• libro la caricia de la bestia - Cristina C. Pombo

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    En un bosque solitario, dos adolescentes son brutalmente atacados por un ser de una fuerza sobrenatural. En su declaracion, ambos sostienen que el agresor es un zombi.

  • La caricia de la bestia - Cristina C. Pombo | PlanetadeLibros

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    24 oct 2017 — La caricia de la bestia, de Cristina C. Pombo. ... Todos los thrillers, libros de misterio y crímenes los encontrarás aquí. Cargando.

  • LA CARICIA DE LA BESTIA | CRISTINA C. POMBO - Casa del ...

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  • La caricia de la bestia (ESPASA NARRATIVA) - Libros

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    La caricia de la bestia como he dicho es una novela de corte policial narrada a través de una voz en tercera persona omnisciente que puede enfocar la acción en ...

  • LA CARICIA DE LA BESTIA - CRISTINA C. POMBO - Agapea

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  • Reseña: La caricia de la bestia | Algunos Libros Buenos

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    26 dic 2017 — Hoy os traemos la reseña de la novela La caricia de la bestia de Cristina C. Pombo. En los bosques de la sierra de Grazalema (Cádiz) una ...

  • LA CARICIA DE LA BESTIA - POMBO CRISTINA C.

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    Información del libro. GéneroNovela negra, intriga, terror; EditorialESPASA; Año de edición2017; ISBN9788467050424; ISBN digital9788467050882 ...

  • La caricia de la bestia - Cristina C. Pombo - Entre mis libros y yo

    http://entremislibrosyo.blogspot.com/2017/12/la-caricia-de-la-bestia-cristina-c-pombo.html

    15 dic 2017 — La caricia de la bestia - Cristina C. Pombo. Me gusta la novela policíaca y la novela negra, pero cada vez le pido algo más al género y ...

  • La caricia de la bestia - Cristina C. Pombo - Babelio

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    Críticas (11), citas extractos de La caricia de la bestia de Cristina C. Pombo. Hola a todos y bienvenidos ... Comprar este libro en papel, epub, pdf en ...

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  • La caricia de la bestia by Cristina Carro Fernández - Goodreads

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  • Contigo quiero estar (Junto A Ti 1) de Stefany Pacinelli

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    Stefania, al graduarse como Bachiller en Ciencias, toma la firme decision de estudiar en la ciudad capital de Venezuela: Caracas. Alli descubrira que ser independiente no es tan facil como ella imaginaba. Conocera el valor de la amistad, la traicion y, cuando menos lo espera, conocera el amor verdadero.

  • Quien Mueve Los Hilos de Lorena Franco

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    CUANDO BUSCAS LA VERDAD CORRES EL RIESGO DE ENCONTRARLA Una mujer rica y de exito muere en el mismo momento en el que el hombre al que amaba aparece en la lista de pasajeros del fatidico vuelo de Germanwings estrellado en los Alpes franceses el 24 de marzo de 2015. Sara Mendieta, propietaria del edificio de la zona alta de Barcelona donde aparece el cadaver, sera el objetivo de la investigacion y la obsesion de los investigadores Joel Sanz e Isabel Morgado. Sexo, violencia, riqueza, asesinatos, en definitiva lo mas oscuro del alma humana. Todo ello orquestado por dos mujeres, fragiles y letales a la vez, que descubriran quien maneja los hilos.

  • Aunque sea su hermano de Magela Gracia

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    La culpa era de mis amigas. ?Como si no iba a estar pasando por esto? Ellas habian sido las que me lo habian puesto delante, las que me hicieron mirarlo con otros ojos, las que me hicieron desearlo en silencio. La culpa tenia que ser de ellas... ?Como podia ser de otra manera? ?Acaso yo habria empezado a espiarlo si no llega a ser porque me hicieron verlo como lo veian ellas? Con lascivia... Odiaria por siempre a mis amigas, y los putos viernes. Los viernes siempre me traian a Victor a casa, sin prisas, con sus amigos y sus bromas, con sus palabras obscenas y sus confesiones de alcoba. Los viernes siempre llegaban tras desear a Victor durante toda la semana, mientras me llevaba en coche a la universidad y me acompanaba en silencio en la cena, con algun sandwich hecho a la carrera. Y tras ver a mis amigas babear por el cada vez que se les ponia delante. Los viernes eran malos... porque me daba tiempo de dar rienda suelta a mis fantasias. Y en ellas siempre estaba el. Victor... Aunque fuera su hermano...

  • El sistema Clockwork de Mike Michalowicz

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    ?Te preocupa que tu negocio se derrumbe sin tu presencia?

  • Asiento 7A de Sebastian Fitzek

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    Del autor de Terapia y El pasajero 23, llega un nuevo psicothriller a mas de 40.000 pies de altura.

  • Deseos prohibidos de Eberth Solano

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  • Abril en Curazao de Betina Shabliko

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    Ambientada en la paradisiaca isla de Curazao, Abril tendra que rehacer su vida y superar equivocos y prejuicios. Y es que, a veces, los caminos mas accidentados son los que nos llevan al mejor puerto.

  • Amor tormentoso de Marta Escudero

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    Mi nombre es Sarah, y he pasado la mayor parte de mi vida sintiendome incomprendida, como si no pudiera encajar en ningun sitio. La universidad hubiese sido terrible para mi, de no haber sido por Luca, el apuesto chico que se fijo en la muchacha retraida.

  • 21 Dias para tener tu casa en orden de Alicia Iglesias Galan

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    El metodo 21 Dias para tener tu casa en orden nacio de la experiencia personal de la autora en su vida diaria y se desarrollo al aplicarlo a cientos de clientes con diversas problematicas relacionadas con la acumulacion o la organizacion de tiempos y espacios.

  • Siete Llaves de Noel Romero

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    EL hombre del traje oscuro, marco un numero, mientras caminaba de un lado para otro, en el salon de aquel apartamento. --Dime que lo encontraste, -dijo la voz del otro lado. --Negativo, -respondio-. He registrado en todos lados y no he encontrado nada. ?Estas seguro de que es el? --!Absolutamente!, -chillo la voz-. ?Crees que soy tonto? Tiene que ser. Quedate por ahi cerca y cuando aparezca lo coges y ya sabes lo que tienes que hacer con el. Acto seguido, se oyo el caracteristico bip, bip, bip, indicando que, el que hablaba por el otro extremo, habia colgado. El tipo se arreglo el nudo de su corbata, salio al parqueo y se sento a esperar, pacientemente, el regreso de su victima. Al rato, lo vio entrar al edificio. Era un hombre de unos 50 anos, con el pelo bastante canoso, lo cual coincidia con la descripcion que le habian proporcionado. Espero un poco mas, dando tiempo a que subiera y llegara a su apartamento. Alli lo agarraria facilmente y sin llamar la atencion. Comenzo a subir por las escaleras, cuando, de pronto, la estridencia de la alarma de incendios, estremecio todo el edificio. Al llegar al pasillo, habia gente por todas partes. Se dio cuenta, inmediatamente, que el hombre habia sospechado al encontrar su casa desordenada y habia activado la alarma contra incendios para poder escapar aprovechando la confusion. <>, -penso-. Al final del pasillo habia una ventana y su instinto lo impulso a asomarse por ella alcanzando a ver al hombre, que usando la escalera de emergencia, habia llegado abajo y se alejaba corriendo por el callejon. Uno de sus compinches, se dio cuenta y se lanzo tras de el en una feroz caceria. El perseguido entro en otro callejon, se escondio unos instantes en una cabina telefonica. Vio pasar de largo a su perseguidor y penso que podia tener alguna posibilidad. Salio de su estrecho escondite y echo a correr desesperadamente por el callejon. Vio un auto que venia hacia el a toda velocidad. Se volteo hacia el lugar por donde habia entrado y otro auto venia por ahi. Estaba atrapado. No habia escapatoria posible. El hombre del traje oscuro, salio de uno de los autos y fue hacia el. Otro venia por detras. Un golpe en la nuca y sobrevino la oscuridad. Cuando recobro el conocimiento, estaba atado a una silla en medio de una habitacion mal alumbrada, sin ventanas y sin pintar. Frente a el en el otro extremo de la estancia solo una puerta de la cual colgaba, al parecer para dar suerte, una herradura. Miro a su interrogador, pero su cara no le era conocida. No habia una parte del cuerpo que no le doliera. Le habian propinado una paliza tal que sangraba por varios lugares y tenia un ojo y el labio inferior, hinchados. Entonces recordo los golpes, las preguntas. Tambien recordaba haberse despertado en una furgoneta y luego ese olor a cloroformo en la cara. Al parecer habia perdido el conocimiento y vuelto en si, varias veces. Su torturador se desesperaba porque no estaba obteniendo el resultado esperado. Las instrucciones que tenia el hombre del traje oscuro, eran precisas: conseguir las respuestas, al precio que fuera necesario. Asi que busco una pinza y con mucha sangre fria y sin remordimiento alguno, le saco la una del dedo menique de la mano izquierda. El trapo que amordazaba la boca del torturado, sirvio de amortiguador de los gritos de dolor, que sus pulmones lanzaban desesperados. Aun, asi, no hubo respuesta. Una macabra caja con dos cables terminados en pinzas de cocodrilo hizo su aparicion. Era, segun su inventor, el "extractor de la verdad". Le pregunto a su victima por ultima vez, siendo ignorado, una vez mas. Entonces, aprisiono las tetillas del desdichado con las pinzas, conecto la caja a un tomacorriente y le dio al interruptor. Con calma diabolica, dejo pasar varios largos segundos. En medio de terribles convulsiones, aquel pobre hombre atado a la silla, emitio varios gritos ahogados y entro en un estado semiconsciente. La segunda sesion estaba por comenzar, cuando se oyo una voz fuerte. --!Alto! Ya es suficiente, -dijo el recien llegado, en un tono que denotaba un indiscutible liderazgo. --Pero..., tu mismo me dijiste que... --Shhh, -dijo el jefe llevandose el dedo indice a los labios--. Echo un poco de agua en un jarro y se la tiro a la cara al cautivo, provocando que este despertara y lo mirara. --Nunca pensaste que este momento llegaria, ?verdad?, --le dijo, mientras sostenia la mandibula de su prisionero para que sus ojos quedaran frente a frente. --!Tu!, -apenas pudo pronunciar el torturado. Su mirada demostraba asombro. --Pero... ?como? !Entonces fuiste tu, quien mato a...! -No pudo continuar, pues le sobrevino un ataque de tos, que expelia saliva y sangre por todos lados. --No tienes idea de como di contigo, ?eh? Pues, te lo voy a contar, -dijo el recien llegado y acerco una pequena banqueta, en la que se sento quedando frente al hombre secuestrado-, para que veas que las casualidades no estan escritas y que el amor es la tonteria mas grande que se ha inventado. --Todo comenzo antenoche, -comenzo su narracion el captor-, durante una velada intima, en casa, con unos amigos. Una amiga de mi esposa, que se llama Sofia, relato una historia de amor, como esas tontas, que suceden en las novelas y que conmovio a todos los invitados, pero para mi, fue como una bocanada de aire fresco, al salir de un lugar cerrado y falto de oxigeno. --Resulta que esa tal Sofia, -prosiguio-, visita la tumba de su madre con frecuencia y cerca de alli esta enterrada una senora que ella conocio. Entonces, noto que, desde hace poco, un hombre misterioso, le llevaba flores todos los dias, estaba un rato con ella, llorando desconsoladamente y luego se iba. Y asi todos los dias. Una manana, Sofia y el amante anonimo, tropezaron, accidentalmente, en el cementerio y cuando este se agacho para ayudarla a recoger las cosas que se le habian caido, ella noto un tatuaje que el tenia en el brazo con el nombre de la difunta, pero con una pequena falta de ortografia. El se puso nervioso, se bajo, enseguida, las mangas de su chaqueta y se alejo rapidamente, mientras ella le agradecia. La mujer sintio no haber tenido tiempo para preguntarle acerca de su relacion con la senora enterrada alli. --Al enterarme de lo que decia el tatuaje, -siguio el desalmado-, supe, al instante, que te habia encontrado. Con un poco de mana, logre que mi esposa me dijera el lugar donde estaba enterrada la madre de su amiga. Ayer por la manana fui a esa tumba, pretendiendo ser un doliente, para espiar desde una distancia prudencial y no habian pasado ni 15 minutos, cuando apareciste. Yo no podia dar credito a mis ojos, pero alli estabas, "desolado", junto a la tumba de "tu amor", con un ramo de rosas rojas, llorando como un estupido adolescente enamorado. --Sabes, la vida recompensa a los que saben esperar. Solo tuve que seguirte y averiguar donde vivias. Por cierto que eso de que "todo el mundo tiene su precio", es mucha verdad. Lo que pasa es que el tipo de tu edificio, que nos dio el codigo de acceso y el numero de tu apartamento, puso su precio muy alto y ahora no va a poder disfrutarlo. El resto ya lo sabes, – concluyo. El jefe se volvio hacia el hombre del traje oscuro. --No creo que este vaya a hablar. Por lo pronto, vamos a poner vigilancia sobre el apartamento, porque es posible que alguien aparezca por alli. Pero, esta vez, -advirtio-, a quien quiera que entre alli, vamos a dejarlo hacer. Este error no podemos cometerlo mas. No podemos espantar al objetivo, ?entiendes?, asi que vamos a dejar actuar al proximo y asi nos llevara hasta su madriguera. --Es mas, -agrego-, en la medida de nuestras posibilidades, le vamos a facilitar las cosas. Recuerda que no queremos resultados intermedios, nuestro objetivo es el final y hacia alli debemos enfocar todos nuestros esfuerzos. No lo echemos a perder, ?si? --?Que hacemos con esta cosa, -pregunto el hombre del traje oscuro, senalando para el prisionero-. ?Lo liquidamos? --No, no, -contesto el jefe esbozando una macabra sonrisa-, creo que se me acaba de ocurrir una genial idea. Este se va a morir, el solito, no habra necesidad de matarlo. Me va a resultar mas util muerto que vivo, asi que, su mejor manera de ayudarnos, sera... "morir". Al otro lado de la ciudad, en el Asilo La Esperanza, la enfermera Susana Esquivel habia salido de la enfermeria y caminaba por el pasillo recto que llevaba, directamente, hacia el parqueo de las ambulancias. A su derecha se abria un estrecho corredor que daba acceso a otras dependencias de la Institucion como la sala de Rayos X, de Estomatologia y otras. Se disponia a entrar por alli, cuando la conocida sirena de una ambulancia que llegaba, la hizo detenerse. Los paramedicos pasaron de prisa por su lado en direccion a la enfermeria y la chica, por instinto, los siguio. Se acerco a la camilla y vio a un hombre todo magullado. En realidad se veia bastante mal. Entonces ocurrio algo imprevisto. El hombre se aferro al bolsillo de su bata de enfermera, mientras la miraba con unos ojos negros muy intensos y llenos de desesperacion que la pusieron incomoda. Con un poco de trabajo, logro soltar la mano del hombre de su bolsillo y trato de calmarlo, diciendole que todo iba a estar bien. Susana se dispuso a ayudar, pero Lidia, la Jefa de Enfermeras, le dijo que no hacia falta y que podia continuar con sus labores. Susana salio de alli con una extrana sensacion. No sabia por que, pero aquel hombre le transmitia algo familiar. Era como si tuviera que ayudarlo o algo asi. Cuando llego a su casa ese dia, por la tarde, se sintio en el paraiso. Habia sido un dia largo y agitado y se sentia muerta de cansancio. Se quito la bata, entro al comedor y la tiro sobre el espaldar de una silla. Se dirigio al refrigerador y se sirvio un gran vaso de leche fria. Fue a la sala y casi se tiro sobre el sofa. Conecto el televisor mientras se quitaba los zapatos y estiraba los pies adoloridos por estar de aqui para alla todo el dia. Se sonrio, porque los programas de la television parecian los mismos del dia anterior, igual que las noticias. Era viernes y penso que era bueno que le hubieran dado el fin de semana completo para descansar. No estaba segura de querer ir a ver a sus padres, pues ellos nunca habian aprobado su decision de ser enfermera y entonces, simplemente, decidio emanciparse y venir para la ciudad, donde alquilaba este apartamento. Se tomo la leche y llevo el vaso al fregadero. Recogio la bata para llevarla al cesto de la ropa sucia y la reviso. No seria la primera vez que lavaba ropa con cosas en los bolsillos. Entre varias recetas que saco de alli, encontro algo raro. Era una nota arrugada que no sabia de donde habia salido. La extrana nota decia que habia que ir a la terminal de trenes, buscar la taquilla No7 y abrirla con el codigo que incluia. Mas abajo, con una letra atropellada y escrita, al parecer, sobre algo blando y agregada a ultima hora, habia una direccion, un numero y una frase: toca el timbre. Al final se leia: para Alex. Susana reflexiono un instante, tratando de adivinar quien pudo ponerle aquella nota en su bata y entonces recordo aquellos ojos negros intensos y la mano del hombre aferrada a al bolsillo de su bata. <> -penso-. Entonces, volvio aquella sensacion de conexion con esa persona y como no tenia nada que hacer, porque no era muy de salir por ahi y menos sola, decidio ir al dia siguiente al Asilo, a ver como seguia el hombre y de paso, si estaba en condiciones de hablar, preguntarle por la nota. Por la manana, Susana llego a su trabajo como a las nueve y fue, directamente, a la enfermeria. Cuando pregunto, recibio una respuesta que la dejo en shock: el hombre habia muerto. Lidia le dijo que habia salido un momento y cuando regreso lo encontro inmovil, sin signos vitales, asi que llamo al doctor Montes de Oca, quien era la maxima autoridad para estas cosas, y el determino que ese senor habia muerto y se encargo de su traslado a la morgue, para la autopsia. Como el occiso no tenia identificacion, ni nadie lo habia reclamado, pues, se procedio a incinerarlo. A Susana le parecio muy extrano que se hubiera cremado a una persona, sin saber su identidad o por lo menos tratar de averiguarla o esperar a que apareciera un familiar. Salio del Asilo muy afligida y con ganas de llorar. ?Quien era aquel hombre y por que le habia dejado aquella nota? ?Por que, precisamente, a ella? Quizas no tuvo a quien mas darsela. Todas esas interrogantes, se agolpaban en la mente de la chica. Fue a la terminal de trenes y con la combinacion de la nota, abrio la taquilla 7. Alli habia una caja pequena, sellada con cinta adhesiva. Por fuera de la caja habia una direccion y de nuevo: para Alex. 2 Capitulo EL pequeno taller de mecanica de Alexander Martell, en el patio de la casa donde vivia, estaba tan sucio como siempre. Segun los viejos mecanicos, eso era una buena senal. Un cliente entrado en anos, que regularmente hacia aqui los cambios de aceite, siempre decia: "yo vengo a este lugar, porque no confio en los mecanicos bien vestidos y con las manos limpias." Con este taller, Alex, se ganaba la vida, desde que lo abrio a principios de enero. Era un joven atletico, bien parecido, le gustaba el deporte y montar su moto. Se habia graduado de mecanico a mediados del 2013. Justo un mes antes de graduarse, habia perdido a su madre, quien habia sucumbido en una batalla contra el cancer. Sabia que no se iba a hacer rico con este taller, pero lo llenaba profesionalmente y ademas, le alcanzaba para pagar las facturas y mantener en optimas condiciones a la nina de sus ojos: una moto roja y blanca. Le apasionaba la Geologia y tenia en su casa algunas muestras de minerales y rocas recogidos en el campo, durante varias excursiones. Esa manana, estaba trabajando debajo de una camioneta, cuando el sonajero del porton, le aviso de un posible cliente. Una chica de unos 22 anos, bellisima, mas bien delgada, esbelta, de pelo castano, largas piernas y una gracia natural para caer bien, entro preguntando por el. --Aqui abajo, -dijo el chico, asomando la cabeza y agitando una mano negra de grasa. Susana llego hasta la camioneta. Unos ojos vivarachos la miraban desde el suelo. --?Eres Alex?, -le pregunto, teniendo que levantar la voz para poder ser escuchada por encima de la musica altisima que "amenizaba" el taller. --El mismo que viste y calza, -respondio el joven, tambien gritando-. Sus ojos escanearon sin ningun pudor, como buen mecanico, a su interlocutora y llego a la conclusion de que hoy iba a ser su dia de suerte. --Alguien ha dejado esta cajita para ti, -grito la muchacha mientras caminaba hasta el equipo de audio que emitia la estridente cancion y lo ponia en pausa. --?Pudieras colocarla encima de esa mesa?, le pidio Alex, mostrandole sus manos llenas de grasa-. Ella puso la caja sobre una mesa de trabajo, en la que no cabia ni un alfiler y tuvo que hacer espacio para colocarla. --Menos mal que no se demoro tanto esta vez, -dijo el, pero la mirada de la chica le dio a entender que no sabia de lo que estaba hablando-. Entonces, el chico, senalando para la cajita le pregunto: --Esa es la pieza que encargue, ?verdad? Un encogimiento de hombros fue la respuesta.

  • Ragdoll (Muneco de trapo) de Daniel Cole

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    Ragdoll (Muneco de trapo), el aclamado debut de Daniel Cole, es pura adrenalina.

  • Alex Maravilla. Y la Hija de su Mejor Amigo de Isabel Conde

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    De joven era un bala perdida. Alcohol, motos, sexo y una decepcion para mi familia. Me gradue en administracion y direccion de empresas de rebote, entre resacas y noches de juerga, solo para que a mi madre no le diese un infarto.

  • B de bestias (Alfabeto del crimen 1) de Sue Grafton

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    La investigadora privada Kinsey Millhone tiene problemas para llegar a fin de mes el dia en que no tiene mas remedio que aceptar el rutinario encargo de buscar a la hermana de Mrs. Danziger, Elaine. Ahora bien, cuando llega al apartamento de esta y se encuentra con que lo ocupa otra enigmatica mujer, cuando Mrs. Danziger le pide de pronto que abandone el caso, cuando se entera de que, pocos dias antes de la desaparicion de Elaine, su vecina y companera de bridge ha sido brutalmente asesinada y su casa ha desaparecido bajo las llamas, cuando el sobrino drogadicto de esta sabe mas de lo que dice, cuando se producen misteriosos registros, extranas injerencias y, finalmente, otro asesinato, a la obstinada y meticulosa Kinsey Millhone el asunto le va pareciendo todo menos rutinario.

  • Cuando vuelva a encontrarte de Mar Carrion

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    Para la adinerada familia de Alice Mathews lo mas importante es el exito profesional, el dinero y las apariencias, por eso, para Wayne Mathews, el tirano de su padre, el unico futuro posible para su hija
    es que se convierta en la abogada de la empresa que el dirige en Chicago. Recien licenciada, Alice se traslada a Nueva York para realizar las practicas en el bufete de un amigo de su padre. Sin embargo, ahora que esta tan lejos de casa y del control del patriarca, encontrara una oportunidad maravillosa de ver realizados sus propios suenos.

  • Amor en la Red. Caminos Cruzados 2 de Mercedes Franco

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    Samuel Dunn, luego de publicar varias de sus novelas, se enfrenta a la vacuidad del exito; descubre que su vida se ha vuelto monotona y rutinaria, que no es el dinero lo que va a generarle la satisfaccion esperada.

  • La vida sumergida de Pilar Adon

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    Se habian habituado al licor de ajenjo y lo bebian de pie, por las mananas, junto al fregadero de piedra o apoyadas en la escalera que movian de un lado a otro por la biblioteca para llegar a los estantes mas altos. Sin ceremonias previas ni finales. Sin ir a cambiarse de ropa. Sin adornarse el cuello ni las munecas. Calladas y un tanto desgarbadas, con la dejadez propia de la lentitud y la indiferencia, en un abandono que solo podian permitirse las depositarias de una elegancia congenita. Las beneficiarias de una delicadeza en la longitud de las formas, en la calidad de las telas que vestian a diario, conscientes de que existian dos tipos de personas, las que tenian clase y las que, por mucho que lo intentaran con bordados, pedreria y aromas sutiles, no la tenian ni la tendrian nunca. Al cabo de un tiempo indeterminado, que podia ser de unos minutos o que podia ser de unas horas transcurridas entre tragos cortos, entre libaciones del licor servido con decision en sus vasos pequenos, procuraban ir a sentarse en las butacas de la cocina, siempre en silencio. Y entonces tal vez si tuvieran que esforzarse por hacerlo con cierta dignidad. En ese momento tal vez resultara complicado moverse, dar mas de dos pasos en la misma linea de equilibrio, y quiza debieran poner mas atencion en la distancia que recorrian ya que ambas podian haberse deshecho de la estabilidad y ambas podian haberse internado en la enormidad, el exceso. Sus avances por un suelo de madera que no era de hacia dos anos ni de hacia cinco ni cincuenta tendrian que ser cautelosos. Comian a la una y media, sin decirse nada, incomodas en su proximidad mutua. La confusion del ajenjo daba paso a un primer jubilo fisico y mental que, invariablemente, desembocaba en un cansancio un tanto dramatico. Y era solo mas tarde, ya durante los postres, cuando Brigida podia empezar a hablar para decirle que debia recoger la ropa de la azotea y que debia hacerlo antes de las cuatro. Con la voz arrogante de quien da una orden. Argumentandole que ella no iba a esforzarse por ir a la azotea (tenia que centrarse en sus mil tareas) y que debia ser Hilda quien se propulsara por el pasamanos de las escaleras hacia arriba sin excusas ni dilaciones. Antes de que empezara a soplar el viento y le resultara imposible (a ella y a cualquiera) asomarse al exterior. Tenia que subir a la planta superior, cerrar las ventanas de cada dormitorio y de cada sala, asegurar las contraventanas, bloquear la puerta de hierro que se deslizaba sobre una barra adherida al suelo a modo de carril hasta que la cancela chocaba contra la pared del gran balcon, siempre con un golpe seco, echar la llave de abajo con dos vueltas, echar la llave de arriba con dos vueltas, correr a la escalera, subir mas aun y, una vez en la azotea, recogerlo todo antes de que empezaran los crujidos en cada muro de la casa. Los vaivenes de las cortinas que se elevarian por encima de las sillas a causa de las corrientes de aire que se colaban irremediablemente a traves de las grietas abiertas entre los marcos de los miradores y las tablillas del entarimado, en una oscilacion serpentina que haria presagiar la aparicion de un ser biologico tras ellas (un lobo, una rana, un muchacho) o la aparicion de un ser no biologico (una piedra de color ambar). Era cierto que las copas de los pinos habian empezado a agitarse bajo los cristales de los ventanales de la cocina, y Hilda recordo alli, contemplando el prodigioso estremecimiento de la red de huesos y tendones en que iba a desembocar cada uno de los troncos moviles de cada uno de los arboles, el momento en que le pidio a Brigida que se muriera. Ese dia soplaba el viento igualmente, con aquella violencia nada excepcional dada la epoca y dada la zona. Habian cerrado las ventanas, las puertas. Habian asegurado los pestillos y habian corrido los visillos. Y fue en esa circunstancia cuando penso que si Brigida moria, si Brigida desaparecia, toda la casa seria suya, entera para ella, y entonces no tendria que obedecer mas ordenes. No tendria que ajustarse a los horarios ni a los propositos de Brigida. Dejaria de estar sometida, juzgada, calificada a cada instante, y llevaria a la practica sus proyectos. Todas sus fantasias. Sin tener que comer cuando Brigida quisiera, sin tener que dormir cuando Brigida quisiera. Podria ponerse sus vestidos mas alegres. Banarse en el embalse. Practicar sus lecciones de piano cuando deseara hacerlo y bailar cuando deseara hacerlo. Raspar la tierra y descubrir que habia debajo de cada planta, de cada pedazo de hierba seca, de cada monton de agujas de pino reunidas por el viento, como queria hacer desde que a la edad de seis anos aprendiera que una pezuna era una una fuerte y desarrollada, y que algunos animales las tenian largas y afiladas a modo de apendices cortantes, como zarpas, para atrapar a su presa, para aferrarse a ella, para cerciorarse de que no podria escapar y para excavar, escondiendo bajo la parte de suelo visible cualquier objeto valioso, su alimento. Lo aprendio de nina y desde entonces quiso comportarse como un perro que se esforzara por desenterrar de la base del monte el hueso escondido anos atras por el o por un antepasado. Extraer del barro la explicacion a su existencia. Desentranar el significado de cada estimulo para quedarse tranquila y poder regresar a sus actividades cotidianas. Sus otras actividades cotidianas. Creyendo que semejantes explicaciones se encontrarian en la base de los montes, bajo las pilas de materia fusionada al azar. Creyendo que podrian desenterrarse con solo escarbar. Revolviendo bajo el abono de los cultivos. Bajo las semillas alojadas en las hileras de los huertos. Bajo los circulos de ceniza abandonados por los pastores. Bajo las formaciones de piedras grandes o bajo las formaciones de piedras pequenas que se ocultaban bajo las piedras grandes. Si Brigida desaparecia y toda la casa pasaba a ser suya, se entregaria al aprendizaje de un idioma vivo o de un idioma en extincion. A la investigacion de los requisitos necesarios para que los miembros de un grupo llevaran una convivencia civilizada. A la resolucion de la incognita de si para que dicha convivencia civilizada pudiera ser real debia optarse siempre por el sometimiento y siempre por la rendicion de unos ante otros. A desentranar el autentico significado de las palabras de negacion que se apropiaban de las palabras primigenias para contradecirlas y desposeerlas de su sentido primordial. Desapego. Desarraigo. Desafeccion. Desaparicion. Frente al apego, el arraigo, la afeccion, la aparicion. Centrada en su lista de libros, los que debia leer antes de convertirse en una anciana como lo era Brigida. Middlemarch y Al faro. Grandes esperanzas. Un mundo feliz. La abadia de Northanger. Edipo rey. Crimen y castigo. La comedia humana. Ariel. El rey Lear y el Libro de la vida. La montana magica. Matar a un ruisenor. Los miserables. Rojo y Negro. ?Acaso los leeria con Brigida a su lado, formando parte de la casa, envuelta en sus chales en invierno y en sus tules en verano, haciendose notar por su aliento, con esa respiracion de mujer que dejo de ser joven hacia anos? Lo dudaba. Asi que le pidio a Brigida que se muriera. La unica manera de conseguir una identidad personal. Y dias despues, Brigida estaba muerta. Nunca pudo negarle nada. Nunca pudo oponerse a sus caprichos. De modo que se murio. --?Es que me odias? --le pregunto. Y Hilda respondio que no. Que por supuesto que no. ?Como iba a odiarla? Habia sido su protectora. Su maestra. La encargada de orientar sus gustos hacia sus primeras lecturas. Su consejera llegado el momento de enfrentarse a un texto de Seneca y descubrir que la experiencia podia asemejarse a la de leer un angustioso libro de superacion personal. Frases como <> o <>. Claro que no la odiaba. Brigida le habia explicado que era un minueto, que una gavota. Le habia dado la definicion de musica como el arte de bien combinar los sonidos y el silencio en el tiempo. No la odiaba. Simplemente deseaba que se deshiciera. Que se volviera transparente. Que se transformara en una esencia de luz sin estructura ni carne ni presencia. ?Que mas tenia que hacer alli? Nada. De alguna manera, su epoca habia pasado. Su mision habia concluido. ?Que podia aportarle a ella con su muerte voluntaria? Todo. La independencia. El desarrollo como ser autonomo y perfecto. Como unidad sin condicionamientos. En aquella casa situada en la ladera de un monte. Rodeada de pinos, de aves y de insectos, y del brillo rojo del sol del amanecer y del sol del atardecer. En libertad. Con la posibilidad de actuar y no actuar. Ir y no ir. Querer y no querer. El privilegio supremo de la eleccion. Crecer hacia arriba o tumbarse extendida. Meter los dedos en el saco del azucar o meter los dedos en el saco de la sal.

  • Seducida por su Lobo (Los Lobos de Green Valley 2) de T.n. Hawke

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    Natalie:

  • Los falsificadores de Bradford Morrow

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    <>. JOYCE CAROL OATES La comunidad bibliofila no da credito cuando Adam Diehl, un solitario coleccionista de libros raros y curiosos, aparece muerto en su casa de Montauk: le han cercenado las manos y su cadaver esta rodeado de valiosos ejemplares con la pagina de cortesia arrancada. Cuando a las pocas semanas del incomprensible asesinato, la hermana del difunto y su pareja ;un talentoso falsificador reformado, con una especial habilidad para imitar la letra de sir Arthur Conan Doyle; empiezan a recibir unas cartas de amenaza salidas de la pluma del mismisimo Henry James, se desencadena un letal duelo de simulaciones e imposturas en el que pronto resultara imposible distinguir al autor del falsificador o discernir el original de su replica, y en el que la muerte se impone como la unica certeza… En este absorbente thriller literario, Bradford Morrow alcanza un perfecto equilibrio entre la mejor novela negra y la ficcion mas clasica. No cabe duda de que los lectores de una de las dos se sentiran complacidos de sobra y de que aquellos aficionados a ambas quedaran con ganas de mucho mas. Seguro es tambien que por su profundo conocimiento de los libros unicos y de quienes viven por y para ellos, Los falsificadores solo podria haber sido firmada por un autentico maestro como el.

  • A plena luz de J.r. Moehringer

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    Esta es una historia real. Una historia que empieza y acaba en un dia. Una historia que dura una vida. ?Se puede revivir una vida en un dia? Sucede en Nueva York. El dia de Navidad de 1969. Y su protagonista es Willie Sutton, el Robin Hood de Brooklyn, el Gandhi de los gansteres. Esta historia son tantas historias. Todas verdad. O quiza no. Es una historia de astronautas y de sirenas, de policias y ladrones, de magnates y jardineros. Es una historia de fugas, una historia de libros, de los que cambian la vida y es una historia de la libertad reencontrada y del amor buscado.
    Willie Sutton quiere su historia. Tiene un solo dia, pero la suya va a ser una historia memorable.

  • Lavinia de Ursula. K Le Guin

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    Lavinia crece sin conocer otra cosa que la paz y la libertad hasta la llegada de sus pretendientes. Su madre exige que contraiga matrimonio con el apuesto y ambicioso Turno. Pero los augurios y las profecias de los manantiales sagrados afirman que debera casarse con un extranjero, que provocara una guerra y que su marido no vivira demasiado tiempo. Al ver que una flota de barcos troyanos llega remontando el Tiber, la joven decide tomar las riendas de su propio destino. Y asi nos cuenta lo que Virgilio no hizo: la historia de su vida y del amor de su vida. Le Guin da voz a este personaje surgido de la Eneida de Virgilio en una novela que nos transporta al mundo semisalvaje de la Italia antigua, cuando Roma no era mas que una aldea mugrienta situada cerca de siete colinas. Lavinia es un libro sobre la pasion, la guerra y el precio de la guerra, generosa y austeramente escrito por una autora en la cuspide de su talento.

  • Altagracia de Rafaela Asuncion

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    Altagracia piensa como mujer, y como mujer siente y padece. El amor le llega temprano y luchara por el pase lo que pase, aun a costa de enfrentarse a la familia.

  • La nina que bebio luz de luna de Kelly Barnhill

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    Esta es la historia de una nina que nacio sin magia, y bebiendo luz de luna se convirtio en una persona enmagizada. De una bruja con un gran corazon y una mision imprevista. De un monstruo del pantano sabio y poeta. Y de un minusculo dragon que espera crecer algun dia.
    Esta es la historia de seres magicos que se comportan como personas corrientes, y personas corrientes que se convierten en seres magicos.
    Esta es la historia de como todos ellos salvaron a su mundo de la infelicidad y la tristeza.

  • El amigo de Sigrid Nunez

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    La protagonista y narradora de esta novela es una escritora neoyorquina que pierde de forma inesperada a su gran amigo y mentor, y de forma no menos inesperada se ve obligada a hacerse cargo de su perro -un enorme y artritico gran danes-, que se ha quedado solo y traumatizado por la subita desaparicion de su amo. La protagonista no tendra otro remedio que llevarselo a su minusculo apartamento, arriesgandose a que la echen porque en el edificio esta prohibido tener animales. Y asi, con el trasfondo del duelo por el amigo y el amo desaparecido en tragicas circunstancias, se desarrollara la singular y bellisima historia de la amistad entre una escritora solitaria y un perro que se ha quedado sin dueno.

  • El juego de las elites de Javier Vasserot

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    Novela protagonizada por un joven abogado que poco a poco va escalando posiciones dentro del apasionante y complicado mundo de los grandes bufetes de la capital de Espana.

  • El negacionismo economico de Pierre Cahuc

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    La economia ha mejorado tanto en las ultimas tres decadas que para los autores del libro ha alcanzado el mismo estatus cientifico que las ciencias exactas. Esta revolucion poco conocida genera unos conocimientos que chocan frontalmente,con aquellas personas que se guian mas por llevar por sus sentimientos, por su ideologia o por sus intuiciones, en vez de ajustarse a lo cientifico y a las verdades establecidas. Soluciones magicas como la bajada de impuestos, el aumento del gasto publico, el control migratorio, la semana de 32 horas, la reindustrializacion del territorio o incluso la tasa a las transacciones financieras son supuestamente la cura de todos nuestros males sin coste alguno. Estas falsas verdades tan frecuentemente repetidas por los medios de comunicacion tienen un nombre: el negacionismo economico. El objeto de esta obra no es otro que el de desenmascararlo.

  • Incorregibles. La historia de Jimena (Nosotros 1) de Julia Ortega

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    ?Que ocurre cuando te has pasado la vida entre libros?
    Cuando todo tu mundo se reduce a trescientas paginas.
    ?Estas preparada para el Amor?
    El Amor de Verdad, quiero decir, no ese que termina con la palabra <> y te deja con la miel en los labios.
    Jimena ha pasado los ultimos anos leyendo manuscritos. Y corrigiendolos.
    Con la unica compania de su vecino y dos mascotas muy personales.
    Y de repente su mejor amiga decide casarse y (de paso) poner su mundo patas arriba.
    Una despedida de soltera con un final impredecible y la aparicion de Victor, un stripper demasiado sexy para su propio bien, van a precipitar al abismo todo lo que ha conocido hasta ahora.

  • El ladron de virgenes de David De Juan Marcos

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  • Hielo y cenizas de Inger Wolf

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    El comisario de la policia judicial Daniel Trokic tenia los elasticos de la cazadora cubiertos de pedacitos de hielo, los negros cabellos empapados de nieve y el frio grabado en las mejillas. A sus pies se arremolinaban las aguas del arroyo, arrastrando al alejarse un autentico mar de copos densos y gruesos. Estremecido de frio, contemplo al pequeno que yacia en el cauce a la luz de los focos. El nino descansaba en un lecho de ramas por encima de la corriente. Casi todo su cuerpo habia quedado enterrado bajo un espeso manto de nieve, pero el viento lo habia desprendido en algunas zonas dejando al descubierto parte de un anorak verde y una carita de una blancura tan artica que se le transparentaban las venas azuladas. Alrededor del cuello, pequeno y fino, llevaba enrollado un sedal que daba varias vueltas, y en el aire gelido se percibia un debil olor a humo, un olor que ascendia del pelo y la ropa medio chamuscados y del sinfin de pequenas quemaduras que salpicaban las manos del chiquillo. Trokic se aproximo al cordon policial para salir al encuentro del comisario jefe Agersund, que ya se habia agenciado una humeante taza de cafe en el coche de la cientifica. Se encontraban a mas o menos medio kilometro del pueblo de Marslet siguiendo el arroyo de Giber, un lugar desolado desde el que los campos se extendian en todas direcciones, interrumpidos tan solo por corrillos de arboles aislados cuyas ramas desnudas despuntaban como enormes escobones. Trato de seguir con la mirada el curso del agua, pero estaba muy oscuro. Permanecieron unos momentos en silencio observando trabajar a los peritos y al forense hasta que Trokic tomo la palabra. --Al parecer se trata de un nino de ocho anos de Marslet --explico--. Se llama Lukas y desaparecio ayer hacia las tres y media de la tarde cuando volvia de unas actividades extraescolares en la ludoteca. Un equipo de rescate salio a buscarlo hacia la hora de cenar y un perro lo ha encontrado hace una hora. Kornelius y Taurup acaban de ir a hablar con sus padres. --Me cago en todo --murmuro Agersund mientras sacudia de un lado a otro la cabeza de pelo cortado a cepillo como si eso fuera a hacer desaparecer la atroz escena que tenian delante--. ?Que es eso que lleva en el cuello? Trokic dio media vuelta hasta quedar frente a su jefe y se quito un copo de nieve de los labios con la lengua. La fria particula se derritio al instante en su boca. --Un sedal. Dice Bach que le han estrangulado. --Parece que al asesino le corria prisa deshacerse del cadaver --apunto Agersund--. Podria haberlo ocultado o alejado un poco mas. --Tal vez. A mi, de todas formas, no me parece tan simple. Trokic se subio los ultimos centimetros de la cremallera de la cazadora negra para evitar el azote del viento helado en la garganta. Acababa de llegar a casa tras una jornada tranquila y habia tenido el tiempo justo para descorchar una botella de vino y echarle un vistazo al periodico cuando sono el telefono, y ahora se encontraba en medio de un paisaje donde todo parecia encogido por efecto de los focos. Poco a poco fue apareciendo algo azul, una manopla de lana que asomaba del bolsillo del anorak. Mas abajo se veia un pie con una zapatilla blanca. --?Cuando ha ocurrido? --pregunto el jefe. --Bach dice que lo mas probable es que lleve ahi desde ayer. Hay rigor mortis, livideces y leves alteraciones de la piel a causa del contacto con el agua, pero no puede ser mas preciso. El cuerpo esta igual de frio que todo lo demas, de modo que la temperatura tampoco nos puede decir gran cosa. Por su larga experiencia en el tema, el forense Torben Bach --que estaba en una incomoda postura con medio cuerpo en el agua junto al cadaver del nino-- solia ocuparse de los casos de asesinato. Enfundado en el mono blanco, se confundia con el paisaje nevado. Al percatarse de la llegada de Agersund alzo una mano enguantada a modo de saludo. --La nieve no nos permite ver bien lo que ha ocurrido --prosiguio Trokic--. Nos lo esta poniendo muy dificil. Ha tapado todas las huellas y, por si fuera poco, varios coches se han quedado bloqueados y hay gente que no ha podido venir. Habia comenzado la vispera a media tarde. Tras varios dias de temperaturas en descenso, las precipitaciones habian empezado a caer en forma de copos grandes y gruesos, al principio lentamente, como un amplio manto, para despues arreciar hasta convertirse en una nevada fina y furiosa. En el curso de la noche habia llegado a ser una autentica tempestad y la acumulacion de nieve no habia tardado en paralizar el trafico. --?Habeis localizado a algun testigo en la zona? --pregunto Agersund. --Aun no. Este sitio esta mas desierto que el Polo Norte, aunque hay varias casas desperdigadas carretera arriba, asi que habra que mandar a alguien a llamar de puerta en puerta lo antes posible. --Mierda de tiempo. Agersund y el invierno eran enemigos declarados. Senalo con la cabeza en direccion a un grupito que hablaba en voz baja y daba pataditas en el suelo para entrar en calor. --Ya veo que los periodistas esta vez han estado de lo mas espabilados. Trokic se encogio de hombros. --Pues no tenemos nada que contarles. --Me gustaria ofrecer una rueda de prensa manana a primera hora. Diselo, si insisten mucho. Esperemos que mientras tanto no se inventen demasiados disparates. Hacia un ano y tres meses que no llevaban ningun caso extraordinario. El ultimo fuera de lo comun habia sido el asesinato de una joven que aparecio degollada en Marselisborg, en medio del bosque. El asunto habia hecho que los periodistas se lanzaran de cabeza a fabricar un mar de teorias sobre crimenes rituales, pero esta vez mas les valia que no se armase mucho revuelo. Trokic solo habia pasado un par de veces por Marslet, un precioso pueblecito de los alrededores de Arhus que parecia salido de un cuento. Alli no ocurria absolutamente nada de peso, la delincuencia estaba en punto muerto y ni siquiera los ladrones de casas se movian por esas latitudes. El policia local controlaba la zona el solo sin necesidad de que interviniera nadie. En otras palabras, el pueblo era la perla de la region y Trokic suponia que eso no iba a hacer que los titulares de los periodicos fueran precisamente mas pequenos. --Joder, Daniel, se parece a mi chaval cuando tenia esa edad -- murmuro Agersund al tiempo que le clavaba en el hombro un dedo aspero y rechoncho, como si pretendiera hacer personalmente responsable de ello a su subordinado--. Ocupate de esto; quiero una reunion para que me pongais al tanto a las veinte cero cero. Y, tras decir estas palabras, le endoso a Trokic su taza a modo de despedida y se alejo por el campo a largas zancadas que la nieve estorbaba. El comisario titubeo un instante y despues regreso a la escena del crimen. Los peritos de la cientifica ya habian retirado casi toda la nieve y la habian depositado en un enorme recipiente verde, de modo que el nino estaba practicamente al descubierto. Derretirian la nieve y la analizarian en el laboratorio. Los cabellos castanos, casi rojos, del chiquillo enmarcaban su carita rigida. Tenia una marca morada de rotulador que le bajaba por la mejilla, y sus labios entreabiertos, como si continuara bostezando despues de la ultima bocanada de aliento vital, descubrian un irregular conjunto de dientes de leche y otros a medio salir. Trokic constato aliviado que alguien le habia cerrado los ojos, que a su llegada contemplaban el cielo con expresion vacia. Despues paso a estudiar el sedal del cuello. Se habia hundido en la blanca piel del pequeno por varios puntos dejando marcas rojas. Habian apretado con fuerza. ?Rabia? El forense se coloco junto a el. Tenia el pelo cano metido debajo de la capucha y solo se le veia una minima parte del rostro.

  • La cancion de los vivos y los muertos de Jesmyn Ward

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    Una novela que la critica ha comparado con William Faulkner, Flannery O’Connor o Toni Morrison. Jojo, de trece anos, y su hermana menor Kayla viven con sus abuelos negros en una granja en la costa del Golfo de Misisipi, con la compania siempre esporadica de su madre, Leonie, una mujer que desearia ser mejor madre de lo que es. Cuando el padre de ambos, un hombre blanco, va a salir de prision -Parchman Farm, la misma penitenciaria en la que el abuelo de Jojo cumplio una condena injusta durante su juventud-, Leonie insiste en ir a recogerlo con los ninos. Durante el azaroso viaje, Jojo, Kayla y Leonie deberan aprender a relacionarse como familia, y Jojo conocera a Richie, otro nino con quien descubrira el legado de la esclavitud y la importancia de reconciliarse con el pasado.

  • Alguien como tu (Predestinados 2) de Adrianne Holt

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    El primer amor nunca se olvida y eso le queda muy claro a Irina, quien no ha podido superar la muerte de su primer novio, Joshep.

  • Perdido en tu piel (Un amor para siempre) de Isabel Acuna

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    Michael Donelly y Lori Stuart, se encuentran despues de siete anos de tomar rumbos separados. Sobre ellos pesa una noche que le cambio la vida a Lori y de la cual Mike no recuerda nada. Inmersos en un proyecto laboral, Mike no entiende la animosidad de la que considera su amiga. Lori teme volver a caer en la profunda atraccion que sintio por el.

  • Estrellas Perdidas de Thanya Castro

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    Porque es tan sencillo esconderse bajo la mascara de personajes ficticios sin tener la necesidad de exponer tu propio corazon. Esta es la historia de una chica en alguna pequena ciudad en algun pais. Como tambien puede ser la mia, la tuya y la de todos. Una historia de la vida real, de lo que se queda en las calles de un pequeno suburbio, donde encuentras en lo mas ordinario, una gran mina de belleza, todo a partir de un corazon roto.

  • Las respuestas de Catherine Lacey

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    Por la autora de Nunca falta nadie, uno de los mejores libros del ano segun The New Yorker yVanity Fair.

  • Un talento natural de Ross Raisin

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    Tom ha sabido siempre el tipo de persona que quiere ser: un futbolista de exito. Un hombre al que otros hombres admiran y respetan. Pero el futuro brillante que imagino esta amenazado. Mientras se mueve entre la soledad y la necesidad de reconocimiento, un encuentro fortuito le ofrece una via de escape y le hara cuestionarse a si mismo. Un talento natural profundiza en el corazon de un club de futbol profesional: la presion, la soledad, la amenaza de escandalos, la fragilidad del cuerpo humano y la lucha, dentro y fuera del campo, por convertirnos en la persona que todos esperan que seamos.

  • La habitacion de las maravillas de Julien Sandrel

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    Thelma es una madre soltera de unos cuarenta anos, cuya atareada vida profesional le deja poco espacio para la esfera privada. Cuando su hijo de doce anos, Louis, es atropellado por un camion y queda en coma, los medicos no le dan muchas esperanzas: si no se despierta en las proximas cuatro semanas, quiza nunca llegue a hacerlo. En casa, Thelma encuentra en la habitacion de Louis un cuaderno con una lista de deseos que contiene todas las cosas que Louis quiere realizar en su vida. Thelma se aferrara a esta lista para salvar la vida de Louis e ira cumpliendo cada uno de ellos, en una aventura tierna, alocada y esperanzadora en la que se cruzara con variopintos personajes que transformaran su manera de ver la vida.

  • La sombra de Magui aun esta en el jardin de Sylvia Lagarda-mata

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    Marc, historiador y profesor, empieza a interesarse por lo que el llama <>: la desaparicion de Magui Viladalba, la hermana de su bisabuela, en la casa familiar de Barcelona la verbena de San Juan de 1919. Ahora que todos los testigos de la tragedia estan muertos, solo los difusos recuerdos de su abuela Marga y el libro que su tatarabuelo escribio pueden acercar a Marc a la resolucion del caso.

  • La dama numero trece de Jose Carlos Somoza

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    L a sombra se deslizaba entre los arboles. La maleza y la noche le otorgaban el aspecto de una figura incorporea, pero era un hombre joven, de cabello largo, vestido informalmente. Al llegar al limite de la espesura se detuvo. Tras una pausa, como para asegurarse de que el camino se hallaba libre, atraveso el jardin en direccion a la casa. Era grande, con una galeria de columnas blancas en la fachada a modo de peristilo. El hombre subio las escalinatas de la galeria, penetro en la casa con tranquila sencillez, recorrio la planta baja sin encender una sola luz y se paro frente a la puerta cerrada del primer dormitorio. Entonces saco del bolsillo uno de los objetos que llevaba. La puerta se abrio sin ruido. Habia una cama, un bulto bajo las sabanas; se oia una respiracion. El hombre entro como la niebla, mas leve que una pesadilla, se acerco al lecho y vio la mano, la mejilla, los ojos cerrados de la muchacha dormida. Aparto con delicadeza la mano y, segundos antes de que despertara, levanto su pequeno menton descubriendo el cuello desnudo, un punteado de lunares, la vida latiendo bajo la piel; apoyo la punta del objeto cerca de la nuez y ejercio una ligera y exacta presion. Un rastro como de petalos rojos lo acompano hasta el segundo dormitorio, donde se hallaba la otra mujer. Cuando salio de este ultimo, sus manos estaban mas humedas, pero no las seco. Regreso por donde habia venido en busca de las escaleras que llevaban a la planta superior. Sabia que arriba se encontraba su verdadera victima. Las escaleras desembocaban en un pasillo. Era largo, estaba alfombrado y se adornaba de bustos clasicos colocados sobre pedestales. La sombra del hombre eclipsaba los bustos conforme pasaba frente a ellos: Homero, Virgilio, Dante, Petrarca, Shakespeare..., silenciosos y muertos dentro de la piedra, inexpresivos como cabezas decapitadas. Llego al final del corredor y cruzo una antecamara magicamente revelada por la intensa luz verde de un acuario sobre un pedestal de madera. Era un objeto llamativo, pero el hombre no se detuvo a contemplarlo. Abrio una puerta de doble hoja junto al acuario, y, con una linterna, convoco las formas de una lampara de arana, varias butacas y una cama con dosel. Sobre la cama, una figura imprecisa. El brusco tiron de las sabanas la desperto. Era una mujer joven, de cabello muy corto y anatomia delgada, casi fragil. Estaba desnuda, y al incorporarse, los pezones de sus pequenos senos apuntaron hacia la linterna. La luz cegaba sus ojos azules. No hubo intercambio de palabras, apenas hubo sonidos. Simplemente, el hombre no se abalanzo sobre ella. no quiero La noche proseguia afuera: habia buhos que observaban con ojos como discos de oro y sombras de felinos en las ramas. Las estrellas formaban un dibujo misterioso. El silencio era una presencia terrible, como la de un dios vengador. En el dormitorio, todo habia terminado. Las paredes y la cama se habian tenido de rojo y el cuerpo de la mujer yacia disperso sobre las sabanas. Su cabeza separada del tronco se apoyaba en una mejilla. Del cuello sobresalian cosas semejantes a plantas marchitas emergiendo de un bucaro. Silencio. Paso del tiempo. Entonces sucede algo. Lenta pero perceptiblemente, la cabeza de la mujer comienza a moverse, no quiero sonar gira hasta quedar boca arriba, se incorpora con torpes sacudidas y se apoya en el cuello cortado. Sus ojos se abren de par en par no quiero sonar mas y habla. --No quiero sonar mas. El medico, un hombre corpulento de cabellos y barba sorprendentemente blancos, fruncio el ceno. --Los somniferos no van a ayudarle a no sonar --advirtio. Hubo una pausa. El boligrafo planeaba sobre la receta sin posarse. Los ojos del medico observaban a Rulfo. --?Dice que siempre es la misma pesadilla?... ?Quiere contarmela? --Contada no es igual. --Pruebe, de todas formas. Rulfo desvio la vista y se removio en el asiento. --Es muy complicada. No sabria. En la consulta no se escuchaba el menor ruido. La enfermera dirigio sus parpadeantes ojos negros hacia el medico, pero este seguia observando a Rulfo. --?Desde cuando lleva sonando lo mismo? --Desde hace dos semanas, no todas las noches, pero si la mayoria. --?En relacion con algo que usted sepa? --No. --?Nunca habia tenido suenos asi? --Nunca. Leve rumor de papeles. --<>, un nombre curioso... --La culpa es de mis padres --replico Rulfo sin sonreir. --Ya imagino. --El medico si sonrio. Su sonrisa era amplia y afable, como su rostro--. <>. Muy joven todavia... <>. ?Como es su vida, senor Rulfo? Quiero decir, ?en que trabaja? --Estoy en paro desde finales del verano. Soy profesor de literatura. --?Cree que le esta afectando mucho esa situacion? --No. --?Tiene amigos? --Algunos. --?Amigas? ?Novia? --No. --?Es feliz? --Si. Hubo una pausa. El medico dejo el boligrafo a un lado y se froto el rostro con las manos. Tenia unas manos grandes y gruesas. Luego retorno a los papeles y reflexiono. Aquel tipo contestaba como una maquina, como si nada le importara. Quiza estuviera ocultando algo, quiza aquellos suenos se relacionaran con un suceso que no deseaba recordar, pero lo cierto era que solo se trataba de pesadillas. El atendia diariamente a enfermos con problemas mucho mas graves que unos cuantos suenos desagradables. Decidio darle un par de consejos y acabar cuanto antes. --Escuche, las pesadillas no tienen demasiada trascendencia clinica, pero son la prueba de que algo no marcha bien en nuestro organismo... o en nuestra vida. Un somnifero es un parche inutil, se lo aseguro, no va a impedirle sonar. Procure beber menos, no acostarse recien comido y... --?Me va a dar los somniferos? --interrumpio Rulfo con suavidad, pero su tono revelaba impaciencia. --No es usted un hombre muy locuaz --dijo el medico tras una pausa. Rulfo sostuvo su mirada. Por un momento fue como si uno de los dos quisiera anadir algo, compartir algo con el otro. Pero un segundo despues los ojos retornaron al suelo o a los papeles del escritorio. El boligrafo descendio y se deslizo por la receta. El prospecto aconsejaba una sola pildora antes de acostarse. Rulfo ingirio dos, ayudandose de un vaso de agua que relleno en el lavabo del cuarto de bano. Desde el espejo le observaba un hombre no muy alto pero si robusto, de cabellos y barba ensortijados y negros y dulces ojos castanos. Salomon Rulfo gustaba a las mujeres. Su atractivo sobrevivia intacto a su descuido personal. Debido a ello, la imaginacion de las dos o tres ancianas solitarias del destartalado edificio donde vivia ardia inventandole un turbio pasado. ?De donde habia salido aquel joven que no hablaba con nadie y casi siempre apestaba a alcohol? Sabian su nombre (Salomon, madre mia, el pobre), que cogia unas borracheras preocupantes, que andaba con putas de vez en cuando, que habia comprado al contado el pequeno apartamento del tercero izquierda casi dos anos atras y que vivia solo. Pese a todo, preferian su presencia a la de los inmigrantes que ocupaban el resto de pisos de aquel bloque de Lomontano, una callejuela angosta y desordenada cerca de Santa Maria Soledad, en el centro de Madrid. Las mas pesimistas pronosticaban, sin embargo, que el <> les daria un susto tarde o temprano. Y agregaban, inclinadas sobre los oidos de las otras: <>. <>, lo defendia la portera, sin poner objeciones a la opinion sobre su aspecto. Rulfo salio del bano y efectuo una parada en el comedor para liquidar los residuos de una botella de orujo, regalo prehistorico de cumpleanos de su hermana Luisa. Se dijo que debia acordarse de comprar whisky al dia siguiente. Era un gasto que no podia permitirse, pero, despues de la poesia y el tabaco, el whisky era una de las cosas que mas necesitaba en este mundo. Luego se dirigio al dormitorio, se desvistio y se metio en la cama. Estaba solo, como siempre, en medio de la noche. Su soledad nunca era facil, pero ahora, ademas, le atemorizaba aquella pesadilla. Ignoraba que podia significar, y su mecanica repeticion habia llegado a agobiarlo. Estaba seguro de que se trataba de una quimera, una fantasia emergida del pantano de su subconsciente, pero retornaba de forma casi inevitable, noche tras noche, desde hacia dos semanas. ?Relacionada con algo? Relacionada con nada, doctor. O con todo. Depende. Su vida era propicia para los malos suenos, pero lo mas grave, lo decisivo, habia ocurrido hacia dos anos. Resultaba absurdo suponer que ahora empezaba a pagar la factura de aquella remota tragedia. Esa tarde, en el ambulatorio de Chamberi, habia sentido la tentacion (ignoraba por que) de confiar por primera vez en alguien y confesarselo todo a aquel medico. Por supuesto, no lo habia hecho. Ni siquiera habia querido contarle la pesadilla. Penso que asi evitaria molestas preguntas y, quien sabe, hasta la posibilidad de recibir una papeleta gratis para el manicomio. Sabia que no estaba loco. Lo unico que necesitaba era dejar de sonar. Preferia confiar en las pildoras. Encendio la luz de la mesilla de noche, se levanto y decidio leer algo sublime mientras aguardaba a que la oleada hipnotica lo cubriera como una suave y tibia marea. Examino las estanterias del dormitorio. Tenia estanterias repletas en el comedor y el dormitorio. Habia libros apilados junto al ordenador portatil, incluso en la cocina. Leia en todas partes y a todas horas, pero solo poesia. Las ancianas de Lomontano jamas habrian sospechado una aficion asi en aquel hombre, pero lo cierto era que procedia de la mas temprana juventud de Rulfo y se habia acrecentado con los anos. Habia estudiado filologia y, en sus buenos tiempos (?cuando habian sido?), habia ensenado historia de la poesia en la universidad. Ahora, nadando en la soledad, con su padre muerto, su madre condenada a vejez perpetua en una residencia y sus tres hermanas dispersas por el mundo, la poesia constituia su unica tabla de salvacion. Se aferraba a ella a ciegas, sin importarle el autor, ni siquiera el idioma. No le resultaba preciso entenderla: gozaba con el simple ritmo de los versos y el sonido de las palabras, aunque fueran extranas. Georgicas. Virgilio. Edicion bilingue. Si, aqui estaba. Extrajo el libro del monton que habia cerca del ordenador, regreso a la cama, abrio el volumen al azar y dirigio los ojos al flujo torrencial de palabras latinas. Aun se encontraba muy desvelado: sospechaba que la inquietud no le dejaria conciliar facilmente el sueno, pese a la ayuda farmaceutica. Pero deseo que el medico estuviera equivocado y las pastillas evitaran que aquel absurdo terror volviera a repetirse. Siguio leyendo. Afuera, el trafico enmudecio. Los ojos se le cerraban cuando escucho el ruido. Habia sido breve. Provenia del cuarto de bano. No pasaba mucho tiempo sin que algo nuevo --una repisa, un anaquel-- se desprendiera de su sitio en aquel miserable apartamento. Resoplo, dejo el libro en la cama, se levanto y camino despacio hacia el bano. La puerta estaba abierta y su interior a oscuras. Entro y encendio la luz. No descubrio nada fuera de lugar. El lavabo, el espejo, la jabonera con el jabon, el retrete, el cuadrito con los arlequines ejecutando una campanela, la repisa metalica, todo se encontraba igual. Excepto las cortinas. Eran opacas, de pesima calidad, y estaban adornadas de un vistoso artificio de flores rojas. Las mismas de siempre. Sin embargo, creia recordar que se hallaban descorridas cuando habia salido del bano la ultima vez. Pero ahora estaban cerradas. Se intrigo. Penso que quiza su memoria le enganaba. Era posible que, antes de salir del bano, las hubiese corrido, aunque no entendia bien por que tendria que haberlo hecho. En cualquier caso, albergaba la sospecha de que el ruido habia sido provocado por algo que habia caido a la banera despues de rebotar en ellas. Supuso que seria el frasco de gel, y tendio la mano para descorrerlas y comprobarlo. Pero de pronto se detuvo. Un miedo inexplicable, casi inexistente, casi virtual, congelo su estomago y levanto como pequenas empalizadas los vellos de su piel. Comprendio que se habia puesto nervioso sin ningun motivo real. Es absurdo, ahora no estoy sonando. Estoy despierto, esta es mi casa, y detras de esas cortinas no hay nada, solo la banera. Reanudo el gesto sabiendo que las cosas seguian como antes; que encontraria, quiza, un objeto caido, puede que el frasco de gel, y que, tras verificarlo, regresaria al dormitorio y los somniferos le harian efecto y lograria descansar toda la noche hasta el amanecer. Descorrio las cortinas con absoluta tranquilidad. No habia nada. El frasco de gel seguia en su sitio sobre la repisa, junto al champu. Ambos botes llevaban meses alli: Rulfo no exageraba, precisamente, en lo tocante a su higiene personal. Pero lo cierto era que nada se habia caido. Supuso que el ruido se habia originado en otro apartamento. Se encogio de hombros, apago la luz del bano y regreso al dormitorio. Sobre su cama se hallaba el cuerpo desmembrado de la mujer muerta, la cabeza cortada apoyada en los pechos contemplandolo con ojos lechosos, el cabello endrino y humedo como el plumaje de un pagalo y una lombriz de sangre huyendo de las comisuras de sus labios yertos. --Ayudame. El acuario... El acuario... Rulfo dio un salto hacia atras, rigido de terror, y se golpeo el codo con la pared. un grito No sonaba: estaba bien despierto, aquel era su dormitorio y el golpe en el codo le habia dolido. Probo a cerrar los ojos un grito, oscuridad y volver a abrirlos, pero el cadaver de la mujer seguia alli (ayudame), hablandole desde la carniceria de su cuerpo destrozado (el acuario) sobre las sabanas. Un grito. Oscuridad. Desperto banado en sudor. Se encontraba en el suelo, junto con la mayor parte de las sabanas. Al caer de la cama se habia golpeado el codo. Aun aferraba el libro arrugado de Virgilio.

  • Solo Amigo (Destinations 1) de Kira Freitas

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    Brooke Evans tiene planes de graduarse de la Facultad de Derecho de Harvard, pero para ello, tiene la dificil mision de graduarse de su curso elegido en su primer ano. Nacida y criada en la alta sociedad, hija de padres ricos, Brooke sigue las reglas para complacer a la familia, por lo que siempre es reservada. Pero en el fondo odia toda la ostentacion de sus padres, y la gente snob con la que ellos y su prometido viven juntos. Para obtener mejores calificaciones en el curso y graduarse con honores, Brooke debe servir como tutor en un trabajo complementario.

  • Un juego muy peligroso 2 de Norah Carter

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    Queria morir. Cuando sali del avion, parecia que el mar me hubiese escupido a la playa como un fardo o un trozo de madera. Estaba indefensa y sentia que la impotencia iba a ser una de mis aliadas de por vida. Me esperaba Alejandra. Las amigas nunca fallan. Amigas como ella son las que hacen que la vida merezca la pena. Al verme, ella tambien rompio a llorar. Sabia que mi apariencia era la de una mujer destruida. Quiza esa expresion se queda corta para definir lo que sentia en aquel momento. No era yo. Sentia que yo era otra persona a la que habian machacado lentamente. Como una idiota, habia creido que Ethan apreciaba mi generosidad, mi entrega, mi forma de hacerle sentir un placer intimo e indescriptible. Como una idiota, habia creido que el juez podia llegar a quererme algun dia. A veces, en las peliculas suceden cosas asi, pero lo que yo habia vivido no tenia nada de pelicula. No voy a negarlo. Estaba pillada por aquel cabron y aquel cabron habia renunciado a mi, me habia forzado a sentirme sucia, a desear que no existiera otra cosa en el mundo que la perversion. Ethan habia sido perverso y manipulador y yo, al firmar aquel contrato, le habia dado licencia para que lo fuera, para que finalmente me demostrase que no era ese hombre encantador y sensible que yo habia conocido. ?De que servia enganarme? Habia sido una mujer codiciosa, habia sido una imbecil, una mujer que pensaba que la vida, mi vida, mi futuro, se basaria en una vivencia sostenida por el placer mas exquisito. Y yo era una triste dependienta, maleducada, que solo daba voces. Durante el vuelo me dio tiempo a pensar en muchas cosas. ?Habia firmado aquel contrato porque lo amaba? ?Habia firmado aquel contrato porque estaba harta de la rutina? No lo sabia con certeza, pero habia cometido un error, el error mas grave que podia haber cometido alguien como yo. Y ese error no era otro que la pereza. La pereza a no querer superarme, la pereza a no saber quien era Ethan mas alla de un cuerpo de infarto. Habia sido perezosa hasta para dudar, pues creia que todo iba a ser tan facil como firmar un cheque en blanco y ser la acompanante de un juez que se iba a tomar dos anos sabaticos para viajar por el mundo y uno de ellos queria que estuviese a su lado. Me cago en Pretty Woman y en todas las comedias de amor que me habian llenado la cabeza de pajaros. Estaba desatada, estaba deseosa de triunfar en mi propia mediocridad y, bravo por mi, eso es lo que habia conseguido. Ser una fracasada, una mediocre, una perezosa, una mujer insultada por un hombre que preferia callar antes que confesarme que no era el hombre maravilloso que decia ser. Alejandra me beso en los labios y luego en mis mejillas humedas por las lagrimas. Nos fundimos en un abrazo mientras la luz del amanecer nos barria, mientras nos perdiamos en una corriente de viajeros que se movian sin cesar de un extremo a otro de la terminal. No nos dijimos nada. Me cogio de la cintura y nos sentamos a tomar un cafe. --Necesito algo caliente, Alejandra. --Lo se. No te preocupes. Necesitas un cafe y yo tambien. --No se por donde empezar. No se... --temblaba al hablar. --No hables ahora, por favor. Nos sentamos una frente a la otra. Los ojos vidriosos de Alejandra me estremecieron. Paso un rato largo antes de que una de nosotras se decidiera a decir algo. --?Puedo confesarte una cosa? -- pregunto ella con timidez. --Si, claro. No me voy a asustar a estas alturas. --Nunca te he visto asi antes, Maika. ?Que demonios te ha pasado? Calle durante unos minutos. Mi mirada se perdia en el vacio. No la miraba a ella. No queria mirarla a los ojos. Estaba avergonzada. Me sentia ridicula. --No se que he hecho. --No has hecho nada malo. Has vuelto a casa y ya esta. --No puedo creer que haya sido capaz de cometer un error tan grave. --No seas idiota. Podia haber sido peor Y yo te anime. Yo te dije que, en tu lugar, habria hecho lo mismo. Fui una idiota. --La unica idiota que hay aqui soy yo. No sabes el miedo que he pasado hasta llegar hasta aqui. --Claro que no lo puedo imaginar. Pero ya estas en casa. --No estoy en ninguna parte. Me dan ganas de quitarme de en medio -- exclame con ira. --No digas eso ni en broma. No se que haria sin ti, Maika. Entiendo que estes jodida. Pero podia haber sido mucho peor. --?A que te refieres? -- pregunte mirandola a los ojos. --Imagina que ese tio formara parte de una red de prostitucion. Hay toda una mafia alrededor de eso. ?No lo pensaste? --Es un juez. ?Como iba a pensar eso? Sus palabras eran totalmente creibles. Firme el contrato convencida de lo que estaba haciendo. --Aunque sea un juez, el tio es un manipulador y te ha tratado como una mierda. Hay jueces y policias metidos en asuntos muy sucios. --No lo habia mirado desde ese punto de vista. Ethan parecia tan encantador... --Encantador de serpientes, Maika -- me interrumpio con tono energico. -- Todos los dias amanecemos con noticias terribles de trata de blancas. --Mierda de Pretty Woman -- dije con desagrado y conteniendo de nuevo el llanto. --Mierda de todo -- protesto mi amiga cogiendome la mano. --No estamos llamadas a ser princesas, ?verdad? -- pregunte con aire infantil. Cuando dije eso, Alejandra se limito a sonreir mientras una balada triste sonaba de fondo en aquella cafeteria. --Somos unas princesas especiales, Maika. --?Que quieres decir con eso? -- pregunte esbozando una sonrisa. --Que somos princesas a nuestra manera, con nuestros vestidos de tubo y nuestros tacones de aguja, con nuestro gin-tonics en un parking de discoteca mientras unos chicos que no valen nada nos devoran con los ojos. Somos princesas de extrarradio, condenadas a ganar mil euros al mes porque no nos salio del cono estudiar, condenadas a que nuestro futuro marido engorde lentamente y se quede calvo, y a que nosotras echemos un culo de hipopotamo despues de dar a luz a cuatro hijos. Nosotras somos esa clase de princesas, Maika. Desenganate. --Joder, que negro lo pintas. --Es el destino de la mayoria de chicas como nosotras. Nos levantamos un dia y creemos que nos vamos a comer el mundo. Pero el tiempo pasa y el mundo nos come a nosotras y nos damos cuenta, como lo has hecho tu en este momento, que Pretty Woman es una mierda de pelicula y que una puta jamas puede ser una mujer feliz -- sus duras palabras sonaban a verdad. Alejandra sorbio del cafe. Apoyo la mano en su barbilla y giro la cabeza. Movia nerviosa una de sus piernas como si pisara un pedal invisible. --?Que voy a hacer con mi vida, Alejandra? --?Que vas a hacer? ?Que vas a hacer? -- canturreo sonriendo. --Si, ?Que voy a hacer? --Lo de siempre. Volver a la tienda. Ser feliz y pobre. Buscarnos problemas en las discotecas los sabados por la noche. Ligar con jugadores de futbol de Tercera Division, hacer fotos a nuestras heces, mandarnos emoticonos antes de dormir y pelear por un sueldo de mierda todas las mananas. No nos queda otra. --Tienes razon. No esperaba que fueras tan sensata. Es un momento muy jodido para mi. --No fui sensata cuando te dije que habias hecho bien en firmar. Yo la he cagado tambien en este asunto --repuso con tono de arrepentimiento. --Aqui solo hay una culpable y soy yo -- dije con actitud de martir. --Debes olvidarlo todo. --No va a ser facil, Alejandra. Estaba muy pillada por ese tio, pero acabo portandose como un cerdo. --?Como has podido ser tan valiente, Maika? --No he sido valiente. He sido una temeraria. La policia ha estado a punto de detenerme. Podia haberla cagado aun mas. --Vienes sin maleta y sin nada. No quiero verte asi. Nos vamos para casa ahora mismo. ?Como has cometido esta locura? --Me asfixiaba, Alejandra. Me asfixiaba -- repeti con el corazon encogido. No soltaba la mano de mi amiga. Su mano era el unico asidero que yo tenia para no volverme loca del todo. --Vi cosas muy raras en Ethan y su actitud me empezo a parecer repulsiva. Entramos en un juego muy peligroso donde temi que me hiciera dano, que ese contrato, donde yo era una acompanante, se convirtiera en un pretexto para abusar de mi cuando a el le pareciera. Y no me refiero al sexo, sino a su forma de tratarme, de callar, de mirarme con odio, de silenciarme, de obligarme a permanecer encerrada para que no le causase problemas. -- ?Temiste por tu vida? --pregunto ella con expectacion, mordiendose el labio inferior. --Por esa razon, hui. No queria ser un mero objeto. No queria ser su puta. Y empezo a darme miedo, mucho miedo. No era el hombre que habia conocido aqui. --Maika, fuiste su puta al firmar ese contrato. --Yo no lo vi entonces asi. Lo vi como un juego, como una fantasia sexual hecha realidad, como una forma de conquistarme. Todo eran ventajas, Alejandra -- argumente como una ilusa. --Te equivocaste. A mi tambien me parecio muy atractivo, pero no. Ahora veo que no. --Somos princesas especiales -- dije con ironia. --Lo somos, te guste o no te guste. Vayamonos de aqui. --Tengo que pasar por su casa, Alejandra. --?Estas loca? ?Como vas a pasar por la casa de ese loco? La mirada de mi amiga era la mirada de alguien que teme, de alguien que espera que, mas pronto que tarde, le suceda algo malo. --Tiemblo solo en pensarlo. --Alejandra, tengo mi coche en su casa y todas mis cosas, joder. --Pero, ?y si esta el alli? -- pregunto mi amiga con un hilo de voz. --No le ha dado tiempo. Estoy segura. Por un lado, era cierto que lo que iba a hacer junto a mi amiga era una verdadera locura. Habia huido de Ethan para ahora meterme en la boca del lobo, para aparecer en su casa como si tal cosa. Por otro lado, necesitaba demostrarme a mi misma que era capaz de no amilanarme, de ser lo suficientemente valiente para enfrentarme a el, como lo habia sido al desobedecerle escapando de Costa Rica. --Por favor, no me hagas esto, Maika. --Te prometo que no pasara nada. Solamente te pido que me lleves hasta alli y te vas. --?Como te voy a dejar sola? Estare a tu lado -- dijo con un tono de confianza amable y fraternal que me conmovio. Me cogio de la cintura y avanzamos hasta el parking del aeropuerto. Montamos en su coche y nos marchamos en direccion a Sotogrande. Durante el trayecto, intentamos hablar de temas que nada tenian que ver con Ethan, salvo una vez que paramos a repostar y a comer algo en una de esas gasolineras que no aparecen ni en los mapas. --?Has leido 50 sombras de Grey? --No. Sabes que no leo casi nada, Alejandra. He visto la pelicula. Y ya se por donde vas. --?No te ha pasado algo parecido? --No. Al principio todo parecia de ensueno, pero pronto se convirtio en una maldita pesadilla. --No se por que he nombrado las 50 sombras. Perdoname. --No pasa nada. Pero, al final, aquello no tuvo nada de romantico y la sumision no va conmigo. Hubo un momento en que la sumision dejo de ser un juego pactado entre los dos -- sentencie. --No me puedo poner en tu lugar, Maika. Ha debido ser horrible. Tan lejos y tan sola. --No me entra nada. No puedo masticar, Alejandra. Tengo hambre, pero no puedo tragar. Despues de pagar, Alejandra me beso en la frente y, como si se tratase de una madre, envolvio mi bocadillo y se lo llevo, pensando que mas tarde me lo podria comer. Solo me apetecia beber agua. Nada mas. Eche una cabezada en el interior del vehiculo. Y no sone con Ethan ni con esa personalidad distante y dominadora que encarnaba. Tampoco se puede decir que fuese un sueno reparador. Al despertar, Alejandra me dijo algo que me hizo llorar. --Maika, ?sabes una cosa? --?Que? -- respondi despues de un bostezo --Sabes que te quiero -- pronuncio con aire risueno. --Y yo a ti. Le acaricie el pelo

  • Desafiante de Lesley Livingston

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    Fallon no hizo caso cuando se lo advirtieron, y ahora le toca sufrir las consecuencias de haberse ganado el carino de los romanos por ser la gladiadora favorita del Cesar. Aunque creia haber conseguido su libertad, Fallon pronto descubre que quedarse tiene un precio. Cuando las chicas de una academia rival causan problemas a sus hermanas guerreras, las gladiadoras de Ludo Aquilea se ven obligadas a huir. En su viaje encontraran una tribu de aguerridas amazonas que podrian ayudarlas. O acabar con ellas.

  • Ocurre que a veces (Todas para una 3) de Mayte Pascual

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    Como en El que faltaba y Si yo te contara, Cloe, Nel, Sofia y Anais pasaran por situaciones imprevistas en las que, una vez mas, pondran a prueba su eterna amistad.

  • La Prueba de Hierro: Magisterium 1, Cassandra Clare de Cassandra Clare

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  • Antifa de Mark Bray

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    En una investigacion inteligente y apasionante, el historiador y ex organizador de Occupy Wall Street, Mark Bray, proporciona un estudio detallado de la historia completa del antifascismo desde sus origenes hasta nuestros dias: la primera historia transnacional del antifascismo de posguerra. Basado en entrevistas con antifascistas de todo el mundo, ‘Antifa’ detalla las tacticas del movimiento y la filosofia detras de el, ofreciendo una idea de la creciente pero poco comprendida resistencia que lucha contra el fascismo en todas sus formas. Simplemente, ‘Antifa’ tiene como objetivo negar a los fascistas la oportunidad de promover su politica opresiva y proteger a las comunidades tolerantes de los actos de violencia promulgados por los fascistas.

  • Solo los muertos (Eladio Monroy 2) de Alexis Ravelo

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    El autor de este libro es el mismo de Tres funerales para Eladio Monroy, asi que, como el lector supondra, sigue siendo un mal bicho esencialmente desagradecido. Pero tambien continua habiendo personas a quienes debe dar las gracias por la lectura de las primeras versiones del texto y sin cuya colaboracion este libro no hubiera sido posible o, al menos, hubiera sido bastante peor de lo que es. Ellas son Toni Ramos, Gregorio Gonzalez e Isabel Gonzalez por prestarme sus conocimientos y su casa en Teror; Ivana Di Carlo, por soportar mis ignorancias y aguantar con maternal paciencia las interminables peroratas que le destripaban el argumento de Solo los muertos; Eugenio Fuentes, que entre viaje y viaje siempre tiene un hueco para mi; Antonio Lozano, que me brindo su precision atenta, Zoraida Rodriguez, que a veces confia en mi trabajo mas que yo mismo; Jessy Suarez, a quien imagine benevolamente sonriente mientras engullia mi manuscrito; una novena persona que no desea ser mencionada de ninguna manera, pero cuyos conocimientos sobre los procesos judiciales me resultaron sumamente utiles. Y, por supuesto, el equipo medico habitual: Carmen Sanchez Maria, madre putativa (con perdon) de Eladio Monroy y principal responsable de su existencia; Jorge Liria que esta dispuesto a arruinarse para que las andanzas de mi pobre antiheroe lleguen a las manos del paciente lector; el mago Montecruz, responsable de que mis trabajos acaben pareciendose a libros; Antonio Becerra y Carlos de la Fe, que siguen aguantando las borracheras y neuras del autor; la sala Cuasquias, el Hotel Madrid y la taberna Macabeo, que cuidaron el cuerpo. Un hombre con fe es mas peligroso que una bestia con hambre. La fe los obliga a la accion, a la injusticia, al mal; es bueno escucharlos asintiendo, medir en silencio cauteloso y cortes la intensidad de sus lepras y darles siempre la razon. Y la fe puede ser puesta y atizada en lo mas desdenable y subjetivo. En la turnante mujer amada, en un perro, en un equipo de futbol, en un numero de ruleta, en la vocacion de toda una vida. Juan Carlos Onetti: Dejemos hablar al viento. --Hector Fuentes tomo un avion en direccion a Gran Canaria y despues se lo trago la tierra --resumio Arana volviendo a colocar en su sitio la botella de Macallan. Anciano pero vigoroso, regreso al sofa calentando con las manos su copa de Armagnac tras entregar sus bebidas a Farez y a Bolano. Se habia decidido que la reunion se celebrara alli, en su casa de la Sierra y en fin de semana, lejos de secretarias curiosas e improbables, pero no imposibles vigilancias electronicas. Asi que Arana condescendia a ejercer de anfitrion solicito, sin que ninguno de los tres olvidara no obstante quien mandaba alli. Bolano estaba sentado en el sillon de orejas que habia frente a el, con los codos apoyados en las rodillas abiertas, inhabitualmente enfundadas en unos jeans, descansando la interminable frente sobre la palma extendida mientras la diestra sujetaba su whisky de malta. Farez, alto y delgado, con su sempiterna cazadora de cuero, permanecia en pie, recostado contra la chimenea, consciente de su puesto de subordinado sin atribucion para la toma de decisiones aunque experto en resolver ciertas complicaciones que solo el era capaz de afrontar. Ambos, Bolano y Farez, esperaban las palabras de Arana, que habia interrumpido su argumentacion para ofrecerles las bebidas. --Lo de Esther fue lamentable, pero hay que reconocer que el accidente soluciono la complicacion. Si lo miramos con frialdad, hasta nos beneficio --su mirada y la de Farez se cruzaron un instante, aprovechando que la de Bolano navegaba en el fondo de su vaso--. Y, en lugar de aprovechar ese golpe de suerte, dejamos que volviera a darse el mismo problema. Eso si que fue un error de los gordos. --Quien iba a pensar que --comenzo a decir Bolano, pero se interrumpio cuando Arana dio una sonora palmada sobre la mesa. --!Pero, cono! ?Como que quien? Yo no trabajo con ellos todos los dias. Usted si. Usted tenia que saber que este hombre y Esther eran intimos, cono. Era precisamente usted quien tenia que pensarlo, joder. Se hizo un silencio durante el cual Arana respiro hondo y recupero su tono habitual. Un jefe no debe perder los estribos ante subordinados. --Ahora ya da igual quien tenga o no la culpa. El caso es que ha volado y algo tendremos que hacer. Bolano se volvio un momento hacia Farez. --En esta jodida cadena de errores, no todo se ha perdido. Por lo menos, sabemos la direccion que tomo. Casi pudo sentir el odio de Farez clavandosele en el cogote, antes de oir la voz profunda de aquel: --Eso da exactamente igual. Fue ayer. Desde alli, puede haber tomado un vuelo para cualquier otro sitio. O sea, que no todo esta tan claro. --Estos fallos no se pueden tener --sentencio Arana. --No se nos ocurrio que el tambien estuviera en el ajo hasta anteayer --dijo Bolano. --Si me hubieran dejado solucionar el asunto a mi manera, ahora no tendriamos este problema. Pero usted aconsejo cautela. Mire como estamos ahora por sus remilgos. Bolano se levanto y se volvio nuevamente hacia el. --?Y si nos hubieramos equivocado, que? ?Y si en realidad? --Eso hubiera dado igual. Mas valia asegurarse En cambio, ahora. --Nosotros no somos simples matones. --Yo, lo que no soy, es un aficionado. Sus tonos habian ido subiendo en volumen y en mal yogur a medida que ambos se acercaban hasta quedar encarados. --!Senores! --corto Arana--. Ya esta bien, cono. Farez y Bolano acataron la orden y volvieron a sus sitios. --Me estoy cansando de tanta gilipollez --dijo Arana, algo mas sosegado--. No podemos permitirnos mas errores. A partir de ahora, trabajaremos en equipo. Porque esta claro que tenemos que solucionar este asunto. Nos jugamos mucho. Bolano asintio, pensativo, con la mirada perdida en algun punto de la alfombra. Farez, por su parte, escuchaba atentamente, los brazos cruzados y las piernas abiertas, con un rictus de seriedad en su palido rostro de cera. --Lo primero es localizarlo --propuso el viejo, crujiendose los dedos. --Si me da unos dias --comenzo a decir Farez. --No --le apostrofo el otro--. Prefiero que se quede aqui por el momento. Para eso hay colaboradores habituales en los que se puede confiar. ?No es asi, Bolano? Bolano sostenia entre los labios un cigarrillo que encendia, en ese instante, con fruicion. --Humm Otras veces hemos contratado a una agencia --dijo al exhalar la primera bocanada de humo. --?Con buenos resultados?

  • Rio negro de Arnaldur Indridason

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    CRIMEN Y CASTIGO EN LA GELIDA ISLANDIA. El cadaver de un joven degollado aparece en su casa del centro de Reikiavik. No ha habido lucha. No hay arma. Los unicos indicios que encuentra la policia son un chal de mujer y unas pastillas que sugieren una oscura historia de violacion y venganza.

  • Disenando a tu antojo de Mariah Evans

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    Natalia Martin trabaja como asistente de Laura Vidal, administradora al 50% de la compania hotelera Vida&Peralta. El otro 50% pertenece a Alvaro, hermano de Laura, un hombre prepotente, con un caracter muy marcado y muy exigente con sus trabajadores.
    Un viaje a Estambul para disenar la construccion de un hotel de lujo pondran a prueba la paciencia y la valia de Natalia respecto a Alvaro. Todo cambiara cuando Belma, una aficionada a lo esoterico, haga unas predicciones sobre su futuro basandose en una antigua tradicion turca: la lectura del poso del cafe.
    ?Te atreves a descubrir cuanto puede dar de si esta tradicion? ?Te dejas seducir por una de las ciudades mas singulares del mundo?

  • Antes mueren los que no aman de Ines Plana Gine

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    En las Navidades de 2009, con un pais aplastado por la crisis, una funcionaria de la Seguridad Social muere al ser empujada violentamente contra una cristalera. Quien lo hace es una joven que huye del lugar sin dejar rastro. Este es el caso que investiga Julian Tresser, teniente de la Policia Judicial de la Guardia Civil, cuando surge la primera pista fiable sobre el paradero de Luba, una chiquilla de doce anos que desaparecio misteriosamente dos anos atras.

  • Bajo tu toque de Rebeca B

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  • Vuelo directo al amor (Unicornios 1) de Noni Garcia

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    S 1 ergio pelaba los cables de dos milimetros y medio que necesitaba para los mecanismos del bano en el que estaba trabajando. Esperaba dejar terminados tres mas ese dia o su jefe le daria un buen tiron de orejas. Pensaba en la suerte que habian tenido por haber cogido la instalacion electrica de aquel hotel junto al aeropuerto; si no hubiera sido asi, en ese momento estaria engrosando la lista del paro. Introdujo el cobre liado en el orificio y giro el pequeno tornillo, asi una y otra vez. Su trabajo era monotono, siempre igual, pero era lo que le daba de comer en aquel momento. De nada servian todos sus estudios de robotica si no podia ejercerlos alli. Y partir a otro lugar, por el momento, era imposible. Se miro en el espejo al pasar delante de el y sonrio. Su vida habia cambiado mucho en los ultimos tiempos y, a pesar de la frustracion que le provocaba no poder desarrollar su profesion, se veia mejor que nunca. El gimnasio le habia sentado genial, eso era indiscutible, pero salir del armario a sus treinta y dos anos habia obrado el milagro de darle luminosidad a su rostro. Habia pasado de ocultarlo por miedo al que diran, incluso estando su familia al tanto, a no importarle proclamarlo a los cuatro vientos. Recogio las herramientas y salio de la habitacion. Aunque los fontaneros todavia iban algunas estancias por detras, no podia permitir que lo alcanzaran. Si lo hacian, se verian obligados a parar su ritmo de trabajo y podia costarle su puesto de trabajo. Entro en un nuevo bano de la quinta planta y siguio con su rutina. Lo unico que le consolaba era saber que era viernes, que su hermana esa noche se quedaria con su padre y que podria salir a dar una vuelta con Paty, su mejor amiga y companera en la obra. El telefono del trabajo comenzo a sonar en el bolsillo del pantalon. Solo esperaba y deseaba que su jefe no le hiciera trabajar horas extras, y si lo hacia, que al menos se las pagara o le diera un dia libre, que casi lo preferia. Las noches de hospital estaban acabando con su espalda y necesitaba dias de descanso como el comer. --Dime, Fabian. --?Como lo llevas? --Me quedan tres habitaciones de la quinta. --?Por donde van los fontaneros? --Por la cuarta, aunque el lunes creo que ya subiran a esta. --Perfecto. Necesito que Paty y tu me hagais un favor. --Sergio sintio que el mundo se le caia encima. Eso solo podia significar que sus temores eran ciertos: tendria que trabajar horas extras. --?Que necesitas? --Que vayais a la direccion que os voy a mandar. Es la vivienda del dueno de la empresa de fontaneria que esta trabajando ahi. Al parecer, se le ha fundido el fusible y no tiene luz en toda la casa. Necesito que paseis por aqui, cojais material y os personeis alli lo antes posible. --Si, claro. Recogemos herramientas y vamos. --Sergio, se que no necesito decirtelo, pero es muy importante que hagais un buen trabajo. Ese hombre puede conseguirnos mas obras. --Tranquilo. Puedes tener claro que esa casa no habra recibido unos electricistas mejores que nosotros. Se dirigio a las escaleras para subir a la sexta planta, donde Paty estaba poniendo los mecanismos de las habitaciones. Cruzo la puerta que daba acceso a ellas y choco con alguien, haciendo que todas sus herramientas se desparramaran por el suelo. Maldijo para sus adentros, siempre habia sido una persona muy cauta, y se contuvo para no soltar mas de un improperio. Entre otras cosas porque asumia su parte de culpa, habia abierto la puerta sin tener en cuenta que era muy probable que hubiera algun obrero tras ella. Se agacho sin decir nada, iba demasiado apurado para entablar una conversacion con nadie, y la persona con la que habia tenido el encontronazo lo hizo con el. Un ramalazo de culpabilidad lo sacudio. --Lo siento, voy con un poco de prisa --espeto mientras sus ojos se clavaban en las preciosas y suaves manos que estaban tocando algunas de sus herramientas --No te preocupes, yo tambien iba pendiente al movil y no te vi venir -- consiguio decir el dueno de las manos, que se habia quedado embobado mirando los marcados biceps del electricista. --No pasa nada. --?Ya esta lista la quinta planta para que podamos entrar? En ese momento, Sergio se fijo como debia en la persona que tenia delante. El logotipo de la camiseta le dijo que pertenecia a la cuadrilla de fontaneros. --Me quedan tres habitaciones, pero tengo que ir a otro sitio. Aun asi, todavia no me alcanzais, podeis trabajar tranquilos --sugirio, apartando la vista del muchacho que tenia delante, ya que cierto nerviosismo se estaba apoderando de el. --Gracias. Hoy solo subiremos las herramientas, ya mismo es hora de terminar la jornada. --!Que suerte! --Mi nombre es Alejandro. --Yo soy Sergio. Estrecharon sus manos y Sergio se quedo mirando al hombre que tenia delante. Si bien era cierto que tenia rasgos latinos y su nombre asi lo indicaba, su acento era mas andaluz que el suyo, y eso le sorprendio. Se despidieron y cada uno continuo su camino. Sergio subio las escaleras, sin ser consciente de que, desde el rellano, Alejandro lo estaba escaneando de arriba abajo. Entro en la planta y suspiro hondo. El golpe, el mal genio de Sergio, su olor a masculinidad y seguridad, sus delicadas manos, sus ojos entre marron y verdes y su voz hicieron que su polla reaccionara y no pudiera evitar escanearlo de arriba abajo. Tenia el cuerpo bien definido, se habia dado cuenta con solo observar sus biceps, con una musculatura conseguida a base de horas de gimnasio y un culo divino en el que perderse. <>, penso mientras inspeccionaba las habitaciones que ya estaban listas y decidia cual cerrarian con llave para guardar las herramientas. Lo unico que le consolaba y que podia conseguir que no le tirara los tejos al electricista era que el lunes no tenia que trabajar porque tenia que hacer unas gestiones con su madre. Asi, el martes, cuando volviera a la obra, el ya les habria tomado ventaja. Sergio y Paty salieron de la obra y, tras dirigirse a la nave donde tenia la sede la empresa y recoger el material que pensaban que iban a necesitar, se dirigieron a la ubicacion que su jefe le habia enviado por WhatsApp. Aparcaron en la puerta y se quedaron alucinados al ver la impresionante vivienda que se levantaba delante de ellos. Ilusos ellos, llamaron al timbre, pero no sono nada dentro, asi que tuvieron que golpear la puerta hasta que sintieron unos pasos acercandose a ella. Tanto Sergio como Paty tenian claro lo que ocurria. Lo mas probable era que los fusibles generales de la vivienda se habian quemado por alguna sobrecarga. Por suerte, llevaban varios en la furgoneta, aunque no sabrian si el diagnostico era correcto hasta que pudieran entrar y comprobarlo. Una senora de unos cincuenta anos les abrio la puerta con una cara de preocupacion considerable. Ambos imaginaron que se trataba de la duena de la casa, ya que su forma de vestir delataba que no debia pertenecer al servicio de esta. --!Gracias a Dios que ya estais aqui! Pasad. --Buenas tardes, senora. ?Que es lo que ha pasado? --Ni pudieron terminar de hacer la comida. Yo estaba en la piscina, dandome un bano porque hace mucho calor, y se quedo toda la casa a oscuras. No hubo forma de arreglarlo. !Ya valio madres! Paty reconocio el acento mexicano de la senora a leguas, muchas eran las telenovelas que veia por las tardes, y el suyo, aunque sonaba bastante castellanizado, no la enganaba. Antes de entrar en la casa, se dirigieron a la caja donde los fusibles debian estar. Al abrirla, un olor a quemado inundo las fosas nasales de los dos. Estaban de suerte, ahi tenian el porque de que no hubiera luz en la casa. La senora se quedo observandolos desde la puerta, mientras ellos fueron al coche y cogieron todo lo que necesitaban. Con un poco de suerte, no tardarian mas de media hora en solucionar la averia y podrian volver a sus casas dentro del horario que les correspondia. Trabajaron mano a mano con celeridad, como siempre hacian. Cuando todo estuvo en orden, entraron en la casa y comprobaron el cuadro electrico. Aquella instalacion no era la mejor para la monumental casa en la que se encontraban y asi se lo hizo saber Sergio a la senora, que volvio diez minutos despues, tras comprobar que todo funcionaba correctamente. Los dos sonrieron al ver que les traia una jarra de agua con hielo y limon cortado a medias rodajas. Era algo que les sentaria de maravilla, teniendo en cuenta el calor que hacia en pleno mes de mayo. Estaban disfrutando de la bebida cuando lo unico que les faltaba por comprobar comenzo a funcionar. La puerta de garaje se abrio dando acceso a un BMW X5 azul. Sergio imagino que seria el coche del dueno de la empresa de fontaneria, pero casi se le cayo el vaso al suelo al ver a Alejandro, el chico con el que habia chocado un rato antes, bajarse de el. --!Ay, mi bebe ya esta aqui! <>, repitio Sergio para si mismo. Aquel chico, si bien era joven, de bebe tenia bien poco. Mas bien lucia un cuerpo muy definido, unas facciones muy marcadas y esa perilla le daba cierto aire de virilidad que lo dejo sin aliento. No habia tenido tiempo de fijarse bien en el cuando se cruzaron en el rellano de las escaleras, pero estaba lo suficientemente bueno para someterlo en su cama. Sacudio la cabeza para apartar esos pensamientos de su mente mientras veia caminar a la senora hasta el chico. Lo abrazo y lo beso como solo hace una madre y Paty le dio un codazo a Sergio con una sonrisa picara en los labios. No entendia como esa loca del demonio era capaz en todo momento de leer sus pensamientos. --Yo tambien me lo follaria, pero parece ser que su mirada esta mas puesta en ti que en mi. --Es el chico con el que me choque cuando subia a buscarte en la obra. --Entonces ya has catado su cuerpo, bribon... --Ya te vale, Mocosa --espeto, ganandose una mirada asesina por parte de Paty. La senora --de la que seguian sin saber el nombre-- y Alejandro se acercaron hasta ellos. Momento que pensaba aprovechar Sergio para despedirse y salir corriendo para casa, necesitaba una ducha como el comer. Alejandro les miro un tanto confuso. No podia creer que el electricista impertinente que habia conseguido que se le calentara la sangre en la obra estuviera delante de el, en su casa. Y era mucho mas guapo de lo que recordaba, probablemente porque la luz del dia le permitia tener una vision de el que no podia en el rellano casi oscuro de aquella escalera. --Bueno, pues nosotros ya hemos terminado. Le comentare a mi jefe lo que le he dicho del cuadro electrico e imagino que se pondra en contacto con su marido para que vengan mis companeros a solucionarlo... --!Ah, no! Yo quiero que vengais vosotros dos. Se ve que hacen un buen equipo. --Veo complicado que nos manden, estamos en... --Estan en la misma obra que estoy yo, mama. --A mi me da igual donde esten, yo quiero que ellos sean los que trabajen aqui y sabes demasiado bien que lo conseguire --dijo, dirigiendose a su hijo. Sergio penso que no estaria mal desaparecer unos dias de la obra, asi no tendria que cruzarse con Alejandro, que cuanto mas lo miraba, mas le atraia. Alejandro no le hizo la ola a su madre porque habia gente delante. Pensar que estaria alejado de ese hombre hecho para el pecado durante algunos dias le hizo sentir aliviado. Habia conseguido mantener su ereccion a raya en la obra, pero verlo en la puerta de su casa, a plena luz del dia y bebiendo un vaso de agua fria, habia conseguido que necesitara una ducha de agua helada con bastante urgencia. L 2 a musica sonaba en el local donde estaba tomando una copa con Paty. Despues de un par de meses sin salir de marcha, se sentia casi perdido en lo de sociabilizar durante la noche, por lo que habia pedido a su amiga que fueran a un sitio tranquilo. Y no tuvo otro sitio donde llevarlo que a un karaoke. Daba un sorbo a la copa mientras pensaba que no podia dejar que ella volviera a elegir el sitio donde disfrutar de un rato agradable, ya que los chillidos que se oian de vez en cuando por los altavoces estaban a punto de reventarle el timpano. Sergio se disculpo con Paty porque necesitaba orinar urgentemente. Despues de tanto vino en la cena, y las dos copas y media que llevaba tomadas, corria riesgo de mearse en los pantalones, y eso seria otro espectaculo bastante bochornoso, mas que el de los supuestos cantantes que pasaban por el escenario. Por suerte, no habia cola y entro sin tener que esperar. Estaba lavandose las manos cuando, por primera vez en toda la noche, escucho cantar a un chico que lo hacia muy bien, tanto que estaba consiguiendo que se le erizara la piel. Salio rapidamente, busco a su amiga y dirigio su mirada al escenario. Nada lo tenia preparado para lo que alli iba a encontrar. El cantante no era otro que Alejandro, el hijo de la duena de la casa en la que estuvo unas horas antes, el que se habia topado con el en las escaleras haciendo que sus herramientas cayeran al suelo y el que estaba consiguiendo de nuevo que su polla reaccionara dando brincos de alegria. Su noche habia empezado bien con la cena, se habia torcido un poco con el karaoke y se habia vuelto una pesadilla con la voz de Alejandro. Siempre habia seguido a rajatabla la premisa que su madre le habia ensenado desde pequeno: <>. Y mucho temia que si el chico se le ponia a tiro, la acabaria incumpliendo. Sus miradas se cruzaron y una segunda cancion comenzo a sonar. Las primeras notas de la cancion Pegate de Ricky Martin comenzaron a sonar y se desato la locura en el antro. Alejandro quito del escenario el taburete en el que habia estado sentado durante la cancion anterior y tambien el pie de micro, dejandolo en su mano. Canto y se movio al ritmo de la musica, haciendo que un calor asfixiante se apoderara de Sergio. Todos bailaban, todos reian, todos lo pasaban bien y el solo pensaba en como debian moverse esas caderas cuando follaba. Alejandro tenia los ojos clavados en el, su sonrisa lo hipnotizaba y el brillo de su mirada lo encendia mas y mas. Solo pensaba en acercarse al escenario y pegar sus caderas, como bien decia la cancion, que sintiera lo que conseguia provocarle.

  • Nosotros en la Luna de Alice Kellen

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    Tras el exito de Deja que ocurra vuelve Alice Kellen con una novela que te enamorara

  • El camino de Chuang Tzu de Thomas Merton

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    El especial caracter de este libro exige una explicacion. Los textos de Chuang Tzu * aqui reunidos son el resultado de cinco anos de lectura, estudio, anotacion y meditacion. Las notas han adquirido con el tiempo su propia forma y han terminado siendo como quien dice, <>, o mejor dicho, libres lecturas interpretativas de los pasajes caracteristicos que me han llamado especialmente la atencion. Estas <> a mi manera, son el producto de una comparacion de cuatro de las mejores traducciones de Chuang Tzu en lenguas occidentales, dos en ingles, una en frances y otra en aleman. Leyendolas encontre diferencias muy notorias y pronto me di cuenta de que todos los que han traducido a Chuang Tzu han tenido que hacer bastantes conjeturas. Estas reflejan no solamente el grado de su conocimiento del chino, sino tambien su propia comprension del misterioso <> descrito por un Maestro que escribio en Asia hace aproximadamente dos mil quinientos anos. Como solo conozco unos pocos caracteres chinos, es evidente que yo no soy un traductor. Estas <> no son por consiguiente intentos de fiel reproduccion, sino aventuras de interpretacion personal y espiritual. Inevitablemente, cualquier version de Chuang Tzu tiene que ser muy personal. Aunque en lo referente a erudicion, ni siquiera soy un enano sobre los hombros de esos cuatro gigantes, y aunque no todas mis versiones puedan calificarse como <>, creo que cierto tipo de lector disfrutara de mi intuitiva aproximacion a un pensador que es a la vez sutil, entretenido, provocativo y no facil de captar. Esto lo creo, no con fe ciega, sino porque los que han leido mi manuscrito lo han encontrado de su gusto y me han estimulado a publicarlo. De modo que aunque no creo que este libro merezca censura, si alguien desea ser desagradable respecto a el, puede culpar, a la par mia, a mis amigos, especialmente al doctor John Wu, mi principal animador y complice, cuya asistencia me ha sido de muchas maneras utilisima. Vamos juntos en esto. Y podria tambien anadir que escribir este libro me ha dado mas gusto que ningun otro de los que recuerdo. Asi es que me confieso pertinaz impenitente. Mis tratos con Chuang Tzu me han sido de lo mas satisfactorios. John tiene la teoria de que en <> fui un monje chino. Yo no se nada de eso y, por supuesto, me apresuro a tranquilizarlos a todos asegurandoles que no creo en la reencarnacion (como tampoco el). Pero si he sido monje cristiano casi veinticinco anos, y con el tiempo, asi se llega inevitablemente a ver la vida desde un punto de vista que ha sido comun entre los solitarios y reclusos de todas las epocas y culturas. Podemos discutir sobre la tesis de que todo monacato, cristiano o no cristiano, esencialmente es uno. Yo creo que el monacato cristiano tiene evidentes caracteristicas propias. Sin embargo, hay un modo de ver comun a todos los que han resuelto poner en cuestion el valor de una vida enteramente sometida a arbitrarias proposiciones seculares, dictada por convencionalismos sociales y dedicada a buscar satisfacciones personales que quiza no son mas que un espejismo. Cualquiera que sea el valor de la vida en el mundo, han existido en todas las culturas personas que aseguraban haber hallado en la soledad algo que preferian a todo lo demas. San Agustin hizo una vez una afirmacion algo atrevida (que matizo mas tarde), diciendo: <> (De vera religione , 10). Seria desde luego una exageracion llamar <> a Chuang Tzu y no es mi intencion perder tiempo en especular sobre posibles rudimentos de teologia que se podrian descubrir en sus misteriosas declaraciones sobre el Tao. Este libro no intenta probar nada, ni convencer a nadie de algo que ya desde antes no tenga por cierto. En otras palabras, no es una nueva sutileza apologetica (como tampoco un acto de prestidigitacion jesuitica) en que por arte de magia se sacaran conejos cristianos de un sombrero taoista. Simplemente me gusta Chuang Tzu por ser lo que es y no siento ninguna necesidad de justificar esta aficion ni ante mi mismo ni ante nadie. Es demasiado grande para necesitar de mis excusas. Si san Agustin podia leer a Plotino y si santo Tomas podia leer a Aristoteles y Averroes (ambos sin duda mucho mas distantes del cristianismo que Chuang Tzu) y si Teilhard de Chardin podia hacer uso abundante de Marx y Engels en su sintesis, me parece que puedo ser perdonado por congeniar con un solitario chino que comparte el clima y la paz de mi propia forma de soledad y que es mi tipo de persona. Su temperamento filosofico es a mi parecer profundamente original y sano. Puede ser, por supuesto, malentendido. Pero es basicamente sencillo y directo. Como sucede siempre con el mejor pensamiento filosofico, trata de penetrar inmediatamente al corazon de las cosas. Chuang Tzu no se interesa en palabras y formulas acerca de la realidad, sino en la aprehension directa de la misma realidad. Tal aprehension es necesariamente oscura y se presta al analisis abstracto. Puede ser presentada en una parabola, una fabula, una divertida anecdota sobre una conversacion entre un par de filosofos. No todas las historietas son necesariamente del propio Chuang Tzu. En realidad algunas son sobre el. Su libro es una compilacion en la que algunos capitulos son casi seguramente del propio Maestro, pero muchos otros, especialmente los mas tardios, se deben a sus discipulos. En su totalidad el libro de Chuang Tzu es una antologia del pensamiento, el humor, los chismes y la ironia que corrian en los circulos taoistas de la mejor epoca, los siglos IV y III a. C. Pero el conjunto de la ensenanza, el <> contenido en estas anecdotas, poemas y meditaciones es el caracteristico de cierta mentalidad que se encuentra en todas partes del mundo, cierto gusto por la sencillez, la humildad, la no afirmacion de si mismo, el silencio y en general el rehusar tomar en serio la agresividad, la ambicion, el empuje y la autoimportancia que hay que desplegar para avanzar en la sociedad. Este otro, en cambio, es un <> que prefiere no llegar a ninguna parte en este mundo y ni siquiera en el terreno de algun supuesto logro espiritual. El libro de la Biblia que mas se parece a los clasicos taoistas es el Eclesiastes. Pero tambien hay mucho en la ensenanza de los evangelios sobre la simplicidad, la infancia espiritual y la humildad que corresponde a las aspiraciones mas profundas del libro de Chuang Tzu y del Tao Te Ching . John Wu lo ha hecho notar en un notable ensayo sobre santa Teresa de Liseux y el taoismo, proximo a publicarse en un libro, junto con su estudio sobre Chuang Tzu. El Eclesiastes es un libro de la tierra, y la etica del Evangelio es una etica de la revelacion hecha en la tierra por un Dios encarnado. El <> de Teresa de Lisieux es una explicita renuncia a toda espiritualidad exaltada y desencarnada que divida al hombre contra si mismo, una mitad en el ambito de los angeles y otra mitad en un infierno terrestre. Para Chuang Tzu, como para el Evangelio, perder uno su vida es salvarla y pretender salvarla para uno mismo es perderla. Hay una afirmacion del mundo que es solo ruina y perdida. Hay una renunciacion del mundo que encuentra al hombre y lo salva en su propia casa, que es el mundo de Dios. En todo caso, el <> de Chuang Tzu es misterioso porque es tan sencillo que bien puede desenvolverse sin ser ni siquiera camino. Mucho menos <>. Chuang Tzu habria estado de acuerdo con san Juan de la Cruz en que se entra por ese camino cuando se abandona todo camino y, en cierto modo, se pierde uno. Abadia de Getsemani Pentecostes, 1965 * Chuang Tzu, Lao Tse, Mo Ti, Hui Tzu... son las transcripciones foneticas en el antiguo sistema de romanizacion del chino mandarin, que hemos decidido respetar siguiendo la traduccion de Jose Coronel Urtecho. Su equivalente en el sistema actual (pinyin ) es Zhuang zi, Lao zi, Mo zi, Hui zi... (N. del. E.)

  • Detective que oye boleros de Pancho Madrigal

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    De nino fantaseaba yo mucho con la idea de algun dia convertirme en investigador privado. Detective, se estilaba llamarles entonces. En mis aventuras imaginarias, aunque me llamo Juan Sanchez, me autonombraba Sherlock Bond (Sherlock, por el celebre personaje de las novelas de Conan Doyle, y Bond, por el popular 007 de las novelas de Fleming). Esa ilusion era seguramente alimentada por ciertas peliculas y algunos comics de temas policiacos, y mas tarde, en mi adolescencia, por las novelas negras que acostumbraba leer, de autores como Ellery Queen, Carter Brown, Mickey Spillane... Cuando pasaron los anos y se llego el momento de buscarme una dedicacion formal, remunerada, la severa y mezquina dama dona Fortuna me refrego en la cara que para lo unico que alcanzaban mi anemico intelecto y mi interrumpida formacion academica en la facultad de Letras era para ocuparme como redactor e impresor oficial de segunda en una pequena imprenta de barrio que me contrato, temporalmente, con un sueldo casi humillante. Mi talante indomito jamas se conformo con tal destino. Mientras laboraba ahi, seguia intentando otras posibilidades, para lo cual era frecuente que tuviese que realizar numerosas llamadas telefonicas desde casetas publicas. No las hacia desde mi telefono celular porque resultarian mucho mas costosas. Una tarde de poco trabajo en la imprenta, por simple ociosidad --y tal vez como eco reminiscencial de aquella ilusion juvenil-- me puse a imprimir en una prensita de mano algunas tarjetas de presentacion con la leyenda: Sherlock Bond, investigador privado, y agregue el numero de mi telefono movil. Jamas pense utilizarlas. Las imprimi, repito, por pura ociosidad. A veces usaba el reverso de esas tarjetas para anotar los numeros telefonicos que copiaba de la seccion de ofertas de empleo de los diarios. Varias ocasiones, por descuido, despues de usarlas las dejaba abandonadas en las cabinas telefonicas. A eso atribuyo el que tal vez anduviese rodando alguna que otra por ahi. Mi sorpresa fue enorme cuando una tarde recibi una llamada telefonica en la que se solicitaban mis servicios --mejor dicho, los de Sherlock Bond-- como investigador. Por alguna razon que no se explicar, en ese momento no pude desenganar a mi solicitante --voz masculina, de hombre maduro, educado--. La llamada no era de esta ciudad, Guadalajara; era de Ciudad Guzman, otra ciudad no muy lejana. Le pedi al caballero --a quien llamare Senor Equis-- contactarme de nuevo al dia siguiente, ya que <>. En cuanto colgue el telefono senti que tendria que reflexionar a profundidad sobre la extraordinaria situacion que se me presentaba; tal vez dona Fortuna, que no habia sido muy compasiva conmigo, estaba reconsiderando su despiadada indiferencia hacia mi persona. Cuando quiero pensar con algun detenimiento, necesito aislarme lo mas posible. Eso, en mi minusculo departamento en el barrio de Santa Teresita, no puede ser, pues dia y noche se escuchan escandalosos sonidos de todos los departamentos contiguos: el de arriba, el de abajo, los de los lados y hasta el de espaldas del mio. A todas horas suenan en los aparatos de radio, a elevado volumen, musicas populacheras, partidos de futbol; risas, llantos y gritos de ninos, peleas y discusiones de adultos, arrastrar de muebles, fregar de trastes, y hasta ronquidos y flatulencias. Asi que opte por salir a caminar sin rumbo por las calles del barrio hasta altas horas de la noche. Despues de mucho analizar, decidi que tenia frente a mi la gran oportunidad de realizar mi viejo sueno de la infancia. ?Por que no? Siendo todavia relativamente joven (recien cumplidos los cuarenta), sin grandes obligaciones y sin nadie que dependiese de mi, senti la libertad de poder elegir un oficio a mi gusto; algo diferente, que contribuyera a forjarme una nueva personalidad (tal vez asi pudiera intentar tener una relacion seria, una pareja que... tal vez...). Nunca habia leido en novelas ni visto en filmes cinematograficos que los investigadores mas sagaces se basaran en ortodoxas y complejas tecnicas investigativas aprendidas en academias especializadas para resolver los mas profundos misterios. Ellos todo lo solucionaban apoyandose siempre en intuiciones, presentimientos y espontaneas deducciones, o ayudados por espectaculares rubias que les proporcionaban las informaciones necesarias para llevar a cabo sus empresas sin mayor problema que alguna que otra trompada o porrazo en la nuca. Yo tambien creia poder hacer caso a mis instintos y consideraba tener muy desarrollado el sentido de la intuicion. ?Que podia perder? Tampoco habia visto, en ningun medio, que alguno de esos heroes hubiese tenido que pagar terribles consecuencias por fracasar en alguna de las diligencias que les fueran encomendadas. Esta ultima tranquilizadora consideracion me parecio muy convincente y determinante para mi decision. Al dia siguiente, con puntualidad, a la hora convenida recibi la llamada del caballero solicitando mi respuesta. Le informe que estaba dispuesto a abrir un resquicio en mi <> para atender su caso. Acordamos tratar el asunto personalmente, para lo que yo me trasladaria hasta Ciudad Guzman, en donde el tenia su residencia. Prepare una pequena maleta con algo de ropa, busque una gabardina vieja y destenida que me heredara un tio abuelo (algo grande para mi, lo reconozco, alcanzaba a arrastrar un poco de la parte trasera, pero ya se sabe que el investigador que se respete debe usar gabardina). Despues avise a la imprenta que, por un asunto familiar, estaria ausente unos dias --cosa que mucho le alegro al patron, pues no tendria que pagar mi sueldo de esos dias--. Mas tarde me dirigi a la terminal de autobuses foraneos para abordar uno que me llevara a esa ciudad. Tengo cuatro grandes aficiones y cuatro pequenos lujos: mis aficiones son la lectura de novelas (de todo genero, pero sobre todo, policiacas), las peliculas mexicanas de los anos cuarenta y cincuenta, y los boleros. Y la cuarta (algunos la califican de <>, pero yo me sostengo en <>)... esa creo que a lo largo de mi narracion se hara muy evidente. Mis lujos son un televisor con pantalla de 42 pulgadas y un aparato de video, con una buena coleccion de peliculas mexicanas; un modesto pero bien surtido librero; un aparato para escuchar los varios cientos de compactos con boleros interpretados por trios, duetos, conjuntos y cantantes solistas masculinos y femeninos. Y para cuando no estoy en el departamento, tengo un pequeno aparato digital con audifonos, con mas de mil boleros, que siempre traigo conmigo para disfrutar mi musica en todo momento, con temas interpretados por los cantantes mas representativos del bolero mexicano y cubano (solo los autenticos, nada de modernos). Cada dia, antes de salir del departamento, programo la musica que escuchare durante la jornada. Asi que disfrute mucho cruzar por las lagunas de Zacoalco y de Sayula escuchando a los Hermanos Martinez Gil: El mar y el cielo se ven igual de azules, y en la distancia parece que se unen..., y resolviendo crucigramas, que mas que ser esta una aficion, es una simple mania. No tuve dificultad para encontrar el domicilio. Era una casa grande, aunque de apariencia discreta. Como yo le habia avisado a que hora llegaria, salio a recibirme el Senor Equis, que ya me esperaba. El caballero (un... ?Domingo Soler...?, algo asi), en cuanto me vio entrar con mi gabardina levanto mucho las cejas y se rasco una patilla. Sin duda mi aspecto profesional lo habia sorprendido positivamente. Ya dentro de la casa, por el elegante mobiliario deduje (ya empezaba yo a deducir, funcion indispensable en todo buen investigador) que esta gente estaba en mejores posibilidades economicas de lo que estaban interesados en aparentar. Instalados en el estudio y con sendas tazas de cafe enfrente (el Senor Equis me ofrecio cerveza, pero como no me ofrecio whisky, yo preferi cafe, pues ya se sabe que los investigadores acusamos una marcadisima predileccion por el whisky y el cafe) el me hablo del asunto. El caso era simple: su unico hijo, un adolescente excentrico y reservado llamado Luis X (como llamo al padre), no habia vuelto a casa en varios dias, y habia que encontrarlo. Se temia que hubiese sido secuestrado, aunque aun no se recibia ningun mensaje de sus captores --en caso de que los hubiera--. La familia se resistia a recurrir a las autoridades locales por temor a que los <> (como llamamos nosotros los detectives a los policias...) pueblerinos no supieran manejar el asunto y lo echaran todo a perder, poniendo incluso en riesgo la integridad de la victima. Asi que, confiaban en mi pericia para localizar y rescatar al muchacho o, en su caso, para negociar con los posibles secuestradores. Todo esto fue expresado por el caballero en pocas y muy precisas palabras, con el lexico de quien ha recibido una buena formacion universitaria (otra de mis ya certeras deducciones), aunque cada vez que se dirigia a mi como senor Bond, yo tardaba en reaccionar. Mientras el hablaba, yo ensayaba expresiones y gestos interesantes de investigador, ya frunciendo el ceno, ya rascandome la barbilla con gravedad, ya espantando alguna mosca de mi cafe... Despues de su breve exposicion de los detalles mencionados, el caballero agrego: --Y bien, ahora digame usted cual es la informacion que necesita para iniciar su labor cuanto antes. Estoy a su entera disposicion y mi interes es que no se pierda un solo minuto. Que empiece usted en el acto. Como no supe de momento que datos seria conveniente recabar en estos casos, con aire de suficiencia, le conteste: --No se preocupe, la informacion la consigo yo. Ese es mi oficio. Esta usted frente a un profesional de la indagacion. Debo haberlo impresionado verdaderamente, pues de nuevo alzo las cejas y abrio un tanto la boca. Cuando se repuso, me dijo: --Bueno, pero al menos requerira usted de algun dinero para empezar a moverse. Yo, francamente poco acostumbrado a manejar numerario, hice unas rapidas cuentas mentales y le mencione la cantidad que se me ocurrio. El habra hecho unas cuentas mas razonables, pues me extendio un cheque por el doble de lo que le pedi, y aun me miro con cierto resquemor. De los dos hoteluchos que habia al alcance de mi presupuesto, escogi para alojarme el que me parecio menos lugubre, y para los alimentos encontre una pequena fonda cercana al hotel en la que habia siempre tortillas recien hechas y unas riquisimas salsas de molcajete, y lo principal, la especialidad de la casa: un exquisito pepian y deliciosos tacos tuxpenos. Esa primera noche, ya instalado en el hotel y metido en la cama, intente trazar un plan de accion (<>, decimos los detectives) para, al dia siguiente a primera hora, acometer la tarea; pero no me fue posible. Me lo impidio un gran dolor de cabeza provocado por la docena de cigarrillos que me obligue a consumir al hilo --nunca habia fumado, pero en mi nueva profesion hay que cuidar el aspecto, y el cigarrillo en los labios da mucho tono--. Por lo pronto desisti de seguir practicando el arte de expeler el humo con peliculesco estilo, pero ya lo intentaria mas adelante. Asi que, despues de ver en la tele una pelicula mexicana (Libertad Lamarque y Arturo de Cordoba) simplemente me dormi.