• libro las puertas del infierno - Richard Crompton

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    El detective Mollel, destinado a un pequeno pueblo perdido en un extremo del Parque Nacional de Hell’s Gate como <> por denunciar la degradacion de las altas esferas del Gobierno de Nairobi, esta convencido de que su carrera ha terminado para siempre. Ademas, ?es su herencia de guerrero masai un lastre para poder desempenar su labor conforme a las normas del sistema?, ?y si a pesar de estar del lado correcto de la ley resulta casi imposible discernir donde reside la justicia? Pero cuando una trabajadora de unos grandes invernaderos de rosas destinadas a la exportacion aparece ahogada, Mollel empieza a darse cuenta de que los tentaculos de la corrupcion han alcanzado tambien, ese remoto lugar del pais: enemistades tribales, caza furtiva, poblaciones desplazadas, escuadrones de la muerte que superan en numero y en armamento a las autoridades encargadas de detenerlos…
    A la vez que nos transporta a uno de los escenarios mas complejos y fascinantes del continente africano, Crompton radiografia honesta y convincentemente la Kenia actual, una nacion que se debate entre el poderoso apego a las tradiciones y el avance irrefrenable de la globalizacion, logrando asi integrar toda la riqueza de una cultura ancestral en una absorbente y contemporanea trama de novela negra.

  • LAS PUERTAS DEL INFIERNO | JOHN CONNOLLY

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  • LAS PUERTAS DEL INFIERNO | MICHAEL PEINKOFER

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  • Las puertas del infierno (B DE BOLSILLO) Libro ... - Amazon.es

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  • Las puertas del infierno (Sarah Kincaid) - Libros - Amazon.es

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  • Las puertas del infierno - Libro de John Connolly - Lecturalia

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    Las puertas del infierno es la segunda experiencia del escritor irlandés John Connolly en el campo de la literatura infantil tras El libro de las cosas ...

  • Las puertas del infierno (Michael Peinkofer) - Lecturalia

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    Resumen y sinópsis de Las puertas del infierno de Michael Peinkofer. Otoño de 1884. ... de Las puertas del infierno. Este libro todavía no ha sido reseñado ...

  • LAS PUERTAS DEL INFIERNO - CONNOLLY JOHN

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    Un libro ideal para leer grandes y chicos juntos. Aunque se trate de literatura juvenil, la novela está llena de guiños a los adultos que dan mucho juego en la ...

  • LAS PUERTAS DEL INFIERNO. ESTAN A PUNTO DE ...

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    Home Infantil y juvenil Narrativa juvenil 12-14 años Las Puertas Del Infierno. Estan A Punto De Abrirse... LAS PUERTAS DEL INFIERNO (Libro en papel).

  • LAS PUERTAS DEL INFIERNO (Libro en papel)

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    LAS PUERTAS DEL INFIERNO 10,40€ Ahora un 5% descuento. Envío gratis. Tras la muerte de su padre, siguen las calamidades para Sarah Kincaid; su novio Kamal ...

  • En las puertas del infierno - Dorina Cuprian (Autor) - Libros.cc

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    En las puertas del infierno ... Detalles del Libro. ISBN/13: 9788411111966. Num. Páginas: 218. Tamaño: 150 X 210 mm. Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

  • A la caza de un seductor de Alexia Mars

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    Con paso decidido, Sara cruzo el verdoso parquecito que adornaba la entrada de la Ciudad de la Justicia. Traspuso las grandes puertas de cristal y se dirigio al puesto de control. Armando, el guardia civil que controlaba las entradas y salidas, la saludo con una brillante sonrisa. --?Otra vez por aqui, letrada? --Me temo que si, Armando --le respondio ella con tono apagado. --Vaya, no parece usted muy alegre hoy. ?Un dia duro? --apunto observando el aura de tristeza que la rodeaba. --Peor, me siento como si fuese la primera vez que vengo al juzgado. --Y sin que el la oyese senalo--: Bueno, y en cierto modo asi es. --Tranquila, eso nos ha pasado a todos. Vera como manana ve las cosas de otro color. No hay nada que no se arregle con un sueno reparador. --Sara penso en su problema y deseo que pudiese desaparecer tan facilmente. No, lo suyo no se solucionaba durmiendo. --Eso espero --le contesto, mientras pasaba por su lado--. Que tenga un buen dia, Armando. --Lo mismo le digo, abogada. -- Inclino la cabeza a modo de despedida y observo el contoneo de las caderas de la atractiva joven. Suspiro. <> Las puertas del ascensor se abrieron y Sara emprendio el camino hacia el mostrador. Un recorrido que habia hecho cientos de veces, pero que ahora se le antojaba diferente, quiza porque esta vez le atania directamente... Miro el reloj. Nueve menos diez. Bien, tendria que aguardar hasta que llegase su turno. Se dirigio a la zona de espera y tomo asiento. De reojo observo a la mujer que hablaba con la auxiliar y un extrano nerviosismo invadio cada poro de su piel. Cerro los ojos e inspiro. ?!Que le pasaba!? Esto era lo que tanto habia deseado, ?no? Taconeo con sus stilettos negros y entrelazo las manos, masajeando inconscientemente la preciosa alianza que todavia decoraba su dedo anular. Su corazon, ya de por si agitado, sufrio una sacudida cuando un estruendo seguido de un poderoso <> sono tras ella. Observo la escena con el ceno fruncido; una joven habia arrollado a un hombre y ahora se encontraba encima de el, rodeados por un monton de papeles. La rubia del abrigo fucsia se puso en pie con dificultad y se deshizo en disculpas con su victima, quien farfullo algo acerca de <>, recogio sus documentos y desaparecio entre maldiciones.

  • El corazon de una Campbell de Edith Stewart

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    Colin McGregor ha conseguido salir con vida del paramo de Culloden, no sin gran esfuerzo. Herido, busca refugio en una cuadra donde sus fuerzas le abandonan y cae desmayado.
    Brenna Campbell, duena y senora del castillo de Cawdor, no puede creer que el herido en sus cuadras sea un McGregor. Sabe que si los ingleses lo descubren alli, el clan sera acusado de traicion a la corona. Pero ese no es su unico problema, Brenna tiene que lidiar con las atenciones del capitan Fullarton quien pretende cortejarla. Pero ella jamas se casara con un sassenach, asi que esta dispuesta a pedirle a Colin McGregor, una vez repuesto de sus heridas, que se haga pasar por su prometido para alejar al baron ingles.
    Lo que comienza como una farsa ante los ojos de todos, pronto dara paso a la pasion mas abrasadora.

  • Hecho con amor de Lorraine Coco

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    ?Que ocurre cuando dos personas destinadas a encontrarse son con como el agua y el aceite? Fuertes, intensas, decididas… Dos volcanes a punto de erupcion. Poppy y Liam vienen de mundos muy parecidos, pero han decidido que sus vidas transcurran por caminos muy diferentes. ?Tendran el destino y Cupido los mismos planes para ellos

  • Alas al amor de Marisa Citeroni

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    El sentimiento mas poderoso es el amor, esta presente en cada acto, en cada demostracion, en cada palabra, en cada instante de la vida misma.
    En las historias aqui contadas, se habla de este amor, reflejando personas que luchan por aferrarse a este sentimiento.
    Mujeres que no entienden de mandatos ni preceptos, solo de pasion.
    Hombres que necesitan llenar sus almas vacias y no vacilan en hacerlo incluso en contra del mundo que se opone a ello.
    Protagonistas que se enfrentan de forma incansable con quienes no pueden aceptar que es simplemente eso: amor puro, egoista, desenfadado, obsesivo, pero tambien tierno, carinoso, dulce. Solo amor.

  • La lista de los nombres olvidados de Kristin Harmel

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    Paris, 1942. Rose Picard y Jacob Levy, dos jovenes judios, se enamoran apasionadamente en los dias previos a la ocupacion de la ciudad por los nazis.

  • Tirando cadaveres de Vanessa Yepes

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    112, le atiende Maricela, ?en que puedo ayudarle? La teleoperadora acababa de recibir una nueva llamada. Eran bastantes seguidas estas llamadas entrantes, especialmente en verano. Ocurrian accidentes de todo tipo en esta epoca del ano. ?Quien no aprovechaba que hacia bueno para salir a tomarse algo a alguna terraza o se embarcaba a lo loco en algun deporte de riesgo que en invierno no se atrevia a practicar? Maricela quedo a la espera de la contestacion, pero no se oia nada al otro lado de la linea. Esto la daba mucha rabia. El telefono de emergencias era gratuito y muchos adolescentes patosos llamaban para gastar bromas, sin darse cuenta de que ocupaban la linea mientras que un pobre anciano podria haberse caido al suelo y no podia acceder a la ayuda de Maricela por su culpa. [?]Buenas tardes: 112, ?en que puedo ayudarle? [?]volvio a indicar Maricela. Nada al otro lado de la linea. El caso es que su intuicion de teleoperadora de emergencias se habia activado y estaba casi segura de que la persona que estaba al otro lado del telefono estaba escuchando y esto no era una broma. Pero claro, ella tenia que seguir el protocolo como el resto. [?]Si no me responde procedere liberar la llamada para atender otras emergencias. [?]Ayudame [?]respondio una voz de mujer al otro lado de la linea. <> penso Maricela. [?]Perdone, no le oigo bien, ?puede acercarse mas al telefono? [?]Ayudame [?]dijo la mujer otra vez, casi susurrando. [?]Estamos aqui para ayudar a todos los ciudadanos. ?Puede indicarme que clase de ayuda necesita? ?Desde que direccion me esta llamando? [?]No lo se. [?]?No lo sabe? ?Habla bajo por alguna circunstancia? Responda solo si o no en caso de que no pueda hacer ruido. [?]... La teleoperadora que estaba atendiendo la llamada en el centro del 112 habia sido formada para toda clase de situaciones de emergencias y sabia perfectamente como actuar en cada caso. Solo esperaba que el silencio que escuchaba desde el otro lado de la linea no significara lo peor. [?]?Como te llamas? De nuevo silencio por parte de la mujer. [?]?El motivo de la llamada es por un accidente de trafico? [?]La teleoperadora contuvo el aliento. [?]No. [?]?Te encuentras retenida y no puedes hablar? De nuevo, Maricela, volvio a contener el aliento hasta que la mujer respondio. [?]Ahora estoy fuera [?]dijo entre susurros[?] pero ellos vienen a por mi. [?]?Ellos? ?Hay mas de uno? [?]Si, pero no se cuantos exactamente. [?]?No puedes indicarme la direccion exacta o algo que me sirva para ubicarte? ?Que tienes cerca? [?]Campo. Aqui no hay nada. [?]?Me puedes indicar al menos la provincia? [?]Estoy en Soria. Al menos esta manana estaba cerca de Medinaceli. Ahora no se donde estoy. Me cogieron entre varios. De repente se hizo el silencio y se escucho un grito desgarrador a lo lejos. [?]?Hola? ?Me oyes? ?Sigues en linea? Necesito que me digas algo mas para mandar alguien que te ayude. En la pantalla del ordenador aparecio el mensaje de "Fin de la conexion". La llamada se habia cortado. 2. [?]?Has visto el rollo nuevo ese de que la gente se matan unos a otros de forma virtual? [?]pregunto Christian a su secretaria Ana impactado porque para el era la primera noticia. [?]?Dices el del BOT que mata aleatoriamente a famosos? [?]Si, ese. Joder, no me mola nada. Tengo la sensacion de que Skynet ya esta aqui [?]dijo Christian notando como se le erizaba el vello de los brazos [?]?Quien? [?]pregunto la joven secretaria levantando los ojos de la pantalla del ordenador. [?]Ah, si. Siempre se me olvida que eres una millennial y que no todos habeis visto un clasico como Terminator. La secretaria se limito a asentir con un movimiento de hombros y volvio a poner la mirada en la pantalla. [?]Pues yo me he apuntado al juego nuevo. Christian abrio los ojos y levanto las cejas para indicar su asombro, pero ella estaba pendiente de algo de internet y no se molesto en ver la expresion de la cara de su jefe. En vista de lo cual Christian dijo lo que estaba pensando en voz alta, a ver si de esta manera Ana reaccionaba. [?]?Eres famosa? [?]?Que? [?]pregunto Ana sin mirarle a los ojos y haciendo clic con su raton sobre algo que estaba visualizando en este momento y que claramente era mas importante que la conversacion con Christian. [?]?Eres famosa? ?Eres de la familia de las Kardashian? Esta vez si atrajo la atencion de Ana que, ademas de levantar la cabeza para mirarle, solto una pequena carcajada. [?]Si, claro. Si fuera yo famosa iba a estar aqui sentada ahora mismo. [?]Vaya, gracias por ser tan sincera.

  • Cartas a los perdidos de Brigid Kemmerer

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    Juliet Young siempre ha escrito cartas a su madre. Incluso despues de su muerte deja cartas en su tumba. Es la unica forma que tiene de seguir en contacto con ella y hacer frente a la perdida. Declan Murphy es el tipo de chico con el que no te gustaria cruzarte. Tras causar un accidente de trafico, tiene que cumplir un servicio social en el cementerio mientras trata de escapar de sus demonios. Cuando Declan encuentra una carta al lado de una tumba, la lee y no puede resistir escribir de vuelta. Pronto se ve inmerso en una correspondencia con una desconocida con la que surgira una conexion inmediata.

  • Esclava domestica de Julio Poder

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    Mia.
    Solo un maletero, cuerda y cloroformo.
    Hasta que la muerte nos separe.
    Los barrotes de mi mansion no lo haran.

  • Los relatos de Fata Morgana de Jonathan Littell

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    Abajo del todo se alzan las dos torres. Destacan sobre un cielo gris, delicado, de luz contenida. Unos arboles ocultan parte de la segunda, la que esta quemada de abajo hacia arriba. Se yerguen silenciosas como centinelas, indiferentes a lo que sucede a sus pies. El viento agita las hojas de los arboles. Estelas de nubes cruzan perezosamente el cielo. Es un domingo de verano. Al rato el sol pasa por el balcon y calienta el rostro y las piernas. Asi que durante unas horas toca refugiarse en el interior oscuro y fresco del apartamento. Enfrente, hacia la izquierda, al bies sobre la colina, estan las pequenas manchas blancas de las tumbas, un reguero disperso entre las casas. Por encima del cementerio se alza una bonita vivienda, un gran edificio del siglo XIX con alas imponentes y columnas de un lado al otro de la puerta principal. Puede que ese fuese el acceso al cementerio. Es dificil saberlo, porque alli arriba no se puede llegar. Por la noche, cerca de esa casa, hay una luz que es un agujero de fuego en la oscuridad. Quien la ha puesto ahi, tampoco se sabe. Hay gente que debe de saberlo, pero yo a esa gente no la conozco. Una vez visite una casa no muy lejos de ese cementerio. Tambien era domingo, hacia el mediodia. B. me habia llevado para entregarle un paquete a la gente que vivia en ella. Nos quedamos en la terraza una media hora, bebiendo cerveza con el padre mientras la hija, en el jardin, cortaba rosas para B. Estabamos sentados un poco apartados, porque el extremo de la terraza quedaba expuesto. La ciudad se extendia a nuestros pies, con las dos torres de frente por una vez, bajo un cielo azul de verano que viraba a blanco. En el lado de la Residencia del general cayeron algunos obuses. El padre me dijo que no estabamos mas que a ciento cincuenta metros del cementerio; esa informacion me parecio sorprendente. Ayer, prosiguio, una mujer fue asesinada por un obus justo debajo de esta casa. La vispera habia sido en efecto un dia muy malo, mataron a muchas personas. Pero ese domingo yo todavia no sabia hasta que punto el dia anterior habia sido malo. Fue un fin de semana tan hermoso. El sabado, cuando atacaron por primera vez la Residencia del general, yo estaba almorzando en una taberna. Delante de mi mesa reboto una esquirla de obus con un pequeno tintineo, corri a recogerla; volvi a entrar en el cafe riendo, pasandome la esquirla aun ardiente de una mano a la otra, como cuando sacas del horno una patata asada. Mas tarde, ya de cara a la noche, fui a casa de unos amigos a tomar un coctel. Bebiamos en el jardin mientras por encima de nosotros bramaban los cohetes. Varios de mis amigos se asustaron y se acurrucaron al pie de los rosales. Fue muy divertido, nos reimos mucho. A la manana siguiente, otro obus exploto en el jardin de al lado, a unos cincuenta metros de donde habiamos estado bebiendo. Asi que ese domingo, despues de la cerveza cerca del cementerio, me fui con B. a recoger a nuestro amigo A. para ir a almorzar a un restaurante precioso, un poco aislado, con una terraza cerrada solo en parte en la que podias estar al aire libre sin violar demasiado las prohibiciones de la policia. Comimos lentamente durante toda la tarde, chuletas de cordero con una ensalada de cebolla, y nos bebimos una botella de vino tinto. Despues, B. y yo compartimos un puro, estaba demasiado seco pero igual fue un gran placer. Luego compramos pasteles y fuimos a beber alcohol a mi balcon, frente al cementerio, con las dos torres a nuestros pies. No fue hasta el dia siguiente, al leer los periodicos, cuando nos dimos cuenta de lo malo que habia sido el fin de semana. Pero el verano ya llevaba asi seis semanas, y todo apuntaba a que iba a seguir igual. La ciudad estaba completamente cerrada desde finales de mayo. De hecho, todavia quedaba una carretera para entrar y salir, pero era peligrosa. Habia a quien esa sensacion de encierro le ponia de los nervios, pero a mi me alegraba. Me encantaba la idea de estar aqui atrapado para el resto del verano, con el calor y la luz, perseguido a un lado y al otro de la ciudad por los silbidos agudos de los obuses y el ruido obsceno de sus detonaciones. Eso me hacia sentir enormemente vulnerable y me ligaba como un suplicio a esa otra cosa de la que no deberia hablar. Esa otra cosa, me resulta imposible hablar de ella pero tambien me resulta imposible no hablar de ella. Me devastaba el corazon y consumia mis noches: por la manana, al despertarme, colmaba mi cuerpo y lo retorcia de felicidad. Luego me levantaba, me vestia, me dirigia a mi despacho y reanudaba mi trabajo con una atencion y un estado tan febril que, por un tiempo, la dejaba de lado. Pero a veces los bombardeos eran demasiado fatigosos, imposible trabajar, y entonces, entre el miedo y esa cosa, me invadia una enorme pereza que volvia inutil cualquier esfuerzo. Entonces quedaba el balcon, el sol, los libros, el alcohol y los puritos que tanto me costaba procurarme, y a veces tambien el telefono, horas y horas de telefono, un medio odioso y falso pero que en ausencia de su rostro y de su cuerpo alimentaba mi angustia y mi futilidad. Y aqui estoy, hablando de ello, cuando no deberia hacerlo. Deberia hablar de otra cosa. Hacer descripciones, como al principio de este relato, describir el purito palido que me fumo en este momento, el mechero de estano barnizado que tengo delante, un poco rayado por las monedas que llevaba en el bolsillo, el cielo que vira a gris. A modo de proteccion de posibles fragmentos de vidrio, las ventanas de mi despacho estan cubiertas por unas laminas autoadhesivas de plastico translucido; a traves de esas laminas, punteadas por burbujas de aire, todo se ve turbio. Es una lastima, pero por otro lado, delante de mi despacho no hay nada que ver, solo otro edificio gris, sucio, con muy pocas ventanas intactas y estrias de impactos que atraviesan su fachada. Ah, aqui vuelve el sol, a iluminar graciosamente esa horrible fachada. No hay discusion, el sol demuestra una inmensa bondad por las pobres cosas de este mundo. Un poco mas arriba, en este mismo cuaderno en el que ahora tomo notas, hace unas semanas escribi una o dos frases sobre la luz del sol en el cuello de B. Tambien, como por azar, fue un domingo (aunque en realidad no se deba al azar, sino a que trabajo para justificar mi presencia aqui, y a estas historias no les quedan mas que los domingos). Fue uno de los momentos mas aterradores y dolorosos en que me he visto inmerso en los ultimos anos. ?Que me impidio besarla, en ese momento? Todo mi cuerpo y todo mi pensamiento, tan debiles, no tendian mas que a una sola cosa, posar mis labios sobre ese cuello resplandeciente de luz y blancura. Que horror. No me movi, me quede apoyado en la barandilla, luego nos fuimos. Podria echarle la culpa a mi natural timidez, pero algo me dice que eso seria falso, una patetica escapatoria. Mas bien me parece que aquello fue miedo, lo cual no es lo mismo. Bajo esa luz pavorosa, tan cerca de su piel, me quede descolocado, crucificado de miedo y deseo, y ni siquiera llame Elohim, Elohim, estuvimos charlando, luego nos fuimos, le cogi una flor, otra para la tumba de mi deseo, y la lleve a su casa. En verdad no deberia hablar de estas cosas. El verano continua, esta lejos de terminar. No habria que hablar de eso sino despues, mucho tiempo despues. Lo mejor seria no hablar de eso nunca, morir en silencio y que asi desapareciese, esas dislocaciones y esas luces de las que al final veremos que esta hecha la vida, si es que no lo vemos ya, y si es que alguna vez podemos decir de una vida que esta hecha, pero si no logramos callarnos, por lo menos que sea mas tarde, y que haya sido debidamente digerida antes de regurgitarla. El verano ni siquiera ha terminado, las sirenas acaban de ponerse a sonar, habria que aprender a hacerse crecer una piel antes de jugar a despellejarse con navajas de tan pobre calidad. Tanta impaciencia me desconsuela.

  • El maestro de la seda de Liz Trenow

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    1760. En su primer dia en Londres, Anna se encuentra por casualidad con un joven sastre frances, Henri, que ha llegado como tantos a Inglaterra huyendo de las guerras de religion. Henri esta decidido a triunfar en el mundo duro y competitivo de los maestros de la seda, y para ello cuenta con la habilidad de Anne para crear disenos. Ambos se enamoran pero la diferencia de clase social y los disturbios en Londres hacen que su amor, al igual que su proyecto de futuro, esten en la cuerda floja.

  • A todo volumen de Eva Nieto

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    desear. Descarado, divertido, atractivo y un animal en la cama. Sin embargo, mis anos de adolescente en la universidad, enamorada del guitarrista y cantante de una banda de rock local, terminaron. Ya no tengo 18 anos, sino 27. Yo termine de periodista en un periodico, y Daniel. bueno, a Daniel le lanzan lenceria en sus conciertos por todo el mundo. Tiene buenas fans. y mala fama. Pero hoy, despues de casi 10 anos, me dirijo a su casa para una exclusiva sobre su nueva gira; y el no sabe que yo soy la que va a entrevistarle. Tampoco sabe que, a veces, aun me duermo pensando en el.Daniel: Encuentras a la mujer de tu vida, y terminas tratando de ahogarte en un mar de c*nos, intentando olvidarla. Paula Perez era todo lo que pude desear. Fuerte, dulce, deslumbrante y una musa en peligro de extincion. Pero un amor tan fuerte estaba destinado a fracasar. Ahora trabajo duro e intento olvidar a base de follar mas duro todavia. Casi pense que la habia olvidado, y entonces aparecio en la puerta. Vi en sus ojos que nadie la habia hecho reir como yo. Que nadie la habia follado como yo. Lo se porque es lo que senti yo. Pero tambien senti que aquella era mi oportunidad; mi oportunidad de que volviese a gritar mi nombre. Mi oportunidad de que volviese a ser mia. Advertencia: Una novela romantica y erotica con tintes de comedia romantica, lenguaje adulto y contenido explicito, que narra la segunda oportunidad y el amor verdadero entre una periodista y una estrella del rock. Dirigida a un publico adulto y maduro.

  • Agua de Claudio Hernandez

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    Siempre, en alguna parte, debia brillar el sol; pero en Chamberlate, una amorfa cara opaca parecia sonreir desde lo alto del cielo mas negro que el culo de una marmota. La mezquina luz lamia el cementerio, con sus estacas incluidas, y los Fresnos que lo rodeaban en unos bosques realmente frondosos extendian sus copas como refugios a las almas perdidas de su interior, igual que a los cuervos. Sean tenia puesta la gabardina de color beis que le llegaba hasta las punteras de sus zapatos. Estaban tan desgastados que, ahora, empezaban a brillar mas que el mezquino destello de la que venia despues del astro rey. Un puro humeante como la chimenea de un vapor hacia las delicias en los pulmones de Sean, un anciano retirado que habia sido detective, pero que narices, el pensaba que todavia lo era. ?Por que no? Se enjuago la boca con gran cantidad de saliva y escupio un enorme chorro de espesa mucosa sobre una lapida. La cruz, que parecia un espantapajaros, con los brazos extendidos y laxos sobre una superficie llena de vacio, ignoro tal guarrada. Y, con todo eso, la cosa no habia hecho mas empezar para Sean Rickman (apodado y conocido como Coningan). Apoyando su barbilla poblada de una barba gris, como las cenizas, sobre una de sus manos, concretamente la derecha; clavo la mirada en otra de las tumbas y penso como se encontraria el fiambre alla abajo, es decir, bajo tierra. Se inclino en creer que simplemente dejaba pasar el tiempo mientras el cuerpo se descomponia en medio de guturales ruidos, grunidos ignorados y flatulencias repentinas. Y penso en el. El asesino. Entonces, de repente, el cielo tosio un par de veces haciendo estremecer la tierra bajo sus pies, y, al mismo tiempo, solto un graznido como un perro cabreado. La lluvia, una de las mas intensas de aquel jodido otono del 99, en Chamberlate, habia retomado de nuevo su proyecto para repiquetear el suelo y todo lo que habia sobre el, con sus grandes gotas, al ritmo de decenas de pajaros carpinteros. Sean Rickman levanto ahora la mirada hacia el cielo y dijo: --Mierda. Sabia por que. 2 Locos los hay en todas partes del mundo, pero como David Harring no lo habia. Sus ojos oscuros parecian proyectar una luz disciplinariamente roja, pero era frialdad lo que arrojaban, como destellos oscuros, si, era eso. Una mirada profunda. Traumatizada y perturbadora. Inquietando incluso para las miradas perdidas o aviesas de aquellos que estaba encerrados en un psiquiatrico. Su camisa de fuerza era ella: Melissa Harring, de soltera Aarons. Y para nada hacian pensar que era del estado de Maine: ni por sus nombres, ni por sus costumbres. Solo eran forasteros, y su acento dejaba loable el deseo de pertenecer a un pueblo tranquilo. Su acento estaba lejos de ser sureno. Todas las noches, cuando el astro rey se estrellaba en los picos de las montanas rocosas desangrAndose, levantaba el pie derecho y lo apoyaba sobre un taburete cojo de una pata. El jodido perro, es decir, Dan, lo habia mordisqueado como a un hueso. Entonces dejaba que el palillo correteara por toda la cantera de los dientes mientras se mesaba la barba rala. Profundamente relajado, pensaba en lo bien que lo hacia. Como la amaba y que polvo iba a echar esa noche, quisiera Melissa o no. Era una rata de alcantarilla. O peor aun: Una mierda aplastada por las botas sucias del sheriff del condado. Que, a decir verdad, era un borracho embaucado por las deudas del juego y la escoria de Chamberlate. Tan corrupto como los politicos del mundo. Solo que el era ignorado. Pero ?por que todos los hijos de puta -- bueno, los cabrones-- tenian tanta suerte de ocupar puestos tan ostentosos? David era uno de ellos. Abogado de profesion habia dejado atras los problemas de sus clientes --mayoritariamente lunaticos y obsesionados con las leyes-- para cambiar su vida por completo. Menos el de seguir siendo el mas capullo del mundo, pero eso tenia diferentes connotaciones. Cabron, perturbado, celoso patologico, asesino… Todo se quedaba corto cuando estaba frente a ella. Y su capacidad para ser tan amable como un mayordomo ante las estupidas sonrisas de los testigos de Jehova, no hacia que Melissa pensara lo contrario de el. Hijo de la gran puta. Y Dan empezo a ladrar al sol que habia dejado el rastro sangriento a la deriva. 3 Habia un loco suelto y Sean lo sabia. Cada atardecer, como una esposa en pena, acudia a visitar el cementerio bajo una manta de agua. Tosia como un descosido y se encendia un enorme puro que lo sacaba de ese estado penoso a su edad. Rondaba los setenta anos y ya habia decidido parar de contar los cumpleanos. A partir de cierta edad, los huesos sonaban como unas piedras en el interior de una bolsa y los dolores reumaticos se extendian hasta la polla. Ademas, habia descubierto que los huevos crecian sobremanera a partir de los sesenta. Sin mujer ni hijos, ni trabajo a que dedicarse mas que aplastar cucarachas con un cuarenta y dos de pie: tenia la impresion de que el asesino no se retorcia como un gusano en ningun lugar de ese cementerio, que era visitado por un oscuro gato dando por culo con sus maullidos desgarrados. Sean lo miraba con cierta incomprension y bajaba la vista. El jodido gato siempre estaba en lo alto de una de aquellas cruces que miraban a un cielo tan zozobrante como un mar embravecido. Despues el gato saltaba al suelo y se hundia en el lodo. Sean Rickman, ajeno a los poderes mentales de algunos perturbados que pasaron por Castle o Boad, o incluso Derry, estaba mas tieso que una estaca en el cementerio. Astillada y sin vida, bueno, ninguna estaca tiene vida, pero las habia que brillaban cuando salia el sol, y ese otono no habria mas sol que una lampara en lo alto de su cabello de color cobrizo. Era su cabello natural que, al contrario que la barba, no conocia mas ceniza que la de una chimenea muerta en el interior de una casa de una familia que no tenia ni lena para calentarse. Camino hasta la cripta. Solo habia una y se detuvo a dos metros mientras el humo del puro se arremolinaba alrededor de su cabeza con la intencion de arrancarsela y elevarla al aire. Sus dedos rollizos tiraban del puro, que se despegaba de sus labios secos, y entonces movia el cuello como queriendo hacer un circulo, aunque le crujian las cervicales como las bielas de un motor viejo. --Maldito seas. Se que no estas aqui --murmuro entre el ruido de la lluvia. En lo alto de todo, algo ilumino el cielo y la tierra, pero despues no sucedio nada mas. El detective retirado se quedo con las ganas de sentir el atronador ruido como una de las bombas del Vietnam. El gato le respondio. Pero el asesino no. 4 --Hoy no tengo ensalada --dijo Melissa con cierto temblor en su voz, la cual formaba un vibrato que se paseaba por la cocina como un chorro de aire lleno de obstaculos. --?Y que se supone debo cenar esta noche? --pregunto arrogante David. Le clavo la mirada como dos chinchetas. Ella estaba apoyada en el fregadero. Su tez era palida y el estaba sentado en la silla, con los brazos laxos sobre la mesa rugosa. Ella cabeceo un instante. El repentino dolor del miedo la sobrecogio. --Ya sabes que hoy no hemos bajado al pueblo y… De pronto, un puno cerrado quiso agujerear la tabla de la mesa, y los ojos de ella casi saltan de sus cuencas para botar como bolas en el suelo. Los dientes de el estaban rechinando de tanto que los apretaba. --!?Acaso no tenemos huerto?! --grito mientras permanecia encorvado como un buitre al borde de la mesa. Le dolia el puno, es decir, el canto de la mano. Los cubiertos habian saltado como unas ranas plateadas, pero seguian sobre la dichosa mesa. --No he… podido... recoger nada --termino de decir ella, visiblemente asustada. El miedo se cruzo de nuevo delante de sus ojos y, bajo sus tetas --bueno, bajo su pecho-- aquello golpeo el esternon. Su corazon. --!Estas temblando! ?Por que? ?Te han hablado de mi esas pellejas? --Su mirada acusadora evoco la puerta y parecio verlas a traves de ella. Eran dos amigas, entre comillas, para un monstruo como el. Solo tenia cuarenta y dos anos, era de estatura alta, atletico y guapo, pero por dentro bombeaba petroleo en lugar de sangre. Hasta los demonios huian de el. Ella no pudo responder. No, al menos, de inmediato. --Me ayudan… --!Callate! --El golpe, esta vez, fue con la palma de la mano abierta, que sono tan fuerte que parecia que se le iban a salir todos los dedos como lapices. Su profunda mirada le mostraba el monstruo que nunca habia estado dormido y que habitaba en el. Incluso cuando usaba la cosmetica de su mujer, para ver a un payaso reflejado en un espejo que acusaba con romperse en mil pedazos en un vomito repentino. Si, David hacia eso cuando ella no estaba en casa. 5 La insignia de policia relucia de manera imponente sobre su pecho, pero no era asi siempre. Burt no era el tipo de agente que se las daba de algo que no podia ser competente. De modo que siempre tenia la jodida insignia guardada en algun bolsillo del pantalon. Junto a la funda cerrada del revolver. A la gente del pueblo le importaba un bledo que la llevara brillando bajo su hombro. Todos sabian quien era el. Incluso Sean, el viejo detective. Burt decia que el pueblo no se dedicaba a hacer insignias ni tampoco a rozarlas con sus miradas de desacuerdo. En realidad pensaba que a todos se la inflaban si la tenia o no. Pero por supuesto que todo el mundo en Chamberlate sabia quien era el. Su ayudante Harris tambien tenia una, y por supuesto que este si la llevaba clavada en su pecho. En su piel, y los dientes le brillaban junto a la insignia. Eso solo cuando hacia sol en el mes de junio, julio y el punetero agosto, en el que los lagartos sacaban sus rosadas lenguas en las canteras. Harris no comprendia la decision de Burt de llevarla en la billetera o junto a las llaves de casa. Era algo que el hombre de la ley jamas habia podido entender. Claro que en el pueblo todo el mundo sabia que el era el agente. El mas borracho de todo el estado de Maine, pero habia que tener en cuenta la tradicion centenaria, desde que los indios MickMac desaparecieran de alli. Pero habia que tener en cuenta la responsabilidad y la seriedad. Cuando se estaba al servicio de la ley, habia que pensar en esas cosas y en las tetas de la vecina de enfrente. Harris pensaba frecuentemente en ellas, es decir, en las cosas de la ley, aunque solo podia ser agente con dedicacion parcial, dado que casi todo el tiempo Burt estaba resoplando en el viejo sofa de su casa. Y asi fue como unos degenerados mentales construyeron un lago de sangre en el pasado, que, visto lo visto, parecia no haber acabado todavia. Si, ahora habia detectives. Y lo sabia. Mejor. 6 Pero Sean era el protagonista, porque no dejaba de pensar en el asesino que se ocultaba en el silencioso cementerio, que, a su vez, sonaba como miles de exhalaciones de todos los que reposaban panza arriba. No tenia sombrero y ni falta que le hacia. Su cabello mojado era ahora una plaga de algas sobre su cabeza y las gotas se columpiaban en su menton, agarradas en el pelo de la barba. Sus ojos mantenian aviesamente la mirada sobre aquellas tumbas, dia tras dia, mientras recordaba. El jodido gato aparecia maullando todos los malditos dias, y eso le cabreaba de forma lenta y oficiosa, hasta estar a punto de gritarle, pero no lo hacia. Todo su temple era un abedul esperando que el tiempo pasara ante sus ojos…, bueno, sus hojas verdes. --Te llevaste a todas esas pobres chicas a la tumba de la forma mas asquerosa que pueda emanarse de un monstruo como tu. Eras algo horrible. Una especie de locura a la que cualquier autoridad no se puede enfrentar. Ni siquiera un maldito psiquiatra, con sus gafas de empollon sujetandose con cierto malabarismo en su descendente curva de la nariz. Claro que no. Te condenaron a la cadena perpetua y, despues, a la muerte. No vi tus cenizas, cabron, pero eso es porque no te metieron por el culo todo aquel fuego, cabron. Se que no estas aqui tampoco; pero, como soy un idiota, vengo cada dia por si veo una bota tuya en medio de un charco de agua. Que jodido eres. A veces creo que yo mismo me estoy volviendo loco. ?Lo sabias? La edad me sienta fatal. ?Por que no me contestas ya de una punetera vez? El detective abrio mas los ojos y clavo su fria mirada en el gato que cada dia parecia mas negro. Sus ojos verduzcos brillaron en aquel atardecer de lluvia intensa, y mostro sus afilados colmillos cuando maullo de forma aguda. Sean sonrio con la menor intensidad del mundo, tanto, que su rostro no lo reflejo. Y se sintio un verdadero capullo cuando supo que le estaba hablando al gato. Si, al jodido gato. Y, mientras tanto, seguia lloviendo con tal intensidad que el cementerio parecia ya un lago con las cupulas de los edificios asomando en el agua, como cabezas humanas que se iban a ahogar. 7 Melissa se encontraba ajetreada con los platos sucios de la cena de esa noche. El ruido era ensordecedor y a veces golpeaba la vajilla de porcelana contra el metal del fregador para descargar la ansiedad que el comportamiento de David le generaba. Habian pasado los primeros dias idilicos en la nueva casa de la colina. Si, esa que estaba en lo mas alto de la misma y desde donde se podia divisar la carretera polvorienta --ahora llena de lodo-- que llevaba al centro del pueblo tras una serpentina brillante. Y por mas que golpeaba y pensaba, no conseguia encontrar un solo pedazo de carino en el. Era puro odio y un enfermo mental, enajenado por las psicopatias de las manias, los celos y las peculiaridades. --Maldito seas --mascullaba mientras sus hermosos labios se arrugaban como una cuerda enrollada. Su cabello rubio le cubria los hombros, y las puntas le llegaban a la parte mas baja de la espalda. Normalmente solia tenerlo atado con una goma elastica que chillaba cada vez que se tensaba, pero esa noche no. Lo tenia suelto y, de espaldas, cualquier hombre la veria hermosa aunque sus manos se movieran como remos al ritmo de los tambores de guerra. Su corazon estaba convulsionado y sabia que… Arriba, en la habitacion, su marido estaria haciendo algo extrano. No para el, sino para ella. Si hubiera subido las escaleras de puntillas, le habria visto pintarse los labios de rojo, de forma sutil, y, despues, apretando con un poco mas de fuerza la barra de labios, mientras decia: eres preciosa, Keti. Y en eso estaba. 8 --La maldita lluvia me tiene hasta los huevos, Forrest. Me duele hasta eso. --Se senalo la entrepierna de un pantalon vaquero, tan gris como su cabello. Estaba sentado en lo alto de un taburete que podria ser un atril perfectamente y ser el reverendo repartiendo ostias a sus feligreses.

  • La prisionera del mar de Elisa Sebbel

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    1809, Una isla desierta en medio del Mediterraneo.
    5000 hombres y 21 mujeres abandonados a su suerte.
    El conmovedor destino de Heloise.

  • Lo que no es tuyo no es tuyo de Helen Oyeyemi

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    “Lo que no es tuyo no es tuyo” es una coleccion de relatos que comparten entre si algo mas que la colorida prosa de su autora: las llaves, literales y metaforicas, que desvelan secretos y abren por igual puertas y corazones. En un cuento dan acceso a una biblioteca perdida y a un jardin oculto en Barcelona, dos lugares que seran la clave del destino de las protagonistas; en otro, abren el corazon de una alumna en una escuela de marionetas; hay llaves que protegen de los fisgones un mistico diario intimo, y otras que cierran las puertas de una inquietante “casa de las cerraduras”. Tomando los cuentos de hadas como punto de partida, Helen Oyeyemi revisita la tradicion desde perspectivas insolitas y, gracias a su poderosa y brillante imaginacion, nos transporta a lugares que, como en los suenos, nos resultan tan sorprendentes como reveladores.

  • Nadina o la atraccion del vacio de Marisa Sicilia

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    Mathieu Girard es agente de los Grupos de Intervencion de la Gendarmeria Nacional, una unidad de elite francesa. Le gusta su trabajo y siente cierta atraccion por el riesgo, que se empena en negar y le causa problemas a la hora de mantener relaciones estables.

  • Te deje ir, Clare Mackintosh de Clare Mackintosh

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    El thriller psicologico ganador del Theakston Old Peculier a la mejor novela policiaca del ano. Un libro que no te dejara ir.

  • Escarcha de Ernesto Perez Zuniga

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    Dentro de la rica tradicion europea de las novelas de aprendizaje, Escarcha retrata la Espana de la transicion a traves de los ojos de Monte, un adolescente que ha vivido desde la infancia con sensacion de extravio. Y, ademas, a traves de una perspectiva coral: la de multiples personajes arrastrados por su propia inquietud, como el profesor de musica que se empena en hurtar la pureza de sus alumnos antes de que se conviertan en adultos. Monte tendra que aprender que todo, incluso lo mas bello, puede ser fuente de dolor. Pero tambien que hay un tesoro oculto que se puede descubrir en el desprendimiento de la identidad recibida. Una luz cuya plenitud no sera robada. Escrita con tanta intensidad como armonia, Escarcha es una novela generacional, la novela crucial en la obra de Ernesto Perez Zuniga. Un retrato desnudo y extraordinariamente sensible de la experiencia de vivir y del viaje del alma humana hacia la reconciliacion consigo misma.

  • Tuya para siempre (Segundas oportunidades 3) de Tracy Jane Warren

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    ?Puede haber algo mas romantico que un "si quiero" cuando te lo pide el amor de tu vida?
    Despues de enfrentarse a tantas pruebas, de tanto sufrimiento por vencer, y de intentar encontrar el camino que lleva hasta el corazon de la persona amada, Christian y Mary pueden mirar al futuro con ilusion.
    En esta tercera y ultima entrega descubriras que son capaces de hacer dos personas enamoradas para conseguir la felicidad, y como un "si quiero" es solo el comienzo de su bella historia.
    Rie, siente y emocionate con el final de esta trilogia..

  • Deseo (Mount 3) de Meghan March

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  • Un asunto de honor de Arturo Perez Reverte

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    Era la mas linda Cenicienta que vi nunca. Tenia dieciseis anos, un libro de piratas bajo la almohada y, como en los cuentos, una hermanastra mala que habia vendido su virginidad al portugues Almeida, quien a su vez pretendia revendersela a don Maximo Larreta, propietario de Construcciones Larreta y de la funeraria Hasta Luego. --Un dia vere el mar --decia la nina, tambien como en los cuentos, mientras pasaba la fregona por el suelo del puticlub. Y sonaba con un cocinero cojo y una isla, y un loro que gritaba no se que murga sobre piezas de a ocho. --Y te llevara un principe azul en su yate --se le choteaba la Nati, que tenia muy mala leche --. No te jode. El principe azul era yo, pero ninguno de nosotros lo sabia, aun. Y el yate era el Volvo 800 Magnum de cuarenta toneladas que a esas horas conducia el que suscribe por la nacional 435, a la altura de Jerez de los Caballeros. Permitan que me presente: Manolo Jarales Campos, veintisiete anos, la mili en Regulares de Ceuta y ano y medio de talego por dejarme liar bajando al moro y subir con lo que no debia. De servir a la patria me queda un diente desportillado que me partio un sargento de una hostia, y del Puerto de Santa Maria el tabique desviado y dos tatuajes: uno en el brazo derecho, con un corazon y la palabra Trocito, y otro en el izquierdo que pone: Naci para haserte sufrir. La s del haserte se la debo a mi tronco Paco Seisdedos, que cuando el tatuaje estaba con un colocon tremendo, y claro. Por lo demas, el dia de autos yo habia cumplido tres meses de libertad y aquel del Volvo era mi primer curro desde que estaba en bola. Y conducia tan campante, oyendo a los Chunguitos en el radiocassette y pensando en echar un polvo donde el portugues Almeida, o sea, a la Nati, sin saber la que estaba a punto de caerme encima. El caso es que aquella tarde, dia de la Virgen de Fatima --me acuerdo porque el portugues Almeida era muy devoto y tenia un azulejo con farolillo a la entrada del puticlub--, aparque la maquina, meti un paquete de Winston en la manga de la camiseta, y salte de la cabina en busca de un alivio y una cerveza. --Hola, guapo --me dijo la Nati. Siempre le decia hola guapo a todo cristo, asi que no vayan ustedes a creer. La Nati si que estaba tremenda, y los camioneros nos la recomendabamos unos a otros por el VHF, la radio que sirve para sentirnos menos solos en ruta y echarnos una mano unos a otros. Habia otras chicas en el local, tres o cuatro dominicanas y una polaca, pero siempre que la veia libre, yo me iba con ella. Quien la tenia al punto era el portugues Almeida, que la quito de la calle para convertirla en su mujer de confianza. La Nati llevaba la caja y el gobierno del puticlub y todo eso, pero seguia trabajando porque era muy golfa. Y al portugues Almeida los celos se le quitaban contando billetes, el hijo-puta. --Te voy a dar un revolcon, Nati. Si no es molestia. --Contigo nunca es molestia, guapo. Lo que son es cinco mil. Vaya por delante que de putero tengo lo justo. Pero la carretera es dura, y solitaria. Y a los veintisiete tacos es muy dificil olvidar ano y medio de ayuno en el talego. Tampoco es que a uno le sobre la viruta, asi que, bueno, ya me entienden. Una alegria cada dos o tres semanas viene bien para relajar el pulso y olvidarse de los domingueros, de las carreteras en obras y de los picoletos de la Guardia Civil, que en cuanto metes la gamba te putean de mala manera, que si la documentacion y que si el manifiesto de carga y que si la madre que los pario, en vez de estar deteniendo violadores, banqueros y presentadores de television. Que desde mi punto de vista son los que mas dano hacen a la sociedad. Pero a lo que iba. El caso es que pase a los reservados a ocuparme de la Nati, le llene el deposito y sali a tomarme otra cerveza antes de subirme otra vez al camion. Yo iba bien, aliviado y a gusto, metiendome el faldon de la camiseta en los tejanos. Y entonces la vi. Lo malo --o lo bueno-- que tienen los momentos importantes de tu vida es que casi nunca te enteras de que lo son. Asi que no vayan a pensar ustedes que sonaron campanas o musica como en el cine. Vi unos ojos oscuros, enormes, que me miraban desde una puerta medio abierta, y una cara preciosa, de angel jovencito, que desentonaba en el ambiente del puticlub como a un cristo pueden desentonarle un rifle y dos pistolas. Aquella chiquilla ni era puta ni lo seria nunca, me dije mientras seguia andando por el pasillo hacia el bar. Aun me volvi a mirarla otra vez y seguia alli, tras la puerta medio entornada. --Hola --dije, parandome. --Hola. --?Que haces tu aqui? --Soy la hermana de Nati. Cono con la Nati y con la hermana de la Nati. Me la quede mirando un momento de arriba abajo, flipando en colores. Llevaba un vestido corto, ligero, negro, con florecitas amontonadas, y le faltaban dos botones del escote. Pelo oscuro, piel morena. Un sueno tierno y quinceanero de esos que salen en la tele anunciando compresas que ni se mueven ni se notan ni traspasan. O sea. Lo que en El Puerto llamabamos un yogurcito. O mejor, un petisuis. --?Como te llamas? Me miraba los tatuajes. Manolo, respondi. --Yo me llamo Maria. Hostias con Maria. Vete largando, Manolin, colega, pero ya mismo, me dije. --?Que haces? --pregunto. --Guio un camion --dije, por decir algo. --?Adonde? --Al sur. A Faro, en Portugal. Al mar. Mi instinto taleguero, que nunca falla, anunciaba esparrame. Y como para confirmarlo aparecio Porky al otro lado del pasillo. Porky era una especie de armario de dos por dos, una mala bestia que durante el dia oficiaba de conductor en la funeraria Hasta Luego y de noche como vigilante en el negocio del portugues Almeida, donde iba a trabajar con el coche de los muertos por si habia alguna urgencia. Grande, gordo, con granos. Asi era el Porky de los cojones. --?Que haces aqui? --Me pillas yendome, colega. Me pillas yendome. Cuando volvi a mirar la puerta, la nina habia desaparecido. Asi que salude a Porky --me devolvio un grunido--, fui a endinarme una birra Cruzcampo y un cafe, le di una palmadita en el culo a la polaca, eche una meada en los servicios y volvi al camion. Los faros de los coches que pasaban me daban en la cara, trayendome la imagen de la nina. Eran las once de la noche, mas o menos, cuando pude quitarmela de la cabeza. En el radiocassette, los Chunguitos cantaban Punos de acero: De noche no duermo de dia no vivooo… Abri la ventanilla. Hacia un tiempo fresquito, de puta madre. Me estoy volviendo loco, maldito presidiooo… Hice diez kilometros en direccion a Fregenal de la Sierra antes de oir el ruido mientras cambiaba de cassette. Sonaba como si un raton se moviera en el pequeno compartimento con litera que hay para dormir, detras de la cabina. Las dos primeras veces no le di importancia, pero a la tercera empece a mosquearme. Asi que puse las intermitencias y aparque en el arcen. --?Quien anda ahi? La que andaba era ella. Asomo la cabeza como un ratoncito asustado, jovencita y tierna, y yo me senti muy blando por dentro, de golpe, mientras el mundo se me caia encima, cacho a cacho. Aquello era secuestro, estupro, vaya usted a saber. De pronto me acorde de la Nati, del portugues Almeida, del careto de Porky, del coche funebre aparcado en la puerta, y me vinieron sudores frios. Iba a comerme un marron como el sombrero de un picador. --?Pero donde crees que vas, tia? --Contigo --dijo, muy tranquila--. A ver el mar. Llevaba en las manos un libro y a la espalda una pequena mochila. Las rafagas de faros la iluminaban al pasar, y en los intervalos solo relucian sus ojos en la cabina. Yo la miraba desconcertado, alucinando. Con cara de gilipollas. 2. Un fulano cojo y un loro El camion seguia parado en el arcen. Pasaron los picoletos con el pirulo azul soltando destellos, pero no se detuvieron a darme la barrila como de costumbre. Que si los papeles y que si ojos negros tienes. Algun desgraciado acababa de romperse los cuernos un par de kilometros mas arriba, y tenian prisa. --Dejame ir contigo --dijo ella. --Ni lo suenes --respondi. --Quiero ver el mar --repitio. --Pues ve al cine. O coge un autobus. No hizo pucheros, ni puso mala cara. Solo me miraba muy fija y muy tranquila. --Quieren que sea puta. --Hay cosas peores. Si las miradas pudieran ser lentas, diria que me miro muy despacio. Mucho. --Quieren que sea puta como Nati. Paso un coche en direccion contraria con la larga puesta, el muy cabron. Los faros deslumbraron la cabina, iluminando el libro que ella tenia en las manos, la pequena mochila colgada a la espalda. Note algo raro en la garganta; una sensacion extrana, de soledad y tristeza, como cuando era crio y llegaba tarde a la escuela y corria arrastrando la cartera. Asi que trague saliva y movi la cabeza. --Ese no es asunto mio. Tuve tiempo de ver bien su rostro, la expresion de los ojos grandes y oscuros, antes de que el resplandor de los faros se desvaneciera. --Aun soy virgen. --Me alegro. Y ahora bajate del camion. --Nati y el portugues Almeida le han vendido mi virgo a don Maximo Larreta. Por cuarenta mil duros. Y se lo cobra manana. Asi que era eso. Lo digeri despacio, sin agobios, tomandome mi tiempo. Entre otras muchas casualidades, ocurria que don Maximo Larreta, propietario de Construcciones Larreta y de la funeraria Hasta Luego, era dueno de medio Jerez de los Caballeros y tenia amigos en todas partes. En cuanto a Manolo Jarales Campos, el Volvo no era mio, se trataba del primer curro desde que me dieron bola del talego, y bastaba un informe desfavorable para que Instituciones Penitenciarias me fornicase la marrana. --Que te bajes. --No me da la gana. --Pues tu misma. Puse el motor en marcha, di la vuelta al camion y desanduve camino hasta el puticlub del portugues Almeida. Durante los quince minutos que duro el trayecto, ella permanecio inmovil a mi lado, en la cabina, con su mochila a la espalda y el libro abrazado contra el pecho, la mirada fija en la raya discontinua de la carretera. Yo me volvia de vez en cuando a observarla de reojo, a hurtadillas. Me sentia inquieto y avergonzado. Pero ya diran ustedes que otra maldita cosa podia hacer.--Lo siento --dije por fin, en voz baja. Ella no respondio, y eso me hizo sentir peor aun. Pensaba en aquel don Maximo Larreta, canalla y vulgar, enriquecido con la especulacion de terrenos, el negocio de la construccion y los chanchullos. Desparramando billetes convencido, como tantos de sus compadres, de que todo en el mundo --una mujer, un ex presidiario, una nina virgen de dieciseis anos-- podia comprarse con dinero. Deje de pensar. Las luces del puticlub se veian ya tras la proxima curva, y pronto todo volveria a ser como antes, como siempre: la carretera, los Chunguitos y yo. Le eche un ultimo vistazo a la nina, aprovechando las luces de una gasolinera. Mantenia el libro apretado contra el pecho, resignada e inmovil. Tenia un perfil precioso, de yogurcito dulce. Cuarenta mil cochinos duros, me dije. Perra vida. Detuve el camion en la explanada frente al club de alterne y la observe. Seguia mirando obstinada, al frente, y le caia por la cara una lagrima gruesa, brillante. Un reguero denso que se le quedo suspendido a un lado de la barbilla. --Hijoputa --dijo. Abajo debian de haberse olido el asunto, porque vi salir a Porky, y despues a la Nati, que se quedo en la puerta con los brazos en jarras. Al poco salio el portugues Almeida, moreno, bajito, con sus patillas rizadas y sus andares de chulo lisboeta, el diente de oro y la sonrisa peligrosa, y se vino despacio hasta el pie del camion, con Porky guardandole las espaldas. --Quiso dar un paseo --les explique. Porky miraba a su jefe y el portugues Almeida me miraba a mi. Desde lejos, la Nati nos miraba a todos. La unica que no miraba a nadie era la nina. --Me joden los listos --dijo el portugues Almeida, y su sonrisa era una amenaza.

  • EL AMARGO DON DEL OLVIDO: Nada es lo que parece, ni nadie es quien dice ser, A.V. San Martin de A. V. San Martin

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    Aqui es donde deberia dejar impresas esas pequenas pinceladas que resuman la historia de este libro. Pero la verdad es que poco importa que describa como es Ines, su protagonista; que narre de forma atrayente su pasado o deje constancia del incendio que todo lo trunca porque todo lo que diga puede ser cierto, o no, o tal vez cambiar antes de que termines de leer esta sinopsis.

  • Jugando sucio de Lauren Hawkeye

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    Beth Marchande tarda un nanosegundo en ver que Ford Lassiter adora las reglas y el orden. Sin embargo, detras de sus ojos leoninos, ese hombre espectacular pero muy rigido esconde algo mucho mas profundo que la lujuria. Esconde una necesidad exacerbada y deliciosamente barbara de asumir el control y que Beth se lo ceda. Pero el no puede ocultarle sus sentimientos a esta mujer fiera y apasionada. por muy alto que sea el precio.

  • La cancion de los maories de Sarah Lark

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    ?Usted es la senora O'Keefe? William Martyn miraba perplejo a la pelirroja y gracil muchacha que lo habia atendido en la recepcion del hotel. Los hombres del campamento de buscadores de oro le habian descrito a Helen O'Keefe como una senora mayor, una especie de dragon hembra de esos que, con el paso de los anos, vomita fuego. Se decia que en el hotel de la senorita Helen regian normas estrictas. Estaba prohibido fumar, tambien el alcohol y, con mas razon todavia, invitar a personas del sexo opuesto si no se presentaba un certificado de matrimonio. Por lo que los buscadores de oro contaban, uno esperaba una carcel mas que un hotel. A pesar de ello, en aquel lugar no habia pulgas ni piojos, pero si banos para los huespedes. Era esto ultimo lo que habia acabado por convencer a William de hacer caso omiso de las advertencias de sus conocidos. Despues de pasar tres dias en el solar de la vieja granja de ovejas que los buscadores se habian adjudicado como refugio, estaba dispuesto a todo para librarse de los insectos. Incluso aguantaria a la <> Helen O'Keefe. Sin embargo, quien lo saludaba no era en absoluto una dragon, sino una bellisima criatura de ojos verdes, cuyo rostro se hallaba enmarcado por una rebelde melena rizada de un dorado rojizo. En todos los sentidos, era la vision mas agradable que William contemplaba desde que habia desembarcado en Dunedin, Nueva Zelanda. Su animo, por los suelos durante semanas, se levanto de forma instantanea. La joven rio. --No, yo soy Elaine O'Keefe. Helen es mi abuela. William sonrio, consciente de que asi causaba buena impresion. En Irlanda siempre asomaba una expresion de interes en las chicas cuando vislumbraban una chispa de picardia en sus ojos azules. --Que pena. De golpe se me habia ocurrido un anuncio comercial: <> Elaine rio por lo bajo. Tenia un rostro delgado y pequeno, la nariz tal vez una pizca demasiado afilada y con un monton de pecas. --Deberia juntarse con mi padre. No para de inventarse lemas de ese tipo: <>, <>. --Lo tendre en cuenta --sonrio William, memorizando el nombre--. ?Me dara una habitacion? La muchacha vacilo. --?Es usted buscador de oro? Entonces... bueno, todavia quedan habitaciones libres, pero son bastante caras. La mayoria de los buscadores no pueden permitirselas... --?Parezco uno de ellos? --repuso William con fingida gravedad, frunciendo el ceno bajo su abundante cabello rubio. Elaine lo observo con franqueza. A primera vista no se diferenciaba demasiado de los buscadores que veia a diario en Queenstown. Su aspecto era algo sucio y desalinado, llevaba un abrigo encerado, pantalones de montar azules y botas recias. Sin embargo, tras un segundo repaso, Elaine --como buena hija de comerciante-- reconocio la calidad del atuendo del joven: bajo el abrigo abierto se entreveia una chaqueta de piel cara; unos zahones de cuero le cubrian las piernas; las botas eran de primera calidad y la cinta del Stetson de ala ancha era de crin. En total, una pequena fortuna. Tambien las alforjas --al principio las tenia echadas descuidadamente al hombro, pero luego las habia depositado en el suelo, entre las piernas-- parecian elaboradas y caras. Todo ello no era habitual, ni mucho menos, entre los aventureros que llegaban en busca de oro en los rios y montanas de los alrededores de Queenstown, ya que eran muy pocos los que obtenian ganancias. Antes o despues, casi todos abandonaban la ciudad tan pobres y harapientos como habian llegado. Eso tambien se debia a que los hombres, por lo general, no ahorraban lo que ganaban en las minas, sino que corrian a gastarselo en Queenstown. Solo se enriquecian los inmigrantes que se asentaban alli para abrir un negocio. Entre estos se contaban los padres de Elaine, la senorita Helen con su pension y los duenos de establecimientos, como Stuart Peter de la herreria y cuadra de alquiler, Ethan con la oficina de correos y telegrafos y, sobre todo, la propietaria del llamado Hotel de Daphne, un local situado en la calle Mayor, de mala reputacion pero en general aceptado, que albergaba el burdel. William respondio pacientemente y con una sonrisa algo burlona a la mirada apreciativa de Elaine. Esta contemplaba un rostro jovial en cuyas mejillas aparecieron unos hoyuelos cuando el esbozo una mueca con los labios. !Y acababa de afeitarse! Tambien eso era inusual. Los buscadores de oro se limitaban a utilizar la navaja de afeitar cuando Daphne organizaba un baile. Elaine decidio sondear un poco al recien llegado. --Al menos no huele tanto como la mayoria. William sonrio. --Por el momento, el mar ofrece la posibilidad de banos gratuitos. Pero me han dicho que no sera por mucho tiempo, ya que esta llegando el frio. Ademas, segun parece, al oro le agrada el olor corporal. Quien menos se bana es quien mas pepitas extrae del rio. Elaine no pudo evitar reirse. --No deberia seguir usted ese ejemplo o tendra problemas con la abuela. Tome, si quiere rellenarlo... --Le tendio un formulario de registro e intento, con discrecion, espiar lo que William anotaba con pulso firme. Algo tambien poco corriente, pues eran contados los buscadores de oro que escribian con fluidez. William Martyn... El corazon de Elaine dio un brinco cuando lo leyo. Que nombre mas bonito. --?Que he de poner aqui? --pregunto William, senalando una pregunta sobre su domicilio de origen--. Acabo de llegar. Este es mi primer domicilio en Nueva Zelanda. Elaine ya no logro disimular por mas tiempo su interes. --?De verdad? ?De donde es usted? No, deje que lo adivine. Es lo que siempre hace mi madre con los nuevos huespedes. Por el acento se conoce su procedencia... Resultaba facil con la mayoria de inmigrantes, aunque de vez en cuando se cometiesen errores. A Elaine le sonaba casi igual el acento de los suecos, holandeses y alemanes. Pero a los irlandeses y escoceses los distinguia casi siempre, y la gente de Londres era especialmente facil de reconocer. Los expertos hasta lograban precisar de que zona de la ciudad procedian. Sin embargo, William era dificil de distinguir. Parecia ingles, pero aun asi hablaba de forma mas dulce, alargando las vocales. --Es usted gales --aventuro. Su abuela materna, Gwyneira McKenzie-Warden, era galesa y el acento de William le recordaba un poco al de ella. De todos modos, Gwyneira no hablaba ningun dialecto local. Era hija de un noble rural y sus institutrices siempre se habian ocupado de que su ingles careciera de acentos distintivos. William nego con la cabeza, pero sin la sonrisa que Elaine habia esperado. --?Como se le ocurre? --replico el joven--. Soy irlandes, de County Connemara. Elaine se ruborizo. Nunca habria sacado tal conclusion pese a que habia muchos irlandeses en los yacimientos de oro. Ellos, sin embargo, solian hablar un dialecto bastante burdo, mientras que William hablaba de manera distinguida. Como para subrayar su origen, escribio en letras mayusculas su ultima direccion en la casilla correspondiente: Martyn's Manor, Connemara. Se diria que no se referia a la granja de un pequeno campesino, sino a una finca rural... --Bien, ahora le enseno la habitacion --dijo Elaine. De hecho, ella no era quien acompanaba a los huespedes, y menos aun si eran varones. La abuela Helen le habia recomendado encarecidamente que siempre llamara a un sirviente o alguna doncella para cumplir tal tarea. Pero esta vez Elaine hizo de buen grado una excepcion. Salio de detras de la recepcion, caminando tan recta como su abuela le habia dicho que era <>: la cabeza levantada con gracia natural y los hombros hacia atras. !Y nada de abandonarse al balanceo provocador que tanto les agradaba exhibir a las chicas de Daphne! Elaine esperaba que sus pechos, que aun no habian alcanzado la plenitud, y su cintura, desde hacia poco encorsetada y muy esbelta, llamaran la atencion. Detestaba el corse, pero si con ello atraia el interes de ese hombre... William la siguio, contento de ir detras. Apenas si lograba reprimir el deseo al contemplar su elegante silueta, que ya anunciaba unas suaves redondeces en los lugares apropiados. Tras su breve temporada en la carcel, las ocho semanas de travesia posteriores y ahora la cabalgata de Dunedin hasta los yacimientos de oro de Queenstown... hacia casi cuatro meses que ni siquiera se acercaba a una mujer. Desde luego, un tiempo inconcebiblemente largo. Y ya era hora de ponerle remedio. Los hombres del campamento hablaban maravillas de las chicas de Daphne. Al parecer eran bastante bonitas y los cuartos estaban aseados. Sin embargo, a William le atraia mas la idea de cortejar a esa pequena y dulce pelirroja que la de satisfacer en un periquete su deseo en brazos de una prostituta. La habitacion tambien fue de su agrado. Era pulcra y estaba amueblada sobria y esmeradamente con muebles de madera clara. De las paredes colgaban cuadros y ya habia preparada una jofaina de agua para lavarse. --Tambien puede utilizar los banos --senalo Elaine, ruborizandose un poco--. Aunque debe avisar con antelacion. Consulte con la abuela, Mary o Laurie.

  • Origin (Hijos de Leiah 2) de Rotze Mardini

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    El hallazgo de una nueva victima cambiara los planes de Lexy Kendall, poniendola en una carrera contrarreloj que tendra por objetivo atrapar al asesino en serie de la cuadra francesa, sin imaginarse que se vera atrapada en un mundo desconocido.
    Jhensen, lider de la comunidad vampirica de New Orleans, se pondra a disposicion de la detective para poder cumplir con un encargo asignado por las deidades de Leiah…
    Jhensen y Lexy lo arriesgaran todo en una intensa batalla contra un oscuro personaje. El amor los sorprendera en medio del mayor reto de sus vidas, sumergiendolos en pasiones profundas e inesperadas.

  • Yeruldelgger, muertos en la estepa de Ian Manook

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    En la inhospita inmensidad de las estepas mongolas, una familia de nomadas realiza un macabro descubrimiento: el cuerpo de una nina de cinco anos enterrada junto con su triciclo. El comisario Yeruldelgger, un tipo temperamental marcado por la tragedia y a quien su trabajo ha llevado casi al limite de la locura, observa la escena del crimen con una mezcla de perplejidad y agotamiento infinitos. Apenas cinco horas antes se encontraba en Ulan Bator, en las oficinas de una empresa china, investigando la aparicion de tres cadaveres salvajemente mutilados, y ahora, por extranos motivos, su jefe lo ha apartado del caso. Esto no significa, claro esta, que un tipo como el vaya a quedarse de brazos cruzados. Empenado en aclarar este monstruoso crimen que le revuelve las tripas, Yeruldelgger inicia una investigacion paralela con la colaboracion de la inspectora Oyun, una mujer intrepida, descarada y un poco enamorada de el, y de la forense Solongo, con la que el comisario mantiene una compleja relacion sentimental. Poco a poco, van surgiendo vinculos inesperados entre ambos casos, y en su camino se cruzaran desde fantoches de baja estofa hasta una red de politicos y empresarios sin escrupulos que anteponen los negocios a la vida humana. En ultima instancia, lo mas preocupante sera la corrupcion policial que sostiene esa estructura diabolica, dispuesta a todo para mantener el statu quo. Asi pues, desde la sombra, Yeruldelgger y su equipo se jugaran la vida para esclarecer la verdad y librar al pais de una plaga que se expande por su tejido mas profundo. Ganadora de multiples premios en Francia entre ellos el prestigioso Premio SNCF du Polar, el Premio de las Lectoras de Elle y el Premio de los Lectores Quais du Polar/20 Minutes, Yeruldelgger, muertos en la estepa aporta al publico un ambito geografico exotico y desconocido, el de una Mongolia compuesta tanto por las tribus nomadas de las llanuras como por los habitantes de Ulan Bator, un nido de crimen, vicio y racismo, donde el nivel de vileza en todas las esferas convierte el trabajo policial en un desafio quijotesco.

  • El autodidacta de Hernan Rivera Letelier

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    El autodidacta es una entranable novela autobiografica sobre los inicios de Hernan Rivera Letelier en la escritura, sobre el poder de la literatura, sobre el primer amor. Experiencias de esos anos de intensa juventud que el autor vivio en el desierto chileno.

  • Limite difuso de Bayardo De Campoluna

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    La vida es un gigantesco mural en mosaicos que terminan por fundirse entre si, creando al final, quizas de manera involuntaria, un paisaje impresionista o abstracto, y al dejar abierta la interpretacion, no pretendo sino que sea el lector mismo quien lo decida. En la vida hay hechos comprobados que resultan cuestionables y conjeturas muy bien fundamentadas. Tambien hay acciones benevolas que parecen malignas, y atrocidades que resultan loables. El mundo esta patas arriba, todos lo saben, pero lo que resulta dificil es determinar que es real o que es una simple impresion. O que es malo y que es bueno.

  • Las mujeres muertas no lloran de Danilo Luna

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    Las mujeres muertas no lloran es una historia de venganza, un frenetico trhiller enmarcado en la Ciudad de Mexico que transcurre en poco mas de 12 horas.

  • Habana ano cero de Karla Suarez

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    La crisis cubana durante el Periodo Especial es el marco de Habana ano cero, novela en la que cobra relieve la memoria del inventor de origen italiano Antonio Meucci. Ante la falta de trabajo y de recursos, la narradora, Julia, inicia junto a su amigo Euclides la busqueda del documento que pruebe la autoria de Meucci como inventor del telefono. Y en Cuba. Otros personajes se sumaran a esta busqueda, con ribetes tan pronto de misterio como de comedia de enredos, en una historia donde la existencia cubana transpira un aroma y vigor unicos.
    Habana ano cero recibio los importantes premios Carbet del Caribe y Gran Premio del Libro Insular del 2012 por su traduccion francesa. La de Comba es la primera edicion en espanol para todo el mundo de las letras hispanicas.

  • El arte de la paz de Morihei Ueshiba

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    Las ensenanzas recopiladas en este libro proceden de las charlas y escritos de Morihei Ueshiba, fundador del popular arte marcial japones conocido como aikido, una disciplina psicofisica que el denomino "arte de la paz", y que ofrece un camino no violento hacia la victoria frente al conflicto. Ueshiba considero que los principios del aikido podian aplicarse a todos los desafios a los que nos enfrentamos en la vida: en las relaciones personales, al interactuar con la sociedad, en el trabajo o los negocios. Esta edicion de El arte de la paz incluye ademas una biografia de Ueshiba, un ensayo de John Stevens que presenta las opiniones de Ueshiba respecto al "arte de la guerra frente al arte de la paz", unos extraordinarios poemas didacticos y caligrafias del propio Ueshiba.

  • Nadie dijo que fuera un santo (Pecado 1) de Katy Evans

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    Nadie dijo que fuera un santo

  • La Herencia del Bebe de Mckenna James

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    ?RECHAZADA? --Si, senora. Lo intente dos veces. ?Tiene otra...? La voz del asistente se apaga mientras lo fulmino con la mirada. Ignoro el bufido apenas audible que se escapa de los labios de mi amiga Penelope. Ella esta parada directamente detras de mi, sin duda porque no quiere perderse el momento de presenciar el rechazo de mi tarjeta. Debe pensar que todos sus regalos de navidad han llegado improvisadamente al spa de dia. De hecho, me sorprende que se este controlando a si misma tan bien siendo como es ella. --Claro, dame un segundo--, murmuro, hurgando en mi bolso. Le lanzo una tarjeta de diamantes y lo despacho, asegurandome de que sepa lo molesta que estoy con todo esto. El no me devuelve la mirada mientras murmura un agradecimiento, antes de salir de mi vista. Respirando hondo, sonrio como si no me importara, antes de volver a mirar a mis amigos. --Lo siento--, le digo con un suspiro perezoso. --Estoy segura de que es solo una confusion con el banco-- Me apacigua Holly, apartandose el pelo largo y oscuro de los ojos. Sonrio cuando ella se acerca y me da un apreton tranquilizador en la mano. Estoy segura de que tiene razon, porque se con certeza que hay mucho efectivo en la primera tarjeta, no se llama tarjeta infinita por nada. --Seguro--. Penelope tambien me sonrie, pero a diferencia de Holly, no hay nada comprensivo o genuino en su sonrisa. --Aunque no puedo decir que alguna vez me haya pasado algo como esto--, dice con un fuerte acento sureno, sus labios entreabiertos en una amplia sonrisa. --?Quizas los bancos estan un poco mas atentos a sus clientes mas notables? Abro la boca para devolver una respuesta, pero estoy distraida al ver al asistente caminando. Incluso antes de que hable, se que no es bueno. Busco otra tarjeta en mi bolso en preparacion a lo que va a decir, aunque solo sea para evitar la verguenza de tener que mirarlo cuando me diga que la segunda tarjeta tambien fue rechazada. --Lo siento --Aqui tiene--, ladro, cortandolo mientras empujo otra tarjeta en su mano. --Prueba esa Estoy haciendo todo lo posible para no mostrarlo, pero realmente estoy empezando a entrar en panico. Claro, un rechazo puede explicarse como una confusion en el banco, pero ?dos bancos diferentes tienen problemas al mismo tiempo? No es probable. Aun asi, me aferro a la esperanza de que sea algo tonto, porque pensar en la alternativa es demasiado horrible. --?Puedo pagar con la mia si eso ayuda?-- dice Holly, dando un paso adelante. --Sabes lo mucho que odio cuando tratas de cubrirme de todos modos. Miro hacia otro lado, porque la lastima en sus ojos es aun peor que la expresion de emocion en los de Pen. Asi debe ser como se siente cada vez que trato de pagar por ella, ya que es la unica en nuestro grupo que no es de una familia adinerada. Antes de hoy, nunca habia pensado mucho en como eso podria afectarla. --Esta bien. Pagare--. Pen lanza un suspiro exagerado, antes de dar un paso adelante para ir al rescate y entregarle su tarjeta al asistente. El gran problema es que al hacer esto me hace aun menos feliz que dejar que me cubra, pero no tengo otra opcion. --Espero que no la rechacen--, dice entre risas mientras me mira. --Simplemente moriria de verguenza. Deja de ser una desgraciada y solo paga la maldita factura. Trago mis palabras, porque me niego a darle la reaccion que se que quiere. En cambio, retrocedo con Holly y espero mientras Pen arregla la cuenta. Evito encontrar la mirada de Holly, fingiendo escribir un texto. Lo que realmente estoy haciendo es intentar iniciar sesion en mi banco, pero sigue dandome un error no autorizado. Salto cuando Holly apoya su mano en mi espalda. La miro y deslizo el telefono en mi bolsillo. --Estoy seguro de que todo esta bien, V. Asiento y fuerzo una sonrisa de vuelta. --De acuerdo, chicas, estamos todas listas--, declara Penelope con un gesto dramatico de su mano. Sus ojos oscuros se fijan en los mios. --No necesitaras pasar el resto del dia lavando toallas sucias y malolientes--, dice por encima del hombro con una risita. --Aunque hubiera sido divertido verlo. Pongo los ojos en blanco a su espalda. Si lo refriega con mas fuerza, se rompera una una. No importa que le haya pagado los ultimos cincuenta viajes aqui; ella ordenara esto tanto como pueda. Mientras lucho contra las lagrimas, salimos. Respiro profundamente, el aire frio me quema los pulmones. Lo ultimo que quiero es que me vean llorar. --Oh, carino, relajate. Solo juego contigo-- Pen se rie y me abraza. --No seas tan sensible. Ni siquiera tienes que devolverme el dinero. --?Cuarenta y nueve viajes mas y estamos a mano?-- Respondo con una sonrisa falsa. --No sabia que llevabas la cuenta--, murmura, lanzandole una mirada a Holly. --De todos modos, me encantaria pasar el rato y conversar, pero tengo una cita y debo prepararme. Abrazo a las dos y luego camino hacia mi auto, un Fiat Spider rojo de dos asientos que papa me compro cuando me gradue de SCAD. Ir a la universidad era algo en lo que mi abuela habia insistido, aunque no estoy segura de por que, no es como si fuera a necesitar darle uso. Abrochandome el cinturon me dirijo a casa. Intento llamar a papa por el camino, pero no responde. Frunzo el ceno e intento de nuevo, pero todavia no hay respuesta. Esto es raro. Papa siempre responde, incluso si es solo para ladrar en la linea que el esta ocupado con algo mas importante que yo. En realidad, asi es como van las conversaciones. Si no va a contestar el telefono, entonces tendre que ir alli. Treinta minutos despues, al entrar en el largo y extenso camino de entrada que conduce a la mansion de mi padre, se que algo no esta bien. Probablemente sean los diez coches de policia que me estan dando esa impresion. Tampoco son coches de policia ordinarios, estas son furgonetas negras brillantes, del tipo que asocias con persecuciones de alto perfil o grandes operaciones: palabras pronunciadas por alguien que obviamente ha visto demasiado Criminal Minds. Aparco junto a una de las furgonetas y salgo. Mi corazon se acelera mientras avanzo por el camino, tan rapido como mis tacones Christian Louboutin de 4000 dolares me llevan. Los hombres con trajes pululan a mi alrededor, con lo que normalmente estaria muy feliz, pero no hoy, no cuando se que algo esta muy mal. Abriendome paso por la puerta principal, miro a mi alrededor en estado de shock. Hay gente por todos lados. Entran y salen, llevando todo, desde computadoras, a pilas de archivos, hasta una cuadernos y carpetas que reconozco como mias desde mi ultimo ano de secundaria. --Hola--, le digo, entrando en el camino de uno de esos hombres. Se detiene en seco y me mira impaciente. --?Que estas haciendo? --, pregunto. --Seguir ordenes--, replica, frunciendo el ceno. --?Y usted es? --Valentina Rossi--, anuncio, enderezandome al anunciar mi nombre tal como me ensenaron los anos de encanto de la escuela. --Ah-- El mira por encima del hombro y llama a alguien. Una mujer levanta la vista y asiente al verme. Ella camina hacia nosotros y me lleva fuera de la habitacion, hacia la sala formal. --?Senorita Rossi, supongo? Asiento, con la garganta seca. --?Donde esta mi padre? --Ha sido detenido bajo sospecha de fraude. Estamos aqui recolectando cualquier cosa que pueda contener evidencia --, explica. La miro y me rio. No puede hablar en serio, ?verdad? --?Sabes quien es mi padre?-- Pregunto, levantando una ceja. La mujer me mira directamente a los ojos. --Sabemos exactamente quien es el, y es por eso que nos estamos tomando esto tan en serio-- --Entonces, ?te lo llevas todo?--, cuestiono, aun incredula. --?Y sus cuentas?, ?Han sido congeladas tambien? Me sonrojo al darme cuenta de lo superficial que debo sonar. Probablemente piense que soy otro bebe malcriado del fondo fiduciario, que vive del dinero de papa. Bien, entonces ella tendria razon, pero no es mi culpa. Soy un producto de mi educacion. --Sus cuentas no estan congeladas, senorita Rossi. Estan vacias. --?Que quieres decir con vacias?-- gruno --Mis cuentas nunca han estado vacias en mi vida. Tengo un fondo fiduciario… --Tenias un fondo fiduciario--, Corrigio ella. --Tu padre movio todo a un lugar desconocido, y estamos haciendo todo lo posible para tratar de encontrarlo. ?Vacio mi fondo fiduciario? Mi corazon late en mi pecho. El no me haria eso … ?o si? No, tiene que haber algun tipo de explicacion. Probablemente este tratando de protegerme moviendo mi dinero a un lugar seguro. Estoy convencida que hablar con el aclarara todo. --Quiero verlo--, Demando. --?Donde esta el? Ella sacude su cabeza. --Lo siento, no puedes. No hasta que hayamos terminado de recopilar nuestra evidencia-- Se mete la mano en el bolsillo y saca una tarjeta. La tomo y miro, sintiendome entumecida. --Llamame manana. Arreglare que lo veas tan pronto como sea posible. Mientras tanto, lo siento, pero no puedes quedarte aqui. Puedo ayudarte a encontrar un alojamiento alternativo... --Tengo un apartamento--, interrumpo, metiendo la tarjeta en mi bolsillo. --Solo estaba aqui porque …-- Me detuve, dandole una sonrisa tensa. Al menos ahora se por que rechazaron mis tarjetas. --Gracias por tu ayuda. Camino hacia mi auto y entro. Me siento alli por un rato, mirandolos entrar y salir de la casa como abejas obreras. ?Fraude? Sacudo la cabeza. No tiene ningun sentido. Mi padre es muchas cosas, pero no esto. ?O tal vez no conozco a mi padre tan bien como pensaba? Salgo del ascensor de Sorrel Towers hacia el atico que llame hogar durante el ultimo ano. Todo lo que quiero hacer es acurrucarme como una pequena bola en mi cama, pero justo cuando llego a la puerta principal, escucho a alguien toser detras de mi. Me giro y encuentro al administrador del edificio, que sonrie torpemente mientras se pone de pie. --Valentina--, murmura, una gota de sudor cae por su frente. --Lo siento, pero el gerente de contabilidad llamo y me pidio que hable con usted. Parece que su ultimo cheque de alquiler reboto … --?Oh?-- Digo y frunzo el ceno, como si no tuviera idea de por que pudo haber sucedido. -- Bueno. Ire al banco y lo resolvere lo antes posible. El alivio inunda su rostro. --Gracias-- Respira y luego duda, como si estuviera sopesando decir que mas tiene en mente. Levanto las cejas, expectante. --Es solo que… ?esta todo bien? Vi a tu padre en las noticias, y luego, cuando el cheque no paso… --Se interrumpe nuevamente, luciendo avergonzado. Lo miro friamente, inclinando ligeramente la cabeza. --En el ano que he estado viviendo aqui, ?alguna vez he dejado de pagar, Andreas?-- pregunto. Sacude la cabeza, sus mejillas sonrojadas. --Exactamente. Y no tengo la intencion de empezar ahora-- Agrego, y le doy una mirada severa. --Por supuesto. No quise ofenderte --, musita. --Es solo que… estaba preocupado… -- Se rie con inquietud mientras se frota la nuca. Casi siento pena al notar su estado; pareciera que va a desmayarse en cualquier momento. --Si te preocupa como puedo pagar este lugar, deberias calmarte--, le aseguro --Tengo un fondo fiduciario que podria comprar comodamente este edificio y sus inquilinos tambien-- Lo que es mucho teniendo en cuenta que Sorrel Towers alberga a algunas de las elites mas ricas de toda Savannah. Me detengo el tiempo suficiente para deslizar mi llave en la cerradura, luego miro hacia atras y arqueo la frente. --?Hay algo mas?-- Agrego, esperando haber dejado en claro que nuestra conversacion ha terminado. --No, lamento haberle molestado con esto. Que tenga buenas noches, senorita Rossi-- El asiente con la cabeza hacia mi, luego corre a la vuelta de la esquina en direccion a los ascensores. Entro y recuesto mi espalda contra la puerta hasta que se cierra de golpe, luego me deslizo hacia el suelo, abrazando mis piernas contra mi. Esta manana me desperte y fue como cualquier otro dia. ?Como cambio todo tanto en el espacio de unas pocas horas? Mas importante aun, ?como diablos voy a llegar con el dinero del alquiler? No hay forma de que pueda encontrar ese monto de efectivo. Mi estomago se revuelve ante la idea de mudarme, porque amo mi departamento. Ubicado en el corazon del distrito historico, es la definicion de la opulencia y el lujo. Desde la vista de un millon de dolares hasta la banera de hidromasaje en el balcon, es la casa que siempre sone. El precio no fue un factor y mi padre estaba mas que feliz de conseguirlo, como todo lo que le pedia. Supongo que anos de descuidar emocionalmente a tu hija te hacen sentir culpa. Respiro lentamente, tratando de detener el ataque de panico que se que se avecina. Todo estara bien. Solo necesito sobrevivir hasta que mi padre resuelva esto. Me rio de lo ingenua que soy. ?Como puede estar bien? El unico dinero que tengo esta en ese fondo fiduciario, que aparentemente ahora esta vacio. Cuando quitas eso de la ecuacion, mi valor total asciende a la friolera de diez dolares. Conseguir un trabajo no tiene sentido, porque ni siquiera cubriria mi renta, y mucho menos mis otros gastos. Demonios, incluso diez trabajos no estarian cerca de sacarme de este lio. ?Que diablos voy a hacer?

  • Dulces Escarchados de A.m. Willard

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    Morgan Lewis, una romantica sin esperanzas y la burbujeante duena de Polka Dot Bakery, no podia esperar para casarse con el hombre de sus suenos. Sintiendose mareada mientras camina por el parque llevando su hermoso vestido de novia por encima del hombro, ve algo que ninguna futura esposa deberia ver. En ese momento, la boda de sus suenos se convierte en una historia adecuada para una revista de chismes. Mientras las lagrimas corren por su rostro, ella se pregunta a quien cancelar primero: la iglesia o el proveedor.

  • El origen de los clanes (Catarsis 1) de Beatriz Curi Chercoles

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    Es una novela que se mueve entre los generos de aventura, intriga y romance, tres ingredientes fundamentales en un relato dirigido a un publico juvenil. De facil comprension de lectura, muy dinamica y divertida, y es el primer libro de una trilogia.

  • En Tu Nombre Mi Inspiracion de Andres Ruiz

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    Habian pasado varios meses desde el fallecimiento de mi esposa y aun sentia, notaba y respiraba el suave olor a perfume que desprendia su cuerpo. Era sabado. Estaba amaneciendo. El despertador sono, como de costumbre, a las siete en punto. Lo unico que lo diferenciaba del resto de los dias era que esa manana no tenia que levantarme de la cama para ir a trabajar. Por estupido que parezca, todos los fines de semana, volvia a retumbar ese desesperante zumbido entre las paredes de mi cuarto. Apague el despertador al instante y me dispuse a echar otra cabezada hasta que diesen, como minimo, las diez. Asi fue como lo hice. Mientras el frio apenas se podia sobrellevar en el interior de la cama, la soledad me hizo ver que desde la muerte de Claud las noches eran pavorosamente mas gelidas. Ella solia dormir con su cuerpo pegado al mio, abrazados, fundidos el uno con el otro, proporcionandonos calor. Siempre descarte la posibilidad de comprar un calefactor por temor a perder, con resignacion, ese dulce y anorado recuerdo. Asi empezo mi historia. Misterioso encuentro el de esa manana, banado en tintes apasionados, que me hizo cambiar la vida. Me encontraba tomando un cafe para desayunar. La taza, pegada a mis labios, me provocaba un pequeno temblor injustificado. Senti a alguien observandome desde el fondo del salon. La cocina no era excesivamente grande. Desde ella se podia ver con claridad el resto del apartamento. El comedor era muy luminoso, por el sol que entraba temprano a traves de la ventana. La orientacion la escogio mi mujer. Ella decia que el este daba la alegria a una casa por la manana y el sur la prolongaba hasta la tarde. !Oh, mi Claud! Siempre alegre. Tu supiste contrarrestar mi tristeza hasta el punto de diluirla en el oceano. Eternamente te estare agradecido por lograr encauzar mi vida por otro camino, por la senda de la hilaridad. Travesia que hendio con tu expiracion. Maldito el trance en el que me encontraba inmerso. Anhelaba que se tratara de un execrable sueno. No habia nadie; sin embargo mi mente era lo que mas deseaba en ese momento. Tal era el convencimiento que crei imaginarme el cuerpo de Claud vagando por el salon. Podia distinguir su pelo resplandeciente y hasta el garzo color de sus ojos. Su actitud emulaba la de alguien que me estaba llamando con gestos reiterados. Su mano izquierda se alzo y con un visaje lento, el dedo indice, en pausado movimiento, subia y bajaba. Parecia tan real que con la confusion, un tanto aturdido, intente pronunciar alguna palabra. No obstante, el desasosiego no satisfizo mi ansia de hablar con ella. Quise levantarme de la silla, pero algo no me lo permitia. Un desproporcionado peso, no correspondido con el mio, hacia que me quedara pegado en ella. Luchaba por acercarme a la espectral silueta. La taza de cafe se me cayo de las manos a las piernas, provocando un acto reflejo simultaneo que origino el que saliera del estado de semiinconsciencia en el que me encontraba. La imagen habia desaparecido. Dudaba sobre si lo que habia visto era real o no. No descartaba la posibilidad de que lo fuera. Al llegar al lugar donde crei ver a mi mujer, sorprendentemente, olia a su perfume. Deduje la imposibilidad de que su olor hubiera quedado impregnado en el sillon desde la ultima vez que estuvo alli sentada. Entre otras razones porque no era de piel. Asustado, comence a vestirme rapidamente. Despues de asearme y afeitarme un poco me marche de casa, bajando por las escaleras apresuradamente. Necesitaba despejar mi mente. Ese era mi unico deseo. La gente, como cualquier manana de sabado, caminaba de forma sosegada, analizando todo aquello que se interpusiera en su trayecto. Senores comprando el periodico con bolsas de pan recien hecho en sus manos auguraban un feliz desayuno junto a la familia. !Que recuerdos de cuando vivias, Claud! !Lo que daria por volver a tenerte junto a mi! La manana parecia haber cambiado. La frescura matutina habia desaparecido por completo. Entre paso y paso me venian a la mente recuerdos. Queria sonar, volver a imaginarme que estaba a mi lado. La evocaba cogida a mi mano, con su fulgurante seguridad, tocando su tersa y suave piel que me embelesaba. Sus caricias se apoderaban de mi alma. Recorrian por medio de impulsos todas las venas de mi cuerpo, ensalzando la alegria y tranquilidad en mi semblante. Pero nada era real en esta dicha. Sin poder aguantarla entre mis manos se me escapo corriendo calle abajo, desvaneciendose poco a poco su imagen por la puerta de la antigua biblioteca. La biblioteca municipal. Hacia tiempo que no iba por alli. Probablemente la ultima vez que estuve fue cuando estudiaba en la universidad. Tras adentrarme en ella percibi que todo se encontraba igual que antano. Fui un asiduo en mi epoca de estudiante. Incluso la senora Mar continuaba en su puesto de bibliotecaria. La edad, que no pasa en vano, habia hecho de ella una agradable anciana. Sus ojos me miraron como si me conociera, pero sus laconicas palabras no. Me noto un tanto asustado. La ocasion lo merecia. Mis ojos no paraban de observar, aunque fuera desde lejos, todos los rincones de la biblioteca. Pretendi no incomodar a las personas que alli se encontraban, trabajando. De ahi que desistiera de mi intento de hallar a Claud. Un tanto mas calmado le pregunte a la senora Mar por la seccion de ciencias. No queria levantar sospechas sobre mi eventual locura; vesania inesperada. La senora Mar me senalo con un frugal gesto el fondo de la biblioteca y me susurro acercandose pausadamente a mi oido. --Yo le conozco. No tengo muy claro si antes leia este tipo de libros. ?Que le ocurre? Parece mas excentrico que antes. ?Las leyes le han perturbado? Indudablemente, la senora Mar recordaba que lo mio era el derecho. Al aproximarme a las baldas era sencillo perder la mirada ante tal cantidad de titulos ajenos a mi entendimiento. Un sinfin de libros que en la vida habria leido coronaban las estanterias. Objetivamente no sabia ni lo que estaba buscando. Escudrine entre los anaqueles por si encontraba algo o incluso a ella. Pero no, !no pudo ser! Claud debia haberse mezclado y esfumado entre los libros. Quizas esa fuera una manera de decirme que el futuro de mi vida se encontraba entre ellos. Una metafora venida de otro mundo para ser analizada entre los mortales. Al albur del momento, entiendo que por culpa del husmeo, una de las obras cayo repentinamente encima de mis pies, provocandome gran congoja. Rezaba El deseo inacabado1. Por razones obvias debia pesar mucho. No solo por el dolor que me habia causado, su aspecto y dimensiones la delataban. Tenia apariencia de ser una obra vetusta. Sus pastas estaban medio sueltas y eran de una especie de papel duro, bastante parecido al carton. Evidenciaba un color rojizo y estriado. Una obra de autor anonimo. Me dirigi al mostrador, donde la senora Mar me comunico que los prestamos se hacian por tres dias. Si sobrepasaba el tiempo establecido me sancionaria con la retirada del carnet. Hui de aquel prodigioso lugar. Decidi sentarme durante un instante en algun cafe. El bar de Nolan. Alli tendria ocasion de echarle un primer vistazo al libro. De por si auguraba una lectura interesante. Por lo menos era de un lenguaje asequible, facil de entender. Una historia de amor y de desengano. Pienso que a veces demasiado doctrinal, como si lo hubiera escrito alguien que deseara impregnar sus conocimientos a una persona querida. Lei y relei ese deseo inacabado. En la vida cada persona es inteligente a su manera, sabe desenvolverse en el dia a dia segun sus preferencias e interacciones. El problema es que, aunque uno conozca la manera de afrontar determinadas situaciones, a veces nos falta la forma de poder ejercitar las ideas y conocimientos. Yo siempre lo comparo con el siguiente ejemplo: seria como tener en casa las recetas de la abuela y no disponer de cocina para elaborarlas, o peor aun, no ser la abuela. Claro que en nuestro caso la cocina es la cabeza de uno. Hasta ahora nadie habia conseguido llegar al grado de madurez cerebral absoluto para poder aplicar todos los conocimientos que alberga la mente. Es facil leer, pero no disponer. Es sencillo querer conseguir algo, pero no es facil poder hacerlo. Cada segundo perdido de mi vida sin ganar intelecto suponia, en este momento, un retraso en mi empeno. No sabia aun ni lo que pretendia. Tal vez poseer muchos conocimientos temporales en el cerebro solo nos sirva para ocupar espacio. Malgastar un lugar que podrian ocupar los fundamentos importantes de nuestra existencia. La sociedad siempre se ha movido por la necesidad de inculcarnos valores, ideas y teorias que en la practica se desvanecen y no perduran en el tiempo. Pero para eso estan los libros, pense. En un conocido y frecuentado cafe-bar del casco antiguo de la ciudad: --Hola, Nolan. Hace tiempo que no le veo. El senor Nolan, de aspecto extravagante y un tanto desgarbado, acercandose a mi espalda, contesto; --Si, es cierto, desde lo de su esposa no hemos vuelto a vernos. ?Como esta? --Bien, --le conteste--, tal vez un poco perdido todavia. --No te preocupes, en poco tiempo todo volvera a ser como antes, ya veras. Aunque hayas sufrido tanto, la vida suele dar un giro importante cuando uno menos se lo espera. Esas palabras del senor Nolan enraizaron dentro de mi cabeza. De forma insolita sirvieron para hacer que me sintiera mejor. La lectura del libro me ayudaba a tranquilizarme. Claras y directas afirmaciones diluidas en un extenso relato. Haria acopio de ellas. Las utilizaria a mi conveniencia. Debia adquirir la facultad de seleccionar todo aquello que quisiera retener. Uno de los planteamientos del libro. Generaria una especie de alzheimer provocado que me ayudaria a crear pequenos archivos de ideas necesarias y borrar todo aquello que fuera prescindible. Engulli un pequeno bocado en el bar de Nolan, originando que a medida que avanzara la manana me entrase excesivo sueno, por lo que decidi volver a casa para descansar. En el camino a casa fui contemplativo, asaz. Adverti una larga hilera de pequenas viviendas mal cuidadas que siempre habian estado ahi. Jamas las habia observado con detenimiento. En estas la gente destacaba por su humildad, siendo un factor mas que suficiente para considerar la modestia de sus moradores. La falta de apoyo institucional, por la necesidad de recursos economicos, se evidenciaba por el vergonzoso descuido del aspecto exterior de las mismas. Por suerte, el destino me hizo encontrarme con Raul Bertel, amigo de la infancia. Habia perdido su pista hacia bastante tiempo. Raul debia ser de mi edad, unos treinta y cinco anos aproximadamente. De complexion fuerte, tenia unos rasgos intensamente marcados. Era oriundo de Granada. Vino a vivir aqui anos atras, porque su padre fue trasladado por motivos laborales. Por desgracia, cuando llego a nuestra localidad, segun tengo entendido, su empresa quebro. Tuvieron que trasladarse a este barrio, uno de los mas modestos de la ciudad. Siempre admire a esta persona, por su sencillez y humildad. Estaba impaciente por saber que habia sido de el. Me revele ansioso por preguntarle cosas, necesitaba que me contara algo bueno; el exito que hubiera podido tener en la vida o los hijos que Dios le hubiera dado. --?Cuanto tiempo? ?Como estas? --!Que alegria encontrarte, si no lo veo no lo creo! ?Eres tu de verdad? --dijo Bertel, mirandome varias veces y tocandome el rostro a la vez que me hablaba. --Si, claro --respondi--. ?Quien iba a ser si no? No he cambiado tanto, ?verdad? --No, no se trata del cambio que hayas podido experimentar. !Te creia muerto! --!Muerto! --dije sobresaltado. --Hace unos meses me llegaron noticias de un colega de profesion. Afirmaba que una persona del mismo nombre que tu y que claramente se ajustaba a tu perfil, desgraciadamente, habia fallecido en su quirofano unos minutos despues de iniciar una intervencion quirurgica por un hematoma subdural. --?Por un que? --respondi sorprendido. --Se trataba del cerebro. Debio ser algo traumatico. No se supo su origen. Pues me alegro enormemente de que no se tratara de ti. Ahora no sabria si estoy hablando con un fantasma o una persona de carne y hueso. --Es curioso que menciones esto --le conteste-- porque a veces creo que... Bueno, da igual, dejemoslo. Mi mujer si fallecio hace unos meses. --Lo siento mucho --exclamo. --?Entonces eres medico? --Si, por supuesto, lo desee desde siempre. El poder salvar vidas era mi mayor afan. Lo que mas me satisface en esta vida es trabajar con personas desamparadas que no tienen recursos. Por eso, tres tardes a la semana, despues de ir a la Mutua Fraternidad-Muprespa asisto a pacientes de este barrio, mi antiguo hogar. De ahi que me encuentres aqui en este momento. Me dirigia hacia aquel hospital --anadio senalando a un edificio cercano--. Tengo pacientes muy singulares, se puede aprender mucho de ellos. ?Sabes? Dan todo por ti, solo por cuidarlos y tratarlos educadamente, en definitiva por ayudarlos. Es facil, ?a que si? Los pacientes necesitan amor, con eso se conforman, y mas en momentos criticos. Les da igual estar moribundos a consecuencia de su enfermedad terminal. Para ellos lo mas importante es sentirse arropados por los que se encuentran cerca. No se si te pongo en un compromiso ?Por que no me acompanas y te enseno todo aquello? No fui capaz de negarme. Por el camino me encontraba totalmente absorto con las palabras que me habia manifestado Raul. Bajo su aspecto, fuerte e iracundo, se escondia una esplendida y enigmatica persona, con grandes valores y marcada personalidad. Egoistamente sabia que rodearme de alguien como el aumentaria toda mi esperanza por conseguir lo que en realidad necesitaba. Mi mujer no se me olvidaba. Yo sabia con certeza que esa manana habia estado en nuestra casa, que se habia dejado sentir y que aspiraba que hiciera algo. Desconocia lo preciso para llegar a ella. Era una imperiosa necesidad el conocerlo, sobre todo para alejar de mi mente el hecho de que pudiera estar volviendome un perturbado. --Raul, ?que tipo de enfermos tratas en tu consulta? --En la mutua ya lo sabes, trabajadores activos. Pero en el centro ahora lo veras. No serviria de nada que te lo contara, hay que verlo. No te preocupes, no hay enfermedades contagiosas. Tu muestrate como si fuesen personas sanas; lo contrario les doleria. Especialmente debes ser mas sensible con los padres. Ellos al fin y al cabo son las personas que peor se sienten al tener que dejar a sus hijos por un tiempo indeterminado, e incluso algunos de ellos para siempre. Perdona, no pretendia avivar tus recuerdos... --No, no te preocupes. Para mi resulto ser la experiencia mas desoladora y a la vez enriquecedora que jamas habia vivido. Por desgracia, todo el ambiente estaba rodeado de muerte. Por lo menos asi lo sentia yo. Era como si no les ocurriese nada a los pacientes. En el fondo, la mayoria de ellos habian perdido la esperanza y conocian de sobra cual era su fatal destino. Se encontraban felices, aparentaban normalidad. Raul tenia especial predileccion por una nina de cinco anos llamada Olga. Olguita, como el la llamaba, tenia la dulce mirada que poseia mi esposa. Con ojos grandes y azules, la imaginaba con un precioso pelo rubio semiondulado. Por desgracia tenia un cancer linfatico, leucemia. Un panuelo rosa fucsia cubria su cabeza. De ella destacaba su gran ternura. Ahora si, ajena a su enfermedad, era la alegria personificada. --Olguita, toma este regalo que te he traido. La chiquilla no fue capaz de esperar a que Raul se lo diera. Se lanzo a su cuello y le propino un fuerte abrazo, arrebatandoselo casi de las manos. --?Que es, que es? --decia con un bonito y correcto acento andaluz. --No te lo puedo decir. Dejaria de ser una sorpresa. Raul le habia regalado una especie de bola en la que al moverse salian muchos copos de nieve que caian encima de los tejados de una pequena ciudad en miniatura. Era preciosa, la nina, por supuesto. La pena era que, por desgracia, la veia a las puertas de la eternidad. Su enfermedad, lejos de perder la esperanza de otros casos similares, no tenia solucion en el estado que se encontraba. La esperanza es lo ultimo que uno debia perder. ?Por que inventarian la detestable ley de Murphy? En la mayoria de las ocasiones, si esperas que algo te salga bien, automaticamente se aplica la repulsiva ley y se estropea. En la vida existen realidades que jamas intuiremos con una simple mirada, aunque las tengamos enfrente de nuestros ojos. Desgraciadamente, solo con un pequeno movimiento, aunque sea provocado de forma instintiva, hacemos que todo cambie. Ese fue el caso, por analogia, de la enfermedad de Olguita. La nina movio su bola de la ciudad de forma energica y reiterada, hasta que se canso. Yo desde el fondo de la habitacion observaba como caian los copos de nieve. Pense en la importancia de un solo movimiento, capaz de cambiar el aspecto exterior de algo. Era la capacidad, a veces no entendida, del que tiene el poder sobre las cosas. Esta experiencia me ayudo personal y espiritualmente. El encontrarme rodeado de esta gente desconocida para mi, con situaciones totalmente heterogeneas, fue mentalmente gratificante. Siempre pienso que hasta que no te ocurre una desgracia similar no se llega a saber con profundidad lo dura que es la vida y hacia donde nos lleva. En realidad, no se nos prepara bien para la muerte. Quizas si en otras culturas. Me encontraba absorto, embelesado, divagando, vanamente sumido en mis pensamientos. Esa paz interior se rompio al entrar una enfermera gritando bruscamente; --!Raul, Dr. Bertel! ?Donde se encuentra usted? --Incorporandose rapidamente --le contesto--, aqui. --Se trata de Gabriel. Tiene convulsiones y sus constantes vitales se encuentran bajo minimos. --Vamos, rapido, prepara una dosis de epinefrina y coja el desfibrilador por si fuese necesario. El Dr. Bertel me explico posteriormente que Rosa era una enfermera que llevaba trabajando toda su vida con personas desahuciadas, sobre todo de medios economicos limitados. Por lo visto se encontraba muy implicada con esta causa. El tiempo se lo permitia, ya que no tenia familia directa, excepto un tio segundo, por parte de madre, que se encontraba en EE. UU. Era un prestigioso directivo de una empresa con mucho renombre y poder. Cuando pensaba lo que podia tener y no poseia, por no haber amasado la misma fortuna que su familiar, se curaba de humildad ayudando a los que eran como ella. Segun decian, algun dia, heredaria su patrimonio. <>. --Aqui tiene, doctor --dijo la enfermera. Raul actuaba como cualquier profesional de la medicina, trabajaba de forma apacible, sin nervios de ningun tipo. La tranquilidad se transformaba en una acuciante desesperacion para el que se encontraba a su lado. Aunque yo no era sanitario para poder opinar, por supuesto. --No se estabiliza --dijeron resignados. El sonido del electroencefalograma pitaba despacio, marcando la lenta actividad cerebral. Los latidos de su corazon eran muy debiles. Daba la impresion de que se estaba yendo. Intentaban recuperarlo y devolverlo a su estado normal. Cuestion esta ilusoria. Su cara parecia la de un angel que acababa de entrar en el cielo. --Senor Gabriel. ?Como se encuentra usted? No respondia. Mientras se debatia entre la vida y la muerte ocurrio uno de los acontecimientos mas usuales y extranos que se suelen dar en estas situaciones. Gabriel que se encontraba totalmente inconsciente, reflejaba una cara de felicidad que llegaba a lo mas profundo del alma. Reverberaba dulzura y calidez a la vez. Como si estuviera siendo rodeado y recibido por muchas personas queridas. Era evidente, su fallecimiento estaba cerca. Ya no habia nada que hacer. La enfermera y Raul salieron desolados, con la cabeza agachada, quitandose los guantes de latex de las manos. Entiendo que para certificar la defuncion del paciente y realizar los ultimos preparativos. Me di cuenta de que me encontraba solo junto al cuerpo yaciente de este desconocido. No se por que razon me sentia como si fuera imprescindible en aquella habitacion. Pense que se trataba del destino y asi lo acepte. Me acerque al moribundo y susurrandole al oido le dije refiriendome a mi Claud: --Demuestrame la forma de llegar a ella. No sabia si realmente me habia escuchado, pero un pequeno gesto cambio la expresion del Sr. Gabriel. Note como sus pupilas se dilataban. Estaba alejando la mirada hacia un punto concreto de la habitacion. Mire atras, mas bien por miedo a lo que pudiera encontrarme alrededor. Se me puso la piel de gallina. Se trataba de la figura de una anciana que llamaba a Gabriel con la cabeza. El hizo ademan de levantarse; sin embargo, sus pocas fuerzas no se lo permitieron. De forma repentina se le oyo un suspiro, diciendo: --Gracias por esperarme, amor. Cayo en la cama y no volvio a respirar mas. --!Raul! !Raul! !Es Gabriel! Parece que definitivamente ha fallecido. Todo esto es desconcertante, antes de su frivolo y esperado final en la tierra fue capaz de articular varias palabras. --Ya habia fallecido cuando nos fuimos de la habitacion --afirmo Bertel--. Se trata del ultimo suspiro. Seguro que, como siempre, escucharias palabras de asombro por ver a alguien querido o conocido, ?verdad? --expreso Raul. --Asi es. Parecia como si hubiera visto algo. Lo increible del caso es que aprecie una anciana que le llamaba. --Que no te resulte extrano. No es la primera vez que ocurre esto. Hace unos meses tuvimos aqui a una mujer que cuando la hospitalizamos ya estaba moribunda, agonizo durante una semana completa. Afirmaba estar viendo a su marido que fallecio anos atras, incluso charlaba con el. Al principio me asombre bastante, pero empezo a ser algo familiar para mi. Despues de esta mistica experiencia ya era hora de continuar mi camino. ?Que podia esperar mas de este largo dia? Al llegar a casa me vino a la mente lo que le susurre al pobre senor Gabriel durante ese trance. Recorde las palabras que levemente pronuncio, palabras que de forma complaciente daban las gracias a alguien. Todo ello hacia sentirme feliz, con una gran esperanza por volver a ver a Claud algun dia. En la vida terrenal o en cualquier otro lugar existente. Dormi sin mayor preocupacion que la soledad. Esta se me hace dificil de sobrellevar. En ocasiones deseaba volver atras el tiempo para poder hacerle sentir a Claud todo lo que la amaba. No obstante hay deseos que uno advierte cuando ya no los puede realizar, por lo que es mejor no pensarlos. La desesperacion se alia con aquel que frustra sus empenos y yo soy de esos, de los que suenan con poder hacer cosas imposibles. A la manana siguiente me desperte temprano, era domingo. No tenia mayor aspiracion que permanecer en casa. Solo saldria para ir a misa. No se por que razon me apetecia reconciliarme con Dios. Deseaba volver a mi epoca de juventud en la que asistir los domingos a la iglesia era lo habitual. Previamente estuve observando unos retratos de entre todos los recuerdos que guardaba de mi mujer. Cada dia la veia mas guapa. No se me olvidara jamas el momento en que le hice aquella foto. Pense que si la llevaba siempre junto a mi la sentiria mas cerca. La guarde en la cartera, junto a las que ya tenia. Deje a un lado el resto despues de verlas. Recuerdo perfectamente que en esta estabamos los dos en el Castillo de Gibralfaro. Nos encontrabamos divisando la hermosura del paisaje de la ciudad. La vista se perdia en la penumbra hasta topar casi con el continente africano. Era un lugar muy querido por mi. A veces Claud no entendia el porque. En ocasiones me recriminaba que era muy pesado por querer ir de nuevo a ver el monumento nazari. Ella nunca supo que en ocasiones subia a pensar en este enclave, sin ella. Uno de los dias mas bonitos de mi relacion, de los que guardo recuerdos entranables, fue ahi, en ese sitio con tanto encanto, lugar en el que supuestas batallas se habian librado por conquistar los dominios de semejantes parajes. Cuanto amor y odio juntos se entremezclaron para luchar por algo tan preciado y valioso. Solo podia afirmar palabras de halago. Mi queridisima ciudad rezumaba alegria desprendida por el brillo del sol reflejado en el mar. Ese dia subiria a ver nuevamente su encanto. Asi podria cantar en la cima del monte Esperando a que caiga la noche, aunque solo fuera en silencio: <

  • En tu mundo (Entre dos mundos 1) de Nadia Noor

    https://gigalibros.com/en-tu-mundo-entre-dos-mundos-1.html

    Primera entrega de la bilogia <>.

  • Donde menos lo esperas de Brianne Miller

    https://gigalibros.com/donde-menos-lo-esperas.html

    El amor es como una caja de bombones, nunca sabes el sabor que te puede tocar. Por desgracia a mi siempre me tocan los bombones amargos, los que te dejan mal sabor de boca y poco a poco te van quitando las ganas de seguir probando el resto. Mi ultimo bombon no era demasiado guapo, ni demasiado brillante, ni demasiado carinoso. Era mas como el insulso bombon de chocolate blanco con arroz inflado que la mayoria de las personas deja para el final. Crei que eligiendo ese bombon no corria peligro de terminar desilusionada, pero por desgracia me equivoque. Archie se dedica a vender coches, un empleo sencillo y sin demasiadas preocupaciones en el que le pagan a comision. Si no hay venta no hay dinero, asi de sencillo, por eso me tocaba a mi el ochenta por ciento de las veces invitarle a el a cenar. Pero no me importaba porque era tan ilusa que pensaba que me queria... que tonta fui. No me di cuenta cuando me quedaba encerrada en casa porque el queria quedar con sus amigos y decia que aun no se sentia preparado para compartirme con ellos, ni aquella vez que le llamo su madre y aun teniendome delante de el vestida unicamente con un corpino de encaje y un tanga a juego, le dijo que viniera a ver lo bien pintadas que le habian quedado las paredes del pasillo. Ahora se que fui una tonta y que todo el tiempo me engano. Quien sabe... tal vez no era su madre quien llamo sino la muchacha de veintipocos anos con la que salia a mis espaldas y que descubri por casualidad gracias a Facebook, que curiosamente me sugirio el perfil secreto de Archie como nueva amistad. Pero todo eso es pasado desde hace seis meses, ahora solo quiero centrarme en mi trabajo y olvidarme del resto de bombones de mi caja, porque posiblemente nunca mas vuelva a probarlos y terminen por caducarse. Miro la hora en el enorme reloj de numeros plateados de la oficina y apago el ordenador con un suspiro. Soy supervisora de una importante cadena de franquicias y por lo general me encanta mi trabajo, excepto cuando Brandon, el responsable del departamento comercial, empieza a insistir de manera agobiante en que salga con el. Como si hubiera oido mis pensamientos el aludido se acerca a mi mesa sonriendome de la forma que tanto detesto y se sienta en ella con toda la poca verguenza que le caracteriza. --Levanta de ahi, Brandon, por favor --ordeno sin apartar la mirada de mi ordenador. --Estas muy quisquillosa hoy, Ash. ?Es que no has tomado cafe esta manana? --Para ti sigo siendo la senorita Lowell. --Parece que hoy te has levantado con el pie izquierdo, nena. A pesar de la burla hace lo que le pido, pero se pone en cuclillas a mi lado con los brazos cruzados sobre mi escritorio. --?Cuando vas a quedar conmigo? --pregunta. --Nunca --respondo sin dedicarle ni una triste mirada. --?Y por que no? --Porque no me da la gana. --Dejame invitarte a cenar. --No tengo hambre. --!Vamos, Ash! Tendras que comer, ?no? --Te he dicho que no me llames Ash. Y si, tengo que comer, pero para tu informacion ya he quedado con alguien. --?Con Jodi? --bufa-- Pues cancelalo. --Ni lo suenes, prefiero mil veces cenar con ella a hacerlo contigo. Con un suspiro de derrota se pone de pie al fin, devolviendome mi espacio personal. --Algun dia terminara aceptando, senorita Lowell. --No se si lo dice como amenaza o como promesa--. No pienso darme por vencido. --Pues te aseguro que estaras desperdiciando un tiempo precioso. Brandon al fin se marcha y puedo respirar tranquila. Es incomodo, bochornoso y desesperante que insista en quedar conmigo de esa manera. ?Es que no sabe aceptar una negativa? Me tiene harta con sus intentos de seducirme, desde que se entero por casualidad de que lo habia dejado con Archie no deja de incordiar con lo mismo, y aunque yo no suelo llevar tacones de aguja como mi mejor amiga, estoy segura de que si le pido uno prestado para clavarselo a Brandon en la frente me lo dejara sin rechistar. Jodi llega a la oficina en ese momento y se apoya en mi escritorio con una sonrisa. --?Nos vamos o que? --pregunta-- Me muero de hambre. --Si, es que he tenido aqui a Brandon otra vez. --?Ese capullo sigue molestandote? --se ofende-- Al final voy a tener que darle una paliza... Su comentario me hace reir y me engancho de su brazo para salir de la oficina. --?Crees que yo no se defenderme sola o que? --protesto-- Me tratas como si fuera una nina pequena. --Eres tonta, eso es lo que eres. No quiero que vuelvas a pasar por nada tu sola, para eso estan las amigas. --Ya tuve suficiente con la bronca de Stacy, no empieces tu tambien. Stacy es otra de mis mejores amigas. Nos conocimos cuando se unio a la franquicia hace ya unos anos y desde entonces las tres nos hemos hecho inseparables. --Vale, ya paro... --protesta Jodi. --Asi me gusta, que seas obediente. Me aparto de ella con una carcajada cuando levanta el bolso para darme con el. Cenamos en un restaurante cercano, y aunque estoy algo cansada mi amiga insiste en ir a tomar algo a algun pub. --Tengo ganas de acostarme --me disculpo. --!Vamos, Ash! No has salido desde que dejaste al pringado que tenias por novio, es hora de que empieces a conocer chicos de nuevo. --No, gracias, mi caja de bombones caduco. --?Como dices? --Olvidalo --respondo sonriendo--. Me voy a casa, en serio. --Ashley Lowell --protesta cruzandose de brazos delante de mi--, como se te ocurra dejarme tirada esta noche te juro que no te lo perdonare jamas. --?Y para que quieres que te acompane? Conoceras a un tio y te iras a bailar con el, no me apetece beber sola de nuevo. --Te prometo que no voy a apartarme de ti --dice con las manos unidas--, sere como una lapa. Por favor... --Esta bien... Entramos al pub de siempre y Justin, el portero, nos saluda con una sonrisa. --Crei que ya no veniais --nos dice. --?Y perdernos ver a nuestro macizo favorito? --bromeo-- Ni de broma. --Que no te engane, tenia pensado irse a casa --me delata Jodi. --!Ten amigas para esto! --rie Justin-- Tranquila, carino, que lo importante es que estes aqui. Miro a Jodi con una ceja arqueada haciendo reir a Justin, que nos besa a ambas en la mejilla. Es una pena que sea gay, en serio... seria el unico hombre con el que romperia mi decision de no fijarme mas en ninguno de ellos, pero creo que antes de que el se fije en una chica se congelara el Infierno. --Portaos bien --dice al abrirnos la puerta. --Sabes que somos muy buenas --responde Jodi con un mohin. --Ash tal vez, pero tu... Encontramos una mesa vacia al final del local y me voy hasta ella mientras Jodi pide nuestras cervezas. El ambiente esta bastante bien, hay gente pero sin llegar a ser agobiante y en la pista se puede bailar con libertad de movimientos. Jodi me tiende mi cerveza y se apoya en la mesa con un suspiro. --?No te sientas? --pregunto. --Me duele el culo de estar sentada --responde. --Has estado toda la tarde fuera de la oficina. --Si, pero he pasado mas tiempo en el coche que en las tiendas. ?Por que no bailamos un poco? --Me tomo esta y me voy a casa --aviso. --?Por que? --protesta con un mohin. --Porque estoy muy cansada, manana trabajamos y al menos yo no podre mantenerme en pie si me quedo mas tiempo. --Eres una aguafiestas --protesta Jodi. --El mundo no gira alrededor de ti, mona. --Eso quisiera yo... Levanto la vista con una sonrisa y me quedo helada en el sitio al ver al hombre mas guapo que he visto en mi vida. Es bastante alto, puede rondar el metro ochenta, de hombros anchos y cintura estrecha. Se pueden adivinar unos buenos pectorales debajo de la camiseta blanca que lleva puesta y tiene unos biceps de esos que toda chica se muere por tocar. Lleva el pelo castano corto por los lados y algo mas largo por arriba, y los mechones se entrecruzan haciendole parecer un chico malo. Tiene una mirada risuena en sus ojos castanos, una sonrisa de infarto que dibuja dos hoyuelos en sus mejillas y una barba de tres dias que le hace parecer mucho mas atractivo e interesante. Soy muy mala para las edades pero no parece ser mucho mas joven que yo, tres o cuatro anos tal vez... pero no mucho mas. Ni siquiera me he dado cuenta de que tenia la mirada fija en mi durante mi escrutinio. Sin apartarla, se bebe el ultimo trago de su cerveza con una sonrisa absolutamente irresistible, deja el botellin sobre la mesa y se acerca a nosotras con paso decidido. --!Madre mia! --susurra mi amiga a mi lado-- Ese hombre tiene una mirada quemabragas total. Le doy un codazo sonriendo pero no puedo apartar mis ojos de el. Es como un dios griego que lo llena todo a su paso. La ropa le sienta de muerte, y eso que solo lleva una camiseta de manga corta y unos vaqueros normalitos... En cuanto llega a nuestra mesa apoya los codos en ella y acerca su cara a la mia sin dejar de sonreir, consiguiendo que mi corazon se salte un latido. --?Donde has estado escondida durante toda mi vida? --susurra.

  • Maraton de Brian Freeman

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    Una bomba estalla en pleno maraton en la ciudad de Duluth. El detective Jonahtan Stride se suma a la frenetica busqueda del autor. Alguien asegura haber visto a un joven musulman con una mochila, y pronto se desata la caza al hombre. Pero las cosas son mas complejas de lo que parecen…

  • Los Caminos del Amor de Lily Cerda

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  • Sombras en el bosque de Phoebe Locke

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    Un asesinato sin sentido. Una leyenda terrorifica. Una familia poseida.

  • La mas hermosa melodia de Rose Jackson

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    Hitoshi Kurosawa es un nino japones que encuentra la paz al conocer el sonido del piano. Luego de una desgracia que sacude su vida es enviado a estudiar musica a un prestigioso colegio ingles. Alli debera enfrentar la soledad de estar lejos de su familia y de su tierra.
    Al ver que su animo decae, un joven profesor llamado Mark Reed, se enternece ante su peculiar situacion y le abre las puertas de su hogar.

  • Perderte para volver a encontrarte de Dana Darius

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    Emma creia que lo tenia todo. Estaba a punto de cumplir sus suenos junto a Sergio y era feliz, pero el dia antes de su boda descubrira algo que hara tambalear su mundo y que deje de creer en el amor.

  • Medias verdades de Lisa Unger

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    La periodista Ridley Jones recibe un dia la visita del FBI y una desagradable sorpresa: en varias de las fotografias que ha tomado durante sus vacaciones, aparece siempre un misterioso personaje confundido entre la multitud. El fantasma de su tio Max Smiley, su padre biologico, el hombre al que quiso toda su vida y que demostro tener un lado oscuro y criminal, vuelve a acecharla. Lo sorprendente es que Max esta muerto y la propia Ridley vio quemar su cuerpo? De nuevo, su fragil mundo se desmorona y deja a la vista una realidad demasiado cruel para creerla. Y, como antes, sabe que ha de seguir intentado descubrir la verdad? aunque le cueste la vida.

  • Amos y mazmorras II de Lena Valenti

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    .Cleo Connelly siempre quiso ser como su hermana Leslie. Por eso, cuando decidio trabajar para la Ley, Cleo la siguio y se esforzo siempre por llegar a su nivel. Pero solo Leslie fue aceptada en el FBI, mientras que Cleo tuvo que conformarse con patrullar su ciudad natal: Nueva Orleans.

  • El legado de los espias de John Le Carre

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    Peter Guillam, leal colega y discipulo de George Smiley en los servicios secretos britanicos -conocidos como El Circo-, disfruta de su jubilacion en la finca familiar de la costa meridional de Bretana, cuando una carta de su antigua organizacion lo insta a regresar a Londres.
    ?El motivo? Su pasado en la Guerra Fria lo reclama. Unas operaciones de inteligencia que habian sido el orgullo del Londres secreto y habian implicado a personajes como Alec Leamas, Jim Prideaux, George Smiley o el propio Peter Guillam estan a punto de ser investigadas con criterios perturbadores, por una generacion sin memoria de la Guerra Fria ni paciencia para atender a sus justificaciones.
    Entretejiendo pasado y presente para que ambos cuenten su tensa historia, John le Carre ha urdido una unica trama tan ingeniosa y apasionante como la de las dos predecesoras sobre las que se ha basado: El espia que surgio del frio y El topo. El pasado ha venido a cobrarse sus deudas.

  • Carlo. Una promesa, tequila y pasion de Claudia A. Perez R

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    Carlo Lastiry, orgulloso mexicano originario de Jalisco, es uno de los duenos de la reconocida marca de tequila “Don Arturo”. El es sinonimo de franqueza, lujuria y diversion, un Potro indomable que combina su pasion por los caballos de fina estampa con su trabajo en la empresa familiar.
    Los negocios nunca han sido un problema para el, tiene una capacidad ingeniosa con la que logra lo que se propone, aunque la despreocupacion y sus largos fines de semana aparenten lo contrario.

  • Una dama para el duque Rothsay de Mimi Ferrer

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    Un terrible secreto. Una leyenda. Un amor imposible.

  • Desgracia impeorable de Peter Handke

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    Publicada en 1972, “Desgracia impeorable” ocupa un lugar destacado dentro de obra de Peter Handke (1942), uno de los escritores actuales mas importantes, polemicos y populares en lengua alemana. En el libro, escrito pocas semanas despues del suicidio de su madre por una sobredosis de narcoticos, la angustia lleva al autor a profundizar en la memoria y encontrar para sus recuerdos formulaciones adecuadas. Y, en esta prosa cristalina, el relato preciso de la existencia de la madre (un mero salir adelante en que cobra fuerza la voluntad por dejar de ser <> para convertirse en <>), construido sobre un recuerdo vivido intensamente, se transforma en un ajuste de cuentas con la realidad, asi como en una lucida reflexion sobre la tarea del escritor.

  • Y una mierda me quisiste de Mayte Aranda

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    Mina se quedo dormida, hace doce dias, siete horas y veinte minutos, cuando un camion cambio de carril antes de mirar, empujando su vida hasta la cama de un hospital. Y alli descansa sin descanso, mientras su cuerpo decide si piensa quedarse o si prefiere marcharse para siempre al lugar de donde nunca se vuelve. Las reminiscencias de sus recuerdos flotan junto a su aletargado cuerpo, mientras Sam aguarda impotente su muerte o su improbable despertar. El tiempo pasa lento, como una enorme y pesada garra, aranando piel, alma y voluntad, para llevarse consigo cualquier resto de esperanza. Tanto amor no puede morir. Tantos besos guardados, tantos abrazos no dados, tantos recuerdos de tantas cosas no se van sin mas. No pueden. o si. “Y una mierda me quisiste” solo es una bonita historia de amor que un dia alguien dibujo a partir de un bonito recuerdo. Nada mas. Vivela, disfrutala y sobre todo. sientela.

  • Los saltos de Sara. La historia completa de Susanna Herrero

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    Este libro es una recopilacion de la historia completa de Sara Summers que incluye los titulos: Los saltos de Sara, Las caidas de Sara, Las decisiones de Sara y Simplemente Sara.

  • Un corazon demasiado grande de Eider Rodriguez

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    Una antologia de los mejores relatos de la autora revelacion vasca, Premio Euskadi de Literatura.

  • Una obsesion perversa de Victoria Schwab

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    Victor y Eli eran dos estudiantes universitarios brillantes pero arrogantes que reconocian, el uno en el otro, la misma agudeza y la misma ambicion. En el ultimo ano de su carrera, el interes compartido por la adrenalina, las experiencias cercanas a la muerte y los acontecimientos en apariencia sobrenaturales plantean una posibilidad intrigante: que, dadas ciertas condiciones, seria posible desarrollar habilidades extraordinarias. Pero cuando la tesis pasa de lo academico a lo experimental, las cosas salen horriblemente mal.