• libro la luna es de los lobos - Giuseppe Festa

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    Arroyos pintados de plata por la luna, cintas de perfumes multicolores sobre los prados, siluetas de ciervos como manchas de oscuridad en un lienzo de sombra. Y una oscura amenaza mas alla de la frontera. Este es el mundo de Rio, un lobo de los Montes Sibilinos. De el depende la supervivencia de su manada, fustigada por el hambre y la escasez de nuevos nacimientos, obligado a afrontar un largo viaje por los meandros de una naturaleza por descubrir y defender, en el eterno conflicto con un enemigo que unas veces adquiere la forma de una manada antagonista y otras la del hombre y sus perros. La entrada en escena de Greta y Lorenzo, dos jovenes investigadores, marcara el inicio de una cadena de acontecimientos imprevisibles. Entre las maravillas de la naturaleza salvaje y las insidias del mundo de los hombres, el emocionante viaje de una manada en busca de la libertad. Una trama que se transforma en un sorprendente juego de espejos donde cada lector tiene la posibilidad de observar la naturaleza de los animales y la sociedad de los hombres desde el punto de vista de los lobos.

  • LA LUNA ES DE LOS LOBOS | GIUSEPPE FESTA - Casa ...

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  • La Luna es de los lobos (INFANTIL / JUVENIL) Versión ...

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  • La luna es de los lobos - -5% en libros | FNAC

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  • La luna es de los lobos - Anika Entre Libros

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    Río es un lobo de los montes sibilinos (Italia). De él depende la supervivencia de su manada, con muy pocos nuevos nacimientos y agotada por el hambre. Deberán ...

  • La Luna Es De Los Lobos - TROA Librerías

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  • LA LUNA ES DE LOS LOBOS - GIUSEPPE FESTA - Agapea

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  • La Luna es de los lobos - Amabook

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  • la luna es de los lobos - festa, giuseppe - Librería Gil

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  • El destino de Michael (Security Ward 8) de N. Q. Palm

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    Tel Aviv es la ciudad que lo vincula a su familia y en la que paso largas temporadas, a pesar de no estar pasando por su mejor momento, Michael se alegra de volver. Aunque sea para una mision en la que su equipo debera desenmascarar a varios terroristas.Cuando la unidad de Security Ward aterriza en Israel, es el el que debe dar la cara e involucrarse hasta el cuello debido a su conocimiento de la ciudad y del idioma.

  • El acto final de F. Carod

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    Matias Ramses se entrega a la policia para confesar una serie de crimenes, pero no es tomado en serio por la naturaleza de su trabajo como asistente de un mago famoso, hasta que Carmen, una policia que lucha contra una sociedad machista del siglo XIX, decide investigar y llegar al fondo del asunto.

  • Un arbol crece en Brooklyn de Bestly Smith

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    UNA DE LAS MEJORES NOVELAS NORTEAMERICANAS DEL SIGLO XX.

  • Mi error fue ser solo tu vecina. Parte 1 de Moruena Estringana

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  • Luna perdida de Ayla Soriano Gomez

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    Todavia faltaba un rato para que el sol desapareciera en el horizonte, cuando en el refugio de Marinaterra retumbo la sirena de emergencia. Los mas jovenes del refugio acababan de empezar la jornada asistiendo a las diferentes clases de supervivencia, pero aquel sonido los lleno de excitacion. -Pero que significa esto… -musito el supervisor que se encargaba de explicar el procedimiento de depuracion y carga de agua. -Atencion a todos los habitantes del refugio -comenzo a hablar una voz a traves de los altavoces-. Un vehiculo no identificado se esta aproximando. Parece que nos envia senales para establecer comunicacion. Todos los responsables del refugio acudan inmediatamente a la Sala de Mando. Al resto, les ruego mantengan la calma. El nerviosismo y la expectacion se extendio con rapidez entre los jovenes. Estaban ansiosos de cualquier novedad que les distrajera de la monotonia del dia a dia. -Bueno chicos vamos a mantener la calma y quedarnos aqui esperando instrucciones. Esto no va con nosotros -dijo la supervisora del grupo de los mas pequenos. Un muchacho del grupo de los mayores se levanto y salio tranquilamente caminando por la puerta haciendo caso omiso de la llamada de su supervisor. -!Anibal!!vuelve aqui ahora mismo!. El resto contemplaron desaparecer por la puerta a su companero en silencio para despues observar por unos instantes a sus supervisores que les observaban con gesto severo. Pero el rictus estricto de sus superiores no tuvo el efecto esperado y acto seguido la clase entera decidio salir corriendo en tropel tras Anibal. -!Chicos! !ni se os ocurra! -les llamo la supervisora tratando de sostener por el brazo a uno de los mas pequenos. El nino consiguio desasirse y seguir a los demas a la carrera-. !Volved aqui inmediatamente, o vais a tener problemas! !Maldita sea! -Dejalo - le dijo su companero resignado-. A esos monstruos no hay manera de impedirles nada. Corrieron por los pasillos riendose y chillando en direccion a la Sala de Mando como si fueran a asaltar una fortaleza. Pero conforme doblaron la ultima esquina que les separaba de su ansiada meta, se encontraron con que habia seguridad. Un hombre que no llegaba a la treintena, de mandibula cuadrada y torso musculoso les escucho llegar desde lejos y al verlos cruzo los brazos y esbozo una sonrisa de desden. -?A donde creeis que vais vosotros mocosos? -les pregunto en tono burlon. -Axel quitate de en medio. Queremos enterarnos de quien ha venido -le espeto Anibal enfrentandose a el. El muchacho tenia el pelo corto, recortado con prisas y de un denso color negro. Sus ojos eran castanos y expresivos, enmarcados por largas pestanas. Su ojo derecho estaba salpicado por unas pinceladas de color grisaceo que le proporcionaban una mirada algo ausente. Vestia siempre con ropa ancha que heredaba de su hermano, al que ahora mismo tenia frente a el. Pero solo se quedaba la que fuera de color mas oscuro. -Vosotros no teneis permiso para subir. Id a jugar a otro sitio si no quereis que os de una patada en el culo a cada uno. -Intentalo si quieres -le desafio Anibal cerrando fuerte los punos. -Venga anda, no seas asi… -le dijo Dana con voz aterciopelada dando un paso adelante y acariciando el brazo de Axel-. Te prometo que nos vamos a portar bien. -A ti te dejo si quieres -le contesto con una sonrisa-. Pero estos crios se tienen que quedar aqui. -?Quieres ver lo que estos crios son capaces de hacer contigo? -le amenazo Teo. Todos, incluso los mas pequenos se pusieron en guardia y miraron con gesto amenazante a Axel. Se prepararon para saltar sobre el a la menor senal. El tambien se preparo para quitarse de encima a manotazos la montana de golpes y mordiscos que se le venia encima cuando la puerta que vigilaba se abrio tras de si. Aparecio un hombre robusto, en su cincuentena, con una poblada barba y gesto de preocupacion. -?Que haces aqui aun? -le pregunto a Axel con una voz calida-. Tu padre me ha pedido que vaya a buscarte-. El hombre dirigio entonces sus profundos ojos castanos a la turba de jovenes que estaban plantados frente a la puerta-. Vosotros desapareced de mi vista e id a seguir con lo vuestro. Esto no va con vosotros. Si me entero de que habeis desobedecido sereis castigados. Ninguno de ellos se atrevio a rechistarle a aquel hombre que resultaba una maxima autoridad en el refugio. Agarro con firmeza del brazo a Axel y lo metio en la habitacion cerrando de golpe la puerta en sus narices. -!Tu hermano es un capullo! -exclamo Teo en cuanto hubieron desaparecido. -Y tu padre un pesado -replico Anibal-. Estoy hasta las narices de que nunca nos dejen enterarnos de nada. -Jo pero yo queria ver el vehiculo que se acercaba, no es justo… -se lamento Dana. La mayoria de los chicos empezaron a dispersarse cabizbajos de vuelta a la sala de entrenamiento. -!Esperad! -susurro Teo al pequeno grupo que todavia no se habia marchado-. Si de verdad quereis salir, tengo la contrasena de la otra puerta. -?En serio? -le pregunto sorprendido Bruno-. ?Como la has conseguido? -Escuche cuando mi padre se la dijo a mi madre en el ultimo cambio de contrasena - contesto orgulloso. -Como nos pillen saliendo por alli nos cortan el cuello -apunto Oliver-. Ademas de que no estamos preparados. Tendriamos que coger agua, el sol no se ha ido del todo. Tiene que ser un horno estar ahi fuera... -Pues quedate aqui esperando, yo voy -respondio Anibal y los otros confirmaron con la cabeza para indicar que tambien se apuntaban. -Yo tambien quiero ir -dijo una voz aguda tras ellos y los chicos se giraron para ver quien habia hablado. Se trataba de una nina de 13 anos delgada y paliducha que tenia fama en el refugio de ser la alumna preferida de Orion. -?Tu quieres venirte enana? -le pregunto Anibal como si le pareciera absurdo. -Eres exactamente igual que tu hermano -le reprocho Teo-. Venga vamonos de una vez que nos lo vamos a perder. Los chicos reemprendieron la carrera. El refugio de Marinaterra estaba excavado varios metros bajo tierra. Era un bunker de 9.000 metros cuadrados en el que vivian 198 personas en el ultimo recuento. Constaba de 3 pisos de 3.000 metros cuadrados cada uno repartidos en diferentes zonas y ambientes. Disponian de pequenas casas particulares, salas para ejercitarse, e incluso huerto y granja propios. El auto abastecimiento era clave para la supervivencia de un refugio, ya que la vida animal y vegetal fuera de el era imposible. La mayor parte del refugio estaba decorado con motivos marinos y superficies de color azul que recordaban al mar. No porque el refugio estuviera cerca de una zona costera, eso nunca. El mar era demasiado peligroso para la vida humana. Pero a sus miembros les gustaba acercarse en algunas epocas del ano a las aguas del Mediterraneo que estaban a un punado de kilometros de distancia. Sobre la tierra, encima del refugio, estaba construida la parte externa de Marinaterra. Una fortaleza flexible y aislante capaz de resistir la mayor parte de impactos de la naturaleza. A pesar de la firmeza de la construccion, los seres humanos habian aprendido durante decadas de forma dolorosa, que en estos tiempos el lugar mas seguro donde vivir era bajo tierra. Asi que la parte superficial del refugio era usado sobre todo para el abastecimiento de energia y agua. Habia dos maneras de salir de aquel bunker subterraneo. La puerta mas usada era la de la Sala de Mando a la que solo los adultos seleccionados tenian permiso para acceder. Habia una segunda puerta situada en el nivel mas superficial que estaba pensada para usarse en caso de emergencia. Ambas puertas estaban custodiadas por gigantescos portones blindados que solo podian abrirse con contrasena. Por suerte para ellos, esta vez Teo la tenia y la introdujo en el panel que habia junto a la puerta. Escribio los numeros que se habia aprendido de memoria y cruzo los dedos para que funcionara. El chirrido que produjo el pestillo al abrirse les hizo saltar de alegria. A todos menos a Oliver, que se quedo atras y no accedio al pasillo junto al resto. -Tio, ?no te vienes? -le pregunto Teo cuando se dio cuenta de que su amigo no los seguia. -No, paso. No quiero deshidratarme ni cargarmela.

  • Dryadalis (Trece Tronos 1) de Jessica Galera Andreu

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    Humanos, elfos, feericos y mareas conviven en la bulliciosa ciudad de Luzaria. Pero cuando el Toque de Queda suena, las calles quedan desiertas y en el oscuro barrio amurallado de Noctia, las puertas se abren: nigromantes, brujos, vampiros, licantropos y demonios pueden campar a sus anchas por la ciudad luzara al amparo de la Ley Comun, que justifica cualquier accion que lleven a cabo entre la medianoche y el amanecer.
    Y es que luzaros y noctis llevan anos impulsando acciones con el fin de potenciar los lazos entre ambos mundos, separados solo por el enorme muro que encierra Noctia en su interior: el imperio de la noche. La Ley Comun engloba tambien el denominado Intercambio.
    June es una joven humana que pasara el proximo ano de su vida viviendo en Noctia, mientras que Tayr, un enigmatico brujo, lo hara en su casa, bajo su techo y junto a su hermano Adrien, cuya curiosidad hacia el crecera al mismo tiempo que una incontenible atraccion, pero. ?Quien es realmente Tayr?

  • El te de Proust de Norman Manea

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    El universo del campo de concentracion visto a traves de la atonita mirada de un nino, la guerra vivida por adolescentes, el arduo o imposible retorno a lo cotidiano en la Rumania de la posguerra y de la dictadura, las heridas incurables impresas para siempre en la memoria: ese es el horizonte existencial de estos relatos de Norman Manea.

  • Volver a empezar (Segundas Oportunidades 2) de Esteffany Florian Mariano

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    Narra Tereza --Senora Roberts, el senor Paterson se encuentra aqui --dice Johanna al entrar en mi oficina --. ?Desea que lo haga pasar? --me pregunta. --No. Enseguida salgo. Iremos a almorzar --informo mientras apago el computador. --Ya le aviso --musita para luego retirarse. Termino de recoger unos papeles que se encuentran esparcidos sobre mi escritorio, me levanto de la silla y tomo mi bolso para dirigirme hacia la puerta. Al salir al pasillo me encuentro a William en una de las sillas de la recepcion, ojea una revista con aires de aburrimiento. --Nos vamos. --Hago que levante la vista de la revista que observaba y me dedica una calida sonrisa--. !Tengo tanta hambre que seria capaz de comerme un restaurante entero! --exclamo, no dudo en llevar mi mano hacia mi enorme panza. El solo se limita a reir con fuerza. --Con lo que te he visto comer estos ultimos meses, no lo dudaria --ironiza acercandose a mi, para luego besar mi mejilla--. ?Como estan? De manera inconsciente acaricio mi barriga con una sonrisa embobada. Ocho meses han pasado desde que el doctor me comento lo del embarazo. Al principio las cosas no fueron para nada faciles. La noticia me tomo por sorpresa, me aterre como nunca lo hubiera hecho en mi vida. Un miedo indescriptible se apodero de mi. Un bebe. Un bebe que naceria sin su padre. !Edward! No existia un solo momento en el que lograra sacarlo de mi cabeza, simplemente no podia, no queria. Suena masoquista de mi parte y se que lo es, pero cada vez que recuerdo aquel momento en mi oficina, la decepcion en su rostro, la desilusion, me siento desfallecer, no puedo evitar llorar al ser consciente del dano que le provoque. Solo deseo que sea feliz y que algun dia pueda volver encontrarlo, que me pueda perdonar, sobre todo que pueda conocer a su hija, a ese ser maravilloso que crece dentro de mi, y que no tiene culpa de los errores y malas decisiones de sus padres. Tengo la esperanza de que algun dia Edward pueda escuchar a su hija llamarlo papa. Quiza se pregunten, ?por que no lo busco para decirle que va a ser padre? La respuesta es mucho mas facil de lo que se imaginan. Hay dos razones simples, la primera: que ya lo intente. Cuando me entere de lo del embarazo entre en una depresion profunda. Clara, como buena amiga y excelente consejera, una vez mas me ayudo a salir adelante, claro que en esta ocasion con refuerzos. Bertha y William. De eso les cuento mas adelante. Aun recuerdo aquel dia especifico en el que me hizo abrir los ojos. <<-Ya estoy cansada de esta situacion. --Me arranca la sabana del cuerpo. Estamos en mi habitacion de la que no habia salido desde que supe del embarazo, es decir, aproximadamente dos semanas--. Creeme que, si fuera por ti, no te estaria insistiendo para que te levantes de esa cama. Te estas comportando como una nina, Tereza. --Pues entonces vete y dejame en paz --grito de vuelta. --Ganas no me hacen falta. Estas siendo muy egoista. --Hace que me enoje mas. --Egoista. Dice que estoy siendo egoista. --Rio sin ganas--. Estoy en esta situacion por pensar en alguien mas, y tu me dices egoista. --Primero, te me calmas que eso no le hace bien al bebe --me regana--. Segundo, si lo dices por lo de Edward, si, fuiste egoista, porque decidiste por el sin tomar en cuenta su opinion. Eso es ser egoista y lo estas volviendo hacer, !es que no te das cuenta! !Estas esperando un bebe! Y en vez de estar cuidandote para que nazca sano y fuerte, !estas aqui encerrada! No te estas alimentando bien, no te has tomado las pastillas que el medico indico, y te pasas todo el dia llorando. No se lo que para ti eso signifique, pero para mi, !eso es egoismo! Porque solo estas pensando en ti, en tu dolor, olvidandote de todo, incluso de un nino que no tiene la culpa de haber sido concebido en medio de una gran tormenta>>. Despues de ese episodio comprendi que mi vida debe volver a su cauce, girar en torno a una sola cosa, en este caso a una sola persona. A mi bebe. Mi mision consistiria en que fuera feliz. Es por eso que luego de que me entere que iba a tener una nina, busque la forma de comunicarme con su padre, porque tanto ella como el merecian conocerse, merecian ser feliz. Lamentablemente, con la unica persona que pude comunicarme fue con Ross; al contestar el telefono, me pidio que me alejara de su hermano, que no lo llamara, que el encontro con quien sustituirme. ?Dolio? Por supuesto que dolio. Es por eso que al principio pense que tal vez era una forma de vengarse de mi por lo que yo le hice a su hermano. Entendi su enojo, pero tambien lo sufri. Sin embargo, al parecer, si era cierto. Es lo que William me confirmo. ?Como William sabia aquello? Su hijo decidio irse a Inglaterra a estudiar, no queria separarse de Ross. Fue asi como se entero, su hijo le informo. La unica tranquilidad que me queda es saber que al menos la pequena Ross es feliz con la persona que ama, al igual que Edward, aunque esa persona no sea yo. La segunda razon por la que no segui insistiendo es la misma que me llevo a separarme de el. No queria que en un futuro proximo Edward me culpara de haber arruinado sus suenos, pero tampoco que me odiara. Fue por eso que insisti. No obstante, sin ningun resultado favorable. --?En serio piensas comerte todo eso? --pregunta William al escuchar todo lo que le he pedido al camarero. --Aun no se por que te sorprendes, sabes que lo hare, me has visto comer mas de lo que he ordenado ahora --respondo con una gigantesca sonrisa. En estos meses William ha estado presente cada vez que me he atragantado con cantidades enormes de comida sin poder evitarlo, tambien ha estado en cada momento importante brindandome su apoyo incondicional. La verdad es que nunca pense que el se convertiria en el gran amigo que hoy es para mi; sabe respetarme, cuidarme y ha comprendido que entre el y yo no podria desarrollarse ninguna relacion que no sea la amistad. Gracias a el, a Bertha y a Clara, he podido sobrellevar todo lo pasado en estos ultimos meses. Desde mi separacion con Edward, el enterarme de mi embarazo y la muerte de Luisa, mi madre. Dos meses despues de la partida de Edward y la informacion de mi embarazo, mi madre fallecio al entrar en la parte decisiva de su enfermedad; el saber que iba a ser madre me llevo a reconciliarme con la mia antes de perderla por segunda vez. Los medicos no pudieron hacer nada a pesar que puse en sus manos todos mis recursos. Recuerdo aquel dia como si hubiera sido ayer. La fui a visitar como Tania me pidio, no lo hice por ella, lo hice por mi, por mi bebe. Necesitaba cerrar ese capitulo de mi vida, queria que, cuando mi hijo o hija naciera, y me preguntara por su abuela, tener un buen recuerdo de ella. La perdone y senti como una carga pesada desaparecia de mis hombros, de mi alma. Si digo que no dolio, mentiria, porque a pesar de todo lo que me hizo, seguia siendo mi madre y eso no se puede borrar por mas que quisiera. Lo mas duro de esa etapa fue ver a una joven de quince anos derrumbarse por la muerte de una madre. Ver a Tania deprimida, sin ganas de vivir… Fue la parte mas dolorosa del proceso. Al parecer, Luisa si fue una buena madre para ella y le estoy agradecida por eso. Despues de todo, si tengo algo que agradecerle a Luisa: mi hermana, esa jovencita que vino a llenar un espacio de mi corazon que hace tiempo estaba desocupado, y eso se lo agradecere el resto de mi vida. Despues de la muerte de Luisa, El departamento de ninos y familia, intento llevarse a Tania a un lugar de acogida, pues aun era menor de edad. De inmediato, junto con Clara y los abogados de William, nos pusimos en el proceso de papeleo para que Tania se quedara conmigo. No fue facil, pero lo logramos, claro que la prueba de ADN fue determinante en ese caso. Hoy por hoy Tania vive conmigo. --Tienes razon. --Rie--. Espero que no te quejes por las libras de mas adquiridas despues del embarazo. --Es que no lo puedo evitar. --Hago un puchero, a lo que William vuelve a sonreir--. Es como si tuviera un dragon en mi estomago que me exige ser alimentado en vez de un bebe. --Lo bueno de esto es que al menos ya puedes retener los alimentos dentro de tu estomago. -- Toma un poco de vino del que el camarero dejo en nuestra mesa. --!Gracias al cielo! --digo de manera exagerada. Los primeros cinco meses de embarazo fueron toda una tortura, no paraba de vomitar, no habia nada que comiera que no lo devolviera. Segun el medico, no es comun, pero si normal que algunas mujeres les dure mas los sintomas, incluso se dan casos en los cuales algunas mujeres se pasan los nueve meses sintiendo nauseas y vomitando. Ese era mi caso. Gracias al cielo solo duraron cinco meses, los peores de mi vida. Mi consuelo es que pronto tendre a mi bebe entre mis brazos. --?Ya has pensado en el nombre? --Aun no… --En eso llega el camarero con lo ordenado--. No me decido --respondo de manera distraida al introducir el tenedor en mi boca. Desde que me informaron el sexo del bebe, Clara, William, Bertha y Tania han estado insistiendo con el nombre; sera una hermosa nina. Una nina que nacera sin su padre. --!Tereza! --me llama al ver que me he quedado ausente. --Es que… me hubiera gustado que el estuviera aqui, conmigo, que juntos pudieramos elegir el nombre de nuestra nina --suelto con melancolia. --Tereza, mirame. --Levanto mi rostro hacia el--. No puedes seguir asi, eso no le hace bien al bebe. --Sostiene mi mano por encima de la mesa. --Lo se, pero… --Nada de peros. Tranquila, se que entre todos elegiremos un hermoso nombre para la bebe. -- Me mira con ternura. --Gracias, William, eres un gran hombre. --Lo se. --Me hace reir, como lo ha venido haciendo todo este tiempo.

  • La sinfonia del tiempo de Alvaro Arbina

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    Una joven escritora que trata de desentranar la misteriosa desaparicion de su marido…

  • Madame B de Sandrine Destombes

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    Una ultima revision general y Blanche Barjac podria cerrar la puerta del piso. Ya habia acabado con las manchas que quedaban y estaba impaciente por volver a casa. Le dolian los hombros y estaba convencida de que se le habian pelado las rodillas de estar toda la noche agachada. Habia tenido que cambiar la alfombra y la disposicion de los adornos, pero en general se sentia bastante satisfecha. Tenia que empezar a hacer deporte cuanto antes. Todos sus musculos se lo pedian a gritos. Adrian ya la habia advertido. A partir de cierta edad, ese trabajo se convertia basicamente en un desafio fisico. Pero Adrian tenia setenta y seis anos, y todo lo que decia parecia en mayor o menor medida un consejo de sabio, asi que Blanche se habia acostumbrado a escuchar solo lo que le interesaba. Tendria tiempo para pensar en la artrosis y el reumatismo. Iba a cumplir treinta y nueve a finales de ano. Lo unico que necesitaba era hacer un poco de ejercicio. Desde hacia unos meses, Blanche habia empezado a separar residuos. Ella misma llevaba las bolsas de basura, recicladas y reciclables. Era su toque personal. Implicaba algunas gestiones mas, pero al fin y al cabo cada uno debia poner un poco de su parte. Por supuesto, siempre quedaban algunos desechos inclasificables, sobre los que Blanche no habia encontrado ninguna indicacion en internet o que simplemente no podia tirar. Por lo general, dejaba que Adrian se ocupase de ello. Con cuarenta anos de experiencia a sus espaldas, la eficacia de sus metodos habia quedado mas que demostrada. El habia intentado transmitirle todo su saber, pero Blanche preferia que se reservase algunos secretos. Sabia que, mientras aun tuviera cosas que ensenarle, el viejo hombre permaneceria a su lado. Blanche cerro con cuidado para no dar un portazo al salir. El propietario le habia asegurado que en esa planta no vivia nadie mas, pero la discrecion siempre era de rigor, sobre todo a altas horas de la noche. Por mas que llevase ropa neutra y fuese con la cabeza gacha en todo momento, la carretilla plegable llena de bolsas de colores era lo bastante llamativa para que alguien pudiera recordarla, llegado el caso. Sin embargo, tenia un punto a su favor. Nadie se fijaba en una senora de la limpieza. A lo sumo, algun testigo podria recordar la estatura o su aspecto a grandes rasgos, pero jamas seria capaz de describir su rostro con precision. En el ascensor que la llevaba al aparcamiento, Blanche reflexiono sobre su vida y su profesion. Hasta el momento su trabajo era irreprochable, pero ?por cuanto tiempo mas? Adrian ya no era joven, y sin el tendria que dejarlo. Con el dinero que habia ahorrado podria mantenerse unos cuantos anos, pero ?que haria en su dia a dia? Su madre habria sabido encontrar las palabras para calmarla, pero ya no estaba, y desde hacia un tiempo la echaba muchisimo de menos. Apreto las mandibulas varias veces. No era el momento ni el lugar para ponerse a dudar del futuro o rememorar el pasado. Aun tenia un arsenal de cosas por hacer antes de enviar las fotos del resultado. Le llevaria como minimo una hora de viaje llegar a casa de Adrian, sin contar la parada en el vertedero. Despues tendria que examinar la informacion que contenian el ordenador y el movil que habia rescatado en el piso y hacer capturas de pantalla de lo que considerase relevante antes de destruir a conciencia ambos dispositivos. Y aun faltaria quemar los ultimos indicios y su propia ropa antes de poder disfrutar de un desayuno en familia bien merecido. Ser limpiadora requeria cierto rigor y Blanche Barjac era una de las mejores. 2 Hacia una semana que Blanche esperaba pacientemente un nuevo encargo. Habia vuelto a su estudio de la rue Halle, en el distrito XIV de Paris. En cualquier otra parte se habria pasado los dias caminando arriba y abajo, pero alli el techo abuhardillado no le permitia dar mas de cinco pasos seguidos. Habia aprovechado el obligado descanso para poner sus documentos en orden. Oficialmente, Blanche se comprometia a eliminar todo rastro de sus intervenciones. Una vez cumplida la mision, los clientes no tenian nada que temer. Estaba en juego su propia reputacion. Adrian incluso le habia dejado una frase preparada por si le preguntaban sobre el tema. Pero Adrian tambien la habia advertido acerca de la precariedad laboral del sector y la necesidad de tomar ciertas precauciones. Aparte de obligarla a abrir un plan de ahorro al inicio de su carrera profesional, el viejo hombre le habia ensenado como cubrirse las espaldas. No se trataba de chantajear a nadie, sino de tener un seguro de vida. Si llegasen a detener a uno de sus clientes, Blanche necesitaba poder recordarle hasta que punto era imprudente implicarla. Por eso conservaba con sumo cuidado un souvenir mas o menos incriminatorio de cada mision: el arma del crimen, una fotografia, un mensaje… No era una decision premeditada, pero hasta la fecha sus grandes limpiezas siempre le habian permitido hacerse con algun elemento inculpador. Los objetos los almacenaba Adrian en su cobertizo, y Blanche se encargaba de digitalizar y archivar lo demas en su ordenador. Una base de datos le facilitaba tener los expedientes actualizados. Blanche acababa de rellenar la ficha 92 y se preguntaba que sentiria cuando llegase a la numero 100. Puede que se regalase un viaje para celebrarlo. Sonaba con conocer Argentina, pero siempre encontraba alguna excusa para posponerlo. En realidad, Blanche era incapaz de alejarse de Adrian. Era un pilar para ella, su protector. Desde hacia un tiempo la animaba a que se distanciase un poco, a que pasase unos dias sin contactar con el. Sin embargo, el resultado era poco convincente. Blanche habia vuelto a morderse las unas y se olvidaba a menudo de tomar la medicacion. Este ultimo argumento habia sido mas efectivo que ningun otro, asi que Adrian la esperaba a ultima hora del dia. Mientras tanto, Blanche ocupaba el tiempo como podia. Catalogar el ultimo encargo que habia hecho no le llevo mas de media hora. Era un caso clasico de limpieza que no habia exigido demasiado trabajo. A un hombre de negocios casado y con dos ninos se le habia ido la mano con el trabajador sexual que habia recibido en casa mientras su pequena familia disfrutaba de la nieve en Courchevel. Su primera reaccion fue llamar a su abogado, quien le aconsejo los servicios de RecureNet & Associes.

  • El secreto de los gatos (Ojos de gata 3) – M.N. Mera de M. N. Mera

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    Val
    Desde que habiamos llegado de Estados Unidos, mi abuela hacia como si Hans no existiera. Al principio me habia sentido apenada, pero habia llegado un punto en el que estaba tan enfadada con ella que me daba exactamente igual lo que pensara. Y sin embargo, aquel dia me habia hecho llamar. ?Que querria?

  • Hermosa eternidad de Renee Ahdieh

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    El Aramis deberia haber legado al amanecer, tal como lo hacia en los suenos de Celine. El a se despertaria debajo de un cielo iluminado por el sol con la sal del oceano en la nariz y la ciudad se elevaria bril ante sobre el horizonte. Llena de promesas. Y de perdon. En vez de eso, la campana de laton que estaba en la proa del Aramis sono a la hora del crepusculo, el momento del dia que su amiga Pippa l amaba <>. Celine creia que eso era algo muy britanico. Habia comenzado a coleccionar ese tipo de expresiones al poco tiempo de conocer a Pippa hacia cuatro semanas, cuando el Aramis se habia detenido durante dos dias en Liverpool. Hasta el momento, su favorita era <>. Celine no sabia por que esas frases le habian parecido importantes en ese momento. Quizas era porque creia que, en los Estados Unidos de America, esas expresiones muy britanicas la bene ciarian mas que las expresiones muy francesas que el a era mas propensa a usar. En cuanto Celine oyo el sonar de la campana, se abrio camino hacia babor, seguida de los pasos ligeros de Pippa. El cielo estaba cubierto de zarcil os oscuros como la tinta que se expandian en forma de abanico, y una niebla fantasmagorica envolvia la Ciudad de la Luna Creciente. El aire parecio espesarse en el momento en el que las dos chicas escucharon al Aramis entrar en las aguas del Misisipi y acercarse cada vez mas a Nueva Orleans. Cada vez mas lejos de las vidas que habian dejado atras. Pippa inhalo y se froto la nariz. En ese instante, parecia tener menos anos que los dieciseis que tenia en realidad. --Despues de escuchar todas las historias, creia que seria mas bonita. --Yo creia que seria exactamente asi --respondio Celine con un tono tranquilizador. --No mientas. --Pippa le echo una mirada de reojo--. No me hara sentir mejor. --Quizas miento tanto para mi bene cio como para el tuyo. --Una sonrisa se asomo en la cara de Celine. --Sea como sea, mentir es un pecado. --Al igual que ser molesta. --Eso no esta en la Biblia. --Pero deberia estarlo. Pippa tosio para intentar disimular su sonrisa. --Eres terrible. Las hermanas del convento de las Ursulinas no sabran que hacer contigo. --Haran lo mismo que hacen con todas las chicas que no estan casadas y desembarcan en Nueva Orleans con todas sus posesiones materiales: me conseguiran un marido. --Celine contuvo el impulso de fruncir el ceno. El a habia tomado esa decision. Era lo mejor entre lo peor. --Si les pareces impia, te juntaran con el tonto mas feo de toda la cristiandad. No cabe ninguna duda de que sera alguien con una nariz bulbosa y una gran barriga. --Pre ero un hombre feo antes que uno aburrido. Y una gran barriga signi caria que es de buen comer, asi que... --Celine inclino la cabeza hacia un lado. --En serio, Celine. --Pippa rio, su acento de Yorkshire se entrelazaba entre las palabras como si se tratara de un encaje de Chantil y--. Eres la francesa mas incorregible que haya conocido. --Me atreveria a decir que no has conocido a muchas francesas. -- Celine sonrio a su amiga. --Al menos ninguna que hablara ingles tan bien como tu. Es como si hubieras nacido hablandolo. --Mi padre creyo que seria importante que lo aprendiera. Celine levanto un hombro, como si eso fuera todo y no apenas la mitad. Con la mencion de su padre, un frances respetable que habia estudiado linguistica en Oxford, una sombra amenazo con descender sobre el a. Una tristeza cuyo peso aun no podia soportar. Celine coloco una sonrisa torcida en su cara. Pippa cruzo los brazos como si se abrazara a si misma. La preocupacion parecia acumularse en su frente, debajo de su equil o rubio, mientras las dos chicas seguian observando la ciudad desde lejos. Todas las jovenes a bordo habian oido las historias susurradas. En alta mar, los mitos que habian compartido mientras bebian tazas de cafe arenoso y amargo habian cobrado vida propia. Se habian mezclado con las historias del Viejo Mundo y habian formado relatos mas ricos y oscuros. Nueva Orleans estaba embrujada. Habia sido maldita por piratas. Era merodeada por bribones. Se trataba de un ultimo refugio para quienes creian en la magia y el misticismo. Hasta habia algunas lenguas que hablaban de mujeres que poseian tanto poder y tanta in uencia como cualquier hombre. Eso habia hecho reir a Celine. Y, al mismo tiempo, el a se habia atrevido a tener esperanzas. Quizas Nueva Orleans fuera algo diferente de lo que parecia ser a primera vista. Afortunadamente, el a tambien lo era. Y si habia algo que podia decirse sobre las jovenes viajeras a bordo del Aramis, era que la posibilidad de conocer una magia como esa --un mundo como ese-- se habia convertido en algo vital. Sobre todo para quienes deseaban deshacerse del fantasma de sus pasados. Quienes deseaban convertirse en algo mejor y mas bril ante. Y mas que nada era vital para quienes querian escapar. Pippa y Celine observaban mientras se acercaban cada vez mas a lo desconocido. A sus futuros. --Tengo miedo --susurro Pippa. Celine no respondio. La noche habia tenido el agua, como si fuera una mancha oscura sobre un trozo de organza. Un marinero desalinado se balanceaba sobre una viga de madera con toda la gracia de un equilibrista mientras encendia una lampara en la proa del barco. Como si fuera una respuesta, el agua parecio l enarse de lenguas de fuego que cobraron vida y pintaron la ciudad con un tono verde todavia mas fantasmagorico. La campana del Aramis volvio a repicar para avisar a quienes estaban en el puerto que distancia le quedaba por recorrer al barco. Otras pasajeras subieron a la cubierta y se colocaron junto a Celine y Pippa mientras murmuraban en portugues y espanol, ingles y frances, aleman y holandes. Eran mujeres jovenes que habian dado un salto de fe y habian dejado sus tierras en busca de nuevas oportunidades. Sus palabras se mezclaban para formar una dulce cacofonia de sonidos que, en cualquier otra circunstancia, habria tranquilizado a Celine. Ya no. Desde aquel a noche fatidica entre las sedas del atelier, Celine habia anhelado estar rodeada de un silencio comodo. Hacia semanas que no se encontraba segura en presencia de otros. Ni segura con el alboroto de sus propios pensamientos. Lo mas parecido a la sensacion de vadear por aguas mas bien tranquilas habia sido estar en presencia de Pippa. Cuando el barco ya estaba bastante cerca del puerto, Pippa se aferro de forma repentina a la muneca de Celine, como si intentara armarse de valor. Celine ahogo un grito de sorpresa. Se estremecio ante el contacto inesperado. Como si hubiera recibido una salpicadura de sangre sobre la cara y la sal hubiera tenido sus labios. --?Celine? --pregunto Pippa con los ojos muy abiertos--. ?Que sucede? Celine respiro por la nariz para tranquilizar su pulso y envolvio ambas manos alrededor de los dedos frios de Pippa. --Yo tambien tengo miedo. UN ESTUDIO SOBRE CONTRASTES Veintitres pasajeras desembarcaron del Aramis, cada una con un baul de madera sencil o l eno con sus posesiones materiales. Despues de consultar el mani esto, el o cial de la aduana les permitio pisar suelo estadounidense. Una hora mas tarde, siete chicas subieron a un carruaje sencil o y comenzaron a avanzar a traves de las cal es oscuras de la ciudad hacia el convento de las Ursulinas. El futuro de las demas las aguardaba en el puerto. El carruaje descubierto rodaba sobre los adoquines. A todo su alrededor, habia ramas que colgaban con el peso de las ores coloridas. Las cigarras y los escarabajos sonaban desde las sombras y sus susurros parecian hablar de una historia embrujada. Una brisa tropical se sacudio entre las ramas de un roble que lindaba con una plaza pequena. Celine sintio de una forma rara la calidez de ese brazo contra su piel, sobre todo en contraste con el ligero frio de una noche de nales de enero. Pero el a sabia que no debia quejarse. Era muy probable que la cal e de Paris en la que estaba su casa estuviera salpicada de nieve, y faltarian semanas para que pudiera usar el comodo vestido de muselina que l evaba puesto en ese momento. Celine recordo el junio anterior, cuando lo habia confeccionado con los retazos que habian sobrado del elegante vestido que habia disenado para una mujer adinerada conocida por sus encuentros infames. En ese momento, Celine habia imaginado como seria asistir a una de esas reuniones y mezclarse con los miembros mas chic de la sociedad parisina. Los deslumbraria con su amor por Shakespeare y Voltaire. Usaria ese mismo vestido, cuyo tono purpura intenso contrastaba de forma encantadora con su piel clara y cuya sobrefalda estaba repleta de pliegues y volantes elaborados. Y l evaria sus rizos negros apilados sobre la coronil a, el ultimo peinado en adornar las cabezas de las amantes de la moda en la ciudad. Celine rio hacia sus adentros divertida por el recuerdo de la chica de diecisiete anos que solia ser. Por las cosas que esa chica habia sonado con experimentar. Por las cosas que habia deseado tener y disfrutar: la entrada a la sociedad de mujeres elegantes para quienes confeccionaba vestidos que el as desecharian un par de dias mas tarde. La posibilidad de enamorarse de un joven guapo que le robara el corazon con poemas y promesas. Ahora la mera idea le parecia ridicula. Despues de varias semanas de viaje en barco durante las cuales habia estado enterrado en las profundidades de un baul de madera, el vestido arrugado que Celine tenia puesto esa noche re ejaba el giro inesperado que habia tomado su vida. No era un atuendo apto para la misa del domingo, mucho menos para una esta. Al pensarlo, Celine se acomodo sobre el asiento de madera y sintio que el corse se clavaba en sus costil as. Cuando respiro hondo, las varil as le pel izcaron los pechos. Y percibio un aroma tan delicioso que la distrajo. Inspecciono la plaza en busca de su origen. En la esquina que estaba delante del roble, habia una panaderia al aire libre que le hizo acordarse de su boulangerie favorita en el Boulevard du Montparnasse. El aroma a masa frita y al azucar que se derretia con lentitud oto entre las hojas cerosas del arbol de magnolias. No muy lejos, las contraventanas de varios balcones se cerraron con un golpe y una celosia cubierta con buganvil as de un color rosa intenso se sacudio e hizo que las ores temblaran como si tuvieran miedo. O, quizas, como si anticiparan algo. Deberia haber sido algo bel isimo de contemplar. Pero la encantadora imagen parecia estar tenida con algo siniestro. Como si un dedo palido se hubiera colado entre las cortinas y la estuviera l amando hacia un abismo oscuro. La sabiduria le dicto que hiciera caso a la advertencia. Sin embargo, Celine se sintio fascinada. Cuando echo un vistazo a las otras seis chicas que estaban en el carruaje --habia cuatro sentadas a un lado y tres, al otro--, noto un conjunto de miradas de ojos bien abiertos y expresiones que parecian ser varios ejemplos de inquietud. ?O quizas fuera entusiasmo? Al igual que con las buganvil as, era imposible estar segura. El carruaje se detuvo en una esquina ajetreada y los cabal os que lo arrastraban sacudieron sus crines. Un grupo de personas con todo tipo de vestimentas --desde los mas adinerados con sus cadenas de relojes de oro hasta los mas humildes con sus harapientas prendas de lino-- cruzaron Decatur Street con paso rapido y determinado, como si tuvieran una mision que cumplir. La situacion parecia rara en ese momento del dia, que solia estar marcado por los nales mas que por los comienzos. Como Pippa era quien estaba mas cerca del conductor, fue el a quien se inclino hacia adelante para dirigirse a el. --?Hay algun evento importante esta noche? ?Algo que explique la multitud de personas?

  • Navidad de los Demonios de Becca Berger

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    Los Demonios del Infierno deciden festejar Navidad y Ano Nuevo. ?que podria salir mal?

  • El anonimo de Natasha Preston

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  • Para siempre Lara Jean de Jenny Han

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    Lara Jean esta disfrutando del su mejor ano. Va a graduarse. Esta completamente enamorada de su novio, Peter. Su padre esta a punto de volver a casarse. Y Margot regresara a casa en verano justo a tiempo para asistir a la boda.
    Pero en el horizonte se acercan cambios. Y mientras Lara Jean se divierte ayudando en los preparativos de la boda, no puede dejar de pensar que tendra que tomar decisiones muy pronto. Ha de escoger una universidad, y eso puede dar un vuelco en su relacion con Peter.

  • Mi Destino eres Tu de Lily Cerda

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    Mi Destino eres Tu

  • Lo que esconde un penique de Maria Jeunet

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    Todo aquel que haya pisado la tierra sobre la falla de San Andres sabra que se trata de un lugar en donde flotan particulas que le ponen a uno los pelos de punta. Y en donde a veces, desaparecen personas para siempre.

  • Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar de Ame Soler

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    El manifiesto feminista autobiografico de Tres Voltes Rebel, una de las jovenes promesas la ilustracion en nuestro pais, que nos empodera y recuerda que nada podra con nosotras.

  • Esperando a Marlene de Alex Vollmer

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    <>.Una novela que humaniza el dolor de la perdida y nos invita reflexionar sobre la violencia en el ambito familiar.Una ficcion psicologica que explora las grietas de la condicion humana.Un laberinto donde nada es lo que parece. ?O si?

  • El Jeque – Scarlett Butler de Scarlett Butler

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    Dicen que existen leyendas que hablan del amor verdadero, ?sera Elizabeth una de las afortunadas en vivir una de ellas?

  • Andrea, mi otra yo – Mauro Pavon Martinez de Mauro Pavon Martinez

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    Una mujer tranquila, con pocos amigos, sin emociones en su vida, conoce a un joven que le ofrece amor incondicional pero que descubre en ella una faceta sexual que ni la misma Andrea sabia que vivia en su interior, asi nuestra protagonista se adentra en el mundo del sexo duro, explicito y sin tabues, mientras conoce a otro hombre que la hara dudar en el amor y le dara un giro inesperado a su cotidiana vida.
    No solo en las grandes ciudades del mundo se desarrollan historias interesantes, tambien en las pequenas y que muchas veces no figuran en la memoria de los lectores, el lugar, Puebla ciudad colonial con leyendas, mitos, y muchas realidades que se mezclan con la fantasia..

  • Extranos al calor de la noche de Kylie Brant

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    No sabia como se llamaba, no sabia de donde era. Rianna Kingsley solo sabia que sus conocimientos de artes marciales y tecnicas asesinas estaban muy por encima de lo que sabia una persona normal.

  • Pequenas mentiras de Grace Marie March

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    Thomas entro en su despacho con una idea clara, desea que su hija Genevieve vaya a Londres a la temporada social y encuentre un marido lo antes posible, con sus otras hijas no habia tenido el problema que ahora tenia frente a el, viendo como la menor de sus hijas se preparaba para viajar a Italia junto a sus tias. El ano pasado accedio a que viajara con ellas, pero nunca penso que por haber accedido una vez, ahora todos los anos tuviera que ausentarse lejos de alli.
    De modo que pensando en esta situacion en la que se encontraba, se dio cuenta de que su hija solo podria acceder a ir a Londres por un motivo, por una cuestion de honor, ella al fin y al cabo nunca romperia la palabra dada por su padre.
    ?Quien podria ser el candidato idoneo?, ?Como podria convencerle para que pensara que esta comprometido con su hija?

  • En busca del silencio de Adam Ford

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  • Cuando vuelva a encontrarte de Mar Carrion

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    Para la adinerada familia de Alice Mathews lo mas importante es el exito profesional, el dinero y las apariencias, por eso, para Wayne Mathews, el tirano de su padre, el unico futuro posible para su hija
    es que se convierta en la abogada de la empresa que el dirige en Chicago. Recien licenciada, Alice se traslada a Nueva York para realizar las practicas en el bufete de un amigo de su padre. Sin embargo, ahora que esta tan lejos de casa y del control del patriarca, encontrara una oportunidad maravillosa de ver realizados sus propios suenos.

  • Errar es util de Henning Beck

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    Un elogio a nuestra imperfeccion como seres humanos y a la de nuestro cerebro.

  • Noches interminables de Sonia Lopez Souto

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    La joven corria tan deprisa como se lo permitian sus cansadas piernas. Las ramas bajas de los arboles, que ni se molestaba en esquivar, la golpeaban una y otra vez, marcando su delicada piel con cortes y aranazos que apenas sentia. Su rostro, surcado por cegadoras lagrimas, dejaba un rastro de sangre de los rasgunos que no habia podido evitar en su huida. Era de noche y la oscuridad le impedia ver el camino, pero no se permitio aminorar, pues lo que trataba de dejar atras, era infinitamente mas aterrador que lo que pudiese estar esperandola mas adelante. Podia escuchar la ronca respiracion de su perseguidor cada vez mas cerca, a pesar de sus esfuerzos por obtener ventaja. Sentia como sus pulmones protestaban por el esfuerzo y le ardia la garganta, de tragar los gritos para no delatar su posicion. Su corazon latia en una loca carrera en su pecho y se sentia al limite de sus fuerzas, pero no se permitio flaquear. Hacerlo seria su perdicion. A lo lejos diviso una tenue luz, su salvacion si lograba alcanzarla. En un ultimo esfuerzo titanico, imprimio velocidad a sus debilitadas piernas y por un segundo, se permitio creer que conseguiria su objetivo. Estaba tan cerca de la salvacion, que dejo que las lagrimas banasen su rostro. Un poco mas, solo un poco mas... ... Un desgarrador grito que erizaba el vello se escucho a lo lejos. Un silencio absoluto se apodero de aquella posada que tan alborotada habia estado unos pocos segundos antes. Alguien parecia estar en peligro en el bosque, no muy lejos de alli, pero nadie oso salir a socorrerlo. Estaban demasiado asustados. Desde hacia ya mas de un ano, los incautos que no se refugiaban en su hogar al caer la noche, por decision propia o por despiste, morian a manos, o mas bien a garras, de un ser maligno que habitaba en el bosque. Nadie lo habia visto nunca, pero podian imaginar su espantoso aspecto y, sobre todo, sus terribles zarpas porque las victimas, o lo que encontraban de ellas, acababan desfiguradas y totalmente destrozadas tras el ataque. Al principio, habian creido que se trataba tan solo de una pequena manada de lobos o quiza un solitario hambriento, pero cada muerte era peor que la anterior, como una muda advertencia de que no se enfrentaban a ningun animal comun. Muchos habian intentado dar caza al asesino tras los primeros ataques, sin embargo, toda busqueda habia sido en vano. No habian encontrado la guarida del horrible ser y algunos empezaron a pensar que quiza no fuese de este mundo. Los rumores se extendieron con rapidez y las versiones mas aterradoras hablaban de que era el mismisimo diablo, que habia ido para castigarlos y que cada amanecer descendia de nuevo a los infiernos a esperar la caida del sol, y regresar para atormentarlos. Y aunque decian no haber hecho nada tan malo, que mereciese tremenda expiacion, rezaban cada dia para que el monstruo abandonase aquellas tierras o para que nadie mas cayese en sus fauces. La aldea, otrora llena de vida, menguaba dia a dia. Y no solo por las victimas que el engendro se cobraba, sino por aquellos que la abandonaban por miedo a lo que estaba pasando. Los pocos que habian quedado, en su desesperacion, trataron de reunir dinero para contratar a algun mercenario que acabase con aquel ser, pero ninguno de aquellos que aceptaron hacer el trabajo, regreso despues de pasar la noche fuera. Al parecer, nada podia acabar con la amenaza de aquel terrorifico ente. Como si el mismo tiempo comprendiese el peligro en que vivian, los dias amanecian grises cada manana. La lluvia no dejaba de caer; unas veces intensa, otras suave, pero siempre constante. Y los pocos dias en que se detenia, el sol no hacia acto de presencia. Las cosechas se echaban a perder y el ganado moria por falta de alimento. La aldea entera estaba agonizando y ni siquiera tenian esperanzas ya de sobrevivir por mucho mas tiempo en aquellas circunstancias. Eran tiempos oscuros para ellos. Al amanecer, salieron de sus hogares para confirmar la tan temida noticia de que una nueva victima habia sucumbido a la bestia. La madre de la joven lloraba y gritaba de dolor por la perdida de su preciosa y joven hija, mientras otras mujeres de la aldea se acercaban para intentar consolarla. Los hombres empezaron a organizar una patrulla de busqueda para recuperar el cadaver y darle santa sepultura. O al menos, todo lo que pudiesen encontrar de ella, que en ocasiones era tan solo un rastro de sangre y visceras. Era una tarea repulsiva, pero el hecho de enterrar el cuerpo, les hacia creer que algun dia podria suceder un milagro y se librarian del ser que los acechaba. Su fe, aunque mermada, era lo unico que les quedaba ya. Lo unico que les impedia desistir de continuar en su hogar. Sin embargo, cuando estaban dispuestos para partir, escucharon una gran conmocion cerca de la linde del bosque. Las exclamaciones de sorpresa alcanzaron a la dolida madre de la muchacha, que alzo la vista en el mismo momento en que la joven corria hacia ella. -Madre -grito con alegria-. Madre, estoy aqui. Toda la aldea la observo, sorprendida de saberla con vida, despues de los gritos que habian escuchado la noche anterior. La creian muerta y no eran capaces de entender como habia sobrevivido. ?Que le habria sucedido a la bestia? ?Por que no la habia matado? ?Acaso aquella delicada jovencita habia logrado huir impunemente de ella? Eso era imposible. Algo debia haber sucedido al margen de la joven, que explicase porque se habia salvado. Tras ella aparecio un extrano personaje que ocultaba su cuerpo bajo un largo abrigo de piel de lobo, y su rostro con un sombrero negro de ala ancha. Cargaba en su mano izquierda una ballesta, y de su cinto le colgaban dos pequenas hachas arrojadizas. Cruzando su pecho habia una banda de cuero oscuro, cargada de brillantes punales. Llevaba a su espalda, un carcaj con flechas relucientes y dos espadas enfundadas en forma de cruz. Tambien cargaba con una extrana y peculiar bolsa de confusa forma, que parecia pesada, aunque no ralentizaba su paso. Habrian pensado que era un mercenario mas, de los tantos que habian ido por alli, pero muchos de los hombres de la aldea le ganaban en altura y corpulencia, incluso a pesar de las privaciones a las que se habian visto sometidos en los ultimos tiempos. Le faltaba presencia para ser temible, y aun asi, le rodeaba cierta aura de peligro que incitaba a alejarse de el por precaucion. La joven a la que creian muerta se volvio hacia aquel guerrero y lo tomo del brazo para que se acercase a su madre. Ella no parecia tenerle miedo, aunque era comprensible, si le habia salvado la vida. -Mira, madre, ella me ha salvado -le dijo, sonriendo-. Me rescato cuando la bestia me tenia atrapada en sus garras. Consiguio herirla y huyo. -?Una mujer? -gruno alguien detras de ellas, atonito - ?Como podria una mujer hacer algo asi, cuando los mejores mercenarios no lo hicieron? Es imposible. -No lo es -la defendio la joven-. Me salvo la vida. Ella hizo lo que ninguno de vosotros se atrevio. Anoche se enfrento al monstruo para rescatarme, mientras os resguardabais, seguros, en vuestras casas. Nadie dijo nada ante la ferrea defensa de la joven, y muchos bajaron la mirada, avergonzados de haberla dejado fuera para que muriese. El miedo era un mal consejero en aquellos tiempos, pero era lo unico que los podia salvar de ser asesinados por la bestia. -Gracias, mi buena senora -la madre de la joven se arrodillo a los pies de la misteriosa mujer y le beso la mano repetidas veces, hasta que esta se aparto de ella con cuidado de no ofenderla-. Muchas gracias. Jamas podre pagarle por el bien que ha hecho a mi familia. Jamas. Gracias. Gracias. -No tiene que agradecerme nada, senora. No lo hago por su hija ni por la de nadie -su voz, aunque suave y armoniosa, sono firme-. He jurado terminar con esas bestias y eso es lo que hago. Su hija solo ha tenido la suerte de que fuese tras esta en este momento. La guerrera se sentia incomoda con aquella atencion y obligo a la mujer, que todavia seguia a sus pies, a levantarse. La mujer sonrio, al mirarla a los ojos, bajo el sombrero que ocultaba su rostro de los demas. -La ha salvado -insistio, a pesar de sus palabras- y le estare eternamente agradecida. -Madre, le he dicho que puede quedarse en casa con nosotras hasta que mate a la bestia. He hecho bien, ?verdad? -Por supuesto, hija mia -hablo la mujer al momento. -Bien -la joven asintio, mas tranquila. Habia hecho el ofrecimiento sin pensar en lo que diria su madre y le preocupaba que no accediese, pues no tenian mucho que ofrecerle. -Podra quedarse tanto tiempo como desee -la mujer se dirigio entonces a la joven de negro-. No tenemos mucho, pero lo compartiremos con gusto. -No necesito nada y no espero quedarme demasiado tiempo. Me ire en cuanto acabe con la criatura. -Un momento, senora -grito uno de los hombres, al ver que se retiraba- ?No creera que porque estemos desesperados vamos a aceptar que se quede aqui sin mas? ?O que le vamos a pagar por hacer el trabajo? -No le he pedido nada -dijo ella, sin inmutarse. -Aun asi -insistio, impidiendole marcharse-. Hemos enviado a hombres mas robustos que usted a matar a ese ser y fracasaron. ?Que le hace pensar que lo podra hacer mejor? Por lo que se, nadie que lo haya visto ha sobrevivido para contarlo. Y ahora llega con sus armas y su ropa extrana, salvando la vida de esta joven, como si simplemente se hubiese enfrentado a un lobo o un oso, y no a una criatura del infierno. ?Y pretende que nos fiemos de usted sin mas? ?Quien nos asegura que no sea complice de esa bestia?

  • Desatame 3 de Christina Ross

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    De Christina Ross, autora de Aniquilame, llegan tres nuevos libros en la serie con mas de dos millones de libros vendidos en todo el mundo.

  • La vida secreta de Mac de Melinda Metz

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    MacGyver se siente muy satisfecho de si mismo. Su humana, Jamie Snyder, ha encontrado a su media naranja... y ha sido gracias a el, que empezo a robarle cosas a su atractivo vecino, David. Ahora que Jamie y David se han casado y estan de luna de miel, se ha ganado un merecido descanso. Sin embargo, le va a durar poco, porque resulta que Jamie deja a su prima Briony para que lo cuide mientras ella no esta. Y Mac descubre que Briony es otra de esas humanas que, como la mayoria, es un desastre en lo relativo al amor: esta, planto a su novio al pie del altar. Esto si que es un reto para un gato como Mac... Y claro, !no podra resistirse!

  • El lobo y la rosa (Destinos en la tormenta 1) de Zahara C. Ordonez

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    Malaga, agosto de 1845 Todo empezo con una tormenta. El cielo era una planidera llorando una muerte y los truenos eran gritos de su garganta anunciando desgracia. Aun no lo sabia, pero era la mia. La lluvia parecia clamar el fin del mundo y desde la seguridad de mi dormitorio la observaba, ajena a una realidad que pronto me encontraria y de la que no podria escapar. De pie junto al ventanal observaba los barcos alla en el puerto vapuleados por olas furiosas. Eran todo un simbolo de resistencia pues, aunque sus cascarones fueran embestidos una y otra vez, siempre se mantenian a flote. Me gustaba imaginarme tan fuerte, tan brava, tan resistente a las tempestades como ellos y fantaseaba a veces con que me subia a bordo de uno de esos fastuosos navios y lo comandaba hasta los confines de la Tierra. La culpa de tal fantasia, decia mi madre, la tenia Espronceda, y pronto me disuadia de mis ensonaciones contandome historias atroces de terribles y despiadados piratas. Ella de eso sabia mucho, pues sus antepasados levantaron su fortuna con barcos mercantes, asi que escuchaba sus relatos olvidando durante un tiempo mis pretensiones de darme a la pirateria hasta que mis ojos volvian a mirar el puerto y una sensacion de fuerza y libertad sin igual me embargaba. La voz de mi madre me saco de mis pensamientos. --Apartate de la ventana, Victoria. En su tono autoritario habia un deje tembloroso, pues temia a las tormentas mas que a la propia muerte. En aquel instante un relampago, que se me antojo que dibujaba la guadana de la Parca, cruzo el cielo y ella dio un respingo. El trueno pronto lo siguio con un bramido inmisericorde que retumbo en la estancia y que la hizo persignarse y advertirme de nuevo que me alejase de alli. Obedeci y mi madre llego al punto, corriendo los cortinajes de seda en color crema que habia estrenado unos meses atras con la llegada del verano. El fulgor de los quinques que habiamos tenido que encender desde primera hora en aquel dia gris ilumino la estancia oscura con sus tonos dorados. --?Todavia no estas vestida? --se quejo tras mirarme de arriba abajo y comprobar que seguia envuelta en mi comodo batin de organza. Mi madre fue hacia mi mesita de noche y agito la campanilla que reposaba sobre esta mientras yo fruncia el ceno, algo desconcertada. --?Vestida? ?Para que? --Hoy es el entierro de don Agustin de Herrera. Don Agustin era amigo de la familia desde que yo tenia memoria. Tanto el como mi padre eran propietarios de una ferreria y habian acabado trabando amistad mas alla del ambito comercial, pues compartian sus tribulaciones por las idas y venidas del comercio de hulla y otros asuntos del negocio. Pasaban los dias hablando de proyectos que habrian de encumbrarlos en lo mas alto de la sociedad industrial. Algunos llegaban a buen puerto y otros quedaban varados, pero nunca les falto ilusion. Don Agustin tenia familia en Bath, una ciudad inglesa, y a menudo expresaba su deseo de equiparar Espana a la isla en cuanto a avances industriales se referia, y ya hablaba de ferrocarriles y otras hazanas. Pronto se dio cuenta de que, aun habiendo dado algunos pasos hacia adelante, aqui las cosas iban a un ritmo distinto al del resto de Europa. Cuando a mi padre se lo llevaron las fiebres, Agustin se hizo todavia mas presente en nuestra familia. Ayudo a mi madre en los asuntos legales, acompano a mi hermano en sus primeros pasos en solitario al frente de la ferreria y pronto se hablo de que colmaba a mi madre de atenciones poco propias para una mera relacion de amistad. Las malas lenguas tuvieron trabajo de sobra con ellos, pues el estaba casado. Todo el mundo pensaba que su esposa, de mal caracter y peor salud, lo dejaria viudo y el se desposaria con mi madre; sin embargo, para sorpresa de todos, el pobre Agustin, de cabellos aun oscuros y rostro lozano, se fue antes que la macilenta senora de Herrera. Tras el velatorio, al que la viuda prohibio la entrada a mi madre, iban a enterrarlo en el Cementerio de San Miguel, en una tumba sobre la que algun dia se alzaria el panteon que habia ordenado construir. La muerte, asi de caprichosa, gusta de llevar la contraria llevandose a quien menos lo espera. Yo sabia lo mucho que don Agustin significaba para ella, pero si de por si acudir a un entierro era del todo inapropiado, ir al suyo transgredia todos los limites, y asi se lo hice saber. --No necesito el permiso de nadie para ir a despedir a un amigo -- respondio mi madre con gesto resuelto. --Madre… Ya sabe lo que dice la gente --insisti, recordandole las habladurias. --Ire a decirle adios a Agustin les guste o no --zanjo. --Como quiera --suspire--. Mas el tiempo tampoco acompana. Parece mentira que estemos en agosto. --Nunca llueve para siempre, Victoria. Y menos en Malaga. Si de algo sabemos aqui es de sol. Guillermina, mi doncella, a quien yo llamaba <> de forma carinosa, llego en ese instante y mi madre le dio ordenes de que preparase un vestido adecuado para las circunstancias. La muchacha, de apenas veinte anos, cabello dorado y rostro dulce, se quedo por unos segundos petrificada. Logro sobreponerse y hacer lo que le pedia. La observe mientras abria cajones y roperos y sacaba de ellos varias prendas que creyo convenientes, dejandolas estiradas sobre la cama, hasta que mi madre senalo al poco un vestido de raso negro con volantes de blonda y guarnecidos en azabache. Eligio tambien un echarpe de cachemira a rayas, un sombrero de capota a juego, cerrado con un lazo de raso violeta, y unos guantes de encaje. --Lastima que no haga dia para lucir sombrilla. La ultima que te regalo tu hermano habria sido perfecta para ese vestido --observo mi madre, que sentia pasion por los adornos--. Escogeremos un paraguas apropiado. Mina guardo el resto para despues ayudarme a vestirme. --?Que opina…? --Deje la pregunta a medias, pues me apreto con tanto brio el corse que me quede sin aliento. Era ingles, de raso, de los que todavia necesitaba ayuda para poder anudarlos por detras. Mi madre habia comprado algunos mas nuevos, con unos enganches delanteros que facilitaban la tarea de vestirlos, mas ese dia me puse aquel porque su tejido era muy fresco. --Afloja, Guillermina, que Victoria tiene la costumbre de respirar. --Perdon, senora --se disculpo, y me libero un poco de la presion. --Endiablados corses. Cada vez los hacen mas rigidos --me queje. --?Por que crees que Napoleon lo llamaba <>? --apunto mi madre. --Ni que hubiera tenido que llevar uno --le recorde. --Igual le habria ido mejor en Rusia de haber sido mujer --dijo ella--. Somos mas precavidas y siempre llevamos un chal por si refresca. --No creo que podamos llamar <> al frio de aquellos lares, madre. En medio del semblante enturbiado que lucia aquella manana, emergio una breve aunque animada sonrisa. Mina solto una disimulada risita por aquel comentario y termino de ponerme el vestido. Despues me sente en el tocador para que me peinase. --Un recogido sencillo bastara --le indico mi madre, observandome en el espejo. Me miraba con ternura y quise pensar que se sentia orgullosa de la hija que habia criado--. Es una pena que tu padre no este aqui para verte. Te habria dicho lo mucho que te pareces a mi cuando tenia tu edad: mi mismo pelo, mis mismos ojos negros… --Me gustaba mucho parecerme a ella, pues su belleza me resultaba ejemplar. La mire con carino, notando en su voz la nostalgia--. El siempre decia que terminariamos por casarte bien. Hacia tiempo que habia aprendido que la decision sobre cuando y con quien me desposaria estaba en sus manos, o en cualquier caso en las de mi hermano, y no en las mias. A ella le habia ocurrido lo mismo, a pesar de que habia quedado claro que sus sentimientos nunca habian pertenecido a mi padre y que si lo habia querido era a causa de la costumbre y no del corazon. Mi madre decia que el amor y el matrimonio eran cosas distintas, y que en contadas ocasiones confluian ambas, como si hablase de dos astros que se alinean y no de algo tan humano como los sentimientos. Por lo que de existir un enamoramiento por mi parte que no conviniese a sus prioridades, que eran su posicion social y economica, seria fuertemente reprobado. --?Y eso cuando sera? Usted se caso con dieciseis y yo ya tengo diecinueve. A su lado soy casi una solterona --dije, fingiendo un gesto amargo. --Sabes de sobra que no podria consentir que te casases con el primero que pasara a pedir tu mano. Hallar al esposo adecuado para ti lleva su tiempo. --Y supongo que vive en la luna, dado que no lo ha encontrado aun. --No digas tonterias --me regano--. Tu hermano y yo solo queremos lo mejor para ti. --Hablando de mi hermano --comence a decir con intencion de formular la pregunta que habia rondado antes por mi cabeza--, ?que opina el de que vayamos al entierro? --Rafael ha salido temprano para Sevilla a tratar asuntos de negocios. No tiene por que enterarse de nada --ordeno, dirigiendonos una mirada severa a Mina y a mi. Ella asintio de forma diligente y yo alce una ceja. --Pues tendra que sellar con cera los labios de media Malaga, porque como aparezcamos por el cementerio vamos a ir de murmuracion en murmuracion. --En ese caso ya me las sabre yo arreglar. --Se enfadara. --Victoria, puede que tu hermano, al ser hombre, sea el jefe de la familia por disposicion divina y humana, pero yo soy su madre, y sabe Dios que lo que una madre dice va a misa. Suspire, rezando porque, de darse conflicto, lo resolvieran entre ellos. Cuando Mina termino, pronto abandonamos la casa y llegamos en carruaje hasta la explanada previa al cementerio. Don Agustin era muy querido, asi que el lugar estaba abarrotado. Los carruajes se agolpaban unos junto a otros, con sus ocupantes en el interior esperando que la tormenta amainase. A resguardo de la lluvia, bajo algunos arboles cercanos, se agrupaban gentes de aspecto humilde. Supuse que serian sus trabajadores, o quiza solo curiosos que no perderian la oportunidad de asistir a un evento de tales caracteristicas. De entre la espesa lluvia, al final del paseo que conducia al cementerio, emergio un carruaje oscuro que parecio invocado de la nada. Era negro como la brea y estaba tirado por seis caballos de identico color, que en su testuz presumian de grandes plumas de igual tono. De entre las nubes grises surgio un repentino rayo de sol que ilumino el asombroso carruaje. Percibi entonces sus muchos detalles: angeles para guiar su alma, relojes de arena alados, flores de adormidera, letras griegas que simbolizaban el principio y el fin de los tiempos, asi como buhos y antorchas. Todo el estaba lleno de simbologia en referencia a la vida y la muerte. --Nunca he visto nada igual --murmure, estremecida. Era hermoso, aunque lugubre a la vez, dado su cometido. --Al parecer su viuda se opuso. No le parecia bien que a Agustin le llevasen el feretro animales en lugar de personas, como se ha hecho toda la vida --relato mi madre--. Aunque como ves ha prevalecido su voluntad, pues lo dejo todo por escrito. He oido que su sobrino lo ha hecho traer de Barcelona. --?Su sobrino? --pregunte extranada, pues desconocia de su existencia. --Julian Withmore --indico mi madre--. ?No lo recuerdas? Agustin no suele hablar mucho de el, quiero decir… solia --se corrigio--, pero estuvo en su casa por Pascua, hace unos diez anos. Tu padre vivia aun. A pesar de que intente rebuscar en mi memoria aquel recuerdo, no lo halle, asi que negue con la cabeza. --Es normal. Eras muy pequena. Fue antes de que sus padres lo mandaran a colegios de prestigio para… --se interrumpio, como si estuviera buscando las palabras concretas--, para suavizar su caracter. Estudio en Madrid, mas tuvieron que sacarlo de alli cuando tenia veintitres anos por asuntos de romances, contaba su tio. Volvio a Bath con sus padres hasta que murieron la primavera pasada --comento ella, sin dejar de atisbar el exterior. --?Los dos? --Los dos --afirmo--. Don Agustin era la unica familia que le quedaba. <>, pense. --Creo que ahora esta instalado otra vez en Madrid y he oido que va a hacerse cargo de buena parte de su fortuna, asi que tendremos que llevarnos bien con el. Las palabras de mi madre se perdieron bajo el sonido de los cascos de los seis ejemplares que tiraban del carruaje de don Agustin. Llego hasta las puertas del camposanto y, a pesar de la lluvia, bajaron el feretro entre varios hombres ataviados con elegante levita oscura y lo portaron sobre sus hombros, echando a andar solemnemente. La gente comenzo a abandonar su transporte, clavando los pies en el barro para seguirlo. Toda la burguesia malaguena se habia reunido alli para despedir a Agustin; grandes magnates del comercio, poseedores de navieras, fabricas o negocios en Ultramar. Ni uno solo faltaba, pues todos lo consideraban un gran amigo. La tormenta, que parecio apiadarse de nosotros, dio tregua, quedando apenas una llovizna que, aunque molesta, permitia estar al aire libre. Mi madre y yo descendimos de nuestro transporte, cuidando de no meter los pies en algun charco y resbalar; y aunque nos quedamos mas atras intentando no llamar en demasia la atencion, pronto todas las miradas se clavaron en nosotras. Al sentirme observada agache la cabeza, algo abrumada. Mi madre, sin embargo, alzo el menton y continuo caminando con paso decidido. Nadie le dijo nada, pero todos murmuraron. Y en sus ojos estaba el reproche que anidaba en sus labios. Algunos, muy pocos, los mas allegados a nuestra familia, se acercaron y nos saludaron de forma cortes, aunque parca. Por fin llegamos hasta una de las callejas del cementerio, entre las que comenzaban a perfilarse las parcelas que un dia ocuparian fastuosos panteones. La muchedumbre se agolpo frente a la que seria la tumba familiar de los Herrera y, mientras el feretro ocupaba su lugar, el sacerdote que asistia al entierro pronuncio su sermon con gran aplomo. Observe a mi madre y supe que estaba conteniendo las lagrimas, asi que la tome de la mano, buscando reconfortarla.

  • Esclava de un Nazi de Myrian Gonzalez Britos

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    El 30 de enero de 1933, Hitler es nombrado el jefe del gobierno aleman y muchos alemanes creen que han encontrado al salvador de la nacion. Mientras tanto, en el bucolico pueblo de Blankenstein, el humilde jardinero, Sebastian Ackermann, llega a la vida de la caprichosa judia, Lya Rubinstein, para doblegar su corazon y su propio orgullo.Entre peleas, disputas, bromas y muchos besos, viven una intensa historia de amor prohibida, hasta que, un mal entendido cambia el destino de sus almas.Sebastian y Lya toman caminos distintos sin lograr olvidar el pasado.

  • Espana. Un relato de grandeza y odio de Jose Varela Ortega

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    Jose Varela Ortega realiza en esta obra una apasionada defensa de Espana y de sus multiples valores. Y lo hace desde varios campos: la filosofia, la literatura, el cine o el arte.

  • Lo que arriesgue por ti de Marisa Sicilia

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    ?Cuanto arriesgarias por algo que no es mas que sexo? ?Y si fuese amor? ?Tu seguridad? ?Tu trabajo? ?Tu futuro? ?Tu vida?

Dmitry ha dejado atras Paris. Ha perdido su negocio, a sus amigos, a la mujer a la que amaba. Los integristas han puesto precio a su cabeza y solo la proteccion de los servicios de inteligencia ha impedido que cumpla condena en prision. Pero no a cambio de nada. Si quiere recuperar su libertad, tendra que encargarse del trabajo sucio, la clase de misiones solo aptas para hombres sin escrupulos, hombres de los que prescindir cuando dejan de ser utiles. Por eso no es buena idea enfrentarse a Antje, su supervisora en Berlin y la mujer que con una sola palabra puede hacer que sea expulsado del programa o que su vida carezca de valor. No, no deberian mezclar sexo y trabajo ni llevar su relacion al limite. No pueden confiar el uno en el otro, ella esta acostumbrada a ejercer el control, se aferra a los protocolos y las normas, ha llegado alto y se ha vuelto dura por el camino. Ademas, la prioridad es la amenaza terrorista que se cierne sobre toda Europa y pone en jaque a Berlin.
No, no encajan, ya salio mal otras veces, pertenecen a mundos muy distintos, no pueden permitirse que las emociones pongan en peligro todo lo demas, pero ?y si se arriesgan?

  • Las doce puertas 1 de Vicente Raga

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    ?Quieres entrar en el universo de Las doce Puertas? Piensalo bien porque te costara salir...

  • Marea toxica de Chen Qiufan

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    El nuevo talento de la ciencia ficcion llegado de China.

  • Enamorada por los pelos de Dublineta Eire

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    ?Que harias si te hubiese tocado nacer en un pueblecito del Levante, en el seno de una familia ultraconservadora que te cierra todas las fronteras y que solo le falta colocarte un microchip para rastrear todos tus pasos?
    Mari Puri es hija de Lazaro Roldan, un apacible general retirado del Ejercito de Tierra, orgulloso de haber criado a sus tres hijos, junto a Concha, su senora esposa, en los valores de santa templanza y sobriedad que ninguno puede saltarse bajo pena de excomunion y repudio instantaneo.
    Asfixiada por esta perspectiva y por deshacerse de su virginidad antes de cumplir veinticuatro anos, la ayuda de sus amigas Rosamari y Sonia, y de un tutorial online con un platano como protagonista, le dara la fuerza necesaria para intentar escapar y saborear esa libertad que tanto anhela.
    Unas oposiciones de magisterio y un laser de alejandrita seran los detonantes de una cadena de mentiras y enredos, en la que el amor, el sexo y su paz mental tendran mucho que ver.

  • Una hora menos: Relatos desde las afortunadas, Jossy Loes de Jossy Loes

    https://gigalibros.com/una-hora-menos-relatos-desde-las-afortunadas-jossy-loes.html

  • Puentes y sombras de Fernando De Cea Velasco

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    Una exotica reportera en su primer dia de trabajo: “Muy facil, solo tengo que cubrir una manifestacion”.

  • Como te veo yo, Abril Camino de Abril Camino

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  • El asesinato de Butterfly Joe de Rhidian Brook

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    Entre sexo, drogas y musica country, Lew, Butterfly Joe y Mary salen en busqueda del gran sueno americano, embarcandose en una aventura por carretera a traves de Estados Unidos, al tiempo que intentan vender una sospechosa coleccion de mariposas que, dependiendo de las circunstancias, podria convertirlos en millonarios o en criminales.
    La Americodisea de este grupo de amigos -en parte charlatanes, en parte predicadores y con algo de criaturas fantasticas tambien- pone a prueba su honestidad y sus concepciones eticas, asi como evidencia su poco respeto por la ley. Pero el destino siempre tiene la ultima palabra: Lew termina en la carcel y Joe desaparecido. Lew tendra que confesar todo lo que sabe, incluyendo el origen de esas extranas y unicas mariposas.
    Intrigante, divertida y entranable. Rhidian Brook, autor de la aclamada novela El dia que vendra, ha escrito un tributo a la ingenua ambicion de la juventud y a los amigos que, sin hacer preguntas, se embarcan en grandes aventuras que luego se convierten en leyendas de lo que significa vivir sin seguir las reglas.

  • La voz del multimillonario (Los Sinclair 4) de J. S. Scott

    https://gigalibros.com/la-voz-del-multimillonario-los-sinclair-4.html

  • ?Amor o amo? de Cristina Gl

    https://gigalibros.com/amor-o-amo.html

    Erika, una joven de Menorca, sufrira una lucha interna entre su corazon y sus pensamientos, enamorada perdidamente del amor de su vida cuando era adolescente. Suerte o no suerte para ella, el amor por el perdurara. Liam es un joven australiano al que le gusta tenerla comiendo de la palma de su mano, ella ha hecho muchas cosas por el, pero este, tiene otros planes. Harta de que jueguen con ella, conocera a Alessandro, un italiano que le hara perder la nocion del tiempo y rompera cada uno de sus esquemas, volviendola completamente insaciable.

  • Yo no decidi sonarte de Eva Cornudella

    https://gigalibros.com/yo-no-decidi-sonarte.html

    Silvia es una abogada en plena crisis personal y familiar, y Lola una profesora de bachillerato que esta inmersa en una relacion tormentosa. Ambas deciden tomarse un parentesis en sus vidas. En esa huida de su realidad coincidiran de la forma mas inesperada y acabaran compartiendo tres dias con Paco, editor profesional, y Mario, neurologo y psicoanalista, viviendo una serie de experiencias que les llevara a creer en la fuerza de lo inexplicable.
    Pero la novela nos lleva un paso mas alla: la conexion que experimentan los personajes escapa de la racionalidad cientifica y los cuatro buscaran una explicacion a lo ocurrido durante esos dias.
    "Yo no decidi sonarte” es una novela inquietante donde la realidad y el mundo inconsciente se mezclan y confunden por momentos.
    Valorada por el departamento de lectura de la agencia Sandra Bruna como una novela "sin cargas retoricas ni pretension de adoctrinar al lector, en la que la autora transmite unas teorias a traves de la voz narrativa de sus personajes y es el lector quien decide la postura que quiere tomar", “Yo no decidi sonarte” nos hace plantear las siguientes preguntas:

  • El atico De La Quinta Avenida de Sarah Morgan

    https://gigalibros.com/el-atico-de-la-quinta-avenida.html

    Eva, una romantica empedernida, adoraba todo lo que tuviera que ver con la Navidad. Ese ano probablemente habria pasado las fiestas sola, asi que cuando le ofrecieron cuidar un atico espectacular en la Quinta Avenida, no dejo escapar la oportunidad. ?Que mejor lugar para celebrar la Navidad que Manhattan cubierta de nieve? Lo que no se esperaba era encontrar que el atico seguia ocupado por su guapisimo y misterioso propietario.

  • Al final de la orilla (Inspector Sejer 8) de Karin Fossum

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    Octava entrega de la serie del inspector Konrad Sejer.

  • Un millon de pequenas cosas de Susan Mallery

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  • Cuenta atras (Manhattan Beach 3) de Raquel Villaamil

    https://gigalibros.com/cuenta-atras-manhattan-beach-3.html

    ?Que sucede despues del <<...y fueron felices para siempre>>? Miriam Sanabria esta viviendo por fin con su gran amor, el apuesto actor Sean Weller, en la idilica playa californiana de Manhattan Beach donde se conocieron. Y su preciosa amiga Sandra mantiene un romance con el director de la pelicula del mismo titulo. Todo parece marchar bien para las dos, pero… Miriam aun sufre pesadillas por el intento de asesinato del que fue victima en el episodio anterior de la trilogia. Sin embargo no esta dispuesta a que eso paralice su vida, asi que, cuando recibe el encargo de dirigir la problematica construccion de un hotel en una isla paradisiaca de Hawai, y pese a sus reticencias por volver a separarse de Sean, decide arriesgarse. Cuando llegue alli, su tarea resultara ser mucho mas complicada y peligrosa de lo que nadie podia haber previsto. Mientras, Sandra parece tenerlo todo: triunfa en Hollywood, posee una tienda de ropa de lujo en Rodeo Drive y provoca la admiracion de todos los hombres por su belleza. Sin embargo, la realidad para ella es otra bien distinta. Cuando un dia la cremallera de un vestido se niega a subir mas alla de su cadera, comienza un infierno al que va siendo arrastrada irremediablemente, justo cuando su mejor amiga esta demasiado lejos para ayudarla. La cuenta atras ha comenzado en Manhattan Beach. ?Vas a perderte el episodio final?

  • Entre mis suenos Gin y yo de Diego Villegas Canales

    https://gigalibros.com/entre-mis-suenos-gin-y-yo.html

    ?Que pasa cuando te despiertas y tu vida da un giro inesperado?

    -Amor, intriga, miedo, felicidad. todas esas emociones senti al despertar de aquel sueno, sudando sobre las sabanas pegadas a mi piel, sin dejar de preguntar ?Por que?

  • En un rincon de Irlanda de Sarah Rusell

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    El dia que un mensajero me trajo una orquidea, mi vida cambio. No tenia a nadie en este mundo y el, de repente, se convirtio en alguien indispensable.
    El amor nos dio de lleno, pero la vida quiso arrebatarmelo tambien a el.
    Un amor verdadero y una lucha por la felicidad que te hara sonar que la mas tonta casualidad puede cambiar tu destino para siempre.

  • Las mariposas de tu luna de Roma Garcia

    https://gigalibros.com/las-mariposas-de-tu-luna.html

    <>. Dafne admiraba la luna como cada noche cuando, de repente, una colonia de mariposas entro por la ventana de su habitacion. Todo cambio aquel dia, pues a partir de ese momento, tendria una mision: salvar a Lilian, Gerpelin y Lucinda, su madre, de las garras del dios de la luna. Para ello, contara con la ayuda de Marlfield, un chico totalmente desconocido, que le hara cambiar la percepcion de su mundo y la acompanara en tal complejo cometido. Nada sera lo que parece y todo lo que aparentemente es facil, sera todo lo contrario. ?Podran salvar a las chicas de la luna? ?Derrotaran a Kavenski, su dios? ?Moriran en el intento? ?Terminara sintiendo por Marlfield algo mas que una amistad?

  • Amame ahora y siempre de Priscila Serrano

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  • La luna tras las rejas de Marina Tena Tena

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    HAY HUMANOS EN ELBOSQUE. Aprieto los labios sin abrir los ojos. Tengo miedo de que me traicionen. Espero que Sin Sombra tambien siga con los parpados cerrados. Estamos tendidas de espaldas sobre la hierba fresca que se mece sobre nuestros hombros mientras que el sol acaricia nuestras caras. No anade nada mas, asi que escojo con cuidado las palabras. ?Que es lo que diria si no supiera ya lo que esta pensando? Enredo mis dedos en los brotes verdes y me esfuerzo en que mi tono de voz suene adormilado. --?Estas segura? --?Recuerdas que nos pediste arnica? --Se termino antes --asiento. Mi voz suena mas despierta--. Con el cambio de tiempo a muchos ancianos les duelen las articulaciones. --Fuimos hasta el valle despues de una caceria. Encontramos restos de un campamento. Apestaba a ellos. Los pajaros trinan a lo lejos, como si siguieramos en calma. Ordeno a mi corazon latir despacio, y a mis nervios a quedarse bajo la piel, sin mover un solo musculo. Cuando vuelvo a hablar mi voz es un susurro: --?Crees que pueden encontrarnos? --No se si nos estan buscando. --Incluso con los ojos cerrados puedo visualizar el encogimiento de hombros con el que mi amiga suele acompanar sus frases cuando esta nerviosa--. Supongo que tendremos que estar mas alerta. --Ojala pudiera acompanaros. Es trampa, y me siento mal por usarla. Soy tan licantropa como ella, como el resto, pero yo nunca sere una guerrera. No importa que me haya dejado la piel intentandolo. Los ancianos lo llaman la maldicion de la luna nueva: somos pocos los nacidos en la noche en la que la reina del cielo no nos regala su presencia, una de esas en las que ni siquiera se dibuja su silueta como si fuera una cuchilla blanca y curva. Fue una mala senal que la primera hija del lider eligiera esa noche para venir al mundo. <> solia decir mi madre, para consolarme. Y yo queria creerla. <>. Arano la arena bajo las flores. La echo tanto de menos... Sin Sombra pone su mano sobre la mia y la estrecha. Se que ahora si que me esta mirando, asi que fuerzo una sonrisa. Siempre ha estado a mi lado, desde mis primeros recuerdos, pero cuando mi madre murio dejo de ser una amiga para convertirse en una hermana. Una parte imprescindible de mi vida. No se que hubiera hecho sin ella. Por eso se me remueven las tripas al ocultarle la verdad, pero hay cosas que ni siquiera Sin Sombra puede comprender. --Eres valiosa, Sauce, y tu padre tambien lo sabe. Aprieto de nuevo los labios, pero esta vez no es para contener la verdad, si no las emociones. Es algo que me hubiera dicho ella. Mi madre decia que eligio mi nombre porque el espiritu de los Sauces nos protege, para que me guardase alla donde fuera. Ella tambien era buena contando mentiras, o verdades a medias. Supongo que lo he aprendido de ella. Se que la primera vez que se encontro con mi padre estaba sentada, con los pies en el rio, rodeada por estos arboles. Tambien se que su primer beso fue en esa misma orilla, varias lunas mas tarde. Mis padres se quisieron como nunca he visto a nadie quererse. Bastaba con que ella sonriera distraida para que mi padre la mirase como si fuera el mismo sol que habia bajado a la tierra y tintaba de vida y luz el horizonte. Cuando se marcho nos rompio por dentro. Nos dejo una de esas heridas que nunca sanan del todo. Puedo sentirlo cuando pienso en ella. El corazon rasga esa enorme cicatriz que mana dolor en vez de sangre. Lo veo tambien en el rostro de mi padre cuando algo le recuerda a ella. Un atardecer, unas flores blancas, o algun gesto que hago sin darme cuenta. Mi madre era el puente que nos unia, y ahora somos dos barcas perdidas que chocan o se alejan, pero nunca se encuentran. Sin Sombra me da otro apreton y me rescata de mis pensamientos. Se lo agradezco con una sonrisa y me incorporo, apoyandome en un codo para quedar de costado. --Solo te lo digo porque creo que tenemos que estar alerta --dice. --Lo estare. --Y... que tengas cuidado. Ladea la cabeza, casi avergonzada de decirlo. Culpable de marcar una vez mas la diferencia entre el resto de lobos y yo. Me trago esa sensacion amarga de saber que incluso los que me quieren me consideran menos y me siento en silencio. Su pelo liso, tan blanco como el de una anciana, tiene un par de hojas de treboles y briznas de hierba. Se las quito y ella arruga la nariz y sacude la cabeza de la misma forma en la que lo hace cuando se transforma en un precioso lobo blanco con los ojos del color de la sangre. No es la unica que se siente culpable. Nacer la noche en la que la luna nos da la espalda ha hecho que sea un lobo mas fragil. Mis garras no atraviesan con tanta facilidad la carne o la cadera. Mis mandibulas no pueden partir el hueso. En forma lupina soy incluso mas menuda que mi hermano Guerrero, que aun no ha cumplido los once anos. Pero eso no me convierte en una criatura indefensa. Soy rapida. Mas agil que el resto, y la mas silenciosa. Puede que no pueda ganar a nadie de mi propia tribu en una pelea frente a frente, pero los humanos son mas debiles que nosotros. Lo complicado es adivinar su estrategia y esquivar sus armas, sobre todo las de plata. Mi padre se opondria a que me aleje tanto de nuestro terreno para explorar las fronteras de nuestro bosque, pero no puede prohibirme lo que no sabe que hago. Hay humanos en nuestro bosque, pero no estoy sorprendida. Ya los he visto antes. Por e eso enterre bajo las raices de un arbol las reservas de arnica y les pedi que me trajesen mas para que encontraran su rastro. Era mas sencillo que explicarle a mi padre por que me habia alejado tanto de la tribu. No queria tener otra discusion con el, ni ver como trataba de no herirme mientras me pedia que me comportase como una nina indefensa. Asi es como el me ve, eso lo que soy a sus ojos: inmadura, debil, incapaz de hacerle sentir orgulloso. Alzo la barbilla al cielo. Sin Sombra pasa un brazo por mis hombros y me consuela, pero por los motivos equivocados. Yo les guie hasta los hombres, aunque no lo supieran. Y no puedo sentirme culpable por haberlos visto porque eso ayuda a mi tribu. No me importa que tenga que ser en secreto. Sabia que debia alejarme inmediatamente, que cada segundo que pasaba cerca de ellos me ponia en peligro, tanto a mi como al resto. Pero me quede un rato mas para observarlos. Habia algo fascinante en poder observar a tus enemigos cuando no sabian que alguien les estaba viendo. Era peligroso y tambien hipnotico. El cosquilleo recorria la piel desde mi vientre y subia por las venas hasta convertirse en un picor suave en las palmas de mis manos. Supongo que era como mirar el baile entre las llamas de un incendio. No parecian tan terribles al hablar entre ellos. Entendia su lenguaje, era el mismo que el de mi madre. Despues de todo, ella era una humana que habia renunciado a su mundo para abrazar el nuestro. En todas nuestras historias, los humanos son criaturas crueles, malignas, pero no parecian terribles con las primeras luces del dia iluminando sus rostros aun adormilados. Usaban palabras suaves y bromeaban. Me recordaron a nosotros y, a la vez, eran de un mundo desconocido: con sus botas altas, esos trajes tan incomodos y las armas de metal que hacian que se me encogiera el estomago. Pero no me marche ni siquiera al verlas. Me apoye en el tronco de un roble y asome la cabeza. Cerca del suelo, para que la hierba alta me ocultase. Una chica de pelo rojo empujo a su companero al agua, y el resto estallo en carcajadas. Me encogi en mi escondite y despues me di cuenta de que me estaba riendo como si estuviera con ellos. Con ese grupo de personas que seguramente trataban de darnos caza. Sacudi la cabeza, y entonces mis ojos se cruzaron con los suyos.