• libro no se lo digas a nadie - Barbara Abel

    https://gigalibros.com/no-se.html

    Es un dia aparentemente normal. La escuela ha organizado una excursion infantil al bosque. Durante la jornada, Emma, la hija de Camille, se comporta de un modo extrano con Mylene, su maestra. Horas mas tarde, nadie sabe donde esta Emma. Todos, sin excepcion, participan en su busqueda. Al caer la noche, la pequena aparece caminando entre los arboles. Pero Mylene, la joven maestra, ha desaparecido. A veces, en la vida, bastan unos pocos elementos para despertar oscuros fantasmas del pasado y alterar definitivamente el presente.

  • NO SE LO DIGAS A NADIE | HARLAN COBEN | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libro-no-se-lo-digas-a-nadie/9788498678291/1773551

    El pediatra David Beck y su esposa, Elizabeth, han ido a celebrar un aniversario muy especial al lago Charmaine. Crecieron juntos, se besaron por primera ...

  • NO SE LO DIGAS A NADIE | JAIME BAYLY | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libro-no-se-lo-digas-a-nadie/9788432207907/654896

    Sinopsis de NO SE LO DIGAS A NADIE ... Sin embargo, el protagonista no es devorado por el mundo de la marginalidad, y, al aceptarse a sí mismo, convierte su ...

  • No se lo digas a nadie: 071 (NOVELA POLICÍACA BIB)

    https://www.amazon.es/digas-nadie-NOVELA-POLIC%C3%8DACA-BIB/dp/8498678293

    No se lo digas a nadie: 071 (NOVELA POLICÍACA BIB) : Coben, Harlan, Verdaguer Costes, Roser, VERDAGUER COSTES, ROSER: Amazon.es: Libros.

  • No se lo digas a nadie - Libro de Harlan Coben - Lecturalia

    https://www.lecturalia.com/libro/2097/no-se-lo-digas-a-nadie

    Durante trece años, Elizabeth y David Beck han acudido al lago Charmaine para dejar testimonio, en la corteza de un árbol, de un año más de felicidad.

  • No se lo digas a nadie - Libro de Jaime Bayly - Lecturalia

    https://www.lecturalia.com/libro/175/no-se-lo-digas-a-nadie

    La vida de Joaquín Camilo es una suma de desencuentros y malentendidos: su necesidad de amar y sus deseos homosexuales no encajan en su familia ni en el ...

  • No se lo digas a nadie, de Harlan Coben - Serie Negra

    https://www.serienegra.es/catalogo/digas-nadie-2_119

    ... mensajes junto al rostro de Elizabeth abre brutalmente las viejas heridas y la inevitable necesidad de descubrir la verdad. Comprar el libro en:.

  • NO SE LO DIGAS A NADIE - COBEN HARLAN

    http://quelibroleo.com/no-se-lo-digas-a-nadie

    Libro de intriga y misterio muy adictivo. Me tuvo sumergida en su lectura de principio a fin, ya que el autor sabe mantener la intriga en cada capítulo.

  • No se lo digas a nadie - Jaime Bayly | PlanetadeLibros

    https://www.planetadelibros.com/libro-no-se-lo-digas-a-nadie/8642

    5 feb 2004 — Apúntate y descubre cada mes todas las novelas contemporáneas. ¡No podrás parar de leer! Cargando... Otros libros de ...

  • Laila Winter y la maldicion de Ithirie de Barbara G. Rivero

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    Los vientos del otono han dejado paso el invierno mas frio y cruel. El mundo calido de Laila se desmoronara cuando descubra la terrible verdad sobre su madre y los ithiries. La amistad parece romperse en trozos de hielo, todo se vuelve neblinoso bajo la mano de acero del Reino Blanco. Mientras Ialanthilian cae poco a poco en la negrura, las sombras se revuelven, implacables, dispuestas a devorarlo todo a su paso.
    Con la tercera entrega de la saga de Laila Winter, Barbara G. Rivero sobrepasa el altisimo liston que ella misma se habia puesto, y nos sumerge en las intrigas y las maquinaciones de este maravilloso mundo de fantasia que ya no tiene limites, superando con creces la literatura fantastica a la que estabamos acostumbrados.

  • El mundo que Jones creo de Philip K. Dick

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    Precognicion, un mundo gobernado por el relativismo y medusas alienigenas gigantes. El mundo que Jones creo es un clasico de Philip K. Dick que toma reflexiones filosoficas profundas y les infunde una accion trepidante.

  • Amor, brackets y Rock’N’Roll (Let’s rock) de Natalia Sanchez Diana

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    Despues de un concierto de su grupo de rock, Danny Blackdadder descubre que le han robado la maleta en el aeropuerto de Valencia, dejandolo solo con su guitarra y cinco libras. Tras intentar un par de cosas, solo se le ocurre pedir ayuda a sus seguidores a traves de una red social. Nicolette, una joven fan de dieciocho anos que hasta ese momento ha sido seria y responsable, decide responder, ofreciendole la habitacion disponible que hay en su casa. Cuando Danny acepta la invitacion, la vida de ambos cambia. ?Que pueden tener en comun una incipiente estrella del rock cuyo rostro es muy conocido en el mundo de la moda y una timida chica con aparato dental? Durante unos dias, Nicolette y Danny van a vivir una historia llena de amistad, dudas, miedos, risas y canciones. Una historia de amor, brackets y rock and roll, en la que decir “te quiero” no sera suficiente.

  • La casa de las voces de Donato Carrisi

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    Una caricia en suenos. En el nebuloso confin con la vigilia, un instante antes de caer en el abismo del olvido, el suave toque de unos dedos frios y finos en la frente, acompanado de un triste y dulce susurro. Su nombre. Al oir la llamada, la nina abrio los ojos de par en par. Y en ese mismo instante, sintio miedo. Alguien habia venido a visitarla mientras se iba quedando dormida. Podia ser alguno de los antiguos habitantes de la casa; a veces charlaba con ellos o los oia moverse como ratones, rozando las paredes. Pero los fantasmas hablaban en su interior, no fuera de ella. Tambien Ado --<>-- iba a visitarla. Sin embargo, a diferencia de todos los demas espiritus, Ado no hablaba nunca. Por eso ahora un pensamiento mas concreto la turbaba. Aparte de mama y papa, nadie sabia su nombre en el mundo de los vivos. Era la <>. La idea de haber violado una de las cinco recomendaciones de sus padres la aterraba. Siempre habian confiado en ella; no queria decepcionarlos. Y menos ahora que papa le habia prometido ensenarle a cazar con el arco y que mama habia estado de acuerdo. Pero entonces reflexiono: ?como iba a ser culpa suya? <>. No habia dicho su nuevo nombre a extranos, y tampoco era posible que alguno de ellos se hubiese enterado accidentalmente. Ademas, hacia al menos un par de meses que no veian a nadie merodeando por los alrededores de la casa de campo. Estaban aislados en medio de la nada; la ciudad mas cercana se encontraba a dos dias de camino. Estaban a salvo. Solo ellos tres. <>. Entonces, ?como era posible? Quien la habia llamado era la casa; no encontraba otra explicacion. A veces, las vigas producian siniestros crujidos o gemidos musicales. Papa decia que la casa se asentaba en sus cimientos como una senora entrada en anos sentada en un sillon y que, de tanto en tanto, necesita acomodarse mejor. En el duermevela, uno de esos ruidos le habia parecido el sonido de su nombre. Eso era todo. La inquietud en su alma se aplaco. Volvio a cerrar los ojos. El sueno, con su silencioso reclamo, la invitaba a seguirlo a ese lugar acogedor y calido donde todo se disuelve. Cuando ya iba a abandonarse, alguien volvio a llamarla. Esta vez la nina levanto la cabeza de la almohada, se incorporo y, sin bajar de la cama, sondeo la oscuridad de la habitacion. En el pasillo, la estufa hacia horas que se habia apagado. Al otro lado de las mantas, el frio sitiaba su lecho. Ahora estaba completamente despierta. Quienquiera que la habia invocado no estaba en casa; se hallaba fuera, en la oscura noche de invierno. Habia hablado con la voz de las corrientes de aire que se insinuan por debajo de las puertas o entre las persianas cerradas. Pero el silencio era demasiado profundo, y ella, con el corazon latiendo con impetu en los oidos como un pez dentro de un vaso, no lograba distinguir ningun otro sonido. <>, le habria gustado preguntar a las tinieblas. Pero temia la respuesta. O tal vez ya la conocia. <>. Se levanto de la cama. Pero, antes de moverse, busco a tientas la muneca de trapo con un solo ojo que dormia a su lado y la agarro para llevarla consigo. Sin encender la luz de la mesilla, se aventuro a ciegas por la habitacion. Sus pequenos pasos descalzos resonaban en el suelo de madera. Debia avisar a mama y a papa. Salio al pasillo. El olor del fuego que se consumia lentamente en la chimenea subia por la escalera que conducia a la planta de abajo. Se imagino la mesa de olivo de la cocina, todavia con los restos de la pequena fiesta de la noche anterior. La tarta de pan y azucar que habia preparado mama en el horno de lena y a la que le faltaban tres raciones exactas. Las diez velas que habia apagado de un solo soplido, sentada sobre las rodillas de papa. Mientras se acercaba al dormitorio de sus padres, los pensamientos felices se evaporaron y dejaron paso a oscuros presagios. <>. Lo habia visto con sus propios ojos: los extranos cogian a la gente, se la llevaban lejos de sus seres queridos. Nadie sabia donde iban a parar ni que era de ellos. O tal vez todavia era demasiado pequena, todavia no estaba preparada, de modo que nadie se lo habia querido contar nunca. Lo unico de lo que estaba segura era de que esas personas ya no regresaban jamas. Nunca mas. --Papa, mama... Hay alguien fuera de la casa --susurro, pero con la determinacion de quien no quiere que sigan tratandola solo como a una nina. Papa se desperto el primero y, un instante despues, lo hizo mama. La nina obtuvo inmediatamente toda su atencion. --?Que has oido? --pregunto la madre, mientras el padre cogia la linterna que siempre tenia a mano junto a la cama. --Mi nombre --contesto la nina, titubeando, temiendo una reganina por haber violado una de las cinco reglas. Pero ninguno de los dos le dijo nada. Papa encendio la linterna y cubrio el foco con la mano para iluminar apenas la oscuridad de la habitacion y que los intrusos no supieran que estaban despiertos. Sus padres no le preguntaron nada mas. No sabian si creerla o no. Pero no porque sospecharan que hubiera mentido, sabian que nunca mentiria sobre algo asi. Solo debian determinar si lo que habia contado era real o no. A la nina le habria gustado que simplemente se tratase de su imaginacion. Mama y papa estaban alerta. Pero no se movieron. Permanecieron en silencio, con la cabeza ligeramente erguida, escrutando la oscuridad, como los radiotelescopios de su libro de astronomia, que escrutan lo ignoto que se esconde en el cielo, esperando y a la vez temiendo captar una senal. Porque, como le habia explicado su padre, descubrir que no estamos solos en el universo no seria necesariamente una buena noticia: <>. Discurrian interminables segundos de silencio absoluto. Los unicos ruidos eran el viento que agitaba las copas de los arboles secos, el llanto quejumbroso de la veleta de hierro oxidado en lo alto de la chimenea y los grunidos del viejo granero, como una ballena durmiendo en el fondo del oceano. Un sonido metalico. Un cubo cayo al suelo. El cubo del pozo, mas concretamente. Papa lo habia atado entre dos cipreses. Era una de las trampas sonoras que colocaba cada noche alrededor de la casa. El cubo estaba situado cerca del gallinero. Ella estaba a punto de decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo, su madre le puso una mano en la boca. Queria sugerir que tal vez se tratara de un animal nocturno --una comadreja o un zorro--, no necesariamente de un extrano. --Los perros --susurro el padre. No se le habia ocurrido hasta entonces. Papa tenia razon. Si hubiese sido un zorro o una comadreja, despues del ruido del cubo al caer, sus perros guardianes sin duda habrian empezado a ladrar para senalar su presencia. Como no lo habian hecho, solo habia una explicacion. Alguien los habia hecho callar. Ante la idea de que les pudiera haber ocurrido algo malo a sus amigos peludos, unas calidas lagrimas le hirvieron en los ojos. Hizo un esfuerzo por no echarse a llorar; su disgusto se mezclo con un repentino ataque de terror. Sus padres intercambiaron una mirada. Fue suficiente para saber exactamente lo que debian hacer. Papa fue el primero en bajar de la cama. Se vistio rapidamente, pero sin ponerse los zapatos. Mama lo imito, pero ademas hizo algo que dejo a la nina atonita durante un instante: le parecio que su madre esperaba el momento en que el padre no se diera cuenta, y a continuacion vio como metia una mano debajo del colchon, cogia un pequeno objeto y se lo introducia rapidamente en el bolsillo. La nina no tuvo tiempo de ver que era. Le extrano. Mama y papa no tenian secretos. Antes de que ella pudiera preguntarle nada, la madre le dio una segunda linterna y se arrodillo delante poniendole una manta sobre los hombros. --?Recuerdas lo que debemos hacer ahora? --pregunto, mirandola fijamente a los ojos. La nina asintio. La mirada decidida de la madre le infundio valor. Desde que empezaron a vivir en la casa abandonada, hacia alrededor de un ano, habian ensayado decenas de veces el procedimiento: asi lo llamaba papa. Hasta entonces nunca hubo la necesidad de llevarlo a la practica. --Agarra fuerte a tu muneca --le recomendo su madre. A continuacion, cogio su pequena mano con la suya, calida y fuerte, y se la llevo. Mientras bajaban la escalera, la nina se volvio un instante y vio que el padre habia cogido uno de los bidones del trastero y ahora esparcia el contenido por las paredes de la planta de arriba. El liquido se filtraba a traves de las vigas del suelo y tenia un olor penetrante. Cuando llegaron a la planta inferior, mama la arrastro consigo hacia las habitaciones traseras

  • Azael de A.g. Dones

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    He vuelto a encontrarlo, al hijo prodigo, tan mundano como cualquiera de los mortales a los que jamas debio acercarse, tan quebrantado como unicamente puede estarlo quien ha padecido la Eternidad entre ellos.
    Desde mi atalaya celestial, observo sus actos desesperados para cumplir el mandato de mi Padre, que es tambien el suyo.
    Yo, que todo puedo verlo, lo contemplo sin comprender como puede preferir mi hermano esta vida entre mortales. Poco importa, seguire observando con la paciencia que da la inmortalidad y tal vez asi alcance a comprender que le hizo caer; por que, siendo los dos tan iguales, somos ambos tan distintos.
    Mi hermano se ha protegido a si mismo con la coraza de un cascaron vacio, pero, si los mortales pudieran ver mas alla, si trataran de conocerlo realmente, si fueran apenas conscientes de su naturaleza... entonces lo amarian y temerian tanto como a sus falsos dioses.

  • Aunque me haya ido de Mary Elise Albar

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    La vida de Lillian nunca fue facil. Las decisiones que tomo a lo largo de su vida la hicieron enfrentar consecuencias impensables para la mayoria de personas.

  • #Malos. Mismo juego, nuevas reglas, Luis Avila de Luis Avila

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  • El Informe Krinar de Anna Zaires

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    Dos anos desde la invasion. No me podia creer que ya hubieran pasado dos anos desde la invasion, y que todavia no supieramos casi nada sobre los alienigenas que habian tomado el control de la Tierra. Frustrada, me quite las gafas y me frote los ojos, al notar el cansancio de haber estado mirando la pantalla del ordenador todo el dia. Durante las ultimas dos semanas, desde que decidi ponerme a mi misma a prueba escribiendo un articulo de investigacion sobre los invasores, habia escudrinado hasta la ultima linea de informacion disponible en internet, y lo unico que tenia eran rumores, una serie de relatos poco fiables de testigos oculares, algunos videos pixelados de YouTube y las mismas preguntas sin respuesta que al principio. Dos anos despues del Dia K, los K, o los krinar, como ellos preferian hacerse llamar, suponian un enigma casi tan grande como cuando llegaron. Mi ordenador hizo un ruidito que me saco de mi ensimismamiento. Al mirar la pantalla vi que era un e-mail de mi editor. Richard Gable queria saber cuando tendria el articulo sobre los cachorros siameses que le debia. Al menos no era otro de esos correos electronicos tipo <> de mi madre. Suspire y me frote los ojos de nuevo, intentando evitar distraerme pensando en los chiflados de mis padres. Ya era bastante malo que mi carrera todavia no hubiese despegado. No tenia ni idea de por que todos los reportajes de pacotilla acababan siempre en mi mesa. Habia sido asi desde que empece en el periodico, tres anos atras, y ya estaba mas que harta de ello. A los veinticuatro, tenia casi tanta experiencia en escribir sobre noticias reales como un estudiante en practicas. !A la mierda!, habia decidido el mes anterior. Si Gable no queria asignarme trabajo de verdad, yo misma encontraria una historia. ?Y que otra cosa habia que fuese mas interesante o controvertido que los misteriosos seres que habian invadido la Tierra y convivian ahora con los humanos? Si podia descubrir algo, cualquier cosa, que fuese cierta sobre los K, eso me ayudaria a avanzar mucho en demostrar que era capaz de manejar historias de mas relevancia. Me puse las gafas de nuevo y escribi un correo rapido a Gable, solicitandole un par de dias mas para terminar el articulo de los cachorros. Mi excusa fue que queria entrevistar al veterinario y me estaba costando ponerme en contacto con el. Por supuesto, era mentira. Habia entrevistado al veterinario y al dueno en cuanto me pasaron el encargo… pero queria evitar que me mandaran otro articulo de segunda durante unos dias. Asi tendria tiempo para explorar un tema interesante que me habia encontrado en mi investigacion de ese dia: los llamados clubs-X. --Hola, pequena, ?tienes planes para esta noche? Al oir aquella voz conocida, levante la vista y sonrei a Jay, mi companero de trabajo y mi mejor amigo, quien acababa de entrar en mi minuscula oficina. --No --dije alegremente--. Voy a ponerme un poco al dia con el trabajo y luego vagueare apoltronada en el sofa. El exhalo un suspiro dramatico y me lanzo una mirada de fingido reproche. --Amy, Amy, Amy… ?Que vamos a hacer contigo? Es viernes por la noche, ?y tu vas a quedarte en casa? --Todavia me estoy recuperando del fin de semana pasado -- dije con una sonrisa cada vez mas amplia--. Asi que no creas que puedes volver a arrastrarme a salir tan pronto. Una noche de fiesta al mes al estilo de Jay es suficiente para mi. La fiesta al estilo de Jay era una experiencia unica que consistia en multiples chupitos de vodka al principio de la noche, seguidos de varias horas de ir de club en club, rematadas con una cena/desayuno en un restaurante coreano de los que abren las veinticuatro horas. No le mentia al decirle que todavia me estaba recuperando… la combinacion de vodka y comida coreana me habia causado tal resaca que mas bien se habia parecido a un mal caso de intoxicacion alimentaria. Apenas fui capaz de salir arrastrandome de la cama el lunes para ir a trabajar. --Oh, vamos --intento engatusarme, con una mirada igual que la de un cachorro en sus ojos castanos. Sus tupidas pestanas, su cabello rizado y sus finos rasgos hacian de Jay alguien casi demasiado lindo para ser un tio. De no ser por su constitucion musculosa, habria parecido afeminado. Sin embargo, la cuestion era que asi el atraia a mujeres y hombres por igual… y disfrutaba de ambos sexos con identico entusiasmo. --Lo siento, Jay. Otra semana sera. --Lo que de verdad necesitaba ahora era concentrarme en mi articulo sobre los K… y en los clubs secretos que supuestamente frecuentaban. Jay dejo escapar otro suspiro. --Muy bien, como quieras. ?En que estas trabajando ahora mismo? ?En el articulo de los cachorros? Titubee. Todavia no le habia hablado a Jay acerca de mi proyecto, sobre todo porque no queria quedar como una estupida si no podia encontrar una buena historia. A Jay tampoco le encargaban muchos articulos jugosos, pero a el no le importaba tanto como a mi. Su objetivo en la vida era divertirse, y todo lo demas, incluida su carrera periodistica, iba en segundo lugar. Opinaba que la ambicion era algo que solo era util con moderacion y no se esforzaba mas de lo estrictamente necesario. --Es solo que no quiero ser un vago total… por mis padres, ya sabes --me habia explicado una vez, y esa afirmacion resumia perfectamente su actitud frente al trabajo. Yo, por otro lado, queria algo mas que simplemente no ser una vaga. Me molestaba que el editor hubiera echado un vistazo a mi cabello rubio cobrizo y a mis rasgos de muneca, y me hubiera encasillado de forma permanente en la seccion de noticias triviales. Habria creido que Gable era un sexista, de no ser porque habia hecho lo mismo con Jay. Nuestro editor no discriminaba a las mujeres; solo hacia suposiciones sobre las capacidades de las personas basadas en su apariencia. Al final decidi confiar en mi amigo y le dije: --No, no es el articulo de los cachorros. En realidad, he estado investigando para un proyecto propio. Las cejas perfectamente delineadas de Jay se elevaron. --?Si? --?Has oido hablar alguna vez de los clubs-X? --pregunte, echando un vistazo rapido a nuestro alrededor para asegurarnos de que nadie nos oiria. Por suerte, las oficinas que rodeaban la mia estaban vacias en su mayor parte, con solo un becario trabajando a la otra punta de la planta. Eran casi las cuatro de la tarde de un viernes, y la mayoria de la gente habia encontrado una excusa para salir pronto aquella tarde de verano. Jay abrio mucho los ojos. --?Clubs-X? O sea: ?los clubs para xenos? --Si. --Mi corazon latio mas deprisa--. ?Has oido hablar de ellos? --?No seran esos sitios a los que van a ligar con los K los que estan locos por los aliens? --Aparentemente. --Le sonrei--. Acabo de enterarme hoy mismo de que existen. ?Conoces a alguien que haya estado en uno? Jay fruncio el ceno, una expresion que parecia fuera de lugar en su rostro normalmente alegre. --No, en realidad no. Es decir, siempre hay eso del <>, pero nadie que yo conozca en persona. Asenti. --Vale. Y tu conoces a medio Manhattan, asi que esos clubs, si existen, son un secreto celosamente guardado. ?Te imaginas el reportaje? --En mi mejor voz de locutora, enuncie dramaticamente --: ?Clubs nocturnos alienigenas en el corazon de la ciudad de Nueva York? !El New York Herald les cuenta las ultimas noticias sobre los K! --?Estas segura de que es buena idea? --Mi amigo parecia esceptico--. He oido que esos clubs estan cerca de los Centros K. ?Estas diciendo que hay alguno en la ciudad de Nueva York? --Creo que si. Hay ciertos rumores online sobre un club en Manhattan. Quiero encontrarlo y ver de que va todo eso. --Amy... no se si es una gran idea. --Para mi sorpresa, Jay parecia mas inquieto que emocionado, y su ceno tan poco caracteristico se hizo aun mas pronunciado--. No querras meterte con los K. --Nadie quiere meterse con ellos, y por eso todavia no tenemos mucha informacion suya. --Mi anterior frustracion volvio. Me molestaba que todos se mostraran tan intimidados aun por los invasores--. Lo unico que pretendo es escribir un articulo objetivo con datos sobre ellos. Especificamente, sobre sitios que presuntamente frecuentan. Seguro que eso esta permitido. En este pais todavia existe la libertad de prensa, ?verdad? --Tal vez --dijo Jay--. O tal vez no. Personalmente, creo que hacen desaparecer cualquier informacion que no quieren que se haga publica. Antes lo normal era que lo que se subia a internet se quedara alli para siempre, pero ahora ya no es asi. --?Crees que podrian eliminar mi articulo de alguna manera? -- pregunte preocupada, y Jay se encogio de hombros. --No tengo ni idea, pero si yo fuera tu, me concentraria en el articulo de los cachorros y me olvidaria de los K. E las ocho de la tarde cuando me tope con ello: una mencion sobre la ubicacion de uno de los clubs-X en un foro de sexo poco conocido. Estaba enterrada en medio de la larga, y bastante improbable, narracion de la experiencia sexual de un tipo con un grupo de K. El sentimiento de extasis que aquel hombre describia me sonaba sospechosamente parecido a un subidon causado por las drogas, aunque habia historias similares esparcidas por toda la red, dando lugar a todo tipo de rumores sobre los invasores… incluido el del vampirismo. Yo no me los tragaba, aunque claro, gracias a la obsesion de mi madre por las teorias de la conspiracion mas descabelladas, yo desconfiaba de los rumores por naturaleza. Me gustaban los hechos: por eso mismo habia estudiado periodismo en vez de dedicarme a escribir ficcion. Segun el relato de ese hombre, habia ido al club justo despues de cenar en el Meatpacking District. Nombraba el restaurante donde habia cenado, y luego escribia que el club estaba justo al otro lado de la calle. Y asi, sin mas, habia conseguido una pista. Me levante de un salto, agarre el bolso y sali corriendo de la oficina, saludando con la cabeza al conserje al pasar. Parecia que mi noche de viernes estaba a punto de ponerse mucho mas interesante.

  • El lado oscuro de Andreu Martin

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    La joven detective Sonia Ruiz es contratada por una mujer para que demuestre la infidelidad de su esposo, pero descubre que, ademas, esta implicado en actividades ilegales. Por otra parte, Pau, amigo de la investigadora, que ahora trabaja para el servicio secreto espanol, se ve envuelto en una sucia trama en la que estan involucrados sus propios jefes y en la que incluso ve peligrar su vida. Estas dos historias, aparentemente inconexas, confluyen de manera magistral en un final trepidante y sorprendente, lleno de humor y de equivocos, que solo Andreu Martin es capaz de urdir.

  • La estacion de las mujeres de Carla Guelfenbein

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    La nueva novela de Carla Guelfenbein, Premio Alfaguara de novela

  • Jauja de Use Lahoz

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    Maria Broto es una reconocida actriz de teatro al filo de los cuarenta. A la salida del estreno de El jardin de los cerezos de Chejov -su representacion sonada-, en la que encarna el papel de Luiba Andreievna, un hombre la espera en la puerta trasera del teatro. A primera vista, Maria no lo reconoce, pero el hombre insiste en explicarle quien es y por que ha venido a buscarla.

  • La Casa del Crepusculo de Laura Gallego Garcia

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    Lazaro es un joven de trece anos obligado a trasladarse de la ciudad al pueblo donde vive el resto de su familia. En este aburrido y caluroso verano, Lazaro se siente irremediablemente atraido por un viejo caseron abandonado donde, tras colarse en el jardin una noche, ve el espectro de una joven. Desde entonces dedicara todo su tiempo a desentranar el misterio de su muerte.

  • La culpa la tiene cupido de Vanessa Lorrenz

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    Jane nunca imagino las sorpresas que te puede dar la vida, o la muerte en su caso, pero ahi estaba trabajando para la urraca con patas, mientras la muy infeliz se revisaba la manicura, pero ?Que hay de malo en eso? Aparentemente nada, unicamente que ella no seria al ayudante de cupido, definitivamente no ayudaria a ese panaludo con flechas, a menos... que... no le quede otra opcion.
    Pero dejenme decirles algo, el culpable de todo siempre sera cupido.

  • Recuperar a Ari de Marta Frances

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    Ultimo dia de clases antes de Navidad. Ultimo dia de suplicio. Ir a clase y verla todos los dias era como sufrir un jodido infierno. Verla sonreir mientras hablaba con sus amigas, escuchar su risa provocada por algo que yo no habia dicho, observar su gesto de concentracion durante las clases... No mas de eso durante un par de semanas. Benditas vacaciones. Cogi los libros de mi casillero y fui hacia el aparcamiento. Caminaba mirando al frente sin prestar atencion a mi alrededor, como hacia siempre, como llevaba haciendo desde hacia unos meses. Escuchaba los gritos de alegria, las risas provocadas por el fin de las clases, las voces de los grupos reunidos en el pasillo probablemente quedando para ir a alguna fiesta ese fin de semana. Yo no iba a fiestas. Ahora ya no. --Hey, Diego. Me gire a la derecha y vi a mi hermana Sara. Se acerco a mi cargada de libros y carpetas. --Trae, anda, te ayudare a llevar todo eso -me ofreci cogiendo parte de sus libros. --Gracias -sonrio--, tengo que hacer varios trabajos durante estos dias. Los dos juntos caminamos hacia la salida. Ella hablaba acerca de todas las cosas que pensaba hacer en las vacaciones, las fiestas a las que iba a ir, el tiempo que iba a pasar con su novio al que echaba tantisimo de menos desde que empezo en la universidad, los regalos que queria comprar a nuestra madre. La escuche durante todo el camino hasta mi coche, pero cuando llegamos alli mi mirada se desvio hacia su coche. Ahi estaba ella, apoyada en el capo rodeada de todas esas que decian ser sus amigas. Conversando animadamente acerca de algo que no me incluia, entonces ya no. Justo entonces Carlos se acerco hasta ellas y se coloco a su lado, paso un brazo por sus hombros y ella se dejo hacer. Sonrio. Sonrio como antes. Sonrio como me sonreia a mi. El infierno se intensifico. Justo en ese instante sus ojos se movieron por el aparcamiento y se encontraron con los mios. La sonrisa desaparecio de su rostro y me miro fijamente. No aparte la mirada, no se por que, normalmente lo hacia, pero esa vez no. Nos quedamos mirando el uno al otro durante unos segundos. No habia nada ni nadie mas en aquel aparcamiento, todos habian desaparecido. Me dieron ganas de echar a correr hacia ella, abrazarla y pedir su perdon. --Diego. La voz de mi hermana me devolvio los pies a la tierra, rompi el contacto visual con ella y mire a Sara. Ella miro hacia donde yo habia estado mirando y volvio a mirarme con desaprobacion. --No deberias seguir con todo eso. --Lo se, Sara -abri la puerta del conductor--. Creeme que lo intento. --Pero sigues queriendola. No conteste a su afirmacion. Mi hermana me conocia tan bien que sabia perfectamente todo que pasaba por mi mente. Ella era la unica persona que sabia lo que habia pasado. Arranque el coche y di marcha atras para salir de alli de una maldita vez. Pasamos al lado de donde ella estaba y no pude evitar volver a mirarla. Seguia bajo el abrazo de Carlos. Observo mi coche conforme pasaba a su lado y casi pude distinguir el odio en su mirada cuando nuestros ojos volvieron a conectarse por un segundo. Conduje hasta casa en silencio. Sara no volvio a abrir la boca en todo el trayecto pero sentia su mirada escrutadora en mi. Sabia que queria decirme algo, que se moria por abrir esa bocaza que tenia y soltar una de las suyas. Esperaba fervientemente que no lo hiciera. -- ?Has pensado en contarle la verdad alguna vez? Rode los ojos. Por supuesto que no iba a quedarse callada durante tanto tiempo. --Sara... no empieces. --Pero, Diego... ?no te das cuenta? La mire un instante y volvi a centrarme en la carretera. Sus ojos verdes tan parecidos a los mios me miraban como si fuera idiota. Probablemente asi era. -- ?No puedes dejar de meterte en mis asuntos y centrarte en los tuyos? - Solte mas rudo de lo que deberia. --Perdona por preocuparme por ti -espeto cruzandose de brazos y mirando al frente. Perfecto. Ya la habia vuelto a cagar. Otra vez. Seguimos sin hablar hasta llegar a casa. Aparque al lado del BMW rojo de Pilar y antes de que pudiera parar el coche Sara ya habia salido dando un portazo tremendo. -- !Creo que no has cerrado bien, Sara! -Grite mientras abria mi puerta. -- !Vete a la mierda! -Me grito mientras subia las escaleras del porche. Respire hondo y cerre mi puerta con otro portazo. Sentia el enfado carcomerme por dentro. ?Dejaria algun dia de ser tan gilipollas? ?Dejaria de comportarme como un ninato que lo unico que hace es hacer dano a la gente que le rodea? Me pase la mano por el pelo con frustracion. Con lo sencillas que serian las cosas si el estuviera aqui... Cerre los ojos y me permiti recordarle unos segundos. Solo unos segundos, nada mas. Sus ojos color avellana mirandome desenfocados, sus manos agrietadas que raspaban la piel de mis mejillas cada vez que las acariciaba. Como me gustaban esas caricias pese a todo. Abri los ojos de nuevo. No mas recuerdos. Cerre el coche y fui hacia casa. Subi las escaleras y entre en el calor de mi hogar. Durante un tiempo senti que ese no era mi hogar, que no era el lugar que yo deberia ocupar en ese jodido mundo. Pero por suerte, tuve gente que me ayudo a centrarme y a reconocerlo de nuevo. Deje los libros en la entrada junto con mi cartera de piel negra que habia heredado de el. Fui hacia la cocina siguiendo el olor a comida. Sara estaba alli sentada en la encimera y susurrando algo con Pilar. Las dos se giraron a mirarme cuando me escucharon entrar. Sara me fulmino con la mirada. Decidi ignorarla. --Hola, carino -me dijo Pilar con dulzura--. ?Que tal ha ido el ultimo dia de clase? Me sente en una silla y me deje caer lentamente mientras cruzaba los brazos en mi pecho y cruzaba las piernas a la altura de los tobillos, totalmente espatarrado en la silla.

  • Un paso de mas de Tina Seskis

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  • Baelo Claudia de Maribel Diaz Gonzalez

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    La historia se desarrolla en la ciudad hispana de Baelo Claudia, importante centro neuralgico y economico del Imperio hispano-romano dentro del Mediterraneo. Marco Vinicius, comandante del Ejercito del Sur y general de la Novena Legion hispana, es enviado por Roma con la mision de comandar las tropas y dirigir el asentamiento militar y comercial, pero su vida se cruzara con la de una esclava de la que se siente irremediablemente atraido.

  • La estrella ardiente de Iris Vermeil

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    Descubre un insolito romance relatado de la mano de Iris Goldstein, una mujer poco usual para la Alemania de los anos treinta. De familia judia y humilde, detallara como es vivir en esa epoca de tanta represion e injusticia cuando el racismo y la intolerancia estan a la orden del dia. Por si fuera poco, tiene la suerte o la desgracia de conocer a Kurt Auttemberg, un joven ario de excelente posicion social. El hombre que le cambiara la vida por completo.
    ?Podra su amor soportar todas las adversidades que estan por venir?
    No te puedes perder esta fascinante novela llena de emociones, traiciones, amistad y perdon.

  • Chica Dura de Elena Romero

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    Angela no es una mujer cualquiera.
    Es una boxeadora profesional.
    Y muy prometedora.
    Hasta que necesito dinero. Mucho.

  • Mickey Mouse era traficante de armas de Ulises Novo de

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    Estas muerto. Lo se porque yo te mate. Hay acciones de las que no me siento orgullosa, pero de esa en concreto si lo estoy. Aprendi mas rapido de lo que mi padre creia. Y ahora que me han encerrado, presiento que la vida va a pasar demasiado lenta. Pero es el precio del orgullo y no me arrepiento, Mike. Mucha gente opinara que alguien tan joven como tu no deberia haber muerto. Sin embargo, esa gente, que no se calla ni debajo del agua, desconoce que hay demasiada gente joven que muere todos los dias: en accidentes de trafico, en las salas de urgencias, infartados por clembuterol de gimnasio, en plantas de Oncologia o esnifando coca. Hay una lista interminable de formas de morir entre los adolescentes. Ya no soy tan joven. He cumplido los cuarenta y dos. Cuando dispare contra tu cara, aun no teniamos los veinte. No puedo olvidarme de la oscuridad, de la oscuridad de aquella noche frente al estanque. Era una oscuridad plateada, aunque no hubiese luna llena. Asombroso. Estabas mas contento que otras noches. Quizas porque habias bebido ginebra, quizas porque pensabas que al fin iba a dejar que me follaras. Pero no. Yo se por que estabas feliz. Porque precisamente no ibas a hacerlo. Porque aquella noche iba a ser la ultima de todas. Porque una voz en tu interior no cesaba de aconsejarte que me dejaras. Un sexto sentido insistia en que alguien como yo podia ser, a largo plazo, un peligro para ti. Sin embargo, yo me adelante a la jugada y no pudiste exhibirte ante mi como la verdadera criatura que eras, un mentiroso, el comienzo de un hombre que no hara feliz a las mujeres. No sabias follar, enterate. Se veia en tus ojos y en aquella estupida sonrisa de simio que logre borrarte con facilidad. Tenia que haberlo hecho antes, Mike. Tenia que haberte asesinado mucho antes. Que sutil es la palabra "asesinar". "Matar" es una palabra mas rotunda. Este verbo contiene un sentido mitico. Parece que proviene de una expresion persa: "Shat mat". "El rey ha muerto". Si, Mike, el rey ha muerto, aunque fueses tan solo un esclavo de aquella oscuridad que nos cernia y que a mi me protegio, incluso mucho despues de apretar el gatillo. 2 Si alguien desaparece, lo hace por alguna razon. Vaciaron mi mochila, la roja, la que mas te gustaba, porque detestabas la primera, la que me regalo mama antes de que me acompanaras a todas partes. Para que veas que todavia te tengo aprecio, Mike. Conservo cosas que pertenecen a esa epoca que pase contigo. Lo se. Eramos unos ninatos. Ultimo curso de instituto en el que alguien como yo no podia pasar desapercibida. Buen culo. Buenas tetas. Y varias camisetas ajustadas en las que podias leer frases tan provocativas como sinceras, las mas sinceras que he leido en mi vida. El jodido Mr. Wonderful deberia tomar nota: "Soy virgen, te lo juro por mis hijos" o "Gracias, papa, por no usar preservativo". Hay objetos que definen epocas de tu vida, pero, en mi caso, encuentro que algunos me ayudan a recordar emociones concretas, franjas de un dia cualquiera, un momento preciso, tan preciso que presiento que no es nada bueno regresar a el una y otra vez. Pero esa noche, Mike, no solo fui yo, sino que los dos hicimos algo grande. El merito de mi transformacion tambien es tuyo. 3 Cuando le compre el arma al tipo, fue un momento preciso. Y obsceno. En su origen, "obsceno" significaba "contra la escena". "Obscenus" proviene de "ob" (contra) y "scenus" (escena), es decir, aquello que no se muestra en el teatro, sino solo en la realidad. Y el hecho de matarte fue real. No se pudo fingir. No voy a esconderme ahora que tengo la oportunidad de no callar. No me han obligado a callar, salvo en los pasillos y en el comedor donde todas parecemos reses de una misma manada. Agachamos la cabeza y engullimos mecanicamente. Y nos miramos con la intencion de demostrarnos que una celda y un equipo de funcionarias con rifle no son suficientes para que suspiremos por matarnos; si, eso es, matarnos en una orgia con cortes letales y breves martillazos en las partes mas blandas de nuestros cuerpos. Me apetece escribir y llamar a las cosas por su nombre, u omitir esos otros momentos en los que fingi ser feliz contigo, o con aquellos otros que me follaron dentro de un coche, o con aquella imbecil de companera de clase que devoraba una y otra vez la novela AFTER, y vomitaba despues del almuerzo por temor a que su peso aumentara y fuese una chica corriente mas entre nosotras. ?Sabes que? Nos encerrabamos en el aseo y, antes de dejar que ella lo hiciese, nos besabamos. Un ritual estupido. ?Acaso todos los rituales no lo son? Yo nunca vomite con ella, aunque he de reconocer que experimentaba una especie de euforia al comprobar como se provocaba las arcadas para regurgitar un pellizco de donut que habia ingerido media hora antes. Curioso mundo donde, para muchas mujeres, la celulitis puede ser una condena mayor que hibernar en el corredor de la muerte. Era confortable, incluso, que alguien fuese feliz en su propia derrota. Para ella, la inmortalidad era eso, era una manera de distinguirse de las demas. En tu caso, Mike, yo preferi volarte la cabeza. Sobre gustos hay mucho escrito afortunadamente. Una vez me confeso que tenia miedo, no a que la descubriesen, sino miedo a mi, a que nada de aquello me estuviese perjudicando. Se habia percatado de que yo disfrutaba con aquella escena, llena de un ridiculo dramatismo. Pero, como le gustaba besarme, preferia no buscar ningun tipo de conflicto conmigo. Tenia razones quiza para no confiar demasiado en mi. Sin embargo, aquella gilipollas lo tenia claro. Si alguien sabe guardar un secreto, era yo, porque yo tampoco era una mas en aquel rebano de pijas y adictas a las unas de porcelana. Porque, en el fondo, ella tenia la esperanza de que, en algun momento, yo me afiliaria a su club de anorexicas purgativas y entonces, !oh, milagro!, vomitariamos juntas en el mismo urinario, o en el mismo parque publico, donde esas madres, adictas a los ansioliticos y a asistir a funerales ajenos, cuidan de su prole como mejor podian. O vomitariamos dentro de los garajes de esos apartamentos de lujos, o sobre el capo de esos coches tan caros de la Rayant's Corner, o sobre su tapiceria de vinilo, que una doncella, madre de dos hijos y con una casa embargada en Nuevo Mexico, limpiaria de rodillas, con el mismo teson que se la chupo a uno de los policias que viso sus papeles para entrar legalmente en este pais. Los impuestos y una osteoporosis sin diagnosticar la haran anicos. O vomitariamos en el patio del instituto, en ese enorme patio con dos pistas para jugar al baloncesto, donde te presentaste como Mike, aunque te llamaras en realidad Gustavo, o Pedro, o Carlos. ?Que poco importa eso ahora, verdad? Para mi, eras Mike y siempre seras Mike. Un nombre corriente. Me moleste en buscarlo. "Mike" esta clasificado en la sexta posicion de los nombres mas usados. Se estima que existen por lo menos quince millones de personas en el mundo que han recibido ese nombre este ultimo ano, lo que representa el 0.208% de la poblacion actual. El nombre de Mike esta compuesto, ademas, por cuatro letras, asi que es relativamente corto y esa cualidad lo hace facil de pronunciar. Mike, Mickey, Mickey, Mike. Tic-tac, tic-tac. Lo que pone de relieve esta informacion es que tu muerte no afecta en nada a la poblacion de la Tierra, lo que implica que mi decision fuese la correcta. Al tedio de tus habitos, a la falsedad de tus comportamientos conmigo, se unio la vulgaridad de tu nombre, su hedor anodino. 4 Esta historia solo dice algo de mi. Odio esta frase. Me habria gustado escribir algo mucho mas rotundo y sepulcral como que "esta historia intentara despojarme de toda apariencia". Lograste algo conmigo que nunca te perdonare. Durante esos tres meses que estuvimos juntos, fui victima de un contagio, del tuyo, el contagio de tu falsedad, de tu amaneramiento incluso, cuando pretendias caerme simpatico. Y, cr eeme, lo hacias muy bien, pero no pudiste frenar mis impulsos y mis impulsos eran mi destino. No leiste El extranjero, de Camus. Ahi se expone muy bien la declaracion de intenciones de un asesino que no lo es, hasta que la vida lo presiona de una manera tan despiadada que solo puede sobrevivir con la violencia. No lo entiendes, ?verdad? Aunque vivieras otra vida, Mike, no terminarias de comprender a Camus. ?Sabes por que? Porque te llamabas Mike y eras otro de esos gilipollas que leias AFTER y toda esa mierda de Crepusculo. Lo peor es que la mentira te arrastro al mismo lugar donde va a acabar tu madre, alguien a quien no conozco apenas, salvo por unas fotos que me ensenaste. Una mujer pequena y fea, con los hombros hundidos hasta las costillas. Seguramente una parte del sueldo de tu padre nunca llegaria a vuestra casa. El cono de alguna putita lo absorberia con profesionalidad, con mucha profesionalidad. Tu madre no se parece a la mia, sino a esa mujer, por llamarla de algun modo, de la que te he hablado antes, esa mujer que dejo a dos hijas en Nuevo Mexico, que se la chupo a un policia en la frontera, que inhalaba gotitas de gasoil en un panuelo con la intencion de olvidar que, despues de la mierda de vida que llevaba, solo habria una mierda mayor. Mike, Mike, Mike...Mickey, que facil era echarte de menos desde ese pozo en el que tu cuerpo se sumergio como una de esas plomadas que se usan para pescar las carpas y los barbos. Yo lo hice, yo misma, no. Te arrastre unos metros. Luego me ayudo un tipo. Pero fui yo la que dispare. ?Dos vece? ?O tres? ?O una solamente? No lo recuerdo. Lo mejor de todo es que me he librado de una condena de por vida. No me han condenado a muerte. Volvere a casa y al estanque, donde comenzo todo, como le sucedio al personaje de la novela de Camus con la playa. Si, Mike. No lo sabes. Pero, en mi casa, comenzo todo y estoy orgullosa de los acontecimientos que alli sucedieron. No he mentido nunca, ni se la he chupado a ningun policia, ni he mirado a la pared del fondo de mi celda con la sensacion de estar encerrada. No, yo saldre de aqui algun dia, mientras tus rinones, tu corazon, tu vesicula, tu cerebelo y tu pancreas se siguen pudriendo como hacen tambien los de mi madre. La putrefaccion es un jodido acto democratico; nos hace semejantes en nuestro camino hacia la desintegracion. Mike, yo saldre de aqui algun dia y no podre invitarte a vomitar en los parques publicos junto a aquella gilipollas que me besaba antes de hincar la rodilla delante del vater. Si, era una gilipollas, por no llamarla Carla, Anna, Valeria. ?Que poco importa eso ahora, verdad? Tu nombre ocupa el sexto lugar en el mundo y quiza sea el primero en Occidente. Que las aguas te bendigan, Mike. 5 Hace una noche hermosa, tan hermosa como aquella en la que te mate sin que nos diese tiempo a despedirnos. Solo le habria anadido mas patetismo a una secuencia de mi vida que debia ser prodigiosa. Me parece recordar que no hacia tanto frio como habian pronosticado algunos meteorologos en aquella emisora donde las voces se solapaban, tosian o se extinguian despues de un desquiciante barullo. No se por que me detengo en esta clase de detalles. Pero aquellas voces me ponian muy nerviosa cada vez que montabamos en tu coche y te empenabas en estar informado del estado de la carretera, como si fuesemos a Nebraska. Solo nos dirigiamos a un self service y despues al estanque. Repare en que fuese una noche especial. Aunque hubiese nevado o llovido a raudales, habria seguido siendo una noche especial. Era tu noche y la mia. No esperabas que regresasen tan pronto las garcetas blancas hasta el estanque. Nuestros padres tambien las observaron anos atras, en el mismo lugar, sentados sobre el mismo murete, cuando nosotros eramos tan solo lo mas parecido a una idea infantil. Sus ojos oscuros y su forma de desvanecerse, lejos de los edificios, me atraian; majestuosas cuando desplegaban sus alas, entre blancas y cobrizas, para elevarse sobre las aguas donde yacia el cadaver de mi madre. ?Como era posible que el ayuntamiento no hubiese respetado aquel paraje? Las constructoras habian arrasado con los sotos y ahora lo que quedaba era tan solo aquel estanque, resquicios de una epoca dorada que ni tu ni yo degustamos. Pero las garcetas seguian cumpliendo esa promesa, a la que la naturaleza las obliga, como un mal innecesario, el arrojo de sobrevivir gracias a esos vuelos casi eternos. Nunca fuiste capaz de usar correctamente las palabras y no tenias la suficiente inteligencia para acceder a mis pensamientos. Y, si lo hubieras hecho, te habrian parecido poco interesantes o no los habrias comprendido; te habrian parecido otras ideas infantiles frente al estanque, como las de nuestros padres cruzandose la mirada porque se gustaban. O eso creia mi madre, educada en la tradicion mas estricta, en la que una mujer solo puede aspirar a ser una nodriza bien cualificada. Pero, Mike, hay tantas razones por las que no me gustabas. En realidad, nunca ha llegado a gustarme nadie del todo. Quiza, Stormy, de la que hablare un poco mas adelante y que no llegaste a conocer porque ya estabas muerto, hundido en las aguas del estanque junto a mi madre, un particular idilio que me emociona especialmente cuando lo evoco. Quiza, estoy siendo demasiado severa contigo. Es cierto que tenias rasgos fisicos que me resultaban familiares y que me hacian agradables los ratos que pasabamos juntos. Tus manos, por ejemplo, fuertes y recias, acostumbradas a manejar la azada en unos huertos que tu padre poseia al otro lado de la ciudad. Pero nunca las usaste conmigo. Nunca quisiste tocarme como hicieron otros, mas inspirados seguramente en satisfacer una voracidad tan despreciable como sus conversaciones ridiculas e inmaduras. Hace una noche hermosa. Y echo de menos las garcetas blancas, su raudo vuelo, disipado por la ceniza que cubria el cielo. Si, quiza sea eso, Mike. Quiza eche de menos tambien tu insultante debilidad y las cenizas, las cenizas, las cenizas, ... No se si sabias que "prodigio", para los romanos, significaba algo inedito y monstruoso. Por esa razon, insisto en que aquella secuencia de mi vida, en aquella noche hermosa, debia ser prodigiosa, seguramente la unica. Mike, eramos dos monstruos. Admitelo. CUADERNO 2 FROZEN 1 Me daba asco. No era asco, perdon. Era algo peor. Lo impuro. Como si el humo penetrase en mi. El sucio humo de su piel. Porque lo imaginaba asi, envuelto en el humo. Y, sin embargo, consiguio que acabase gustandome. Todos relacionan el placer con un estado colmado de serenidad, de rebosante bondad, de satisfaccion personal. Pero no es asi. En ocasiones, Mike, el placer tambien es lo contrario, algo como ser reducido a cenizas o que alguien presione sobre tu nuca para experimentar el agudo dolor de una asfixia lenta. Me besaba el pelo para demostrarme que no estaba sola en el mundo. Pero a mi me importaba una mierda estar sola. Nunca he esperado demasiado de la gente. Mi padre tenia siempre la necesidad de manifestar que podia sustituir a mama. Pero nadie puede sustraer el espacio de nadie, ni de nada. El problema era que El, como todas las personas que se han cruzado en mi vida, tampoco sabia manejarse con las palabras, asi que era yo quien debia interpretar cada uno de sus mensajes a traves de un lenguaje no verbal, muy instructivo y pedagogico para lo que El pretendia de mi. Cuando fui creciendo y me crecieron las tetas, continuo besandome el pelo. Y parecia hasta mas impulsivo en aquella accion inspirada en el afecto y en el apego. Aseguraria que parecia mas necesitado de hacerlo, aunque yo no tuviera voluntad de corresponderle con otro arrumaco. Menudo imbecil, pero tengo tanto que agradecerle. Mama no lo decia, pero lo pensaba. Unos ojos vacios sustituyen cualquier frase, cualquier sentencia. Y, aunque, Ella no podia ser tan sutil en el silencio ni en los gestos, era evidente que no estaba comoda. A Ella tengo tambien que agradecer mucho de lo que soy en este momento. Mi madre era una mujer perdida en definitiva, pero, para mi, eso es una virtud. Experta en Literatura del Romanticismo y Modernismo, nunca llego a ejercer como docente. Nunca me quedo claro si llego a acabar la carrera. Lectora voraz. A veces yo la imitaba. Gracias a ella, algunos autores, determinantes para mi conducta, llegaron a mi como si el mismisimo Zeus, disfrazado de repartidor de pizzas, hubiese dejado la puta caja de Pandora en el felpudo de la entrada. No me intranquiliza recordar a aquel matrimonio. Al contrario, una euforia que roza la excitacion me embarga al esbozar sus rostros serios, palidos, enfebrecidos en ocasiones, cuando mi aprendizaje comenzaba en aquellas habitaciones desnudas. Puedo dormir por las noches. Puedo mirar a mi padre y desearle que tenga la muerte mas lenta y dolorosa, como El estara deseando para mi cada minuto que pasa sentado en su camion. A Ella ya no podre mirarla a la cara, Mike. Esta tan muerta como tu. Y hundida en el fondo de estanque. La mato El y, de alguna manera, yo tambien participe en aquel asesinato porque formaba parte de mi instruccion como lo habian sido las palizas que Ella habia recibido, a lo largo de los anos, sin otro fin que el hecho de que yo mirase el declive de unas naturalezas a las que la ilusion, las mentiras y las rutinas nunca pudieron domesticar. Hoy he vuelto a lavarme el pelo. Y el humo, su humo, no ha desaparecido. La ceniza se diluye entre las yemas de mis dedos, tu ceniza, Mike. Y la escasa luz atravesando este espacio blanco, aseptico. Mi celda me recuerda a mi casa. No hay nada colgado de las paredes. Mike, a ti no te gustaba tocarme el pelo. A ti no te gustaba tocarme.

  • El siglo de la revolucion de Josep Fontana Lazaro

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    El periodo que va de 1914 a nuestros dias ha sido un siglo de luchas de liberacion, de un gran enfrentamiento de clases. La revolucion que se inicio en Rusia en 1917 ha marcado el siglo entero. La amenaza de subversion del orden establecido determino la evolucion politica de los demas, empenados en combatirlo y, sobre todo, en impedir que se extendiera por el mundo. La culminacion de esta dinamica se produjo despues de la segunda guerra mundial, cuando, tras la derrota del fascismo, se organizo por una parte la guerra fria, mientras, por otra, los avances sociales del estado de bienestar servian como antidoto para evitar la penetracion de sus ideas en las sociedades del mundo desarrollado. Fue asi como se alcanzo aquella situacion excepcional de los anos que van de 1945 a 1975, cuando en los paises desarrollados se registraron las mayores cotas de igualdad hasta entonces conocidas.

  • El Final de todos los Inviernos de David Arrabal Carrion

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    Araziel escapa del Infierno decidido a recuperar el amor que Dios le arrebato. Para ello no dudara en matar a todo aquel que se cruce en su camino, ya sea humano, angel o demonio. Los que fueron sus hermanos no dudaran en detenerle, mientras que su antiguo enemigo se revela como la piedra angular de su destino. Mientras, Irene, sumida en la indestructible tristeza a la que fue condenada, ignora la batalla que se libra a su alrededor, una lucha que busca liberarla del castigo divino impuesto por amar a alguien prohibido. “El final de todos los inviernos” es una historia de amor y muerte, de fe y tenacidad, de superacion y sacrificio, un canto a la esperanza.

  • Una tentacion para el duque de Lorraine Heath

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    Tres jovenes herederos encerrados por un despiadado tio escaparon en direccion al mar, a las calles o a guerras lejanas, esperando el dia en que pudieran regresar y reclamar sus derechos de herencia.

  • La tentacion del amor de Sophie Rose

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  • Siempre te amare, pequena (Clan Sloan 2) de Jess Gr

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    Dicen que es mejor haber amado y sufrido, que nunca haber amado. Y que donde hubo fuego, siempre quedaran cenizas...
    Valerie no cree en esos "dichos", no cree en el amor, y solo ella conoce los motivos que la han llevado a convertirse en una persona fria y distante.
    Su corazon se ha endurecido creyendose enganada por Sebas, el amor de su vida y mejor amigo de su hermano, aquel por el que suspiraba cuando era nina. Ahora ha vuelto a Nueva York, pero ya no es la misma chica dulce y carinosa de antes de partir.
    Los secretos del pasado, tarde o temprano acabaran saliendo a la luz para ensenarnos que una mala decision, puede cambiar toda nuestra vida.
    ?Lograra Sebas encender el maltrecho corazon de su pequena Valerie?
    ?Resurgira el fuego de entre las cenizas?

  • Escrito en tu destino de Myrian Silva

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    Eva sale del edificio donde reside en Bruselas, Belgica. Apurada, pensativa y con muchas ansias de comenzar el dia. Un mensaje de su tio, que lo vea con urgencia apenas llegue a la Union Europea, donde trabaja desde hace unos meses, se dirija a su oficina. Su trabajo trae aparejado el viajar y conocer importantisimas personalidades de otros paises. Estar disponible en horarios mas alla de las ocho horas diarias, pero la satisface a pleno. Esta vez lo acompanara para recibir unas personas sobresalientes de un pais arabe y su comitiva. El comienzo de una serie de reuniones de negocios, festejos y homenaje hacia la figura del jeque Malik Bin Al Thani y su esposa. Con la mente en las nubes y subida a tacones de diez centimetros, con un vestido azul pegado a sus curvas generosas, dobladillo arriba de sus rodillas no ve a la figura alta que cruza la calle y es sacudida por el. Un cuerpo que se siente de piedra, piensa ella viendo el piso cerca de su rostro, y antes de caer la sostiene entre sus brazos fuertes y musculosos, la envuelve su perfume, a caro jabon masculino y especias. Unos pectorales apretados contra ella, siente sus pezones endurecidos. Sube lentamente su mirada hacia el y ve una sonrisa socarrona en el rostro mas bello y perfecto que sono en su vida. Enmarcado en cabellos negros , lacios que superan la nuca, sabiamente despeinados. Muerta de la verguenza, descubre que una de sus manos sujeta unos mechones de el. Pura seda, se le escapa un grunido de placer al escurrirse las sedosas hebras entre sus dedos. --Shh, disfruta el momento --afirma el. --Bestia, retireme las manos de encima --ordena ella. El despacio, desliza una de sus manos y con suavidad pasa sus dedos por el costado inferior de su seno izquierdo. Produciendo unos estremecimientos en Eva. La recorre una punzada de deseo desde los senos hasta el centro que palpita entre sus piernas. Ella se encuentra sonrojada, excitada y trastornada en medio de la acera y rodeada de peatones apresurados, los cuales no la golpean porque la espalda de el la protege. El le acaricia entre el pulgar y el dedo indice la mandibula, acerca sus labios y los besa suavemente saboreandolos desde la comisura hasta el centro. Se escurre su lengua en la apertura y comienza a conocer todos sus suaves rincones. Tibiamente ella toca con su lengua la de el, se enredan en un baile de deseo, sabores y una llamarada que los enciende. Nunca sintio en un beso tantas emociones. El despega su boca de ella, le coloca entre los dedos una tarjeta de visita y con una suave caricia en su nalga, le dice. --Mi nombre es Amir ?cenamos juntos? ?El tuyo es...? --Eva -- su voz enronquecida por la pasion. Le saca de sus manos el celular y se llama al propio de el. Ella atontada, enojada levanta una mano para pegarle un cachetazo; el la detiene y le besa el dorso de la misma. Se da vuelta y la deja en mitad de la acera. Siente que la azoto un tornado y que este la arrollo a su paso. Emociones intensas la recorren, su piel estremecida por el momento de intensa y explosiva pasion. No logra entender, ella siempre tan fria en su controlada vida, en un minuto se fueron todas sus reglas y directrices en su vida. Oh la la... Vida hay una sola, vivira el momento. Es hora que en su vida estalle la pasion y el romance. Si ella no lo conoce de nada, vaya con el bravucon apasionado. Que se espere sentado que lo acompanara esta noche. Habrase visto semejante burrada. Aunque esos ojos oscuros con larguisimas pestanas que sombrean sus mejillas la han dado vuelta, mas ese hoyuelo conspirador la ha atontado y le ha introducido un sofocon en el cuerpo de padre y senor nuestro. Esto le hace recordar que su vida triste y marchita luego del desplante de su novio Esteban, puede cambiar ahora y quizas ser feliz. Despues de la triste y dura experiencia que vivio con Esteban al descubrir al vil de su novio en la cama con su amiga Nora, en el departamento donde iban a vivir juntos despues de casarse. No quiere que su corazon vuelva a sufrir, por lo tanto se va a asegurar que nadie la vuelva a hacer sentirse una fracasada. Simple, pero de solo recordar se le estremece el vello de sus brazos y su corazon se hace un nudo. La mas tonta de las tontas, fue a acomodar unas cortinas con Maria su madre. Al entrar siente unos ruidos extranos, se acerca al balcon y alli los ve, a pleno sexo, gemidos y jadeos como animales en celo, sobre un sillon de madera de jardin blanco entre mullidos almohadones, a el de espaldas penetrando salvajemente a la mujer enloquecida de pasion, gritando:-- !!Mas, mas...!! Su amiga Nora, con sus redondeces al aire agitandose a la pasion del hombre, poco hombre, de su prometido Esteban. Un grito desgarrador escucha Eva. Es de sus labios que ha escapado. Maldito malnacido, le tira con las cortinas, despertandolo de su enajenacion sexual y su gesto demudado de asombro y de no va mas, si no fuera por el momento tan drastico hasta se reiria en su cara. --Eva, noo... vuelve, no es lo que parece, te amo reinita mia--sale del sillon y desnudo se desliza hasta el pasillo donde encuentra a Maria, la madre de Eva.-- Escuchame, no te vayas ahora. Por favor, nena--suspira el desalentado. Mientras, Nora se tapa con un cojin sus partes pudendas, que le ha arrojado Eva al aire, y se hace un post-it contra la pared. --!Maldita desagradecida! !Reventada y arrastrada prostituta!-- le grita Eva. Sobran hombres en esta ciudad que tuviste que entrometerte con mi prometido. --Evi... Nooo... Disculpa, eh...--tartamudea Nora. --Vete maldita, fuera de mi vista--le tira la ropa que encontro en el suelo del pasillo. Los ojos de Eva se salen de las orbitas ante tamano desman de su prima. Pensar que se han criado juntas, como hermanas, estudios y miles de salidas. No puede creer su traicion. Duele dentro de su corazon, este se hace anicos, se rompe ante tanta maldad. Ella y el juntos, jamas lo hubiera pensado. Siente que esto la sobrepasa y se da vuelta para alejarse de ese lugar, que hace pocas horas era su futura casa. El proyecto de hogar junto a Esteban. Sus suenos rotos. El desprecio en la cara de Maria dice todo lo que siente. Se acerca a el y con su mano derecha le ata un sonoro cachetazo al bonito y embaucador prometido de su nina. Abraza a una Eva torturada por el llanto desgarrador de ver tan deleznable acto. Su Esteban tiene los pies de barro. Ha cometido la peor de las fechorias. ?Por que? Ella no recuerda que sucedio despues, lo unico que sabe es que su padre Marcel la envuelve en sus brazos y la lleva con el a un sillon y la reconforta hasta que el tiempo silencia sus lagrimas. Llego el sabado, fecha de su casamiento, se devolvieron los regalos y se aviso por redes sociales que no habia casorio en Buenos Aires. La prometida abandonada, tirada sobre su cama de soltera, con su pijama de duendecitos azules, seca lagrimas churreteadas con rimel de sus mejillas blancas y opacas. Hoy hubiera sido el gran dia. Maldito bastardo, jamas volvera a creer en los hombres. Su amiga Amalia, es su fiel companera. La despierta en las mananas, le corre las cortinas, la impulsa a vestirse y salen juntas a desayunar. La tiene al tanto de las noticias de las familias amigas. Es una rubia, bajita de hermosas curvas, con un sentido del humor mordaz y sarcastico. Es una medica que atiende a sus pacientes con una sonrisa que le sale del alma. Esta haciendo residencia de pediatria. Sus peques la adoran, ella es la luz entre ellos y el dolor. Un dia, Eva le pregunta: --?Que sabes de Esteban? --Esta de viaje, en el Caribe--le responde Amalia. --?Solo? --!No! Con otra mujerzuela--sisea su prima. Llegan unos amigos, charlan entre todos. Amalia mira a Eva y la encuentra mas tranquila y que poco a poco vuelve a disfrutar de la vida. Asi pasan los dias, recibe un llamado de su tio, Jorge Alcenada Larion. Este le hace una propuesta de trabajo en Bruselas. Es un excelente avance en su carrera trabajar como traductora para la Union Europea, bajo las ordenes de su tio, con un excelente sueldo y podra escalar posiciones que le permitiran concretar su futuro. Su tio Jorge ha sido un ejemplo, modelo a seguir. Con una carrera de diplomatico envidiable, solida y sobria, cabal, honesto y marido ejemplar. Siempre ha estado en contacto con ella en vacaciones, ademas viajo con ellos a Roma, Italia, hace dos anos atras. La paso genial, se hizo de amigos y conocio lugares idilicos. Su tia Irene siempre la ha apoyado y la ha conducido por el mundillo de la moda. La introdujo en su peor y divina perdicion, los zapatos. Ella piensa en que se sentira comoda, cerca de sus tios, pero quiere vivir independiente de ellos. Afianzara su carrera, ya que habla cinco idiomas aparte del espanol: ingles, frances, aleman, holandes y arabe. Hace un ano que salio de la facultad y ha trabajado como interprete en varias comisiones, pero sin un trabajo efectivo. Argentina, ano dos mil dieciseis, crisis tras crisis no abunda el trabajo, y esta es una oportunidad de oro. Acepta la propuesta y en quince dias arribara a Bruselas Tanto su madre como su padre la apoyan en esta nueva propuesta, sentiran que su nina mimada se encuentre lejos, pero saben que ella necesita cambar de aires. La miran y ven que sus ojos marrones se ven mas luminosos, la tristeza comienza a irse. Ese es un gran paso. Eva es una mujer luchadora y desenvuelta, que ha recibido un doloroso reves en su vida amorosa, pero la vida sigue y el tiempo todo lo cura. Su madre le ayuda a empacar y en unos pocos dias arman todo el periplo de viaje y llega el dia de las despedidas. La acompanan al aeropuerto de Ezeiza, el dia es soleado, pero muy frio. Mayo gelido. Sus rayos le entibian el corazon marchito. Deja tras de si a unos padres amorosos y un grupo de amigas incondicional, que la han apoyado en tan mal trance. Amalia ira pronto a visitarla. Ella necesita respirar aires nuevos, nada mejor que una nueva expectativa de vida. Algunos llantos, todas las recomendaciones de una madre atribulada, pero feliz de ver a su hija a por un camino nuevo pleno de exitos profesionales y quizas, ?un nuevo amor? Abraza a sus padres, pasa por el control, y sube al avion que la conducira a su nuevo destino. Bruselas, alla vamos.

  • Sylvia de Leonard Michaels

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    En Sylvia no hay suspenso. Apenas empieza el relato, como en las tragedias griegas, la suerte esta echada, y esta echada aun antes de que se arrojen los dados. Prerrogativas de la ficcion autobiografica: Sylvia es la version estilizada del primer, catastrofico matrimonio de su autor, Leonard Michaels; el hombre que hacia fines de los anos ochenta se decide por fin a escribirla, casi treinta anos mas viejo que el que la vivio, escritor mas que reconocido, sabe demasiado bien que el menu con que termina su relato no incluye perdices sino cuarenta y siete pastillas de Seconal. La forma tragica, sin embargo, es una decision literaria, no un dictado de las circunstancias. El relato de Michaels no descubre, no devela nada que no este cifrado ya en la sorda combustion de sus primeras paginas, cuando el narrador, convencido de acudir a una cita inofensiva con una amiga de la universidad, tropieza de golpe con el plus de esa morocha desconocida que acaba de salir de la ducha, o en la eficacia sinoptica de una sola escena, un solo gesto, un solo objeto: el traje de bano del novio italiano de Sylvia, que esta deja colgando del picaporte del lado de afuera de la puerta mientras espera en el sillon, desnuda, que su nueva presa --el incauto narrador-- caiga en la trampa. Apenas los dejan solos, antes incluso de intercambiar las primeras palabras, el narrador dice sentir que son <>. Como pasa con los grandes relatos, lo que importa no es la carniceria sino la morbidez de la carne, el filo, el brillo y la elegancia de los cuchillos y, sobre todo, los matices infinitos que el rojo sangre es capaz de cobrar cuando los ilumina un ojo fotosensible. Todo esta escrito desde el comienzo, en Sylvia, de modo que todo puede suceder rapido, muy rapido, como solian suceder las cosas en los buenos viejos tiempos, y sobre todo en la Nueva York que describe Michaels, tan autobiografica como los hitos cada vez mas atroces de su via crucis sentimental: una ciudad que es pura simultaneidad, suerte de orgia de radicalidad donde el vociferante Lenny Bruce coexiste con las espaldas de Miles Davis, el saxo de Ornette Coleman musicaliza la predica de Malcolm X y el protoescritor que despierta entre cucarachas y ratas --zoo de cristal de los departamentostugurio donde palpita la bohemia neoyorquina-- se pasea una hora mas tarde en un Porsche descapotable con Jack Kerouac en el asiento delantero, declamando a voz en cuello las insidias que los criticos escriben sobre el. Para el narrador y Sylvia --flapper anacronica, cuyo flequillo Michaels trasplanta, ayudado por el psicoanalisis, de los roaring twenties a los golden sixties-- se trata ante todo de avanzar a toda velocidad, quemar etapas. Recien se conocen y ya se han mudado juntos de ciudad, ya se descubren durmiendo bajo el mismo techo. No es de extranar, pues, que ese primer hogar les dure lo que les llevo elegirlo: una noche, tiempo suficiente para que quien les alquila la pieza sufra en carne propia los efectos del soundtrack pasional (fornicar + pelear), aun indecorosos, al parecer, para los estandares mas bien laxos de los anos sesenta. Pero la calle en la que los amantes se sorprenden al otro dia no es un accidente sino una necesidad, la ley fatal de una relacion que ya al mes de nacer se piensa como <>: la intemperie es el espacio propio del calvario amoroso, no importa si adquiere la forma visible de un dos ambientes en Greenwich Village, un estudio en el SoHo o un piso en Columbia, tres de los puntos cardinales entre los que Michaels hace rebotar sin piedad a sus dos heroes sangrantes. Claro que no sangran por la misma herida. Sabemos que Sylvia Bloch tiene diecinueve anos, que es judia y huerfana y no <>, que nunca tuvo (ni tendra) un orgasmo, que cursa la carrera de Clasicas solo porque el narrador se lo sugiere, que tiene el primer y ultimo gesto de amor banal con el narrador --una vianda para el tren acompanada de una esquela con las palabras <>-- cuando acaba de separarse de el, que le gusta tirar y romper cosas, simular, sufrir y hacer sufrir, desproporcionar, amenazar con suicidarse, suicidarse por fin. Pero ?esta loca Sylvia? El lector precavido se lo pregunta bastante antes que el narrador, y con identica precocidad comprende tambien hasta que punto la pregunta es irrelevante, burguesa, incluso vulgar --tanto como los tapizados tajeados o los cachivaches rotos con que los filisteos confundian las obras maestras de la vanguardia-- aplicada a este frenesi que atraviesa en llamas una epoca que elogia la locura, donde la deformidad no es un accidente indeseado sino un valor (Diane Arbus es uno de los cameos conspicuos del libro de Michaels) y la inestabilidad menos una contrariedad a evitar que una experiencia imperdible, la unica verdaderamente digna de ser experimentada. Sin embargo, fieles a un identikit de mujer-bruja que vetea de un machismo aterrado pero reverencial un buen pano de la mejor literatura contemporanea --del despiadado Philip Roth de The Facts, donde Roth rememora su borrascosa relacion con Margaret Martinson, al paternalismo enternecido del Cortazar de Rayuela, con la Maga como musa loca e inocente --, los descalabros de Sylvia son tan culpables del veredicto psicopatologico con que el lector masculino se apura por neutralizarlos como de su propia envergadura de personaje: bigger than life, hilarante y feroz, extraordinario, o en todo caso extraordinariamente mas comprador --no importa lo mucho, lo en vano que intentemos ahora devolver eso que hemos comprado-- que la sensatez apatica y desconcertada del narrador, judio tambien pero de la rama victima, siempre sorprendido y perplejo y un poco farsante, siempre apagando incendios ajenos, siempre tironeado entre las bolsas de kreplaj y knishes con que lo carga su madre y los SOS colericos, los reclamos, los ultimatums de Sylvia. Cherchez la femme, sin duda. Pero ?para que buscarla si es ella --mujer medusa, monstruo inconformable, motor insomne-- la que esta todo el tiempo en camara, presente como una pesadilla, aun cuando el rostro palido que se desvive por ocupar el cuadro sea el del narrador? Y sin embargo hay que buscarla. Ademas de ser un retrato genial de psycho fatale y una de las memoirs de infierno sentimental mas espeluznantes que haya dado el fin de siglo pasado, Sylvia es tambien una fabula de iniciacion, la cronica de las primeras escaramuzas de un aprendiz de escritor que, para decirlo suavemente, no da pie con bola. Es un plano del libro que se suele pasar por alto, a tal punto tienden a eclipsarlo el magnetismo bestial de la mujer poseida y la logica autodestructiva, a la vez redundante y erratica, disparatada y monotona, de una gran pasion con destino de escombro. En rigor, la guerra amorosa va en Sylvia de la mano de la literaria. Amar y escribir: ese es el plan inicial del narrador, que el narrador mismo -- perfectamente al tanto, sin embargo, del final de catastrofe que lo espera-- evoca al principio fingiendo algo del entusiasmo, la fe, la virginidad originales con que lo acometio. Por candido que sea, el programa llama la atencion por lo persistente. A lo largo del libro, el narrador ama tanto como escribe --lo que, dada la clave catastrofe del relato, quiere decir mas bien que tropieza, pierde pie, se enfanga y naufraga tanto en el amor como en la escritura. Y aunque las batallas del primero lucen bastante mas espectaculares que las de la segunda, es dificil no ver hasta que punto estan conectadas, en que medida la intensidad critica del frente amoroso --frenesi, crispacion, imprevisibilidad-- no es la contracara de los traspies opacos del literario sino mas bien su combustible, su materia prima, incluso su condicion de posibilidad. ?Era asi como habia que amar para poder escribir, al uso psicopatico, vampirizandose hasta la demencia, en los <> anos sesenta? La leccion de Sylvia toca la relacion radioactiva entre vivir y escribir, pero la cosa no es tan simple. <>: si hay algo del paradigma sesentista a lo que Leonard Michaels sigue fiel en los noventa es esa compulsion a eludir lo directo, cierto goce del sentido obtuso que permitia que pelear fuera la metafora de follar (y viceversa) y, para un aprendiz de escritor, quiza, que escribir fuera la metafora de amar (y viceversa). <>, rememora el narrador, <>. En ese sentido, lo que el narrador le debe a Sylvia es mucho, muchisimo mas que cuatro anos de oscura, malsana, procelosa vida sentimental. Le debe en rigor su maquina de escribir: sin duda el artefacto mismo, la Olivetti Lettera 22 que Sylvia le regala (y luego, en uno de sus raptos de furor, le arroja a la cara y estrella contra la pared sin estropearla, al punto tal que es la misma que Michaels dice estar usando en los noventa), pero, de un modo mas fundamental, el programa literario que vertebra sus primeros pasos en la escritura.

  • La locura de saltar contigo de Silvia Sancho

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    Una boda.
    Un monton de chupitos.
    Un Porsche aparcado en una calle oscura.
    El mejor amigo del novio.
    El hombre con el que no debia acostarme.
    El que iba impecablemente vestido con un traje gris y una camisa blanca almidonada.
    El dueno de unos ojos verdes que hablaban mas que su irresistible boca.
    El socio mas joven de su despacho de abogados.
    El mejor hombre con el que he estado en la cama.
    Una locura.
    Las huellas de mis unas en el salpicadero de su coche como prueba.
    Un problema de los grandes.
    El era inalcanzable.
    Yo estaba rota.

  • Una relacion inapropiada de Hilda Rojas Correa

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    Lady Olivia ha pasado los ultimos tres anos enclaustrada en un bosque, al norte de Inglaterra. Sin embargo, no lo lamenta,
    esta conforme con su existencia llena de esfuerzo y estrecheces, muy lejos de Londres y de las estrictas normas que rigen a
    la alta sociedad. Esas mismas normas provocaron que su familia la repudiara, y apenas le permitieron quedarse con lo mas
    preciado de su vida, su hijo.
    Andrew Witney, antes de ser el vizconde Rothbury, era veterano de las guerras napoleonicas y tenia la vida de un hombre comun. Nada hacia presagiar que obtendria su titulo gracias a una tragedia familiar, y junto con ello, hacerse cargo de un
    sinfin de responsabilidades propias de su posicion, para las cuales nunca estuvo preparado, entre ellas, engendrar un heredero.
    Eso es lo mas complicado, no porque no quiera, sino porque nadie es capaz de mirarle a la cara sin hacer una mueca de
    repulsion. Su fealdad y cojera le dan el triste apodo de <>.
    En las aguas heladas de un lago comienza la verdadera historia. Un encuentro fortuito desencadenara la union de sus vidas de manera dulce y natural. Pero para el resto de la sociedad, ese amor que nace entre ellos solo podra ser catalogado de una
    manera: como una total y absoluta relacion inapropiada.

  • El espiritu aspero de Gonzalo Hidalgo Bayal

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    El dia en que se celebra el banquete de jubilacion de don Gumersindo, llegan a Murania viejos alumnos, se preparan discursos y las autoridades locales deciden dedicarle un libro homenaje. Durante su elaboracion, el narrador, companero de instituto, descubre que el profesor de latin, excentrico y erudito, caustico y sin embargo paladin de la cultura clasica y del trato benevolo con los alumnos, ha dejado escritos 237 folios autobiograficos. El espiritu aspero quiere ser la memoria de ese singularisimo personaje, y de todas sus circunstancias.

  • Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma facil y saludable de L. Jimenez

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    Este no es un libro de dietas. Es un libro de divulgacion sobre obesidad y nutricion que le ayudara a adelgazar y a ser su propio nutricionista. No encontrara obviedades y consejos inutiles como “para adelgazar lo que hay que hacer es comer menos y hacer mas ejercicio”, conocera los ultimos descubrimientos e investigaciones cientificas que le daran las claves para combatir el sobrepeso y cuidar su salud.

  • Nunca juegues con fuego(Insaciable 1) de Isabella Marin

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    Una chica rota. Una sencilla norma: prohibido amar. Un hermoso desconocido empenado en cambiarlo todo.

    Robert Black : Abogado. Playboy. Acostumbrado a ganar siempre, por la sencilla razon de que se le da muy mal perder. Un hombre intimidante, aunque no lo bastante como para cohibirla a ella.

  • CALLGIRL Escort 1 de Susantha Lust

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    A veces las cosas pasan simplemente porque tienen que pasar…Soy Catherine Wayne, y a mis recien cumplidos veinte anos, decidi abandonar el pequeno pueblo en el que naci y me crie para escapar de una vida que odiaba, de un pueblo asfixiante y de una madre yonqui, alcoholica y prostituta que me llevaba a vivir situaciones limite. Pero en mi huida no solo deje atras una vida de maltrato y vejaciones, sino a mi propia hermana Alice. Odio a mi madre y todo lo que representa. Odio ese pueblucho. Los odio a todos ellos.Fue la imperiosa necesidad de buscar un futuro, lo que me llevo hasta Nueva York. Alli, sola, destrozada fisica y psicologicamente, me encontre con unos pocos pavos en la cartera, un futuro incierto y el temor de verme devorada por las falacias de mis propios suenos. Pero el antojadizo destino hizo que Alina -una prostituta rusa-, se cruzase en mi camino salvandome asi de mi misma. De su mano, me adentre en el sordido mundo de la prostitucion, y con ello, rehuse al Amor. Pero claro, soy mortal, y como tal, puedo cometer errores. Y los cometi.

  • Un mojito, por favor de Ariadna Baker

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    El sol abrasaba no solo la piel, sino las entranas mientras Camila, bolsa en mano cargada de ropa y esperanza, caminaba a paso ligero por las calles adoquinadas de La Habana para entrar en su casa y darse una buena ducha. Tenia unas ganas inmensurables de abrazar a su hijo Fidel, las mismas que tenia de echar una cabezadita antes de volver al mundo real, al mundo de ama de casa que se sacaba unos cuartos cosiendo para la calle. La cosa estaba dificil alla y todos se las tenian que ingeniar para llevar un plato caliente a la mesa. Suerte que Fidel habia encontrado trabajo como camarero en un bar para hispanos y gringos. Sin duda, el era el sustento de la casa. Si no fuera por su Fidel...decia siempre. Entro por la puerta y dejo el saco de ropa, al que llamaba bolsa, en uno de los laterales del recibidor, no tenia animo para ponerse ahora a lavar, ordenar y planchar. Se descalzo en la entrada para no ensuciar el piso y se fue directa a la cama. El viaje a las afueras de La Habana para estar con su familia habia sido muy enriquecedor, pero agotador a la vez y era hora de descansar, asi que se fue a la cama y se desplomo como si llevara siglos sin poder tumbarse para relajar sus atormentados huesos. Se desperto dos horas despues. El calor era insoportable y fue a darse una buena ducha fria, pero no era suficiente, y sentandose en la mesa del sofa, encendio el ventilador. Era un soplo de aire fresco revitalizador. No sabia donde estaba Fidel, lo habia buscado al llegar en cada una de las estancias de la casa. Estaria por ahi disfrutando de su juventud con sus amigos o eso imaginaba. La verdad es que no habian tenido una vida facil y el no habia tenido una infancia del todo feliz, su padre habia muerto en un accidente de trafico y los habia dejado solos. Ellos estaban orgullosos de que hubiera luchado por la familia, por el pais, por la sangre, pero les habia dejado un gran vacio irreparable y aquello los carcomia por dentro. Dejo de entablar conversaciones con su propio subconsciente y se levanto para coger un vaso de agua y volvio a sentarse en la mesa. Alli habia una especie de television pequena que Camila no habia visto nunca. Se imagino que era de su hijo, pero la curiosidad mato al gato y la cogio entre sus dedos para examinar ese cachivache que no habia visto en su vida. Al cogerlo, apreto un boton y la pantalla se encendio como si de luces de neon se tratara. Alli habia escrito lo que parecia un libro dentro de la pantalla. ?Acaso aquello era posible? Camila jamas habia visto una Tablet y mucho menos un libro digital, asi que para Camila casi parecia brujeria. Empezo leyendo las primeras lineas y se quedo asombrada. Era la historia de unas amigas que viajaban a cuba para encontrarse con otras. Al principio Camila no entendia bien que estaba sucediendo, pero aquello la enganchaba mas y mas y no podia dejar de leer. Aquellas chicas iban a Cuba, !a Cuba! Su tierra, su mundo, su vida. Eso la animaba mas y mas. No entendia bien por que se hacian llamar la tribu, ?eran de alguna tribu indigena? Deberia preguntarselo a Fidel cuando volviera a casa. Siguio leyendo y descubrio que habia amigas en ese grupo que vivian en Cuba. Quiza las conocia y podia tomar un cafe con ellas para que le contaran si aquello era real o solamente una invencion. La verdad es que, aunque alli vivia mucha gente, todos se conocian y preguntando se llegaba a todos lados. Tomo un trago de agua y prosiguio su lectura animada, hasta se le habia pasado el sueno y tenia los ojos como platos dispuesta a leer mil y una historias de su Cuba natal. Rio cuando leyo como las chicas se morian de calor al llegar a Cuba, ella llevaba alli desde que nacio, hacia ya mas de sesenta anos y todavia no se habia acostumbrado a ese clima tan caracteristico, pero sabia que ya no podria vivir de otro modo, se habia acostumbrado a ello. Las siguientes lineas hablaban en unos terminos un tanto ardientes de los mulatos de la zona. Todas los amaban, en especial una de ellas, que los veia y se los queria comer a todos, como si fueran helados de chocolate con los que derretirse despues de darles unos cuantos lametones. Camila reia como una loca ante las ocurrencias que iba leyendo, incluso cuando aparecio un chico, que tenia la sensacion de que era de muy bien ver. La verdad es que no le hubiese importado para nada tener cuarenta anos menos y darle un buen repasito. Ya era mayor para enganarse a si misma, pero sonar era gratis. Dylan se hacia llamar en aquellos escritos que con tanta atencion leia. Le gustaron las promesas que hacian entre ellos y entre ellas y le encantaba que admiraran su lugar de origen catalogandolo como un lugar magico al que sin duda volver algun dia. Y entonces se quedo helada ante lo que vieron sus ojos. Alli, en aquel inicio de pagina se encontraba un nombre muy conocido para ella, y rogo al Dios suprema que fuera el y no otro, su querido hijo Fidel. El y una tal Ariadna coqueteaban sin cesar, y aunque ella se hacia la dificil, provocandolo a cada momento, en el fondo le gustaba, mas de lo que queria confesar. Si es que su hijo era muy bello, tanto por fuera como por dentro. Camila no sabia si realmente era su hijo, aunque queria pensar que asi era, sobre todo porque la historia se tornaria mucho mas interesante y la veria con otros ojos, o mas bien la leeria desde otra perspectiva. La chica, que supuestamente bebia los vientos por su hijo, se bebia hasta los charcos de los suelos, algo que Camila no aprobaba, pero se propuso que, si en verdad existia y podia encontrarla, corregiria esos malos habitos para que fuera una muchacha de buenos habitos y porvenir.

  • Paradiso Blu: El misterio de Caramelle Dolci de Andrea Leal

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    Paradiso Blu: El misterio de Caramelle Dolci. Parte II.

  • Locura imperial de Laura Martinez-belli

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    A mediados del siglo XIX, Carlota, esposa de Maximiliano, archiduque de Austria, era una de las estrellas mas rutilantes de la realeza europea. Emparentada en primer grado con las dinastias reinantes (hija del rey de los belgas, prima de la reina Victoria, cunada del emperador Francisco Jose de Austria), la joven princesa, tan ambiciosa como enamorada de su esposo, no se conformaba con un destino de segundona.

  • El mundo de Faith de Jodi Picoult

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    Por segunda vez en su matrimonio, Mariah White encuentra a su marido en la cama con otra mujer, y Faith, su hija de siete anos, presencia el incidente. Despues del repentino divorcio, Faith empieza a confiarse a una amiga imaginaria. Al principio, Mariah no hace demasiado caso, pero cuando Faith empieza a recitar pasajes de la Biblia, a desarrollar estigmas y a curar milagrosamente, Mariah se pregunta si su hija esta realmente viendo a Dios.

  • La muerte de Cristine de Sharlin Jimenez

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    Cristine Wilson era una chica alegre, no era muy social y se pasaba su vida en los libros; ajena al mundo real. Su vida cambio a los quince anos cuando sufrio de una violacion bastante precipitada y luego fue degollada.
    Cristine Zamora viene junto a su familia y su novio a vivir a la antigua hacienda de su tia y su madre.
    Ella encontrara varios acontecimientos extranos en dicho lugar y sera testigo de cosas que cambiaran el mundo que conoce. Pero tiene a alguien que jamas le fallara: su novio. ?Acaso Cristine oculta mas de lo que aparenta? ?El amor podra ganarle a la maldad?
    Recuerda: todos tenemos un villano en nuestras vidas.

  • Alegria de Manuel Vilas

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    Desde el corazon de su memoria, un hombre que arrastra tantos anos de pasado como ilusiones de futuro, ilumina, a traves de sus recuerdos, su historia, la de su generacion y la de un pais. Una historia que a veces duele, pero que siempre acompana.

  • Cita con Rama de Arthur C. Clarke

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    La llegada al Sistema Solar, hacia el ano 2130, del monstruoso Rama, esa masa de cuarenta kilometros de longitud, plantea a los cientificos de la Tierra una serie de enigmas a estudiar y resolver. ?Se trata de un astro con luz propia?

  • Nunca te olvide de Mar Fernandez Martinez

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    Linette Montgomery descansaba despues del almuerzo comodamente sentada en el columpio del porche. Observaba con deleite a su familia, la unica que le quedaba tras la muerte de su marido. Durante los treinta anos que estuvieron casados fueron una pareja feliz como ninguna, pero una mala enfermedad se lo llevo de su lado. Ahora solo le quedaba su hijo, Jacob, que cada domingo como un reloj, la visitaba para comer en familia. Para su desgracia su Jacob se habia casado con la mas insufrible de las mujeres de la zona. Ambas eran muy distintas, ya que Mery era recta en sus costumbres, seca y poco considerada. Para colmo era una de las mayores cotillas del pueblo, como habia sido su difunta madre. A pesar de todo, Linette nunca dijo nada a su hijo porque el era libre de enamorarse de quien le placiera. Pero sus nietos eran algo bien diferente, ya que, gracias al cielo, no se parecian demasiado a su madre. En ese momento se sento a su lado la mas pequena de los tres, su dulce Jane, de diez anos y cuyos ojos azules iluminaban su cara al sonreir contagiando su alegria e inocencia. --Jane, ?te gusto la tarta de chocolate que te prepare? --Si, gracias abuelita Linette, sabes que me encanta. --?Donde esta tu hermano Derek? --Creo que esta en el viejo establo. --!Ese demonio de chico! Le he dicho mil veces que no vaya alli, esta a punto de derrumbarse... --Le gusta ir con su amigo Daniel Sullivan. --Supongo que es normal que los muchachos quieran tener su propio espacio, pero no deja de ser peligroso que anden por ahi. Hablare con el. --No te enfades abuela. Es normal --hizo un gesto con su pequena mano como si fuera mayor. Su abuela sonrio. --?Por que? --Seguro que hablan de cosas de chicos --le explico Jane muy seria --. Cuando mama esta hablando con la de Tory, que es mi mejor amiga, nos dicen que nos vayamos a jugar porque estan hablando de cosas de chicas. --Lo que hacen es chismorrear --dijo Linette entre dientes para que la pequena no la escuchara. --?Es malo hablar de cosas de chicas? --pregunto sin comprender el ceno fruncido de Linette. --No mi cielo --contesto plantando un beso en la coronilla de la pequena mientras la abrazaba con carino--. No me hagas caso Jane. La abuela, que ya esta mayor. --!Mira abuela! --exclamo senalando con un dedo el camino--. Viene la senora Rider. --su abuela la vio a lo lejos y se levanto. --Carino, sera mejor que vayas a jugar con tu hermana, tengo que hablar con Rose. Cuando se encontro con la mujer en el umbral del porche le dio un emotivo abrazo. Linette la apreciaba mucho, era la hija de su mejor amiga Greta que habia fallecido un par de anos antes. Rose la preocupaba mucho ultimamente. Era evidente que ese cerdo de Lee Rider le hacia la vida insoportable. Se caso demasiado joven con ese bueno para nada, cuando se quedo embarazada, y de eso hacia ya dieciseis anos. Al observar su rostro se percato de que tenia el ojo morado y algun que otro aranazo en su suave piel. Aquel hijo de mala madre la habia vuelto a pegar ?Por que no le denunciaba de una vez por todas??Por que no se divorciaba? Suspiro levemente ya que conocia la respuesta aun sin preguntar. Le amaba y nada podria hacerla cambiar de opinion a pesar de hacerse dano a si misma y a sus hijos. No era consciente de su error. --Sera mejor que entremos para hablar. --No, Linette, gracias. Tienes visita y no quiero molestar. --No te preocupes. --La puerta ya estaba abierta y la insto a entrar al salon. --Linette, de verdad que no quiero molestar. --Miro por la ventana deseando no encontrarse con nadie. --Jacob esta echandose una siesta y mi nuera esta leyendo en el jardin de la parte trasera. ?Que pasa? --Yo... --balbuceo algo avergonzada--. Solo venia a agradecerte que me encontraras el empleo en el restaurante de Ben. Pero creo que sera mejor que lo deje. --?Por que? --pregunto la anciana conociendo ya la respuesta de antemano. Lo veia en ese ojo morado. --Tengo que cuidar de los ninos. Ademas... --dudo antes de confesar--. Estoy embarazada, debo tener cuidado. --Rose, !Dios santo! --exclamo alarmada. Era el colmo, ese cabeza hueca la habia vuelto a liar como si la pobre Rose no tuviera ya bastante . Asi nunca lograria huir de aquel hombre. La tristeza en su rostro la desarmo--. No pasa nada cielo. Sabes que puedes contar conmigo, ?verdad? --Gracias. Si no fuera por tu apoyo estaria completamente sola. Desde que murio mi madre solo te tengo a ti. --su voz sonaba entrecortada y no pudo evitar abrazarse a la anciana en busca de consuelo. Cuando se separaron, Linette se acerco hasta el perchero en el que estaba colgado su bolso y saco su cartera. --Toma --dijo mientras ponia unos billetes en la palma de su mano. Rose fue a rehusar el gesto, pero Linette no se lo permitio--. No lo rechaces, mi nina. Sabes que eres como una hija para mi y puedes contar conmigo siempre. Esos ninos necesitan comer. --Linette. Mi vida se me esta yendo de las manos y no se que hacer. A mi Jack no se que le pasa ultimamente, pero no hace otra cosa que meterse en lios. Sus estudios cada vez van peor y lo ultimo fue... --Que ha discutido con su padre por ti. --Si. Fue cuando Lee y yo discutiamos por lo del trabajo, Jack se quiso meter en medio y le levanto la mano a mi pequeno... --Y tu se lo impediste. --?Que puedo hacer? --pregunto herida. --Lo coherente seria que te separaras de ese tipo. Rose fue a protestar, pero Linette la acallo con un gesto--. Ya se que no lo vas a hacer. Habla con el chico y dile que si quiere ser un hombre de verdad no cometa los mismos errores que su padre. Creo que es listo y lo entendera a la primera. --Espero que tengas razon. --Es un buen muchacho. Me recuerda mucho a tu padre y no a ese mulo que tienes por marido. --No seas mala. --Miro su reloj de pulsera con nerviosismo--. Ahora tengo que irme. Gracias por todo, no sabes como necesitaba hablar contigo. --Siempre que lo necesites puedes venir. Esta es tu casa si quieres. --Gracias. --Cuidate, por favor.

  • El laberinto junto al mar de Zbigniew Herbert

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    “El laberinto junto al mar” podria llevar el subtitulo “Apuntes de un viaje por Grecia”, tal y como aparece en el manuscrito que Zbigniew Herbert entrego a su editor polaco, o quien sabe si el mas aclaratorio “En la patria de los mitos”, que fue usado como titulo para una edicion alemana, previa y distinta a la que hoy presentamos en lengua castellana. Integran este libro siete ensayos luminosos, reunidos en 1973 por el poeta, que recogen su fascinacion por una Grecia cuna de la civilizacion europea.

  • La mirada del puma de Gloria V. Casanas

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  • El camino de Miguel Delibes

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    LAS cosas podian haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron asi. Daniel, el Mochuelo, desde el fondo de sus once anos, lamentaba el curso de los acontecimientos, aunque lo acatara como una realidad inevitable y fatal. Despues de todo, que su padre aspirara a hacer de el algo mas que un quesero era un hecho que honraba a su padre. Pero por lo que a el afectaba... Su padre entendia que esto era progresar; Daniel, el Mochuelo, no lo sabia exactamente. El que el estudiase el Bachillerato en la ciudad podia ser, a la larga, efectivamente, un progreso. Ramon, el hijo del boticario, estudiaba ya para abogado en la ciudad, y cuando les visitaba, durante las vacaciones, venia empingorotado como un pavo real y les miraba a todos por encima del hombro; incluso al salir de misa los domingos y fiestas de guardar, se permitia corregir las palabras que don Jose, el cura, que era un gran santo, pronunciara desde el pulpito. Si esto era progresar, el marcharse a la ciudad a iniciar el Bachillerato, constituia, sin duda, la base de este progreso. Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullian muchas dudas en la cabeza a este respecto. El creia saber cuanto puede saber un hombre. Leia de corrido, escribia para entenderse y conocia y sabia aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas cosas mas cabian en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, segun decian, de siete anos y, despues, los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos anos, por lo menos. ?Podria existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce anos de esfuerzo, tres mas de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo --pensaba el Mochuelo-- y, a fin de cuentas, habra quien, al cabo de catorce anos de estudio, no acierte a distinguir un rendajo de un jilguero o una boniga de un cagajon. La vida era asi de rara, absurda y caprichosa. El caso era trabajar y afanarse en las cosas inutiles o poco practicas. Daniel, el Mochuelo, se revolvio en el lecho y los muelles de su camastro de hierro chirriaron desagradablemente. Que el recordase, era esta la primera vez que no se dormia tan pronto caia en la cama. Pero esta noche tenia muchas cosas en que pensar. Manana, tal vez, no fuese ya tiempo. Por la manana, a las nueve en punto, tomaria el rapido ascendente y se despediria del pueblo hasta las Navidades. Tres meses encerrado en un colegio. A Daniel, el Mochuelo, le parecio que le faltaba aire y respiro con ansia dos o tres veces. Presintio la escena de la partida y penso que no sabria contener las lagrimas, por mas que su amigo Roque, el Monigo, le dijese que un hombre bien hombre no debe llorar aunque se le muera el padre. Y el Monigo tampoco era cualquier cosa, aunque contase dos anos mas que el y aun no hubiera empezado el Bachillerato. Ni lo empezaria nunca, tampoco. Paco, el herrero, no aspiraba a que su hijo progresase; se conformaba con que fuera herrero como el y tuviese suficiente habilidad para someter el hierro a su capricho. !Ese si que era un oficio bonito! Y para ser herrero no hacia falta estudiar catorce anos, ni trece, ni doce, ni diez, ni nueve, ni ninguno. Y se podia ser un hombre membrudo y gigantesco, como lo era el padre del Monigo. Daniel, el Mochuelo, no se cansaba nunca de ver a Paco, el herrero, dominando el hierro en la fragua. Le embelesaban aquellos antebrazos gruesos como troncos de arboles, cubiertos de un vello espeso y rojizo, erizados de musculos y de nervios. Seguramente Paco, el herrero, levantaria la comoda de su habitacion con uno solo de sus imponentes brazos y sin resentirse. Y de su torax, ?que? Con frecuencia el herrero trabajaba en camiseta y su pecho herculeo subia y bajaba, al respirar, como si fuera el de un elefante herido. Esto era un hombre. Y no Ramon, el hijo del boticario, emperejilado y tieso y palido como una muchacha morbida y presumida. Si esto era progreso, el, decididamente, no queria progresar. Por su parte, se conformaba con tener una pareja de vacas, una pequena queseria y el insignificante huerto de la trasera de su casa. No pedia mas. Los dias laborables fabricaria quesos, como su padre, y los domingos se entretendria con la escopeta, o se iria al rio a pescar truchas o a echar una partida al corro de bolos. La idea de la marcha desazonaba a Daniel, el Mochuelo. Por la grieta del suelo se filtraba la luz de la planta baja y el haz luminoso se posaba en el techo con una fijeza obsesiva. Habrian de pasar tres meses sin ver aquel hilo fosforescente y sin oir los movimientos quedos de su madre en las faenas domesticas; o los grunidos asperos y secos de su padre, siempre malhumorado; o sin respirar aquella atmosfera densa, que se adentraba ahora por la ventana abierta, hecha de aromas de heno recien segado y de resecas bonigas. Dios mio, !que largos eran tres meses! Pudo haberse rebelado contra la idea de la marcha, pero ahora era ya tarde. Su madre lloriqueaba unas horas antes al hacer, junto a el, el inventario de sus ropas. --Mira, Danielin, hijo, estas son las sabanas tuyas. Van marcadas con tus iniciales. Y estas tus camisetas. Y estos tus calzoncillos. Y tus calcetines. Todo va marcado con tus letras. En el colegio sereis muchos chicos y de otro modo es posible que se extraviaran. Daniel, el Mochuelo, notaba en la garganta un volumen inusitado, como si se tratara de un cuerpo extrano. Su madre se paso el enves de la mano por la punta de la nariz remangada y sorbio una moquita. <>, penso el Mochuelo. Y sintio unos sinceros y apremiantes deseos de llorar. La madre prosiguio: --Cuidate y cuida la ropa, hijo. Bien sabes lo que a tu padre le ha costado todo esto. Somos pobres. Pero tu padre quiere que seas algo en la vida. No quiere que trabajes y padezcas como el. Tu --le miro un momento como enajenada-- puedes ser algo grande, algo muy grande en la vida, Danielin; tu padre y yo hemos querido que por nosotros no quede. Volvio a sorber la moquita y quedo en silencio. El Mochuelo se repitio: <>, y movio convulsivamente la cabeza. No acertaba a comprender como podria llegar a ser algo muy grande en la vida. Y se esforzaba, tesoneramente, en comprenderlo. Para el, algo muy grande era Paco, el herrero, con su torax inabarcable, con sus espaldas macizas y su pelo hispido y rojo; con su aspecto salvaje y duro de dios primitivo. Y algo grande era tambien su padre, que tres veranos atras abatio un milano de dos metros de envergadura... Pero su madre no se referia a esta clase de grandeza cuando le hablaba. Quiza su madre deseaba una grandeza al estilo de la de don Moises, el maestro, o tal vez como la de don Ramon, el boticario, a quien hacia unos meses habian hecho alcalde. Seguramente a algo de esto aspiraban sus padres para el. Mas, a Daniel, el Mochuelo, no le fascinaban estas grandezas. En todo caso, preferia no ser grande, ni progresar. Dio vuelta en el lecho y se coloco boca abajo, tratando de amortiguar la sensacion de ansiedad que desde hacia un rato le mordia en el estomago. Asi se hallaba mejor; dominaba, en cierto modo, su desazon. De todas formas, boca arriba o boca abajo, resultaba inevitable que a las nueve de la manana tomase el rapido para la ciudad. Y adios todo, entonces. Si es caso... Pero ya era tarde, hacia muchos anos que su padre acariciaba aquel proyecto y el no podia arriesgarse a destruirlo todo en un momento, de un caprichoso papirotazo. Lo que su padre no logro haber sido, queria ahora serlo en el. Cuestion de capricho. Los mayores tenian, a veces, caprichos mas tozudos y absurdos que los de los ninos. Ocurria que a Daniel, el Mochuelo, le habia agradado, meses atras, la idea de cambiar de vida. Y sin embargo, ahora, esta idea le atormentaba. Hacia casi seis anos que conocio las aspiraciones de su padre respecto a el. Don Jose, el cura, que era un gran santo, decia, a menudo, que era un pecado sorprender las conversaciones de los demas. No obstante, Daniel, el Mochuelo, escuchaba con frecuencia las conversaciones de sus padres en la planta baja, durante la noche, cuando el se acostaba. Por la grieta del entarimado divisaba el hogar, la mesa de pino, las banquetas, el entremijo y todos los utiles de la queseria. Daniel, el Mochuelo, agazapado contra el suelo, espiaba las conversaciones desde alli. Era en el una costumbre. Con el murmullo de las conversaciones, ascendia del piso bajo el agrio olor de la cuajada y las esterillas sucias. Le placia aquel olor a leche fermentada, punzante y casi humano. Su padre se recostaba en el entremijo aquella noche, mientras su madre recogia los restos de la cena. Hacia ya casi seis anos que Daniel, el Mochuelo, sorprendiera esta escena, pero estaba tan solidamente vinculada a su vida que la recordaba ahora con todos los pormenores. --No, el chico sera otra cosa. No lo dudes --decia su padre--. No pasara la vida amarrado a este banco como un esclavo. Bueno, como un esclavo y como yo. Y, al decir esto, solto una palabrota y golpeo en el entremijo con el puno crispado. Aparentaba estar enfadado con alguien, aunque Daniel, el Mochuelo, no acertaba a discernir con quien. Entonces Daniel no sabia que los hombres se enfurecen a veces con la vida y contra un orden de cosas que consideran irritante y desigual. A Daniel, el Mochuelo, le gustaba ver airado a su padre porque sus ojos echaban chiribitas y los musculos del rostro se le endurecian y, entonces, detentaba una cierta similitud con Paco, el herrero. --Pero no podemos separarnos de el --dijo la madre--. Es nuestro unico hijo. Si siquiera tuvieramos una nina. Pero mi vientre esta seco, tu lo sabes. No podremos tener una hija ya. Don Ricardo dijo, la ultima vez, que he quedado esteril despues del aborto. Su padre juro otra vez, entre dientes. Luego, sin moverse de su postura, anadio: --Dejalo; eso ya no tiene remedio. No escarbes en las cosas que ya no tienen remedio. La madre gimoteo, mientras recogia en un bote oxidado las migas de pan abandonadas encima de la mesa. Aun insistio debilmente: --A lo mejor el chico no vale para estudiar. Todo esto es prematuro. Y un chico en la ciudad es muy costoso. Eso puede hacerlo Ramon, el boticario, o el senor juez. Nosotros no podemos hacerlo. No tenemos dinero. Su padre empezo a dar vueltas nerviosas a una adobadera entre las manos. Daniel, el Mochuelo, comprendio que su padre se dominaba para no exacerbar el dolor de su mujer. Al cabo de un rato anadio: --Eso quedalo de mi cuenta. En cuanto a si el chico vale o no vale para estudiar depende de si tiene cuartos o si no los tiene. Tu me comprendes. Se puso en pie y con el gancho de la lumbre desparramo las ascuas que aun relucian en el hogar. Su madre se habia sentado, con las bastas manos desmayadas en el regazo. Repentinamente se sentia extenuada y nula, absurdamente vacua e indefensa. El padre se dirigia de nuevo a ella: --Es cosa decidida. No me hagas hablar mas de esto. En cuanto el chico cumpla once anos marchara a la ciudad a empezar el grado. La madre suspiro, rendida. No dijo nada. Daniel, el Mochuelo, se acosto y se durmio haciendo conjeturas sobre lo que querria decir su madre, con aquello de que tenia el vientre seco y que se habia quedado esteril despues del aborto.

  • Si el destino quiere de Amy Realto

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    Una noche puede cambiarlo todo, un desliz, una consecuencia. Atrevete a descubrir que tiene previsto el destino para Daniela.

  • Fanny de Carles Soldevila

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    La transicio de noia de sa casa a dansarina ofereix massa atractius psicologics per no temptar els literats. Carles Soldevila n'ha bastit una novel*la en forma de confessio de la protagonista, o, per dir-ho amb els seus mots, de monoleg interior: Fanny. Aquesta novel*la no sols es un dels majors exponents de la prosa elegant de Soldevila, sino una de les millors novel*les que ha produit la literatura catalana en els darrers cinquanta anys.

  • La noche de los trenes rotos de Roberto Sanchez

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    La version de La Guerra de los Mundos de Orson Welles que paralizo todos los trenes y a la audiencia de Espana.

  • Te tengo en mi piel (Segundas oportunidades 2) de Bela Marbel

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  • El deseo del millonario (Los Sinclair 7) de J. S. Scott

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    Mi vida se habia convertido en una mentira y no lo soportaba. Bueno, quiza se salvaba una cosa. Liam Sullivan. Mi jefe era el unico aspecto positivo de mi traslado temporal a la Costa Este. Me gustaba Amesport, una preciosa poblacion costera, aunque sabia que mi estancia en el lugar tenia fecha limite. La gente era amable y no me importaba servir mesas y echar una mano en el resto de tareas del pequeno restaurante donde trabajaba. Pero es que odiaba las mentiras. Hacia menos de un ano que me habia mudado de California a Maine obligada por las circunstancias. Y ahora estaba preparada para dejar atras las falsedades y volver a ser yo misma. Solo habia un problema y ese engano era el que mas me dolia. Liam Sullivan. Mi jefe, dueno del Sullivan's Steak and Seafood, era un dios alto y rubio, amen del protagonista de mis suenos mas humedos desde el dia en que nos conocimos. Por desgracia, las fantasias que ocupaban mi mente rozaban el mismo nivel de lujuria desbocada que el primer dia. Lance un suspiro y me recline en la silla de Liam. Era una pena que no estuviera en el pequeno despacho del restaurante para hacerme compania. Era temprano y faltaban varias horas para abrir las puertas a los clientes. Aun seguiamos el horario de temporada baja, que manteniamos hasta la primavera, por lo que era logico que Liam Sullivan todavia no hubiera llegado al local. --Esto esta a punto de acabar --susurre entre dientes, antes de tomar un sorbo de cafe. Habia llenado la cafetera hasta arriba, pero ya estaba a punto de acabarla--. Dentro de nada volvere a California. Tenia que concentrarme en el regreso a casa. En los ultimos meses, era lo unico que me habia ayudado a mantener la cordura. Me habia visto obligada a seguir con las mentiras, incluso despues de que Liam hubiera admitido que me deseaba, varios meses antes. Y la invencion de mi identidad me corroia por dentro. ?Que otra cosa podia hacer? No podia contarle la verdad. En mi vida real no tenia novio. El chico que Liam habia visto, y que habia dado por supuesto que se trataba de mi pareja, era en realidad mi hermano Noah, que habia llegado a la Costa Este gracias al multimillonario Evan Sinclair. Evan, que tenia su residencia en Amesport, era amigo de mi hermano y habia accedido a echarme una mano para huir de California cuando tuve que irme de mi casa. Le estaba muy agradecida, pero me arrepentia de haber tenido que ocultar mi identidad. Liam conocia a una Brooke que nunca habia existido. Siempre que podia intentaba no mentirle, pero no habia podido confesarle que el hombre que habia venido a verme desde California era, en realidad, mi hermano. Liam me habia ofrecido un puesto de trabajo sin saber gran cosa de mi. Evan le habia pedido que me contratara y Liam habia aceptado al ver mis referencias. Mi hermano y Evan no tardaron en llegar a un acuerdo. Pasar desapercibida. No revelar a nadie mi identidad real. Y no convertirme en el centro de atencion. No podia romper las promesas que le habia hecho a las personas que mas me habian ayudado cuando necesitaba desesperadamente huir de California. Me habian impuesto esas reglas para mantenerme a salvo. Tome otro sorbo de cafe. Era la ultima taza, asi que mas me convenia empezar a preparar otra cafetera, porque iba a necesitarla. Bostece a pesar de la gran dosis de cafeina que habia ingerido e intente concentrarme en los numeros del restaurante. Tal vez Liam era un hombre de negocios excelente en general, pero aborrecia todo lo que oliera a contabilidad e impuestos. A mi, sin embargo, se me daban bien los numeros, por eso habia asumido esa tarea desde hacia unos meses. El hecho de que me hubiera presentado tan temprano en el restaurante no tenia nada que ver con mi carga de trabajo y si con el hecho de que debia volver a California. Aun no le habia contado a Liam que tenia pensado marcharme, algo que no me dejaba dormir de noche. Y como no habia podido conciliar el sueno, al final habia tomado la decision de ir al local a hacer numeros. Francamente, era una tarea que no corria ninguna prisa. Lo llevaba todo al dia y solo me faltaba actualizar la informacion del mes en curso. Pero tenia que hacer algo para estar ocupada y no volverme loca. <>, pense. Desde que Liam habia admitido que se sentia atraido sexualmente por mi, y tras mi posterior confesion de que el sentimiento era mutuo, ambos habiamos mantenido una actitud algo distante. La conversacion no habia terminado de la mejor forma posible. Si, lo veia casi a diario, pero nos limitabamos a hablar de temas triviales cuando estaba de buen humor, y de cuestiones relacionadas con el restaurante. Por lo demas, no habiamos vuelto a mencionar el asunto. El estaba convencido de que yo tenia novio, y como Liam era como era, dio un paso atras al considerar que habia hablado mas de la cuenta. A decir verdad, me pillo algo desprevenida que creyera que podia atraerme alguien como mi hermano, pero no me quedo mas remedio que seguirle la corriente. Si lo hubiera negado, tal vez habria empezado a hacerme mas preguntas, y habia cosas que no podia contar... hasta ese momento. Sin embargo, como la crisis ya habia acabado y yo estaba a punto de volver a casa, poco importaba ya que averiguara la verdad. Aun asi no pensaba contarselo todo. Quiza no le hiciera mucha gracia que tuviera novio, pero menos gracia le haria aun que le hubiera mentido. Al final, la mejor solucion posible era irme. Preferia que pensara que habia pasado por un momento de debilidad a confesarle que mi vida en Amesport se sustentaba en una mentira. En lo que respectaba a Liam, yo habia cumplido mi parte con creces. No era asunto suyo por que habia tomado la decision de pasar casi un ano en la Costa Este cuando tenia mi hogar en California. Sabia que Evan Sinclair no le habia contado gran cosa a Liam. Segun el amigo multimillonario de mi hermano, lo unico que le habia dicho era que yo necesitaba un empleo y alejarme de la Costa Oeste por una temporada. Liam habia aceptado contratarme antes incluso de que llegara a Maine, lo que me permitio entregarme en cuerpo y alma al trabajo en cuanto aterrice. Por desgracia, ese trabajo incluia a un jefe guapisimo, un hombre para el que yo nunca dejaria de ser mas que una empleada. Si, vale, habia tenido un momento de debilidad en casi un ano. El dia en que se sincero y me dijo que me encontraba muy atractiva. Pero desde entonces no habia vuelto a mencionar el tema y yo estaba convencida de que se arrepentia de haberme confesado un sentimiento tan intimo. <>, pense. Y lo cierto era que a Liam Sullivan no le importaria demasiado adonde fuera o que hiciera siempre que lo avisara con el tiempo necesario. Nunca habia sido una de esas mujeres que fantaseaba con hombres que estaban fuera de su alcance. Yo salia con chicos seguros, que encajaban en mi mundo pragmatico. A menudo pensaba que los numeros se me daban tan bien debido a mi falta de imaginacion. La contabilidad era algo concreto. No habia zonas grises. Los numeros cuadraban o no cuadraban. Tuve que hacer un autentico esfuerzo para dejar de pensar en Liam y concentrarme en las cifras del ultimo mes. Cuando levante la vista al cabo de un rato, me di cuenta de que habian pasado varias horas sin enterarme. Me levante y me estire para desentumecer los musculos. Habia estado horas sentada en la misma postura y me dolia todo el cuerpo. --?Que diablos haces aqui tan temprano? Me sobresalte al oir aquella voz masculina enfadada, y me volvi hacia el atractivo baritono que me habia pillado in fraganti. Liam. Deje caer los brazos sin fuerza y el corazon empezo a latirme desbocado, como solia ocurrir cuando veia a mi jefe. Mi cuerpo tenia una especie de sensor especial para aquel hombre, un mecanismo que se activaba como un relampago en cuanto el se acercaba a mi. Dios, que guapo era... Aunque iba vestido con unos pantalones gastados y una camiseta de los Patriots, rezumaba una seguridad y una serena confianza en si mismo que la mayoria de los mortales tardaban toda una vida en reunir. Me estremeci. --Nada. Bueno, no estaba haciendo nada ahora. He acabado de enviarle toda la informacion a tu contable. Los libros estan al dia. No parecia muy satisfecho con la explicacion, pero aquella solia ser su expresion habitual. --?A que hora has llegado? Me aparte del escritorio. --Temprano --balbucee. --?Que significa <>? No queria confesar que habia llegado antes del alba. Por algun motivo, parecia creer que dedicaba demasiadas horas al restaurante, y no digo que no tuviera razon. Pero trabajar me ayudaba a mantener la cordura. --?Acaso importa? --respondi a la defensiva--. Solo hago mi trabajo. Me acerque hasta el y tuve que inclinar la cabeza ligeramente hacia atras para mirarlo a la cara. Yo era de estatura media, pero Liam era tan alto que me hacia sentir chiquita. De repente la habitacion habia empequenecido y la temperatura habia subido un par de grados. Intente pasar de largo para salir del despacho, pero me detuvo facilmente agarrandome del antebrazo. --A mi si que me importa, Brooke. No eres la duena del restaurante y no quiero que le dediques tantas horas como yo. La verdad, no me apetecia nada tener esa conversacion. Si me habia entregado en cuerpo y alma al trabajo, era por un motivo. Aparte de para ayudar a Liam, que me habia hecho un favor enorme al contratarme. Queria devolverle lo que habia hecho por mi. Me sentia torturada y atormentada, asi que le solte lo primero que me paso por la cabeza. --Lo dejo. Te aviso con dos semanas de antelacion. Me zafe de su fuerte mano y sali del despacho. El unico escondite posible era el bano. Cerre la puerta, puse el pestillo y me apoye en la superficie de madera mientras intentaba aplacar el latido desbocado de mi corazon. Ahora solo tenia que sobrevivir a dos semanas infernales antes de averiguar como iba a olvidar al unico chico capaz de hacerme perder la cabeza.

  • Catarsis 1 de Anabel Garcia

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    Noa tiene una vida normal y corriente, como la de cualquier chica moderna rozando la treintena. Pero de repente, un buen dia, ocurre algo increible que transforma su monotonia en una trepidante aventura sin precedentes. Tanto es asi que incluso cree que esta inmersa en algun extrano sueno o broma pesada. Y para que os hagais una ligera idea de lo que estoy hablando, digamos que se ve rodeada de elfos, dragones, serafines, unicornios y un sinfin de criaturas extraordinarias.
    Mientras intenta desesperadamente escapar de ese mundo llamado Catarsis, o al menos sobrevivir a el, ya que sus inesperados dotes como hechicera son nefastos y sus enemigos no se andan con jueguecitos, descubre que alli todos consideran que es La Elegida, aunque la cuestion es ?elegida por quien y para que?
    Ademas, y para colmo de males, si pretende cumplir con su paradojico destino como salvadora del mundo, debe acatar las descabelladas ordenes del ser mas odioso que jamas haya existido, nada mas y nada menos que el mismisimo Senor del Mal, que no tardara en descubrir atonito lo que conlleva el caracter de una gaditana enojada.
    !Adentrate en Catarsis y demuestrame que el miedo no existe!

  • La llave de mi destino, Karol Miller de Karol Miller

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    Manuel Baena es un doctor malagueno que pide su traslado a Londres para conseguir al amor de su vida, Alisa MacLeod. Ella es una joven reacia al compromiso, pero tampoco quiere que otras mujeres disfruten de la compania de el.
    Vanesa es una joven universitaria, alegre y divertida, que pasara las navidades con su hermano Manuel en Escocia junto con los amigos de este, los hermanos MacLeod. Alli conocera a Ian, el espiritu libre de los MacKenzie.
    ?Se hara Manuel con el amor de su vida? ?Descubrira Vanesa a un Highlander en sus navidades en Escocia?

  • Tu y tu maldita forma de ver la vida de color de rosa de Yanira Garcia

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    <>. Mi historia comienza con un anuncio en varias webs buscando a alguien que supla la ausencia de Helena, mi anterior companera de piso.

  • Lucia (Serie Hermanas Egea 1) de Marilo Lafuente

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    Lucia es una mujer alegre, guapa, presumida y tambien muy responsable. Estudio Direccion de empresas y dirige el negocio familiar: una fabrica de cafes, junto a sus hermanas y padres, donde ponen todas sus energias e ilusion.
    Manuel, su novio, es un hombre serio, reflexivo e inteligente. Tambien estudio Direccion de Empresas, como Lucia y se convirtio en un agresivo directivo de una famosa multinacional.
    Se conocieron en la universidad y lo suyo fue amor desde el primer tropezon. Durante los primeros anos, viven en Barcelona muy cerca de la playa y su convivencia es la de una pareja normal, con sus enfados y sus momentos de pasion. Pero siempre hay algo que enturbia ese amor y en este caso, el orgullo de ambos sera un mal ingrediente, ya que antes de dar su brazo a torcer, seran capaces de destrozar su vida.
    Lucia; el primer volumen de la serie, Las Hermanas Egea, llega para demostrarte que a veces, lo que mas importa no es el orgullo, si no la persona que tienes al lado. ?Podran doblegar cada uno su caracter?