• libro lady sophia pdf - Lydia C. Ramirez Blytherose

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    En el Londres del siglo XIX, y tras haber sido repudiada por su familia, lady Sophia Phillips vive su existencia alejada del mundo dentro de un convento, cuando de repente su presencia es solicitada por su madre.
    Todo cambiara para ella, sobre todo ante la subita proposicion de Stephen Rutterford, un caballero sin titulo, pero con una gran fortuna.
    ?Habra una segunda oportunidad para Sophia de ser feliz? ?O volveran sus fantasmas pasados a atormentarla de nuevo?

  • Trilogía Ladys | Lydia C. Ramírez [Descargar ePub y PDF]

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  • Lady Sophia - Libros De Mario

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  • El Secreto De Lady Sophia (Damas Inadecuadas 2) - Kathia ...

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  • Lydia C. Ramírez archivos - Lady Amelia - leer libros online ...

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    25 ene 2020 — Lady Sophie Douglas se ve arrastrada a aceptar el consejo de su primo y alejarse de su familia escocesa, a la que ama y por la que daría su ...

  • LADY SOPHIA | LYDIA C. RAMIREZ BLYTHEROSE

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  • Descargar El secreto de lady Sophia PDF y ePub - Lectulandia

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    22 ene 2020 — Para Lady Sophia las cosas van de mal en peor, pues se ha visto en la ... El secreto de lady Sophia pdfLibro El secreto de lady Sophia pdf.

  • ?Bailamos? de Noni Garcia

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    Alejandra no podia creer que aquel coche se hubiera saltado la senal, que tuviera que estar de baja algunos meses, que no pudiera bailar y, mucho menos, que su medico y cirujano fuera Salvador, el insoportable hermano de Ivan, su mejor amigo y pareja de baile.
    Salvador siempre habia mantenido lejos de el a Alejandra, alguien que le atrajo desde el dia que la conocio, una nina de papa ante la que no pensaba sucumbir, ya que con una tuvo suficiente.
    Pero ni Alejandra es lo que aparenta, ni Salvador es el hombre insufrible que parece ser.
    Un accidente, una mujer valiente, un hombre con miedo a sufrir, una recuperacion que los une sin remedio y.
    ?Podra un baile unirlos para siempre?

  • Esta cosa llamada amor de Hailey Smoke

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    Julia:
    Alto, moreno y hermoso? Si, ese es el. Xander es un veterano con una sonrisa atractiva, dulce y protectora del corazon con un cuerpo de desmayo despues. Y el es un cliente. Si, que sea profesional, sin embargo, no me importaria conocer mas de el despues de las horas de trabajo. Veo la forma en que me mira y yo no soy el unico barridos por la innegable atraccion entre nosotros. ?Tenemos una oportunidad de amor o nuestro pasado a nosotros que negar?
    Xander:
    Un evento desafortunado llevo a Julia a mi vista. Desafortunado, si, pero estoy agradecido por ello. Querer volver a verla, me converti en su cliente. Amable y hermosa, ella es un soplo de aire fresco, un faro de luz en mi vida solitaria. La quiero y ella me quiere. Solo el tiempo dira.

  • El ultimo Dickens de Matthew Pearl

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    Por el autor de El club Dante, una brillante y adictiva trama que mezcla el trafico del opio y la literatura, el efervescente Boston de fines del siglo XIX, el Londres victoriano y la India colonial.

  • El Hielo Negro de Michael Connelly

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    Cal Moore, del departamento de narcoticos, fue encontrado en un motel con un tiro en la cabeza cuando estaba investigando sobre una nueva droga de diseno llamada <>. Para el detective Harry Bosch, lo importante no son los hechos aislados, sino el hilo conductor que los mantiene unidos. Y sus averiguaciones sobre el sospechoso suicidio de Moore parecen trazar una linea recta entre los traficantes que merodean por Hollywood Boulevard y los callejones mas turbios de la frontera de Mexico.

  • “Pajas” de Carlos De Luca

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    Ricardo, alias Richard_dreyfuss, es un adicto al sexo en internet. No puede despegarse de la pornografia ni en su horario de trabajo. Ha perdido buena parte de la ilusion y la esperanza de su juventud frente a la pantalla del ordenador.

  • El vicio espanol del magnicidio de Francisco Perez Abellan

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    Un denominador comun une los magnicidios y los grandes atentados que cambiaron al menos cinco veces la historia de la Espana contemporanea. Prim, Canalejas, Canovas, Dato y Carrero Blanco, todos ellos presidentes del Gobierno, fueron asesinados en circunstancias escandalosamente extranas. Francisco Perez Abellan, el hombre que revelo la verdad sobre la muerte de Prim, desmonta todas las versiones
    oficiales.

  • Bajo la misma luna de Adriana L. Wilkinson

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    Algunas personas, motivadas por el auge tecnologico, encuentran en otra parte del mundo a una “media naranja”. Otras, debido a la creciente exigencia profesional y academica deben separarse temporalmente de su pareja. En ambos casos la distancia se presenta como un factor decisivo para el mantenimiento del vinculo amoroso. Inevitablemente surgen las preguntas: ?se mantendran este tipo de relaciones?, ?son funcionales?Otros dos factores que deben tomarse en cuenta en las relaciones a distancia son la sexualidad y el contacto fisico. Y tu, ?alguna vez has tenido un amor lejano?

  • La sombra de una venganza de Delfina Farias

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    Atras quedaron los enganos, amarguras y tristezas del pasado. Manuel, Davy y Sofi viven felices junto a su numerosa familia. Cuando sus negocios se lo permiten, viajan por el mundo perdiendose en paises increibles y disfrutan su gran amor. Una duda atormenta al gallego Manuel Ocampo Falcao todos los dias de su vida, sera aun mas fuerte con la llegada de Lucio el ingeniero, porque sacara a la luz una gran mentira que hara temblar hasta su cordura. Un enemigo se agazapa en las sombras tratando de destruir su felicidad y quebrar la paz familiar. !Los Falcao estan mas vivos que nunca y juntos enfrentaran a un nuevo enemigo! ?Lograran a pesar de todos los problemas encontrar la paz y tranquilidad que consiguieron a traves de los anos? ?Sera el mas temible o el mas siniestro? Mil preguntas y solo una respuesta… Descubre que se oculta en La sombra de una venganza

  • Torbellino de Joan A.

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    --!Punto de ajuste! --Llamo, incapaz de mantener el regocijo infantil de mi voz. Martin me mira con el ceno fruncido a traves de las gotas de sudor en su frente y hace rebotar la pelota de tenis con rabia. --!Falta! --Me rio, mientras el siguiente saque de Martin se estrella en la red entre nosotros. Su ceno fruncido se profundiza. Despues del inevitable punto final, cruzo la cancha y lo abrazo, nuestras camisetas manchadas de sudor pegadas en el calor de Nevada. --Definitivamente eres mejor abogado que un jugador de tenis --le sonrio. Martin y yo hemos sido amigos desde que tengo memoria. Fuimos juntos a la escuela y nos hemos mantenido unidos, una de las pocas personas de verdad en las que pude confiar despues de que empece a ganar dinero de verdad. Otras personas han ido y venido en mi vida, pero Martin ha permanecido constante. Poco mas de 30 anos, una vida de cenas corporativas y borracheras con los clientes se esta empezando a notar en el. Su cuello se ha vuelto mas grueso y rojo, y el estomago, que antes era plano, ahora esta cubierto con una capa cada vez mayor de grasa de confort. A pesar de ello, sigue teniendo su aspecto juvenil, y el tono gris de las sienes le ofrece un aire mas distinguido que le sirve bien. Su molestia por haber sido demolido profundamente se calma rapidamente, mientras me mira de arriba a abajo. --Esta bien para ti --refunfuna--. Sigues teniendo el mismo cuerpo flaco que tenias cuando eras un adolescente. Me rio. La verdad es que me dirigia igual que Martin hace unos anos. Feliz en una relacion segura y comoda y disfrutando de los frutos de la empresa de diseno de juegos que estableci a los 20 anos. Luego, cuando Laurie… se fue, las cosas cambiaron. Me uni al gimnasio, empece a ver a un entrenador personal 3 veces a la semana, y el hambre por los negocios volvio. Todo para mejor, me digo a mi misma. Aplaudo a Martin en el hombro. --Bueno, no todos los dias puedes comprar tu propio hotel en Las Vegas --digo alegremente --. Hemos probado las instalaciones, !creo que es hora de probar el bar! Martin se rie, toda la mala voluntad del partido de tenis se evaporo. --Cuidado --dice, dandose palmaditas en las tripas--. Terminaras como yo si no tienes cuidado. --?Que? --Digo, mientras nos dirigimos a los vestuarios--. ?Dos veces divorciado y feliz? --!Veamos si podemos encontrar un candidato para el divorcio numero 3! ***** El pelo todavia humedo del spa del hotel; tomo el ascensor con Martin hasta nuestras suites. Un golpe fuerte indica una parada en el vestibulo en el camino. Apenas son las 5 de la tarde, y el trafico peatonal es bastante ligero, pero cuando las puertas se abren, dos chicas entran en la cabina del ascensor con nosotros. Ambas estan bronceadas y son delgadas, y llevan su buena apariencia con ligereza. Evidentemente, acaban de llegar de la piscina, con el pelo brillante por el agua. Siento que Martin se mueve a mi lado y sonrio cuando levanta una ceja. La mas baja de las dos chicas, con un corte de pelo castano ondulado y piel bronceada, mira por encima del hombro y nos sonrie coquetamente. Le devuelvo la sonrisa y siento que Martin hace lo mismo. La otra chica tiene el pelo corto, recortado, casi como el de un chico, pero lo lleva con una confianza tranquila. Su piel es mas oscura que la de la otra chica, como la teca bordeada de miel, y la camisa blanca suelta que lleva atenua las lineas flexibles de su tonificado fisico. Cuando las puertas del ascensor se cierran, me atrapa mirando el reflejo del metal y sonrie suavemente. Nuestros ojos se encuentran por un instante, y yo soy el primero en dejar caer mi mirada. Las chicas salen en el noveno piso, y ambas sonreimos de nuevo mientras la chica mas baja dice un rapido ‘adios’. --?Numero 3? --Martin me susurra, mientras las puertas se cierran una vez mas. ***** El Bell tower Grand Hotel and Casino, domina el borde sudeste de la franja de Las Vegas. Desde la suite del atico, puedo disfrutar de las vistas panoramicas en 3D del horizonte de la ciudad. Al oeste, la ciudad brilla en toda su extravagancia de neon. Al este, la vista montanosa del Parque Nacional de Red Rock Canyon se puede ver simplemente, tenida de rojo y negro en la luz que se desvanece con la puesta de sol. Prefiero la vista desde este lado del hotel. A la mayoria de los clientes les gustaria ver el brillo y la chispa de los casinos y los fuegos artificiales, pero a mi siempre me ha gustado la tranquila soledad de las montanas. Las farolas de abajo todavia brillan, pero parecen transitorias y efimeras en relacion con la solida tranquilidad de esos distantes picos. Suspiro. Habia sido mi idea beber en el bar con Martin, pero ahora, de vuelta en la oscura habitacion del hotel, miro por las ventanas y puedo sentir la emocion del trato, y el zumbido del alcohol, evaporandose. Cuando los inversores se me acercaron inicialmente con la idea de comprar un hotel, me rei. Soy un disenador de juegos, y uno de exito, pero ?que sabia yo de hoteles? Sin embargo, como Martin sigue diciendome, parece que tengo el don de convertir todo lo que toco en oro. Empece con un par de boutiques en Kensington y Chelsea, y luego, 2 anos despues, a la madura edad de 31 anos, me encuentro como propietario de esta monstruosa empresa. Mientras las maquinas tragamonedas hacen ruido y zumbido a 30 pisos debajo de mi, casi puedo sentir el exito que irradia el lugar. Una pena que no se pueda decir lo mismo de mis relaciones. Como el Rey Midas antes que yo, me pregunto si estoy maldito. He dejado a Martin hundiendo cocteles en el bar y me he escabullido de nuevo arriba. Me digo a mi misma que fue por el vuelo de las 7 de la manana que tengo manana, pero en realidad solo queria escapar. Tengo ganas de hibernar, como un oso olfateando el invierno. Miro la brillante pantalla del reloj del hotel y veo que acaban de dar las 10 de la noche. Siempre he sido una lechuza nocturna, pero el zumbido del dia ha dejado un hueco, que espero en vano que el sueno pueda llenar. Me encogi de hombros ante la camisa y el traje confeccionados y los deje caer al suelo sin ceremonia alguna. Mientras me deslizo entre las crujientes sabanas blancas, cierro los ojos y escucho el debil zumbido del aire acondicionado, imaginando que puedo oir los sonidos de juerga y risas a nivel del suelo. La gente estara o bien montando la emocion del juego o bien revolcandose en la desesperacion de los suenos destrozados. La casa siempre gana, y ahora yo soy la casa. Extranamente no encuentro este pensamiento muy reconfortante. --?Crees que puede oirme? --?Crees que es un el? La sonrisa de Laurie ilumina su rostro. Siempre ha tenido un conjunto bastante duro en sus rasgos, una cualidad reservada que la hace parecer distante hasta que la conoces. Luego, cuando sonrie, parece una adolescente, llena de travesuras y asombro. --Claro, un verdadero nino de mama. Mi cabeza descansa en el estomago de Laurie, mis ojos miran fijamente a los suyos. --Asi que --repito--. ?Crees que puede entender a su padre? Su mirada se aleja. --El doctor dijo que el o ella --dice ella de forma puntual--, puede empezar a oir a las 18 semanas. Acaricio mi mano suavemente a traves de su barriga. --Ya sea un el o una ella, van a ser increibles --digo--. Igual que su mama. Un fuerte golpeteo me despierta de sobresalto. Entrecierro los ojos al reloj. A medianoche. --!Alex-an-der! --dice una voz a traves del estruendo. Gimoteo. --!Tenemos un vuelo manana! --Le grito a la puerta cerrada. La verdad es que me siento un poco desorientado. El sueno de Laurie parece aferrarse a mi como el humo. --!Alex, vamos! Abre. Acolche la puerta en ropa interior y la abri. Un Martin Caspers desgrenado esta de pie apoyado en el marco, una botella de champan medio borracha cuelga de una mano. Me sonrie. --?Que estabas haciendo? --pregunta, haciendome a un lado cuando entra en la habitacion. --Tenemos un vuelo a las 7 de la manana --le digo en respuesta, mientras empieza a hurgar en el mini bar. El pesca un gin-tonic premezclado y me lo da. --Vamos, tienes que jugar a ponerte al dia. --Martin --empiezo, pero su cara de fanfarron no admite discusion. Tomo el trago y lo devuelvo, el tonico efervescente y mordiente en el fondo de mi garganta. Sinceramente, agradezco su interrupcion. --Vamos --dice, tomando la botella vacia y entregandome otra--. Vamos a salir. --?Hay algo que pueda decir para convencerte de lo contrario? En respuesta me entrega mis pantalones. Linda --No se tu --dice Kristen, aplicando su brillante lapiz labial carmesi--, pero yo voy a tener sexo esta noche. Me rio. --Bueno, siempre y cuando no los traigas de vuelta aqui --digo--. Creo que puede ser un poco incomodo con tres en una cama. Hemos venido de vacaciones a Las Vegas, ya que Kristen recibio dos entradas gratis de un cliente en su estudio de moda. Ella tiene una pequena tienda con clase en el Soho, Londres, y el mes pasado literalmente se metio en mi apartamento cuando se entero de que uno de sus disenos estaba siendo seleccionado para un desfile de moda en Las Vegas. El desfile ha sido un gran exito, y estamos pasando unos dias extra para relajarnos bajo el sol del desierto. Desafortunadamente, la habitacion que nos han dado es para una pareja, pero no me importa. La cama es tres veces mas grande que la de mi pequeno apartamento en mi casa, y conozco a Kristen desde la escuela secundaria. --Dejare un sombrero en la puerta --sonrie Kristen astutamente, y me lanza el lapiz labial juguetonamente. Lo agarro habilmente y sacudo mi cabeza en un simulacro de horror. --No es mi color --digo. Kristen cruza la habitacion en su sosten y pantalones y me abraza. --!Todavia no puedo creer que uno de mis disenos estuviera en un desfile de moda americana! --dice--. Quiero decir, !Lady Gaga estuvo alli! --No creo que ni siquiera ella se ponga esto --digo, y le devuelvo el lapiz labial. --Estoy orgulloso de ti --agrego. --Gracias --ella sonrie, encogiendose de hombros en un vestido corto de lentejuelas plateadas. El color realza los reflejos de su cabello castano. --Ahora, es hora de beber. Hacemos disparos y luego salimos. La franja de Las Vegas parece invadir todas las ventanas mientras el taxi se desliza entre el trafico. Es como un asalto visual a los sentidos. Kristen resplandece como una nina pequena, todavia montando la euforia de su reciente exito. --Este lugar esta realmente sin descubrir --dice, por tercera vez. Esta un poco borracha y se le ha metido un rubor en las mejillas que la hace parecer aun mas guapa de lo normal. --Asi que, sigue diciendome --le sonrio, pero no me escucha. Sus ojos se centran en el brillante mundo exterior. Estoy realmente feliz por ella, pero una parte de mi se siente deprimida. No puedo poner el dedo en la llaga, pero todo el neon parpadeante y el glamour me hace sentir un poco vacia por dentro. --Estamos aqui --dice Kristen, literalmente aplaudiendo con emocion. El ruido y el calor nos golpea cuando salimos de la cabina. Es mas de medianoche, pero la ciudad no muestra signos de desaceleracion. Todo lo contrario, las cosas parecen estar acelerandose. El ritmo del club se escucha desde la calle. --!Vamos! --dice Kristen, agarrando mi mano mientras le pago al conductor. En el interior, la oscuridad se ilumina con la misma grandeza de neon que la franja exterior. Parece un microcosmos de Las Vegas en si, solo que sin las tragaperras. Kristen se cuela entre la multitud y nos mete en un espacio en el bar. --Crei que habias dicho que este lugar estaba sin descubrir. --Digo, mirando a la masa de gente alrededor. --?Que? --grita Kristen por el ruido. Vuelvo a sonreir y tomamos un par de copas. Nos abrimos paso hasta la pista de baile, y yo ronde por el perimetro. Me siento como un ciervo en la orilla de un lago, mirando a los depredadores. Kristen, por otro lado, es una depredadora. --Tenemos que entrar ahi --dice, senalando un area elevada marcada como ‘VIP’. Parece un punto de calma dentro de la tormenta. Glamorosas personas con ropa cara estan sentadas en profundos sofas, hablando en voz baja. Es evidente que el sonido solo debe llegar hasta aqui con los plebeyos. --Esten atentos a que alguien venga aqui abajo --me dice al oido. Su voz es humeda y gutural contra mi piel. Es como una cuerda de guitarra pulsada, zumbando y resonando. Yo bebo a sorbos mi bebida. Me siento fuera de mi alcance. No se por que exactamente. Nunca he sido del tipo timido y retraido, siempre me he sentido comodo dentro de mi propia piel, pero algo en este lugar me pone al limite. Puedo sentir el sudor picando en el borde de mi cuero cabelludo, y el calor y el ruido son opresivos. Tomo otro sorbo de mi bebida, dejando que el frio alivie mi garganta. El sabor me recuerda a cuando me colaba en los clubes en mi adolescencia, cuando salia para pasar una noche bebiendo y bailando con mis amigos, cuando les decia a nuestros padres que nos quedabamos en las casas de los demas. Creci en Londres, justo en el corazon de la ciudad. Mi madre era profesora, y me habia educado para que tuviera confianza en mi misma y me hiciera preguntas, sin dejarme nunca caer en las trampas con las que vi que muchos chicos de mi edad se veian atrapados. Nunca conoci a mi padre, pero no puedo decir que la falta fuera algo que me preocupara. Mi madre es una fuerza de la naturaleza, y ella ciertamente compenso por dos padres. --Vamos, bailemos --dice Kristen, obligandome a abandonar mi vaso. La presion de los cuerpos en la pista de baile es sofocante, pero Kristen golpea y engatusa a su pequeno marco en un hueco, y el espacio parece abrirse a su alrededor, tanto hombres como mujeres apreciando la vista. Ella se mueve seductoramente con el ritmo, y yo me uno a ella, sintiendome mas libre de lo que he sido en dias. Como un director de orquesta, parece que orquestamos a la multitud, y el DJ responde, recogiendo el ritmo y dejandonos llevar. Mi incomodidad desaparece. Capitulo Dos Alex El club es como un reflejo barato de la ciudad en las afueras. Las luces parpadeantes y la musica ensordecedora no contribuyen a aliviar la tension que siento, y la zona VIP que ha dispuesto Martin apenas es mas tranquila. Me siento a tomar una cerveza y escucho a Martin charlar con dos chicas americanas altas que estan a un trago de caerse del sofa. --Tu solo te haces el fresco y distante --dice sonriendo--, las voy a enrollar. Una carrera de charlar con los clientes le da a Martin un talento notable para sostener su bebida. Se emborrachara, ciertamente, pero solo hasta cierto punto. Parece que entonces se encuentra al borde de la embriaguez total, y a menudo es aqui donde salen a la luz algunas de sus mejores cualidades. En este momento, ambas chicas lo observan con atencion embelesada, la mano de una de ellas colocada selectivamente sobre su rodilla. Yo sonrio en la escena, pero sin ninguna calidez real. Ambas chicas tienen el pelo liso de una botella de peroxido y son delgadas y mimbre. No es mi tipo, y aunque lo hubieran sido, no estoy realmente de humor. Vuelvo a mirar mi reloj y pienso en el vuelo de manana a las 7 de la manana. La musica del club de repente cambia de marcha, ya sea respondiendo a un aumento de energia en la habitacion o dirigiendola. Dejo que mis ojos se desvien a traves de la abarrotada pista de baile y me siento atraida hacia un punto cercano al borde. Parece que la multitud se ha separado y veo a dos chicas bailando alli. Ambas son oscuras, una notablemente mas que la otra, y un completo contraste con nuestra actual compania. La mas baja se mueve seductoramente, el destello de su vestido de lentejuelas como luciernagas en las luces del club. La mas alta baila al ritmo de su amiga, pero algo en su movimiento parece mas seguro de si mismo, mas natural. Lleva un vestido blanco sin hombros, el lado derecho de corto, y dos finos pendientes plateados que se deslizan como gotas a lo largo del borde de su mandibula. Su cabello esta cortado, y esto atenua la curva de su columna vertebral y la piel lisa de su cuello y hombros. A medida que se mueve, su vestido se va perfilando un poco, revelando los muslos de color marron caramelo, tonificados y firmes. El movimiento de la chica es hipnotico. Con una repentina sacudida, los reconozco. Son las dos chicas que vimos antes en el hotel. En mi hotel. El pensamiento se aloja en mi cerebro. --Creo que me voy a enfermar. Una de las estadounidenses de repente se levanta de la mesa, arrastrando a su companera detras de ella. Se escabullen sin demasiada elegancia hacia el bano, el marcado contraste en su aspecto con las dos bailarinas es muy evidente. Martin parece despreocupado. --Creo que he esquivado una bala, amigo --dice. Siguiendo mi mirada, sus ojos se dirigen hacia las otras chicas. Como si sintiera su mirada, la chica mas bajita le devuelve la mirada, esa coqueta sonrisa que vuelve a sonar en sus labios. --?Te apetece bailar? --pregunta, y esta vez no discuto. Linda Cierro los ojos y dejo que la musica me bane. El ritmo se estrella contra mi, se mueve a traves de mi. Me olvido de las multitudes y las luces. Solo estoy yo, y Kristen y la musica. Kristen me roza y se siente sensual, como si la musica misma estuviera acariciando mi piel. Siento los bordes asperos de su vestido contra mi mientras se acerca, su voz calida en mi oido. --Mira detras de mi --grita. Levanto la vista hacia la zona VIP. Dos rubias altas se alejan de una mesa, y hay dos tipos sentados, viendolos salir con sonrisas. Uno de los hombres es mas pesado, con una cara traviesa, mientras que el otro es guapo, pero reservado. Sus ojos parpadean cuando de repente observan la pista de baile, y tiene el pelo rubio bien peinado, brevemente recortado a los lados con un cuidadoso ondulatorio en la parte superior. Podria representar igualmente a alguien que acaba de saltar de la cama, o a alguien que ha pasado horas frente al espejo. No puedo estar seguro. Algo en el hombre rubio me parece familiar. Su traje parece caro, y lo lleva con un aire confiado, pero extranamente sencillo. --Se estan hospedando en nuestro hotel --dice Kristen, y ella mira hacia atras por encima del hombro. Casi puedo sentir el gancho hundirse en el tipo mas grande. En pocos minutos estan caminando hacia nosotros. --?Les importa si nos unimos a ustedes? --dice, caminando directamente hacia Kristen. Me sorprende escuchar un acento londinense. --Depende de si puedes mantener el ritmo --grita Kristen, bailando lejos de el. Se mueve bien para ser un tipo mas grande. La rubia me mira con una extrana intensidad. Noto en el destello de la iluminacion que sus ojos son de un azul penetrante, tan profundos e impenetrables como un oceano. No nos hablamos, pero se mueve a mi lado, sus movimientos son confiados y seguros. Es alto, y puedo sentir su musculoso cuerpo bajo el traje bien cortado. Su baile se siente como un cortejo, formal y a la vez relajado. Nos acechamos unos a otros, como depredadores a la orilla del agua, pesandose unos a otros. Es como si me olfateara para buscar mi debilidad, y encuentro su mirada extranamente convincente. Mi mano roza el interior de su traje, no por casualidad acariciando las duras crestas de su estomago. Al mismo tiempo su mano encuentra mi espalda baja, acercandome por un instante, antes de soltarme y dejarme deslizar. No se cuanto tiempo bailamos, pero puedo sentir una linea de sudor contra la base de mi garganta. Miro hacia arriba, pensando en un trago, y veo a Kristen haciendome senas. Ella esta de pie junto al tipo mas pesado, con una sonrisa en su rostro, pronunciando las letras V-I-P con un regocijo no disimulado. Miro a mi pareja de baile y el tambien sonrie. La accion suaviza sus rasgos, haciendole parecer casi vulnerable. Me coge la mano.

  • Destruccion 2 de Monika Hoff, Norah Carter, Patrick Norton

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    No era mi cuerpo. No, tampoco era la sombra de un pajaro. Ojala lo fuese. Ojala hubiera tenido esa libertad que tanto anoraba en esos animales para volar alto y desaparecer de este jodido mundo. No podia decir que estaba confusa. No. Yosabia con claridad lo que habia sucedido en mi vida, loque me habia llevado a ser esa mujer engreida y vanidosa durante tantos anos. Llevaba varias semanas en Irlanda. No tenia contacto con nadie. Ni siquiera habia tenido la valentia de coger algunas llamadas de Jess. Ahora yo habia elegido esa vida de soledad y de retiro. Nunca imagine que eldineropudiera hacer tanto dano en una persona. No era la primera vez que pensaba en el mal uso que le estaba dando a la fortuna de mi padre. Podia haber ayudado a mucha gente que lo estaba pasando francamente mal con un poco de esos ingresos que semanalmente llenaban mi cuenta corriente. Pero hay algo que hace que las personas vanidosas lo sean, que sean codiciosas y que solamente piensen en si mismas. Y se trata de la falta de generosidad. Lo vi en James, en mi hermano, que malgastaba con voluntad el dinero de mis padres, y lo vi en mi, que solo pensaba en modelitos y en tratamientos de belleza. Para ser una persona vanidosa, lo que tienes que hacer es no pensar en el resto de la humanidad, sino solo en ti. Ahora me daba cuenta, lejos, muy lejos de Brad y quienes podian haber sido unos amigos excepcionales, de que mi vida habia sido un puto desastre. Me martirizaba pensandolo una y otra vez. Aquella manana de lunes no sali de casa. Llovia. Aproveche para quedarme en la cama. Pensaba en montar algun negocio o en buscar trabajo para deshacerme de esa vida de excesos y pereza continuada que siempre habia llevado. Queria ser otra mujer. Mi separacion de Brad habia sido un punto de inflexion en mi vida. Que el hermano del que podia haber sido el hombre de mi vida hubiese sido atropellado, asesinado, por James, me ponia enferma. Estaba a punto de enloquecer. Quiza, lo unico positivo que habia detras de aquella tragedia es que yo podia renegar de mi pasado turbio y comenzar desde cero. Debia poner tierra de por medio. No desayune. Me levante a mediodia y me duche. No tenia ganas de meterme nada en el estomago aquel lunes. Ademas, no sabia cocinar nada. Solo habia comprado latas y platos precocinados desde que me instalara alli. Y aquello todavia me hacia menos apetecible acercarme a la nevera o a la encimera. Me prepare un te y estuve mirando por la ventana. Una pequena plaza con una diminuta arboleda era el paisaje que contemplaba desde mi salon, todo un lujo en aquella ciudad donde la neblina y una llovizna intermitente desdibujaban las fachadas de las casas que me rodeaban. ?Tenia miedo? Si, lo llamare miedo. Tenia miedo, no a comenzar, sino a recordar. Cada vez que recordara, sentiria el temblor, la nostalgia, la ausencia de Brad y de lo que podia haber sido el inicio de una vida feliz. Tenia miedo a tantas cosas. Ni siquiera tenia a Marlene ayudando en casa. No tenia a nadie con quien hablar, con quien desahogarme. Me ahogaba, pero era un castigo que merecia, maldita sea. Pese a la fina lluvia, decidi salir a dar una vuelta por la ciudad. Cuando una viaja por tantos lugares del mundo y duerme en los hoteles mas caros, termina por no darle importancia a las ciudades que visita. Lo que cambia un lugar es tu punto de vista, tu estado de animo, la compania. Yo siempre habia viajado sola o con James. Ahora me daba cuenta de que, si Brad estuviese a mi lado, Dublin me pareceria una ciudad maravillosa, pero ahora era otra de esas ciudades europeas que habia visitado sin que me emocionara significativamente. Me puse ropa deportiva. Queria pasar desapercibida. No queria que nadie se fijara en mi cuerpo, en mi rostro. Alli no era conocida. De hecho, no era conocida en ningun lugar delmundo, salvo por mi apellido McRay. Yo llevaba la sombra de mi padre alla donde fuese y eso era un estigma con el que James y yo debiamos cargar. Camine durante un largo rato por Grafton Street y curiosamente algo hizo que me detuviera delante de un escaparate. No tenia ganas de llenar mi nuevo armario con ropa cara. No me apetecia nada ir de compras. ?Donde me detuve? Fue delante de una libreria. No habia reparado en ella pese a haber pasado por aquel lugar decenas de veces las ultimas semanas. De nuevo fue un libro sobre pajaros la que me atrajo la atencion. Sin pensarmelo dos veces, entre. Compraria aquel libro donde una preciosa gaviota suspendida en el aire aparecia en la portada. Se trataba de un ensayo del prestigioso biologo Trevor Jones. Entre sin pensarmelo dos veces. Una anciana amable regentaba aquella pequena libreria. Me sonrio. Estuve hojeando diversos libros y algunos albumes infantiles que tenian unas ilustraciones preciosas. Aunque nunca habia sido proclive a leer, salvo esos libros sobre aves, decidi que no me vendria nada mal hacerme con una pequena biblioteca en casa. Seguramente contribuiria a darle un caracter mas acogedor y romperia con esa fria atmosfera que ahora tenia en su interior. Mientras me hacia con unos cuantos libros, entre ellos, ese ensayo sobre aves, alguien cruzo el umbral de la puerta de entrada, alguien que desperto mi curiosidad. Era un hombre que, seguramente, rondaba los cuarenta anos. No era un jovenzuelo, pero se notaba que se cuidaba muy bien. Su porte atletico y una mirada seductora enseguida hicieron que bajara la mirada. Me estaba poniendo muy nerviosa. ?Como podia sucederme eso? No sabia como reaccionar o comportarme. El magnetismo que despedia aquel hombre, cuya madurez y seguridad se notaban en su voz al hablar con la dependienta y en la eleccion de un traje gris, estaba en sintonia con esa actitud varonil que destilaba con cada gesto. Como lalibreria no era muy grande, enseguida se percato de mi presencia. Que idiota era. Estaba ante un tipo muy interesante y yo llevaba un chandal y unas zapatillas de deporte. Sin embargo,mi rostro estaba ahi, frente al suyo, en esa distancia justa y prudente en que dos personas pueden mirarse detenidamente sin que ninguno de ellos se sienta intimidada. Y eso hizo el. Fijarse en mi. Y yo me sonroje. Tenia claroque, a estas alturas, yo no creia en los flechazos y en nada parecido a enamorarse a primera vista. Si alguna vez experimente algo parecido a eso, fue con Brad. Pero creo que, a estas alturas, no me sentia capacitada para volver a experimentar algo asi. Pero he de confesar que la aparicion de aquel hombre en la libreria hizo que, por unos momentos, me olvidara de todo lo que habia sucedido en Manhattan, de todo lo que habia dejado alli. Imaginaba continuamente a Brad, aniquilado al saber que yo, a la que habia amado salvajemente, era la hermana de su mayor enemigo. Con atrevimiento y, sin saber por que, me dirigi al mostrador para pagar mis libros. El hombre habia comprado una antologia de cuentos orientales que la dependienta estaba envolviendo pacientemente. Estaba claro que era un libro para regalar. Al acercarme, senti su fragancia oscura y penetrante. Tenia gusto al elegir el perfume como habia tenido al elegir su indumentaria. Un corte de pelo refinado y algunas canas le daban un aire misterioso. Si me preguntais si me acordaba de Brad en aquel momento, os dire que no lo habia olvidado. Que aquel chico al que James habia destrozado su vida seguia en mi corazon y el hecho de que yo me hubiese trasladado a Dublin a vivir era la prueba fehaciente de lo que estaba diciendo. Pero la presencia de aquel hombre me tenia cautivada. En otro tiempo, ni siquiera lo hubiera mirado. Pero ahora que habia descendido al reino de los mortales, me encantaba recrearme en la belleza de la gente corriente. Habia escarmentado. Estaba harta de aquellas falsas amistades en los circulos de mi hermano y en esos ligues de una noche donde no habia ninguna diferencia entre un consolador y aquellos chicos de portada de revista. Fingi que no estaba interesada por la curiosa eleccion de aquella antologia de cuentos, pero el, sin embargo, no pudo evitar comentar algo sobre el libro que habia elegido. --No sabia que a alguien le pudiese interesar ese trabajo sobre aves -- manifesto con una voz suave y tersa. --Si. Me encanta leer sobre pajaros. --?Quien me iba a decir que una joven tan hermosa tendria esos gustos tan peculiares? --?A que se refiere con "peculiares"? -- pregunte seria, tratando de seguirle el juego. --No me malinterprete, senorita. Conozco al autor. --?De verdad? -- volvi a preguntar. --Si, ademas, es un tipo extraordinario. --No he leido ningun libro de el, solamente algunos articulos que ha ido publicando en Internet --dije con tono apagado. --No le va a defraudar si le gusta el apasionante mundo de los pajaros -- dijo el esbozando una leve sonrisa. --No se si se esta burlando de mi. --No me estoy burlando. Simplemente me encanta saber que hay personas que sienten pasion por estos temas. ?Es usted biologa? --Bueno, algo parecido -- menti con un tono enigmatico. El hombre volvio a sonreir y sus ojos parecian que querian leer algo en los mios. No sabia comointerpretar aquellas palabras y aquel tono que, aunque natural y espontaneo, no dejaba de tener un halo de seduccion.

  • Sin llegar nunca a la cumbre de Paolo Cognetti

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    El nuevo libro del autor de Las ocho montanas.

  • B de bestias (Alfabeto del crimen 1) de Sue Grafton

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    La investigadora privada Kinsey Millhone tiene problemas para llegar a fin de mes el dia en que no tiene mas remedio que aceptar el rutinario encargo de buscar a la hermana de Mrs. Danziger, Elaine. Ahora bien, cuando llega al apartamento de esta y se encuentra con que lo ocupa otra enigmatica mujer, cuando Mrs. Danziger le pide de pronto que abandone el caso, cuando se entera de que, pocos dias antes de la desaparicion de Elaine, su vecina y companera de bridge ha sido brutalmente asesinada y su casa ha desaparecido bajo las llamas, cuando el sobrino drogadicto de esta sabe mas de lo que dice, cuando se producen misteriosos registros, extranas injerencias y, finalmente, otro asesinato, a la obstinada y meticulosa Kinsey Millhone el asunto le va pareciendo todo menos rutinario.

  • El Proceso de la Presencia de Michael Brown

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    En esta extraordinaria obra, el fluido y lucido texto nos conduce hacia una experiencia transformadora y nos conecta con el vivo resplandor de la Conciencia del Instante Presente, donde nos esperan la liberacion, la salud y nuestra innata sabiduria. La simple lectura de este libro, sus percepciones, nos purificara y hara que recobremos la salud vital. Lo que en otro tiempo fue dificil de explicar ha quedado ahora plasmado lucidamente en este libro. Aquello que se consideraba antes un territorio de paz accesible tan solo a los <> esta ahora al alcance de todo el mundo.

  • Las cenizas de la inocencia de Fernando Benzo Sainz

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    Una novela de gangsters ambientada en el Madrid de los anos 40.

  • La casa del reloj en la pared de John Bellairs

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    ?No oyes el tic-tac?

  • La promesa del escoces: romantica regencia, Camila Winter [PDF] de Camila Winter

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  • Tu sangre y tus besos de Sophie Kiss

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    Para este Helloween. Aquella salida nocturna a Shirley le cambio la vida para siempre, sacandola de su rutinario y monotono estilo de vida, viviendo nuevas e intensas aventuras al lado de Rene y Marcus, dos hermosos hombres que tienen una gran sorpresa guardada entre manos. Al ver a Shirley no lo dudaron y la eligieron para estar con ella.

  • Un mojito, por favor de Ariadna Baker

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    El sol abrasaba no solo la piel, sino las entranas mientras Camila, bolsa en mano cargada de ropa y esperanza, caminaba a paso ligero por las calles adoquinadas de La Habana para entrar en su casa y darse una buena ducha. Tenia unas ganas inmensurables de abrazar a su hijo Fidel, las mismas que tenia de echar una cabezadita antes de volver al mundo real, al mundo de ama de casa que se sacaba unos cuartos cosiendo para la calle. La cosa estaba dificil alla y todos se las tenian que ingeniar para llevar un plato caliente a la mesa. Suerte que Fidel habia encontrado trabajo como camarero en un bar para hispanos y gringos. Sin duda, el era el sustento de la casa. Si no fuera por su Fidel...decia siempre. Entro por la puerta y dejo el saco de ropa, al que llamaba bolsa, en uno de los laterales del recibidor, no tenia animo para ponerse ahora a lavar, ordenar y planchar. Se descalzo en la entrada para no ensuciar el piso y se fue directa a la cama. El viaje a las afueras de La Habana para estar con su familia habia sido muy enriquecedor, pero agotador a la vez y era hora de descansar, asi que se fue a la cama y se desplomo como si llevara siglos sin poder tumbarse para relajar sus atormentados huesos. Se desperto dos horas despues. El calor era insoportable y fue a darse una buena ducha fria, pero no era suficiente, y sentandose en la mesa del sofa, encendio el ventilador. Era un soplo de aire fresco revitalizador. No sabia donde estaba Fidel, lo habia buscado al llegar en cada una de las estancias de la casa. Estaria por ahi disfrutando de su juventud con sus amigos o eso imaginaba. La verdad es que no habian tenido una vida facil y el no habia tenido una infancia del todo feliz, su padre habia muerto en un accidente de trafico y los habia dejado solos. Ellos estaban orgullosos de que hubiera luchado por la familia, por el pais, por la sangre, pero les habia dejado un gran vacio irreparable y aquello los carcomia por dentro. Dejo de entablar conversaciones con su propio subconsciente y se levanto para coger un vaso de agua y volvio a sentarse en la mesa. Alli habia una especie de television pequena que Camila no habia visto nunca. Se imagino que era de su hijo, pero la curiosidad mato al gato y la cogio entre sus dedos para examinar ese cachivache que no habia visto en su vida. Al cogerlo, apreto un boton y la pantalla se encendio como si de luces de neon se tratara. Alli habia escrito lo que parecia un libro dentro de la pantalla. ?Acaso aquello era posible? Camila jamas habia visto una Tablet y mucho menos un libro digital, asi que para Camila casi parecia brujeria. Empezo leyendo las primeras lineas y se quedo asombrada. Era la historia de unas amigas que viajaban a cuba para encontrarse con otras. Al principio Camila no entendia bien que estaba sucediendo, pero aquello la enganchaba mas y mas y no podia dejar de leer. Aquellas chicas iban a Cuba, !a Cuba! Su tierra, su mundo, su vida. Eso la animaba mas y mas. No entendia bien por que se hacian llamar la tribu, ?eran de alguna tribu indigena? Deberia preguntarselo a Fidel cuando volviera a casa. Siguio leyendo y descubrio que habia amigas en ese grupo que vivian en Cuba. Quiza las conocia y podia tomar un cafe con ellas para que le contaran si aquello era real o solamente una invencion. La verdad es que, aunque alli vivia mucha gente, todos se conocian y preguntando se llegaba a todos lados. Tomo un trago de agua y prosiguio su lectura animada, hasta se le habia pasado el sueno y tenia los ojos como platos dispuesta a leer mil y una historias de su Cuba natal. Rio cuando leyo como las chicas se morian de calor al llegar a Cuba, ella llevaba alli desde que nacio, hacia ya mas de sesenta anos y todavia no se habia acostumbrado a ese clima tan caracteristico, pero sabia que ya no podria vivir de otro modo, se habia acostumbrado a ello. Las siguientes lineas hablaban en unos terminos un tanto ardientes de los mulatos de la zona. Todas los amaban, en especial una de ellas, que los veia y se los queria comer a todos, como si fueran helados de chocolate con los que derretirse despues de darles unos cuantos lametones. Camila reia como una loca ante las ocurrencias que iba leyendo, incluso cuando aparecio un chico, que tenia la sensacion de que era de muy bien ver. La verdad es que no le hubiese importado para nada tener cuarenta anos menos y darle un buen repasito. Ya era mayor para enganarse a si misma, pero sonar era gratis. Dylan se hacia llamar en aquellos escritos que con tanta atencion leia. Le gustaron las promesas que hacian entre ellos y entre ellas y le encantaba que admiraran su lugar de origen catalogandolo como un lugar magico al que sin duda volver algun dia. Y entonces se quedo helada ante lo que vieron sus ojos. Alli, en aquel inicio de pagina se encontraba un nombre muy conocido para ella, y rogo al Dios suprema que fuera el y no otro, su querido hijo Fidel. El y una tal Ariadna coqueteaban sin cesar, y aunque ella se hacia la dificil, provocandolo a cada momento, en el fondo le gustaba, mas de lo que queria confesar. Si es que su hijo era muy bello, tanto por fuera como por dentro. Camila no sabia si realmente era su hijo, aunque queria pensar que asi era, sobre todo porque la historia se tornaria mucho mas interesante y la veria con otros ojos, o mas bien la leeria desde otra perspectiva. La chica, que supuestamente bebia los vientos por su hijo, se bebia hasta los charcos de los suelos, algo que Camila no aprobaba, pero se propuso que, si en verdad existia y podia encontrarla, corregiria esos malos habitos para que fuera una muchacha de buenos habitos y porvenir.

  • Como los pajaros aman el aire de Martin Casariego

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    En el barrio algunos nos llamaban el fotografo y la modelo. Es cierto que le hice bastantes fotografias, y que la mayoria fueron de la clase que imaginaban quienes apenas nos conocian mas que de vista, pero las que verdaderamente me interesaron no eran asi. Escogi vivir en aquella zona deteriorada y multicolor no solo por el precio de los alquileres, sino tambien por cortar en seco con mi pasado. Habia llevado durante mucho tiempo una vida de plastico. Ahora, de querer ser lo que parecia, habia pasado a preferir parecer lo que era; de hablar a los demas, a hablarme a mi mismo. Alli no me encontraria jamas a mi antigua esposa, ni a mis antiguos amigos (por llamarlos de alguna manera), ni, desde luego, a los companeros de mi anterior trabajo, que habia cambiado por uno mas tranquilo, aunque mucho peor pagado. El apartamento tenia unos treinta metros cuadrados, mas el dormitorio de la planta alta, abuhardillado. En el, cuando terminaba de subir la escalera, debia agacharme. Un ojo de buey, en la pared a la que estaba arrimada la cama, proporcionaba una amplia vista de una parte de Madrid, un Madrid sin rascacielos que semejaba un inmenso pueblo cubierto por una lluvia de tejas y vigilado por un ejercito de antenas. Lo que le daba vida a mi pequeno piso era una terracita rectangular abierta en el tejado. Si me encaramaba al borde de este, la vista de Madrid se perdia en el horizonte. Nunca habia estado en Argel, pero la primera vez que me sente alli pense, sin saber realmente por que, en aquella ciudad. Quiza me recordara alguna imagen de La batalla de Argel, que habia visto en el Griffith. Veia las tejas, la ropa tendida, una bandera pirata en el tejado de enfrente, a la que la brisa hacia flamear, las plantas y macetas, y me sentia en paz. En el tiempo de dolor y soledad comprendido entre mi separacion y la enfermedad y muerte de Gafas habia aprendido a querer mi barrio. Una noche me entretuve, callejeando hacia casa, en hacer una relacion de lo que iba distinguiendo en el suelo, desde vomitos y latas hasta preservativos y excrementos, y lo encontre casi arqueologicamente instructivo, en lugar de asqueroso, sin mas. Me gustaban sus calles, una libreria-cafe, atestada de libros, en la que a veces compraba una novela y tomaba algo en una mesa a la entrada, ciertos bares y cafes, como el Nuevo Cafe Barbieri, con sus espejos y mesas de marmol y sillas de madera y columnas de hierro fundido y canapes de terciopelo rojo, en la esquina de Primavera y Ave Maria. Ya ni siquiera me repugnaba tanto el hedor a orines de la calle Primavera, apreciaba tener tan a mano la Filmoteca, o encontrarme en la calle Salitre con el club de fumadores de marihuana con la hoja de marihuana de metal colgada de la fachada, a modo de reclamo o anuncio medieval. Ademas de espanol, se oia hablar chino, indio, arabe, rumano, diversas lenguas africanas que no identificaba. Habia mudanzas y pequenas obras constantemente, negocios que abrian y cerraban, y a todo lo envolvia un pano de provisionalidad. De unos anos para aca los robos proliferaban, aunque ultimamente habian descendido gracias, en parte, a las camaras instaladas en muchas esquinas. Salia del metro y bajaba hacia la plaza por la calle del Ave Maria, donde, fantaseaba, mas de uno habia rezado sus ultimas oraciones, o por la del Olivar, si tenia ganas de variar un poco, entre restaurantes asiaticos, tiendas de chinos, locutorios, verdulerias con especias y frutas exoticas, y a menudo me cruzaba con algun borracho que insultaba a voces a alguien, real o imaginario, o con un loco que pregonaba su suerte por haber conocido en persona a Dios. Pensaba entonces que estaba donde debia estar. Lo cual no era, sin embargo, ni un consuelo ni una alegria.

  • Storm. La tormenta perfecta de Sandra Mir

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    Cuando la ambicion, el peligro y el amor se juntan, Samantha y Jack se encontraran en la tormenta perfecta.

  • Los cuadernos del chico frances de Soledad Enrique Gaitan

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    Apasionante novela que narra la historia de Denis, un chico de principios del siglo XX, a traves de Laura, una adolescente que encontrara un verdadero tesoro familiar en su casa de verano: unos antiguos cuadernos.

  • Tu eres mi deseo de Hugo Sanz

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    Begona Cifuentes, su abogado ya esta aqui. --La voz de aquel policia me llego como si nos separara un abismo, pese a tenerlo a escasos centimetros de mi. Mi abogado, ?quien me lo iba a decir? No me habia visto en otra en la vida. Yo, hurtando... Imposible, ahora solo me quedaba intentar demostrarlo. Lo malo era que la camara de seguridad del local en cuestion no habia logrado captar el angulo desde el que se produjo el desaguisado. Me queria morir, esa era la realidad... Detenida, amedrentada y sola... Si al menos mi madre estuviera en la ciudad, pero no, ella estaba de viaje. Siempre de viaje... Desde que conocio a Rodrigo no paraba en casa y yo... Yo no le decia nada, pero la echaba tremendamente de menos. Aquel mes, en concreto, estaban en Bali. Como para decirle que me habian detenido, se iba a llevar el disgusto de su vida y ya bastante asustada estaba yo como para levantar mas la liebre. Temerosa, mire al frente. De siempre me habian impresionado aquellos ambientes; comisarias, juzgados y todo lo que tuviera que ver con esos entornos sordidos que hubiera deseado no tener que pisar en mi vida. Me estoy refiriendo a sus calabozos y zonas menos recomendables, claro, porque servidora, como cualquier hija de vecino, habia ido a hacerse el DNI, el pasaporte o a tramitar cualquier documento a sus dependencias. Pero de ahi a cruzar la linea roja y verme entre barrotes mediaba un buen trecho. Mi aversion por aquellos lugares me venia de nina. Digamos que, al contrario que mi madre, que era de buena familia, mi padre fue un delincuentillo mas de los muchos que se consideran carne de canon. Y de ahi que yo no quisiera verlos ni en pintura. ?Como fueron mis padres a parar juntos? Pues vaya usted a saber, porque mi madre respecto a eso no es que hablara demasiado y siempre que yo la habia empujado para que le diera un poco al pico me decia que lo suyo con mi padre fue una desgraciada casualidad. Bonita manera de describir mi llegada al mundo... una desgraciada casualidad. Claro, y por eso tambien llego mi hermana Marta, cualquiera lo entendia... Pero, para desgraciada, como me sentia yo aquel dia. No puedo decir que en aquella comisaria me hubieran tratado mal, seria de lo mas injusta si afirmara tal cosa, pero si al menos que yo no estaba alli precisamente como pez en el agua. Vamos, que me moria de ganas de salir y de respirar aire fresco. --Vale --murmure ante la inminente llegada de aquel chico que deberia tener poca mas edad que yo, es decir de veinticinco, segun puede ver enseguida. --Me llamo Marino Gil y tu debes ser Begona Cifuentes --afirmo mientras le echaba un vistazo al expediente que ya tenia en la mano. --Querras decir Mariano, ?no? --?Como? --Mi pregunta debio desconcertarle un poco, sacandole de la lectura inicial que estaba echando. --Me refiero a tu nombre... --Ah, no, es lo tipico... Confunde a muchas personas, pero no. Mi nombre es Marino, ?sabre yo como me llamo? Tenia toda la logica del mundo. Hubiera sido para matarse de risa que yo le hubiera corregido porque no supiera su propio nombre. A veces mis cosas eran como de bombero torero y aquella fue una de ellas, sin duda... --Vale, Marino, pero eres abogado, ?no? Un chiste facil que sobraba, obviamente el chico no estaba alli tripulando ningun barco. --Claro, mujer, a ti lo que te pasa es que te desconcierta mi juventud, pero no te preocupes que, aunque imberbe, no soy tan joven como parezco. --Ah, ?no? --No, tengo treinta y dos anos, aunque pocas veces me echan mas de treinta. Ademas, mi padre es un reputado penalista y llevo toda la vida aprendiendo de el. No te preocupes, que te defendere bien. Marino Gil era un chico apuesto, de esos que podrian prestar su imagen para cualquier marca, con una sonrisa que enganchaba. Era como si sus palabras, una a una, me fueran calmando, por lo que enseguida agradeci su presencia. No era fruto de la casualidad que estuviera alli. Nada mas verme en ese embrollo me puse al habla con mi amiga Esther, cuyo padre era abogado civilista, de esos que se dedican a los asuntos de familia, algo que a mi me parecia harto complicado, pero que al hombre le apasionaba. --Bego, tranquila, que todo esto debe tener una explicacion --me dijo ella--. Mi padre no puede ayudarte, pero tiene companeros que podran hacerlo. No te preocupes, que te enviara a uno de los mejores. El dinero no era problema, al menos esa preocupacion que me quitaba. Mi madre y Rodrigo gozaban de una posicion economica muy desahogada, por lo que jamas faltaba en mi cartera una tarjeta que poder quemar a mi antojo. Creo que asi intentaban compensar sus ausencias, aunque en su favor dire que yo tampoco era una nina y que quizas los necesitara todavia cerca por aquellas carencias interiores que todavia me azotaban. Con frecuencia me lo decia, Luis, mi coach. --Sigues siendo muy dependiente y eso tenemos que trabajarlo. Tus familiares tienen derecho a hacer su vida y, ademas, eso te proporciona la magnifica oportunidad de hacer a ti la tuya. No la desaproveches, llena huecos, centrate en ti, date caprichos, mimate y llega a la conclusion de que no tienes que llevarte con nadie mejor que contigo. Muy facil de decir y mas dificil de hacer de lo que parecia, pero en ello estaba. A pocas semanas de la Navidad era lo que pretendia. Esas entranables fechas si las pasaria con mi madre, su marido y Marta, aunque ya en Nochevieja cada mochuelo fuera a su olivo... --Mejor que mejor --me comento Esther, a quien le encantaba esquiar, pues estaba loca porque yo la acompanara a Baqueira Beret para recibir al Ano Nuevo. --Ya veremos, amiga, sabes que desde que me parti la pierna esquiando no es que la nieve me apasione. --?Cuanto hace de eso? ?Diez anos? Jo, Bego, eramos dos chiquillas, pasa pagina ya. Ese era mi problema, que me costaba pasar pagina y que me ahogaba en un vaso de agua. Considero que funciono sin presiones y siempre con un plan preestablecido, porque lo de improvisar no va demasiado conmigo. Y luego estaba lo otro, a lo que se referia mi amiga, que costar pagina me costaba la misma vida. Marino me miraba como esperando una explicacion, pero eso era justo lo mismo que yo esperaba de el. --Esto, entonces... ?me puedes contar que es lo que ha pasado? --me pregunto sin vacilar. --Solo puedo prometerte que no tengo ni idea de como ha llegado ese anillo hasta mi bolsillo. --Begona, una cosa si que es importante. Piensa que yo no voy a juzgarte en ningun momento, yo estoy de tu parte, pero es basico que me cuentes la verdad. --?De veras estas de mi parte? Y, perdona, pero se de sobra la diferencia entre un juez y un abogado, no soy tonta. --Me puse tremendamente a la defensiva. Claro que no era tonta, pero debia tener cara de ello. Menuda pardilla estaba hecha al comportarme asi. Maldije mi suerte. Quien me habria mandado a meterme en aquella joyeria esa manana. Pero, por otro lado, ?que posibilidades habia de que ocurriera algo asi? Jamas me habia sucedido una cosa tan inquietante. Entrar como clienta y salir como presunta, ?ladrona? No sabia como se decia en el caso del hurto. --Claro que estoy de tu parte, mujer, y no te preocupes en absoluto, es normal que pierdas un poco los estribos en esta situacion, le podria pasar a cualquiera... --Ya, perdona... No se muy bien lo que digo, yo no soy asi... Normalmente soy bastante mas tranquila, pero es que aqui el panorama no puede ser mas desalentador. --Me hago cargo, no te preocupes. Y perdona si te he dado a entender algo que no pretendia, es solo que en muchas ocasiones nos encontramos con personas cleptomanas a las que les cuesta la misma vida reconocerlo. Muchas de ellas tienen un aspecto estupendo, como el tuyo, pero enseguida es el historial policial el que canta y nos encontramos con un pastel de no te menees. Vaya, mi aspecto le habia parecido estupendo, no entendia yo ni como. Anda que no debia estar desalinada despues del periplo aquel tan desagradable. Todavia cerraba los ojos y podia escuchar a la dependienta llamando a la policia mientras me decia que no me moviera de alli, que las camaras me identificarian si lo hacia... Malditas camaras que servian para identificarme y no para resolver aquel embolado. Ni muerta hubiera cogido algo que no era mio. Mucho menos todavia lo que a todas luces consideraba un capricho; un anillo. Vale, queria uno para mi madre como regalo de Reyes, pero ni lo hubiera robado ni habria escogido uno tan caro como el que aparecio en mi bolsillo. Por Dios que habia hecho un pan como unas tortas... Ir de compras para entretenerme y terminar entre rejas. Surrealista al maximo, asi me resulto. Por fortuna, ahora tenia a Marino conmigo, aunque debia reconocer que no habiamos comenzado con el mejor de los pies. --Ya, se a lo que te refieres, pero no. No soy cleptomana ni nada parecido y mi ficha policial la vas a encontrar mas limpia que una patena. --Bueno es saberlo. Entonces, lo que voy a necesitar es cualquier detalle que pueda ayudarme a ponerme en situacion y a tratar de saber que es lo que ocurrio en aquella joyeria. --A ver, intentare hacer memoria. Yo entre y primero estuve mirando unos brazaletes en el centro de la tienda. No me gusto ninguno y... --?Hablaste con alguien mientras los mirabas? --No, ni media palabra. --?Cuanta gente podia haber alli? --No se, igual tres o cuatro personas, supongo. Tampoco me fije tanto. --?Sabrias decirme sus edades, su sexo? --No exactamente. Bueno, habia una senora mayor, si...ahora la recuerdo. Me pregunto si una pulsera de plata que estaba mirando podria gustarle a su nieta, que tenia mi edad segun me dijo. --?Estableciste una conversacion con ella? --No, bueno hablamos un poco... Le dije que la veia un poco clasica, que buscara algo mas modernito porque seguramente le gustara mas y ya despues la perdi de vista. --Intenta concentrarte. ?Quien mas habia?

  • VOLVER A SER de Beatriz Gefer

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    Lola y Hector comenzaron su historia de amor durante LA PRUEBA mientras acompanaban a Helena y a Jack en su aventura. Era evidente que merecian su propio relato. Cuando conoce a Hector, Lola sabe que ha llegado el momento de dejar atras definitivamente todo lo sucedido en su anterior matrimonio. Desea con toda su alma volver a ser una mujer completa, pero las secuelas de haber sido una victima de la violencia de genero no van a ponerselo facil. Cada dia lucha a brazo partido por esconder al monstruo que habita en su cabeza y que no le permite ver que no todos los hombres son iguales. Hector es un empresario de exito con negocios en la noche de una gran ciudad como Madrid, sin embargo, su vida personal esta marcada por la tragica perdida de su hermana. Cuando conoce a Lola esta convencido de que ella es la mujer de su vida y esta dispuesto a todo para conseguir que la mujer dulce y sensual que habita en ella consiga salir de su escondite. Es un hombre de palabra y nunca hubiera podido imaginar que el hecho de cumplir sus promesas traeria consecuencias no deseadas para ambos. Volver a ser es una novela que nos ensena que, con la persona adecuada, siempre es posible volver a empezar.

  • Camille (Un caso del comandante Camille Verhoeven 4) de Pierre Lemaitre

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    El final de la tetralogia protagonizada por el comandante Camille Verhoeven, la serie mas apasionante de los ultimos anos, ganadora del prestigioso Dagger Award de novela negra.

  • Un instante eterno de Yolanda Revuelta

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    Cuando Grace Morales llega al rancho, en Aspen, despues de recibir la peor noticia de su vida se percata de que tiene que pasar pagina lo antes posible si quiere dejar atras su pasado y hacer frente a su inminente presente. Su prioridad es que las heridas del ayer no se abran y regresar lo antes posible a Nueva York, la ciudad que ha escogido para vivir y que la mantiene alejada de Cooper. Pero no todo es tan sencillo porque se da cuenta de que no es inmune al amor del vaquero que la conquisto en su juventud.

  • Azul. La Coleccion Completa de Mercedes Franco

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    Este libro contiene las series completas de AZUL: Un Despertar a la Realidad.

  • Las notas de nuestra cancion (Las notas de una cancion 2) de Chris Razo

    https://gigalibros.com/las-notas-de-nuestra-cancion-las-notas-de-una-cancion-2.html

    ?Podrias olvidar las notas de una cancion?
    Despues de un ano, Patricia y Oliver vuelven a encontrarse, y aunque el trata de hacerle pagar por el sufrimiento que ha vivido, con solo mirarla, se dara cuenta que no ha dejado de quererla, y que lo unico que quiere es volver a su lado.
    Ella por su parte, sigue sumergida en sus miedos, y tratara de que Oliver, se aleje de su vida.

  • La unica historia de Julian Barnes

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    <>, reflexiona al inicio de la novela su protagonista. En la decada de los sesenta, cuando tenia diecinueve anos y regreso de la universidad para pasar el verano en casa de sus padres, Paul se apunto a un club de tenis en el que conocio a Susan Macleod, de cuarenta y ocho anos, casada no muy felizmente y con dos hijas ya mayores. Entre ese joven inexperto en asuntos de amor y sexo y esa mujer madura, ingeniosa, inteligente y que bebe mas de la cuenta se inicia una relacion que marcara a Paul el resto de su vida. Ahora, muchos anos despues, el evoca esa aventura juvenil, se confronta con una experiencia que fue crucial e indeleble y rememora los momentos felices, pero tambien los dolorosos que vinieron despues.

  • Speer de Martin Kitchen

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  • Lilium de Danney Evans

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    Lilly Russell es una chica millonaria la cual viajara por todo el mundo buscando algo o alguien que la llene, viajara junto a su fiel mayordomo Jaime. Ella conocera a ocho chicos que le cambiaran la vida, ella dice ser su salvadora, pero, ?Realmente lo sera? o tal vez ellos la salvaran a ella.

  • El Intercambio de Rebecca Fleet

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  • Hugo de Jenny Del

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    Mi vida en Torrejon de Ardoz no era muy distinta de la de cualquier otra chica de mi edad. Aunque vivia en aquel rincon del este de la Comunidad de Madrid, naci en Barcelona y alli me habia criado, pero a mi padre, militar, le destinaron de un dia para otro a aquella localidad. Por tanto, tuvimos que levantar el campamento y desplazarnos la familia al completo, es decir, mis padres, mi hermano Andreu y yo. Para mi, que me encontraba en plena adolescencia y era la persona mas feliz del planeta en aquel barrio cercano a Las Ramblas donde tenia todas mis amistades, el traslado supuso un verdadero mazazo. Como es logico, de nada me sirvio el recurso del pataleo y, aunque esa nueva ciudad no fuese santo de mi devocion, con el pasar del tiempo me fui acostumbrando a ella. A mis veintisiete anos, me ganaba la vida trabajando como camarera los fines de semana en un famoso bar de tapas del centro de Torrejon. En el terreno sentimental, tambien estaba "asentada" ya. Llevaba tres anos conviviendo con Alfredo, mi novio desde hacia algo mas de once anos. Nos habiamos conocido en el instituto en que los dos estudiabamos y desde el primer momento surgio una quimica especial entre nosotros. Nunca fui muy buena estudiante que digamos, pese a lo cual termine el Bachillerato e hice la selectividad. No obstante, ya no quise continuar con los estudios, cosa que a mis padres sento como un jarro de agua fria. Para mi madre sobre todo, mas que un jarro de agua fria, la noticia represento una verdadera tragedia. Parece que todavia estoy viendo su cara cuando solte la bomba en casa. --Mara, hija, mia, !no me digas eso! --Lo siento, mama, pero yo no me veo estudiando una carrera. --?Pero por que? Cerebro tienes como cualquiera. --Porque no. Quiero buscarme un trabajo de lo que sea para empezar a ganar dinero ya. --Pero vamos a ver, carino, ?te falta a ti algo en casa? --Que no, mama, que no es eso. Pero que a mi los libros no me van y yo no quiero seguir estudiando, punto. --Pues tu dime a mi de que vas a trabajar con la edad que tienes, sin estudios ni experiencia de nada. ?Que quieres? ?Ponerte a limpiar escaleras? --Pues mira, no se me van a caer los anillos. --!Ay, por favor! !Que pena, con lo que tu vales, hija! Estudia, aunque sea peluqueria, o yo que se, algo, Mara, por el amor de Dios... --Y bueno, si tuviese que trabajar limpiando, ?que pasaria? Eso no tiene nada de malo. --Claro que no, carino, todo trabajo es digno, de eso no cabe duda. Pero dime tu a mi si es lo mismo trabajar tranquilamente sentada en una silla descansando las espaldas como tu prima Adela, que partiendote los lomos con la fregona. --Bueno, ya veremos que hago... --Bendito sea Dios, Mara, piensatelo, hija... A duras penas logro convencerme para que me metiese en la escuela de hosteleria, pero tampoco hizo carrera de mi en ese plano. A los seis meses me aburri y lo deje. Ahora bien, mientras yo daba bandazos, Alfredo continuaba devorando los libros por los dos, de modo que a sus veintiun anos ya tuvo en sus manos el diploma de Enfermeria. Con su brillante expediente academico y su "espabilaera" en todos los aspectos, no le costo mucho conseguir trabajo en un hospital de Madrid. Por mi parte, tuve trabajillos sueltos durante esos anos como cajera y como pinche de cocina en algun que otro restaurante. Eran currillos de los que me iba largando por "h" o por "b", pero cuando Alfredo me propuso alquilar un piso para irnos a vivir juntos, entendi que debia tomarme la vida mas en serio y dejar de comportarme como una ninata. A pesar de que su sueldo nos alcanzaba sobradamente para tirar para adelante, yo queria ganarme el mio para contribuir con los gastos y costearme mis caprichos. Otras faltas tendre, pero jamas he sido una floja. Llevabamos ya un par de anos conviviendo cuando por mediacion de Aurelio, un vecino del bloque de mis padres con el que me llevaba de maravilla, pase de mi ultimo empleo como dependienta en una perfumeria a entrar a trabajar en la barra de la cafeteria de Josue. Con ese tipo de trabajos me sentia mas identificada. Josue no era mala gente. Otra cosa era Rosana, una de mis dos companeras. Ella trabajaba alli a turno completo y parece que no le hizo mucha gracia mi llegada. Siempre sospeche que ella y nuestro jefe, que estaba casado, andaban liados, si bien nunca pude comprobar mis sospechas. La muy capulla no desaprovechaba ocasion para pincharme, y yo, que habia sido la ultima mona en llegar, no queria entrarle al trapo para no tener una gresca gorda con ella que pudiera costarme el empleo, puesto que ya me habia dado cuenta del fervor que le tenia Josue. --Mira, Mara, --me comento Aurelio cuando le conte una de sus constantes faenas --"andando yo caliente, riase la gente", decia la pobre de mi abuela, que en paz descanse. --Ya, pero es que a veces me dan ganas de darle un guantazo y estamparla contra la pared. --Y todo lo que tu quieras. Pero conozco a Josue y te garantizo que no va a consentir ningun numerito entre sus empleados. --Pues por eso me estoy conteniendo, que, si no, ya te diria yo a ti... Aurelio tenia cincuenta anos y la vida no le habia tratado bien. Era un guardia civil mallorquin prejubilado por una lesion en la espalda, estaba divorciado de una alemana de armas tomar y su unica hija, injustamente, no le hablaba desde hacia un siglo. Sin embargo, tenia un caracter tan agradable y tan templado que a mi me encantaba escucharle hablar y que habia hecho que le convirtiera en mi eterno confidente. En cuanto a mi Alfredo, tambien era una buena persona, no lo negare. Nunca me ponia pegas a nada. Si queria salir una noche por ahi a mi aire con mis amigas, pues bien. Que queria cogerme un avion y plantarme en Barcelona para pasarme dos o tres dias entre semana en casa de mi tio Adria, el unico hermano de mi madre y que acababa de enviudar, pues bien tambien. Ese era precisamente el problema; que todo aquello me estaba dando que pensar que no tenia tanto interes por mi como pretendia aparentar. Seguro que muchos diran que soy injusta, que, encima de que me daba total libertad, me quejo. Pero no he terminado. Al principio de nuestra convivencia, ibamos juntos a todas partes; al cine, a pasear o al teatro, cosa que nos encantaba a los dos...En cambio, ultimamente no estaba muy por la labor de los planes en comun. Incluso en la cama le veia inapetente y eso ya me estaba mosqueando mas. --?Te ocurre algo? --le pregunte una noche mientras cenabamos. --?A mi? ?Por? --mi pregunta le pillo fuera de juego, a juzgar por su cara de asombro. --Si, claro, a ti. Que yo sepa, no estoy hablando con el vecino. --Pues no se a que te refieres. Estoy bien. --A ver, Alfredo. De un tiempo a esta parte, te veo un tanto apatico. Casi no salimos juntos a ningun lado... --Mara, carino, no te preocupes. Es solo que estoy cansado, el curro en el hospital se ve muy bonito desde fuera, pero tambien tiene lo suyo. "Yo no puedo entender como en tan poco tiempo has cambiado tanto". Eso le decia la de Pimpinela al otro en la cancion "Como le digo" cuando le interrogaba a causa de lo mismo y el se justificaba tambien con la cuestion laboral.

  • Cada parte de ti de Myriam Ojeda

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    La vida sigue para Jaqueline, pero en una profunda agonia. Sin tener claro lo que le deparara el futuro, con o sin Klaus, ella debe continuar, aunque para ello solo sea la sombra de lo que un dia fue.
    Muchas cosas han pasado desde que sus vidas tomaran caminos distintos, pero cuando entregas CADA PARTE DE TI, solo puede haber un desenlace.
    Llega el final mas esperado por 9 millones de lectores, llega CADA PARTE DE TI.

  • Mas calor (Serie Castle 8) de Richard Castle

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    El asesinato de una periodista se convierte en algo mas que un asunto profesional para Nikki Heat cuando los responsables anuncian quien sera su proxima victima: su marido, Jameson Rook.

  • Una espina en mi costado de Karin Slaughter

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    Senti de nuevo el sabor desagradable en mi boca mientras ABBA llenaba el aire. En las dos ultimas horas, el bajo de Britney Spears que retumba en el pecho y las mezclas de club de Beyonce habian sido poco menos que tolerables; pero la introduccion presuntuosa del supergrupo sueco fue demasiado lejos. Dancing Queen se incrusto en mi oido bueno como algodon azucarado en una feria estatal. Pegajoso. Dulce. Conjurando el deseo animal de defecar en publico solo para interrumpir la demencia. Kirk estaba abstraido, moviendose al ritmo de la musica, estirando ocasionalmente un brazo en el aire en lo que era claramente un ademan de John Travolta. Tengo que reconocer que mi hermano es un bailarin increible. De algun modo se las arregla para ser uno con la musica y comienzas a preguntarte si esta conectado acaso a otro enchufe en el respaldo de la mesa del DJ. La forma en que se apropia de una cancion y la hace suya palidece en comparacion con la expresion de puro gozo en su rostro cuando esta bajo el reflejo de las luces. Te das cuenta de que ama lo que hace. No son muchas las personas que pueden decir lo mismo con sus trabajos, sus familias, sus vidas. Pero a Kirk le encanta bailar. Y a la gente le encanta mirarlo. Y a el le encanta que lo miren. Durante los ultimos quince anos, Kirk ha adornado todos los clubes nocturnos de Atlanta con sus pasos de baile. Sin importar cuantas veces lo vea la gente, siempre sucede lo mismo: se detienen. Observan. Sus labios se separan en senal de sorpresa. El no es solo el centro de atencion; es el ojo de la aguja. Incluso esta noche, segundos antes de entrar al Pink Pony, el se las arreglo para tomar el control de la pista girando sus caderas, moviendo sus pies en tiempo doble. Las mujeres sonreian abiertamente, aplaudiendo de alegria. Los hombres observaban maravillados. Y luego vinieron las miradas inevitables hacia mi: desconcierto, lastima, repugnancia. Era la maldicion de ser gemelo: el hermano menor, el menos dominante, el hermano que empezo a perder el pelo mas temprano y cuyo cuello se asemejaba mucho al que un granjero cortaria en dos partes con su hacha en cualquier manana del dia de accion de gracias; el que siempre fue un hombre extrano. A los treinta y ocho anos, he llegado a aceptar esto como mi destino en la vida. Kirk siempre ha sido el fascinante, el energetico, el divertido. Aquel con quien todas las chicas querian estar. Incluso mientras las ruidosas armonias de Fernando invadian el club nocturno atiborrado de humo y todos salian a bailar, yo solo podia estar alli con la mano en el bolsillo y la cabeza agachada, siendo el tic ocasional de mis hombros la unica senal de que yo no habia caido en un coma irreversible. Unos dedos finos recorrieron la parte posterior de los hombros de Kirk. Senti un estremecimiento, una extrana contraccion en el estomago y en la entrepierna. Cerre los ojos y trate de no oir nada salvo el latido de mi corazon, mientras los suecos, sacarinosamente dulces, me decian que esta noche habia algo en el aire. Yo habia vivido tantas veces esta situacion que podia adivinar la conversacion: Mujer: <>. Kirk: <>. La negociacion tardo poco --Kirk nunca pagaba al menudeo-- y luego senti un tiron, como si se tratara de una pelota de kickball amarrada a una cuerda. Y todo comenzo de nuevo. Kirk se dirigio a la salida trasera, empujando a todo aquel que se interpusiera en su camino. No tuve mas opcion que seguirlo. El aire me golpeo la cara como un manotazo helado. Mire a Kirk. El cambio habia sucedido tan repentinamente como la disminucion de la temperatura. Su sonrisa beatifica de la pista de baile habia desaparecido. Tenia la mandibula desencajada. Sus ojos se habian entrecerrado en su fulgor y pequenez habituales. Este era el Kirk que solo unas cuantas personas habian visto. Era el Kirk que yo conocia demasiado bien. --Deberiamos... --me aventure a decir. --Por aqui --asintio con la cabeza hacia nuestro Chrysler Town and Country. La minivan era de primera linea; color plateado metalico. Revestimientos interiores de cromo. Sillas de cuero. Sistema completo de entretenimiento en la parte posterior. Kirk oprimio el mando inalambrico y la puerta lateral se abrio. De repente, la mujer parecio inquieta. --?Cual es el problema? --le espeto Kirk, quien ya no era el encantador pseudoTravolta del Pink Pony. --?No quieres saber como me llamo? --dijo la mujer despues de tragar saliva. Kirk abrio la boca para decirle que no, que le tenia sin cuidado, pero yo hable primero. --Me llamo Wayne. El es Kirk, mi hermano --vacile con nerviosismo en busca de palabras--. Por supuesto, creo que ya sabes que somos hermanos. Sus ojos se posaban alternativamente entre nosotros. Sus pupilas se hicieron tan grandes que parecian platillos. O estaba completamente volada, o acababa de sufrir un derrame cerebral. Tal vez eran las dos cosas. El brillo de las luces de xenon del estacionamiento me revelo que no era tan joven y atractiva como te llevarian a creer las luces de la discoteca. Su vestido ajustado y negro estaba raido y no le quedaba bien. La desigualdad en el color de su cabello denotaba que desde hacia dos semanas necesitaba tintura capilar. Sus brazos delgados se asemejaban a palos. Palos con costras. Mire a Kirk. Obviamente, ella se habia inyectado. Por supuesto, no siempre encuentras a una senorita libre de drogas dispuesta a subir al auto de un extrano en las afueras de un club derruido. --Vamos. Kirk subio a la van. Por poco me golpeo la cabeza contra el techo al seguirlo. El se movia con rapidez, ansioso por acabar con esto. Halo el cerrojo y giro la silla para mirar a la mujer, quien no se habia movido salvo para frotarse los brazos con nerviosismo. Kirk saco la billetera y conto dos billetes de veinte y uno de cinco. --?Vamos a hacer esto o no? Ella miro el interior de la van como si esperara ver plastico y cinta adhesiva. Finalmente, ella me miro. --Costara mas si el mira. --No lo hara --Kirk me miro de reojo--. A lo tuyo, nino. Saque los audifonos de la consola y conecte el enchufe al sistema de entretenimiento. Kirk agito los billetes en el aire. Ni siquiera se molesto en despegarlos, flacidos como estaban por la humedad de su billetera. Se adhirieron al dorso de su mano como la lengua de un Labrador. --?Quieres el dinero, o no? Ella nos miraba, sopesando los peligros y las probabilidades. El sentido comun termino por sucumbir ante los atractivos del dinero. La chica subio a la van. Permanecio en la puerta abierta y nos miro. --Todo esto es muy raro. --Hagamoslo y ya --Kirk espero a que ella diera otro paso hacia dentro; oprimio el control inalambrico y la puerta se cerro. Las luces interiores se redujeron a un suave resplandor. Habiamos pagado un poco mas para que instalaran luces graduables; yo pense que era para efectos de ambiente pero Kirk las queria porque hacia que las mujeres que levantaba parecieran mucho menos lamentables y grotescas. Por lo menos esta era delgada. Las chicas grandes hacian imposible que los tres pudieramos movernos con comodidad en el interior. Hace tres semanas estuve a un paso de sufrir una concusion luego de golpearme la cabeza contra el techo. Kirk manoseo los botones y dijo: --Reglas basicas: no decir mi nombre... --Oh --ella parpadeo--. No recuerdo tu nombre. --Me llamo Wayne y el es... --le dije. Kirk me dio un punetazo en el hombro. --Callate --volvio a manosear los botones--. Simplemente mantente a mi lado --le ordeno --. Solo besame, mirame. No toques el culo. --Pero el esta aqui. Puede oirte --se quejo ella. --No --dijo Kirk--. Lo digo literalmente: no toques el culo. Es suyo. --?Suyo...? --El culo, la pelota izquierda, la tetilla izquierda. Todo lo que esta en el lado izquierdo. No lo toques. --?Y que de...? --Su garganta se asemejaba a la de una anaconda tragandose a un Chevelle--. Ya sabes. ?Y que de...? Senti el pecho de Kirk subir y bajar con una irritacion evidente. --Solo hay una verga, carino. Creeme, el nunca se acostaria si hubieran dos. Ella tosio, emitiendo un sonido que oscilaba entre la fascinacion y el alivio. --?Desde hace cuanto son...? --?Gemelos siameses? --Mi pecho subio y bajo con el de Kirk mientras llenabamos nuestros pulmones de aire. Esa era de lejos la pregunta mas estupida que nos habian hecho. Me habia acostumbrado desde hacia mucho tiempo a las miradas asustadas y a las expresiones de terror. Teniamos un espejo en casa. Yo sabia que eramos un espectaculo muy extrano cuando caminabamos por las calles. Dos cabezas. Un par de piernas. Un par de brazos. Crecimos de nuestros torsos como las ramas unidas de un manzano. Kirk tenia dos hombros, y yo uno y medio. Compartiamos un estomago, un corazon, un conjunto de intestinos, un bazo, el higado y el pancreas. La mayoria de las veces nuestros brazos se movian de manera independiente. Ambos controlabamos las piernas pero ninguno de los dos podria explicarse como lograbamos caminar al mismo tiempo; tampoco la medicina moderna, a la cual habiamos renunciado varios anos atras. Hasta donde yo podia decir, era un asunto de voluntades y de quien era el mas fuerte, lo cual significaba que Kirk se salia generalmente con la suya. Si el sentia picazon, yo me rascaba. El se echaba un pedo y yo decia perdon. El bebia y yo empezaba a cantar himnos a todo pulmon.

  • La costilla de Adan (Subjefe Rocco Schiavone 2) de Antonio Manzini

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    Las tramas de Manzini y la humanidad desbordante de su personaje, han convertido las historias de Schiavone en un exito sin precedentes en Italia.

  • Detestable Error de Ana Coello

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    Sin percatarse, se enamoraron en aquellas cinco semanas inolvidables que pasaron juntos. Se dejaron llevar gozando de lo que sentian, olvidandose de la soledad, de su vacio presente.Glia; dulce, fuerte, inteligente. Antonio; poderoso, implacable, habil. Ambos sintieron que podian hacer a un lado lo que eran y ser ellos cuando estaban juntos. Sin embargo, un detestable error ensuciara de forma atroz lo mas bello que han encontrado; el uno al otro.?Como creerle si todo la acusaba? ?Como enfrentar su burla y dolorosa traicion??Como olvidarla si se clavo en su interior?

  • Connor (Mia 3) de A.g. Keller

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    Connor Blair siempre ha estado rodeado de lujos, excentricidades y un aparente carino. Hace ocho anos necesito del apoyo y comprension de sus padres, los duenos de la cadena de supermercados Bronty, que al saber de lo que se trataba no dudaron ni un segundo en darle la espalda. Despues de todo Connor ha vuelto a Nueva York con un solo proposito, terminar de conquistar el corazon de Mia, una relacion que apenas comienza cuando ella lo acepto como su novio. Hay muchas cosas que Mia desconoce y que Connor no se atreve a confesarle por temor a perderla y, cuando cree que nada puede salir mal, aparecera en sus vidas la unica persona que tendra el poder de estropearlo todo. Sembrando la duda en su corazon, empujandola a tomar una decision que podria cambiar el destino de los dos. ?Quieres saber lo que Connor no se atrevio a contarle?

  • Tu corazon te lo dira pronto de Olivia Saint

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  • La furia y los colores de El Gran Wyoming

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    El joven Jose Miguel ya ha terminado la universidad y empieza su etapa como medico en practicas. Espana vivia en una dictadura; ir a la universidad franquista era toda una aventura. Hijo de una familia numerosa de clase media, tenia prisa por salir y vivir lo que en este pais de tonos grises estaba vedado. El extranjero, como metafora de libertad, y la farandula, como alternativa de una existencia en tecnicolor, se convierten en opciones al alcance de su mano. A traves de ellas, Wyoming descubrira otro camino que cambiara su destino para siempre. El resultado es un libro de Wyoming memorialistico, pero con un gran componente reivindicativo y mitinero, como ya tuvo en su obra No estamos locos, gran exito en librerias. En sus paginas hay un interesante retrato de la Transicion, de las contradicciones entre la Espana heredera de la reciente dictadura y la que despertaba a la modernidad de los 80. Las drogas, el sexo, la musica. se mezclan con la politica y la lucha por encontrar un lugar profesional propio. Una breve historia de la Espana de la Transicion contada desde los personajes cotidianos. Un libro peculiar que mezcla vida, cronica y politica.

  • Las orillas del aire de Karina Pacheco

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    En 1940 una mujer desaparece en un lago mientras ensena a nadar a sus hijos. Su muerte deja un halo de misterio y su recuerdo se entremezcla con la crueldad, los mitos y los ecos del mundo que la envolvia.

  • Bajo el sol protector de Rowan Fox

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    Brina Bonato es feliz siendo cortesana en la Venecia de finales del siglo diecisiete. Se sabe afortunada, ama su vida y la ciudad que la vio nacer, pero pronto la suerte dejara de acompanarla, obligandola a emprender un viaje hasta llegar al palacio de Versalles, aun en ciernes de lo que sera una monumental obra de arquitectura.
    Las aventuras y desventuras la obligaran a buscar un nuevo estatus en el que sentirse a salvo, haciendo grandes amigos en el camino, pero soportando grandes pesares tambien.
    Sumergete en esta historia y descubre si la veneciana sera capaz de dejar atras su pasado como meretriz para revelarse como una perfecta cortesana en la corte del Rey Sol.

  • La marca de Sara de Elena Garcia

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    Sara es una estudiante de 20 anos que, tras la repentina muerte de su padre por culpa de los problemas economicos que acechan a su familia, se ve forzada a abandonar la carrera universitaria que cursa.
    Estos graves problemas economicos por los que estan pasando le obligan a buscar un empleo para evitar que una orden judicial se aduene de lo unico que tienen: su hogar. Ahi vive junto a su madre, enferma, y sus hermanos, de 14 y 9 anos. Su inexperiencia en el mundo laboral la lleva directamente a una trampa, y cuando se da cuenta de ello ya parece demasiado tarde.
    ?Quien es ese hombre que parece querer ayudarla? ?Podra confiar en el? ?Tiene otra opcion?

  • Churros con chocolate de Tessa Cooper

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    Hugo aparecio sin avisar, bueno, sin avisar no, que era una fiesta de exalumnos de mi antiguo colegio. Lo que quiero decir es que no esperaba volver a verlo. Nunca. Y alli estaba el, acercandose hacia mi acompanado de mi mejor amiga, mirandome con esos ojos que me atravesaban y la mejor sonrisa que nunca he visto.

  • Todas mis estrellas de Diana Boswell

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    Cuando Aden y Darya cruzaron sus miradas, ninguno de los dos pudo imaginar que un lazo invisible uniria sus corazones para siempre en una historia de amor inolvidable.
    Aden es un hombre hecho a si mismo, atormentado por todos los secretos que guarda. Ha sacrificado tanto de si mismo que esta convencido que sonar con un futuro que escoja es sonar un imposible.
    Darya es una muchacha que puede ver el interior del alma de las personas, y la de Aden esta marcada por las cicatrices. Su unico impulso es entenderle, arreglarlo. Sobrepasar sus barreras para ayudarle. Para salvarlo.
    Asi es como le demuestra que si tiene un futuro, una luz: ella.

  • En el ultimo volumen de Divino B'atista

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    "?Que harias si tu banda favorita recien terminara de lanzar una nueva marca de ropa?"

  • El unicornio de Iris Murdoch

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    Una historia que combina con magistral eficacia la intensidad de la novela gotica y la fascinacion del cuento de hadas. Una novela impresionante en la que Iris Murdoch explora las fantasias e indecisiones que gobiernan a todos aquellos que han sido condenados a una entrega apasionada, aunque sin esperanza.
    Cuando Marian Taylor acepta un empleo de institutriz en el castillo de Gaze y llega a ese remoto lugar situado en medio de un paisaje terriblemente hermoso y desolado, no imagina que alli encontrara un mundo en que el misterio y lo sobrenatural parecen precipitar una atmosfera de catastrofe que envuelve la extrana mansion, y nimba con una luz de irrealidad las figuras del drama que en ella se esta representando. Hannah, una criatura pura y fascinante, es el personaje principal de ese pequeno circulo de familiares y sirvientes que se mueven en torno a ella como guiados hacia un desenlace imprevisible. Pero Marian no puede saber si ese divino ser es en realidad una victima inocente o si estara expiando algun antiguo crimen.

  • Requiem. El origen de David J. Jones

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    Una humilde cabana sera testigo del nacimiento de un nino con un don nunca visto, capaz de elevar el concep-to de musica hasta unos niveles jamas explorados anteriormente por la humanidad.

  • La Esposa del Jefe de Lexy Timms

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    -Te amo y te amare hasta el dia de mi muerte. -Incluso entonces, seguire amandote.

  • Una boda sin fresas (Amor en cadena 4) de Lorraine Coco de

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    !Papa, mi nosito! --Tucker, que analizaba los paneles de informacion de salida de los vuelos del aeropuerto, miro a su hija que le tiraba del pantalon con la intencion de llamar su atencion y le sonrio con ternura. Bajo hasta el suelo y la tomo en brazos. La nina le devolvio una mirada ofuscada y algo cenuda, identica a la de su madre cuando estaba preocupada o molesta. Volvio a sonreir. --Tu nosito esta en la maleta, Maria, no esta aqui, y tenemos que llegar hasta el avion --le dijo a la nina que no cambio un apice su gesto y se froto los ojos con sueno. --Ven aqui, carino, deja a papa ahora que esta concentrado --dijo Natalie a su hija tomandola de los brazos de su marido, que seguia mirando el panel mientras se pasaba la mano por la nuca. Se le veia preocupado. No le habia dicho nada, pero ella sabia que algo pasaba. Para empezar, Tucker habia insistido en que tomaran uno de los vuelos regulares que salian desde Dallas con destino a Nueva York para asistir a la boda de Julia, en lugar de hacerlo con uno de los aviones privados de la empresa. Aquello ya le parecio sospechoso y las vagas excusas que le habia dado para ese hecho no habian sido suficientemente convincentes. Tampoco ayudaba el estado de nervios y preocupacion que veia en su marido, que cada dia dormia menos y pasaba mas horas en el despacho. Acerco la mano hasta su nuca y quiso acariciarlo, pero, a su contacto, Tucker pego un respingo sobresaltado. --Lo siento, carino, estaba concentrado --se excuso el, al ver la cara de sorpresa con que lo miraba Natalie por su reaccion. Tomo la mano con la que ella queria regalarle una caricia y se la llevo a los labios depositando un beso en su palma de manera tierna. El pulso de Natalie se disparo inmediatamente y sonrio mordiendose el labio. Tucker se acerco a ella sin poderlo evitar y deposito un pequeno y lento beso en el labio que ella se habia mordido. Llevaban mas de tres anos juntos y aun no podia resistirse a los encantadores gestos de su bella esposa. --!Yo tambien quiedo un bezo --dijo la pequena Maria atrapada en el abrazo de sus padres. Ambos sonrieron y comenzaron a besarla cada uno por un lado, apretujandola y estrujandola efusivamente, lo que hizo que la nina rompiera en carcajadas. Natalie se giro en busca del cuarto miembro de su feliz familia para unirlo al abrazo, pero Tommy estaba concentrado en una partida de su consola y lo miro con horror al adivinar sus intenciones. Aun asi tiro de la manga de su cazadora y lo unio a ellos, y, a pesar de las protestas, le revolvio ligeramente el cabello y deposito un beso sobre su cabeza. Tommy solo sonrio, sin levantar la vista del aparato. --?Has encontrado nuestro vuelo? --pregunto Natalie a su marido. --Acabo de hacerlo. Llegamos a tiempo. Si no me equivoco tenemos que ir en esa direccion --dijo senalando el pasillo atestado de gente que cargaba con sus maletas y multitud de bolsas con paquetes de coloridos envoltorios. Apenas faltaban cuatro dias para Navidad y la mayoria de aquellos viajeros se dirigian a disfrutar de sus vacaciones navidenas en compania de familia y amigos, cargados de regalos. Lo que hacia que transitar por el aeropuerto, ya de por si bastante concurrido, se convirtiese en una experiencia aun mas abrumadora. Tucker le cogio a Maria de los brazos y Natalie tomo de la mano a Tommy, despues se cogieron ambos de la mano, se miraron y, tomando aire, se dispusieron a atravesar la marabunta de gente que transitaba por los pasillos que llevaban hasta su puerta de embarque. Afortunadamente su equipaje estaba ya en Nueva York y tan solo llevaban una bolsa de viaje que Tucker llevaba a la espalda, su bolso y la pequena mochila en la que Tommy guardaba sus cosas. Los intransitables pasillos, se hicieron interminables. Cuando llegaron a la puerta de embarque, tenian la sensacion de haber recorrido kilometros hasta su destino. En cuanto llegaron, Tucker deposito a Maria en una silla y comenzo a sacar los billetes de la mochila. --No tardaremos en embarcar --dijo mirando las hojas impresas en sus manos. Tommy resoplo haciendo que su flequillo, que caia ligeramente sobre sus preciosos ojos grises, bailara sobre ellos. --?Estas cansado? --le pregunto Natalie. --No, pero tengo hambre-- dijo Tommy sonriendo. --?Como es posible? !Has desayunado mas que tu tio y que yo! --le dijo ella sorprendida. --?Que puedo decir? Estoy creciendo... --contesto Tommy encogiendose de hombros a la vez que le mostraba una traviesa sonrisa que inundaba su preciosa cara de hoyuelos. --!Menudo golfo estas hecho! Anda, toma --le dijo sacando una chocolatina de su bolso y ofreciendosela. Natalie lo observo abrir el envoltorio y dar un gran bocado. Tommy era un nino maravilloso. Verlo crecer y evolucionar aquellos tres anos habia sido increible para ella, un regalo. Era un nino muy educado, obediente, amoroso y carinoso, sobre todo con la pequena Maria. Seguia siendo algo timido y retraido, pero aquel era su caracter normal. Tommy preferia pasar desapercibido, encerrarse en su consola, en algun libro, ir a montar... Cosas normales para un nino de su edad. Cuando Tucker llevo a su sobrino hasta su rancho hacia tres anos, y Tommy se negaba a hablar, nunca imagino que lo veria evolucionar de esa manera y mucho menos que tendria la suerte de verlo crecer y convertirse en el maravilloso chico que era. Estaba muy orgullosa de el y se lo demostraba a cada momento. Tommy la miro intuyendo que Natalie hacia lo mismo con el y le sonrio. Le enseno el envoltorio ya vacio de la chocolatina y rio, despues volvio a concentrarse en la consola. --En quince minutos embarcaremos --le dijo Tucker a su lado. --!Quiedo mi nosito! --volvio a insistir la pequena Maria. --Peque, ya te he dicho que esta en la maleta. ?Recuerdas cuando hicimos la maleta, y decidimos que nosito era tan importante como para no dejarlo en casa y que por eso el viajaria en la maleta? La pequena Maria asintio y su melena castana llena de rizos se agito vigorosamente frente a su rostro. --Si, pero quiedo mi nosito --volvio repetir frotandose los ojos. Natalie y Tucker resoplaron, iba a ser un viaje muy largo. Maria no se separaba de aquel osito de peluche rosa desde que nacio que le habia regalado el ama de llaves, que tambien se llamaba Maria. Iba a todas partes con el y mas de una noche les tocaba buscarlo por toda la casa antes de acostarse, pues la nina no conseguia conciliar el sueno si no era en compania de su peludo amiguito. Natalie y Tucker habian querido asegurarse de que el peluche llegaba sano y salvo a Nueva York y no sufria ningun percance o perdida durante el trayecto, y lo habian metido en la maleta que ya estaba en camino con una agencia especial de transporte. Pero no habian caido en que el madrugon haria estragos en la nina, que estaba muerta de sueno y queria a su amigo para echarse una siestecita mananera. Tucker apoyo la cabeza de su pequena en el hombro y la mecio ligeramente intentando calmarla. Afortunadamente a los pocos minutos estaban haciendo el check-in. Y un rato despues, se acomodaban en sus espaciosos asientos de primera clase. No era como viajar en uno de los aviones privados de la compania petrolera que dirigia, pero bastaria. Lo mas importante era que su familia estuviese segura y, aunque no habia querido preocupar a Natalie con sus motivos para hacer las cosas de aquella manera, sabia que era la mejor opcion y no iba a arriesgarse a ponerlos en peligro. Se giro sobre su asiento y echo un vistazo a la cabina del avion en la que se encontraban. Sus ojos no tardaron en cruzarse con los de un hombre que vestia un elegante traje negro, corbata gris y cabeza rapada al estilo militar. El hombre lo saludo con una leve inclinacion de su cabeza y Tucker con gesto petreo le devolvio el saludo. --?Lo conoces? --le pregunto Nat siguiendo la direccion en la que su marido miraba. --Me suena, pero no recuerdo de que. Da igual --dijo girandose hacia su mujer y cambiando de tema--, usted y yo, senora McGregor, ahora solo debemos pensar en los maravillosos dias que vamos a pasar en Nueva York. Han sido unos meses duros, y necesitabamos estas vacaciones --anadio cambiando el gesto y regalandole una sonrisa mas relajada. A Natalie le encantaba deleitarse con esa sonrisa, y lo contemplo embelesada. --Si, necesitabamos estas vacaciones. Han sido meses duros... --sus ojos se entristecieron recordando que uno de los motivos habia sido la muerte de su adorada Maria. Maria no solo habia sido el ama de llaves del rancho familiar, tambien la mujer que la habia criado, dandole todo el amor y seguridad que necesito de nina, y la persona mas importante en su vida hasta la llegada de su marido y sus ninos. Hacia tan solo seis meses que se habia marchado de sus vidas. Maria llevaba un par de anos luchando en silencio contra un cancer que al final pudo con ella. Al menos habia podido verla casada y disfrutando de sus pequenos, como siempre habia sido su sueno. Incluso ver como ella ponia su nombre a su primera hija. Pero ya no estaria mas con ellos y eso aun le provocaba un dolor tan grande en el pecho que era dificil de soportar. --Siempre estara con nosotros --le dijo Tucker adivinando el rumbo de sus pensamientos. --Si, siempre lo estara --dijo ella forzando una sonrisa mientras acariciaba el cabello de su pequena Maria que dormia en el regazo de su padre. Miro a Tommy, que leia un comic, y cerro los ojos apoyando la cabeza en el fuerte hombro de su marido. Su proximidad siempre la reconformaba y se dejo llevar por el cansancio cerrando los ojos.

  • Un mapa en la cabeza de Ken Jennings

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    ?Por que nos fascinan tanto los mapas? Un libro unico y sorprendente sobre las curiosidades,
    historias y anecdotas presentes en los mapas y en la capacidad que ha tenido la cartografia para
    transformar el mundo.

  • Los mejores reyes fueron reinas de Vicenta Marquez De La Plata

    https://gigalibros.com/los-mejores-reyes-fueron-reinas.html

    La fascinante historia de siete ilustres monarcas femeninas protagonistas de reinados admirables y periodos de prosperidad y gloria para sus pueblos. Al indagar en el devenir de las principales monarquias pronto se hizo patente que las personalidades seductoras y llamativas y los reinados mas admirables, eficientes y <>, si es que pude usarse ese adjetivo refiriendose a reinados, fueron los de algunas reinas. Ha habido muchas menos reinas que ejerciesen la auctoritas y la potestas, que reyes, sin embargo el resultado de ejercicio de la potestas es abrumador a favor de estas.