• libro un asesino en tu sombra - Ana Lena Rivera

    https://gigalibros.com/un-asesino-en-tu-sombra.html

    Gracia San Sebastian, investigadora de fraudes financieros, se ve envuelta en la desaparicion de Imelda, una joven psicologa a la que encuentran muerta pocos dias despues en las vias del tren. El marido, artificiero de la Guardia Civil y principal sospechoso, le pide ayuda para descubrir al asesino de su mujer. Junto a su amigo Rafa Miralles, comisario de la policia de Oviedo, Gracia empezara una investigacion que la llevara a la caza de un asesino por varias capitales europeas. Al mismo tiempo, la vida de Gracia se desmorona. La relacion con Jorge, su marido, pasa por un mal momento, y su reputacion como investigadora esta en entredicho tras acusar a un funcionario con esclerosis multiple de fingir su enfermedad para competir en la modalidad mas extrema del triatlon, el Ironman.

  • Un asesino en tu sombra: Vuelve Gracia San Sebastián

    https://www.amazon.es/asesino-sombra-Sebasti%C3%A1n-investigadora-original-ebook/dp/B082P2PHDM

    Gracia San Sebastián, investigadora de fraudes financieros, se ve envuelta en la desaparición de Imelda, una joven psicóloga a la que encuentran muerta ...

  • Un asesino en tu sombra: Vuelve Gracia San Sebastián, la ...

    https://www.amazon.es/asesino-sombra-Sebasti%C3%A1n-investigadora-original/dp/8417708634

    Un asesino en tu sombra: Vuelve Gracia San Sebastián, la investigadora más original de Asturias (MAEVA noir) : Rivera, Ana Lena: Amazon.es: Libros.

  • UN ASESINO EN TU SOMBRA (SERIE GRACIA SAN ...

    https://www.casadellibro.com/libro-un-asesino-en-tu-sombra-serie-gracia-san-sebastian-2/9788417708634/11223785

    El libro UN ASESINO EN TU SOMBRA (SERIE GRACIA SAN SEBASTIAN 2) de ANA LENA RIVERA en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • MAEVA noir - Un asesino en tu sombra

    https://www.maeva.es/colecciones/maeva-noir/un-asesino-en-tu-sombra

    Gracia San Sebastián, investigadora de fraudes financieros, se ve envuelta en la desaparición de Imelda, una joven psicóloga a la que encuentran muerta pocos ...

  • Un asesino en tu sombra - Libro de Ana Lena Rivera - Lecturalia

    https://www.lecturalia.com/libro/100288/un-asesino-en-tu-sombra

    Gracia San Sebastián, investigadora de fraudes financieros, se ve envuelta en la desaparición de Imelda, una joven psicóloga a la que encuentran muerta ...

  • Un asesino en tu sombra - Goodreads

    https://www.goodreads.com/es/book/show/49210763

    Primera novela que leo de la autora y quiero confesar que me ha parecido un muy buen descubrimiento. Libro no demasiado extenso pero que encierra en sus páginas ...

  • UN ASESINO EN TU SOMBRA - RIVERA ANA LENA

    http://quelibroleo.com/un-asesino-en-tu-sombra

    No seguiré leyendo nada de esta nueva autora. hace 1 año. 2 0. Información del libro. Género ...

  • Un asesino en tu sombra - Ana Lena Rivera - Babelio

    https://es.babelio.com/livres/Rivera-Un-asesino-en-tu-sombra/101925

    Críticas (15), citas (14) extractos de Un asesino en tu sombra de Ana Lena ... Era el primer libro de una serie que acaba de publicar su segundo libro ...

  • UN ASESINO EN TU SOMBRA (ANA LENA RIVERA)

    http://www.elbuhoentrelibros.com/2020/03/un-asesino-en-tu-sombra-ana-lena-rivera.html

    5 mar 2020 — Un asesino en tu sombra es una novela negra que es un clarísimo ejemplo de lo que ha dado en llamarse domestic noir, por tratarse de una novela ...

  • Lo que callan los muertos de Ana Lena Rivera

    https://gigalibros.com/lo-que-callan-los-muertos.html

  • Faster de Eduardo Berti

    https://gigalibros.com/faster.html

    Buenos Aires, finales de los setenta. Dos adolescentes apasionados por los Beatles viajan a las afueras de la ciudad, rumbo a un concesionario de la Mercedes. Buscan, al gran mito de la Formula 1: Juan Manuel Fangio. Ese dia cambiara por siempre sus vidas. Desenfadada cronica personal, autobiografia fragmentaria, <> es un compendio de breves episodios en los que Fangio y los Beatles actuan como detonadores y el <> se coloca en el centro de la diana. Siguiendo la estela de Perec, Berti se entrega a un minucioso ejercicio de memoria que lo lleva a hablar sobre la velocidad de las carreras y de la vida, sobre la amistad y la idolatria, desplegando una red de recuerdos, falsamente desordenados, para forjar un relato lleno de frescura sobre el paso de la ninez a la vida adulta.

  • Legacy (Hijos de Leiah 1) de Rotze Mardini

    https://gigalibros.com/legacy-hijos-de-leiah-1.html

    Nota: Cada libro de esta serie es independiente y autoconclusiva.
    “En el reino de Leiah, hubo tiempos de paz y prosperidad donde las especies sobrenaturales coexistian bajo el mandato de un noble soberano de la sangre mas pura de la raza vampirica, pero un dia la ambicion de una criatura codiciosa hizo que fueran arrojados al mundo de los humanos.”

  • Verdugo de Yaira Britos

    https://gigalibros.com/verdugo.html

    Genova queria a un hombre que la hiciera temblar unicamente con una sonrisa, pero, sobre todo, ella queria experimentar y solo hacia falta que tocara la puerta de la oficina de aquel magnate multimillonario para recibir todo lo que alguna vez habia deseado.

  • Miedo y progreso de Antonio Cazorla

    https://gigalibros.com/miedo-y-progreso.html

    El mensaje principal de la dictadura de Franco durante cuarenta anos de propaganda fue que habia traido la paz y el orden a Espana. Pero el origen y base del modelo franquista estuvo en la combinacion de miedo y hambre o, dicho mas claramente, el asesinato de lideres sindicales, la destruccion de organizaciones representativas y la imposicion generalizada del terror y de la opresion socio-economica durante y despues de la guerra. Y en los anos sesenta, con las politicas macroeconomicas correctas y con los trabajadores controlados, el franquismo garantizo un ambiente positivo para la inversion. Y asi pudo tener lugar la optima explotacion del trabajo tanto por el Estado como por el capital privado.

  • El secuestro de Georges Perec

    https://gigalibros.com/el-secuestro.html

    Al menos los viejos cuentos empezaban bien, pero este ni siquiera eso. Desde el principio, una misteriosa maldicion se cierne de modo inexorable sobre los personajes y, conforme evoluciona el relato, su omnipresencia desconcierta al propio lector.
    Cuando Tonio Vocel desaparece -?victima de un secuestro, retenido, hui-do, suprimido…?-, la policia, incapaz de descifrar correctamente los numerosos indicios que se le presentan, no hace mas que dar palos de ciego. Los amigos de Tonio toman cartas en el asunto, pero tambien ellos, por poco que se acerquen a la verdad, seran presa del escurridizo asesino. Con todo, el humor sigue reinando en el libro.
    El lector tiene, asimismo, la oportunidad de probar su ingenio, ya que la solucion, a la vez inasible y evidente, ocultada con esmero y sin embargo malevolamente simple, jamas desvelada pero siempre expuesta, esta ante sus ojos. ?Acaso sabra verla? ?Conseguira dar con el autor de este caos? En realidad bastaria con que descubriese a…

  • Piso para dos de Beth O'leary

    https://gigalibros.com/piso-para-dos.html

    Tiffy y Leon comparten piso.
    Tiffy y Leon comparten cama.
    Tiffy y Leon no se conocen.

  • La ultima historia que contar de Buho

    https://gigalibros.com/la-ultima-historia-que-contar.html

    Janet intentaba conciliar el sueno en aquella cama improvisada que habia armado en mitad del salon de la casa de su hermano. Faltaban pocas horas para el funeral de su cunada y no habia querido dejarle solo en aquel momento tan fatidico de su vida. Jackson estaba destrozado. Podia verlo en la forma en la que se arrastraba por toda la casa, de habitacion en habitacion, sin mediar una sola palabra con ella. Parecia un alma en pena, un muerto viviente que erraba sin rumbo por el mundo. << Vete >> , le decia, << dejame en paz, quiero estar solo >> . Esas eran las unicas palabras que repetia, en bucle, una detras de otra. Janet sentia lastima por el. Sabia que Ana habia sido el gran amor de su vida y que, aunque ella hacia mucho tiempo que habia perdido la esperanza de sobrevivir, el nunca se habia rendido. Siempre creyo que al final la fuerza de su mujer ganaria la batalla contra la enfermedad. Pero se equivocaba. La enfermedad habia ganado, tal y como los medicos habian predicho que sucederia. Toc, toc, toc... Tres golpes firmes y secos la obligaron a abrir los ojos. Miro el reloj que colgaba sobre la repisa del salon y comprobo que eran las dos menos cuarto de la madrugada. Toc, toc, toc... Los golpes provenian de la cocina. Jackson debia de estar preparandose algo para comer, y eso era bueno. Muy bueno. ?Cuanto llevaba su hermano sin alimentarse? Lo veia escualido y palido. Parecia un saco de huesos con una careta cadaverica en el rostro. Aquellas ojeras ennegrecidas delataban el sufrimiento que habia padecido durante los ultimos meses de su vida. Toc, toc, toc... Janet tuvo un mal presentimiento y se incorporo sobre el colchon. Encendio la lampara de pie de la estancia y volvio a comprobar el reloj de la repisa. Sonrio al ver todos los libros que descansaban en la estanteria y penso en su cunada. Habia sido una gran lectora. Se fijo en uno en concreto. << Esperanza >> , de Paula Brown. Esperanza. Aquel si que era un buen titulo. Toc, toc, toc... El mal presentimiento volvio a instaurarse en ella y, confusa, se incorporo y camino por el oscuro pasillo. La luz de la cocina estaba encendida. La puerta abierta. Una escalofriante imagen se proyectaba en la sombra de la pared; su hermano estaba sentado y su silueta se perfilaba con detalle, pero habia algo extrano en aquella sombra. En su pecho…, habia algo que no encajaba. Janet sintio que se quedaba sin respiracion y camino un paso al frente para asomar la cabeza a traves del umbral. Entonces, lo vio y lo comprendio todo. Los ojos se le empanaron de inmediato. Jackson estaba sentado en la silla, en mitad de la estancia, y un cuchillo atravesaba su pecho. Toc, toc, toc... Tenia la mirada perdida en la lejania y estaba totalmente ido mientras que, con el puno de la mano derecha, golpeaba con fuerza aquel punal que cada vez desgarraba mas su carne, introduciendose en su interior. Clavandose mas hondo y mas hondo en su esternon. El grito ensordecedor de Janet inundo la casa. La muerte seguia presente entre aquellas paredes. 1 Paula reviso su bandeja de correo electronico por decimoquinta vez en aquella manana. Los emails se iban aglomerando, uno detras de otro, y ni siquiera se atrevia a abrirlos. Algunos pertenecian a su editora, otros, en cambio, provenian de sus mas fieles y antiguos lectores. Suspiro profundamente antes de cerrar la pantalla. En algun instante tendria que armarse del suficiente valor como para dar la cara, pero por el momento no se veia ni remotamente capaz. Tic, tac. El tiempo jugaba en su contra. A pesar de que seguia en el top de ventas, las ganancias de su ultima novela cada vez iban descendiendo mas y mas. Abrio la pagina vacia del procesador de textos y se quedo mirandola con una sensacion de desasosiego que iba in crescendo dentro de ella. En lugar de comenzar con las primeras palabras de una historia, opto por realizar esa maravillosa lista que su terapeuta le habia recomendado y con la que pretendia solucionar el problema de su bloqueo mental. Ella, la chica prodigio, estaba sin ideas. Su mente, que siempre era un bullicio constante de personajes, tramas y reflexiones, se habia quedado vacia. En blanco. Cuando cerraba los ojos y pensaba en lo proximo que iba a escribir, no encontraba nada; solamente una neblina blanca que lo empanaba todo y que le hacia sentirse acabada. Intentaba decirse a si misma que no lo estaba. Aun no habia alcanzado la treintena y llevaba a sus espaldas una centena de exitosas novelas. Prometia ser una de las grandes, de las que marcaba historia y de las que, anos despues, todo el mundo hablaria. Quizas, en algun futuro, sus descendientes tropezarian con su nombre en los libros de literatura y en los textos de las enciclopedias. No podia saberlo a ciencia cierta, pero era lo suficientemente inteligente para saber que, si continuaba por ese camino, lo conseguiria. Solamente necesitaba ser aplicada y mantener la constancia. Y por supuesto, volver a la normalidad. Pero, ?como espantaba la maldita neblina blanca que se habia metido como un gusano en el interior de su cerebro? ?Como retomaba su escritura y hacia desaparecer el panico que sentia ante la maldita pagina en blanco? Si, era una chica lista, asi que habia hecho unos calculos rapidos para imaginar que seria de su vida en caso de que el contenido que almacenaba entre las paredes de su craneo se hubiera quedado hecho pure e inservible. Si su cabeza seguia sin funcionar, entonces... Tendria que revender los derechos de sus historias y buscar un tiburon que pudiera ejercer de agente literario y explotar todo lo que tenia hasta que no quedase nada mas de lo que tirar. Penso que, llegado ese momento de desesperacion, tendria que vender su centrico y luminoso atico londinense. Y tambien que, lo mas probable y sensato, seria encontrar algun negocio rentable en el que invertir algo de dinero antes de que sus cuentas bancarias comenzaran a parpadear en rojo. << No voy a quedarme sin ideas >> , se dijo, mirando la pagina vacia. Joder. Ni siquiera necesitaba escribir una historia, lo unico que tenia que hacer era esa maldita y absurda lista que su terapeuta le habia recomendado. Y ni eso fluia. Una lista de actividades. Una lista que supusiera un cambio de rutina y que le obligase a abandonar su zona de confort. Paula volvio a mirar la pagina en blanco y sonrio. Nunca habia necesitado ningun cambio de rutina y, mucho menos, absurdas listas como aquella. Encontraba la inspiracion en cosas banales y sencillas, como una conversacion ajena en la mesa contigua de la cafeteria en la que cada manana desayunaba un croissant y un nespresso. Rara era la ocasion en la que terminaba una de sus historias sin que la siguiente ya asomara entre sus pensamientos, borboteando con cada vez mas intensidad y proclamandose nueva protagonista de sus proximas semanas. Pero nada. No habia nada borboteando entre aquella maldita y espesa neblina blanca. Dejo la pagina en blanco. Ni siquiera se molesto en poner un << 1 >> que enumerase el principio de la lista de actividades. En lugar de hacerlo, apago la pantalla y se levanto de su escritorio. Aquel pequeno rincon de la casa era su santuario, donde realmente se sentia en paz consigo misma. O, en realidad, donde realmente se habia sentido en paz hasta aquel instante. Se dejo caer en el sofa y observo las manchas de humedad que habian comenzado a carcomer los techos blanquecinos de su atico. Penso que debia llamar al seguro para solventar aquel problema cuanto antes, pero despues se rio de lo patetico que sonaba. Aquel era el menor de sus problemas. La menor de sus preocupaciones. Escucho la melodia de su telefono sonar en algun rincon de su casa, pero no se molesto en buscarlo. Fuera quien fuese, no le interesaba. Nadie le interesaba. Admitir que se sentia a la deriva y sin rumbo era demasiado humillante como para expresarlo en voz alta, asi que procuraba mantener lejos de su persona a cualquier persona que pudiera ser capaz de pronunciar la temida pregunta: << ?en que estas trabajando ahora? >>. Cerro los ojos y respiro profundamente. Sintio como los pulmones se le llenaban de aire y como su pecho ascendia ligeramente. Pero no se quedo satisfecha, seguia sintiendose... mal, muy mal. Y ese sentimiento cada vez iba a peor. Una vez mas, volvio a pensar en el imbecil de su terapeuta. Si, Paula pensaba que era un autentico idiota y que sus consejos no servirian para nada; pero estaba tan desesperada y dispuesta a cualquier cosa que habia decidido probar suerte. Roger, se llamaba. Roger Hawkins. Debia de rondar los cincuenta y parecia un fracasado con corbata y cara de pocos amigos. De un simple vistazo, Paula adivino que era un hombre divorciado que seguia llorando por su mujer. En todas las sesiones llevaba la corbata torcida, la camisa sin planchar y los cuellos manchados de cafe. Supuso que debia de estar pasandole una buena pension a la susodicha por el descosido que mostraba en los pantalones roidos de traje que no renovaba a pesar de las caras tarifas que imponia a sus clientes. Tampoco habia pasado por alto la alianza que seguia llevando en su mano. Pero todo eso solamente eran imaginaciones suyas. En realidad, no tenia ni idea de como era la vida conyugal del idiota de su terapeuta. Lo que si que sabia era que, segun Roger Hawkins, estaba sufriendo un bloqueo mental por aburrimiento. Y eso no podia ser cierto porque ella adoraba su vida, su rutina y, por supuesto, sus pequenos espacios de aburrimiento. Seguia con los ojos cerrados y la neblina seguia flotando a su alrededor. Tenia que llamar a su editora para estirar los plazos de entrega lo maximo posible. Necesitaba ganar tiempo y que no le echasen atras el siguiente adelanto de royalties que le correspondia... Intento imaginar como se enfrentaria a esa conversacion, pero no fue capaz. El sueno comenzo a envolverla lentamente despejando la nebulosa blanquecina que solia acaparar su cabeza cuando estaba despierta. Ultimamente estaba cansada, muy cansada. Cuanto menos hacia, mas inactiva y cansada se sentia. Era como si ese maldito bloqueo mental tambien la estuviera paralizando fisicamente, agotandola. Paula sintio miedo. En ocasiones tenia la sensacion de que estaba comenzando a desaparecer del mundo con lentitud. Poco a poco, muy despacio... Pero despareciendo. Si no frenaba esa niebla, terminaria completamente perdida. Entonces escucho el sonido del tren. De la locomotora, mas bien. La neblina se fue despejando poco a poco mientras el sonido de la friccion producido por la via al paso de las ruedas iba cobrando volumen hasta convertirse en ensordecedor. Parpadeo varias veces, confusa, y se dio cuenta de que estaba en mitad de las vias, anclada. Queria moverse. Queria hacerse a un lado y quitarse del medio, pero no podia. Sentia que las leyes de la gravedad se habian modificado y que, de pronto, su cuerpo pesaba una tonelada. Intentaba levantar la planta de sus pies del suelo, pero no era capaz. No podia moverse. Por fin atisbo la locomotora. Habia doblado una curva y habia aparecido en su campo de vision. El corazon se le acelero al instante, pero la repentina paralisis que atrofiaba sus extremidades seguia sin permitirle apartarse a un lado. El humo de la chimenea cada vez estaba mas cerca y Paula calculo que, en cuestion de segundos, aquella maquina de carbon y pistones terminaria arrollandola y haciendo de sus huesos papilla de ferrocarril. Cerro los ojos. El corazon le latia con tanta fuerza que podia escucharlo en el interior de sus oidos. Estaba a punto de morir. Estaba a punto de desaparecer.

  • Mas Alla Del Fin Del Mundo de Julieta Valdes

    https://gigalibros.com/mas-alla-del-fin-del-mundo.html

    Avanzamos tierra adentro y cuando paramos, se formo alrededor del camion una nube de polvo. Bajamos el equipaje, yo cargando con la mochila y mama arrastrando una maleta mas ancha que ella. Hubo quizas unas veinte paradas antes que nosotros, cada pasajero podia bajarse a su antojo haciendole una simple senal al chofer. No habia paradas, solamente caminos y siguiendolos con la vista descubria la silueta de algunas casas, alejadas de todo. Fue un schock haber dejado la ciudad y su amontonamiento de casa, oficinas y edificios, para llegar a este lugar donde apenas se podia distinguir un par de casas en la inmensidad del campo. El polvo se aquieto, el autobus ya se habia alejado y quedamos las dos, mama y yo, en este lugar donde no se veia mas que una gran extension de tierra, arboles y colina abajo un lago que reflejaba la luz del sol. Suspire. Esto era como llegar al fin del mundo, pero peor porque de ahora en adelante tendriamos que vivir ahi. Pregunte: – ?Estas segura que es aqui? Y mama contesto con una inclinacion de la cabeza y una sonrisa, como contestaba ultimamente a mis preguntas ironicas. Maldije entre dientes a la abuela por legarnos semejante lugar y a papa por haber muerto y habernos dejado sin nada, pero ya mama se encaminaba por un sendero que subia. Era un camino estrecho y empinado por el cual las ruedas de la maleta iban atascandose, era un sendero mezcla de arena y piedras, un sendero al que no le habian dado mantenimiento y que la hierba volvia a invadir. Yo miraba a la izquierda y a la derecha y me preguntaba donde estaba el pueblo y donde habria una oficina del correo. Habia dejado atras mis amigos de toda la vida, mi escuela, mi calle, mi casa y sentia la necesidad de ponerme a escribir. Quejarme con ellos de este nuevo hogar y esperar noticias de alla. Si seguian los mismos maestros, que habian hecho durante el verano, si la directora seguia siendo una bruja imposible. Y todo lo demas que no podria saber ni preguntar porque de ahora en adelante mi vida se llevaria a cabo del otro lado del mundo. Divagaba pensando en las cartas que iba a escribir y a quien y quien seria la primera de mis amigas en contestarlas cuando la cabana se alzo frente a mis ojos. Era una construccion de un solo piso, de piedra y madera, y podria haber salido de una postal hasta que abrimos la puerta y nos recibio un olor a moho, a madera humeda y una sala de muebles desvencijados: un sillon que solia ser cafe estaba perdiendo su color y cuando me quise sentar en el reposet me hundi y levante polvo. Habia telaranas y mama se apresuro en abrir las ventanas, entro un aire fresco, propio de la montana y me espante al imaginar el frio de las noches. – Tiene que haber cobijas en algun lado. - me dijo mama como si pudiera leerme el pensamiento. – Voy a buscarla, tu puedes escoger el cuarto que mas te gusta. Era un poco presuntuoso hablar de elegir mi cuarto porque en realidad solo habia dos opciones, un cuarto grande y con papel tapiz de flores que debia haber sido de la abuela y me daba un poco de terror, y otro mas sencillo que debia ser un estudio y cuarto de invitados que tenia paredes en azul cielo, un escritorio y una ventana que daba al valle y al lago. Deje mis cosas y me sente sobre la cama, comprobe que no estaba tan mal y me deje caer para ver al techo. Esta era mi nueva realidad y no habia mucho que podia hacer al respecto. Podia haber guardado mi ropa, pero lo deje para mas tarde y tuve antojo de un vaso de leche y ver la tele. Esto me hizo pensar que no habia visto una television en ninguno de los cuartos, recorri toda la casa, me fije en cada rincon de la sala, pero no vi el aparato, tenia que asegurarme: – Mama, ?no hay television? - grite bastante histerica. – Creo que no. Tendremos que preguntar en el pueblo si las antenas llegan hasta aqui. – Si, por supuesto, esto era lo unico que faltaba. Vivir en un pueblo mugriento con polvo, borregos y nada mas. Me tire sobre el sillon y retuve las lagrimas. No sabia si estaba triste, enojada, o ambas cosas. Queria, sobre todo, culpar a alguien de mi desgracia, pero solo estaba mama que ya estaba encargandose de limpiar con agua los muebles y a la que no podia culpar, ya habia cargado con todo lo de papa, luego lo de la abuela, y ahora la mudanza; no estaba para lidiar ademas con una prepuberta encaprichada, ya veria como hacerle con lo de la television. Me puse a ayudarla, tomando otro trapo para ir quitando la capa de polvo a los muebles y ella dijo: – Bueno, no hay television, pero tengo que ensenarte algo. Al lado del cuarto de mama habia una recamara mas pequena con uno de esos sillones reclinables y estanterias de piso a techo. Cada nivel estaba cubierto de libros: pequenos, medianos y grandes, de piel y de papel rigido, nombres y nombres que desfilaban ante mi. La pequena biblioteca, a diferencia de la casa, estaba impoluta. No me habia podido traer todos mis libros de la ciudad, era imposible y descubrir este cuarto era como entrar a un paraiso. De inmediato fui recorriendo los estantes y leyendo el nombre de los volumenes, habia algunos titulos que conocia, pero muchos que eran una novedad para mi. Habia novelas de misterio que databan de los anos cincuenta y que tenia cubiertas como posters de peliculas antiguas, habia novelas de ciencia ficcion y habia clasicos, empastado y con las letras doradas. Mama debio haber emparejado la puerta lentamente porque cuando voltee ya no estaba y no volvio a llamarme hasta que llego la hora de cenar. La tarde paso en un suspiro, siempre he tenido fascinacion por los libros, desde pequena y el sillon estaba tan comodo que uno no necesitaba pararse. Supuse que habia atardecido cuando me levante para prender la luz, sin soltar el libro que estaba en mis manos y me encontre con los ojos color avellana de mama asomados a la puerta, y ella me recordo que todavia habia que comer y acomodar nuestras pertenencias. – Tu abuela pasaba mucho tiempo en este cuarto. – Yo tenia un recuerdo bastante borroso de la abuela. Recordaba que me hacia comer cosas que no me gustaban y mas adelante que llevaba una mascara para ayudarla a respirar. Ahora, tambien ella habia muerto y escuchar hablar de ella me hacia sentir acompanada. Mama me conto como era periodista y habia vivido en unos anos donde no era facil ser mujer, estar divorciada y mantener a sus hijos. Me conto que sus libros favoritos eran de ciencia ficcion y que, si buscaba bien, debia de encontrar tambien en algun rincon los cuadernos que se habia propuesto transformar en una novela que nunca habia terminado. Mi nueva recamara tenia una boveda y una cama con un colchon suave, todo en tonos azules. Habia traido conmigo mi ropa, mis peluches favoritos, mi diario; lo que cabia en una maleta. Trataba de no recordar demasiado la casa que habiamos dejado atras ni tampoco todas las cosas que habiamos tenido que vender. En un par de meses la vida habia cambiado por completo y con un suspiro acomode una foto de los tres: papa, mama y yo; una foto tomada en el jardin donde yo vestia mi traje de bailarina y los dos me abrazaban. Mama me habia comprado antes de irnos unas calcomanias en forma de estrellas que podian pegarse a la pared y brillaban en la noche. Las acomode sobre la boveda y puse la ropa en los cajones y en el armario. Por la ventana podia verse el lago y, a un lado, las tejas de otras casas, cada una separada de la otra por varios kilometros. Esto era tan distinto de nuestra ciudad donde todas las casas del barrio estaban pegadas unas a otras y donde los vecinos se saludaban cuando salian, porque a fuerza de vivir pegados conocian el nombre y la historia de todos y cada uno. Antes de acostarme redacte una larga carta para mi mejor amiga donde me quejaba amargamente de haber sido expulsada a la ultima frontera del mundo en un lugar donde solo vivian borregos y algunos leneros (no tenia idea si eran leneros, pero algo tenia que contar y esta era la idea que me hacia de las personas que habitaban las otras cabanas). Asi llene tres cuartillas, ida y vuelta de puros reproches. No le dije que desde mi ventana el lago se veia hermoso ni que la luna se reflejaba en el. Tampoco le hable de mis estrellas que contemple durante largo rato porque no queria llorar. No queria aceptar que estaba triste, de lejos era mejor estar enojada y me quede dormida. En los dias siguientes, descubriria que tan distinto era vivir mas alla del fin del mundo. CAPITULO 2 Al dia siguiente mama me acompano hasta la oficina de correo, caminamos unos cuarenta minutos para llegar al pueblo, pero el dia estaba despejado y los paisajes hermosos. El pueblo no era mas que un par de calles y las tiendas con los esenciales, pedi los timbres y el encargado se inclino hacia mi. Tenia un bigote muy poblado y al igual que los demas hablaba cantadito: – La pequena se parece mucho a la abuela, ?verdad? – Eso dijo, nada mas, y mama se rio y me guio hasta la salida. La frene de la manga: – ?Es cierto? ?La abuela paso mucho tiempo aqui? ?Tu tambien? Veo que conoces a mucha gente. ?Por que yo no conocia el lugar? Acribillada por mis preguntas, mama me llevo a tomar un chocolate caliente, a la unica cafeteria que daba al lago y tenia mesas adentro y afuera, mucha madera y el mejor chocolate caliente que he probado en mi vida rematado de una generosa cantidad de crema chantilly. Mis nervios se iban calmando mis nervios y mientras yo enfriaba el espeso liquido, mama hablo; tiene una voz suave y puede hablar mucho tiempo sin que nadie se aburra. No lo hacia a menudo, pero cuando se decidia a contar una historia cautivaba la atencion de cualquiera. Durante su relato, miro mucho por la ventana hacia el lago y de vez en cuando me acariciaba la mano como para hacerme saber que estaba consciente de mi presencia. – Este lugar es un santuario, Isabelle, un refugio para mujeres podria decirse. Tu abuela se enamoro muy joven de un hombre que estaba por casarse, era un matrimonio de conveniencia, pero el tenia que cumplir y ellos nunca pudieron estar juntos. Entonces tu abuela partio y estuvo en muchos paises andando y trabajando. Luego, encontro este lugar y en el supo que podria curarse y volver a vivir. Solo leia y escribia y asi se recuperaba. Cuando por fin volvio al mundo no tardo en hallar marido y me tuvo a mi. Tu abuelo al igual que tu papa nunca se entero de la cabana. Era un secreto bien protegido y yo habia venido de soltera, a veces con tu abuela, a veces sola. La abuela paso muchos meses cuando ya no trabajaba intentando escribir un libro que nunca acabo. Por mi lado, yo tambien estuve aqui unas semanas, recien terminada la carrera de farmacologia para escoger que iba ser de mi futuro. Como te decia este es una especie de lugar sagrado al que no podia llevarte porque aun no era tiempo y porque tu papa no debia enterarse. – Entonces, ?es una cabana secreta, mama? – Es un lugar magico. Ojala tambien para ti funcione la cabana y las dos podamos curar nuestras heridas antes de regresar al mundo. Es verdad que cada dia te pareces mas a la abuela: eres terca como una mula y sabes ser muy ironica. Trataremos de hallar un retrato o una foto para que pueda ensenarte como era tu abuela de joven. Hasta quizas, algun dia, escribas un libro. ?Quien sabe? Por el momento, debemos de preparar tu regreso a la escuela y puedes aprovechar estas semanas para conocer el lugar y familiarizarte con los caminos. Nada dijo de papa ni de la falta que nos hacia a las dos, pero comprendi que el dolor era de ambas y casi agradeci no estar en un lugar donde tuviera que recordarlo todo el tiempo. Nos fuimos del cafe abrazadas y siguiendo su consejo me fui al bosque a hacerme amiga de mi nuevo hogar. – Te vere en casa. - le dije a mama y ella me sonrio antes de emprender el camino de regreso. A un costado del pueblo estaba la entrada con varios senderos para caminata, uno de los caminos el que indicaba ser el mas corto iba a dar a un claro y en centro del claro una gran piedra, contra ella me recargue para descansar de la caminata y ahi, por primera vez desde hace unos meses, pude llorar a gusto, lejos de las miradas y hasta perder el aliento. Cuando volvi mama tenia preparada una sopa de cebolla, mi favorita, y comimos las dos a la luz de unas velas que encontramos en un cajon de la cocina. Mama dijo que habia encontrado un baul con algunas fotografias y tambien un retrato. Aunque la sopa estaba deliciosa me apure lo mas que pude y hasta lave mi plato. – Lista, ya podemos ver el baul.- Mama que no habia terminado se rio y termino su sopa a toda velocidad. Nos acercamos al baul, era verde con puas de metal, estaba rodeado por agarraderas de cuero y cuando lo abrimos se escapo un olor a humedad. Era como desenterrar un tesoro. Adentro habia cajas de piel con alhajas y tambien varios albumes. Habia fotografias en sepia que la verdad daban un poco de miedo. Estaba mi abuela y tambien sus padres vestidos de negro. Luego, habia unas mas recientes donde aparecian mi mama y la abuela juntas y era cierto, las tres teniamos un parecido imposible de negar. Tambien habia unas fotos de mama cuando era muy pequena y tenia un copete horrendo y hacia cara de puchero. Me rei mucho y le hice un poco de burla por las muecas. – Es porque no te acuerdas como era tu de pequena- me dijo en son de broma. Al final, en el fondo del baul desenterramos un retrato hecho a lapiz donde aparecia la abuela con una cara muy seria, estaba de medio perfil con una camisa de lino aunque el retrato se enfocaba sobre todo a la cara. Sus rasgos eran los mios, la misma nariz delgada, la boca pequena en forma de corazon y la mirada. Me impresiono la semblanza y senti tristeza de no haber conocido mejor a la persona de quien, quizas, habia heredado mas de lo que sospechaba. Acompanando el retrato se encontraba un fajo de hojas, tecleadas en maquina de escribir, atados con una cinta de seda. En los margenes habia anotaciones en lapiz, correcciones imagine y mama parecio reconocer la letra: – Esta debe ser la novela de la abuela. Las cartas y el resto de lo que pudo escribir me pidio que lo quemara asi que eso es lo que queda. Lo puedes leer si te interesa. No tuvo que repetirlo dos veces. Esta misma noche, me lleve el legajo a la cama y con ayuda de la lamparita de buro fui descubriendo el manuscrito hasta que el alba empezo a despuntar y la luz se hizo camino por la ventana. Desperte hacia el medio dia y todavia me faltaba bastante por leer. Sin embargo, mama habia elaborado otros planes para nosotras. Una cesta con comida me indico que ibamos a pasar la tarde fuera y, a reganadientes, abandone el libro. En el pueblo, que para entonces ya habia apodado El Fin del Mundo, pasamos a la tienda principal que tambien era la unica. El negocio era atendido por una pareja en sus cincuentas y era como un super mercado con todo tipo de cosas. Vendian desde el periodico, la leche, pescado, carne y medicinas. Los estantes de metal estaban repletos. La duena del local nos explico: – Cuando el invierno llega, muchas veces la carretera queda cortada y mas vale estar bien surtidos. Puse una cara de preocupacion terrible. ?Que queria decir esto? Estariamos completamente cortados del mundo, la idea era espantosa pero la gente del lugar no parecia estar preocupada, debian de estar acostumbrados, pero yo pasaba de una sorpresa a la otra. Mama compro dos canas de pescar y tambien unos anzuelos que por fortuna era de plastico. Habia visto los recipientes de plastico donde guardaban moscas verdes y lombrices, algo que no estaba dispuesta a agarrar con las manos. Descendimos hasta el lago que de cerca se apreciaba mucho mas grande que desde la ventana. En un banco de arena nos acomodamos y mama me enseno a lanzar el hilo, amarrar los anzuelos y a fijar la cana en la arena. – Mama, eres toda una exploradora de la naturaleza. - le dije, sinceramente impresionada porque no habia visto a mi mama mas que en su bata de trabajo o adentro de la casa, ella me guino un ojo. Una vez que estaban en posicion me quede parada pensando que de inmediato iba a sacudirse la cana y tendria un jugoso pez en la linea, pero mama saco de la canasta una novela y se acomodo en el suelo: – ?Y ahora que? - pregunte un poco desperada. – Ahora nada. Hay que esperar, pero ya vendra, mientras puedo leerte algo si quieres. Me sente y ataque el salami que teniamos guardado mientras mama iba leyendo Mujercitas, uno de mis libros favoritos. De vez en cuando la historia se ponia muy tensa y entonces mama se mordia el labio inferior antes de continuar, un tic que ha tenido desde que tengo memoria. Yo vivia suspendida de su voz y de las hermanas que habitaban esa casa. A la mitad, hizo una pausa para descansar y tomar agua, quiso saber como avanzaba el libro de la abuela: – ?No lo has leido? – era extrano que ella no lo hubiera hojeado. – No, tu abuela me platico que estaba escribiendo, pero nunca quiso ensenarme nada asi que preferi dejarlo en paz. – Es bastante raro, habla de una vieja leyenda y de una isla olvidada donde las mujeres tienen poderes magicos. Algo pasa y el personaje principal tiene que abandonar su mundo para irse a vivir a la isla. Mama estaba viendome sin parpadear, parecia sacudida por mis palabras y no entendia muy bien que podria haberla perturbado. Pronto nuestra platica quedo interrumpida porque mi cana empezo a moverse y ladearse hacia adentro del lago. Entre las dos corrimos a sostener la cana y jalamos del torniquete un pez que media lo que mis dos manos juntas y que agitaba sus escamas, reflejando el sol. Estaba muy bonito y entre mas lo miraba menos podia pensar en comermelo. Mama estuvo de acuerdo conmigo y lo liberamos en el agua. Dio un salto y se alejo soltando burbujas. Me senti aliviada: – ?Que vamos a cenar? – Ya haremos crepas- mama se encogio de hombros y regresamos a la cabana. En la noche, mama me platico que habia un colegio en una ciudad cercana. Ahi podria terminar mi ultimo ano de secundaria. Tomaria un camion por las mananas y el mismo me regresaria en las tardes. – ?Te sientes lista para volver, Isa? - sabia que mama estaba inquieta y que no sabia si podia volver despues de lo de papa, pero me sentia lista, tenia miedo, pero tambien queria volver a la normalidad. – Lo estoy, Ma, te lo prometo. - la abrace. Todavia me separaban varias semanas antes del regreso a la escuela y dividi mi tiempo entre largas caminatas y estancias prolongadas en el estudio que se habia vuelto mi cuarto favorito. Termine el libro de la abuela y me parecio bastante bueno. Quien sabe por que no se habia animado a ensenarlo a otras personas o publicarlo. El pais del que hablaba era tan fantastico, tan diferente que me dieron ganas de conocerlo. Una tarde estaba tratando de alcanzar uno de los estantes mas altos de la pequena biblioteca, habia arrimado la silla y sobre la silla habia puesto un cojin y ahi estaba en un equilibrio precario balanceandome para poder agarrar un volumen grueso, de pasta marron, que me parecia especialmente atractivo. En algun momento las patas de la silla perdieron su punto de balance, intente retenerme de los libros y de la madera, pero el resultado fue que cai contra el suelo sepultada por varios manuscritos.

  • El dia antes de Sorj Chalandon

    https://gigalibros.com/el-dia-antes.html

    Una novela magistral de uno de los mejores autores europeos del presente.

  • El Maestro Del Desastre de Samuel Sanaga

    https://gigalibros.com/el-maestro-del-desastre.html

    Perverso. La idea salio como le salen las ideas a todo gentio: por una minuscula probada, como se lo incito ella al entregarse al sendero de las hormonas. Ella, un cuerpo helado por la incertidumbre que le calaba las entranas, encorvada entre esos brazos como un nino pequeno. El, sudando frio, su piel palida, sus ojos enfermizos y vivaces arriba de orificios diminutos, sentia golpecitos en el pecho de adentro hacia fuera, y el darse cuenta de eso le inquietaba mas. La sentia liviana, porque no era la primera vez que la tomaba en sus brazos. Iba a trote, con el temor de escuchar el sonido de otros zapatos que los suyos en medio del silencio criptico. Llego a una esquina solitaria; al frente, a diez pasos, un muro de ladrillos viejos. Giro a la izquierda, fue estirando las piernas cuesta abajo. La humedad ya se sentia debajo de ese tremendo abrigo y tambien debajo de la capucha, una hilacha de liquido corria por la sien. ?Tan poquito has caminado y ya sudas? De tranco en tranco manoseaba la pierna de la chica, y evocaba movimientos frondosos de glorias bajo sabanas; pero las luces de los postes, uno en cada veinte pasos, imponian entornos amarillentos, hepaticos, en la pista de cerro muerto por la que se desplaza, que parecia aumentar de longitud con cada pisada. La adrenalina de hacer lo que hacia le permitia concentrarse mas en las hileras de casas mudas a la izquierda, y el muro de la derecha del estadio la Bombonera, que continuaba hasta terminar la ultima esquina del bullanguero 15 de Enero. El tipo desconocia el aire que deambulaba; por mas que vivio casi toda su vida en Lima, la frialdad era inusual, parecia penetrar desde los resquicios descubiertos de las ventanas oscuras, entre las lenguetas de tierra laterales a las veredas, le calaba la piel erosionada en puntos como gallina, hasta la punta de los mas reconditos bellos de su pulverizada conciencia. ?O es frio o eres tu el que tiembla tanto? Era precisamente la conciencia la que le estaba jugando una mala pasada. Miro al cielo vacio, Hasta la luna no quiere ser testigo de lo que hare hoy. Por la izquierda, a unos cuantos pasos, un gran grupo de piedras de cemento, desmonte de alguna casa remodelandose, quiza la que seguia. Al otro lado a medio metro debajo de la vista, una cabeza pequena, un par de ojos asustadizos, la criatura escualida denoto su olfato con un sonido, rompio el silencio de la madrugada comenzando a ladrar, el sujeto carajeo bajito y maldijo, se alejaba para prevenir muelas sucias en la piel. Sintio cerca del pie una roca de tamano regular y quiso saltarla, uno de los bordes le rasguno un tobillo, el cuerpo de la chica se le vencio al mar de piedras, el cayo apoyado en sus manos arriba de ella como si la protegiera, en posicion de cuadrupedo. Quedo perplejo un instante observandola, Gerald giro un tanto la cabeza, una roca le elevaba por su lado occipital. El tipo sintio dolor ajeno, se reprochaba, !Como llegue a este punto! Se levanto sintiendo hinchazon en las palmas de las manos. Alargando los brazos, quiso recogerla mientras los ladridos lo aturdian; puteo al perro, cogio una piedra y le asesto en pleno pescuezo. Sus ladridos se opacaron y se alejaron al igual que su silueta a la luz de un poste, al profesor le quedo en la cabeza el sonido de la piedra impactando esa piel. Recogio a la adolescente en sus brazos y reanudo la corrida. Su mente maquinaba forzosa, por querer callar la conciencia que brotaba; recuerda ocasiones entretejidas en telaranas, una sobre otra, cuando la perforaba con gusto y todo, sus movimientos, sus melodiosos gemidos bajo su cuerpo, sus temblores, las canciones que canturreaban luego de la accion en un limbo de oscuridad total, juntitos, endiablados, en medio de cuatro estrechas paredes. Quiso recordar mas, pero un sentimiento le golpeo el foco de su atencion; empezo a ralentizar sus pasos. A solo unos cuantos metros de la ultima esquina, el profesor dejo de correr. Quedo inerte un instante, mirando al suelo. Su memoria opera: la vez que se pasearon el parque de La Reserva, el la empujo hacia uno de los chorros que formaban arcos acuaticos cubriendo sus cabezas, emocionados con los reflectores de luz, ambos metiendo las manos en los arcos para lanzarse el agua como ninos; Tambien vino la vez en que ella se asomo al salon del primero C mientras el espectaba desde el pupitre a los uniformados haciendo tareas, se acerco y le dejo en las manos un poema que le habia compuesto, cuyas letras manejadas de su mano, le hicieron sentir un sabor a madurez y verano mezcladas en un solo cuerpo, y no pudo despedirse de el mas que con una estrechada de manos por miedo a que los chiquillos de primero vieran cosas imprudentes; Finalmente le vino a la cabeza la ocasion en que, sentados en un banco de madera labrada, apreciando un grupito de ninos dando vueltas en el centro de una alameda, ella le apreto las mejillas con dulzura como nunca sintio que se lo habia hecho mujer, mirandole a los ojos y susurrando: Te amo. La letra de una cancion de Grupo 5 pasaba por su mente, ?Por que tengo ahora estos recuerdos tan triviales? Todas esas imagenes, siempre con una Gerald sonriente, pudica, le hicieron analizar en como el amorio desequilibrado que vivieron los llevo a perder toda pulcritud; Tanto horror, tanta inconciencia, tanto condenado. Por fin bajo el rostro para verla: la muchacha tenia los parpados cerrados, tan dulce se veia con la carita blanca apegada a su pecho, silenciosa, drogada. Empezo a dudar; con todos los pensamientos de arrepentimiento y empatia que le apesadumbraban, deseaba hacerle algun bien y dejar de pensar --por lo menos por unas horas-- en si mismo y en su hambre de venganza, y la depresion de no volver a sentir -- ?Que cosa?-- el ocio, los bailes, las canciones, sus rodillas, sus muslos, su… !Ya! Carajo, ya se habia invertido mucho tiempo como para pensar en tirar la toalla justo ahora, en la penultima etapa. Aquella voz estridente le persuadio a seguir. Dio tres pasos agigantados. Freno de nuevo, los brazos, las piernas y el torso entero llevaban un temblorcillo que aumenta mientras mas piensa. Miro al frente, la calle despejada. Volvio a avanzar, cruzo el umbral de la reja en la que terminaba el barrio quincineriano, giro en diagonal a la izquierda donde lo esperaba el carro azul, al costado de un terreno baldosado y con cesped, con ciertos banquitos de concreto. Abrio la puerta trasera y acomodo a la chica durmiente en los asientos. Gira la vista, observa el tramo de la pista que va en subida, Tanto me he demorado en esa poca calle. Dejo a la adolescente con el cuerpo estirado y cerro la puerta. Acerco la muneca izquierda y apreto el boton de la luz. Eran las tres. Froto las palmas de las manos por los ojos y parte del rostro. La observaba recostada sobre su lado izquierdo. La piyama solo consistia en una camiseta rosada y un pantaloncillo plomo y delgado, y penso nuevamente en que Esto pudo haber terminado mejor. Giro la vista a la derecha, un misero pedazo de cesped del terreno baldosado. Sacudio la cabeza y las manos para darse valor. Entro al vehiculo y giro la llave. Tremulo, arranco a gran velocidad. II --Claro que esos sentimientos llegan cuando estas mas hundido, para terminar de fregarte --Ricardo hablaba senalando hacia abajo con la vista. Tenia apariencia trasojada, como si no hubiera dormido la noche anterior. Gerald cruzo los brazos sobre la carpeta. --Ya hasta hablas como filosofo... o, mejor dicho, pretendes hacerlo --respondio. --Tu no tienes enamorado, ?no, Gerald? --Stefany pregunta, dejo de maniobrar el lapicero azul y manoseo su barbilla. --No. --Geraldine es una intelectual, cualquier mequetrefe no estara a su altura --afirmo Ricardo palmeando la carpeta y sonriendo. Gerald permanecio seria. --No es que sea sobrada, simplemente no me da la gana. --Lo que pasa es que eres un poco alzada, Gerald, no lo niegues --dijo el companero bromeando; abajo de su barbilla, se lucia el lapicero al lado de una letra mayuscula escrita en el cuaderno. Lo tomo, observo su cobertura negra. --Que no soy alzada. --Si lo eres, se te nota en los ojos. --Eres mal educado --reprendio Stefany--, no sabes expresarte con amabilidad a una chica. --Soy directo, mujer. --Te apuesto que nunca tuviste enamorada. Gerald oprimio la punta con tinta haciendo el punto final al parrafo. Dejo caer al lapicero sobre el cuaderno. --?Tu crees en el amor? --Stefany le hablo apoyando la cara sobre sus manos. --Yo creo que ese... ese manojo de emociones... florece... en la juventud. Stefany junto los parpados. --Oye, ?que te has fumado? --Nada que te importe. --No necesitas decir cosas elegantes a cada rato. Gerald apoyo la nuca en sus manos, mirando hacia el techo. Los amorios no la preocupaban, preferia pensar en su ninez, ?Te acuerdas? Tu cabello era olitas diminutas, y tu mentecilla se preocupaba en juegos libres, caricias, ganarles las canicas a los ninos, los malditos ponies que nunca te compraron, en vez de preocuparte en rellenar cuadernos, presentar tareas ineficaces, escuchar a tus companeros hablar estupidez y media. Ella baja la vista para observarlos: sus palabras son ausentes a sus meditaciones, dos ojos masculinos hundidos arriba de pomulos redondos, casi una senal de depresion, una voz dulce; la companera de al lado, robustita, lentuda, intercambiaba palabras como no lo hacia con muchos. Los uniformados de todo el sitio se prestaban a socializar; el profesor, estrabico de sus actividades, sentado en su pupitre, ojeaba un cuaderno y una hoja se caia para un lado, tenia cuadraditos rellenos de numeros diminutos, y Gerald se preguntaba de que color eran esas notas, Mas rojas que azules, de seguro. Giro la cabeza a la izquierda y miro a los demas; unos copiando la tarea de la pizarra, otros, tan ajenos al texto, intercambiaban frases y abrian grande la boca, tan profunda como un tunel, y los ojos, como si no pareciese que se estan riendo de lo sucia que esta la falda de una companera, otro se burla senalando al alumno que apoyaba la cabeza y los brazos sobre la carpeta, muerto en suenos, delante de ella. Dejo caer los brazos a los costados. Nunca hizo falta las presiones atolondradas ni los castigos risibles de ineficaces padres para que mantuvieras buena posicion en los puntajes ?no, Gerald? Eres de las muchachas que poco se encuentra, y que poco se conoce, y con el soporte social de conversar con muchos y amistarte solo con algunos cuantos. En sus pensamientos mas comunes idealizaba que nadie podia negar lo atractivo y lo presentable de su fisionomia, un par de ventanas cristalinas con dos pelotitas negras brillosas, con apariencia de piedad, y en medio una nariz regular y lisa, como la tez blanca. De lejos, parecia que su rostro llevara una forma casi redonda, pero su mirada era de las que pronosticaban a la primera impresion un gesto de pureza, armoniosa con la personalidad esbelta que demostraba. Se acordo del consejo de alguien, que solo le hacia falta lentes para combinar lindura e intelectualidad, pero ella aborrecia la idea. "Las personas que usan lentes son muy intelectuales". Gerald puso las cejas pesadas, ella conocio a personas de erudicion que no necesitaron mejorar la apariencia con un par de vidrios, y lo confirmo al mirar a la derecha, en el grupo de cuatro carpetas mas cercano a la puerta, El Duro lanzaba a sus companeros repulsivas babosadas y mentadas de madre, llevaba puesto un par de ojos adicionales como apariencia de "intelecto"; tambien giro al sentido contrario para divisar, en el otro grupo, a la companera que hoy se puso en la vista un par de lunas con monturas rosadas y pensaba lo mismo que sus companeras le decian: "Se te ve lindo", "Te asienta". Gerald la miro bien, !?te asienta?! No pudo evitar que salga un sonido risueno. --Tonta-- el pensamiento salio literalmente de su boca. Miro a su costado, Stefany escribia concentrada, no la escucho, parece. Volvio a poner las manos tras la nuca, relajandola. Ricardo ha levantado la vista para verla. Ella percibe a su companero por el rabillo del ojo, se formula la duda si le esta viendo los pechos o si esta mirando hacia otra direccion. Dirigio el iris hacia el, el muchacho bajo la mirada al cuaderno donde transcribia. --Se ve que escribes muy rapido, Gerald. --Ella ha devuelto la vista al techo. --Asi es. A dos carpetas de distancia, Jorge, un palillo alagado, torcido, con la piel de un matiz oscuro, la miraba de reojo a su izquierda. Jugaba con un D.N. I. ajeno en una mano, leia el apellido Castillo. --Maldita --susurro entre dientes. --Oye, tu si te pasas. --Aurelio se acomodaba el cordon amarillo que se le caia del hombro. Estaba riendo. --De que cosa. --Angello le miraba con ojos vivos. --Lo de hacer una de esas jugadas. Pero seria bacan, ?no? --Si, pues, tenemos que hacerlo. --Verdad, la profesora de historia dejo tarea ?no? --dije yo. --Creo que si --dijo Aurelio, y siguio el tema-; pero no hay maestro mas jodido que Paul. ?Te contaron lo que hizo en el bano? --En el bano pasa de todo. Claro. --El tiene tino para eso. --Si, ?no?, ese huevon revento una rata-blanca en el water, ya te imaginaras como salio la aguita marron como volcan --dijo Angello, la risa se le salia atorada, y sus ojos se ponian mas chinos. Los tres saliamos del salon despues que la campana del recreo habia sonado, ya medio salon habia desaparecido. Nos ibamos al bano. --A mi me han contado que dos anos antes, uno de quinto se grabo cagando encima de una carpeta. --!Ja, ja, ja! --Y fue en el salon donde estamos ahora. Yo los escuchaba casi sin hablar mucho, el pasillo no tenia mucha gente que estorbaba el paso, hasta llegar a donde queriamos. El bano tenia una reja nueva, observamos las losetas limpias y celestinas del lavadero de un lado, antes eran de un color blanco falso, porque parecian con manchas amarillentas de tanto uso. Cuando entramos los cuadritos de losa estaban tan nuevos que hasta reflejaban las caras. Se veian mejor a comparacion de antes, cuando los banos de los hombres estaban en el segundo piso y no habia ni puerta, un marco de fierros oxidados rodeaba la entrada, y algunos de los bloques donde estaban los inodoros no tenian ni puerta. --Me gustaria hacer algo mejor que eso --dijo Angello mientras se acercaba a una puertilla y la abrio. --!Oigan, oigan, miren aqui! Angello ?Te refieres a esto? --Aurelio senalaba el inodoro y nos acercamos a mirar. Al fondo de la tasa en medio de la aguita repugnante, habia un DNI enmicado y con la cara de una chica en la parte frontal. Rieron mas fuerte que antes. --Ella no es.... --No jodas. --Ella no es... --!Esa es Gerald! alaaa, esto es literalmente la prediccion del futuro --dijo Angello. --Pues, si sigue siendo como es --dijo Aurelio. --?Como "es"? --dije yo. --!Ah, perdon, Ricardo! no debi decirlo contigo aqui. --Aurelio me tocaba de un hombro y luego se tapaba la sonrisa con la mano. En el recreo, ha llevado una silla cerca a la puerta, y sentada, observaba el desfile desorganizado de jovenes de todas las clases y tamanos, y le distraen de sus pensamientos dos criaturas enanas que parecian saltar delante suyo a toda prisa como crias de chivo. Los nuevos que entraron a secundaria siguen pareciendo ninos, ?no?, y que feo, Gerald, estos mocosos parecen ser mas vivos de lo que eramos el C en primero. Por andar correteando casi le arrancan los audifonos que estan colgando del cierre de su casaca, que reproducen una cancion a bajo volumen. Se los pone a los oidos. Entrelazadas como canasta, dos de sus companeras van tomadas del brazo al quiosco, igualitas como la mayoria del colegio: las vastas de las faldas cuatro dedos mas subidas de la rodilla, los cuellos de la camisa sin abotonar, bordeadas por una especie de culebras oscuras y largas, y los monos que no estan detras de la cabeza sino arriba en la coronilla, deformes, informales, sujetos con un cole de distintos colores, ?De donde salio esa moda tan lacra? Quiza nunca lo sepas, Gerald; para ti las vacaciones ya terminaron, fueron dos semanas pequenisimas, solo una interrupcion a diez meses de rutinarias ensenanzas, un pequeno viajecito a provincia, para visitar a los primos, unas cuantas vueltas a la Lima jodida, y de vuelta seis horas y media adentro de esta cazuela pintada de azul, casi todos los dias, acompanada de chibolos excentricos y estrabicos que se creen de lo mejor, aunque para algunos de ellos, las vacaciones nunca terminan. El timbre ha sonado y ella prefirio meterse sin comprarse algo para el estomago. El recreo duro veinte minutos y hacia falta cinco para que todas las cabezas dejen de chapar en los sitios oscuros, los hombres dejen la pelota y todo el mundo se encuentre en el aula. Los del quinto C entran mas despacio, porque parece que el profesor de fisica no llega todavia. --Y eso que el es puntual --ha dicho Saltachin--. Hoy toca fisica ?no? --?Ya no te acuerdas? --le dijo El Duro-- Mejor si no viene. Ambos estiran las piernas por el pasillo, se alejan del salon, pero grande es su sorpresa al ver llegar a una mujer de contextura regular, de cabello corto color rubio artificial, y usando un par de ojos adicionales con monturas doradas y redondas como un reloj de pendulo. --Mierda, alla esta Elia. --Ah, que pesada.

  • Solo lo compadeci (Cartas robadas 1) de Corin Tellado

    https://gigalibros.com/solo-lo-compadeci-cartas-robadas-1.html

    Merle ha contraido matrimonio con Rex hace apenas dos meses, pero las cosas no marchan como esperaba. Tal como le confiesa a su amiga Irma a la vuelta de la luna de miel, Merle se ha dado cuenta de que comparte muy poco con su nuevo marido. Solo la atraccion fisica, si acaso. De manera que mas que su esposa, ella viene a ser como una amante para el. Y eso la inquieta y la defrauda. Por si fuera poco, un antiguo novio sin escrupulos reaparece ahora en su vida y la amenaza con airear unas cartas muy comprometedoras a menos que le entregue cinco mil dolares.

  • Insolitas de Varios Autores

    https://gigalibros.com/insolitas.html

    .Dice el diccionario que lo insolito es lo raro, lo extrano, lo desacostumbrado. Lo insolito nos permite observar el mundo desde el otro lado del espejo y deformar las imagenes de la realidad para mostrar su verdadero rostro. En esta antologia, lo insolito es todo aquello que resulta extraordinario. Lo que se sale de lo comun: lo inusual, lo fabuloso o lo inexplicable. Lo que aspira a ir mas alla de la realidad.

  • Un Duque Inaccesible de Lily Cerda

    https://gigalibros.com/un-duque-inaccesible.html

    Lady Sophia Headfott, estaba en Londres disfrutando su primera temporada, pero como era una dama peculiar, y con una dote no muy sustanciosa, no era muy popular, y sumado a eso, estaba tambien la reputacion de su tio Roger, el Vizconde de Laughton, de caballero fuerte y sin ningun respeto por las normas, cuando se trataba de que algo o alguien le hiciera dano a el, o a su familia.

  • El honor de Preston de Mia Sheridan

    https://gigalibros.com/el-honor-de-preston.html

    <>. Annalia se ha criado en la granja de los Sawyer, y ha crecido junto a los hijos gemelos de los duenos: a Cole le dio su primer beso, pero con Preston le une algo mas, algo mucho mas intenso, y ella sabe que es amor puro. Preston ama profundamente a Annalia desde siempre, pero su sentido del honor, por su familia, por su gemelo, le impide conquistarla. Hasta que no puede resistirse mas, y durante una calurosa noche de verano en la que sus mundos --y sus cuerpos-- impactan, se desencadena una serie de acontecimientos que alteraran sus vidas para siempre y que provocan que Annalia desaparezca. Pero Annalia regresa a la granja pasado un tiempo para reclamar lo que tanto ansia su corazon, y se encontrara a un Preston que no sabe si puede perdonarla y que no quiere arriesgarse a volver a sufrir. ?Impediran el orgullo y la amargura que Preston se abra a lo unico que ha anhelado siempre? ?Podra Annalia arreglar algo que esta irremediablemente roto? ?Se puede perdonar lo imperdonable?

  • Amor y Rojo (Elemental 1) de Fabiola Valenzuela

    https://gigalibros.com/amor-y-rojo-elemental-1.html

    La primera entrega de la emocionante saga de romance paranormal “Elemental”, en la cual los guerreros de la raza se unen para derrocar a la monarquia.

  • La vida al fin y al cabo de Fernando Garcia Lobo

    https://gigalibros.com/la-vida-al-fin-y-al-cabo.html

    Me pregunto a que altura estoy en este momento. Nunca he sido muy habil para calcular distancias. En realidad, nunca lo he sido para calcular nada. ?Cuanto mide un edificio de viviendas de tres plantas? Esa pregunta, recuerdo que nos la hicimos un dia, hace mucho tiempo, en una terraza de verano tomando unas cervezas. Aquellos amigos de entonces, hace tiempo que abandonaron mi compania. Ley de vida. Recuerdo nuestras risas cuando un par contestamos: ?cien metros? Como se notaba que no teniamos ni idea de arquitectura, y ni falta que nos hacia por entonces. ?Cuantas personas pasan por nuestro lado a lo largo de nuestras vidas? Muchas. O no tantas. De todas se aprende algo, y ahora me pregunto que les habre ensenado yo a todas y cada una de ellas. Espero que algo bueno. Poco, me temo, pero bueno. Pero aqui donde estoy ahora, hay muchos mas de tres pisos, eso lo se seguro. Siento la ciudad a mis pies. Al alcance de mis manos. Desde aqui parece mucho mas grande. Si, definitivamente es una ciudad. Y ahora es mia. Estoy tan a gusto, que incluso he olvidado el motivo por el que estoy aqui arriba. Y me da igual. En este momento, todo me da igual… Cierro los ojos para sentir, solo sentir, que, de momento, sigo aqui, aunque haya decidido probar a volar… Yo elijo el momento. Y este es el mio. El ruido de una ambulancia ahi abajo, me devuelve al presente. A la realidad. Un aire helado me recorre todo el cuerpo. Me doy cuenta de que voy en mangas de camisa, a pesar de ser invierno. Es curioso que, la valentia de hace apenas unos minutos, se haya esfumado. Asi, de repente. Hace un momento, la idea de saltar al vacio, desde la azotea de este hotel, me parecia genial. No solo la unica opcion, sino la mas acertada. Pero ahora, aqui arriba en este edificio que no alcanzo a saber cual es, me entran las dudas. Permitanme la posibilidad de dudar al saber que me dispongo a hacer algo, que no tiene vuelta atras, que una cosa es echarle valor a esto del suicidio, y otra muy distinta es hacerlo a lo loco. Como ha cambiado mi vida esta ultima semana. La vida es esto, !pam! y todo cambia. En solo una semana, la ultima semana... PRIMERA PARTE: SEBASTIAN 1 Baje del autobus en la que crei que era mi parada. A pesar del frio, anduve unos metros con la chaqueta colgada del brazo, ajeno a todo lo que me rodeaba. Realmente, que mas daba el frio. Que mas daba todo. No podia quitarme de la cabeza la visita al medico, de hacia una hora. Todavia podia ver la cara de ese tipo, con su pose de hijo de puta, mirandome sin verme. Haciendo ver que me entendia. No entiendo el por que de la pose que adopta esa gente, ?nadie les ha dicho que utilizan el mismo uniforme que un charcutero? Si lo tuvieran mas en cuenta, tal vez dejarian de hablar con ese tufo a trascendente. --Lo siento senor Montes, lamento tener que decirle todo esto... --Monjes. --?Perdon? --Mi nombre es Monjes, Sebastian Monjes. --Ah, si, si, perdone... Aquel tipejo no sabia ni como me llamaba. Pero no le temblo la voz para soltarme, a bocajarro, la noticia. Sindrome de Stouhauer, o algo parecido... --?Oiga, y no sera el tal Montes el que esta bien jodido, y no yo? --tire de fina ironia. No hay que dejar de ser uno mismo, ni en las peores situaciones. Aquel hombre vestido de blanco me explico, a grandes rasgos, que aquel sindrome, era la explicacion a todos mis recientes dolores de cabeza y mis estimados mareos. Y lo hizo con una mezcla de falsa condolencia y franca satisfaccion profesional, por haber dado con la tecla. Por haber averiguado al fin el enigma. Como un mecanico, que nos anuncia el motivo por el cual nuestro coche no arranca. Con una sutil diferencia: el coche no era tal, era yo; y el problema era el contrario, el riesgo a apagarme del todo. El diagnostico del doctor Morales, o Minerales no lo recuerdo bien, no era muy alentador. Me explico con todo lujo de detalles el tratamiento de choque a seguir. No tendria ningun problema en exponerlo ahora mismo, pero me resulta del todo imposible. No le preste la mas minima atencion. Deje de pensar en aquella consulta. En aquel hospital venido a menos. Ya no me importaba nada. No estaba alli. Estaba en mi ninez. De nuevo enfrentandome a los miedos a solas. Con la terrible certeza de que esta vez, tocaba perder. Por mucho que aquel senor me explicara las diversas posibilidades, estaba convencido de que no. No habia nada que hacer. No veia el momento de largarme de alli. De despertar de aquella pesadilla. Esto no esta ocurriendo, me dije. Sabia perfectamente que era un burdo intento de enganarme a mi mismo. Que dura es la realidad… Hay momentos, los mas, en los que una buena mentira abriga. Lo unico que pude descifrar entre aquella coleccion de palabras y silencios, fue que habia un tratamiento experimental. El doctor Morales entonces, fue mas sincero todavia al indicarme que la esperanza de curacion era escasa. Nula mas bien. Pero merecia la pena intentarlo. Al menos para el, que parecia ligeramente inclinado a seguir con pruebas y mas pruebas. Anadio que el tiempo corria en nuestra contra. Me hizo gracia que utilizara el plural, y me tranquilizo la certeza de que en realidad, el tiempo corre en contra de todos. La cabeza me iba a estallar. Definitivamente aquel maldito sindrome iba ganando terreno. Durante el ultimo mes, prueba tras prueba buscando la solucion, habia albergado la esperanza de que todos aquellos males, desaparecieran de la misma manera en la que llegaron: de la noche a la manana. Todos tendemos a desear eso. Negamos el dolor esperando que desaparezca. Y lo peor es que, en ocasiones, lo conseguimos. Pero no siempre. Caminaba con pasos pesados hacia mi casa, reflexionando sobre que haria a partir de ese momento. Si valia la pena o no enfrentarse a nuevas pruebas, a nuevos tratamientos, a nuevas esperanzas… Todas encaminadas a fracasar. A sucumbir... Me detuve un momento para contemplar un parque repleto de ninos jugando. Ajenos a todo. Ajenos a mi realidad y a la de todos. Unicamente pendientes de lo suyo. !Que envidia! Ojala volviera a esa edad. A esa epoca dulce de la vida. --!Perdone, perdone! Segui caminando sin esperanza. Ahora mas que nunca, sin prisa. Como queriendo retener esos pasos. Ya no quedaban muchos... --Perdona... Note una mano sobre mi hombro y me gire por inercia. Ante mi habia un rostro ligeramente conocido. --Se te ha caido esto --me dijo, al tiempo que me tendia el sobre blanco del hospital. Sin decir palabra, lo cogi sin mirarlo. --Gracias, eh, gracias --balbucee con dificultad, mas por la sorpresa que por otra cosa. La rescatadora de mi maldito sobre, resulto ser Eva Losada, una antigua companera de mis tiempos de EGB. ?Como diablos lo llaman ahora? Cuanto ha llovido… A pesar del paso del tiempo, seguia teniendo la misma mirada burlona y sensual de entonces. Recuerdo que fue mi primer amor, aunque no estoy seguro de que a aquello que senti entonces, se le pueda llamar amor. Tal vez no lo era, o lo era en su maxima expresion. Toda una vida intentando averiguarlo, y ahora que tal vez llegaba al final del viaje, me daba cuenta de que lo mas importante no son ni las preguntas, ni las respuestas, ni nada parecido. Lo importante, es sentir la duda y tratar de resolverla. Cosa que yo, en la mayoria de las cosas verdaderamente importantes de la vida, no habia hecho. Demasiadas dudas pendientes por resolver. Le di las gracias y quedamos para tomar algo, algun dia. Volvi a mi mismo, al tirar de ironia. Le recalque que mejor no dejarlo para muy tarde, broma que deguste en mi interior, al saber que solo yo la entendia. Al llegar a casa, mas vacia y hueca que de costumbre, no sabia bien que hacer. A pesar de las advertencias del maldito doctor, me parecio que lo obvio y natural en mi situacion, era tomarme un buen copazo. Nunca he sido bebedor, hecho que no me ha impedido tener un pequeno arsenal alcoholico repartido en varios muebles de la cocina. Cualquier cosa valia. ?El whisky caduca? Torturandome con la bebida, como si no tuviera suficiente con lo mio, encendi el ordenador, y me dispuse a mirar, como si nada, mi correo y mi facebook. Nada destacable. En mi muro escribi un escueto "Puta Vida". Fui a la ducha, intentando que el agua aclarara mis ideas. ?Que iba a hacer a partir de ese momento? Lo unico que tenia claro, es que nada de pruebas. Eso no. Estaba harto. El doctor Morales, me habia emplazado a pedir nuevamente hora para seguir con el tratamiento. Me di cuenta en ese momento, que al salir de su consulta, no lo habia hecho. Simplemente sali, directamente a la calle, y a mi casa. Francamente, no me preocupaba

  • Yo soy. Libelula Azul (Steel 7) de Rose Gate

    https://gigalibros.com/yo-soy-libelula-azul-steel-7.html

    A los que me juzgan les dire que no saben nada de mi, las personas siempre se rigen por lo que creen pero no se paran a analizar lo que realmente sucede.
    A ti, que me estas juzgando, te pregunto,

  • 1 Martini, 2 Palmeras y 3 Idiotas de Patricia Ruffo

    https://gigalibros.com/1-martini-2-palmeras-y-3-idiotas.html

    Gabriela es una directiva que vive en permanente stress. Se pasa la vida trabajando como loca para una multinacional en un ambiente tremendamente cosmopolita y surrealista. Harta de esta situacion, decide cambiar de vida dando un giro a su carrera de 180a …de pronto un torbellino de situaciones enloquece la rutina de la empresa, aparece un sorprendente cadaver en un despacho… Hilarante, ritmo trepidante y muy divertida este novela nos traslada a lugares indomitos y exoticos, capitales emblematicas, personajes unicos e historias entrelazadas llenas de humor, aguda critica e ironia.

  • Buscando a Caleb de Anne Tyler

    https://gigalibros.com/buscando-a-caleb.html

    La busqueda de Caleb, el hermano de su abuelo que un buen dia desaparecio hace 60 anos, se convierte para Justine en la busqueda de su propia vida.

  • Relaciones escandalosas de Sylvia Day

    https://gigalibros.com/relaciones-escandalosas.html

  • Pajarito de Hugo Valero Munoz

    https://gigalibros.com/pajarito.html


    Es dificil levantarse cada dia cuando lo que te espera no es de tu agrado.
    Silvia, una muchacha de dieciseis anos, debe soportar a un grupo de companeras que se dedica a amargarle la vida en el instituto; en silencio, sin la ayuda de su madre, que la ignora para dedicarse a su trabajo.
    Cansada de la situacion, da un giro a su vida y toma comienza a tomar las riendas, rompiendo con todo lo anterior.
    La joven inicia asi una aventura en la que buscara cumplir los suenos propios de su edad: alcanzar la fama y el exito por todos los medios a su alcance.

  • Las ninfas a veces sonrien de Ana Clavel

    https://gigalibros.com/las-ninfas-a-veces-sonrien.html

    En ese entonces me daba por tocarme todo el tiempo. Fluia. Me desbordaba. Jugueteaba con mis aguas. Claro, era una fuente. Pero no se crea que hablo en sentido figurado. Era transparente. Inmediata. Entera. Rotunda. Tambien era una diosa. En plenitud de poderes. Decia "viento" y los cefiros mecian el aire. Decia "belleza" y las aguas me devolvian mi imagen. Por supuesto, tuve que ir entendiendo cada cosa en su momento. Mis hermanas mayores me renian: "Te miras demasiado, terminaras por descubrir la muerte". Las desoia y entonces volvia a tocarme. Me envolvia en mis petalos, me gozaba sintiendome. Aspiraba mis olores. Respiraba. Latia. Bullia. Y vuelta a fluir. Yo era mi Paraiso. 2 Me gustaba recoger flores camino del templo. En ese entonces, en el trayecto, habia grandes extensiones sin edificios ni fabricas y los prados crecian a su aire por entre las vias abandonadas de un tren. Amapolas, margaritas, oropendolas, alcatraces, se inclinaban a mis pies, suplicandome que les concediera un lugar en mi regazo. Las elegia segun el arrebato del color, una transpiracion salvaje, el laberinto desnudo de una corola que empezaba a desflorarse. Era una abeja letal zumbando el placer de segarlas y hacerlas mias. Llegaba al templo cargada con un ramo copioso que no depositaba a los pies de ninguna efigie. Ahi tenian vasijas y floreros votivos con lanzas de gladiolas y penetrantes nardos. Asi que, antes de entrar, sacudia mis sandalias y abandonaba el ramo entre los jardines de rosas y narcisos cultivados que miraban con desden la agonia languida de sus hermanas silvestres. Una ocasion en que emprendia el camino de las vias del tren, me di cuenta que un hombre desconocido me seguia. De hecho, lo descubri al salir de la dulceria que estaba a un lado de mi casa, adonde habia ido por la diaria racion que don Eliseo me obsequiaba de corazones de caramelo, mis favoritos. Eran corazones encarnados y macizos pero se podian ir deshaciendo en la lengua con una suave succion. A don Eliseo le encantaba que le mostrase el avance de los dulces reducidos en mi boca, sobre todo porque --decia-- los labios entintados se me volvian mas coquetos que los de una muneca. Recuerdo que aquella vez traia yo puesto un vestido de gasa con unas cintas entretejidas a manera de corse y un ramito de violetas de fantasia en el nacimiento del pecho. "Parece que vas a una cita y aun no estas en edad", me reprendio una de mis hermanas mayores. No le hice caso, feliz del vuelo de la gasa que me envolvia como un capullo. Pero cuando atisbe que el hombre desconocido me habia visto al salir de la dulceria, supe que Teresa tenia razon: Destino se aprestaba a dar uno de sus pasos certeros. Cierto es que yo tambien le ayudaba al Destino: me detenia de tanto en tanto para verificar que el hombre me iba siguiendo. Le marcaba el camino. Tampoco podia evitarlo: el hombre me recordaba a mi padre, el mismo aire de titanes que saben lo que quieren y decirtelo con el palpito de una sola mirada. Y asi lo fui llevando por el sendero de las flores. Recuerdo que me inclinaba para cortar un diente de leon cuando percibi que el hombre estaba a mis espaldas y me tenia a su alcance. Me gire para ofrecerle las flores que habia segado hasta el momento y el se apresuro a tomarlas con todo y mi mano. Todo un senor titan pero cayo de rodillas ante mi y pude verlo a los ojos. Era la mirada que despues he visto en otros: un fervor sufriente, apremiante. Claro, yo era una diosa. Dispensadora de dones. Aparto las flores y me alzo la gasa tenue del vestido apenas lo suficiente para dar con mis pantaletas. Devoto, se inclino hasta hacerlas bajar a los tobillos. Entonces me toco. Conoci un nuevo Paraiso: ese que comienza en ser juguete del deseo de los otros --y disfrutarlo--. Aun puede quitarme el aliento recordar su respiracion entrecortada en mi vientre. O sus dedos tenues abriendome en flor. O sus labios bebiendome apenas sin pausa. 3 Nada que ver con los episodios que le escuche contar a otras diosas en el bosque. Ninas violentadas con el vientre despanzurrado como munecas inservibles. Olas pubescentes que se habian quedado atoradas en miasmas de dolor y ultraje. Fue el caso de Jazmin y el jardinero. Un hombre hermoso como el vigor de su piel, que afilaba las cuchillas de la podadora y la aceitaba con un esmero de amante solicito. Comenzo por ofrecerle granadas que Jazmin atrapaba en la falda del vestido, luego nisperos con los que le fue senalando el camino a una covacha, situada en la tapia de las plantas en sombra. Claro, se trataba de un juego. Siempre es un juego. ?En que momento dejo de serlo? Jazmin se llevo las manos a la boca como para acallar un gemido. Con los ojos bajos dijo: "Por eso no tolero que venga un heroe cualquiera y quiera montarme por detras… De cualquier otro modo, menos por detras". Durante el relato, estaban presentes sus hermanas. Un claro en el bosque y en la memoria de todas. Entonces hablo Dalila y conto que, en vez de nisperos, el jardinero habia usado con ella galletas y suspiros de dulce. Y luego Rosa que confeso que a ella solo tuvo que guinarle un ojo. Era un satiro en toda la extension de su miembro. Rosa reconocio recostandose en la hierba humeda: "Y sin embargo… se mueve". Las otras la miraron con furia. 4 Confieso que era ambiciosa. Un par de monedas podian hacerme sonreir solo de pensar en otros dones: ya lo he dicho: dulces con forma de corazon, un lazo para el cabello, una caja de diamantinas, un frasco para hacer burbujas. El debio de saberlo desde que me vio en la dulceria. El caso es que me espero a la salida de la tienda, lejos de la mirada de don Eliseo, y sin que nadie pudiera percatarse en la calle, ni el portero de palacio, ni los pretendientes de mis hermanas que hacian corro en el cofre de un Mustang estacionado, me mostro una reluciente moneda de plata. Por supuesto, lo segui cuando se introdujo en el corredor central de esa ciudadela donde viviamos. Atravesamos el primer foso. De un lado, aparecio la mujer del vigia con su cara de dragona enfurrunada y me dijo: "Acuerdate que a tu mama no le gusta que juegues en los patios de atras". El hombre habia seguido su camino y yo tuve que cortar hacia un pasadizo lateral. Era un mundo de pasadizos, no se como conseguia llegar alguna vez a mi torre. A punto de subir las escaleras, con un pie en el borde del primer escalon, descubri una mancha de lodo en mis botines de charol negro. Con toda la elegancia de una principessa, saque un panuelito de la manga y prepare un buen trago de saliva que deje estampar directamente sobre la mancha de lodo. Acto seguido, me aplique a limpiar con el panuelito la zona del estropicio que parecia haber aumentado. La mancha se habia tornado luminosa y comenzo a bailar de un lado a otro por la superficie lustrada del botin. Despues, subio por el tobillo hacia la calceta gris y luego a la rodilla y de ahi ascendio en rafaga hacia mis piernas que el vestido rabon no podia cubrir del todo. Me incorpore de un brinco. El brillo me salto al rostro y de ahi a la mirada. No pude verlo, pero lo adivine: desde el patio de luz en aquel mediodia fragante, el hombre de las monedas de plata las hacia espejear resplandores como un experto mago trashumante. Cuando me empujo suavemente al cubo sombrio de las escaleras, yo iba con el si de una sonrisa plena. Queria las monedas magicas. Me deje tocar por el mago que tambien era un caballero de manos dulces. Las monedas de plata me fueron conferidas. Juro que resplandecian en la penumbra con el fulgor de las promesas. Entonces, me llamaron mis hermanas. Primero, Clio; despues, Teresa. Sus gritos eran tan fuertes que tuve que zafarme del mago. El hizo aparecer mas monedas entre sus dedos --o solo una mas, pero la hacia serpentear entre uno y otro como si fueran varias--. Le prometi: "Volvere por mas". Pero mis hermanas me encerraron: "No te das cuenta… Una vez mas, te hemos salvado". Y escondieron la llave hasta que llego el Padre omnipotente. 5 Padre omnipotente --fulgurator, lucetius, pluvius, celestial, stator, terminus, tonante, victorioso, summanus, feretrius, optimus maximus, alias el magnanimo-- me mando llamar. Estaba en su trono y escuchaba el recuento del dia cuando entre a la sala de audiencias. Hice las reverencias necesarias y con su venia me acerque. "Asi que otra vez has hecho de las tuyas…". Baje la mirada. Me dio tres nalgadas y un jalon de orejas que era vehemencia, puro beso contenido. 6 Habia placer por todos lados. Hasta en recoger chicles pegados del suelo y volver a mascarlos. Competencias entre Pancho Pantera y Juan Pistolas para ver quien terminaba primero el tazon de ambrosia con cereal. Me gustaba mi nombre delicado y etereo --papa habia elegido el eco de un nombre con alas y poderes magicos-- pero no tenia empacho en convertirme en Juan Pistolas o en Aquiles Magno con tal de que reflejase todo mi poderio. El impetu de mis piernas bullentes, la entereza de mi espalda, el goce del aire en mi pecho, sin necesidad de coraza alguna. Sola la fuerza de mi espada… o de mis pistolas. Unos trabajadores del servicio de calderas del palacio habian hecho apuestas sobre quien entre todos los delfines se arrojaba desde el primer balcon sin romperse una costilla. Hicimos cola para medir nuestras destrezas en el arte de rebotar trovando pues ademas habia que cantar una cancioncilla antes de estamparse. Quisieron negarme el paso y sacarme de la fila: "Dijeron delfines, no infantas infantiles", me espetaron. Yo les dije: "Infantes ustedes, yo soy hija de monarcas, ?no conocen a las delfinas?" Entonces David, que traia su envidiada chamarra de cuero, blandio su honda ante los ojos de mis rivales: "Dejenla en paz, si quiere despanzurrarse… ella sabra". Pero no me despanzurre: cai perfecta sobre mis piernas de silfide amaestrada y les gane a todos porque a la hora de la caida se lastimaban un hombro, la cadera, un tobillo. Solo David, que era de mi tamano, cayo como pastorzuelo experimentado de barrancos y precipicios. Pero se le olvido entonar el himno: "Cuando se muere por una sirena, se va con ella al fondo del mar", que coreaban como buenos piratas los de la caldera. Y asi, con el titulo de Delfin Juan Pistolas, princesa Ada para mas senas, me coronaron vencedor de abejorros y picaflores. Por supuesto, los chicos se molestaron. Solo David, que ya he dicho era de mi tamano, me invito a jugar con el, traspuesta la honda y una montanita de piedras por si los otros se acercaban. Le comparti un caramelo acorazonado que chupamos por turnos. Me presto un caleidoscopio magico de letras que formaban mensajes cifrados. Cada vez nos ibamos acercando mas. Nos estampamos besos de vampiro en los brazos que quedaron con huellas amoratadas de tanta succion y en los que despues me volveria toda una especialista. Nos frotamos la piel hasta extraernos un exquisito eau de parfum no. 5 de gallina concentrado. De pronto, me cobijo entre el compas de sus piernas. El cuerpo y la piel eran una alegria rotunda, como en el principio de los tiempos, la piel y sus abismos, siempre la piel. El cuerpo que se enciende y cuyo goce es el mas profundo de los saberes. Solo estabamos sentados, uno adentro del otro. Yo recostaba la frente en su hombro para calmar tanto Paraiso, cuando llegaron a interrumpirnos. "Miralos, estan jugando a papa y mama…" Por supuesto, fueron a acusarnos. Esta vez llegaron Talia y el arcangel Azrael, que al igual que padre, trabajaba todo el dia, blandiendo nubes y truenos. David se asusto y sin que le pidieran explicacion alguna, confeso: "Solo jugabamos a las cebollitas…" "Asi que muy hortelanos, ?no?", nos amenazo Azrael secundado por Talia, "pero la proxima vez, los expulsamos del Paraiso".

  • ENTRE VINEDOS (Blue Heron 1), Kristan Higgins de Kristan Higgins

    https://gigalibros.com/entre-vinedos-blue-heron-1-kristan-higgins.html

  • Por ti respiro de Poppy Garcia

    https://gigalibros.com/por-ti-respiro.html

    Segundo jueves de mes Me estaba costando mantener el ritmo de la respiracion. Tan prieta, tan deseable y salvaje. Su espalda se movia como las olas siguiendo el ritmo de mis caderas. -!No pares, caramelo! !Por favor, no pares! Acelere solo para darle gusto a la vez que estiraba el brazo para jugar con sus pezones y, ya de paso, dejarme llevar. -!Aaahhh! -grito. Senti la presion desde todos los angulos y explote en ella ya sin aire en los pulmones. La fuerza de gravedad hizo el resto derramandonos los dos en aquella cama de suaves sabanas negras. Como en un baile sincronizado. De A a B, siguiendo una coreografia en la que cada vez teniamos mas practica, mas eficiencia y menos alma. Pero aquello era lo que era y no valian eufemismos. Ese era siempre el momento de la verguenza. Cuando me daba excusas a mi mismo de porque estaba alli, o mas bien, para que estaba alli. Estaba alli precisamente para disfrutar, aunque fuese a costa de pretender durante un rato. Una tarde cada varios meses. Pagando. Anos atras, Cuqui habia sido mi regalo de cumpleanos. Aquella noche no lo supe, pero pocas dudas tuve cuando encontre en mi billetera dias despues una tarjeta con su nombre y un corto mensaje adosado a un <>. Me cabree, mucho, pero he de admitir que duro poco. Una vez que asumi que ese seria el unico contacto que tendria con una mujer creo que hasta senti alivio. Primero, Cuqui era guapisima y, segundo, me gustaba el sexo con ella. Desde aquella primera noche nos habiamos visto de forma mas o menos regular; ella recibia su recompensa y yo la mia. La verguenza, aunque persistente, quedo algo mitigada cuando gire la cabeza para mirar a mi escort -tenia prohibido llamarla <>- tumbada de espaldas mirando al techo satisfecha de si misma. Cuqui era muy especial para ciertas cosas, aunque su naturalidad era reconfortante. Al igual que siempre, no tardo ni dos segundos en encenderse un cigarrillo. Una costumbre que yo personalmente odiaba y que ella parecia disfrutar. Cuqui era puro estereotipo, supongo que por su profesion, y el cigarrillo de despues del coito era imprescindible. En ningun otro momento la habia visto con un pitillo entre los dedos. -?Por que me llamas siempre caramelo? -pregunte. Normalmente no hablabamos demasiado; siempre hubo un silencio comodo entre nosotros. Ella no husmeaba en mi vida y yo no pedia explicaciones. Como debia ser. Con todo y eso, soliamos cruzar unas palabras mientras nos recuperabamos y con el tiempo esos momentos habian pasado de un par de minutos, antes de que yo recogiera mis cosas y pagara, hasta llegar a la media hora si no teniamos nada que hacer despues. Hoy parecia no importarle que zanganearamos un rato, asi que pregunte aquello porque realmente me intrigaba que me hubiese puesto un mote tan empalagoso. -No se. Me recuerdas a uno. Apoyo la cabeza sobre mi brazo estirado, mirando a la nada mientras intentaba hacer anillos con el humo. Anos practicando sin resultado. -Eres como uno de esos caramelos con envoltura de colores chillones con el logotipo de la empresa. -Paro un segundo para echar el humo por la nariz-. Cuando vas a abrirlo, te das cuenta de que el papel se ha quedado pegado al caramelo y ves venir que los dedos van a quedar pegajosos. Pero como es un caramelo, pues haces el esfuerzo. Al llevartelo a la boca tus papilas gustativas se corren de gusto de repente y cierras los ojos mientras disfrutas de la experiencia. Una vez comienzas a mover el caramelo en la boca, te acuerdas de que tienes pegado el envoltorio entre los dedos, asi que te deshaces de el y te chupas las yemas porque el regustillo es casi mejor que el caramelo en si. Tu eres igual. Un caramelo… Vaya analogia. Si estaba alli con ella era porque yo no era del gusto de nadie. No queria recordar la cantidad de motes que me habian puesto a lo largo de los anos; ninguno cercano a nada dulce, eso seguro. De hecho, desde bien pequeno a cada nuevo apodo la cosa empeoraba a la par que mi aspecto. Quien sabe cuando empece a parecer un engendro. Primero fueron los pies planos y el empeno del medico en ponerme botas ortopedicas; despues fueron las gafas de pasta de color marron mierda que mis padres debieron encontrar en oferta en la optica; con la pubertad aterrizo el maldito acne que me dejo desagradables marcas de por vida por toda la cara y lo peor, esos perpetuos carrillos rojos que decian a gritos <>. Por suerte mi cara no era redonda como la de un pan. Eso me hubiese dado la puntilla en el instituto. Basicamente era mas feo que un culo y para colmo, mis padres tuvieron que recurrir al maldito santoral para ponerme el peor nombre de la historia. Llamarme Artemio era algo que todavia llevaba fatal, tanto que no dejaba que nadie me llamara asi. Gracias a Dios, las botas ortopedicas dejaron de ponerse de moda; el genio mas genio de todos los tiempos invento las lentillas y el bigote y la perilla atraian ahora las miradas mas que los boquetes dejados por las espinillas llenas de pus y grasa que los miles de tratamientos dermatologicos no consiguieron disimular. Lo que no habia cambiado en absoluto con los anos era el asco, el desprecio o la pura y dura indiferencia del genero femenino hacia mi persona, sexualmente hablando se entiende. Jamas habia estado con una mujer porque le atrajera. Jamas. Siempre tuve amigas, eso si. Rodeado de feminas que decian lo encantador que era, no hacia mas que afianzarme en la idea de que ademas de feo, no conseguia hacerles llegar las sobredosis de testosterona que me hacian producir. Siempre pase inadvertido; al menos ningun otro chaval penso en mi como oponente lo que me evito algun que otro encontronazo con los malutos en el recreo, aunque no siempre. Lo dicho, mi testosterona pasaba desapercibida a todos los niveles. Pero debia agradecerle a Cuqui que, aunque solo fuese por agradar a un pobre cliente, me dijera que no era tan repelente. Quiza la profesion le daba un sexto sentido para reconocer y utilizar sobreproducciones de hormonas. Quien sabe. -?Me estas piropeando? -me salio con una media sonrisa. El hecho en si era realmente comico. -No. Solo digo la verdad. Estas riquisimo. Apago el cigarrillo en el cenicero de la mesilla y comenzo a besarme en el pecho. Mi respiracion empezo a acelerar e inconscientemente entrelace los dedos en su pelo. -No se si estoy preparado para una segunda ronda y ademas se esta haciendo tarde. -Por mucho que me gustase las cosas que me hacia, lo nuestro era un encuentro con unas reglas estipuladas y queria que siguiese siendo asi. Ademas, no queria forzar nada. Pero ella ni caso. -No te hagas el modesto, caramelo. Tu siempre estas preparado. Saco la lengua para empezar hacer dibujos sobre mi piel y luego soplo para mirar triunfante como todo se ponia de punta. Empezo a chupetear mientras bajaba restregandose con abandono y yo mire el reloj para asegurarme. Estabamos en tiempo de descuento asi que esta ronda iria por parte de la casa. Si a ella le daba igual… Mis dudas quedaron resueltas cuando se incorporo para ir a sacar un condon del cajon de la mesilla. Lleve las dos manos a su cabeza, cerre los ojos y deje gustoso que Cuqui me tratase como un dulce.

  • Velkan de Mary Ferre

    https://gigalibros.com/velkan.html

    LA TRILOGIA "EL LIDER" CREO CONTROVERSIA ENTRE MIS LECTORES QUE POR AQUEL ENTONCES HABIAN LEIDO MIS NOVELAS DEDICADAS EXCLUSIVAMENTE A LOS TRUMPERS. CON LA PUBLICACION DE MI SIGUIENTE TRILOGIA ME SALI DE LA CONFORTABILIDAD QUE ME OTORGABAN LOS TRUMPERS Y ME CENTRE DE LLENO EN ESCRIBIR LA HISTORIA DE HADA Y VELKAN. RECIBI OPINIONES VARIADAS POR EL CONTENIDO DE LOS LIBROS YA QUE TOCABA TEMAS, ACCIONES Y SITUACIONES TOTALMENTE OPUESTAS A LAS YA ESCRITAS. SIN EMBARGO, DE UN MODO U OTRO, ESTA TRILOGIA LLEGO AL CORAZON DE TODOS MIS LECTORES POR LA CONFRONTACION QUE SE SINTIO CUANDO TE SUMERGES EN EL RECORRIDO DE LA HISTORIA NARRADA POR HADA. CON UN FINAL TOTALMENTE ABIERTO QUE NO ESTUVO A LA ALTURA DE SUS MAS FIELES SEGUIDORES, PERO NECESARIO PARA DARLE EL BROCHE DE ORO QUE SE MERECE.

  • Vampgelic de Sofia Vilchez

    https://gigalibros.com/vampgelic.html

    Katrina es una joven y hermosa doncella que trabaja en el castillo de
    Leonard, el extrano y misterioso hombre que gobierna el lugar y que siempre tuvo
    un interes particular en la muchacha. Aparentemente la vida de los trabajadores es
    anodina, hasta que llegan los dias senalados en los que se produce un asalto al
    castillo por parte de unos desconocidos que asesinan y secuestran a gente. En una
    de estas ocasiones, Katrina se ve en la necesidad de ayudar a Leonard, que es
    quien siempre defiende la fortaleza y a sus habitantes, ya que ha resultado
    gravemente herido. Es aqui cuando Katrina descubre que Leonard es un vampiro,
    dado que necesita alimentarse de ella para logar sobrevivir.

  • Volver a vivir de Danielle Steel

    https://gigalibros.com/volver-a-vivir.html

    La incomparable Danielle Steel nos brinda una historia inspiradora sobre una mujer que pierde a su amor, su casa y su libertad y tiene que aprender a vivir de nuevo.

  • Septiembre puede esperar de Susana Fortes

    https://gigalibros.com/septiembre-puede-esperar.html

    .El 8 de mayo de 1955 la escritora Emily J. Parker desaparece en Londres mientras la ciudad celebra el decimo aniversario del final de la II Guerra Mundial. Nunca mas vuelve a saberse nada de ella.

  • No es tiempo de peros de David Jimenez

    https://gigalibros.com/no-es-tiempo-de-peros.html

    Ella ya no es esa policia timida que no se atrevia a mirarlo a la cara.
    El ya ni siquiera es policia.
    Ambos han pagado un peaje demasiado alto por trabajar al margen de la ley. Ahora lo unico que los une es una causa comun: encontrar al Cazador.
    Pero compartir un objetivo no los convierte en companeros, solo en socios; unos socios que tendran que lidiar con una relacion amor-odio basada en enganos.
    Para Zoe, Marcial es el mejor medio para descubrir al verdadero culpable de la muerte de su novio. Para Marcial, Zoe es la unica compania humana que no le resulta insoportable.
    La busqueda del Cazador los une en un nuevo caso, pero esta vez nada sera igual. Marcial ya no tiene una placa que le impida desafiar las normas, y Zoe simplemente ha dejado de cumplirlas. Ambos iniciaran un descenso a los suburbios de Cartagena en la investigacion de una trama de blanqueo de capitales que salpicara de sangre los cimientos de la ciudad.

  • Estas bajo mi mando de Olivia Chipres

    https://gigalibros.com/estas-bajo-mi-mando.html

  • La Princesa del Jefe de Clara Montecarlo

    https://gigalibros.com/la-princesa-del-jefe.html

    Jure que la protegeria, y es lo que voy a hacer.
    No soy un buen tio, y no te voy a gustar.
    Pero un hombre de verdad nunca la dejaria en la estacada.
    Y yo soy un hombre de verdad. De los que ya no quedan.

  • Solo somos tu y yo (Unidos por el amor 2) de Fernanda Suarez

    https://gigalibros.com/solo-somos-tu-y-yo-unidos-por-el-amor-2.html

    Segunda entrega de la serie de romance historico, ambientada en la Inglaterra de la regencia, <> de Fernanda Suarez.

  • Cicatriz (Narrativas hispanicas) – Sara Mesa de Sara Mesa

    https://gigalibros.com/cicatriz-narrativas-hispanicas-8211-sara-mesa.html

    Sonia conoce a Knut en un foro literario de internet y, a pesar de los setecientos kilometros que los separan, establece con el una particular relacion marcada por la obsesion y la extraneza. Entre la atraccion y la repulsion, no puede evitar sentirse fascinada por este personaje insolito y perfeccionista, que vive fuera de toda norma social y que la corteja a traves de suntuosos regalos robados. <> Su necesidad de poner distancia cuando Knut se vuelve demasiado absorbente, pero tambien su irrefrenable curiosidad y el ansia de vivir experiencias mas alla de una existencia excesivamente reglada, llevaran a Sonia a una doble vida secreta en la que quedara atrapada durante anos sin posibilidad de exculparse. En esta inusitada historia, Sara Mesa recupera temas que ya aparecieron en sus primeras obras narrativas, dandoles forma a traves de un estilo conciso y electrico en un mundo ?frio, escasamente comunicativo? cuyas reglas establecen unicamente los propios personajes que lo habitan. Cicatriz no es solo una inquietante historia de amor descompensado protagonizada por dos seres muy distintos pero a la vez complementarios, es tambien una reflexion sobre la sociedad de consumo y los robos a gran escala en grandes almacenes, la sumision y el poder, la anulacion del deseo y la carnalidad, el refugio de la infancia, la fantasia como alternativa, la culpa y la expiacion, la escritura y la vocacion literaria. La autora de la celebrada Cuatro por cuatro (que fue finalista del Premio Herralde de Novela), en vias de publicacion al frances, se confirma con Cicatriz como una de las voces mas singulares e imprescindibles de su generacion.

  • Un pasado incierto de Tierra Salvaje

    https://gigalibros.com/un-pasado-incierto.html

    Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproduccion total o parcial de este libro, por cualquier medio electronico o mecanico, sin la autorizacion previa y por escrito del autor. Capitulo 1: El despertar El sonido de aquellas voces me desperto. Llegaban de lejos y hablaban en voz baja. Intente abrir los ojos, pero un intenso dolor me sacudio la cabeza y atraveso todo mi cuerpo. Deje que el dolor campara a sus anchas por mi interior y me abandone a su suerte. Me concentre en las voces que ahora escuchaba con mayor claridad, no se si porque habian subido el tono o porque mi oido se habia agudizado, al estar ahora mas atento que antes. Eran dos, un hombre y una mujer. --Mire, senora --dijo el, con voz viril, formando en mi mente difusa el retrato de un hombre entrado en anos-- todavia es pronto para saber el alcance del accidente y sus posibles secuelas. Lo unico que sabemos en este momento con certeza es que tiene dos costillas rotas, el femur fracturado y distintas contusiones, pero lo que mas preocupa es conocer el alcance de los danos cerebrales y su tratamiento. --Doctor, el y yo no estamos casados, al menos por el momento --dijo la voz femenina, sin duda perteneciente a una chica joven-- ?se va a poner bien? ?Por que no despierta? --Vera --continuo la voz del que debia ser el doctor-- como le estaba diciendo, su novio ha recibido un fuerte impacto en la cabeza. Tiene varias contusiones y hematomas, y hasta que no despierte no podemos conocer en que estado esta su cerebro. De momento, el hecho de que no despierte no es alarmante. Sus constantes vitales son estables, es un joven fuerte, y no dudo que acabara despertando. --Pero es que lleva asi dos dias... --dijo ella en un tono que mostraba su evidente preocupacion. --Conozco casos en que han estado mucho mas tiempo y han despertado sin secuelas ni complicaciones --intento calmarla-- no digo que sea el caso... ojala fuera asi. Lo unico que quiero hacerle entender es que el cerebro es un organo complejo, de dificil diagnostico y, aunque las primeras pruebas no hayan detectado nada preocupante, hasta que el paciente no despierte no podemos estar seguros. Hay que tener paciencia. --Ya... --dijo ella resignada-- al menos esta vivo... cuando vi el estado en que habia quedado el coche pense que lo habia perdido para siempre...No sabe la angustia que pase hasta que alguien me confirmo que seguia con vida, que aun lo tenia a mi lado. --No se angustie y sea paciente --dijo el doctor con voz condescendiente-- en este caso hay suficientes motivos para creer en una pronta recuperacion. Intui que debian hablar de mi. ?Llevaba dos dias dormido? ?Habia tenido un accidente de coche? ?Por que no podia moverme? ?Y quien era esa chica a la que el doctor trataba como si fuera mi novia? Note a mi lado otra presencia, alguien que se movia al lado de donde estaba tendido. De eso si estaba seguro, estaba tumbado y supuse que en una cama. Como habia escuchado estaba en un hospital. La presencia se acerco a mi y toco mi brazo, moviendo algo que tenia clavado en mi piel, provocando un leve gemido de protesta por mi parte y que moviera levemente mi mano tratando de apartarla de aquella nueva fuente de dolor. --Doctor --dijo al instante otra voz, esta mucho mas cercana-- se acaba de mover... Pasos acercandose, unos dedos palpandome y, de pronto, una luz cegadora directa a los ojos. De nuevo, me agite intentando huir y moviendo al parecer mi cabeza. Aquellos parecieron apiadarse de mi y me abandonaron momentaneamente, reiniciando la exploracion en zonas menos dolorosas para mi. --?Lo ve? --dijo con alegria aquel hombre-- ya le dije que despertaria... --Si... --dijo la voz femenina entre sollozos-- gracias doctor... --No me de las gracias todavia --le respondio el-- tenemos que ir paso a paso... ver si hay secuelas, hacer mas pruebas y, luego, si todo va bien, empezar la recuperacion, pero ahora dejemosle descansar. Las voces se alejaron, un ligero pinchazo en el brazo y el dolor empezo a remitir sumiendome de nuevo en un profundo sueno. No se el tiempo que permaneci inconsciente, dormido o lo que fuera el estado en que me encontraba. Solo se que, cuando me desperte de nuevo, esta vez si pude abrir los ojos sin sentir aquel dolor atroz que me lo habia impedido la primera vez. Seguia habiendo dolor, pero algo mas leve, mas llevadero... Un falso techo aderezado de varios focos que alumbraban la habitacion fue lo primero que vi. Intente mover la cabeza y, para mi sorpresa, consegui hacerlo. Paredes blancas, una butaca al lado de la cama donde, como ya habia adivinado, me encontraba tumbado y una mesita al lado donde se hacinaban varios objetos a los que no dedique una mirada mas escrutadora. Al pie de la cama, mi pierna colgaba de un anclaje y de mi mano salian varios cables y tubos conectados a maquinas varias que pitaban de forma ritmica y constante. Definitivamente, estaba en un hospital. Habia abierto los ojos y movido la cabeza, lo siguiente fue probar mis dedos y luego la mano. De momento todo bien. El brazo tambien consegui levantarlo y la pierna, la buena, tambien respondio a las ordenes de mi cerebro. Senti un profundo alivio, al parecer todo respondia como debia y no me habian quedado secuelas... al menos hasta donde llegaba mi alcance. --Vaya, veo que estas despierto de nuevo... --dijo una voz entrando por la puerta de la habitacion-- parece que tienes mejor cara... Era la enfermera, la misma que estaba en la estancia la ultima vez que me habia despertado. No respondi, tampoco sabia si podia ya que aun no lo habia intentado. Pero ella no necesitaba respuesta alguna para seguir hablando. --Vamos a ver como esta todo esto... --dijo comprobando los cables y las constantes-- ya veras que alegria le vas a dar a Sara cuando te vea asi... lo ha pasado tan mal la pobre... ?Quien era Sara? Pense mientras miraba a aquella enfermera de cabello negro recogido en una coleta agacharse, dandome una vision privilegiada de su culo embutido en aquellos pantalones blancos donde se marcaba a la perfeccion su ropa interior. --Dentro de un rato vendra y podreis estar un rato juntos que seguro que la has echado de menos --dijo levantandose e inclinandose sobre mi para comprobar el vendaje que cubria mi pecho, dandome ahora una panoramica de sus pechos que, sin ser muy grandes, eran bastante proporcionados a su pequena figura-- a ver por aqui... Y para mi sorpresa, me quito la sabana hasta un poco mas debajo de mi entrepierna, dejando al descubierto mis partes mas intimas. --Daniel, Daniel, Daniel... --dijo mientras alargaba su mano y acariciaba mi miembro completamente flacido-- menudo descubrimiento... Su dedo recorrio la longitud de mi miembro, provocandome un cosquilleo en toda la zona y provocandome sentimientos encontrados: alivio al notar que aquella zona parecia responder a los estimulos de aquella enfermera, pero tambien sorpresa, porque para nada me hubiera esperado algo asi. Y, finalmente, enfado. ?Quien cono se creia esa enfermera para tomarse esa libertad? --Lastima que no tengamos tiempo para seguir jugando un ratito mas... --dijo mientras tras una ultima pasada a mi miembro volvia a cubrirme con la sabana. Yo no entendia nada de lo que acababa de pasar, pero, por suerte o por desgracia, no tuve tiempo de darle muchas vueltas al asunto ya que la puerta volvio a abrirse y aparecio una chica que supuse debia de ser la que hablaba con el doctor, no se si hacia unas horas o quizas dias. Habia perdido la nocion del tiempo. --Hola Sara --saludo la enfermera-- mira quien se ha despertado... --!Daniel! --grito contenta aquella tal Sara que vino hacia mi-- no sabes lo preocupada que he estado por ti... por un momento me temi lo peor... crei haberte perdido para siempre, que nunca volveria a tenerte entre mis brazos...

  • El hombre en las sombras de Angeles Goyanes

    https://gigalibros.com/el-hombre-en-las-sombras.html

    Despues de pasar toda su vida intentando curar las heridas del pasado, Isabel Porto parece haber conseguido la estabilidad emocional. Se ha casado, se ha convertido en madre de dos hijos adoptivos y tiene ante si un brillante futuro politico, siendo candidata a la presidencia de Espana en las elecciones que estan a punto de celebrarse. Sin embargo, hay cabos sueltos en su vida, personas que conocen un secreto capaz de destruirla, y, lo que parece peor, personas capaces de matar para protegerlo. Todos ellos entraran en accion cuando el pequeno Alex, que ha quedado paralitico en el mismo accidente de trafico en el que murio su madre, sea secuestrado y su familia, con razones para creer que la candidata presidencial esta detras del rapto, no dude en amenazarla con hacer publico su terrible secreto, uno tan oscuro que ni la propia Isabel lo conoce al completo.

  • Infierno y Paraiso (Todos mis demonios 3), Veronica A. Fleitas Solich de Veronica A. Fleitas Solich

    https://gigalibros.com/infierno-y-paraiso-todos-mis-demonios-3-veronica-a-fleitas-solich.html

    Tercer libro de la saga “Todos mis demonios”.
    Eliza creyo que ya nada la sorprenderia, que estaba todo dicho.
    Ella ha quedado varada entre dos mundos y es una sola cosa, la que desea, pero en su urgencia por conseguirla no ve que a su alrededor, existe mucho mas que los misterios que ya desvelo. Ni se imagina lo que esta a punto de sucederle

  • De abril a julio de Sara Ventas

    https://gigalibros.com/de-abril-a-julio.html

    Cuando nuestro protagonista conozca a la chica de los anuncios, no sera consciente del juego al que ha sido arrastrado sin proponerselo. Ella acaba de aterrizar en la ciudad y se ha topado con un secreto sobre su hermana que no deberia estar a su alcance. Lejos de ignorarlo, decide indagar por su cuenta y enredarse; lo que la llevara a aprender dos lecciones importantes: que las mentiras te envuelven hasta formar una burbuja de la que cuesta escapar; y que los asuntos en los que se hurga sin invitacion previa, pueden explotarte en la cara de la forma mas inesperada.

  • Cuando la nieve se derrita de Kelly Dreams

    https://gigalibros.com/cuando-la-nieve-se-derrita.html

    Micha estaba conforme con su papel de profesor en la Academia "Angeles Caidos", su vida era buena, su sueldo mas que suficiente y los alumnos lo respetaban. ?Que mas podria pedir un Angel Caido? No haber aceptado la apuesta que lo obligaba a viajar a la Tierra, convencer a la primera humana que encontrara de que tenia que darle posada y sobre todo no enamorarse de ella hasta que pudiera regresar a casa... Cuando la nieve se derritiera. Una peligrosa apuesta que pondria su alma en peligro y convertiria sus dias en el peor de los infiernos...

  • Sal de mi camino, Valentin de Sarang Hee

    https://gigalibros.com/sal-de-mi-camino-valentin.html

    <>. Mi mantra mananero es una verdad fuerte y bonita la cual muere en mis labios con la entrada en escena de mi archirrival, Valentin. No hace falta que levante la cabeza del teclado para saber que esta entrando. Su perfume eau du toilette de Channel, es su aviso de llegada, cual memorandum reconocido por el edificio entero. Sus pasos acompasados se escuchan cada vez mas cerca y una vez llega a nuestra oficina, como de costumbre, ni siquiera nos dedica un ‘buenos dias’. Valentin no saluda, nunca. Su comportamiento no nos sorprende ni un poco, ni a mi, ni al resto del equipo de chicas en el departamento. Ese acto o, mejor dicho: ese no acto, es muestra constante de la mala educacion del hombre. En un principio todas nos mortificabamos por ello, algunas de las muchachas no sabian que hacer; si no saludarlo de plano, o seguir haciendolo para recibir como respuesta un incomodo silencio sepulcral. En la actualidad nos hemos acostumbrado y no gastamos saliva ni energia en saludarlo. --Senor Valentin, los reportes que me solicito ayer estan encima de su escritorio; al igual que su cafe, y los curriculos de los mejores prospectos para la division de China. Celine, una menuda mujer de treinta anos, es la secretaria de direccion y tiene la tarea de todos los dias hacer lo mismo; recibir a Valentin e informarle de cualquier novedad, entretanto, el camina a su oficina, con la mirada en Jupiter. --Bien, revisare todo. Para su conocimiento voy a estar en una llamada internacional, que nadie me moleste por las siguientes horas. --Si, senor --responde una aliviada Celine. Con su primera mision del dia cumplida ella se aleja de la oficina de cristal, mejor conocida como la "pecera", con su semblante mas relajado que antes. Pasa frente a mi escritorio y hace su acostumbrada senal de alivio, le sonrio y le doy un pulgar para arriba. --Aruba. --Valentin dice mi nombre para llamar mi atencion. --Valentin --le respondo sin dejar de mirar mi computador, mas porque se que le molesta que lo ignore, que porque realmente este muy metida en lo que estoy haciendo. --?Tendras listo lo que te pedi ayer? --pregunta y asiento, sin despegar los ojos del brillante aparato. --Casi ya, en menos de veinte minutos estara en tu bandeja de correos. --No hace falta que levante mis ojos para saber que su mirada a Jupiter ha aterrizado y ahora esta puesta en mi. --Me parece perfecto, asi lo revisamos juntos antes de que te vayas a casa. Con todo dicho entre los dos, se mete en su oficina y se termina la conversacion. Todas de cierta forma respetan a Valentin, no solo porque es el jefe del departamento. El se preocupa por cosas que van mucho mas alla de la produccion y operacion, tambien le importa que su equipo aprenda y que sus colaboradores sean capaces de tomar decisiones en cualquier caso urgente. Eso, de alguna manera compensa la lengua inclemente del maleducado y engreido jefe. No se anda por las ramas, si te ganas una respuesta mordaz de su parte, la tendras seguro. !Oh, si lo sabre yo! Que fui su primera victima. Nunca olvidare esa manana de ingreso en la que, entre diez candidatos, el y yo estuvimos sentados uno al lado del otro, llenando pruebas psicologicas y examenes para determinar que tan buenos eran nuestros perfiles para el puesto. Fue un largo dia de preguntas parecidas en complejidad a problemas de fisica y respuestas a la altura. Al final de la tarde de ese dia nos habian dado los resultados, en los cuales yo aparecia como seleccionada y me di cuenta de que el tambien. Pletorica como estaba, me atrevi --con una sonrisa de boba satisfaccion personal por el logro -- a invitarle a tomarnos unas cervecitas para soltar el lastre. Mi ERROR. Ese hombre que me parecio en su momento un elegante y educado caballero; alto, de rostro bonito y ojos claros, casi en el mismo tono de su pelo castano. Me miro por encima de un hombro y sin pena alguna me dijo:--Yo no salgo con companeros de trabajo y mucho menos si son mujeres solteras que puedan malinterpretar las cosas. Mi semblante cambio al instante, estaba herida en mi orgullo femenino debido a ese despreciable desconocido, quien pensaba que como no tenia novio --cosa que aun no se como supo-- iba a acosarlo o algo asi. Pero, sobre todo, yo estaba molesta por esa forma desdenosa de mirarme, !como quien tiene un moco en la nariz! En fin, desde ese momento entre nosotros se ha instalado una especie de guerra muda, una de poder y conocimiento. Gracias a esa competitividad escalamos rapido, y hemos sido ascendidos, premiados y reconocidos varias veces, casi siempre uno delante del otro. Quizas por ello siempre he tenido la absurda sensacion de que me esta leyendo el pensamiento: si me lanzo a por un proyecto, el tambien, si hago un cambio novedoso en algo, el lo mejora en otro... y asi ha sido todo el tiempo. Es tanto el sofoco que causa en mi toda nuestra historia, que es inevitable no sentirme predispuesta, como si el pesado hombre estuviese en mi camino. Hace un ano que la competencia individual ha cesado, ambos fuimos promovidos a la vez para encargados del departamento de diseno grafico y perfil de la marca. Actualmente el es el Gerente y yo la Subgerente, por lo que la tregua esta en el aire, ambos estamos concentrados en hacer de este departamento el mejor y tocandonos la moral uno al otro, no iba a funcionar. Inconscientemente levanto la cabeza un momento de la hoja de calculo en la que estoy trabajando y le veo a traves de los cristales de su oficina, enfrascado mas de lo usual en una discusion telefonica. Aun asi, sus ojos se encuentran con los mios por un instante. Incomoda y poco interesada, le retiro la mirada y sigo en lo mio. Se supone que el y yo debiamos compartir ese espacio cerrado y privado que es la pecera y que dejariamos al resto de chicas en los cubiculos, trabajando sin la presencia de un jefe tan cerca. Cuando surgio el tema me negue en rotundo a compartir un espacio tan pequeno con el. Es cierto que estamos en tregua, pero bien, lo que se dice bien, no nos llevabamos como para compartir oficina. Sin mucho palabreo el se quedo con la pecera, mientras yo nadaba con los otros peces del estanque, y no me arrepentia de nada. Sigo concentrada en redactar un correo para enviar el informe contable del departamento, reviso lo que escribo, en el interin mi extension telefonica suena. En la pequena pantalla se refleja el numero de la extension de Maite, mi chica estrella. Tomo la llamada sin dejar de teclear el correo. --?Has visto la cara de sieso que ha traido hoy? Parecia que tenia un palo en el culo… --La diatriba, una que he escuchado antes. --!Maite! --la reprendo evitando a duras penas sonreir--. Te he dicho que no esta bien que hables asi de tu jefe. No es etico ni profesional, bajo ningun concepto, aceptar que tus colaboradores ofendan a sus superiores, incluso cuando estos se lo merezcan, como es el caso puntual de Valentin. --Aruuu, sabes que solo hablo del demonio con ustedes y es porque no entiendo como un hombre que se ve tan bien fisicamente es tan odioso e imbecil. ?Valentin verse bien?, si. No le miro mucho ni por asomo. No quiero que me vuelva a culpar de que le acoso. Al principio me costaba ignorar lo bien parecido del tio, ahora, sin embargo, lo hago con la misma facilidad con la que piso una cucaracha... Sin remordimiento. --Hay de todo en la vina del senor, Maite, vive con eso. --Con mi comentario intento quitarle hierro al asunto. --!Claro que no! Pero no te he llamado para eso: ?Aun esta en pie lo de esta noche? -- inquiere animada. Su voz es peculiar y un poco chillona, incluso a traves de la bocina del telefono. --?La cena de inauguracion de la semana del Amor? Si, a las nueve en punto nos casaremos con par de cervezas y un plato de pasta japonesa. --Con ese pensamiento tambien me animo un poco y dejo a un lado el correo casi listo. --Esa es mi jefa, iremos todas y la pasaremos bien, total, manana no se trabaja. ?Que haras hoy? Tendremos la tarde libre. --Tengo todo organizado para ir al spa y relajarme el resto de la tarde --le comento girando el asiento, en tanto rebusco algo en una carpeta. --Wao, que envidia, yo tengo que ir con mi madre a visitar a mis tias, imagina lo que me espera --se queja Maite. --No te lamentes, podria ser peor. --Define peor… --Podrias tener una desagradable cita… --Eso no es malo, yo encantada. Necesito darle alegria a este cuerpo. --Su voz no ha bajado nada, seguro la han escuchado el resto de las chicas. --Por Dios, Maite, ?como eres tan descarada? --cuestiono divertida. --Pues asi como asi. Se me da natural. --Ya veo que si. De todas formas, si quieres puedes venirte al spa conmigo --la invito. --Nah, ve tu sola, en la noche nos vemos. --Ok. Terminamos la llamada y yo releo el cuerpo del correo, luego adjunto el informe para Valentin, y envio mi mayor pendiente del dia. Al instante mi cuerpo se siente superrelajado, satisfecha de que hoy podre llegar a casa temprano y dejarme hacer de todo en las manos sagaces de un masajista profesional. Espero unos minutos la respuesta de Valentin al correo enviado, aprovecho y le pongo agua al cactus en mi escritorio, es la unica decoracion que tengo en mi cubiculo. Aprecio mucho la hermosa y redonda plantita con espinas que una vez al ano florece para mi, fue un regalo de hace dos navidades. Hicimos un angelito, una actividad de regalar y recibir presentes por varias semanas, para integrar al equipo y reirnos un poco. Ese dia Maite le regalaba a Valentin, y se le ocurrio envolver en una bolsa muy mona una camiseta estampada en el frente con el colerico munequito de la pelicula, Intensamente. Al ver el presente y la cara de Valentin tan igual a la del dibujo, nos reimos hasta llorar. Despues le toco el momento al jefe de entregar su presente y lanzo un discurso: --Este obsequio es muy especial, Aruba, ven aqui. Es para ti y cuando lo elegi lo hice pensando en todo lo que veo en ti. Ya sabia que era el quien me regalaria esa semana, las chicas no se guardan nada. Recibi la bolsa y al introducir la mano me pinche los dedos, lance un grito sutil hasta que saque el bonito pero hiriente cactus. La maseta tenia ojitos y de la planta salia una notita, la abri y alli ponia: "No todo lo que tiene espinas es feo... si no, mirate a ti." Las chicas tambien se rieron de mi expresion al leer la nota y del regalo. Unos dias bastaron para que me encarinara del peculiar y coqueto regalo, tanto que ahora la plantita es la consentida de la oficina. Con Clementina regada --asi se llama el cactus-- vuelvo a mirar el correo, sigue sin llegar una respuesta. Me levanto para ir a la impresora, el aparato es uno solo para toda la oficina. Plantada frente al monstruo blanco me pierdo mirando el calendario grande, que cuelga en la pared del frente. Es sabado siete de febrero y desde hoy hasta el catorce --dia marcado con un corazoncito flechado en el calendario-- la gente actua como loca, comprando cosas para regalar a sus amados. La maquina termina, recojo los impresos y me alejo pensando que para mi este sera un San Valentin mas. Hace unos meses que termine con el chico con el que me estaba liando, gracias a que el muy jodido ya se estaba poniendo intenso, y yo no necesito eso, por lo menos no lo necesitaba de el, que aparte de ponerme cachonda no me hacia sentir nada mas. Valentin con la rabia y tension que causa en mi, significa mas que ese chico. Es una escalofriante comparacion entre el hombre con el que peleo y el hombre con el que me liaba desnuda y al que me montaba como amazona salvaje, pero es la correcta para describir lo poco que me importaba esa relacion con esa criatura con cuerpo de modelo frustrado… --!Auch! --gimo al golpearme la frente con un costado de Valentin, hasta el choque no habia notado su presencia. Estamos solos el y yo en ese pequeno cuarto, levanto mi mirada y lo encuentro observandome serio, con sus ojos de avellana puestos en mi y su mandibula apretada. --?Sera que levantas la cabeza y miras para adelante cuando caminas? --Estamos solos, no hay que fingir que nos llevamos bien. --?Sera que sales de mi camino, Valentin? Por favor, vete a la luna. Yo misma te pago el pasaje. --No te daria esa satisfaccion, ni aunque mi vida dependiera de ello. --Su comentario mordaz y antipatico. --Cuidado con lo que deseas, que los suenos se hacen realidad. Por ahora solo sal de mi camino, esa colonia tuya es demasiado fuerte para estas horas y me molesta.

  • La decision de Elaine de Mar Fernandez

    https://gigalibros.com/la-decision-de-elaine.html

    La vida de Elaine no es facil tras la truculenta guerra que le ha robado a su esposo y dejado huerfana a Faith, una nina de apenas seis anos que no ha conocido a su padre. Mantener la esperanza o la ilusion era todo un reto. El rancho que posee esta al borde de ruina y apenas puede hacerse cargo del lugar.

  • Jason Stuart de M. C. S

    https://gigalibros.com/jason-stuart.html

    Con un titulo en derecho engavetado, Camilla Borges, hija de uno de los abogados mas respetados de su ciudad, recibe un ultimatum de su padre, haciendola elegir entre dejar su buena vida o ejercer su profesion. Lo que ella no podia imaginar era que su padre le daria el caso mas comentado de la ciudad, emitiendo un juicio apresurado cuando se encuentra con el acusado personalmente y algun tiempo despues haciendo que su juicio precipitado se desmorone.
    Odiado en la ciudad por cometer el accidente que causo la muerte de la hija del alcalde que habia sido su novia hasta entonces, Jason Stuart se encuentra con la abogada Camilla Borges. Pero lo que hasta entonces se suponia que era una relacion abogado-cliente podria conducir a una pasion inesperada y abrumadora entre ellos.
    Camilla sabe que no puede involucrarse ni enamorarse de un hombre con un destino practicamente ya decidido, seria el error mas grande que podria cometer, pero esta dispuesta a enfrentar ese gran y hermoso error.

  • Palabras de otro lado de Alonso Cueto

    https://gigalibros.com/palabras-de-otro-lado.html

    Aurora es una joven abogada de treinta anos que vive en Lima. Es una profesional exitosa y lleva una vida apacible. En el inicio de esta novela, luego del secreto que le revela su madre en su lecho de muerte, se encuentra sin embargo frente a un abismo. Descubre que su padre es un espanol que vive en Madrid y, despues de algunas dudas, decide viajar a buscarlo. A lo largo de la busqueda en una ciudad que recien conoce, va a toparse con una serie de personajes. Carlos, Nuria, Paco, Luis y otros van a acompanarla en una jornada de revelaciones personales y sustituciones del pasado.

  • Muchas mentiras y unas cuantas verdades de Olga Hermon

    https://gigalibros.com/muchas-mentiras-y-unas-cuantas-verdades.html

    No existen las mentiras grandes ni pequenas, tampoco las blancas, grises o negras, pero si las mentiras obligadas.

  • Pellizcos On the road (2 relatos) de Lara Rivendel

    https://gigalibros.com/pellizcos-on-the-road-2-relatos.html

    Extranos en un AVE – Lara Rivendel
    Valme y su marido suben al AVE en la estacion de Atocha con destino a Zaragoza. Agobiada por los problemas del dia a dia, cuando ocupa su asiento en una mesa para cuatro cree que al fin va a poder relajarse un rato, pero cuando su mirada se cruza con la de su vecino de mesa, sabe que eso va a ser imposible: el pasado la esta mirando a los ojos.

  • El Gran Sol de Mercurio de Isaac Asimov

    https://gigalibros.com/el-gran-sol-de-mercurio.html

    El sistema solar ha sido colonizado por la Tierra, unificada bajo el gobierno del Consejo de Ciencias. En Mercurio, el planeta mas proximo al Sol, unas importantisimas instalaciones destinadas a aprovechar la energia solar y custodiadas por robots sufren constantes y misteriosos sabotajes.

  • Republica luminosa de Andres Barba

    https://gigalibros.com/republica-luminosa.html

    ?Que tiene que suceder para que nos veamos obligados a redefinir nuestra idea de la infancia? La aparicion de treinta y dos ninos violentos de procedencia desconocida trastoca por completo la vida de San Cristobal, una pequena ciudad tropical encajonada entre la selva y el rio. Veinte anos despues, uno de sus protagonistas redacta esta Republica luminosa, una cronica tejida de hechos, pruebas y rumores sobre como la ciudad se vio obligada a reformular no solo su idea del orden y la violencia sino hasta la misma civilizacion durante aquel ano y medio en que, hasta su muerte, los ninos tomaron la ciudad. Tensa y angustiosa, con la nitidez del Conrad de El corazon de las tinieblas, Barba suma aqui, a su habitual audacia narrativa y su talento para las situaciones ambiguas, la dimension de una fabula metafisica y oscura que tiene el aliento de los grandes relatos.

  • Amigos, sin mas (Amigos 4) de Ana Alvarez

    https://gigalibros.com/amigos-sin-mas-amigos-4.html

  • Tigre. La historia de Alix Crane de Angela Cruces

    https://gigalibros.com/tigre-la-historia-de-alix-crane.html

    "Te hare pedazos…" Y el siempre cumple sus promesas.
    Alix Crane irrumpe en la vida de Valery para poner su mundo boca arriba, sin importar a quien tenga que "pisar" en el camino, porque el TIGRE de California te hara trizas si te interpones en su destino...

  • Hasta que decidas regresar de Maria Laura Gambero

    https://gigalibros.com/hasta-que-decidas-regresar.html

    Manuel Rauch era ante todo un hombre distante y serio; un hombre aferrado a sus responsabilidades y a sus obligaciones; un hombre que desde su primer dia de vida fue tratado como el heredero de un imperio y el custodio de una gran fortuna. El accidente de su padre y el divorcio de su esposa Ana, fueron dos hechos que lo marcaron y provocaron en el profundas heridas, tornandolo mas rigido, hermetico e inflexible. Con la sola intencion de exponer las miserias de su familia para cumplir con una vieja venganza, una amenaza emerge desde un pasado que desconoce. En medio de un torbellino que pone en duda todo lo que defiende, Manuel necesitara de todo su temple para enfrentar lo que esta por descubrir sobre los origenes de su linaje y recuperar el amor de Ana sera un pilar fundamental para mantenerse entero y no dejarse doblegar.

  • Una noche magica de Danielle Steel

    https://gigalibros.com/una-noche-magica.html

    Es verano y Paris se prepara para la Cena Blanca, un banquete anual en un lugar emblematico de la ciudad, al que sus exclusivos invitados acuden vestidos de blanco.

  • Leal al Corazon de Noa Xireau

    https://gigalibros.com/leal-al-corazon.html

    Reino de Lanlow Lissy y yo intercambiamos una mirada divertida cuando el carruaje cogio un bache y los ronquidos de mi tia resonaron en el pequeno espacio como los grunidos de un cerdo al atragantarse. Ambas nos tapamos la boca para acallar nuestras risitas, aunque no sirvio de mucho. Mi tia abrio un ojo y se incorporo. Frente a mi, mi tutor, nos echo una de esas miradas recriminatorias con las que pretendia aleccionarnos, pero le traiciono el leve temblor en la comisura de sus labios y que escondiera sus manos bajo su habito de fraile. --?Cuanto falta? --Mi tia se limpio apresurada el fino hilillo humedo que le caia por la barbilla. Solte un profundo suspiro. ?Cuantas veces le habia respondido a la misma pregunta desde que habiamos salido de la posada al amanecer? Con su acostumbrada cortesia, Fray Roland se asomo por la ventana. --El paisaje se esta volviendo cada vez mas empinado y los bosques mas frondosos, Crowshead ya no debe estar demasiado lejos. Mi tia asintio con expresion agria, apreto los labios y se limito a estudiar enfurrunada una protuberancia en la madera algo desgastada de la puerta. --?Desea algo de comer, tia? --Senale la cesta que tenia a mis pies. Si a mi me dolia la espalda y estaba desesperada por estirar un rato las piernas, ella, con su corpulencia y mas del doble de edad, debia de encontrarse agonizando. Nego abstraida hasta que de repente se puso rigida y le lanzo una mirada a fray Roland. --?Podemos hacer una parada? Mi tutor puso cara de <>, pero acabo por asentir con un disimulado suspiro. --Por supuesto, lady Grey. Sacando su baston por la ventana, dio varios golpes en el techo del vehiculo indicandole al cochero que frenase. Enseguida se acerco el oficial de la escolta que nos acompanaba. --?Ocurre algo, padre? --Lady Grey desea hacer un alto. El hombre estudio con rostro grave el trayecto por delante y detras de nosotros. --No es el mejor sitio. El camino es estrecho y, en caso de una emboscada, el carruaje tendria problemas para girar si nos cerrasen la huida hacia el frente. Tampoco es un buen lugar en el que dividir a los hombres. Fray Roland hizo un gesto de confirmacion como si se hubiese esperado aquella respuesta, pero mi tia resoplo y se bajo del carruaje. --Si nos atacan, lo mismo da que sea aqui que dentro de cien metros y prefiero tener la vejiga vacia de darse el caso --gruno con una mueca mientras arqueaba la espalda con un gimoteo y las manos en la cintura. --La acompanare --me ofreci cuando quedo claro que la decision ya estaba tomada--. Lissy, ?vienes? La chica asintio reajustandose inquieta su tunica. No es que me hubiera esperado otra cosa, podiamos ser amigas, pero Lissy jamas olvidaba cual era su posicion como mi sirvienta. --No tienes que venir si no quieres --le recalque con tranquilidad, a sabiendas de lo miedosa que era. Lissy nego. --Como dice milady, hay cosas que es mejor enfrentarlas con la vejiga vacia. Apenas habiamos entrado en la linea de la arboleda cuando mi tia se giro hacia nuestra escolta. --?A donde creen que van? --pregunto con los brazos en jarras a fray Roland y al oficial, que iba seguido por uno de sus soldados. Los hombres se miraron entre ellos y no me paso desapercibido como el joven soldado aparto incomodo la vista en tanto que Fray Roland se masajeo el puente de la nariz. Me mordi el interior de la mejilla para no reir. Dudaba mucho que ninguno de ellos quisiera espiar a mi tia mientras se levantaba la saya. El oficial era lo suficientemente atractivo como para no echar en falta la atencion femenina en su vida y el joven soldado tenia ese tipo de facciones lindas que le hacian a una desear robarle un beso en la parte trasera del establo. --No vamos a permitir que se adentren a solas en el bosque, nos quedaremos a una distancia prudencial --el tono del oficial era de pura resignacion. --Esta bien asi, tia --intercedi--. Tras unos arbustos o un buen tronco no la veran, y nos avisaran si viene alguien --murmure solo para ella cuando por su semblante quedo patente que estaba a punto de aclararle al pobre hombre donde se podia meter su <>. --Al menos guarda tu capa, Maria. ?Como pretendes hacer una entrada grandiosa en Crowshead si llegas como si fueras la hija de un herrero? --me reprocho, con la mirada sobre el borde de la lujosa piel de armino blanco que remataba mi larga capa azul, en la que ya se habian enganchado algunas ramas y hojas secas. Con un suspiro, la deslice por los hombros y se la entregue a Lissy. --?Te importa dejarla en el asiento? --Me frote los brazos en un intento por contrarrestar el frio.--Tome la mia. Hace fresco y tampoco queremos que enferme. Cogere la manta para envolverme --se anticipo Lissy a mi protesta. Colocandome su capa, mi tia y yo retomamos el camino. Si habia esperado que mi tia siguiese teniendo prisa, por desgracia me equivoque. Su vejiga paso a un segundo plano y no ceso en su busqueda del mejor sitio para aliviarse hasta que encontro un viejo abedul con un enorme tronco, flanqueado por varios arbustos. --?Necesita ayuda, tia? --le pregunte apenas acabo su gemido de placer desde detras de los arbustos. De repente, alguien me tapo la boca y tiro de mi hacia el suelo. --!Shhh! --El oficial senalo una mancha oscura a unos treinta metros por delante de nosotros. Me llevo unos instantes discernir que se trataba de un hombre agazapado de espaldas a nosotros y, aun mas, detectar a otras siete figuras que tambien se ocultaban. Con un vistazo asustado sobre mi hombro, comprobe que el joven soldado se habia hecho cargo de mi tia. Fray Roland, por su parte, se encontraba encorvado tras un roble y rodeaba su cruz con ambas manos. --!Lissy! Tenemos que avisarla a ella y a los demas --susurre lo mas bajo que pude. El oficial vacilo como si le costara tomar aquella decision. --Ire yo, pero necesito que se quede aqui escondida. Sera menos peligroso para mis hombres si no tienen que estar protegiendolas a vuestra merced y a su tia. Tiendase y cubrase de hojas secas, mientras menos visible sea, mas segura estara y, sobre todo, no haga ruido. Asenti aterrada. ?Que otra cosa podia hacer? Como si fueran una maquina bien engrasada, bastaron algunas cortas senales del oficial para que fray Roland se aproximase a nosotros, refugiandose conmigo entre los matorrales. Apenas habian pasado unos minutos de la marcha del oficial, antes de que comenzaran a oirse gritos de batalla y el estruendo de las armas al chocar. Sin la necesidad de presenciarlo era facil adivinar que alaridos eran de rabia y cuales de dolor. Aun asi, no mirar era lo mas dificil que habia hecho en mi vida. Fray Roland permanecio con los labios apretados, pero, lejos del nerviosismo que habria esperado de un religioso de cierta edad como el, conservaba una ferrea calma. --!Corra! --El rugido urgente del oficial, que se oyo desde la contienda, me llego hasta los huesos. Asustada mire a mi tutor. No hubo ocasion de formular preguntas. Un agonico chillido femenino atraveso el bosque. --!Lissy! --Intente incorporarme llena de panico, pero el peso de fray Roland me aplasto sobre el terreno y su mano acallo mis sollozos con eficiente frialdad. --Demasiado tarde --murmuro con pesar--. Nos mataran a todos si nos descubren. El mundo, el tiempo, todo parecio detenerse a mi alrededor mientras seguian sonando algunos los gritos, los lamentos de los heridos, las voces camufladas de los desconocidos, los relinchos de los caballos y lo que suponia que era el estruendo de nuestras baules al estamparse contra el suelo. Cuando las voces se alejaron y se hizo el silencio, fray Roland me mantuvo atrapada durante un buen rato mas. Por entre las copas de los arboles iban entrando algunos rayos de sol que parecian irreales, casi magicos. Desee perderme en ellos para que me trasladasen a otra dimension, cualquier cosa por no tener que enfrentarme a lo que me esperaba cuando me levantara. Pero los deseos eran solo eso, la ilusion de alguien que se aferra a la mas exigua esperanza con tal de no enfrentar la realidad. El soldado que habia estado junto a mi tia aparecio a nuestro lado con una expresion hermetica, como si se hubiera obligado a no sentir. --Parecen haberse ido. Ire a comprobar si queda alguno de los atacantes en la retaguardia -- le informo a fray Roland en murmullos--. Se han marchado en la misma direccion a la que nos dirigiamos. Si me ocurre algo, sera mas seguro que regresen hasta el ultimo poblado por el que hemos pasado. Fray Roland asintio y aligero el peso con el que me mantenia aprisionada, pero no me libero hasta que el soldado regreso. Mi tia se acerco enseguida a mi y se lanzo a mi cuello con un sollozo. --Se han ido --anuncio el soldado--. No eran ladrones, excepto sus heridos, no se han llevado nada mas. Mi tutor escruto el paisaje con una mirada distante, como si considerase la informacion. --Era de prever. El populacho no posee espadas como esas. Habia al menos dos caballeros nobles entre ellos y el resto eran sin duda sus hombres o mercenarios. --?Y Lissy? --Mi voz salio tan apagada y temblorosa que apenas se escucho. --Cielo... --Mi tia me abrazo cuando el soldado aparto la mirada. No espere a que me revelasen lo evidente, me alce las faldas y corri dando tumbos en busca de la que habia sido mi amiga y companera desde el dia que mi tia me acogio en su hogar. La encontre al principio de la arboleda, tendida bocabajo, la cabeza ladeada, los ojos abiertos de par en par y el horror aun reflejado en su semblante. Fray Roland se arrodillo a mi lado y le cerro los parpados mientras murmuraba una oracion. --Era una buena chica --comento despues de hacer la senal de la cruz. --Llevaba puesta mi capa. --Mi voz se quebro. --Si, te era fiel. --Fray Roland me apreto la mano. --?Por que iba a llevar mi capa si dijo que cogeria la manta? Ella nunca se ponia mi ropa -- balbucee. --Era una chica lista. Sabia que venian a por ti y que si no te encontraban saldrian a buscarte. --La compasion en los ojos del fraile fue inconfundible mientras dejaba que sus palabras penetraran en mi mente. --?Ha dado la vida por mi? --musite. --A ella ya no le quedaban esperanzas, la habrian matado de una u otra forma. Seguro que lo intuia y tomo la decision mas noble. --!Oh, Dios! --Me tape el rostro y rompi a llorar. --Hemos de marcharnos, cuanto mas tiempo permanezcamos aqui, mayor sera el peligro. Ademas, algunos de los heridos aun siguen vivos. Debemos atenderlos y llevarlos al pueblo mas cercano. ?Puedes ayudar? Asenti agradecida de que me diera una tarea que no me permitiese pensar demasiado. Despues de atender a los heridos y subirlos como pudimos al carruaje junto a los muertos, me volvi hacia fray Roland y el soldado, quienes discutian en voz baja. Ambos se callaron cuando me acerque a ellos. --?Que ocurre? --exigi. --Tenemos dos opciones --me explico mi tutor con su usual paciencia--. Regresar por donde hemos venido, dejar a los heridos en un lugar seguro en el que puedan ser atendidos y procurar llevaros a ti y a tu tia a la proteccion de su ducado, o seguir adelante para que puedas reclamar tu trono. Aunque ahora carecemos de la mas minima defensa si vuelven a venir a por nosotros. --En apariencia la primera opcion seria la mas factible y segura. ?Cuales son los inconvenientes? --Lo conocia lo suficiente como para sospechar que no me habria presentado una alternativa si tuviera una solucion indiscutible. --Fueran quienes fuesen esos atacantes, es muy posible que acaben por enterarse de la existencia de dos mujeres viajando junto a un grupo de soldados malheridos. En cuanto lo hagan, vendran a por nosotros con el proposito de terminar su trabajo. Tambien te mostrara como una persona debil y dependiente que huye ante el mas minimo obstaculo, lo que no favorecera en absoluto tu ya de por si inestable posicion como la sucesora de tu tio. Si ser una mujer joven en el trono iba a resultar dificil, mas aun lo seria si daba muestras claras de debilidad. No necesite que me explicase mas y elabore mi propia lista de posibilidades. --En ese caso, solo nos queda la tercera opcion --decidi al fin. --?Si? --Mi tutor no parecia sorprendido de que le propusiese una via diferente a las que el me habia ofrecido. --Llevara de regreso a mi tia junto a los escoltas heridos --le indique al soldado. --No puedo abandonarla sin proteccion, vuestra merced --objeto el hombre--. Mi deber es protegerla por encima de cualquier otra persona. --Y eso es justo lo que hara. Tambien se llevara a Lissy. De esa forma recibira el funeral que se merece a su llegada a Goodshire. Entretanto, la gente la confundira conmigo y creera que he muerto. De ese modo, yo y fray Roland podremos seguir nuestro viaje con tranquilidad. Nadie espera que la futura reina llegue a caballo, acompanada solo por un religioso. Una vez en Crowshead, no podran atacarme en publico y habremos superado el primer escollo. En cuanto llegue a casa de mi tia, ocupese de elegir a hombres de confianza que puedan venir a apoyar a mi Guardia Real. Eso ayudara a reforzar mi seguridad. --?Y luego? --indago Roland complacido. --Tendremos la oportunidad de plantearnos ese luego mientras viajemos. ?No has dicho que debiamos partir cuanto antes? Intente aparentar fortaleza y calma mientras me despedia de mi tia. Vi como el soldado se llevaba el cuerpo ensangrentado de Lissy al carruaje y la depositaba en lo alto del techo, junto a uno de los heridos. Al observarlo, no deje de preguntarme que seria lo que me esperaba cuando llegase a mi destino, un sitio en el que, a todas luces, me deseaban muerta. A CAPITULO 2 KADEN ntes de que pudiese dar un paso para salir de detras de la esquina en la que me habia estado ocultando, un conocido rostro femenino aparecio frente a mi con una radiante sonrisa. --?Que tal un ratito a solas, capitan? --Las cejas rubias se arquearon en una provocacion casi tan abierta, como la mano femenina que fue deslizandose por mi estomago acompanado por un lento ronroneo--. Contigo seria capaz de pasarlo gratis. Sonrei divertido ante el descaro de Sira, una de las camareras mas codiciadas de la taberna del Pato Cojo, y le sujete la muneca antes de que alcanzase terreno peligroso. --?Eso no seria desperdiciar un tiempo valioso para una mujer como tu? --Me lleve su mano a los labios y le bese la parte interna de la muneca con estudiada delicadeza. --Una tambien tiene que consentirse un capricho de vez en cuando --murmuro Sira, recorriendome con la mirada sin enmascarar el apetito en sus ojos verdes. --Lo tendre en cuenta, pero me temo que ahora mismo estoy de servicio. --?Que tal a media tarde? --Poniendose de puntillas, se inclino hacia mi regalandome un tentador vistazo a su escote--. Procurare estar libre para ti --me murmuro al oido, acariciandome con su aliento mientras sus generosos pechos se aplastaban contra mi brazo. Sira no era exactamente mi tipo, pero podria llegar a ser una bienvenida distraccion de la tensa situacion en el castillo. --Vere que puedo hacer --respondi sin comprometerme. No era del todo mentira. Puede que realmente me plantease su oferta. ?Por que no? Le eche una ojeada a la elegante figura encapuchada a la que llevaba siguiendo las ultimas dos calles. Con ella probablemente no hubiera dudado en aceptar una propuesta como aquella, aunque, para ser sincero, tampoco parecia el perfil de mujer que las hiciera. Cuando la forastera se acerco a otro puesto y olisqueo un ramo de especias, cerrando los ojos de placer, avance unos pasos mas. Sira me sujeto del brazo. --Acuerdate, a media tarde. Asenti y me olvide de ella tan pronto como quedo a mi espalda. Aprete la mandibula al reparar en el calzado de terciopelo azul bordado de mi sospechosa. Puede que vistiera una capa de lo mas corriente, una digna del personal de servicio de alguna casa de bien o de un familiar de algun mercader, pero su calzado era harina de otro costal, lo mismo que la tunica que ocultaba bajo la capa. Poseia la gracia de una dama en sus ademanes, pero una verdadera senora jamas se aventuraria a solas al mercado, ni se entretendria en inspeccionar las mercancias mas simples con aquel interes desbordado. ?Se habria hecho con los ropajes de su ama? ?O se habia buscado un amante que pudiese mantenerla bien? Lo ultimo habria sido una explicacion plausible. Por lo poco que habia conseguido ver de ella, tenia un corte de cara agraciado y una nariz quiza demasiado recta y puntiaguda, aunque su estrecha cintura y caderas anchas lo compensaban, al igual que lo hacian sus senos. Habria apostado mi proxima paga a que cabrian en mis manos. La simple idea de constatarlo ya hacia que las palmas me cosquillearan. Cruce los brazos sobre el pecho cuando una de las ratas callejeras, que solian dedicarse a birlar a los incautos compradores, la convirtio en su blanco y le saco de la limosnera, sin ella percatarse, lo que probablemente era un saquito de monedas. En el ultimo segundo ella se giro con un jadeo ahogado, sin embargo, al contrario de lo que hubiera hecho cualquier otra victima, no hubo gritos de auxilio ni acusaciones, ni un solo: <>. Lo que en si mismo atizo aun mas mi curiosidad por descubrir quien era aquella desconocida y lo que hacia alli.

  • La fuerza del amor (Blue Roses 3) de Noelia Jimenez Sanguesa

    https://gigalibros.com/la-fuerza-del-amor-blue-roses-3.html

    Sentia como los pulmones me dolian y como la lluvia se estrellaba contra mi cara. El corazon me iba a mil mientras corria detras del coche para intentar alcanzar al amor de mi vida. El se la estaba llevando y no me daba la oportunidad de poder hacer algo. Corri durante varios metros mas, mientras veia como Lyla golpeaba el cristal desesperada. Hubo un momento en el que el coche acelero y mis piernas y pulmones no lo resistieron. Cai al suelo y vi con lagrimas en los ojos como la alejaban de mi. Pero no me rendiria. Moveria cielo y tierra para encontrarla. No perderia la esperanza en lo perdido.