• los dias que no fueron - Juan Andres Pons Server

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    En 1582, Ugo Boncompagni, mas conocido como el Papa Gregorio XIII, decidio, asesorado por sus astronomos y la curia papal, alterar el paso del tiempo en el mundo catolico. Asi, del 4 de octubre de 1582 se paso, en un solo dia, al 15 de octubre del mismo ano, desapareciendo de una tacada diez dias de la historia de la humanidad. La razon que se esgrimio en su momento fue la necesidad de ajustar el calendario juliano a la realidad del ano tropical, el cual habia provocado cada 128 anos la perdida de un dia completo.Los paises del mundo conocido, unos antes y otros despues, fueron ajustandose a este cambio creyendo sin el mayor atisbo de duda la justificacion papal antes mencionada. Solo unos pocos conocen la verdadera historia de porque el Papa decidio borrar de la historia del mundo lo acaecido en esos diez dias.

  • LOS DÍAS QUE NO FUERON Versión Kindle - Libros - Amazon

    https://www.amazon.es/LOS-D%C3%8DAS-QUE-NO-FUERON-ebook/dp/B07TTD2SM4

    LOS DÍAS QUE NO FUERON de [Juan Andrés Pons Server] ... Querido lector, con la adquisición de este libro no solo podrás disfrutar de esta apasionante novela ...

  • LOS DÍAS QUE NO FUERON Tapa blanda – 2 julio 2019

    https://www.amazon.es/LOS-D%C3%8DAS-QUE-NO-FUERON/dp/1077616465

    LOS DÍAS QUE NO FUERON : Pons Server, Sr Juan Andrés: Amazon.es: Libros.

  • Los días que no fueron - Fundación Amigó

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    15 jul 2019 — ... y por eso he lanzado al mercado mi segunda novela titulada LOS DÍAS QUE NO FUERON. Los ingresos de este libro van a ser donados a la ...

  • LOS DÍAS QUE FUERON - GALLEGOS DANIEL

    http://quelibroleo.com/los-dias-que-fueron

    Para mi gusto le falta un poco de profundidad en la construcción de los personajes, aunque eso la habría convertido es una de esos libros de muchísimas ...

  • Los dias que no fueron - Juan Andres Pons Server - Debeleer ...

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    PDF • Descargar Libros Gratis ... Los dias que no fueron – Juan Andres Pons Server ... Los países del mundo conocido, unos antes y otros después, fueron ...

  • Los días que nos quedan - Lorena Franco | PlanetadeLibros

    https://www.planetadelibros.com/libro-los-dias-que-nos-quedan/341150

    24 nov 2021 — Desde entonces, sus otros títulos alcanzan el número 1 de ventas en digital a nivel internacional y han visto la lu... Leer más. Otros libros de ...

  • LOS DIAS QUE NOS QUEDAN - LORENA FRANCO - Agapea

    https://www.agapea.com/Lorena-Franco/Los-dias-que-nos-quedan-9788408249559-i.htm

    Comprar el libro Los días que nos quedan de Lorena Franco, ... Otros libros de Franco, Lorena son Todos Buscan A Nora Roy, El último Verano De Silvia Blanch ...

  • Todos los días son nuestros – Catalina Aguilar Mastretta

    https://www.delectoralector.com/todos-los-dias-son-nuestros-catalina/

    NUESTRA OPINIÓN … Todos los días son nuestros de Catalina Mastretta es uno de esos libros que llegan a tu vida de manera inesperada y que aunque en un ...

  • los días que nos quedan - El Libro Técnico

    https://www.ellibrotecnico.com/libro/los-dias-que-nos-quedan_602605

    Los días que nos quedan, ambientado en la Cataluña rural, es el thriller más inquietante de Lorena Franco. Olivia trabaja en el programa de sucesos paranormales ...

  • Los ultimos vikingos del Orinoco de Juan Andres Pons Server

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    1582. La hegemonia de la Corona Espanola en las Indias esta en peligro. El papado esta a punto de descubrir que Cristobal Colon no fue el primer descubridor de America y, por tanto, Espana va a perder todos los derechos exclusivos de explotacion que recibio por ello. El unico que puede enmendar esta catastrofe es un sacerdote jesuita que lamentablemente ha desaparecido misteriosamente en tierras sudamericanas. Para poder encontrarlo hay que seguir las indicaciones del diario de viaje de este fraile, hallado casualmente por un indio en medio de la selva colombiana.

  • Jamas te enamores de mi, Ivy Bass de Ivy Bass

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    Los privilegiados, elegantes y encantadores hijos de la clase alta argentina no pueden escapar a los escandalos. Su controversial vida social esta rodeada de lujos, fiestas e hipocresia.
    Bianca, la joven y hermosa heredera de un rico legado y una “it girl” en su momento, trata de sobrevivir a la presion de una posible bancarrota mientras debe enfrentarse a un compromiso impuesto para salvar la reputacion de lo que queda de su familia disfuncional. Un matrimonio por interes amenazado por los oscuros secretos y el picante de las noches de fiesta de las sociedades secretas mas poderosas y ricas de Buenos Aires.
    Pero aun mas importarte, Bianca jamas imagino que el compromiso estaria puesto a prueba por un joven guapisimo, problematico y rebelde que dara vuelta a su mundo como un peligroso amor imposible, como un tornado dispuesto a sacudir toda sus fibras sensibles.
    Este libro es el placer culposo que revelara los secretos de la sociedad rica y adinerada de la ciudad. Amistades traicionadas, amores repentinos y tentacion por doquier. ?Cuanto serias capaz de hacer por amor? ?Soportarias ir contra el mundo solo por el?

  • Algunas mentiras – Nuria Rivera de Nuria Rivera

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  • Serotonina de Michel Houellebecq

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    Florent-Claude Labrouste tiene cuarenta y seis anos, detesta su nombre y se medica con Captorix, un antidepresivo que libera serotonina y que tiene tres efectos adversos: nauseas, desaparicion de la libido e impotencia. Su periplo arranca en Almeria -con un encuentro en una gasolinera con dos chicas que hubiera acabado de otra manera si protagonizasen una pelicula romantica, o una pornografica-, sigue por las calles de Paris y despues por Normandia, donde los agricultores estan en pie de guerra. Francia se hunde, la Union Europea se hunde, la vida sin rumbo de Florent-Claude se hunde. El amor es una entelequia. El sexo es una catastrofe. La cultura -ni siquiera Proust o Thomas Mann- no es una tabla de salvacion. Florent-Claude descubre unos escabrosos videos pornograficos en los que aparece su novia japonesa, deja el trabajo y se va a vivir a un hotel.

  • ?Sueno o realidad? (The diaries of the dandelion 1) de Laura Keller

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    Septiembre de 1991, mi primer dia de instituto.

  • El camino fantasma de Pat Barker

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    Esta novela, que cierra la trilogia de Pat Barker sobre la Primera Guerra Mundial, merecio el Premio Booker en 1997, y conforma junto a las otras dos novelas de la trilogia, Regeneracion y El ojo en la puerta, la obra mas importante de la autora. El camino fantasma esta ambientada en los ultimos meses de la Primera Guerra Mundial, cuando millones de hombres que participan en una brutal guerra de trincheras ya no son mas que “fantasmas en ciernes”.

  • Si la luna nos viera tocaria nuestra cancion de Dulcinea (paola Calasanz) , Paola Calasanz

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    El esperado final de la nueva serie de Dulcinea, Luna. Nunca dejes de sonar…

  • La maldicion de Cowland de Samantha E. King

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    Cuando al inspector de policia Nicola Segreto le asignan el caso de una mujer fallecida en condiciones sospechosas en un hotel de su Napoles natal, nada hacia presagiar que su vida estuviera a punto de cambiar para siempre.
    En su afan por encontrar respuestas, Segreto iniciara un viaje sin retorno que lo llevara hasta el condado de Cowland, Inglaterra. ?Estara preparado para descubrir la verdad que se oculta tras la cadena de muertes y crimenes en las que se vera involucrado?
    Pero. ?Y si te cuento que nuestra historia no comienza ahi? ?Y si te hablo de una mujer casada con un conde cruel y sanguinario? ?Y si es ahi, en el siglo XVIII, cuando comienza realmente esta historia y la terrible maldicion que sus habitantes se empenan en olvidar?

  • Hijas del Norte de Sarah Hall

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    Me llamo Hermana. Ese es el nombre que me pusieron hace tres anos. Es como me llamaban las demas. Es como me llamo a mi misma. Antes de eso mi nombre no tenia importancia. No recuerdo que se usara. Ya no respondere a ese nombre ni me oire decirlo en voz alta. No dare muestras de reconocerlo. No existe. Me llamareis Hermana. Fui la ultima mujer que salio en busca de Carhullan. Fue un mes de octubre de lluvias torrenciales cuando me puse en camino. En la ciudad, las hojas habian empezado a caer de los arboles y el suelo estaba cubierto de su pulpa amarilla. Los ultimos frentes tormentosos atravesaban la region del norte descargando aguaceros. El verano se retiraba. Daba la sensacion de que la atmosfera habia estallado por fin, y las mananas y las noches empezaban a ser mas frescas. Era un alivio no despertarme empapada en sudor en nuestra habitacion del barrio de adosados, salir de una pesadilla con esa humedad lechosa en el pecho. Siempre he dormido mejor en invierno, como si la frecuencia del pulso disminuyera. El frescor parecia limpiar tambien la ciudad. El olor a bacterias de la refineria y las plantas de fuel se dispersaba por la noche cuando las nubes se disipaban y aflojaba el calor. Los ultimos anos, desde la Reorganizacion Civil, el bochorno habia durado mas de lo normal; los meses frios se concentraban en una franja mas estrecha del calendario, y viviamos envueltos continuamente en una nube toxica de colza y arenas bituminosas, hacinados como peces en un ahumadero. El cambio de la temperatura trajo consigo una sensacion de euforia, un estado de alerta que iba mas alla de los nervios o la creciente conciencia de los peligros que sabia que estaba afrontando. Era reparador. El frescor me recordaba los tiempos de mi infancia. Las estaciones estaban entonces mas definidas, mas separadas. La gente mayor de la fabrica en la que trabajaba decia que de todas las tradiciones inglesas que estaban amenazadas el tiempo era la mas triste. Como si hubieramos tenido la posibilidad de elegir en referendum aquel clima semitropical. Todavia recuerdo las cosquillas frescas del granizo en la cara en el mes de marzo, cuando esperaba el autobus para ir al colegio. Y el rugido del viento que en otono lo zarandeaba todo, las cosas grandes y las pequenas. El frio en las venas en enero; las manos y los pies entumecidos a pesar de la lana y el vellon. Cuando eres joven no tienes miedo de las posibilidades. No crees que el mundo pueda destruirse o que vaya a ocurrirte una desgracia a lo largo de la vida. Incluso la lluvia es diferente ahora: imprevisible, violenta, no como la constante llovizna gris de las postales antiguas, de los chistes y las cronicas televisivas. Es una lluvia que parece herida. Rara vez se ve nieve en los montes, aunque la gente de la ciudad sigue buscandola por pura costumbre. Me dirigia a una zona alta y remota, y tenia la esperanza de volver a ver esas ventiscas blancas, si es que podia quedarme alli algun tiempo. Sali al amanecer, con la idea de alejarme de Rith sin que nadie me viera. Prepare una mochila ligera para resistir el largo camino hasta las montanas. Llevaba pocas cosas: ropa, botas, unas cuantas latas de comida, galletas, una cantimplora con agua y un botiquin, para el caso de que pudiera quitarme el dispositivo, aunque no sabia si era posible. Y llevaba un fusil de la Segunda Guerra Mundial, entre las sudaderas y los impermeables. La punta roma del canon rozaba la solapa de la mochila. Con el me proponia negociar en Carhullan. La noche anterior escondi la mochila en un callejon, detras de nuestro edificio, para salir sin peso, sin chocar contra las paredes y aranarlas al bajar las escaleras. Lo deje en un hueco oscuro y seco, detras de la camara principal del deposito de lluvia. Lo puse alli mientras las familias de las otras casas estaban cenando y antes de que mi marido volviera del trabajo, tanteando primero en el vacio con un palo para asegurarme de que no habia nidos de ratas. De madrugada sali de la cama sin despertar a Andrew y me vesti sigilosamente en el cuarto de bano comun. Me habia guardado una bolsa de plastico en un bolsillo de los pantalones para meter las cosas que necesitaba. En un estante habia una pastilla de jabon nueva, de la familia con la que compartiamos la casa, y decidi llevarmela. La eche a la bolsa con la pasta de dientes, el desodorante y una cuchilla de afeitar con varias hojas de repuesto. Dude un momento antes de abrir el botiquin de los vecinos. Encontre aspirinas, un paquete de compresas y una bolsita de polvos para la cistitis, caducados. Lo cogi todo. Despues cruce el pasillo y baje las escaleras. En la puerta principal espere unos minutos para asegurarme de que Andrew no me habia oido salir y procure tranquilizarme. El corazon me bombeaba la sangre a chorros. Notaba la corriente de ida y vuelta en las puntas de los dedos. Me dije que todo saldria bien. Llevaba meses entrenandome, levantandome temprano, y habia ensayado la huida. Siempre lograba salir en silencio y sin peligro y recorrer la ciudad a oscuras, evitando las zonas por las que merodeaban los perros asilvestrados, antes de volver a casa. Pero esta vez no era un simulacro. Respire hondo, solte el aire y espere. Lo ultimo que queria era que Andrew me siguiera, que me dijera que estaba loca, que armara un escandalo y despertara a todo el mundo. Jamas me dejaria marcharme con una mochila, salir de las zonas oficiales, a pesar de que estabamos enfrentados, nos odiabamos y no nos dirigiamos la palabra. Yo estaba atada a aquella casa. Los dos lo sabiamos. No teniamos ninguna otra alternativa. Si me hubiera descubierto, me habria llevado a rastras escaleras arriba, o me habria inmovilizado en la calle, a pesar de mis forcejeos, hasta que apareciese un supervisor de la Autoridad, y entonces habria puesto alguna excusa para explicar mi comportamiento, como que estaba colocada o habia tenido una pesadilla. Me habria dicho que esperara un poco, que por muy mal que estuvieran las cosas en ese momento conseguiriamos salir adelante, y despues nos separariamos, cuando el ambiente estuviera menos tenso, cuando fuera menos peligroso. Me apoye en la fachada, atenta al ruido de sus pasos por ultima vez. Lo unico que se oia en el piso de arriba era el zumbido del contador electrico en modo de espera, como una avispa. Levante la mirada. El cielo tenia el color oscuro del asfalto, como el esquisto que trituraban en los tanques de la refineria donde trabajaba Andrew. La mancha blanca de la luna asomaba como una ulcera hinchada y opaca por detras del forro de las nubes. Aun no se habian encendido las luces en Rith y nadie saldria a la calle hasta que se reanudara el suministro electrico, a las seis de la manana, para que la gente pudiera calentar el agua, cocinar y ver el primer parte informativo de alguno de los frentes meteorologicos o el sorteo de la loteria. Para entonces esperaba estar muy lejos. Por fin me acerque al callejon a recoger mi mochila. Sabia que tenia que darme prisa y no pensar mas de lo necesario. Normalmente la ciudad estaba muerta a esa hora, pero siempre era posible encontrarse con una patrulla de la Autoridad. Me ponia mala solo de pensarlo. No tendria ninguna posibilidad de explicarme. Y no queria enfrentarme a lo que estaba haciendo, y flaquear, aunque estaba segura de que no me pasaria. Despues de las ultimas semanas no podia pasarme. Cruce la ciudad, alejandome de las viviendas compartidas, y pase por delante del antiguo centro comercial, con las ventanas cubiertas con tablones, y por delante del almacen de las turbinas, donde las carcasas de metal esperaban apiladas desde hacia anos el momento del reparto. Las calles estaban desiertas y tranquilas. Unicamente los ladrillos rojos, la pizarra y el asfalto reflejaban cierto resplandor, presentando una version de la ciudad que parecia antigua y fantasmagorica. Costaba imaginar que hubiera tanta gente detras de las fachadas, durmiendo dos o tres en la misma habitacion, o despierta, hablando en voz baja para no molestar a las otras familias. Algunos estarian llorando y alguien quiza los consolaria, o nadie les haria caso. A otros les traeria sin cuidado que pudieran oirlos a traves de las paredes, arrastrando el cuerpo dolorido cuando el efecto del chute de efedrina barata empezara a esfumarse. Cada vez que me habia atrevido a ensayar la fuga, el ambiente de las madrugadas me parecia disminuido, como si en lugar de concentrar a la gente hubieran practicado un sacrificio selectivo. Al final de cada hilera de adosados se veian las siluetas de los contadores, como quistes pequenos y ruidosos disenados para leer el flujo de la energia de las tejas fotovoltaicas. Ahora los empleaban para regular el consumo de la antigua red de suministro domestico. Habia habido muy pocas mejoras despues de la Reorganizacion. El plan de recuperacion de diez anos empezaba a convertirse en un mito imposible. Me costaba no volver la cabeza para ver si alguien me seguia o me veia pasar. Me obligue a no mirar. Me dije que la mejor manera de seguir andando era poner la vista en un solo punto: adelante. Se oyo un leve chasquido en el cielo, y un trueno retumbo al oeste. Sabia que pronto empezaria a llover, que tendria que parar a ponerme el impermeable. Pero no podia permitirme el lujo de detenerme mientras siguiera dentro del perimetro. Quiza mas tarde, cuando estuviera lejos de alli y hubiera entrado en calor con el ejercicio, podria desnudarme. Me secaria antes que la ropa. Llevaba anos sin salir de Rith. Ningun civil habia salido de la ciudad, salvo para que lo trasladaran a un centro de detencion. No se permitia el transito de una zona a otra. La gente quedo atrapada en el sector en el que se encontraba cuando se hizo el primer censo despues del colapso. Solamente la Autoridad y los agentes del gobierno tenian necesidad de viajar o medios de transporte, y en esos casos solian ir en tren. Yo habia nacido en Rith y conocia bien el entorno: las calles empinadas y el maremagnum de los tejados, el cerro de Beacon y el castillo enfrente, en la cima de dos penas gemelas. Continue por el antiguo paso elevado de la carretera. Abajo habia montones de basura y escombros, y se oian susurros animales. Mas alla de las fronteras de la ciudad, en las llanuras, las carreteras se habian deteriorado. Estaban mucho peor de lo que me esperaba, hundidas y agrietadas tras anos de desuso. Las riadas se habian llevado tramos enteros. Al plantar el pie tenia la sensacion de estar atravesando un pedregal. En algunas partes habia crateres llenos de agua de lluvia. Metia las botas sin verlos y me empapaba los pantalones hasta las rodillas. Comprendi que era verdad lo que la gente decia en la fabrica y en las reuniones del distrito. Que solo estaban reparando las principales arterias, las que utilizaba la Autoridad. Al principio fui corriendo siempre que podia, muy atenta para no resbalar o torcerme un tobillo, y luego afloje el paso para afrontar el largo dia que tenia por delante. En media hora habia llegado al promontorio donde se encontraba la caseta blanca del puesto de peaje. No tenia ventanas, y una parte del tejado se habia hundido. Recordaba que en una clase de historia local nos contaron que tuvieron que reconstruirla en dos ocasiones, despues de que los escoceses le prendieran fuego. Ahora volvia a estar casi en ruinas. Los duenos debian de haberse marchado a Rith hacia mucho tiempo, con los demas vecinos de la periferia. A los pies del monte, un poco mas adelante, el antiguo puente de Yanwath seguia intacto. Lo habia cruzado muchas veces en coche antes de que se prohibiera el trafico. El semaforo que regulaba la circulacion estaba muerto, con los focos negros de mugre y el poste inclinado en los cimientos de hormigon. En la hondonada de la carretera, antes del punto en que empezaba a subir hacia los contrafuertes del puente, se habia formado un charco de agua arremolinada. Habia residuos flotando, casi imposibles de identificar; tal vez trastos superfluos de las casas de la parte alta del rio. Vadee el charco, llegue hasta el centro del arco y me asome a mirar por el parapeto. El rio Eden corria a mis pies, encrespado y turbio, a una velocidad aterradora. Vi en la penumbra el brillo del agua en movimiento en las orillas, la estela de los remolinos y las crestas blancas. Las lluvias habian reventado la ribera, y el caudal anegaba las acequias y los huertos a ambos lados. Se oian crujidos en las ramas mas bajas ahora que los arboles de la orilla habian perdido sus hojas. Las casas de campo mas cercanas al puente estaban sumergidas en el agua hasta las ventanas. Notaba un olor fuerte, a cemento, a tela mojada y a cieno: el olor familiar de las viviendas inundadas. La corriente se deslizaba por las paredes de las casas, pudriendo alfombras y cortinas. Diez anos antes me habia despertado con el mismo olor, cuando al bajar las escaleras me encontre la casa inundada por las aguas residuales. Sabia que, al otro lado del puente, la carretera pasaba por un pueblo desierto y se adentraba mas adelante en los abandonados parajes del antiguo parque nacional: en la zona que la generacion de mi padre conocia como el Distrito de los Lagos. Era mediodia cuando vi aparecer el coche, y estaba lloviendo a cantaros. Al principio pense que era el ruido del agua que arrastraba el viento o corria por los acuiferos por debajo del asfalto. Despues oi el cambio de marcha. Me aparte de un salto a la cuneta y di media vuelta, casi esperando ver la forma azul oscura de un coche patrulla y dispuesta a esconderme detras de una cerca de piedra. Una furgoneta civil, de color blanco, se acercaba despacio por la carretera destrozada. Parecia que tenia la suspension en mal estado y eso amplificaba el ruido, como si la carroceria se levantara del chasis, y vi que se zarandeaba al pasar por encima de un monticulo o un bache. Llevaba las ventanillas cubiertas de residuos, de vainas y de hojas arrancadas de los arboles por el ultimo diluvio. Desprendia un olor a grasa quemada y negra. Paso a mi lado y freno despues. Me acerque a la puerta del conductor y la ventanilla chirrio al bajarse. --?Adonde vas, chica? --Era un hombre con la cara roja como un trozo de cristal sacado de un horno. Me miro de arriba abajo con sus ojos claros. Estaba hecha una pena. Tenia el pelo chorreando y el chubasquero viejo y blanco empapado y pegado a la piel. Doble los hombros hacia delante y me cubri el pecho con los brazos. Se echo a reir. Tenia los dientes picados en los bordes, deslucidos y cubiertos por una capa amarillenta, y en la linea de las encias se veia una reveladora sutura de plata--. Bueno, parece un buen sitio para ir de excursion. ?Eres de los ultimos de los Wainwright? O a lo mejor quieres ser la primera que vuelve a subir a las cumbres y plantar tu bandera. Eso significa que las cosas han mejorado en la ciudad. Vamos. Sera mejor que subas al coche. Dude. No queria hablar con nadie en el camino y sabia que si me hacia preguntas podia tener problemas, pero me dolian los hombros y los pies y no tarde en decidirme. Di la vuelta por detras de la furgoneta hasta la puerta del pasajero. Me quite el chubasquero empapado y lo escurri. El conductor se inclino para abrirme la puerta, como hacia mi padre cuando me llevaba al colegio. Puso un trapo sucio encima del asiento, para que no lo mojara al sentarme. Deje la mochila a los pies del asiento y subi al coche. --Bueno --dijo--. Que encuentro tan oportuno, ?verdad? Metio la marcha y arranco. Tuve una sensacion extrana. Hacia anos que no subia a un coche. Me obligaron a entregar las llaves y la documentacion, como a todo el mundo, y se me habia olvidado lo que era llevar el control de un vehiculo, estar encerrada en el y al mismo tiempo libre de ir adonde una quiera. Ver como pisaba el embrague o movia la palanca del limpiaparabrisas me parecio un sueno o un recuerdo perdido. Habia un olor muy fuerte en la cabina, acido, como a ropa vieja o a vinagre mezclado con orina, o quiza fuera el olor corporal del conductor, que no se lavaba. Pero no me queje ni hice ademan de bajar la ventanilla. Me alegraba de librarme de la lluvia. Empezaban a dolerme las plantas de los pies, y eso que me habia puesto dos pares de calcetines gruesos. Empezaba a notar como si me clavaran alfileres y agujas en las puntas de los dedos y me puse a encogerlos y a estirarlos. No esperaba volver a viajar en coche. Llevaba meses entrenandome para la caminata en mi tiempo libre, al principio sin rumbo, solamente por pasar el rato, luego con un objetivo, rodeando la periferia de Rith, subiendo hasta la cima del Beacon y bajando otra vez. Andar no era un delito, aunque a Andrew le parecia absurdo que me arriesgara a ser atacada por los perros que buscaban comida en la ciudad y removian la basura en los vertederos. Decia que estaban sucios y desquiciados, y que andar por alli era como pedir a gritos que me mordieran. Atacaban a la gente de vez en cuando, aunque nunca con consecuencias fatales. En esas excursiones no podia llevar la mochila, para no levantar sospechas, y me sorprendio que pesara tanto. Me habia asegurado de comer bien la ultima semana: dos raciones de arroz en vez de una y sardinas para desayunar; incluso pense que estaba acabando con las provisiones y que Andrew lo pasaria mal el resto del mes. Estaba todo lo en forma y bien alimentada que podia. Pero rodear la ciudadela de madrugada y comer una lata de sardinas de mas era muy distinto de atravesar el parque nacional abandonado, con mis bartulos a cuestas. Habia recorrido unos veinte kilometros y estaba reventada. Tenia la espalda agarrotada por el peso de la mochila. Llevaba horas soportando chaparrones intermitentes y me rozaba el dobladillo de la ropa mojada. Cada paso me alejaba de la ciudad y me acercaba a mis propios limites. Que pudiera aparecer un vehiculo era improbable, casi milagroso, y di las gracias.

  • Antes de que decidas dejarme de Victoria Vilchez

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    A veces, lo dificil no es creer en el amor, sino darte cuenta de que lo has encontrado. Una maravillosa historia de amor que te atrapara de principio a fin.

  • Un Vaquero de Ojos Verdes (Rancho Atkins 2), Tess Curtis de Tess Curtis

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  • Bruja de Mary Ann Taylor

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    Cuando acude esa noche a una playa para iniciarse en la brujeria lo unico que Pat pretende es vengarse de su ex novio, sin embargo, cuando los acontecimientos empiezan a precipitarse en el pueblo ella decide echarse atras… pero ya es tarde.

  • Esperando su perdon (Tiempos de cambio 3) de Bel Diciembre

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    Michael de Ressy y Florence de Fanthom se amaron desde el mismo instante que se conocieron y pese al compromiso de ella con el mejor amigo de el, acabaron casandose y uniendo sus vidas en la promesa del matrimonio.

  • La mirada del puma de Gloria V. Casanas

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  • Escribiendo juntos de M Suarez

    https://gigalibros.com/escribiendo-juntos.html

    Manuel es un escritor de novelas de ciencia ficcion que distribuye su carrera entre la Ciudad de Mexico y Los Angeles.

  • La realidad es peor que la ficcion de Maicol Rodriguez

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    SE A DICHO MUCHAS VECES QUE LA REALIDAD ES AUN PEOR QUE UN CUENTO DE FICCION. AHI MILES DE HISOTRIAS DE TERROR QUE RECORREN EL MUNDO Y AQUI LAS VAN A CONOCER ALGUNAS

  • El Clan de Breoghan de Miguel Angel Fernandez Ramirez

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    Una antigua leyenda irlandesa dio a conocer al mayor de los heroes del pueblo gallego: Breoghan, padre de Brigantia.
    Olvidado en su tierra durante generaciones, en el siglo XIX la figura de este mitico guerrero resurgio de las cenizas para no desaparecer jamas ni de la memoria ni de la historia.
    ***
    El el siglo V a.C, en el noroeste de Ispnya, los dioses quisieron cambiar el destino de Caicher, hijo de la tribu de los Betu, para que viviera otra vida diferente, una repleta de accion y aventuras. Este destino le llevara a conocer al legendario Breoghan, lider de los gaedheal. Junto a su clan, descubrira lo que es el amor, la amistad, el valor, la guerra, la ambicion, la traicion y la venganza. Con ellos recorrera medio mundo en busca de la verdad y el honor, encontrando tambien por el camino sangre y dolor.
    ***
    La obra esta basada en los relatos recogidos en el “Leabhar Ghabhala” o “Lebor Gabala Erenn” (Libro de las invasiones de Irlanda), donde se relatan las sucesivas invasiones que sufrio la isla de Irlanda hasta la llegada de los Milesianos. Estos Milesianos pertenecian al linaje del rey Breoghan, lider de la tribu de los gaedheal en la peninsula iberica y fundador de Brigantia.

  • El lector de Spinoza de Javier Saez De Ibarra

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    Este esplendido libro de relatos demuestra que aun se puede escibir uene literatura [Babelia, El Pais]. Con una prosa compleja, arriesgada y brillante, Javier Saez de Ibarra emplea distintois registros literarios en los difentes contenidos de estos cuentos en los que demuestra una gran experiencia y un profundo trabajo.

  • Maestros de la costura de Shine

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    En Maestros de la Costura descubriras todo lo necesario para iniciarte en este apasionante mundo: desde lo que has de tener en tu costurero basico hasta entender patrones, pasando por conocer las principales puntadas a mano y a maquina. Basado en el programa de TVE del mismo nombre, el libro te muestra las fotografias del paso a paso y los patrones elementales para que seas capaz de hacer tu propio proyecto.

  • Libre te quiero de Jorge M. Reverte

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    Manolo y Yolanda, dos jovenes humildes en busca de su lugar en el mundo, se conocen unos meses antes del estallido de la Guerra Civil. Las ansias de libertad y de justicia que comparten no seran suficientes para mantenerse unidos en un tiempo tan convulso, y sus vidas tomaran rumbos diferentes: Madrid, Galicia, Paris, Asturias, Barcelona, Nueva York.
    Hasta que llega el Dia D (6 de junio de 1944), que permitira a Manolo retomar la vida que el horror de la guerra y las injusticias le impidieron. Por su parte, Yolanda, que ha sido testigo del dolor y de la desesperanza, tambien hallara el modo de saldar cuentas con el pasado.
    Los dos, cada uno a su manera, asistiran a algunos de los episodios mas importantes de la historia de la Europa del siglo xx, y hallaran las fuerzas necesarias para aduenarse de sus propios destinos.

  • Las invitadas secretas de Benjamin Black

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    A causa de los constantes bombardeos que sufre Londres durante la Segunda Guerra Mundial, los reyes de Inglaterra han decidido alejar a las dos princesas de la capital. En una mision de alto secreto, las chicas de diez y catorce anos viajan hasta la destartalada mansion de un familiar en un remoto pueblecito irlandes, donde deben vivir de incognito hasta nueva orden. Solo conocen su verdadera identidad el propietario de la casa, la agente de los servicios de inteligencia britanicos que las acompana y el subinspector irlandes Strafford, que no acaba de sentirse comodo en su papel. Se diria que Irlanda es un refugio seguro, a buen recaudo de los nazis, pero nadie parece haber reflexionado sobre la hostilidad que despiertan los ingleses entre muchos de los lugarenos.

  • Elly. parajes sangrientos de Javier Enrique Quintana

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    Los copos de nieve caian lentamente sobre el tejado de chapa que tenia la casa de la familia Rosiak, ubicada en las inmediaciones del paraje Camion Cue de 25 de Mayo. Ellos se dedicaban a la plantacion de tabaco para luego acopiarlo y venderlo. El crudo frio habia golpeado con fuerza hasta el momento y se veia reflejado en los terrenos que tenia la familia dentro de su propiedad, la nieve cubria en su totalidad todo el campo donde Emilio realizaba las plantaciones. Parte de su casa estaba construida con madera y en el interior tenian una cocina a lena que le servia para calentarse del intenso viento gelido que entraba por las rendijas de las puertas. Al lado de la cocina se encontraba su hijo Adrian acostado en su cama, cerca del fuego para que le brindase calor. Su madre, Deborah, estaba a su lado llorando mientras el empezaba a tener convulsiones, moviendo su cuerpo de un lado a otro tratando de agarrarse al colchon para evitar estos sobresaltos. Emilio entro sacandose las botas llenas de barro y nieve, mirando otra vez aquella situacion que padecia su hijo. Adrian volvio a moverse, pero esta vez lo hizo levantando su cuerpo de arriba abajo y golpeando con fuerza su cabeza contra la almohada. Deborah trato de tocarle la frente para ver si su fiebre disminuia, pero el la sostuvo con fuerza, agarrando su muneca. --No me toques --grito Adrian con una voz tan grave y gutural que hizo retroceder a su madre. Ella logro zafarse y miro a su marido. Emilio hizo lo mismo, diciendo para sus adentros <>, y rapidamente fue en busca de una estaca de madera y un martillo. Deborah, llorando, salio del lugar y se encerro en su cuarto. Emilio se acerco a su hijo sin mostrar las herramientas que llevaba y fugazmente coloco la pieza de madera sobre el pecho de Adrian y de un martillazo seco se la incrusto para sacar la dolencia que padecia su hijo. Adrian, luego del hecho, miro a su padre y le dijo: --Gracias Tata, no te angusties que termino todo. --Luego exhalo profundamente, cerrando sus ojos para siempre. Su padre se sento junto a el llorando y llamo a su esposa para que hiciera lo mismo, ella lo abrazo y juntos dejaron correr todo ese dolor y padecimiento que habian tenido durante meses. --Esa maldita ciudad --mascullo Emilio. --Si no se hubiese ido a esa perversa y maldita ciudad --termino diciendo y se abrazaron aun mas. Seras parte de mi cena Dentro del local la musica hacia doler los timpanos a cualquiera que no estuviera acostumbrado a la vida nocturna de Posadas. La gente estaba agolpada por todos los lugares que tenia Dosier a esas alturas de la noche, sencillamente no se podia transitar por los pasillos que tenia el sitio sin ser pisoteado o recibir un codazo en pleno rostro. La pista de baile ubicada a escasos metros de la entrada principal tambien desbordaba de personas que danzaban al compas de la musica I like the way you move del grupo Body Rockers que hacian explotar los parlantes incrustados en las paredes. La gente bailaba de diferentes formas, pero en ese mismo lugar habia una mujer exorbitante, con un cuerpo tan armonioso y perfecto que los hombres no paraban de mirarla. Ella se movia de una manera diferente, como si estuviera danzando una musica egipcia. Tenia el pelo rubio, era de mediana estatura y vestia un conjunto entero de color rojo transparente, haciendo traslucir su corpino y su tanga de tal manera que George queria abrazarla por completo y ella lo frenaba colocando sus manos en los antebrazos de el y diciendole <>. Se habian conocido esa misma noche y ella habia tomado la iniciativa, produciendo en el un impacto profundo, puesto que George no era muy apuesto y este accionar lo habia tomado por sorpresa. Al llegar casi las seis de la manana, una voz en el parlante anuncio que la fiesta ya habia terminado y los concurrentes comenzaron a salir despacio por las puertas de Dosier; entre ellos, los dos enamorados que bajaban por calle La Rioja e iban directamente a la casa de ella. Iban abrazados, caminando despacio, el un poco borracho por la cantidad de Rutini que habia ingerido; ella sobria, como si el alcohol no produjera efectos en su organismo. Ya habian caminado varias cuadras cuando un viento suave muy apacible llego a los oidos de ella levantandole un poco el pelo lacio y rubio que tenia. Se dio vuelta por completo, empujando a George a un lado de la vereda y empezo a escrutar con sus ojos todos los lugares de la zona. No encontro nada. --?Como puede ser? --pregunto en voz alta la rubia y continuo mirando para todos los rincones, los techos y las partes altas que tenian los edificios del barrio. --?Como pude ser que, carinnnnooo? --respondio George, queriendo abrazarla de nuevo. Ella extendio su brazo derecho y empujo al hombre, quien volo a unos treinta metros, cayendo boca arriba sobre la vereda. Al cabo de unos minutos empezo a calmarse, sus brazos volvieron a pegarse contra su cuerpo y miro al hombre que estaba tirado sobre un charco de sangre, corrio hasta el y lo levanto como si fuera un muneco, lo sujeto de su cintura y empezaron a caminar lentamente, llevandolo a cuestas. Cuando estaban a escasos metros de su casa, el silencio se interrumpio cuando la voz de un muchacho exclamo: --!Mira, es la rubia que estaba en el boliche! --Si, es ella, la de la tanga --menciono el amigo y juntos empezaron a correr hacia ellos. Ella comenzo a arrastrar a George mas rapido, hizo mover los pies como si estuviera casi volando y con la otra mano bajo su mini, que le estaba subiendo hasta las caderas. Los otros empezaron a seguirla, corriendo velozmente, pero no lograban acercarse. Siempre les llevaba mucha distancia, como si fuese empujada por un motor a reaccion. Finalmente llego a su casa, ubicada en calle La Rioja y 3 de Febrero, era una vivienda desvencijada, corroida por el tiempo. Tenia un porton de hierro herrumbrado y el inmueble tenia el formato de las viviendas hechas antiguamente. La entrada principal tenia la forma de una U, pero al reves, y toda su puerta era de madera solida. Rapidamente la abrio y entraron, encendio la luz y arrojo a George en uno de sus sillones e inmediatamente se pego a la puerta. Los dos jovenes llegaron a la casa, abrieron el porton y, sin saberlo, ella los estaba esperando con la puerta abierta. Uno de ellos no dudo en ingresar, pero el otro desconfiando le dijo en voz alta: --Ven Ruben, vamonos porque esta situacion me parece muy extrana. --No tengas miedo, ahora seras parte de mi cena --respondio la rubia, quien tomandolo del brazo lo arrojo a la oscuridad, similar a la boca de un lobo.

  • Virtual Life. Vision de Mario Escobar

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    El superdeportivo se movia a gran velocidad por las calles de San Francisco (Cupula 2204), mientras yo sentia la fuerza del motor en la yema de mis dedos aferrados al volante. Los viandantes se lanzaban a un lado y a otro, al tiempo que el Bugatti Veyron 26.9 derrapaba y se subia a una de las aceras de la empinada calle que llevaba hasta el puerto. El sol brillaba sobre la gran cupula, y yo no queria que aquel momento terminase nunca. Unas luces rojas salieron de un lateral, y cuando mire de reojo por el retrovisor vi que un coche mixto de la policia de la Cupula 2204 intentaba interceptarme. Pise el acelerador y sali de la acera de hormigon amarillento para regresar al asfalto apelmazado de fijacion inteligente. Los neumaticos parecian celebrar la vuelta a su elemento natural cuando di un volantazo y el Bugatti se puso sobre dos ruedas durante mas de cinco segundos. Entonces percibi el primer parpadeo. Fue rapido, como un fogonazo de oscuridad que absorbia la luz, pero enseguida mis ojos contemplaron de nuevo la ciudad. Mi cara sentia el aire calido y suave de California, al tiempo que la adrenalina parecia estallar en mi cerebro. Algunos llaman libertad a esta sensacion; para un chico de quince anos como yo es simplemente un juego. El coche de policia logro ponerse a mi lado. Sus puertas blancas brillaban al lado del chasis negro, y los tapacubos con el escudo de la Cupula 2204 soltaban destellos dorados. Desde la ventanilla me observo un policia de circulacion version 8.2. Aquel tipo de androide estaba unido al vehiculo, como los viejos cochecitos de metal de mi tatarabuelo, pero con sus dispositivos de frenado, disparo o bloqueo podia detener un vehiculo si lograba ponerse a un metro de distancia. Por eso acelere, y mi superdeportivo volo sobre el trafico que a esa hora llenaba las calles centrales de la cupula. Entonces se produjo la primera larga desconexion. Todo lo que habia a mi alrededor se convirtio en cuadriculas grandes, como si hubiera llegado al Game Over. Los fuertes colores de los edificios dejaron paso a un desolado paisaje de casas medio derruidas, construcciones agrietadas y repletas de grafitis de pigmentos quemados por el sol. Instintivamente mire hacia atras. Ya no estaba en mi increible superdeportivo de color negro y blanco, ni tampoco me perseguia una unidad especial de la policia de la Cupula 2204. Estaba sentado en una clase en la que se impartian nociones basicas de manejo de matrices para la fabricacion de aparatos de aire acondicionado, en una mesa mugrienta, cubierta por frases y nombres de los miles de alumnos que habian pasado por aquella escuela. Delante de mi, el androide de formacion Cum Laude tenia sus veinte senales wifi conectadas a nuestras terminales de recepcion de informacion. En el ano 2134 nadie tenia que memorizar ni aprender nada. La placa base de la zona posterior del craneo distribuia la informacion por nuestro cerebro de manera automatica, y un nino de cinco anos podia tener el mismo conocimiento que un abuelo centenario. Mire a mi alrededor, angustiado. Nunca habia visto esa aula antes. Que yo supiera, ya habia terminado mis estudios basicos y llevaba un ano en el Centro de Alta Tecnologia Biorrobotica (CATB) de la Cupula 2204. Aun vivia con mis padres, ya que las leyes de la corporacion Life System, duena de las cupulas de la costa oeste, no permitian a ningun menor de dieciocho anos vivir solo. Cuando me puse en pie y observe al resto de mis companeros, todos parecian hallarse en un estado catatonico. Note que mis piernas fallaban, como si llevara muchas horas sentado. Contemple mis musculosos brazos, pero, para mi sorpresa, lo unico que vi fueron unos rollizos antebrazos y unos hombros caidos, que se disimulaban en parte por mi camisa a cuadros de manga corta. El androide de formacion Cum Laude me miro con sus ojos rojos, y con voz metalica me pidio que me sentara. Me sentia tan aturdido que, en lugar de hacerle caso, abri la puerta de madera desvencijada y sali al sucio pasillo, cubierto de papeles y otros desperdicios. Camine durante mas de diez minutos, hasta que note que las fuerzas me fallaban. Me sentia mareado y angustiado por aquel deprimente lugar. Antes de llegar a las escaleras me desplome, y rode hasta el piso de abajo.

  • Normas de jefes (Los jefes 8) de Victoria Quinn

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    Tengo trapos sucios.

  • En la sombra de la sospecha de Norah Carter

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    Cuando la desesperacion por la desaparicion de Hannah Madison se aduena de un pueblo de Suiza, la inspectora Kendall es llamada para encargarse del caso, donde la falta de pruebas e informacion hace que la policia local no encuentre respuesta a esta inexplicable ausencia.
    A medida que Melissa Kendall se adentre en los secretos que guardan los habitantes del lugar, se ira sembrando la sombra de la sospecha.
    Todos pueden ser sospechosos. ?Quien sera el culpable?
    Por otro lado, Josh Heller, dueno de la taberna del pueblo, quedara prendado de la recien llegada inspectora. Los sentimientos los abordaran a ambos sucumbiendo a la inevitable pasion. Amor y trabajo son compatibles, o quizas no…

  • Atenazada de Jorge Borges

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    Bridget era una chica dura.
    De las que pueden darte una paliza.
    Con cazadora de cuero y botas de pinchos.
    Pero su mundo era muy oscuro. y peligroso.

  • Hielo y fuego de Diana Palmer

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    Margie Silver sabia muy bien que iba a atraer las miradas de los comensales masculinos que cenaban en aquel restaurante tan selecto de Atlanta en el que se hallaba sentada, esperando. El color de su vestido de seda, un verde muy vivo, era de por si llamativo, pero lo verdaderamente imponente era el corte: de manga larga, cenido y con un escote muy pronunciado, en pico, que bajaba casi hasta la cintura, rodeada por un ancho cinturon. Unido a la melena negra y a los ojos verdes de Margie, el efecto de aquel vestido era explosivo. La falda tenia una abertura lateral que subia hasta encima de la rodilla y dejaba entrever las piernas, largas, cubiertas por unas medias muy finas que enfundaban tambien los pies, pequenos y calzados con zapatos negros de tacon alto, muy sexys. Bebio un sorbo de su ginger-ale. Los dedos de Margie, que en ese momento sujetaban el vaso, eran largos, de pianista. Llevaba las unas pintadas de rosa. Aunque tenia el aspecto de una modelo de alta costura, en realidad se ganaba la vida escribiendo novelas romanticas de tipo historico bajo el seudonimo de Silver McPherson, una autora muy famosa. No le estaba permitido mencionarlo esa noche, porque semejante revelacion caeria como un jarro de agua fria sobre el nuevo amor de su hermana Jan. Margie tenia el presentimiento de que aquella invitacion a cenar tan de ultima hora encubria un cara a cara con el futuro cunado de Jan, el ricachon, y habia elegido ese vestido tan llamativo con el deseo expreso de provocar. Fruncio los labios, irritada. Cuando Jan la habia llamado esa tarde, estaba escribiendo y se hallaba en medio de una escena especialmente dificil. Su hermana le habia rogado que estuviera en el restaurante a las siete; eran las siete y media y no habia ni rastro de Jan. Estaba furiosa. Cambio de postura y se miro el vestido de seda con expresion divertida. Jan iba a quedarse horrorizada: le habia explicado que los Van Dyne eran muy conservadores en cuanto a las formas, y tambien lo que pensaba el hermano mayor de las mujeres llamativas y estridentes. Habia advertido a su hermana mayor que se mostrara comedida, y le habia sugerido que se vistiera como una monja. Asi que Margie, naturalmente, como detestaba que le dieran ordenes, habia sacado del armario el vestido mas llamativo y se habia maquillado como una vedette. Le brillaban los ojos solo con imaginarse como reaccionaria Jan, para no hablar de Andrew Van Dyne y su hermano mayor. Si lo que Jan habia pretendido era crear un encuentro improvisado entre ellos, se iba a divertir de lo lindo. <>, decia Jan, refunfunando, cada vez que le daba por hacer una de sus extravagancias, como colocar una estatua de Venus, completamente desnuda, delante de su casa, cuando sabia que la pobre senora James, su vecina, pasaba un apuro tremendo cada tarde al cruzar por alli para ir a regar sus propias plantas. Por lo menos en la foto de la solapa de su ultima novela, Ardiente pasion, aparecia solo su cara. Habia amenazado a Jan con fotografiarse en salto de cama, y su hermana le habia asegurado que, si se atrevia a hacer tal cosa, emigraria y se marcharia a vivir a otro pais. Pero ella seguiria viviendo como le apeteciera y urdiendo nuevas maneras de escandalizar a Jan. Su matrimonio, que habia sido muy breve, estaba en el origen de aquel modo de comportarse suyo tan alocado. Las extravagancias eran su manera de protegerse del mundo y encubrir su vulnerabilidad. Su marido habia muerto en accidente dos meses despues de la boda, y para ella habia sido casi un alivio, pues ya para entonces habia perdido todas sus ilusiones en lo que se refiere a la intimidad con un hombre y al matrimonio. Habia aprendido la leccion: uno no conoce de verdad al otro hasta que no convive con el y tenia buenas razones para recordarlo. En aquella epoca, con apenas veinte anos, creia realmente que estaba enamorada de Larry Silver. El era joven y, aparentemente, tenia un caracter agradable y una prometedora carrera de abogado. Habian salido unas cuantas veces, luego se casaron y pronto descubrieron que eran incompatibles. Larry murio al cabo de dos meses en un accidente de avion y ella, mas que destrozada, se sentia culpable. Habian transcurrido cinco anos y desde entonces Margie no se tomaba nada demasiado en serio. Tomarse las cosas en serio era un suicidio mental, solia decirle a Jan, aunque a menudo pensaba que su hermana menor no se dejaba enganar por su aparente superficialidad. Dio otro sorbo a su ginger-ale y suspiro. Si Jan y Andy no aparecian en los diez minutos siguientes, se marcharia. Faltaba apenas un mes para la fecha limite que le habia marcado su editor, no tenia tiempo para andar saliendo a cenar con desconocidos. A pesar de que sabia que su hermana estaba cada vez mas encarinada con Andy, no tenia el menor de deseo de conocer al hermano de este. Miro a su alrededor, se sentia como si hubiera caido en una trampa. Sabia que <>, como lo habia apodado, desaprobaba la relacion de su hermano con Jan. Jan era secretaria de un despacho de abogados. El millonario, claro, queria que su hermano se emparejara con la hija de alguno de sus poderosos amigos de Chicago, no con una insignificante secretaria de Atlanta. Los padres de esas jovencitas controlaban el mercado de la confeccion y los Van Dyne eran grandes fabricantes de ese mismo sector. Para el hermano de Andrew seria una union de ensueno. Sintio un hormigueo en la nuca como si alguien la estuviera mirando. Giro la cabeza y se encontro mirando fijamente a un hombre cenudo de ojos oscuros que acababa de entrar. La impresion hizo que el vaso casi se le cayera de la mano. Nunca habia visto unos ojos semejantes ni una cara parecida. El recien llegado era alto, grande, y tenia un rostro duro, como tallado en madera de teca. La miraba con hostilidad y Margie sintio que aquellos ojos la fascinaban. ?Por que ese completo desconocido la miraba con tanto antagonismo? La desaprobacion que leia en su rostro la divertia y, sin pensarlo, fruncio los labios y formo el inconfundible perfil de un beso, al tiempo que parpadeaba con coqueteria. Luego esbozo una sonrisa seductora y se giro de nuevo. Dejo el vaso en la mesa y se llevo la mano a la cara para disimular un ataque de risa. La cara que habia puesto aquel hombre era digna de verse. Un poco de diversion la ayudaria a disipar el aburrimiento y la irritacion que sentia. Jan se escandalizaria cuando se enterara de como pasaba el rato su hermana mayor. Vio una sombra a su lado, levanto la vista y descubrio al desconocido junto a ella. Su expresion era tan severa que habria servido para detener el trafico. --Cualquiera diria que es la sombra del mismisimo monte Rushmore --murmuro Margie con una sonrisa traviesa. Se giro hacia un lado y apoyo el brazo en el respaldo de su asiento mientras lo miraba de arriba abajo--. Sientate, encanto, y tomate una copa conmigo. El no sonrio. Mas aun, parecia como si nunca en su vida hubiera sonreido. Sus ojos miraban a Margie con creciente desaprobacion. --No, gracias. Tengo una cita con una joven --enfatizo esa ultima palabra como si quisiera insinuar que el termino no era aplicable a Margie. A esta le gusto su voz de inmediato. Era profunda y algo aspera, muy masculina, propia de una persona educada. --?Una cita a ciegas?

  • Guerra y Paz En el Siglo XXI de Eric Hobsbawm

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    <>, nos dice Eric Hobsbawm, que no solo es el historiador mas leido en el mundo, sino uno de los pensadores mas influyentes de la izquierda. Hobsbawm nos habla en estas paginas de los grandes problemas a que nos enfrentamos: la guerra, la paz y las posibilidades de un orden mundial, del proyecto imperial de los Estados Unidos y de como <>, de los efectos de una globalizacion que acentua las disparidades en el mundo, de la crisis del estado-nacion, de las inmigraciones, el racismo y la xenofobia, de los peligros que nacen del miedo irracional al terror politico o de las dificultades de mantener el orden publico en un mundo violento en que circulan 125 millones de rifles de asalto. Problemas analizados por desde una perspectiva a la vez critica y esperanzada, que contrasta con la mediocridad del pensamiento unico que nos invade.

  • Doctor Mejor Amigo De Mi Hermano de Larissa De Silva

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    No sabia lo que se suponia que debia hacer. ?Se suponia que debia estar llorando? ?Se suponia que tenia que estar gritando, diciendoles que no podian hacerme esto? Si podian. No solo podian hacerlo, sino que, en realidad, probablemente me lo merecia. No habia sido una trabajadora particularmente buena, habia estado patinando, sin ser detectada, durante al menos un ano. Pero cuando auditaron la compania, se dieron cuenta de que no estaba haciendo mi trabajo. De hecho, creo que les costo encontrar los registros de un empleado llamado Harlow Zepplin. Hice todo lo posible por mantener el bajo perfil y mantener la cabeza gacha, y sabia que no podia culparlos por esto. No me gustaba el trabajo, nunca habia sido buena en el, pero agradeceria que me avisaran un poco mas para poder ponerme a trabajar. Probablemente me habria dado cuenta, si hubiera prestado atencion. Pero no lo hacia. Estaba parada en el estacionamiento, sosteniendo una caja de carton con todo lo que me pertenecia, las lagrimas corrian por mi cara mientras me dirigia a mi Dodge Neon del 2001. No era mucho, pero era mio, y estaba pagado. Eso al menos era algo. Abri la puerta, puse mi caja de carton sobre mi ropa limpia en el asiento trasero y me dirigi al asiento del conductor. Cerre de golpe la puerta antes de mirar el edificio en el que nunca volveria a trabajar. Era un edificio alto de hormigon, estrecho e imponente a pesar de todo. Habia toneladas de oficinas diferentes dentro de el, y era probable que no fuera bienvenido en cada una de ellas. Intente decirme a mi misma que no era gran cosa. Cuando llegara a casa, se lo contaba a Paul, mi prometido. El lo entenderia. Siempre lo entendio, e hizo todo lo que pudo para apoyarme. Sabia que iba a salir adelante en este extrano y dificil momento. Siempre lo hizo. Puede que le lleve un poco de tiempo recuperarse, pero no seria lo peor. Lo entenderia. Querria que buscara algo mejor, algo que realmente me hiciera feliz. Solo tenia que averiguar que era primero. Despues de nuestra boda. Tal vez me concentre todo mi dia a dia con ser una novia en proceso. Tal vez ese era el tipo de adulto que queria ser, pense para mi misma mientras entraba en nuestro complejo de apartamentos. Era un complejo bastante modesto. La calle estaba flanqueada por edificios de dos pisos con balcones envolventes, y esas escaleras que parecian ser escaleras de incendio, pero no lo eran, en realidad, porque este tipo de edificios no tenian escaleras de incendio. No tenian nada excepto los escalones de hormigon y los balcones de los pasillos, y supuse que, si alguna vez habia una verdadera emergencia, todos se apinarian alli como sardinas mientras intentaban salir. Eso no habia sucedido todavia. Si tenia suerte, nunca iba a suceder. Nos ibamos a mudar a una hermosa casa en el campo, antes de que algo asi nos sucediera. Me dije a mi misma que dejara de posponerlo. Paul tenia que saberlo. Tenia que saberlo. Cerre los ojos, y por un segundo, deje que mi mente se desviara. Tal vez, si estuviera con otra persona, no estaria pensando en lo mucho que temia decirle las malas noticias. Queria pensar que Paul me apoyaria, y pense que lo haria, pero primero tendriamos que superar el fuerte impacto de su reaccion. No importaba, me dije a mi misma. Era mi prometido. Me queria. Solo queria lo mejor para mi, y sabia cuanto odiaba este trabajo. Estaria apretada durante un mes o dos mientras encontraba otra cosa, pero no seria insuperable. Habiamos pasado por cosas dificiles juntos, y nos habia ido bien. Solo mejorariamos en ello. Al menos eso era lo unico que podia esperar, de verdad. Me dije a mi misma que dejara de ser cobarde. Abri la puerta del coche, respire hondo y sali, sintiendome resuelta. Iba a terminar con esto, e iba a ser bueno. Iba a ser exactamente lo que necesitaba ser y nada mas. Eramos un equipo. Paul y yo, ibamos a abordar todo esto juntos. Aunque mi aliento era debil, subi rapidamente, sabiendo que lo encontraria alli porque no trabajaba los miercoles. Abri la puerta, esperando encontrarlo en la sala de estar jugando en su Xbox como lo hacia habitualmente. No estaba. Entre en nuestro dormitorio, lo vi acostado en la cama, y apenas me presto atencion cuando entre en la habitacion, practicamente dando un portazo detras de mi. “Hola. ?Te he despertado?” Yo pregunte. Sabia que no lo habia hecho. “No”. Esperaba mas que eso, pero inmediatamente volvio a su telefono. Ni siquiera me pregunto que hacia en casa a mitad del dia, lo que me molesto. ?Ni siquiera iba a fingir? “?Quieres saber que hago aqui temprano?” Pregunte, con un poco mas de irritacion en mi voz de lo que esperaba. Puso los ojos en blanco y se sento. “En realidad no”, dijo. “Pero parece que te mueres por decirmelo”. “Me despidieron”. Eso llamo su atencion. Se volvio hacia mi, con los ojos bien abiertos. “?Que? ?Por que?” “No lo se. No creo que estuviera haciendo un buen trabajo”, dije, encogiendome de hombros. “Podrian habermelo dicho, lo habria intensificado. Yo..." “?Que vas a hacer, Harlow? ?Como vas a pagar tu mitad del alquiler?” Sacudi la cabeza, tratando de evitar que las lagrimas brotaran en mis ojos. “Se que necesito hacer eso”, dije. “Pero esperaba que yo…” “!Y luego me preguntas por que no quiero una boda cara de culo!” dijo, levantandose bruscamente de la cama. Me di cuenta de que todavia estaba en pijama, pero decidi no decir nada. No era el momento ni el lugar para eso, aunque no sabia por que insistia en no ponerse la ropa cuando se quedaba en casa. No era como si ponerse unos pantalones fuera particularmente dificil. Respire hondo, me dije que no era una discusion que valiera la pena tener, y que habia buenas razones para que Paul se molestara. Tire algunas sobras al microondas y lei un libro en mi telefono mientras esperaba que Paul saliera a hablar conmigo. Cuando entre en el dormitorio, el ya estaba dormido, roncando, boca arriba en la cama. No pude evitar estar molesta con el. Se suponia que debia sentir algo al respecto, pero en cambio, parecia que habia perdido el interes en el momento en que le dije que no ibamos a tener tanto dinero. Sin embargo, mi trabajo no habia estado particularmente bien pagado, y sabia que podia reemplazarlo facilmente con otra cosa, asi que no me preocupe. Su actitud me preocupaba mas. Me dije a mi misma que no pensara en ello, lo atribui a su ansiedad, y me arrastre a la cama junto a el, llevando una camisa de pijama de manga larga y pantalones que se pegaban a mis tobillos para que no se le ocurriera nada. Paul podia ponerse jugueton en cualquier momento, y tanto si me apetecia como si no, siempre me convencia. Bueno, me convencio de hacerlo para que se callara y yo volviera a dormir, lo que supuse que era, en cierto modo, lo mismo. Intente no pensar en ello. Me dije a mi misma que nada de esto importaba, que ibamos a estar bien por la manana, pero me costaba creerlo, incluso en mi propia cabeza. Cerre los ojos y sone. Sone que estaba de vuelta en la casa de mi infancia, sentada junto a mi hermano y su mejor amigo mientras hablaban de un videojuego y me esforzaba por concentrarme en un trabajo de estudios sociales que tenia que escribir. Podria haber ido a mi habitacion y trabajar alli, pero me gustaba estar cerca de ellos. Me gustaba el ruido, la forma en que se sentia que mi casa no estaba tan vacia. Nuestros padres siempre estaban trabajando, casi nunca los veiamos. Mack era un adolescente tranquilo y estudioso, excepto cuando su mejor amigo, Jordan, estaba cerca. Cuando Jordan estaba cerca, Mack se ponia ruidoso. Gritaba y gritaba a la television, preguntandose por que los pequenos personajes de la pantalla no seguian sus instrucciones. Se reian tanto que a veces los oia desde mi habitacion, su voz resonaba en la pared. Supongo que, si no hubiera deseado el ruido toda mi vida, lo habria encontrado molesto. Pero no era molesto en absoluto. Era agradable. Sentia que asi debian ser las cosas, y me gustaba. Incline la cabeza para ver a los dos y vi a Jordan mirandome. Habia una sonrisa en su cara. “?Estas bien?” Recuerdo vagamente haberme senalado a mi mismo. “?Yo?” Se rio “?Quien mas, nina?” Abri la boca para decirle que estaba bien. Que no era una nina, y que no tenia que preocuparse por mi. Eso no fue lo que salio. En cambio, de repente senti que me estaba sofocando, y la habitacion estaba sumergida bajo dos o tres pies de agua. Lo primero que pense fue en mi ensayo. Se iba a arruinar. Entonces me di cuenta de que me iba a ahogar. Mire hacia el sofa, donde mi hermano y su amigo habian estado sentados solo unos momentos antes. Y no habia nadie alli. Cuando me desperte, estaba jadeando para respirar y mi almohada estaba mojada con mi sudor. Necesitaba desesperadamente el bano. Me levante, agarre mi telefono en la mesita de noche que estaba a mi lado e intente tocar a tientas para poder ver con la luz de la pantalla. Despues de esa horrible pesadilla, necesitaba luz. Poco sabia que algo mas me estaba esperando. Algo real. Algo peor. Desbloquee la pantalla y se me cayo el estomago cuando me di cuenta de que el telefono no era mio. Era de Paul, y estaba lleno de notificaciones de aplicaciones de citas y chicas de las que nunca habia oido hablar. “?Paul?” Me oi gritar. “Paul, ?que demonios…?” No se disculpo. Me encogio de hombros, me dijo que la relacion habia muerto hace tiempo porque “no me esforzaba lo suficiente”, y me dijo que, si no queria quedarme, era bienvenida a empacar las maletas. Grite y llore mientras el mantenia la compostura, hablando aqui y alla entre mis sollozos. Pero no estaba molesta por perderlo. Estaba disgustada porque mi vida se estaba cayendo a pedazos. Mi boda. Mi trabajo. Mi futuro. Todo… estaba mas que jodido. Al dia siguiente, estaba conduciendo de vuelta a un lugar al que jure que nunca volveria a menos que fuera Navidad, Accion de Gracias, o alguien estuviera muriendo o dando a luz. Regresaba a Frostproof. Me iba a casa. CAPITULO UNO 2019 Mi hermano dijo que iba a ser divertido, pero me di cuenta de que solo intentaba suavizar el golpe. Era mejor asi. Incluso con todo lo que habia pasado entre nosotros, se preocupaba por mi orgullo. Cuando le llame, en medio de la noche, al principio estaba preocupado. Me habia preguntado si necesitaba que llamara a la policia o a una ambulancia, pero una vez que logre decir el nombre de Paul -y absolutamente nada mas- lo entendio inmediatamente. “Tenemos una habitacion de invitados que esta acumulando polvo”, dijo. “Nos harias un favor”. Siempre tratando de hacerme sentir mejor, incluso cuando sabia que era una mentira. Mack era realmente uno de los buenos. Nuestros padres se las habian arreglado para hacer al menos un buen chico, lo cual era ciertamente algo. Al principio conduje con lagrimas en los ojos, y me aleje cada vez mas de donde habia vivido con Paul, me enfade cada vez mas. Mis punos se apretaron mas alrededor del volante de mi coche y podia sentir mi mandibula apretando mientras pensaba en todo lo que Paul me habia dicho y hecho. Apenas me habia cortejado. Habiamos caido en una relacion porque me sentia sola, y estabamos juntos, y eso era todo. Me habia propuesto matrimonio, pero fue cuando estaba borracho, y el dijo que tambien podriamos casarnos, lo que tome como una senal de su amor por mi. Pero Paul no me amaba, y yo tampoco creia que lo amara mucho, porque podia sentir el alivio corriendo por mis venas, llenando mi sangre. No tenia ganas de volver a casa, pero era mejor que estar con Paul. Y nada me retenia alli. Ni trabajos, ni amigos, absolutamente nada. Me llevo unas horas, pero no me detuve en absoluto. Llegue a la casa de Mack, la antigua casa de nuestros padres, y senti que iba a vomitar. La casa era diferente ahora, aunque todavia conservaba las caracteristicas angulares que la habian hecho tan llamativa cuando llegamos, estaba pintada de un color azul claro, y el patio estaba siendo rehecho. Yo tambien podria haberme quedado alli, pero entonces Mack no habria tenido la vida que tuvo. Y mi hermano se merecia lo mejor, especialmente despues de todo lo que habia pasado. Todo lo que le habia hecho pasar. Apague los faros cuando termine de estacionar en la acera, e intente decirme a mi misma que todo iba a estar bien. Mack me habia invitado. Me queria aqui. Y volver a la casa de mi infancia no significaba volver al pasado. Al menos eso era lo que me decia a mi misma, tratando de ignorar lo fuerte y rapido que mi corazon latia en mi pecho. 2009 Me pare cerca del televisor, con los auriculares en los oidos mientras escuchaba mi CD de Blink 182, que se habia usado demasiado. No queria oir a mi hermano y a su mejor amigo discutiendo en la sala. Normalmente, no me habria importado, pero habia algo en la presencia de Jordan que me ponia de los nervios ultimamente, aunque no podia entenderlo. Mack bostezo y se estiro dramaticamente en el sofa. Un chico delgaducho, habia crecido aun mas en los ultimos anos, y sus miembros eran largos y delgados, asi que dependiendo de como se moviera, parecia un poco como un esqueleto. Jordan era mas pequeno que el, de hombros anchos, con grandes ojos color avellana con un borde negro. Tambien estaba mucho mas relajado, y parecia pasar mas tiempo en nuestra casa que el propio Mack

  • Elijo el Arcoiris de Lucy Chibimundo

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    No me di cuenta. Ocurrio todo tan despacio que, hasta que me encontre dentro, no me di cuenta de donde estaba. Inicie mi paseo por la playa, saboreando la brisa, con el sol apoyado sobre mis hombros y la suavidad de la arena caliente bajo mis pies. Segun avanzaba, esta se iba convirtiendo poco a poco en arenilla. De forma apenas perceptible en un principio, de vez en cuando una concha partida aparece y te pica. Las pequenas piedras me aranaban los talones, pero segui caminando. En algun momento, la arenilla desaparecio. Cada vez habia menos de esta y mas piedras, pero ya me habia acostumbrado al tacto. Segui avanzando, como siempre he hecho. Las piedras se volvieron cada vez mas grandes. Casi fue un alivio, porque molestaban al andar, pero no me rasgunaban. Ahora necesitaba algo mas de equilibrio al continuar; por suerte, siempre he sido buena en buscarlo. Primero, era facil: reposicionar un pie, retroceder un pequeno paso. No me habia dado cuenta, pero se hacia de noche y el sol se estaba poniendo. Entonces, empezo a refrescar, un alivio en la caminata, que cada vez se me antojaba mas dura. Parecia que la playa, en vez de plana, fuera cuesta arriba. Tenia que esforzarme para mantener el equilibrio sobre las piedras. Me costaba avanzar. Sudaba del esfuerzo, pero segui caminando. Apenas veia bien mis pasos, el sol se habia ocultado por completo y solo me quedaba la luna. El frio, al contacto con el sudor, me hacia temblar. El paseo habia dejado de ser agradable. Quiza ya no se podia llamar asi a eso de trepar entre las rocas. Pero continue adelante. Entonces, descubri que no lograria avanzar mas. Habia una gran pared delante de mi. Habia entrado en una cueva. Me gire y vi la entrada, reluciendo con la luz de la luna. Quise dar un paso hacia ella para salir, pero mis pies estaban atrapados entre las rocas. Entonces, comprendi que era tarde. Quiero crear recuerdos contigo Llevo mucho tiempo dandole vueltas. Quiero ser mama y vivir la experiencia de criar a una pequena personita, jugar con ella, hacer manualidades... y disfrutar de la infancia desde un punto de vista adulto. Pienso en mi ninez y me divido entre una tristeza nostalgica y una felicidad intensa. Tengo muchos recuerdos de mi infancia, algunos muy buenos y otros no tanto. En la mayoria, esta mi hermana, por supuesto; ella forma una gran parte de mi vida y constituye una piedra angular para mi maternidad. Cuando echo la vista atras, puedo recordar incluso la emocion exacta en muchas de esas ocasiones. Me encantaria traspasartelas. Quiero regalarte ese tipo de momentos, en los que tu corazon late rapido y, al respirar, notas como el aire llena tus pulmones. Parece que no te cabe mas en el pecho y vas a estallar de anticipacion. Sonries de oreja a oreja y te duelen los mofletes, porque llevas mucho rato con esa misma cara de ilusion. Te ries, te ries y te sigues riendo, como si alguien te estuviera haciendo cosquillas sin parar. Entonces, expulsas todo el aire que tenias dentro, te quedas sin aliento y notas el vacio interior. Pero es uno bueno, de esos que estas deseando llenar con el siguiente segundo de vida. Se que crearemos la mayoria de nuestros grandes momentos con la rutina del dia a dia. Los momentos especiales para realizar actividades unicas no lo serian si fueran costumbre. El dia a dia tiene una magia distinta, un sabor pausado, como la comida de puchero. Conservo recuerdos rutinarios muy buenos de mi infancia y espero repetir contigo esas pequenas cosas magicas que mis padres hacian conmigo. Quiero arroparte, igual que mi madre me arropaba a mi, sobre todo, en invierno. Me daba las buenas noches y me tapaba tan fuerte que parecia que no iba a poder moverme hasta el amanecer. Remetia las sabanas o el nordico por ambos lados para que estuviera bien apretadita y no me entrara el frio por ningun lado. Luego, me regalaba un beso en la frente y su calor se quedaba conmigo toda la noche. Su amor se grababa en mi piel hasta el dia siguiente, como si fuera un hechizo que ahuyentara los malos suenos. Recuerdo que esa tecnica adquirio incluso un nombre: <>, por la forma de envolver. La rutina de cada noche se ha convertido en un gran recuerdo, sin necesidad de realizar nada grandioso ni especial. Solo el carino y el amor de una madre que te arropa, te desea las buenas noches y te besa para despedirse hasta el siguiente dia. Y aun asi, en mi mente me transporto a esa nina y me reconforta. Tambien estan las costumbres menos habituales, las de los fines de semana. Por una temporada, nos dio por cocinar pizza casera desde cero. La masa era muy divertida de preparar y nos podiamos pasar un buen rato con ella. Supongo que entretener forma una parte muy importante de ser madre. Luego, habia que elegir lo que ibamos a poner encima. Siempre escogiamos un monton de ingredientes diferentes, los picabamos todos y, al colocarlos sobre la masa, cada semana, descubriamos lo mismo. Nos habiamos pasado de cantidad. Quedaba una pizza de casi dos dedos de grosor; una vez horneada, costaba comerla. Pero nos daba igual, aunque tuvieramos que abrir la boca como si fueramos anacondas para poder meterle un mordisco. Creo que cocinar es una fuente de union familiar muy importante, al menos asi lo percibo en mis recuerdos. Para mi, implica mas que preparar la comida que, de hecho, no se me da especialmente bien. Significa crear, mancharse, disfrutar, reir... Al final, te comes esa creacion, la limpias o acaba en la basura... Pero los momentos al crearla van a quedarse por siempre grabados en la memoria, a pesar de lo que ocurra con ella. Espero que a ti te guste estar con las manos en la masa en la cocina. Para mi ya lo eres todo Acaricio mi barriga incipiente con suavidad, como si pudieras notarlo a traves de la piel, y con miedo a despertarte, por si estuvieras durmiendo, y perturbar tu sueno. Se que estas ahi porque me lo han dicho los medicos. He visto fotos en blanco y negro de un puntito blanco. Tambien he escuchado una especie de galope de caballo extrano, que sale de tu interior. Es tu latido. Aun no tienes un corazon formado y parece que corras hacia la vida. Suspiro y miro por la ventana. Hace frio y los cristales se han empanado. La ciudad se ha envuelto en la lentitud del invierno. Parece que ocurriera al reves que contigo. Yo me he cubierto con una mantita, porque estoy helada. Desde que te tengo dentro de mi, parece que absorbieras todo mi calor para reunir energia y crecer. Duermo mas que antes y estoy mas cansada, asi que diria que te estas llevando mi vigor. Crece con salud. Crece y vive. Una pequena lagrima se me escapa y se despena por mi mejilla. Aun no eres nada y, para mi, ya significas todo. No posees manos ni pies, ni siquiera pareces una persona. Me da absolutamente igual. Solo quiero constituir un buen lugar para que crezcas. Espero mantenerte con seguridad dentro de mi durante las proximas semanas. Tu solo crece, poco a poco, a tu ritmo. Me inundan tanto miedo y tanta ilusion. Quiero gritar a los cuatro vientos que estas dentro de mi, que por fin lo hemos conseguido y has decidido venir a ayudarnos a crear una familia. Pero debo tener cuidado, porque eres muy fragil y no hay nada seguro. En la vida, nada es seguro nunca. Me costo aprenderlo de la peor de las maneras: perdiendo a alguien que pense que estaria por siempre a mi lado, que me acompanaria mientras envejeciamos juntas, quien lloraria conmigo a nuestros padres cuando se fueran: mi hermana, tu tia. Ella se fue demasiado pronto. Por eso, tu debes quedarte conmigo, por favor. Crece con salud. Crece y vive. Sigo acariciando mi barriga con suavidad. No se en que lugar de ella estas descansando ahora mismo, asi que la recorro por todas partes. Quiero pensar que el amor que siento por ti te llega de alguna manera, te hace mas fuerte y te ayuda a crecer. Quiza notas que estoy triste a la vez que te mando todo este amor. Se trata de la tristeza que acompana al miedo. Miedo por tu fragilidad, a pesar de que tu latido suene raudo y fuerte. Es tan pequeno (aun mas que tu) que necesitamos el ecografo para poder oirlo. Tu eres tan grande que llenas mis pensamientos constantemente. No paro de pensar que estoy embarazada. Se asemeja a una cancion que suena siempre, mientras hago las cosas normales: cuando me ducho, cuando voy al trabajo, mientras tecleo en el ordenador… No tiene palabras y, en realidad, tampoco ningun sonido particular. Es un sentimiento que se mueve por todo mi cuerpo; lo recorre desde ti, pasando por mi corazon, hasta mi cabeza, como si me estuvieras enviando algun tipo de mensaje que no puedo entender. Quizas esa es tu forma de decirme de vuelta que me quieres, aunque deberias esperar a salir y verme. No se que tal madre sere. Crece con salud. Crece y vive para comprobar en que tipo de madre me convertire. Me limpio la lagrima solitaria con el dorso de la mano y me pregunto cuando confirmare que soy madre. ?Ahora que estas dentro de mi, cuando ya parezcas una mini persona, cuando capte tus patadas, cuando se me note la barriga, cuando salgas, cuando te tenga en brazos? No se en cual de todos esos momentos me habre transformado en madre. Albergo la sensacion de serlo ya; a pesar de que tu parezcas un puntito, para mi lo eres todo.

  • Kafka y la muneca viajera de Jordi Sierra I Fabra

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    Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2007. Un ano antes de su muerte, Franz Kafka vivio una experiencia muy insolita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlin, encontro a una nina llorando desconsolada: habia perdido su muneca. Para calmar a la pequena, el autor de La metamorfosis se invento una peculiar historia: la muneca no se habia perdido, se habia ido de viaje, y el, convertido en cartero de munecas, tenia una carta que le llevaria al dia siguiente al parque. Aquella noche Franz escribio la primera de las muchas cartas que, durante tres semanas, entrego a la nina puntualmente, narrando las peripecias de la extraordinaria muneca desde todos los rincones del mundo. Segun cuenta Dora Dymant, su companera en aquellos dias, el estado febril con el que Kafka escribia esas cartas era comparable al de cualquiera de sus inmortales obras. Este es el relato de aquella experiencia, en la que Franz Kafka fue un mago de la palabra para una nina desconocida de la que jamas volvio a saberse nada, como tampoco de aquellas cartas que constituyen uno de los misterios mas hermosos de la narrativa del siglo XX.

  • Y por fin, el silencio de Alicia G. Garcia

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    Tres mujeres asesinadas. Un pasado sin respuestas, un terrible secreto de la infancia. Una deuda en el presente, un futuro que desaparece. Una confesion….
    Mientras la inspectora Elisa Antuna descubre que su futuro desaparece, un antiguo caso sin resolver regresa a su vida, una nueva chica asesinada, un nuevo misterio sin pista. El pasado retorna para convertir de nuevo sus noches en pesadillas. Sin tiempo para pensar, Elisa debe actuar, no puede mantener sus fantasmas escondidos por mas tiempo.

  • Los secretos de la motivacion de Jose Antonio Marina

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    La motivacion despierta un interes universal. Los padres quieren motivar a sus hijos, los docentes a sus alumnos, los jefes a los subordinados, las empresas a sus clientes, los politicos a los votantes. Tambien queremos motivarnos a nosotros mismos; cuando nos sentimos aburridos, cansados, desesperanzados, y deseariamos poder lanzar un grito de ayuda: !Por favor, que alguien me motive! Incluso este breve texto no pretende nada mas que motivarle a leer el libro. ?Como lograrlo? He ahi la cuestion fundamental.

  • La muerte del corazon de Elizabeth Bowen

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    Daily Telegraph

  • 42 trozos de amor y pasion de Deborah F. Munoz

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    Adolescentes en su primera cita por la feria, nobles a punto de casarse, Cupidos, institutrices, oficinistas lujuriosas o modelos masculinos sufridores: todos ellos, y muchos mas, son los protagonistas de estos relatos que Deborah F. Munoz escribio entre 2008 y 2017. Algunos son mas tiernos, otros mas sorprendentes y unos cuantos son fantasiosos. Lo unico que tienen en comun, aparte de una autora que no cree en los romances tipicos, es que en todos el amor o la pasion estan muy presentes.

  • El Bosque de los Pigmeos (Memorias del Aguila y del Jaguar 3) de Isabel Allende

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    Con El Bosque de los Pigmeos, Isabel Allende cierra la trilogia <>.

  • La chica del sombrero azul vive enfrente de Ana Maria Draghia

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    Mencion especial del VI Premio Internacional HQN

  • Silencio de Elisabet Castro Rodriguez

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    Tenia ganas de vivir, pero me destrozaron la vida dejandome rota, sola y sumergida en mi silencio. Veia a mi madre sufrir y mi hermana pequena intentaba ayudarme para hacerme sentir mejor. Pero necesitaba a mi propio salvavidas y ese salvavidas era Dylan, un amor inalcanzable.

  • El color de los angeles de Eva Diaz Perez

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    Un dia de enero de 1682 Bartolome Esteban Murillo cae desde el andamio en elque pinta un cuadro. Obligado al reposo, se refugia en el recuerdo de su vida remontandose a su ninez y adolescencia en la aun poderosa Sevilla, ciudad que poco a poco entrara en su decadencia, asolada por las riadas del Guadalquivir o por epidemias como la de la peste en la que el pintor pierde a tres de sus hijos. Una Sevilla devota y lujuriosa, que se disfraza de la falsa alegoria de su glorioso pasado.
    Murillo, pintor de Inmaculadas, santos y milagros, tambien sera el favorito de acaudalados mercaderes y aristocratas caprichosos. El mejor pintor de angeles que se vera envuelto en un turbio asunto que descubre el lado lubrico y secreto de una Sevilla contradictoria.

  • La musa tras el cristal de Nuel Salas

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    ?Seria posible explicar que es La Musa tras el Cristal en una breve sinopsis? Podria hablarles de una comedia a medio camino entre el siglo XXI y el medievo repleta de humor y de fantasia; podria hablarles de una gesta epica, de una aventura valerosa pero a la vez desesperada y un tanto quijotesca, y podria afirmarles que las musas, esas diosas que tocan a los grandes artistas con su varita magica, pueden estar en las personas y en los lugares mas insospechados. Pero seguirian tanto o mas desconcertados, pues la unica forma de comprender que es La Musa tras el Cristal seria dejandose atrapar por sus paginas; no hay otra.

  • La fragancia de lo infinito de Rosa Alcantara Menendez

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    ?Hay algo mas irresistible que el amor?

  • Ausencia de Tania Sexton

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    Me llamo Alejandra Pacheco Cortes. Desciendo de mexicanos, que, a su vez, descienden de espanoles, pero he nacido en California, y soy. perfecta.
    No lo digo yo, lo ve cualquiera, sobran las palabras. Pero si mi cuerpo y mi rostro son perfectos, mi cerebro es superior.
    He conseguido muchas cosas, la mayoria con sacrificio y trabajo. otras. con planificacion y sangre fria; pero ahora, toca el siguiente paso. Ya estoy preparada, y lo estoy porque lo he encontrado. Es el, a quien deseo por esposo, el hombre con el que formare una familia, y sera mio sin lugar a dudas, eliminando cualquier obstaculo, cualquier impedimento que surja.
    Espero no equivocarme. Hasta ahora, no me ha pasado.
    Yo soy la que planifico mi futuro, igual que planifique el pasado.
    Yo soy la que decido.
    El libre albedrio me pertenece.
    Y la ausencia de sentimientos me hace mas fuerte.
    ?No te lo crees?
    Preguntaselo a mi familia.

  • El silencio de Clara Lyndon de Elene Lizarralde

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    Su talento la hizo duena de su vida.

  • Vacaciones. menudo desmadre (Locura 2) de Sarah Rusell

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    Siete, esos eran los meses transcurridos desde aquel viaje de fin de semana en el que coincidieron nuestros protagonistas. Siete personas que, para sorpresa de todos, no eran tan diferentes como pensaban. Lo que empezo como un fin de semana en el que descansarian, olvidandose de sus rutinas, acabo en dos semanas aislados en aquel precioso paisaje de los Pirineos de Huesca, donde hubo sorpresas para todos, primeras veces, confesiones y mil y una emociones que cada uno conservo en su mente durante este tiempo. Abel, ante la sorpresa de todos, acabo confesando estar enamorado de Miguel, el hijo de Manuel y Pepa, los duenos del hotel, con el que mantenia su relacion en el mas absoluto secreto, o eso creia la pareja. En estos meses el archi conocido influencer visito a menudo a su chico, con quien pasaba los fines de semana junto a sus suegros que le trataban como a un hijo. No es que le quisieran, es que adoraban a Abel y estaban encantados de que fuera el, quien ocupaba el corazon de su unico hijo. Marta y Samira, que limaron asperezas durante el final de aquellos dias, habian seguido manteniendo esa buena relacion que todos en su familia deseaban que se llevara a cabo. En ese tiempo no tuvieron noticias de Asier y Aitor, muchas fueron las veces que desearon que se pusieran en contacto con ellas, pero eso nunca paso. Ambas jovenes recordaban aquellas Navidades tan diferentes que el destino y la madre naturaleza quisieron que vivieran. Marta habia sonado en alguna ocasion con Asier, como lo hiciera por aquel entonces en el hotel, y tras despertarse y toparse con la realidad comprendia que eso seria lo unico que quedaria de aquella corta, pero intensa relacion. Unos suenos en los que a veces, ese hombre aparecia por sorpresa para buscarla. Peor lo pasaba Samira, ella que habia descubierto en aquel hotel lo que era entregarse por primera vez, conocer el primer amor y sufrir a la hora de la despedida. Vivia con la esperanza de que Aitor apareciera un dia en su vida, le dolia en lo mas profundo de su ser que no se hubiese molestado en escribirle, buscarla, aunque solo fuera para decir que no le interesaba, que no habia sido mas que unos dias de entretenimiento para el. Alguna noche habia encontrado el sueno entre lagrimas, pero no podia hablar de aquello con nadie, ni siquiera con su prima Marta, a pesar de que ya mantenian una muy buena relacion. Aitor y Asier, esos dos hombres dedicados a su trabajo en cuerpo y alma, siempre fieles a "servir y proteger", dos policias para quienes, los ultimos siete meses, su profesion los habia mantenido de lo mas ocupados. Pensaban constantemente en los dias que pasaron en Huesca, en cada momento que vivieron en compania de cada uno de los otros huespedes, de las risas, los momentos de tension y, muy especialmente, esos en los que la pasion tomaba las riendas siendo companera indiscutible. Asier habia recordado a esa chica que a ojos del mundo era una nina, pero que, para el, era toda una mujer. Aun sonreia cuando a su mente volvia el momento en que la vio entrar en el cobertizo completamente mojada por lluvia y, la descarada y mal hablada Marta, se convirtio en un ratoncillo asustado cubierto de un encantador rubor rosado en sus mejillas. Esa inocencia fue la causante de que ambos acabaran jugando con fuego, un fuego que los llevo a pasar los ultimos dias en el hotel, enredados bajo las sabanas. Aitor, por su parte, se dio cuenta en ese tiempo de que lo que habia sentido con Samira era real, muy real. Lo que empezo como un juego de atraccion, seduccion y nuevas experiencias por parte de ella, acabo con un sentimiento que le hizo prometerle que volverian a verse. Se mortificaba porque habia roto esa promesa, porque en ese tiempo no habia podido ponerse en contacto con ella, ya que su trabajo lo absorbia y no queria meterla a ella en medio de esas investigaciones. En un trabajo como el que ambos tenian, cuanta menos gente supiera que habia alguien que les importaba, mucho mejor, menos riesgo para esas personas. Ambos agentes querian volver al lugar en el que todo empezo, ver a esas dos hermosas mujeres que les robo el corazon y dejar que pasara lo que tuviera que pasar. Alan y Rebeca siguieron con sus charlas a traves de la pantalla en esa red social de Internet que una vez los unio. Se echaban de menos, se deseaban y querian poder estar juntos, pero la situacion de uno y otra no se lo habia permitido y debian conformarse con chatear, hablar por telefono o escuchar uno de esos audios que, en ocasiones, se enviaban para darse las buenas noches. Tanto Alan como Rebeca, mantuvieron contacto con Abel, Marta y Samira, no se veian, pero las conversaciones entre todos eran constantes, siempre era uno de ellos el que preguntaba como estaba el resto y ahi empezaban esas charlas divertidas, alocadas y entretenidas que sacaban mil y una sonrisas a todos. Abel veia a sus dos amigas de lo mas decaidas, igual que se lo notaban Alan y Rebeca cuando hablaban porque, a pesar de que solo eran frases las que veian, sin escucharlas hablar, podian saber como se sentian en cada momento. Fue por eso que, el influencer, junto con Alan y Rebeca, decidieron llevar a cabo una mision secreta, como si de un equipo de policia se tratara, a la que pusieron como nombre "Locura veraniega". ?En que consistia dicha mision, os preguntareis? Muy facil, o al menos eso pensaban nuestros tres super agentes. Habia que volver al hotel donde todo empezo, tenian que conseguir que se produjera ese reencuentro para que aquellas dos jovenes volvieran a sonreir como lo hicieron durante esas vacaciones. Para ello debian empezar por hablar con los duenos del hotel, necesitaban asegurarse que podian contar con todo el recinto para ellos solos durante quince dias. Una vez que eso estuvo todo atado y bien atado, tocaba la parte mas dificil, conseguir que los dos policias acudieran a esa cita sin que dieran ningun tipo de informacion a Marta y Samira. Estas dos ultimas irian enganadas, con esas pequenas mentirijillas que en ocasiones nos cuentan quienes mas nos quieren para darnos una sorpresa. Abel consiguio convencer a ambas primas, aunque la que mas trabas puso a ese viaje fue Marta, puesto que, segun dijo, ya que tenia que dejar su casa al menos que fuera para ir a la playa, no a un lugar donde lo unico que encontraria seria arboles alrededor del hotel. Finalmente accedieron, prepararon maletas y se hicieron a la idea de pasar dos semanas en el lugar en el que sus vidas cambiaron, no solo por su nueva y maravillosa relacion, sino porque en su camino habian conocido a personas increibles con quienes compartian unos bonitos recuerdos. ?Que les deparara este nuevo viaje a ellas? ?Estaran Asier y Aitor en esta nueva aventura? ?Como sera el encuentro entre Alan y Rebeca? Si tienes curiosidad y quieres respuesta a esa y alguna otra pregunta mas, sigue leyendo, no te quedes con la duda y adentrate en esta nueva locura. Capitulo 1: Rebeca ?Como podia ser posible que estuviera nerviosa? Ni que fuera a ver a Alan por primera vez en mi vida. Aunque, bueno, habian pasado siete meses desde que nos despedimos en este mismo lugar, el aeropuerto en el que ahora estaba esperandolo. Madre mia, me iba a quedar sin unas, y eso que no me las mordia, de ahi que estuviera comiendo regalices como una adicta al azucar, mas que nada porque en el interior del aeropuerto no podia fumar. !Joder, necesitaba un cigarro! Este tiempo habiamos estado hablando cada dia, nos llamabamos y a veces incluso haciamos videollamadas para vernos. Le echaba de menos de una manera que no crei que fuera posible. Cuando accedi a que nos vieramos en persona por primera vez no esperaba que acabara mas enamorada aun de ese hombre de tierras escocesas que me conquisto cada dia con su forma de ser y sus palabras, esas muestras de carino que, aunque fueran escritas, me llegaban como si realmente me las estuviera diciendo. Cada noche me acostaba queriendo mandar todo a la mierda, coger una maleta e irme a verlo, incluso quedarme alli con el, si me aceptaba, pero a la manana siguiente cuando se lo contaba el ponia el punto de cordura en la situacion y me devolvia a la realidad. ?Llegaria algun dia el momento en que estuvieramos juntos de verdad? Eso era lo que me preguntaba a cada vez que acababamos de hablar. Yo sabia que le queria, le amaba, y podia ver que el sentia lo mismo. No eran meras palabras ni siquiera "te quiero" dichos por decir en una frase, cuando salian de mis labios eran una gran verdad y, cuando lo escuchaba de los suyos, podia sentir que realmente lo decia desde el corazon. Habia ido guardando dinero cada mes para poder ir a visitarlo en algun momento, tal vez ir a pasar las Navidades con el a Escocia, hasta que Abel, ese alocado y divertido influencer, nos conto su plan de volver a reunirnos a todos en el hotel. Y, con todos, se referia a todos. Marta y Samira lo estaban pasando mal porque no sabian nada de Asier y Aitor, esos dos amigos y policias que antes de abandonar el hotel como si de los concursantes de Gran Hermano se tratara, prometieron a esas dos ninas que volverian a verse. Pobres, tanto tiempo sin saber nada, me ponia en su situacion y estoy segura de que por la cabeza se les pasarian mil cosas diferentes. La principal, me imaginaba, seria si despues de todos esos meses, habrian rehecho sus vidas y se habian olvidado de ellas. Abel nos pidio que fueramos al hotel, al menos si los policias no hacian acto de presencia las ninas no estarian tan solas, pues nosotros hariamos lo posible para que sus dias estuvieran tan cargados de risas como en las pasadas Navidades. Mire el reloj por millonesima vez en la hora que llevaba ahi esperando. Vale, os preguntareis que, para que narices habia llegado yo antes de tiempo al aeropuerto, ?verdad? ?Por que, si por mucho que yo estuviera ahi esperando a mi escoces como si fuera una fan ilusionada por ver a su cantante favorito, el vuelo no iba a llegar antes? Pues, para calmar los nervios, pero habia fracasado estrepitosamente, no habia duda. Al final me acabaria sentando mal tanto azucar por los jodidos regalices. Dios, esto era peor que el tabaco.

  • El collado de la marquesita, Miguel de Leon de Miguel De Leon

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  • El Cielo De Bitinia de Miguel Angel Manrique

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    Nicomedia, provincia de Bitinia. Ano 284 d.C. El cuerpo del emperador Numeriano es descubierto sin vida. El caos se apodera del Imperio romano en su etapa mas critica ya que se encuentra envuelto en una profunda crisis politica e ideologica. La depresion y la decadencia amenazan con destruirlo todo. Los continuos conflictos religiosos entre cristianos y paganos son cada vez mas frecuentes y virulentos, tratando de disputar la supremacia oficial del Imperio. El incremento politico del ejercito tiene al Senado entre las cuerdas y pone en riesgo la soberania de Roma. Pero la muerte del emperador no ha pasado desapercibida: alguien sabe quien y como ha perpetrado el asesinato. Alguien tiene el poder de cambiar el rumbo del Imperio romano.

  • Un arbol crece en Brooklyn de Bestly Smith

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    UNA DE LAS MEJORES NOVELAS NORTEAMERICANAS DEL SIGLO XX.

  • Emociones expresadas, emociones superadas de Ciara Molina

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    En Emociones expresadas, emociones superadas encontraras una fantastica guia con la que aprenderas a navegar en el mar de las emociones. En ella Ciara Molina expone, de manera amena y sencilla, como pensamiento, emocion y conducta son eslabones de la misma cadena. A traves de relatos, tecnicas y ejercicios practicos descubriremos como todo lo que uno necesita para ser feliz se encuentra en uno mismo. Conceptos como aceptacion, asertividad, actitud y respeto seran la clave que nos conducira hacia tan ansiado equilibrio. ?Empezamos el viaje?

  • La quimica del odio de Carme Chaparro

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    ?QUE HARIAS SI, TRAS HABER SOBREVIVIDO A LA QUE CREISTE QUE ERA LA PRUEBA MAS DURA QUE PODIAS SOPORTAR, EL DESTINO TE LLEVARA OTRA VEZ AL LIMITE?

  • Lineas de Sangre (Canada 3) de Mariah Evans

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    Nicholas, jefe de la division, y Melanie se conocen una noche en un bar. Entre ellos existe una gran atraccion que los llevara a iniciar una relacion amorosa. Pero al parecer es incompatible con los planes de La division. Deben detener como sea a la bruja Agnes que se halla en paradero desconocido. Para ello contaran con la ayuda de una nueva division: la espanola.

  • Lobo Feroz de Elena Romero

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    Mario no es un hombre cualquiera.
    Y todo el mundo en la ciudad lo sabe.
    Guardabosques. Vive solo en la montana.
    Y nunca sale de noche a la ciudad.

  • En plena confusion. Decidida de Patricia Geller de

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    Solte mis pertenencias en la habitacion del hotel al que habiamos llegado tras un vuelo mas que nefasto. En mi vida me habia sentido con mas ganas de llegar a mi destino, pero no por el lugar y ni siquiera por la compania, sino por salir huyendo del cerrado espacio en el que me asfixiaba debido a lo que contenia dentro… lo que callaba. Continuamente me mordia los labios para no romper a llorar mientras iba escribiendo en silencio mas sensaciones. El me facilito las cosas, ya que decidio, sin tener que pedirle nada, instalarse en otra habitacion, una contigua a la mia. No se encontraba muy lejos, pero tampoco estaba alli, a mi lado, como tendria que ser. No tenia ni idea de como ibamos a hacerlo. Mire la libretita en la que lo habia plasmado todo mientras volaba hasta alli, preguntandome cuanto mas tendria que escribir para poner punto y final a aquel infierno, cuanto mas quedaba por vivir y... descubrir. Francamente y con la mano en el corazon, reconocia que era lo mejor que habia podido hacer en mucho tiempo, deshojar cada parte de mi propia historia hasta entonces, leyendo a la vez que escribia, aunque quedaran lagunas, dudas... Aun asi, me habia servido de mucho, de tanto que no sabia como habia podido cometer esa terrible cadena de errores. A veces esperamos demasiado algo y, cuando llega, no es lo que habiamos imaginado. Eso era exactamente lo que me sucedia a mi. ?Cuantas veces os habia comentado las ganas que tenia de que llegaran mis dias de vacaciones? Pues ahi estaban. Mas tarde de lo previsto, pero eso era lo que menos me preocupaba, porque ya nada era igual… aunque trate de convencerme de que seria lo mas acertado. La situacion era la siguiente: Dani y yo, la preciosa Roma, silencio, dolor, dudas, rabia, contencion. Podria mencionar una y mil sensaciones mas, pero el resto resultaban mas que evidentes. A pesar de plantearme ese viaje con la intencion y necesidad de dar fin a ese calvario de una manera u otra... no sabiamos que decirnos. Con lo mucho que nos conociamos, las palabras no fluian entre nosotros. La conexion, sin mas, se habia perdido. Y luego quedaba Aaron, que nunca me perdonaria aquello, lo sabia. Me lance en la cama, boca abajo, impotente por no poderme arrancar la dolorosa opresion que hacia sangrar mi pecho, que me punzaba y me destrozaba cada vez con mas dureza. La misma que casi no me permitia respirar, recordandome una y otra vez los tropezones y cagadas que habia cometido en los dos ultimos anos de mi vida. Intensidad no habia faltado, ?a cambio de que? Era una sonadora, una ilusa por creer en las historias de amor. Quiza por ello me estaba dando ese tortazo. No podia olvidar la cara de Aaron cuando cruce el control de seguridad del aeropuerto para dirigirme al avion, su grito de impotencia y desesperacion por detenerme. Alli me di cuenta de mi error; sin embargo, tras su maldita frase, <>, supe que debia poner distancia para no terminar mas destrozada. Tambien supe que aquella no era la mejor opcion, y mucho menos con la persona que me acompanaba. Entonces, con esa soledad, con las reflexiones, con la vuelta al pasado gracias a la lectura y escritura, lo entendi.

  • La conspiracion de los Illuminati de G. L. Barone

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    En lo mas profundo de la noche, una inmensa fogata ilumina repentinamente la ciudad de Turin y la peor de las noticias se dispersa por todo el mundo: el Santo Sudario ha sido destruido. Cuatro meses despues, en Roma, un escandalo convulsiona al Vaticano: el coronel Weistaler, jefe de la guardia suiza, ha sido asesinado brutalmente. ?Que une a estos acontecimientos aparentemente tan distantes? La investigacion de Stella Rosati, una joven fiscal italiana, revela la extrana relacion entre la elite de la Santa Sede, el presidente del Banco Vaticano, traficantes de armas y celulas terroristas islamicas. A la investigacion de Stella se unira Andreas Henkel, un exagente checo ahora al servicio del Vaticano.