• libro pasaje al nuevo mundo - Tania Juste

    https://gigalibros.com/pasaje-al-nuevo-mundo.html

    Una apasionante travesia en un transatlantico a principios del siglo XX decidira el destino de una joven barcelonesa.

  • PASAJE AL NUEVO MUNDO | TANIA JUSTE | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libro-pasaje-al-nuevo-mundo/9788417108519/6463724

    21 may 2018 — El libro PASAJE AL NUEVO MUNDO de TANIA JUSTE en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • Pasaje al nuevo mundo - Grandes Novelas - Ediciones Maeva

    https://www.maeva.es/colecciones/grandes-novelas/pasaje-al-nuevo-mundo

    Amor al arte es su cuarto libro publicado en castellano, después de Pasaje al Nuevo Mundo, El hospital de los pobres y Tiempo de familia.

  • Pasaje al nuevo mundo (Grandes Novelas) Versión Kindle

    https://www.amazon.es/Pasaje-nuevo-mundo-Grandes-Novelas-ebook/dp/B07BGZV8BP

    Pasaje al nuevo mundo (Grandes Novelas) de [Tania Juste, Maeva] ... al arte es su cuarto libro publicado en castellano, después de Pasaje al Nuevo Mundo, ...

  • Pasaje al nuevo mundo - Tania Juste - Babelio

    https://es.babelio.com/livres/Juste-Pasaje-al-nuevo-mundo/51834

    Lo primero agradecerle a Maeva a través de Masa Crítica de Babelio por cederme el ejemplar de la novela para reseñarlo. El libro consta de unas 248 páginas con ...

  • Pasaje al nuevo mundo - Libro de Tània Juste - Lecturalia

    https://www.lecturalia.com/libro/103153/pasaje-al-nuevo-mundo

    Puerto de Barcelona, mayo de 1918. Berta Casals es una joven de veinte años que se embarca en el transatlántico Reina Victoria Eugenia rumbo a Argentina, ...

  • “Pasaje al nuevo mundo” - Tània Juste - Libros que hay que leer

    http://librosquehayqueleer-laky.blogspot.com/2018/07/pasaje-al-nuevo-mundo-tania-juste.html

    4 jul 2018 — Puerto de Barcelona, mayo de 1918. Berta Casals es una joven de veinte años que se embarca en el transatlántico Reina Victoria Eugenia rumbo a ...

  • Pasaje al Nuevo Mundo - Anika Entre Libros

    https://anikaentrelibros.com/pasaje-al-nuevo-mundo

    "Pasaje al Nuevo Mundo" es una de esas lecturas que no resultan ser como esperabas. Intuía que iba a gustarme pero no tanto, la verdad. Su autora es Tània Juste ...

  • Libro: Pasaje al Nuevo Mundo - 9788417108519 - Marcial Pons

    https://www.marcialpons.es/libros/pasaje-al-nuevo-mundo/9788417108519/

    Pasaje al Nuevo Mundo.[ Juste, Tània; ]. Una apasionante travesía en un transatlántico a principios del siglo XX decidirá el destino de una joven ...

  • PASAJE AL NUEVO MUNDO - TANIA JUSTE - 9788417108519

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  • Pasaje al nuevo mundo - Tània Juste

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    ... de oportunidades donde empezar de nuevo, lejos de la Vieja Europa. COMPRAR LIBRO: http://www.maeva.es/colecciones/grandes-novelas/pasaje-al-nuevo-mundo.

  • El hospital de los pobres de Tania Juste

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    Una novela que recrea la construccion del emblematico hospital de Sant Pau i la Santa Creu de Barcelona, un icono del modernismo

  • Carolyn de Jesibel Vega Acevedo

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    Luego de escapar de su hogar en Inglaterra, Carolyn se embarca en un viaje a America con la esperanza de reconstruir su vida. Sin embargo, al llegar al Nuevo Mundo, Carolyn se da cuenta de lo dificil que sera sobrevivir en la America Revolucionaria.

  • Donde se cumplen los suenos de Loren Mills

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  • Un episodio nacional de Carlos Mayoral

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    El conocido periodista cultural Carlos Mayoral, especialista en la literatura decimononica espanola, recupera en su primera novela un episodio poco conocido de nuestro pasado literario: los amores secretos entre dos de las principales figuras de nuestra narrativa, Benito Perez Galdos y Emilia Pardo Bazan.

  • Rayo de luz de E. L. Todd

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    Mi hermano es idiota. Gano la loteria e invirtio todo el dinero en una bolera destartalada. Como apenas le llega para ganarse la vida, se ha mudado conmigo.
    Genial.

  • Perder el tiempo de Alejandro Mesa Villajos

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    Escrito de forma intempestiva en menos de tres semanas durante el otono de 2015, Perder el tiempo es un relato que trata sobre el momento en el que tres vidas se cruzan y del mundo que surge de su interseccion. De forma constante sobrevuela la pregunta sobre que es lo que permanece, que es lo que queda: y la unica conclusion posible es que son los instantes de choque, de convergencia y de puesta en comun los que se acercan a la solidez esperada de una vida que, por otra parte, nunca sera la misma que fue ayer.

  • Y entonces, apareciste de Esperanza Garcia

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    Un paseo por las calles de Madrid y dos desconocidos que se miran en un timido reflejo, ha servido de inspiracion a esta joven escritora para dar vida a la historia de amor entre Alex y Chloe.

  • A pesar de todo… Sigo siendo audaz de Rosirys Rondon

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    Camila es una mujer audaz y Matthew un hombre testarudo.
    Un accidente lleva a una apuesta que se convierte en otra y luego en otra mas, hasta que lo que se compromete es el corazon. Ninguno buscaba una historia de amor, pero les resulto imposible luchar contra sus sentimientos y al final entendieron que rindiendose era la unica manera de ganar.
    A pesar de todo... Sigo siendo Audaz es la segunda entrega de la saga "A pesar de todo" ahora concentrada en la historia de otra de las socias de Tu Decoracion, Camila Uzcategui, la mas decidida y alegre del grupo, fanatica del helado y de vez en cuando de la combinacion de colores exoticos.

  • Todo lo oye, todo lo ve, todo lo sabe de Jose Luis Ibanez

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    Todo lo oye, todo lo ve, todo la sabe es un magistral ensayo que aborda la emocionante vida de los primeros detectives privados. Ademas, nos propone un viaje apasionante en el tiempo: asistiremos al nacimiento de la profesion, a principios del siglo XIX, en Francia y Estados Unidos, constataremos su compleja implantacion en Espana, un pais con un modelo policial inestable y una violencia politica que no cesaba, recorreremos la historia de nuestras primeras agencias y conoceremos su forma de trabajar y su ambigua relacion con la policia oficial, sin descuidar algunos de sus casos mas relevantes.

  • Lunas de Estambul, Sophie Goldberg de Sophie Goldberg

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    Ventura, una hermosa joven turca, tiene que viajar a Mexico para casarse con Lazaro porque su familia lo ha dispuesto asi. Con un baul con apenas pertenencias y la ilusion de enfrentarse a lo desconocido, se embarcara en un viaje sorprendente para comenzar una nueva vida lejos de su tierra natal. La llegada, su primer matrimonio, el segundo, sus hijos, su viudez, sus nietos, el regreso a Turquia: Ventura vivira cada acontecimiento con una profunda intensidad e ira aderezando sus dias con la riqueza de aromas, sabores, ritmos, colores y proverbios que trajo consigo del lejano Oriente. Entre recetas turcas y sefardies y las costumbres heredadas de una cultura milenaria, encontrara el mejor antidoto contra la anoranza, aunque su memoria no pueda borrar el recuerdo de las lunas de Estambul.

  • DOBLE TENTACION, Liah S. Queipo de Liah S. Queipo

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  • Cada minuto cuenta de Kate L. Morgan

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    Completamente desnuda, y de espaldas sobre la cama, sentia los empujes de el sobre ella. El cuerpo musculoso brillaba por el sudor del esfuerzo. Percibia que le costaba respirar, pero Linda se mantenia ausente. No participaba del acto sexual que para ella se habia convertido en una pesada carga. En un intento de hacerla participe, el hombre la beso larga y profundamente, pero ella seguia pensando en irse, tenia que marcharse, y valoro hacer un viaje a Texas. Entonces noto que el se tensaba, se corria dentro de ella, y rodo hacia un lado para apartarse. Linda junto las piernas, pero no se cubrio con la sabana. Seguia callada mirando hacia el techo. --He disfrutado mucho --escucho que decia--. Aunque hoy no hayas estado perfecta. --Te dije que no tenia ganas --respondio con voz baja. Lo escucho suspirar, levantarse para ponerse los calzoncillos. Entonces Linda se giro, y se cubrio con la sabana. --Esta noche he preparado algo especial, confio que si te apetezca y que le pongas ganas. Desde hacia varios meses, Linda no sentia deseo sexual sino un agobio que la asfixiaba. Sentia la necesidad de huir, de marcharse. --No --respondio seca. --?Que has dicho? --el, se quedo plantado frente a ella. --No habra una proxima vez, he decidido marcharme. El hombre clavo la mirada en la figura de ella recostada en la cama, y no supo si hablaba en serio. --Se acabara cuando yo lo decida --sentencio. Ella habia tomado una decision. --Visitare a mi tia --le explico--. Hare un viaje a Texas. El hombre se tomo la informacion como una pausa en la vida sexual de ambos, y no como una ruptura definitiva. --?Te quedaras mucho tiempo? --quiso saber. --El que sea necesario. Ella lo miro, y no sintio nada. Simplemente ya no le provocaba nada. --?Por que pienso que me mientes? Lo de visitar a tu tia es una excusa. ?verdad? --No --contesto firme--. Pero mis sentimientos han cambiado --le explico con gesto cansado. --El sexo no tiene fecha de caducidad --le aclaro el. --Para mi si. --?Tratas de decirme que no ya no deseas esto como antes? Ella no tuvo ni que pensarlo. --Tengo que ser sincera contigo, conmigo, porque ya no siento por ti lo mismo que en el pasado. Ella se lo habia dicho semanas atras, pero el habia hecho caso omiso. Linda Sheridan era una mujer unica, especial, pero muy complicada. Acostada en la cama, y completamente, desnuda parecia que habia perdido el rumbo. --?Necesitas tiempo? --le pregunto--. Creo que estas confundida. El, se habia puesto ya los pantalones y la camisa. --No necesito tiempo --respondio suave. Ahora lo escucho blasfemar. --Sabes que siempre te he deseado. Si, el se lo habia dicho en infinidad de veces durante todos los meses que habian estado juntos, pero ella ya no queria estar con el. Se habia dado cuenta de que necesitaba irse, escapar de su control. --Pero yo he cambiado, y ya no quiero seguir contigo. No fue dura, no fue vengativa al decirlo, simplemente estaba constatando una verdad ineludible. Linda queria romper la relacion con el, y no se iba a ir por las ramas. El hombre tomo el resto de sus pertenencias que estaban sobre la mesilla, y se planto frente a ella. Linda se sento sobre la cama, y lo miro atenta. --Te dare un tiempo para que lo pienses, y luego volveras aqui. No le hacia falta que le diera tiempo porque ella habia tomado una decision. Ya no sentia placer cuando tenian sexo. Y esa falta de placer retroalimentaba su bajo o nulo deseo de corresponderle. Lo que sentia por Larry, estaba muerto. --Cuando regrese a Nueva York --le dijo de pronto--, no te vere mas porque no querre saber nada mas sobre ti --su sinceridad aplastante no le gusto a el en absoluto. --No voy a permitirlo --le advirtio--. Y recuerda que esta noche he preparado algo muy especial e inolvidable. Confio que no te retrases en el trabajo, te tendre preparado un coctel de esos que te gustan tanto. Linda desvio la mirada hacia los cristales de la habitacion esperando que se marchara, y el lo hizo en silencio. CAPITULO 1 Lake Tawakoni, Dallas, Texas Lo que veian sus ojos no se parecia en nada a Nueva York. La geografia de Texas era muy diferente. Con un variado y rico territorio, Texas tenia zonas escasamente pobladas en las que la naturaleza y las actividades agricolas eran dominantes, pero tambien era una metropolis internacional. Texas era la zona de transicion entre las llanuras del Este y las montanas del Oeste. A Linda le sorprendio la vegetacion similar a la de Luisiana, y sobre todo el clima. Con un suspiro largo, admitio que se habia equivocado de ruta. Aparco el jeep a un lado de la estrecha carretera de montana, aunque tuvo la precaucion de encender los intermitentes. Tomo el mapa del asiento del acompanante y lo desplego sobre el volante. Por las indicaciones de la carretera que seguia, debia de estar en algun punto medio entre las poblaciones de Emory y Wills Point. Ella iba en direccion a Grenville, y tenia que coger la carretera comarcal en antes de llegar a Royse City, pero estaba perdida, o eso al menos creia. Miro el reloj de su muneca. El sol estaba bajo, y oscureceria pronto. A Linda no le hacia nada de gracia estar perdida en un lugar desconocido. Busco en el interior de su bolso el movil pues tenia que llamar a su tia para que no se preocupara porque llevaba ya dos horas de retraso, habia salido pronto de Buro, pero habia encontrado mucho trafico por la autovia. Cuando marco el numero se dio cuenta de que no habia senal. Se dijo que todo empeoraba. Salio del coche con el movil en la mano buscando un punto alto donde pudiera tener un minimo de cobertura. Camino unos pasos carretera arriba y llego a una propiedad en ruinas que estaba frente a una arboleda. Curiosamente al movil le llego una senal debil de cobertura, pulso el boton de llamada, y espero a que su tia respondiera. --Hola, soy yo --al otro lado de la linea se escuchaba el tono de una mujer preocupada--. Creo que me he perdido. Linda escucho en silencio las preguntas que su tia Laura le formulaba al telefono. --Si, he dejado la estatal atras. Me he desviado en Emory. Si, pero no he llegado. Estoy en la 276 --continuo escuchando las preguntas de su tia con total atencion. Los primeros dias de octubre seguias siendo templados en Texas, como fuera del coche no hacia falta chaqueta, ni se habia dado cuenta de que no la llevaba puesta. --No, ya te he dicho que no estoy en la carretera estatal --siguio explicando de forma paciente --. He cogido una desviacion con senalizacion a Quinlan, pero ahora estoy en una carretera secundaria muy cerca de un lago. Linda hizo un giro de ciento ochenta grados para observar el entorno. --Tengo poca cobertura al lado de esta casa antigua en ruinas... ?Que te la describa? Tiene un cartel... si, espera. Linda utilizo la manga del fino jersey para limpiar la placa oxidada y llena de telaranas. Habia muchas ramas apiladas en el suelo. --Creo que pone King Mountain o algo asi --Linda se mantuvo en silencio mientras escuchaba a su tia--. ?Ya sabes donde estoy? !Que alegria! ?Que tengo que volver por…? Su tia Laura le estaba dando indicaciones de como volver de nuevo hacia la carretera estatal y seguir en direccion a Grenville. --Vale, si, entiendo. Nuevamente guardo silencio escuchando las indicaciones. --?Que me esperas en el motel del cruce? Si dices que estoy tan cerca creo que no tardare mas de treinta minutos. ?Que tu tardas un poco mas? De acuerdo. Bien, nos vemos.

  • Seduciendo Al Jefe de Mia Ford

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    Cliff Sali del ascensor y respire profundamente. Era lunes, el peor dia de la semana para la mayoria, pero el dia en que me senti vivo despues de un largo fin de semana de aburrimiento. Me encantaba trabajar desde siempre. Me encantaba el desafio, el dominio, probarme a mi mismo que estaba ganando en el juego de la vida. La gente pensaba que no era un juego… bueno, se equivocaban o, simplemente, estaban demasiado asustados para jugar. Asi es como siempre lo he visto yo y me ha ido bien. Sonrei mientras veia a mis empleados corriendo de un lado a otro para realizar sus tareas y mantener los trabajos a los que se aferraban desesperadamente. Tenia un gran personal y estaba muy agradecido, aunque tambien les pagaba muy bien. Probablemente, por eso trabajaban tan duro. Si hicieran el mismo trabajo para cualquier otra compania ganarian la mitad del dinero. Era un hecho. Tenia muchas aspiraciones y siempre estaba haciendo cosas. Cuando tenia tiempo libre me aburria, a menos que hiciera deporte. Me encantaba estar en movimiento para no oxidarme. No entiendo que haya gente tan holgazana. Camine por el pasillo ignorando a toda la gente que me sonreia. La mayoria de ellos eran solo <> que pensaban que si conseguian mi favor les ayudaria a escalar puestos, pero la unica forma de subir la escalera era ganandosela. A diferencia de la mayoria de las empresas, no le daba los buenos trabajos a la gente que conocia. Eso era estupido. Yo le daba los trabajos a la gente que los merecia. Por eso mi compania habia crecido tanto y solo tenia treinta y dos anos. Estaba entrando en mi oficina cuando me di cuenta de que Margot, mi secretaria, estaba acompanada de una mujer alta, esbelta, con unas curvas increibles, una cara preciosa, una sonrisa muy dulce y el cabello largo de color castano. Y esos ojos… vaya, podria perderme en ellos. Era preciosa y, por un momento, hasta me puse nervioso en su presencia. No podia recordar la ultima vez que me habia puesto nervioso por algo, pues desde hacia mucho tiempo habia eliminado las emociones y las expectativas de mi vida. --?Que sucede? --pregunte. --Hola, Cliff --dijo Margot, con esa dulce sonrisa que habia llegado a apreciar. Era la persona mas pomposa que habia conocido --. Esta es Sadie Blane. --Hola, Sadie Blane --dije. Ella me saludo y yo empece a alejarme. Estaba muy ocupado y no tenia tiempo para conocer a nadie a primera hora de la manana. --Cliff. --Margot me detuvo--. Sadie se va a hacer cargo de mi puesto de trabajo. Es su primer dia. Estaba confundido. --?Como? ?Que quieres decir? Ella suspiro. --Te lo dije el otro dia, pero no lo supe hasta ayer a ultima hora y tu ya no estabas. Tampoco pude localizarte por telefono, pero recursos humanos le ha dado la aprobacion. --?De que estas hablando, Margot? --Lo dejo --dijo--. Mi madre esta empeorando. Necesito cuidarla durante un tiempo. --Siento oir eso --dije--. Lo entiendo, pero esto es demasiado repentino. Tendrias que habermelo dicho con tiempo. --Lo se y lo siento, pero Sadie es fantastica. Se acaba de graduar con honores en la estatal de Ohio. --Genial --dije--. Yo fui a Pitt, asi que lo mismo terminamos odiandonos. --Sonrei para hacerle saber que estaba bromeando--. Encantado de conocerte --dije--. Esta bien, ponla al corriente de todo, y Margot, lamento que te vayas. Cuidate. --Lo hare. Gracias. Entre en mi oficina. Estaba molesto porque Margot se iba. Era una secretaria increible. Llevaba tres anos conmigo y conocia la empresa por dentro y por fuera. Demonios, mas importante aun, me conocia por dentro y por fuera. Iba a hacer falta una persona especial para reemplazarla y no estaba tan seguro de que Sadie lo fuera. Pero era muy hermosa. Eso no lo podia ignorar. No dejaba de pensar en lo que podria haber sido conocerla en un club nocturno, invitarla a bailar y luego ver a donde nos llevaba la noche… Si, eso habria sido genial. Mire por la ventana de mi oficina a traves de la rendija de las persianas venecianas. Maldicion. Esas caderas… las piernas tan largas y delgadas, suaves pero tonificadas. Senti mi polla agitandose en mis pantalones. Me estaba excitando mucho. Joder. Me iba a costar acostumbrarme a la nueva secretaria. Intentaba mantener la regla de no salir nunca con nadie con quien trabajara, pues era como abrir la puerta a un enorme desastre. Podian salir mal demasiadas cosas, especialmente, al ser un hombre con dinero. La gente intenta aprovecharse de eso. Me sente detras de mi escritorio y puse los pies en alto. Agarre mi bola de estres y empece a apretar lentamente la mano alrededor de ella. Me vendria bien aliviar la tension que ya estaba sintiendo. Eran las ocho de la manana, pero llevaba levantado desde las tres. Siempre me despertaba a esa hora. Era la mejor manera de empezar el dia. Me despertaba, hacia pesas y luego salia a correr. Por ultimo, tomaba un buen desayuno sobre las seis de la manana. Luego pasaba una hora en el tanque de aislamiento sensorial, donde tenia las meditaciones mas increibles que uno podia imaginar. Era maravilloso. Sin embargo, incluso con todas esas practicas que ponian mi cuerpo y mi mente en un lugar armonioso, seguia siendo un manojo de nervios cuando llegue al trabajo. La verdad es que me sentia un poco sin rumbo desde que rompi con mi exnovia Alice dos semanas antes. No esperaba que me afectara de la manera en que lo habia hecho, pues tenia problemas para dejarla ir. No estaba listo para un compromiso a largo plazo en este momento de mi vida, pero cuanto mas envejecia mas dificil me resultaba recuperarme de las relaciones. ?Que me estaba pasando? ?Estaba empezando a sensibilizarme? ?Se estaba acercando la etapa de ser padre? Me estaba volviendo un solitario. Lo sabia. Al principio, cuando acababa el dia y volvia a mi casa vacia, enorme y solitaria me invadia una sensacion de felicidad. Era libre para hacer lo que quisiera. No tenia responsabilidades. Pero ahora empezaba a parecerme triste. Estaba solo todo el tiempo. Bueno, tenia amigos y me divertia bastante, pero la mayoria de ellos estaban empezando a sentar la cabeza y yo habia empezado a salir solo. A veces traia a alguien a casa, aunque estaba cansado de las relaciones sin sentido. Por otro lado, me costaba entregarme a una mujer. Tenia miedo de hacerlo, aunque no estaba seguro de la razon. Quizas era miedo al compromiso y a perder el control. Siempre habia pensado que algun dia tendria esposa e hijos, pero no queria que eso sucediera pronto. Quizas, al evitar las relaciones me estaba alejando de la verdadera felicidad. Me servi una gran taza de cafe negro. Bebi el fuerte elixir de la cafeina y pense en los fallos que habia en mi vida personal. ?Por que pensaba tanto en esto ultimamente? La puerta se abrio en ese momento y aparecio Sadie. Estaba sola, asi que me figure que Margot se habia ido y que nunca la volveria a ver despues de tres anos trabajando para mi. La rabia estaba hirviendo a fuego lento dentro de mi, ya que era obvio que la nueva secretaria no tenia ni idea de lo que estaba haciendo. Tenia que ponerla en su lugar rapidamente y establecer el orden jerarquico. No era su maldito amigo para que irrumpiera asi en mi despacho, era su jefe. --Ronald Gilding ha llamado --dijo Sadie--. Confirmo la reunion para las diez en punto, pero solo dispone de una hora y no de dos. --?Sabes que tienes que llamar a la puerta antes de entrar? -- Ella me miro como si le hubieran dado una patada en la boca del estomago--. Te he hecho una pregunta --repeti. Se lamio los labios nerviosamente y comenzo a tartamudear. --Lo siento… yo… yo solo pense… --No se entra en mi despacho sin llamar a la puerta. ?Me he explicado bien? Sera mejor que aprendas como funcionan las cosas por aqui muy rapido si quieres durar, ?me entiendes? --Eh, si --dijo--. Lo siento mucho. Salio de la oficina y entonces me di cuenta de algo interesante. --Detente --dije. Ella se quedo congelada--. Ven aqui. --Hice un gesto con el dedo. Camino lentamente hasta mi mesa. Estaba rigida y nerviosa, pero tambien guapisima. Maldicion. Mi polla se ponia mas dura a cada segundo que pasaba con ella. Pense en inclinarla sobre el escritorio y destrozar su cono apretado y humedo. Queria soltar mi carga dentro de ella. --?Que es eso que llevas puesto? --le pregunte. Senale el collar alrededor de su cuello. Era una larga cadena de oro con un corazon colgando de ella. El corazon tenia una daga atravesandolo. La pieza era interesante. --Un amigo me lo regalo. --?Que clase de amigo? --Un amigo de la familia. Por mi graduacion universitaria. --Ese amigo… ?tiene mas o menos la misma edad que tu padre? --pregunte. Ella tuvo que inclinarse para que yo pudiera observarlo de cerca, aunque tambien le eche una mirada a su precioso escote. --Si --dijo--. El es… --?Crees que ese amigo quiere follarte? --le pregunte. Ella se puso muy nerviosa mientras la pregunta flotaba en el aire. No se movio. --?Que? Eso es… --?Suena raro? Bueno, este collar es un regalo romantico. ?Que clase de hombre le da esto a la hija de su amigo que tiene la mitad de anos que el? Empezo a parpadear rapidamente mientras trataba de pensar. --Ya habias pensado en eso antes, ?verdad? --Yo… realmente, no lo se… --tartamudeo. --Oh, si que lo sabes… ?Te atrae ese amigo? --No --dijo, demasiado rapido. --?Por que? ?Porque es mayor? Aun asi, ?es atractivo? ?O te atrae su edad y experiencia? ?Tal vez su estatus? ?O te atraen otras habilidades? Estaba disfrutando de la conversacion. Me estaba divirtiendo mucho escarbando en su cerebro y viendo sus reacciones. Ella no se enfado, solo se asusto, se puso nerviosa y se ruborizo. Si la conociera diria que incluso se estaba excitando. Pues ya eramos dos. En cinco segundos podria estar muy dentro de ella. --No lo se… yo… --No sabia que decir. --Bueno, a pesar de que no sabes que responder, has elegido llevar el collar. ?Tu familia sabe que el te lo regalo? ?O te lo dio en privado? --En privado --dijo. --?Y no se lo has dicho a tu familia? --No, no lo saben. --?Por que no? --Porque… --Porque podrian pensar que hay algo mas entre vosotros dos. No hago suposiciones de la nada. ?Alguna vez has fantaseado con ese tipo? ?Alguna vez has fantaseado con alguien a quien no puedes tener? --Tengo que volver al trabajo. --Se irguio de repente. --Bien --dije--. Pero no te olvides de llamar a la puerta la proxima vez. Y no pierdas ese collar. Te queda muy bien. No dijo nada, pero se detuvo un momento como si quisiera decir algo. Luego salio del despacho. Suspire con una sonrisa mientras me relajaba en mi silla. Capitulo 2 Sadie Me servi una taza de cafe y me sente de nuevo frente a mi mesa. Estaba casi temblando despues del encuentro que acababa de tener con Cliff. Habia sido tan condenadamente intenso... No podia dejar de repetirlo en mi cabeza. Debi haberme puesto furiosa. Deberia haberme sentido casi violada. El tipo me habia preguntado a quemarropa sobre sexo, alguien que acababa de conocer. Mi jefe… Debi haberme sentido terriblemente ofendida y enojada, pero no lo estaba. No, no lo estaba. Habia cometido un fallo al no llamar a la puerta. ?En que estaba pensando para irrumpir asi en su oficina? Mierda. Que estupida. Y jamas me habria imaginado que tendriamos esa conversacion. El me habia reganado y me senti como una nina, como si fuera inferior a el, ya que con un chasquido de dedos podia echarme a la calle cuando quisiera. Margot me habia advertido de que era un hombre muy intenso. Ella habia tenido que dejar su trabajo de repente y a mi me habian llamado de la agencia de inmediato. Conseguir un trabajo no habia sido nada facil porque me habia graduado en filosofia. No me plantee trabajar en el mundo de los negocios hasta que asisti a un seminario el otono pasado y me di cuenta de que deberia haber estudiado algo relativo a los negocios. Podria haberme dedicado a ejercer como profesora universitaria, ya que era de los pocos trabajos para los que estaba realmente cualificada en base a mi educacion, pero no me apetecia dedicarme a eso. Me habia mudado de Columbus a Nueva York hacia cuatro semanas y habia esperado a que sonara el telefono. Ayer, finalmente, sono. Y ahora estaba aqui. Tenia que conseguir que esto funcionara. En el momento en que vi a Cliff mi corazon se derritio. Senti que me iba a desmayar. El era perfecto. Poderoso, fuerte y sexy. Sus ojos eran penetrantes y su cuerpo era duro como una roca. Podia ver sus musculos debajo de su traje ajustado. Era un tipo decidido y esperaba que todos actuaran de la misma manera. Me di cuenta de que no tenia tiempo para nadie que no estuviera de acuerdo con el. Y eso me atrajo. En el momento en que lo conoci senti algo especial. No era solo el hecho de que fuera mi jefe. Era algo diferente… una fuerte conexion. Y eso era peligroso. Tenia demasiado trabajo por delante para dejar que un hombre me desestabilizara. No tenia tiempo para un romance. Por supuesto, no es que pensara que el quisiera tener un romance conmigo. Probablemente, tenia una mujer diferente en su cama cada noche. ?Por que perderia el tiempo con alguien como yo? De todos modos, no debia pensar en esos terminos. Queria convertirme en alguien importante en el mundo de los negocios y necesitaba aprender sobre este mundillo desde cero. Ahora que trabajaba en Jones Global, por fin tenia la oportunidad de aprender y tener un buen curriculum. Esperaba durar al menos un ano en esta empresa y no arruinarlo. Mierda. Tenia que centrarme, pero es que el me habia afectado. La forma en que hablaba, el dominio cuidadoso y tranquilo, los ojos sin emociones, la mirada fria, el susurro profundo de su voz, la forma en que habia tocado mi collar... Todo era tan caliente. Podia sentir su mirada moviendose sobre mi, rodando sobre mi cuerpo, y estaba segura de que habia mirado mi escote. Debi haberme puesto algo menos sexy, aunque me alegre de que me mirara y le gustara lo que habia visto. Hice las tareas diarias que me asignaron y trate de concentrarme. Pense que deberia haber pedido ayuda a alguien, pero no queria parecer una inepta. Me gustaba el trabajo, y me habia encantado oir a Cliff empleando ese tono de mando conmigo, ese angulo seductor y la forma en que me habia mirado directamente mientras me preguntaba si mi amigo de la familia (que era el mejor amigo de mi padre) queria follarme. Estaba segura de que si. Se llamaba Daniel Pace y era el mejor amigo de mi padre desde hacia muchos anos. Siempre habia sabido que sentia algo por mi. A veces me habia dado cuenta de que sus ojos acariciaban mi cuerpo. El dia que me gradue me dio ese regalo. Me llevo a un lado durante la fiesta en mi casa y me dijo que queria que tuviera el colgante. <>, me habia dicho. Y luego agrego que debia mantener en secreto que me lo habia dado. <>, habia argumentado. Eso lo resumia todo. No tenia ni idea de las expectativas de Daniel, sobre todo, porque me fui de casa al dia siguiente para venir a Nueva York. El collar era precioso y cada vez que lo tocaba pensaba en el. Tal vez eso era lo que el queria, ya que nunca habia pensado en Daniel de esa manera hasta que me dio el collar. A partir de ese momento empece a pensar en el de otra manera. Era un hombre guapo, pero era veinte anos mayor que yo. ?Como habia podido Cliff saber todo eso solo por el collar? ?Quizas por la forma en que respondi? Ese tipo conocia a la gente casi instantaneamente. Era como un depredador midiendo a su presa. Todo eso era tan seductor... Era como si rezumara sensualidad por sus poros. No podia evitar sentirme lujuriosa. A la hora de mi almuerzo entre en la sala de descanso y decidi tomar un sandwich de la maquina expendedora. No tenia mucho tiempo para almorzar, ya que tenia mucho que hacer y aprender. Coloque un dolar en la ranura y espere a que saliera el sandwich, pero hacia la mitad del proceso la maquina se bloqueo. Mierda. Aprete el boton unas cuantas veces y luego golpee la maquina con frustracion.

  • Tigre. La historia de Alix Crane de Angela Cruces

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    "Te hare pedazos…" Y el siempre cumple sus promesas.
    Alix Crane irrumpe en la vida de Valery para poner su mundo boca arriba, sin importar a quien tenga que "pisar" en el camino, porque el TIGRE de California te hara trizas si te interpones en su destino...

  • Marea roja de Jose Manuel Del Rio

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    La gran novela sobre el narcotrafico gallego que nunca nadie se habia atrevido a escribir.

  • Empezar de cero (Bilogia Dos gotas de agua 1) de Graci Suarez

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    Primera entrega de la bilogia <> de Graci Suarez en la que conoceremos la historia de Alma.

  • ?Solo una chica buena? – Fabiola Arellano de Fabiola Arellano

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    Libro 2 de la serie Solo chicas
    Maricela ha vivido siempre bajo las estrictas reglas de sus padres. Su mayor deseo era ser la directora comercial de la empresa de alimentos SAACSA y formar una linda familia al lado de un esposo que la quisiera y respetara. A raiz de su turbulenta relacion con Javier Montalban, su mundo cambio convirtiendose en un autentico caos.
    El puesto que tanto anoro fue entregado sin mas a otra persona, pero no a cualquiera, sino a Manuel Rodriguez, su primer amor, el hombre que le rompio el corazon.
    Enamorada de uno y casada con otro. Solo a ella le podia ocurrir algo asi, ?como haria para salir bien librada de semejante lio?
    Manuel habia esperado cinco anos para reclamar lo que por derecho era suyo. Lo que jamas espero es que al regresar, su chica buena se hubiese convertido en todo un enigma del cual no sabia ni que pensar.
    Sorpresa tras sorpresa, Maricela lo tenia realmente consternado, pero al mismo tiempo fascinado.

  • Mi amigo invisible de Guillermo Fesser

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    Con la mezcla de cotidianeidad y surrealismo que le ha convertido en un referente del humor contemporaneo en Espana, Guillermo Fesser hace en esta novela una version 2.0 de La tesis de Nancy, la cara B de su best-seller A cien millas de Manhattan. Su protagonista, Ingelmo, es un autor en crisis, incapaz de enfrentarse al reto de escribir su segunda novela tras el moderado exito de la primera. A su crisis creativa se le suma un tsunami vital y matrimonial que el personaje va desgranando en primera persona. Por si esto no fuera ya lo suficientemente complicado, nuestro heroe tiene que soportar todo el dia los sermones que le suelta Agenjo, su amigo invisible. Cuando Ingelmo piensa que no podra soportar mas dosis de neurosis al cuadrado y de surrealismo al cubo, Agenjo le hara una propuesta que no podra rechazar.

  • Gritar que sigo viva de Blanca Fernandez Soriano

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    Descubre la poesia de Blanca Fernandez. Esa mirada al mundo esperando una respuesta en cada uno de sus pasos y al propio tiempo se pregunta poeticamente si su ausencia es responsable. Y no hicimos nada frente a la destruccion de lo que supuso un aislamiento de la palabra, de la naturaleza, los cuerpos... con una madurez, ya integrada en su juventud. Pero hay algo profundo en esa integracion del otro…Tu y yo somos lo mismo. Mas no olvida como componentes de su creacion: la tradicion, el cuento, la mirada hacia los que aun perdidos han sido habitados...y aunque metafora, son espejo. Hay un sentir que es habitar poeticamente, pese a que la cronologia – costumbre- semeje matar el tiempo... un tiempo que vivimos y quizas ya no posee el aroma de antano. Mas como diria Pavese, “hasta el dolor puede ser creador”. Hay un latir y el corazon que es el centro de toda poesia. La continua exclamacion ante la perdida de lo amado- pues vas, amor exanime, al unico lugar adonde no puedo seguirte- no excluye el amor pese a que creamos lo contrario: “No es el amor quien muere, somos nosotros mismos”, que diria Luis Cernuda. Pero hay un retorno a las estaciones del tiempo, a los objetos cotidianos que semejan ser contemplados ex novo, las sensaciones del cuerpo, los colores, los animales... En resumen, una mirada que no capta sino que parece querer concebir Nuevos aires...y respiro. La poesia semeja devenir himno en ese Partire que quizas recoja lo vivido y lo ofrece en solidaridad con los otros y esa afirmacion del amor y al mundo, escuchando su voz interior y plasmandola en palabras cuando llegan o esperando cuando se ocultan -Verso libre- y con la mirada atenta a las sorpresas del exterior, salvadoras -gente leyendo poesia en el autobus-. Y buscar los centros de reposo, sorprendidos en lo cotidiano -quietude de l’hiver- ternura en los recuerdos – requiem. Tambien hay rebeldia ante la mentira, y un descubrir el poder de la palabra o ese amor que corporeiza en los gestos amorosos en la piel y la mirada...el silencio...el respiro... el universalizar al otro y lo otro y fundirlos en los elementos... y la cancion propia que es poesia y la del otro que se entrana nuestro acontecer, y el ritmico canto a la naturaleza... Yo escribo. Y mientras el sol cae, cae, cae sobre nosotros. Eres poeta, sigue escuchando los balbuceos, los ritmos...Contempla los gestos de las gentes y las sonoridades del universo. Joaquin Verdu de Gregorio Indice Autobiografia a la manera de Gloria Fuertes Destruccion Oda al mundo Lengua y literatura En la estacion Yahoos Bifurcacion No puedo perdonar al invierno. El silencio del abandono Una mota de polvo Suplentes 2:30 AM Ansiedad Zapatos borgona Cuentos Resiliencia Adelante Soy un pato Bailar bajo la lluvia Yo voy de rojo, ellos de naranja. No lo hago a proposito, pero no puedo evitarlo La lucha Me sale escribir. Que retumbe Saltar sobre un lecho de piedras, Corazon en emigrante “Abrigada” Verso libre Pero a veces. Y entonces fuego. La douce quietude de l'hiver Cosas trascendentales Guia para la supervivencia en casos extremos Requiem Fortaleza Puedes escribir los versos mas tristes esta noche o llamar a mi puerta y preguntar que tal. Parecia que todo estaba perdido. Frente unido Mis palabras Besarte al final del mundo Quedate con quien te siga abrazando cuando te quedes dormido Merida Respirar El puto condicional Bisiesto Guerra y paz Sinceramente Despertar Capturada en el silencio Atardecer en Debob En un cajon Caminos de ida Autobiografia a la manera de Gloria Fuertes Galardonado en el XIX premio de poesia de Aspe 2018 convocado por la Concejalia de Cultura del Ayuntamiento de Aspe Naci no muy lejos del mar piel rosa y olor a sal, con fuerza de tormentas en mi garganta. Desde entonces me cantaron, me leyeron a Gloria y se inventaron mil historias al momento, y asi creci, mecida entre realidad y ficcion. Llevada en brazos empece a viajar, aun no he parado. A los seis meses ya saludaba por la calle, y al ano la recorria de arriba a abajo. Rei la mayor parte del tiempo y, en cuanto supe, pase el resto escribiendo. Ame desde entonces las palabras, aunque no siempre era correspondido: pase muchos meses muda. Quise ser mas alta, mas guapa y mas rapida, mas graciosa. Sobre todo, mas valiente. Tarde mucho en quererme, tuve mucho miedo. Pase los doce encerrada en banos y a los trece rompi con todo. No sabia contestar a ninguna pregunta, apenas puedo aun. Dude todo el tiempo, me quiero por ello. Adopte por entonces mi primer perrito, era mayor, aun en ocasiones llora en suenos. Mas tarde vino el primer felino, asi el segundo y luego el tercero, que practicamente se colo en casa. Me cambiaron la vida, yo lucho por cambiar la suya. A los quince conoci la amistad -por ellas ahora vivo, vivir, pero de verdady a los diecisiete conoci el amor, el del bueno, el que merecia, -me costo reconocerme eso-. Lo escribi todo en servilletas, mesas y pantallas que nunca sabran de que hablaba. Por todo lo que se me ha olvidado, sigo escribiendo. Por todo lo que me debo, sigo viviendo. Destruccion Oda al mundo Nos separaron con grandes muros, palabras de gigantes y mucho miedo. Tu y yo, que es lo mismo. Y no hicimos nada. Bebieron el agua de cada rio, cada oceano. Quemaron cada arbol, cada esbozo de vida. Una Madre muriendo a manos de sus hijos. Y no hicimos nada. Vendieron nuestros cuerpos como suyos. Nos humillaron, nos utilizaron. Nos mataron. Y no hicimos nada. Acabaron con todo lo que fue alguna vez valioso. Crecimos en mentiras, unas prioridades cambiadas. Y no hicimos nada Preferimos huir, escondernos. Los pocos valientes perdieron la batalla. Una esperanza perdida en miradas. Y ni siquiera entonces hicimos nada. Lengua y literatura Despues de todo este tiempo, no puedo evitar echar de menos el futuro. Mirar la luna, a tu lado, y pensar que nos observa. Caernos, juntos, en un pozo infinito de irrealidad. Porque pretendi ser Alicia y olvide que, hasta ella, tuvo que despertar. Y tu quisiste ser el Principe Azul fuera cual fuera el cuento que yo habitase, pero te quedaste en sapo. Fue un desastre. Asi que acabamos tirados con otros restos de cuentos superficiales. Y, en ese momento, (ya no se ahora) no te parecio suficiente. Cogiste tu corona de papel albal y, literalmente, corriste como rana que lleva el diablo. Y, mirame, ahi me quede. Esta nada de mi que se pregunta sobre una conjugacion diferente una que me permita, no se, quizas olvidar. Y, ahora, miras a la luna y la confundes con mis ojos. Y no puedo evitar, despues de todo este tiempo, desear que morir de amor solo hubiese sido

  • Los falsificadores de Bradford Morrow

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    <>. JOYCE CAROL OATES La comunidad bibliofila no da credito cuando Adam Diehl, un solitario coleccionista de libros raros y curiosos, aparece muerto en su casa de Montauk: le han cercenado las manos y su cadaver esta rodeado de valiosos ejemplares con la pagina de cortesia arrancada. Cuando a las pocas semanas del incomprensible asesinato, la hermana del difunto y su pareja ;un talentoso falsificador reformado, con una especial habilidad para imitar la letra de sir Arthur Conan Doyle; empiezan a recibir unas cartas de amenaza salidas de la pluma del mismisimo Henry James, se desencadena un letal duelo de simulaciones e imposturas en el que pronto resultara imposible distinguir al autor del falsificador o discernir el original de su replica, y en el que la muerte se impone como la unica certeza… En este absorbente thriller literario, Bradford Morrow alcanza un perfecto equilibrio entre la mejor novela negra y la ficcion mas clasica. No cabe duda de que los lectores de una de las dos se sentiran complacidos de sobra y de que aquellos aficionados a ambas quedaran con ganas de mucho mas. Seguro es tambien que por su profundo conocimiento de los libros unicos y de quienes viven por y para ellos, Los falsificadores solo podria haber sido firmada por un autentico maestro como el.

  • Princesa La Hija Prometida de de Alena Garcia

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    Los pasos de Eva sobre la nieve hacian a esta crujir como si fueran cristales aplastados. Una vez, un amigo de su padre, un ruso de origen cosaco, del Don, le dijo que aprenderia a conocer la intensidad del frio en cuanto diese dos pasos por la nieve. Y asi era. Cuando la nieve cruje mucho, es que el frio se acerca o pasa de los veinte grados bajo cero. Hacia veintiseis grados bajo cero aquella tarde de febrero en Moscu. Eva caminaba ensimismada, hipnotizada por el sonido de cada uno de sus pasos sobre la durisima y crujiente nieve. Tras una caminata de mas de veinte minutos, entro en un cafe para calentarse un poco y descansar. La cafeteria era pequena, coqueta y acogedora. Habia entrado alli sin saber muy bien por que; algo atrajo su atencion. Se sento en una mesa de la esquina, la mas alejada de la puerta. De inmediato aparecio un camarero para preguntarle que deseaba. El chico era alto, rubio, de grandes ojos verdes un tanto rasgados, con salientes pomulos casi mongoles. El tremendo atractivo fisico del muchacho no pudo pasar desapercibido a Eva, a la que le subio un leve rubor a las mejillas. Una cara como aquella era mas apropiada para el teatro o para el cine que para estar en aquel diminuto cafe de Barvija, a las afueras de Moscu. El joven le entrego a Eva la carta, pero ella la rechazo con un gesto de la mano. --No hace falta, gracias. Solo quiero te, te negro. Que este ardiendo, por favor. He entrado solo para calentar un poco el estomago y la garganta -- dijo ella elevando imperceptiblemente las comisuras de sus labios en un intento, vano, de sonreir. --Ahora mismo se lo traigo, senorita -- dijo el amable camarero con una franca y preciosa sonrisa que dejo ver las dos filas de dientes perfectos y blancos. Eva se sentia a gusto en ese lugar, como no se habia sentido desde hacia anos. No queria irse. Pidio otro te y un trozo de pastel casero que le recomendo el guapisimo camarero. Algun ingrediente no identificable por su paladar la traslado a su infancia. Recordo las fiestas en su casa de Marbella, en el sur de Espana, en la luminosa y sin par Andalucia, su amada tierra de adopcion. Su padre le preparaba unas fiestas de cumpleanos que eran la envidia de todos los ninos ricos de la zona de San Pedro de Alcantara, casi todos ellos hijos de extranjeros de todas las partes del mundo afincados en ese paraiso natural que es la Costa del Sol. Tantos recuerdos provocaron que Eva perdiera la nocion del tiempo. Se quedo alli sentada, como un barco anclado en alta mar, con el tenedor en la mano derecha y el ultimo trozo de pastel pinchado, pero sin terminar de llevarselo a la boca. El camarero noto que algo le ocurria a aquella extrana chica. No pudo dejar de percibir que era millonaria. El abrigo de pieles y el anillo de diamantes que lucia bastaban. --Senorita, ?se encuentra usted bien? ?Necesita que le llame un taxi? --Si, si, estoy bien, gracias -- contesto ella saliendo del letargico bucle de recuerdos que se habia apoderado de su mente. --Es que tengo que cerrar. Hace tiempo que dieron las once. No queria interrumpirla, lo siento, pero he de cerrar y marcharme a casa, es tarde. Son casi las doce. --Oh, perdoneme. ?Por que no me dijo nada? Estoy tan bien aqui, tan a gusto… Se me ha pasado el tiempo volando. Eva se levanto de la silla con apresuramiento. Rebusco en su bolso, saco la cartera y dejo un billete de cinco mil rublos sobre la mesa. La cuenta de los dos tes y el pastel no pasaban de los setecientos rublos, por lo que el camarero se apresuro a ir a la caja para darle el cambio. Cuando volvio a la mesa, Eva ya salia, diciendole buenas noches y dejandole alli con una propina de mas de cuatro mil rublos. Sasha salio a la calle. --Senorita, oiga, el cambio, se deja el cambio -- grito el. Eva estaba a punto de entrar en un Mercedes negro, de lunas tintadas, con un hombre de mas de dos metros que le abria la puerta. Ella se giro y le dijo, con una sonrisa: --Por las molestias. Sasha se quedo mirando, con la boca abierta, como desaparecia la berlina de lujo a toda velocidad, pero sin hacer un solo ruido. Se habia quedado con las ganas de decirle algo mas. Eva le parecio la mujer mas bonita que habia visto nunca. Y tambien la mas triste. * * * * --Me habeis seguido, ?verdad? – inquirio Eva tanto al chofer que conducia como al copiloto. --Esta zona, de noche y con esta helada, no es apropiada para una mujer joven -- contesto severo y frio Andrei, el copiloto. --Solo he salido a estirar un poco las piernas, a pasear. Os lo he dicho. Que salia a pasear. Me habria gustado volver andando a casa. --Tenemos ordenes, Eva Valerievna -- respondio Andrei con el tratamiento formal de nombre mas patronimico. --Si, lo se, lo se. Soy su esclava. No hace falta que me lo recordeis a cada paso. Yo misma renuncie a mi libertad -- le corto Eva, apretando los labios mientras intentaba contener una lagrima que pugnaba por precipitarse por la mejilla. * * * * El Mercedes llego al palacio de Viktor Sokolov, tras pasar tres controles de seguridad donde, en cada uno de ellos, salieron dos hombres con chalecos antibala y armados con fusiles de ultima generacion. Eva salio del vehiculo, entro en la casa y se dirigio a su habitacion, subiendo por las escaleras de madera. Una voz la interrumpio en su ascension. --!Eva! --Si, Viktor, dime… --?Por que has vuelto tan tarde? Hace mucho frio, te puedes resfriar. No estas acostumbrada a estos inviernos. --Solo he salido a estirar un poco las piernas. Queria andar. Finalmente he entrado en un pequeno cafe que hay a veinte minutos de aqui, en la carretera. Alli he perdido la nocion del tiempo. No me diras ahora que estabas preocupado por mi. Viktor subio unos pocos escalones y se quedo a dos metros por debajo de ella. La miro a los ojos, con intensidad, con una mirada que Eva aun no era capaz de descifrar. No sabia si la mataria algun dia o la forzaria como un salvaje cualquiera, amparado en su poder y su "trato". Pero Eva no bajo su mirada y se la sostuvo con firmeza. Finalmente, Viktor dijo: --Esta bien, haz lo que quieras. Despues, bajo las escaleras y se introdujo en su despacho, un cuarto al que Eva tenia prohibido el acceso. Ella entro en su dormitorio, una estancia de casi cien metros cuadrados, con bano propio y muebles italianos de lujo. La habitacion estaba demasiado recargada para su gusto. No se podia decir que fuera hortera, como sucedia en muchas casas de nuevos rusos (nuevos ricos), pero con menos de la mitad, se decia Eva, habria quedado mas elegante y espaciosa. Se tumbo en la cama sin quitarse la ropa y cogio el libro que estaba leyendo desde hacia unos dias. Doctor Zhivago, de Boris Pasternak. La pasion por los libros de Eva le venia de su madre, Natalia, poetisa y critica de arte, especialista en el Siglo de Plata de la literatura rusa, con varios ensayos publicados sobre el tema. Pero Natalia se caso con Valeri Novikov, un inteligente hombre de negocios que acabo metido en asuntos sucios de mafias. Se trasladaron a vivir a Espana y alli nacieron sus dos hijas: Yevguenia y Eva. Natalia dejo de escribir ensayos, mas nunca abandono la lectura, un habito que lego a la menor de sus hijas: Eva. Eva leia y leia. La lectura de los clasicos rusos suponia su unico consuelo y un eficaz antidoto contra la depresion y la amargura que amenazaban con instaurarse para siempre en su alma. Pensaba en el camarero que habia conocido esa tarde, y en el acogedor cafe donde se sintio libre por unas horas. Manana volveria a ir, se dijo, mientras recorria con la mirada las peripecias que les sucedian a Yuri y a Larisa. Al dia siguiente, hacia las cinco de la tarde, se disponia a salir de la mansion para tomar te en la pequena cafeteria que habia descubierto. Cuando cogia del perchero su abrigo de vison blanco, Viktor salio de su despacho para interesarse por su repentina salida. --?Adonde vas ahora? – inquirio groseramente. --A dar un paseo y a tomar un te. Llevo aqui todo el dia sin estirar las piernas, me duele la cabeza y necesito aire -- contesto Eva. Esta tarde vienen unos amigos a cenar y quiero que estes en casa. La cena es a las ocho en punto. No vengas mas tarde de las siete y media. --Podrias haberme avisado -- senalo ella. --Si, podria haberlo hecho. Pero ya ves que no ha sido asi -- zanjo el entrando en su despacho. Eva agarro el abrigo con rabia y salio al frio exterior donde la helada le golpeo en la cara nada mas abrir la puerta. Seguia haciendo veintiseis grados bajo cero, y ademas habia una leve brisa que metia el frio por el cuerpo a traves de los ojos. A Eva, de todas formas, le gustaba respirar la helada, sintiendo como el aire descendia hasta sus pulmones, siendo por vez primera consciente de tener esos organos

  • Legiones de Roma, Stephen Dando Collins de Stephen Dando Collins

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    La historia definitiva de todas las legiones imperiales romanas

  • El pecado que mato a Carolina Martin de Eugenia Dalmau

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    El 26 de diciembre una vecina encuentra muerta a Carolina Martin en su casa de la urbanizacion Los Cerezos. A Jaime Reyes, investigador con mucha experiencia a sus espaldas, le asignan como companero al subinspector Manuel Serra, un policia novato. Ambos se encargaran de esclarecer la muerte y notaran detalles extranos. Nadie ha visto a Carolina desde el dia 24 ni se ha preocupado por localizarla.
    Jaime y Manuel se veran inmersos en una investigacion complicada, pues iran descubriendo que los allegados a Carolina tenian un motivo para cometer el crimen; aunque lo que mas les llamara la atencion sera comprobar que la personalidad de los sospechosos encaja a la perfeccion con cada uno de los pecados capitales.
    Las pesquisas de los inspectores, junto a las pistas que iran encontrando, los sumergira en una trama de ambiciones, infidelidades, celos y dinero que destapara los secretos y oscuros intereses de cuantos rodeaban a Carolina Martin. Pero... ?que pecado la mato?

  • El sentido de un final de Julian Barnes

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    Recuerdo, sin un orden concreto: – la reluciente cara interior de una muneca; – el vapor que sube de un fregadero mojado cuando jocosamente se introduce en el una sarten caliente; – gotas de esperma alrededor de un desague, antes de que las engullan las largas tuberias de la casa; – un rio que fluye absurdamente cauce arriba y los rayos de media docena de linternas que lo persiguen e iluminan su chapoteo y sus ondas; – otro rio, ancho y gris, y el viento recio que agita su superficie y encubre la direccion de su flujo; – agua de banera que se ha enfriado hace mucho detras de una puerta cerrada con llave. Esto ultimo no lo vi realmente, pero lo que acabas recordando no es siempre lo mismo que lo que has presenciado. Vivimos en el tiempo --nos contiene y nos moldea--, pero nunca he creido comprenderlo muy bien. Y no me refiero a las teorias sobre como se desvia y se desdobla, o a que pueda existir en otro lugar en versiones paralelas. No, me refiero al tiempo ordinario, cotidiano, que los relojes de pared y de pulsera nos aseguran que transcurre regularmente: tictac, clic-cloc. ?Hay algo mas verosimil que una segunda aguja? Y, sin embargo, el placer o el dolor mas nimio basta para ensenarnos la maleabilidad del tiempo. Algunas emociones lo aceleran, otras lo enlentecen; de vez en cuando parece que no fluye, hasta el punto final en que desaparece de verdad y nunca vuelve. No me interesa mucho mi epoca escolar y no la anoro. Pero el colegio es donde comenzo todo y tengo que remontarme brevemente hasta unos incidentes que se han convertido en anecdotas, hasta algunos recuerdos aproximativos que el tiempo ha deformado y transformado en certeza. Aunque ya no tengo la seguridad de que algunos sucesos fueran reales, al menos recuerdo con claridad las impresiones que dejaron. Es lo mas lejos que llego. Eramos tres y el fue el cuarto. No esperabamos anadir a nadie mas a nuestro apretado trio: desde mucho antes habia habido camarillas y emparejamientos, y ya empezabamos a imaginar nuestra huida del colegio al mundo. Se llamaba Adrian Finn y era un chico alto y timido que al principio mantenia los ojos bajos y no decia lo que pensaba. Los primeros dias apenas nos fijamos en el: en nuestro colegio no se hacian ceremonias de bienvenida y no digamos lo opuesto, la iniciacion punitiva. Simplemente tomamos nota de su presencia y aguardamos. Los profesores se interesaron mas por Adrian que nosotros. Tenian que valorar su inteligencia y su sentido de la disciplina, comprobar si hasta entonces habia recibido una buena instruccion y si demostraria ser <>. La tercera manana de aquel trimestre de otono tuvimos una clase de historia con Old Joe Hunt, un profesor amablemente ironico que vestia un terno completo y cuyo sistema de control dependia de su capacidad de mantener un aburrimiento suficiente pero no excesivo. --Bien... Recordareis que os pedi que hicierais una lectura preliminar sobre el reinado de Enrique VIII. Colin, Alex y yo nos miramos de reojo, confiando en que la pregunta, lanzada como la cana de un pescador, no nos aterrizara encima. --?Alguno quiere caracterizar la epoca? --Saco su propia conclusion al ver que mirabamos hacia otro lado--. Bueno, quiza Marshall. ?Como describirias el reinado de Enrique VIII? Nuestro alivio fue mayor que nuestra curiosidad, porque Marshall era un ignorante cauteloso que carecia de la inventiva de la autentica ignorancia. Busco posibles complejidades ocultas en la pregunta antes de encontrar una respuesta. --Habia descontento, senor. Una incipiente sonrisita apenas controlada; el propio Hunt casi sonrio. --?Podrias ser mas preciso? Marshall asintio lentamente, reflexiono un poco mas y decidio que no era momento de cautelas. --Yo diria que habia un gran descontento, senor. --Finn, entonces. ?Tienes nociones sobre ese periodo? El nuevo estaba sentado una fila delante de mi y a mi izquierda. No habia reaccionado de un modo visible a las idioteces de Marshall. --La verdad, me temo que no, senor. Pero hay una corriente de pensamiento segun la cual lo unico que se puede decir realmente de cualquier suceso historico, incluso, por ejemplo, de la Primera Guerra Mundial, es que <>. --?Ah, si, en serio? Bueno, eso me dejaria sin trabajo, ?no? Tras algunas risas aduladoras, Old Joe Hunt indulto nuestra festiva holganza y nos ilustro sobre el carnicero regio y poligamo. En la pausa siguiente me acerque a Finn. --Soy Tony Webster. --El me miro con prevencion--. Una gran respuesta a Hunt. --Parecia que no sabia de que le estaba hablando--. Lo de <>. --Oh. Si. Me ha decepcionado un poco que no lo haya suscrito. Esto no era lo que se esperaba que dijera. Otro detalle que recuerdo es que nosotros tres, como simbolo de nuestra union, llevabamos la esfera del reloj en la cara interior de la muneca. Era una afectacion, desde luego, pero tal vez algo mas. Convertia el tiempo en una cosa personal, hasta secreta. Esperabamos que Finn advirtiera esta costumbre y la imitara; pero no lo hizo. Mas tarde, aquel mismo dia --o puede que otro dia--, tuvimos una clase doble de ingles con Phil Dixon, un joven profesor recien salido de Cambridge. Le gustaba utilizar textos contemporaneos y lanzaba desafios repentinos. <>. Una vez comparo a un heroe de Shakespeare con Kirk Douglas en Espartaco. Y recuerdo que un dia en que estabamos hablando de la poesia de Ted Hughes, ladeo la cabeza de modo profesoral y murmuro: <>. En ocasiones, al dirigirse a nosotros, nos llamaba <>. Por supuesto, le adorabamos. Aquella tarde nos entrego un poema sin titulo, fecha ni nombre del autor, nos dio diez minutos para estudiarlo y luego nos pidio comentarios. --?Empezamos por ti, Finn? Sencillamente, ?de que te parece que trata el poema? Adrian levanto la vista de su pupitre. --De Eros y Tanatos, senor. --Hum. Sigue. --Del sexo y la muerte --prosiguio Finn, como si no solo no entendieran griego los zoquetes de la ultima fila--. O del amor y la muerte, si lo prefiere. En cualquier caso, del conflicto que enfrenta el principio erotico con el principio de muerte. Y lo que se deriva de ese conflicto, senor. Es probable que yo pareciese mas impresionado de lo que Dixon consideraba saludable. --Webster, aclaranos mas. --Yo pensaba que solo era un poema sobre una lechuza, senor. En esto consistia una de las diferencias entre nosotros tres y nuestro nuevo amigo. Nosotros sobre todo nos cachondeabamos, excepto cuando hablabamos en serio. El hablaba sobre todo en serio, menos cuando se cachondeaba. Nos costo un tiempo entenderlo.

  • Cuentaselo a Chantal de Dona Ter

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    ?Cuantos de nosotros nos guardamos dentro un monton de palabras que nunca nos hemos atrevido a pronunciar en voz alta? Ya sea por verguenza, por miedo, por creer que ya es demasiado tarde o, lo peor de todo, porque la persona a quien van dirigidas ya no esta.
    “Cuentaselo a Chantal” es el espacio que te brinda la oportunidad de hacerlo por fin.
    Esta noche es Paloma quien nos cuenta su historia que ha bautizado con el titulo: “No puedo decirte adios”.
    Bienvenidos una noche mas a Cuentaselo a Chantal en Radio Faro.

  • Resurreccion (Siete pecados 2) de Nathan Burkhard

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    Despues de tres anos Reed no puede dejar de pensar en Naval. Por mas que intenta rehacer su vida a lado de Amanda, el fantasma de Naval lo persigue constantemente.
    Despues de un fatidico accidente, Reed esta convencido que quizas Naval no murio, asi que intenta buscar una respuesta en la ultima persona que la vio con vida: su mejor amigo Dylan Dupree. Al emprender ese viaje, se da cuenta de que su amigo ha ocultado mucho mas de lo que pensaba.
    La venganza acecha, poniendo a prueba a la pareja de enamorados. Ninguno de los dos bandos parara hasta que alcancen su objetivo. Quizas solo la muerte.

  • Jardines de la Luna de Lidia Craveiro

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    "Fines del siglo XVIII en Portugal, en la llanura alentejana. Isabel Rebelo, la segunda hija de un Senor de Mayorazgo, ingresa al convento por orden paterna para no tener que darle un dote. El derecho sucesorio a la herencia paterna incluye solo al primogenito varon y a Isabel le queda solamente el convento. Cinco anos mas tarde, se niega a hacer los votos definitivos y la madre superiora le indica un lugar de maestra en una casa senorial, sin el consentimiento de su padre. Al llegar al solar se encuentra con un Conde aun joven que desborda una virilidad que la vuelve loca. Isabel comienza un juego de seduccion y erotismo con Su Senoria, capaz de hacer enrubecer a la mas depravada de las meretrices.
    Pero ella tiene secretos que el Conde Manuel Alfonso de Barbosa desconoce y los problemas empiezan cuando el codicioso Senor de Mayorazgo, padre de Isabel, contrata a un gitano para encontrarla y extorsionar al Conde.
    Cuando la pasion y la lujuria dan lugar al amor, sus vidas comienzan a unirse y el Conde tiene que tomar una decision dificil para su vida. ?Parte hacia Brasil con su sobrina para cuidar las haciendas y se arriesga a perder a Isabel para siempre o se queda y asume la pasion que lo consume, enfrentando los miedos que lo persiguen hace anos? "

  • Entregarse a lo Prohibido (Entregarse 1) de Priscilla West

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    --?Ya te vas? Hice todo el esfuerzo que pude para no despertar a mi companera de apartamento mientras juntaba la pila de documentos del cliente que descansaba sobre la mesa de la habitacion del hotel. Riley Hewitt tenia sueno pesado, especialmente si habia salido y bebido la noche anterior, su pasatiempo de vacaciones preferido. Por eso me sorprendio cuando levanto la cabeza rubia rojiza de debajo de las sabanas. Aparentemente, no habia hecho el silencio suficiente. --Perdoname por despertarte. Me tengo que encontrar con Richard abajo en unos minutos, asi que solo estoy recogiendo las cosas. --La noche anterior habia estado leyendo cuidadosamente la estrategia de cliente con mi supervisor, Richard Hamm, en su habitacion del hotel, como si ya no la hubiesemos examinado decenas de veces la ultima semana. Cuando volvi a mi habitacion, examine nuevamente los materiales, memorizando cada detalle, reproduciendo mentalmente la secuencia de eventos que llevarian a conseguir este cliente para nuestra compania. Cerrar este trato significaria mucho para mi carrera: las empresas de gestion de patrimonios prestigiosas no tenian la costumbre de dejar que analistas con apenas tres anos de experiencia volaran a Ciudad del Cabo, Sudafrica, para captar clientes de mil millones de dolares. Habia sido solo gracias a una serie de acontecimientos afortunados --un grupo de empleados de alto rango que renuncio para comenzar su propia empresa, mi reciente ascenso y un encuentro casual con uno de los directores en la cafeteria-- que me encontraba en esta situacion. Decir que esto era algo grande seria subestimarlo. --No te preocupes. --Bostezo y se restrego un ojo sonoliento mientras hacia un ruido que sono como algo entre un gemido y un gorjeo--. De todos modos, me queria levantar. Desayunar algo, ir a ver algo de television extranjera. No todos los dias puedes ver a Abelardo hablando en afrikaans. ?Estas lista para la reunion? Dios, eso espero. Deberia estarlo despues de tanta practica y preparacion. Por suerte, las mariposas que revoloteaban en mi vientre me daban mas energia que la que una taza de cafe podria darme jamas. --Creo que estoy lista. Ademas, Richard es quien se encargara de la mayor parte de la conversacion. Tiene anos de experiencia en esto. Yo solo estoy como apoyo. Su sonrisa de victoria destello--: Y para ser el rostro bonito. Lo haras excelente, Srta. Egresada de Harvard. Le saque la lengua juguetonamente. Riley era de Staten Island y realizo los estudios superiores en NYU. Aunque ambas terminamos trabajando en el mundo de las finanzas, Riley era una contadora especializada en asuntos impositivos para corporaciones gracias a la orientacion de sus padres y, con frecuencia, me recordaba que su trabajo era mucho menos emocionante que el mio. Sin embargo, ella generaba muchas de sus emociones durante sus descansos. La puerta de su dormitorio que giraba permanentemente garantizaba que siempre tuviera una historia jugosa para contar en nuestras "noches de cita" de mojitos y comida mexicana semanales. Al observarla examinar un menu de servicio de habitacion reflexione por millonesima vez que tenia una suerte increible al tenerla en mi vida. Nos habiamos conocido en un seminario insensibilizador, al que nos enviaron del trabajo, sobre la Expansion de la Productividad Corporativa en la Facultad de Negocios Stern de la NYU, donde no aprendimos absolutamente nada acerca de como expandir la productividad corporativa y casi todo acerca de cada una durante un periodo de tres horas. Desde entonces, ella ha sido el yin de mi yang, la guerrera de fin de semana de mi bibliotecaria. Con frecuencia, bromeabamos acerca de enviarle a NYU una linda canasta con frutas en agradecimiento, aunque Riley siempre respondia: "los doscientos mil que deje alli para un titulo en Filosofia es suficiente agradecimiento". Aun asi, no podia suprimir la ola de alegria que me inundaba cada vez que pasaba frente a la imponente facultad de negocios de acero y vidrio mientras caminaba hacia el gimnasio; sabia que, sin Riley, mi estadia en Manhattan hubiese sido tan fria y solitaria como los anos en Harvard. Cuando le conte que iba a hacer un viaje de negocios a Ciudad del Cabo por una semana, insistio en usar sus vacaciones para acompanarme, para mi satisfaccion. Pasar el rato con ella en la playa seria mucho mas divertido que tomar sol sola o --que Dios no lo permita-- con Richard. Guarde el ultimo de los expedientes, cerre la mochila y me alise la blusa celeste y la falda de tubo negra. El atuendo habia sido meticulosamente combinado para mezclar profesionalismo y estilo. Formaba parte de la estrategia. --?Como me veo? --Te confiaria mis millones de dolares (si los tuviera). --Esperemos que el chico malo multimillonario Vincent Sorenson piense lo mismo. --Te he visto trabajar sin parar para esta reunion durante un mes. Estas mas que preparada, nena. De cualquier manera, esta noche nos vamos a divertir. No te olvides de eso. Por supuesto, una tarde y una noche completas de aventura con Riley: la dulce recompensa por despertarme condenadamente temprano para captar un cliente que, segun mis investigaciones, era muy dificil. Saludando con la mano, sali de la habitacion del hotel y baje por el ascensor hasta el vestibulo para encontrarme con Richard. Mientras daba un paso hacia las baldosas de marmol y los tacos golpeteaban, verifique la hora. Las 7:30 a. m. en punto. Habiamos acordado encontrarnos una hora antes de la reunion, para darnos tiempo suficiente para caminar las pocas cuadras que separaban el hotel del edificio de la oficina del cliente y repasar cualquier detalle de ultimo momento que hubiera surgido durante el sueno. Dios sabe lo que sone con este momento. Bueno, mas bien parecian pesadillas. Y por alguna extrana razon, todas terminaban conmigo en ropa interior. Localice a Richard sentado sobre el borde de un comodo sillon, con los ojos pegados a su Blackberry. El traje de color gris pizarra y la corbata cerulea lo hacian parecer mas joven. Solo unos pocos mechones de canas revelaban que se acercaba a los cuarenta. --Buenos dias --lo salude. --?Ya desayunaste, Kristen? --me pregunto sin levantar la vista de su Blackberry. Aunque sus malos modales me habian irritado al principio, los ultimos seis meses que trabaje con el me habian ensenado a tener conversaciones enteras sin hacer contacto visual ni siquiera una vez. A menos, por supuesto, que el tema fuera el dinero. En ese caso, Richard era todo oidos. --Tome un jugo de naranja y comi una barra de granola, pero tomaria un cafe. --Pongamonos en marcha entonces. Podemos detenernos a tomar uno. --Tomo su maletin y lo segui al salir del hotel. Cuando nos marchamos del alero del area de valet, la vista del oceano a lo lejos me ayudo a calmar los nervios. Una brisa de manana temprano me despeinaba y el sol de mediados de junio resplandecia. Al tiempo que caminabamos tranquilamente por las calles transitadas de Ciudad del Cabo, disfrutaba de la vista, de los aromas y de los sonidos que no habia observado ayer por haber estado tan ocupada con la preparacion. Altos edificios corporativos que penetraban el cielo, bocinas de autos que sonaban, una mezcla eclectica de personas que viajaban al trabajo, un McDonald's aparentemente en cada esquina... de muchas maneras, me recordaba a Manhattan. Aun asi, la mezcla de colores brillantes, lenguas desconocidas y oleadas de surfistas con rastas que se dirigian hacia la playa para atrapar alguna ola matutina le daba a este lugar su encanto propio. En el camino, nos detuvimos a tomar un cafe y Richard aprovecho la oportunidad para repasar nuestra estrategia. --Cuando entremos al edificio, quiero que seas puras sonrisas, Kristen. Quiero verte los dientes en todo momento. Yo me encargare de la mayor parte de la conversacion, pero tu tambien juegas un papel importante. Puede que los clientes tengan mas dinero que algunos paises pero, primero y principalmente, son personas. Las personas tienen emociones. Los hombres, en particular, son debiles ante el encanto femenino. Tu los ablandas y yo los moldeo. --Solia decir este tipo de pendejadas diariamente, sin absolutamente nada de ironia. Es como si mi papel pudiera reemplazarse por un carton recortado con tetas. Genial. El cumplido con doble sentido de Richard me irrito, pero no me encontraba en una posicion como para estorbar. Aunque hubiera muchas mujeres en el mundo de las finanzas, las esferas mas altas consistian en clubes de hombres con sus propias reglas. No decia nada cuando Richard hacia esos comentarios sexistas, pero eso no significaba que fuera a comprometer mi integridad personal si alguna vez me sugeria que avanzara un poco mas que una sonrisa. Despues de haber estado tres anos en este negocio despiadado, muy pocas cosas podian conmocionarme. --Bien. Un enfoque impulsado por las emociones. --Use sus propias palabras para demostrarle que lo comprendia. Sonrio. --Yo lo llamo el Sistema Hermano. Segun mi experiencia, Vincent es Tipo B. Un aficionado, apasionado por las actividades recreativas, que en realidad no sabe bien como dirigir una compania pero que tuvo mucha suerte. Un CEO desenfrenado y que no se preocupa por los detalles pero que es bueno para delegar responsabilidades a sus vicepresidentes. Al tipo le encanta surfear y machacarsela. Tenia mis dudas acerca de su valoracion, pero me las reserve. Vincent habia comenzado como un surfista avido y fabrico una camara economica a prueba de agua que sujeto a su tabla de surf, lo que le permitia filmar sus logros. Pronto, la generacion de deportistas extremos de YouTube clamaba por una camara similar para sujetar a sus tablas de surf/cuerdas de puentismo/patinetas/paracaidas, y la compania que Vincent construyo de cero generaba miles de millones de ingresos. Mi investigacion habia pintado a Vincent Sorenson como una persona adicta al trabajo --su imperio se habia expandido e incluia un programa de television de deportes extremos, una linea de ropa y tablas de surf hechas a medida--, pero si Google Images pudiera opinar, diria que era un fanatico de la playa todo tatuado, con un bronceado oscuro y ojos con parpados pesados. Un vago con tatuajes y abdominales marcados. Richard continuo mientras cruzabamos la calle. --Estos tipos son bastante predecibles. Todas las demas empresas de gestion de patrimonios que se disputan su dinero se ven exactamente igual sobre el papel. Le hablaran acerca de coeficientes alfa, dividendos, fondos de cobertura, y el no lo va a entender. Queremos que nuestro enfoque destaque. Al demostrar tu interes en lo que a el le apasiona ganaras la mitad de la batalla. Observa, te apuesto a que vestira una camiseta, shorts y sandalias cuando nos reunamos con el. Mi sensibilidad a las suposiciones iniciales incorrectas se activo, pero no iba a discutir con Richard. Nuestra estrategia estaba establecida. Afortunadamente, la confianza de Richard ayudo a mitigar la constante sensacion de que todavia no estabamos preparados. Parecia la ansiedad por los examenes que senti durante toda la etapa de facultad, excepto que ahora fracasar significaba perder millones de dolares en lugar de perder algunos puntos en el promedio general. Cuando llegamos a destino, apenas reconoci la estructura de la torre de nuestra investigacion. --?Vincent es el propietario de este edificio? --No. La compania solamente alquila algunas oficinas en el vigesimo tercer piso para pequenas operaciones en el area. El viene aqui principalmente a surfear. Me asegure de fijarme la sonrisa antes de pasar por la puerta giratoria de la entrada. Luego de registrarnos, subimos por el ascensor hasta el piso de Vincent donde una recepcionista nos acompano hasta su oficina. --Solo golpeen --dijo antes de regresar a su puesto. --?Estas lista? --me pregunto Richard al acercar los nudillos a la puerta. Alli estabamos. Inspire profundamente y lo mire a los ojos: --Hagamoslo. Golpeo la puerta y escuche una voz claramente masculina que nos decia que entraramos. Elevando las comisuras de los labios para darle a mi sonrisa esa ventaja extra, segui a Richard que me guiaba hacia dentro. Mi sonrisa se desvanecio al ver al hombre que estaba sentado detras del escritorio. Se encontraba sereno y poseia un refinamiento masculino que era mas digno de un modelo de Calvin Klein que de un CEO de Fortune 500. Mientras miraba fijamente esos ojos marrones intensos, la nariz pronunciadamente grabada y la boca seductivamente tallada, ubicada en una estructura osea sin duda alguna disenada por un artesano experto, pense por un segundo que habiamos ingresado al estudio de una sesion fotografica. Pero no habia dudas de que este era Vincent Sorenson, en carne y hueso. Las horas que habia pasado analizando sus imagenes con la excusa de la investigacion no me habian preparado --no habrian podido prepararme-- para el real. En la foto mas actual que habia podido conseguir, se encontraba en el mar con el agua hasta la cintura y se acercaba a la orilla con una sonrisa radiante que hacia que se te detuviera el corazon, como si fuese algun tipo de dios sexual mistico ansioso por reclamar sus ofrendas. No resultaba dificil imaginarse a virgenes que se sacrificaban voluntariamente por el. Pero la foto se habia sacado hacia meses y en aquel entonces tenia el cabello rubio oscuro corto. Ahora caia enmarcandole los rasgos como un retrato listo para la exposicion en un museo. Por un instante, lo unico en lo que podia pensar era como se sentiria deslizar las manos por esos mechones sedosos. Mis pasos aminoraron la marcha para igualar el ritmo de la respiracion mientras lo observaba ponerse de pie con elegancia y rodear su gran escritorio de roble, para disminuir la distancia que nos separaba con una destreza sobria. Luego de estrechar la mano de Richard, se quedo de pie frente a mi. Frunciendo el entrecejo con mucha curiosidad, sus hermosos ojos se mantuvieron fijos en los mios, evaluando y analizando con astucia. Me senti extranamente vulnerable y expuesta bajo el peso de aquella mirada, como si estuviese sin ropa, desnuda ante el.

  • La Duquesa (Hermanas MacBride 2) de Kira Freitas

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    Libro 02 de la Trilogia de las Hermanas MacBride

  • El Maestro Del Desastre de Samuel Sanaga

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    Perverso. La idea salio como le salen las ideas a todo gentio: por una minuscula probada, como se lo incito ella al entregarse al sendero de las hormonas. Ella, un cuerpo helado por la incertidumbre que le calaba las entranas, encorvada entre esos brazos como un nino pequeno. El, sudando frio, su piel palida, sus ojos enfermizos y vivaces arriba de orificios diminutos, sentia golpecitos en el pecho de adentro hacia fuera, y el darse cuenta de eso le inquietaba mas. La sentia liviana, porque no era la primera vez que la tomaba en sus brazos. Iba a trote, con el temor de escuchar el sonido de otros zapatos que los suyos en medio del silencio criptico. Llego a una esquina solitaria; al frente, a diez pasos, un muro de ladrillos viejos. Giro a la izquierda, fue estirando las piernas cuesta abajo. La humedad ya se sentia debajo de ese tremendo abrigo y tambien debajo de la capucha, una hilacha de liquido corria por la sien. ?Tan poquito has caminado y ya sudas? De tranco en tranco manoseaba la pierna de la chica, y evocaba movimientos frondosos de glorias bajo sabanas; pero las luces de los postes, uno en cada veinte pasos, imponian entornos amarillentos, hepaticos, en la pista de cerro muerto por la que se desplaza, que parecia aumentar de longitud con cada pisada. La adrenalina de hacer lo que hacia le permitia concentrarse mas en las hileras de casas mudas a la izquierda, y el muro de la derecha del estadio la Bombonera, que continuaba hasta terminar la ultima esquina del bullanguero 15 de Enero. El tipo desconocia el aire que deambulaba; por mas que vivio casi toda su vida en Lima, la frialdad era inusual, parecia penetrar desde los resquicios descubiertos de las ventanas oscuras, entre las lenguetas de tierra laterales a las veredas, le calaba la piel erosionada en puntos como gallina, hasta la punta de los mas reconditos bellos de su pulverizada conciencia. ?O es frio o eres tu el que tiembla tanto? Era precisamente la conciencia la que le estaba jugando una mala pasada. Miro al cielo vacio, Hasta la luna no quiere ser testigo de lo que hare hoy. Por la izquierda, a unos cuantos pasos, un gran grupo de piedras de cemento, desmonte de alguna casa remodelandose, quiza la que seguia. Al otro lado a medio metro debajo de la vista, una cabeza pequena, un par de ojos asustadizos, la criatura escualida denoto su olfato con un sonido, rompio el silencio de la madrugada comenzando a ladrar, el sujeto carajeo bajito y maldijo, se alejaba para prevenir muelas sucias en la piel. Sintio cerca del pie una roca de tamano regular y quiso saltarla, uno de los bordes le rasguno un tobillo, el cuerpo de la chica se le vencio al mar de piedras, el cayo apoyado en sus manos arriba de ella como si la protegiera, en posicion de cuadrupedo. Quedo perplejo un instante observandola, Gerald giro un tanto la cabeza, una roca le elevaba por su lado occipital. El tipo sintio dolor ajeno, se reprochaba, !Como llegue a este punto! Se levanto sintiendo hinchazon en las palmas de las manos. Alargando los brazos, quiso recogerla mientras los ladridos lo aturdian; puteo al perro, cogio una piedra y le asesto en pleno pescuezo. Sus ladridos se opacaron y se alejaron al igual que su silueta a la luz de un poste, al profesor le quedo en la cabeza el sonido de la piedra impactando esa piel. Recogio a la adolescente en sus brazos y reanudo la corrida. Su mente maquinaba forzosa, por querer callar la conciencia que brotaba; recuerda ocasiones entretejidas en telaranas, una sobre otra, cuando la perforaba con gusto y todo, sus movimientos, sus melodiosos gemidos bajo su cuerpo, sus temblores, las canciones que canturreaban luego de la accion en un limbo de oscuridad total, juntitos, endiablados, en medio de cuatro estrechas paredes. Quiso recordar mas, pero un sentimiento le golpeo el foco de su atencion; empezo a ralentizar sus pasos. A solo unos cuantos metros de la ultima esquina, el profesor dejo de correr. Quedo inerte un instante, mirando al suelo. Su memoria opera: la vez que se pasearon el parque de La Reserva, el la empujo hacia uno de los chorros que formaban arcos acuaticos cubriendo sus cabezas, emocionados con los reflectores de luz, ambos metiendo las manos en los arcos para lanzarse el agua como ninos; Tambien vino la vez en que ella se asomo al salon del primero C mientras el espectaba desde el pupitre a los uniformados haciendo tareas, se acerco y le dejo en las manos un poema que le habia compuesto, cuyas letras manejadas de su mano, le hicieron sentir un sabor a madurez y verano mezcladas en un solo cuerpo, y no pudo despedirse de el mas que con una estrechada de manos por miedo a que los chiquillos de primero vieran cosas imprudentes; Finalmente le vino a la cabeza la ocasion en que, sentados en un banco de madera labrada, apreciando un grupito de ninos dando vueltas en el centro de una alameda, ella le apreto las mejillas con dulzura como nunca sintio que se lo habia hecho mujer, mirandole a los ojos y susurrando: Te amo. La letra de una cancion de Grupo 5 pasaba por su mente, ?Por que tengo ahora estos recuerdos tan triviales? Todas esas imagenes, siempre con una Gerald sonriente, pudica, le hicieron analizar en como el amorio desequilibrado que vivieron los llevo a perder toda pulcritud; Tanto horror, tanta inconciencia, tanto condenado. Por fin bajo el rostro para verla: la muchacha tenia los parpados cerrados, tan dulce se veia con la carita blanca apegada a su pecho, silenciosa, drogada. Empezo a dudar; con todos los pensamientos de arrepentimiento y empatia que le apesadumbraban, deseaba hacerle algun bien y dejar de pensar --por lo menos por unas horas-- en si mismo y en su hambre de venganza, y la depresion de no volver a sentir -- ?Que cosa?-- el ocio, los bailes, las canciones, sus rodillas, sus muslos, su… !Ya! Carajo, ya se habia invertido mucho tiempo como para pensar en tirar la toalla justo ahora, en la penultima etapa. Aquella voz estridente le persuadio a seguir. Dio tres pasos agigantados. Freno de nuevo, los brazos, las piernas y el torso entero llevaban un temblorcillo que aumenta mientras mas piensa. Miro al frente, la calle despejada. Volvio a avanzar, cruzo el umbral de la reja en la que terminaba el barrio quincineriano, giro en diagonal a la izquierda donde lo esperaba el carro azul, al costado de un terreno baldosado y con cesped, con ciertos banquitos de concreto. Abrio la puerta trasera y acomodo a la chica durmiente en los asientos. Gira la vista, observa el tramo de la pista que va en subida, Tanto me he demorado en esa poca calle. Dejo a la adolescente con el cuerpo estirado y cerro la puerta. Acerco la muneca izquierda y apreto el boton de la luz. Eran las tres. Froto las palmas de las manos por los ojos y parte del rostro. La observaba recostada sobre su lado izquierdo. La piyama solo consistia en una camiseta rosada y un pantaloncillo plomo y delgado, y penso nuevamente en que Esto pudo haber terminado mejor. Giro la vista a la derecha, un misero pedazo de cesped del terreno baldosado. Sacudio la cabeza y las manos para darse valor. Entro al vehiculo y giro la llave. Tremulo, arranco a gran velocidad. II --Claro que esos sentimientos llegan cuando estas mas hundido, para terminar de fregarte --Ricardo hablaba senalando hacia abajo con la vista. Tenia apariencia trasojada, como si no hubiera dormido la noche anterior. Gerald cruzo los brazos sobre la carpeta. --Ya hasta hablas como filosofo... o, mejor dicho, pretendes hacerlo --respondio. --Tu no tienes enamorado, ?no, Gerald? --Stefany pregunta, dejo de maniobrar el lapicero azul y manoseo su barbilla. --No. --Geraldine es una intelectual, cualquier mequetrefe no estara a su altura --afirmo Ricardo palmeando la carpeta y sonriendo. Gerald permanecio seria. --No es que sea sobrada, simplemente no me da la gana. --Lo que pasa es que eres un poco alzada, Gerald, no lo niegues --dijo el companero bromeando; abajo de su barbilla, se lucia el lapicero al lado de una letra mayuscula escrita en el cuaderno. Lo tomo, observo su cobertura negra. --Que no soy alzada. --Si lo eres, se te nota en los ojos. --Eres mal educado --reprendio Stefany--, no sabes expresarte con amabilidad a una chica. --Soy directo, mujer. --Te apuesto que nunca tuviste enamorada. Gerald oprimio la punta con tinta haciendo el punto final al parrafo. Dejo caer al lapicero sobre el cuaderno. --?Tu crees en el amor? --Stefany le hablo apoyando la cara sobre sus manos. --Yo creo que ese... ese manojo de emociones... florece... en la juventud. Stefany junto los parpados. --Oye, ?que te has fumado? --Nada que te importe. --No necesitas decir cosas elegantes a cada rato. Gerald apoyo la nuca en sus manos, mirando hacia el techo. Los amorios no la preocupaban, preferia pensar en su ninez, ?Te acuerdas? Tu cabello era olitas diminutas, y tu mentecilla se preocupaba en juegos libres, caricias, ganarles las canicas a los ninos, los malditos ponies que nunca te compraron, en vez de preocuparte en rellenar cuadernos, presentar tareas ineficaces, escuchar a tus companeros hablar estupidez y media. Ella baja la vista para observarlos: sus palabras son ausentes a sus meditaciones, dos ojos masculinos hundidos arriba de pomulos redondos, casi una senal de depresion, una voz dulce; la companera de al lado, robustita, lentuda, intercambiaba palabras como no lo hacia con muchos. Los uniformados de todo el sitio se prestaban a socializar; el profesor, estrabico de sus actividades, sentado en su pupitre, ojeaba un cuaderno y una hoja se caia para un lado, tenia cuadraditos rellenos de numeros diminutos, y Gerald se preguntaba de que color eran esas notas, Mas rojas que azules, de seguro. Giro la cabeza a la izquierda y miro a los demas; unos copiando la tarea de la pizarra, otros, tan ajenos al texto, intercambiaban frases y abrian grande la boca, tan profunda como un tunel, y los ojos, como si no pareciese que se estan riendo de lo sucia que esta la falda de una companera, otro se burla senalando al alumno que apoyaba la cabeza y los brazos sobre la carpeta, muerto en suenos, delante de ella. Dejo caer los brazos a los costados. Nunca hizo falta las presiones atolondradas ni los castigos risibles de ineficaces padres para que mantuvieras buena posicion en los puntajes ?no, Gerald? Eres de las muchachas que poco se encuentra, y que poco se conoce, y con el soporte social de conversar con muchos y amistarte solo con algunos cuantos. En sus pensamientos mas comunes idealizaba que nadie podia negar lo atractivo y lo presentable de su fisionomia, un par de ventanas cristalinas con dos pelotitas negras brillosas, con apariencia de piedad, y en medio una nariz regular y lisa, como la tez blanca. De lejos, parecia que su rostro llevara una forma casi redonda, pero su mirada era de las que pronosticaban a la primera impresion un gesto de pureza, armoniosa con la personalidad esbelta que demostraba. Se acordo del consejo de alguien, que solo le hacia falta lentes para combinar lindura e intelectualidad, pero ella aborrecia la idea. "Las personas que usan lentes son muy intelectuales". Gerald puso las cejas pesadas, ella conocio a personas de erudicion que no necesitaron mejorar la apariencia con un par de vidrios, y lo confirmo al mirar a la derecha, en el grupo de cuatro carpetas mas cercano a la puerta, El Duro lanzaba a sus companeros repulsivas babosadas y mentadas de madre, llevaba puesto un par de ojos adicionales como apariencia de "intelecto"; tambien giro al sentido contrario para divisar, en el otro grupo, a la companera que hoy se puso en la vista un par de lunas con monturas rosadas y pensaba lo mismo que sus companeras le decian: "Se te ve lindo", "Te asienta". Gerald la miro bien, !?te asienta?! No pudo evitar que salga un sonido risueno. --Tonta-- el pensamiento salio literalmente de su boca. Miro a su costado, Stefany escribia concentrada, no la escucho, parece. Volvio a poner las manos tras la nuca, relajandola. Ricardo ha levantado la vista para verla. Ella percibe a su companero por el rabillo del ojo, se formula la duda si le esta viendo los pechos o si esta mirando hacia otra direccion. Dirigio el iris hacia el, el muchacho bajo la mirada al cuaderno donde transcribia. --Se ve que escribes muy rapido, Gerald. --Ella ha devuelto la vista al techo. --Asi es. A dos carpetas de distancia, Jorge, un palillo alagado, torcido, con la piel de un matiz oscuro, la miraba de reojo a su izquierda. Jugaba con un D.N. I. ajeno en una mano, leia el apellido Castillo. --Maldita --susurro entre dientes. --Oye, tu si te pasas. --Aurelio se acomodaba el cordon amarillo que se le caia del hombro. Estaba riendo. --De que cosa. --Angello le miraba con ojos vivos. --Lo de hacer una de esas jugadas. Pero seria bacan, ?no? --Si, pues, tenemos que hacerlo. --Verdad, la profesora de historia dejo tarea ?no? --dije yo. --Creo que si --dijo Aurelio, y siguio el tema-; pero no hay maestro mas jodido que Paul. ?Te contaron lo que hizo en el bano? --En el bano pasa de todo. Claro. --El tiene tino para eso. --Si, ?no?, ese huevon revento una rata-blanca en el water, ya te imaginaras como salio la aguita marron como volcan --dijo Angello, la risa se le salia atorada, y sus ojos se ponian mas chinos. Los tres saliamos del salon despues que la campana del recreo habia sonado, ya medio salon habia desaparecido. Nos ibamos al bano. --A mi me han contado que dos anos antes, uno de quinto se grabo cagando encima de una carpeta. --!Ja, ja, ja! --Y fue en el salon donde estamos ahora. Yo los escuchaba casi sin hablar mucho, el pasillo no tenia mucha gente que estorbaba el paso, hasta llegar a donde queriamos. El bano tenia una reja nueva, observamos las losetas limpias y celestinas del lavadero de un lado, antes eran de un color blanco falso, porque parecian con manchas amarillentas de tanto uso. Cuando entramos los cuadritos de losa estaban tan nuevos que hasta reflejaban las caras. Se veian mejor a comparacion de antes, cuando los banos de los hombres estaban en el segundo piso y no habia ni puerta, un marco de fierros oxidados rodeaba la entrada, y algunos de los bloques donde estaban los inodoros no tenian ni puerta. --Me gustaria hacer algo mejor que eso --dijo Angello mientras se acercaba a una puertilla y la abrio. --!Oigan, oigan, miren aqui! Angello ?Te refieres a esto? --Aurelio senalaba el inodoro y nos acercamos a mirar. Al fondo de la tasa en medio de la aguita repugnante, habia un DNI enmicado y con la cara de una chica en la parte frontal. Rieron mas fuerte que antes. --Ella no es.... --No jodas. --Ella no es... --!Esa es Gerald! alaaa, esto es literalmente la prediccion del futuro --dijo Angello. --Pues, si sigue siendo como es --dijo Aurelio. --?Como "es"? --dije yo. --!Ah, perdon, Ricardo! no debi decirlo contigo aqui. --Aurelio me tocaba de un hombro y luego se tapaba la sonrisa con la mano. En el recreo, ha llevado una silla cerca a la puerta, y sentada, observaba el desfile desorganizado de jovenes de todas las clases y tamanos, y le distraen de sus pensamientos dos criaturas enanas que parecian saltar delante suyo a toda prisa como crias de chivo. Los nuevos que entraron a secundaria siguen pareciendo ninos, ?no?, y que feo, Gerald, estos mocosos parecen ser mas vivos de lo que eramos el C en primero. Por andar correteando casi le arrancan los audifonos que estan colgando del cierre de su casaca, que reproducen una cancion a bajo volumen. Se los pone a los oidos. Entrelazadas como canasta, dos de sus companeras van tomadas del brazo al quiosco, igualitas como la mayoria del colegio: las vastas de las faldas cuatro dedos mas subidas de la rodilla, los cuellos de la camisa sin abotonar, bordeadas por una especie de culebras oscuras y largas, y los monos que no estan detras de la cabeza sino arriba en la coronilla, deformes, informales, sujetos con un cole de distintos colores, ?De donde salio esa moda tan lacra? Quiza nunca lo sepas, Gerald; para ti las vacaciones ya terminaron, fueron dos semanas pequenisimas, solo una interrupcion a diez meses de rutinarias ensenanzas, un pequeno viajecito a provincia, para visitar a los primos, unas cuantas vueltas a la Lima jodida, y de vuelta seis horas y media adentro de esta cazuela pintada de azul, casi todos los dias, acompanada de chibolos excentricos y estrabicos que se creen de lo mejor, aunque para algunos de ellos, las vacaciones nunca terminan. El timbre ha sonado y ella prefirio meterse sin comprarse algo para el estomago. El recreo duro veinte minutos y hacia falta cinco para que todas las cabezas dejen de chapar en los sitios oscuros, los hombres dejen la pelota y todo el mundo se encuentre en el aula. Los del quinto C entran mas despacio, porque parece que el profesor de fisica no llega todavia. --Y eso que el es puntual --ha dicho Saltachin--. Hoy toca fisica ?no? --?Ya no te acuerdas? --le dijo El Duro-- Mejor si no viene. Ambos estiran las piernas por el pasillo, se alejan del salon, pero grande es su sorpresa al ver llegar a una mujer de contextura regular, de cabello corto color rubio artificial, y usando un par de ojos adicionales con monturas doradas y redondas como un reloj de pendulo. --Mierda, alla esta Elia. --Ah, que pesada.

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    NUNCA MAS SE ACERCARAN A MI.

  • Volver a empezar (Desde las cenizas 1) de Lorena R. Jeffers

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    A lo mejor no nos reconoceremos, pero nos volveremos a ver. Por ahora, mi amor, vive…

  • Seductora inocencia (Knight 1) de Gaelen Foley

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  • La ladrona de Rebeca Corrales

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    Cuando los dos caballeros conocen a Angela, una ladronzuela con cara de angel, no pueden creer su suerte. Bella y con una habilidad pasmosa en sus agiles dedos, parece perfecta para el trabajo. El unico inconveniente, es que tiene los modales de una verdulera, aparte de que no parece muy ansiosa por aceptar. Si consiguen pulir aquel diamante en bruto, puede que tengan una posibilidad, eso si Alonso consigue sacarsela de la cabeza, y concentrarse en la mision.

  • El alma que me habita de Antonia Romero

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    Pallars. Ano del Senor 1017. Bertrand de Riell, abate del monasterio de Suverte, se dispone a escribir una cronica de la historia de su familia y los motivos por los que desaparecio el Senorio de Riell sin dejar rastro...

  • Preguntame si te quiero de Helena Pinen

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    Para Harper Blossom fue extrano regresar a casa. Cuando el coche se detuvo frente la casa donde vivian sus padres, y donde ella se habia criado con una legion de hermanos, una mano le sujeto el corazon. En la ciudad habia vivido lejos de recuerdos terribles y sus pulmones se habian llenado de oxigeno sin problemas. Sin embargo, ahora volvia a revivir todo lo sucedido la ultima vez que estuvo en el pueblo y los malos recuerdos amenazaban con romperla en mil esquirlas. Miro el perfil de su padre, quien la habia ido a buscar al aeropuerto. Estaba desabrochandose el cinturon tras parar el motor. El estaba tranquilo, incluso feliz de tener de vuelta a su unica hija. Vivia ajeno a los sentimientos encontrados que se removian en el pecho de Harper. Le pregunto si tenia ganas de ver a su madre y ella solo encontro fuerzas para asentir. Haciendo acopio de toda la fuerza de voluntad que tenia, salio del coche y camino hacia la casa. Estaba a orillas del Isabella Lake y las vistas eran tan impresionantes como la estructura de madera de dos pisos que tenia ante si. El hecho de que los Blossom hubieran tenido cuatro hijos y hubiesen adoptado a otros dos, les habia obligado a hacer ampliaciones a la casa principal a lo largo de los anos. Abrio la puerta sin necesidad de usar la llave. Casi siempre estaba abierta cuando su madre se encontraba en casa. No habia motivo para desconfiar de los vecinos. El pueblo era una gran familia, una comunidad unida donde jamas ocurria nada. Excepto cuando Harper cometio el peor error de su vida. Habia voces que provenian de la cocina. Las reconocio a todas ellas: mama, sus hermanos, Milo y Clive, y sus respectivas mujeres, Piper y Rosemary. Cuando se adentro en la cocina, cuya puerta no existia pues habia sido arrancada por Clive y Donald de adolescentes, en una pelea digna de hermanos gemelos, se llevo una mano a la boca. Dios, los habia echado tanto de menos... No oia lo que hablaban, tan solo los observo. Su madre tenia mas arrugas en el rostro y se habia dejado las canas para no seguir usando tintes, pero nadie diria que tenia sesenta y cinco anos. Milo habia cambiado mucho en esos ultimos cinco anos: habia engordado y habia empezado a perder pelo; sin duda, el primogenito iba a ser la viva imagen de su padre. Clive estaba igual; mantenia su porte fuerte, sin duda fruto de trabajar en la granja sin descanso. Incluso lucia con orgullo la cicatriz que le partia la ceja; se la hizo el mismo dia que rompieron la puerta de la cocina. Sus cunadas estaban tan bonitas como de costumbre, quiza las notaba distintas porque Piper llevaba el pelo corto tras superar un cancer de pecho y porque Rosemary llevaba gafas. Por lo demas, la estampa que tenia ante si no era diferente a la habitual. Hacia cinco anos que no pisaba el lugar y que no veia una escena tan acogedora como aquella. Fue directa a su corazon y, por unos momentos, se sintio derretir. Si, habia valido la pena regresar, pese todo lo malo que sabia que traeria para su salud mental y sus emociones mas escondidas. Unos brazos fuertes la agarraron por la cintura y la alzaron. Harper grito y todos la miraron, sorprendidos de tenerla alli. Escucho a su madre lanzar una exclamacion de deleite y a Rosemary sollozar. Se vio arrastrada al salon. Una carcajada muy familiar la hizo reir tambien mientras giraba en brazos de su hermano. Cuando se vio en el suelo, se volvio para encarar a Luke. --Bienvenida a casa, buhita. --Luke... Se lanzo a sus brazos. Luke y ella tenian una afinidad especial, quiza porque se llevaban un ano o porque el habia sido el primero en aceptarla cuando la adoptaron y la trajeron a casa. Habian sido mejores amigos incluso cuando el era el chico mas popular del instituto y ella la mas invisible de su curso. La hizo bailar por la sala, aunque no hubiera musica. Tras marcharse a la universidad, Luke habia regresado expresamente para llevarla al baile de graduacion del instituto. Nadie iba a pedirle una cita, era la chica mas introvertida del instituto, asi que Luke se habia querido asegurar de que fuera y se divirtiera. Nadie cuestiono que fuese con su hermano y ella le estaria eternamente agradecida por haberle dado esa experiencia. --?Y ese brillo en la mirada? Texas te ha sentado bien --lo comento con una sonrisa que le arrugo la comisura de los ojos. Era honesto. Se alegraba de tenerla de nuevo en el pueblo. Harper se vio contagiada al momento. --Es que el clima era mejor que aqui. --Siento decirte que Michigan es el mejor estado del pais. El verde de nuestros prados es la envidia de los tejanos --le rebatio Luke. --Eso es discutible. ?Como estas? --pregunto mordiendose los labios. --Deseando que me toque la loteria. --Vamos, no dejarias la granja ni con cien millones en la cuenta --le pincho ella. --Luke, vamos, deja a mi nina. Quiero achucharla. Maggie Blossom hizo un lado a Luke, le puso sobre el hombro un pano de cocina y con un jadeo de felicidad absoluta, la abrazo con fuerza. Harper le devolvio el gesto, sintiendose segura. Los brazos de su madre siempre habian sido un puerto seguro para ella. --Cielo, te hemos echado tanto de menos. Que bien que estes de vuelta --le cogio la cara--. Estas mas delgada. No me gusta. ?De verdad has comido bien? --Mama, quedate tranquila. Simplemente... estoy fuerte. Si tocas, todo es musculo --se burlo. Con la familia alli, era facil olvidar las desgracias y dejar fuera de su cabeza la culpabilidad. --Entonces vienes preparada para asumir el mando... --bromeo Clive, su fuerte presencia apareciendo por detras de la madre--. Ven aqui, buhita. La llamaban asi porque de pequena se habia pasado mas horas leyendo que durmiendo por las noches. Durante su juventud no fue distinto: dedicaba las noches a estudiar y apenas dormia cuatro o cinco horas. No necesitaba descansar tanto como los demas. Era una persona nocturna, que disfrutaba de la quietud de la noche. Solo cuando caia el sol su cerebro se encontraba activo al cien por cien. Sus hermanos habian empezado a decir que en vidas anteriores habia sido un buho y el mote pronto se quedo en Harper. Cuando la telefoneaban, casi nunca usaban aquel apodo. Que volvieran a pronunciarlo, con sus voces y connotaciones carinosas, le pellizco el alma. Sus hermanos eran su mayor bendicion, un regalo que a veces creia no merecer. A pesar de que en Texas lo tenia todo, siempre habia tenido un vacio en el pecho. ?Donde estaban sus padres? ?Y esos hombres con los que habia crecido? Los adoraba. Vivir sin ellos habia sido muy doloroso. --Clive... grandullon... --Harper sabia que se echaria a llorar en cualquier momento, desbordada por tanto afecto. El le toco las mejillas. Luego la estrujo para comprobar si todo era fuerza y fibra como presumia o solo era un punado de huesos. Queria asegurarse de que iba a sobrevivir a Michigan. Parecio complacido, porque le guino un ojo cuando se separaron. --No te preocupes, mama. Harper no esta mal nutrida, solo ha sabido invertir dinero en un entrenador personal. --Mi entrenador es el mismo que el tuyo, creo. !Estas bien fuerte! --Le toco los abdominales a traves de la camisa antes de mirar a Milo--. Es raro verte callado. El hermano mayor de los Blossom nunca se queda sin palabras. Su intento de quitar hierro al asunto con humor no fue bien recibido por Milo. La miraba desde el marco de la puerta. A Harper no le gustaba que estuviera tan callado y serio, el no era asi. Podia imaginar que pasaba por su cabeza. Y eso repercutio en su corazon y en su respiracion. No la habia perdonado. Habian pasado cinco anos, mas seguia detestandola. No podia echarselo en cara, si bien esperaba que disimulase. La salud de sus padres era delicada y ver a sus hijos asi no les sentaba bien a sus nervios. Sobre todo, a su padre. Pete observaba desde un rincon la escena y Harper estaba segura de que se habia quedado rigido, como casi todos los presentes, esperando la reaccion del primogenito. Milo no dijo nada. Dio media vuelta y se adentro en la cocina decidiendo que la mejor manera de demostrarle su rabia era ignorandola. Se hizo el silencio mas espeso que Harper habia vivido jamas en aquella casa. Cerro los ojos unos momentos y trato de mantenerse firme. Sabia que algo asi podia suceder. No iba a ser bien recibida por todos. Al fin y al cabo, su error habia costado la vida de una persona muy cercana a su hermano. Milo tenia todo el derecho a no querer saber nada de ella. Tampoco iba a ser el unico que le diera la espalda. Deberia acostumbrarse a ciertas hostilidades; Sherman al completo iba a ponerle muy dificil vivir alli. Pero la indiferencia de un hermano era la mas dolorosa de todas. Piper quiso ir tras su marido, reprocharle su comportamiento en la intimidad de la cocina, pero Harper la llamo. --Dejalo. --Ay, Harper, lo siento mucho, pero es tan... --suspiro, entristecida. Le abrio los brazos--. Ven aqui, buhita mia. Piper era como una hermana mayor para ella. Se llevaban doce anos, asi que era un referente para Harper. Se estrecharon con fuerza. No hicieron falta palabras. Los sentimientos que cada una queria transmitir llegaron a la otra a traves de aquel contacto. Fue suficiente para aplacar sus corazones y mantenerse ante la adversidad. --Como me alegra verte bien. Siento no haber estado ahi para ti --le susurro al oido aun sin soltar aquel abrazo. Piper temblo y le devolvio el murmullo. --Con tus llamadas, me bastaba. Estuviste en mi corazon... --Se separaron entre lagrimas. Harper le paso una mano por el pelo--. ?Te gusta mi nuevo peinado? --Pareces una rebelde. ?Donde te has dejado la Harley y la chupa de cuero con flecos? --Le arranco una risita. --Aparcada junto la lancha motora. Si la policia viene a por mi, ya vere con que huyo. --Que idiota eres. --Harper miro a Rosemary--. Amiga... Rosemary era su mejor amiga. Eran inseparables desde los diez anos. Que empezase a salir con uno de sus hermanos habia ido un shock para la Harper de dieciseis, pero, tras once anos juntos, ahora veia que no podia haber una mujer mejor para Clive. Ni un hombre mas bueno y honorable para aquella alma tan luminosa como era Rosemary. --Ven aqui --susurro su cunada. Harper avanzo sin dudar hacia sus brazos--. Te he extranado cada dia de estos cinco anos y tengo la sensacion de haberte visto ayer. Dios, mirate. Estas preciosa, Harper. --Creo que tienes las gafas sucias --Pues yo no llevo gafas y creo que veo visiones. --Una voz atronadora hizo temblar toda la casa. Rosemary tuvo el tiempo justo de separarse antes de que un toro embistiera a Harper, quien tuvo que agarrarse a la cintura de Donald con las piernas--. !La buhita ha regresado! Donald era uno de los dos hermanos que no se habia dedicado a los animales, rompiendo asi con la tradicion familiar de los Blossom. De hecho, era famoso y estaba forrado. Habia sido jugador de futbol americano hasta el verano pasado cuando se retiro tras una lesion. Ahora era profesor de educacion fisica en el colegio e instituto del condado. Se mantenia en forma, su pelo castano despeinado se complementaba con una incipiente barba que antes no llevaba. Pese estar cubierta, su sonrisa seguia siendo tan pura como antes de irse a jugar profesionalmente. La fama y el dinero no se le habian subido a la cabeza gracias a la educacion y el apoyo de sus padres, asi que seguia siendo el mismo muchachote de siempre. --Veo que aun puedes levantarme como si nada, Donald. --?Podre usarte como pesa un dia de estos? Me ayudaras mas que cualquier aparatejo de gimnasio. ?Has visto lo que pesas? --Invitame a cenar y me lo pienso. Este cuerpo tengo que mantenerlo a base de alimentos de calidad. ?Tenemos un trato? --Cuenta con ello, buhita. La solto y ella observo a su familia. Parecian emocionados y encantados de verla alli, pasando de mano a mano, recibiendo el carino de todos ellos. Milo no contaba; siempre habia sido el mas sensible y ferreo de todos, y nadie podia controlar sus emociones y reacciones. Cuanto antes se aceptase esa realidad, mas sencillo era quererle con todas sus virtudes y defectos. Faltaba el pequeno de los hermanos. --?Y Connor, mama? --Oh, ahora viene. Ha ido a buscar a su chica para que la conozcas. --Connor tiene novia. --Donald le dio un golpe con el hombro--. Que te parece. Increible, ?verdad? --Va a cumplir diecinueve anos, Don. No es un crio. ?O acaso tu con su edad no te fijabas en nadie? Que Connor fuera tan joven, porque la diferencia de edad entre hermanos era tremenda, hacia que muchos de ellos lo vieran como a un hijo. Y se les hacia extrano que condujera o que tuviera pareja, incluso, un sueldo fijo cada mes. --Vienes con ganas de guerra, ?eh? --la provoco Donald, guinandole un ojo. Ella solo movio la cabeza. Su padre y Luke quisieron subir sus cosas a su dormitorio y su madre la insto a ir a mirar el cochinillo que acababan de asar para cenar. Milo estaba alli, preparando la ensalada mientras Piper le lanzaba murmullos furtivos, sin duda, enfadada por el trato que le habia dado a Harper. Sin embargo, ella no pensaba enojarse. Se mantuvo lo mas alejada que pudo de el mientras su madre le ensenaba con entusiasmo los nuevos muebles de la cocina. De hecho, encontraba comprensible que no quisiera saber nada de ella. Su hermano y Harper apenas hablaban desde el accidente, y ambos sabian que Milo hubiera preferido que la condenasen a ir a prision en lugar de que un juez la considerase inocente de todos los cargos. ?Como dirigirte a alguien que creias un monstruo? ?Como hablar con alguien que te veia como tal? Texas habia sido mucho mas sencillo. Pese a la nostalgia de echar de menos sus raices y su numerosa familia, la cual podia ser verdaderamente arrolladora de buenas a primeras, en el otro estado nadie sabia de su pasado. Ella decidia que mostrar al mundo. Nadie se habia enterado jamas del accidente, de que habia estado a punto de ser acusada de homicidio imprudente. Le habia gustado vivir alli tras lo ocurrido. Le habia permitido ir a un psicologo que no la conocia desde pequena y que no la iba a juzgar. Ningun vecino la senalaba a sus espaldas ni cuchicheaban los domingos tras ir a la iglesia. Era otro tipo de libertad que habia sido como un soplo de aire fresco tras el infierno vivido a la espera del juicio. Ahora tendria que enfrentarse a todo lo que habia dejado atras. Iba a ser dificil. Sherman al completo la repudiaba. Por suerte, su terapeuta le haria sesiones en linea hasta que Harper creyera no necesitarlas. Era un gran apoyo. Porque, por mas que sus padres y hermanos la defendieran ante los buitres, solo Harper podia librar la batalla. Primero, para no meter en mas problemas a los Blossom; luego, porque solo asi demostraria su inocencia y se reafirmaria en ella. --Mama, Harper acaba de llegar. --Donald abrio la nevera--. No la atosigues con los cambios de la casa. Dale una cerveza y deja que se relaje. --Tienes razon. ?Que quieres para beber, hija? --Estoy bien, mami. --Le toco el pelo y miro de reojo a Milo. Seguia sin dirigirle ni una sola mirada, pero estaba tenso--. ?Te ayudo a poner la mesa? ?Cenamos dentro o fuera? --Mi vida --su padre aparecio por la puerta, interrumpiendoles. Miro a su esposa con inquietud--, empezad a cenar sin mi. Tengo que ir a asistir una urgencia. --?Que pasa? --pregunto Maggie, preocupada. Los animales de sus vecinos eran como suyos. --Un caballo se ha caido y no puede levantarse... --Voy contigo --se ofrecio Harper. --No, pequena. Quedate aqui y descansa. El vuelo debe haber sido agotador. --La sonrisa nerviosa de su padre no le gusto ni un pelo--. Yo vuelvo en un momento. No creo que sea nada grave... --Papa, si voy a sustituirte cuando te jubiles, creo que deberia acompanarte --insistio. --Te he dicho que no. Todos enmudecieron ante la voz tajante de Pete. Harper trago saliva. El jamas le habia hablado asi. Su padre era un hombre tierno y solo habia sido tan duro cuando sus hijos habian hecho travesuras muy desagradables. A ella nunca la habia tratado de aquel modo, ni siquiera cuando paso lo que paso. --Harper, de veras... --intento amoldar la voz--. Creo que debo encargarme yo solo de esto. --?Por que? --Porque el caballo es de los O'Malley. Todos agacharon la cabeza. Ella se quedo sin aire y una rafaga de recuerdos la golpearon, noqueando y saqueando su mente. Durante unos segundos, temio desvanecerse. Movio el rostro para encarar a Milo que ahora si la observaba de cara. Su mirada penetrante era tan oscura que Harper temio caer en un abismo profundo. Se sintio tan vulnerable. Volvio a echar mano de su fuerza interior. Ya no era joven y debil. Ahora era madura, fuerte y poderosa de su verdad y su paz mental. Podia flaquear, pero no hundirse. Eso estaba prohibido. No acudir a la emergencia de los O'Malley era como esconderse de ellos y no pensaba hacerlo. No iba a dar a nadie el poder de hacerla sentir mas mal de lo que ya se sentia. Solamente ella podia echarse piedras sobre su propio tejado. Nadie mas. --Tarde o temprano voy a tener que verlos. Son vecinos y clientes, papa --empezo a decir. Intentaba ser paciente y hacerse entender. La comunicacion era la llave para ganarse a su padre, quien detestaba los gritos y las discusiones sin argumentos--. Cuanto antes sea, mejor. --No se si estas preparada para... --?Yo? ?O ellos? --No tienes verguenza, Harper --le solto Milo. --Tengo mas agallas que tu --le espeto de vuelta. Milo no contaba con que le devolviera la pulla--. Por lo menos yo voy de frente, no me quedo parado en un rincon esperando a que la gente sepa lo que pienso y siento. --Ya basta, hijos --decreto su padre cuando Milo abrio la boca para replicar. Los nervios hacian mella en el, pero claudico ante su hija--. Si quieres venir conmigo, Harper, ve a ponerte el mono de trabajo. Tienes cinco minutos, los que necesito yo para comprobar que lo tengo todo en la camioneta.

  • Los hombres de Texas no hablan de amor de Olivia Ardey

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    Jasper Blanchard acepto de mala gana el encargo de pasear a un estudiante por los alrededores del rancho. Boquiabierto, vio como llegaba a la terminal del aeropuerto una rubia de largas piernas. Sam,
    el joven empollon que esperaba, resulto ser Samantha. La prioridad de Samantha Larson era recabar datos para su investigacion academica, pero lejos de casa no iba a desaprovechar la ocasion de disfrutar al limite de aquellas vacaciones. Sin embargo, las apariencias enganan. Ni Jasper es inmune al amor, ni Sam es tan ingenua como para arriesgar su futuro por el vaquero con la mirada mas sexy de Texas.

  • En busca de April de Benjamin Black

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    Era el tiempo mas crudo del invierno, y April Latimer parecia haber desaparecido. Por espacio de varios dias, la niebla de febrero se habia asentado y no daba el menor indicio de que fuese a levantar. En el silencio embozado la ciudad parecia presa del desconcierto, como un hombre al que de pronto le fallara la vista. Los transeuntes, como invalidos, avanzaban a tientas en medio de una oscuridad permanente, pegandose a las fachadas de las casas y a las barandillas y deteniendose con incertidumbre en las esquinas, para pisar con cautela las aceras en busca del bordillo. Los automoviles con los faros encendidos aparecian de pronto como si fueran insectos gigantes, dejando a su paso un reguero lacteo de humo de escape. El periodico de la tarde traia a diario el computo y la relacion de los contratiempos sufridos. Se habia producido una colision de gravedad en el extremo del canal de Rathgar Road, en la que estuvieron involucrados tres vehiculos y un motorista del Ejercito. Un chiquillo fue atropellado por un camion de carbon en Five Lamps, aunque no perdio la vida; la madre juro y perjuro ante el periodista que fue a entrevistarla que se habia salvado por la milagrosa medalla de la Virgen que le habia obligado a llevar colgada del cuello. En Clanbrassil Street fue asaltado un viejo prestamista a plena luz del dia, aparentemente por una banda de amas de casa; la Guardia seguia una linea de investigacion precisa. Una esquinera de Moore Street fue atropellada por un furgon que ni siquiera se detuvo, y la mujer estaba en coma en el hospital de St. James. Y durante el dia entero atronaban en la bahia las bocinas para avisar de la niebla. Phoebe Griffin se consideraba la mejor amiga de April, pero llevaba una semana sin noticias suyas, y estaba convencida de que habia tenido que pasarle algo. No sabia que hacer. Desde luego, April bien podia haberse largado a donde fuera sin decir nada a nadie, asi era April: en opinion de algunos nada convencional, y al decir de otros una bala perdida, aunque Phoebe estaba segura de que ese no habia sido el caso. Las ventanas del primer piso en que vivia April, en Herbert Place, tenian ese aspecto impavido de los interiores que nada dan a conocer, y no solo debido a la niebla: las ventanas tienen ese aspecto cuando las habitaciones que hay tras ellas estan desiertas. Phoebe no sabria decir como, pero asi era. Cruzo al otro lado de la calle y se planto con la barandilla del canal a la espalda y miro la hilera de altas casas, los exteriores de ladrillo oscuro, amenazador, que brillaban humedos en el aire velado. No estaba muy segura de que era lo que tenia la esperanza de ver, acaso un inapreciable movimiento en una cortina, una cara en una ventana, pero alli no habia nadie, no habia nada. La humedad se le filtraba bajo la ropa y contrajo los hombros para protegerse del frio. Oyo pasos a su espalda en el camino de sirga, pero al darse la vuelta no vio a nadie en medio de las colgaduras de un gris impenetrable. Los arboles sin hojas, con las ramas desnudas en alto, parecian casi humanos. El caminante al que no vio tosio una vez, y sono como el ladrido de un zorro. Volvio y ascendio los peldanos de piedra de acceso al portal, y aun apreto otra vez el timbre colocado encima de la tarjeta que ostentaba el nombre de April, aunque supo que no obtendria respuesta. Algunos granos de mica brillaban en el granito de los peldanos; que raros, esos minimos destellos, tan secretos bajo la niebla. Un chirrido desgarrador le llego desde la serreria del otro lado del canal y se dio cuenta entonces del olor que habia percibido antes sin saberlo, el aroma de la madera recien cortada. Echo a caminar por Baggot Street y doblo a la derecha, alejandose del canal. Los talones de sus zapatos planos hacian un ruido sordo en las aceras. Era la hora de almorzar de un dia laborable, pero mas semejaba un domingo al amanecer. La ciudad parecia que estuviera casi desierta, y las pocas personas con que se topo pasaron de largo en un visto y no visto, siniestras como espectros. Iba razonando. El hecho de que no hubiera visto a April desde mediados de la semana anterior, el hecho de no tener noticias suyas, no significaba que April llevara ausente tanto tiempo; ni siquiera significaba que se hubiera ausentado. A pesar de todo, ?ni una palabra desde entonces, ni siquiera una llamada telefonica? En el caso de cualquier otra persona, una semana de silencio tal vez no tuviera mayor relevancia, pero April era una de esas personas de las que se suelen preocupar los demas, y no porque no fuera capaz de cuidarse por si sola, sino porque estaba demasiado segura de que era muy capaz. Las luces estaban encendidas a ambos lados de la puerta del hotel Shelbourne, relucian de un modo extrano, como gigantescos dientes de leon a punto de esparcirse en el aire. El portero, con librea y capote, inmovil ante la puerta, se llevo la mano al sombrero de copa gris y la saludo. De buena gana habria propuesto a Jimmy Minor que se reuniese con ella en el hotel, solo que Jimmy desdenaba esos sitios que consideraba de puro lucimiento y no ponia el pie en ellos a no ser que anduviera investigando una posible noticia, o que fuera a entrevistar a un notable de visita en la ciudad. Siguio adelante, cruzando Kildare Street, y se encamino hacia las escaleras de bajada al Country Shop. A pesar del guante, percibio lo fria y grasienta que estaba la barandilla de las escaleras. En el interior, en cambio, el pequeno cafe le ofrecio calor y luminosidad, y un acogedor aroma de te y de pan recien hecho y de pasteles. Ocupo una mesa junto a la ventana. Habia muy pocos clientes mas, mujeres todas ellas, con sus sombreros, sus bolsas de la compra, sus paquetes. Phoebe pidio una tetera y un sandwich de huevo. Podria haber esperado a que llegara Jimmy, pero ya sabia que se iba a retrasar, como siempre; sospechaba que lo hacia adrede, pues le gustaba dar la sensacion de que andaba mucho mas ajetreado que el resto del mundo. La camarera era una chica grandullona y sonrosada, con papada y una sonrisa amable. Tenia un lobanillo encajado en la hendidura de la aleta nasal al que Phoebe procuro no mirar demasiado. El te que le llevo era casi negro, amargo, con fuertes taninos. El sandwich, cortado en dos triangulos, se rizaba levemente por las esquinas. ?Donde estaria April en ese preciso instante, que podia estar haciendo? En alguna parte tenia que estar, ya que no se encontraba alli. No cabia pensar en ninguna posibilidad distinta. Paso media hora antes de que llegara Jimmy. Lo vio por la ventana bajar a saltos las escaleras y le sorprendio como siempre su ligereza, una persona en miniatura, mas bien un colegial arrugado que un hombre de verdad. Llevaba un impermeable de plastico transparente, del color de la tinta aguada. Tenia el cabello rojizo y ralo, la cara pecosa, y siempre iba desalinado, como si hubiera dormido sin quitarse la ropa y se acabara de levantar de repente. Prendia un cigarrillo con una cerilla cuando entro por la puerta. La vio y se acerco a su mesa, sentandose enseguida y aplastando el impermeable en forma de pelota que coloco bajo la silla. Jimmy todo lo hacia deprisa, como si cada instante fuera la hora tope de entrega a la que tanto temia no llegar. --Bueno, Pheeb --dijo--. ?Que pasa? Tenia brillos de humedad en el cabello, por lo general inerte. El cuello de la chaqueta de pana marron ostentaba una minima nevada de caspa, y cuando se adelanto sobre la mesa a ella le llego su aliento, que olia a tabaco rancio. Sin embargo, tenia la sonrisa mas dulce del mundo, siempre sorprendente por el modo en que le iluminaba ese rostro comprimido, pequeno, vivo. Una de las cosas que mas le divertian era fingir que estaba enamorado de Phoebe, y teatralmente se quejaba ante todo el que quisiera escucharle diciendo que era una mujer cruel, de duro corazon, pues se negaba de plano a concederle el mas minimo avance en sus pretensiones. Era reportero de la seccion de sucesos del Evening Mail, aunque era mas que probable que en esta ciudad adormilada no se produjeran suficientes sucesos delictivos para tenerlo tan ajetreado como a todas horas afirmaba estar. Ella le dijo lo de April, le conto el tiempo que habia pasado desde la ultima vez que hablaron. --?Solo una semana? --dijo Jimmy--. Pues seguramente se habra ido a dar un garbeo con alguno. No se si lo sabes, pero es que de eso tiene fama. Jimmy afectaba un acento copiado de las peliculas; empezo siendo una broma que parecia gastarse a si mismo --<>--, pero ya se habia convertido en un habito, y a estas alturas ni siquiera parecia darse cuenta de lo irritante que resultaba a quienes estaban con el y tenian que aguantar ese retintin impostado. --Si se hubiera marchado a donde sea --dijo Phoebe--, me lo habria dicho. Estoy segurisima. Se acerco la camarera y Jimmy pidio un vaso de cerveza de jengibre y un sandwich de ternera. --Con mucha salsa de rabano picante, encanto. Bien de salsa. Me gusta que pique --lo pronuncio a su manera, diciendo <>. La chica rio con disimulo--. Vaya verruga --dijo cuando se marcho la camarera, tras un silbido apenas audible. --Lobanillo --dijo Phoebe. --?Como? --Es un lobanillo, no una verruga. Jimmy acababa de terminarse el cigarro y prendio uno nuevo. No habia nadie que fumara tanto como Jimmy; una vez le conto a Phoebe que a menudo le daban ganas de fumar cuando ya estaba fumando, y en mas de una ocasion, por descontado, habia prendido un cigarro pese a tener otro encendido en el cenicero, delante de donde estaba. Se retrepo en la silla y cruzo una pierna fina como un palillo, expeliendo una bocanada de humo en forma de corneta a la vez que miraba al techo. --?Entonces tu que crees? --dijo. Phoebe removia con la cucharilla los restos frios del te. --Creo que ha tenido que pasarle algo --dijo con voz queda. El le lanzo una mirada veloz, de soslayo. --?De verdad estas preocupada? Quiero decir, ?de verdad de la buena? Ella se encogio de hombros. No queria parecer melodramatica, no queria darle motivos para que el se riese de ella. La miraba aun de soslayo, con el ceno fruncido. Una noche, en una fiesta que dio en su piso, el le habia dicho que la amistad que tenia ella con April Latimer no dejaba de tener su gracia, y anadio: <>. Estaba aquella vez un poco achispado, y despues acordaron tacitamente olvidar ese dialogo, aunque lo que habia dado a entender de manera un tanto esquinada siguio pesando sobre los dos de un modo que les causaba cierta incomodidad. Y por mas que pudiera ella reirse del comentario y restarle importancia, a Phoebe le dio que pensar, y ese recuerdo aun la contrariaba un poco. --Lo mas probable es que tengas razon, claro --dijo ella entonces--. Lo mas seguro es que sea una de las tipicas chaladuras de April, que por algo es como es. Se habra ido a pasar fuera unos dias y se habra olvidado de decirselo a nadie. Pero en el fondo no se lo podia creer; sencillamente no podia. Al margen de todo lo que pudiera ser, April no era tan desconsiderada, o no de ese modo, y menos cuando se trataba de sus amigas. Llego la camarera con el pedido de Jimmy. Dio un mordisco en forma de media luna al sandwich, y, masticando, dio una honda calada al cigarrillo. --?Y que hay del Principe de Bongo-Bongolandia? --pregunto sin vocalizar. Trago rapidamente, pestaneando por el esfuerzo--. ?No has ido a preguntarle nada a Su Majestad? Lo dijo sonriendo, aunque con un brillo raro en la sonrisa, y la punta de un colmillo afilado le asomo un segundo por la comisura de la boca. Estaba celoso de Patrick Ojukwu; todos los hombres de su circulo de amistades estaban celosos de Patrick, al que apodaban el Principe. Mas de una vez, Phoebe se habia preguntado, de una manera turbada y turbadora, por Patrick y April. ?Se lo habian... o no se lo habian...? Aquello tenia todas las trazas de ser un jugosisimo escandalo, la chica blanca que en el fondo era una bala perdida y el hombre negro, lustroso y llamativo. --Yendo mas a lo que iba --dijo Phoebe--, ?que hay de la senora Latimer? Jimmy afecto un ataque de panico, dando un respingo y levantando una mano. --!Un momento! --exclamo--. Una cosa es el moro, y otra muy distinta es Morgana. La madre de April tenia una reputacion temible entre las amistades de su hija. --Creo que deberia llamarla por telefono, en serio. Ella tiene que saber donde esta April. Jimmy enarco una ceja con todo su escepticismo. --?De verdad te lo parece? Tenia razon al ponerlo en duda, y ella lo sabia. April habia dejado de confiar en su madre tiempo atras; de hecho, las dos apenas se hablaban. --?Y el hermano? --dijo ella. Jimmy se rio con ganas. --?El Gran Ginecologo de Fitzwilliam Square, fontanero de la creme de la creme, para el que no hay tuberia que se resista, por pequena que sea? --No seas repugnante, Jimmy --dijo. Dio un sorbo del te, pero estaba frio--. Aunque ya se que April no le tiene ningun aprecio. --?Que no le tiene aprecio? ?Por que no pruebas a decir que lo aborrece? --Bueno, ?y entonces que quieres que haga? --pregunto. El dio un sorbo de cerveza de jengibre. --?Por que no podras --dijo en tono planidero-- quedar conmigo como una persona normal, en un pub como es debido? No lo entiendo. Parecia que hubiese perdido todo interes por el paradero de April. Hablo con desgana de otros asuntos durante un rato, y luego recogio el tabaco y las cerillas y pesco el impermeable de debajo de la silla, diciendo que tenia que marcharse. Phoebe hizo una senal a la camarera para que le llevase la cuenta. Ya sabia que le tocaria pagar a ella, Jimmy andaba siempre sin blanca, y no tardaron en subir por las escaleras humedas y resbaladizas a la calle. Arriba, Jimmy le puso una mano en el brazo. --Tu no te preocupes --dijo--. Sobre April, quiero decir. Ya aparecera. Un lejano, calido olor a estiercol les llego desde la calle, desde el lugar donde, junto a la barandilla del Green, habia una hilera de coches de caballos que se ofrecian a los turistas para dar una vuelta por la ciudad. En la niebla tenian un aire espectral, los caballos quietos de una manera antinatural, con la cabeza gacha, abatidos, y los cocheros con capote y sombrero de copa encaramados al pescante en actitud de inmovilidad completa, a la expectativa, como si esperasen la orden ya inminente para emprender camino hacia el Paso del Borgo o hacia el domicilio del doctor Jekyll. --?Vuelves al trabajo? --le pregunto Jimmy. Miraba alrededor con los ojos entornados; estaba claramente pensando en otra cosa. --No --dijo Phoebe--. Hoy libro por la tarde --dio una calada al cigarrillo y noto que el aire humedo le entraba con frialdad en el pecho--. He de ir a ver a alguien. A... a mi padre, de hecho. Supongo que no te apetecera acompanarme, claro. El no la miro a los ojos, y se afano en prender un cigarro mas, volviendose de lado y encorvandose sobre las manos, con las que formo pantalla. --Lo siento --dijo a la vez que se enderezaba--. Hay delitos que denunciar, historias que cocinar, reputaciones que mancillar... No hay descanso para el sabueso que husmea en pos de la noticia, ya lo sabes --dijo. Ella le sacaba facilmente una cabeza de estatura. Su impermeable de plastico olia a productos quimicos--. Nos vemos, nina. Echo a caminar hacia Grafton Street, pero se paro en seco y se dio la vuelta y regreso. --Por cierto --dijo--, ?que diferencia hay entre un lobanillo y una verruga? Cuando se marcho, ella se quedo un rato sin saber que hacer, mientras terminaba de ponerse despacio los guantes de piel. Tuvo ese sentimiento descorazonador y compungido que tenia todos los jueves a esas horas, cuando se avecinaba el momento de ir a hacerle a su padre la visita semanal. Ese dia, sin embargo, se habia sumado a su sentimiento una sensacion de inquietud. No lograba entender por que habia propuesto a Jimmy que se reuniera con ella: ?que habia imaginado que le diria, que supuso que podria hacer para disipar sus temores? Algo extrano le parecio notar en su manera de comportarse, lo supo desde el instante en que le hablo de April y de sus dias de silencio; habia sido algo evasivo, incluso algo furtivo. Era muy consciente de la antipatia que bajo la superficie existia entre sus dos amigos, tan disimiles entre si. En cierto modo daba la impresion de que Jimmy estuviera celoso de April, como lo estaba de Patrick Ojukwu. ?O era mas bien resentimiento que celos? De ser asi, ?que era lo que encontraba en April, que era lo que le producia ese resentimiento? Los Latimer de Dun Laoghaire eran una familia respetabilisima, terratenientes, como no, pero daba la impresion de que a juicio de Jimmy ella tambien lo fuese, y eso era algo que no parecia echarselo en cara. Miro hacia el otro lado de la calle, a los coches de caballos, a los cocheros que esperaban con aplomo. Estaba segura de que algo malo, algo muy malo, quien sabe si, tal vez, lo peor de todo, habia tenido que ocurrirle a su amiga. De pronto, un nuevo pensamiento se formo en su mente y la hizo sentirse aun mas intranquila.

  • La chica que viajo (A Kind of Magic 1) de S.s.g. Danvers

    https://gigalibros.com/la-chica-que-viajo-a-kind-of-magic-1.html

    gentes de nuestro mundo. Erase una princesa de cuento aficionada a Star Wars y El Senor de los Anillos. Erase un palacio lleno de secretos donde nada es lo que parece. Erase unos dioses que escribieron un destino y una chica que se rebelo contra el. Erase un tipo de magia, mucha magia. Erase una historia de amor que nunca olvidaras.

  • El designio de los dioses de Alfonso Solis

    https://gigalibros.com/el-designio-de-los-dioses.html

    Kalam, un joven medico procedente de la ciudad de Assur, emigra con su esposa Damkira y su hijo Nabui a Ninive, capital del imperio asirio. Gracias
    a sus habilidades medicas, consigue salvar la vida del todopoderoso rey Assarhaddon. Este, como agradecimiento, le nombra su medico personal y Kalam se traslada con su familia al palacio real. Pero poco le dura la felicidad al joven medico. Assarhaddon se encapricha de Damkira e intenta alejarle de ella enviandole a la guerra contra los temibles cimerios. Comienza asi un largo peregrinaje que le llevara desde el Egipto de los faraones hasta el Kushan de los yuezhi. El odio y los deseos de venganza guiaran sus pasos de nuevo hasta Ninive con el objeto de hacer justicia y asesinar al hombre que le habia separado de su amada familia.

  • El destino de Ana H. Murria de Maite R. Ochotorena

    https://gigalibros.com/el-destino-de-ana-h-murria.html

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    INSPIRADA EN HECHOS REALES.
    Que opinan los lectores de esta novela de Intriga y Suspense:

  • Muerte en el paraiso de M.j. Fernandez

    https://gigalibros.com/muerte-en-el-paraiso.html

  • Lead (Stage Dive 3) (Traduccion), Kylie Scott [PDF] de Kylie Scott

    https://gigalibros.com/lead-stage-dive-3-traduccion-kylie-scott-pdf.html

    Como el cantante principal de Stage Dive, Jimmy esta acostumbrado a tener lo que sea que quiere, cuando quiere, ya sea bebida, drogas o mujeres. Sin embargo, cuando un desastre de Relaciones Publicas sirve como una llamada de atencion sobre su vida y lo manda a rehabilitacion, se encuentra con Lena, su nueva asistente para mantenerlo fuera de problemas.

Lena no esta dispuesta a tomar ni una mierda del sexy roquero y esta determinada a mantener su relacion completamente profesional, a pesar de la sofocante quimica. Pero cuando Jimmy la empuja demasiado lejos y Lena se va, se da cuenta que puede que haya perdido la mejor cosa que le ha pasado en su vida

  • Revolucion por minuto de Susana Torres

    https://gigalibros.com/revolucion-por-minuto.html

    Natalia era una universitaria formal de Medicina en Madrid. Siempre con su carpesano pegado al pecho y las gafas mirando hacia abajo. Hasta que llego el. Javier Leon. Un hombre en una chaqueta de cuero, de espaldas anchas y cadena de metal en la cadera. Al fondo, seis motos y cinco hombres mas enfundados en cazadoras.

  • Las horas robadas de Maria Solar

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    Una novela coral que nos lleva a traves de la vida de tres generaciones para demostrar que no hay edad para el amor, y que cuando las cosas no cambian por nuestra voluntad, algo insospechado puede hacerlas cambiar. Para siempre.

  • Tu, Despues De Mis Suenos de Noah Evans

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    Ya habia pasado mas de mes y medio desde que acabo con Angel. Habia perdido la cuenta de las veces que el habia intentado contactar con ella. Lo intento de varias maneras, hasta a traves de sus amigos. Pero Blanca siempre se negaba. Le conto que habia hablado con una companera, la asistente social del hospital donde trabajaba, para buscar una solucion a su problema. La respuesta de Blanca siempre era la misma, "Olvidalo", "Olvidame", "Alejate de mi". Asi que Angel concluyo la relacion con un "Aqui me tienes si lo necesitas". Y al fin se habia hecho el silencio desde hacia unas dos semanas. Pero no he tenido mas remedio que escribirle. La esquina de un mueble en una de sus discusiones con Paco, habian sido la causa. Angel no sabia nada, solo le habia escrito un mensaje preguntandole si estaba en el trabajo o en casa. Y al responderle que "en casa", le pidio un favor enorme. No tengo a quien mas acudir. Llevaba su maleta trolley. Habia salido huyendo de casa, el Cari ya lo sabia. Estaban a miercoles y le ofrecio el dormitorio de su hermano, ya casado, para que se quedara al menos hasta el domingo. Tambien Blanca llamo a su jefe para decirle que estaba enferma y que ese fin de semana no podria trabajar, corriendo el riesgo de que la despidieran, puesto que habia mas chicas que puestos en ese oficio. No queria meter a Angel en el asunto, solo iba a llegar a su casa, estar alli diez minutos y marcharse a casa del Cari. Ese era el plan. Supuso que a Angel le habria extranado que despues de mes y medio sin querer cruzar mas de una o dos palabras, y de no responderle a la mitad de sus mensajes, Blanca acudiera a el. Pense que me mandaria a la mierda. Algo totalmente comprensible si lo hiciera. Es lo que merezco. Pero no fue asi. No hizo preguntas, solo le respondio, "Lo que necesites, estare aqui toda la tarde". Corria por la estacion de metro mientras las ruedas de su maleta esquivaban los pies de otros pasajeros. Hacia frio, acababa de pasar la Navidad, estaba nublado, nevaba en toda Espana. Blanca llevaba un abrigo marron claro de ante con el interior de pelo, de cuello alto, una bufanda gruesa, un gorro de lana, y unas enormes gafas de sol. Era ese complemento el que llamaba la atencion entre los transeuntes que se cruzaban con ella. Estaba nerviosa, le costaba respirar con la carrera y notaba como hasta las manos le temblaban. Su madre la llamaba sin parar, dudaba si era por saber donde se habria metido o si iba a cometer lo mas sensato que deberia, que seria acudir a poner una denuncia de una vez por todas. "Donde estas. Vuelve a casa" "No voy a volver en unos dias. Dejame en paz". "Yo tambien quiero volver a Cadiz". "Volveremos a Cadiz, te lo prometo. Dejame tiempo, volveremos". No sabia el como, ni el cuando. Pero estaba segura de que al menos haria lo posible para que su madre pudiera regresar a Cadiz junto a su abuela y tia. "Tres mujeres que solo han conocido el ninguneo y el desprecio de los hombres, sean padres o maridos". Le dolia el cuello, supuso que seria del propio golpe. Fue una mala suerte chocar contra el mueble. El golpe se hubiese quedado en poco si no se hubiera estampado contra la esquina. Pero al rato se asusto tanto que no tuvo mas remedio que llamar a Angel por mas que se habia prometido no hacerlo. Subio las escaleras de la estacion. Jadeaba. Oliver le habia escrito tambien unos dias atras. En cuanto alguien le dijo que Blanca volvia a estar sola. Con el fue tan breve como con Angel, o mas si cabe. Ni loca pensaba retomar el contacto con Oliver, era peligroso y embaucador hasta el limite que pudiera imaginar, tenia que mantenerlo alejado de ella todo lo posible, y mas cuando volvia a ponerlo como escudo contra Angel. Sin embargo, el escudo habia sido en vano. Tenia que pasar el duelo de su corta relacion con Angel, no le quedaba otra. A ver si esto de hoy no lo empeora. Llego hasta el portal, llamo, el no tardo en abrirle. Tomo el ascensor y cuando llego hasta su puerta, esta ya estaba abierta. En cuanto vio la silueta de Angel su estomago se encogio para dar paso a aquella sensacion que daban las montanas rusas cuando bajan la rampa a gran velocidad. Vio la alegria en la expresion de Angel pero algo cambio en su rostro cuando se percato de la maleta de Blanca. A ver si se va a pensar que me vengo con todo el equipo para quedarme. Que verguenza, yo no se para que vengo. [?]Pasa [?]le invito el, ahora serio. Blanca entro con la cabeza baja. No tenia que haber venido. Siento que no tenia que haber venido. [?]?Que ha pasado?[?]le pregunto acercandose a ella. Blanca aun tenia puestas las gafas de sol. [?]Lo siento, pero necesito que lo veas. No puedo ir a otro sitio [?]comenzo Blanca. Se desenlio la bufanda del cuello. [?]Bienvenido a mi realidad [?]se quito las gafas. No se atrevio a mirarlo directamente, miraba hacia un lado. Los ojos se le llenaron de lagrimas. Angel se acerco a ella en seguida, le vio las intenciones de abrazarla, pero lo detuvo con la mano. [?]Solo va a ser un momento [?]le dijo ella con la voz ronca de aguantar las lagrimas[?]. Dime que esto es normal y que volvere a ver bien en unos dias y me marcho. [?]Blanca...[?]la cogio por la barbilla. [?]Es la primera vez que me pasa [?]le explicaba ella mientras el la miraba[?] el golpe fue demasiado cerca del ojo. [?]?Como ha sido?[?]pregunto moviendole la cara a un lado y a otro. [?]Con la esquina de un mueble[?]Angel se detuvo de nuevo en su ojo derecho, en la protuberancia que habia junto a el y en el golpe que habia al otro lado, en la mejilla izquierda. [?]?Por que no has ido a que te lo vieran a un hospital? [?]le renia, Blanca sabia que estaba completamente sorprendido, enojado y muchas mas cosas que no podia reflejar para no hacerle a ella pasar peor el momento. [?]He venido a que me lo veas tu [?]se defendio, la respiracion la tenia demasiado acelerada. [?]Tendria que vertelo un oculista[?]le respondio Angel. Blanca se miro en el espejo del mueble del recibidor de Angel. Su ojo iba a peor, y no era por el moreteado que tenia junto a el, sino por el propio ojo. El iris verde agua que solia tener era ahora una isla brillante y vidriosa en medio de un mar de lava roja. Hasta el lagrimal estaba rojo. Le molestaba, el parpado le pesaba demasiado pero lo que mas le habia asustado era la vision borrosa. [?]No puedo ir a urgencias[?]le respondio ella. Sabia que si iba le harian preguntas, y que por muy bien que ella inventara las respuestas, acabaria en el despacho de la asistente social o de un psicologo, y el miserable de su padrastro en un cuartelillo. Tomo aire de manera profunda , pero el aire se encogio en sus pulmones en un rebote para luego salir. Angel estaba muy serio, negaba con la cabeza sin dejar de mirarle el ojo. El escozor de la garganta de Blanca aumento. Quizas si que habia sido un error acudir a el. No queria reconocerlo, pero ahora que estaba alli necesitaba aun mas consuelo, el consuelo de el. Lo necesito en cuanto Paco le dio el golpe. Ya lo habia sentido con Oliver tiempo atras, esa sensacion de no estar sola, de que habia alguien, en otro lugar, que estaria a su lado, que la abrazaria luego y le curaria los golpes, tanto los de fuera como los de dentro. Es mentira eso de que no necesito a nadie. En cuanto comprobo en su casa que no podia ver bien, sintio que tenia que ir con Angel. Pero la necesidad de estar con el habia llegado antes, siempre la tuvo, desde el mismo momento en que su relacion termino. No podia aguantar mas las lagrimas. Tenia que salir corriendo de alli. De forma instintiva agarro el picaporte de la puerta de entrada para salir corriendo, pero Angel se acerco a ella y la abrazo. El le puso una mano en la cabeza y se la inclino hacia el pecho. En cuanto la mejilla de Blanca reposo en el calido pecho de Angel, en su respirar sereno, en su agradable olor, el escozor de su garganta aumento y su llanto le aviso que estaba a punto de estallar. Lo abrazo por la cintura, rompio a llorar. Algo que no solia hacer con el Cari, ni con Alba, ni con Noelia, ni siquiera con Regina. Sus amigos nunca la veian llorar asi por nada. Nunca le gusto mostrar debilidad, Raquel era la unica conocedora de su verdadero sentir. Angel no dejaba de abrazarla y le daba besos en la cabeza. Madre mia, que situacion le traigo al pobre. Despues de haberlo rechazado durante un mes. [?]Vamos dentro [?]le pedia el, aun estaban en el recibidor[?]. Voy a mirarte mejor eso. Blanca se quito el abrigo y el gorro y lo dejo en el perchero del recibidor. Echo su maleta a un lado. Se prometio estar alli solo unos minutos, los justos para que el la mirara. Pero en el fondo no queria ir a ninguna parte hasta que no se calmara. [?]Ven [?]la invito a sentarse en el sofa. El sofa de Angel era sumamente comodo. La calefaccion estaba puesta lo suficientemente alta como para que se le fuera quitando el frio de la calle. [?]?Quieres algo?[?]le pregunto y Blanca nego con la cabeza. Angel le trajo una manta de pelo y se la echo en las piernas. Se sento junto a ella. [?]Si tienes algo que hacer...[?]Blanca estaba tan abochornada que no sabia que decir[?].No voy a quedarme mucho tiempo. Solo necesitaba que lo vieras. Angel nego con la cabeza. [?]No te preocupes por eso [?]le respondio[?]. Te dije que aqui estaria si me necesitabas. Y casi me alegro de haber venido. Lo miro de reojo, a punto estuvo de inclinarse hacia el y volver a dejarse caer en su pecho, pero se contuvo. Ya la escenita de la entrada habia sido suficiente. Angel acerco su mano a la mejilla de Blanca y se la acaricio, luego le levanto el parpado para ver mejor el mar rojo en el que se banaba su iris derecho. [?]Es un derrame[?]la ojera tambien se estaba moreteando[?]. De todos modos voy a consultarlo con un amigo. [?]No pienso ir al hospital[?]le dijo Blanca firme. [?]Es lo que deberias de hacer pero no te puedo obligar [?]cogio su movil[?]. Espera un momento. Angel se levanto y se dirigio hacia la cocina, Blanca lo oia hablar con alguien, explicandole lo de su ojo. Tardo unos minutos en volver. [?]Puede verte pero a ultima hora de la tarde[?]le explico. [?]Te he dicho que no voy a... Angel nego con la cabeza. [?]Tiene una consulta privada [?]le explico[?]. Iremos a ultima hora, cuando ya este cerrada. Toda la tarde aqui entonces. Si lo mejor es que no hubiese venido. Blanca suspiro. [?]?A donde ibas?[?]le pregunto mirando la maleta. [?]A casa del Cari[?]aun se le encogia el pecho al hablar[?]. Me quedo con el hasta el domingo. Angel entorno los ojos. [?]?Quieres quedarte aqui? [?]No [?]la respuesta fue rapida. Como me voy a quedar aqui. [?]Puedes quedarte, no..., hay una habitacion de invitados. Blanca negaba con la cabeza. [?]Esta noche tendras que despertarte cada pocas horas, despues de un golpe asi y...pienso que seria lo mejor. Y yo tambien pienso que lo mejor para mi, por muchos motivos, seria quedarme. Pero seria egoista por mi parte, porque en cuanto este bien no volveras a saber de mi. [?] Al menos esta noche, manana te llevo a casa de Alvaro [?]le dijo[?]. De todas formas no sabemos a que hora volveremos del oftalmologo. Blanca nego de nuevo, esta vez sin tanto convencimiento. [?]Manana tengo turno de manana[?]hizo una mueca[?]cogio su movil de nuevo[?]. Pero con las horas que me deben... [?]No [?]ella intento detenerlo pero Angel habia vuelto a la cocina. Blanca agudizo su oido. Que no puede volver hasta el lunes, dice. Este quiere que me quede aqui hasta el domingo. Madre mia, que cabezota es. Por una parte estaba apenada por Angel, por traerle el problema hasta su casa, pero por otra vio que a el no le importaba en absoluto, hasta se veia orgulloso, dentro de lo que cabia, de que hubiese recurrido a el. Quizas lo veia como un filon para retomar lo suyo. De eso nada, maldita sea. Que otra vez me voy a meter en el lio. Angel regreso de la cocina. [?]Esta noche te quedas aqui, manana haces lo que te apetezca[?]le dijo sentandose a su lado. Blanca se incorporo enseguida del sofa y sin mirarlo salio corriendo al bano. Cerro la puerta, rompio en vomitos. No eran los primeros del dia. Cogio papel y limpio el WC de salpicaduras. Es para matarme, encima vengo a dar por saco y ensuciarle el piso inmaculado. Luego busco en el mueble donde sabia que Angel guardaba la pasta de dientes. Con el dedo y la pasta, se limpio lo mejor que pudo. Salio del bano, Angel estaba esperando en el pasillo. [?]?Bien?[?]le pregunto. [?]He cogido... El hizo un gesto con la mano. No importa, ok. [?]?Cuantas veces has vomitado desde el golpe?[?]le pregunto. [?]Tres[?]respondio ella. Angel le acaricio la nuca en cuanto se sento en el sofa y a Blanca se le erizo el vello de toda la espalda. Cerro los ojos. Entre la vista borrosa, los vomitos y el lote de llorar, le pesaban los parpados y lo unico que deseaba era tumbarse en el sofa, con aquella manta de pelo tan gruesa, y dormir. Miro a traves de la ventana. El cielo estaba oscuro, lloveria de un momento a otro. Hacia viento, las hojas de las palmeras se movian con fuerza. Esta vez no se contuvo, se dejo caer en el pecho de Angel y este reposo la espalda en el sofa. Lo miraba de reojo, el sonreia. Esta feliz y no se como puede estarlo. Yo misma me hubiese mandado a la mierda. Le acariciaba la espalda y la beso en la frente. Ya vale, ya se esta pasando. Blanca cerro los ojos. Pero la verdad es que me encanta.

  • Asmina, amores y pasiones de una esclava de Isabella Abad

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    Africa, 1790. Los cazadores de esclavos atrapan a Asmina, joven mujer de la tribu Fon. Su sencillo mundo se derrumba y lo pierde todo: familia, hogar, libertad.
    Trasladada al Brasil portugues, nucleo de la produccion azucarera y cafetalera, la larga cadena depesares comienza. Pero tambien la esperanza y la hermandad del candomble, religion sincretica. Gracias a ella, Asmina confiara solo en la orixa,el espiritu Obba para su salvacion.
    El dolor tiene cara de hombres blancos y Marciano sera su nemesis. Pero en el horizonte de desastres, Marco Braganza se presenta como la cara bondadosa del sistema y con el, el amor, prohibido y pasional. Con el, los suenos del romance baten alas y todo se presenta diferente.
    Los acontecimientos se suceden y en la voragine de los mismos, emerge un nuevo hombre: Demba, un esclavo con hambre de libertad, un gigante de ebano que considerara a Asmina de su propiedad desde que la ve.
    Entre ellos y un paraiso lejano, los quilombos del Matto Grosso, se debaten el corazon y la razon de Asmina.
    En el marco de uno de los comercios mas horrendos de la historia, el trafico negrero, y las fazendas brasilenas, una ficcion que te impactara por su crudeza y que te llenara de emociones..
    Esta es la vida de Asmina, ?te atreves a conocerla?

  • El caso Malaussene (Me mintieron 1) de Daniel Pennac

    https://gigalibros.com/el-caso-malaussene-me-mintieron-1.html

    Despues de casi dos decadas, regresa Benjamin Malaussene, el carismatico heroe de Daniel Pennac. A pesar de haber envejecido, este esceptico y bonachon alter ego del autor se encuentra en plenitud de facultades y vuelve bien arropado por los celebres miembros de su estrambotica <>, asi como por un nuevo coro de personajes que se incorporan a la legendaria saga.

  • Freak like me de Eva M. Soler

    https://gigalibros.com/freak-like-me.html

    !Sumergete en esta saga de novelas New adult que exploran la vida de un grupo de universitarios en un exclusivo internado de Montreal!

  • Lola (Moteros 3) de Patricia Sutherland

    https://gigalibros.com/lola-moteros-3.html

    .Porque, a veces, el amor llega cuando menos te lo esperas…

  • Seis razones para no amar de Marta Flores

    https://gigalibros.com/seis-razones-para-no-amar.html

    No es fruto de la casualidad que Sheila se decida a confeccionar el listado de las "seis razones para no amar". Y es que la joven protagonista no conoce el amor verdadero, pues todos los hombres de su vida le han "salido rana".

  • Jamas seras Mia, pero… (El Tutor 2) de Paula Rossello Frau

    https://gigalibros.com/jamas-seras-mia-pero-8230-el-tutor-2.html

    < En Madrid Leandro alterna su trabajo con los partidos de Korfball con sus amigos, aunque no se espera el desafortunado giro profesional que pondra en peligro la empresa por la que tanto lucho.
    Y por su parte Ivy esta estudiando con teson para lograr su objetivo de ser oceanografa, pero llevada por la lealtad tomara una peligrosa decision.
    Cuando Hans regrese, por fin, para reunirse de nuevo con Ivy, la mision esta lejos de culminar aun.
    Sin que puedan imaginarlo ni evitarlo Hans, Leandro e Ivy se veran inmersos en una trama del mas alto nivel de corrupcion.
    ?Lograran los tres salir indemnes?>>.

  • El caso contra William de Mark Gimenez

    https://gigalibros.com/el-caso-contra-william.html

    William Tucker es la estrella del equipo de futbol americano de la universidad. Cuando la policia lo detiene por la violacion y el asesinato de una estudiante, su padre, Frank Tucker, sabe que es imposible que William haya cometido un crimen tan terrible. Frank, que tuvo que abandonar su carrera como abogado por culpa del alcoholismo, debera dejar de lado su adiccion a la bebida para defender a su hijo. Juntos aprenderan que hay tres cosas seguras en la vida: la muerte, los impuestos y el amor de un padre por su hijo. Pero ?sera Frank lo bastante fuerte para salvar a William del corredor de la muerte?