• libro trilogia de auschwitz - Primo Levi

    https://gigalibros.com/trilogia-de-auschwitz.html

    <>. Asi comienza Si esto es un hombre, libro que inaugura la trilogia que Primo Levi dedico a los campos de exterminio nazis. Cronica del horror cotidiano, el libro describe en el lenguaje mesurado y sobrio del testigo la espera de la nada, la privacion cotidiana, el olvido de la condicion humana de los prisioneros.

  • Trilogía de Auschwitz - Primo Levi | PlanetadeLibros

    https://www.planetadelibros.com/libro-trilogia-de-auschwitz/263556

    En un sólo volumen, los tres grandes libros de Primo Levi sobre los campos de concentración. «Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz hasta 1944, ...

  • Trilogía de Auschwitz - Primo Levi ... - Planeta de Libros

    https://www.planetadelibros.com/libro-trilogia-de-auschwitz/293980

    18 jun 2019 — En un sólo volumen, los tres grandes libros de Primo Levi sobre los campos de concentración. «Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz ...

  • TRILOGÍA DE AUSCHWITZ | PRIMO LEVI | Casa del Libro

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    Sinopsis de TRILOGÍA DE AUSCHWITZ. Prólogo de Antonio Muñoz Molina. En un sólo volumen, los tres grandes libros de Primo Levi sobre los campos de ...

  • trilogia de auschwitz (contiene: si esto es un hombre; la tregua

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    El libro TRILOGIA DE AUSCHWITZ (CONTIENE: SI ESTO ES UN HOMBRE; LA TREGUA; LOS HUNDIDOS Y LOS SALVADOS) de PRIMO LEVI en Casa del Libro: ¡descubre las ...

  • Trilogía de Auschwitz (IMPRESCINDIBLES) Tapa dura

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    Trilogía de Auschwitz (IMPRESCINDIBLES) : Levi, Primo, Gómez Bedate, Pilar: Amazon.es: Libros.

  • Trilogía de Auschwitz (IMPRESCINDIBLES) Tapa blanda

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    En un sólo volumen, los tres grandes libros de Primo Levi sobre los campos de concentración. «Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz hasta 1944, ...

  • Trilogía de Auschwitz - Libro de Primo Levi - Lecturalia

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    Así comienza Si esto es un hombre, libro que inaugura la trilogía que Primo Levi dedicó a los campos de exterminio nazis. Crónica del horror cotidiano, ...

  • Trilogía de Auschwitz - Primo Levi -5% en libros | FNAC

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    Trilogía de Auschwitz, libro o eBook de Primo Levi. Editorial: Peninsula. Los mejores precios en libros y eBooks.

  • TRILOGÍA DE AUSCHWITZ - LEVI PRIMO - Sinopsis del libro ...

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    En un sólo volumen, los tres grandes libros de Primo Levi sobre los campos de concentración. «Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz hasta 1944, ...

  • TRILOGÍA DE AUSCHWITZ · LEVI, PRIMO: EL ALEPH - Tipos ...

    https://www.tiposinfames.com/libros/trilogia-de-auschwitz/15001/

    Así comienza Si esto es un hombre, libro que inaugura la trilogía que Primo Levi dedicó a los campos de exterminio nazis. Crónica del horror cotidiano, ...

  • Yo, quien os habla de Primo Levi

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    La familia, la infancia, los anos de formacion durante el fascismo en Italia, los amigos de adolescencia, las lecturas, la timidez, la pasion por la montana. Luego la guerra, el regreso a casa y una vida dedicada a su oficio de quimico. Tras casi treinta anos enterrada, sale a la luz esta emocionante conversacion que Primo Levi sostuvo con Giovanni Tesio en 1987, con el objetivo de realizar, con su resultado, una biografia autorizada.

  • Una novela criminal de Jorge Volpi

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    Una novela criminal, de Jorge Volpi, ganadora del XXI Premio Alfaguara de novela.

  • Entre nosotros de Tierra Salvaje

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    Judith y Marc se gustan y odian a partes iguales. Sus encuentros se hacen mas asiduos y empiezan a descubrir cosas que, en lugar de separarlos, los acerca mas. Los dos esconden secretos. Los dos viven distintas realidades. Son la misma cara de la moneda…

  • Cementerio prohibido de Francois Villanueva Paravicino

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    El conjunto de relatos de Cementerio prohibido de Francois Villanueva Paravicino mezcla el terror y lo fantastico con un estilo finamente descarnado, en cuyas paginas desfilan verdugos, canibales, condenados, catastrofes, asesinatos, longevos, pesadillas, alienados, y zombis. El autor hace gala de un tacto hipersensible para sufrir y recrear el miedo, aquel temor que obsesiona al lector de este genero, y que le revelara el oscuro rostro del Mal. Tal vez esta propuesta sea un tributo a Poe, Maupassant, Lovecraft, Shelley, Kipling, Byron, Quiroga, Clemente Palma, y otros genios que vislumbraron en las tinieblas una luz para forjar el oficio de la escritura literaria. El que se aventure en estas misteriosas paginas, se intrigara con las historias que lo cuestionaran sobre lo real, lo tragico, la muerte, la verdad o sobre la propia existencia. Por ello, la puerta esta abierta.

  • Caligula de Simon Turney

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    Cuando el moribundo Tiberius confia en la familia de Caligula la sucesion del imperio con el fin de restaurar el orden, el destino de Roma cambia y aparece uno de los tiranos mas infames de la historia, Caligula. Pero ?era Caligula realmente un monstruo? Olvidate de todo lo que crees saber y deja que sea Livilla, la hermana pequena y confidente del emperador, quien te cuente que es lo que realmente paso: como su querido hermano se convirtio en el hombre mas poderoso de la tierra y como, con mentiras, asesinatos y traiciones, Roma cambio para siempre. El primer volumen de una nueva serie sobre los emperadores malditos de Roma, aquellos que fueron borrados de la historia. Una novela magistral que muestra a Caligula como nunca te lo habian contado.

  • Mas alla del hielo de Douglas Preston

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    El descubrimiento de un meteorito gigantesco que lleva millones de anos enterrado en una isla de la costa sur de Chile atrae la atencion de Palmer Lloyd, un coleccionista multimillonario que es capaz de pagar cualquier precio con tal de conseguir algo unico y valioso.

  • Virgen y otros relatos de April Ayers Lawson

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    Un joven medico y su jovencisima esposa acuden a la cena de una benefactora que va a donar dinero al hospital donde el trabaja, y a partir del triangulo de esa velada emergen la virginidad, una desastrosa luna de miel, el fantasma de los abusos sexuales, los celos enfermizos…; tres amigas tumbadas en sus hamacas hablan de novios, maridos y exmaridos; una nina de trece anos acude a tomar clases de piano con su profesora particular, abre una puerta indebida y se encuentra con una escena perturbadora; un adolescente educado en un entorno muy puritano acompana a su madre al entierro de una amiga que antes fue hombre; una joven pintora inicia una relacion profesional con un marchante de Nueva York que no tardara en confesarle sus mas intimas obsesiones…
    Cinco relatos portentosos que nos descubren la voz arrolladora de una joven escritora con un universo propio, impregnado de sexualidad, obsesiones religiosas, deseos, tabues, secretos, fijaciones eroticas y sentimientos de culpa. El escenario de la mayoria de las historias es el Sur de los Estados Unidos, y el estilo denso y turbador de la autora hace pensar en aquel gotico sureno de Carson McCullers y Flannery O’Connor.
    Pocas veces un debut literario alcanza cotas de perfeccion tan altas y sobre todo permite descubrir un estilo tan personal en tal grado de madurez.

  • El jardin de las delicias de E.m. Cubas

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    El Jardin de las Delicias es un club para el pecado, para realizar las fantasias prohibidas y desinhibirse de los tabues y la Dama lo regenta con mano firme…, hasta que un joven abogado atraviesa sus puertas pidiendole que sea su maestra.

  • La dama del pozo de Daniel Sanchez Pardos

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    Adentrate en un thriller gotico ambientado en un momento clave de la historia de Barcelona.

  • La reticente amante del principe (Atracciones innegables 2), Elizabeth Lennox de Elizabeth Lennox

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  • El infierno en tu piel de Camucha Escobar

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    Magia negra. Un pueblo sembrado de cadaveres de mujeres con el corazon arrancado. Un hombre al que todos senalan. Odios politicos que enfrentan a vecinos, amigos y hermanos. La enfermedad endemica del miedo. Y un amor que arde al borde de los convencionalismos.

  • Bajo las llamas de Herve Le Corre

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    EL GRAN MAESTRO DEL CRIMEN FRANCES
    RETRATA LOS ULTIMOS DIAS DE LA COMUNA
    EN UNA NOVELA DE LA ESTIRPE DE LOS MISERABLES

  • La Historia de Zahira (Hermanas Sfeir 3) de Bella Hayes

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    Descarada, rencorosa y vengativa, esa es Zahira Sfeir. Prometida a Galal Al-Husayni cuando era una chica de trece anos, aun recuerda el rechazo de su futuro marido al verla y, siete anos despues, decide seducirlo. Galal, recuerda a su prometida como una chica fea, gorda y con acne, asi que le es imposible reconocerla en la sirena que lo sedujo. Ahora debera casarse con ella. El espera la tipica esposa islamica: dulce, sumisa y amorosa. Sorprendentemente, se encuentra con una prometida que suelta tacos cual marinero cuando se encabrona, es una fiera en la cama, y tiene como deporte ponerlo en su lugar. ?Como podra llegar a amarla?

  • Yo te vi primero, Noa J. Sanz de Noa J. Sanz

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    Reconozco que no estoy en mi mejor momento, de verdad que no, ?pero hacia falta mudarme al culo del mundo para escapar de mi patetica existencia?
    Joder, aparte de lo que no quiero nombrar, no encuentro motivo alguno para semejante locura.
    ?Acaso no necesitaban veterinarias mas cerca? Posiblemente. El caso es que no me di la opcion de tener otra oferta mejor. Soy asi de impulsiva.
    Ahora me encuentro en medio de la nada. Rodeada de vacas, toros, pollos, algun que otro especimen que no me atrevo a mencionar, y digamoslo asi., granjeros malhumorados deseando que me vuelva a la ciudad. ?O no?

  • Mi amor prohibido de Jodi Ellen Malpas

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    La princesa Adeline se niega a someterse a las obligaciones que implica su titulo, pues sabe que bajo la imagen perfecta de la familia real no hay mas que mentiras y secretos. Ni quiere formar parte de ello ni piensa aceptar la peticion de su padre para que se case con un hombre al que no ama…Todo cambia cuando se cruza en su camino Josh Jameson, un actor escandalosamente sexy que pronto se convierte en el ultimo vicio de la princesa: su atractivo es abrumador y sus caricias son puro fuego. Nadie la ha hecho sentir tan viva nunca. Pero, aunque el pertenezca a la <> de Hollywood, no es un aristocrata real, y Adeline sabe que el rey y sus consejeros haran todo lo que este en sus manos para impedir que vivan esa pasion. ?Acabara rindiendose a los deseos de su padre o a los de su corazon?

  • Mientras sonries de Laia Sinclair

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    Todo ocurrio con demasiada rapidez. Estaba frente a Alvaro Ojeda, calibrandolo con los ojos, cuando vi esa sonrisa suya que ya me habia puesto los pelos de punta cuando la habia visto en las fotos que el teniente me habia ensenado casi un ano antes. --?Quieres probar la mercancia? --me dijo, y sus ojos oscuros relampaguearon un instante--. Adelante, no te cortes. Echate unas rayitas, invita la casa. Habia sido un duro y largo camino llegar hasta aqui, un camino que me habia costado un ano de mi vida. Alvaro era el mayor narcotraficante de Boston, un distribuidor a gran escala. No trataba con los camellos a pie de calle, sino con otras mafias y bandas a las que les hacia llegar el material para que ellos la distribuyeran. Trataba directamente con los carteles colombianos y hacia de intermediario, llevandose un buen porcentaje por el trabajo. Si conseguiamos quitarlo de la ecuacion, el movimiento de cocaina se detendria y durante mucho tiempo las calles de Boston estarian limpias. Y si teniamos suerte y lo convenciamos para testificar, quiza podriamos desmantelar la mayoria de mafias y bandas de la zona. Me habia costado mucho acercarme hasta el para conseguir este encuentro cara a cara, meses de trabajo y de hacerme pasar por una narcotraficante dispuesta a gastar mucho dinero para conseguir buen material hasta ganarme su confianza y que accediera a reunirse conmigo. El trato era millonario, y le deje bien claro a su subalterno, con quien habia estado haciendo negocios hasta aquel momento, que no iba a ceder en mi demanda: queria hacer el trato directamente con Alvaro Ojeda. Los millones que iban a moverse esta noche, bien valian que el estuviera presente. --No suelo cagar donde como --le solte, en mi mas puro estilo de chica dura--. Las drogas hacen que el ser humano pierda el control de si mismo, y a mi me gusta mantener siempre el control. Estabamos en las afueras de Boston, en medio de un descampado oscuro rodeado por naves industriales. La unica iluminacion que teniamos eran los faros de nuestros propios coches, y la luz difuminada que llegaba, mas mal que bien, de las calles adyacentes donde se amontonaban los almacenes y las fabricas. --Una chica sensata. --Alvaro volvio a sonreir, y tuve que hacer un esfuerzo por no echar a correr. Siempre me pasaba lo mismo. Desde que habia entrado en el Departamento de Narcoticos de la policia de Boston, todos se maravillaban por mi sangre fria, y por la facilidad que tenia de meterme en el papel de una narcotraficante dura como el acero. ?La verdad? Cada vez que tenia que <> con uno de estos hijos de puta, temblaba por dentro. Era como si una alarma chillona me gritara en la cabeza <>. Pero no lo hacia. Me quedaba alli, quieta como un roble en mitad de un campo, cumplia con mi parte, y acababamos enchironando al sospechoso con un buen punado de cargos y pruebas en su contra. Pero esa noche todo se fue a la mierda. --?Sabes que? No me fio una mierda de las zorras como tu. --Me repaso de arriba abajo con ojos encendidos, como si me desnudara, y se paso la lengua por los labios--. No me fio una mierda --repitio. Aquello se estaba yendo al carajo, asi que improvise. No podia permitir que el tio dudara de mis intenciones, ni del personaje que estaba interpretando. Me acerque a el en dos zancadas, con las manos bien separadas del cuerpo para que ningun gatillo facil de los que lo acompanaban, pensara que tenia la intencion de hacerle dano a su jefe, o se desataria un infierno que me costaria la vida. Me quede a dos centimetros de su nariz, y lo mire con los ojos destilando frialdad. --Me importa una mierda que no te fies de mi --le espete siseando, recalcando con dureza la palabra mierda--. Mis credenciales estan limpias, yo tengo el dinero, tu la mercancia, y vamos a hacer negocios. No intentes joderme, Alvaro. El sonrio de medio lado. He de reconocer que si el tio no fuese pura escoria, quiza si dejaria que me jodiera un rato. Era guapo, del tipo latino, como yo, con el pelo oscuro y los ojos de un color chocolate muy apetecibles. Con el cuerpo musculoso, parecia un atleta de triatlon. Pero era pura escoria, y yo no me acostaba con ratas. --Eso es precisamente lo que estoy intentando, nena --me susurro--. Siempre les hago una prueba a mis compradores, ya sabes, para asegurarme que no son polis encubiertos. Normalmente me conformo con que se pongan hasta el culo de coca, pero en tu caso... --Me volvio a repasar de arriba abajo, senti su mirada acariciandome, desnudandome, mientras se pasaba la lengua por los labios. Solo le faltaba echar a babear--. En tu caso, --repitio. Me miro fijamente los labios y tuve que esforzarme por no apretarlos, y seguir manteniendo esa postura relajada, como si aqui no estuviera pasando nada fuera de lo normal, que por regla general, hacia que ellos tambien se confiaran--. Me conformare con que le hagas un buen trabajito a mi pequeno Dick Tracy. Al principio no lo entendi, hasta que comprendi el juego de palabras. El muy cabron queria una mamada. --?Asi, en frio? --le segui el juego--. ?Sin una cita previa? Soy una chica tradicional, no me van esas cosas. --Sonrei, coqueta, y di unos pasos atras para poner distancia entre ambos--. Pero despues de una buena cena, quien sabe... El se echo a reir con desgana y yo tuve la compulsion de gritar el codigo rojo que haria que todo el descampado se llenara de polis, pero aprete la mandibula y pude contenerme porque todavia no habia pasado nada por lo que pudieramos encerrar a aquella rata de cloaca y tirar la llave. --Asi que eres una chica tradicional... En ese caso, nena, estamos perdiendo el tiempo. Se giro e hizo un gesto con la mano a sus secuaces, cuatro hombres gigantes como armarios empotrados, con grandes bultos bajo los sobacos que me indicaban claramente el tipo de material que escondian alli: armas grandes, potentes, de las que la revientan a una de un disparo. --!Espera! --grite. No quise parecer desesperada, pero mi voz sono como un graznido--. He venido a hacer negocios, no a venderme como una puta en un burdel. ?Es que una mujer no puede mantener su dignidad? Se giro para mirarme, a medio camino de su coche. --No me gustas, princesa de hielo --solto con desprecio--, a pesar de todos tus antecedentes y de lo que la gente dice de ti. El lugar de una mujer esta en la cama con las piernas abiertas, para que su hombre pueda follarla bien, y no aqui, intentando comprar la mierda que vendo. La feminista que hay en mi se revoluciono al oir esas palabras, pero me mordi la respuesta sarcastica que asomaba a mis labios. Tenia un papel que interpretar, y debia cenirme a el. --Quiza cuando encuentre al hombre adecuado me convertire en una idiota babeante --conteste bromeando--, pero hasta que ese dia llegue, una chica tiene derecho a buscarse la vida. --Quiza el hombre adecuado esta aqui delante de ti. --Abrio los brazos, senalandose a si mismo --. Un hombre capaz de ponerte en tu lugar, que es de rodillas y con la boca abierta. ?Quieres hacer negocios conmigo? Ya sabes que tienes que hacer. Joder. Mierda. El tio no iba a bajarse del burro. --No lo hagas --susurro una voz a mis espaldas. Mike. Joder. Me habia olvidado completamente de el. Mike era mi companero y mi respaldo. En cada encuentro, se mantenia unos pasos por detras de mi, metido en su papel de secuaz y guardaespaldas. Nunca hablaba, y a veces incluso llegue a pensar que ni siquiera respiraba, siempre en un segundo plano y casi invisible a pesar de su estatura y corpulencia. --Debo hacerlo --conteste entre dientes. Alvaro seguia con la mirada fija en mi, esperando mi respuesta, sabiendo que habia ganado esa partida. --Nita, joder --exclamo Mike, y me agarro del brazo. Los ojos de Alvaro relampaguearon, y entonces se desato el infierno. Empezo con un leve reconocimiento en los ojos del narco, un fruncimiento imperceptible de su frente y una orden dada con voz fria. --Matadlos. No se que vio Alvaro en la estampa que formabamos Mike y yo alli, con mi brazo sujeto por su fuerte mano, enmarcados por las luces de los coches, en mitad del descampado, bajo el cielo oscuro de aquella noche desastrosa, pero lo que vio no le gusto nada y decidio cortar por lo sano. Todo ocurrio como en camara lenta y, al mismo tiempo, como en una de esas peliculas mudas que van mas rapido de lo normal. Alvaro se giro y se dirigio a su coche mientras sus secuaces sacaban las armas. Mike me empujo con fuerza para sacarme de la linea de tiro mientras desenfundaba y gritaba. Yo cai golpeandome el hombro y la cabeza contra el suelo. Las balas silbaron. Grite <>, que era el codigo que haria que los policias apostados en las calles adyacentes, o escondidos dentro de las naves industriales, cayeran sobre el descampado como un enjambre de abejas furiosas. Rode sobre mi misma y saque mi arma. Dispare, furiosa, sin ver realmente a donde. Algo me emborronaba la vision, y ante mi solo veia bultos que se movian sin ton ni son. Gritos. Maldiciones. Intente levantarme y algo impacto en mi pierna, haciendo que doliera como mil demonios, como si el infierno se hubiera apoderado de ella. Cai de nuevo, sin dejar de disparar, apretando la mandibula para no gritar. Me pase la mano por la cara, intentando despejar los ojos. Algo caliente y humedo la empapo. Entonces llegaron. El descampado se lleno de los uniformes oscuros del SWAT, de las luces azules y rojas de los coches, y todo acabo tan rapido como habia empezado. --?Mike? --grite, o por lo menos eso es lo que crei. La realidad fue que mi voz a duras penas salio por la boca mas que como un susurro. Me levante, cojeando, y arrastre la pierna hasta donde, unos segundos antes, habia estado Mike, dispuesto para protegerme. Todavia seguia alli. Por lo menos, lo que quedaba de el.

  • La Ninera Prohibida de Annie J. Rose

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    U C A P I T U L O 1 C H RI S TIA N na parte de mi no terminaba de entender el hecho de que mi mejor amigo, desde que tengo memoria, seguia sintiendo la necesidad de tocar la puerta. Aunque pensandolo bien, sin duda Dex me habia visto por la ventana hablando por telefono y probablemente intuyo, por mi postura tensa, que era Nina con la que estaba hablando. Lo salude con la mano y lo segui hasta la cocina con sus ultimas ofrendas de cerveza. Eso me saco una sonrisa. Al menos, despues de que terminase con esta llamada, tendria cervezas y buena compania. ?Como lo supo Dex? No es como si el trajera las cervezas solo por amabilidad. Era un distribuidor de cervezas decente, lo que significaba que siempre obtenia promociones y muestras de regalo. Sin duda solo intentaba vaciar un poco su nevera. Igual apreciaba el gesto. --Christian, prometiste que me apoyarias con esto --me recordo Nina en el otro lado del telefono. Lejos de parecer fastidiosa, sonaba firme. Decidida. Emocionada. Eran todas las cualidades que me habian hecho enamorarme de ella en un principio. Nina era el tipo de mujer que sabia lo que queria hacer con su carrera. Con toda su vida. Ahora estaba en el proceso de contarme que su equipo habia asegurado el financiamiento para su ultimo proyecto, lo que significaba que, para el verano, estaria al Sureste de Asia. --Debes admitir que ha sido algo de ultimo minuto --suspire. --Te lo habria dicho antes, de haber podido --protesto Nina--. Sabes que lo habria hecho, Christian. Pero tal como es, acabamos de recibir la noticia. Sabes como son estas cosas --hizo una pausa--. Esto es muy importante para mi carrera. --Lo se, lo se --dije, mientras mi mente giraba en torno a lo que esto significaba para mi. Significaba que, durante todo el verano, tendria la custodia exclusiva de nuestro hijo, Richie. Comenzaba a sentir el panico creciendo dentro de mi. --Apenas tendre mi revision para ser profesor a tiempo completo este otono, lo cual implica que estare trabajando duro todo el verano en mi articulo. Solo necesito uno mas para conseguir de verdad la atencion del comite. Nina suspiro. --Mira, yo lo entiendo, pero ya hemos hablado de esto una y otra vez. Y mi respuesta sigue siendo la misma. Tendras que buscar la forma de organizarte y ya, Christian. Tal como lo hice yo el otono pasado cuando tu estuviste trabajando fuera. Me senti culpable de inmediato, a pesar de que sabia que no lo habia dicho con esa intencion. Ella estuvo tan emocionada por mi viaje en aquel entonces, y aqui estaba yo, siendo un obstaculo en el de ella. Pero tenia tantas cosas que hacer. Me frote las sienes, sintiendo un dolor de cabeza inminente. ?Habia sido por esto que las cosas no funcionaron entre nosotros? ?Por ser tan dedicados a nuestras carreras? Nunca me arrepentiria de tener a Richie, pero a veces me pregunto que habria pasado de no haber tenido un hijo; si hubiesemos sido libres de perseguir nuestras metas sin tener que preocuparnos por quien cuidaria de nuestro hijo durante el verano. La mayoria de las excavaciones arqueologicas no eran lugar para criar a un nino. Pero cuando ambos padres debian pasar meses en el campo al mismo tiempo, compartir la custodia resultaba dificil. Pero le debia una. Ella tenia razon. --Lo siento --suspire--. Solo estoy nervioso por la titularidad. Sabes como me pongo --hago una pausa--. Estoy ansioso de tener a Richie aqui este verano. Realmente lo estoy. Nos vamos a divertir. --Si es mucho para ti, tal vez podria quedarse con mi mama --ofrecio Nina, lo cual lanzo otra flecha de culpa hacia mi. No queria que Richie pensara que no lo amaba, que mi carrera era mas importante que el. Tampoco queria que se quedara con la madre de Nina todo el verano. Sabia lo que la mujer pensaba de mi, y de la forma en que Nina y yo decidimos criar a Richie. Tan solo podia imaginar lo que pasaria si Richie se quedaba con ella. --Estoy emocionado por tenerlo conmigo --le asegure a Nina de nuevo. --El tambien lo esta --dijo Nina, pero habia cierta renuencia en su voz, como si no estuviera realmente segura de querer decirme eso--. Mira, sin presiones, ?si? Solo no le hagas sentir que es una carga ni nada por el estilo. ?Vale? --!Nina, nunca haria eso! --dije bruscamente, incapaz de mantener la compostura. --Lo se --dijo ella en un tono arrepentido--. Como sea, te informare cuando reserve mi vuelo para que sepas exactamente cuando me ire. --Hazlo --dije asintiendo. Nos despedimos y colgamos la llamada. Dex coloco una cerveza en mi mano vacia inmediatamente y me condujo hasta el patio trasero. Nos dejamos caer sobre las sillas. Por un momento los dos estuvimos en silencio. Pero al final, Dex arqueo una ceja y me mira. --?Y bien? --pregunto--. ?Como va todo? Suspire y me encogi de hombros. --Me siento un poco abrumado --admiti despues de pensarlo un minuto--. No me malinterpretes, estoy feliz por Nina, pero tengo tantas otras mierdas en mi vida profesional en este momento, que simplemente no puedo evitar sentir que me ahogo. -- ?No va muy bien el articulo nuevo? --pregunto Dex de forma simpatica. --Apenas va por el comienzo --le dije--. Ha sido dificil con las nuevas clases que debo impartir este semestre y en otono. He estado hasta el cuello con la planificacion del programa de estudios. Sin embargo, el semestre de primavera ya casi se acaba, y ya envie todo el papeleo previo para los cursos de otono, asi que por fin sentia que alcanzaba el momento en que pudiese enfocarme en el ensayo y adelantar un monton de trabajo. --Si, ay --dijo Dex, observandome beber un largo trago de mi cerveza. Mire la botella con curiosidad y luego a el. --?Cerveza de jengibre? --pregunte mirando la etiqueta. Dex se encogio de hombros. --El chico nuevo intenta impresionarme --explico--. Piensa que puede salirse con la suya promocionando las cervezas como saludables gracias al alto contenido de jengibre. Resople. --Bueno, ?al menos podriamos hacer cocteles con ellas en vez de beberlas directamente? -- sugeri. --Podriamos si mantuvieras tu maldito gabinete de licores abastecido como un adulto -- replico Dex. --Touche --suspire--. No recuerdo la ultima vez que fui a una tienda y menos a la seccion de licores. --Parece que llevas muy bien todo esto de la paternidad --dijo Dex sarcasticamente--. Claramente estas haciendo un excelente trabajo cuidando de ti, ni hablar de Richie. Lo fulmine con la mirada y se rio. --Es broma, amigo. Sacudi la cabeza. --Solo es diferente --dije--. Normalmente, Richie permanece aqui, como mucho, solo cuatro dias seguidos. Es bueno que Nina y yo sigamos viviendo en la misma ciudad. Eso funciona. Significa que, si tengo que ordenar comida para llevar para los dos porque estoy abarrotado de trabajo, y me resulta imposible cocinar lo que sea, pues, no es el fin del mundo. --Pero no puedes vivir asi todo el verano --asintio Dex, comprendiendo el problema. --Exactamente --dije--. Ademas, si voy a tener todo este tiempo con Richie, me gustaria realmente disfrutar parte de ello. Ya sabes, tener la oportunidad de pasar el rato con el. Pero la unica forma en la que podre hacerlo es si hago progresos en los dias en los que si trabajo de lleno, y no puedo hacer eso teniendo a Richie en medio. --Entonces consigue una ninera --sugirio Dex encogiendose de hombros--. De hecho, estoy seguro de que, si pagas algo extra, podrias conseguir una dispuesta a hacer las compras por ti. Sacudi la cabeza. --El problema con lo de la ninera, es que tengo que establecer horas fijas de antemano --le dije--. No se cuando estare totalmente inspirado con mi redaccion. ?Que tal si agendo a la ninera para cuidar de Richie toda la tarde, pero luego al sentarme a trabajar apenas puedo escribir una linea? ?O que tal si no llamo a nadie y de pronto encuentro algo inspirador, pero la ninera ya esta ocupada? Mi horario de redaccion se vuelve... caotico. --Entiendo --dijo Dex, pensativo--. ?Que tal una ninera que viva en la casa? Estoy seguro de que puedes encontrar a alguien que comprenda y sea lo suficientemente flexible. --Dios, eso quisiera --lamente--. Quiero decir, honestamente, eso seria perfecto. ?Tener a alguien que se encargue de la casa y se divierta con Richie mientras trabajo? --Sacudi la cabeza --. Pero, ?donde encontraria a alguien en quien pudiera confiarle todo eso, especialmente tan a ultimo minuto? No son solo las cosas del hogar, es mi hijo. No quiero que Richie la odie. --Tengo una sugerencia, de hecho --dijo Dex sonriendome misteriosamente--. ?Recuerdas a mi hermana menor, ?no? ?Hollie? --Eh, ?si? --dije levantando una ceja. Ella siempre me parecio una buena chica, aunque no creia haberla visto desde la secundaria. Era un poco callada. Estudiosa. ?Seria la candidata ideal para Richie? --Va a comenzar un postgrado en otono de psicologia infantil --dijo Dex. Su sonrisa se hizo mas amplia, como si supiera exactamente lo que estaba pensado--. Ha estado trabajando en la guarderia de la facultad, pero quieren darle el puesto a otro estudiante. El punto es que es muy buena con los ninos. Y tambien mucho mas extrovertida de lo que solia ser. Frunci el ceno dandole vueltas a la idea. De igual forma, ?podia darme el lujo de ser exigente? Por otra parte, no queria que Nina pensara que estaba evadiendo mis responsabilidades paternas, sobre todo si Hollie no lograba conectar con Richie; seria la receta para el desastre. Despues de todo, tal como me recordo una y otra vez, ella se hizo cargo de todo el otono pasado cuando yo estuve trabajando. Pero entonces, ?que se suponia que hiciera? No podia simplemente fallar en mi titularidad porque estaba ocupado encargandome del hogar. Necesitaba esto. Ademas, si Dex la recomendaba, debia ser porque realmente pensaba que era una buena idea. Sabia que Dex queria a su hermana, pero nosotros eramos mejores amigos. No querria ponerme en una situacion dificil. --?Estas seguro de que estaria interesada? --le pregunte--. Trabajar como ninera es muy distinto a trabajar en una guarderia. Dex se encogio de hombros. --Sinceramente esta buscando cualquier cosa que pueda hacer durante el verano que le pague decentemente. Aplazara el pago de los prestamos estudiantiles mientras siga estudiando, pero la matricula de su programa de postgrado suena terrible y por ahora no tiene nada que hacer hasta que su pasantia comience en otono. --Hizo una pausa--. De todas formas, ella ama la playa, y con lo cerca que vives de ella, apuesto que si le das un dia libre a la semana estara encantada. Segui dandole vueltas en mi mente. Honestamente, si ella quisiera llevar a Richie a la playa algunos dias, seria estupendo en lo que respecta a mi productividad laboral. Pero no le dejaria todo el trabajo a ella; esa no es la clase de papa que era o que quisiera ser. Sin importar cuan ocupado estuviese, pasaria bastante tiempo con mi hijo. Pero si estaba interesada, entonces ambos podriamos concretar todos los detalles luego. -- ?Lo consultaras con ella? --le pregunte a Dex. --Ya estoy enviandole un mensaje de texto --dijo Dex, sosteniendo su celular con una sonrisa en su rostro--. Te pondre al tanto en cuanto me responda. --Gracias --dije sintiendo el alivio fluir repentinamente a traves mi. Tal vez las cosas no irian tan mal, despues de todo. Tal vez por fin organizaria mi vida. --Asi que, ?que pediremos para cenar? --pregunto Dex--. Asumo que no hay nada en la cocina. Debiste decirme, habria traido algo para comer. Le pongo los ojos en blanco. --Cerveza es lo que realmente necesito --bromee--. Aunque supe de un nuevo lugar, es peruano. Hacen entregas a domicilio. Pense que, ya que es nuestra noche quincenal de poquer, iria bien con los cigarros. Dex rio. --Eso si que es pensar por adelantado --dijo, asintiendo. Era nuestra noche quincenal de poquer y esta noche me sentia muy afortunado. Solo tenia que esperar que durara. P C A P I T U L O 2 H OL L IE use los ojos en blanco cuando finalmente encontre a Dex sentado al final del "bar". --?Slater's? ?Es en serio? --me queje mientras me deslizaba por la banca hacia el. Mi hermano se encogio de hombros despreocupadamente. --Me debes una --me recordo--. Me hiciste ir a aquel pesimo lugar de comida india la ultima vez. ?Como era que se llamaba? ?El furioso Raj? Hice una mueca de dolor. --Si --suspire--. Supongo que tienes razon. --Estuve intoxicado casi dos semanas despues de eso --dijo Dex sacudiendo la cabeza--. Supongo que ya sabemos por que Raj estaba furioso. --Tambien yo --admiti con una carcajada. Aun asi, Slater's era la personificacion de un bar de mala muerte. Siempre fui vagamente consciente de que servian comida, pero no conocia a nadie que realmente hubiese pedido algo estando sobrio. Era mas bien el tipo de lugar en el que terminabas a medianoche despues de una fiesta, y luego ordenabas una racion de snacks que podrian o no ser palitos de queso mozzarella. --?Entonces que estamos haciendo aqui? --le pregunte a Dex. Dex se encogio de hombros sonriendome. --Estoy trabajando --admitio y yo gruni. --Debi saberlo --suspire--. ?Pero Slater's, de verdad? --?Podrias parar de atacar a mi cliente potencial a oidos de todo el mundo? --se quejo Dex --. Si, Slater's. Tu sabes que se llenan los bolsillos de dinero casi cada noche de la semana. --Solo Dios sabe por que --murmure en voz baja.

  • La bailarina de Auschwitz de Edith Eger

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    Eger tenia dieciseis anos cuando los nazis invadieron su pueblo de Hungria y se la llevaron con el resto de su familia a Auschwitz. Al pisar el campo, sus padres fueron enviados a la camara de gas y ella permanecio junto a su hermana, pendiente de una muerte segura. Pero bailar El Danubio azul para Mengele salvo su vida, y a partir de entonces empezo una nueva lucha por la supervivencia. Primero en los campos de exterminio, luego en la Checoslovaquia tomada por los comunistas y, finalmente, en Estados Unidos, donde acabaria convirtiendose en discipula de Viktor Frankl. Fue en ese momento, tras decadas ocultando su pasado, cuando se dio cuenta de la necesidad de curar sus heridas, de hablar del horror que habia vivido y de perdonar como camino a la sanacion.
    Su mensaje es claro: tenemos la capacidad de escapar de las prisiones que construimos en nuestras mentes y podemos elegir ser libres, sean cuales sean las circunstancias de nuestra vida.

  • Besos De Domingo de Silvia Soler

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    Besos de domingo es una novela sobre las pequenas revoluciones personales que miles de mujeres, autenticas heroinas cotidianas, tuvieron que llevar a cabo en este pais para construir su felicidad en el entorno hostil y asfixiante de la dictadura y la represion religiosa. La protagonista, Valeria Isern, consigue afianzar su relacion en un tiempo en el que amarse era un pecado, cuando los besos que duraban un poco se tenian que reservar para los domingos. Alrededor de su historia de amor, aparentemente ingenua, Valeria construye una vida plena, intensa y sabia. Su historia encuentra el contrapunto en la correspondencia que mantiene con su amiga Elisa, quien elige irse del pais para lograr la libertad personal y la realizacion profesional.

  • A dos metros de ti de Rachael Lippincott

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  • Mi destino en tus manos de Laura Castro

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    Chloe es una chica extrovertida y decidida que, a pesar de saber lo que quiere, la persigue un pasado complicado lleno de errores que me impide acercarse a los hombres.
    Robert es un chico atractivo y seductor con una vida complicada de la que intenta escapar sin exito.
    El destino va a juntar sus vidas de la manera mas inusual, y este largo camino que empieza en la carretera no estara exento de peligros para ninguno de los dos.
    Robert intentar alejarse para proteger a Chloe. Sin embargo, sus esfuerzos seran nulos en el momento en el que alguien del pasado descubra lo importante que es ella para el.
    Un romance que nos llevara por diferentes sitios de Espana e Italia. El amor y el sufrimiento colman las paginas de esta novela hasta el punto que te haran replantearte si merece la pena luchar para seguir los dictados del corazon.

  • Voy a hablar de Sarah de Pauline Delabroy-allard

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    La historia de una obsesion erotica es el descubrimiento literario del ano en Francia: favorita de la critica y los lectores, finalista del Premio Goncourt y ganadora del Premio de los Libreros de Nancy-Le Point.

  • El eslabon del tiempo de Chus Nevado

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    La vida de Chloe era perfecta hasta que un accidente de trafico trunco esa felicidad. Seis meses despues, atormentada por los recuerdos y todavia incapaz de superar la muerte de su novio, se vera sorprendida por una fuerte tormenta junto al lugar donde una vez se juraron amor eterno. Desorientada, se acerca peligrosamente a un acantilado y cae al vacio.

  • Besos que dejan cicatrices de Alissa Bronte

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  • Pequenos fuegos por todas partes de Celeste Ng

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    En Shaker Heights, una tranquila y prospera zona residencial de Cleveland, todo esta planeado, desde el trazado de las carreteras hasta los colores de las casas, incluso el triunfal futuro de sus vecinos. Nadie encarna mejor este espiritu que Elena Richardson, cuya vida se rige por un principio fundamental: jugar siempre dentro de las reglas sociales. La historia comienza cuando Mia Warren, artista enigmatica y madre soltera, llega a esta idilica burbuja con Pearl, su hija adolescente. Mia lleva consigo un pasado misterioso y un desprecio por las reglas que acabaran amenazando esta comunidad tan cuidadosamente ordenada.

  • Los secretos del multimillonario (Los Sinclair 6) de J. S. Scott

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    Xander Sinclair, una estrella del rock en horas bajas, ha abandonado el centro de rehabilitacion, pero no ha dejado atras todos sus problemas. Vive encerrado en su mansion de Amesport, torturado por el recuerdo del asesinato de sus padres y aislado de sus hermanos.

  • Promesa negra (Obsidiana 3) de Victoria Quinn

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    Lo habia dejado todo por Rome.
    La mujer sin la que no podia vivir.
    Pero ?podria cumplir mi promesa y darle la espalda a todo?
    ?De verdad podria renunciar a ser un dominante?
    ?O la arrastraria conmigo a la oscuridad fuera como fuera?

  • Para siempre es demasiado tiempo de Camille Pagan

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    Cuando James Hernandez, un escritor de ficcion frustrado, conoce a la poetisa Louisa Bell, esta seguro de que ha encontrado a la mujer de su vida. Pero hay un pequeno problema: Lou es la prometida de su mejor amigo, Rob.
    Decidido a quitarse a la joven de la cabeza, James se centra en su faceta de escritor. Sin embargo, con el paso de los anos, sus suenos parecen mas inalcanzables que nunca: no puede ni terminar su novela ni olvidar a la mujer de su amigo.
    Pero una noche, el azar y la pasion cambiaran las vidas de James y Lou para siempre.

  • Apropiacion indebida de Lena Andersson

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    ?Somos nosotros mismos cuando nos enamoramos?

  • Despues del monzon de Africa Ruh

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    Quiso robarle un diario y le robo el corazon.

  • Fruta prohibida de Jeanette Winterson

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  • Zona prohibida de Clare Connelly

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  • Carta de una Desconocida de Stefan Zweig

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  • Antes de ser Tuya (Solteronas 4) de Amaya Evans

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    Camille miraba por la ventana del salon de dibujo, el dia tan perfecto que hacia. Era ideal para ir a dar un paseo y dejar de lado el aburrimiento que por estos dias parecia acompanarla en todo momento. – ?Que tal si salimos?-pregunto su hermana-al menos el dia de hoy parece prometedor. -Iba a preguntarte lo mismo-le sonrio a su hermana Ophelia. Ambas se levantaron para ir por un chal y disfrutar de un vigorizante paseo, donde al fin podrian estirar sus piernas. – ?A donde creen que van? -su madre que entraba en ese momento, les pregunto al verlas. Las dos se miraron sabiendo que lo que estuvieran planeando hacer, su madre diria que no podian-solo ibamos a dar un paseo-respondio Ophelia. -Tendra que ser en otro momento. Lady Campbell ha venido con sus hijas a tomar el te. Camille hizo mala cara-Pero no sabiamos nada de eso-sintio que se revolvia su estomago de solo pensar en las burlas de las hijas de lady Campbell. -No estamos listas, madre-protesto Ophelia molesta por tener que soportar a las hermanas hurraca que solo llevaban chismes de un lado a otro. Camille miro asustada a su madre-creo que es mejor que yo no este presente madre. Su madre movio la mano con desden-Tonterias, las dos son mis hijas y ambas estaran alli. Ademas saben que lady Campbell y sus hijas son miembros prestantes de la sociedad. -Pero se burlan de Camille cuando ella se pone nerviosa o se molesta por sus comentarios fuera de lugar. Son unas idiotas. – !Ophelia, cuida tu lenguaje! ?Que es esa forma de hablar? No pareces una dama. -Madre, ?Es que no sientes rabia cuando hacen algun comentario de Camille? -No tengo porque, ellas solo dicen la verdad. Esa tartamudez es desesperante. Eso esta causando que cada vez estes mas alejada de los eventos sociales y de la gente. Te convertiras en una solterona, ya tu edad no es la de una jovencita y cada vez se te agotan mas y mas las posibilidades de poder encontrar un hombre que te ofrezca matrimonio-camino de un lado a otro por el salonSolo te pido que por favor no me lo reproches cuando estes sola en el mundo. -Ire a mi habitacion-dijo Camille sintiendose mal por las duras palabras de su madre. -No vas a ningun lado, primero debes saber que tienes que estar lista manana a las nueve de la manana. Vendra el doctor Monroe, para examinarte. -Si, madre-le dijo obedientemente mientras pensaba que solo era una perdida de tiempo- ?Ya pudo retirarme? -Esta bien, pero que sepas que esto de esconderte de la gente todo el tiempo, no te ayudara en el futuro. ***** Los rayos del sol se filtraban por las ranuras de las cortinas de su habitacion. -Buenos dias-la voz cantarina de su doncella, la desperto. -Buenos dias, Mary. -Hace un dia tan bonito, que pense en aquel vestido de flores amarillas que le dio su mama de cumpleanos el mes pasado. -Hoy no quiero ponerme vestidos bonitos, si tienes uno de color cafe oscuro o negro, mejor. – !Nina! ?Pero que se le ha metido en la cabeza para querer esos colores tan horribles? -Nada, Mary. Es solo que hoy viene otro dichoso doctor, de esos que a mi madre le encanta que vengan a decirme lo mismo de siempre, que mi padecimiento no tiene cura. -Oh milady, siento mucho que tenga que pasar por esto. Pero eso no significa que tiene que ponerse asi. Tal vez, este si tenga buenas noticias-le dijo tratando de infundirle animos. -Lo que mas me pone triste es saber que mi madre nuevamente va a estar alli, a la expectativa, creyendo que esta vez, si hay un remedio milagroso. Y cuando le digan que no es asi, yo soy la que tendre que ver su cara de decepcion. -Elevo los ojos al cielo-es una locura tener que pasar por lo mismo tantas veces. -Veamos primero, que es lo que tiene que decir el doctor-su doncella le llevo su bandeja hasta la cama para desayunara y luego la ayudo a asearse y a vestirse. Luego, ambas bajaron a la salita de vistas donde la esperaba el doctor y su madre. -Buenos dias. -ella saludo a todos. -Muy buenos dias, supongo que es usted lady Camille. -Si, doctor. -Es un gusto conocerla. Soy el doctor Edward Monroe. -Un placer conocerlo-dijo con tono apagado. -Hija, por favor, acercate. El doctor quiere verte bien. Ella se acerco y el comenzo a tocar su muneca y pincharla con cosas extranas que dolian. Era un hombre de rostro hurano, casi amargado. Sin embargo era educado en su forma de hablar y trataba de ser amable con ella, pero Camille no podia evitar sentirse como un experimento por la forma en la que la miraba. Luego de examinarla, se sento a tomar su te y empezo a hablar con su madre como si ella no estuviera alli. -No cabe duda de que es una pena. Una muchacha tan bonita, y joven con ese tartamudeo, es terrible. Pero creo que podemos hacer algo. Su madre casi se levanta de la silla cuando lo escucho- ?y que cree que deberiamos hacer? -Definitivamente un cambio de ambiente, es pertinente. Pero ademas no puede seguir encerrada, debe socializar para poder ejercitar la boca y la lengua. De esa manera podra ver una mejora. -Pero eso ya nos lo han dicho los otros doctores. El hombre hizo cara triste-lamentablemente es todo lo que puedo recomendar. Este tipo de padecimiento es algo con lo que la persona debe aprender a vivir, porque no desaparece, solo mejora un poco. – ?Entonces todo lo que podemos hacer es cambiarla de ambiente y llevarla a todos los eventos para que hable mas? -Eso y tratar de que no se altere, pues eso es lo que acentua el problema. Su madre no pudo ocultar su decepcion-Pense que podriamos tener buenas noticias. -miro a su hija con ese eterno gesto que la acompanaba desde que ella habia empezado a tartamudear. Ella sabia que era una molestia para sus padres y que si pudieran deshacerse de ella lo habrian hecho, pues gracias a ella, su familia estaba envuelta en habladurias y bromas de mal gusto. -Yo…les pido un permiso. Quisiera retirarme porque tengo un poco de jaqueca. -Si…si, vete hija-su madre la despacho como si no fuera mas importante que uno de sus gatos. Camille salio de alli con apenas un hasta luego, doctor, y subio las escaleras a toda prisa. Necesitaba estar en su dormitorio y llorar. Su hermana estaba cerca cuando ella entro como un huracan a su habitacion. – ?Que sucede?-corrio tras ella. -Por favor, Lia, ahora no deseo hablar. -le dijo a su hermana Ophelia que entraba en ese momento a su dormitorio. – ?Tan malo es lo que te ha dicho ese doctor? Segun el, toda la vida sere una tartamuda. Dice que es algo que se puede mejorar pero que jamas se ira. -empezo a llorar-no soy tan fuerte como para aguantar toda mi vida las burlas y las miradas de compasion de la gente. -No es el fin del mundo, hermana-debes calmarte-Ophelia se sintio mal por ella. A Camille le habia tocado una vida dura mientras crecia. A pesar del lujo que la rodeaba, las personas no le perdonaban su defecto. -Camille la miro con ojos llenos de lagrimas- ?como podria hacerlo despues de tan terribles noticias? Si hubieras visto la cara de mi madre, sus ojos me miraban con tal decepcion… -Oh no querida, esa es su mirada de siempre. Cualquier cosa que no sea su reflejo en el espejo sera observada como si fuera un insecto. Camille sonrio a pesar de su tristeza. Tenia que estar de acuerdo con ella. Su madre era la mujer mas egoista que habia conocido. Desde que eran pequenas, siempre les dejo ver que solo serian un medio para un fin. Eran hijas de un vizconde para casarse con aristocratas y llevarlos a un mejor nivel o al menos mantener el que ya tenian. Con el unico que se portaba distinto, era con su pequeno hermano Julian, al que tampoco habia deseado criar y lo habia enviado lejos apenas pudo, a un internado. Y ella para no sentirse culpable, se decia que era por su bien, pues era el heredero de un vizconde. Sin embargo cuando llegaba de visita, se deshacia en cumplidos y atenciones para consentir al pequeno heredero. -Al menos sabemos que si no te vas a casar por ese defecto, tampoco tendras que ir a ese monton de bailes en busca de marido, ya que ninguno querra tener que ver algo contigo. Camille le dio una mirada asesina- !Por Dios, Ophelia! a veces creo que no hay en ti, filtro entre tus pensamientos y tu boca-no pudo evitar reirse. -pero la verdad es que tienes razon. Ya me he hecho a la idea de que jamas sere una esposa con una gran familia, y si a eso le agregamos que los pocos caballeros que han venido aqui, se desencantan cuando me escuchan hablar, ya sabemos que es muy lejana la posibilidad de un matrimonio. Ophelia rodo los ojos-tu tampoco te ayudas, Camille. No sales mucho, evitas las reuniones, y los bailes. Por supuesto la consecuencia es que no muchos caballeros llenen la casa. -Mira quien habla de ayudarse. La que ahuyenta a los hombres con sus comentarios agrios la mayor parte del tiempo. Su hermana la miro molesta-lo hago porque tengo que. Sabes muy bien que de lo contrario, ya estaria comprometida y…-su semblante se torno triste-bueno a sabes que no es lo que quiero. -Lo se, hermana. Lo siento, no debi tocar ese tema tan doloroso para ti. Se que no es facil confiar despues de que Dalton, te hiciera aquella canallada.

  • Que dia mas bueno de Ayelet Waldman

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    Un mes en la vida de una mujer, escritora, esposa y madre de cuatro hijos que busca la estabilidad depositando sobre su lengua dos gotas de LSD.

  • El primer hombre malo de Miranda July

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    Un debut novelistico deslumbrante que te desconcertara, por una de las voces mas originales del panorama actual, un icono del indie americano: Miranda July.

  • Ese ancho rio entre nosotros de Gabriela Margall

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    Gabriela Margall navega estas aguas -la de la novela historica- con destreza y preciosismo, para construir una heroina que abre los ojos al mundo y se entrega al amor como una forma de conocimiento. Una novela extraordinaria con el inconfundible sello de la autora.

  • Lo sigo intentando de Ariadna Tuxell

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    ?Has estado alguna vez enamorada de la persona que no se merecia tu carino? ?Has conocido al chico perfecto durante una noche de diversion y a la manana siguiente has comprobado que de perfecto tiene poco? ?Tu vida esta llena de mucha rana y poco principe? Si tus respuestas son afirmativas, tienes ante ti una novela donde te sentiras identificada y comprendida gracias a las aventuras que vive la protagonista junto a sus dos grandes amigas. Nayara es una chica de 31 anos desafortunada en el amor. Ha perdido la fe de encontrar a su media naranja y formar una familia junto a el. Vive volcada en sus tres trabajos sin disponer casi de tiempo libre. Un domingo por la manana sufre un pequeno accidente colisionando su vehiculo contra un espectacular deportivo que es conducido por un guapisimo pero engreido hombre que resulta ser piloto de la Formula Uno.

  • Rojo (Fundacion 2) de Carlos Sisi

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    America no responde. Ya nadie esta a los mandos. En el resto del mundo, los medios evitan usar la palabra “vampiro”. Los llaman El Enemigo, la Marea Roja, o metahumanos, pero se les llame como se les llame, estan llegando a Europa. Son cada vez mas fuertes. Las mentes sincronizadas de Elexia y Alkibiades estan despertando a los Nueve, y sus planes de venganza son imparables.

  • Conquistando a Alice de Susana Oro

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    Samuel Davila siempre sintio admiracion por la vida disipada de su tio Arturo, un hombre libre, independiente, y al que nunca le faltaba una mujer para compartir el lecho.
    Pero el tio Arturo ha muerto. Y su sobrino se ve acorralado por su idolo, puesto que le ha dejado su hostal en herencia con la condicion de que siente cabeza.
    Samuel Davila, digno sobrino de Arturo, necesita urgente una esposa para quedarse con la herencia de su tio. Lamentablemente, en su larga lista de mujeres, ordenada alfabeticamente, no hay una en la que pueda confiar para ofrecerle un matrimonio con fecha de caducidad.
    La unica confiable y que, por logica, no esta en su larga lista sino tachada de ella, es la honesta, noble y generosa Alice Montiel. Una amiga de la familia de toda la vida. Una romantica empedernida que le produce prurito. La mujer de la que siempre ha huido despavorido.
    ?Que son seis meses de soportarla?
    Pero en ese tiempo, Samuel descubre que Alice Montiel no es lo que siempre habia imaginado. Alice Montiel es una caja de sorpresas.

  • Que nadie toque nada de Blas Ruiz Grau

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    El mundo de la ficcion se ha encargado de vendernos una imagen que quiza dista demasiado de lo real cuando hablamos de la investigacion de un crimen. Series de television que muestran a criminalistas trajeados en un escenario no ayudan a que esa veracidad se muestre.

  • Sabor Frambuesa de Priscila Pacheco

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    Tras ser despedida de su trabajo, Evelyn siente que su vida es un caos, su mejor amiga Dora la anima a salir de fiesta ese dia y el destino hace que esa misma noche encuentre un nuevo trabajo y tras un pequeno accidente conozca a Samuel, un hombre guapisimo del que se queda prendada con solo verlo, pero el hecho de que lleve una alianza en su mano hace que no quiera saber nada de el...

  • Pesadilla (Ametsgaiztoa) de Jon Hernandez Quintana

    https://gigalibros.com/pesadilla-ametsgaiztoa.html

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  • Emperadores y barbaros de Peter Heather

    https://gigalibros.com/emperadores-y-barbaros.html

    Peter Heather, autor de La caida del Imperio romano, nos propone una vision innovadora de la historia de los barbaros. Basandose en los nuevos hallazgos de la arqueologia, combate el topico de una Europa dividida en la antiguedad entre un Imperio romano prospero y cultivado y unos espacios habitados por tribus de barbaros pobres e incivilizados.

  • El invierno de las aguilas de Emilio Diaz Lara

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    Ano 235 de nuestra era. Roma esta en guerra contra los barbaros. El joven emperador Alejandro Severo es asesinado por sus propias legiones y guardias pretorianos, mientras el cruel y gigantesco general Maximino es proclamado nuevo Cesar por las exaltadas tropas.

  • Guapo, pero maldito de Anisa Gjikdhima

    https://gigalibros.com/guapo-pero-maldito.html

    LA HISTORIA QUE HA ENLOQUECIDO A MILES DE FANS EN WATTPAD

  • Mi querida Espana de Luis Del Val

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    El periodista y escritor Luis del Val hace un recorrido costumbrista de Espana con las peculiaridades, usos y practicas de sus habitantes [?]a veces contradictorias, a veces exageradas[?], que caracteriza la personalidad de nuestro pais.

  • Callate y besame, tonto de Raquel Mingo

    https://gigalibros.com/callate-y-besame-tonto.html

    Llega la segunda entrega de <>.

  • Sangre, sudor y paz de Lorenzo Silva

    https://gigalibros.com/sangre-sudor-y-paz.html

    Su asunto, el nacimiento, auge, caida y extincion forzada de uno de los grupos terroristas mas letales y persistentes del ultimo siglo en Europa Occidental, esta narrado desde un lado de la grieta que su actuacion provoco en el seno de las sociedades vasca y espanola: en particular, desde el lado de quienes lo combatieron y finalmente lo redujeron a la mas absoluta inoperancia. Esta es, por tanto, la historia de la lucha contra ETA tal y como la vivieron los guardias civiles y sus familias: el colectivo mas golpeado por la accion de la banda --con mas de doscientos muertos y muchos centenares de heridos--, y tambien aquel que acabo demostrando un compromiso mayor en su neutralizacion y liquidacion.

  • Un revolver y siete rosas (Elizabethtown 1) de Brenna Watson

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    Le dolian tanto los pies que apenas podia continuar avanzando. Desde que habian abandonado Cold Harbor, donde la Union habia sufrido una de sus mayores derrotas, se habian dirigido a Petersburg para unirse al asedio de la ciudad. Alli pretendian hacerse con el control de aquel punto estrategico y cortar las comunicaciones ferroviarias que abastecian al ejercito del general Lee. Gabriel Sinclair no recordaba cuantas horas llevaba caminando y, cuando al fin alcanzaron su destino y obtuvieron permiso para descansar, lo primero que hizo fue quitarse aquellas malditas botas. Contemplo, con una mueca de dolor, sus pies ensangrentados y los dedos casi agarrotados y deformes a fuerza de llevar un calzado dos numeros menor al que le correspondia. Al menos, penso, no iba descalzo. No hacia muchos dias que habia contemplado el cadaver de uno de aquellos confederados, que habia cubierto sus pies con pedazos de carton pintados de negro. A su lado se tendio su primo Russell. El y Mitchell Chapman, Mitch, parecian los unicos conformes con su indumentaria, el ultimo a causa de unas relucientes botas que le habia hecho llegar su padre desde Saint Louis, aunque al parecer seguia echando de menos sus zapatos Oxford. <>, se dijo, aunque sin atisbo de acritud. Mitch era un buen chico, y generoso ademas. Compartia con sus companeros casi todo lo que le hacian llegar desde casa, desde dulces a camisas nuevas. De hecho, le habia sugerido a Gabriel intercambiar con el las botas de vez en cuando, solo para que pudiera descansar los pies, pero se habia negado a aceptar. Ya era suficiente con que sufriera uno de los dos, aunque en ocasiones, como esa en concreto, se arrepentia de no haber accedido. David Cassane se sento cerca de ellos, apoyo la espalda contra un arbol y, como era su costumbre, abrio aquel cuaderno de tapas negras que siempre llevaba con el para ponerse a escribir. Gabriel admiraba su capacidad de concentracion. Era capaz de abstraerse hasta en las condiciones mas adversas. --?Que crees que escribira ahora? --pregunto Brett McFarlane con su habitual sonrisa. Se dejo caer junto a Russell, que protesto cuando lo empujo sin querer--. Si no hemos hecho otra cosa que caminar durante dias. --Seguro que esta escribiendo sobre ti --bufo Russell. --Entonces necesitara un cuaderno mas grande --bromeo Brett. Mitch habia encendido un pequeno fuego y colocado una cafetera encima. Por suerte, en ese momento disponian de agua en abundancia, aunque nunca se sabia cuanto iba a durar la buena fortuna. Gabriel aun recordaba la ultima vez que habia recogido el agua de lluvia con sus botas y habia tenido que beber de ellas antes de llenar su cantimplora. David finalizo su escritura antes de lo acostumbrado, guardo el cuaderno en el bolsillo superior de su chaqueta, y la pluma, con sus iniciales grabadas, en el macuto. --?Que creeis que hacemos aqui? --les pregunto a bocajarro. --Impedir que los confederados entren o salgan de Petersburg --respondio Mitch, que siempre parecia el mejor informado de todos. --Es decir, que esto puede alargarse durante dias. --Si, supongo. Cuando la cafetera comenzo a silbar, Mitch la retiro del fuego y sirvio cafe para todos. Gabriel nunca habia sido muy aficionado a aquella bebida tan amarga, pero era una de las pocas cosas que el ejercito distribuia con profusion. Mientras disfrutaban de aquellos minutos de descanso, observo a los hombres que lo rodeaban uno a uno. Se habian conocido en Pennsylvania, al poco de alistarse en el ejercito, y en los tres anos infernales que llevaban juntos se habian vuelto inseparables. Juntos tambien padecieron hambre y sed, un calor abrasador y un frio que a punto estuvo de llevarselos al otro lado. Se habian curado mutuamente las heridas y compartido las provisiones y, en las noches mas oscuras, se habian consolado compartiendo lagrimas y suenos. Eran los mejores amigos que un hombre podia tener, estaba convencido. Gabriel Sinclair aun no podia saber lo que les aguardaba, ni sospechar siquiera que muy pronto iban a perder a uno de ellos en la que seria conocida como una de las acciones mas sangrientas de toda la guerra: la batalla del Crater. Capitulo 1 Elizabethtown, Kansas. Octubre de 1870 El sol aun estaba alto cuando Eleanor Montgomery se bajo del tren en Elizabethtown. La estacion no era mas que un conjunto de tablas desbastadas y una pequena oficina, con los cristales tan cubiertos de polvo que era imposible apreciar si habia alguien en su interior. Un hombrecillo emergio del edificio para ocuparse de que su equipaje fuese colocado en el anden. Cuando el tren se puso en marcha de nuevo, le dedico una leve inclinacion de cabeza y regreso a su cubiculo. Eleanor recorrio con la mirada el modesto apeadero para cerciorarse de que su marido, James Montgomery, no habia acudido a recibirla. Tras casi una semana de viaje desde Richmond, Virginia, llegaba por fin a su destino, al Salvaje Oeste del que tanto habia oido hablar. Se pregunto una vez mas si habia tomado la decision acertada. Un ano antes, tras el fallecimiento de su madre, le sugirio a su esposo la idea de reunirse con el en el Oeste, pero James alego multitud de buenas razones para que no lo hiciera, y ella se plego a sus deseos. La guerra le habia arrebatado a Eleanor cuanto poseia, empezando por su padre y sus dos hermanos, y luego su plantacion de tabaco, que vio arder hasta los cimientos a manos de los yanquis. Su madre y ella se vieron obligadas a aceptar la generosidad de los Cathaway, viejos amigos de la familia, para poder sobrevivir. James Montgomery III habia sido amigo de su padre toda la vida, a pesar de ser algo mas joven, y habia aceptado la propuesta de desposar a su hija como un favor personal. Su fortuna habia sucumbido bajo el ejercito del general Ulysses S. Grant, al igual que la de Eleanor y su familia, y los habitantes del viejo Sur habian tratado de estrechar aun mas los lazos que los unian. Con veinticuatro anos ya cumplidos, Eleanor seguia soltera, y las posibilidades de encontrar un esposo apropiado se habian desvanecido con la guerra. Su padre, que se recuperaba de una herida por aquel entonces que acabaria con el meses despues, habia propuesto un matrimonio de conveniencia que fue aceptado por ambas partes. Eleanor recordo, no sin cierto rubor, su noche de bodas. James era veinte anos mayor que ella, un viudo bien parecido que resulto ser un hombre considerado y atento, en el lecho y fuera de el. Hacia anos que Eleanor habia abandonado sus suenos romanticos de juventud, y vio el matrimonio con James como la ultima oportunidad de no convertirse en una solterona. Solo un mes despues del matrimonio, el se habia mudado al Oeste en busca de fortuna, con la esperanza de regresar con dinero suficiente como para empezar de nuevo. Cinco anos llevaba Eleanor aguardando reunirse con ese hombre que era practicamente un desconocido, y se habia cansado de esperar y de aceptar todas las excusas con las que el habia argumentado esa separacion. Nada la ataba ya a su Virginia natal y su deber era estar junto a su esposo, para labrar juntos su incierto futuro. Habia empaquetado sus cosas y, el dia antes de partir, le habia enviado una carta anunciando su llegada, sin otorgarle tiempo suficiente para una replica en la que intentaria hacerle cambiar de idea. Algo habia fallado en su plan, porque James no se encontraba alli. Sintio que el jefe de estacion la observaba desde el otro lado del sucio cristal de su ventanilla. Se imagino que no debia de ser muy corriente ver a una mujer ataviada con un vestido de muselina sentada sobre un desvencijado banco, rodeada por media docena de baules y otros tantos bultos de distintos tamanos. Esa manana, en el tren, se habia esmerado en acicalarse para causar buena impresion a un marido al que apenas recordaba. La estrategia no surtiria efecto si no aparecia pronto; el aspecto saludable y lozano que pretendia aparentar se iria al traste. Decidio concederle otros veinte minutos, tiempo mas que suficiente para que el hubiese oido el silbato del tren desde cualquier punto del pueblo en el que se hallase y acudiese en su busca. Transcurrio ese tiempo, y algo mas. La espera comenzaba a ser insoportable. Tal vez James no estaba ese dia en Elizabethtown, quizas habia viajado hasta Abilene, a cuarenta y cinco millas de distancia, y habia olvidado dejar instrucciones para que alguien acudiese a recogerla. O, peor aun, tal vez su carta aun no habia llegado. Ese pensamiento le helo momentaneamente la sangre. Se aproximo a la ventanilla, dispuesta a remediar el estado de incertidumbre en el que se hallaba. --?Necesita ayuda? --le pregunto el hombrecillo desde el otro lado del cristal. --Si, por favor --le respondio, ofreciendole su mejor sonrisa--. ?Podria guardar mi equipaje en la estacion mientras voy en busca de mi esposo? --Por supuesto --contesto solicito--. Ahora mismo me ocupo de ello. Eleanor permanecio erguida, retorciendose las manos con nerviosismo mientras el hombre salia de detras del mostrador, cruzaba la puerta y se aproximaba a sus baules. Su aspecto le resultaba simpatico, un hombre pequeno y energico, que caminaba dando saltitos y cuyos ojos, de un azul desvaido, se movian al mismo ritmo bajo la montura de sus lentes. --?Se le ofrece algo mas? --le pregunto, al ver que ella no se movia del sitio. --Le agradeceria mucho si pudiera orientarme. Acabo de llegar y aun no conozco el pueblo. --Me he dado cuenta de ello. --Le sonrio con amabilidad--. Permitame que me presente. Soy Matt Perkins, el jefe de estacion --le dijo, e inclino ligeramente la cabeza al tiempo que sus pulgares se enganchaban de los tirantes que sostenian sus pantalones--. Este es un lugar pequeno, y aqui nos conocemos todos. ?Que necesita saber? --?Podria indicarme como llegar al negocio de James Montgomery? --Le dedico su mejor sonrisa. --Crei que habia dicho que iba en busca de su esposo --contesto el hombre mientras la miraba con cierta suspicacia. --El senor Montgomery es mi marido --aclaro ella, irguiendose ante lo que parecia una inexplicable mirada de reproche. --!Que me aspen! ?Habla usted en serio? --Perkins la observo de arriba abajo, con las cejas ligeramente alzadas y la boca formando una extrana mueca que no supo interpretar. --Desde luego que si --contesto de forma rotunda, atonita ante la falta de modales de su interlocutor--. ?Como se atreve a dudarlo? --Disculpeme, senora, no era mi intencion ofenderla --le respondio con un tono mucho mas suave--. Es solo que no sabia que tuviera esposa… --Le escribi diciendole que venia, pero, como puede ver, no ha acudido a recibirme. Tal vez mi carta no llegara a tiempo --dijo con una voz apenas audible, mientras se recriminaba el proporcionar tanta informacion a un desconocido. De repente, el hombre parecio a punto de sufrir una apoplejia. Se saco un arrugado panuelo del bolsillo y se seco la frente, sin dejar de observarla durante todo el proceso. Luego se coloco las manos sobre los rinones, como si se estuviese preparando para pronunciar un discurso. Cuando volvio a meterlas en los bolsillos y a hundir los hombros, la que estaba a punto de sufrir la apoplejia era Eleanor. --Creo que sera mejor que se siente --le dijo al fin, indicandole el mismo banco que acababa de abandonar. --!Pero si acabo de levantarme! --Lo se, lo se, pero sera lo mejor --le aseguro con un expresivo gesto de las manos en direccion al descascarillado asiento. --?Que ocurre? !Me esta usted incomodando! --Oh, creame que lo lamento, de verdad que si. ?Quiere usted tomar un vaso de agua? --?Un vaso de agua? --Eleanor no salia de su asombro. --Si, claro, que estupidez --contesto Perkins sin mirarla, como si hablara consigo mismo--. Mejor un whisky, ?no? --?Un whisky? ?Pero se puede saber que ocurre? ?Donde esta mi marido? --Las sospechas se acumulaban en el aire como un remolino de polvo--. ?Le ha sucedido algo? La pausa fue tan elocuente que Eleanor cayo desmadejada sobre el banco. --Es eso, ?verdad? --pregunto con un hilo de voz, lamentando no haber aceptado ese vaso de agua. --Me temo que si, senora --balbuceo el hombrecillo--. Creame que siento ser yo quien le comunique la noticia, pero su marido… bueno, su marido ya no esta entre nosotros. --?Mi marido ha… muerto? --Eleanor sentia como si el mundo se hubiese puesto a dar vueltas a su alrededor. --Eso es, senora, exactamente --respondio Perkins, visiblemente aliviado. --?Como? ?Cuando? --balbuceo ella al cabo de una larga pausa. --Sufrio un ataque el domingo, y el medico no pudo hacer nada por el. Dijo que le habia fallado el corazon, asi, de repente. Fue enterrado hace dos dias. Lo siento mucho. Muerto. James habia muerto. Eleanor aguardo a experimentar el aguijonazo de dolor que ya le resultaba familiar, pero, para su sorpresa, no se produjo. Un latido sordo en el interior del pecho, producto mas del asombro que de la angustia, fue la unica senal que se dejo sentir. No era una reaccion inapropiada, se dijo a si misma, teniendo en cuenta que apenas se conocian. Pero era una desgracia. Aun era un hombre joven y era su marido. ?Como habia podido suceder algo tan terrible? ?Que iba a ser de ella ahora? Mientras esos pensamientos cruzaban por su mente, no era consciente de que el jefe de estacion observaba consternado los dos lagrimones que se deslizaban por sus mejillas. --?Quiere que vaya a buscar a alguien? --le pregunto transcurridos unos minutos. Eleanor emergio de su catarsis y observo al hombre, al que le parecia ver por primera vez. Su rostro angosto y veteado de arrugas, enmarcando esos ojillos vivaces de un azul traslucido que ahora parecian ligeramente empanados, las cejas tupidas y aun oscuras, el escaso cabello que ya empezaba a clarear… Su cara ahora amable la contemplaba con cierta preocupacion, que le parecio normal dadas las circunstancias. --No, gracias. No conozco a nadie en el pueblo --contesto mientras intentaba recuperar la compostura. --Podria avisar al reverendo Spencer. O al medico. ?Necesita usted sus sales? --?Mis sales? --inquirio con cierta perplejidad. --Si, ?no las necesitara? ?Y si se desmaya? ?No es eso lo que se utiliza cuando una mujer pierde el conocimiento? --No se inquiete. Estoy practicamente segura de que no voy a desmayarme --respondio, no del todo segura de sus palabras. El cansancio de los ultimos dias parecio abatirse sobre ella. Perkins asintio, aunque no parecio muy convencido con la respuesta. La vio fruncir el ceno y morderse el labio inferior, como si anduviera perdida en profundas cavilaciones, lo que no era de extranar. --?Podria usted indicarme ahora como llegar a la casa de mi marido? --pregunto al fin, clavando en el unos ojos de color miel que de repente parecian demasiado grandes para aquel rostro tan delicado--. Creo que sera lo mas apropiado. --Oh, bueno, vera… yo creo que estara mejor donde la viuda Dupre. Tiene una casa de huespedes y seguro que la acogera con mucho gusto, hasta que se sienta con fuerzas. --Es muy amable, pero creo que sera mas conveniente que me aloje en mi propia vivienda. --Si, por supuesto, pero… en fin… no se como… --Perkins se miraba los pies mientras trataba de encontrar las palabras apropiadas, para mayor consternacion de Eleanor--. Su marido no tenia una casa propiamente dicha. --?Donde vivia entonces? --inquirio, preguntandose que mas desagradables sorpresas la aguardaban--. ?En un hotel, quizas? --Oh, no, no, senora. James Montgomery tenia una buena propiedad --aclaro. --Senor Perkins, ?donde vivia mi marido? --Encima de su local, senora, en una especie de apartamento que se hizo construir a su gusto. Eleanor asintio, aprobando la idea de James de aprovechar el negocio tambien como vivienda, un modo de ahorrar un dinero que pensaba invertir en Virginia a su regreso. --?Y sabe usted donde esta? --pregunto con suavidad. --Por supuesto que si, senora --respondio con desparpajo, como si le ofendiera la idea de no saber donde se encontraba el lugar--. En la calle principal, justo pasada la barberia de Cooper, gire a la izquierda y se dara de bruces con el. --Muchas gracias, senor Perkins. --Le sonrio con dulzura mientras se incorporaba--. ?Me guardara el equipaje hasta que pueda hacer que alguien venga a buscarlo? --No pensara ir alli ahora, ?verdad? --Me temo que no tengo otra opcion. No puedo quedarme aqui indefinidamente, ?no le parece? --No, claro. Pero ya le he dicho que la viuda Dupre estara encantada de acogerla. Es una mujer muy amable, y su cocina es estupenda. --Gracias, lo tendre en cuenta. Ha sido usted muy considerado, senor Perkins, y se lo agradezco mucho. Espero que volvamos a vernos pronto. Eleanor se sacudio el vestido, irguio la espalda y, tras despedirse con un leve y estudiado gesto, cruzo la estacion y salio por el lado que daba al pueblo, que se arracimaba a escasa distancia. Elizabethtown habia crecido alrededor de una calle principal y se habia extendido hacia ambos lados mediante una serie de calles mas estrechas, formando una cuadricula. Eleanor sabia por las cartas de James que el ganado procedente de las propiedades situadas al sur bordeaba el pueblo una vez al ano, con destino a los corrales situados al otro lado de las vias, para ser posteriormente subido a los vagones y transportado hasta las fabricas del Este. Mientras recorria la arteria principal, apenas era consciente de las miradas curiosas de las personas con las que se cruzaba. Las visitas femeninas no eran muy frecuentes en un pueblo que vivia casi exclusivamente del ganado de los ranchos vecinos y de algunas manadas que llegaban desde Texas. Y menos visitas tan elegantemente ataviadas como aquella mujer, cuyo vestido de muselina amarillo palido destacaba como una flor en un prado. La gracia con la que caminaba, sosteniendo con elegancia su sombrilla y balanceando suavemente su ridiculo, atrajo mas de una mirada. Eleanor paso frente a varios negocios y viviendas sin fijarse en nada, buscando con la mirada la columna bicolor que anunciara la barberia del pueblo. Su mente solo registro que el pueblo no parecia demasiado grande, que las construcciones eran solidas y que hacia mucho calor. Los tacones de sus botines resonaban sobre el entarimado de madera con una cadencia ritmica, mientras iba inclinando la cabeza de forma mecanica ante todo aquel que se cruzaba en su camino. Se sentia tan aturdida y cansada que temia detenerse antes de llegar a su destino y echarse a llorar en mitad de la calle, algo que una senorita no debia hacer jamas. Su educacion y sus modales eran lo unico que poseia en esos momentos, y trataba de aferrarse a ellos como a una tabla de salvacion en medio de un naufragio. Se permitiria derrumbarse y llorar solo cuando se encontrase en el interior de su nuevo hogar, sin testigos.

  • Sitiados de Mercedes Santos

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    Ano 1810.

  • A Sexy Berling New Year (Sexy Berling 2) de Maya Blair

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    Estoy desnuda frente al espejo. No hay nadie mas en el dormitorio salvo yo, mis pensamientos y esa fotografia de Thomas Green que descansa apoyada de cara al armario empotrado y que resulta peor que ser apuntada sin clemencia por un dedo acusador. El peso de las decisiones de esa noche cae sobre mi con toda su fuerza y, mientras observo el desfigurado reflejo que me devuelve el cristal, albergo en mi pecho cierto cargo de conciencia por mis alocados actos. Actos que se asientan sobre mis hombros y me hacen sentir como si fuera alguna especie de Atlas del nuevo siglo. No puedo dormir. Da igual lo que haga, el me persigue. Gabriel esta presente en todos lados, su alargada sombra me acecha alla donde voy. Se ha infiltrado en mi consciente y en mi inconsciente. Me persigue en mis suenos, vive en mis deseos, pasea por mi mente. Se refleja en las marcas de nuestra pasion compartida, las mismas que comienzan a desdibujarse en mi piel poco a poco, y en esa fotografia que no he vuelto a mirar desde hace dos dias. Desde que paso todo. Me centro en mi e intento desterrarlo de mi cabeza al menos por unos minutos, empujandolo al rincon mas sombrio al tiempo que vuelco mi atencion en la imagen que me devuelve el espejo. La imagen de una mujer de treinta y cuatro anos, de rasgada mirada verde y nariz coqueta que de repente ya no conozco tan bien. ?Por que? ?Que hay de diferente en mi para que me sienta asi?, me pregunto sin dejar de observarme. Aparto la oscura y lisa melena, que cae sobre mi hombro y se derrama por mi espalda con un sutil cosquilleo que pone en alerta a las terminaciones nerviosas de mi piel, y aquieto un estremecimiento de placer. Entonces, apoyo las palmas en la frialdad del cristal y escudrino en esa mirada gemela en busca de los misteriosos senderos que llegan a lo mas profundo, alli donde reposa el alma. Pero no encuentro nada. Me repito que soy yo, que sigo siendo yo, y sin embargo se que algo ha cambiado. Algo tan sutil que no soy capaz de darle forma o nombre, tan solo de sentirlo. <>. Despego la mano derecha de la superficie del espejo y la llevo a mi rostro para trazar con la punta de los dedos sus lineas y curvas mientras Wrapped Around Your Finger empieza a sonar dentro de mi cabeza. Retengo la musica alli hasta que mis labios se entreabren y empiezan a articular las palabras entre susurros quedos. --<>. El ritmo se aduena de mi y mis pies comienzan a moverse, ajenos a mi voluntad. De repente, me encuentro bailando con la mas improbable de las parejas; mi propio reflejo. Pero me da igual. Entrecierro los ojos y me dejo llevar. Ahora somos yo y ella; la real y el eco que esta atrapado en esa prision transparente. Dos cuerpos que se mueven a la par y cuyas manos acarician sus respectivas pieles, como si fueramos adivinas en trance deslizandolas sobre una bola de cristal. Los roces se vuelven cada vez mas osados, mas sensuales. La musica suena y suena sin parar dentro de mi. Mas oscura, mas voluptuosa. Me estoy excitando sin remedio. <>. La voz de Gabriel vibra en mi interior, alimentando el fuego que amenaza con devorarme. Prisionera de mis mas bajos instintos, abandono el espejo, me acerco a la fotografia y le doy la vuelta antes de caer de espaldas sobre la cama, delante de ella. <>. No esta aqui, y sin embargo tiene el control. Me maldigo por ello mientras permito que mis manos jueguen con mis henchidos senos hasta que mis parpados se cierran temblorosos. Entonces, imagino que son las suyas las que me tocan. Que son sus dedos los que pellizcan mis prietos pezones, los que descienden por mi estomago y trazan espirales en mi ombligo. Los mismos que avanzan hasta ese lugar entre mis piernas que se deshace por el. Gimo y me retuerzo cuando siento las primeras caricias en el clitoris. Al principio son suaves, lentos circulos que se pierden a continuacion entre los pliegues de mi sexo para volver a ascender de nuevo en direccion al insaciable boton. Pero segun el hambre crece, asi lo hace la intensidad de los roces. Veo a Gabriel sobre mi. Su torcida, maliciosa sonrisa de suficiencia mientras le ruego que me de mas. Mis dedos resbalan en direcciones contrarias y jadeo su nombre con una mano perdida entre los muslos y la otra ahuecando un pecho a la vez que hundo dos dedos en mi. Lenta pero inexorablemente. Una falange. Dos. Asi hasta que se han deslizado hacia lo mas profundo de mi vagina. Aprieto las resbaladizas y calientes paredes de mi hambriento sexo entorno a ellos, tiro de un pezon y dejo que un gemido incontrolado se me escape de entre los labios. Saco los dedos con pereza y vuelvo a sumergirlos. Lo repito. Mis caderas se retuercen, la respiracion se acelera. Sigo dandome placer durante lo que parece una eternidad, hasta que ya no puedo contenerme mas y, abandonada a mi propia lujuria, empiezo a masturbarme cada vez mas rapido. Mas duro. Estoy tan humeda... Puro deseo empapa mis dedos, brota de mi vagina y resbala por los muslos abiertos de par en par. <>. Lo hago y al instante el orgasmo me barre por completo. Tiemblo sin control y lo apuro y exprimo hasta el ultimo segundo, hasta la ultima contraccion.

  • Sin compromiso de Cara Lockwood

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    Emma Allaire no tenia aventuras de una noche. Hasta que conocio al senor X, un hombre increiblemente atractivo, a traves de una aplicacion anonima de contactos y sus fantasias mas sexys se hicieron realidad. ?Quien era ese hombre enigmatico que la esperaba en la cama de su habitacion de hotel? Un amante misterioso, el hombre de sus suenos o un embustero. ?salvaria su corazon o se lo romperia para siempre?