• libro te mando un beso - Gabriela Valdivia Marquez

    https://gigalibros.com/te-mando-un-beso.html

    En los anos 2009 y 2010 Mexico esta contrastado. Por un lado estan en puerta los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolucion; y por otro, la violencia e inseguridad, debido a los enfrentamientos del ejercito contra los carteles.

  • Te mando un beso: Novela sobre amistad, amor, viajes ...

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    Te mando un beso: Novela sobre amistad, amor, viajes, aventuras, historia, cultura y folclor. ... Mirar en el interior de este libro.

  • Te mando un beso: Novela sobre amistad, amor ... - Amazon

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    Te mando un beso: Novela sobre amistad, amor, viajes, aventuras, historia, cultura y folclor. : Valdivia Márquez, Gabriela: Amazon.es: Libros.

  • Te mando un beso | Novela de viajes, romántica ...

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    Te mando un beso. Novela romántica contemporánea, de ficción ... Narra leyendas sobre besos históricos. ... Han hablado de mi libro en estos medios.

  • Te mando un beso: Novela sobre amistad, amor ... - Goodreads

    https://www.goodreads.com/es/book/show/42869981

    28 nov 2018 — Te mando un beso book. Read 2 reviews from the world's largest community for readers. En los años 2009 y 2010 México está contrastado.

  • Libro Te Mando un Beso: Novela Sobre Amistad, Amor, Viajes ...

    https://www.buscalibre.es/libro-te-mando-un-beso-novela-sobre-amistad-amor-viajes-aventuras-historia-cultura-y-folclor/9781719965439/p/53437410

    Libro Te Mando un Beso: Novela Sobre Amistad, Amor, Viajes, Aventuras, Historia, Cultura y Folclor., Gabriela Valdivia MÁRquez, ISBN 9781719965439.

  • Te mando un beso - Gabriela Valdivia Marquez - Debeleer.com

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    PDF • Descargar Libros Gratis. Buscar: ... Te mando un beso – Gabriela Valdivia Marquez ... —¿Te acuerdas Mar, que decías que querías ser sobrecargo?

  • El bonito gesto de Susanna Griso con Ana Rosa Quintana

    https://www.lavanguardia.com/gente/20220220/8071115/bonito-gesto-susanna-griso-ana-rosa-quintana-te-mando-beso-enorme.html

    hace 3 días — El bonito gesto de Susanna Griso con Ana Rosa Quintana: "Te mando un beso enorme" ... en la que Ana aparece sonriente mientras lee un libro.

  • te mando un beso con el viento - Amici dei Musei Siciliani

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    "Con el viento te mando un beso de buenas noches con la esperanza que ... cada momento Frase del libro Contra el viento del Norte de Daniel Glattauer.

  • Libro Siembra un beso | Envío 24/48 horas | Zerca

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  • Azul Venezia de Marina G. Torrus

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  • Tu, mi sueno de Marifer Jorquera

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    Gina Avalos es una mujer con una vida comun y corriente, madre de dos adolescentes a quienes adora. Se caso muy joven e ilusionada con su primer amor. Sin embargo, con el pasar de los anos, las mentiras y las deslealtades provocaron que aquel sentimiento se diluyera de forma tortuosa. Ella ha estado atrapada durante dieciocho anos en un matrimonio que la hace sentir cada dia mas infeliz, puesto que Jose, su esposo, es un hombre egoista y manipulador. Gina suena en secreto con un actor italiano. Fabrizio Cacciatore es el dueno de sus fantasias desde que lo vio protagonizando la pelicula romantica mas exitosa de los ultimos tiempos. La vida monotona de esta abnegada madre y esposa cambia de modo inesperado cuando aparece el hombre con el que lleva meses sonando. Fabrizio, despues de sufrir un accidente automovilistico, se ve obligado a permanecer en reposo durante un tiempo. En la intimidad de su habitacion, conoce a una mujer maravillosa a traves de sus redes sociales. La joven le ha devuelto la alegria que creia perdida. ?Podran las fantasias hacerse realidad? ?Estaran dispuestos a transformarse en mas que un sueno? *** Jacinto Benavente dijo: <>. Prologo. El rodaje de la pelicula <> no iba a comenzar hasta dentro de un mes. Fabrizio revisaba el libreto que acababan de entregarle y se preguntaba por enesima vez si habia hecho bien en aceptar el papel que le habian ofrecido. Giancarlo, el personaje que interpretaria, era un chico ilusionado con el amor, un concepto en el que Fabrizio ya no creia. Todas sus relaciones acababan estrepitosamente y de la manera mas mediatica posible, razon por la cual el no queria involucrarse en relaciones a largo plazo, optando por mantenerse sin pareja. Ya no era un jovencito que pudiera irse de putas por ahi o buscarse a alguna chica para pasar la noche. A sus treinta y tres anos, ya no le atraia salir de fiesta todos los dias --como a la mayoria de sus colegas-- y, aunque el no aparentaba los anos que tenia, si estaba consciente de ellos. Ademas Giannina, su mejor amiga, no dejaba de recordarselo cada vez que tenia la oportunidad. <> o <> narraba la vida de un hombre enamorado de una chica llamada Azucena, quien padecia de un cancer terminal. Ambos jovenes se amaban con locura, lo que incentivaba al personaje interpretado por Fabrizio a hacer todo lo posible para que los ultimos dias de su amada fueran felices. Se preocupo de detalles tales como regalarle una peluca, llevarla a los conciertos de su banda favorita, hacer juntos angelitos en la nieve y amarla bajo las estrellas. Incluso pretendia casarse con ella. Sin duda, el era el hombre sonado. Cualquier mujer mataria por tener a alguien como Giancarlo en su vida, algo que a Fabrizio le complicaba un poco. A pesar de que le encantaba su trabajo, le incomodaba la exposicion publica. Era una persona un tanto reservada y de pocos amigos. Su refugio mas grande era su familia, con quienes mantenia una excelente relacion basada en el carino y el respeto mutuo. Para el no fue facil hacer esa pelicula. La unica razon por la que acepto ese papel fue porque quedo maravillado con el guion, sobre todo con su personaje. Giancarlo era un ser utopico, un hombre tan sacrificado que dejaba de lado su propia amargura con tal de ver feliz a su amada. Por ella, era capaz de ocultar su dolor, pues preferia sufrir amando que morir sin haber conocido ese sentimiento. Fabrizio se consideraba la antitesis de Giancarlo; el preferia ahorrarse el dolor y no amar. Su madre, quien ademas era una de sus mejores consejeras, le aseguraba que el dia en que se enamorara de alguien de verdad, seria capaz de sufrir igual o incluso mas que Giancarlo. Sin embargo, Fabrizio pensaba que ese dia nunca llegaria. El creia que jamas podria involucrarse con alguien de la misma forma que su personaje. Durante el rodaje, Fabrizio se comporto de manera muy profesional. Todos los productores y tecnicos estaban fascinados con su gran actuacion. Ellos sabian que la pelicula seria un exito de taquilla y que Fabrizio Cacciatore seria idolatrado por millones de fanaticas en todo el mundo. Lo que no se esperaban era que una de esas tantas mujeres cambiaria la vida del actor para siempre. Capitulo I <> En un dia normal, el nunca habria tenido tanto tiempo para dedicarlo a revisar sus redes sociales. Ademas, estaba habituado a que otras personas se encargaran de hacerlo por el. No obstante, ahora la realidad era distinta. Aquel accidente en moto le habia obligado a mantener reposo y a usar un yeso en su pie derecho. La situacion le resultaba bastante aburrida a Fabrizio, motivo por el cual decidio encargarse de leer lo que se decia de el en las redes sociales. Por primera vez en su carrera, dejaria de delegar esa actividad en su agente y en el resto de personas que trabajan con el y analizaria lo que opinaban acerca de el: lo bueno, pero tambien lo malo. A sus treinta y tres anos, Fabrizio Cacciatore era el actor italiano de teatro y de cine mas aclamado de los ultimos tiempos, aunque en realidad fue una sola de sus peliculas la que lo catapulto al exito. El resto de su carrera la habia dedicado al teatro y la television. Fabrizio era el menor de dos hermanos. Era un gran aficionado a las motos y al ejercicio fisico. De hecho, visitaba los gimnasios con asiduidad y jugaba futbol cada vez que podia. Tanto el como el resto de su familia eran grandes fanaticos de ese deporte y no se perdian partido de su equipo favorito, el A. S. Roma. El actor le debia su fama a la pelicula romantica mas exitosa de los ultimos tiempos: <>, la cual triunfo no solo en su pais, sino que tambien en otros lugares como Sudamerica y en algunas naciones europeas, como Portugal. Las mujeres abarrotaban los cines, ya que todas querian a un Giancarlo en sus vidas, quien se entrego por completo con tal de hacer feliz a Azucena en sus ultimos dias de vida, amandola con locura hasta el final. Al comienzo, Fabrizio no queria participar en la pelicula, dado que no estaba en sus planes encasillarse como galan romantico. El era actor de teatro experimental, de los clasicos, pero su amiga del alma y casi hermana lo convencio para que se presentara a la audicion. Giannina le hizo entender que la pelicula seria asombrosa, sin embargo, el jamas adivino la magnitud que su fama alcanzaria en otras latitudes. Fabrizio recibia mensajes en ingles, en portugues y muchos en espanol y, aunque sabia que era posible, no entendia que era lo que motivaba a aquellas mujeres de otras nacionalidades a escribirle tantas cosas. --Debi haber hecho esto antes --expreso, poniendole voz a sus pensamientos mientras leia los mensajes de su Instagram--. Se agradece un poco de distraccion para olvidar, por fin, que debo llevar este yeso. Ademas, es bueno para subir mi ego. --No creo que necesites que te suban el ego hermano, ya de por si lo tienes en la estratosfera --dijo su hermano, quien venia entrando a su hogar, mientras movia su cabeza de forma reprobatoria. Fabrizio le palmeo la espalda a su hermano a modo de saludo y este no dejaba de reir. --Ahora cuentame, ?como te paso esto? --interrogo, apuntando el yeso que Fabrizio tenia en el pie--. Apuesto que no viste por donde ibas por estar mirando a una mujer. --Nada de mujeres esta vez --respondio Fabrizio--. Un perro pequeno se me atraveso y, por intentar esquivarlo, choque yo. --San Fabrizio de Asis, ?desde cuando eres protector de los animales? --pregunto con ironia su hermano--. Ah, desde la ultima de tus novias, ?como se llamaba? ?La que era madrina de una perrera? Algo de amor por los animales te dejo. --Luca, deja de decir estupideces. Solo quise evitar atropellar a un perro y ya. --La voz de Fabrizio denotaba seriedad, ya que nunca le habia gustado que le recordaran su pasado amoroso, lleno de muchas relaciones y varios fracasos. --Ya, !tan sentimental hermanito! Solo vine porque queria subirte el animo, pero como parece que no estas de buenas, mejor te dejo y me voy a la oficina. Yo no soy una estrella, asi que debo trabajar como el resto de los mortales --comento Luca riendo. --Andate y dejame solo. No sirves ni para subir el animo, sigue como arquitecto mejor -- respondio riendo mientras le lanzaba una almohada. Con treinta y nueve anos, Luca Cacciatore era el mayor de los hermanos. El y Fabrizio eran los hijos de don Luca y dona Maria Cacciatore. Su familia contaba con gran prestigio en el mundo de la arquitectura. De hecho, eran famosos en Roma gracias a las variadas construcciones realizadas por su empresa. Luca decidio continuar con la tradicion familiar, a diferencia de Fabrizio, quien nunca mostro interes en la arquitectura, pues su vocacion siempre estuvo ligada a las artes, razon por la cual comenzo a actuar en teatro a los quince anos. En la actualidad, ha logrado alcanzar gran reconocimiento en toda Italia, especialmente en Roma. No solo por su carrera, sino que tambien por sus romances fallidos con feminas del espectaculo, los cuales le han hecho ganar la fama de coleccionista de mujeres. En cuanto Luca se marcho, Fabrizio se levanto del sofa con dificultad --tratando de no maltratar mas su pie enyesado-- y se dirigio hacia el mueble donde estaba su equipo de sonido. Conecto su iPod y puso una lista de reproduccion para subirse el animo. La voz de Robbie Williams cantando Rock DJ inundo el lugar. Mientras escuchaba la musica y hacia lip-sync [1], Fabrizio regreso con precaucion a su comodo sofa para continuar revisando las redes sociales en su iPad. No pudo evitar sonrojarse cuando leyo algunos de los comentarios que habia recibido en Instagram y en Twitter, cada uno mas atrevido que el otro. A pesar de que varias de las declaraciones le llamaban la atencion, no entendia la razon por la cual lo querian tanto. Sabia que las mujeres fantaseaban con el, pero no estaba consciente de la extension de tales deseos. El hecho de que ellas le expresaran que el era su gran amor le hacia sentir fascinado y perturbado a la vez. Una de aquellas fanaticas llamo su atencion debido a su tenacidad. Luego de revisar el historial del chat, Fabrizio descubrio que ella llevaba meses enviandole mensajes de diferentes temas, algunos mas alegres y otros mas melancolicos. La mujer le habia escrito todos los dias durante casi tres meses para mandarle una postal, un chiste, una opinion... lo que sea. Esto desperto la curiosidad de Fabrizio por saber mas de ella, pero sabia que no podia seguirla directamente. Como anhelaba conocerla de verdad, decidio inventar una nueva identidad para que ella no pudiera descubrir que, en realidad, era el quien la seguia. A traves de un perfil falso, el podria obtener mas informacion sobre ella. Ademas le serviria para entretenerse, ya que no habia nada mejor que una identidad oculta para poder sentirse libre del escrutinio de los demas. Podria decir lo que pensaba sin necesidad de controlar lo que publicara. Se demoro solo un instante en concretar su idea. Un nuevo personaje acababa de nacer: Eros, su alter ego. Un alma libre con derecho a decir lo que se le ocurriera. Comenzo a seguir a una infinidad de personas, partiendo por la mujer que lo tenia tan intrigado. Debia pensar en la forma mas adecuada para acercarse a ella como Eros, pero ?que le diria? ?Como se pondria en contacto con ella? ?Como haria para entablar una conversacion con ella? Fabrizio sabia algo de espanol, pero no estaba seguro de si seria suficiente. De todas formas, igual lo intentaria, porque esa mujer lo tenia realmente interesado. La posibilidad de navegar por las redes sociales con total libertad era algo novedoso para el. Sin embargo, le hizo descubrir lo que algunas personas decian de el, causandole una tremenda decepcion, pues creia conocer mejor a esa gente. De hecho, algunos de sus supuestos amigos fueron incapaces de mostrarle lealtad y empatia tras su accidente en moto. Muchos de ellos aseguraban que le habia ocurrido por conducir borracho, lo cual no era cierto. Fabrizio solia beber con moderacion; se emborrachaba solamente en su casa o con su amiga y jamas se permitia perder el control de sus sentidos fuera de sus lugares seguros. El no deseaba ser victima de la prensa amarillista, que lo acosaba desde que termino su relacion con su ultima novia: una presentadora de television. Gracias a su nueva identidad, el pudo enterarse de que aquellos a quienes creia mas cercanos habian sido los primeros en asumir que manejaba bajo la influencia del alcohol cuando, en realidad, el ni siquiera habia bebido ese dia. Gracias a su nuevo nombre, pudo darse el lujo de ser contestatario y de cuestionar los dichos sobre su supuesta embriaguez, respaldando sus argumentos con las pruebas del hospital donde fue atendido. Aprovecho que los documentos senalaban que no habia ni una gota de alcohol en su sangre y se defendio con la seguridad que le conferia su alter ego. Fabrizio veia como su mundo se desmoronaba. Noto que muchas de aquellas personas que solian tratarlo de forma muy condescendiente, eran capaces de hablar de el y ventilar aspectos de su vida privada en las redes sociales, incluso sabiendo que podian danarlo. Se sentia decepcionado y ya no confiaba en nadie, solo en sus admiradoras, quienes siempre lo apoyaban. A pesar de todo, existia una luz al final del tunel; una luz con la forma de una mujer desconocida que le enviaba mensajes a diario. Cada vez que Fabrizio leia uno, su animo mejoraba considerablemente. Con esta acerrima defensa que Eros le daba a Fabrizio, este personaje se gano el aprecio de muchas de las fanaticas del actor. En especial de una, que era la que a el mas le importaba. ************************* Gina no era una persona comun. Ella no se parecia en nada a las mujeres que se suelen encontrar en las portadas de las revistas de moda y tampoco le interesaba serlo. Gina era feliz siendo loca y desatada. Era de esas personas que cantan las canciones de la radio y bailan solas tratando de ponerle algo de color a aquellos dias grises que acostumbraba vivir. Se caso muy joven, a los diecisiete anos para ser exactos. Tuvo su primera hija a los dieciocho. A sus treinta y cinco, ya era madre de dos adolescentes: Azul de diecisiete anos y Alejo de quince. Su matrimonio fue un error desde el principio, ya que sus motivos para hacerlo fueron su embarazo y su necesidad de huir de la mala relacion que tenia con su madre. No sabia por que su vida habia tomado ese rumbo. Sin embargo, trataba de ser optimista y alegrarse con las cosas que podian proporcionarle una cierta dicha. Siempre fue una aficionada a la lectura. Aunque tenia poco tiempo, trataba de hacerlo con frecuencia. Gracias a esta actividad, ella pudo conocer a varias chicas que compartian su entusiasmo por esta pasion y por sus amores literarios y fantasias. Todas eran mujeres increibles, llenas de carino e ilusiones; amigas leales que no dudaban en darse animos para seguir viviendo sus vidas, algunas mas dificiles que otras. Entre todas las fantasias de Gina, la mayor y mas recurrente estaba protagonizada por un actor de cine italiano dueno de profundos ojos grises y de una sonrisa cautivadora, a quien conocio en una pelicula que vio junto a su mejor amiga y jefa, Fatima. En el filme, el personificaba a un hombre que se esforzaba por hacer feliz a su mujer durante el poco tiempo que le quedaba de vida. Desde ese momento, Gina lo miraba obnubilada. Cada imagen que veia de el encendia emociones desconocidas en ella; sentimientos que hace varios anos no afloraban en su corazon. Gina sabia que solo eran fantasias, de esas que existen unicamente en la ficcion. Sin embargo, su lema de vida siempre fue: <>. Era feliz imaginando aventuras excitantes y sensuales junto a el. De hecho, tuvo que recurrir en mas de una ocasion a esos suenos para tener sexo con su marido, con quien no conseguia un orgasmo desde hace mucho tiempo. Ella fingia para no dar explicaciones, pero lo cierto era que sus mayores momentos de placer sucedian en completa soledad, fantaseando con ese hombre que la trastornaba. Su relacion de pareja se encontraba una vez mas en un punto muerto, al igual que a lo largo de los dieciocho anos que llevaban juntos. Sus crisis matrimoniales eran frecuentes, y su relacion iba cuesta abajo. Cada dia sentia mas la frialdad de su marido. No obstante, Gina no le endosaba la culpa solo a el, ya que ella habia perdido la confianza en el, y el amor se habia apagado anos atras. Lo unico que les quedaba era una union por conveniencia mutua: Jose no dejaba la casa porque no queria alejarse de sus hijos, y ella no se iba porque no tenia donde ir. De esta manera, esta tensa situacion se fue extendiendo ano tras ano. Gina deseaba que sus hijos crecieran y alcanzaran su independencia, pues asi podria dejar de estar, por fin, con alguien a quien ya no amaba. Si bien el carino todavia existia --en cierta medida por los anos de vida compartidos--, el amor se habia enfriado hasta que su corazon se convirtio en un tempano. Dado que los chicos ya se habian ido al colegio y que ella estaba sola en su casa, encendio la radio para disfrutar de un poco de musica antes de partir a su trabajo. De pronto, una cancion llego a sus oidos causando que la tristeza tocara su corazon. Este tema lo recordaba con nostalgia, pues fue la primera vez que beso a Jose mientras bailaban al ritmo de Bryan Adams: <> Gina, a sus cortos diecisiete anos, se dejo enamorar por aquel chico lindo y lo amo con locura. El la conquisto diciendole frases lindas al oido --palabras que ella siempre habia querido escuchar-- mientras oian aquella melodia de fondo. Ella se entrego en cuerpo y alma a ese amor. Dieciocho anos despues, las cosas habian cambiado demasiado. Esta cancion ya no le provocaba nada mas que tristeza; una pena infinita por todo lo que habia tenido que vivir. Gina sabia que ya nada era igual, pues si en esos anos ella habia perdido la cabeza por Jose, ahora estaba perdiendo su corazon. La unica forma de sobrevivir a esta situacion era a traves de sus suenos y fantasias. Gina debia reconocer que, al menos, el imaginarse con otros hombres habia logrado que su relacion funcionara mejor en el ambito sexual. Aunque ella admiraba a su marido --era un excelente padre con su hija, a pesar de que su relacion con el chico era distante--, los enganos, las promesas jamas cumplidas y las infidelidades de Jose hicieron que de a poco el amor fuera muriendo. Solo quedaba esperar el fin, el cual tardaba mucho en llegar. La fantasia de Gina tenia rostro y cuerpo. Desde hace meses que la imagen de Fabrizio Cacciatore rondaba en su cabeza, razon por la cual decidio escribirle en todas sus redes sociales con la esperanza de obtener aunque fuera unas pocas palabras de el. Lo hacia todos los dias, sin descanso. Si no le enviaba fotos, eran palabras, frases en distintos idiomas o cualquier cosa que se le ocurriera. Ella utilizo todos sus recursos para que Fabrizio supiera de su existencia. Ese dia, despues de dejar todo ordenado y limpio, Gina se dispuso a salir de su casa para ir a su trabajo. Debia apurarse, ya que estaba algo retrasada. Escucho el sonido de su celular anunciando la llegada de un nuevo mensaje. Vio que habia recibido una solicitud de amistad en Facebook de un tal Eros. Ella la acepto sin darle demasiada importancia, pues no imaginaba el cambio que este hecho traeria a su vida.

  • Un lugar sobre el arcoiris de Miguel De Leon

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    Una historia sobre el amor, sobre el paso del tiempo y sobre lo efimero de la felicidad.

  • Liberando a marina de Marcus Argentarius

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    Marina: una joven editora que busca tanto un trabajo como un amor con sentido y se siente perdida. Gaston: el mentor de Marina. Martin: el novio ocasional de Marina Agustina: una amiga de Marina con mas experiencia y mas abierta a la exploracion Fernando: un Dom (Dominador) con experiencia en la escena BDSM Prologo y glosario Dado que la historia tiene mucho de autobiografica, esta localizada en el contexto cultural en el que los hechos se dieron. Para esto, se utiliza mucho del lenguaje coloquial de Buenos Aires. A fin de facilitar la lectura, se ofrece un breve glosario de terminos sexuales. Concha: vagina Garche: forma vulgar de una relacion sexual, principalmente basada en la atraccion fisica Pija: pene Telo: hotel de parejas, donde se paga la estadia por turnos de dos horas Trola: forma coloquial de prostituta Introduccion Marina estaba perdida y no podia encontrar la salida. Lo peor era ni siquiera encontrar las palabras para articular esta perdida. Desde el primer novio de la secundaria1 (un dulce, pero fugaz amor) tuvo mas que parejas una sucesion de amigovios-garches2 que realmente no sumaron. Toda su energia estaba volcada en su carrera. Hace poco habia terminado la carrera en Letras que le habia resultado, tras una recomendacion de un profesor en un trabajo dentro de una editorial. En esta editorial, Mari la Seria, como le decian, consiguio trabajo como ayudante de un editor mayor, Sr. Gaston (siempre Senor, nunca Gaston), un hombre casado de 60 y tantos anos, dedos amarillos como sus dientes y olor a cigarrillo que habia penetrado toda su ropa. Cuando la conocio le pregunto “vos ?no sonreis nunca?” y ella, nerviosa, sonrio falsamente. El le dijo “mejor que no sonrias; este trabajo es lo unico que nos queda como importante: sacar la verdad de las mentiras que otros escribieron” y desde ese entonces, ella se sintio contenida y guiada por el Sr. Gaston. De a poco, al dejarse guiar, empezo a aprender de los libros: las ediciones, los papeles, que hacer cuando la distribuidora los guardaba. Empezo a aprender de los escritores: como en general mezclaban una gran sensibilidad con un gran narcisismo y por eso muchos, los mejores, erguian templos de papel. Aprendio del Yambo, del Trochee, de como los persas tenian la mejor poesia amorosa. Aprendio mientras se refugiaba, sola, en los libros, bajo la mirada del Sr. Gaston. Pero sobre todo aprendio del Sr. Gaston. Aprendizaje lento, pero detallista y apasionado que duro unos meses, hasta que Gaston murio de un ACV tan repentino como inevitable. Solo al verlo en el velorio, entre el perfume de la corona de la editorial y la del Jockey Club (dado que el Sr. Gaston tenia, al parecer, no solo la imagen de tanguero sino todos los vicios folkloricos) comprendio que lo amaba y lloro de tal forma que la viuda (una senora mayor, con una cara que pintada de verde hubiera sido una mascara de bruja) la sometio a un impiadoso interrogatorio. Tras pasar el duelo por el Sr. Gaston, Mari volvio a salir con sus amigas de la facultad. Merodeaban los mismos lugares, iban a las mismas fiestas de su epoca estudiantil que la aburrian. Con una amiga llamada Agustina con la que curso en varios anos charlaban de literatura erotica tras el exito que ese genero tuvo. Mari le contaba de los persas, y Agus del sadomasoquismo. Incluso con Agus incursiono en una fiesta BDSM en una facultad diferente a la suya. Pero todo el ambiente le resulto, para ser honesta, cansador. Gente mayor en trajes de latex pegandose con latigos y mostrando los genitales, parecian mas un grupo de pacientes psiquiatricos que los personajes poderosos, seguros en su sexualidad, que esperaba de sus lecturas. ?Existian aquellas personas que entendian que el control, el poder, era el maximo afrodisiaco? ?Que lo importante no es ejercerlo, sino sentirlo? Mari no encontro, en ese entonces, respuestas a sus preguntas. Un dia conocio a Martin; “mis amigos me dicen Tincho”, le dijo esa vez con el aire de quien imparte un secreto esoterico y ella se sintio morir un poquito adentro; luego comprendio que era ese aire lo que la hizo sentir asi, no lo banal de la situacion. Ese aire de saber algo que el otro no sabe, de tener cierto control. Ese dia ambos terminaron en la cama y a las pocas semanas, ya salian juntos. Martin (ya ella sentia que no le podia llamar “Tincho” sin sentirse uno de sus amigotes) era, en su opinion, mucho mas atractivo que ella. Mari era delgada, palida, de ojazos oscuros y una cierta fragilidad que recordaba a una grulla, que miraba el mundo elegantemente, con el pelo cuidadosamente cortado a la altura de su nuca, siempre en el costado de la habitacion, timida fuera de sus libros. Martin era alto, delgado y vestido como un poeta romantico. Sus ojos claros contrastaban con su pelo oscuro y siempre estaban enmarcados detras de anteojos que no tenian aumento, pero le daban una apariencia intelectual. Su pelo era cuidadosamente descuidado y toda su apariencia daba la impresion que era un hippie que de alguna forma habia conseguido modelar para marcas de ropa cara. Pero apariencia era la palabra correcta: Martin no tenia un pensamiento propio en su cabeza; estaba construido de superficies flotantes en el espacio. Todas sus charlas eran un reciclado del discurso pseudointelectual de la facultad; si bien Martin era dos anos mayor que Mari (quien estaba en la mitad de su veintena) no se habia recibido ni pasado de tercer ano. Una buena facha, junto con la seguridad que da tener una familia con varias empresas a su nombre, hacian que fuera mucho mas facil vivir como un eterno estudiante. Esta inmadurez hacia que cada salida con el fuera un suplicio: Mari necesitaba alguien que la ordenara, que le diera una estructura, que la hiciera sentir querida, apreciada y que le permitiera sacar lo que tenia dentro. Pero Martin siempre queria, esencialmente o quedarse contandole problemas con su familia (su padre no lo tomaba en serio y su madre lo celaba) o esperaba que Mari tomara el control. “?A donde queres salir hoy?” empezaria por decir (resignada) Mari. “No se…?donde tenes ganas?”, retrucaba Martin. “No se…?a comer?” ofrecia Mari, luego de un suspiro interno. “No tengo mucha hambre” decia Martin. “Ok ?queres ir al cine?” decia Mari, cada vez mirandolo y pensando “por favor !tomame, toma el control! Llevame a algun lado, sacame de aca y de mi” “No se que estan dando” decia Martin “mejor veamos netflix” y asi pasaban los dias. Pero lo peor no era eso: en su intimidad, Martin era profunda, profundamente aburrido. El sexo con el era rutinario y estaba marcado por la misma inmadurez que toda su vida poseia. La mitad de las cosas que decia eran pedidos, pero tan poco virilmente formuladas que sonaban como reclamos de un nene: “?no tenes ganas de chuparme?”, “Dale, vos sabes que tenes ganas…?no queres mirarme como trolita?” (una vez Mari quiso decirle “?como tu mami?” pero se contuvo) “?por que no te pones en cuatro3, si tenes ganas?” y la otra mitad surgia generalmente cuando Mari le hacia caso y se ponia en cuatro: esa posicion disparaba un sinfin de preguntas: “?Te gusta asi putita?”, “?Queres mas fuerte?”, “?Quien te dio asi?”, hasta el cansancio. Una sola vez Mari, ya hastiada de la rutina, le pregunto “?cual es la capital de Maldivas?” pero el o no la oyo o no la entendio. Todas sus sesiones terminaban indefectiblemente en que el acababa rapidamente, terminaba de arruinar todo con “?Te gusto?” (a lo que ella, odiandose siempre decia “si, me encanto”…pero ?que iba a decir?)y se daba vuelta para dormir. Mari odiaba esta situacion, pero sentia que no le quedaba otra. Demasiado timida para buscar a alguien por si sola, demasiado insegura en su sensualidad, pensando que Martin era demasiado para ella, en algun punto aceptaba y acompanaba, pero cada tanto tenia momentos de irritacion. ?Como hacer para salir de una trampa cuya caracteristica peor era su asfixia amorfa?

  • Las hijas del agua de Sandra Barneda

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    Una hermandad secreta de mujeres, una joven elegida para proteger un legado escrito en el agua.

  • Enamorada por los pelos de Dublineta Eire

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    ?Que harias si te hubiese tocado nacer en un pueblecito del Levante, en el seno de una familia ultraconservadora que te cierra todas las fronteras y que solo le falta colocarte un microchip para rastrear todos tus pasos?
    Mari Puri es hija de Lazaro Roldan, un apacible general retirado del Ejercito de Tierra, orgulloso de haber criado a sus tres hijos, junto a Concha, su senora esposa, en los valores de santa templanza y sobriedad que ninguno puede saltarse bajo pena de excomunion y repudio instantaneo.
    Asfixiada por esta perspectiva y por deshacerse de su virginidad antes de cumplir veinticuatro anos, la ayuda de sus amigas Rosamari y Sonia, y de un tutorial online con un platano como protagonista, le dara la fuerza necesaria para intentar escapar y saborear esa libertad que tanto anhela.
    Unas oposiciones de magisterio y un laser de alejandrita seran los detonantes de una cadena de mentiras y enredos, en la que el amor, el sexo y su paz mental tendran mucho que ver.

  • El ladron de tatuajes de Alison Belsham

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    El thriller mas impactante y adictivo de la temporada.

  • Heida de Steinunn Sigurdardottir

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    Heida es una agricultora solitaria con un rebano de 500 ovejas en una zona implacable que bordea las tierras altas de Islandia. Es conocido como el fin del mundo.

  • No culpable de Viveca Sten

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    Una oscura y fria noche de otono una joven desaparece sin dejar rastro en la pequena isla de Sandhamn. La organizacion de la investigacion recae sobre Thomas Andreasson, inspector de la policia de Nacka. El mal tiempo dificulta las tareas de busqueda y la policia se ve obligada a abandonarlas, aun sabiendo que eso implica perder todas las esperanzas de encontrar a la joven con vida. Apenas unos meses mas tarde, el invierno cubre Sandhamn con una gelida y blanca capa de nieve. La isla es el destino que Nora Linde ha escogido para viajar con sus hijos, tras descubrir que su marido le es infiel. Pero en Sandhamn no va a encontrar la paz deseada. Un dia los chicos se adentran en el bosque alegremente sin imaginar la macabra sorpresa que alli les espera y que no van a olvidar jamas. Paralelamente la autora cuenta la historia de Gottfrid, su esposa, Vendela, y sus hijos Thorwald y Kristine a principios del siglo XX. Sus secretos, que salen a la luz un siglo despues, seran la clave para resolver el caso.

  • El susurro de la acuarela (La luz de la sombra 1) de Sofia Ortega Medina

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    La furiosa tormenta ahogaba los llantos y los gemidos desconsolados de las numerosas personas que habian asistido al entierro.

  • Mil veces tu (Secretos y confesiones 1) de Ebony Clark

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  • El blanco color del odio (Cronicas de las Camaras 1) de Abigail Villalba Sanchez

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    Las Camaras son el ultimo resquicio de rebeldia de aquellos que son como Ertael: angeles caidos, malditos por la furia de Dios y condenados a una existencia de permanente sufrimiento. Pero alli, ocultos a la vista de El, los angeles se deshacen de su luz y buscan entre las sombras ese momento de paz que tanto anhelan… pues, por encima del dolor, se alza el orgullo que busca la libertad.

  • Asesino de brujas 3. Dioses y Monstruos de Shelby Mahurin

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    Belladona, eufrasia, baya de arrayan, colmillo de vibora y ojo de buho, pizca de flora, pellizco de animal, para vil posesion o proposito puro. Icor de un amigo, icor de un contrario, un alma negra como noche insondable, pues en la oscuridad se halla el almario do surcan las animas lo inescrutable. El hechizo es familiar; oh, si, muy familiar. Nuestro favorito. Ella nos deja leerlo a menudo. El grimorio. La pagina. El hechizo. Nuestros dedos repasan cada trazo de pluma, cada letra difuminada, y cosquillean con una promesa. La promesa de que jamas estaremos solos, y les creemos. Le creemos a ella. Porque no estamos solos, nunca estamos solos, y los ratones viven en nidos con cientos de otros ratones, con muchisimos ratones. Se refugian todos juntos para cuidar de sus crias, de sus hijos, y encuentran recovecos calientes y secos con mucha comida y magia. Encuentran rincones sin enfermedad, sin muerte. Nuestros dedos se enroscan en torno al pergamino y dejan nuevas huellas. Muerte. Muerte, muerte, muerte, nuestra amiga y enemiga, irremediablemente nos llega a todos. Excepto a mi. Los muertos han de olvidar. Cuidado con suenos que impidan dormir. Ahora desgarramos el papel, lo rompemos en pedazos. En trocitos minusculos. Se desperdigan como ceniza en la nieve. Como los recuerdos. Los ratones se refugian todos juntos, si; se mantienen a salvo y calientes los unos a los otros, pero cuando una cria de la camada enferma, los ratones se la comen. Oh, si. Se la zampan entera, enterita, para alimentar a la madre, al nido. El ultimo en nacer siempre esta enfermo. Siempre es pequeno. Devoraremos a la ratoncita enferma, y ella nos alimentara. Ella nos alimentara. Acecharemos a sus amigos, sus amigos (un grunido brota por mi garganta ante la palabra, ante la promesa vacia), y los alimentaremos hasta que esten gordos de afliccion y culpabilidad, de frustracion y miedo. Alla donde vayamos, ellos nos seguiran. Y entonces los devoraremos a ellos tambien. Y cuando devolvamos a la ratoncita enferma a su madre en Chateau le Blanc, cuando su cuerpo se marchite, cuando sangre, su alma se quedara con nosotros para siempre. Ella nos alimentara. Jamas estaremos solos. Capitulo 2 L'enchanteresse Reid La neblina se extendio por el cementerio. Las lapidas, viejas y agrietadas, con sus nombres borrados hace mucho por los elementos, alanceaban el cielo desde donde estabamos, sobre el borde del acantilado. Incluso el mar en lo bajo estaba silencioso. En esta inquietante luz previa al amanecer, por fin comprendi la expresion silencioso como una tumba. Coco se paso una mano por los ojos cansados antes de senalar hacia la iglesia mas alla de la neblina. Pequena. De madera. Parte del tejado se habia venido abajo. No se veia luz alguna a traves de las ventanas de la rectoria. --Parece abandonada. --?Y si no lo esta? --Beau resoplo mientras sacudia la cabeza, pero se paro con un bostezo--. Es una iglesia y nuestras caras estan pegadas por todo Belterra. Incluso un parroco rural nos reconocera. --Muy bien. --Su voz cansada llevaba menos mordiente de lo que seguramente pretendia--. Duerme fuera con el perro. Todos a la vez, nos giramos para mirar el espectral perro blanco que nos seguia. Habia aparecido a las afueras de Cesarine, justo antes de que decidieramos bordear la costa en lugar de ir por la carretera. Todos habiamos visto lo suficiente de La Foret des Yeux para una eternidad. Durante dias, el perro nos habia seguido, sin acercarse nunca tanto como para que lo tocaramos. Receloso, confuso, los matagots habian desaparecido poco despues de su aparicion. No habian vuelto. Tal vez el perro fuese un espiritu atormentado el mismo, un nuevo tipo de matagot. Tal vez fuese solo un mal presagio. Tal vez fuera por eso que Lou todavia no lo habia bautizado. La criatura nos miro, sus ojos eran un toque fantasmal sobre mi cara. Aprete la mano de Lou con mas fuerza. --Llevamos toda la noche andando. Nadie nos buscara dentro de una iglesia. Es tan buen sitio como cualquier otro para escondernos. Si no esta abandonada --segui hablando a pesar de que Beau habia empezado a interrumpir-- nos marcharemos antes de que nos vea nadie, ?de acuerdo? Lou le sonrio a Beau, con la boca muy abierta. Tan abierta que casi pude contar todos sus dientes. --?Tienes miedo? --Despues de los tuneles --le dijo, tras lanzarle una mirada dubitativa--, tu tambien deberias tenerlo. La sonrisa de Lou desaparecio, y se noto como Coco se ponia tensa y apartaba la mirada. La tension enderezo mi propia columna. Sin embargo, Lou no dijo nada mas; se limito a soltar mi mano y dirigirse hacia la puerta de la iglesia. Giro el picaporte. --Abierta. Sin decir una palabra, Coco y yo la seguimos a traves del umbral. Beau se reunio con nosotras en el vestibulo un momento despues, mientras estudiaba la sala en penumbra con una suspicacia clara. Una gruesa capa de polvo cubria los candelabros. La cera que habia goteado hasta el suelo de madera se habia endurecido entre las hojas muertas y demas restos. Nos llego una corriente de aire desde el santuario un poco mas alla. Sabia a salmuera. A descomposicion. --Joder, este lugar esta encantado --susurro Beau. --Ese lenguaje. --Frunci el ceno en su direccion y entre en el santuario. Se me comprimio el pecho al ver los bancos destartalados. Las paginas rotas de los himnarios amontonadas en un rincon para pudrirse--. Esto fue un lugar sagrado en el pasado. --No esta encantado. --La voz de Lou resono con eco en el silencio. Se detuvo detras de mi para levantar la vista hacia la vidriera. La cara suave de santa Magdalena le devolvio la mirada. Era la santa mas joven de Belterra; habia sido venerada por la iglesia por regalarle a un hombre un anillo bendecido, por el cual su negligente esposa habia vuelto a enamorarse de el y se habia negado a separarse de su lado, incluso cuando su marido se embarco en un peligroso viaje por el mar. Se habia adentrado detras de el en las olas y se habia ahogado. Solo las lagrimas de Magdalena pudieron resucitarla--. Los espiritus no pueden vivir en suelo consagrado. --?Como sabes eso? --pregunto Beau, con el ceno fruncido. --?Como es que no lo sabes tu? --replico Lou. --Deberiamos descansar. --Pase un brazo en torno a los hombros de Lou y la conduje hasta un banco cercano. Estaba mas palida de lo habitual, con oscuras sombras bajo los ojos y el pelo enredado y despeinado por el viento despues de varios dias de duro viaje. Mas de una vez, cuando ella creia que no la estaba mirando, habia visto convulsionarse todo su cuerpo, como si luchara contra alguna enfermedad. No me sorprenderia. Habia sufrido mucho. Todos lo habiamos hecho--. Los aldeanos se despertaran pronto. Investigaran cualquier ruido extrano. Coco se instalo sobre un banco, cerro los ojos y se echo la capucha de la capa por encima de la cabeza. Para no vernos. --Alguien deberia montar guardia. Aunque abri la boca para ofrecerme a hacerlo, Lou me interrumpio. --Lo hare yo. --No. --Negue con la cabeza, incapaz de recordar la ultima vez que Lou habia dormido. Notaba su piel fria y pegajosa contra la mia. Si de verdad estaba luchando contra alguna enfermedad, necesitaba descansar--. Duerme tu. Yo vigilo. Un sonido reverbero muy profundo en su cuello mientras ponia una mano sobre mi mejilla. Su pulgar rozo mis labios, se demoro ahi un poco. Igual que sus ojos. --Preferiria mil veces vigilarte a ti. ?Que veria en tus suenos, Chass? ?Que oiria en tus...? --Ire a ver si hay comida en la despensa --musito Beau. Paso por nuestro lado de mal modo y miro atras para lanzarle a Lou una mirada de asco. Mi estomago gruno mientras lo veia marchar. Trague saliva e ignore la punzada de hambre. La repentina y desagradable presion en mi pecho. Con suavidad, retire la mano de Lou de mi mejilla y me quite el abrigo para darselo a ella. --Vete a dormir, Lou. Te despertare al atardecer y podremos... --las palabras quemaron mi garganta--... podremos continuar. Hacia el Chateau. Hacia Morgane. Hacia una muerte segura. Lou habia dejado bien claro que iria al Chateau le Blanc, la acompanaramos o no. A pesar de mis protestas, a pesar de recordarle por que buscabamos aliados para empezar, por que los necesitabamos, Lou seguia afirmando que podia manejar a Morgane ella sola. Ya oisteis a Claud. Afirmaba que esta vez no dudaria. Ella ya no puede tocarme. Afirmaba que reduciria su hogar ancestral a cenizas, junto con toda su familia. Construiremos uno nuevo. ?Un nuevo que?, habia preguntado yo con recelo. Un nuevo todo. Jamas la habia visto actuar con una intensidad tan decidida. No. Obsesiva. La mayoria de los dias, un brillo feroz iluminaba sus ojos, una especie de hambre salvaje, pero en otros, no los tocaba ninguna luz en absoluto. Esos dias eran muchisimo peores. Se dedicaba a observar el mundo con una expresion aturdida, y se negaba a reconocerme a mi o a mis debiles intentos de consolarla. Habia solo una persona que podia hacer eso. Y el ya no estaba. Ahora tiro de mi para tumbarme a su lado, mientras me acariciaba el cuello casi sin pensar. Sus dedos frios hicieron que un escalofrio bajara correteando por mi columna y senti un repentino deseo de apartarme. Hice caso omiso. La sala se sumio en un silencio denso y pesado, excepto por los grunidos de mi estomago. El hambre era una companera constante esos dias; ya ni siquiera recordaba la ultima vez que habia comido hasta saciarme. ?Con Troupe de Fortune? ?En el Hueco? Al otro lado del pasillo, la respiracion de Coco se hizo poco a poco mas regular. Me concentre en el sonido, en las vigas del techo, mas que en la piel gelida de Lou o en el dolor en mi pecho. No obstante, pocos segundos despues, unos gritos brotaron de la despensa y la puerta del santuario se abrio de par en par. Beau salio disparado y paso como una exhalacion hasta mas alla del pulpito. --!Retirada! --Gesticulo como loco hacia la salida mientras yo me levantaba de un salto--. !Hora de irnos! Ahora mismo, ahora mismo, vamonos... --!Alto! --Un hombre encorvado con las vestiduras de un cura irrumpio en el santuario con un cucharon de madera en la mano. De el goteaba estofado amarillento. Como si Beau hubiese interrumpido su almuerzo de media manana. Los trocitos de verduras desperdigados por la barba canosa y descuidada que ocultaba la mayor parte de su cara confirmaron mis sospechas--. He dicho que vuelvas aqui... Freno en seco y derrapo hasta pararse cuando nos vio al resto. Por instinto, me gire para esconder la cara entre las sombras. Lou se echo la capucha por encima de su pelo blanco y Coco se puso en pie, preparada para salir corriendo. Pero ya era demasiado tarde. Una chispa de reconocimiento ilumino sus ojos oscuros. --Reid Diggory. --Me miro de arriba abajo, luego detras de mi--. Louise le Blanc. --Incapaz de reprimirse, Beau se aclaro la garganta desde el vestibulo y el cura lo miro unos instantes antes de soltar una risita burlona y sacudir la cabeza--. Si, tambien se quien eres tu, chico. Y tu -- anadio en direccion a Coco, cuya capucha todavia ocultaba su rostro entre las sombras. Como habia prometido, Jean Luc habia anadido su cartel de <> al lado de los nuestros. Los ojos del cura se entornaron al percatarse de la daga que habia desenvainado--. Guarda eso antes de que te hagas dano. --Sentimos haber entrado aqui sin permiso. --Levante las manos en ademan de suplica, mientras fulminaba a Coco con la mirada a modo de advertencia. Sali al pasillo con disimulo, y empece a dirigirme poco a poco hacia la salida. Detras de mi, Lou hizo lo mismo--. No pretendiamos causar ningun dano. El cura solto un bufido desdenoso, pero bajo el cucharon. --Os habeis colado en mi casa. --Es una iglesia. --La apatia resto enfasis a la voz de Coco, que dejo caer la mano como si de repente no fuese capaz de soportar el peso de la daga--. No una residencia privada. Y la puerta no estaba cerrada con llave. --Tal vez para tentarnos --sugirio Lou con un placer inesperado. Con la cabeza ladeada, contemplo al cura fascinada--. Como una arana con su tela. El ceno del cura se fruncio ante el abrupto cambio de tema, al igual que el mio. La voz de Beau reflejo nuestra confusion. --?Que? --En las zonas mas oscuras del bosque --explico Lou, arqueando una ceja--, vive una arana que caza otras aranas. L'Enchanteresse, la llamamos. La hechicera. ?No es asi, Coco? --Coco no respondio, y Lou continuo hablando con decision--. L'Enchanteresse se cuela en las telaranas de sus enemigos, tironea de sus hebras de seda y les hace creer que han atrapado a una presa. Cuando las aranas llegan para darse el festin, la hechicera ataca, envenenandolos despacio con su veneno singular. Los saborea durante dias. De hecho, es una de las pocas criaturas del reino animal que disfruta infligiendo dolor. La miramos todos con cara de pasmo. Incluso Coco. --Eso es perturbador --comento Beau al cabo de unos instantes. --Es inteligente. --No. --Beau hizo una mueca, la cara contorsionada--. Es canibalismo. --Necesitabamos un sitio donde refugiarnos --intervine yo, con la voz un poco demasiado alta. Demasiado desesperada. El cura, que habia estado observando como renian con una expresion de desconcierto, se giro hacia mi--. No sabiamos que la iglesia estaba ocupada. Nos marcharemos de inmediato. El hombre continuo mirandonos en silencio, el labio un poco retraido. El oro broto ante mi en respuesta. Buscaba. Tanteaba. Protegia. Hice caso omiso de su pregunta silenciosa. No necesitaria magia ahi. El cura blandia solo una cuchara. Aunque hubiese llevado una espada, las arrugas de su cara indicaban que era mayor. Anoso. A pesar de su altura, el tiempo parecia haber marchitado su musculatura y haber dejado a un anciano enclenque y larguirucho a su paso. Podiamos escapar de el sin problema. Agarre la mano de Lou para estar preparados, lance un rapido vistazo a Coco y a Beau. Los dos asintieron una vez a modo de confirmacion.

  • Matar a un ruisenor de Harper Lee

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    Cuando tenia casi trece anos, mi hermano Jem sufrio una grave fractura en el brazo a la altura del codo. Cuando sano y por fin se disiparon sus temores de que nunca podria volver a jugar al futbol americano, en raras ocasiones volvia a acordarse de aquella lesion. El brazo izquierdo le quedo algo mas corto que el derecho; cuando estaba de pie o andaba, el dorso de la mano formaba casi un angulo recto con su cuerpo, y el pulgar estaba paralelo a sus muslos. A el no podria haberle importado menos, con tal de poder pasar y chutar. Cuando transcurrieron anos suficientes para poder verlos en retrospectiva, a veces hablabamos de los acontecimientos que condujeron a su accidente. Yo sostengo que los Ewell fueron quienes lo comenzaron todo, pero Jem, que era cuatro anos mayor que yo, decia que eso habia empezado mucho antes. Dijo que comenzo el verano en que Dill vino a vernos, cuando nos hizo concebir por primera vez la idea de hacer salir a Boo Radley. Yo decia que si el queria tener una amplia perspectiva de lo sucedido, en realidad comenzo con Andrew Jackson. Si el general Jackson no hubiera perseguido a los indios creek arroyo arriba, Simon Finch nunca habria llegado hasta Alabama, y ?donde estariamos nosotros si no lo hubiera hecho? Eramos demasiado mayores como para zanjar la discusion con una pelea, de modo que consultamos a Atticus. Nuestro padre dijo que los dos teniamos razon. Al ser del Sur, era un motivo de verguenza para algunos miembros de la familia que no tuvieramos constancia de que alguno de nuestros antepasados hubiera peleado en la batalla de Hastings. Tan solo teniamos a Simon Finch, un boticario de Cornualles cuya piedad solo se veia superada por su tacaneria. En Inglaterra, a Simon le irritaba la persecucion de aquellos que se autodenominaban metodistas a manos de sus hermanos mas liberales, y ya que Simon se consideraba metodista, cruzo el Atlantico hasta Filadelfia, de ahi a Jamaica, y desde alli a Mobile subiendo hasta Saint Stephens. Teniendo en cuenta las estrictas normas de John Wesley sobre no enriquecerse en los negocios aprovechandose de los demas, Simon se dedico a la practica de la medicina logrando un gran exito; pero en esta empresa era infeliz, pues habia sido tentado a hacer lo que el sabia que no era para la gloria de Dios, como llevar oro y ropas costosas. De modo que Simon, habiendo olvidado lo que su maestro habia dicho sobre la posesion de bienes humanos, compro tres esclavos y con su ayuda establecio una hacienda a las orillas del rio Alabama, a unos sesenta y cinco kilometros mas arriba de Saint Stephens. Regreso a Saint Stephens solamente una vez, para encontrar esposa, y con ella establecio una descendencia con muchas hijas. Simon vivio hasta una edad impresionante y murio rico. Era costumbre de los hombres de la familia quedarse en la hacienda de Simon, Finch's Landing, y ganarse la vida con el algodon. El lugar se sostenia a si mismo. Modesto en comparacion con los imperios que lo rodeaban, Landing producia sin embargo todo lo necesario para la vida excepto hielo, harina de trigo y prendas de vestir, que proporcionaban las embarcaciones fluviales de Mobile. Simon habria considerado con impotente rabia los problemas entre el Norte y el Sur, ya que arrebataron a sus descendientes todo a excepcion de su tierra; sin embargo, la tradicion de vivir en esa hacienda siguio inalterable hasta bien entrado el siglo XX, cuando mi padre, Atticus Finch, fue a Montgomery para aprender Derecho, y su hermano menor fue a Boston para estudiar Medicina. Su hermana Alexandra fue la Finch que se quedo en Landing: se caso con un hombre taciturno que pasaba la mayor parte de su tiempo tumbado en una hamaca al lado del rio preguntandose si sus redes de pesca estarian llenas. Cuando mi padre fue admitido en la abogacia, regreso a Maycomb y comenzo a ejercer. Maycomb, a unos treinta kilometros al este de Finch's Landing, era la capital del condado de Maycomb. La oficina de Atticus en el edificio del juzgado contenia poco mas que una percha para sombreros, una escupidera, un tablero de damas y un impecable Codigo de Alabama. Sus dos primeros clientes fueron las dos ultimas personas a las que ahorcaron en la carcel del condado de Maycomb. Atticus los habia instado a que aceptaran la generosidad del Estado, que les permitiria declararse culpables de homicidio en segundo grado y asi evitar la pena capital, pero ellos eran Haverford, un apellido que en el condado de Maycomb es sinonimo de burro testarudo. Los Haverford habian liquidado al principal herrero de Maycomb por un malentendido que surgio por la supuesta <> de una yegua, fueron lo bastante imprudentes para hacerlo en presencia de tres testigos e insistieron en que <> era una defensa lo bastante buena para cualquiera. Persistieron en declararse no culpables de homicidio en primer grado, de modo que no hubo mucho que Atticus pudiera hacer por sus clientes, a excepcion de estar presente en su partida, una ocasion que fue probablemente el comienzo de la profunda antipatia de mi padre hacia la practica del Derecho Penal. Durante sus cinco primeros anos en Maycomb, Atticus practico mas que cualquier otra cosa la Economia; y durante varios anos desde entonces invirtio sus ganancias en la educacion de su hermano. John Hale Finch era diez anos menor que mi padre, y decidio estudiar Medicina en un momento en que no valia la pena cultivar algodon; pero despues de tener a Jack encauzado, Atticus comenzo a obtener ingresos razonables practicando la abogacia. Le gustaba Maycomb, habia nacido y se habia criado alli; conocia a su gente, ellos le conocian, y debido a los negocios de Simon Finch, Atticus estaba emparentado por sangre o matrimonio con casi todas las familias de la ciudad. Maycomb era una vieja poblacion, pero ademas era una vieja poblacion cansada cuando yo la conoci. En el tiempo lluvioso las calles se convertian en un barrizal rojizo; crecia hierba en las aceras, y el edificio del juzgado parecia combarse sobre la plaza. En cierto modo, hacia mas calor entonces: un perro negro sufria los dias de verano; las flacas mulas enganchadas a los carros espantaban moscas bajo la sofocante sombra de las encinas que habia en la plaza. A las nueve de la manana, los cuellos rigidos de los hombres se veian languidos. Las damas se banaban antes de la tarde, despues de su siesta de las tres, y al atardecer estaban como blandos pastelitos cubiertos de sudor y dulce talco. La gente se movia despacio entonces. Cruzaban la plaza a paso lento, entrando y saliendo de las tiendas que la rodeaban, y se tomaban su tiempo para todo. Un dia tenia veinticuatro horas, pero parecia mas largo. No habia ninguna prisa, ya que no habia ningun lugar adonde ir, nada que comprar y nada de dinero con el cual comprar, nada que ver fuera de los limites del condado de Maycomb. Pero era una epoca de vago optimismo para algunas personas: al condado de Maycomb se le habia dicho recientemente que no tenia nada que temer, solamente a si mismo. Viviamos en la principal calle residencial de la ciudad: Atticus, Jem y yo, ademas de Calpurnia, nuestra cocinera. Jem y yo estabamos contentos con nuestro padre: jugaba con nosotros, nos leia y nos trataba con cortesia. Calpurnia era otra cosa. Toda angulos y huesos, era miope, tambien bizca, y sus manos eran tan anchas como un travesano de cama, y dos veces mas duras. Siempre me estaba ordenando que saliera de la cocina, preguntandome por que no podia comportarme tan bien como Jem aunque sabia que el era mayor, y me llamaba para volver a casa cuando yo no estaba lista para regresar. Nuestras batallas eran epicas y con un final sin variacion. Calpurnia ganaba siempre, principalmente porque Atticus siempre se ponia de su lado. Ella habia estado con nosotros desde que nacio Jem, y yo habia sentido la tirania de su presencia desde que podia recordar. Nuestra madre murio cuando yo tenia dos anos, de modo que nunca senti su ausencia. Ella era una Graham de Montgomery; Atticus la conocio cuando fue elegido por primera vez para la legislatura estatal. Para entonces, el era de mediana edad y ella quince anos mas joven. Jem fue el resultado de su primer ano de matrimonio. Cuatro anos despues naci yo, y dos anos despues nuestra madre murio de un ataque repentino al corazon. Decian que era cosa de familia. Yo no la extranaba, pero creo que Jem si. El la recordaba claramente, y algunas veces en mitad de un juego daba un largo suspiro, y despues se marchaba y jugaba el solo detras de la cochera. Cuando se ponia asi, yo sabia que era mejor no molestarle. Cuando yo tenia casi seis anos y Jem se acercaba a los diez, nuestras fronteras en el verano (al alcance de la voz de Calpurnia) eran la casa de la senora Henry Lafayette Dubose, dos puertas al norte de la nuestra, y la Mansion Radley, a tres puertas al sur. Nunca sentimos la tentacion de traspasarlas. La Mansion Radley estaba habitada por una entidad desconocida, cuya mera descripcion era suficiente para hacer que nos portaramos bien durante dias. La senora Dubose era el mismo demonio. Ese fue el verano en que vino Dill. Una manana temprano, cuando estabamos comenzando nuestros juegos en el patio trasero, Jem y yo oimos algo en la puerta contigua, en el parterre de coles de la senorita Rachel Haverford. Fuimos hasta la malla de alambre para ver si habia un perrito, pues la perra terrier de la senorita Rachel estaba prenada, pero en cambio encontramos a alguien sentado que nos miraba. Sentado, no era mucho mas alto que las coles. Nos quedamos mirando fijamente hasta que el hablo: --Hola. --Hola, tu --contesto Jem amablemente. --Soy Charles Baker Harris --dijo el--. Se leer. --?Y que? --pregunte yo. --Solo pense que os gustaria saber que se leer. Si teneis algo que necesiteis leer, yo puedo hacerlo... --?Cuantos anos tienes? --pregunto Jem--. ?Cuatro y medio? --Voy para siete. --Entonces no es nada --dijo Jem, senalandome con el pulgar --. Aqui Scout lee desde que nacio, y ni siquiera ha comenzado aun la escuela. Pareces muy canijo para tener casi siete anos. --Soy pequeno pero mayor --afirmo el. Jem se aparto el cabello para mirarlo mejor. --?Por que no vienes aqui, Charles Baker Harris? --dijo--. Senor, vaya nombre. --No es mas curioso que el tuyo. Tia Rachel dice que te llamas Jeremy Atticus Finch. Jem fruncio la frente. --Soy lo bastante alto para estar en consonancia con mi nombre --dijo--. Tu nombre no es mas largo que tu. Apuesto a que es un palmo mas largo. --La gente me llama Dill --dijo Dill, intentando pasar por debajo de la valla. --Te ira mejor si pasas por encima en lugar de por debajo -- observe yo--. ?De donde vienes? Dill era de Meridian, Mississippi, e iba a pasar el verano con su tia, la senorita Rachel, y desde entonces pasaria todos los veranos en Maycomb. Su familia era del condado de Maycomb originariamente. Su madre trabajaba para un fotografo en Meridian, habia presentado una fotografia de el a un concurso de ninos guapos, y gano cinco dolares. Le dio el dinero a Dill, quien lo empleo en ir veinte veces al cine. --Aqui no hay exposiciones de fotografia, excepto a veces las de Jesus en el juzgado --dijo Jem--. ?Viste alguna pelicula buena? Dill habia visto Dracula, una revelacion que movio a Jem a mirarle con cierto respeto. --Cuentanosla --le pidio. Dill era un chico muy curioso. Llevaba pantalones cortos azules de lino que se abotonaban a la camisa, su cabello era blanco como la nieve y lo llevaba pegado a la cabeza como si fuera un plumon de pato; era un ano mayor que yo, pero yo le sobrepasaba en altura. Mientras nos relataba la vieja historia, sus ojos azules se iluminaban y se oscurecian; su risa era repentina y feliz, y solia tirarse de un mechon de cabello que caia sobre su frente. Cuando Dill hubo reducido al polvo a Dracula, y Jem dijo que la pelicula parecia mejor que el libro, le pregunte a Dill donde estaba su padre. --No has dicho nada de el. --No tengo ningun padre. --?Esta muerto? --No... --Entonces, si no esta muerto, si lo tienes, ?verdad? Dill se sonrojo y Jem me dijo que me callase, una senal segura de que Dill habia sido estudiado y hallado aceptable. A partir de entonces el verano paso con una diversion constante. La diversion constante era: hacer mejoras a nuestra casa del arbol que descansaba entre dos cinamomos gigantes en el patio trasero, alborotar, recorrer nuestra lista de obras de teatro basadas en las de Oliver Optic, Victor Appleton y Edgar Rice Burroughs. En este asunto teniamos la fortuna de tener a Dill. El representaba los papeles que anteriormente me daban a mi. El mono en Tarzan, el senor Crabtree en The Rover Boys, el senor Damon en Tom Swift. De ese modo llegamos a conocer a Dill como un merlin de bolsillo, cuya cabeza estaba llena de planes excentricos, anhelos extranos y fantasias raras. Pero a finales de agosto nuestro repertorio era aburrido, por haberlo representado incontables veces, y fue entonces cuando Dill nos dio la idea de hacer salir a Boo Radley. La Mansion Radley fascinaba a Dill. A pesar de nuestras advertencias y explicaciones, le atraia como la luna atrae al agua, aunque no mas cerca de la farola de la esquina, a una distancia segura de la puerta de los Radley. Ahi se quedaba, rodeando el grueso poste con un brazo, mirando fijamente y haciendose preguntas. La Mansion Radley hacia una curva cerrada mas alla de nuestra casa. Andando hacia el sur, se pasaba por delante de su porche; la acera daba un giro y estaba en paralelo con la finca. La casa era baja, en otra epoca era blanca y con un ancho porche y persianas verdes, pero hacia mucho tiempo que se habia oscurecido hasta llegar al tono de pizarra gris que la rodeaba. Unas tablas descompuestas por la lluvia caian sobre los aleros del barandal; unos robles mantenian alejados los rayos de sol. Los restos de una cerca guardaban el patio frontal, un patio <> que nunca se barria, donde crecian en abundancia hierbajos y flores silvestres. Dentro de la casa vivia un fantasma maligno. La gente decia que existia, pero Jem y yo nunca lo habiamos visto. La gente decia que salia de noche, cuando se ponia la luna, y miraba por las ventanas. Cuando las azaleas de la gente se helaban en una noche fria, era porque el habia soplado sobre ellas. Cualquier pequeno delito cometido en Maycomb era obra del fantasma. En una ocasion, la ciudad estaba aterrorizada por una serie de macabros acontecimientos nocturnos: encontraban mutilados pollos y animales domesticos; aunque el culpable era Addie el Loco, quien finalmente termino ahogandose en el remolino de aguas de Barker, todos seguian mirando la Mansion Radley, sin estar dispuestos a descartar sus sospechas iniciales. Un negro no pasaria al lado de la Mansion Radley de noche; cruzaria a la acera contraria e iria silbando mientras caminaba. Los terrenos escolares de Maycomb lindaban con la parte trasera del terreno de los Radley; desde el gallinero de los Radley, altos arboles de pacanas dejaban caer su fruto al patio de la escuela, pero los ninos no tocaban ninguna de aquellas nueces: las pacanas de los Radley mataban. Una bola de beisbol que cayera en el patio de los Radley era una bola perdida, y no se hacian preguntas. La desgracia de aquella casa comenzo muchos anos antes de que Jem y yo nacieramos. Los Radley, bien recibidos en cualquier parte de la ciudad, se encerraban en su casa, una predileccion imperdonable en Maycomb. Ellos no iban a la iglesia, que era el entretenimiento principal de Maycomb, sino que rendian culto en su casa; la senora Radley en raras ocasiones llegaba a cruzar la calle para tomar un cafe a media manana con sus vecinas, y sin duda nunca se unio a ningun circulo misionero. La senora Radley caminaba hasta la ciudad a las once y media cada manana y regresaba prontamente a las doce, a veces llevando una bolsa de papel marron que los vecinos suponian que contenia las provisiones de la familia. Yo nunca supe como el viejo senor Radley se ganaba la vida, Jem decia que <>, un termino educado para decir que no hacia nada, pero el senor Radley y su esposa habian vivido alli con sus dos hijos durante tanto tiempo como cualquiera podia recordar. Las persianas y las puertas de la casa de los Radley estaban cerradas los domingos, otra cosa ajena a las costumbres de Maycomb: puertas cerradas significaba solamente enfermedad y tiempo frio. De entre todos los dias, el domingo era dia para las visitas formales por la tarde: las senoras llevaban corse, los hombres llevaban abrigos, los ninos llevaban zapatos. Pero subir los peldanos de la Mansion Radley y decir <> una tarde de domingo era algo que sus vecinos no hacian nunca. La casa de los Radley no tenia puertas de tela metalica. Una vez le pregunte a Atticus si alguna vez tuvo alguna; Atticus dijo que si, pero antes de que yo naciera. Segun la leyenda del barrio, cuando el joven Radley estaba en la adolescencia hizo amistad con algunos de los Cunningham, de Old Sarum, una tribu enorme y confusa que estaba domiciliada en la parte norte del condado, y formaron lo mas parecido a una pandilla que se viera jamas en Maycomb. Hacian muy poca cosa, pero lo bastante para que hablaran de ello por la ciudad y los amonestaran publicamente desde tres pulpitos: merodeaban por la barberia; subian en el autobus hasta Abbottsville los domingos e iban al cine: asistian a bailes en los lugares de juego en el condado al lado del rio: la posada Dew-Drop y Campamento Pesquero: probaban el whisky de contrabando. Nadie en Maycomb tenia las agallas para decirle al senor Radley que su muchacho andaba con malas companias.

  • Algodon de azucar de Jane Seymour

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    Yo era una chica normal y corriente hasta que se cruzo en mi camino una estrella de Hollywood. De pronto lo tenia todo: lujo y riqueza., pero tambien lo peor de ese mundo.

  • Montaneros, una especie en extincion de Jose De La Rosa

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    Los Mountain, una familia de hombres marrulleros, hoscos y salvajes, son los duenos de la montana. Al menos asi lo creen ellos, que tratan al resto de habitante de Great Peak como si fueran forasteros, aunque sus antepasados llegaran a la zona cien anos atras.
    Cuando tio Rhett Mountain decide explotar la mina de plata descubierta en sus propiedades, todos saben que la apacible vida de la comarca desaparecera con ella. Pero Jedidiah Mountain, el mayor de sus sobrinos, tiene una idea para que los planes de su tio no se lleven a cabo.

  • El amigo de Sigrid Nunez

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    La protagonista y narradora de esta novela es una escritora neoyorquina que pierde de forma inesperada a su gran amigo y mentor, y de forma no menos inesperada se ve obligada a hacerse cargo de su perro -un enorme y artritico gran danes-, que se ha quedado solo y traumatizado por la subita desaparicion de su amo. La protagonista no tendra otro remedio que llevarselo a su minusculo apartamento, arriesgandose a que la echen porque en el edificio esta prohibido tener animales. Y asi, con el trasfondo del duelo por el amigo y el amo desaparecido en tragicas circunstancias, se desarrollara la singular y bellisima historia de la amistad entre una escritora solitaria y un perro que se ha quedado sin dueno.

  • Tengo los huesos desencajados de Miranda Trauma

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    ?Como sobrevive nuestro pie a unos zapatos de tacon? ?Y nuestros hombros a esos fantasticos bolsos de ocho kilos llenos de cosas <>? ?Por que hay que perder peso si sufres artrosis? ?Se puede prevenir un latigazo cervical? ?Como evitar posturas sexuales que danen tus articulaciones?

  • Casualidad o destino de E. Manzanares

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    A veces creemos que la casualidad en la vida nos hace ir hacia un evento que nos cambia por completo el camino que llevamos trazado, otras veces creemos que el destino nos hace cambiar de rumbo en la vida.
    Enamorarse puede ser quizas por una obra del destino o simplemente por la casualidad de estar en el momento y el lugar indicado donde conoceras a esa persona que hara que tu destino tome un rumbo diferente al que tenias planeado.
    La historia de Andrea es tal vez manipulada por el destino, perder de la noche a la manana a su familia no puede ser una casualidad y que tuviera que tomar las riendas de todo lo que su padre construyo tampoco debio ser una casualidad. Quizas el conocer una tarde al hombre que le hizo latir desbocado el corazon si fue obra del destino.
    Ella se enamoro de Emilio y el penso que podria manejar su atraccion por ella, sin contar que el destino podria tener marcado que sus vidas un dia se unieran y que fue una casualidad conocerla aquella tarde.

  • Nunca salgas de mi vida (1 de 2) de Coral Fernweh

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    Nunca imagine que pudiera llegar a encontrarme en esta situacion, ni siquiera se si a dia de hoy estoy haciendo lo correcto… Una carta…, muchos recuerdos…, sentimientos encontrados. ?Y tu, que harias en mi lugar?

  • Alfa Herido de Daniel Santos

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    Erik llevaba anos escondido del mundo.
    Su casa en las montanas era su territorio.
    Y nadie osaba acercarse. Ni el guardabosques.
    Sabian que era peligroso… por La Bestia.

  • Deliciosa amnesia de Emilia V

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    Voy en camino --dije, tenia ambas manos en el volante y la pieza del Bluetooth en mi oido. --Date prisa, por favor --contesto mi padre en voz baja--. Algo no esta bien, Evan. Hay una mala... --Se interrumpio--. Y no se... --Papa se quedo completamente callado, quite las manos del volante y me estire en el asiento. --?Papa? ?Papa, hola? ?Puedes oirme? Pero ya no estaba. Y yo, me encontraba atrapado en un ferry camino a Nantucket sin nada mas que preocupacion por esa llamada. Eso no era propio de el. Mi padre era una roca. Mentira, ni siquiera era una roca, era acero. El hombre me habia criado, por el amor de Dios. En toda mi vida nunca me habia pedido ayuda, y ahora, el dia que me pide ir a conocer a mi nueva madrastra y hermanastra, me hacia esa llamada ?Sonaba asustado? ?Donde estaba su rudeza habitual? Saque el auricular de mi oreja, lo que hizo que me picara instantaneamente. --Ahhhhh --grite frustrado, y lo arroje al asiento del pasajero de mi Audi. Abri la puerta y sali del auto para buscar a alguien que me explicara que diablos estaba pasando. Un tipo con un uniforme de marinero cursi se paseaba entre los demas vehiculos, observando y anotando las matriculas en un portapapeles y sonriendo a la gente sentada dentro de ellos. --!Hey, tu! --grite. Varias cabezas se voltearon hacia mi. El marinero tambien levanto la vista --. Si, tu, ?cuanto falta para que esto termine? --Quedan quince minutos de viaje, senor. --Quince minutos --Saque mi billetera y se la menee como si fuera una delicia--. Que sean cinco y te dare mil dolares. El hombre volteo los ojos de tal manera que solo se veia lo blanco de ellos. --?Senor? ?Tartamudee? --No, senor, pero me temo que no puedo cambiar el rumbo ni la velocidad del ferry. Esta en nuestra pagina web, senor. El viaje dura dos horas y quince minutos, en total. --Dos mil dolares --le conteste igualmente, y saque algunos billetes para probar que hablaba en serio. La suave brisa, el olor del oceano, la hermosa vista del dia en este verano, todo se me escapaba. --Senor, no puedo hacer que el ferry vaya mas rapido. Tendra que esperar --dijo el hombre. Bueno, esa era la primera vez que me rechazaban una oferta asi. Habia sido rico la mayor parte de mi vida, y alcance a serlo mucho mas trabajando en tecnologia y bienes raices, despues de dejar la casa de mi papa. Segun mi experiencia, el dinero lo compraba todo, incluyendo viajes mas cortos a traves del oceano. Me sente de nuevo en mi auto, refunfunando en voz baja. A pesar de todo, alcance mi movil nuevamente y llame al telefono de mi padre. No contesto. Probe llamar al telefono fijo despues, apretando los dientes a traves del incesante zumbido. --Vamos --murmure--. Contesta, papa. La culpa me envolvio. Habia estado lejos de el ultimamente. Lo habia dejado esperando muchas veces. Incluso venir a conocer a su nueva esposa e hija esta semana habia sido una tarea casi imposible para mi, y ahora esto estaba sucediendo. Finalmente, el ferry atraco, y me dirigi hacia la larga calle que se unia con Cliff Road y terminaba en direccion a North Shore. O al menos, la parte de North Shore donde estaba ubicada su mansion. Sentia la tension acumularse y recorrer mi columna vertebral. Esto no era normal. Estaba en peligro. Tranquilo, imbecil. El esta bien. Mi padre no tenia ningun enemigo. No era como yo, en ese aspecto. No habia ninguna razon para que estuviera en peligro. Mis manos sudaban al volante, mi pie presionaba impaciente el acelerador. Me gustaba tener el control todo y no esperaba a que nadie mas hiciera algo. Estaba en mis manos, y asi era como me manejaba. Me acerque al camino de entrada de la mansion, y me incline hacia adelante. Mi mirada viajo desde el camino hacia el cielo, una y otra vez. Senti un vacio en mi estomago al ver la columna de humo negro que se elevaba en la distancia. No. No puede ser. !Carajo! Hundi el pie en el acelerador, resbalando en el camino que conducia a la casa. Luces parpadeantes aparecieron en mi espejo retrovisor y un camion de bomberos se acercaba detras de mi. Acelere mucho mas y atravese con el Audi las rejas de entrada a la propiedad. La mansion estaba al final de un largo camino de grava. El fuego vivo serpenteaba desde las ventanas abiertas en el ultimo piso. La casa de la piscina a la izquierda ya estaba envuelta en llamas. La puerta principal estaba abierta a lo alto de los enormes escalones de piedra, pero no habia nadie de pie fuera de ella. No veia a mi padre en ninguna parte, no estaba afuera con su nueva esposa a su lado. Apenas habia frenado cuando mi mano ya habia soltado el cinturon de seguridad y con la otra abri la puerta. Salte y corri hacia la entrada principal. Detras de mi podia escuchar el chirrido de las llantas del camion de bomberos y los gritos. El humo que salia del pasillo, me asfixio. Me arranque la camisa. Me la ate alrededor de la nariz y la boca, y luego entre. --!Papa! Papa, ?donde estas? Mis ojos ardian, no podia ver. Me arrodille y me arrastre hacia la habitacion mas cercana, tosiendo, balbuceando y llamando a mi padre. Una figura aparecio en la alfombra grisacea delante de mi. Una mano delicada con los dedos enroscados contra la palma, unas pintadas de rosa palido. La imagen me llamo la atencion. Era una mujer. ?Quien era? ?Que hacia ella aqui? Mi hermanastra. Me arrastre hasta ella, con la garganta seca, tosiendo y agarre uno de sus brazos levantandola con cuidado. Tenia que sacarla de ahi. No podia seguir con el plan de arrastrarme y buscar a mi padre. Si pude encontrarla a ella, los bomberos encontrarian a mi padre y a mi nueva madrastra tambien. Una gran grieta resono sobre mi. !Muevete! Antes de que todo el techo se derrumbe sobre tu cabeza. Ella era ligera en mis brazos a pesar de su cojera. Corri a traves del humo hacia el vestibulo de entrada y un estruendoso choque, seguido de una ola de calor, me persiguio, pero no me detuve a mirar atras, no me atrevi. Alcance los escalones de piedra de la entrada, agarrando a la mujer en mis brazos. Tosi bajando cada uno de ellos y me detuve en el camino de grava junto a mi auto. Los bomberos pasaron corriendo frente a mi y entraron en la mansion. Sonaban gritos. Desenrollaron una gruesa manguera del camion y una ambulancia se apresuro a subir por el camino. La mujer aun estaba inconsciente. Me agache y la puse sobre la grava tan suavemente como pude, y luego me arranque la camiseta de la cara. Mi vision era borrosa, salian lagrimas involuntarias de mis ojos. Tosi, parpadee, me limpie la cara. Finalmente, me aclare un poco, y mi mirada se poso sobre ella. Mi corazon se detuvo por un instante. El mundo que me rodeaba se ralentizo, casi desaparecio por completo, y durante un milisegundo no habia fuego, ni peligro, no pense en mi padre, ni escuchaba las sirenas ni los hombres gritando. Solo estaba ella. Era perfecta. Coloque sus brazos suavemente a los costados, su pecho subia y bajaba lentamente. Era curvilinea, perfectamente proporcionada, con una expresion en su rostro que era verdaderamente pacifica, incluso a traves de las manchas de hollin. Una sensacion extrana se apodero de mi pecho, tenia la creciente necesidad de protegerla de las llamas, del humo, de cualquier peligro. Me puse un puno en el pecho, tratando de deshacerme de ese sentimiento. ?Quien eres? --!Hey! --El grito rompio el hechizo. Levante la vista y un bombero venia hacia mi, despejando el humo con sus manos. --Oye, ?estas bien? ?En que diablos estabas pensando? No puedes entrar a... --Se detuvo cuando vio a la mujer. Me dolia muchisimo la garganta, pero la aclare para hablar, al menos lo intente. --Mi padre --dije con voz ronca--. Mi padre y su esposa estan en el edificio. Tienen que sacarlos. --Nos encargaremos de ello --dijo el tipo de uniforme, y luego miro hacia atras por encima del hombro--. Aqui vienen los medicos. Quedate aqui mismo y no la muevas. --No me digas --le conteste, tosiendo en mi puno. No podia moverme, mucho menos a ella. Dios, habia inhalado tanto humo y gastado toda mi energia, pero queria volver corriendo a esa mansion y buscar a mi padre. ?Como diablos paso esto? Mire a la mujer aun inconsciente. ?Como se llamaba? Mi padre me lo habia dicho, pero yo era pesimo a la hora de recordar fechas y nombres. Addy, Audrey o algo asi. Me sono una alarma en el cerebro cuando la mire fijamente. Ella sabia lo que habia pasado. Tenia que saberlo. Un par de medicos corrieron hacia nosotros, con una camilla. La bajaron y se pusieron a trabajar en ella, revisandole el pulso, levantandola, atandola. Otro corrio hacia mi y se agacho, agarrando una pequena linterna con la mano. --Senor, ?puede oirme? --No, el humo ha tapado mis oidos. La confusion se apodero de la expresion del paramedico. --Por supuesto, puedo oirte. ?Adonde la llevas? --pregunte, poniendome de pie. --Al hospital.

  • Herencia envenenada de Fernando Neira

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    No queria saber nada del hombre que me habia dado la vida, lo odiaba. Nos habia dejado a mi madre y a mi cuando era un nino. Por eso cuando me informaron que habia muerto, no lo senti. Me dio igual, Ricardo Almeida nunca fue parte de mi vida y una vez fallecido menos.
    O al menos eso queria porque fue imposible. En un principio, cuando me entere que ese grano en el culo al morir me habia dejado toda su fortuna, la rechace. Pero al explicarme mi abogado que si hacia eso, mi mayor enemigo se haria con mi empresa, tuve que aceptar sin saber que irremediablemente unidas a su dinero venian cuatro cientificas tan inteligentes y bellas como raras.

  • Mientes tan bien de Audrey Ferrer

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    Matias, con su descaro, su sonrisa turbia y ese puntito canalla que lo delata, llega a una aldea casi deshabitada. Necesita alejarse de uno de sus desastres. Ya ha asumido que alli va a catapultarlo el aburrimiento, pero se equivoca: ese diminuto universo con habitantes singulares parece hecho a medida para sus calamidades. Entre los nuevos vecinos le espera ella…Tessa es dureza, vehemencia, desafio, irreverencia, pasion. La chica con gasolina en vena que uno desearia inflamar. Ella luchara para alejarlo. El batallara para conquistarla con sus versos teatrales y su ingenio. Pero no sera sencillo... Ambos deberan aceptar que las guerras contra las mentiras que uno se cuenta estan abocadas a rendirse en los labios ajenos. ?Que verdades y que mentiras les pertenecen?

  • El Mandamas de Clara Montecarlo

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    El era el Alfa y el Omega.
    Y todo con lo que una mujer podia sonar.

  • De Las Vegas a la luna de Miriam Meza

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    Cuando creimos haber dejado a Murphy atras, el regresa para burlarse de nosotros. Porque las visitas sorpresa de la suegra, la tension en el trabajo y el resto de cosas saliendo mal tienen que ser obra suya. O tal vez no.

  • Nada es lo que parece (Las doce puertas 2) de Vicente Raga

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    ?Quieres entrar en el universo de Las doce Puertas? Piensalo bien porque te costara salir...

  • Austin (Sin reglas ni principio) de Alina Covalschi

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    A fuego lento se derriten los corazones helados. A fuego lento se queman los recuerdos frios. A fuego lento se enciende la pasion.

  • Desde las sombras de M.c. Sark

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    Romantica, victoriana y llena de sombras.

  • Escribir ficcion de Edith Wharton

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    Wharton, la primera mujer en recibir el prestigioso Premio Pulitzer y, seguramente, la novelista norteamericana mas importante de su generacion, publico en la revista Scribner’s a mediados de los anos veinte una serie de ensayos dedicados a la tecnica, la practica y el oficio de la creacion literaria. Escribir ficcion es una brillante aproximacion a las claves de la ficcion moderna, en el que, con sencillez y rigor, desgrana tecnicas y recursos para desarrollar el estilo y la estructura narrativa, contar un cuento o desarrollar los personajes, entre otros aspectos y mecanismos.

  • Cuando te rindas (Los Silverwalkers 3) de Chris De Witt

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  • Las mentiras que nos unen de Kwame Anthony Appiah

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    Genero, religion, raza, nacionalidad, clase y cultura. Estos conceptos nos definen y moldean nuestro mundo polarizado. Sin embargo, las identidades colectivas que generan estan plagadas de contradicciones y falsedades. Al explorar su naturaleza y su historia -desde las enganosas ideas sobre la raza del XIX hasta los debates contemporaneos sobre <>- Kwame Anthony Appiah se deshace de los mitos mas venenosos y desmonta con lucidez nuestras ideas preconcebidas sobre como funcionan estas identidades.

  • Las 15 Leyes Indispensables Del Crecimiento de John C. Maxwell

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    Potencial es una de las palabras mas maravillosas de cualquier idioma. Mira hacia delante con optimismo, esta llena de esperanza, promete exito, implica plenitud, nos indica grandeza. Potencial es una palabra basada en las posibilidades. Piense en su potencial como ser humano y se animara, o al menos asi lo espero. Que pensamiento tan positivo. Creo en su potencial tanto como creo en el mio. ?Tiene usted potencial? Por supuesto. ?Y que ocurre con el potencial sin desarrollar? Esta frase es tan negativa como lo positiva que es la palabra potencial. Mi amiga Florence Littauer, oradora y escritora, escribio una historia en su libro Silver Boxes [Cajas de plata] acerca de su padre, quien siempre quiso ser cantante pero que nunca llego a serlo. Ella dice que murio con la musica aun dentro de el. Esa es una buena descripcion del potencial sin desarrollar. No alcanzar su potencial es como morir con la musica aun dentro de usted. Como esta leyendo estas lineas, imagino que tiene el deseo de alcanzar su potencial, asi que la pregunta seria esta: ?como lo hace? No me cabe duda de que la respuesta es crecimiento. Para alcanzar su potencial tiene que crecer, y para crecer tiene que ser muy intencional al respecto. Este libro es mi esfuerzo por ayudarle a aprender a crecer y desarrollarse a usted mismo para que tenga las mejores posibilidades de convertirse en la persona que Dios quiso que fuera. Mi deseo es ayudarle a desarrollar la actitud correcta, aprender mas acerca de sus fortalezas, sintonizar con su pasion, estar mas en contacto con su proposito y desarrollar sus habilidades para que pueda ser todo lo que puede llegar a ser. Quiza ya sepa que este es el tercer libro de Leyes que he escrito. El primero se hizo para ayudar a los lideres a entender como funciona el liderazgo a fin de que pudieran llegar a ser mejores lideres. El segundo fue para ayudar a la gente a entender el trabajo en equipo y desarrollar equipos mas solidos. Este libro tiene la intencion de ayudarle a entender como funciona el crecimiento personal y de ayudarle a convertirse en una persona mas eficaz y satisfecha. Aunque es cierto que puede que incluya unas cuantas ideas de liderazgo durante el proceso, no tiene que ser usted un lider para que este libro le ayude. No tiene que ser parte de un equipo para crecer (aunque es cierto que eso ayuda). Tan solo necesita ser una persona que quiere crecer y ser mejor de lo que es hoy. ?A que me refiero cuando escribo acerca del crecimiento? Eso sera tan particular como lo es usted. Para descubrir su proposito, tiene que crecer en su conciencia de si mismo. Para ser un mejor ser humano, tiene que crecer en caracter. Para avanzar en su profesion, tiene que crecer en sus habilidades. Para ser un mejor conyuge o padre, tiene que crecer en las relaciones. Para alcanzar sus objetivos financieros, tiene que crecer en su conocimiento de como funciona el dinero. Para enriquecer su alma, tiene que crecer espiritualmente. Las especificidades del crecimiento cambian segun la persona, pero los principios son los mismos para todos. Este libro ofrece leyes que le ensenaran como abordar el digno objetivo del crecimiento. Es una llave que abre la puerta. Tendra que ponerse a trabajar si quiere crecer. Le recomiendo que lea un capitulo de este libro cada semana. Discutalo con algunos amigos, y haga los ejercicios de aplicacion que encontrara al final de cada capitulo. Escriba un diario de crecimiento, e incorpore lo que ha aprendido a su vida diaria. No podra cambiar su vida hasta que no cambie algo que haga todos los dias. Al aprender las leyes y despues vivirlas, estara usted en el camino hacia alcanzar su potencial. Si sigue aprendiendo y creciendo cada dia durante muchos anos, se sorprendera de lo lejos que puede llegar. 1 La Ley de la Intencionalidad El crecimiento no ocurre por si solo La vida ha comenzado. ?Esta usted presente? "?Tiene un plan para su crecimiento personal?". Curt Kampmeier, el hombre que me hizo esta pregunta, esperaba pacientemente mi respuesta. Fue una pregunta que cambiaria mi vida. Yo trataba de encontrar respuestas. Enumere mis logros de los ultimos tres anos. Le hable de lo mucho que trabajaba, le expuse mis objetivos y le explique las cosas que estaba haciendo para alcanzar a mas gente. Todas mis respuestas estaban basadas en la actividad, no en mejorar. Finalmente tuve que admitirlo: no tenia ningun plan para mejorar. Era algo que no habia pensado nunca, y saco a la luz una gran falla en mi manera de abordar el trabajo y el exito. Cuando comence mi carrera, todo lo hacia con intencionalidad: trabajar, conseguir mis metas y tener exito. Tenia una estrategia: trabajar duro. Esperaba que eso me llevaria donde yo queria ir; pero trabajar duro no garantizaba el exito. Y la esperanza no es una estrategia. ?Como puede ser usted mejor en lo que hace? ?Como mejora sus relaciones? ?Como obtiene mas profundidad y sabiduria como persona? ?Como consigue perspicacia? ?Como vence los obstaculos? ?Trabaja mas duro? ?Trabaja mas horas? ?Espera a que las cosas mejoren? Esa conversacion ocurrio durante el almuerzo en un restaurante Holiday Inn en 1972. En esa epoca me acababan de dar la oportunidad de avanzar en mi carrera. Me habian ofrecido la mejor iglesia de mi denominacion. Piense que alguien le ofrece el mejor puesto de liderazgo en el lugar principal de su empresa. Eso ocurrio en mi caso. El problema era que tenia veinticuatro anos, no tenia mucha experiencia, y sabia que si no estaba a la altura de las circunstancias, fracasaria estrepitosamente. Curt era un vendedor que vendia un paquete de crecimiento, un plan para todo un ano con materiales disenados para ayudar a crecer a una persona. Me acerco el folleto deslizandolo sobre la mesa. Costaba 799 dolares, lo cual era casi el sueldo de todo un mes para mi en ese entonces. Mi mente iba a mucha velocidad mientras me dirigia a casa. Creia que el exito le llegaria a cualquiera que se volcara del todo en su carrera. Curt me ayudo a darme cuenta de que la clave era el crecimiento personal. Pense que si uno se enfoca en las metas, quiza las logre, pero eso no garantiza el crecimiento. Si uno se centra en el crecimiento, crecera y siempre lograra metas. Mientras conducia, me vino a la mente una cita de As a Man Thinketh [Segun el hombre piensa], de James Allen. Lei ese libro por primera vez cuando estaba en septimo grado, y posteriormente lo habia leido mas de doce veces. Allen escribio: "Las personas estan ansiosas por mejorar sus circunstancias pero no estan dispuestas a desarrollarse a si mismas; por tanto, permanecen atadas". Yo no podia permitirme lo que me ofrecia Curt, pero en mi corazon sabia que me habia destapado la clave para la habilidad para vivir mi siguiente desafio de liderazgo e ir a niveles mas altos en mi carrera. Pude ver la brecha entre el lugar donde yo estaba y donde queria estar, !donde tenia que estar! Era una brecha de crecimiento, y tenia que averiguar como solventarla.

  • El sucesor de Concha Alvarez

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  • Sms. Soltera muy selectiva de Becca Devereux

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    Del sms al amor solo hay un paso

  • Forjado a fuego (Hermanos Chance 1) de Lara Kinsey

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    Brighid Bell se sentia como un pez fuera del agua. Era mejor ladrona que dama, pero no tenia un gran talento para ninguna de las dos cosas. Su lugar estaba en los establos, no en las gradas. Brighid miro a las otras mujeres en el hipodromo con desagrado. No hacia ellas, ellas eran agradables, sonriendo y riendo. No tenia ningun problema con ellas, pero nunca podria ocupar su lugar. Sus manos delicadas cubiertas por guantes descansaban en el hueco de unos codos masculinos. No, lo que le desagradaba eran esos hombres engreidos de manos suaves y miradas crueles. No queria que le controlaran, no queria acostarse y pensar en Inglaterra. Que le dieran a Inglaterra. Levanto la vista cuando un jockey paso por delante, rapido como una flecha sobre su caballo, y alli es donde queria estar. Arriba. Habia estado abajo y no volveria nunca. Su estomago rugio de forma audible. Habia pasado un dia desde la ultima vez que probo bocado y ahora por fin tenia la oportunidad de poner las manos sobre algo de comida. Bajo las escaleras apresurada. Teniendo en cuenta el numero de baratijas robadas que habia metido entre sus faldas, era mejor que se fuera antes de que las carreras terminaran. Escucho una respiracion de asombro colectiva y, por un momento, penso que le habian descubierto. Pero no. Se escucho un chasquido que Brighid pudo sentir en los huesos. Habia oido a caballos gritar antes. Los cascos pasaban en estampida dejando atras al caballo herido y a su jinete desplomado como un bulto inmovil. El mayor peligro era que la gran bestia le cayese encima. No era tan pequeno ni de huesos tan finos como los jockeys habituales, pero una tonelada de animal nervioso le haria dano a cualquiera. Brighid salio corriendo a la pista, esquivando caballos y jinetes. Ya estaba moviendose, tranquilizando a la asustada yegua antes de examinar su pata. Los calcetines blancos de la yegua alazana estaban manchados de sangre y suciedad. No se habia roto la pata, gracias a Dios, pero se habia doblado un tendon. La yegua necesitaria ser estabulada y tratada con hielo, si, y quizas algo de laudano en la comida no le iria mal, pero esta yegua volveria a ser montada, aunque no fuese en las carreras. Sintio una pequena llaga bajo la montura. No era de extranar que el animal hubiera gritado. Esa herida tenia que ser terriblemente dolorosa. Levanto la vista, pero nadie estaba atendiendo al jockey todavia, aunque una multitud de hombres con abrigos estaba corriendo hacia la pista. Su ropa de montar de seda de color azul como el hielo estaba desgarrada y hecha jirones, pero no podia ver ninguna costilla asomando debajo. Paso las manos por sus lados y le encontro aparentemente entero. Le dio la vuelta con cuidado hasta que estuvo boca arriba y cuando la miro entre parpadeos, ella le puso una mano tranquilizadora en la frente. Sus ojos azules y labios gruesos la dejaron ensimismada. El centro la atencion brevemente en su rostro y se agarro a sus faldas de un modo suplicante. Podia prestar atencion, eso era bueno. --Shh --murmuro Brighid, posando un beso impulsivo sobre sus labios. El volvio a tumbarse con un suspiro y cerro los ojos. Sus pestanas oscuras se movieron sobre sus mejillas como si ya estuviera sonando. Palpo sus piernas y sus brazos al completo, presumiblemente buscando lesiones, pero no pudo evitar notar la firmeza de sus gemelos y su pecho bien definido. Queria pasar mas tiempo acariciando los tensos musculos. --!Esta bien! --grito a los hombres que corrian hacia ellos. Paso los dedos por los rizos negros que se posaban sin fuerza sobre la frente humeda. De repente, se encontro rodeada de cuerpos vociferantes--. Mantengalo despierto --le dijo a la mujer mayor que habia aparecido con un decantador de brandy lleno. Despues, sintiendose culpable, le robo la cadena de oro y se perdio entre la multitud. *** Isaiah Chance se desperto en una habitacion oscura, con un pano humedo sobre los ojos y la quemadura del whisky en los labios agrietados. ?Cuanto tiempo habia estado inconsciente? Recordaba unos rizos dorados y unos labios llenos y rosas descendiendo sobre su boca con dolorosa suavidad. Tenia una sensacion de paz profunda, como si un angel le hubiera visitado, pero el dolor en la sien le decia otra cosa. Su cadena no estaba. Nada de un angel, entonces. La picara debia habersela robado. Mags entro ajetreadamente. --No dejare que participes mas en las carreras, Isaiah. Un hombre como tu no deberia tentar a la suerte. --Voy a comprar oficinas --murmuro. Hubiera sido un grunido si hubiese algo de veneno tras las palabras, pero el tono ronco era suave--. Vamos a abrir un negocio. Capitulo 2 Invierno de 1925 Su pequeno imperio crecia dia a dia. La luz de la lampara titilo cuando Isaiah inclino de nuevo la cabeza sobre los libros. Sid no era bueno con los numeros, por lo que recaia en Isaiah no solo ser la cara del negocio, sino tambien el cerebro. De algun modo, la cadena que llevaba acabo en su boca mientras trabajaba. Necesitaba algo que calmara su inquietud para que su mente pudiera centrarse en las columnas de numeros que no tenian fin. Habia poca luz en la estancia y el papel cebolla era casi ilegible. Cerro los ojos con los parpados arrastrandose como si estuvieran llenos de arena. El ardor le hizo recordar que llevaba despierto dos dias y una noche. Su mesa estaba repleta de fotografias: familia, amigos y sus amados caballos. Habia una fotografia pequena en un lugar de honor, un Isaiah mas joven al lado de una yegua alazana con calcetines blancos. Se sentia como si estuviera a punto de explotar. En sus dias como jockey habia tenido muchisimas cosas con las que ocupar su cuerpo y sus manos y despejar la mente: ensillar y quitar la silla, inspeccionar los cascos de su montura. La emocion febril de los dias de carrera. Ahora se mantenia a si mismo profundamente atareado, inclinado sobre los libros por pura fuerza de voluntad. Nunca le habia contado a Sid el esfuerzo que le costaba concentrarse, dejarle a el las cosas fisicas. Necesitaba algo que hacer con las manos. Saco un cigarrillo y lo movio de un lado a otro de la boca antes de dejarlo colgar de sus labios. Podia permitirse un tabaco mejor estos dias, pero los cigarrillos baratos le recordaban de donde venia, le recordaban a donde podia volver si llegaba una racha de mala suerte. La luz de sus oficinas tenia una cualidad grasienta, probablemente por culpa de las ventanas. El ambiente tambien era grasiento. Las lamparas llevaban horas ardiendo y en su pequeno rincon practicamente no se movia ni una gota de aire. Se levanto y se alejo de sus papeles como si estuviera en un sueno y salio por las puertas dobles al aire fresco del patio y los establos. Nunca habia tomado azucar con el te pero siempre llevaba algunos terrones para los caballos. Isaiah respiro profundamente; heno y paja y caballo, tablas banadas en sol y cesped cortado. Esto era lo que le mantenia con vida. Habia poco aire fresco en Birmingham, ahora menos que nunca, con las fabricas funcionando gracias a los hombres que volvieron de la gran guerra. Bueno, algunos de los hombres. No estaba seguro de que el hubiera vuelto a casa del todo, pero descarto cualquier atisbo de miedo o vacilacion o incluso imprudencia. Sidney y Grace le necesitaban. Todo el maldito mundo le necesitaba. Una victoria, una gran victoria, y puedo dejar de mirar atras. Cada vez estaban regulando mas y mas las carreras. Un dia para toda la familia, si, pero ahora a la gente le preocupaban los linajes y los progenitores. Isaiah no conocia su propio linaje y deseaba infernalmente no haber conocido nunca a su progenitor. Suspiro cuando salio de los establos al ruido y el clamor de la calle. Gracie estaba en el mercado, probablemente contado el dinero a escondidas mientras la senora Kimball regateaba sobre telas. Isaiah no le iba a explicar a Gracie como se ganaba la vida, pero ella habia absorbido el cotilleo que flotaba en el vecindario. Enterrador. Corredor de apuestas. Contrabandista. Vandalo. Estos ultimos seguramente se los creia, pero era cosa de familia. Su hermana de ocho anos caminaba erguida, era una de los Chance. Chances Brothers Limited daba trabajo a la mitad de Birmingham. Las voces sonaban en los puestos del mercado de Cheapside. Sus productos y, lo que era mas importante, sus aliados leales inundaban las calles. Camino entre las chispas y el humo, intercambiando inclinaciones de cabeza con todo el que se cruzaba e ignorando los susurros. Gran hombre, Isaiah Chance. Bebe whisky solo. Paga los sueldos puntualmente. Se tiro a la hija de un marques. Mato a un hombre por dinero. Mato a un hombre porque si. He oido que tiene un Bugatti. Se suena la nariz con seda. Tiene dos bastardos en dos paises. El mismo es un bastardo, o un diablo. Pero es nuestro diablo.

  • Estampas de nina de Camila Couve

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    “Premio Circulo de Criticos de Chile, 2018, mejor obra literaria categoria Escrituras de la memoria”

  • Tierra India. La dama escondida de Susana Biset

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    El orgullo y la soberbia son dos formas de intimidar a los demas. Tambien dos maneras de esconderse, de ocultar a los otros los propios miedos, las tribulaciones, las vacilaciones que preferimos que no vean. A veces, tambien, dejar al descubierto lo que nos asusta, lo que nos hace dudar es la manera de salir del escondite, y de encontrarnos a nosotros mismos.

  • Controlare tus suenos de John Verdon

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  • Una noche contigo de Christian Martins

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  • Los encuentros de Cristina de Lighling Tucker

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    ?Y si te pongo las citas mas fogosas y desastrosas en un solo libro?
    Cristina decide hacer un paron de seis meses en su vida para trasladarse a Manhattan. El plan es sencillo: ayudar a su amiga Alicia a preparar su boda y disfrutar del turismo de fiesta que pueda ofrecerle esa gran ciudad.
    Pero nada sucede como ella espera. Preparar una boda no es tarea facil y le dara algun que otro dolor de cabeza, ademas el viaje en avion empieza con tan mal pie que se plantea saltar por la ventana.
    Superado el viaje empieza decide olvidar todo aquello con citas, cada una mas desternillante que la anterior.
    ?Que mas puede salir mal?
    Kurt no puede creer que este en el mismo avion que Cristina. ?Que posibilidades habia? Decide echarle una mano cuando todo se complica. ?Se acordara de el?

  • Virtual Life. Vision de Mario Escobar

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    El superdeportivo se movia a gran velocidad por las calles de San Francisco (Cupula 2204), mientras yo sentia la fuerza del motor en la yema de mis dedos aferrados al volante. Los viandantes se lanzaban a un lado y a otro, al tiempo que el Bugatti Veyron 26.9 derrapaba y se subia a una de las aceras de la empinada calle que llevaba hasta el puerto. El sol brillaba sobre la gran cupula, y yo no queria que aquel momento terminase nunca. Unas luces rojas salieron de un lateral, y cuando mire de reojo por el retrovisor vi que un coche mixto de la policia de la Cupula 2204 intentaba interceptarme. Pise el acelerador y sali de la acera de hormigon amarillento para regresar al asfalto apelmazado de fijacion inteligente. Los neumaticos parecian celebrar la vuelta a su elemento natural cuando di un volantazo y el Bugatti se puso sobre dos ruedas durante mas de cinco segundos. Entonces percibi el primer parpadeo. Fue rapido, como un fogonazo de oscuridad que absorbia la luz, pero enseguida mis ojos contemplaron de nuevo la ciudad. Mi cara sentia el aire calido y suave de California, al tiempo que la adrenalina parecia estallar en mi cerebro. Algunos llaman libertad a esta sensacion; para un chico de quince anos como yo es simplemente un juego. El coche de policia logro ponerse a mi lado. Sus puertas blancas brillaban al lado del chasis negro, y los tapacubos con el escudo de la Cupula 2204 soltaban destellos dorados. Desde la ventanilla me observo un policia de circulacion version 8.2. Aquel tipo de androide estaba unido al vehiculo, como los viejos cochecitos de metal de mi tatarabuelo, pero con sus dispositivos de frenado, disparo o bloqueo podia detener un vehiculo si lograba ponerse a un metro de distancia. Por eso acelere, y mi superdeportivo volo sobre el trafico que a esa hora llenaba las calles centrales de la cupula. Entonces se produjo la primera larga desconexion. Todo lo que habia a mi alrededor se convirtio en cuadriculas grandes, como si hubiera llegado al Game Over. Los fuertes colores de los edificios dejaron paso a un desolado paisaje de casas medio derruidas, construcciones agrietadas y repletas de grafitis de pigmentos quemados por el sol. Instintivamente mire hacia atras. Ya no estaba en mi increible superdeportivo de color negro y blanco, ni tampoco me perseguia una unidad especial de la policia de la Cupula 2204. Estaba sentado en una clase en la que se impartian nociones basicas de manejo de matrices para la fabricacion de aparatos de aire acondicionado, en una mesa mugrienta, cubierta por frases y nombres de los miles de alumnos que habian pasado por aquella escuela. Delante de mi, el androide de formacion Cum Laude tenia sus veinte senales wifi conectadas a nuestras terminales de recepcion de informacion. En el ano 2134 nadie tenia que memorizar ni aprender nada. La placa base de la zona posterior del craneo distribuia la informacion por nuestro cerebro de manera automatica, y un nino de cinco anos podia tener el mismo conocimiento que un abuelo centenario. Mire a mi alrededor, angustiado. Nunca habia visto esa aula antes. Que yo supiera, ya habia terminado mis estudios basicos y llevaba un ano en el Centro de Alta Tecnologia Biorrobotica (CATB) de la Cupula 2204. Aun vivia con mis padres, ya que las leyes de la corporacion Life System, duena de las cupulas de la costa oeste, no permitian a ningun menor de dieciocho anos vivir solo. Cuando me puse en pie y observe al resto de mis companeros, todos parecian hallarse en un estado catatonico. Note que mis piernas fallaban, como si llevara muchas horas sentado. Contemple mis musculosos brazos, pero, para mi sorpresa, lo unico que vi fueron unos rollizos antebrazos y unos hombros caidos, que se disimulaban en parte por mi camisa a cuadros de manga corta. El androide de formacion Cum Laude me miro con sus ojos rojos, y con voz metalica me pidio que me sentara. Me sentia tan aturdido que, en lugar de hacerle caso, abri la puerta de madera desvencijada y sali al sucio pasillo, cubierto de papeles y otros desperdicios. Camine durante mas de diez minutos, hasta que note que las fuerzas me fallaban. Me sentia mareado y angustiado por aquel deprimente lugar. Antes de llegar a las escaleras me desplome, y rode hasta el piso de abajo.

  • Los amantes de San Telmo de Graciela Ramos

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    Una intensa historia de amor entre tres personajes inolvidables que cruzan tres culturas (la de los inmigrantes italianos en Argentina, la cultura criolla de Buenos Aires y la indigena de los indios expulsados por el General Roca) con los acontecimientos historicos del siglo XIX.

  • La mision Ivanovic (La Profesional 7) de Kris Buendia

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    Soy Aleksei Ivanovic Sade, tengo 34 anos, naci en Rusia y soy abogado, analista, empresario filantropo, billonario y muy calculador. Mi cabeza ha tenido muchos precios, pero ninguno que yo no pueda pagar antes de que alguien se atreva siquiera a respirar en mi nuca. Controlo todo lo que tengo incluyendo a las mujeres.
    ?La mafia?

  • Heredera de luna llena 1 de Tamara Kruger

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    Eleonor es la proxima monarca de Badru, su destino fue forjado el dia de su nacimiento en luna llena y su heredero es la esperanza de todo su reino. La noche de su matrimonio, los guerreros del valle oscuro se alzan con la intencion de someter a todos los territorios y Eleonor descubrira que los antiguos relatos no son una fantasia y que una fuerza oscura acecha a su pueblo.
    Su herencia la obligara a combatir, pero esta batalla la llevara tambien a una lucha por su propia sobrevivencia y mientras comienza una incesante busqueda para romper el encantamiento bajo el que se encuentran sus enemigos, debera decidir si lucha por su pueblo o dejara que la oscuridad gobierne, si sus sentimientos sucumben ante el amor.
    La nueva novela de Tamara Kruger nos llevara a un mundo de ficcion en donde el amor, la pasion se unen al misterio, la aventura y el suspenso. En esta nueva historia descubriremos si el compromiso impera ante lo que dicta las hebras que mueven nuestro ser o si el corazon sera capaz de torcer el destino.

  • Superman tiene los abdominales de Laura Cardenas

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    ?Quien puede mas el amor o el dolor? Carlota Vega es disenadora grafica, es madre y esta sola. Su vida hace cuatro anos que gira en torno a lo mismo: su hijo. Para el inventa historias que engrandecen la figura de un padre inexistente y que a su vez e inconscientemente la convierten a ella en la victima ignorante de un pasado complicado.

  • Con solo una mirada de Eva Gil Soriano

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    ?Confiarias en quien consideras tu enemigo?

  • El filo de la verdad de Selva Palacios

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    Un sol de justicia caia impio sobre Nueva Trada. Ni siquiera los ancianos mas longevos recordaban haber sufrido con anterioridad un calor como ese que asolaba la ciudad desde hacia varios dias. Mik Rogers accedio con parsimonia a una de las tabernas mas inmundas del puerto. Saludo al dueno mientras caminaba hacia el fondo del local. Los parroquianos dormian la mona o bebian sumidos en el pozo de sus pensamientos. Ninguno tenia demasiada gana de charla, de juerga o de trifulca. Eso lo dejarian para cuando la noche cayera y la temperatura diese un respiro. Dentro no olia a orines como en las inmediaciones, pero si a sudor rancio. Mik arrugo la nariz y clavo su mirada en la mesa mas apartada, esa que permanecia guarecida por la penumbra en un rincon y que habia reclamado tiempo atras como suya. La utilizaba como centro de operaciones para sellar todo tipo de acuerdos turbios. El antiguo pirata llevaba trece anos pululando por los bajos fondos de aquella ciudad maldita, esclavo de los pactos que amarraban en corto su conciencia, preso de los malos recuerdos que enturbiaban sus pesadillas. Un hombre se hallaba sentado en su silla. Portaba esa mirada turbia de quienes ya estan acostumbrados a que el duermevela ligero sustituya un descanso reparador. Daba cuenta sin prisa alguna de una botella de vino medio vacia y mantenia la cabeza gacha, como si en el fondo quisiera pasar desapercibido. Mik alzo las cejas, sin dar credito. Debia tratarse de un error: a aquella hora intempestiva esperaba encontrarse con un servicial criado y, en cambio, era un caballero el que ahora habia engarzado su mirada con la suya y lo estudiaba con un rictus de seriedad demasiado impostado bajo su sombrero. No albergo duda alguna: el origen de ese tipo era noble y lo dilucido por sus ropas, por la rigidez a la que sometia a su espalda, pero, sobre todo, por la manera en que desentonaba en aquel tugurio. Estaba fuera de su ambiente y era tan obvio que, si perdia cuidado, pronto tendria problemas. Mik se sento frente al desconocido con recelo, pero intrigado por saber que asuntos queria tratar con un don nadie como el. -- Dispensa si no me quito el sombrero -- dijo hombre, tocandose el ala --, pero tengo motivos para conservarlo sobre mi cabeza. Mik sonrio, divertido. Su dentadura blanca contrasto al instante con su piel morena. -- ?Y cuales son dichos motivos, senor? Si no le importa que le pregunte... -- Dos, principalmente -- contesto, muy sereno --. El primero, que deseo minimizar el riesgo de ser reconocido. El segundo, que no pretendo tener deferencia para con un hombre de tu calana. Sin ofender --. Anadio, muy serio. Mik rio. Echo la cabeza hacia atras y expulso con fuerza el aire por la nariz. Despues, robo un trago a la botella que reposaba sobre la mesa. El liquido caliente se deslizo por su garganta y le revolvio las tripas. -- Hace falta mucho mas que palabras para ofenderme, senor, asi que pierda cuidado. Yo si que me descubrire la cabeza -- anuncio, tras despojarse de su sombrero y dejarlo descansando sobre la rodilla izquierda --. Al fin y al cabo, estoy ante un respetable miembro de la ilustre ciudad de Nueva Trada. El caballero le dedico una sonrisa ladeada que no duro mucho. Paso por alto el tono condescendiente de Mik y fue directo al grano. -- Supongo que te estaras preguntando por que estoy aqui cuando podria haber enviado a un intermediario en mi lugar... Mik coloco el codo en el respaldo de la silla y apoyo la espalda en la sucia madera. Estudio a aquel tipo, intrigado. Tenia la piel muy blanca y su barba bien recortada enmarcaba una boca de labios finos y dentadura pobre. -- Entiendo que estara a punto de desvelarme la incognita. -- En efecto. Veras, la cuestion es que si puedo encargarme yo mismo de un asunto tan delicado como este que nos trae entre manos, no lo dejare en las de otros. Es el unico modo de asegurarme de que todo saldra como es debido. Mik se fijo en sus unas bien cortadas, en sus dedos largos y finos. Estaba claro que aquel tipo nunca se habia ganado el pan con el sudor de su frente. Su interlocutor y el no podian ser mas distintos en cualquier aspecto en que se compararan. Alzo el menton y lo miro a los ojos. -- Le escucho. Antes de hablar, el desconocido aparto la vista. No acostumbraba a tratar a hombres como Mik de igual a igual. Probablemente, era la primera vez en su vida que un negro lo miraba directamente a los ojos. Y no le gustaba, pero tendria que soportarlo. O mas bien acostumbrarse: cada vez eran mas los esclavos que compraban su libertad. Los tiempos estaban cambiando y no para bien. -- Quiero que te encargues de un pequeno asunto que deseo encomendarte. Y te advierto de que, si no cuento con tu discrecion absoluta, habra consecuencias. Mi posicion en esta ciudad es privilegiada. Soy amigo personal del gobernador y me ha puesto al tanto de tu peculiar... situacion. Mik torcio el gesto y chasqueo la lengua: si venia de parte de Joaquin Ventura, el mandamas de Nueva Trada, sabia que tipo de tarea se disponia a encomendarle el caballero: una sucia, en la que se mancharia las manos de mierda o de sangre. Probablemente de ambas. Se encogio de hombros, dispuesto a seguir con la conversacion como si trataran asuntos mas mundanos. -- Creo que ha quedado sobradamente demostrada mi capacidad para desempenar todo tipo de encargos con eficacia y sin levantar sospechas -- expuso Mik --. Mi reputacion me procede. -- !Desde luego, eso no lo pongo en duda! Estoy ante el mejor asesino de la ciudad -- dijo, bajando la voz --. Por no hablar de tu habilidad creando toda clase de pocimas y unguentos. !Tu eficacia es legendaria! -- rio sin ganas y se inclino ligeramente hacia el --. No estoy aqui para cuestionar tus sanguinarios metodos, Rogers, al contrario. Lo que deseo es que los utilices en mi beneficio, pero antes quiero acotar los terminos bajo los cuales cumpliras mis ordenes. Deberas seguirlas a rajatabla para no dejar margen de error. La improvisacion es enemiga del exito. El caballero sudaba copiosamente bajo sus delicados ropajes. Sendos cercos de sudor se expandian bajo las axilas oscureciendo la tela y una pelicula brillante perlaba su frente haciendola brillar. En cambio, Mik resistia con bastante entereza los envites del clima. Ventajas de provenir del continente africano. -- ?A quien desea que borre del mapa? -- pregunto Mik, repentinamente cansado de tanto rodeo --. ?A un rival en los negocios? ?A un viejo enemigo? ?Al amante de su esposa, tal vez? Rio su ocurrencia, pero el caballero lo escrutaba con aires de suficiencia y el gesto bien serio. No volvio a tocar la botella, aunque la miro de pronto como si necesitara desesperadamente un trago. -- En tu ultima suposicion no ibas muy desencaminado -- admitio, muy a su pesar --. En este caso, el amante soy yo. Quiero casarme en segundas nupcias, pero para ello, primero debo enviudar y por ende, mi esposa debe morir. Mik lo miro durante un buen rato con la boca cerrada a cal y canto. Se paso la mano por la mejilla y se rasco la cabeza, que lucia afeitada para evitar la molesta invasion de piojos y otros parasitos. -- Lo que me esta pidiendo es del todo imposible, senor -- le informo con solemnidad -- . No asesino a mujeres ni a ninos. Siento comunicarle que no soy su hombre. Busquese a otro. Se levanto con parsimonia y se coloco el sombrero en la cabeza. Murmuro una despedida. La voz del caballero lo detuvo cuando ya le daba la espalda. -- ?Un asesino con escrupulos? !No puedo creerlo! Mik no se giro. Efectivamente, aun no habia perdido toda la rectitud que quedaba en el, aquella que Samuel Rogers le inculco. Dio un paso mas en direccion a la salida, deseando que el aire torrido de la calle le golpeara en la cara para asi, al menos, sentir algo. -- !No puedes negarte, escoria! No estas en condiciones de rechazar mi peticion. Tienes contraida una deuda con esta ciudad y con nuestro gobernador. ?O acaso lo has olvidado? Mik se detuvo y cerro los ojos. Gruno. Solto un improperio en alguna lengua desconocida y se sento de nuevo a la mesa. Su humor se habia agriado y ni siquiera hizo el mero intento de disimularlo. -- ?Por que? -- No estas en disposicion de negociar, ni de hacer preguntas, Rogers. Mik se trago su orgullo acompanado por una buena dosis del vino barato que tenia frente a el. -- No me malinterprete, senor, se lo ruego. No es menester mio juzgarlo. Eso queda entre usted y Dios -- expuso con la solemnidad de un parroco encerrado en un confesionario --. Supongo que estara al corriente de que existen alternativas para hombres como usted. Seguro que halla un metodo efectivo para disfrutar de los placeres que su... amante pueda proporcionarle sin poner en riesgo la integridad de nadie. Muchos caballeros siguen este precepto y son plenamente felices. Incluso cuentan con la bendicion de su esposa. El tipo rio. Alzo la cabeza y le dedico una mirada furibunda por encima del ala de su sombrero. -- Es usted muy temerario, Rogers. De ser otras las circunstancias, no le quepa la menor duda: mandaria que lo azotaran hasta verlo desangrarse y nada me complaceria mas que esa vision. Sin embargo, no soy la clase de bestia inhumana que cree que soy. No pretendo deshacerme de mi esposa por capricho. Mi matrimonio fue una farsa desde el inicio. Nos unimos por interes mutuo de nuestras familias y nunca desarrollamos sentimientos de afecto el uno por el otro. Al contrario, detesto a esa vaca esteril que no ha sido capaz de cumplir con su unica obligacion: traer a mi heredero al mundo. Y, tras una decada, senor Rogers, comprendera que ya no albergo absolutamente ningun tipo de esperanza. Ese feliz acontecimiento no va a suceder: no me dara descendencia. Por ello, me veo en la obligacion de sustituir a mi amada esposa por otra mas... competente. Y mas joven. He ahi la razon de hallarme frente a usted. Por eso requiero de sus... servicios. Mik exhalo un suspiro y lo taladro con la mirada. -- ?Y no ha considerado el divorcio? El caballero enfurecio. Una sombra negra planeo sobre sus ojos. -- !No digas sandeces! -- Grito, provocando que un par de miradas se posara sobre ellos. Percatandose de ello, bajo la cabeza y la voz --. !Eso es pecado! !Una blasfemia propia de la gente barbara del norte! Y aunque fuese legal en Nueva Trada, sin mi, mi esposa no es nada. !No es nadie! Creeme, ella opinaria lo mismo: estara mejor bajo tierra que deshonrada y condenada al ostracismo de la alta sociedad. Mik entorno los ojos y puso las palmas de sus manos encima de la mesa. -- Lo lamento mucho senor, pero creo que su problema tiene mejores soluciones que esa... -- Si no eres tu, Rogers, !otro se encargara! --. Le interrumpio el tipo, perdiendo la poca paciencia que le quedaba --. Hare que te ejecuten en la horca. A ti y a los tuyos, a los que quedan. Solo tengo que mover un dedo y el peso de la justicia caera sobre tu tripulacion por entero. !Piensalo bien, necio! Dio un punetazo en la mesa que delato su nerviosismo. La botella vibro durante un efimero instante. Mik trago saliva y bajo la mirada. Reflexiono acerca de su situacion y de sus opciones. El caballero, por muy poco que mereciera tal apelativo, estaba en lo cierto: no tenia mas alternativa que aceptar. Cargaria en el foso de su conciencia con otra vida que iba a sesgar por encargo, por no hablar de todas las que arrebato en alta mar, con Samuel Rogers y despues, como capitan del Servus. Aquellos tiempos quedaban bien lejos. Otros mas oscuros eran los que le estaba tocando vivir. Mandaria al cielo otra alma para que la suya fuese directa al purgatorio. Y esta vez, se trataria de una mujer inocente cuyo unico pecado era no haber parido hijos. !No podria hacerlo! Se imagino a si mismo empunando su daga pero no hundiendola en la carne de aquella dama. Aunque no la mirara una sola vez a los ojos para leer en ellos como pedia misericordia, sabia que no seria capaz de infligirle dano alguno. Se conocia mejor que nadie. Era un hombre cauto, pese a la vida que llevaba. Pensaba detenidamente las consecuencias de sus actos. Nunca se precipitaba antes de actuar. Samuel le enseno a ser mas astuto, mas rapido, mas fuerte y mas valeroso que ningun otro. Solo asi habian sobrevivido ambos en aquel mundo gobernado por hombres blancos. Por eso, cuando una idea cruzo su mente, fue tal el cambio que acusaron sus facciones que el caballero se puso en alerta, mas no dijo nada. -- Esta bien, senor -- concedio Mik --. Lo hare. Digame como se llama su esposa, donde y cuando. El como, me lo reservo para mi. El caballero sonrio. Los ojos le brillaban. Una gota de sudor descendio por su sien hasta aterrizar sobre la mesa. Mik lo miro con desagrado. Quiza Dios o la naturaleza no deseaban que aquel sujeto se reprodujese. De inmediato compadecio a su esposa, a pesar de que no fuese buena idea empatizar con una futura victima. El desconocido ni siquiera se percato de las tribulaciones del antiguo pirata. Estaba demasiado ocupado celebrando su triunfo por anticipado. No veia el momento de regresar con su amante y yacer con ella en pecado por ultima vez. Pronto la convertiria en su esposa mientras fingia llorar a la anterior. Se inclino sobre la mesa y coloco la mano en torno a su boca: -- Escucha atento y no pierdas detalle -- repuso con voz grave --. Manana, emboscaras el carruaje en el que Elvira regresa a casa. Al anochecer. * Dona Elvira de Diego se enjuago el sudor de su frente con un suave panuelo de seda. Lo empapo tras restregarlo tambien por la cara y por el cuello hasta que la tela se torno translucida. Volvio a guardarselo en las profundidades de su generoso escote. Resoplo, maldiciendo para sus adentros el calor tan insoportable que hacia dentro del carruaje. No veia la hora de regresar a casa, asearse y meterse en la cama. Habia sido un dia agotador. La visita a su prima lejana, Angustias, no se desarrollo todo lo bien que esperaba. Angustias la recibio con animos destemplados pese a que fue ella quien insistio, misiva tras misiva, en que debian verse de inmediato. Ambas tenian la misma edad. Se habian criado juntas, casi como hermanas. Sin embargo, su relacion nunca fue buena. Llevaban cinco anos sin verse cuando a Angustias le entro apremio por citar a su prima en su lujosa mansion, ubicada a las afueras de Nueva Trada. En seguida Elvira comprendio que las prisas de Angustias obedecian a un unico proposito: el deseo de restregarle la felicidad que experimentaba por la cara. Contaba con un esposo carinoso y atento, cuatro hijos maravillosos que gozaban de buena salud, unas amistades solidas y unos excelentes contactos que la convertian en una de las damas mas populares de la ciudad. Por si esto fuera poco, acababa de adquirir una lujosa mansion equipada con los ultimos adelantos modernos de tres plantas y catorce habitaciones. Su afianzada posicion dentro de la alta sociedad nuevatradense era ya un hecho consolidado. Angustias recibio a Elvira en su salon de te. Proyectaba seguridad y confianza en si misma, nada que ver con esa chiquilla vacilante que diez anos atras era un alma en pena. Sus lamentos se debian a que ningun hombre la pretendia, ninguna propuesta de matrimonio llegaba. La envidia la corroia al ver como su prima Elvira se prometia con uno de los mejores partidos de la ciudad: Leopoldo de Diego. Habia llovido mucho desde entonces. Las tornas giraron tanto que se terminaron invirtiendo. La tirria de Angustias hacia su prima se habia transformado en una superficial lastima tenida de fingida compasion. Durante varias horas, frente a una taza de te que se habia quedado frio, Elvira tuvo que aguantar los comentarios hirientes y las sarcasticas burlas de su prima, que no paraba de jactarse de su larga racha de buena suerte. Era, precisamente, de lo que carecia Elvira en aquellos momentos, pero aguanto la tempestad con estoicismo y clase. Siempre con una sonrisa permanente en sus labios. Porque ante todo, si algo caracterizaba a dona Elvira de Diego era, precisamente, la clase que tenia. Y asi lo demostraba cada vez que tenia ocasion: llevaba el orgullo adherido a su persona como una suerte de segunda piel. Ni Angustias ni nadie la veria flaquear jamas, aunque Elvira sintiera que su vida se estaba desmoronando sin que pudiera hacer nada por evitarlo. El camino estaba plagado de baches. La senora De Diego se agarro con firmeza a su asiento y respiro agitadamente. Apoyo los pies con firmeza en el suelo para evitar caer hacia delante. El cochero restallo el latigo con el que azuzaba a los caballos. Debia darse prisa. Estaba a punto de anochecer y la oscuridad propiciaba que bandidos y pistoleros campasen a sus anchas por los desolados caminos, desamparados ante la ausencia de luz. Un repentino mareo invadio a Elvira. No solo lo causaba aquel maldito y accidentado viaje, sino el tercer trozo de pastel que habia engullido en casa de su prima Angustias. Demasiado dulce para pasar aquel amargo trago. No le habia caido bien en el estomago y ahora pagaba las consecuencias de su gula. Cerro los ojos y sintio la desagradable sensacion que acompana a una repentina arcada. Dio dos golpes secos en la pared del carruaje. El cochero no se detuvo. Lo intento otra vez, ya sin paciencia. Se hizo dano en los nudillos al aplicar en el proceso todas las fuerzas que le quedaban. Por fin, el vehiculo paro a un lado del camino. Elvira abrio la puerta y descendio apresurada. Su sudor era frio, lo percibio en cuanto se levanto una leve brisa. Con la mano izquierda se tapaba su boca. Con la derecha, se tocaba el vientre. Ese vientre que era yermo, esteril. Se acurruco tras un arbol, se agacho y vertio la merienda sobre unas hierbas procurando no hacer demasiado ruido mientras regurgitaba. Desde su posicion, el cochero seguro estaria escuchando los estertores que la garganta de Elvira emitia. Eran tan poco dignos de una distinguida dama que un repentino arranque de verguenza la invadio. Se le pusieron rojas las mejillas otorgando algo de color a su tez palida y empanada. Un pensamiento esperanzador broto de las profundidades de su mente. ?Y si estaba encinta? Desecho la idea de inmediato, torturandose por albergar ilusiones huecas. Era fisicamente imposible. Leopoldo llevaba sin yacer con ella meses. El fracaso de su matrimonio se comportaba como un viejo fantasma que de vez en cuando acudia a ella para atormentarla. Elvira se incorporo y, con el mismo panuelo que antes, limpio sus labios. Una solitaria lagrima salio despedida de uno de sus ojos azules. No se molesto en secarla. Achaco su presencia al hecho de que se encontraba mal del estomago, y no a la tristeza que se empenaba en invadirla. Apoyo su mano en el tronco del arbol que tenia al lado. Se sereno contemplando el horizonte anaranjado. Consiguio respirar con normalidad al fijar la vista en esos ultimos rayos de sol que se perdian lejanos, oblicuos, moribundos, a punto de ser tragados por la oscuridad. Sin previo aviso, un brazo le rodeo la cintura con fuerza. Una mano le tapo la boca. La punta de una daga rozo su yugular. Elvira se olvido de tomar aire. Estaba paralizada y no solo debido al miedo. Hacia mucho tiempo que no sentia el calor de otro cuerpo cera del suyo, el cuerpo de un hombre. Percibio un aroma varonil invadiendo sus fosas nasales que, en otras circunstancias, le hubiese suscitado cierto agrado. Sin embargo, en el contexto de un asalto esta informacion paso desapercibida y el terror se manifesto sin tapujos. Las rodillas le temblaron. La garganta se le cerro. Ni siquiera el grito que habia dejado a medias termino de salir. Aquel era su fin. El fin de Dona Elvira de Diego, ilustre senora de Nueva Trada. -- No se mueva o la matare -- susurro una voz ronca a su oido. El acento delataba que se trataba de un extranjero. Un proscrito, tal vez. Elvira descendio la mirada y, bajo la luz del crepusculo, estupefacta, descubrio que la mano que le tapaba la boca pertenecia a un hombre de piel oscura. Un mestizo, quiza algo peor. Se pregunto que querria aquel malnacido de ella. Dinero. Joyas. Un rescate. Deshonrarla, en el peor de los casos, mancillando su cuerpo sin remedio. Entonces su esposo la repudiaria para siempre y de manera definitiva. Aquel seria para Elvira un fin peor que la muerte. El corazon le latia tan rapido que creyo estar a punto de abandonar este mundo. Recupero su voz tan solo para emitir un leve quejido. Ni siquiera en esas circunstancias era capaz de imponerse, de luchar por su vida. Reprocho internamente su propia pasividad, su cobardia. Aquel fue el ultimo pensamiento racional que tuvo antes de desmayarse de puro espanto, de autentico pavor.

  • No te merezco de Sophie Saint Rose

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    Michelle deseaba lo que habia conseguido su prima. Un marido que la amara y que protegiera todo lo que habia conseguido en la vida. Para eso inicia un largo viaje donde conoce a un hombre malhumorado, grosero y que no la aprecia en absoluto. Fue una sorpresa para ambos que fueran parientes lejanos, pero Michelle con su objetivo en mente no se dejaria deprimir por lo que Edward opinaba de su busqueda de marido. Ese estirado no la conocia en absoluto.

  • El arte del engano de Daniel Tubau

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    Una cuidada edicion que ofrece la mas completa panoramica del arte de la estrategia china publicada hasta la fecha.

  • Un lord sin honor de Vanessa Lorrenz

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    Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita esposa. ?Pero que sucede cuando este hombre no posee fortuna? Lady Emily paseaba por el lago Serpentine acompanada de su doncella Susan. El dia habia amanecido calido, a pesar de estar terminando el invierno, dandole la bienvenida a la primavera. Por el rabillo del ojo, vio que lady Carolina Graham paseaba en direccion contraria a la de ella, junto con todo su sequito de amigas, que a la vez estaban acompanadas de sus doncellas. Era una beldad que destacaba entre las jovenes casaderas. Las matronas decian que ese ano ella seria la que conseguiria el mejor partido casadero. Pero a Emily eso no le preocupaba, su madre estaba histerica realizando todos los preparativos para su presentacion. Era la hija unica del duque, ya que su madre tuvo un parto muy doloroso. El medico y la matrona que la habian atendido tuvieron que ayudarla. Y, aunque el parto fue exitoso, no fue capaz de concebir de nuevo. Pero a su padre eso no le importaba. --?En que piensas, mi nina? --Escucho que le preguntaba Susan. Con el paso de los anos, se habia encarinado tanto con esa mujer... Habia sido la doncella de su madre y, cuando ella nacio, se quedo a su cargo. --En nada, nana, creo que los nervios comenzaran a matarme. --Has sonado demasiado a tu madre. --Dios nos salve de eso, Susan, pero pensar que estare frente a la reina haciendo una reverencia me pone muy nerviosa. ?Y si resbalo y caigo? --Recuerdo que, dos temporadas despues de la presentacion de tu madre, una debutante llevaba un vestido primoroso con cristales traidos de la India. Como era la mas hermosa de la temporada, otra debutante que le tenia envidia le piso el vestido antes de entrar al gran salon. Obviamente la pobre resbalo de manera estrepitosa. Cuando se quisieron dar cuenta de lo sucedido, la joven estaba tirada con las faldas subidas y encima de uno de los guardias de la reina. Todas las debutantes se reian sin parar. --Susan, esto no me da sosiego. Eso seria mi ruina, en ninguna casa decente me aceptarian. No encontraria marido nunca. --Pero eso no te pasara a ti, encontraras al mejor esposo del mundo. Ahora vamos a buscar al cochero para que nos lleve a comprar esos hilos y listones que querias. Necesitamos que esos hombres casaderos te vean hermosa desde ahora. Suspiro porque de eso se trataba todo. Las debutantes eran como un corte de carne subastado al mejor postor: mientras mas hermoso y con buena cuna, mas posibilidades tenia de triunfar en la temporada. Pero Emily queria amar a su esposo y ser amada. Sus padres se amaban, no eran el clasico matrimonio de conveniencia. Segun lo que su madre contaba, el flechazo fue inevitable. Fue ver a su padre y sentir que se pertenecian. Emily suspiraba cada vez que su madre contaba la historia porque era como un cuento de hadas. Su padre la habia cortejado por seis meses e incluso se tuvo que retar a duelo con algunos de los pretendientes de su madre. Sonrio recordando la anecdota mientras se bajaba del carruaje para cruzar la calle que le llevaria a la boneteria. Susan estaba bajando detras de ella, pero Emily se quiso adelantar, con tan mala suerte que no se dio cuenta de que un carruaje se acercaba a toda velocidad. Reacciono cuando Susan grito que tuviera cuidado, pero ya era demasiado tarde. Cerro los ojos pensando que su vida se habia acabado. Todo paso muy rapido: unos brazos la envolvieron para despues tirarla de manera estrepitosa sobre la acera donde su carruaje se habia parado. Emily estaba segura de que el dolor en su cuerpo se debia a que la habian arrollado. El temor de comprobar la tragica escena la mantenia con los ojos cerrados, solo escuchaba a Susan pedir ayuda mientras lloraba. Cuando se armo de valor para abrir los ojos, parpadeo impresionada por el hombre que tenia encima protegiendola con su cuerpo. El hombre sonrio y ella se quedo congelada, era como si todo el mundo se hubiera detenido. Su corazon latia de un modo acelerado. En ese momento, nada importaba... Porque estaba frente al hombre de su vida, lo sabia. --Se encuentra bien, milady. --Si --fue lo unico que pudo decir. Estaba tan absorta mirandolo que incluso parecia estar en trance. Un sollozo de Susan la devolvio a la realidad. --Mi nina, ?estas bien? --Si, Susan, no debes preocuparte. --Caballero, si me permite levantarme --dijo timidamente. El hombre se levanto de forma automatica, ayudandola a levantarse. Emily sintio como un simple roce le provocaba un estremecimiento. Le dolia demasiado el brazo. Se dio cuenta de que tenia una herida producto de la caida. --Vamos, nina, regresemos a la casa para que te vea un medico. No te encuentras bien. --Si, nana, sera lo mejor. Despues vendremos por esos listones. Emily volvio la vista a donde su salvador se encontraba, para sonreirle de manera encantadora. --Gracias, caballero, me ha salvado la vida. Su nana la alejo del hombre justo cuando estaba a punto de darle la mano para agradecerle. No comprendia la actitud de su nana, ya que ella nunca habia sido desagradecida. En cuanto estuvieron en el carruaje, se sentaron mucho mas tranquilas. --Nina, tus padres nos van a reganar, estuviste a punto de cometer una imprudencia. --?Por que? --inquirio mirando por la ventanilla del carruaje. Aun sentia el toque de aquel desconocido en su piel. --Ibas a darle la mano a ese hombre como si el fuera uno de tus pares. Es mas: ni a tus pretendientes debes dejarlos que te toquen, y aun menos a ese hombre. ?No ves que es un simple conductor de un carruaje? Tu reputacion podria verse resentida. --No lo pense, nana. Tal vez fue por el miedo de que me arrollara un carruaje. --Cuando se enteren tus padres, nos enviaran a la casa de campo. Mas Emily solo podia pensar en ese mismo instante donde habia encontrado al hombre con el que le gustaria compartir su vida. Capitulo 2 Su madre tuvo un vahido de solo pensar en lo que le pudo haber sucedido, su padre la tuvo que cargar y recostarla en un sillon de la salita de te para que despues le pusieran sales aromaticas debajo de la nariz. Lady Carolina Loughty, duquesa de Windsor, era todo lo que se esperaba de una dama inglesa: educada, refinada, noble. Por eso ahora, que salia de su colapso, estaba palida. --Richard, la nina sera una paria de la sociedad, fue salvada por un simple cochero. Espero que ninguna de nuestras amistades la hayan visto --dijo su madre poniendose una mano sobre la frente de forma dramatica. --Madre, nadie nos ha visto. Al parecer, el cochero del carruaje que estuvo a punto de arrollarme perdio el control de los caballos que tiraban de el. --Buscare al culpable de eso, no puede ser posible que pongan en peligro asi a los de nuestra clase. --Padre, no es necesario, solo fue un rasguno. No hay nada de que preocuparse. --Su padre apreto los labios disgustado. Odiaba que la trataran como si fuera una nina pequena. Unicamente habia tenido un accidente que le pudo haber sucedido a cualquiera, pero sus padres necesitaban hacer un drama de cualquier cosa. Despues de que le dijeran que tenia prohibido salir de compras sola, la enviaron a su habitacion castigada. Tal parecia que para sus padres seguia siendo la pequena que tenia tres anos, la cual al hacer una travesura era castigada. Despues de una semana de encierro, convencio a su madre para que la dejara salir a dar un paseo. Esa semana la habia pasado de un modo un tanto extrano, pues sonaba por las noches con ese hombre que la habia cautivado. A nadie le habia contado acerca de lo que sentia. Porque estaba segura de que, de expresar alguno de los sentimientos que su alocado corazon tenia, su madre la condenaria a vivir enclaustrada en su casa de campo. Ellos preferian verla solterona a tener que pasar por un escandalo de tal magnitud. Por suerte, la vida le sonreia. Porque lady Sarah, una de las debutantes de ese ano, hija de una vieja amiga de su madre, la habia invitado a cabalgar por Hyde Park. Solo esperaba que el destino la favoreciera y la dejara ver al hombre que la habia salvado. Sabia que estaba mal, pero algo dentro de ella le decia que necesitaba verlo de nuevo. Mientras cabalgaba de forma descuidada junto a su companera de paseo, que no paraba de contarle los cotilleos de su madre, Emily observaba todas las calesas que se encontraba a su paso. Estaba nerviosa, necesitaba encontrar y ver por una sola vez a ese hombre.

  • La Cadena del Profeta (Los buscadores 2), Luis Montero Manglano de Luis Montero Manglano

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