• libro san francisco de asis - G. K. Chesterton

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    Esta biografia es, sin duda, uno de los mejores relatos breves escritos por Chesterton: <>.

  • Vida de San Francisco de Asis: Libros - Amazon.es

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  • Francisco de Asis: Libros - Amazon.es

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  • Todos los libros del autor San Francisco De Asis

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  • SAN FRANCISCO DE ASIS | Casa del Libro

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    El anónimo autor de las "Florecillas" esboza en sus páginas el retrato épico de una parte de la Orden franciscana, constituida por un grupo de frailes, ...

  • Libros de SAN FRANCISCO DE ASIS

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  • ¿Qué libros hay sobre Francisco De Asís? - AlohaCriticón

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    ¿Qué otros libros hay sobre este santo? Muchas gracias. José Ángel Pérez. Sí, el libro de Álvaro Pombo es una biografía. Se titula “Vida De San Francisco De ...

  • Libros de SAN FRANCISCO DE ASIS

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    14 resultados para LIBROS DEL AUTOR: san-francisco-de-asis · HAZME UN INSTRUMENTO DE TU PAZ · SAN FRANCISCO DE ASÍS. · EL CÁNTICO DE LAS CRIATURAS · ESCRITOS (DE ...

  • San Francisco de Asís - Ediciones Encuentro

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    San Francisco de Asís ... ¿En qué librería lo puedo comprar? ¿Qué debes saber antes de comprar un Ebook? Dicen del libro. " ...

  • San Francisco de Asís, compañía para nuestro destino

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    Autor de numerosos libros y artículos en revistas especializadas sobre la espiritualidad franciscana y clariana, teología de la vida consagrada, mariología y ...

  • Libros de Francisco de Asís, Santo - eBooks Católicos

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    Libros de Francisco de Asís, Santo · Francisco de Asís: El más humano de todos los santos · El pobre de Asís · Vida Primera de San Francisco de Asís · Sabiduría de ...

  • Solo para ellas de Amber Lake

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    Una cosa bella es un goce eterno. John Keats Una sonrisa de satisfaccion curvo la sensual boca de Tania al repasar el informe del contable que gestionaba los asuntos economicos de su empresa. El balance del ultimo trimestre era positivo, como esperaba, y podria hacerle frente al prestamo que pensaba solicitar. Lo mando imprimir para llevar una copia cuando fuese al banco. Ese informe demostraba que la agencia era solvente y pagaria los plazos con desahogo. No tendrian razones para negarselo. Tania era la propietaria de un negocio muy peculiar. En 2010, despues de acabar los estudios de Direccion y Administracion de Empresas y un master en Recursos Humanos en la prestigiosa Universidad de Yale, en Estados Unidos, regreso a Barcelona, su ciudad natal, con muchas ilusiones y un brillante curriculum bajo el brazo. Tras pasar por algunos trabajos ingratos y mal remunerados, una noticia aparecida en un periodico financiero le dio la idea: crear una agencia que se dedicase a ofrecer los servicios de hombres de compania para compromisos profesionales o de ocio a las personas y empresas que lo solicitasen; algo que se hacia en otros paises con mucho exito, segun destacaba el diario. Hizo un estudio de mercado y de las pocas agencias similares que existian en la ciudad y comprendio que el proyecto podria tener exito --a pesar de la crisis economica que asolaba el pais en esos momentos-- si incluia una mayor gama de ofertas y un catalogo de personal amplio, variado y selecto. Y asi surgio <>, su floreciente agencia y la mejor de la ciudad en su especialidad por la amplitud de actividades que ofrecia y la profesionalidad de sus empleados y colaboradores. El secreto de su exito era la rigurosa seleccion de su personal. Procuraba que fueran hombres inteligentes, cultos, elegantes... No tenian que ser necesariamente guapos. Con poseer un fisico aceptable y gusto en el vestir era suficiente. Su atractivo derivaba de la seguridad en si mismos, de su caracter afable, su simpatia y, en especial, de su correccion y esfuerzo, cualidades que los convertian en unos autenticos caballeros. A la hora de seleccionarlos, valoraba que estuviesen acostumbrados a moverse con soltura en ambientes sofisticados y dispusiesen de recursos suficientes para resolver cualquier imprevisto que pudiera surgir, como sacar de apuros a sus acompanantes en caso de necesidad. Y de forma discreta, otra de las maximas de su empresa; como habia ocurrido en algunas ocasiones con personajes famosos de visita en la ciudad que habian recurrido a su agencia para procurarse un poco de recreo. A todo ello, habia que sumar --aunque no era requisito imprescindible-- que fueran amantes generosos y experimentados por si la mujer que los contrataba deseaba ampliar sus servicios en ese aspecto. Cuando fundo la empresa, Tania no se planteo incluir esas prestaciones especiales, como ella las llamaba. Por desgracia, gran parte de sus clientas acababan solicitando ese extra, y ella comprendio que no podia ponerlas en manos de amantes inexpertos o de brutos sin conciencia, que acabarian desprestigiando la imagen de calidad que pretendia dar. Su clientela era variopinta. Desde empresas que organizaban eventos y necesitaban personal para atender a los asistentes, o para hacer de <> en ellos, a fiestas privadas que requerian acompanantes para los invitados sin pareja. Incluso se habia dado el caso de personas que deseaban hacer un regalo especial a algun amigo o familiar. Con todo, la mayoria de clientes que acudian a la agencia eran mujeres, por lo general ejecutivas o empresarias de alto poder adquisitivo, que necesitaban un acompanante para acudir a algun compromiso laboral o social. Tambien las que, al carecer de pareja y de tiempo para las relaciones sociales, deseaban un companero agradable con el que disfrutar los momentos de ocio, o turistas de alto standing que requerian un guia discreto y amable para conocer a fondo la ciudad y sus posibilidades de diversion... Tania no ignoraba, ni cuestionaba, que muchas de sus clientas lo que buscaban era un hombre para llevarse a la cama, pero les daba mas garantias contratar a uno de sus colaboradores que contactar con algun gigolo de los que se ofrecian en la seccion de anuncios de los periodicos. Confiaban en su buen criterio para ofrecerles un amante a su medida y libre de riesgos. Ella se ocupaba de que su personal fuese capaz de realizar esa tarea con la misma pericia y entrega que exigia en el resto de actividades. <>, advertia a sus empleados. Y esa era una de las razones por las que, en el ultimo ano, los usuarios habian aumentado de forma extraordinaria. El <> funcionaba muy bien, y eso le habia llevado a verse desbordada de trabajo en los ultimos meses. De todas formas, indicaba a los interesados que la prestacion extra era un tema que debian gestionar con el contratado. El suyo no era un negocio de prostitucion e insistia en dejarlo bien claro, tanto a los clientes como a sus trabajadores. Lo que ocurriese de mutuo acuerdo entre ellos no era de su incumbencia. Por desgracia, no podia impedir que muchos creyesen que la agencia no era mas que un prostibulo de lujo. Tania tenia la conciencia tranquila. Pensaba que con su empresa desarrollaba una buena labor social, al aconsejar y facilitar profesionales a las personas que acudian a ella, con lo que evitaba que se pusiesen en manos de oportunistas y desalmados. Tampoco las juzgaba. Ella nunca contrataria a un hombre para que saciara sus necesidades sexuales, era cierto; pero comprendia que habia personas que, por las circunstancias que fuesen, se veian abocadas a hacerlo y merecian la misma consideracion que el resto de sus clientes. En la actualidad disponia de un abultado catalogo de hombres de distinta edad y caracter para ofrecer a las personas interesadas, si bien la creciente demanda requeria aumentar los recursos. Ademas, y debido a que sus empleados no se dedicaban en exclusiva a esa tarea --aun estando muy bien pagada--, no solian durar mucho tiempo en la agencia. Algunos acababan abandonando por diversas razones: encontraban pareja que se oponia a que continuasen con ese empleo, conseguian un empleo mas acorde a sus expectativas de futuro... O por enfermedad, agotamiento... La profesion de acompanante solia ser de corta duracion y solo unos pocos llegaban a mantenerse hasta una edad avanzada, sobre todo por la feroz competencia. Incluso se habia visto forzada a despedir a alguno que no cumplia con las normas establecidas de discrecion y confidencialidad. Todo ello le obligaba a tener que reemplazarlos con frecuencia; lo que le ocasionaba mucho tiempo, esfuerzo e inconvenientes. La mayoria de sus empleados habian llegado a la agencia tras consultar la publicidad que aparecia en los principales periodicos y en la pagina web. Asimismo, los habia que acudian recomendados por alguno de sus empleados o por los que habian dejado de serlo. Tania los entrevistaba en persona para determinar si respondian a las exigencias que su distinguida clientela demandaba y no solia equivocarse en sus dictamenes. Se habia encontrado con hombres de todo tipo: muchos extraordinarios y otros solo correctos, pero tambien ignorantes, groseros o arrogantes que se delataban con solo escucharlos por telefono, o los que confundian el autentico sentido de esa profesion y creian que solo se trataba de tener citas sexuales. A estos los descartaba de inmediato, sin darles opcion a pasar a la segunda fase en la seleccion. Debido al auge economico que la ciudad llevaba experimentando desde hacia anos, que atraia a grandes directivos y empresarios --incluyendo a la cada vez mayor incorporacion de las mujeres a esos puestos de responsabilidad--, la demanda habia aumentado y se veia en la necesidad de incorporar nuevos empleados. Y en ello estaba. Tania miro el reloj que llevaba en la muneca. Pasaban unos minutos de las diez de la noche y aun no habia cenado. Al ser un negocio que llevaba personalmente, con la unica ayuda de Anna, su secretaria, la jornada laboral era extenuante y solia prolongarse hasta casi casi la medianoche; mas aun, cuando tenia una evaluacion en marcha. Esa noche decidio regalarse unas horas de descanso extra. Cenaria, veria alguna pelicula en el canal de pago y se acostaria pronto. Tenia que estar despejada al dia siguiente. A primera hora de la manana, pensaba llamar al director del banco para concertar una cita con el. No podia demorar mas la solicitud del prestamo. El negocio iba bien y tenia unos ahorros, aunque no eran suficientes para los proyectos que tenia en mente. Queria ampliar la agencia y ello requeria una fuerte inversion. En primer lugar, necesitaba alquilar un espacio en el sector de negocios mas sobresaliente de la ciudad para ubicar alli las oficinas. Ahora ocupaban parte de su vivienda, un amplio piso en la zona mas tranquila del barrio de Gracia; lo que resultaba muy practico, pero era poco profesional. Ya habia visto unas magnificas oficinas en la Gran Via de Carles III, en el distrito de Les Corts, con lo que atraeria mas clientes y de mejor calidad. Podria haberle pedido ayuda a su padre, consciente de que no se negaria a financiar ese proyecto, pero no queria involucrarlo otra vez. Ya le habia ayudado en una ocasion y, aunque tardo menos de tres anos en devolverle lo que le habia prestado, consideraba que era hora de cortar esa dependencia paterna. Sabia que se disgustaria con ella cuando se enterase de que no habia recurrido a el. Como todo padre con sus hijos, y mas si era el unico que tenia, queria y consideraba su deber ayudarla y protegerla; pero, de aceptar, acabaria creandole conflictos con su nueva esposa. Monica, con la que su padre se habia casado hacia un par de anos, era mucho mas joven que el y habia aportado al matrimonio dos hijos adolescentes. Tania sabia que no iba a admitir de buen grado que invirtiese dinero en un negocio que calificaba de deshonroso para la familia, y que ya habia causado varias discusiones entre la pareja; razon por la que dejo de visitarles meses antes. La felicidad de su padre era su prioridad, y no queria que se malograse por su culpa. CAPITULO 2 La excitacion es el fundamento del erotismo, su enigma mas profundo, su palabra clave. Milan Kundera Jana miro el reloj de pulsera y una mueca de disgusto se formo en su rostro. La persona que estaba esperando se retrasaba y eso, aparte de ponerla de malhumor, decia muy poco en su favor. Abrio el minibar y miro el surtido de botellitas. Saco una de ginebra y un bote de soda; al menos, amenizaria la espera con algo refrescante. Encendio un cigarrillo y se sento en uno de los confortables sillones. Le era indiferente que esa persona no se presentara; a ella le iban a pagar igual y, mientras, disfrutaria de las comodidades de aquella lujosa habitacion del hotel de cinco estrellas, que le abonarian igualmente. Diez minutos mas tarde, escucho unos urgentes golpes en la puerta. Sin apresurarse, se levanto y se miro en el espejo que ocupaba toda una pared frente a la cama. La imagen que le devolvio era impecable. El favorecedor maquillaje destacaba sus mejores rasgos: unos ojos grandes de largas pestanas y una boca jugosa. El vestido moldeaba su cuerpo escultural y dejaba al descubierto gran parte de las largas y bien torneadas piernas, que ella resaltaba con unos altos stilettos. La cuidada melena, peinada en uno de los mejores salones de belleza de la ciudad, remataba el soberbio conjunto que muchas mujeres envidiaban y todos los hombres deseaban. Satisfecha, fue a abrir. El hombre, de unos veintipocos anos y de atractivo rostro, respiraba con dificultad. Parecia que acababa de batir el record de los cien metros lisos. --?La senora Valdes? --pregunto, cuando fue capaz de recuperar el aliento. --Si --respondio Jana, observandolo con ojo critico y gesto serio. Aparte de la edad, le sorprendio el informal atuendo que llevaba: pantalon vaquero desgastado, cazadora de cuero negra sobre una camiseta blanca y zapatillas de deporte; una indumentaria adecuada a su edad y constitucion, pero le resultaba dificil imaginarlo con traje y corbata, prendas mas acordes con el trabajo que pretendia desempenar. Con todo, tenia su encanto. El aspecto aninado del rostro, acentuado por el rizado cabello rubio, despertaria instintos maternales en algunas mujeres; la razon mas probable de que Tania lo hubiese preseleccionado, cuando no se equiparaba a los aspirantes que le solia enviar. --Encantado, senora Valdes. Soy Jordi Oliva. --Sonrio nervioso. --Jana, por favor. Senora Valdes es demasiado serio. --Claro, Jana. Un nombre muy bonito. He venido a... a... --titubeo. No acertaba con la palabra adecuada para describir lo que habia ido a hacer alli. Jana tiro de la mano que le tendia y lo introdujo en la habitacion. --Ya se a lo que has venido, Jordi, aunque con considerable retraso. El evidente reproche altero aun mas al joven, que intento justificarse. --Lo siento. Es que no encontraba donde aparcar --dijo de forma atropellada. --Esa es una contrariedad con la que se debe contar; por ello, es necesario tomar tiempo. Y un recurso muy socorrido es el parking del hotel, si lo tiene.

  • El guante de cobre. Magisterium 2, Cassandra Clare de Cassandra Clare

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  • Almas de Cristal de Anali Sangar

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    -Te quiero, pequena. Te quiero con toda mi alma y no puedo mas que odiarme por ello.-No mas de lo que yo te quiero a ti. No mas de lo que yo me odio por haber destrozado tu corazon de nuevo.Al haber experimentado el dolor en cada una de sus facetas, Dario se limita a respirar mientras es arrastrado por el flujo de la vida.Hasta que la conoce a ella.A Silvia le gusta todo de Dario: su genuina naturalidad, esa sonrisa que nunca llega a asomar a sus ojos e incluso la expresion de tristeza que siempre le acompana.Tres besos tomados sin permiso actuan como detonante, empujandolos a enfrentarse a un injusto destino en el que, si alguno de los dos se permite ceder, sus almas, de por si danadas, podrian terminar haciendose anicos.

  • Chantal (Paris 2) de Emma Madden

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    Entro en el invernadero intentando ignorar el telefono que no paraba de sonar, y se concentro en sus frutas sin pensar en nada, una media hora muy productiva hasta que no pudo mas, cogio el aparato y contesto a Harry, su ex, que llevaba dos dias acosandola. --!?Que quieres, Harry?!, si tienes algo que decirme hazlo a traves de mi abogada, ya lo sabes. --Es personal. Ha muerto mi padre. --Vaya... Se enderezo para prestarle atencion y recordo a su exsuegro, ese hombre britanico tan agradable, de los pocos de la familia Archer que desde el principio habia sido amable con ella, y se sintio un poco culpable. --Lo siento mucho ?Que ha pasado? --Un infarto de miocardio, el funeral sera la semana que viene, te aviso por si quieres venir a Manchester. --Te lo agradezco, pero no puedo, sin embargo, manda mis condolencias a toda tu familia, por favor. De verdad que lo siento mucho, ?tu como estas? --Me gustaria que vinieras, Chan, necesito que vengas a acompanarme. --Lo siento de veras por ti y por tu familia, Harry, pero no voy a ir, no puedo y tampoco es necesario, llevamos tres anos divorciados. --?Ni siquiera en un momento asi vas a bajar la guardia, Chantal?, ?cuando te has convertido en una hija de p...? No siguio escuchandolo, le colgo de inmediato, apago el telefono y volvio a su huerto respirando hondo. De verdad le daba mucha pena la muerte del senor Archer, que debia tener poco mas de setenta anos, pero no pensaba caer en las garras de Harry otra vez, nunca mas, porque ese tio era capaz de utilizar cualquier cosa con tal de manipularla. Cerro los ojos procurando no debilitar su posicion y no claudicar despues de tres anos de esfuerzos por quitarse a ese individuo de encima, y se puso a limpiar malas hierbas pensando en Etienne y Sol, que le habian contado esa manana que iban a ser padres. Una noticia maravillosa para todo el mundo, especialmente para su amigo, que siempre habia sonado con tener una docena de ninos correteando por su casa. Etienne, con el que se habia criado y al que consideraba un hermano, era hijo unico, al menos dentro del matrimonio de sus padres, y admiraba profundamente a las familias con muchos hermanos, en eso era muy convencional, y, aunque se habia pasado toda la vida ejerciendo de seductor de una noche y de rompecorazones oficial, al fin habia encontrado una mujer con la que sentar la cabeza y tener hijos, y eso no la podia alegrar mas porque ambos se lo merecian, tanto el como Sol, porque ambos eran increibles, y estaba segura de que iban a ser unos padres extraordinarios. Sin querer calculo que Sol iba a ser madre a los treinta y tres anos, una edad muy avanzada para el criterio de su abuela, pero una edad estupenda para los tiempos que corrian, y suspiro un poco contrariada, porque eran los anos que ella habia previsto para ser madre, por eso se habia casado justo antes de cumplir los treinta. Lamentablemente, con la joyita de marido que habia elegido, el proyecto de tener familia numerosa habia quedado aparcado desde el principio, se habia hecho inviable y en el fondo se alegraba, porque haber dado a sus hijos un padre con Harry Archer habria sido una verdadera faena. --!Chanty! La voz de Jean-Jacques la saco de golpe de sus elucubraciones y salio del invernadero para saludarlo. El entraba por el jardin muy abrigado y acompanado por un hombre de su misma estatura, muy atractivo, con el pelo y los ojos oscuros, que le sonrio incluso antes de que los presentaran, provocando que ella casi se cayera al suelo de la impresion. --Te he traido a Luca, hoy tenia la tarde libre y hemos venido a echar un vistazo. ?Puedes dedicarle unos minutos? --Claro. Hola, Luca, encantada de conocerte al fin. Se dieron la mano y el se la estrujo de una forma muy contundente, cosa que agradecio, porque odiaba a las personas que te rozaban los dedos y te dejaban a medias. --Lo mismo digo, encantado de conocerte, Chantal. Madre mia, tienes un senor invernadero --Dijo acercandose para mirarlo de cerca y ella asintio. --Lo construyo mi abuelo, yo solo lo mantengo lo mejor que puedo. --Y ?que cultivas? --Cerezas, fresas, frambuesas, moras... tambien algunas flores. Es grande y puedo tener un poco de todo. --Es muy solido, precioso, me encanta. --Gracias. --Y ?que es lo que quieres reformar concretamente? --La cocina y si me queda presupuesto el comedor e incluso la escalera. La casa es vieja, como podras ver tu mismo, y necesita un buen lavado de cara. --Perfecto, voy a echar un vistazo. Pronuncio con un leve acento que ella no identifico, y camino de vuelta a la casa. Chantal miro a Jean-Jacques, que le habia recomendado muchisimo a ese hombre, un contratista muy profesional que habia hecho la ultima reforma a su restaurante-vivienda-almacen de Montmartre, y le sonrio. --Vaya, es guapisimo. --Eso dicen las chicas del restaurante. --?No era que estaba muy liado y...? --Lo esta, esta muy liado, pero hemos tenido suerte y ha hecho un hueco para venir a ver la casa --Se acerco, la abrazo por los hombros y le beso la cabeza-- ?Que tal, pequenaja?, ?va todo bien?--Me ha llamado Harry, ha fallecido su padre. --Lo siento, pero no se para que te llama a ti. --Yo tampoco... y... Etienne va a ser padre --detuvo el paso y busco sus ojos--, esperan un bebe para el verano y estan muy felices. --Con Sol, supongo. --?Quien sino? --observo como se echaba a reir y ella fruncio el ceno-- ?De que te ries? --De que el cabron hasta para eso ha tenido suerte. --Jean-Jacques... --Siempre cae de pie, Chanty, hasta para superar el universo de tias superficiales y absurdas con las que ha salido toda la vida, y lograr que una mujer como Sol se enamore de el y le quiera dar hijos. Si eso no es suerte, no se lo que es. --Son tal para cual, estan muy enamorados y es una noticia maravillosa. Ellos estan felices, asi que no me seas tan cinico y alegrate un poco. --Y me alegro, trasladales mi enhorabuena. --?Ni en un momento asi de trascendental vas a llamar a tu mejor amigo? --Hace cuatro anos que no hablo con mi mejor amigo. --Igual ahora tienes un buen motivo para acercarte... !Jean-Jacques! Lo siguio al ver que le daba la espalda para entrar en la casa y lo sujeto por el brazo, pero el la esquivo muy serio y le clavo los ojos oscuros. --Chantal, te quiero, eres mi mejor amiga, mi hermana, pero, por favor, no te metas en esto, te lo he dicho muchas veces, no intentes mediar. Tu sabes lo que hay. No voy a llamar a Etienne Clermont-Torrenne, ni ahora ni nunca, y no quiero discutir contigo por su culpa. ?Lo tenemos claro? --Si. --Muy bien, muchas gracias. ?Entramos para hablar con Luca?, no creo que disponga de mucho tiempo para que le expliques lo que quieres hacer. 1 --Quiere otras dos tartas. --No puede poner tres tartas, es una boda, solo hace falta una. --A mi no me mires, Chantal, yo solo te transmito lo que me ha dicho llorando por telefono. --Merde! Exclamo enfadadisima, porque habia clientes que realmente era para matarlos, se limpio las manos y salio de la cocina para entrar en su despacho, cogio el telefono y llamo a Marlene, esa actriz tan famosa que se casaba a los cuarenta anos por tercera vez y que les estaba complicando la vida desde el principio, incluso antes de firmar el contrato para hacerse cargo de los postres y la reposteria de su boda. --Hola, Marlene, soy Chantal Durand. --Hola, cielo, acabo de hablar con tu ayudante y... --Lo se, por eso te llamo. ?Como es que ahora quieres dos tartas nupciales mas? La boda es manana. --Solo son dos tartas. --?Solo son dos tartas?, ?no te imaginas el trabajo que da una tarta y mas aun siendo de boda? --Bueno, yo... --Sin contar con que la tradicion manda UNA tarta, no dos o tres. --Bueno, eso es asunto mio. --Claro, si hubieses avisado antes y no a veinticuatro horas de tu banquete seria asunto tuyo, pero ahora es asunto mio y solo puedo decir que no, no puedo multiplicar mi plantilla para hacer dos tartas mas. --Tenemos un contrato. --Minuciosamente detallado y ahi aparece una sola tarta de boda. --Chantal... --Es lo que hay, Marlene, esto es un catering, una cocina con sus limitaciones, y a veinticuatro horas de tu boda no puedo hacer milagros, lo siento mucho. --Joder, es que se verian muy bonitas a cada extremo de la mesa principal y luego una en medio... --Haberlo pensado antes. --Ya me has amargado el dia, Chantal. --Lo siento mucho, tengo que dejarte. Adios. Le colgo y no penso ni diez segundos mas en ella, miro la oficina, que estaba un poco desordenada, la ignoro y regreso a su taller-cocina para seguir trabajando porque, afortunadamente, Marlene no era su unica clienta, tenian muchos encargos y muy poco tiempo para perderlo con las chorradas de la gente, mucho menos si esa gente era tan poco respetuosa con el trabajo de los demas. Echo un vistazo general a su equipo, seis chicas y dos chicos de cocina, mas Joan, la administrativa, y Marie, su mano derecha, vio que estaban todos concentrados en sus respectivas tareas, y decidio hacer lo mismo, es decir, centrarse en la suya, precisamente para rematar la tarta de boda de Marlene, que les habia quedado preciosa. En realidad, las tartas de boda le estaban salvando la vida desde hacia tres anos, justo despues de que Harry arruinara su restaurante, y de paso toda su existencia, cuando habia hipotecado su casa, pedido creditos a bancos e incluso dinero a un prestamista para tapar sus negocios ruinosos, sus vicios y su doble vida, porque encima le habia empezado a ser infiel nada mas casarse. Jamas se podria perdonar el haber tardado tanto tiempo en darse cuenta de lo que estaba pasando a su alrededor. Ella era consciente de que sus padres, su hermana, Jean-Jacques y Etienne algo sabian, porque muchas veces habian intentado abrirle los ojos con respecto a las "maniobras" de Harry a sus espaldas, pero no habia hecho caso a nadie, se habia empenado en proteger y defender a su marido, se habia peleado con todo el mundo por el, y al final, la cruda realidad le habia estallado en la cara. Solo cuando el banco la habia llamado para advertirle que iban a subastar su piso, cuya hipoteca creia haber estado pagando religiosamente durante mas de tres anos, habia despertado, habia parado el mundo y se habia dedicado a comprobar personalmente sus cuentas, sus tarjetas y todo eso que Harry habia manejado a su antojo, y habia descubierto que estaban arruinados, que tenian infinidad de deudas y que estaban en la calle, porque ya no habia forma humana de rescatar su casa, y entonces, solo entonces, habia enfrentado a su maridido, que lo habia negado todo, claro, escurriendo el bulto para terminar culpandola a ella y a su restaurante de semejante ruina. Era curioso, porque incluso tres anos despues del divorcio, Harry Archer seguia negando la mayor, seguia negando que sus malas inversiones en bolsa, sus negocios absurdos patrocinando galas de boxeo, torneos de poker clandestino o apuestas deportivas, los habian empujado al abismo; seguia diciendo que no habia sido culpa suya e incluso delante de Etienne, que por ella, para no verla en la carcel, habia asumido la integridad de sus deudas, se atrevia a asegurar que su bistro en el distrito IX, junto a la Opera de Paris, los habia arruinado y llevado a la indigencia. Asi de cabron era, ni siquiera habia querido apechugar con sus errores y no le habia importado nada cargarla a ella con toda la responsabilidad. Ese era el amor que le tenia, y que seguia reclamando porque era un imbecil muy persistente, y apenas lo podia soportar. Apenas podia soportar pensar en el, menos hablar de aquella epoca oscura y aterradora en la que habia tenido que enfrentarse a empresas de cobros, llamadas de los bancos, acreedores... hasta acabar rindiendose, volviendo primero a casa de sus padres, luego pasando por aceptar el dinero de Etienne y por ultimo cerrando su precioso bistro, mientras iniciaba un proceso de divorcio igual de espantoso porque Harry no habia tenido ni la decencia de apartarse de su vida como un caballero. Y la pura verdad es que encima, a pesar de todo, se tenia que considerar una afortunada, porque al menos habia tenido a su familia, a Jean-Jacques y a un amigo rico como Etienne dispuesto a salvarla, y no la habian dejado sola. Gracias a todos ellos habia empezado de cero haciendo pasteles y tartas en la cocina de su madre para vender puerta a puerta en restaurantes y cafeterias, incluso en colegios u oficinas, y poco a poco, trabajando los fines de semana en el restaurante de Jean-Jacques, habia juntado dinero suficiente para contratar una ayudante y comprar artilugios de cocina mas sofisticados, y cuando el mismo Etienne, del que no queria recibir mas ayuda economica, la habia presionado para que se mudara a la casa que le habia comprado a su abuela en Belleville, casa donde ambos habian pasado muchos anos de su infancia, se habia independizado del todo, habia empezado oficialmente su catering alli y cuatro meses despues, con mucha ilusion, habia podido alquilar un taller grande y con muchas comodidades en el centro de Belleville, desde donde se estaban dando a conocer a todo Paris gracias a su reposteria y a sus ya celebres tartas de boda. Por supuesto, los contactos de sus amigos y su familia habian ayudado a allanarle el camino, los encargos de Jean- Jacques o de otros chefs conocidos le habian dado el primer espaldarazo, pero lo cierto es que se lo habian currado mucho, todo su equipo, empezando por Marie, que era un as en las redes sociales y los habia convertido en primera opcion para muchos clientes VIPS, y de ella misma, no pensaba quitarse el merito, porque llevaba dejandose la piel en su negocio tres anos enteros y sin parar ni siquiera los fines de semana. "Tantos estudios, tanto Le Cordon Bleu y tanto master en la Academia de Artes Culinarias Suiza para acabar regentando una pasteleria de toda la vida", decia su abuela Milu cuando se enfadaba con ella por no buscar trabajo en un restaurante de categoria, y tal vez tuviera razon, pero a ella le daba igual, porque lo importante era cocinar, crear piezas preciosas y deliciosas como la tarta de boda que tenia delante, y en el fondo daba igual donde lo hiciera. --Hola, guapa. --!Hola! --Levanto la cabeza para saludar a Sol, a la que no habia oido entrar en la cocina, y ella le sonrio dejando encima de la mesa varias cajas rectangulares de carton--. Vaya sorpresa. --Te traigo los Eclairs, ocho docenas. --!?En serio?!

  • Lady Amelia de Lydia C. Ramirez

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    En el Londres del siglo XIX, lady Amelia Phillips sufre por el amor no correspondido del duque de Pendleton, ademas de tener que lidiar con su insoportable madre, se enfrenta al repudio social por culpa de su hermano mayor. Entonces ante ella se abre la oportunidad de salir de ese infierno de la mano del joven heredero Robert Bradford. ?Podra Amelia conseguir al fin el amor de William? ?O debera rendirse?

  • Iluminacion y fulgor nocturno de Carson Mccullers

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    Escrita al dictado meses antes de morir, esta impactante narracion contiene la segura, certera y deslumbrante capacidad poetica de los mas importantes escritos de McCullers. Con la espontaneidad de un soliloquio confidencial, la autora nos relata su infancia feliz en Georgia, las consecuencias de su precoz exito como escritora o su implicita bisexualidad. El rostro desconocido de la vida americana de la primera mitad del siglo XX, con la fuerza de una existencia contemporanea.

  • Mas alla del arbol de E. Pasport

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    ?Que habia mas alla de aquel arbol milenario? ?Quien era aquel desconocido que acababa de desaparecer ante sus ojos como por arte de magia? Danae no estaba preparada para todo lo que iba a descubrir aquella noche. Sin embargo, llevaba demasiado tiempo rodeada de secretos. Necesitaba respuestas. ?Cuales eran sus verdaderos origenes? ?Por que sus padres se habian divorciado diez anos atras? ?Que ocultaba su hermana?
    Pronto descubrira que a veces es mejor dejar enterrado el pasado y que existen peligros de los que es imposible escapar.
    Dos dimensiones paralelas. Viajes en el tiempo. Un oscuro secreto. Dos hombres completamente opuestos. Una historia de amor y aventura a caballo entre dos mundos.

  • El Mandamas de Clara Montecarlo

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    El era el Alfa y el Omega.
    Y todo con lo que una mujer podia sonar.

  • Al otro lado del mundo de Jose Luis Perales

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    Llega la novela mas autobiografica de Jose Luis Perales. Una emotiva y tierna historia en la que el cantante y escritor ahonda a traves de la ficcion en su infancia, su formacion, sus deseos y el comienzo de su pasion por la musica.

  • Mi mundo en tus ojos de Abril Camino

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    Una gran novela New Adult, emocionante, original y con personajes complejos y profundos, que adoraras en seguida y recordaras mucho tiempo despues de su lectura. Primera novela publicada de una de las autoras de romantica mas exitosas en Amazon. Mi mundo en tus ojos es una novela romantica y desgarradora, con una trama y unos personajes absolutamente impactantes. ?Que ocurre cuando dos personas rotas se encuentran en el punto perfecto del camino? La vida de Summer se hizo pedazos cuando solo tenia cinco anos. Sobrevivio al infierno, pero nadie la enseno a vivir. Hasta que llego a la universidad, conocio a un chico con los ojos color turquesa y vio su mundo en ellos. Logan sabe, en cuanto conoce a Summer, que esta tan destrozada como el. Y, entre musica de los sesenta, charlas de madrugada, paseos en moto, nubes de golosina y tatuajes que cuentan la historia de una vida, se convierten en el pegamento de los anicos del otro. Hasta que el pasado es mas fuerte que ellos. Sus vidas saltan por los aires. Y vuelven a estar rotos.

  • El vuelo de la serpiente (Trilogia del Zodiaco 2) de Ricardo Alia

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    Mayo de 2013, el Ano de la Serpiente, el signo mas ambicioso del Zodiaco que representa la astucia,el rencor y la venganza. Ha pasado mas de un ano desde que el caso del Asesino de Quimicas sacudiese a la ciudad de San Sebastian. La primavera, estacion natural de la Serpiente, no ha empezado bien para la Ertzaintza, que se enfrenta a las desapariciones de dos chicas que parecen haberse esfumado sin dejar rastro. Para complicar aun mas las cosas, un estudiante de Quimicas aparece asesinado &mdash eurosdesnudo y con un tiro en la cabeza&mdash euros, sobre una escultura del Museo Chillida-Leku.La enorme preocupacion de Max Medina, que conocia a la victima, aumenta cuando su companera Erika Lopez se ve afectada por un dramatico acontecimiento que pone toda su vida patas arriba, y que incluso la convierte en sospechosa de un crimen. Asesinatos, secuestros, extorsion y agentes secretos hacen acto de presencia en el Ano de la Serpiente, el unico signo junto con el Dragon que tiene la virtud de renacer de sus cenizas, mudar de piel y tener varias vidas.

  • El asesino que surgio de la niebla (Bruma Oscura 1) – M. G. Pineda de M. G. Pineda

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    El Comisario Barton es un hombre amargado, huye de un oscuro y tormentoso pasado que no lo deja avanzar. Lleva dos anos en una ciudad donde nunca pasa nada grave.

  • Dr. Engel, Elena Garcia de Elena Garcia

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    Cuando Mario agrede nuevamente a Natalia la trasladan un hospital de Madrid con serias heridas. Alli conoce al Doctor Engel, un apuesto y atractivo aleman de madre espanola dispuesto a ayudarla. Cuando el doctor descubre que se trata de un caso de malos tratos y que la vida de la chica corre serio peligro, la convence para que abandone a su agresor. Cuando Mario se entera empiezan las amenazas de muerte.

  • Las 4 fuerzas que rigen el universo de Jordi Pereyra

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    Hoy sabemos que cualquier incognita que se nos ocurra, desde por que los planetas tienen la forma que tienen o como los distintos elementos interaccionan entre si, tiene su respuesta en una --o alguna-- combinacion de cuatro fuerzas fundamentales. En este libro echaremos un vistazo al descubrimiento de estas fuerzas para acercarnos a los avances que se estan realizando y plantear la posibilidad de si algun dia se podran unificar en una gran Teoria del Todo.

  • MARIPOSA CAPOEIRISTA 2 de Lily Perozo

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    Tras un tragico evento, que amenaza la seguridad de la familia Garnett, deberan poner punto final a sus sonadas vacaciones y regresar a Nueva York. Sin embargo, Elizabeth dejo en Brasil muchos pendientes, ademas de un poderoso sentimiento que apenas descubria, el cual se volvera mas intenso a pesar de la distancia.
    Mientras tanto, en Rio de Janeiro, Alexandre debera enfrentar una situacion de vida o muerte, que lo alejara de la mujer que durante anos creyo una fantasia, pero que llego a su vida en el momento menos esperado, convirtiendose en la mas increible realidad; por la que luchara hasta vencer sus miedos y tenerla de regreso.
    Un inesperado suceso que sacudira a Brasil tambien trastocara la vida de Alexandre y Elizabeth, abriendo una puerta al tan esperado reencuentro, pero nuevos secretos seran revelados, poniendo en la cuerda floja su prematura relacion. Elizabeth debera decidir entre seguir su corazon y confiar en Alexandre o ser sensata y continuar con su vida al lado de Luck.
    Cualquier decision que tome terminara lastimando inevitablemente a alguno de los dos hombres que mas ama en su vida, algo que debera afrontar, si desea su felicidad.
    Lee el segundo libro de Mariposa Capoeirista y descubre que le depara el destino a Elizabeth Garnett.

  • Si me traicionas (Los hermanos MacCarrik), Kresley Cole de Kresley Cole

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  • Criado para el Amor (Los McCarthys de Gansett Island 1) de Marie Force

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    Maddie Chester esta decidida a dejar su ciudad natal de Gansett Island, un lugar que solo le ha traido malos recuerdos y rumores muy feos. Entonces sale despedida de su bicicleta cuando se dirige de camino a su trabajo como sirvienta en el McCarthy's Resort Hotel por culpa del “hijo predilecto” de Gansett, Mac McCarthy. El esta de vuelta en la ciudad para ayudar a su padre con los preparativos para vender el complejo de la familia y no tiene intencion de quedarse mucho tiempo. Cuando Mac hace que Maddie salga volando accidentalmente por encima del manillar causandole graves heridas, decide instalarse con ella para asistirla hasta que se recupere y ayudarla con los cuidados de su hijo pequeno. Pronto se da cuenta de que sus planes de hacer solo una visita relampago a la isla se encuentran en serio peligro y que puede que simplemente haya sido “criado” para el amor.

  • Mas que una condena de Norah Carter

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    En ese momento sono un mensaje a mi movil, era de Andrea, me quede muerta al leerlo. "Estes donde estes y con quien estes, vente urgente a mi casa, no escuches a Eros, se toda la verdad, no te fies de el, te esta preparando una trampa". Me entro un escalofrio de repente. Mis manos comenzaron a sudar. Mis piernas temblaban. Estaba sufriendo un ataque de ansiedad. Tenia que pararlo asi que respire profundamente y me olvide por unos instantes de lo que me habia escrito Andrea. Eros se tuvo que dar cuenta enseguida de que algo me habia pasado y asi fue, pues comenzo a preguntarme. Yo no queria contestarle. Yo no queria darle ningun tipo de explicaciones. Aquel mensaje que me habia enviado Andrea me ponia en una situacion muy dificil. Tenia que salir de alli. Mi amiga era una persona en la que yo podia confiar. Aquel mensaje no era una casualidad. Si me lo habia enviado, es que habia una razon profunda para que yo me alejara de Eros cuanto antes. El muy cabron iba a tenderme una trampa. -?Sucede algo, Ainara? - me pregunto abriendo los ojos con sorpresa. -No, nada. Estoy muy emocionada con tu historia. Date cuenta que es mucha informacion. No me ha dado tiempo a asimilarla, Eros. Me he quedado de piedra - dije yo fingiendo. Tenia que demostrarle que era una actriz estupenda. Solo me quedaba mentirle un rato mas sin que supiera que yo habia recibido un mensaje que citaba su nombre. Solo me quedaba mentirle un rato mas para encontrar la manera de salir de alli. La confusion, los nervios y la ansiedad me estaban jugando una mala pasada. Si no controlaba mis nervios, iba a tener una crisis de panico y entonces estaria perdida. Pero no sucedio asi. Me concentre en hacer mi papel todo lo mejor posible. Era la Angelina Jolie de Cadiz. No tenia otra mision en ese momento que salir de alli y con vida. Si yo estaba fingiendo y actuando, me imagino que el estaria haciendo lo mismo segun se interpretaba del mensaje que habia recibido de mi amiga Andrea. No me gustaba nada todo aquello. Y, sin embargo, hacia unos segundos que me habia tragado toda su historia, incluso me estaba dando pena imaginarmelo en la carcel, solo, sin nadie, sin poder demostrar que era un hombre inocente. ?Como podia ser yo una mujer tan tonta? No podia caer en su trampa. Yo ya sabia que el mundo esta lleno de hombres desaprensivos y ahora tenia a uno delante de mi. Mi cabeza iba a estallar porque no dejaban de surgir toda clase de preguntas: ?Por que te has acostado con un tio asi? ?Como eres tan imbecil de no darte cuenta de que este hombre no te conviene? ?Por que sigues creyendo que, en este mundo, todavia hay principes azules? -?Te encuentras bien? - pregunto de nuevo. -No, no me encuentro bien, Eros. Estoy recuperandome del shock. Lo que me has relatado es para perder la cabeza - volvi a mentir esbozando una leve sonrisa. -No te preocupes. Te acerco a casa y hablamos con mas tranquilidad en otro momento. Entiendo que te haya impactado todo lo que te he contado. -No hace falta que me lleves a casa. No hace falta que me acompanes -dije yo con una voz suave para no levantar sospecha alguna. Tenia que evitar subirme al coche con el. Tenia que evitarlo. Tenia que obedecer a aquel mensaje que habia escrito mi amiga Andrea con un tono desesperado. Si Eros subia conmigo a un vehiculo, yo pondria mi vida en peligro. Aquello se estaba complicando por momentos y yo no encontraba la manera de deshacerme de el. Eros seguia con su talante correcto y educado. -No me supone ningun esfuerzo llevarte a casa - insistia el pesado. -No, por favor. No quiero que te preocupes por mi. Necesito quedarme sola unos dias y pensar en todo lo que me has contado. No se si es demasiado pronto ir a vivir contigo - dije yo con cara de cordero degollado. Si no hubiese recibido aquel mensaje, no habria dudado en decirle que si, pero aquellas palabras lo habian cambiado todo, absolutamente todo. -No quiero verte asi, Ainara. Quiza me he precipitado al pedirte que te vengas a vivir conmigo, pero te necesito a mi lado. No sabes por todo lo que he sufrido. Te veia receptiva y muy ilusionada. Pensaba que ibas a decir que si enseguida. Me he llevado un buen corte - dijo el poniendo la misma cara que yo, de cordero degollado. -Tienes que esperar un poco - repuse yo poniendo morritos. ?Que habria pasado si Andrea no me llega a mandar el mensaje? Eros habria conseguido ganarme. Me habria conquistado del todo y yo me habria lanzado sobre el para hacerle el amor alli mismo, en publico. Pero ahora sentia miedo y recelo ante aquel hombre, que, por muy guapo que fuese, se habia convertido en alguien al que temer. Se hizo un silencio entre nosotros. Yo mire el movil para comprobar si mi amiga me habia mandado otro mensaje. El no me quitaba la vista de encima. Parecia estar estudiando cada uno de mis movimientos. Aquello me ponia cada vez mas nerviosa, pero yo tenia que disimular. Tenia que mantenerme en calma y comportarme como esa mujer de la que el se habia encaprichado y con la que habia tenido sexo del bueno a lo largo de estas ultimas semanas. ?Por que queria tenderme una trampa? ?Que escondia aquel tipo? -Te veo rara de repente - apunto el en plan detective. -No me pasa nada, ya te lo he dicho. No me des mas la vara. Lo que ocurre es que yo tengo mi corazoncito y todo lo que me has dicho me afecta. Soy una mujer mas sensible de lo que parece, aunque veas que a veces me comporto como una bruta - dije yo sonriendo, pero aquella sonrisa escondia nerviosismo y miedo, mucho miedo. -Esta bien. Si no quieres que te acompane a casa, lo entiendo - dijo el ya resignado. !Aleluya!, pense. -Eros, sera mejor que te marches. Hablare contigo dentro de unos dias. Quiero pensar bien todo lo que me has dicho y quiza decida irme a vivir contigo - anadi yo con un tono serio, de mujer reflexiva, sin demasiada ilusion. -Espero que mi pasado no cambie las cosas, Ainara. Me destrozarias, ?sabes? - sus palabras sonaron certeras. Aquel hombre me queria. Estaba dispuesto a vivir conmigo, pero, si hacia caso al mensaje de Andrea, aquella propuesta de irme a vivir con el podia ser una trampa. Tenia que hablar con mi amiga cuanto antes. Yo no me iba a encerrar en casa con todo ese mar de dudas que a mi si que me estaba destrozando por dentro. Se levanto de la silla y se acerco a mi. Me beso y yo le correspondi con el mismo beso. Pero no hubo pasion ni desenfreno como otras veces. Sus manos robustas acariciaron mi pelo y yo temble, no porque me excitara, sino, porque, por primera vez, senti pavor hacia un hombre. -Estamos en contacto, Eros. -No me jodas la vida, Ainara. Te necesito y mucho - me suplico mientras su figura se alejaba. Antes de marcharse habia dejado unas monedas sobre la mesa. Me habia invitado. Era caballeroso hasta en el ultimo detalle, pero no podia fiarme de el segun el mensaje de Andrea. Aquel encuentro tenia que haber acabado con un buen polvo y, sin embargo, ahora me quedaba sola con el corazon encogido, temiendo que yo hubiese metido la pata hasta el fondo al acostarme con aquel tipo. Me quede un rato pensando. Queria asegurarme de que se marchaba. Lo habia perdido ya de vista y automaticamente llame a Andrea. Su voz sono nerviosa. Me cogio el telefono enseguida. Yo respiraba ansiosa. El camarero se acerco y recogio las monedas, y me pregunto si queria tomar algo mas. Yo le dije que no. -?Que cojones pasa, Andrea? Estoy temblando -dije yo aliviada, pero descargando ira en mi forma de hablar. -No la tomes conmigo. ?Estas con el? - pregunto ella ansiosa. -No, no estoy con Eros. Acaba de irse - dije con un tono seco y cortante. -Sal de alli cuanto antes. Nos vemos en mi casa, ?vale? - su voz susurraba como temiendo que alguna persona mas, aparte de mi, la escuchara. -Esta bien, pero estoy cagada, Andrea. Espero que no se trate de una broma. -Ainara, no es mi estilo. Vente para casa y asegurate de que nadie te sigue - dijo ella con voz temblorosa. -Me estas acojonando, tia. No tienes bastante con quitarme mi polvo con Eros que aun encima conviertes mi vida en una puta pelicula de espias - dije yo entre ironica y enfadada. -No me jodas, sal de alli, te he dicho, por favor. Algun dia me agradeceras todo lo que estoy haciendo por ti. Aquellas palabras sonaron serias y rotundas. Aquellas palabras me pusieron la piel de gallina y ahora sentia la necesidad urgente de saber la verdad. Yo no se que habia descubierto Andrea que convertia precisamente mi relacion con Eros en una relacion peligrosa y llena de misterio. Pedi un taxi. Mientras lo esperaba, miraba para todos lados para asegurarme de que nadie me seguia, tal y como me habia dicho mi amiga. Cualquiera que me viera pensaria que estaba loca, pero me daba igual. Segun Andrea, mi vida corria un serio peligro. A los diez minutos, llego el taxi. Monte y respire. El chofer pudo ver la preocupacion en mi rostro. -?Le sucede algo, senorita? -pregunto el pobre asustado. -Metete en tus asuntos - dije en plan borde antes de darle la direccion de la casa de mi amiga. Aquel pobre taxista no tenia culpa de mi mal humor. Pero yo estaba demasiado nerviosa y habia encontrado en el alguien con el que poder desahogarme. El chico me miro un poco dolido y estuvo callado durante todo el trayecto donde yo no pare de darle vueltas a la cabeza. No me podia creer todo lo que me habia sucedido en tan poco tiempo. Me entraban ganas de llorar por momentos, pero debia ser fuerte y asegurarme muy bien lo que estaba pasando en mi vida, en mi jodida vida. Miraba continuamente hacia atras para cerciorarme de que no nos seguia ningun coche. Parecia que todo estaba bien, pero claro tampoco yo era una experta en espionaje, salvo lo que habia visto en algunas peliculas, donde habia estado mas pendiente de Dany Craig y Tom Cruise que de la trama y el argumento. Joder, era una analfabeta hasta para ver peliculas. El taxi se detuvo frente a la casa de mi amiga. Pague y no dije adios. Si hubiera podido escupirme aquel pobre taxista, lo habria hecho. Me lo merecia por el corte que le habia dado nada mas subir al vehiculo. Toque el timbre del portero automatico. Era un segundo piso. Andrea me abrio. Antes de meterme en el portal, volvi a mirar atras. No vi nada raro. Cuando me plante delante de la puerta de la casa de mi amiga, la flipada de la Andrea se me puso a hacer preguntas sobre mi vida personal para asegurarse de que era yo quien estaba en el descansillo. -Andrea, ?tu eres gilipollas? - le grite harta de responder a toda clase de preguntas. -No se que me pasa. Estoy muy nerviosa - dijo ella con voz de nino que se ha perdido en una playa. -Abre de una puta vez. !!Abre!! - grite demostrando que estaba hasta los huevos de todo aquello. Yo estaba alucinando con lo que me estaba pasando. Se hizo un silencio y, a los pocos segundos, me abrio la puerta. -Pasa - dijo secamente. -Claro que paso. No veas mas peliculas que luego te afectan a la cabeza - dije yo con actitud de reproche. -Joder, tia, ya te lo he dicho. Estoy muy nerviosa, ?sabes? -Una cosa es estar nerviosa y otra cosa es que te creas Castle o la jodida Agatha Christie - dije yo frunciendo las cejas. -Vale, perdona. Es que no se lo que hago. Llegue al comedor y me sente en su raquitico sofa del IKEA. -Tia, a ver si cambias los muebles de una vez. Esto parece del siglo pasado - dije yo intentando quitarle tension al ambiente. -Lo se, pero es que no llego a fin de mes. Alguna vez lo hare - dijo ella apenada, sentandose a mi lado. -?Que demonios pasa? - pregunte yo con ansiedad. -Es todo muy fuerte, Ainara. Muy fuerte. He temido por tu vida. Solo te pido que no te desmayes cuando te lo cuente todo de lo que me he enterado - dijo ella haciendose la interesante. -No me jodas. Tan fuerte es lo que me tienes que contar.

  • Alfileres en el corazon de Erika Gael

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    --Disculpe, senorita, creo que me he equivocado de puerta. Despues de tres meses trabajando en el museo, Danielle necesitaba distracciones con urgencia, de las que habia anhelado cuando decidio cambiar su tedioso pueblo del sur por la alocada Nueva Orleans. Una distraccion como esa, por ejemplo. Clavo sus ordinarios ojos negros en el desconocido que se apoyaba en el quicio con indolencia. Le hizo una radiografia rapida. Pelo rubio, ojos azules, rostro anguloso, musculos por todas partes. Banda de cuero al cuello. Abrigo largo. Todo negro. Y --ooooohhh, siiii, ven con mama, bebe-- NewRocks[1] en los pies. Un autentico pura sangre de los que cabalgan por Decatur Street[2]. Le dedico su mejor sonrisa --su mas caliente sonrisa--. --Depende de que esperabas encontrar del otro lado. El desconocido le devolvio el gesto, ensenando una hilera de dientes perfectos. Habia que ser muy tonta para dejar escapar a un ejemplar del sexo contrario como ese. --Bueno, en realidad venia a hablar con Steph. Oh, claro, Steph. Todos venian a ver a Steph, pero no era algo que reprocharles. Melena rizada y cobriza, grandes ojos verdes, piernas de vertigo enroscadas como hiedras bajo la minifalda. --Steph no esta --aclaro con expresion compungida, casi de verdad--. Ha salido a tomarse un cafe. Y tarda mucho --anadio--. Mucho. Nunca he visto a nadie girar la cucharilla con tanta parsimonia. No te aconsejo que la esperes. El desconocido chasqueo la lengua. Parecia contrariado. --?Quieres que le deje tu recado? --se apresuro a ofrecerle--. Si rellenas este formulario con tu nombre, tus datos personales y tu numero de telefono, sabra quien ha venido y podra llamarte. Un suave aleteo de pestanas --cortas, si, pero tan utiles en casos de emergencia...-- acompano el movimiento de su muneca mientras le tendia un papel cualquiera, tal vez una hoja de reclamaciones, o incluso puede que fuera el ultimo recibo de la luz. Si es que los jefes tenian el valor de pagarle a la compania de electricidad por algo que no se consumia en el siniestro y oscuro Museo del Vudu. Unas cuantas letras y un par de tachones despues, el desconocido se largo por donde habia venido con una mueca suspicaz, y Danielle ondeo su tesoro para que se secara la tinta. Habia que ser redomadamente idiota para dejar escapar a un hombre como ese. Y ella no lo era. Corrio al establecimiento de la senora Laveau en cuanto termino su jornada laboral. Nueva Orleans bullia de excitacion, entre tiendas que aun no habian echado el cierre y bares que ya estaban abiertos. La senora Laveau no era la original senora Laveau --los malos espiritus la tengan con ella--. Era la amiga de la hija de una cunada de la antigua manceba que habia acompanado a la celebre Marie Laveau en sus comienzos como diosa del vudu. En Nueva Orleans todo el mundo lo sabia --en Nueva Orleans todo el mundo se conocia--, pero a pesar de eso le guardaban un gran respeto a la recientemente bautizada como senora Laveau junior. La senora Laveau junior --Dory, para los amigos--, la recibio con una sonrisa y los ojos entrecerrados. Cuando el carrillon sobre la puerta aun no habia dejado de sonar, ella ya se habia precipitado a la lugubre trastienda, desde donde regreso con un monton de cajas cubiertas de polvo. --Sabia que volverias --dijo en cajun[3], con su perfeccionada voz de hechicera popular--. ?Como se llama tu elegido? A Danielle no le hizo falta repasar la informacion escrita en la hoja. Ya se la sabia de memoria. --Kieran Reid. 1525 de Prytania Street. Telefono 504-50... Dory sacudio una mano ante los ojos de la joven, que guardo silencio. --Ya, ya, nina. Te dije que con el nombre seria suficiente. Danielle se encogio de hombros. --Por si las moscas. --?Y por que crees que el es el elegido para ti? --Dory balanceo una rama seca de solo ella sabia que especie vegetal a su alrededor. Romero, identifico cuando su ropa y su pelo quedaron impregnados del fuerte olor. --Es el hombre mas guapo que ha pasado por el museo desde que trabajo alli. Ademas, usted leyo en las cartas que mi hombre llevaria botas militares. La anciana enarco una ceja. --?Y? Mas de la mitad de los hombres de esta ciudad las lucen. --?Como que y? --Danielle se llevo un dedo a la sien--. !Este lleva NewRocks, por el amor de Dios! La senora Laveau se santiguo y corrio a esparcir unas cuantas semillas sobre la mesa tipo altar tras la que despachaba. Hizo varios paquetitos con ellas, que etiqueto con esmero y cerro con varias vueltas de cordel. Despues de sacar pequenas cajas de hierbas y anadirlas al pedido, cogio tres libros de una estanteria, agrego varios folletos, un minusculo bote de agua perfumada, tela de arpillera, varios saquitos de arena, un alfiletero y tres o cuatro amuletos con dientes y colmillos de animales. O eso prefirio pensar Danielle, que tamborileaba los dedos con impaciencia sobre el mantel del mostrador.

  • Mi mejor casualidad de Mireia Hernandez Bellavista

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    Laia es una chica que tiene todo lo que ha sonado, pero su zona de confort se ha derrumbado. Decide escapar para encontrarse.
    ?Sera capaz de encontrarse a si misma?
    ?Podra cerrar la puerta del pasado?

  • Un Adios Inesperado (Bilogia Los Sauces 1) de Virginia V. B

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    < ?Como estas? Ahora mismo seguro que sorprendida, ?me equivoco?>>
    Asi comenzaba la carta que recibi de Judith, una de las personas mas importantes de mi vida, aquel dia. Y, no, no se equivocaba. Hacia diez anos que no sabiamos la una de la otra, ?como no iba a estar sorprendida?
    <>.
    Yo me hacia las mismas preguntas dia tras dia. Y la unica respuesta posible que se me ocurria era que, la vida, nos habia llevado por caminos distintos y, nuestra amistad, esa que una vez fue lo mas importante para ambas, dejo de serlo. Estaba equivocada, lo supe poco tiempo despues.
    <>.
    ?Lo era? Por aquel entonces tenia mis dudas, pero, esa carta y mi regreso a Los Sauces, el pueblo que nos vio crecer, las disiparon, cambiando mi vida para siempre.

  • Una comida en invierno de Hubert Mingarelli

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    Al amanecer, en uno de los desolados inviernos de la Segunda Guerra Mundial, tres soldados alemanes se arrastran por los helados campos de Polonia. Tienen ordenes de rastrear la zona y volver con <>. Tras atrapar a un joven judio escondido en el bosque, el grupo hace un alto en una cabana abandonada antes de regresar al campamento con su presa. Mientras con sus escasos recursos intentan encender fuego y preparan la cena, se suma al cuarteto un cazador polaco cuyo virulento antisemitismo eleva la tension de una atmosfera ya de por si a punto de estallar. A medida que avanza la velada y las implicaciones ultimas de su mision van perfilandose con mayor claridad, las lealtades y vinculos de unos hombres hambrientos, agotados e inmersos en un conflicto cuyas dimensiones y consecuencias estan muy lejos de poder calibrar, se veran puestas en entredicho.

  • Titeres con cabeza de Rocio Duran Bollo

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    Viernes, 24 de diciembre de 2004 Ricardo Gabarra, tumbado bocabajo sobre el suelo, junto al quitamiedos de la carretera mas transitada de las afueras de Madrid, respiraba despacio e intentaba recuperar la calma, mientras se juraba a si mismo no volver a disparar a un hombre. Lo peor ya habia pasado y estaba vivo. Era libre. Jamas habia vivido esa sensacion antes. Era una mezcla de felicidad, triunfo y miedo que le impedia hasta pensar. No sabia que esos sentimientos fueran la expresion de la libertad, o al menos no era asi como los recordaba de cuando era un hombre libre, siete anos atras, antes de que la prision acabase con cualquier minimo atisbo de esperanza. La carretera aun podia verse sin demasiada dificultad, pero pronto se convertiria en unas lineas reflectantes sobre un fondo negro. Levanto la mirada. Con mucho esfuerzo alcanzo a ver un panel de esos que anuncian los pormenores del trafico, en el que se leia una advertencia: <>; una fecha: <<24 de diciembre de 2004>>; y un deseo: <>. Despues de leerlo se quedo paralizado un instante al darse cuenta de como un simple panel destinado a otras personas y a otros fines resumia tan bien su situacion: el peligro, que desde luego existia; la lluvia, que en unos minutos habia provocado que el frio se pegase a su cuerpo y que la humedad penetrase hasta lo mas profundo de su ser; y, quiza lo peor, que ese deseo era lo mas cerca que iba a estar de la felicidad en esas Navidades. Sacudio la cabeza. Sabia que aun no podia relajarse y mucho menos permitir que su mente le jugara malas pasadas, aunque la ansiedad, el terror sufrido por lo que acababa de ocurrir y una mezcla de sensaciones que luchaban sin tregua dentro de el y que daban paso al cansancio, comenzaban a invadirle. Aparto por un instante los ojos del asfalto que observaba entre la maleza, apoyo la frente en un monton de tierra que asomaba entre los hierbajos aplastados por el peso de su cuerpo y volvio a respirar. Necesitaba ser otra persona, tener una nueva identidad... otra vez. Pero esta seria la ultima: o lo lograba o se dejaria atrapar, asesinar, o lo que fuera que quisieran hacerle. No podia seguir huyendo. Estaba demasiado cansado y se sentia demasiado mayor. Ademas, habia abandonado toda idea relativa a reencontrarse con su mujer, que era el motor que habia guiado sus pasos hasta ese momento; ella no lo merecia. Tantos anos pensando que estaba muerto, todos esos suenos frustrados e imposibles de recuperar. Por no hablar de las heridas. Miles de heridas forjadas con el paso del tiempo que no cicatrizarian jamas. <>, penso mientras una ligera sonrisa se dibujaba en sus frios y agrietados labios. Queria descansar unos minutos mas, pero era consciente de que debia estar alerta. Se enderezo con cuidado para buscar un coche que creyo haber oido acercarse. Fue entonces cuando la vio. No estaria a mas de cien metros de distancia y apenas se distinguia pese a su fondo blanco: la corona real sobre el haz de lictores entrelazado con el hacha y una espada rendida. <>, recordo, y se quedo quieto, abandonado a su destino. Al menos esperaba que realmente fueran los buenos. --Ni se te ocurra moverte. Una sola estupidez y eres hombre muerto. El acero que sintio en la nuca lo convencio. Lunes, 12 de abril de 2004 Ana --Hola, guapa --dijo el hombre--. ?Como te llamas? La pequena miraba a aquel hombre intentando adivinar por que la saludaba a ella. Sus labios apretados no parecia que fuesen a abrirse para pronunciar palabra alguna desde el asiento trasero de ese Volvo XC90 detenido en la calle Eloy Gonzalo, frente a la panaderia Orio, donde se encontraba sentada. --?No me vas a decir nada? ?Cuantos anos tienes? El silencio de la nina incomodo al hombre, pero no se dio por vencido. --El se llama Aki y solo tiene seis meses. --Le enseno un gatito negro, con la punta de la cola blanca, que escondia bajo el abrigo. El rostro de la pequena se ilumino. --Me llamo Ana y tengo siete anos. ?El gatito es tuyo? --Si. El gatito es mio. ?Donde esta tu mama? --Ha entrado un momento a comprar el pan. --Ah, vaya, el pan. ?Y te ha dejado aqui solita? --Me dijo que tardaria un minuto. --La nina hablaba con seguridad mientras acercaba a la ventanilla una muneca vestida de color rosa y con unos tirabuzones de ese rubio blanco y brillante que les suelen poner--. Y no estoy sola, estoy con Pepilla. --!Que bien! --El hombre sonrio de forma exagerada--. ?Y crees que a Pepilla le gustaria jugar con Aki? La nina dudo. Agarro mas fuerte a la muneca y la apreto contra su pecho. Desde donde se encontraba podia ver la panaderia aunque no a su madre, por mucho que estirara la cabeza. Segun se movia, sus pequenos rizos negros se balanceaban y sus enormes ojos oscuros se abrian mas y mas, buscandola. --Vale --dijo mientras se quitaba el cinturon y tiraba de la palanca de la puerta--. Pero quiero coger yo al gatito. --Claro, princesa, no te preocupes. La nina dio un salto para bajar del coche. Tardo mas de lo esperado porque se distrajo un segundo mirando al frente al escuchar que las campanas de la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel comenzaban a sonar. El hombre aguardaba con impaciencia, vigilando la panaderia y, a la vez, a la pequena. Cuando sono la segunda campanada, a la nina aun no le habia dado tiempo a posar ambos pies sobre el suelo. El hombre lanzo el gato contra la pared y, con sus dos enormes manos, agarro a la cria, le tapo los ojos y la boca, y la llevo en volandas hasta el maletero del coche aparcado detras del Volvo. El sonido de la ultima campanada coincidio con el ruido que hizo la bailarina azul de la pequena al impactar contra el suelo. Capitulo 1 Miercoles, 6 de octubre de 2004 El rostro vendado y la piel fria, mojada e inerte de una nina junto a un gato negro muerto fue la imagen que, con un sobresalto, desperto a Laura a las dos de la manana. Tras el desconcierto inicial, se incorporo y se seco las gotas de sudor que perlaban su frente. No estaba segura de saber donde se encontraba. Miro a su alrededor pero no consiguio reconocer lo que veia. Cerro los ojos de nuevo y respiro hondo con el unico deseo de que, al volver a abrirlos, la muerte se hubiese alejado de su mente. Las pesadillas habian vuelto despues de tanto tiempo. Ya casi habia olvidado esa sensacion de miedo e impotencia que tanto sufrimiento le habia causado anos atras. Le resultaba curioso como la mente era capaz de olvidar y de recordar con la misma facilidad. Por fin se atrevio y despego los parpados. Sus ojos se encontraron sin querer con el espejo sobre su comoda que solia darle los buenos dias, y la imagen que reflejo le hizo sentirse vacia. Se volvio a tumbar en la cama. El sol se colaba por las rendijas de la persiana y mostraba con sus reflejos los colores del arco iris en los sitios mas insospechados, como en su mano, y decidio jugar a agarrarlos entre los dedos mientras meditaba y respiraba para tranquilizarse. <>, penso. Lo malo de esa pesadilla en concreto era que ya formaba parte de su vida y, por desgracia, tenia gran semejanza con el mundo real. <>. Se lo habian aconsejado una y otra vez, y ella se lo repetia casi a diario, pero no lo lograba. Ese caso, esa nina, ese hombre... la estaban poniendo a prueba. No era la primera vez que le ocurria. Habia trabajado en muchos asuntos que la habian llevado hasta el limite, pero nunca se habia planteado abandonar. Y ahora, cuando creia que la experiencia y la frialdad por fin la acompanaban, sentia que por primera vez en toda su carrera estaba a punto de darse por vencida. Pero no debia, no podia. A veces sentia como si tuviera una deuda con los muertos que podria saldar con esta nina. Como si todos los asesinatos a los que se habia tenido que enfrentar y que no habia sido capaz de resolver se hubiesen reencarnado en este, lo que no dejaba de ser algo absurdo y obsesivo. ?Acaso los muertos daban segundas oportunidades? Decidio levantarse y sentarse frente al ordenador. Escribio en un buscador las palabras clave: <>, <>, <>, pero todo lo que aparecia eran muertes de pequenas a manos de sus familiares, muchas veces un padre despechado que lo que queria era vengarse de la madre o, si no, depredadores sexuales. En muchas ocasiones pertenecientes al entorno de la menor; en otras, las menos, simples desconocidos que las pequenas habian tenido la inmensa mala suerte de cruzarse. Laura sabia que cuando empezaba a sonar con sus asuntos la cosa era grave y que no dejaria de hacerlo hasta el final: con la sentencia condenatoria. Lo extrano era que las pesadillas solian llegar con los crimenes sin culpable o con un sospechoso contra el que aun no habia suficientes pruebas; incluso en los supuestos en los que, pese a haber culpable y pruebas, el juicio se presumia complicado. Nada de eso ocurria en este asunto: aqui habia un asesino confeso que llevaba cerca de seis meses en prision provisional a la espera de juicio. Jaime Andradas tamborileaba con sus dedos sobre la mesa de nogal del despacho del jefe de la seccion IV de la Unidad de Droga y Crimen Organizado, Joaquin Gutierrez, mientras este le dedicaba una mirada escrutadora. Su companero se retrasaba, no era nada extrano, pero si dificil de disculpar una y otra vez. --Llevamos mas de veinte minutos esperando a Olivares. ?Donde demonios se ha metido? -- pregunto Gutierrez aflojandose el nudo de la corbata. --Lo he llamado al movil pero no me lo coge. Quiza este conduciendo. Estoy convencido de que estara a punto de entrar por la puerta --respondio Jaime sin levantar la vista de la antigua mesa y sin dejar de golpear sus dedos contra ella. Rodrigo Olivares, oficial del Cuerpo Nacional de Policia, llevaba cinco anos destinado en la UDYCO central. En concreto en el grupo 41, dedicado a cocainicos, integrado en la seccion IV. Bajito, con el pelo recogido en una coleta y con un tatuaje en el antebrazo derecho --en el que con letras antiguas, grandes y negras podia leerse non omnis moriar--, se movia por todo el territorio nacional segun la femina de turno. Era capaz de organizar un viaje a Las Palmas un fin de semana, el miercoles siguiente pasar el dia en Valencia, y el jueves llegar a un juzgado de Madrid a declarar en cualquier juicio en el que hubiese sido citado como testigo. Jaime no sabia como lo conseguia. Ese rasgo de su personalidad despertaba tanto recelo en el resto de los agentes de la unidad como admiracion en su companero. Pero eso a veces le hacia perder la nocion del tiempo, y no siempre en el mejor momento

  • Tormenta (Voces del pasado 1) de Moruena Estringana

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    Cuando ella llego, un rayo resono en la distancia.
    Nada iba a ser igual tras su aparicion.
    Ni tan siquiera para Andy.
    Acostumbrada a vivir de aqui para alla, siente que es el momento de parar y descubrir cada uno de los secretos la rodean.
    Aunque ella no contaba con enamorarse de dos chicos al mismo tiempo; uno que saca lo peor de ella cada vez que la mira y hace arder su piel, y otro al que solo conoce por Internet y que, con sus palabras, conquista poco a poco su alma.
    ?Amor real o ficcion? Lo descubrira al tiempo que una sombra pesa sobre su cabeza intentando que todo siga como esta...
    Cueste lo que cueste.

  • Hasta que nos volvamos a encontrar (Bilogia Amame 2), Priscila S de Priscila S

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    La vida de Alison cambio por completo desde que decidio instalarse en Paris. Nunca penso que alli podria convertirse en la mejor bailarina de ballet, ni que cumplir un sueno no la hiciera feliz.
    Anos despues, y con una vida hecha, lo unico que mantenia era el recuerdo del que creyo el amor de su vida. Los recuerdos de Nicolas seguian atormentandola.
    La ciudad del amor volvera a ponerla a prueba. ?Que ocurrira cuando el pasado vuelva a convertirse en presente?
    Familias enemigas volveran a verse las caras cuando el pasado vuelva a ser presente.

  • Y si fuera Andy de Maribel Pont

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    Las cosas siempre ocurren cuando menos las esperas. Habia sido una discusion sin sentido. Una vuelta de tuerca de mas, a la desconfianza que me provocaban las salidas a destiempo de Manuel. Se habia marchado dando un portazo seco. Sembrando un silencio rancio dentro de las cuatro paredes que entonces ensombrecian mi presencia. No quise llorar. Tal vez habia agotado las lagrimas discusion tras discusion. Eran demasiados anos juntos. Eramos muy jovenes cuando empezamos a jugar a ser adultos. En vez de encontrarme con la desesperanza, me tope con un halo de luz, que de pronto, hizo que decidiera vivir. Estaba harta de hacerme responsable de todos los problemas de la casa, olvidandome de que aun era muy joven. Tenia treinta y cuatro anos y una hija adolescente de dieciseis, que de un momento a otro me traeria un yerno a casa. Hecha un ovillo en el sofa y barajando el caos que se acababa de formar en mi matrimonio, decidi que lo mejor que podia hacer era, no hacer nada. Dejar que las cosas siguieran su curso, si Manuel algun dia se daba cuenta de que estaba actuando mal y, sobretodo, si era capaz de demostrarme que valia la pena seguir juntos, seria una cosa del destino y con eso no podiamos competir. Mientras tanto no pensaba correr tras el, ni suplicarle que regresara, ni siquiera por Monica. Una lagrima melancolica resbalo por mi mejilla, hasta mojarme la comisura derecha del labio. Sin embargo no pude identificar ningun sentimiento de anoranza. Simplemente, lo nuestro habia terminado. Con mis pensamientos rodando como una espiral, cai en un sueno profundo. En el televisor echaban un capitulo repetido de una serie policiaca, en el cual me trasporte con la carga de mis problemas. Hubiera podido dormir horas evadiendome de la realidad si no fuera porque el cerrojo de la puerta, manipulado con brusquedad, me alarmo haciendo que me izara de golpe. Un sonoro portazo, mas agrio que el anterior, hizo que se encogiera un nudo en mi estomago. Unos pasos cruzaron el comedor a la velocidad de un rayo y acto seguido otro portazo resono al fondo del pasillo. Algo habia ocurrido. Di un brinco fugaz y corri tras los pasos de mi hija. Mis nudillos golpearon con insistencia la madera que separaba mi voz de la habitacion de mi hija. --Monica, abre la puerta. --!No quiero! Era justo lo que me faltaba, lidiar con el mal genio de una adolescente. --!Abre ahora mismo o tiro la puerta abajo! --No podras…--gruno con la voz ahogada bajo la almohada. Apegue mi espalda a la pared e hice rebotar mi cabeza. Hablar con ella cuando estaba enfadada era como querer encajar la pieza equivocada en un puzzle. --Monica haz el favor de abrir la puerta, sabes que no voy a castigarte, sea lo que sea, pero !cuentamelo, por Dios!. Me encontraba ya acuclillada y cabizbaja cuando oi el chasquido del pomo de la puerta rodar con lentitud. Monica asomo la cabeza y tras sorber por la nariz me hizo un gesto para que entrara en su habitacion. Por ese dia omiti el desorden de aquellas cuatro paredes rosadas. En el suelo yacia la ropa que se habia probado antes de salir de casa y, las puertas del armario seguian abiertas con ambos espejos enfrentados entre si. Solte un largo suspiro y me deje caer en el borde de la cama apoyada sobre mis rodillas. Monica estaba con las piernas cruzadas y un gran almohadon entre sus brazos por el cual se escondia a medias. Tenia los ojos enrojecidos y la barbilla hundida hacia el pecho. Por su expresion deduje que muy a su pesar necesitaba hablar de ello. Me aclare la voz con un suave carraspeo. --?Como se llama? --?Quien?--gruno frunciendo el ceno. Entorne los ojos ante la evidencia. --?Quien va a ser? El monstruo del que te has enamorado. --No es un monstruo--dijo con las pupilas inquietas. Lance un suspiro. --Entonces me alegra de que sea humano. Monica ahogo el amago de una risita muy debil. --!Mama! No tengo ganas de bromas. Esboce una mueca indulgente. --Pues ve al grano, yo tampoco tengo el cuerpo para risas--dije aflojando la voz. Monica permanecio unos segundos reflexiva, con la mirada perdida en un punto inconcreto de la habitacion. Contemple su rostro de facciones redondas, piel tierna y mirada entranable. Aun era una nina. Mi nina. Y en ese momento un escalofrio me recorrio el cuerpo al identificarme con ella. A su edad simplemente estaba a punto de conocer a su padre y mas adelante quedarme embarazada. Su voz adormilada me saco de mi ensonacion. --?Por que duele tanto, mama?--dijo con la voz quebrada y la mirada resentida. Un pedacito de corazon se me quebro. No queria decirle que eso tan solo era el comienzo. --Ven aqui, nena. Dame un abrazo de esos que todo lo curan. Nos fundimos en un abrazo de esos que crujen los huesos de la espalda y que hablan sin palabras. Que bonito es tener a alguien en quien apoyarse cuando una esta quebrada. No hizo falta insistir, pronto Monica continuo con su relato. --Mama… David queria que hicieramos…eso, ya sabes--dijo con la mirada perdida en un vacio de su memoria. La voz entrecortada. Abri los ojos como platos, trague saliva y aparte mi instinto de proteccion maternal. Hice de tripas corazon y carraspee para no atragantarme con la realidad. --?Y…y… quien es David? --procure parecer indiferente. --!Eso da igual ahora! --Tienes razon, continua. --Y se ha enfadado mucho--puntualizo sorbiendo por la nariz--, y lo unico que he podido hacer es irme corriendo. Y he hecho un ridiculo espantoso, seguro que ahora se lo contara a todos sus amigos. Tome aire de forma sonora. Monica barrio las lagrimas de su rostro torpemente con las palmas de sus manos, asi como lo hacia de pequena despues de una rabieta. --Ni hablar, has hecho lo correcto. Tu lo que necesitas es conocer al chico de tu vida. Todo llegara a su debido tiempo, cuando a ti te apetezca--puntualice casi deletreando cada palabra. --Me siento muy mal. Con un gesto muy propio de las madres le aparte el pelo de las mejillas, estas estaban empapadas de pena. --Carino, eres una nina muy responsable, y estoy segura de que un dia llegara un chico con la madurez que te mereces, y todo sera maravilloso. Y ya sabes lo que te he dicho siempre. --Si, mama. Con proteccion…--dijo entornando los ojos. Imprimi un beso en su mejilla. --Yo tambien tengo que contarte algo… --?El que? Su rostro sufrio una notable transicion, era como si de un momento a otro esperara esa noticia, sus pupilas se movian inquietas y permanecia con el ceno fruncido. Probablemente habia imprimido suficiente preocupacion en mis palabras como para que ella sintiese el augurio de lo que queria contar, y entonces tuve que hacerlo, por su bien, y el mio propio. --Que…he pedido cita para ir las dos a la peluqueria ?que te parece? -- apostille con una sonrisa artificial. --?En serio? --respondio esceptica. Le devolvi una mueca de pasotismo. --En serio…

  • El lugar prohibido de Susanne Jansson

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    Un thriller internacional que apelara a las lectoras de Dolores Redondo y Eva G. Saez de Urturi.

  • La fuerza del amor (Blue Roses 3) de Noelia Jimenez Sanguesa

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    Sentia como los pulmones me dolian y como la lluvia se estrellaba contra mi cara. El corazon me iba a mil mientras corria detras del coche para intentar alcanzar al amor de mi vida. El se la estaba llevando y no me daba la oportunidad de poder hacer algo. Corri durante varios metros mas, mientras veia como Lyla golpeaba el cristal desesperada. Hubo un momento en el que el coche acelero y mis piernas y pulmones no lo resistieron. Cai al suelo y vi con lagrimas en los ojos como la alejaban de mi. Pero no me rendiria. Moveria cielo y tierra para encontrarla. No perderia la esperanza en lo perdido.

  • La rueda de la vida de Elisabeth Kubler-ross

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    La rueda de la vida es el legado espiritual de esta extraordinaria mujer que, al reconciliarnos con la muerte, nos enseno a amar la vida.

  • La sonrisa del lobo de Tim Leach

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    Tengo una buena historia que contarte. De duelos y traiciones; de exilio y venganza.
    Ninguna otra historia importa, si esta se olvida.

  • Melocotones de vina de Lola Lopez De Lacalle

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    En la inmediata postguerra, Pilar y Paulina, dos sencillas vecinas de un pueblo de la Rioja Alavesa, temerosas de Dios, que nunca se han saltado una misa en una fiesta de guardar, comparten un terrible secreto. Viuda una con dos hijos, despues de que su marido fuese cuneteado por los falangistas, y madre de doce criaturas la otra, tejeran una urdimbre de lealtad para protegerse a si mismas y a sus familias, incluso mas alla de la muerte.

  • Backstage Lovestory de Robin Scoresby

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    ?Y si cuando beso a otro actor en escena me estoy imaginado al director?

  • Una belleza sin igual de Cheryl St. John

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    El escandalo era lo menos conveniente en sus circunstancias

  • Si manana muero de Eugenio Fuentes

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    Ruben es un joven pintor ilusionado porque en 1936 logra su primera exposicion en Madrid y, ademas, vender de inmediato su mejor cuadro. Pero no se espera la afrenta del comprador, un tal Jeronimo de las Hoces, que acaba quemando la obra en su presencia. El estallido de la guerra lo precipita todo. Destinado al Servicio de Propaganda, Ruben conoce a Marta Medina, una violista que estudia en el conservatorio, y a su companero Marcelo. Junto con otros milicianos, los tres acabaran destinados al frente de Extremadura, a Breda, una poblacion importante y de valor estrategico, porque podria detener el avance de los militaresgolpistas, que pretenden unir la zona sur de la Peninsula con la bolsa del norte. Pero en Breda tambien reside un extrano terrateniente aficionado al arte que, enfermo de melancolia, ha construido un tumulo misterioso, un monumental mausoleo en memoria de su esposa fallecida.Entretanto, las historias de algunos de los habitantes de Breda, de sus humillaciones y traiciones, se entrecruzan con las vidas de los militares que llegan de Madrid, y con el destino de los falangistas joseantonianos dispuestos a hacer meritos.

  • Aire entre las manos (Aire y viento 1) de Marta Marquez

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  • Lissy de Luca D’andrea

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    Dos golpes ligeros y estas palabras: Crunch, crunch, crunch. ?Quien roe, roe? ?Quien mi casita me come? Marlene, veintidos anos, un metro sesenta, o algo mas, ojos color azul melancolia, un lunar al final de la sonrisa, indudablemente hermosa e indudablemente asustada, se miro reflejada en el acero de la caja fuerte y se dijo a si misma que era idiota. Era metal, no el mazapan del cuento. Y no habia ninguna bruja en las inmediaciones. Es el miedo, se dijo, solo es eso. Movio los hombros, dejo de respirar, como su padre antes de apretar el gatillo de la escopeta, vacio los pulmones y volvio a concentrarse. Las brujas no existian. Los cuentos mentian. Solo la vida importaba, y Marlene se preparaba para cambiar la suya definitivamente. La combinacion era facil de recordar. Uno. Tres. Dos. Luego un cuatro. Un giro de muneca, otra vez cuatro y ya estaba. Tan simple que las manos de Marlene lo hicieron todo por si solas. Aferro el tirador de acero, lo bajo y apreto los dientes. Un tesoro. Fajos de billetes de banco apilados como lena para la Stube . Una pistola, una caja de municiones y una bolsita de terciopelo. Por debajo de la caja asomaba una libreta que valia mas que todo ese dinero multiplicado por cien. Habia sangre y tal vez incluso un par de cadenas perpetuas guardadas entre sus paginas arrugadas: una interminable lista de acreedores y deudores, nombres de amigos y de amigos de amigos escritos con la caligrafia pequena, delgada e inclinada de Herr Wegener. Marlene no le dedico un segundo vistazo. No le interesaban la pistola, las balas ni los fajos de billetes. La bolsita de terciopelo, en cambio, hizo que le sudaran las palmas de las manos. Conocia su contenido, conocia su poder, y estaba aterrada. El suyo no era un simple robo. Llamemos a las cosas por su nombre. Lo que la mujer joven estaba haciendo con el corazon en un puno era… traicion. Marlene Taufer in Wegener, legitima esposa de Robert Wegener. El hombre frente al que todo el mundo se quitaba el sombrero: cuarenta anos transcurridos en la construccion de una carrera hecha de intimidaciones, contrabando, emboscadas y asesinatos. Nadie bromeaba con un hombre como Wegener. Nadie se atrevia ni a utilizar siquiera su nombre de pila. Para todo el mundo Robert Wegener era Herr Wegener. Incluso para ella. Marlene. Su esposa. Espabila. El tiempo apremia. Sin embargo, tal vez precisamente debido al acoso de las agujas del reloj, durante un parentesis entre un tic y un tac, cuando Marlene abrio la bolsita de terciopelo, la fabula volvio a tomar la delantera sobre la realidad y la mirada de la mujer joven se cruzo con la azul, profunda y terrible, de criaturas minusculas y puntiagudas. Cobolds. Le parecio incluso obvio. A los cobolds les gustaba el metal, el frio y la muerte: caja fuerte, pistola, dinero y libreta. Un nido perfecto. Los cobolds reaccionaron con ferocidad ante ese allanamiento. Se apoderaron de la luz de la habitacion, la apresaron en sus ojitos crueles y la transformaron en un destilado de odio tan salvaje que por poco a Marlene no se le cayo la bolsita de los dedos. Eso la hizo volver al presente. A la caja fuerte completamente abierta. A la villa en el Passirio. Es decir, a la realidad. La bolsita de terciopelo estaba repleta de zafiros. Carbono condensado que, debido a una broma de la fisica, habia aprendido a brillar como una estrella. Toda, o casi toda, la fortuna de Herr Wegener apretada en su puno. Pero nada de brujas ni de cobolds. Porque, se dijo de nuevo Marlene, no existian las brujas, ni tampoco los cobolds; en cambio, esas piedras preciosas no solo eran reales, sino que tambien eran la llave para su nueva vida. Siempre y cuando dejara de perder el tiempo y se largara. Sin prestar mas atencion al mundo de los cuentos, y sin pensar en la cadena de consecuencias que acababa de poner en marcha, Marlene cerro la bolsita, la escondio en el bolsillo interior de su chaqueta acolchada, cerro la caja fuerte, la oculto detras del cuadro, enderezo la espalda, le dio un toquecito a un mechon que amenazaba con acabar dentro de los ojos y dejo atras el dormitorio. Recorrio el pasillo, un tramo de escaleras, el salon, el vestibulo con innumerables espejos, la escalinata exterior. La noche la acogio con una suave brisa que soplaba del norte. No se detuvo. Puso en marcha el Fiat 130 gris y se marcho. La villa que se desvanecia en el espejo retrovisor. El discurrir de las farolas. La alianza de oro tirada por la ventanilla sin volver a pensarselo. La ciudad dormida. El desguace. Una parada rapida y, gracias a un abultado sobre de dinero, el Fiat 130 se convirtio en un Mercedes W114 color crema, con matricula <>, la documentacion en regla, los neumaticos recien estrenados y el deposito lleno. Nada de gracias. Nada de saludos. Directa hacia el oeste. Aparte de los primeros copos de nieve, todo iba de acuerdo con los planes. Al menos hasta el puesto de control a pocos kilometros de Malles. Un autentico engorro. Al final de una serie de curvas que Marlene habia empezado a enfilar, vio una furgoneta con las luces de emergencia apagadas y un par de carabineros con el aspecto de alguien que se esta muriendo de frio. O de sueno. O de quien, furtivo, esta esperando a alguien o algo. Herr Wegener tenia ojos y oidos en todas partes. Tambien entre los uniformes. De manera que: ?tentar a la suerte o cambiar de itinerario? Si no fuera por la ansiedad y el miedo, Marlene habria podido mantener todavia su plan a salvo de los imprevistos. Sin embargo, la ansiedad, el miedo y la nieve cada vez mas densa la llevaron a pisar el freno, cambiar de sentido y enfilar una carretera secundaria, desencadenando una nueva serie de acontecimientos. La carretera secundaria la llevo a otra, aun mas estrecha y sinuosa, que atravesaba un pueblecito sumido en el sueno hasta un cruce (?derecha o izquierda?, ?cara o cruz?), y aun mas adelante, con la nieve que se acumulaba en capas. Y cuando el coche empezo a dar bandazos, la chica con el lunar al final de la sonrisa decidio continuar de todos modos, con un ojo puesto en la calzada cada vez mas empinada y otro en el mapa en el que, no hace falta decirlo, ese paso (malditos sean ellos y sus mapas llenos de errores) no aparecia marcado. No era cierto. El mapa era inexacto, tal vez, como todos los demas, ?pero erroneo? Era de 1974, y en 1974 el hombre ya habia dejado su huella en el polvo lunar: no era posible que un mapa se equivocara. Marlene simplemente tendria que haber estacionado, echar el freno de mano, encender la luz del interior, respirar profundamente un par de veces y verificar mejor. Las cosas habrian ido de otra manera. Pero Marlene no se detuvo. A la ansiedad se le habia anadido la incredulidad de quien descubre que se ha perdido. Dale gas, pero adagio , se dijo, y sigue adelante. Tarde o temprano la carretera conducira a alguna parte. Un pueblo, un refugio, una explanada. Se sentiria satisfecha incluso con un espacio abierto que fuera lo bastante ancho para consentirle maniobrar y volver atras, dispuesta a desafiar el puesto de control: cualquier cosa con tal de interrumpir esa nueva e inexorable secuencia de acontecimientos y retomar el control de su propio destino. No fue asi. Tal vez la nieve, tal vez los ojos que no podian despegarse del mapa; en cualquier caso, Marlene percibio de repente que el Mercedes perdia adherencia, derrapaba a la izquierda, hacia un trompo y volaba . Fue horroroso. La negrura barrida por los faros. La nieve oscura que remolinaba en enjambres. Las fauces del precipicio. Los troncos de los arboles, inmoviles y perfectamente perceptibles en todos sus detalles. La colision. Violenta. Un fogonazo de dolor sofocado por el ruido de chapas rasgadas. Un aullido infernal, esta vez si, demasiado parecido al chirrido de la puerta de la bruja. Marlene grito el nombre de Dios. Y mientras la montana, negra y sin nombre, se cernia sobre ella, su grito se convirtio en un jadeo. Pero fue el amor lo ultimo que invoco. El amor que la habia empujado a traicionar al hombre mas peligroso que habia conocido en su vida. Ese amor que tenia un nombre. --Klaus. La ultima palabra de Marlene antes de la oscuridad. 3 Casi al amanecer. De no haber sido por el reloj, nadie se habria dado cuenta. La nevada se habia convertido en una tormenta de nieve. No habia nada de luz en el exterior, tan solo una neblina blanca. Tampoco habia nada de luz dentro de la habitacion. La arana de cristal parecia incapaz de iluminar nada, limitandose a dibujar una masa informe en el suelo. Si uno la observaba largo rato, se arriesgaba a que le asaltaran malos pensamientos. Tanto el hombre como la mujer evitaban hacerlo. Se parecia demasiado a una mancha de sangre. Aparte del tictac del reloj de pendulo y de su respiracion, solo habia silencio. La mujer estaba sentada en una butaca, las manos entrelazadas sobre los muslos apretados. Rigida como un soldadito de plomo, los rasgos faciales cristalizados en una mueca que la envejecia una decada. Llevaba una especie de uniforme. La falda hasta la rodilla, un delantal muy blanco y el pelo recogido en una trenza. De no ser por la expresion cenuda (?o asustada?), habria sido hermosa. Se llamaba Helene, y desde hacia mas de cinco anos era el ama de llaves en la villa del Passirio. Hacia mas o menos el doble de tiempo que habia dejado de morderse las unas. Esa habia sido una de las primeras lecciones en la Escuela de Economia Domestica de Bresanona, donde aprendio los fundamentos del oficio. Las manos de una buena ama de llaves, le explicaron sus profesores, son su tarjeta de visita. Nunca sucias, siempre arregladas, bien cuidadas. Dejar de morderse las unas habia sido casi como dejar de fumar, pero luego se acostumbro a ello. Durante anos la idea de volver al viejo habito ni siquiera se le habia pasado por la cabeza. Hasta que empezaron los gritos. ?Que clase de hombre podia emitir semejantes sonidos? Basto solo un instante y volvio a caer. Mordisqueaba, roia, y cuando los dientes alcanzaban la carne viva, Helene, con un gesto irritado, dejaba caer sus manos sobre el regazo para martirizarse el delantal. Luego empezaba de nuevo. Manos. Boca. Unas. Dientes. Una pequena punzada de dolor. Delantal. Y otra vez mas, desde el principio. Helene habia intercambiado una unica mirada con el hombre alli de pie, apoyado en la gran chimenea que nadie usaba nunca. Una unica mirada. Mas que elocuente. El hombre se llamaba Moritz. Habia cumplido recientemente los treinta, tenia unas ojeras como hematomas y una pistola automatica en una funda, oculta bajo la americana de su traje oscuro. Por regla general, ese traje le sentaba de maravilla. Habia pagado por el una cantidad desorbitada, pero habia valido la pena. Se lo decia por las mananas, mientras se hacia el nudo de la corbata o le daba un ultimo retoque al pelo engominado, y se lo confirmaba el interes de las mujeres con las que se cruzaba por las calles del centro. En ese amanecer, en cambio, con o sin traje oscuro, Moritz se habria sentido en cualquier caso incorrecto y torpe como un espantapajaros. Porque cuando sus ojos se reflejaron en los de Helene, el hombre de la pistola vio algo que lo aterro. Una mirada de las que habia ya captado bastantes, desde que entrara a formar parte del circulo de Herr Wegener. La mirada de una victima. Y eso no estaba bien. No estaba bien, porque Moritz era un hombre sencillo que dividia el mundo con el lanzamiento de una monedita. ?Victima o verdugo? Facil: nada mejor que el sonido de una nariz al romperse. Con su metro noventa y sus noventa kilos de peso, y su propension natural a la violencia, Moritz nunca habia sentido el miedo de la victima. Hasta el momento en que, reflejandose en los ojos de Helene, se pregunto: <>. Pero tambien: <>. Por eso dejo de mirar al ama de llaves. Y la mancha en el suelo de la habitacion. Demasiadas, demasiadas preguntas. Moritz odiaba las preguntas. Porque a las preguntas uno no podia romperles la nariz. A las preguntas no les podia meter una bala en el corazon (y otra en la cabeza, por seguridad) y hacer que se callaran para siempre. Las preguntas eran como esos insectos repugnantes, todo boca y paciencia que, famelicos y canallas, eran capaces de derrumbar incluso el mas solido de los castillos. Silencio. Eso es lo que le habria gustado a Moritz. Pasar por completo de los gritos y desaparecer durante unos minutos. Los suficientes como para ahuyentar los malos pensamientos. Un cigarrillo en el jardin. O una copita de brandi. Pero las ordenes eran las ordenes. Las ordenes, para alguien como Moritz, le cortaban la cabeza a los signos de interrogacion. Marcaban la frontera entre lo que se podia hacer y lo que estaba prohibido. Las ordenes trazaban una linea recta, simple, y el era un hombre simple. Ademas, hacian que la desobediencia fuera mucho mas emocionante. Y era esto, si queremos ser sinceros hasta el fondo, lo que le habia provocado problemas. Asi que Moritz permanecia inmovil, erguido en su traje oscuro, apoyado en la chimenea apagada. Escuchando los gritos y sintiendo el peso de la automatica, que lo aplastaba contra el suelo. Sobre la mancha informe del suelo. Helene, sin embargo, tenia una vision mas compleja del mundo. No existian unicamente el blanco y el negro. La obediencia y la transgresion, las victimas y los verdugos. Habia todo un oceano de grises en los que navegar. Bastaba poco para transformar una orden en un consejo y los consejos no eran trampas, siempre ofrecian alguna escapatoria. Sus obligaciones, por ejemplo, guardaban relacion con la villa. No con su empleador. Villa y empleador eran dos cosas diferentes. Aqui habia una via de escape. Cuando decidio que ya habia tenido suficiente de aquellos gritos, Helene se levanto de golpe y salio de la habitacion. Silenciosa como un fantasma. 4 El amanecer. Mas que verla la sintio en los huesos. No habria podido hacer otra cosa. Las ventanas que daban al jardin estaban cerradas. Solo la pantalla de una lampara, rota pero aun en funcionamiento, iluminaba la habitacion sumida en el caos. Armarios completamente abiertos, cajones fuera de sitio, mantas y ropa hechas jirones, una infinidad de papeles, joyas, cuadros, libros (menos uno) por los suelos, victimas inocentes de su furia. En el centro de la sala, toda ella de estuco y con cortinas de terciopelo bordadas en oro, sentado en la cama sin hacer, Herr Wegener se dio cuenta de que si no dejaba de gritar y empezaba a razonar de manera lucida y racional todos los logros que lo habian llevado a ser lo que era se convertirian en una montana de estiercol y esfuerzo desperdiciado. El autocontrol habia sido durante anos su orgullo. Los nervios de acero y la sangre fria le habian permitido llevar la batuta de lo que, en secreto, habia bautizado como <>. Un imperio listo para dar el salto que, ese era el plan, le consentiria elevarse desde el rango del hombre ante el que uno se quita el sombrero al del hombre en cuya presencia es obligatoria una genuflexion . En ese gelido amanecer, por mucho que se esforzara en recuperarlo, el autocontrol seguia siendo una quimera. Lo era porque Wegener no queria creer lo que sus nervios de acero y su sangre fria le sugerian. Y la que era la unica y simple explicacion: Marlene. Imposible. Marlene nunca lo habria traicionado. Marlene era su esposa. Marlene era la mujer a la que amaba. Por encima de todo, Marlene era una mujer y nunca se habia visto que una mujer lograra joder a alguien como el. O tal vez si, tal vez en algunas partes del mundo habia mujeres capaces de atreverse a tanto, pero Wegener estaba seguro de que Marlene no pertenecia a esa categoria. Ni en broma. Nervios de acero y sangre fria no estaban de acuerdo. No hacian mas que repetirselo. Ha sido ella, ha sido ella, ella, ella.

  • La traicion del Alur de J .b. Caplan

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    Londres dormia profundamente en una noche humeda y triste. La luna desprendia un extrano color carmesi, aquello desde luego no podia significar nada bueno. Era el color de la sangre el que banaba las calles de la capital britanica. El Mercedes SLK atravesaba de forma sigilosa la avenida, con cautela, con miedo a llegar a su destino, pues una vez lo alcanzase, se iniciarian una serie de acontecimientos de gran trascendencia para el mundo. Quiza de tal importancia que el propio mundo como lo conocemos podria dejar de existir. El coche fue reduciendo la marcha hasta quedar detenido junto a la entrada principal de la mansion. El chofer descendio dispuesto a abrir la puerta trasera del vehiculo. Cuando lo hizo, no se atrevio a mirar a la cara de su pasajero. Observo como unas grandes botas con punta de metal se estrellaban contra el suelo y quedo impresionado, una vez mas, ante la envergadura del hombre. Le vio marcharse en la oscuridad y atravesar la verja del recinto. Como una sombra que se funde en las tinieblas. Cerro la puerta, se sento en su asiento y puso la radio. Intento relajarse pero estaba demasiado nervioso. Aquel hombre le daba mala espina, casi tanto como su jefe, el senor Ditrov. Todas las emisoras comentaban la misma noticia. Un multimillonario famoso por sus donaciones a la caridad y sus proyectos para salvar el medio ambiente habia amanecido muerto. Asesinado en su propia casa, mientras dormia. El chofer cerro los ojos dispuesto a descansar un rato, sus ordenes eran claras, llevar al senor Nattan a la mansion y esperar hasta que el encuentro hubiera acabado para poder llevarle de regreso a su hotel. Nattan se detuvo un instante frente a la verja de forja. La agarro con la diestra y sintio el frio penetrar a traves de su piel. Caras deformes de angeles de hierro le devolvieron la mirada. Empujo el enrejado y se perdio en la noche. El camino hasta la casa serpenteaba de forma sinuosa bordeado por un bosque denso de encinas, como un rio que se pierde en mitad de la jungla, escondiendo en cada recodo misterios y bestias arcanas capaces de acabar con la existencia de un simple mortal en una sola mirada. La tenue luz que desprendia la luna era absorbida por las copas de los arboles. Apenas un par de farolas alumbraban el camino. Su luz titilaba al son del viento, creando sombras de figuras fantasmagoricas sobre el asfalto, mientras, la niebla comenzaba su suave danza sobre las crestas de los arboles y descendia hacia la senda con la amenaza de absorberlo todo. Cualquier persona normal hubiera dado la vuelta solo con contemplar semejante paisaje, con la certeza de que aquella mansion estaba embrujada, o que algun demonio del averno habia decidido hacer de ella su morada. Pero Nattan no era una persona normal. Sonrio ante la estampa y siguio la senda. Tras el ultimo giro del camino se encontro frente a la entrada principal. Una fuente le saludo en la distancia. De entre las aguas surgia una espada que apuntaba al cielo. Una garra mitad humana mitad animal la asia por la empunadura. Tres escalones de marmol daban acceso a la puerta de la casa. A ambos lados dos guerreros de piedra caliza protegian la entrada. Con las cabezas giradas en direccion al paso, escudrinaban al ser que se atrevia a internarse en sus dominios. El paso del tiempo y las inclemencias del clima habian convertido sus blancas formas en piedra gris erosionada, dandoles un aspecto mas amenazador, si es que aquello era posible. Sus brazos extendidos de forma horizontal apuntaban hacia la puerta, en un acto entre la burla y la invitacion. Sus ojos inertes parecian haber sido testigos del paso de los siglos, de los seres que penetraban en aquel reino de muerte y de las sentencias que en el interior de la heredad se pronunciaban. Espero frente a la puerta pese a que sabia que estaria abierta. Fijo su atencion sobre un pequeno llamador de metal. Se trataba de un triangulo equilatero atravesado por una franja desde la mitad de su lado izquierdo hasta el vertice derecho, separando la imagen en dos triangulos mas pequenos pero del mismo tamano. Equilibrados. Golpeo dos veces y la puerta se abrio. --Bienvenido senor Nattan. Un mayordomo que daba la impresion de ser mas viejo que la propia casa le hizo una reverencia y le invito a pasar. Vestia con un traje negro su enjuto cuerpo. Parecia sacado de una novela de Charles Dickens del siglo XIX. Su tez era afilada y denotaba su avanzada edad. Dos ojos grises y trasparentes, carentes de vida, adornaban su rostro. --El senor Ditrov le espera en la biblioteca. Acompaneme si tiene usted la bondad --dijo el sirviente. No era la primera vez que visitaba al viejo en su casa y aun asi quedo impresionado, una vez mas, por la grandeza de la misma. Mirase donde mirase solo podia ver obras de arte de todos los tiempos y lugares. Mascaras funerarias de origen prehelenico rescatadas de la antigua Troya, convivian con armaduras completas de la baja edad media. Escudos de grandes batallas plagados de magulladuras se podian observar por toda la estancia, haciendo asi honor a los hombres que antes o despues habian perdido la vida tras ellos. Las armas de filo eran las verdaderas protagonistas de aquella coleccion. Armeros repletos de espadas poblaban los rincones del macabro salon. Convivian entre ellas como si sus origenes dispares solo hubieran sido una cuestion temporal. Entre algunas de aquellas <>, Nattan pudo contemplar cimitarras arabes, kalis orientales, catanas de la dinastia Song o incluso una maravillosa claymore de las tierras altas de Escocia. Pero sin duda habia una pieza a la que el viejo tenia especial carino, estaba justo en la mitad de la sala y disponia de una vitrina para si sola. Una daga curvada se mostraba orgullosa tras su prision de cristal. Su mango era de marfil rematado con joyas preciosas. Sobre la empunadura el mismo simbolo de la puerta. El emblema de una orden antigua, quiza tanto como la propia humanidad. Estaba tan ensimismado en la coleccion que cuando Nattan se quiso dar cuenta el ciego mayordomo se habia perdido entre las sombras. Apreto el paso y se dirigio a la biblioteca. Se aproximo a la puerta y recordo como el viejo habia cambiado en los ultimos doscientos anos. Como la oscuridad habia inundado su corazon y su parte humana habia desaparecido para siempre. No es facil portar el destino del mundo sobre los hombros y saber que de tus decisiones depende todo cuando se conoce. Nattan sintio un escalofrio y por primera vez en muchos anos se sintio vulnerable. Sin embargo el solo era un soldado. No tenia porque cuestionar las ordenes de su maestro. Su unica mision era acatarlas por el bien de la orden. Dos grandes hojas de madera maciza le separaban del viejo. Las aparto con ambas manos y penetro en la sala. La luz lo inundo todo. A su espalda pudo escuchar el ruido seco que produjo la puerta al cerrarse tras el, como si de un lamento o una despedida se tratara. La biblioteca no era menos impresionante que el resto de la casa. Miles de tomos le saludaron desde sus estantes escritos en todas las lenguas conocidas. Compendios de todo el saber almacenados durante siglos y seleccionados de forma escrupulosa. Se maravillo ante la vision. Estanterias de formas imposibles ascendian hasta el infinito como serpientes que atrapan en su regazo las presas que ya nunca han de ver la luz. Su mirada seguia los trazos de las prodigiosas estructuras de madera cuando se poso sobre el mural del techo. No pudo evitar abrir la boca en senal de asombro y de respeto. En el se revelaba el verdadero comienzo del mundo. Los dos grandes dioses, representados como angeles alados, dirigian a sus tropas en la batalla que daria lugar a la vida. Las huestes chocaban de forma brutal y el fuego creaba los continentes sobre la tierra. De enormes simas manaban como una plaga miles de pequenos humanos que se unian a la contienda defendiendo alguno de los dos bandos, de tal forma que en ambos lados el numero de guerreros era el mismo. En el centro de la imagen dos sombras blandian dagas manchadas en sangre y sobre sus pies, decapitados, angeles de ambos ejercitos. Estaba tan absorto en sus pensamientos que por un momento casi olvido el motivo de su visita. Escucho unos pasos y supo que el ruido habia sido intencionado. Se giro para enfrentar la mirada perniciosa del hombre que esperaba a su espalda. Apoyo la rodilla sobre el suelo, inclino la cabeza en senal de respeto y espero el permiso necesario para mirar al lider de su orden. Sintio un ligero roce sobre su hombro, se incorporo y saludo a su maestro con una leve inclinacion de cabeza. Ante el se mostro un hombre normal, no debia aparentar mas de cuarenta anos. Vestia un traje oscuro con chaleco y una camisa blanca de seda. Sus ojos eran negros como la noche y sus facciones duras y afiladas. Tenia una mirada infinita que solo acrecentaba el aura tetrica que parecia envolverlo. Un aura que destilaba perdicion y sabiduria. Un aura fermentada en la oscuridad desde hacia ocho siglos. Sobre sus manos portaba un antiguo grimorio escrito en una lengua perdida. Las tapas eran de cuero curtido, grabadas en oro con runas de una religion olvidada. Con una delicadeza casi mistica, Ditrov cerro el libro y lo apoyo en su regazo. --Maestro, todo ha salido segun lo previsto --dijo Nattan a modo de saludo. --Es la hora de comenzar aquello para lo que nos hemos estado preparando, esta guerra en la que llevamos inmersos tantos siglos debe llegar a su fin. La balanza ha perdido su equilibrio --contesto el maestro. Mantuvo una pausa teatral, observando la reaccion de su predilecto. Con un gesto de la mano libre le invito a acompanarle junto al ventanal de la biblioteca. Desde alli se veia el camino de la casa y la funebre fuente del jardin. Pasaron apenas dos minutos en silencio, pero a Nattan se le hicieron eternos. --Desde el principio de los tiempos hemos combatido fieles a los juramentos de la orden. Hemos mantenido el equilibrio y hemos acabado con quien ha osado pervertirlo. Sin embargo ahora debemos tomar partido para una vez mas cumplir con nuestra promesa. Las batallas cada vez son mas frecuentes y las consecuencias mucho mas catastroficas. Los humanos han ideado en apenas dos siglos armas capaces de acabar con toda la existencia. Por eso debemos iniciar la purga de la vida. La unica forma de volver al equilibrio es acabar con cuanto existe, sumir al mundo en la oscuridad para poder ver la luz nuevamente. Una luz mas radiante, mas bella. Sin esa plaga que asola el mundo, esas marionetas al servicio de dos dioses aburridos que llevan demasiado tiempo disputando una partida. Es hora de acabar con todo, el mundo debe sumirse en el mas profundo de los infiernos para que de sus cenizas nazca una nueva esperanza. Una sonrisa desprovista de sentimientos se dibujo en los labios del maestro. --Se que estamos preparados, pero sin embargo antes de empezar hay algo que aun debes hacer --continuo Ditrov. Se giro hacia su aprendiz y le miro directamente a los ojos. --He consultado el libro de la sangre y he visto el destino --dijo mientras palpaba el grimorio con una delicada caricia--. En nuestro camino se interpone uno de los nuestros. El cuarto nos ha traicionado. Su lealtad se ha visto comprometida y ha dado la espalda a la hermandad y a sus obligaciones. Evans debe morir. Nattan trago saliva y sintio como el mundo se le venia encima. ?Acabar con uno de los ocho? En toda la historia de la orden nunca habia sucedido. Ditrov, regocijandose en la duda que habia despertado en su interlocutor, continuo con su explicacion: --Evans siempre ha sido especial, con el paso del tiempo se ha convertido en una pieza clave para nosotros. Sin embargo no podra entender el nuevo rumbo que han tomado los acontecimientos. Su fidelidad a la orden es evidente, sin embargo su corazon humano le hace terriblemente vulnerable. Llegara el momento en que no podra cumplir con sus objetivos y se volvera contra nosotros. Por eso debemos erradicar el problema de raiz. Se ha vuelto demasiado fuerte y puede suponer un grave problema. --Asi sera maestro. Un hilo de voz fue cuanto salio de la garganta de Nattan. --?Es duda acaso lo que leo en tus ojos Nattan? Nattan nunca cuestionaria las palabras de su lider ni los designios del libro sagrado. Eso supondria cuestionarse la propia razon de su existencia. El viejo, en otras muchas ocasiones, habia visto el futuro y siempre los habia guiado con mano de hierro por el camino correcto. El era la orden y la orden lo era todo para el. Recuperando el aplomo que habia perdido nada mas entrar a la mansion, se llevo la mano al pecho y convencido de sus palabras respondio: --La orden tiene mi vida a su servicio y la palabra del maestro es la ley. El cuarto sera eliminado. --Quiza esa vida que con tanta seguridad empenas te sea pronto requerida. Nattan no sintio miedo ante la amenaza, porque el no podia sentir. Aun asi, como un acto reflejo de su vida anterior, trago saliva y abandono la mansion. El golpe de una puerta al cerrarse sobresalto al chofer. De forma instintiva observo el espejo interior del vehiculo. Dos ojos rojos como las brasas de una hoguera se posaron en el. Aparto la mirada aterrado y arranco el Mercedes. Pocos instantes despues la estela del coche se perdio en mitad de la noche. En su interior un guerrero atormentado planeaba de forma minuciosa como acabar con aquel nino al que habia salvado tantos siglos atras. Un nino al que acogio como a su propio hijo y al que forjo como uno de los asesinos mas letales de cuantos habia conocido el mundo. Nattan tuvo muy claro en aquel momento, que si su alma no estuviera muerta desde hace tantos anos hubiera llorado. Incluso creyo la ilusion de que una lagrima negra como su interior se deslizaba sigilosa a traves de su mejilla.

  • Arrancame el corazon 1 de Kris Buendia

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    Cuando la famosa actriz Jessica Sparkle no creia en el amor llega alguien sin llamar a su puerta. O mas bien, la rescato de una oleada de fotografos. Despues el mismo amor no pidio permiso para sentarse en su mesa del bar. El amor inesperado siempre es el mas amargo de todos, y mas cuando no se es sincero desde el primer momento en que lo conoces. Para Luke Warren, un capitan militar, el amor ha pasado a ultimo plano en su vida y se dedica a su unidad y romper mucha ropa interior. Odia la gente famosa, odia la fama a pesar de ser hijo de una legendaria actriz y ser hermano de un famoso actor. El capitan -Exquisito rompecorazones- Warren odia a todas las estrellas del mundo excepto a una, a la que rescato de los fotografos y a la que conocio en un bar. Ya no quiere seguir quitando cualquier ropa interior, ahora solo le interesa el encaje. El encaje que usa Jessica Sparkle. Lo que no sabe el Capitan Warren es que ambas mujeres, son la misma persona. ?Que se necesita hacer para que te arranquen el corazon? Muchas veces que te arranquen el corazon no es para guardarlo en un cofre, tambien es para pisotearlo.

  • Volver a por ti de S.m. Afonso

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    Esplendor, lujo y decadencia desde las calles de Sicilia.

  • La hija de la espanola de Karina Sainz Borgo

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    SE PUEDE PERDER TODO. SE PUEDE EMPEZAR DE NUEVO. SOLO SI ERES OTRA.

  • El intruso honorifico de Felipe Benitez Reyes

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    El intruso honorifico viene a ser una enciclopedia personal en la que se mezclan la interpretacion y el dato, la parodia y el analisis, la vision critica y la vision ironica, dando pie a una especie de caleidoscopio ensayistico en el que se analizan o se definen objetos cotidianos y conceptos universales, obras artisticas y creadores de todas las disciplinas, con el foco centrado en los aspectos mas extranos e imprevistos de nuestra realidad.

  • LA CLAUSULA: Piensalo bien antes de firmar de Mirian G. Blanco

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    Cuando se te aparezca una oportunidad… !tomala!
    Y eso fue lo que Melisa Baker hizo cuando Tyler Mccartney le propuso un descabellado contrato. La idea de ocupar el puesto de secretaria en una de las empresas mas prestigiosas a nivel internacional, !era realmente tentadora! Pero ser la <> del hombre mas sexy del planeta Tierra, aun lo hacia mas emocionante.

  • Mentiras arriesgadas de Antia Eiras

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  • El accidente del teletransporte de Ned Beauman

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    La historia es <>. Por eso, a pesar de que El accidente del teletransporte empieza en Berlin y en pleno auge del nazismo, no es una novela sobre los nazis. La novela trata de las dos obsesiones del escenografo Egon Loeser: volver a hacer el amor con una mujer y montar un escenario que reproduzca un artilugio inventado en el Renacimiento capaz de mover a los actores en el espacio y en el tiempo.

  • Antes de que todo se rompiera [LGBTI] de Ruth Ibanez Amez

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    Tener 16 anos es un infierno. Te pasas el dia intentado impresionar a pena que ni siquiera te conoce: tu padre, tu madre, tus profes, las tias (si eres Gorka), los tios (si eres Pedro), o los dos (si eres Alex). Que ganas de gritar, dar un punetazo en la mesa y largarte para siempre. Mandar todo a la mierda con un corte de mangas mientras sales por la puerta.
    Por eso, cuando Gorka propone un fin de semana lejos de casa, sin adultos y con mucho alcohol, nadie se lo piensa demasiado. Diez chicos y chicas, una casa de pueblo, mucho estres que soltar y alguna que otra virginidad que perder. ?Como decir que no a algo asi? ?Que puede salir mal?
    Poco saben que ese fin de semana cambiara su vida para siempre. Poco saben que, por mucho que lo intenten, les sera imposible volver atras en el tiempo al momento antes de que todo se rompiera.

  • Quien viene a cenar esta noche de Merche Diolch

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    --Buenos dias, senor Manuel. El anciano, sentado en el descansillo del edificio antiguo de viviendas, miro al chico que le habia saludado. --Buenos dias. --?Se encuentra bien? Asintio dubitativo. --Si... El joven se acuclillo y le agarro las heladas manos. --?Podemos ayudarle en algo? --pregunto. Fue en ese momento cuando el anciano se dio cuenta de que no estaban solos. Dos hombres de uniforme azul le observaban. --No. Estoy esperando a mi hija. Un sollozo ahogado reverbero en la escalera, atrayendo su atencion. Miro a la mujer que lloraba desde la puerta del corredor pero no la reconocio. --?Quiere que le llevemos a su casa? --Estoy... Pero no termino lo que fuera a decir. Se encontraba en el descansillo, sentado en los escalones de fria piedra, en pijama y con las pantuflas como calzado. El pelo lo tenia revuelto, indicio claro de que acababa de salir de la cama y... No sabia por que estaba alli. Capitulo 1 --Buenos dias, papa. --La mujer se acerco hasta el anciano, le dio un beso y le robo la taza de cafe. --Daniela, te he dicho miles de veces que si no te levantaras tan justa de tiempo podrias desayunar en condiciones --la reprendio al mismo tiempo que se dirigia a la cocina para ponerse otro cafe. --Ya lo hago --senalo, arrancandole una carcajada a su padre, mientras bebia el liquido negro y dejaba escapar un suspiro de satisfaccion. La mujer se sento en una de las sillas que habia alrededor de la gran mesa de madera del salon e intento prestar atencion a lo que en la television se decia. En realidad, mas de lo mismo. El paro seguia subiendo, los desahucios se sucedian y la gente cada vez tenia menos para sobrevivir. Lo sabia por propia experiencia. Llevaba sin trabajar casi dos anos y tras luchar lo que pudo, por mantener su independencia, no pudo hacer frente a ningun alquiler mas y tuvo que volver al hogar familiar, junto a su padre. --?Cuentan algo nuevo? --se intereso el hombre en cuanto regreso a la habitacion. Ella se encogio de hombros y bufo. --Lo mismo de siempre. Su padre le revolvio el largo cabello, como si todavia tuviera diez anos, y se sento frente a ella. --Ya veras como todo se soluciona --dijo--. Este pais lo ha pasado peor en otras ocasiones y miranos... --Pero papa, llevamos casi diez anos inmersos en esto --senalo la pantalla donde aparecia uno de los multiples graficos que ya no eran extranos para el comun de la poblacion--, y seguimos sin ver la luz detras del tunel. --Hija, no seas tan pesimista --el anciano la regano sin despegar los ojos de la television--. Hazme caso. Pronto encontraras trabajo. Daniela se levanto arrastrando su asiento hacia atras, estiro la blusa para quitar las posibles arrugas que pudieran haber aparecido y miro con amor a su padre. --Ojala tengas razon. El hombre bebio de la taza y siguio absorto en las noticias. No la habia escuchado y ella no esperaba respuesta alguna. Era la misma conversacion que mantenian desde que se habia mudado a esa casa, hacia casi dos anos. Recogio su bolso, donde guardo el movil, tomo las llaves y se despidio de su padre con dos besos, quien la sujeto de la mano para retenerla. --?A que hora volveras? --le pregunto centrando la cansada mirada en la de ella. Daniela se deshizo de su agarre y le acaricio la arrugada mejilla donde ya se apreciaba algo de barba. Dentro de poco tendria que afeitarle de nuevo. --No lo se. Tengo que pasar por la farmacia a recoger tus medicamentos y quiero ir donde Pepi, por si tiene noticias de algun posible trabajo. Su padre asintio y sonrio. --No te retrases. Hoy hay huevos fritos con patatas y se lo que te gustan. Ella le dio un beso en la frente, donde habia vuelto a salir la incansable herida de siempre, y le prometio que no se retrasaria. Paro en la cocina para hacerse con una manzana y salio al pasillo comunitario, acallando el sonido de las noticias al cerrar la puerta. Se apoyo en la lisa superficie y cerro los ojos. Necesitaba unos segundos, unos pocos segundos para reponerse. Su padre envejecia a pasos agigantados delante de ella. La vida se le escapaba de las manos y solo podia observar como se marchaba. Manuel habia conducido los autobuses de la EMT 1 hasta que tuvo que jubilarse. Habia luchado por sacar a su hija hacia adelante tras la muerte de su mujer, inculcandole los principios que la vida le habia ensenado desde nino, y habia conseguido una nota inmejorable en su educacion. De gran atractivo desde joven, atraia todas las miradas, hasta que la madre de Daniela le cazo, obligandole a asentar cabeza como a su padre le gustaba decir con una sonrisa en el rostro y un brillo especial en la mirada. Pero el reloj del tiempo no se detenia ante nadie y Daniela podia asegurar que, desde que habia vuelto al hogar familiar, la caida del grano de arena en el reloj de la vida se habia acelerado. El porte recio de su padre se habia encorvado, como si llevara todo el peso del mundo sobre sus hombros, a la par que se debilitaba su pulso. Hacia tiempo que la cabellera castana se habia sustituido por el blanco que otorgaba la sabiduria de la experiencia y en sus ojos, la luz que presagiaba alguna travesura habia desaparecido dando paso a una mirada cansada. --Buenos dias, Daniela. La voz de una mujer mayor le devolvio al presente. --?Que tal esta hoy, Remedios? --le pregunto a su vecina con interes, al mismo tiempo que apreciaba su vestido ajado y el perfume a naftalina. --Muy bien, hija. Con los tipicos achaques de la edad --indico llevandose una mano teatral al corazon, donde las puntillas amarillas predominaban--. ?Esta tu padre? Ella afirmo con la cabeza. --Ahi dentro esta. --Senalo la puerta--. Viendo las noticias. La mujer gruno mientras se atusaba el cabello que evidenciaba que habia pasado por la peluqueria. --Nada bueno sale de esa caja tonta --dijo, haciendola reir--. Voy a ver si quiere algunos de los calabacines que me ha traido mi hija del pueblo, para la cena de esta noche. Daniela le abrio la puerta mientras le agradecia el gesto con un beso en la mejilla. La conocia desde que era pequena, vecina pared contra pared, habia crecido con sus hijas, jugando en el parque de enfrente o correteando en el pasillo que comunicaba el resto de viviendas. --De seguro que si los querra --afirmo--. Pase y tome un cafe con el. La anciana se rio. --Creo que mejor un te, este corazon mio no soportaria mas excitante. Recomendaciones del doctor: solo un cafe por dia, descafeinado a ser posible y ya llevo dos. --Pues entonces un te, aunque recuerde que tambien es una bebida excitante --le senalo con una sonrisa. --Pero el medico solo hablo de cafe. Daniela se rio, le abrio la puerta de la casa y se despidio de ella y de su padre que, como buen anfitrion, ya se levantaba para recibir a su invitada. Los engranajes del ascensor le acompanaron en su descenso mientras se observaba en el gran espejo. Sentimientos encontrados tenia respecto a esa superficie lisa, donde cualquier imperfeccion, arruga o granito era visible y aunque la consideraba una herramienta <>, no podia evitar mirar su reflejo e intentar asimilar que por ella tambien pasaban los anos. Llevaba su larga melena oscura recogida en una cola de caballo, dejando visible su rostro moreno, donde el protagonismo lo tenian sus grandes ojos negros. De estatura baja y con curvas, Daniela no consideraba que tuviera un cuerpo que entrara dentro del canon de belleza actual pero estaba a gusto con el, y si exceptuaba las canas, los anos, las arrugas, las patas de gallo, y un largo etcetera, todavia atraia alguna que otra mirada. Esa manana se habia puesto la blusa azul, un color que sus allegados le decian que le sentaba bastante bien, junto a unos vaqueros comodos y sus deportivas moradas favoritas. Si se iba a recorrer el barrio, a la caza y captura de un trabajo, de nada le servirian los zapatos de tacon de aguja y las faldas estrechas que guardaba en su armario desde que la habian despedido del colegio donde ensenaba. Ropa que la quedaba bien --mas de un hombre y alguna que otra mujer habia seguido el vaiven de sus caderas con ella--, pero lo consideraba un <> de obligado uso que llevaba cuando ensenaba en la institucion elitista a la que acudia cada manana, desde que termino la carrera de Magisterio. --Quien iba a decirte que los ricos tambien sufren la crisis --se dijo en voz alta con ironia, cuando llego a la planta baja.

  • No esta solo de Sandrone Dazieri

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    Tras Dicker y Lemaitre, llega el nuevo gran thriller europeo.

  • Un romance entre recetas de Ariel Moncalvo

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    Emilio y Griselda se conocen en una Isla alejada de la ciudad. Ambos intentan escapar de su pasado, pero no les resulta nada facil. Ella es chef de un Hotel 5 estrellas y sabe muchas recetas de memoria. El tuvo su esplendor en Francia y ahora es un chef venido a menos, muy desordenado y desprolijo. Cuando aparece el romance, sus ex se hacen presentes intentando reconquistar a sus parejas. ?Como continuara la vida de Emilio y Griselda? ?Podran cortar con su pasado para recomenzar una vida? Este libro es una comedia romantica llena de enredos, donde el drama esta presente con cada historia que se les presenta.

  • Tu tan refugio y yo tan a la deriva (Sin Mar 5) de Cherry Chic

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    Un dia cualquiera Marco Corleone sale de su restaurante, mira al cielo, aspira con fuerza y sonrie. Parece simple, pero hubo un tiempo en que hasta respirar parecia imposible. Sus miedos se han ido extinguiendo a la misma velocidad que en su espalda crecian un par de alas listas para volar y perseguir suenos que parecian inalcanzables. Casi todo es como debe ser. Casi. Porque a veces, aunque no quiera, duele. Todo duele: la vida, los golpes de realidad una vez al mes, los recuerdos y las dudas de lo que pudo ser y no fue.
    Quiza no es una vida perfecta, despues de todo, pero es una vida que jamas sono tener. Ahora solo necesita acabar de cerrar heridas... O abrirlas en canal y dejar que el dolor se enfrente a cada fantasma con la fuerza de quien se ha superado dia a dia y el miedo de quien tiene demasiado que perder.

  • Carvalho. Problemas de identidad de Carlos Zanon

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    Sin saber bien como ni por que, Carvalho anda desgarrado entre Barcelona y Madrid. En Barcelona le quedan los restos de su tribu y el despacho en el que sigue trabajando. En Madrid anda perdido en el laberinto de una mujer casada con un prohombre de la politica nacional, y que le ha desestabilizado mas de lo que consiguio nadie antes. Quiza se esta haciendo viejo o le asaltan -como al propio pais- problemas de identidad a todos los niveles: ?quien eres, Carvalho?, ?que quieres?, ?que buscas? Estamos en 2017 y las placas tectonicas de la sociedad parecen moverse de un modo inedito. Los problemas de siempre, la desaparicion de una prostituta o una vieja amiga que acude en busca de ayuda por un sangriento crimen familiar. En lo personal, la complicidad con Biscuter pasa por horas bajas, y su salud no es la mejor noticia del momento.

  • La ultima duquesa de Laura Powell

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    Una original historia de amistad con una galeria de personajes asombrosos, pinceladas de magia, misterio y giros inesperados.
    Con apenas trece anos, Pattern ya destaca entre las estudiantes de la prestigiosa Academia de Servicio Domestico de la senorita Minchin y va a trabajar como primera doncella de la gran duquesa de Elfinburgo, que se ha quedado huerfana.
    La joven duquesa de este pequeno y misterioso lugar es nerviosa y paranoica, !y con razon!, pues aunque parezca idilico, el ducado de Elfinburgo oculta un secreto oscuro y mortal… Poco a poco, y a pesar de sus diferencias, las protagonistas forjaran una amistad que pronto las llevara a luchar por su supervivencia. Asi, Pattern empleara todo su ingenio para enfrentarse a las conspiraciones y a las intrigas de quienes menos se imaginan, y a los peligros que acechan en cada rincon, dentro y fuera del castillo.

  • Cuentos completos de Vladimir Nabokov

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    Un hombre que esta escribiendo en su despacho es interrumpido por un duende del bosque, un concertista de piano se dispone a poner fin a su carrera, un barbero afeita al hombre que lo torturo, un sonador timido hace un pacto con el Diablo…
    Los sesenta y ocho relatos de Vladimir Nabokov que se incluyen en esta edicion definitiva de su obra cuentistica, preparada por su hijo Dmitri, permiten disfrutar de su inconmensurable virtuosismo literario: de sus piruetas tematicas y formales, de sus inquietantes ambiguedades, de su elegante manejo del idioma, de la presencia de los temas -como el del doble- que lo fascinaban y de los muchos lugares que dejaron huella en el: la Rusia de su infancia, la Inglaterra de sus anos de estudiante, la Alemania y la Francia del exilio y despues esos Estados Unidos que siempre observo con sagaz y nada complaciente mirada de europeo.
    La incorporacion de este libro al catalogo de Anagrama permite anadir una pieza mas al puzle de la rica produccion literaria de Nabokov, del que hemos publicado el grueso de su obra novelistica. Y, como en las novelas, en estos cuentos brilla la inagotable inventiva de uno de los escritores autenticamente imprescindibles del siglo XX.