• libro jazmines y peinetas - Clotilde Sanchez

    https://gigalibros.com/jazmines-y-peinetas.html

    Cordoba 1918
    Maria Cristina Rojas,perteneciente a una familia de la alta burguesia cordobesa,se despide del internado donde ha estado residiendo desde nina.Su nueva vida comienza en una Andalucia repleta de senoritos, cortijos y poder.En ese entorno nuestra protagonista conocera la amistad,el amor y la traicion.
    Con personajes ilustres de la epoca y lugares emblematicos,la inocente Maria Cristina descubrira una sociedad arcaica y conservadora en esa Cordoba siempre magica y misteriosa.
    Marcada por la perdida de su madre desde nina,viajara hasta Cuba para conocer a Valdivia, un pariente que guarda un doloroso secreto.
    A su regreso,cuando la muchacha cree encauzada su vida, descubrira que el hombre con el que se ha casado no es el marido enamorado y galante que ella creia.Un desgraciado episodio la obligara a huir con su familia a los Valles Pasiegos del norte.
    Pasara de una vida acomodada como duena de un cortijo a convertirse en una pasiega que tendra que trabajar duro para sobrevivir en las frias cabanas de los montes nortenos.
    Alli entre montanas y valles surgira una nueva Maria Cristina,arrojada,luchadora,empoderada y valiente.Dispuesta a buscar su ansiada felicidad.

  • JAZMINES Y PEINETAS | CLOTILDE SÁNCHEZ | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libro-jazmines-y-peinetas/9788491940852/6416688

    Sinopsis de JAZMINES Y PEINETAS ... Córdoba, 1918. María Cristina Rojas, perteneciente a una familia de la alta burguesía cordobesa, se despide del internado ...

  • JAZMINES Y PEINETAS : Sánchez, Clotilde - Libros - Amazon ...

    https://www.amazon.es/JAZMINES-Y-PEINETAS-Clotilde-S%C3%A1nchez/dp/8491940855

    Jazmines y peinetas de la escritora española contemporánea nos deleita con un viaje por Córdoba, Camagüey y la región cantábrica al norte de España ...

  • JAZMINES Y PEINETAS Versión Kindle - Libros - Amazon.es

    https://www.amazon.es/JAZMINES-Y-PEINETAS-CLOTILDE-S%C3%81NCHEZ-ebook/dp/B07FTV1B4F

    Con personajes ilustres de la época y lugares emblemáticos,la inocente María Cristina descubrirá una sociedad arcaica y conservadora en esa Córdoba siempre ...

  • Jazmines y Peinetas - mayo 2018 - Editorial Círculo Rojo

    https://editorialcirculorojo.com/jazmines-y-peinetas/

    Un libro de Clotilde Sánchez ... a escribir regularmente, comenzando su novela Jazmines y Peinetas aprovechando las largas y frías tardes de invierno.

  • JAZMINES Y PEINETAS - CLOTILDE SANCHEZ - Agapea

    https://www.agapea.com/Clotilde-Sanchez/JAZMINES-Y-PEINETAS-9788491940852-i.htm

    Comprar el libro JAZMINES Y PEINETAS de Clotilde Sánchez, Editorial CÃrculo Rojo (9788491940852) con ENVÍO GRATIS desde 18 € en nuestra librería online ...

  • JAZMINES Y PEINETAS (EBOOK) - CLOTILDE SANCHEZ

    https://www.agapea.com/Clotilde-Sanchez/JAZMINES-Y-PEINETAS-Ebook--EB9788491942030-i.htm

    Comprar el libro JAZMINES Y PEINETAS (Ebook) de Clotilde Sánchez, Grupo Editorial Círculo Rojo S.L. (EB9788491942030) con ENVÍO GRATIS desde 18 € en nuestra ...

  • Jazmines y peinetas (Tapa blanda) - El Corte Inglés

    https://www.elcorteingles.es/libros/A29364075-jazmines-y-peinetas-tapa-blanda/

    Envío a España 1€. GRATIS a partir de 99€. · Pedido Bajo Demanda. Entrega aproximada 10-12 días · 5% de descuento en todos los libros de papel. Exclusivo online.

  • JAZMINES Y PEINETAS by Clotilde Sánchez - Goodreads

    https://www.goodreads.com/book/show/40669913-jazmines-y-peinetas

    Un libro corto intenso y con el auténtico cariz de la España de señoritos y mujeres de su casa. María Cristina, una mujer que desde niña sufre el desamor , ...

  • JAZMINES Y PEINETAS. SÁNCHEZ , CLOTILDE. Comprar libro

    https://www.popularlibros.com/libro/jazmines-y-peinetas_1048959

    JAZMINES Y PEINETAS (Libro en papel) ; Editorial: EDITORIAL CIRCULO ROJO ; Año de edición: 1820 ; ISBN: 978-84-9194-085-2 ; Páginas: 280 ; Encuadernación: LIBRO DE ...

  • jazmines y peinetas - clotilde sánchez - Librería La Botica de ...

    https://www.libreriaboticadelectores.es/libro/jazmines-y-peinetas_523692

    JAZMINES Y PEINETAS. CLOTILDE SÁNCHEZ. 17,00 €. IVA incluido. Editorial: CIRCULO ROJO EDITORIAL; Fecha de edición: 2019-11-01; ISBN: 978-84-9194-085-2.

  • Siete Pecados de Nathan Burkhard

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    Reed Fletcher es un prometedor agente del FBI. Su meta es recopilar pruebas contra la familia Kapot y hacer justicia, pero su destino tiene otros planes. Cuando se cruza en su camino la joven Naval Kapot, acabara haciendo lo que una vez juro no hacer: enamorarse perdidamente de su objetivo.
    Naval Kapot, al ser la hija de un poderoso narcotraficante, acepto en su vida estas tres palabras: drogas, perdida y traicion. No obstante, en una noche de fiesta conoce a un hombre de ojos azules, decidido y con temperamento explosivo que le cambiara la forma de ver la vida.
    Cada uno de ellos se debatira entre sus ideales y sentimientos, pero sobre todo lucharan contra el destino. Todo para poder permanecer juntos. ?Pero su amor sera lo suficientemente fuerte para resistir los Siete pecados?

  • Un asunto de familia de Hirokazu Kore-eda

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    La novela de la aclamada pelicula Un asunto de familia (Palma de Oro en Cannes, Premio Donostia en el Festival de Cine de San Sebastian, elegida mejor largometraje extranjero en los Premios Cesar y nominada tanto en los Oscar como en los Globos de Oro), escrita por el propio director.

  • !Y tenia que ser mi entrenador!, Norah Carter de Monica Hoff , Norah Carter , Patrick Norton

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  • La Ciudad de los Hombres Santos (Los buscadores 3) de Luis Montero Manglano

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  • La primera vez que mate de Gonzalo Jerez

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    <>. Verano en Madrid. Un adolescente sale a pasear de madrugada para intentar calmar el calor sofocante que derrite la ciudad cuando, sentado en un parque, se encuentra en una situacion que le hace reaccionar de una forma inesperada. Esa noche sera el pistoletazo de salida para una doble vida en la que se dedicara a dar rienda suelta a su imaginacion, creando obras de arte a la par que imparte justicia contra aquellos que, segun el, merman de un modo u otro la sociedad, haciendoles formar parte de sus creaciones.

  • El Valle del Dragon de Scarlett Thomas

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    El Valle del Dragon es la primera entrega de EL GRAN TEMBLOR, la nueva serie juvenil que cautiva por su ritmo trepidante y su capacidad para crear un mundo imaginario coherente y asombroso. Un emotivo homenaje a la lectura y los libros, con guinos sugerentes a autores considerados clasicos del genero, como J. K. Rowling o Roald Dahl.
    Un cataclismo de proporciones colosales, ocurrido hace cinco anos y recordado como el Gran Temblor, ha acabado con los avances tecnologicos que la humanidad habia desarrollado a lo largo de las ultimas tres decadas. El planeta ha vuelto al pasado, internet es un recuerdo lejano y nadie sabe ya el significado de palabras como <> o <>.
    En esta nueva realidad se desenvuelve Effie Truelove, una nina de once anos muy especial que estudia en el Colegio Tusitala para Dotados, Problematicos y Raros. A Effie le gusta la escuela, pero cuando su adorado abuelo Griffin sufre un ataque violento, no duda un instante en saltarse las clases para acudir a su lado.
    El anciano, agonizante, encarga a su nieta que proteja su biblioteca de la codicia de un tal Leonard Levar, un turbio coleccionista de volumenes antiguos. Pero cuando este se hace con ella, Effie se siente obligada a embarcarse en una aventura repleta de peligros: ha de viajar al Altermundo, descifrar el significado de un libro llamado El Valle del Dragon y enfrentarse a los terribles diberi, un grupo secreto cuyos planes maleficos amenazan con destruir el universo.

  • Maldita Suerte de Susana Aragon

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    Rebeca es una estudiante de arquitectura que trabaja como camarera en un local dedicado al baile de salon. Ha huido del amor durante mucho tiempo, de la idea que representa estar enamorada. Esto cambia cuando el egocentrico, chulo e insoportablemente irresistible dueno de Arquitecturas Torres entra en su clase una manana, provocando una lucha en su interior que pondran a prueba algunos de los principios con los que cada uno rige su vida.

  • Con mis propias manos de Maurizio De Giovanni

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  • Sin senal de Daniela Bascope

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    Los ojos de Cheito se asomaron por las rendijas de la ventana para asegurarse que sus papas se habian ido. Con la mano derecha, le hizo senas a Tomas, su hermano mayor, quien se fue corriendo al armario principal. Jurungaron como pudieron y donde pudieron, tratando inutilmente, de no dejar evidencias de la buscadera y el afan. Cayeron rendidos en la alfombra; derrotados porque no encontraron nada. En eso, una idea se asomo en los ojos saltones de Tomas quien otra vez y a las carreras, salto hasta la puerta de la casa. Tomo unas llaves guindadas y se fue veloz al garage. Abrieron el cajon de la camioneta. Tomas brinco como mono y reviso el perolero. Debajo de unas toallas consiguio unas bolsas y en las bolsas (brillaron los ojos de Tomas), los juguetes. Los hermanitos se taparon la boca para que sus gritos de emocion no se escucharan. Empezaron a curucutear todo y encontraron: una patineta blanca y brillante; una pista de trenes; una caja de construccion para ninos; 4 potes de plastilina azul y dos Walkies Talkies fluorescentes que funcionaban como los de la gente grande. Escucharon un ruido y aunque no eran los papas, decidieron guardar todo como estaba y cerrar el cajon de la camioneta. Esa noche, Cheito y Tomas se desvelaron pensando en todo lo que harian con esos juguetes. Imaginaban pasear por la cuadra y ser el centro de atencion de sus amigos. Fantaseaban con comunicarse por los Walkies Talkies fluorescentes y montar a Pancho, el gato tuerto pero tierno de la casa, encima del tren de la pista. Eran las dos de la madrugada y los dos hermanos sonaban despiertos; sonrientes, viendo su futuro en el techo. Llego el 25 de Diciembre. Tomas bajo a las carreras por las escaleras. Eran las seis de la manana y el sol apenas alumbraba. Cheito, en un pijamas que le quedaba grande, bajo aun dormido pero emocionado; siempre mas lento y tropezandose. Euforicos, abrieron los regalos y no encontraron nada. Si habian juguetes y eran para ellos, pero no los mismos del cajon de la camioneta ni los de tantas madrugadas de desvelo y fantasia. Con un vaiven agridulce, los hermanos Ramirez jugaron en las calles de su vecindario; sin armar mucho alboroto y sin ser centro de atencion de nadie. Algunas tardes, antes del ano nuevo, Tomas se quedaba fantaseando con la patineta blanca y brillante que jamas habia llegado y se preguntaba que habria pasado con ella. Con frecuencia, las fantasias lo encontraban a la hora de la comida, y no faltaba un "!Tomas! !se te enfria!" que lo sacudia y lo devolvia a la realidad de sus buenos pero no tan queridos juguetes. Dos dias antes de noche vieja, los hermanos Ramirez salieron con su papa al parque. Tomas y Cheito ya se acostumbraban a sus nuevos juguetes y hasta se la pasaban bien con ellos. Cheito brincaba torpemente sobre el avioncito dibujado con tiza en el piso mientras sostenia uno de sus munecos de guerra. Cantarruteaba una cancioncita de un comercial de television mientras Tomas corria y corria por el parque. De pronto, sus ojos y su cuerpo se detuvieron en seco: a lo lejos estaban dos ninos jugando con una patineta blanca, una pista de tren y dos Walkies Talkies. Tomas no creia lo que veia; eran exactamente como los juguetes que habian descubierto en la camioneta de su padre a quien volteo a ver con sus ojos saltones; intrigados y atonitos. El padre le devolvio una sonrisa leve pero Tomas le quito la mirada y no le hablo en todo la tarde. Anos despues, Tomas y Cheito conocieron a sus hermanos. Sin senal Quedaron solos en una habitacion. No habia senal asi que hablaron como se hablaba antes; sin selfies, sin historias de 24 h, sin mensajes ni llamadas. Eran ellos a solas con sus conversaciones. Se dieron cuenta que tenian el mismo lunar en el mismo sitio del cuerpo; los mismos gustos musicales y los mismos intereses pseudo espirituales. Las miradas ya no pudieron sostenerse y se acercaron; a penas se rosaron los labios pero no se besaron. Se tocaron como los ciegos para reconocer las caras pero no se besaron. Se sintieron iguales, pares, pareja, cercanos. Se amarraron las manos, las ganas. Contuvieron; aguantaron. Quedaron abrazados en un espacio que habia dejado de ser el de esa habitacion, imaginando como seria hacer el amor. Dias despues se vieron en el cumpleanos de su padre quien durante anos habia querido reencontrar a su hija con su hermano. Actuaron cordiales en la fiesta y despues de eso, nunca mas se hablaron. El silencio Mary era el estorbo ruidoso del que su mama tanto se quejaba; tenia prohibido gritar, aplaudir o escuchar musica. Habian dias en los que tenia que cuidar el pasar de las paginas de su libro o el rechinar de las puertas cuando entraba o salia. Forraba la suelas de sus zapatos para cuando llegaba del colegio y cuidaba que los platos no chocasen demasiado con los cubiertos durante la comida. Un dia llego del colegio. Sigilosa, comio sola en la cocina, hizo sus deberes y se bano. Ya eran las 8:45 de la noche y aun no habia visto a su madre que por lo general, siempre estaba en la casa escribiendo en miles de hojas de papel reciclado y un par de botellas de vino. A las 9:30 pm, Mary sintio una extrana curiosidad y camino en puntillas hasta la habitacion de su madre. La puerta estaba cerrada asi que prefirio regresar a su cuarto para evitar el ruido de las bisagras. A la manana siguiente, cuando estuvo lista para salir al colegio, decidio abrir la puerta con sumo cuidado. Habian 6 tomos de la Enciclopedia Britanica; La Iliada y 8 revistas despedazadas que formaban una torre sobre el suelo. Unos centimetros mas arriba, los pies de su madre suspendidos en el aire. El cuerpo inerte colgado de una soga y los ojos, afortunadamente, cerrados. Fue la primera vez que Mary grito; grito sin parar; grito agudo; grito largo. El Perro Fue a las siete de la manana cuando Casimir salia del garage. El perro habia esperado toda la madrugada para fugarse. Se escondio entre los otros autos de la casa para que no lo amarraran. Con el frio de la madrugada recordaba aquel dia en que habia llegado a esa casa. Apenas tenia dos meses de nacido. Queria tener familia, lamer, querer y ser querido. Con el tiempo, la ilusion del hogar calido desaparecio y el nombre que alguna vez tuvo se fue desvaneciendo: ahora solo era El perro. En esa casa era estorbo; fastidio; el desastre indeseable. Por eso, aquella manana, El Perro espero la salida del sol para irse cuanto antes. Casimir encendio el auto, tomo el control de la reja automatica y presiono el boton de salida. El Perro se acerco al porton. Ni siquiera corrio. Nadie lo vigilaba, nadie lo detenia. Salio por la reja sin mayores estrategias, sin mayores prisas. Casimir retrocedio el auto y cerro la reja automatica. Acelero mientras cambiaba la estacion de radio. Choque. Ruido. Quejido de perro. Llanto. Agonia. Casimir se bajo del auto y vio a su perro en al pavimento. Temblaba. Lo cargo como pudo: camisa llena de sangre; asientos llenos de sangre. El Perro murio. Casimir lo enterro en el jardin de su casa y lloro como cuando era nino. Lo quiere mas que nunca. Lo quiere como nunca lo quiso. Lo quiere porque ya no esta. Pian Orestes Pian Orestes era su amor platonico. Lo veia con admiracion tras bambalinas mientras el hacia escenografias, actuaba o esculpia esculturas. -!Es un renacentista!- decia con suprema admiracion. Laura Mariela visitaba brujas y adivinadoras esperando que le dijeran que el tambien la amaba, que no se lo decia porque tenia ese misterio timido y atormentado del artista que no lo deja. Aunque pasaron algunos anos, hombres y viajes para Laura Mariela, Pian Orestes seguia en sus fantasias; la esculpia, la besaba en una escena; le escribia una carta prohibida y la encontraba en una fiesta. Siempre hermosa en sus idilios y con las palabras perfectas. Fue hasta un 4 de Marzo de 1977 cuando, en un bar de Praga en el que sonaba Louis Amstrong, lo reconocio a lo lejos. Estaba solo, leyendo y tomando cafe. Laura Mariela quedo paralizada ante la imagen de su Dios. Tomo una respiracion profunda como quien esta a punto de sumergirse en el agua y camino en camara lenta hasta su mesa. Se detuvo el planeta tierra y las estrellas fugaces alumbraron la escena. Al verla, Pian Orestes se sonrio y la invito a sentarse. Hablaron durante casi dos horas y el se volvio accesible, vulnerable y cotidiano; cada vez mas humano. Se despidieron en la puerta del bar y caminaron, cada quien, en sentido contrario. Laura Mariela llego a su hotel y se puso el pijamas. Una lagrima se asomo sin muchos animos y con un solo reclamo: Pian Orestes habia matado al hombre de sus fantasias. A la manana siguiente, se levanto llena de energia y con ligereza de haberse liberado de un hombre que nunca existio.

  • El regalo mas grande de Moruena Estringana

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    Dalia tuvo a su hija a la tierna edad de quince anos. Un hombre la engano aprovechandose de su inocencia, truncando asi su vida.
    Dejo de ser nina para ser solo madre y, ahora, dieciocho anos mas tarde, su hija se va a la universidad y ella no sabe ser algo que no sea la madre de Lila. Tendra que encontrarse a ella misma y tal vez sea hora de que viva la juventud robada que un dia se fue sin pedirle permiso, y mas si es al lado del atractivo Kellan.
    Lila siempre ha sabido que no deberia haber nacido cuando lo hizo. Que su nacimiento trunco la vida de su madre. Se siente culpable por esto y porque su padre fuera una mala persona que acabo en la carcel por sus delitos.
    Su familia la ha protegido tanto que ahora solo piensa en volar libre y disfrutar de la universidad.
    Lo hara por primera vez sin su mejor amigo Brenan, alguien que siempre la ha amado en silencio porque la conoce mejor que nadie y sabe leer en los ojos de su amiga que no es amor lo que reside en su mirada cuando sus iris violetas le contemplan.
    Dos vidas, dos mujeres fuertes, divertidas y con mucho que contar. Es hora de que ambas vivan su propia historia.

  • Te sigo esperando de Cristal Marea

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    Alejandra es una joven que se enamoro en secreto de Fernando cuando estuvo en la universidad, pero para ella era el menos indicado. La decepcion de verlo enganar a otras mujeres la llevo a una gran desilusion por lo que decidio olvidarse del amor y dedicarse por completo a sus estudios de postgrado. Cuando regresa a su ciudad, ella quiere retomar el tiempo perdido y abre su corazon para encontrar a ese hombre ideal que la lleve al altar y en eso, se reencuentra con Fernando. Enseguida siente que nunca pudo olvidarlo y el hace todo lo posible por demostrarle que ha cambiado y busca las miles de maneras para conquistar su corazon, pero Alejandra, se niega a que su corazon siga sintiendo amor por Fernando y fija su mirada en Sergio, pero este resulta ser la antitesis de lo que ella quiere.
    Despues de insistir en alejarse de Fernando, el no desiste y al final, le hace ver a Alejandra que se merece una oportunidad y ella se da cuenta que el amor ya habia tocado su puerta en el pasado y no se habia ido de su corazon por lo que termina por entregarse y ser feliz con el hombre que siempre habia amado.
    Es una novela, fresca y actual que te hara vivir grandes momentos de romanticismo y aventura.

  • Te Amo, Ich Liebe Dich, I Love de Ellen Simon

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    Yo fijaba la mirada en la torta, y ese fantastico aglomerado de calorias y glucosa la fijaba en mi, con sus ojos hechos de glaseado de fresa. Yo, humana famelica deseosa de comerla; ella, dulce increiblemente sabroso y pecaminoso, deseoso de ser devorado y de poderse apalancar para toda la vida, mi vida, en las caderas y en los muslos. Claro, porque de rellenarme un poco mi delgado culo o de darme media talla mas de sujetador ni hablar, pero un numero mas de pantalon, eso si que me lo causaria con mucho gusto. <> pregunto implacable mi madre, una mujer que desde hace tiempo habia renunciado a la linea a favor de los placeres de la mesa. ?Que le importa a ella mis remordimientos? Soy yo quien cumple veintinueve anos hoy. Veinti-nueve, pense, enajenandome con dicho infausto numero de la situacion en la que me encontraba, y me di cuenta inmediatamente de estar solo a un paso de los fatidicos enta. El recuerdo de los comentarios de mi padre en mi vigesimo quinto cumpleanos, cuando repetia sonriente que su hija ya tenia un cuarto de siglo, no parecia tan terrible. <> continuo mi madre. <> le conteste pasandole el cuchillo y la paleta. <> pregunto mi abuela, incitando a mi madre con gestos para que le cortara una generosa porcion. <> irrumpio sin piedad Julies, con elocuentes gestos y la boca abierta. <> insistio, abalanzandose despues sobre la tarta que definitivamente puso fin a su verborrea. << ?Son problemas de corazon, amorcito mio?>> ataco la abuela, capaz como ninguna otra de girar el cuchillo en la llaga todavia sensible. Antes de que pudiera hilar dos amables palabras para darles una respuesta que saciaria su curiosidad y pondria fin al tema, mi madre se adelanto. << ?A que no sabes que?, he visto el otro dia a Tony en el supermercado. Me ha dicho que te felicite de su parte>>. <> se entrometio Angela. <> afirme sintiendo un cierto alivio. <> propuso mi madre, ofreciendome un trozo de tarta. Entrecerre los ojos, agarre el dulce y lo devore como si el mundo se fuera a acabar. Bajo al estomago, y sin dejarse digerir, se teletransporto directamente a las caderas. <> <> <> <> <> corrigio Jules. <> aclare, mientras la vena del cuello me palpitaba, temiendo transformarme en Hulka de un momento a otro. Mi querida madre intento un ultimo alegato de defensa, sacando a relucir una sonrisa incierta: <> Negue con la cabeza hasta desencajarme el cuello, decepcionada. <>. <> bisbiseo Angela en secreto tapandose con la mano la boca. <> se metio la abuela, escupiendo nata a diestro y siniestro. <> la regano Claire. <> cotorreo Jules, despues de haber destapado el champan italiano. Comenzo a servirlo en las copas y observo a su amiga. <> preciso. Cinco copas a rebosar mas un buen trago directamente del cuello de la botella decretaron el final del Ferrari dulce. <> dije observando el vaso casi vacio, como el sitio en la mesa que le habia reservado. <> quito importancia Claire. <> <>. Mire fijamente mi madre. <> <>. Me percate de la habilidad de mi madre para minimizar y restar importancia a mis problemas. <> irrumpio Agnes. <> << ?Puedo dar mas alcohol a tu abuela? quiero ver hasta donde llega con sus desbarros>> balbuceo Jules, congelada por mis miradas glaciales y las de mi madre. << ?Vamos al salon a charlar un rato?>> propuso de repente esta ultima. <> << ?Alguien tiene la amabilidad de poner Amores andaluces?>> pregunto Agnes. <>. <> pregunto Angela. <>. <> exclamo Jules. Las tres si posicionaron de frente a la achacosa y anticuada television de tubo de la cocina, mientras mi madre y yo fuimos al salon.

  • Despacio nos morimos de Emelie Schepp

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    Un desvio accidental en el corte

  • El relicario (Inspector Pendergast 2) de Douglas Preston

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    El despertar de una pesadilla dormida…

  • Tubing de K.a. Mckeagney

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    ?Que pasaria si las miradas matasen?

  • El amor te encuentra (Hermanas McVee 2) de Annabeth Berkley

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    Tess McVee resoplo cuando llego frente al hotel rural que su hermana le habia recomendado, en un pueblo perdido de la region vinicola de Georgia. Creia que no iba a llegar nunca. Se habia perdido dos veces intentando encontrar la carretera que le llevaria a Dahlonega y sentia un enfado tan grande que no se aguantaba ni ella. Quito la llave del coche y su cuerpo se estremecio por la baja temperatura. Hacia frio y solo queria meterse bajo la ducha para entrar en calor y librarse del cansancio de tantos kilometros en el cuerpo y mas de seis horas al volante. Intento calmar su frustracion como le habian aconsejado en la terapia para aprender a gestionar sus emociones de la que acababa de salir. Esperaba ver los resultados en breve. Respiro profundamente un par de veces y trato de comprender <>. ?Que querian decirle? Tess no encontraba otra explicacion: Que eso le pasaba por confiar en su hermana, resoplo de nuevo. Penso en Sharon. Siempre estaba sonriendo, siempre parecia feliz... y, por lo visto, para ella, tomarse un tiempo para replantearse la vida se reducia a aislarse de la civilizacion. ?Por que habia hecho caso a su sugerencia? Salio del coche dando un portazo. Se tenia que haber recluido en un resort de cinco estrellas en Hawai, penso. Alli no sabia si hubiera podido reflexionar mucho, pero hubiera contado con mas comodidades y el clima seguro que seria mas calido. Ya era tarde para eso. Murmuro entre dientes unos cuantos improperios malsonantes, maldiciendo la idea que habia tenido su hermana. Ahi estaba y ahi se iba a quedar hasta que supiera que hacer con su vida. No iba a volver a casa hasta que no tuviera una idea clara sobre hacia donde dirigir sus pasos. Bastante humillada se habia sentido ante su familia como para regresar igual de avergonzada que se habia ido. Saco su equipaje del maletero antes de dirigirse a la puerta. Era un pintoresco hotel de tres plantas pintado en color claro, rodeado por un pequeno jardin, vacio de flores, por la epoca en la que estaban. Supuso que no tardaria en llenarse de calabazas de Halloween, que se celebraria en un par de semanas. ?A quien le gustaba Halloween?, murmuro molesta. Volvio a resoplar. Asi, quejandose por todo, no podia seguir, se recrimino. Se obligo a dejar ir la frustracion y el enfado que sentia. Cogio aire con intencion de encontrar el lado positivo y disfrutar de su estancia, como sabia que tenia que hacer para empezar a sentirse mejor. La teoria del curso al que habia asistido se la sabia de memoria y parecia ser momento de aplicarla. Seguro que todo iria bien y una ducha caliente la estaba esperando para acabar de llevarse toda la decepcion y la apatia que sentia, se animo. El calor del acogedor hotel la abrazo nada mas entrar la puerta y Tess lo agradecio. Parecia que las cosas se arreglaban. Un pequeno recibidor le daba la bienvenida, aunque habia delante de ella media docena de personas de diferentes edades. Todos parecian estar esperando la llave y ninguno parecia tener prisa. Tess resoplo de nuevo, molesta. Miro hacia la sencilla recepcion. Un hombre con camisa vaquera parecia que estaba intentando organizarse revisando varios papeles de diferentes tamanos a la vez, mientras cogia las llaves de las habitaciones. Miro a su alrededor. Una pequena salita en color crema, con estampados florales en los sillones y una pequena mesa de madera de caoba, se abria a uno de los lados. Habia que reconocer que daba la sensacion de que el hotel era agradable, aunque la espera no lo resultara tanto. Cuando despues de un rato esperando, fue su turno, la poca paciencia que le quedaba y que, de por si, tenia, se habia agotado. --?Su nombre? --le pregunto sin mirarla el hombre que tenia sentado tras el desordenado mostrador. --Tess McVee --le respondio seria. Nathan Murray asintio buscando entre los papeles que habia sobre la mesa. La recepcionista se habia puesto de parto hacia dos dias, dos meses antes de lo esperado, sorprendiendoles a todos. No habian tenido tiempo de contratar a nadie ni formarlo para el puesto, asi que el habia asumido el cargo, suponiendo que no seria tan dificil. Y, probablemente no lo era, si no hubiera sido porque no le gustaban en absoluto las gestiones administrativas, y mucho menos las informaticas. Despues de dos frustrados intentos de trabajar con el ordenador y entender el programa instalado para las reservas, habia optado por la solucion mas tradicional y la mas sencilla para el. El papel y el boligrafo. Cuando Lucy volviera ya se encargaria de pasar al ordenador lo que hiciera falta. Lo malo era que no terminaba de aclararse con sus propias notas ni con un intento de cuadrante que habia improvisado para asegurarse de no colocar a nadie en una habitacion equivocada. --Aqui esta --exclamo aliviado cogiendo la llave asignada --. Es la habitacion 211. Levanto la vista para darsela y se sorprendio de ver ante el a una mujer preciosa y parecia que muy enfadada. Su cabello largo y castano enmarcaba un rostro alargado de nariz pequena y expresivos ojos de color avellana. Tess no se esperaba que el hombre que le tendia la llave y que se habia levantado al mirarla fuera tan alto y atractivo. Ojos claros, cabello corto castano, mandibula cuadrada y nariz recta. Le sorprendio gratamente. Era mas alto que ella, ancho de hombros, parecia delgado, aunque la camisa vaquera no le daba demasiada informacion. Por lo menos, era agradable de mirar, algo que agradecer despues de un largo viaje. Le cogio la llave, ridiculamente grande, que no parecia tener intencion de soltar. --Nathan Murray --se le presento soltando finalmente la llave--. Aviseme si necesita cualquier cosa. --Lo tendre en cuenta --le respondio firme. No estaba alli para hacer amigos, se recordo. --Bienvenida a Dahlonega --le dijo con una sonrisa que casi le quito el aire. Tess asintio obligandose a dejar de mirarlo. No queria saber nada de ningun hombre por muy guapo que fuera. La ultima relacion que habia tenido habia supuesto una experiencia muy desagradable y casi habia terminado con sus relaciones familiares. El muy cretino la habia utilizado para conseguir informacion de su propia empresa y robarle clientes. Se habia sentido tan estupida... A eso habia que anadir que su padre solo contaba con su hermana para la direccion del negocio familiar. Esos dos golpes simultaneos habian sido demasiado para ella y su escasa paciencia y confianza. Se habia despedido por orgullo y ahora estaba alli, en mitad de Georgia, sin trabajo, sin pareja y sus expectativas se reducian a una ducha con agua caliente. Nathan la vio dirigirse al unico ascensor que tenia el hotel. Era alta y estilizada, y tenia bastante caracter a juzgar por la rabia que escondian sus ojos y que, esperaba no se la hubiera producido el tiempo de espera frente a la recepcion. Una mujer asi podria hacer lo que quisiera con un hombre, penso. La vio llamar impaciente al ascensor. Nathan se le acerco para apretar el boton por ella. --Quiza alguien se haya dejado la puerta abierta --le comento despreocupado. Tess le miro. De cerca era mas alto de lo que le habia parecido y tambien mas atractivo. Por su estatura, Tess pocas veces encontraba a hombres con los que necesitara levantar la mirada para hablar. Ademas, percibio que olia a algun perfume caro. --Vamos --le dijo el cogiendole la maleta grande sin esfuerzo--. La acompanare a su habitacion. Empezo a subir por las escaleras que habia junto al ascensor. Tess resoplo mas alto de lo que esperaba sin soltar su maleta de mano, y Nathan se giro para mirarla divertido. --?Ha sido un largo viaje? Aqui descansara bien --le aseguro antes de seguir subiendo. Tess le siguio bastante molesta. No le apetecia nada subir escaleras. Si hubiera querido hacer ejercicio se habria quedado en su casa, con el gimnasio, al que iba a diario, a cinco minutos. Menos mal que las vistas no estaban mal, penso fijandose en los pantalones vaqueros del hombre que subia delante de ella. Cuando llegaron a la segunda y ultima planta del hotel, Nathan cerro la puerta del ascensor que se habia quedado medio abierta inutilizandolo. --Problema resuelto --le dijo antes de mirarla y darle opcion de caminar delante de el por el acogedor pasillo que terminaba en la puerta de su habitacion. Nathan sonrio cuando ella paso por delante de el. Ahora era su turno de apreciar sin disimulo su bonito cuerpo enfundado en un abrigo oscuro. No le habia visto alianza en el dedo ni senal de ella, y aunque hacia mucho tiempo que no tenia ninguna relacion, desde su desagradable divorcio, no le importaria cenar con ella algun dia... aunque para eso, tendria que encontrar a alguien que se encargara de la recepcion. Tess abrio la puerta de su bonita y calida habitacion y cuando fue a girarse para cogerle el equipaje a Nathan, el la esquivo para entrar y llevar la maleta junto a la cama de matrimonio. --Espero que disfrute de su estancia aqui, senora McVee. --Senorita --le corrigio ella dandose cuenta inmediatamente despues, a juzgar por la sonrisa de el, que habia sido un gesto intencionado para enterarse de su estado civil. Nathan le sonrio abiertamente y de una manera muy atractiva.

  • El susurro de la acuarela (La luz de la sombra 1) de Sofia Ortega Medina

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    La furiosa tormenta ahogaba los llantos y los gemidos desconsolados de las numerosas personas que habian asistido al entierro.

  • Operacion Bifrost de Nuell Martin

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    Zach Schneider lo ha perdido todo. Lo unico que le queda es su palabra; y quizas incluso deba darsela a un grupo de personas con pocos escrupulos y mucho poder que desde un chalet de lujo en los Alpes alemanes se encuentra en situacion de ofrecerle reflotar su vida si les ayuda con sus ambiciosos planes. Su busqueda de justicia le embarcara en un arriesgado viaje sin retorno que hara tambalear sus firmes convicciones morales y en el que debera elegir entre mantener su palabra o su integridad; aun a riesgo de perder ambas.

  • Las cenizas y las cosas de Naief Yehya

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  • Culpable de Patricia Geller

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  • Heroe Anti de Jorge Borges

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    Mi nombre es Helio.
    Pero todos me llaman “Hero”.
    No se lo digas a nadie: Soy un superheroe

  • La cancion de los maories de Sarah Lark

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    ?Usted es la senora O'Keefe? William Martyn miraba perplejo a la pelirroja y gracil muchacha que lo habia atendido en la recepcion del hotel. Los hombres del campamento de buscadores de oro le habian descrito a Helen O'Keefe como una senora mayor, una especie de dragon hembra de esos que, con el paso de los anos, vomita fuego. Se decia que en el hotel de la senorita Helen regian normas estrictas. Estaba prohibido fumar, tambien el alcohol y, con mas razon todavia, invitar a personas del sexo opuesto si no se presentaba un certificado de matrimonio. Por lo que los buscadores de oro contaban, uno esperaba una carcel mas que un hotel. A pesar de ello, en aquel lugar no habia pulgas ni piojos, pero si banos para los huespedes. Era esto ultimo lo que habia acabado por convencer a William de hacer caso omiso de las advertencias de sus conocidos. Despues de pasar tres dias en el solar de la vieja granja de ovejas que los buscadores se habian adjudicado como refugio, estaba dispuesto a todo para librarse de los insectos. Incluso aguantaria a la <> Helen O'Keefe. Sin embargo, quien lo saludaba no era en absoluto una dragon, sino una bellisima criatura de ojos verdes, cuyo rostro se hallaba enmarcado por una rebelde melena rizada de un dorado rojizo. En todos los sentidos, era la vision mas agradable que William contemplaba desde que habia desembarcado en Dunedin, Nueva Zelanda. Su animo, por los suelos durante semanas, se levanto de forma instantanea. La joven rio. --No, yo soy Elaine O'Keefe. Helen es mi abuela. William sonrio, consciente de que asi causaba buena impresion. En Irlanda siempre asomaba una expresion de interes en las chicas cuando vislumbraban una chispa de picardia en sus ojos azules. --Que pena. De golpe se me habia ocurrido un anuncio comercial: <> Elaine rio por lo bajo. Tenia un rostro delgado y pequeno, la nariz tal vez una pizca demasiado afilada y con un monton de pecas. --Deberia juntarse con mi padre. No para de inventarse lemas de ese tipo: <>, <>. --Lo tendre en cuenta --sonrio William, memorizando el nombre--. ?Me dara una habitacion? La muchacha vacilo. --?Es usted buscador de oro? Entonces... bueno, todavia quedan habitaciones libres, pero son bastante caras. La mayoria de los buscadores no pueden permitirselas... --?Parezco uno de ellos? --repuso William con fingida gravedad, frunciendo el ceno bajo su abundante cabello rubio. Elaine lo observo con franqueza. A primera vista no se diferenciaba demasiado de los buscadores que veia a diario en Queenstown. Su aspecto era algo sucio y desalinado, llevaba un abrigo encerado, pantalones de montar azules y botas recias. Sin embargo, tras un segundo repaso, Elaine --como buena hija de comerciante-- reconocio la calidad del atuendo del joven: bajo el abrigo abierto se entreveia una chaqueta de piel cara; unos zahones de cuero le cubrian las piernas; las botas eran de primera calidad y la cinta del Stetson de ala ancha era de crin. En total, una pequena fortuna. Tambien las alforjas --al principio las tenia echadas descuidadamente al hombro, pero luego las habia depositado en el suelo, entre las piernas-- parecian elaboradas y caras. Todo ello no era habitual, ni mucho menos, entre los aventureros que llegaban en busca de oro en los rios y montanas de los alrededores de Queenstown, ya que eran muy pocos los que obtenian ganancias. Antes o despues, casi todos abandonaban la ciudad tan pobres y harapientos como habian llegado. Eso tambien se debia a que los hombres, por lo general, no ahorraban lo que ganaban en las minas, sino que corrian a gastarselo en Queenstown. Solo se enriquecian los inmigrantes que se asentaban alli para abrir un negocio. Entre estos se contaban los padres de Elaine, la senorita Helen con su pension y los duenos de establecimientos, como Stuart Peter de la herreria y cuadra de alquiler, Ethan con la oficina de correos y telegrafos y, sobre todo, la propietaria del llamado Hotel de Daphne, un local situado en la calle Mayor, de mala reputacion pero en general aceptado, que albergaba el burdel. William respondio pacientemente y con una sonrisa algo burlona a la mirada apreciativa de Elaine. Esta contemplaba un rostro jovial en cuyas mejillas aparecieron unos hoyuelos cuando el esbozo una mueca con los labios. !Y acababa de afeitarse! Tambien eso era inusual. Los buscadores de oro se limitaban a utilizar la navaja de afeitar cuando Daphne organizaba un baile. Elaine decidio sondear un poco al recien llegado. --Al menos no huele tanto como la mayoria. William sonrio. --Por el momento, el mar ofrece la posibilidad de banos gratuitos. Pero me han dicho que no sera por mucho tiempo, ya que esta llegando el frio. Ademas, segun parece, al oro le agrada el olor corporal. Quien menos se bana es quien mas pepitas extrae del rio. Elaine no pudo evitar reirse. --No deberia seguir usted ese ejemplo o tendra problemas con la abuela. Tome, si quiere rellenarlo... --Le tendio un formulario de registro e intento, con discrecion, espiar lo que William anotaba con pulso firme. Algo tambien poco corriente, pues eran contados los buscadores de oro que escribian con fluidez. William Martyn... El corazon de Elaine dio un brinco cuando lo leyo. Que nombre mas bonito. --?Que he de poner aqui? --pregunto William, senalando una pregunta sobre su domicilio de origen--. Acabo de llegar. Este es mi primer domicilio en Nueva Zelanda. Elaine ya no logro disimular por mas tiempo su interes. --?De verdad? ?De donde es usted? No, deje que lo adivine. Es lo que siempre hace mi madre con los nuevos huespedes. Por el acento se conoce su procedencia... Resultaba facil con la mayoria de inmigrantes, aunque de vez en cuando se cometiesen errores. A Elaine le sonaba casi igual el acento de los suecos, holandeses y alemanes. Pero a los irlandeses y escoceses los distinguia casi siempre, y la gente de Londres era especialmente facil de reconocer. Los expertos hasta lograban precisar de que zona de la ciudad procedian. Sin embargo, William era dificil de distinguir. Parecia ingles, pero aun asi hablaba de forma mas dulce, alargando las vocales. --Es usted gales --aventuro. Su abuela materna, Gwyneira McKenzie-Warden, era galesa y el acento de William le recordaba un poco al de ella. De todos modos, Gwyneira no hablaba ningun dialecto local. Era hija de un noble rural y sus institutrices siempre se habian ocupado de que su ingles careciera de acentos distintivos. William nego con la cabeza, pero sin la sonrisa que Elaine habia esperado. --?Como se le ocurre? --replico el joven--. Soy irlandes, de County Connemara. Elaine se ruborizo. Nunca habria sacado tal conclusion pese a que habia muchos irlandeses en los yacimientos de oro. Ellos, sin embargo, solian hablar un dialecto bastante burdo, mientras que William hablaba de manera distinguida. Como para subrayar su origen, escribio en letras mayusculas su ultima direccion en la casilla correspondiente: Martyn's Manor, Connemara. Se diria que no se referia a la granja de un pequeno campesino, sino a una finca rural... --Bien, ahora le enseno la habitacion --dijo Elaine. De hecho, ella no era quien acompanaba a los huespedes, y menos aun si eran varones. La abuela Helen le habia recomendado encarecidamente que siempre llamara a un sirviente o alguna doncella para cumplir tal tarea. Pero esta vez Elaine hizo de buen grado una excepcion. Salio de detras de la recepcion, caminando tan recta como su abuela le habia dicho que era <>: la cabeza levantada con gracia natural y los hombros hacia atras. !Y nada de abandonarse al balanceo provocador que tanto les agradaba exhibir a las chicas de Daphne! Elaine esperaba que sus pechos, que aun no habian alcanzado la plenitud, y su cintura, desde hacia poco encorsetada y muy esbelta, llamaran la atencion. Detestaba el corse, pero si con ello atraia el interes de ese hombre... William la siguio, contento de ir detras. Apenas si lograba reprimir el deseo al contemplar su elegante silueta, que ya anunciaba unas suaves redondeces en los lugares apropiados. Tras su breve temporada en la carcel, las ocho semanas de travesia posteriores y ahora la cabalgata de Dunedin hasta los yacimientos de oro de Queenstown... hacia casi cuatro meses que ni siquiera se acercaba a una mujer. Desde luego, un tiempo inconcebiblemente largo. Y ya era hora de ponerle remedio. Los hombres del campamento hablaban maravillas de las chicas de Daphne. Al parecer eran bastante bonitas y los cuartos estaban aseados. Sin embargo, a William le atraia mas la idea de cortejar a esa pequena y dulce pelirroja que la de satisfacer en un periquete su deseo en brazos de una prostituta. La habitacion tambien fue de su agrado. Era pulcra y estaba amueblada sobria y esmeradamente con muebles de madera clara. De las paredes colgaban cuadros y ya habia preparada una jofaina de agua para lavarse. --Tambien puede utilizar los banos --senalo Elaine, ruborizandose un poco--. Aunque debe avisar con antelacion. Consulte con la abuela, Mary o Laurie.

  • La chica que miraba al cielo de Jonaira Campagnuolo

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  • Deep (Stage Dive 4) (Traduccion), Kylie Scott [PDF] de Kylie Scott

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    No pierdas el ritmo con la cuarta y ultima novela exito en ventas del USA Today de la serie Stage Dive de Kylie Scott

  • Irse de Esmeralda Berbel

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    Hecho de sentimientos, Irse es el diario personal de Esmeralda Berbel a lo largo de tres anos clave en su vida: los de su divorcio. “Me abandonas dos veces, entre una vez y otra pierdo un puente; me duelen las rodillas y los nudillos de la mano derecha; entre una vez y otra, escribo, lloro y te dejo. Me hago dano. Me enamoro. Vuelves. Te vas. Y veo en la palabra abandonar la palabra dar y la palabra mujer.” El movimiento es una constante, asi como las voces de sus allegados, dialogos que se transforman en paisajes y que tan pronto traen una descripcion de la Barceloneta como de Portland o de la selva amazonica. Berbel hace de la escritura un boquete por el que mirar, una forma de asomarse a la vida que fue y ya no es. “Me gustaria ver, en la palabra, cuando cambia el lenguaje, cuando cambia el dolor, cual de los dos se anticipa.” Su lectura fluye como una novela gracias a su prosa y a la prudente distancia literaria en la que esta escrito.

  • Batea mi corazon, Rose B. Loren de Rose B. Loren

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    Ryan es un exitoso jugador de beisbol cuya vida no ha sido un camino de rosas; viudo y con una hija de siete anos, tendra que enfrentarse a una gran lesion que puede acabar con su carrera deportiva. Frustrado y totalmente perdido despues de una operacion, conocera a Cristal, una fisioterapeuta que no le pondra las cosas faciles.

  • Cerebro de pan de David Perlmutter

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    La devastadora verdad sobre los efectos del trigo, el azucar y los carbohidratos en el cerebro (y un plan de 30 dias para remediarlo).

  • El invierno de las aguilas de Emilio Diaz Lara

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    Ano 235 de nuestra era. Roma esta en guerra contra los barbaros. El joven emperador Alejandro Severo es asesinado por sus propias legiones y guardias pretorianos, mientras el cruel y gigantesco general Maximino es proclamado nuevo Cesar por las exaltadas tropas.

  • Me enamore de mi mejor amigo de Valeriam Emar

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    CLAVO los ojos en la botella mientras giraba en el suelo. Rogo que se detuviera en Frank. Su mejor amigo no la delataria si su primer beso apestaba. Apreto los punos como signo de victoria cuando el cuello de la botella desvio al tonto Mike. Era un juego estupido, ?pero de que otro modo una nina de doce anos aprenderia a besar? El pecho se le inflo. La botella se detuvo en Frank. Deby, la anfitriona de la fiesta, los hizo pasar al armario. La puerta se cerro cuando ellos ingresaron al pequeno ambiente oscuro. --Por suerte me toco contigo, Alex --dijo el--. No queria besar a ninguna nina --susurro. Frank ademas de ser su amigo, era su vecino. Supo que serian amigos desde el dia que lo vio bajar del camion de mudanza con sus padres. Parecia un nino introvertido y ella se le acerco con su bicicleta y lo invito a la fiesta que daria ese fin de semana, y desde ese entonces, no se habian vuelto a separar. --Tendras que besarme... No podia ver el rostro de Frank, pero sabia que acababa de poner los ojos en blanco. --No lo hare --se nego--. Y no puedes obligarme. --Si no lo haces, les dire a todos que tienes mal aliento --lo amenazo --. Y de ahora en adelante, seras conocido como Frank el apestoso. --Y yo les dire que todavia sigues jugando a las munecas --replico. Ella se quedo boquiabierta. --No es cierto, ya estoy grande para esos juegos de nina. --?Soy tu vecino, recuerdas? Te veo por la ventana cuando le das el te a tus Barbys. Apreto los labios y le dio un pisoton. --No vuelvas a espiarme. Frank solto un chillido y la empujo. --No vuelvas a pisarme. --?Esta todo bien ahi adentro? --pregunto Deby del otro lado. Sabia que todos estaban pendientes de ellos y que esperaban a que salieran del armario con un resultado. Y entre los invitados estaba Sam, su companero de clases. Queria besar a Sam, pero primero debia practicar para hacerlo bien. --?No sientes curiosidad, Frank? --?De que? Solto un bufido. --De lo que se siente dar un beso. --No. --?No prefieres que nuestro primer beso sea con alguien que conoces bien? El se quedo en silencio. --Algun dia tendras que besar Frank, y no sabras como hacerlo y quedaras como un tonto. --Tu ganas --accedio finalmente--. Pero si me llenas de saliva, te pateare el trasero y no me importara si eres nina. Ella sonrio ampliamente. --No lo hare... El se aclaro la garganta. --?Y... como hacemos? --Cierra los ojos, inclina la cabeza... --le fue indicando. Sus bocas se encontraron por varios segundos y se alejaron de golpe. --?Sentiste algo? --le pregunto despacio. --No --respondio el--. ?Y tu? --Tampoco --mintio. En realidad, habia sido asombroso. Ahora estaba preparada para besar a Sam. --Deberiamos salir --dijo Frank, abriendo las puertas del armario. --Frank... --?Si? --Gracias --expreso--. Gracias por ser mi mejor amigo. 1. ENTREVISTA Quince anos despues... APOYO las manos sobre las rodillas para que las piernas dejaran de temblarle. No era la unica que esperaba en la sala para ser entrevistada por Jason Harbor. El elegiria a su nueva asistente. Ella queria el puesto. El era el dueno de una revista de moda y para una disenadora de indumentaria recien recibida, era un paso importante para estudiar de mas cerca el mercado. Tal vez hasta algun dia sus vestidos saldrian en la portada de la revista Harbor. Sus suenos fueron interrumpidos cuando una de las postulantes la codeo y le susurro: --?Conoces a Jason? Estudio a su competidora a traves de los ojos entornado. Si ella queria ser la asistente de Jason Harbor, debia poner manos a la obra para ganarselo. --!Oh, si! --Gimio--. ?Tu no? La postulante nego con la cabeza. --Es mi primera entrevista --le hizo saber--. Tengo miedo de que el sea uno de esos jefes grunones que trata mal a sus empleados. Ella apoyo una mano en su brazo. --Entonces has venido al sitio equivocado --dijo--. Su asistente anterior dejo su puesto porque el la enloquecio... y las malas lenguas dicen que el hasta la golpeo --anadio en un tono de confidencia. La postulante abrio grande los ojos. --?Enserio? --Oh, carino, no quiero que te asustes --murmuro--. Pero deberias pensarlo dos veces si quieres que este sea tu primer empleo. --?Como te llamas? --Alex. --No sabes cuanto te agradezco que me hayas dicho todo esto, Alex. --?Y... que haras? --Seguire buscando en otro sitio --respondio--. ?Y tu porque estas aqui si sabes que el es un asco? --Tengo hijos pequenos que mantener --mintio. --Oh, lo entiendo --levanto los pulgares y agrego--: Mucha suerte, Alex --le deseo antes de salir de la sala. Y acababa de despachar a su primera contrincante. Echo una ojeada a la espaciosa y elegante sala y estudio su competencia. Todavia le faltaban seis mas. Cogio el maletin y se levanto de la butaca para sentarse al lado de la postulante que tenia mas actitud para llevarse el puesto. Saco una goma de mascar y se la ofrecio. --No gracias --continuo--. Una buena asistente no mastica goma de mascar --le dijo la estirada con cara de amargada. Ella le sonrio para mostrarse mas amigable. --?Vienes por el puesto de asistente, verdad? --No, vengo a calentar la silla. --Noto que te gustan las bromas... Aparto la vista hacia la ventana y blasfemo por lo bajo. No seria sencillo deshacerse de ella. Carraspeo y agrego: --?Sabes? Te dire esto porque me caes bien --empezo diciendo--. Trabajo para la revista Harbor y me enviaron para que evaluara a las postulantes. Su contrincante comenzo a prestarle mas atencion. --Y tu pareces tener todas las cualidades para ser contratada --y lo decia enserio. La postulante enarco una ceja. --?Ah, si? --Felicidades, pasaste a la segunda ronda. --?Segunda ronda? Ella abrio el maletin y saco una birome y anoto una direccion en un papel. --Debes ir a este edificio para culminar con la entrevista. La postulante sujeto el papel y leyo la direccion. --Pero queda a una hora de aqui --protesto. Ella le quito el papel de la mano. --No te preocupes, elegire a otra. --No he dicho que no pueda ir --volvio a apoderarse de la direccion. Sus labios se curvaron en una amplia sonrisa. --Bienvenida a la familia Harvor. --?Debo entregarte a ti todos mis datos? --?Tus datos? !Oh, si! La postulante le entrego su curriculo antes de abandonar el edificio Harvor. Abrio la carpeta y leyo sus datos. Menuda experiencia. No tenia duda, habia hecho bien en sacarla del medio. Tambien lo hizo con las otras postulantes, hasta que finalmente quedo sola en la sala. El famosisimo Jason Harvor salio de su despacho. En persona se veia mas apuesto que en las revistas. Su rostro tenia facciones duras, pero eran condenadamente atractivas. Todo el decia seguridad, masculinidad y poder. Se paso una mano por el pelo y sonrio. Jason era soltero, tenia treinta y nueve anos y le gustaba jugar al tenis. Eso le habia dicho a una periodista en una entrevista que habia leido en la manana mientras desayunaba. --?Y las demas postulantes? --pregunto el, cenudo. Ella se encogio de hombro. --No lo se, parece que he sido la unica a la que le ha interesado el empleo. --Bien, no importa, pasa a mi despacho. Sujeto el maletin y paso por delante de el para ingresar a la oficina. Su perfume importado era exquisito. No pudo evitar ver su precioso trasero cuando rodeo el escritorio y se sento. Ella tomo asiento cuando el se lo pidio y le entrego su curriculo. Jason se puso sus gafas de lectura, abrio la carpeta y empezo a leer sus datos. --?Alex, verdad? --Si. --Hablame sobre ti, Alex. Odiaba cuando las entrevistas comenzaban de ese modo. ?Que mas podia decir de lo que ya estaba escrito en su curriculo? Respiro hondo y sonrio. Un empleado positivo siempre tenia mas chance para ser contratado. --Soy Alex Bloom, y acabo de recibirme como disenadora de indumentaria. El se cruzo de brazos y la miro con sus intensos ojos oscuros. --?Y por que una disenadora quiere ser mi asistente? --Porque seria un honor trabajar para la revista Harvor y creo que... --Bla, bla, bla... no dices nada nuevo --la interrumpio el capullo. Habia hecho un gran esfuerzo para deshacerse de las demas postulante y no dejaria que un gilipollas como el, por mas guapo que fuese, no le diera el empleo. --Si tuvieras que definirte, ?como lo harias, Alex? Como alguien que todavia seguia buscando sus suenos, aunque eso significaba haber comenzado varias carreras y dejado a mitad de semestre porque sentia que no eran para ella, o que el empleo que mas tiempo le duro fue de tres meses. Vale, ella a veces era una persona inestable. ?Pero quien no lo era?

  • La ultima carta de Mercedes Guerrero

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    Mitad thriller mitad novela romantica, esta es la historia de la transformacion de una mujer enfrentada a si misma y a su cruda realidad.

  • El Highlander y el demonio espanol de Gema Gil Gutierrez

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    Escocia, 1330. Dos espiritus indomables pertenecientes a diferentes epocas se encuentran por mediacion de un anillo que alberga un secreto extraordinario. Paula, una policia espanola del siglo XXI, decepcionada con su trabajo y con el mundo que la rodea, irrumpe en la vida de Patrick, el jefe del clan mas poderoso de las Highlands.
    El caracter, intrepidez, valentia y belleza de la joven no dejaran indiferente al magnifico guerrero.
    ?Podran los sentimientos que surgen entre ambos y su tozudez superar las barreras del tiempo y del corazon?

  • El hombre inesperado (El Pacto 2) de Eva Alexande

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    No se como, pero lo se y no es la primera vez. La primera vez ocurrio cuando tenia nueve anos. Era sabado, mi dia favorito de la semana, y llevaba esperando ese dia desde hace semanas. Era mi cumpleanos y a las once el jardin decorado con globos y todo lo que mi madre fue capaz de comprar iba a llenarse de ninos, vecinos y amigos. Pero esa manana desperte triste, tan triste que no era capaz de levantarme de la cama. Mi madre dijo que eran los nervios, la excitacion por la fiesta, y me obligo a levantarme, desayunar y prepararme para recibir a mis invitados. Me puse el vestido rojo que habia comprado mi madre especial para ese dia y force una sonrisa en mi rostro. Lo hice mientras el mago contratado nos entretenia con sus trucos, mientras me cantaban cumpleanos feliz y mientras abria los regalos. Era la sensacion mas extrana del mundo, mi corazon, mi alma, todo mi estaba llorando y mi mente de nueve anos no era capaz de saber que pasaba o por que. Lo averigue cuando recibia mi ultimo regalo al ver a mi padre contestar a una llamada. Lo vi palidecer y mirar a mi madre con lagrimas en los ojos. Mi padre, el hombre mas fuerte que habia conocido, el que era capaz de ahuyentar a los monstruos de debajo de mi cama. El hombre que siempre sonreia, el que hacia sonreir a mi madre. Pero en mi noveno cumpleanos un poco de la luz que brillaba en sus ojos se apago. Mi abuela, la madre de mi padre, tuvo un accidente de camino a mi fiesta y fallecio. Hannah, abu como la llamaba yo, era toda la familia que teniamos. Los padres de mi madre habian fallecido poco despues del nacimiento de mi madre y ella crecio entre familias que nunca decidieron adoptarla y hogares de acogida. De alguna manera mi madre consiguio salir adelante y durante su primer ano en el instituto conocio a mi padre. Fue amor a primera vista, Paul y Paula, incluso sus nombres eran iguales. Era predestinado, los dos rubios de ojos azules, altos y guapos. Tenian quince anos cuando se conocieron y desde ese momento fueron inseparables. A la familia de acogida de mi madre le daba igual si ella no dormia en casa, si estaba ahi cuando llegaban los de los servicios sociales era suficiente para ellos. Y asi mi madre se fue a vivir con mi padre y la abuela. La abuela se convirtio en la madre de los dos, los cuido, los castigo. Puso limites, reglas para que la relacion de los dos no terminara por arruinar el futuro de ninguno. Mis padres fueron a la universidad, los dos querian ser medicos y con mucho trabajo y esfuerzo lo consiguieron. Se casaron antes de empezar el primer ano de Medicina. Continuaron viviendo con la abuela hasta que terminaron los estudios y consiguieron trabajo en el hospital, mi padre como cirujano y mi madre en pediatria. Dos anos despues nacia yo para cumplir los suenos de los tres, para aumentar la familia, la primera de muchos. Pero el destino fue caprichoso y mi madre tuvo problemas en el parto y otro embarazo hubiera sido peligroso para ella. De esa manera eramos cuatro miembros en la familia Garrett. Y desde mi noveno cumpleanos tres. Nunca mas quise celebrar mi cumpleanos, ni regalos ni tarta. De alguna manera me sentia culpable por la muerte de la abuela, como si hubiera tenido algo que ver con el accidente. Yo, una nina de nueve anos sentada en una silla rosa en el jardin rodeada de ninos y no el hombre que se salto el color rojo del semaforo. La segunda vez fue una semana antes de cumplir los dieciocho. Me desperte de la misma manera, triste y rota. Era domingo y mis padres estaban los dos trabajando. Los llame y estaban bien, no iban a volver a casa hasta el siguiente dia. No les dije nada de lo que sentia, pero fui a comer con ellos y luego a cenar. Mi padre quiso cenar tortitas, mi madre riendo pidio lo mismo, y ya que estaba yo tambien. Recuerdo que reimos, hablamos y tomamos docenas de fotos. Les abrace con fuerza, les bese y les dije que los amaba. A las siete cuarenta y dos de la manana del lunes la policia llamo a la puerta. Un hombre habia entrado con un arma en el hospital y disparado a todo el mundo, treinta y siete heridos y doce fallecidos. Mis padres eran entre los doce. Cumpli dieciocho anos sola, nadie estuvo a mi lado. Todas las personas queridas habian dejado este mundo, me habian dejado sola. Pero la vida siguio a pesar del dolor y la tristeza. Fui a la universidad, estudie Medicina como mis padres. En el ultimo ano conoci a Colin. Colin. Alto, moreno. El sueno de cualquier mujer, pero no mio. Sali con el porque era guapo, atractivo y tenia una sonrisa bonita. Y era muy insistente. Me enviaba flores, regalos, globos hasta que dije que si. No queria salir con el porque no tenia tiempo y porque no habia lugar para hombres ni en mi vida ni en mi corazon. Pero al final lo hice, salimos unos meses y cuando tuve problemas con el alquiler de mi apartamento Colin me ofrecio el suyo. Me llevo a conocer a su familia que eran buenas personas, eso si ignoramos a su hermana adoptiva, Iris. Esa mujer era una perra malvada, una mujer adulta comportandose como una nina malcriada. Eso fue el dia antes de la tercera vez. La tercera vez que me desperte triste y asustada. Llame a Colin, pero tenia una reunion importante y no me devolvio la llamada. Fui al trabajo como siempre sabiendo que no podia impedir al destino hacer lo suyo. Iba a pasar lo que tenia que pasar. Por eso cuando volvia del trabajo y vi a la mujer al lado del coche en medio de una carretera no lo dude. Era de noche en un barrio peligroso y la vi tan desesperada que decidi parar y ofrecerle mi ayuda. Al llegar a su lado un escalofrio me recorrio y supe que Colin no estaba en peligro, pero yo si. Extranamente no tuve miedo, no tenia miedo a la muerte y nadie iba a llorar por mi. Por fin iba a estar con mis padres. Senti al hombre acercarse, agarrarme y tapar mi nariz con un trapo. Le di la bienvenida a la oscuridad y cuando desperte el dia siguiente en una jaula en una sala que parecia un sotano me permiti sentir miedo. La pesadilla habia comenzado, una que iba a durar un ano y cambiaria mi vida para siempre. Durante dos meses estuve sola. Grite. Llore. Suplique. La unica persona que venia para traerme comida era un hombre aterrador. Alto, fornido y espeluznante. Odiaba la manera en que me miraba, odiaba sentir sus ojos recorrer mi cuerpo, odiaba el miedo que me paralizaba al escuchar el sonido que hacia la puerta al abrirse. Espere, ?que? No lo sabia. Algo o alguien que me diria porque estaba ahi o que podria hacer para volver a casa. Pense que podria ser un secuestro para pedirle dinero o algo mas a Colin, pero pasaron dias y dias y me di cuenta de que si eso era lo que estaba pasando el no habia pagado el rescate. Lo odie. Sin importar cuanto lo intente no consegui averiguar la razon, si no era Colin, ?entonces que era? Yo era una persona no muy sociable, me gustaba la soledad, la tranquilidad, sentarme a leer un libro y viajar a otros mundos. Pero tenia cuidado con los que me rodeaban, vecinos, companeros de trabajo, conocidos. Era amable con todos y nunca hice nada para merecer terminar encerrada en una jaula como los perros. Sin importar cuantas vueltas le daba llegaba a la misma conclusion, Colin. El era rico y yo era su novia, algo haria el para ganarse el odio de la persona equivocada con la mala suerte de que me toco pagar a mi. Dias, semanas despues la luz se encendio en medio de la noche, al menos lo que yo suponia que era noche ya que la luz se apagaba y encendia automaticamente cada periodo de tiempo. Fingi dormir en mi colchon, tapada con una manta mientras mi corazon latia listo para saltar de mi pecho. Escuche los pasos del hombre y otro ruido mas, como arrastrando algo pesado. Abri los ojos solo un poco para ver que pasaba y lo vi metiendo a una mujer en otra de las jaulas. Ella no estaba muerta a pesar de verse de esa manera, si lo fuera no la encerraria, ?no? El se fue y me quede despierta esperando a que la mujer abriera los ojos. Espere mucho, horas interminables hasta que ella se desperto. Sarah, joven y guapa, alta y con el rubio rojizo mas espectacular que he visto, de ojos verdes y el cutis perfecto, era una mujer hermosa. El tipo de mujer que volvia locos a los hombres nada mas entrar en una habitacion. Ella tampoco tenia idea por que la habian secuestrado, paso por lo mismo que yo. Grito, lloro y luego se quedo callada hecha un ovillo en su jaula. Poco despues, igual que habia pasado con Sarah, el hombre llego en medio de la noche con otra mujer. Inconsciente a causa de lo que sea que el hombre usaba para dormirlas. Por lo que recordaba Sarah usaba el mismo metodo de la pobre mujer con el coche averiado. Todas caimos en la trampa y me gustaria saber en que pensaba esa mujer cuando esperaba ahi tranquila sabiendo que ayudaba a un monstruo a hacer dano a otras mujeres. Me pregunto si lo que le hubiera pagado valia la pena, si podia dormir por la noche. La tercera mujer tardo muy poco en despertarse. Liz era su nombre y adivina quien era ella. Otra novia de Colin, exnovia como Sarah y actual novia como yo. En ese momento no quedaron dudas, lo que sea que nos habia llevado a ese sotano era por el. Liz tenia una teoria un poco espeluznante, como que a Colin le gustaba tener a las mujeres de su vida encerradas para disfrutarlas cuando y como le daba la gana. No le dije que yo llevaba meses ahi y nada habia pasado

  • La sangre de la tierra de Oscar Soto Colas

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    La Rioja, 1853. Victor Arriola, criado en la mejor sociedad de Bilbao, nunca imagino lo que cambiaria su vida con el traslado de la familia a Haro para trabajar en el naciente negocio de la industria vinicola.

  • Donde desaparecen las estrellas de Monica Banos

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    Si hay algo que caracteriza al pequeno pueblo costero de Melia es la creencia popular de que las estrellas pueden influir en la
    vida de sus habitantes. Alli vive Gala, una joven que pasa los dias trabajando en una floristeria. Todo cambiara con el regreso de Nestor, uno de sus mejores amigos de la infancia. Pero Gala ya no es la misma: una serie de acontecimientos que tuvieron lugar en el ultimo ano la han vuelto solitaria y algo hurana.
    Cuando se le presenta la oportunidad de trabajar para el periodico local y disipar asi los malos recuerdos que la acechan, se cruza en su camino Constanza, una elegante anciana que sacara a la luz secretos de la familia de Gala tenidos de dolor, pero, sobre todo, de esperanza.
    Gala debera aprender a perdonar a los fantasmas de su pasado, mientras encuentra la manera de perdonarse a si misma.

  • La Mujer Loca de Juan Jose Millas

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    Julia trabaja en una pescaderia y de noche estudia gramatica porque esta enamorada de su jefe, que en realidad es filologo. En sus ratos libres, la joven ayuda en el cuidado de una enferma terminal, Emerita, en cuya casa coincide con Millas, que esta haciendo un reportaje sobre la eutanasia. Durante sus visitas, el escritor se siente atraido por la idea de novelar la vida de Julia, aunque para lograrlo debera enfrentarse a su bloqueo creativo con la ayuda de una psicoterapeuta. La realidad trastoca los planes del escritor cuando Emerita revela un secreto que ha guardado celosamente toda su vida. Lo que habia comenzado como una cronica periodistica se convierte entonces en una suerte de novela en la que el se vera involucrado como personaje. El mejor Juan Jose Millas regresa a la novela con La mujer loca, una historia en la que el lector habra de decidir que es verdadero y que es falso, una investigacion sobre los limites de la realidad y la ficcion en una obra que condensa la esencia del maestro de la extraneza: humor inteligente, dialogos excepcionales y una escritura provocativa. Un ejercicio de honestidad con el que afronta sus cuitas como autor desde la verosimilitud de la pura ficcion.

  • Alas al amor de Marisa Citeroni

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    El sentimiento mas poderoso es el amor, esta presente en cada acto, en cada demostracion, en cada palabra, en cada instante de la vida misma.
    En las historias aqui contadas, se habla de este amor, reflejando personas que luchan por aferrarse a este sentimiento.
    Mujeres que no entienden de mandatos ni preceptos, solo de pasion.
    Hombres que necesitan llenar sus almas vacias y no vacilan en hacerlo incluso en contra del mundo que se opone a ello.
    Protagonistas que se enfrentan de forma incansable con quienes no pueden aceptar que es simplemente eso: amor puro, egoista, desenfadado, obsesivo, pero tambien tierno, carinoso, dulce. Solo amor.

  • Woods Lane de David Verdejo

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    En mitad del desierto de Tejas se levanta un pequeno pueblo, tranquilo, cuya comunidad vive en paz y sosiego cuando un crimen despierta viejos temores. Woods Lane comienza a sufrir en sus propias carnes una serie de acontecimientos dificiles de controlar por los agentes de la oficina del Sheriff. Una historia familiar oculta durante decadas esta a punto de ser descubierta a raiz del primer asesinato y no sera el ultimo. La leyenda que recorre las calles del pequeno pueblo cobra vida y podria arruinar la reputacion de los miembros mas notables de la comunidad.

  • Corazones en la arena (Cuidarte el alma 4), Dante Aviles & Mariel Ruggieri de Dante Aviles , Mariel Ruggieri

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    Elegi llamarme Dante, porque un amor armado en el cielo me condujo al infierno.
    “Corazones en la arena” es una novela autobiografica, pero tiene dos versiones. La primera tuvo el desenlace que marco mi desesperacion, no mis deseos. La segunda es esta, la verdadera, la que surgio despues de que purgue mis culpas y el destino me brindo otra oportunidad junto a ella.
    Esta historia no tiene principio ni tiene final, porque desde ninos creemos que este amor se gesto antes que nosotros y que en cada nueva existencia nos volveremos a encontrar. No se como se llamaba ella en sus vidas pasadas, ni como se llamara en las futuras.
    Lo que si se es que en esta vida, mis corazones en la arena llevaran siempre el nombre de Eva.

  • Fruitlands de Louisa May Alcott

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    Massachussets, finales de 1840. Los Lamb acaban de llegar por fin a su eden particular: una comuna que profesa la filosofia de los trascendentalistas (la de Thoreau y Emerson). Alli, planean vivir apartados del resto de la sociedad, alimentandose de la tierra y siguiendo los principios de la belleza, la virtud, la justicia y el amor. Todo parece sencillo y amigable en ese bosque lleno de intelectuales bienintencionados, pero quiza necesiten algo mas que filosofia para sobrevivir: ?como haran frente al crudo invierno de Nueva Inglaterra? ?Acaso saben algo sobre el mundo del pastoreo y la agricultura? ?Que ocurrira cuando lleguen las primeras tormentas? Louisa May Alcott esboza un magistral retrato del sueno de una familia que no dudo en unir sus fuerzas para hacer realidad lo irrealizable.

  • La vida son dos dias, entonces besame de Roberto Emanuelli

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    Leonardo solo ha tenido un gran amor en su vida. Se llamaba Angela y se marcho sin dejar rastro al poco de dar a luz a su hija Laura, diecisiete anos atras. Desde entonces, Leonardo ha tenido muchas relaciones, pero ninguna de ellas ha conseguido conquistar su corazon.
    Laura, en plena rebeldia adolescente, se aleja cada dia mas de su padre y, mientras suena con descubrir la verdad acerca de su madre, se dedica a buscar el amor en blogs de internet.
    El destino, tras recorrer oceanos de distancia, sera el encargado de proporcionarle las respuestas a todas sus preguntas al final de un sorprendente viaje. Un viaje que para Laura significara encontrar por fin el valor de amar y, para Leonardo, la fuerza para volver a hacerlo.

  • Lo que descubri de ti de Sibila Freijo

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    Continua la historia de Carlota, la protagonista de Lo que no sabia de mi.

  • Donde enterre a Fabiana Orquera de Cristian Perfumo

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    Verano de 1983:
    En una casa de campo en la Patagonia, a quince kilometros del vecino mas proximo, un prestigioso politico despierta en el suelo. No tiene un solo rasguno, pero su pecho esta empapado en sangre y junto a el hay un cuchillo. Lo ultimo que recuerda es que viajo hasta alli para pasar un fin de semana con Fabiana Orquera, su amante. No se imagina que ya nadie volvera a verla. Ni viva, ni muerta.
    Treinta anos despues:
    Nahuel, un periodista sin pelos en la lengua, ha pasado casi todos los veranos de su vida en esa misma casa. Cuando encuentra alli una vieja carta que plantea una serie de enigmas para llegar a la verdad sobre la desaparicion de Fabiana Orquera, Nahuel sabe que tiene en sus manos la historia del ano. Sin embargo, al descifrar el primer acertijo recibira un golpe muy bajo que solo da lugar a una interpretacion posible. Hay alguien dispuesto a impedirle a toda costa que responda la pregunta que lleva treinta anos flotando en el aire frio de aquella inhospita parte del mundo.
    ?Que paso con Fabiana Orquera?

  • El secreto de Gadiro (Kepler 3) de B. E. Raya

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    A Gadiro siempre le ha gustado la adrenalina y los retos, siempre tuvo inquietudes por vivir lo que estaba fuera de los estandares de lo que se esperaba de el por ser hijo del rey. Desafeaba a su padre, aunque el jamas se entero, nunca tuvo tanta valentia para hacerlo cara a cara. Tal vez no era tan valiente despues de todo, y no fue consciente de ello hasta que se dio cuenta de sus propios errores, habia ocultado parte de su vida de sus hermanos, de sus padres, de su pueblo por peticion de una persona, y Gadiro penso que le importaba, que no significaba nada mas que una pura aventura. Que equivocado habia estado. Nunca antes le importo ser un sucio secreto para su amante. Pero ahora que veia la felicidad de su hermano mayor al lado de su consorte, de su hermanita con sus dos companeros, Gadiro se dio cuenta que el deseaba lo mismo para el. Deseaba mucho mas que simplemente sexo. Y era triste darse cuenta que Adelphos no podia darle mas que eso.

  • Donde quedaron los suenos de Brianna Callum

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  • Y si fuese tu de Alexia Mars

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    Muevo la cabeza al son de la musica, cojo una lata de pepinillos en conserva y me la acerco a los labios a modo de microfono, abro la boca y me marco un playback. El rock invade cada poro de mi piel y el de mis companeros. Todos bailamos junto a Bon Jovi y su Livin’ On A Prayer. Me vengo arriba en este punto. Tiro la diadema, pego un salto, lanzo un grito desgarrador que arranca una risa en Sugar y me despeino como una loca. Sugar se pone en pie y menea su cuerpo como si le hubiese dado un telele y siempre mirando de reojo a la puerta, por si el Basilisco aparece. Llega el estribillo y doy vueltas y saltos. En este momento soy libre, todos lo somos. Sugar se sube a la silla, abre los brazos y emite varios graznidos descompasados mientras Antonio, el encargado del armamento, coge un rifle descargado y lo convierte en una guitarra. Se pone de rodillas y toca mientras todos lo coreamos. Este es el mejor momento del dia. La primera cancion y la ultima. La tienda se abre a las diez, pero nosotros llegamos a las ocho para prepararlo todo. Trabajamos en Survivor, un pequeno local dedicado a la supervivencia. Y nuestro jefe, Herman, un aleman afincado en Valencia por amor, no es muy dado a la chachara. Bueno, ni a la musica, ni a las risas, ni a casi nada, en realidad. Nadie habla con nadie durante las horas que pasamos aqui. De hecho, Jose Maria --o Sugar, como le gusta que le llamemos porque dice que es muy dulce --, el genio de la informatica, esta en la cuerda floja porque ha recibido varias broncas por distraerse. A mi, la unica mujer empleada, se me somete a un examen todos los viernes y he de demostrar que voy avanzando en esta especialidad --armamento y supervivencia-- sacando un ocho o mas. Cuando hablo de examen es examen, eh. Con una mesa, un folio y la cara agria de Herman mirandome fijamente hasta que termino el cuestionario. ?Que por que aguanto esto? Bueno, pues porque a pesar de lo malo, me encanta mi trabajo. Soy estilista de latas de conserva y, aunque suene algo ridiculo, se me da muy bien. Dejo unos pasillos tan apetecibles, que todos los clientes que entran comprando cosas como pedernales, trampillas o canas de pescar acaban llevandose una buena provision de alimentos. Y, por otra parte, tampoco es que haya muchas ofertas de esta profesion para elegir, me aventuraria a decir que pocas o ninguna. Ni siquiera yo conocia el puesto hasta que cinco anos atras vi que lo ofrecian y me apunte. Siempre se me ha dado bien decorar, asi que pase la prueba y aqui sigo. La otra razon es la hipoteca. Y, ahora, con una bebe de nueve meses, como que no es momento de lanzarse a la piscina. Cuando no decoro los estantes, me dedico a las redes sociales de la tienda y llevo la web junto a Manel, un community manager en practicas. Estaria realmente bien si no fuese por Octavia Rayuela y Perez, la mujer del jefe. El y del apellido se lo pone ella porque le da notoriedad, segun dice. Lo cierto es que Octavia Rayuela es tan complicada como el libro de Cortazar. La apodamos el Basilisco porque destila tanto veneno como el ser mitologico. Esta es la unica hora en la que podemos relacionarnos, asi que aprovechamos, aunque siempre hay uno que monta guardia. Hoy es lunes, por lo que Herman vendra acompanado de su mujer, quien siempre nos da una nada grata visita al inicio de semana. Mi walkie talkie amarillo, colocado en la cintura, se enciende y la voz de Roberto sale en forma de grito: --Todos a sus puestos, repito, todos a sus puestos. !Llega el Basilisco! Corremos hacia nuestros lugares de trabajo, apagamos la musica y eliminamos cualquier vestigio de vida. Segundos despues oimos un motor, se apaga y, a continuacion, unos tacones. La puerta se abre y un hombre de unos cincuenta, delgado y vestido de forma deportiva aparece junto a su trajeada mujer. Ella, como siempre, toma la palabra: --Buenos dias, senores. --Se atusa el mono castano y se quita las gafas de sol. A mi me ignora. --Buenos dias, Octavia. Herman. --Al saludo de Antonio le sigue el del resto de empleados, incluido el mio. Pasa por mi lado y me sonrie. Su extravagante perfume me marea; esta mujer parece que se bane en el. --Querida, ?como estas? --Se acerca y revisa mi trabajo con ojo critico. Asiente satisfecha. --Bien. Como siempre. --Como se que realmente no le interesa, no me explayo. --?Seguro? No tienes buena cara. --Angela no duerme mucho, todavia es muy pequena. Nos despierta cada hora y aunque nos turnamos... --Lo digo para que te maquilles un poquito mas --me corta--. Recuerda que estamos cara al publico. Hay que dar buena imagen, Belen. Creo que mi corrector te iria de fabula, disimula muy bien las ojeras. Es de L’Oreal, luego te enseno una foto y asi te lo compras. <>, replico en mi mente mientras le sonrio tirante. Asiento. Llama a Herman y este le da alcance. Le susurra algo en el oido y ambos me miran de forma penetrante; tanto, que mi estomago se contrae. --Queremos hablar contigo, Belen. ?Puedes seguirnos al despacho, por favor? --La peticion de Herman me pone los pelos de punta. Quiero gritar, llorar. ?Van a despedirme? No, por favor. Le digo que si con un hilito de voz y arrastro mis pies hacia el fondo del local. Entramos y Octavia cierra la puerta. --Toma asiento, Belen --me pide mi jefa mientras se quita la americana. Herman se sienta en el borde de su mesa y me encara. Espera a que Octavia tome posicion a su lado y fijan los ojos en mi. Dejan pasar un angustioso silencio. Trago saliva. --Belen, llevas cinco anos aqui. --Si... --musito casi sin voz. Tengo la garganta seca. --Y queriamos hablar contigo de algo sumamente importante. --Vale --respondo sin saber que mas decir. !Me van a despedir, joder! --Hemos sopesado tu peticion del mes pasado y hemos decidido aceptar --declara Herman con ojos chispeantes. --Vamos a darte ese aumento --lo apoya Octavia con una gran sonrisa y una palmada. En este punto tengo que coger aire porque mi mente todavia no ha reiniciado. No van a despedirme, van a... ?Un aumento? !!Por fin!! Poco a poco mis labios van ensanchandose hasta formar la sonrisa mas grandiosa de todas. El corazon me late tan deprisa que va a estallarme. --Aguarda unos minutos. Ahora volvemos --me pide Herman. Los dos desaparecen por la puerta que da al almacen y me dejan sola. Rapidamente saco el movil y con manos temblorosas y muy feliz tecleo un mensaje para Adrian, mi marido. Belen: He conseguido un aumento. Hoy toca celebracion. Adrian: ?En serio? Enhorabuena, carino. Te dije que tarde o temprano esos dos se darian cuenta del diamante que tienen a su lado. Estoy muy orgulloso de ti. Nos vemos esta noche y brindamos. Belen: !Que contenta estoy! No me lo creo. Adrian: Te lo mereces. Eres la mejor. Belen: Bueno, carino, te dejo que ya sabes como se pone Herman si sacamos el movil. Adrian: Esta bien. Te quiero.

  • Un Vecino Encantador de Lupita Palma

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    Las personas siempre han pensado que yo no era una ‘persona sociable’, no estoy muy segura del porque de eso. Bueno, la verdad es que yo creo que era una persona agradable con el resto de las personas. Habia muchas cosas que me gustaba de tratar con la gente. Me gustaba ver como le pasaban cosas un poco desafortunadas a quienes se lo merecian. Me gustaba incomodar a la gente con mis frases directas. Solo porque sentarme a conversar en un campo de hierba con mi mejor amigo y una canasta de picnic en la mano no era mi idea del paraiso, no me convertia en un harisco. Pero el hecho de que probablemente elegiria salvar la vida de un gato antes que la vida de una persona… Bueno, eso podria llevarme un poco mas lejos hacia el extremo psicopata del espectro, pero nadie es perfecto. Todos tenian que encontrar sus alegrias en la vida. Placeres culpables. Mis alegrias solo se referian a la desgracia de los demas. Aunque tal vez haya una forma menos perturbadora de decir que… No me gusta la mayoria de la gente, y me gusta verlos sufrir. Basicamente, asumi que todo el mundo tenia un mal karma en camino, y si yo tenia la suerte de verlo, era una bonificacion. El tipo que acaba de derramar cafe en su corbata mientras se dirigia al trabajo probablemente paso al lado de su inocente Golden Retriever, que solo queria un masaje en la barriga hace unas horas. Karma. La mujer que tenia un trozo de papel higienico en el talon despues de la hora del almuerzo probablemente le hizo pasar un mal rato a una trabajadora de servicio al cliente por su cupon que no funciono. Peor aun, la razon por la que el cupon no funciono fue probablemente porque no se molesto en leer la fecha de vencimiento en la parte de atras. Boom. El Karma ataca de nuevo. Pero hay algo que disfruto aun mas que los actos casuales del gran espectaculo de equilibrio del universo. No me emociono facilmente, y no tengo el habito de sonreir, pero disfruto especialmente esperando que el karma golpee a alguien cuando me ha cabreado. Y asi es como empezo todo. Vivia al otro lado del pasillo del Sr. Perfecto. No sabia su nombre, a pesar de que habia vivido frente a mi durante unas semanas, y tampoco pensaba saberlo. Probablemente era algun nombre tonto como “Marc”, “Ben”. Tipos como el siempre tenian nombres como ese, como si acabaran de salir de un yate usando un sueter envuelto alrededor de sus hombros, si, asi como lo imaginas. El Sr. Perfecto no se vestia asi, pero se veia muy bien. Algo sobre el pelo o la forma en que tenia ese tipo de rostros odiosos que probablemente se verian bien hasta calvos. O que al mirarlo no podia evitar pensar en la larga e ininterrumpida linea de personas absolutamente hermosas que tuvieron que dormir juntas a lo largo de los siglos para producir un hombre con una genetica tan perfecta. O tal vez era la forma estupida en que se mantenia en tan buena forma – quiero decir, vamos, ?quien necesita que su cuerpo luzca como si se estuviera tratando de salir de la ropa para mostrar cada uno de sus musculos perfectamente moldeados? Habia decidido, en un momento muy extrano, darle una oportunidad el primer dia que se mudo. Es importante notar que mi decision no tuvo casi nada que ver con lo bien que se veia o con cualquier fantasia extrana que pudiera haber tenido sobre el. No fue nada de eso. Solo pense que seria un buen vecino. En lugar de mi mirada habitual, simplemente mire hacia su lado y espere a que se presentara. Incluso le hice uno de esos sutiles asentimientos de cabeza que veo que los chicos se hacen el uno al otro. Habia visto tanto la inclinacion de la barbilla hacia arriba como la variacion de la inclinacion de la barbilla hacia abajo, asi que elegi una. No esperaba mucho a cambio. Tal vez una respuesta igual de regreso. Tal vez una sonrisa. Tal vez que me arrastrara a su habitacion porque nunca habia visto una belleza tan salvaje como yo. Pero me ignoro por completo. Ni siquiera contacto visual. Nada. Asi que, el karma estaba en marcha. ?Queria ser perfecto? Tal vez queria llevar un cartel alrededor de su cuello que dijera ‘mi vida es mejor que la tuya’. Bien. Podia hacerlo. Pero si me esfuerzo por mirarte fijamente cuando te veo, mas vale a que al menos me des una inclinacion de cabeza. Ese fue el error numero uno. Su siguiente error fue seguir pareciendo como si tuviera un alijo de la suerte del universo de Harry Potter escondido en su apartamento, como si cada dia de su vida fuera una serie interminable de coincidencias perfectamente afortunadas. Se le veia en los ojos. Pero los detalles no son lo que importa. Lo que importaba era que me irritaba. Asi que habia estado esperando agresivamente a que el universo se diera cuenta de que le debia unos treinta anos de mala suerte, todo en un solo momento. No queria que le pasara nada grave, pero me habria alegrado el dia si lo hubiera visto caer de bruces una vez. Incluso me conformaria con una lesion osea. Tal vez su inodoro podria inundar su apartamento de mierda. Lo que sea, de verdad. Me habia sentido como una sombra bajo el glorioso rayo de luz que era su vida desde el dia en que se mudo, y ya habia tenido suficiente. Era martes, lo que significaba que probablemente me encontraria con el antes de llegar a mi apartamento. Puede que haya tenido una vaga idea de la hora en que regresaba al complejo de apartamentos despues del trabajo, pero no es como si yo fuera una acosadora. El hombre seguia su vida como un reloj. Sali de mi apartamento alrededor de las cinco, no porque quisiera encontrarme con el, sino porque era cuando tenia que salir para llegar a tiempo a mi destino. Tarde unos dos minutos en llegar desde las escaleras hasta el buzon, asi que el estaba entrando justo cuando yo estaba saliendo de la escalera. No se vestia ostentosamente. Gafas de sol baratas, camiseta azul descolorida y vaqueros. Por supuesto, hacia que todo pareciera de un millon de dolares, lo que me hizo querer hacerle tropezar. Si el karma no iba a hacer el trabajo, me encantaria ayudar a que las cosas tomen su rumbo. Los buzones para los residentes se ubicaban en la pared y estaban disenados para gigantes. Yo media 1,65 metros, pero tenia que pararme de puntillas para girar la llave de mi buzon y meter la mano dentro. El buzon del Sr. Perfecto estaba justo al lado del mio. El no tenia problemas para alcanzar el suyo mientras yo trataba de mantener algo de dignidad en mis puntas de los pies y con mi cara aplastada contra la pared. Saque un paquete sorprendentemente grande de mi buzon. Ambos salimos de nuestras casillas con paquetes en las manos: el mio era una caja beige discreto, y la suya era una caja rosa muy femenina con una cinta blanca y sedosa para mantenerla cerrada. “Bonito paquete”, dije. Me sorprendio un poco oir mi propia voz. Pense que mi cerebro y mi cuerpo habian acordado una tactica pasivo-agresiva estricta, pero tampoco estaba dispuesta a disculparme por lanzar un pequeno sarcasmo en su camino. Se volvio para mirarme con una ceja levantada. Dios. El tipo era guapo. Fue casi repugnante, como si no estuviera satisfecho con el buen aspecto de estrella de cine que tenia. No, tuvo que seguir subiendo en la lista hasta ser perfecto. Ni siquiera se le podia llamar excesivamente perfecto al punto de ser aburrido, porque parte de su perfeccion era precisamente la imperfeccion en los puntos correctos, como sus cejas que eran demasiado oscuras o demasiado gruesas, pero que de alguna manera armonizaban en su cara. Luego estaba su nariz. Nunca habia pasado mucho tiempo estudiando la nariz de un hombre, pero era una nariz bonita. Dignificada. Noble, incluso. Era una nariz que me hizo preguntarme si de alguna manera me habia convertido de repente en una ‘especialista en narices’. ?Eso existe? “El tuyo es mas grande”, dijo, asintiendo hacia el paquete que tenia en mis manos. Habia una nota juguetona en su voz que me hacia luchar para suprimir una sonrisa. Normalmente no tenia que luchar para no sonreir. Todo eso de no ser muy simpatica era algo natural. Tampoco me ponia nerviosa con los chicos, asi que la sensacion extrana e incomoda en mi estomago debe haber sido lo que intensamente odiaba a este ser. “Si, bueno, el consolador que pedi era extra grande.” Le di a la caja un poco de inclinacion y lo mire con ira. Se rio. Era un sonido profundo y rico. “?Debo enviar a los paramedicos al otro lado del pasillo si no sales de tu apartamento para manana?” “No”, dije. “Envia un plomero”. Volvio a reir, y me vi a mi misma casi sonriendo mientras lo miraba a el y a sus dientes blancos y bien arreglados. “No te distraere. Grandes planes. Lo entiendo”. “Si, planes extra grandes”, murmure antes de girarme y subir las escaleras. Que imbecil. Podia fingir todo lo que quisiera ser encantador y agradable, pero nunca se habia presentado ante mi. ?Solo enciende el encanto cuando hablo de consoladores enormes? Probablemente es un pervertido…. En realidad, habia ordenado un consolador, pero era uno de tamano normal, y el no necesitaba saber nada de eso. Tampoco suscribi la idea de que poseer un respetable arsenal de juguetes sexuales tuviera implicaciones sobre tu vida sexual o la falta de ella. Podrias hacer el trabajo a mano, tener buenas herramientas, o llamar a alguien para que lo haga por ti. ?Yo? Prefiero estar preparada con un buen equipo. Una vez que volvi a mi apartamento, pase unos minutos mas maltratando el paquete porque era demasiado perezosa y terca para caminar cinco pasos hasta la cocina por las tijeras. Esperaba encontrar mi cita de pulgadas de largo y dos de ancho para esta noche. En vez de eso, solo habia un sobre. Lo tome y lo voltee. Un par de tarjetas de plastico se cayeron, pero el paquete de papeles de adentro se atasco. Si esta era una nueva tactica de correo no deseado, estaba funcionando, porque mi curiosidad estaba en su apogeo. Roosevelt, mi gato, tambien estaba interesado. Era una raza de munchkin, que era basicamente el corgi del mundo de los gatos: piernas muy cortas en un cuerpo de tamano normal. Se podria argumentar que era un poco confuso criar un gato con patas cortas y rechonchas. Si alguna vez salieran a la naturaleza, probablemente perderian las peleas callejeras con otros gatos porque no tendrian el mismo alcance, o lo que sea. Pero tambien se podria argumentar que era completamente increible. Tome una de las cartas que se habian caido y entrecerre los ojos ante la foto. Era la licencia de conducir de mi vecino. ?Ted Smith? Supongo que me equivoque en el juego de nombres, pero Ted era casi peor. Imbecil. Tire la tarjeta de vuelta a la caja y pense largo y tendido. Abrir el correo de alguien por error era bastante perdonable, pense. Asi que, hasta este punto, no me sentia demasiado culpable. Por otro lado, si me meto en los papeles del sobre, puede que tenga que empezar a sentirme mal. Gruni enojada y cerre las solapas de la caja. Cualesquiera que fueran los secretos que Ted Smith tenia, no me importaba lo suficiente como para someterme a la pequena dosis de culpa que sentiria al escarbar en su correo a proposito. Alguien golpeo fuerte en mi puerta. Le rasgune la barbilla a Roosevelt y luego fui a ver quien era. Arregle cuidadosamente mi cara antes de abrir. Reflejaba algo como ‘has interrumpido algo extremadamente importante’, pero tan pronto como vi a mi vecino en la puerta, mi expresion se quedo en blanco. Estaba sosteniendo un consolador, mi consolador purpura que tenia unas venas muy bonitas y prominentes trabajadas en el molde. Normalmente, me habria tomado un momento para apreciar y disfrutar de la artesania. Molde solido. Buen acabado en la silicona, y una gran base con capacidad de succion. Todo lo que una chica puede sonar. Profundo. Probablemente me debi sentir avergonzada, pero hace mucho tiempo aprendi que era mejor ser duena de tu verguenza que esconderse de ella. “Oh bien. Encontraste mi cita”, le dije, cogiendo el consolador de su mano. Enfatice mi punto al golpear la ventosa en la parte posterior de las bolas contra el marco de la puerta donde se atasco y luego comenzo a tambalearse amenazadoramente entre nuestros ojos. Me miro con una leve distraccion. “Tu cita encontro el camino a mi buzon. Me preguntaba si tambien recibiste mi paquete”. “Creo que sabria si tuviera tu paquete”. El no parecia pensar que mi juego de palabras era divertido. Tenia los brazos cruzados de tal manera que sus biceps y pecho se veian lamibles, aunque pense que preferiria morderlos. Tipos como el tenian suficiente placer en sus vidas, despues de todo. “?Estas segura?”, pregunto. Habia tension en su voz. Por alguna razon, su tono me hizo querer mentir sobre mi descubrimiento. Tal vez el universo finalmente habia encontrado una manera de lanzarle al Sr. Perfecto una muy merecida bola curva. A menos que tener a sus padres llamandolo “Ted Smith” fuera su unico intento de equilibrio. Tal vez vio dentro de mi oscuro y retorcido corazoncito y supo que yo era la complice perfecta. Cruce mis brazos hacia el y le hice un encogimiento de hombros digno de un premio de la Academia. “Si. Bastante segura. Acabo de comprar comida para gatos. Tal vez no tenian suficiente espacio para poner los dos paquetes en mi buzon, asi que metieron mi consolador en tu agujero”. Sus fosas nasales se abrieron un poco. Eran bonitas fosas nasales si eso era posible, y ver un poco de ira en su cara solo parecia hacerle parecer mas intocable, como un dios. Tenia el pelo oscuro y ojos gris claro. Su piel estaba un poco palida, pero eso me gusto. Significaba que al menos no se pavoneaba afuera, flexionando sus musculos, o peor aun, engrasandose y deslizandose dentro de una de esas camaras de radiacion que ellos llaman camas de bronceado. Despues de una larga y tensa pausa, suspiro. “Si aparece, ya sabes donde encontrarme”. “Claro”. Golpee el consolador, lo vi tambalearse, y luego lo arranque del marco de la puerta con un agarre a dos manos. Hizo un vulgar ruido de schlup mientras lo liberaba. “Gracias por traer a mi cita de vuelta, por cierto”. Volvio a suspirar y cerro la puerta. Mi puerta. ?Que clase de persona cierra la puerta de otra persona para terminar una conversacion? Mire al consolador con el ceno fruncido, como si tuviera las respuestas para mi. Lo lance aun mas enojada hacia el sofa, lo que desafortunadamente puso a Roosevelt en su camino directo. Solto un pequeno grito de guerra asustado mientras se apartaba del camino. Tome el grueso sobre que habia dentro de la caja una vez mas, dude, y luego volvi a meter los papeles sin mirar. Lo siento, universo. No quiero ser arrastrada a esto. CAPITULO 2 CARL Comprobe dos veces el correo electronico de mi telefono. El paquete habia sido entregado esta tarde. O la chica del otro lado del pasillo estaba mintiendo, o se habia metido en el buzon de otra persona. No habia manera de comprobarlo a menos que quisiera perder la tarde sentado en el vestibulo mientras miraba a cada persona revisar su correo. Incluso eso no tenia sentido porque no sabia de que tamano o tipo de caja era, o si habia sido retirada mas temprano en el dia. Nada de eso importaba. Sabia en mis entranas que la vecina lo tenia. No podia imaginarme cual era su problema. Desde que me mude, ella no ha hecho nada mas que quedarse mirandome fijamente. Era como si ella lo supiera, como si de alguna manera viera a traves de mi y las mentiras endebles en las que me habia envuelto en las ultimas semanas. No era inconcebible, despues de todo. La mezquindad de mi hermanastra tenia muy pocos limites, y no descartaria que sobornara a gente al azar en toda la ciudad para que estuviera atenta a alguien que coincidiera con mi descripcion. La vecina podria estar mandando un mensaje a Tanya sobre el paquete ahora mismo. Me hundi en el borde de mi cama y rastrille mis manos a traves de mi cabello. Todavia estaba esperando que alguien me dijera que los ultimos meses habian sido un mal chiste. Mi hermanastra siempre habia estado loca, pero sus recientes payasadas opacaban todo lo que habiamos vivido en el pasado. No queria pensar en ello. Nada de esto. Si sigo escondiendome y pasando inadvertido, se calmara. Defenderse o hacer un gran escandalo solo prolongaria la frustracion. Si no le daba municiones nuevas, se aburriria como siempre, y podria volver a mi vida normal. No mas de estas ridiculas distracciones o juegos a los que me habia forzado a jugar. Me sentiria libre para concentrarme en mi compania de nuevo, aunque incluso esa idea se sintiera vacia en este momento. La compania habia sido mi unica preocupacion durante anos, y tener que retirarme de ella, aunque fuera temporalmente, me estaba haciendo cuestionar por que estaba dejando de lado toda mi vida por mi trabajo. Hice todo el dinero que podia necesitar. Habia logrado los objetivos que me habia propuesto. Era muy bueno en lo que hacia, y no habia ningun imperativo para mi de seguir esforzandome por ser mejor, pero me sentia obligado a volver a la oficina, al trabajo y a la competencia. Ninguna relacion habia sido capaz de ganar contra esa compulsion, pero cada dia que pasaba escondiendome me hacia cuestionar aun mas mi dedicacion. Tal vez era hora de relajarse, de soltar el peso y liberarse un poco. Alguien llamo a mi puerta. Me apresure en ira ver de quien se trataba y cuando abri la puerta, encontre a la chica del otro lado del pasillo que estaba alli de pie, viendome con la mirada perdida por sus ojos cubiertos de lapiz de ojos. “Aqui esta tu estupido paquete. Resulta que tu nombre estaba en el. Whoops.” Como era de esperar, no parecia ni remotamente arrepentida. Su voz tenia una cualidad de inexpresiva que no coincidia con la mirada que tenia en los ojos, como un desafio constante, un reto de algun tipo, pero cualquiera que fuera el desafio, no podia ni siquiera empezar a adivinarlo. Mi corazon se hundio cuando vi que el paquete estaba abierto. No me atrevi a preguntarle si habia leido el contenido del sobre, asi que intente mirarla fijamente. La mayoria de la gente no se sentia comoda con el silencio, especialmente cuando se combinaba con el contacto visual. Era la manera mas rapida de juzgar la fuerza del caracter de alguien, en mi opinion. Asi que cuando pasaron diez segundos y luego veinte, sin que ella siquiera se apartara de mi mirada, decidi que su apariencia dura no podia haber sido una actuacion despues de todo. “Gracias”. Dijo de una manera tan seca y desinteresada despues de medio minuto. “Eso es lo que dices cuando alguien hace algo bueno por ti”. Le dio a la caja un fuerte empujon hacia mi y se dirigio hacia su puerta. “Espera. ?No miraste dentro?”, le pregunte. “Lo creas o no, no me importa saber que clase de cosas raras te envian por correo”, dijo. Saque el sobre y vi que el sello estaba roto en la solapa. “?Entonces por que abriste esto?” Esos ojos marrones profundos de ella se alejaron de los mios y luego volvieron de nuevo. Era la primera senal de debilidad que habia mostrado, y me ayudo a saber que era humana bajo el muro de desinteres que estaba mostrando. “?Por que abriste mi caja de consoladores?”, respondio ella. “Pense que era mia”, dije con los dientes apretados, aunque sabia que me estaba preparando para lo que estaba por venir. “Boom”, dijo, enfatizando la palabra con un movimiento perezoso de sus cejas. “Tambien pense que tu estupida caja era mia. ?Alguna otra pregunta cientifica?” Entrecerre los ojos. “No te creo. Y no me importa”, dije. Cruce los brazos y espere. “?Que?”, pregunto ell

  • Entrenar Contigo de Manuela Pigna

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    Son las dos de la madrugada, la lluvia golpea con fuerza los postigos de la ventana de mi habitacion y yo acabo de tomar una decision historica: tengo que perder peso, o mas bien quiero. No es que nunca lo haya intentado, no. Lo he intentado alguna vez a lo largo de mi vida. "Alguna vez" quizas sea demasiado limitado; digamos que lo he intentado varias veces. Vale, por lo menos unas cien veces sin haberlo conseguido nunca realmente, pero nunca habia tenido la iluminacion que he tenido esta noche. Hasta hoy, he pasado toda mi vida con sobrepeso y lo he intentado todo con tal de quitarme de encima estos malditos kilos de mas. No es que tenga el mito de las top model en la cabeza, no. No aspiro ni a sonar con llegar a tanto; me conformo con ser "normal". Si, normal. Me conformo con salir de casa vestida con algo que no parezca la tunica de un Tuareg o una bolsa de basura, con todo el respeto por los Tuareg. Me conformo con entrar en una tienda de ropa, elegir las prendas que me gusten, buscar entre las tallas y encontrar la que necesito, asi, sin mas, sin problemas, sin tener que preguntarle a la dependienta, por supuesto delgada como un junco, si por casualidad no tendrian una talla mas (en realidad dos) y luego tener que oir como dice que solo tienen hasta la 44. Me conformo con no tener escalofrios de miedo y terror cuando alguien me propone que vayamos a la piscina o a la playa, y no tener que devanarme los sesos despues para inventarme siempre excusas nuevas y creibles para no ir. Me conformo con no sentirme incomoda cuando la gente me mira. Me conformo con no sentirme, siempre y adondequiera que vaya, como el clasico elefante en una cristaleria. Pero esta noche he descubierto, o quizas solo lo he reconocido ante mi misma por primera vez, que hay algo mas que me gustaria ademas de comprar ropa e ir a la playa con una relativa serenidad. La famosa iluminacion de la que hablaba antes. Ha sido en casa de Marco y Nic. Marco es el novio de Linda, mi mejor amiga, y Nic es su hermano gemelo. Linda y yo somos amigas de toda la vida, somos vecinas y hemos crecido juntas; pero ella es guapisima, es rubia con los ojos azules, tiene una cara practicamente perfecta y nunca ha tenido problemas de peso. No es casualidad que salga con Marco, uno de los "celebres" gemelos, desde hace seis anos. En cambio Nic, diminutivo de Nicola, no quiere saber nada de sentar la cabeza, es mas, yo creo que en los ultimos anos esta batiendo el record de aventuras, por el y por su hermano juntos. Los gemelos han estudiado en diferentes institutos: Marco letras, como Linda y yo, y Nic ciencias. A pesar de eso, ambos eran conocidos en el instituto del otro como "los gemelos Bueno", o solo "los Bueno", por su apellido, pero entendido por las chicas como un diminutivo de "buenorro". Yo no los conoci hasta que Linda empezo a salir con Marco, que desde ese momento tambien ha tenido que soportar forzosamente mi perenne presencia. A fuerza de ir habitualmente a casa de los gemelos Bueno, algo que si alguien me hubiera dicho cuando estaba en el colegio no me hubiera creido jamas, he conocido a Nic un poco mas. Con el tiempo, Nic y yo hemos instaurado una amistad superficial, digamos unos cordiales conocidos. Creo que le caigo bien, pero seguro que no me ve como una potencial "aventura". Eso no me molesta en absoluto, porque aunque sea guapisimo, tiene la cara demasiado identica a la del novio de mi mejor amiga... De hecho no ha sido el el que ha desencadenado mi iluminacion de esta noche, aunque ha sido un chico igual de guapo. Si, porque no se trata solamente de ropa y de vacaciones, la "normalidad" tambien es tener un novio, un amante, un prometido; tener un rollete o una relacion seria, da igual, basta con aparentar que tienes una vida sentimental y sexual. No es normal que mi abuela, en las salas de baile, tenga mas movimiento en este campo que yo, joven de veinticinco anos recien licenciada. Asi que esta noche, cuando Nic ha llegado con Giancarlo, he sentido de verdad la necesidad imperiosa de tener una historia sentimental. Giancarlo es moreno, con los ojos de un azul tan intenso que parecen azul electrico. Pelo oscuro, ojos azules: mi combinacion preferida. Cuando ha llegado y nos han presentado, a pesar de haber hecho la broma que mas odio en este mundo, es decir: <> – y la odio porque Olivia la de Popeye es lo opuesto a mi y porque en primaria me tomaron el pelo hasta el infinito por su culpa y por culpa de mi corpulencia - lo he perdonado porque diciendolo ha mostrado una sonrisa de infarto. A lo largo de la noche me he enterado de que estudia ingenieria mecanica, pero que le queda mucho para licenciarse, que es un apasionado de snowboard y lo practica asiduamente, y que tiene un trabajillo de media jornada en un call center de lunes a viernes. A la hora de cenar, Nic y Giancarlo, alias "Gianca", han ido a por las pizzas y luego nos las hemos comido en casa: este fin de semana los padres de los gemelos no estan, de hecho Linda se ha quedado a dormir alli esta noche. Estabamos sentados al lado y hemos estado bromeando toda la noche, porque no solo es guapo, tambien es simpatico Gianca. La iluminacion me ha llegado despues de cenar, en cualquier caso. Una vez terminada la pizza, Marco y Linda han ido al salon a elegir una pelicula; yo me he quedado sola en la cocina con Nic y Gianca, y estabamos charlando los tres mientras yo recogia - no tenia por que hacerlo, los gemelos siempre me dicen que no lo haga, pero lo hago porque quiero y porque a veces me da un poco de verguenza estar siempre de jueves - hasta que ha sonado el telefono de Nic, y el con una sonrisita ha dicho: <>, y se ha ido a hablar a otra habitacion. Seguro que era uno de sus rolletes. Gianca y yo hemos intercambiado incluso una mirada de complicidad mientras Nic salia de la cocina y, bueno en fin, si no es una buena senal intercambiarse miradas de complicidad con un chico al que conoces desde hace menos de tres horas... Cuando he comenzado a lavar los platos en el fregadero y le he dado la espalda se ha hecho un extrano silencio. He empezado a reflexionar y a imaginar. Me he imaginado que se levantaba de la silla y venia hacia mi, abrazandome por la cintura con sus brazos, que me apartaba el pelo del cuello y me daba una tierna fila de besos, como creando un invisible collar de dulzura; me he imaginado que movia sus manos por mi cuerpo, que me tocaba de verdad. Y ha sido en ese instante cuando he tenido la iluminacion, porque imaginandomelo tan bien, tanto como si fuera a pasar de un momento a otro, casi he notado escalofrios por los brazos. Solo que en vez de sentir placer, he sentido miedo e incomodidad. Y he entendido que en realidad no queria que se levantara de la silla y me pusiera las manos encima, porque habria notado todos mis michelines, habria descubierto todos mis pliegues de carne de la espalda, la chicha que sobresale de los vaqueros demasiado estrechos escondida bajo una camiseta extragrande, los muslos que se tocan sin dejar espacio. Y he entendido que no queria sus manos sobre mi, a pesar de que me gustaba y de que queria sus manos sobre mi. Parece un contrasentido, el razonamiento de una loca, pero no lo es. Siempre pense que queria una historia de amor como todas las chicas de este mundo, pero la verdad, la verdad pura y dura, es que no quiero. No quiero ahora, no asi. La verdad es que no quiero que nadie me toque, y quizas por ese sea uno de los motivos por los que en efecto, nadie me ha tocado. Esta claro que no soy la unica persona con sobrepeso de este mundo, lo se, y he visto a chicas digamos abundantes que se echaban novio tranquilamente, y de hecho cuando veia a esas parejas desconocidas por la calle, siempre pensaba: <>. Ha sido bastante sobrecogedor darme cuenta esta noche de que yo, en realidad, no queria eso. ?Como diantres esta hecha la mente humana? Quiero decir, yo estoy dentro de mi cabeza, ?como ha podido pasar que pensara algo sin darme cuenta conscientemente de pensarlo? En cualquier caso, dejando aparte las elucubraciones filosofico-cientificas, despues de los platos y la iluminacion, hemos empezado a ver la pelicula. Si alguien me preguntara que hemos visto no sabria responder, porque no he hecho otra cosa que reflexionar y hacerme preguntas sobre mi misma y sobre la vida hasta ahora. Me he preguntado: ?que es lo que quiero realmente? Ser feliz. ?Que tengo que hacer para ser feliz? Tener una vida completa. ?Quiero un novio? Si, quiero un novio. La felicidad no es completa si no se comparte con alguien, dicen. Pero no la quiero ahora: no quiero que el chico que comparta conmigo mi felicidad, comparta tambien mis michelines. Y asi he llegado a la conclusion de que, si de verdad quiero cambiar mi vida a mejor, tengo que perder peso. Es imperativo que yo pierda peso. Y luego empezare mi vida en serio. Hare todo lo que no he hecho hasta ahora, y tendre todo lo que no he tenido. Y saldre con Gianca. Asi que esperame Gianca, no te enamores durante los proximos meses, por favor, esperame a mi, y luego enamorate de mi. 2. Al dia siguiente, el domingo, me levanto con paso energico. Vale, a mediodia, pero de verdad con paso energico y decidida a ponerme en marcha enseguida por el buen camino para alcanzar mis objetivos: por primera vez en mi vida pedire ayuda, visto que yo sola nunca he conseguido concluir nada. Entro en la cocina y me encuentro un plato de ensalada en mi sitio, mientras mi madre se esta terminando el suyo. Esta claro que no sera ella a quien pida ayuda. <>, empiezo con voz llana. <>. Me dan ganas de reirme en su cara, pero me controlo. Como de costumbre, cuando mi madre esta en casa, o sea los domingos, cocina las cosas mas dieteticas que se le pasan por la cabeza, con la esperanza de conseguir que adelgace con las dos comidas que prepara a la semana. Mi madre, que es la directora de una revista de moda de tirada semanal, se cree que ella misma es modelo, y lo peor que le podia pasar era tener una hija gorda. A lo largo de mi vida nunca ha escondido que le gustaria verme delgada, y si la decision que he tomado esta noche no fuera extremadamente fuerte e historica, en este momento, ante sus mejillas hundidas y a la ensalada sin alinar que me propina cada domingo, la habria lanzado al mar, solo por despecho, solo por molestarla. Pero el problema es que ya no tengo quince anos sino veinticinco, y no puedo dejar de vivir mi vida al maximo, o al menos como yo quiero, solo por molestar a mi madre. <>, me pregunta para hacerse la madre presente, cuando en realidad del lunes al sabado incluido no nos vemos practicamente nada. Como mucho nos cruzamos. <>, le contesto intentando mantener un tono indiferente, pero que evidencie mi total desinteres por iniciar una conversacion. <>. Volvi en cuanto acabo la pelicula porque me estaba comiendo mucho la cabeza y queria ocuparme enseguida de mi nuevo proyecto, organizando en el silencio de la noche y en la soledad de mi habitacion un plan de ataque. Me encojo de hombros, sin contribuir a la conversacion de ninguna manera util. <> Levanto la cabeza de golpe, sorprendida. Mi madre se encoje de hombros y, pinchando las ultimas hojas de ensalada, anade: <>. Fui a casa de los gemelos con Linda. Luego, tontamente y una vez que ya estabamos alli nos acordamos de que ella se quedaba a dormir alli; queriamos volver a coger mi coche, pero Marco me dijo que me traeria el sin problema. Luego llegaron Nic y Gianca y al final me acompano Gianca, por comodidad. No hace falta decir que no paso nada, pero estuvo muy simpatico y muy lindo durante todo el trayecto. <>, contesto un poco a la defensiva. No solo no quiero pedirle ningun tipo de ayuda, es que no quiero que sepa nada, ni de Gianca ni de mis intenciones: ya se pondra contenta cuando vea que adelgazo. Ella apoya el tenedor en el plato, se echa en el respaldo de la silla y levanta las cejas. <>. Me observa con frialdad. <>. Aprieto los dientes y miro mi plato. Cojo el aceite y la sal y empiezo a alinar la ensalada. No le contesto. <>. Dejo el tenedor y la miro mal. <>, ella continua como si estuvieramos manteniendo una conversacion agradable para ambas. <> No le contesto. <>. <>, le digo con indiferencia, pero estoy sangrando por dentro. En ese momento me dan ganas de comerme todo un buey, pero tengo que pensar en mi vida, en mi vida. Tengo que pensar en Gianca, en cuando haremos snowboard juntos. Tal vez nos vayamos a vivir juntos algun dia, asi no tendre que volver a soportar estas conversaciones los domingos por la manana. <>, responde ella con una calma total. Me levanto y voy hacia la puerta. <>. <>, me grita mientras me dirijo a mi habitacion. *** Sobre las seis de la tarde voy a casa de los gemelos. !Si, otra vez! Pero Linda sigue alli y necesito hablar con ella. Cuando llego, Marco me abre la puerta. <>. Yo lo miro intentando expresarle con los ojos lo mal que me siento por estar siempre en medio: <>. El se rie y me alborota el pelo: <>. Lo miro pasmada: <> El sonrie: <> <>, le contesto dudosa. A lo largo de los anos me he dado cuenta cada vez mas de lo amable y buen chico que es Marco, algo que nunca me habria imaginado cuando lo veia de lejos en el instituto, con ese aura tenebrosa y maldita; pero de verdad, yo creia que un poco le molestaba ver mi cara casi continuamente. Rie socarron: <>. <>, digo poco convencida, pero sonriendole. Espero que no lo dejen nunca: Linda se merece a un tio como el. Me dirijo hacia su habitacion y oigo como el va hacia el bano de abajo. La casa de los gemelos no tiene nada que envidiarle a una de las de MTV Cribs, por eso siempre estamos alli.

  • La sangre de las bestias de Joel Rodriguez Aleman

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    Hacia ya tiempo que Damian se sentia como si la vida lo hubiera agarrado por el cuello y no lo soltara. La impasible mano apretaba cada dia mas y mas, y cuando el flujo del aire empezo a cortarse, perdio la poca paciencia que le quedaba y cruzo el umbral que conducia a la senda de los perversos. Era muy tarde y aun estaba en la oficina. Nada lo obligaba a ello, salvo su altruismo; un companero, que iba atrasado en su trabajo, le pidio ayuda para cuadrar unos balances. La idea de hacer horas extras que nadie le iba a remunerar, sumada a lo mucho que despreciaba a aquel <>, segun sus propias palabras, le atraia tanto como a un ateo ir a misa. Sin embargo, debia hacerlo, pues las consecuencias de no terminar aquella tarea o, peor aun, terminarla mal, podian ser graves no solo para su companero, sino para la propia empresa. A medianoche, por fin bajo del autobus que lo dejaba a unos diez minutos de su casa. A pesar de la corta distancia, lo incomodaba recorrer aquellas calles repletas de drogadictos y carteristas. Miraba a todas partes y se maldecia por haberse quedado trabajando hasta las tantas. A mitad del trayecto, vio a un muchacho con sudadera sucia y una gorra con la visera hacia atras apoyado en la pared de un edificio y con una lata de cerveza en la mano derecha. Sintio una repentina opresion en el pecho. Parecia que aquel chico estaba absorbido por sus propios pensamientos y no albergaba intenciones aviesas, pero eso no lo tranquilizo. Aun asi, siguio su camino como si nada. Cuando estuvo a su altura, el muchacho solto la cerveza, que cayo con un estruendo amplificado por el silencio de la noche, y le corto el paso. Saco una navaja con la destreza de quien se ganaba la vida con ella, y dijo: --La cartera. Ya. Damian levanto las manos. Temblaban. --Voy, voy. --Su voz sono mas aguda de lo normal--. La tengo en el bolsillo izquierdo del pantalon. Voy a sacarla, ?vale? --Como me la juegues, te mato. --No, no te la juego, te lo juro. Entrego su deshilachada cartera al atracador. Este, mientras lo apuntaba con la navaja, maniobro con la mano izquierda para examinar el contenido: solo habia un billete de cinco euros y algo de calderilla. --Joder, que mierda. A pesar de lo tenso de la situacion, Damian encontro suficiente animo para ofenderse. <>, penso. --Dame tu movil. Bajo esta vez la mano derecha y extrajo de su bolsillo un Nokia de los antiguos, tan solo capaz de hacer llamadas y enviar mensajes SMS. --?Que mierda es esta? ?Por que no tienes un movil normal como todo el mundo? Me pagaran una miseria por esta basura. Antes de que tuviera la oportunidad de contestar, el ladron le propino un golpe con el reverso de la navaja que le hizo caer al suelo, y huyo a toda velocidad, insatisfecho con su botin. Damian encendio la luz, y su estudio de treinta metros cuadrados se tino del color amarillento de la bombilla del techo. La pintura de las paredes estaba desconchada aqui y alla. Sobre el escritorio, enfrente de la puerta, habia un ordenador portatil con una raja en la carcasa, fruto de una desafortunada caida anos atras. A su izquierda, el somier hundido por el centro comunicaba al mundo que su uso prolongado haria peligrar la espalda de su dueno. La cocina, al fondo de la estancia, estaba justo al lado del bano, lo cual le producia una sensacion desagradable a la que nunca se acostumbraba. Se dejo caer sobre la cama, apoyo los codos sobre sus rodillas y se tapo la cara con las manos. La amargura, que habia esperado con paciencia su momento, lo invadio. Aun asi, no lloro, tan solo se lamento de su desgracia. Normalmente, la soledad no lo afectaba, pero aquella noche lo ahogo. No tenia con quien hablar: ni mujer, ni hijos, ni tan siquiera un simple companero de piso. Se acordo de sus padres, pero bajo ningun concepto acudiria a ellos en busca de ayuda. Tras desnudarse, apago la luz y se acosto con la vana esperanza de dormirse; sin embargo, su corazon tardaba mucho en apaciguarse y aun bombeaba la sangre a demasiada velocidad. Reflexiono sobre el incidente, pero tambien sobre su propia vida. Comprendio que ser atracado en plena calle no era mas que la consecuencia de un problema mas grande: sus escasos ingresos economicos lo obligaban a residir en un barrio conflictivo, en un piso miserable, sin opcion a renovar su mobiliario, sus aparatos electronicos o su indumentaria. Le dolia vivir asi. Habia soportado mil y una penurias con encomiable estoicismo durante muchos anos, pero se acabo. Tomo una determinacion que ya no lo abandonaria jamas: cambiar esa situacion de una vez por todas. Capitulo 2 Dos dias despues, un soleado jueves de finales de verano, Damian disfrutaba de un almuerzo con su amigo Mario en la terraza de un restaurante. Cobijados por la sombra de un toldo grueso mientras bebian unas cervezas frias, mitigaban los efectos del calor. Se encontraban en una calle peatonal repleta de comercios y viandantes. --Gracias por invitarme --le dijo Damian. --Nada, para eso estan los amigos. Mario poseia una panza y unos mofletes prominentes, pelo rizado y nariz ancha. Contrastaba con Damian, enjuto, de apariencia fragil y con un pelo lacio tan mustio que no se despegaba de su craneo. Ambos llevaban sandalias y sus peludas pantorrillas al desnudo. --Mario, necesito dinero. Estoy harto de vivir donde vivo, con miedo constante a que me pase algo, en un piso que parece que se va a venir abajo a las primeras de cambio. Estoy harto de mi trabajo, estoy harto de... --Vale, vale, lo pillo. --Su amigo, un optimista perenne, no queria ver a nadie regodeandose en sus propias miserias--. Mira, es tu dia de suerte: te voy a proponer un proyecto que nos hara ganar mucha pasta. Damian, como cabria esperar, aguzo el oido: --Te escucho. Mario hizo un triangulo con ambas manos y las separo lentamente al tiempo que decia: --Inteligencia artificial. Su gusto por la teatralidad le hizo dejar una pausa dramatica, pero no logro el efecto deseado. Damian se encogio de hombros y espero a que continuara su discurso. --Es el futuro, chaval. Voy a desarrollar una inteligencia artificial para procesar grandes volumenes de informacion y detectar patrones que ayuden a decidir sobre esos datos. No es nada revolucionario, las grandes empresas llevan ya un tiempo haciendolo, pero eso es bueno: significa que hay gente dispuesta a pagar por algo asi. Y pagaran mucho dinero, muchisimo. ?Te das cuenta del enorme potencial que esconde un sistema informatico de ese estilo? --Me lo puedo imaginar. --No, no podia. --El caso es que yo me encargare de programar ese sistema, pero necesito a alguien que se ocupe de todo lo demas: buscar clientes, el marketing online... En fin, ese tipo de cosas. Asi que... ?que me dices?

  • La ultima revelacion de Dani Padilla

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    Miranda Cardona, periodista de investigacion de afamado prestigio, ha desaparecido en extranas circunstancias.
    Reclutados por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), los detectives Olivia Giralt y Aitor Cruz viajaran hasta la ciudad de Paris, lugar en el que se desvanece el rastro de la reportera y en el que deberan cenirse a una unica pista: el hallazgo de un antiguo libro relacionado con el misterioso simbolo Omega.
    Durante siglos, su significado ha suscitado la incomprension de filosofos, historiadores y expertos en simbologia, pero tras el descubrimiento del enigmatico volumen, una serie de acontecimientos amenazan con revelar una terrible verdad que se creia olvidada.
    Conscientes de que dicho escrito puede resultar la ultima esperanza de hallar con vida a la desaparecida, ambos investigadores desconocen que estan a punto de introducirse en la destructiva espiral de una leyenda oculta muy capaz de cambiar la percepcion que todos tenemos de nuestra propia humanidad.

  • El panuelo negro de Rafael Sarmiento

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    Habian pasado treinta anos, pero el rostro de Elisaveta no lo aparentaba. Ni su figura, ni su porte ni el aura que rodeaba la elegancia de aquella hermosa mujer. Al menos asi lo pensaba Marek, su marido. Treinta anos hacia que la habia tomado por esposa y el seguia viendo en ella a aquella joven alta y rubia, de maneras lozanas, ojos picaros y sonrisa mordaz que le cautivo en su juventud y que, aun entonces, cuando ambos habian sobrepasado de largo la cincuentena, seguia dejandole sin habla cuando le miraba con ese gesto confiado tan cargado de sensualidad. La cena habia sido excelente, muy acorde con la celebracion de dicho aniversario. El siguiente seria un buen dia para continuar con la rutina de sus vidas, pero aquella noche pasearian tranquilamente, si el frio lo permitia. Marek nunca descuido a su esposa, a pesar de la enorme responsabilidad que conllevaba su trabajo, pero vivia con el pesar de no haberle dedicado mas tiempo, que era lo que de verdad le hubiera apetecido. Siempre penso que no se puede tener todo, que quien mucho abarca, poco aprieta y que llevaban una vida de ensueno, al menos en comparacion con la inmensa mayoria de la poblacion del pais en el que vivian. Pero dicha vida era consecuencia de su trabajo, de su estatus, y ese era el precio que debia pagar. Sin embargo, aquel dia era para ellos. Aquel dia, no habia otra cosa que no fueran ellos. Acababan de terminar los postres y, al tiempo que avisaba al camarero para que le trajera la cuenta, Marek hizo un gesto a Juliusz, su escolta, que esperaba en otra mesa mientras tomaba algo y leia un libro. De inmediato, se levanto de su asiento y se dirigio a la salida. Hasta que el no lo autorizara, Marek y Elisaveta no saldrian del restaurante. – Aqui tiene, senor-. El camarero, perfectamente vestido, como era propio en un sitio de lujo como aquel, tardo apenas un minuto en traerles la cuenta. Era quien les habia atendido desde que entraron en aquel lugar y habia hecho su trabajo de una manera mas que eficiente, lo cual satisfacia sobremanera a Marek. Era algo que el valoraba mucho en un profesional, daba igual el rango o el sector. En su opinion, el trabajo habia que hacerlo bien, terminar siempre lo que se empieza, nunca dejar nada a medias y emplearse a fondo para que el resultado sea el mas satisfactorio posible. A pesar del nivel en el que se manejaba en la vida, no juzgaba a los demas en funcion de su estatus o su ocupacion, sino por la efectividad con la que lo realizaba. Y aquel camarero habia aprobado con nota alta segun su escala de valoracion. Una vez pagada la cuenta, la pareja permanecio en sus asientos hasta que Juliusz se asomo desde la puerta de salida y les hizo un gesto. – Ya nos podemos ir-. Marek se levanto entonces y retiro la silla de su esposa para facilitarle a ella el que lo hiciera tambien. Luego, ambos se dirigieron al guardarropa, donde les dieron sus abrigos, se los pusieron y salieron del restaurante, ella agarrada al brazo de el y el encantado de sentir el contacto de ella. En verdad, hacian una pareja imponente. Ambos altos, bien parecidos y con el porte gallardo tan propio de quienes, por su posicion, miran la vida por encima del hombro, por mucho que traten de evitarlo viviendola con sencillez y sin estridencias, como era el caso. Juliusz se echo a un lado y les dejo pasar delante de el. Luego, espero unos segundos mientras Marek y Elisaveta caminaban, para empezar a hacerlo el unos metros por detras, de manera que pudiese tenerlos a la vista y al alcance, pero sin molestarles en lo mas minimo. – Hace una noche preciosa, a pesar del frio-. Exclamo Elisaveta, mostrando su agradable sonrisa. – No ha querido fallarnos y tambien ella nos acompana-. Asintio Marek, pasandole el brazo por encima de los hombros para abrazarla. – Podriamos ir al mismo lugar que fuimos cuando vino a visitarnos tu hermana el mes pasado-. Propuso ella entonces-. Me gusto mucho el vino que sirvieron. – Y con un poco de suerte, coincidiremos con el mismo pianista. Tocaba muy bien. Es un sitio muy agradable, me parece buena idea. – El problema es que hace demasiado frio para pasear. Podriamos acortar camino callejeando, en lugar de ir por la avenida. Marek hizo una mueca y se quedo callado. No le gustaba ir a los sitios por calles secundarias y solitarias. Eran, sin duda, mucho mas peligrosas que las principales. No llevaba escolta por gusto, la responsabilidad de su cargo lo hacia conveniente, y en el estaba facilitarle la tarea, no hacersela mas complicada. Y eso se conseguia, entre otras cosas, con pequenos detalles como aquel. Sin embargo, Elisaveta tenia razon. Hacia mucho frio y no queria que nada le estropeara una velada tan especial. Ni siquiera eso. Ademas, el lugar al que se dirigian estaba cerca y no les llevaria demasiado tiempo llegar hasta el, de modo que, despues de ese momento de duda, accedio a los deseos de su esposa. No fue buena idea, sin embargo. En absoluto. No llevaban recorridos ni cincuenta metros de una calle estrecha y oscura cuando un grito a sus espaldas sobrecogio a la pareja. Apenas se dieron la vuelta cuando aquel hombre les dio alcance. No era demasiado alto, pero tenia pinta de fuerte. Sus ropas eran oscuras y llevaba la cabeza cubierta con un gorro de lana. Les amenazaba con una navaja de grandes dimensiones, la misma que habia utilizado para herir a Juliusz, el cual yacia en el suelo unos metros mas alla, sin poder levantarse y retorciendose por el dolor. – Si no hacen ninguna tonteria, nadie mas tiene por que acabar herido-. Les dijo, pero Marek no hizo caso y trato de abalanzarse contra el para arrebatarle el arma. No obstante, el hombre fue capaz de revolverse y le hizo caer de un fuerte punetazo en la cara, tras lo cual, agarro con fuerza a Elisaveta por un brazo y la inmovilizo, para a continuacion amenazar su cuello con la hoja de la navaja. – Esta bien, no le hagas dano-. Le rogo Marek, que se habia levantado de inmediato y se llevaba la mano a la nariz para comprobar que le sangraba. – Ahora es tarde-. Respondio el hombre con frialdad-. Se lo adverti, nadie mas tenia por que salir herido, pero ahora es tarde-. Y entonces, apreto la navaja contra el cuello de Elisaveta, provocando el grito de esta y haciendola sangrar levemente. – !No! !No sigas! ?Que quieres de nosotros? – En principio, solo queria dinero, pero ahora no se… Marek suponia que aquel hombre solo pretendia robarles, pero estaba sobreactuando para provocarles mientras mas miedo mejor y asi conseguir lo que pretendia evitando que el volviera a revolverse. Ademas, debia ser consciente de que ellos eran buena presa. Incluso, era muy probable que llevara espiandoles desde hacia rato. Marek sabia que habia ladrones que controlaban las entradas de los restaurantes de lujo para atacar a los clientes que salian de ellos porque eran gentes de dinero, y aquel hombre debia ser uno de aquellos. Les habria estado observando, habria visto que llevaban proteccion y lo primero que hizo fue eliminarla. Se habia quitado de en medio al guardaespaldas antes que nada y ahora les atacaba a ellos, ya sabiendo que Juliusz no les podria ayudar. Sin embargo, saber todo eso no le valia para nada y Marek, al no encontrar la manera de salir de aquel entuerto, se decidio por lo facil, saco la cartera del bolsillo interior del abrigo y alargo el brazo para acercarsela. En ese momento, el hombre solto una carcajada. – Las cosas no son asi de faciles, aunque lo pueda parecer-. Le dijo entonces este-. Se quien es usted, pedazo de hijo de puta. ?Sabe? En verdad, le he mentido con eso de que nadie tiene por que salir herido. Solo pretendia que bajaran la guardia. La cartera me la voy a llevar, no le quepa duda, pero quiero hacer mas. Voy a hacer mas. Yo le odio a usted y todo lo que representa y no hay cosa que desee mas que tomarme venganza, aunque solo esto que voy a hacer no seria suficiente para todo lo que ustedes han hecho antes. Pero mejor que nada, sin duda. – Por favor, suelteme, no me haga dano-. Suplicaba entre lagrimas Elisaveta mientras Marek, impotente, no sabia que hacer.

  • Despues del monzon de Africa Ruh

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    Quiso robarle un diario y le robo el corazon.

  • La memoria del tiempo de Lorena Franco

    https://gigalibros.com/la-memoria-del-tiempo.html

    Tras una serie de tragicas circunstancias, malas decisiones y una amenaza de muerte, Chloe Ackerman huye hasta Greening Island, un lugar recondito en medio de la nada, marcado por un suceso del pasado. Durante el sosiego que garantiza la temporada baja en la que no se aloja ningun huesped, se escondera en el Hotel Raventhorp que dirige su tia Lydia, tratando de evitar a quienes trabajan en el. Un dia, Chloe tropieza con un hombre vestido con ropa de otra epoca que dice llamarse Isaac Hamsun. Para su asombro, el tambien se aloja en Raventhorp y le asegura que es el nuevo director del hotel en 1928, el ano en el que mucha gente morira. Chloe empezara a viajar sin control del presente al pasado y, al darse cuenta de que se esta enamorando de Isaac, quien le ha confiado el verdadero motivo por el que esta en la isla, hara lo posible por cambiar la memoria del tiempo.