de una casa que nunca ha sido ni sera ya mia pero donde vivo con mis hijos desde que el mayor cumplio tres, en ese preciso instante deje, no se aun por cuanto tiempo, de ser una escritora, periodista y editora, para convertirme en una desahuciada. Eso si, una desahuciada capaz de narrarlo por escrito, de contarlo argumentado ante una camara y con experiencia, algo sumamente comodo, claro. Un testimonio directo en primera persona resulta muy comodo e impactante. Periodismo, por lo visto, de santisima trinidad, objeto, sujeto y analisis. Una y trina. Para entender la existencia de este libro y la multiplicacion de mi desahucio en los medios de comunicacion, es necesario leer esa cronica que publique el dia 15 de noviembre de 2012 en El Mundo, donde tengo un blog semanal bajo el epigrafe de <>, antetitulo incomodo que preveia notas sobre lo femenino. Algunas asomaran por aqui, pero esta resulta imprescindible, porque sin ella no existiria este libro ni podria entenderse su arranque. Alla va. Llega mi desahucio A las 19.40 suena el timbre de la puerta. Abre Lucas (10), y Pepa (4) sale corriendo a ver quien llega. Como manana es dia de huelga y no van a ir al colegio, tienen animo de viernes. --Mama, es un senor. Por las mananas, cuando trabajo sola en casa, no suelo abrir la puerta. Las puertas de la manana siempre abren malas noticias. Pero las ocho menos veinte de la tarde suelen traer amigos o un vecino al que se le ha caido un calcetin. En cuanto enfrento al tipo del rellano se lo que acaba de llegar. --Le traigo una comunicacion del juzgado. Bajo el brazo derecho lleva un paqueton de folios, calculo que unos trescientos. Con la izquierda me tiende un papel. --?Es la orden de desahucio? --pregunto. Llevo ya algun tiempo esperandola, desde que el BBVA me comunico que si queria saber algo de mi hipoteca me pusiera en contacto con los servicios juridicos. Cuando una oye en la oficina bancaria <>, sabe que las cosas han pasado a un lugar en el que se manejan otras palabras, otros terminos. Es una sensacion similar a la que provocaban <> en la primera adolescencia. Tendras que vivirlas, vas a oirlas, pero lo esencial se te va a escapar. --Bueno, mas o menos --el tipo titubea--. Tiene usted que presentarse en el juzgado y firmarme esto. --?Y si no lo firmo? --Le va a dar igual. A lo lejos se oyen los primeros petardos, que calientan una huelga general que alguna lumbrera, ya me da igual de que partido, ha calificado de <>, como si hubiera alguna huelga que no lo fuera. Que sabran. --Ninos, id tirando hacia el salon. Firmo. Total... Firmo y agarro el paqueton de folios. Juzgado de Primera Instancia 4, Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 111. Procedimiento Ejecucion Hipotecaria xxx/2012, Seccion 2C. Parte demandante: BANCO BILBAO VIZCAYA ARGENTARIA, S. A. Procurador: IRENE SOLA SOLE. Parte demandada: Cristina Fallaras Sanchez. Me detengo a pensar que el nombre del demandante y el de la procuradora estan escritos en mayusculas y el mio en minusculas. Que curioso las cosas que nos llaman la atencion cuando la realidad se empina y hace frio. Hay amigos en casa. Dejo el taco de folios sobre la repisa y hablo con ellos de las cosas de la huelga. He publicado un articulo donde enumero las razones --las primeras que me han venido a la cabeza, tengo muchas mas-- por las que me sumare. Luego, les paso los folios y me voy a la galeria. No quiero que se rompa la sensacion que he conservado intacta durante los meses que lleva recorridos mi proceso de desahucio --un desahucio es un camino largo, muy largo, en el que cuando interviene el juez tu ya andas un poco menos recta, esos crujidos por la noche--, la sensacion que he guardado bien: no me puede pasar a mi, aunque diga (yo) que nos puede pasar a todos, aunque no pueda pagar, aunque este entre los primeros despidos de la crisis, hace ya cuatro anos. No quiero que se rompa la sensacion de que si sigo trabajando, si sigo escribiendo, si sigo publicando pasara algo. ?Que? Yo que se. Cuando empezo todo esto, mis amigos me preguntaban: ?Y que haras si te desahucian? Mi respuesta siempre era la misma: No puedo pensar en eso, tengo que seguir adelante, si dejo de pedalear me caigo. Cuando una persona deja de pagar su alquiler o su hipoteca es porque no tiene dinero para hacerlo. Parece de Perogrullo, ?no? Cuando una persona no tiene dinero para pagar su casa, si se la quitas o si te la da --la dacion en pago es una medida rastrera--, ?donde crees que puede ir? ?Crees que alguien le va a alquilar un piso? Y en el remotisimo caso de que asi sea, ?como va a pagarlo (de nuevo)? Me siento en el ordenador de la galeria. Creo que todas estas cosas hay que contarlas, como los despidos de embarazadas, como las diferencias de salarios, como cualquier abuso. Creo que hacerlas publicas ayuda a que hayamos llegado al punto en el que estamos. Miserable, si, pero punto al fin, con informacion circulando. Asi que enciendo el ordenador y, por inercia, me doy un paseo por los periodicos digitales. Leo: Gobierno-PSOE: dia y medio con los desahucios sobre la mesa Gobierno y PSOE se dan un dia mas para cerrar un acuerdo contra los desahucios Me sorprende no sentir rabia. La furia con la que he vivido durante los ultimos dos anos ha dado paso a una sensacion de desanimo, verguenza y soledad. Aquellos a quienes los ciudadanos elegimos para que gestionaran este pais no solo no han estado a la altura, sino que han desertado, han dado la espalda a las personas que dependen de ellos, de sus decisiones, de las leyes que dicten. Los unos y los otros, todos. Los ciudadanos espanoles ya no creen en el papel de sus politicos. A mi me parece sencillamente que no hay gobierno, y me abruma este pais que veo retroceder, con peineta y banqueros, hacia epocas que no recuerdo haber vivido. Termino de escribir esto a las 23.45. En un cuarto de hora empezara la segunda huelga general del ano. Yo estare ahi. Contra todos ellos. Politica, claro. Este libro no es un ensayo sobre los desahucios ni sobre la crisis economica en Espana. En este libro no va a encontrar listas de cifras, cuadros y estadisticas. Ya a nadie le cabe duda de cuanto han robado los bancos, de como les han ayudado los sucesivos gobiernos, y de que cientos de miles de personas corren el riesgo de dormir al raso. Muchos ciudadanos, sobre todo aquellos que lo padecemos, lo tenemos claro. Sin embargo, otros muchos millones aun se muestran incapaces de creer que les pueda pasar lo mismo. Este libro es la narracion de mi desahucio, un proceso de hundimiento en la miseria que arranca el dia que me despidieron de un diario, a finales de 2008, y termina aquella tarde del 13 de noviembre de 2012 en la que el tipo llamo a la puerta y me convirtio en una desahuciada. Cunde la idea, porque la comunicacion necesita cuadrar los terminos, de que un desahucio -- en el caso de los pisos en propiedad-- se produce en el momento en el que llega la policia y te desaloja de la vivienda que hace tiempo que no pagas, despues de que un juez haya decidido que dicha vivienda debe volver a su verdadero propietario, el banco que te concedio un credito para comprarla. Se trata de una vision corta y falsa. El proceso de un desahucio es mucho mas largo. Si nos atenemos a lo estrictamente judicial, un desahucio arranca el dia que tu credito pasa de lo que llaman <> a lo que llaman <>. Es decir, cuando dejas de pagar la tercera cuota de la hipoteca; cuando ya son tres plazos, tres meses, los que no has pagado. Entonces, la oficina bancaria se desentiende de ti y pasas a tratar con algo llamado <>, lo que supone dejar de tratar con personas y pasar a hacerlo con mecanismos. Despues de eso, llega un tiempo indeterminado, segun tu capacidad de trampear o de engatusarlos, hasta que tu caso pasa al juez y el juez decide que te echen de la casa. Pueden ser cinco o seis meses; puede ser, como me paso a mi, mas de ano y medio. Durante todo ese tiempo, tu --y tu familia, si es el caso-- ya no teneis vivienda, y la vida se convierte en una carrera para ver donde encuentras cobijo, techo, guarida. Porque hasta las bestias necesitan su madriguera. Sin embargo yo voy a ir mas alla, porque considero que en una situacion como la de la crisis actual espanola, con cerca de un 30 por ciento de la poblacion en paro y una creacion de empleo igual a cero, el desahucio arranca cuando te dejan sin trabajo, cuando te despiden. De ahi que a los desahucios derivados de la burbuja inmobiliaria, los desahucios de segundas residencias -- algo que mi generacion no conoce, desde luego-- y similares, se hayan sumado en los ultimos dos anos los desahucios de familias que no han especulado con la vivienda, que no se han lucrado con la burbuja ni el ladrillo, que simplemente tenian la posibilidad de pagar un piso, en condiciones normales, y que de la noche a la manana se han visto privadas de las herramientas para lo que se conoce como ganarse la vida. Ganarse la vida es algo en lo que uno piensa a menudo en el larguisimo camino que va desde el despido hasta el desahucio. Por eso, esta cronica de mi desahucio parte del momento en el que me despidieron del diario en el que trabajaba como subdirectora. Y recorre, paso a paso, el calvario que termina en la orden de desahucio. Probablemente estas consideraciones no son aplicables a otros momentos historicos, pero es que no conocemos una situacion semejante a la espanola, que ha pasado de los 1 833 900 parados que habia al inicio de 2008 a los mas de seis millones que la Union Europea nos calcula para uno de estos meses, quien sabe si ya cuando usted lea estas lineas. En toda la Union Europea, incluso en todo lo que conocemos como Occidente, se esta viviendo una crisis durisima. El caso de Espana es unico, por este desempleo sin precedentes. Quien no quiera verlo sera sencillamente porque aun no le ha tocado. Y hay que tener en cuenta que esta loteria funebre ya no les toca solo a los miembros de lo que se denomina, malditas palabras, <>. Esta loteria ha empezado a tocarle con furia a los miembros de lo que llaman clase media profesional. Elija usted donde se encuentra y mire bien sus numeros. Yo soy una mas, un ejemplo de todo esto. Solo eso. Y esta narracion es un ejemplo de la dificultad, la enorme e increible dificultad que las personas que aun no han caido en el hoyo tienen de entender que el problema de los desahucios y el desempleo ya no es cosa de unos pocos, sino que representa la situacion de un gran porcentaje de la poblacion. Por eso este libro no es una compilacion de datos --hay muchos, basta con buscarlos en internet--, sino la descripcion de como sucede un desahucio, que pasos llevan hasta el y como afecta a la vida del desahuciado, a su familia y a las relaciones con el entorno.

  • Los peces solo flotan muertos de Jose Luis Caballero

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    Barcelona, 1972. Un misterioso asesinato en el Club Nautico que pondra en jaque a la policia, a las mas altas esferas de la burguesia de la ciudad y a los Servicios Secretos de la Casa del Principe Juan Carlos de Borbon.

  • SAN VALENTiN A LA VUELTA DE LA ESQUINA (Rompecorazones 1) de Edith Galvez

    https://gigalibros.com/san-valentin-a-la-vuelta-de-la-esquina-rompecorazones-1.html

    Cuando Clarisa desperto el dia de San Valentin, penso que seria igual a todos los anos anteriores: en soledad. Sin embargo, despues de la oficina, en un semaforo, conocio al que se convertiria en el amor de su vida. Nicolas, un hombre encantador, galan, poeta, sensible y perfecto la llevaria a vivir el amor como nunca lo imagino. No obstante, Clarisa nunca penso que antes del siguiente dia de San Valentin todo cambiaria.
    Una novela para reflexionar sobre el amor, el destino y las segundas oportunidades en el amor.

  • El secreto de la felicidad autentica de Sharon Salzberg

    https://gigalibros.com/el-secreto-de-la-felicidad-autentica.html

    El secreto de la felicidad autentica es un programa completo para aprender meditacion en 28 dias, que presenta desde los principios basicos relacionados con la postura, la respiracion y el programa diario de practica, hasta los temas mas complejos que tienen que ver con aquietar la mente, evitar la distraccion y alcanzar la compasion y la plena conciencia.

  • El Rey de los cuatro confines. La estrella caida de Marc Sans

    https://gigalibros.com/el-rey-de-los-cuatro-confines-la-estrella-caida.html

    La paz duradera en los Cuatro Confines se sostiene con pinzas. Las dos superpotencias mundiales (los Dominios Aliados de Kramel y la Comunidad de Vyneran) tienen suficientes reservas del mineral magico urum para lanzarse Canones de Sizla entre ellos y aniquilar a todo el planeta. En estas fragiles circunstancias -conocida como la Guerra Sigilosa- el Consejero Real Oxdon (en nombre del Rey Drogivus de los Dominios) llega a lomos de su dragon Flecha de Fuego a la Fortaleza Roja para parlamentar con el Rey Kurvezh, amenazado por todos los frentes posibles. El acercamiento entre los dos paises se ira sucediendo de forma sorprendente, dejando ver la cara mas oscura de todos los personajes involucrados en este conflicto de intereses.

  • Dia y noche de Linda O. Johnston

    https://gigalibros.com/dia-y-noche.html

    La reportera Cara Hamilton acababa de conseguir la historia de su vida. Pero lo que la ponia mas nerviosa era el insoportable… e increiblemente atractivo ayudante del sheriff.

  • Como el fuego de Jennifer Armentrout

    https://gigalibros.com/como-el-fuego.html

    En ocasiones, la vida te quema en las manos.

  • El submayordomo Minor de Patrick Dewitt

    https://gigalibros.com/el-submayordomo-minor.html

    Lucy Minor, un joven que esta dejando atras la adolescencia y adentrandose en el mundo adulto, se marcha del pueblo entre montanas del que no ha salido jamas. Lo hace despues de sufrir un desengano amoroso y constatar que en ese lugar en el que abundan los rudos gigantones sera siempre un marginado. Lleva en el bolsillo una carta con una oferta de trabajo: un puesto de ayudante de mayordomo en el castillo Von Aux.

  • Aguilas en guerra (Aguilas de Roma 1) de Ben Kane

    https://gigalibros.com/aguilas-en-guerra-aguilas-de-roma-1.html

    Primera entrega de la trilogia <>, la saga historica que narra uno de los acontecimientos mas relevantes de la historia del Imperio Romano.

  • Contra todo esto. Un manifiesto rebelde de Manuel Rivas

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  • El significado del amor de Valeria Rose

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    Una entretenida y dramatica historia que nos recordara el verdadero significado del amor.”
    Alexia pensaba que los amores de la infancia duran para toda la vida, pero solo era eso, algo que sentia en su corazon, nada que hubiera vivido.
    Cuando regresa a su ciudad natal de vacaciones, Harry, su amigo de la infancia, le hara creer que, tal vez, ella tiene razon y su amor sera verdadero. ?O todos los para siempre tienen un final?
    Con ellos conoceremos el significado del amor.

  • Buscame al amanecer (Despiertame con un beso 2) de Clara Albori

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    Y colorin colorado, este cuento se ha acabado. ?O no?
    Tras pasar tres meses de vacaciones en el Hotel Villa Magic, Elena y Laila regresan a Oviedo separandose de sus amigas quienes han encontrado el amor en Gandia.
    Quince meses despues, el destino les tiene preparada una sorpresa y viajan de nuevo a aquel hotel donde tantos momentos vivieron. Alli, Elena se reencontrara con Samuel, el joven y sexy animador infantil por el que suspiro en silencio durante esas vacaciones.
    Samuel siempre se ha sentido atraido e intrigado por Elena. Y no podria estar mas feliz al enterarse de que sera su nueva companera de trabajo. El animador hara lo necesario para averiguar que se esconde tras esa triste mirada esmeralda, pero el camino no sera nada facil.
    Vive junto a Elena, Laila, Nerea y Ada sus nuevas aventuras. Rie, llora, siente de nuevo con los personajes de Despiertame con un beso. Vuelvete a enamorar.

  • Amor, brackets y Rock’N’Roll (Let’s rock) de Natalia Sanchez Diana

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    Despues de un concierto de su grupo de rock, Danny Blackdadder descubre que le han robado la maleta en el aeropuerto de Valencia, dejandolo solo con su guitarra y cinco libras. Tras intentar un par de cosas, solo se le ocurre pedir ayuda a sus seguidores a traves de una red social. Nicolette, una joven fan de dieciocho anos que hasta ese momento ha sido seria y responsable, decide responder, ofreciendole la habitacion disponible que hay en su casa. Cuando Danny acepta la invitacion, la vida de ambos cambia. ?Que pueden tener en comun una incipiente estrella del rock cuyo rostro es muy conocido en el mundo de la moda y una timida chica con aparato dental? Durante unos dias, Nicolette y Danny van a vivir una historia llena de amistad, dudas, miedos, risas y canciones. Una historia de amor, brackets y rock and roll, en la que decir “te quiero” no sera suficiente.

  • Erase una Leyenda de las Tierra de Tanya Anne Crosby

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    --?H CAPITULO 1 KINGUSSIE, ESCOCIA. PRESENTE. as venido a Kingussie para el festival, muchacha? --pregunto la tendera. Parpadeando, Annie Ross levanto la vista del cristal que sostenia en la mano, desorientada por un momento. Tras un instante de confusion recordo que se encontraba en una tienda de regalos de High Street esperando a que llegara su prima. No solia mostrarse tan distraida. --No, lo cierto es... que me dirijo a Devil’s Point. La anciana le dedico una sonrisa burlona pero no dijo nada. Aun asi, Annie se dio cuenta de que a aquella mujer le habia hecho gracia la eleccion de sus palabras. Bien, lo cierto es que se dirigia a un lugar cuyo verdadero nombre era Bod an Deamhain. Ella y el consorte de la reina Victoria compartian el mismo pudor. Incluso en pleno siglo veintiuno, Annie habia conseguido salir del paso usando el nombre mas discreto de aquella cumbre cercana. No obstante, la traduccion literal para alguien que tuviera un conocimiento mas extenso del gaelico era el <>. Al parecer, a pesar de que ya hubiera obras de teatro cuyo nombre homenajeaba a la vagina, ella aun no era capaz de mentar el miembro viril masculino delante de extranos. !Resultaba tan ridiculo! Precisamente ella, que era cientifica despues de todo. Achaco tanto recato a la falda que llevaba puesta. De alguna forma, parecia totalmente inapropiado pronunciar la palabra <> vistiendo una falda corta de tartan, estilo colegiala, que parecia mas propia de un poster para fetichistas que de un colegio catolico. Como si hubiese leido su pensamiento, la tendera bajo la mirada hasta el dobladillo de la falda que le habian prestado a Annie. --?Eres americana, verdad? --pregunto elevando la ceja de su ojo sano, pues el otro estaba cubierto por un parche. Annie fruncio el ceno. Por alguna razon, la pregunta la puso a la defensiva. !Como si solo los americanos llevaran aquellas pintas! Y, de hecho, lo cierto era que su prima, la propietaria de la falda, era escocesa hasta la medula. Annie suspiro. Desgraciadamente, durante el viaje a Kingussie su equipaje se habia extraviado y su prima Kate, que al parecer no tenia ropa de mas de un palmo de largo, le tuvo que prestar una camisa limpia y una falda. Ademas, la blusa de Kate tampoco tenia suficientes botones, y Annie habia tenido que utilizar un imperdible para evitar que la gente le viera los pechos. Aun asi, la longitud de su falda no era de la incumbencia de la tendera. Afortunadamente, a Annie no le importaba demasiado la ropa. Mientras le cubriera lo suficiente, impidiera que la arrestaran por escandalo publico, y no oliera como el borracho que iba sentado a su lado en el avion, su atuendo era la menor de sus preocupaciones. Su armario era bastante practico, y tenia por costumbre llevar la larga melena azabache recogida en una coleta desalinada, que su ex comparaba con una fregona. Por eso era su ex, y no como Kate solia decir, por su miedo al compromiso. Ella no tenia miedo de los hombres, pero si carecia de paciencia para darlo todo sin recibir nada a cambio en una relacion. --Mi familia es de aqui --dijo ella mientras estudiaba el cristal que tenia en la mano. --?Si? ?De donde? --pregunto la tendera--. No pareces escocesa. Espero que hayas traido algo mas calido que ponerte para la subida, muchacha -- continuo--. Vas a ir por ahi dando las largas. Annie no estaba muy segura de que queria decir con eso y no tenia muchas ganas de preguntar, pero levanto el brazo para ensenar a la anciana el jersey que llevaba, con la esperanza de que dejara de comportarse como su madre. --!Eh! --dijo la tendera--. !Con eso te vas a congelar! Vas a necesitar algo mas calido, querida. Tenemos tartanes en venta --sugirio--. Seguramente, alguno vaya a juego con tu pequena falda. <>, penso Annie. --Gracias --dijo, y volvio a examinar el cristal. El ascenso al pico Bod an Deamhain duraba unas ocho horas, pero Annie no pensaba llegar a la cima de momento. Solamente tenia la intencion de aventurarse lo suficiente para inspeccionar los alrededores. Pero sus planes le concernian unicamente a ella y por eso no se lo menciono a la anciana. Ya habia demasiada gente intentando convencerla de que no lo hiciera, incluida su prima. --Estare bien --aseguro. --Seguro que lo estaras --respondio la anciana y, al fin, se quedo callada mientras Annie volvia a contemplar la extrana roca que tenia en la mano. A diferencia del resto de cristales que habia en la cesta, este tenia una forma tan redonda que no parecia natural, como si se hubiera creado con algun tipo de molde. Pero su peso descartaba el plastico como material de fabricacion. Comprobando su peso con la palma de la mano, examino las estrias blanquecinas que tenia en el centro. La primera vez que lo miro, parecia incoloro. Sin embargo, ahora la tonalidad se tornaba verdosa, alterando su coloracion como si fuera una de esas piedras que cambian de color con el estado de animo. Alzo la vista y vio que la tendera la observaba alternando la mirada entre el cristal que sostenia y su rostro, como si estuviera esperando alguna reaccion. --Es bonito --comento Annie.

  • La colina de las mariposas invisibles de Betina Shabliko

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  • Experimentos Con Seres Humanos de Carlos Schilling

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    Un arte simple Cuando tenia 13 anos me gustaba dibujar cruces esvasticas en los cuadernos borradores. Cruces esvasticas y variaciones de las mascaras de Kiss. Empezaba desde la ultima pagina y avanzaba en sentido contrario hasta que los dibujos se superponian a los deberes escolares. La coincidencia siempre era extrana. Una levisima sensacion de mareo, un parpadeo desorientado, una busqueda en el vacio. Cuando me quedaba sin espacio para las cruces, levantaba los ojos del cuaderno, miraba alrededor con desconfianza, veia mis companeros, veia las paredes pintadas a la cal, veia los ventanales que daban a un patio interior y, como si mirara desde la Luna, recien entonces me daba cuenta de que estaba en un aula del Liceo Militar. No se si dibujar en las horas de clase era una forma de distraccion o de concentracion en mi rutina de estudiante. Por lo que recuerdo de las isobaras y las isotermas tacharia la segunda opcion en Geografia. Pero como puedo recitar los nombres de los reyes de Francia desde el primer Ludovico hasta el ultimo Luis, deberia elegir la respuesta contraria en Historia. La verdad es que dibujaba sin pensar en el sentido de lo que estaba dibujando. No habia ninguna conexion entre mi cabeza y la mano que sostenia la birome. A los 7 anos, eran cohetes espaciales; a los 10, animales fantasticos, y a los 13, cruces nazis. Me gustaba verlas multiplicarse sobre el papel, una al lado de otra, como si expresaran en terminos simbolicos en vez de porcentuales el avance de una infeccion o una enfermedad mental. Un dato relevante es que dibujaba mas en el Liceo que en mi casa de Los Juncales. Cuando volvia a mi pueblo, los fines de semana, me olvidaba de las esvasticas y me dedicaba a las mascaras de Kiss. Era un acto de exclusion voluntaria. Me encerraba en una pieza para no ser acusado de perturbar la salud auditiva de los Staub y me aislaba del mundo toda una tarde. Siempre que encendia el tocadiscos, el efecto se repetia: los papeles se llenaban de dibujos espectrales. Una vez que logre imitar los rasgos del Gato, el Hombre del Espacio, el Chico Estrella y el Diablo, empece a introducir variaciones en los modelos originales. Al principio se reducian a minimos detalles, tan sutiles que nadie los hubiera notado en un juego de las cinco diferencias. Pero los minimos detalles conducen a los maximos detalles. En poco tiempo, ya estaba disenando mi propia serie de mascaras inspiradas en bestias provenientes de la zoologia, la mitologia o la astrologia. Una sola cosa me frustraba: no podia superar el grado de malignidad de la mascara del Diablo. Intentaba con vampiros, zombies y calaveras, pero la comparacion siempre me decepcionaba. La ventaja de las esvasticas era la simplicidad. Dos trazos que al cruzarse adquirian una potencia negativa incomparable. Parecian perfectas desde el principio. Se completaban a si mismas y a la vez no se terminaban nunca. Yo queria seguir dibujandolas hasta llenar mil cuadernos. Mil anos de cuadernos. La eternidad del Reich se cumplia en sus formas. Generaban una inercia en mi mano, una continuidad infinita. Y aunque no tuvieran significados podian significar cualquier cosa. Por ejemplo: cruces en un cementerio. Si las proyectaba en tres dimensiones formaban largas filas que se dilataban mas alla del horizonte. Hay que tener en cuenta que un espacio importante de mi vida lo ocupaban las fantasias funebres. Estaba pensando en las malas decisiones militares de Hitler (corregia la invasion a Rusia o alargaba los tiempos de prueba de los cohetes V2) y de pronto se moria mi madre. No es que imaginara una enfermedad fulminante, un accidente fatal o un asesinato, ni que abundara en detalles concretos sobre los huesos quebrados o los organos lesionados, nunca veia la cara desfigurada o el cuerpo tapado con una sabana, lo unico que registraba era la ausencia, el resultado final, la conclusion: no tenia madre. Ya no existia. Pero ni siquiera podia llorarla, ni siquiera podia velarla, porque junto con mi madre enseguida se moria mi padre, difuminado, borrado, chupado por el vacio, disuelto en el aire, y tambien era un muerto sin cadaver, una entidad imposible, un hueco mental. No quedaba nada. Ni polvo. Ni ceniza. Ni una losa con su nombre y apellido. Yo me convertia en un huerfano. Un hijo de nadie. Mis principales lazos de sangre se cortaban de un solo golpe, sin causarme dolor fisico, tras una especie de amputacion perfecta de la que solo sentia la accion de la anestesia total. Si habia algo saludable en las desapariciones de mis padres era que no me daban tiempo a reaccionar. Las muertes continuaban a un ritmo cada vez mas urgente. Moria mi hermano, morian mis primas y mis primos, morian mis tias y mis tios, moria mi abuela, morian mis parientes cercanos y lejanos, todos victimas de muertes limpias, muertes no anticipadas por ninguna enfermedad. No habia nada entre el momento en que aun respiraban y el momento en que dejaban de respirar. Sucedia tan rapido que ya no tenia familia. La habia exterminado. Yo era el ultimo de los Staub. Sin embargo, como la gente seguia muriendo, ser el ultimo Staub implicaba ser la ultima persona del planeta. Todos estaban enterrados bajo las cruces que yo mismo habia dibujado. Muchos anos despues hice el ejercicio de descomponer la esvastica en sus dos trazos principales. Es una operacion de exorcismo grafico. Por un lado, en el eje vertical, se obtiene una S, inclinada y rigida, absolutamente inofensiva, una letra tan sola y aislada que parece sentirse excluida del abecedario. Por otro lado, en el eje horizontal, surge una linea quebrada que evoca el minimo segmento reconocible de una escalera descendente. Asi dividida, sin un punto de union, sin un nucleo que la fije, la esvastica carece de poder, se desequilibra, se descompone, gira en falso, deja de presionar sobre si misma, como si le faltara una tuerca y un tornillo, y lo que quedan son dos partes incongruentes de una pinza desarmada. Mas o menos en la misma epoca descubri que la inicial de mi apellido tambien conectaba simbolos que yo siempre habia considerado distantes: la insignia de las SS con la doble S del logo de Kiss. Tengo un album editado en Alemania. En su cubierta salta a la vista una alteracion tipografica comparable a mi descomposicion de la esvastica: las S son transformadas en Z invertidas, como si despues de atravesar un espejo hubieran aparecido en un mundo al reves. A veces siento que entre el Lucas Staub que soy ahora y el Lucas Staub que era a los 13 anos, se interpone el mismo espejo. Pero antes de volver a la version adolescente de mi mismo, quisiera detenerme un instante en los sentimientos que me provoca hoy la cruz gamada. Siempre que pienso en ella no puedo separarla del circulo blanco que la rodea en la bandera del partido nacionalsocialista obrero aleman. Es una bandera roja, obsesivamente simetrica, bellisima, con esa belleza que resulta de la combinacion de colores que evocan la sangre, la muerte y la pureza. Desde un punto de vista estetico, es la obra mas perenne de Hitler. ?Cuantas horas de su vida paso disenando esa bandera? ?Cuantas variantes descarto hasta encontrar la definitiva? ?Cuantas veces volvio a dibujarla solo para confirmar que era perfecta? Ahora su silueta inclinada sobre los papeles se superpone a otra silueta que ya he presentado al comienzo de esta historia. La diferencia es que yo no le mostraba a nadie mis dibujos en el Liceo. Me sentaba al lado del mas estupido o el mas estudioso de la clase (que a veces coincidian en la misma persona) y asi evitaba las miradas oblicuas y las preguntas directas. Cuando por azar un companero descubria el contenido de los cuadernos, no le daba tiempo a reaccionar, lo agarraba de un brazo, lo atraia con fuerza hacia mi pecho y le preguntaba al oido: --?De que signo sos? A cada figura del Horoscopo le correspondia un castigo especial. Si la victima contestaba: --Tauro. La sentencia era: --Vas a chillar como un ternero. Si contestaba: --Escorpio. --Vas a tragarte tu propia meada. Esa ciencia de disuasion astrologica habia sido elaborada en las horas de ocio mientras mi mano dibujaba desconectada de mi mente y todas mis ideas se volvian funebres. No siempre daba buenos resultados, aunque sirvio para espantar a mas de un curioso. El cuerpo ya crecido, las unas largas y el mal aliento combinados con las cruces esvasticas y las mascaras de Kiss me investian de un halo de demencia satanica. Era otra persona cuando me enojaba. Era un animal. Nada en el ecosistema masculino del Liceo podia oponerse a mi involucion. No digo que mis companeros me tuvieran miedo. Solo me clasificaban como un especimen desconocido. Nunca me acusaron de nazi en la cara. Sin embargo yo estaba convencido de que Alemania habria ganado la guerra si Hitler no hubiera invadido Rusia en invierno y si hubiera esperado el desarrollo de los cohetes V2. 2. El viaje secreto No puedo decirle abuelo al padre de mi padre. Nunca lo conoci. Murio dos anos antes de que yo naciera. Se llamaba Adolfo Rodolfo Staub. Comparto su apellido y su primer nombre, pero no nos parecemos en nada. Tengo otros ojos. Tengo otra cara. Cuando murio, a los 60 anos, mi abuelo conservaba todo el pelo en su cabeza, en cambio yo empece a raparme antes de cumplir 30. El padre de mi padre era ingeniero. Ingeniero mecanico. Ademas de algunas fotos en blanco y negro, donde siempre aparece peinado hacia atras y vestido con camisas de mangas cortas abotonadas hasta el cuello, solo queda de el un cuaderno de anotaciones. No es un diario intimo, sino el borrador de un ingeniero, escrito con la caligrafia mas perfecta que he visto en un hombre, letras simples y claras, sin adornos, tan geometricas que se adaptan a las coordenadas del papel cuadriculado como si fueran insectos modelados por una mente divina. Tambien hay numeros, formulas, ecuaciones y diagramas que representan el funcionamiento de los motores de combustion interna. Mi abuelo era un experto en el tema, una autoridad internacional, y entre sus invenciones patentadas figura un motor que transforma el movimiento circular uniforme en movimiento rectilineo alterno. Los planos de ese motor estan enmarcados y expuestos junto a las fotos de nuestros antepasados. Lo mas interesante que contiene el cuaderno es un recorte de diario, fechado en 1941 y titulado Alemania desarrolla una peligrosa arma secreta. El arma era el cohete A1, un prototipo de los misiles V2 que caerian sobre Londres en 1944. El jefe del proyecto era el mismo ingeniero que lanzaria el Apolo 11 a la Luna. Nunca me importo lo que hacian los otros chicos de mi edad. Supongo que volaban con un puno alzado, reptaban por las paredes o proyectaban sombras con forma de murcielago. Mi hermano y yo, en cambio, experimentabamos una gama de mutaciones mucho mas amplia. Podiamos ser cualquier cosa viva o muerta. Podiamos dividirnos y multiplicarnos. Podiamos volvernos naturales o sobrenaturales. Nos escoltaban legiones de criaturas extranas, muchas de las cuales dibuje en mis cuadernos antes de especializarme en cruces esvasticas y mascaras de Kiss. Hubo una fase de nuestra infancia en la que Claus se creia extraterrestre y pensaba que los astronautas lo habian traido de un planeta desconocido del sistema solar. Miraba las estrellas como alguien que busca su mundo perdido. Inspirados en la moda de los cohetes, disenamos nuestras propias naves e intentamos ponerlas en orbita. La estratosfera nos parecia tan cerca que pretendiamos alcanzarla con una tabla de planchar propulsada por aerosoles o con una palangana alimentada con alcohol etilico. Claus no era el unico que tenia una relacion intima con el cielo. Mi prima Luciana Sismondi, por ejemplo, nacio el mismo dia en que el hombre llego a la Luna. Pero esa es otra historia. La cito solo para exponer la clase de relaciones que nos unian con las expediciones espaciales. No importaba cuanta sangre prusiana o piamontesa corriera por nuestras venas, descendiamos de las nebulosas. Nuestra estirpe se remontaba a la via lactea. No es raro que uno de los maximos heroes de los Staub fuera Wernher von Braun, el ingeniero de la V2 y del Saturno 5. El hombre que deposito a Armstrong, Aldrin y Collins en el Mar de la Tranquilidad. El nombre completo de Von Braun suena como una declaracion jurada de sus ambiciones: Wernher Magnus Maximilian Freiherr von Braun. Era grande mucho antes de mirar hacia arriba por primera vez. Claus y yo nos sentiamos reflejados en sus aventuras juveniles. Wernher y su hermano tambien habian lanzado una nave espacial domestica cuando eran chicos. En vez de una tabla de planchar o una palangana, utilizaron un carro de madera. El material de ignicion y propulsion consistio en media docena de bengalas, las mas grandes que encontraron en el mercado de fuegos artificiales. Ataron la carga en la parte trasera del carro, que estaba montado en una rampa, y prendieron las seis mechas al mismo tiempo. El carro salio disparado a toda velocidad seguido por una larga cola de fuego, como si fuera un cometa (dicho con la misma imagen que emplea Von Braun en sus memorias). Una vez que los cohetes se quemaron, tras dejar una estela de chispas a su paso y emitir una especie de trueno final, la improvisada nave quedo suspendida en el aire durante un momento deliciosamente antigravitatorio, despues sintio la resistencia de la atmosfera, se desvio de su trayectoria vertical y empezo a caer hacia la Tierra. Tras el impacto lo unico que quedo del carro fueron las ruedas. Von Braun no las interpreta como un simbolo, y yo deberia imitarlo, pero las veo rodar en mi mente y las figuras que trazan me recuerdan el principio rotatorio de las cruces esvasticas. La aventura termina con Wernher y su hermano detenidos por la policia y llevados ante su padre que era ministro de Agricultura de Alemania. ?Los habra retado o felicitado? Da igual. Estoy convencido de que no habia premios ni castigos para Von Braun mas que llegar adonde queria llegar, a la Luna, y por eso era el mismo chico, ahora con cuerpo de hombre, el que caminaba por los pasillos subterraneos de los laboratorios de Peenemunde, con la cabeza desbordada de calculos de balistica y formulas de combustion controlada, porque antes de la Luna, naturalmente, estaba Londres, y habia miles de personas con estrellas bordadas en los brazaletes dispuestas a trabajar dia y noche para que, una vez aniquilado Londres, la Luna fuera posible. Mi padre nos contaba que su padre habia mantenido una amistad epistolar con Von Braun desde antes de la guerra. No se por que razon el recorte del diario doblado dentro del cuaderno de anotaciones era para mi un testimonio indudable de esa amistad. Sin embargo el relato de mi padre no se agotaba en las cartas. Incluia un episodio digno de figurar en una novela de espionaje: Von Braun, Wernher von Braun, el pionero de la astronautica, el ingeniero mas respetado del siglo XX, el cientifico salvado del juicio de Nuremberg por los norteamericanos, habia visitado de incognito a mi abuelo a mediados de la decada de 1950. En plena guerra fria, durante los anos de la carrera espacial entre los Estados Unidos y la Union Sovietica, ese viaje era una proeza, un peligroso capricho que solo podia permitirse un genio. Von Braun se exponia a que lo raptara una celula de espias comunistas o a que lo ajusticiara un escuadron de judios insensibles al progreso tecnologico. Claus y yo suponiamos que habia viajado de Buenos Aires a Los Juncales por caminos de tierra secundarios, a bordo de un auto negro y enorme parecido a un coche funebre, custodiado por personal de los servicios secretos de varios paises occidentales. La falta de informacion no nos impedia retroceder hasta el principio del trayecto y postular la partida desde un aerodromo clandestino de los Estados Unidos. Era el unico pasajero de un avion camuflado cuyo vuelo dibujabamos con una linea de puntos sobre un mapa del continente. No pasaba por la aduana. No mostraba su pasaporte. Y usaba anteojos oscuros para ocultar su cara. El exceso de detalles imaginarios formaba una niebla perfectamente adecuada a las nubes de polvo que levantaba la limusina de Von Braun mientras avanzaba por nuestras subrutas nacionales. Mi padre nunca mencionaba detalles especificos de ese encuentro que en la historia de Los Juncales equivalia a la visita de un Papa. Simplemente contaba que Von Braun habia almorzado con mi abuelo en la casa familiar y que se habian entendido un poco en ingles, un poco en aleman y otro poco en espanol. No recordaba ni una sola palabra de la conversacion, aunque todo indicaba que habia estado presente y que la habia escuchado con la misma devocion con que nosotros lo escuchabamos a el. Describia a Von Braun como un hombre alto y delgado, de ojos celestes y cabello canoso, que aparentaba ser mas viejo de lo que era porque usaba un traje gris y una corbata oscura. La narracion de la famosa visita siempre degeneraba en una intrincada reflexion sobre la convergencia de la matematica, la fisica de expansion de gases y la quimica en la tecnologia astronautica. Cuando se entero de que Claus queria escribir un relato sobre ese episodio para que su hijo y los futuros descendientes de los Staub conocieran la historia, mi padre lo llamo por telefono y le dijo que la persona que se habia encontrado con su padre era Wernher von Braun, si, Wernher von Braun, pero no el verdadero Wernher von Braun. Se llamaba igual, Wer-nher-von-Bra-un, era ingeniero tambien, solo que no trabajaba para la N.A.S.A sino para la Otto Deutz, la fabrica de tractores y maquinas agricolas. Mi abuelo Adolfo le mandaba cartas a Alemania para conocer detalles de los motores de combustion interna. Escribia en espanol y Von Braun le contestaba en aleman. Cuando el gobierno argentino decidio nacionalizar las corporaciones extranjeras, este Von Braun viajo al pais y visito a mi abuelo en Los Juncales. Segun mi padre, era un hombre de estatura mediana, morrudo y cuadrado, como los tipicos alemanes del sur que visten trajes tiroleses, usan sombreros con plumas y tienen la nariz colorada, lo que en terminos anatomicos significaba que no se parecia en nada al esbelto inventor de los cohetes espaciales. Sin embargo, desde ese dia, mi padre empezo a decir que Wernher von Braun habia viajado de incognito a Los Juncales para ver a su padre. Era su mitologia personal, su conexion directa con las constelaciones. Tantas veces lo conto que al final termino creyendoselo el mismo.

  • El error de Clara Ulman de Cristina Higueras

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    Cristina Higueras construye en esta novela un turbador thriller en el que su protagonista transgrede todas las normas para adaptar el mundo a sus principios.

  • Los chicos malos apuestan, las chicas listas ganan de Cristina Prada

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    Me llamo Daniela y soy una chica normal y corriente. Tengo amigas de las buenas y un novio, Hernan. Hernan tiene una exmujer, Andrea, y Andrea tiene un novio, Rico Leon. Y Rico Leon no es un chico corriente. Es guapo, con un culito pollo de escandalo y una innata capacidad para estar mezquinamente atractivo sin esforzarse. Categoria de Rico Leon en los libros: chico malo.

  • Los ojos cerrados de Edurne Portela

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    Me miran y me sonrien. Me hablan a gritos y muy despacio, como si fuera el tonto del pueblo. Me miran y me sonrien, ella me ha saludado con la mano, de lejos, el nunca lo hace. Yo he levantado una de mis muletas como si fuera mi mano y me he acercado, pasito a pasito, hasta ellos. Cuando llegaron al pueblo eran ellos los que se acercaban a mi, pero ahora se han quedado ahi, moviendo los pies impacientes, aunque sonrian. Creo que hace tiempo que no me los encuentro. Pasan los dias y a veces no me entero de cuantos han pasado. Vuelvo no se de donde, de que pensamiento o de que sueno y me da la impresion de que he pasado mucho tiempo con los ojos cerrados, como si hubiera estado muerto un tiempo porque no se donde he estado ni con quien, si he pensado o me he movido, si he comido o he cagado. De repente me doy cuenta de que estoy asi, con los ojos cerrados, y solo se que sigo vivo porque me huelo. Huelo mi cuerpo. Aunque bien pudiera estar muerto y pudriendome. Bien pudiera estar bajo tierra. Pero respiro, aunque sea un aire sucio, y muevo las manos en el espacio y me doy cuenta de que no estoy en un ataud. En ese momento abro los ojos y veo cosas, a veces cosas que se lo que son, como la taza y el libro y la mesa y la puerta y el balde. Eso me gusta mucho, reconocer mi taza, mi libro y la puerta de mi casa y mi balde. Entonces me levanto y toco mis cosas, las acaricio, y cada cosa me habla y me recuerda y yo les contesto contandoles mis cuitas. En dias asi me siento bien. Como hoy. Hoy tengo uno de esos dias. Le he contado al balde del agua el dia que mi madre lo dejo abandonado en medio de la calle y no volvio mas y lo recogi yo al dia siguiente porque ahi se habia quedado, abandonado en el medio de la calle y nadie se habia atrevido a llevarlo de vuelta a mi casa porque igual pensaban, como pensaba yo, que ella iba a volver y reclamarlo. Pero lo tuve que recoger yo, un dia despues de que ella lo dejara abandonado, y meterlo en casa. Y ahi se quedo, en medio de la cocina hasta que se evaporo el agua. Y cuando se evaporo todo el agua, yo te deje en esa esquina, balde, y nunca te he vuelto a usar. Otros dias el libro me cuenta cosas porque, claro, es un libro y esta para eso. Un dia me dijo que lo he leido mas de cien veces pero que no tiene merito porque solo lo tengo a el. Eso a mi me molesta un poco porque no tiene en cuenta mi fidelidad y el esfuerzo que siempre he hecho en entender hasta las palabras que no conozco. Podria haberlo dejado abandonado, como mi madre al balde, o haberme aburrido de el y sin embargo, hasta que tuve vista suficiente, leia por lo menos diez paginas todas las noches, a veces mas. Y ahora que no puedo leer, lo sigo acariciando siempre que lo reconozco. Y dejo que me cuente sus historias. Ya no se acercan a mi, me tengo que acercar yo y a veces para cuando llego a su lado de la plaza ellos ya se han ido, dando pasitos pequenos hacia atras y luego ella, el no, el nunca, luego ella me dice adios con su manita y se dan la media vuelta y aceleran los pasos y desaparecen por detras de la casa de socorro. Como habra dias que no llego a abrir los ojos, a veces pienso que tambien habra dias que yo hablo con mis cosas pero no me entero y eso me angustia porque no se que les puedo contar, que secretos se me escaparan. O incluso habra dias que salga a la calle y en vez de hablar con mis cosas hable con la pareja que ahora me mira y me sonrie. Y como en esos momentos no me entero, igual les cuento mis secretos a ellos tambien, a ella. Eso me angustia todavia mas. Pero mientras me sigan mirando y sonriendo, como ahora, y ella me salude, supongo que todo va bien, que no he contado nada. A veces veo la cara de un viejo que no se si es la mia o la de mi padre. Pero la de mi padre no puede ser porque nunca fue viejo. Entonces pienso que igual es mi cara y alargo la mano y si, me estoy mirando en un espejo. Ahora no, ahora me estoy mirando en la cara de ellos. En cuanto me acerco y la miro a los ojos, a ella, como ahora, veo lo que hay detras y no es una sonrisa. Siempre he podido hacer eso, ver lo que hay detras de los ojos. Desde nino, cuando empece a sufrir esto de cerrar los ojos mucho tiempo, he visto mas que los demas. Veo incluso lo que hay detras de los ojos de los muertos. 2 Lola sabe que el retumbar de las botas contra las piedras no corresponde a los pies de Miguel y sus hombres. Lo sabe porque, salvo Miguel, ninguno pudo nunca tener unas botas. Miguel las tuvo porque don Ernesto le regalo su par mas viejo y el las restauro. Los hombres de Miguel llevan tres anos en el monte con albarcas y alpargatas que el mismo hace. Por eso Lola sabe que esas botas no traen nada bueno. Tampoco el grito, cada vez mas cercano, que ordena <>. Lola siempre penso que vendrian de noche, una noche poco clara, y que se meterian en las casas como hicieron hace anos para sacar a los hombres que no tuvieron tiempo de huir, pero hoy han aparecido al alba. No importa, ya no quedan hombres en el pueblo, tan solo ancianos, mujeres y ninos. El suyo, Pedro, duerme todavia. A Lola le cuesta despertarlo, le pasa un pano de agua fria por la carita tibia para que espabile. Salen, el nino frotandose los ojos, ella tiritando bajo el chal. En la pequena plaza hay una veintena de hombres uniformados. Lola les encuentra ufanos, relajados, tranquilos. Se nota que no quedan hombres jovenes en el pueblo. Poco a poco van llegado sus vecinos y vecinas, con los ninos en brazos o de la mano. Un militar con medallas da un discurso que Lola no acaba de entender, habla del final de la guerra y de la necesidad de encontrar a los que no quieren la paz. Porque hay que redimirlos, dice. Pide a los vecinos que se pongan en fila ante una mesa improvisada en el centro de la plaza para prestar declaracion sobre el lugar donde se encuentran los familiares que no estan presentes en el pueblo, particularmente los hombres. Sentado a la mesa, Lola reconoce a Federico, el hijo de Teresa, uno de los muchachos a los que se llevaron al frente cuando vinieron de noche y los sacaron de las casas. Lola se pone a la cola de familiares y ve que, tras hablar con Federico, el apunta algo en un gran cuaderno. Cuando le toca el turno a Lola, le alaba que haya aprendido a escribir tan bien, que algo bueno ha dejado la guerra. El asiente sin mirarla a los ojos y, sin mirarla a los ojos, le pregunta por Miguel. Lola dice que se fue cuando empezo todo y que no ha dado senales de vida, que es un sinverguenza y que se habra ido con otra aprovechando los tiempos revueltos. Federico, concentrado en su lenta caligrafia, senala la mala suerte que han tenido con sus hombres algunas mujeres del pueblo. Todas las mujeres y los ancianos han declarado ante Federico. El ha apuntado minuciosamente sus declaraciones en el cuaderno, se lo ha entregado al militar condecorado, este ha dado la orden de subir a los dos camiones y se han marchado del pueblo. Antes, Federico ha podido abrazar a su madre, Teresa, y a su hermano pequeno, Jose, quien ha interrumpido el juego con Pedro para recibir la carantona de ese hombre a quien apenas recuerda. Lola no espera a que salgan los dos camiones de la plaza para encaminarse de vuelta a casa. No cruza ni una mirada con las otras cuatro mujeres cuyos maridos, hijos, hermanos, estan en la sierra con Miguel. O creen que estan. Hace meses que no saben nada de ellos. Tira de Pedro y le ordena aligerar el paso. No se da cuenta de que el nino esta llorando. Pasan los dias y nada sucede. No hay noticias de nadie. Nadie visita el pueblo. Nadie se va de el. Todos los dias son iguales: cortos, soleados, frios. Desde que estuvieron los militares, cada manana Jose, el hermano de Federico, el hijo de Teresa, pasa a buscar a Pedro para que le acompane con las cabras. Lola le deja marchar, a pesar de que el nino todavia no tiene edad para pastorear. Jose tampoco, pero Teresa, su madre, no aguanta el monte, apenas aguanta ponerse delante del entremijo para hacer el queso. Teresa agradece a Lola que deje a Pedro acompanar al nino y de vez en cuando le regala un queso. Teresa sabe que Lola sera viuda pronto. Lola, sin el nino Pedro trasteando en casa, se desespera. La calma no es buena para Lola. Recuerda la mano de Federico escribiendo en el cuaderno y se enrabieta por no saber leer. ?Habra escrito lo de que Miguel es un sinverguenza? Le parece a Lola que Federico escribio poco, tres palabras habia ahi y no muy largas. Le preguntaria a Teresa, pero que va a saber ella. Si los militares no han vuelto, tal vez, quizas, los dejan en paz. Que importaran cinco hombres por ahi perdidos en la montana, que dano van a hacer. Lola no se cree los rumores, esos que dicen que en realidad con Miguel hay muchos hombres, todo un ejercito. ?De donde va a salir tanto hombre? Seran fantasmas, los fantasmas de todos los muertos de estos anos, que no se acaban de ir. Hasta que pasa una semana, tal vez diez dias. Lola esta llenando un balde de agua de la fuente de la plaza. No se acostumbra a usar el agua del grifo y sigue pensando que la de la fuente es mejor. Quiere preparar una perola de sopa de judiones para cuando vuelva el nino del monte. Escucha las detonaciones. Es dificil saber de donde vienen porque la sierra tiene sus ecos, pero Lola cree que no estan lejos, no mas alla del rio porque entonces el sonido se perderia tras la montana, se oiria con menos nitidez. Y Lola oye perfectamente los disparos, demasiado rapidos como para salir de una escopeta. Acaba de recoger el agua y se dirige hacia su casa. De camino, pasa por delante de la de Teresa. Deja el balde en el suelo y toma aliento. Teresa se asoma, pregunta si ha oido algo, Lola afirma con la cabeza. Y los ninos por ahi con las cabras. Teresa y Lola toman el camino hacia los prados adonde los ninos van a pastorear. El balde se queda en mitad de la calle.

  • No te separes de mi de A.c. Mcallister

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    Cuando Estela pierde su beca para estudiar Bellas Artes en Paris, todo su mundo se viene abajo. De repente la ciudad se hace tan grande y tan inhospita como imposibles de acabar sus lienzos. Por si fuera poco, el enigmatico senor Frost no deja de cruzarse en su vida, haciendo que dude de su propia cordura.

  • Ardores de Agosto de Andrea Camilleri

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    Un calor asfixiante arrasa Sicilia como una llamarada; durante el dia el aire se vuelve irrespirable, las piedras queman y ni siquiera un bano en el mar ofrece algo mas que alivio momentaneo. Con la ciudad sumida en un letargo incandescente, Salvo aguarda la llegada de Livia, que viene con unos amigos a pasar las vacaciones en una solitaria casita frente a la playa. Pero el idilico plan se tuerce cuando, oculto en los sotanos de la casa, aparece un baul con un cadaver dentro. El macabro hallazgo desata los instintos investigadores del comisario, que muy pronto se ve envuelto en una marana criminal de multiples facetas que involucra a politicos, banqueros y empresarios, todos bajo la omnipresente tutela de la mafia. Y como si la canicula no fuera suficiente para causar estragos en el comportamiento de los personajes, la presencia casi magica de una bellisima veinteanera hace flaquear la proverbial lucidez del propio Montalbano, hasta el punto de tentarlo a dar ese paso trascendental que habia evitado hasta el momento. Una nueva aventura de Salvo Montalbano, en la que el inimitable comisario sigue haciendo gala de ese vitalismo socarron y melancolico mientras se asoma a los abismos mas profundos del alma humana.

  • Max (Juegos Salvajes 2) de Lena Wolf

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    Que Lena se alejara de su vida sin mirar atras, fue un golpe muy duro para Max, ademas de suponer la estocada final para los muchos anos de amistad con John y Heit. Consciente de que no puede permanecer en ese apartamento por mas tiempo, Max se ve forzado a tomar una dificil decision.

  • La cocina aromatica de Francois Chartier

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    ?Sabias que los esparragos verdes a la parrilla quedan de maravilla con chocolate negro? ?Por que el jamon cocido funciona tan bien con el clavo y la pina? ?O por que son tan buenos los mejillones con patatas fritas? En La cocina aromatica, Francois Chartier nos da las claves para acertar con los maridajes aromaticos en casa. Extraordinariamente facil de consultar, el libro presenta 295 alimentos, vinos, cervezas, tes y licores en forma de practicas fichas para crear tus propias combinaciones en la cocina, con exito asegurado. Descubriremos asi alimentos y bebidas de la misma familia aromatica e ideas novedosas para preparar recetas que estimularan tu creatividad culinaria, y conseguir asi platos extraordinarios.

  • La acabadora de Michela Murgia

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    Fillus de anima. Asi es como llaman a los ninos engendrados dos veces, por la pobreza de una mujer y por la esterilidad de otra. De este segundo parto era hija Maria Listru, fruto tardio del alma de Bonaria Urrai. Cuando la anciana se detuvo bajo el limonero a hablar con la madre de Maria, Anna Teresa Listru, la nina tenia seis anos y era el error despues de tres aciertos. Sus hermanas eran ya unas senoritas, asi que ella jugaba sola en el suelo a hacer un pastel de barro amasandolo con hormigas y poniendo el esmero de una mujercita. Las hormigas movian sus rojizas patas entre la masa mientras iban muriendo lentamente bajo las decoraciones de flores silvestres y el azucar de arena. Al cruento sol de julio, el pastel le crecia en las manos, hermoso como a veces lo son las cosas malas. Cuando la nina levanto la cabeza del barro, vio a su lado a la tia Bonaria Urrai a contraluz, sonriendo con las manos apoyadas en su vientre seco, satisfecha por algo que Anna Teresa Listru acababa de darle. Que era exactamente, Maria no lo comprendio hasta pasado un tiempo. Se marcho con la tia Bonaria ese mismo dia, con el pastel de barro en una mano y en la otra un cesto lleno de huevos frescos y perejil, miserable viatico de agradecimiento. Aunque sonreia, la nina intuia que en alguna parte habria un motivo para llorar, pero no consiguio que le viniera a la mente. Tampoco pudo conservar el recuerdo del rostro de su madre mientras se alejaba, como si la hubiera olvidado hacia ya tiempo, en el momento misterioso en que las hijas deciden por si solas con que es mejor amasar el barro de los pasteles. En cambio, durante anos recordo el cielo ardiente y los pies de la tia Bonaria calzados con sandalias, uno asomando por el borde de la falda negra y el otro oculto debajo, en una alternancia muda cuyo ritmo las piernas seguian con dificultad. La tia Bonaria le proporciono una cama solo para ella en un dormitorio lleno de santos, todos malos. Alli, Maria comprendio que el paraiso no era un sitio para ninos. Dos noches paso en silencio, escudrinando con ojos bien abiertos la oscuridad para sorprender lagrimas de sangre o destellos en las aureolas. La tercera noche se dejo vencer por el miedo al Sagrado Corazon, que apuntaba hacia su pecho chorreante con un dedo que el peso de tres rosarios hacia visiblemente amenazador. No aguanto mas y grito. Menos de un minuto despues, la tia Bonaria abrio la puerta y encontro a la nina de pie junto a la pared, abrazando la almohada de basta lana escogida como peluche defensor. Luego miro la imagen sangrante, que le parecio mas proxima a la cama que nunca. Cogio el Sagrado Corazon y se lo llevo sin decir palabra; al dia siguiente desaparecieron tambien del mueble la pila de agua bendita con el altorrelieve de santa Rita y el cordero mistico de escayola, de pelaje crespo como un perro vagabundo y feroz como un leon. Maria tardaria un poco en volver a rezar el avemaria, y lo haria en voz baja, para que la Virgen no la oyera y la tomara en serio en la hora de nuestra muerte, amen. No resultaba facil calcular los anos de la tia Bonaria por aquel entonces, pero eran anos detenidos desde hacia tiempo, como si hubiera envejecido de golpe por decision propia y luego se hubiera limitado a esperar pacientemente a que el tiempo la alcanzara con retraso. Maria, en cambio, habia llegado demasiado tarde incluso al vientre de su madre y de inmediato se habia acostumbrado a ser la ultima preocupacion de una familia que ya tenia demasiadas. Sin embargo, en casa de aquella mujer experimentaba la insolita sensacion de haberse vuelto importante. Cuando por la manana dejaba la puerta a su espalda y apretaba la enciclopedia entre las manos camino del colegio, tenia la certeza de que, si se volvia, la encontraria alli, mirandola, apoyada contra el quicio como si sujetara las bisagras. Maria no lo sabia, pero la anciana la observaba sobre todo de noche, en esas noches corrientes sin ningun pecado al que culpar de estar despierto. Entraba en el dormitorio a hurtadillas, se sentaba frente a la cama de la nina y la miraba en la oscuridad. Aquellas veladas, Maria, que creia ser la primera de todas las preocupaciones de Bonaria Urrai, dormia sin sentir aun el peso de ser la unica. En Soreni comprendian sobradamente las razones de Anna Teresa Listru para haberle dado su hija menor a la anciana. Desatendiendo los consejos de la familia, habia hecho un mal matrimonio y se habia pasado los quince anos siguientes quejandose de aquel hombre que solo sabia hacer bien una cosa. Con las vecinas, Anna Teresa Listru se complacia en lamentarse de que su marido no habia conseguido serle util ni en la muerte, pues ni siquiera habia tenido el detalle de morir durante la guerra a fin de dejarle una pension. Declarado no apto, Sisinnio Listru habia acabado sus dias tan estupidamente como los habia vivido, aplastado igual que un grano de uva en el lagar bajo el tractor de Boreddu Arresi, para quien trabajaba de vez en cuando como aparcero. Al quedar viuda con cuatro hijas, Anna Teresa Listru habia pasado de la pobreza a la miseria y aprendido a hacer el puchero, aseguraba, hasta con la sombra del campanario. Ahora que la tia Bonaria le habia pedido a Maria como hija, no acababa de creerse que pudiera echar todos los dias a la olla dos patatas de las tierras de los Urrai. Si el precio era la criatura, pues muy bien: a ella, criaturas aun le quedaban tres. En cambio, nadie entendia realmente por que, a su edad, la tia Bonaria Urrai se habia hecho cargo de la hija de otra. Los silencios se alargaban como sombras cuando la anciana y la nina pasaban por la calle juntas, suscitando comentarios a media voz entre la vecindad. Bainzu el estanquero se regodeaba con la idea de que un rico tambien necesitaba en la vejez dos manos que le limpiaran el culo. Pero Luciana Lodine, la hija mayor del fontanero, no veia la necesidad de buscar una heredera para que hiciera lo que podia hacer cualquier sirvienta bien pagada. A Ausonia Frau, que de culos sabia mas que una enfermera, le gustaba poner fin a la conversacion sentenciando que ni siquiera la zorra quiere morir sola, y llegados a ese punto nadie anadia nada. Por supuesto, si no hubiera sido rica, Bonaria Urrai habria acabado como todas las que se quedan sin hombre, que no es precisamente teniendo una fill'e anima. Viuda de un marido que no habia llegado a desposarla, en otras condiciones quiza habria sido prostituta, o monja, con los postigos siempre cerrados y vestida de negro hasta el ultimo aliento. El vestido de novia se lo habia robado la guerra, aunque en el pueblo se decia que no era verdad que Raffaele Zincu hubiera muerto en las riberas del Piave, donde se habian librado terribles combates: lo mas probable es que, con lo espabilado que era, hubiera encontrado hembra alli y se hubiera ahorrado el viaje de vuelta para dar explicaciones. Tal vez por eso Bonaria Urrai era vieja desde joven, y ninguna noche se le antojaba a Maria tan negra como su falda. Pero el pais estaba repleto de viudas de maridos vivos; eso lo sabian las mujeres que chismorreaban y tambien Bonaria. Por ese motivo, cuando iba por la manana a comprar el pan recien hecho, andaba con la cabeza alta sin pararse nunca a hablar y volvia directa a casa como la rima de una octava cantada. En la decision de adoptar una fill'e anima, lo mas dificil para Bonaria no habia sido ni mucho menos la curiosidad de la gente, sino la reaccion inicial de la nina. Despues de seis anos compartiendo el aire de un solo cuarto con sus tres hermanas, era evidente que el espacio que Maria consideraba propio no iba mas alla de lo que podia abarcar con un brazo. La llegada a la casa de Bonaria Urrai trastoco esa geografia interior; entre aquellas paredes, los espacios unicamente suyos eran tan amplios que la pequena tardo semanas en comprender que en las puertas de las numerosas habitaciones cerradas no apareceria nadie diciendo: <>. Bonaria Urrai jamas cometio el error de invitarla a que se sintiera en su hogar, ni dijo ninguna de esos topicos que suelen decirse para recordar a los invitados que no estan en su casa. Se limito a esperar a que los espacios que durante anos habian permanecido vacios tomaran gradualmente la forma de la nina, y cuando, al cabo de un mes, todas las puertas de las habitaciones habian sido abiertas para siempre, tuvo la sensacion de no haberse equivocado dejando que la casa se adaptara. Una vez que se sintio segura de la nueva confianza adquirida con aquellas paredes, Maria empezo a mostrar poco a poco mayor curiosidad por la mujer que la habia llevado a vivir con ella. --?De quien es hija usted, tia? --pregunto un dia, mientras comia menestra. --Mi padre se llamaba Taniei Urrai, era ese senor de ahi... Senalo la vieja fotografia amarillenta colgada sobre la chimenea, en la que Daniele Urrai, tieso con un chaleco de pana, aparentaba unos treinta anos. A la nina podia parecerle cualquier cosa excepto el padre de la anciana que tenia delante, incredulidad que Bonaria leyo en su cara sonrosada. --Ahi era joven, yo aun no habia nacido --preciso. --?Y no tuvo madre? --insistio Maria, que no estaba muy familiarizada con la idea de que se pudiera ser hija de un padre. --Claro que si, se llamaba Anna. Pero ella tambien murio hace muchos anos. --Como mi padre --anadio, seria, la pequena--. A veces lo hacen.

  • El llamado del desierto (Maktub 3), Kristel Ralston de Kristel Ralston

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  • El poder la mafia (La mafia 2) de Anny Peterson

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  • Falsas cartas de amor de Nicola Cornick

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    Lady Lucy MacMorlan podia haber renegado de los hombres y del matrimonio, pero eso no le impedia obtener algun beneficio escribiendo cartas de amor para los amigos de su hermano. Cartas que llegaron a ser cada vez mas picantes conforme su fama fue creciendo. Hasta que, inadvertidamente, arruino el compromiso matrimonial de un conocido laird.
    Robert, el gallardo marques de Methven, estaba al tanto del secreto de Lucy. Y ciertamente no pretendia dejar que la encantadora lady Lucy tuviera la ultima palabra, sobre todo cuando sus cartas sugerian que era bastante experimentada.
    Sin embargo, el conocimiento de Lucy no se fundamentaba de manera empirica. Si continuaba escribiendo cartas iba a necesitar documentarse de primera mano. Y Robert estaba absolutamente dispuesto a ayudar a una dama en apuros, sobre todo cuando necesitaba desesperadamente una novia.

  • Fuego en mi corazon de Emilia Hover

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    El es un padre soltero, rudo y codiciado que ama con todas sus fuerzas a sus hijos, pero necesita un poco de ayuda en su vida.

    Se suponia que yo era la ninera, al menos eso es lo que dice mi contrato.

  • Un caballero inconveniente de Catherine Brook

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    Inglaterra, 1830 Habian pasado cuatro anos desde que Edwin Allen habia asistido a una fiesta de esas. En general, las semanas campestres de lady Pembroke eran del agrado de toda la sociedad, y bastante anheladas por aquellos jovenes que ya se sentian preparados para entrar en el mundo tragico pero ineludible del matrimonio. El no estaba listo, y dudaba que algun caballero de veinticuatro anos recien salido de la universidad lo estuviese. A menos, claro, que fuese un hombre con un fuerte sentido de la responsabilidad y apego a lo tradicional, virtudes que nadie podria adjudicarle jamas. En realidad, era muy dificil que le adjudicaran alguna virtud. Edwin sonrio ante el pensamiento y tomo un sorbo de la copa, su unica compania en el solitario jardin. Para su gran fortuna, era el baile de inauguracion y todos estaban dentro festejando, por lo que era improbable que lo importunaran. No era que detestase las fiestas o a las personas, solo que el preferia entretenimientos mas interesantes. De preferencia, con mujeres menos recatadas que las alli presentes y caballeros tan bromistas como el. Todavia recordaba la discusion que tuvo con Julian al respecto. --Se que eres un adulto, pero el sentido comun me dicta que no es conveniente dejarte solo en casa --habia dicho su hermano Julian con tono inflexible despues de que Edwin rechazara rotundamente la idea de ir a la semana campestre de lady Pembroke. --Si ese es el unico inconveniente, me quedare en un hotel --habia respondido el, haciendo que en los rasgos de Julian apareciera esa mueca contrariada que tanto le divertia. --No, no es el unico. Estas en edad de empezar a introducirte en sociedad. La aristocracia sabe que te has graduado, les ha resultado toda una sorpresa porque todos juraban que te expulsarian. Han empezado a incluirte en las invitaciones. --Espero que no tengan la absurda idea de que me he reformado, porque de ser asi… --Edwin --habia interrumpido su hermano--, ya no eres un jovenzuelo. --Que haya pasado la etapa de bromas no me hace un caballero respetable. No tengo animos para tratar con gente estirada y damas que parpadean como si los ojos se le fueran a secar solo por no pestanear cada medio segundo. !Por Dios, Julian! Sabes que asistir a esa fiesta en particular es gritar que estas buscando esposa. Soy muy joven para eso. No pienso ir y es mi ultima palabra. Por supuesto, no habia contado con que el conde de Granard, que siempre habia sido mas bien benevolente con el y con su melliza Clarice, se pusiera inflexible en el tema. Habia pocas personas que pudieran obligar al famoso mellizo Allen a hacer algo que no deseaba, y Julian estaba en ese reducido grupo que solo conformaban el y Clarice. El primero porque habia sido lo mas cercano que tuvo a una figura paterna cuando quedaron huerfanos a los siete anos, y la segunda porque era su melliza, su otra mitad, y no habia nada que Edwin no hiciera por ella… aunque moriria antes de confesarselo. Asi pues, valiendose de ese respeto que Edwin le tenia, habia conseguido arrastrarlo hasta alli. Por fortuna, Edwin era el cuarto hijo de un conde y sus posibilidades de heredar un titulo eran casi nulas. De lo contrario, estaria rodeado de jovenes casaderas que lo asfixiarian con sus perfumes de rosas y lo marearian con tanto aleteo de pestanas. No tener una fortuna considerable y ser bastante joven tenia sus ventajas. Cuando todos comprendieran que no se habia regenerado --y el se encargaria de que quedase claro-- todo volveria a la normalidad. La aristocracia dejaria de enviarle invitaciones y darian un paso hacia atras cada vez que lo vieran entrar. Despues de todo, si algo inspiraban los mellizos Allen era cautela, y no era para menos. Todos sabian que fueron los mellizos quienes, a la tierna edad de ocho anos, liberaron a los perros de caza en el almuerzo de lady Milford, y ni que decir de cuando Edwin habia incendiado un salon en Eton --y por eso fue expulsado--. La sociedad estaba siendo demasiado idiota al pensar que un personaje como el se podia reformar. Sabia que algunas matronas estaban desesperadas por casar a sus hijas, pero no era necesario llegar a fantasias absurdas. -- Edwin --susurro una voz suave a sus espaldas. Edwin se tenso y se permitio hacer una mueca de repulsion antes de girarse con una sonrisa algo tensa. --Lady Lydia, que sorpresa. En realidad no lo era en lo absoluto. Sabia que la dama estaba alli: llevaba intentando evitarla toda la noche. Supuso que habia sido demasiado optimista de su parte pensar que podria huir de ella toda la semana. --No sabia que habias regresado. Me alegra mucho volver a verte --dijo con una sonrisa. Edwin admitia que tenia una sonrisa bonita. Lastima que fuera lo unico en su rostro. No habia cambiado en lo absoluto desde la ultima vez que la vio; si acaso se habia vuelto mas fea. Tenia una nariz gruesa, como la de las ilustraciones de las brujas en los cuentos; unos ojos muy grandes y un rostro demasiado redondo. Su cuerpo prometia ser un poco mas tolerable, pero era dificil de descifrar con tantas capas de tela encima. La sociedad no las apodaba a ella y a sus hermanas <> por nada. --Llegue hace poco. Por mas que la cortesia lo exigiera, Edwin no se atrevia a responder con un <>. No solo porque no se alegraba, que ya era una razon muy poderosa puesto que el no solia hacer uso de ese tipo de mentiras, sino porque solo agravaria el problema. Habia pensado que una separacion de cuatro anos lo solucionaria por si solo, pero cuando la joven habia intentado llamar su atencion esa noche supo que habia pecado de ingenuo. --Podrias haberme escrito. Edwin tuvo que contener una mueca. No, definitivamente el problema no se habia resuelto. Habia sido demasiado esperar considerando que era un Allen, un apellido maldito para la sociedad, ya que quienes los portaban vivian entre lios y escandalos. En el caso de los mellizos Allen, y de el en particular, los problemas no los encontraban, sino que ellos mismos, ansiosos de diversion, iban en busca de estos. Sin embargo, en ese caso particular, el problema si lo habia encontrado. !Y vaya problema! Todavia recordaba aquel dia con un escalofrio. Clarice y el estaban haciendo un favor que implicaba el allanamiento de habitaciones privadas durante una fiesta. A punto de ser descubiertos, Edwin habia salvado la situacion haciendose el perdido y pregonando que habia quedado con lord Sheritong para hablar de los terminos del cortejo de su hija. Que diablos iba a imaginar que lord Sheritong se enteraria. Asi fue como termino haciendole la corte a Lydia, que, por mas que el solia mostrarse desagradable, se aferraba a el como su tabla de salvacion. No era de extranar. Ella no tenia mas pretendientes y queria conservar al unico que tenia, asi fuera tolerando sus desplantes. A la larga, a Edwin le habia dado pena la joven y habia dejado de comportarse como un desalmado, pero no habia dudado en aprovechar su regreso a la universidad para poner fin a aquel cortejo tan espantoso. O al menos creyo haberle puesto fin. Aunque las pruebas apuntaran lo contrario, todavia queria creer que la joven se habia acercado a saludarlo solo por amabilidad. Si, eso es algo que ella haria. --Los chismes llegan mas rapido que una carta --apunto Edwin, fingiendo indiferencia--. Y hablando de chismes, no deberias estar aqui fuera mucho tiempo. No es bueno para tu reputacion. Lydia lo miro de una forma extrana, como si no lo comprendiera. --?Te sucede algo, Edwin? Te noto extrano. --Estoy bien. Pero deberiamos regresar… --Hizo ademan de marcharse. Si no se iba ella, tendria que hacerlo el. Una situacion asi era tentar demasiado al apellido Allen. --No entiendo la urgencia. Se que no es correcto, pero ya que nos vamos a casar… Edwin no escucho lo que dijo despues de eso. La insinuacion del matrimonio lo detuvo en seco. ?Casar? ?Se habia vuelto loca? Seguro que si. En cuatro anos podian suceder muchas cosas, y no era por ser cruel, pero el constante rechazo al que Lydia debia haberse visto sometida podia haber afectado sus capacidades mentales. Suponia que era uno de los efectos mas drasticos de saberse una solterona. Algunas se amargaban, otras vivian de ilusiones y unas pocas como lady Lydia mezclaban esas ilusiones con la realidad hasta fusionarla y convertirla en un mundo ideal que solo ella veia, con un caballero solo para ella. Edwin debia dejarle claro que el no podia ser ese caballero. --?Casarnos? Tenia muchas cosas mas que decir, pero la incredulidad lo superaba. La palabra le causaba fobia. Casarse. Asumir responsabilidades. De verdad ella se habia vuelto loca. Tomo un sorbo de licor para tranquilizarse. Lydia lo miro con extraneza. --Antes de marcharte dijiste que cuando regresaras nos casariamos. Edwin casi se atraganta con la bebida. Su piel palidecio dos tonos. El no pudo haber dicho semejante idiotez. Era cierto que mentia con frecuencia para salir de problemas, y tambien recordaba que antes de enfrentar algunos encuentros con ella se tomaba unas cuantas copas para darse valor, pero que lo condenaran si habia prometido semejante cosa. Bajo ninguna circunstancia, ni siquiera borracho, podria haber mencionado algo tan absurdo. Edwin se tomaba muy en serio su libertad. Jamas bromearia con ello. Definitivamente esa joven habia perdido el juicio. --Bueno, esas no fueron tus palabras exactas --continuo ella al ver su expresion de incredulidad. Edwin respiro con alivio. Le alegraba saber que no era el quien estaba perdiendo la cordura--, pero dijiste que necesitabas ir a la universidad para poder ofrecer a la dama con la que te casaras un futuro prometedor. Dijiste que mi padre jamas aceptaria a un don nadie en la familia. Eso si lo recordaba. Si, eso habia sido con exactitud lo que habia dicho, aunque estaba seguro de que la mencion de lord Sheritong habia sido un ejemplo y no una insinuacion. Recordaba haber dicho: <>. Dicho de esa forma si parecia una indirecta, pero !que diantres! Estaba demasiado desesperado por quitarsela de encima.

  • Leccion de amor de Ebony Clark

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    Muchas personas en Juanita Fun creian que Lane McCrane era una mujer sin sentido del humor. Su palido rostro enmarcado por aquella espesa mata de cabello castano oscuro, sus ojos azules y los generosos labios que sonreian escasamente, podrian haber hecho de ella mujer hermosa si lo hubiese permitido. De hecho, lo era aun cuando ella pretendiera todo lo contrario, esforzandose lo minimo en destacar sus encantos. La forma en que rehuia la coqueteria confirmaba que no estaba interesada en destacar entre una multitud. Lane solia vestir de manera informal, con ropa comoda que le permitiera moverse con agilidad entre sus pequenos alumnos y con la que no tenia que preocuparse del peligro de las manchas de chocolate y otras sustancias que hacian gritar de pavor a las demas maestras. Mejor unos tejanos que una falda corta. Mejor una camiseta de algodon que unos inutiles volantitos. Mejor zapatillas planas que arriesgados zapatos de tacon. Mejor convenientemente vestida que sugerentemente medio desnuda. Ninguno de sus companeros de trabajo habia podido averiguar si aquel empeno de la joven en esconder cada centimetro de su cuerpo respondia a un alarde de puritanismo o por el contrario, ella deseaba ocultar alguna espantosa cicatriz. O sencillamente, y aquella era la opinion mas extendida, a Lane McCrane no le importaba si los demas la consideraban o no atractiva. De cualquier modo, nadie se habia interesado lo bastante como para tratar de descubrirlo. Nadie sabia nada de ella mas que lo que ponia en las excelentes referencias que habia aportado en su curriculo. Por supuesto, aquellas referencias habian sido comprobadas con meticulosidad como era costumbre en la escuela. Veintiocho anos, de madre norteamericana, se habia criado en un orfanato despues de que su padre las dejara y su madre fuera internada en un sanatorio. Por desgracia, la madre de Lane se habia abandonado al alcohol y los medicos la habian desahuciado cuando Lane solo contaba con cinco anos. Y asi, del orfanato a unos cuantos hogares de acogida, era un milagro que hubiera sobrevivido y sacado su titulo de maestra con excelentes notas. Sus antiguos profesores se sentian orgullosos de poder hablar bien de la senorita McCrane, aunque no ocultaron su sorpresa cuando la senora Andrew les habia llamado desde aquel pequeno pueblo perdido en la geografia del arido paisaje de Nuevo Mexico, la Tierra de Encanto. Habian creido que Lane estaria ya casada y seria madre de uno o dos crios. Pero no. Por alguna razon, ella estaba alli. En Juanita Fun, el lugar donde la gente se levantaba a las dos de la madrugada con el unico objetivo de ver cruzar una estrella fugaz. Fuera como fuera, Lane McCrane habia elegido aquel sitio para echar raices. Era cuanto sabian de ella. Nada de novios ni amigos ni familia. Por lo mismo, no era extrano que fuera algo hurana en sus relaciones personales. Los demas profesores la saludaban cada manana mientras servian el cafe en sus tazas, pero evitaban cualquier contacto. <>, la llamaban a sus espaldas, aludiendo a su agrio caracter y en mas de una ocasion, la misma Lane habia escuchado aquel comentario por los pasillos, aunque fingia que no le dolia. Incluso por el pueblo la llamaban ya asi y la senora Andrew creia que no era justo para ella. Una mujer tan joven y bonita... Merecia algo mas que la compania de Patty Sims, otra profesora y quiza su mejor y unica amiga, y de unos cuantos mocosos, por mas que ella siempre dijera que su trabajo era lo mas importante en su vida. Lane era una joven agradable con sus pequenos alumnos, no cabia duda. Les escuchaba, se preocupaba por ellos y les dedicaba toda su atencion. Siempre tenia una palabra amable a pesar de que eran unos diablillos incansables. Y durante las clases, Lane se transformaba y dejaba de ser la mujer seria e inaccesible a cuyos pensamientos nadie podia llegar. Los chicos de su clase la adoraban en realidad. Pero con los adultos era otra historia. Es lo que pensaba todavia la directora de la Escuela Clarence cuando Lane se sento y la miro con expresion preocupada. La senora Andrew sonrio para tranquilizarla. En los dos meses que Lane McCrane llevaba trabajando alli, nunca habian recibido una sola queja sobre su comportamiento con los ninos. De hecho, muchos padres habian elogiado el trabajo que realizaba con ellos. Decian que sus hijos se mostraban mas receptivos, creativos y educados y lo achacaban al buen hacer de su maestra. Sin embargo... Echo una breve ojeada a la nota enviada por Clyde Bransow. La habia dejado sobre la mesa intencionadamente. Queria ver la reaccion de Lane cuando la descubriera porque, a pesar del aprecio que sentia por la nueva maestra, necesitaba estar segura de que no se equivocaba con ella. Hasta el momento, solo disponia de la version de Clyde, no muy fiable por cierto, dado su mal caracter y escasa paciencia. AmeliaAndrew conocia a Clyde desde que era un mocoso y sabia distinguir por el contenido de su nota cuando estaba realmente enfadado. Mientras la leia le venia a la mente una clara imagen del hombre: la mandibula apretada, escupiendole las palabras al papel, contrariado por el atrevimiento de la maestra, quien, por otro lado y como el mismo seguramente habria deseado anadir, <>. Era el estilo de Clyde. Ruidoso como un toro en una cristaleria, preparado para ponerse sus pinturas de guerra siempre que la batalla mereciera la pena. Por otro lado, y aqui es donde empezaba a preocuparse, estaba complemente segura de que el temperamental Clyde estaba a punto de conocer a un adversario de su talla. Lo peor de todo es que sospechaba que ninguno de los dos cederia un milimetro, por lo que su papel de mediadora se presentaba bastante dificil. --Senorita McCrane, ?sabe por que la he hecho venir a mi despacho? --pregunto con tono amable; era importante romper la tension en el ambiente. Lane le devolvio la mirada, sin poder evitar que sus ojos volaran con cierto disimulo hasta la nota firmada con el apellido Bransow. --Creo que si, senora Andrew --contesto y su voz era firme--. Es por el chico Bransow, ?no es asi? --En efecto. Parece que el pequeno Ben ha tenido problemas ultimamente --observo, aguardando la reaccion de la joven. Lane no dijo nada--. ?No va a contarmelo, Lane? --No es importante --mintio, pensando que era lo mejor para el chico. Lane se mordio los labios con una mezcla de rabia y remordimientos. ?Por que habia tenido que dirigirse a la senora Andrew precisamente? Clyde Bransow podia haber contestado a alguna de las diez notas que le habia enviado para citarle en la escuela. Sinceramente, habria querido solucionar aquello sin que las cosas fueran a mayores, pero aquel incidente el dia anterior... El terrible comportamiento de Ben lo habia acelerado todo. Y ahora, debia justificar ante la senora Andrew su silencio y se sentia fatal por haberselo ocultado. --?En serio? Entonces, ?puede decirme por que su padre me envia esta acalorada nota en la que me pide que le explique por que no somos capaces de controlar a su hijo? --El senor Bransow debio preguntarme primero, antes de enviar esa nota. Quiza debio preguntar tambien a su hijo y asi por lo menos conoceria el sonido de su voz --replico, tratando de mantener la calma. En realidad, le apetecia, y mucho, expresar abiertamente la opinion que le merecia el tal Clyde Bransow. Se contenia como podia. La sangre le hervia en las venas al imaginarse al insociable senor Bransow, dueno del mayor rancho del pueblo y tambien de la mayor cabeza dura por lo que sabia, desoyendo sus peticiones y derivando su responsabilidad como padre, una vez mas. Lane tenia la teoria, y si, aceptaba que estaba siendo prejuiciosa, de que Clyde Bransow habia perdido todo interes por la educacion de su hijo desde la muerte de su esposa, cinco anos antes. Pero sus prejuicios no eran del todo gratuitos. Aunque no solia prestar atencion a los chismes, no podia evitar escuchar algunos. Parecia que el senor Bransow habia sabido rodearse de gente amable y eficiente que le hiciera aquel trabajo. Personas que, como ella, suplian con su carino las atenciones que Clyde seguramente negaba a su hijo. Y aunque solo le habia visto en una ocasion, durante el baile de inauguracion del nuevo aserradero, habia bastado para que la mala imagen que tenia de el se confirmara.