• libro mo vikingro - Angy Skay , R. Cherry

    https://gigalibros.com/mo-vikingr.html

    Egil Thorbransson, un vikingo de los pies a la cabeza, hijo del Jarl Thorbran, de la aldea de; Rygjafylki. Tras la perdida de su madre, y el fuerte sentimiento de repudia que se creo en su interior, Egil tuvo que permanecer junto a su gente, hasta que ella aparecio.
    Gala, una mujer de cabellos rojizos como el fuego, fuerte, tan salvaje y delicada a la vez, como la mismisima Freyja, hara que Egil pierda la cabeza, arriesgando su propia vida.
    Sobre ellos se cernira la profecia de la volva, pero hasta que el cielo no se tina de rojo y la sangre caiga del Valhalla, nada ocurrira. Raudharr, la hechicera de Arnar, creara dolor y sufrimiento, haciendo que tras el lloro de Freyr este marche, dejando atras a la criatura que nacera, y al que los dioses protegeran.
    Mo Vikingr es una novela en la que la mitologia nordica predomina en todo su apogeo, mientras un amor arriesgado y complicado surge entre sus protagonistas.

  • Mi vikingo (Novela) : PALACIOS GARCIA, DAVINIA - Amazon.es

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  • MI VIKINGO Versión Kindle - Amazon.es

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  • MI VIKINGO | R. CHERRY | Casa del Libro

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  • MI VIKINGO - CHERRY R. - Sinopsis del libro, reseñas ...

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  • Mi vikingo - Davinia Palacios - Babelio

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  • MI VIKINGO by DAVINIA PALACIOS GARCIA - Goodreads

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    Un libro muy picante, divertido y ágil. Me han gustado bastante los personajes principales, Ottar un vikingo aguerrido y Blank una "guerrera" de armas tomar que ...

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  • ?No me crees? de Elva Martinez Medina

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    Agosto 2016, Maria, Colibri para su padre, vuela rumbo a Escocia para asistir a la boda de una de las personas mas importantes en su vida: su padre. Gracias a esa boda, conocera a Javier, companero y amigo de su padre; ambos se sentiran atraidos nada mas conocerse, viviendo cinco dias inolvidables. Agosto termina, Maria ha de regresar a San Francisco y continuar su vida junto a su <>, Rob y Caroline; sin embargo, ahora ya nada sera lo mismo.

  • Amanecer (Sombra de vampiro 7) de Bella Forrest

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    !La tan esperada conclusion del viaje de Derek y Sofia!

  • Busca la felicidad de Sophie Saint Rose

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    La vida de Beverly era un autentico desastre. No tenia ilusion por nada y solo se le alteraba el corazon cuando veia a su jefe. Asi que Julia, su angel de la guarda, le da un empujoncito para que se espabile. ?Pero no habra cambiado su vida demasiado rapidamente?

  • El pequeno zoologico de Robert Walser

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    Las sorprendentes historias de animales recopiladas en este personalisimo bestiario demuestran una vez mas la independiente modernidad del gran autor suizo.El tratamiento de los seres vivos en la obra de Robert Walser no se distingue por la humanizacion o el anhelo del estado salvaje, sino que supone mas bien una reflexion ludica, aunque en absoluto inofensiva, sobre los lazos del hombre con las criaturas, que a menudo le acompanan como vecinos mudos e indefensos a los que, en su calidad de amo, se ve obligado a mandar o justificar.

  • La Escala De Los Mapas de Belen Gopegui

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    La escala de los mapas es la historia del miedo a ser amado y su metafora, y una reflexion sobre la diferencia entre las cosas que ocurren en el espacio y aquellas que suceden en el tiempo.

  • Todos mis futuros son contigo de Marwan

    https://gigalibros.com/todos-mis-futuros-son-contigo.html

    Todos mis futuros son contigo es una autopsia emocional en toda regla, el diario sorprendido de alguien que tropieza con sus sentimientos y, asombrado, los comprende de inmediato. En ocasiones puede que dudes de si es poesia, prosa poetica o frases lanzadas desde el fondo del corazon. No queda claro. Lo que esta claro es que no te va a quedar ningun sentido intacto tras su lectura.

  • La guerra civil contada a los jovenes de Arturo Perez Reverte

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    La Guerra Civil espanola contada de forma escueta, objetiva y rigurosa, sin cliches partidarios ni etiquetas faciles, en textos de Arturo Perez-Reverte e ilustrada de forma esplendida por Fernando Vicente.

  • De rio en rio de Alfredo Molano

    https://gigalibros.com/de-rio-en-rio.html

    En este libro, Alfredo Molano, galardonado con el premio mas importante del periodismo colombiano -Simon Bolivar categoria Vida y Obra de un Periodista 2016- , presenta una serie de cronicas y notas de viaje a traves de una de las regiones mas atractivas y virgenes de Colombia: el Pacifico.

  • La casa de la caridad de Ulrike Schweikert

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    Berlin, 1831. El colera ha llegado a la ciudad. Los destinos de tres mujeres se cruzaran en la Charite, el hospital mas antiguo de Berlin.

  • Usabilidad. Deja de sufrir de Daniel Torres Burriel

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    En los ultimos anos, la usabilidad y la experiencia de usuario han ganado posiciones en la parrilla de salida de las disciplinas mas demandadas en el ambito digital. A la vez, los productos digitales de uso cotidiano han experimentado un proceso de pruebas y evaluacion sin el cual no tendrian el exito popular del que actualmente disfrutan.

  • La jaula del Rey, Victoria Aveyard de Victoria Aveyard

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    ?Que pasara cuando la chispa de la Nina Relampago se apague?, ?quien iluminara entonces la senda de la rebelion? Debilitada y prisionera, privada de su potente rayo y atormentada por sus errores, Mare Barrow se ha postrado a los pies de un traidor. La otrora <> vive ahora a merced del joven que alguna vez amo, Maven Calore, espurio rey de Norta, quien continua su malevola campana de expansion y genocidio. Pero mas alla de las murallas palaciegas, la rebelion Roja crece y se multiplica; y el joven principe Cal, legitimo heredero del trono, hara todo lo posible por rescatar a su amada. Sangre roja y plateada correra por pasillos y plazas. !Que resuenen poderosos los tambores de guerra! !Que todo arda!

  • La promesa de una dama de Trixie George

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    La piedra era alta y lisa y proyectaba su sombra sobre la hierba, convirtiendo aquel rincon apacible en un lugar sombrio donde ni siquiera se oia el canto de los pajaros. Aquel era el punto mas alejado del jardin, casi en el limite del bosque, y ni siquiera el jardinero se aventuraba por alli tal y como demostraban las malas hierbas que crecian en libertad. Era el lugar ideal para evitar miradas y preguntas indiscretas. Jocelyn se sento sobre la hierba sin prestar atencion a la humedad que brotaba del suelo y empapaba sus faldas hasta llegar a su piel. Sus ojos recorrieron la piedra con avidez, a pesar de que con el paso de los meses habia llegado a saberse de memoria cada irregularidad en la roca, cada diminuta mancha. No habia ningun tipo de inscripcion. Ella lo preferia asi y, de todos modos, las palabras de duelo estaban grabadas a fuego en su corazon, tan hondas como hechas con un cuchillo afilado. Sintio que los ojos le escocian y se los froto con rabia, dejando un rastro de lagrimas sobre sus mejillas. Era tan injusto. Sus dedos no tendrian que estar acariciando aquella fria piedra sino a el, sus manos deberian estar recorriendo su mandibula cuadrada y su ancha espalda. Y deberia estar escuchando su voz, esa voz profunda y refinada que la habia encandilado, en lugar de estar hablando a solas ante una lapida bajo la cual no habia nada mas que tierra, pues su cuerpo yacia en algun lugar en el fondo del oceano, irrecuperable para siempre. Daniel. Daniel Redfern. Su primer y unico amor. El hombre que habia amado con todas sus fuerzas y al que le habia hecho una promesa: que le esperaria pasase lo que pasase. Una promesa que no habia sido capaz de cumplir. Penso con tristeza en los acontecimientos de los ultimos meses. El dia que habia despedido a Daniel antes de su viaje habia sido el ultimo dia feliz de su vida. Despues, los dias y las noches se habian vuelto grises, llenos de anoranza, hasta que la peor de las noticias habia llegado para agitar la placida vida de los nobles londinenses: el Marie Therese, el barco de la Corona Britanica en el que viajaba Daniel, habia sido atacado por piratas frente a las costas de Tortuga. Toda la tripulacion habia sido pasada a cuchillo. Nadie habia sobrevivido. Esa noticia habia supuesto para Jocelyn el fin de su alegria. Durante las semanas siguientes habia vivido en una especie de neblina en la que el llanto y la tristeza habian sido los protagonistas. Puesto que habia mantenido en secreto su relacion con Daniel casi en secreto, no podia desahogarse con nadie y su palidez, su desanimo y las enormes ojeras que lucio durante semanas fueron achacados por todos a un virus estomacal. Lo cierto es que Jocelyn se sentia fisicamente enferma, con nauseas y cansancio, y si bien al principio ella misma atribuyo estos sintomas a su infinita tristeza, pronto la verdad se impuso: una nueva vida habia comenzado a formarse en su interior: su hijo, el hijo de Daniel. Un hijo que ya jamas podria conocer a su padre. Un bebe que, en cuanto naciese, condenaria a Jocelyn al desarraigo social, puesto que los miembros de la aristocracia londinense jamas aceptarian un hijo fuera del matrimonio y se apresurarian a condenarla al ostracismo. A partir de ahi, todo habia ido de mal en peor. Desesperada, habia tomado una de las peores decisiones de su vida: aceptar la proposicion de matrimonio de Edward Balfour, un hombre vil que le prometio que se haria pasar por el padre de la criatura a cambio de adquirir el control sobre su dote. Los pocos meses que duro su matrimonio con Balfour habian sido un infierno para Jocelyn. El era un hombre cruel y sin escrupulos que no dudaba en humillarla y despreciarla a cada instante, recordandole el vergonzoso secreto que llevaba en sus entranas. Cuando Jocelyn desperto una manana en una cama empapada de sangre comprendio que todo habia terminado: la naturaleza habia seguido su curso y el hijo de Daniel Redfern jamas llegaria a nacer. Durante meses, se arrastro por los pasillos de su mansion como un alma en pena, sintiendose anclada a una vida sin sentido. Su esposo murio poco despues en una pelea y aunque su muerte la libero de sus insultos y maltratos, Jocelyn ni siquiera sintio alivio. Regreso a la casa de sus padres convertida en una viuda joven y triste que ya solo deseaba vivir el resto de sus dias a solas y en paz. El silencio del jardin se vio alterado de repente por un lejano tanido de campanas. Jocelyn se estremecio. Era un sonido hondo, triste y no anunciaba una boda o un bautizo sino algo mucho mas tenebroso: una ejecucion. No era un dia cualquiera: Jack el Rojo, el pirata cuya tripulacion habia atacado el Marie Therese, habia sido apresado al fin frente a las costas de Francia e iba a ser ajusticiado publicamente junto con todos sus hombres. Ese era el motivo por el que Jocelyn habia acudido tan temprano a ese rincon del jardin: deseaba hallarse en ese lugar exacto cuando la horca se cinese por fin en torno al cuello de aquel que le habia robado la alegria. La ejecucion de esos criminales era para ella un recordatorio de que no habia vuelta atras, de que el destino de Daniel hacia tiempo que habia sido sellado. Jocelyn saco de entre los pliegues de su falda una cajita de nacar que contenia un diminuto jubon hecho a mano, con una hilera de minusculos botones de perlas. Lo habia tejido ella misma cuando se entero de su embarazo y era la primera y unica ropita que jamas tendria aquel bebe que nunca llego a nacer. Tragandose las lagrimas, coloco la caja al pie de la lapida, tapandola con varios punados de musgo para que nadie la encontrase. Alli estaban, para siempre juntos, los dos recuerdos de los dos amores que habia tenido y perdido y la habian dejado hueca y vacia. Ahogando un gemido, se puso en pie y comenzo a caminar hacia la casa con la cabeza gacha. CAPITULO 1 Londres, un ano antes Gregory Redfern, cuarto vizconde de Dunnam, miro a su hijo Daniel con los ojos entornados y exhalo un suspiro de frustracion. Llevaban horas discutiendo y ambos estaban agotados y se habian quedado sin voz ni argumentos. --?Estas decidido a hacerlo? --Lo estoy. No pienso cambiar de idea. El viejo vizconde sirvio un vaso de brandy para cada uno y meneo la cabeza con pesar. Daniel era terco y obstinado, por sus venas corria la ferrea determinacion de los Redfern. Eso era algo que los dos tenian en comun. --?Acaso no tienes aqui en Londres todo cuanto puedas desear? Muchos matarian por estar en tu posicion. Tienes un titulo, fortuna, buenos amigos. Las puertas de los mejores clubs de la ciudad se abren de par en par para ti. ?Por que ese empeno en viajar de un lado a otro como un vagabundo? Si tu hermano estuviera aqui... --Pero el ya no esta aqui --interrumpio Daniel con expresion de dolor--. John jamas volvera y los dos lo sabemos. Padre e hijo volvieron a sumirse en un silencio triste, contemplando las llamas que crepitaban en la chimenea. Daniel sintio que el corazon se le hacia pesado en el pecho ante el recuerdo de John, su hermano mayor, que habia muerto el ano anterior victima de unas fiebres. John era el heredero, habia nacido para ostentar el titulo de vizconde y se movia con desenvoltura entre las cadenas de favores e intrigas politicas de la vida cortesana. Daniel era muy diferente. Odiaba el concepto de superioridad innata de la nobleza y los anejos titulos que pasaban de familia en familia, cargados de pompa y obligaciones, le repelian. La muerte de John, ademas de sumirlo en una honda tristeza, lo habia situado a el como nuevo heredero y lo habia condenado a una vida de apariencias y tedio. El no queria ser vizconde. Odiaba Londres, la politica de salon le abrumaba y los bailes y partidas de caza le resultaban asfixiantes. El sonaba con espacios abiertos, con un mar infinito extendiendose ante el y con tierras exoticas e inexploradas. Envidiaba a hombres como Thomas Cook o Daniel Solander, cartografos y exploradores de la Corona que tenian libertad para viajar a las Indias Orientales o al Nuevo Mundo, lugares lejanos y vibrantes, tan diferentes de la gris Inglaterra. En lugar de asistir a los clubs privados de caballeros, el preferia frecuentar las conferencias y reuniones que los exploradores y naturalistas celebraban para los curiosos en la Royal Society. Sentando entre el publico, bebia sus palabras como un sediento hartandose del agua mas pura. Hubiera dado la mitad de su fortuna por estar en su lugar. Durante una de esas reuniones habia conocido a Adam Montgomery, un empleado de la Compania Britanica de las Islas Orientales que habia hecho fortuna llevando a Inglaterra cargamentos de canela de Ceilan, nuez moscada y todo tipo de especias exoticas. Sentados los dos ante una botella de brandy, con el humo de los cigarros humeando entre ellos y la lluvia inglesa arreciando tras las ventanas, Daniel habia escuchado con atencion sus historias sobre los atiborrados mercados de Calcuta y Goa y los barcos que surcaban los mares desde la India llevando cargamentos de corteza de casia. Era una vida dura, plagada de libertad; una vida que Daniel hubiera querido vivir el mismo. Tras sus aventuras en las Islas Orientales, Montgomery estaba ahora decidido a explorar nuevas rutas de comercio. El Caribe se habia convertido en un emplazamiento prospero para la Corona Britanica y las plantaciones de azucar o tabaco en islas como Tortuga, Nueva Providencia o Barbados eran fuente de grandes riquezas para los hombres que sabian aprovechar su potencial. --Los ingenios azucareros son el futuro --decia Montgomery con gran excitacion--. Asi les llaman a esas grandes extensiones de tierra que son ideales para extraer melaza. Las destilerias de ron pagan muy bien por ella. !Cualquier hombre puede hacerse rico si sabe como! Contagiado por su entusiasmo, Daniel habia aprovechado sus contactos como hijo de un vizconde para ayudarle a obtener la concesion real necesaria y Montgomery, en agradecimiento, le habia ofrecido una participacion en las acciones de la plantacion, ademas de un pasaje en el Marie Therese, uno de los barcos de su compania naviera. Sin consultarlo con nadie, Daniel tomo una decision: partiria en ese viaje. Seria como el canto del cisne; su ultimo coqueteo con la libertad y la aventura antes de asentarse en Londres y hacerse cargo de las obligaciones de su titulo. Y ahi estaba ahora, enfrentandose al mal trago de comunicarle sus intenciones a su padre. El viejo vizconde era un hombre discreto que durante toda su vida habia tenido que callar mucho y sonreir todavia mas para hacerse un hueco en la corte del rey Jorge [1], llena de alimanas y mentiras. La muerte de su primogenito lo habia sumido en la melancolia y su unica esperanza era que Daniel hiciese honor a su apellido y caminase por la senda que John no habia podido recorrer. --Se que no aprueba mi decision, padre --repitio Daniel--. Se que lo considera una locura. El anciano lo miro entornando los ojos. --!Cualquiera con un minimo de seso convendria conmigo en que te has vuelto loco! Ademas, ?que hay de esa muchacha, la hija de Berkeley? Se que te has fijado en ella. ?Le has dicho ya que te marchas? Daniel dio un respingo tan violento que los hielos de su vaso tintinearon. Le asombraba la astucia de su padre. El vizconde habia tocado deliberadamente su fibra mas sensible, ya que dejar atras a Jocelyn, la joven que le habia robado el corazon y poblaba todos sus suenos, era la unica mancha negra en su decision. Si existian unas manos capaces de atarlo a tierra firme, esas eran las de Jocelyn Berkeley. --Ella lo comprendera --dijo rechinando los dientes. --?Estas seguro? Las mujeres tienen su corazon puesto en un unico objetivo: casarse y tener hijos. La muchacha estara deseando que pidas su mano formalmente y en lugar de eso pretendes anunciarle tu partida. ?Y si no te espera? ?Y si en tu ausencia se compromete con otro? Daniel apreto tanto los punos que estuvo a punto de hacer estallar el vaso. Imaginarse a Jocelyn en brazos de otro hombre le hacia hervir la sangre. Ella era suya, tan suya como la piel que recubria sus huesos. Amaba a Jocelyn Berkeley con todas sus fuerzas, a pesar de que antes de conocerla estaba convencido de que las mujeres, en especial las insulsas debutantes educadas por y para el matrimonio, eran molestos estorbos que uno debia evitar a toda costa si queria conservar su libertad. Ella le habia hecho cambiar de opinion. La imagen de su rostro palido y cremoso inundo su mente y experimento una mezcla extrana de frio y calor, de alegria y miedo. Su padre tenia razon. ?Como reaccionaria Jocelyn al enterarse? --Tengo que irme. --dijo poniendose en pie bruscamente--. Padre, intente comprender que mis suenos no son peores que los suyos, aunque sean distintos. Y si no puede comprenderme, al menos intente perdonarme. El anciano no contesto. Se giro hacia la chimenea encendida con la cabeza gacha, evitando la mirada de su hijo. Intentando no fijarse en la curva derrotada de sus hombros, Daniel llamo a un criado y le ordeno que preparase un carruaje. --A la mansion de los Berkeley. Deprisa --ordeno en cuanto el cochero estuvo instalado en el pescante.

  • Te encontre en la marea de Paula Rivers

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    Mi pasado se remonta tan solo a cuatro meses atras, cuando mi cuerpo llego sin recuerdos a una orilla, a la fina arena de un pueblo marinero de la costa gallega. Las olas no lograron engullirme, pero si ahogar mi memoria, ya que mis recuerdos se los quedo el mar.
    Mar, es el nombre que adopto en senal de agradecimiento al pueblo que me acoge, mientras no logro recordar el mio propio, y Brais, mi salvador, me brinda una oportunidad para escribir mi nueva historia, sin saber que mi pasado regresaria amenazando mi nueva vida.

  • 9 meses y 7 dias de Gloria Plaza Medina

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    Si el aleteo de una mariposa en Japon es capaz de provocar un huracan en New York…?Que no provocara el embarazo de una persona cercana a nosotros?
    Monica, Clara, Elena, Chari, Lia y Paula son un grupo de amigas entre veintitantos y treintaytantos anos que viven el dia a dia y comparten entre ellas todo lo que les ocurre (y lo que se imaginan que les ocurre). El embarazo inesperado de Paula provocara numerosos acontecimientos que enredaran la vida de todas ellas y es el eje de esta novela “9 meses y 7 dias” en la que seguimos las andazas y anedotas de la protagonista embarazada y su circulo desde que conoce su estado hasta que nace el bebe.

  • EL ROMANO de Sylvain Reynard

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    Raven y su hermana, Cara, estan a merced de un pequeno destacamento de vampiros florentinos, que los estan entregando como una ofrenda de paz a la temida Curia en Roma.

  • El honor de Elijah (Security Ward 7) de N. Q. Palm

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    Elijah Cranston ha vivido mucho durante su vida; nunca le falta compania femenina, ni trabajo. Es activo y le gusta la vida nocturna. Pero, en un mal momento, toda su existencia se viene abajo.
    La inspectora Erin Weston no podia creer lo mal que podian ir las cosas de la noche a la manana. Su companero resulta ser un maldito hipocrita al que parece no importarle sus sentimientos. Y el caso que tienen entre manos es mas complicado de lo que sospechaban.
    Cuando las vidas de Elijah y Erin se cruzan la chispa salta. Pero las circunstancias no son las mas propicias para comenzar una relacion. Una operacion encubierta del pasado vuelve al presente para afectar sus vidas de la peor manera. ?Podran superar sus diferencias y empezar a confiar el uno en el otro?

  • Promesa de venganza (Miniserie Deseo 3) de Yvonne Lindsay

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    En cuanto ella dijo “si, quiero”, su plan se puso en marcha...

  • La corona de invierno (Seleccion RNR), Natalia Lopez de Natalia Lopez

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  • Lo eres todo de Fran Moran

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    CERRO los ojos y escucho su voz, como siempre lo hacia cuando la camara se movia de ella a algun invitado o pasaba a algun rollo B de la historia que ella estuviera relatando. El no necesitaba informacion sobre otro tiroteo en alguna escuela, o sobre los gatitos rescatados de un desague. Solo queria saber de ella. Eso era todo lo que veia en las noticias. Eloy Marti. Sus rasgos eran suaves y dulces, acompanados de una cabellera rubia oscura y rizada, que caia hasta sus hombros en suaves ondas. Sus ojos emanaban calidez y empatia. Tenia labios rosados, y sus pechos bajo la elegante y cara blusa lo volvian loco. Cristo, el la queria. Siempre lo habia hecho. Desde aquel dia en la universidad cuando entro en la biblioteca de Harvard y la vio. Con su apariencia, dinero y posicion en el Upper East Side de Nueva York, el podria tener a cualquier mujer que quisiera, y habia tenido bastantes. Pero siempre recordaria esa. La que se le escapo. La chica de la camiseta rosa. Ese dia, la biblioteca estaba tranquila y casi vacia. Ella estaba sola en uno de los pasillos, leyendo. Miro hacia arriba cuando el se acerco. Era una chica pequena, delgada y joven, tal vez de diecisiete, o dieciocho anos. Al mirarlo, le sonrio. A su parecer, era encantadora, no solo bonita, sino dolorosamente hermosa. Tenia grandes ojos de color marron intenso y una calida y amistosa sonrisa. Para ese momento, su cabello colgaba casi hasta su cintura, luciendo suave y un poco desordenado. Ella le habia quitado el aliento. Era la chica que habia estado buscando. Y asi como asi, se habia ido. Una voz detras de el la habia llamado. Ella se despidio con una sonrisa y paso junto a el. En menos de treinta segundos, su vida habia cambiado para siempre. Y ahora ella estaba en su television todas las noches. Pero esta noche, sin embargo, las cosas serian diferentes. Sabia donde encontrarla, y donde llevarla. Su lugar en el campo era aislado y seguro. Ella definitivamente aprenderia a amarlo alli. Abrio los ojos cuando escucho al reportero devolverle el pase a Eloy, y sonrio cuando vio su hermoso rostro de nuevo. Esta noche, querida, esta noche… ELOY CERRO las noticias con una sonrisa y espero hasta que la camara apagara la lucecita para asegurarse de que estuvieran fuera del aire. --Gracias a todos. Sonrio para sus companeros mientras el personal del piso le aplaudia. Era una de las pocas anclas que trataba a todos por igual y siempre habia sido amable y cortes. Eloy se rio de sus aplausos, ignorando a su co-presentador que se quejaba del sonido. Su asistente, Rae, se rio mientras Eloy la levantaba un poco y la hacia girar. --Alguien esta de buen humor. Bajo a su amiga, y volvieron a su camerino. --Puedes apostar a que si. Guido me va a recoger y vamos a tener dos felices semanas de nada mas que sol, mar, arena y divertido sexo sucio. Rae se rio. --No estoy celosa en lo absoluto. Realmente, realmente no. Eloy se rio. --Lo siento, boo. No deberia regodearme, pero Dios, he estado esperando esto desde siempre. --Escucha, te lo mereces. ?Entre tu y yo? Me preocupa que trabajes demasiado. --No --Eloy le sonrio--. Sabes que vivo y respiro las noticias. Escucha, ya que compartimos secretos… cuando regrese, le preguntare a Jack si puedo hacer mas periodismo de investigacion. Me encanta ser ancla, pero tambien extrano estar en el campo. Rae le sonrio. Ella tenia unos cincuenta anos, era afroamericana y la crema y nata de las asistentes personales. Ellas se conocieron hacia ya un ano, y desde entonces eran inseparables. Ahora mismo, charlaba con Eloy, mientras ella se ponia unos jeans y una camiseta, y se preparaba para encontrarse con su novio, Guido Wheeler. Llevaban dos anos juntos, y estaban tan enamorados como siempre. Eloy sabia que el era el indicado, su personalidad divertida y ferozmente inteligente los hacian coincidir en todo lo que hacian. Guido llego poco despues y la beso, permaneciendo ambos en un abrazo prolongado. Le sonrio, y sus ojos marrones oscuros, se volvieron alegres y llenos de emocion. --?Estas lista, nena? --Vamos, guapo. Se tomaron de la mano al salir del edificio hacia la cabina de espera, y no fue hasta que escucho su nombre que Eloy se dio la vuelta para ver al hombre que esperaba detras de ellos. Empezo a sonreir, ya que era su respuesta automatica para los fans que la esperaban fuera del estudio. De pronto, todo parecio ir mas despacio cuando ella vio el arma. Escucho el grito de Guido, oyo un disparo y vio su pecho explotar. Ella grito de rabia cuando el hombre le apunto con el arma, pero aun asi se lanzo sobre el sin pensar en las consecuencias. Sintio tanto dolor, que su vision se volvio negra. Por la manana, en el hospital, despues de horas de cirugia, le dieron la noticia. Guido habia fallecido, y el hombre que lo habia matado se habia escapado, desapareciendo en el frio viento de la noche. Eloy sabia que nunca mas sentiria la calidez de la felicidad, o la sensacion de estar a salvo. CAPITULO UNO UN ANO DESPUES ELOY MARTI DEJO de existir en el momento en que cerro la noticia esa noche con una sonrisa para su publico, seguida de su habitual y alegre despedida. Charlo con Rae como de costumbre, se puso su ropa y le dijo a su amiga que la veria manana. Usando un baston que ya no necesitaba, pero que guardaba para desviar la atencion, salio cojeando hacia la limusina que la esperaba, y entonces, desaparecio. Mientras el auto, conducido por uno de los choferes del FBI, se adentraba en la oscuridad del estado de Nueva York y se dirigia al refugio, la Eloy que todos conocian quedo en el pasado, y en su lugar, nacio Sunday Kemp. En el refugio, su cabello rubio oscuro fue tenido profesionalmente hasta alcanzar un tono marron oscuro que lucia natural, sus ojos marrones fueron cubiertos con lentes de contacto violetas, su nariz perforada, e incluso se hizo un pequeno tatuaje en su muneca. Entonces, el jet privado que la llevaria a su nueva casa estuvo listo, y ella supo que eso seria todo. El ultimo momento de su antigua vida. Dudo una vez mas antes de subir al avion. Sam, su protector, que se habia convertido en un buen amigo durante el ultimo ano, le puso una mano en el hombro. --?Estas bien, Sunday? Sunday. Su nuevo nombre. Lo habia elegido para honrar a Guido, a quien conocio un dia domingo. Kemp era el apellido de soltera de su madre. Cuando perdio a Guido, sintio que de hecho perdio a ambos. Habia sido demasiado doloroso para la familia de el volver a verla, aunque Patricia, la madre de Guido, se habia quedado al lado de Eloy mientras esta se recuperaba del disparo. Tan pronto como fue dada de alta, sin embargo, se quedo sola. Su propia familia, dispersa desde hacia mucho tiempo por el mundo, habia enviado sus condolencias, pero ninguno de ellos la habia visitado. Rae habia sido su familia, y ahora tenia que dejar atras a su unica amiga. Se fue desde Nueva York, el unico hogar que habia conocido, hasta la vida de pueblo en las Rocosas, Colorado. Paso de presentadora de noticias a mecanografa de alguien. Le habian encontrado trabajo con un artista que vivia en el pequeno pueblo cerca de Telluride y ella se reuniria con el el lunes siguiente. Hasta entonces, se instalaria en su nuevo hogar, un pequeno apartamento en la calle principal de la ciudad, en lo alto de las Montanas Rocosas. No habia traido nada de casa, ni siquiera ropa interior, excepto una fotografia de Guido que habia colado en el bolsillo de su chaqueta. El FBI le habia dicho que dejara todo lo que pudiera atarla a su antigua vida. --Todo sera provisto para ti --fue lo que dijeron--. Tienes que dejar tus cosas atras --le dijo Sam gentilmente--. Si apareces en la ciudad con millones en el banco… --Lo entiendo --dijo. El dinero no significaba nada mas para ella que una herramienta para hacer su vida mas conveniente; nunca habia sido una mujer avara. Pero odiaba dejar sus libros, su piano, y sobre todo, a sus amigos y companeros en la estacion. Las amenazas a su vida eran constantes. El, quienquiera que fuera, era implacable y muy sigiloso. Constantemente le enviaba recordatorios de que estaba cerca, que terminaria el trabajo, que le haria pagar por su "traicion". Imbecil. Su intestino se retorcia de la rabia, y a veces deseaba que su acosador mostrara la cara. Aunque la matara, al menos tendria la oportunidad de vengarse. El FBI estaba preocupado, y para cuando la convencieron de la posibilidad de que su atacante fuera alguien conectado a la mafia y que nunca escaparia de el, Eloy, o Sunday, casi se habia resignado a morir joven. El equipo del FBI, y Sam Duarte en particular, finalmente la convencieron de que se protegiera. --Tienes mucha mas vida que vivir --le dijo Sam, un hombre amable de unos cuarenta anos--. Tienes veintiocho anos, carino. Vive. Vive para honrar la memoria de Guido. No podria haberlo dicho de otra manera que pudiera persuadirla. De repente, un ritmo de vida mas lento, y tener tiempo para llorar por Guido, sonaba mas tentador que continuar con su carrera en Nueva York. En el jet privado, Sam le sonrio. --?Estas lista, Sunday? Ella asintio. --Creo que estoy lista, Sam. Gracias por organizar todo esto, en serio. Y el trabajo tambien. Me volveria loco sin algo que hacer. El le dio una palmadita en la mano. --No se mucho sobre tu futuro empleador, excepto que mantiene sus cosas para si mismo. Es muy reservado. --Bien. Se sintio aliviada al oir eso. Sabia que su nuevo jefe tenia una casa grande y esperaba que no se cruzaran tanto y asi tener espacio suficiente para trabajar y pensar. El avion aterrizo en Telluride, y los agentes le dieron las llaves de un todoterreno de segunda mano. Todo era parte del engano, ella lo sabia, pero realmente no le importaba. Era comodo y fiable. En la parte de atras habia maletas llenas con su nuevo guardarropas. Sam se aseguro de que estuviera comoda. --Te seguiremos hasta el nuevo apartamento --le dijo--, pero mantendremos la distancia para no llamar la atencion. Parecera que has llegado por tu cuenta. El lugar esta amueblado, por lo que deberias ser capaz de instalarte rapidamente. Hay un par de bolsas con alimentos basicos en la camioneta. ?Tienes el telefono desechable que te di? Sunday cavo en su bolso y se lo mostro, sacudiendo su mano ligeramente. --Buena chica. Entonces, estare en contacto. Manten eso contigo, pero consigue uno nuevo para usar con tus nuevos amigos aqui.

  • Las redes de poder en Espana de Andres Villena

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    ?Quien manda en Espana?

  • Multimillonario Inesperado. Jax de J. S. Scott

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    Hace varios meses... --!No voy a dejarte aqui sola, Taylor! --le dije a mi becaria con toda la fuerza que pude reunir. Por desgracia, tenia la boca tan seca que mi voz apenas era poco mas que un susurro airado. Tras nueve dias prisioneras en un pais extranjero sin comida y con muy poca agua, Taylor y yo estabamos hambrientas y gravemente deshidratadas. Basicamente habiamos quemado todas las reservas de energia que teniamos hacia mucho tiempo. Solo intentar hablar durante unos instantes suponia un enorme esfuerzo. Fulmine con la mirada al rebelde laniano que habia intentado levantarme de un tiron despues de cortar las apretadas ataduras de mis piernas. Me negue rotundamente a levantarme cuando me ordeno que lo hiciera. --Llevatela a ella --exigi gesticulando con la cabeza hacia Taylor--. Me quedare yo. No conocia mas que unas pocas palabras de laniano, pero nuestro captor chapurreaba suficiente ingles para que yo entendiera que se habia pagado mi rescate y que estaban planeando dejarme marchar. Tambien estaba totalmente claro que mi becaria, Taylor, no estaba incluida en el plan de liberacion y, sin duda, aquello no iba a funcionar para mi. --No --gruno el guerrillero agitando su rifle automatico en mi cara--. Solo tu. Yo sacudi la cabeza. <>, pense. Aquella era mi exploracion geologica. Ya me faltaba un miembro de aquel pequeno equipo de tres. Taylor y yo no habiamos oido nada de Mark, el tercer miembro de nuestro grupo. Era el ingeniero de minas cuya llegada se esperaba en la isla nacion hacia diez dias para reunirse conmigo y con Taylor. Yo habia pasado cada uno de esos nueve dias histerica por lo que le habria sucedido. Mark no solo era un miembro del equipo, sino tambien un hombre que me importaba mucho. <>, me dije. ?Habia escapado Mark a la captura de alguna manera? ?Habia sido secuestrado tambien, pero ya lo habian liberado? ?O estaba aguantando a duras penas como Taylor y yo ahora mismo? No conocer su suerte me corroia las entranas desde el dia en que Taylor y yo fuimos secuestradas a punta de pistola unos instantes tras nuestra llegada a Lania. --Tu vienes --insistio el rebelde en tono enfadado mientras me golpeaba la cabeza con el canon de su rifle de asalto. Volvi a sacudir la cabeza. Tal vez deberia estar aterrada, pero se me habia agotado la adrenalina necesaria para sentir aquella emocion mediante la privacion y la intimidacion emocional. Lo unico que me quedaba era resignarme. Encontraria a Mark. No dejaria que mi becaria muriera alli, sola. Ya no me quedaba energia para temer. No queria morir, pero si ese cabron terminaba disparandome, no le quedaria mas alternativa que dejar marchar a Taylor si tenia que liberar a un rehen. El hombre dejo escapar un rugido salvaje y salio como un vendaval por la puerta de nuestra pequena prision. Yo hice una mueca al oir el chirriante sonido del metal contra el metal cuando el aseguro las barreras en la puerta. Era un sonido premonitorio que siempre me recordaba lo precaria que era nuestra situacion en ese momento y el poco tiempo que nos quedaba a Taylor y a mi. La diminuta habitacion volvio a quedarse a oscuras en cuanto se cerro la puerta y el alivio momentaneo que recibimos del calor sofocante mientras la puerta estaba abierta termino bruscamente. Casi no habia ventilacion en la estructura de una habitacion donde nos retenian y entraba muy poca luz a traves de las minusculas ventanas cerca del techo. ?De verdad podian llamarse ventanas esos agujeros? Taylor y yo apenas logramos sacar una mano por ellos y proporcionaban muy poca ventilacion para neutralizar el calor agobiante de Lania en verano. --Tienes que ir, Harlow --dijo Taylor con voz aspera y apenas audible--. Sabes que debes hacerlo. Si no lo haces, Mark y yo probablemente moriremos antes de ser rescatados. Solte un debil gemido al bajar el tronco al suelo de tierra, junto a Taylor, sintiendome completamente agotada tras el esfuerzo de permanecer incorporada durante unos minutos. <>, pense. Me odiaba a mi misma por haber metido a Taylor en aquella situacion. Mark y yo eramos ambos empleados de Montgomery Mining y lo habiamos sido durante anos. Cierto, ahora yo era geocientifica investigadora, asi que ya no hacia mucho trabajo de campo, pero no era como si Mark y yo no tuvieramos experiencia en exploraciones. Taylor Delaney era una simple becaria de verano que trabajaba bajo mi tutela en el laboratorio de Montgomery Mining en San Diego. Sinceramente, ella ni siquiera estaria en Lania si yo no hubiera tomado la fatidica decision de dejar que viniera con nosotros a la expedicion. Taylor acababa de terminar su master en Stanford y yo pense que sus estudios en geologia ambiental serian utiles. <>, reconoci para mis adentros. Tambien queria que viniera para que viviera su primera experiencia con un trabajo de campo internacional. Se suponia que yo era su mentora, asi que queria proporcionarle durante sus practicas todas las oportunidades posibles que la ayudaran en su futura carrera. Sin embargo, si se me hubiera ocurrido ni por un segundo que traerme a Taylor fuera a poner su vida en peligro, nunca habria puesto un pie en ese maldito pais. No solo era mi becaria. Taylor y yo tambien eramos amigas. <>, pense desesperada. Nada de aquel viaje rutinario deberia haber sido peligroso. Se suponia que ya no habia agitacion politica en Lania y estar alli conmigo deberia haber sido perfectamente seguro para ella. --?Como voy a hacer eso, Taylor? --pregunte con voz ronca--. ?Como voy a marcharme y dejaros aqui a ti y a Mark? --?Como no vas a hacerlo? --me contradijo debilmente--. Si no vas e intentas hacer que nos rescaten, ninguno de nosotros aguantaremos mucho mas. --No digas eso --suplique, aunque sabia que tenia razon. Taylor y yo estabamos extremadamente debilitadas. No habiamos comido en nueve dias y la pequena cantidad de agua de lluvia que habiamos recogido por las ventanas diminutas estaba evaporandose. Aqui, las temporadas de lluvia eran cortas y esporadicas. Habiamos llegado al punto en que pasabamos largos ratos en silencio porque simplemente no nos quedaban energias para hablar. Cada vez con mas frecuencia, teniamos periodos en que ya no eramos completamente coherentes. Tarde o tempranos, nuestros cuerpos renunciarian a la lucha. Nos quedariamos dormidas y ya no despertariamos. --Somos realistas, Harlow --respondio Taylor en voz baja--. Ambas sabemos que llevamos dias muriendo lentamente de deshidratacion. No estoy segura de como estara Mark en este momento, pero tengo la certeza de que el tiempo tambien es crucial para el. El rebelde volvera. Deja que te saque de aqui para poder sacarnos de aqui tambien a Mark y a mi. Una vez que estes de vuelta en Estados Unidos, puedes contarles a los negociadores lo que esta pasando aqui realmente. Se que moveras cielo y tierra hasta que alguien venga por nosotros. --Quiero que te lleven a ti --susurre--. No quiero dejarte aqui. Prefiero ser yo quien se quede. --Sabes que te quiero por eso, pero es imposible --respondio Taylor--. Estare bien, Harlow. Si se que vas camino de casa, tendre un poco de esperanza. Algo por lo que vivir al saber que la ayuda esta en camino. Mi corazon se rebelo ante la idea de partir de Lania sin Taylor y Mark, pero mi cabeza sabia que tenia razon. --No entiendo por que no te liberan conmigo. Si realmente han pagado mi rescate, ha tenido que ser Montgomery Mining quien lo pago. La unica a la que podria importarle lo suficiente para soltar dinero por mi es mi madre y no tiene tanto efectivo. --?Y crees que Montgomery tambien habria pagado por la liberacion de una simple becaria? --murmuro Taylor. --Si. Se que lo habrian hecho. Los hermanos Montgomery son multimillonarios, pero siempre se han asegurado de dirigir un negocio justo y etico, aunque sea la corporacion minera mas grande del mundo. He trabajado para ellos el tiempo suficiente para saber que se preocupan por sus empleados, incluso los becarios de verano. --Una vez yo fui una de esas pasantes, asi que sabia que eran bondadosos con todos los empleados y no solo con la alta direccion de la empresa. --Entonces, tal vez los rebeldes solo accedieran a liberarte a ti primero para conseguir mas dinero --sugirio Taylor--. Sin duda, no hay nadie ahi fuera dispuesto a entregar el dinero que probablemente exigen si no lo hace Montgomery. Nadie sabra siquiera que he desaparecido. --Estoy segura de que tiene algo que ver con el dinero --convine--. Y tus amigos sabrian que has desaparecido. --Eres la unica amiga que tengo en San Diego y la unica persona que sabe que estoy aqui -- susurro. Como Taylor se habia mudado recientemente a San Diego para hacer sus practicas de verano, no podia discutirle aquella afirmacion. Sus amigos de la universidad de Stanford probablemente estaban repartidos por todo el pais a estas alturas, y Taylor no tenia familia. Queria desesperadamente tenderle una mano a Taylor para reconfortarla, pero no podia. Teniamos las manos atadas demasiado fuerte como para envolverla en un abrazo. El hecho de ser incapaz de hacer absolutamente nada para ayudar a Taylor me habia destrozado lentamente. Su seguridad era mi responsabilidad y le habia fallado por completo. --Superaremos esto, Taylor. Mientras pronunciaba aquellas palabras de consuelo, no habia verdadera conviccion en mi voz. Sin comida. sin mas agua y sin un respiro del calor sofocante de aquella diminuta celda que nos retenia, Taylor y yo probablemente estariamos muertas en un dia o dos. Contuve un quejido al sentir que la circulacion volvia levemente a mis piernas. Ya casi estaba acostumbrada al dolor de tener las extremidades atadas tan fuertemente que todos los musculos suplicaban alivio. Ahora que finalmente estaban libres, me percate de que la circulacion cortada con anterioridad probablemente habia atenuado parte del dolor del maltrato. --?Taylor? --pregunte en voz baja--. ?Sigues conmigo? <>. Era triste necesitar confirmacion de que aun respiraba. --Estoy aqui --dijo con la garganta seca--. Por favor, no te preocupes por mi, Harlow. Ve a conseguir ayuda. Yo seguire aqui, sonando con una gran jarra de agua con hielo hasta que tambien me rescaten. --Y un enorme chuleton jugoso con una patata asada rellena --respondi yo automaticamente. Taylor y yo habiamos convertido en un juego hablar de las primeras cosas que queriamos comer y beber cuando escaparamos de aquel antro. Yo sabia que esa comida en particular era la primera en su lista. --Se lo duro que es esto para ti, Harlow --musito Taylor--. Yo tampoco querria dejarte atras. Pero es nuestra unica oportunidad. Nadie en casa sabe que no estamos recibiendo comida ni agua para mantenernos con vida durante mucho tiempo. Quizas crean que tomarse este rescate con calma y llevarlo sobre seguro es la mejor manera de manejarlo. --Ire --le asegure. Aunque sabia que era mi unica opcion, la decision me estaba partiendo el alma--. Tienes razon. Quienquiera que este negociando nuestra liberacion tiene que comprender que se le acaba el tiempo. --Han vuelto --farfullo Taylor cuando el molesto sonido estridente de la puerta al abrirla hizo que sintiera un escalofrio de pavor en la columna. --Me voy --dije sin aliento--. Te sacare de aqui lo mas rapido que pueda. No te rindas, Taylor. Por favor, no te rindas. Solo aguanta un poco mas. --Hare todo lo que pueda para no morir sobre tu conciencia, Harlow --me prometio--. Hemos aguantado todo este tiempo. Creo que puedo sobrevivir unos cuantos dias mas. La luz del sol inundo la habitacion cuando los rebeldes abrieron la puerta de un empujon. Yo estaba tan desacostumbrada al resplandor tras nueve dias de penumbra casi constante o de total oscuridad que cerre los ojos y parpadee con fuerza hasta que mi vision se ajusto. El guerrillero habia traido refuerzos y, esta vez, no pude resistirme cuando tres de ellos me pusieron en pie de un tiron. --!Mierda! --maldije, haciendo todo lo posible por mantenerme erguida cuando el dolor me atraveso la rodilla izquierda. Sabia que la lesion era mas que los musculos atrofiados y tensos de pasar tanto tiempo atada. Me habia torcido la rodilla cuando los rebeldes nos secuestraron y nos arrojaron al suelo a Taylor y a mi. Si, dolia, pero en realidad, una lesion de rodilla era la ultima de mis preocupaciones. <>, me dije. Necesitaba la maldita pierna para salir de alli. Me dolio en el alma al echar un vistazo atras hacia Taylor y ver lo fragil que parecia mi amiga pelirroja, normalmente feliz. Si no supiera que se trataba de Taylor, podria no haberla reconocido. --Tu, vete --dijo uno de los rebeldes mientras me empujaba hacia la puerta. Tropece y perdi de vista a mi amiga. <>, me recorde. Solte un sollozo de angustia mientras salia por la puerta cojeando con paso vacilante. Quizas necesitara una especie de desahogo temporal, pero no pensaba desmoronarme completamente. Tenia un unico proposito en mente, un objetivo, y lo unico que podria impedirme lograrlo seria la muerte. Como no parecia que aquel fuera mi dia para morir, resolvi que Taylor y Mark no pasarian ni un segundo mas de lo absolutamente necesario en aquella pocilga. Harlow En el presente… --No necesito un consejero de Last Hope, Marshall --le dije al hombre maduro que estaba sentado frente a mi en la mesa de mi cocina--. Especialmente, no uno como Jaxton Montgomery, por Dios. Sabes lo que quiero. Tengo unas ganas desesperadas de formar parte de Last Hope en lugar de ser tratada como uno de sus rescates. Marshall dio un sorbo de su taza de cafe y arqueo una ceja. Era una mirada que pretendia intimidar a la mayoria de la gente y, vaya, tenia que reconocer que el excomandante Marshall tenia una presencia tremenda que impedia discutirle nada. Sin embargo, esas expresiones que pretendian alarmar a cualquiera que las viera ya no funcionaban conmigo. Tal vez hubiera sido el lider supremo de todo hombre que hubiera servido a sus ordenes en su equipo SEAL de la marina estadounidense. Tampoco me cabia duda de que merecia ese culto al heroe. Pero Marshall era mucho mas que su antigua carrera militar. Durante los ultimos meses, habia visto una faceta diferente suya que estaba convencida de que el no queria que nadie viera en realidad. No es que se hubiera convertido en un osito de peluche ni nada parecido a ser calido o afectuoso, pero tampoco era el perfecto hombre duro que queria que todos creyeran que era. --Ya conoces las normas --dijo el con brusquedad--. Cualquiera implicado en Last Hope es antiguo miembro de las fuerzas especiales. No te ofendas, Harlow, pero no estas en condiciones de hacer frente al secuestro de otra persona ahora mismo. No cuando ni siquiera has lidiado con las secuelas de haber sido prisionera tu misma. Por eso he convertido a Jax Montgomery en tu consejero. Tienes trabajo que hacer con esos problemas, senorita, y te ayudaria tener a alguien con quien hablar que realmente pueda ayudarte a superarlos. ?Acaso te has molestado en responder a las llamadas de Jax? Yo puse los ojos en blanco. Lo detestaba cuando me hablaba como si fuera mi padre. --Jax se ha dejado caer por aqui antes --reconoci. --Deja que lo adivine. Le diste con la puerta en las narices --dijo Marshall acertadamente. Yo me encogi de hombros. --Le dije que si conseguia pasar dos semanas sin ser fotografiado con una de sus citas de una noche, accederia a dejar que sea mi consejero. Era la manera mas facil que se me ocurrio de librarme de el y no tener que volver a verlo nunca. Dudo que aguante un solo dia sin ser fotografiado con otra mujer. Ha sido un casanova durante anos. Eso es lo ultimo que necesito ahora mismo. --Tambien es uno de los dos hombres que arriesgaron su vida para rescatar a Taylor --me recordo. Suspire. Tenia razon. Jax y Hudson Montgomery no habian dudado en hacer volar uno de sus aviones privados en cuanto se enteraron de que Taylor estaba mal. De hecho, para cuando los encontre en sus despachos corporativos tras mi liberacion, Marshall, Jax y Hudson ya estaban planeando ejecutar un rescate para Mark y Taylor. Una cosa de la que no me percate cuando sali de Lania eran las probabilidades casi nulas de que Taylor fuera liberada pagando un rescate. Por lo visto, los rebeldes lanianos eran conocidos por aceptar el dinero del rescate por la liberacion de ultimos rehenes para despues matarlos a todos. Una tentativa de rescate era la unica opcion para ella. Tenia que reconocer que me quede conmocionada al descubrir que los tres hermanos Montgomery eran miembros de una operacion secreta de rescate voluntario llamada Last Hope. Marshall la puso en marcha despues de retirarse de la marina estadounidense debido a una lesion. Jax, Hudson y Cooper Montgomery se habian subido al carro hacia anos, despues de abandonar cada uno sus unidades en las fuerzas especiales. No solo eran miembros activos de Last Hope, sino que yo sospechaba que tambien estaban financiando la operacion. Por lo que habia visto, Last Hope era demasiado sofisticado para ser un grupo de voluntarios con un presupuesto limitado. --Lo se --confese con voz temblorosa--. Y nadie estara nunca mas agradecido que yo de que encontraran a Taylor a tiempo. No es como si Jax y Hudson tuvieran que llevar a cabo el rescate ellos mismos, pero gracias a que lo hicieron, le salvaron la vida a Taylor. Dios, ni en mis suenos mas descabellados podria haber imaginado que los poderosos multimillonarios duenos de la compania para la que yo trabajaba formaban parte de una organizacion civil secreta como Last Hope. Si Jax y Hudson no hubieran formado parte del grupo ni estuvieran altamente cualificados para llevar a cabo su propio rescate de inmediato, Taylor no habria sobrevivido. Si hubieran perdido tiempo reuniendo otro equipo, yo estaba casi segura de que habrian repatriado a Taylor a Estados Unidos en una bolsa. Ni Taylor ni Marshall me habian contado exactamente como estaba cuando la encontraron. Pero yo no era completamente idiota. Sabia que no se habia levantado ni salido de alli por su propio pie. Desesperada, Taylor habia hecho un pobre intento de escapar una vez que yo deje el recinto, y la golpearon severamente por sus acciones.

  • Los caminos de Adela de Erina Alcala

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    Adela era espanola, era ginecologa en un hospital de Boston. Apenas unos anos atras cundo era adolescente, se vino a Nueva York con su hermano y su hermana.
    Sus padres habian muerto y su hermano mayor siempre quiso ser policia en Nueva York. Adela era la mas pequena y estudio en Cambridge, cerca de Boston y alli se quedo trabajando de ginecologa al terminar sus estudios. Tenia una casita alquilada y llevaba ya unos anos trabajando. Iba y venia, le acompanaba su perrita Tara una cachorra tekel que se anunciaba en un periodico y se quedo con ella.
    Luca, era be Boston, habia estudiado ingenieria con una beca de deporte, tambien en Cambridge, pero al terminar, la carrera se dio cuenta de que queria ser bombero y aprobo las oposiciones y se quedo en el cuerpo de bomberos de Cambridge. Se acababa de divorciar de Asli, su novia del instituto y con la que llevaba diez anos casado.
    El destino quiso que Adela se encontrara con Luca en un accidente que ella tuvo camino del trabajo a Boston. Se conocieron y se enamoraron.
    Unos meses despues aparecio de nuevo Asli, embarazada, en la vida de Luca, entorpeciendo la relacion de el y la de Adela, y cuando Adela no pudo mas, se cambio a vivir a Boston, se compro una casa y se llevo a su perra Tara.
    En vacaciones se fue a un rancho de recreo a Montana y alli conocio al hijo de los duenos, un arquitecto guapo y alto, llamado Connor que ayudaba en vacaciones a sus padres.
    Y entre Connor y ella surgio quimica pura, ?Que pasaria entre Connor y Adela y entre Adela y Luca?
    Ademas Adela se quedo embarazada...

  • La solterona de Jana Westwood

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    En 1878 Elizabeth Downton es ya una solterona. Tiene treinta anos y ninguna expectativa romantica. Aun asi Elizabeth no es una mujer amargada, acepta el destino que le ha tocado y disfruta de las cosas sencillas de la vida.

  • El Sonido de los Almendros de Alberto Munoz Duran

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    La aparicion de tres cadaveres esparcidos entre el pueblo de Teovin y el inmenso bosque de Tierra de Pinares, donde Moises sintio la verdadera naturaleza de la fe siendo solo un nino, desencadenara una serie de pistas reveladoras que relacionaran al asesino en serie mas buscado de Espana con los diez mandamientos de Dios.
    Desde ese preciso instante, el expolicia judicial tendra que volver a sus origenes mas primitivos e iniciar una carrera contrarreloj para salvar a la unica persona que le ha importado de verdad a lo largo de una vida marcada por la soledad.Esta es la historia del sonador que consiguio entender a su verdadero yo y se enfrento a los demonios que un dia se le aparecieron para hacerle dudar de un destino que ya tenia asignado bajo la inconfundible melodia de los almendros.
    Una leyenda magica que se hizo real despues de conocer el amor, oler la sangre de los inocentes y pelear consigo mismo mientras perseguia al monstruo que mantuvo a todo un pais en vilo durante dos largas, frias e interminables semanas invernales, en uno de los casos mas escabrosos de la cronica negra.

  • A veinte anos, Luz de Elsa Osorio

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    Luz sospecha que no es hija de Mariana, esa mujer desamorada, que hace comentarios despectivos sobre ella y que solo respeta a su padre, el teniente coronel Alfonso Dufau. Pero no se trata de una fantasia adolescente. En la Argentina de los anos noventa, muchos jovenes se vieron abrumados por la duda de haber nacido en cautiverio durante la ultima dictadura militar y de estar viviendo con sus apropiadores. Madres y abuelas se han organizado en su busqueda. ?Hasta donde se atrevera a llegar Luz para develar el secreto de su origen? Fortalecida por su propia experiencia de madre, remontara los veinte anos que la separan de su nacimiento. En un laberinto de voces, Luz habra de construir su identidad.

  • Quedate conmigo de Marjorie Ortega

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    ?Hasta donde llegarias por amor?

  • Sasha. la rosa negra de Patricia P. Guerola

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    ?Donde te esconderias si tu padre, antes de ser asesinado, te advirtiera que corres peligro? ?En quien confiarias cuando todos a tu alrededor suponen una amenaza para ti?
    Sasha es una joven que lo tenia todo. Una persona a la que, en cuestion de segundos, toda su vida cambia y se vuelve oscuridad, tocandole ser una sombra de lo que un dia fue y convirtiendola en una mujer capaz de pelear contra quien haga falta.

  • Mariposa de fuego (Mariposas negras 2) de Concha Alvarez

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  • Alguien esta mintiendo de Karen M. Mcmanus

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    Todo el mundo tiene secretos, ?verdad? Pero, ?que serian capaces de hacer para protegerlos?

  • El dedo de Dios de Mario Escobar

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    Veracruz, Mexico. Hercules Guzman Fox, uno de los investigadores mas importantes del mundo, tiene que resolver la extrana muerte de un senador norteamericano en el barco en el que viajan hacia los Estados Unidos. Durante la travesia descubrira que los culpables son un extrano grupo que se creia desaparecido hacia siglos. Las pistas de una antigua reliquia lo llevaran, junto a George Lincoln y Alicia Mantorella, sus inseparables amigos, a Washington, donde se encuentra la clave de un asombroso misterio, asociado a uno de los objetos mas poderosos de la historia. El escritor Jack London y un joven Franklin D. Roosevelt los ayudaran a descubrir el enigma que se oculta en las entranas de la ciudad y que se remonta al descubrimiento de America. Un grupo masonico lo intentara impedir.

  • OJOS DE DRAGON (STEEL 9) de Rose Gate

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    Cuenta la leyenda que las almas humanas estan conectadas por un hilo rojo que los dioses atan al dedo menique.
    Esas almas estan predestinadas a encontrarse sin importar el lugar, el tiempo, o la circunstancia.
    El hilo puede enredarse, liarse, o tensarse hasta tal punto, que puede parecer que quiera romperse. Pero eso jamas ocurre, el hilo rojo que une a dos almas humanas predestinadas a encontrarse es indestructible.

  • El asesino indeleble de Marcos Nieto

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    Las luces de mi Mustang iluminaban la noche y el inicio de esos bosques que, a nuestro avance, semejaban horadarse. Penetraba en la oscuridad guiado por la linea de alquitran que el hombre habia posado alli, entre los troncos. Between Forests no era mas que un pueblucho de mala muerte, un cumulo de almas insertado en las entranas de una marea de pinos. La mina de carbon mas importante del condado se encontraba en aquel enclave dejado de la mano de Dios. Sin el oscuro mineral, Between Forests no era nada. --No lo entiendo --murmuro mi companero encendiendose un cigarro a la vez que se acomodaba en el asiento--. Han encontrado al muchacho alli mismo, empapado en su sangre. !Para que mierda nos quieren! --No lo se --admiti frotandome las sienes--. La llamada me ha pillado con diez latas de cerveza de compania, vacias... Ni el agua helada ha conseguido centrarme. --Mi voz carecia de fuerza alguna--. Supongo que habran detectado algo extrano. --Esto me da mala espina. --?Por que? --Por nada en especial. Un simple presentimiento. --Hay que tener cuidado con ellos... --divague en voz alta sufriendo la incesante fuerza que el sueno proferia en mis parpados. Solo el dolor de mi testa evitaba su descenso--. Si se interpretan bien, pueden contener indicios del porvenir. Si miras con recelo al futuro, quiza este te revele alguno de sus misterios. <>. --Debes dejar de leer tantos libros sobre parapsicologia y esos rollos, en serio. --Si... --suspire sonriendo, sintiendome muy cansado. Necesitaba un cafe, y pronto. --?Te duele? --pregunto Dan tocandose con el dedo indice la sien izquierda. --Sabes que si. Aparque en una de las pocas gasolineras que se encontraban en el trayecto. El coche no requeria repostar; yo si. --Dos cafes dobles, por favor --pedi al dependiente: un hombre obeso de barba prominente--. Y por favor, dejeme echarle un poco de ese licor que guarda usted por ahi... Le guine el ojo. El calor atestaba la atmosfera, la condensaba haciendola densa, pesada, desagradable de habitar. Una mosca zumbo posandose en la frente humeda del dependiente; la ahuyento con un rapido gesto de su mano. --?Me has oido? <>. --Aqui no servimos bebidas alcoholicas --apunto aparentando estar azotado por una somnolencia persistente. --Yo creo que si... El gran hombre desplazo levemente su brazo, muy despacio. --Muevete un milimetro mas y te vuelo la cabeza. --Desabroche la chaqueta de mi traje negro de Armani dejando entrever mi placa al costado de una Beretta 92. Quedo petrificado ante mi. Su cuerpo aguanto inclinado unos segundos, aparentando un mimo muy poco profesional. --Vamos a ser buenos... o vamos a ser malos, ?eh? Echale whisky al cafe y deja de mirar el arma que guardas bajo el mostrador. Mi companero Dan, de pie, observaba la escena bajo la camara de seguridad que habia revestido con un panuelo. El dependiente senalo una taquilla a su espalda. --?Puedo? --Claro. Pero no hagas tonterias. Giro su cuerpo pausado, y extrajo una botella de Jack Daniel's del armario metalico. --Asi me gusta... --asenti mientras el whisky rebosaba los dos vasos de papel. Tire sobre el mostrador un billete de cincuenta--. Quedate con el cambio --dije mirando fijamente a los ojos del dependiente, sorbiendo el aderezado cafe. Me dirigi hacia la salida, y justo cuando a punto estaba de alcanzarla, gire mi cuerpo dirigiendome de nuevo al gran hombre barbudo. Clave mis ojos en los suyos, entregandome estos el desapruebo y la decepcion. Estaba cansado de las pupilas que no aprobaban mis metodos, que pensaban que un agente de la ley debia ser justo, un angel guerrero, un salvador. Y eso era justamente lo que yo era; aunque muchos no quisieran verlo. El arcangel contra el mal, el batallador de demonios de carne y hueso: Jeff Sanders. Tenia derecho a tomarme las licencias que creyera oportunas, las concesiones necesarias para alcanzar mi meta, pues no luchaba contra un enemigo cualquiera. Si batallas limpio contra un tramposo, si peleas cinendote a las normas contra alguien que no las sigue... La ley estaba podrida, maniatada por los intereses y el poder. La justicia no deberia excluir a nadie, pues entonces, no es justicia..., y yo habia visto muchas injusticias. No luchare en desventaja contra el mas temido de los contrincantes: el mal. <>. --?Sabes a que me dedico? --pregunte en la distancia. Nego con la cabeza. --?Tienes hijos? ?Esposa? --Mujer y dos hijas --contesto con voz entrecortada. --Pues si algun dia encuentran a alguna de ellas tirada en un escapado, asesinada, violada o mutilada..., si ese dia estas de suerte, si ese dia has sido bendecido por lo divino, sere yo quien busque al hijo de puta que te ha arruinado la vida. Asi que quiza volvamos a vernos, y ese dia, miraras mis ojos con unos bien distintos a los que miran ahora. --A veces eres un poco egocentrico --dijo Dan sonriendo, una vez los dos, de nuevo, dirigiamos nuestros cuerpos a la escena de ese crimen que a la postre, seria el mas complejo de nuestras vidas. --El mundo deberia besar el suelo por el que andamos --dije sorbiendo el cafe--. Lo que vamos a ver hoy no puede remunerarse con nada. --Ser tu companero es vivir en una completa atmosfera festiva --expuso Dan esgrimiendo un gesto de placer, mofandose de mi--. Voy a explotar de tanta armonia. Dan me conocia bien, sabia que no era recomendable tocarme los huevos cuando tenia el dia torcido, que era casi siempre. El era el unico al que le permitia esas licencias… Pero tambien sabia que en mi no existia maldad alguna: solo el tormento de una vida injusta. --Ese gordo sudoroso vive en un mundo muy distinto al nuestro. No puedes odiarle por ser feliz --profirio dandome un par de palmadas en el hombro--. No puedes estar cabreado con el mundo eternamente. <>. <>. --Por aqui, por aqui... a la derecha. El dedo de mi companero senalo un pequeno indicador que brillo al girar nuestro vehiculo. Nos adentramos en un camino terroso, estrecho, constrenido por troncos, velado por una oscuridad cerrada. Avanzamos apenas medio kilometro cuando los ojos de mi Mustang revelaron los vehiculos que suelen preceder la escena de un crimen. --Aqui, para --demando Dan. --No veo los vehiculos del equipo forense. Creo que hemos llegado en el momento justo. Espero que el Sheriff sea un tipo competente. ?Recuerdas a aquel idiota? --dije chasqueando los dedos-- Si, joder... ese inutil de mierda... Ahora no recuerdo su nombre. --?El sheriff Robson? --!Eso, Robson! Limpio el cadaver porque decia que la chica le daba pena. --Exhale una carcajada que mas bien fue un lamento quejumbroso--. Por su incompetencia, un caso sencillo estuvo a punto de no resolverse. --Como iba a olvidarme de ese retardado... ?Cuanto hace de aquello? --Al menos cinco anos. Fue nuestro tercer caso juntos, creo. --!Y te he aguantado tanto tiempo! --Dan se echo las manos a la cabeza--. Deberian condecorarme por eso. No entiendo como he soportado tu compania. --Pues es muy sencillo: soy adorable. --Gracias por recordarmelo. No se como cojones ha podido olvidarseme ese importante dato... Aparque mientras Dan cogia la radio y sintonizaba la frecuencia del Sheriff. --?Sheriff Collins? --dijo pegando la boca al altavoz--. Detectives Dan Patterson y Jeff Sanders al habla. --Aqui Collins. La radio distorsiono. --Nos acercamos. --Bien, prosigan. Tengan cuidado, el lugar es de acceso complicado. --De acuerdo. Salimos del vehiculo y nos dirigimos a su parte trasera, sacando un par de linternas del maletero. --?Competente o incompetente? --pregunte a la vez que Dan apagaba y encendia la suya comprobando su correcto funcionamiento--. Las cervezas de esta noche a que esta acojonado.

  • La boda de lady Emma de Kate Morgan

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    Adam Mayer, es el libertino mas perversamente posesivo y seductor de Londres, y es el heredero del ducado de Herby, pero su poderoso rango viene acompanado de una responsabilidad que el no desea: la de contraer matrimonio con una extranjera, y una, precisamente, que viene de Boston.

  • Velos rotos – Nora Roberts de Nora Roberts

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    Gwen Lacrosse era una ingenua con la cabeza llena de pajaros cuando dejo su pueblo para irse a la gran ciudad. Volvia ahora a casa convertida en una mujer sofisticada y sagaz. Sin embargo, el nuevo huesped de su madre la cautivaba como nadie la habia cautivado antes. Luke Powers tenia fama de ser experto tanto en palabras como en mujeres… y pronto convertiria la fria racionalidad de Gwen en algo enteramente distinto.

  • Caza a la mentirosa de Kayla Leiz

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    o 1 [?] Estupendo Chloe, esta vez te has lucido. – Se dijo a si misma mientras se lamentaba por trigesima vez desde que habia entrado en el pub. – Ahora apechuga y carga con las consecuencias. Chloe Summers, de veinticinco anos, estaba en un problema. En un problema grave. Llevaba en el pub una hora esperando que su cita llegara. Solo que su cita no sabia que ella estaba alli. O mejor dicho, no sabia que "ella" era su cita. entirosa Abrio el pequeno bolso y saco la hoja arrugada de haber estado manoseandola durante demasiado tiempo en el trayecto en taxi hasta alli y leyo de nuevo. Hola Storm. Soy Sunny, ya se que no es lo que esperabas pero esta soy yo y, como no pensaba que tu fueras asi - en el caso de que sea igual que en la foto que me envio, en otro caso mejor pasar del tema porque no es cuestion de poner tambien en juego la Caza a la M desconfianza aparte de la mentira - pues te mande una foto que encontre por internet. Espero que me disculpes y… [?] !Como demonios le voy a decir eso! – Exclamo sobresaltando al camarero de la barra quien la miro como si hubiera bebido de mas y no la cola con lima que le habia servido hacia tres cuartos de hora. Agacho la cabeza y cerro los ojos. Vale, no tenia pensado mandarle ninguna foto pero habia insistido tanto… Y cuando ella le pidio la suya y la tuvo al dia siguiente no pudo apartar los ojos de el. ?De verdad era asi Storm? No podia Encarni Arcoya Alvarez - 4 Esc s rirto t r o as sExc x om o u m lgad a a d s s ser, en serio, un hombre de ese calibre no podia seguir soltero en la vida; ni siquiera podia existir de verdad pero el le aseguro que era una foto de verdad. En ella, un hombre enfundado en unos pantalones de cuero negro ajustados a sus piernas y comprimiendo, estaba segura, su contorno y el paquete, que sobresalia peligrosamente, hasta llegar a una cintura estrecha. Lo siguiente era una cazadora negra que llevaba con la cremallera subida pero solo hasta medio pecho y, debajo de la misma, no tenia nada. Podia verse el torso al descubierto con el vello oscuro en un triangulo invertido que se perdia por dentro de esa cazadora. Era musculoso sin llegar al exceso y poseia unos amplios hombros para entirosa albergar a semejante hombre. Debia ser bastante alto por lo que habia visto y estaba apoyado sobre una Harley, como si a ella no le fascinaran las motos de por si. Encima una Harley-Davidson FLH e Hydra Glide de los anos 60. Tuvo que tomar varias respiraciones antes de poder seguir inspeccionando la fotografia. Caza a la M Su rostro ya de por si la dejo impactada la primera vez que vio la foto, un menton cuadrado, rasgos suaves pero endurecidos al mismo tiempo, una nariz con presencia que enmarcaba su cara y le daba mas poder para dirigir a los demas. Sus ojos eran de color ambar que llamaban la atencion envueltos en unas pestanas largas de color oscuro como sus cejas y su pelo, corto y de punta por delante pero de largo hasta la nuca. Sus labios eran gruesos pero no en demasia, el inferior mas que el superior. !Ese hombre exudaba peligro y poder por partes iguales! Habia dedicado las siguientes horas a buscar por internet montones de imagenes para ver si daba

  • Regalo de Navidad de Marisa Maverick

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    Con REGALO DE NAVIDAD queremos agradecer vuestra fidelidad durante todo este ano; por ello, que mejor manera que con los relatos Paz (Bea Melworren) y Esperanza (Marisa Maverick), los cuales forman parte de la antologia <>.
    Deseamos que esta lectura os haga pasar un buen rato y os anime a seguir descubriendo que mas podemos ofreceros a traves de nuestras letras, que es mucho y variado.
    Feliz Navidad y un prospero 2019

  • El arte de quererte de Mina Vera

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    Despues de tener que retroceder en dos calles cortadas, hacerse a un lado en la cuneta para dejar paso a un rebano de cabras y pisar a fondo el acelerador con la primera marcha metida a lo largo de una tortuosa cuesta, Aitana y su recien estrenado coche de quinta o sexta mano llegaron a la direccion que le indicaba el GPS de su movil. Al parecer, las calles y carreteras de Caral in Chianti no habian sido actualizadas en los ultimos tiempos en el servicio de mapas online. La joven habia creido que su nivel de italiano era aceptable hasta que habia pedido ayuda a un lugareno de sonrisa desdentada que de forma muy amable --pero poco exitosa-- le habia dado unas ininteligibles indicaciones que la habian llevado a la otra punta del pueblo hacia casi media hora. No obstante, lo importante era que estaba alli. Por fin. Aquel era el ultimo punto de su lista de experiencias vitales por disfrutar, disciplinas por aprender, suenos por cumplir. Realmente le quedaban tres semanas para empezar el curso de escultura, durante las cuales pensaba hacer turismo por la zona y visitar museos y monumentos en Roma y Florencia. Estaba alli porque habia querido acudir a formalizar la matricula en persona, conocer al maestro artesano y, por supuesto, ver el pueblo y la casa de alquiler en la que se iba a alojar durante tres meses completos, de junio a agosto. Opto por aparcar a la sombra en un lateral del edificio de piedra de dos plantas, entre un vehiculo y… un caballo. Por la suciedad de los cristales y las ruedas algo deshinchadas de la camioneta, esta parecia no haberse movido en anos. Por el contrario, el caballo parecia en perfecto estado, asi que no podia llevar alli mucho tiempo. Con sumo cuidado, Aitana rodo con lentitud en el espacio libre entre ambos y puso el freno de mano en cuanto considero que su maniobra habia sido correcta. Aunque hacia diez meses que habia sacado el carnet de conducir, apenas habia tenido ocasion de practicar al volante. Aun le temblaban un poco las manos despues de la empinada cuesta en la que habia creido que el coche se le calaba y se le iba hacia abajo sin remedio, con el consiguiente peligro de atropellar a una cabra o a cualquier otro ser vivo. Suspiro con alivio antes de apearse del Seiscientos amarillo limon que, a pesar de superar con mucho los treinta y un anos de Aitana, por el momento habia cumplido muy bien con su funcion de llevarla desde una tienda de vehiculos de ocasion hasta aquel apartado pueblo en el interior de la Toscana. En cuanto puso un pie en el suelo, supo que deberia haber pasado primero por el hotel de Florencia para cambiarse de ropa en lugar de buscar un medio de transporte y dirigirse con su equipaje en el minusculo maletero hasta alli. Aquellas sandalias le habian costado un buen pico en Nueva York, y aunque habia librado los excrementos de caballo por muy poco, el terreno era abrupto alrededor del inmueble. Aquellos tacones --aunque de escasos seis centimetros-- podrian hacerla tropezar con facilidad. Por no hablar del barro que quedara impregnado en la blanca piel de las sandalias mas caras que se habia comprado en su vida. Un capricho y un recuerdo de su paso por la Gran Manzana. --Tranquilo, bonito, soy de fiar. --Trato de apaciguar al equino con su voz y unas suaves caricias entre los ojos, dibujando la cruz, cuando este acerco su hocico a ella para olisquearla desde la cadera hasta el cuello, dejando un rastro humedo en su vestido celeste. El animal de lustroso pelaje castano solto un suave relincho y le dio un par de toques en la cabeza con la suya antes de permitirle el paso. La joven se sintio como si hubiera superado alguna especie de prueba de acceso. Su intencion solo era realizar un pequeno tramite, asi que ignoro los riesgos para sus pies, se atuso la melena rubia y lisa, que traia algo alborotada por el aire que se habia colado por las ventanillas y las atenciones de su nuevo amigo, y anduvo de puntillas por el fangoso terreno hasta la puerta principal, donde un cartel de madera tallada rezaba: <>. No habia ningun timbre, sin embargo, la puerta estaba entreabierta. Aitana no lo dudo dos veces y entro con paso firme. Tras un pequeno recibidor salpicado aqui y alla con pequenas figuras de piedra, barro y madera, se abria otra puerta acristalada. Al otro lado, le parecio oir un sonido. Se quedo escuchando unos instantes antes de atreverse a entrar. Era una voz masculina. Muy masculina. Y entonaba alguna cancion en italiano que a Aitana le erizo el vello de los brazos. Como si tirase de ella con una fuerza sobrenatural, camino siguiendo aquella sobrecogedora melodia. El hombre de pelo negro azabache al que vio sentado, cantando y acariciando un pedazo de piedra rojiza con ambas manos, como si la moldeara, no podia tener muchos mas anos que ella. El movimiento de sus dedos la hipnotizo casi tanto como su voz, hasta que el parecio percibir su presencia al otro lado de la estancia y se levanto de un salto con sorpresa. No tardo mucho en poner cara de pocos amigos. En cuanto Aitana fue capaz de reponerse del impacto que le provoco verlo cambiar de una expresion relajada, incluso risuena, a un gesto casi asustado y finalmente a uno de lo mas hosco para atravesarla con unos ojos color caramelo de un brillo peculiar, se apresuro a justificar su presencia alli, que parecia ser poco grata para ese hombre. --?Signore Conte? ?Salvatore Conte? --comenzo, y segun lo dijo se percato de su error--. Scusi. ?Como va a ser usted el maestro, si me dijo que llevaba cuarenta anos de oficio? --razono en espanol, pues para pensar en italiano necesitaba mas concentracion y calma. Y la forma de mirarla de arriba abajo de aquel hombre no le permitia ni una ni otra. --Espanola, !como no! --farfullo Fabrizio con desden. Por un momento habia llegado a pensar que era su musa personificada, que habia acudido a su llamada gracias a su canto y concentracion. Sin embargo, se trataba de una posible reencarnacion de la peor de sus pesadillas. --?Disculpe? --El tonito no le gusto un pelo. Pero que la entendiera era un alivio--. ?Habla mi idioma? --Si no hay mas remedio --rezongo el, y aparto los ojos de Aitana de forma brusca para volver a su piedra. --Estupendo, porque yo… El inconfundible sonido de una camara fotografica la hizo girarse hacia su derecha. Un chavalin de unos siete anos la enfocaba ya para una segunda toma. --Espera, espera. Al menos dejame posar. Y vaya si lo hizo. Por algo llevaba mas de ocho anos como modelo publicitaria a sus espaldas, por mucho que aquellos dias hubieran concluido por completo. Cuando decidio que ya era suficiente, se acerco al muchacho e inspecciono la camara. --Vaya. Una Polaroid de las antiguas. Menuda reliquia. Pero veo que funciona muy bien. Y tu encuadre es muy bueno. --You are una bella donna. --Grazie mille. --No habla ni espanol ni ingles, solo mezcla algunas palabras sueltas. Y las utiliza junto a su sonrisa de pillo para engatusar a los pocos turistas que asoman por aqui. Le sacara cinco euros por cada una de esas fotos. Y le ha hecho muchas gracias a su vanidad. --?Mi vanidad? !Pero como se atreve! --Aitana se enderezo y se vio a si misma poniendo las manos en jarra sobre sus caderas. Tuvo una vision de su propia madre con ese mismo gesto y se sintio muy mayor de pronto. Carraspeo y trato de calmarse--. Mire, no tengo por que darle explicaciones, ni a usted ni a nadie. Solo he querido ser amable con el muchacho. He posado porque llevo muchos anos haciendolo, no por vanidad. Y por supuesto que le pagare a este fotografo en potencia por su trabajo. Toma. --Saco la cartera y le dio un billete de cincuenta euros --. La fotografia es una aficion muy cara. Y si de verdad es esto lo que te gusta, nunca lo dejes. --Grazie, bella. El nino le entrego el punado de fotos, le beso la mano y salio corriendo. Ella las guardo en el bolso mientras lo veia huir con su botin. --No le ha entendido nada, pero comprende que le han gustado las fotos, ya que le ha pagado el doble por ellas. --A lo mejor estan compinchados y se reparten las ganancias. Si no, ?que hace ese crio aqui? --No necesito limosnas, ni nadie de este pueblo, asi que puede ahorrarselas. Angelo es solo un oportunista. La habra visto llegar en un coche desconocido y la habra seguido. --Volvio a mirarla de arriba abajo--. Dudo que haya venido andando desde muy lejos con ese calzado. ?Le habia mirado los pies? Prefirio no detenerse a pensar en ello. --Yo dudo que mi coche le haya hecho pensar a Angelo que podia sacarme cincuenta euros -- murmuro mas para si--. Bueno, puesto que usted no es Salvatore, pero ya que habla mi idioma, tal vez podria decirme donde encontrarlo. Asi podre dejar de molestarlo con mi presencia. --?Para que quiere una mujer que se dedica a posar ver al maestro? No creo que haya solicitado una modelo. Hace tiempo que dejo ese tipo de trabajos.

  • Mi maldita adiccion (Tabu 2) de Noelia Medina

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    Marc Ferrara tendra esa droga cerca, en su propia casa, y el monstruo crecera, trayendole recuerdos de un pasado perturbador y desbocado. Intentara aplacarlo con musica y distancia, pero la tentacion sera demasiado grande y comenzara a consumirlo.
    Una destrozada Nicolle buscara refugio, y puede que unas manos que saben hacer malabares y magia sean ese lugar seguro que necesita. Pero algo ha cambiado, algo que se escapa de su control y de su entendimiento. Ya no es solo curiosidad por ese hombre mucho mayor que ella, el padre de su amiga. Ya no es solo deseo. Es mas, mucho mas.
    Aquella muchacha que llego a su casa con una mochila en el hombro comenzo siendo una maldita droga dura dificil de controlar. Ahora se ha convertido en algo mucho peor.
    En su maldita adiccion.

  • Un amor inesperado de Victoria Evans

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    Arabella deja su tranquilo pueblito costero ingles para aceptar el puesto de institutriz en el castillo de un duque portugues recientemente viudo. Un hombre tirano, autoritario acostumbrado a gobernar en su propiedad como un antiguo senor feudal y sin embargo, el magnetismo de ese caballero hechizara a la jovencita hasta hacerle perder la cabeza casi por completo…

  • Hadas con tacones afilados de Ruben Sanchez Fernandez

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    La emision del programa nocturno de videncia Astroesoteriko se ve interrumpida por las llamadas telefonicas de un misterioso personaje que desafia a su presentador, el vidente Cesar Velano, a demostrar la certeza de sus predicciones. Pero cada llamada finaliza con la aparicion de una victima salvajemente asesinada en algun lugar de la ciudad. De la investigacion se hara cargo el inspector Silvio Tanco, un hombre cuyo presente esta marcado por su caida en desgracia en la Policia, que se debate entre dos mujeres de su pasado y que se ve amenazado por una grave circunstancia que pondra en peligro su futuro.
    Ciencia, religion y pseudociencias enfrentadas, misterio, violencia, pasion y deslealtades. Todo eso es Hadas con tacones afilados. Una novela donde nada es lo que parece.

  • No me avisaste, corazon de Loles Lopez

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    Tras recuperarse de un accidente automovilistico, Idalia decide hacer un paron en su esquematizada vida y viajar a Verona para pasar una temporada con su alocada y querida prima Alba. Nada mas llegar, esta la arrastra a la casa de Julieta, donde, a los pies de la famosa estatua, Alba pide que el amor les sonria a las dos.

  • Por que te casaste conmigo de Corin Tellado de

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    Lawrence Cronwell elevo los ojos y los fijo en el rostro tirante de Clint Smith. Hubo como un destello en los ojos de ambos. Sono un golpe en la puerta. La voz de Clint sono rara, casi cortante, como si afilara el aire. --No dejes entrar a nadie. Lawrence se agito. Dentro de su bata blanca, daba la sensacion de que su inmensa altura no menguaba. --?Y si es el doctor Manley? --Ese... si. En el lecho de la silenciosa policlinica, continuaba moviendose aquella cosa que era una venda en su totalidad. La voz que salia de aquella cosa, producia en Clint una amargura inmensa. --No puedo. ?Que culpa tengo yo? Dios mio... mama... mama... ?Por que habras muerto? ?Y por que papa no quiso escucharme? Cary ha muerto, papa. Cary ha muerto... Pensabamos casarnos, papa. ?Oyes, papa? Maggie, dejame entrar. Papa tiene que oirme. Yo... Lawrence se tapo los oidos y fue hacia la puerta. Dudo antes de abrirla. La voz de la muchacha se oia insistente, debil, cada vez mas debil y machacona. Abrio la puerta. --Ah, es usted, doctor. Pase, pase. Le estabamos esperando. --No pude venir antes. Me dieron el aviso cuando me hallaba en una fiesta --hablaba acercandose al lecho. Al ver a Clint le toco en el hombro--. ?Lo has hecho todo bien, Clint? --Lo mejor que pude. La enferma seguia hablando a media voz. --Un segundo, Maggie. Solo un segundo. Dejame ver a papa. Tiene que escucharme. Tiene que comprender. ?Su honor? ?No es suyo mi honor? Yo te prometo... Maggie, por el amor de Dios. Maggie, dejame ver a papa --sin dejar de gritar trataba de incorporarse, pero la mano de Clint la sujeto. --Quieta, por favor. Estese quieta. Entre las vendas, el doctor Manley le busco el pulso. --Salgamos un segundo, Clint. --No puedo permitir que venga nadie. --Una enfermera no, por supuesto. Law ya me explico el caso por telefono. Pero una hermana... Llamemos a una monja. --Le ruego... --Vamos, vamos, Clint --se volvio hacia el otro doctor--. Law, llame a la hermana Sonia. --Si, senor. --Digale que venga sola --miro rapidamente a Clint--. Ponle un calmante. Que hable lo menos posible. ?Diste parte a la policia? --No tiene documentacion. --?No la encontraron en el auto? --No lo se. La policia estuvo aqui y volvio al lugar del accidente. Es posible que encuentren su documentacion en el auto. Volveran pronto. La enferma, tras un breve silencio, volvio a gritar con voz desgarradora. --Cary ha muerto. ?No sabias que Cary iba a casarse conmigo? ?No lo sabias tu, Maggie? Por Dios, dile a papa que... que... que si no me recibe me matare. Dile a papa... --Por favor --corto el doctor Manley--. Ponle un calmante. Que se duerma y se calle. ?Cuanto tiempo lleva asi? --Varias horas. --Eso es una barbaridad. ?Has averiguado, por lo que dice, que tragedia es la suya? --En tantas horas... es obvio. --De acuerdo. Venid los dos conmigo al despacho. --?Donde estan los otros? --Abajo, en la cafeteria. Hemos operado y la hemos traido aqui. Los otros no saben nada de esto... La hermana Sonia entro en aquel instante. --Hermana, no se mueva de aqui. Acabamos de darle un calmante. Aun hablara un rato --decia el jefe de equipo, recien llegado--. No permita que entren ni visitas ni enfermeras. Ah, si viene algun familiar a reclamarla, no permita que la muevan. Estare en mi despacho con el doctor Smith y el doctor Cronwell. --Si, senor. El doctor Manley miro a sus dos ayudantes. --Vamos --dijo. Y el mismo abrio la puerta. Mudamente, los tres medicos avanzaron por el pasillo. Clint y Lawrence vestidos de blanco. El doctor Manley aun con su impecable traje de calle. --Se dormira una o dos horas --decidio el doctor Manley, penetrando en su despacho--. ?Como esta, Clint? --Muriendo. --?Tan grave ha sido? Clint no respondio. Hizo un gesto muy significativo. --Mucho --contesto Law por el--. Hemos operado durante tres horas, a vida o muerte. El equipo entero, exceptuandole a usted, estamos de acuerdo en que su muerte es inminente. El doctor Manley miro a sus dos ayudantes con expresion aguda. --?Por que no me llamaron antes? --No hemos podido localizarlo, y la muchacha accidentada no podia esperar, senor --contesto Clint--. O la operabamos, o se moria hecha un guinapo. --De acuerdo. Tomemos asiento. Cuentenme lo que ocurrio. Todo lo que sepan de esa muchacha, y que ha dicho la policia del accidente. Y, sobre todo, que tragedia la agita tanto. --Law --ordeno--, antes de sentarte, sirvenos algo. Dispongo de tiempo suficiente para escucharles un buen rato. Deseo saberlo todo. --Law busco tres vasos y una botella en un estante de la enorme libreria que presidia toda una fachada del despacho--. Mi esposa regresara a casa sola, de la fiesta. Mi hijo Ted se reunira con ella dentro de una hora --consulto el reloj--. Veamos que ocurrio. ?Quien habla de los dos? --miro a Clint, siempre tan silencioso y reservado, y despues a Law--. Habla tu, Law. --Si, senor --le sirvio un whisky--. ?Con soda, senor? --Lo prefiero solo. --Tu, Clint. --Con agua. --Yo con soda --dijo para si. Y despues de servir a sus dos companeros, se sirvio a si mismo, y con el vaso entre los dedos, ocupo un lugar en una comoda butaca forrada de piel negra, ante la mesa, tras la cual se hallaba su jefe de equipo. --Veamos si lo sabemos todo. Si podemos hilvanarlo. Si me equivoco en algo, o tu has visto u oido mas que yo, rectificame, Clint...

  • La tierra que pisamos de Jesus Carrasco Jaramillo

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    Hoy me ha despertado un ruido en mitad de la noche. No un ronquido de Iosif, que, raro en el, a esa hora dormia a mi lado en silencio, medio hundido en la lana del colchon. He permanecido tumbada, con la mirada detenida en las vigas de haya que sustentan el techo, apretando fuertemente las sabanas en busca de una firmeza que el lino, tan sutil, me ha negado. Durante un buen rato me he quedado quieta, con los hombros contraidos y las manos cerradas. Queria volver a escuchar el ruido con nitidez para poder atribuirselo a alguno de nuestros animales y asi, tranquila, regresar al sueno. Pero, mas alla del aire agitando las ramas de la gran encina, no he percibido nada, y entonces, como por ensalmo, el viejo mito del intruso de ojos vaciados por la codicia se ha agarrado a mis tripas y ha empezado a devorarlas. Es agosto, las hojas de guillotina estan subidas hasta los topes y una brisa perfumada y calida mece los visillos. Los hace danzar de un modo tan hermoso que, en esta epoca, durante mis desvelos, me siento contra el cabecero y me quedo embelesada viendolos ondear cual delicados pendones. Aspiro las fragancias que el aire trae y que, por momentos, desplazan a los aromas estancados del cuarto. Llegan en oleadas, de la misma manera que el mar va depositando en la orilla los restos de un barco naufragado. En primavera el azahar de los naranjos florecidos lo ocupa todo, especialmente cuando cae la tarde. Dias antes de que eso suceda, el arbol siempre envia un mensajero. Jornadas todavia frescas en las que, repentinamente, un hilo fugaz avisa de que, en algun lugar de los contornos, la vida ha sido convocada a su renacimiento. Con los punos llenos de tela y los ojos cerrados, he tratado de concentrarme en la oscuridad exterior. Y asi, he imaginado que me asomaba al porche elevado sobre el fragante cesped que rodea la casa y, desde alli, he dirigido mi atencion hacia el frente, al lugar donde el predio se asoma al valle. A lo lejos titilan las farolas de gas del pueblo, encaramado como un galapago a las faldas del castillo. En mi mente desciendo los escalones de madera y camino unos pasos sobre la hierba humeda hasta la verja que domina el huerto de la terraza inferior. No oigo nada alli, ni siquiera el aspero roce de las hojas ya secas del maiz. Me giro hacia la casa para recorrer la parte trasera de la propiedad. En los tiestos sujetos a la balaustrada del porche crecen formas confusas. La campana de alarma cuelga del tejadillo sobre ellas y su cuerda casi las toca. A la izquierda del edificio se levanta la gran encina, un ser poderoso y rotundo, cuya copa invade parte del alero. Al otro lado, entre la vivienda y el camino, el pequeno establo con sus ventanucos enrejados y sus tejas alomadas. Dentro, ni siquiera se oye a la yegua rascar el suelo de pizarra con sus herraduras. Tampoco se oye a Kaiser, nuestro perro; era de suponer, porque es sin duda el animal mas indolente que se pueda imaginar. <>. Y yo quiza sonrei por la ocurrencia y seguro que le di la razon para que se marchara pronto. Al parecer hay un lince, o un lobo, que lleva varias semanas merodeando por los alrededores del pueblo y que ha matado, dicen, a varias ocas y a algun cordero. Me lo conto el doctor Sneint en el dispensario de la guarnicion la ultima vez que fui al castillo en busca de las medicinas de Iosif. Mientras colocaba los frascos en mi alforja, el se levanto y, despues de repasar someramente los lomos de su biblioteca, extrajo un atlas de fauna iberica y me lo mostro. Del grabado me llamaron la atencion las patillas colgando a los lados de la boca y el aspecto puntiagudo de las orejas. <>. Tanto la idea de buscar los excrementos como la de abrirlos me resulto en aquel momento repugnante, pero luego, ya de vuelta a la casa, encontre las heces y no pude resistir la tentacion de revolver en ellas con un palo. Hacerlo no me resulto desagradable. Olian a conejo y, por su aspecto, se diria que esos animales solo se alimentan de pelo. Me he levantado y he prendido la lampara que tengo sobre la mesilla. Asomando el cuerpo sobre el alfeizar, he movido la luz a un lado y a otro en busca de signos del animal, pero enseguida me he dado cuenta de que la luna llena iluminaba mas que mi farol y he terminado por apagarlo. En cualquier caso, no he apreciado nada extrano. Quiza mi luz lo haya espantado. Los animales seguian tranquilos y yo he dejado que el aire templado que asciende por el valle me acaricie la cara. La luna llena tenia de un extrano amarillo las nubes detenidas sobre la llanura distante. He cerrado las contraventanas y me he vuelto a meter en la cama. Mientras regresaba el sueno, de nuevo mirando al techo, he reparado en que no hay hayedos en esta parte del pais. www.lectulandia.com – Pagina 7 2 Lo veo por primera vez con la manana bien entrada, mientras arreglo los geranios. Los pliegues de su chaqueta se cuelan por entre las lamas blancas de la verja que da al huerto, justo enfrente de mi. Iosif descansa en su mecedora a mi lado, aunque decir que descansa es, de algun modo, redundante, pues se pasa el dia recostado: en la cama, en el sillon del salon y, durante el buen tiempo, aqui, en el porche. Lo levanto cada manana, lo visto y lo siento donde corresponda segun la epoca del ano. Le agarro del codo y el, con pasitos cortos, se deja llevar de un lado para otro como un perrillo complaciente. La enfermedad lo ha reducido a una minima expresion de lo que fue. Un hombre que ha tenido a su mando divisiones, que ha dispuesto de las vidas de otros hombres, que ha asediado ciudades y pasado a cuchillo a enemigos y sediciosos. Me pregunto si sus viejos adversarios, aquellos a los que sometio hasta convertirlos en subditos de su majestad, conservaran la antigua furia con la que, sin duda, rindieron sus armas a este hombre a cuya sombra he vivido y cuya sombra es ahora todo lo que respiro. Su mente opera de manera discontinua y lo mismo pasa dos semanas callado, con la cabeza caida, incapaz siquiera de levantarse solo e incluso haciendose sus necesidades encima, que comienza a regir de manera repentina. En esos episodios, de duracion indefinida, se incorpora a la vida cotidiana tan plenamente que parece que nunca la hubiera abandonado. A veces regresa y se comporta igual que un paciente caprichoso. Si estamos en la cocina y me esta viendo cortar verduras, me exige que haga trozos grandes, y me explica, por enesima vez, que a el le gusta notar lo que esta comiendo. <>. En ocasiones, su cordura se remonta al pasado y se dirige a mi como si yo fuera parte de un recuerdo; me llama <> o <>, con tono marcial o almibarado, segun el caso. Y lo extrano es que nunca en la vida, ni cuando estabamos prometidos, me llamo asi, <>. Se diria que entre las grietas de su cerebro reverdecen viejos anhelos o el recuerdo de otra mujer a la que, sin duda, deseo durante sus largas ausencias; en la epoca en que las campanas se sucedian y parecia que el Imperio acabaria ocupando el globo entero. Por suerte, el que hace anos que no me visita es aquel hombre que hacia temblar los cimientos de mi mundo. El modo en que se enfurecia cuando el pequeno Thomas no declinaba correctamente, o cuando volvia manchado del jardin. Lo agarraba de la oreja, tiraba hacia arriba y casi levantaba al muchacho. Lo zarandeaba y no fueron pocas las veces en que recibio bofetones y golpes en los dedos con la regla de madera. Yo le suplicaba que lo dejara, que era solo un nino, y entonces el se volvia y me hundia con la turbidez de su mirada; la de quien ha bebido hasta hartarse la sangre bullente de los hombres. Una mirada cuyo recuerdo todavia me estremece y de la que aun quedan rastros en el fondo de sus ojos. www. lectulandia.com – Pagina 8 <>, me digo al ver los tallos agujereados. Son imposibles de exterminar y todos los anos tengo que arrancar muchas de mis plantas y quemarlas tras la casa, ya que es la unica manera de que la plaga no afecte a los ejemplares sanos. Las tomo por el tallo y las vuelco para sacarlas de los tiestos. La tierra oscura cae al suelo, siempre fresca y bien ligada, formando grumos esponjosos que yo me llevo a la nariz para embriagarme con sus aromas

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  • La vida al fin y al cabo, Fernando Garcia Lobo de Fernando Garcia Lobo

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  • Mi pequena de Luis Barrena Ugaz

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  • Oxen. El hombre oscuro de Jens Henrik Jensen

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    El soldado de elite Niels Oxen no confia en nadie. Nunca. Ahora se esconde tras una nueva identidad, lejos de un pasado que quiere olvidar. Pero una siniestra y poderosa sociedad secreta esta tejiendo un plan oscuro del que nadie puede ocultarse.

  • Guardar para Siempre de Lexy Timms

    https://gigalibros.com/guardar-para-siempre.html

    Esta es la Parte 5 de una serie de 8 libros

  • Sabor Frambuesa de Priscila Pacheco

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    Tras ser despedida de su trabajo, Evelyn siente que su vida es un caos, su mejor amiga Dora la anima a salir de fiesta ese dia y el destino hace que esa misma noche encuentre un nuevo trabajo y tras un pequeno accidente conozca a Samuel, un hombre guapisimo del que se queda prendada con solo verlo, pero el hecho de que lleve una alianza en su mano hace que no quiera saber nada de el...

  • Un misterio en Toledo de Anne Perry

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    La apasionante nueva novela de Perry protagonizada por Charlotte y Thomas Pitt nos invita a regresar al Londres victoriano, donde la codicia y la ambicion nunca duermen y las pasiones a veces se desbocan.