• los hombres de verdad no mienten victoria dahl pdf - Victoria Dahl

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    Hacia casi medio ano que Beth Cantrell no habia pensado en el. Bueno, eso no era del todo cierto. Beth carraspeo y se removio nerviosa, mirando a su alrededor como si todos los clientes de la cerveceria pudieran percibir la mentira que se estaba contando a si misma. La verdad era que habia pensado en Jamie Donovan muchas veces. Habia recordado la hora o dos que habian compartido, habia fantaseado con lo que habria podido suceder si se hubiera quedado toda la noche en aquella habitacion de hotel. Pero, durante los seis ultimos meses, ni una sola vez se habia permitido pensar en la posibilidad de volver a verlo. No habia pensado ni en llamarlo ni en contactar con el de manera alguna. Al fin y al cabo, en eso consistia el trato que habian hecho. Una sola noche. Una unica ocasion. Nada de ataduras ni de expectativas. Y ella habia tenido que atenerse a esa regla, porque de lo contrario nunca habria accedido a verse con el ni en aquella habitacion de hotel ni en ningun otro lugar. El no era su tipo. No formaba parte de su circulo social. Y ella, definitivamente, tampoco formaba parte del de el. Beth Cantrell dirigia The White Orchid, la primera boutique erotica de Boulder. Sus empleadas eran sus amigas: mujeres a las que queria como a hermanas. Eran valientes y atrevidas, muy liberales en el terreno sexual. Y salian con tipos que eran como ellas mismas: gente culta, tatuada, con piercings. Gente cool. Si, absolutamente cool, aunque ello les costara comportarse de una manera increiblemente torpe. Beth, por el contrario, no era asi. Ella era simplemente... Beth. Lo cual estaba bien, sin embargo, porque era su jefa y las queria, mientras que ellas hacian todo lo posible por incorporarla a su circulo. Le organizaban citas con hombres. Amigos suyos. Conocidos que les gustaban. Hombres a la moda, hipsters, liberados. Pero ninguno de aquellos hombres le habia producido la impresion que si le habia causado Jamie. Todavia se ruborizaba cuando pensaba en el, con su polo impoluto y sus caquis. Con su gran sonrisa blanca y sus hombros anchos. Vestido de ejecutivo, habia estado todavia mejor. La encarnacion perfecta del pijo guaperas de clase media. Y Beth lo habia deseado hasta la locura. No se habian conocido hasta entonces, pese a vivir en una poblacion tan pequena. Pero en aquella habitacion de hotel, con la promesa de que su aventura solo sucederia una vez... el secretismo que habia rodeado su encuentro habia hecho que se sintiera segura. El problema era que, desde entonces, no habia podido dejar de pensar en el. Todo lo cual habia sucedido precisamente con la primera gran cita que habia tenido en anos. -Hey -le dijo en aquel momento su pareja en la fiesta, agitando una mano delante de su cara-. ?Estas bien? -le sonrio, quitando toda critica a sus palabras. -Lo siento. Antes de que ella se hubiera puesto a pensar en Jamie, su acompanante le habia estado hablando de... algo. Se estrujo el cerebro. Algo artistico e importante sobre los primeros anos de la carrera de Robert Mapplethorpe. -De verdad que lo siento -insistio-. No me habia dado cuenta de lo cansada que estaba hasta que he bebido el primer trago de cerveza. Por lo general no soy tan grosera. El sonrio de una manera que vino a confirmarle que no se habia sentido ofendido. -Me alegro de que no te molestara venir a la fiesta conmigo. Faron y yo somos amigos desde hace anos. No queria perdermela. Y me figure que tu tambien la conocias. -Si, tenemos amistades comunes -repuso. La fiesta no era el problema. Como tampoco lo era su acompanante. El problema era que Beth no habia tenido la menor idea de que la fiesta estaba convocada en la cerveceria Donovan Brothers. No lo habia sabido hasta que su acompanante metio el coche en el aparcamiento, y para entonces el alma se le habia caido a los pies. No era culpa de aquel tipo que la fiesta a la que habia pensado llevarla hubiera tenido lugar precisamente en el local de los hermanos Donovan. Desde que llego, habia pasado los primeros cuarenta y cinco minutos escaneando con la mirada la fila de camareros y clientes de la barra, pero Jamie no estaba alli. Un golpe de pura suerte por su parte. Jamie Donovan era copropietario de la cerveceria, pero tambien un barman famoso por su simpatia. O al menos eso habia oido ella. Porque cuando estuvo con el, la habia impresionado lo serio y concentrado de su caracter. No queria volver a verlo de aquella forma. Como tampoco queria que el pensara que se habia llevado a otro hombre a su cerveceria. Seguia esperando a que Jamie apareciera por alli en cualquier momento, y dudaba de que pudiera superar la tortura que ello supondria. -Voy al servicio -le espeto. Vio que su acompanante recibia una cerveza de manos de la camarera, sonriendo de oreja a oreja mientras se lo agradecia. -?Quieres que te pida otra cerveza mientras tanto? -le pregunto el de pronto. -No, gracias... -por un momento, se quedo boquiabierta de sorpresa. Oh, Dios, se habia olvidado hasta del nombre de su acompanante. Cierto que aquella era la primera vez que salian juntos, pero se habia mostrado tan amable con ella... -No, gracias -repitio, aferrando su bolso y levantandose tan rapidamente de la silla que a punto estuvo de caerse-. Vuelvo ahora mismo. Desafortunadamente, tenia que pasar por delante de la barra para llegar hasta el bano, y le fallaron las rodillas como si fueran a doblarse bajo su peso. Contemplo la barra, descubriendo que el tipo que estaba detras del grifo de cerveza era el mismo joven delgado que habia visto antes. A continuacion volvio a escrutar la zona entera del pub, con el corazon latiendo a un ritmo aterrador. No estaba alli, gracias a Dios. Para cuando alcanzo el corto pasillo que llevaba al bano, estuvo a punto de echar a correr. Empujo la puerta, rezo una silenciosa plegaria de agradecimiento al ver el servicio vacio y se paso una mano por los ojos. -Menos mal. Una vez que su corazon dejo de galopar como un loco, dejo el bolso a un lado y se lavo las manos. La sensacion del agua helada la hizo sentirse mejor. -Todo va a salir bien -musito, intentando convencerse a si misma de que estaba lista para volver a salir. Pero cuando descubrio su mirada desorbitada en el espejo y descubrio lo muy palida que estaba, comprendio que iba a necesitar algunos minutos mas. Apoyandose con ambas manos en el lavabo, se inclino hacia delante. -Todo va a salir bien -se repitio. Dos minutos mas, y se marcharia con la cabeza bien alta y el corazon en su justo lugar. Y ya no volveria a pensar en Jamie Donovan por esa noche. Que Dios lo librara de las mujeres sexualmente liberadas. Eric Donovan se cruzo de brazos y miro cenudo sus zapatos, mientras intentaba procesar lo que acababa de oir de su maestro cervecero. -Wallace, no te entiendo. Faron esta aqui con su marido. Su marido. ?Como puede molestarte eso? !Si esta casada con ese hombre! -!Ese tipo es un canalla donjuanesco! -grito Wallace, alzando el puno y blandiendolo en direccion a la zona del pub con el rostro rojo de rabia. ?Un canalla? Eric se paso una mano por el pelo. -Perdona, pero no lo entiendo. Esos dos son una pareja abierta, liberal. De hecho, tu mismo estas saliendo con Faron, asi que... ?como puedes decir que su marido la esta enganando?

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    16 nov 2019 — Sinopsis Tenía que haber sido una aventura de una noche. Y luego, tanto Beth Cantrell como Eric Donovan han seguido su camino.

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    Agradecimientos Todo el mérito de este libro descansa en mi familia y amistades. La comunidad de la novela romántica me ha proporcionado un enorme apoyo, que he ...

  • Victoria Dahl - Los hombres de verdad... no mienten

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    Los protagonistas cada uno de los libros son los tres hermanos Donovan. En esta ocasión de Eric, el hermano mayor. El responsable, serio, responsable al máximo ...

  • Las siete y una vidas de Stella Fortuna de Juliet Grames

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    Para Stella Fortuna, la muerte siempre ha formado parte de la vida. La ninez de Stella esta llena de extranos incidentes casi mortales, momentos en los que situaciones cotidianas derivan de modo inexplicable en situaciones letales. Incluso su madre cree que esta maldita.
    En su escarpada aldea italiana, Stella es un bicho raro, y emplea todo su caracter en proteger a su hermana menor (Tina, menos guapa y brillante) de las realidades mas duras de la vida. Pero Stella provoca las iras de su padre, Antonio: un hombre que exige sumision de las mujeres y cuyo mayor regalo para su familia es su ausencia.

  • Ojos azules de Arturo Perez-reverte

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    Tendemos acaso a imaginar la <> (30 de junio al 1 de julio de 1520) bajo las especies de un vasto mural epico, en el que los soldados de Cortes luchan, matan y mueren en una lluviosa penumbra azteca; pero acerquemonos mas, no al friso monumental, sino al individuo concreto, como el que late en el codice de Guatemala en el que Bernal Diaz del Castillo refirio su alucinada y luminosa peripecia mexicana: nos encontraremos en el territorio en el que habita el narrador de Ojos azules. Miniatura magistral de la escritura de Perez-Reverte, Ojos azules me trae a la memoria cierta frase de Emerson que solia recordar Borges: comprendiendo un momento de la vida de un hombre, podremos comprender toda su vida. Del mismo modo, quien lee Ojos azules no solo percibe la vida entera del soldado que la protagoniza, sino el alcance y significacion del extenso episodio epico en el que se inserta, y, en otro sentido, la dimension de toda la numerosa, variada y rica trayectoria narrativa de Arturo Perez-Reverte, cuyas virtudes compendia especularmente y espectacularmente en un admirable microcosmos. Atras quedo, desde el principio, y no precisamente por falta de conocimientos y herramientas, la tentacion del mimetismo arcaizante en el lenguaje, la tentacion de la arqueologia expresiva; atras quedo igualmente la tentacion o posibilidad optativa de dar al habla una patina que ilusoriamente sugiriera la apariencia de lo antiguo; todo eso esta ya en lo narrado y no es preciso que redundantemente aluda a ello el registro verbal empleado, salvo en aquello que no permita otra resolucion. Mas lo que importa es, por el contrario, subrayar, no la lejania temporal, sino la proximidad vivencial del relato. Este soldado es casi el soldado de cualquier guerra, a condicion de no ser un recluta: podria ser un romano como los que aparecen en las paginas de Amiano Marcelino, o ciertos combatientes contemporaneos. El coloquialismo de su diccion no se encamina a atenuar el tono epico de lo relatado, sino, por el contrario, a realzarlo; precisamente porque esta voz nos resulta tan cercana quedamos mas sobrecogidos por lo que nos cuenta. ?Que nos cuenta, por cierto? No meramente una historia de coraje, ganancia o perdida; no meramente (y todo ello seria ya mucho) la confrontacion o careo entre dos mundos: son, por el contrario, las ultimas palabras que acierta a pensar el soldado las que nos dan la clave de boveda de este excepcional edificio narrativo. El tema final de Ojos azules, implicito ya en su titulo (que es a la vez el sintagma que cierra la narracion), no es otro que el mestizaje. A su luz, la a un tiempo sombria y fulgurante <> revela, tras el aspero chasquido de herrajes, su condicion de encrucijada: nada sera en adelante lo que fue, ni para los mexicanos ni para los que aportaron a la costa azteca desde el reino de Castilla. Nada sera para ningun lector lo mismo: con el soldado en plena lucha --propiamente, en agonia en el sentido etimologico del termino-- hemos asistido al transito y fusion entre dos colectividades y dos momentos de la Historia. Unas dotes de narrador verdaderamente extraordinarias y una infrecuentisima capacidad de sintesis eran precisas para ello: la pieza que el lector tiene en sus manos las acredita, una vez mas, con creces. PERE GIMFERRER Barcelona, 6-XI-2008 Ojos azules Llovia a cantaros. Llovia, penso el soldado, como si el dios Tlaloc o la puta que lo pario hubieran roto las compuertas del cielo. Llovia mientras resonaban afuera los tambores, y los capitanes iban llegando cubiertos de hierro, sombrios, con las gotas de agua corriendoles por los morriones y la cara y las cicatrices y las barbas. Llovia sobre Tenochtitlan, cubriendo la capital azteca de una noche humeda; lagrimas siniestras que repiqueteaban en los charcos del patio del templo mayor, y disolvian en regueros pardos las manchas de sangre de la ultima matanza, la de centenares de indios mexicanos, cuando en plena fiesta el capitan Alvarado mando cerrar las puertas y los hizo degollar, ris, ras, visto y no visto, hombres, mujeres y ninos, por aquello de que al que madruga Dios lo ayuda, y mas vale adelantarse que llegar tarde. Los he cogido en el introito, dijo luego Alvarado, cuando Cortes fue a echarle la bronca. Se me fue la mano, jefe, se disculpaba, hurano. Pero por lo bajini se reia, el animal. Los he cogido en el introito. Bum, bum, bum, bum. Apoyado en el porton, bajo la lluvia, el soldado de ojos azules reprimio un escalofrio mientras se ajustaba el peto y cenia la espada. A su alrededor los companeros se miraban unos a otros, inquietos. Al otro lado de los muros del palacio, afuera, los tambores llevaban sonando una eternidad. Bum, bum, bum, bum. Habia toneladas de oro, pero ahora Moctezuma estaba muerto y se acababan las provisiones y todo se habia ido al carajo. Bum, bum, bum, bum. Tambien habia miles y miles de mexicanos en la ciudad, alrededor, cubriendo las terrazas, llenando las piraguas de guerra en los canales y la calzada entre los puentes cortados. Mexicanos sedientos de venganza. Bum, bum, bum. Asi todo el dia y toda la noche, mientras en lo alto de los templos los sacerdotes alzaban los brazos al cielo y preparaban los sacrificios. Bum, bum, bum, bum. Aquello sonaba adentro, precisamente en el corazon, que los mas cenizos ya imaginaban fuera del cuerpo, ensangrentado, abierto el pecho por el cuchillo de obsidiana. Bum, bum, bum. Menudo plan, penso el soldado mirando las caras mortalmente palidas de los otros. Venir desde Caceres y Tordesillas y Luarca y Sangonera, que estan lejos de cojones, para terminar abierto como un gorrino, con las asaduras hechas brochetas en lo alto de un templo, aqui donde Cristo dio las tres voces. Bum, bum, bum. Y ademas, de tanto oirlos, aquellos tambores habian adquirido un lenguaje propio. Si uno prestaba atencion podia oir que decian: teules malditos, perros, vais a morir todos hasta el ultimo, y pagareis el deshonor de nuestros idolos, y vuestra sangre correra por las aras y los escalones de los templos. Bum, bum, bum. Eso decian aquella noche, penso estremeciendose, los jodidos tambores de Tenochtitlan.

  • Bajo el cielo purpura de Roma de Alessandra Neymar

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    Ahora con escenas ineditas y exclusivas en una edicion

  • Rosa Cuchillo de Oscar Colchado Lucio

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    “Es una de las mejores novelas que se ha escrito en el Peru sobre esa etapa terrible de la historia peruana.”

  • Cautivo de tu mirada (Los Cherry 1) de Marian Arpa

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    Comienza la apasionante bilogia <<Los Cherry>>.
    Una historia de amor entre el Londres de la regencia y las altas tierras escocesas.

  • Yo soy aquel de Osvaldo Bossi

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    ABRO LOS OJOS, cierro los ojos. ?Soy un arbol o soy un nino? Soy un nino. Tengo nueve anos y esta es mi casa: cuatro paredes de madera y un techo de carton, nada mas que eso. El bano esta afuera y es casi lo mismo. Cuatro tirantes y un par de chapas y una cortina de tela. Abro los ojos, los cierro. Que mas, que mas... En el fondo hay un arbol de eucaliptus, la bomba de agua, un patio de tierra, un caballo que se llama Tornado, y el carrito de mi papa. Si llueve se escucha la lluvia, pero ahora no llueve. Las chapas duermen su sueno tranquilo despues de soportar, todo el dia, el sol del verano. A veces crujen un poco, como si estiraran las piernas, pero en general estan dormidas o mirando la noche. Acostado en mi cama, las miro. ?Estoy dormido o estoy despierto? La luna, desde la ventana, me mira y se sonrie. ?Es importante eso? La miro y le digo que no. Creo que no, le digo. Luego pasa un mosquito, zumbando. Chau, nos vemos otro dia, me dice, de refilon y a las apuradas. Aca no se puede respirar... Y me senala el humo de los espirales que estan apoyados, haciendo equilibrio, cada uno sobre el pico de una botella. --Chau --le digo. Abro los ojos, los cierro. PAPA SE QUITA la camisa, apaga la luz de la cocina y vuelve a la pieza. Se acerca hasta la ventana y mira el cielo, de un negro purisimo, como una mancha de alquitran. Del bolsillo de su camisa saca un paquete de cigarrillos y el encendedor. Mama lleva puesto un camison blanco, holgado; parece una nube. Lo mira a mi papa, se le acerca. Apoya la cabeza sobre su hombro. Papa se lleva un cigarrillo hasta los labios, espera un segundo, mira por la ventana y despues lo enciende. De su boca, de su nariz, salen dos chorros de humo. Largos, espesos. Mama lo mira y luego mira la noche por la ventana. El aparta el cigarrillo de sus labios; ella se suelta el pelo, negro, hasta la cintura. El la mira, la atrae junto a si. Ella se rie. A lo lejos, se escucha el run-run de la radio y las aletas de un ventilador dando vueltas. Cierro los ojos, pero no puedo dormirme. Mama se da cuenta y se aleja enseguida de mi papa. Ahora vengo, le dice. El trata de retenerla, pero ella se aleja, se escurre, se acerca hasta mi cama. --Hola --me dice. No le contesto nada. La escucho. --Se que estas despierto. Abro los ojos. --No tengo sueno... --?Queres que te cante una cancion? --Bueno. Entonces se pone a cantar, bajito. Casi no se le escucha la voz. Papa sigue en la ventana, le da una ultima pitada al cigarrillo y le pregunta: ?Se durmio? Ella le dice que si. Me da un beso tibio, como un pajarito, sobre la frente y luego otro, sobre la mejilla, y vuelve a su lado. Al rato, me duermo. En el sueno, atravieso el cielo de una punta a la otra, como un cometa que no sabe si va a chocar contra la Tierra, o dar la vuelta y seguir su camino por la galaxia. Al verme, mi papa se sonrie. Mama apoya la cabeza sobre su hombro, como si estuviera muy enamorada o muy cansada, o las dos cosas a la vez. En eso, sin dejar de mirar el cielo, papa le senala un punto brillante que cruza la noche a toda velocidad. --Mira, es un cometa --le dice--. ?Lo ves...? Pero cuando mi mama levanta los ojos para verme, ya estoy en otra parte, muy lejos... --A donde. Parece una nina. Papa se rie. --No importa --le dice, y aspira el humo de su cigarrillo, y luego lo arroja al aire, y luego se acerca. Mama lo mira, mira esa rafaga de humo, y cierra los ojos. AL LADO DE MI CASA esta la casa de mi tia Magdalena. Y un poco mas alla, la casa de mi padrino Serafin y de mi tia Rosa. Y otro poco, pero mas lejos, la misma casilla de madera en donde viven mi tia Pirucha y el tio Carolo. Desde afuera parece una villa, pero no es una villa, porque somos todos de la misma familia, dice siempre la tia Nene, con su cara redonda, como un plato. Mama la escucha y se sonrie. Cuelga las camisas de mi papa y un solero lleno de flores azules y anaranjadas, y mi ropa, que ocupa la mitad de la soga. Cuando llega la tia Pirucha (un poco enojada, como siempre) agarra la ropa y la tira toda junta adentro del fuenton. Mama se rie otra vez. Tia Pirucha cuenta que no pudo pegar un ojo en toda la noche, con este calor insoportable, y dice una mala palabra. Es temprano. No corre una gota de aire. Cada tanto, abro el cuaderno y trato de concentrarme en la tarea de la escuela. Pero a mi alrededor todo arde, tiembla, como si no estuviera en el patio del fondo, bajo la sombra del eucaliptus, sino adentro de un panal de luz, y mis tias y mi mama fueran un punado de abejas transportando enormes carretillas de miel. En eso, tia Pirucha deja la ropa y vuelve hasta su casa y pone en el tocadiscos una cancion, a todo volumen. Es una cancion que habla de cosas tristes, pero a mi y a mi mama nos gusta. A tia Magdalena, en cambio, parece que no, porque dice que para sufrimientos esta la vida, y que mas lindas son las canciones alegres. Igual le pregunta: ?El que canta es un ciego, no? Tia Pirucha le dice que si, e inmediatamente se olvida de todo lo que esta pasando a su alrededor. Se olvida de mi mama, de la ropa en la soga, del calor, y se pone a cantar a los gritos. Yo la miro, un poco encandilado, como si todo lo que le esta pasando al muchacho de la cancion, le estuviera pasando a ella en realidad. Al verla, tia Magda se vuelve corriendo para la cocina. Mama y yo, todo lo contrario, nos quedamos mirandola, los ojos muy abiertos, como hipnotizados. A ella, y al ciego que mato a la chica de la que estaba enamorado, y ahora, en la carcel, espera ser llevado a la silla electrica. Tio Carolo se asoma por la ventana de la cocina, en cueros, con un mate en la mano, y se sonrie. A mi mama se le cae una lagrima, y enseguida la seca, con el dorso de la mano. Yo, al principio, no se que hacer; pero despues lo entiendo al ciego y pienso: Si yo fuera la chica, aunque estuviera muerta, lo perdonaria. Lo perdonaria, estoy seguro. --Lo que pasa es que sos muy bueno --dice mi mama, que lee todos, o casi todos mis pensamientos. Levanto los ojos y la miro. Sin darle tiempo a nada, como si estuviera poseido por el espiritu de la chica, le contesto, con absoluta conviccion: --No se confunda, senora, lo que pasa es que estoy... esta, la chica quiero decir... enamorada... Solo eso... ?Es tan dificil de entender? Aparentemente si, es muy dificil, ya que ella me mira, un poco aterrorizada, y sin saber que hacer, exactamente, conmigo. Si llevarme de un brazo, corriendo, fuera del alcance de mi tia Pirucha, o si pedirme que la disculpe y darme la razon. Yo aprovecho el barullo y me dejo transportar, con los ojos llenos de lagrimas, hasta el cielo, y en el cielo me abrazo con el muchacho recien electrificado. Tanto, que puedo sentir yo tambien, en mi propio cuerpo, el mismo cortocircuito. Y ahi nomas nos perdonamos, el uno al otro, y nos olvidamos de todas las cosas horribles que nos pasaron en la Tierra. ES LA HORA de la siesta. Estoy acostado en mi cama y mama en la suya, los ojos cerrados, como si estuviera dormida. A veces da vueltas para un lado y a veces para el otro, o se acurruca, o estira los brazos y las piernas como si llevara, en secreto, una incesante actividad. Yo hago todo lo contrario: me quedo quieto y pienso en el frio. Pienso en grandes bloques de hielo, y en una tormenta de nieve acercandose hasta los pies de mi cama. ?Estare dormido o despierto? Abro los ojos y miro la pieza. Miro la luz que entra por las hendijas de madera y pienso: Dormido o despierto, tengo que irme... Y antes de que pudiera darme cuenta, ya estoy afuera, en el patio. Empujo la puerta de alambre. El sol, en lo alto, como una bola de fuego incandescente. A unos pocos metros, veo la casa de mi amigo Luis. Es una casa grande, de material. Un rectangulo de pasto con algunas flores adelante; la puerta principal y la puerta del pasillo, a un costado.

  • Tres metros bajo el suelo de Raul Sanchez Quintana

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    En la cima del monte Ezkaba, a casi novecientos metros de altitud, existio una prision donde las condiciones de vida de sus prisioneros fueron tan inhumanas como las que se vivieron en los campos de concentracion y exterminio que surgieron unos anos despues, durante la II Guerra Mundial.

  • Aitana de Ugo Moriano

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    Cuatro dias habian pasado desde su llegada en Italia cuando el Cardinal Rafael Torres Velasquez, procediendo con precaucion debido a su avanzada edad, bajo las escaleras de cemento que, bordeada de una alta pared de contencion que conectaba la carretera con la playa de abajo. Despues de solo nueve escalones, un ataque repentino y muy doloroso a la rodilla izquierda lo obligo a apretar su agarre en la barandilla de hierro que rodeaba la escalera, recordandole, si es necesario, que mas alla de cierta edad el privilegio de vivir es frecuentemente compensado con una serie abundantes de tembladera. – Monsenor, ?necesita ayuda? – No Aitana, todo esta bien. Gracias a este hermoso dia, me enfrente al bajr con demasiada calvicie, olvidando que ya no era un nino. Respondio el cardinal dirigiendose a la monja que lo observaba preocupada. – Ahora voy a ser mas cuidadoso y todo va a estar bien. – Talvez debimos haber elegido otra playa. -La religiosa unio sus manos como si estubiera orando. – una mas accesible, como la que pasamos hace diez minutos. – No, esta bien. !Mira que hermosas rocas emergen del mar!. El alto prelado, despues de una dispensada sonrisa tranquilizadora a la monja, retomo el descenso hacia la extencion de guijarros grises que descendieron a la costa. De hecho, no estaba completamente seguro de que estaba haciendo lo correcto. De hecho, si se hubiera encontrado en el papel de Aitana, habria reiterado sus dudas con mas behemencia. “Si despues no puedo subir, ya que no hay rampas de acceso, solo escaleras, usted se veria obligado a pedir ayuda" A pesar de ese pensamiento, no se detuvo, simplemente precedio con mas cuidado y su agarre, en la barrandilla gastada por el tiempo y la sal, se volvio mas firme. En los dias anteriores junto con su inseparable asistente habian seguido algunos servicios religiosos en la catedral de los Santos Mauricio y Companeros Martires, que se encuentran en el Parasio de Porto Maurizio, pero esa manana se habian mudado al otro lado de la ciudad. Habian asistido a la misa de las diez en la basilica colegial de San Juan Bautista en Oneglia y al final, de la conversacion cordial con el parroco, habian ido a dar un paseo cerca al muelle portual. Hablando con un pescador, el cardenal se habia enterado de esta playa, en el que estaba a punto de descender, situado en la solapa mas oriental de Imperia. Cuando llego al ultimo escalon, se paro y respiro el olor salado que impregnaba el aire. Un aroma no desconocido, pero raro para un hombre que habia pasado sus ultimas decadas en el soleado Toledo. Aunque era el 20 de marzo, en ese momento la arena estaba desierta y esto lo complacio porque habia ido alli a buscar la presencia de Dios que solo podia sentir en soledad. Como si estuviera apunto de hacer un gesto de epoca, extendio su pie derecho y lentamente lo inclino sobre las piedras en la base de la escalera. Despues de asegurarse de tener una base solida, casi de impulso, dio tres pasos hacia adelante. “Fue bien" penso cuando se dio cuenta de que no tendria equilibrio. “Si hubiera terminado tirado en el suelo, las monjas del convento, aunque sintiendolo mucho, seguramente habrian expresado dudas sobre mi sofisticacion" Aseguro sus habilidades y entro en la playa, dejando que su mirada vague por el agua azul y transparente, y luego a llevarlo a los infinitos tonos de gris de la multitud se piedras oscuras y redondeadas que bordean las olas. A unos cuarenta metros a su derecha, una hebra de rocas bajas salieron de la pared y despues cortaban la arena perpendicularmente, se lanzaban al mar para resurgir a unos metros mas adelante. No se atrevio a sentarse en el suelo porque estaba seguro de que ya no seria capaz de levantarse de nuevo, se dirigio hacia una parte rialzata y la uso como silla. Antes de continuar, levanto su mirada hacia la parte superior de las escaleras y trato de tomar una expresion segura, luego levanto la mano en un gesto de saludo que fue correspondido por Aitana, aunque si el rostro de la monja continuo mostrando perplejidad. Procediendo sin prisa, Rafael entro tratando de evitar las piedras que le parecian mas inestables, luego a mitad de camino para disfrutar de la vista de la famosa roca galeazza. “Mas que la vela de un buque de guerra veneciano del siglo XVI, considero contemplar la estructura rocosa que, estrechas y alta, emergio de las olas y luego se extendio hacia el mar mas profundo" para mi parece la aleta de algun focil antiguo que data de epocas distantes que, como una broma del destino, se mantuvo un unico signo obvio de los enorme pescado enterrado en este rincon de La Liguria. La sensacion mientras reanudaba su viaje seguia su camino y finalmente llego a sentarse, era que ese ser no podia ser asimilado a un delfin jugueton, sino a un tiburon feroz, tal vez todavia listo para despertar si las condiciones habian sido favorables. El sol que brillaba en el cielo, el aire calido y una ligera brisa que venia del oeste le daban una sensacion de relajacion, lo que lo llevo a cerrar los ojos, como si se encontrase en el lugar solo por razones de ocio. Todo eso sugirio que 2017 seria el enesimo ano con temperaturas por encima de la media. “!No estoy aqui por vacaiones!" dijo descartando ese sentimiento. “Etolo esta muriendo y he venido a Italia para acompanarlo en este ultimo viaje. La razon por la que Rafael y su asistente inseparable estaban en esa parte del puente de Liguria estaba estrechamente ligada a la gran relacion de estima y amistad que lo unia a Etolo Sciorato, un cardenal originario de Imperia Porto Maurizio que, hasta su jubilacion, habia sido un eminente miembro de la Curia Vaticana. Gravemente enfermo durante un par de anos, un mes antes, al presagio de acercamiento de su proprio viaje, habia decidido enfrentarse a sus ultimos dias regresando a las tierras donde nacio. “Es unos de los pocos amigos de verdad con los que siempre he sabido que puedo contar. Cuando se haya ido, estare mas solo, pero ahora mi tiempo tambien esta llegando a su fin, asi que pronto estaremos juntos de nuevo". Con un esfuerzo libero su mente de esas consideraciones entonces, como era su costumbre cuando llego a las orillas del Tajo, habiendo segurado una vez mas que no habia nadie en el vecindario, descanso los codos sobre sus piernas y menton en las manos de la articulacion, finalmente entrecerro los ojos hasta que se redujo a una simple rendija. Su mirada miraba a la inmensa extension de agua y su alma se abrio al Senor. El don de la fe siempre lo acompano. Cuando regreso con su memoria, no podia recordar ni un solo momento de su vida en el que habia sentido el amor de Cristo y nada habia vacilado en su firme convinccion de que tenia que cumplir con una mision: dedicarse a los demas revelando la piedad y la esperanza que Dios nos ofrece. Desde el comienzo de su viaje religioso siempre se habia comprometido. Para llevar a cabo su servicio y la carrera eclesiastica que habia realizado habia sido solo la consecuencia logica. Durante decadas habia celebrado el misterio de la Eucaristia sin dudar nunca de la transusencia de ese gofre de pan sin levadura que tenia en sus manos, pero la verdadera comunion con el Senor nunca le habia encontrado entre las paredes, a menudo suntuosas de las iglesias sino en lugares menos ortodoxos como en las orillas del Tajo. Ahora en ausencia de un rio real lo estaba buscando en esa playa en la frontera entre Imperia y Diano Marina. Un par de gaviotas despues de girar entre la tierra y el mar descendieron sobre el agua y se desplacaron por el ligero oleaje. Poco despues llego otra media docena que a su vez recayo en la compania de los dos primeros. Finalmente llego un ultimo rezago que tal vez para no conformarse con el resto del rebano, descansaba sobre la roca ocupada por el cardenal y despues de estirar y doblar las alas blancas y grises permanecio para mirarlo sin mostrar un interes real. Rafael decidio ignorar al recien llegado y como siempre en estas ocasiones comenzo a recitar con un filo de voz el acto de fe -"Dios mio porque eres verdad infalible creo en todo lo que has revelado y de la Santa Iglesia nos propone creer. Y expresamente en ti, el Unico Dios verdadero en tres personas iguales y distintas. "

  • El demonio bajo mis pies de Ka Barcelo

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    Aquel dia fue devastador. La llamada desde la residencia le desperto a las seis y media. Su madre habia muerto. A pesar de que Ivan ya se habia ido haciendo a la idea de que seguramente moriria pronto, debido a las complicaciones que le habia producido el Alzheimer, aquella noticia le cayo como un jarro de agua fria. Por la tarde, Ivan permanecia sentado en la sala numero tres del tanatorio Sancho de Avila, enfundado en un abrigo de lana. En un rincon estaba el ataud cerrado y, encima, una corona de flores blancas y un lazo con la inscripcion: <> A pesar del ambiente gelido y el aviso de ola de frio polar, durante la hora del almuerzo fueron algunos vecinos de la escalera a darle el pesame, y se sorprendio de algunas de las visitas. Se acerco el matrimonio del segundo tercera: Remedios y su marido, que nunca iban a las reuniones de la comunidad; Rosa, que siempre iba de cabeza y con quien apenas habia hablado, con sus dos hijos --?pero que hacen aqui, estas criaturas?--, y Jose, un abogado jubilado que pintaba cuadros impresionistas al que todos consideraban un tipo bohemio y extrano. Todo el mundo se mostro tan carinoso, incluso el hurano pintor, que tuvo ganas de llorar. Mas tarde comenzaron a llegar companeros de trabajo. Los primeros, Nestor y Nadia, colegas del departamento a quienes queria como si fueran de su familia y que le dieron un fuerte y largo abrazo. --?Como estas, tio? --dijo Nestor con gesto compungido mientras Nadia frotaba con la mano la espalda de Ivan. --Estoy bien --dijo el con una ligera sonrisa de circunstancias--. Gracias por venir. Los dos amigos firmaron el libro de condolencias y se sentaron con el un buen rato, en silencio, hasta que empezaron a llegar otros companeros. Pedro, community manager de la empresa y gran animador en el trabajo y en las fiestas en la azotea del piso de Ivan; Andreu y tambien su mujer, Carmen, a quien conoceria por primera vez y, poco despues, Eduard, el jefe de departamento con su esposa. Un poco mas tarde, se presento Estel. Ni siquiera el movimiento de sus caderas enfundadas en aquella falda de tubo sobre el pedestal de unos zapatos de tacon kilometrico le hicieron reaccionar. Estel era el amor platonico de todos los companeros; solteros, casados y divorciados y, segun Nadia, una fuente de envidia entre las mujeres con las que se cruzaba en la oficina. De hecho, la mayoria de ellas pensaban que se habia ganado su ascenso meteorico, a los veintisiete anos, gracias a su <>. Pero en el tanatorio no sonreia. Se acerco a Ivan para darle dos besos y un tierno abrazo, y le susurro unas palabras de animo. El paso el brazo por su cintura en un gesto de agradecimiento mientras presenciaba la estampida de miradas furtivas. La llegada de mas conocidos del barrio y de algunos de sus clientes le obligo a atenderlos. <>, repetia Ivan mientras le surgia un sentimiento de consuelo y alivio por tantas muestras de afecto. Su madre era el unico familiar cercano que le quedaba y, pese a no haber podido comunicarse con ella los ultimos meses, habia constituido uno de los pilares de su rutina: Ivan no fallo a la cita semanal en la residencia de ancianos, cuando le llevaba ropa o crema fijadora para la dentadura postiza y le contaba como habia ido la semana mientras ella le ajustaba bien la corbata, en un gesto tan obsesivo como carinoso. Era el motivo mas importante por el que trabajaba duro, para que tuviera la mejor calidad de vida posible en los ultimos dias de su vida, y para pagar las cuotas de la residencia que ya habian agotado el dinero de la venta del piso donde Ivan habia crecido. Hacia las ocho menos cuarto de la tarde la sala quedo casi vacia, e Ivan se volvio a sentar junto a Nadia y Nestor, que habian aguantado estoicamente toda la tarde. --Nosotros tambien nos vamos, xiquet. Ya sabes que puedes llamar si lo necesitas, a la hora que sea --dijo Nadia levantandose de la silla. --Manana iremos al entierro y comeremos juntos, si quieres. --Nestor puso su mano en el hombro de Ivan, que se aflojo la corbata--. Haznos un favor, ve a dormir a casa y descansa. --Gracias chicos. Tranquilos, lo hare. Hasta manana. *** Nadia se arrebujaba con el abrigo cruzando los brazos, intentando que el viento no se colara por la botonadura. Estaba nerviosa como si fuera el primer dia que quedaron para liarse en el hotel. Habia seguido a Ivan por la calle hasta llegar cerca del Auditorio. Y alli estaba, apoyado sobre la barandilla del puente que cruzaba las vias del tren, con la solapa del abrigo levantada para huir del frio y, tal vez, para preservar su intimidad. Parecia mirar con deleite los railes que brillaban bajo las luces anaranjadas de la ciudad y ella decidio intervenir en ese romance. --Ivan… --El se incorporo despacio--. Perdona que te haya seguido… La expresion de el era tan triste como atrayente, con el ceno fruncido y los labios entreabiertos que exhalaban con ritmo sincopado el humo blanquecino de la helada. Nadia se lo habria comido alli mismo. Ambos permanecieron inmoviles unos segundos antes de abrazarse con ternura, justo en el momento en que empezo a caer aguanieve de aquel cielo tan turbio. --He pensado que quizas querrias estar acompanado un rato mas. --Un rato --dijo el. Ella se acerco y le beso en la mejilla. Esa noche, por causa de fuerza mayor, solo la acompanaria hasta el portal de su casa. PRIMERA PARTE 1 ESTEL Deambulaba por los alrededores de Via Laietana entre la multitud de turistas y locales. Aquel lunes habia sido un dia agotador en el trabajo y Estel, como de costumbre cada ano, fue a dar un paseo por el centro de la ciudad para disfrutar de la Diada de Sant Jordi. Alli estaban los restos de la fiesta; en la calle Plateria solo habian quedado las mesas y los cubos vacios de los vendedores ocasionales, petalos de rosa multicolores esparcidos por todas partes sobre las mesas y el suelo, espigas verdes y secas ignoradas por los peatones, y carteles manuscritos con los saldos del dia abandonados entre la riada de gente que iba y venia. Hacia tres anos que en el trabajo no regalaban rosas a las chicas; la crisis habia hecho desaparecer la cortesia en la empresa, y hacia mucho mas tiempo que el companerismo entre los colegas iba bien escaso. Camino hasta el Fossar de les Moreres, donde se sento bajo el pebetero de la llama eterna y se quito los zapatos; el placer del contacto de los pies sobre el suelo de piedra fue tal que cerro los ojos durante unos segundos, inspirando el aire fresco de la primavera en la ciudad. Alli fue objeto de las miradas de los hombres, jovenes y maduros, acompanados o solos que pasaban cerca, y tambien se sintio escrutada por algunas mujeres. Estel observaba aquel amasijo de gente bajo los muros de la basilica de Santa Maria del Mar. Observaba las familias de turistas enfundados en camisetas del Barca, los vendedores ambulantes lanzando al aire luces voladoras aunque aun no habia oscurecido, y chicas y senoras luciendo la rosa de Sant Jordi en las manos, junto a sus parejas. En un arrebato cogio el movil y busco entre los contactos. Aquel era un buen dia, era un buen momento para llamar a Ivan. Ya habria llegado a casa, o tal vez estaria dando una vuelta. Quizas habria decidido bajar el centro, como ella, y estaria en la terraza de cualquier bar tomando una cerveza bien fresca. Se lo imagino sentado en la cerveceria, con la chaqueta plegada sobre la silla, con las mangas de la camisa arremangadas, acariciandose la barba de tres dias que siempre llevaba impecablemente recortada. Le veia con su espalda cultivada en el gimnasio apoyada en el respaldo, mientras leia la novela de Ken Follet que le habia visto en la oficina. A pesar de la diferencia de edad, ella se sentia tan atraida por el que cuando le veia sonreir con aquella expresion tan dulce se fundia de ganas de hacerselo saber. ?Que podria pasar si le contactaba? Podria pasar que no le cogiera la llamada, o que la enviara a paseo. Pero, ?no podria haber un termino medio? Animada, se puso los zapatos bajo la atenta mirada de un turista que estaba sentado un par de metros mas alla y, tomando aire, se levanto. Entonces, se dirigio hacia la puerta del Born esperando encontrar un poco de intimidad para llamar. Alli, bajo la puerta de la basilica, apreto el icono verde del telefono y espero unos segundos. Calling Mobile. El corazon le iba a cien. En diez segundos le paso de todo por la cabeza: <> La persona a quien llama no esta disponible, por favor, deje su mensaje despues de la senal. Estel colgo antes de oir el pitido. Aliviada, bajo los escalones de la portalada y fue directa a comer una pizza y una cerveza para compensar el trance. <>

  • No te fies de un bandido de Bel Frances

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    La confianza, a veces, es fruto de la desesperacion.
    En el otono de 1813, la derrota de las tropas de Napoleon Bonaparte es inminente, y con ella, su caida del trono de Francia.
    La condesa de Mirecourt vive alejada de su familia en la corte del Emperador. Frecuenta los bailes, participa de la vida social de la aristocracia y hasta se codea con la emperatriz Maria Luisa, quien le tiene un sincero afecto. Sin embargo, la crisis politica que se avecina le hace comprender que es imperioso reunir a su familia. Inicia, entonces, un arriesgado viaje para lograrlo; un viaje que la llevara desde Paris hasta los Estados Unidos de America.
    Jacques Bonnier, un bandido irredento y mujeriego, se cruza en el camino de la Condesa y, deslumbrado por su belleza, aplaza la posibilidad de asaltarla para acompanarla en su travesia.
    Ella, aun a sabiendas de quien es Jacques, necesitara contar con su ayuda y se encomendara a su coraje para llegar a destino. Entre la confianza y la desconfianza, atravesaran el oceano y deberan enfrentar las peripecias de una aventura que los unira para siempre de un modo impensado

  • Una noche con ella, Anabella Franco de Anabella Franco

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    Helena es el deseo de muchos, pero no puede desear ni sentir. El pasado ensombrece su alma: si hay una vida feliz parece solo reservada a los demas. Solo un angel negro, un alma oscura como la suya, podra adentrarse en su conciencia y despertar en ella sus fantasias mas ocultas.
    Mariano, un hombre solitario y sin afectos, encuentra en Helena a su reflejo. Y lo que comenzo como un juego de seduccion y negocios, les planteara un desafio: ?podran dominar los sentimientos o terminaran por quebrar las reglas? ?Aprendera Helena que existe el placer y Mariano, que no es tarde para amar?
    Anabella Franco, autora de “Nada mas que una noche”, nos abre una puerta en esta vibrante novela erotica a la intimidad de conocidos y nuevos personajes. Como en una inmensa marea, los lectores -igual que los personajes de esta novela- se dejaran llevar en un viaje de luz y oscuridad, de deseo y pasion.

  • Aleje mis fantasmas (Por amor 8) de Maria Beatobe

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  • Un amigo seductor de Alina Covalschi

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    Letras, palabras, frases gritan y forman en mi imaginacion historias. Se puede decir que vivo dentro de mi mente, buscando y creando un mundo perfecto para mis lectores. No tengo limites para sonar… Me siento viva cuando rio y lloro con los personajes que manejo con la magia de mis dedos. Tarde en escribir este libro, pero con la ayuda de mi familia y mis amigos, el camino se hizo mas corto. Muchas fueron las personas que de forma directa o indirecta y aun sin saberlo, me ayudaron a desarrollar esta hermosa historia de amor. Empece a escribir en una conocida plataforma y con el apoyo de mis lectores, este libro tomo forma. Estuvieron presentes en la evolucion y desarrollo total de la historia, les agradezco con creces. Los quiero. A mi amiga, Bea Gutierrez quiero darle las gracias por su apoyo y compresion. Has plantado una semilla de amistad y hemos recogido juntas un ramo de felicidad. Estoy muy agradecida por su paciencia, su disponibilidad y su capacidad para guiar mis ideas. Y por ultimo agradezco a todos ustedes que invierten su tiempo en leer esta novela. C PREAMBULO elia se mueve entre lo que es correcto y lo que su corazon le dicta. Un tutor que ha intentado llevarla por el buen camino y un amigo o mas bien un hermano, son todo lo que tiene en la vida. Un viaje inesperado cambiara su rutina para siempre. El Polo Norte la espera para realizar una investigacion junto a Lucas, su mejor amigo. Pero algo cambia. ?Es normal desear vorazmente al que deberias ver como un hermano y nada mas? ?Por quien se dejara llevar: el corazon o la cabeza? Un amigo seductor la hara elegir de la forma mas inesperada. L UN VIAJE POR LOS RECUERDOS a luz del sol hacia resplandecer la nieve que reposaba sobre los delgados troncos creando un mundo en el cual habia mucho que pensar. Unos ligeros copos rozaban los cristales del coche, acompanando el paisaje con una lluvia de infinitas plumas. Celia se hallaba flotando en el medio de un sueno intentando encontrar la definicion exacta de sus sentimientos. Siempre terminaba por decir algo que ni siquiera sentia, algo que ponia a prueba su paciencia. A veces se sentia como esos copos de nieve; fragiles, perdidos, que desaparecian facilmente sin dejar rastro. Su vida pasaba igual que el viento por el paisaje. Era monotona, silenciosa y no habia nada que la hiciera destacar. Nada, salvo sus pensamientos mas ocultos a los que ni siquiera ella se atrevia a acceder muy a menudo. Pero era incapaz de abandonar ese viento y esos copos de nieve que le atormentaban la vida. Cuanto mas lo pensaba, mas cuenta se daba de que debia asumir la realidad y enfrentarse exactamente a eso, lo que mas temia: sus sentimientos y fantasmas. Fantasmas con cuerpo y mente humanas. Recordaba muchos episodios desde su ninez; algunos buenos, otros malos... Pero en los que mas feliz habia sido; aparecia el con su sentido del humor, carinoso, inteligente, leal y caballeroso. Era el unico que la hacia sentirse segura y con los pies en el suelo. Fue su guia durante toda su vida y no podia imaginarse como seria vivir sin el. La suave musica que surgia de los altavoces del coche la habia hecho cerrar los ojos durante un rato y no los abrio de nuevo, hasta que escucho la voz de Lucas. --Celia... --?Si? --contesto a la vez que miraba por el parabrisas--. ?Que ocurre? --Casi hemos llegado --dijo el a modo de explicacion. --No entiendo que es lo que quiere ahora Angel. --Ella se irguio en el asiento y miro a su amigo con curiosidad. --No tengo ni idea, pero sabes que sus ideas son retorcidas. La semana pasada me dijo que esta con un proyecto importante y supongo que tiene que ver con eso. El departamento cientifico en el que trabajamos le puede servir como ayuda. --Si, pero tenemos mucho trabajo. No quiero que me complique otra vez la vida. Siempre acabamos haciendo lo que el quiere --dijo ella pensativa. --El viejo lleva mas de quince anos metiendo su nariz en nuestras vidas. No consigo tener una relacion estable, no para de llamarme y pedirme favores todos los dias. --Giro el volante a la izquierda y Celia observo como la casa aparecia delante de sus ojos. --?Crees que para mi ha sido facil? Espanta y critica a todos mis novios, deje de tener relaciones serias, esta ahogandome con sus visitas y esto pasa desde que hemos decidido ir por nuestra cuenta, desde que nos fuimos de su casa --dijo mientras miraba la casa con nostalgia. Angel fue para ellos como un padre, un mentor que los habia ensenado como era tener un hogar feliz, tener una familia. Celia tenia solo cinco anos cuando Angel entro por primera vez en ese orfanato, ella acababa de perder a sus padres en un accidente de coche. Estaba tan asustada que cuando Angel se le acerco para hablarle, sus miedos desaparecieron al instante. --Hola, pequena. ?Cual es tu nombre y por que lloras? Eres muy bonita y esas lagrimas asustan a los angelitos que estan sentados en tu hombro. --?Angelitos? --Si, pequena, los angelitos que te cuidan. --Yo no los veo, ?donde estan ahora? --Ahora estan sentados en tu hombro derecho, pero no mires, se pueden caer. --?Cuantos son? ?Sabes como se llaman? --Son dos y los nombres los tienes que elegir tu. --Mmm, vale, y si me dices tu nombre yo tambien te dire el mio. --Mi nombre es Angel, pequena. --El mio es Celia, ?que haces aqui? --He venido a por ti. Vas a venir conmigo a mi casa, ?te gusta la idea? --No lo se, ?es bonita tu casa? --Si, pequena. Es muy bonita y no vas a estar sola, tendras un hermano. --?Un hermano? Y, ?como se llama? --Se llama Lucas y el ya esta en casa esperandonos. ?Nos vamos? Al ver la casa de nuevo, Celia recordo cuando la vio por primera vez. --Wow --exclamo--. Esta casa es enorme, ?tienes mucho dinero, Angel? --Mmm…, ?tu que piensas pequena? --Que si. --Pues ahi tienes tu respuesta. --Lucas, ?puedes venir un momento? Ha llegado tu hermana, ven a saludarla. --Hola, yo soy Lucas. --Hola… soy Celia. --Celia, ?vas a bajar? --pregunto Lucas rompiendo sus recuerdos. --Si, estaba recordando el primer dia que llegue aqui. Lucas cerro la puerta del coche y miro la casa. El tambien recordaba el primer dia que llego alli, estaba nevando y el paisaje era como sacado de un cuento de hadas. --?Te gusta la casa, Lucas? --Si, supongo. ?Vives solo? --Desde ahora en adelante, no. Vivire con mis dos hijos. --?Dos? --Si, vas a tener una hermana. La semana que viene la voy a traer. Perdio a sus padres en un accidente de coche y se quedo sin la gente que mas queria. Nosotros vamos a ser su nueva familia. --Ah, bueno. Estara triste, como yo... --?Sabes? Tu madre te queria mucho, Lucas. --Si, claro. Y por eso se suicido, ?no? --No hables asi, ella cometio un error. --Si, dejadme solo. --No vas a estar solo nunca mas, te lo prometo. Y asi fue, desde ese dia nunca estuvo solo. Tener a Angel y a Celia fue lo mejor que le habia pasado en la vida. --T UN VIAJE INESPERADO odo sigue igual. El viejo no cambio nada en la casa --hablo Celia mientras caminaba por el pasillo, observando cada detalle de aquel lugar tan familiar para ella. Alli seguia el espejo que siempre la asustaba por la noche, las fotos y algunos dibujos suyos del colegio. Tambien estaba el florero ese tan feo que, a menudo, tiraba al suelo cuando jugaba con Lucas mientras corrian como locos por toda la casa. El juego preferido de los dos hermanos era imaginarse que las lamparas eran aviones de combate y ellos, los pilotos. --Si, todo sigue igual. Mira esta foto, ?recuerdas ese dia? Estabas manchada de tarta de chocolate por toda la cara. --Sonrio melancolico. --Fue por tu culpa. Me dijiste que si no me la comia rapido, se la ibas a regalar a nuestra nana. --Se acerco y le golpeo el hombro con su puno carinosamente. --Me gustaba molestarte y me sigue gustando. Tu cara se convierte en un cuadro de colores vivos y eso, carino, es una vista que muchos hombres desean ver. --Dejo la foto de golpe en el mueble al darse cuenta de que habia admitido algo que tenia escondido en el fondo de su corazon. --Lucas, deja de bromear. Cuando me enfado soy fea y lo sabes. Venga, vamos a ver al viejo. --Empezo a caminar y el sonido de sus tacones retumbo en toda la casa. El escuchar a su amigo hablar asi de ella y verlo despues de unos meses, la hizo sentir un suave escalofrio. No podia negar que el era muy atractivo y que siempre habia comparado a sus novios con Lucas. Era alto, delgado y contaba con una sonrisa seductora. Tenia el pelo oscuro y desprendia una masculinidad que causaba un cosquilleo inesperado para el cuerpo de Celia. Para ella, era el hombre perfecto, sin contar ese miedo suyo de comprometerse. Tenia novias, eso si, y siempre muy guapas, pero en cuanto las cosas se volvian mas serias, las dejaba. Asi de simple. La puerta de la biblioteca se abrio dejando a la vista a un hombre todavia imponente a pesar de su edad. Se notaba que en su juventud habia roto el corazon de alguna que otra chica. --Hola, hijos mios. --Una sonrisa llena de alegria y felicidad marco el rostro de Angel al ver a esos dos juntos delante de sus ojos. Para el, ellos habian sido la razon por la que siguio vivo despues de la muerte de su mujer. No habian tenido hijos porque no podian y cuando ella murio de leucemia, para el, el mundo dejo de existir. Lo unico que lo habia mantenido con vida era el trabajo, llegar a ser un reconocido cientifico fue su mayor meta, y cuando lo consiguio, se encerro en un laboratorio y no salio hasta ese dia en el que cambio su vida, cuando habia ido a recoger a sus dos amores. El dia que su companero de trabajo, Diego, le dijo que una amiga suya se suicido y dejo atras a un nino de nueve anos, el no dudo en llamar a los servicios sociales para ver si tenia mas familiares. Fue el dia mas feliz de su vida cuando le dijeron que no y que aceptaban que el fuera el tutor de ese pobre nino. Ese nino que ahora no es ni mas ni menos que un hombre con una carrera exitosa, igual que su otro amor, Celia. --Hola, Angel. ?Como estas? --pregunto Celia mientras lo abrazaba. --Contento de ver lo hermosa que eres. Cada vez que pasan los dias me pregunto por que no encuentras a un buen chico --dijo mientras miraba de reojo a Lucas para ver su reaccion. --?Por que? Sera porque a ti no te conviene ninguno y, ?sabes? He tomado una decision. No voy a presentarte a ninguno mas. No paras de asustarlos. -- Meneo la cabeza molesta y Angel empezo a reir. --Es porque ninguno es digno de ti --afirmo Angel mientras aprovechaba para abrazar a Lucas. --?Como esta mi chico? ?Sigues con Laura? --dijo el viejo conteniendo una sonrisa. --Gracias a ti, no. Tus llamadas de madrugada la volvieron loca y me dejo. Por eso decidi irme estos meses, lejos de ti. --Gruno el mientras su tutor comenzaba a reir de nuevo. --Venga chico, no me puedes echar la culpa por eso. Te dejo porque no le has pedido matrimonio, eso seguro. --Celia agarro a Angel por el brazo para cortar la conversacion y empezo a caminar. --Quiero saber por que nos has llamado un sabado, mi dia libre. ?Que es lo que pasa? --Lucas empezo a caminar detras de ellos y a escuchar con atencion la conversacion. Entraron en el salon y despues de servirles una copa de vino, el viejo se sento comodo en su sillon preferido mientras miraba con orgullo a sus dos amores. --Sentaos. Os he llamado para deciros que teneis hasta manana para preparar una maleta con ropa de invierno. --Ellos lo miraron sorprendidos--. Como sabeis, para mi el Polo Norte es un gran misterio meteorologico y ahora por fin he conseguido una autorizacion para hacer mis investigaciones. Lo malo es que yo soy muy mayor y mi salud no me permite viajar. Lo vais a tener que hacer vosotros. --?Que? --gritaron en unisono los dos. --Vamos Angel, no me puedes hacer esto. Tengo un proyecto empezado y... --Y todo esta preparado. --Corto Angel a su hijo mayor--. Vuestros datos y todo el equipamiento ha sido enviado alli. Un equipo formado por dos chicos y una chica os espera. Sabeis que puedo hacer esto, trabajais para mi y este es mi ultimo deseo antes de morir. Quiero terminar esa investigacion, por favor. Celia contemplo la escena que tenia delante. Lucas, en cambio, no paraba de caminar por la habitacion mientras Angel seguia insistiendo en lo mismo. --Celia, di algo, por favor. Tu tampoco te quieres ir, ?no es asi? --Ella miro a su amigo sin saber que contestarle. --Yo… No me quiero ir tampoco, pero esta es una gran oportunidad para nosotros. ?Te imaginas como seria si los resultados salen favorables? -- pregunto mientras su hermano negaba con la cabeza. --No puedo estar encerrado en un solo lugar. Y, ?para cuanto tiempo tiene que ser? --le pregunto molesto a su tutor. --Dado que vosotros sois cientificos, los dos chicos meteorologos y la otra chica biologa, vais a poder cubrir un area bastante grande. Podeis realizar mediciones del magnetismo terrestre imposible de hacer en otro sitio y el campo magnetico ofrece peculiares condiciones. Vais a poder observar tambien las auroras polares, lo que es increible --dijo Angel con entusiasmo. --No lo dudo Angel pero, ?cuanto tiempo? --insistio Lucas. El viejo se levanto de su sillon. --Solo seran cinco meses y aun asi, pienso que es poco tiempo. --Lucas paro de dar vueltas para clavarle una mirada asesina al viejo. --?Cinco meses? Estas loco si piensas que yo voy a ir --exclamo. Celia se levanto de su asiento para interponerse entre los dos, por si acaso. --Angel… Lucas tiene razon, es mucho tiempo. Yo tampoco pienso ir -- dijo. Su tutor se paso las manos por el pelo mostrando exasperacion

  • Lia (proyecto 1) de Merche Diolch

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    --Venga que tu puedes --dije en voz alta mientras la pantalla del ordenador esperaba y la senal del cursor parpadeaba--. Creo que esto va a ser mas dificil de lo que creia... Me estire, haciendo crujir todas las articulaciones, mientras giraba sobre la silla del despacho y observaba lo que me rodeaba. La habitacion, de un verde chillon, estaba desordenada, muy desordenada. Las cajas de la mudanza me miraban, riendose de mi, a la espera de que de una vez decidiera si o si ponerme a desembalarlas. Llevaba en esa casa no menos de 6 meses y todavia no habia tenido fuerzas para ponerme con ellas. No, si ya lo decia mi madre: --Lia, eres un desastre... Lia, !que vas a hacer con tu vida! Lia, Lia, Lia... Emiti un bufido de impotencia y me dirigi a la cocina, de seguro que la nevera no era tan fria como el amor que me profesaba mi querida progenitora. Cogi una botella de agua --entre un zumo caducado y un yogur natural poco tenia para elegir--, y me tire sobre el sofa morado que presidia la pequenisima sala de estar, al mismo tiempo que los recuerdos de los ultimos meses me avasallaban. Me habia quedado en la calle. Con una indemnizacion de mierda, despues de que mi querido y maravilloso jefe me llamara a su despacho para notificarme que la empresa marchaba mal. !Claro que marchaba mal! No era ninguna novedad que con la crisis que teniamos encima los beneficios hubieran menguado, pero si a eso le sumabas los gastos exorbitados que producia el mandamas pues... La cosa no marchaba bien, nada bien. Pero claro, ilusa de mi, pensaba que al ser su <>, era intocable. --!Ja! --Bebi de la botella de agua, deseando que se transformara en whisky. La sonrisa cinica que me mostro cuando me dio el sobre con la indemnizacion y me ofrecio el boligrafo para que estampara mi firma en el <> acuerdo, fue como si el mismisimo Chucky me estuviera apunalando en ese momento. Crei que nada mas podia sucederme. Pense que lo mejor que debia hacer era irme a mi atico, aquel que compartia con mi amado y eterno prometido, en plena Castellana. Alli me relajaria, en la banera de hidromasaje, mientras mi querido Pepe ponia verde a su padre y me decia que esto solo era un mal sueno. !Una pesadilla llego a ser aquel dia! Cuando entre al apartamento, me quede sin palabras. A lo largo del pasillo y encima del blanco sofa, que tantos quebraderos de cabeza nos habia ocasionado para meterlo por la puerta de la entrada, habia un reguero de ropa desperdigada. Atrape los pantalones de Pepe, la camisa azul que se habia puesto esa manana, la corbata a juego y... !Un sujetador transparente con puntilla roja! Lo cogi con los dedos, como si fuera algo contagioso, y mire la puerta que en ese momento estaba cerrada. No podia creer que me estuviera pasando a mi. Con paso decidido. Entendedme, estaba cabreada, muy cabreada despues de que mi suegro me despidiera, de bregar con los falsos abrazos y los buenos deseos de mis companeros, que por detras estarian felicitandose por no ser los elegidos. Y encima, cuando llegaba a casa, para esconderme en mi oasis, me encontraba con una escena que... Tire la puerta abajo de la habitacion --bueno, eso es lo que me hubiera gustado hacer, de una patada, a lo Chuck Norris, pero tuve que conformarme con abrirla como todo hijo de vecino--, y la imagen que observe no podia ser mas rocambolesca. Ahi estaba mi querido Pepe, mi eterno prometido, en la cama con una rubia pechugona que le estaba comiendo la... Bueno, vosotros ya sabeis que se estaba <>, mientras Andres, su mejor amigo, le daba cana por detras. El sujetador se me cayo de las manos y proferi el mayor grito que jamas en mi vida habia emitido --si excluimos la vez en que una rata paso por encima de mis pies cuando... Pero eso es otra historia que no viene al caso--. El trio me miro. La rubia le dio un sutil beso al glande de mi prometido y se echo hacia atras, acomodandose sobre las almohadas, al mismo tiempo que se abria de piernas y dejaba a la vista lo que le ofrecia a sus acompanantes. Los hombres pararon de moverse. Andres me guino un ojo y acaricio a su amante, a mi Pepe, y este me ofrecio una sonrisa engreida junto a una de sus manos para invitarme a que me uniera a su orgia. Abri la boca de par en par --lo se porque luego me dolio la mandibula durante horas--, y les insulte. Ohh... !Como los insulte! No sabia que guardaba entre mi repertorio tantos improperios. Despues de mi actuacion y <>, me marche. Las risas del trio me acompanaron hasta que sali del atico. Tras ello, mi mundo se derrumbo... Volvi a casa. Junto a mi <> madre. Claro... aguante dos semanas. En cuanto encontre un apartamento que me pude permitir, con la exigua indemnizacion que me reporto el trabajo de anos en la empresa <> y el paro que me quedo, me mude. Si, lo se, solo se trata de algo menos de dos anos y quizas tenga que regresar con el rabo entre las piernas, pero si conocierais a mi madre vosotros tambien habriais hecho lo mismo. Y ahi estaba ahora. En mi nuevo hogar. Tras un tiempo considerado de depresion. Preguntandome que hacer con mi vida. Ahogandome en mi propia desesperacion, y es que las ofertas de trabajo no era que abundaran en estos tiempos de crisis. Una manana me levante muy decidida, con una idea fija en mi cabeza: ?por que no me dedicaba a escribir? Mi madre siempre me habia tachado de imaginativa. Mis amigas siempre hablaban de mi como la <> y mi hermana, la seria y estricta Vanessa --con dos eses. Se enfada si no esta escrito asi--, decia que no podia conseguir nada de provecho porque siempre andaba entre las nubes. Pues como la palabra clave en esta historia es SIEMPRE --oye, ya que la repito tanto, sera la palabra clave, digo yo--, podia plasmar esa imaginacion al papel o mejor dicho, al ordenador. Seria escritora. Pense que debia ser algo facil ya que hasta una de esas contertulias, de uno de esos programas del corazon que tanto le gustaban a mi abuela, habia escrito un libro. Conclusion: no debia ser muy dificil. Ya tenia un objetivo: seria escritora --una persona muy sabia me dijo una vez que hay que repetirse mucho las cosas para creernoslas por lo que lo hago muy a menudo--. !!!SERIA ESCRITORA!!! Me levante por la manana. No muy temprano por si a las Musas no les gustaba madrugar y me acomode delante del ordenador. Estaba ilusionada. Iba a plasmar todas mis ideas en un estupendo libro y luego todo el mundo podria leerlo. Seria un best-seller. Me conocerian por todos los sitios. Haria giras. La gente haria colas para conseguir un autografo mio y me llevarian a programas de television para hablar de mis obras. Solo debia ponerme a escribir... El ordenador me esperaba... Tenia un objetivo por lo que ya estaba todo decidido, ?no? Pues no. A pesar de tener un proposito, las horas pasaban y la pagina del Word seguia en blanco. Probe mas de una vez que el teclado funcionara, no fuera a suceder que despues de ilusionarme con un nuevo proyecto las teclas o el programa no marcharan bien. Escribi mi nombre mas de una vez. Probe todos los tipos de letras que me ofrecia el programa informatico: Carolina Sanchez Blanco Carolina Sanchez Blanco Carolina Sanchez Blanco Carolina Sanchez Blanco Carolina Sanchez Blanco Carolina Sanchez Blanco Estaba claro, la mejor letra era la Times New Roman. Volvi a dejar la pagina en blanco y tome un boligrafo. Me acerque el paquete de folios que descansaba en la mesa por si las Musas preferian lo clasico, lo tradicional, pero nada de nada. Mire el reloj del ordenador y me fije que habian pasado ya dos horas, y fue cuando decidi que quizas si me relajaba la inspiracion llegaria. Me tire al sofa, con un botellin de agua en una mano y el mando de la television en la otra. Pase de un canal a otro sin detenerme mucho en ninguna emisora cuando delante de mi estaba la contertulia que habia escrito su famoso libro. --A ver Lia, si ella puede... Tu puedes --me anime y me dirigi de nuevo al ordenador. Pasado lo que fueron un par de horas mas, en las que pude escuchar el sonido de una mosca y el goteo del grifo mal cerrado del cuarto de bano, lo consegui: Proyecto no 1 !YA TENIA TITULO! Titulo provisional pero menos era no tener nada. El ruido de mi estomago y un vistazo al reloj me confirmaron que era la hora de comer, por lo que pense que ya continuaria por la tarde. Apague solo la pantalla del ordenador, no fuera a desconectarlo del todo y de pronto llegara la inspiracion, y me marche a almorzar.

  • Empezar de nuevo de Soledad Simond

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    Soledad Simond cuenta como supero un divorcio que la dejo lastimada y en un mar de luto: “Tarde tiempo en entender que ese inevitable quiebre, que me partia al medio, era una bendicion. Pero en ese momento lo vivia mas bien como una maldicion. No habia manera de que en esta cabeza completamente lineal y logica entrara el misterio de la evolucion”.

  • Un hombre para dos chicas de Tanya Anne Crosby

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    Bonito y breve romance sobre el destino que une a tres seres predestinados a encontrarse y a superar sus miedos

  • El Imperio Ivanovic (La Profesional 8) de Kris Buendia

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    Soy Aleksei Ivanovic, me deje atrapar por La Profesional. Pero hay muchas cosas que todavia tienes que saber de nuestra historia... ?Negociamos?

  • Amor y desamor (Suaves petalos de amor 3) de Encarna Magin

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    ?Como intentar enamorar a alguien que no cree en el amor?

  • Batiendo a Wall Street de Peter Lynch

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    El legendario gestor de fondos Peter Lynch explica en este libro sus estrategias de inversion y sus claves sobre como seleccionar acciones y fondos para conseguir la mejor cartera de inversiones posible.

  • En el Cafe de Africa de Mia Muler

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    Esta novela tiene una pretension, y es la de hacerte vibrar. La personalidad de Africa es el resultado de su vida. De una infancia que nunca comprendio, de una adolescencia en la que se sintio demasiado desamparada y de una dependencia emocional general que la hace actuar de una manera particular. Sus miedos a no ser aceptada o querida han hecho que se haya pasado la vida siendo una esclava de ella misma, cuidando, preocupandose y ocupandose de todos, menos de ella. Pero ?quien es Africa en realidad? ?Se dara la oportunidad de conocerse? ?Y de vivir su propia vida por fin? La desaparicion de Africa Aquella manana fue mas complicada de lo que podia parecer a simple vista. Todo el mundo preguntaba por Africa y alli no habia rastro de ella, ni una nota escrita encima de la barra o al lado de la caja como solia dejarme, ni un mensaje en el buzon del movil --con alguna explicacion para su acusada ausencia--; nada de nada. Y yo me iba desesperando por momentos. --Buenos dias, ?puedes avisar a Africa, por favor? --No esta, lo siento. --?Cuando estara? Tengo el camion cargado con su pedido, y esta mal aparcado. --No se que decirle, lo siento. --Mas lo siento yo, oiga, ?ya me dira que hago ahora? --Mientras, se alejaba soltando bufidos y gesticulando con los brazos. Aquello era muy extrano, ella nunca habia desaparecido de aquel modo, ?y si le habia pasado algo? Pero ?que le iba a pasar? Mi Africa estaba sana, sanisima, se cuidaba a extremos. No me habia comentado que tuviera cita en el medico, ni visita en casa de algun proveedor. Yo estaba bastante preocupada y ya estaba empezando a desvariar. No era propio de ella tal actitud, alguna cosa estaba pasando. Africa y yo nos conociamos desde hacia siete anos, cuando apareci una tarde, no se si de casualidad --aunque dicen que no existen--. Nunca habia estado en aquel pueblecito de costa, cercano a Barcelona, con nombre peculiar: Vilassar de Mar. Un pueblecito entre el mar y la montana en la costa del Maresme. Yo estaba teniendo un muy mal dia; horroroso, mas bien. Habia llegado hacia tres dias desde Cadiz; si, la otra punta del mapa. Era donde habia vivido los ultimos siete anos, pero en pocos dias iba a quedarme sin trabajo y, en consecuencia, sin casa. Trabajaba en un restaurante de subjefa de cocina, pero ese ano el propietario habia decidido cerrar todo el invierno para reformar el local y ampliarlo, y de eso modo poder ofrecer mas y mejor servicio. Y de un plumazo se cargaba a las doce personas que estabamos en plantilla. En Cadiz, me habia hecho mi hogar y mi lugar, tenia buenisimos amigos, me gustaba mi trabajo; incluso, habia aprendido, por fin, a surfear y me encantaba. Vivia feliz alli y no estaba en mis planes marcharme, pero, de un dia para otro, se trucaron. A mi Sevilla natal tampoco podia volver, la zona del sur estaba muy mal de trabajo, y mas, a finales de verano, la temporada se estaba acabando. Nos facilitaron la salida y nos dieron unos dias de vacaciones pagados, que muchos aprovecharon para pasar con sus familias e ir pensando en su nuevo futuro. Pero que yo, y dadas mis circunstancias, ni familia, ni hijos... por no tener, no tenia ni pareja, sali de alli, disparada, rumbo hacia Barcelona. Habia oido que en Cataluna habia movimiento de trabajo, sobre todo en hosteleria, que era mi profesion. Mi formacion en alta cocina me habia proporcionado siempre buenos trabajos, como cocinera, subchef, que me permitian vivir bien, aunque ahora iba a aceptar cualquier cosa, hasta de camarera si se prestaba. Vivia demasiado al dia y no tenia ahorros para subsistir ni dos meses. Me plante en la capital catalana, habia hablado con mi primo por telefono dos dias antes, el vivia en Barcelona, habia partido hacia alli algunos anos antes, casi en la misma situacion que yo tenia ahora, y le habia ido muy bien. Le di una sorpresa en el restaurante donde sabia que trabajaba, y despues de los achuchones pertinentes y una alegria barbara de vernos -- habiamos crecido en Sevilla, nuestros padres eran vecinos, y habiamos mantenido siempre el contacto--, su jefe me comento que un conocido estaba montando un restaurante y quizas buscaba personal; lo llamo y aquella misma tarde tuve mi primera entrevista. Estaba convencida de que ese puesto de trabajo seria mio, la necesidad hizo que me ilusionara en exceso, pero resulto ser un engano. Lo que parecia que tenia que ser el trabajo de mi vida, resulto ser una estafa y una tomadura de pelo. Para entrar en el negocio te pedian un deposito economico --<>, dijeron--, con el que se suponia, yo seria el subchef de cocina. Pretendian que fueramos socios desde el inicio del proyecto y que, juntos, sin conocernos de nada, montaramos un restaurante asociandonos con cada especializacion (chef, subchef, cocinero, jefe de sala, camareros... todos socios). Eso si, gestionado por el entrevistador, creador de tal ideal y fantasia. Al salir de alli, decepcionada y mas nerviosa de lo que habia llegado, llame de nuevo a mi primo para contarle. Estaba perdida, el tiempo se me iba acabando y no sabia ni por donde empezar. El me recomendo que me fuera hacia el Maresme, y asi empezo mi peregrinacion por todos los pueblecitos de la costa catalana. Volveria a empezar de cero en cualquier otro lugar y necesitaba un trabajo con urgencia Y, entonces, conoci a Africa. Ni se como llegue a ese precioso lugar, ese espacio lleno de colores, luces tenues e indirectas, flores frescas, musica agradable, un olor a angeles benditos caidos del cielo... y pronto lo descubriria. Entre en su maravillosa cafeteria, era ultima hora de la tarde, me habia pasado el dia preguntando y ofreciendome para trabajos de camarera, dependienta y hasta charcutera... Sin suerte. Llevaba recorriendo bares y restaurantes cuatro dias, habia peregrinado por casi todos sus pueblos costeros y empezaba a estar desesperada. No estaba resultando ser tan sencillo como me habian dicho y estaba agotada. Aquel pueblo, Vilassar de Mar, era un pueblo costero a pie de carretera; lo cruzaba la via del tren y lo decoraban unas callecitas muy bien cuidadas, con flores colgantes de los balcones, con las puertas y los marcos de las ventanas conjuntados con el barrio, con sus gentes discretas y amables. Nada que ver con la gente de Andalucia, aqui eran silenciosos, un poco cerrados, te miraban con un poco de desconfianza al principio, para luego proseguir con un interrogatorio. Hasta que decidian que eras buena gente, y luego, te sonreian y ayudaban si podian. Aquellas gentes hacian muchas preguntas. Yo, que no tenia nada que esconder y muchas ganas de encontrar algun trabajo y lugar donde vivir, contestaba con impetu y entrega a la espera de alguna recomendacion u ofrecimiento, pero no llego. Me sentia muy cansada, hacia mucho calor, tenia hambre, sed y no habia cogido ningun lugar donde dormir aquella noche. Mi cerebro ya no daba para mas. A malas, dormiria en la estacion de tren, no seria la primera vez. Entre en el cafe de Africa, sin pensar, ya no me quedaban energias, cruce la barra me quedaba a mano izquierda; a mano derecha, habia unas cuantas mesas. Al final, se vislumbraba una luz y, como luciernaga a su trampa, alli que me dirigi. Se abria un espacio, como un saloncito, con ventanas grandes que dejaban entrever el patio exterior. Me enamore de ese lugar y alli me quede. Era una estancia con un encanto especial, olia a fresco; sus lamparas de Tiffany colgaban del techo y proporcionaban una luz indirecta a todo el espacio, dandole un toque sofisticado y relajante.

  • El apostol de la muerte (Susurros 2) de Gema Tacon

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    Cuando la vida de Kate Warne no podia ser mas soporifera, regresan los fantasmas del pasado removiendo sentimientos que ya creia extintos.Dos casos que nada tienen que ver surgen de pronto, convirtiendo su mundo en un autentico caos. Joseph es el unico que la mantiene atada a la realidad, pero incluso el puede llegar a dudar.

  • Elizabeth Bilford de Sophie Saint Rose

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    Lady Elizabeth Bilford debe proteger su fortuna de la codicia de su abuela antes de que sea demasiado tarde. Lo que menos se espera es que sera el nuevo Duque de Stradford, al que desprecia con todas sus fuerzas, el que la ayudara a recuperar su herencia protegiendola de los atentados contra su vida.

  • Princesa La Hija Prometida de de Alena Garcia

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    Los pasos de Eva sobre la nieve hacian a esta crujir como si fueran cristales aplastados. Una vez, un amigo de su padre, un ruso de origen cosaco, del Don, le dijo que aprenderia a conocer la intensidad del frio en cuanto diese dos pasos por la nieve. Y asi era. Cuando la nieve cruje mucho, es que el frio se acerca o pasa de los veinte grados bajo cero. Hacia veintiseis grados bajo cero aquella tarde de febrero en Moscu. Eva caminaba ensimismada, hipnotizada por el sonido de cada uno de sus pasos sobre la durisima y crujiente nieve. Tras una caminata de mas de veinte minutos, entro en un cafe para calentarse un poco y descansar. La cafeteria era pequena, coqueta y acogedora. Habia entrado alli sin saber muy bien por que; algo atrajo su atencion. Se sento en una mesa de la esquina, la mas alejada de la puerta. De inmediato aparecio un camarero para preguntarle que deseaba. El chico era alto, rubio, de grandes ojos verdes un tanto rasgados, con salientes pomulos casi mongoles. El tremendo atractivo fisico del muchacho no pudo pasar desapercibido a Eva, a la que le subio un leve rubor a las mejillas. Una cara como aquella era mas apropiada para el teatro o para el cine que para estar en aquel diminuto cafe de Barvija, a las afueras de Moscu. El joven le entrego a Eva la carta, pero ella la rechazo con un gesto de la mano. --No hace falta, gracias. Solo quiero te, te negro. Que este ardiendo, por favor. He entrado solo para calentar un poco el estomago y la garganta -- dijo ella elevando imperceptiblemente las comisuras de sus labios en un intento, vano, de sonreir. --Ahora mismo se lo traigo, senorita -- dijo el amable camarero con una franca y preciosa sonrisa que dejo ver las dos filas de dientes perfectos y blancos. Eva se sentia a gusto en ese lugar, como no se habia sentido desde hacia anos. No queria irse. Pidio otro te y un trozo de pastel casero que le recomendo el guapisimo camarero. Algun ingrediente no identificable por su paladar la traslado a su infancia. Recordo las fiestas en su casa de Marbella, en el sur de Espana, en la luminosa y sin par Andalucia, su amada tierra de adopcion. Su padre le preparaba unas fiestas de cumpleanos que eran la envidia de todos los ninos ricos de la zona de San Pedro de Alcantara, casi todos ellos hijos de extranjeros de todas las partes del mundo afincados en ese paraiso natural que es la Costa del Sol. Tantos recuerdos provocaron que Eva perdiera la nocion del tiempo. Se quedo alli sentada, como un barco anclado en alta mar, con el tenedor en la mano derecha y el ultimo trozo de pastel pinchado, pero sin terminar de llevarselo a la boca. El camarero noto que algo le ocurria a aquella extrana chica. No pudo dejar de percibir que era millonaria. El abrigo de pieles y el anillo de diamantes que lucia bastaban. --Senorita, ?se encuentra usted bien? ?Necesita que le llame un taxi? --Si, si, estoy bien, gracias -- contesto ella saliendo del letargico bucle de recuerdos que se habia apoderado de su mente. --Es que tengo que cerrar. Hace tiempo que dieron las once. No queria interrumpirla, lo siento, pero he de cerrar y marcharme a casa, es tarde. Son casi las doce. --Oh, perdoneme. ?Por que no me dijo nada? Estoy tan bien aqui, tan a gusto… Se me ha pasado el tiempo volando. Eva se levanto de la silla con apresuramiento. Rebusco en su bolso, saco la cartera y dejo un billete de cinco mil rublos sobre la mesa. La cuenta de los dos tes y el pastel no pasaban de los setecientos rublos, por lo que el camarero se apresuro a ir a la caja para darle el cambio. Cuando volvio a la mesa, Eva ya salia, diciendole buenas noches y dejandole alli con una propina de mas de cuatro mil rublos. Sasha salio a la calle. --Senorita, oiga, el cambio, se deja el cambio -- grito el. Eva estaba a punto de entrar en un Mercedes negro, de lunas tintadas, con un hombre de mas de dos metros que le abria la puerta. Ella se giro y le dijo, con una sonrisa: --Por las molestias. Sasha se quedo mirando, con la boca abierta, como desaparecia la berlina de lujo a toda velocidad, pero sin hacer un solo ruido. Se habia quedado con las ganas de decirle algo mas. Eva le parecio la mujer mas bonita que habia visto nunca. Y tambien la mas triste. * * * * --Me habeis seguido, ?verdad? – inquirio Eva tanto al chofer que conducia como al copiloto. --Esta zona, de noche y con esta helada, no es apropiada para una mujer joven -- contesto severo y frio Andrei, el copiloto. --Solo he salido a estirar un poco las piernas, a pasear. Os lo he dicho. Que salia a pasear. Me habria gustado volver andando a casa. --Tenemos ordenes, Eva Valerievna -- respondio Andrei con el tratamiento formal de nombre mas patronimico. --Si, lo se, lo se. Soy su esclava. No hace falta que me lo recordeis a cada paso. Yo misma renuncie a mi libertad -- le corto Eva, apretando los labios mientras intentaba contener una lagrima que pugnaba por precipitarse por la mejilla. * * * * El Mercedes llego al palacio de Viktor Sokolov, tras pasar tres controles de seguridad donde, en cada uno de ellos, salieron dos hombres con chalecos antibala y armados con fusiles de ultima generacion. Eva salio del vehiculo, entro en la casa y se dirigio a su habitacion, subiendo por las escaleras de madera. Una voz la interrumpio en su ascension. --!Eva! --Si, Viktor, dime… --?Por que has vuelto tan tarde? Hace mucho frio, te puedes resfriar. No estas acostumbrada a estos inviernos. --Solo he salido a estirar un poco las piernas. Queria andar. Finalmente he entrado en un pequeno cafe que hay a veinte minutos de aqui, en la carretera. Alli he perdido la nocion del tiempo. No me diras ahora que estabas preocupado por mi. Viktor subio unos pocos escalones y se quedo a dos metros por debajo de ella. La miro a los ojos, con intensidad, con una mirada que Eva aun no era capaz de descifrar. No sabia si la mataria algun dia o la forzaria como un salvaje cualquiera, amparado en su poder y su "trato". Pero Eva no bajo su mirada y se la sostuvo con firmeza. Finalmente, Viktor dijo: --Esta bien, haz lo que quieras. Despues, bajo las escaleras y se introdujo en su despacho, un cuarto al que Eva tenia prohibido el acceso. Ella entro en su dormitorio, una estancia de casi cien metros cuadrados, con bano propio y muebles italianos de lujo. La habitacion estaba demasiado recargada para su gusto. No se podia decir que fuera hortera, como sucedia en muchas casas de nuevos rusos (nuevos ricos), pero con menos de la mitad, se decia Eva, habria quedado mas elegante y espaciosa. Se tumbo en la cama sin quitarse la ropa y cogio el libro que estaba leyendo desde hacia unos dias. Doctor Zhivago, de Boris Pasternak. La pasion por los libros de Eva le venia de su madre, Natalia, poetisa y critica de arte, especialista en el Siglo de Plata de la literatura rusa, con varios ensayos publicados sobre el tema. Pero Natalia se caso con Valeri Novikov, un inteligente hombre de negocios que acabo metido en asuntos sucios de mafias. Se trasladaron a vivir a Espana y alli nacieron sus dos hijas: Yevguenia y Eva. Natalia dejo de escribir ensayos, mas nunca abandono la lectura, un habito que lego a la menor de sus hijas: Eva. Eva leia y leia. La lectura de los clasicos rusos suponia su unico consuelo y un eficaz antidoto contra la depresion y la amargura que amenazaban con instaurarse para siempre en su alma. Pensaba en el camarero que habia conocido esa tarde, y en el acogedor cafe donde se sintio libre por unas horas. Manana volveria a ir, se dijo, mientras recorria con la mirada las peripecias que les sucedian a Yuri y a Larisa. Al dia siguiente, hacia las cinco de la tarde, se disponia a salir de la mansion para tomar te en la pequena cafeteria que habia descubierto. Cuando cogia del perchero su abrigo de vison blanco, Viktor salio de su despacho para interesarse por su repentina salida. --?Adonde vas ahora? – inquirio groseramente. --A dar un paseo y a tomar un te. Llevo aqui todo el dia sin estirar las piernas, me duele la cabeza y necesito aire -- contesto Eva. Esta tarde vienen unos amigos a cenar y quiero que estes en casa. La cena es a las ocho en punto. No vengas mas tarde de las siete y media. --Podrias haberme avisado -- senalo ella. --Si, podria haberlo hecho. Pero ya ves que no ha sido asi -- zanjo el entrando en su despacho. Eva agarro el abrigo con rabia y salio al frio exterior donde la helada le golpeo en la cara nada mas abrir la puerta. Seguia haciendo veintiseis grados bajo cero, y ademas habia una leve brisa que metia el frio por el cuerpo a traves de los ojos. A Eva, de todas formas, le gustaba respirar la helada, sintiendo como el aire descendia hasta sus pulmones, siendo por vez primera consciente de tener esos organos

  • La venganza del ciego y otros cuentos de Victor Garcia Barquero

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    “La venganza del ciego y otros cuentos” es un libro de relatos de intriga, misterio e investigacion policial. Algunos de estos relatos son continuacion de los casos de los detectives Mark y Marcus (“Una llamada en mitad de la noche”, Editorial Planeta).

  • Amor a distancia de Tania Alcala

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    Estar enamorado conlleva que un conjunto de emociones y sentimientos salga a flote. Es esa sensacion de necesitar ver, abrazar, sentir y tocar a la persona que tanto amas. Sientes que el reloj se detiene y junto a el, el mundo. Y en ese instante solo piensas en esa persona que te hace tocar las estrellas. Pero ?que sucede cuando ese ser que tanto amas esta a muchos kilometros de ti? ?Sigue siendo lo mismo? ?Seran lo suficientemente intrepidos y capaces de mantener la relacion?Paulo Coelho dice: <><<--Somos como el yin yang. --Me observo fijamente a traves de la camara de su computadora.--?Blanco y negro? --Enarque una ceja y rei--. Somos como el yin yang pues nos complementamos, me das el equilibrio que sonaba encontrar… --hizo una pausa corta--... Basura… Me refiero a que estamos muy… Unidos a pesar de…--La distancia --lo interrumpi. Suspire pesadamente mientras asentia--. Te amo, y los kilometros no podran con este sentimiento.>>

  • Savanna, tentadora Obsesion (Bilogia; Los chicos Bradford 2), Mar Fernandez de Mar Fernandez

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  • Amor, ultima apuesta de Laura Perez Caballero

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    Cuando se decidio poner en marcha el proyecto, nos aseguraron que nada de lo que imaginabamos podria pasar. Como siempre. Pero la historia se repite, a eso estamos condenados. Los humanos tropezamos una y otra vez con la misma piedra. ?Por que? Porque nos creemos invencibles y superiores. Superiores, he ahi el error. Aun creyendonos mejores que nadie, una raza insuperable, siempre buscamos ir mas lejos. Asi crearon a los “Precoces”. Se tardo un periodo exiguo de tiempo para que el Gobierno aprobara el proyecto, pese a las criticas de algunas de las grandes potencias. La no intervencion se habia firmado poco tiempo antes y creo que de ello se aprovecho Astonia para poner en marcha aquel experimento. Los ADN de mas de un millon de personas fueron modificados y luego en grandes laboratorios gubernamentales se gestaron los Precoces de forma artificial. Los Precoces eran igual que el resto de los humanos, solo que ellos eran rubios, todos. Tambien tenian los ojos y la piel clara, y, sobre todo, todos tenian el mismo apellido: Solares. El de su padre y creador. Los Precoces se repartieron en varios asilos estatales donde se les daba una formacion especial basada unicamente en las matematicas y las ciencias. Se les dirigia hacia el aprendizaje practico de soluciones a problemas en la vida real, esto parecia haber creado hombres y mujeres cuyo sentido empatico no existia. Solo se centraban en las soluciones practicas. Se les veia frios y calculadores, lo cual al Gobierno no dejaba de parecerle perfecto pues eran mas faciles de manejar. Cuando llegaban a la mayoria de edad se les colocaba en laboratorios y fabricas de investigacion con la idea de conseguir el mas alto rendimiento en I+D de cualquier otro pais en el mundo. Se les proporcionaba una vivienda y se les animaba a integrarse con el resto de los habitantes del pais. Sin embargo, no se sabe si debido a su falta de empatia, al haber estado aislados durante toda su infancia y adolescencia o a su desconfianza, cuando se incorporaban a la sociedad se concentraban en comunidades formadas por Precoces y mantenian el minimo contacto con el resto de las personas. Procreaban entre ellos y sus hijos se criaban en los mismos centros en los que ellos lo habian hecho, hasta que, a su vez, llegaban a la mayoria de edad. Y un dia, cuando se acercaban las elecciones presidenciales en Astonia, un “Precoz” presento su candidatura y puso patas arribas todo el sistema. Se puso en duda si era posible que un Precoz se presentara, pero puesto que el Gobierno los habia reconocido como ciudadanos en todo momento, no encontraron excusa para que no pudiese hacerlo. Poco despues todas las calles estaban forradas con propaganda electoral del Precoz Augusto Solares. A pesar de que los precoces no solian relacionarse con el resto, poco antes de que todo comenzara, muy poco antes, cuando en el fondo todos estabamos seguros de que algo asi pasaria aunque ya nadie lo dijese en voz alta, yo conoci a Dylan Solares. Y asi, con ese punto de partida, me gustaria contarles esta historia. 1. Papa no recordaba bien en que momento el Gobierno de Astonia habia aprobado el proyecto, porque el era aun pequeno, tenia seis anos. Sabia que se habia anunciado en todos los telediarios y en las redes sociales como un gran acontecimiento, un acontecimiento que supondria el despegue de Astonia para ponerse a la cabeza del resto de naciones, para crear un pais puntero en I + D. Esta era la apuesta de Astonia, generar cabezas pensantes, hombres y mujeres adelantados a su tiempo. Lo que si recordaba bien, y me contaba a menudo, era cuando la primera generacion de Precoces salio de los Asilos estatales y se incorporo a la sociedad. Ahora ya hay tres generaciones viviendo entre nosotros. Cuando llegaba a esa parte del relato abria los ojos como platos y su voz tomaba un tono mas bajo, pero admirado. --Era muy dificil describirlos fisicamente. Su belleza superaba la de los angeles de los cuadros. Eran... eran perfectos. Ahora estamos tan acostumbrados a verlos que ya no nos llaman tanto la atencion, pero entonces... Entonces me miraba y sonria. Seguia manteniendo la dulzura en sus ojos a pesar de que las arrugas que los rodeaban cada vez eran mas profundas. --Bueno, tu puedes entenderlo bien. Tu eres como ellos. Cuando naciste se lo dije a mama: ?Con que precoz me has enganado? --se reia y miraba a mama, que trasteaba por la casa y que siempre movia la cabeza a los lados sin decir nada, como si se avergonzara con el comentario. Papa siempre me lo contaba. Cuando naci hasta la matrona y las enfermeras quedaron sorprendidas con la tersura de mi piel completamente blanca a pesar del esfuerzo para salir del vientre de mama. Luego, fui creciendo y cada vez mi cabello se volvia mas claro, caia en mechones suaves y lisos que mama peinaba con premura y admiracion. Por la calle los vecinos me observaban, embelesados con mis ojos azul marino y con la gracia de mi cuerpecito delgado y elastico. --Tan hermosos como inaccesibles --decia papa refiriendose a los Precoces. El primer error del Gobierno al tratar de que los Precoces se integraran en la sociedad y con el resto de habitantes fue facilitarles viviendas en barrios preparados para ellos. Esto solo reforzo su sentimiento de Comunidad y les aislo mas del resto. Como se dedicaban a trabajar en laboratorios y fabricas de investigacion tenian autobuses que los recogian en cada barrio y los repartian en su trabajo, con lo que su contacto con el resto se limitaba al que mantenian con los humanos no precoces que habia en esas fabricas y con los dependientes y duenos de establecimientos en los que tenian que abastecerse para su supervivencia. Por lo demas, cualquier actividad de ocio, como ir al cine, al teatro, ballet, a centros comerciales o cualquier otro lugar tambien la realizaban entre ellos. Eran una sociedad aparte. --Quiza sea mejor asi --decia mi padre--. No todo el mundo estaba de acuerdo en su "creacion". Tenia algo de... antinatural, e ir contra la naturaleza no suele terminar bien nunca. Y si no que se lo digan ahora a las autoridades... Papa se referia a que hacia unos meses, uno de los precoces se habia presentado como candidato para las elecciones presidenciales de Astonia. Y lo que en un momento parecia imposible, ahora, si se tenian en cuenta las encuestas, parecia estar a punto de cumplirse contra todo pronostico. --Astonia dirigida por Precoces, ?lo imaginas? --preguntaba mi padre -- Dirigida por gente que jamas se ha integrado entre nosotros. Por gente que no nos conoce. Y entonces era el quien movia la cabeza de un lado a otro. --No nos conocen, Ruth, ni nos conocen ni tienen el mas minimo interes en conocernos. Pero ahi se equivocaba, al menos habia un precoz que si tenia interes en conocer a un no precoz. Bueno, a una no precoz. Vaya, en concreto tenia interes en conocerme a mi. 2. Desde muy nina me habia obsesionado con el ballet. Miraba extasiada las imagenes de las bailarinas en mi dispositivo movil y les decia a mis padres que yo seria una gran bailarina. Apenas naciamos nos colocaban entre las manos una tableta y disponiamos de total libertad en su uso pues determinados contenidos se activaban unicamente cuando llegabamos a los dieciseis anos de edad. Para que esto fuese asi, las tabletas que ibamos adquiriendo se registraban a nuestros nombres y estos iban directamente al registro civil en el que estaban nuestros certificados de nacimiento. Esta claro que era, ademas, una forma de mantenernos controlados, de disponer de infinita informacion sobre nosotros y de tenernos localizados en todo momento. Esto habia logrado que nos volvieramos totalmente dependientes de todos los dispositivos electronicos, pero no habia terminado aislandonos en una realidad virtual, tal y como papa contaba que su abuelo y la generacion del mismo siempre habia temido. Asi, yo me pasaba horas y horas observando a aquellas bailarinas, sonando con sus cuellos despejados, largos, etereos. Con sus piernas ligeramente musculadas, dentro de aquellas medias blancas que aun les daban un aspecto mas fragil, mas fantasmal... En las tiendas deportivas iba a la seccion de ballet y acariciaba las zapatillas con puntera, los lazos, los tutus. Imaginaba mi cuerpo vestido con aquellas mallas con olor a nuevo. Con seis anos papa me dio la noticia una tarde al volver del colegio. --No te cambies, vamos a volver a salir. Yo le miraba sorprendida. --?Juntos? --Juntos, si. --?Y la tienda? --Hoy abrire un poco mas tarde. Papa tenia una tienda de venta de telas al peso. Mama cosia las mismas telas que otras senoras compraban y ellas le encargaban convertir en faldas, blusas o vestidos. Cogida de la mano de ambos, atravese la puerta del lugar que se convertiria en mi segundo hogar durante trece anos. La Escuela de Ballet clasico oficial de Astonia. La senorita Claudia, que entonces y durante los trece anos que yo estuve en la Escuela fue la directora, nos condujo entre lo que entonces me parecio un laberinto de pasillos, y mas tarde me aprenderia al dedillo, mientras nos iba senalando una y otra puerta a los lados y nos decia a que sala correspondia. Asi hasta llegar a la que yo ocuparia como principiante y donde se encontraban las ninas que tenian mas o menos mi edad. El suelo era de madera, pero habia perdido su brillo original. Las ninas se apoyaban contra la barra anclada a la pared y cesaron su actividad cuando la directora abrio la puerta. Mis ojos, avidos por aprender, lo registraban todo. Una, dos, tres, cuatro... diecisiete ninas. Tres llevaban mallas negras, una de ellas rosa palido y el resto de color blanco. Cerre los ojos y trate de imaginarme entre ellas, con mi propia malla, y, mientras, la directora se dirigia a ellas para decir: --Esta es Ruth, va a ser vuestra nueva companera. Yo pensaba en el color de la malla que iba a elegir al tiempo que Apretaba, emocionada y agradecida, las manos de papa y mama.

  • Culpa nuestra (Culpables 3) de Mercedes Ron

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  • La bruja de los zapatos rojos de Helen C. Rogue

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    Ari es la supervisora de una cadena de restaurantes. En uno de ellos, conoce a Marcos, el gerente. Desde el primer momento se sienten atraidos el uno hacia el otro. Pero una serie de circunstancias hace que se distancien. Cuando vuelven a encontrarse, estalla la bomba de relojeria… Un relato donde la tension sexual es patente desde el minuto uno, y donde lo peor es enfrentarse a unos sentimientos ocultos pero que estan a flor de piel.

  • Dos mozas de ciudad para dos senoritos de pueblo de Noni Garcia

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    E o1o ra agosto y Patricia no recordaba la ultima vez que habia cogido vacaciones. Cuando termino sus estudios de economia, tras hacer practicas en un hotel y varias empresas de mantenimiento de maquinaria industrial y agricola, comenzo a trabajar en la asesoria contable de la que ahora era socia, desde que fallecio el dueno y uno de los hijos le vendio su parte del negocio, aunque era ella la que lo manejaba todo; su companero de sociedad solo aparecia para hablar del dinero que se generaba y poco mas. Ganancias bastante considerables, ya que se trataba de una de las mas importantes del pais. Y dichos beneficios eran los culpables de que su vida girara en torno al trabajo. Sin importar que fuera lunes o sabado, cada dia se levantaba, tomaba un cafe negro, cogia su maletin, se iba a trabajar y volvia con el tiempo justo para cenar, leer media hora y acostarse a dormir. Asi, un dia tras otro, desde hacia algo mas de tres anos. Se miro en el espejo del bano privado de su despacho, y no le gusto la Patricia que mostraba su espejo, habia dejado de ser ella misma para convertirse en alguien que no conocia. Por primera vez en anos, decidio dejarse llevar, mandarlo todo al cuerno. El reloj marcaba las tres de la tarde cuando salio por la puerta del edificio donde estaba la sede de la asesoria. Fue hasta su piso y, tras meter algo de ropa en una maleta, volvio a salir, se subio al coche y emprendio un viaje que duraria los cuatro dias que tenia por delante. No sabia adonde iria. Simplemente, condujo sin mirar los carteles de la carretera, le daba igual el destino, y no se fijo en nada mas hasta que, una hora despues, la luz de la reserva de carburante se encendio. Entonces decidio que pararia en la siguiente estacion de servicio. Unos minutos mas tarde, un cartel indicativo le aviso de que el siguiente pueblo, Marquesado de Villosa, estaba a tan solo tres kilometros. Y lo supo. Ahi era donde pasaria esos tres dias si disponian de un hotel o una pension medianamente decente. Condujo con cautela por los siguientes siete kilometros que se le hicieron eternos. La carretera secundaria que conducia al condenado lugar era de doble carril, aunque dudaba mucho que cupieran dos coches en paralelo, y por ello rezo todo lo que supo para no cruzarse con nadie de frente. Las calles del pueblo estaban desiertas. Sabia que iba ser complicado encontrar alguien a esa hora de la tarde, ya que tenia que hacer un calor endemoniado fuera de su climatizado coche. Anduvo algunas calles mas y, como no habia manera de que alguien pudiera darle ninguna indicacion, saco su movil para buscar si habia algun hotel cercano a su ubicacion, pero la suerte no estaba de su parte. La compania telefonica que le daba servicio no tenia cobertura en aquel pueblo. Se vio sin carburante, sin cobertura, sin ayuda alguna y sin saber que hacer. En ese momento, la estupenda idea que tuvo en la oficina se estaba convirtiendo en otro momento de estres; como si no tuviera suficiente con su dia a dia. Decidio bajar del coche y continuar su busqueda a pie. El calor de aquel catorce de agosto hizo que, al respirar aquel aire caliente, sintiera como si sus pulmones se estuvieran quemando, hacia incluso unos grados mas que en la capital. Subio la calle donde habia dejado aparcado el coche, con cuidado de no caerse. Cosa que el inexistente acerado, la pendiente y los adoquines le hacia bastante dificil. Casi se puso a saltar cuando, unos metros mas arriba, vio el cartel de un bar. Acelero el paso, deseosa de encontrar algo de civilizacion que pudiera ayudarla. Sin embargo, su alegria se torno frustracion al llegar hasta el y descubrir que estaba cerrado, y tenia pinta que desde hacia bastante tiempo. Quiso gritar. Para terminar de rematar la faena, los zapatos estaban haciendole dano. Se los quito y mordio el tacon para ahogar el grito que tenia ganas escupir, hasta que cayo en la cuenta de que se estaba cargando unos Manolo que le costaron cerca de ochocientos euros. El asfalto quemaba, asi que corrio calle abajo lo mas rapido que la falda de tubo de aquel traje le permitia sin matarse en el intento... Con lo que Patricia no contaba era con que una de las puertas se abriera y apareciera una senora de unos ochenta y largos anos, bostezando como si llevara dias durmiendo y acabara de levantarse. El susto provoco que cayera al suelo y rodara unos metros, hasta que sus costillas frenaron contra un arbol. Arbol del que cayo un nido, haciendo que tres pequenos huevos impactaran contra su cabeza, chafando su perfecto peinado. Aquella maravillosa idea empeoraba por momentos, aunque peor ya no podia ser. Penso en levantarse rapidamente, llegar a su coche sin mirar atras y salir corriendo de aquel pueblo infernal que tan mal rato estaba haciendole pasar. Intento llevar a cabo su plan, pero sintio un dolor punzante en el costado que la dejo sin respiracion e hizo que apoyara una de sus manos sobre el arbol mientras con la otra se sujetaba el sitio donde habia sentido el dolor, como si aquello fuera a aliviarlo. --!Moza! ?Que te ha pasao? --dijo la anciana, gritando a pleno pulmon, y haciendo que Patricia pensara que aquel grito debio oirse dos pueblos mas alla. --No es nada, senora. Ya me iba... --?Adonde vas asi, mujer? Si tienes que tener rotas, por lo menos, dos costillas. Espera que te llamo al Raimundo, no te muevas de ahi. --No, yo... La senora la dejo con la palabra en la boca y volvio a entrar en la casa de la que habia salido. Patricia solo pensaba en salir de aquel maldito pueblo que en pocos minutos casi la mata, pero la senora tenia razon, debia tener al menos dos costillas rotas y era incapaz de dar un paso sin que aquel dolor punzante se manifestara de una forma mas infernal que el calor que estaba pasando. Un par de minutos despues, la buena senora salio y se acerco a ella, dando pasitos cortos y trabajosos debido a su avanzada edad. Le dio uno de los dos bastones que llevaba para que se apoyara, y Patricia no dudo en hacerlo, porque casi no podia mantenerse en pie. --Acompaname a la casa, moza, que Raimundo tarda una media hora en llegar. Esta asistiendo el parto de una de las vacas de Cipriano junto a David. --?Raimundo es el veterinario del pueblo? --Quiso salir corriendo en aquel preciso instante, pero casi no podia moverse. --No, el veterinario del pueblo es David, Raimundo es mi nieto y es medico en la capital, pero esta pasando aqui unos dias. Viene a visitarme casi todos los fines de semana porque su trabajo es muy estresante. Suspiro al saber que iba a atenderla un medico. Y escuchando hablar a aquella anciana, se dejo guiar hasta que, cuando quiso darse cuenta, ya estaba sentada en una silla, con una mano sobre el costado que le dolia y usando la que tenia libre para remover un cafe que olia a pueblo, que olia a hogar.

  • Dulce desvelo 3 de Megan Marsell

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    Tanto Beth como Maddox tienen un pasado oscuro y traumatico, un pasado marcado que les causa horribles pesadillas, obligandolos a permanecer despiertos.
    Cuando Maddox y Beth se conocen, establecen una conexion que los unira cada vez mas en las largas horas de desvelo.

  • Por Unos Dias (Todo Saldra Bien 4) de Merche Diolch

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    --Si, Estef... Ya estoy entrando en casa. --Me coloco el movil en el hombro y abro la puerta como puedo con las llaves, sin dejar de hablar, mientras intento que la compra que llevo en la otra mano no se me caiga. He conseguido todo lo que necesitaba, excepto un par de productos que parece que se han evaporado de las tiendas--. Si... Estef... No saldre de casa hasta que avisen... --Suspiro con fuerza sin darme cuenta. Llevo escuchando el mismo discurso desde que se ha decretado el estado de alarma, y ya estoy cansada. Solo quiero un bano caliente--. O hasta que se acabe el papel higienico --la pico, cerrando la puerta tras de mi y achico los ojos ante la explosiva parrafada de mi amiga que se vuelve a repetir. Si me lo tengo merecido. No deberia haberle dicho nada mas. La quiero mucho y se que se preocupa por mi, pero su angustia me agota--. Vale, si... Te llamare --le digo en una de las pocas pausas que hace para respirar y cuelgo sin darle oportunidad a hablar mas. El silencio y la seguridad de mi pequeno apartamento me recibe; una bendicion teniendo en cuenta la que hay montada en la calle. Enciendo la luz de la entradita, dejo en el suelo las bolsas sin preocuparme de si se rompe o no algo, y me quito los zapatos mientras suspiro de nuevo. --Esto se va a hacer largo... Me adentro por el piso, abandonando las llaves y el movil en la mesa del comedor, y me deshago de la ropa segun avanzo por la casa en direccion a mi dormitorio. De pronto percibo un aroma desconocido y una pizca de nerviosismo se asienta en mi estomago. Arrugo el ceno confusa y tanteo a ciegas la pared que tengo mas cerca, ya que, salvo por la luz de la entradita, no he encendido ninguna mas, pero no encuentro la clavija. Me quedo quieta, escuchando el silencio del apartamento y, excepto por los sonidos de la calle que se cuelan por las ventanas cerradas, no oigo nada extrano. Suelto el aire que retengo sin darme cuenta y me aparto el rubio cabello de la cara, dejando que asome una sonrisa en mi rostro. --Tu y tus neuras, Blanca... --Niego con la cabeza y avanzo hasta la habitacion, encendiendo la lampara en cuanto traspaso la puerta. --!!Me cago en todo lo que se menea!! --grito del susto, saltando sobre mis pies--. !?Quien cojones eres tu?! --le pregunto al extrano que tengo delante y atrapo el bate de beisbol que me regalaron en un cumpleanos y al que nunca le habia encontrado utilidad hasta ahora--. Y lo mas importante, ?que haces en mi casa? El hombre se pasa la mano por su largo pelo negro y me regala una timida sonrisa que no cuadra con su aspecto. Ancho de espaldas, fornido, grandes manos --siempre han sido mi perdicion las manos grandes--; es atractivo con un toque de misterio y un color de ojos hipnotizante. No puedo asegurar la tonalidad de los mismos; si son grises, verdes o azules, porque segun le da la luz de la habitacion, cambian ofreciendole un halo enigmatico. Lo miro de arriba abajo, calibrando bien sus medidas... todas sus medidas, y lo que si puedo confirmar es que esta canon. <>. El me sonrie como si acabara de leer mi mente y da dos pasos hacia mi. Agarro con mas fuerza el bate por encima de mi cabeza y tenso la mandibula, o por lo menos lo intento porque mi garganta esta seca y siento el corazon en la garganta. --Hola, Blanca... Vale, el si me conoce, pero yo a el... . --?Eres un acosador? --le suelto y su sonrisa se hace mas amplia. --Exactamente no... --Me guina un ojo y mis rodillas tiemblan por el impacto. <>. --Mira, bonito. --Levanto mas el bate--. O me dices ahora mismo quien eres o llamo a la policia. Este levanta las manos en son de paz y se acerca a la ventana para mirar la calle. --Creo que estan muy ocupados. --La sirena de un coche de emergencia retumba por la casa como si confirmara sus palabras. --Vale, si, por el estado dichoso de alarma pero seguro que si grito, mis vecinos vendran corriendo para ayudarme... El eleva una de sus oscuras cejas y me mira como si estuviera riendose por dentro de mi. --?Los mismos que han salido escopetados de su casa en cuanto ha comenzado esta locura? Bufo con fuerza y dejo caer el bate, para apoyarme en la pared sin fuerzas. Sea quien sea, sabe muy bien que ahora mismo en mi edificio solo quedamos la anciana del segundo y yo. Lo mejor es tratar de averiguar que busca y deshacerme de el lo antes posible. --Esta bien. Me rindo. ?Quien eres? ?Y que quieres? --Me observa sorprendido por mi rapida rendicion--. No me mires asi. No tengo tiempo para tonterias ahora mismo... Habla. --Blanca, creo que en unos dias el tiempo es lo que mas te va a sobrar --dice con ironia y no puedo evitar sonreir ante la verdad. --Contesta --le indico con tono mas amigable--. ?Eres amigo de Rick? Si es asi, lo de mandarte hoy para recoger lo poco que le queda en esta casa, es la peor de sus ideas. Una de tantas. Si, debia de ser amigo de mi ex. No habia otra explicacion. --?Rick? --me pregunta confuso. --Venga, si, Ricardo... Mi ex. Ahora no te hagas el tonto. Solo puede haberte dado las llaves el para que recogieras sus cosas... Por cierto, estan ahi. --Le senalo la caja que asoma por la puerta del armario que hay abierta--. Y ahora, ya puedes irte. Ha sido un dia horrible y necesito estar sola. Me regala una vez mas esa sonrisa enigmatica. --No, no me manda... ?Rick? --Eleva su ceja. Lo miro sorprendida por su anuncio e instintivamente agarro el bate de beisbol de nuevo. --?Entonces? Amplia su sonrisa y vuelve a mostrarme sus manos en son de paz. --Tranquila que no muerdo... todavia. Reconozco que ese todavia me ha puesto la piel de gallina y un escalofrio me ha recorrido de arriba abajo, pero no de miedo, sino de excitacion por lo que mi mente calenturienta ha imaginado. --Entonces... ?quien eres? --Coloco mi arma improvisada delante de mi; que el tio este tan bueno para conseguir que mis bragas se humedezcan solo con una mirada, no quiere decir que no necesite defenderme porque sea un acosador...--. ?Y como has entrado en mi casa? --Por la puerta --me indica como si fuera lo mas evidente. No puedo evitar grunir ante su tono de voz. --Mira. --Me aparto el cabello de la cara--. Ya esta bien tanta tonteria. Ahora, por favor, vete de mi apartamento si no quieres que llame a la policia. --Muevo la mano senalando el camino de salida. --No puedo --dice sin mas. --Perdona... ?como que no puedes? <>. --No estoy loco --afirma dejandome con la boca abierta. --?Perdona? --Te digo que no me he escapado de ningun sitio --me indica ya descolocandome del todo. --Yo no he dicho nada... --Tu no, pero tu cabecita no para de hablar. --Me senala y sonrie. Miro a ambos lados de la habitacion y, ante la mirada pasmada de el, comienzo a rebuscar entre los cajones, debajo de la cama y hasta en las esquinas de las paredes por si hay alguna camara oculta. --Esto es una broma, ?no? --le pregunto--. No puede ser otra cosa. Algun programa de esos que ya nadie ve, y que han debido organizar alguno de mis amigos. --Miro tras las cortinas, obligandolo a moverse--. Lo teniais todo preparado pero lo que esta sucediendo en el pais, os ha pillado de improviso y habeis pensado que el espectaculo debia continuar. --Blanca, esto no es una broma --me dice divertido. Detengo mi busqueda y lo miro. Hemos cambiado las posiciones y ahora se encuentra cerca de la puerta, donde he dejado mi unica arma, y yo estoy al lado del cabecero de la cama. --Pues sea lo que sea, no tiene gracia --le suelto cruzandome de brazos y le exijo...--. Quiero que te vayas de mi casa. --Y yo, pero no puedo. Emito un sonido poco femenino e intento mirarlo con cara de odio, pero esos ojos que tiene consiguen derrumbar todas mis defensas. --?Y por que no puedes? --le pregunto ya agotada de mantener esta disparatada conversacion. --Porque no nos dejan salir de casa --comenta como si fuera la cosa mas evidente. Abro los ojos de par en par al mismo tiempo que mi boca, como si fuera un pez fuera del agua, sin dar credito a lo que escucho. --?En serio? --Mueve la cabeza de manera afirmativa--. !Pero esta es mi casa! --Lo se... --!Pues largate de una vez! --Muevo la mano para subrayar mi orden. --Ojala pudiera... Suspiro con fuerza y me dejo caer en la cama. --Esto es surrealista. Necesito un bano, una copa de vino y cenar algo. --Si quieres te hago yo la cena... Lo miro de lado y arrugo el ceno. --?Me harias la cena? --El asiente y yo, por una milesima de segundo, estoy tentada de aceptar su propuesta--. Agh... !No! Claro que no... --digo con demasiado enfasis como si necesitara autoconvencerme de la decision tomada, y me incorporo--. ?Que haces aqui? --La pregunta esta mal formulada... Una de mis cejas doradas se eleva sin dar credito. --?En serio? --Repites mucho eso... --Mira --le corto--, no tengo mas ganas de tonterias. ?Que haces aqui? --Esperarte --responde por primera vez a la primera, sorprendiendome. --?Para?

  • Hija unica, Anna Snoekstra de Anna Snoekstra

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    Tu casa puede ser el lugar mas peligroso del mundo.

  • Los caprichos de la princesa (Bajo la piel 1) de Ana Garcia

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    Hope es hija de uno del presidente de una de las bandas de motociclistas mas temidas de Estados Unidos, ella decidio alejarse de ese mundo y empezar desde cero pero el destino se encargara de hacerla regresar a su antiguo hogar y el encargado de ello sera Rex Morrow, su antiguo amante.

  • Breve historia de la Gestapo, Sharon Vilches de Sharon Vilches

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  • Preguntamelo ahora de Ana Forner

    https://gigalibros.com/preguntamelo-ahora.html

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  • Camino hacia el Silencio de Esteve Humet

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    Partiendo de su experiencia en la practica terapeutica y de su trabajo con grupos de meditacion, Esteve Humet ha decidido poner por escrito este camino hacia el descubrimiento del Silencio interior. El objetivo del texto es ayudar no tanto a quienes ya estan iniciados en la meditacion o practican asiduamente alguna forma de oracion, sino sobre todo a aquellos que oyen hablar del tema y desean entrar vivencialmente en el, pero no encuentran a nadie que les ayude en esta exploracion.

  • Locos de amor, odio y fracaso de Edi Zunino

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    Anselmo Valdivia esta terminando su obra cumbre: la Primera enciclopedia del fracaso nacional. Es un periodista exitoso, admirado y obsesivo. Le dicen "Mito". A poco tiempo de producirse la muerte de El Procurador, que preparaba la presentacion de la evidencia irrefutable que condenaria a La Jefa, cree tener resuelto un dilema que divide al pais en dos: ?El Procurador fue asesinado o se suicido? Gracias a su metodo inigualable, Valdivia reune pruebas con detalles estremecedores y descubre alternativas ineditas de la guerra entre La Jefa y El Ingeniero, dos lideres antagonicos a los que ha visto con sus propios ojos en circunstancias que nadie se atreve a contar. La antinomia, como siempre, reina en el pais, tensada hasta limites inconcebibles.

  • Mensaje equivocado de Antonio Arteaga

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    ATENCION: EL 100% DE LOS BENEFICIOS DE ESTE LIBRO SE ENTREGARA A LA ASOCIACION ESPANOLA CONTRA EL CANCER Eduardo, un oficinista cuarenton de vida monotona y aburrida, recibe por error un mensaje en su movil en el que se comenta un encuentro sexual con una mujer y se sugiere la idea de realizar un trio. No le da mayor importancia hasta que, al dia siguiente, descubre en el periodico que ese hombre ha sido asesinado de forma violenta la tarde anterior. En lugar de ponerlo en conocimiento de la policia decide incluir algo de emocion y aventura en su rutina diaria jugando a detectives y tratando de averiguar mas detalles por su cuenta. Pero lo que comienza como un juego se complica inesperadamente… Mensaje equivocado es un thriller para adultos sobre asesinatos en serie que tiene como trasfondo el mundo de las redes sociales, las webs de contactos y los ambientes liberales. Con una trama agil y tremendamente adictiva, incorpora elementos de novela de suspense, elevadas dosis de erotismo y un fino humor negro que dan a la historia un ritmo frenetico que desemboca en un final intenso y sorprendente.

  • Hasta el fin de tus dias de Mark Edwards

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    Iba a ser el viaje de sus vidas, una aventura en tren por el corazon de Europa antes de sentar la cabeza y formar una familia. Sin embargo, el viaje de Daniel y Laura termina precipitadamente cuando los echan de un tren nocturno y acaban en mitad de un tenebroso bosque, el preludio de una noche de terror interminable.

  • LAS MARIPOSAS NUNCA MIENTEN de Maria Beatobe

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    Anna y Sergio se conocen de manera fortuita en unas vacaciones de verano y se sienten atraidos desde el primer momento. Pero todo se trunca cuando Sergio comete un grave error y no se vuelven a ver hasta cuatro anos despues, cuando se reencuentran en una circunstancia muy complicada emocionalmente para Anna y una de sus amigas .Volverse a ver provoca que los sentimientos vuelvan a aflorar de manera inmediata y las mariposas que revoloteaban a sus anchas por su estomago hacia cuatro anos, resuciten animadas, aunque ambos se nieguen a admitir lo evidente. El acoso de un desconocido y el accidente de moto de Sergio, hacen que ambos se replanteen lo que sienten.Pero la vida da tantas vueltas... ?sera verdad eso de que las mariposas nunca mienten?

  • Y tu que harias si. . . 1 de Lena Valenti

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    --?Has sacado al perro? Ya se habia acostumbrado a que Zac no le contestara cuando le decia hola al llegar a casa despues de un largo dia de trabajo. De hecho, ni recordaba cuando dejo que la indiferencia la albergara, ?cuando dejo de importarle que su marido no le respondiera? Suponia que, simplemente, paso una vez, y despues sucedio todos los dias como un ritual monotono y apatico. Olivia llegaba a su casa sobre las cinco y media de la tarde. Era la directora en funciones y de marketing de las grajeas Smiling, una marca de populares caramelos que se vendian en todo el mundo, como los Trident o los Smint, a diferencia de que los suyos tenian triptofano, una sustancia que ayudaba al cerebro a segregar serotonina, algo que segun los cientificos era <>. Heredo el negocio de su padre, un quimico farmaceutico que un dia decidio abandonarlo todo por su sueno, que no era otro que ayudar a que la gente se sintiese un poco mejor. Con los anos, Luis se prejubilo, aunque mucho le costo al buen hombre, porque adoraba su trabajo. Sin embargo, su hija, que habia estudiado marketing y direccion de empresas en la Universidad, estaba ya capacitada para llevar la compania y por fin delego sus labores en ella. Desde hacia cuatro anos, Olivia se hacia cargo del imperio de los caramelitos, a costa de pasar mas de ocho horas en las oficinas, recibiendo llamadas de distribuidores y vendedores de todas partes del mundo. Y esas mismas horas eran las que le pasaban factura al llegar a casa, en forma de un dolor de pies terrible y una migrana ocular muy molesta. Por eso, la cuarta cosa que hacia cuando llegaba a su hogar ademas de saludar a su marido, besuquear a su Gran Danes de dos anos llamado <> (porque era enorme) y descalzarse los zapatos de tacon, era abrir el armario del botiquin farmaceutico y tomarse un par de ibuprofenos de golpe. Despues, se dirigia de nuevo al salon, con Caballo pisandole los talones y lamiendole los tobillos, justo como hacia en ese instante. --Caballo, por el amor de Dios... No chupes --le espeto mientras tiraba de la pinza que le sujetaba el mono alto y perfecto. Ese era su look laboral favorito desde hacia un tiempo. Mono tenso y pelo recogido. No obstante, en su casa se liberaba y dejaba suelta y libre su melena rubia con reflejos cobrizos. Olivia fijo sus ojos verde azulados en Zac y se masajeo la nuca con los dedos. Tenia los hombros tan cargados que apenas se podia mover. Zac se encontraba donde siempre. En el sofa del salon, vestido con un chandal gris, con los pies embutidos en unos calcetines gruesos y negros, su MacBook Pro sobre las piernas, las gafas de ver de pasta negra resbalandole por la nariz, y sus ojazos de onix fijos en la pantalla mientras sus dedos no dejaban de teclear, como si hacerlo, detenerse, fuera pecado. Tenia el pelo despeinado, negro como el ala de un cuervo, con las puntas que le senalaban a todas partes, y la barba naciente moteaba su apuesta mandibula y su barbilla, marcada por un increible hoyuelo que a Olivia le fascinaba. Aun ahora, despues de cuatro anos de matrimonio, reconocia que su marido seguia siendo un hombre guapo y atractivo. --Zac --le repitio ella condescendiente. --Dime, preciosa --contesto ausente, concentrado en su ordenador. --Hola. ?Tierra llamando a Zac? --repitio con tono sarcastico, meneando la mano delante de su cara. --Hola, carino. Pero la saludaba sin verla, enfrascado como estaba en esa novela interminable que se habia comido dos anos y medio de su vida, casi toda la paciencia de Olivia y parte de su matrimonio. --Te he preguntado que si has sacado al perro --sujeto el dedo gordo de su pie y lo zarandeo un poco. --No. No he podido --argumento continuando con su escrito. --?No has podido? --Olivia se saco con brio la camisa blanca de la cinturilla de la falda de ejecutiva que siempre solia llevar. Conjuntos muy parecidos, de sobrios colores. Invariable estilo--. ?En serio? --se coloco con los brazos en jarra sin moverse, golpeando el parque con la punta del pie cubierto por las medias color carne y marcando el ritmo como un diapason. Nunca habia tenido mal caracter, pero ultimamente su paciencia pendia de un hilo muy fino--. ?Llevas aqui todo el dia, escribiendo en el sofa, y has sido incapaz de sacar a Caballo? ?Acaso esperas que yo venga de trabajar despues de mas de ocho horas de dura jornada y tenga que sacar a mi pobre perro que no ha salido en todo el dia? Esta vez, Zac alzo la mirada ante el tono poco amistoso de Olivia. Se subio las gafas hasta colocarlas en su sitio y sonrio como un angel pidiendo disculpas. Sabia que eso siempre le funcionaba con ella. Y lo peor, es que lo hacia sin maldad y sin animos de buscar ningun tipo de redencion. --Se me ha pasado el tiempo --se encogio de hombros. Olivia resoplo y puso lo ojos en blanco. --No me lo puedo creer... Sabes que Caballo jamas se hace caca ni pipi en casa. Que se aguanta aunque le estalle la barriga porque sabe que eso no esta bien y no nos gusta. ?Por que no eres capaz de pensar en el? <>, penso agriamente. --Lo se. Perdona, Olivia --Zac sacudio la cabeza y se reprendio a si mismo--. De verdad. Sabes que me pongo a escribir y se me va el mundo de vista... Estoy a punto de terminarlo. --Si, ya... --Olivia alzo la mano para detenerle--. Me lo llevas diciendo desde hace muchos meses --recalco con acidez. --Esta vez va en serio, carino. Me queda poco, son las paginas mas trascendentales de mi novela. Cuando la acabe, todo cambiara --la mirada de Zac se impregnaba en verdad, el se queria creer lo que decia, pero a ella ya no la convencia. Olivia siempre se mordia la lengua cuando le sacaba el tema de su libro. Zac dejo su trabajo como periodista tres anos atras en un periodico muy importante del pais para escribir una historia de la que todavia no le habia dejado leer un solo fragmento. Demasiado tiempo invertido en el mismo y en su manuscrito para que despues, al ser autor novel, nadie se lo fuera a editar. No sabia que tonterias y que suenos imposibles tenia Zac en la cabeza, pero Olivia habia pasado de decidir apoyarlo en todo, encargandose de la economia familiar, de la manutencion de su preciosa casa en Collserola, de responsabilizarse de todos los seguros, a dejar de creer en el y en su proyecto. Se habia hartado de verle hacer siempre lo mismo, sin conseguir frutos, arando un campo que parecia que no iba a germinar jamas. Sin ayudarla en nada. Olivia se habia hartado de deslomarse y de no recibir ni un masaje ni una palmadita de animo en la espalda. Desde hacia tres anos, para Zac solo existia su novela. Nada ni nadie mas. Olivia habia sido cruelmente relegada al olvido. Zac parpadeo un par de veces, esperando que ella cediera y no se enfadara demasiado con el. Y Olivia prefirio alejarse de las confrontaciones porque temia el dia en el que la discusion se le fuera de las manos, y dijera algo de lo que pudiera arrepentirse. Asi que, se alejo de su marido y se dirigio a su habitacion, zanjando la diatriba. Alli se puso ropa de correr. Sus pantalones cortos, sus Asics de colores, una susdadera de color negro, y sujeto a Caballo con la correa para realizar la quinta labor que sistematicamente hacia siempre al llegar a casa: darle una vuelta a su pobre perro que bien se merecia. Olivia ignoraria de nuevo lo que ella merecia o necesitaba, y pasaria por alto todo los detalles que Zac ya no tenia con ella. Y obviaria el hecho de que ese dia era su veintiocho cumpleanos y de que el lo habia vuelto a olvidar. Ni una cena romantica, ni un regalo hecho a mano, ni un beso ni un te quiero. Cero. Mientras se secaba las lagrimas de impotencia y frustracion de los ojos, su benevolencia la insto a que creyera una vez mas en el. Tal vez, solo tal vez, Zac decia la verdad. Acabaria la maldita novela, se centraria en recuperar su antiguo trabajo y lucharia por recuperarla a ella. Podia esperar un poco mas. Total, llevaba casi tres anos asi

  • No me apartes de ti de Sophie Saint Rose

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    Abrielle miro su reloj. Madre mia, iba a llegar tarde. Ya eran las cinco y su siguiente paciente la esperaba a y cuarto. Gimio porque estaba en el otro extremo de la ciudad. Corriendo hacia el metro cargando con la dichosa camilla portatil, escucho que le sonaba el movil y rezo porque fuera su siguiente cita para decir que el tambien llegaba tarde, pero no. Al mirar la pantalla vio a su hermana sacandole la lengua. Descolgo bajando los escalones. --Kaylin, ahora no puedo hablar. --!Es una emergencia! Se detuvo en seco a mitad de la escalera. --?Que pasa? ?Papa esta bien? --!Se va de vacaciones! --grito indignada--. !No se las coge nunca y se tiene que ir precisamente ahora! Puso sus ojos verdes en blanco y siguio bajando escalones. -- Kaylin llego tarde a una cita importantisima. !No me fastidies! ?Que pasa? --?Tu lo sabias? Cogiendo su bolsa y la camilla con una sola mano, mientras agarraba el movil con la cara pegandolo al hombro, empezo a buscar la tarjeta del metro. --Claro que lo sabia. Como has dicho nunca va a ningun sitio. Tiene que divertirse en lugar de estar todo el dia en el taller. --!Me imaginaba que era cosa tuya! --dijo muy enfadada. Casi chilla de la alegria al encontrar la tarjeta y la paso por la ranura. --Mira, ?que tal si hablamos de esto por la noche porque...? --!Me y esta che! --grito su hermana medio histerica. Se detuvo en seco haciendo que la que iba detras se chocara con ella. --A ver si miramos --dijo estresadisima. Se puso a un lado para dejar pasar--. Se va a cortar Kaylin, ?que has dicho? --!Me han dado la be en cia! ?Me oyes? --Mierda de cobertura. --Se acerco algo a la entrada dejando la bolsa y la camilla en el suelo. Se paso la mano por la frente que estaba sudorosa, sin darse cuenta de que levantaba su flequillo rubio casi dejandoselo de punta. Suspirando pregunto --?Que te han dado que? --!La beca en Escocia! Chillo de la alegria. --?De verdad? !Felicidades! --Ti que quedarte... --Uff... te oigo fatal. --!Tienes que quedarte con Muffin! Dejo caer la mandibula. --Ah, no. --Por favor... Papa se va quince dias nada mas. Luego se lo quedara el. !Son quince dias! No puedo llevarmelo a Escocia y estare alli seis meses. --!Tu perro me odia! !Me grune cada vez que me ve! --Es un chihuahua, no te va a devorar --dijo su hermana exasperada--. Por favor... Son quince dias. Gruno porque su hermana realmente casi nunca le pedia favores. Y la muy insensata adoraba a ese chucho. Menuda responsabilidad, como le pasara algo le sacaba los ojos. --Esta bien... --Gracias, gracias. Cuando termines de trabajar pasate por mi apartamento. Tienes que llevarte muchas cosas. Miro su camilla. Mejor pasaba por casa primero. --Vale. --!Te quiero! Su hermana colgo antes de que se arrepintiera y gruno por lo bajo metiendo el movil en su enorme bolsa. --Estupendo, Abrielle... Van a ser los quince dias mas divertidos de tu vida. --Cogio la camilla y la bolsa cargandosela al hombro antes de salir corriendo de nuevo hacia el tunel que decia Downtown. Cuando llego ante Industrias Gillingham entro corriendo en el hall y casi con la lengua fuera se acerco a la recepcion. --Tengo una cita con Niguel Curtis --dijo casi sin aliento. --?Senorita Lavery? --Si, esa soy yo. Si me dice por donde ir... --Lo siento. El senor Curtis ha tenido una reunion urgente y seguramente no podra atenderla. Jadeo asombrada mirando el reloj que habia tras ella. Solo habia tardado cinco minutos. --?Y esa reunion cuando ha empezado? --Hace dos horas. --Pues me podia haber avisado --dijo indignada--. Mi tiempo tambien es valioso y me he recorrido toda la ciudad para llegar aqui, ?sabe? --Si habla con recursos humanos seguro que le compensaran por las molestias. --!Pues claro que voy a hablar con ellos! !He cancelado dos citas esta tarde para venir hasta aqui porque la senora Curtis me dijo que en esta empresa podia tener mucho trabajo! La chica sonrojada le puso una tarjeta colgada de la camiseta rosa que llevaba. --Segunda planta, pregunte por la senora Lion. Indignada porque ya estaba calentita con todo lo que le habia pasado aquel dia, levanto la barbilla muy digna antes de agacharse para coger la punetera camilla. Fue hasta el ascensor grunendo por lo bajo que la gente no tenia ninguna consideracion. Y ella corriendo como una descosida para llegar a tiempo. Y retrasando las citas con Esther y Jonathan para hacerle un hueco a ese tipo. No pensaba darle una cita nunca mas. Que se fastidiara. Cabreada pulso el dos y se alejo para que pasaran dos trajeados. Dio otro paso atras cuando entraron otros dos y los que tenia delante casi la incrustaron en el espejo. Les fulmino con la mirada y carraspeo, pero parecian concentrados en lo que decia el tipo que estaba delante. --Hay que impedir esa compra. Arreglaos como querais, pero quiero resultados. Su voz ronca le llamo la atencion y sin darse cuenta estiro el cuello para mirar por encima del hombro del tipo que tenia delante, que era bastante alto. --Es inconcebible e intolerable que esa fusion llegue a algun sitio, ?me habeis entendido? --pregunto con autoridad. --Si, Jack --dijeron los tres a la vez. Abrielle estiro mas el cuello y se le corto el aliento al ver un espeso cabello negro. Cuando el miro al hombre que tenia al lado ella descubrio su perfil y separo los labios de la impresion. Sus labios eran finos y en ese momento los apretaba como si estuviera muy disgustado. Su nariz era recta, pero tenia un pequeno bultito en el tabique, lo que indicaba que se la habia roto alguna vez y no se la habian curado bien. Pero lo que realmente le llamaron la atencion fueron sus ojos. Eran verdes, pero no como los suyos. Eran de un color claro que impresionaban, seguramente porque estaban rodeados por largas pestanas negras. Abrielle separo aun mas sus labios suspirando porque era un placer mirarle. Las puertas se abrieron, pero ella de puntillas para seguir observandole ni se dio cuenta. Entonces sus ojos coincidieron y el entrecerro los suyos como si estuviera molesto. --?Se baja aqui? Se sonrojo asintiendo. --?Es la segunda planta? El asintio y Abrielle roja de la verguenza porque la habia pillado mirandole se agacho. --!Oh, entonces si! ?Puede retener la puerta? --Giro la camilla golpeando las piernas del que tenia al lado. --!Uy, perdon! --Giro de nuevo para pasar entre ellos pisando al otro. -- Uy, lo siento. --Rio sin ganas. --Estos ascensores cada vez los hacen mas pequenos. --Los hacemos nosotros --dijo el moreno ironico. --Uy, muy bonito. --Estirando el brazo para pasar entre ellos solto una risita tonta. --Es que sois todos muy grandes, seguro que es por eso. El gruno como si su opinion le importara un pito, lo que hizo que quisiera salir mas rapido golpeandole con la bolsa. --Uy, lo siento. Gimio saliendo del ascensor y alejandose a toda prisa. -- ?Senorita Lavery? Sorprendida miro hacia atras para ver que uno de los hombres del ascensor retenia las puertas. --?Es usted la senorita Lavery? --Si --respondio--. ?Senor Curtis? El sonrio agradablemente. --Si, soy yo. Siento no haber estado a tiempo. --Niguel, ?que pasa? --pregunto el moreno mirando su carisimo reloj de platino como si estuviera impaciente. --Es la fisio que me ha buscado Karen. ?Hemos terminado? El que debia ser su jefe gruno antes de asentir. Pensando que igual todavia podia aprovechar la cita dio un paso hacia el. --?Esta libre ahora? A las seis tengo otra cita y no puedo esperar mucho. --Si, por supuesto. Venga. Muerta de la alegria se metio en el ascensor de nuevo y al volverse golpeo al moreno y a otro con la camilla. Sonrio timidamente. --Lo siento. Niguel sonrio mostrando una dentadura perfecta. --Como me alegro de haberla encontrado. Tengo el cuello que no puedo ni dormir. --Enseguida se lo arreglo. --Dicen que tiene unas manos magicas. Asi que espero que haga uno de esos milagros. --Llameme Abrielle, por favor. El extendio la mano. --Niguel. --Al ver que tenia las manos ocupadas se echo a reir. --?Siempre cargas con eso? --Servicio a domicilio. --Miro de reojo a su moreno que parecia pensar en sus cosas. --?A usted tambien le duele el cuello? Parecio que le sorprendia la pregunta. --?A mi? --Inclina su cuello algo hacia adelante. Puede ser mala postura al leer o al estar ante el ordenador y eso provoca dolores. El entrecerro los ojos. --Me duele en el centro de la espalda. --Oh, claro. Sobrecarga mas abajo. Deberia tener un pequeno cojin en la silla de trabajo. Eso hara que arquee su espalda hacia atras ligeramente. Se encontrara mucho mejor. --Gracias. --Si quiere le echo un vistazo --dijo a toda prisa porque se moria por ponerle las manos encima. --No sera necesario, tengo mi propio masajista. --Fisioterapeuta. No soy masajista. --Sonrio radiante. --Es distinto. El levanto una ceja. --Niguel, cuando tu fisioterapeuta termine contigo, ven a verme. Tenemos que ultimar esos numeros de la fabrica de Canada. --Alli estare. Y seguro que mucho mejor. --Por supuesto, yo me ocupo de eso. El que obviamente era su jefe salio del ascensor y Niguel le indico con la mano que pasara. --Por aqui. Mi despacho esta al final del pasillo a la izquierda. Salio del ascensor y sin poder evitarlo miro hacia atras para ver que el moreno pasaba ante dos secretarias casi sin mirarlas y entraba en un despacho que tenia unas puertas dobles lacadas en negro. --Es Jack Gillingham --dijo Niguel trayendola al presente. Se sonrojo porque la habia sorprendido mirandole. --?El jefe? --El jefazo, si. ?Te ayudo con eso? --Oh, no. Estoy acostumbrada. Ademas, no quiero que te lesiones mas. Llegaron al final del pasillo y el abrio la puerta. --Tampoco estoy tan mal. Abrielle sonrio a la secretaria que debia tener la edad de su tia y lucia un hermoso recogido frances. --Milly, ella es la que me va a salvar de ese collarin que querias comprarme. Abrielle Lavery. --Encantada --dijo soltando la bolsa para darle la mano. --Mucho gusto. --Y lo del collarin puede ser una mala idea. --?De verdad? --Dependiendo de la lesion eso puede empeorarlo. Solo hay que ponerselo si lo aconseja un doctor. --Oh, no lo sabia. --Mi doctor me ha dicho que es una contractura. Me ha recetado masajes y un analgesico. --Pues vamos a ello. --Iba a agacharse de nuevo por la bolsa, pero el lo hizo primero. Todos escucharon el crack y Niguel se llevo la mano a los rinones gimiendo. --!No te muevas!

  • La historia sonada – Silvia Ibanez Cambra de Silvia Ibanez Cambra

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    Paris, 1940. Esteban lleva un ano viviendo con su tio Eduardo, la persona que lo rescato de una Espana desolada tras la guerra. Alli, sin poder olvidar su pasado, le relata a Eric, amigo de su tio y escritor, sus vivencias, la muerte de sus acaudalados padres y las miserias que paso posteriormente, pidiendo limosna por las calles y siendo acogido en su casa por un inspector. Una acogida que no fue desinteresada ya que lo que el inspector queria de el era informacion sobre los Campillo, amigos de sus padres. La muerte de la mujer del inspector, Rosa, habia ocurrido en presencia de uno de los Campillo y se habia culpado del asesinato al hijo de uno de los empleados de la casa. Esteban era muy pequeno cuando todo ocurrio y apenas habia conocido a los Campillo, asi que, no pudo contarle nada.

  • Pelea de gallos de Maria Fernanda Ampuero

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    Pelea de gallos narra desde diferentes voces el hogar, ese espacio que construye -o destruye- a las personas, aborda los vinculos familiares y sus codigos secretos, las relaciones de poder, el afecto, los silencios, la solidaridad, el abuso… Es decir, todos los horrores y maravillas que se encierran entre las cuatro paredes de una casa: el espanto y la gloria de nuestras vidas cotidianas.

  • El Mandamas de Clara Montecarlo

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    El era el Alfa y el Omega.
    Y todo con lo que una mujer podia sonar.

  • El asesinato de Road Hill de Kate Summerscale

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    Una noche de verano de 1860, en una elegante mansion de la campina inglesa, todo esta en calma. Tras los ventanales la familia Kent duerme tranquilamente. A medianoche se oye un ladrido. Luego, todo vuelve a quedar en silencio. Cuando a la manana siguiente se despiertan, los Kent descubren con horror que el mas pequeno de sus hijos ha desaparecido de su cuna. Un escalofrio recorre toda la casa y empieza una busqueda febril hasta que el nino aparece finalmente, asesinado. ?Quien cometio semejante atrocidad? Las pocas pistas indican que fue alguien que estaba en la casa, alguien del servicio o algun miembro de la familia. No tarda en aparecer en la escena del crimen el inspector Jack Whicher de Scotland Yard, el detective mas brillante y respetado de su tiempo, encargado de resolver un caso oscuro y complejo, de apariencia irresoluble, el asesinato que conmociono a la sociedad victoriana y que inspiro a escritores como Dickens, Conan Doyle o Wilkie Collins. El asesinato de Road Hill es el relato veridico de aquellos sucesos, uno de los episodios mas siniestros y estremecedores de la historia del crimen. Kate Summerscale ha llevado a cabo una detallada, exhaustiva e hipnotica reconstruccion de los hechos en un texto narrativo compuesto con el ritmo de las grandes novelas. No en vano se ha llegado a decir que este libro es una suerte de A sangre fria victoriano.

  • Aborto en la escuela de Kathy Acker

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    Cuando aparecio en los setenta, se dijo de Kathy Acker que era la sucesora de Henry Miller, la primera pornografa feminista y la Patti Smith de la literatura pospunk. Sus libros fueron considerados <>, <> e <>. Robert Mapplethorpe la fotografiaba; en Nueva York se movia en el area de Andy Warhol, Laurie Anderson y los Talking Heads; realizaba performances en Londres; los oraculos de la modernidad la entrevistaban con frecuencia; algunos criticos abominaban de ella, mientras que otros le dedicaban arduos y sesudos estudios en los que la calificaban de <>.

  • Molobo de Vidal Fernandez Solano

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    Jim, un exitoso corredor de bolsa espanol afincado en Estados Unidos, se traslada de Nueva York a Hazard, un pequeno pueblo de Nebraska, por motivos de salud. Tras una vida azarosa y agitada en el mundo de los altos negocios, el medico le recomienda la estabilidad y el sosiego del campo tras un amago de infarto. A medida que va conociendo a los habitantes del pueblo,Jimse da cuenta poco a poco de la existencia de macabros secretos. Un rastro de violentas muertes ocultas tras el temor y la supersticion locales va apareciendo ante sus ojos. Sorprendido, descubre que no es la primera vez que esto ocurre. Una extrana presencia, jamas revelada a los ojos del mundo, habita en los bosques que rodean el pueblo.Seres salidos de una pesadilla que vuelven de forma periodica reclamando un tributo. en sangre.

  • La espia que me amo de Jenny Touss

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    PROLOGO Soy Hans Shulz, natural de Colonia (Alemania Occidental) en cuya ciudad poseo un negocio de maquinaria agricola, tengo 32 anos, mi estatura es de 1,84, intensamente rubio, ojos azules y fisicamente bien dotado, las mujeres dicen de mi que soy muy guapo, no soy yo precisamente el mas indicado para realizar esa afirmacion pero la verdad es que nunca he tenido problemas con el sexo femenino, estoy soltero y mi nivel de vida es medio/alto, o sea el dinero no me falta. Por mi negocio, una vez al mes debo trasladarme a la Alemania Oriental, debido a que uno de mis mejores clientes es precisamente el Ministerio de Agricultura con el cual tengo el compromiso de supervisar y reparar en su caso la maquinaria que ellos me compran, por este motivo en la frontera todo el mundo me conoce y respeta sobretodo por las buenas amistades que poseo, incluso cuando hay algun roce entre Gobiernos y suelen ser frecuentes casi siempre me utilizan como intermediario para tratar de suavizar las relaciones. La historia que nos ocupa, se inicia en la primavera del ano 1966 cuando en una sala de fiestas conoci a la mas preciosa de las chicas "Irina" 1,76 de estatura y unas medidas mareantes, 106 -- 64 -- 104, tetas y caderas parecen un poco exageradas pero no, dentro de su estatura esas medidas le quedaban perfectas, era una real hembra, muy morena, con el pelo color negro azabache y unos ojos negros muy brillantes, una verdadera Pantera en todo el sentido de la palabra, incluso sus movimientos eran felinos. CAPITULO (I) Irina. Eran las 20 horas de un 12 de Mayo (Viernes), despues de unos dias de intenso trabajo me apetecia divertirme por lo cual me trace rapidamente un plan, primero me tomaria una buena cena en uno de mis restaurantes favoritos y luego me daria una vueltecita por una sala de fiestas, donde solian parar algunas de mis muchas amigas. En el restaurante habia bastante gente no obstante el camarero que me conocia como cliente habitual, rapidamente me consiguio una mesa en un lugar bastante discreto, en plena cena senti como un hormigueo por todo el cuerpo, la sensacion de que alguien te esta mirando fijamente, eleve la cabeza y discretamente lance una mirada a mi alrededor, mis ojos chocaron con unos brillantes ojos intensamente negros, estos estaban enmarcados en la cara mas bonita que hacia muchisimo tiempo no habia visto, era un rostro exotico con un pelo negro en semi melena color azabache, aquel rostro me impacto profundamente, cuando nuestras miradas se cruzaron ella fruncio los labios haciendo un mohin queriendo imitar una sonrisa y rapidamente desvio la suya, yo segui mirandola bastante descaradamente pero ella ya no volvio a dirigirme la mirada, al finalizar la cena y al momento de pagar la cuenta me di de cuenta de que ella habia desaparecido, me quede bastante decepcionado pues mi intencion era intentar un acercamiento, encogiendome de hombros distraidamente me dirigi andando a la sala de fiestas, mi cuerpo pedia marcha pero la imagen de aquel rostro estaba grabada a fuego en mi cerebro, entre en la disco y me di una vuelta buscando a alguien conocido, al no encontrar a nadie me dirigi a la barra, de espaldas habia una chica que vista por atras tenia un culo y unas piernas despampanantes, aparentemente parecia casi tan alta como yo, si la parte delantera se correspondia a la trasera aquello no era una mujer era un monumento, me acerque y me situe a un metro de ella mas o menos pero ella como pareciendo intuir mi intencion me dio la espalda, yo me moria por vele el rostro de pronto ella se giro con un cigarrillo en la mano pidiendome fuego, me quede como un perfecto bobo el cigarrillo que yo tenia entre los dedos se me cayo al suelo y no supe reaccionar "Era la chica del restaurante" Ella lanzo una risita cristalina... -- !Que te pasa! ?Es que nunca has visto a una mujer? -- !Oh! !Perdona! Te vi antes en el restaurante y ahora me has sorprendido, ruego me disculpes, realmente esta actitud es mas de un nino que no la de un adulto, pero debes coincidir conmigo que no todos los dias se encuentra uno con una belleza semejante. -- !Oh! Muchas gracias por el cumplido pero no es para tanto. La imagen que tenia delante era impresionante, en el restaurante solo le habia visto la cara, luego la vi de espaldas y la vision era fenomenal, la parte frontal era mareante, tenia puesta una camisa blanca abotonada de forma tal que dejaba adivinar sus tremendos pechos donde se veia ademas parte del sujetador negro que los cubria el vientre era totalmente plano y sus caderas rotundas, ella mirandome con una sonrisa burlona me dice... -- !Que! ?Has terminado el examen? -- !Oh! Perdona, realmente estoy tonto ?Quieres tomar una copa? -- No, prefiero bailar ?Me acompanas? La cogi de la mano y nos dirigimos al centro de la pista, esta estaba bastante concurrida y nos confundimos en medio de la gente, la tome de la cintura, ella paso sus brazos por atras de mi cuello aproximando suavemente su cuerpo al mio el perfume que emanaba era embriagador y el suave calor que su cuerpo emitia fue irresistible, sin poder evitarlo mi pene se disparo, la ereccion que tenia era brutal, ella lo noto de inmediato, dio un respingo y se separo, miro hacia abajo, lanzo otra de sus risitas... -- !Por Dios! ?Solo con aproximar mi cuerpo al tuyo ya te has puesto asi? Yo estaba avergonzado y mas colorado que una grana, aquella chica me desconcertaba absolutamente, era totalmente desinhibida y no se cortaba por nada, el dominio de si misma y las situaciones para mi eran totalmente desconcertantes, no obstante me sobrepuse y trate de coger las riendas de la situacion. -- Mira nena no todos los dias tiene uno la suerte de tener un cuerpo como el tuyo entre los brazos, y mi amigo... ese de ahi abajo, siempre saluda con toda cortesia en cuanto huele algo tan fantastico como tu. Por cierto, no nos hemos presentado, mi nombre es Hans y estoy encantado de conocerte. -- El mio es Irina y creo que hoy es mi dia de suerte, creo haber dado con el macho que andaba buscando, pero no te equivoques !Que andaba buscando, en el buen sentido de la palabra! Dicho esto y sin cortarse un pelo me dio un ligero beso en la comisura de los labios volviendo a pegar su cuerpo al mio, en todo este tiempo mi amigo seguia en pie de guerra, en ningun momento perdio su vigor y ella por supuesto lo noto pero esta vez en lugar de retirarse se pego mas a el, mi amigo que tiene un olfato prodigioso se las ingenio para situarse justo en medio de los preciosos muslos de aquella preciosidad, el calor que percibia era sublime, Irina se movia de una forma terriblemente sensual y debido a un tremendo esfuerzo de voluntad evite correrme en los pantalones, ella se dio cuenta y entonces separo su cuerpo del mio, me miro muy seria luego miro su reloj y me susurro... -- Tengo que marcharme, se me hizo muy tarde, tienes que disculparme. -- Pero... !Irina! ?Te puedo acompanar? -- No Hans, hoy no. Si me das tu numero de telefono te llamo y saldremos otra noche ?Vale? Hoy es imposible !Lo siento! En cuanto le di mi numero de telefono Irina salio casi corriendo del local, estaba tan desconcertado que cuando me quise dar cuenta ya ella habia desaparecido, me quede destrozado y de muy mal humor, no sabia que hacer, en ese momento alguien me toco el hombro, me gire, era mi amiga Elsa. Elsa aparecio justo cuando mas la necesitaba (Irina me habia dejado frenetico) Elsa me dijo hola y seguidamente se abrazo a mi para comenzar a bailar, al pegarse a mi noto la potencia de mi instrumento (seguia manteniendo una ereccion monumental) ella bajo discretamente su mano y lo abarco en todo su diametro... -- !Diablos! ?Quien te ha puesto asi? Tenia que estar muy buena para ponerte de esta forma, hacia tiempo que yo no te recordaba la picha tan dura, esto hay que aprovecharlo ?Que te parece si nos vamos? Yo lo estaba necesitando a marchas forzadas y acepte de inmediato... -- ?Adonde vamos? -- A mi apartamento que queda mas cerca, no quiero perder tiempo, esa barra tan dura que portas entre las piernas me ha puesto a mil. Elsa desde luego no tenia punto de comparacion con Irina, era mas bien bajita 1,66 y sus medidas rondarian los 86 -- 63 -- 92. Tenia los pechos pequenitos pero en compensacion tenia unos pezones preciosos, en cuanto los cogias con la boca costaba trabajo soltarlos, sus caderas y culo estaban muy bien formados y su cono era un pozo de placer, nunca estaba satisfecha, siempre pedia mas y mas, salimos de la disco y nos dirigimos a su apartamento que quedaba a cinco minutos de camino, Elsa vivia en un atico a una altura de unos seis pisos, en cuanto entramos en el ascensor bajo la cremallera de mi pantalon, le falto tiempo para sacar mi polla fuera, sin pensarlo dos veces se puso de rodillas y se la metio toda en la boca, de inmediato mi amiga recupero todo su vigor, cuando el ascensor estaba llegando al atico comence a lanzar chorros de semen en la boca y cara de Elsa... -- Pues si que estabas bueno, si no llego a ordenarte ahora no se que pasaria, cuando quieras me cuentas quien te excito tanto ?De acuerdo? Entramos en el apartamento de Elsa, la chiquita se lo merecia todo por lo cual tiernamente la atraje hacia mi y la bese con pasion mientras mis manos acariciaban cada rincon de su cuerpo, segun nos dirigiamos a su habitacion nos desnudabamos mutuamente, Elsa desnuda siempre me sorprendia, tenia 32 anos sin embargo su cuerpo esa como el de una nina de 15 o 16, su piel blanca y lisa, sus tetitas duras y redonditas con los pezones puntiagudos, su vientre totalmente plano, sus caderitas y culo perfectamente formados, sus muslos redonditos y lisos entre los cuales alojaba una vagina ligeramente abultada con labios finos y lisos, su monte de Venus tenia poco pelo pero muy bien distribuido, en fin Elsa desnuda era una muneca que me ponia siempre a mil, por supuesto a ella mi cuerpo la enloquecia a parte de la buena estatura que tengo soy bastante atletico y mi amigo en todo su apogeo mide 19 por 4,5 centimetros, Elsa me empujo sobre la cama e inmediatamente cogio mi polla con sus manos y boca comenzando a realizar diabluras, yo me retorcia de placer, ella era divina acariciando y chupando, su lengua giraba sobre el prepucio al igual que un molino de viento mientras sus manos recorrian lentamente el tronco arriba abajo, el placer que sentia era infinito, tuve que cogerla de los pelos y retirarla, no queria correrme nuevamente (todavia) si ella seguia no aguantaria mucho mas, la cogi delicadamente y la deposite sobre la cama, la puse de espaldas a mi y comence a acariciar con mi boca y lengua sus hombros, cuello, lobulos de las orejas (a ella eso la enervaba) mientras mis manos en la parte delantera acariciaban suavemente sus tetitas y pezones, su vientre, muslos y monte de Venus en un ir venir constante, Elsa gemia y se retorcia de placer y ansiedad, con su mano intentaba coger mi pene y yo se lo impedia tercamente excitandola mas y mas, gire su cuerpo y colocandome sobre ella la bese apasionadamente, luego mi boca se dirigio golosa a sus puntiagudos pezones, chupar de ellos era una verdadera delicia pero ella queria mas y con sus manos empujo mi cabeza hacia abajo, mi lengua fue dibujando filigranas por su plano vientre mientras ella gemia dulcemente, cuando alcance su chochito aquello era una laguna, sus flujos salian al exterior, el aroma que desprendia era deliciosamente fuerte y penetrante, la punta del clitoris asomaba por la comisura de sus labios mayores y mi lengua comenzo a dar rapidas pasadas sobre aquella puntita, ella entonces flexiono sus rodillas y elevo el culo, abrio las piernas al maximo y con sus manos en mi cabeza incrusto mi cara en todo su cono, mi lengua comenzo a darle pasadas lentas y profundas de abajo arriba y de arriba abajo asta que ella cogio mi cabeza con las dos manos y me la situo sobre su clitoris, era la senal, se lo abarque con los labios chupandolo y acariciandolo con la punta de la lengua, ella entonces lanzo un gran grito y comenzo a convulsionares, su cuerpo temblaba como una vara movida por el viento, cuando Elsa tenia un orgasmo de estas caracteristicas era espectacular y el que acababa de disfrutar habia sido uno de los mejores, pero la cosa no habia terminado ahi yo estaba que me bebia los vientos, mi amiga estaba a reventar, me deslice suavemente sobre ella acariciandola y esperando que se relajara (para eso solo tardo unos segundos) en cuanto noto mi polla cerca de su vagina la cogio con su mano y la dirigio al centro de la misma, empuje mis caderas y comenzo a deslizarse por aquel canal como cuchillo en mantequilla, fue una penetracion lenta y suave hasta que mis huevos hicieron contacto con su culo entonces los dos iniciamos un movimiento coordinado de mete y saca, lento al principio pero incrementandose paulatinamente de modo que los dos nos fuimos acercando al unisono a la cumbre del placer supremo, mis embestidas comenzaron a ser profundas y firmes, cada vez mas rapidas, Elsa habia cruzado hacia rato sus piernas sobre mi espalda y su culo imitaba el movimiento de una bailarina Turca (era alucinante) yo seguia manteniendo firme al mismo tiempo mis envestidas, de pronto los dos comenzamos a gemir, ella me arano la espalda y yo le mordi una de las tetitas (gracias al cielo no nos hicimos dano) mi semen inundo lo mas profundo de sus entranas entre gritos de placer de ambos, el orgasmo fue monumental, los dos quedamos rendidos y profundamente agradecidos el uno al otro, este habia sido uno de los mejores polvos de nuestras vidas y curiosamente en ningun momento paso por mi cabeza el monumento de Irina, seguro que Elsa me lo agradecio profundamente.

  • Tarjeta Amarilla de Paolo Bacigalupi

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    Los machetes relucen en el suelo del almacen, reflejando una roja conflagracion de yute, tamarindo y muelles percutores. Ya estan por todas partes. Los hombres con sus panuelos verdes en la cabeza, sus consignas y sus hojas chorreantes. Sus voces resuenan en el almacen y en la calle. El hijo numero uno ya ha desaparecido. A Flor de Jade no consigue encontrarla, da igual cuantas veces pedalee su numero de telefono. Los rostros de sus hijas se han partido por la mitad, como durios afectados por la roya. Mas llamaradas. La negra humareda se enrosca a su alrededor. Atraviesa las oficinas del almacen a la carrera, dejando atras las carcasas de madera de teca y los pedales de hierro de los ordenadores, los montones de ceniza que senalan el lugar donde sus empleados se han pasado la noche quemando documentos, eliminando los nombres de las personas que han ayudado a las Tres Velas. Corre, asfixiado por el calor y el humo. Una vez en su elegante despacho, se abalanza sobre los postigos de la ventana y forcejea con los pestillos de bronce. Embiste con el hombro contra la madera pintada de azul mientras el almacen arde y los hombres de piel tostada irrumpen como una marabunta, blandiendo sus viscosos cuchillos escarlatas… Tranh se despierta, sin aliento. Unos afilados cantos de cemento se clavan en las protuberancias de su espinazo. Un asfixiante muslo salobre le cubre la cara. Aparta de un empujon la pierna del desconocido. En la penumbra resplandecen pieles barnizadas de sudor, marcadores impresionistas que senalan la posicion de los cuerpos que fluctuan y se agolpan a su alrededor. Ventosidades, gemidos y vuelcos, carne contra carne, hueso contra hueso, los vivos y los muertos a causa del calor, todos juntos. Un hombre tose. Pulmones humedos y gotitas de saliva que surcan el aire hasta el rostro de Tranh, que tiene la espalda y el vientre pegados a las sudorosas pieles desnudas de los desconocidos que lo rodean. La claustrofobia se revuelve en su cubil. Se obliga a contenerla. Se obliga a yacer inmovil, a respirar de forma acompasada, hondamente, a pesar del calor. A paladear las sofocantes tinieblas con toda la paranoia de su mente de superviviente. Se mantiene despierto mientras los demas duermen. Conserva la vida cuando otros hace ya mucho que la perdieron. Se obliga a permanecer inmovil, y a escuchar. Suenan timbres de bicicleta. Abajo, a lo lejos, a diez mil cuerpos de distancia, a toda una vida de distancia, suenan timbres de bicicleta. Se desenreda de la madeja humana, arrastrando tras el el saco de canamo que contiene sus pertenencias. Llega tarde. De todos los dias en los que podria demorarse, este es el peor. Se cuelga la bolsa de un hombro huesudo y baja las escaleras a tientas, pisando con cuidado entre el alud de carne dormida. Sus sandalias se deslizan entre familias enteras, amantes y hambrientos fantasmas al acecho, rezando para no resbalar y partirle el cuello a algun anciano. Paso, tanteo, paso, tanteo. Una maldicion se eleva de entre la masa. Los cuerpos ruedan y se sacuden. Recupera el equilibrio en un rellano, entre los privilegiados que yacen horizontalmente, y continua anadeando. Abajo, siempre hacia abajo, doblando mas recodos en la escalera, pisando con cuidado en el manto que forman sus compatriotas. Paso. Tanteo. Paso. Tanteo. Otro recodo. Un destello de luz grisacea se insinua a lo lejos. Un soplo de aire fresco le besa la cara, le acaricia el cuerpo. La catarata de carne anonima se materializa en individuos, hombres y mujeres amontonados unos encima de otros, con el cemento por almohada, apoyados en la pendiente de la escalera sin ventanas. La luz gris se torna dorada. El tintineo de los timbres suena ya con mas fuerza, tan claro como el repicar de las alarmas de cibiscosis. Tranh sale de la torre de pisos y se zambulle en la marea de vendedores de congee, tejedores de canamo y carros de patatas. Apoya las manos en las rodillas y jadea, llenandose los pulmones de remolinos de polvo y estiercol pisoteado, agradeciendo cada bocanada de aire mientras el sudor mana a chorros de su cuerpo. De la punta de su nariz caen perlas salobres cuya humedad salpica el empedrado rojo de la acera. El calor mata a las personas. Mata a los ancianos. Pero el ha salido del horno; no ha perecido asado, pese al ardor de la estacion seca. Las bicicletas y sus timbres pasan por su lado como bancos de carpas, camino de los respectivos puestos de trabajo de sus duenos. La torre de pisos se cierne a su espalda, cuarenta alturas de calor, enredaderas y hongos. Una ruina vertical de ventanas rotas y apartamentos saqueados. Un residuo del esplendor de la antigua Expansion energetica, devenida ahora en recalentado ataud tropical, sin aire acondicionado ni electricidad que lo protejan del implacable sol ecuatorial. Bangkok mantiene a sus refugiados encerrados en el palido firmamento azul, con la esperanza de que no salgan de alli. Y sin embargo el ha emergido con vida, pese al Senor del Estiercol, pese a los camisas blancas, pese a los anos; una vez mas, ha bajado de los cielos abriendose paso con unas y dientes. Tranh endereza los hombros. La gente remueve woks repletos de fideos y extrae humeantes bolas de baozi estofado de sus ollas de bambu. El engrudo gris de arroz U-Tex rico en proteinas inunda el aire con la pestilencia del pescado podrido y los aceites acidos saturados. El estomago de Tranh se encoje de hambre y una pelicula de saliva pastosa le reviste la boca, todo cuanto consigue invocar su cuerpo deshidratado ante el olor a comida. Los gatos demonio rondan las piernas de los vendedores ambulantes como tiburones, aguardando a que caiga algun bocado, atentos a la menor ocasion de latrocinio. Sus relucientes formas camaleonicas centellean parpadeantes, revelando indicios de pelajes manchados, siameses y anaranjados antes de confundirse con el telon de fondo de las paredes de cemento y las hordas hambrientas contra las que se rozan. Los woks arden con fuerza, resplandecientes de metano tenido de verde, emitiendo nuevos aromas conforme los fideos de arroz chapotean en el aceite caliente. Tranh se obliga a girar sobre los talones. Se abre paso a empujones entre el gentio, arrastrando la bolsa de canamo con el, ignorando a quien golpea y quien lo impreca a su espalda. Las victimas del Incidente ocupan los portales, agitando las extremidades amputadas y mendigando a aquellos que tienen un poco mas que ellas. Acuclillados en taburetes para el te, algunos ven como se acumula el bochorno de la jornada mientras fuman diminutos cigarrillos de tabaco de hoja dorada de contrabando liados a mano que saltan de boca en boca. Las mujeres conversan en corrillos, manoseando nerviosas sus tarjetas amarillas mientras esperan a que los camisas blancas aparezcan y les renueven los sellos. Los tarjetas amarillas se extienden hasta donde alcanza la vista: un pueblo entero, refugiados en el gran reino de Tailandia tras huir de Malaca, donde de repente habian dejado de ser bienvenidos. Un denso coagulo de desplazados sometidos a la autoridad de los camisas blancas del Ministerio de Medio Ambiente, como si no fueran mas que otra especie invasora que contener, como la cibiscosis, la roya y el gorgojo pirata. Tarjetas amarillas, personas amarillas. Huang ren por todas partes, y Tranh llega tarde a la unica oportunidad de escapar de su presa. Una sola oportunidad en todos sus meses como refugiado chino tarjeta amarilla. Y llega tarde. Se abre camino junto a un vendedor de ratas, traga otro torrente de saliva ante el olor de la carne asada y se adentra corriendo en un callejon, en direccion a la bomba de agua. Frena en seco. Otras diez personas hacen cola delante de el: ancianos, jovenes, madres, chiquillos. Se le hunden los hombros. Le gustaria indignarse ante semejante reves. Si tuviera energias para ello… si hubiera comido bien ayer, o anteayer, o incluso el dia anterior, gritaria, tiraria la bolsa de canamo al suelo y la pisotearia hasta reducirla a polvo… pero sus calorias estan demasiado bajas. No es mas que otra oportunidad malograda gracias a la mala suerte de los huecos de la escalera. Deberia haber dado sus ultimos baht al Senor del Estiercol para alquilar un espacio en algun apartamento cuyas ventanas dieran al este a fin de ver el sol en cuanto despuntara y levantarse temprano. Pero opto por racanear. Con su dinero. Con su futuro. ?Cuantas veces les habia dicho a sus hijos que gastar dinero para ganar mas dinero era perfectamente aceptable? Pero el timido refugiado tarjeta amarilla en que se ha convertido le aconsejo que reservara los baht. Como un ignorante raton de campo, eligio aferrarse a su dinero y dormir en huecos de escalera negros como la brea. Deberia haberse alzado como un tigre y haber hecho frente al toque de queda y a las porras de los camisas blancas del ministerio. Ahora llega tarde, apesta a hacinamiento y debe hacer cola detras de otros diez, todos los cuales deben beber y llenar un cubo y cepillarse los dientes con el agua marron del rio Chao Phraya. Hubo una epoca en que exigia puntualidad a sus empleados, a su esposa, a sus hijos y a sus concubinas, pero eso era cuando poseia un reloj de pulsera de cuerda y podia contemplar el lento desgranar de los minutos y las horas. De vez en cuando daba vueltas al muelle diminuto, escuchaba su tictac y azotaba a sus vastagos por su actitud indolente. Se ha vuelto viejo, lento y estupido, de lo contrario habria previsto esta situacion. Como deberia haber previsto la creciente beligerancia de los Panuelos Verdes. ?Cuando se emboto tanto su mente? Uno por uno, los demas refugiados terminan con sus abluciones. Una madre con la dentadura mellada y brotes grises de fa' gan tras las orejas llena su cubo, y Tranh avanza. El no tiene ningun cubo. Tan solo la bolsa. La preciada bolsa. La cuelga junto a la bomba y se cine el sarong en torno a las caderas enjutas antes de acuclillarse debajo del cano. Tira de la palanca de la bomba con un brazo esqueletico. Lo bana un chorro caliente de agua marron. La bendicion del rio. La piel se descuelga de su cuerpo con el peso del agua, tan flacida como la de un gato afeitado. Abre la boca y bebe el liquido arenoso, se frota los dientes con un dedo, preguntandose que protozoos podria estar engullendo. No importa. Ahora confia en la suerte. Es lo unico que le queda. Los ninos observan como se bana el cuerpo arrugado mientras sus madres rebuscan entre las pieles de mango de PurCal y las cascaras de tamarindo de Red Star con la esperanza de encontrar algun pedazo de fruta sin contaminar por la cibiscosis.111mt.6… ?O es 111mt. 7? ?O mt.8? Antes conocia todas las plagas biologicas de diseno que las afectaban. Sabia cuando estaba a punto de malograrse una cosecha, y si los nuevos bancos de semillas estaban pirateados. Se beneficiaba de esos conocimientos llenando sus cliperes con las semillas y las hortalizas adecuadas. Pero de eso hace toda una vida. Le tiemblan las manos cuando abre la bolsa y saca su ropa. ?Es la edad o la emocion lo que le hace estremecer? Ropa limpia. De calidad. El traje de lino blanco de un hombre adinerado. El atuendo no era suyo, pero ahora si, y lo ha mantenido a salvo. A salvo para esta ocasion, aun cuando necesitaba desesperadamente venderlo a cambio de dinero en efectivo o ponerselo mientras el resto de sus ropas se convertian en harapos. Arrastra los pantalones por sus piernas huesudas, quitandose las sandalias y haciendo equilibrios sobre cada pie. Comienza a abotonarse la camisa, obligando a sus dedos a apresurarse mientras una vocecita en su cabeza le recuerda que el tiempo apremia. --?Piensas vender esas ropas? ?O vas a pasearlas por ahi hasta que te las arrebate alguien con carne en los huesos? Tranh mira de reojo a pesar de que no deberia ser necesario, deberia reconocer esa voz, y sin embargo mira de todas maneras. No puede evitarlo. Antes era un tigre. Ahora no es nada mas que un ratoncito asustado que salta y se estremece a la menor insinuacion de peligro. Y alli esta: Ma. De pie ante el, sonriente. Gordo y exultante. Tan vital como un lobo. Ma sonrie de oreja a oreja. --Pareces uno de esos maniquis de alambres de la plaza Palawan. --Ni idea. No puedo permitirme el lujo de comprar alli. --Tranh continua vistiendose. --Ese traje es tan elegante que podria haber salido de Palawan. ?Como lo has conseguido? Tranh guarda silencio. --?A quien quieres enganar? Esas ropas se disenaron para alguien mil veces mas grande que tu. --No todos podemos ser igual de gordos y afortunados. --La voz de Tranh es un susurro. ?Desde cuando susurra asi? ?Ha sido siempre un monton de huesos traqueteante que susurra y suspira ante cada nueva amenaza? Lo duda. Pero le cuesta recordar como deberia sonar un tigre. Lo intenta otra vez, templando la voz--. No todos podemos ser tan afortunados como Ma Ping, que vive en los pisos mas altos con el Senor del Estiercol en persona. --A pesar de todo, sus palabras suenan como juncos barriendo el cemento. --?Afortunado? --Ma suelta una carcajada. Tan joven. Tan pagado de si mismo--. Me gano mi destino. ?No es eso lo que solias decirme siempre? ?Que la suerte no tiene nada que ver con el exito? ?Que todas las personas se forjan su propia fortuna? --Vuelve a reirse--. Mirate ahora. Tranh rechina los dientes. --Hombres mejores que tu han caido. --Otra vez ese espantoso susurro cohibido. --Y hombres mejores que tu se alzaran. --Los dedos de Ma se posan en su muneca. Acarician un reloj de pulsera, un elegante cronografo antiguo de oro y diamantes: Rolex. De otra epoca. De otro lugar. De otro mundo. Tranh se queda mirandolo fijamente, embobado, como una serpiente hipnotizada. No logra apartar la vista de el. Una sonrisa languida se dibuja en los labios de Ma. --?Te gusta? Lo encontre en una tienda de antiguedades, cerca de Wat Rajapradit. Me parecio familiar. La rabia de Tranh se incrementa. Empieza a replicar, despues sacude la cabeza y no dice nada. Pasa el tiempo. Abrocha los ultimos botones, se pone la chaqueta y se peina los ultimos mechones de su lacio cabello gris con los dedos. Si tuviera un peine… Hace una mueca. Es un deseo estupido. La ropa es suficiente. Tiene que serlo. Ma se rie. --Ahora pareces un pez gordo. No le hagas caso, dice la voz en la cabeza de Tranh. Saca los ultimos baht arrugados de la bolsa de canamo --el dinero que ha ahorrado durmiendo en los huecos de las escaleras, el responsable de que ahora llegue tarde-- y se los guarda en los bolsillos. --Cuantas prisas. ?Tienes una cita en alguna parte? Tranh se abre paso a empujones, procurando no encogerse mientras aparta el corpachon de Ma. --?Adonde vas, mister Pez Gordo? --se rie Ma a su espalda--. !Mister Tres Prosperidades! ?Tienes algo de informacion que te gustaria compartir con el resto de nosotros? Otros levantan la cabeza ante sus gritos: tarjetas amarillas de rostros famelicos y bocas hambrientas. Los tarjetas amarillas se extienden hasta donde alcanza la vista, y todos ellos estan mirandolo ahora. Supervivientes del Incidente. Hombres. Mujeres. Ninos. Ahora saben quien es. Reconocen su leyenda. Con un cambio de atuendo y un simple grito ha salido del anonimato. Sus burlas lo banan como un diluvio monzonico: --Wei! !Mister Tres Prosperidades! !Bonita camisa! --!Comparta un cigarrillo, mister Pez Gordo! --?Adonde vas tan deprisa, tan arreglado? --?Te vas a casar? --?Has encontrado una decima esposa? --?Has encontrado un empleo? --!Mister Pez Gordo! ?Tienes trabajo para mi? --?Adonde vas? !Quiza deberiamos seguir todos al antiguo empresario! A Tranh se le eriza el vello sobre la nuca. Se sacude el miedo de encima. Aunque lo siguieran, seria demasiado tarde para que pudieran aprovecharse. Por primera vez en seis meses, la ventaja de la habilidad y la informacion esta de su parte. Ahora todo depende del tiempo. Trota en medio de la aglomeracion matinal de Bangkok, cruzandose con bicicletas, rickshaws y escuteres de cuerda. Esta cubierto de sudor. Tiene la camisa empapada, incluso la chaqueta se ha humedecido. Se la quita y se la cuelga en el brazo. Su cabello gris se adhiere al cuero cabelludo liso como una cascara de huevo, salpicado de vitiligo, chorreante de agua. Se detiene cada pocas manzanas para caminar y recuperar el aliento mientras las espinillas empiezan a dolerle, su respiracion se entrecorta y su corazon de anciano martillea en su pecho. Deberia invertir los baht en un viaje en rickshaw, pero no logra animarse a hacerlo. Llega tarde. ?Demasiado tarde, quiza? Si es demasiado tarde, habra dilapidado los baht y pasara hambre esta noche. Por otra parte, ?de que sirve un traje empapado de sudor? El habito hace al monje, les decia a sus hijos; la primera impresion es la que cuenta. Empezad con buen pie y empezareis con ventaja. Por supuesto que se puede conquistar a alguien con talento e informacion, pero las personas son ante todo animales. Cuida tu aspecto. Huele bien. Satisface sus sentidos primarios. Despues, cuando se sientan bien dispuestos hacia ti, formula tu propuesta. ?No fue ese el motivo de que propinara una paliza a su segundo hijo cuando este se presento en casa con un tigre rojo tatuado en el hombro, como si fuese un gangster de calorias cualquiera? ?No fue ese el motivo de que pagara a un dentista para que retorciese los dientes de su propia hija con bambu cultivado y curvas de goma importadas de Singapur hasta dejarselos rectos como cuchillas? ?Y no es ese el motivo de que los Panuelos Verdes de Malaca odiaran a los chinos? ?Por nuestro buen aspecto? ?Por parecer tan acaudalados? ?Por hablar tan bien y trabajar con tanto ahinco cuando ellos ganduleaban y nosotros sudabamos de sol a sol? Tranh ve pasar una manada de escuteres de cuerda, todos ellos de manufactura chino-tailandesa. Que artefactos tan ingeniosos y veloces: un muelle percutor de un megajulio y un volante, pedales y frenos de friccion para reutilizar la energia cinetica. Y todas sus fabricas pertenecian al ciento por ciento a los chinos chiu chow, a pesar de lo cual, la sangre de los chiu chow no corre por las cunetas de este pais. Los chinos chiu chow son queridos, pese al hecho de que llegaron al reino thai como farang. Si nos hubieramos integrado en Malaca como hicieron aqui los chiu chow, ?habriamos sobrevivido? Tranh sacude la cabeza para apartar de si esa idea. Habria sido imposible. Su clan habria tenido que convertirse tambien al islam y renegar de todos sus antepasados en el infierno. Habria sido imposible. Quiza fuera ese el karma de su pueblo, la destruccion. Controlar y dominar brevemente las ciudades de Penang y Malaca, ademas de toda la costa oeste de la peninsula malaya, y extinguirse despues. El habito hace al monje. O lo mata. Tranh por fin ha aprendido esta leccion. Un traje blanco a medida de los Hermanos Hwang es lo mas parecido a una diana. Una antigualla mecanica de oro oscilando en tu muneca no es mas que un cebo. Tranh se pregunta si los dientes perfectos de sus hijos yaceran aun entre las cenizas de los almacenes de Tres Prosperidades, si sus preciosos relojes atraeran ahora a los tiburones y los cangrejos en las bodegas de sus cliperes barrenados. Deberia haberlo sabido. Deberia haber visto como subia la marea de sectas sedientas de sangre y nacionalismo exacerbado. Del mismo modo que el hombre al que siguio hace dos meses deberia haber sabido que un atuendo elegante no es ninguna armadura. Un hombre trajeado, tarjeta amarilla para colmo de males, deberia haber sabido que no era mas que un pedazo de cebo ensangrentado ante un dragon de Komodo. Por lo menos el muy mentecato no mancho sus elegantes ropas de sangre cuando los camisas blancas acabaron con el. Ese no tenia espiritu de superviviente. Habia olvidado que ya no era un pez gordo. Pero Tranh esta aprendiendo. Igual que aprendio una vez a leer los informes de las mareas y los mapas de profundidad, el movimiento de los mercados y las plagas biologicas de diseno, ahora aprende de los gatos demonio que parpadean y se ocultan a la vista, que huyen de sus cazadores al primer indicio de peligro. Aprende de los cuervos y los milanos que prosperan con la carrona. Estos son los animales a los que debe emular. Debe descartar los reflejos del tigre. Ya no quedan tigres, salvo en los zoologicos. El destino de un tigre es ser cazado y abatido. Pero un animal de pequeno tamano, un carronero, tiene la oportunidad de roer los huesos del tigre y huir con el ultimo traje de los Hermanos Hwang que habra de cruzar jamas la frontera de Malaca. Con el clan de los Hwang exterminado y todos sus disenos reducidos a cenizas, no queda nada salvo recuerdos y antiguedades, y un anciano carronero que conoce el poder y los peligros de una fachada elegante. Un rickshaw vacio pasa ociosamente por su lado. El conductor mira a Tranh por encima del hombro, inquisitivos los ojos, intrigado por la tela de los Hermanos Hwang que ondea sobre el magro armazon de Tranh. Dubitativo, Tranh levanta una mano. El rickshaw aminora. ?Es prudente arriesgarse? ?Dilapidar con tanta frivolidad su ultima medida de seguridad? Hubo una epoca en que enviaba cliperes al otro lado del oceano, a Chennai, con las bodegas repletas de durios pestilentes con el presentimiento de que los indios no habrian tenido tiempo de sembrar variedades resistentes antes de que se les echaran encima las nuevas mutaciones de la roya. Una epoca en que compraba te negro y madera de sandalo en los mercados fluviales con la esperanza de poder revenderlos en el sur. Ahora no es capaz de decidir si deberia montar en el rickshaw o seguir caminando. !Que personaje tan gris se ha vuelto! A veces se pregunta si no sera en realidad un fantasma voraz, atrapado entre dos mundos sin poder escapar hacia ninguno de los dos. El rickshaw rueda despacio ante el; el jersey azul del conductor reluce bajo el sol tropical, aguardando una decision. Por senas, Tranh le indica que siga su camino. El conductor del rickshaw se pone de pie sobre los pedales, sus sandalias aletean contra los talones encallecidos, y acelera. El panico se apodera de Tranh. Levanta la mano otra vez, corre detras del rickshaw. --!Espera! --Su voz no es mas que un susurro. El rickshaw se incorpora al trafico, uniendose a las bicicletas y las gigantescas formas bamboleantes de los megodontes elefantinos. Tranh deja caer la mano, alegrandose secretamente de que el conductor no lo haya oido, de que la decision de gastar sus ultimos baht haya recaido sobre una fuerza mas grande que el. Las aglomeraciones de la manana fluyen a su alrededor. Cientos de ninos con sus uniformes de marineros cruzan en columnas las puertas de las escuelas. Monjes con habitos azafranados pasean a la sombra de grandes paraguas negros. Un hombre con un sombrero conico de bambu se fija en el y murmura algo para su amigo. Ambos lo estudian. Un reguero de temor recorre la espalda de Tranh. Lo rodean por completo, igual que en Malaca. Para sus adentros, los llama extranjeros, farang. Y sin embargo aqui es el el forastero. La criatura que no encaja. Y lo saben. Las mujeres que cuelgan sarongs en los alambres de sus balcones, los hombres sentados descalzos mientras beben cafe con azucar. Los pescaderos y los vendedores de curri. Todos lo saben, y Tranh a duras penas consigue dominar el terror. Bangkok no es Malaca, se dice. Bangkok no es Penang. Ya no tenemos esposas ni relojes de oro y diamantes que puedan robarnos. Pregunta a los cabezas de serpiente que me abandonaron en la jungla infestada de sanguijuelas de la frontera. Ellos tienen toda mi riqueza. Yo no tengo nada. No soy ningun tigre. Estoy a salvo. Durante unos segundos, lo cree de veras. Pero, de repente, un muchacho con la piel oscura como la teca rebana la tapa de un coco con un machete oxidado y se lo ofrece con una sonrisa, y Tranh debe recurrir a toda su fuerza de voluntad para no proferir un alarido y huir despavorido. Bangkok no es Malaca. No van a incendiar tus almacenes ni a cortar a tus trabajadores en pedazos que emplear como cebo para los tiburones. Se enjuga el sudor de la cara. Quiza deberia haber esperado antes de ponerse el traje. Llama demasiado la atencion. Hay demasiadas personas que lo observan. Seria mejor mimetizarse como un gato demonio y cruzar la ciudad al amparo del anonimato en vez de pasearse por ahi como un pavo real. Poco a poco, los bulevares ribeteados de palmeras dan paso al paramo descubierto del nuevo barrio extranjero. Tranh aprieta el paso camino del rio, adentrandose en el imperio manufacturero de los farang blancos. Gweilo, yang guizi, farang. Cuantas palabras en cuantos idiomas para estos simios sudorosos de piel translucida. Hace dos generaciones, cuando se agoto el petroleo y se clausuraron las fabricas gweilo, todo el mundo dio por sentado que estaban verdaderamente acabados. Pero ahora han vuelto. Los monstruos del pasado han regresado con nuevos juguetes y nuevas tecnologias. Las pesadillas con que lo amenazaba su madre invaden las costas asiaticas. Autenticos demonios, inmortales. Y el se dispone a rendirles pleitesia: los secuaces de AgriGen y PurCal, con sus monopolios de arroz U-Tex y trigo TotalNutrient; los hermanos de sangre de los ingenieros biologicos que piratearon gatos demonio inspirandose en un libro y los dejaron en libertad para que procrearan a sus anchas; los patrocinadores de la misma Policia de Propiedad Intelectual que abordaba sus flotas de cliperes en busca de infracciones, husmeando como lobos tras el rastro de calorias sin sello y cereales pirateados, como si sus plagas de cibiscosis y roya de diseno no bastaran para garantizarles los mayores beneficios… Ve un corro de gente ante el. Tranh frunce el ceno. Empieza a correr, pero se obliga a seguir caminando. Sera mejor no dilapidar calorias ahora. Ya se ha formado una fila enfrente de la fabrica de los Hermanos Tennyson, esos diablos extranjeros. Se extiende a lo largo de casi toda una li, dobla la esquina, pasa por delante del logotipo de equipamiento para ciclistas que adorna la reja de hierro forjado de la Corporacion de Investigacion Sukhumvit, por delante de los dragones entrelazados de la Division del Este Asiatico de PurCal, y por delante de Mishimoto & Cia., la ingeniosa empresa japonesa de dinamica de fluidos a la que Tranh solia encargar el diseno de sus cliperes. Se rumorea que Mishimoto esta repleta de mano de obra mecanica importada. Repleta de neoseres ilegales modificados biologicamente que caminan, hablan y se mueven a trompicones… y que roban el arroz de los cuencos de personas reales. Criaturas de hasta ocho brazos, como los dioses hindues, criaturas sin piernas para que no puedan fugarse, criaturas con ojos tan grandes como tazas que, aunque solo pueden ver a unos pocos palmos de distancia, lo inspeccionan todo con su tremenda curiosidad aumentada. Nadie puede ver lo que hay dentro, no obstante, y si los camisas blancas del Ministerio de Medio Ambiente saben algo, los astutos japoneses deben de pagarles bien para que hagan la vista gorda ante sus afrentas contra la biologia y la religion. Se trata tal vez de lo unico en lo que podrian estar de acuerdo un budista, un musulman e incluso los cristianos grahamitas farang: los neoseres carecen de alma. Cuando Tranh compraba sus cliperes a Mishimoto, hace tanto tiempo, eso le traia sin cuidado.

  • Mas Alla Del Abismo de Emanuela Riva

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    El viento habia comenzado a soplar imperterrito sobre las ramas, haciendolas temblar violentamente. La luna, casi en el apice de su plenitud, apenas iluminaba el mar, debido a una improvisada perturbacion que oscurecia el cielo. --Malos augurios --anuncio Joseph, el grumete de la nave Royal Harmony, con el gesto preocupado y mirando al cielo. No le gusto como estaba cambiando rapidamente el clima. Deseaba atracar lo antes posible en el puerto de la ciudad de Namnha. Las tormentas le daban un miedo terrible. En sus anos de servicio, siempre hubo viajado en aguas tranquilas. En verdad no queria experimentar una tormenta en aquel momento. Respiro hondo intentando tranquilizarse. Poco antes de la tormenta, el capitan habia advertido que llegarian en una hora. --Relajate, ya casi llegamos --dijo en voz alta para darse valor. En ese momento, un resplandor en las profundidades del oceano llamo su atencion. El olor salado se mezclaba con un regusto amargo, como a podrido, de algas en descomposicion. Se inclino mas aun sobre la proa, pero no vio nada anormal. Un escalofrio sin embargo lo hizo estremecer cuando escucho una cancion celestial que parecia expandirse en el aire. Provenia de las profundidades, estaba seguro de ello. Nunca en toda su vida habia escuchado una voz tan sublime, irresistible, seductora. Joseph comenzo a sudar frio. Contra toda logica, estaba excitado. ?Podria una voz, tan solo una voz, volverlo loco de deseo? Se pregunto mientras gritaba, manteniendo las manos apretadas sobre sus oidos. Aquella cancion estaba trasgrediendo su mente y alma. En seguida, la lluvia llego prepotente junto a una secuencia de truenos y relampagos que luchaban provocando una atmosfera mas oscura aun. Las olas aumentaron exponencialmente chocando contra la nave una y otra vez. Los ojos de Joseph se abrieron cuando perdio el equilibrio y termino tragado por las oscuras aguas. El impacto contra el agua helada le corto el aliento y su cuerpo fue blanco de multiples aguijones punzantes. Era el final, penso, incapaz de mover un solo musculo, hundiendose lentamente en agonia. Ahora, acabando sus fuerzas, vio una silueta que se acercaba. Intento abrir mas los parpados para ver mejor. Quedo con la boca abierta por el terror. Era un pez, pero parecia una muchacha solo desde la cabeza a la pelvis. La parte inferior era una sucesion de tentaculos que lo envolvieron por los costados, arrastrandolo hasta pocos centimetros a la cara de la criatura. Lo ultimo que vio Joseph antes de morir fue la sonrisa de la chica y un brillante caparazon colgando del cuello de la criatura. Pronto, sintio su ultimo latido. Capitulo I Cris estacionaba no lejos de la orilla del mar de la ciudad de Namnha, una ciudad muy soleada, cuyas olas eran la envidia de los centros turisticos costeros. Su mirada, como cada vez que escudrinaba las aguas verdes, limpidas y majestuosas, siempre era la misma, melancolica y fria como el hielo. Suspiro, apretando los punos por la frustracion. Otro maldito ano y luego finalmente volveria con su madre a las profundidades. Tambien extranaba terriblemente a sus amigos, excepto a Victor. Por culpa de el, seria castigado por su padre, el rey de los mares. Habia desobedecido sus reglas, yendo al continente, haciendose pasar por un ser humano comun con sus amigos tritones: Mack, Giveon y Victor. De ser descubiertos pondrian en peligro a toda la especie. Cris estaba fascinado con los humanos, por sus costumbres y habitos, pero sobre todo le encantaba divertirse con sus mujeres. Ellas mostraban un caracter completamente diferente a las sirenas que conocia. Tenia que ingeniarselas con mil trucos para llevarlas a la cama y cuando lo conseguia obtenia una gran satisfaccion para su ego de triton mujeriego. Victor los habia delatado para no meterse en lios, poniendo a Cris, Mack y Giveon en problemas. Sin embargo, solo Cris habia sido castigado de forma drastica y debia permanecer en tierra durante dos largos anos sin tener contacto con el mundo marino. Se le habia prohibido sumergirse en el mar y para evitarlo, se aseguraron de que ante el mas minimo contacto con el agua sufriria una fuerte descarga electrica. Por suerte su padre no le habia quitado el poder del viento. Cris cerro los ojos color aguamarina, inhalo el olor a sal en los pulmones y luego volvio a abrir los parpados muy lentamente. Arreglo su rebelde cabello color caramelo y se dispuso a ir a trabajar. Por una extrana broma del destino, habia encontrado trabajo como camarero en un restaurante a pocos metros de la playa. De otra manera, ?que otras tareas podia realizar? habia pensado con amargura. No sabia hacer otra cosa que servir comida y bebida a las mesas. A el no le importaba mucho, tambien porque su salario era decente y le bastaba para sobrevivir. --Llegas tarde muchacho. Date prisa, cambiate y ve inmediatamente a tomar los pedidos a las mesas --grito George, el dueno del restaurante con impaciencia. Era un hombre de unos cuarenta anos, con el pelo canoso y un abdomen abultado. --Si, lo se, lo se. Me pongo directamente a su servicio jefe --respondio Cris en tono de broma y con una sonrisa de sorna. Odiaba que le dieran ordenes. George lo miro, entrecerrando los ojos molesto: --Intenta ser menos fanfarron. No te despedire solo porque desde que te contrate hace un ano, la clientela femenina ha aumentado exponencialmente. Ante esas palabras, el ego de Cris se agrando. --Anos y anos de duro entrenamiento en el fondo del mar --dijo mientras se quitaba la camiseta para ponerse el polo verde oscuro con el nombre amarillo del restaurante. En ese momento, una docena de chicas aullaron excitadas al ver los esculpidos abdominales de Cris. Como respuesta movio los largos dedos entre su cabello sonriendo a las chicas y revelando unos dientes perfectos. Luego, sin ser visto, soplo ligeramente en direccion a una chica de pelo negro y una rafaga de viento la sacudio haciendo que su falda se levantara. El sonrio al pasar junto a la joven y la elogio por la ropa interior de encaje negro. Sonrojada de verguenza y con las manos aferradas a su falda, la chica le agradecio balbuceando. Antes de que Cris pudiera darle su numero de telefono, sono un ruido en el salon y se escucho a George reganando a Melanie. Cris suspiro poniendo una mano sobre su rostro. Melanie habia estado trabajando con ellos durante dos semanas, pero no acertaba una y ademas, tenia un caracter muy fragil, con lagrimas siempre dispuestas a correr por sus mejillas a la minima reprimenda. --Esta es ya la quinta vez en dos semanas que se te caen los pedidos de clientes de las manos. La proxima vez te despido --advirtio George severamente con la cara enrojecida mientras Melanie se echaba a llorar delante de todos. Vamos a rescatar a la damisela, penso Cris con los labios apretados en una sonrisa de goce, ya anticipando su triunfo. Cada vez que la consolaba, ella le ofrecia un trago en casa para pagarle y ofrecerle su fruta prohibida. A pocos pasos de Melanie, Cris se detuvo con los labios entreabiertos. Un intenso olor a sal lo remitio al extasis, nublando su vista por unos momentos mientras el corazon comenzo a latirle furiosamente en el pecho. Una hermosa joven se habia interpuesto entre ellos. Estaba emocionado porque nunca le habia sucedido oler el aroma de alguien asi. Ella tenia el pelo largo y rojo como el fuego, hasta la cintura, atado con una cinta verde. Sus ojos azules permanecian entreabiertos, brillando con impetu y sensualidad. En toda su vida marina nunca habia visto una criatura tan hermosa. Cuando la misteriosa chica hablo con Melanie, su garganta se seco y le hizo tragar varias veces. --Si puedo darte un consejo, nunca llores en presencia de un hombre. Nunca. ?Me entiendes? Melanie la miro algo asustada, pero inmediatamente despues asintio, secandose las lagrimas. Luego le dio las gracias llamandola Kirsten. Tiene un nombre, penso Cris, estirando el cuello de su camisa y sin poder respirar. Kirsten noto que la observaban y automaticamente levanto la cara hacia Cris. Tan pronto como sus ojos se encontraron, ella sintio un ligero temblor en todo su cuerpo, delgado y perfecto. Las mejillas comenzaron a arder involuntariamente y el corazon comenzo a latir desenfrenado. Era un joven realmente agradable, se dijo, pero al rato su mirada se volvio fria. --?Que miras con cara de pescado? --pregunto ella irritada. Cris se endurecio y cerro la boca aclarandose la garganta. Era la primera vez que no sabia que responder. Al ver que el muchacho quedaba alli atravesado y sin hablar, Kirsten tomo el pedido de un cliente y se dirigio a servir a unos caballeros. --Ehi Cris. Tu tambien te quedaste sin palabras al verla ?verdad? --murmuro Lucas dandole una palmada en el hombro a Cris que le sacudio trayendolo de vuelta al presente. --Esta trabajando aqui --dijo Cris. El colega lo miro asombrado por su extrano comportamiento. --Si, trabaja aqui Cris. Hace tres dias vino a hacer la entrevista y George la contrato. --No lo sabia. Realmente es una belleza. Lucas se rio brevemente diciendole que se limpiara las babas que le caian y que desafortunadamente para el, Kirsten estaba comprometida. A Cris no parecio preocuparle mucho. Queria tenerla a toda costa. Experimentaba una suerte de posesion primitiva con Kirsten y no lograba dominarlo. Pero si, habria hecho cualquier cosa para conseguirlo. Pero no sin antes poder calmar sus hormonas y apaciguar su miembro entre las piernas. Durante el turno no pudo concentrarse en nada, no dejaba de observar de reojo a Kirsten mientras servia a los clientes. Con cada mirada que ella le devolvia, conseguia en el que el tiempo se detuviera. Su vientre se retorcia y mas de una vez se vio obligado a cubrir sus partes nobles con el menu del restaurante y correr al bano. En mas de una ocasion se las arreglo para acercarse a ella, aprovechando que tenia pedidos en las mesas cercanas, pero cada vez que trataba de hablar con ella, la voz no le salia. Era realmente frustrante. Si continuaba asi, no iba a ser facil poseerla y hacerla suya. Solo quedaban cinco minutos hasta el final del turno, debia resistir. "Resiste Cris, tu puedes" decia tratando de convencerse, mirando su gesto estupefacto en el espejo del bano del personal. Nunca le habia pasado de excitarse tanto con una mujer sin poder intercambiar ni unas palabras. Estaba mal, se sentia sofocado. De repente, un intenso aroma a sal lo hizo temblar por unos momentos, como si una poderosa descarga electrica lo hubiera golpeado; la ereccion en sus pantalones aumento haciendolo jadear. Tenia imperiosamente que vaciarse o enloqueceria, pero antes de que pudiera hacerlo escucho golpear la puerta. --?Se puede? --Cris abrio los ojos como platos mientras con la mano sostenia el miembro erecto. Era Kirsten. --Diablos … --exclamo sin darse cuenta. --?Como? -- pregunto la chica al otro lado de la puerta con expresion confusa. --Si, no, esta ocupado. Salgo pronto. Abrio el grifo del agua rapidamente y se masturbo, pensando en ella. En ella, que estaba a unos pasos de el. Ella, que en tan solo un dia con su olor y su belleza lo habia dejado asi. No tenia otra opcion, era absolutamente impensable abrirle la puerta en esas condiciones. Cuanto le hubiera gustado agarrarla y poseerla hasta que gritara. Cuando salio del bano, la decepcion se marcaba en su cara. Frente a el, estaba su jefe algo furioso. --?Que demonios te pasa hoy, se puede saber? !Los ingresos en caja son pesimos y no atendiste a Tara lo mas minimo! --grito George que parecia volverse morado. Tara. Ahora que lo pensaba, le habia parecido verla a ultima hora de la tarde. Ella era una cliente habitual, una mujer de mediana edad, viuda y con dinero. Se habia encaprichado de Cris y el, todos los miercoles por la noche despues de las horas de trabajo, iba a la casa de la mujer y se prestaba para hacerla disfrutar en todas las variantes. Ese dia, sin embargo, la dama, al ver a Cris completamente ido por una estupida muchacha, se levanto de la mesa sin esperar la bebida e indignada regreso a su casa. El joven triton bostezo como respuesta, aparto la cabeza casualmente y se fue a buscar a Kirsten. George quedo atonito, apreto los punos convulsivamente y grito: --!Cris! No te despido porque desde que te contrate hace un ano ... Cris lo interrumpio concluyendo la frase: --… la clientela femenina ha aumentado exponencialmente --rio divertido, pero por dentro sintio un vacio, una extrana tristeza. Eran poco mas de las tres de la manana y Kirsten, despues de narrar la pesadilla recurrente en la que mataron sin piedad a su madre, Ursula, estaba en el bano, tumbada en el suelo en posicion fetal. Esta vez no era la arcada habitual, sino un dolor lacerante en las piernas. Cada punzada le producia un sollozo que la dejaba sin aliento. Tenia que resistir el dolor, tambien porque siempre supo que pasaria al usar la magia del caparazon para obtener aquellas malditas piernas humanas. Era la unica forma de encontrar al primogenito de Neptuno. No sabia que aspecto tendria el joven y nunca le importo, hasta el fatidico dia de luto. Solo sabia que Neptuno lo habia castigado enviandolo a tierra firme. Queria venganza. Ahora tenia piernas; las habia obtenido gracias al alma del marinero que con su caparazon habia absorbido, pero aun no encontraba al hijo del Dios de los Mares. Habia estado buscandolo durante un ano y empezaba a perder la esperanza. En aquel momento, la imagen de Cris surgio en su mente haciendola sonrojar y por un momento se olvido el dolor. Tal vez el … sacudio ligeramente la cabeza porque era imposible que el fuera el triton que estaba buscando tan desesperadamente. Demasiado estupido, incluso si su belleza era divina. Sin tiempo para nuevas conjeturas, los dolores aumentaron rapidamente causando pequenos hematomas. Kirsten ya no pudo contenerse y comenzo a llorar y gritar sufriendo aquel dolor tan intenso. Unos momentos despues, la puerta del bano se abrio de par en par. --Mierda, Kirsten. ?Por que no me dijiste que estabas empeorando? --Disculpame --dijo debilmente, con la boca manchada de sangre. Los dolores habian sido tan fuertes que se habia mordido la lengua varias veces. Poco antes de perder el conocimiento, pudo apenas levantar el rostro y cruzar la mirada verde esmeralda de los ojos preocupados de su inseparable amigo. Kirsten se desperto sobresaltada con la primera luz del amanecer y la mano presionada contra el pecho para tratar de calmar sus freneticos latidos. Las manos de Dan se posaron con delicadeza sobre la cara de la muchacha que pudo notar su calor y calmarse un poco. --Oye, no te preocupes. Estoy aqui contigo. !Sssh! se acabo, no te preocupes. --?Dan? --pregunto con voz entrecortada por el sollozo y las lagrimas. No podia ver, la vista estaba cargada de innumerables puntos amarillos que bailaban por todas partes. El confirmo que era Dan y la beso en la frente. En respuesta a su gesto, lo abrazo cerrando los ojos. Dan era toda su familia, todo lo que le quedaba. Sonrio tristemente sosteniendolo mas cerca de si. Fue el unico que no la excluyo. El unico en no temer a la hija de Ursula, la bruja que infundia terror en las profundidades. --Gracias --expreso ella. El la aparto un poco, sonriendo y levantandole la cara para admirarla. --?De que, si puedo saber? --dijo el burlandose. Ella lo miro con los parpados entreabiertos y su vision aun turbia. --Por todo. No estoy bromeando, sin ti, bueno, no se si podria haber continuado. Y perdona porque por mi culpa ahora estas en problemas con Neptuno y … Dan la interrumpio colocando un dedo sobre sus labios: --No tienes que agradecerme o disculparte Kirsten. Nunca me arrepenti de haberte seguido. Somos mas parecidos de lo que piensas. Mi odio por esta raza nacio incluso antes de que mataran a tu madre. Kirsten lo beso en la mejilla y lo abrazo afectuosamente, devolviendole el con mas enfasis y respirando su perfume. --Voy a preparar el desayuno. !Ah! Llamas a tu jefe para decirle que no vas a ir hoy. --Pero … --Nada de "peros", tienes que recuperarte --indico senalando los vendajes de sus piernas que le hubo practicado durante la noche mientras estaba desmayada. Afortunadamente, habian traido algunas algas Olij, que crecian solo a una profundidad de tres mil metros. Eran milagrosas para los dolores y contusiones. La chica se ruborizo al mirar sus piernas vendadas y le agradecio. Cuando vio a Dan y su cabellara negra como el azabache desaparecer tras la puerta de la habitacion, Kirsten suspiro. Nunca quiso meterle en problemas, pero el dano ya estaba hecho y ademas, ambos eran calificados como marginados. Ninguna criatura marina se habria acercado a ellos si hubieran vislumbrado la marca del tridente invertido grabada en sus munecas. Llamo a su jefe para decirle que faltaria aquel dia y antes de ir a desayunar, se quito las vendas y entro prontamente en la banera llena de agua con sal marina. Aquella manana Cris estaba muy agitado, las palmas de sus manos sudaban y se reia como un idiota. ?Pero que le estaba pasando? De hecho, ?que le estaba haciendo esa misteriosa chica? Por mucho que se preguntara, simplemente no podia encontrar respuesta. Oteo el mar con cierta melancolia, como hacia todos los santos dias antes de ir a trabajar. Cerro los ojos y trato de respirar el aroma de sal, algas y peces hasta la saciedad. Era aquel perfume llamado hogar. --?Quien lo hubiera dicho? No crei que echaras tanto en falta vivir con nosotros, pobres peces -- se burlaba Mack, sacudiendo con los dedos la arena de su grueso cabello rojo. --Tiene razon. Nadar todo el dia es un aburrimiento mortal --dijo Giveon sonriendo. Cris abrio los ojos de repente mostrandose incredulo por momentos. Despues su rostro se ilumino de alegria. --Chicos, ?que estan haciendo aqui? Que linda sorpresa. Dios, os extrane --dijo lanzandose para abrazarlos. --Oooh, tomalo con calma, amigo. Realmente nos extranaste, ?eh? --Mack se echo a reir a carcajadas, revolviendole el cabello, algo que Cris no le gustaba demasiado. El se alejo un poco mirandolo fruncido y arreglando su masa de rizos. --No, justo esto no lo extrane. ?Sabes cuanto tiempo me llevo arreglarlos? Giveon tomo la masa de rizos y los revolvio el tambien. --Oye, oye. No, no os he extranado. Para nada --dijo Cris tratando de alejarlos mientras los continuaba a reganar, pero terminaron echandose a reir todos juntos. Se sintio vivo de nuevo, feliz. Si, habia extranado a sus mejores amigos. --El castigo de nuestro padre no os basto si estais aqui --les recordo Cris, arrugando ligeramente la frente --algo me dice que vendra otro tiron de aletas. --Ah, no te preocupes por nuestro padre. Ya sabes como es --recordo Giveon. Mack puso su brazo alrededor del cuello de su amigo y lo acerco a el diciendole: --Recordemos que tampoco es un santo, !eh! El va y viene divirtiendose con las mujeres terrestres. De alguien habremos salido. Tal padre … tales hijos. Los tres tritones se miraron entre si echandose a reir hasta hacerles saltar las lagrimas. --Y ademas no podriamos perdernos el concierto en la noche de las estrellas fugaces. Estamos impacientes por escucharte cantar. Tienes la voz mas extraordinaria de todas en el abismo. Cris se sintio halagado e incluso un poco avergonzado por el cumplido de Giveon. --Y luego --concluyo Mack--, no podiamos dejarte con todas las chicas. Entre hermanos todo se comparte. Cris se cubrio el rostro sonriendo. Esos dos nunca cambiarian. --Gracias. ?Que haria yo sin vosotros?