• libro tengo los huesos desencajados - Miranda Trauma

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    ?Como sobrevive nuestro pie a unos zapatos de tacon? ?Y nuestros hombros a esos fantasticos bolsos de ocho kilos llenos de cosas <>? ?Por que hay que perder peso si sufres artrosis? ?Se puede prevenir un latigazo cervical? ?Como evitar posturas sexuales que danen tus articulaciones?

  • Tengo los huesos desencajados - Libros - Amazon.es

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    Tengo los huesos desencajados: Esguinces, artrosis, lumbago… Un libro con humor para vivir sin dolor (Psicología y salud) Tapa blanda – 23 enero 2019 · Versión ...

  • Tengo los huesos desencajados (Psicología y salud) eBook

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  • TENGO LOS HUESOS DESENCAJADOS | MIRANDA TRAUMA

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  • Tengo los huesos desencajados. - Eugenia Miranda

    https://mirandatrauma.com/tengo-los-huesos-desencajados/

    13 ene 2019 — Tengo los huesos desencajados es mi primer libro, un libro escrito con cariño e ilusión, con humor y rigor médico.

  • tengo los huesos desencajados - La llar del llibre

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    TENGO LOS HUESOS DESENCAJADOS. ESGUINCES, ARTROSIS, LUMBAGO... UN LIBRO CON HUMOR PARA VIVIR SIN DOLOR, TRAUMA, MIRANDA (EUGENIA MIRANDA SANROMÀ), 17,90€.

  • Tengo los huesos desencajados - La Esfera de los Libros

    https://www.esferalibros.com/libros/tengo-los-huesos-desencajados/

    23 ene 2019 — La doctora Miranda Trauma, con mucho sentido del humor pero sin perder el rigor, dedica este libro a todas las mujeres con los huesos ...

  • Tengo los huesos desencajados - La Esfera de los Libros

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    Tengo los huesos desencajados. Esguinces, artrosis, lumbago… Un libro con humor para vivir sin dolor. Dra. Miranda Trauma ...

  • tengo los huesos desencajados - Librería Sinopsis

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    TENGO LOS HUESOS DESENCAJADOS. ESGUINCES, ARTROSIS, LUMBAGO? UN LIBRO CON HUMOR PARA VIVIR SIN DOLOR, TRUMA, MIRANDA; TRAUMA, MIRANDA, 17,21€.

  • TENGO LOS HUESOS DESENCAJADOS - Librería Padre ...

    https://www.libreriapadrerafael.es/otros-productos/tengo-los-huesos-desencajados-p9788491644873

    La doctora Miranda Trauma, con mucho sentido del humor pero sin perder el rigor, dedica este libro a todas las mujeres con los huesos desencajados que ...

  • La senora Pinkerton y sus demonios – Rosa Alcantara Menendez de Rosa Alcantara Menendez

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    ?Aceptarias un gran desafio solo por orgullo? ?Y si ese desafio empezara a convertirse en una divertida batalla contra ti misma? En juego esta tu felicidad ?Serias capaz de enfrentarte a todos tus demonios por conseguirla?

  • Traviesa & sabrosa de Minerva Hall

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    Fulmino la diminuta tarjeta de visita roja con letras doradas por infinitesima vez en las ultimas dos semanas y se dijo que no podia tener miedo de aquel minusculo pedazo de papel, que habia llegado a sus manos de la forma mas inesperada posible. Jillian no temia a nadie, mucho menos a un objeto inanimado que no tenia poder alguno, no mas alla de recordarle algo que deseaba tener desesperadamente y que no se atrevia a coger. Ironias de la vida. Ella, una ex-agente encubierta de una de las agencias mas famosas del pais, asustada de un diminuto papel. Si tan solo tuviera el valor de arrojarlo a la basura y olvidar aquella gilipollez, pero lo habia recuperado varias veces, incluso habia remendado los pedazos que Susan, en un arrebato, habia dejado abandonados durante un rapido almuerzo en la mesa del cafe. Si sus mejores amigas supieran las historias y los impulsos que la rondaban, pensarian que se habia vuelto completamente loca y, lo peor, no les faltaria razon. Incluso ella misma empezaba a pensarlo. Se pregunto si estaba preparada para lo que suponia hacer aquella llamada. Sabia que habia algun misterio alli, uno que probablemente no querria descubrir, en vista de la actitud de las mujeres que, de poseer un interes mas que evidente, habian pasado a desechar la posibilidad como si se tratara de un absurdo. No habian pensado eso la primera vez que habian hecho la propuesta de que llamara y se pusiera en contacto con quienquiera que fuera el que estuviera detras de aquel intento de agencia de gigolos-acompanantes o lo que fuera. Sentia curiosidad y tentacion a partes iguales, pero hacia tanto tiempo desde su ultima experiencia sexual, que dudaba estar preparada para afrontar a un profesional. Y si luego resultaba que habia un loco tras aquella linea erotica de tres al cuarto, podria acabar todo muy mal. No era como si alguien pudiera batirla en una lucha honorable cuerpo a cuerpo. Era muy buena en varias disciplinas. Sin embargo, los locos tendian a cambiar las reglas, usar armas de fuego o atacar en diferencia numerica. Habia aprendido una valiosa leccion en su ultima mision, una que jamas le permitirian olvidar. Cerro los ojos aferrando con tanta fuerza su taza de cafe que le sorprendio que no se hiciera anicos entre sus dedos. No queria rememorar viejos recuerdos. Estaba harta de aquello, del miedo que todavia tenia la capacidad de paralizarla anos despues de pifiarla. Deberia mandar a la mierda todo y a todos, sobre todo esa paralisis que la hacia sentir impotente, asustadiza, como una ratita sin entrenamiento. Si tan solo tuviera el valor de descolgar el telefono y tomar el riesgo. ?Que tendria de malo? Si los rumores que le habian llegado a Susan eran ciertos, solo obtendria una noche de placer; si, por el contrario, aquello no era mas que una tonta broma, solo ella seria consciente de su metedura de pata. Si habia algun loco detras, aprovechandose de mujeres ingenuas, podria desenmascararlo y acabar con el. Solo habia ventajas alli. Y los poderes superiores sabian lo mucho que necesitaba una distraccion. Y si esta se la proporcionaba un hombre sexy y que sabia que hacer con sus manos mucho mejor. Dejo la taza en el fregadero tras dar un ultimo sorbo y cogio el inalambrico antes de que el valor la abandonara. Tecleo el numero y contuvo el aliento mientras esperaba a que alguien respondiera al otro lado. Cuando el telefono hizo un chasquido que anticipaba la respuesta, su corazon se salto un latido, para acabar, mas decepcionada de lo que esperaba, escuchando una voz grabada en el contestador automatico. >>Ha contactado con La Otra Estacion, ahora mismo no podemos atenderla, pero su llamada quedara registrada en nuestra base de datos. Si nuestro numero ha llegado a sus manos, es posible que este interesada en contactar con uno de nuestros agentes. Este servicio es gratuito y tan solo requiere de respuesta a un pequeno cuestionario sobre sus preferencias, que se le enviara por e-mail a la direccion que nos facilite cuando suene el pitido. Recuerde que nuestros servicios son discretos y que debera firmar una clausula de confidencialidad en nuestro contrato. Existimos por y para su placer. Sea paciente y no olvide dejarnos su direccion electronica. Gracias por usar nuestros servicios. Cuando la voz termino, el pitido indico que habia llegado el momento de dejar el e-mail. Tuvo sus dudas, pero conteniendo la respiracion lo explico tan pronto como pudo, de carrerilla, sin pensar demasiado en lo que estaba haciendo. Aquel debia ser el cuestionario del que las chicas habian hablado. Conseguir un agente para cumplir sus fantasias era algo que una chica no podia rechazar tan facilmente, por lo que no dejaba de sorprenderla que hubieran ignorado la posibilidad de disfrutar de sexo sin compromiso. Todas ellas, a excepcion de Arizona y ahora Julieta que estaban comprometidas y satisfechas, tenian sus necesidades. Necesidades que no eran faciles de atender en un pueblo como aquel, en el que no habia suficiente gente como para pasar desapercibido si decidias echar una canita al aire. Lo que te hacia preguntarte por la autentica discrecion de La Otra Estacion. Dios, un bombero ardiente solo para ella… Abrio su portatil y lo encendio. No estaba segura de que fueran a enviarle el cuestionario tan rapido, pero apenas podia parar quieta, ansiosa y con los nervios a flor de piel. Era su dia de descanso, por lo que su Dojo permanecia cerrado, a pesar de estar a mitad de semana. Solo llevaba unas horas en casa y ya se subia por las paredes, como siempre que decidia tomarse un dia libre. Jugo con la maltratada tarjeta una vez mas y nego. Se estaba volviendo completamente loca. Contactar un servicio secreto de citas… ?en que agujero de Alicia se habia caido? <>. Volvio a coger su telefono, preguntandose si debia o no debia llamar a Susan y confesar. Lo dejo sobre la mesa. Si lo hacia, probablemente acabaria echando el cierre a la floristeria y presentandose en su casa en cuestion de segundos. Trataria de convencerla de hacer o no hacer algo que no sabia si estaba dispuesta a aceptar o dejar pasar de largo. !Estaba hecha un lio! Tenia cuarenta recien cumplidos y no dejaba de pensar como una colegiala, maldita fuera. Despues de toda su experiencia, de todo lo que habia visto, algo tan nimio como una aventura, tenia la facilidad de ponerla tan tensa como la cuerda de un arco a punto de disparar la flecha. <>. Si fuera tan facil en la realidad como parecia en su cabeza… Pero la mente tendia a jugarnos malas pasadas, si lo sabria bien ella. Respira profundo, mentalizate, entra en estado de relajacion. !Puedes hacerlo! No era el mejor momento para el yoga. Dio un salto cuando un estridente sonido la aviso de que tenia un nuevo mensaje en su bandeja de entrada. Tomo aire, aparto la silla de la mesa y trato de sentarse erguida. Arrastro con suavidad el raton hacia el asunto y pico casi con temor. En cuanto se cargo la pagina y vio el logo tuvo que abanicarse. Varios hombres, todos ellos vestidos de uniforme (no solo bomberos, habia algunos policias y, si la memoria no le fallaba en lo que a uniformes oficiales se referia, hasta algun militar), llevaban la chaqueta abierta, mostrando sus duros pectorales. Algunos con vello y otros depilados. Algunos evidentemente marcados y otros con una mera sutileza que a veces resultaba mas excitante que lo evidente. No se veian sus rostros y aparecian enmarcados por aquellas doradas letras: <>. Trago saliva, repentinamente acalorada. ?Seria la menopausia? Era demasiado joven para tener sofocos. <>, jadeo incapaz de contener mas su respuesta. Bajo la mirada y leyo el encabezado del correo. >>Hemos recibido su mensaje y ha sido preseleccionada para participar en nuestro programa. Si todavia sigue interesada, por favor lea atentamente las siguientes preguntas y conteste sinceramente. Recuerde que la informacion que nos entrega es completamente confidencial y secreta. Cuando nuestro programa procese todos sus datos, recibira un nuevo correo con el agente seleccionado, que se personara en su domicilio en las proximas veinticuatro horas. Esperamos que disfrute de nuestro servicio. <>, pronuncio en voz alta a la vacia estancia. Deslizo la barra lateral y accedio al cuestionario tomando una respiracion profunda. ?Para que esperar mas? Si iba a hacer aquello, era mejor terminar con el asunto cuanto antes. Leyo las escuetas preguntas y no pudo evitar esbozar una sonrisa ante alguna de ellas. <>. Podria haber anadido un comentario jocoso sobre el uso de la manguera, pero ?para que? Estaba demasiado trillado y a ella le gustaba ser original. Incluso si conocia a cierto bombero que tenia la facultad de sacarla de sus casillas desde hacia anos. Bombero que ultimamente habia decidido trasladarse a Gold River en un vano intento de tener una segunda oportunidad. Y eso no iba a pasar, de ninguna manera. Se detuvo un instante, preguntandose si existia la posibilidad de que el agente que le enviaran fuera Christian Santos, se dijo que eso no sucederia, porque ese hombre no habia hecho una obra benefica en su vida y, por lo que ella sabia, tenia un gusto en mujeres muy especifico. No aceptaria cualquier cita a ciegas con el unico fin de complacer a una desconocida. Y desde luego no jugaria con su pequeno amigo (si era sincera, podia recordar que no habia sido tan pequeno), en el lugar en el que vivia, dormia y trabajaba. No era un hombre de compromisos, de ningun tipo, si lo sabria bien ella. Y por mas que fuera su cruz personal, por mas que la hubiera perseguido a traves de cientos de kilometros solo para hacer su vida mas dificil, no significaba que sintiera nada especial por ella. Lo habia dejado claro en varias ocasiones del pasado. Continuo con las preguntas, respondiendo sinceramente, ?por que no? Estaba cansada de portar esa mascara de chica dura, de hacerle creer a todo el mundo que nada le importaba, que la vida era una aventura y que era dichosa no solo con su solteria, sino con todas las decisiones que habia tomado en el pasado, presente y lo que habia elegido para su futuro. Una gran y burda mentira. <>, dijo a la habitacion vacia. Queria el principe, la historia de amor y una boda de cuento. Queria el amante ardiente, salvaje, que supiera que tocar y como llevarla al mas intenso y exquisito placer. Tambien ansiaba al amigo, con el que compartir sus temores, sus ilusiones, las esperanzas de futuro. Deseaba el pack completo, desde hacia anos. Y nunca lo admitiria en voz alta, mas alla de la soledad de su habitacion. Concluyo el cuestionario, abriendo su corazon y sintiendose un poco estupida por ello, pero lo envio antes de recuperar su buen juicio. Si lo eliminaba ahora, todo seguiria como estaba. Su rutina, su futuro vacio… Enviandolo tenia la oportunidad de vivir una aventura, por breve que fuera. !Y necesitaba accion! No queria esperar mas tiempo. Cuando aparecio la habitual cantinela en su pantalla reflejando que <>, se mordio el labio, nego y gruno: <>. CAPITULO 1 --Eh, Chris. Acaba de entrar un mensaje al Otro Correo --insinuo su companero sin dar detalles, no sabian quien podia estar escuchando y si el jefe se enteraba, podrian tener grandes problemas--. Salgo ya para mi cita, ?podrias ocuparte tu? Habia tenido un dia de mierda. Aburrido como una ostra en la estacion, jugando con una pelota de goma, golpeando la pared y escuchando aquel estupido sonido ritmico que empezaba a hacerle querer rechinar los dientes. Se pregunto una vez mas que diablo se le habia metido en el cuerpo para llegar hasta aquel pueblo perdido de la mano de dios, cuando habia tenido todo en su trabajo anterior. Incluida la discrecion necesaria para su vida alternativa. La Otra Estacion habia estado en funcionamiento durante diez anos y los chicos que la componian habian visto como una aventura seguirlo e instalarse en Gold River, incluso si se veian privados de la excitacion de su trabajo oficial en la gran ciudad

  • Un pacto entre tu y yo de Donna Kenci

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    Pittsburgh, Pensilvania. 2007 Hay veces que un impulso, o una mala decision, te obliga a cometer errores imperdonables pero, en excepcionales ocasiones, esas equivocaciones te convierten mas tarde en una persona mejor... aunque en ese instante no te lo parezca asi. Al menos eso era lo que pasaba por mi mente mientras observaba de reojo a la directora pasearse de un lado al otro de su despacho, resoplando como un caballo y lanzandonos miradas furiosas a Ethan y a mi. Definitivamente, habiamos traspasado la frontera de lo que jamas se debia hacer. --Esto no quedara asi --gruno la senora Graham en voz baja--. Esta vez no os vais a librar del castigo que os mereceis. ?Me ois? Ethan y yo asentimos al mismo tiempo. A pesar de que el era dos anos mayor que yo y mas corpulento, parecia que aquella vieja silla lo habia encogido de tamano, engullendolo entre su tapiceria, hasta hacerle aparentar ser un nino asustadizo que espera la reganina de su madre con ojos llorosos. No habia ni rastro del adolescente rebelde y altivo que solia contestar de malas formas a todo el mundo. Desde luego, Ethan tenia mas que perder que yo. Cualquier castigo podria privarlo de lo que mas le gustaba: el hockey. Y eso era algo que el nunca me perdonaria, en caso de que la directora decidiera apartarlo de su deporte favorito. Sobre todo, sabiendo que esta vez la culpa era solo mia y de nadie mas. Bueno, al menos en parte. --Os voy a enumerar los desperfectos que habeis ocasionado, para que os hagais una idea del alcance de vuestra fechoria. --No es necesario, directora Graham --murmuro Ethan, en voz tan baja que por un momento crei que solo yo atine a escucharlo--. Los dos sabemos lo que hemos hecho y estamos muy arrepentidos. Ella lo oyo y se paro en seco. Sin embargo, prosiguio con su discurso, haciendo caso omiso a las palabras de Ethan. --Habeis destrozado la vitrina de cristal que contenia los trofeos deportivos de la historia de este centro. --Nos observo sin disimular su disgusto--. Como consecuencia, cinco de las copas se han roto y nos costara una fortuna arreglarlas. Por no hablar de los seis premios de poesia, de magnifica porcelana, que han quedado hecho anicos. Y lo peor de todo: el femur roto de la senorita Spencer, quien tendra que permanecer de baja medica durante varios meses, gracias a vuestro despreciable comportamiento. --Al instante nos senalo con el dedo indice, primero a uno y luego al otro--. ?Y bien? ?Teneis algo que decir al respecto? Contemple a un indignado Ethan y me senti mas miserable que nunca. --No, senora Graham --conteste, abatida--. Creo que hablo en nombre de los dos cuando digo que lamentamos mucho lo ocurrido y que asumiremos nuestro merecido castigo. Ethan protesto por lo bajo. Y yo quise hacerme invisible. No alcanzaba a comprender que clase de posesion diabolica se apodero de mi para llevarme a cometer semejante tropelia, si nunca fui una chica agresiva; al contrario, habitualmente huia de los enfrentamientos..., menos cuando se trataba de Ethan, claro. Lo cierto era que mi repentino arrebato nos pillo por sorpresa a todos. Y ni siquiera podia excusarme por haber recibido antes aquel insulto por parte del hermano de mi mejor amiga. Ya debia estar mas que acostumbrada a sus pullas, pues llamarme Dientes de Hierro era una de las cosas mas suaves con las que me habia agasajado su afilada lengua. No obstante, por una vez mi instinto me impulso a no quedarme de brazos cruzados e hice algo terrible: lo empuje con todas mis fuerzas. De nuevo revivi en mi cabeza la espantosa escena a camara lenta. Ethan cayendo sobre la profesora Spencer quien, a su vez, perdia el equilibrio y se precipitaba sobre la gran vitrina de cristal que contenia los trofeos. Ese pequeno rincon que suponia un gran motivo de orgullo para las generaciones que construian la historia de nuestro centro escolar. --Estoy cansada de vuestras continuas disputas. --La directora siguio paseandose de un lado al otro--. Pero esta vez voy a ponerle fin, aunque sea lo ultimo que haga y me lleve a plantearme vuestra expulsion, tal y como corresponde, debido a la gravedad de lo ocurrido. Ethan se incorporo, como impulsado por un resorte en el trasero. --Senora Graham, yo... Cuando la directora le puso un dedo sobre el torso y lo mando a callar sin pronunciar palabra alguna, el me lanzo una mirada asesina. --He dicho que eso es lo que dictan las normas del centro, no que sea mi decision final -- rectifico, antes de continuar--. No creo que expulsaros sirva de mucho, dadas las circunstancias. Los dos sois inteligentes y necesitais aprender la importancia de ponerse en el lugar del otro. Teneis que comprenderos mutuamente para poder alcanzar el grado de cordialidad que corresponde entre dos adultos; porque no olvideis que ya no sois unos ninos sin conciencia. Debeis aprender a ver la bondad en el otro. Ambos sois buenos chicos, por eso no entiendo por que os despreciais tanto. Los ambarinos ojos de Ethan se posaron sobre los mios con rabia. Yo creia saber que era lo que le motivaba a odiarme con tanta intensidad y no podia culparlo por sentirse asi, puesto que Maggie era lo que Ethan mas queria en el mundo. El nunca habia aprobado la amistad de su hermana conmigo, sobre todo cuando penso que yo era la responsable de que los dos se distanciaran. Era inutil intentar hacerle entrar en razon; explicarle que Maggie ya no era una nina y que no podia hablar con el sobre chicos, besos y citas. --... Y por eso quiero que lleveis un control por escrito de todo lo que sucede entre vosotros. --Las palabras de la directora me sacaron de mis pensamientos de forma abrupta, sobre todo cuando senti que algo pesado caia encima de mis piernas--. Nos reuniremos una vez a la semana para leer en voz alta vuestros diarios; en los que debeis anotar al menos una cosa positiva el uno del otro. --?Un diario? --se quejo mi mayor enemigo. Su expresion horrorizada me indico que lo que estaba oyendo era cierto. ?De veras la directora pretendia que escribieramos un diario? ?A nuestra edad? Pero si eso era cosa de ninos pequenos y nosotros ya asistiamos a la escuela secundaria. Vale que once anos no eran tantos, pero ?que diablos pintaba yo escribiendo tonterias en un diario? --Asi es --se reafirmo la senora Graham--. Esto os ayudara a comprender los pensamientos del otro, ya que no sois capaces de comunicaros como corresponde. --Nos contemplo a los dos por encima de sus gafas, con las cejas alzadas--. Si no quereis que os expulse, tendreis que escribir en esas paginas --senalo ambas libretas-- lo que ocurra entre vosotros; pero al menos una vez a la semana debereis dejar constancia de una accion positiva ante el otro. ?Lo habeis entendido? Yo no salia de mi asombro. Sin duda, ese era el castigo mas absurdo al que me habia enfrentado en mi corta vida. Absurdo e inutil. --?Significa eso que tenemos que hacer algo bueno por el otro una vez a la semana? -- pregunte. --En efecto, y lo anotareis en vuestros cuadernos. Todos los lunes os esperare en mi despacho tras finalizar las clases y leereis en voz alta lo que habeis escrito durante la semana anterior. Ethan emitio un sonido ahogado. --?Tendre que escuchar lo que Jane opina sobre mi? --Exacto. Pero yo seguia preocupada por la otra parte del castigo. La que, con toda probabilidad, me iba a costar mas de llevar a cabo. --Senora Graham, ?me puede explicar a que se refiere con hacer algo bueno por el otro? --Me refiero a que tendreis que esforzaros por tener un gesto amable o realizaros algun favor mutuamente. Una risa sospechosa se escapo de los labios de Ethan, lo que provoco mi ira de inmediato. --?Pretende que seamos amigos? Eso es imposible --me negue en rotundo--. Somos totalmente opuestos y jamas conseguiremos llevarnos bien. Candace Graham acerco su rostro al mio, amenazante. --Desde que asistis a esta escuela he tenido que soportar veros en este despacho cada semana, por un motivo u otro. Y con el paso del tiempo me he dado cuenta de que los castigos simples no sirven de nada con vosotros dos. Por eso he decidido que lo mejor es que seais ambos los que os preocupeis de llevaros bien y trateis de comprenderos, si no quereis terminar expulsados del centro. --Entendido, profesora Graham. El muy capullo de Ethan parecia aliviado con el castigo, algo que me saco de quicio. Finalmente se habia salido con la suya al no ver afectada su posicion como capitan del equipo juvenil de hockey. En cambio, los dos sabiamos de sobra que el se las ingeniaria para no cumplir con el castigo o buscaria la forma de continuar fastidiandome de alguna manera. Y asi me lo confirmo con su penetrante mirada de suficiencia. De nada servia sentirme culpable por lo ocurrido, ya que a Ethan le daban igual mis sentimientos; asi me lo habia demostrado una y otra vez desde que nos conocimos siendo tan solo unos ninos de no mas de cinco anos, cuando su familia se mudo a vivir a la casa de al lado. --Pues esto es todo. Confio en que esta vez vuestro castigo funcione, y no me volvais a defraudar. Os espero el lunes proximo. --Si, directora --contestamos casi a la vez. Parecia que incluso estabamos en sintonia, pero no era asi. En absoluto. --?Estas contenta? --me susurro mi detestable vecino al pasar por mi lado. En cuanto salimos del despacho de Candace Graham, Ethan me hizo un gesto obsceno con su mano por detras de la espalda, mientras se alejaba silbando por el pasillo del Instituto. --Imbecil --murmure en voz baja. Sin esperar mas tiempo, me sente en uno de los bancos y comence a escribir en mi nuevo cuaderno, volcando en el toda la furia que albergaba en mi corazon: <>.

  • Disenando a tu antojo de Mariah Evans

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    Natalia Martin trabaja como asistente de Laura Vidal, administradora al 50% de la compania hotelera Vida&Peralta. El otro 50% pertenece a Alvaro, hermano de Laura, un hombre prepotente, con un caracter muy marcado y muy exigente con sus trabajadores.
    Un viaje a Estambul para disenar la construccion de un hotel de lujo pondran a prueba la paciencia y la valia de Natalia respecto a Alvaro. Todo cambiara cuando Belma, una aficionada a lo esoterico, haga unas predicciones sobre su futuro basandose en una antigua tradicion turca: la lectura del poso del cafe.
    ?Te atreves a descubrir cuanto puede dar de si esta tradicion? ?Te dejas seducir por una de las ciudades mas singulares del mundo?

  • Lagartija de Banana Yoshimoto

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    Uniendo armonicamente el Japon tradicional y el moderno, Banana Yoshimoto ofrece en este volumen seis relatos cuyos protagonistas, jovenes y no tan jovenes, hombres y mujeres, se enfrentan al paso del tiempo y a la necesidad de superar sus traumas infantiles, sus amores atormentados, los abandonos. Tambien la de contemplar lucidamente sus vidas. Existencias que parecen discurrir sin rumbo, sin sentido, o sin apenas sorpresas, tienen de pronto la oportunidad de albergar por primera vez la esperanza en un futuro mas feliz, en seis relatos tejidos en un Tokio donde al atardecer la luna se funde con el cielo y empiezan a parpadear las luces nocturnas.

  • Mentiras y poder de Jorge Del Alba

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    Primera parte de la trilogia “Mentiras y poder”

  • Sensible a ti (Bilogia Angel 2), Olga Diaz de Olga Diaz

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    A Enzo y Lucia le ha costado mucho mantener su amor a flote, ellos se aman con locura, con pasion, pero para Lucia cada dia a su lado es una montana rusa, no ha sido facil lidiar con los miedos e inseguridades de Enzo. Ha sido todo un proceso que el entienda y crea que ella no es como esas que lo abandonaron a su suerte, que ella es diferente.

  • Vuelve de Samuel Benchetrit

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    Adicto a los cigarrillos y al alcohol, con alergia a las responsabilidades y en busqueda constante de una inspiracion que no llega. Asi es el antiheroe encantador y tierno de Vuelve, al que solo le queda agarrarse
    desesperadamente al unico proyecto viable que tiene en el horizonte: la adaptacion de uno de sus libros a serie de television. El problema es que el libro ya no esta disponible y el productor en cuestion todavia
    tiene que leerlo.

  • Decisiones arriesgada de Mar Carrion

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    Megan Lewis es una joven periodista que trabaja en un periodico importante de Pittsburgh y que escribe sobre asesinatos violentos. Cuando una noche acude a la casa de su vecina de enfrente y descubre accidentalmente su cuerpo apunalado y sin vida, decide investigar el brutal asesinato. La victima trabajaba como chica de compania en La Orquidea Azul, una agencia cuyos clientes son hombres influyentes y adinerados. Para asegurarse el puesto de redactora jefe del periodico, Megan decide infiltrarse en la agencia, pero pronto se encontrara con los obstaculos que el policia encargado de la investigacion, el atractivo detective de homicidios Derek Taylor, pone en su camino. Megan tendra que debatirse entre la atraccion que siente hacia el policia, que es mutua y evidente, y el deber profesional que la reclama.

  • Romina Rossi de Angella Aryes

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    Romina Rossi, en la recta final de su carrera tiene tantos suenos: ejercer su carrera y realizarse como profesionista, clasificar para las Olimpiadas, establecerse en la empresa familiar; sin embargo, un golpe del destino la pone frente a frente de Leonardo Bianchensi, un hombre 11 anos mayor que ella, dando un giro a su mundo de 180 grados. Leonardo Bianchensi, considerado “El Midas del siglo XXI”. Controlador, perfeccionista, su mundo se pone de cabeza al saber que la nina a quien conocio y aprendio a querer a traves de las platicas de su mejor amigo y hermano de Romina, Rafael, ha secuestrado su corazon como una atractiva mujer y sin que el se diera cuenta.
    ?Que hara Romina cuando su mundo estable y siempre bajo la proteccion de su familia, se tambalea ante la nueva perspectiva que se vislumbra para ella?
    ?Que hara Leonardo para manejar la necesidad de proteger y control a Romina? Ambos tendran que, Aprender a amar.

  • Lo que tu digas de Christian Martins

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    Lindsay tiene treinta y pocos anos, dos amigas que no estan muy bien de la cabeza y muchas ganas de encontrar el amor. Esta cansada de ver que los cuentos de hadas se hacen realidad para todo el mundo menos para ella y que su hombre perfecto no existe.
    Y entonces aparece Jack Ackerman, el multimillonario jefazo, para ensenarle a Lindsay que los juegos sexuales en la oficina pueden ser muy, pero que muy peligrosos.
    Y ya sabemos lo que dice el dicho; quien juega con fuego, termina quemandose.

  • Mi Nada Sincero Jefe de Anna Crenwood

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    Melisa estaba conforme con su vida tal cual era, una vida perfecta creia ella. Un trabajo de asistente en una de las mas prestigiosas agencias de publicidad, pero sobre todo estar siempre al lado del ser amado. Bryan era su amor desde sus anos de estudiante y ella tenia la idea que al ser su incondicional el veria la hermosa mujer que llevaba dentro y le corresponderia.
    Cuando la vida le puso un ultimatum estaba asustada, no es facil aceptar los cambios, pero la vida es sabia y no perdona, asi que o cambiaba y daba la oportunidad a su verdadero yo de surgir y en ese largo camino descubrir el verdadero amor o se quedaria hundida para siempre en la mediocridad y auto-compasion, en un empleo sin futuro y atada al amor de un hombre que pertenecia a otra”.
    ?Lograria el Amor de Antoni vencer las barreras del tiempo?

  • Khalil, El Hijo Del Desierto de Andrea Adrich

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    Los suenos hay que perseguirlos. Hay que correr tras ellos hasta atraparlos; sin descanso, sin respiro, sin desfallecer... Por muy utopicos que sean. Por muy descabellados que nos parezcan. Eso es lo que pensaba Nadya y, como buena arqueologa, poseia una tenacidad envidiable para conseguir lo que deseaba, por muy dificil que fuera el camino que tuviera que recorrer. Nadya doblo la camiseta de manga corta y la metio en la maleta que descansaba abierta encima de la cama. --?Estas segura de que quieres ir? --le pregunto Emma, su mejor amiga. Nadya giro el rostro lleno de incredulidad hacia ella. --?Lo estas diciendo en serio? --dijo. --Es peligroso. --No seas alarmista, Emma. --No soy alarmista, Nadya. El desierto Blanco de Egipto no es un lugar tranquilo en estos momentos --le advirtio su amiga--. He leido que hay muchos conflictos entre los pueblos que habitan en el. Nadya nego con la cabeza. Emma era exagerada y demasiado pesimista. Por Dios, estaban en el siglo XXI, no en la Edad Media. La gente era civilizada. --No me va a pasar nada --aseguro en un intento por tranquilizarla. --No se como puedes ir... Estas como una cabra. --No estoy como una cabra, lo que estoy es ilusionadisima. Voy a cumplir mi sueno. --Nadya abrio los brazos para enfatizar sus palabras--. Por fin he acabado mi Master de Arqueologia, por fin soy arqueologa, y por fin puedo ir a Egipto a desenterrar su pasado --respondio en tono de ensonacion--. Sabes que llevo meses de un lado para otro haciendo papeles y pidiendo permisos para poder empezar las excavaciones. Emma lanzo al aire un suspiro de resignacion. Nadya era muy testaruda. Nadie le sacaria de la cabeza la idea de ir a Egipto. Ni el anuncio del fin del mundo lo haria. --Has crecido en Inglaterra, pero es indiscutible que corre sangre egipcia por tus venas --apunto. Nadya sintio algo calido en su interior al escuchar aquellas palabras. --Mi madre lo era, y aunque vino a Londres muy joven, yo he heredado de ella el inmenso amor por su tierra --explico Nadya. --Lo tuyo por Egipto no es amor, es obsesion --comento Emma, parafraseando una conocida cancion. Las comisuras de Nadya se elevaron formando una sonrisa en los labios. --Reconozco que la Tierra de los Faraones me apasiona. Para mi Egipto es magia, misterio, encanto... --enumero. Se dejo caer sobre la cama--. Es hechizante --concluyo. Para Nadya, Egipto era un enigma. Nunca dejaba de desconcertarla: su pasado, su historia, la leyenda que la envolvia provocaba en ella una extrana nostalgia. --Prometeme que te vas a cuidar --le pidio Emma, dandose por vencida. --Te lo prometo --dijo Nadya. --Y que no vas a hacer ninguna locura, que te conozco. --Te lo prometo. Emma estiro los brazos y la rodeo con ellos, estrechandola contra su cuerpo. --Te voy a echar mucho de menos, Nadya --susurro con un nudo en la garganta. --No te preocupes, en un par de meses estare de vuelta -- dijo Nadya. --Van a ser dos meses muy largos --apunto Emma, deshaciendo el abrazo. --Podrias ir a verme... --sugirio Nadya. Emma se encogio de hombros y sopeso la sugerencia unos segundos. --Quiza vaya... La idea parecio entusiasmarle de pronto. Dos meses lejos de su mejor amiga, a la que consideraba casi una hermana, se le iban a hacer muy largos. Habian planeado un verano juntas. Irian a Ibiza y se lo pasarian en grande; seria un verano memorable. Se lo merecian despues de todo lo que habian estudiado. Pero Nadya finalmente habia conseguido que le aprobaran las licencias pertinentes y la financiacion necesaria para comenzar sus excavaciones en el desierto Blanco de Egipto, el sueno por el que habia luchado desde que tenia uso de razon. Eran muchas las noches que habian pasado charlando sobre ruinas, historia y descubrimientos arqueologicos... La pasion de Nadya. Emma, mejor que nadie, era la unica que comprendia plenamente su decision de ir a Egipto y dejar atras durante un tiempo su vida convencional. --Iremos a El Cairo, es una ciudad preciosa --la animo Nadya--. Esta a unos 550 kilometros aproximadamente del lugar donde vamos a instalar el campamento. --?Habra chicos guapos? --bromeo Emma. Nadya le paso el brazo por los hombros y la atrajo hacia si. --Estoy convencida de ello. Los egipcios son hombres de rasgos raciales y exoticos, y esa piel acaramelada... Nada que ver con la palidez de los ingleses. Seguro que alguno te gustara... --dijo, guinandole un ojo con complicidad. --Ay, esa piel acaramelada... No me importaria pasarle la lengua a uno de ellos. --!Emma! --?Que? Es para ver si saben a caramelo. Nadya rompio a reir con una carcajada. Emma no iba a cambiar nunca. --?Y tu? --Yo, ?que? --?Cuando vas a echarte novio? --?Novio? --repitio Nadya, como si la palabra le produjera alergia. Se levanto de la cama y siguio metiendo prendas en la maleta--. Llevo toda mi vida estudiando en un internado, lo que menos me apetece ahora es tener novio, atarme a alguien. Lo que quiero es vivir, salir, entrar, y hacer lo que mas me gusta... --!La arqueologia! --le corto Emma, poniendo los ojos en blanco. --Si, la arqueologia --afirmo Nadya. --Querer ir al desierto Blanco en verano solo demuestra tu amor por ella --apostillo Emma. CAPITULO 1 Nadya abrio los ojos de par en par. El asombro asomo a ellos cuando bajo de la camioneta que le habia acercado hasta el campamento donde iba a tener lugar la excavacion. El equipo que iba a acompanarla en aquella aventura llevaba alli dos dias montando las tiendas. El desierto Blanco, conocido como Sahara el Beyda, se desplegaba ante ella como un gigantesco mar de dunas blancas. El paisaje era sobrecogedor, iluminado por una luz vibrante y misteriosa, que jugaba con la arena, creando diferentes colores. Pero no solo el paisaje era sobrecogedor, tambien el sutil aroma a especias que parecia flotar en el aire --o tal vez eran imaginaciones suyas--, y el silencio que lo anegaba todo, que era casi tangible. Nadya respiro hondo. Por primera vez fue consciente de su magnificencia. Era enorme, y no supo por que, pero tenia la sensacion de que tambien era peligroso. No sabia que hora era, pero el crepusculo se cernia sobre su cabeza con una puesta de sol que tenia el cielo de un rosa vibrante. Habia sonado tantas veces con estar alli, que ahora le parecia mentira tener bajo sus pies aquellas arenas que escondian y salvaguardaban misterios de miles de anos de antiguedad. De pronto la invadio una sensacion de irrealidad. Un escalofrio le recorrio de la cabeza a los pies, pese al calor que aun calentaba el aire. En silencio se pregunto que le depararia aquel desierto de increible belleza. Habia ido alli siguiendo el rastro de Akhenaton, el llamado faraon <>, y de su <>, cuya leyenda afirmaba que habia construido con mano de obra infantil. Pero Nadya no solo habia ido a Egipto tras la pista del faraon <>, sino buscando su propio pasado, del que apenas tenia nociones. Solo sabia que su madre era egipcia, de una region cercana al desierto Blanco, y que, por alguna razon que desconocia, se habia ido de alli. Nadya intuia que bajo aquel abandono habia mas, mucho mas... --?Que le parece, senorita Rice? La voz del ayudante de la excavacion, Randolph Crowe, desvanecio la magia del momento y la devolvio a la Tierra. Pestaneo un par de veces para salir del estado de ensonacion en el que se habia sumergido y giro el rostro hacia el. El hombre, pelirrojo y con la cara llena de pecas, la miraba con expectacion. --Es maravilloso --respondio Nadya. --Las puestas de sol que se pueden ver en el desierto son de las mas bonitas del mundo --comento el hombre. A Randolph no le faltaba razon. El asombroso color rosa del crepusculo se reflejaba en el blanco casi puro de las dunas, concediendo al sugestivo paisaje un aire de fantasia. --Venga a ver la tienda que le hemos preparado, senorita Rice --dijo el hombre. Nadya asintio. Berenice alargo la mano de dedos elegantes e introdujo una jugosa uva en la boca de Khalil con un gesto cargado de sensualidad. --?Le gusta, mi senor? --pregunto la concubina sonriente, acercando los labios a su oido. --Me gustas mas tu --coqueteo Khalil, al tiempo que saboreaba la uva. Berenice, una joven de aspecto risueno, con una larga melena de color azabache y profundos ojos negros, se acerco a el melosamente y lo beso. Khalil habia metido ya la lengua en la boca de su concubina cuando unos nudillos golpearon la puerta, interrumpiendo la escena. --Adelante --dijo. La enorme puerta de madera labrada se abrio con un ruido pesado. Un hombre alto, de complexion atletica y pelo negro, vestido con un pantalon oscuro y un caftan gris que le llegaba a la mitad del muslo, entro con semblante serio. --Khalil, los ingleses han vuelto --anuncio, despues de hacer una ligera reverencia a su jeque. El rostro de Khalil se tenso, acentuando aun mas sus rasgos marcados. Enderezo la espalda y se echo hacia adelante. --Berenice, dejanos a solas --ordeno a la concubina en tono autoritario. --Pero, mi senor... La joven acaricio suavemente la mejilla de Khalil en un intento por permanecer en la habitacion. --Ahora, Berenice. --El tono de Khalil no admitia replica alguna. --Si, senor --contesto ella con una reverencia. Berenice se levanto de la cama formada por decenas de brillantes cojines y almohadas y, aunque salio de la enorme habitacion con la mirada baja y una expresion servicial, como correspondia, por dentro la sangre le hervia a borbotones en las venas. Llevaba muchos dias sin poder estar a solas con Khalil; el habia reclamado a otras concubinas del haren, y ahora que por fin la habia elegido a ella para pasar la noche juntos, Salih, amigo y jefe del ejercito de Khalil, les habia interrumpido muy inoportunamente para anunciar que los ingleses estaban de nuevo en sus tierras. Berenice bufo antes de salir de la habitacion. ?Como podia tener tan mala suerte? --Maldito Salih y malditos ingleses --farfullo entre dientes.

  • Jugando sucio de Lauren Hawkeye

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    Beth Marchande tarda un nanosegundo en ver que Ford Lassiter adora las reglas y el orden. Sin embargo, detras de sus ojos leoninos, ese hombre espectacular pero muy rigido esconde algo mucho mas profundo que la lujuria. Esconde una necesidad exacerbada y deliciosamente barbara de asumir el control y que Beth se lo ceda. Pero el no puede ocultarle sus sentimientos a esta mujer fiera y apasionada. por muy alto que sea el precio.

  • Asesinato en el laberinto de J. J. Connington

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    La finca de Whistlefield es famosa no solo por su belleza, sino tambien por el laberinto vegetal que disenaron sus primeros propietarios. El recorrido, delimitado por altos setos que se entrecruzan en caminos sin salida o que regresan al punto de partida, conduce a dos centros distintos en los que un comodo banco recompensa a quienes logran alcanzar la meta. Y es alli donde, en una calurosa tarde de verano, aparecen los cuerpos sin vida de Roger Shandon --el dueno de la heredad-- y de Neville --su hermano gemelo y conocido abogado--, ambos asesinados con la misma arma: un dardo impregnado de curare. Dado que todos los miembros de la familia, los unicos capaces de orientarse en el laberinto, parecen tener una solida coartada, seran necesarias una mirada aguda y una inquebrantable profesionalidad para averiguar quien ha cometido el extrano doble crimen. Cualidades que, inteligentemente disimuladas bajo una apariencia anodina, el jefe de policia Sir Clinton Driffield posee en extraordinaria medida.

  • Conspiracion de Delores Fossen

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    Despues de sufrir un secuestro y una inseminacion artificial contra su voluntad, Jessie Barrett sabia que su vida corria peligro y que el unico que podria darle respuestas era Jake McClendon, el padre biologico del hijo que estaba esperando. En medio de aquella investigacion clandestina para averiguar las razones de su secuestro, Jessie comenzo a sentirse irremediablemente atraida por aquel hombre.

  • Ardiente verano de Noelia Amarillo

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    Maria, una joven con un hijo adolescente, se prepara para afrontar las vacaciones estivales en el pueblo de su exmarido. Solo hay un pequenisimo problema. !Odia el pueblo! ! ?Que va a hacer alli durante todo un mes? ?Visitar el castillo? ?Banarse en la fuente? ?Pasear? !Aburrirse como una ostra! O quiza no. Un dia, harta del calor, se escapa al bosque. Sus pasos la llevan hasta una cabana escondida, donde experimentara juegos prohibidos a manos de un hombre que impide que vea su rostro... Un desconocido que le susurra ordenes y al que desea mas de lo que jamas pudo imaginar. Un extrano que parece conocer sus mas intimos deseos, satisfaciendolos, y del que es incapaz de alejarse.
    ?Podra ignorar sus mas secretas fantasias o se rendira a ellas... a el, a un hombre al que ni siquiera puede ver el rostro?

  • El vestido azul de Michele Desbordes

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    Conocemos a Camille Claudel, sobre todo, como la amante del tambien escultor Auguste Rodin. Desde siempre, el papel de las mujeres que intentaron desarrollar su trabajo cerca de hombres de gran proyeccion ha sido secundario, ha sido una sombra. De este modo es como la autora de esta extraordinaria novela, Michele Desbordes, intenta rescatar a Camille de su fantasmal condicion. Recrea con una poetica libre de sentimentalismos la historia de la joven Camille, una sombra en la vida de todos, una extravagante, una exaltada, arrebatada por la vida, por el arte y por el amor que no consiguio nunca ser visible para quienes la conocieron. Un fantasma delicado, bellisimo, sutil, cuya potencia emocional la aparto enseguida de las convencionales sensibilidades que la rodeaban.

  • Rescate al corazon de Maria Jordao

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    Nadie se mete con un Langton, mucho menos con Danielle que, ademas de una belleza excepcional, tiene un caracter indomito y ferreo que no para de meterla en lios. Las sociedades neoyorquinas del siglo XIX se mantienen muy pendiente de sus enredos y no para de cotillear a sus espaldas. Aun asi, cuenta con algunos aliados como Diana, su mejor amiga y complice desde la infancia.
    Acostumbrada a que nadie se le resista, Danielle logra convencer a su padre para permanecer una semana mas en la ciudad y asistir al exclusivo baile de Lady Lampwick con la promesa de que, junto con Diana, realizaran la travesia anual hacienda de veraneo de la familia, en Tucson, acompanadas. Sin embargo, el deseo de Danielle por probar su independencia a toda costa la lleva a romper su promesa y terminar secuestrada por una panda de rufianes deslumbrados por sus apellidos y la fortuna de su padre.
    Es entonces cuando Dave Holt, un excelente rastreador, tendra la mision de rescatarla. Vencera a sus captores y quedara impresionado por sus bellos ojos y su terrible caracter, frente al que no sucumbira, aunque sus corazones tienen planes distintos para este par de necios que no dejaran de enfrentarse, pero tampoco podran negar la pasion entre ellos que no hace mas que crecer. Todos necesitamos quien nos rescate, a veces hasta de nosotros mismos.

  • Cameron de Sara Lapierre

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    Cuando la gente me miraba por primera vez, veian a una chica que tenia todo lo que podia necesitar. Lo cual era cierto, por supuesto. Pero mi vida carecia de algo que deseaba desesperadamente: la libertad. Mi familia siempre habia sido promedio, una familia de clase media con una cantidad decente de dinero, por lo tanto, cuando pedia algo, generalmente lo obtenia. Pero no era necesariamente la mejor situacion. Si pedia dinero, tenia que explicar por que lo necesitaba y, a veces, una chica solo necesita privacidad. Tal vez es que estoy muy mimada o que no soy lo suficientemente agradecida , pero al igual que cualquier otra adolescente, queria mi propio dinero. No el dinero de mi madre, ni el dinero de mi padre, sino el dinero que ganara yo misma y con el que pudiese hacer lo que quisiera. Me quede mirando mi movil , actualizando constantemente mis correos electronicos y constantemente decepcionada al constatar que no habia recibido nada. Ni correos electronicos, ni llamadas, ni nada. Era triste, de verdad. Dieciocho anos, ya en mi ultimo ano de secundaria y ni siquiera podia conseguir un trabajo a tiempo parcial. --?Sin suerte? Escuche a mi amiga Thea preguntarme. Levante la vista de mi movil y mire al otro lado de la mesa del almuerzo hacia ella, -- Nada. Nadie me contratara porque soy demasiado joven o tengo poca experiencia . Eso no queria decir que no tuviera nada . Vivia en una bonita casa con mis padres, me daban una paga y podia usar el automovil familiar cuando estaba disponible, pero queria mi propio dinero. Queria tener mi propio coche y conducir al cine con mis amigos. Pero necesitaba un trabajo para eso. --?Por que estas buscando trabajo? Carter, mi otro amigo intervino. Tanto Thea como yo lo miramos como si ya supiera la respuesta: --?Me estas tomando el pelo? Tienes un trabajo. Tecnicamente no necesitas uno, pero tienes uno porque cada adolescente necesita su propio dinero. --Muy bien, tomo un gran trago de su gaseosa antes de continuar, -- Puedo hablar bien de ti en la tienda Sub . La tienda Sub era donde trabajaba Carter, tenia la suerte de trabajar y eso que tenia la misma experiencia que yo. Asenti con la cabeza en acuerdo, --Eso seria genial, gracias. --?Que tal si vamos al centro comercial mas tarde y dejas un curriculum en cada tienda? Sugirio Thea ansiosamente. Ese no era exactamente su plan, sabia por experiencia que sus intenciones eran ir de compras. Queria comprar, pero lo que necesitaba era un trabajo. --Gracias por la oferta, pero tengo otros lugares en los que quiero dejar curriculums hoy. Asenti, esperando tener mas suerte hoy despues de la escuela. Despues de mis dos ultimas clases, Thea y yo fuimos directamente de la escuela hacia el centro para poder dejar algunos curriculums. Habia traido alrededor de treinta copias y por suerte Thea tuvo la amabilidad de hacer el viaje conmigo a cada lugar donde me presente para dejar mi curriculum. En los locales de comida rapida, , las tiendas de ropa, las cafeterias y los restaurantes , nadie parecia interesado en absoluto en contratarme, pero tomaron mi curriculum de todos modos. En otras palabras, supuse que lo tomaron por cortesia, pero seguro que lo habian desechado tan pronto como les habia dado la espalda . El clima estaba agradable , pero cuanto mas tarde el aire se volvio un poco mas fresco, empece a arrepentirme de usar un ligero vestido corto negro en lugar de algo que me mantuviera las piernas calientes. --Tengo que irme a casa ahora, Liv, dijo Thea mientras deslizaba su movil en su bolsillo, --Mi mama tiene la cena lista y tengo un examen de Quimica para el que necesito estudiar. Eche un vistazo a los curriculums en mis manos. No quedaban muchos, habiamos dejado ya muchos . --Esta bien. Gracias por venir conmigo. Voy a dejar unos pocos mas y tambien me ire a casa en un momento. --Vale, , nos vemos manana. Sonrei cuando Thea se dio la vuelta y cuando desaparecio en la distancia, suspire profundamente: --Vamos. Realmente necesito algo de suerte … Luego entre en una tienda de la esquina, haciendo que la puerta se abriera cuando entre. Una mujer de mediana edad que estaba al frente me miro y sonrio cortesmente. --Hola, me preguntaba si podria dejarte un curriculum aqui. Le pregunte mientras me acercaba al area de pago. La senora asintio lentamente con la cabeza, --Por supuesto. No estamos contratando en este momento, pero puedo tomar uno por si se requiere personal en el futuro . Por supuesto. --Genial, gracias. Cuando salia de la tienda de la esquina, se me ocurrio la idea de que tal vez deberia dejar de entregar curriculums por hoy . Parecia desesperada y caminar por mas tiempo solo me lastimaria los pies, no me estaba beneficiando de esto. Todo lo que estaba recibiendo era rechazo. Mis ojos recorrieron el area, asegurandome de haber puesto un curriculum en todas las tiendas de los alrededores. Cuando mis ojos se posaron en un pequeno bar, considere echarle un vistazo, pero era a una idea ridicula teniendo en cuenta que solo tenia dieciocho anos y ni siquiera alcanzaba la edad legal para beber, y mucho menos trabajar en un bar. Estupida idea, Olivia . Mi subconsciente me recordo que seria una perdida de tiempo. --No es que no haya perdido ya bastante el tiempo, murmure para mi misma , --Unos minutos mas no podrian doler. Despues de que algunos coches pasaron junto a mi, me apresure a cruzar la calle y acercarme al bar que decia “Cam’s” en el letrero sobre la puerta. El exterior era de ladrillo y la puerta era de metal negro, el letrero abierto no estaba iluminado, pero al girar el pomo se abrio la puerta, lo que me hizo creer que habia alguien alli. Entre lentamente en el bar, el fuerte olor a alcohol lleno el aire de la habitacion con poca luz. El area estaba vacia, lo que tenia sentido teniendo en cuenta que no era horario de atencion al publico, pero si la puerta estaba abierta suponia que habria alguien cerca. La puerta del personal se abrio y salio un tipo alto con cabello negro. Sus ojos se fijaron instantaneamente en mi, frunciendo el ceno mientras colocaba la caja de cerveza que tenia en sus manos en el mostrador, --Estamos cerrados. ?No viste el letrero? Su voz era profunda y muy dura, si planeaba tener clientes, supongo que tendria que hablar con ellos en un tono mas cordial que este . --Lo hice, lo siento. De hecho … Respire profundamente y mire alrededor de la barra, luego volvi a mirar al hombre extremadamente intimidante frente a mi. Con una simple camiseta blanca y tatuajes cubriendo sus brazos, su comportamiento era casi aterrador. Comence a pensar en lo ridicula que era toda esta idea, solicitar trabajar en un bar teniendo dieciocho anos era una cosa, pero en realidad esperar conseguir el trabajo era otra. Era una idea estupida, no me contratarian. Era literalmente ilegal para mi trabajar aqui. El chico de cabello oscuro y tatuado dejo escapar un suspiro molesto, --Mira, abrimos en menos de dos horas. Me estas haciendo perder el tiempo. --Me gustaria aplicar, le dije . No estaba segura de si me arrepentiria despues o si me sorprendio mi anticipacion, pero procedi con confianza: --Para un trabajo. El chico se rio entre dientes, parecia divertido: --No recuerdo haber colocado un anuncio. Sacudi mi cabeza, --No lo hiciste. Pero estoy buscando trabajo y … --?Cuantos anos tienes? Cuando dio un paso adelante, me arrebato un curriculum de mi mano, --Olivia … -- Bueno, es gracioso … --No quiero escuchar una historia divertida, me dijo, mirando para otro lado, --Veamos tu experiencia . Cuando sus ojos oscuros se movieron por la pagina de mi curriculum, me encogi para mi, imaginando lo que estaba pensando por dentro. Ni siquiera tenia un diploma de secundaria. Lo vi contener una sonrisa divertida, --Tienes poca o ninguna experiencia. --Lo se. He tenido problemas para encontrar trabajo … Admiti. Puso el curriculum en la mesa del bar y me miro: --?Alguna vez has trabajado en un bar? ?Sabes algo sobre el alcohol o tratar con gente borracha? --Uh … Sacudio la cabeza, su cabello oscuro se movio sobre su frente, --Obviamente no. ?Cuantos anos tienes, Olivia? Me mordi el labio suavemente y respire hondo, --Tengo … veintiuno. Tengo dieciocho anos Mi subconsciente me lo recordo otra vez. ?Por que menti? Queria desaparecer en este mismo momento, pero ya habia ido demasiado lejos para escapar y el hombre del bar tatuado me puso nerviosa , lo que me hizo divagar sobre tonterias que no eran necesariamente ciertas. No dijo nada, en cambio, se recosto contra la barra con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos sobre mi. Me pare torpemente bajo su mirada y aclarandome la garganta. ?Realmente me estaba considerando? Ni siquiera estaba contratando, pero tenia la mirada de consideracion en su rostro severo. --Dejame ver tu identificacion y puedes comenzar manana a las 6:30, dijo finalmente . --?Mi identificacion? Le pregunte. --Eso es lo que dije. Este es un bar, necesito ver una identificacion. --Por supuesto, sonrei vacilante, haciendo mi mejor esfuerzo para llegar a algun tipo de respuesta rapida, --No la traigo ahora , pero ?puedo traerla manana? Me despidio, sin parecer que le importara tanto, --Esta bien, 6:30. No llegues tarde o no vengas en absoluto. Asenti lentamente. Muy despacio --Vale, , nos vemos manana entonces … El no respondio, sino que camino detras de la barra y comenzo a colocar algunas botellas en la pared. Mientras caminaba hacia la puerta del bar, me encontre deteniendome de nuevo y volviendome para mirar al tipo detras del bar: --No te presentaste. Me gustaria tener un mejor nombre para ti que el chico con tatuajes y piercings en la cara. --Se tu nombre, pero todavia me encuentro pensando en ti como la chica realmente molesta que lamentare haber contratado instantaneamente. Respondio el secamente sin mirarme, dandome la espalda mientras ajustaba algunas botellas de whisky en los estantes. Ay. Justo cuando toque el pomo de la puerta, la puerta se abrio y entro un grupo de personas, que parecia tener la misma edad que el chico con el que habia estado hablando. Por muy viejo que fuese, obviamente era lo suficientemente mayor como para poseer o administrar un bar. --Cam, ?que mierda? Dijiste que no habia nadie mas aqui, dijo un chico al instante, su tono intimidante me hizo sentir incomoda . Rapidamente me deslice junto a ellos, --Lo siento, me estoy yendo. Me escabulli del bar antes de tener la oportunidad de escucharlos decir algo mas, pero estaba pensando en volver alli manana. Sabia que ir alli para empezar era una idea realmente estupida y el descubriria de todos modos que yo era menor de edad, asi que ?por que perder mas tiempo con este tipo? Porque necesitaba dinero era una respuesta obvia, pero ?hasta que punto necesitaba dinero y estaba dispuesta a trabajar en un bar cuando legalmente no me lo permitian? Sin embargo, era lo mas cerca que habia estado de conseguir un trabajo.No llegues tarde o no vengas en absoluto, la voz ronca de Cam se escuchaba en la parte posterior de mi cabeza. Tenia veinticuatro horas para pensar en esto. Veinticuatro horas para cambiar de opinion y salir de esta loca idea si quisiera. Tal vez apareceria, tal vez no.

  • El hambre de Alma Katsu

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    En mayo de 1846 partio una caravana de pioneros de Missouri hacia California. Tomaron una nueva ruta que cruzaba el desierto del Gran Lago Salado y ese invierno se encontraron atrapados en Sierra Nevada debido a las dificultades del terreno y a una serie de accidentes. Cuando los pudieron rescatar en febrero del ano siguiente muchos pioneros habian muerto y se supone que los que quedaban vivos habian logrado sobrevivir gracias al canibalismo. Hasta aqui, la historia. Alma Katsu toma este legendario episodio del Oeste americano y lo recrea dandole un giro especial. La caravana no solo se enfrenta al frio, a la perdida del ganado, que muere sin poderse mover en la nieve, a la falta de provisiones, a las rencillas entre sus miembros… sino que el bosque se empieza a llenar de criaturas que les acechan.

  • Se busca amor de Lee Vincent

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    ?Alguna vez has encontrado el amor sin buscarlo?

  • Amores que dejan Marcas de Ruth Lefin

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    Dia a dia, nos encontramos con enunciados en los medios, como: “Mujer fue asesinada por su esposo”, “Nuevo femicidio en la capital”, “Mujer es torturada y corre riesgo vital.

  • El Secreto de Rhonda Byrne

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    El Gran Secreto siempre ha estado presente de forma fragmentada en las tradiciones orales, en la literatura, en las religiones y en las distintas filosofias de todos los tiempos. Por primera vez, todos esos componentes se han reunido en una increible revelacion que transformara la vida de todo aquel que la experimente.

  • En mi mundo (Entre dos mundos 2) de Nadia Noor

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    Segunda entrega de la bilogia <> de Nadia Noor.

  • Balada de amor para un soldado de Nut

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    Idris Mackie, desde que decidio abandonar la musica, vive sumergido en una desidia que le lleva a desentenderse de todo aquello que no sea pasar el rato bebiendo cervezas con sus amigos, fumar maria y disfrutar del sexo sin inhibiciones ni compromisos. Un buen dia recibe una carta que contiene un Cd con una cancion, y cuyo remitente es el soldado Kevin Miller, alguien que esta seguro de no conocer pero que parece dispuesto a irrumpir en su anodina vida. Amistad, sexo, soledad, amor, son algunos de los ingredientes que componen esta Balada de amor para un soldado que tiene como telon de fondo la musica, ese lenguaje universal, y a la ciudad de New York como testigo silencioso de como dos almas a la deriva, presas de las decisiones que han marcado su existencia, se buscan sin saberlo.

  • Los hombres de Texas no hablan de amor de Olivia Ardey

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    Jasper Blanchard acepto de mala gana el encargo de pasear a un estudiante por los alrededores del rancho. Boquiabierto, vio como llegaba a la terminal del aeropuerto una rubia de largas piernas. Sam,
    el joven empollon que esperaba, resulto ser Samantha. La prioridad de Samantha Larson era recabar datos para su investigacion academica, pero lejos de casa no iba a desaprovechar la ocasion de disfrutar al limite de aquellas vacaciones. Sin embargo, las apariencias enganan. Ni Jasper es inmune al amor, ni Sam es tan ingenua como para arriesgar su futuro por el vaquero con la mirada mas sexy de Texas.

  • Refrescame de Mimmi Kass

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    Una historia dulce y picante, de casualidades vitales y de oportunidades para amar, en el verano maravilloso de Mallorca y entre dos espiritus libres que buscan sonreir al fin.

  • Cuando el cielo se queme de Jordi Sierra I Fabra

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  • Despiertame cuando acabe septiembre de Monica Rouanet

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    Una women’s fiction detectivesca. Una novela negra con personaje femenino convertido en detective por accidente.

  • La noche no entiende de luces de David Navarrete Utrera

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    Tom es un chofer descontento con su insulsa vida y apesadumbrado por la gran trayectoria de sus padres en comparacion con el.
    Sin embargo, la aparicion de dos distinguidas y atractivas mujeres a las que debe conducir al congreso de los diputados cambiara su existencia. Seducido por la posibilidad de cambiar de estatus y de tener todo lo que habia sonado decide aceptar el misterioso encargo que estas le realizan.
    Dicho encargo le llevara a trabajar en Londres al servicio de uno de los hombres mas poderosos del mundo: Jamie Rowling.
    De lo que no es consciente, es de ser tan solo un peon mas de un juego del que ni siquiera conoce las reglas.

  • la muneca tatuada de Abigail Villalba Sanchez

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    “A veces, ni siquiera yo se quien soy, ni que me trajo aqui. El tiempo pasa a mi alrededor como un velo de lluvia llevado por el viento, como un susurro gritado a la nada. Pero estoy aqui, guardando un secreto que nadie quiere conocer, que a nadie le interesa. Estoy sola, completamente aislada en la negrura y, sin embargo… continuo esperando. ?Que espero? No lo se. ?A quien? Tampoco. Solo tengo la certeza de que, al final, tras los dias que escapan por mi ventana llegara algo, y ese algo, cambiara mi vida” Ara releyo las lineas que estaban escritas en la pared. Tras dos largas semanas de busqueda, habia encontrado la puerta que daba a esa habitacion. Por fin. Apenas se habia fijado si algo era diferente a la primera vez que habia entrado, pues lo unico que le interesaba era saber si aquellas frases seguian alli. Suspiro profundamente y las acaricio con la yema de los dedos, con dulzura. A pesar del tiempo que habia empleado en investigar sobre ellas, no habia encontrado nada que arrojara un poco de luz sobre su misterio. Incluso habia buscado mas letras en su habitacion, Aun sabiendo que en esas cuatro paredes no habia nada de interes. Era frustrante y, a la vez, emocionante. De hecho, era lo unico emocionante que habia alli. --?Quien demonios eras? --pregunto, en un susurro y arrastrando las silabas, como si le costara vocalizar. Carraspeo, sacudio la cabeza y dejo su voz escondida en un rincon, apartada para otro momento. Despues se sento en el suelo y apoyo la espalda en la pared, justo al lado del parrafo. Sus ojos violetas se entrecerraron, mientras luchaban contra el polvo que ella misma habia levantado. Intento no toser pero, tras un incomodo momento, su pecho se contrajo dolorosamente en una serie de espasmos. Poco a poco, el polvo se asento y Ara consiguio tomar un poco de aire, pese a que este no era el mejor. Efectivamente, la habitacion seguia tal y como ella recordaba: mas pequena que el resto, pintada en un brillante tono azul y decorado con pequenos elefantes amarillos. Aparentemente, la habitacion de un nino. Pero ?por que parecia que ese nino nunca habia nacido? Todo estaba sin usar, impecable… salvo por la gruesa capa de polvo que cubria todo a su alrededor. Tras unos segundos de completo silencio, en los que ni siquiera ella se atrevio a pensar, Ara se levanto y deambulo por la habitacion, como si fuera la primera vez que lo hacia. Observo cada detalle, cada minuscula particula que conformaba ese pequeno y extrano universo. Acaricio los juguetes pulcramente colocados en la estanteria, y sonrio cuando noto en ella una inesperada ola de carino y esperanza. Ignoraba por que, pero aquellos sencillos elementos llenaban su mente de musica, de risas y de un incontrolable anhelo. No era la primera vez que le pasaba, asi que desecho como pudo los sentimientos y continuo con su escrutinio, esta vez, para acercarse a la cuna. Nunca antes lo habia hecho pero, como de costumbre, ignoraba por que. Quiza fuera porque las letras la habian llamado mas la atencion o, simplemente, porque le daba miedo encontrarse algo alli que no quisiera ver. Esa vez, sin embargo, impulsada por esa repentina necesidad de saber mas, se acerco y aparto el cobertor de seda azul con toda la lentitud del mundo. Y la vio… Y grito. Como si la poca voz que le quedaba quisiera escapar. En la cuna habia una muneca, una pequena, desnuda y con los ojos abiertos. Y en su frente, bajo el pelo rubio, habia dos palabras escritas, dos palabras que a ella se le tornaron eternas, hermosas y siniestramente vacias. Porque, ?quien se atrevia a decir “te quiero” a alguien que, en realidad, no existia? *** Ignoraba cuanto tiempo habia pasado desde que cerro los ojos. ?Una, dos horas? ?Quiza mas? La oscuridad rodeaba todo lo que tenia al alcance de la mano, incluso el reloj que marcaba las cinco y media de la manana. Enzo se estremecio cuando el frio acaricio sus brazos desnudos y su rostro, apenas despierto. Somnoliento, se paso la mano por la barba de tres dias que nacia en su menton y despues, bostezo sonoramente. No recordaba cuando se habia quedado dormido, ni siquiera recordaba haberse desnudado. Fruncio el ceno, se rasco la nuca y contemplo el reflejo de la television encendida, justo frente a el. Una pelicula porno brillaba en la pantalla, aunque sus gemidos baratos quedaban ahogados por el silencio de la habitacion. Ignoro por completo la pelicula y cogio el mando que reposaba junto a su cadera, apenas cubierta por la sabana. Aun asi, no fue consciente de que los canales pasaban ante sus ojos, en un vano intento de venderse a el, a sus ojos y a ese bolsillo que, cada dia, se llenaba de mas billetes. En realidad, su mente estaba muy lejos de alli, oculta en un lugar al que nadie queria entrar, ya que podian perderse tanto como el lo estaba haciendo. Al cabo de un rato, Enzo suspiro, cerro los ojos y se levanto. Era evidente que no podia dormir y, si podia evitarlo, no iba a perder el tiempo. Cogio de la silla sus pantalones de traje, su camisa blanca y una corbata que le gustaba bastante. Despues se paso una mano por el pelo, dejo que este se alborotara bajo ella y se puso los zapatos. Justo en ese momento, su movil, que habia quedado relegado a uno de los bolsillos, vibro con insistencia. --?Si? --pregunto, con suavidad. --?Papa? ?Eres tu? --Una voz sutil, apenas un silbido, atraveso la barrera del sueno y le hizo despejarse. --?Ocurre algo, princesa? --Enzo suspiro profundamente y se detuvo junto al ascensor. Una triste sonrisa se dibujo en sus labios, como tantas veces a lo largo de esos dos meses. --No… o si, no lo se. --La voz de la pequena parecio titubear, porque casi desaparecio--. La abuela dice que no vas a volver hasta dentro de mucho. ?Es verdad? Enzo se estremecio con fuerza al notar la tristeza implicita en esa frase, una desolacion tan arrolladora como la que el mismo cargaba. Trago con fuerza, carraspeo y se obligo a dar un paso mas, a seguir adelante a pesar de todo. --Volvere, Adriana. No se cuando, pero lo hare lo antes posible --contesto, sin ser capaz de mentirla--. ?Te ha explicado la abuela por que no estoy alli? ?Por que tengo que quedarme aqui? El silencio parecio alargarse durante lo que solo fueron unos segundos. Casi podian escucharse las dudas de la pequena hacerse palabras. --No demasiado bien. Dice que tienes una mision, como los heroes que salen en la tele --susurro, emocionada--. ?Es verdad? --Es verdad, si. Pero no soy ningun heroe de la tele --contesto, en el mismo tono cadente y dulce de la nina--. Solo soy un hombre que hace lo que tiene que hacer. De nuevo, el silencio se apodero de la conversacion. Ninguno dijo nada durante unos momentos, hasta que Enzo cayo en la hora que era. Tomo aire y lo solto con un suave bufido. --?Te has dado cuenta de la hora que es, canija? ?No deberias de estar en la cama? -- ?Si? Oh. --Adriana dejo escapar una carcajada llena de dulce picardia--. Ahora voy, promesa. --?Promesa de verdad? --!De la buena! Enzo sonrio, como solo el podia hacer en esos momentos: calmadamente, con suavidad, con paciencia. Con carino. Su corazon acelero sus latidos hasta que resonaron sobre el ruido del ascensor al llegar, sobre el ultimo silencio de la conversacion. Suspiro, aferro el telefono con mas fuerza y apreto la mandibula hasta que esta crujio. Como echaba de menos estar con ella. Como anhelaba volver atras en el tiempo, a esos estupidos momentos en los que sus brazos no eran el unico refugio. Como deseaba regresar a ese ideal que mantenia vivo en su cabeza, cual frenetica llama a punto de morir. Como dolia la cruda verdad. --?Adriana? --susurro, con la voz rota. --?Si, papa? --Te quiero. --?Estas…llorando? --pregunto, con tanta tristeza que el sintio como se le encogian las entranas de puro desasosiego. --No, carino. Los heroes no lloramos --contesto y tras dejar que una lagrima desbordara sus ojos, colgo. *** Hacia un frio horrible en aquella habitacion y Ara no tardo en ser consciente de ello. Se cruzo de brazos, se mordio el labio inferior y observo, de nuevo, la dichosa muneca que habia trastocado su mundo en tan solo unos segundos. ?Cuanto llevaba alli? ?Y por que? ?Era para ella o, simplemente, pertenecia a esa habitacion, como todo lo demas? Frustrada, se aparto de la cuna unos pasos y miro a su alrededor, sin saber bien donde posar sus ojos. De pronto, alli donde posaba su mirada veia algo nuevo, algo inquietante que hacia que su corazon latiera desbocado. Incluso el espejo que la reflejaba, con sus perfectas grietas a los lados, le parecia distinto. Ara se estremecio cuando el miedo que llevaba por dentro amenazo con salir mas deprisa de lo que ella podia soportar. La sensacion de que todo se le iba de las manos no fue tan fugaz como pensaba porque permanecio con ella incluso cuando, momentos despues, decidio salir corriendo. Hacia anos que no recurria a eso y hacia incluso mas que no huia de nada. Al menos, no estando despierta o consciente. El resto… bueno, con el resto de los miedos no podia hacer nada, porque incluso ella sabia que en las pesadillas no habia una manera justa de lucha. El pasillo parecia infinitamente largo y oscuro, lo cual era curioso, porque estaba perfectamente iluminado por pequenas lamparas de pared que apenas titilaban. Como siempre, las puertas se sucedian unas a otras: hechas de madera, de cristal, acero. Habia puertas desvencijadas, rotas, nuevas… cada una cerrando la entrada a un secreto que, tarde o temprano, descubriria. Sin embargo, y aunque su curiosidad innata la llevaba a querer abrirlas todas, esa vez solo se detuvo al llegar a una puerta en concreto. Una discreta, blanca y limpia, con un brillante veintidos anclado en ella. Ara suspiro freneticamente, abrio la puerta y volvio a cerrarla tras de si. Poco a poco sus latidos fueron tranquilizandose, hasta que se convirtieron en un murmullo apenas tapado por el ronco sonido del ventilador que giraba en el techo de la habitacion. Alli se iniciaban sus recuerdos, precisamente en aquella habitacion. Podria decirse que, de alguna manera, todo habia empezado alli, aunque no entendia ni como, ni por que. De aquel lugar, con sus paredes pintadas en verde y con aquellas cortinas blancas que rozaban el suelo, solo podia decir cosas buenas. --Por fin en casa --susurro quedamente, mientras se quitaba la fina camiseta de manga larga y la dejaba en el respaldo de una silla, donde se podian ver otro monton de prendas apiladas. Nadie contesto a su timido saludo aunque ella tampoco esperaba respuesta. Ignoraba el tiempo que llevaba alli, pero nunca se habia encontrado con nadie mas, aunque tenia la certeza de que no estaba sola. ?Como iba a estarlo, a fin de cuentas? Tendria que ser tonta para creer que toda la comida, el agua y la ropa aparecian por arte de magia. Alli, en algun lugar, habia alguien mas y era cuestion de tiempo que le encontrara. Ara sonrio brevemente cuando la conocida sensacion de bienestar acaricio su piel erizada. Obvio la television apagada y los relojes que marcaban las seis de la tarde, y despues, tras acariciar el lomo de los libros que se acumulaban en la mesilla, se dirigio al bano contiguo. Adoraba la rutina del dia a dia, a pesar de todo: despertar, sonreir, descubrir que habia tras la siguiente puerta. Despues, regresar a aquella habitacion, perderse en la dulzura del agua caliente… y esperar al dia siguiente. Era agradable, aunque una tarea solitaria que, poco a poco, mermaba su espiritu. A veces, no podia evitar hacerse preguntas mientras el agua mecia sus caderas llenas de cicatrices, rojizas, que parecian recientes. ?Por que ella? ?Por que alli? ?Por que siempre tenia la sensacion de que su vida era un sueno inconcluso? Pero las respuestas nunca llegaban, o al menos, ella nunca sabia interpretarlas correctamente, lo que era realmente frustrante.

  • El corazon de cristal roto de Arturo Roberto Aguirre Gomez

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    Muchas personas se hacen preguntas con respecto a por que no han encontrado a esa persona adecuada para formar una pareja. ?Que tan dificil puede resultar para algunos encontrar el amor? Conocen a alguien, se entusiasman e ilusionan y de pronto todo se termina. El dolor por la separacion que se experimenta es sumamente intenso que a veces puede llevar a una perdida del sentido de vida, porque las expectativas que pusieron en la persona fueron demasiadas.

  • La llegada del duque de Elisabeth Boyle

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    El dia amanecio como siempre lo hacia en mayo en la aldea de Kempton, con una brillante llovizna de rayos de sol, un toque de rocio en la hierba y los pajaros cantando alegres melodias en el jardin. Nada indicaba que aquel dia la senorita Tabitha Timmons no solo se veria prometida, sino que ademas se enamoraria locamente. Y no necesariamente seria todo con el mismo hombre. No, lo unico que Tabitha pensaba mientras salia aquella tarde de la casa del vicario, cerraba la puerta con cuidado detras de ella y se dirigia a su reunion de los martes de la Sociedad para la Templanza y Mejora de Kempton era que por fin podia escapar de las ordenes de su tia y de las quejas de su tio por tres maravillosas horas. --Ah, aqui estas --dijo la senorita Daphne Dale alegremente desde la cancela del jardin, donde esperaba a Tabitha--. Estaba empezando a temer que ella no te dejara venir --continuo hablando Daphne en un susurro mientras se agachaba para rascar detras de las orejas al Senor Muggins, el perro que siempre acompanaba a Tabitha. El gran terrier irlandes levanto la cabeza hacia Daphne y le dedico una mirada de pura admiracion con sus enormes y expresivos ojos marrones. --Entonces la tia Allegra tendria que ir en mi lugar, y que Dios la libre de que le encarguen alguna tarea --dijo Tabitha. Miro por encima del hombro y agradecio que las cortinas siguieran echadas, lo que significaba que su tia no estaba mirando, buscando alguna excusa para hacerla volver. --Que idea tan horrible --afirmo Daphne. Enlazo un brazo con el de su amiga y tiro de ella para alejarla de la casa del vicario, que una vez habia sido el hogar feliz de Tabitha. Todavia deberia serlo, situada donde estaba, baja y maciza a la sombra de la iglesia de Saint Edward, una enorme reliquia de la epoca normanda. La iglesia tenia altos muros de piedra, una nave larga y un campanario solo empequenecido por las alturas de Foxgrove, la propiedad cercana del conde de Roxley. Sin embargo, despues de que muriera su padre dos anos atras victima de una dolencia cardiaca y de que su tio se instalara alli como el nuevo vicario, ahora el amado hogar de infancia de Tabitha era un lugar deprimente y sombrio. Por lo menos, penso ella, todavia se le permitia asistir a las reuniones de la Sociedad, aunque solo fuera porque a su tia le parecia que la mision de proporcionarles cestas de caridad a las numerosas solteronas de Kempton era una tarea aburridisima. Caminaron sin prisa por Meadow Lane, el sendero estrecho que iba desde la casa del vicario a High Street, mientras Daphne parloteaba, poniendo a Tabitha al dia de los cotilleos del lugar. --… y lady Essex nunca permitira que Louisa y Lavinia se salgan con la suya en ese tema. Los banderines para el baile del solsticio de verano siempre han sido de color lavanda. !Verde manzana, imaginate! Tabitha sonrio y dejo que la chachara cayera sobre ella como si fuera un balsamo, porque cuando estaba con Daphne o en las reuniones semanales de la Sociedad, era facil creer que no habia cambiado nada en su vida, que una vez fue idilica. --Ayer, incluso fui a visitar a las gemelas e intente, muy educadamente, explicarles que, si insistian, solo conseguirian aumentar la ira de lady Essex. --Daphne suspiro--. !Oh, como les gustan los problemas a Louisa y a Lavinia! Tabitha miro a su amiga. --?De verdad pensabas que podrias hacerlas desistir de su empeno? --Tenia la esperanza --le confeso Daphne--. Y si eso no funcionaba, pense que mi nuevo sombrero las distraeria. Inclino la cabeza para ensenarle el sombrero de seda verde, que tenia un lazo gris que llamaba la atencion. Tabitha estaba acostumbrada a ver pavonearse a Daphne y se rio. --Has convencido a tu padre para que te adelante la asignacion, ?verdad? Su amiga sonrio sin mostrarse arrepentida. Le brillaron los ojos azules cuando levanto una mano enguantada para tocarse el estiloso borde del sombrero. --Si, y cada chelin ha merecido la pena --afirmo Daphne--. Tenia miedo de que papa no cediera antes de que la senorita Fielding lo descubriera y me lo arrebatara, !y ya sabes lo mal que le sienta el verde! Tabitha se rio. La rivalidad entre Daphne y la senorita Fielding aumentaba con cada ano que pasaba. --Creo que a ti te quedaria perfecto --dijo Daphne de pasada--. Podrias probartelo cuando lleguemos a casa de lady Essex. Miro a Tabitha con amabilidad y se mordio el labio inferior mientras esperaba su respuesta. Como sabia bien lo que pretendia hacer su amiga, Tabitha nego con la cabeza. --Sabes que ni siquiera puedo plantearmelo. ?No recuerdas como se puso mi tia cuando me diste esos guantes el invierno pasado? --No era caridad --afirmo Daphne frunciendo el ceno--. Y esto tampoco lo seria. Es solo que no tienes un sombrero nuevo desde… --Desde hace dos anos --replico Tabitha. Ni un vestido nuevo. Ni zapatos. Ni medias--. La verdad es que no me importa. --!Pues a mi si! --le espeto Daphne--. A tus tios deberia avergonzarles la forma en que te tratan, dandote migajas de mala gana. ?Que podia decir Tabitha? Todo era cierto. Su tia y su tio se habian alegrado mucho de adquirir la posicion elevada del estilo de vida de su padre cuando este habia muerto, pero ?se podia decir lo mismo de conseguir la custodia de su sobrina pobre? En lo mas minimo, sobre todo teniendo en cuenta que no tenian hijos. A la tia Allegra, que no tenia ni una sola celula maternal en todo su cuerpo, incluso le gustaba quejarse de que su sobrina ocupaba demasiado espacio en el rincon del desvan que le habian asignado gentilmente para dormir. A Tabitha no le importaba vivir en ese escondite, porque era donde se guardaban los baules de su madre. Esa cercania le permitia captar de vez en cuando una nota del perfume de violetas que habia usado. Eran unos momentos tan vagos como los recuerdos que tenia de la gracil belleza que habia muerto de unas fiebres cuando ella aun era muy pequena. --Cada vez que tu tio da un sermon sobre la caridad, me dan ganas de levantarme y de decirle que es un hipocrita controlador --afirmo Daphne. --Eres incorregible --la regano Tabitha, aunque con poco entusiasmo, porque si habia alguien que velara por sus intereses, esa era Daphne. --?Quien es incorregible? --pregunto la senorita Hathaway cuando se unio a ellas en el punto en el que Meadow Lane se cruzaba con High Street. Fiel a su aspecto habitual, Harriet llevaba el borde del vestido lleno de barro, la ropa ligeramente arrugada, el sombrero torcido y en una de sus mejillas sonrosadas habia una mancha de algo. Probablemente se le habria hecho tarde y habria salido corriendo de los establos de Pottage sin haberse mirado en un espejo. Estaba claro que lady Essex se molestaria por la apariencia descuidada de su pupila. Su senoria estaba poniendo muchas esperanzas en llevar a Harriet a Londres y encontrar para ella un buen partido, aunque casi nadie en Kempton le daba mucho valor a tales ideas. Despues de todo, estaban hablando de <> Hathaway. --Yo --le dijo Daphne, y cambio de tema con habilidad--. Me he comprado un sombrero nuevo. Harriet le echo una mirada. --Oh, si, es verdad. ?No es el que me ensenaste la semana pasada en el escaparate de la senora Welling? Daphne asintio. --Es bonito, ?no te parece? Harriet lo volvio a mirar y dijo: --Si, pero creia que estaba adornado con una pluma. --La he quitado --contesto Daphne en voz baja, inclinando la cabeza con aire despreocupado hacia el Senor Muggins. Tabitha se avergonzo. Queria muchisimo a su perro, pero el pobre era incapaz de darse cuenta de que un ribete emplumado de una pelliza o una pluma de ave en el borde de un sombrero no formaba parte de un pajaro de verdad. Despues de haber destrozado tres sombreros de la tia Allegra poco despues de la llegada de esta, la dama habia amenazado con expulsar al perro barbado… solo para descubrir que toda la aldea de Kempton y buena parte de la poblacion de las aldeas cercanas se habia negado a encargarse de <>, para alivio de Tabitha. Al final, la dama indignada habia hecho lo mismo que Daphne y habia quitado todas las plumas de sus sombreros. Incluso la indomita lady Essex retiraba las plumas de su turbante favorito antes de ponerselo en una reunion de la Sociedad. Ninguna pluma estaba a salvo cuando el Senor Muggins se encontraba cerca, para disgusto de Tabitha. ?Por que no sentia tal hostilidad por las ardillas o las ratas, como otros terriers? Tabitha se sentia obligada a llevarse a su travieso companero a todas partes, por miedo a que el tio Bernard encontrara a algun transeunte desprevenido lo suficientemente ignorante como para que se llevara al perro. --Pareces cansada, Tabitha --comento Harriet--. Y mas delgada. Trabajas demasiado. Tabitha aparto la mirada. --Tuve que fregar antes de salir, asi que me he levantado temprano. Daphne la miro de lado. --Y supongo que tambien has abrillantado la plata, has lavado los platos, has dejado la mesa puesta para la cena y le has cortado las verduras a la senora Oaks. Eso no era todo, porque tambien habia planchado. Aun asi, quiso hacerle frente a la preocupacion de sus amigas. --No me mireis asi. No me importa trabajar. Harriet apreto la mandibula y dijo: --Alguien tiene que recordarle a tu tia que eres una dama, no la mujer de la limpieza. --Preferiria que nadie lo hiciera --contesto Tabitha. Por lo menos, tenia un techo sobre su cabeza, algo que a sus tios les gustaba recordarle todos los dias. --Siempre puedes venir a vivir… --empezo a decir Harriet, pero Tabitha la interrumpio sacudiendo la cabeza con vehemencia. <> Lady Essex tambien le habia ofrecido un lugar donde vivir en Foxgrove y, Daphne, una habitacion en Dale House, pero sus tios se habian negado a permitir que se mudara, convencidos de que se dedicaria a llevar una vida disipada y licenciosa sin su constante proteccion. Eso, y perderian a una doncella que trabajaba gratis. Pero tambien estaba el hecho de que a Tabitha le encantaba la vicaria. Siempre habia sido su hogar. Y aunque ahora solamente tenia un pequeno rincon bajo el alero y comia en la cocina, por lo menos todavia podia ocuparse de las flores de su madre en el jardin y mirar la firme caligrafia de su padre cuando anotaba alguna entrada en el registro de la parroquia. Era lo mas parecido a un hogar que tendria nunca. --Si por lo menos no fueramos de Kempton… --dijo Daphne, suspirando audiblemente--. Entonces podrias casarte y escapar de las exigencias de tu tia. --Pensemos en algo mas alegre --propuso Harriet como si hubiera visto la sombra que habia cruzado la cara de Tabitha--. Como, por ejemplo, en lo roja que se pondra lady Essex cuando las gemelas Tempest propongan su ridicula idea, otra vez, de cambiar el color de los banderines del baile del solsticio de verano. Las tres se rieron y siguieron caminando contentas, de lo que Tabitha se alegro. Por lo menos, algunas cosas no cambiaban nunca. Se estaban acercando a la herreria, donde resonaba el martillo del senor Thury con fuerza mientras trabajaba incesantemente en alguna tarea. A pesar de que el sonido les resultaba familiar, Daphne se detuvo con brusquedad. --!Oh, cielos! Al oir su exclamacion Harriet se paro, trastabillando, mientras hundia en la gravilla los tacones de sus botas. Dejo escapar un juramento que seguramente habia aprendido de alguno de sus cinco hermanos y termino con la frase, nada propia de una dama: --!Eso si que es un equipo condenadamente bueno! Tabitha se detuvo, las miro, se llevo una mano a la frente y entorno los ojos contra el sol hasta que fue capaz de ver lo que habia cautivado a sus amigas. Alli, frente a la forja del senor Thury, habia un sofisticado carruaje, un faeton, segun le parecia, pero dejaria que fuera Harriet quien lo asegurara, porque estaba mucho mas informada de tales asuntos. Fuera lo que fuera, el caro vehiculo estaba caido porque le habian quitado una rueda, y probablemente el herrero lo estaba reparando. Era una enorme rareza que no solia verse en Kempton. Porque, mientras que en Kempton abundaban las solteronas y las damas que no se habian casado, faltaban caballeros, y por eso era muy raro ver esos articulos masculinos. --Dios mio, ?habeis visto alguna vez algo mas admirable? --susurro Daphne. Tabitha miro a su amiga. --Creo que ni siquiera tu padre usaria ese medio de transporte. --No estaba mirando el carruaje --confeso Daphne--, sino al caballero que lleva esa chaqueta tan esplendida.

  • En el jardin del ogro de Leila Slimani

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    Adele parece tener una vida perfecta. Trabaja como periodista, vive en un bonito apartamento en Montmartre con su marido Richard, medico especialista, y con su hijo de tres anos, Lucien. Sin embargo, bajo esta apariencia de cotidianidad, Adele esconde un inmenso secreto, la necesidad insaciable de coleccionar conquistas. <> es la historia de un cuerpo esclavo de sus pulsiones, una novela feroz y visceral sobre la adiccion sexual y sus implacables consecuencias. <> De la autora de <>, Premio Goncourt 2016.

  • Deje su mensaje despues de la senal de Arantza Portabales

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  • El zorro donde el maizal de Debora Gil

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    Esta novela romantica de contexto historico transcurre en el siglo XIX en Argentina.
    En una estancia al sur de la provincia de Buenos Aires se conocen dos chicos de realidades muy diferentes: Paula, la hija del patron, una nena de la alta sociedad portena de la que se espera, se convierta en una dama distinguida. Y Lorenzo, un chico indio, un gaucho de la estancia que se destaca por su magnifica destreza para con los caballos. Dos existencias tan antagonicas no pueden hacer otra cosa que despertar una curiosidad implacable del uno hacia el otro.
    Pero Lorenzo pronto sera arrancado de su tierra y de todo lo conocido. Su patron lo enviara muy lejos, a Inglaterra, sin que el sospeche la razon. Alla sera educado y formado hasta casi olvidar el lugar al que pertenece. Pasados los anos, aunque ya no tiene nadie por quien volver, su destino lo arrastrara inexorablemente de regreso hecho un hombre, para entender sus raices, encontrarse a si mismo y descubrir el amor.
    A su vez, Paula tendra que lidiar con el lugar de la mujer en esa epoca, en el contexto social de la catastrofe de la fiebre amarilla, el racismo y las bajezas humanas.
    Las intrigas familiares seran el escenario de esta historia llena de secretos celosamente guardados acerca de los origenes de ambos, la que debera develarse para que ese amor encuentre su camino.
    El momento historico que se narra realza la riqueza en tradiciones, destaca los valores y manifiesta como la sociedad Argentina percibia el mundo antes del comienzo del nuevo siglo.

  • Hombre de honor de Judy Christenberry

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    FACTURAS, facturas y mas facturas. Abby Stafford suspiro mientras repasaba el correo. La cena estaba sin hacer y Robbie, en el salon, miraba la television con gesto impaciente. Podia oir la musica de su programa favorito mientras el cantaba a todo pulmon, desafinando como siempre. Si no le hubiera dado un quesito para que se entretuviera, estaria yendo detras de ella por todo el apartamento, como un cachorro hambriento. Robbie tenia cuatro anos y medio, pero ella solia llamarlo carinosamente <>. Como su padre, penso. Pero Robbie era lo mas importante del mundo para ella. Un golpecito en la puerta interrumpio sus pensamientos. Tenia que ser Gail otra vez. Por mucho que le dijera a su vecina que no estaba interesada en que le buscase una cita, la mujer no cejaba en su empeno. --Ya te lo he dicho, Gail --suspiro, mientras abria la puerta--. No estoy interesada. --Y yo no soy Gail. El timbre de esa voz era inolvidable, terriblemente familiar. Antes de que pudiese levantar la mirada, las facturas se le cayeron de la mano, planeando suavemente hasta el suelo. Abby penso que iba a pasarle lo mismo, aunque ella caeria con menos gracia. El hombre al que habia amado desde que tenia dieciseis anos por fin habia aparecido en su casa. --?Que haces aqui? --pregunto, con voz temblorosa. No habia visto a Nick Logan en cinco anos, desde el funeral de su padre. Desde que la muerte de Robert Logan habia destrozado sus planes de boda. Sus suenos de irse a Cheyenne y dejar atras Sydney Creek, el pueblo en el que ambos se habian criado. Abby lo miro. Lo miro desde el pelo oscuro hasta las botas. Aquel hombre habia mejorado con la edad. Seguia siendo igual de alto, pero ahora parecia mas musculoso, gracias, sin duda, a su trabajo en el rancho. Y tenia arruguitas alrededor de los ojos castanos, seguramente de guinarlos para evitar el sol. Nick tambien se tomo su tiempo para observarla mientras sostenia el sombrero Stetson con una mano. --He venido a verte. Pero el tono de su voz no era agradable. Era duro, como el. No habia nada de la delicadeza con la que solia tratarla anos atras. --Yo… no sabia que estuvieras en la ciudad. --Si, bueno. Cuando Julie me escribio para decirme cuanto la habias ayudado desde que se mudo a Cheyenne, pense que debia venir a darte las gracias. Habia sido un placer ayudar a la hermana de Nick; eran amigas desde siempre. --Es muy amable por tu parte, pero… --No te equivoques, Abby. No me siento precisamente amable --la interrumpio el dando un paso adelante--. !Estoy furioso contigo! --?Por que? --Como si no lo supieras. Ella lo sabia, pero no pensaba admitir nada a menos que tuviera que hacerlo. De modo que mintio: --Pues no, no lo se. !Y si vas a ser tan grosero, por mi puedes desaparecer otros cinco anos! --Abby estaba a punto de darle con la puerta en las narices cuando oyo la voz de Robbie a su lado. --Mama, ?la cena esta lista? La mirada de Nick se suavizo al ver al nino. --Hola. Me parece que no nos conocemos. ?Como te llamas? --le pregunto, poniendose en cuclillas. --Robbie. ?Tu quien eres? Abby trago saliva. --Nick, no, por favor… El la miro un momento. En sus ojos no habia simpatia alguna. --Soy un amigo de tu madre --le dijo--. Me llamo Nick. Y me alegro de conocerte --anadio, ofreciendole su mano. Robbie la estrecho, sonriendo. --?Eres un vaquero? Abby nunca le habia hablado sobre vaqueros. Habia evitado ese tema, pero hacia unos dias su profesora les habia leido un cuento sobre un perro que ayudaba a un vaquero a guiar el ganado. Y desde entonces su hijo no hablaba de otra cosa. --Si --contesto Nick--. Soy un vaquero. ?Te gustan los vaqueros? Robbie asintio con la cabeza. --?Y montas a caballo? --Claro. ?Quieres que vayamos a montar juntos? Robbie miro a su madre. --?Puedo, mama? --!No! Tienes que ir al colegio manana, carino. Y ahora ve a lavarte las manos. Estamos a punto de cenar. Evidentemente, Nick no se tomo muy bien el rechazo. --Antes de irte, Robbie, quiero preguntarte una cosa. Pareces muy mayor. ?Cuantos anos tienes? Esa era la pregunta que Abby no queria que contestase. --Cumplire cinco en… ?cuantos meses, mama? Ella no respondio. En lugar de hacerlo, lo empujo suavemente hacia el cuarto de bano. Luego se volvio, rezando para que Nick se hubiera ido. Pero el hombre seguia alli, sus anchos hombros ocupando todo el umbral de la puerta. --?Por que no me lo habias dicho? No tenia sentido negarlo. Ademas, le debia una respuesta. --Me dijiste que debia irme a la ciudad, que debia vivir mi vida, ?te acuerdas? -- Abby intento, sin conseguirlo, borrar la amargura de su tono. --!Pero no sabia que estuvieras embarazada! --Yo tampoco. Nick respiro profundamente, pasandose la mano por el pelo oscuro. --Podrias habermelo dicho. Estamos en el siglo XXI, Abby. Hay muchas maneras de ponerse en contacto con la gente. Ella se estiro todo lo que le permitia su metro setenta y tres de estatura. --?Para que? ?Para angustiarte aun mas? Tu madre no se separaba de tu lado y habia cinco ninos que dependian de ti. ?Necesitabas otro? --!Abby, es mi hijo! ?Crees que le habria dado la espalda? --No, a el no, pero a su madre si --contesto ella, apartando la mirada. Todo se habia ido al traste cuando el padre de Nick murio. Las responsabilidades y las obligaciones hacia su familia le pesaban como una losa, haciendo que no le quedase nada para Abby, la mujer de la que, supuestamente, estaba enamorado. --Abby, intente hacer lo que me parecio mejor para ti. --Ah, ?si? ?Y quien me habia puesto a tu cargo? El la miro, turbado. Nadie le llevaba la contraria, nadie se atrevia a enfrentarse con el. Pero Abby no pensaba echarse atras. --?Ibas a quedarte en Sidney Creek despues de terminar la carrera? ?Eso era lo que querias? --pregunto Nick. --Queria poder elegir --contesto ella. Nick nego con la cabeza. --No podia dejar que hicieras eso. Te habias esforzado mucho para terminar la carrera y tenias un trabajo esperandote en Cheyenne… --Y tu tambien --lo interrumpio Abby. --Pero yo tenia otras responsabilidades. ?No entiendes que tuve que hacer lo que hice? Ella asintio con la cabeza. --Yo tambien. --?Esconderme que tenia un hijo durante casi cinco anos? --le espeto el. Abby no queria que aquello se convirtiera en una bronca, de modo que respiro profundamente. --Lo mejor es que te marches, Nick. --!De eso nada! Tu has tenido a Robbie durante cinco anos, ahora es mi turno. Esta ciudad no es sitio para criar a un nino.

  • Los relatos de Fata Morgana de Jonathan Littell

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    Abajo del todo se alzan las dos torres. Destacan sobre un cielo gris, delicado, de luz contenida. Unos arboles ocultan parte de la segunda, la que esta quemada de abajo hacia arriba. Se yerguen silenciosas como centinelas, indiferentes a lo que sucede a sus pies. El viento agita las hojas de los arboles. Estelas de nubes cruzan perezosamente el cielo. Es un domingo de verano. Al rato el sol pasa por el balcon y calienta el rostro y las piernas. Asi que durante unas horas toca refugiarse en el interior oscuro y fresco del apartamento. Enfrente, hacia la izquierda, al bies sobre la colina, estan las pequenas manchas blancas de las tumbas, un reguero disperso entre las casas. Por encima del cementerio se alza una bonita vivienda, un gran edificio del siglo XIX con alas imponentes y columnas de un lado al otro de la puerta principal. Puede que ese fuese el acceso al cementerio. Es dificil saberlo, porque alli arriba no se puede llegar. Por la noche, cerca de esa casa, hay una luz que es un agujero de fuego en la oscuridad. Quien la ha puesto ahi, tampoco se sabe. Hay gente que debe de saberlo, pero yo a esa gente no la conozco. Una vez visite una casa no muy lejos de ese cementerio. Tambien era domingo, hacia el mediodia. B. me habia llevado para entregarle un paquete a la gente que vivia en ella. Nos quedamos en la terraza una media hora, bebiendo cerveza con el padre mientras la hija, en el jardin, cortaba rosas para B. Estabamos sentados un poco apartados, porque el extremo de la terraza quedaba expuesto. La ciudad se extendia a nuestros pies, con las dos torres de frente por una vez, bajo un cielo azul de verano que viraba a blanco. En el lado de la Residencia del general cayeron algunos obuses. El padre me dijo que no estabamos mas que a ciento cincuenta metros del cementerio; esa informacion me parecio sorprendente. Ayer, prosiguio, una mujer fue asesinada por un obus justo debajo de esta casa. La vispera habia sido en efecto un dia muy malo, mataron a muchas personas. Pero ese domingo yo todavia no sabia hasta que punto el dia anterior habia sido malo. Fue un fin de semana tan hermoso. El sabado, cuando atacaron por primera vez la Residencia del general, yo estaba almorzando en una taberna. Delante de mi mesa reboto una esquirla de obus con un pequeno tintineo, corri a recogerla; volvi a entrar en el cafe riendo, pasandome la esquirla aun ardiente de una mano a la otra, como cuando sacas del horno una patata asada. Mas tarde, ya de cara a la noche, fui a casa de unos amigos a tomar un coctel. Bebiamos en el jardin mientras por encima de nosotros bramaban los cohetes. Varios de mis amigos se asustaron y se acurrucaron al pie de los rosales. Fue muy divertido, nos reimos mucho. A la manana siguiente, otro obus exploto en el jardin de al lado, a unos cincuenta metros de donde habiamos estado bebiendo. Asi que ese domingo, despues de la cerveza cerca del cementerio, me fui con B. a recoger a nuestro amigo A. para ir a almorzar a un restaurante precioso, un poco aislado, con una terraza cerrada solo en parte en la que podias estar al aire libre sin violar demasiado las prohibiciones de la policia. Comimos lentamente durante toda la tarde, chuletas de cordero con una ensalada de cebolla, y nos bebimos una botella de vino tinto. Despues, B. y yo compartimos un puro, estaba demasiado seco pero igual fue un gran placer. Luego compramos pasteles y fuimos a beber alcohol a mi balcon, frente al cementerio, con las dos torres a nuestros pies. No fue hasta el dia siguiente, al leer los periodicos, cuando nos dimos cuenta de lo malo que habia sido el fin de semana. Pero el verano ya llevaba asi seis semanas, y todo apuntaba a que iba a seguir igual. La ciudad estaba completamente cerrada desde finales de mayo. De hecho, todavia quedaba una carretera para entrar y salir, pero era peligrosa. Habia a quien esa sensacion de encierro le ponia de los nervios, pero a mi me alegraba. Me encantaba la idea de estar aqui atrapado para el resto del verano, con el calor y la luz, perseguido a un lado y al otro de la ciudad por los silbidos agudos de los obuses y el ruido obsceno de sus detonaciones. Eso me hacia sentir enormemente vulnerable y me ligaba como un suplicio a esa otra cosa de la que no deberia hablar. Esa otra cosa, me resulta imposible hablar de ella pero tambien me resulta imposible no hablar de ella. Me devastaba el corazon y consumia mis noches: por la manana, al despertarme, colmaba mi cuerpo y lo retorcia de felicidad. Luego me levantaba, me vestia, me dirigia a mi despacho y reanudaba mi trabajo con una atencion y un estado tan febril que, por un tiempo, la dejaba de lado. Pero a veces los bombardeos eran demasiado fatigosos, imposible trabajar, y entonces, entre el miedo y esa cosa, me invadia una enorme pereza que volvia inutil cualquier esfuerzo. Entonces quedaba el balcon, el sol, los libros, el alcohol y los puritos que tanto me costaba procurarme, y a veces tambien el telefono, horas y horas de telefono, un medio odioso y falso pero que en ausencia de su rostro y de su cuerpo alimentaba mi angustia y mi futilidad. Y aqui estoy, hablando de ello, cuando no deberia hacerlo. Deberia hablar de otra cosa. Hacer descripciones, como al principio de este relato, describir el purito palido que me fumo en este momento, el mechero de estano barnizado que tengo delante, un poco rayado por las monedas que llevaba en el bolsillo, el cielo que vira a gris. A modo de proteccion de posibles fragmentos de vidrio, las ventanas de mi despacho estan cubiertas por unas laminas autoadhesivas de plastico translucido; a traves de esas laminas, punteadas por burbujas de aire, todo se ve turbio. Es una lastima, pero por otro lado, delante de mi despacho no hay nada que ver, solo otro edificio gris, sucio, con muy pocas ventanas intactas y estrias de impactos que atraviesan su fachada. Ah, aqui vuelve el sol, a iluminar graciosamente esa horrible fachada. No hay discusion, el sol demuestra una inmensa bondad por las pobres cosas de este mundo. Un poco mas arriba, en este mismo cuaderno en el que ahora tomo notas, hace unas semanas escribi una o dos frases sobre la luz del sol en el cuello de B. Tambien, como por azar, fue un domingo (aunque en realidad no se deba al azar, sino a que trabajo para justificar mi presencia aqui, y a estas historias no les quedan mas que los domingos). Fue uno de los momentos mas aterradores y dolorosos en que me he visto inmerso en los ultimos anos. ?Que me impidio besarla, en ese momento? Todo mi cuerpo y todo mi pensamiento, tan debiles, no tendian mas que a una sola cosa, posar mis labios sobre ese cuello resplandeciente de luz y blancura. Que horror. No me movi, me quede apoyado en la barandilla, luego nos fuimos. Podria echarle la culpa a mi natural timidez, pero algo me dice que eso seria falso, una patetica escapatoria. Mas bien me parece que aquello fue miedo, lo cual no es lo mismo. Bajo esa luz pavorosa, tan cerca de su piel, me quede descolocado, crucificado de miedo y deseo, y ni siquiera llame Elohim, Elohim, estuvimos charlando, luego nos fuimos, le cogi una flor, otra para la tumba de mi deseo, y la lleve a su casa. En verdad no deberia hablar de estas cosas. El verano continua, esta lejos de terminar. No habria que hablar de eso sino despues, mucho tiempo despues. Lo mejor seria no hablar de eso nunca, morir en silencio y que asi desapareciese, esas dislocaciones y esas luces de las que al final veremos que esta hecha la vida, si es que no lo vemos ya, y si es que alguna vez podemos decir de una vida que esta hecha, pero si no logramos callarnos, por lo menos que sea mas tarde, y que haya sido debidamente digerida antes de regurgitarla. El verano ni siquiera ha terminado, las sirenas acaban de ponerse a sonar, habria que aprender a hacerse crecer una piel antes de jugar a despellejarse con navajas de tan pobre calidad. Tanta impaciencia me desconsuela.

  • Fabada mortal de Ignacio M. Cunat

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    Oye, lo tipico que pasa. Que coges el tren para ir a Madrid a dar una charla y firmar unos libros y acabas medio desnudo, cubierto de sangre y encerrado en un minusculo cuarto de bano con un senor muerto. Bueno, igual no es tan tipico y no pasa mucho, pero cuando pasa es molesto. Mira que al ver que el bano estaba ocupado podia haber ido al siguiente, que para eso iba en tren y habia mas, pero no. Como tenia el dia New Age, en plan <> y cosas de esas, me quede esperando mi turno pacientemente, sin poder imaginar que el universo, el loto y la brisa lo que son es unos cabrones. Y no es por insultar en vano. Es que mientras estaba mecido por el susurro de las esferas galacticas oigo unas toses convulsas muy terrestres, como de alguien asfixiandose. Preocupado, golpeo la puerta con los nudillos y descubro que no esta cerrada. Me asomo y veo que dentro del pequeno evacuatorio hay un senor con la cara azul. Que conste que no tengo nada en contra de la gente de cara azul, pero me resulta inquietante si no son un pitufo. Si es un pitufo no pasa nada, cantamos una cancion, ponemos verde al malvado Gargamel y luego el medico me da unas pildoritas y dejo de verlo una temporada. Pero aquel no lo era. Lo deduje enseguida porque no llevaba gorrito blanco en plan barretina y ademas era muy grande. Nada de un simpatico enanito. No. Aquel tipo ya debia venir grande y corpulento de fabrica, pero es que ademas se notaba enseguida que era de esos que se comen los corderos enteros, entre pan y pan, lana y cencerro incluidos. Un giganton. La cosa es que entro en el bano, me acerco a el para intentar ayudarle y me agarra la mano apretandola con fuerza, mientras dice con una cierta preocupacion: --Me muero… --y yo tengo que coincidir con el en que aquello muy buena pinta no tiene. En plan prudente no se lo digo, por no hurgar en la herida, pero el vuelve a estrujarme la mano y continua: --Comer la lata, la lata…-- y yo pienso que, hombre por Dios, eso ya es vicio: agonizando y pensando en comer. Pero tampoco se lo digo porque a partir de ahi todo es un desproposito. Que si se escurre de la taza del vater en la que estaba sentado, se desploma entre convulsiones y su generoso corpachon de senor talla XXL, ocupa todo el espacio del pequeno recinto, bloqueando la puerta; que si quiero ayudarle, pero estoy arrinconado sobre el lavabo y me clavo en la rabadilla el pequeno grifo, que ademas suelta chorros de agua cada vez que me apoyo; que si intentando no perder el equilibrio, me sujeto con la mano sin mirar y noto algo humedo y caliente, y compruebo que me he cortado. Con una lata vacia. Y pienso que menos mal que el agonizante caballero hambriento ya no se entera de nada, porque igual le digo que la lata esta vacia y le doy un disgusto. Pero no tengo mucho tiempo para pensar porque en eso una voz energica resuena al otro lado de la puerta --!Abra inmediatamente! !Soy el revisor! ?Que pasa ahi? Y antes de que se me ocurra nada original que contestar descubro que, aunque el corte de la mano es pequeno, sangra un monton, y si de por si la escena era dantesca ahora, salpicada con los borbotones de sangre que brotan de mi mano, parece directamente ya una escena del crimen de las de manual. Que intento contar la verdad y tengo tanta credibilidad como un menu del dia de ocho pavos con chuleton de buey kobe de segundo. Y el revisor venga a golpear la puerta, que con tanto meter prisa se estaba poniendo ya, todo hay que decirlo, un poco tocapelotas. Entonces el moribundo tiene un ultimo espasmo feroz, mientras le da un tiron a mi cinturon, que hace que los pantalones se me queden por las rodillas, antes de quedarse definitivamente quieto, tras exhalar un ultimo aliento que le deja la boca abierta con un rictus mortal y extrano, como cuando despues de comer pides cafe en un restaurante y te dicen que no tienen. Y se que esta muerto porque he visto en mi vida demasiadas merluzas difuntas como para no saber cuando algo es un cadaver. Y de repente caigo en que estoy encerrado en el infimo retrete de un tren con un cadaver enorme, chapoteando en agua, con los pantalones por las rodillas, en calzoncillos, rodeado de paredes salpicadas de sangre, y que el hecho de que vista de cocinero, lleve una nariz postiza y unas gafas de plastico y diga llamarme Falsarius Chef, no va a contribuir a hacer las cosas mas faciles. Mi abogado siempre dice que no vaya asi a los juicios, que tengo pinta de culpable. Luego los pierde porque es un manta y le echa la culpa a mi nariz. Asi que cuando por fin el revisor consiguio abrir la puerta, creo que desmontando las bisagras, y pude ver su rostro horrorizado por la escena que tenia ante el, iba a decirle aquello de <>, pero si eso no cuela cuando tu pareja te pilla en pelotas en la cama con una rubia (o un rubio, que en gustos va) no te cuento ya si lo que tienes al lado es un tio muerto. Asi que me lo ahorre. Aunque lo peor, lo peor de todo, es que disgustos aparte, con tanto cadaver y tanta tonteria no me habia dado tiempo a hacer pis. 2 Hay rubias que solo son rubias. Esto es, empiezan en rubia, terminan en rubia y son rubia por el medio. Poco mas. Esta no. Esta era una rubia de las otras. De esas que arruinan vidas, te implican en un asesinato, provocan guerras de Troya o hacen que acabes en la silla electrica y encima te parezca buena idea. Ese tipo de cosas. Una de esas rubias que sabes que van a complicarte la vida pero de las que no te puedes apartar, como si fueras un conejo en mitad de la carretera deslumbrado por los faros de un coche. Del coche que conduce la rubia. Pero no adelantemos acontecimientos porque en aquel momento lo que tenia era un problema, y no pequeno, con la Policia. Las fuerzas del orden son asi. Descubren encerrados en un minusculo cuarto de bano un cadaver y a un fulano ensangrentado a su lado, y enseguida se ponen en lo peor. Claro, que facil. ?Estos es que no ven la tele? En las series de television, ves una escena como esa al empezar y lo primero que tienes claro es que ese, el que esta ensangrentado junto al muerto, aunque tenga los higadillos del difunto a modo de chal por encima del cuello y en la mano un cuchillo jamonero, no es el malo. Pero claro, aqui la policia ve poco la tele y luego pasa lo que pasa. Claro que tu vas a interrogar a un tipo que ha aparecido en estas circunstancias, le pides que se identifique y te dice que se llama Falsarius Chef y que es cocinero impostor, e igual te mosqueas. Sobre todo porque le estas tomando declaracion a un tipo que viaja en tren vestido con un delantal negro, gorro de cocinero y unas gafas de plastico con nariz postiza y bigotillo de pelusilla. Y si encima el tal Falsarius, esto es, un servidor, insiste ademas en que viste asi para evitar ser reconocido por los sicarios de las peligrosisimas mafias internacionales de chefs, que hace anos que quieren liquidarle por poner al alcance de todo el mundo sus secretos de cocina, comprendes que se miren con la cara que se miraban los dos policias que tenia enfrente. Y digo que lo entiendo, no que lo comparta. Porque esa es otra. La policia ve a alguien con la cara cubierta y siempre piensa mal. Y digo yo ?y los superheroes? Ah, claro, de los superheroes enmascarados no nos acordamos nunca hasta que no hay un super villano cargandose el mundo. Luego si, luego cuando al planeta se lo esta engullendo un agujero negro de los malos, malos, o hay que salvarlo de un asteroide perdido que va a impactar sobre la Tierra, todo son llantos. Luego mucho <>, hechos unas nenazas, pero antes, el de la mascara, a la carcel, que, entre rejas, con esas mallas cenidas se va a echar novio enseguida. Pero vamos, que como estoy acostumbrado a que mi aspecto llame un poco la atencion, decidi tomarmelo con paciencia y darles mas explicaciones. Y les conte que yo lo que tenia era un blog de cocina en Internet. Una pagina a la que accedias tranquilamente desde tu ordenador y en la que podias encontrar un monton de recetas. Eso no tenia nada de raro, ni me hacia acreedor de las iras de los chefs. El problema consistia en que las recetas que yo preparaba estaban hechas con la ayuda de latas, botes, congelados y demas productos que podias encontrar en el super de la esquina. Eso lo mezclaba con algunos productos naturales y un par de trucos y conseguia unas recetas con las que cualquiera, por inexperto o torpe que fuera en los fogones, podia hacerse pasar por un chef mas que aceptable. Eso ya les dolio mas, pero mientras solo fue el blog, no hubo mayores problemas. Amenacillas, cabezas cortadas de caballo que me aparecian en la cama, un conejo blanco ahogado en el agua que hervias para preparar espaguetis. Lo tipico. Pero luego la cosa se complico. Me llamaron para la radio y comence a hacer una seccion con mis recetas de cocina impostora todas las semanas. Luego vino la tele, donde estuve tambien una temporada, y las publicaciones en prensa, y luego los libros. Y la cocina impostora comenzo a hacerse bastante popular. Y eso ya no pudieron resistirlo. Si todo el mundo podia cocinar como un chef y comer estupendamente en su casa ?que iba a ser de ellos? Pero los policias no parecian apreciar mi voluntad de cooperacion. Me miraban en silencio, con gesto inexpresivo. En realidad creo que pensaban que les estaba vacilando. Ellos seguramente hubieran preferido que, abrumado por su silencio, me derrumbara y confesara mis crimenes entre sollozos. Pero tenian dos problemas. Uno que era inocente. El otro, que no era la primera vez que jugaba a aquel juego. Asi que me dispuse a seguir contandoles cosas apasionantes y muy relacionadas con el caso que nos ocupaba. Por ejemplo, mi justificado odio por los microondas. Pero no me dio tiempo. De repente, uno de ellos, el mas mayor, el que tenia cuatro pelos mal puestos y se los peinaba hacia atras con gomina, en plan pijito de los noventa, me dijo: --Yo le conozco. Mi mujer no se pierde ni una sola de sus recetas los sabados en la radio. Y tiene todos sus libros. Y le veia en television y seguia sus colaboraciones en prensa. Eso estaba bien. En estos casos, cuando te han encontrado encerrado con un cadaver y chorreando sangre, siempre ayuda que uno de los policias que te interrogan sea fan. --Antes se pasaba el dia encerrada en la cocina, preparando guisitos. Hecha una esclava. Pero desde que le oye, los hace en diez minutos. Algo en su voz me dijo que aquello no estaba resultando tan bueno como yo pensaba. --Y no es que me de mal de comer --continuo--. El problema es que tiene mucho tiempo libre y se pasa el dia en el bingo. Y desabrochandose la chaqueta dejo ver como al descuido la pistola que llevaba en la cintura, antes de anadir: --Yo creo que tiene un lio con el que vende los cartones. El policia mas joven, el que lucia unos prominentes musculos bajo una cenida camiseta, llevaba una cazadora de cuero y parecia sacado de un concurso de horterillas de Telecinco, le miro con reverencia y luego giro la vista hacia mi y se abrio tambien como al descuido la cazadora, dejando ver otra pistola, aun mas grande que la de su companero. Pues oye, a chulo, chulo y medio. Si querian guerra psicologica la iban a tener. Me abri el delantal, como al descuido, y les deje entrever mi michelin derecho. El feo. No podria decir que efecto les causo tan pavorosa vision, porque en ese momento llamaron a la puerta un par de veces y entro un agente, que venia a buscarles. Cruzaron algunas palabras y se marcharon sin despedirse, dejandome recluido con mi equipaje en el pequeno cuarto que el revisor tenia en el tren. Solo y, chulerias aparte, un poco preocupado. Por suerte, siempre que viajo llevo una tartera con provisiones para imprevistos, que nunca sabes cuando vas a volver a tener un supermercado decente cerca. Y la tartera llevaba dentro unas empanalletas, un postrecito muy rico con pure de manzana, pasas y azucar un poco caramelizada que hago yo, y que tiene lo mejor de una empanadilla y lo mejor de una galleta, de ahi su astuto nombre, y despues de zamparme un par de ellas, el disgusto se me paso un poco.

  • La razon del mal de Rafael Argullol

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    En una ciudad occidental, cosmopolita y prospera, se produce un fenomeno extrano que inicialmente parece solo un molesto contratiempo pero muy pronto se convierte en una amenaza mucho mas insidiosa, capaz de transformar las mas intimas convicciones de los ciudadanos. A partir de la cronica de este fenomeno que afecta a todos los estratos de una sociedad, el autor recrea el proceso de su descomposicion, desde la delacion, el temor y la sospecha, hasta el pillaje, la magia y la supersticion. En medio del caos, una relacion amorosa se construye serenamente, inmersa en el tiempo de la lenta restauracion de un cuadro mitologico donde el artista se atrevio a invitar al espectador a sonar con otro destino para Orfeo y Euridice. Argullol nos recuerda el indispensable valor de la lucidez y la memoria: mirar atras, como hiciera Orfeo al rescatar a su amada del Hades, no aboca necesariamente a la condenacion.

  • El retorno de un sentimiento (Los Kinsberly 5) de Evelin Mordan

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    Quinta y ultima entrega de la saga <>.

  • Confie en ti (Por amor) de Maria Beatobe

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    La noche prometia, aunque el plan previsto no me entusiasmara demasiado desde el principio. Cloe se habia puesto tan pesada en que la acompanara que, al final, tras sobornarme con invitarme a unos buenisimos profiteroles banados en chocolate caliente si iba con ella, hizo que definitivamente pudiera mas la gula que mis pocas ganas de ir. Al fin y al cabo, solo era una fiesta de fin de curso con la misma gente del instituto que, dia tras dia y durante cuatro largos anos, me habia encontrado por los pasillos. Ir a tomar algo a una discoteca para volver a ver a la gente de siempre y fingir una sonrisa como si te alegraras de verlos. !Que divertido! (Notese la ironia.) Tambien tengo que reconocer que soy bastante antisocial. Con esto no me refiero a que vaya ignorando a la gente que me habla ni que sea una borde malcriada, pero bueno, digamos que no hacia mucho por ampliar mi circulo de amistades. Me sentia segura en mi zona de confort, con mi espacio, mi gente y mis manias. Porque tambien era un poco maniatica --mas bien diria que perfeccionista--, aunque no una de esas chifladas que vigilan obsesivamente si sus cosas estan en el mismo sitio donde las habia dejado treinta segundos antes. Me gustaba hacer las cosas bien aunque tardara mas tiempo en realizarlas, y eso hacia que a veces mi paciencia, que ya os digo que tenia bastante, empezara a rozar limites poco agradecidos para la gente que se encontrara en esos momentos a mi alrededor. --?Que tengo que hacer que? Estas de cona, ?verdad, Cloe? --dije mirandola incredula. --Anda, no seas carca, lo pasaremos bien --respondio mientras sacaba de su bolso un pequeno espejo y ponia morritos para comprobar que sus labios maquillados seguian manteniendo el mismo tono rosa palo que llevaba cuando habia llegado a su casa. --No es cuestion de ser carca, es cuestion de dignidad --respondi mirando al techo y resoplando. --?Dignidad? Y que mas da eso. Hoy en dia casi nadie tiene --alego mi amiga sin mirarme. --Cloe, me estas pidiendo que aparezca en la fiesta vestida como una jodida verbena --dije mirandola de medio lado. No pudo evitar soltar una carcajada, que termino por contagiarme. Cerro despacio el espejito y lo volvio a guardar en el bolso. --?Una verbena? !Anda ya! Iremos... a ver que palabra utilizo para que me entiendas... --Se quedo pensativa para encontrar el termino exacto--. Atrayentes --dijo por fin. --?Atrayentes? Venga ya. Ridiculas, diria yo. --Pero vamos a ver, Naira --dijo incorporandose en el sillon y poniendose frente a mi--. La consigna de la fiesta es la misma para todos, asi que si quieres definir que nuestro atuendo sera ridiculo, todos iremos ridiculos. Asi que espabila y mueve el culo. --Joder, ya podrias habermelo avisado antes; faltas un par de dias al instituto y te pierdes la informacion mas importante de todo el ano. !A ver ahora lo que encuentro! --proteste. --No seas fatidica y ve a casa a prepararte. Yo voy a darme una ducha. !Y no te quedes ahi sentada, que te conozco! Mi amiga se levanto con agilidad, y mientras se dirigia hacia el bano, volvio la cabeza con alegria y me dijo adios con la mano, tipo despedida de una princesa o una reina, moviendola y girando solamente la palma de un lado a otro. --!Luego nos vemos, guapi! --Venga, vale... Que si, que voy... --respondi con desgana apoyando los brazos en el sillon con total apatia y resoplando. Me levante del asiento, cogi el bolso de mariposas que habia dejado apoyado en una de las sillas del comedor y me fui de casa de Cloe, no sin antes despedirme de su hermano, que jugaba a la consola en su habitacion. --!Chao, enano! --exclame asomando solo la cabeza por el marco de la puerta. --!Adios, Naira! --respondio sin apartar los ojos de la television. Viviamos cerca una de otra, apenas cruzar una calle y ya estaba en mi casa. Era un barrio centrico de Madrid, la Latina, uno de los mas castizos de la capital. Cloe y yo viviamos en la calle Colegiata y Noemi en una calle cercana, Duque de Rivas. Cuando llegue no habia nadie en casa. Mi madre trabajaba hasta las seis y mi padre llegaria como a las siete. Ahora eran las cuatro y media, y a las ocho de la tarde habia quedado en el portal con Cloe y mi otra amiga, Noemi. Nada mas entrar en mi casa fui directa a mi habitacion y me plante frente al armario con los brazos en jarras pensando que ponerme para la fiesta y, sobre todo, recapacitando en que momento habia aceptado ir. No me apetecia absolutamente nada romperme ahora la cabeza pensando en como hacer el mayor ridiculo de mi vida en la fiesta de fin de curso antes de hacer la selectividad. La consigna era clara, muy a mi pesar: teniamos que llevar en nuestro atuendo, y repartidos como nos diera la gana, !todos los colores del arcoiris! !Pero a quien se le habra ocurrido semejante chorrada! Mi fondo de armario no era nada del otro mundo. Reconozco que me gustaba la ropa, pero para conseguir todo lo que deseaba tener y de las marcas que quisiera comprar habia que disponer de mucho dinero, y yo... no lo tenia. Vivia con mi madre y mi padre en nuestra casa, y yo sobrevivia con la paga que me podian dar y con lo que me sacaba de vez en cuando cuidando a la nina de cuatro anitos de la vecina de arriba. Tenia diecisiete anos y mis padres me decian que debia acabar mis estudios, que no hacia falta que buscara un trabajo mas estable, que estaba bien ahora como estaba y que ellos me pagarian mis cosas. Pero claro, dentro de un limite, y no es que sea de gustos caros, pero la ropa era en cierto modo mi debilidad, la unica, tengo que reconocer. No fumaba, no salia mucho con mis amigas y los libros que adquiria me los compraba digitales para que me salieran mas baratos, aunque donde este un libro en papel, con su olor caracteristico, su tacto, su textura... Pero bueno, que me desvio, que no sabia que ponerme para la fiesta de fin de curso del instituto antes de realizar los examenes de acceso a la universidad. Estaba algo agobiada por esas pruebas; te lo jugabas todo a una carta, pero habia que hacerlos y demostrar todo lo que se habia estudiado durante el ano. Era la ultima celebracion y el instituto habia hablado con una discoteca grande de la zona para celebrar que nos despediamos de este centro para cambiar de escenario y comenzar la universidad, quien quisiera ir, claro. Otros preferian hacer algun modulo o directamente comenzar su vida laboral y dejar de estudiar. Yo, por mi parte, queria hacer la selectividad y estudiar Magisterio. Magisterio de primaria. Desde siempre me habia gustado ser profesora y, aunque mis padres me dijeron que me lo pensara antes, que habia muchas mas carreras con mas salidas laborales, una tarde les argumente mis razones por las que queria estudiar esa carrera y su respuesta fue que si a mi me hacia feliz, no habia nada mas que hablar. Tenia muy buena relacion con mis padres; eramos un prototipo de familia en la que podiamos hablar de todo. Bueno, de todo, no. Obviamente habia temas que yo no comentaba con ellos, como, por ejemplo, chicos, citas, de si me gustaba uno u otro..., !y de sexo, menos!, pero, por lo demas, nunca dudaba en pedirles consejo. Y el tema relacionado con los estudios que queria cursar fue uno de ellos. Mientras seguia mirando mi armario con cara de total ostracismo y pereza, mi movil empezo a sonar. Me acerque al escritorio, donde habia dejado el telefono, y lo cogi. Mire la pantalla y vi que era Noemi, otra de mis grandes amigas. --Noe, dime que no vas a la fiesta porque te han salido unas paperas enormes y que quieres que me quede contigo toda la noche cuidandote --dije del tiron nada mas descolgar. Detras del auricular se escucho una carcajada. --Pues no, nena --respondio ella--. Te llamo para animarte porque se que no estas con muchas ganas de ir. --Ya te ha escrito Cloe, ?no? --dije tirandome de espaldas en la cama. --?Que mas da eso? !Vamos a disfrutar que acabamos ya de una vez el conazo de instituto! !Aunque sea solo por decirles adios a todos con el dedo corazon! --Ella siempre tan sutil--. Anda, nena, preparate y !vamos a darlo todo! --Joder, estas animadisima, ?eh? --dije sin mucha euforia. --Ya ves... hay que disfrutar de la vida, nena. Ademas, piensa que tu queridisimo <> estara tambien por ahi... --dijo sarcasticamente. --Anda, !no seas tonta! --me queje esbozando una sonrisa invisible para ella--. Fijate que no me lo imagino diciendo <> --recite en un tono teatral exagerado

  • El regalo Perfecto (La Profesional 4) de Kris Buendia

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    No soy un hombre alegre que le guste compartir con los demas. Y mucho menos compartir a mi familia con tanta gente aun asi sea nuestra propia familia. Mientras veo dormir a mi mujer, me pregunto lo siguiente: ?Podria ser mas feliz? Pense que esta clase de gloria no existia, o que yo era una persona que estaba muy lejos de serla. Lo unico que se es que cada dia soy feliz con ella y mi hijo. Son mios, es mi imperio, por lo que respiro cada dia. Muy pronto sera noche buena y se cual es el regalo perfecto, mi esposa me ha estado insistiendo sobre una cosa desde que nuestro hijo cumplio tres. Eso fue hace dos anos, pero es porque he estado evadiendo el tema porque me rehuso a negociar sobre ello. Hablando de regalos. ?Que le regalarian a alguien que lo tiene todo? Creo que mi mujer y yo estamos metidos en un grave problema. La amo y quiero hacerla feliz siempre; como lo soy yo desde que la escuche cantar y me atrapo con su valentia y belleza de mujer. Es una promesa que le hice a ella y a la vida misma: Toda una vida. En todas las posiciones posibles.

  • 30 dias para casarme de Elisa Castro

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    ?Que decirles? Estaba borracha.

  • Mi mariposa de Sophie Saint Rose

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    Cristal es un hada que lleva esperando el amor verdadero casi trescientos cincuenta anos. Harta de su vida, no puede entender porque no pierde sus alas al conocer a Kyle Rochester. !Tenia que ser el!

  • Dile si al amor… de Vanessa Lorrenz

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    N Capitulo 1 uevamente estaba sentada en el colorido consultorio de su psicologa, era algo ilogico, ella la abogada mas temida en los tribunales de justicia, tenia que recurrir a un especialista para que la ayudara a resolver sus problemas. Se sobresalto cuando escucho que se abria la puerta del consultorio, despues de todo lo que habia pasado, no era raro que estuviera alerta por cualquier situacion. --Hola Zoe, veo que has llegado pronto. ?Como te encuentras? Observo detenidamente a su psicologa Yuli, era una joven de unos treinta anos, con el cabello cortado a la altura de los hombros en color castano, liso como una plancha, ese dia llevaba un vestido casual color azul, con una chaquetilla a juego en color perla. Zoe por un momento vio como iba vestida y se sintio incomoda, algo que nunca le pasaba. Hubo un tiempo que ella a pesar de ser muy menuda, habia despertado envidias por lo fantastico que lucia sus trajes para asistir a la corte, pero ahora vestida con un chandal amplio y unos vaqueros desgastados casi no se reconocia. --Esta semana ha sido especialmente dificil--se quedo en silencio rememorando, lo que habia pasado, se perdio en sus pensamientos, recordando y recordando sin que Yuli la interrumpiera. No sabia cuanto tiempo habia transcurrido, solo reacciono hasta que sintio que una lagrima resbalaba por su mejilla. --Hay algo que quieras compartir Zoe, recuerda que es bueno hablar de lo que te preocupa, de tus miedos, deja salir todo lo que tienes guardado. --Decirlo es mas facil que hacerlo. --sabia que habia sonado muy cortante, pero era lo que sentia. --Llevas tomando terapia conmigo desde hace un mes, y aun no te has atrevido a contarme nada de lo sucedido ?recuerdas como sucedio todo? Esa era la gran incognita, como habia sucedido todo, ?desde donde empezaria a contar? Poco a poco fue relajandose, y recordando cual habia sido el detonante de todas sus desgracias. Cerro los ojos recordando aquel dia de abril, por primera vez en la vida, el despertador no funciono, tal vez la culpa la tenia la tormenta que habia caido por la noche, aun asi por instinto se desperto justo a tiempo para llegar al bufete juridico donde trabajaba, se ducho a prisa para salir lo antes posible, busco un traje formal en color azul a juego con su blusa verde agua, ese dia tenia varias entrevistas con posibles clientes, tenia que estar lo mas presentable posible. De camino al bufete tenia que pasar a comprar un cafe bien cargado, si no lo tomaba andaria de mal humor todo el dia. Estaba a punto de entrar el imponente edificio donde trabajaba cuando casi choca con su jefe, por suerte logro no derramarle encima el contenido de su cafe. Derek, su jefe era un hombre impresionante, en todos los sentidos de la palabra. Era un guapo como el mismo demonio, con el cabello rubio rizado, ojos color azul, un cuerpo de infarto que le quitaba el aliento, ese dia llevaba un traje color gris con una camisa negra y una corbata plateada, el muy cretino sabia que ese traje la derretia por completo, solo hacia dos meses que habian empezado a tener relaciones sexuales, sin ningun compromiso de por medio, ambos establecieron eso, no querian sentirse atados a ninguna pareja, asi que de algun modo a ella le convenia ese trato, nadie sufria, nadie se enamoraba y todos felices como siempre. Derek siempre tenia una sonrisa encantadora, que la dejaba deslumbrada, como si fuera una colegiala tonta con las hormonas alborotadas, y eso no le pasaba ni siquiera cuando estaba en el instituto, siempre fue la alumna mas centrada y aplicada, por lo tanto nunca tuvo tiempo de andar viendo a los chicos, claro todo eso despues su primer fracaso amoroso. -- ?Ha tenido una mala manana abogada?--por toda respuesta Zoe le gruno, al tiempo que bebia de su cafe, caminando apresurada para llegar cuanto antes al ascensor. Sintio su presencia detras de ella, y para su sorpresa el muy idiota estaba conteniendo la risa. -- ?Que es lo gracioso abogado?--cuando sintio que le dio una nalgada en el trasero, casi grita de la impresion, habian acordado ser lo mas discretos posible y obviamente eso no era para nada discreto. --Derek te has vuelto loco que parte de ser discretos no entendiste. --Dijo entre dientes fulminandolo con la mirada. -- ?Acaso quieres estar en boca de todos? --Con estar en la tuya me conformo--escucho una risilla nerviosa detras de ellos y se dio cuenta de que su amiga Marian estaba detras mirandolos picaramente. --Marian ?pero que haces aqui?--su amiga avanzo para saludarla conteniendo la risa. --Solo queria comprobar que estabas bien, nos has tenido un poco abandonadas, pero ahora ya me di cuenta del motivo--y para colmo de males su amiga ni corta, ni perezosa, le hizo un escaneo al musculoso cuerpo de su jefe, provocando que se sonrojara hasta la raiz del pelo. --aunque por lo que veo, esta justificada tu falta a nuestra reunion, la verdad es que yo tampoco saldria de la cama, si fuera con un galan como este, ?no tienes ningun hermano perdido por ahi guapo? Zoe no sabia donde meterse, su amiga nunca era imprudente, pero ultimamente no la reconocia. Aun no se quitaba de la mente aquella borrachera en la que fue y se beso a un hombre en la barra de un bar, pero es que no solo lo beso, sino que lo devoro. --Marian sera mejor que dejes de molestar a mi jefe, vamos a mi despacho. --Esta bien grunona, adios guapo--dijo dirigiendose a su jefe--mi amiga y yo nos iremos por las escaleras, le hara bien ejercitar esas piernas que tiene. Su jefe estaba a punto de partirse de la risa, comenzo a caminar en direccion a las escaleras cuando sintio que Marian le daba una palmada en el trasero. --Marian que demonios te sucede, es que te has vuelto loca. --Oh perdona pero crei que todo el que iba detras de ti tenia derecho a pegarte en el trasero. --ahora si las carcajadas de Derek las acompanaron hasta que subieron al primer piso. Ya se las pagaria el muy cretino, ahora tenia algo mas importante que hacer, como exprimirle el pescuezo a su amiga hasta que se pusiera morada.

  • Seres de Luz de Miguel Angel Segura

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    Durante ocho meses de mi vida estuve trabajando como conserje nocturno en un hospital. Vigilantes, enfermeras, celadores y medicos, llegaron a contarme historias sorprendentes sobre este lugar. Lo que mas llamo mi atencion fue la historia de la enfermera negra... una enfermera que, por cierto, solo veian los enfermos que estaban al borde de la muerte. Algunos sobrevivieron a la enfermedad y se salvaron, pero otros perecieron alli. Quiero que conozcan esta historia con todo lujo de detalles... Apenas llevaba unas semanas trabajando en el hospital, cuando comenzo a correr la noticia de que el nuevo conserje (yo), se dedicaba a investigar misterios y divulgarlos en medios de comunicacion. En aquella epoca habia participado en dos ocasiones en Cuarto Milenio y era colaborador asiduo en RNE (Sexta Dimension). Poco a poco, algunos trabajadores se fueron acercando a mi para interesarse por estos temas; algunos incluso me contaron experiencias personales, y otros dieron rienda suelta a los misterios que, a priori, se sucedian en el edificio. Aunque como pasa siempre con esto, cada uno cuenta la pelicula segun la interpreta. Antonio, empleado de seguridad, se acerco a conversar conmigo, y me conto lo siguiente: --Buenas noches, Miguel Angel. --Hola, Antonio. --?Te han explicado lo que sucede en la UCI? --No. ?Que sucede? --pregunte intrigado. --Desde hace anos hay enfermos que asegurar ver a una enfermera negra. --?Una enfermera vestida de negro? --No. Una mujer de color, vestida de enfermera. Lo sorprendente es que aqui no trabaja, ni hay trabajado ninguna enfermera con esos rasgos raciales. --?Y que dicen esos pacientes? --Todos coinciden en la misma descripcion fisica. Ten en cuenta que los enfermos no se conocen entre ellos, ya que los casos se han dado en diferentes epocas. Pues bien; dicen que durante la noche una enfermera muy simpatica ha estado con ellos, y que gracias a sus cuidados se sienten mejor. Algunos de ellos se han recuperado en poco tiempo, aunque otros han fallecido a las pocas horas. --?Hay muchos casos que conozcas de primera mano? --Si, unos cuantos. Esta historia es muy popular en el hospital y se suele comentar bastante, sobre todo por parte de las enfermeras y los celadores. --?Y que les dice esta enfermera fantasma a los pacientes? --Eso es mejor que te lo explique alguna de las enfermeras o celadores que han tenido la oportunidad de hablar con ellos. Segun me han contado a mi, esta supuesta mujer los animaba a seguir adelante y les trasmitia mucha energia. Es como si su labor fuese ayudarles a superar la situacion, aunque en otros casos lo que parece es que esta entidad estaba ahi para ayudar al enfermo a morir de forma tranquila. Es como si estuviese presente para acompanarles en el transito de la vida a la muerte. --?Crees que querran hablar conmigo? --Seguro que si. Cuando vea a Carmen se lo comento y le digo que venga a verte. Ella ha estado presente en varias ocasiones cuando un enfermo ha sido testigo de esta enfermera fantasma. Antonio me dejo perplejo. Tuve que asimilar la informacion que me habia aportado. Tengo que reconocer que este hombre es una persona seria y rigurosa, ademas de un excelente profesional. La fiabilidad de su testimonio era absoluta, por lo que tuve claro que me encontraba inmerso en un caso digno de estudiar. Lo que no sabia en ese momento es que pronto descubriria algo sobre mi que, hasta la fecha desconocia. Lo podria definir como una faceta o habilidad que yacia dormida en lo mas hondo de mi ser... aunque pronto despertaria, y a partir de entonces, ya nada volveria a ser igual. Durante los proximos dias, otros companeros de trabajo se presentaron en la recepcion para contarme sus experiencias. Tambien hubo algunos que hicieron mencion a la famosa enfermera negra. La historia que mas me sorprendio --aparte de la ya mencionada en la UCI-- fue la que me conto uno de los responsables de mantenimiento que, casualmente, tambien se llama Antonio. Cuando era joven vivio una experiencia escalofriante, tras realizar una sesion de espiritismo donde sucedieron fenomenos de efecto fisico que, segun el testigo, no tienen explicacion racional. Este hombre es un experto en electronica y conoce muy bien las leyes fisicas, por lo que su testimonio me aporto una credibilidad absoluta. Al parecer, uno de sus amigos vivia en una casa de dos plantas; abajo tenia un pequeno taller donde hacia reparaciones electronicas, y arriba la vivienda. En numerosas ocasiones este amigo le habia explicado al grupo de colegas que en ese taller sucedian cosas extranas: objetos que se cambian de sitio sin que nadie los toque, luces que se apagan y se encienden solas, y un sinfin de sensaciones extranas. Un dia estaban todos reunidos en la plazoleta, como de costumbre, y a uno de ellos se le ocurrio proponer una sesion de espiritismo en el taller. Todos aceptaron, aunque lo hicieron mas que nada movidos por el morbo y, por que no decirlo, por el escepticismo. Varios de ellos querian echarse unas risas. Sin embargo, el plan termino causando un terror descomunal a todos los presentes. Al llegar al taller se sentaron alrededor de una mesa; se agarraron de las manos y... pronto empezaron las risas, hasta que uno de ellos dijo: <>. En ese momento el silencio se apodero del entorno y los chicos cerraron los ojos... instantes despues, uno de ellos lazo una sugerencia directa al supuesto fantasma: <>. En ese momento, la luz se apago y una vieja radio comenzo a oirse... instantes despues, un fuerte golpe se escucho en la habitacion contigua y, acto seguido, la luz se volvio a encender y la radio se apago. Todos salieron corriendo de alli despavoridos. Una vez que llegaron de nuevo a la plazoleta estuvieron unos minutos en silencio, asustados y digiriendo lo que habia sucedido. Pasado este tiempo, comenzaron a analizar lo que habia pasado, para intentar hallar una explicacion racional, pero no pudieron darsela. Segun me comento Antonio, aquella tarde no fueron capaces de regresar al taller, el miedo los invadio por completo. Al dia siguiente, el propietario del taller explico a sus amigos que el golpe que habian escuchado fue el de una ventana. El cristal habia reventado y el ventanuco se habia abierto. Esto, segun el testigo, era imposible, porque esa ventana daba acceso a un patio cerrado por donde no entran corrientes de aire. Ademas, la puerta de la habitacion estaba completamente cerrada antes de que se produjera el incidente. Otras de las cosas que destaco el muchacho es que algunos objetos estaban cambiados de sitio...

  • ?Amor o amo? de Cristina Gl

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    Erika, una joven de Menorca, sufrira una lucha interna entre su corazon y sus pensamientos, enamorada perdidamente del amor de su vida cuando era adolescente. Suerte o no suerte para ella, el amor por el perdurara. Liam es un joven australiano al que le gusta tenerla comiendo de la palma de su mano, ella ha hecho muchas cosas por el, pero este, tiene otros planes. Harta de que jueguen con ella, conocera a Alessandro, un italiano que le hara perder la nocion del tiempo y rompera cada uno de sus esquemas, volviendola completamente insaciable.

  • Deliah, el corazon de una rebelde de Dana Velvet

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    Londres, 1815.
    Una noche, una pareja poco comun…
    Con su capacidad de meterse en problemas y su tendencia a escandalizar a los demas, Lady Lilah Bellamy es ese tipo de mujeres a las que los hombres rehuyen y las matronas critican. Pero a ella no le importa que su comportamiento sea poco femenino porque disfruta de su forma de ver la vida y con esa actitud consigue atraer a los demas.
    En la vida de Julian, duque de Kent, solo tienen cabida el trabajo y el cuidado de su familia. Se pasa las horas encerrado en su despacho y en ningun momento siente verdadero interes por algo hasta esa noche. Ella irrumpe en su mundo, volviendolo del reves y robandole el corazon.
    ?Seran capaces de dejarse llevar por sus sentimientos?

  • El secreto de tu mirada de Raquelita Gomez

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    Segunda y ultima parte de la Bilogia Secretos. Tracy es una chica alocada que, a sus dieciocho anos de edad, solo quiere vivir la vida y pasarselo bien. Esto se intensifica cuando se abre la posibilidad de viajar a Grecia. Alli conoce a su "amor fugaz de Grecia al que nunca volvere a ver". Pero quiza esa definicion no le agrade tanto al destino como le gusta a ella. Gael es famoso por impresionar y ser impredecible. Su naturaleza le hace querer ser un alma libre, pero lo que no espera es la conexion invisible que tiene con Tracy. Quiza los dos necesiten descubrir lo que es el amor. Quiza los dos esten hechos el uno para el otro. Quiza sean alma gemelas y no quieren darse cuenta.Quiza solo tengan que descubrirse. Eso lo decidira el destino.

  • La mujer que bordaba con hilos de cerezas de Montse Puchol

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    Todos ocultamos fantasias inconfesables entre las sabanas. Emma no era una excepcion. Un relato leido por casualidad le abrio la puerta a descubrir que habia otra forma de sentir y una manera distinta de vivir el deseo. Pero nada, en este mundo de etiquetas y falsa moral, es gratuito. Salirse del redil, tiene un alto precio.