• lo nuestro es de otro planeta pdf - Emma Mars

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    Un viaje puede cambiarlo todo. Un viaje de trabajo, de ocio o del corazon puede convertirse en el comienzo del resto de tu existencia. Cuando Diana llego a Madrid era jueves por la manana. Parecia un dia normal, aburrido y rutinario, de esos en los que suena el despertador, te despiertas de mal humor, resignada, y te diriges a una gris estacion (todas lo son) para tomar el primer tren del dia. El AVE desde Sevilla que debia coger con destino a Madrid partia a las siete en punto de la manana, ni un minuto antes ni uno despues. Hacia frio, el amanecer quedaba lejos y algunos viajeros se soplaban las manos para entrar en calor. Cargada con una ligera mochila al hombro, Diana se dirigio a la cinta mecanica reprimiendo un bostezo. Sostenia en una mano el programa del congreso al que asistiria los proximos dias. En la otra, un billete de tren que le tendio a un revisor igual de adormecido que el resto de los presentes. Todo parecia aburridamente rutinario. La superficie blanca del convoy resplandecia bajo los brillantes halogenos de la estacion y los ultimos pasajeros apuraban sus cigarrillos en el anden ante la mirada reprobatoria de algunos viajeros. Nada aventuraba lo que sucederia pocas horas despues. Diana entro distraida en el vagon que le habia sido asignado. Tomo asiento, recosto la cabeza contra la ventanilla y a los pocos minutos cerro los ojos presa de un agradable balanceo. Siempre le habian gustado los trenes, su transcurrir lento y cadencioso, los diferentes paisajes deslizandose por la ventanilla como el convoy lo hacia por sus railes. Recordo antes de quedarse dormida que el hombre del tiempo habia anunciado fuertes tormentas en Madrid para los proximos dias. Pero al cabo de un rato el sol andaluz empezo a asomarse con fuerza, transmitiendole una sensacion de paz que solo se quebro cuando el tren llego a su destino. Negras. Nubes negras prenaban todo el cielo madrileno y Diana no pudo evitar bufar con desesperacion cuando piso la calle y los transeuntes corrian para guarecerse de la lluvia. De eso hacia ahora un dia, pero el humor de Diana seguia igual de agitado que el pronostico meteorologico. ?La razon? Saber a ciencia cierta los motivos por los que su jefe la habia elegido a ella para acudir a ese congreso. <>. Javier la llevo a un aparte para hablarle del tema, pero Diana estaba desconcentrada. Solo podia pensar en lo mucho que le repugnaba su aspecto. Su jefe era un hombre bajito y desalinado. Sus hombros solian estar nevados de caspa y odiaba que le hablara tan cerca y su aliento oliera a cebolla y ella pudiera atisbar con claridad los pelillos negros y duros como cuerdas que brotaban de su nariz y orejas. <>. Javier la observo fijamente, a la espera de su respuesta. La miraba confuso, como si acabara de comunicarle que era la empleada del mes o que habia ganado una inmensa cesta de Navidad y esperara una reaccion de jubilo por su parte. Todo lo contrario. Diana no deseaba asistir al congreso y evito gesticular siquiera. El silencio era su gran aliado en estas ocasiones. <>, carraspeo Javier. Y se rasco la nuca profundamente incomodo con su silencio. <>. Fundamental. Esta palabra formaba ya parte de su idiosincrasia laboral tanto como lo hacian los ordenadores o los lenguajes de programacion. Javier era muy dado a utilizarla y Diana a veces no podia evitar repetirla mentalmente. Fundamental esto, fundamental aquello. El la usaba sobre todo cuando pretendia ocultar sus verdaderas intenciones. Diana no le culpaba por ello. Sabia que era poco inteligente decirle a una empleada: <>. Y por eso estaba en Madrid. Resignada. Malhumorada. Asqueada con una mala suerte que parecia haberle tomado carino. Con el descontento anadido de que este era uno de los congresos mas aburridos e interminables de cuantos habia asistido. Todos ellos solian ser eventos soporiferos protagonizados por ponentes pretenciosos y encantados de haberse conocido. Pero este era, si cabe, todavia peor. Estaba lleno de gurus de medio pelo a los que se sentia incapaz de prestar atencion. <>, escucho que decia en ese momento el ponente de turno. <>. Diana reprimio un bostezo y se esforzo por mantener los ojos abiertos, aunque estaba deseando que el dia concluyera para poder regresar cuanto antes al confort de su hotel. Ocho horas de soporiferas ponencias le parecian suficiente tortura. Diez minutos despues se escucharon por fin los aplausos de los alli congregados y Diana sonrio con alivio: el congreso habia terminado y no lo dudo ni un instante. Tomo su mochila, se la puso al hombro y alcanzo la salida antes de que los aplausos hubieran dejado de escucharse. El manto de la noche habia cubierto Madrid cuando abrio la puerta del recinto y puso el primer pie en la calle. El aire parecia cargado de una ansiedad electrica, densa y fastidiosa. La Castellana era un avispero de coches cuyos conductores, enfurecidos, utilizaban el claxon como via de escape a su propio nerviosismo. Cada vez que uno de ellos se despistaba unos segundos, los otros le recordaban a bocinazos que habia tardado mas de la cuenta en arrancar su vehiculo. Diana se contagio muy rapido del mal humor reinante. Cruzo la larga avenida tratando de esquivar los coches que se habian detenido con prisas sobre el paso de peatones; inquieta y enfurrunada, respiro hondo cuando por fin consiguio llegar al otro lado. Las grandes ciudades solian tener este efecto en ella. La multitud de coches, peatones y luces parpadeantes le hacian sentir chiquitita, enjaulada, y estaba tan deseosa de poner tierra de por medio que incluso el agujero del metro, atestado de gente, le parecio un buen escondrijo en el que guarecerse de la jungla de asfalto madrilena. Se subio al vagon y en la barandilla una fila de manos: peludas, suaves, de manicura cuidada, dedos largos y finos, de unas comidas, pintadas o sucias. Cuerpos que se mantenian de pie por inercia, la presion de unos contra otros. Conecto su reproductor de musica e hizo un recuento rapido del numero de estaciones que le quedaban para llegar a su destino. Habia mas de cincuenta hoteles cerca del Palacio de Congresos de Madrid. Cincuenta. Y sin embargo, el suyo se encontraba a las afueras, a varias paradas de metro. Eso significaba que al dia siguiente tendria que levantarse bien temprano para atravesar la ciudad de punta a punta hasta llegar a la Estacion de Atocha. Una autentica perdida de tiempo. ?Cuantos anos llevaba trabajando para Javier? Toda su carrera profesional. ?Y que es lo que habia logrado? Practicamente nada. Su sueldo seguia siendo el mismo y habia veces en las que su jefe la trataba como a la nina de los recados. Diana habia visto ascender a muchos de sus companeros en la mitad de tiempo que ella llevaba trabajando para la empresa. Pero, claro, ellos si se quejaban y, ademas, ?para que negarlo? Eran hombres. A ojos de Javier eso siempre suponia una ventaja. La megafonia del metro anuncio por fin que la siguiente era su parada. Las puertas se abrieron y la marea humana salio a la vida. Diana se encontraba tan cansada que no le importo ser arrastrada por un ovillo de cuerpos ansiosos por salir de las fauces del metro. Con dedos ateridos por el frio, se coloco la capucha, hundio las manos en los bolsillos de su abrigo y apresuro el paso mientras se adentraba en la oscuridad de la noche. La tormenta habia provocado un fallo electrico que fundio varios tramos del alumbrado publico. Los semaforos tampoco funcionaban y Diana se encogio de frio y miedo, tratando de no detenerse demasiado en el hecho de que las calles estaban desiertas y concentrarse en los placeres que aguardaban por ella en la habitacion del hotel. Ciertamente, no era un alojamiento de cinco estrellas --la alcoba olia a cerrado, la decoracion y los muebles parecian escasos--, pero se conformaba con poco. Le bastaba con una ducha de agua bien caliente y un momento de paz. Llamaria al servicio de habitaciones, pediria algo ligero pero sabroso y veria cualquier programa de television hasta quedarse aturdida en la comodidad de su cama. En ese momento cualquier cosa le parecio mas apetecible que caminar bajo la lluvia, expuesta a los vientos racheados de la tormenta. Transcurrieron unos minutos hasta que pudo distinguir a lo lejos la entrada del hotel. Esto le hizo sonreir. Los hoteles tenian algo especial, una esencia diferente, invitadora, no sabria explicarlo. Le sugerian historias descabelladas, romances prohibidos, encuentros entre personas con la peor de las intenciones. En los hoteles se alojaba gente tan variopinta que, incluso con su imaginacion desbordada, le resultaba dificil conjeturar todo lo que podia acontecer entre sus paredes. Asesinatos. Traiciones. Conspiraciones. El cielo de lo incorrecto era el limite. Por desgracia, ella era solo una humilde programadora cuya estancia alli no tenia nada singular. Al menos, hasta ese momento. Su destino parecio cambiar cuando advirtio por el rabillo del ojo un bulto tendido sobre la acera. Era tan voluminoso que resultaba imposible no reparar en el, enseguida llamo su atencion. Lo miro con recelo al principio, pero siguio caminando, sin saber de que se trataba. La miopia de Diana le impedia ver con nitidez a cierta distancia y sus gafas estaban en el interior de la mochila. Entorno los ojos para intentar averiguar que era. Tal vez una bolsa de basura. O los despojos de alguna construccion cercana. Habia un solar vacio justo al lado, bien podia tratarse de algun desecho procedente de alli, se dijo a si misma, intentando restarle importancia. Entonces algo la obligo a detener su marcha. Se paro en seco al ver que el bulto se estaba moviendo. ?A lo mejor habia sido el viento? Diana entorno todavia mas los ojos hasta convertirlos en dos rayas paralelas a ambos lados de su nariz. Le costo esfuerzo, pero acabo confirmando que no se trataba del viento: algo muy vivo se retorcia en ese solar vacio, a merced de la tormenta. Miro a ambos lados de la calle, confundida, sin saber que hacer. A veces se asustaba por nada pero trato de controlar sus nervios. Necesitaba pensar con claridad, asi que respiro hondo y se acerco con cautela al bulto. ?Un perro? ?Algun animal? ?La atacaria si se acercaba demasiado? Dio un paso, dos, mientras el bulto iba tomando forma, mostrandose menos borroso. Cuando lo vio con total claridad, no pudo evitar reprimir un grito ahogado. Aquello no era un animal ni basura ni nada similar. Muy al contrario: habia una mujer tendida en el suelo y parecia desmayada. La sorpresa de su descubrimiento la hizo sentir aturdida, no sabia que hacer. Tenia que haber alguien en los alrededores que pudiera ayudarla, ?no? Aquella mujer no podia estar sola, abandonada en un solar como la colilla de un cigarrillo. Diana se giro en redondo aunque no tenia muy claro que estaba buscando; tal vez solo alguien que pudiera asistirla, pero no habia nadie en los alrededores. La unica senal de vida humana era el destartalado letrero de una cafeteria cercana; sus luces chasqueaban como pidiendo auxilio. Esperanzada, advirtio que el dueno echaba en ese momento la reja para dar la jornada por concluida. --!Eh! !Espere! !No se vaya, necesito ayuda! Le grito con todas sus fuerzas, pero el viento ululaba con impetu y la lluvia se estampaba furiosa contra el asfalto, por lo que el hombre no fue capaz de escucharla. Diana intento acercarse, pero el se metio enseguida en el coche y arranco el motor para quedar engullido por la negrura nocturna como todo lo demas. Estaba sola, completamente sola, y habia una persona tendida en la acera que necesitaba asistencia. ?Que debia hacer en un caso asi? Diana no recordaba haber estado jamas en una situacion semejante. Por esos caprichos que tiene la memoria, recordo una noticia que habia leido unas semanas atras en el periodico: <>. Tenia veintiseis anos, nadie sabia que le habia ocurrido, los medicos no consiguieron explicar la causa exacta de su fallecimiento. Ningun familiar reclamo su cuerpo. Aparecio de la nada y se fue del mismo modo. Al leer la noticia habia sentido unos escalofrios similares a los que experimentaba ahora. ?Seria este un caso similar? ?Y ella la desafortunada que se habia topado con el? Mientras luchaba por mantener a raya su ansiedad, intento ver la cara de la mujer, pero desde su posicion solo consiguio advertir parte de su melena. Podia tratarse de cualquiera: una sin techo a la que la tormenta hubiera tomado por sorpresa; una adolescente fugada de su casa tras pelearse con sus padres; la enferma que se escapo de un manicomio (esta opcion no le gustaba demasiado) o el cadaver que un asesino habia dejado alli tendido porque no se le ocurrio mejor lugar donde esconderlo (improbable, pero posible, ?por que no?). La mente de Diana se hacia preguntas sin respuestas, pero la sospecha de haber encontrado un cadaver hizo que palideciera subitamente. Antes le habia dado la impresion de que se movia, aunque podia haberlo imaginado. Necesitaba acercarse para comprobarlo. Asi lo hizo, muy despacio, hasta que quedo arrodillada al lado de la desfallecida y pudo reparar en su aspecto. Tenia el rostro liso y palido, una frente tersa y la piel casi perfecta, sin una sola mancha a excepcion de un extravagante maquillaje. Calculo que rondaria la treintena y le tranquilizo ver su placido gesto de inocencia. El sereno rostro de la mujer no encajaba con la escena, tenia la cara de alguien que deberia estar en su casa viendo el telediario y disfrutando de una cena caliente en compania de algun ser querido. Y sin embargo, alli estaba, tirada en un solar, abandonada a su suerte. Diana comprobo de inmediato que su pecho subia y bajaba al compas de su respiracion y le alivio saber que no saldria en las noticias explicando como se habia encontrado un frio cadaver bajo una fuerte tormenta. Finalmente, coloco una mano sobre el hombro de la desconocida y la meneo con suavidad para intentar despertarla. Hacia frio, pero su cuerpo estaba caliente. --Oiga, ?puede escucharme? ?Se encuentra bien? No obtuvo respuesta. Parecia profundamente dormida o desmayada. Lo intento de nuevo, ahora elevando el volumen de su voz: --?Puede oirme? ?Se encuentra bien? Nada. La lluvia seguia cayendo sin piedad, tiritaba de frio y a Diana se le agotaban los recursos. Haria bien en delegar el caso a la policia y dejar que ellos se ocuparan. Pero cuando estaba a punto de marcar el 092 unas luces de intenso color azul quebraron la noche. Todavia arrodillada en el suelo, miro por encima de su hombro para ver que se trataba de un coche de policia: --?Se encuentra bien, senorita? --Le pregunto un agente, sacando la cabeza por la ventanilla. --Yo si, pero me temo que ella no. !Acabo de encontrarmela asi! El policia estiro el cuello. Desde donde estaba no parecia capaz de ver a la mujer desmayada. Tomo una gorra del salpicadero del coche, se la calo hasta las orejas y se acerco con cara circunspecta. --Estaba a punto de llamarles. --?Es familiar suya? --?Que? No, no. Yo solo estaba de camino a mi hotel. Acabo de encontrarmela. El agente se arrodillo junto a la mujer y presiono sus dedos contra la muneca. Espero unos segundos en los que la ansiedad reinante parecio detener el tiempo. --No tiene pulso. Diana abrio los ojos de puro terror. ?No estaria el pensando que...? --Agente, le juro por lo que mas quiera que yo no la he matado. Yo solo pasaba por aqui, yo solo queria... --Tranquilicese, por favor --le ordeno el policia en tono imperativo--. No estoy diciendo que la haya matado. ?Ve? Esta respirando. Diana se fijo en que efectivamente respiraba, tal y como ella misma habia comprobado minutos antes. Necesitaba tranquilizarse. Nadie la estaba culpando. No era una sospechosa, solo un testigo. Es que no has hecho nada, idiota, se recordo con enfado. --?Entonces? ?Que es lo que quiere decir? --Que no soy capaz de encontrarle el pulso. ?Tiene idea de que ha podido ocurrirle? Nego con la cabeza. --Ya estaba asi cuando yo llegue. --?Y sabe si tiene documentacion? Diana volvio a negar con la cabeza. Por supuesto que no lo sabia. ?Acaso el creia que se atreveria a meter la mano en el bolso de una extrana? La simple idea conseguia ofenderla. Estuvo a punto de hacerselo saber, que todavia existia gente decente y con modales, pero ya no le prestaba atencion. El policia se meso la barbilla con gesto preocupado, quiza arrepentido de haber detenido el coche para asistirla. Tiene cara de Gonzalez y de ser un bonachon, penso. Seguro que su esposa le recomienda siempre que haga la vista gorda como hacen otros de sus companeros. <>. Pero Gonzalez no es asi. A el le gusta ser diligente en su trabajo, es un caballero y si ve a una damisela en apuros es incapaz de no pararse a echar un vistazo. Agente Gonzalez, no le conozco, pero sepa usted que ya me cae bien. --Quedese aqui, ahora vuelvo. Gonzalez se incorporo entonces y fue hasta el coche para hablar por radio con la centralita. Ella no era capaz de escuchar lo que decia, pero empezaba a sospechar que la noche se alargaria porque no podria irse hasta que el agente se lo permitiera. Esto le hizo resoplar con desesperacion. No solo tenia que aguantar horas y horas de un congreso horrible y alojarse en un hotel ubicado en el otro extremo de la ciudad, sino que ahora se veia obligada a esperar bajo la lluvia. Sin cena, sin ducha, calada y tiritando de frio hasta que Gonzalez lo considerara oportuno. Agente Gonzalez: no le conozco, pero sepa usted que ya no me cae tan bien. Fastidiada, se arrebujo en su abrigo para no sentir el frio que estaba empezando a calar sus huesos. Anhelo tener algo con lo que entretenerse mientras esperaba, pero sintio miedo de sacar el movil por si el policia la llamaba al orden. Fue en ese momento cuando la mujer empezo a parpadear. --!Gonzalez! --grito Diana con todas sus fuerzas. El policia la miro confundido y entonces se dio cuenta de que no estaba segura de que se llamara asi--. !Agente! !Venga! !Se ha despertado! Gonzalez solto enseguida el aparato de radio y acudio presto a su encuentro. Se arrodillo junto a la mujer: --?Puede oirme? ?Se encuentra bien? Cuando volvio en si, la desmayada parpadeo durante unos segundos con desconcierto, parecia aturdida. Los observaba como si no recordara como habia acabado alli o por que. Tenia el mismo gesto aletargado de quien despierta de un largo y profundo sueno. --?Se encuentra bien? --repitio el. Transcurrieron unos segundos hasta que la mujer dijo por fin sus primeras palabras: --Ich bin gut, danke. Diana miro al policia para ver si la habia entendido. Los idiomas nunca habian sido su fuerte. Sabia un poco de ingles, sobre todo palabras relacionadas con el lenguaje de la programacion, y en el colegio habia aprendido algo de frances. Pero estaba casi segura de que la lengua que habia empleado para comunicarse con ellos no era ninguna de las dos. --Creo que habla aleman. Gonzalez fruncio el ceno como si este nuevo contratiempo le fastidiara, pero no por ello cejo en su interrogatorio: --Senorita, ?habla nuestro idioma? ?Entiende lo que le digo? La mujer pestaneo entonces muy rapido. Al principio Diana penso que no habia entendido la pregunta. Normal, es alemana, lo maximo que sabra decir es "cerveza", "Mallorca" o "salchicha". Para ella eso explicaba su pintoresco aspecto. Porque su nerviosismo previo le habia impedido reparar en las manifiestas rarezas de la alemana. Al observarla ahora con detenimiento advirtio que tenia media cara pintada con una especie de motivo tribal, los ojos perfilados con lapiz de color negro y el pelo en dos tonalidades: el lado izquierdo era naranja, el derecho azul. --No puede entendernos. Es alemana --razono Diana. Entonces descubrio hasta que punto estaba equivocada: --Oh, lo siento. !Idioma incorrecto! --dijo la mujer, esta vez en perfecto espanol--. No soy alemana, pero me encuentro perfectamente, gracias, muy amable. ?Mejor asi? ?Me entiende bien ahora? Gonzalez la miro sin saber que decir. Observo a Diana en busca de respuestas, pero ella tampoco las tenia. --?Recuerda algo de lo ocurrido? ?La han agredido? --?Agredido? --Se sorprendio la mujer--. Oh, no, solo me cai cuando la nave perdio fuerza. --Senalo un lugar impreciso en la negrura del cielo. Tanto Gonzalez como Diana elevaron la vista como si esperaran ver un avion sobrevolando en ese mismo instante sus cabezas. Por supuesto, lo unico que encontraron fue un cielo negro como la noche y miles de gotas estampandose con fuerza contra su frente. --?Ha dicho usted una... nave? Asintio con vigor. --?Que tipo de nave?

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    Resumen del libro. �Es posible aplicar la l�gica al amor? �Son compatibles la raz�n y el coraz�n? Diana lo tiene muy claro: el amor es una p�rdida de tiempo ...

  • El reto del multimillonario (Los Sinclair 1) de J. S. Scott

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  • Perfectos Extranos de Christina Hortet

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    Skyler es una persona fuerte, independiente y altiva o al menos, eso cree. Jared tiene la mision de hacer que deje su trabajo. Ella, una dominatriz insegura. El, un agente secreto mentiroso y sin escrupulos. ?Conseguira Jared ablandar su duro corazon?

  • De las cenizas, Molly Mcadams de Molly Mcadams

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  • Hijos del desierto 1 de Jose Valero Cuadra

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    ?Te imaginas un mundo futuro desertico, azotado periodicamente por inundaciones de hojas? ?Te imaginas un imperio del futuro, mas atrasado tecnologicamente, en el que los arboles y las plantas son odiados, pero en el que sobrevive una isla de verdor?
    El punto de partida de la novela es una inundacion de hojas y ramas que sepulta la ciudad de Estrasburgo bajo toneladas de hojarasca.
    ?Que misterio se esconde tras la lluvia de hojas? ?Cual es su causa? ?Sobrevivira el Imperio a la invasion arborea? ?Vencera el Imperio a los arboles? ?O sera devorado el desierto por las plantas?
    Descubrelo en “Hijos del desierto”, una novela en la que hay aventuras, accion, intrigas palaciegas, asesinatos, traiciones y misterios por resolver.

  • Y una carta de amor (Mis desastres 2) de Marta Lobo

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    Aura queria saber que se sentia al ganar.
    Aura estaba libre para la mayor aventura de su vida.
    Aura no le puso frenos ni a su boca ni a su corazon.

  • Shooting Stardust de Cinthya Huerta

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  • Los ultimos vikingos del Orinoco de Juan Andres Pons Server

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    1582. La hegemonia de la Corona Espanola en las Indias esta en peligro. El papado esta a punto de descubrir que Cristobal Colon no fue el primer descubridor de America y, por tanto, Espana va a perder todos los derechos exclusivos de explotacion que recibio por ello. El unico que puede enmendar esta catastrofe es un sacerdote jesuita que lamentablemente ha desaparecido misteriosamente en tierras sudamericanas. Para poder encontrarlo hay que seguir las indicaciones del diario de viaje de este fraile, hallado casualmente por un indio en medio de la selva colombiana.

  • 77 grados Kelvin de Jose Luis Penalver Paret

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    D.H. despierta en una habitacion de hospital desconocida. Sospecha que convalece de una nueva operacion o que va a comenzar otra absurda terapia de rehabilitacion. Protesta porque sabe que su tetraplejia es incurable, por mucho que se nieguen todos a admitirlo.

  • Ahora imagino cosas de Julian Herbert

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    <> The New York Times

  • Bajo la Estrella Polar de Stef Penney

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    Bajo la Estrella Polar es una nueva epopeya historica de la premiada autora de La ternura de los lobos, especialmente recomendada para fans de Donna Tartt, Sarah Waters o Jessie Burton

  • Terriblemente enamorado de Never Girl Pan

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  • Sin destino de Fanny Ramirez

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    Dante Coronado, con una estirpe de pilotos a
    sus espaldas, se ve en la obligacion de seguir
    la profesion que generacion tras generacion
    ha marcado a su familia. Posponiendo asi el
    sueno de toda su vida: Casarse, formar una
    familia, a la cual dedicarle todo su tiempo.
    Dejando atras a su amada isla, Puerto Rico,
    y volviendo a Espana para hacer frente
    a su deber como piloto comercial. Lo que
    no sabe es que el destino le brindara la
    oportunidad definitiva. Cruzando en su camino
    a la mujer que es capaz de romperle todos los
    esquemas con un par de frases ingeniosas.

  • El Archivo de Victoria Schwab

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    Imagina un lugar donde los muertos descansan como libros en bibliotecas. Cada cuerpo tiene una historia que contar, una vida en imagenes que solo los Bibliotecarios pueden leer. Los muertos reciben el nombre de Historias. Y el vasto reino en el que descansan es el Archivo. En esta novela, hermosa y oscura, de persecucion y misterio, Victoria Schwab sobre la delgada linea entre el pasado y el presente, el amor y el dolor, la confianza y la traicion, las perdidas insoportables y la lucha hacia la redencion.

  • Criaturas en la red de Tara Isabella Burton

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    No puedes enganarlos para siempre. La red siempre te atrapa.

  • La puerta de Abadon (The Expanse 3) de James S. A. Corey

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    La tercera parte de <>, la saga superventas de The New York Times en que se basa la exitosa serie de television homonima producida por Syfy y emitida en Netflix.

  • El mercenario que coleccionaba obras de arte de Wendy Guerra

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  • Noches furtivas, Mina Vera de Mina Vera

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    Londres, 1872
    Tres anos despues de volver a Espana por dictado de su padre, Ursula Olivan regresa a Londres, donde habian quedado aparcados todos sus suenos: estudiar en la universidad, convertirse en una gran perfumista. y compartir su vida con Edward Green, el unico hombre al que ha llegado a amar. Un encuentro fortuito entre ambos propicia que sus sentimientos renazcan con solo mirarse. Sin embargo, una vez mas Ricardo Olivan impondra su voluntad, prometiendo a su hija en matrimonio con lord Nathan Miller.
    Viendo que negarse a esa union es imposible si no quiere arruinar la reputacion de su padre, Ursula se vera obligada a conseguir que el propio Nathan se retracte de su proposicion. Desinteresarlo sera una ardua tarea, sobre todo porque su afecto por el crece dia a dia, si bien de noche continua viendose con Edward y disfrutando de furtivos y ardientes momentos de pasion.
    No obstante, Ursula no es la unica que guarda secretos. Tanto Nathan como Edward comparten un oscuro pasado que ninguno revelara a Ursula pero que lo cambiara todo cuando la verdad salga a la luz.

  • Latidos de lujuria (En cuerpo y alma 3) de Mimmi Kass

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    Valiente es quien dice la verdad, aun sabiendo que puede perderlo todo.

  • Pellizcos de Navidad de Lara Rivendel

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    Dejo el movil en la mesa, aparto la cortina y me asomo a la ventana. La misma estampa de cada ano por estas fechas, desde hace... <> Las luces de Navidad de la Gran Via brillan creando una serpiente azulada que baila alegre sobre los transeuntes. Yo, desde luego, este ano no estoy para bailes ni para fiestas. --Seguire empaquetando --me digo. Suspirando, dejo caer la cortina y vuelvo al trabajo. Mientras espero a que los posibles compradores --una pareja con los suenos intactos y toda la vida por delante-- vengan a ver el piso, voy guardando en cajas los objetos de los que no soy capaz de desprenderme. No me cunde nada porque, en realidad, no quiero acabar de empaquetar las cosas que Enrique y yo hemos acumulado a lo largo de estos veinte anos. Bueno, las que el no se ha llevado, que son casi todas. El doctor Enrique Guerra, mi aun marido aunque por poco tiempo, se llevo lo que le cupo en dos maletas y no parece tener prisa por llevarse el resto. Tomo el volumen de Guerra y Paz que me regalo durante nuestra primera cita y sonrio. Aunque me resisto, no puedo evitar abrirlo y leer la dedicatoria. <> Suspiro. Enrique es el hombre menos romantico que he conocido, pero en la primera cita se lucio. A mis veintiun anos, con mi titulo de enfermera recien estrenado bajo el brazo, que el medico mas guapo del hospital me invitara a cenar fue un sueno hecho realidad. Tan embobada estaba que, cuando poco despues descubri que estaba embarazada, no entendi las caras de horror de mis amigas. Por supuesto no quise escuchar a las que me aconsejaron que me esperara un tiempo antes de ser madre. Me decian que antes de sentar la cabeza tenia que disfrutar de la vida, viajar, salir de noche... Otras me decian que Enrique me dejaria cuando se enterara; que lo mejor que podia hacer era librarme del bebe y no decirle nada. Pero, aunque era muy joven, cuando la vida me puso ante una encrucijada, tuve muy claro lo que tenia que hacer. 7 Dos dias mas tarde compartia guardia con Enrique. Aguarde a un momento de tranquilidad; le dije que lo esperaba en el dormitorio del personal y cuando el llego, ilusionado ante la idea de un revolcon a medianoche, le comunique que estaba embarazada y que pensaba traer a ese nino al mundo. Le dije que el bebe era suyo, pero que si no habia sitio para el en su vida, no lo forzaria a aceptarlo. Eso si, si no tenia sitio para nuestro hijo, evidentemente tampoco lo tenia para mi. Enrique tardo unos segundos en asimilarlo. Aunque es seis anos mayor que yo, todavia no se habia planteado formar una familia, pero reacciono mucho mejor de lo que me habia imaginado. Me dijo que no estaba enamorado de mi, pero que yo le gustaba mucho y que no podria vivir tranquilo sabiendo que un hijo suyo crecia sin padre. Si tenia suficiente con esa base, me ofrecia su nombre y su proteccion para mi y para el bebe. En aquel momento, me parecio lo mas romantico que me habia pasado en la vida; una declaracion propia de una novela de Jane Austen. Estaba segura de que, con el tiempo, Enrique se enamoraria de mi como yo lo estaba de el y que, una vez que el bebe llegara al mundo, nuestra felicidad seria completa. El embarazo fue bueno y el pequeno Enrique, un regalo del cielo. Fue el bebe mas bonito que ha pasado por el hospital. Siempre que puedo, me paso por la nursery para ver a los recien nacidos y hasta ahora ninguno lo ha superado. Y no es amor de madre, ?eh? Es que mi Quique es guapo a rabiar. <>. Dejo el libro en la caja y voy al dormitorio de Quique, pero los recuerdos me persiguen alla donde vaya. Cuando se me termino el permiso por maternidad y volvi al hospital, note que algunas companeras cuchicheaban a mis espaldas. Mi amiga Lola me conto que una enfermera que habia entrado a trabajar durante mi ausencia iba presumiendo por ahi de acostarse con Enrique durante las guardias. Aquella noche se lo pregunte a el directamente. Aunque lo nego, su cara me dijo que algo habia habido. Segui adelante por nuestro hijo y, vale, si, porque seguia loca por mi marido. Enrique ha sido el unico hombre de mi vida; no me puedo imaginar la vida sin el. ?Que sentido tiene ahora la Navidad? Y luego vendra mi cumpleanos, y luego el suyo, y en verano... ?que hare durante un mes entero de vacaciones? Noto que empieza a faltarme el aire y, siguiendo las instrucciones de la psicologa del hospital, me siento en la cama y respiro hondo. 8 <>, me dijo. <> --!Que facil es decir eso cuando se esta bien! ?Como voy a disfrutar de esto? !Mi vida es una mierda, estoy sola y acabada! Tengo mas desconchones que la pared del lavadero. Y dentro de dos meses me caen los cuarenta; solo me faltaba eso, ya nadie me va a querer. Noto que las dichosas lagrimas vuelven a aparecer. ?Es que no se cansan nunca? Estoy harta de llorar, estoy harta de mi. No me extrana que Enrique y Quique se hayan marchado; si yo pudiera, tambien me abandonaria. Me seco los ojos, me levanto y me acerco a la estanteria. Cojo una foto enmarcada de mi hijo celebrando un triunfo deportivo y le doy un beso. Siempre ha sido muy deportista, como su padre. El momento en que nos anuncio que le habian concedido una beca para estudiar Medicina en Canada fue el principio del fin. Enrique lo felicito dandole palmadas en la espalda. Hacia tiempo que no lo veia tan contento. Me imagine que seria orgullo de padre al ver que su unico hijo seguia sus pasos. Yo lo felicite, claro, que iba a hacer, !se le veia tan ilusionado! Pero mi alma empezo a gritar en silencio y, desde entonces, no ha parado. Queria gritar que no, que no se llevaran a mi pollo, que aun era muy pequeno para saltar del nido y que !como iba a vivir en Canada con lo frios que tiene siempre los pies en invierno! Vuelvo al comedor, monto un par de cajas de carton mas con ayuda de cinta de embalar y vuelvo a la habitacion de Quique para guardar los albumes de fotos. <> El anuncio de Quique fue solo el primer capitulo de la novela El otono en que Paz perdio la paz. Cuando Enrique y yo dejamos a nuestro pequeno --ya no tan pequeno-- en el control de seguridad del aeropuerto, el me invito a tomar algo en la cafeteria. Me extrano que no esperara a llegar a casa para comer, pero pense que los nervios le habrian dado hambre. Cuando nos sentamos, me dio un panuelo y me solto a bocajarro que queria el divorcio. No fui capaz de hablar; el shock me dejo muda. Enrique tendra sus cosas, pero de tonto no tiene un pelo. Lo habia planeado todo perfectamente. Sabia que el disgusto por la marcha de Quique me dejaria en K.O. emocional y que no me quedarian fuerzas para montarle un numerito en publico.

  • Donde esta mi highlander de Kate Bristol

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    Junio 2018 Patrick McGregor, por alguna razon que su companera no acababa de comprender, intuia que esa iba a ser una noche movidita. Lo miro de reojo desde el asiento de copiloto del coche patrulla. Ella vestia ropa de calle, porque el capitan no la habia puesto a patrullar. En cambio a Patrick... el estaba monisimo con su uniforme. --Este ambiente no me gusta. --Si todo esta muy tranquilo... No pasara nada --dijo Megan. --Demasiado tranquilo. Se metio una patata frita en la boca. El coche olia a McDonalds, pero esa comida basura era la preferida de Meg. Era escocesa, como el, y desde que se habian conocido en la academia eran inseparables. --Lo que a ti te fastidia es que el capitan se haya cabreado contigo y te haya puesto a patrullar las calles. --Es una injusticia --dijo el dando un golpe al volante. --Eso te pasa por no saber callarte la puta boca. Patrick resoplo, todo lo que Meg tenia de guapa lo tenia de mal hablada. --Mira quien fue a hablar. ?Sabes cuantas amonestaciones tienes por bocazas? Megan hizo un movimiento con la mano para quitarle importancia. Miro a su companero sentado en el coche de policia, enfurrunado pero alerta, porque sus sentidos aracnidos le decian que algo iba a pasar. Meg hizo un esfuerzo para no poner los ojos en blanco. --Me abuuuurrroooooo --dijo la pelirroja-- ?Ponemos las luces? El la miro y se echo a reir. --Joder Meg… --!Vamos! --Alzo el brazo al aire llena de confianza--. Como en los viejos tiempos. Desde que nos ascendieron a inspectores no hemos podido jugar con las sirenas. --No jugabamos con las sirenas --le dijo el muy serio--. Y no lo haciamos porque nunca me dejabas. Se metio un trozo de hamburguesa en la boca mientras ella se encogio de hombros. --Era un abuso intentar ir mas rapido a casa poniendo las sirenas --dijo Meg refunfunada. --?Que ha cambiado? Se encogio de hombros. --No se, supongo que ya no somos novatos y podemos hacer cosillas no ilegales. --Pero que estan mal --dijo Patrick reprendiendola cuando se moria de ganas por poner las sirenas. --No lo haremos --convino ella--, no sea cosa que me vuelvan a poner ese uniforme horrible y tenga que patrullar de nuevo por las aburridas calles de Becontree. Patrick no dijo nada mientras se metia otro trozo de hamburguesa en la boca. Megan no estaba esa noche de servicio y habia decidido que debido a su escasa vida social y sexual, maldita sea su estampa, preferia visitar a su amigo Patrick que quedarse sola en casa con su mascota: Un pez de colores llamado Cavill. El companero de Patrick, esa noche era Solomon Hobbs, un chico recien salido de la academia que habia preferido comer solo en el McDonalds, antes que pasarse media hora aguantando el sarcasmo de Meg. --?Que tal el chico? --dijo refiriendose a Solomon. --Es bueno, silencioso, te gustaria. --?Tu crees? --dijo con una sonrisa ladeada, que anunciaba a todas luces que aquello era imposible. --Si, asi podrias escuchar tu voz sin interrupciones. --Ja... ja --Megan le dio un punetazo en el hombro-- No se a que viene eso, no soy tan habladora. Patrick meneo la cabeza. --No, en verdad no lo eres, pero cuando hablas... es dificil olvidarte. La boca de Megan era sucia como la de un camionero, y su lengua era cruelmente sincera y lo que mas le gustaba a Patrick: era leal. La mejor companera del mundo. Asi que trabajar con ella en homicidios, lo llenaba. Su trabajo era lo mejor que tenia, puesto que su vida privada era un autentico infierno. --Cuentame. ?Hay novedades? --le pregunto Meg despues de mojar la patata frita en mostaza, porque odiaba el ketchup. El meneo la cabeza. Pero Meg no se dio por vencida. Sabia que la vida de Patrick era un puto caos, y lo peor es que a veces se lo guardaba todo para el y hasta que no estaba hecho verdadera mierda no le contaba nada. --?Sobre el caso de Colins? Con el paso de los anos Megan habia empezado a leer entre lineas y ahora ya sabia cuando se avecinaba tormenta. --No tio, sobre la loca de tu mujer. --Exmujer --se apresuro a decir Patrick. Amen a eso, penso Meg. --Lo que sea, mujer, exmujer... la loca psicopata --acabo diciendo que asi es realmente como la conocia. --No es una loca psicopata, solo que tiene problemas del control de la ira. Megan cabeceo asintiendo con la boca llena. --Una loca del cono --aseguro, despues de tragar y antes de meterse de nuevo un trozo de hamburguesa en la boca--. No entiendo como pudiste estar casado cuatro anos con ella. --Supongo que el amor... Meg lo miro con cara de horror. --?Que cono...? ?Estas de broma? --meneo la cabeza--. Ni siquiera esa mierda es suficiente para aguantar a Rebeca. !Amor! --hizo un gesto con la mano desechando la palabra, como si eso existiera... --Meg... --Ni siquiera el sexo. Ni aunque hiciera las mejores mamadas de Gran Bretana... --Vale, para --le dijo lanzandole una patata frita. Meg acabo riendo. --En serio, te mereces a alguien mejor que ella. Alguien que no aparezca con una sierra mecanica cada vez que intentas tener una cita con alguien. Llevais dos anos separados. !Que lo supere! Patrick suspiro. La ultima vez que habia tenido una cita y la invito a su casa, Rebeca estaba esperandole en el patio delantero con una sierra mecanica talando uno de los arboles porque decia que estaba enfermo y el nunca dejaria decente el jardin de su casa. Por supuesto, su esposa no tenia ningun problema mental, solo que las excusas que ponia para volver a verle era las mas ridiculas de la historia. Luego estaba su madre, catolica practicante como buena escocesa, que no podia tolerar que su hijo se hubiese divorciado y por anadidura se hubiera trasladado de Edimburgo a Londres por trabajo. De eso hacia dos anos, y ya habia vuelto a solicitar el traslado a Edimburgo, no queria estar lejos de su madre, y lo que mas le habia influenciado a la hora de volver a casa: la distancia no era un problema para Rebeca, que iba y venia de Londres cuando lo echaba de menos. Mucho mas frecuentemente de lo que el deseaba. Megan habia solicitado el traslado junto con el. Como buena escocesa, tambien echaba de menos su hogar. Era una buena oportunidad para los dos, y el traslado se haria efectivo en unos meses, cuando pasaran a trabajar en la MIT, uno de los principales equipos de investigacion, concretamente en el departamento de Glasgow bajo las ordenes del superintendente Thomson, responsable de dirigir las investigaciones de asesinatos y de investigaciones criminales complejas. Lo estaba deseando. Antes de que pudieran acabarse el helado de oreo, en la radio hubo un aviso importante. Atencion coche patrulla, necesitamos que se desplace a la calle Waterloo de Becontree. Al parecer hay un pequeno incendio en uno de los patios delanteros del barrio residencial. --Oido. Vamos hacia alla. Meg se apresuro a abrir la puerta del coche y silbo para que el muchacho entrara pitando en el coche. Para hacer que se diera mas prisa, Meg puso en marcha las sirenas. El muchacho corrio perdiendo por el camino su happy meal. Meg enarco una ceja y resoplo mientras le esperaba con la puerta abierta. --Entra. --Si..., gracias --el chico subio estrujando la gorra contra su pecho. Casi se le habia ido volando en la carrera. Meg cerro la puerta meneando la cabeza. Miro la cajita de happy meal en el suelo. --Madre mia. --Y ahi iba una de las futuras promesas del departamento de policia de Londres. --Posible 10.96 en Becontree --le informo Patrick a su companero. --Eso es... Patrick lo miro un segundo mientras conducia. --?Si?

  • Trece formas de mirar de Colum Mccann

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    En la nouvelle que da nombre a este libro, un juez octogenario rememora su ilustre pasado e intenta tomarse con humor un presente penoso, sin saber que esa manana sera la ultima de su vida. En <>, una madre se enfrenta a la desaparicion de su hijo mientras nadaba en el mar, lo que la llevara a reflexionar sobre la limitacion de las palabras a la hora de referirnos a la perdida. En <>, una monja descubre en las noticias que el hombre que la secuestro y abuso de ella, miembro de la guerrilla latinoamericana, esta vivo y se hace pasar por un agente de paz. Y en <>, un escritor trata de elaborar una historia creible sobre una marine estadounidense en Afganistan que llama a su casa por Navidad.

  • Las cadenas del reino de Begona Pro Uriarte

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    Navarra, 1211. En un momento historico de revancha, la que busca Alfonso VIII de
    Castilla tras la ?rota? de Alarcos, y de despliegue de poder militar el que hace
    Muhammad al- Nasir en Al-Andalus, Miguel de Grez recibe la peor de las noticias: su
    hijo Roland ha sido hecho prisionero por los almohades. Su unico pensamiento sera viajar cuanto antes hasta Sevilla y rescatarlo. Apenas queda margen para atravesar la peninsula antes de que las hostilidades se desaten y ambos ejercitos se enfrenten en la batalla de las Navas de Tolosa. Las cadenas del reino es la tercera entrega de la saga de caballerias La chanson de los Infanzones, ambientada en la Navarra de los siglos XII y XIII, bajo los reinados de Sancho el Sabio y Sancho el Fuerte. Esta saga de aventuras, de amena lectura gracias al excelente pulso narrativo de Begona Pro Uriarte, ofrece una oportunidad sin igual para adentrarse en la historia y, para conocer, entre otros, como y cuando surge el legendario lema Pro Libertate Patria, gens libera state, Pueblo libre, permanece en pie por la libertad de la patria o por que las cadenas adornan la roja bandera. O, al menos, una de las hipotesis al respecto.

  • Amor de verano de Jazmin Riera

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    Me pare todavia pasmada y lo abrace; el me envolvio con carino y me levanto practicamente sin esfuerzo. Yo senti que todo daba vueltas.”

  • El Quinto Elefante de Terry Pratchett

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    Si lord Vetinari, el taimado gobernante de la metropoli de Ankh-Morpork, queria alguien con tacto y diplomacia para que representara a la ciudad durante la ceremonia de coronacion del nuevo rey electo de los enanos en el distante pais de Uberwald, ?por que -se pregunta Sam Vimes- lo ha escogido a el? Lord Vetinari quiere echarle a los lobos. Y a los enanos. Y a los vampiros. Porque estas son las tres mayorias que gobiernan el vasto y feudal reino de Uberwald. Donde se extrae el mejor sebo para velas y cirios, del que es absolutamente dependiente la ciudad de Ankh-Morpork. Asi que esta mision diplomatica es tambien una mision economica encubierta, para lo cual un curioso funcionario de palacio acompanara a los nuevos embajadores: el se encargara de todos los susurros y guinos mientras Vimes se dedique a servir los sandwiches de pepinillo. Aunque no le apetezca, sir Samuel Vimes, comandante de la Guardia de la Ciudad, no va a poder negarse a la orden de lord Vetinari, y pronto parte con su sequito hacia Uberwald, donde debera resolver un misterio inesperado...

  • Vuelos nocturnos (Mortal Engines 0) de Philip Reeve

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    Antes de Tom y Wren… estaba Anna Fang.

  • El Amor Entre Una Chica de Mano Book

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    En un chale suburbano, en el gran dormitorio de estilo azul oscuro se estaba mostrando una imagen sexual, y toda la habitacion estaba llena de una atmosfera carnal. Marina Lopez acababa de volver del extranjero, al salir del aeropuerto llamo a un taxi. Sentada en el coche, Marina sonrio al contemplar los paisajes de la ciudad a traves de la ventana. En este momento, ella estaba nerviosa pero al mismo tiempo impaciente, ya que pronto podria ver al hombre que habia estado amando durante mucho tiempo. Marina saco una llave de repuesto que le dio Pedro Franco para abrir la puerta del chale. Al entrar, Marina oyo un sonido extrano, era como la voz de una mujer. Camino hacia el dormitorio y abrio la puerta de la habitacion. Sorprendidamente, encontro a su hermana Maria Lopez tumbada entre los brazos de Pedro. -?Que cono pasa aqui? Mi novio esta teniendo un polvo con mi hermana? Marina se cabreo de repente, senalando a las dos personas desnudas en la cama y grito: -!Pedro! !Maria! La alta voz de Marina hizo que Pedro y Marina dejaron de sus actos. Pedro al ver la cara bonita de Marina cabrearse, se puso nervioso, cogio la ropa rapidamente y se vistio. Maria cogio la manta y se tapo su cuerpo, insultando a Marina en su interior ya que habia intenrrumpido el momento perfecto. Tras ponerse las ropas Pedro se acerco a Marina nerviosamente y dijo: -Marina, no es lo que parece, puedo… Pedro no pudo terminar la frase, una bofetada le llego a su cara. -Pedro, asi que si no te dejo tocar, tocas a otra chica verdad? !Escuchame bien, ya hemos acabado! - Al terminar las palabras Marina se dio la vuelta para irse, las lagrimas le comienzan a caer. Este ataque tan repentino y el dolor que acababa de sufrir era inexplicable. Pedro sintio el mismo dolor que Marina, porque el amaba realmente a Marina, pero no pudo resistir la seduccion de otra mujer. A medianoche, las luces de neon iluminaban todo el bar. En frente de la barra, Marina estaba sentada en una silla, tomando el licor que le paso su mejor amiga Emily Velazque. Emily se sentia mal al ver a Marina asi, pero no sabia como consolarla. Cuando eran estudiantes, Pedro podia arrodillarse delante de Marina para declararse el amor, pero ahora, tal vez hubiera cambiado con el paso del tiempo. Ademas, su hermana mayor Maria Lopez, tenia mucha envidia de Marina, nunca la habia tratado como una hermana. Marina practicamente borracha, mirando el licor de su vaso y dijo: -?Emily, piensas que debo a este mundo? ?Por que la persona que estaba con Pedro tiene que ser mi hermana? !Dime por que! Emily movio los labios, pero no dijo nada. -Jajaja, -Marina sonrio, en sus ojos solo habia dolor, odio y furia. -!Pedro, hijo de puta, Maria, te odio! Comenzo a beber de nuevo cuando termino sus palabras. Ya era la madrugada, Emily al ver a Marina que ya estaba borracha tirada en la barra del bar decidio llevarla al hotel que estaba en frente del bar. Debido a que tenia que trabajar a esa hora, Emily llamo a su companera de trabajo para que la llevara al hotel. La companera de Emily la llevo al hotel, pero en el ascensor, Marina saco la tarjeta de la habitacion, insistiendo que podia encontrar la habitacion ella sola. Tras echar a la companera de Emily ella se fue a buscar su habitacion. Al salir del ascensor, Marina empezo a buscar la habitacion 522, pero cuando ella llego a la habitacion 521, vio que la puerta estaba semi abierta. Sin pensar nada dijo: -!Esta es! El camarero me ha abierto incluso la puerta. Sin pensar mas, abrio la puerta y entro directamente. Marina camino hacia el centro de la habitacion, al ver la cama gigante con una manta blanca le dio una sensacion de cansancio. Sin prestar atencion al ruido de ducha en el bano, se tiro directamente a la cama. Ella cerro los ojos y comenzo a dormir. El hombre del bano era musculoso y fuerte. Estaba claro que habia recibido algun entrenamiento duro, asi que podia obtener tan buena figura. El agua de la ducha caia por su cuerpo sexy y su cara fria, parecia que era un hombre guapo. Federico Carrasco apago el grifo de la ducha, cogio la toalla que estaba a su lado. Se seco el pelo, tapo su cuerpo con la toalla y salio del bano. Justo cuando quiso subir a la cama, se asombro de repente al ver a la persona tumbada en su habitacion. -?Como que ha aparecido una mujer de repente? ?Es porque soy VIP de este hotel de 5 estrellas y por eso me regalan una mujer?, -pensado Fede. Fede no se alejo, sino que se acerco lentamente para ver a la mujer tumbada en la cama. La mujer que expulsaba el olor al alcohol, tenia la cara palida. Su pelo desordenado transmitia una belleza natural y su rostro, no era tan hermoso, pero se contaba entre las guapas mujeres. Fede comenzo a observar a esta mujer de la cama, se sintio atraido por su belleza natural. Se quedaba mirando de pie a la mujer, de repente recordo una imagen en su mente. -Aquel ano, ella tambien era asi de natural, tenia una sonrisa dulce y un rostro listo. Pero donde esta ahora? ?Como se lo esta pasando? Aparecio numerosas preguntas en la mente de Fede. Viendo a la mujer de la cama, se sintio mal porque no esperaba que podria estar atraido por otra mujer que no fuera la chica de su memoria. Fede no paraba de recordarse a si mismo que la mujer que ahora estaba en la cama no era nadie, e incluso apenas tenia una cara bonita, tampoco tenia un cuerpo sexy. Pero por fin no habia conseguido controlarse y empezo una noche especial y larga. Capitulo 2 No hace caso a la familia Lopez Un dolor fuerte desperto a Marina, entonces ella abrio sus ojos involuntariemente. No obstante, se quedaba atontada cuando vio lo que estaba pasando. No se podia distinguir muy claramente la cara del hombre, pero le daba una sensacion de que seria muy guapo. Marina saco la conclusion de que este hombre tambien seria muy fuerte a traves de su piel de color de bronce y los hombros anchos. Cuando Marina por fin entendio lo que estaba pasando, el dolor ya le habia quitado la consciencia. Aunque sabia que era su primera vez, no estaba en condiciones de resistir lo que el hombre le estaba haciendo, porque ahora ya no tenia fuerza. Por la manana, los dos todavia estaban dormidos en la cama. De repente se oyo un ruido, Fede, quien siempre estaba alerta, al escucharlo abrio los ojos enseguida y se volvio para mirar hacia la direcion de la entrada. Cristian Melgar entro a la habitacion de Fede alegremente, queria despertarlo, ya que hoy ellos tenian que volver al ejercito para asistir a una reunion. Pero cuando llego a la puerta y vio a las dos personas en la cama, se sorprendio mucho. Despues de un buen rato, Cristian se recupero de la sorpresa y pregunto: -Fede, tu…tu…tu… El tenia muchas preguntas pero estaba tan sorprendido que no sabia como preguntarle. Al ver que la persona que entro en la habitacion era Cristian, Fede no le hizo caso. El tiro de la manta para arropar a la mujer en la cama, y luego se levanto de la cama para vestirse rapidamente. Cristian, con una sonrisa maliciosa, se dirigio hacia Fede y le pregunto: -?Que tal? ?Has pasado una noche muy romantica? -Vete. -Fede lo dijo furiosamente. Pero a Cristian no le importaban sus palabras, seguia riendose con malicia: -No pensaba que a nuestro jefe tambien le gustan las mujeres. ?Quien es ella? -No lo se. -Al contestar su pregunta, Federico ya se habia vestido bien y salio del dormitorio. -Di, para que has venido. -Fede pregunto. Cristian se apresuro para contestar. -Voy a llevarte al ejercito para asistir a la reunion y esta tarde tambien tienes que volver a la Casa Militar. Es orden del senor. Fede se mantenia callado, y despues de ordenar bien su ropa, dio una vuelta para salir de la habitacion. Al ver salir Fede, Cristian salto una mirada al dormitorio y luego siguio el paso de el. Cuando se desperto Marina ya era al mediodia. Ella abrio sus ojos, y miraba el techo, sintiendose un poco mareada. Luego observo las circunstancias, a ella todo le parecia muy raro. Se acordaba de que anoche estaba borracha despues de beber mucho, y Emily pidio a su companera que la llevara al hotel. Entonces, ahora debia estar en un hotel. En su mente aparecio la imagen de un hombre. Marina no recordaba su cara, pero sabia que anoche un hombre aparecio ante ella. Sintiendose confundida, Marina tiro de su pelo al azar. Quiso levantarse, porque parecia que se habia tumbado en la cama durante mucho tiempo. Pero cuando se movio un poco su cuerpo, sintio un dolor fuerte, lo que hizo que ella frunciera el ceno. Casi grito por el dolor de su cuerpo. En este momento, Marina se acordaba de que anoche cuando vio a esa hombre, tambien le dio un dolor insoportable. Bajo su cabeza y destapo la manta, sorpendidamente descubrio que ella estaba desnuda, y en su piel blanca se quedaban muchos chupetones. Al ver la mancha roja en la cama, las lagrimas brotaron de sus ojos. Despues de perder a la persona mas amada, ahora tambien perdio su virginidad. Lo peor era que incluso no sabia quien le habia quitado la virginidad. ?Seria un bastardo mas asqueroso que Pedro? Marina se quedaba totalmente pasmada, mirando al techo sin pensar en nada. Perdio todas esperanzas de la vida, ya que le habian quitado las cosas mas importantes para ella. Despues de un tiempo, Marina, soportando el dolor, se levanto de la cama. Recogio sus ropas tiradas por el suelo y entro en el bano. Media hora despues, ella salio del hotel. Se detuvo en la calle, mirando los coches y diciendose que aunque su corazon ya habia muerto, pero su cuerpo no. Entonces ella debia seguir su vida perseverantemente. Decidio volver a su casa. Al entrar, vio a su padre Miguel Lopez y su llamda tia Jenny Lara, asi como su llamada hermana Maria Lopez, quien le habia soplado el novio. Los tres estaban sentados en el salon discutiendo algo alegremente. La criada al ver que Marina entro, dio una sonrisa a ella y saludo a ella: -Hola, senorita Marina. Al oir la voz de la criada, las tres personas en el salon se volvieron hacia la direccion de Marina. -Puta zorra, para que vuelves ahora? Si ya no te da ganas de volver a esta casa, entonces no vuelvas. Sin ti, estamos todos mas felices. -Jenny Lara insulto a Marina de una manera muy grosera, ya que no era su propia hija, entonces no hacia falta hablar con ella educadamente. Marina no hizo caso a lo que dijo Jenny, porque ya se habia acostumbrado a su actitud. Durante estos veinte anos, esta tia casi la insultaba todos los dias. Marina se recordaba a si misma lo malo que era esa mujer. En aquellos tiempos, esta mujer se aprovecho de tener relaciones sexuales con su padre y amenazo a su padre con el matrimonio de negocios, e incluso echo a la madre de Marina fuera de esta familia. Estaba claro de que Marina nunca olvidaria todos los hechos Mirando a su padre, que no estaba muy lejos de ella, Marina dijo: -Padre, he vuelto. -Bueno, sientate. Estamos hablando sobre la boda de tu hermana. -Su tono era ordinario, aunque Miguel no queria mucho a Maria pero tampoco la odiaba. -?Quien es ella? Es indigna de enterarse de mi boda. -Maria miro a Marina con desden, seguia hablando: -Marina, debes entender bien que ahora soy la novia de Pedro. La tia Franco me ha prometido que sin duda alguna sere la nuera de la familia Franco. Capitulo 3 Casarla con un hombre rico Marina al pensar en Pedro y en Maria, le empezo a doler el corazon, aun que ella quiso olvidarse de todo eso pero, no era facil, los danos seguian estando ahi. -Estoy bien, por cierto felicidades. -Aguantando el dolor, Marina respondio con una voz suave. Maria ni si quiera quiso hablar con ella. -La hija de una zorra, por eso tiene tanta cara. Jenny Lara dijo enseguida: -?Ya ves, por que no te mueres con la puta de tu madre? ?Por que tienes que estar aqui? Si no era porque sedujiste a Pedro, mi hija ya se habria casado con el. -Tia, yo tambien pertenezco a la familia Lopez, y en aquel entonces era papa quien no me dejo ir con mi madre. Ademas Pedro y yo eramos companeros de clase por eso… -No termino de hablar, una bofetada le llego al rostro. Despues de darla la bofetada, Maria grito. -!Marina, escuchame bien, solo hay una hija en la familia Lopez y esa persona soy yo, Maria Lopez! Soy la vicepresidenta del la compania LOP. ?Y tu quien eres? Solo eres un lider de equipo del departamento de negocios en la compania. ?No tienes nada que comparar conmigo. No tienes nada que competir conmigo. Marina al recibir la bofetada, se agacho la cabeza sin decir nada. De repente los insultos de Jenny volvieron a llegar a los oidos de Marina . -Marina, te deje vivir en este chale porque me dabas pena, la puta de tu madre sedujo a tu padre y tu nacimiento ha sido un error. Si no era porque eche a tu madre a la calle, tal vez hoy sea la puta de tu madre la duena del chale. -Tia, mi padre y mi madre en aquel entonces ya se habian estado enamorados desde hace mucho tiempo, utilizaste a Maria para obligar a mi padre a casarse contigo. -Marina explico en voz alta, que podia aguantar todos los insultos hacia ella misma, pero nunca iba a dejar a los demas ofender a su madre. -!Puta zorra asquerosa! - Jenny se levanto de repente con la intencion de pegar a Marina, sin embargo, Miguel la impidio el paso. Como no podia acercarse a Marina, Jenny se detenia y la miro con odio, echando los insultos: -?Quien te ha dicho esto, la puta de tu madre? !Marina, si te digo la verdad! Soy yo quien habia concebido primero, la puta de tu madre no tuvo la misma suerte como yo. Ademas, la familia Lara habia ayudado tanto en los negocios de la familia Lopez, entonces era natural que contrajeramos matrimonio. Eres una perra mentirosa, deja de decir chorradas. Jenny apenas termino sus insultos. Cuando Marina estaba a punto de decir algo, Maria la interrumpio. -Papa, mama, parece que es mejor casar a ella lo antes posible. Temo que se vuelva a seducir a mi Pedro, porque es tan frivola. Si eso ocurre, a lo mejor perdere la posicion de la mujer del alcalde. -Maria lo dijo preocupadamente ya que siempre habia odiado a Marina. -De acuerdo, cualquiera que perjudique la felicidad de mi Maria es imperdonable, no dejare que eso ocurra. -Jenny mirando a Marina, hablaba con Miguel que estaba a su lado, -Manana prepara unas citas a ciegas para ella. El hombre debe ser rico y tenemos que cobrar mucha donacion esponsalicia para cubrir los gastos de ella durante estos anos. Miguel Lopez al mirar a Marina y a Jenny, no se atrevio a decir nada. En esta familia siempre mandaba Jenny, el no tenia derecho a tomar decisiones. Marina dejo de resistir su destino, porque habia perdido todas las cosas mas importantes para ella durante estos dos dias, ahora ya no le importaba nada. En la Casa Militar. Un anciano con uniforme militar estaba sentado en el asiento principal del salon. Fede y Cristian se ponian de pie a su lado, mateniendose callados y esperando la orden del anciano. Antonio Carrasco miro a los dos chicos de su lado contentamente. Los dos, creciendose juntos, eran ambos excelentes en el ejercito. Sobre todo estaba satisfecho con su nieto, Siendo tan joven, ya habia sido general de todo el ejercito. En toda la Casa Militar, casi todos envidiaban y admiraban a su nieto, debido a eso Antonio estaba muy contento con el Pero no se algro con una cosa, la que creia que era mas importante para la familia. -Cristian - Antonio rompio el silencio, y su voz era bastante imponente. Era el ex general principal del ejercito, y ahora todavia mantenia su dignidad. -Si, senor. -Cristian contesto enseguida. -?Ultimamente Fede todavia esta en el ejercito? ?Ha ido a las citas preparadas para el? - Antonio lo pregunto seriamente, mostrando la importancia de este asunto. -Eh… -Cristian no supo como contestarlo, porque no se atrevio a revelar que el mismo fue a las citas por Fede. Aunque no quiso hacerlo, Fede lo obligo. Si decia la verdad, tanto Antonio como Fede iban a enfadarse con el. -?Que pasa? - Antonio echo la misma pregunta otra vez. Al ver que las palabras de su abuelo lo pusieron en situacion violenta a Cristian, Fede dijo directamente: -Abuelo, recientemente he tenido en total ocho citas preparadas, pero solo he ido tres veces. Es una pena que no me gusten ningunas. Fede lo dijo sencillamente, pero en realidad no habia asistido a las citas ni una sola vez. Su respuesta era solo para satisfacer a su abuelo, si no lo decia de esta manera, envolveria a Cristian en este asunto. -?No te gusta ninguna de ellas? Esas senoritas son de las familias ricas y nobles en esta ciudad, todas estan bien educadas. ?De verdad no te gusta ninguna? Antonio estaba un poco enfadado, ya que no pensaba que su nieto era tan exigente. Fede no hablaba. A su lado Cristian tambien se mantenia callado, sabiendo que Fede estaba en condiciones de conllevar a su abuelo y no hacia falta preocuparse por el. Despues de un buen rato, Antonio lo ordeno severamente. -Continue las citas hasta que obtenga un certificado de matrimonio. Esta orden no intimido a Fede, porque no paraba de pensar en la mujer de anoche. En este momento, no pudo menos que extranar a la mujer y la sensacion fantastica de aquella noche. Al oirlo, Cristian de repente comenzo a reir. -?Continuar las citas hasta obtener un certificado de matrimonio? ?Esto esta empujando a este general frio a un callejon sin salida? El general indiferente ahora tiene que asistir a las citas a ciegas para buscar su pareja. Si los companeros de las tropas se enteran de esto, a lo mejor van a morirse de risa. Al escuchar la risa de Cristian, Fede inmediatamente se recupero de sus ilusiones. Miro a el fijamente con enojo y Cristian se puso serio de inmediato.

  • Cerca de mi de Francisca Herraiz

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    Tras el exito de Te estaba esperando, llega la nueva novela de Francisca Herraiz, Cerca de mi, una obra llena de sentimientos que te hara reir, llorar y sentir intensamente. Preparate para un torbellino de sensaciones.
    Cuando crees haber encontrado la felicidad, todo cambia, tu futuro desaparece, tus esperanzas se pierden. Todo esta perdido, hasta que, sin darte cuenta, la vida vuelve a darte otra oportunidad, solo tienes que tenderle la mano y ser fuerte para continuar adelante.
    Si lo has perdido todo, ?puedes volver a empezar? Si tu corazon esta destrozado, ?puedes volver a amar?

  • La ultima bruja de Mayte Navales

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    Los nombres tienen poder. Todos lo sabemos. Y los nombres de las brujas siempre han sido mas poderosos que los de los humanos, pues contienen su esencia y su magia.
    <> Eduardo Noriega
    Los nombres tienen poder. Todos lo sabemos. Y los nombres de las brujas siempre han sido mas poderosos que los de los humanos, pues contienen su esencia y su magia. Por eso los ocultan. Esta es la historia de dos brujas milenarias. Y de sus nombres. Y de como sobreviven al tiempo.
    Greta nacio en la Edad Media. Irati, mucho mas vieja, pertenece a una raza extinta que ya no camina la Tierra. Es la ultima de su estirpe. Pero en el mundo quedan otras razas como la suya, tribus que conocen los secretos de los bosques primigenios. Y en el presente, un espiritu ancestral sobrevuela los suenos de un nino de aura azul. No solo las brujas ansian su corazon. Solo necesitan su nombre.

  • La conquista del jeque de Olivia Gates

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    ?Conseguiria el trono y el amor?

  • Solidaridades misteriosas de Pascal Quignard

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    Mireille Methuen se caso en Dinard el sabado 3 de febrero de 2007. Claire fue alli el viernes. Paul no quiso acompanarla. No conservaba ningun vinculo con lo que quedaba de la familia. Hacia las once, Claire sintio apetito. Estaba siguiendo el rio Avre. Prefirio dejar atras Breux, Tillieres, Verneuil. A la salida de Verneuil, se detuvo a comer en un area arenosa y vacia. Era el bosque de L'Aigle. Atraviesa el parking en direccion a una mesita de hierro posada ante un chalet alpino. En la mesita habian colocado una maceta con forsythias amarillas. Ante la maceta de forsythias esta el menu del dia, escrito con tiza en una pizarra. Examina el menu. Un hombre de unos cincuenta anos sale timidamente del albergue. Lleva un delantal a grandes cuadros rojos y blancos. --Senor, ?puedo comer ahi, al sol? Claire senala la mesita de hierro en el exterior. --?Pero se da cuenta de que aun no es mediodia? --?Le causa un problema cocinar ahora mismo? --No. --Entonces me gustaria instalarme ahi, en ese rayo de sol, aunque aun no sea mediodia. El hombre parece algo remiso. No responde. Se comporta de forma extrana. Examina a Claire atentamente. Esta se le acerca, le toma del brazo, casi le dobla en altura. --Estoy hablando con usted, le estoy preguntando si puedo sentarme ahi, al sol. --?Ahi? --Si, ahi, donde da el sol. El posadero alza sus ojos azules hacia ella. --Senor, quisiera comer algo, aunque solo sea una ensalada, ahi, a pleno sol, a las once, en pleno mes de febrero --repite ella. Silencio. --Senor, me parece que deberia usted responderme. Entonces el posadero se adelanta, retira el letrero, la pizarra donde figura el menu del dia, y el tiesto de las forsythias. Lo lleva todo al chalet. Regresa con una esponja. Limpia lentamente la mesa. Al limpiarla, se nota que la mesa esta coja. El posadero se arrodilla. Las raices han levantado la tierra. Desliza un guijarro bajo una de las patas de la mesa. Aun con la rodilla en tierra, enarcando las cejas, alza la vista hacia Claire y dice, en tono tranquilo: --Estaba indeciso, senorita, porque hay un autillo. Senala con el dedo hacia la copa del arbol. Los dos al mismo tiempo alzan la mirada. El aire es ligero y azul. El roble parece desnudo, pese a que los rayos de sol acarician sus hojitas tiernas. --Supongo que a estas horas el autillo estara dormido --dice Claire. --?Usted cree? Claire asiente. --?De verdad lo cree? El posadero, aun con una rodilla en tierra y los brazos cruzados sobre la otra, la observa en silencio. --Estoy segura --dice Claire. Coge la silla, se sienta ante la mesita, y se echa, suavemente, a llorar. La cita en la alcaldia es a las diez y media. Claire ha tomado el desayuno lo mas temprano posible (en cuanto la patrona del hotel ha ido a buscar el pan a la panaderia), a las siete y cuarto. A las nueve, va al mercado. Deambula. Contempla una cestita de fresas perfectamente fuera de temporada. No resiste las ganas de tomar una fresa, metersela en la boca, sentir su perfume. Cierra los ojos. La paladea. Estaba saboreando una fresa bastante insipida, cuando oyo una voz que le afecto de forma indescriptible. Sintio que el interior de su cuerpo se dilataba, sin entender muy bien que le pasaba. Abrio los ojos. Se dio la vuelta. Un poco mas lejos, a la izquierda, una vendedora de verdura ecologica sostenia una animada conversacion con una senora de edad avanzada. Se acerco lentamente. Las verduras expuestas a la venta en aquel puesto no tenian un aspecto magnifico: su apariencia era penosa; el volumen, informe; la piel estaba llena de tierra. La voz procedia de una dama pequenita que estaba ante ellos. Llevaba un delantal blanco y --por encima-- un panuelo con un motivo rosa de florecillas sobre fondo negro, demasiado pequeno para la masa de su cabello. La senora vieja estaba preguntando como estaban los puerros. A Claire le gustaba su voz, que oia a diez pasos de distancia. Adoraba aquella voz. Buscaba el nombre que darle a aquel timbre tan claro, a aquella especie de oleaje de frases ritmicas que la atraian. La voz ascendia de las lechugas romanas y de las remolachas negras. La voz pidio, bruscamente, con autoridad, un manojo de rabanos. Luego la voz pidio unas acelgas, y entonces los ojos de Claire Methuen ya se llenaron de lagrimas. No llego a llorar, pero con la vista empanada vio, sin extranarse, la mano y el anillo, que surgian por encima de las grandes hojas oscuras de los ramos de espinacas, para alcanzar la bolsa deslucida, de papel reciclado, que le tendia la vendedora. Claire empujaba a la gente que hacia cola. Los que formaban la cola se pusieron a murmurar y a refunfunar. --Senora Ladon --murmuro Claire, muy bajito. Nada. La anciana no se volvio. Repitio mas fuerte: --!Senora Ladon! Vio que la espalda de la anciana se contraia y su rostro se volvia lentamente hacia ella. La anciana tenia ojos castanos y gafas doradas. Alzo la mirada hacia el rostro de Claire y parecio muy intimidada al encontrarse ante aquella joven tan grande, tan alta, el doble de alta que ella, que la llamaba por su nombre. La senora Ladon no reconocio de inmediato a Claire. Estaba observandola cuando un senor, cubierto con un sombrero suizo, exigio a Claire que se pusiera al final de la cola. --Senora Ladon --repitio Claire. Claire tomo la bolsa de la compra de manos de la vieja. La dejo en el suelo. Le tomo la mano, le acaricio los dedos, tan bellos, tan transparentes, tan articulados, tan apergaminados. Los acaricio de uno en uno, como solia hacer tiempo atras. La mirada de la anciana se habia endulzado. Tenia el cabello muy fino y blanco, un poco azul. Algunos mechones blancos flotaban sueltos alrededor de la cara. --No me lo puedo creer. ?Eres la nina de los Methuen? Entonces se apartaron en silencio de la cola y del mostrador. --?Has vuelto? --Usted tambien, senora, ha vuelto a Bretana. ?Ha vuelto a Saint-Enogat?1 --pregunto Claire. --Exactamente. La tendera estaba tan emocionada como parecian estarlo las dos mujeres --era una tendera muy comprensiva. Deposito junto a la balanza la segunda bolsa de papel reciclado de la que asomaban los puerros. Los rabanos eran tan pequenos como grosellas y eran mucho mas palidos. --Eres la hermana mayor de Marie-Helene --dijo la senora Ladon con dulzura. Claire asintio. No era capaz de decir nada. Se le cerraba la garganta. --?Y el pequenin? --Paul esta en Paris. --Tengo que acabar las compras, pero prometeme que antes de irte vendras a verme a casa sin falta.--?Cuando? --Ven a verme, a Saint-Enogat, esta tarde despues de comer. --Esta tarde no puedo, es la boda de Mireille. --?La hija de Philippe Methuen se casa? --Si, hoy se casa Mireille, pero manana aun estare aqui. --Entonces manana domingo. Despues de misa, cuando quieras. --?En la misma casa de siempre? --En la misma. Ya era de noche. Claire habia bebido demasiado vino durante el banquete de boda. En la habitacion de hotel, con el mapa de la ciudad desplegado sobre la cama, verificaba como ir en coche, a partir del hotel de Dinard, a casa de la senora Ladon, en Saint-Enogat. Luego se durmio. A las nueve, tomo el desayuno en el cuarto. Desplazo el sillon hasta la ventana. Encendio un cigarrillo. Busco en el listin telefonico del hotel abierto sobre las rodillas los nombres de su infancia. Encontro el nombre de Evelyne. Los timbrazos resonaron en el vacio. Ella no estaba en casa. No habia contestador. No encontro el nombre de Simon Quelen. Encontro el nombre de Fabienne Les Beaussais. Fabienne respondio a la primera. --Soy Claire. Claire Methuen. ?Te acuerdas de mi? --Estas loca. Es domingo. --?Te acuerdas de mi, de Claire Methuen? --Si, claro, claro que me acuerdo. --?Te he despertado? --Si. --?Estas sola? --Si. --Entonces ven a desayunar conmigo. Quedaron en el cafe del puerto, La Barque de Festivus, frente al transbordador a las islas. Fabienne dejo la bici de Correos en la acera, cerca de la mesa donde Claire estaba ya sentada con una taza de cafe. Claire se incorporo pero no llegaron a besarse. Se rozaron las mejillas con los labios. A continuacion Fabienne llevo una silla a la acera y se sento a su lado. --?A que te rompe los esquemas? Tu mejor amiga es cartera.

  • Los cuatro habitos de la gente delgada de Luis Navarro Sanz

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    Con este revolucionario metodo aprenderas a gestionar tu ansiedad y tus emociones y a aplicar, poco a poco, los 4 habitos cotidianos que te ayudaran a perder peso progresivamente y sin esfuerzo. Es decir, adelgazaras de una forma natural y saludable. Es, ademas, una aventura en la que descubriras la inteligencia de tu estomago, aceptaras tu cuerpo y te liberaras de la mentalidad de dieta, que es la causante de la ansiedad, la culpabilidad y el sobrepeso.

  • Guerra en casa de Noemi Martinez

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    POR ESA RAZON me mantengo alejado de las carreteras --dije, mientras me acercaba al Lexus que se habia estrellado contra el arbol grande en la entrada de mi propiedad--. Tipico de los Yuppies. Habia sido un choque suave, suficiente como para abrir el capo, pero aun asi, necesitaria la ayuda de una grua para mover ese auto. Considere dejar que el conductor se ocupara de la situacion solo. No era mi culpa que no pudiera controlar esos caballos de fuerza, pero el cielo amenazaba con una tormenta inminente. Como mi cabana era la mas cercana a la carretera, no me quedaba otra opcion que ocuparme de eso de una forma u otra. --Bien --me acerque un poco mas--. Seguramente es un chico que desperdicia el dinero de papa. O un turista. Sera mejor no tener que… Quede sin aliento cuando vi a traves de la ventana del conductor. No era en absoluto lo que esperaba. Un trasero perfectamente esculpido y firme se asomaba donde deberia haber estado una cara. Podria haberme quedado apreciando el espectaculo, pero tenia prisa y necesitaba respuestas. Di unos toques en la ventana. La mujer se levanto, golpeando su cabeza contra la guantera. --!Ay! Frotandose en el lugar del golpe, me miro por encima del hombro. Su cara era tan hermosa como su trasero. Sus ojos grandes y azules se abrieron de par en par bajo unas expresivas cejas, y su pequena barbilla afilada enmarcaba unos labios llenos y carnosos. Su forma de mirarme trajo a relucir imagenes en mi mente. --Golpeaste mi arbol --grite a traves de la ventana. Se enderezo y presiono el boton para bajar la ventanilla, pero no hubo respuesta. Suprimi una sonrisa mientras veia como se sonrojaba. Abrio la puerta y se retorcio un poco en el asiento hasta lograr salir. --Siento lo de tu arbol --dijo, mientras se acomodaba el gorro y la chaqueta. Sonaba algo sincera--. Mira, necesito desesperadamente llegar a Sacramento ahora mismo. Tengo una amiga que esta en problemas, y si no llego pronto, puede pasarle algo malo. --?Que hizo, saco el maximo de sus tarjetas de credito? Me costaba creer que las amigas de esta mujer pudieran meterse en problemas. Por lo menos no en uno que sea de vida o muerte. Se puso rigida y entrecerro sus ojos. --No. Realmente esta en peligro. Y soy la unica que puede ayudarla. La mire de arriba a abajo, analizandola. Estaba en forma, con piernas fuertes y de buen equilibrio. El portaesquis en el techo de su auto era una muestra de que era un poco atletica. Incluso asi, no daba exactamente la impresion de ser una mujer ruda. --Si eres la unica que puedes salvar a tu amiga, entonces tengo malas noticias para ella. Se cruzo de brazos e inclino la barbilla hacia arriba, haciendo que el pompon de su gorro se tambaleara ridiculamente. --Soy una de las mejores abogadas del Area de la Bahia, y si alguien puede sacarla de eso, soy yo. --Ah, ese tipo de problemas. --Si. De todos modos, eso no importa, ?puedes ayudarme o no? Me encogi de hombros. --Tienes un telefono celular, ?no? Llama a una grua. --Una grua va a tardar horas en llegar hasta aqui. ?Puedes llevarme a la ciudad? Te pagare. Agite la cabeza en negacion. --No estoy dispuesto a dejar mi propiedad hoy. Haz la llamada. Te puedes calentar en mi cabana mientras esperas. Me miro con incredulidad. --!La vida de una mujer esta en peligro! Claro, no la conoces, pero es una buena persona que no se merece esto, y no me ayudas porque no estas dispuesto a hacerlo… --Eso lo resume todo. Me miro fijamente, abrio la boca para decir algo, y luego la volvio a cerrar. Se dio la vuelta y se inclino de nuevo dentro del auto para buscar su telefono debajo del asiento del pasajero. Me gire evitando ver nuevamente su trasero, no queria que me atrapara mirandola. El cielo se habia oscurecido hasta un tono ominoso. Sin duda, iba a ser una tormenta de las malas. --?En serio? --fruncio el ceno ante su telefono--. ?Como es que no hay servicio aqui? --Esta no es exactamente una zona poblada. Comenzaron a caer copos gruesos, un precursor de lo que estaba por venir. --Vamos. Sera mejor que hagas la llamada adentro. Esto esta a punto de ponerse feo. Me levanto una ceja. --No tengo la costumbre de seguir a hombres extranos a sus cabanas aisladas. Me encogi de hombros. --Me parece justo. Leo Arbuckle. Tampoco acostumbro a llevar a mujeres extranas a mi cabana --le extendi mi mano, y la miro sospechosamente por un momento--. No muerde. Ni siquiera tiene dientes, ?ves? --agite mi mano frente a ella. Rapidamente me dio la mano. --Mila Rutherford. --?Rutherford? Es como tatuarse "millonario" en la frente. --Yo no elegi mi apellido. --?No lo hiciste? Interesante. --?Que es lo que…? --se detuvo brevemente--. Oh. ?Asi que una mujer soltera es mas interesante que una casada? Creo que sera mejor que encuentre mi propio camino a casa. --Tendras mas suerte si vienes conmigo. --No voy a ir a tu cabana. Estaba empezando a temblar, y trato de ocultarlo con una postura desafiante. Di un paso atras y me encogi de hombros. --Entonces quedate aqui. Se detuvo un momento, mirando al cielo, luego a su Lexus y de vuelta a mi. Se mordio el labio inferior de una manera adorable. Francamente, me estaba distrayendo con lo linda que era. No estaba seguro de que mas podia decir para convencerla, pero yo tambien me estaba quedando sin tiempo. --Mira, no me agrada tanto como a ti la idea de que vengas conmigo. Pero tampoco estoy dispuesto a cargar en mi consciencia el dejarte aqui y que mueras congelada. --Realmente creo que podria esquiar cuesta abajo. Quizas asi pueda encontrar una mejor recepcion. Era una idea terrible, y ella lo sabia. La recepcion mejora a medida que subes, no a medida que bajas. La mire fijamente, esperando que llegara a la misma conclusion. Solto un suspiro de resignacion. --Muy bien. Ire contigo. Pero solo hasta que encuentre a alguien que me lleve a la ciudad. ?Estas seguro de que no puedes? --No puedo. Me miro de reojo. --No estas en arresto domiciliario, ?verdad? Dude. Mi situacion era similar a la del arresto domiciliario, despues de todo. Era una excusa tan buena como cualquier otra. Pero entonces sus ojos se abrieron de par en par alarmados, y rapidamente agite la cabeza. --No estoy en arresto domiciliario. Esta tormenta se va a poner fea y no quiero quedarme atascado por la nieve. Resoplo frustrada --Esta bien. Tu ganas. ?Donde esta tu cabana? --En la colina. El camino se pone resbaladizo, asi que cuidado con cada paso que des. 2 M I LA NO ESTABA segura de lo que esperaba cuando dijo que vivia en una cabana. Despues de caminar a traves de la nieve durante lo que parecio media milla, llegamos a una enorme casa escondida detras de una gruesa arboleda. El lugar tenia por lo menos tres pisos, y ni siquiera podia ver lo grande que era debido a lo bien que se mezclaba con el area circundante. Se necesitaba tener mucho dinero para crear algo tan perfecto como eso. --Voy a necesitar que te quedes en la sala de estar --indico, mientras nos acercabamos a las puertas dobles--. Hay un bano a la derecha. Puedes usarlo si lo necesitas. No vayas a husmear a ningun otro lado. Su actitud se habia vuelto cada vez mas cortante mientras caminabamos, y tenia mucha prisa. No podia imaginar que podria ser tan importante aqui en medio de la nada. Por otra parte, cualquiera que pudiera permitirse un lugar como ese debia tener algun tipo de negocio que administrar, asi que lo deje pasar. --No tengo intenciones de husmear. ?Puedo usar su telefono, por favor? --Primero quitate las botas y el abrigo --ordeno bruscamente--. No necesito charcos por todo el piso. Dude por un momento, sorprendida. No parecia el tipo de hombre que se preocupara por esas cosas. Asumi que tenia un motivo oculto tras su peticion, pero cuando mire a traves del vestibulo hacia la sala de estar, entendi. El interior de la casa era tan asombroso como el exterior. Era absolutamente pristino. Se quito el abrigo y las botas, mientras lo observaba por el rabillo del ojo. Era mas atractivo de lo que yo creia. Con la guardia alta, me parecia amenazador. Pero ahora que estabamos mas relajados, pude apreciar sus musculos bien formados. No era tan voluminoso como parecia con el abrigo puesto, pero la fuerza tonificada en su complexion era increiblemente evidente. --?Cuantos anos tienes? La pregunta salio de mi boca sin pensarlo. --?Por que? --me miro con sus penetrantes ojos verdes. --Porque tu cuerpo dice veinte, tus ojos dicen treinta, y tu barba dice cuarenta --sonrei un poco, tratando de hacer la pregunta un poco mas amistosa--. Solo intento saber con quien estoy atrapada, eso es todo. --Treinta y cinco. No… treinta y seis. --?No recuerdas tu edad? Se encogio de hombros. --No llevo la cuenta. No parece que haya mucha diferencia. La sala de estar esta por aqui. Lo segui, esperando encontrar cornamentas en las paredes, pero estaba aprendiendo rapidamente a descartar mis expectativas con el. Sus paredes mostraban una coleccion eclectica de pinturas y fotografias, desde mafiosos de la decada de 1920 hasta ninfas etereas. A primera vista, parecian haber sido colgados sin pensar en dondequiera que hubiera espacio para ellos. Sin embargo, al estudiarlo mas de cerca, definitivamente habia un patron. Una especie de patron emocional, abstracto pero claro, con altos y bajos que se repiten como musica visual a traves de sus paredes. --El telefono esta alli --apunto a una mesa auxiliar--. Ya regreso. Desaparecio por una puerta, dejandome sola en la habitacion grande. Una vez mas, me encontre preguntandome que podria ser tan importante para que se apresurara de esta manera. Pensaba que el objetivo de trabajar desde casa era relajarse y tener total control de tu tiempo. Me encogi de hombros y fui al telefono. Mi primera llamada no fue a una grua, sino a Rochelle. --?Hola? --sonaba preocupada y cansada a la vez. --Ro, soy Mila. Tuve un pequeno accidente en la montana, pero estoy bien. No se cuando podre llegar a ti. ?Que ha pasado desde esta manana? --Insiste en reunirse conmigo a solas, y creo que lo hare. Contrato al equipo de Lawson, Mila. No podre vencerlos, la ley esta a su favor. Tengo que resolver esto hoy. Si no lo hago… El lugar es malo, muy malo, y hay bebes viviendo alli, y… Espera, ?dijiste que tuviste un accidente? --Un pedazo de hielo conspiro con un arbol -- dije despectivamente--. Pero estoy bien, aunque mi auto no. En fin, escuchame. No puedes encontrarte con el a solas. Como minimo, necesitas estar en un lugar publico. O mejor, espera a que llegue e ire contigo. --Quiere que nos encontremos manana por la manana. Si no lo hago, me ha amenazado con demandarme por difamacion de caracter. --?Tiene un caso? --Si no lo pongo delante de un juez primero, el lo hara. Cuando sus abogados me amenazaron, hice publica la situacion, y por supuesto, eso no fue de su agrado. Puedo llegar a un acuerdo con el, o demostrar ante un tribunal lo escoria que es, pero... --Pero si el llega primero, tu estas acabada --me frote la cara con una mano--. Dios, Ro, ?En que estabas pensando?

  • Promesa de venganza (Miniserie Deseo 3) de Yvonne Lindsay

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    En cuanto ella dijo “si, quiero”, su plan se puso en marcha...

  • Todavia sueno contigo (Destino 2) de Lina Galan

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    Alex, un chico sencillo y humilde, aun no ha conseguido olvidar a Clara, su gran amor, casada ahora con un rico empresario.

  • El eco de los disparos, Edurne Portela de Edurne Portela

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    ‘Somos complices de lo que nos deja indiferentes’, senalaba George Steiner. Cuando el testigo del abuso y la violencia mira hacia otro lado, cuando prefiere no ver ni saber, cuando esgrime el ‘algo habra hecho’, cuando una vez pasada la violencia exige el olvido, y cuando este testigo representa a una mayoria, nos encontramos ante una sociedad enferma. Lo hemos visto en nuestro pais con las heridas de la guerra civil, tambien en otros conflictos europeos, como la guerra de los Balcanes, o la Irlanda del IRA. Y la historia se repite. Han pasado cinco anos desde que ETA anunciara el cese definitivo de la lucha armada. Desde entonces, una buena parte de la sociedad espanola y vasca parece estar dispuesta a pasar pagina, como si las ultimas decadas de violencia hubieran sido tan solo una pesadilla, como si la violencia que afecto a tantas personas dentro y fuera de los territorios vascos se pudiera circunscribir a un pasado cerrado. Pero la historia, la responsabilidad frente al pasado, no desaparece por prescripcion, sobre todo cuando ampliamos la mirada y consideramos parte del conflicto no solo a victimas y perpetradores, sino a la sociedad que fue testigo de la misma -a veces testigo complice, a veces testigo amedrentado, a veces testigo indiferente-. Edurne Portela ofrece en este libro una serie de memorias intimas de la violencia y defiende, a traves de reflexiones sobre la literatura y el cine actuales, una cultura para el presente que ayude a afrontar las heridas del pasado.

  • Una Espana mejor de Mariano Rajoy

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    La cronica personal de la etapa de Mariano Rajoy al frente del Ejecutivo.

  • Doctor Mejor Amigo De Mi Hermano de Larissa De Silva

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    No sabia lo que se suponia que debia hacer. ?Se suponia que debia estar llorando? ?Se suponia que tenia que estar gritando, diciendoles que no podian hacerme esto? Si podian. No solo podian hacerlo, sino que, en realidad, probablemente me lo merecia. No habia sido una trabajadora particularmente buena, habia estado patinando, sin ser detectada, durante al menos un ano. Pero cuando auditaron la compania, se dieron cuenta de que no estaba haciendo mi trabajo. De hecho, creo que les costo encontrar los registros de un empleado llamado Harlow Zepplin. Hice todo lo posible por mantener el bajo perfil y mantener la cabeza gacha, y sabia que no podia culparlos por esto. No me gustaba el trabajo, nunca habia sido buena en el, pero agradeceria que me avisaran un poco mas para poder ponerme a trabajar. Probablemente me habria dado cuenta, si hubiera prestado atencion. Pero no lo hacia. Estaba parada en el estacionamiento, sosteniendo una caja de carton con todo lo que me pertenecia, las lagrimas corrian por mi cara mientras me dirigia a mi Dodge Neon del 2001. No era mucho, pero era mio, y estaba pagado. Eso al menos era algo. Abri la puerta, puse mi caja de carton sobre mi ropa limpia en el asiento trasero y me dirigi al asiento del conductor. Cerre de golpe la puerta antes de mirar el edificio en el que nunca volveria a trabajar. Era un edificio alto de hormigon, estrecho e imponente a pesar de todo. Habia toneladas de oficinas diferentes dentro de el, y era probable que no fuera bienvenido en cada una de ellas. Intente decirme a mi misma que no era gran cosa. Cuando llegara a casa, se lo contaba a Paul, mi prometido. El lo entenderia. Siempre lo entendio, e hizo todo lo que pudo para apoyarme. Sabia que iba a salir adelante en este extrano y dificil momento. Siempre lo hizo. Puede que le lleve un poco de tiempo recuperarse, pero no seria lo peor. Lo entenderia. Querria que buscara algo mejor, algo que realmente me hiciera feliz. Solo tenia que averiguar que era primero. Despues de nuestra boda. Tal vez me concentre todo mi dia a dia con ser una novia en proceso. Tal vez ese era el tipo de adulto que queria ser, pense para mi misma mientras entraba en nuestro complejo de apartamentos. Era un complejo bastante modesto. La calle estaba flanqueada por edificios de dos pisos con balcones envolventes, y esas escaleras que parecian ser escaleras de incendio, pero no lo eran, en realidad, porque este tipo de edificios no tenian escaleras de incendio. No tenian nada excepto los escalones de hormigon y los balcones de los pasillos, y supuse que, si alguna vez habia una verdadera emergencia, todos se apinarian alli como sardinas mientras intentaban salir. Eso no habia sucedido todavia. Si tenia suerte, nunca iba a suceder. Nos ibamos a mudar a una hermosa casa en el campo, antes de que algo asi nos sucediera. Me dije a mi misma que dejara de posponerlo. Paul tenia que saberlo. Tenia que saberlo. Cerre los ojos, y por un segundo, deje que mi mente se desviara. Tal vez, si estuviera con otra persona, no estaria pensando en lo mucho que temia decirle las malas noticias. Queria pensar que Paul me apoyaria, y pense que lo haria, pero primero tendriamos que superar el fuerte impacto de su reaccion. No importaba, me dije a mi misma. Era mi prometido. Me queria. Solo queria lo mejor para mi, y sabia cuanto odiaba este trabajo. Estaria apretada durante un mes o dos mientras encontraba otra cosa, pero no seria insuperable. Habiamos pasado por cosas dificiles juntos, y nos habia ido bien. Solo mejorariamos en ello. Al menos eso era lo unico que podia esperar, de verdad. Me dije a mi misma que dejara de ser cobarde. Abri la puerta del coche, respire hondo y sali, sintiendome resuelta. Iba a terminar con esto, e iba a ser bueno. Iba a ser exactamente lo que necesitaba ser y nada mas. Eramos un equipo. Paul y yo, ibamos a abordar todo esto juntos. Aunque mi aliento era debil, subi rapidamente, sabiendo que lo encontraria alli porque no trabajaba los miercoles. Abri la puerta, esperando encontrarlo en la sala de estar jugando en su Xbox como lo hacia habitualmente. No estaba. Entre en nuestro dormitorio, lo vi acostado en la cama, y apenas me presto atencion cuando entre en la habitacion, practicamente dando un portazo detras de mi. “Hola. ?Te he despertado?” Yo pregunte. Sabia que no lo habia hecho. “No”. Esperaba mas que eso, pero inmediatamente volvio a su telefono. Ni siquiera me pregunto que hacia en casa a mitad del dia, lo que me molesto. ?Ni siquiera iba a fingir? “?Quieres saber que hago aqui temprano?” Pregunte, con un poco mas de irritacion en mi voz de lo que esperaba. Puso los ojos en blanco y se sento. “En realidad no”, dijo. “Pero parece que te mueres por decirmelo”. “Me despidieron”. Eso llamo su atencion. Se volvio hacia mi, con los ojos bien abiertos. “?Que? ?Por que?” “No lo se. No creo que estuviera haciendo un buen trabajo”, dije, encogiendome de hombros. “Podrian habermelo dicho, lo habria intensificado. Yo..." “?Que vas a hacer, Harlow? ?Como vas a pagar tu mitad del alquiler?” Sacudi la cabeza, tratando de evitar que las lagrimas brotaran en mis ojos. “Se que necesito hacer eso”, dije. “Pero esperaba que yo…” “!Y luego me preguntas por que no quiero una boda cara de culo!” dijo, levantandose bruscamente de la cama. Me di cuenta de que todavia estaba en pijama, pero decidi no decir nada. No era el momento ni el lugar para eso, aunque no sabia por que insistia en no ponerse la ropa cuando se quedaba en casa. No era como si ponerse unos pantalones fuera particularmente dificil. Respire hondo, me dije que no era una discusion que valiera la pena tener, y que habia buenas razones para que Paul se molestara. Tire algunas sobras al microondas y lei un libro en mi telefono mientras esperaba que Paul saliera a hablar conmigo. Cuando entre en el dormitorio, el ya estaba dormido, roncando, boca arriba en la cama. No pude evitar estar molesta con el. Se suponia que debia sentir algo al respecto, pero en cambio, parecia que habia perdido el interes en el momento en que le dije que no ibamos a tener tanto dinero. Sin embargo, mi trabajo no habia estado particularmente bien pagado, y sabia que podia reemplazarlo facilmente con otra cosa, asi que no me preocupe. Su actitud me preocupaba mas. Me dije a mi misma que no pensara en ello, lo atribui a su ansiedad, y me arrastre a la cama junto a el, llevando una camisa de pijama de manga larga y pantalones que se pegaban a mis tobillos para que no se le ocurriera nada. Paul podia ponerse jugueton en cualquier momento, y tanto si me apetecia como si no, siempre me convencia. Bueno, me convencio de hacerlo para que se callara y yo volviera a dormir, lo que supuse que era, en cierto modo, lo mismo. Intente no pensar en ello. Me dije a mi misma que nada de esto importaba, que ibamos a estar bien por la manana, pero me costaba creerlo, incluso en mi propia cabeza. Cerre los ojos y sone. Sone que estaba de vuelta en la casa de mi infancia, sentada junto a mi hermano y su mejor amigo mientras hablaban de un videojuego y me esforzaba por concentrarme en un trabajo de estudios sociales que tenia que escribir. Podria haber ido a mi habitacion y trabajar alli, pero me gustaba estar cerca de ellos. Me gustaba el ruido, la forma en que se sentia que mi casa no estaba tan vacia. Nuestros padres siempre estaban trabajando, casi nunca los veiamos. Mack era un adolescente tranquilo y estudioso, excepto cuando su mejor amigo, Jordan, estaba cerca. Cuando Jordan estaba cerca, Mack se ponia ruidoso. Gritaba y gritaba a la television, preguntandose por que los pequenos personajes de la pantalla no seguian sus instrucciones. Se reian tanto que a veces los oia desde mi habitacion, su voz resonaba en la pared. Supongo que, si no hubiera deseado el ruido toda mi vida, lo habria encontrado molesto. Pero no era molesto en absoluto. Era agradable. Sentia que asi debian ser las cosas, y me gustaba. Incline la cabeza para ver a los dos y vi a Jordan mirandome. Habia una sonrisa en su cara. “?Estas bien?” Recuerdo vagamente haberme senalado a mi mismo. “?Yo?” Se rio “?Quien mas, nina?” Abri la boca para decirle que estaba bien. Que no era una nina, y que no tenia que preocuparse por mi. Eso no fue lo que salio. En cambio, de repente senti que me estaba sofocando, y la habitacion estaba sumergida bajo dos o tres pies de agua. Lo primero que pense fue en mi ensayo. Se iba a arruinar. Entonces me di cuenta de que me iba a ahogar. Mire hacia el sofa, donde mi hermano y su amigo habian estado sentados solo unos momentos antes. Y no habia nadie alli. Cuando me desperte, estaba jadeando para respirar y mi almohada estaba mojada con mi sudor. Necesitaba desesperadamente el bano. Me levante, agarre mi telefono en la mesita de noche que estaba a mi lado e intente tocar a tientas para poder ver con la luz de la pantalla. Despues de esa horrible pesadilla, necesitaba luz. Poco sabia que algo mas me estaba esperando. Algo real. Algo peor. Desbloquee la pantalla y se me cayo el estomago cuando me di cuenta de que el telefono no era mio. Era de Paul, y estaba lleno de notificaciones de aplicaciones de citas y chicas de las que nunca habia oido hablar. “?Paul?” Me oi gritar. “Paul, ?que demonios…?” No se disculpo. Me encogio de hombros, me dijo que la relacion habia muerto hace tiempo porque “no me esforzaba lo suficiente”, y me dijo que, si no queria quedarme, era bienvenida a empacar las maletas. Grite y llore mientras el mantenia la compostura, hablando aqui y alla entre mis sollozos. Pero no estaba molesta por perderlo. Estaba disgustada porque mi vida se estaba cayendo a pedazos. Mi boda. Mi trabajo. Mi futuro. Todo… estaba mas que jodido. Al dia siguiente, estaba conduciendo de vuelta a un lugar al que jure que nunca volveria a menos que fuera Navidad, Accion de Gracias, o alguien estuviera muriendo o dando a luz. Regresaba a Frostproof. Me iba a casa. CAPITULO UNO 2019 Mi hermano dijo que iba a ser divertido, pero me di cuenta de que solo intentaba suavizar el golpe. Era mejor asi. Incluso con todo lo que habia pasado entre nosotros, se preocupaba por mi orgullo. Cuando le llame, en medio de la noche, al principio estaba preocupado. Me habia preguntado si necesitaba que llamara a la policia o a una ambulancia, pero una vez que logre decir el nombre de Paul -y absolutamente nada mas- lo entendio inmediatamente. “Tenemos una habitacion de invitados que esta acumulando polvo”, dijo. “Nos harias un favor”. Siempre tratando de hacerme sentir mejor, incluso cuando sabia que era una mentira. Mack era realmente uno de los buenos. Nuestros padres se las habian arreglado para hacer al menos un buen chico, lo cual era ciertamente algo. Al principio conduje con lagrimas en los ojos, y me aleje cada vez mas de donde habia vivido con Paul, me enfade cada vez mas. Mis punos se apretaron mas alrededor del volante de mi coche y podia sentir mi mandibula apretando mientras pensaba en todo lo que Paul me habia dicho y hecho. Apenas me habia cortejado. Habiamos caido en una relacion porque me sentia sola, y estabamos juntos, y eso era todo. Me habia propuesto matrimonio, pero fue cuando estaba borracho, y el dijo que tambien podriamos casarnos, lo que tome como una senal de su amor por mi. Pero Paul no me amaba, y yo tampoco creia que lo amara mucho, porque podia sentir el alivio corriendo por mis venas, llenando mi sangre. No tenia ganas de volver a casa, pero era mejor que estar con Paul. Y nada me retenia alli. Ni trabajos, ni amigos, absolutamente nada. Me llevo unas horas, pero no me detuve en absoluto. Llegue a la casa de Mack, la antigua casa de nuestros padres, y senti que iba a vomitar. La casa era diferente ahora, aunque todavia conservaba las caracteristicas angulares que la habian hecho tan llamativa cuando llegamos, estaba pintada de un color azul claro, y el patio estaba siendo rehecho. Yo tambien podria haberme quedado alli, pero entonces Mack no habria tenido la vida que tuvo. Y mi hermano se merecia lo mejor, especialmente despues de todo lo que habia pasado. Todo lo que le habia hecho pasar. Apague los faros cuando termine de estacionar en la acera, e intente decirme a mi misma que todo iba a estar bien. Mack me habia invitado. Me queria aqui. Y volver a la casa de mi infancia no significaba volver al pasado. Al menos eso era lo que me decia a mi misma, tratando de ignorar lo fuerte y rapido que mi corazon latia en mi pecho. 2009 Me pare cerca del televisor, con los auriculares en los oidos mientras escuchaba mi CD de Blink 182, que se habia usado demasiado. No queria oir a mi hermano y a su mejor amigo discutiendo en la sala. Normalmente, no me habria importado, pero habia algo en la presencia de Jordan que me ponia de los nervios ultimamente, aunque no podia entenderlo. Mack bostezo y se estiro dramaticamente en el sofa. Un chico delgaducho, habia crecido aun mas en los ultimos anos, y sus miembros eran largos y delgados, asi que dependiendo de como se moviera, parecia un poco como un esqueleto. Jordan era mas pequeno que el, de hombros anchos, con grandes ojos color avellana con un borde negro. Tambien estaba mucho mas relajado, y parecia pasar mas tiempo en nuestra casa que el propio Mack

  • Romance de la luna llena de Juanjo Lamelas

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    Esta es la fiel historia del caballero Martin y de Candela, su dama, contada por un trovador que les semeja en estampa. Intrigas, celos, mentiras. Angustias y penitencias. Guerras, sangres y venganzas. Regresos, huidas y olvido. Agravios que se reparan. Luna llena fue testigo de cuantas cosas pasaban. Una novela caballeresca llena de aventuras y desventuras en la epoca de Alfonso X, el Sabio, en el imaginario Condado de Valmayor del Reino de Sevilla.

  • 7 Alas de Victor Diaz Sanchez

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    ?Te imaginas un mundo en el que existen hadas y elfos que, unidos a los humanos, luchan codo con codo contra las huestes de orcos? Ese mundo existe y se llama Malphalis. En el se esta librando una guerra cruenta desde hace siglos, aunque a dia de hoy se siguen sin conocer muchos aspectos de los comienzos de esta.
    ?Y si existiera un modo de acabar con la guerra? ?De conseguir un periodo de paz que permita prosperar? El precio a pagar es la traicion hacia las hadas. Lo que las obligara a huir de ese mundo al que ya no pertenecen. ?Hay alguna posibilidad de restablecer la antigua alianza? Cuatro hadas regresaran a su antiguo mundo tras descubrir el deplorable estado en el que se encuentra despues de su marcha para intentar conseguirlo y de paso desvelar, poco a poco, todos los enigmas que se ocultan en la contienda.

  • La puerta de las Tinieblas (Condenados 2), Glenn Cooper de Glenn Cooper

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    Imagina un mundo similar al nuestro, pero completamente distinto. Un mundo poblado por los personajes mas abyectos de la Historia.
    Ese mundo es el Infierno y tu unica opcion es volver.

  • La seleccion de Kiera Cass

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    Cuando llego la carta, mi madre se puso euforica. Ya habia decidido que todos nuestros problemas se habian solucionado, que habian desaparecido para siempre. Pero su plan tenia un gran problema: yo. No creo que fuera una hija particularmente desobediente, pero ahi fue donde dije basta. No queria pertenecer a la realeza. Y no queria ser de los Unos. No queria ni siquiera <>. Me escondi en mi habitacion, el unico lugar donde no llegaba el parloteo que llenaba la casa, para pensar en algo que pudiera convencerla. De momento, tenia toda una serie de opiniones claramente formadas..., pero estaba segura de que no escucharia nada de lo que alegara. No podia seguir dandole esquinazo mucho mas tiempo. Se acercaba la hora de la cena y, al ser la mayor de los hermanos que seguiamos en la casa, me tocaba a mi ocuparme de la cocina. Me levante de la cama y decidi enfrentarme al enemigo. Mama me lanzo una mirada, pero no dijo nada. Ejecutamos una danza silenciosa por toda la cocina y el comedor mientras preparabamos pollo, pasta y unas rodajas de manzana, y poniamos la mesa para cinco. Si levantaba la vista de lo que estaba haciendo, ella me lanzaba una mirada furiosa, como si asi pudiera avergonzarme y hacerme desear las cosas que ella queria. Era algo que hacia a menudo, como cuando me negaba a aceptar un trabajo en particular porque sabia que la familia que nos acogia se mostraba innecesariamente maleducada; o cuando queria que yo hiciera una limpieza a fondo porque no podiamos permitirnos pagar a un Seis para que se ocupara de ello. A veces le funcionaba. A veces no. Y en esta ocasion no tenia ninguna oportunidad. Mama no me soportaba cuando me ponia tozuda. Pero aquello lo habia heredado de ella, asi que no tenia por que sorprenderse. De todos modos, en este caso no se trataba solo de mi. Ultimamente ella tambien habia estado tensa. El verano llegaba a su fin, y muy pronto nos enfrentariamos al mal tiempo. Y a las preocupaciones. Mama dejo la jarra de te frio en el centro de la mesa con un golpe de rabia. La boca se me hacia agua al pensar en el te con limon. Pero tendria que esperar; seria un desperdicio tomarme mi vaso ahora y luego tener que beber agua con la comida. --?Tanto te costaria rellenar el formulario? --dijo por fin, incapaz de contenerse ni un momento mas--. La Seleccion podria ser una magnifica oportunidad para ti, para todos nosotros. Solte un sonoro suspiro, convencida de que rellenar aquel formulario seria en realidad una experiencia proxima a la muerte. No era ningun secreto que los rebeldes --las colonias subterraneas que odiaban Illea, nuestro gran y relativamente joven pais-- lanzaban ataques sobre el palacio, violentos y frecuentes. Ya los habiamos visto en accion en Carolina. Habian calcinado la casa de uno de los magistrados, y habian destrozado los coches de unos cuantos Doses. Una vez incluso se habia producido una fuga sonada de una prision, pero, teniendo en cuenta que solo habian liberado a una adolescente embarazada y a un Siete que era padre de nueve hijos, no pude evitar pensar que en aquella ocasion habian hecho bien. No obstante, aparte del peligro potencial, sentia que se me romperia el corazon solo de plantearme participar en la Seleccion. No pude evitar sonreir al pensar en todos los motivos que tenia para quedarme exactamente donde estaba. --Estos ultimos anos, tu padre lo ha pasado muy mal --anadio ella, enfadada --. Si tuvieras la mas minima compasion, pensarias en el.

  • La ultima cita de Arlette Geneve

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    Dante es un psicologo de reconocido prestigio que no se habla con su familia. Problemas del pasado entre su padre y el se alzan como un muro infranqueable entre lo dos. Yago, que es el hermano menor y discolo de Dante, lo espia para informar al resto de la familia sobre sus andanzas.

  • Seguire sin ti de Noe Casado

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    Cuando hacen rellenar el absurdo test de orientacion profesional en el instituto, todo el mundo elige profesiones elegantes, bien remuneradas y con reconocimiento social. Yo deje la casilla en blanco, pues
    todavia no habia decidido que carrera universitaria queria cursar.

  • Yoga & medicina de Timothy Mccall

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    En el yoga la ausencia de sintomas no es sinonimo de salud. El yoga busca optimizar la funcion de todos los sistemas del cuerpo, desde los musculos hasta la digestion, la circulacion y el sistema inmune, junto con un bienestar emocional y una sensacion de optimismo. El yoga ensena que solo cuando estos elementos se alinean se puede maximizar la oportunidad de gozar de una buena salud y alcanzar la curacion.
    Yoga & Medicina presenta los beneficios del yoga y sus usos terapeuticos desde un punto de vista medico.

  • Estocolmo de noche de Caridad Bernal Perez

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    Ella no buscaba historias con final feliz, sino ser feliz en su propia historia.

  • Una mujer insignificante de Marcia Cotlan

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    Penelope Murray acaba de quedarse huerfana y la escasa herencia de su padre pasa a manos de un familiar lejano, el coronel Burton-Jones. La joven carece de encantos para encontrar un marido y tampoco pone demasiado interes en ello. Como con su exigua renta casi nopuede vivir, acepta compartir la casita de campo en la que vive una prima de su padre, en el condado de Morningdale, al sur de Inglaterra. Lo que desconoce Penelope es que uno de sus vecinos sera el atractivo, malhumorado y cruel coronel Burton-Jones, un hombre amargado por un terrible secreto que lo destrozo. Ninguno de los dos espera que la vida los sorprenda y, sin embargo, una atracciondevastadora que ambos trataran de refrenar los arrastra sin remedio…

  • El triunfo del hogar (Edentown 1) de Annabeth Berkley

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    ?Estas completamente segura? --Si --asintio decidida la bonita pelirroja mirando a sus dos amigas que la miraban preocupadas. La sonrisa que siguio a su afirmacion les dejaba clara su determinacion y firmeza. Llevaba mucho tiempo reflexionandolo, investigando, calculando las diferentes opciones, y por fin se habia decidido. --Escucha Megan --insistio la rubia de ojos claros mientras detenia su ritmo y recuperaba el aliento del footing que practicaban a diario--. Esto no es como cuando decidiste conocer hombres por internet. Estas hablando de tener hijos. Laurel tambien habia dejado de correr y la miraba preocupada mientras se retiraba el flequillo de la frente y sacudia sus bonitas piernas para relajarlas. El camino natural que bordeaba parte del lago Eden les servia de escenario para sus encuentros deportivos antes de que cada una empezara su jornada laboral. --Quiero tener hijos --insistio Megan deteniendose con los brazos en jarras--. Estoy decidida. --sus ojos castanos se iluminaban cada vez que lo pensaba--. No puedo pasarme la vida esperando a que llegue un hombre que no aparece o que ni siquiera existe. Esperar a que se enamore de mi y esperar a formar una familia. --Por favor, Megan. Las cosas suelen funcionar asi --insistio Jane empezando a caminar malhumorada--. Si ahora tienes un hijo todavia vas a dificultar mas la posibilidad de encontrar un hombre --resoplo consciente de que ella tenia la misma inquietud que su amiga. --Creo que Jane tiene razon --dijo Laurel caminando a la par que ellas mientras se alejaban del lago. --Para ti es facil decirlo. Tienes a Nick --le contesto Megan--. No me malinterpretes. Nick es un sueno de hombre con el que formar una familia, pero es tuyo. El mio no aparece y me he cansado de esperarle. Tengo treinta y cinco anos. Mi reloj biologico no puede esperar mucho mas. --Pues espero que el mio si --suspiro Jane--. Vamos, Megan, una fecundacion in vitro no es algo para tomarselo a broma. --?Quien se lo toma a broma?--refunfuno molesta--. Esperaba que me apoyarais. Sabeis que lo llevo pensando bastante tiempo. --Claro que te apoyamos --le aseguro Laurel--. Es solo que nos preocupas. Un bebe es algo muy serio. Va a cambiar totalmente tu vida. --No tengo humor para un cafe --les dijo con el ceno fruncido al llegar a la bonita casa de Laurel donde siempre se tomaban el primer cafe de la manana--. Hoy tengo que estar temprano en la oficina. Las dos amigas la vieron alejarse hacia la calle principal y se miraron negando con la cabeza. --?Se habra enfadado mucho? --pregunto Laurel preocupada. --No --respondio Jane seria--. Es Megan. Se le pasara enseguida. Pero alguien tiene que hacerle ver todas las posibilidades, no solo las suyas. Megan Saint James volvio a su casa pensativa. Estaba decidida. No podia esperar que el hombre de sus suenos apareciera montado en un caballo blanco y le regalara la familia que nunca habia tenido. En primer lugar, porque cada vez estaba mas convencida de que ese hombre no existia y en segundo lugar, porque no podia esperar que su vida girara en torno a el o a su busqueda. O tal vez si podia esperar... pero no queria hacerlo. No le habia quedado mas remedio que ser independiente toda la vida y estaba visto que tenia que seguir siendolo. Nunca habia conocido a su familia, y eso habia alimentado su ilusion de formar una. Despues de mucho buscar habia encontrado el lugar donde establecerse, Edentown, un bonito pueblo a orillas de un precioso lago. Habia conocido personas que le habian ensenado con su ejemplo lo que era la lealtad y el carino, y sabia que podia apoyarse en ellas en caso de necesidad. Ademas, tenia un negocio propio que no le iba mal. Podia permitirse el lujo de tener un hijo sola y estaba decidida a ello. Siempre habia sonado con una gran familia y ya era hora de que empezara a construirla. Con marido o sin el. Despues de ducharse, envuelta en el albornoz, desayuno de pie apoyada en la encimera de la cocina de su pequeno apartamento. Sus tres gatas, su unica familia por el momento, la miraban esperando que compartiera algo de su bizcocho casero. Ella las miro sonriente. Las habia sacado de la calle y les habia dado el hogar, la estabilidad y el cobijo que ella nunca habia tenido. --Vosotras ya habeis desayunado --les explico carinosa-- ?Que os parece si ampliamos la familia? Esta vez con un bebe... Es buena idea, ?a que si? Si, yo tambien lo creo. Sonriendo y llena de confianza, sintonizo una emisora de radio con musica alegre, para recargarse con energia positiva. Quito la humedad de su larga y rizada melena con el secador y se vistio con uno de sus comodos y anchos vestidos, dispuesta a disfrutar de otro caluroso dia del recien comenzado verano. Bajo al piso inferior donde estaba la inmobiliaria de su propiedad. Era la unica de Edentown y se encargaba de cuantos alquileres y compra-ventas surgieran en el bonito pueblo en el que llevaba afincada poco mas de cinco anos. Se sentia orgullosa de esa bonita oficina pintada de azul claro. Estaba en una de las calles principales del pueblo y nunca le faltaban clientes, curiosos o especuladores con los que trabajar. Ella sola habia conseguido todo lo que tenia y se sentia orgullosa por ello. Se habia esforzado muchisimo y ahora que todo parecia que iba sobre ruedas, era el momento perfecto para tener un hijo. Estaba convencida. Miro la hora en el reloj de pared. Era cerca del mediodia y la cita que tenia concertada se estaba retrasando. Se centro de nuevo en la pantalla del ordenador. Reviso su bandeja de correo. Llevaba una temporada tranquila, desde que se habia dado de baja de las paginas de contactos a las que habia recurrido en su afan de encontrar pareja. No habia nada nuevo. Sonrio triste pensando en las veces que habia pensado que la puerta de su negocio se abriria y el hombre de su vida entraria seguro de si mismo diciendo... --Creo que me esta esperando. Levanto la cabeza del ordenador sobresaltada sintiendo que el corazon iba a salirsele del pecho. Dirigio su mirada a la puerta y miro al hombre que acababa de hablar y que ya se habia acercado al mostrador. Era alto y corpulento. Tenia el cabello rubio, mas largo de lo considerado como normal y una desarreglada barba. Su expresion no era precisamente amable. Rozaria la cuarentena, calculo mientras se acercaba a el. Llevaba una vieja mochila al hombro sobre una camiseta blanca de manga corta que le marcaba unos musculosos brazos y miraba distraido hacia uno de los grandes ventanales por los que entraba el sol. --Creo que no --reconocio Megan mientras trataba de que su pulso recuperara el ritmo normal -- ?En que puedo ayudarle? El hombre la miro para responderle y se encontro frente a la bonita pelirroja de ojos castanos. Fruncio el ceno molesto. Era una tentacion para la vista y el hacia mucho tiempo que no estaba con una mujer... ni queria estarlo, se recordo. Megan mantuvo la mirada de sus oscuros ojos y levanto las finas cejas como respuesta al ceno fruncido. La mirada de aquel hombre, bordeada de ligeras arrugas, le indicaba que no estaba pasando por su mejor momento. Pero, vaya, su corazon estaba latiendo a un ritmo bastante acelerado y sentia un cosquilleo por la espalda que le llegaba hasta la nuca. Ese hombre, ademas de mal humor, irradiaba una fuerza masculina que la atraia sin poder evitarlo. --Habia quedado con la senorita Saint James... creo --busco un trozo de papel en el bolsillo trasero de su pantalon vaquero. --Ah, pues soy yo --reconocio Megan confundida revisando la agenda que tenia sobre el mostrador-- Perdone, pero no le esperaba --se sonrojo. --Habiamos quedado a las once --insistio malhumorado--, pero el coche me dejo tirado en el camino. Megan fingio una sonrisa que no sentia ante la incomodidad de la situacion. --Bueno, no hay problema... yo tenia apuntado a un sargento que se habia jubilado del cuerpo de marines... --?Y yo que soy? --pregunto molesto e impaciente. Megan lo miro boquiabierta ante el exabrupto y su propio error --?Sargento Keith Logan? disculpeme, no se por que crei que era mucho mayor... --Yo tampoco se porque creyo eso, pero no me importa --corto hurano-- ?Tiene las llaves de mi piso? --Si, si, claro --respondio Megan con su mejor sonrisa intentando suavizar la situacion mientras cogia las llaves--. Si no ha solucionado la averia del coche, Dexter Campbell, en la gasolinera de las afueras, tiene servicio de grua. Trato de serenarse para no pensar en lo desagradable que le estaba resultando aquel hombre y lo estupida que se estaba sintiendo ella. Keith observo el nerviosismo de la joven pelirroja, pero no le importo. Estaba mas que cansado. Solo queria llegar a su casa, tumbarse en una cama y a ser posible no despertar en una semana, cuando todo se hubiera arreglado... algo. --Sigame, el jefe de su departamento me insistio en que queria para usted la mejor casa de la zona --cerro la puerta de la inmobiliaria con llave haciendo que la siguiera--. Como ha dicho que no tiene coche podemos ir andando. No esta muy lejos. ?Conoce Edentown? Keith la seguia dos pasos por detras. Se distrajo admirando lo que intuia que eran unas largas piernas bajo ese vestido de color claro. Volvio a recordarse que no queria saber nada de ninguna mujer, ya habia tenido bastante con Bianca. Ella se giro esperando una respuesta, pero el no tenia ganas de hablar. Ese dia, no.

  • El amante de la Patagonia de Isabelle Autissier

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    El amante de la Patagonia, de Isabelle Autissier, es una novela memorable sobre la cultura yamana en los confines del nuevo mundo y la gran novela landscape sobre Argentina. Esta obra de la narrativa extranjera comienza con un viaje de Escocia a Ushuaia (Patagonia), mezcla aventura y amor en una tierra d esconocida y hace un tratamiento epico del territorio argentino y de la comunidad yamana en las costas patagonicas. Se trata del primer titulo landscape de procedencia francofona, firmado por una autora con perfil aventurero que conoce a la perfeccion esta region de Argentina. Para lectores de Sarah Lark, Elizabeth Haran, Isabel Allende e Isak Dinesen. Isabelle Autissier (Paris, 1956) es escritora y aventurera. Es celebre tanto por sus novelas como por ser la primera mujer en haber completado la vuelta al mundo en navegacion en solitario (BOC Challenge 1991). En 1998, en medio de otra travesia en solitario, Autissier naufrago y fue rescatada en el Cabo de Hornos, una experiencia extrema que no hizo mas que aumentar su interes por la Patagonia y su insolito paisaje. Autissier tambien hace expediciones regulares a la Antartida y es, ademas, presidenta de la delegacion francesa de la fundacion encargada de la preservacion del medio ambiente WWF. Ushuaia, 1880. Emily, una joven escocesa huerfana de dieciseis anos, es enviada a la Patagonia como cuidadora de los hijos del reverendo de la region en su tarea de evangelizacion del Nuevo Mundo. Emily desconoce por completo el territorio que le espera, pero rapidamente percibira la belleza salvaje de la naturaleza, el esplendor aspero de los pueblos, con sus aguas y sus bosques inmersos en un sol intenso, frio y luminoso. Emily, bella e inocente, tambien descubrira el amor con Aneki, un nativo yamana. Sera entonces cuando su vida cambie de repente y para siempre: condenada a seguir los codigos y las leyes de la civilizacion blanca, Emily se fugara con el, intentando vivir una pasion libre en medio de la feroz colonizacion de las tierras de la Patagonia. Isabelle Autissier EL AMANTE de la PATAGONIA 1 Soy Cushinjizkipa, del pais de Yeskumaala, cerca, muy cerca del fin del mundo. Soy Cushinjizkipa; keepa porque soy una mujer y cushinjiz porque naci en la bahia de los numerosos patos. Los mios me llaman Cushi, los demas me llamaron Rosy. Este nombre no quiere decir nada, pero debo responder a el. Dice el relato que uno de los padres de mis padres vio a los otros por primera vez. Un dia de cada dia, habia llovido toda la jornada y el cielo huia llevandose a Akainix, el arco iris. Saliendo de la bruma, estaba aquella inmensa ballena, tan extrana, con tres arboles plantados en el lomo. Mi pueblo tiene buena vista, puedo todavia, a mi edad, distinguir la sombra del cormoran, por la noche, en las cavidades de los acantilados. El padre de mis padres grito que veia grandes pajaros azules y rojos encaramados en todas partes. La gente se apretujaba en la playa. El animal se acerco a la ribera y dio a luz un cachorro en el que se posaron algunos pajaros. Cuando tocaron tierra, todo mi pueblo lo vio entonces. No eran pajaros, sino seres parecidos a nosotros. Andaban, tenian dos brazos, dos piernas y una cabeza, pero sus cuerpos eran casi invisibles, cubiertos de esas pieles coloreadas que les habian hecho parecer pajaros. Eran terriblemente feos, algo mas altos que nosotros pero, sobre todo, mas robustos, sin ni un apice de esa finura que forja la belleza de los cuerpos. La piel de su rostro era palida como la de los muertos y estaba devorada por unos largos pelos. Algunos tenian ojos descoloridos, casi transparentes, como los que se atribuyen a Yetaite, el maligno espiritu de la Tierra. Llevaban unos bastones, que brillaban bajo el timido sol. Akainix, el arco iris, no es un espiritu maligno, no castiga, no es signo de desgracia. Entonces, el pueblo de los hombres sintio confianza y permanecio en la playa, por curiosidad, pero tambien porque es de regla acoger a quienes trae el mar. Soy Cushinjizkipa, vivo hoy lejos de mi pais, a mas de una semana de canoa. El barco de los blancos llego antes del alba. Todo estaba tranquilo y limpido, el sol se deslizo hacia el cielo, en el eje del canal. En el bote que los desembarco habia una mujer, una desconocida. Tengo poderes, soy una yekamush, formo parte de aquellos que saben hablar con los espiritus. Entonces, vi. En lo alto de la colina, tan lejos, vi y supe que ella traia la tormenta.

  • Tu y yo y la increible locura de estar juntos de Ana Forner

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  • La peor parte de Fernando Savater

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    El libro mas personal, emotivo e intimo de Fernando Savater.

  • El principe de los prodigios de Victoria Alvarez

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    Continuacion de LA CIUDAD DE LAS SOMBRAS Cuando en 1924 Helena Lennox se presenta con sus padres en Napoles por una colaboracion arqueologica con las excavaciones pompeyanas, una desconocida le entrega un amuleto de proteccion con una advertencia: “La ciudad no es segura, los angeles ya no velan por nosotros”. Durante los siguientes dias, los Lennox se codean con una princesa solitaria, un pariente inesperado y un viejo amigo perseguido por la mala suerte mientras el cerco de los crimenes que estan atemorizando a la ciudad se estrecha a su alrededor. Las victimas son chicas jovenes sin ningun elemento en comun; el culpable a ojos de todos, alguien muy conveniente para las autoridades. Y sobre ese misterio se alarga la sombra del Principe de los Prodigios, un intrigante alquimista cuyos inventos siguen en boca de todos. Segun cuenta la leyenda, ideo una carroza que se desplazaba sobre el agua, un carbon que no se consumia… y un brebaje capaz de despertar a aquellos atrapados en un sueno profundo.

  • El vicio espanol del magnicidio de Francisco Perez Abellan

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    Un denominador comun une los magnicidios y los grandes atentados que cambiaron al menos cinco veces la historia de la Espana contemporanea. Prim, Canalejas, Canovas, Dato y Carrero Blanco, todos ellos presidentes del Gobierno, fueron asesinados en circunstancias escandalosamente extranas. Francisco Perez Abellan, el hombre que revelo la verdad sobre la muerte de Prim, desmonta todas las versiones
    oficiales.