• marie rusanen - Marie Rusanen

    https://gigalibros.com/tu-nombre-entre-los-abedules.html

    Entre las calles frias de Helsinki y los bosques acariciados por el sol, Ulla y Anders sufren ocultando un amor que no esta escrito en el cielo. El abedul es un arbol que tiene la habilidad de crecer en condiciones adversas en los bosques de Finlandia. En ocasiones, eso mismo sucede con el amor. Anders es abedul que se mecen con el viento, integridad y pasion contenida. Ulla es rosas que florecen al sol, dulzura y pasion de una tierra lejana.

  • Libros y Ebooks de Marie Rusanen - Amazon.es

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    por Marie Rusanen, Marie Rusanen · ( 9 ). 2,99 €. Entre la nieve que viste de luz las calles de Helsinki y el color cenizo del cielo durante el invierno, ...

  • Como luz en invierno Versión Kindle - Amazon

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  • como luz en invierno (ebook) - marie rusanen - Casa del Libro

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    El eBook COMO LUZ EN INVIERNO EBOOK del autor MARIE RUSANEN en PDF al MEJOR PRECIO en Casa del Libro.

  • TU NOMBRE ENTRE LOS ABEDULES | MARIE RUSANEN

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    10 sept 2021 — El libro TU NOMBRE ENTRE LOS ABEDULES de MARIE RUSANEN en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • Todos los libros del autor Marie Rusanen

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  • Como luz en invierno - Libro electrónico - Marie Rusanen

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    14 nov 2019 — Autor: Marie Rusanen Libro electrónico. Entre la nieve que viste de luz las calles de Helsinki y el color cenizo del cielo durante el ...

  • Como luz en invierno - Marie Rusanen - Babelio

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    Críticas, citas extractos de Como luz en invierno de Marie Rusanen. Muchas gracias a Marie por permitirme leer su libro, es la primera vez...

  • TU NOMBRE ENTRE LOS ABEDULES - MARIE RUSANEN

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    20 jul 2021 — Comprar el libro Tu nombre entre los abedules de Marie Rusanen, Romantic Ediciones CB (9788418616518) con ENVÍO GRATIS desde 18 € en nuestra ...

  • Como luz en invierno - Marie Rusanen (Contemporánea)

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    30 dic 2019 · 1 publicación · 1 autor

  • Como luz en invierno de Marie Rusanen

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    Entre la nieve que viste de luz las calles de Helsinki y el color cenizo del cielo durante el invierno, se escribe una historia de amor.

  • La muneca ciega de Giorgio Scerbanenco

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    Una muneca a la que le han arrancado los ojos es abandonada en un hospital. Al mismo tiempo, el multimillonario Deravans, quien quedo ciego a causa de un accidente de trafico, podria recuperar la vista mediante una intervencion que solo el doctor Linden, amenazado de muerte si se atreve a llevarla a cabo, es capaz de realizar. Jelling, un empleado de la Policia de Boston que cuenta con una sorprendente habilidad para recordar delitos y perfiles de criminales, tendra que seguir las huellas de un crimen que aun no ha sido cometido para evitar un posible homicidio. Sirviendose de la tension inducida al lector a traves de inquietantes senales casi imperceptibles y de la originalidad de la trama, Scerbanenco vuelve a lograr que el lector perciba el angustioso hedor <> que transmite La muneca ciega.

  • Cuando la muerte tiene cita de Arturo Prenafeta

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    Era un restaurante no muy grande en un barrio de clase media. No era un lugar lujoso, pero si bonito. La entrada llevaba a un pasillo alargado que pasaba por al lado de unos ventanales de un comedor secundario del lugar. Antiguamente habia sido de esas casas grandes de familia de los anos 40 con varios dormitorios en el segundo piso. Ahora, todas esas habitaciones tambien han sido convertidas en comedores. El comedor principal estaba en el patio trasero, donde habia construida una terraza con unos cobertizos de lona habilitados para fumadores. El restaurante, salvo algunos comedores del segundo piso, no era oscuro ni romantico. Era un lugar frecuentado tanto por parejas como grupos de amigos. Son casi las 8 de la noche de un dia de principio de otono. Oscurecio hace poco y en las calles los arboles cambian su verde por un tono amarillento, aunque aun no pierden mucho sus hojas. Juan entra por el pasillo hasta la entrada principal. Lo recibe una mesera vestida completamente de negro con pantalones y una polera con el nombre del local. Le hace las preguntas de rutina, mesa para cuantos, fumadores o no fumadores, primer o segundo piso. Lo ubica en el comedor secundario con los ventanales que esta al lado de la entrada. Los ventanales, ademas de dar al pasillo se proyectan hacia la calle, donde se observa una plaza linda, bien cuidada e iluminada, con los arboles mostrando distintos tonos de verde y amarillo propios del otono. El comedor tiene cerca de ocho mesas. Hay un grupo de cuatro personas en una y una pareja en otra. El resto estan vacias. La mesera lo ubica en una mesa para dos pegada al ventanal que da a la calle. Las mesas son relativamente pequenas con una sola base circular. Las sillas de madera son color caoba, al igual que el resto del mobiliario. La mesera le pregunta si desea pedir algo mientras espera. Juan le pide una botella de agua mineral. La mesera se retira. Juan saca su telefono del bolsillo del pantalon. Revisa si tiene algun mensaje nuevo. Ninguno. Le escribe un mensaje a Daniela, la persona con que se iba a juntar. Le pregunta si le falta poco por llegar y si quiere tomar vino, para pedir una botella. Mientras aguarda que le conteste el mensaje observa a la gente despreocupada pasar por fuera del restaurante. Espera poder verla por si pasa por ahi para hacerle una sena indicandole donde esta. En eso llega la mesera con la botella de agua mineral y un vaso con dos hielos. Abre la botella y le sirve agua en el vaso hasta la mitad. El le agradece a la mesera y vuelve a revisar su celular. Daniela le responde que esta a diez minutos, que pida una botella de vino, pero que no se la tome entera antes de que ella llegue, junto al emoticon de una cara risuena. Juan se da media vuelta para ver a la mesera y pedirle el vino. En eso ve entrar un par de personas mas al comedor. La mesera le toma el pedido del vino y vuelve al poco rato con la botella y dos copas. Destapa la botella y le sirve una copa. El ambiente en el lugar es tranquilo. Esta a medio llenar y nadie habla a un volumen muy alto. La musica del lugar, en ese momento, es rock de los 90. En el rato que lleva ahi han sonado canciones de Nirvana, Stone Temple Pilots, R.E.M... La banda sonora ahi alternaba entre rock y pop de los 90 y 2000. Juan ya lleva la mitad de su copa y aun no ve pasar a Daniela por afuera del restaurante, cuando ella le toca el hombro con la mano. El se da vuela y se saludan con un ligero beso en los labios. Daniela es profesora de ingles y trabaja en un horario bastante flexible para un instituto de idiomas. Aprovecha esa facilidad para mantenerse muy en forma, es muy deportista y le gusta la vida al aire libre. Su ninez la paso junto a su familia en un pueblo pequeno y muy tranquilo. Se vino a vivir a la ciudad cuando entro a estudiar a la universidad hace ya quince anos. De baja estatura y poseedora de una gran personalidad, se hace notar en cualquier lugar. Es la mayor de cuatro hermanos y la unica mujer. Sabe muy bien lo que quiere en la vida y es muy decidida e impetuosa. Viste con jeans negros, una blusa verde y una chaqueta de mezclilla celeste. Su pelo es negro y liso. Lo usa partido al medio y le llega hasta la mitad de la espalda. Se sienta delante de el y le pregunta si ya pidio algo para comer. Juan le dice que no, pero que esta pensando en ordenar los ravioles con bolonesa. Daniela se decide por el salmon con pure de arvejas. Daniela y Juan han estado saliendo por casi cinco meses. Juan fue muy deportista de joven, pero los ultimos anos se ha dejado estar, perdiendo mucho la condicion fisica. Ahora que sale con Daniela ha comenzado a preocuparse mas y a tratar de ponerse en forma, ella lo ha motivado. Muchos fines de semana hacen senderismo en los cerros cercanos a la ciudad para aprovechar el buen clima del verano y de principios del otono. Se conocieron por una aplicacion de citas y se llevaron muy bien desde el comienzo. Tienen gustos en comun que ambos valoran, como el estilo de musica y el tipo de peliculas. Juan es metalero y a ella le gusta mucho el grunge, aunque de repente tambien les da por ir a bailar estilos mas tropicales. Respecto a las peliculas, a ambos les encantan las comedias. Hablan de superficialidades como que tal habia estado el dia y curiosidades de las noticias, cuando la mesera les trae sus platos. Les llena las copas de vino, les pregunta si necesitan algo mas, les desea buen provecho y se retira. Entonces Juan le pregunta a ella acerca de que le quiere hablar. Ella, un poco incomoda, da algunos rodeos sobre que ha estado pensando mucho sobre su vida ultimamente y le relata como se siente. Le cuenta que ha hablado harto con sus padres y con su mejor amiga. Le dice que ella siempre tuvo claro que queria formar una familia y ahora se habia dado cuenta de que necesitaba que fuera pronto, por su edad. Juan la escucha atento practicamente sin interrumpirla. Luego de un rato contandole, le informa que ha tomado una decision. --He llegado a la conclusion de que tu no eres el adecuado para mi y creo que lo mejor seria que dejaramos la relacion hasta aqui. Juan la mira con poco asombro y calmadamente le pregunta cual es el problema. --A pesar de que todavia te quiero y considero que eres una gran persona, noto que no te va bien en lo economico y no veo que tengas posibilidades de mejorar --le responde Daniela--. El toca el tema de los sentimientos y ella le reconoce que si hay, pero que es necesario tomar otros aspectos en cuenta. --No es lo unico importante, lo de contigo pan y cebolla es de adolescentes. Yo necesito un hombre al que le vaya lo suficientemente bien para que yo no necesite trabajar. Yo quiero tener hijos y dedicarme a ellos cien por ciento por lo menos los primeros tres anos --dice Daniela, luego hace una pausa y continua -. Ademas, contigo veo que estaria repitiendo la historia de mi papa. A el nunca le fue bien en lo economico y de nina eso me hizo sufrir mucho. --Lo estoy intentando. Estoy constantemente buscando un mejor trabajo, todas las semanas postulo a varios anuncios --le responde el. Juan lleva anos buscando una oferta mas rentable y ha probado muchas formulas distintas. A veces envia curriculos muy completos; otras, mas bien resumidos. A veces pide mucho mas que su sueldo actual y a veces solo un poco mas. Tambien trata de estar constantemente en contacto con sus amigos y conocidos por si aparece alguna oportunidad. Ella esta consciente de que Juan realmente se esta esforzando. Sin embargo, le hace ver que, segun lo que el mismo le conto, lleva mas de cinco anos en lo mismo y no logra mejorar. Si no ha progresado su situacion en ese tiempo, no cree que lo vaya a lograr pronto. --?Y que si pasan cinco anos mas? Yo no puedo esperar tanto tiempo --le reprocha ella. Juan insiste que su situacion no es tan mala, que lleva tiempo ahorrando para el pie de un departamento y que ya tiene suficiente como para hacerlo. Ella le rebate que con lo que tiene ahorrado el dividendo sera alto, entonces su situacion no va a cambiar. Finalmente, el acepta su decision, le agradece la honestidad y el lindo tiempo que pasaron juntos. Terminan la cena, la acompana a tomar un taxi y se despiden amigablemente. Luego, Juan se dirige a su casa, camina cerca de diez cuadras para finalmente toma un taxi. En el intertanto piensa en muchas cosas, siente algo de dolor por la ruptura, pero no es la primera vez que terminan con el y tampoco es la mujer que mas ha amado. El sentimiento que mas lo abrumaba en ese momento era la frustracion. Sabia que Daniela tenia mucha razon y desde un inicio le dijo que su sueno era formar una familia.

  • El arte de no amargarse la vida de Rafael Santandreu

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    La presente edicion actualizada por Rafael Santandreu, contiene un nuevo prologo e incorpora cinco testimonios de cambio de expacientes del autor que vienen a ratificar la eficacia y el exito de El arte de no amargarse la vida y del metodo en el que esta basado.

  • Las cenizas del califato de Mikel Ayestaran

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  • Lo que tu digas, corazon de Mercedes Barreiro

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    Un paseo por el corazon Monica, una mujer de casi 50 anos, felizmente casada con un hombre maravilloso y madre de dos hijos, se sorprende a si misma sintiendo atraccion por las mujeres. Un paseo con alas y sin anclajes. Cargado de miedo, pasion y dolor. Pero sobretodo de amor.
    “!Era por ella por quien sentia atraccion! La mire muchas veces e intente razonar, pero cuanto mas la miraba, mas intenso se hacia ese pensamiento”.

  • No solo el fuego de Benjamin Prado

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  • Bloody Mary (Charlotte) (HQN), Claudia Velasco de Claudia Velasco

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  • Sweet Spot (Traduccion), Stella Rhys [PDF] de Stella Rhys

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    Nuestro primer encuentro como vecinos fue jodido desde el principio.El era caliente. Yo estaba sin ropa. Y no tuvimos ninguna oportunidad en el infierno de ser platonicos.

  • Ultima entrega de Bela Marbel

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    EL paquete GINGER --!Menuda mananita! --chillo Ginger, a nadie en particular, mientras alzaba las manos al cielo. Se habia peleado con un taxista, o eso creia, porque no habia entendido nada de lo que el hombre habia dicho. A saber en que idioma le habia hablado, o mas bien gritado. Despues, casi la atropella un camion de reparto y, para terminar su turno, la envian al culo del mundo a entregar una cajita. Ella ya sabia de los peligros de su trabajo, lo de ser repartidora en bici era temporal, con algo tenia que pagar sus estudios en la Escuela de Artes Escenicas. Ya estaba en el ultimo ano, pronto acabaria y podria dedicarse a lo que mas le gustaba en este mundo. * * * EUGENE <>, penso Eugene. Encerrado en esas cuatro paredes, no paraba de dar vueltas como un animal enjaulado, mientras su protegida se instalaba en una de las habitaciones. Por lo menos era una persona agradable, una senora mayor y sosegada que no hablaba demasiado. Eso le gustaba, el tambien era un hombre callado, ademas de serio. Y tampoco es que fuera muy creyente ni nada de eso, pero tenia pensado ir al geriatrico a cenar con su tio la noche de Navidad. No podria, y ni siquiera habia tenido tiempo de avisarlo. * * * MAE --Dios mio, este chico todo lo que tiene de grande lo tiene de soso --dijo Mae en cuanto cerro la puerta de su habitacion. Tenia la costumbre de hablar con su difunto marido, no habia nadie en este mundo con quien le gustara mas hablar. Despues de todo, por fin habia conseguido que el no le llevara la contraria siempre, aunque para ello hubiera tenido que matarlo. Y ahora este hombreton tenia que protegerla del supuesto asesino de su esposo. Si no fuera patetico, resultaria hasta divertido. Se dirigio a la cocina y siguio cavilando mientras llenaba un vaso de agua del grifo, que la ayudara a calmar su sed. * * * GINGER Por fin, habia llegado a la direccion que le habian dado. Con la suerte que tenia seguro que no habia ascensor. Ato la bici a la baranda de la escalera de entrada y se disponia a llamar al timbre cuando alguien salio del portal. Aprovecho para entrar y al y como esperaba, no habia ascensor. !Por las escaleras! Y no podia ser el primero, no, tenia que ser el quinto. Llego arriba casi sin aliento y toco al timbre. Espero. Volvio a llamar. Siguio esperando. Volvio a llamar. Un hombre enorme con cara de muy mal humor abrio la puerta. Vestia un impecable traje de chaqueta sin chaqueta y con la corbata aflojada, se le veia muy, pero que muy incomodo, el pelo oscuro revuelto, la mirada azul electrica, boca grande, pomulos prominentes. <>, penso. Pero daba un poco de miedo, debia de medir casi dos metros y ella no era bajita precisamente; media un metro setenta, pero este tio le sacaba dos cabezas y tenia los hombros mas anchos que habia visto en su vida. --?John Ray? --pregunto la chica asomando la nariz por la puerta. Entre las sombras distinguio la figura de una anciana en el pasillo. El gigante la miro con desconfianza. --?Quien eres? --pregunto la voz mas sexy que habia escuchado nunca; fuerte y profunda, le parecia estar escuchando cantar a Johny Cash. --Tengo un paquete para John Ray. --El miro el paquete como si quisiese adivinar que habia dentro de el. --?Que es? --Y yo que se. --?Quien lo envia? --Un tal John Smith, un clasico --ironizo, al leer la etiqueta que identificaba al remitente. --Deja eso en el suelo, despacio, sin movimientos bruscos -- ordeno el hombreton, con un tono de voz que a Gin le helo la sangre. El gigante se llevo una mano a la espalda mientras la miraba fijamente --. !Ahora! --Oye a mi no me grites, ?vale? --!Ya! --?Ese tono significa que me quedo sin propina? --comento ella mientras dejaba en el suelo el paquete. Cada dia le tocaban un par de excentricos en el reparto. En Navidad, igual que Halloween, ese numero se multiplicaba varias veces. Despues de hacer lo que el grandullon le habia ordenado, apenas le dio tiempo a reaccionar cuando se vio arrastrada hasta la pared. Un brazo fuerte y enorme la sujetaba inmovilizandola contra ella, mientras que con la otra mano le palpaba en busca de ueno, ella no sabia de que exactamente. * * * EUGENE Desde que la habia visto en la puerta sabia que habria problemas, pero no imaginaba que ademas de los que ya suponia, los tendria tambien de esta clase. Estaba excitandose mientras la registraba y eso era algo que a el no le pasaba y ademas estaba mal, muy mal. Si ni siquiera le gustaba, era deslenguada y poco femenina. A el las mujeres le gustaban con todas sus cosas: sus pechos abundantes, sus tacones, su melena larga vamos, una mujer, mujer. Esta era casi un chicote, entonces ?por que se habia puesto asi? Definitivamente necesitaba unas vacaciones. --Oye guapo, espero que eso que estoy notando sea una pistola, !no te emociones toqueteandome! --se burlo Gin. El saco una cartera del bolsillo trasero del ajustadisimo pantalon del uniforme de la chica. --?Eres Ginger House? --pregunto leyendo su documentacion. --?No deberias decirme de una puta vez quien cono eres tu? -- respondio enfadada. --?Tu madre nunca te lavo la boca con jabon? --contesto el poniendo su placa en la cara de ella, pero sin aflojar la presa ni un poco. --?Eso ha sido una gracia? !Dios! avisemos a la prensa, el tipo duro hace gracias. Sueltame de una vez, inspector Eugene. --Gen. --?Que? --Que me llames Gen. Agente Gen. --No. !Yo! --remarco el pronombre--, soy Gin, agente. --Gen no pudo evitar una leve sonrisa y la solto poco a poco. --Esta conversacion me esta dando dolor de cabeza --se quejo el hombre. Ella se dio la vuelta y quedaron casi pegados. En esos momentos sono una puerta arriba y jaleo en las escaleras. El se abalanzo sobre ella y la beso profundamente, agarro sus manos y se las pego a la pared por encima de la cabeza, para que no intentara apartarlo con ellas. Gin no se lo podia creer, la estaba umhhh esando y como la besaba, se estaba derritiendo. Sabia que tendria que protestar pero joder, joder. --Lo siento --dijo cuando se alejaron los vecinos--. Es que no queria que nos vieran --se disculpo el hombre. --Tu has visto muchas peliculas, grandullon. --Gen. --?Que quieres? --No, que me llames Gen, no me inventes apodos, no me gustan, mocosa. --Tampoco es que nos vayamos a ver mucho mas, si me firmas aqui, la mocosa se largara y te dejara en paz con tus eh lo que sea que estes haciendo -- informo ensenandole la planilla de entregas del dia. --Me temo que no sera tan sencillo. Ve al otro lado del rellano. --Pero… --Haz lo que te digo --ordeno en un tono muy estricto. --Te acabo de conocer, pero ya estoy hasta los mismisimos de tus ordenes, ?sabes? --Y yo de que todo lo tengas que protestar, esto no es ningun juego. --En serio, quiero irme. --Pues no vas a poder por lo menos hasta que vea lo que hay en el paquete, y luego haremos lo que me diga mi capitan. --Oye… --?Puedes por una vez hacer lo que te digo sin discutir? Por favor. Alejate. Gin iba a protestar pero decidio que todo terminaria antes si le hacia caso. Se alejo mientras el abria el paquete despacio. Dentro solo encontro una tarjeta, <> --Gen resoplo mientras se alzaba. --No pasa nada, no hay peligro. Acompaname dentro --le indico extendiendo la mano.

  • Flores y sombras de Lian Hearn

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    Una arrebatadora historia de amor y guerra, de mujeres y hombres, del nacimiento del Japon moderno.

  • Lord Desesperado (Lores Malditos 1) de Sydney Jane Baily

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    Simon contemplo la oscuridad y sintio una oleada de satisfaccion. No habia ni una pizca de luz. Asi era como le gustaba. El dia o la noche no suponian ninguna diferencia para el. Ni tendria por que. A la agonia que invadia su mente no le importaban cosas como la salida o la puesta del sol. Solo la entrada de sus sirvientes con una bandeja llena de comida o, mejor aun, con brandy frances, perturbaba su rutina. Un rayo de claridad atravesaba la infinita negrura cuando estos abrian la puerta con suavidad y depositaban su ofrenda casi sin hacer ruido sobre la mesa. De vez en cuando llegaba el medico infernal, si es que en realidad lo era, con sus tonterias sobre el aire fresco, los paseos y la toma de gotas de laudano para calmar su estado de animo. De manera exasperante, el hombre dejaba la puerta abierta de par en par para poder ver mejor a su <>, como llamaba a Simon, quien no se sentia nada enfermo. El ultimo tratamiento novedoso aconsejado por el curandero fue la hipnosis, sugerencia que fue recibida por parte del falso enfermo con un grito de rabia echandolo de la casa. El hombre salio huyendo, y con razon. Tal vez, seria inteligente y no volveria nunca. Por suerte, alguien cerro la puerta tras el, y el mundo de Simon se sumio de nuevo en una absoluta oscuridad. De vez en cuando, si no podia concentrarse en el juego de ver a traves de las sobras, sus pensamientos se desviaban hacia Toby. El querido primo Tobias. Lo habian descuartizado y dado de comer a los pajaros ante los ojos de Simon. No fue una forma de tortura. No, Toby ya estaba muerto cuando empezaron a cortarlo en trozos, se habia desangrado en la celda antes de que arrastraran su cuerpo al sucio patio y lo hicieran pedazos, pero no fue un castigo, sino una advertencia a Simon y a los otros dos desventurados reclusos del terrible destino que les esperaba si se salian de la linea, como habia hecho Toby. Este habia pedido otro sorbo de agua, segun recordaba Simon. El guardia se ofendio y lo atraveso con su sable. Aquello sacudio a Simon hasta la medula. El y su primo habian pasado por muchas cosas juntos. Habian crecido tan unidos como si fueran hermanos y, por eso, cuando Toby anuncio su intencion de luchar por la reina y la patria, Simon sintio que tambien era su deber hacerlo, aunque pensara que la causa del conflicto birmano era el comercio de la madera de teca y el beneficio que reportaba, y no un ideal patriotico. Sin embargo, era imprescindible vencer a los franceses para evitar que realizasen alguna incursion en las posesiones imperiales de la reina Victoria. Despues de haber librado docenas de batallas, ambos al mando de tropas indias, acabaron como prisioneros en la misma celda birmana olvidada de Dios. Se habian cubierto las espaldas el uno al otro durante tanto tiempo, que a Simon le resultaba ahora imposible que aquel hombre, que siempre habia estado en su vida, inteligente, amable y feroz como el infierno cuando era necesario, ya no volveria a formar parte de esta. Ya nada tenia sentido. Su vida no tenia sentido, y tampoco preocuparse por ningun motivo. No encontraba ninguna razon para que algo le importase lo mas minimo, excepto esperar a la muerte, que era lo que Simon habia hecho hasta que un dia, por un milagro, o quiza por desgracia, la puerta de su celda se abrio de repente. !Rescate, libertad, condenacion eterna! ?Como iba a volver a esa vida de lujo y comodidades? ?Como iba a beber te y sentarse a la mesa con gente civilizada, cuando sabia que el ser humano podia alcanzar ese nivel de crueldad? ?Como podria olvidar los ojos vidriosos de Toby? ?Como podria cerrar los parpados y dormir? Simon no podia hacerlo, al menos, no de forma voluntaria. Luchaba contra el sueno cada noche, y a veces perdia la batalla. Se sentaba en la oscuridad y no dejaba que su cuerpo o su mente supieran si era la hora de la vigilia o del sueno. Sin embargo, cuando este lo dominaba durante unos minutos, incapaz de mantenerse despierto, se desataba el infierno. Las batallas, el salvajismo y los ojos de Toby eran sus pesadillas. Y la celda infestada de ratas. Siempre la celda. ?Aun estaba en ese pequeno espacio, en el que no podia ni ponerse de pie, sonando con esta casa en Sheffield, con esta habitacion en el hogar de su familia? ?O solo estaba imaginando esta vida, que le parecia completamente irreal, y en la que sabia que ya nunca podria participar? Simon Devere, septimo conde de Lindsey, lo ignoraba. Pero mientras permaneciese con los ojos abiertos en medio de la oscuridad para no poder fijarse demasiado en los detalles de la habitacion, entonces estaria aqui, en Inglaterra, en Belton Manor. Capitulo 1 --No creo que pueda trabajar un dia mas para ese hombre. --El inesperado comentario provino de una joven en edad casadera, con el pelo color caramelo, y que lucia una expresion de desdicha en su encantador rostro. Maggie habia vuelto a casa. Jenny se percato de la llegada de su hermana por el portazo de la puerta principal y, por lo tanto, estaba preparada para verla entrar en la habitacion, arrojar sus guantes sobre el escritorio y sentarse al otro lado del mismo. Jenny intento evitar la exasperacion en su voz. --No trabajas para ningun hombre, que yo sepa --le dijo--. Asi que, ?de que demonios estas hablando? Maggie fruncio el ceno, recogio unos papeles que tenia delante, los miro como si estuvieran escritos en un idioma extranjero, en lugar de ser los pagos de su pequena casa de campo y sus tierras, y luego los volvio a dejar sobre la brunida superficie de nogal. --Ya sabes a quien me refiero. A lord Desesperado. Jenny suspiro. --Eso suena poco amable. Ademas, tu no estas a su servicio, sino que ayudas a esa pobre mujer, que esta casi loca de dolor por la muerte de su marido. Muestra algo de compasion, Mags. Maggie se envaro. --Oh, lo hago, lo hago. Me siento con esos chicos a diario mientras intentan conjugar los verbos franceses y hablar con tanta fluidez como su madre. Si lady Devere entra en la habitacion, con su rostro palido y sus ojos enrojecidos, siempre le pregunto como se siente. Sin embargo, han pasado casi dos meses desde que lord Desesperado llego a casa y trajo la noticia del fallecimiento de su primo y esposo de lady Devere, ?no es asi? Por no mencionar que, en realidad, lleva muerto unos dos anos. Aun asi, la senora llora como si lo hubiera colocado hoy mismo en el feretro y acabara de darle la ultima despedida. --Tobias Devere era un buen hombre, segun tengo entendido --ofrecio Jenny. Maggie asintio. --Los ninos tambien lloran a veces, aunque dudo que lo recuerden. Aunque si se han dado cuenta de que su padre no va a volver. Nunca. Jenny oyo que la voz de Maggie se entrecortaba y supo que su hermana no era ajena a la tragedia de la familia Devere, pues le traia a la memoria su propia perdida, la de su querido, pero irresponsable padre, lord Blackwood. --No tengo nada que hacer alli --insistio Maggie--. No quiero estar en medio de su dolor. Tengo que lidiar con el mio --anadio--. Es mas, no quiero ser tutora de frances. ?Por que tengo que serlo? ?Por que no puedo quedarme en casa y ayudarte con esas cifras que estas sumando todo el dia? --Senalo los libros de contabilidad y los papeles sobre el escritorio. Jenny se encogio de hombros. --Todos hacemos lo que podemos para ayudar a mama. Ya lo sabes. Y tu eres tan poco apta para la aritmetica como yo para el frances. --?Y Eleanor? Jenny sonrio ante la idea de que su hermana menor pudiera desempenar un trabajo remunerado. --Si puedo encontrar una retribucion economica a sonar despierta y dibujar rosas de vez en cuando, entonces tendre el empleo perfecto para ella. Jenny extendio la mano por encima de la mesa y la puso sobre la de su hermana. --Por favor, sigue con ello. Se que tu salario es una miseria comparado con lo que vales, pero por ser la hija de un baron, te pagan mas de lo que pagarian a un verdadero tutor o a una institutriz. Las fosas nasales de Maggie se dilataron. --!Que debamos discutir sobre salarios, como… comerciantes! --Maggie se puso en pie, se dirigio al aparador y comenzo a juguetear con la jarra de brandy vacia. A los dieciocho anos, Maggie, la hermana mediana de Jenny, atrapada en el campo y sin ningun pretendiente a la vista, era muy consciente de su precaria situacion. Sobre todo, por la falta de dote y porque, lamentablemente, su unica temporada habia sido truncada con la prematura muerte de su padre a principios de ano. Entonces, los acreedores comenzaron a llamar a la puerta. Las perspectivas matrimoniales de Jenny tambien se esfumaron de inmediato cuando lord Adler, un vizconde aparentemente honrado que la habia cortejado y conquistado durante su segunda temporada, retiro su oferta de manera abrupta. Si su padre hubiera estado vivo, habria impugnado la ruptura del contrato verbal. Por supuesto, de haberlo estado, el vizconde no lo habria roto, en primer lugar. Jenny se habria casado, como era su deber, y tendria que haberse sentido agradecida por tener la oportunidad de ayudar a dirigir la hacienda de lord Alder y criar a los hijos con los que ella y el vizconde hubieran sido bendecidos. Sin embargo, Jenny solo habia sentido un leve interes por aquel hombre y por la idea de convertirse en su esposa. A la muerte del baron Lucien Blackwood, su madre no estaba preparada para hacer nada mas que reunir a su familia, incluidas sus tres hijas y todos los sirvientes que pudiera seguir empleando, y dirigirse a la casa de campo de la familia en Sheffield. Alli tenian muchos buenos recuerdos rodeadas de veranos calurosos y otonos frescos, al contrario que en Londres. Y durante muchos anos, cuando Jenny era mas joven, los Blackwood iban a Sheffield a pasar las vacaciones de invierno. Si los Deveres estaban en la residencia campestre, celebraban una de sus legendarias fiestas de Navidad. Jenny recordaba haber ido a Belton Park y haber conocido tanto a los Deveres con titulo que vivian en la gran casa solariega como a sus parientes menores de Jonling Hall. De los cuales, sir Tobias Devere, solia ser el feliz senor. La guerra de Birmania habia acabado con todo eso. Tobias se habia marchado hacia tres anos para cumplir su deber con su primo Simon, el vizconde y heredero del condado. Para cuando Jenny y su familia habian llegado de Londres, ya se temia que ambos estuvieran muertos, yl a familia de Tobias Devere se habia trasladado a Belton Manor. Jenny esperaba que el motivo de su mudanza fuera poner a la viuda y a sus hijos bajo la proteccion del conde. Sin embargo, temia que se debiera a la presion financiera que afectaba a muchas de las grandes familias, ya que mantener las tierras y pagar a los sirvientes no era tarea facil. --Incluso cuando estamos pasando una tarde agradable --se lamento Maggie--, de repente, oimos a lord Desesperado… --Por favor --interrumpio Jenny--, deja de llamarlo asi. Mas o menos al mismo tiempo que su familia se establecia en Sheffield, Simon Devere habia regresado en un estado mental terrible, o eso decian los rumores, que se extendieron con rapidez entre los habitantes del pueblo. Es mas, habia confirmado lo peor respecto a lady Devere, la esposa del primo de este, nacida en Francia. Sir Tobias habia muerto, y Simon, cuyo padre habia fallecido mientras el estaba en Birmania, ya no era vizconde, sino el nuevo conde. Un conde al que nadie habia visto salir de Belton Manor desde su regreso. --Es lord Devere, y el noble de mayor rango de este condado --le recordo a su hermana. Jenny guardaba una vaga memoria de las pocas veces que su familia habia ido a la mansion para una fiesta de Navidad o de finales de verano. El conde tenia ojos amables y era bastante llamativo. Era mayor que ella, quiza siete u ocho anos, por lo que nunca habia compartido con el mas que un breve saludo. Sin embargo, se habia quedado con la impresion de que era cortes. --En realidad, supongo que ahora que su padre ha fallecido, lord Devere se ha convertido en lord Lindsey. --Bien --cedio Maggie--. El caso es que, mientras les leo un cuento los ninos y les pido que presten atencion al vocabulario, tenemos que escuchar a lord Lindsey gritar o dar golpes en su habitacion como un jabali herido. El abatimiento que cae sobre ellos y la pobre lady Devere es casi palpable. Habria sido mejor que se quedaran en Londres. --Tal vez no tenian otra opcion. Maggie lo considero en silencio, y luego senalo los papeles sobre el escritorio. --?Como ha ido? ?Estamos en mejor situacion que el mes pasado? Jenny miro los numeros que tenia delante. --Tu salario ayuda enormemente. --Eso era exagerar, pero cada pequena cantidad contaba. Maggie asintio en senal de acuerdo. --Tu contribucion es mucho mayor, estoy segura. Jenny se sonrojo. Si, sus habilidades contables habian aportado una buena suma, y esperaba que eso continuara, siempre y cuando los duenos de aquellos libros no supieran que era ella, una simple solterona de veinte anos quien se ocupaba de su contabilidad. Se volverian locos si conocieran su identidad, una mujer sin experiencia en los negocios. A traves de Henry, el criado de su padre, al que su madre se habia negado a despedir tras la muerte de lord Blackwood, Jenny habia conseguido ganarse la confianza de unos cuantos clientes. Llevaba las cuentas de los comerciantes locales, asi como de algunos nobles. Henry era el encargado de llevarle los libros de cuentas, y ella era el misterioso genio que determinaba la cantidad que un subdito leal debia a la corona o tenia derecho a guardar en sus propias arcas. Si tan solo hubiera sabido las terribles circunstancias de su padre… Gracias a su creciente clientela y al modo de vida frugal, evitaba que su madre, sus hermanas y su hogar cayeran en la indigencia. Aunque Maggie no aportaba gran cosa, la idea de que todo no recaia sobre sus espaldas reconfortaba mucho a Jenny, y asi podia afrontar la considerable carga de la manutencion de su familia. Ademas, aunque no se lo habia mencionado a Maggie ni a Eleanor, todavia les quedaba algo de dinero de la venta de su casa en la ciudad. Con esto y la bendicion de su madre, Jenny estaba decidida a darles a sus hermanas la oportunidad de tener su temporada en Londres, aunque esta fuera muy corta. Sin embargo, seria imposible reunir una dote. Las dos jovenes eran encantadoras, Jenny lo sabia, y si tan solo pudieran dejarse ver en algunos salones de baile, tendrian ocasion de conseguir un buen partido. En cuanto a ella misma, Jenny descubrio que no le importaba el drastico cambio de estilo de vida, como habia temido. Ser una solterona en Londres habria sido insoportable; habria sido despreciada y sus compromisos sociales se habrian visto severamente limitados a medida que envejecia. En el campo, tenia libertad. Ya dirigia una casa y supervisaba a sus hermanas como si fuera un hombre. Montaba a caballo cuando queria y leia lo que le apetecia, y aqui nadie la obligaba a tocar el temido pianoforte, a cantar o a bordar. De hecho, Jenny odiaba beneficiarse de la miseria de los demas, y menos aun de la su madre y hermanas, pero su vida habia mejorado. Y no habia tenido que asumir el papel de esposa de un vizconde, sobre todo, como resulto evidente, el de una esposa que no era en realidad deseada. La unica nube negra era la ingrata posibilidad de no casarse nunca, de no experimentar los misterios del lecho matrimonial ni de tener hijos propios. --De todos modos, no puedo volver manana. --La voz de Maggie la saco de sus pensamientos. Jenny se puso en pie. --?Que estas diciendo? ?Por que no? --Mama me ha pedido que lleve a Eleanor a la ciudad para comprarle un sombrero nuevo, ya que los ha perdido todos, y unos guantes, pues ha roto su ultimo par. Un sombrero y unos guantes. Jenny queria gritar ante la frivolidad de aquello. --No puedes abandonar a tus pupilos por un asunto asi. No cuando se supone que estas trabajando. Maggie levanto la mano.

  • Pandemia selectiva de

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    Habian descubierto el arma definitiva. A peticion de cualquier cliente que lo pudiese pagar, podian fabricar un virus letal capaz de eliminar solo a la etnia seleccionada..
    La mas novedosa tecnologia farmaceutica al servicio de la muerte. Intriga, suspense, asesinatos, en la carrera de venderla al mejor postor.
    Sin quererlo Yoko Yoshida, se habia visto envuelta en la conspiracion. Para enfrentarse a ella solicito la ayuda de la unica persona a la que confiaria su vida: Sergio.
    Para el resto del mundo, Yoko era la heredera de una de las familias mas poderosas de Japon. Para Sergio su mejor amiga. Cuando se acomodo en el asiento de aquel avion para encontrarse con ella, no podia imaginar que tendria que perseguir a la muerte por varios continentes.

  • Frio de Jordi Sierra I Fabra

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    En su mundo aseptico de asesino a sueldo no habia sitio para los sentimientos, aunque el destino le deparaba una sorpresa dulce, sensual y amarga a la vez.

  • De la honda a los drones de Juan Carlos Losada

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    Este libro singular, de concienzuda factura y riqueza de contenido, es el primer compendio de la historia de la guerra publicado hasta el momento en Espana.

  • Atrapada (Sacred Sins 2) de Nora Roberts

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    ?Que ocurre cuando un usuario de una linea erotica se obsesiona con la mujer que atiende a sus llamadas?

  • Espana en el corazon de Adam Hochschild

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    ?Que motiva a alguien para luchar por un pais que no es el suyo? Desde los primeros compases de la Guerra Civil espanola, esta se convirtio en una cuestion internacional. Hitler y Mussolini enviaron aviones y tropas a los generales golpistas. Millones de personas en todo el mundo sintieron que el fascismo que asolaba Europa debia ser detenido en Espana. Mas de 35.000 voluntarios de decenas de paises ayudaron a defender la republica espanola. Hochschild, el aclamado autor de “El fantasma del rey Leopoldo”, evoca este periodo tumultuoso a traves de las vidas de los estadounidenses involucrados en la guerra, entre los que se encontraban intelectuales de la talla de Hemingway.

  • Cinco para una (Volumen independiente), Kayla Leiz de Kayla Leiz

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  • Raine de Margotte Channing

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    --Dame un poco de agua, hija. --Raine cogio la copa y ayudo a su padre a que se incorporara en la cama para que pudiera beber. Durante los pocos meses que llevaba enfermo, se habia acostumbrado a anticiparse a sus necesidades sin dejar que nadie mas que ella lo cuidara. Queria estar con el todo el tiempo posible, hasta el final. Despues de beber un par de sorbos, Valar aparto la cara, cansado, y se tumbo de nuevo con los ojos cerrados. Su cuerpo, que meses antes era el de un hombre maduro, sano y fuerte, en poco tiempo se habia convertido en el de un anciano enflaquecido que parecia mantenerse con vida solo gracias a su fuerza de voluntad. Habia amanecido respirando de forma debil y superficial, senal, segun el sanador de la aldea de que le quedaba poco tiempo y, aunque ella se habia asegurado de que su padre no escuchara su diagnostico, el sabia que se estaba muriendo. Ahora, Raine estaba sentada en la cama junto a el, mirandolo, esperando pacientemente a que abriera los ojos. Era una muchacha alta y esbelta, con una hermosa mata de pelo negro heredado de su madre que solia mantener sujeto en una trenza, y unos inteligentes ojos dorados que ahora se veian inusualmente tristes. Algo recuperado, Valar cogio la mano derecha de su hija y la beso, poniendola luego sobre su corazon, como habia hecho tantas veces con la de su querida esposa. Su voz estaba tan debilitada, tan diferente a lo fuerte que habia sido siempre, que solo escucharla hacia que Raine temblara por dentro. --Has sido la mayor felicidad que me ha concedido la vida, aparte del amor de mi querida Agneta, tu madre. Y no hubiera podido estar mas orgulloso de ningun hijo. --Raine sentia como las lagrimas acudian a sus ojos, a pesar de que se habia prometido no llorar delante de el y Valar sonrio, orgulloso--. Llorar es bueno, al menos eso decia tu madre. Aunque reconozco que yo no le hice mucho caso en eso --bromeo, luego le dio un ataque de tos, sorprendiendola con lo que le dijo cuando se le paso--. Recuerda siempre que, solo cuando un berserker ama de verdad, sus ojos cambiaran volviendose incandescentes, como si detras de ellos ardiera un fuego abrasador. --Volvio a callarse, cansado. Ella lo escucho sin decirle que habia decidido tiempo atras que jamas tomaria como esposo a un berserker, a pesar de que Valar lo era y Raine lo adoraba. --Padre, ?por que siempre besabas la mano derecha de madre y la ponias luego sobre tu pecho, como acabas de hacer con la mia? --El la miro con carino. --Es el gesto que tienen los berserkers para mostrar a sus seres queridos que tienen su corazon en las manos. Raine no pudo resistirlo mas y se echo en brazos de su padre llorando silenciosamente y el intento abrazarla, pero estaba demasiado debil, por lo que dejo caer los brazos sobre la cama con un suspiro. Con paciencia, espero a que su pequena se recuperara, aunque sentia que no le quedaba tiempo y no podia marcharse sin asegurarse de que ella haria lo que le habia pedido. Era muy importante. --Hija, ?recuerdas lo que tienes que hacer cuando yo muera? --Ella asintio limpiandose las lagrimas y reprochandose el no haberse mantenido serena delante de el, tal y como se habia prometido a si misma. --Lo siento, padre. --El la miraba, triste. --No, hija, ya se lo dificil que es esto para ti. Recuerda lo que siempre te he dicho: que lo mas importante en la vida no se puede comprar, y que tienes que buscar lo que las personas llevan dentro de si. No te fies de las apariencias. Ella lo miro extranada. --?A que te refieres? --Valar la miro algo preocupado porque su hija era, aunque ella misma no se diera cuenta, demasiado inocente para algunas cosas. Se habia convertido en una mujer tan bella que seducia a los hombres sin percatarse, y no era consciente de ello. --Morten te pretendera cuando yo me haya ido. No lo hace ahora porque sabe lo que opino de el, pero, cuando yo no este, estoy seguro de que intentara acercarse a ti. --?Morten? --Raine abrio los ojos desmesuradamente--, pero si esta viviendo con la hija de un comerciante rico, ?no lo recuerdas?, nos lo dijo Ivarr cuando volvio de Stavanger de vender los quesos. Morten era un joven guerrero, mayor que ella, que habia vivido en la granja durante dos anos para que Valar le ensenara a luchar. La ultima vez que lo habian visto, hacia tres anos, el debia tener veinticinco anos y ella dieciseis. --!Eres tan inocente!, aun eres una nina en muchos aspectos. --Su padre movio la cabeza con tristeza por no poder seguir protegiendola durante un tiempo mas. --Padre, ya tengo diecinueve anos --contesto carinosamente-- y se luchar, gracias a ti, tan bien como cualquier hombre. --Su padre no pudo ocultar el orgullo que sentia por ella ya que, aunque nunca lo hubiera imaginado, habia resultado ser su mejor alumna. --Estoy de acuerdo. No en vano te ha ensenado el mejor maestro que se puede encontrar en todo el reino --bromeo. --O sea, tu. --Eso mismo. --Otro ataque de tos hizo que se le quitaran las ganas de bromear y cuando se calmo, minutos despues, se quedo dormido. Pero no volvio a despertarse. La melena negra de Raine brillaba gloriosamente bajo el sol enmarcando su cara palida, pero bellisima incluso en esa situacion. En honor a su padre se lo habia dejado suelto y se habia puesto su mejor vestido blanco, el color que habia que llevar en las ceremonias funerarias. A su lado estaban sus queridos Ivarr y Sif, sus mejores amigos. A el se lo habia encontrado Valar anos atras, sin familia y sin hogar y a Sif la habia comprado, siendo una nina, al dueno de una taberna, cuando vio que le pegaba. Al ver que los sepultureros bajaban el cadaver al hoyo donde reposaria el cuerpo de su padre, Raine se tambaleo, pero Ivarr, que estaba a su lado, la sujeto a tiempo por la cintura. Ella se sentia extranamente ajena a todo, como si aquello le estuviera pasando a otra persona. --?Te encuentras bien? --intento tranquilizarla con un murmullo y volvio a mirar el agujero donde todavia podia ver el cadaver de su padre que habian amortajado las ancianas del pueblo, aunque al principio se habian resistido a hacerlo porque iba a ser enterrado y no quemado como era la costumbre. Ivarr quiso llevarsela a casa cuando empezaron a echar en la tumba las hierbas aromaticas que precedian a la tierra y las piedras, pero ella se nego, decidida a quedarse hasta el final. Se lo debia. Su padre habia hecho mucho mas que eso por ella, habia vivido anos sin su madre y sin querer hacerlo, solo porque Raine no creciera sin ninguno de sus padres. Asi que aguanto de pie, mientras sentia que un trozo de su corazon se quedaria siempre con el en esa tumba, fria y oscura. Cuando todo acabo, Ivarr se encargo de pagar a los sepultureros que habian cavado la tumba junto a la de la madre de Raine, mientras Sif tiraba de ella hacia la carreta en la que habian venido y en la que tambien transportaron el cadaver de Valar. --Vamos, Raine. --Me gustaria quedarme un poco mas y ver el mar desde los acantilados. --Su mirada se desviaba hacia alli, estaban solo unos metros mas alla de las tumbas, pero Sif no la dejo ir, preocupada porque estaba demasiado palida y apatica y llevaba varios dias sin dormir. Necesitaba descansar. Ivarr y ella lo habian hablado y si no se acostaba cuando la llevaran a la granja, le harian beber alguna cosa para obligarla a dormir, aunque no quisiera. La prueba de que no estaba bien fue que se dejo llevar por la pequena Sif a la que sacaba mas de una cabeza, hasta la carreta sin quejarse y tampoco rechisto cuando la ayudo a subir. Sentadas, esperaron a Ivarr, que aparecio poco despues. Sif habia sentado a Raine para que fuera delante con Ivarr y ella lo hizo atras, como hacia siempre dada su condicion de sirvienta. Y de esa manera, recorrieron el camino de vuelta a casa. Al final no hizo falta que la convencieran para que descansara porque se quedo dormida en la carreta, sobre el hombro de Ivarr. Cuando llegaron a la casa, el la cogio en brazos y la llevo a su habitacion, y se marcho para que Sif la metiera en la cama. Cuando entro en el salon que habia construido Valar para su familia muchos anos atras con sus propias manos, miro triste, a su alrededor, porque el tambien habia perdido al hombre que habia sido un padre para el desde hacia mas de diez anos. Valar lo habia encontrado tirado en un camino cuando volvia de una de las guerras en las que habia luchado con el ejercito del rey, muy lejos de alli, hambriento, helado de frio y abrazado a la espada de su difunto padre, buscando a alguien que lo ensenara a pelear. Valar, despues de hablar con el, le dijo que no le ensenaria a pelear, pero que necesitaba a un muchacho como el que le ayudara en las tareas de la granja. Con el tiempo se dio cuenta de que nunca habia necesitado a nadie porque la granja era pequena y Valar se bastaba para realizar el trabajo, pero fue la manera que se le ocurrio para ayudar a un muchacho de quince anos que andaba perdido por los caminos, y que no tenia ningun hogar al que volver. --Creo que dormira bastantes horas. --Ivarr miro a la querida Sif, que se estaba limpiando algunas lagrimas que debia haber aguantado hasta salir de la habitacion de Raine. Era bajita y pelirroja y resultaba bastante extrano verla llorar porque siempre tenia una sonrisa en los labios. Su pregunta hizo que volviera a la realidad. --?Que vas a hacer ahora? --Mientras hablaba con el, le acerco un poco de la comida fria que habia dejado preparada esa manana, sabiendo que hoy todos tendrian hambre, ya que el dia anterior ninguno de los tres habia probado bocado. El cogio un trozo de carne con los dedos y se encogio de hombros antes de contestar. --No lo se. Ahora no puedo marcharme. --Sif se mordio el labio inferior, intentando hacerse el suficiente dano para no ceder a las lagrimas. --Lo se. --?Sabes que va a hacer ella? --Senalo con la barbilla la habitacion de la mujer de la que siempre habia creido estar enamorado, pero, desde hacia unos meses habia empezado a dudar de esa certeza y decidio marcharse lejos durante una temporada, hasta estar seguro de lo que sentia. Claro que ahora no podia irse. --No, no hemos hablado sobre eso. No creo que lo haya pensado todavia. --Pero tu la conoces mejor que nadie, incluso mejor que su padre, ?que crees que hara?, ?se quedara en la granja? --Ante su insistencia, Sif ladeo la cabeza y lo miro con unos sagaces ojos grises, pequenos y redondos. --No lo se, no creo que ni ella misma lo sepa. Pero estoy segura de una cosa: que lo primero que hara sera cumplir la promesa que le hizo a Valar: ir unos dias a casa de su amigo, el que trabaja en la catedral de Stavanger. Tiene algo que ver con su herencia, al parecer, Valar lo dejo todo dispuesto para que no tuviera mas remedio que ir alli. --Puedo acompanarla. --Sif lo miro apenada y, aunque no dijo nada, su silencio fue suficiente y al ver su rostro, el mismo se contesto--: Pero ella no querra que lo haga. --No. Ya la conoces, ni siquiera quiere que yo la acompane. Creo que necesita estar un tiempo sola. Estos ultimos meses en los que su padre ha estado enfermo han sido muy duros para ella. Ha tenido que ver como se iba convirtiendo en la sombra de lo que habia sido. --Respiro hondo porque no podia derrumbarse, Raine la necesitaba entera. Cuando se fuera de viaje, podria llorar a gusto, pero mientras tanto, no. --Eres la mejor amiga que podria tener --Ivarr repitio lo que le habia dicho muchas veces antes. Sif intento observar a Ivarr objetivamente, a pesar de sus sentimientos por el. Era un hombre musculoso gracias al trabajo en la granja y al entrenamiento al que lo habia sometido Valar durante anos, porque finalmente habia cedido y lo habia entrenado. Y para ella era muy atractivo, alto, rubio y con unos chispeantes ojos verdes. Tambien era muy reservado, tanto, que con la unica con la que se sinceraba del todo era con Sif. Lo triste era que ella estaba enamorada de el como una loca desde que lo conocio, siendo una nina, aunque ahora sabia que nunca habria nada entre los dos. Ivarr, ignorante de los pensamientos de ella, decidio preguntarle algo sobre lo que tenia mucha curiosidad. --Raine no me ha dicho que paso la noche de la muerte de Valar. Sif respiro hondo para poder hablar: --Dice que estuvo hablando como si supiera que ya no le quedaba tiempo, dandole todo tipo de consejos sobre la vida. Le dijo que estaba muy orgulloso de ella y que solo le pedia una cosa: que fuera feliz. Tambien le recordo lo que tenia que hacer cuando muriera. --Ivarr admiraba la fortaleza que siempre habia mostrado Valar. --Ningun padre habla asi a su hija. --Tampoco ninguno le ensena a pelear con todas las armas conocidas, pero es que ningun otro padre es el guerrero mas famoso que ha tenido nuestro ejercito. --Cierto. Era un hombre extraordinario y su hija tambien lo es. --Valar siempre decia que Raine estaba llamada a hacer grandes cosas, pero que el solo deseaba que ella encontrara a la persona que la complementara, como a el le habia ocurrido con su madre. --A pesar de la fama que tienen los berserkers de que siempre mueren jovenes, ha muerto con una edad avanzada. --Sif lo miro con el ceno fruncido y el levanto las manos en son de paz. --!Eh!, que no lo critico, !sabes que yo lo queria como a un padre!, solo digo que, segun se cuenta, casi todos los berserkers suelen morir jovenes y locos. --Ya. --Sabia perfectamente que Ivarr lo queria, pero, a veces, tenia la sensacion de que no aceptaba del todo su naturaleza como berserker. --El no eligio ser un berserker --le regano y el inclino la cabeza, reconociendo su error. --Lo se. La isla cada vez le parecia mas pequena y llevaba tiempo sintiendo que la oscuridad crecia dentro de el, y no queria que nadie mas que el se viera afectado por su locura. Desde fuera, sin embargo, cualquiera que lo mirara solo veria a un hombre grande y musculoso, un gigante de casi dos metros de pelo y ojos oscuros, que disfrutaba observando como las olas lamian la playa. Estuvo casi media hora inmovil, mirando el mar, sin decidirse a volver a la casa que compartian los siete berserkers, los unicos habitantes de la isla. De repente noto una mano en el hombro que sabia a quien pertenecia, porque no habia perdido la vieja costumbre adquirida en el ejercito de estar siempre en guardia. --Llevas aqui mucho tiempo. Se dio la vuelta para mirar a su amigo a la cara. Hacia semanas que habia notado que Lars estaba preocupado por el, pero no podia hacer nada por evitarlo. --Solo estaba mirando el mar. --Lars sonrio ironicamente, lo que arrugo de manera siniestra la mitad quemada de su rostro, que provocaba un escalofrio en la mayoria de la gente cuando la veia. Lars habia sido un hombre extraordinariamente apuesto, pero, cuando se le quemo la cara, su vida cambio. Hasta que encontraron la isla, Wulf y el habian recorrido muchos pueblos sin encontrar un lugar donde vivir, por la reaccion de la gente al ver su rostro. --Yo pensaba que, a estas alturas, lo tendrias muy visto. --?Ya lo tienes todo preparado? --Wulf estaba deseando que se marchara, precisamente porque era la persona que mejor lo conocia. --Si te refieres a las dos arpas, si. Las he envuelto con panos como hago siempre, para que no se danen durante el viaje. Manana viene el barco que las llevara a la costa y Ragnar va a dejar una carreta en la playa para que pueda entregarlas en la ciudad. Ragnar era el jarl de toda la region. Era un berserker que habia luchado en el ejercito junto a ellos, y que habia cedido la isla con la idea de crear un refugio para todos los berserkers que no tuvieran otro lugar adonde ir. Wulf seguia mirando las olas como si estuviera hipnotizado por ellas, y Lars se canso de esperar que le prestara atencion. --Y, hablando de eso... si ya has mirado suficiente rato el mar, me gustaria hablar contigo. -- Lars tenia que llevar dos arpas que acababa de terminar de fabricar. Habia demostrado ser un gran artesano elaborando y tocando el arpa vikinga y tenia encargos de diferentes lugares del reino, incluso de otros paises. Wulf contesto a su amigo volviendose para mirarlo fijamente, sin saber que esperar. Con Lars nunca se sabia, pero no le daba buena espina, por lo que intento distraerlo. --Imagino, al ver lo parlanchin que estas, que hoy tampoco tienes jaquecas y me alegro por ello, amigo. --La sanadora Olisse, la mujer de Aren, otro amigo soldado, habia conseguido curarle los fuertes dolores de cabeza que padecia y que no lo dejaban dormir, pero Lars no tenia ganas de hablar acerca de eso. Estaba demasiado preocupado por su amigo y no iba a dejar que lo apartara de su objetivo. --Quiero pedirte un favor. Que vayas en mi lugar. --Wulf lo miro, muy sorprendido. --?Por que?, nunca has dejado que nadie mas que tu entregue tus arpas. --Porque necesitas salir de la isla mas que yo. --?Que dices? --Como no supo que responder, utilizo el argumento que solia funcionarle habitualmente--: Aunque fuera asi, no puedo marcharme. Tengo un compromiso con Ragnar y con todos los que estais aqui. --Lars se acerco de nuevo a el y le puso la mano derecha en el hombro, decidido a sincerarse. --Wulf, siento el vacio en tu interior y he visto como te alejas cada vez mas de mi, y de todos. Te confieso que te he seguido alguna vez cuando sales de madrugada para observar el mar, como estabas haciendo hace un momento, y temo por ti. --Los ojos azules de Lars lo miraron con carino, algo que reservaba a muy pocas personas. Para aligerar el momento, le dio un golpe amistoso en la espalda--. !Vamos, di que si!, asi podras ver a Otkala, hace mucho que no vas a visitarla, ?verdad? --No te preocupes tanto por mis asuntos --bromeo, aunque solo a medias--, estoy bien, hermano. Ademas, se cuanta ilusion te hacia ver como colocaban las arpas en la catedral, !pero si llevas semanas hablando sobre eso! --Lars se encogio de hombros, quitandole importancia--. No puedo robarte ese momento. --No me estas quitando nada, porque te lo ofrezco yo. En cuanto a tu trabajo dirigiendo todo esto, te sustituire yo. No te preocupes. --Wulf se rio hasta que vio que lo miraba muy serio y con los brazos cruzados, entonces, carraspeo y dejo de reirse. --Perdona, pero creia que era una broma. --Pues no, he decidido sustituirte hasta que vuelvas. Vamos, confia en mi, ?que puede ir mal? --Los dos sonrieron divertidos porque con tantos berserkers juntos, todo podia irse a pique en un momento. --Te lo agradezco, pero no es necesario. En otra ocasion, quizas. --Viendo que no iba a ceder, Lars decidio ser totalmente sincero. --Wulf, no me hagas decir en voz alta lo que se que estas pensando cada vez que miras el mar. --Su amigo se separo bruscamente de su lado y le dio la espalda, volviendo a la misma posicion que tenia antes, cuando lo habia encontrado. --!Maldita sea, Lars!, !no te metas en mi vida! --mascullo entre dientes sin mirarlo--. !Tengo derecho a tener algo de intimidad, ademas, cualquiera de nosotros al que le preguntes ha tenido un momento malo y no pasa nada! --Ya, pero en ti cada vez son mas frecuentes y eso es por algo, los dos lo sabemos --esta vez la voz de Wulf le provoco un escalofrio. --Esta bien --de nuevo se volvio hacia el, y en sus ojos Lars pudo ver el tormento que sentia --, cada dia noto avanzar la oscuridad, pero yo no permitire que controle mi mente hasta volverme loco y haceros dano a cualquiera de vosotros. --Lo miro--. Y tu harias lo mismo. --Es verdad, por eso creo que tienes que entregar tu las arpas y yo debo quedarme aqui. Te vendra bien y solo seran un par de dias. --No. --Si. Cuando empezaban asi, ninguno de los dos solia ganar, pero en esta ocasion Lars no cedio, manteniendose firme y Wulf, al final, no pudo negarse a hacer lo que le pedia, porque nunca podria olvidar que la horrible cicatriz que deformaba la mitad del rostro de su amigo, la tenia porque recibio en su lugar un caldero de aceite hirviendo. Cuando intentaban conquistar un castillo luchando en el ejercito del rey, Lars se puso delante de el para protegerlo y, por ese acto de valentia y amistad, siempre tendria la cara desfigurada. El favor que le estaba pidiendo de que entregara las arpas en su lugar, no era nada a cambio, de modo que acepto.

  • Retrato de mi madre con perros de Daniel Rodriguez Barron

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    Los cuerpos se acumulan en la calle, afuera de los cines, restaurantes y comercios. El mundo como lo conocemos llega a su fin. La peste trae consigo a los drones y a la Gran Inteligencia, que controla todo, alimentandose de millones de entradas diarias que los ciudadanos estan obligados a publicar en la red. Solo hay dos prohibiciones: no salir de la ciudad y nunca hablar de los muertos.

  • Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe

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    Edgar Allan Poe (1809-1849) es, sin duda, uno de los maestros del relato corto, genero del que fue pionero. Celebre por sus historias de terror y misterio, Poe supo dar vida y expresion a las regiones mas oscuras y turbulentas del alma humana. Narraciones extraordinarias reune una seleccion de sus mejores cuentos y varios de sus maravillosos poemas. Las ilustraciones han sido creadas expresamente para esta edicion.

  • No puedo alejarme de ti de Sophie Saint Rose

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    Lady Dominique Gallagher es presentada en sociedad con un aspecto totalmente ridiculo, provocando que sea diana de las malas lenguas. Aunque las criticas que mas la fastidiaban, eran sin duda las que el Conde de Bellinghan vertia sobre ella. Era incomprensible que aun asi no pudieran separarse el uno del otro.

  • No me llames Cenicienta de Teresa Cameselle

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  • Imperfecta rara avis, M. C. Gomez de M. C. Gomez

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    Para Daniela, su existencia consiste en trabajar incansablemente, por ello olvida cosas tan importantes en la vida de una persona como la amistad y el amor, hasta que conoce a Carlos Claiser, su nuevo jefe, y poco tiempo despues este le pide que se case con el.
    Pero el destino es incierto y a veces traicionero, Daniela comienza a tener dudas, se siente desbordada y en su afan de escapar de si misma experimenta ausencias que borran periodos de tiempo de su dia a dia. Es entonces cuando sin saber como ha llegado, aparece en un curioso lugar, El Cafe Canalla; local regentado por Jupiter, un hombre carismatico que desde un primer momento causa en Daniela sentimientos contradictorios.
    Desde ese mismo instante la vida de Daniela se transforma radicalmente, los acontecimientos se precipitan y no puede quitarse de la cabeza a Jupiter.
    Todo seria perfecto, como a ella le gusta hacer las cosas, si no fuera por lo que el destino tiene preparado para ella.
    Daniela aprendera a valorar muchos aspectos olvidados en su vida, y las circunstancias pondran en tela de juicio su cordura, ?verdad?, ?mentira?

  • Yo soy aquel de Osvaldo Bossi

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    ABRO LOS OJOS, cierro los ojos. ?Soy un arbol o soy un nino? Soy un nino. Tengo nueve anos y esta es mi casa: cuatro paredes de madera y un techo de carton, nada mas que eso. El bano esta afuera y es casi lo mismo. Cuatro tirantes y un par de chapas y una cortina de tela. Abro los ojos, los cierro. Que mas, que mas... En el fondo hay un arbol de eucaliptus, la bomba de agua, un patio de tierra, un caballo que se llama Tornado, y el carrito de mi papa. Si llueve se escucha la lluvia, pero ahora no llueve. Las chapas duermen su sueno tranquilo despues de soportar, todo el dia, el sol del verano. A veces crujen un poco, como si estiraran las piernas, pero en general estan dormidas o mirando la noche. Acostado en mi cama, las miro. ?Estoy dormido o estoy despierto? La luna, desde la ventana, me mira y se sonrie. ?Es importante eso? La miro y le digo que no. Creo que no, le digo. Luego pasa un mosquito, zumbando. Chau, nos vemos otro dia, me dice, de refilon y a las apuradas. Aca no se puede respirar... Y me senala el humo de los espirales que estan apoyados, haciendo equilibrio, cada uno sobre el pico de una botella. --Chau --le digo. Abro los ojos, los cierro. PAPA SE QUITA la camisa, apaga la luz de la cocina y vuelve a la pieza. Se acerca hasta la ventana y mira el cielo, de un negro purisimo, como una mancha de alquitran. Del bolsillo de su camisa saca un paquete de cigarrillos y el encendedor. Mama lleva puesto un camison blanco, holgado; parece una nube. Lo mira a mi papa, se le acerca. Apoya la cabeza sobre su hombro. Papa se lleva un cigarrillo hasta los labios, espera un segundo, mira por la ventana y despues lo enciende. De su boca, de su nariz, salen dos chorros de humo. Largos, espesos. Mama lo mira y luego mira la noche por la ventana. El aparta el cigarrillo de sus labios; ella se suelta el pelo, negro, hasta la cintura. El la mira, la atrae junto a si. Ella se rie. A lo lejos, se escucha el run-run de la radio y las aletas de un ventilador dando vueltas. Cierro los ojos, pero no puedo dormirme. Mama se da cuenta y se aleja enseguida de mi papa. Ahora vengo, le dice. El trata de retenerla, pero ella se aleja, se escurre, se acerca hasta mi cama. --Hola --me dice. No le contesto nada. La escucho. --Se que estas despierto. Abro los ojos. --No tengo sueno... --?Queres que te cante una cancion? --Bueno. Entonces se pone a cantar, bajito. Casi no se le escucha la voz. Papa sigue en la ventana, le da una ultima pitada al cigarrillo y le pregunta: ?Se durmio? Ella le dice que si. Me da un beso tibio, como un pajarito, sobre la frente y luego otro, sobre la mejilla, y vuelve a su lado. Al rato, me duermo. En el sueno, atravieso el cielo de una punta a la otra, como un cometa que no sabe si va a chocar contra la Tierra, o dar la vuelta y seguir su camino por la galaxia. Al verme, mi papa se sonrie. Mama apoya la cabeza sobre su hombro, como si estuviera muy enamorada o muy cansada, o las dos cosas a la vez. En eso, sin dejar de mirar el cielo, papa le senala un punto brillante que cruza la noche a toda velocidad. --Mira, es un cometa --le dice--. ?Lo ves...? Pero cuando mi mama levanta los ojos para verme, ya estoy en otra parte, muy lejos... --A donde. Parece una nina. Papa se rie. --No importa --le dice, y aspira el humo de su cigarrillo, y luego lo arroja al aire, y luego se acerca. Mama lo mira, mira esa rafaga de humo, y cierra los ojos. AL LADO DE MI CASA esta la casa de mi tia Magdalena. Y un poco mas alla, la casa de mi padrino Serafin y de mi tia Rosa. Y otro poco, pero mas lejos, la misma casilla de madera en donde viven mi tia Pirucha y el tio Carolo. Desde afuera parece una villa, pero no es una villa, porque somos todos de la misma familia, dice siempre la tia Nene, con su cara redonda, como un plato. Mama la escucha y se sonrie. Cuelga las camisas de mi papa y un solero lleno de flores azules y anaranjadas, y mi ropa, que ocupa la mitad de la soga. Cuando llega la tia Pirucha (un poco enojada, como siempre) agarra la ropa y la tira toda junta adentro del fuenton. Mama se rie otra vez. Tia Pirucha cuenta que no pudo pegar un ojo en toda la noche, con este calor insoportable, y dice una mala palabra. Es temprano. No corre una gota de aire. Cada tanto, abro el cuaderno y trato de concentrarme en la tarea de la escuela. Pero a mi alrededor todo arde, tiembla, como si no estuviera en el patio del fondo, bajo la sombra del eucaliptus, sino adentro de un panal de luz, y mis tias y mi mama fueran un punado de abejas transportando enormes carretillas de miel. En eso, tia Pirucha deja la ropa y vuelve hasta su casa y pone en el tocadiscos una cancion, a todo volumen. Es una cancion que habla de cosas tristes, pero a mi y a mi mama nos gusta. A tia Magdalena, en cambio, parece que no, porque dice que para sufrimientos esta la vida, y que mas lindas son las canciones alegres. Igual le pregunta: ?El que canta es un ciego, no? Tia Pirucha le dice que si, e inmediatamente se olvida de todo lo que esta pasando a su alrededor. Se olvida de mi mama, de la ropa en la soga, del calor, y se pone a cantar a los gritos. Yo la miro, un poco encandilado, como si todo lo que le esta pasando al muchacho de la cancion, le estuviera pasando a ella en realidad. Al verla, tia Magda se vuelve corriendo para la cocina. Mama y yo, todo lo contrario, nos quedamos mirandola, los ojos muy abiertos, como hipnotizados. A ella, y al ciego que mato a la chica de la que estaba enamorado, y ahora, en la carcel, espera ser llevado a la silla electrica. Tio Carolo se asoma por la ventana de la cocina, en cueros, con un mate en la mano, y se sonrie. A mi mama se le cae una lagrima, y enseguida la seca, con el dorso de la mano. Yo, al principio, no se que hacer; pero despues lo entiendo al ciego y pienso: Si yo fuera la chica, aunque estuviera muerta, lo perdonaria. Lo perdonaria, estoy seguro. --Lo que pasa es que sos muy bueno --dice mi mama, que lee todos, o casi todos mis pensamientos. Levanto los ojos y la miro. Sin darle tiempo a nada, como si estuviera poseido por el espiritu de la chica, le contesto, con absoluta conviccion: --No se confunda, senora, lo que pasa es que estoy... esta, la chica quiero decir... enamorada... Solo eso... ?Es tan dificil de entender? Aparentemente si, es muy dificil, ya que ella me mira, un poco aterrorizada, y sin saber que hacer, exactamente, conmigo. Si llevarme de un brazo, corriendo, fuera del alcance de mi tia Pirucha, o si pedirme que la disculpe y darme la razon. Yo aprovecho el barullo y me dejo transportar, con los ojos llenos de lagrimas, hasta el cielo, y en el cielo me abrazo con el muchacho recien electrificado. Tanto, que puedo sentir yo tambien, en mi propio cuerpo, el mismo cortocircuito. Y ahi nomas nos perdonamos, el uno al otro, y nos olvidamos de todas las cosas horribles que nos pasaron en la Tierra. ES LA HORA de la siesta. Estoy acostado en mi cama y mama en la suya, los ojos cerrados, como si estuviera dormida. A veces da vueltas para un lado y a veces para el otro, o se acurruca, o estira los brazos y las piernas como si llevara, en secreto, una incesante actividad. Yo hago todo lo contrario: me quedo quieto y pienso en el frio. Pienso en grandes bloques de hielo, y en una tormenta de nieve acercandose hasta los pies de mi cama. ?Estare dormido o despierto? Abro los ojos y miro la pieza. Miro la luz que entra por las hendijas de madera y pienso: Dormido o despierto, tengo que irme... Y antes de que pudiera darme cuenta, ya estoy afuera, en el patio. Empujo la puerta de alambre. El sol, en lo alto, como una bola de fuego incandescente. A unos pocos metros, veo la casa de mi amigo Luis. Es una casa grande, de material. Un rectangulo de pasto con algunas flores adelante; la puerta principal y la puerta del pasillo, a un costado.

  • Mienteme esta noche de Patricia Geller

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    Cuando Abie Olsen termina la carrera de Interiorismo, decide aceptar la propuesta de su hermano y alejarse temporalmente de Londres para meditar sobre su futuro. Sin embargo, tras un accidentado encuentro con Nicholas Thompson, el propietario del hotel en el que se hospedara, sus planes se veran truncados desde el principio.

  • Todo Mortal de Ana Belen , Rodriguez Patino

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    ?Que pasaria si supieras que alguien ha atravesado el pais, desde Asturias a Sevilla, buscando la solucion a una extrana dolencia? ?Y si conocieras los misterios de personas que dicen ser quienes no son en realidad? ?Que ocurriria si te enteraras de los oscuros secretos que esconde el hombre al que amas? ?Y si otras casas, y tu propia ciudad, tambien los guardaran? Descubrelo en esta novela de destinos que se cruzan, y sobre el valor de las palabras y el poder ancestral de los libros, que gano el Primer Premio de Narrativa Mujer al Viento 2015 (Ayt. Torrejon de Ardoz, Madrid).
    Poesia, coleccionismo, supersticion y ciencia en la Sevilla magica del siglo XIX, con un adolescente Gustavo Adolfo Becquer como testigo de excepcion de una epoca tan fascinante como misteriosa

  • La noche que mataron a Bolivar de Mauricio Vargas

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    La historia de un hombre con las mayores ambiciones del un continente, pero tambien la historia del ego que lo traiciono hasta dejarlo completamente aislado: Simon Bolivar admite todo tipo de versiones sobre si mismo y la que propone este libro lo muestra con nuevos matices. Tras mas de cinco anos de investigacion, Mauricio Vargas regresa a la novela historica para explicar las muchas muertes del Libertador.

  • Los cuatrillizos del multimillonario de Ciara Cole

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    !Un bebe sorpresa por cuatro!

  • Yo pude salvar a Lorca de Victor Amela

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    <> Victor Amela
    La novela rescata la vida anonima de un vencedor de la guerra y vencido de la historia. Subido al tren de un ideal -como todos los demas-, la vida de Manuel Bonilla cruza la Alpujarra misera, la Granada de Lorca y la Espana de posguerra hasta depositar al lector -mediante la busqueda de su nieto- en la Barcelona actual. Un viaje cuyos giros y rebotes resonaran en la sensibilidad y en la entrana -familiar y colectiva- de cualquier lector de la Espana actual.

  • La hija mayor (eLit) de Dani Sinclair

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    Hayley Thomas siempre habia sido la mas atrevida y audaz de las dos gemelas herederas de Heartskeep… hasta que comenzaron los desvanecimientos, las puertas que se cerraban solas y los susurros a media noche. Parecia que alguien estaba jugando con ella, ?o acaso se estaba volviendo loca?

  • La casa que ame de Tatiana De Rosnay

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    Querido: Puedo oir como suben por nuestra calle. Es un rugido extrano, amenazante; sacudidas y golpes. El suelo tiembla bajo mis pies. Tambien oigo los gritos, unas voces masculinas, altas, excitadas, el relincho de los caballos y el martilleo de sus casas. El rumor de una batalla, como aquel terrible mes de julio tan caluroso en el que nacio nuestra hija, aquella hora sangrienta en la que la ciudad se erizo de barricadas. Hay nubes de polvo sofocantes, un humo agrio, tierra y escombros. Le escribo estas letras sentada en la cocina vacia. La semana pasada embalaron los muebles y los enviaron a Tours, a casa de Violette. Dejaron la mesa, era demasiado voluminosa, tambien la cocina de esmalte, muy pesada. Tenian mucha prisa y yo no pude soportar el espectaculo. Aborreci cada minuto. La casa despojada de todos sus enseres en un brevisimo instante. Su casa, la que usted pensaba que se salvaria. !Ay, amor mio! No tema, yo no me marchare jamas. Por las mananas, el sol se cuela en la cocina, eso siempre me ha gustado. Pero hoy, esta cocina, sin Mariette apresurada, con la cara enrojecida por el calor de la estufa, y sin Germaine refunfunando mientras se recompone los rizos que se le escapan del mono prieto, es un lugar muy lugubre. Con un ligero esfuerzo, casi puedo oler las bocanadas de humo del ragu de Mariette, que tejian lentamente una apetitosa redecilla por la casa. Nuestra cocina, antano llena de alegria, esta triste y desnuda, le faltan las cazuelas y las ollas resplandecientes, las hierbas, las especias en sus tarritos de cristal, las verduras frescas del mercado y el pan caliente en la panera. Recuerdo el dia que llego la carta, el ano pasado, un viernes por la manana. Yo leia Le Petit Journal junto a la ventana del salon, mientras tomaba un te. Siempre me ha gustado ese momento apacible, antes de que comience el ajetreo diario. No era nuestro cartero habitual. A ese, no lo habia visto nunca. Un hombreton grande y huesudo, con una gorra de plato verde que le cubria el pelo de lino. Llevaba una bata de color azul con el cuello rojo que parecia demasiado ancha para el. Vi como se llevaba una mano agil a la gorra y entregaba el correo a Germaine. Luego desaparecio y lo oi silbar bajito mientras seguia su ruta por la calle. Despues de dar un sorbo al te, volvi al periodico. Aquellos ultimos meses, la Exposicion Universal estaba en boca de todos. Siete mil extranjeros invadian los bulevares todos los dias. Una voragine de invitados de prestigio: Alejandro II de Rusia, Bismarck, el vicerrey de Egipto. !Que triunfo para nuestro emperador! Distingui los pasos de Germaine en la escalera y el frufru de su vestido. Es raro que yo reciba correo. Generalmente, una carta de mi hija, cuando considera que tiene que mostrarse atenta, o de mi yerno por la misma razon. A veces, una postal de mi hermano Emile o de la baronesa de Vresse, desde Biarritz, junto al mar, donde pasa los veranos. Eso sin contar los recibos e impuestos esporadicos. Aquella manana, me fije en el sobre blanco y largo. Le di la vuelta: <> y mi nombre en grandes letras negras. Lo abri. Las palabras se distinguian claramente, pero no pude comprenderlas. No obstante, tenia las gafas bien sujetas en la punta de la nariz. Me temblaban tanto las manos que tuve que dejar la hoja en las rodillas y respirar profundamente. Cogi de nuevo la carta y me obligue a leerla. --?Que ocurre, senora Rose? --gimio Germaine. Debia de haber visto mi expresion. Meti la carta en el sobre, me levante y me alise la falda con las palmas de las manos. Un bonito vestido de color azul oscuro, con el numero justo de volantes para una senora mayor como yo. Usted lo habria aprobado. Tambien recuerdo el calzado que llevaba puesto, unas simples zapatillas, suaves y femeninas, y recuerdo el grito que solto Germaine cuando le explique lo que decia la carta. Mas tarde, mucho mas tarde, sola en nuestra habitacion, me derrumbe encima de la cama. Por mas que supiera que aquello podia suceder en cualquier momento, la impresion fue terrible. Entonces, mientras todos los de la casa dormian, cogi una vela y el plano de la ciudad que le gustaba observar. Lo desplegue encima de la mesa del comedor y tuve cuidado de no verter cera caliente encima. Si, veia la progresion inexorable de la calle Rennes, que surgia derecha hacia nosotros desde la estacion del ferrocarril de Montparnasse, y del bulevar Saint-Germain, ese monstruo hambriento, reptando hacia el oeste desde el rio. Con dos dedos temblorosos, segui el rastro hasta donde se unen. Exactamente en nuestra calle. Si, nuestra calle. En la cocina reina un frio glacial, tengo que bajar a buscar un chal y tambien unos guantes, pero solo para la mano izquierda, porque con la derecha quiero seguir escribiendole. Hace unos quince anos, cuando nombraron al prefecto, usted se mofaba: <>. Luego supimos lo que iba a ocurrir con la casa de mi hermano Emile, pero usted seguia sin tener miedo: <>. A menudo voy a sentarme a la iglesia, tranquila y apacible, para pensar en usted. Ahora hace diez anos que murio, pero para mi es como si hubiera pasado un siglo. Contemplo los pilares y los frescos, recien restaurados, y rezo. El padre Levasque se acerca a mi y cuchicheamos en la penumbra. --!Senora Rose, hara falta mas que un prefecto o un emperador para amenazar nuestro barrio! Childeberto, rey merovingio y fundador de esta iglesia, vela por su creacion como una madre por su hijo. Al padre Levasque le gusta recordarme cuantas veces se ha saqueado, destrozado, quemado y arrasado la iglesia desde la epoca de los normandos, en el siglo IX. En tres ocasiones, creo. Amor mio, que equivocado estaba. La iglesia se salvara, pero nuestra casa no. La casa que tanto amaba usted. Capitulo 2 El dia que recibi la carta, el senor Zamaretti, el librero, y Alexandrine, la florista, que habian recibido el mismo correo de la prefectura, subieron a visitarme. No se atrevian a mirarme a los ojos. Sabian que a ellos no les resultaria tan terrible; siempre habria un hueco en la ciudad para un librero y una florista. Pero sin la renta de los locales comerciales, ?como llegaria yo a fin de mes? Soy su viuda y sigo alquilando los dos locales que me pertenecen, uno a Alexandrine y el otro al senor Zamaretti; como lo hacia usted, como lo hizo su padre antes que usted, y el padre de su padre. Un panico frenetico se apodero de nuestra callejuela, que no tardo en llenarse del bullicio de todos los vecinos, carta en mano. !Que espectaculo! Todo el mundo parecia haber salido de sus casas y todos vociferaban, hasta la calle Sainte-Marguerite: el senor Jubert, el de la imprenta, con el delantal manchado de tinta, y la senora Godfin, de pie en el umbral de su herboristeria. Tambien estaba el senor Bougrelle, el encuadernador, fumando en pipa. La picaruela senorita Vazembert, la de la merceria (usted no la conocio, alabado sea el Senor), iba y venia por la acera, como pavoneandose, con un mirinaque nuevo. Nuestra encantadora vecina, la senora Barou, me dedico una gran sonrisa cuando me vio, pero me di cuenta de lo desesperada que se sentia. El chocolatero, el senor Monthier, era un mar de lagrimas. El senor Helder, el propietario de ese restaurante que tanto le gustaba a usted, Chez Paulette, se mordia nervioso el labio, lo que le agitaba el poblado bigote. Yo llevaba puesto un sombrero, nunca salgo sin el, pero, con las prisas, muchos olvidaron el suyo. El mono de la senora Paccard amenazaba con desmoronarse cuando meneaba con furia la cabeza. El doctor Nonant, tambien con la cabeza descubierta, agitaba el dedo indice rabioso. El senor Horace, el tabernero, consiguio que se le oyera entre el tumulto. Desde que usted nos dejo, el sigue siendo el mismo. Quiza tenga el pelo rizado algo mas gris y su panza haya adquirido una pizca de volumen; sin embargo, sus maneras estridentes y la risa sonora no se han debilitado. Sus ojos, negros como el carbon, echan chispas. --Senoras y senores, ?que hacen chismorreando a voz en grito? ?De que nos servira eso? Les invito a una ronda a todos, !tambien a los que no frecuentan mi antro! Por supuesto, se referia a Alexandrine, la florista, a quien le repugna la bebida. Un dia me conto que su padre habia muerto alcoholico.

  • Las sombras de Caloris (Cronicas de Caloris 2) de Myriam Alonso Hidalgo

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    En busca de su hermano, la centinela del cuerpo de elite, Adara Zacaride, se ve enrolada en una mision suicida al Exterior, organizada por el grupo terrorista “Neoprodotes”. Sin embargo, la expedicion se vera truncada por una extrana senal de radio que les guiara hacia un futuro ominoso.

  • Una buena decision de Lorraine Murray

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    Un amor de adolescentes y una libreria especializada en novela romantica.

  • A medianoche de Sophia James

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    Las mas oscuras horas de la noche traian las mas intensas pasiones…

  • Un cientifico en el supermercado de Jose Manuel Lopez Nicolas

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    Pongamos una remolacha. Para muchos, poco mas que una hortaliza. Pero para el reconocido investigador Jose Manuel Lopez Nicolas, un universo que va desde la industria de la alimentacion, que la usa para vendernos atun de baja calidad, hasta los equipos de primera division, que la utilizan para que sus jugadores corran mas rapido.
    Siguiendo con el estilo desenfadado y el tono divertido que le han convertido en uno de los referentes de la divulgacion, el profesor Lopez Nicolas nos acompana a lo largo de 12 capitulos por la ciencia de nuestra vida cotidiana, descubriendonos las matematicas ocultas de un cante jondo, la fisica presente en un memorable partido de tenis, la sorprendente estadistica de la Loteria del Nino o la quimica que se esconde tras las etiquetas de un supermercado. Un fascinante viaje por la ciencia de las pequenas cosas que nos ayudara a esclarecer cuales son las verdades y mentiras con las que topamos a diario.

  • !Tierra Tragame!, Martina Minkoff de Martina Minkoff

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  • Bailar al borde del abismo de Gregoire Delacourt

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    ?Que arriesgamos cuando lo arriesgamos todo? A veces hay que perder y perderse para encontrarse a uno mismo.

  • Contra el separatismo de Fernando Savater

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    A modo de panfleto, este libro pretende ser un golpe directo a la sinrazon de los separatismos. Porque el
    separatismo no es una opinion politica o un ensueno romantico, como puede ser el nacionalismo, sino una agresion deliberada, calculada y coordinada contra las instituciones democraticamente vigentes y contra los ciudadanos que las sienten como suyas. No es un delirio mas o menos grave, sino un ataque en toda regla al nucleo mas importante de nuestra garantia de ciudadania, el Estado de Derecho. Con algo de paciencia y sentido del humor, se puede convivir mejor o peor con los nacionalistas; pero con los separatistas no hay mas arreglo posible que obligarles a renunciar a sus propositos.

  • Antologia de relatos romanticos. Navidad 2019 – Varios Autores de Varios Autores

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  • Sangrando bajo la piel (En compania de vampiros 4) – A.R. Morena de A.r. Morena

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    Carmen, una bella vampira aplastada por un terrible pasado.
    ?Como quitar de su espalda ese horrible peso?
    ?Como borrar la negra mancha que le nubla la mente?
    Michael, un vampiro neofito que se desvive por una hembra.
    ?Sera capaz de conquistar su corazon?
    Y, lo mas importante, ?podra asumir que sea de otra manera?
    La vida sigue en Nueva York, girando, entrelazando y atando las cuerdas del destino, mientras todos los integrantes de la comunidad encuentran su camino.

  • Afrontar el Fuego (La isla de las Tres Hermanas 3), Nora Roberts de Nora Roberts

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  • Un ruso blanco en la Division Azul de Xose Manoel Nunez Seixas

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    Este libro recoge las memorias ineditas -con edicion, estudio introductorio y notas de los historiadores Xose M. Nunez Seixas y Oleg Beyda- del exiliado ruso blanco Vladimir Ivanovich Kovalevski (1892-?), quien tras servir en la Legion Extranjera francesa recalo en Espana en 1938 como voluntario en las filas franquistas. Tras establecerse en San Sebastian, en junio de 1941 se alisto como voluntario e interprete en la Division Azul. Desde su perspectiva de veterano anticomunista y patriota ruso, Kovalevski muestra en sus memorias su pronta decepcion con el proceder de la Wehrmacht en Rusia como ejercito ocupante, y adopta una postura critica hacia el comportamiento de los soldados de la Division Azul y sus mandos -desde el general Munoz Grandes hasta Fernando Castiella, posterior ministro de Asuntos Exteriores franquista.

  • La escapada de Gonzalo Hidalgo Bayal

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    El encuentro casual con un antiguo companero de universidad sirve de excusa al narrador para recordar viejos tiempos y ponerse al dia con Foneto. Y descubre que, en lugar de la brillante carrera que este podria haber tenido, termino por refugiarse en el quiosco que heredo de su tio. A lo largo de una manana, el narrador tendra ocasion de descubrir el vacio monotono de sus dias y las tres relaciones fugaces y fallidas con las unicas mujeres que pasaron por su vida. La ultima de ellas se remonta a los estertores del franquismo, durante la huida de una carga de los grises.

  • Ante el dolor de los demas de Susan Sontag

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    En junio de 1938 Virginia Woolf publico Tres guineas, sus reflexiones valientes e importunas sobre las raices de la guerra. Escrito durante los dos anos precedentes, cuando ella y casi todos sus amigos intimos y colegas estaban absortos en el avance de la insurreccion fascista en Espana, el libro se encuadro como una muy tardia respuesta a la carta de un eminente abogado de Londres que le habia preguntado <>. Woolf comienza advirtiendo con aspereza que acaso un dialogo verdadero entre ellos sea imposible. Pues si bien pertenecen a la misma clase, <>, una amplia brecha los separa: el abogado es hombre y ella mujer. Los hombres emprenden la guerra. A los hombres (a la mayoria) les gusta la guerra, pues para ellos hay <> que las mujeres (la mayoria) no siente ni disfruta. ?Que sabe una mujer instruida --lease privilegiada, acomodada-- de la guerra? Cuando ella rehuye su encanto ?sus actitudes son acaso iguales? Pongamos a prueba esta <>, propone Woolf, mirando juntos imagenes de la guerra. Las imagenes son algunas de las fotografias que el asediado Gobierno espanol ha estado enviando dos veces por semana; anota al pie: <>. Veamos, escribe Woolf, <>. Y anade: En el monton de esta manana, hay una fotografia de lo que puede ser el cuerpo de un hombre, o de una mujer: esta tan mutilado que tambien pudiera ser el cuerpo de un cerdo. Pero estos son ciertamente ninos muertos, y esto otro, sin duda, la seccion vertical de una casa. Una bomba ha derribado un lado; todavia hay una jaula de pajaro colgando en lo que probablemente fue la sala de estar... La manera mas resuelta y escueta de transmitir la conmocion interior que producen estas fotografias consiste en senalar que no siempre es posible distinguir el tema: asi de absoluta es la ruina de la carne y la piedra representadas. Y de alli Woolf se apresura a concluir: respondemos de igual modo, <>, senala al abogado. La prueba: tanto nosotras --y aqui <> somos las mujeres-- como usted bien podriamos responder con identicas palabras. Usted, senor, dice que producen <>. Tambien nosotras decimos horror y repulsion... La guerra, dice usted, es una abominacion, una barbaridad, la guerra ha de evitarse a toda costa. Yrepetimos sus palabras. La guerra es abominable, una barbaridad, la guerra ha de evitarse. ?Quien cree en la actualidad que se puede abolir la guerra? Nadie, ni siquiera los pacifistas. Solo aspiramos (en vano hasta ahora) a impedir el genocidio, a presentar ante la justicia a los que violan gravemente las leyes de la guerra (pues la guerra tiene sus leyes, y los combatientes deberian atenerse a ellas), y a ser capaces de impedir guerras especificas imponiendo alternativas negociadas al conflicto armado. Acaso sea dificil dar credito a la determinacion desesperada que produjo la convulsion de la Primera Guerra Mundial, cuando se comprendio del todo que Europa se habia arruinado a si misma. La condena general a la guerra no parecio tan futil e irrelevante a causa de las fantasias de papel del Pacto Kellogg y Briand de 1928, en el que quince naciones importantes, entre ellas Estados Unidos, Francia, Gran Bretana, Alemania, Italia y Japon, renunciaron solemnemente a la guerra como instrumento de su politica nacional; incluso Freud y Einstein fueron atraidos al debate en 1932 con un intercambio publico de cartas titulado <>. Tres guineas de Woolf, publicado hacia el final de casi dos decenios de planideras denuncias de la guerra, propuso un original enfoque (lo cual lo convirtio en el menos bien recibido de todos sus libros) sobre algo que se tenia por demasiado evidente o inoportuno para ser mencionado y mucho menos cavilado: que la guerra es un juego de hombres; que la maquina de matar tiene sexo, y es masculino. Sin embargo, la temeraria version de Woolf de <> no hace que su rechazo sea menos convencional en su retorica, en sus recapitulaciones, plenas de frases reiterativas. Y las fotografias de las victimas de la guerra son en si mismas una suerte de retorica. Reiteran. Simplifican. Agitan. Crean la ilusion de consenso. Cuando invoca esta hipotetica vivencia compartida (<>), Woolf profesa la creencia de que la conmocion creada por semejantes fotos no puede sino unir a la gente de buena voluntad. ?Es cierto? Desde luego, Woolf y el anonimo destinatario de esta extensa carta-libro no son dos personas cualesquiera. Si bien los separan las anejas afinidades sentimentales y practicas de sus respectivos sexos, como Woolf le ha recordado, el abogado no es en absoluto el estereotipo del macho belicista. No estan mas en entredicho sus opiniones contra la guerra que las de ella. Pues en definitiva la pregunta no fue ?Que reflexion le merece a usted evitar la guerra?, sino, ?como hemos de impedir la guerra en su opinion? Este <> es lo que Woolf recusa al comienzo de su libro: se niega a conceder que su interlocutor lo de por supuesto. Pero acaba sumiendose, tras las paginas dedicadas a la cuestion feminista, en este <>. No deberia suponerse un <> cuando el tema es la mirada al dolor de los demas. * ?Quienes son el <> al que se dirigen esas fotos conmocionantes? Ese <> incluiria no unicamente a los simpatizantes de una nacion mas bien pequena o a un pueblo apatrida que lucha por su vida, sino a quienes estan solo en apariencia preocupados --un colectivo mucho mayor-- por alguna guerra execrable que tiene lugar en otro pais. Las fotografias son un medio que dota de <> (o de <>) a asuntos que los privilegiados o los meramente indemnes acaso prefieren ignorar. <>, escribe Woolf del experimento mental que le propone al lector y al espectral abogado, el cual es ya bastante eminente, como senala, para ostentar tras su nombre las iniciales J. R., Jurisconsulto Real, y podria o no tratarse de una persona verdadera. Imaginese entonces extendidas las fotografias sueltas sacadas de un sobre que llego en el correo matutino. Muestran los cuerpos mutilados de ninos y adultos. Muestran como la guerra expulsa, destruye, rompe y allana el mundo construido. <>, escribe Woolf de la casa en una de las fotos. El paisaje urbano, sin duda, no esta hecho de carne. Con todo, los edificios cercenados son casi tan elocuentes como los cuerpos en la calle. (Kabul, Sarajevo, Mostar Oriental, Grozny, seis hectareas del sur de Manhattan despues del 11 de septiembre de 2001, el campo de refugiados de Yenin...). Mira, dicen las fotografias, asi es. Esto es lo que hace la guerra. Y aquello es lo que hace, tambien. La guerra rasga, desgarra. La guerra rompe, destripa. La guerra abrasa. La guerra desmembra. La guerra arruina. No condolerse con estas fotos, no retraerse ante ellas, no afanarse en abolir lo que causa semejante estrago, carniceria semejante: para Woolf esas serian las reacciones de un monstruo moral. Y afirma: no somos monstruos, somos integrantes de la clase instruida. Nuestro fallo es de imaginacion, de empatia: no hemos sido capaces de tener presente esa realidad. Pero ?es cierto que estas fotografias, las cuales documentan mas la matanza de los que permanecieron ajenos al combate que el choque de los ejercitos, no podrian sino fomentar el repudio a la guerra? Sin duda tambien podrian impulsar un mayor activismo en pro de la Republica. ?No era ese su proposito? El acuerdo entre Woolf y el abogado parece solo una mera presuncion, pues las espeluznantes fotografias confirman una opinion ya compartida. Si la pregunta hubiese sido ?Como podemos contribuir del mejor modo a la defensa de la Republica espanola frente a las fuerzas del fascismo militarista y clerical?, las fotografias acaso habrian fortalecido, en cambio, la conviccion de que aquella lucha era justa. Las imagenes que Woolf ha evocado no muestran de hecho lo que hace la guerra, la guerra propiamente dicha. Muestran un modo especifico de emprenderla, un modo que en esa epoca se calificaba rutinariamente de <>, y en la cual el blanco son los ciudadanos. El general Franco estaba usando en los bombardeos, masacres y torturas, y en el asesinato y mutilacion de prisioneros, tacticas identicas a las que habia perfeccionado como comandante en Marruecos en los anos veinte. En aquel entonces sus victimas habian sido los subditos coloniales de Espana de piel mas morena e infieles por anadidura, lo cual fue mas grato para los poderes imperantes; ahora las victimas eran sus compatriotas. Atribuir a las imagenes, como hace Woolf, solo lo que confirma la general repugnancia a la guerra es apartarse de un vinculo con Espana en cuanto pais con historia. Es descartar la politica

  • No suena a Best Seller de Rebeca Cod

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    Si tu vida tuviera banda sonora, ?sabes como sonaria?

  • La condesa de Castiglione de Antonio Sanz Oliva

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    Los ultimos dias de Virginia Oldoini.
    Una espia en la corte de Napoleon III.

  • Multimillonario Indomito 7 de J. S. Scott

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    Lara Bailey no esta en Rocky Springs por las aguas termales, por las actividades del resort ni por el esqui fabuloso. Ha venido a Colorado por una unica razon: para encontrar y acercarse a Marcus Colter, el mayor de los hermanos Colter. Por desgracia, los problemas la encuentran a ella en forma de Tate Colter en lugar de Marcus. El hermano mas pequeno de los Colter es arrogante, engreido, inteligente y tenaz en sus intentos por averiguar por que quiere encontrar a Marcus aunque nunca lo ha visto. Lara no esta dispuesta a divulgar esa informacion, y Tate esta decidido a desvelar sus intenciones. Eso convierte a Tate en el macho alfa atractivo, travieso, sexy y con unos hoyuelos adorables que le pisa los talones.

  • Los reflejos de la luna de Edith Wharton

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    Nick Lansing y Susy Branch son jovenes, atractivos, brillantes: pagan <>. Nick malvive de un menguante patrimonio familiar y de escribir articulos para una enciclopedia, aunque su ambicion es ser novelista. Susy, hija de un padre derrochador ya fallecido, lleva desde los diecisiete anos sabiendo <>, y viviendo de prestado en las multiples casas, en Nueva York y en Europa, de sus amigas millonarias.

  • Seduciendo al canalla de Olivia Kiss

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    Sebastian Cook ha conseguido todo lo que tiene a base de trabajo duro y sacrificio, asi que se prometio que jamas caeria en las redes de una de esas damas de la alta sociedad para las que durante anos fue invisible. Ahora, siendo rico, poderoso y atractivo, es famoso en Londres por sus escarceos amorosos y por dirigir junto a su socio uno de los clubs de juego mas conocidos. Por eso cuando Daphne Smith irrumpe en su local con una propuesta de lo mas escandalosa, el no duda en intentar deshacerse de ella lo mas rapido posible. En primer lugar, porque es una solterona y no quiere verse metido en ningun lio. En segundo lugar, porque la chica resulta ser mas interesante y avispada de lo esperado. Y, en tercer lugar, porque presiente que si la deja entrar en su vida podria terminar siendo su perdicion. Pero ?como librarse de esa joven que parece destinada a cruzarse en su camino?

  • Visigodos de Jose Javier Esparza

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    Los visigodos crearon por primera vez un Estado en Espana. Lo mantuvieron vivo hasta que la peste, el hambre y la guerra lo destruyeron. No eran barbaros ni atrasados. Sabian que la Tierra era redonda, conocian la razon de los eclipses, no ignoraban la obra de Aristoteles y eran capaces de hacer ciudades como la misteriosa Recopolis. Partieron del mismo sitio donde mil anos despues aparecerian los vikingos y, en su asombroso periplo, recorrieron media Europa. Fueron enemigos, aliados y herederos de Roma. Cabalgando sobre sus caballos paso Espana de la Antiguedad a la Edad Media. Jose Javier Esparza cuenta, con extraordinaria erudicion y una epica inconmensurable, la historia de los visigodos como nunca antes te la habian contado: la aventura fascinante de un pueblo que forma parte de nuestra memoria colectiva. Ellos fueron la primera Espana.

  • El amor esta en las alturas de Eva River

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    Hola, soy Allie y en este preciso momento estoy viendo los ojos cafes mas increibles del planeta.
    Y si los ojos estan bien ya no les digo como esta el dueno…
    Seria una lastima que un hombre asi me hable por primera vez en la vida y yo este a punto de un ataque de panico, vomitar sobre el y confirmar lo que el mundo entero sospecha: que estoy loca.
    Bienvenidos a mi vida.

  • No puedo evitar amarte (Hermanos McGregor 2) de Josephine Lys

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