• libro los peligros de fumar en la cama - Mariana Enriquez

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    A mi abuela no le gustaba la lluvia y antes de que cayeran las primeras gotas, cuando el cielo se oscurecia, salia al patio del fondo con botellas y las enterraba hasta la mitad, todo el pico bajo tierra. Yo la seguia y le preguntaba abuela por que no te gusta la lluvia por que no te gusta. Pero ella, nada, evasiva, con la palita en la mano, frunciendo la nariz para oler la humedad en el aire. Si finalmente llovia, fuera garua o tormenta, cerraba puertas y ventanas y subia el volumen del televisor hasta tapar el ruido de las gotas y el viento -- el techo de su casa era de chapa--; y si el aguacero coincidia con su serie favorita, Combate, no habia quien pudiera sacarle una palabra porque estaba perdidamente enamorada de Vic Morrow. Yo adoraba la lluvia porque ablandaba la tierra seca y permitia que se desatara mi mania excavatoria. !Que de pozos! Usaba la misma pala que la abuela, una muy chica, del tamano que usaria un nino para jugar en la playa, pero de metal y madera, no de plastico. La tierra del fondo albergaba pedacitos de botellas de vidrio color verde, con los bordes tan lisos que ya no cortaban; piedras suaves que parecian cantos rodados o pequenas rocas de playa, ?por que estarian en el fondo de mi casa? Alguien debia haberlas sepultado. Una vez encontre una piedra ovalada, del tamano y color de una cucaracha pero sin patas ni antenas. De un lado era lisa, del otro unas muescas formaban los claros rasgos de una cara sonriente. Se la mostre a mi papa, enloquecida porque creia encontrarme ante una reliquia, y me dijo que las marcas formaban un rostro de casualidad. Mi papa nunca se entusiasmaba. Tambien encontre dados negros, con los puntos blancos ya casi invisibles. Encontre restos de vidrios esmerilados verde manzana y turquesa. Mi abuela se acordo de que habian sido parte de una puerta vieja. Tambien jugaba con lombrices y las cortaba en pedacitos bien chiquitos. No me divertia ver el cuerpo dividido retorciendose un poco para al final seguir adelante. Me parecia que si picaba bien la lombriz, como una cebolla, sin dejar contacto alguno entre los anillos, no iba a poder reconstruirse. Nunca me gustaron los bichos. Encontre los huesos despues de una tormenta que convirtio el cuadrado de tierra del fondo en un charco de barro. Los guarde en el balde que usaba para llevar los tesoros hasta la pileta del patio, donde los lavaba. Se los mostre a papa. Dijo que eran huesos de pollo, o a lo mejor de bifes de lomo, o de alguna mascota muerta que debian haber enterrado hacia mucho. Perros o gatos. Insistia con lo de los pollos porque antes, en el fondo, cuando el era chico, mi abuela tenia un gallinero. Parecia una explicacion posible hasta que mi abuela se entero de los huesitos y empezo a arrancarse los pelos y a gritar <>. Pero el escandalo no duro mucho bajo la mirada de papa: el admitia las <> (asi las llamaba) de la abuela siempre y cuando no se desbordara. Ella le conocia el gesto de desaprobacion y se tranquilizo a la fuerza. Me pidio los huesitos y se los di. Despues me pidio que me fuera a la habitacion a dormir. Yo me enoje un poco porque no entendia la causa de la penitencia. Pero mas tarde, esa misma noche, me llamo y me conto todo. Era la hermana numero diez u once, mi abuela no estaba demasiado segura, en aquel entonces no se les prestaba tanta atencion a los chicos. Se habia muerto a los pocos meses de nacida, entre fiebres y diarrea. Como era angelita, la sentaron sobre una mesa adornada con flores, envuelta en un trapo rosa, apoyada en un almohadon. Le hicieron alitas de carton para que subiera al cielo mas rapido, y no le llenaron la boca de petalos de flores rojas porque a la mama, mi bisabuela, le impresionaba, le parecia sangre. Hubo baile y canto toda la noche, y hasta hubo que echar a un tio borracho y reanimar a mi bisabuela, que se desmayo por el llanto y el calor. Una rezadora india canto trisagios, y lo unico que les cobro fueron unas empanadas. --?Eso fue aca, abuela? --No, en Salavino, en Santiago. !Hacia un calor! --Entonces no son los huesos de la nena, si se murio alla. --Si que son. Yo me los traje cuando vinimos para aca. No la quise dejar porque lloraba todas las noches, pobrecita. Si lloraba con nosotros cerquita, en la casa, !lo que iba a llorar sola, abandonada! Asi que me la traje. Ya era huesitos nomas, la puse en una bolsa y la enterre aca en los fondos. Ni tu abuelo sabia. Ni tu bisabuela, nadie. Es que nomas yo la escuchaba llorar. Tu bisabuelo tambien, pero se hacia el tonto. --?Y aca llora la nena? --Cuando llueve nomas. Despues le pregunte a mi papa si la historia de la nena angelita era cierta, y el dijo que la abuela ya estaba muy grande y desvariaba. Muy convencido no parecia, o a lo mejor le resultaba incomoda la conversacion. Despues la abuela se murio, la casa se vendio, yo me fui a vivir sola sin marido ni hijos, mi papa se quedo con un departamento de Balvanera, y me olvide de la angelita. Hasta que aparecio al lado de la cama, en mi departamento, diez anos despues, llorando, una noche de tormenta. La angelita no parece un fantasma. Ni flota ni esta palida ni lleva vestido blanco. Esta a medio pudrir y no habla. La primera vez que aparecio crei que sonaba y trate de despertarme de la pesadilla; cuando no pude y empece a entender que era real grite y llore y me tape con las sabanas, los ojos cerrados fuerte y las manos tapando los oidos para no escucharla, porque en ese momento no sabia que era muda. Pero cuando sali de ahi abajo, unas cuantas horas despues, la angelita seguia ahi con los restos de una manta vieja puesta sobre los hombros como un poncho. Senalaba con el dedo hacia fuera, hacia la ventana y la calle, y asi me di cuenta de que era de dia. Es raro ver un muerto de dia. Le pregunte que queria pero como respuesta siguio senalando como en una pelicula de terror. Me levante y sali corriendo hacia la cocina, a buscar los guantes que usaba para lavar los platos. La angelita me siguio. Apenas una primera muestra de su personalidad demandante. No me amedrento. Con los guantes puestos la agarre del cogotito y aprete. No es muy coherente intentar ahorcar a un muerto, pero no se puede estar desesperado y ser razonable al mismo tiempo. No le provoque ni una tos, nada mas yo quede con restos de carne en descomposicion entre los dedos enguantados y a ella le quedo la traquea a la vista.

  • Los peligros de fumar en la cama - Enriquez, Mariana

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    Hasta que aparece una escritora que, como Mariana Enriquez, no imita las historias de terror sino que las escribe desde cero. El lector abre el libro y ve el ...

  • LOS PELIGROS DE FUMAR EN LA CAMA - Casa del Libro

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  • LOS PELIGROS DE FUMAR EN LA CAMA

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    En los cuentos de Los peligros de fumar en la cama, el terror roza lo cruel para ... Me llevó a leer este libro el anterior, "Las cosas que perdimos en el ...

  • Los Peligros De Fumar En La Cama - Agapea

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  • Los peligros de fumar en la cama - Todos tus libros

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    1 feb 2017 — Doce cuentos en los que lo terrorífico se infiltra en lo cotidiano. Doce relatos perturbadores que llevan el género de terror a una nueva ...

  • LOS PELIGROS DE FUMAR EN LA CAMA - Traficantes de ...

    https://traficantes.net/libros/los-peligros-de-fumar-en-la-cama

    Quienes descubrieron a Mariana Enriquez con Las cosas que perdimos en el fuego tienen ahora en sus manos un libro anterior, en el que ya aparece ...

  • Los peligros de fumar en la cama - Mariana Enriquez - Fnac

    https://www.fnac.es/a1331537/Mariana-Enriquez-Los-peligros-de-fumar-en-la-cama

    1 feb 2017 — Los peligros de fumar en la cama, libro o eBook de Mariana Enriquez. Editorial: Anagrama. Los mejores precios en libros y eBooks.

  • Los peligros de fumar en la cama - Mariana Enríquez - Babelio

    https://es.babelio.com/livres/Enriquez-Los-peligros-de-fumar-en-la-cama/26226

    Si se miran los cuentos de este libro se podrá identificar lo que autores y ... Así que hace poco leí uno de sus libros: Los peligros de fumar en la cama.

  • Amurao. Dos dientes de plata de Fran Barrero

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    Acurrucadas en el sofa, para envidia de Pablo, que juega con la pequena Eva a adivinar los animales que dibuja con extranos garabatos en un cuaderno, Cristina y Livia estan terminado de ver una pelicula de policias. --!Otra vez, otra vez! --grita Livia, derramando las pocas palomitas que quedan en el cuenco sobre su regazo. --?Que dices? ?Te ha dado un flus? --Su mejor amiga la observa entre asombrada y divertida. --?No lo ves, Cris? Mira la tele. El malo esta usando a uno de los polis como escudo humano, y sus companeros no disparan por miedo a herirle. --Claro, es logico. --Pero eso es absurdo a la vez. Casi todas las peliculas de policias muestran escenas asi en el final, con lo sencillo que seria salir de esa situacion. Cristina sonrie. --En alguna pelicula he visto que se dispara al costado o el hombro del policia y asi se abate al malo. --Pero eso no es efectivo, Cris. El malo puede disparar como acto reflejo y volarle la cabeza. --Eso es cierto, pero solo es una pelicula. No deberias tomartelo tan al pie de la letra. --?Y si pasa en la vida real? ?Y si nos enfrentamos alguna vez a alguien y nos vemos en esa situacion? --Esta bien, pues dime que quieres que hagamos. --Cristina sonrie, le encanta ver a su amiga tan entusiasmada con el trabajo. --No se, supongo que habria que apartarse muy deprisa del malo para que tu companero le disparase en la cabeza. --Para eso se necesitan muchas cosas. --?Como cuales? --Livia se gira y se sienta frente a ella con las piernas cruzadas como un indio. --Pues necesitas que quien dispare tenga una precision y rapidez de tiro casi perfectos. --Yo 95 y tu 96, somos las mejores. --No tan rapido, tambien requiere una rapidez de movimiento extremo por parte del rehen. Y lo ultimo y mas dificil de todo --Livia la observa como un nino de diez anos viendo por primera vez Los Gremlins--: usar una especie de codigo entre companeros. --?Un codigo? ?Como es eso? --Pues imagina que te guino un ojo para que sepas que me voy a apartar rapido. --?Y cuando tendria que disparar yo? --Pues tras una cuenta atras coordinada, por ejemplo, guinando el ojo tres veces. --Pero eso puede llevar a error, serian cuatro guinos, el primero para avisar y los otros tres para disparar. --Vale, pues otra senal, quizas con las manos. La V de victoria. --No me gusta. --Estas un poco puntillosa. --Es que prefiero la senal del triple de baloncesto. --?Como es eso? Pablo interviene y lo hace con la mano, describiendo un circulo entre el pulgar y el indice, de modo que los otros tres dedos queden hacia arriba. --Me parece bien. La senal del triple y luego los tres guinos. --Y tenemos que acordar si disparamos al tercer guino o despues. --Ahora eres tu la que lo complica, Livia. ?Que es eso de despues? --Ya sabes. A la de tres y disparas, es decir: <> y luego disparas, <> y disparas. --Esa ultima, mismamente, ?que mas da? --Es la parte mas importante, la que decide si me vuelas la cabeza a mi o al criminal. --Vale, pues uno dos y disparo. Por cierto, me he perdido todo el final de la pelicula por tu culpa. --?Y que importa? No habia ningun chico guapo. Dos dientes de plata Rumania Nicoleta sabe hacerlo, no tiene que ensenarle nadie. Lo ha visto hacer muchas veces y tambien ha practicado cuando sus padres y su hermano no la observaban. La nina otea el horizonte al otro lado de la ventana del pequeno salon, solo logra ver las lejanas copas de los arboles mecidas por la brisa y un leve destello azulado empujando el manto negro de la noche sobre el cielo. En menos de media hora estaran todos despiertos en la casa y se sorprenderan de que ella haya demostrado que no es tan pequena como aseguran. Sabe donde esta todo, incluso el sitio en el que guardan las cerillas. Una vez reunidos los materiales necesarios, hace una bola con dos hojas de una vieja revista y las coloca en el centro del hogar; encima, pasto seco y fino, creando una pequena montana que crece a medida que anade palos delgados, luego mas gruesos. Cuando la cerilla se adentra en el conglomerado y toca el papel, todo comienza, tal cual lo ha visto hacer cientos de veces. No hay error posible. Tarda unos quince minutos en obtener la recompensa. Su padre, el primero que se levanta cada dia, entra en el salon y observa el fuego, luego a ella, vuelve a mirar el fuego, sonrie y se marcha. La nina no esperaba mas. ?Para que? Es mas que suficiente. Ya es mayor. Una vez desayunado y en el patio de atras, justo al lado del cobertizo de las herramientas del huerto, su hermano Costel corta lena, aunque tienen de sobra almacenada para el siguiente invierno. La nina se acerca, como cada dia, y ruega para que le deje ayudarlo. --Es muy peligroso para ti, puedes cortarte. --Tu usabas el hacha cuando tenias mi edad. --Es diferente, soy un chico. --Yo tambien puedo hacerlo. Ya oiste a mama esta manana, igual que tata cuando vio el fuego en la chimenea. Ya puedo hacer todo lo que quiera. Ya soy mayor. --No digas tonterias, eso te lo han dicho para que te sientas bien, por el detalle de encender el fuego. Encender fuego puede hacerlo hasta un mono. --!Eso es mentira! !Retiralo! --Bueno, esta bien, tu lo has querido. --Costel mira hacia la casa. Padre esta en el huerto y parece que madre no les vigila desde la ventana de la cocina--. Toma el hacha y haz lo que te diga. La nina se embriaga de emocion, responsabilidad y valentia a partes iguales. Toma el hacha por primera vez en su vida, nunca habria imaginado que pesaria tanto, casi no puede sostenerla con las dos manos, ni siquiera usando los consejos de su hermano mayor. Levanta la herramienta como le indica Costel, con la mano derecha en la parte inferior del mango y la izquierda casi pegada al frio metal. La eleva sobre su cabeza con determinacion y luego la deja caer con todas sus fuerzas sobre un pequeno tocon que ha colocado su hermano sobre la base. El filo ni roza el tocon, tampoco la base del enorme roble que se seco antes de que ellos nacieran y que usan para trocear la lena. Nicoleta siente que ha gastado las energias de una semana entera para hacer el ridiculo, pero eso solo le dura unos segundos. --Quiero intentarlo otra vez. --Te vas a hacer dano. Has estado a punto de darte en una pierna, te la habrias cortado y luego tata me mataria . --Solo una vez mas, por favor. Ni siquiera espera la autorizacion de su hermano, levanta el hacha y lo deja caer con mucha mas fuerza que antes, sin medir en ningun momento la precision para lograr su objetivo. El hacha se incrusta en el centro del tocon, pero no mas de unos milimetros. Costel rie al ver demostrada su teoria. El casi partio un tocon parecido cuando lo intento por primera vez, de eso hace seis anos. --Las chicas no teneis fuerza. Las chicas solo podeis trabajar en la casa. Vete a la cocina o a limpiar. Ella se enfada, observa el tronco y escupe al suelo con furia, como ha visto a su tata hacer desde que tiene uso de razon cuando esta enfadado. Mierda de vida, ella no decidio nacer chica. Se marcha corriendo a la casa, tiene muchas tareas pendientes de hacer. Habia pensado, ingenua, que podria cambiarlas si demostraba esa manana que podia encender fuego y cortar lena. Creia que mama usaria su autoridad para cambiar definitivamente las tareas de cada uno y asignarle las que ella queria desempenar. <>. Aun. Se pasa dos semanas preparandose para un nuevo intento, catorce dias en los que se levanta temprano, antes que los demas, enciende el fuego y luego se marcha a golpear con el hacha los troncos que coloca sobre la base del roble seco. Tambien lo hace algunas tardes, cuando su hermano y sus padres estan ocupados y sabe que no la observan. Practica hasta tener callos sangrantes sobre los anteriores callos resecos, hasta que suena por las noches con dar golpes, hasta que su vida se limita exclusivamente a golpear un estupido trozo de lena para convertirlo en dos. Esta manana no practica, se limita a esperar a que Costel este por la zona, ahora interesado en encontrar su azadon para ir al huerto. Nicoleta camina con decision hacia su objetivo, toma la herramienta y coloca un tocon mayor del que puso su hermano dos semanas atras. Este la observa desde la puerta de cobertizo, a tres metros, entre sorprendido e intrigado al ver su determinacion. No necesita un segundo golpe, el tocon se parte en dos ante el asombro del adolescente. --?Lo has visto? ?Lo has visto, Costel? De un solo golpe. --Habras tenido suerte, seria un trozo muy seco o podrido. --Puedo hacerlo otra vez. --Solo si yo elijo el tronco. --Me da igual, lo cortare de un solo golpe de nuevo. El chico coloca un trozo mucho mayor que el anterior, uno que el mismo no seria capaz de cortar de un solo golpe. Ella nunca lo ha intentado con semejante trozo de madera, ni la mitad. Sabe que no lo lograra, y no es una duda, se trata de logica, como dice su padre cuando le explica que la lena humeda no es buena para prender fuego, que no se puede plantar patatas en octubre y que una mujer nunca servira para nada mas que trabajar en el interior de la casa. <>. La nina aprieta los dientes, se aferra al mango del hacha y lo eleva sobre su cabeza. Usa el punto de apoyo del pie izquierdo, luego equilibra, pasa al derecho, adelantado, y deja caer con todas sus fuerzas la herramienta. El tocon no se parte, pero el hacha entra hasta la mitad del mismo. Todo un logro que no esperaba. Se gira con cara sonriente. Su hermano no sonrie, alberga un semblante extrano en la cara. La nina baja la mirada y observa la hoja del cuchillo que le ha brotado al chico en mitad del pecho, gotea sangre espesa y oscura, despacio. Vuelve a mirar la cara de su hermano, la mueca es ahora grotesca, como una mascara, un hilo de saliva rojiza cae de su boca abierta. Corre en un acto reflejo, corre con todas sus fuerzas. En casa esta mama y ella sabra que hacer. Antes de llegar a la puerta trasera, la que da a la cocina, un tipo enorme aparece y ella resbala antes de chocar contra el, esta aterrada, lo mira sin comprender como ha salido ese extrano, ese monstruo, del interior de su casa. El tipo enorme sonrie y muestra dos dientes de plata entre otros deformes y oscuros. Se agacha ante ella y le susurra. --?Tienes miedo, pequena? --Si. --Nicoleta ni siquiera sabe de donde ha salido el susurro de la respuesta. --No deberias tenerlo. ?Sabes que, segun la Biblia, el diablo no ha matado a nadie nunca? -- Y sonrie de nuevo, a sabiendas del efecto que produce la vision de su dentadura en la nina.

  • La locura de saltar contigo de Silvia Sancho

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    Una boda.
    Un monton de chupitos.
    Un Porsche aparcado en una calle oscura.
    El mejor amigo del novio.
    El hombre con el que no debia acostarme.
    El que iba impecablemente vestido con un traje gris y una camisa blanca almidonada.
    El dueno de unos ojos verdes que hablaban mas que su irresistible boca.
    El socio mas joven de su despacho de abogados.
    El mejor hombre con el que he estado en la cama.
    Una locura.
    Las huellas de mis unas en el salpicadero de su coche como prueba.
    Un problema de los grandes.
    El era inalcanzable.
    Yo estaba rota.

  • El dilema de Sofia de Luz Hidalgo

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    Con cuarenta anos, una vida resuelta y acomodada, Sofia se da cuenta de que no vale la pena luchar por un matrimonio basado en mentiras. Nada mas formalizar el divorcio, recibe noticias de su padre despues de muchos anos separados. Esa carta, le da el empujon para dejar Espana y viajar a su pais de origen, Londres. Alli descubre que la amistad no tiene limites, que se puede volver a empezar. Lena, su amiga de la infancia, se vuelve imprescindible en esta historia, aportando frescura y recordando que la amistad no tiene fecha de caducidad. Por otro lado, esta James, un hombre frio, distante, sombrio. Ahi empieza el gran dilema de Sofia. Descubrir el secreto de aquel hombre enigmatico, o dejarlo correr y no arriesgar su seguridad emocional. En esta entrega, la autora, rescata a Sofia de su primera novela y crea una historia que la traslada al pintoresco pueblo de Castle Combe, adentrandonos en sus preciosas calles, descubriendo asi algunos de sus rincones mas emblematicos. CAPITULO UNO UN DETALLE QUE LO CAMBIA TODO Noviembre de 2019 Me deje caer al suelo, las piernas no me sostenian. No podia creer lo que estaba leyendo. Relei la carta coronada con el membrete de un prestigioso urologo de la ciudad. Las manos me temblaban mientras buscaba en el movil el significado de la palabra azoospermia [1] . Imaginaba su significado, pero queria estar segura antes de aceptar aquella realidad, que habia descubierto por casualidad. Me lo temia, Carlos era esteril. Habia llegado a aquella conclusion despues de leer el informe medico que habia permanecido oculto en el caos de su escritorio. Cuando me fije en la fecha monte en colera. Hacia tres anos que Carlos habia recibido el diagnostico. !Tres! Me tape la boca y contuve la ira y las ganas de gritar. Las lagrimas resbalaron por mis mejillas. No fue por la noticia, sino por la mentira que habiamos estado viviendo durante tanto tiempo. Mi marido habia intentado evitar que descubriera la verdad a toda costa. Que cobarde... Carlos me encontro sentada en el suelo, llorando. La carta destacaba en el calido suelo del parque. --!Sofi! !Carino!, ?que te ocurre? ?Te has mareado? --susurro, carinoso, mientras se agachaba a mi lado. Su mirada denotaba preocupacion. Cuando intento cogerme las manos, reparo en la nota que habia en el suelo, justo a mi lado. Se distinguia claramente el sello de la clinica privada que habia visitado tiempo atras. El mundo se le vino encima en aquel instante. Se sento junto a mi con gesto abatido. Su querida esposa habia descubierto el engano que durante tanto tiempo habia intentado enterrar. --Sofia...--Por fin levante la cabeza. Lo mire directamente a los ojos. --Como has podido... --Pretendia decirtelo, en serio, pero no encontraba el momento. Sofi, carino, no me atrevia. Preferia que creyeras que algun dia lo conseguiriamos. Mientras tanto, tenia que pensar en la posibilidad de adoptar. --Pero ?que estas diciendo, Carlos? No tienes ni idea de lo que dices. La mentira es injustificable. !Me has hecho creer que no podia tener hijos! Que cruel has sido... !Me has mentido durante todo este tiempo! Carlos no sabia que decir. No insistio en su inocencia. No me suplico. Era consciente de que su comportamiento no tenia justificacion. Sabia que aquello seria demasiado para mi. No hacia ni un mes que habia descubierto que se habia acostado con Lucia, la mujer de su amigo, y ahora esto. Nuestro matrimonio ya no tenia sentido. Se habia convertido en una carga demasiado pesada para mi. El sabor amargo que invadio mi boca me supo a ruptura definitiva. Me levante lentamente y lo deje alli sentado. Abandone el salon sin mirar atras. No podia. Ya no. *** 1 de diciembre de 2019 Un dia lei esto en alguna parte: Volver a resurgir. Como si nada. Como si a mi vida no le hubieran abierto una herida con bisturi, dejandola sangrar sin contemplaciones. Sin puntos, sin anestesia. Cuando tu mundo se resquebraja de tal manera no hay forma humana de reconstruirlo. No hay mejor manera de explicar lo que sentia en esos momentos. La infidelidad fue el primer golpe que causo la pequena grieta. La mentira sobre su esterilidad, el golpe final que hizo anicos mi confianza. Sentia que el tiempo se me acababa. Con cuarenta anos, no podia esperar mucho mas para ver convertido mi sueno en realidad. Sin embargo, en aquellos momentos no podia pensar en rehacer mi vida de nuevo. Antes tenia que sobrevivir a la soledad. No tenia ninguna amiga especial a la que recurrir en busca de consuelo. Las pocas que tenia lo eran tambien de Carlos y no tenia ni las ganas ni el animo de recuperar una relacion que habia dejado de ser sincera. Durante el ejercicio de mi profesion como directora de un hotel nunca me faltaron enemigos. Me costaba entablar amistad con mis companeras de trabajo. Habia ido escalando puestos sin remordimiento alguno, realizando mas de un despido injusto. Mi fama de mano dura me habia dejado mas sola que la una, pero aquello jamas me preocupo. Para mi, lo mas importante era la familia. Y, ahora, de aquella familia anorada solo quedaba yo. Un dia, al regresar del trabajo, no me moleste en aparcar en el garaje. Ataviada con mi traje chaqueta y mis altos salones, encare el caminito de piedra que conducia a la entrada principal de mi casa. Aquella noche de principios de diciembre mis pasos resonaban en la calle. Dirigi una rapida mirada al buzon; a traves de la rendija se veia un sobre. Extranada, abri la carta. La letra del remitente me resultaba familiar y mis sospechas se confirmaron cuando reconoci la caligrafia del remitente. --Papa --susurre--. Cerre los ojos y la imagen de mis padres aparecio ante mi. En aquellos momentos, ignoraba cuanto tiempo hacia que habiamos perdido el contacto. Decidi entrar en casa; el frio de diciembre se mezclo con la temperatura de mi corazon. Recordar el dia en que me despedi de mis padres dolia y mucho. Naci en Inglaterra, en un pueblecito llamado Castle Combe, situado al sudoeste del Reino Unido, a dos horas de Londres. Tenia siete anitos cuando a mi padre le ofrecieron trabajo en el Consulado britanico, en Barcelona. Por supuesto, no pudo rechazar aquella oferta, asi que los tres emigramos a Espana con las maletas llenas de ilusion y tambien de incertidumbre. Sophie, que era mi nombre real, se convirtio en poco tiempo en Sofia; resultaba mas sencillo de pronunciar en la Barcelona de entonces. Me amolde de maravilla a mi nuevo hogar. Aprendi pronto el idioma e hice amigos. Tuve una infancia feliz abrigada por el amor de mis padres, que me sobreprotegian porque era hija unica. Creci feliz y despreocupada; era el ojito derecho de papa. En el consulado acostumbraban a llamarle Sir Henry Jones. Teniamos una conexion especial. Cada noche, cuando llegaba de trabajar sin importar lo cansado que estuviera, jugabamos juntos. Con mi madre mantenia una relacion mas fria. No desempenaban ese papel a proposito, pero asi lo establecieron. Alguien tenia que llevar por el buen camino a la nina y aquella ingrata tarea le correspondio a mi madre. O eso era lo que yo creia hasta que todo estallo. Desde bien pequena, despunte en las clases de ballet. Nunca me cansaba de ensayar. Me matricularon en el conservatorio de la Ciudad Condal y me forme hasta el ultimo curso. Consegui destacar a base de esfuerzo. Mi sueno en aquel entonces era convertirme en bailarina profesional y viajar por el mundo deleitando a los espectadores con aquellas piruetas imposibles. No me importaba la dureza del entrenamiento. Hasta que no conseguia ejecutar un perfecto fouete no salia de la clase. Practicaba durante horas para perfeccionar mis movimientos. Mi estricta vida como bailarina me marco para siempre. Compagine el amor por la danza con la carrera de publicidad y relaciones publicas, pero, cuando acabe la carrera y comence a trabajar, a mi padre lo destinaron de nuevo a Londres. Teniamos que regresar a nuestro pais, pero yo no estaba dispuesta a acompanarlos. No queria sacrificar todo lo que habia conseguido. Tenia diecinueve anos cuando me enfrente a mis padres y les dije que me quedaba en Espana. Aquello provoco un distanciamiento que se acentuo con los anos. Mis padres se sintieron muy dolidos por mi decision irrevocable. Mi madre no encajo bien que la desobedeciera y nunca me lo perdono. Aquel hecho me marco para siempre. Vivi anos de penurias, ya que mis padres se negaron a mantenerme y me busque la vida como pude. Aquellos recuerdos me abrumaron. Estuve a punto de tirar la carta al cubo de la basura, pero senti una anoranza repentina y me sente en el comodo sofa, apenas iluminado por la lampara de pie que habia junto a el. Abri el sobre con sumo cuidado, tome aire lentamente y me dispuse a leer la carta que cambiaria el rumbo de mi vida. <>. No pude seguir leyendo. Mi madre se habia ido sin despedirse de mi. Nunca hubiera imaginado que aquella noticia me doleria tanto. El vinculo que nos unia se fue apagando con el paso de los anos. La frialdad de mi madre hizo que el amor que sentia por ellos se fuera diluyendo. Aquella carta me hizo recordar mi ninez. Por un momento senti el olor a citrico de mi padre, senti sus calidas manos agarrando las mias, escuche su voz ronca, tan personal, susurrandome palabras llenas de ternura. !Que solo tenia que sentirse en aquel momento! Confieso que me dolia mas la soledad de mi padre, el dolor que yo imaginaba que estaria experimentando, que el hecho de que mi madre hubiera fallecido. El tendria que lidiar con aquella soledad. En mi boca se dibujo un rictus amargo. Que caprichoso era el destino. Estabamos casi en la misma situacion; la soledad nos envolvia como un manto negro, aunque nos separasen cientos de kilometros.

  • Uno de los tres Algo para recordar de Lucy Morton

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    Una nina de ocho anos no deberia acudir al funeral de su padre. No todavia. Para eso deberia estar realmente preparada; tener veinte anos mas como poco o, con un poco de suerte, cuarenta. Una nina de ocho anos aun necesita a su padre y su padre, necesita y merece verla crecer y disfrutar de todas y cada una de las etapas de su vida. Compartir con ella momentos. Conservar esos recuerdos hasta la vejez. Eso seria justicia; esto, no lo es. Los padres son fundamentales durante los primeros amores de sus hijas. ?Quien si no, le va a asegurar de que si hay chicos buenos cuando de adolescente grite y llore diciendo que todos son malos? ?Quien si no va a poner malas caras cuando venga a casa un adolescente con los pantalones caidos y el cabello sucio? ?Quien va ahora a protegerla de todos los monstruos que estan debajo de la cama? Acaricio el cabello rubio de mi hija. Cabizbaja y con los ojos llorosos, manosea el petalo de la amapola que lleva entre sus manitas. No ha querido ponerse el vestido oscuro, ha dicho que el preferido de papa es el rosa de flores y ese es el que lleva en el funeral. ?Como negarle algo asi? A el no le hubiera gustado el vestido azul oscuro. Me hubiera dicho: --Jean, no resalta su preciosa cara. Ponle otro. Le hubiera guinado un ojo a su hijita y, de inmediato, la hubiera subido a caballito. A mi siempre me duele la espalda y no puedo hacerlo. April ya pesa demasiado para mi. No escucho las palabras del parroco. Me niego a estar pendiente de los lamentos y las lagrimas de los asistentes al funeral del padre de mi hija. Me niego a creer que el que esta en el interior de ese ataud de madera de abedul sea el, cuando estaba tan lleno de vida. Prefiero pensar, mientras me concentro en el murmullo del viento, que el que esta dentro de la caja es un desconocido. O estoy aqui por simple compromiso. Un amigo mayor de mi padre o algo asi. Pero luego, miro a mi lado y no lo veo a el pasando el brazo por mi hombro, sonriendome y diciendome que todo ira bien. --?Existen los fantasmas, mama? --me pregunto April la noche anterior, solo unas horas antes de enterarnos del fallecimiento de papa. No supe que decirle. En vez de eso, me vi en la obligacion de decirle a mi madre que se quedara un rato con April y me encerre en el cuarto de bano a llorar durante dos horas. Me quede bien a gusto. Luego vino mi madre con una taza de te y me dijo que April se habia quedado dormida. --Tranquila, carino. Los ninos a esta edad son fuertes, lo superan todo. --No sabes lo unida que estaba April con su padre, mama --le dije yo, aceptando el panuelo que me estaba ofreciendo. --Todo pasara, Jean. Todo pasara. Cuando alguien te dice algo asi, es porque no sabe que decirte. Porque entiende todo el dolor que sufres en esos momentos y estupidamente cree que puede consolarte diciendote que el tiempo pasa y que, gracias a eso, las heridas se curan. Se van haciendo mas pequenas. Cicatrizan. Pero solo lo creen y quieren hacertelo creer a ti cuando sabes que, en realidad, mienten. Que todo es una farsa, un complot que se cierne a tu alrededor por tu propio bien. Por tu salud mental. Porque llega un momento en el que te escuecen los ojos de tanto llorar y te salen heridas en la nariz de tanto refregarte el panuelo en los orificios nasales. Porque llega un momento en el que te pesa hasta el alma y sientes que los latidos de tu corazon se han ralentizado hasta tal punto, que dudas hasta de si seguiran latiendo a la manana siguiente. Y aun asi, por mucho que te digan que el tiempo pasa, no pasa nada. No pasa nada. El tiempo pasa, pero el dolor no. El dolor sigue consumiendote, sobre todo cuando ves a tu hija, inocente y pura, preguntar que le ha pasado a papa y si ahora es un fantasma. Mi madre me da un codazo. El parroco ha dejado de hablar y me mira; puede que lleve asi varios minutos y yo no me haya dado cuenta. Miro a mi alrededor perdida y cojo la mano de April para acercarla hasta el ataud en el que deja la flor. Es entonces cuando el silencio se ve entorpecido por los llantos histericos e inconsolables de una nina que, al igual que yo, no puede creer que papa este dentro de ese ataud. Muerto. Quieto. Sin vida. Sin alma. Sin poder verla. Sin poder acariciarla. Sin poder hacerla reir. Sin nada. Nada. Nada. Nada. Ya no nos queda nada. --Hija... Se me parte el alma. Trato de cogerla, pero la nina se resiste a separarse del ataud. Todos los presenten exclaman palabras como: <>, <>, <>, <> y, mientras tanto, yo tengo ganas de gritarles que se vayan a la mierda; que me dejen estar sola con mi hija y que ambas, en cierta manera, al compartir el dolor, podamos ser capaces de consolarnos mutuamente y recomponernos. Con el tiempo. De nuevo el maldito tiempo. CAPITULO 2 -- Que la tristeza desaparece cuando dejas de pensar en ella, decian. Mentira. Que cuando sonries, tus ojos lo ven todo de otro color. Mentira. Que cuando proyectas pensamientos positivos el universo se confabula para concedertelos. Mentira, patranas. ?Que sabran ellos? Ilusos optimistas con una sonrisa boba en sus rostros. Hoy todo es de color negro. Hoy no ha salido el sol. Hoy, la "princesa" que se niega a ser como el resto de ninas y prefiere ser un caballero, un minero o todo lo que acabe en -ero en vez de en -esa, es solo la sombra de lo que fue. Porque su padre no esta con ella. Porque yo ya no se que hacer. DOS MESES MAS TARDE AHORA La mirada de April me dice que hoy tampoco esta bien. Sigue confundida, quiere saber que le paso a su padre y yo, imbecil de mi, sigo sin saber como decirle que su muerte fue del todo injusta. Que todo fue culpa de un destino o de un universo cabron. No, no deberia hablar asi. No deberia transmitirle toda mi frustracion y cabreo a mi hija. Por ella y solo por ella, deberia sonreir y tratar de estar bien. Ser mas amable, decir menos tacos y no dejarme llevar por los impulsos, que no son mas que el enemigo traidor del cabreo monumental que tengo en estos momentos. En todos y cada uno de los dias de estos largos y penosos dos meses desde que murio el padre de mi hija. --Te he preparado zumo de naranja y tortitas, ?quieres? April niega lentamente con la cabeza sin mirarme. --Tienes que comer algo. Ha perdido peso. Estoy empezandome a preocupar de verdad; quiza si seria buena idea ir a visitar a un psicologo tal y como me ha recomendado su tutora. --?Chocolate? Ni con esas. --?Que miras con tanta atencion? ?Tan fea me he levantado esta manana que no eres capaz de mirarme? --pregunto riendo. Tampoco funciona. --?Te ha mordido la lengua el gato? Demasiado mayor para gilipolleces. --Bueno, coge la mochila. Vamos al cole. La miro mientras recoge sus cosas para ponernos en marcha. Llegamos tarde, pero da igual. Hace tiempo que April no se pone un vestido, ahora prefiere llevar tejanos y camisetas de algodon como todas las ninas de su edad. !Con lo que le gustaban los vestidos! Ahora no son mas que un cumulo de polvo y una atraccion irresistible para las polillas que habitan secretamente en el armario. La ultima vez que la vi con un vestido fue en el funeral de su padre; a el le encantaban. <> Con la frustracion marcada en la expresion de mi rostro, lanzo el zumo de naranja que le habia preparado por el desague y las tortitas van directas a la basura. April sigue ignorandome, ya lista y esperando para salir. El viento de noviembre golpea nuestro rostro nada mas poner un pie en la calle. April se coloca bien el gorro e ignora mi mano. Ya no me da la mano. Caminamos a paso rapido cinco manzanas hasta llegar al colegio y, una vez alli, no me da un beso en la mejilla. Se limita a decirme adios con la mano y a reunirse con Sam y Lucy para entrar juntas al colegio. Me fijo en como un nino de su edad la mira y ambos se sonrien mutuamente. Pienso, pienso, pienso. Pienso en como conoci a su padre. Cuando April desaparece de mi vista, soy yo la que entra en el colegio justo cuando suena el timbre. Subo hasta direccion y toco dos veces a la puerta de la tutora de April, por si tengo suerte y aun la pillo dentro. --Jean --me saluda con prisas--. ?Hay algun problema? --No, ninguno. Bueno, lo de siempre, Ingrid. Ya sabes. He venido para pedirte el numero del psicologo de la escuela. --No creo que haga falta, Jean. --Hasta hace dos dias creias que si. --April necesita a su madre --dice sonriendo. --Su madre siempre esta ahi --respondo molesta. --Lo se, lo se... Tambien ha sido un golpe duro para ti, estoy convencida de que en cuanto tu lo superes, April tambien lo hara. --Han pasado dos meses. --?Por que no le cuentas la historia?

  • Rivales de dia, amantes de noche (Un romance en Londres 1) de Nieves Hidalgo

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    Barbara Ross, tras la muerte de su unico pariente, se ve obligada a viajar desde Edimburgo a Londres para ponerse a cargo del tutor elegido por su tio para ella. No sabe nada de ese sujeto salvo su nombre: Alan Chambers, vizconde de Maine. Imagina que sera un caballero de edad avanzada, como lo era su tio, pero Maine no es, ni por asomo, lo que la muchacha espera encontrar.

  • 9 meses y 7 dias de Gloria Plaza Medina

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    Si el aleteo de una mariposa en Japon es capaz de provocar un huracan en New York…?Que no provocara el embarazo de una persona cercana a nosotros?
    Monica, Clara, Elena, Chari, Lia y Paula son un grupo de amigas entre veintitantos y treintaytantos anos que viven el dia a dia y comparten entre ellas todo lo que les ocurre (y lo que se imaginan que les ocurre). El embarazo inesperado de Paula provocara numerosos acontecimientos que enredaran la vida de todas ellas y es el eje de esta novela “9 meses y 7 dias” en la que seguimos las andazas y anedotas de la protagonista embarazada y su circulo desde que conoce su estado hasta que nace el bebe.

  • Sobreviviendo En Auschwitz de Primo Levi

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    Me habia capturado la Milicia fascista el 13 de diciembre de 1943. Tenia veinticuatro anos, poco juicio, ninguna experiencia, y una inclinacion decidida, favorecida por el regimen de segregacion al que estaba reducido desde hacia cuatro anos por las leyes raciales, a vivir en un mundo poco real, poblado por educados fantasmas cartesianos, sinceras amistades masculinas y languidas amistades femeninas. Cultivaba un sentido de la rebelion moderado y abstracto. No me habia sido facil elegir el camino del monte y contribuir a poner en pie todo lo que, en mi opinion y en la de otros amigos no mucho mas expertos, habria podido convertirse en una banda de partisanos afiliada a <>. No teniamos contactos, armas, dinero ni experiencia para procurarnoslos; nos faltaban hombres capaces y estabamos agobiados por un monton de gente que no servia para el caso, de buena fe o de mala, que subia de la llanura en busca de una organizacion inexistente, de jefes, de armas o tambien unicamente de proteccion, de un escondrijo, de una hoguera, de un par de zapatos. En aquel tiempo todavia no me habia sido predicada la doctrina que tendria que aprender mas tarde y rapidamente en el Lager, segun la cual el primer oficio de un hombre es perseguir sus propios fines por medios adecuados, y quien se equivoca lo paga, por lo que no puedo sino considerar justo el sucesivo desarrollo de los acontecimientos. Tres centurias de la Milicia que habian salido en plena noche para sorprender a otra banda, mucho mas potente y peligrosa que nosotros, que se ocultaba en el valle contiguo, irrumpieron, en una espectral alba de nieve, en nuestro refugio y me llevaron al valle como sospechoso. En los interrogatorios que siguieron preferi declarar mi condicion de <> porque pensaba que no habria podido justificar de otra manera mi presencia en aquellos lugares, demasiado apartados incluso para un <>, y juzgue (mal, como se vio despues) que admitir mi actividad politica habria supuesto la tortura y una muerte cierta. Como judio me enviaron a Fossoli, cerca de Modena, donde en un vasto campo de concentracion, antes destinado a los prisioneros de guerra ingleses y americanos, se estaba recogiendo a los pertenecientes a las numerosas categorias de personas no gratas al reciente gobierno fascista republicano. En el momento de mi llegada, es decir a finales de enero de 1944, los judios italianos en el campo eran unos ciento cincuenta pero, pocas semanas mas tarde, su numero llegaba a mas de seiscientos. En la mayor parte de los casos se trataba de familias enteras, capturadas por los fascistas o por los nazis por su imprudencia o como consecuencia de una delacion. Unos pocos se habian entregado espontaneamente, bien porque estaban desesperados de la vida de profugos, bien porque no tenian medios de subsistencia o bien por no separarse de algun pariente capturado; o tambien, absurdamente, para <>. Habia, ademas, un centenar de militares yugoslavos internados, y algunos otros extranjeros considerados politicamente sospechosos. La llegada de una pequena seccion de las SS alemanas habria debido levantar sospechas incluso a los mas optimistas, pero se llego a interpretar de maneras diversas aquella novedad sin extraer la consecuencia mas obvia, de manera que, a pesar de todo, el anuncio de la deportacion encontro los animos desprevenidos. El dia 20 de febrero los alemanes habian inspeccionado el campo con cuidado, habian hecho reconvenciones publicas y vehementes al comisario italiano por la defectuosa organizacion del servicio de cocina y por la escasa cantidad de lena distribuida para la calefaccion; habian incluso dicho que pronto iba a empezar a funcionar una enfermeria. Pero la manana del 21 se supo que al dia siguiente los judios iban a irse de alli. Todos, sin excepcion. Tambien los ninos, tambien los viejos, tambien los enfermos. A donde iban, no se sabia. Habia que prepararse para quince dias de viaje. Por cada uno que dejase de presentarse se fusilaria a diez. Solo una minoria de ingenuos y de ilusos se obstino en la esperanza: nosotros habiamos hablado largamente con los profugos polacos y croatas, y sabiamos lo que queria decir salir de alli. Para los condenados a muerte la tradicion prescribe un ceremonial austero, apto para poner en evidencia como toda pasion y toda colera estan apaciguadas ya, como el acto de justicia no representa sino un triste deber hacia la sociedad, tal que puede ser acompanado por compasion hacia la victima de parte del mismo ajusticiador. Por ello se le evita al condenado cualquier preocupacion exterior, se le concede la soledad y, si lo desea, todo consuelo espiritual; se procura, en resumen, que no sienta a su alrededor odio ni arbitrariedad sino la necesidad y la justicia y, junto con el castigo, el perdon. Pero a nosotros esto no se nos concedio, porque eramos demasiados, y habia poco tiempo, y ademas ?de que teniamos que arrepentirnos y de que ser perdonados? El comisario italiano dispuso, en fin, que todos los servicios siguieran cumpliendose hasta el aviso definitivo; asi, la cocina siguio funcionando, los encargados de la limpieza trabajaron como de costumbre, y hasta los maestros y profesores de la pequena escuela dieron por la tarde su clase como todos los dias. Pero aquella tarde a los ninos no se les puso ninguna tarea. Y llego la noche, y fue una noche tal que se sabia que los ojos humanos no habrian podido contemplarla y sobrevivir. Todos se dieron cuenta de ello, ninguno de los guardianes, ni italianos ni alemanes, tuvo el animo de venir a ver lo que hacen los hombres cuando saben que tienen que morir. Cada uno se despidio de la vida del modo que le era mas propio. Unos rezaron, otros bebieron desmesuradamente, otros se embriagaron con su ultima pasion nefanda. Pero las madres velaron para preparar con amoroso cuidado la comida para el viaje, y lavaron a los ninos, e hicieron el equipaje, y al amanecer las alambradas espinosas estaban llenas de ropa interior infantil puesta a secar; y no se olvidaron de los panales, los juguetes, las almohadas, ni de ninguna de las cien pequenas cosas que conocen tan bien y de las que los ninos tienen siempre necesidad. ?No hariais igual vosotras? Si fuesen a mataros manana con vuestro hijo, ?no le dariais de comer hoy? En la barraca 6 A vivia el viejo Gattegno, con su mujer y sus numerosos hijos y los nietos y los yernos y sus industriosas nueras. Todos los hombres eran lenadores; venian de Tripoli, despues de muchos y largos desplazamientos, y siempre se habian llevado consigo los instrumentos de su oficio, y la bateria de cocina, y las filarmonicas y el violin para tocar y bailar despues de la jornada de trabajo, porque eran gente alegre y piadosa. Sus mujeres fueron las primeras en despachar los preparativos del viaje, silenciosas y rapidas para que quedase tiempo para el duelo; y cuando todo estuvo preparado, el pan cocido, los hatos hechos, entonces se descalzaron, se soltaron los cabellos y pusieron en el suelo las velas funebres, y las encendieron siguiendo la costumbre de sus padres; y se sentaron en el suelo en corro para lamentarse, y durante toda la noche lloraron y rezaron. Muchos de nosotros nos paramos a su puerta y sentimos que descendia en nuestras almas, fresco en nosotros, el dolor antiguo del pueblo que no tiene tierra, el dolor sin esperanza del exodo que se renueva cada siglo. El amanecer nos ataco a traicion; como si el sol naciente se aliase con los hombres en el deseo de destruirnos. Los distintos sentimientos que nos agitaban, de aceptacion consciente, de rebelion sin frenos, de abandono religioso, de miedo, de desesperacion, desembocaban, despues de la noche de insomnio, en una incontrolable locura colectiva. El tiempo de meditar, el tiempo de asumir las cosas se habia terminado, y cualquier intento de razonar se disolvia en un tumulto sin vinculos del cual, dolorosos como tajos de una espada, emergian en relampagos, tan cercanos todavia en el tiempo y el espacio, los buenos recuerdos de nuestras casas. Muchas cosas dijimos e hicimos entonces de las cuales es mejor que no quede el recuerdo. Con la absurda exactitud a que mas adelante tendriamos que acostumbrarnos, los alemanes tocaron diana. Al terminar, Wieviel Stuck?, pregunto el alferez; y el cabo saludo dando el taconazo, y le contesto que las <> eran seiscientos cincuenta, y que todo estaba en orden; entonces nos cargaron en las camionetas y nos llevaron a la estacion de Carpi. Alli nos esperaba el tren y la escolta para el viaje. Alli recibimos los primeros golpes: y la cosa fue tan inesperada e insensata que no sentimos ningun dolor, ni en el cuerpo ni en el alma. Solo un estupor profundo: ?como es posible golpear sin colera a un hombre? Los vagones eran doce, y nosotros seiscientos cincuenta; en mi vagon eramos solo cuarenta y cinco, pero era un vagon pequeno. Aqui estaba, ante nuestros ojos, bajo nuestros pies, uno de los famosos trenes de guerra alemanes, los que no vuelven, aquellos de los cuales, temblando y siempre un poco incredulos, habiamos oido hablar con tanta frecuencia. Exactamente asi, punto por punto: vagones de mercancias, cerrados desde el exterior, y dentro hombres, mujeres, ninos, comprimidos sin piedad, como mercancias en docenas, en un viaje hacia la nada, en un viaje hacia alla abajo, hacia el fondo. Esta vez, dentro ibamos nosotros. Todo el mundo descubre, tarde o temprano, que la felicidad perfecta no es posible, pero pocos hay que se detengan en la consideracion opuesta de que lo mismo ocurre con la infelicidad perfecta. Los momentos que se oponen a la realizacion de uno y otro estado limite son de la misma naturaleza: se derivan de nuestra condicion humana, que es enemiga de cualquier infinitud. Se opone a ello nuestro eternamente insuficiente conocimiento del futuro; y ello se llama, en un caso, esperanza y en el otro, incertidumbre del manana. Se opone a ello la seguridad de la muerte, que pone limite a cualquier gozo, pero tambien a cualquier dolor. Se oponen a ello las inevitables preocupaciones materiales que, asi como emponzonan cualquier felicidad duradera, de la misma manera apartan nuestra atencion continuamente de la desgracia que nos oprime y convierten en fragmentaria, y por lo mismo en soportable, su conciencia. Fueron las incomodidades, los golpes, el frio, la sed, lo que nos mantuvo a flote sobre una desesperacion sin fondo, durante el viaje y despues. No el deseo de vivir, ni una resignacion consciente: porque son pocos los hombres capaces de ello y nosotros no eramos sino una muestra de la humanidad mas comun. Habian cerrado las puertas en seguida pero el tren no se puso en marcha hasta por la tarde. Nos habiamos enterado con alivio de nuestro destino. Auschwitz: un nombre carente de cualquier significado entonces para nosotros pero que tenia que corresponder a un lugar de este mundo. El tren iba lentamente, con largas paradas enervantes. Desde la mirilla veiamos desfilar las altas rocas palidas del valle del Adige, los ultimos nombres de las ciudades italianas. Pasamos el Breno a las doce del segundo dia y todos se pusieron en pie pero nadie dijo una palabra. Yo tenia en el corazon el pensamiento de la vuelta, y se me representaba cruelmente cual deberia ser la sobrehumana alegria de pasar por alli otra vez, con unas puertas abiertas por donde ninguno desearia huir, y los primeros nombres italianos... y mirando a mi alrededor pensaba en cuantos, de todo aquel triste polvo humano, podrian estar senalados por el destino. Entre las cuarenta y cinco personas de mi vagon tan solo cuatro han vuelto a ver su hogar; y fue con mucho el vagon mas afortunado. Sufriamos de sed y de frio: a cada parada pediamos agua a grandes voces, o por lo menos un punado de nieve, pero en pocas ocasiones nos hicieron caso; los soldados de la escolta alejaban a quienes trataban de acercarse al convoy. Dos jovenes madres, con sus hijos todavia colgados del pecho, gemian noche y dia pidiendo agua. Menos terrible era para todos el hambre, el cansancio y el insomnio que la tension y los nervios hacian menos penosos: pero las noches eran una pesadilla interminable. Pocos son los hombres que saben caminar a la muerte con dignidad, y muchas veces no aquellos de quienes lo esperariamos. Pocos son los que saben callar y respetar el silencio ajeno. Nuestro sueno inquieto era interrumpido frecuentemente por rinas ruidosas y futiles, por imprecaciones, patadas y punetazos lanzados a ciegas para defenderse contra cualquier contacto molesto e inevitable. Entonces alguien encendia la lugubre llama de una velita y ponia en evidencia, tendido en el suelo, un revoltijo oscuro, una masa humana confusa y continua, torpe y dolorosa, que se elevaba aca y alla en convulsiones imprevistas subitamente sofocadas por el cansancio. Desde la mirilla, nombres conocidos y desconocidos de ciudades austriacas, Salzburgo, Viena; luego checas, al final, polacas. La noche del cuarto dia el frio se hizo intenso: el tren recorria interminables pinares negros, subiendo de modo perceptible. Habia nieve alta. Debia de ser una via secundaria, las estaciones eran pequenas y estaban casi desiertas. Nadie trataba ya, durante las paradas, de comunicarse con el mundo exterior: nos sentiamos ya <>. Hubo entonces una larga parada en campo abierto, despues continuo la marcha con extrema lentitud, y el convoy se paro definitivamente, de noche cerrada, en mitad de una llanura oscura y silenciosa. Se veian, a los dos lados de la via, filas de luces blancas y rojas que se perdian a lo lejos; pero nada de ese rumor confuso que anuncia de lejos los lugares habitados. A la luz misera de la ultima vela, extinguido el ritmo de las ruedas, extinguido todo rumor humano, esperabamos que sucediese algo. Junto a mi habia ido durante todo el viaje, aprisionada como yo entre un cuerpo y otro, una mujer. Nos conociamos hacia muchos anos y la desgracia nos habia golpeado a la vez pero poco sabiamos el uno del otro. Nos contamos entonces, en aquel momento decisivo, cosas que entre vivientes no se dicen. Nos despedimos, y fue breve; los dos al hacerlo, nos despediamos de la vida. Ya no teniamos miedo. Nos soltaron de repente. Abrieron el porton con estrepito, la oscuridad resono con ordenes extranjeras, con esos barbaros ladridos de los alemanes cuando mandan, que parecen dar salida a una rabia secular. Vimos un vasto anden iluminado por reflectores. Un poco mas alla, una fila de autocares. Luego, todo quedo de nuevo en silencio. Alguien tradujo: habia que bajar con el equipaje, dejarlo junto al tren. En un momento el anden estuvo hormigueante de sombras: pero teniamos miedo de romper el silencio, todos se agitaban en torno a los equipajes, se buscaban, se llamaban unos a otros, pero timidamente, a media voz. Una decena de SS estaban a un lado, con aire indiferente, con las piernas abiertas. En determinado momento empezaron a andar entre nosotros y, en voz baja, con rostros de piedra, empezaron a interrogarnos rapidamente, uno a uno, en mal italiano. No interrogaban a todos, solo a algunos. <> y segun la respuesta nos senalaban dos direcciones diferentes. Todo estaba silencioso como en un acuario, y como en algunas escenas de los suenos. Esperabamos algo mas apocaliptico y aparecian unos simples guardias. Era desconcertante y desarmante. Hubo alguien que se atrevio a preguntar por las maletas: contestaron: <>; otro no queria separarse de su mujer: dijeron <>; muchas madres no querian separarse de sus hijos: dijeron <>. Siempre con la tranquila seguridad de quien no hace mas que su oficio de todos los dias; pero Renzo se entretuvo un instante de mas al despedirse de Francesca, que era su novia, y con un solo golpe en mitad de la cara lo tumbaron en tierra; era su oficio de cada dia. En menos de diez minutos todos los que eramos hombres utiles estuvimos reunidos en un grupo. Lo que fue de los demas, de las mujeres, de los ninos, de los viejos, no pudimos saberlo ni entonces ni despues: la noche se los trago, pura y simplemente. Hoy sabemos que con aquella seleccion rapida y sumaria se habia decidido de todos y cada uno de nosotros si podia o no trabajar utilmente para el Reich; sabemos que en los campos de Buna-Monowitz y Birkenau no entraron, de nuestro convoy, mas que noventa y siete hombres y veintinueve mujeres y que de todos los demas, que eran mas de quinientos, ninguno estaba vivo dos dias mas tarde. Sabemos tambien que por tenue que fuese no siempre se siguio este sistema de discriminacion entre utiles e improductivos y que mas tarde se adopto con frecuencia el sistema mas simple de abrir los dos portones de los vagones, sin avisos ni instrucciones a los recien llegados. Entraban en el campo los que el azar hacia bajar por un lado del convoy; los otros iban a las camaras de gas. Asi murio Emilia, que tenia tres anos; ya que a los alemanes les parecia clara la necesidad historica de mandar a la muerte a los ninos de los judios. Emilia, hija del ingeniero Aldo Levi de Milan, que era una nina curiosa, ambiciosa, alegre e inteligente a la cual, durante el viaje en el vagon atestado, su padre y su madre habian conseguido banar en un cubo de zinc, en un agua tibia que el degenerado maquinista aleman habia consentido en sacar de la locomotora que nos arrastraba a todos a la muerte. Desaparecieron asi en un instante, a traicion, nuestras mujeres, nuestros padres, nuestros hijos. Casi nadie pudo despedirse de ellos. Los vimos un poco de tiempo como una masa oscura en el otro extremo del anden, luego ya no vimos nada. Emergieron, en su lugar, a la luz de los faroles, dos pelotones de extranos individuos. Andaban en formacion de tres en tres, con extrano paso embarazado, la cabeza inclinada hacia adelante y los brazos rigidos. Llevaban en la cabeza una gorra comica e iban vestidos con un largo balandran a rayas que aun de noche y de lejos se adivinaba sucio y desgarrado. Describieron un amplio circulo alrededor de nosotros, sin acercarsenos y, en silencio, empezaron a afanarse con nuestros equipajes y a subir y a bajar de los vagones vacios. Nosotros nos mirabamos sin decir palabra. Todo era incomprensible y loco, pero habiamos comprendido algo. Esta era la metamorfosis que nos esperaba. Manana mismo seriamos nosotros una cosa asi. Sin saber como, me encontre subido a un autocar con unos treinta mas; el autocar arranco en la noche a toda velocidad; iba cubierto y no se podia ver nada afuera pero por las sacudidas se veia que la carretera tenia muchas curvas y cunetas. ?No llevabamos escolta? ?...tirarse afuera? Demasiado tarde, demasiado tarde, todos vamos hacia <>. Por otra parte, nos habiamos dado cuenta de que no ibamos sin escolta: teniamos una extrana escolta. Era un soldado aleman erizado de armas; no lo vemos porque hay una oscuridad total, pero sentimos su contacto duro cada vez que una sacudida del vehiculo nos arroja a todos en un monton a la derecha o a la izquierda. Enciende una linterna de bolsillo y en lugar de gritarnos <> nos pregunta cortesmente a uno por uno, en aleman y en lengua franca, si tenemos dinero o relojes para darselos: total, no nos van a hacer falta para nada. No es una orden, esto no esta en el reglamento: bien se ve que es una pequena iniciativa privada de nuestro caronte. El asunto nos suscita colera y risa, y una extrana sensacion de alivio. En el fondo El viaje duro solo una veintena de minutos. Luego el autocar se detuvo y vimos una gran puerta, y encima un letrero muy iluminado (cuyo recuerdo todavia me asedia en suenos): ARBEIT MACHT FREI, el trabajo nos hace libres. Bajamos, nos hacen entrar en una sala vasta y vacia, ligeramente templada. !Que sed teniamos! El debil murmullo del agua en los radiadores nos enfurecia: hacia cuatro dias que no bebiamos. Y hay un grifo: encima un cartel donde dice que esta prohibido beber porque el agua esta envenenada. Estupideces, a mi me parece evidente que el cartel es una burla, <> saben que nos morimos de sed y nos meten en una sala, y hay alli un grifo, y Wassertrinken verbotten. Yo bebo, e incito a mis companeros a hacerlo, pero tengo que escupir, el agua esta tibia y dulzona, huele a cienaga.

  • Los amantes anonimos de Salvador Gutierrez Solis

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    Carmen Puerto esta despierta desde hace una hora, pero no quiere comenzar este lunes, esta semana, y finge dormir. Continua, ficticiamente, el sueno de la pasada noche. Ha sonado que paseaba entre las dunas de una blanca y luminosa playa, como si fuera una de las mujeres que aparecen en el cuadro de Alex Katz que cuelga en una de las paredes del salon; que se banaba en un mar esmeralda, agua templada, acogedora; que se tumbaba en la arena, desnuda, relajada. Corria, gritaba, era feliz. Ha sonado que un hombre, alto, moreno y guapo, muy musculoso, el pelo corto y rizado, encrespado, la esperaba tumbado sobre una toalla, tambien desnudo. Cuando llegaba a su lado, el hombre la abrazaba, la besaba, la acariciaba, y comenzaban a hacer el amor. El hombre, se parecia a Alberto pero no era Alberto y hacia el amor hasta quedar sin fuerza, felices ambos, desmayados de tanto placer. A continuacion, reian, bebian cerveza y comian bocadillos, antes de volver a hacer el amor. Cuando desperto, Carmen estaba desnuda y muy excitada, y siguio sonando, ficticiamente, mientras se acariciaba con un pequeno vibrador violeta. Quiere seguir sintiendo a ese hombre a su lado, volverse a banar en ese mar esmeralda, cuando la pantalla del ordenador portatil, que la acompana en la cama, se ilumina. --?Estas despierta? --No, por eso te respondo. --Ese humor tuyo... --El humor tiene horario nocturno. --A veces ni eso. --No escoges la serie adecuada. --No te imagino riendote con una teleserie. --Deberias llevar tu imaginacion al gimnasio... --?Hay gimnasios para la simpatia? --Los cerraron con esto de la crisis. --Y a ti no te pillaba uno cerca... --Te dejo, me voy al gimnasio --en la pantalla de su Iphone puede leer JJ1 . Carmen Puerto minimiza la ventana del chat y atiende la llamada de telefono. --Dime --su voz es seria y ronca, como si pretendiera exhibir que le molesta que la llamen tan temprano, todavia en la cama. Al mismo tiempo, Carmen abre una fotografia en la pantalla de su ordenador portatil: un hombre de unos cuarenta anos, moreno, alto, con nariz prominente, ojos grandes, marrones, cejas muy pobladas, y negras, como su cabello, con facciones agradables, con una gabardina de un gris verdoso. Es Jaime Cuesta. --Carmen, disculpa la hora, pero necesitamos tu ayuda -- la conoce Jaime y sabe que tono de voz y que palabras debe emplear. --?Estas con esa? --enfadada, interrumpe a Jaime. --?Como, quien? --Esa, tu companera o lo que sea, la tal Julia... --Si, si... --disimula Jaime, pero Julia, a su lado, sabe que habla de ella y recrea un gesto de incertidumbre. --Dile que no vuelva a intentar localizarme, que no lo vuelva a intentar, que me deje en paz -- dice Carmen muy despacio, grave, amenazante. --Yo se lo digo, no te preocupes. --Jaime, no me has entendido, quiero que se lo digas ahora mismo... --?Ahora? --Ahora. --Diselo tu --le indica, y Julia arquea las cejas, preguntando. --?Que cono pasa? --le susurra Julia a Jaime, muy cerca del oido. --Yo no voy a hablar con esa tipa, diselo tu... --ordena Carmen. --No creo que... --divaga Jaime, en medio de una situacion, violenta y embarazosa, ante la que no sabe como reaccionar. --Adios, Jaime, adios... --amenaza Carmen con finalizar la conversacion. --Cono. --Adios, adios... --Espera. --Diselo. --Julia, por favor, no vuelvas a intentar localizar a Carmen --por fin dice Jaime, que se lleva un dedo a la sien, escenificando locura, mientras que Julia frunce el ceno, visiblemente contrariada. Hace por hablar, pero Jaime se lo impide, tapandole la boca con la palma de la mano. --Que no lo vuelva a hacer --imagina Carmen la escena al otro lado del telefono. Puede ver a Julia muy enfadada, histerica, haciendo lo imposible por arrebatar el movil de Jaime. --No lo hara --trata Jaime de conservar el equilibrio, contentando a Carmen, manteniendo en silencio a Julia. --Si lo hace... --no concluye Carmen la frase. --No te preocupes. Tras un incomodo silencio de varios segundos, Carmen pregunta con desinteres: --?Que habeis encontrado? --Julia te lo acaba de enviar al WhatsApp. --Julia... --Si, ya lo tienes. Carmen abre una nueva fotografia en la pantalla del ordenador. En ella se puede ver a una mujer de unos treinta y largos, cuarenta tal vez, pelo rubio muy corto, cara delgada, mas atractiva que guapa, cuello muy estilizado, ojos amplios, luminosos, de un azul cielo, sin pendientes en las orejas, de piel blanca. Es una fotografia de Julia Nunez. --Ahora te llamo --interrumpe Carmen bruscamente la conversacion. Julia se separa de Jaime, se muerde los labios y golpea con fuerza su hombro derecho. --!Eres el puto perro de la pirada esta, el puto perro, puto perro, que lo sepas! --le recrimina con violencia. --Vete a la mierda. No se detiene Carmen a contemplar las tres imagenes que ha recibido en su telefono movil, directamente las reenvia a su cuenta personal de correo electronico. El dormitorio permanece a oscuras, apenas unos rayos de sol se cuelan por las primeras rendijas de la persiana. Sin embargo, Carmen se mueve con agilidad en la oscuridad, esta acostumbrada a ella. Abandona la cama, busca a sus pies la parte superior de un chandal azul marino con tres rayas blancas en las mangas, que se coloca a toda velocidad, no cierra la cremallera, y recorre el pasillo y el salon, entre una densa penumbra que fabrica un decorado fantasmagorico; en la cocina, introduce una taza de agua en el microondas, selecciona un minuto en el temporizador, escoge al azar un tarro de capuchino --varios tarros se apilan sin orden junto a la placa de vitroceramica, sobre la encimera--; lia un cigarrillo con tabaco, Cutters Choice; anade dos pastillas de sacarina al agua caliente y cuatro cucharadas de capuchino en polvo; se dirige al desordenado y oscuro salon, durante varios segundos contempla un cuadro de Alex Katz en el que aparecen dos mujeres caminando entre las dunas de una playa --Partida --, en la pared que prosigue al pasillo, y el sueno de la pasada noche regresa fulgurante y electrico durante un segundo. Enciende el cigarrillo y lo coloca sobre un cenicero de cristal, transparente, toma asiento en un sofa de cuero marron, frente a una pantalla de plasma de 50 pulgadas, bajo otra reproduccion de Alex Katz, Blue umbrella , que representa a una mujer con la cabeza cubierta con un panuelo y bajo un paraguas en un dia de lluvia. Conecta la pantalla de plasma y, ayudandose de un teclado inalambrico, accede a su correo electronico y comienza a examinar las tres fotografias que se ha reenviado desde su telefono movil. En la primera fotografia puede ver una blanca y palida mano de mujer, seccionada limpiamente donde arranca la muneca, con las unas pintadas de un rojo intenso. --Un corte limpio, una sierra electrica con toda probabilidad. Sin rastros de sangre, unas en perfecto estado, pintadas una vez fallecida --repite en voz alta lo que escribe en una libreta de pastas verdes. La segunda fotografia corresponde a un pie, seccionado a mitad de tobillo, igualmente blanco y palido, tambien limpio de restos de sangre, igualmente las unas perfectamente pintadas, pero en esta ocasion de un azul marino muy brillante. Con una pequena cicatriz junto al menique, no reciente , tal vez un corte de la infancia, deduce mentalmente Carmen. --?Te gusta el color? --se gira Carmen, y le pregunta al cuadro de Alex Katz que tiene a su espalda: Karen (La sonrisa de Karen ). En la tercera fotografia aparece un corazon humano, cortadas las arterias y venas a ras, dentro de una de esas bolsas de plastico transparente que se utilizan para conservar alimentos. --Vaya, ha pasado por el super --murmura Carmen Puerto, sin apartar la vista de la pantalla. Carmen abandona momentaneamente el sofa de cuero, se coloca en cuclillas delante de la pantalla y, como si estuviera escaneando o memorizando las imagenes, examina las tres fotografias centimetro a centimetro. Se detiene especialmente en las unas pintadas de la mano y pie, en sus llamativos colores. Bebe el resto de capuchino con un gesto de desaprobacion, ya frio, y a ella le gusta muy caliente, lia un nuevo cigarrillo, y marca el telefono de Jaime (JJ1 ). --?Por que habeis sacado el pie y la mano de sus bolsas? --le recrimina a Jaime, nada mas escuchar su voz. --Ahhh --duda Jaime, se lleva la mano libre a la nuca, centra su mirada en Julia, que continua furiosa--, para que se vieran mejor en las fotografias --concluye. --No alteres mortajas, hijo mio ... Habeis manipulado unas pruebas --le advierte Carmen. No puede evitar pensar en Hilario Pino cada vez que habla con Jaime. --Nosotros no hemos hecho nada, ya sabes... De todos modos, lo han hecho siguiendo el procedimiento, no temas, las bolsas tambien van a ser analizadas --trata de ser convincente Jaime. --Cuando hagan las pruebas los batiblancas descubriran que los restos corresponden a tres personas diferentes, a tres mujeres, con toda probabilidad. Pero esto no quiere decir que sean victimas preferenciales --explica Carmen Puerto mientras recorre con su mano la pantalla, tal si estuviera acariciando los miembros encontrados. --Tres mujeres... --intenta decir Jaime. Julia escucha cerca de su hombro. --Tres mujeres de mas o menos la misma edad, si, tres mujeres... --se detiene un instante Carmen, hipnotizada por el azul de las unas del pie--. Estan congelados todos los restos, y me atreveria a decir que hasta hace no tanto estuvieron en un congelador, a muy baja temperatura, veinticinco o treinta grados bajo cero. Seguramente, no se trata de un congelador domestico, mas potente. --Si, estaban congelados... --confirma Jaime, sorprendido. --Teneis que haberlos encontrado en un lugar muy publico, muy popular, necesita llamar la atencion, presentarse ante todos como es debido... a lo grande: es su carta de presentacion. Ya estoy aqui , nos esta diciendo --sigue hablando Carmen mientras no cesa de mirar las fotografias de la pantalla. --Carmen, los han encontrado en tres puntos diferentes -- le rectifica Jaime, y los labios y ojos de Julia fabrican un gesto de satisfaccion. --Joder, tres sitios diferentes, joder, mas a lo grande de lo que imaginaba... Va a por todas el hijo de la gran puta. --Si, en tres. --?Donde? --Madrid, Barcelona y Sevilla. --Joder, joder, si que apunta alto. --Si, y en lugares muy populares, como tu decias --una apostilla de Jaime que contraria a Julia. --Evidente. --El pie en Madrid, en la Plaza del Callao, a escasos metros del edificio Capitol. En Barcelona, en Plaza Catalunya, la mano. El corazon, en Sevilla, a unos pocos metros del Ayuntamiento. En los tres casos, dentro de papeleras, perfectamente envueltos, bien protegidos, en esas bolsas... -- le informa Jaime. --Esas bolsas que han estropeado. --Las van a analizar --repite Jaime. --?Ya hemos comprobado las camaras de seguridad? --Si, y de momento no hemos encontrado nada. --Nada, nada... --replica Carmen y amplia nuevamente las fotografias de los tres miembros. Conoce la posicion de las camaras , escribe Carmen Puerto en su libreta. --Estamos tratando de buscar con cuantas de las denuncias por desaparicion que tenemos coinciden. Estamos en ello, ya sabes... --le gustaria a Jaime ser mas preciso. --Con ninguna coincidira, ya te lo digo --sentencia Carmen y se dirige a la cocina para prepararse otro capuchino--. Todavia no hay denuncias. --?Tu crees? --Necesita llamar la atencion --dice Carmen a la vez que abre fotografias de los lugares indicados, a traves de la aplicacion de Google. --No te puedes imaginar la que se ha montado --comienza a decir a Jaime, pero Carmen lo interrumpe. --?Cuando los habeis encontrado? ?Con cuantas horas de diferencia? --pregunta Carmen, con un lapiz en la mano. --La mano de Barcelona, ayer por la noche. El pie de Madrid cuatro horas despues, sobre las dos de la madrugada y el corazon de Sevilla hace un rato... a las siete. En ese orden los hemos encontrado. --Vaya juerga que se ha metido el cabron --comenta Carmen. Anota en una libreta: BCN, ?sabado 31M/1J?, Mad 1J, ?Sev 1J/2J? --Estamos comprobando si le podria haber dado tiempo a una sola persona... --dice Jaime. --Le ha dado --y rodea con un circulo las abreviaturas de las fechas y de las ciudades anotadas. --?Tu crees? --escucha Jaime en su telefono el crujido, al quemarse, del papel del cigarrillo que Carmen esta fumando. --Estos han sido los fuegos artificiales... --masculla Carmen. --?Fuegos artificiales? --Volvera a matar --sentencia Carmen, al tiempo que despliega sobre la pantalla un programa pirata por el que puede acceder a las camaras de seguridad de los tres lugares en los que se han encontrado los miembros. --?Como? --Volvera a matar. Y no tardara en hacerlo. LUNES, 2 DE JUNIO DE 2014. 9:00 H. A pesar de la llamada que la saco de la cama poco antes de las ocho, Carmen Puerto se entrega a su rutina diaria. Como cada manana, salvo la de los domingos, a las nueve en punto conecta la camara del videoportero de la puerta al ordenador y aguarda la llegada de Jesus mientras fuma, toma un capuchino y escucha las noticias en la radio. Aunque ella misma ha sido la que ha construido y mantiene esta excusa a lo largo de los anos, en realidad no solo lo hace por esperar la llegada de Jesus. En estas esperas, frente a la pantalla del ordenador, cada manana contempla a sus personajes habituales: los clientes del bar de la esquina, en direccion a la Avenida de Andalucia, Manuel, el propietario del taller de motocicletas, y sus caracteristicos silbidos; la duena de la fruteria de la esquina, Rocio, ese anciano de estirado pelo negro que saca a pasear su perro, un boxer con el cuello blanco, a Monica, la dependienta de la pequena tienda de ultramarinos de enfrente. Con suerte, tambien puede contemplar Carmen a otras nuevas personas, desconocidas, anonimas, a las que asigna actividades y personalidades de todo tipo. <>. Cuando era una nina, con su hermana Ana, Carmen Puerto jugaba a algo parecido, se asomaban al balcon y trataban de adivinar quien apareceria bajo el arco de la plaza. Contabilizaban los aciertos en una libreta y la que antes llegaba a diez era la ganadora. A las 9.02 h. aparece Jesus en la pantalla del ordenador. A pesar de que la imagen no es lo nitida que Carmen desearia, puede verle ojos de sueno y gesto de lunes. Carmen se reincorpora, apoya los antebrazos sobre el cristal que cubre la mesa. Repite Jesus la camisa negra, con doble cuello, que se compro en las ultimas rebajas y unos vaqueros gastados, manchados en la parte posterior de la rodilla izquierda, descubre Carmen. Como siempre, su bolsito azulon colgando de su hombro derecho. Y como casi siempre, justo despues de levantar la persiana metalica, Jesus se queda un instante, menos de un segundo, mirando hacia la camara del portal adyacente a su establecimiento. Tal vez sea su manera de desear buenos dias cada manana. --Buenos dias --dice nada mas dejar de verlo--. Karen, se ha cortado demasiado el pelo esta vez, le hace cara de tonto -- se gira Carmen sobre ella misma y le comenta al cuadro que tiene a su espalda. Como la mayoria de las ubicadas en la zona, la casa de Carmen Puerto cuenta con dos plantas, fachada estrecha, rectangular, rematada por una azotea. Calle Padre Pedro Ayala, barrio de Nervion, en Sevilla. Es una zona muy tranquila, familiar, con aspecto de pueblo en la mayoria de sus calles. Muy cerca de la antigua fabrica de cerveza Cruzcampo y de la Prision Provincial, <>, como se la conoce en la actualidad. Nada dejo al azar, la situacion geografica de la vivienda de Carmen Puerto surgio de un minucioso estudio previo: a menos de 15 minutos, caminando, de la estacion de tren de Santa Justa; a menos de dos kilometros, tras finalizar la Avenida de Andalucia, de la SE30 , que conecta con Cadiz, Huelva, Malaga y Cordoba; y a menos de 10 minutos, en coche, del aeropuerto de San Pablo. La planta baja de la casa de Carmen Puerto la ocupan la puerta de entrada, tras la que se encuentra la empinada escalera que conduce a su vivienda, y la peluqueria para <> de Jesus, Jesus Fernandez Cortes, su particular inquilino. Aunque exteriormente pueda parecer mas amplio, a tenor del tamano de la fachada, el piso de Carmen Puerto, situado en la primera planta del edificio, es relativamente pequeno: 66 metros cuadrados. Un dormitorio con dos ventanas que dan a la calle, pero que siempre estan cerradas, las persianas hasta abajo; un amplio salon cuadrado y oscuro; un cuarto de bano y una cocina rectangular, que concluye en un pequeno lavadero, en el que se eleva una escalera metalica, de caracol, que conduce a la azotea. Todavia sentada frente a la pantalla de plasma, Carmen da por concluida la conexion con la calle de esta manana, una vez que Jesus ha accedido a la peluqueria. Recupera las fotografias de los tres miembros seccionados que le han enviado Jaime y Julia. Contempla las imagenes una a una, las examina y analiza de forma individual, y a continuacion de manera colectiva, estableciendo posibles vinculos que desarrolla mentalmente. No escribe en su libreta, de momento. Visita las portadas de las ediciones digitales de algunos periodicos, necesita comprobar que, de momento, nadie ha filtrado la noticia. A traves de una de sus cuentas falsas, escoge @arga2 en esta ocasion, accede a la cuenta de Twitter de Pedro Gines, un periodista de <>, celebre por sus apariciones televisivas y por sus informaciones <>. --De momento este cabron no ha dicho nada --murmura Carmen, tras comprobar que su ultimo tuit es del 31 de mayo. A continuacion, como si alguien le indicase los pasos a dar, Carmen se coloca unas gafas de sol, unas Rayban metalicas con cristales verdes, descuelga un manojo de llaves de un clavo en la pared, a la izquierda del cuadro de Alex Katz de las dos banistas que pasean relajadamente entre las dunas y se dirige a la cocina. Se prepara un capuchino: agua muy caliente, cuatro cucharadas y dos comprimidos de sacarina. Introduce una de las llaves en la cerradura de seguridad de la reja metalica negra que separa la cocina del lavadero. Una lavadora, un pequeno tendedero y tres estanterias de pvc . Nada mas comenzar a subir la escalera de caracol, escucha: <>, que exclama un My Little Pony de tonos violetas, rosas y grisaceos, con voz aguda de cuento infantil, sentado en el septimo peldano. La voz del pequeno unicornio no sorprende a Carmen Puerto, que se detiene a medio camino de la escalera e introduce una llave en la cerradura que hay en la trampilla del techo. Ayudandose de las dos manos levanta la portezuela de acero y una avalancha de luz, de rayos de sol, se proyecta sobre su rostro. Por unos segundos, instalada en la oscuridad, Carmen Puerto se siente indefensa, vulnerable, atropellada, a pesar de la proteccion de las gafas. Aun asi, la rutina traza el recorrido, repite los movimientos de cada manana, tiene memorizadas todas las distancias, y accede a la azotea sin mayores complicaciones. Flanqueada en sus cuatro costados por un tupido y alto canizo artificial, desde la azotea de Carmen solo se contempla el cielo, interminable y azul, como una infinita cupula monocolor. Ningun edificio, antena o similar a la vista, como si se tratara de un lugar en mitad de la nada o por encima de todo. Carmen Puerto camina hasta la parte delantera, donde se alza la fachada principal del edificio hacia la calle Padre Pedro Ayala y ayudandose de una manguera azul marino riega un amplio arriate donde crecen sus plantas de marihuana. Verdes y frondosas, rezuman salud y atencion permanente. Comprueba el estado de las hojas, busca imperfecciones, examina el color y grosor de los tallos, toca la tierra para cerciorarse de que la humedad es la adecuada. Seguidamente, busca en la parte inferior de un armario de aluminio una llave, oculta en la parte interna, que no tarda en encontrar. Abre el armario, de la balda superior coge un cenicero, papel de fumar y boquillas marrones, un encendedor y una cajita de madera. Toma asiento en una hamaca de lona, en el centro de la azotea, y lia dos cigarrillos con marihuana. Durante unos segundos contempla el cielo, sin nubes, azul, monotematico, que lo cubre todo, mas alla de los canizos que la protegen de posibles miradas. A continuacion, con naturalidad, es un ritual que repite la mayoria de los dias que luce el sol, se despoja del chandal azul marino que la cubre, tambien de la ropa interior, bragas y sujetador blancos, de algodon, y desnuda se deja caer sobre la hamaca. Comienza a fumar la marihuana con los ojos cerrados. Sigue teniendo Carmen un cuerpo menudo y armonico, los anos aun no se han cebado con ella; su piel continua siendo palida y tersa, con un mapa de pecas en el pecho y en las mejillas. Delgada, de ojos inquietos, de un marron miel, nariz con intencion aguilena. Desde los veinticinco, dentro de unos meses cumplira cincuenta anos, Carmen tine su pelo de una intensa tonalidad cobriza que subraya la delgadez de su rostro. Raramente usa pendientes, anillos o pulseras, como en tantas otras cosas es una mujer sencilla, austera. Si tuviera que elegir Carmen una parte de su cuerpo se decantaria por sus manos, puede que lo haya confesado en alguna ocasion, afiladas, de unas cuidadas, jamas pintadas. Le gusta mirarlas cuando habla por telefono o cuando fuma marihuana desnuda en la azotea, como en este momento. Pero ahora, Carmen no mira sus unas, sigue reproduciendo las tres fotografias que le han enviado Jaime y Julia. Trata de establecer conexiones, puentes, con otras imagenes similares que conserva en su memoria. Una mano, un pie y un corazon congelados, envueltos en bolsas de plastico de las que se emplean para la conservacion de alimentos. <>, deduce.

  • Nunca vuelvas atras de Lara Sanchez

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    Cuidado con lo que leas, porque nada es lo que parece

  • Emergencia de Amor de Laura Morales

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    La vida de Myriam es genial: tiene una familia a la que adora, vive con su mejor amiga y ha conseguido cumplir su sueno: confeccionar un traje para Charlotte Thorn, su actriz favorita; por fin, todo parece ir sobre ruedas. Pero cuando sufre un grave accidente de coche y su vida pende de un hilo, Gabriel, su raro e insoportable vecino, la salva, convirtiendose en su angel de guarda y en alguien tan importante como los suenos por los que ella tanto ha luchado. Una vez recuperada, Mimi tiene que volar hasta la otra punta del planeta para dar un empuje a su carrera de disenadora. Una vez alli, se encuentra dividida entre lo que comienza a sentir por Gabriel y la quimica que surge con el irresistible actor Josh Knight, su amor platonico. Y, por si eso fuera poco, Mimi le esconde un secreto a Gabriel que trastocara su relacion para siempre. ?Puede un corazon dividido elegir la verdadera razon por la que latir?

  • Tu eres mi hogar (California 3) de Blanca Tunez Navarro

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    Despues de varios anos, Meredith aun no ha conseguido superar ese momento traumatico que marcaria su vida para siempre. Ser cirujana pediatrica en Minnesota le absorbe mucho tiempo, a eso se le unen las horas de gimnasio y su negativa a darse otra oportunidad porque no se siente preparada.Nick continua cerca, expectante a cualquiera de sus movimientos para tener la oportunidad de hacerle cambiar de opinion respecto a los hombres y, sobre todo, de si misma.Danny, el hermano de Nick, tiene que hacer frente a una serie de acontecimientos que se desencadenaran a raiz de conocer a Megan, esa mujer de ojos castanos que no saldra de su mente con facilidad.?Sera Meredith capaz de afrontar el pasado y mirar hacia el futuro? ?Formara Nick parte de ese futuro?

  • El Tormento de Alex de Elena Garcia

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    Las imprudencias se pagan y eso es algo que, por desgracia, Alex sabe muy bien. Un hombre atormentado por una mala decision. Una promesa cada dia mas dificil de cumplir y un sentimiento que creia olvidado amenazan con florecer de nuevo en su interior.

  • Deseos ocultos del conde de Lorraine Heath

    https://gigalibros.com/deseos-ocultos-del-conde.html

  • La maldicion de los reinos de Erya

    https://gigalibros.com/la-maldicion-de-los-reinos.html

    Una rosa. Un cetro.
    Un palacio. Un oceano.
    Una maldicion. Un castigo.
    Un solo destino.
    ?Y si la sirena hubiera nadado al castillo de la bestia?

  • Sonambulos de Christopher Clark

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    Sonambulos es el relato fascinante del historiador Christopher Clark de los inicios explosivos de la Primera Guerra Mundial.Sobre la base de nuevos estudios, Clark ofrece una nueva mirada a la Primera Guerra Mundial, centrandose no solo en las batallas y las atrocidades de la guerra en si, sino en la complejidad de los acontecimientos y relaciones que llevaron a un grupo de lideres bien intencionados a un conflicto brutal.Clark traza los caminos a la guerra minuto a minuto, en una narrativa llena de accion que nos lleva a los centros de decision clave en Viena, Berlin, San Petersburgo, Paris, Londres y Belgrado, y examina las decadas de la historia que nos condujeron a la acontecimientos de 1914; los detalles de los malentendidos mutuos y las senales no deseadas que llevaron a la crisis hacia adelante en unas pocas semanas.Meticulosamente documentado y magistralmente escrito, Sonambulos es una cronica dramatica de como Europa entro en una guerra que desgarro el mundo existente para siempre.

  • Castigos justificados (Bergman 5) de Hans Rosenfeldt , Michael Hjorth

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    Una estrella de television es hallada muerta de un tiro a la cabeza en una escuela abandonada. Su cuerpo se encuentra de cara a la pared y, atadas a una silla del aula, unas hojas de examen. A juzgar por el numero de respuestas incorrectas, la victima suspendio el examen mas importante de su vida.
    Este horrible asesinato es el primero de una serie de muertes que tendran como victimas a personajes famosos. La Brigada Criminal de Torkel Holgrund se encargara del caso y solo gracias a la pericia de Sebastian Bergman lograran, siguiendo las pistas halladas en chats de internet y en cartas anonimas publicadas en los periodicos, resolver el misterio.

  • El caso Newton de Anton Arriola

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    Bilbao, noviembre de 2001. Transcurridos apenas dos meses desde la destruccion de las Torres Gemelas, se desata en la ciudad vasca una cadena de extranos atentados. Uno tras otro, los pilares de la sociedad se ven golpeados: simbolos religiosos, centros culturales, patrimonio cientifico. Mientras la ciudadania se va sumiendo en el desconcierto, el asalto a la biblioteca de un catedratico de la Universidad de Deusto ha dado inicio a una segunda cadena de crimenes.

  • Descubierta de Trixie Jones

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    Sabia que algun dia alguien descubriria mi perfil erotico en la pagina de los chats. Ese dia ha llegado y lo habia esperado. Lo que nunca imagine fue que me descubra un companero de trabajo: Chris. Nuestros cubiculos quedan enfrentados. Solo nos vemos a la entrada y a la salida, a veces en el estacionamiento, otras en el ascensor. Nunca nos hemos dirigido la palabra. Ahora el estaba aqui, de pie frente a mi cubiculo, mostrandome las capturas de pantalla de mi show de anoche. --?Alguien mas sabe de esto, Pam? Nunca me habia fijado en el hasta ese momento, mientras me extendia el telefono que me muestra de forma inconfundible, semi desnuda, lamiendo mi dildo de vidrio, coqueteando a la web cam. Su sonrisa tambien era inconfundible. Vendria a sacar provecho. --No, claro que no, nadie sabe. No pude evitar sonrojarme ante Chris. Nunca le habia prestado atencion. Somos companeros en este aburrido call center, donde los operarios jamas cruzamos palabra. Yo hago este trabajo como cortina ante mi familia para ocultar mi verdadera fuente de ingresos: soy modelo en las web cam eroticas. Tambien hago videos a pedido. Vendo rifas en las que sorteo sets de fotos profesionales de alto contenido sexual. Pero nunca, nunca me he acostado con nadie por dinero. --Mmm... entiendo Sweet Lust. --Shhh... --trate de silenciarlo-- por favor. Sweet Lust es el nick name bajo el cual escondo mi identidad. Pero eso es lo unico que escondo. En la imagen que me mostraba Chris, mi rostro se distingue frontalmente, estoy identificada, expuesta. --Si eres un buen amigo, sabras guardarme el secreto. --?Amigo? Si nunca me has contestado un saludo Pam. Tuve que preguntarle a otros tu nombre para estar seguro, porque tu y yo no somos amigos. --?Preguntarle a otros? ?A quienes? --A los otros companeros: Adam, Luke, Hugh. ?Acaso sabes mi nombre, "Sweetie"? Chris con su actitud hostil me dio a entender que pensaba mas que sacar provecho, senti que querria desquitarse de mi por no haber sido amigable en el trabajo. Pero !como podria socializar a la hora del cafe! Yo paso agotada todo el dia. Mi verdadero trabajo comienza a las 11 de la noche, cuando encerrada en mi dormitorio, monto mis shows frente a la camara. Me quedo a veces hasta las 5 de la manana, conversando, riendo, masturbandome y conversando mas. Por eso siempre actuaba de forma antisocial en el call center. Por el sueno acumulado. --?Les mostraste esta captura de pantalla Chris? --Ah, veo que si sabes mi nombre "Sweetheart". --Chris, por favor. Si quieres, a la hora de la salida te cuento mas. Pero no muestres eso por favor. --Bueno Pam, luego me cuentas mas. Sin decir mas, Chris guarda el telefono en su bolsillo y se sienta frente a mi, en su cubiculo. Su mirada incomoda empezaba a desnudarme. Se que estaba adivinando mis pezones bajo mi sueter. Volvi a enrojecer. Me sentia en sus manos. A la hora del cafe, como nunca, me acerque a Chris, quien compartia con Adam, Luke y Hugh. Senti que los cuatro me miraron con lujuria, a pesar de mi aspecto descuidado. Chris se arrima un poco dejando un espacio para que me siente yo con ellos: --!Companera, que milagro que nos viene a brindar su "dulce" compania! Senti el doble sentido que Chris impartia a sus palabras y gestos. Mi nerviosismo crecia. ?Sabrian ya mis otros companeros a lo que me dedico por las noches? --Tome asiento --dijo Luke con galanteria. Los otros parecieron no tomar mucha atencion de mi presencia. Entonces entendi que mi paranoia me empezaba a traicionar. Yo interprete sus miradas como lascivas, cuando ni siquiera se daban cuenta de que yo estaba ahi. Pero no todos actuaban indiferentes. Chris se acerco a mi cuello y me dijo en voz muy baja: --Mas tarde me cuentas mas, dulzura. Tensos minutos pasaron. Al fijarme en las miradas que se intercambiaban Luke y Chris empece a sospechar que Chris le habia mostrado ya la captura a Luke. Y si tiene esa captura, puede que tenga mas. Recuerdo que anoche jugue un poco con ese dildo en el chat publico ya que uno de los habituales dejo una generosa propina, seguida de una inusual propina de diez mil tokens por un espectador anonimo. Me levante de la mesa con la sensacion de que mis recuerdos se podian ver reflejados en mis ojos. --?Ya te vas Pam? --dijo Chris, con esa sonrisa picara de medio lado que empezaba a fastidiarme y al mismo tiempo... a excitarme. --No te vayas Pam, --interrumpe Luke, tomandome suavemente del antebrazo. Su contacto inesperado me sorprendio... y tambien me excito. --Tengo que llenar el reporte del dia. Nos vemos luego chicos. Sali de ahi casi corriendo, con la mirada incisiva de Chris clavada en mis gluteos, pude sentir sus ojos hasta el final. Empece entonces a considerar retirarme de este trabajo que no necesito. Poder al fin descansar durante el dia, y mentirle a mi madre que me despidieron y que con la liquidacion podre pagarme vacaciones. Estaba decidido. Me ire de ahi. Voy a renunciar. Al dirigirme a la oficina de mi jefe para comunicarle mi decision, Chris me intercepto. --?Donde vas tan apurada sweetie? --Chris, no se que pretendes llamandome asi. Estoy muy nerviosa, me tienes muy tensa, dejame en paz. --Este no es un buen lugar para hablar. ?Por que mejor no me dejas que te lleve esta noche a tu casa y ahi hablamos? --Yo tambien tengo carro. --Lo se, nos estacionamos juntos tambien, aunque en el estacionamiento tampoco me has contestado el saludo. --Dejate de resentimientos Chris. No puedo trabajar en un ambiente tan tenso. Voy a renunciar. Chris saca el telefono y me muestra mas captures, de otros dias. Videos. !Ahora si que me senti acosada! --No renuncies. No hagas que le muestre esto a nadie. Mientras hablaba, seguia mostrando escenas candentes protagonizadas por mi. Al reconocer una imagen mas antigua, tome fuerzas y le arranque el telefono de su poder. Chris sonreia triunfante al notar que me di cuenta de que me ha venido siguiendo el rastro desde hace tiempo.

  • Perdido en la tormenta (Esencia Irlandesa 2) de Yolanda Revuelta

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    Brianna oteo hacia el mar, como le gustaba hacer cada amanecer desde que habia vuelto a Ballycotton. El viento frio del norte hacia fluctuar el agua formando grandes ondulaciones que embestian con fuerza contra el acantilado y como habian hecho a lo largo de los siglos. El batir constante de las olas aranaba con impetu las gigantescas paredes de roca que se encumbraban hasta querer conquistar tierra firme, y ella, alli de pie, era una mera espectadora de esa fuerza devastadora y del hipnotizador rugido sibilante. Adoraba ese ritual matutino y era quiza lo que mas habia echado de menos durante su estancia en Dublin en la epoca que habia estado estudiando en la universidad. Decenas de gaviotas volaban en circulo por el cielo y con sus extensas alas desplegadas planeaban con elegancia a favor de la corriente de aire. Eran totalmente ajenas a lo que sucedia a su alrededor; no asi a su presencia, ya que sus graznidos se podian escuchar claramente desde tierra cuando se acercaban a ella. Brianna se llevo la mano a la frente y la dispuso a modo de visera, para evitar que los rayos del sol la cegasen. Le gusto ver como las aves surcaban las nubes esponjosas tenidas de un rojo intenso, el mismo que vestia el amanecer. Adoraba la casa que le habian dejado sus abuelos en herencia. Quizas y solo por eso, habia decidido restaurarla y emprender un nuevo futuro junto a sus amigas, Caitlin y Meg. Craig House se alzaba a su espalda como una mole mas de piedra que parecia integrarse perfectamente con el verde intenso del paisaje. Tras varios meses de restauracion, la casa resplandecia con orgullo a pesar de sus doscientos anos como unico testigo de los devastadores acantilados. El soplo de aire helado perforo su abrigo y ella no pudo mas que estremecerse; bajo la mano y se abrazo a si misma con la unica intencion de protegerse de las frias rafagas que la atravesaban de forma incesante. Su larga cabellera era como llamaradas de fuego que ondeaba cual bandera a favor del viento y, por primera vez en mucho tiempo, percibio la sensacion de libertad que tanto habia anhelado en esos ultimos meses. No pudo evitar fijarse en el barco de color rojo que rompia contra las olas y que parecia avanzar sin esfuerzo alguno a traves de las corrientes marinas; parecia una pequena e insignificante mancha rojiza en comparacion al elemento que lo rodeaba. No tuvo que preguntarse quien lo tripulaba, puesto que pudo leer en su casco las inmensas letras que daban nombre a la embarcacion: Green Star. El nombre de Garrett sacudio su mente con fuerza, pero esta vez pudo controlar la sensacion de abandono que la habia acompanado a lo largo de los ultimos meses. Lo amaba, pero eso ya formaba parte del pasado. El le habia dejado muy claro con anterioridad que no podria haber nada entre ellos, y ella, a su pesar, habia llegado a respetar su decision. Era un hombre que no deseaba complicaciones en su vida y asi se lo habia hecho saber hacia muchos anos, antes de partir a Dublin. No habian cruzado mas de dos o tres frases desde su regreso; con eso le dejaba claro que su decision al respecto seguia firme. <>, se dijo a si misma parafraseando a su abuela, <>. Dudaba que asi fuera. Llego a la conclusion de que se aprendia a vivir con el rechazo y el dolor, pero que la sensacion de olvido nunca parecia terminar de cicatrizar. La embarcacion avanzo despacio, como si no tuviera destino alguno por alcanzar. Trato de asimilar ese pensamiento y llego a la conclusion que con esa reflexion tambien habia descrito a Garrett. No tenia sentido seguir alli de pie, lamentandose de si misma. Tenia cosas por hacer, Meg llegaria en breve para organizar la cocina y los posibles menus que se servirian en un futuro muy cercano a los clientes. Con ese pensamiento se giro despacio y dio la espalda al mar, se dirigio con pasos lentos hacia la casa y asumio que la tristeza no tenia cabida ese dia en su corazon. *** Garrett percibio las sacudidas de las olas en el casco de la embarcacion; ese balanceo ya formaba parte de su existencia y tenia muy claro que no podria vivir sin el. Preferia la soledad del mar al bullicio y a las personas en tierra. Exhalo un suspiro de derrota al ver la figura femenina en lo alto del acantilado. No tenia duda de quien se trataba ya que habria podido describir sus rasgos con los ojos cerrados. El viento bailaba caprichosamente con su cabello, como si tratase de apagar el fuego que habitaba en ellos; alli de pie, parecia una figura alada bajada del mismo cielo. La vio subir la mano hasta la frente y observar a las ruidosas gaviotas que eran presencia indiscutible cada vez que divisaban un barco en alta mar, puesto que la seguridad de alimento las hacia ser escoltas de cada una de las embarcaciones que encontraban a su paso. No necesitaba tener a Brianna en su pensamiento. Muchas eran las noches que pasaba en vela por su causa, pero no habia marcha atras. No era un hombre hecho para el matrimonio; le gustaba vivir en libertad, sin tener que dar explicaciones a nadie, ser dueno de si mismo. Al menos, durante unos anos, se habia convencido de ello, pero estos ultimos meses la duda sembraba toda logica y eso le creaba un humor de perros. La vio girarse y encaminarse hacia la casa; parecia inmersa en sus pensamientos y deseo ser el quien borrase esa tristeza de sus ojos, pero parecia que ya era tarde para todo. <>, se dijo. Brianna aun era muy joven y tenia toda la vida por delante; el pronto cumpliria los cuarenta y parte de su juventud se habia evaporado. Solo el hecho de ser patron de un barco daba cierto significado a su existencia. Puso el cebo en las nasas y, a continuacion, las echo al agua. Con un poco de suerte encontraria suficientes cangrejos para que el dia no fuese del todo desaprovechado. --!Jefe! --vocifero uno de los marineros, que trabajaban para el, desde proa. --Dime, Patrick. Patrick y Sean, el otro marinero, senalaron con el indice hacia la bandada de gaviotas que volaban en circulo sobre las aguas profundas. --!Atunes! --gritaron al unisono. Garrett recogio con premura las nasas y las dejo caer precipitadamente a sus pies, mas tarde recogeria el cebo. Despues de todo, no iba a ser tan mal dia. El banco de atunes habia llegado con varias semanas de antelacion y eso se traducia en dos cosas: mas ventas y mas dinero. --Coged las canas y echadlas al agua --ordeno Garrett desde babor, mientras se acercaba con determinacion a proa--. !Vamos, aprisa! Ambos marineros asintieron y obedecieron en el acto. Sin poder evitarlo, oteo de nuevo los acantilados en busca de Brianna, pero ella ya habia desaparecido, dejando un vacio insondable en su interior que no supo interpretar. *** --?Estas segura? --pregunto Meg, mientras abria una enorme caja sobre la encimera de la cocina. Brianna no estaba segura de nada, pero a lo largo de los ultimos meses habia tomado tantas decisiones que, en vez de una complicacion, se habia convertido en un ritual. --Creo que sera lo mejor --comenzo a decir--, si abrimos la ultima semana de mayo, podremos empezar a reservar habitaciones y quiza para mediados de junio la casa ya este en pleno rendimiento. Meg desembalo el robot de cocina que habia pedido a Dublin esa semana. Al quitarle el papel transparente que lo envolvia, no la defraudo en absoluto. Si algo habia aprendido en la escuela de gastronomia esos ultimos meses, era que la tecnologia no debia estar renida con la cocina tradicional. --Es perfecto, ?no crees? --le dijo Meg con una amplia sonrisa en el rostro e ignorando el comentario de Brianna hecho con anterioridad. Brianna no quiso desilusionarla y asintio, pero no muy convencida. No tenia muy claro cual seria la funcionalidad de ese armatoste. Mientras Meg seguia con su chachara, Brianna la observo con detenimiento. Ya no era la muchacha timida y asustadiza que habia ido a Cork a realizar un curso de alta cocina. Meg habia vuelto convertida en toda una mujer, por su forma de hablar y de interactuar, pudo llegar a la conclusion de que estaba ante alguien que sabia lo que queria. Si con anterioridad tuvo algunas dudas de que una mujer tan joven como Meg se pudiera ocupar de la cocina de la casa, en ese instante se disiparon todas. Sus ojos azules estaban muy abiertos, quizas el hecho de tener entre sus manos el robot de cocina era suficiente para iluminar su mirada; su media melena era rubia como el trigo de los campos en verano, en ese momento, una diadema lo despejaba de su rostro y aun asi se movia con soltura sobre sus hombros. Era delgada, de estatura media, pero lo que Brianna no pudo evitar, fue compararla con su hermano mayor: Garrett. Una y otra vez, ese nombre resonaba en su cerebro como una cancion pegadiza y desesperada. --Tierra llamando al planeta Brianna.

  • Los complicados amores de las hermanas Valverde, Maria Paulina Camejo de Maria Paulina Camejo

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  • Yo no soy de nadie de Tamara Marin

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    Alba ha tenido una infancia muy dura que le ha hecho no creer en el amor y no querer comprometerse con nadie, bajo ningun concepto. Ella no es de nadie. Tiene suficiente con su floristeria, sus amigas y algun ligue de vez en cuando.

  • Bloody Mary (Charlotte) (HQN), Claudia Velasco de Claudia Velasco

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  • Inframundo (Guardianes Del Alma 4) de Kim Richardson

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    Kara inhalo profundamente y soplo el polvo de una fila de libros con cubiertas agrietadas y lomos arrancados. El aire olia a una mezcla de pegamento y moho. Las motas de polvo flotaban como un enjambre de insectos y la humedad caliente y humeda se sostenia en el ambiente y se aferraba a su ropa. No era el ambiente perfecto para guardar libros viejos, pero le encantaba el olor rancio de la tinta sobre el papel. Era el olor de la imaginacion... donde las grandes mentes se unian y creaban magia con tinta y papel, el olor de aventuras aun no descubiertas. En los libros, todo era posible… y eso le encantaba. Limpio el sudor de su frente y sujeto su cabello en una coleta. Ella apreto Las Aventuras de Huckleberry Finn entre El Llamado de la Naturaleza y El Viejo y el Mar, en la seccion de novelas clasicas. Las coloco en una perfecta linea recta, con sus lomos dispuestos verticalmente. Una vez que estuvo satisfecha con su trabajo, limpio la humedad y la suciedad de sus manos en sus pantalones de mezclilla, agregandole un tanto a la capa de suciedad de la jornada. La escalera se sacudio y se tambaleo bajo su peso. Apreto las manos con firmeza alrededor del riel y bajo con cuidado. Una vez que llego a la parte inferior, salto el ultimo escalon. Con una sonrisa en su rostro, Kara empujo un carrito de metal apilado con libros y revistas hacia la parte delantera de la tienda. Se agacho bajo la unica bombilla que oscilaba nerviosamente de un cable suelto en el centro de la tienda y condujo el carro entre montones de libros que se tambaleaban peligrosamente en altas torres, llegando hasta el techo en algunos lugares. Rayos de luz se derramaban a traves de un gran ventanal de la parte delantera de la tienda iluminando las estanterias con un suave resplandor dorado. Las particulas de polvo brillaban a la luz como copos de nieve en miniatura. Kara podia ver las telaranas grises que colgaban de las esquinas mas altas del techo e hizo una nota mental para retirarlas mas tarde con su escoba. Papel tapiz pintado a rayas marrones y beige se escarapelaba de las paredes detras de un debil mostrador de madera colocado a la derecha de la tienda. Una vieja caja registradora con botones manuales y una palanca roja estaba colocada encima de el. Debajo de la caja registradora habia una vitrina con bolas de cristal de diferentes tamanos. Kara se reia al ver su retorcida imagen en ellas. Una brisa calida agito el flequillo de Kara de su rostro. Los carillones de viento cantaron suavemente encima de la puerta abierta. Kara estornudo y el carrito dio un salto. Un grueso manto de polvo cubria la mayoria de los estantes de libros posteriores, una clara indicacion de que aun tenia mucha limpieza que hacer. Tardaria mucho en retirar el polvo de anos de abandono de la tienda. Dudaba seriamente que alguna vez hubiera estado limpio, para empezar. En su primer dia en la tienda, Kara habia limpiado muy bien las ventanas y habia barrido y trapeado los pisos de su sucia capa de mugre y de unas manchas color marron que ella preferia no saber que eran. Kara inhalo alegremente el viento del verano que llegaba desde la puerta abierta... dientes de leon y cesped recien cortado... su espiritu sonreia con cada nuevo olor. Era una sensacion increible. Habia terminado la escuela y ahora era, oficialmente, una empleada en un lugar que admiraba y respetaba. El Sr. Patterson le habia dado un trabajo de verano en su libreria. Sus funciones eran ayudarle a clasificar todos los libros en un nuevo programa informatico, mantener la tienda limpia y trabajar la caja registradora cuando el estaba en su hora de almuerzo. Habia resultado ser el mejor trabajo de todos y Kara estaba determinada a ahorrar suficiente dinero para cursar el primer semestre en el Dawson College. El Sr. Patterson incluso le dijo que podria seguir trabajando medio tiempo cuando fuera a la escuela. Ella no podria pedir un mejor jefe o un mejor trabajo. Por fin, las cosas finalmente estaban mejorando para ella. Sujeto el carro, tomo un punado de revistas National Geographic y las coloco por fecha a lo largo del estante intermedio del revistero. Las coloco todas juntas... y se congelo. Su cabello se erizo de repente. Kara sintio una presencia inexplicable. Siguio la fuente de la sensacion hacia la ventana... Alguien estaba mirandola desde el otro lado de la calle. Su corazon se agitaba en su pecho. Una chica joven con un vestido blanco estilo antiguo con un gran lazo rojo atado en el medio, miraba a Kara desde el lado opuesto de la calle. Su sedoso cabello negro le llegaba a la linea de la mandibula y acentuaba sus rasgos afilados. Era hermosa, como una muneca de porcelana. Parecia tener cerca de doce anos. Incluso desde la distancia, Kara podia ver rastros de enrojecimiento alrededor de sus ojos y nariz. Su palido rostro se retorcia en una mueca, tenia una mirada aterrorizada. Kara casi podia sentir su tristeza. Sus ojos suplicaban ayuda, la ayuda de Kara. Una conexion inexplicable con la chica se removio en el pecho de Kara. Era como si estuvieran emparentadas de alguna manera, como si fueran primas segundas. La chica volvio la cabeza de repente y empezo a retroceder. Dos hombres en trajes grises meticulosamente entallados se acercaban a la joven desde ambos lados. Su pelo era blanco platino y sus rostros eran identicos. Su piel tenia un enfermizo color blanco parecido a los albinos. Se movian con rapidez, con un proposito. La chica se reclino contra la pared frontal de la tienda vecina. Fijo su vista una vez mas en los ojos de Kara, en una suplica silenciosa. Con los labios, deletreo Ayudame. Kara contuvo su respiracion. La muchacha estaba atrapada entre los dos misteriosos hombres de ojos negros. El ruidoso martilleo del corazon de Kara ahogo todos los demas sonidos a su alrededor. La chica no era rival para esos dos malvados hombres. Kara tenia que hacer algo, tenia que salvarla. Kara empujo el carrito fuera de su camino y se arrojo sobre el mostrador. Tomo el bate de beisbol que el Sr. Patterson mantenia oculto detras del mostrador en el caso de una operacion peligrosa con un cliente y salio corriendo de la libreria a la calle. Se detuvo de golpe. Estaba vacia. La nina habia desaparecido y los hombres de ojos negros tambien habian desaparecido. La calle estaba en silencio, la acera estaba vacia salvo por unas palomas recogiendo migajas en el suelo. ?Estaban sus ojos jugandole una broma otra vez? ?Era esta otra de sus visiones extranas? Durante los ultimos meses habia tenido sentimientos recurrentes de que estaba siendo vigilada. Habia percibido espeluznantes sombras en lugares oscuros siguiendo todos sus movimientos, arremetiendo contra ella cuando pensaban que ella no estaba mirando. Pero tan pronto como ella daba la vuelta para hacer frente a lo que fuera, desapareceria en un abrir y cerrar de ojos. Quizas este era uno de esos sucesos, o tal vez ella se estaba volviendo loca. Ella penso que debia ser eso. "?Planeas pegarle a alguien con ese bate?" Kara giro, un apuesto adolescente con una sonrisa insolente peinaba su rubio cabello con sus dedos. Con la cabeza en el aire, paseo hacia ella dando saltitos. "?Estare seguro? ?O debo volver mas tarde?", rio David, metiendo sus manos en los bolsillos. Kara lo ignoro y observo el lado opuesto de la calle. "Yo... me parecio ver algo". David levanto las cejas. "Asi que decidiste hacerla de vigilante y tomaste un bate de beisbol... ?para golpearlos?" "Vi a una chica. Creo que estaba en problemas...no. Se que estaba en problemas. Estaba muy asustada, necesitaba mi ayuda". Los nudillos de Kara estaban blancos por la fuerza con la que presionaba el bate. Recordo el rostro petrificado de la nina cuando los hombres se acercaron. "?Que chica?" David la busco por la calle. "No veo a ninguna chica. ?Seguro que has visto algo? Ya sabes, todo ese polvo que inhalas todo el dia podria estar afectando tu cerebro". Kara suspiro y bajo el bate. "Estaba alli hace un minuto, estoy segura de ello. Y habia dos hombres de aspecto extrano con el pelo blanco... realmente feos y escalofriantes. Senti que iban a hacerle dano. Tenian unos ojos negros que daban miedo". "?Ojos negros? ?Como si los hubieran golpeado en la cara o algo asi? Justo como lo ibas a hacer tu con el bate, ?no?" Kara miro la cara perpleja de David y decidio dejar el tema. Claramente pensaba que ella estaba loca. Ella movio la cabeza y se encogio de hombros. "No importa", respiro con frustracion y luego le dio una sonrisa ladeada. "?Que haces aqui tan temprano? Pense que tenias practica de futbol". "Asi es", David hizo varios pases con los pies para impresionar a Kara. "Se cancelo. Creo que podriamos ir al cine, o algo asi". Kara se esforzo para no sonreir, pero su rostro la habia traicionado. Miro hacia otro lado. Sus mejillas se sentian calientes, y supo al instante que se habia sonrojado. Su corazon rebotaba entre sus orejas. "Bueno… dejame preguntarle primero al Sr. Patterson. Quiza aun necesite que me quede el resto del dia". Esperaba secretamente que no lo hiciera, David habia venido a la tienda todos los dias desde la primera vez que se habian encontrado accidentalmente hacia ya dos meses. Y cada vez que llegaba, las mariposas se agitaban dentro de su vientre. Con el bate de beisbol colgando a su lado, Kara entro a la tienda. David se agacho debajo el carillon de viento y la siguio. Oyo el chasquido de la puerta de atras, volvio a ver hacia arriba. El Sr. Patterson caminaba hacia ellos. Sus huesos crujian y tronaban. Rasco su cabeza, haciendo ondas en su pelo blanco. Sus cortas piernas se asomaban por debajo de sus habituales bermudas caqui y coloridas camisas hawaianas amarillo con naranja. Las tablas del suelo crujian bajo el peso de sus pies descalzos. Kara nunca entendia por que andaba descalzo sobre la suciedad y el polvo del suelo, pero con el paso del tiempo se habia acostumbrado a ver sus cuadrados dedos del pie y largas unas amarillas. Se hizo una nota mental para adquirir un certificado de regalo en el spa local Pies de Diez para una pedicura. Si estaba obligada a ver sus pies, por lo menos deberian verse bien. El Sr. Patterson les saludo con entusiasmo. "!Hola, Denis! ?Que te trae a este lado del mundo literario? ?Has venido a comprar un libro por fin? Hay una nueva seccion con grandiosos libros de aventuras para ninos alli..." el arrojo su larga barba blanca sobre su hombro y senalo a un alto estante de libros a su izquierda. David sonrio incomodamente y rasco la parte posterior de su cuello. "Uh… no, Sr. P... pero gracias de todos modos. Estoy seguro que todos son… muy buenos" David volvio a ver a Kara y hablo por la esquina de su boca. "El todavia me llama Denis". Kara cubrio su boca y se rio. El Sr. Patterson se detuvo y miro con recelo Kara. "?Clara? ?Por que estas sujetando el bate loco? ?Paso algo? ?Entraron en un combate con un cliente psicotico?" David suspiro. "?El bate loco? ?En serio? Suena un poco loco para mi..." Kara pateo a David en la espinilla y escondio el bate de beisbol a sus espaldas. "Uh… nada. Solo estaba… limpiandolo". Se inclino sobre el mostrador y dejo caer el bate detras de el. "En realidad, Sr. P", dijo David, "vine a ver si Kara podia tomarse el resto de la tarde". "Ya veo". El Sr. Patterson vio a David sospechosamente por un momento. Sus ojos azules se asomaban por debajo de los pliegues de cientos de arrugas. El fruncio los labios y se rasco la cabeza. "Bueno, no veo por que no. Creo que Clara ya hizo suficiente por hoy. Puedes irte con Denis si lo deseas".

  • Flores amarillas de Erica Vera

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    Una historia de amor y pasion, de encuentros y desencuentros, de decisiones… de flores amarillas.

  • GoldHeiven de Nati Izera

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    Es un dia de primavera cualquiera. Los pajaros entonan una alegre cancion, corre una brisa refrescante y un aroma a flores me envuelve. Sentada en el parque, miro como los patitos siguen a su madre en el estanque. Los domingos siempre hay mucha gente, pero he podido encontrar mi rinconcito bajo el sauce. Me descalzo, como siempre, y siento la hierba fresca en mis pies. Suelo venir mucho aqui. No se por que, pero me ayuda a relajarme. Me siento bien cuando estoy rodeada de la naturaleza. Acabo de cumplir dieciocho anos. Mis padres me hicieron una fiesta con toda mi familia. No habia nadie de mi edad. No tengo amigos, ni fuera ni dentro del instituto. Pero no me importa. Yo prefiero una buena lectura que una charla trivial con gente que te sonrie a la cara y te critica a tus espaldas. En mi casa siempre hay gente. Somos una gran familia. Mi madre tiene cinco hermanas y mi padre seis hermanos. Todos estan casados y tienen hijos. Tengo veinte primos y primas. Mis padres son los unicos que tuvieron una sola hija, yo. Siempre me decian que todo el amor que sienten lo pusieron en mi concepcion y que nada mas verme supieron que no podrian amar a nadie mas. Espero conocer algun dia un amor tan grande como el que ellos se tienen. Tras terminar un breve libro titulado Un amor de instituto, regreso a casa y pienso en todos los lugares que he visitado en mis libros. Calidos, helados, deserticos, humedos, urbanos, rurales… Ese es mi sueno, viajar algun dia a todos esos sitios. Vivir experiencias unicas, aprendiendo y disfrutando de las distintas culturas que pueblan el mundo. Mi familia es estupenda, pero siempre me he sentido atrapada aqui. Ya en casa, tumbada en mi cama, termino de leer un libro interesante sobre las profundidades del mar. Al cerrar la tapa, me viene una imagen a la cabeza, como un flash. Es un lago con un tono azul que es muy dificil de describir. El cielo parece difuminarse con el agua. Sus colores son casi identicos. Como si uno fuera el reflejo del otro. ?De donde habra salido esa ilustracion? Son tantos los libros que he leido con imagenes de la naturaleza, que no sabria decir en cual he visto ese paisaje tan peculiar. Me quedo dormida pensando en esa imagen. En mi sueno, el paisaje se empieza a formar de manera muy clara y real. Tanto, que estoy empezando a sentir la brisa que me trae un olor a bosque y mueve mi melena cobriza. Escucho los sonidos de la naturaleza, el crujir de las ramas, el trino de las aves, el agua salpicando y la hierba mojada bajo mis pies. Es increible como percibo todo eso, es como si estuviera aqui en realidad. Escucho como un grunido que se acerca a mi. Abro los ojos y veo un bosque. Aparece un jabali entre los arbustos. Pero es distinto. Es mas grande de como suelen ser y su piel tiene un color verde oscuro. No lo habria visto si no se estuviera moviendo. Su piel esta cambiando de color a medida que avanza hacia mi. Su trayectoria no cambia. Aunque se que solo es un sueno, hecho a correr hacia un arbol. Es dificil hacerlo descalza. Me estoy haciendo dano en los pies con las piedras y ramas que estoy pisando, pero aun asi continuo corriendo. Logro subirme a unas ramas, cuando el animal me alcanza y da un salto. Pero ya he trepado a otra rama mas. Se oye un silbido y despues un grunido del jabali, que se tambalea y cae. Tiene una flecha clavada en la parte de atras de la cabeza. Mientras bajo del arbol, veo a alguien aproximarse. Es un hombre joven, atletico y con unas facciones duras pero atractivas. Camina a paso ligero, recto y sin vacilacion. --?Estas bien? --me pregunta mientras se agacha para arrancarle la flecha al animal. La limpia y se la guarda en su carcaj. --?Que animal es? --le pregunto, ignorando la suya--. Parece un jabali, pero me ha parecido que cambiaba de color. --Es un jableni --se me queda mirando, con curiosidad. Sus ojos son intensos y claros como el cielo--. ?Nunca habias visto uno? --me da un escalofrio en todo el cuerpo. Su voz es grave pero agradable. --Pues no --empieza a atar el animal con una cuerda que ha sacado de su bolsa. Cuando termina, me mira, lo que hace que me ruborice. Desvio la mirada, esperando que no lo haya notado--. ?Donde estamos? --En el Lago Sur. ?De donde vienes? ?Y por que vas descalza? Me miro los pies. Me doy cuenta de que tengo sangre en uno de ellos. Me agacho y veo que tengo una herida poco profunda. Tambien tengo aranazos en los brazos. Me toco las heridas y me extrana sentir dolor. Cuando una persona suena, no siente dolor, ni percibe ningun olor. Es imposible. ?Estoy sonado o me encuentro aqui en realidad? El joven se acerca a mi con una caja abierta, donde hay gasas, tijeras y varios frascos. Tiene el pelo muy rubio y un poco largo. Su rostro tiene rasgos finos pero varoniles. Me echa en las heridas un liquido con un fuerte olor agrio. Lo curioso es que no escuece, pero me esta empezando a marear. Ahora me echa una crema y me venda la herida del pie. La cabeza empieza a darme vueltas, veo borroso, y luego, oscuridad. Huelo a fuego, a madera quemada, a flores y a comida. Me pesan los parpados. Intento abrir los ojos y al hacerlo, veo un techo de madera. Estoy en una cama. Me incorporo poco a poco y miro alrededor. Parece una cabana. Hay una mesa y sillas de madera, una chimenea encendida y un caldero con vapor saliendo de el. Me miro los brazos. Apenas se notan los aranazos. Me quito la manta y veo mi pie aun vendado, pero no me duele. Sigo en pijama y descalza. Me levanto y empiezo a caminar hasta la puerta. La abro y me asombra lo que estoy viendo. Un paisaje que jamas habia visto. He ojeado miles de paginas con imagenes de lugares de todo el mundo, pero nunca habia contemplado algo asi. Los colores son deslumbrantes, pero calidos. Me inunda una paz interior solo con vislumbrar este paisaje. Es un prado. Hay un lago y al fondo, montanas. Doy unos pasos hacia fuera y me fijo en una ciudad a lo lejos, antes de las montanas. Es brillante como el sol, pero aun asi no te ciega. --Ya estas despierta --me giro. Una anciana me sonrie mientras se acerca a mi--. Llevas una hora durmiendo. --Hola --no se bien que decir. --Hola. Me llamo Fiona. ?Y tu? --parece mayor, pero camina con agilidad. Lleva un vestido sencillo de color arena y manga larga. Pero es distinto a cualquiera que haya visto antes. --Ariadna, pero me llaman Ari. --Un nombre peculiar --me inspecciona con la mirada como si intentara ver mas alla. Tiene el pelo blanco recogido en un mono bajo y sus ojos son de color canela-- y eso que aqui hay nombres poco comunes. --?Donde estamos? --le pregunto, saliendo de la ensonacion que me ha provocado este paisaje. --Esa es una muy buena pregunta --me coge del brazo y me lleva adentro. --Es curioso --como ella no habla, empiezo yo la conversacion. Hace que me siente. En la mesa hay dos cuencos y dos cucharas. Son de madera. Ella coge la olla que hay en el fuego--. Sigo sin saber si esto es real o estoy sonando --le confieso. Ella echa sopa en los cuencos. --Otra buena pregunta --me responde, sonriendo. --Y sigo sin tener respuesta --se me queda mirando. Continua con esa sonrisa enigmatica. --Come. Antes de que se enfrie --tiene la mirada firme, lo que hace que me incomode un poco. Hago lo que me dice. Tiene un sabor especial. Nunca habia comido algo asi. Mi paladar distingue diferentes sensaciones con cada cucharada que doy. Ella solo esta removiendo su sopa con la cuchara. Del cuenco sale un sonido melodioso. No es el tipico que sale del contacto de madera contra madera. Es relajante. Estoy terminando mi sopa. Solo queda un poco. Me quedo mirando ese resto. Al principio creia que era una ilusion optica, pero las imagenes que aparecen en ese caldo son cada vez mas claras. Parece como una pelicula. En mi mente se genera una narracion. Al principio parecen unas voces lejanas, pero se van aclarando poco a poco: <>. Dice la voz en mi cabeza. Yo estoy totalmente quieta, como si estuviera paralizada. Sigue la narracion. <>. Me despierto de golpe. Estoy en mi cama. Unos rayos de sol atraviesan la cortina. Me incorporo para levantarme e ir al bano. Pero al poner los pies en el suelo, noto algo en el pie derecho. Lo tengo vendado. Me levanto de golpe y abro la cortina rapidamente para que entre luz. Me quito la venda y veo una pequena herida casi curada. Reviso mis brazos. Tengo unas ligeras lineas blancas. Esto me lo hice cuando subi a aquel arbol. Me doy cuenta de lo que significa. No era solo un sueno. Ha pasado de verdad. He estado en aquel lago, un joven curo mis heridas y una agradable anciana me dio una sopa. Y realmente vi en ella esas imagenes. Intento recordar el nombre del final: GOLDHEIVEN.

  • ?Suave como la seda? (Amigos del barrio 3) de Noelia Amarillo

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    El esplendido principe azul vencio al fiero dragon, desafio a la malvada bruja y rescato a la hermosa princesa. Con los primeros rayos de sol, montaron sobre el blanco corcel y emprendieron viaje hacia un castillo de cuento de hadas...

  • Infancia e inversion (Novelas 1) de Carmen Boullosa

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    “Es dificil encontrar en la literatura mexicana contemporanea una personalidad tan brillante y compleja como la de Carmen Boullosa… “

  • Increiblemente tu de Aida Ramos

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    Nayra vive una vida aparentemente ideal, una familia feliz, una gran amiga, un novio que parece perfecto, un trabajo en una importante entidad bancaria. Pero el destino tiene algo muy distinto preparado para ella y, como si de un castillo de naipes se tratara, su vida empieza a desmoronarse.

  • La historia secreta del mundo de Jonathan Black

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    Jonathan Black ofrece una guia de las ensenanzas de las antiguas escuelas mistericas, conservadas a lo largo de los siglos gracias a sociedades secretas. Este conocimiento, propone una version alternativa de la historia de la humanidad que contesta preguntas a las que la ciencia no consigue dar respuesta. El mundo que nos rodea, la literatura, los nombres de los dias de la semana y los cuentos infantiles encierran una filosofia secreta. Este libro nos da las claves para interpretarla.

  • El corazon del monstruo de Evelyn Romero

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    Anos atras... Ingrese a mi casa de nuevo, limpie mis lagrimas para que mis padres no me vieran. --?Donde estabas?--escuche la voz de mi padre detras de mi, tuve que detenerme. --Estaba jugando papa--respondi dandome la vuelta, pero sin verlo a los ojos. El como adivinando que me habia pasado, me tomo de la barbilla, hizo que lo viera. --?Otra vez estabas llorando? Te he dicho que un hombre no llora, mucho menos si es por una tonteria--me regano fuertemente cambiando su expresion que me indicaba que estaba enojado. El era un hombre cruel y frio. Me daba miedo cada vez que me hablaba, mas cuando me castigaba sin tener algun motivo. --Es que, los otros ninos no quisieron jugar conmigo otra vez--le explique quizas para que me comprendiera, aunque sabia que no lo haria. --Debes acostumbrarte a esos rechazos y aceptar lo que eres: un monstruo--me recordo--. Sino fueras mi hijo ni siquiera yo me acercaria a una cosa como tu--dijo cruelmente--. Ahora vete a tu habitacion y no salgas de la casa de nuevo, tu lugar es estar encerrado--pronuncio esto ultimo con un tono malvado. No dije nada, solo me di vuelta y me aleje de el con un dolor en mi pecho. Llegue a mi habitacion y cerre la puerta, voltee hacia el espejo que estaba en una esquina me acerque a el para contemplarme una vez mas, mi cuerpo era como un nino normal de ocho anos, pero mi cara no era como de los otros, la mia estaba deforme de la parte derecha: habia nacido con una malformacion congenita, que provocaba que mi ojo se hundiera, y que la piel de mi mejilla pareciera que tuviera cicatrices gruesas y pronunciadas. Mi aspecto era asqueroso y es por esa razon que ningun nino queria jugar conmigo. Mi mama me saco de la escuela y desde entonces he tenido educacion en casa. Viviamos en la cuidad donde las personas caminaban de prisa como si no tuvieran tiempo para vivir. Mi padre estaba involucrado en los negocios de inversiones comerciales. Tome una manta y tape el espejo para no verme mas. Por el rechazo de los demas me he creido todas las horribles cosas que me han gritado, en ocasiones deseaba no vivir, pero pensaba en mi madre que ha sido el unico ser humano que me ha amado por lo que soy, ella se sintiera muy mal si tomara ese tipo de decision ?Como un nino de mi edad puede pensar en quitarse la vida te preguntaras? Pues deben estar en mis zapatos para comprenderme. Mi madre era todo lo contrario a mi padre: era dulce, comprensiva y siempre trataba de animarme cuando me sentia mal. En ese momento necesitaba de sus palabras y de su compania. Sali de mi habitacion, pero antes verifique que mi padre no se encontrara cerca, al parecer habia salido porque su auto no estaba. Eso me permitio caminar libremente por el pasillo hasta llegar a su habitacion. Toque la puerta suavemente. --?Pasa carino se que eres tu?--dijo mi madre dulcemente. Ingrese y cerre la puerta detras de mi. Me acerque a ella quien se encontraba recostada en la cama(apoyada en la cabecera de la misma) me sente en su cama y la mire a los ojos, los cuales estaban mas cansados y tristes que el dia anterior, su aspecto fisico cada dia iba empeorando al igual que su salud, tenia un panuelo en la cabeza de colores llamativos que tapaba su ya existente cabello: ella tenia cancer terminal y en cualquier momento iba a dejar este mundo. --Mi pequeno ?Estas bien?--me pregunto acariciando mi mejilla, ella era la unica que no le daba asco tocarme, le conte lo que me habia pasado y lo que mi padre me habia dicho. --No te pongas triste, carino. No importa lo que te digan siempre recuerda que tu vales mucho, y que eres hermoso por dentro y por fuera--me dijo para consolarme. Sonrei antes sus palabras. Ella era madre y su deber era ese precisamente, me veia con ojos de amor, tenia miedo de perderla y de quedarme solo con mi padre--. Quiero darte algo muy especial--pronuncio tomando una pequena caja de terciopelo negro que estaba sobre su mesa de noche--. Esto ha permanecido en mi familia durante generaciones, quiero que tu mi unico hijo lo conserves -- agrego dandome la caja, la tome y la abri: se trataba de un anillo con un hermoso diamante en el centro. --?Que es esto mama?--le pregunte para saber para que me serviria un anillo. --Es un anillo de compromiso, quiero que se lo des a la mujer que llegue amarte por lo que eres sin importar nada mas--me explico--. Se que eres muy joven para comprender esto, pero quise hacerlo ahora que todavia estoy a tu lado--me dijo recordandome su pronta partida. Sus palabras me entristecieron aun mas. No solo por perderla, sino tambien porque no creia que algun dia alguien mas podria amarme. --No quiero que te mueras mama--le dije sin poder evitar llorar. Ella al verme asi me abrazo y me acerco a su pecho donde pude escuchar su corazon. --Nunca me ire de tu lado siempre estare contigo. Sere como tu angel guardian y aunque no me puedas ver sabras de alguna u otra manera que estoy junto a ti--me dijo dulcemente. No dije nada, solo me quede ahi entre sus brazos, memorizando ese momento. Unos dias despues, mi madre murio. Eso me destruyo. Ahora me encontraba en su entierro, este seria el ultimo dia que podia verla y despedirme de ella, deje sus flores favoritas: las margaritas, sobre su tumba y me quede ahi de pie observando el lugar donde ahora descansaria. Minutos despues subi al auto con mi padre de regreso a la casa, el aparentaba estar tranquilo y sereno como siempre. No estaba seguro si algun dia amo a mi madre, siempre ha sido un hombre poco expresivo. --Tu maestro me ha dicho que eres muy bueno para las matematicas--dijo mi padre en un tono que me indicaba que algo traia en manos--. Ahora que tu madre no esta, podre desarrollar los planes que tengo y tu me ayudaras administrar mis nuevos negocios--dijo--. Si eres un monstruo por fuera, te convertiras en uno por dentro--anadio con una sonrisa de maldad. Sus palabras me dieron miedo, no sabia que clases de negocios se trataban o que planes tenia para mi, pero no quise saberlo en ese momento. No cuando habia perdido a mi madre, ahora si en ella a mi lado estaba a la merced del verdadero monstruo. Capitulo 2 Narra Vanessa. Escuchaba atenta las palabras de mi madre. No podia creer que me hubiese comprometido con Daniel Betson: un tipo sin escrupulos, mujeriego y cruel. Tenia mucho dinero y ademas era el hermano del presidente de la republica y por esas razones era un “gran partido” segun ella, quien se divertia con controlar mi vida a su antojo, pero esto ya no lo soportaba mas, y menos ahora por lo que acababa de decirme. ?Quien era mi madre? La alcaldesa de la cuidad, y una mujer corrupta como todos en este maldito pais. --Como mi unica hija mujer debes velar por el futuro de nuestra familia asi como lo ha hecho tu hermano--menciono recordandomelo, ambos eran ambiciosos, mi hermano se habia casado con una mujer de alto prestigio politico--.Mi cargo terminara en dos anos, mientras tanto tu matrimonio con Daniel nos abriria muchas puertas economicamente y politicamente hablando-- agrego tomando de su cafe. --!?No has pensado en mis sentimientos??Por que siempre me ves como una maldita venta ?! --le grite ya harta de sus injusticias y de su maltrato. --Dejate de dramas, todos en esta familia hemos hecho cosas que no nos orgullecen, pero que nos han servido para tener dinero y poder--contesto serenamente, como si nada--. Aunque tu no quieras te casaras con Daniel y punto--sentencio mirandome seriamente. --!No me voy a casar con el, primero muerta que ser la tercera esposa de ese hombre!--le volvi a gritar recordandole su otros matrimonio fallidos con otras mujeres de dudosa reputacion. En ese momento, con mi respuesta la expresion de mi madre cambio: se miraba furiosa, se puso de pie y me tomo fuertemente del cabello.

  • Te esperare todos los dias de Karla Trier

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    Sheila iba preparada para las vacaciones de su vida: el sol del sur, playas, fiestas y risas en su largo viaje en solitario.
    Lo que no imagino fue que Manu, un entrenador que trabaja para el estado, iba a hacer sus vacaciones aun mas interesantes. No solo por la atraccion, si no porque ese feeling se convirtio, para sorpresa de ella, en mucho mas. Pero las cosas no son tan sencillas en la vida, todo el mundo oculta secretos o tiene cosas que no quiere contar. Quizas hay que dejarse llevar y tomarse la historia como un amor de verano. ?O quizas los sentimientos ya son demasiado fuertes para eso?
    Una divertida novela en la que los personajes te enamoraran tanto como te haran reir.

  • Unas vacaciones en invierno de Bernard Maclaverty

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    Libro del ano 2017 segun The Guardian, The Sunday Times, The Irish Times, The Herald Scotland y Mail on Sunday

  • No te atreveras de Ana Maria Gonzalez Lopez

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    Tras la repentina muerte de su prometido, Sofia decide mudarse a Madrid con una antigua amiga del colegio. Buscando trabajo como profesora, se encuentra con Leonardo. Este es un futbolista de elite el cual tiene un problema con su hijo de ocho anos. Inicialmente, su relacion profesional y personal sera un verdadero desastre, debido a que ella se instalara en su casa como profesora interina, y hara estragos en la vida de pareja que tiene Leonardo con la famosa modelo Isabella. Leonardo poco a poco vera en Sofia aspectos de su difunta mujer, mientras que Sofia tendra que lidiar con los abusos sexuales que se produjeron en su ninez. Entre los dos nace algo mas que atraccion. ?Podran lidiar con sus nuevos sentimientos?

  • El ultimo fado de Concepcion Valverde

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    Desde nina, Amalia vive obsesionada por la muerte de una de sus tias, a la que no llego a conocer pero de la que lleva su nombre. El entorno en el que vive se presta a la especulacion, ya que sus tres tias acostumbran a convertir la realidad en algo confuso y plagado de contradicciones. En una elegante casa de familia bien venida a menos, todo es controlado con mano ferrea por la tia Celia, que esconde un secreto que la protagonista descubrira, y que no dudara en relacionar con esa misteriosa y no aclarada muerte.
    Aunque lo que mas angustia a la joven es no saber apenas nada de sus padres, a los que perdio a los pocos meses de nacer. Desde entonces, la tia Celia ha urdido una sucesion de falsedades en torno a su origen que han hecho que Amalia se vea obligada a buscar la verdad por si misma. Cuando con dieciseis anos creia haber superado sus antiguos temores, la protagonista encontrara un diario que la hara regresar a ese morbido universo familiar, en el que cada nuevo dato esta a su vez envuelto en el misterio. Las diversas incognitas se iran despejando paulatinamente hasta llegar al ultimo recodo de esta novela, en el que una revelacion inesperada imprimira un definitivo giro al relato.

  • Amigos del placer (Libertinos Enamorados 3) de Vanny Ferrufino

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    Ashley Answorth, hija de los condes de Worcester, desea casarse por amor y no descansara hasta encontrar al hombre indicado con quien compartir su vida. Sin embargo, todo se sale de su control cuando sus sentimientos empiezan a inclinarse hacia el peor libertino de Gran Bretana, el marques de Sutherland, que esta a un paso del ostracismo social y a quien el matrimonio no parece interesarle mucho por ahora.
    Decidida a olvidarse de su absurdo enamoramiento, Ashley acepta el cortejo del duque de Blandes, encontrandose con un rotundo obstaculo en su camino: los celos del marques de Sutherland.

  • Mas alla de los suenos de Laura Morales

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    Aquellos suenos sin sentido la estaban volviendo loca. Un arido y solitario paraje recibia a Ashenee cada noche, un lugar que se le antojaba tan peligroso como hermoso.
    Atrapada en su tranquila rutina, acostumbrada al sonido de los platos en el fregadero, al grito de las comandas en la cafeteria, al olor del cafe y al de dulces recien hechos, no se imaginaba lo que el destino tenia preparado para ella. Este decide darle senales que nadie mas ve y, una noche, tras observar una aurora boreal, su vida cambia por completo.
    Aquellas montanas no eran suenos; eran tan reales como los acelerados latidos de su corazon, y tan verdaderos como aquel joven que suplicaba ayuda. Ahora tendra la oportunidad de encontrarse a si misma, pero perseguir sus anhelos dividira dolorosamente su corazon.

  • Diez dias de sabor de Clara Estival

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    --Ese hombre es un desalmado, Paula. !Si diez dias no dan para nada! Valentina tenia razon, era un plazo cortisimo. Solo diez dias hasta el 1 de julio en que, o pagaba el alquiler, o el dueno del local me cerraba el restaurante y me echaba directamente a la calle. --Ay, este sitio esta muy lindo, mija --me dijo Maya, con todo su acento cubano--. La cosa no puede quedarse asi... ?Quien nos va a hacer ahora las empanadas? Mire a mi alrededor y era verdad que el Amigos del Naranco estaba precioso incluso teniendo en cuenta los tres meses que llevaba cerrado. El pequeno restaurante de mi familia era luminoso y abierto, pintado en blancos y verdes llenos de alegria, y en verano poniamos hasta una terracita. Tenia unas diez mesas normalmente, pero podiamos meter hasta quince con la terraza y a veces tambien habia gente comiendo en la barra. Conociamos muy bien a nuestros clientes, sus preocupaciones y sus vidas, porque el nuestro era el unico asturiano en mitad de Houston, en pleno Texas, y casi todos eran espanoles desplazados que echaban de menos su casa. Asi que eramos amigos, casi como familia. Y en aquellos tres meses nuestro lugar especial, ese pequeno trocito de casa en un pais extranjero... simplemente habia desaparecido. Hasta entonces el dueno del local habia tenido paciencia, por lo de mi padre, porque eran amigos pero... despues de tres meses ya se le habia acabado toda. Me tocaba reabrir el negocio o bien cerrarlo definitivamente. Asi que ahora estabamos las tres alli sentadas, Valentina, Maya y yo, en mitad del restaurante por el que mi padre tanto habia luchado, durante mas de diez anos, y que yo estaba a punto de perder en diez dias. --Mija, no pongas esa cara --dijo Maya--. Te sacaste la rifa del guanajo, ok, pero ya... dale... hay que ponerse a trabajar. No vas a dejar que esto te pase por arriba, ?no? !Quien va a hacer los frisuelos, si no! --!Pues no lo se! !Pero a mi no me mires! !Es verdad que ahora soy la duena, pero yo no he cocinado en mi vida! El que sabia cocinar era papa... --Buscaremos a alguien --dijo Valentina--. No te agobies que esto es un problema y los problemas tienen solucion matematica. Entraremos en los portales de empleo, haremos entrevistas... esas cosas. --!Esto no es una formula, Val! ?Quien va a saber de cocina asturiana aqui, en Houston? Ademas, no me vale con lo que ponga en un papel. Tengo que ver como cocina y poder probar las cosas. --Muchacha, si nos quitan el Naranco tenemos que volver a la cantina junto al Johnson y eso si que no --dijo Maya--. Mi madreeee, todos los dias comiendo esos fritos... --Y ese pollo chicloso. --!Ay, mi madre! --Y ese tomate de lata. --!No sigas, nina! !Tu quieres que se me de la vuelta el estomago! --Tan malo no sera... --dije. --?Has visto la comida de los astronautas en los videos de Youtube? Las salsas saliendo de los tubitos y las fresas secas !y ese helado solido que parece una piedra pomez de limarse los callos! Bueno, pues eso es comida gourmet comparado con lo que hay en esa cantina. Sonrei. Valentina llevaba mucho tiempo preparandose para ser astronauta. Estaba segura de que la iban a llamar de un momento a otro. Maya trabajaba en la agencia de noticias y me habia dicho, en secreto, que tenia muchas papeletas de salir durante el proximo mes. !Me iba a reir mucho cuando la viera en la Estacion Espacial, comiendose su helado solido! --En serio, tenemos que salvar tu restaurante. ?Donde vamos a ver Eurovision? ?Y el pactometro de las elecciones? Y... !y la Feria de abril y el Carnaval de Tenerife! --Pero si nunca hemos visto ninguna de esas cosas, Val... --Bueno, pues ahora habra que verlas. El restaurante se queda. No hay mas que hablar. --Hablare con Julio --dijo Maya. Era su novio cubano, que estaba en una escuela de cocina--. Y le pedire que busque a alguien. !Esto se va arreglar si o si! --?Tu crees que en diez dias vamos a encontrar cocinero? --No te preocupes, Paula --dijo Valentina--. Que el Amigos del Naranco se va salvar. Vamos a ir a por todas. Valentina y yo asentimos, decididas, pero Maya parecia no tenerlas todas consigo. --?Y seguro que esto es lo que quieres, mija? Porque llevar un restauran no es nada facil y a tu papa le llevaba la vida entera esto de los fogones... ?Que pasa con tus estudios? --En cuanto tenga a alguien. Yo estaba terminando estudios de empresa, contabilidad y gestion. Los necesitaba para el restaurante, claro, pero tambien podia emprender otros caminos. Ahora lo mas urgente era atender el dia a dia. Hacer lo necesario para salvar el restaurante. Es lo unico que se. Cruzo los dedos. A ver a quien me envia Julio. Sea quien sea tendra que ponerse ya. 2 Dos manos mas Al dia siguiente me esforce por dejar el restaurante impecable. Despues de tres meses cerrado habia que ponerlo a punto. Me recogi el pelo en una coleta y me puse un panuelo en el pelo, una bandana, como en las peliculas. Saque una tonelada de polvo a base de escoba y plumero y refregue bien todas las esquinas y las mamparas. Necesitaba que los candidatos se sintieran comodos y pudieran cocinar tranquilos. Ahora faltaba el hueco que habia dejado mi padre, el alma de la cocina, la parte mas importante y sin la que nada podia funcionar. Le habia dado un infarto cerebral que le habia dejado hecho polvo y llevabamos tres meses horribles de hospitales. Al final se habia tenido que volver a Espana, con mi madre. Suerte que yo seguia en Houston y podia encargarme de todo. Quizas hasta se recuperase y, algun dia, pudiera volver. Yo le habia echado una mano hasta ahora, pero solo de pensar en que en diez dias iba a tener que cerrar... La verdad es que el local estaba precioso. Repase con el trapo cada parte: las barricas gemelas de la sidra en la pared, altas y planas. Las habia traido mi padre directamente de Asturias, en avion, y las habiamos pintado de blanco decapado y adornado con flores. Las sillas tambien eran artesanales, de "madera buena", hechas en Oviedo... Barriendo y fregando se me habian hecho ya las once de la manana, se me estaba revolviendo el estomago del hambre y no habia aparecido nadie. !Si me habia dicho Julio que hasta cinco companeras de su escuela se habian apuntado! Pensaba que seria una buena oportunidad de encontrar trabajo incluso antes de acabar los estudios... pero ni una sola entrevista. Yo seguia sentada con el libro de recetas sobre las piernas, mirando hacia la puerta, entreteniendome con el brillo de las encimeras, las mesas y el aluminio de los hornos despues de frotarlos yo misma de arriba abajo. !Hasta habia puesto flores en los jarroncitos de las mesas para dar buena impresion! Tenia hambre, vaya que si, a mi la gusa me entra justo a las once de la manana. A primera hora tengo el estomago cerrado, no me cabe nada recien levantada, pero luego voy haciendo el hambre y a las once lo que me apetece ya es un pincho o una barrita de pan tumaca. Pero acababa de reabrir el local y no tenia en el restaurante ni para hacer un bocadillo. No sabeis lo extrano de esperar en un sitio que sirve comidas y que no haya nada que echarse a la boca. Paso otra hora de reloj y se hicieron las doce en mi movil. Ya estaba bien. Llevaba una hora perdida y me fui a echar la persiana. Estaba claro que, por una cosa o por otra, nadie iba a aparecer. Al fin y al cabo eran todavia estudiantes, lo mas seguro es que no pudieran compaginarlo. Ademas, ninguna de las amigas de Julio seria espanola y tendrian miedo de meter la pata. Tampoco esperaba demasiada seriedad por parte de unas chavalas, pero... !por lo menos podrian haberme avisado por telefono! Yo ya sabia que no iba a ser facil encontrar a mi cocinera o cocinero espanol. ?Donde? ?Como? ?Y en diez dias?

  • Parker y Amy (Hermanos Sullivan 1) de Abril Camino

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    Amy Morgan tenia tres propositos al entrar en la universidad: ser puntual, pasar desapercibida y mantenerse alejada de los chicos. El primer dia de clase incumplio los dos primeros. Y conocio a Parker. Parker Sullivan tiene tres aficiones: el whisky, los tatuajes y las mujeres. Y no piensa renunciar a ellas para complacer a su nueva companera de clase. Amy y Parker solo tienen una cosa en comun: necesitan huir el uno del otro para evitar que sus pasados los alcancen.

  • Mi princesa vikinga de Sophie Saint Rose

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    Maisey llevaba toda la vida soportando el odio de su pueblo a causa de su padre. Cuando los vikingos asaltaron su aldea, vio la oportunidad que necesitaba para llegar hasta el, pero su secuestrador decidio reclamarla como suya y convertirla en su esclava. Quizas deberia demostrarle que no le iba a ser facil….

  • Experimentos Con Seres Humanos de Carlos Schilling

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    Un arte simple Cuando tenia 13 anos me gustaba dibujar cruces esvasticas en los cuadernos borradores. Cruces esvasticas y variaciones de las mascaras de Kiss. Empezaba desde la ultima pagina y avanzaba en sentido contrario hasta que los dibujos se superponian a los deberes escolares. La coincidencia siempre era extrana. Una levisima sensacion de mareo, un parpadeo desorientado, una busqueda en el vacio. Cuando me quedaba sin espacio para las cruces, levantaba los ojos del cuaderno, miraba alrededor con desconfianza, veia mis companeros, veia las paredes pintadas a la cal, veia los ventanales que daban a un patio interior y, como si mirara desde la Luna, recien entonces me daba cuenta de que estaba en un aula del Liceo Militar. No se si dibujar en las horas de clase era una forma de distraccion o de concentracion en mi rutina de estudiante. Por lo que recuerdo de las isobaras y las isotermas tacharia la segunda opcion en Geografia. Pero como puedo recitar los nombres de los reyes de Francia desde el primer Ludovico hasta el ultimo Luis, deberia elegir la respuesta contraria en Historia. La verdad es que dibujaba sin pensar en el sentido de lo que estaba dibujando. No habia ninguna conexion entre mi cabeza y la mano que sostenia la birome. A los 7 anos, eran cohetes espaciales; a los 10, animales fantasticos, y a los 13, cruces nazis. Me gustaba verlas multiplicarse sobre el papel, una al lado de otra, como si expresaran en terminos simbolicos en vez de porcentuales el avance de una infeccion o una enfermedad mental. Un dato relevante es que dibujaba mas en el Liceo que en mi casa de Los Juncales. Cuando volvia a mi pueblo, los fines de semana, me olvidaba de las esvasticas y me dedicaba a las mascaras de Kiss. Era un acto de exclusion voluntaria. Me encerraba en una pieza para no ser acusado de perturbar la salud auditiva de los Staub y me aislaba del mundo toda una tarde. Siempre que encendia el tocadiscos, el efecto se repetia: los papeles se llenaban de dibujos espectrales. Una vez que logre imitar los rasgos del Gato, el Hombre del Espacio, el Chico Estrella y el Diablo, empece a introducir variaciones en los modelos originales. Al principio se reducian a minimos detalles, tan sutiles que nadie los hubiera notado en un juego de las cinco diferencias. Pero los minimos detalles conducen a los maximos detalles. En poco tiempo, ya estaba disenando mi propia serie de mascaras inspiradas en bestias provenientes de la zoologia, la mitologia o la astrologia. Una sola cosa me frustraba: no podia superar el grado de malignidad de la mascara del Diablo. Intentaba con vampiros, zombies y calaveras, pero la comparacion siempre me decepcionaba. La ventaja de las esvasticas era la simplicidad. Dos trazos que al cruzarse adquirian una potencia negativa incomparable. Parecian perfectas desde el principio. Se completaban a si mismas y a la vez no se terminaban nunca. Yo queria seguir dibujandolas hasta llenar mil cuadernos. Mil anos de cuadernos. La eternidad del Reich se cumplia en sus formas. Generaban una inercia en mi mano, una continuidad infinita. Y aunque no tuvieran significados podian significar cualquier cosa. Por ejemplo: cruces en un cementerio. Si las proyectaba en tres dimensiones formaban largas filas que se dilataban mas alla del horizonte. Hay que tener en cuenta que un espacio importante de mi vida lo ocupaban las fantasias funebres. Estaba pensando en las malas decisiones militares de Hitler (corregia la invasion a Rusia o alargaba los tiempos de prueba de los cohetes V2) y de pronto se moria mi madre. No es que imaginara una enfermedad fulminante, un accidente fatal o un asesinato, ni que abundara en detalles concretos sobre los huesos quebrados o los organos lesionados, nunca veia la cara desfigurada o el cuerpo tapado con una sabana, lo unico que registraba era la ausencia, el resultado final, la conclusion: no tenia madre. Ya no existia. Pero ni siquiera podia llorarla, ni siquiera podia velarla, porque junto con mi madre enseguida se moria mi padre, difuminado, borrado, chupado por el vacio, disuelto en el aire, y tambien era un muerto sin cadaver, una entidad imposible, un hueco mental. No quedaba nada. Ni polvo. Ni ceniza. Ni una losa con su nombre y apellido. Yo me convertia en un huerfano. Un hijo de nadie. Mis principales lazos de sangre se cortaban de un solo golpe, sin causarme dolor fisico, tras una especie de amputacion perfecta de la que solo sentia la accion de la anestesia total. Si habia algo saludable en las desapariciones de mis padres era que no me daban tiempo a reaccionar. Las muertes continuaban a un ritmo cada vez mas urgente. Moria mi hermano, morian mis primas y mis primos, morian mis tias y mis tios, moria mi abuela, morian mis parientes cercanos y lejanos, todos victimas de muertes limpias, muertes no anticipadas por ninguna enfermedad. No habia nada entre el momento en que aun respiraban y el momento en que dejaban de respirar. Sucedia tan rapido que ya no tenia familia. La habia exterminado. Yo era el ultimo de los Staub. Sin embargo, como la gente seguia muriendo, ser el ultimo Staub implicaba ser la ultima persona del planeta. Todos estaban enterrados bajo las cruces que yo mismo habia dibujado. Muchos anos despues hice el ejercicio de descomponer la esvastica en sus dos trazos principales. Es una operacion de exorcismo grafico. Por un lado, en el eje vertical, se obtiene una S, inclinada y rigida, absolutamente inofensiva, una letra tan sola y aislada que parece sentirse excluida del abecedario. Por otro lado, en el eje horizontal, surge una linea quebrada que evoca el minimo segmento reconocible de una escalera descendente. Asi dividida, sin un punto de union, sin un nucleo que la fije, la esvastica carece de poder, se desequilibra, se descompone, gira en falso, deja de presionar sobre si misma, como si le faltara una tuerca y un tornillo, y lo que quedan son dos partes incongruentes de una pinza desarmada. Mas o menos en la misma epoca descubri que la inicial de mi apellido tambien conectaba simbolos que yo siempre habia considerado distantes: la insignia de las SS con la doble S del logo de Kiss. Tengo un album editado en Alemania. En su cubierta salta a la vista una alteracion tipografica comparable a mi descomposicion de la esvastica: las S son transformadas en Z invertidas, como si despues de atravesar un espejo hubieran aparecido en un mundo al reves. A veces siento que entre el Lucas Staub que soy ahora y el Lucas Staub que era a los 13 anos, se interpone el mismo espejo. Pero antes de volver a la version adolescente de mi mismo, quisiera detenerme un instante en los sentimientos que me provoca hoy la cruz gamada. Siempre que pienso en ella no puedo separarla del circulo blanco que la rodea en la bandera del partido nacionalsocialista obrero aleman. Es una bandera roja, obsesivamente simetrica, bellisima, con esa belleza que resulta de la combinacion de colores que evocan la sangre, la muerte y la pureza. Desde un punto de vista estetico, es la obra mas perenne de Hitler. ?Cuantas horas de su vida paso disenando esa bandera? ?Cuantas variantes descarto hasta encontrar la definitiva? ?Cuantas veces volvio a dibujarla solo para confirmar que era perfecta? Ahora su silueta inclinada sobre los papeles se superpone a otra silueta que ya he presentado al comienzo de esta historia. La diferencia es que yo no le mostraba a nadie mis dibujos en el Liceo. Me sentaba al lado del mas estupido o el mas estudioso de la clase (que a veces coincidian en la misma persona) y asi evitaba las miradas oblicuas y las preguntas directas. Cuando por azar un companero descubria el contenido de los cuadernos, no le daba tiempo a reaccionar, lo agarraba de un brazo, lo atraia con fuerza hacia mi pecho y le preguntaba al oido: --?De que signo sos? A cada figura del Horoscopo le correspondia un castigo especial. Si la victima contestaba: --Tauro. La sentencia era: --Vas a chillar como un ternero. Si contestaba: --Escorpio. --Vas a tragarte tu propia meada. Esa ciencia de disuasion astrologica habia sido elaborada en las horas de ocio mientras mi mano dibujaba desconectada de mi mente y todas mis ideas se volvian funebres. No siempre daba buenos resultados, aunque sirvio para espantar a mas de un curioso. El cuerpo ya crecido, las unas largas y el mal aliento combinados con las cruces esvasticas y las mascaras de Kiss me investian de un halo de demencia satanica. Era otra persona cuando me enojaba. Era un animal. Nada en el ecosistema masculino del Liceo podia oponerse a mi involucion. No digo que mis companeros me tuvieran miedo. Solo me clasificaban como un especimen desconocido. Nunca me acusaron de nazi en la cara. Sin embargo yo estaba convencido de que Alemania habria ganado la guerra si Hitler no hubiera invadido Rusia en invierno y si hubiera esperado el desarrollo de los cohetes V2. 2. El viaje secreto No puedo decirle abuelo al padre de mi padre. Nunca lo conoci. Murio dos anos antes de que yo naciera. Se llamaba Adolfo Rodolfo Staub. Comparto su apellido y su primer nombre, pero no nos parecemos en nada. Tengo otros ojos. Tengo otra cara. Cuando murio, a los 60 anos, mi abuelo conservaba todo el pelo en su cabeza, en cambio yo empece a raparme antes de cumplir 30. El padre de mi padre era ingeniero. Ingeniero mecanico. Ademas de algunas fotos en blanco y negro, donde siempre aparece peinado hacia atras y vestido con camisas de mangas cortas abotonadas hasta el cuello, solo queda de el un cuaderno de anotaciones. No es un diario intimo, sino el borrador de un ingeniero, escrito con la caligrafia mas perfecta que he visto en un hombre, letras simples y claras, sin adornos, tan geometricas que se adaptan a las coordenadas del papel cuadriculado como si fueran insectos modelados por una mente divina. Tambien hay numeros, formulas, ecuaciones y diagramas que representan el funcionamiento de los motores de combustion interna. Mi abuelo era un experto en el tema, una autoridad internacional, y entre sus invenciones patentadas figura un motor que transforma el movimiento circular uniforme en movimiento rectilineo alterno. Los planos de ese motor estan enmarcados y expuestos junto a las fotos de nuestros antepasados. Lo mas interesante que contiene el cuaderno es un recorte de diario, fechado en 1941 y titulado Alemania desarrolla una peligrosa arma secreta. El arma era el cohete A1, un prototipo de los misiles V2 que caerian sobre Londres en 1944. El jefe del proyecto era el mismo ingeniero que lanzaria el Apolo 11 a la Luna. Nunca me importo lo que hacian los otros chicos de mi edad. Supongo que volaban con un puno alzado, reptaban por las paredes o proyectaban sombras con forma de murcielago. Mi hermano y yo, en cambio, experimentabamos una gama de mutaciones mucho mas amplia. Podiamos ser cualquier cosa viva o muerta. Podiamos dividirnos y multiplicarnos. Podiamos volvernos naturales o sobrenaturales. Nos escoltaban legiones de criaturas extranas, muchas de las cuales dibuje en mis cuadernos antes de especializarme en cruces esvasticas y mascaras de Kiss. Hubo una fase de nuestra infancia en la que Claus se creia extraterrestre y pensaba que los astronautas lo habian traido de un planeta desconocido del sistema solar. Miraba las estrellas como alguien que busca su mundo perdido. Inspirados en la moda de los cohetes, disenamos nuestras propias naves e intentamos ponerlas en orbita. La estratosfera nos parecia tan cerca que pretendiamos alcanzarla con una tabla de planchar propulsada por aerosoles o con una palangana alimentada con alcohol etilico. Claus no era el unico que tenia una relacion intima con el cielo. Mi prima Luciana Sismondi, por ejemplo, nacio el mismo dia en que el hombre llego a la Luna. Pero esa es otra historia. La cito solo para exponer la clase de relaciones que nos unian con las expediciones espaciales. No importaba cuanta sangre prusiana o piamontesa corriera por nuestras venas, descendiamos de las nebulosas. Nuestra estirpe se remontaba a la via lactea. No es raro que uno de los maximos heroes de los Staub fuera Wernher von Braun, el ingeniero de la V2 y del Saturno 5. El hombre que deposito a Armstrong, Aldrin y Collins en el Mar de la Tranquilidad. El nombre completo de Von Braun suena como una declaracion jurada de sus ambiciones: Wernher Magnus Maximilian Freiherr von Braun. Era grande mucho antes de mirar hacia arriba por primera vez. Claus y yo nos sentiamos reflejados en sus aventuras juveniles. Wernher y su hermano tambien habian lanzado una nave espacial domestica cuando eran chicos. En vez de una tabla de planchar o una palangana, utilizaron un carro de madera. El material de ignicion y propulsion consistio en media docena de bengalas, las mas grandes que encontraron en el mercado de fuegos artificiales. Ataron la carga en la parte trasera del carro, que estaba montado en una rampa, y prendieron las seis mechas al mismo tiempo. El carro salio disparado a toda velocidad seguido por una larga cola de fuego, como si fuera un cometa (dicho con la misma imagen que emplea Von Braun en sus memorias). Una vez que los cohetes se quemaron, tras dejar una estela de chispas a su paso y emitir una especie de trueno final, la improvisada nave quedo suspendida en el aire durante un momento deliciosamente antigravitatorio, despues sintio la resistencia de la atmosfera, se desvio de su trayectoria vertical y empezo a caer hacia la Tierra. Tras el impacto lo unico que quedo del carro fueron las ruedas. Von Braun no las interpreta como un simbolo, y yo deberia imitarlo, pero las veo rodar en mi mente y las figuras que trazan me recuerdan el principio rotatorio de las cruces esvasticas. La aventura termina con Wernher y su hermano detenidos por la policia y llevados ante su padre que era ministro de Agricultura de Alemania. ?Los habra retado o felicitado? Da igual. Estoy convencido de que no habia premios ni castigos para Von Braun mas que llegar adonde queria llegar, a la Luna, y por eso era el mismo chico, ahora con cuerpo de hombre, el que caminaba por los pasillos subterraneos de los laboratorios de Peenemunde, con la cabeza desbordada de calculos de balistica y formulas de combustion controlada, porque antes de la Luna, naturalmente, estaba Londres, y habia miles de personas con estrellas bordadas en los brazaletes dispuestas a trabajar dia y noche para que, una vez aniquilado Londres, la Luna fuera posible. Mi padre nos contaba que su padre habia mantenido una amistad epistolar con Von Braun desde antes de la guerra. No se por que razon el recorte del diario doblado dentro del cuaderno de anotaciones era para mi un testimonio indudable de esa amistad. Sin embargo el relato de mi padre no se agotaba en las cartas. Incluia un episodio digno de figurar en una novela de espionaje: Von Braun, Wernher von Braun, el pionero de la astronautica, el ingeniero mas respetado del siglo XX, el cientifico salvado del juicio de Nuremberg por los norteamericanos, habia visitado de incognito a mi abuelo a mediados de la decada de 1950. En plena guerra fria, durante los anos de la carrera espacial entre los Estados Unidos y la Union Sovietica, ese viaje era una proeza, un peligroso capricho que solo podia permitirse un genio. Von Braun se exponia a que lo raptara una celula de espias comunistas o a que lo ajusticiara un escuadron de judios insensibles al progreso tecnologico. Claus y yo suponiamos que habia viajado de Buenos Aires a Los Juncales por caminos de tierra secundarios, a bordo de un auto negro y enorme parecido a un coche funebre, custodiado por personal de los servicios secretos de varios paises occidentales. La falta de informacion no nos impedia retroceder hasta el principio del trayecto y postular la partida desde un aerodromo clandestino de los Estados Unidos. Era el unico pasajero de un avion camuflado cuyo vuelo dibujabamos con una linea de puntos sobre un mapa del continente. No pasaba por la aduana. No mostraba su pasaporte. Y usaba anteojos oscuros para ocultar su cara. El exceso de detalles imaginarios formaba una niebla perfectamente adecuada a las nubes de polvo que levantaba la limusina de Von Braun mientras avanzaba por nuestras subrutas nacionales. Mi padre nunca mencionaba detalles especificos de ese encuentro que en la historia de Los Juncales equivalia a la visita de un Papa. Simplemente contaba que Von Braun habia almorzado con mi abuelo en la casa familiar y que se habian entendido un poco en ingles, un poco en aleman y otro poco en espanol. No recordaba ni una sola palabra de la conversacion, aunque todo indicaba que habia estado presente y que la habia escuchado con la misma devocion con que nosotros lo escuchabamos a el. Describia a Von Braun como un hombre alto y delgado, de ojos celestes y cabello canoso, que aparentaba ser mas viejo de lo que era porque usaba un traje gris y una corbata oscura. La narracion de la famosa visita siempre degeneraba en una intrincada reflexion sobre la convergencia de la matematica, la fisica de expansion de gases y la quimica en la tecnologia astronautica. Cuando se entero de que Claus queria escribir un relato sobre ese episodio para que su hijo y los futuros descendientes de los Staub conocieran la historia, mi padre lo llamo por telefono y le dijo que la persona que se habia encontrado con su padre era Wernher von Braun, si, Wernher von Braun, pero no el verdadero Wernher von Braun. Se llamaba igual, Wer-nher-von-Bra-un, era ingeniero tambien, solo que no trabajaba para la N.A.S.A sino para la Otto Deutz, la fabrica de tractores y maquinas agricolas. Mi abuelo Adolfo le mandaba cartas a Alemania para conocer detalles de los motores de combustion interna. Escribia en espanol y Von Braun le contestaba en aleman. Cuando el gobierno argentino decidio nacionalizar las corporaciones extranjeras, este Von Braun viajo al pais y visito a mi abuelo en Los Juncales. Segun mi padre, era un hombre de estatura mediana, morrudo y cuadrado, como los tipicos alemanes del sur que visten trajes tiroleses, usan sombreros con plumas y tienen la nariz colorada, lo que en terminos anatomicos significaba que no se parecia en nada al esbelto inventor de los cohetes espaciales. Sin embargo, desde ese dia, mi padre empezo a decir que Wernher von Braun habia viajado de incognito a Los Juncales para ver a su padre. Era su mitologia personal, su conexion directa con las constelaciones. Tantas veces lo conto que al final termino creyendoselo el mismo.

  • Breve historia de una senorita espanola de Angel Buquerin

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    Junio de 1931. El fervor inunda Madrid con la inauguracion de la nueva plaza de toros de Las Ventas. En medio de la celebracion conocemos a la bella Paloma, sobrina de Curro, dueno de una popular taberna cerca de la plaza. La joven, que ha alcanzado la mayoria de edad con la proclamacion de la Segunda Republica, es consciente del nuevo mundo que se abre ante ella y vive la epoca con ilusion y con el deseo de llegar a ser una gran actriz en el incipiente cine sonoro.

  • Siempre hay un roto para un descosido de Cristina Gonzalez

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    Africa, acompanada por sus cuatro perros y su caballo, dirige un pequeno consultorio veterinario que la mantiene ocupada gran parte del dia -y de la tarde-. Le gusta la naturaleza, los libros, la soledad y todo lo que tenga pelo, cuatro patas y coma pienso.
    Africa vive en Villafranca: es un pueblo minusculo de calles empedradas y senoras haciendo ganchillo en la calle (senoras que hablan de mas).
    Javier es un medico de familia recien salido de la residencia que, por cosas de la vida, ha ido a parar al centro de salud de este mismo pueblo. Javier tiene muchas virtudes, pero entre ellas no se encuentra la simpatia. Ni la amabilidad. Ni el tacto. Por eso, los habitantes de Villafranca deciden, de manera temporal, que a partir de ahora, Africa va a ser el nuevo medico, saturando la consulta veterinaria de individuos de la tercera edad avidos de enalapril y paracetamol.

  • Novia a la fuga de Eva River

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    Una mujer hermosa. Varada en mitad de una solitaria carretera de Texas. Vestida de novia. Muy cabreada. Con un cochazo… probablemente robado. Y el FBI en su busca.
    Definitivamente ese era el tipo de problema que Nick McCloud no necesitaba.

  • Fuego de Judit Da Silva

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    Clea Freeman siempre habia sido la mas alocada y despreocupada de las hermanas Freeman. Le importaba poco o nada lo que la gente pudiera decir o pensar de ella. Por eso, cuando se le presento la oportunidad, ?como iba a negarse a la posibilidad de viajar a solas con Jack Mardling, el gran amor de su adolescencia? Incluso aunque ello significara ganarse la ira de su hermana mayor.
    Por su parte, Jack Mardling llevaba anos deseando dibujar a la joven Clea Freeman. Algo en ella siempre habia despertado su deseo de plasmarla sobre un lienzo. Y, cuando ella por fin habia cedido, parecio que su mundo se volvia mas brillante. Sin embargo, no estaba preparado para todo lo que significaria viajar y pintar a aquella joven y alocada mujer.

  • La doble vida de Becca de Aida Cogollor

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    Rebecca Collins es una chica normal, con una vida normal y un trabajo normal.
    Pero los viernes Rebecca conduce hasta Nueva Orleans dejando la normalidad en Lafayette. Becca tiene un trabajo muy distinto en la ciudad del jazz.
    Y dentro de su compleja doble vida, ni Rebecca, ni Becca quieren enamorarse, pero es que conocer a alguien como Charlie tampoco entraba en sus planes.
    ?Bailamos?

  • Una irresistible excepcion de Loles Lopez

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    Laura, una mujer de ciudad, se refugia en un pequeno pueblo de Soria huyendo de un pasado traumatico. Una mala experiencia hizo que dejara la medicina, pero cuando Angel, el alcalde, se entera de que hay una doctora entre ellos, tratara de convencerla para que se quede a ejercer en aquel remoto lugar.

  • Hormigas en la playa de Rafa Moya

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    Hormigas en la playa narra la historia de una obsesion. La obsesion de Eric por Pau, un amigo de juventud. Ambos se reencuentran treinta anos mas tarde de haberse perdido de vista, en una reunion de antiguos alumnos. A partir de ahi, Eric intenta recuperar la relacion que tuvieron en el pasado y para ello emprende una supuesta operacion de acoso basada en una nostalgia quiza mal planificada. Para algunos, una historia de amor, para otros un novela de suspense, quiza una novela urbana, psicologica, oscura, cerrada, emotiva, vital y para todos una novela impactante y dificil de olvidar.

  • Te di mi palabra de Concepcion Revuelta

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  • Irresistible de Lisa Kleypas

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    Londres, noviembre de 1836 -- ?Que estilo prefiere, senorita Briars? ?Le gustaria un hombre rubio o moreno? ?Alto o de mediana estatura? ?Ingles o extranjero? --La mujer usaba un tono de lo mas practico, como si estuvieran hablando de un plato que habia de servirse en una cena, en lugar de tratarse de un hombre de alquiler para aquella noche. Sus preguntas hicieron que Amanda se encogiese. Noto que se le inflamaban las mejillas hasta sentirlas arder, y se pregunto si era eso lo que les ocurria a los hombres cuando visitaban por primera vez un burdel. Por suerte, aquel burdel era mucho mas discreto y estaba amueblado con mucho mejor gusto de lo que habia imaginado. De sus paredes no colgaban pinturas chocantes ni grabados vulgares, ni tampoco habia a la vista clientes ni prostitutas. El establecimiento de la senora Bradshaw resultaba bastante atractivo, forradas de damasco color verde musgo las paredes, y la salita de recepcion privada amueblada al estilo Hepplewhite. Habia una mesita de marmol colocada con muy buen gusto junto a un sofa estilo Imperio adornado con escamas de delfin doradas. Gemma Bradshaw tomo un pequeno lapiz dorado y un diminuto cuaderno que estaba sujeto del borde de la mesa, y la miro expectante. --No tengo un estilo preferido --contesto Amanda, mortificada aunque decidida- Me fio de su criterio. Simplemente envieme a alguien la noche de mi cumpleanos, dentro de una semana a partir de hoy. Por alguna razon, aquello parecio divertir a la senora Bradshaw. – ?Como un regalo para si misma...? Que idea tan deliciosa. --Observo a Amanda con una sonrisa que, poco a poco, fue iluminando su rostro anguloso. No era hermosa, ni siquiera bonita, pero poseia un cutis terso y una cabellera de un rojo profundo; aparte de un cuerpo espigado y voluptuoso-. Senorita Briars, me permite la indiscrecion de preguntarle si es usted virgen? -?Por que desea saberlo?. - replico Amanda, cautelosa. La senora Bradshaw enarco una de sus cejas perfectamente depiladas cejas perfectamente depiladas en un gesto divertido. – Si de verdad esta dispuesta a fiarse de mi criterio, senorita Briars, debo conocer los detalles de su situacion. No es habitual que una mujer como usted acuda a mi establecimiento. – Muy bien.- Amanda respiro hondo y hablo a toda prisa, impulsa por algo similar a la desesperacion, lugar del buen juicio del que siempre se habia enorgullecidoSoy una solterona, senora Bradshaw. Dentro de una semana cumplire treinta anos. Y si, aun soy virgen… --Tropezo con aquella palabra para proseguir acto seguido en tono resuelto--: Pero eso no quiere decir que tenga que seguir siendolo. He acudido a usted porque de todos es sabido que es capaz de proporcionar cualquier cosa que solicite un cliente. Ya se que debe resultar sorprendente que venga aqui una mujer como yo... -Querida- la interrumpio la senora Bradshaw con una suave sonrisa-. Hace mucho que me paso la epoca en la que yo era capaz de sorprenderme por algo. Vera, creo que entiendo muy bien su dilema, y desde luego procurare darle una solucion que sea de su agrado. Digame, ?tiene alguna preferencia en cuanto a la edad y el aspecto fisico? ?Algo que le guste o le disguste en particular?. – Preferiria un hombre joven, pero no mas que yo; que no fuera demasiado viejo. No es necesario que sea guapo, aunque no quisiera que resultase desagradable a la vista. Y limpio- agrego al ocurrirsele la idea--. Insisto en la limpieza. El lapiz garabateaba a toda prisa sobre el cuaderno. – No creo que eso resulte un problema--repuso la senora Bradshaw con una centelleante chispa en sus bonitos ojos castanos, sospechosamente parecida a la risa. --Tambien debo insistir en la discrecion --dijo Amanda en tono tajante--. Si llega a descubrirse lo que he hecho… --Querida --dijo la senora Bradshaw adoptando una postura mas comoda en el sofa--, ?que cree usted que seria de mi negocio si consintiera que se violase la intimidad de mis clientes? Debe saber que mis empleados atienden a algunos de los miembros mas destacados del Parlamento, por no mencionar a los lores y damas mas acaudalados de la alta sociedad. Su secreto estara a salvo, senorita Briars. --Gracias --respondio Amanda, invadida a partes iguales por el alivio y el terror; y tambien por la terrible sospecha de que estaba cometiendo el error mas grave de toda su vida. 1 Amanda sabia exactamente por que el hombre que estaba de pie en la puerta era un prostituto. Desde el momento en que lo hizo entrar en la casa con el gesto de quien proporciona asilo a un convicto fugado, el no dejo de mirarla en silencio, confundido. Era obvio que carecia de la capacidad mental necesaria para dedicarse a una ocupacion de corte mas intelectual. Pero de mas esta decir que un hombre no necesitaba poseer inteligencia para hacer aquello por lo que lo habian contratado. --Dese prisa --susurro Amanda, tirando con ansiedad del musculoso brazo del hombre. Cerro la puerta de golpe tras el--. ?Cree que le habra visto alguien? No habia previsto que se presentase usted sin mas en la puerta principal. ?Es que a los hombres de su profesion no se les ensena a guardar cierta discrecion? --Mi… profesion --repitio el, desconcertado. Ahora que lo tenia a salvo de las miradas publicas, Amanda se permitio observarlo de arriba abajo. A pesar de su aparente escasez de intelecto, era notablemente apuesto. En realidad, era bello, si es que podia aplicarse semejante adjetivo a una criatura tan masculina. Poseia una constitucion robusta a pesar de ser delgado, con unos hombros que parecian abarcar la anchura de la puerta al completo. Su cabello negro y brillante era espeso y estaba bien cortado, y su bronceado rostro relucia gracias a un pulcro afeitado. Tenia una nariz larga y recta y una boca sensual. Y tambien un par de notables ojos azules, de un tono que Amanda estaba segura de no haber visto antes; a excepcion, tal vez, de la tienda donde el farmaceutico local fabricaba tinta cociendo plantas de indigofera y sulfato de cobre durante varios dias hasta que producian un azul tan in tenso y profundo que se acercaba al violeta. Sin embargo, los ojos de este hombre no poseian la mirada angelical que, por lo general, uno podria asociar a dicho color: era astuta, curtida, como si hubiese contemplado con demasiada frecuencia el lado desagradable de la vida que ella no habia llegado a conocer.

  • El sueno de la razon de Berna Gonzalez Harbour

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    La comisaria Ruiz vuelve a Madrid para preparar su defensa. El viejo Jefe Superior de la policia ha logrado su suspension en venganza por una antigua investigacion y Maria esta temporalmente fuera del cuerpo.
    Pero eso no la va a frenar. Es el mes de mayo, tiempo de fiestas en torno al rio Manzanares, y la aparicion de unos animales muertos es el primer indicio de una anomalia que pronto dejara mas huellas letales: la ejecucion de una joven becaria de Historia del Arte en uno de los puentes del rio. Y no sera la unica.

  • LA HIJA DEL BOTICARIO de Julie Klassen

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    Un pasado que nadie quiere contar y una madre que desaparecio. ?Conseguira Lilly desvelar las incognitas de su pasado?
    Mientras Lilly trabaja en la botica de su padre, preparando hierbas y remedios de memoria, nunca deja de pensar en su madre, que les abandono cuando ella era todavia una nina. Todo el mundo en el pueblo murmura sobre lo sucedido, pero nadie le cuenta nada y su padre tampoco habla del asunto.
    Al vivir en un mundo tan pequeno, Lilly no deja de pensar en la vida mas alla de Bedsley Priors, en viajar, en vivir aventuras, en el amor. Y en descubrir que sucedio cuando era nina para que su madre les abandonara.
    Cuando sus tios de Londres se presentan en casa ofreciendole la oportunidad de mudarse a Londres, recibir una educacion esmerada y ser presentada en sociedad, no se lo piensa dos veces. Quiere saber quien fue su madre y que le reserva el futuro a ella. Sin embargo, sera mucho lo que deje atras, aunque no sea consciente. ?Volvera? ?Encontrara a su madre? ?Conocera el amor?

  • No debiste aparecer de Hugo Sanz

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    Poco podia imaginarme la sorpresita que me encontraria aquella manana al salir con mi pequena Sara a la calle. Corria el mes de marzo y, aunque en Ferrol el tiempo parece estar siempre enfadado, el sol se habia levantado con fuerza ese dia, como preludio de una primavera que estaba a la vuelta de la esquina. Era sabado y Juanjo, mi marido, se encontraba trabajando. No volveria hasta la noche, por lo que habia decidido salir a dar un paseo con mi nina, con idea de comer por ahi y comprarle a el un regalito por sus treinta y cinco anos, que los cumpliria la semana siguiente. --?Donde esta la cosa mas bonita del mundo? --le pregunte sonriendo a mi peque al acercarme a su cama. Con dos anitos y medio nada mas, mi renacuaja no es que entendiera mucho, pero esa pregunta la tenia bien asimilada y cada vez que se la hacia levantaba rapidamente el dedito indice, sonriendome tambien ella picaramente. --Te voy a comer esa naricilla chatunga. !Nam, nam, nam, nam, nam! --hacia como que se la mordisqueaba y Sara se apartaba, nerviosa, dandome manotazos. Me encantaba provocarla de esa manera--. Venga, vamos a desayunar y nos ponemos guapas para salir a dar un paseito. En ese momento me sono el movil. Era mi hermana Clara, desde Badajoz; esa tierra en la que me crie y de la cual me habia marchado hacia ya un tiempo. Reconozco que al principio me costo salir de alli, a pesar de que el nuestro era un pueblo bien pequenito. Ferrol tampoco es Nueva York, las cosas como son, pero yo ya me habia acostumbrado a la vida en esa ciudad gallega y era muy feliz en ella. Mucho mas de lo que imagine en principio que podria llegar a ser. --?Que tal, guapa? ?Como esta mi sobrinita? --la voz de mi hermana al otro lado del telefono siempre representaba tambien para mi un motivo de alegria. --Aqui voy a levantarla, que acaba de despertarse. Pues tu sobrinita esta hecha un trasto, para no variar. ?Que tal por ahi? --Tu sabes, preparando ya las maletas como quien dice. Pasado manana firmamos por fin el contrato de alquiler. --Que guay, estaras loca de contenta, nina. --No lo sabes tu bien, Diana. No veo la hora. Ya sabes que mama es muy buena y muy santa, pero a veces se da dinero por no aguantarla con sus manias. Razon no le faltaba. No es que mi madre sea mala persona, ni mucho menos. Pero es una de esas amas de casa obsesionadas con la limpieza que no deja vivir a nadie a su alrededor. No puede soportar una huella en un mueble de cocina ni los cojines desparramados por el sofa, por poner algun ejemplo. Todo tiene que estar perfecto a todas horas, como si fuesen a pasarle revista en la casa. Es algo que nunca he entendido. A mi tambien me gusta el orden y tener las cosas decentes, pero no hasta ese extremo. Pienso que la casa es algo que tiene que estar al servicio de las personas, y no a la inversa. De la ropa, con ella, ya ni hablamos. Las prendas se tienen que lavar siempre por separado; por un lado, las sabanas, por otro las toallas, por otro los calcetines... Total, quinientas lavadoras al mes a un tercio de su capacidad, sin dolerle los recibos de luz ni el gasto en detergentes de todas las clases. Y una camisa que se ponga un rato, una camisa que va directamente para la lavadora. Eso de volver a colgarla en el armario, nanai de la china. Dice que las prendas que uno se ha puesto, aunque sea solo media hora siempre llevan algo de olor a sudor. Esa es otra; el olfato tan fino que tiene. Cualquiera se la da, no quiero ni acordarme de cuando empece a fumar a escondidas siendo una adolescente. Pero bueno, no es plan de extenderme ahora hablando de ella. --?Y los preparativos de tu boda? --le pregunte a Clara por cambiar de tercio. --Ahi vamos. La semana que viene tengo la primera prueba del vestido. Creo que he engordado un par de kilos desde que lo elegi, asi que... vamos a ver si me cierra la cremallera o si tienen que soltarme las costuras de los costados. Madre mia, que jaleo, que de pijotadas, Dianita de mi alma. --Anda ya, mujer. Seguro que estas divina. --Ya, pero estoy muy nerviosa tambien, y tu sabes... me da por comer como un camionero, bueno, como siempre, para que nos vamos a enganar. Otra cosa, no, pero comer, todo lo que me echen, que te voy a contar yo a ti. --Si, pues dejate de nervios, boba, que no hay motivos para ello. No los habia, la verdad. Clara iba a casarse con un chico estupendo que bebia los vientos por ella y la vida les sonreia a ambos. Sin embargo, es algo que a todas nos pasa llegado el momento. Yo misma estaba hecha un flan dias antes de mi enlace con Juanjo. --Bueno, Diana, pues no te entretengo, era solo por saludarte. --Tranquila, guapa. No tengo ninguna prisa. Juanjo esta en el hotel y hoy tiene alli para todo el dia, asi que vamos a desayunar y ahora en un rato saldre a dar una vuelta por ahi con la nina, que hace un dia muy bueno. --Genial. Dale un beso a la pitufa. Que ganitas tengo de verla. --Se lo dare. Otro para ti, corazon. --Aupa, campeona --le dije a mi peque nada mas colgarle, cogiendola en brazos--. Venga, vamos a prepararnos un Cola Cao y a ponernos bien guapas tu y yo. Con ella a cuestas, baje las escaleras. Juanjo y yo viviamos en un bonito unifamiliar en una zona privilegiada de Ferrol. No era nuestra primera vivienda, pero si la primera en propiedad. Antes viviamos de alquiler en un pequeno piso del centro que no estaba mal, pero tuvimos que irnos enseguida de el por diversos motivos. Por un lado, los vecinos de arriba; una pareja joven, bastante arisca y mal educada (a cada cual peor), que no tenia ningun miramiento con los vecinos. Lo mismo armaban unas juergas de aqui te espero con los amigos cualquier dia de la semana, como que volvian los dos de fiesta un sabado de madrugada a las tantas y seguian en casa con el cachondeo. La senorita no se dignaba ni a quitarse los tacones y se dedicaba a pasear por el piso de punta a punta, dando taconazos como la que esta en la pasarela Cibeles. Si los demas no podiamos dormir, a ella le importaba un pimiento. Por su parte, el cogia la guitarra y se ponia a cantarle hasta desganitarse. Cuando les parecia, tambien se peleaban a grito pelado poniendose a parir. Ellos las gastaban asi y a mi me habian tocado en suerte. El asunto es que nadie se quejaba. Eramos dos vecinos por planta y enfrente de nuestro piso no vivia nadie. Justo debajo vivia Mariana, una anciana sorda como una tapia que se quitaba los audifonos antes de dormir y que, por tanto, no se enteraba nunca de la misa la media.