• marie hermanson books - Marie Hermanson

    https://gigalibros.com/una-extrana-en-la-playa.html

    De nina Ulrika paso los veranos en Tangevik, una pequena ciudad costera, junto con su gran amiga Anne-Marie, la hija de los vecinos, hasta aquella noche de San Juan en la que todo cambio para siempre cuando la hermana adoptiva de Anne-Marie, una nina extrana y silenciosa, desaparecio en la playa.
    Veinticuatro anos despues, Ulrika regresa a Tangevik y recorre junto con sus hijos los escenarios de su infancia.

  • Marie Hermanson: Libros - Amazon.es

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  • el santuario del diablo marie hermanson: Libros - Amazon.es

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    Compra online entre un amplio catálogo de productos en la tienda Libros. ... de Marie Hermanson y Francisca Jiménez Pozuelo | 21 noviembre 2012.

  • Una extraña en la playa | E-book | Marie Hermanson | Nextory

    https://www.nextory.es/libro/una-extra%C3%B1a-en-la-playa-11165551/

    7 jul 2021 — Lee gratis Una extraña en la playa de Marie Hermanson ✓ Disponible como E-book ✓ Prueba gratuita durante 30 días.

  • Una extraña en la playa by Marie Hermanson - Goodreads

    https://www.goodreads.com/book/show/25912394-una-extra-a-en-la-playa

    Una extraña en la playa book. Read 88 reviews from the world's largest community for readers. Una extraña en la playa es uno de los mayores éxitos de la ...

  • Books by Marie Hermanson (Author of The Devil's Sanctuary)

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    Marie Hermanson has 24 books on Goodreads with 8093 ratings. Marie Hermanson's most popular book is The Devil's Sanctuary.

  • Una extraña en la playa - Marie Hermanson - Google Books

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    7 jul 2021 — Marie Hermanson se sirve de elementos de la mitología escandinava y ... En 1986, publicó su primer libro, una colección de relatos cortos ...

  • MARIE HERMANSON | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libros-ebooks/marie-hermanson/20082222

    MARIE HERMANSON: Libros y Biografía en Casa del Libro. ... Marie Hermanson nació en Gotemburgo, Suecia, en 1956. Estudió Periodismo, Literatura y Sociología ...

  • Una extraña en la playa - Read book online - 24symbols

    https://www.24symbols.com/book/espanol/marie-hermanson/una-extrana-en-la-playa?id=654945&locale=es

    Pero Ulrika no es consciente hasta que los niños realizan un macabro descubrimiento en una oquedad entre las rocas; «Marie Hermanson se sirve de motivos del ...

  • Books by Marie Hermanson

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  • Hazle caso al corazon (eLit 2) de Heather Macallister

    https://gigalibros.com/hazle-caso-al-corazon-elit-2.html

    La abogada Alexis O’Hara estaba harta de salir con hombres y luego acabar odiandolos. Queria sentar la cabeza y habia decidido que no queria que su corazon interfiriera. Por eso cuando su mentor Vincent Cathardy le ofrecio todo lo que siempre habia deseado, acepto su proposicion de matrimonio sin pensarlo dos veces.

  • A sus ordenes de Sophie Saint Rose

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    Azahara es teniente del ejercito del aire y lucha por conseguir su sueno. Y esta a punto de alcanzarlo cuando su Coronel se jubila, dando paso a un heroe de guerra con malas pulgas que la tiene entre ceja y ceja. El Coronel Parker le hace saber continuamente que es una desgracia para el ejercito y solo esta en su mano demostrarle que se equivoca y que ella siempre consigue lo que quiere. Y le quiere a el en su cama.

  • Hielo y fuego de Diana Palmer

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    Margie Silver sabia muy bien que iba a atraer las miradas de los comensales masculinos que cenaban en aquel restaurante tan selecto de Atlanta en el que se hallaba sentada, esperando. El color de su vestido de seda, un verde muy vivo, era de por si llamativo, pero lo verdaderamente imponente era el corte: de manga larga, cenido y con un escote muy pronunciado, en pico, que bajaba casi hasta la cintura, rodeada por un ancho cinturon. Unido a la melena negra y a los ojos verdes de Margie, el efecto de aquel vestido era explosivo. La falda tenia una abertura lateral que subia hasta encima de la rodilla y dejaba entrever las piernas, largas, cubiertas por unas medias muy finas que enfundaban tambien los pies, pequenos y calzados con zapatos negros de tacon alto, muy sexys. Bebio un sorbo de su ginger-ale. Los dedos de Margie, que en ese momento sujetaban el vaso, eran largos, de pianista. Llevaba las unas pintadas de rosa. Aunque tenia el aspecto de una modelo de alta costura, en realidad se ganaba la vida escribiendo novelas romanticas de tipo historico bajo el seudonimo de Silver McPherson, una autora muy famosa. No le estaba permitido mencionarlo esa noche, porque semejante revelacion caeria como un jarro de agua fria sobre el nuevo amor de su hermana Jan. Margie tenia el presentimiento de que aquella invitacion a cenar tan de ultima hora encubria un cara a cara con el futuro cunado de Jan, el ricachon, y habia elegido ese vestido tan llamativo con el deseo expreso de provocar. Fruncio los labios, irritada. Cuando Jan la habia llamado esa tarde, estaba escribiendo y se hallaba en medio de una escena especialmente dificil. Su hermana le habia rogado que estuviera en el restaurante a las siete; eran las siete y media y no habia ni rastro de Jan. Estaba furiosa. Cambio de postura y se miro el vestido de seda con expresion divertida. Jan iba a quedarse horrorizada: le habia explicado que los Van Dyne eran muy conservadores en cuanto a las formas, y tambien lo que pensaba el hermano mayor de las mujeres llamativas y estridentes. Habia advertido a su hermana mayor que se mostrara comedida, y le habia sugerido que se vistiera como una monja. Asi que Margie, naturalmente, como detestaba que le dieran ordenes, habia sacado del armario el vestido mas llamativo y se habia maquillado como una vedette. Le brillaban los ojos solo con imaginarse como reaccionaria Jan, para no hablar de Andrew Van Dyne y su hermano mayor. Si lo que Jan habia pretendido era crear un encuentro improvisado entre ellos, se iba a divertir de lo lindo. <>, decia Jan, refunfunando, cada vez que le daba por hacer una de sus extravagancias, como colocar una estatua de Venus, completamente desnuda, delante de su casa, cuando sabia que la pobre senora James, su vecina, pasaba un apuro tremendo cada tarde al cruzar por alli para ir a regar sus propias plantas. Por lo menos en la foto de la solapa de su ultima novela, Ardiente pasion, aparecia solo su cara. Habia amenazado a Jan con fotografiarse en salto de cama, y su hermana le habia asegurado que, si se atrevia a hacer tal cosa, emigraria y se marcharia a vivir a otro pais. Pero ella seguiria viviendo como le apeteciera y urdiendo nuevas maneras de escandalizar a Jan. Su matrimonio, que habia sido muy breve, estaba en el origen de aquel modo de comportarse suyo tan alocado. Las extravagancias eran su manera de protegerse del mundo y encubrir su vulnerabilidad. Su marido habia muerto en accidente dos meses despues de la boda, y para ella habia sido casi un alivio, pues ya para entonces habia perdido todas sus ilusiones en lo que se refiere a la intimidad con un hombre y al matrimonio. Habia aprendido la leccion: uno no conoce de verdad al otro hasta que no convive con el y tenia buenas razones para recordarlo. En aquella epoca, con apenas veinte anos, creia realmente que estaba enamorada de Larry Silver. El era joven y, aparentemente, tenia un caracter agradable y una prometedora carrera de abogado. Habian salido unas cuantas veces, luego se casaron y pronto descubrieron que eran incompatibles. Larry murio al cabo de dos meses en un accidente de avion y ella, mas que destrozada, se sentia culpable. Habian transcurrido cinco anos y desde entonces Margie no se tomaba nada demasiado en serio. Tomarse las cosas en serio era un suicidio mental, solia decirle a Jan, aunque a menudo pensaba que su hermana menor no se dejaba enganar por su aparente superficialidad. Dio otro sorbo a su ginger-ale y suspiro. Si Jan y Andy no aparecian en los diez minutos siguientes, se marcharia. Faltaba apenas un mes para la fecha limite que le habia marcado su editor, no tenia tiempo para andar saliendo a cenar con desconocidos. A pesar de que sabia que su hermana estaba cada vez mas encarinada con Andy, no tenia el menor de deseo de conocer al hermano de este. Miro a su alrededor, se sentia como si hubiera caido en una trampa. Sabia que <>, como lo habia apodado, desaprobaba la relacion de su hermano con Jan. Jan era secretaria de un despacho de abogados. El millonario, claro, queria que su hermano se emparejara con la hija de alguno de sus poderosos amigos de Chicago, no con una insignificante secretaria de Atlanta. Los padres de esas jovencitas controlaban el mercado de la confeccion y los Van Dyne eran grandes fabricantes de ese mismo sector. Para el hermano de Andrew seria una union de ensueno. Sintio un hormigueo en la nuca como si alguien la estuviera mirando. Giro la cabeza y se encontro mirando fijamente a un hombre cenudo de ojos oscuros que acababa de entrar. La impresion hizo que el vaso casi se le cayera de la mano. Nunca habia visto unos ojos semejantes ni una cara parecida. El recien llegado era alto, grande, y tenia un rostro duro, como tallado en madera de teca. La miraba con hostilidad y Margie sintio que aquellos ojos la fascinaban. ?Por que ese completo desconocido la miraba con tanto antagonismo? La desaprobacion que leia en su rostro la divertia y, sin pensarlo, fruncio los labios y formo el inconfundible perfil de un beso, al tiempo que parpadeaba con coqueteria. Luego esbozo una sonrisa seductora y se giro de nuevo. Dejo el vaso en la mesa y se llevo la mano a la cara para disimular un ataque de risa. La cara que habia puesto aquel hombre era digna de verse. Un poco de diversion la ayudaria a disipar el aburrimiento y la irritacion que sentia. Jan se escandalizaria cuando se enterara de como pasaba el rato su hermana mayor. Vio una sombra a su lado, levanto la vista y descubrio al desconocido junto a ella. Su expresion era tan severa que habria servido para detener el trafico. --Cualquiera diria que es la sombra del mismisimo monte Rushmore --murmuro Margie con una sonrisa traviesa. Se giro hacia un lado y apoyo el brazo en el respaldo de su asiento mientras lo miraba de arriba abajo--. Sientate, encanto, y tomate una copa conmigo. El no sonrio. Mas aun, parecia como si nunca en su vida hubiera sonreido. Sus ojos miraban a Margie con creciente desaprobacion. --No, gracias. Tengo una cita con una joven --enfatizo esa ultima palabra como si quisiera insinuar que el termino no era aplicable a Margie. A esta le gusto su voz de inmediato. Era profunda y algo aspera, muy masculina, propia de una persona educada. --?Una cita a ciegas?

  • Te mereces esto y mas: Encuentra la inspiracion. Recupera tu identidad – Nuria Perez Paredes de Nuria Perez Paredes

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    Los primeros anos de maternidad engullen a las madres en un mundo de biberones, extraescolares y coladas que no dejan tiempo para nada mas.

  • Comer y amar, todo es empezar de Mayte Esteban

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    El despertador salio de su letargo a la hora programada, las siete y media, al ritmo de una melodia animada. Carlos se levanto con el sueno todavia prendido en sus ojos, se vistio con la ropa de trabajo y, medio dormido aun, abrio la ventana. El viento helado de la madrugada castellana de finales de diciembre se colo en la habitacion como un visitante indeseado. El silencio lo presidia todo; en Grimiel aun seguia siendo de noche. Con el rastro del sueno marcado en el rostro --la sabana le habia dejado su impronta en la mejilla, oscurecida por la barba de un par de dias--, se preparo el desayuno. Carlos Herrero tenia veinticinco anos y era el dueno de un picadero en un pequeno pueblo. Su negocio se situaba a las afueras, a muy pocos metros de un extenso pinar. Dedicaba su actividad a la tutoria de caballos y a rutas para los eventuales inquilinos de las casas rurales de la zona. Tambien se ocupaba de la formacion de jinetes, aunque esto no fuera mas que una manera elegante de llamar a lo que en realidad era ensenar a unos cuantos ninos a no caerse del caballo. En un lugar donde apenas habia actividades de ocio, el picadero de Carlos casi era la estrella. Le proporcionaba a su propietario los recursos suficientes para vivir y tambien le habia ayudado a no tener que marcharse a la ciudad, como habian tenido que hacer la mayoria de sus amigos. Cuando despues de desayunar salio de casa, el frio de la calle le golpeo en las orejas. Rebusco en los bolsillos de su abrigo, pero el gorro que siempre llevaba se habia quedado en el tendedero, con la colada del dia anterior. Era inutil que volviera a entrar para buscarlo, lo mas probable era que siguiera empapado. Echo mano de la capucha del abrigo, que servia mas bien de poco, y se encamino hacia el trabajo. Fue andando hasta el a buen paso para entrar en calor. El picadero distaba de su casa kilometro y medio y, en mananas tan gelidas como aquella, tal vez pudiera estar justificado ir en coche, pero Carlos preferia no hacerlo si no era imprescindible. Era un firme defensor de la naturaleza y trataba de aportar su granito de arena todos los dias para cuidar de ella. Caminar un poco, ademas de que le venia bien a su forma fisica, le ahorraba al planeta unas cuantas emisiones toxicas. Dejo atras los vehiculos, que dormitaban tenidos de blanco, y las aceras desiertas, brillantes bajo la mortecina luz de las farolas que a intervalos rasgaban la penumbra del camino. Faltaban apenas un par de minutos para que dieran las ocho cuando llego a la puerta de acceso a su negocio. Saco la llave del bolsillo y se dispuso a abrir. --!Buenos dias! Una voz femenina, demasiado euforica para la temprana hora, lo tomo por sorpresa y le hizo dar un brinco involuntario. Era Paola, una de sus amigas de la infancia y tambien clienta asidua del picadero, que acababa de salir de un coche aparcado a unos metros de la entrada. Carlos, pensativo como iba y con la capucha tapandole parte de su campo de vision, no la habia visto. --!Que susto me has dado, Paola! ?Que haces aqui? --le pregunto. El dia apenas empezaba a deshacer en el horizonte las tinieblas que en la noche envolvian al pueblo dormido. No eran horas, ni mucho menos, para hacer uso de los servicios del picadero. Si por el fuera, se habria quedado en la cama un rato mas, pero no tenia mas remedio que levantarse temprano para ocuparse de los animales, limpiar las cuadras y ponerles agua y comida fresca. Era preciso que todo estuviera listo antes de la hora de apertura. --He venido a ver a Leyenda --le dijo ella. Leyenda era la yegua blanca de Paola, un impresionante ejemplar pura raza espanola de ocho anos que tenia desde que era una potrilla. Carlos introdujo la llave en la cerradura e intento abrir la puerta, pero esta se obcecaba en encasquillarse. Dio un golpe con el hombro para ayudarse y, al final, logro vencer su resistencia. En el forcejeo, la capucha se le cayo y se la volvio a colocar. La helada de la noche habia dejado su impronta como un manto blanco que lo cubria todo y hacia demasiado frio como para dejar al descubierto las orejas, que amenazaron con convertirse en tempanos de hielo en segundos. --?No tienes un gorro? --le pregunto Paola. --Se ha quedado en casa --respondio el. --Creo que tengo uno en el coche, espera. Paola volvio a su vehiculo, abrio la puerta trasera y recogio del asiento uno de lana en color crudo. Se lo ofrecio a Carlos en cuanto volvio frente a el. --Toma. Era un gorro muy poco masculino, uno de esos que Paola usaba a menudo y que a ella le quedaban tan bien. Enmarcaba su delicado rostro y dejaba escapar los rebeldes rizos de su pelo castano dandole aspecto de hada de invierno, pero no creia que en el tuviera el mismo efecto estetico. Mas bien pareceria un fantoche. Carlos se quedo mirandolo y sonrio. Era tipico de Paola pensar que el podria ponerse aquello. Rehuso utilizarlo con amabilidad, mientras atravesaba la puerta seguido de la chica. --Gracias, pero no. --Tu mismo... Hace un frio espantoso y nadie te va a ver, yo no lo rechazaria --le dijo Paola, adivinando por su cara de circunstancias lo que estaba pensando. No le era dificil seguir algunos pensamientos de Carlos, habian sido inseparables desde el colegio. --Perdona, tu me estas viendo --dijo el divertido, excusandose de nuevo por no querer ponerse el gorro. --Bueno, ni que no te conociera desde el primer dia de colegio... -- respondio ella, riendose tambien. Carlos termino de cerrar la puerta y echo el cerrojo interno. No volveria a abrir hasta que a las diez el negocio se pusiera en marcha. --Venga, no seas bobo y pontelo, porfa --le rogo. Le miro componiendo una mueca exagerada de suplica, a lo que el respondio emitiendo un resoplido que en cierto modo le recordo a Paola al de un caballo, lo que provoco que se riera con ganas. Sin esperar su permiso, ella levanto los brazos, bajo la capucha del abrigo y le coloco el gorro a Carlos. Se distrajo un momento mirando su rostro, los enormes ojos castanos y las facciones cuadradas de el que conocia desde siempre. Al ajustarlo sobre las orejas, las yemas de los dedos de Paola le acariciaron las mejillas. El suave roce accidental a el le descoloco un latido y un subito calor, que se contradecia con el gelido comienzo del dia, se apodero de su animo. --A ver si nos afeitamos --le dijo ella, divertida por la seriedad que mostraba de pronto. El volvio a resoplar. O mas bien fue un suspiro con el que trato de recomponerse. --?Por que has venido tan pronto? --le pregunto, para dejar de pensar en lo que habia sentido cuando ella le toco--. Aun no he preparado a los caballos, no abro hasta dentro de un par de horas. Es demasiado temprano para montar a la yegua. Paola solto el aire contenido en sus pulmones y, con el, la sonrisa se fue desinflando en su rostro. Trago saliva y tomo aire, como si lo que iba a contarle necesitara oxigeno nuevo para no ahogarse; como si le costase mucho confesar la verdadera razon por la que se habia levantado tan temprano y se habia presentado en el picadero. --Me quedan solo unos pocos dias con Leyenda, Carlos. La vamos a vender. Quiero pasar todo el tiempo que pueda con ella y a las diez tengo que entrar a trabajar en la farmacia. Necesito verla y por eso he venido ahora. Carlos no necesitaba que Paola le contase lo que sentia por ese animal. Llevaba con la yegua desde la adolescencia y Leyenda y Paola parecian un todo. No entendia muy bien por que habia tomado la decision de deshacerse de ella si era casi la prolongacion de si misma. --?Vender a Leyenda? ?Por que? ?Que me he perdido? --pregunto, extranado. --He encontrado un trabajo fuera y despues de Navidad me ire del pueblo --le dijo. --?Te vas? --pregunto. Las palabras salieron de su boca con una alarma que hubiera preferido ser capaz de evitar. --Si. Mi contrato de media jornada en la farmacia se acaba el treinta y uno de diciembre. La farmaceutica se jubila y su hijo ha decidido volver de Madrid y quedarse con el negocio. No cuenta conmigo. Su mujer tambien trabajara con el y ya sabes que esto no da para tres sueldos, ni siquiera para dos y medio. --Vaya, no sabia que te ibas. --Tampoco lo he contado, bastante me disguste cuando me lo dijo a principios de otono. Pero bueno, he tenido tiempo de buscar un nuevo trabajo en Valladolid, en otra farmacia, y esta vez seran ocho horas. Supongo que vendre a menudo, pero desde luego no podre montar a Leyenda todos los dias como ahora. Es mejor para ella que la venda y otra persona la cuide como necesita. --Te vas --afirmo Carlos, quiza para confirmarse a si mismo que lo que estaba escuchando era cierto. --Aqui no hay futuro ni trabajo. Si quiero progresar, tengo que hacerlo. Ademas, tiene su lado bueno; Ricardo vive en Valladolid, podremos vernos mas a menudo que ahora. Ricardo era el novio de Paola. Como la mayoria de los jovenes, habia decidido quedarse en la ciudad una vez terminada la universidad, seducido por una oferta de empleo. Las oportunidades de trabajo, mucho mas deslumbrantes que las del campo, ofrecian alli un futuro que distaba mucho del callejon sin salida que parecia el pueblo. Con la mayoria de edad recien estrenada, los chicos se marchaban a Madrid, a Burgos, a Salamanca, a Valladolid... ciudades que una vez terminada su formacion, no los devolvian. Al final, la madre de Carlos tenia razon cuando decia que en el medio rural, si no quieres perder a tus hijos y que la ciudad se los quede, no debes darles estudios. Carlos penso que Paola habia tardado mucho en seguir ese camino. Era, sin duda, una anomalia en ese proceso. Estudio, pero ella regreso a Grimiel y encontro un hueco en la farmacia. Fue la excepcion, aunque tiempo despues la realidad del desempleo la estuviera devolviendo de un empujon al mundo urbano. --Mi padre me ha dicho que ya tiene ofertas por Leyenda. Al escucharla, Carlos salio de sus pensamientos e intento poner cara de circunstancias y hacerse el sorprendido, aunque en realidad no lo estaba. Dias atras oyo una conversacion a medias en el bar y en ese momento empezo a atar cabos. Era de Leyenda de quien estaba hablando el padre de Paola con unos conocidos. Les habia preguntado si alguien se la queria quedar, pero Carlos no presto mas atencion. Ni se le paso por la cabeza que la conversacion girase en torno a la yegua. Se quedo observando a Paola, intentando encontrar en su rostro el beneplacito con la decision tomada de deshacerse del animal. --?Estas segura de que quieres vender a Leyenda? --Al mirarla, a Carlos no le parecio que estuviera muy conforme. --No me mires asi --le dijo la chica, ahogando las ganas que tenia de llorar. --?Asi como? --Con pena, Carlos. Era justo de ese modo como la estaba mirando, triste porque sabia lo que significaba la yegua para su amiga. Se imaginaba que nada de aquello estaba siendo facil para Paola. Ella, buscando unos instantes de intimidad en los que desahogar el nudo que se le habia hecho en el pecho, se dirigio hacia la cuadra y abrio el cerrojo que mantenia encerrados a los animales de noche. Dos perros de raza indefinida salieron corriendo, libres por fin despues de pasar la noche cautivos. Cada uno eligio un poste del cercado para deshacerse de la urgente necesidad matutina y despues corrieron hacia Paola, que los acaricio. Luego, como hacia siempre, cogio a uno de ellos, Drako, en brazos. --No hagas eso --le dijo Carlos--. Cuando te vayas yo no pienso mimarlo y lo echara de menos. ?O te lo piensas llevar contigo? Drako era un perro especial. Le faltaba una de las patas delanteras. Paola los habia salvado, a el y a su hermano, de una muerte segura a manos de su madre anos antes, cuando la perra se volvio loca y mato a mordiscos a la mayoria de la camada que acababa de parir. La chica, apenada por el suceso, se llevo a los dos perritos supervivientes a casa para cuidarlos en esos dias tan delicados. Black crecio sin problemas, pero sacar adelante a Drako costo bastante porque un mordisco de su madre lo dejo sin una de las patas delanteras. Tardo mas de cuatro meses en devolverlo al picadero y, desde entonces, el perro adoraba a la muchacha casi tanto como la yegua. --No creo que sea bueno que me lo lleve, esta demasiado acostumbrado a corretear por aqui y encerrarlo en un piso no es buena idea. Este perro necesita hacer mas ejercicio que los demas. Paola dejo a Drako en el suelo, que la siguio con su paso renqueante de perro de tres patas, y se dirigio al establo. Alli, Leyenda la recibio aproximando su enorme cabeza a la cara de la muchacha, que apoyo la frente en la de la yegua. Ambas estuvieron asi un rato, en silencio. Al verlas, uno suponia que se estaban contando secretos sin palabras. Incluso las dos cerraron los ojos al unisono, mientras el perrito lisiado y Carlos, apoyado en el quicio de la puerta, las observaban de cerca. El iba a echar de menos a Paola cuando dejase de ir tanto como los perros o la yegua. Estaba seguro de que extranaria los momentos en los que la muchacha se mantenia pegada a su animal y ambas se quedaban suspendidas en algun lugar indefinido que, si hacia caso de la sonrisa de Paola, era lo mas parecido a la felicidad que podia imaginar. Estaba seguro de que el tambien lo pasaria fatal cuando Paola tuviera que despedirse. Se lo estaban diciendo unos latidos erraticos en su pecho a los que le era imposible poner freno. Carlos decidio que ya habia perdido demasiado tiempo y abandono su posicion de espectador, por mucho que le pesara dejar de mirar a Paola. Le transmitia un millon de sensaciones que hacia mucho que preferia no analizar. Lo mejor que podia hacer era ponerse con su tarea y no pensar. Tenia apenas dos horas para dejarlo listo todo. --Si quieres, te ayudo --le dijo ella, cuando advirtio su presencia en la puerta del establo. --Me vendra bien, pero has venido a montar a Leyenda. --He venido a verla, pero te quiero ayudar. El joven le paso la pala que tenia en las manos y fue a buscar otra para el. Ambos, sin intercambiar mas palabras, se pusieron manos a la obra, mientras los perros correteaban a su alrededor. Durante una hora se dedicaron a reemplazar la paja sucia por otra fresca y rellenaron con agua fresca los abrevaderos. --Pao, deberias montar a Leyenda ya si no quieres llegar tarde a la farmacia. Son las nueve --le dijo Carlos cuando fue consciente de la hora. --?Pero cuantas veces te tengo que decir que no me gusta nada que me llames asi? --le dijo ella, con un tono que ni se aproximaba a ser de enfado. --!A sus ordenes, Pao! Hizo un gesto comico y ella puso los ojos en blanco y le lanzo unas briznas de paja. No habia manera. Carlos empleaba muchas veces el diminutivo absurdo que le habia puesto en el colegio y que dejaba a su nombre mutilado. Nego con la cabeza, resignada a no conseguir jamas que dejara de hacerlo, y preparo a Leyenda. Limpio sus cascos, cepillo con suavidad el lomo y despues ajusto los estribos y la cincha sobre la silla de montar antes de elevarla y colocarla sobre una almohadilla de ensillar que ya tenia encima de la yegua. Despues ato los arreos, tranquilizando al animal con suaves palabras. Coloco las riendas sobre la cabeza del animal y empujo con suavidad el bocado hasta que Leyenda lo tomo mansamente. Como siempre que hacia esto, premio al animal con una chucheria que guardaba en el bolsillo. Poco despues, subida a lomos de su yegua, daba vueltas por el recinto del picadero. Carlos llevaba razon, se habia entretenido y no tenia mas de veinte minutos porque deberia volver a casa, ducharse y cambiarse para ir a la farmacia.

  • El ultimo desayuno de Rogelio Guedea

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    Roque de la Mora es un profesor universitario en Nueva Zelanda. Su vida transcurre entre la calma y el tedio, hasta que una de sus alumnas, Sara Pike, es asesinada en las instalaciones del campus.

  • Suspiros en tiempos de antano de Delyi Gianni Amore

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    En la vieja Espana arraigada a infructuosas normas morales y decencias banales,
    surge con impetu un triangulo amoroso, la lucha por conseguir a su unico amor es despiadada
    a la vez que erorita y povorosa.
    La hija de un importante terrateniente se enamora apasionadamente de un humilde trabajador,
    cuando decide desnudar sus sentimientos descubre que su primo hermano esta enamorado de la misma
    persona, situacion que su familia no puede consentir. Amor separado cuya llama arde deseosa e inquebrantable
    en el tiempo, esperando al efimero hilo del destino para volver a unirse y destruir uno de los vertices de dicho triangulo.

  • Tigres de cristal de Toni Hill

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    Una absorbente historia de suspense psicologico que explora los limites entre la culpa y la expiacion.

  • La Esposa del mafioso de Natalia Lee

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    Elaina Duval ha vivido una vida normal durante sus dieciocho anos, o eso pensaba. Siempre ha sido ella y su madre, pero no fue hasta su decimoctavo cumpleanos que todo cambio. Valentino Acerbi es el hijo del capo de la mafia italiana, se crio en el despiadado negocio y solo tenia esa mente. De alguna manera, Elaina es arrastrada a este mundo retorcido y se ve obligada a soportar formas de vida que nunca supo que era posible.

  • De la mano de Christie Watson

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    El conmovedor relato de una enfermera y las vidas que ha tocado a lo largo de veinte anos de experiencia.

  • El legado de Camila Winter

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    Luego de morir su padre Evie recibe una misteriosa carta en frances de un coleccionista que le reclama un libro que al parecer esta en la biblioteca de su padre. La joven lo busca y espera devolverlo a su dueno pero el libro no esta por ninguna parte.

  • Una vez en Paris de Diana Palmer

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    Aunque Pierce estaba fuera de su alcance, Brianne no podia imaginarse entregandose a ningun otro hombre y, menos aun, al socio corrupto de su padrastro. Obsesionado con Brianne desde su primer encuentro, Philippe Sabon no se detendria ante nada con tal de conseguirla. Cuando pidio su mano a su padrastro con la excusa de unir la riqueza de las dos familias, solo la intervencion de Pierce podria salvarla de un destino peor que la muerte…

  • Navidad en Green Valley de T.n. Hawke

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    La magica Navidad llega a Green Valley con sus luces y colores y nuestros Lobos la viven de maneras diferentes pero igualmente llenas del amor, la pasion, y los fuertes vinculos familiares que los caracterizan.

  • Lissy de Luca D’andrea

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    Dos golpes ligeros y estas palabras: Crunch, crunch, crunch. ?Quien roe, roe? ?Quien mi casita me come? Marlene, veintidos anos, un metro sesenta, o algo mas, ojos color azul melancolia, un lunar al final de la sonrisa, indudablemente hermosa e indudablemente asustada, se miro reflejada en el acero de la caja fuerte y se dijo a si misma que era idiota. Era metal, no el mazapan del cuento. Y no habia ninguna bruja en las inmediaciones. Es el miedo, se dijo, solo es eso. Movio los hombros, dejo de respirar, como su padre antes de apretar el gatillo de la escopeta, vacio los pulmones y volvio a concentrarse. Las brujas no existian. Los cuentos mentian. Solo la vida importaba, y Marlene se preparaba para cambiar la suya definitivamente. La combinacion era facil de recordar. Uno. Tres. Dos. Luego un cuatro. Un giro de muneca, otra vez cuatro y ya estaba. Tan simple que las manos de Marlene lo hicieron todo por si solas. Aferro el tirador de acero, lo bajo y apreto los dientes. Un tesoro. Fajos de billetes de banco apilados como lena para la Stube . Una pistola, una caja de municiones y una bolsita de terciopelo. Por debajo de la caja asomaba una libreta que valia mas que todo ese dinero multiplicado por cien. Habia sangre y tal vez incluso un par de cadenas perpetuas guardadas entre sus paginas arrugadas: una interminable lista de acreedores y deudores, nombres de amigos y de amigos de amigos escritos con la caligrafia pequena, delgada e inclinada de Herr Wegener. Marlene no le dedico un segundo vistazo. No le interesaban la pistola, las balas ni los fajos de billetes. La bolsita de terciopelo, en cambio, hizo que le sudaran las palmas de las manos. Conocia su contenido, conocia su poder, y estaba aterrada. El suyo no era un simple robo. Llamemos a las cosas por su nombre. Lo que la mujer joven estaba haciendo con el corazon en un puno era… traicion. Marlene Taufer in Wegener, legitima esposa de Robert Wegener. El hombre frente al que todo el mundo se quitaba el sombrero: cuarenta anos transcurridos en la construccion de una carrera hecha de intimidaciones, contrabando, emboscadas y asesinatos. Nadie bromeaba con un hombre como Wegener. Nadie se atrevia ni a utilizar siquiera su nombre de pila. Para todo el mundo Robert Wegener era Herr Wegener. Incluso para ella. Marlene. Su esposa. Espabila. El tiempo apremia. Sin embargo, tal vez precisamente debido al acoso de las agujas del reloj, durante un parentesis entre un tic y un tac, cuando Marlene abrio la bolsita de terciopelo, la fabula volvio a tomar la delantera sobre la realidad y la mirada de la mujer joven se cruzo con la azul, profunda y terrible, de criaturas minusculas y puntiagudas. Cobolds. Le parecio incluso obvio. A los cobolds les gustaba el metal, el frio y la muerte: caja fuerte, pistola, dinero y libreta. Un nido perfecto. Los cobolds reaccionaron con ferocidad ante ese allanamiento. Se apoderaron de la luz de la habitacion, la apresaron en sus ojitos crueles y la transformaron en un destilado de odio tan salvaje que por poco a Marlene no se le cayo la bolsita de los dedos. Eso la hizo volver al presente. A la caja fuerte completamente abierta. A la villa en el Passirio. Es decir, a la realidad. La bolsita de terciopelo estaba repleta de zafiros. Carbono condensado que, debido a una broma de la fisica, habia aprendido a brillar como una estrella. Toda, o casi toda, la fortuna de Herr Wegener apretada en su puno. Pero nada de brujas ni de cobolds. Porque, se dijo de nuevo Marlene, no existian las brujas, ni tampoco los cobolds; en cambio, esas piedras preciosas no solo eran reales, sino que tambien eran la llave para su nueva vida. Siempre y cuando dejara de perder el tiempo y se largara. Sin prestar mas atencion al mundo de los cuentos, y sin pensar en la cadena de consecuencias que acababa de poner en marcha, Marlene cerro la bolsita, la escondio en el bolsillo interior de su chaqueta acolchada, cerro la caja fuerte, la oculto detras del cuadro, enderezo la espalda, le dio un toquecito a un mechon que amenazaba con acabar dentro de los ojos y dejo atras el dormitorio. Recorrio el pasillo, un tramo de escaleras, el salon, el vestibulo con innumerables espejos, la escalinata exterior. La noche la acogio con una suave brisa que soplaba del norte. No se detuvo. Puso en marcha el Fiat 130 gris y se marcho. La villa que se desvanecia en el espejo retrovisor. El discurrir de las farolas. La alianza de oro tirada por la ventanilla sin volver a pensarselo. La ciudad dormida. El desguace. Una parada rapida y, gracias a un abultado sobre de dinero, el Fiat 130 se convirtio en un Mercedes W114 color crema, con matricula <>, la documentacion en regla, los neumaticos recien estrenados y el deposito lleno. Nada de gracias. Nada de saludos. Directa hacia el oeste. Aparte de los primeros copos de nieve, todo iba de acuerdo con los planes. Al menos hasta el puesto de control a pocos kilometros de Malles. Un autentico engorro. Al final de una serie de curvas que Marlene habia empezado a enfilar, vio una furgoneta con las luces de emergencia apagadas y un par de carabineros con el aspecto de alguien que se esta muriendo de frio. O de sueno. O de quien, furtivo, esta esperando a alguien o algo. Herr Wegener tenia ojos y oidos en todas partes. Tambien entre los uniformes. De manera que: ?tentar a la suerte o cambiar de itinerario? Si no fuera por la ansiedad y el miedo, Marlene habria podido mantener todavia su plan a salvo de los imprevistos. Sin embargo, la ansiedad, el miedo y la nieve cada vez mas densa la llevaron a pisar el freno, cambiar de sentido y enfilar una carretera secundaria, desencadenando una nueva serie de acontecimientos. La carretera secundaria la llevo a otra, aun mas estrecha y sinuosa, que atravesaba un pueblecito sumido en el sueno hasta un cruce (?derecha o izquierda?, ?cara o cruz?), y aun mas adelante, con la nieve que se acumulaba en capas. Y cuando el coche empezo a dar bandazos, la chica con el lunar al final de la sonrisa decidio continuar de todos modos, con un ojo puesto en la calzada cada vez mas empinada y otro en el mapa en el que, no hace falta decirlo, ese paso (malditos sean ellos y sus mapas llenos de errores) no aparecia marcado. No era cierto. El mapa era inexacto, tal vez, como todos los demas, ?pero erroneo? Era de 1974, y en 1974 el hombre ya habia dejado su huella en el polvo lunar: no era posible que un mapa se equivocara. Marlene simplemente tendria que haber estacionado, echar el freno de mano, encender la luz del interior, respirar profundamente un par de veces y verificar mejor. Las cosas habrian ido de otra manera. Pero Marlene no se detuvo. A la ansiedad se le habia anadido la incredulidad de quien descubre que se ha perdido. Dale gas, pero adagio , se dijo, y sigue adelante. Tarde o temprano la carretera conducira a alguna parte. Un pueblo, un refugio, una explanada. Se sentiria satisfecha incluso con un espacio abierto que fuera lo bastante ancho para consentirle maniobrar y volver atras, dispuesta a desafiar el puesto de control: cualquier cosa con tal de interrumpir esa nueva e inexorable secuencia de acontecimientos y retomar el control de su propio destino. No fue asi. Tal vez la nieve, tal vez los ojos que no podian despegarse del mapa; en cualquier caso, Marlene percibio de repente que el Mercedes perdia adherencia, derrapaba a la izquierda, hacia un trompo y volaba . Fue horroroso. La negrura barrida por los faros. La nieve oscura que remolinaba en enjambres. Las fauces del precipicio. Los troncos de los arboles, inmoviles y perfectamente perceptibles en todos sus detalles. La colision. Violenta. Un fogonazo de dolor sofocado por el ruido de chapas rasgadas. Un aullido infernal, esta vez si, demasiado parecido al chirrido de la puerta de la bruja. Marlene grito el nombre de Dios. Y mientras la montana, negra y sin nombre, se cernia sobre ella, su grito se convirtio en un jadeo. Pero fue el amor lo ultimo que invoco. El amor que la habia empujado a traicionar al hombre mas peligroso que habia conocido en su vida. Ese amor que tenia un nombre. --Klaus. La ultima palabra de Marlene antes de la oscuridad. 3 Casi al amanecer. De no haber sido por el reloj, nadie se habria dado cuenta. La nevada se habia convertido en una tormenta de nieve. No habia nada de luz en el exterior, tan solo una neblina blanca. Tampoco habia nada de luz dentro de la habitacion. La arana de cristal parecia incapaz de iluminar nada, limitandose a dibujar una masa informe en el suelo. Si uno la observaba largo rato, se arriesgaba a que le asaltaran malos pensamientos. Tanto el hombre como la mujer evitaban hacerlo. Se parecia demasiado a una mancha de sangre. Aparte del tictac del reloj de pendulo y de su respiracion, solo habia silencio. La mujer estaba sentada en una butaca, las manos entrelazadas sobre los muslos apretados. Rigida como un soldadito de plomo, los rasgos faciales cristalizados en una mueca que la envejecia una decada. Llevaba una especie de uniforme. La falda hasta la rodilla, un delantal muy blanco y el pelo recogido en una trenza. De no ser por la expresion cenuda (?o asustada?), habria sido hermosa. Se llamaba Helene, y desde hacia mas de cinco anos era el ama de llaves en la villa del Passirio. Hacia mas o menos el doble de tiempo que habia dejado de morderse las unas. Esa habia sido una de las primeras lecciones en la Escuela de Economia Domestica de Bresanona, donde aprendio los fundamentos del oficio. Las manos de una buena ama de llaves, le explicaron sus profesores, son su tarjeta de visita. Nunca sucias, siempre arregladas, bien cuidadas. Dejar de morderse las unas habia sido casi como dejar de fumar, pero luego se acostumbro a ello. Durante anos la idea de volver al viejo habito ni siquiera se le habia pasado por la cabeza. Hasta que empezaron los gritos. ?Que clase de hombre podia emitir semejantes sonidos? Basto solo un instante y volvio a caer. Mordisqueaba, roia, y cuando los dientes alcanzaban la carne viva, Helene, con un gesto irritado, dejaba caer sus manos sobre el regazo para martirizarse el delantal. Luego empezaba de nuevo. Manos. Boca. Unas. Dientes. Una pequena punzada de dolor. Delantal. Y otra vez mas, desde el principio. Helene habia intercambiado una unica mirada con el hombre alli de pie, apoyado en la gran chimenea que nadie usaba nunca. Una unica mirada. Mas que elocuente. El hombre se llamaba Moritz. Habia cumplido recientemente los treinta, tenia unas ojeras como hematomas y una pistola automatica en una funda, oculta bajo la americana de su traje oscuro. Por regla general, ese traje le sentaba de maravilla. Habia pagado por el una cantidad desorbitada, pero habia valido la pena. Se lo decia por las mananas, mientras se hacia el nudo de la corbata o le daba un ultimo retoque al pelo engominado, y se lo confirmaba el interes de las mujeres con las que se cruzaba por las calles del centro. En ese amanecer, en cambio, con o sin traje oscuro, Moritz se habria sentido en cualquier caso incorrecto y torpe como un espantapajaros. Porque cuando sus ojos se reflejaron en los de Helene, el hombre de la pistola vio algo que lo aterro. Una mirada de las que habia ya captado bastantes, desde que entrara a formar parte del circulo de Herr Wegener. La mirada de una victima. Y eso no estaba bien. No estaba bien, porque Moritz era un hombre sencillo que dividia el mundo con el lanzamiento de una monedita. ?Victima o verdugo? Facil: nada mejor que el sonido de una nariz al romperse. Con su metro noventa y sus noventa kilos de peso, y su propension natural a la violencia, Moritz nunca habia sentido el miedo de la victima. Hasta el momento en que, reflejandose en los ojos de Helene, se pregunto: <>. Pero tambien: <>. Por eso dejo de mirar al ama de llaves. Y la mancha en el suelo de la habitacion. Demasiadas, demasiadas preguntas. Moritz odiaba las preguntas. Porque a las preguntas uno no podia romperles la nariz. A las preguntas no les podia meter una bala en el corazon (y otra en la cabeza, por seguridad) y hacer que se callaran para siempre. Las preguntas eran como esos insectos repugnantes, todo boca y paciencia que, famelicos y canallas, eran capaces de derrumbar incluso el mas solido de los castillos. Silencio. Eso es lo que le habria gustado a Moritz. Pasar por completo de los gritos y desaparecer durante unos minutos. Los suficientes como para ahuyentar los malos pensamientos. Un cigarrillo en el jardin. O una copita de brandi. Pero las ordenes eran las ordenes. Las ordenes, para alguien como Moritz, le cortaban la cabeza a los signos de interrogacion. Marcaban la frontera entre lo que se podia hacer y lo que estaba prohibido. Las ordenes trazaban una linea recta, simple, y el era un hombre simple. Ademas, hacian que la desobediencia fuera mucho mas emocionante. Y era esto, si queremos ser sinceros hasta el fondo, lo que le habia provocado problemas. Asi que Moritz permanecia inmovil, erguido en su traje oscuro, apoyado en la chimenea apagada. Escuchando los gritos y sintiendo el peso de la automatica, que lo aplastaba contra el suelo. Sobre la mancha informe del suelo. Helene, sin embargo, tenia una vision mas compleja del mundo. No existian unicamente el blanco y el negro. La obediencia y la transgresion, las victimas y los verdugos. Habia todo un oceano de grises en los que navegar. Bastaba poco para transformar una orden en un consejo y los consejos no eran trampas, siempre ofrecian alguna escapatoria. Sus obligaciones, por ejemplo, guardaban relacion con la villa. No con su empleador. Villa y empleador eran dos cosas diferentes. Aqui habia una via de escape. Cuando decidio que ya habia tenido suficiente de aquellos gritos, Helene se levanto de golpe y salio de la habitacion. Silenciosa como un fantasma. 4 El amanecer. Mas que verla la sintio en los huesos. No habria podido hacer otra cosa. Las ventanas que daban al jardin estaban cerradas. Solo la pantalla de una lampara, rota pero aun en funcionamiento, iluminaba la habitacion sumida en el caos. Armarios completamente abiertos, cajones fuera de sitio, mantas y ropa hechas jirones, una infinidad de papeles, joyas, cuadros, libros (menos uno) por los suelos, victimas inocentes de su furia. En el centro de la sala, toda ella de estuco y con cortinas de terciopelo bordadas en oro, sentado en la cama sin hacer, Herr Wegener se dio cuenta de que si no dejaba de gritar y empezaba a razonar de manera lucida y racional todos los logros que lo habian llevado a ser lo que era se convertirian en una montana de estiercol y esfuerzo desperdiciado. El autocontrol habia sido durante anos su orgullo. Los nervios de acero y la sangre fria le habian permitido llevar la batuta de lo que, en secreto, habia bautizado como <>. Un imperio listo para dar el salto que, ese era el plan, le consentiria elevarse desde el rango del hombre ante el que uno se quita el sombrero al del hombre en cuya presencia es obligatoria una genuflexion . En ese gelido amanecer, por mucho que se esforzara en recuperarlo, el autocontrol seguia siendo una quimera. Lo era porque Wegener no queria creer lo que sus nervios de acero y su sangre fria le sugerian. Y la que era la unica y simple explicacion: Marlene. Imposible. Marlene nunca lo habria traicionado. Marlene era su esposa. Marlene era la mujer a la que amaba. Por encima de todo, Marlene era una mujer y nunca se habia visto que una mujer lograra joder a alguien como el. O tal vez si, tal vez en algunas partes del mundo habia mujeres capaces de atreverse a tanto, pero Wegener estaba seguro de que Marlene no pertenecia a esa categoria. Ni en broma. Nervios de acero y sangre fria no estaban de acuerdo. No hacian mas que repetirselo. Ha sido ella, ha sido ella, ella, ella.

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    Manuel es un escritor de novelas de ciencia ficcion que distribuye su carrera entre la Ciudad de Mexico y Los Angeles.

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    Jamie no queria volver a enamorarse… pero su gato MacGyver tenia otros planes para ella. !Como iba a quedarse quieto un gato con ese nombre! Jamie Snyder tiene treinta y cuatro anos y esta soltera. Sin embargo, no es que tenga muchas ganas de iniciar una nueva relacion… Tras sufrir durante todo un ano a un tipo enamorado de si mismo y a otro… que habia olvidado decirle que estaba casado, ha decidido celebrar el ano de ella con ella misma y MacGyver. MacGyver no es otro que un gato encantador que tiene el habito, no tan encantador, de escabullirse por la noche y robar cosas a los vecinos. Si, es cierto: MacGyver es un gato ladron, pero sigue siendo el unico ser del genero masculino en el que Jamie confia… y la unica compania que necesita, ?no?

  • Heridas del pasado (Recuerdos 2) de Chris Razo

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    Las heridas del pasado son las mas dificiles de curar.
    A veces, enfrentandonos al dolor, somos capaces de volver a vivir.

  • Sacame de aqui. Un psiquiatrico de M. Baeza

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    < --Mete tu ropa aqui --me ordeno mientras yo aun intentaba ubicarme--. Te marchas de casa.
    No me dijo adonde me iba a llevar, pero tampoco hizo falta; en las pocas ocasiones en las que recobraba la consciencia despues de mi ultima noche con Andre, pude oir a mis padres barajando la idea de internarme en un centro psiquiatrico... Aunque jamas pense que llegarian a hacerlo, porque a mi no me pasaba nada>>

  • Cuando vuelva a encontrarte de Mar Carrion

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    Para la adinerada familia de Alice Mathews lo mas importante es el exito profesional, el dinero y las apariencias, por eso, para Wayne Mathews, el tirano de su padre, el unico futuro posible para su hija
    es que se convierta en la abogada de la empresa que el dirige en Chicago. Recien licenciada, Alice se traslada a Nueva York para realizar las practicas en el bufete de un amigo de su padre. Sin embargo, ahora que esta tan lejos de casa y del control del patriarca, encontrara una oportunidad maravillosa de ver realizados sus propios suenos.

  • Solo busco tu piel de Priscila Serrano

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    INTRODUCCION Ser el primo de la chica que me gustaba no entraba en mis planes, como tampoco sentir como mi corazon se desbocaba cuando la veia salir de la piscina con ese bikini que tapaba poco mas que... Era mejor para mi no recordarlo. Y todo fue por culpa de Mikel, mi mejor amigo, en aquella fiesta, la misma fiesta que se suponia solo seria una reunion de amigos para celebrar mi cumpleanos; ninguna chica de por medio, segun el. Todo fue al reves, lo que mas habia eran chicas y, entre ellas, Luna, mi primita de tan solo dieciseis anos. No era que yo fuera mucho mayor, solo nos llevabamos dos anos, pero ya era mayor de edad y eso hacia que cambiasen algunas cosas. Cuando mis ojos se clavaron en los suyos, en ese mismo instante, supe lo que sentia por ella, era un amor de los que te quitaban hasta el aire. En algun momento de mi vida lo pense, mas no quise hacerle caso. Aquellas senales no podian ser ciertas, nosotros no podiamos ser nada mas de lo que ya eramos: familia, primos, casi hermanos, y nuestros padres jamas estarian de acuerdo en esto. Sin embargo, era verla y se me aceleraba el corazon. Una noche, antes de aquella fiesta, me vi caminando descalzo hasta su habitacion; era de las que mi tio Hugo y mi padre cogian para pasar tiempo juntos, la noche de futbol la habian llamado. Esa noche decidieron que yo me podria unir a su banda de hombres, ya me creia uno de ellos, aunque no fuese lo suficientemente mayor como para entender algunas actitudes, sobre todo de mi tio; era un crio. Cuando se acabo la noche, cada uno se fue a su habitacion, no obstante, mi intencion no fue mas que ir a la suya y verla dormir, observar lo hermosa que era. Luna era la chica mas bonita que mis ojos habian visto jamas, su piel canela y ojos verdes hicieron que mi alma se viese alterada y creo que, desde que tenia memoria, fue asi. Nos llevabamos muy bien, demasiado para ser solo primos, casi inseparables. Aunque ambos tuvieramos nuestros amigos, siempre intentabamos buscar un momento para pasarlo nosotros y juro por Dios, que no cambiaba ninguna de esas horas de mi vida por nada en este mundo. CAPITULO 1 Luna Un ano antes. Miraba por la ventana, la noche era tan bonita, era de esas noches en las que quedarte despierta para ver las estrellas era lo mejor. Sali al balcon con una mantita fina rodeando mis hombros, apenas estabamos entrando en primavera, pero aun por la noche refrescaba. Me sente en una de las sillas que mi padre habia comprado para dejar mi lugar favorito perfecto; mi habitacion era la unica que tenia balcon en toda la casa y, al ser la estancia mas pequena de nuestro hogar, era mia y solo mia... Bueno, la compartia con Eloy, mi primo y mejor amigo, la unica persona con la que podia contar y en la que confiaba ciegamente. Tenia amigas, claro que las tenia, pero con ellas no tenia la misma complicidad que con el. Mi mejor amiga era Eva, la conocia desde primaria y, de todas las chicas con las que hablaba, era la que mejor me caia. Sin embargo, estaba enamorada de Eloy y eso me molestaba, por estupido que pareciera. Eloy era mayor que yo por solo dos anos, pero no era impedimento para llevarnos como nos llevabamos y era eso por lo que no me gustaba que saliera con ninguna otra chica. Si llegaba a suceder, ?que ocurriria conmigo? Ya no pasaria tiempo a mi lado y eso no podia permitirlo. Podria decirse que era una nina a mis quince anos, pero era muy madura, ?no? A veces lo dudada. Escuche unos pasos acercarse y me gire para comprobar quien era; mi padre salio al balcon conmigo y se sento a mi lado. --?Que haces aqui tan sola, princesa? --se intereso, mirando el cielo. --Nada, solo miraba las estrellas --respondi. --?Sola? Que raro, tu primo parece que vive aqui --inquirio, molesto, lo que hizo que lo mirase fijamente. --?Te pasa algo con Eloy? No respondio y eso me preocupo, parecia enfadado y, que yo supiera, mi primo no habia hecho ninguna de sus tantas trastadas, las mismas que nos metian en lios de vez en cuando. --No, nada. --Se levanto--. Vamos, la cena ya esta lista y ya sabes como se pone mama cuando no bajas a tiempo. Sonrei asintiendo, tenia razon. Mi madre, todo lo que tenia de buena y amorosa, lo tenia de diabla cuando se enfadaba. Me quede unos minutos sola antes de bajar. Me levante y cogi mi movil para enviarle un wasap a Eloy. Luna: Primito de mi alma y mi corazon, ?que has hecho ya? Mi papa esta cabreado contigo y no se por que. Espere su respuesta, pero, al no llegar, deje el movil en la mesilla y sali de mi habitacion para bajar a cenar. Mi abuela estaba con nosotros unos dias y eso me encantaba, la adoraba, sobre todo sus mimos. Al entrar, ya estaban todos sentados, incluso mi tio Hector, lo cual me extrano. --Hola, tio. ?Donde estan mi tia y Eloy? --Le di un beso y me sente a su lado. --Estan en la casa, yo solo habia venido para arreglar unas cosas con tu padre. Ya sabes, trabajo. --Me guino un ojo. --Claro y mi abuela te ha embaucado con su comida, ?a que si? --Solto una carcajada, asintiendo. --Ya sabes que su comida me encanta, pero no le digas a tu tia o me matara --eso ultimo me lo dijo al oido. --Cuidado con la pequena Robles, se las gasta --menciono mi padre, como siempre, metiendose con mi tia Judith. --No empieces, Hugo --lo regano mi madre. Aun no sabia el motivo por el que no se llevaban demasiado bien, yo sabia que lo intentaban, procuraban no pelearse cada vez que estaban juntos, pero a veces les era imposible y eran muy comicos, al menos las cosas que se decian. Algun dia le preguntaria a mi mama el motivo de esas peleas entre ellos, algun dia, cuando fuera mayor..., no creia que me lo contase ahora. Cenamos en familia, aunque faltaran dos personas en la mesa, siempre era asi; estabamos muy unidos. Aunque tambien faltaba mi tio Jesus, una de las personas mas importantes de mi vida. Era mi tio perfecto, el padre que habria tenido si los mios no hubiesen hecho las paces a tiempo; esa historia si que me la contaron, como se separaron y mi madre se entero de que estaba embarazada de mi. Esa historia tenia sus partes dolorosas, pero tambien, un final feliz. Cuando acabe de cenar y ayude a mi abuela Dora a recoger todo, deje a mis padres en el salon, solos, les gustaba ver peliculas antes de ir a dormir, era el tiempo que utilizaban para estar juntos, dado que ambos tenian demasiado trabajo. Intentaron que yo me quedara con ellos tiempo atras, pero no consiguieron nada, no me gustaba el cine, yo era mas de series sangrientas, fantasia pura y dura. Ya en mi habitacion, cogi el movil para comprobar que mi primo me hubiese respondido, pero no fue asi. Me sente, pensativa, era raro que Eloy no me contestase a los mensajes, normalmente, cuando le hablaba, lo hacia de inmediato con una llamada. ?Habria pasado algo? De pronto unas manos taparon mis ojos y me tense asustada. --?Quien soy? --En cuanto escuche su voz me relaje, mi primito y sus bromas. --!Eloy! --grite, quitando sus manos de mis ojos. Me levante y me gire para asesinarlo con la mirada por el susto. Su sonrisa fue tan grande y reluciente que solo con eso me quito cualquier estado de animo negativo que me provocara antes. --Shhh --chisto, cogiendome de la mano para tirar de mi y llevarme al balcon. Nos sentamos en las sillas, uno al lado del otro, y paso su brazo por encima de mis hombros para abrazarme. --?Por que no puedo gritar? --pregunte. --Porque no quiero que tu padre sepa que he venido. Su respuesta me recordo el comentario que mi padre me solto hacia rato e, inmediatamente, me levante, cruzandome de brazos y alzando una ceja mientras lo miraba para que me contase todo. Estaba segura de que habia hecho algo para que mi padre se hubiera enfadado con el. --?Que? --Arrugo la frente--. No he hecho nada, esta vez no. --?Entonces por que no quieres que mi padre sepa que estas aqui? --Por nada, solo es tarde y no quiero que te reganen. No quiero que despues me echen la culpa porque te quedes dormida por la manana y faltes al instituto. ?Te imaginas la cara de tu padre? Seguro que me mataria --aseguro, mas yo no le crei ni una palabra. Aunque no le podia quitar una parte de razon, si llegaba a faltar un solo dia al instituto por culpa de que mi primo no me habia dejado dormirme temprano, nos mataba a los dos. Mi padre, en ese sentido, era muy estricto; los estudios eran algo muy importante para el y que yo sacase buenas notas, lo que mas. Volvi a sentarme soltando un suspiro que no le paso desapercibido, pues me abrazo de nuevo, pero esta vez mas apretadamente, cosa que provoco que suspirase otra vez. Aspire su aroma, cerrando los ojos; me encantaba su olor, me tranquilizaba. Me gustaba el tacto de sus manos, su piel era muy suave. Por unos instantes, me deje llevar por el silencio, el momento, las estrellas alumbraban de manera magica y me relaje tanto que me quede dormida. Por la manana, el despertador sono con tanta fuerza que por poco me cai de bruces contra el suelo. Abri los ojos de par en par y mire mi alrededor, recordando como habia llegado a mi cama, pero me fue imposible, pues no llegue por mi propio pie. Habia sido Eloy quien me dejo en la cama cuando se percato de que me habia quedado dormida y una estupida sonrisa seguida de un suspiro se me escapo de entre los labios. ?Que me estaba pasando? Ultimamente, me sentia demasiado bien a su lado, mas de lo normal. Mi primo y yo estabamos muy unidos, tanto que lo haciamos todo juntos, pero ibamos creciendo y habia cosas que teniamos que evitar, y nos costaba demasiado.

  • Ropa musica chicos de Viv Albertine

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    Como los viejos elepes, este libro tiene una cara A y una cara B. La primera podria titularse <>. La segunda, <>. Viv Albertine llega a Londres en 1958 con cuatro anos, procedente de Sidney. Estas memorias arrancan con su infan-cia y adolescencia, entre descubrimientos musicales -John Lennon, los Kinks, Marc Bolan-, conciertos –de los Stones, David Bowie…-, primeras escapadas -a Amsterdam- y primeras experiencias adultas -con ladillas incorporadas-. A finales de los setenta, dos encuentros lo cambian todo: conoce a Mick Jones y descubre a Patti Smith. A partir de ahi, Viv se integra en la emergente escena punk y vive en primera linea aquellos anos de revuelta, provocacion y excesos: los Sex Pistols, Malcolm McLaren, Vivienne Westwood, los Clash, Sid Vicious y Johnny Thunders, la formacion del grupo de chicas The Slits, en el que toca la guitarra, los locales miticos, el Soho, con sus cines porno y sus clubs, los conciertos salvajes, la heroina, las peleas con skinheads, el descubrimiento del free jazz y la gira a la que invitan a Don Cherry…, hasta que a principios de los ochenta su banda se disuelve. Arranca entonces la cara B, con la necesidad de reinventarse, el interes por el cine, un aborto, una hija, el cancer de cuello de utero, el divorcio tras un largo matrimonio y su nueva situacion como mujer madura, tema al que dedica una cancion: <>.

  • Tenia que ser el de Mar Vaquerizo

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    Barbara es una conocida disenadora de zapatos con su vida laboral asentada y la unica preocupacion de sacar adelante la siguiente coleccion, pero todo se complica cuando Toni, su hermana menor, la incluye en la organizacion de su proximo enlace matrimonial.
    No contenta con endosarle todos los preparativos como si fuese su organizadora de bodas, tambien le encarga el diseno de sus zapatos, algo que le trae de cabeza.
    Cuando todo esta controlado y a menos de dos meses para el gran dia, una llamada de la novia hara que su vida se ponga patas arriba.
    La unica persona capaz de sacar la boda adelante no es otro que Mario, un gran chef y su ex mejor amigo, ex novio, ex hombre de su vida
    ?Aceptara el cocinero el trabajo? ?Sera Barbara capaz de salir indemne de este enlace?

  • Manhattan Wolf (American Wolf 1) de Kelly Dreams

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    Cuando Shane Pears entro en aquel hotel buscando a su prima Carly, lo ultimo que esperaba era que la confundiesen con una de las empleadas y la enviasen a la habitacion del todo poderoso Luke Evans.
    A solas con el hombre mas explosivo de Manhattan, comprendio que lo que comenzo siendo un tremendo error estaba a punto de convertirse en la mas irreal y excitante de las aventuras.

  • Senora Miler (Valkiria 1) de Eva Gonzay

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    Aparco y justo cuando estoy a punto de salir del coche comienza a llover. --Maldita sea--rezongo enfadada. Otra vez he olvidado meter el paraguas en el coche, y ademas odio los dias lluviosos, me ponen de mas mal humor del que suelo tener ultimamente. Apago el motor y me miro en el espejo retrovisor para atusarme un poco el pelo. Me gusta la imagen que veo, a mis cuarenta y tres anos puedo decir que estoy estupenda y, aun asi, ultimamente no me siento bien. Hay algo en mi vida que falla o algo que me falta. Realmente no se lo que es y eso me genera una ansiedad y una tension que me va a provocar alguna arruga nueva. Tengo una empresa de gestion de cuentas con mas de cuarenta personas a mi cargo. Soy una mujer de exito que podria decir que lo tiene todo, incluso un novio apuesto cuatro anos menor que yo que es la envidia de mas de alguna arpia. Y a pesar de todo eso me falta algo. Si es que no me merezco lo que tengo, yo quejandome cuando hay gente que se muere de hambre, a veces me doy asco. Intento ser positiva. Hoy es viernes, esta noche Jorge vendra a casa, cenaremos y con suerte echaremos un polvo aburrido como siempre, pero al menos tendre un orgasmo. --Buenos dias, senora Miler--gritan golpeando en mi ventanilla. Me cago en la leche, menudo susto me acaba de dar Gabriel, el conserje del edificio. Ahi esta, en pie como una estatua al lado de la puerta sujetando un paraguas enorme para acompanarme a la entrada. Me bajo y le dedico una sonrisa tan falsa que seguro que piensa que me he puesto botox o alguna mierda de esas que no te dejan estirar los labios. Me pregunto cuanto hace que no sonrio de verdad. --Buenos dias, Gabriel, siempre usted tan servicial--digo de camino a la entrada. --Siempre es un placer, senora Miler. Suspiro en modo zen para no soltarle un berrido y hacerle comprender de una puta vez que no soy una senora, no me he casado y por lo tanto sigo siendo una senorita. Se que lo hace por educacion y por respeto, pero no me gusta. --Que tenga un buen dia--me despido antes de coger el ascensor hasta la ultima planta. Cuando las puertas se abren ya oigo el barullo desde la otra punta del pasillo. Otra vez me la estan liando estas listillas. Se ha formado un cierto grupito entre mis empleadas mas jovenes, de esos en los que cada vez que es el cumpleanos de una, aparece aqui con tres bandejas de pastas y cafe para todo el mundo. Hacen un corrillo a la hora del desayuno que siempre se acaba estirando mas de la cuenta. ?Que se piensan? ?Que tienen derecho a que yo les regale el dinero? Miro la hora en el reloj de pulsera que Jorge me regalo, es feo de cojones, pero a el le parece una autentica belleza y de vez en cuando me lo pongo para darle el gusto. Son las diez menos cuarto y la hora del desayuno termina a las nueve y media. En cuanto me ven aparecer por la puerta del comedor todas giran la cabeza hacia la pared donde cuelga el reloj como una manada de perras que acaba de encontrar un hueso. Sus caras se descomponen y me miran estupefactas como si la culpa de que las haya pillado encima sea mia. --Buenos dias, senora Miler, ?le apetece picar algo? Es el cumpleanos de Nuria y ha traido algo para desayunar. Ahi esta, la descarada de Valeria, mi secretaria personal. Es la que ha tomado la voz por todo el grupo. Si no fuera porque es bastante mas eficiente que las tres ultimas que he tenido y porque ademas es la hija de uno de mis mejores clientes, la despediria sin dudarlo. A veces me siento como Miranda Priestly en El diablo se viste de Prada, una autentica zorra a la que todas sus empleadas temen, todas menos Valeria. --Ya he desayunado, gracias. ?Os pensais que las llamadas y los correos se contestan solos? --berreo echando chispas por los ojos--espero que al final de vuestro turno os quedeis a recuperar el tiempo que habeis perdido. Esto no es el colegio, aqui no se reparten chuches en los cumpleanos, ni en los santos, ni en todo lo que se os ocurra celebrar. Todas me miran con cara de cordero degollado y van saliendo una a una pasando por mi lado con la cabeza gacha. Algunas pronunciando disculpas en susurros, las que no, seguramente, me maldicen mentalmente. Ya lo se, me acabo de comportar como una autentica zorra sin escrupulos ni empatia, o al menos eso es lo que me dira mi psicologo el lunes cuando acuda a la visita para regalarle cien euros por no ayudarme. Si es que encima soy gilipollas. Me siento fatal conmigo misma cuando me comporto asi, pero soy incapaz de evitarlo. Las palabras comienzan a salir de mi boca sin ningun tipo de filtro, a veces no se ni lo que he dicho hasta que termino de hablar y recapacito, pero para entonces ya es tarde. --Podria haberla felicitado al menos--suelta Valeria al pasar por mi lado. --?Como dices? --pregunto indignada. Lo que me faltaba, que ahora venga la mocosa prepotente esta a decirme lo que tengo que hacer. --Nuria cumplia cincuenta anos, eso no pasa todos los dias. --Hay muchas cosas que no pasan todos los dias, como que os encuentre a todas en vuestros puestos cuando llego. Haz el favor de ir a tu mesa de una vez y prepararme los informes que te pedi ayer. --A la orden. Valeria se da la vuelta muy digna y camina pasillo adelante mientras yo la observo y la maldigo a la vez. Creo que ni siquiera ha cumplido los treinta, pero la cabrona tiene unos ovarios y una seguridad en si misma que me recuerda a mi con su edad, quiza por eso le permito esa insolencia. Le doy unos minutos mientras me hago un cafe en la maquina de capsulas. Valeria trabaja dentro de mi mismo despacho y cuando entre quiero verla en su mesa concentrada en lo que tiene que hacer. Doy un sorbo al cafe y miro lo que queda de las dos bandejas de pastas. La boca se me hace agua, tienen una pinta deliciosa y sin ningun tipo de remordimiento cojo una y me la llevo a la boca. --Umm, joder, que rica esta. Me como un par de ellas mas, me termino el cafe y me limpio la boca para borrar cualquier huella que pueda delatar mi pecado. Cuando entro en el despacho echo un vistazo a la mesa de Valeria, que se encuentra justo en la parte derecha. Teclea algo en el ordenador mientras habla por telefono a traves de los auriculares, pero eso no le impide dedicarme una mirada reprobatoria y cabecear como si pensase algo horrible sobre mi. Suspiro tratando de calmar mis nervios. Aqui la que manda soy yo y a veces tengo la sensacion de que la que tiene el poder es ella. Todavia me pregunto por que le permito toda esa desfachatez que tiene, he echado a otras por mucho menos. Valeria cuelga y al sentarme en mi mesa veo que los informes que le he pedido no estan. --?Todavia no me has preparado los informes? --grazno senalando mi mesa. --Si que los tengo, es solo que la impresora se ha atascado y he tenido que imprimirlos de nuevo. --Ya, claro. Valeria se pone en pie de forma brusca haciendo que su silla acabe estampandose contra la pared, recoge el fajo de papeles que hay en la impresora, los cuadra sobre su mesa hasta que quedan perfectamente alineados y despues se acerca a la mia y los suelta ante mi como si fuesen una bomba. --O empiezas a comportarte como una mujer adulta y con educacion o me vere obligada a despedirte--amenazo recogiendo los papeles. --Si quiere que los demas mostremos educacion y respeto, deberia usted predicar con el ejemplo, senora Miler. Quiza mostrar algo de humanidad con sus empleados facilitaria que todo el mundo aqui se sintiese mas comodo y rindiese mas. Hay unos cursos muy buenos sobre liderazgo y... --Mira, Valeria--la interrumpo conteniendo las ganas de despedirla con efecto inmediato--tu trabajo aqui es hacer lo que yo te pido durante las ocho horas de tu jornada, si no te gusta, ahi tienes la puerta. Valeria no se mueve ni un centimetro, pero me dedica una mirada capaz de congelar un desierto. --Lo imaginaba, ahora vuelve a tu puesto--le ordeno resoplando. Capitulo 2 Por fin llego a casa y me dejo caer en el sofa como si acabase de llegar de correr la maraton de Nueva York. Me siento realmente agotada, es como si llevase una mochila cargada de piedras a todas horas y no pudiese quitarmela ni para dormir. Dentro de un par de horas llegara Jorge, pediremos que nos traigan la comida a casa, sacare una buena botella de vino y despues de charlar un rato, nos iremos a la habitacion para echar otro polvo aburrido. No es que me queje, el sexo con Jorge es bueno. Siempre tiene mucho cuidado de asegurarse de que yo acabe retorciendome entre espasmos con su polla dentro. Pero siempre es lo mismo, el encima, yo debajo, follamos, y cuando nos corremos se da la vuelta y se duerme como un nino pequeno. ?Que hay de las noches intensas de sexo salvaje de las que hablan mis amigas? ?Que pasa con lo de follar en la cocina? O en el porche, o en el jardin como animales porque hemos tenido un calenton. Al principio pensaba que era yo, que no lo pongo lo suficiente o que no soy divertida ni espontanea en la cama. Intento hacer cosas diferentes, proponerle algun juego erotico o vestirme con lenceria tan sexi como cara, pero lo unico que consigo es que se empalme como un animal y me acabe llevando al mismo sitio de siempre; la cama. Cuando llega cuelga su americana en el respaldo de la silla y la plisa con sumo cuidado. Yo lo observo hacerlo con la misma incredulidad que siempre que viene. No acabo de acostumbrarme a sus manias ni a su obsesion por el orden, es un hombre demasiado mecanico y cuyo funcionamiento aprendes demasiado deprisa. ?Sera eso lo que me aburre? --He pedido la cena mientras venia de camino, espero que no te importe, estoy muerto de hambre--dice mientras me da un beso casto y se va al bano. --Claro--digo rascandome el pelo. Me entran ganas de seguirlo al bano, de pronto me siento ardiente y deseosa de sentirle dentro. Me lo imagino sacandose la polla de los pantalones para orinar y solo puedo pensar en acercarme, masajearla hasta ponerla dura como necesito y pedirle que me folle alli mismo. Mi sexo palpita al pensarlo, pero cuando Jorge ve que me acerco al bano estira una pierna y empuja la puerta para entornarla. Resoplo resignada y me voy a la cocina para disponer la mesa. --?Que tal te ha ido el dia? --me pregunta una vez estamos cenando. --Otra vez he vuelto a pillar a esas descaradas celebrando un cumpleanos en horas de trabajo, no se como pueden tener tanta cara--reniego de mal humor. --No seas asi, mujer, que haya buen ambiente entre el personal de trabajo es bueno para ti, asi rinden mas. --?Como van a rendir mas si no estan en sus puestos? --berreo dejando el tenedor sobre la mesa. Lo que me faltaba, como si no tuviese ya bastante con que la lista de Valeria trate de darme lecciones, ahora me viene Jorge y se pone de su lado. --No te enfades, nena--trata de calmarme. --No me llames, nena, te lo he dicho mil veces, joder, no lo soporto. Yo no soy la nena de nadie, ni tampoco una senora ni... --Eh, eh, vale ya, Ingrid--me detiene con las manos en alto--relajate, ?vale? Yo solo digo que no te vas a morir por darles diez minutos extra. --Diez minutos extra por siete personas que habia alli son setenta. Soy yo la que hace frente a los gastos, ?sabes? Dejo de comer y me bebo lo que queda de mi copa de vino de un trago. --Ponme mas, por favor--le pido a Jorge sin apenas mirarlo. --Esta bien, dejemos ese tema--dice mientras me sirve--tengo una sorpresa para ti. --?En serio? --pregunto realmente sorprendida. --Si. Jorge se saca algo del bolsillo de su camisa perfectamente planchada y me lo tiende. Es un pequeno sobre, lo cual me alivia porque por un momento he pensado que iba a sacar una cajita con un anillo y ya se me estaban ocurriendo un monton de formas de decirle que se fuese de mi casa y ninguna era agradable. Abro el sobre y extraigo una tarjeta negra con un logotipo extrano en forma de latigo y las letras La mazmorra escritas debajo. Le doy la vuelta sin comprender que es y en el dorso veo que es un vale por una sesion en el lugar en cuestion. --?La mazmorra? ?Que es esto, Jorge? Suena al sotano de castigo de algun castillo. Jorge sonrie con su dentadura perfecta ante mi cara de poker y da el primer sorbo a su copa de vino. --Dices que el sexo que tenemos te aburre, ?no? --Bueno, no es que me aburra, es que, no se, me falta algo, Jorge, te lo he dicho mil veces. --Pues esa tarjeta es ese algo. --?Como dices? --Se que tengo mucha culpa de ese aburrimiento tuyo, yo soy muy simple, me gusta follar siempre del mismo modo porque me siento comodo y se que el resultado siempre es bueno, ya sabes, cuando algo funciona para que cambiarlo, ?no? Pongo los ojos en blanco, a veces no se que cojones hago con el, en serio. --Se puede follar de muchas maneras, Jorge--digo con los ojos desorbitados. --Ya lo se, nena, quiero decir, Ingrid--se disculpa rapidamente--por eso he contratado esa sesion. --?Has contratado una sesion? ?De que? --Entraremos en una sala con una dominatrix de esas. --!?Que?! --berreo iracunda--?tu te has vuelto loco o que? Yo no voy a hacer ningun trio con nadie. --Que no es eso, Ingrid, no vamos a follar con ella. En la sesion simplemente nos guiara, nos forzara a conocer nuestros limites y nos dara algun que otro azote, nada mas, o eso creo--explica confuso. Vamos, que el muy gilipollas no tiene ni puta idea de lo que es. --Es decir--digo poniendome en pie completamente alucinada por lo que estoy escuchando--que pasas de follarme cada vez que vienes en modo misionero, a querer que una mujer nos pellizque los pezones y te retuerza los huevos mientras nos azota si nos portamos mal, ?es eso? Mi puta vida, si es que no me puedo creer que me este hablando en serio. Jorge ha palidecido en el momento que he hablado de sus preciadas pelotas, esas que nunca quiere que toque porque no se fia de que no le haga dano. --No es eso, mujer, he pedido una sesion de iniciacion, algo suave. Un amigo me hablo de ese sitio, me dijo que puedes aprender a estimularte de muchas formas y que reaviva el sexo en las parejas. --?Hablas de nuestros polvos de mierda con tus amigos? Esto es el colmo. Conociendo como son los hombres, seguro que ahora piensan que la sosa soy yo, cuando aqui, el atontado que tengo delante es incapaz de dejarme meterle mano en el sofa porque piensa que el unico lugar apropiado para el sexo es una cama. --Nosotros podemos reavivar el sexo sin ayuda de nadie, bastaria con que te soltases un poco, que eres mas soso que chupar el palo de un helado. --Intento esforzarme, Ingrid. Pense que te gustaria, pero si te vas a poner asi, lo anulo y problema resuelto. Si hombre, anularlo dice, para una vez que vamos a hacer algo diferente. --No anules nada, iremos a esa sesion y mas vale que te dejes llevar. --Te lo prometo--dice mas relajado. --Y ahora explicame por que has escogido a una mujer. --?Que? Bueno, es lo normal, ?no? --Lo normal, ?por que? Porque tu eres un hombre y pasas de que otro tio te vea la polla, ?no? --Joder, Ingrid, como estas hoy. Lo hice por ti, pense que te sentirias mas comoda si quien nos hacia la sesion era una mujer. Ya, claro, ahora encima se piensa que soy estupida. Aqui el que se va a sentir comodo es el, en fin, no voy a discutir mas. --?Follamos? --pregunta senalando la habitacion. --Si es que eres todo un romantico, si senor--rezongo fulminandolo. Estoy cabreada como una mona y tengo ganas de tirarle algo a la cabeza, pero creo que es mejor un polvo soso que acabe en orgasmo que seguir en esta conversacion de besugos. Cuando Jorge me penetra cierro los ojos y trato de imaginarme que no estamos en esta cama, ni yo debajo con las piernas abiertas y el encima bombeandome de forma mecanica. Intento pensar en algo mas divertido y excitante, pero entonces me agarro con fuerza a sus nalgas porque me apetece que me folle fuerte y sentirlo bien adentro y el se queja de que soy muy bruta y me corta el rollo completamente. --Me vas a clavar las unas, ten cuidado--dice jadeando. --?Cuando es esa sesion? --pregunto dejandome hacer sabiendo que mi orgasmo ya no va a llegar. --Manana, manana por la tarde. ?Te va bien? --Perfecto.

  • Todo lo que deje atras (Las Tres Marias 3) de Scarlett Butler

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    Olivia Rivera siempre ha sonreido, ha llevado la vida que queria y ha conocido la felicidad completa. Sin embargo, un duro golpe pone su vida del reves, su mundo se tambalea y se hunde en la mas absoluta oscuridad.Una oportunidad laboral en otro pais hara que vuelva a encontrar el equilibrio.Jason Sterling es un famoso tatuador aficionado a la musica que vive en la tranquilidad de su apartamento de Londres, pero una noche Livi se cruza en su camino tambaleando su realidad.Problemas del pasado, miedos, fantasmas. volveran a sus vidas haciendoles dudar hasta de lo mas basico.

  • Peligrosa Obsesion de Elizabeth Bowman

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    Cuando Amelia Ballesteros ofrece su negativa tajante a la propuesta matrimonial de Alvar de Mosende no se imagina que el infierno esta a punto de desatarse a su alrededor.
    Un secuestro, una situacion que se escapa de las manos, miedo, angustia, amenazas y desolacion… fruto de la mas peligrosa obsesion de un hombre.
    Y en medio de todo ello, Diego de Castro, un hombre enamorado capaz de remover cielo y tierra en busca de su prometida desaparecida.

  • El buscador 1 de Elora Norte

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    Una extrana plaga esta matando gente aleatoriamente en el pueblo de Ithil. Los lideres de los tres poderes principales del pueblo; el Consejo, el Templo y la Guardia; deberan dejar a un lado sus rencillas y olvidar los problemas del pasado. Tendran que unirse a los buscadores, mandados desde la capital, que han venido a ayudar y encontrar la causa de la enfermedad. Pero para Risha, su hermana Paro y el Capitan Tash la llegada del buscador Aryom supone una revolucion en sus vidas mas grande que la plaga.

  • Tu+Yo= Extenso de Phavy Prieto

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    Alejandro ha confesado sus miedos a Irina, se ha enfrentado al pasado y
    aceptando que no puede vivir sin ella le ha propuesto matrimonio.

  • El Sacrificio Imposible (Los Aramitianos 1) de Kerr-ann Dempster

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    Siglos atras, la rivalidad entre hermanos destruyo Aramith. Como castigo, los perdedores fueron despojados de su Inmortalidad y condenados a vivir en la Tierra, consumidos en la vejez y enfermedades. Pero aun hay esperanza.

  • Los ratones de dios de Luis Rendueles

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    En julio del 2011, los canonigos de la catedral de Santiago de Compostela se dieron cuenta de que faltaba el Codice Calixtino, el manuscrito iluminado del siglo XII considerado como la primera guia de viajes del mundo y referente para millones de peregrinos cuando realizan el Camino de Santiago. El robo del Codice Calixtino, una obra rodeada de misterio, leyendas y controversia desde sus origenes hasta nuestros dias --y de valor incalculable--, conmociono a toda la sociedad espanola e internacional. Para recuperar la famosa reliquia, se puso en marcha un operativo liderado por la Brigada de Patrimonio Historico. Para su investigacion, los policias tuvieron que viajar a Santiago --y tambien en el tiempo--, al entrar en un mundo gobernado por las leyes de Dios, ejecutadas por el dean, jefe del templo, y sus colaboradores, los canonigos. Inevitablemente, las pesquisas que el inspector jefe Tenorio y el juez Vazquez Tain hicieron abarcaron todos los rincones mas oscuros de la catedral y desvelaron chantajes sentimentales, guerras entre canonigos, acusaciones de homosexualidad y drogas, y permitieron averiguar, ademas, que habia ratones que robaban dinero de los peregrinos desde hacia muchos anos ante la <> de los sacerdotes, segun dictamino el tribunal que juzgo el caso. El caso tambien desvelo que la razon para robar el Codice Calixtino no era ni mucho menos la que los investigadores se esperaban.

  • Perdido en la lujuria de Joe Jacobs

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    Desde que tengo memoria, la abstinencia ha sido un tema importante para los asistentes a la iglesia. Creci en la iglesia en mi vida y disfrute asistiendo a los servicios la mayor parte del tiempo. Era como la mayoria de las cosas, por supuesto, algunos dias simplemente no podias soportarlo; algo asi como esos dias en que el vomito de su hijo ya no era lindo. Sin embargo, para esos momentos en los que lo disfrute mucho, fue como tener una segunda familia a la que ir. Tendriamos: nuestro servicio regular, escuela dominical, hora del cafe, cenas y eventos especiales, e incluso teniamos un gimnasio; totalmente equipado con una cancha de baloncesto e incluso permitio la instalacion de una red de voleibol. La vida creciendo en la iglesia fue buena. No lo hubiera querido de ninguna otra manera para mi y estaba agradecido de que mi madre me obligara a ir; al principio, de todos modos, despues de un tiempo lo esperaba. Durante muchos anos fue una rutina, un lugar de amistades, actividades, aprendizaje, responsabilidad, un hogar lejos del hogar, algo tan comodo y seguro que los ninos siempre estaban riendo y jugando mientras aprendian sobre la Biblia. Yo era uno de los ninos mayores que asistia a la iglesia y, por lo tanto, senti que podria haber habido cierta presion sobre mis hombros para dar un buen ejemplo a los mas jovenes que yo. Tenia que cuidar a los pequenos como si fueran mios y recordar que cuando se trataba del concurso de comer donas, deberia dejar que alguien mas ganara al menos una vez. Sin embargo, la familia crecio, a medida que mi iglesia se mezclaba con otras en grandes reuniones y me di cuenta de que no estaba limitado a las tres o cuatro familias con las que conversaba de forma regular. Nunca me senti segregado por lo que creia porque siempre hubo otros que abrazaron lo que yo tenia. Tener lo que piensas que es una familia pequena y luego darte cuenta de que hay una aun mas grande, es muy … reconfortante, supongo. Es dificil recordar todos los sentimientos que tuve cuando era mas joven, pero los recuerdos siguen ahi y mantengo la cabeza en alto sabiendo que soy una buena persona. La iglesia no me hizo una buena persona, lo hizo mi entorno; la gente, sus acciones, mis padres, sus acciones. He sido muy afortunado en mi vida, pero finalmente llega a su fin. La gente se muda, la gente fallece, preferiblemente en paz mientras duerme, ya veces conoces gente nueva, que a veces tiene una agenda oculta o no se da cuenta de que sus demonios en el fondo no han sido realmente tratados. Han estado en negacion durante tanto tiempo que te absorben directamente; ya sea que quieran o no, eso es dificil de decir. Y cuando intentas decirles que estan danados, suenas loco por decirles la verdad. Se lo que se siente que se aprovechen de ellos y no se lo deseo a nadie. Todos estamos juntos en esto y debemos tratarnos unos a otros con dignidad y respeto. Uno no debe ofenderse por las ofrendas de otro. Si me ofrezco a ti, ya sea un hombro para llorar o un diario en el que confiar, aceptame en lugar de arremeter. La paz interior a veces puede ser dificil de conseguir, pero alguien que esta viviendo una mentira siempre atacara porque nunca va a estar en paz en el fondo. Me ha tomado algun tiempo darme cuenta de esto, ya que yo tambien fui incapaz de tener una paz interior completa. Sin embargo, por una vez en mi vida, puedo decir honestamente que lo soy. Al recordar el pasado, puedo ver lo bueno, lo malo e incluso lo feo. Tambien veo el valor, la experiencia, el conocimiento y el crecimiento entre todo eso. Todo sucede por una razon y, a veces, nunca sabes realmente la razon detras de algo hasta que te perdonas por dejar que suceda. Creo que ese es el primer paso hacia la paz interior, no perdonar a la otra persona por sus acciones hacia ti, sino perdonarte a ti mismo por permitir que la situacion suceda, entonces tal vez puedas soltar el odio que te consume. Cuando piensa en algo que le molesta, esta perdiendo un tiempo valioso al permitir que la ira se acumule a partir de ello. Mirando hacia atras en situaciones o personas que te molestan, toma lo que puedas de ellas, ya sea positivo o negativo, y luego recuerda cuanto tiempo perdiste. Piense en cuanto tiempo no solo perdio, sino tambien en lo que le sucedio a su vida. ?Te bebiste en exceso tus preocupaciones y el dolor? ?Recurriste a las drogas? ?Quizas sexo? Todos tenemos nuestras formas de lidiar con las cosas, pero a veces lo que pensamos que son soluciones, en realidad dificultan nuestra recuperacion. Piense en su primera experiencia; para mi, fue en la escuela secundaria, a una tierna edad, cuando las cosas son nuevas y confusas. Estaba con la primera chica que habia amado y de hecho dije las tres palabras sin arrepentirme. Decir “te amo” no fue forzado en absoluto y las acciones de ese amor se mostraron de diferentes maneras a como son hoy. Creo que todos somos seres progresivos, en constante cambio, por sutiles que sean. Para mi, mi primera experiencia intima fue hermosa e inocente. Tenia curiosidad y miedo, y me preguntaba que pensaria Dios de mis acciones. Habiendo estado con mi novia en ese momento durante varios meses, el Dia de San Valentin fue un gran problema. Durar mas de un mes en la escuela secundaria tambien fue un gran problema, ahora, no tanto. Miro hacia atras en la duracion de la relacion y desearia poder tener esos mismos sentimientos de nuevo, pero no puedo. Mi inocencia fue despojada, arrebatada para que pudiera crecer y perder los miedos que controlaban cada una de mis acciones. Claro, me protegieron por un tiempo, pero aun necesitaba salir y cometer errores que me permitieran liberarme de ellos. El dia de San Valentin, no se trataba de sexo. Ni siquiera se trataba de sexo oral. Se trataba de la exploracion del cuerpo de otra persona, tocandola en lugares donde la mayoria de las veces estaba intacta. Una mano debajo de los pantalones era generalmente un gran problema, o incluso debajo de la camisa de alguien. La curiosidad se apodero de ti, a menos que fueras como yo, que tome la decision consciente de no hacer nada hasta el matrimonio. A veces me rio, por dentro, de como falle en esa mision. No completare ese viaje, pero podria haberlo hecho y trataria de hacerlo todo de nuevo. La experiencia de tocar la vagina de una mujer por primera vez no se parecia a ninguna otra. Tampoco hay devoluciones. Es como tener una comida por primera vez que instantaneamente se convierte en su favorita; nunca lo olvidas. No se puede rebobinar y decir: “Hagamos esto de nuevo para que mi mente quede completamente impresionado por la nueva experiencia”. Queria esperar hasta casarme porque conocia las implicaciones del sexo. Diciendolo ahora, estoy seguro de que me llamaras una mierda y eso definitivamente esta justificado. Lo que realmente quiero decir es que tuve este sentido, o un presentimiento que me decia que no valia la pena. Unos quince anos despues, despues de tener relaciones sexuales con multiples parejas, me pregunto como lo supe. Claro, el miedo a ser castigado por Dios estaba atascado en mi mente, pero habia otra fuerza impulsora en accion. Que, no estoy seguro, pero si se que me he vuelto un poco mas como todos los demas debido al deseo sexual y la incapacidad de controlar mi insaciable necesidad de meter mi polla en un cono mojado. En este momento, probablemente se este preguntando por que el titulo es “Abstinencia” y por que lo considero erotico. Bueno … no es erotica. Es erotica progresiva. Es mi forma de hablarte de un tema que tiene contenido para adultos y no sentirme culpable en absoluto por lo crudo que termino haciendolo. Algunas personas leen erotica esperando tocarse a si mismas mientras imaginan un escenario en su mente. Yo espero sustancia y un poco de placer, asi que no estoy decepcionado con el escritor. Erotica esta destinada a ser leida cuando estas solo y cachondo, no un domingo por la tarde con los ninos corriendo por la casa con ropa interior en la cabeza. Lo que estoy escribiendo es una mezcla de todo lo que sabes y te estoy jodiendo la cabeza. Quiero que estes confundido, que te preguntes de que diablos estoy hablando y que hagas preguntas. Claro, tengo otras obras eroticas con las que puedes identificarte o conseguir una buena imagen para que puedas correrte, pero esta no es una de ellas. Supongo que esta es probablemente la introduccion a todos los que vienen despues. Piense en cuando tuvo su primer encuentro sexual. ?Estabas enamorado? ?Estabas tratando de convertir a alguien en heterosexual? ?Estabas desmayado? ?Fuiste violada? ?Estabas drogado? Sere abierto y honesto contigo. Mi primera experiencia de tocar a otra persona fue cuando estaba enamorado. Fue puro, inocente y fue suficiente para mi. Sin embargo, la relacion no duro y durante el proceso de curacion, me encontre bebiendo con una amiga y yendo aun mas lejos, hasta el punto de “no retorno”, como algunos lo llamarian. Como alguien que crecio en una iglesia con moral, me senti como un completo fracaso. Senti que le habia fallado a muchas personas ademas de a mi mismo. Se produjo una espiral descendente y mi sueno de salvarme al cien por cien para mi esposa se vio manchado.

  • Virgenes Destrozadas de Alba Duro

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    Macho Dominante: Virgen F*llada y Sometida por el Macho Alfa
    Vivo mi vida como quiero.
    Sin reglas, sin restricciones. Sin contenerme.
    Y me va de p*ta madre.
    Hoy la quiero a ella. Luna.
    Curvas de infarto. Labios de azucar. Sonrisa de sucubo.
    Pero hay un problema. Dice que es virgen.
    Sere un monstruo, pero no quiero partirla en dos.
    No importa cuanto me suplique.
    Es demasiado pura para mis 22 centimetros.
    Solo pensaba devorarla. Dejarla temblando.
    Y entonces largarme. Convertirme en su mejor recuerdo.
    No seria la primera vez. Los tipos como yo no sientan la cabeza.
    Pero ahora no puedo dejar de pensar en ella.
    No despues de probar sus labios. Los dos.
    Va a ser mia. En cuanto vuelva a encontrarla.
    A atarla. A destrozarla hasta que pierda el sentido.

  • La manzana de Eva (Seleccion RN de Adriana Rubens

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    ?Estas cifras son correctas? -- pregunto Massimo Valenti en perfecto espanol, atenuado por un sutil acento italiano, mientras estudiaba los informes que tenia en la mano. --Si, senor. Las he repasado dos veces --aseguro, con nerviosismo, Javier Alvarez, su director comercial en Espana, desde la pantalla del ordenador. En cuestiones de trabajo, Max preferia las video-conferencias a las llamadas telefonicas. Segun su criterio, no era posible hacer buenos negocios sin mirar a los ojos del hombre con el que trataba. Fruncio el ceno. Aquel documento reducia a numeros las ganancias de las cinco sucursales que su cadena de peluquerias Paradiso tenia en Espana. Eran cifras estupendas; todas, menos una. --?Que problema hay en Paradiso Chueca? --inquirio, extranado--. Si se siguen las directrices de la marca, el exito esta asegurado. ?Acaso el encargado es un incompetente? --No creo que se trate de eso, senor. De hecho, ya hemos cambiado tres veces de encargado pensando que ese podia ser el problema --aclaro Javier--. Acabamos de darle el puesto a otra persona que ha mostrado ser muy competente y ambiciosa, pero mucho me temo que el resultado va a ser el mismo. --?Por que dices eso? --Vera, senor, la competencia... --?Competencia? Paradiso no admite competencia --gruno, tajante, mientras golpeaba la mesa con la palma de la mano--. Invariablemente, cuando abrimos una de nuestras peluquerias, las que estan en la misma zona acaban por desaparecer. Yo mismo hice el estudio de zona antes de abrir esa sucursal en la plaza Chueca hace dos anos y, que sepa, la unica peluqueria cercana era un tugurio de mala muerte; no recuerdo ni su nombre, pero a estas alturas ya deberia de haber quebrado. --Si, senor, y se arruino. Pero el local fue traspasado a una pareja joven que monto una nueva peluqueria. Se llama Pecado Original y ya no es lo que se dice un tugurio de mala muerte -- explico Javier, removiendose en su asiento--. Reformaron el local y ahora... --?Me estas diciendo que la peluqueria que nos hace la competencia abrio sus puertas despues que la nuestra y, aun asi, consiguio quedarse con la clientela de la zona? --inquirio, con una voz tan suave que resulto amenazante, y tuvo la satisfaccion de ver como su empleado se encogia en el sillon pese a que tenian el mar Mediterraneo de por medio.

  • Mas Alla del Espejo de John Connolly

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    Algo malsano flota todavia en el interior de la Casa Grady. En esa tenebrosa casa, perdida en las lindes de un denso bosque y de cuyas paredes cuelgan tal vez demasiados espejos, ocurrieron hechos atroces. Alli su dueno, John Grady, asesino a varios ninos tras secuestrarlos. Anos despues, el padre de una de las victimas, que compro la casa para que nadie olvidara los crimenes cometidos en ella, tiene indicios de que una nina desconocida podria estar en peligro. Y acude a Charlie Parker para que evite una tragedia. El detective, que no duda en aceptar el caso, va en busca de todos los que conocieron a John Grady. Quiza logre asi descubrir que secretos oculta todavia la casa, aunque eso suponga atraerse la ira de esos seres espectrales que acuden siempre a la llamada del Mal.

  • Sera larga la noche de Santiago Gamboa

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  • Pajaros de la lluvia de Clarissa Goenawan

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  • Tiempos negros de Lorenzo Silva

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    Alicia Gimenez Bartlett, Jenn Diaz, Lorenzo Silva, Alexis Ravelo, Eduardo Berti, Ernesto Mallo, Patricia Soley-Beltran, Cristina Fallaras, Bernardo Fernandez, Paco Ignacio Taibo II, Pablo De Santis, Espido Freire, Petros Markaris, Anna Maria Villalonga<>.ERNESTO MALLO

  • La aldea olvidada de Cleiomar Queiroz

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    Una novela que aborda el mal que existe en cada uno de nosotros. Si, nadie es santo, pero todos merecen una segunda oportunidad, que solo es posible en el “pueblo olvido”.

  • Las mujeres que no salen en los libros de Mercedes Gallego Moro

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    Una historia de amistad, de amor y solidaridad que relata la vida de las mujeres que lucharon de forma anonima para lograr una igualdad, que en pleno siglo XXI todavia no se ha conseguido.
    Consuelo y Laura entablan amistad de forma casual cuando ambas acuden a unas clases de frances. La primera, abogada, hija de la burguesia madrilena y Laura, que tras la muerte de su marido, se enfrenta a las dificultades que entranaba ser mujer en la posguerra espanola, a pesar de que antes de ser viuda, era ella la que llevaba las riendas del negocio, una tienda de comestibles que ambos poseian en el madrileno barrio de Chamberi.

  • Frecuencia modulada, Gonzalo Castro de Gonzalo Castro

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    A veces la amistad con un amigo se convierte en fascinacion por su novia. Quiza esto no deba resultar tan extrano: los mismos rasgos que hicieron que nos acercaramos a esa persona aparecen potenciados en alguien del sexo opuesto que lo acompana y tambien disfruta de nuestra presencia. El problema con esa situacion es que nos lleva a decidir por la lealtad o por lo que dicen nuestros sentimientos.

  • En un beso la vida, Isabel C. Acuna de Isabel Cristina Acuna C

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  • Hombre de futbol de Arthur Hopcraft

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    Un clasico de la literatura deportiva. Mencionado constantemente como el mejor libro jamas escrito sobre el futbol.

  • El Convidado de las Ultimas Fiestas de Auguste Villiers De L'isle-adam

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    Villiers en Paris queria jugar con el concepto de la crueldad, de igual manera que Baudelaire jugaba con el mal y con el pecado. Ahora, desventuradamente, nos conocemos demasiado para jugar con ellos. Contes cruels es ahora un titulo ingenuo; no lo fue cuando Villiers de l'IsleAdam, entre grandilocuente y conmovido, lo propuso a los cenaculos de Paris. Este casi indigente gran senor, que se sentia el protagonista enlutado de imaginarios duelos y de imaginarias ficciones, ha impuesto su imagen en la historia de la literatura de Francia. Jorge Luis Borges

  • Nieve en Marte de Pablo Tebar Goyanes

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    <>. Esto es lo primero que escucha Leon Miranda, un experto en lenguas muertas, cuando aterriza en el que hace muchos anos fue el Planeta Rojo. Ha tenido que dejar atras a su mujer y a su hijo por un misterioso trabajo del que no le han contado nada.

  • La madre de Fiona Barton

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    Un escueto parrafo en el periodico anuncia el hallazgo de unos restos antiguos de un bebe en una zona en construccion de Londres. Muy pocos lectores siquiera le echaran un vistazo.
    Para tres mujeres, sin embargo, la noticia es imposible de ignorar.
    Para la primera, es el recuerdo de lo peor que le ha pasado en la vida.
    Para la segunda, la peligrosa posibilidad de que su secreto mas oculto sea revelado.
    Para la tercera, la periodista Kate Waters, la primera pista en una carrera para descubrir la verdad.
    Secretos guardados durante anos, enterrados bajo tierra y en el fondo del corazon, saldran a la luz para cambiar tres vidas para siempre.
    Fiona Barton vuelve con su protagonista Kate Waters en un nuevo thriller imposible de olvidar.

  • Te seguire de Yunuen Galvan

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    Alice es una chica enamoradiza y fria que perdio a su primer amor por miedo. Despues de varios anos la vida le volvio a poner una nueva persona en su camino; pero, ?Que pasara si su viejo amor aparece de nuevo?, ?Sera capaz de dejar ir una nueva oportunidad para regresar a donde siempre tuvo el sueno de estar?"Te seguire" es una obra que aborda el tema del amor no correspondido y las diferentes maneras en las que se llega a superar los sentimientos; trata de una manera sutil el hecho de que en muchas ocasiones por intentar perseguir a una persona que no esta escrita en tu destino, te olvidas de ver quien si lo esta.

  • Amar en tiempos de tinder de M. Baeza

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    Ghosting, benching, orbiting, breadcrumbing… El amor en la epoca de tinder parecia facil y divertido, pero nunca ha sido tan complicado.

  • Mi nombre no es Aireen de Elizabeth Betancourt

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    Ella es una ayudante de peluqueria sin exito alguno en su vida personal y profesional. Toda la vida ha sido una simple sirvienta para otros y apenas llega a fin de mes. Su nombre nunca lo recuerdan porque pasa a ser invisible muchas veces, nunca llama la atencion y su mayor aspiracion en la vida es llegar a ganar de la loteria y acabar con sus penurias. Una noche al salir del trabajo, cansada y hambrienta, se queda alucinada al ver a la mujer mas rica del entorno sin vida en el cuerpo. !Aireen Kellog ha sido asesinada! Lo unico que se le ocurre a esta protagonista tan desdichada es robar la identidad de la muerta y adoptar su vida.
    Atticus Kellog es el presidente de la empresa de su abuelo. Pertenece a una familia adinerada y una de las pocas que han quedado en Inglaterra con titulo nobiliario. Encontrarse con su supuesta prima Aireen, hara que su vida gire a ciento noventa grados.

  • Las Supervivientes de Riley Sager

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