• libro los muertos no saben nadar - Ana Lena Rivera

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    Estimado lector: Las dos novelas anteriores de Ana Lena Rivera, Lo que callan los muertos y Un asesino en tu sombra, tuvieron muy buena acogida, por lo que estamos muy contentos de poder presentarte Los muertos no saben nadar. En esta tercera entrega volvemos a encontrarnos con la investigadora de fraudes Gracia San Sebastian, que ahora trabaja para la policia. La novela arranca en Gijon, en la playa de San Lorenzo, cuando a mediados del mes de diciembre un nino encuentra el brazo amputado de un hombre. A partir de ese hallazgo, todo es vertiginoso: la extremidad amputada pertenece al director financiero de una empresa de inversiones que en esos momentos esta siendo investigada por Gracia San Sebastian. La entidad, sospechosa de ser la tapadera de estafas a gran escala, es originaria de Rumania y posee ramificaciones por toda Europa, sobre todo en los paises del este con un sector inmobiliario emergente, como Moldavia o Bulgaria. Ademas, tiene conexion directa con un asesor fiscal de Gijon y su familia, que llevan un tren de vida muy por encima de sus posibilidades y tienen mas de un secreto que ocultar. Te reencontraras con la protagonista, Gracia, que esta intentando dejar atras el pasado para empezar una nueva relacion de pareja. Mientras, su exmarido continua velando por sus propios intereses, y su madre, Adela, sigue haciendo de las suyas. Una mafia rumana que opera con absoluta falta de escrupulos, la ciudad de Oviedo en plena preparacion de las fiestas navidenas y el comisario Miralles con su desesperada lucha contra el sobrepeso, son los ingredientes de una novela que no defraudara a ningun lector. ?A que esperas para empezar a leerla? Estoy segura de que te encantara. La editora A los que viven la vida en presente porque no saben si habra un manana Sabado, 7 de diciembre de 2019. 10:00. Playa de San Lorenzo. Gijon --!MIRA, PAPA! MIRA lo que he encontrado. --?Que es eso, Isma? --pregunto el hombre extranado al ver a su hijo acercarse con lo que parecia la mano de un maniqui viejo y sucio. El horror que sintio cuando el pequeno le entrego su recien encontrado tesoro le persiguio durante varios dias. Los momentos siguientes se fijaron de manera caotica en su memoria: como arrojo el brazo putrefacto de una patada lejos de su hijo, los ojos llorosos de este ante la reaccion de su padre, la confusa llamada a emergencias, la carrera desenfrenada y torpe por la arena con el nino en brazos, la cara de los agentes cuando les explico que habia dejado un brazo humano en la playa, el traslado a comisaria para tomarles declaracion despues de examinar el brazo y de permitirles recoger su pelota abandonada. A Ismael, en cambio, la visita a la comisaria con todos aquellos policias alrededor le compenso con creces la perdida de su hallazgo. Los agentes se interesaban en su historia, tuvo que repetirla varias veces, hasta le dieron gominolas y un batido de chocolate. Su padre le permitio tomarselo todo y le prometio llevarle esa tarde a darle la carta a Papa Noel. Fue uno de los dias mas geniales de su vida. --Entonces --quiso confirmar el agente de policia con el pequeno Ismael--, ?no encontraste el brazo en la orilla? --No, estaba escondido en mi agujero del muro. Siempre dejo alli las conchas que cojo. --?Cuando fue la ultima vez que dejaste conchas en tu agujero del muro? --El ultimo domingo que estuve con papa. Si hace bueno bajamos a jugar al futbol a la playa. --?Y eso cuando fue exactamente? --pregunto el policia mirando al adulto. --Hace dos semanas --respondio Julio, el padre de Ismael--. Mi mujer y yo estamos divorciados, paso con Isma un fin de semana de cada dos. Si no llueve y hay marea baja nos gusta jugar al futbol en la arena. Ismael tiene la ilusion de que le fiche el Real Madrid, ?sabe usted? Esta en la escuela de futbol del Sporting. --?Donde estaba usted cuando su hijo encontro el brazo? --Le estaba esperando en la zona humeda. Si la arena esta seca no se puede jugar bien. Isma fue a revisar el agujero del muro. Le gusta recoger conchas y meterlas dentro. Siempre que bajamos, comprueba si todavia estan alli. A veces las encuentra y otras no. Despues de hacerles algunas preguntas de rutina y tomarles los datos los dejaron ir, no sin antes dar las gracias a Ismael y nombrarle miembro honorifico de la policia de Gijon en una ceremonia improvisada que hizo las delicias del nino. <>, penso Julio cuando iban para casa. Todavia sentia el estomago un poco revuelto. 1 Sabado, 7 de diciembre de 2019. 21:00 MARIO MENENDEZ TAPIA, jefe de policia del Principado, encendio un puro sentado en el sillon orejero de su salon y miro a los turistas que caminaban por la calle, en pleno casco historico de Oviedo, en busca de un restaurante para cenar. Menendez fumaba de tanto en tanto, resto de un habito que intento asumir como propio cuando los hombres muy hombres fumaban, y mas si eran tipos duros como los policias. De aquella no llego a conseguir que el tabaco le enganchara del todo. En cambio, cuando llego el momento en el que las fotos de pulmones podridos por la nicotina sustituyeron a las del vaquero de Marlboro, el habito no arraigado se nego a abandonarle. El cerebro humano, como la vida, era caprichoso. Mario era un hombre de principios, satisfecho con su trabajo, a pesar de los treinta anos que llevaba dedicado al Cuerpo de Policia, y firme creyente de que la labor policial era vital para la sociedad. Policias, medicos y profesores eran, en su opinion, los pilares basicos de la humanidad, los que conseguian que la sociedad siguiera funcionando y que el mundo fuera cada dia mejor. Con semejante vision de la vida y de su profesion, recuperaba en los integrantes del cuerpo la ilusion infantil que los habia llevado a ser policias. Sin familia directa, y sin mas aficiones que cantar en el Coro Vetusta, con el que incluso habia grabado un disco, dedicaba muchas horas al trabajo y exigia lo mismo a sus equipos.

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    Los muertos no saben nadar ... La tercera novela de la autora de Lo que callan los muertos, ambientada entre Oviedo y Gijón. ... OTROS LIBROS DE MAEVA noir.

  • Los muertos no saben nadar - Ana Lena Rivera - Lecturalia

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    Gracia San Sebastián, investigadora de fraudes contratada por la policía para indagar en las finanzas de la víctima, tiene que desentrañar un complejo entramado ...

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    8 abr 2021 — «Los muertos no saben nadar» es una novela sencilla de leer, ágil, que engancha desde el principio gracias a sus muchos diálogos y a esa ...

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    Gracia San Sebastián, investigadora de fraudes contratada por la policía para indagar en las finanzas de la víctima, tiene que desentrañar un complejo entramado ...

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    10 mar 2021 — La tercera novela de la autora de Lo que callan los muertos, ambientada entre Oviedo y Gijón. Una nueva investigación de Gracia San Sebastián, ...

  • LOS MUERTOS NO SABEN NADAR - ANA LENA RIVERA

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  • LOS MUERTOS NO SABEN NADAR - ANA LENA RIVERA

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  • En tu mirada de Moruena Estringana

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  • Vive mas y mejor de Miquel Porta

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    Uno de los expertos mundiales en contaminacion interna nos ensena en este libro que hacer para reducir los contaminantes en nuestro dia a dia. Si te interesa tu salud y la de los tuyos, no dejes de leerlo y descubrir los toxicos que conviven silenciosamente con nosotros.

  • Los treinta apellidos de Benjamin Prado

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    Vuelve Juan Urbano con la historia de una saga familiar envuelta en una trama de codicia y negocios poco limpios durante generaciones.

  • La caza de las Aguilas, Ben Kane de Ben Kane

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  • Amor en Venecia (Amor 2) de Esther Llull

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    " 1 Querida Cosima: Nadie se enamora de las mujeres contradictorias y absurdas como yo. Frente a mi tengo un ventanal abierto que enmarca un fragmento de jardin iluminado por infinidad de estrellas y una farola cuya luz deslumbra demasiado e impide ver la extension de todo el campo de estrellas. Y, por primera vez, comprendo que entre nosotras se esta interponiendo un fluido nuevo y excitante que no repara en igualarnos en una pretendida camaraderia. Pero no comprendo, solo percibo ese halo inesperado que trastoca el matiz de nuestra intimidad y nos obliga a disparar hacia arriba la gota de mercurio de nuestros respectivos termometros". Era una manana ya firme y muy diafana. Aquella manana habia decidido tomar un barco que me llevaria a las islas del Dodecaneso y luego deberia volver. El barco iba a navegar, en consecuencia, por el canal de San Marco y el de la Giudecca, para mostrarnos la imagen mas teatral de Venecia, desde sus islas. El barco entraba ya por el puerto del Lido. Los islotes, la vegetacion, las torres, todo era hermoso. Mas que nada, la luz… Pero yo supe que todo tambien era una trampa. No, no es absolutamente necesario seguir enganandome. En esta ciudad siempre me desoriento y me pierdo. Hay que esperar a la luz, para que pase del mediodia a la sombra, de la silenciosa penumbra a los clamores del color, casi sin transiciones, y para que cambien tanto las fachadas, las tapias, los reflejos, que parezca que se pasa ante ella por primera vez. Canaletto es un pintor que pinta siempre lo mismo a horas distintas. Y es que hay muchas Venecias inmersas en su laberinto. Por eso, he descubierto que lo mejor es abandonarse a ella. Los palacios del Gran Canal son, en su mayor parte, medievales, fuertes y delicados: ventanales ojivales coronados por treboles o cuadrifolios, logias adornadas con flores y mas flores; la fantasia gotica con su encaje de marmol, nunca tetrico ni grotesco, siempre alado; y el Renacimiento, con sus plantas superpuestas entre columnas delicadas… El porfido y la serpentina, incrustado en sus vetas, que sobre las suntuosas puertas se abren sobre tres escalones. Fachadas rosas o de colores multiples, segun la hora, e intimos. Arabescos que semejan los dibujos que abandonan las olas sobre la arena fina. Esta arquitectura es inconfundiblemente veneciana y todo se impregna de ella. D 2 e regreso, muy tarde ya, los palacios del Canal, silenciosos, eran mas esbeltos, pero estaban descoloridos y turbados, mudos bajo la tenue luna. Una escultura parecia haber conservado algo de vida, y note como se estremecia, como me contagiaba su vida y me aprete contra mi pecho. Carpaccio pinta una Venecia verde aun y apretada; Tiziano y los suyos ya se escapan al dulzor de los zumos, al fasto retumbante. Sin embargo, Canaletto y Guardi miran desde fuera: ven lo que hay y tambien a veces surgen las tinieblas… Y Tintoretto pinta gigantes retorcidos, entre la sabiduria y la condescendencia hacia los hombres comunes. Ningun ser resiste el empujon de esta belleza. No hay prima donna que resista la competencia de este don, minucioso y tan candida y habilmente ofrecido en esta bandeja de cristal. Me he echado a la calle. Me he vuelto una compradora. Venecia entera es una exposicion en que todo esta en venta. Aqui todo esta para ser visto: sombras, luces, disenos, pinturas, mascaras de un carnaval. Para ser visto por el ojo, que compartimos con los peces, o sea, el organo mas primario… Si, todo es muy primario y, a la vez, es muy vistoso y engreido de si mismo. Descubri una Venecia distinta, de fuera para adentro. Era como alguien que penetra en el secreto de lo que ya conocia, sin haber averiguado ni adivinado su verdadera intimidad. O sea, como la "renovatio amoris" de Ovidio. Me produjo una impresion extrana. Apenas embarque en una gondola, le rogue al gondolero que se detuviera ante el lugar de la Giudecca: el que tiene a los lados y de frente el esplendor del mundo. Donde yo me senti acunada, lo mismo que una nina en una gondola. Y el gondolero me introdujo en la autentica ciudad, en la otra cara de Venecia. Me vi habitante suya de un modo diferente al que hasta entonces lo habia sido. El gondolero me paseo por lugares que no reconocia: los habia contemplado desde un punto de vista mas alto, como formando parte de ellos. Ahora navego entre pequenos puentes, adelantando gondolas o acompasandolas. Ahora no me sorprendia tanto que este pueblo, juntos todos, quisiera resucitar a La Fenice. Era su permanente simbolo: el Fenix resucitando de forma interminable. Mucho mas que el Leon alado de San Marcos, reproducido infinidad de veces por toda la ciudad. El fenix significaba la ciudad renovada renovandose siempre. Siempre la misma y nunca repetida. T 3 ropece con la ciudad del siglo XVIII, cuando fue la mas libre de Europa, su valvula de escape, el refugio de los perseguidos por razones morales o politicas, el prostibulo mayor de su epoca… Con lentitud veia alzarse, ante mi y a mis lados, todas las condescendientes tolerancias que por razones economicas o de acuerdo, recibian la indefinida variedad de lujurias, de desenfrenos y de extravagancias de la Serenisima. En estos dias convalecientes me encontre envuelta por una ciudad que era la permisiva quebrantadura de sus propias normas, la legisladora flexible de cualquier infraccion. Desde el juego, que prohibia para cerrar luego los ojos ante los jugadores que la inundaban desde cualquier sitio, hasta la compasion por las livianas monjitas que se marchitaban sin amor en sus conventos de los que, indulgente, las libraban por horas. Que dos grandes pasiones, la del azar y la de la carne, confluyeron siempre entre los canales de entonces. Esta ciudad estuvo llena de proxenetas. Las mujeres que habitaban los palacios, vendian, para jugar, su cuerpo y hasta la ropa interior. Hubo que controlar, por medio de licencias, la proliferacion de chulos… Claro esta que para sacar beneficios de sus beneficios: recoger para dar. Las grandes damas jugadoras se entregaban a los ricos de entonces, que no eran ya los aristocratas, sino incluso los lujuriosos desbocados. Venecia podia haber sido una fiesta, como lo fue para Hemingway Paris. Una fiesta desenfrenada y profesional, como la que se armaria en cualquier sitio que tuviese sus dias contados. Jacobo Casanova no fue el unico. Pero si muy representativo. En esta ciudad se hacia el amor, pero siempre primero se apostaba y luego se escuchaba musica. El comienzo del Barroco se llama Venecia. Capitulo 2 COSIMA HABLA T 1 odo favorecia los encuentros simulados, los fingidos raptos de las mujeres en las gondolas, tan favorecedoras del amor. El bullicio y la alegria, mas o menos visibles, hacian cerrar los ojos de quienes no deseaban darse cuenta de que eran todos, cuando no les tocaba a unos actuar: hoy por ti, manana por mi era la ley mayor. Esta ciudad, en apariencia inmovil, que yo veia desde la motora con mas rapidez que antes, habia sido una de las mas disolutas de la Historia. Con la agravante de que fue, y continua siendo, la que mejor supo venderse, la que se entrega, pero dejando intacto lo que le conviene que sobreviva siempre. Como una pelandusca que deja que le metan mano, o lo que sea, por donde sea, pero exige que no le toquen el sombrero. Y de la cartera mejor no hablar. Me rei en un instante conmigo misma. Si, pero eso era Venecia. "Corramos un tupido velo y disfrutemos lo que sea posible". Ayer todo parecia que el mundo era una granada y que se abria, porque todo estaba en sazon y mostraba sus granos rojos y apetecibles, besables, comestibles. No importa que lo que se sea, cuando lo seas, lo seas a toda costa, con fruicion y con desprendimiento. Si no es asi, ?que mas da un papel u otro? El de esclava o el de senor, el de maestro o el de alumna. Un papel mal interpretado sera una bagatela siempre, por muy bien que este escrito… La vida en esto es igual que un teatro. La naturaleza humana es como una grieta, sin luz, sin horizontes, sin posibilidad de comprension. Yo misma me sentia fallecer o flaquear con tantos imprevistos. Y mi deseo, que buscaba seguridad, habia encontrado lo contrario. Pero el hecho de que yo haya estado equivocada mucho tiempo, quizas porque me convenia, no me autoriza a meter a todo el mundo en la misma maleta. Habia sido, hasta ahora, sumisa y docil. " 2 Querida Cosima: El tiempo de calidad es simplemente un tiempo de atencion sostenida. En esta sociedad apresurada el tiempo de calidad que compartimos es un regalo generoso porque supone el sacrificio de tiempo para uno mismo. Es mas sencillo ofrecer contacto fisico y palabras de afirmacion a nuestros seres queridos porque no requieren tanto tiempo. El factor decisivo no es tanto la actividad que se lleva a cabo, sino el hecho de compartir algo juntos, sin presiones ni obligaciones, por puro placer. En esta sociedad las personas son cada vez mas espectadoras que participantes, la atencion personalizada casi no existe. Pero para percibir y demostrar amor, para emprender este camino compartido con los demas es fundamental encontrar el tiempo necesario para conversar y esto es clave para aprender a comunicarse de una forma intima y sosegada. Un gesto de carino --un abrazo, una palmada en la espalda, una caricia, una mirada-- ayuda a reconfortar al otro y a transmitirle nuestro afecto de forma casi instantanea. Pero algunas personas evitan el contacto fisico o lo convierten en algo puramente utilitario. Despojan asi de contacto fisico cualquier carga emotiva. Es cierto que tratamos nuestro cuerpo como una barrera, algo que nos protege de los demas en vez de ayudarnos a comunicarnos. Pero es muy importante cuando una persona esta enferma o triste que le demos un abrazo, porque es un contacto directo y calido, y no tiene otra doblez. Ahora se que es preferible disculparse cuando no se han podido evitar las palabras negativas. Aunque las palabras hirientes no se puedan borrar del todo, el nino sabe que con ese intento de disculpas sinceras se paliara en parte el efecto negativo, y sabe que se esta intentando mejorar la forma de comunicar ese amor".

  • O’Quinn (13 Milimetros 2) de Beatriz G. Lopez

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    Diferentes indicios han llevado al narcotraficante Annibal Scorpio y a los suyos a localizar al presunto autor de las famosas muertes. La sanguinaria venganza llevada a cabo no fue suficiente, y Scorpio pide explicaciones al grupo criminal al que pertenecia el asesino. El lider, O'Quinn, no duda en negar su implicacion y buscar una via de escape.
    En la organizacion de Scorpio creian haber borrado del mapa cualquier rastro dejado por el celebre numero trece, pero nada mas lejos de la realidad: se dan cuenta de que sus problemas no han hecho mas que comenzar. Quien se encuentra detras de los ataques no es el unico que acecha al traficante. La policia le sigue muy de cerca, esperando un paso en falso para poder avanzar en la investigacion y, de paso, cazar a Annibal.
    Amenazas, tiroteos, muerte. Y la certeza de que la confianza es un lujo que no se puede permitir.

  • La silueta en la niebla de Jorge Galan

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    Esta novela, que es una mezcla entre el genero negro y la ciencia ficcion, cuenta la historia de Benjamin, un heroe atormentado, que posee el extrano talento de la telekinesia. Cuando sucede una desgracia apocaliptica en su pais natal, Benjamin, que ha vivido lejos desde que era casi un nino, regresa para buscar a su madre. Lo que encuentra es una sociedad que en nada se parece a lo que recuerda. Jaurias de perros salvajes que cazan en la oscuridad, un pueblo de asesinos que habitan en un cerro, una iglesia dominada por un hombre al que llaman el profeta, un fantasma que ronda por las casas abandonadas, todo bajo una lluvia que no se aleja nunca.

  • Susurros de amor (El corazon de un libertino 4) de Kathia Iblis

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    Continua la serie <> con esta cuarta entrega.

  • El mito de la transicion pacifica de Sophie Baby

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    La existencia de violencias politicas plantea, en toda sociedad, una serie de desafios que conocemos bien: en primer termino, la accion violenta y su contencion -sea en dictadura o ya en democracia-, pero tambien cuestiones de memoria y reconciliacion nacional, del papel de la ley y la violencia estatal, del papel politico de las victimas; muchas cuestiones que cabe abordar en un marco inedito -la transicion-hasta la aparicion de este magnifico libro. <> constituye un analisis revelador y pionero tanto de las violencias politicas que sacudieron Espana durante la transicion como del modo en que dichas violencias condicionaron y marcaron el devenir de la joven democracia espanola.

  • Un lugar desconocido de Seicho Matsumoto

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    Cuando recibio la noticia, Tsuneo Asai se encontraba de viaje de negocios en la ciudad de Kobe. Eran las ocho y media de la noche y estaba cenando con un grupo de empresarios de la industria de alimentos procesados. Asai era el encargado jefe del departamento de Alimentacion del Ministerio de Agricultura y Silvicultura. Habia llegado un dia antes junto con el director general, el senor Shiraishi, que el mes anterior habia sido ascendido desde otro departamento y no sabia practicamente nada sobre gestion de alimentos. Ambos habian estado visitando fabricas de enlatado y plantas de procesado de jamon en la region de Osaka y Kobe, y tenian previsto dirigirse a Hiroshima al dia siguiente. Aquella noche se habian reunido con algunos empresarios locales para celebrar una velada informal. El ambiente empezaba a decaer. El director general Shiraishi, que era tres anos mayor que Asai, mantenia una conversacion sobre golf con el presidente de la asociacion, sentado frente a el. Shiraishi tenia un handicap de golf bajo. Ademas, era practicamente un profesional en juegos de mesa como el go y el shogi, y su dominio del mahjong era conocido en todo el ministerio. Asai estaba sentado a su lado, bebiendo sake a pequenos sorbos mientras escuchaba al director con expresion sumisa. Consideraba que prestar atencion a la chachara de su jefe era una senal de respeto. Shiraishi hablaba en voz demasiado alta por culpa del whisky. Su carrera estaba siendo meteorica, pues habia llegado a director general a los cuarenta y cinco anos. A diferencia de Asai, Shiraishi habia estudiado Derecho en la Universidad de Tokio y era el nino mimado del viceministro, lider de una de las facciones politicas del ministerio. Antes del cambio de director, Asai habia advertido a los empresarios de que al cabo de tan solo dos anos -- quiza incluso uno y medio-- el nuevo director general seria trasladado a un ministerio de mas relevancia, y que aquel cargo no era mas que un peldano en su ascenso hacia el exito profesional, una simple ocupacion temporal a la que no tenia previsto dedicar demasiados esfuerzos. <> Los empresarios eran personas sin apenas formacion, por lo que solian dejar los asuntos practicos en manos del veterano Asai. El encargado jefe mantenia una relacion de perfecto entendimiento con ellos, pero delante del director general se esforzaba en disimularlo. En la universidad, Shiraishi habia dedicado su tiempo libre a perfeccionar pasatiempos como el go, el shogi o el mahjong, mientras que Asai era hijo de una familia humilde que habia conseguido con muchos esfuerzos graduarse en una universidad privada y ahora ocupaba un puesto en un departamento gubernamental. Ambos hombres eran tan diferentes que no parecian de la misma especie. En la sala habia unas veinte geishas. Enfrente del director general se encontraba la mas destacable. Resulto que la muchacha tambien jugaba al golf, y se habia unido a la conversacion. Su presencia frente a Shiraishi durante toda la velada, que ya se acercaba a su fin, parecia una maniobra del vicepresidente de la asociacion local de empresarios de alimentos procesados, el senor Yagishita. Al menos eso era lo que Asai sospechaba. Yagishita se dedicaba a la produccion de jamon y salchichas. De repente, alguien susurro algo al oido de Asai y este penso que se trataba de Yagishita, que se habia levantado del asiento desde donde analizaba todas las reacciones del director general. Pero no era Yagishita, sino una de las camareras del lujoso restaurante. --Tiene una llamada de su casa --dijo la muchacha en voz baja. Asai no se levanto enseguida. Salir precipitadamente habria sido una falta de respeto para con el director general. Para ganar tiempo, cogio el vaso de sake de la mesa y bebio un sorbo. Mientras fingia interesarse por la conversacion de su jefe, se pregunto cual seria el motivo de aquella llamada tan tardia. A pesar de que solia viajar bastante por trabajo, su esposa Eiko casi nunca le llamaba, y con ellos no vivia nadie mas. Cuando tenia previsto hacer un viaje largo, su mujer invitaba a su hermana pequena a casa para que le hiciera compania. Aquel viaje iba a durar cinco dias, asi que su cunada debia de estar con ella. Una llamada de Tokio a aquellas horas de la noche no presagiaba nada bueno. Si bien era cierto que no habia pisado el hotel en todo el dia, ?que podia ser tan urgente como para que Eiko, que casi nunca le llamaba, se viera obligada a localizarlo en el restaurante? No podia ser un asunto domestico trivial que se le hubiera ocurrido consultarle precisamente entonces. Despues de aproximadamente un minuto, Asai se levanto en silencio del cojin donde estaba sentado sobre sus talones. Su jefe estaba de espaldas a el, enfrascado en su conversacion con el vicepresidente. Al incorporarse, la geisha le dirigio una rapida mirada de soslayo, pero enseguida volvio a centrar la atencion en Shiraishi. Saltaba a la vista que aquella muchacha, de veintisiete o veintiocho anos y la cara perfectamente ovalada, era del agrado del director general. La camarera, que lo estaba esperando en el exterior de la sala de banquetes, condujo a Asai a traves de un pasillo. Despues de doblar dos equinas llegaron a una cabina telefonica. A traves de la puerta de cristal se veia el auricular descolgado. --Hola, soy yo --dijo Asai, pero nadie le respondio. Se le acelero el pulso. Al otro lado de la linea se oia un murmullo de voces, pero eran demasiado lejanas para descifrar lo que decian. Oyo a una mujer que sollozaba muy cerca de su oido y reconocio a su cunada Miyako. No podia decirle nada porque estaba llorando. --?Que ha pasado, Miyako? --pregunto Asai con un ligero temblor en la voz, temiendo que a Eiko le hubiera sucedido algo y no hubiera podido llamarle en persona. --Eiko ha… --Asai no entendio el resto de la frase. Su cunada estaba tan alterada que era dificil decir si estaba riendo o llorando. Entonces le parecio que habia dicho <>. --?Como? ?Que has dicho? --Ha muerto. Ha sido muy repentino. --?Ha muerto? ?Estas segura? --Una camarera paso por detras de la cabina, pero la puerta de cristal estaba firmemente cerrada y la chica ni siquiera reparo en el--. ?Cuando ha sido? Una fuerte oleada de sollozos ahogo las palabras de su cunada durante un buen rato. --Hace tres horas. ?Su mujer llevaba tres horas muerta y el no lo habia sabido hasta ahora? Tres horas antes acababa de entrar en el restaurante. Antes de salir de Tokio habia anotado para Eiko y Miyako su agenda de actividades previstas y los nombres de los hoteles en los que se alojaria. Miyako debia de haber llamado al hotel, donde le habrian dado el numero de telefono del restaurante. Aun asi, habria podido localizarlo inmediatamente. Asai penso que debia de haber sido un accidente: aquello justificaria el retraso en darle la noticia. Ademas, su mujer debia de haber muerto fuera de casa. De lo contrario le habrian avisado enseguida. Aunque la hubieran llevado al hospital, alguien le habria llamado mucho antes. --?Ha sido un accidente? --pregunto. --Soy yo --le respondio una voz diferente--. No, no ha sido un accidente. --Era el padre de Eiko. Incluso el, que vivia en Hachioji, habia tenido tiempo de llegar a su casa--. Se le ha parado el corazon. Ha sido muy repentino. --Un ataque de tos distorsiono la voz turbada de su suegro, de setenta anos--. Estaba en la calle. Ha sufrido un infarto y ha entrado precipitadamente en la tienda mas cercana. La duena ha llamado a Miyako, que ha ido enseguida en taxi, pero ya era demasiado tarde. --Ya veo. ?Y ha sido la duena de la tienda quien ha llamado a la ambulancia? --pregunto Asai, haciendo un esfuerzo por dominar sus emociones. --En realidad, habia una clinica de medicina general a unos doscientos metros y enseguida ha ido un medico. Pero su corazon ya habia dejado de latir. Eiko estaba delicada del corazon. Dos anos antes habia sufrido una angina de pecho. --?Donde esta ahora? --La han traido a casa hace una hora. Miyako ha llamado a tu hotel para preguntar donde estabas. --Parecia que su suegro intentara excusarse por haber tardado tanto en avisarle. A traves del auricular oia llorar a Miyako y a otra persona, que le parecio el hermano pequeno de su mujer--. ?A que hora llegaras? --Los trenes bala ya no circulan a esta hora. Si consigo llegar a tiempo al aeropuerto, volvere en avion. Si no, tomare el tren nocturno que llega a Tokio manana por la manana. --Te estaremos esperando. En fin, es una tragedia. Procura… --Su suegro seguramente iba a decirle que procurase mantener la calma y regresar a casa sano y salvo, pero la voz se le quebro. Casi parecia que le pesara mas el hecho de haberle fallado a su yerno avisandole tan tarde que la muerte de su propia hija. Asai salio de la cabina e hizo una sena a una camarera que pasaba por el pasillo. --?Hay algun avion que vuele a Tokio esta misma noche? La muchacha se arremango una de las mangas violeta del kimono que llevaba y consulto un pequeno reloj de pulsera. --Son casi las nueve y diez y el ultimo avion despega a las nueve y media, asi que me temo que ya no le da tiempo a llegar al aeropuerto de Itami. --El restaurante tenia muchos clientes de la capital, por eso el personal conocia de memoria el horario de los vuelos--. ?Necesita regresar ahora? --Si. ?A que hora sale el expreso? --Hay uno que sale de Sannomiya a las diez y cinco y llega a Tokio manana, sobre las nueve y media. --Pues tomare este. ?Puede llamar a un taxi? --?Para una persona? --Si, regresare yo solo. Es una emergencia. Mientras recorria el pasillo de vuelta a la sala de banquetes, decidio pedirle al vicepresidente Yagishita que atendiera al director Shiraishi. No podia pedir al ministerio que enviaran a un sustituto, asi que su jefe tendria que completar solo los dos dias de visitas que todavia tenia por delante. Un hombre como el, al que le gustaba darse aires de importancia, se sentiria humillado viajando sin acompanante. Se planteo pedir un sustituto a la delegacion de Hiroshima, pero descarto la idea porque le parecio irrespetuoso dejar al director general y a los empresarios con alguien que no fuera de la sede del ministerio. A pesar de la conmocion de haber perdido a su mujer de forma tan repentina, Asai estaba completamente centrado en resolver los asuntos del trabajo. Cuando volvio a la sala de banquetes ya habian servido el ultimo plato. Su jefe estaba dando buena cuenta de un cuenco de arroz con besugo y te verde. La geisha seguia entreteniendolo. Despues de que Asai le hiciera una reverencia a Shiraishi y se sentara, la muchacha le pregunto si queria arroz con besugo y te verde o preferia arroz blanco. Asai detecto en el rostro de perfil de su jefe un ligero malestar por su prolongada ausencia. Mientras sujetaba el cuenco caliente de arroz con la punta de los dedos, pensaba en la mejor forma de exponerle el asunto. No tenia tiempo que perder. La voz llorosa de Miyako todavia resonaba en sus oidos. Asai volvio a dejar encima de la mesa el cuenco que acababa de levantar, se arrodillo y se acerco a su jefe. --Senor Shiraishi, le pido disculpas de antemano --le susurro al oido. Su jefe se inclino en su direccion, frunciendo la frente para indicarle que lo escuchaba--. Me gustaria pedirle que este asunto no trascendiera al resto de los invitados. --La velada no estaba tan animada como a la hora del aperitivo, pero la conversacion continuaba viva--. Acabo de recibir una llamada de Tokio, desde mi casa. Parece ser que mi esposa ha fallecido repentinamente. --Shiraishi se inclino un poco mas con expresion confundida, como si no hubiera entendido bien la palabra <>--. Ha sufrido un infarto hace tres horas. La palabra <> si que llego a sus oidos con claridad. El director general abrio los ojos como platos y dejo el cuenco de arroz encima de la mesa. Su mirada se paseo por el comedor y finalmente se detuvo en el rostro de Asai.--?Estas seguro? --pregunto en el tono grave que la situacion requeria. --Me temo que si --confirmo Asai en un murmullo--. He hablado con mi suegro y mi cunada. --?Estaba enferma? --inquirio su jefe, bajando la voz como habia hecho Asai. --No, gozaba de buena salud. Se ve que ha empezado a encontrarse mal en la calle, ha entrado en una tienda cercana y ha muerto en el acto. --!Cielo santo! Como Asai le habia pedido la maxima discrecion para que la triste noticia no trascendiera, su jefe se limito a agachar ligeramente la cabeza. Su irritabilidad muto inmediatamente en una expresion en la que se mezclaban la compasion y el nerviosismo. --Debes volver a Tokio ahora mismo --le ordeno en voz baja. --Si, senor. Lamento no poder seguir siendole de ayuda en este viaje. --No te disculpes, no importa --dijo Shiraishi, y consulto su reloj--. A esta hora ya no saldran mas aviones. --No. --?Sabes si todavia hay trenes? --Le he preguntado a una de las camareras y me ha dicho que hay un tren nocturno que sale a las diez y cinco. --No tienes mucho tiempo. Mas vale que te vayas, me las arreglare solo. --Muchas gracias, senor. Lamento las molestias que le estoy ocasionando. --En absoluto. No te preocupes por mi. Los representantes de la industria de alimentos procesados seguian comiendo y bebiendo ajenos a todo, pero lanzaban alguna que otra mirada de curiosidad a los dos hombres que hablaban en susurros. La geisha habia tenido la discrecion de no entrometerse y estaba conversando en voz baja con una de sus companeras. --De acuerdo. Gracias, senor. --Ire a ofrecer mis condolencias a tu familia en cuanto regrese a Tokio. --No sera necesario, senor… Se lo agradezco mucho, pero se que esta muy ocupado. --En cualquier caso, sera mejor que te vayas. Ya encontrare el momento adecuado para decirselo a los demas. --No hace falta que se moleste. Llamare al vicepresidente Yagishita para que salga al pasillo un momento y le pondre al corriente yo mismo. El informara a los demas. --Entendido. El director general acepto sin vacilar, como si lo aliviara saber que no tendria que ocuparse el mismo de comunicar a los demas el infortunio sucedido en el hogar de su subordinado. --En cuanto al resto del viaje, senor, podria pedirle al director de Asuntos Generales de la delegacion de Hiroshima que le acompanara en sus visitas. Si esta usted de acuerdo, le dire a Yagishita que tome las disposiciones necesarias. --No te preocupes por nada, me las arreglare solo. --Pero habria que zanjar los asuntos pendientes… --Tranquilo. Anda, vete. Todavia tienes que pasar por el hotel para recoger tus cosas, ?verdad? --Si. En ese caso, senor, sera mejor que me vaya. A esas alturas, todo el mundo habia advertido ya que ocurria algo excepcional. Cuando Asai se levanto del cojin, treinta pares de ojos se posaron sobre el. Asai le hizo una sena a Yagishita con la mirada y salio al pasillo. El hombre lo siguio inmediatamente. El vicepresidente se quedo perplejo al oir la tragica noticia. Para no perder mas tiempo, ambos hombres hablaron mientras caminaban hacia la puerta de salida. --Me ha parecido raro que empezara a cuchichear con su jefe nada mas regresar, pero jamas habria imaginado que se tratara de algo tan espantoso. No se que decir… Yagishita agacho su cabeza calva y le hizo una profunda reverencia a Asai. --Gracias. Para mi tambien ha sido muy inesperado. --Naturalmente. Es una autentica pesadilla. Los demas tambien se sorprenderan mucho cuando se enteren. --No me ha parecido apropiado anunciar una noticia tan triste durante la cena. ?Lo haras tu cuando encuentres el momento adecuado? --Faltaria mas. Pero aqui no tiene por que guardar las apariencias, senor Asai. Nos conocemos desde hace mucho tiempo, esta usted entre amigos. No se preocupe, avisare a los demas. --Me gustaria pedirte otra cosa. Cuando yo me vaya, el director general tendra que seguir viajando solo. No habra nadie que lo acompane. Si tuviera que venir alguien del ministerio, ya no llegaria a tiempo, pero he pensado que tu podrias llamar manana por la manana a Asuntos Generales de la delegacion de Hiroshima y pedirle al director que vaya a recibir al senor Shiraishi a la estacion y lo acompane en mi lugar durante el resto del viaje. --Por supuesto, no hay problema. Asi lo hare. Pero no tiene por que pensar en estas cosas en un momento como este, senor Asai --observo Yagishita en tono compasivo. --Debo hacerlo, es mi responsabilidad. Tengo que asegurarme de dejarlo todo bien atado. No puedo permitir que los asuntos personales me distraigan del trabajo. --Pero esto no es un asunto personal cualquiera, !su esposa ha fallecido! Es completamente distinto. --Aun asi, hay que saber distinguir lo laboral de lo personal. El senor Shiraishi se quedara solo, y no le gustara dar esa imagen. --Bueno, supongo que tiene razon, pero… --?Me haras ese favor? --Si, de acuerdo. Espero que tenga un buen viaje de vuelta. Asai se detuvo un instante y se inclino hacia el oido de Yagishita. --?Que opinas de la muchacha que esta sentada enfrente del senor Shiraishi? ?Crees que podria surgir algo mas entre ambos? Yagishita se quedo atonito ante la pregunta de Asai. --Senor Asai, ?de verdad le preocupan esas cosas en un momento como este? Asai no salio de su estupor hasta mas tarde. Mecido por el traqueteo del tren nocturno, sin poder dormir, se dio cuenta de que se le habia olvidado preguntar donde estaba Eiko cuando habia sufrido el infarto.

  • El hambre de Alma Katsu

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    En mayo de 1846 partio una caravana de pioneros de Missouri hacia California. Tomaron una nueva ruta que cruzaba el desierto del Gran Lago Salado y ese invierno se encontraron atrapados en Sierra Nevada debido a las dificultades del terreno y a una serie de accidentes. Cuando los pudieron rescatar en febrero del ano siguiente muchos pioneros habian muerto y se supone que los que quedaban vivos habian logrado sobrevivir gracias al canibalismo. Hasta aqui, la historia. Alma Katsu toma este legendario episodio del Oeste americano y lo recrea dandole un giro especial. La caravana no solo se enfrenta al frio, a la perdida del ganado, que muere sin poderse mover en la nieve, a la falta de provisiones, a las rencillas entre sus miembros… sino que el bosque se empieza a llenar de criaturas que les acechan.

  • F*llame como si salieras de la carcel de Jorge Borges

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    Toda mi vida he sido su protegida.
    Desde los 16 anos.
    Ahora tengo 21.
    Erik lleva 3 anos en la carcel.

  • Mis rincones oscuros de James Ellroy

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  • Samael de Roberto Augusto

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    BEST SELLER EN SU PRIMER MES DE LANZAMIENTO EN AMAZON
    ***UNA HISTORIA LLENA DE PASION, EMOCIONES Y ACCION QUE TE ATRAPARA DESDE EL PRINCIPIO***
    Samuel lleva dos anos en paro y bebe demasiado. Su mujer lo abandona y acaba solo, durmiendo en la calle. Un dia se encuentra con Ares, el jefe de un grupo antisistema que le invita a unirse a su organizacion. Asi inicia un nuevo camino en su vida que le transformara por completo. Se convertira en un lider despiadado que no se detendra ante nada para lograr sus metas en su lucha contra una sociedad que desprecia y a la que considera corrupta.

  • Disparo al corazon, Emma Fraser de Emma Fraser

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  • Descendiente de las tinieblas 3 de Tamara Kruger

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    La lucha por liberar a Badru de la oscuridad continua y Eleonor llegara al lugar en donde inicio todo. El Valle Oscuro. En este reino ademas de convivir y conocer las costumbres de sus habitantes tambien seguira descubriendo su tirania y el despojo de emociones de la vinculacion.
    Las visiones que fueron entregas y que revelaron como terminar con el encantamiento que une a hombres y lobos se convertira en la clave para que no pierda la esperanza. Lamentablemente el sombrio enlace sera mas poderoso de lo que pudo imaginar y la arrastrara a liderar una batalla entre la razon y las tinieblas.
    Un nuevo desafio la inducira a buscar su real naturaleza mientras que esta vez la destruccion del enlace la enfrentara a uno de sus mayores miedos.

  • Ella es Evelyn escandalo de Kate. L Morgan

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    Park Avenue, Nueva York, 1860 Se sentia tan feliz, que el tiempo volaba en esa ciudad que le parecia sobrecogedora. Asistia a bailes, al teatro, visitaba monumentos, y no estaba cansada de toda esa actividad sino encantada, salvo por una extrana sensacion que la incomodaba, sobre todo en ese momento pues tenia la sensacion de que la observaban. No estaba segura, pero el cosquilleo en la nuca se habia vuelto incesante durante esos dias. Miro detenidamente a los paseantes que conversaban de forma entretenida en Central Park que le parecio enorme. En un banco cercano se encontraban dos muchachas que reian y conversaban de forma animada. Enfrente de ella, una mujer esperaba a alguien: tamborileaba con los dedos sobre un libro de forma impaciente. El resto de las personas no le parecieron lo suficientemente interesantes como para seguir con su escrutinio. Miro de nuevo el cuadernillo que tenia en las manos, y siguio dibujando todo lo que veia. Cuando regresara a Inglaterra, al menos se llevaria un hermoso recuerdo. Miro hacia el sol, y comprobo que quedaban todavia horas para que se ocultara. Lady Warren y lord Philips, sus amigos, habian decidido comprar algunas bagatelas en Sheep Meadow, pero ya tardaban mas de la cuenta, aunque no se arrepentia de haberse dado una escapada en soledad para dibujar el hermoso jardin pues era mucho mas interesante de lo que habia esperado. La visita al zoologico le habia parecido demasiado estresante porque disponian de poco tiempo. Le quedaban solo cuatro dias para que concluyera ese viaje a la ciudad, y ya habia agotado tres, aunque los habia aprovechado al maximo. Evelyn Brown, unica hija del marques de Dartmoor, se sentia muy feliz de que sus padres la hubieran llevado consigo en su viaje a las colonias. El noble lo habia decidido en el ultimo momento y contra la opinion de la esposa, pero a el no le apetecia estar tantos meses sin la compania de su hija. El marques iba a comprar una extensa propiedad en el este, y la parada en Nueva York habia sido obligatoria para disfrutar de los paisajes e interactuar con la sociedad de la ciudad. Para convencer a su esposa de lo apropiado que era llevarse a la hija en el viaje, habia puesto como escusa la necesidad de que la joven adquiriera un apropiado guardarropa para su presentacion en sociedad en la proxima temporada, y su esposa se indigno por la sugerencia pues ella creia que las mejores modistas estaban en Londres. Pero Andrew Brown se habia salido con la suya, y la hija termino acompanando a los padres en ese viaje tan largo, pero del que estaba encantada. Volvio a alzar su vista de las hojas del cuadernillo y miro los dibujos que ya habia terminado. La verdad es que se le daba bastante bien manejar el carboncillo a mano alzada. Evelyn habia dibujado elegantes plazas, algunos establecimientos que le parecieron curiosos, y las interminables avenidas de la ciudad. Nueva York le parecia fascinante. Lanzo un suspiro largo porque la sensacion molesta de que la observaban seguia presente. Evelyn volvio a mirar en derredor suyo esperando encontrar los ojos que perturbaban su tranquilidad, pero no los encontro. Hizo un encogimiento de hombros, y se dedico a buscar su pequeno bolsito de mano donde guardaba la llave de la habitacion del hotel, dinero, y algunos objetos femeninos, pero no lo encontraba, y se preocupo. Evelyn maldijo su costumbre de centrarse tanto en dibujar que se le olvidaba todo lo demas. Tanteo con el pie bajo el banco por si se le habia caido, pero tampoco estaba. Dejo el cuadernillo y bajo la mano hasta el suelo, pero, por mas que tanteaba, no lograba encontrarlo. Cuando se aseguro de que ninguno de los paseantes le prestaba la mas minima atencion, bajo la cabeza con la suficiente rapidez para buscarlo, pero no lo vio por ningun sitio. --?Ha perdido esto? --la voz profunda le hizo alzar la cabeza de golpe, el sol le dio de lleno en el rostro y la deslumbro. Tuvo que parpadear varias veces porque no distinguia nada. El desconocido dejo el bolsito en el banco, ella quiso mirarlo de nuevo y se volvio a deslumbrar. Parecia que el hombre estaba envuelto en rayos de luz. A la falta de vision se unio la preocupacion porque el hombre se habia acercado demasiado a ella, y no lo habia percibido de tan ensimismada que estaba admirando el paisaje y dibujando. --!Gracias! Se me ha debido de caer sin darme cuenta. --La explicacion habia sonado algo tonta porque era obvio, pero el timbre de voz del extrano la habia inquietado mas de lo que queria admitir pues parecia que estaba muy ebrio. --?Me permite invitarla a una limonada? --ella nego rapidamente con la cabeza. No solia aceptar invitaciones de desconocidos, y menos de uno al que no podia verle el rostro. Ella se dijo que al menos podria cambiar de angulo, pero seguia plantado frente a ella sin importarle que el sol la molestara. --Gracias por su amabilidad, pero tengo que irme. --Evelyn sujeto el cuaderno, los carboncillos, el bolso, y, sin mirar al extrano porque no queria volver a deslumbrarse, corrio en direccion al hotel sin volver la vista atras, afortunadamente el hotel estaba justo enfrente del parque. El caballero observo perplejo la huida apresurada de la muchacha. Desde que la habia descubierto en el parque, no habia podido quitarle la vista de encima. Se habia sentido poderosamente atraido por ella pues poseia unas largas y tupidas pestanas bajo unas cejas bien delineadas que realzaban las oscuras violetas que iluminaban su perfecto y delicado rostro. Lastima que la muchacha se mostrase tan desconfiada pues solo pretendia mantener una ligera charla. Sabia que era inglesa como el, y la necesidad de escuchar un acento que extranaba, le habian impulsado a conversar con ella, pero la mujer no le habia obsequiado ni una palabra amistosa. <>, se dijo mientras regresaba al hotel para seguir emborrachandose, necesitaba no estar sobrio nunca mas. Maldijo a su padre, maldijo a su destino, y a todas las mujeres de Inglaterra, pero especialmente a una, la culpable de su desgracia. A Evelyn le costaba entender la explicacion que le estaba ofreciendo el recepcionista. Sus padres seguian disfrutando de la velada en la embajada inglesa, y regresarian tarde, por ese motivo ella habia decidido volver al hotel porque se sentia muy cansada. Como no estaba acostumbrada a beber alcohol, el champan que habia tomado se le habian subido rapidamente a la cabeza. Su madre se habia enfadado con ella al verla, pero sus palabras habian llegado demasiado tarde, y ahora estaba mareada. ?Por que las muchachas de Nueva York bebian sin que sus madres se escandalizaran?, se pregunto. Por ese motivo se habia sentido a animada a hacerlo, y ahora pagaba su impulsividad. --?Ha entendido, lady Brown? --Evelyn asintio con la cabeza--. Dado que ha sido un error del hotel, la hemos ubicado en la planta tercera. --?Mis padres seguiran alojados en la planta primera? --pregunto. Ahora debia alojarse dos plantas mas arriba de sus padres. La visita imprevista de un senador, con el correspondiente sequito de seguridad, lo habia cambiado todo. El recepcionista siguio informandole. --Hemos cambiado sus pertenencias a la suite numero trescientos cinco. <>, penso ella. --!Muchacha afortunada! --la voz fuerte de Michael le hizo dar un respingo--. Toda una suite para ti solita. --!Que envidia! --suspiro Helena--. Dormiras lejos del control de tus padres --Evelyn le dio un codazo carinoso. --La verdad que dormir en la misma estancia que mis progenitores me da cierta seguridad -- confeso Evelyn--. Nunca antes he dormido sola fuera de casa. Michael la miro con ojos brillantes, pues Evelyn llevaba en su cuerpo bastante mas de dos copas de champan. --?De verdad que no te vienes al teatro --le pregunto. El recepcionista ya le daba la llave de su habitacion. --Lamento no acompanaros, pero no me encuentro muy bien. Helena la miro con las cejas alzadas. Visitar los teatros de Nueva York era una oportunidad unica. En Sheffield no habia teatros ni atracciones. Lo sentia por Evelyn porque la normas sociales indicaban que no debian dejarla sola hasta que regresaran sus padres de la embajada, pero la habian acompanado al hotel donde no podia ocurrirle nada malo. Michael y ella habian aceptado cuidarla, pero ahora no querian quedarse ni sufrir una velada aburrida porque estaba claro que Evelyn iba a quedarse dormida enseguida. --?De verdad que no te importa que vayamos al teatro Bowery? --insistio la mujer--. Ya sabes que muero por ver El mercader de Venecia? Evelyn sonrio. --Disfrutad, y manana me contais --los animo ella. Michael y Helena eran sus mejores amigos. El padre de ambos habia sido amigo y socio del suyo, hasta su muerte, muerte que los habia dejado en la bancarrota, por ese motivo se encontraban en Nueva York, porque Helena iba a conocer a su futuro esposo: un rico hacendado que los salvaria de la ruina. Era costumbre entre los nobles ingleses con maltrechas fortunas buscarse herederas que salvaran el patrimonio, y, en el caso de los americanos, sus fortunas les servian para entrar en la aristocracia. Las tres semanas de travesia no la habian mareado tanto como el champan que habia ingerido en la embajada inglesa. --Bien, gracias, Evelyn, manana te contaremos --le dijo Helena mientras se despedia de ella con la mano. Evelyn se giro a la vez que suspiraba pues estaba deseando meterse en la cama.

  • Cuanto mas profunda es el agua, mas feo es el pez de Katya Apekina

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    Edie tiene dieciseis anos cuando descubre a su madre agonizando tras un intento de suicidio. Al mismo tiempo, Mae, su hermana, es presa de uno de esos trances que responden a los oscuros estados de animo de su madre. Despues del suceso, ambas deberan irse a vivir con su padre, con quien habian perdido todo contacto. La melancolia y la nostalgia de las dos ninas y sus contradictorios sentimientos hacia el padre hacen que comiencen a seguir caminos opuestos, irreconciliables y destructivos, incapaces de dar forma y sentido al dolor que ha ido sedimentando en las profundidades.

  • Muneca de Ebano de Cristina Validakis

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  • Beseme, Duque (Liga de Caballeros Incasables 5) de Tamara Gill

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    HABIAN LLEGADO. Por fin. Molly bajo del carruaje y se estiro, disfrutando del calido sol mediterraneo que calentaba su sangre y curaba los muchos dolores y molestias de semanas de viaje. Roma. El solo pensamiento de donde estaba le envio un escalofrio por la columna y la expectativa le recorrio la sangre. Tantos lugares maravillosos para visitar y ver, y gracias a sus increibles amigos en Londres y al duque de Whitstone, se le habia asegurado un alojamiento de un mes en la Villa Maius. El caballero que residia aqui estaba fuera de la casa, pero sus sirvientes cuidarian de ella y su acompanante durante el poco tiempo que estuviera en la ciudad. La puerta principal de la villa se abrio y una mujer voluptuosa de cabello gris salio a la calle, con una sonrisa tan calida como el sol que brillaba en su espalda. "Signora, Molly Clare, bienvenida. Bienvenida a Roma. Venga, le serviremos refrescos. Debe de estar exhausta." Molly sonrio, aliviada de ser recibida con tanto carino en la casa. No sabia nada del senor Farley, que vivia alli, aparte de que era amigo del duque de Whitstone. Siempre habia existido una pequena preocupacion en su interior de que el personal pudiera estar molesto con su llegada, siendo desconocidos para ellos como ella era, pero no parecia ser asi. "Gracias por hospedarme. Espero que no sea una gran molestia estar aqui". Entro por la calle a un pequeno vestibulo que conducia a una gran habitacion rectangular parcialmente techada. En el centro habia una fuente, un querubin desnudo echando agua por la boca. Molly miro hacia arriba y noto que la abertura en el techo estaba directamente sobre la fuente y, en la antiguedad, seria el lugar donde la villa habria recogido el agua para la familia. "Oh, no, no, no. Estamos muy contentos de tenerla aqui". El sirviente ordeno a un hombre alto y de cabello oscuro que atendiera el equipaje mientras ella los conducia hacia un conjunto de escaleras. "El senor Armstrong no esta aqui. El estara en Napoles mientras dure su estadia y lo hemos estado esperando. Nos informo a todos antes de irse el mes pasado, para cuidarla bien. Tienen amigos en comun, ?no?" Molly miro alrededor de la villa. Pisos de mosaicos adornaban el espacio, imagenes de la vida romana, de escenas agricolas y animales. Todas las habitaciones del piso inferior tenian las ventanas abiertas y las cortinas ondeaban con el calido aire mediterraneo. La brisa olia a sal y especias, a naranjas y hierba recien cortada. Se detuvo un momento, contemplando la vista desde una de las ventanas que podia ver a traves de una puerta. El jardin del patio, lleno de olivos, la invito a sentarse y saborear su belleza. "Lo tenemos, si. El duque de Whitstone. Aunque nunca conoci al Sr. Armstrong, le estoy muy agradecido por permitirme quedarme aqui". La ama de llaves sonrio, aparentemente complacida por el cumplido a su empleador. "Es el mejor de los hombres a quien lamento que no tenga el honor de conocer". La mujer empezo a subir las escaleras de piedra. "Soy Maria, querida, la ama de llaves de Villa Maius. Si necesita algo, simplemente aviseme y hare todo lo posible para que su estadia sea placentera". "Gracias." Subieron las escaleras, el segundo piso se abria a una gran sala rectangular con sillas de mimbre reclinables. Un balcon estaba al final de la habitacion. Molly no podia pasar sin contemplar la vista. Salio al balcon, con el aliento atascado en sus pulmones. La vista daba a la calle por la que habian entrado. A esta altura, le daba un mejor punto de vista de la ciudad mas alla. Roma. Su gloria se extendio ante ella como un regalo de los dioses. Sus dedos se curvaron alrededor de la balaustrada de piedra, anclandose para no salir corriendo de la villa y ver de primera mano la antigua ciudad. Se oyeron sonidos que la provocaban e instaban a irse y explorar. Pronto, prometio. Tan pronto como se hubiera banado y bebido una taza de te. "El centro de Roma esta a pocos pasos de aqui. En el otro extremo de la villa hay otra habitacion similar a esta que da al rio Tiber. Sin embargo, siempre puede tener el carruaje a su disposicion si no quiere caminar. Para ver el Vaticano, tendra que hacer uso del vehiculo". La emocion vibraba por sus venas, y se inclino sobre la barandilla, espiando a algunas personas en las calles, algunas contemplando las vistas mientras otras ejercian su oficio. "Que ciudad tan magnifica. Siempre quise hacer turismo y ahora puedo. Increible." "Temo el viaje de regreso, sin embargo", dijo su companera, la senorita Sinclair, uniendose a ella y mirando a la ciudad con aire de descontento. "?Tomamos te?" Molly se mostro reacia a abandonar la magnifica vista, una de la que deseaba formar parte, y tampoco permitiria que la aversion de la senorita Sinclair por las distancias que habian atravesado apagara su emocion. Si su companera no deseaba ver Roma, podia quedarse en la villa. Molly iba por Londres la mayor parte del tiempo sola, no estaria fuera de lugar para ella. "Si, vamos, y luego puedo comenzar a explorar esta maravillosa ciudad". "?Le gustaria tomar el te en el balcon, signora Molly?" "Gracias, si", respondio ella, al ver el escenario al aire libre y sentarse. Los criados se apresuraron por la casa, llevando sus baules a las habitaciones. Molly casi podia pellizcarse a si misma solo para confirmar que efectivamente estaba en Roma. Su tiempo era precioso, solo un mes, y luego emprenderian el viaje de regreso a Inglaterra. El viaje le llevaria varias semanas y queria visitar otras ciudades del continente antes de regresar a Londres la nueva temporada. El te era dulce y refrescante, y carinosamente, el ama de llaves habia hecho unos bizcochos con almendras, que le aplastaron el estomago. Molly se reclino en su silla, dejando su servilleta, saciada despues de la fugaz comida. "?Terminamos el recorrido por la casa, veremos nuestras habitaciones y luego decidiremos adonde ir primero?" "Por supuesto, senorita Molly", dijo la senorita Sinclair, bostezando. Habia sido un dia largo, pero Molly estaba demasiado emocionada, habia esperado bastante para estar en Roma para acostarse por la tarde. Queria explorar, caminar por las calles, visitar los mercados y ser parte de la cultura aqui en esta antigua ciudad. "Si esta cansada, senorita Sinclair, siempre puedo salir sin usted. No me importa." Los labios de la senorita Sinclair se fruncieron en una delgada linea de desaprobacion. "No, eso nunca funcionaria. Necesita tener una acompanante y compania para mantenerse a salvo. Simplemente tendre que soportarlo". "No deseo que soporte Roma. Quiero que lo disfrute tanto como yo pretendo hacerlo". "No creo que eso sea posible, senorita Molly. Tengo aversion al calor, y si no lo percibio, hace mucho calor afuera". Molly se volvio hacia el balcon, la ligera brisa que entraba por las puertas le refresco la piel. Si, hacia calor, pero en Inglaterra siempre hacia mucho frio. ?Como podria alguien no aprovechar un clima tan hermoso y explorarlo? El ama de llaves dio un paso adelante y llamo la atencion de Molly. "Tenemos un criado aqui, senorita Clare. Estaria mas que feliz de acompanarla por Roma para que pueda ver algo de nuestra maravillosa ciudad". Molly le sonrio a la senorita Sinclair. "Ve, estare perfectamente a salvo. Podra tener la tarde para descansar y recuperarse, y esta noche nos reuniremos para cenar antes del baile de la noche". "?Tiene la intencion de asistir al baile de Lord y Lady Dalton esta noche? ?A pesar de que llegamos hoy?" "Por supuesto que tengo la intencion de ir". Molly nego con la cabeza a su companera, teniendo la sensacion de que no queria ir ni hacer nada mientras estuvieran alli. La perspectiva no era util ni seria posible. Molly tenia cuatro semanas para visitar esta maravillosa ciudad, y simplemente tendria que ignorar las quejas de su companera acerca de todo lo que pudieran hacer en ese tiempo. "Maria, ?me puede mostrar mi habitacion, por favor?" El ama de llaves se apresuro a recorrer un ancho pasillo hasta llegar a una habitacion que daba a mas terrenos de la villa, prados y jardines que nadaban con una variedad de colores. El tintineo del agua llego hasta ella y busco la fuente, pero no pudo verla desde su habitacion. Tendria que bajar las escaleras para encontrarla ella misma. Su habitacion era un piso de mosaico de baldosas que estaba hecho con una variedad de flores brotando. Su cama era grande, opulenta con su colcha y con abundancia de almohadas. Ella tambien era partidaria de tener muchas almohadas en las camas. De alguna manera las hacia parecer completas. Perfectas. Un pequeno escritorio ocupaba el espacio frente a una ventana, y un gran sofa estaba sentado frente a su fuego. Aunque no creia que necesitaria eso en absoluto mientras estuviera en Roma. No con el clima tan calido. "Hay agua dulce y ropa de cama detras del biombo para usted, senorita Molly. Cuando este lista para salir, baje las escaleras y le buscare a Marcus. El la mantendra a salvo y le mostrara todos los mejores sitios que ofrece Roma". "Muchas gracias. No puedo expresarle lo emocionada que estoy de estar aqui". El ama de llaves sonrio antes de dejarla con sus abluciones, el sonido de la voz de la senorita Sinclair mientras la llevaban a su habitacion resonaba en el pasillo. Molly camino hacia el pequeno balcon que tenia su habitacion y miro hacia el jardin. Levanto la cara hacia el sol, respirando hondo. Que lugar tan idilico para vivir. Una podria acostumbrarse a un lugar asi y nunca volver a casa en el viejo, lugubre y lluvioso Londres.

  • Todo por el jefe de Cynthia Walter

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    Hay momentos en la vida en los que sabes que has metido la pata hasta el fondo. Este, es uno de esos momentos. Estoy en la puerta de un restaurante lujoso esperando a que llegue una modelo de fama internacional con la que he quedado para pasar una agradable velada, pero, mi prometida Sofia Jones esta en este momento delante de mi preguntandome que hago en este lugar cuando se suponia que habia quedado con un inversionista. -Estoy esperandolo, ?no es evidente? -Improviso. -?Por que siempre tienes que desconfiar de mi? -Algo que he aprendido, con el paso de los anos es que la mejor defensa es un buen ataque. -Pues lo esperaremos juntos. -afirma colgandose de mi brazo para marcar el territorio. No es justo que todo el mundo vaya a pensar de mi que soy un mal tipo si ven la escena porque yo jamas le prometi a Sofia un futuro juntos como el que ahora ella me exige, se suponia que ambos teniamos claro que era una especie de acuerdo comercial, pero hace varios anos que parece haberlo olvidado. -Buenas noches, senor Wilson. -Un chico que no se de donde ha salido me saluda. ?Quien es? Va vestido de traje formal y hace que Sofia se sorprenda, aunque el mayor sorprendido soy yo. -Siento el retraso, es una mala zona para aparcar. -dice mientras estrecho su mano. -?Su prometida? -pregunta mirando hacia Sofia. -?De que va todo esto? Me quedo callado porque aunque sea una locura, me beneficia. -Esta usted muy guapa esta noche. ?Se queda a cenar con nosotros? -cuestiona. -No. -Los ojos de Sofia me recorren de arriba abajo avergonzados. -Perdon. -susurra en mi oido antes de irse. -No debi desconfiar. -La veo alejarse sin darme si quiera la vuelta para comprobar que el chico sigue ahi. Miro al cielo, algo ahi arriba debe estar muy de mi parte para haberme salvado de esta. -?Quien eres? -pregunto cuando estoy seguro de que esta suficiente lejos, de hecho, la veo montarse en su coche con chofer. -?Yo? Un mandado. Las senoritas le esperan. -Senala hacia la puerta del restaurante. ?Que senoritas? Entro porque no se si tengo otra opcion. Me indica con un dedo una mesa intima donde me esta esperando Suhan, la modelo. Esta realmente guapa. Voy a caminar hacia alli pero me retiene con una mano. -Le aconsejo pasar primero por aquella otra mesa. -Sigo su dedo hasta ver una cascada de pelo negro cayendo de forma lisa sobre una espalda demasiado recta. Hago lo que me ha dicho por simple y llana curiosidad. ?De que va todo esto? -Buenas noches, senor Wilson. -La chica que me saluda y me ofrece asiento no debe tener mas edad que yo. Sus ojos son verdes y grandes, tanto que casi, en una sitacion como esta, intimidan. -He visto lo que iba a pasar y le he salvado de una masacre. Le dije a la bonita senorita que esperase dentro que tenia unos negocios de ultima hora. Le pedi a un amigo que se hiciese pasar por un hombre de negocios para que su prometida no sospechase. Esta bien eso de llevar la vida que uno quiere, pero deberia ser mas cuidadoso. Si no llego a estar yo aqui... -Lleva una copa hasta sus labios con lo que me parece vino espumoso. -Gracias. -contesto sin mucha conviccion. Nunca me he visto en algo asi y no entiendo exactamente que es lo que busca. -?Puedo devolverle el favor de alguna manera? -?Quiere dinero? Ami me sobra y la gran jugada desde luego lo vale. -Si, +1. -Sonrie y sigue bebiendo. -?+1? No entiendo que quiere decir. -Se muerde el labio y me siento como un animalillo acorralado. -Ya lo entendera y, en ese momento, espero que me devuelva el favor. -Se levanta. Parece una chica corriente vestida de manera demasiado informal para este lugar. ?De donde diablos habra salido? -Que pase una noche agradable. -Al irse su fragancia a vainilla me golpea. ?Quien es esa chica? Aunque tendria que averiguarlo e irme a casa, no estoy dispuesto a renunciar a la gran noche que tenia planeada. Quiza todo el mundo tenga razon y soy demasiado inconsciente para llevar la empresa que llevo. Todo el mundo me conoce y, aun asi, no soy capaz de estarme quieto. ?Que tiene que ver una vida de mujeriego con no saber llevar bien las finanzas de una compania de inversiones? Nada, pero todo el mundo lo mezcla. -Amor, crei que no venias. -Suhan pasa sus largas y delicadas manos por mi pecho alentandome a creer que tendre una noche increible. Con todo lo que ha pasado, lo minimo es que lo sea. !Las nueve! Me despierto en la cama del hotel con dolor de cabeza y esa preciosidad diciendome que no me vaya aun. ?Como no me voy a ir si deberia haber llegado a la oficina hace media hora? Me ducho todo lo rapido que puedo mientras llamo a Andy, mi amigo y companero, para que le diga a todo el mundo, en especial a mi padre y a mi prometida, que estoy en un atasco. La corbata no me queda tan bien como deberia ya que necesito aflojarla para no tener sensacion de ahogo con la resaca del dia anterior. Me he vuelto a pasar de rosca. ?Por que no puedo parar? Porque cuando estoy en mitad de la noche loca la empresa y mi familia me importan bien poco. Son demasiado despotas y cansinos: Hago bien mi trabajo, no tengo por que ser ejemplar. El audi responde a la perfeccion cuando le piso para llegar a las oficinas centricas donde tenemos el consejo de administracion. El aparcacoches no se sorprende ni un poquito de que le lance las llaves. Yo llegando sin tiempo es un habitual. Andy me recibe con cara de situacion y un cafe en la mano. -Se empiezan a impacientar. -Se refiere a mi familia. No entiendo que necesidad hay de que se reuna toda la familia para encontrar una buena secretaria para mi. -Pues que se metan en sus asuntos. -Mi padre y mi prometida quieren que elija a alguien exclusivamente por su curriculum y con la que, ademas, a sus ojos, sea imposible una infidelidad. Como si yo fuese tan idiota de ir a hacerlo justo con alguien que entre en la empresa y me pueda traer quebraderos de cabeza. -Por fin, mi amor, estaba preocupada. -dice Sofia besandome mas de lo que es necesario en la oficina. -Pues ya estoy aqui. -afirmo quitandome de su lado. -?Dejo que empiecen a pasar las candidatas? -Ruth es desde siempre la secretaria de mi padre, pero como el ya apenas pasa tiempo en la empresa, se ha quedado tambien como recursos humanos. Hago un movimiento con la mano indicando que si mientras nos sentamos en la gran mesa horizontal. Parece que las chicas van a pasar por todo un tribunal. -Lo haremos como siempre. Un sistema de puntos. Por cada cosa destacable pondremos un +1. -explica mi padre. ?Un +1? Esa frase me recuerda a anoche y siento que mi pulso se acelera. En cuanto se abren las puertas y veo a las cinco chicas llamadas, confirmo mi sospecha. La chica del restaurante, la que me salvo de que Sofia me pillara, esta aqui. ?Un +1? ?Eso queria decir? ?Ycon que maldita excusa le pongo un +1 sin que todo el mundo me mire raro? Bueno, al menos no me ha pedido que la contrate directamente, solo es un punto mas. Me aflojo aun mas la corbata y solo puedo mirar al techo y rezar porque, al menos, tenga un buen curriculum. Capitulo 2 Maire Tengo los nervios a flor de piel. ?Me quedaria corta al decir +1? Estoy frente a una mesa llena de gente y no se que porcentaje de votos tendra cada uno, ya que, para ser asistente del jefe directivo, no me esperaba este despliegue de efectivos. Confio en mi curriculum, mis estudios y mi juventud, pero las otras candidatas para tambien suficientemente preparadas, de hecho, si no fuera asi no habrian pasado la preseleccion. -Empecemos. -Ruth le dice a la primera de nosotras que se siente y a las demas que nos salgamos para esperar fuera. La chica que ha entrado es rubia, alta y delgada. Desde luego, si ser despampanante va a contar en algo, todas menos yo pueden ir contando con esa puntacion. No es que yo sea fea, es decir, soy una chica normal y corriente. Repaso la ropa que he elegido reafirmando mis motivos. Un pantalon de vestir negro liso y una camisa de botones blanca. Los zapatos de tacon no excesivos, solo para que se vea que soy formal. El pelo lo llevo suelto recien lavado y planchado. He decidido que no necesito maquillaje, no es sinonimo de eficiencia y disposicion inmediata. Yo estoy aqui para trabajar en todo caso no para ligar u otra cosas. uesto -Buenos dias. -Oliver me observa con curiosidad mientras su padre me saluda. -La primera pregunta que tengo para ti es una cosa que me llama mucho la atencion. ?Como es que una chica con tu curriculum busca el puesto de asistente y no uno de direccion? -Bien. Si le contestase lo que pienso me mandarian a volar porque, la verdad es que, los puestos mas altos estan reservados para los enchufes que, normalmente son amigotes y amantes. Estupendo. -He estado como asistente de los empresarios mas importantes del pais porque creo que el camino del aprendizaje es lo que marcara mi futuro. -Si me dejasen tener un futuro porque, en cuanto ven que es insostenible dado mi trabajo tenerme como secretaria, me despiden en vez de ascenderme que seria lo suyo. Tambien es verdad que si fuese rubia, alta y con piernas infinitas no tendria tantos problemas. -A mi me parece ideal. -Sofia, la prometida de Oliver, esta apuntando algo en su cuaderno. Al menos se que su puntuacion sera positiva ya que no imagina a su queridisimo enganandole con una asistente como yo. -?Tiene disponibilidad completa? -Si. -contesto escuetamente. -Tengo que hablar con mi hijo, si me disculpais. Puede esperar fuera con las demas. -dice el padre. Salgo algo nerviosa y me siento a esperar. No ha salido como habia planeado exactamente. Repiqueteo con el pie en el suelo. No me van a dar el maldito puesto. Lo se por la cara que pone al salir despues de hablar con su padre. ?Que hago? ?Montar el pollo me servira de algo? No creo. Entra, precisamente ahora, la modelo de ayer noche en escena. Viene con una chaqueta en la mano y desfila hacia el jefe con las caderas contoneandose. !Que huevos le echa la tia!

  • El codigo de la obesidad de Jason Fung

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    En este libro ameno y provocativo, el doctor Jason Fung establece una teoria novedosa y solida sobre la obesidad. Ademas de numerosos habitos para mejorar tu salud y controlar tus niveles de insulina, con El codigo de la obesidad aprenderas a usar el ayuno intermitente para romper el ciclo de la resistencia a la insulina y alcanzar un peso saludable. El doctor Jason Fung es nefrologo y fundador del Programa de Gestion Intensiva de la Dieta, que aplica un tratamiento unico para la diabetes tipo 2 y la obesidad.

  • Trufas para el comisario de Pierre Magnan

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    En la pequena localidad de Banon, en la Alta Provenza, los campesinos viven de la cria de cabras y, sobre todo, del lucrativo comercio de la trufa. ?Quien le iba a decir al comisario Laviolette -dispuesto a degustar en forma de tortilla poco cuajada el delicioso hongo de la region- que se encontraria con un buen monton de cadaveres y que una cerda llamada Roseline seria su mejor aliada? ?O que se toparia con una sepultura de los protestantes expulsados por la iglesia cuatrocientos anos atras, y que, tras una serie de estrepitosos fracasos, la solucion al caso surgiria ante el por azar, en una comunidad plagada de odios larvados y viejas supersticiones?
    Publicada originalmente en 1978, la inteligente y atmosferica obra de Pierre Magnan -sin duda uno de los grandes nombres de la novela negra europea-, a mitad de camino entre Fred Vargas y Jean Giono, es un autentico festin de ironia, sutileza y oscuridad.

  • Corazones que se rompen (Corazones 1) de Claire Contreras

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    Estelle siempre ha estado enamorada de Oliver: por ser el mejor amigo de su hermano, por estar siempre alrededor. y por la evidente quimica que siempre ha habido entre los dos. Pero el destino se interpone para que sus caminos se separen: Oliver se marcha para estudiar medicina. y Estelle se queda con el corazon roto.

  • Cancion dulce de Leila Slimani

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    Myriam, madre de dos ninos, decide reemprender su actividad laboral en un bufete de abogados a pesar de las reticencias de su marido. Tras un minucioso proceso de seleccion para encontrar una ninera, se deciden por Louise, que rapidamente conquista el corazon de los ninos y se convierte en una figura imprescindible en el hogar. Pero poco a poco la trampa de la interdependencia va a convertirse en un drama. Con un estilo directo, incisivo y tenebroso en ocasiones, Leila Slimani despliega un inquietante thriller donde, a traves de los personajes, se nos revelan los problemas de la sociedad actual, con su concepcion del amor y de la educacion, del sometimiento y del dinero, de los prejuicios de clase y culturales. “Cancion dulce” gano el Premio Goncourt 2016.

  • Por el camino de las grullas de Cristina Cerezales

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    Cristina Cerezales ha escrito una novela coral en la que varios personajes se unen en el trayecto vital y catartico del camino de Santiago. Por el camino de las grullas es una novela sobre las complejas relaciones familiares, sobre la amistad, sobre el nexo que une a personas que buscan, sobre la carga del pasado individual y, en definitiva, sobre el sentido del transito en si mismo. Cristina Cerezales crea un fresco de varios personajes complejos -que a la postre somos todos nosotros- en una narracion conmovedora.

  • La silueta del olvido de Joaquin Camps

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    La inspectora Claudia Carreras quiere ser una buena policia, y una buena persona. Por ese orden. Pero ambos objetivos le resultan inalcanzables por culpa de la desolacion que siente tras el asesinato en Madrid de su companero y amante, Tomas.
    Para olvidarlo se traslada a Valencia, donde debe investigar el extrano secuestro de Lara Valls, la hija de una adinerada familia. Pronto descubre que nada en este caso es lo que parece, y poco a poco empatiza con Lara: ambas son adictas a la literatura, al pasado y al sufrimiento. Tres drogas que pueden llegar a ser mortales.
    Una trama intrigante, una prosa aparentemente ligera pero repleta de guinos y cargas de profundidad, junto con unos personajes que viven como si trepasen por una cascada, impediran al lector dejar de pasar las paginas de La silueta del olvido.

  • Tokio Blues de Haruki Murakami

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    Mientras aterriza en un aeropuerto europeo, Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 anos, escucha una vieja cancion de los Beatles que le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de los anos sesenta. Con una mezcla de melancolia y desasosiego, Toru recuerda entonces a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor y unico amigo de la adolescencia, Kizuki.

  • Quien mato a Laura Coves de Pablo Poveda

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    Quinientos metros mas y habria terminado su entrenamiento diario. La manana comenzaba a ser calurosa en la ciudad de Alicante. El sol repicaba en la playa del Postiguet a medida que se acercaba el mediodia y la abundante masa de turistas transitaba en sendas direcciones por el paseo. El sudor empapaba su pecho, notaba la humedad en los brazos y la boca reseca tras una hora sin pausa. Correr le ayudaba a sentirse mejor, a silenciar la mente, aunque no era una aficionada a los deportes. No le gustaba el yoga, ni la meditacion. Lo habia probado todo y aquello era lo unico que le funcionaba. Marta Agullo se movia rapido, a un ritmo que superaba el de la mayoria de los corredores que encontraba por el camino. Para ella era lo habitual. Las pruebas de acceso al Cuerpo no le habian resultado complicadas. Atraveso el paseo de la playa, acompanada por el ritmo machacon de la musica electronica que salia por sus auriculares y continuo por el bulevar del puerto. A la altura del cruce que llevaba a la Explanada, vislumbro un grupo de extranjeros que esperaban a que el semaforo cambiara de color. Todo sucedio en cuestion de segundos. De pronto, sus sentidos se agudizaron y vio como la mano de un carterista accedia al bolso de una mujer de cabello rubio. La turista no noto su presencia hasta que sintio el tiron en su cuerpo. El grito de la victima provoco la confusion. 1 a en la playa del as transitaba en ca tras una hora aficionada a los ello era lo unico s corredores que rpo no le habian sica electronica a del cruce que que el semaforo edia al bolso de El circulo del paso de cebra se deshizo y los transeuntes que cruzaban desde el otro lado formaron una masa heterogenea. Agullo no lo penso dos veces. Cuando el ladron pego el primer tiron, echo a correr por el paseo maritimo, en direccion a la antigua lonja de pescado. Su padre siempre le decia que un agente no descansaba, incluso cuando no estaba de servicio. Agullo salio disparada tras el ladron, aumentando la velocidad y tambien el ritmo cardiaco. La fatiga se hacia presente en su cuerpo. Empezaba a sentir la deshidratacion despues de una hora corriendo. Ignoro las senales de su organismo y se concentro en el objetivo. El delincuente era un varon delgado, de baja estatura, moreno y con el pelo rizado. Por su apariencia, ella penso que no pasaria los veinticinco anos y tambien que no tardaria en agotarse. Poco a poco, recortaba la distancia con el, pero aun estaba lejos de alcanzarlo. El ladron giro el rumbo, bordeando el Club de Regatas y adentrandose en la peatonal que llevaba al centro comercial Panoramis. Ella debia apresurarse. Si el sujeto entraba en los grandes almacenes, lo perderia de vista. Cuando el muchacho parecia dirigirse hacia la puerta principal, un grupo de jovenes le obstruyeron el paso y le obligaron a cambiar de direccion. Agullo apreto los punos, lleno los pulmones doloridos por la carrera y aumento el ritmo, a pesar del cansancio. Cada zancada era mas larga y tambien mas sufrida, pero lo tenia acorralado. La muchedumbre de la entrada, que parecia formar parte de una visita guiada, entorpecia el camino de la agente. --!Policia! !Apartense! --grito a viva voz. Las palabras disuadieron a los viandantes, que abrieron un pasillo. La presencia de ambos llamo la atencion de los guardias de seguridad del recinto. El chico corrio hacia un espigon y entendio que no habia salida. Ella rebajo la velocidad y vio su expresion de impotencia. Era joven y el bolso valia lo suficiente para detenerlo. Los ojos del ladron buscaban una salida. --!Alto, Policia! --exclamo ella, acercandose a el. No iba armada, ni estaba de servicio, y penso que lo mas probable era que el delincuente si tuviera con que defenderse--. !No puedes huir! !Entregate y no lo compliques mas! Era la primera vez que se enfrentaba a una situacion como esa. En comisaria le habian advertido de las consecuencias, pero ella se dejo llevar por el instinto y ahora comenzaba a arrepentirse por ello. Debia ser precavida, penso. El muchacho no respondio, quiza porque no entendia el idioma, o porque seguia buscando una escapatoria. Agullo se acerco unos metros mas, pero el no parecia tenerle miedo. Cada vez estaba mas cerca del limite que separaba el muelle del agua. --!Entregate! El la miraba desafiante y nervioso. Con una mano sujetaba el bolso que habia robado y con la otra se preparaba para golpear. --No seas tonto, dame el bolso y entregate. Los pies del chico estaban cerca del borde de la superficie. Ella estudio su lenguaje fisico y entendio que, si avanzaba un centimetro, no dudaria en sde el otro lado n direccion a la aba de servicio. ritmo cardiaco. despues de una o rizado. Por su aria en agotarse. la peatonal que a en los grandes o de jovenes le punos, lleno los ada zancada era da, entorpecia el encia de ambos a de servicio, y e--. !No puedes ar por el instinto eguia buscando no dudaria en golpearla. Sin embargo, en su cabeza tambien existia una segunda posibilidad, sin que saliera herida. Con cada respiracion, el muchacho se recuperaba de la carrera que habia efectuado. --!Por ultima vez, dame el maldito bolso! No te lo voy a repetir. El mozo sonrio y saco una navaja del bolsillo. Abrio la hoja y la levanto para que ella la viera. La agente sintio un escalofrio que la puso en alerta. La situacion se complicaba, penso, pero no iba a permitir que se escapara. Calculo rapido y tomo una decision. Cuando el caco extendio el brazo para disuadirla, Agullo lo esquivo y despues fingio abalanzarse sobre el. El chico no espero el contraataque y retrocedio, olvidando que estaba tan cerca del agua. Un fallo, un error que le saldria mas caro que el bolso. Perdio el equilibrio, cambio de expresion y movio los brazos con torpeza. Agullo se acerco, le arrebato el objeto de las manos y lo dejo caer al muelle. El ladron se sumergio en las densas aguas del Club de Regatas, banadas en combustibles y aceites. La agente echo un vistazo al objeto y calculo que valdria mas de mil euros. <>. Los guardias de seguridad se acercaron a ella para socorrerla. --A mi, no, !a el! --explico, mientras el chico intentaba nadar hacia la salida. A lo lejos, la victima del robo y su marido se acercaban a las puertas del centro comercial. --!Llamen a la Policia para que lo detengan! --ordeno y se giro para senalar a la propietaria del Louis Vuitton--. Esto pertenece a aquella mujer. --Pero usted es policia --dijo el guardia jurado, desconcertado por la situacion. Agullo lo miro, sudando a borbotones, y suspiro. --?Por que hoy nadie me escucha cuando hablo? golpearla. Sin embargo, en su cabeza tambien existia una segunda posibilidad, sin que saliera herida. Con cada respiracion, el muchacho se recuperaba de la carrera que habia efectuado. --!Por ultima vez, dame el maldito bolso! No te lo voy a repetir. El mozo sonrio y saco una navaja del bolsillo. Abrio la hoja y la levanto para que ella la viera. La agente sintio un escalofrio que la puso en alerta. La situacion se complicaba, penso, pero no iba a permitir que se escapara. Calculo rapido y tomo una decision. Cuando el caco extendio el brazo para disuadirla, Agullo lo esquivo y despues fingio abalanzarse sobre el. El chico no espero el contraataque y retrocedio, olvidando que estaba tan cerca del agua. Un fallo, un error que le saldria mas caro que el bolso. Perdio el equilibrio, cambio de expresion y movio los brazos con torpeza. Agullo se acerco, le arrebato el objeto de las manos y lo dejo caer al muelle. El ladron se sumergio en las densas aguas del Club de Regatas, banadas en combustibles y aceites. La agente echo un vistazo al objeto y calculo que valdria mas de mil euros. <>. Los guardias de seguridad se acercaron a ella para socorrerla. --A mi, no, !a el! --explico, mientras el chico intentaba nadar hacia la salida. A lo lejos, la victima del robo y su marido se acercaban a las puertas del centro comercial. --!Llamen a la Policia para que lo detengan! --ordeno y se giro para senalar a la propietaria del Louis Vuitton--. Esto pertenece a aquella mujer. --Pero usted es policia --dijo el guardia jurado, desconcertado por la situacion. Agullo lo miro, sudando a borbotones, y suspiro. --?Por que hoy nadie me escucha cuando hablo? Viernes, 7 de agosto de 2008. Sant Vicent del Raspeig, Alicante. Su padre no aguanto lo suficiente para cumplir su ultima voluntad. La vida no siempre era justa y en su caso se lo llevo antes de hora. Ante la presencia del agente inmobiliario, Marta Agullo dio un ultimo vistazo a la modesta casa familiar de Sant Vicent del Raspeig, una vivienda de dos plantas con patio interior en la que se habia criado. Entre esas paredes se quedarian todos sus recuerdos, los momentos de una infancia atipica pero feliz. Sin embargo, penso que lo mejor que podia hacer, dado que no tenia mas familia cercana, era ponerla en venta y deshacerse de ella. Ahora ya no existia ningun motivo para estar alli. --Aqui tiene --dijo y le entrego las llaves al agente, quitandose una gran carga emocional de encima--. Es toda suya. El hombre llevaba un traje de color plateado y el cabello tieso por la gomina. --Estupendo. Le preparare una copia del contrato, con todo el papeleo. --Por supuesto, no hay ninguna prisa. --No la hay para usted, claro --respondio con un tono jocoso. Ella no reacciono. El hombre rio nervioso, cruzo los brazos y miro al salon--. Esta casa se vendera sola. Ya lo creo. <>. Marta Agullo abandono la propiedad con un casco de motocicleta en el codo y la esperanza de regresar para firmar la venta. Se despidio del agente y camino hacia su Vespa Primavera de color azul celeste para regresar a Alicante. La calma de las calles del pueblo le recordaba a su ninez, a su padre y a las tardes que habia pasado sola entre libros, mientras el se encargaba de cazar a los malos, como solia decirle. Ella tambien se convirtio en policia, una decision que nunca le gusto al padre, pero que termino aceptando con orgullo. Por desgracia, el inspector Agullo habia fallecido dos anos antes a causa de un infarto. Una muerte rapida, subita como la que provoca un balazo en el centro del corazon. Una despedida dulce, o quiza entretenida, frente a la pantalla de la television mientras veia una serie espanola. Un suceso tragico, triste, pero esperado por su hija. 2 zo a la modesta nterior en la que infancia atipica nia mas familia ga emocional de ono. El hombre o y la esperanza pa Primavera de ardes que habia padre, pero que un infarto. Una Una despedida serie espanola. Tenia depresion, aunque nunca asistio a un medico. El conac y el tabaco lo acompanaron durante diez anos, despues de que un cancer se llevara a su esposa. La ultima voluntad del padre era la de poder presenciar algun dia, como su hija se convertia en inspectora del Cuerpo Nacional de Policia. Marta le prometio que asi seria, pero solo si cortaba con sus vicios. Ella cumplio con su parte del trato. Las pruebas eran duras, pero ella era inteligente y tenia buena forma fisica. Estudio, oposito y consiguio el ascenso. El no lo vio. No aguanto lo suficiente. Por suerte, tampoco para escuchar como la vida de su hija se habia convertido en un infierno tras el ascenso. Habia pasado casi un ano desde su incorporacion a la Comisaria Provincial, casi dos desde la marcha de su padre. Algunas cosas habian mejorado, como su punteria. En la galeria de tiro de Javea era una habitual. Disparar en frio no era un problema. Sin embargo, otras, seguian igual que el primer dia. El cuerpo se le paralizaba cada vez que la idea de apuntar a una persona asomaba en su cabeza. El porque de esa reaccion seguia siendo el mismo que la habia llevado a empunar una pistola. Una noche primaveral de sabado, de camino a una discoteca junto a una amiga, la atracaron en plena calle. Sintio impotencia, miedo y rabia por tener que entregar sus pertenencias bajo coaccion. Uno de los maleantes se insinuo, rozando su rostro con la hoja de la navaja. Las piernas le temblaron tanto, que estuvo a punto de perder el equilibrio. La Policia llego tarde y los cacos desaparecieron. Paso dos noches sin dormir, aterrada por la cara de esos hombres y preguntandose cuantas mujeres tendrian que sufrir sus ataques hasta que los detuvieran. Ni el consuelo de su padre ni las palabras de los policias la calmaron. Pensaba que no solo era injusto, sino que nadie debia pasar por aquello. Y entonces descubrio que hacer con su vida. Cuando abrio la taquilla de los vestuarios, vio que alguien se habia molestado en dejarle una nota de papel con un recordatorio escrito en rotulador rojo: <>. Ese era su seudonimo. Un molesto juego de palabras. <>, se repetia recordando a su padre, cada vez que le gastaban una broma. Tomo la nota, miro a su alrededor en busca de complices, la arrugo en una bola de papel y la lanzo a una papelera. o acompanaron hija se convertia eligente y tenia o en un infierno asi dos desde la asomaba en su nar una pistola. ga, la atracaron tandose cuantas e su padre ni las adie debia pasar o en dejarle una recordando a su ola de papel y la <>. Esa era la leccion que le habia ensenado su padre a lo largo de la vida. <>. Un consejo que llego tarde y tal vez seria util para el, un lobo de vieja escuela, pero no para ella. La Comisaria Provincial de Alicante habia pasado de ser un lugar de trabajo ameno y tranquilo, a convertirse en una fortaleza hostil en su dia a dia. Una subida de sueldo tambien implicaba un aumento de responsabilidades, de criticas y de zancadillas que evitar. A muchos de sus companeros, sobre todo los que estaban por encima de ella, todavia les costaba aceptar la posicion que habia adquirido. No les sentaba nada bien que Agullo se saltara la cola del ascenso con un examen. Se licencio en Derecho por exigencias familiares. La madre queria un titulo para su hija y los abogados estaban bien considerados y ganaban un buen salario. El padre pensaba que una carrera como aquella la ayudaria a tener orden y solvencia en el futuro, pero Marta no estaba de acuerdo con esa forma de ver la vida. Con los anos, su padre tuvo razon. En lugar de discutir, Agullo entendio que podria salir con titulo antes de tiempo, y los cinco anos de carrera se convirtieron en cuatro, debido a su capacidad para memorizar los extensos y aburridos temarios por los que nunca mostro interes. Despues ingreso en la Academia de Avila. Media un metro sesenta y cinco, cumplia con las exigencias de altura y tambien se manejaba por el ingles, gracias a una relacion amorosa que habia tenido anos atras con un chico irlandes afincado en Alicante. Debido a su pasion por el deporte desde nina, destaco en las pruebas fisicas con unos tiempos envidiables. Marta Agullo iba a encaminada a ser una agente ejemplar. Era obediente, metodica, agil y resolutiva, cualidades que no tardaron en levantar ampollas entre el resto de personal. Pasaron algunos anos, gano experiencia y comprendio como funcionaba aquello. Sabia que podia dar mas de si y aspiraba a convertirse en una de esas mujeres duras y sin miedo que veia en la comisaria durante los turnos de noche. Pero optar a inspectora no era sencillo: ni por el camino viejo, ni por el alternativo. Las oposiciones para acceder a la Escala Ejecutiva eran duras y exigentes. Y ella no era una conformista. Dejo las pertenencias en la taquilla y salio al exterior del edificio para tomar un cafe antes de comenzar la jornada laboral. Algunos dias sabia cuando entraba, pero no cuando saldria. Esa manana tuvo una extrana sensacion al respecto. Cruzo la calle y entro en la cafeteria que habia frente a la comisaria, un bar espanol como los de siempre, con su barra alargada de zinc, la pata de jamon en un extremo, la vitrina cargada de ensaladilla rusa, boquerones, magra frita con tomate y una television en lo alto. Uno de esos bares que huele a cafe torrefacto, a bocadillo de calamares y a anis. Un lugar en el que la vida se detiene mientras se esta en el. Pero la suya no se detuvo. Mas bien, la siguio recordando el calvario que sufria. Al entrar, encontro a varios companeros desayunando en la barra. Su presencia no paso respeto de los la, pero no para abajo ameno y sueldo tambien ella, todavia les Agullo se saltara ara su hija y los que una carrera taba de acuerdo mpo, y los cinco r los extensos y ien se manejaba n chico irlandes s pruebas fisicas vantar ampollas uello. Sabia que iedo que veia en un cafe antes de ndo saldria. Esa spanol como los trina cargada de o. Uno de esos el que la vida se esencia no paso desapercibida. --!Buenos dias! --dijo, con el semblante serio. Un hombre y una mujer la miraron, le devolvieron el saludo y se desplazaron al otro extremo de la barra. La inspectora pidio media tostada con tomate rallado y aceite y un cafe cortado. Podia sentir los ojos punzantes. La miraban como los buitres, desde la distancia. <>, se dijo, asumiendo que la unica manera de rehacer su vida seria pidiendo un traslado. Y no lo descartaba. Era lo unico que podia salvarla en el futuro de una baja psicologica. Vender la casa de su padre habia sido el primer paso. Mientras esperaba al desayuno, alzo la vista y puso atencion a la television para distraerse. <>. Elche, penso, la eterna ciudad vecina que existia en un mundo aparte y a la que habia visitado dos veces en su vida. El resto eran comentarios y prejuicios del colectivo popular. <>, se pregunto, observando la pantalla. <>, se dijo. <>, penso y se rio. Dio un bocado a la tostada y se limpio el aceite de la barbilla. Las palmeras, las fiestas y los fuegos artificiales aparecian en la pantalla. Se volteo a mirar a los otros policias. ?Hasta cuando duraria aquello?, se cuestiono. ?Realmente merecia la pena todo lo que habia sacrificado por llegar hasta alli? <>. desapercibida. --!Buenos dias! --dijo, con el semblante serio. Un hombre y una mujer la miraron, le devolvieron el saludo y se desplazaron al otro extremo de la barra. La inspectora pidio media tostada con tomate rallado y aceite y un cafe cortado. Podia sentir los ojos punzantes. La miraban como los buitres, desde la distancia. <>, se dijo, asumiendo que la unica manera de rehacer su vida seria pidiendo un traslado. Y no lo descartaba. Era lo unico que podia salvarla en el futuro de una baja psicologica. Vender la casa de su padre habia sido el primer paso. Mientras esperaba al desayuno, alzo la vista y puso atencion a la television para distraerse. <>. Elche, penso, la eterna ciudad vecina que existia en un mundo aparte y a la que habia visitado dos veces en su vida. El resto eran comentarios y prejuicios del colectivo popular. <>, se pregunto, observando la pantalla. <>, se dijo. <>, penso y se rio. Dio un bocado a la tostada y se limpio el aceite de la barbilla. Las palmeras, las fiestas y los fuegos artificiales aparecian en la pantalla. Se volteo a mirar a los otros policias. ?Hasta cuando duraria aquello?, se cuestiono. ?Realmente merecia la pena todo lo que habia sacrificado por llegar hasta alli? <>.

  • Mientras dure el verano de Jessa Lacey

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    Ariadna no era consciente de que ese verano y esa familia iban a poner su mundo patas arriba. Su nuevo y extravagante trabajo no era ni mas ni menos que el de fingir ser una sobrina lejana de la familia para conseguir controlar y vigilar al hijo de los Walker que ya no sabian que mas hacer para que su hijo no dejase echar a perder mas su vida entre fiestas, mujeres y malas companias y que ademas que poco se responsabilizaba del negocio familiar.

  • En el otro lado del corazon 2, Andrea Adrich de Andrea Adrich

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    EN EL OTRO LADO DEL CORAZON es la historia de Raul, uno de los hermanos de Jorge Montenegro. Es un libro INDEPENDIENTE, formado por dos volumenes. Este es el 2, el desenlace.

  • Beautiful. Resistance de Daniela Sk

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    Dylan lleva una vida sin complicaciones, disfrutando los beneficios de la fama, y sabe que jugar al heroe va a transformar a la mujer frente a sus ojos por completo.?Quien iba a pensar que gracias a su pequeno acto de rebeldia, pondria en peligro todo lo que conoce?

  • El bosque de los hombres olvidados de M. G. Aranguren

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    Una historia que te atrapara desde el principio y que no podras dejar de leer hasta el final ?Puede el pasado hacerse presente?Esto es lo que acaban preguntandose todos cuando Aurora acude a la policia para denunciar la desaparicion de su marido. Una extrana cita y un cadaver tendran en jaque a toda la policia de la ciudad. ?Debe el dolor causado quedar impune? El inspector al cargo de la investigacion descubre que el hombre asesinado sometio a sus companeros de clase, siendo solo unos ninos, a humillaciones y vejaciones dificiles de olvidar.Unos meses antes, un grupo de exalumnos asiste a una cena organizada por Aurora. En dicha velada, la victima comparte mesa y mantel con algunos de los damnificados por su crueldad. De esta forma, lo que a priori se presentaba como una reunion cordial entre viejos amigos, acaba convirtiendose en un pequeno acto de venganza. El inspector Ponce debe resolver un caso complejo en el que nada es lo que parece y donde lo razonable, se vuelve impredecible.

  • Invisible de Pablo Poveda

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    Primero le quitaron su vida, despues la identidad. Ha llegado la hora de vengarse de todos.

  • Monserrat de Vanessa Nieto

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    Algunos anos atras, cuando las personas religiosas aun llamaban a sus hijos por el nombre de algun personaje de la Biblia, santo o virgen, se encontraba Monserrat, una chica que no entendia como su devota madre le habia castigado desde el dia de su nacimiento bautizandole asi. Ella no tenia nada de virgen, su piel no era morena y tampoco sus abuelos eran de la bella Cataluna, de donde procedia su nombre. En checo no existia ningun sonido parecido, por lo cual pocas personas lograban llamarle correctamente. Llego un dia en a notar su nombre, gracias a una postal que recibio de una importante capital de Suramerica. Alli existia una montana llamada Monserrat, con una gran iglesia blanca en su cima, donde se podia contemplar toda la ciudad. Habia sido un amigo de su infancia, cuyos padres se mudaron alli, quien le envio la tarjeta. El queria recordarle su belleza, no solo la de su nombre, no solo la de su apariencia, sino tambien la de su corazon. Todos los dias leia la postal que su amigo le habia enviado varios meses atras. Su mirada se perdia en la foto. Pasaba horas intentando imaginar lo que en aquella iglesia en la cima de la montana se encontraba. Desde muy pequena habia escuchado que los conquistadores construian sus iglesias en los lugares donde los indigenas solian adorar a sus dioses. Estos lugares eran magicos, perfectos escondites de tesoros. La iglesia de aquella foto que jamas se habia imaginado que existiera, y menos con su nombre, le producia mucha curiosidad. Monserrat no creia en nada, ni tampoco pretendia que alguien creyera en ella. Desde la muerte de su madre solo se dedicaba a desperdiciar el tiempo. Con mucha dificultad logro terminar la secundaria y no porque no fuera la estudiante mas brillante, sino porque en todas las clases no hacia mas que concentrarse en observar la ventana del salon, como si su madre estuviera a punto de asomarse, tal como lo hacia de costumbre para saludarle. Despues de terminar sus estudios lo unico que le quedaba por hacer era pasear por la ciudad y trabajar algunas horas del dia en un pequeno cafe. Vivia en el castillo mas grande del mundo: el Convento Central de la Republica Checoslovaca. Las monjas habian intentado expulsarla en varias ocasiones; su comportamiento no era de buen testimonio para las recien iniciadas y despertaba la envidia de las hermanas mayores, quienes deseaban tener juventud y suerte para disfrutar la vida que habian visto pasar frente a sus ojos. La unica plegaria que se le escuchaba rezar era la que cada noche, sentada sobre su cama y junto a una pequena lampara, hacia al leer la postal: "Olvida tu historia personal. Suena y llega tan alto como quieras. Cree". Antes de la firma tambien se podia leer: "Esta foto es del lugar donde las estrellas del cielo se mezclan con las flores del campo". Monserrat se quedaba dormida pensando en la forma de borrar su pasado, buscando olvidar su soledad, el dia en el que murio su madre, las duras penitencias en el convento, los maltratos que sufrio hasta que tuvo edad para defenderse, y el unico lugar en el que le gustaba estar: la escuela. Como olvidar que alli habia aprendido todo lo que creia saber; en su escuela veia, aunque fuera solo en libros, lugares lejanos, con personas distintas y de costumbres extranas. La clase de sociales era su favorita, le permitia volar, ver otros mundos y estar mas cerca de el: el chico mas timido de la escuela, tenia ojos grandes que sobresalian en un rostro palido con algunas pecas sobre las mejillas. El era su mejor amigo y lo conocia desde el primer dia de escuela. Era el unico nino que esperaba en el patio a que su padre llegara a recogerle. Monserrat se acerco y le pregunto: --Ya no hay mas ninos en la escuela, ?que haces aqui? --Si hay mas, ?no ves que tambien estas tu? --Pues yo espero a mi madre, ella es maestra aqui. --Se sento a su lado--, si quieres te puedo ensenar la escuela mientras llegan por ti. Desde entonces se hicieron los mejores amigos. Juntos descubrian no solo los pasadizos mas ocultos de la escuela, sino tambien los de sus corazones. Con el tiempo otros chicos del colegio los empezaron a molestar. Ellos siempre permanecian juntos en el tiempo de descanso y el la acompanaba a casa sin importarle que los demas dijeran que eran novios. El fue el unico que se quedo a su lado, aunque fuese en silencio y por varios dias, mientras ella intentaba procesar la muerte de su madre. Ademas, fue quien le ayudo a cargar, hasta el convento de su tia, la unica herencia que le dejo su madre: viejos y pesados libros que usaba en la escuela. Con el corazon saltando por encima de su pecho, despues de haber corrido un par de kilometros para llegar al convento, sin aire en sus pulmones y con lagrimas secas sobre sus mejillas, el le entrego un pequeno libro con tapas endebles de cuero cafe: Las Mil y una Noches, y con un fuerte y largo abrazo se despidio. Debia mudarse a America del Sur porque a su padre le habian ofrecido la presidencia de Calderas Czech y la representacion de la empresa en la industria de fundicion de hierro requeria su experticia. A sus 15 anos, sin opciones de trabajo, sin la haber terminado la escuela y sin alguna otra alternativa, se mudo a mas de 9.000 km de ella. Monserrat leia las historias mil y una veces, pensando en su regreso, esperando que un dia fuera la voz de su amigo la que susurrara las historias de Sherezade a su oido antes de que, entre sollozos, quedara tendida sobre su cama. Pero eso nunca sucedio, pasaron las semanas, los meses e incluso un par de anos hasta que, finalmente, ella perdio la esperanza. Lo unico que le restaba era empezar a vivir lo que los adultos llaman realidad. CAPITULO 2 Una de las mil y una noches en las que sostenia la postal, que extranamente decia su nombre, intentaba entender como su amigo le pedia olvidar su historia personal. ?Acaso pretendia que se olvidara de el?, ?era solo una astuta forma de decirle que el la pensaba, que, asi como habia un lugar desde el cual se podia ver una capital entera, tambien habia un lugar donde se concentraba todo el jardin del Eden: sus brillantes ojos verdes? El se lo confeso un dia antes de marcharse, le susurro al oido que la amaba, ante lo cual, la unica respuesta de Monserrat fue agachar la mirada. Pretendia guardar en secreto las lagrimas que se derramaban por su partida. Ahora no entendia por que despues de tanto tiempo el habia decidido volver a escribirle. Ella le echaba de menos todos los dias, algunas veces un poco mas que otras, pero esa postal debia significar algo. Se preguntaba si el aun tenia sentimientos por ella y si la pensaba tanto como ella a el. Era tiempo de averiguarlo. A la manana siguiente, a la luz del alba, Monserrat se presento ante su tia, la Madre Superiora, quien la habia recibido de nina en el convento por la promesa que en el lecho de muerte habia hecho a su hermana. Los vestigios de la Segunda Guerra Mundial cobraron con hepatitis la vida del padre de la nina y, anos despues, el contagio de la falla hepatica se transformo en un cancer de higado jamas diagnosticado en su hermana, responsabilizandola de la educacion y el cuidado de la nina. --?A que vienes hija? --Le pregunto la Madre Superiora antes de que ella pudiera pronunciar palabra. --Madre --respondio--, quiero ir a Sur America. Sobresaltada su tia alego: --?pero de que estas hablando?, ?acaso sabes donde queda eso?, ?pero si tu nunca has salido de aqui?, ?en que momento se te han metido ideas tan locas a la cabeza?, ?que vas a ir a hacer a America? Iba a continuar con su sermon, pero el llanto de la chica la detuvo. Monserrat estaba ahogada en lagrimas y entre sollozos replico: --Si es necesario entregar mi vida como misionera para tener tu apoyo y tu bendicion, y asi poder ir a America, lo hare. Tras escuchar aquellas palabras que le mostraban a Monserrat como nunca antes la habia conocido: fuerte, decidida, capaz de entregar su vida por un amor superior al propio; una joven por la que rogo poder ver, le bendijo diciendo: --No es necesario hija, los sacrificios que hacemos al Senor son voluntarios, de lo contrario, no tendrian recompensa. Que Dios te acompane y que te cuide el Altisimo porque yo no lo podre hacer mas. Metio su mano dentro de la tunica marron y, despues de abrir y cerrar algunos bolsillos es su interior, le alargo a su sobrina una pequena bolsa de pano desgastado; hacia parte de los tesoros que su padre les habia dejado a ella y a su madre. Esas pocas monedas de oro le serian de gran ayuda. --Tu madre hubiese querido que las tuvieras contigo para ir al encuentro con tu destino. Su corazon estaba conmovido, jamas le habia dado un abrazo o una caricia a su sobrina. No la volveria a ver. Sabia que el momento habia llegado, que ya estaba escrito que Monserrat debia partir. --Con que este era el sueno --penso mientras levantaba su mirada a la una en punto. Meses atras, mientras dormia en medio de un Ave Maria --podria decirse que era una vision mas que un sueno--, ella vio como un ruisenor daba brinquitos dentro de una jaula, lo detallo por varios minutos, hasta que tuvo piedad y finalmente abrio la compuertilla lateral. La avecilla echo a volar. Se sentia tranquila, estaba haciendo lo correcto al ayudarle. Con una leve reverencia y los ojos aguados, dio media vuelta y se retiro.

  • Cuentos victorianos de Navidad de

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    El extenso periodo victoriano fue, por diversas y variadas circunstancias, quien dio carta de naturaleza al “espiritu navideno” y consolido buena parte de la imagen y el caracter que asociamos a estas festividades hoy en dia. Fue, asimismo, la edad de oro del cuento de Navidad, del que dejaron muestras los mas destacados autores de la epoca, siendo los de miedo y los de misterio los que gozaron de mas aceptacion. En esta recopilacion antologica no falta, como es natural, Charles Dickens, y junto a los suyos se recogen tambien magnificos relatos de Anthony Trollope, Charlotte Riddell, Arthur Conan Doyle (uno de ellos protagonizado por Sherlock Holmes), Juliana Ewing y Wilkie Collins.

  • Cactus de Rodrigo Munoz Avia

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    Viaje a Estados Unidos durante el verano de 2009, huyendo de todo aquello que pudiera recordarme a mi mismo, a mi pasado y tambien, incluso, a mi futuro, un futuro que me aburria ya antes de haberlo vivido. Fue Lidia, mi prima, tan tenaz, siempre velando por mi estabilidad, la que casi me obligo a hacerlo. --?Cactus? --le pregunte. --Cactus y suculentas. Les he dicho que eres un gran experto y que hacer ese curso es el sueno de tu vida. Lidia es de esas personas que piensan que no pasa nada por mentir un poco si las cosas se hacen de corazon. Para ella, decir que yo era un gran experto en cactus era solo mentir un poco. Me habia sacado de la cama, en un sabado que ya debia de ser de abril. Estaba muy exaltada al otro lado del telefono. --Lidia, falta mucho para el verano, estaba durmiendo --le dije. En realidad era incapaz de asimilar nada de lo que me habia dicho hasta ese momento. --He conseguido que te dejen una casita en Escondido Village, donde ibamos nosotros. El curso es barato, te gustara, no sabes como es Stanford para estas cosas. Jenny me ha insistido en que si no haces un curso, no puedes alojarte en el campus. Te va a encantar aquello. Me das mucha envidia, se me saltan las lagrimas solo de recordarlo. --A mi se me saltan las lagrimas de pensar lo a gusto que estaba en la cama, Lidia. Mi prima no dijo nada. Creo que realmente estaba llorando. Tiene una gran facilidad. A Lidia no le hacen llorar ni los alumnos ni ninguno de los especialistas en provocar el llanto ajeno que tanto abundan en nuestro colegio. A Lidia solo le hacen llorar los momentos de felicidad, ya sea suya o de las personas a las que quiere. En cuanto esta muy contenta llora, es increible. Es una persona bastante intensa. Esta convencida de que el mundo esta lleno de felicidad, y tiene un radar especial para detectarla. La Universidad de Stanford esta en California, en la bahia de San Francisco, al lado de Palo Alto. Palo Alto ofrece la mayor densidad de millonarios menores de treinta anos de todo el mundo. Todos se metieron en algun garaje mientras estudiaban la carrera y se inventaron alguna chorrada de internet que los hizo ricos. Lidia siempre me hablaba de todo esto. Ella habia pasado muchos veranos alli con su marido y sus hijos. Su marido es un cientifico reputado, pero el no se metio en ningun garaje para hacerse rico. En realidad es rico de familia, gracias a la conservera de anchoas de sus padres. A mi personalmente las anchoas me parecen una manera mucho mas digna de hacerse rico. Mi trayectoria personal en aquel ano hizo que Lidia pusiera todo su empeno en mandarme a Stanford. Solo conociendo a Lidia puede uno hacerse idea de lo que esto quiere decir. Que me gustaran o no los cactus, que estuviera en condiciones economicas de afrontar un verano asi, o que no hubiera manifestado en ningun momento interes alguno por una propuesta que consideraba tan ajena a mi eran, desde el punto de vista de Lidia, obstaculos menores. --No quiero ir, Lidia, no se me ha perdido nada alli. --Por eso mismo. En lugar de quedarte aqui lamentandote por todo lo que has perdido te propongo ir a un lugar donde no has perdido nada. Ya lo veras, alli nadie ha perdido nada, es impresionante. Solo miran hacia delante. --?Cuando me he lamentado yo de algo? Aqui o en Pernambuco seguire siendo el mismo, digo yo. Me parecio oir un ruido. --?Mama? --dije--. Mama, cuelga ahora mismo, por favor. Te he oido. Mi madre tenia casi ochenta anos. Estaba sorda como una tapia. Era imposible mantener una conversacion telefonica con ella y, sin embargo, le encantaba escuchar las conversaciones ajenas. Sorprendentemente, se enteraba de bastantes cosas. Lidia intervino y le dijo que se iba a acercar un dia por casa para llevarle un par de frascos de anchoas, pero a mi madre no era eso lo que le interesaba. Tuve que asegurarle dos veces que no tenia ningun proyecto de viaje a Pernambuco, y que ignoraba por completo donde se encontraba tal sitio. Luego, cuando mi madre colgo el telefono, le dije a Lidia que ya hablariamos de los cactus y de Estados Unidos, pero que dificilmente se podrian aunar dos conceptos que me interesaran menos. Habia sido un curso malo, tenia que reconocerlo. Las cosas empezaron a torcerse el dia en que insulte a cuatro alumnos en una sola clase y el director me llamo a capitulo en su despacho. Eso fue en enero. Luego llegaron la gripe y las otitis que se me iban pasando alternativamente de un oido a otro. Mi cabeza retumbaba como una sandia hueca y el timpano me crepitaba. No soportaba que mis alumnos hablaran a la vez. A uno le dije que si no se callaba en ese mismo momento haria huevo hilado con sus testiculos. Quiza fue excesivo. Mas tarde, al comienzo de la primavera, el director me llamo de nuevo a su despacho y me dijo que al ano siguiente no continuaria de profesor de Literatura en su colegio. Entre otras cosas estaba molesto porque en Navidades habia puesto notable a un alumno que llevaba dos meses sin aparecer por el centro y porque unos padres me habian visto fumando con sus hijos cerca del aparcamiento. Sali del despacho del director y me fui a comer con el profesor de Religion de los pequenos. Comiamos juntos con frecuencia. Hicimos nuestro particular ranking de alumnos indeseables y luego hablamos de temas mas elevados que el conocia mejor que yo: el panteismo, la vida despues de la muerte o la espiritualidad de los animales. En el computo total nos bebimos dos botellas de vino tinto. El, media, yo, el resto. Despues cogi el coche y de camino a casa me trague una furgoneta en un semaforo en rojo que por algun misterio yo no habia visto de ese color. Fue un desastre. Tras la multa me quede sin coche, sin carnet y practicamente sin dinero. Llegue a casa bastante tarde (no se si fue ese dia, pero da lo mismo) y no encontre a Eva. Me extrano. Baje a preguntarles a mis padres, que vivian en el piso inferior de mi duplex. Mejor dicho, era yo el que vivia con Eva en el piso superior del duplex de mis padres. Eva habia sido mi companera en los ultimos seis anos. Habia estudiado Bellas Artes y por entonces preparaba la tesis doctoral sobre un artista conceptual y aragones cuyo nombre, la verdad, no viene al caso. Se suponia que lo que le gustaba era pintar, pero lo unico que hacia era estudiar. Mi madre me dijo que se habia cruzado con Eva en el portal. Que se iba el fin de semana a Zaragoza, a ver a sus padres. Pero no volvio. La llame por telefono. Aunque era ella la que me abandonaba, adopto completamente el papel de victima. Dijo que yo ya no era la misma persona. Que era imposible intercambiar dos frases en serio conmigo. Que no le hacia caso. Que cada dia me comprometia menos con las cosas y bebia mas. Que no hacia mas que rehuirla y en el fondo rehuirme a mi mismo. Que me estaba convirtiendo en un ser pasivo y conformista. Que no le plantaba cara a la vida y no asumia que yo tambien era responsable de las cosas que me pasaban. Que estaba harta de vivir en casa de mis padres y compartir la asistenta, la vajilla y la tortilla de patatas. Que para eso se iba a vivir con los suyos. Fue muy convincente. Los primeros dias llegue a creerme que a la pobre chica no le habia quedado mas opcion que irse. Luego ya no se muy bien lo que pense. Creo que me entregue a un victimismo bastante lastimero. Unas dos semanas mas tarde decidi llamarla para que entre los dos reconsideraramos la situacion y hablaramos despacio. Pero Eva ya no estaba en casa de sus padres, sino en casa del artista conceptual y aragones. Aquello escocia bastante. Me habia dejado solo, en el centro de la cama, con las sabanas y las mantas cada dia mas embarulladas. Fue entonces cuando Lidia aparecio en escena. Lidia, ademas de mi prima, era profesora de Ingles en mi colegio. Fue ella la que, cinco anos atras, me recomendo al director. Primero fue capaz de convencerme a mi de que ser profesor de Literatura era una de las cosas que mas me pegaban en el mundo. A mi favor tenia mis estudios de Filologia y mi aficion a la lectura, era cierto. Lidia pensaba que mis experiencias como dependiente de libros en la Fnac, como guia turistico por Madrid y como redactor en una revista de fotografia tambien me ayudarian en mi labor frente a los alumnos. <>. Sin embargo, yo solo encontraba elementos en contra: mi caracter, mi poca empatia con el mundo adolescente y mi desconocimiento total de la materia (hacia mas de quince anos que habia terminado la carrera). En realidad, de los grandes autores sabia el precio con IVA de sus libros, pero poco mas. <>, y algo asi fue lo que debio de pensar el director del colegio. Creo que albergaba tanta confianza en Lidia que no necesitaba mas razones para darme el puesto. Le bastaba con una: era primo de la mas convincente y entusiasta de sus empleadas. Ahora, tras los reveses de las ultimas semanas, Lidia se sentia obligada a impulsar de nuevo mi vida. Ella no se creia responsable de lo que habia sucedido, pero si se creia responsable, siempre lo creia, de lo que podia llegar a suceder. De modo que si me habia hecho pasar por experto en literatura en un colegio, pensaba ella, ?por que no me iba a hacer pasar ahora por experto en cactus en California? Para Lidia no habia duda de que aquel momento de mi existencia era el idoneo para dar el salto americano, abrir mi mente y olvidar mis pesares entre estudiantes del mundo entero. La cuestion es: ?por que le hice caso? Realmente, no lo se. Creo que fue una mezcla de cosas y ninguna en particular. En cierto modo fue algo ciego, es lo que tiendo a pensar. Tambien creo que hubo una especie de sabiduria interior de mi cuerpo, una certeza no enunciada de que un cambio le vendria bien. Y aunque la idea de que Lidia ejerciese de tour operator podia ser cansina por momentos, a decir verdad resultaba muy comoda. Ademas estaba el hecho de que mi madre me animara por todos los medios a quedarme en Espana. Me sugirio que, dado que ese ano no tenia la compania de Eva, a lo mejor podia ir con mi padre y con ella a Galicia en el verano, ya que la tia Celsa tenia muchas ganas de verme y queria reeditar la foto de familia con todos los primos, esa que llevabamos tantos anos sin hacer. --?Por que no cenas en casa, hijo? --me dijo un dia--. Ya no tiene sentido que te empenes en cenar solo todas las noches… Te basta con bajar las escaleras. Fue el detonante. La tercera vez que me dijo esto, sali de casa y me acerque a la libreria del barrio. Habia varios libros sobre el tema que buscaba, pero supe perfectamente cual era el que mejor se adaptaba a mis necesidades. Su titulo era Manual del experto en cactus. Por la noche llame a Lidia. --Lidia, estaba pensando una cosa: ?las casas de Stanford tienen lavadora? Se quedo en silencio. Supe que unas lagrimas grandes le nublaban los ojos al otro lado del telefono.

  • Rebel de Marie Lu

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    Con un suspenso incomparable y su caracteristica narracion cinematografica, Marie Lu, la autora #1 del New York Times, sumerge a los lectores otra vez en el inolvidable mundo de Legend, para un verdadero gran final.

  • El susurro de los condenados (Tu me ves 3) de Gemma Herrero Virto

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    Posesiones, extranas ejecuciones, suenos profeticos, inquietantes presencias, un asesino sanguinario venido del mas alla… y todo ello en los oscuros corredores y pabellones de Sing Sing, una de las prisiones mas tenebrosas y peligrosas de Estados Unidos.

  • Prohibido creer en historias de amor de Javier Ruescas

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  • El ultimo aliento de Karin Slaughter

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    A los trece anos, la ninez de Charlie Quinn llego a un brusco y desolador final. Dos hombres, con asuntos pendientes con su padre, que era abogado, irrumpieron en su casa y despues de esa terrible noche el mundo de Charlie no volvio a ser el mismo.

  • Tres metros bajo el suelo de Raul Sanchez Quintana

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    En la cima del monte Ezkaba, a casi novecientos metros de altitud, existio una prision donde las condiciones de vida de sus prisioneros fueron tan inhumanas como las que se vivieron en los campos de concentracion y exterminio que surgieron unos anos despues, durante la II Guerra Mundial.

  • Realidad de Raquel Attard

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    El miedo me seguia a todas partes, como ese lobo que acecha a la gacela en la oscuridad. Ella no lo ve, pero sabe que esta ahi. Siempre habia alguien observando, preparado para dar el punto y final a la aventura. --?Que quieres de mi? --Le pregunte. --No lo pienses --me dijo--. Solo salta. Y salte. ?Que otra cosa podia hacer? Todo parecia diferente y, de repente, me di cuenta. Como salida de la nada estaba la niebla con forma de sombras en la noche. Lo percibia, lo sentia en la piel, todo iba a ser distinto. Era el principio del fin de mi vida tal y como la conocia. Alex tambien seguia alli. Me tocaba como si empezara a conocerme y me miraba como si me estuviera viendo con otros ojos. Unos que nunca me habian observado antes. Los ojos de la muerte. No era yo, no era la misma. Y pensar que todo esto habia empezado hacia solo dos semanas… Capitulo 1. El comienzo del fin BLAKE Estaba atascada estudiando para los examenes finales. Aqui era donde se decidia mi futuro. Si sacaba la carrera o tenia que repetir otro ano con alguna asignatura que me hubiera quedado pendiente. “No puedo fallar, no puedo fallar”, me repetia esa frase como un mantra, a ver si me entraba en la cabeza y, por arte de magia, no fallaba. Mi familia contaba conmigo y tenia que ser mejor por ellos. Por eso estudiaba derecho y gestion de empresas. Sabian que tenia intuicion para el negocio y que podia llevarlo al siguiente nivel. Mire mi telefono. John me habia llamado pero yo no se lo habia cogido. Hacia tiempo que queria romper con el porque estaba aburrida. Le tenia carino, nuestras familias eran amigas desde antes de que nacieramos y ambos estabamos destinados a dirigirlas cuando nuestros padres dejaran el negocio. Era tan natural que resultaba poco emocionante y yo necesitaba mas. De donde viniera ese mas, ahora mismo ni me lo planteaba, pero debia dejarlo si queria avanzar. Me iba a centrar en mi trabajo despues de los estudios. Si todo salia bien, acabaria con unas notas que me permitirian acceder a la especialidad que yo queria, por delante de otros alumnos. Me habia esforzado mucho para ello. Era capitana del grupo de debate, pues queria aprender todo lo necesario sobre negociacion, y hacia practicas con la profesora Johnson para iniciar mi tesis y poder doctorarme en derecho empresarial. Para preparar los examenes, habia contado con la ayuda de Fiorella Gulio, que era una de mis mejores amigas, junto a Lucrezia Lorenzzo, a la que todos llamabamos Zia. --No le gustaba que la llamaran por su nombre completo, aunque a mi siempre me habia parecido muy bonito--. Las tres estudiabamos la misma carrera, que esperabamos terminar con los examenes de manana. El caso es que John ya no encajaba en mi vida. Hacia tiempo que lo veia con otros ojos, como si ya no me conquistara cada vez que sonreia o se dirigia a mi. Cuando eramos pequenos, me bastaba, era lo que se esperaba de nosotros, pero ahora no. A veces me parecia que seguiamos juntos por costumbre o por comodidad y eso se tenia que acabar. De una forma u otra. Llegue a la Facultad y me fije en que habia varios estudiantes de primero ayudando a preparar la gala de graduacion, colgando pancartas y haciendo carteles para indicar a los invitados donde debian sentarse. Esa tarde teniamos un ensayo general con todos los estudiantes de la promocion. El acto de graduacion seria el viernes e iba a venir toda mi familia. Mis padres, Lena y Roberto. Mis abuelos, Annetta y Domenico. Mis tios, Bianca y Agostino, y mis primos, Giordano y Cosomo, que eran como hermanos para mi. Sabia que teniamos mas familia en Italia, pero desde que los padres de mi padre emigraron a America, no habiamos vuelto. De hecho, yo nunca habia estado alli. Arriba, abajo, recoge el diploma, pasa el birrete de un extremo al otro… Una vez terminado diligentemente el ensayo, fui al despacho de la profesora Johnson, que me felicito por haber concluido mi trabajo en su departamento y me prometio hablar con el profesor Williams para que me aceptara como alumna y poder empezar el doctorado en septiembre. Luego me encamine hacia el vestibulo, buscando un momento para hablar a solas con Zia y contarle mi inquietud. La encontre con su novio, Matteo Inchenza. Llevaban tres anos juntos, se conocieron en la universidad y desde entonces eran inseparables. Los cuatro, junto con Fiorella y su novio Carrick, formabamos uno de los grupos mas populares de la facultad. Siempre que los chicos venian a vernos, nuestros companeros se quedaban mirandonos, queriendo formar parte de lo que sea que estuvieramos organizando, aunque nadie sabia en realidad de que hablabamos cuando estabamos juntos. La familia de Zia, la de John, la de Fiorella, la de Matteo y la mia, eran las cinco familias mas poderosas de Nueva York. Nuestros negocios estaban hermanados y se podia decir que trabajabamos juntos y que nos apoyabamos siempre. El unico que no pertenecia a nuestro “submundo” era Carrick, pero cuando su relacion con Fiorella se hizo seria, decidimos contarselo todo. Eso si, el sabia que su vida dependia de que nos guardara el secreto y que no era ninguna broma. --Zia, te necesito. --Le dije arrancandola de los brazos de Matteo--. !Ahora te la devuelvo! --Le saque la lengua y me la lleve a un aparte. --?Que te pasa? --Me dijo divertida. A mi amiga no le preocupaba absolutamente nada. Aunque por su apariencia nadie lo diria, era una de las personas mas frias que conocia cuando debia serlo. --Voy a hacerlo. Voy a dejarle. --Le dije decidida. --?Otra vez con el tema de John? --Me pregunto desesperada, pero sabia que era solo una pose. Me conocia mejor que nadie y sabia lo mal que lo estaba pasando con este asunto. --Tengo que hacerlo. No puedo retrasarlo mas. Levanto las cejas y suspiro. --Lo entiendo, pero antes de la graduacion me parece cruel. Yo suspire tambien. Estaba cansada. --Si no lo hago ahora, no lo hare nunca. Ya sabes que nuestras familias tienen planes para nosotros despues de la graduacion. Asi era. Nuestras familias querian que nos casaramos para dejarnos como cabezas del negocio. “Por separado somos fuertes, pero juntos somos invencibles”, nos decian siempre. Mi padre era un lider nato y me habia ensenado a ser como el. Sabia que yo podria seguir sus pasos sin problemas y que no necesitaba a ningun hombre a mi lado para hacerlo, pero los Marconni habian hecho un pacto con los Ricco, la familia de John, para ampliar el negocio y se sellaba con el matrimonio. De todas formas, hablaria con el y buscariamos la forma de continuar con el pacto sin pasar por el altar. Estaba segura. El nunca me obligaria a hacer algo que no quisiera. No en el terreno personal. En los negocios, si, desde luego. Mi primera pistola la dispare con diez anos. Me dijo que tenia que saber defenderme. Me apunto a clases de karate y me hizo seguirlas hasta que fui cinturon negro. Lo acompanaba a todas las negociaciones desde los doce y me dejaba participar activamente en ellas desde los dieciseis. Siempre fui muy espabilada y el contribuyo a ello. Cuando cumpli los dieciocho, puso a un grupo de cuatro hombres a mis ordenes y no habia perdido a ninguno. Nuestro negocio estrella era la cadena de hoteles De Lucchi, apellido de soltera de mi madre, que estaba administrada por una junta directiva de la que mis padres eran accionistas mayoritarios. Yo me encargaba de dirigir el resto de empresas legales, que sobre todo se dedicaban a la intermediacion. Si un negocio tenia una necesidad, yo se la cubria. Pero tambien controlaba todo lo que habia que saber sobre extorsion, blanqueo, enganos, chantajes, contrabando, falsificaciones… Lo llevaba en la sangre. --Bueno, pues hazlo. Miralo, por ahi viene. --Senalo hacia la puerta de la entrada de la facultad y yo fui a su encuentro. Cuando llegue hasta donde estaba John, me cogio en volandas y me beso. Le devolvi el beso. Iba a ser el ultimo. --Hola preciosa. --Me dijo con una sonrisa encantadora. John era rubio, musculoso, un poco mas alto que yo, atletico. Era la clase de chico que hacia que te volvieras para mirarlo y yo iba a dejarlo. --Hola cielo, tenemos que hablar. --Yo nunca decia apelativos carinosos, pero a John si. Con el siempre habia tenido esa complicidad. Le cogi de la mano y tire de el hasta un banco--. A ver, esto no es facil, John. --No sigas. --Me corto antes de que pudiera siquiera comenzar--. Ya se lo que vas a decir. Lo he estado esperando durante anos. ?Lo sabia? ?Tan obvio era? ?Y por que nunca me habia dicho nada? --?Lo sabes? --Le pregunte timida. --Se que hace mucho tiempo que no eres feliz conmigo. He intentado remediarlo, he hecho de todo, pero nada parece nunca suficiente. --Se paso una mano por el pelo. No me miraba. Estaba dolido. --Lo siento, John. No queria hacerte dano. --Le puse una mano en la mejilla y le obligue a mirarme a los ojos--. Sabes que te quiero, pero mas como amigo que como pareja. Hemos pasado por muchas cosas juntos y siempre estare a tu lado para lo que necesites. --Le asegure. --Y yo al tuyo, Blake. --Me dijo levantandose--. Pero me llevara un tiempo. --Se quedo parado un segundo y me hablo sin mirarme--. Cuando rechazas a alguien, aunque quieras arreglarlo y decir algo que le de otro sentido, el dano ya esta hecho y no lo puedes reparar con palabras. Me quede sentada en el banco mientras veia como se alejaba. Al fin y al cabo, era lo que yo queria, dejarle. No podia ir tras el y no habia nada que pudiera decir para mejorar la situacion. Ademas, estaba segura de que retomariamos la conversacion en algun momento. Despues de haber estado toda la vida juntos, habia resultado sorprendentemente facil. John fue mi primer beso, mi primera vez, mi mejor amigo. Habiamos pasado por muchas cosas juntos, nos complementabamos. Es muy dificil encontrar a alguien asi y mucho mas dificil dejarlo escapar.

  • Besame, por favor (Clamores de juventud 2) – Estrella Correa de Estrella Correa

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    Dani se siente perdida, confio de nuevo en el amor y nada era lo que creia. Ahora, decepcionada y rota por el dolor, decide dar una oportunidad al pasado. Piensa que acercandose a el puede conseguir las respuestas que lleva tanto tiempo esperando, pero tal vez, y solo tal vez, lo que encuentre vuelva a romperle todos los esquemas y tenga que replantearse que las cosas no siempre ocurren como nosotros deseamos.

  • La Cita Millonaria (Cita para Rehacer 1) de Susan Hatler

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    Abigail Apple va con retraso a su cita a ciegas al ser detenida por exceso de velocidad. Por desgracia, al poli <> no le importa que ella llegue tarde y mucho menos que ella tenga el corazon roto debido a que su protectora de perros favorita corra peligro de ser cerrada. Tras ello, acudira a su cita con barro seco en sus tacones, pelo de perro cubriendo su vestido y olor a establo en su pelo. Cuando llega, sin embargo, Abigail se da cuenta de que su cita a ciegas no es otra que el policia que la detuvo.

  • Colgada en Nueva York de Erina Alcala

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    Nerea Gonzalez estaba en la puerta del piso numero 25 del edificio de una de las avenidas de Manhattan donde vivia su amiga de Malaga, Adriana Sanchez, llamando a su puerta sin que nadie le respondiera. Eran las diez de la noche. Habia llegado a Manhattan hacia apenas dos horas y atraveso la ciudad en un taxi desde el aeropuerto, en busca de su amiga. Habia hablado apenas la semana pasada con Adriana desde Malaga y le dijo donde estaria, la direccion que reviso dos veces, bajando y subiendo en el ascensor y preguntando al portero. Se estaba impacientando, ya que Adriana no contestaba al telefono tampoco, le saltaba el contestador las quince veces al menos que la habia llamado. --No, senorita, no la he visto, apenas acabo de entrar a mi turno --le dijo el portero. --?Pero la conoce? --Claro que conozco a la senorita Adriana Sanchez, es la unica extranjera del edificio. --Bueno, subo de nuevo y la espero en la puerta. --Si sabe algo de ella, es mi companero de la manana, pero claro, hasta manana... Y alli que cargo de nuevo con las dos maletas y el bolso de mano hasta el ascensor. Adriana vivia bien, era una ejecutiva de un despacho de marketing en Manhattan. A veces viajaba, ?no se habria ido sin decirle nada? O quiza habria tenido un viaje de improvisto y alli no tenia cobertura o estaba en una reunion... Penso mil cosas. Se estaba impacientando. La semana anterior cuando hablaron, no menciono nada de irse a algun viaje. Por eso ella quiso ir y darle una sorpresa. Iba a quedarse en Estados Unidos, encontrar una buena editorial para sus novelas, aunque en Amazon sus novelas se vendian como rosquillas, no podria pagarse un piso de ese nivel en Manhattan, pero bueno, buscaria en otra zona. Y buscaria un trabajo de chef a media jornada, le encantaba la cocina y probar platos nuevos, lo tenia como una aficion, pero podria hacer esos dos trabajos a la vez. Habia hecho un curso de cocina especializada. O tambien podria buscar en un instituto dar clases de castellano o de literatura americana, de lo que habia realizado su master. Pero eso le iba a resultar mas complicado y quiza era mejor empezar desde abajo, aunque intentaria todo. De eso estaba segura. Ya habia discutido lo suyo con su madre y su padre, divorciados ambos y con parejas y ninguno queria que se fuera tan lejos, aunque su mejor amiga estuviese alli. Nerea habia hecho algunas sustituciones en institutos, bajas de maternidad, bajas... En total, casi dos anos, pero necesitaba el master para las oposiciones y pensaba hacerlo cuando su amiga la animo a irse porque alli en Estados Unidos no se necesitaba ese master. Solo con tener un trabajo podia acceder mas adelante a dar clases en alguno. Y se le metio el gusanillo. Y con el dinero ahorrado en esos dos anos, al final consiguio que sus padres cedieran y con veintiseis anos, se hallaba sola esperando en la puerta de su amiga. Se quedo sentada en una de las maletas y puso la cabeza en la pared entre el piso de su amiga y el de al lado, esperando por si venia Adriana. La llamo de nuevo al movil y siempre le salia el contestador. Estaria hasta las doce, si no, llamaria a un taxi y se buscaria un hotel cerca para esa noche, quiza estuviera pasando la noche fuera. Estaba cansada de tantas horas de vuelo, y eso que durmio en el avion como una cosaca. Bueno, a esperar un par de horas. Estaba muerta de hambre. Taylor Larsson era alto, guapo y rico, tenia un cuerpo espectacular con su 1,88 de altura y hasta tenia un chofer. Habia heredado una empresa de publicidad y marketing en el centro de Manhattan de cinco pisos. Era de las mejores. Estaba mas que satisfecho de que su abuelo se la dejara. No tenia mas nietos, solo tenia un hijo, su padre, que era un cirujano prestigioso en el hospital Monte Sinai, y su madre que era enfermera y vivian tambien en Manhattan, pero en una zona distinta. No muy lejos de el. Al dejarle su abuelo la empresa y retirarse a los Cayos de Florida con su abuela, el tomo las riendas de la empresa, modernizo todo lo que estaba obsoleto, pinto, cambio mobiliario y con sus conocimientos y trabajo la empresa y subio como la espuma. Claro que, a base de jornadas de trabajo de muchas horas y ganas. Y a sus veintinueve anos era un todoterreno. Iba con su chofer a casa esa noche, estaba cansado. Habia sido un dia intenso de trabajo y reuniones. --?Esta cansado, senor? --le dijo Peter, el chofer. --Si, Peter, hoy ha sido un dia largo. !Maldita sea! --le dijo, acordandose de algo. --?Que pasa, senor? --Que quede con la chica de servicio a las ocho y son las diez. Me la recomendo un amigo de mi padre. -- Quiza lo este esperando aun. --!Joder! Ahora tengo unas cuantas celebraciones en casa y la necesito las veinticuatro horas. --Tiene espacio en casa. --Si, pero me temo que la he perdido. Manana ya vere llamarla de nuevo. Cuando llego al piso 25, salio del ascensor y vio a una chica joven, morena y de pelo largo, adormilada sobre dos maletas. Le dio pena, la pobre habia esperado casi dos horas. Estaba esperando entre la puerta de al lado y la suya con la cabeza apoyada en la pared. --!Hola! Y ella dio un respingo. --Perdona, se me ha pasado la hora. Te he dejado tirada dos horas. Menos mal que me has esperado, te necesito sobre todo por las fiestas que tengo que dar para la empresa, te agradezco que estes aun aqui. --Pero yo, yo... --balbuceo Nerea. --Soy Taylor Larsson y tu eres... --le dijo, extendiendole la mano. Ella se levanto y se aliso la falda. --Nerea Gonzalez --lo saludo. --Ya no recordaba el nombre, cuando el amigo de mi padre te recomendo no preste atencion, lo siento. Ha sido un dia duro. Abrio la puerta de al lado de la de Adriana. --Vamos, Nerea, pasa y te enseno el trabajo y la casa. Tengo que dejarte las instrucciones dadas para manana. --El trabajo... --dijo ella. Ese hombre la habia confundido, pero bendita confusion, y cogio sus maletas y entro, a ver que le deparaba el destino en esa casa. Al menos hasta que su amiga contestara al movil. --!Dios mio! --dijo sin pensar al entrar. --Si, es sorprendente, ?verdad? --Es una pasada. --Taylor rio, se quito la chaqueta y entro en lo que debia ser un dormitorio. Entro de nuevo a esa inmensidad de salon en dos pisos, con dos escalones que lo separaban, con un ventanal alucinante, y unas vistas y una terraza a la ciudad que ya quisiera ella cuarto y mitad de ese piso. Era elegante, tenia cuadros y sofas, mesas y una cocina abierta al salon que era una inmensidad. Una mesa de comedor para doce comensales. --Esto es... Lo se, demasiado grande para ti, pero te pagare bien. Ademas, tienes tu espacio propio y comida gratis. --Si --dijo ella. --Ven por aqui, trae las maletas, te lo explico todo y tomamos algo. Ya manana te ocupas tu de todo. ?Has visto?, esto es la terraza, enorme, si tengo invitados solemos salir, estas mesas se abren y hay asientos de sobra. Aunque la gente suele estar de pie. --Ya lo veo. --Las flores, tendras que regarlas. Se me van a secar. La senora que tenia se fue la semana pasada. --No se preocupe. --Bueno, has visto el salon comedor y la cocina. Dos aseos y el despacho. --Y se los enseno. --Es todo enorme. --Si, ahora, a este lado tres puertas. Te enseno mi cuarto que da a la avenida y a la terraza, como mi despacho al otro lado del salon. Necesito luz. Su cuarto era... por Dios... ?Cuantos botes de perfume y cremas tenia ese hombre espectacular? Un vestidor con mas de 100 trajes, camisas corbatas, relojes... Horroroso. --Mira, esta percha es solo para la ropa del tinte, por eso esta vacia. Si te dejo algo en ella la llevas al tinte. El portero te dira donde esta, un poco mas abajo en la avenida. --Bien. Entendido. --El resto de la ropa la dejo en el cubo del bano, creo que ya hay para un lavado o dos. Ya ni hablaba del bano que ese hombre tenia. ?Para que? --Tendras que limpiar en unos cuantos dias, ya lleva como te digo una semana sin hacerle nada al piso. --No pasa nada. --Este es un cuarto de invitados, al lado mio, todo completo, vestidor y bano, cama grande. -- Era su cuarto, pero la mitad. --Bien. --Por si se queda algun invitado. --Y esta es tu zona. La puerta da frente a la cocina, pero tienes luz por el otro lado de la avenida. Es una suite, pequena. Un saloncito con todo lo imprescindible, un dormitorio, vestidor y bano. --!Que bonito! Es como un apartamento pequeno.

  • El Rey de los cuatro confines. La estrella caida de Marc Sans

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    La paz duradera en los Cuatro Confines se sostiene con pinzas. Las dos superpotencias mundiales (los Dominios Aliados de Kramel y la Comunidad de Vyneran) tienen suficientes reservas del mineral magico urum para lanzarse Canones de Sizla entre ellos y aniquilar a todo el planeta. En estas fragiles circunstancias -conocida como la Guerra Sigilosa- el Consejero Real Oxdon (en nombre del Rey Drogivus de los Dominios) llega a lomos de su dragon Flecha de Fuego a la Fortaleza Roja para parlamentar con el Rey Kurvezh, amenazado por todos los frentes posibles. El acercamiento entre los dos paises se ira sucediendo de forma sorprendente, dejando ver la cara mas oscura de todos los personajes involucrados en este conflicto de intereses.

  • No tengo tiempo para esto de Erina Alcala

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    Sam Martin, era un tipo alto y guapo, y el pelo ligeramente largo, con ojos verdes y un cuerpo de escandalo.
    Tenia en Manhattan una empresa de turismo y viajes puntera en el mercado.
    Su lema, era poder, dinero y mujeres, por ese orden.

  • Cuentos completos de Vladimir Nabokov

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    Un hombre que esta escribiendo en su despacho es interrumpido por un duende del bosque, un concertista de piano se dispone a poner fin a su carrera, un barbero afeita al hombre que lo torturo, un sonador timido hace un pacto con el Diablo…
    Los sesenta y ocho relatos de Vladimir Nabokov que se incluyen en esta edicion definitiva de su obra cuentistica, preparada por su hijo Dmitri, permiten disfrutar de su inconmensurable virtuosismo literario: de sus piruetas tematicas y formales, de sus inquietantes ambiguedades, de su elegante manejo del idioma, de la presencia de los temas -como el del doble- que lo fascinaban y de los muchos lugares que dejaron huella en el: la Rusia de su infancia, la Inglaterra de sus anos de estudiante, la Alemania y la Francia del exilio y despues esos Estados Unidos que siempre observo con sagaz y nada complaciente mirada de europeo.
    La incorporacion de este libro al catalogo de Anagrama permite anadir una pieza mas al puzle de la rica produccion literaria de Nabokov, del que hemos publicado el grueso de su obra novelistica. Y, como en las novelas, en estos cuentos brilla la inagotable inventiva de uno de los escritores autenticamente imprescindibles del siglo XX.

  • Pasaje al misterio de Francisco Renedo

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    Pasaje al misterio es un libro de viajes hacia el enigma y lo insolito. Entre sus paginas podemos encontrar extranos objetos voladores que atemorizaron a sus observadores, personas desaparecidas en extranas circunstancias, pueblos que sufrieron terribles maldiciones, o apariciones y milagros que unos catalogan de divinos y otros de demoniacos.

  • Venganos Tu Reino de Juan Gabriel Vazquez

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    Rodney R. Campbell es un policia que hace su recorrido por Manhattan . Ese dia pasa algo que cambiara su vida , Mandandolo mas tarde a algunos paises latinoamericanos, hasta llegar a Mexico.Sonora, Mexico. Francisco Villavicencio, el candidato a la presidencia por parte del PRI (Partido Revolucionario Institucional), da un discurso para convencer a todos, que es la solucion de los problemas de ese pais. Lo que no sabe que un magnicidio se esta preparando hacia su persona.Luca, un asesino letal, esta a punto de hacer su trabajo mas importante de su carrera. El jefe de un cartel, con ayuda de un poderoso politico, se escapa de una carcel de alta seguridad, pero al poco tiempo se da cuenta que lo han traicionado y lo que realmente quieren, es verlo muerto.Don German De La Rivera, es el padrino de Mexico y mantiene un poderoso imperio. Sin embargo, Armando Logrono, dueno de la televisora mas importante de ese pais, suena con obtener ese imperio y empieza a mover sus piezas para lograrlo, aunque sabe que un paso en falso, le costara la vida.Abigail Najera, la actriz del momento, suena con llegar a Hollywood y su inspiracion es Salma Hayek. Pero antes tiene que recorrer un largo y obscuro camino en ese medio.

  • Que la vida te de todo lo que merezcas de Leire Milanesi

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    Toda la escena parece sacada de una mala pelicula americana. David cuelga de su propia corbata atada a la lampara y las zapatillas se le han caido al suelo dejando al descubierto sus pies desnudos. El Gran Hombre se fija en sus dedos que miran hacia arriba. Por ellos gotea la orina del joven muerto que forma un charquito amarillo en el suelo. <>. Aunque le cueste admitirlo, al Gran Hombre le ha sorprendido la profesionalidad de Harry, que ahora esta apostado a su lado, como si fueran dos camaradas. Desde el momento en que lo conocio, penso de el que era un animal, un ser violento que solo servia para intimidar, amenazar o dar palos. Sin embargo, ha eliminado las pocas pruebas que han dejado de una forma tan metodica que el Gran Hombre no ha podido evitar admirarlo. Y ahora Harry, a su lado, mira el resultado de su trabajo con orgullo. Incluso hace un gesto de asentimiento con la cabeza. --Creo que da el pego --dice--. Fijo que esto pasa por un suicidio. El Gran Hombre prefiere no contestar. Ha intentado por cualquier medio posible que David no lo fastidiase todo como lo ha hecho, que las cosas no llegaran hasta donde han llegado. Pero no ha sido posible y ahora la sensacion de fracaso esta tan presente como si cargara una loza sobre sus hombros. --Vamos, hermano, no te hagas mala sangre. El se lo ha buscado. A Harry le gusta llamarlo hermano, pero el Gran Hombre se alegra de que no sea su hermano. Ni siquiera podria ser su amigo, es demasiado imprevisible. Por eso no puede dejar que del siguiente paso se encargue el. --Deja que me ocupe yo de la mujer --dice--. Esto no se puede repetir. --?Que quieres que te diga, hermano? Si me hubiera encargado yo desde el principio, nada de esto habria sucedido. --No te acerques a ella. Lo estropearas todo. Harry se rie, pero no esta contento. Le molesta ese aire de superioridad que emplea siempre con el. --Ya veremos --contesta y se aleja. Cuando se marcha deja tras de si su aliento a tabaco y su olor a perfume barato que se aplica despues de afeitarse. El Gran Hombre lo ve dirigirse hacia la puerta del piso. Los atisbos de admiracion que ha sentido por el se han desvanecido. Ahora vuelve a despreciarlo. Harry representa todo lo que el detesta. El instinto contra la razon, la doctrina contra las ideas... Por eso se arrepiente de lo que ha sucedido esta noche, de haber cedido a sus impulsos, de haberse puesto en sus manos. Al dedicarle la ultima mirada al cadaver de David, antes de irse, siente la necesidad inevitable de disculparse, de pedirle perdon. Pero sabe que ya todo es inutil. CAPITULO I Seis, seis, dos. Son las cartas que estan sobre la mesa. No se puede tener mas suerte. Vuelvo a mirar las mias --un seis de picas y un as de corazones--. He ligado un trio que me puede hacer recuperar en una sola mano los ochocientos euros que llevo perdidos. Un buen jugador de poquer pensara que puedo llevar cualquier cosa, porque ese es precisamente mi problema. Soy una jugadora compulsiva que juega todas las manos. De hecho, la unica razon por la que juego en una de estas timbas ilegales es porque yo misma me he registrado como adicta al juego en todos los casinos de Tenerife y, cuando tengo una crisis, estos son los unicos sitios en los que puedo entrar. Por desgracia, en tugurios como este les importan bastante poco mis problemas. Me toca apostar y empiezo flojo. No quiero asustar a mis rivales. Si se huelen que llevo algo, se retiraran y sacare poco dinero, asi que pongo una ficha negra de cien en el bote. Todos me cubren la apuesta y yo empiezo a frotarme las manos. Todos menos unos que arrastra el solito la totalidad de sus fichas hacia el centro de la mesa. Unos mil y pico euros. Lo miro fijamente y me pregunto que llevara para hacer una apuesta como esa. Los demas jugadores se retiran y solo quedo yo. Esta claro que tengo la mejor mano, asi que no me da miedo. Sacristan es un gorrilla enclenque que se saca una pasta en el aparcamiento del Hospital Universitario. Por la noche, acude a timbas de poquer como esta a jugarse las propinas de los coches que vigila y casi siempre acaba perdiendolo todo. En el argot se le considera un pescado o un fish. Como a mi. Unos pringados que nos dejamos los cuartos para que los buenos jugadores se vayan satisfechos a casa. Tambien se ven por estos antros a algunos profesionales que viven de desplumar pescadillas, pero no muchos. Casi todos son peninsulares que vienen de vacaciones y que aprovechan para ver si los pescados se las pagamos. Casi siempre lo consiguen. --?Cuanto hay? --le pregunto al crupier para saber lo que tengo que apostar. Es un chico joven al que es la primera vez que veo por aqui. Muy profesional y serio se pone a contar las fichas. --Mil cincuenta --dice. Yo tengo unos mil trescientos. Es una pena, porque el imbecil de Sacristan ha espantado a los demas y ahora no sacare tanto como pensaba. --Vale, all in --digo. --Espera --me detiene el gorrilla--. ?Cuanto tienes? --Mil trescientos --respondo. Sacristan se vuelve hacia el tipo que esta sentado en un sofa en un extremo de la habitacion y que no pierde detalle. Todos alli sabemos quien es. Su apellido es Martel y le llaman por el. Nadie tiene ni idea de cual es su nombre de pila. Es el que organiza la timba y el usurero que presta dinero a ludopatas como Sacristan y yo. --?Me cubres, Martel? --pregunta el gorrilla. Martel mira las cartas y luego me mira a mi. --Claro --dice--. Dale mil mas --le ordena al crupier. Este le obedece y le entrega un nuevo monton de fichas. --Vale, veo tus mil tres cientos. --?All in? --me pregunta el crupier por si quiero pedir prestado yo tambien. Me lo pienso. Miro sus cartas, que estan bocabajo. Debe de tener el otro seis. Ha ligado un trio y se cree que me va a desplumar. Con as seis le gano seguro --Yo te cubro, Karo --dice una voz con acento peninsular desde el otro extremo de la sala. Todos los jugadores giramos nuestras cabezas hacia el. Es un tipo con barba y pelo cano peinado a modo de cresta, en plan moderno. Y va vestido con traje azul marino y corbata roja, como si acabase de salir de la oficina hace un momento. Esta sentado en la pequena barra donde se sirven las bebidas y sostiene un whiskey con hielo en la mano. No lo he visto en mi vida. --?Nos conocemos? --le pregunto. --No, pero seguro que tienes la mejor mano. Es un buen negocio. --Bueno --le digo al crupier--, vamos a ver el turn. El chico aparta una carta y pone sobre el tapete la siguiente. Es un as. Las cartas comunitarias son seis, seis, dos, as. Tengo un full house. Mi noche se acaba de volver tan luminosa como si acabara de salir el sol, pero debo disimular para que no se me note. Solo hay una cosa que la puede mejorar y esta a punto de ocurrir. Sacristan toma aire y arrastra el resto de los mil que le ha prestado Martel hasta el centro de la mesa. Tiene un trio de seis, estoy segura. Se va a jugar todo lo que pueda porque cree que le ha tocado la loteria, cuando en realidad el decimo bueno lo tengo yo. Me vuelvo entonces hacia mi prestamista misterioso y le pregunto con la cabeza. El saca una tarjeta de credito de color negro y la pone sobre la mesa. --Adelante --dice. --Los veo --le digo al crupier y este anade las fichas. --?All in? --vuelve a preguntarnos el crupier viendo que cada uno tenemos nuestra propia financiacion. --Cuidado, Karo, este lleva algo --dice otro jugador. Se llama Anselmo, tiene unos sesenta anos y me conoce desde hace tiempo. Casi siempre se muestra condescendiente conmigo porque soy una mujer y se cree en el deber de protegerme. No me molesta demasiado, es de otra generacion. El crupier levanta la ultima carta. Un cinco de corazones. Ya esta todo hecho, solo necesito saber cuanto le voy a sacar al pringado del gorrilla y llevarme mi dinero. --?Ocho mil? --le pregunta Sacristan a Martel. Este asiente y el crupier coloca las fichas --Cuidado, Karo --me advierte Anselmo, pero yo voy lanzada. He ligado un full de seis y ases y ahora pienso en cuanto tengo que subir la apuesta para que el gorrilla no se eche atras. O al menos para que no lo haga Martel, que es el que va a decidir. --?Once mil? --le pregunto al mio, que asiente con el whiskey en la mano--. Once mil, entonces. Sacristan se acaricia el menton con el pulgar intentando ver a traves de mis cartas que es lo que llevo. A mi tambien me gustaria saber con que ha apostado tan fuerte. ?Doble pareja o el trio de seis? En cualquier caso, gano yo. --Subo a quince --dice satisfecho. --No te emociones --responde Martel--, que como sea un farol vas a tener que ampliar ese descampado en el que te aparcan los coches para pagarme. --Venga, Martel, que lo tengo ganado. Cubreme. ?Lo tiene ganado? Muy seguro lo veo. Solo hay una mano que me gane. Solo una entre las decenas que puede tener. --No, esto se acaba aqui --Martel se dirige de nuevo al crupier--. Cubrele la apuesta y que levanten las cartas. El crupier coloca las fichas que faltan hasta los once mil euros y luego me mira para que ensene mi mano. Yo levanto mi as seis. Confirmo mi full y sonrio feliz. Una felicidad que se nubla al instante cuando veo que la boca de hiena de Sacristan suelta una carcajada. Se me eriza el vello de la nuca, como si el mismo silencio que se ha hecho a mi alrededor fuera el de mi funeral. El gorrilla levanta sus cartas y veo dos malditos ases como si fueran dos lapidas con mi nombre. --!Joder! --dice uno de los jugadores. --!Full de ases y seis! --exclama Anselmo--. Mira que te lo dije, Karo, que tuvieras cuidado. Yo lo oigo todo como si fuera la television sonando de fondo. Tengo delante de mis ojos la unica mano que podia ganarme. ?Cuantas veces se pierde con un full house? No tengo ni idea, pero muy pocas. Tan pocas que a todos se les han quitado las ganas de seguir jugando. Empiezan a levantarse y se dirigen a la barra a cambiar sus fichas. --Si es que... Mira que ponerte a jugar con profesionales --me dice el gorrilla con sorna. Su cuerpo enclenque parece haberse inflado y ahora hasta se asemeja a un hombre de verdad. Se cree un tiburon el muy idiota. Me dan ganas de pegarle una hostia. Cuando la sala se ha quedado practicamente vacia, me levanto de la mesa como si estuviera sonambula. Aun me resisto a apartarme de las cartas. Mi as y mi seis siguen frente a mi. Me pregunto que es lo que he hecho mal. Revivo una y otra vez las fases del juego, como si esta vez pudiera ganar la partida. --Tranquila, Karo, estas cosas pasan --dice Martel. --Y tanto que pasan. Sobre todo, a mi. --Tomate un whiskey, estas invitada. No tengo animos ni para darle las gracias, aunque el whiskey lo voy a pagar yo con la comision que le he hecho ganar. Me acerco a la barra y le pido un ron a Juanito, el whiskey me sentaria mal. --Lo siento, Karo --me dice el camarero cuando me pone la copa. Mi prestamista esta a mi lado, mirandome. --Supongo que el trato es el de siempre. Diez por ciento al mes --le digo. Estaba tan confiada en que iba a ganar que he aceptado el dinero sin establecer las condiciones. Vaya una lumbrera. --No te preocupes por la deuda, ya lo resolveremos. Estoy de tu parte. --El prestamista comprensivo --respondo con la vista hundida en mi vaso. El tipo se levanta, recoge su tarjeta y siento su mano sobre mi hombro antes de verlo irse. --Espera --lo detengo. --?Si? --No soy una puta. No voy a prestarme a nada raro para reducir la deuda. No, no soy una puta. Solo una profesora interina de Historia que no sabe que cono hace en un sitio como este. --Es bueno saberlo --responde mientras sale por la puerta. Es vasco, estoy segura. Por su acento. No es muy pronunciado, pero me ha parecido identificarlo. Hace tres dias estaba en una terapia de grupo y todos me felicitaban por llevar dos meses sin jugar y ahora me encuentro arruinada y viendo mi vida pasar ante mis ojos. La sala se ha vaciado sin que me haya dado cuenta y yo solo tengo energias para encender de nuevo mi movil y mirar las llamadas perdidas de David. Dos llamadas la anterior madrugada que tenia que haber contestado. Tal vez asi las cosas habrian sido diferentes. El estaria vivo y yo no me habria jugado mis pocos ahorros mas otros doce mil euros en una partida de cartas. Desde luego no habria recibido el mensaje de mi excunada, hace tres horas y cincuenta y dos minutos. <>. Las manos me tiemblan tanto que me cuesta introducir la llave en el contacto y arrancar. No estoy segura de si es por el frio humedo y nocturno de La Laguna, porque mis problemas economicos se han multiplicado en una sola noche o por la impresion de saber que David esta muerto. Comprendo que Agatha, mi excunada, me haga responsable de lo ocurrido, yo misma me siento como si hubiese apuntado una pistola a su pecho y disparado con ella. Una imagen se me viene a la mente con una claridad que casi parece que la este viviendo en este momento. David esta sentado en el sofa del piso que compartiamos en La Salle. Tiene la mano apoyada en la frente, con la vista fija en el suelo, y mueve la cabeza diciendo que no como si la sola idea de que lo deje le resulte imposible. Yo he metido mis cosas mas urgentes en una bolsa de viaje que ahora esta aparcada junto a la mesa del comedor y me encuentro sentada frente a el sin saber muy bien como actuar.