• libro el valor de una promesa - Susana Oro

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    Ya estaba por nacer. Habian pasado cinco anos desde el dia que sonaron con engendrar un hijo sin que la semilla de Eduardo echara raices en el vientre de Amanda, quien ya no tenia deseos de pensar en biberones y panales. Pero la nina llego sin pedir permiso. Asi, sin mas, se presento un dia llenando a su madre de nauseas y antojos de, frutillas con crema, helado de arandanos, melon con jamon, mayonesa de aves y pollo al curri. El vientre materno era un bombo que retumbaba en el cuerpo delgado de Amanda. ?Por que no la dejaban salir? Pum, pum, pum... Ya estaba harta de estar flotando alli adentro cuando afuera habia vida y un mundo hermoso por conocer. Empujo con la cabeza intentando abrir la puerta. La madre sintio que se partia en dos de dolor, grito y se acuclillo en el suelo esperando que la contraccion pasara. Treinta y siete anos y encima primeriza. No estaba para estos trotes, menos con una nina que no habia dejado de moverse en su vientre. Solo rogaba que no se le arruinara el cuerpo. Eduardo Parker corrio como alma que lleva el diablo para ayudar a su mujer a levantarse. Era un hombre de cabello del color del trigo. Siete anos menor que su esposa, que se hacian evidentes al verlos juntos. El aun tenia el rostro juvenil y un cuerpo de musculos firmes ganado con el rudo trabajo del campo. Esos Ojos, de color gris claro, reflejaban su mirada carinosa y su caracter jovial. Era como si sonriera con los ojos, sobre todo en ese momento, cuando el sueno de tener a su hija en brazos ya casi era una realidad. -Maldito bastardo -dijo Amanda como si odiara a Eduardo. No lo odiaba, pero le molestaban los siete anos menos y el enorme trabajo de seduccion que tuvo que desplegar para lograr que se casara con ella. En ese momento de dolor los resentimientos daban vuelta por su mente y queria cargarlo de culpas, por ser mas joven, por no necesitar tantos arreglos para estar siempre apuesto, por haber luchado tanto para que la aceptara... y encima, por no estar sufriendo lo que ella estaba padeciendo. Despues de todo, por culpa de su semilla sentia que se moria. Tampoco recordaba la felicidad de Eduardo y los preparativos que habian compartido durante los nueve meses de gestacion. En realidad habian sido ocho meses y medio, porque la nina inquieta que llevaba en el vientre decidio salir antes de la fecha prevista. -Si, querida, tienes razon -dijo Eduardo intentando apaciguarla mientras la tomaba en brazos-. Mejor vamos a la clinica, que ya hable con Alfredo para decirle que empezaron las contracciones -aclaro, se cargo el bolso que habia dejado sobre el sillon y salio con Amanda en brazos. El capataz abrio con prontitud la puerta de la camioneta mientras le quitaba el bolso a Eduardo para dejarlo en la cabina. La nina eligio ese momento para dar otro empujon. ?Que pasaba que no le abrian la puerta? Ella queria salir, mirar el mundo y sonreirle a la vida. Empujo nuevamente con la cabeza, y Amanda se retorcio. -Ya viene, ya viene, maldicion. Ya viene. Hijo de puta. Te odio por lo que me has hecho - grito Amanda a Eduardo, que corrio a sentarse frente al volante y sin responderle a su esposa salio levantando polvo con los neumaticos. Tomo el movil y llamo a Alfredo, el medico y amigo de la familia. -Estamos en camino, Alfredo. Las contracciones son una tras otra -explico Eduardo. -Bien -dijo Alfredo, tapo el aparato y lanzo un grito que debio escucharse en toda la pequena clinica-. !Ya vienen! !Avisen a todo el pueblo que la nina Parker ya llega! Pueblo chico, penso Eduardo, nego con la cabeza y no pudo evitar la sonrisa. En cinco minutos ellos estarian alli, y tambien todos los vecinos. Nubes oscuras corrian carrera en el cielo. El sol habia desaparecido cuando Eduardo estaciono en la puerta de la clinica. Se bajo y alzo a Amanda, que grito y se retorcio cuando otra contraccion le hizo ver las estrellas. En ese momento un rayo rasgo el cielo y el trueno silencio el alarido de la mujer. La lluvia no espero que ingresaran, sino que decidio caer sobre ellos. Amanda quedo empapada y con el cabello peinado de peluqueria pegado al rostro. Apreto los dientes, y Eduardo no supo si era por las contracciones o por haber perdido el peinado, ya que su esposa era una mujer que solo se preocupaba cuando perdia su impecable apariencia. -Solo unos minutos mas y tendremos a nuestra pequena -dijo Eduardo para tranquilizarla. -Deberia ser solo mia, ya que tu no has pasado por esto. Malditos hombres que se atribuyen nuestro mismo derecho y no hacen nada -dijo Amanda furiosa mientras otro empuje le quitaba las ganas de seguir insultando a Eduardo. Eduardo prefirio no decirle que llevaba ocho meses consintiendo cada uno de sus caprichos y aguantando cada una de sus estupideces cuando hablaba de lo bella que seria la nina. Pero en momentos como ese, en el que recibia todo su veneno, todo el pasado volvia a su mente. Se habia casado con Amanda sin estar enamorado. El habia dejado de creer en el amor, era un sentimiento danino, y despues de que ella insistiera hasta el hartazgo, decidio que lo mejor era tener una esposa que no amara para evitar las decepciones. Ella tampoco lo amaba, solo se habia encaprichado porque era atractivo y lo consideraba una especie de trofeo. Era una cabeza hueca, siempre lo habia sido, y desde que habia quedado embarazada no hablaba de otra cosa que de la belleza que tendria su hija teniendo dos padres tan hermosos. Dejo de recordar las banalidades de Amanda. En unos minutos la nina de sus suenos los llenaria de alegrias y Amanda, cuando la tuviera en brazos, tal vez, se decidiera a dejar de lado las frivolidades. -Que mal dia para nacer -dijo una anciana asomada al ventanal de la sala de espera que daba a la calle. -Cuantas lagrimas va a derramar esa nina -dijo otra senalando el diluvio que se habia desatado cuando Eduardo saco a Amanda de la camioneta. -?Se fijaron que a Eduardo se le cruzo un gato negro? -pregunto otra dejando ver su cara de asombro. -Si, si, y para colmo Eduardo paso bajo una escalera -aclaro otra, y las cuatro se santiguaron para que las desgracias no las alcanzara a ellas. Eduardo avanzo por el pasillo cargando a su bella esposa, que se retorcia de dolor en sus brazos. -Ya pasa querida, ya veras que en un suspiro nuestra adorada nina habra llegado -Trato de calmarla mientras empujaba la puerta batiente de la sala de guardia. -!Suspiro!, ya te quisiera ver a ti dando ese suspiro. Maldito hombre, todo esto es por tu lujuria. Te odio, te odio..., nunca mas me vas a tocar. Me oyes. !Ay Dios...! !Ay mi madre querida, porque no me dijiste que era tan dificil esto! Si lo hubiera sabido no me habria casado. Eduardo arqueo las cejas, lo habia perseguido hasta volverlo loco para que se casara con ella, y ahora lo culpaba, penso pero no emitio palabra. Unos cuantos pasos mas y pudo recostar a su mujer sobre una camilla para dejarla en las habiles manos de una enfermera. Por la frente de Amanda se derramaban gotas de sudor y de sus ojos brotaban gruesas lagrimas, tan gruesas como las gotas de lluvia que salpicaban el cristal de la ventana. Ese cabello color zanahoria con bucles siempre ordenados estaba pegado a su rostro, y sus impactantes ojos almendrados de un hermoso color tostado se veian desencajados de furia y dolor. Eduardo nunca habia visto a Amanda en ese estado desalinado y enfurecido, ni siquiera cuando se levantaba con sus cabellos revueltos y los ojos hinchados despues de una mala noche. Ella, la mujer mas arreglada del pueblo parecia una arpia en ese momento. -!Te desprecio, te odio me oyes! !Te quiero fuera de mi cama! !Nunca te ame! ?Has entendido? -grito Amanda. Y el lo sabia de sobra, pero hacia lo imposible para que el matrimonio funcionara. -Todas dicen lo mismo Eduardo, es mejor hacer oido sordo a sus palabras -comento la enfermera mientras preparaba a Amanda para la llegada del medico, que habia salido a tomar un refrigerio antes de atender el parto de la mujer de su amigo. Ella estaba en pleno trabajo previo y siendo primeriza Alfredo estaba seguro de que tendrian una buena cantidad de horas de espera hasta que naciera la nina. Por recomendacion de la enfermera, Eduardo se dirigio a la sala de espera. Amanda estaba atendida por la gente de la clinica y dos amigas, que le secaban el sudor de la frente y la ayudaban a respirar cuando la atacaba otra nueva contraccion. Eduardo hubiera querido correr a todos para ser el quien la atendiera y calmara, pero su mujer habia preferido echarlo, y no pensaba contradecirla. La mitad de los pueblerinos estaban congregados en la sala de espera. Muchas mujeres y pocos hombres. Las mujeres tenian esa curiosidad innata que las hacia estar presente en cada acontecimiento importante como nacimientos, casamientos y velorios. En un rincon, Eduardo diviso a ese hombre que queria como a un padre. Eran vecinos y habia sido el mejor amigo de su padre. Sonrio, pero al instante se le borro el gesto y fruncio el entrecejo al ver que Quino estaba acompanado de su terrible nieto Alan, el hijo de Marian, penso con una mezcla de dolor y resentimiento. El demonio habia seguido a su abuelo, se dijo Eduardo y apreto los punos. Ese chico era lo mas salvaje que habia visto en su vida, y solo tenia siete anos. Tenia sus motivos. Todos sabian que sus padres se habian peleado tres anos por pasarle la tenencia al otro y el pobre habia quedado lleno de resentimientos, que descargaba en sus abuelos y en los vecinos del pueblo. A Eduardo recordar a la madre del nino le producia nostalgia. Pero la aparto, Marian no merecia su nostalgia, ademas el era un hombre casado y en pocos minutos seria un padre entregado a su hija. Amanda empezo a gritar como si la estuvieran matando. Eduardo camino nervioso por la sala de espera, ida y vuelta, ida y vuelta, ida y vuelta... Deberia ser el quien estuviera con su mujer, se repitio y apreto los punos al recordar que lo habian echado como si fuera un extrano. !Era el padre de la nina, maldicion!, se dijo y respiro profundo varias veces para calmarse. Pocos minutos despues Alfredo ingreso corriendo a la sala de parto, y luego de unos cuantos gritos e insultos mas de su esposa el silencio se apodero del lugar, que fue roto por un alarido desgarrador seguido del llanto lastimero de Amanda. Eduardo temblo. Su hija, su querida hija no habia llorado, penso y sintio que le faltaba el aire. Miro a sus vecinos tratando de encontrar una respuesta, pero todos estaban mudos y observaban la puerta batiente por donde Alfredo deberia salir a dar la mala noticia, pero nadie aparecia, ni Alfredo ni las enfermeras. En un rincon, junto a una maceta de plantas de hojas verdes, Alan sonreia burlon al observar las caras de susto de la gente que habia venido a conocer la nina. El habia seguido a su abuelo escabullendose entre los matorrales y los troncos de los arboles, desoyendo los consejos de la abuela para que se quedara con ella. Alan sabia que una vez que su abuelo lo viera en la clinica no lo echaria. Si todos iban a estar en el nacimiento de la nina de Eduardo, ?por que el no?, despues de todo tenia el mismo derecho que los otros de estar alli. Inclusive, podria darle un pequeno pellizco a la nina para que fuera aprendiendo de chiquita a no meterse con el, penso sin dejar de lado esa sonrisa burlona. Su abuelo lo zarandeo para que guardara la compostura. Alan fruncio el ceno, lo insulto y le dio una patada en la pierna para dejarle en claro que nadie podia retarlo. Quino perdio el equilibrio por unos instantes y contuvo las ganas de reprender a su nieto. Solo siete anos de edad y nadie se atrevia a contradecirlo, retarlo y mucho menos enderezarlo, ni hablar de educarlo. Su nieto era un salvaje y asi seguiria porque tanto Quino como su mujer Rosario habian desistido en sus intentos por civilizarlo. Que se las arreglara como pudiera, esa habia sido la ultima decision que habian tomado despues de sus miles de intentos por encausarlo. Un murmullo indescifrable se apodero de la sala, y Eduardo escuchaba desesperado los comentarios. "Debe estar muerta", "No, no, quiza tiene algun problema genetico", "Es primeriza y esta mas cerca de los cuarenta que de los treinta, a lo mejor la nina ha nacido con algun problema mental", "Callate, Lola, que algunas mujeres han tenido hijos sanos inclusive a los cincuenta". Quino Martin, que aun estaba dolorido por la patada que le acababa de dar su terrible nieto, se acerco rengueando a su amigo Eduardo y le palmeo el hombro. Tantos anos de amistad le permitian saber la angustia que estaba sufriendo en ese momento de incertidumbre, ya que nadie salia a informarles lo que estaba pasando en la sala de partos. Pero no dijo nada. ?Que le podia decir? Solo se quedo a su lado haciendole compania mientras aguardaban que alguna enfermera o Alfredo salieran a dar la noticia, que no debia ser muy alentadora. Las gotas de lluvia seguian golpeando contra el vidrio y los comentarios de la gente se desviaron por otros derroteros. Algunos decian que la lluvia presagiaba malos augurios para la nina Parker. Otros, que la naturaleza estaba dando cuenta de las lagrimas que derramaria en el futuro, o que cuanto mas diluviara mas lloraria la nina en su adultez; si es que estaba con vida. Alan escuchaba asombrado la cantidad de cosas que le iban a pasar a la hija de Eduardo, y decidio aprovechar el alboroto para meterse en esa habitacion donde estaba viva o muerta la nina de los Parker. Paradito con sus piernas desnudas chorreadas de barro y la remera blanca estirada de tanto acampanarla con las manos, Alan se ajusto el lazo que le sujetaba el pantalon corto para que no se le cayera, y camino como un adulto hasta el borde de la camilla. Vio a Amanda tumbada con la cara enterrada en la almohada llorando a mares, y al medico de bata celeste acunar a un bebe tapado por una mantilla suave como el algodon. -Dejame verla -exigio Alan al medico. Hablo fuerte y con la cabeza bien levantada para que se enterara de que el estaba alli-. ?Esta muerta o es tonta? -?Y tu que haces aca si nadie te invito a entrar? -dijo ofuscado Alfredo al ver al travieso nieto de Quino metido en la sala de parto. -Y a mi que me importa si me invitan o no. Yo entro -dijo con arrogancia mientras le daba una patada en las espinillas para que se torciera y le dejara ver a la nina muerta. El medico, que hacia de obstetra si era necesario, se inclino de dolor y Alan pudo echarle una buena mirada al bebe, que le sonreia con una enorme boca y lo miraba con unos ojos mas grandes que toda la cara. Tenia unos pelos tan parados que se parecia al espantapajaros que el habia fabricado para que los pajaros no se comieran el maiz que sembraba su abuelo. -!Puaj!, si que eres fea y no estas nada muerta como dicen afuera. Nunca, nunca vi a alguien tan feo. ?De que te ries, nina tonta?, acaso no te han puesto frente al espejo. Al ver que la nina hacia un puchero por sus palabras, Alan Martin, por primera vez en su corta vida sintio que lo invadia una extrana sensacion de tristeza, y un feo nudo de angustia le cerro la garganta. Nunca se emocionaba por nada y tampoco lloraba, penso cuando descubrio que unas lagrimas amenazaban con escapar de sus ojos. Parpadeo varias veces para contenerlas, y se indigno por su debilidad. El era el nino mas atrevido y travieso del pueblo, el que hacia lo que queria, el que nadie contradecia. ?Por que tenia que sentir ardor en los ojos por una nina horrible que estaba a punto de llorar?, si el solo estaba diciendo la verdad. Ella era tan fea que su madre lloraba desconsolada al ver la cara horrible de la hija que habia tenido. Pero, a pesar de su indignacion, intento consolarla. -No llores nina tonta, que supongo que vas a llorar muchisimo cuando seas grande y nadie quiera casarse contigo por ser tan fea. La impertinencia del nino al meterse en la sala de partos sin que nadie lo invitara, rompio la incertidumbre y elucubraciones de los vecinos. Eduardo habia ingresado despues del nino, seguido de las mujeres y hombres que estaban aguardando el feliz acontecimiento. Tras el nino, Eduardo Parker dejaba salir el aire que se le habia estancado en la garganta al no escuchar el llanto de su hija, y una sonrisa le curvo los labios. El nieto de Quino no estaba halagando a su nina, por el contrario, pero que importaba si lo primordial era que su hija estaba viva. Quino Martin, por su parte, observaba desconcertado a su nieto, que por primera vez mostraba una pequena debilidad frente a alguien. Su nieto era frio como un tempano de hielo desde que su madre lo habia abandonado, y esa actitud del nino lo emociono. Para sorpresa de Alan, la nina risuena dejo escapar una lagrima por su mejilla arrugada y el ya no pudo aguantar mas la angustia al verla llorar. Nunca le habia pasado algo asi y, a pesar de la furia que sentia por ese nudo que tenia en la garganta y no lo dejaban respirar, se sento en el piso y pidio al medico que le dejara sostenerla. Ante el gesto afirmativo de Eduardo, el medico le entrego a la pequena. Alli la acuno contra su pecho sin darse cuenta que su abuelo, el padre de la nina y la mitad del pueblo que habia ido a conocerla lo miraban desconcertados. Nadie se atrevio a hablar, solo observaban sin comprender la relacion entre el nino y la recien nacida. -Ya basta de ser llorica. Eso te hace mas fea todavia de lo que ya eres. Deja de llorar que nadie te va a querer... -Asombrosamente la nina no lloraba a gritos como cualquier bebe, sino que dejaba escapar unas gruesas lagrimas de los ojos, como si no se pudiera contener. Alan vio que la pobre y fea nina intento sonreir a pesar de su silencioso llanto, y eso lo golpeo como si sus siete anos de travesuras, de hacer llorar a las maestras y de golpear a los mas debiles de la escuela, hubieran desaparecido de su vida. Ese bebe que le sonreia para congraciarse con el lo habia transformado en un nino debil. A pesar de su enojo, por lo que ella conseguia de el, no pudo evitar consolarla como le parecio mejor-. Mira, para que no llores mas, te digo, que si cuando te hagas grande no hay nadie que se quiera casar contigo, que seguro no va a haber nadie ya que eres tan fea que no se te puede ni mirar, yo voy a casarme contigo. ?Esta claro?, ?asi vas a dejar de llorar? -La nina lo miro, le sonrio de oreja a oreja y con su manito pequena se apodero del dedo pulgar de Alan sellando la promesa que el le acababa de hacer. Eduardo estaba tan emocionado al saber que su pequena hija estaba viva y aparentemente sana, que no presto demasiada atencion a lo que habia pasado entre Alan y la nina. Se agacho junto al nino y sonrio al ver a su pobre hija con los pelos parados como un puercoespin, sonriendole como si lo reconociera. Tenia los ojos y la boca demasiado grandes para ser una recien nacida, y estaba tan arrugada que parecia una anciana en sus ultimos momentos de vida, no un bebe recien venido al mundo. Pero a Eduardo esa sonrisa cautivadora lo hizo sentir el padre mas orgulloso del mundo, y sin sacarsela a Alan le pregunto. -Puedo cargar a mi hija. -Y bueno, pero no la vayas a tirar al piso y la vayas a dejar peor de lo que ya es. Si hasta parece un espantapajaros. Ella si que mantendria el maiz de mi abuelo sano hasta la cosecha - dijo Alan levantandose del piso cuando Eduardo le saco la nina de los brazos. Todo sucedio demasiado rapido. Amanda se precipito de la camilla para intentar arrebatarle la nina a Eduardo, mientras le explicaba que esa no era su hija. Insulto, pataleo y grito delante de los pueblerinos que le habian cambiado la nina, que alguien tan poco agraciada no podia ser su hija, y que la alejaran de su vista porque no podia mirarla. Las exclamaciones de los vecinos evitaron que los presentes vieran el gesto de dolor e indignacion de Eduardo ante las palabras de su mujer. Tampoco escucharon sus palabras: "Como puedes ser tan despreciable. Te prefiero lejos de nuestras vidas antes de que mi hija sufra las consecuencias de la frivolidad de su madre. No mereces ser madre de esta nina". Amanda cayo al suelo, la bata cubierta de sangre, pero lo que mas asusto a todos era el odio con que miraba a la nina.

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  • Linaje II El valor de una promesa de Miguel Pérez de Castro

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    Una promesa de matrimonio. “Mira, para que no llores más, te digo, que si cuando te hagas grande no hay nadie que se quiera casar contigo, que seguro no va ...

  • El valor de una promesa -Susana Oro (Atenea) - Wattpad

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  • Algo mas que echarte de menos de Elisa Mayo

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    Un viaje a Paris.
    Dos amigos que son algo mas que amigos.
    Una carta guardada en un cajon.
    Soledad.
    Unos ojos oscuros como el cafe.
    Una visita inesperada.
    Darse cuenta de que estas enamorado.
    Sentimientos que se confunden.
    Un triangulo donde sobra un angulo.
    El despertar.

  • El ladron de tatuajes de Alison Belsham

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    El thriller mas impactante y adictivo de la temporada.

  • Una tarde en el Tamesis (Un dia en el Tamesis 2) de Diaz De Tuesta

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    Pero, cuando surge el amor, como un fuego abrasador que todo lo arrasa, ?acaso algo mas importa?

  • Espadas de tiempo (Templarios 1) de Kaera Nox

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    Aby lleva desde que tiene uso de razon viendo al mismo hombre, cada noche, en sus suenos. Una presencia que la ha acompanado a cada paso, convirtiendose en una parte fundamental de su vida. Un caballero templario que le dice una unica palabra: encuentranos.
    Pero algo ha cambiado en las ultimas semanas y sus suenos se han transformado en algo mas... personal. Aby teme haberse enamorado de un hombre que no existe, que no es mas que un producto de su imaginacion.
    En el ano del Senor de 1291, mientras la ciudad de San Juan de Acre era sitiada por un ejercito sarraceno, siguiendo las ordenes del Gran Maestre, nueve caballeros templarios abandonaron sus muros dejando a sus hermanos y a los habitantes a su suerte.
    Mas de siete siglos despues una mujer llega hasta ellos despertandolos de su largo sueno.
    Es tiempo de despertar.
    Es tiempo de creer.
    Es tiempo de luchar.
    Cuando el tiempo se agota y la amenaza del fin del mundo se cierne sobre sus cabezas, ?sera tambien tiempo de encontrar el amor?

  • Como (no) fracasar con tu novel de Joan Bekker

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    Al contrario que otras muchas guias de marketing, esta no te promete vender mil copias ni hacerte famoso. Yo, el autor, no soy best-seller de nada, solo un simple experto en marketing.

  • Asesinato en la planta 31. El trampolin de acero de Per Wahloo

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    .En un futuro no muy lejano, los crimenes que se cometen son diferentes. Y la policia tambien lo es. El comisario Jensen trabaja bajo una dictadura nordica disfrazada de democracia y sus metodos deben ajustarse a las circunstancias en las que vive. Su mente analitica y su caracter sobrio le han llevado a resolver todos los casos que le han encargado. hasta el momento. Ahora, los problemas a los que se enfrenta pueden ser demasiado grandes incluso para el. Quiza hasta este en juego el destino del pais.Con las dos novelas protagonizadas por el comisario Jensen, Per Wahloo creo un universo compacto, gelido y duro como el diamante. Y lo hizo con la sutilidad de los maestros.

  • La isla de las mariposas de Corina Bomann

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    Una fascinante novela de secretos de familia ambientada en un lugar exotico, que se inscribe dentro del genero <>, con mas de 180.000 ejemplares vendidos en Alemania.

  • Canciones para Paula 1 de Blue Jeans

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    Paula es una adolescente de casi 17 anos que encuentra el amor por primera vez en Internet. Despues de estar dos meses hablando con Angel, un joven periodista que trabaja en una revista de musica, decide quedar con el y comprobar si lo que siente a traves de la pantalla tambien lo experimenta en el cara a cara. Pero el chico llega tarde y, mientras espera, Paula conoce a Alex, un aspirante a escritor con una sonrisa maravillosa. A partir de ese momento comienza una historia de amores y desamores, de la que seran testigo “la Sugus”, el grupo de amigas de Paula. Una chicas desenfadadas, alegres y, a veces, dificiles de tragar (como los caramelos Sugus), que ayudaran a la protagonista a tomar decisiones importantes en aquellos dias de marzo en un lugar de la ciudad.

  • Algun dia te besare de Ana Alvarez

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    El dijo que la besaria, y ella no supo si era una promesa o una amenaza.

  • El escudo de Hugo de Saray Ramirez

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    El ingenio y la maldad a veces se toman de la mano dando lugar a escenarios terribles; horrorosos eventos de dificil digestion para cualquier individuo cuerdo. Tras crecer entre frustraciones y harto de vivir disfrazado, Hugo fantasea con la idea de conocer a alguien que no le condene por ser un monstruo. Y es entonces cuando, por causas del azar, acaba tropezando con Mijail, un artista que pese a sentirse contrariado con sus obras, representa la violencia en cada cuadro con suma maestria. Conmovido ante tal descubrimiento y sintiendo que al fin ha hallado lo que tanto buscaba, Hugo tratara de lograr su objetivo cueste lo que cueste, incluso si la cordura de un ser humano depende de ello.

  • El vaso de plata de Antoni Mari

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    La nostalgia de las excursiones dominicales, la desolacion por la muerte de un amigo, el trastorno de los sentidos al viajar por primera vez lejos de casa, el vertigo que provoca el riesgo de una travesura, la ebriedad de los primeros dias de vacaciones…

  • Amor en la red (Serie Hacker 5) de Meredith Wild

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    Pocos dias despues de su boda, Blake y Erica Landon inician su luna de miel, un viaje que promete borrar las heridas del pasado y fortalecer aun mas su union. Sin embargo, justo cuando los problemas parecian quedarse atras, un escandalo electoral entorno a la figura de Daniel Fitzgerald, candidato a gobernador, salpicara a Blake. Ahora se encuentra en el punto de mira, sus delitos pasados como hacker le pueden pasar factura. La libertad de Blake esta en juego, asi como su relacion Erica. Mientras que el parece rendirse, Erica no lo permitira y estara dispuesta a limpiar su nombre asi como a salvar su relacion. ?Dejara Blake que su pasado le venza? ?O por el contrario podra Erica convencerle para que luche por un futuro unidos?

  • Dr. Bully y el bebe secreto (Ritmo cardiaco 3) de Larissa De Silva

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    Estaba viendo doble. Y me gustaba lo que estaba viendo. Era tan alto, con una mata de pelo castano oscuro, y grandes ojos marrones. El tambien me sonreia, y mientras la musica golpeaba a nuestro alrededor, nos acercabamos cada vez mas. No importaba que estuvieramos afuera y la noche estuviera extranamente humeda, o que un monton de otros estudiantes universitarios nos rodearan y pudiera oler el champu, la colonia y el aliento contaminado por el alcohol de todos. Wes se inclino y me hablo al oido. --?Quieres otro trago? --pregunto, y su discurso se torcio. Yo asenti. --Bien --dije. Wes me cogio la mano. La suya estaba caliente y pegajosa, pero la mia probablemente tambien. Estaba sudando, y la agradable sensacion de alcohol habia sido reemplazada por un mareo apremiante. Vi como Wes miraba por encima del hombro, acercandome a el. --Quedate conmigo, chica -- dijo, mostrandome una sonrisa tonta cuando lo hizo. Me rei, pero hice lo que me dijo, acercandome cada vez mas a el. Nuestros cuerpos practicamente se tocaban mientras navegabamos por el mar de la danza, estudiantes borrachos, hacia su suite estudiantil. Habiamos hecho este viaje muchas veces, pero normalmente estabamos solos. No estabamos rodeados por un millon de otros estudiantes. El patio estaba normalmente desierto, pero siempre nos encontrabamos en medio de la noche. No fue intencional, habia sucedido asi, cuando el semestre habia comenzado. Pense en ello cuando finalmente llegamos a la escalera de hormigon que lleva a la suite de Wes. Me acerco a el, me tropece y practicamente me cai, y me agarro envolviendome el brazo alrededor de la cintura. Se rio. --?Estas bien? Asenti con la cabeza, mirandolo. --Si --dije, mi corazon saltando en mi pecho cuando puse mi mirada en su cara. Estaba tan impresionada con el, y lo odiaba. No ibamos en serio, nunca ibamos a estar en serio, y yo tenia que estar de acuerdo con eso. Me gustaba, pero era realista. Estaba fuera de mi alcance, y lo sabia con certeza. Si hubieramos crecido en la misma ciudad, el nunca me habria echado una segunda mirada. Pero esto era la universidad, un universo en si mismo, y eso era suficiente. Me miro fijamente. --Ace, ?seguro que estas bien? Asenti con la cabeza, cerrando los ojos. --Creo que he bebido demasiado. Me miro de arriba a abajo, con sus ojos brillantes. --?Te acompano a tu dormitorio? --No --respondi--. No, no. No quiero ver a mis companeras de cuarto. Sonrio. Solo tuvimos que subir unas cuantas escaleras mas antes de llegar a su puerta roja, el numero ‘tres’ grabado sobre la mirilla en letras doradas. Me solto, hurgo en su bolsillo y recupero su llave. Me sonrio, triunfante, y abrio la puerta, aunque le costo mucho esfuerzo. Una vez abierta la puerta, extendio su mano y yo la agarre. Entro en la habitacion, y yo entre detras de el. Me rei un poco mientras miraba su suite, que siempre me parecio extranamente limpia. Tal vez esa era una de las ventajas de no tener que vivir con companeros de cuarto. Me las arregle para abrirme paso de forma inestable hacia su cocinita improvisada. La bebida, de alguna manera, se las habia arreglado para emborracharme aun mas que antes, acercandose sigilosamente a mi como un repentino golpe de suerte. --Agua --dijo Wes. Practicamente podia oir lo seca que tenia la boca. --Para los dos Le sonrei mientras tomaba dos vasos de la tabla de drenaje y me daba uno. Me apoye en el mostrador e hice lo posible para llevarme el vaso a la boca. Lo tenia en la barbilla, lo que me hizo reir, y tambien hizo reir a Wes. --Escucha --dice. --Los dos estamos demasiado… Intentemos esto de nuevo manana, ?vale? Sacudi la cabeza. --No --dije, senalandolo sin ninguna razon. --No, no. Vine aqui para hacer una cosa y solo una cosa. Wes se rio, echando la cabeza hacia atras. --?Asi que no estas aqui solo porque te gusta pasar el rato conmigo? Me queje en negacion. --No eres malo. Pero no eres un gran conversador --dije. O trate de decir. Estaba borracha, y la palabra “conversador” sonaba como una absoluta tonteria. --Grosera --dijo, riendose. --Termina tu agua, y luego te llevaremos a la cama. --?Nos meteremos los dos en la cama? --No --dijo, sonriendome. --Esta noche no, Ace. --Boo --le respondi, mirandolo fijamente, pero termine mi agua. Me cogio la mano y me llevo a su cama. Le rodee el cuello con los brazos y me rei mientras intentabamos besarnos torpemente, sin poder hacerlo. --Manana --dijo--. Duerme ahora. --No estoy cansada. --Lo estas --respondio--. Simplemente no lo sabes todavia. Estamos demasiado jodidos para esto.--Nosotros… no. Estamos bien. --Vale --dijo, riendose mientras me esponjaba una almohada. --?Que tal si hacemos un trato? Si sigues despierta en cinco minutos, nos besaremos. Me rei, dandome la vuelta. --Si --dije--. Me gusta como suena eso. Y luego no recordaba nada en absoluto. *** Me desperte con un dolor de cabeza punzante, mis labios secos y mi estomago en nudos. El sol estaba justo en mi cara y no estaba en un lugar particularmente familiar. Las mantas eran muy pesadas y me daban calor. Intente quitarmelas, pero me dolia todo el cuerpo. Grunendo, finalmente me las arregle para mover el edredon de la parte superior de mi cuerpo. --Cafe --dijo Wes, entregandome una taza de poliestireno con el logo del campus. --Parece que lo necesitas. Me gire. --No hay necesidad de gritar --dije en voz baja. --?Quieres decir, ‘gracias, Wes’? Cerre mis ojos, agarre el cafe y tome un sorbo. Todavia estaba muy caliente, pero lo aprecie. --Gracias, Wes --dije. --Tambien te traje un McMuffin --dijo--. Son particularmente buenos cuando los dejas enfriar por un rato. Sonrei. --?Cuanto tiempo estuve dormida? --Demasiado tiempo --dijo, mostrandome una bolsa de papel marron con la comida dentro. -- Tuve tiempo de ir a tomar un cafe, luego a McDonald’s, e incluso tuve tiempo de contemplar la posibilidad de estudiar. Me volvi hacia el. --Claramente me he quedado demasiado tiempo --le dije--. Me comere esto y desaparecere de tu vista. ?Cuanto te debo? --? Por el McMuffin de huevo? Creo que estare bien --respondio. Puse los ojos en blanco. No parecia una amabilidad cuando estaba siendo sarcastico. Parecia notar el cambio en mi expresion, porque se acerco a mi y me aparto el pelo de la frente. --Oye --dijo--. Lo siento. No quise hacerte sentir mal. Todavia podia oler el alcohol en su aliento, y no creia que me estuviera yendo mejor. Lo mire, con esos enormes ojos marrones, y sonrei. --No --dije--. No me debes nada. Gracias. Asintio, sonriendome, y luego se acerco a mi hasta que sus labios estuvieron sobre los mios. Su toque fue calido y suave, y el beso solo duro unos segundos antes de que se alejara. --Tengo una sorpresa para ti --dijo. --?Ah, si? --Si --respondio--. Te traje… un pastel de manzana. Esta mas caliente que el sol, y probablemente asqueroso, pero pense, ?que es el desayuno sin postre? --Puede que seas uno de los buenos --respondi. --Tal vez --dijo--. Lo intento. Una vez que comi y bebi mi cafe, me senti mucho mejor. --No eres malo en esto --dije, limpiandome la boca con una servilleta de la marca. --?Como te sientes? --Bastante bien, considerandolo todo --dijo, sentado a mi lado en la cama, hundiendo su cuerpo en el colchon a mi lado. --Anoche estaba mas que borracho, y no se si ese futon es bueno para mis articulaciones. --Tienes como veinte anos --dije, un poco indignado. --?Como puedes estar preocupado por tus articulaciones? --Atletismo --respondio--. Necesito asegurarme de que mis rodillas estan en forma si quiero ser capaz de competir. --Podrias intentar engrasarlas. --Idea sensata --respondio--. Tal vez deberias ser medico, Ace. Incline mi cabeza mientras lo miraba. --Escucha --dije--. Lamento haberme puesto muy mal anoche. No te envie ese mensaje de texto para que tuvieras que cuidarme toda la noche. --Lo se --dijo, luego me miro y sonrio. --Tampoco es por eso que te recogi, pero no me importo. Pense que era algo agradable, de verdad. --?Lo hiciste? --No eres una persona dificil de cuidar --dijo--. No vomitaste nada, asi que eso te da una ventaja en mi libro. Me lami los labios. --?Haces esto a menudo? Ladeo la cabeza, levantando una ceja perfectamente enmarcada. --Teniamos un acuerdo. Me mordi el labio inferior. --Tienes razon --dije--. Lo siento. Suspiro, y luego Levanto mi cara con un dedo torcido bajo mi barbilla. Presiono sus labios contra los mios otra vez, y supo salado y dulce. Estaba exhausta y me dolia el cuerpo, pero de repente me quede sin aliento por el, y supe lo que tenia que hacer. Lo que mi cuerpo me exigia hacer. Cuando se alejo de mi, estaba sonriendo. --Sabes a tarta de manzana --dijo. --Sabes a cafe --le respondi. Ladeo la cabeza, con los ojos entrecerrados. --?Estas totalmente sobria ahora? --Como monja --dije. Se mordio el labio inferior. --Sigue hablando asi --dijo--. Y no podre quitarte las manos de encima. --No sabia que te gustaba la mujer religiosa --le respondi, riendo mientras se arrastraba sobre mi, presionando sus labios contra los mios y bajando su cuerpo sobre mi. Llevaba un pijama muy caro, y me di cuenta de que aun llevaba el vestido de la noche anterior. La tela de su camisa era mucho mas bonita y suave que el edredon, que mi propio vestido. Pero solo me concentre en la suave tela de su camisa por un segundo, porque en el momento en que mis manos tocaron su pecho, pude sentir que mi corazon comenzaba a latir rapido, y todo mi cuerpo comenzaba a calentarse debajo de el. Sus besos fueron suaves al principio, luego mas insistentes. Respiro profundamente, presionando su cuerpo contra el mio, y yo agarre la parte inferior de su camisa y meti la punta de mis dedos en su piel sorprendentemente suave. Gimio, con su voz baja y tranquila, lo que siempre fue suficiente para volverme loca. Mi pierna subio sola, y pronto me di cuenta de que habia abierto mi cuerpo de tal manera que el suyo estaba justo encima de mi, y pude sentir lo duro que estaba, y habia empezado a mover sus caderas hacia adelante y hacia atras, solo un poco, lo suficiente para hacerme saber cuanto me deseaba. Incluso a traves de la tela de panties y sus pantalones para correr, ya sentia que iba a explotar. Hizo una pausa, por un segundo, y luego se mordio el labio inferior. --?Quieres que te coja? Lo mire. Sus ojos marrones brillaban, y habia dejado de moverse en absoluto. Sus mejillas estaban rojas, y pude ver las gotas de sudor en su frente. Cerre los ojos y asenti con la cabeza. --Dime --dijo. Volvi a abrir los ojos y lo mire directamente. Siempre habia sido dolorosamente timida. Solo que no lo era cuando estaba cerca de el. Algo me paso cuando estaba cerca de el, y fue como si quisiera ser alguien que no era. Como si quererlo, como si deseara a este hombre, porque era el primer hombre de verdad que habia encontrado, fuera suficiente para quitarme todas mis inhibiciones, y solo… pedir lo que queria. Pedir lo que necesitaba de el. Y cada vez que me hacia pedirselo, me volvia loca. --Follame, Wes --dije, mi voz temblaba. Se mordio el labio inferior, una sonrisa en su cara. --?Que dices? --Follame, por favor--, dije. Sonaba como si estuviera suplicando. Lo estaba haciendo. No habia que decirselo dos veces. Movio su mano suavemente desde mi brazo, a traves de mis pechos, a traves de mi estomago, y hasta entre mis piernas. Senti las puntas de sus dedos rozando mi cuerpo, y mi cuerpo se tenso, mi espalda se arqueo para buscar su toque. --Realmente quieres esto, ?no? --Si --dije, apenas reconociendo mi propia voz. --De verdad que si. Enhebro su dedo entre el elastico de mi tanga y mi piel, y luego la deslizo por mis piernas muy habil y rapidamente, y de repente quede completamente expuesta ante el. Se tomo un segundo, solo un segundo, para mirarme. --Mierda --dijo, mas para si mismo que a mi. Lo mire, buscando en su cara para averiguar si era algo bueno o malo, pero no tuve que esperar mucho tiempo. Antes de que pudiera averiguar lo que estaba pasando, pude sentir su aliento en el interior de mis muslos. Uso sus dedos para abrirme y luego lamio alrededor de mi clitoris, lenta y deliberadamente, esperando que reaccionara antes de insertar un dedo libre en mi, enroscandolo ligeramente y dejando que me acostumbrara a el primero. Me estaba prestando atencion, y lo senti en la forma en que su lengua se movia por mi clitoris, aplicando un poco de presion extra de vez en cuando, su respiracion se aceleraba cada pocos segundos. El me queria, tenia hambre de mi, y yo podia sentirlo con cada movimiento, con cada gemido, con cada toque. Presiono su dedo dentro mio, uno al principio, luego dos, luego otro, todo mientras me lamia el clitoris, mientras me veia practicamente morir de placer debajo de el y luego se alejaba de mi cada vez, siempre negandome la dulce liberacion de un orgasmo desesperadamente necesario. --Bien --dijo, su aliento me hacia cosquillas en la piel. --Esta bien. Lo vi arrodillarse. Deslizo sus pantalones de correr por sus piernas, y luego se los quito por completo. Mire su polla, que fue estrangulada por sus calzoncillos Calvin Klein negros, y tardo un segundo demasiado largo antes de quitarselos tambien. Le gustaba que me gustara mirarlo, pero sabia cuanto lo queria. Cuanto lo necesitaba.

  • El chico perfecto no sabe bailar el twist de Bea Magana

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    Segovia, ano 96. Tres anos despues de haber terminado el instituto, Carla y Caterina se niegan a dejar morir su amistad, a pesar de que parece que ya no tienen nada en comun.
    Carla se ha convertido en toda una mujer, estudia Derecho en el colegio universitario, sale con un chico maravilloso y se siente feliz por haber recuperado a su mejor amiga. Caterina trabaja en el taller mecanico de su tio, sale los fines de semana con un grupo de chicos entre los que se cuenta como uno mas y afirma no necesitar un novio para sentirse feliz.

  • Un pasado imperfecto de Mirta Sheridan

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    Hace tiempo que Ashley vive encerrada en si misma. Las lagrimas son sus mejores companeras de viaje, las unicas que le permiten olvidar esos acontecimientos traumaticos que no le dejan dormir.
    Grant es un apasionado del trabajo que no ve mas alla de los numeros y se ha olvidado del amor. Su vida esta vacia porque todo a su alrededor gira en torno a su empresa.
    Un encuentro fortuito con Ashley durante una sesion de jogging hara que sus convicciones se tambaleen y empiecen a revolotear las mariposas en su interior. ?Conseguiran sus besos traspasar la coraza que a ella le han generado sus propios miedos? ?Sera el capaz de amar con el corazon y olvidarse de todo aquello que ha dirigido su vida hasta el momento?

  • No todos los gatos son pardos de M. J. Fernandez

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    Un solo silbido corto y seco fue suficiente para segar la vida de Augusto, que cayo de bruces sobre el suelo de su elegante cocina. La oscura y fria noche riojana se trago el apagado ruido del disparo, y le permitio a Dilan detenerse para comprobar que habia cumplido su mision. El demonio estaba muerto. Un charco se extendio sobre el granito, y el olor a sangre inundo las fosas nasales del asesino. --!Hazlo! --?Para que? --!Debes hacerlo! --No quiero. --!Ahora! Dilan dejo la pistola sobre la mesa con el canon todavia humeante y cogio uno de los cuchillos que reposaban en su base de madera. Se decidio por uno pequeno y afilado como una navaja, se agacho junto al cuerpo y comenzo su tarea. Su mano temblaba mientras trazaba las lineas en la espalda del cadaver. Un nudo atenazo su estomago. El charco de sangre se extendio hasta manchar la suela de sus zapatos. Disparar fue facil. Un solo movimiento del dedo y todo termino, pero aquello... --?Por que te detienes? --No puedo, no quiero. --!Hazlo! El asesino limpio el sudor de su frente con la manga y continuo su macabra tarea. Luego solto el cuchillo y se incorporo. Antes de marcharse, recogio la pistola y la guardo en su bolsillo. --Ya esta. Dilan se alejo del cuerpo de Augusto, y sus huellas plasmaron su recorrido hasta la puerta. El viento frio de diciembre lo azoto en cuanto traspaso el umbral. Lleno sus pulmones de aire, y con las manos enguantadas en los bolsillos de la chaqueta, se alejo del chale a paso apresurado. Capitulo 02 El dia no comenzo bien para Salazar. Sentado frente al comisario, escuchaba resignado sus gritos, mientras hacia lo posible por mantener la compostura. --?Por una vez no podias quedarte quietecito? --?Y dejar que me machaquen? !Tengo derecho a defenderme! --No en este caso --argumento Ortiz--. Nestor, no se si eres consciente de la gravedad de este asunto. Si tratas de involucrarte, te acusaran de obstruccion. El inspector resoplo como un toro a punto de embestir. --Asi que debo quedarme de brazos cruzados, mientras esa bruja destruye mi carrera y quien sabe si hasta consigue enviarme a la carcel. ?De que lado estas tu? Ortiz fruncio el ceno y echo la cabeza hacia atras. --!Del tuyo, por supuesto! ?Como se te ocurre dudarlo? No voy a dejarte en la estacada, pero tienes que confiar en mi. No es un asunto que puedas investigar tu mismo. !No tendria ni que explicartelo! --Asi soy yo. Un poco lento en comprender cuando alguien quiere arruinarme la vida, y mi propio hermano me dice que me haga a un lado. --Hay que ver que eres cabezon cuando te lo propones. --Es rasgo de familia, que le voy a hacer. Ortiz adopto el tono que usaba con sus hijos cuando estaban a punto de colmarle la paciencia. --Escuchame, Nestor. Hare todo lo posible por demostrar tu inocencia, pero es algo que debes dejar en mis manos. Comprende que si interrogas a los testigos o buscas evidencias en este caso arruinaras su validez ante el juez, porque entonces la parte acusadora podra argumentar que hubo manipulacion de las pruebas. El inspector busco en su cabeza un argumento para rebatir a su hermano, pero sus neuronas no estaban por la labor. !Para una vez que las necesitaba! Salazar torcio la boca y dejo escapar el aire.--Vale, supongo que tienes razon. --!Por supuesto que la tengo! Tienes que mantenerte al margen de este asunto. Deja que yo me ocupe. --?Que piensas hacer? --Le asignare la investigacion a Remigio. Nestor lo penso por un momento, luego asintio. --Remigio. Esta bien. Es un buen investigador. --?Me prometes que no vas a intervenir? --!Palabra de boy scout! --Tu nunca fuiste scout. --Pues por eso mismo. --Nestor... --insistio Santiago en tono de advertencia. Salazar adopto una actitud de martir, que tenia bien ensayada con Paca. --Es lo mejor que puedo ofrecerte. Hare lo posible por no interferir en un caso que puede destrozarme la vida y que dejare en manos de terceros, con la esperanza de que le pongan suficiente empeno para sacarme del atolladero, mientras yo solo observo impotente desde la distancia. --Deja el melodrama. Sabes que haremos lo posible por salvarte el... --!No es necesario que lo digas! Ya lo se, pero que quieres, nada es mas seguro que arremangarse y ocuparse uno mismo. Ortiz fruncio el ceno. --Pues en esta ocasion, sera mejor que dejes tus mangas donde estan. Y te advierto algo mas: a la inspectora Araujo ni te le acerques. Solo nos falta que la lies con alguna de tus <>, y que se tome tu acusacion como algo personal. Salazar se llevo una mano al pecho con aire dramatico. --?Me crees capaz de hacer algo que pueda molestar a esa arpia que solo hace su trabajo, el cual consiste en arruinarme la vida? Me ofendes. --Estas advertido --dijo el comisario, al mismo tiempo que senalaba a Nestor con el indice. Salazar suspiro con aire de incomprendido y se disponia a responder, cuando el timbre del telefono de la oficina interrumpio la discusion. Ortiz respondio y despues de un dialogo muy corto, le dio las gracias a Lali y colgo. --Esta manana encontraron un cadaver en un chale de Santo Domingo de la Calzada. Al parecer, ya tienes un buen motivo para arremangarte. Capitulo 03 Con la cabeza todavia en su propio problema, Nestor salio del despacho del comisario. Se detuvo un momento frente al escritorio de Lali, y le pidio que le avisara a su nuevo companero que se reuniera con el en la escena del crimen. Veinticinco minutos despues, el inspector llegaba al lugar de los hechos. El barrio estaba bastante apartado, y consistia en media docena de chales de lujo cercanos entre si, pero alejados de todo lo demas. Cuando Salazar llego a su destino, lo recibio el frio. Despues de comprobar que los chicos de Cientifica ya escudrinaban los rincones, el inspector se detuvo junto a la puerta de entrada. Uno de los tecnicos se ocupaba de la cerradura. El perito alzo la cabeza cuando vio al policia y le dijo lo que queria saber sin esperar a que le preguntara. --La cerradura esta intacta. Nadie la forzo. Tres cuartos de lo mismo con las ventanas. --Asi que el asesino tenia llave. El agente asintio. --O le abrieron la puerta. Salazar le dio las gracias al experto y entro al chale. Lo primero que vio fue una serie de cintas que formaban un pasillo artificial para proteger una hilera de huellas de zapatos que el homicida dejo en su huida. Bien. Un criminal descuidado facilitaria la resolucion del caso. En cuanto el inspector llego a la cocina, lo alcanzo el olor metalico de la sangre y se encontro con un escenario dantesco. El cadaver estaba tendido de bruces en el suelo sobre un charco de sangre. Se trataba de un hombre en la cincuentena. En la espalda se podia ver el agujero de entrada que dejo el proyectil, y algo mas... Ya el juez y el forense se habian puesto manos a la obra. El doctor Molina estudiaba el cuerpo, mientras Aristigueta tomaba notas. Ambos centraron la mirada en Nestor en cuanto llego. El juez fue el primero en hablar. --Bienvenido, inspector. Me alegra que le asignaran este caso. --Gracias, senor. ?Puede decirme quien era la victima? --Augusto Soler, cincuenta y seis anos y abogado de profesion. Era muy exitoso. --?Tenia familia? --Viudo y con tres hijos. Dos adultos y una adolescente. --?Vivian aqui? ?Hay algun testigo? --Los mayores son independientes. Ya les avisamos. La hija menor si vivia con su padre, pero la asistenta nos informo que la joven se marcho ayer por la tarde para dormir en casa de una amiga. --Es un alivio --reconocio Nestor--. Es posible que gracias a ello no estemos ante un doble homicidio. ?Que puedes decirme tu, Javier? El forense resoplo antes de responder. --Un disparo por la espalda a corta distancia, con un arma de alto calibre. Ya imaginaras el destrozo, pero lo mas extrano es este trazo alrededor del orificio de entrada. Lo hicieron con un cuchillo. --Un pentaculo. !Maldicion! Espero que no nos encontremos frente a un crimen ritual. ?A que hora lo asesinaron? --Hacia la medianoche. --Mal asunto. ?Quien encontro el cadaver? --La asistenta. Su nombre es Antonia Valdez --respondio el juez--. Sus gritos atrajeron a los vecinos y uno de ellos fue quien nos llamo. --?Donde esta ahora? --Despues del susto que se llevo, una vecina ofrecio recibirla en su casa hasta que se le permita marcharse.

  • Mi Amor Gitano (Amores Imposibles 1) de Amaya Evans

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    Una casa para senoritas, muy conocida por gente de sociedad, a la que llegan jovenes pertenecientes a las mejores familias del pais cuya reputacion ha sido danada o destruida debido a algun escandalo. Por este motivo, y gracias a la verguenza que le han hecho pasar a sus familias, son enviadas a este centro de rehabilitacion de comportamiento para que cuando esten listas salgan de alli, a hacer una vida digna de su status social.

  • Cornelia de Florencia Etcheves

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    La joven Cornelia desaparece en una pequena localidad de la Patagonia argentina cuando realizaba un viaje de estudios junto a cuatro companeras. De ella solo queda una cadena tirada en la nieve.
    Diez anos despues de la desaparicion de la chica, tras una misa organizada por la familia para mantener vivo su recuerdo, Pipa, una de las cuatro amigas, ahora agente de policia, decide reabrir el caso ante la insistencia de la madre de Cornelia al descubrir que una persona anonima ha estado publicando en el periodico una esquela por su hija cada ano.
    El caracter personal de la investigacion hara que se despierten los fantasmas del pasado, algo para lo que la agente no esta preparada, pero que ha decidido afrontar de una vez por todas.

  • Con B de Beatriz de Begona Salvador Ros

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    Beatriz acaba de cumplir 35 anos. Tiene su vida organizada. Su trabajo fijo en un banco, su piso y a su novio, Carlos. Un buen chico que por fin ha aprobado la oposicion a Notario. Pero ella siente que le falta algo. Que la vida tiene que ser algo mas y no se quiere conformar. La noche de su cumpleanos, volviendo de fiesta, tiene una revelacion de las gordas. De las que te ensenan los pasos para ser feliz y tu solo tienes que seguirlos. Aunque eso signifique romper con tu vida anterior y empezar de cero.

  • El joven Arquimedes de Aldous Huxley

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    Aldous Huxley (1894-1963) no es solo el singularisimo autor de Viejo muere el cisne, creador de una nueva formula novelesca; es tambien, en cuanto narrador, y aparte de sus ensayos, biografias y libros de viaje, un admirable cuentista. Ducho en todas las dimensiones de la ficcion, se mueve con pareja maestria tanto en los espacios abiertos de la gran novela como en los mas exiguos de la nouvelle. Acierta del mismo modo al presentar una accion fraccionada, vista en cortes transversales, yendo y viniendo a traves del tiempo, como en <>, y otros tres apasionantes relatos, de ritmo seguido y progresion continua.

  • YA NO SOY ESA NINA de Cristal Tower

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    Se preguntareis ?quien es CRISTAL TOWER?
    Pues… os dire que naci un 15 de Marzo de 1978 y soy de Sevilla, pero no voy a contar muchas mas cosas sobre mi.
    Me gusta ir cada manana en el metro a trabajar y que nadie sepa quien soy , a mi lo que de verdad me importa es saber que mis lectores que sois ya mas de 100000 disfrutais con mis novelas.
    Gracias por leerme.
    Si os gusta este pequeno fragmento, leed la historia completa.

  • El oceano de la memoria de Paloma San Basilio

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    Me llamo Alba Monasterio Livingston y naci en 1936, en plena guerra. Mi madre me amamanto hasta los tres anos y a mi padre le hicieron prisionero por el simple motivo de bautizarme. Lo libero un anarquista que penso que tenia derecho a actuar bajo su conciencia. Si el tribunal hubiese estado presidido por otra persona, ninguno de mis hermanos habria nacido y, por lo tanto, esta historia no existiria. Cuando volvio a casa, la barba roja que lucia mi padre dejo claro por que mi melena era del color del fuego en invierno, pero yo no soy el centro de este relato. Solo quiero contar la verdad de lo que acontecio desde entonces hasta nuestros dias. Por que se callaron tantas cosas y se disfrazaron otras. Quiero dejar limpia la memoria de una familia que con sus luces y sus sombras fue simplemente el reflejo de una epoca y una sociedad hipocritas, donde nada podia ser como era y habia que aparentar lo que dicha sociedad consideraba correcto aunque muchos sentimientos y muchas vidas se perdiesen por el camino. Tengo esa edad en la que lo cotidiano se olvida y lo lejano emerge como esculpido en la piedra de la memoria. Mi vida ha sido como un rio remansado, pero con remolinos inapreciables en la superficie capaces de arrastrarte hasta el fondo si no tenias un asidero al que agarrarte. Tampoco ha importado mucho, el foco de la casa siempre estaba en otra parte. Eramos muchos y los demas hablaban mas alto y mas rapido que yo, que me veia obligada a dejar mis frases a medias, suspendidas en el aire sin interlocutor alguno. De aquellos dias solo quedamos en el mismo sitio la casa de Cadiz, que ya ni siquiera nos pertenece, las bodegas, Juana y yo, testigos eternos y mudos de las vidas de otros. Nadie permanece junto a nosotras; la mayoria ya no estan. Las habitaciones se fueron quedando sordas poco a poco. Algunas antes de tiempo. Otros se fueron lejos, huyendo del pasado y la falta de oxigeno para respirar. Es una casa preciosa pero tiene algo de carcel. Algo que desde el amor y la seguridad te oprime los pulmones y te adocena las ideas. Espero que sus futuros habitantes consigan liberarla. En otro tiempo la casa estaba llena de vida, de ruido, de gritos y de musica. Mi padre amaba a los clasicos y tenia pasion por la zarzuela que sonaba obscenamente por todas partes para arremolinarse en el patio, el autentico corazon de nuestras vidas y nuestros suenos. En ese patio celebrabamos los bautizos y las comuniones, rodeados de pilistras, las macetas tipicas de los patios del sur, con el sonido del agua como fondo de las conversaciones al caer la tarde. En ese patio recibia mi madre a sus amigas en verano para tomar el te con pastas, reminiscencias inglesas, y examinaba de pies a cabeza a los posibles pretendientes que tenian que pasar el test de aprobacion, sin el cual, implacable, se encargaba de alejarlos de sus hijas. Eramos guapas, educadas y sabiamos todo lo que una buena esposa necesita saber. Lo malo es que no todas estabamos dispuestas a serlo. Hoy aun se conservan las verdes pilistras, con sus hojas largas y brillantes como cuchillos. La fuente sigue sonriendo agua; a veces tengo la sensacion de que se burla de todos y que sabia de antemano lo que pasaria, como una Casandra liquida y constante. Solo he querido explicar a grandes rasgos el porque de estas paginas y el hecho insolito de que me haya tocado a mi, en calidad de unico testigo vital y contra todo pronostico, dibujar de la manera mas veraz y con la mayor riqueza de matices la historia de la familia Monasterio Livingston, mi familia, una familia mas de la Espana atribulada, asustada y herida de la posguerra. PRIMERA PARTE Capitulo I Alba, esta nina tiene fuego en el pelo y en el corazon, y por los ojos le sale la llama verde de las hechiceras. --Ya estas con tus tonterias, Juana, si solo tiene dias. Alba se reia con los comentarios de Juana. La nina era preciosa a pesar de los tiempos dificiles en los que habia nacido. Espana estaba en medio de una guerra fratricida, y la escasez y el miedo campaban a sus anchas. Juana tenia la misma edad que su senora, veintiun anos. Habia entrado en la casa a servir con catorce, de ahi la confianza y el carino que las dos se tenian. Gregorio, su padre, labrador y con mas hijos de los necesarios, apenas podia alimentar a su prole a base del consabido pan duro a remojo, pimiento, tomate y ajo, todo de la huerta, enriquecido con una pizca de aceite. Lo que una familia podia permitirse en el campo andaluz dominado por latifundios y grandes fincas en donde los aparceros disponian de una humilde casa con una sola estancia, la huerta y alguna cabra a la que exprimir las ubres buscando la leche que les servia para hacer quesos y algun que otro dulce. Las gallinas les permitian comer de vez en cuando los huevos que no vendian en el mercado, y a menudo el matrimonio y los cinco rapaces se afanaban en mojar pan y compartir la clara, que suponia un manjar exquisito reservado solo para los domingos. Juana era la mayor y por tanto tenia que trabajar el doble para ayudar en la casa, recoger esparragos verdes hasta deslomarse o echar unas horas en las casas principales. Desde los ocho anos, Juanita corria de un lado para otro procurando alguna ganancia que llevar a su maltrecho hogar. Juana era pequena y vivaracha, la naturaleza le habia regalado una ligera joroba que en nada mermaba su caracter alegre y dispuesto. A los catorce anos, la madre de Alba, la Inglesa, como la llamaban en los barrios humildes, se apiado de la criatura y la metio fija en la casa de la plaza Mina. Juana trabajaba duro pero al menos tenia un buen sitio en el que vivir, comida y veinticinco pesetas que generosamente la Inglesa le pagaba al mes y que volaban para alivio de la casa paterna. La muchacha era feliz, y ademas Albita, la nina de la casa, tenia su misma edad y se convirtio en una companera de juegos, confidencias y risas, cuando sus quehaceres diarios se lo permitian. Juana tenia adoracion por esa nina rubia de ojos azules, esbelta y voluntariosa a la que su madre, con exigente educacion anglosajona, sometia a clases de mil cosas: ingles, bordado, reposteria, piano y equitacion. Alba se quejaba pero sabia que era inutil resistirse. Se convertiria en la joven mas deseada de la ciudad y eso era garantia de futuro, seguridad economica y reconocimiento social. En un mundo de hombres, las mujeres se median en funcion de una buena boda y no de otros meritos ajenos a la vida de matrimonio. Los sentimientos eran algo secundario; en definitiva, eran cosas de pobres. Cuando Alba lloraba en publico por algo o suspiraba, la Inglesa le recordaba su condicion social y el hecho de que llorar, reir a carcajadas o suspirar eran cosas de pobres y estaban desterradas de la casa de la plaza Mina. Realmente la Inglesa no era tal, la abuela era hija de un comerciante de extraccion humilde, Santiago Belacua, que gracias a sus habilidades en el comercio de ultramar habia amasado una considerable fortuna, lo que le permitio entrar a formar parte de la burguesia gaditana. Su espectacular y pelirroja hija pudo asi conquistar a uno de los solteros de oro, de ascendencia inglesa y perteneciente a la escasa aristocracia de la Tacita de Plata, Mario Livingston. Como consecuencia, mi abuela decidio ser mas inglesa que nadie y soltaba con alegria frases en el idioma de Shakespeare en version gaditana que entusiasmaban a mi abuelo Mario. Implanto el te por las tardes y una ferrea educacion inglesa en todo su dominio, de ahi el apodo, no carente de la consabida guasa del pueblo llano, de <>. El abuelo Mario era una bellisima persona, paciente y carinoso. Habia heredado la bodega familiar, un precioso edificio con estructura de hierro, disenado por Eiffel. La bodega era el orgullo de la familia y de sus botas salian los mejores caldos para Espana, el resto de Europa y America. El fino, el oloroso, el cream dulce y meloso, el Pedro Ximenez o el brandy eran algunas de sus joyas, criadas y mimadas al amor de los vientos, la humedad del mar y las temperaturas unicas de la zona. De ninos gritabamos de alegria cuando alguien proponia una excursion a las bodegas del abuelo. Era maravilloso poder pisar patios de albero, oir el relinchar de los caballos en las cuadras, subirnos a los carros antiguos en los que se transportaba el vino, jugar con los perros bodegueros de una mestiza raza importada de Inglaterra y creada para perseguir los ratones que abundaban entre las botas y, sobre todo, andar por los vinedos, oliendo a miel en septiembre, con la uva rubia guinandonos un ojo y diciendo con su brillo <>. La bodega era un mundo apasionante por el que corriamos en libertad y jugabamos al escondite. Hoy no vive sus mejores momentos, pero es algo que permanece en nuestra sangre como el viento de levante o las murallas de Puerta Tierra, principio y fin de una ciudad inexpugnable, indomita, que nunca se ha doblegado, rodeada de agua y luz, brillando como la plata por las mananas y tenida de rojo por las tardes. Alba solo tenia un resquicio por el que dejar escapar su ninez, sus ansias de juegos y sus suenos, y ese resquicio se llamaba Juana; y Juana nos contaria una y mil veces las travesuras que mi madre y ella inventaban a escondidas del riguroso control materno. Digo mi madre porque yo soy esa nina de fuegos diversos que Juana anuncio el dia 18 de septiembre de 1936, en plena Guerra Civil. Ese ano nacieron dos cosas: una buena, yo, y otra mala, la guerra que dejaria un millon de muertos por la torpeza de unos y el fanatismo de otros. --Juana, no achuches tanto a la nina que la vas a gastar. --!Ay, Albita, cuando has visto tu que el carino gaste! Mas carino es lo que necesita el mundo y sobre to los crios. Si es que entran ganas de comersela. --Dicen que si se coge mucho a los bebes se encanijan. --Sera por eso que tu has salio tan alta y buena moza, por la falta de brazos de tu madre. El carino alimenta y sobre todo hace personas felices y sin malas ideas. --No sigas diciendo tonterias y traeme agua de limon, anda, que tengo la garganta seca del levante, y si ves a Custo dile que venga, que le echo de menos. --Ese si es un hombre, si yo no te quisiera tanto diria que no te lo mereces. No he visto nunca un marido mas carinoso y un medico tan preocupao por su gente. De el tendrian que aprender muchos de los que estan a tiros por las calles. Juana siempre tenia la ultima palabra y era de una sinceridad palmaria, a la que nadie podia oponer argumento alguno. Mi madre se reia de sus cosas pero la respetaba y la queria como a la hermana que no habia tenido. Sabia que tenia razon, cuantos besos y abrazos le habian faltado en su ninez

  • Todas las malditas veces que la tuve debajo de mi de Cristina Prada

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  • Enamorada por los pelos de Dublineta Eire

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    ?Que harias si te hubiese tocado nacer en un pueblecito del Levante, en el seno de una familia ultraconservadora que te cierra todas las fronteras y que solo le falta colocarte un microchip para rastrear todos tus pasos?
    Mari Puri es hija de Lazaro Roldan, un apacible general retirado del Ejercito de Tierra, orgulloso de haber criado a sus tres hijos, junto a Concha, su senora esposa, en los valores de santa templanza y sobriedad que ninguno puede saltarse bajo pena de excomunion y repudio instantaneo.
    Asfixiada por esta perspectiva y por deshacerse de su virginidad antes de cumplir veinticuatro anos, la ayuda de sus amigas Rosamari y Sonia, y de un tutorial online con un platano como protagonista, le dara la fuerza necesaria para intentar escapar y saborear esa libertad que tanto anhela.
    Unas oposiciones de magisterio y un laser de alejandrita seran los detonantes de una cadena de mentiras y enredos, en la que el amor, el sexo y su paz mental tendran mucho que ver.

  • Una pirata enamorada (Bastardos de Inglaterra 1) de Lynsey Lynwood

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    M e despierto con un terrible dolor de cabeza. Los recuerdos se empiezan a agolpar en mi mente. El abordaje, la prision en las bodegas de esa pirata desalmada de Clarissa, el encuentro con mi hermano Philip y mi mayor humillacion: la caminata, esposado como un esclavo, a traves del follaje espeso de esta isla apartada de la civilizacion hasta la mansion de mi captora. Los piratas apuntan a mi cabeza con fusiles, algunos tienen bayonetas incorporadas... por si tengo intencion de escapar, !como si hubiera alguna posibilidad! No puedo caminar ni dos pasos. La falta de agua y alimentos han hecho estragos en mi salud. Estoy acostumbrado a comer todo lo que me apetece cuando se me antoja. El marques y yo hemos pasado por momentos de necesidad, pero siempre hay algo en la despensa, especialmente por la noche. El hambre me asalta al mismo tiempo que la ansiedad, suelen ir unidos. Desde hace tiempo, sospecho que no es normal. Hay algo oscuro en mi que me domina: el hambre. Hambre de comida, de sexo, de atencion, de amor. Hambre de todo. Hay ocasiones, como ahora, en las que los nervios me traicionan y lo unico en lo que puedo pensar es en comer hasta calmarme, hasta llenar el hueco de mi estomago, como si eso pudiera llenar otros espacios vacios en mi interior, otras necesidades intangibles. Por eso peso ciento veinte kilos. Soy mas alto que la mayoria de mis amigos. Mido un metro ochenta y cinco. Estoy muy lejos de acercarme al prototipo de hombre ideal del momento y, sin embargo, no dejo que mi apariencia me defina de ninguna manera. Me toco la cabeza porque el dolor es demasiado intenso. Recuerdo el golpe que me ha propinado la misma Clarissa con la culata de un fusil cuando le he pedido que me dejara en libertad. <>. Eso ha sido lo ultimo que he escuchado antes de perder el conocimiento y caer al suelo. Me levanto y me acerco a la unica ventana abierta. Es de noche, pero por la posicion de la luna no parece que sea muy tarde. Inspiro profundamente. El olor del mar me da la bienvenida. En estos momentos, odio ese olor. Despues de meses en un barco en medio del oceano, el mar me provoca nauseas. Me asomo al balcon. Esta en el segundo piso. Calculo la distancia hasta el suelo. Es demasiada. No quiero morir, pero tampoco se si estar preso es un destino peor que la muerte y pienso si merece la pena arriesgarse a escapar. Me pregunto que piensa la gente cuando cae al vacio para terminar con su vida, cuales son sus ultimos pensamientos, cuales seran los mios. Dudo si Philip sentira remordimientos en caso de que me mate al saltar o si mantendra la misma indiferencia que ha mostrado en Falcon Point cuando me ha entregado como regalo a Clarissa. ?Quien regala a alguien con el que has crecido y que nunca te ha hecho dano? Tal vez Philip ya no es la persona que pense que era. Tal vez yo no merezco nada, ni siquiera la compasion de otro ser humano. Tal vez los pecados de mis padres son peores de lo que pensaba, tal vez mis deseos oscuros son imperdonables. Es posible que mi alma esta demasiado rota como para poder alcanzar la redencion. He escuchado historias terribles sobre piratas desalmados y Clarissa entra en la descripcion. Es una mujer hermosa, no puedo negarlo, con esa piel bronceada como arena de playa mojada, los ojos oscuros como la noche y el cabello como una laja de pizarra mojada por la lluvia. Es una vision a la que no estoy acostumbrado. Mi estomago emite un grunido. El hambre no va a desaparecer, solo va a empeorar. Tendre que salir del dormitorio y aventurarme a buscar la cocina. Me pregunto si a todos los prisioneros les dan el mismo trato que a mi. A pesar de la relativa oscuridad de la habitacion, puedo apreciar las dimensiones. Es enorme, tanto como mi antiguo dormitorio en Sudley Manor, la mansion que ha pertenecido a la familia materna de Philip en Inglaterra y donde he pasado mi ninez. Tal vez ser el hermano de Philip me confiera ciertos privilegios, aunque, si quiero ser preciso, el no es en realidad mi hermano. No tenemos la misma sangre. Mi madre se caso con el padre de Philip embarazada de un cantante de opera italiano, pero Clarissa no lo sabe y Philip no lo ha revelado cuando ha tenido la oportunidad. Nadie conoce la sordida verdad: soy un bastardo nacido dentro de un matrimonio respetable y gracias al buen corazon del marques de Harlow, el padre de Philip, que me crio como si fuera su propio hijo, no he tenido que sufrir la humillacion y la verguenza de ser senalado. Bueno, no pienso revelar la verdad nunca. Ese es el tipo de secreto que uno se lleva a la tumba. ?Quien quiere confesar que es un bastardo y ser excluido de la sociedad en la que vive? Intentare sacar todo el provecho que pueda al parentesco que me une a mi hermano. Diviso la puerta rezando para que no este cerrada. Cuando la abro, dejo escapar el aliento que he estado conteniendo. Me llega el sonido de varias personas discutiendo a pleno pulmon. <>, pienso con desden. Desciendo las escaleras. El vestibulo es enorme y esta vacio. <>, me pregunto con menosprecio. La arquitectura de la mansion es francesa y eso me sorprende. Al perder el conocimiento, he olvidado los detalles del lugar que va a ser mi prision por una larga temporada... o al menos eso creo, aunque, como nunca he tratado con piratas, no puedo estar seguro de nada. Me pregunto donde esta el resto de la tripulacion del Belle Lueur. Tal vez en las bodegas del barco esperando un destino peor que el mio. Un escalofrio me recorre la espalda. Me acerco a la habitacion de donde provienen las voces y escucho con atencion. --Clarissa, no puedes mantenerlo prisionero. Es un aristocrata. Imaginate si alguien se entera. Tendremos al maldito ejercito ingles a las puertas de Emerald Bay antes de que te des cuenta. --El unico que lo sabe es Falcon y el no va a denunciarnos. El sigue las reglas. Por el tono de su voz, deduzco que Clarissa no esta preocupada en absoluto. --Es su hermano. ?Cuanto tiempo crees que pasara antes de que venga a pedirte que lo liberes? --interviene otra voz. <>, pienso. Philip ha dejado claro que no le importa mi suerte. Me duele ver que aun me odia. El motivo no lo se, aunque intuyo que es porque descubrio que soy un bastardo. Un parasito que ha estado viviendo de la fortuna de su padre, aunque ese patrimonio ya no existe. Philip no sabe nada aun. Tal vez pueda hablar con el y arreglar las cosas. --La cuija se queda hasta que convierta Emerald Bay en una plantacion exitosa. Es mi ultima palabra -- escucho decir a Clarissa con decision. Me pregunto que demonios significaba la palabra cuija. Al parecer, ya tengo un apodo e ignoro su significado, lo cual me frustra mas... si eso es posible. Odio a esta mujer que no me respeta y que no tiene ningun limite. Igual mata que secuestra o vende a sus prisioneros en el mercado de esclavos, o al menos eso habia dicho el pirata que se habia encargado de vigilarnos en las bodegas cuando nos hicieron prisioneros. Aprieto los punos con rabia para evitar golpear la pared o a alguien. Estoy furioso, pero tambien se que tengo que actuar con inteligencia. No quiero morir en este infierno. Escucho las carcajadas del grupo. Se burlan de mi apodo y eso me molesta mas que saber los planes que tiene para mi. Se va a llevar una sorpresa si piensa que se algo sobre plantaciones exitosas o de algun otro tipo. No voy a permitir que nadie planee mi futuro sin mi permiso. Esta banda de sanguinarios va a tener que escucharme, claro que si. Avanzo con decision hacia la puerta abierta. Un grupo de doce personas estan sentadas alrededor de una mesa. La ironia del numero casi me hace reir. ?Acaso se creen los doce apostoles? Bueno, yo voy a convertir su <> en un juego de azar donde el numero trece va a frustrar sus planes y su suerte hasta la fecha. Clarissa preside una de las cabeceras. El otro extremo de la mesa esta vacio. Mi atencion se desvia durante un momento hacia las sillas. Cada una es de una epoca distinta y tan finamente trabajadas que no puedo dejar de admirarlas a pesar de ser tan diferentes entre si. Nunca he visto un comedor con sillas que no sean iguales y hagan juego con la mesa. Lo peor es que algunos tienen los pies sobre la mesa y otros se balancean sobre las patas traseras de las sillas mientras beben directamente de la botella. Imagino que es ron. Una de las personas que se balancea como un nino sin modales es Clarissa. Me molesta su actitud tranquila mientras que yo hiervo de coraje por dentro. Me recuerda a un ave de presa al acecho por la forma en que me mira entrecerrando los ojos, como uno de esos halcones gerifalte blancos que criaba el abuelo de Philip en Sudley Manor: hermosos de lejos, pero letales si te eligen como presa. Clarissa tiene un aire exotico que la rodea y, aunque lo unico que siento por ella es desprecio, no puedo dejar de fijarme en que es una mujer preciosa. Si nos hubieramos conocido en otras circunstancias, intentaria llevarmela a la cama. Tiene un cuerpo esbelto con las curvas perfectas en los lugares adecuados. Camina como una diosa que destila sensualidad, pero !que me parta un rayo si voy a caer tan bajo como para acostarme con una asesina! Una mujer con mas pecados que yo y el resto del mundo juntos. No quiero ni pensar en las vidas que ha segado con la espada que lleva colgando a esa estrecha cintura suya que se mueve como un junco agitado por la brisa. Es una salvaje. Una hiena sedienta de sangre. Una serpiente venenosa y astuta que muerde con rapidez y se esconde antes de que puedas alcanzarla. --Te odio --siseo sin poder contenerme. Ella se rie de mi arrebato. Nunca he sido de esas personas que se dejan llevar por las emociones facilmente. Toda mi vida he recibido con resignacion las burlas de la gente por mi aspecto, pero la risa despreocupada de esta barbara con la que ni siquiera he intercambiado unas palabras aun se mete debajo de mi piel sin poder evitarlo. Mi peso y apariencia no estan dentro de los canones de belleza del momento. Tal vez nunca lo esten y eso hace que la confianza en mi mismo se tambalee de vez en cuando. Me odio a mi mismo por dejar que me importe, por no saber levantar muros lo suficientemente altos como para que los comentarios de los demas no me afecten. Lo estaba haciendo bastante bien... hasta que la he conocido. --Adelante. Estamos hablando de ti --me invita a entrar con esa voz burlona, como si estuviera siendo magnanima en su trato. Imagino que asi es, considerando que soy su prisionero. Me acerco a la cabecera vacia de la mesa y retiro la silla con cuidado. Prisionero o no, quiero negociar en igualdad de condiciones. Todos estallan en carcajadas de nuevo cuando me siento frente a ella, al otro lado de la mesa, retando su autoridad. Ella eleva una ceja divertida mientras me recorre con la mirada. Me estudia detenidamente. Hace un mohin como si no le gustara lo que ve. <>, pienso mientras levanto mi cabeza para que vea que no me importa. A mi no me gusta su alma retorcida y malvada. Hay muchos tipos de belleza y, aunque ella es hermosa por fuera, es un monstruo por dentro. Uno que tengo todas la intencion de vencer en cuanto tenga la minima oportunidad. --?Estas seguro de que eres hermano de Falcon? Mantengo mi semblante impavido, sereno, como si su pregunta no hubiera agitado mis demonios. Nadie se ha atrevido jamas a hacerme esa pregunta directamente. Philip tiene los ojos grises; yo, azules. Su cabello es dorado, del color del oro viejo de los marcos de los retratos de hace cien anos, y el mio es rubio claro, como el del heno seco al final del verano. Su rostro, limpio y terso; el mio, lleno de granos. Su figura, atletica, y la mia obesa como un barril de roble frances que despues de varias temporadas va perdiendo el ajuste de los remaches, convirtiendose en un objeto amorfo. --Por supuesto que somos hermanos. Disculpa si te sientes decepcionada --contesto ironicamente sin apartar los ojos de ella. --Relajate, cuija. La unica manera en la que me puedes decepcionar es si no logras convertir este lugar en una plantacion. Lo demas no me importa. --Para eso tendria que saber algo sobre plantaciones y creeme si te digo que no se absolutamente nada. En Inglaterra no hay, asi que es mejor que le encargues el trabajo a otro que sepa lo que esta haciendo. --Veras, William... Esta es tu mejor opcion. Falcon solia decir que tampoco sabia lo que estaba haciendo cuando compro Falcon Point, la plantacion y sus esclavos y la convirtio en la mejor plantacion de cana del Caribe. Asi que, si piensas que vas a librarte de mi con decir que no sabes nada sobre plantaciones, estas muy equivocado. Puedo ver que esta furiosa. Bueno, ya somos dos. Los hombres sentados alrededor de la mesa parecen relajarse cuando ella me presiona un poco mas. Me pregunto quienes son y por que estan aqui, si los piratas tambien tienen una jerarquia dentro del barco, al igual que los corsarios y los oficiales navales de los barcos de su majestad. Uno de los hombres sentados a la mesa, creo que es James, el que le leyo la copia del certificado de matrimonio de Philip y Miranda a Clarissa, desliza una botella con precision en mi direccion. La detengo y la miro con asco sin poder evitarlo. ?Es que no saben lo que es un vaso? Me niego a beber de la misma botella. Posiblemente, ni siquiera se lavan la boca con bicarbonato. La vuelvo a empujar en su direccion y el se encoge de hombros mientras la agarra y le da un trago. Aparto la vista con repulsion. James ha tenido un gesto amable, pero en estos momentos no estoy para gestos amables. Quiero partirle la cara a alguien. Me han secuestrado, ?que esperan, que les bese las manos en agradecimiento? Las tripas me rugen tanto de hambre que estoy seguro de que todos las pueden escuchar. --Es un maldito noble, ?que esperas? --dice con desprecio uno de ellos, refiriendose al rechazo de la botella. --Si Falcon pudo, siendo un noble ingles, tu tambien --dice Clarissa ignorando el comentario. --?Y si me niego? Los ojos se le oscurecen y la sonrisa desaparece de sus labios. --Hay traficantes arabes que pagarian una fortuna por alguien como tu --dice despacio--. Si crees que no voy a cumplir mi amenaza, es que no me conoces. Estoy seguro de que no esta bromeando. Evito estremecerme delante de ella, de ellos. Pongo mi mejor cara de poker. No voy a mostrarles cuanto me afecta su amenaza. Entrelazo mis dedos para que no vean que me tiemblan y me mantengo sosegado aunque los latidos de mi corazon se han disparado como si fuera un pobre zorro en una de esas cacerias que tanto le gustaba organizar a mi abuelo en Sudley Manor; bueno, al abuelo de Philip, me corrijo. --?De cuanto tiempo dispongo? --Un mes para organizarlo todo. Quiero ver planos. Aprieto mi mandibula para no decirle cuatro cosas a esta salvaje. ?Piensa que soy un maldito arquitecto? --Quiero numeros. Los numeros no mienten. Sus hombres de confianza asienten con la cabeza cada vez que habla como si estuvieran escuchando la palabra de Dios. Ese tipo de devocion me enferma. --?Que tipo de numeros? Recuerdo que no sabe leer, ?como diablos piensa estudiar esos numeros?, ?acaso sabe contar hasta cien sin equivocarse? --Cuantos esclavos. --No deberia extranarme que sugiera el uso de esclavos, pero lo hace. Esta mujer no tiene moral o humanidad. No deberia sorprenderme--. Cuantas hectareas, cuanto dinero debo invertir, ese tipo de cosas --dice alzando una mano como yo si supiera que demonios esta pensando.

  • La llamada del crepusculo de Sarah Lark

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    La llamada del crepusculo es la primera novela juvenil de la autora best seller Sarah Lark.

  • Amores que dejan Marcas de Ruth Lefin

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    Dia a dia, nos encontramos con enunciados en los medios, como: “Mujer fue asesinada por su esposo”, “Nuevo femicidio en la capital”, “Mujer es torturada y corre riesgo vital.

  • Lo que queda de mi (Parte de mi 1) de Diana T. Scott

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    Si el mundo perfecto existiera, Ava y Sebastian estarian enamorados. Pero en este mundo los dos estan muy bien vigilados por sus demonios. No llevan un equipaje ligero: Ava tiene el suyo cuidadosamente doblado en bolsas de vacio para ocupar el minimo espacio posible, mientras que Sebastian lleva el suyo como una armadura de plomo que a veces le hace encorvarse bajo su peso. Aunque se gustan, ?como van a llevarse sus respectivos demonios?

  • Navegando por la tentacion de Lorraine Heath

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    Tres jovenes herederos encerrados por un despiadado tio escaparon en direccion al mar, a las calles o a guerras lejanas, esperando el dia en que pudieran regresar y reclamar sus derechos de herencia.

  • Una Virgen Para El Jeque de Kate Simmons

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    El dia de calor sofocante acabo en tormenta, una tormenta de polvo sulfuroso que oculto el sol y rugio toda la noche hasta el amanecer, dejando una estela de naranjos y datileros devastados. Las persianas de la casa de la plantacion se habian roto, las lamparas y floreros se habian estrellado al caer y el agua de la torre de irrigacion habia inundado el suelo. Agnes se detuvo en la galeria y sintio un desamparo mas alla de las lagrimas. Estas le habrian servido de consuelo al comprobar como el agua anegaba tambien el pasillo y al oir el intermitente ulular del viento rompiendo la quietud que habia seguido a la frenetica noche del siroco. Los dias precedentes habian sido de calor bajo un cielo plomizo, que habia trocado el desierto en un paisaje siniestro. Todavia en aquel momento el bochornoso calor parecia resecar las paredes de la maltrecha vivienda y Agnes podia sentir el sudor bajando por su espalda. Con su valor casi tan abatido como la casa se apoyo en la barandilla con la boca seca, los ojos chispeantes, y su espiritu destrozado. Una persiana suelta seguia golpeando; era como si algo extrano tratara de llegar a ella, atacando sus nervios. Se encontraba sin energias para acercarse a sujetar la persiana. Tensa como un gato, sin ningun sitio donde esconderse, trato en vano de no pensar en la silenciosa figura que yacia en la cama del dormitorio principal. Agnes se estremecio, a pesar del calor; el azul sorprendente de sus ojos estaba velado por los sucesos de la noche. Se trataba de un azul semejante al de las vidrieras de una capilla. Recordo la capilla anexa al colegio del convento donde ella habia pasado su ninez. Alla, los instintos de Agnes Lacroix se habian rebelado frecuentemente en contra de la disciplina; de los dormitorios, donde la intimidad era un factor desconocido; de la comida, que era sencilla y sin sabor. Las buenas hermanas habian decretado que la carne debia someterse al espiritu. Apenas cumplidos los diecisiete anos la llamaron al despacho de la Madre Superiora y le dijeron que tenia que irse a vivir con su abuelo. Hasta aquel momento, Agnes Lacroix habia ignorado su existencia, pero desde el dia en que Agnes llego a El Oasis, se sintio como si hubiera entrado en el hogar que siempre habia deseado. Un fascinante hogar en la umbria de una posesion de arboles frutales, donde el continuo rumor del agua en las acequias hacia que incluso el dia mas torrido pareciera fresco. Resulto cautivada por el desierto y salir a montar al amanecer o cuando las estrellas brillaban en el cielo, fue un placer del que nunca antes habia disfrutado ni sonado. En aquel instante estaba sola y temerosa, detenida en la amplia galeria de madera que dominaba el pasillo. Sola, porque el dia anterior los criados habian huido asustados, tanto por la tormenta de arena como por el anciano que yacia muerto dentro de la casa del Viejo Leon. Sadik habia sido el ultimo en marcharse, conmovido por la presencia de Agnes al lado de la cama del gigante sin vida; del hombre al que la joven habia llegado a amar en los dos anos que vivio en El Oasis. Se habia acostumbrado a su aspera arrogancia y habia aprendido a aceptar su implacable actitud hacia su madre, a quien nunca llego a perdonarle haberse casado con un ingles. De repente, en el dormitorio con altas puertas de palo de rosa, algo se estrello contra el suelo y el poco control que aun tenia sobre si misma desaparecio. Hubiera querido correr a los establos y saltar a los lomos de Firefly, pero parecia cruel huir cabalgando y dejar a su abuelo solo en la casa destruida por la tormenta. La habia cuidado, a su manera tratandola mas como a un muchacho que como a una mujer. Sus labios se movieron y se encontro murmurando una de las oraciones que las hermanas habian hecho que sus alumnas rezaran manana y tarde. Pero la oracion no borraba de su mente la convulsa cara de su abuelo ni la forma en que el se habia arrastrado hasta su aposento, gritando algo, pero no se habia recobrado del ataque y finalmente, le cubrio el distorsionado rostro con la sabana. Con frialdad, Agnes clavo la mirada en el pasillo. Su cabello denso rubio claro, se aparto de su pomulo cuando se inclino sobre la barandilla tratando de identificar un sonido ajeno al viento. El golpeteo de cascos sobre la piedra, la hizo preguntarse si algun criado habia regresado. Aun cuando era lo que esperaba, un instintivo temor la hizo retirarse de la escalera. Una figura alta, encapuchada, se movio abajo, poniendose deliberadamente ante su vista. El manto la cubria desde los hombros hasta los pies. Agnes clavo sus ojos en los del visitante, en tanto que este ponia su bota en el primer peldano de la escalera. --?Que quiere? ?Como se atreve a venir aqui? --sus palabras surgieron con prisa y, en su agitacion, hablo en ingles--. No tiene derecho a entrar en esta casa. --Se sorprenderia si conociera todos mis derechos --su voz era profunda, la pronunciacion de las vocales en ingles sonaba extrana en sus oidos. Y entonces lo reconocio… Aquel hombre habia estado alli una noche. Acababa de regresar de montar y estaba a punto de entrar en el estudio de su abuelo, cuando sorprendio voces iracundas que hicieron que se retirara por el pasillo, desde donde le vio salir a grandes zancadas, con visible rabia en sus facciones. Despues, durante la cena, Guillaume Lacroix le habia dicho que no hiciera preguntas. Sus asuntos con Razul al Kebir Bey no tenian nada que ver con ella. --No regresara aqui otra vez --aseguro--. Es muy orgulloso y le indigna que mi plantacion este en su territorio, como el lo llama. Tengo permiso por escrito del viejo cadi. El todopoderoso Razul Bey es solo un sobrino que se apodero del poder cuando surgio la ocasion. --Se dice en Bar Soudi que su abuelo ha muerto. La imperiosa voz resono en los ya destrozados nervios de Agnes y cuando el individuo empezo a subir la escalera, ella retrocedio hacia el dormitorio donde yacia Guillaume Lacroix. Lo unico en que podia pensar era en la enemistad existente entre ambos hombres y en que habia una pistola en la alcoba del anciano. Con rapidez, abrio de un tiron las puertas y cruzo la habitacion a la carrera; sus sentidos estaban puestos en la sombra con manto rojizo que la perseguia. Por alguna razon irrefrenable, tenia la idea de que aquel manto le seria arrojado sobre la cabeza por lo que, con manos temblorosas, abrio un cajon y empuno firmemente la pistola. Se volvio y vio a Razul Bey en la puerta. --Deje ese arma --habia rudeza y un dejo de mofa en su voz--. He venido a El Oasis a ayudarla. --?Ayudarme? --desdenosamente, siguio apuntandole--. Se como eran las relaciones entre usted y mi abuelo. Soy una Lacroix y estoy enterada de que cuando uno de ustedes odia a alguien, incluye a todos los miembros de la familia. --La justicia del bey --al pronunciar tales palabras, Razul dio un paso hacia ella--. Puede estar segura que tengo mis razones para estar aqui. --?Para regocijarse con la muerte de Lion? -- Agnes le miro fijamente--. Ya me hablo de lo mucho que lo odiaba porque El Oasis esta en tierras que usted afirma que son de su propiedad. !Si ha venido para arrojarme de la finca de mi abuelo, puede pensar en otra cosa! Los ojos de Agnes se tornaron azul oscuro, mientras se quitaba de la cara el alborotado cabello. Si tenia que disparar, queria hacerlo con tino, de la forma en que Lion le habia ensenado. Nunca antes habia sentido aquella tension animal; su cuerpo se estremecio al enfrentarse a Razul Bey, un extrano para ella, casi un barbaro en su apariencia y actitud. En los dos anos transcurridos en El Oasis, habia aprendido algo sobre la gente. Sabia que los odios familiares pasaban de generacion en generacion. --No voy a discutir los detalles de propiedad de la tierra con una muchacha --su misma postura parecia significar un reto, en tanto la miraba de arriba abajo--. Le advierto que, si no deja el arma, me vere obligado a quitarsela. Su imperiosa mirada y el tono amenazante la enfurecieron de tal modo, que Agnes olvido su vulnerabilidad. --Salga de esta casa --espero que algo del aspero orgullo de Lion se notara en su voz--. !Vayase, fuera! --?Puedo hablarle sobre su abuelo, ese hombre que usted veneraba y cuyo cuerpo ha velado durante toda la tormenta? --?Que hay que decir? --Tal vez lo suficiente para que lo odie. --Nunca podria hacer tal cosa --el solo pensamiento la hizo estremecerse y la pistola se movio en su mano. Lion estaba muerto y ya no existia nadie que pudiera cuidar de ella. --!No oire sus mentiras! --No acostumbro a mentir --refuto--. Si Guillaume Lacroix la hizo creer que la trajo a El Oasis por amor e interes hacia usted, el si era el mentiroso. --Me queria --reto al hombre--. ?Como puede usted decir lo contrario? --Porque lo se. Agnes no podia separar los ojos de su impenetrable interlocutor. --Y creo que usted deberia saberlo --dijo el deliberadamente--. Lacroix estaba tan determinado a permanecer en El Oasis que, cuando el arrendamiento vencio hace dos anos, me ofrecio a su virginal nieta a cambio. <>. Intocada, pura como la nieve de las montanas del Atlas, la clase de joven que valdria una buena bolsa de oro en los mercados en los que aun existen subastas de mujeres. Lugares prohibidos del corazon del desierto, donde su reverenciado Lion la hubiera puesto en exhibicion para no ser despojado de la unica cosa en la vida que significaba algo para el: esta casa y cuanto la rodea, y que el viento ha convertido en ruinas. Hizo una pausa, para dejar que las palabras penetraran en el cerebro de la joven, quien sostuvo su penetrante mirada que parecia querer grabar tan increibles palabras. --!Que increiblemente malvado es usted! ?Como puede decir tales falsedades? --La maldad no es mia, senorita --Razul Bey hablo curvando sus labios. Inesperadamente, tan peligrosamente agil como cualquier felino, le agarro la muneca forzandola a soltar la pistola. Resono contra el piso y el le dio una patada, alejandola de su alcance. Un grito involuntario escapo de los labios de Agnes, cuando se encontro entre sus garras. --!Maldito bruto! --peleo con furia, pero no era contrincante para un hombre tan fuerte como aquel--. !Mentiroso! !Quiteme sus sucias manos de encima! El la arrastro fuera del aposento de Lion hasta la galeria. --Deje de resistirse o le dare unos azotes. Necesita botas y una capa. ?Cual es su habitacion? --!Dejeme en paz! Agnes nunca se habia encontrado en tal situacion, sin nadie que pudiera ayudarla. Aunque gritara hasta tirar la casa abajo, no habria quien la oyera. Aun asi, un grito se le escapo de su garganta, mientras el trataba de reducirla. --Las mujeres histericas colman mi paciencia. Recupere la razon o me vere obligado a infundirle algo de cordura. El Oasis ha sido devastado por la cola de la tormenta, pero esta aun no ha terminado. Se revolvera y entonces regresara. ?No ha sido suficiente esta prueba para usted? ?Acaso desea mas de lo mismo, sola en esta casa, con el cadaver de su abuelo? --Dira y hara cualquier cosa para sacarme de aqui. Le lanzo una mirada venenosa y odio el temor que se anidaba dentro de ella, cuando encontro sus ojos. Ojos de color ambar bajo un par de cejas intensamente negras. --?Cual es su habitacion? --insistio. Reacia y con resentimiento, le indico una puerta mas alla en la misma galeria en que se hallaban. Fueron hasta el lugar y Razul Bey la observo mientras se calzaba sus botas de montar y se ajustaba la capa que utilizaba por el desierto. --?Me lleva a Bar-Soudi? --?Es donde quiere ir? Agnes asintio y lo vio reaccionar con un leve encogimiento de hombros. Ella se volvio hacia la mesa donde la lampara de petroleo aun lanzaba sus llamas. Mientras recogia el latigo, recordo el pasaje de un libro que habia leido sobre un funeral pagano que dos jovenes soldados habian preparado para su hermano muerto en la batalla. Agito el latigo y la lampara fue barrida de la mesa, derramando su contenido por el suelo de madera, que se inflamo inmediatamente. Las llamas saltaron al instante, tratando de alcanzarla, pero un brazo la rodeo por la cintura y tiro de ella hacia la galeria. --!Lo ha hecho a proposito! --los ojos la miraban tan ardientemente como el fuego que se habia apoderado de la habitacion. --Si, Lion apreciara este funeral pagano y el hecho de que todo lo que obtenga de El Oasis sea un monton de cenizas. Solo falta una cosa y es un perro a sus pies. !Deberia ser usted! Durante un buen rato, en tanto que las llamas se avivaban y consumian las cortinas de muselina alrededor de la cama, Razul Bey tenia una vaga mirada en los ojos. No habia senales de ira; sin embargo, Agnes estaba segura de que su comentario lo habia herido. --!Venga! --la llevo apresuradamente por la escalera, ya que pronto el fuego se extenderia. La casa de la plantacion era de madera y no tardaria mucho tiempo en desaparecer bajo el voraz incendio. La joven no sentia el menor remordimiento por lo que habia hecho. Lo que contaba era que habia asestado un golpe a las crueles y despiadadas mentiras que aquel hombre habia manifestado. A la incierta luz del dia, el viento azotaba las palmeras frente a la casa, doblandolas hacia atras y hacia adelante como si fuera a arrancarlas. Agnes se puso la capucha de su manto sobre la cabeza, doblando el cuerpo para vencer la fuerza del viento cargado de arena, mientras seguia a Razul Bey, el cual se dirigia a un grupo de hombres que estaban resguardados tras las protectoras jorobas de sus camellos. Cuando comprendio que se esperaba que cabalgara uno de aquellos animales, que durante una tormenta de arena podian cerrar los orificios de la nariz para evitar la entrada del polvo, grito que queria montar a caballo para ir a Bar-Soudi. Se dirigia hacia los establos cuando una mano cayo sobre su hombro. --Sus caballos se desbocaron anoche. --?Se ha escapado Firefly? --lagrimas ardientes rodaron por sus mejillas, pues a duras penas podia soportar aquella nueva perdida. Acalorada, se enfrento al bey--. ?Me esta diciendo mas mentiras? ?Ha dejado sueltos los caballos en su desierto abandonado de Dios? !Oh, eso si que no se lo tolero! --En su miedo a la tormenta, rompieron las puertas y salieron de los establos --replico--. No correran sueltos mucho tiempo, pronto encontraran un amo. De alguna manera aquellas palabras la hicieron vacilar. <>, penso. <>. Una repentina llamarada, surgida de una de las ventanas del piso superior de la casa, hizo que Razul Bey, con una corta palabra de mando, ordenara a su sequito que se pusiera en pie. Agnes fue conducida a uno de los camellos rojizos, aun arrodillado para que pudiera subir a la silla; cada centimetro de su cuerpo temblo contra el arzon, cuando el bey monto detras de ella. Una vez el animal se puso en pie y echo a andar, los demas lo siguieron con largas zancadas, a traves de las puertas de El Oasis, hacia el desierto. --Ahora vamos rapidos --la voz de Razul Bey resono a traves del gemido del viento. Hablo en ingles, pero cuando volvio la cabeza para dar una nueva orden a sus hombres, hablo en su propio idioma. Era una lengua que Agnes no habia podido dominar durante su estancia en la casa de su abuelo. El no habia alentado el uso de aquellas palabras de sonidos barbaros, sino que se habia aplicado a corregirle su frances hasta que fue casi tan correcto como el suyo. Entonces le dijo: <>. Con el tiempo, la joven la habia perdonado el desprecio hacia su padre. Como Razul Bey, Lion habia sido duro y tirano, creyendo en su propia invulnerabilidad, y mostrandose egoista en lo que respecta a los demas. Tales hombres rara vez desean piedad para ellos o se la conceden a sus semejantes. Con la cabeza protegida por la capucha, observo la casa en llamas, que pronto seria la pira de su abuelo. Queria llorar, pero estaba demasiado pendiente de la proximidad del hombre. El vaiven del camello hacia que sus cuerpos entraran en contacto y cuando esto sucedia ella se encogia pensando en las cosas horribles que el habia dicho y ansiando que el viaje hubiera terminado ya. <>, se dijo, <>. No dudaba de que la dejaria en el Hotel Ramis. No tenia dinero, pero sabia que la cuenta del viejo Lacroix estaba en el banco local. Esperaba tener acceso a ella, como la unica beneficiaria de Lion. Aquel pensamiento la esperanzo e inyecto nuevos animos. Aquellos individuos eran tan enigmaticos como el desierto mismo y apenas podia tolerar la insufrible cercania del que iba junto a ella, pero nada podia hacer para evitarlo, tendria que soportarlo hasta que llegara a Bar-Soudi. Capitulo 2 Agnes desperto de repente; medio ofuscada aun, se dio cuenta de que el vaiven del animal la habia adormecido en la silla. No sabia durante cuanto tiempo. ?Tal vez solo un momento, o habian transcurrido horas? La fila de camellos avanzaba a lo largo de un camino empedrado que gradualmente ascendia por una colina hasta desembocar en unas altas murallas frente a una puerta almenada, que fue abierta por hombres uniformados. Agnes espio a traves de la niebla causada por el polvo, que aun giraba en el aire y se pregunto si serian guardias. Pero, que ella recordase, no habia guardias en Bar-Soudi. Entonces, ?en donde se encontraba? Su ahogado grito debio de transmitirse al hombre, cuyos brazos, mientras conducian el camello, se mantenian alrededor de su cuerpo como un lazo. --Es El Karah --explico--. Estamos entrando en el patio de mi palacio. --?Su… que? --exclamo. Estaba aun un poco adormilada y se sentia inclinada a imaginarse que todo aquello era un mal sueno--. ?No puede dejar de bromear? --Le aseguro que tiene siempre mejor aspecto a la luz del dia --la voz, sobre su cabeza, era impersonal, como si se tratara de un guia y ella una turista--. Su arquitectura es algo confusa en este momento, pero, en mi opinion, se trata de uno de los mejores ejemplos de artesania de la region. Fue construido por uno de mis antepasados, sobre las ruinas donde varios ejercitos lucharon y murieron, cada uno de ellos tan convencido como los otros de que su bandera y su fe eran las verdaderas. Existen camaras aun intactas debajo, donde los prisioneros eran… alentados a cambiar su forma de pensar. --No me importa lo que haya dentro, alrededor o debajo de su palacio --dijo Agnes furiosa; su cuerpo se retorcio en la silla para poder lanzarle las palabras a la cara--. Usted me hizo creer que ibamos a Bar-Soudi. !Es infame que me haya traido aqui! Este es el ultimo lugar de la tierra donde deseo estar. ?Me oye? --Con claridad, mon enfant. --Yo no soy su pequena --estallo--. !No soy nada de usted, ni nunca he querido serlo! !Exijo que me lleven al Hotel Ramis! --?Exige? --una sonrisa entreabrio sus labios, pero no precisamente una sonrisa divertida--. Es usted, sin duda, una costilla del viejo Lacroix. El tambien era un saco lleno de exigencias. --Callese y dele la vuelta al camello --replico furiosa. El entrecerro los parpados ante el tono de voz de la joven, pero esta capto un extrano brillo en aquellos ojos color ambar y sintio la fuerza del hombre que gobernaba El Karah. Un hombre para quien una mujer podia significar menos que un semental entrenado para todos sus caprichos. La autoridad de su alta posicion estaba estampada en sus facciones y Agnes se percato de los grandes peligros que podian acecharla, unos peligros sobre los cuales apenas habia pensado ni siquiera cuando cabalgaba sola por el desierto. --Hay otra cosa historica notable en El Karah --manifesto arrastrando suavemente las palabras--. El viejo mercado de esclavos, con una plataforma de piedra asperamente labrada sobre la cual se realizaba la venta. Acudian de todos los puntos cardinales para contemplar la mercancia y quienes alcanzaban los mas altos precios eran los jovenes vigorosos y las muchachas virgenes. Los camellos se habian detenido y los hombres de la tribu del bey esperaban su orden para desmontar. La joven sintio el latir de su corazon cuando Razul se inclino, acercandose a ella, y descubrio su aturdimiento. Ella habia oido decir que el tiempo se detenia en el desierto, y que, en cierta forma, su gente y sus costumbres permanecian iguales a como habian sido durante incontables anos. Pudo creerlo cuando miro al bey de Karah. Intuyo, con un enorme sobresalto, que, si se hubiera acogido a su oferta original de ayuda, podria ahora estar a salvo en el hotel en Bar-Soudi. Su cultura occidental lo habia mantenido controlado hasta que ella, impetuosamente, habia prendido fuego a la casa de la plantacion. Ahora, el lado barbaro de su naturaleza se habia apoderado de el, por lo que Agnes se dijo que era preciso hallar una formula razonablemente aceptable para convencerle. Las palabras suplicantes la mortificarian no podia rogarle que la llevara a Bar-Soudi y como era mucho mas rico que ella, resultaria absurdo ofrecerle dinero, en especial cuando este dinero deberia salir del legado de Guillaume Lacroix. --La gente de Bar-Soudi se preguntara que me ha pasado --comento--. Las autoridades le acusaran de secuestro, si me retiene contra mi voluntad. --Las autoridades probablemente pensaran que perecio usted en el incendio, junto con el viejo. Usted encendio la llama, pero supondran que la lampara se cayo de la mesa a causa de una rafaga de viento. --Sus hombres saben que me ha traido aqui --Agnes se esforzo por ocultar su panico. --Mis hombres estan atados por una lealtad tal que no puede imaginarla --ahora sus ojos se mostraban burlones--. Ellos nacieron en el desierto; usted no es mas que un terron de azucar en la boca del Kismet. Cuando Razul Bey ordeno a su camello que se arrodillara, la joven contuvo el aliento, abrumada por un sentimiento de angustia, y en el momento en que, una vez en el suelo, intento agarrarla, ella se sujeto fuertemente al arzon, sin lograr otra cosa que la risa de su antagonista a la que hizo coro la de sus hombres. Sintio sus mejillas enrojecer. Un terron de azucar, habia dicho el, como si en El Karah pudiera esconderla, tratarla como se le antojara y pisotear sus derechos. --Es… esto ha ido demasiado lejos --dijo--. Ya esta bien de bromas. Ya se ha desquitado de lo que hice… --?De verdad cree que se trata de una broma? --la arranco energicamente de la silla--. Nadie, senorita, me llama perro, sin pagar por el insulto. Ninguna mujer me llama mentiroso sin aprender algunas dolorosas verdades. Nadie en la ciudad de El Karah movera un dedo si traigo una mujer a mi serrallo, aunque su pelo sea de oro fino. Agnes lo miro fijamente a traves del polvo que el viento habia esparcido por el cielo. Existia algo fatal y como prohibido en el aire, algo que parecia inclinar una parte de su ser a pensar que lo que estaba sucediendo se hallaba escrito en las ardientes arenas. !Pero no! !Aquello solo eran supersticiones tontas! Lo arranco de su mente y se echo atras la capucha.

  • A la orilla del mar (Hermanos Inclan 1) de Ana F. Malory

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    Primera entrega de la serie <>.

  • Te juro que no lo he hecho a proposito de Erina Alcala

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    Karen vivia en un pequeno pueblo de Montana, llamado Bell. Habia cuidado a sus abuelos, los unicos familiares vivos que tenia y que habian cuidado de ella desde el accidente en que murieron sus padres cuando apenas era nina. Perdio por el camino su adolescencia, su juventud y a ellos, junto con el dinero que tenian. Y ahora necesitaba un trabajo desesperadamente, irse a Helena, la capital y trabajar y estudiar en la universidad a distancia. Realizar su sueno de ser Profesora de Literatura.
    A Belle llego, Mat, un hombre rico con una cadena de restaurantes repartidos por todo el pais. Sus padres tenian una cabana en Bell y alli se quedo Mat, curandose las heridas de un accidente de trafico que sufrio al ir a ver a sus padres que vivian en Helena.
    karen lo cuido mas de tres meses, y antes de irse Mat a Nuerva York y Karen a Helena, tuvieron un encuentro sexual a modo de despedida.
    Anos despues el destino habia cambiado para Karen y alli estaba ahora en Nueva York, dandole las gracias a Mat.
    Pero Mat, ahora la queria en su vida y en su cama. Y ella nunca lo olvido. Estaba enamorada de ese hombre sexy y guapo desde la primera vez que lo vio.
    Un obstaculo se cruzaba en sus caminos, ?Podrian superarlo?

  • La vida de Eva de Erina Alcala

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    La vida de Eva Williams Medina, era maravillosa hasta los nueve anos, lo fue. Su padre, Alfred Williams, irlandes de nacimiento, era un ingeniero aeronautico que fue trasladado al aeropuerto de San Pablo de Sevilla por la empresa Airbus. Trabajaba como ingeniero de Calidad de los aviones. Se fabricaban distintas piezas en otros paises de Europa y en Sevilla de realizaba el montaje, la valoracion y el control de calidad. Y era muy bueno en su trabajo. Un hombre alto y rubio, de ojos azules, amable y extrovertido. Un hombre divertido y amoroso en casa. Al menos eso recordaba Eva, a su padre haciendo arrumacos en casa a su madre y a ella. Conocio a la madre de Eva, Rocio Medina, mientras trabajaba en Espana, al poco de asentarse en la ciudad. Se enamoro locamente de ella, una chica alegre, de pelo castano claro y ojos marrones. Era azafata de tierra en el aeropuerto, facturaba maletas para una compania low cost. Se casaron y aunque la madre no tenia un sueldo muy alto, el padre si. Compraron un piso grande en Nervion, una de las zonas caras de Sevilla y fueron felices durante mas de doce anos. Les encantaba viajar y fueron de vacaciones cada vez que tenian oportunidad. A los dos anos de casados, Rocio se quedo embarazada y tuvieron a su unica hija, Eva, una nina preciosa de pelo castano claro como su madre, ojos azules como su padre, no muy alta y la nariz un tanto respingona y pequena como su madre. Y fue la princesa de la casa y de su padre. En esos anos fue la nina mas feliz del mundo. Pero la felicidad duraria para la familia, doce anos, el dia que la madre de Eva, tuvo un accidente de coche y murio viniendo del trabajo a casa. Y Eva se quedo huerfana de madre a los nueve anos. Su padre, Alfred, se encontro perdido, con una nina a la que amaba y a la que debia cuidar porque aun era pequena y sin el amor de su vida y tuvo que salir adelante a trompicones, por ella. Con el tiempo, y a los dos anos de la muerte de la madre de Eva, cuando esta contaba once anos de edad, se mudo al piso de al lado una senora viuda de la edad del padre de Eva, con cuatro hijos. Su madrastra, empezo con una amabilidad inusitada, como si le diera pena que la pequena no tuviera madre, a tontear con el padre, y desde esa ingenuidad adolescente, ella comprendio que algo terrible iba a pasar y le dijo a su padre que no la queria como madre, que ella tuvo la suya. --Vamos hija, Paquita es una mujer buena, tiene cuatro hijos, tendras hermanos y sera como una madre para ti. ?No quieres tener hermanos? Estamos solos hija... --?Por que papa? Yo quiero quedarme en casa contigo, los dos solos, no quiero que te cases con ella --lloraba Eva desconsoladamente. Pero no hubo nada que hacer. Paquita era un lobo con piel de cordero y cuando su padre estaba delante, la acariciaba, pero cuando no lo estaba, siempre estaba fastidiandola, diciendole cosas que herian a una nina y lo peor de todo, es que no podia contarselo a su padre para no herirlo ni crear problemas. Guardo ese sufrimiento y el que le provocaban los hijos de Paquita durante anos. Ninguno la quiso y eso nunca lo vio su padre, ni fue consciente de ello. Paquita era perseverante. Consiguio que su padre vendiera la casa donde habian vivido toda la vida con su madre y compraran una mas grande, y lo dominaba, asi como administraba el sueldo de su padre y el dinero que habia conseguido ahorrar toda la vida. Consiguio ademas, que el padre de Eva, se hiciera un seguro de vida dejandole a ella sola el dinero y la casa. De esto nunca fue consciente Eva porque no sabia nada de dinero, economia y ademas era algo de lo que no sabia, ni le contaban nada porque era apenas una nina entrando en la adolescencia. Solo sabia que no veia a su padre feliz como antes, como cuando vivia con su madre. Incluso Paquita no queria que ella fuera a la Universidad, pero en eso fue en lo unico que no cedio el padre que puso como excusa que se lo habia prometido a la madre de Eva y fue el colmo para Paquita, que decia que se gastaba dinero en la Universidad y no tenian, pero Eva, siempre tuvo beca, por lo que era una excusa vana. En cambio, sus hijos, no estudiaron ninguno, porque preferian no estudiar. La envidiaban y Eva, tuvo que acostumbrase a ello, a sus malas palabras, algunos empujones... Cuando se graduo en veterinaria, porque le encantaban los animales, Paquita dijo que si pensaba que iban a ponerle una clinica, se equivocaba. Tendria que buscarse trabajo. E independizarse como todos, pero eso no era cierto. Porque la mayoria de sus hijos excepto el mayor, todos estaban aun en casa. En su fiesta de graduacion de la Universidad, solo estuvo su padre. El resto de la familia, dieron excusas para no ir a verla. Pero ella lo preferia asi. Y fue a comer despues con su padre a solas y le recordo el pasado con su padre, cuando iban solos a comer o al parque. Cuando estaban a solas siempre hablaban ingles y cuando estaba toda la familia, en castellano, pero a veces Paquita los pillaba y se enfadaba. --Papa ?estas bien? --Si hija, estoy bien, muy feliz de que te hayas sacado la carrera y hables dos idiomas. Si tu madre te viera ahora, estaria orgullosa de ti. !Estas preciosa! --Seguro nos esta viendo desde donde este y esta contenta de vernos ahora mismo juntos --y abrazo a su padre. --!Te quiero papa! --Y yo a ti tanto, hija... Te pareces tanto a tu madre... Y Te has convertido en toda una mujer. --Papa, mama tenia los ojos marrones. --Eso no importa, menos en eso, eres igual. --?Eres feliz de verdad con ella, como con mama? --Nunca, jamas nadie sera como tu madre. --Creo que no quiero dejarte solo con ella. Podemos dejarle la casa e irnos a un apartamento los dos juntos. Yo encontrare trabajo y aunque tengas que darle algo... --No hables asi, ha sido una gran ayuda para nosotros. --Eso no es cierto papa. No quiero dejarte solo con ella, vamonos lejos, a Irlanda si quieres, a otro sitio. A Nueva York, siempre quisiste ir a Nueva York. --Hija, tengo trabajo aqui, me gusta y me gusta la ciudad. --Pero no eres feliz con ella. Mama no hubiera querido verte asi. --No pasa nada hija, no es tan malo. --?Vamos a verla al cementerio despues de comer? --Si quieres... --Si, quiero ir al cementerio y decirle que lo he conseguido. Pero ella no esperaba que ese fuera el ultimo dia de la vida de su padre. Justo en la tumba de su madre sufrio un infarto fulminante y por mas socorro que pidio, chillo, y lo llamo, cuando llegaron los medicos de urgencia del Hospital Virgen Macarena, nada se pudo hacer por el. Paquita, por su puesto la culpo por haber ido al cementerio, y de la muerte de su padre, pero fue la primera vez que ella se le rebelo de tal manera que se asusto. --Te iras de esta casa, es mia --Le dijo Paquita. --Por supuesto que me ire, pero mi padre va a enterrarse con mi madre. --Haz lo que quieras. A los dos dias, cuando su padre fue enterrado con su madre, salio de esa casa con dos maletas para no volver jamas. Ni siquiera tuvo que pagar entierro, ella lo tenia todo atado. Un seguro de decesos, se encargo de todo. Una de sus amigas de la Universidad, Olga, la acogio en su casa hasta que se leyera el testamento de su padre. Mientras empezo a enviar Curriculos para encontrar un trabajo. Una de las mananas paso para dejarle la nueva direccion al notario de su padre para que le avisara, si es que habia algo para ella y este le dijo que si. Eva, le dijo a la madre de su amiga Olga, que si cogia algo de su padre le pagaria la estancia, pero ella le dijo que ni se le ocurriera. A la madre de Olga, le daba pena por todo lo que habia pasado Eva. En ese mes, se dedico a trabajar en algunos bares para poner el desayuno y mantenerse, renovo su pasaporte y su documento de identidad. Y compraba comida, ya que la madre de Olga no queria nada, y esta le renia, pero ella se empenaba. Y ese mes, a pesar de lo que lloraba y echaba en falta a su padre, se sintio liberada del yugo de aquella mujer a la que odiaba y la odiaba a ella y nunca la quiso. En el despacho del notario, estaban citadas ella y Paquita, que le pregunto: --?Que haces tu aqui? --Me han llamado. ?Pensabas que todo te lo iba a dejar a ti? Ya te aprovechaste bastante de mi padre, te has gastado su dinero y la casa de mi madre. --Y Paquita se callo. --Bien, empecemos, dijo el notario que sintio la tension entre ambas: la casa esta puesta a nombre de Paquita, se compro antes de casarse y es suya --y Eva la odio en esos momentos porque se compro con el dinero de la casa de su madre. No hay mas propiedades, salvo un seguro de vida. En realidad dos, uno que la madre de Eva, le dejo al morir y que seria suyo al acabar la carrera, cosa que parece ha terminado. Son cincuenta mil euros. Ahi lleva el cheque. Hizo un inciso y prosiguio... --Y otro seguro de vida que tenia Alfred. --Me lo dejo a mi nombre --Dijo Paquita diligente. --Lo siento, senora, lo cambio hace dos meses y subio la cantidad. Eran cuatrocientos mil euros, la mitad para su hija Eva y la mitad para usted. --Pero, pero... --Y ya no hay mas, lo que queda en la cuenta corriente. --No hay dinero --Dijo mintiendo como una bellaca. --Pero tendra una viudedad para usted, ya que Eva es mayor de edad. --?Cuanto es? --Mil doscientos euros. --?Solamente? pero si ganaba mas de cuatro mil euros... --Si, pero eran suplementos, horas extras y demas. Y esto se computa con la paga solamente. -- ?Y se va a llevar mas que yo esta nina?

  • Cristelle de Louis Alexandre Forestier

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    ?Amas las novelas eroticas interraciales? Cristelle despertara tus fantasias mas intimas. Tres inmigrantes negras, una africana y dos haitianas buscan al amor en Buenos Aires, un medio muy distinto al que ellas han conocido. A traves de vicisitudes van acercandose a su objetivo con retrocesos y avances. Cristelle es una nouvelle romantica cargada de erotismo, que explora las relaciones amorosas interraciales. Hay dosis de humor y un cierto contenido de episodios paranormales, vinculados con los sistemas de creencias de las muchachas. Una historia agridulce que te encantara.

  • Volvieron cantando de Valerio Cruciani

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    Son las navidades de 1898, en Paris acaban de firmar el tratado de paz entre Estados Unidos y Espana y la guerra de Cuba se zanja tras miles de muertos y heridos en una desastrosa derrota.

  • Al otro lado del infierno de Jordi Sierra I Fabra

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    Sangre, cinismo, pecado y perdon. El nuevo caso del investigador Soler, la oveja negra de la comisaria durante los anos mas turbios del franquismo, hara tambalear uno de los pilares del regimen: la Iglesia.

  • La red de Alice de Kate Quinn

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    LA NOVELA HISTORICA DEL ANO

  • Unas cuantas calles de Juan Francisco Polo

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    Politica, sexo y rock’n’roll para los chicos de barrio en el Madrid de los setenta.

  • Diario de Kat (Seleccion RNR), Maria Jose Tirado de Maria Jose Tirado

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  • Flor seca de Graziella Moreno Graupera

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    El descubrimiento del cadaver de una mujer cubierto con petalos de lavanda y la cara destrozada por una brutal paliza, sera el detonante que sacara a la luz un caso de corrupcion en el Cuerpo de Policia Nacional. Sofia, la juez que debera encargarse del caso, esta cada vez mas deseosa de dar un paso adelante en su vida profesional y personal, pero esta investigacion junto a los Mossos dEsquadra le inculcara muchas dudas, incluso sobre su amigo Rivas, el policia nacional al que se le encarga una mision muy especial a fin de averiguar quien mueve los hilos de la trama corrupta y que lo llevara al limite.

  • Alpha de Azahara Vega

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    ?Que es lo que esta haciendo esa mujer? Kenneth O'Brian dejo a un lado el periodico que estaba leyendo y miro al frente. A unos metros de donde estaban se encontraba el coche cebo que tocaba esa semana. Se sorprendio al encontrar a una mujer rondandolo, mirandolo con atencion ya que habitualmente los que caian en la trampa eran pandilleros o delincuentes comunes que pisaban los calabozos de la Comisaria varias veces al ano. --!Joder! !A donde vamos a parar! Va a ser la primera detencion de una mujer en lo que llevamos de ano. --Cierto --asintio Kenneth, mirando alternativamente a su companero de patrulla y al coche cebo en el que la mujer seguia observandolo con atencion a un palmo de distancia como si aun no supiera muy bien que hacer. Esperaba que no fuera estupida y siguiera su camino, le jodia detener a mujeres y llevaba un dia de mierda, lo unico que queria era que acabara de una vez su turno y largarse al bar de los O'Brian para beber hasta perder el conocimiento--. Pero sabes bien que no podemos actuar hasta que no entre en el coche y lo encienda. --Mierda, vaya dia que llevamos, con esta seria la numero veinte del dia. ?Como cono pueden robar un coche con las llaves puestas? A estas alturas del ano ya deberian sospechar, sobre todo tras ese programa de television de mierda en el que muestran como actua nuestra Unidad. Aun no me explico como nuestros jefes accedieron a que nos filmaran. --Pasta --respondio llanamente Kenneth, encogiendose de hombros. El mundo giraba en torno al dinero y siempre seria asi. --Pues me cago en todos por eso, ahora soy el hazmerreir en las cenas con la familia. <> -- Kenneth solto una carcajada ante el tono de voz de su amigo, ver a Luke poner voz de mujer y hacer esos gestos con las manos imitando a su hermana, con la que mantenia una extrana relacion de hermandad que mostraba el amor-odio que se tenian los dos, no tenia precio. Un dia de estos lo iba a grabar con el movil para chantajearlo cuando quedaran a tomar algo en el bar O'Brian--. Maldita arpia de los cojones. Kenneth se carcajeo unos segundos, sin dejar de mirar de reojo el coche cebo, no olvidaba ni un segundo que estaban trabajando. --Recuerda que es tu hermana, Luke. Si tus padres te oyen hablar asi de ella… --Nego con la cabeza burlandose de su amigo. Se conocian desde que coincidieron en una clase de defensa personal en la Academia de policia y desde ese dia, eran amigos. Podia asegurar que su amistad era lo mas cercano a tener un hermano pequeno al que atormentar cuando podia y al que apoyar cuando este mas lo necesitara. Era uno de sus mejores amigos y agradecia al destino que siguiera siendolo tras descubrir este su secreto. --Ya. --Este se cruzo de brazos y le miro con petulancia, antes de responderle--. No me lo recuerdes, tu por suerte no tienes a unos padres frikis de Star Wars que llamaron a sus hijos Luke y Leia, ni tienes que aguantar el pitorreo de la horda de primos que cada ano no dejan de regalarnos merchandising de esa maldita saga para burlarse de nosotros. !Joder! --Se paso la mano por los cabellos rubios, revolviendolos--. La Navidad pasada tuve que luchar contra mi primo con las espadas laser de plastico, y aguantar eso de… <>. No pudo contenerse y se echo a reir, doblandose en dos, palmeando con fuerza el volante del coche de incognito. --Maldito hijo de puta, tu riete, regodeate de mi patetica vida. Kenneth tosio varias veces, miro al frente comprobando que la mujer que vigilaban estaba rebuscando algo en su gran bolso y, se giro, comentando a su companero de patrulla: --Si, si, quejate, ?acaso no fuiste tu quien compro a tu novia un traje de Star Trek? ?Cual era? !Ah, si! Ese rojo apretado y corto que lleva la Teniente Uhura, ?no? Luke se puso rojo y abrio los ojos con una mueca de sorpresa que estuvo a punto de hacerle reir de nuevo. Era tan facil burlarse de el que todos los O'Brian le pedian que lo llevara mas a menudo al bar para poder reirse del humano. --!Maldito cabron! Me prometiste que no lo ibas a decir nunca. Kenneth se encogio de hombros y le aconsejo: --Amigo mio, si no quieres que media familia mia y yo sepamos de tus fetiches y tu amor por Star Trek, no bebas como un cosaco, y… --Joder, lo ha abierto. Ante el cambio brusco de conversacion, Kenneth se giro y miro al frente. Era cierto, la mujer habia abierto el coche y se la veia con medio cuerpo en el interior. <>, penso asombrandose al imaginarse la escena de apoyar a esa curvilinea y pequena mujer contra el coche y arrancarle la ropa para… <>. Vale que llevaba dos semanas sin sexo, le dolian las pelotas y estaba escocido al maniobrar tanto con su mano derecha, pero de eso a sonar despierto el placer que sentiria al follarse a esa humana contra el coche… Nego con la cabeza y apreto los dientes. No. El no era un cachorro que comenzaba a experimentar el influjo de la luna llena, ya era un lycan adulto que habia controlado su lado animal, pero en esos momentos le estaba resultando un poco dificil mantener tranquilo a su "gran Kenneth" que queria evolucionar y mostrarse orgulloso ante la hembra que llamo la atencion a su lobo interior. Un grunido se escucho en el coche y Luke se pego contra el cristal de la puerta del acompanante. --Joder, Kenneth, ?estas bien? ?Que cono te pasa? Te ves a un paso de saltar contra una presa. --No me pasa nada --no se reconocio, el tono de su voz se volvio mas grave, mas animal. Estaba perdiendo el control de su cuerpo y se odiaba por dentro, permitiendo que la mezcla de sentimientos: ira, rabia, deseo, necesidad… hicieran mas fuerte a su lobo. Nunca en su vida se habia sentido asi. Luke trago con dificultad y tuvo que desviar la mirada cuando los ojos de su amigo conectaron con los suyos. Habian pasado de ser negros a un amarillo que daba miedo, y verlo mostrando los dientes con esa expresion de salvaje, le recordaba que Kenneth era miembro de una familia de hombres lobo, valeee lycans como les gustaba a ellos llamarse, que vivian sin dificultad entre los humanos, solo dejando salir a su lobo los dias de luna llena en las grandes extensiones de tierra que poseian a las afueras de la ciudad. Pero en esos momentos no reconocia al siempre tranquilo e hijo de puta de su amigo. --Ummm, lo que tu digas, tio, pero si tenemos que detener a esa mujer, tu te quedas en el coche, y… --!No la vas a tocar! No lo vio venir, el agarre de acero con el que le sujeto la muneca a un paso de rompersela. Luke jadeo en alto y se quedo completamente quieto. <>. --!Ella es mia! Wuooo. Habia llegado el momento de bajar la mirada, y no enfrentarse a esos ojos amarillos, ni a esos colmillos prominentes que comenzaban a asomar entre los entreabiertos labios de Kenneth. Joder, era… espeluznante y agradecia mentalmente que su Rosa adorara los gatos, porque no podria tener un perro en su vida tras ver esos colmillos y escuchar esos grunidos de advertencia. --Ok, toda tuya, yo no la quiero, recuerda que tengo novia. Rosa es la unica a la que me tiro y espero que acepte ser mi mujer cuando le pida este fin de semana que se case conmigo. Recuerda que me ayudaste a elegir el anillo de compromiso y que vas a ser mi padrino de bodas, si no me arrancas ningun miembro del cuerpo con esos dientes tuyos y dejas de grunirme como un perro en celo. Valeee, esto ultimo lo podria haber mantenido para si mismo pero cuando estaba nervioso su lengua iba por un lado y su mente por otro y hablaba mas de la cuenta, para luego golpearse la cabeza contra la primera pared que veia por lo bocazas que era. Pero que lo llamaran hijo de puta con suerte, porque en el momento en que cerro la boca y se maldijo por dentro por no saber cuando mantener el pico cerrado, su amigo/hombre lobo a punto de aullar y mover la cola, se tenso y se mostro sorprendido, calmandose al momento. --Lo siento… --Se le veia confuso, perdido, aunque sus ojos seguian siendo amarillos, al menos habia retraido ese par de colmillos que nada tenian que envidiar a los de un lobo real--... No se que me ha sucedido… Estoy… intentando no perder el control pero mi lobo se resiste a ocultarse, solo quiere… --Se giro y miro con intensidad a la mujer que habia cerrado la puerta del coche y ahora hablaba por telefono con alguien. Luke solto un suspiro de alivio, siempre era una alegria no ser el tentempie de media tarde de un lobo y se recosto contra el asiento del copiloto, contando los minutos que faltaban para poder regresar a Comisaria y salir pitando para su casa. Cuando viera a Rosa la abrazaria y le haria el amor en cada habitacion del piso que compartian para celebrar que seguia entero y de una pieza. !Oh, si, lo juraba! --Esta bien, tio, a todos nos pasa, ver a una tia y querer follarla hasta que nos saciemos de ella. Pero recuerda que estamos trabajando y ella puede ser una posible detenida si no deja de mirar asi el coche. No me explico a que espera, o lo roba o no lo roba, es asi de simple. Kenneth esperaba que no lo robara porque si lo hacia tendria que detenerla, y cuando la tocara… iba a perder el control por completo, lo sabia, lo intuia y su lobo interior aranaba dentro de su mente aullando necesitado, reclamando a esa humana como suya. Era doloroso ver como al final sus instintos animales eran capaces de acallar su parte racional, como podia perder el juicio por culpa de su lobo. El era un hombre de treinta y seis anos, con una carrera en la policia, una casa con jardin a las afueras de la ciudad y una familia unida que matarian por protegerle, que… estaba a un paso de jadear en alto cuando miro a la cara a la mujer por primera vez. ?Conoceis esa expresion de: se quedo sin aliento? Pues era lo que le sucedio cuando la vio. --No, no, no… --murmuro sin ser consciente de hacerlo, al ver como la causante de su alterado estado se habia girado y caminaba hacia ellos con resolucion.

  • Tu no llegaste tarde de Corin Tellado

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    P CAPITULO PRIMERO ero, bueno, bueno, tanta prisa... ?No podias haber esperado a la noche? Con la de trabajo que yo tengo... Lo entiendes, ?no, Minou? De repente, llega Mac por la Facultad, y me dice: <>. Tenia una reunion con dos profesores. Tu sabes que debemos dar el pecho, porque de lo contrario... Minou levanto la cabeza rogando silencio. Pero Peter Aubert no era de los que se callaban facilmente. --?Alguna buena noticia? Bueno, por la noche era bastante pronto. Mira, Minou, tu sabes que si nos callamos, nada conseguiremos jamas. ?Quien crees que capitanea a esos? Yo. Nadie mas que yo. Sin mi --hizo un gesto desdenoso-- no son nada. Yo, siempre digo: <>. Te das cuenta, ?verdad? --Si, Peter. Pero si yo quise verte ahora, es porque te necesito mucho. Peter hincho el pecho. Miro a un lado y a otro. En aquel cafe de un barrio de Montmartre apenas si a aquella hora habia dos o tres personas, que no se fijaban en ellos para nada. Minou Fonteyn vestia una zamarra de tela oscura, forrada a cuadros. Una capucha caida; calzaba altas botas y bajo el brazo apretaba unos libros de texto. Tenia el pelo castano claro, lacio, cayendo en suaves crenchas hacia la cara. Los ojos negros, inmensos, enturbiados en aquel instante por una expresion de angustia. Peter Aubert, apenas si se fijo en aquella angustia. El, en aquel instante, estaba haciendo teatro, pero Minou aun no se habia percatado de ello. --Yo no se que pasa --rio Peter, divertido--. Todo el mundo me necesita. Pero tu, vida mia, ya sabes donde me tienes. ?Miedo? ?Quien habla de miedo, estando yo aqui? ?No me has visto siempre quitar todos los obstaculos? ?Cuando nos conocimos? De eso hace mas de dos anos, ?no? ?Has tenido queja de mi? --No, Peter. Por eso te busco ahora. Ayer no te vi. --?Si? !Claro, claro! Estuve muy ocupado. --?No podemos ir a nuestro cuarto? Peter miro el reloj. Era un chico bastante alto, rubio, de largos cabellos. Vestia un pantalon de pana negro, un jersey del mismo color, de cuello de cisne, y, sobre todo esto, una pelliza casi blanca, forrada a cuadros como la de Minou, si bien la de el no tenia capucha y le llegaba apenas a las rodillas. Desabrocho un poco la pelliza y busco una cajetilla. --Mira, ?ves esto? --Cigarrillos. --Los he comprado con los ultimos francos. No puedo darte dinero. ?Te haces cargo? --No te pido dinero, Peter. Este respiro. --No obstante, dentro de unos dias te lo dare. Cobro las clases. Me revientan esos hijos de papa a quienes doy clases todos los dias, pero... --se alzo de hombros--. Yo te aseguro que un dia sere uno de los mejores periodistas de Francia, aparte de todo lo que hare para la television y la radio. Me gusta mi carrera, Minou. Cuando me licencie en Filosofia y Letras, tu seras mi secretaria. Pero te aseguro de que solo en casa, ?eh? Nada de que tu trabajes. Minou se agito. Ella no habia ido a buscar a Peter a aquel cafe, para hablarle de sus respectivas carreras. Ya sabia que Peter era muy listo y que un dia, los dos formarian una gran familia, pero entretanto..., habia que solucionar aquello. --?Que te parece si te fueras al cuarto? Eso es --se restrego las manos satisfecho--. Podiamos vernos alli por la noche. Tu estudia mientras yo llego. ?Te parece bien? La empujaba blandamente hacia la salida. Minou no deseaba marcharse. Tenia que decirle aquello a Peter. Ademas, se vio negra para encontrar a Mac y decirle: <>. Y alli estaba. Pero, por lo visto, Peter estaba tremendamente liado con el asunto de la Facultad de Filosofia y sus profesores. --Te digo que deben de hacernos caso. Nunca me meti en esto. Pero todos los companeros me buscaron a mi para dar la cara, y es lo que pienso hacer. ?Iras para el cuarto? Come algo antes de ir. ?Me entiendes? Aqui cerca tienes un autoservicio. Despues hablaremos. Ya te contare..., cuando llegue. --Peter... --Tu, tranquila, mujer. ?No estoy a tu lado? ?No te amo? Pues entonces... La vida es bella, Minou. ?Por que esos temores? ?No me ves a mi? Le admiraba profundamente por eso. Peter era decidido; a su lado nadie se aburria. Y todos los que dependian de el, podian vivir seguros. --?Me has oido, carino? Estas guapisima esta tarde. ?Que te parece si me permitieras decirtelo dentro de cuatro horas en nuestro cuarto? --Esta bien --se resigno--. Pero no faltes. La miro cegador. --?Cuando falto yo? --Esta bien, esta bien. Te espero alli. Peter la beso en la nariz y echo a correr abrochandose la pelliza. Minou apreto su zamarra contra el pecho y miro el reloj. Tenia tiempo. Irse al cuarto en aquel instante era... como morirse un poco mas. No. Tenia tiempo de pasar por casa de Maggy Font. Cierto que Maggy vivia al otro extremo de Paris, pero..., ?no tenia un subterraneo que en menos de media hora la dejaba ante el apartamento de su amiga? Necesitaba ver a Maggy, necesitaba decirselo todo. * * * No contesto nadie a la energica pulsacion del timbre. Quedose pegada a la pared del rellano y contemplo absorta cuanto la rodeaba. Maggy vivia casi bien. Trabajaba mucho, es cierto, pero... Merecia la pena trabajar tanto. Claro que Maggy y ella eran distintas. Mientras Maggy dejaba la carrera, apenas llegada al tercer ano, y se dedicaba a escribir para una revista frivola, ella picaba mas alto. Sufrir privaciones, comer mal. Vestir de cualquier manera y adorar a Peter... Pero terminaria la carrera. No era tan facil. Apenas si tenia dieciocho anos y cursaba el segundo de Filosofia y Letras. Por nada del mundo dejaria la carrera. Pero..., aquello..., ?no era una terrible contrariedad? Oyo el zumbido del ascensor y casi, en seguida, la detencion de aquel, y la fragil figura de Maggy, cargada con una bolsa de comida. --!Minou...!, ?tu aqui? --miro en torno--. ?Donde has dejado a Peter? --Esta en una reunion. Yo he venido... --Ya te veo. Le envio un beso con la punta de los dedos, y, oprimiendo la bolsa contra la barbilla, empezo a buscar las llaves en el bolso. --No las encuentro. ?Sabes que siempre me ocurre asi? ?Quieres ayudarme? Que me cae el bolso. Oh... El bolso, en efecto, cayo al suelo, pero su contenido no se desparramo. --Busca la llave y abre, Minou. Esta lo hizo asi. --Aqui esta --murmuro. --Abre la puerta. ?Que milagro por aqui? Desde que deje la carrera te vi dos o tres veces, y eso cuando yo decido ir por Montmartre. Tu no te acercas aqui ni por recomendacion. --Los estudios son duros. --Ciertamente. Por eso lo deje yo. --Pasa --dijo Minou, franqueando la puerta--. ?Tienes algo nuevo? Maggy rio y fue a depositar la bolsa de la compra en una silla. --Puaf, que frio hace y que sofocada estoy yo. ?Pasaras aqui las Navidades? ?O te iras con tus tios? --Creo que me quedare aqui. Me pasa algo... Maggy empujo la puerta y con un gesto senalo el pasillo. --Vamos dentro. ?Quieres tomar algo? ?Te, cafe? --He tomado un cafe con Peter hace poco mas de media hora. --?Que tal tus cosas con el? Ya estaban en el interior de la salita. Maggy apreto el conmutador de la luz y respiro. --Me he cansado. Pero dos veces por semana, no tengo mas remedio que salir de compras. Lo meto todo en el frigorifico, y, !hala!, a vivir tranquila --se echo a reir al tiempo de desplomarse en una butaca--. ?No te sientas? Me cuesta mucho comer por ahi. Las comidas del mediodia las hago en la redaccion de la revista. Oye, ?sabes que aquello marcha muy bien? Si quisieras dejar la carrera, te daria trabajo. Llevo toda la seccion de modas, cocina, labores. Ya se que no soy licenciada, Minou. Ya se que tu picas mas alto. Pero... --se alzo de hombros--, hay que vivir, ?no? De suenos..., no se vive.

  • Memorias del corazon (Secretos del alma 3) de Victoria Magno

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    La esperada tercera entrega de la serie <>.

  • Mariela de Yolanda Guerrero

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    Esta historia apasionada, epica e inolvidable nos habla de como la vida y el amor se abren paso incluso en la oscuridad de la mayor de las tragedias.

  • Hotel silencio de Audur Ava Olafsdottir

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    Vuelve la autora que conquisto el mundo con Rosa candida.
    Ganadora del Premio Islandes de Literatura y del Premio de Literatura del Consejo Nordico.

  • La pelirroja de Tarryn Fisher

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    .Querida oportunista: Pensaste que podrias quitarmelo, pero perdiste. Ahora el es mio y hare lo que sea para mantenerlo a mi lado. ?No me crees? Tengo todo lo que se suponia que iba a ser tuyo. Por si acaso te lo preguntas: no, el ya no piensa en ti. No lo dejare marchar. nunca. La pelirroja

  • La ruta infinita de Jose Calvo Poyato

    https://gigalibros.com/la-ruta-infinita.html

    Buscando un paso, una ruta y confirmar una sospecha, dieron la primera vuelta al mundo.

  • Leo quiere a Aries (Signos de amor 1) de Anyta Sunday

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    Alguien nuevo entrara en tu vida a principios de ano, Leo. Puede que te sientas frustrado, pero tendras que ser positivo y reirte, porque este podria ser el comienzo de una bonita amistad.

  • Mama duerme la siesta de Beatriz Olivenza

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    Un dia, Joaquin Solis falta a su trabajo en una empresa de teleoperadores y no vuelve a dar senales de vida. Es un hombre oscuro y poco comunicativo; nadie lo echa en falta excepto Gabriela, una de las empleadas, que esta lejos de su patria y ha compartido con Joaquin momentos de soledad y nostalgia. Un sentimiento de gratitud impulsa a Gabriela a investigar la desaparicion de su companero. Pero la unica pista que encuentra es un papel con una direccion, un numero de telefono y una misteriosa frase: Mama duerme la siesta. Tirando de ese hilo, Gabriela se adentrara en territorios insospechados.

  • ?QUIEN SOY? de Alina Covalschi

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    Angela despierta en una habitacion insolita junto a un hombre desconocido. Todos sus recuerdos han sido borrados en un instante dejando un vacio enorme en su pecho. Pero el corazon nunca pierde la memoria y resiste a los fuertes golpes de la vida. Ella aprendera a querer de nuevo ideando nuevos recuerdos, pero nunca reemplazando a los que se quedaron atrapados en el olvido.

  • En tierra de fuego de Mayelen Fouler

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    Barcelona, otono de 1943. Cuando Rosa Sarle llega a la casa de sus padres poco puede imaginar que se encontraria con Frank Bennet-Jones, rico estanciero ingles afincado en la Patagonia argentina. El viudo de su hermana Anna. Tras ese encuentro, Rosa relee las cartas en las que Anna le relataba su apasionada historia de amor con Frank.

  • Seducir a un asesino (Novelas solidarias 2) de Antonio Arteaga Perez

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    Un investigador privado especializado en casos de infidelidad irrumpe por accidente en el lugar donde se esta cometiendo un sangriento crimen. Es atacado por alguien a quien no puede ver con claridad, sobrevive de milagro y solo conserva recuerdos borrosos de lo ocurrido. A partir de ese momento se producen mas asesinatos que parecen estar relacionados con su persona y sus circulos mas cercanos. Ayudado por un inspector de homicidios retirado y sus companeros de la agencia de detectives tratara de hallar alguna pista alli donde la policia no parece encontrar nada.