• libro danalia pdf - Tomas Altamiranda

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    Danalia es la historia de un romance no verbal entre Dante y Natalia. Dante es un muchacho de dieciocho anos introvertido y taurino, bien taurino. Natalia es una poderosa hechicera gitana corrompida por su propio poder. Un encuentro les sucedera, y un ser superior les aclarara el porque de ese encuentro. Contenido para adultos y explicito.+

  • Danalia (Spanish Edition) - Tomas Altamiranda - Debeleer.com

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    Tuve que quitar libros empolvados, ropas viejas y algunos trapos para llegar hasta él. Me encuentro fatal, me siento destrozado, inútil e impotente.

  • Descargar libro "Divertiguay" [PDF / EPUB]

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    Descargar libro Daniela Divertiguay 4. ¡La clase más loca! Daniela DivertiGuay 4 .. Daniela DivertiGuay. Una nueva aventura de Daniela Divertiguay con uno ...

  • ¡Una fiesta de pijamas! ePub y PDF - Tierra Geek Libros

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    Te presentamos la más extraordinaria de las aventuras de Daniela Divertiguay. A mis primas, Valeria, Martina y yo, se nos ha ocurrido hacer una gran ...

  • Daniela y sus hombres de Ariadna Baker - Hola Ebook

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    Daniela y sus hombres de Ariadna Baker Libro gratis en PDF, MOBI y EPUB. daniela, encargada en la empresa de su padre de elegir a los actores que ...

  • Todos los libros del autor Divertiguay Daniela

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    Quieres información sobre los libros de Divertiguay Daniela? Te damos información detallada de sus obras y te decimos donde comprarlas.

  • Daniela y sus giros (Trilogía «No más mentiras» nº 2) de ...

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    2 nov 2021 — DESCARGAR] ✓» Daniela y sus giros (Trilogía "No más mentiras" nº 2) de Ariadna Baker PDF - ePUB - Kindle ». Más de un MILLÓN de libros ...

  • ▷ Descargar libro De un Mafioso de Daniela Frias en pdf y ...

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    21 ago 2021 — DESCARGAR] ✓» De un Mafioso de Daniela Frias PDF - ePUB - Kindle ». Más de un MILLÓN de libros gratis online para leer.

  • DANIELA DIVERTIGUAY 6: ¡UN VIAJE TOP! - Casa del Libro

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    10 jun 2021 — El libro infantil DANIELA DIVERTIGUAY 6: ¡UN VIAJE TOP! en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • Si me ladras de Veronica Valenzuela

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    ?Que pasaria si alguien que no esperas, sellara tu destino amoroso? ?Y si ese alguien fuera un perro callejero que escondiera un increible secreto?
    Aitor es un profesor de arte que se queda en paro por los recortes en la Universidad de Madrid donde da clases.
    Con un cuerpo de infarto y una inteligencia por encima de la media, probara suerte en trabajos desastrosos, hasta que encuentra la horma de su zapato en una oferta que no puede rechazar. Solo hay un inconveniente: odia a los sevillanos y a los perros.
    Rio es una veterinaria competente y rebelde, que pertenece a la aristocracia, a la que detesta. Cuando su padre contrata al hombre mas horrible del planeta como restaurador y asesor de su coleccion de arte, con un caracter cabezota de mil demonios y el aspecto de un dios vikingo, los esquemas de la chica se haran mil pedazos.
    Juntos, la quimica y algo mas, saltaran a la palestra. ?Podran hacerle frente?

  • Amor Encubierto de Rose Marie

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    El amor puede existir bajo cualquier circunstancia: tiempo, lugar, lo que sea … puede suceder. Puede cambiar toda una vida con su presencia, con su luz. Aqui hay una historia que sucedio en mi vida y me convencio de la verdad de que el amor es mas poderoso que cualquier otra cosa … y de todos modos puede existir. Cuando nos acercamos al lugar donde nos habian enviado, alguien grito “emboscada”. y tuvimos que extendernos y correr. Las balas comenzaron a llover sobre nosotros desde un lugar que nadie podia ver. Me tire al suelo, cubriendome los ojos, como si eso pudiera haberme protegido de las balas. Despues de un rato, el sonido se detuvo. Mire hacia arriba: todo el grupo se habia dispersado en el campo que estaba intercalado con empinadas trincheras y valles. Me levante y camine sin rumbo unos pasos, cuando una mina de campo exploto a mi lado, arrojandome al borde de un pozo y cubriendome con un monton de tierra polvorienta. Casi me caigo en la gran trinchera de abajo. Era el borde de una grieta en el suelo, hecha por un terremoto o explosiones previas. Me puse de pie, tratando de alejarme del suelo resbaladizo bajo mis pies y esparci la tierra de mi cabeza. ajustando el casco de metal. De repente, escuche una voz desde abajo: “Oye, ?quien esta alli?” Mirando hacia abajo, me di cuenta de una nina. Un soldado tambien. No fue una sorpresa que la guerra tambien reclutara chicas, pero fue sorprendente verla alli, en la zanja. Su largo cabello le caia sobre los hombros, debajo del casco. Sus ojos verdosos me miraban extranamente y brillantemente. “Me cubriste de polvo”, dijo en tono de broma y sonrio, esparciendola de su uniforme. “?Como llegaste alli?” Le pregunte con curiosidad. “Probablemente de la misma manera que casi lo hiciste”, respondio ella y siguio sonriendo. Eso me parecio divertido y me rei. Ella tambien se rio y luego dijo: “?Me ayudaras a salir?” “Claro”, dije y extendi una mano. Sus largos dedos, del color de la palida luz de la luna me llamaron la atencion. Cuando se paro a mi lado, me di cuenta de que probablemente tenia la misma altura y edad que yo. Los dos teniamos apenas dieciocho anos, no estabamos listos para la guerra y no estabamos listos para exponernos a un peligro inminente, pero nos reiamos de eso con ese desafio inconsciente que tienen los jovenes, con una certeza inexplicable de que de alguna manera eramos invencibles y no nos afectaba lo que sucediera a su alrededor. nos. “!Gracias!” Se sento y comenzo a rascarse el barro de sus botas. Queria salir de la trinchera, pero una bala chisporroteo en mi oido, asi que me agache en la zanja. Me sente a su lado, mientras ella limpiaba sus botas con un palo. “?De que unidad eres?” Yo le pregunte a ella. “Veinte. ?Que pasa contigo?” “Veintiuno.” Ella me miro atentamente. Sus ojos tan llenos de luz me asombraron. “Podriamos tener que arrastrarnos para salir de aqui”, dije. “Hmm … no importa, los dos hemos terminado”, respondio un poco disgustada. “!Vamonos!” Saltamos de la zanja al mismo tiempo, arrastrandonos y rodando rapidamente bajo las balas voladoras hasta llegar al bosque. Luego corrimos para encontrar a nuestros camaradas entre los arboles. La vi desaparecer y lamente un poco no haberle preguntado su nombre. “De todos modos, podriamos no volver a vernos, asi que …” Pense para mi mismo. Mis camaradas ya estaban reunidos en la fila. El oficial al mando me vio integrarme entre ellos y me pregunto severamente: “!Tu! ?Donde has estado?” “Hubo una explosion cerca y me cai en una zanja y …” !Saca las manos de los bolsillos y no vuelvas a alejarte del grupo! ?Entendido?” “Si.” Irritado por no haber dicho “Si senor”, el oficial me dio la espalda y nos ordeno que subieramos a la cima del bosque profundo. Por la noche llegamos a los barracones que representaban nuestros cuartos en esa montana. Habia sido un camino largo y agotador, asi que cuando llegamos alli, tenia hambre y sueno, asi que me meti en la cama de inmediato. Temprano en la manana la sirena ensordecedora me desperto. Fui al bano y encontre solo agua helada en los grifos, asi que me lave la cara y sali al patio. Todos ya estaban en linea otra vez. El comandante me fruncio el ceno. La luz de la manana fue repentinamente aguda y cegadora. !Siempre estas separado del grupo, soldado! ?No escuchaste la sirena? “Yo hice.” “Entonces, ?por que no te moviste mas rapido y llegaste a tiempo para la salida de la manana?” “Fui al bano.” Las lineas comenzaron a reir, sus voces se alzaron en el aire despejado de la manana. “!Silencio!” rugio el oficial. “Ve a tu casa ahora y no hagas que esto vuelva a pasar, ?me oyes?” “Si.” “?Si que?” “!Si senor!” “Cuando un oficial superior te esta hablando, debes pararte derecho. ?No lo sabias? “Si senor, lo sabia”. “Entonces, ?por que no lo hiciste?” “No podia recordarlo”. “?Que quieres decir con que no te acuerdas?” “Si me esta gritando, no puedo recordar todo lo que debo, senor”. El comandante me miro, tratando de ver si me estaba burlando de la situacion o si realmente queria decir lo que dije. No podia decidir, asi que nos grito que fueramos a desayunar: !Al comedor, soldados! !Moverse!” La cantimplora se lleno repentinamente de ruido, charla y tintinear platos. Comi en silencio, solo en mi mesa. No conocia a nadie lo suficiente: no habia habido tiempo para ello. Nos habiamos reunido y subido a toda prisa la montana para fortalecer los puestos defensivos, incluso antes de que pudieramos mirarnos. Entonces oi mas ruido en las puertas de la cantina: un nuevo grupo entraba a desayunar. “Unidad veinte”, dijo alguien a mi lado y levante la vista con curiosidad. Eran en su mayoria chicas. Los muchachos de la cantina silbaron alegremente, dando la bienvenida a los hermosos soldados que parecian esperar eso y no prestaron mucha atencion a la atmosfera. Tenian hambre y solo les importaba la comida en ese momento, que rapidamente colocaron en sus bandejas. El comandante anuncio que la nueva unidad se mezclaria con la nuestra, por lo que tuvimos que dejarles espacio en los barracones. Acababa de terminar el desayuno y me quede mirando a las chicas desempacar en el patio. De repente, vi al que habia conocido un dia antes, en la zanja. Ella estaba luchando con una mochila. Me acerque a ella. “Hola. ?Como estas? ?Puedo ayudarte?” Ella me miro y no parecio sorprendida. Ella me permitio ayudar, aceptando algo cansado: “Si quieres, puedes llevar esta mochila; es un poco pesado “. Yo lo levante. “?Cuales son los barracones donde nos quedamos?” Pregunto, mirando a su alrededor aburrida y desprendida, como si hubiera visto suficiente y ya habia tenido suficiente. “Aqui. Esos son los cuartos de los oficiales. Nos quedaremos en este otro lado. ?Por que llegaste tan tarde? Llegamos ayer. ?No se suponia que estabas aqui al mismo tiempo? Mis preguntas le hicieron responder simplemente: “No lo se. Nuestro guia probablemente se desvio. Fue un largo camino por el bosque. En realidad, fue una pista bastante miserable “, dijo con disgusto. Abri la puerta del barracon. “Puedes elegir tu lugar, hay suficientes disponibles. Tenemos camas bunker. “?Donde te estas quedadando?” ella me pregunto de alguna manera desorientada e indecisa. “Estoy aqui, la cima. El de abajo es gratis. “Perfecto. Prefiero el de abajo. Me quedare aqui, si no te importa. Parecia sentirse segura a mi lado, asi que coloco su mochila en la cama y se sento en el borde, mirando desolada. Entonces, de repente, recordo algo y levanto la vista alegremente: “Vamos a presentarnos el uno al otro. Nos hemos conocido, pero no se tu nombre. “Es Ky”. Me miro atentamente y sus ojos brillaron con una luz profunda. “Ky”, sonrio mientras decia mi nombre. “Te conviene. Me llamo Seloren. Le estreche la mano otra vez, la misma mano palida a la luz de la luna con dedos delgados. “Encantado de conocerte, Seloren”. Su nombre era tan delicado y refinado como sus manos. Me sorprendio la chica inusual que de alguna manera habia aterrizado en el mismo bosque, en la misma montana, en el mismo barracon que yo. Parecia cansada y se quito las botas, estirandose sobre la manta aspera. El cuartel de madera estaba vacio. Todos seguian en la cantina. “No comiste mucho” me di cuenta. “?No quieres el desayuno? Podria traerlo para ti. “Eso es bueno, pero no me gusta la comida que nos dan. Debo tener cuidado con lo que como. Tengo unos bocadillos en esta mochila. “Te dejare descansar ahora”. Sali, mientras los soldados se reunian para recibir las instrucciones en el patio. Tuvimos que hacer un horario para patrullar el bosque y no queria terminar en el turno de noche, aunque de alguna manera sucedio. Mientras cruzaba el patio, el comandante me vio. “!Tu! ?Estas perdiendo el tiempo deambulando? ?No tienes nada mejor que hacer, soldado? “Iba a revisar el horario”. “Simplificare el horario para ti: !ve a la cantina y ayuda a lavar los platos! ?Ya llegaste? !Moverse!” Tenia que ir a la cocina, asi que el horario se decidio en mi ausencia … y tuve el turno de noche, por supuesto. Por la noche, el bosque estaba lleno de sombras al acecho, ramas quebradizas, buhos chirriantes, movimientos inesperados de hojas y nos asustaba el mas minimo sonido. Nos pusimos nuestras gafas de vision nocturna, por lo que al menos pensamos que de alguna manera estabamos mas seguros, aunque todavia era desconcertante, mirar hacia la oscuridad y caminar sobre nuestros pies. Cerca del amanecer regrese y me meti en la cama. Todos estaban dormidos. Seloren tambien estaba dormido.

  • El Sendero Del Dragon de K. Spencer

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    La tarde presentaba un aire plomizo que se pegaba a las nubes, convirtiendolas en masas gigantescas que caerian de un momento a otro sobre la faz de la Tierra aplastando todo vestigio de vida de un plumazo. La ciudad convivia con la agitacion propia de cada tarde: vehiculos que desfilaban en una y otra direccion, llevando y trayendo gente sin parar por las principales avenidas que parecian un circuito infinito de carreras. Manipulados por alguna voluntad que jugase con un mando a distancia, a la que le gustara jugar con los humanos y ver hasta donde son capaces de soportar entre tanto estres e insufrible rutina. En los suburbios se respiraba, sin embargo, el esperpentico lado trasero de ese espejo donde todo parecia brillar y resultar consumible, apetecible. Alli, en construcciones extremadamente humildes y pesimas en habitabilidad, se ve a quienes no pueden acceder a la voragine empresarial, financiera, y glamurosa de Detroit. Y es en esas condiciones --muchas veces miserables-- donde se encuentran, entre quienes acaban como carne de canon de la delincuencia, las verdaderas perlas de la ciudad, pues han sabido apartarse de ese margen de vertigo en medio de la adversidad conservando un minimo de dignidad humana. En algunos centros educativos, como el que tiene a Pamela como profesora, parece que se producen milagros, que se intenta llevar a cabo una nueva integracion de jovenes de esos suburbios para ofrecerles algo mejor que no sea delinquir, drogarse, o entrar en negocios clandestinos. Pero puede que algo oscuro se este fraguando en esas altruistas intenciones. Algunos de esos jovenes estan empezando a demostrar un nivel de vida demasiado alto para lo que se pueden permitir. Estamos hablando de chicos con 16 anos que, aunque a duras penas pueden sus familias pagar el suministro de luz en sus casas, ellos llevan al instituto demasiado dinero en sus bolsillos... y eso esta empezando a ser demasiado sospechoso. Pues ni sus padres estan al corriente de donde viene esa fuente de ingresos. Y aqui comienza esta historia, en esa tarde en la que nuestra profesora va a tener una extrana visita... Pamela seguia en su despacho, rodeada de dossiers por corregir. Todos en el instituto habian marchado ya, pero ella se quedo para estudiar un caso especialmente particular: el de su alumno mas problematico, tratando de comprobar si la ayuda recibida por parte del equipo psicopedagogico habia surtido efecto, o no, en sus avances academicos. Tampoco queria que ese muchacho cayera --como los otros-- en esa red que seguramente estaria poniendole el cebo hasta que picara. Tenia obsesion por conseguir mejoras en todos sus alumnos, hasta el punto de sacrificar su vida privada, entregandose por completo a su labor como tutora. Y aun mas ahora que sentia que podria desenmascarar toda una mafia que quizas se aprovechaba de algunos de sus alumnos. Despues, seria ya demasiado tarde, todo se desvaneceria como la niebla al amanecer. El instituto cerraria sus puertas el curso siguiente. La arquidiocesis tenia problemas financieros y decidio vender colegios para salir a flote. Solo los seleccionados profesores pasarian --desde su entonces central ubicacion-- al nuevo edificio: en el ala superior oeste de la ciudad. Por ello, se dejaba el alma en su particular investigacion, ademas de ser una perfecta educadora. En el dossier de ese muchacho, llamado Oliver, figuraban los ejercicios de la semana, todos ellos llenos de garabatos y tachaduras, haciendo que la frustracion se apoderara cada vez mas de Pamela, agotada tras una jornada intensa de valoraciones del segundo trimestre. Se echo las manos a la cara, intentando apaciguar la sensacion de impotencia que la estaba invadiendo. ?Como podia hacer para que ese atormentado estudiante se tomara en serio las clases? Sabia de sus problemas personales. Practicamente, se habia criado solo, en ausencia de los grandes pilares paternales, que desaparecian continuamente de su atormentada vida. Abrio el cajon de la derecha y saco una caja de aspirinas. Le dolia mucho la cabeza y no le hacia gracia tener que conducir hasta su casa con un nuevo episodio de migrana que le impidiera siquiera manejar su vehiculo. Dio un sorbo del cafe que le quedaba ya frio en la taza para tragar la pastilla, cerrando los ojos, como de costumbre. Permanecio asi unos instantes, entrando en un estado de relajacion que le hacia falta para olvidar todos sus problemas, todos sus pesares. Para concentrarse en algo mas placentero, cogio entre sus manos el colgante que llevaba puesto: una cadena de plata con un espejito enmarcado. Se miro a traves de el buscando el reflejo de todo lo que ese objeto representaba. Aparto unos mechones del flequillo para ver mejor sus ojos…tal y como le habian indicado en un extrano grupo de amistades que hacia muy poco habia conocido en internet. De repente, sintio como si alguien estuviese detras de su espalda. Una corriente de panico atraveso su cuerpo, dejandola inmovil, quizas para congelar ese momento y que no avanzase, tratando de considerarlo una alucinacion. Pero no lo era. Alguien, con extranas intenciones, habia entrado en su despacho. En silencio, sin que ella se diera cuenta. Iba vestido de negro, con una capucha que ocultaba su cabeza; y su rostro, tras una mascara. Acto seguido, unas manos frias rodearon su cuello. Una voz masculina, llena de tension, pronuncio: --No te des la vuelta o te mato. Quedate quieta y escuchame bien --un tipo le ordenaba mientras pasaba la hoja de un cuchillo por delante de su cara a la vez que con el otro brazo la sujetaba contra su cuerpo. Pamela, desde su asiento, sin poder moverse apenas, con el corazon a todo galope, queria girarse para ver su rostro, pero sus ojos no pudieron ver mas que una masa oscura, una capucha y la mascara blanca, que sonreia igual que un nino ante su tarta de cumpleanos, y que cubria toda la cara del misterioso intruso. --He dicho que no te gires --insistio el asaltante, con la voz amortiguada por la careta, y siguio--: Y ahora quiero que grabes esto en tu puta cabeza: !Deja en paz a Oliver, o tendras que lamentarlo! --?Oliver? Yo solo quiero ayudarle --dijo temblorosa Pamela, a punto de darle un infarto. --Se lo que estas haciendo. Te lo advierto. Deja de meterte en su vida --ordeno el tipo--. No juegues a salvar vidas. ?Te ha quedado claro? --No se a que se refiere. Soy su tutora, nada mas --intento justificarse Pamela. --la hoja del cuchillo iba dando vueltas, como si el agresor quisiera deslumbrarla con el brillo de su acero. --Si que lo sabes, senorita Pamela, lo sabes perfectamente. Y como sigas metiendo tus narices en todo lo que haga o diga Oliver, te puede ocurrir una verdadera desgracia. Y seria una pena. Tanto trabajar para acabar pasto de las ratas --sentencio el cinico extrano, con un tono realmente siniestro. Las manos de ese individuo rozaron las mejillas de la tutora, estremecida al maximo, la cual esparcio una lagrima que recorria su cara como si fuera puro acido. Despues, bajaron por su cuello y presionaron un poco. Ella intento tragar saliva, notando sus gruesos dedos, que le parecian mortalmente repudiables. El intruso enmascarado retiro sus manos del cuello de Pamela, bajando aun mas hacia sus pechos, pero se detuvo. Pamela emitio un quejido, queria desembarazarse de esas manos, apartandolas con las suyas, y eso provoco que el atacante se exasperara y continuara con su advertencia. --Dejeme, por favor. Hare lo que me dice. Pero dejeme. --suplicaba Pamela, viendo que podria acabar agredida en su intimidad, en manos de ese hombre que, por su voz, estaba deseando hacer dano y disfrutar con ello. --Espero que todo se solucione por las buenas. A ver, ?te ha quedado suficientemente claro lo que no debes hacer? --exigio el, alzando el cuchillo para indicar que se levantara. Ella tenia casi inmovilizadas las piernas. Era como si el cerebro la ordenase quedarse asi, quieta, esperando que --de alguna manera-- esa orden fuera enseguida anulada, y, mientras, las neuronas trabajasen en inteligentes sinapsis para convencer al agresor de que lo que queria hacer con ella no podia ser, que eso no estaba bien. Que el minimo resquicio de conciencia y humanidad que le quedara en su cabeza le hicieran desistir en su empeno por dejarle una marca de espanto de por vida. --Ya le he dicho que lo he entendido, y que no intervendre mas en cuanto a Oliver. Ahora dejeme ya, por favor. Vendra enseguida el conserje. --concluyo Pamela, mintiendo, ya que no quedaba nadie en todo el instituto. Solo estaba ella. Y el asaltante, claro. --Mentirosa. ?Te crees que soy idiota? Se muchas cosas de este instituto. Y tambien sobre ti -- dejo bien claro ese tipo que estaba al corriente de los movimientos del centro, y que no se andaba con rodeos. Iba en serio. --Esta bien. No le miento. Puede que haya salido, pero el conserje suele quedarse hasta tarde supervisando el trabajo de las limpiadoras --se excuso Pamela. Su mente no paraba de buscar pruebas para no sentirse desamparada. Pero la realidad era que asi lo estaba. Estaba completamente a merced de ese hombre, cuya mascara le producia, ahora que se habia levantado y podia verle de soslayo, verdadero terror. --Date la vuelta --le exigio mirandola, como si estuviera mordiendola con sus ojos afilados. --No hagas algo de lo que te puedas arrepentir. --?Arrepentirme? Eso se lo dejo para las santurronas como tu, que van de Madres Teresa de Calcuta por la vida. Pero no te preocupes, haga lo que haga, iras derechita al cielo. Te lo has ganado --la asusto al limite. Pamela se iba acercando a la pared con gran nerviosismo. Solo la idea de sentir el filo de ese cuchillo por su fina piel, la dejaba en estado de shock… Porque, aunque saliera viva de alli, ya no seria lo mismo. Habia caido en un pozo del que no se puede salir mas que cuando en este se deja caer una cuerda por la que subir. Y alli no habia ni Dios ni cuerda alguna. El hombre seguia mirandola, y a la vez iba haciendo saltar el cuchillo para sujetar su mango en cada vuelta al aire que lo lanzaba, a escasos centimetros de su mano, pero de vez en cuando la apuntaba como si se lo fuera a lanzar de un momento a otro. --No me mate, por Dios. Hare todo lo que me diga, sin decirselo a nadie. Y deje de apuntarme con el cuchillo. Me esta dando algo. No me haga sufrir, por favor. Yo no he hecho nada, y si le molesta que me preocupe por Oliver, desde ahora dejare de hacerlo. Se lo juro --confesaba presa del panico, espantada de pies a cabeza. --Venga, dejate de suplicas. No te voy a matar, solo quiero que sepas de lo que soy capaz -- volvia a recordarle su falta de escrupulos. --Perfecto, senorita --murmuro el, con un tono de conformidad--. Tiene un cuello precioso. Fragil, delicado... --?Le gusta asustar a las mujeres? Pues que sepa que lo esta consiguiendo. Asi que dese por satisfecho. --Ella se oponia por dentro a atacarle verbalmente. Pero tenia delante al mismisimo diablo, con la intencion de pasar el filo de la hoja de ese cuchillo por su delicada piel si es que le incitaba a ello, y aunque lo intentara, sabia que no podia huir de esa situacion. --Esta bien, senorita. Date la vuelta y quedate ahi hasta que me haya ido, ?entendido? Ella vio salir el sol en ese momento. Se giro y se puso contra la pared, apretando su cuerpo con sus manos, como si se abrazara recuperando su vuelta a la vida, dejando atras, literalmente, al terror y a la muerte. Y ese individuo, tal como habia entrado por la ventana, desaparecio subitamente, en silencio y el aire de la calle entro y lleno los pulmones de Pamela, como si acabara de nacer. Ella se dirigio, tras unos segundos, hacia la ventana que, en un primer piso, era facilmente accesible, al poder ser escalada la pared de ladrillos de la fachada con la soltura propia de una persona atletica. Juraria que tenia la ventana cerrada antes de que ese tipo entrara, pero quizas una de las hojas de la ventana quedara sin ajustar. Se asomo pero no vio a nadie, era evidente que ese hombre habia torcido a la derecha. Justamente, su despacho estaba ubicado hacia la esquina del edificio. Cogio sus cosas: su bolso, su abrigo y se tapo por delante con una mano. Abrio la puerta del despacho y se dirigio por el pasillo hacia la salida del centro, pasando por las clases en las que retumbaban sus tacones al estar con las puertas abiertas en medio de aquel vacio que hacia eco. Ya en la puerta, metio la llave que no acababa de centrar y salio apresuradamente del instituto, dirigiendose a su coche, que estaba estacionado en el aparcamiento, a unos diez metros. Busco sus llaves en el bolso, y se le iban cayendo cosas con los nervios, como recibos de los supermercados y algun que otro pintalabios, se agacho a recogerlas mientras maldecia por no haberse ido, como todos, a la hora del cierre del centro. Encontro por fin el llavero con la inicial P, apreto el boton del mando y, antes de sentir el clic de apertura de puertas, acciono la maneta de la puerta, lo que bloqueo el sistema y hubo de esperar para volver a activar el sistema de apertura: cosa que acabo por desquiciarla en su intento por escapar de alli lo antes posible. Mientras tanto, uno de sus pechos se habia salido con los movimientos. Al verse asi, expuesta a las miradas de quienes en ese momento pasaban por alli, y darle igual si habian visto o no su semi desnudez, no escucho o no lo quiso hacer, los comentarios de esas personas que la miraban: <>. Eso si, ganas le dieron de decirles lo que le acababa de pasar. <>, penso. Se sento, cerro las puertas, bloqueandolas, puso la llave en la toma de contacto y la giro para arrancar. Nada, no arrancaba. Siguio intentandolo, una y otra vez pero lo que en realidad estaba haciendo era ahogar el motor. Ya no pudo mas, se estiro sobre el volante, apoyando los brazos contra su frente, descargando en el llanto toda la tension, todo el miedo que se habia aduenado de su cuerpo dejandola incapaz ni siquiera a reaccionar. Un golpe seco en la ventanilla de alguien que se habria acercado a su coche, hizo que cesara el llanto y se preparara para lo peor, abriendo de golpe los ojos --ya desorbitados de tanta angustia --, echandose hacia el asiento del copiloto, tratando de evitar ser de nuevo violentada por el misterioso agresor. Con las manos protegiendo su cara, a traves de los dedos trato de ver, muerta de panico, lo que le esperaba; cuando una voz amable resono como las campanas de un despertador de pesadillas, pues no parecia ser el agresor que en su despacho la violento, y algo le decia en su interior que podria confiar en quien estuviera ahi fuera picando a la ventana de su coche. Una cara amable de un hombre de mediana edad se asomaba para ofrecerle ayuda. --!Hola! !Tranquila, solo queria ayudarla! He visto que tenia dificultades para arrancar su vehiculo. ?Esta usted bien? -le dijo, mostrando su mejor voluntad para sacarla del apuro. --!Ah!…Si, gracias, es que me asuste pensando que se trataba de otra persona. !Por favor, ayudeme! !Alguien ha intentado matarme! --le respondio, soltando el lastre de desconfianza del que estaba poseida. Desbloqueo las puertas para poder salir, pues veia por la cara de incertidumbre que ese hombre no escuchaba nada a traves del cristal de la ventana, aunque ella si pudo escucharle, dado que su tono era lo suficientemente alto para conocer su bienintencionado proposito. El hombre acompano la puerta hasta abrirla del todo, facilitando que Pamela fuera socorrida. --!Dios mio! !Gracias que ha aparecido usted! !Casi me matan ahora mismo en el instituto! Y siguio desahogandose: --!El coche no arrancaba, y ...! Entonces, un mar de lagrimas inundo sus ojos, ahogando sus palabras. --!No se altere, tranquila! Llamaremos a la policia. Ahora respire y deje que ellos se ocupen. --!No! !La policia no! --interrumpio Pamela horrorizada ante la idea de "molestar" con su declaracion al misterioso asaltante, que seguro no tendria escrupulos en acabar con ella en cualquier momento, en el instante mas inesperado. --Bueno, esta bien, pero al menos deje que la lleve a tomar una tila, ahi mismo --propuso, senalando el bar que se veia al otro lado de la carretera. --!Esta bien! !Gracias! Sera lo mejor --reconocio Pamela mirando hacia los lados intentando identificar a su agresor en toda persona que deambulaba por esas calles. Se fijo, algo mas detenidamente, en su "angel de la guardia". Era todo un gentleman: por su exquisita forma de vestir y ademanes corteses, propios de un ejecutivo que esta acostumbrado a llevar su imagen siempre impecable, asi como la actitud: inspiraba confianza, la que requiere alguien que debe defender la representacion de una gran firma empresarial. Su cabello estaba cortado en un estilo jovial, con esa graciosa caida de flequillo que invitaba a desordenarlo, como cuando tocamos la cabeza de un nino mostrando afecto revolviendo su pelo. El corte y la calidad de su traje bien podrian ser de los mejores modistos italianos, a la vanguardia de la elegancia y la comodidad. Pamela cerro el coche cogiendose del brazo de ese amable desconocido, pues le faltaban las fuerzas con todas las angustias que acababa de sufrir. --Me llamo Alexander Stone, he venido a Detroit unos dias para firmar un acuerdo con una sucursal de nuestra compania. La Central esta en Paris, donde resido habitualmente, aunque mi origen es britanico. --Su presentacion no podia ser mas "glamurosa". Solo oir "Paris" parece que las neuronas aplican una transmision de sensualidad y elegancia en todo aquel que pronuncia esa palabra..."Paris", esa ciudad que representa la esencia del romanticismo y la exquisitez. --!Vaya! !Alli me querria ir ahora mismo, para olvidarme de todo lo que me ha pasado! --!Nunca se sabe!… dijo el galante ejecutivo, que, mirandola a los ojos, arqueo una ceja como si del Arco del Triunfo se tratara... Caminaron hasta la cafeteria "Chance" donde una pareja solitaria, al fondo, se confesaba en un cuchicheo divertido. --?Que deseas tomar? --le pregunto el empresario a la tutora, que no cesaba de mirar a la pareja para ver si se daba la vuelta el chico y poder comprobar si se trataba del "sospechoso". --!No temas! --la calmo Alexander--. No estara aqui... ese individuo debe estar bien lejos ya. Cuentame, ?que te ocurrio? Pamela conto con todo detalle el suceso ocurrido en su despacho: el asalto, la amenaza (que quedo grabada en la memoria de los miedos que jamas se olvidan), las sensaciones de impotencia injustas que devoraron esos interminables segundos... haciendo que Alexander cada vez expresara mas preocupacion en su rostro. La apariencia amable de Alexander se fue convirtiendo en rabia contenida. Hasta sus manos, antes acogedoras, ahora se cerraban en vengativos punos dispuestos a hacer justicia. El ceno fruncido y los labios apretados siguieron a un golpe seco en la mesa con su mano, haciendo sonar uno de los gemelos de su camisa. --!Ese malnacido no deberia seguir asustando asi a ninguna mujer y menos a usted, que se ha preocupado tanto por todo alumno conflictivo! La tarde se iba cerrando en una oscura noche, que invadio de repente la atmosfera con voluminosas nubes de un gris cercano al negro, en su avance al centro de Detroit. Una mujer y su hijo corrian por la calle tratando de huir de la tormenta que se avecinaba. No se esperaba este cambio de tiempo tan brusco en un dia de lo mas soleado, propio de mediados de abril, en plena primavera. --Deberia ir ya hacia el vehiculo, pronto se desatara la tormenta y no se podra conducir --dijo Pamela algo asustada, comenzando a poner los pies en el suelo y seguir dirigiendose a su rutina diaria. --No utilizo aqui el coche, me desplazo en taxi, es mas comodo. ?No le importaria llevarme unas calles mas alla? No tengo ninguna prisa en llegar al hotel --dijo Alexander, intentando estar mas tiempo con ella. Pamela le miro y por su mente se cruzaron pensamientos enfrentados: por una parte, se sentia halagada de tal peticion; por otra, aparecian miedos ante los numerosos crimenes que habia visto en las series policiacas. No se consideraba una rompecorazones ni una Dulcinea para nadie, pero siempre guardaba un aspecto delicadamente femenino que, sin saberlo, causaba una especial atraccion a algun que otro companero del centro. Podria contemplar la posibilidad de que ese hombre quisiera tener un affaire con ella, pues es lo que muchos hombres de negocios hacen cuando salen de su guarida y prueban a soltar una cana al aire. Pero, en cuanto penso en todas sus responsabilidades, dio carpetazo a cualquier tentacion al respecto: en cuando llegara a casa tendria que dar de comer al gato, o este daria la serenata a todo el vecindario; poner la lavadora, darse una ducha, cenar algo y preparar la comida del dia siguiente. Siempre se llevaba un tapper al centro para comer alli, pues seguia una dieta estricta para mantener la figura. Ensaladas, tofu o seitan, hamburguesas vegetales y sobre todo fruta para ir calmando el apetito entre horas.

  • Un granito de mostaza de Laila Ibrahim

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  • A la cuenta de tres, Felix Villacis de Felix Villacis

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    Leo y su mejor amigo Gus parecen estar viviendo otro dia habitual en la escuela hasta que, de repente, lo impensado sucede. Estalla una guerra que nadie vio venir, mucho menos ellos.
    Para sobrevivir, deben llegar a un refugio que se encuentra en la frontera y recorrer la mitad de la provincia sin sus familias y con la sombra de los enemigos sobre ellos. ?Sobreviviran al recorrido? ?Cual es el precio de la vida en situaciones como esta?

  • Heroes de la frontera de Dave Eggers

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    Del autor de El Circulo, una road novel que sigue la estela de En la carretera de Jack Kerouac, Hacia rutas Salvajes de Jon Krakauer y Canada de Richard Ford. Una novela que reflexiona sobre la perdida y la busqueda de nuevas oportunidades.

  • Segunda oportunidad (El corazon del multimillonario 2) de Sierra Rose

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    Este es el libro 2.

  • El agente ingles de Ignacio Gimenez

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    Un joven agente ingles, infiltrado en la antigua URSS, se enamora de una funcionaria sovietica y vive con ella una apasionada relacion que se prolonga durante unos meses, hasta que la vida termina por separarlos.

  • Cuando no esperaba tu amor de Anna S. Segura

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    !Tienes un flechazo! ?Lo aceptas?Todo empezo como un reto en aquella web de contactos, como un juego que podia resultar divertido, pero pronto Aaron descubrio que el destino habia puesto a Noelia en su camino por algo.Ella parecia una chica diferente, especial. Lo intuyo en esa mirada que lo cautivo desde el primer momento.Pero Aaron no estaba preparado para el amor. Su corazon aun guardaba las cicatrices y el dolor del desengano.Cuando Noelia lo invita a pasar unos dias en Estocolmo le suena a locura, pero Aaron se lanza a la mayor aventura de su vida.Sin mucho que perder y poco por ganar se adentrara en un pais desconocido para encontrarse con la supuesta mujer de su vida.?Sera tan real como dice? ?Escondera algo Noelia?El amor esta mas cerca de ellos de lo que imaginan, pero tambien las mentiras y la desconfianza.El tiempo jugara en su contra. Tan solo tienen que abrir los ojos y dejarse llevar por sus sentimientos.?Aceptaran ese reto?Amor, pasion, y locura en una romantica historia que te conquistara el corazon.

  • La rata de los ojos esmeralda de Manuel De Ortega

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    La rata de los ojos esmeralda narra la dura historia de un reino consumido por el hambre, las epidemias y un joven y sadico rey. Es un libro que narra a traves de los escenarios y los hechos que en el acontecen como vivia la sociedad en la Edad Media, la cual estaba subordinada y esclavizada por los nobles.

  • Malestar global de Noam Chomsky

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    En las entrevistas incluidas en este nuevo libro, Chomsky examina los ultimos acontecimientos que tienen lugar alrededor del globo: el ascenso del Estado Islamico, el alcance del Estado policial que se ha instrumentado poco a poco en el ciberespacio, el malestar social ante politicas economicas que incrementan la brecha de la desigualdad social, los conflictos en Oriente Medio y, por supuesto, el ascenso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. En notas mas personales, tambien aborda su propia infancia en Filadelfia y su trayectoria hasta convertirse en el disidente numero uno de Estados Unidos y del establishment.

  • Secretos De Papel de Teresa Corroto

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    El ruido de unos zapatos negros de tacon de un cuarenta y dos retumbando bajo los pies de una mujer que pisaba ahora mas decidida que nunca, no dejaba indiferente a nadie. Una brisa de aire caliente. tipica de un mes de verano mas caluroso de lo habitual, mecia su corta y lisa melena a falta de subir solo los dos ultimos escalones para ver la luz del dia. La tradicional boca de metro de Atocha impasible ante el paso del tiempo, daba pie a un sol que acentuaba mas todavia el color rubio ceniza de su pelo. Siete minutos a paso ligero eran los que separaban a Alexia de su destino. Fueron tantos los dias que sus pies se habian dedicado a realizar ese recorrido, que hasta podia indicar los metros exactos que separaban su parada de metro diaria de la pinacoteca madrilena por excelencia la que se habia encomendado los ultimos treinta anos de su vida. Un ano entero era el tiempo exacto que habia permanecido alejada del lugar que consideraba como su segunda casa y que ahora la reclamaba de nuevo. La jubilacion habia llamado a sus puertas el mismo dia en que cumplia los sesenta y cinco. El semblante de la estatua de Velazquez custodiando incansable la entrada principal del museo, parecia mirarla de forma entranable y Alexia dejaba escapar su imaginacion al pensar que hasta esa estatua de bronce se habia atusado el bigote para darla la bienvenida. --Yo tambien me alegro de verte Diego --guinandole un ojo disimuladamente. El V Centenario de la muerte de El Bosco junto a la muestra monografica que se le dedicaba en Espana, eran la excusa perfecta para volver a pisar el museo del Prado y, de paso, aprovechar para rescatar momentos entre cercanos y olvidados, calles llenas de vida y descubrir otro Madrid que apenas hacia un ano parecia que se hubiese reinventado. Rumbo a la sala 56 A, dedicada en exclusiva al maestro flamenco, no dudo ni por un momento el recorrido que deberia seguir y no hizo escala en ninguna otra sala mas a no ser por el resto de visitantes que tenia que sortear y con los que deberia tener paciencia para que abriesen el hueco suficiente para poder atravesar. Atras quedaron aquellos tiempos en los que interrumpir a una pareja con un plano en la mano para ubicarles en el punto <>, ya no se encontraba dentro de su cometido, aunque ganas no le faltasen de hacerlo. Era espectacular como unas luces led adheridas a un falso techo iluminaban toda la sala como nunca antes la habia visto y unos altillos de pladur, a la altura de la cintura de cualquier viandante, daban asiento a cada uno de los tripticos que compartian esa sala y singularizaba mas su caracter al contemplar tanto el anverso como el reves de sus laterales. <>, penso. Nada mas entrar, a la derecha, estaba el Carro del heno, a la izquierda La Adoracion de los magos y, entre medias, El jardin de las delicias. Una vez dentro, el profundo suspiro de Alexia acaparaba toda la sala del museo. Mientras exhalaba por completo el aire que sus pulmones habian retenido durante unos escasos segundos, sentia que su alma aun encerraba todas esas preguntas que nadie le habia sabido responder con palabras. A pesar de encontrarse situada justo entre los tres tripticos mas conocidos de todos los tiempos, El jardin de las delicias era su obra preferida y mas que merecedora de requisar toda su atencion. No era la primera vez ni la segunda que Alexia se sumergia entre tal alboroto de imagenes no para intentar desvelar su misterio, sino para permanecer sumergida en el. Figuras fantasmagoricas, animales maravillosos y un caos incendiandolo todo como un dia de fiebre, eran ilustraciones mas que emblematicas para ahondar en ellas y perderse el tiempo suficiente hasta conseguir despejar su mente. --El apocalipsis --decia Alexia en voz alta al contemplar la ultima tabla del triptico--. Todo arde ante el tormento de las almas torturadas por seres que despellejan y deguellan. Casi como en la vida real --retorciendo la comisura de sus labios al terminar de hablar y observando por el rabillo del ojo las curiosas miradas de los que se encontraban a su alrededor al escucharla. Era evidente que, ni su atrevido comentario, ni unas cuerdas vocales retocadas anos atras por la cirugia, iban a pasar inadvertidas ante nadie. Y es que nada le gustaba mas que permanecer con su impavida mirada ante la obra mas extraordinaria y, a la vez, mas enigmatica que el ser humano haya podido constatar y a la cual siempre visitaba cuando el trabajo se lo permitia antes de marcharse a casa. Nada menos que tres rigurosas decadas completaban el tiempo que Alexia habia dedicado en cuerpo y alma a procurar la proteccion de ese museo. Y nunca mejor dicho. Tambien llego a formar parte del cuerpo de seguridad que, al caer el sol, se encargaba de custodiar todas y cada una de esas obras. O como a ella le gustaba llamarlo, otra forma de felicidad terrenal. Su cuerpo habia sufrido una transformacion tremenda desde entonces y, ese museo, habia sido el maximo testigo de todo ese cambio fase por fase. Ni el mismisimo cuadro de La pasion de Juana de Arco juzgada por la inquisicion por actuar y vestir como un varon, podria explicar mejor un espiritu atrapado en un cuerpo que no se corresponde. Aspecto de hombre de dia, corazon de mujer de noche. Alli, donde las ideas revolotean como los angeles, lo extrano era bello, las obras solo pueden hacerse con amor y la imaginacion es capaz de dispararse sobre un simple lienzo en blanco, era donde su nostalgia encontraba cura. Y porque alli, entre dioses hermafroditas de la antigua Grecia plasmados en lienzos y delicadas estatuas de ninfas con pene, podia desnudar su alma y mostrarse tal y como era porque las obras de arte no la juzgaban, sino que se sentian identificados con ella. Desde que, por caprichos del destino, se establecio en Madrid con tan solo quince anos, lo unico que la ataba a su Mediterraneo y a su luz y calor, era el recuerdo de una tierna infancia y de una menos acertada adolescencia. Y de eso su querido Sorolla sabia mucho. No necesitaba mas que un barrido de ojos a su paleta de colores para regresar a su anorada Valencia y sentirse cuya nina, perfectamente plasmada, correteaba inofensiva por el mar. Atras quedaban ya las reuniones de amigos alrededor de las hogueras con olor a sal, el caluroso viento de levante, o los atardeceres envueltos en agua espumosa. Sus padres junto con el y su hermana, abandonaban su casa de Altea de toda la vida por la promesa de un ascenso para su padre a cuatrocientos kilometros de alli y de la posibilidad de darles una vida mejor. Una vida de privilegios con un final que se truncaba desde el mismo momento en que su hijo, recien cumplida la quincena, aparecia de repente a ojos de su padre vestido de mujer. --Pero ?que cojones haces con eso puesto? --le increpo su padre malhumorado mientras le atravesaba con fuego en la mirada. --Nada, papa --acerto a decir completamente bloqueado. --Alejandro, !que que cojones llevas puesto! --elevo el tono. Un silencio sepulcral entre ellos que hasta parecia atravesar las paredes impregnaba todo el salon. El nudo de Alex, cada vez mas latente en su garganta, parecia ahogarle. Si los ojos son el espejo del alma, el alma de su padre parecia estar cociendose en ese momento en las mismisimas puertas del infierno y Lucifer, a su lado, ser un simple aprendiz. Lo poco que fuese que se le estuviese pasando por la cabeza mientras observaba a su hijo travestido, o como diria el: disfrazado de marica, no seria ni por asomo la mitad comparado con la hostia que le esperaba a Alex si no arrancaba a hablar de un momento a otro y daba una buena explicacion de su modelito. --Tranquilo, papa, te lo puedo explicar --colocando sus manos frente a su padre a modo de escudo. --Te estoy esperando.

  • El Efecto Humano de Miguel Angel Caro Galan

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    Ariadna Rhod, una mujer con un extrano pasado y a la que no le importa nada ni nadie despierta sola en un planeta desconocido sin recordar como llego hasta alli. En su viaje para averiguar lo que ocurrio, descubrira que su vida jamas volvera a ser la misma y sentira algo que la cambiara para siempre. El efecto humano. Este libro esta dedicado a los amantes de la ciencia ficcion. Los que cada noche suenan con tiempos futuros, tecnologias que aun no se han inventado y viajes a sitios que aun no se puede llegar. Todos imaginamos mundos mejores, pero por mucho que odies en el que vives, siempre hay algo por lo que vivir.

  • Instrucciones para un funeral de David Means

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    En esta prodigiosa coleccion de cuentos -unas narraciones intrincadas, fascinantes, profundamente poeticas y emotivas que confirman a su autor como uno de los mejores escritores de su pais-, Means reflexiona sobre el adulterio, la paternidad, las amistades traicionadas, el odio de clase, la adiccion, la soledad y el desamparo en todas sus esquivas mutaciones, y lo hace con hondura y originalidad, con ingenio y sabiduria, con una mezcla marca de la casa de concision y hechizo, de elegia, existencialismo y perfeccionismo formal.

  • Los cuatro habitos de la gente delgada de Luis Navarro Sanz

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    Con este revolucionario metodo aprenderas a gestionar tu ansiedad y tus emociones y a aplicar, poco a poco, los 4 habitos cotidianos que te ayudaran a perder peso progresivamente y sin esfuerzo. Es decir, adelgazaras de una forma natural y saludable. Es, ademas, una aventura en la que descubriras la inteligencia de tu estomago, aceptaras tu cuerpo y te liberaras de la mentalidad de dieta, que es la causante de la ansiedad, la culpabilidad y el sobrepeso.

  • Reencuentro con el pasado de Dakota Milano

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    Cuando la unica opcion para vivir es dejar el pasado.

    Deje que un extrano enmascarado me vendara los ojos.

  • Caballeros del suburbio de Daniel Santos

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    Escapar habia sido la unica medida que habia podido tomar para poder sobrevivir. El miedo habia tomado forma, se habia personificado en la presencia de cinco sujetos en su casa a medianoche. Sarah desconocia completamente cuales eran los negocios en los que estaba involucrado su padre, quien de alguna u otra forma, habia vendido el alma al diablo para poder llevar a la casa alimento suficiente y que no faltara absolutamente nada. Eran tiempos caoticos, de hambruna, de necesidad, por lo que, ganarse la vida de una forma honesta resultaba realmente dificil. Aquella noche, Sarah habia presenciado una de las escenas mas terrorificas que un ser humano puede evidenciar, pues ver como a su padre le quitaban la vida, sin hacer absolutamente nada, la habia obligado a salir huyendo de aquel lugar antes de que la proxima en ser degollada fuese ella. Siempre habia sospechado que las cosas no estaban bien, y que, si su padre seguia vinculandose con aquellos hombres peligrosos, terminaria metiendose en problemas. Asi que, las sospechas de aquella joven chica de 22 anos, finalmente habian llegado a cumplirse. Despertar en medio de la noche siendo tomada por el cabello mientras era arrastrada directamente al pasillo de la casa, parecia ser parte de una pesadilla muy realista. Pero al sentir el dolor en el cuero cabelludo, y los gritos de su padre de dolor mientras le quebraban algunos huesos, supo que era completamente real. Registraron completamente la casa en busca de dinero y armas, ya que, el padre de Sarah posiblemente habia ocultado algo de valor, y ante el miedo de quedarse sin nada, habia evitado pagar algunas deudas con unos hombres realmente peligroso. Muchas advertencias se habian llevado a cabo para que solventara sus deudas, pero ante su equivocacion, la vida seria el precio con el que tendria que pagar aquella noche. Aquellos sujetos enmascarados y con gafas oscuras, habian entrado de manera silenciosa, y aunque Frank siempre dormia con un revolver bajo la almohada, su capacidad de reaccion no habia sido lo suficientemente habil para poder reaccionar y poder neutralizar esta sorpresa. Habian colocado una bolsa de tela es su rostro, golpeandolo continuamente para despues llevarlo hasta la sala de la casa, alli comenzaron a patear sus costillas de forma continua. Se turnaban, se alternaban para descargar toda la violencia sobre el, ya que, habia roto el pacto que se habia establecido desde un principio, cuando se le aseguro que, si no pagaba las deudas, su vida y la de su hija estarian en peligro. Sabia que no eran hombres de juegos, que podrian tomar determinaciones realmente drasticas y lo ultimo que queria era hacerle dano a Sarah. Frank, tomo una ultima medida aquella noche, y sabia que su cabeza rodaria muy pronto, pudo darle la posibilidad a Sarah para vivir. -- Es la ultima vez que te lo preguntare Frank. Dime donde esta el dinero y nos iremos. -- Dijo un hombre que llevaba un cuchillo en su mano. -- Por favor, no le hagan dano. Solo es un hombre tratando de ayudar a su familia. -- Dijo Sarah. Una mujer se acerco a ella, ya que, su figura femenina era muy evidente. A pesar de que tenia su rostro cubierto, sus pantalones de cuero ajustado y sus tacones, hacian evidente que era una chica. -- ?Quien te ha dado autorizacion para que le abras la boca? !Callate ya! -- Dijo la mujer antes de propinar una bofetada a Sarah. De manera automatica, su boca comenzo a sangrar, dejando una chica en completo silencio mientras sus lagrimas corrian por sus mejillas. Ella no habia tenido ningun tipo de responsabilidad en toda esta situacion, pero se habia visto afectada por las malas decisiones de su padre. Una ultima medida desesperada por parte de Frank, lo llevo a tomar el arma de uno de los sujetos que se encontraba descuidado justo al lado de el. Disparo directamente al rostro del hombre que sujetaba a Sarah, dandole solo unos segundos para que esta escapara. -- !Corre, sal de aqui y no pares hasta que estes a salvo! -- Exclamo Frank. La chica, quien era muy habil y rapida, logro correr por el pasillo directamente hasta su habitacion, pero en el ultimo segundo puedo ver como su padre fue degollado, un castigo terrible para alguien que habia cometido una grave equivocacion. Con el corazon latiendo de una manera descomunal, la chica corrio directamente hacia su habitacion y cerro la puerta. Aquella mujer y un par de hombres, embestian la puerta con mucha fuerza decididos a abrirla. La chica habia tomado su pantalon de mezclilla favorito, una camiseta y unas botas. Esto le daria la posibilidad de estar un poco cubierta en medio de la noche. Salio corriendo por la ventana mientras aun se encontraba descalza, ya habria tiempo de vestirse, pero sabia que nunca mas podria volver a casa. Tardaron algunos segundos en derribar la puerta, algo que le habia dado la posibilidad de la chica de escapar de alli. Todo habia cambiado de manera drastica de un segundo a otro, era una vida de hambruna y crisis, pero estable gracias a su padre. Pero se habia transformado rapidamente el miedo, terror y sus obras, ya que, habia tenido que salir de alli huyendo para salvar su vida. Sarah sabia perfectamente que, si su padre no hubiese hecho esto, ella tambien habria sido a veces y nada aquella noche, ya que, no podrian quedar testigos de nada de lo que ocurriria aquella noche. Tras asesinar a Frank, aquel grupo de sujetos, simplemente incendiaron la casa, reduciendo todo a cenizas para eliminar todas las pruebas que pudieran vincularlos con el hecho. No recordaba la ultima vez que habia corrido tanto y con tanta velocidad, la chica tenia unas piernas privilegiadas, las cuales podrian llevarla tan lejos como quisiera, ya que, siempre habia sido la mas veloz, la mas agil y la mas inteligente en cualquier circulo donde se encontraba. Quizas Sarah no era muy estudiada, ya que, las condiciones del mundo en esta epoca habian obligado a todos a aprender un oficio especifico, lo que le daba la posibilidad de ganar algunas monedas para subsistir. La economia mundial se habia desplomado, convirtiendo a las grandes ciudades en colonias del crimen, el cual tenia el poder absoluto y podia manejar todas las operaciones, manteniendo a las personas bajo un miedo constante y un dominio total. Todos los gobiernos habian comenzado a desaparecer, grandes politicos eran asesinados, mientras otros eran perseguidos hasta ser atrapados, siendo torturados por grandes organizaciones criminales, las cuales eran casi imposibles ya de erradicar. Aquellos que hablaban sobre el infierno, asumiendo que era un lugar al que iban las almas despues de fallecer, simplemente no conocian el planeta en su totalidad, ya que, parecia que los propios demonios habian aflorado de lo mas profundo de las brasas del infierno y se habia banado de la tierra. Las calles habian vuelto peligrosas, y no habia garantia de absolutamente nada, cualquiera podria ser asesinado con una bala en la cabeza y no habia consecuencias o un juicio de por medio. Lo unico que imperaba en el mundo era las mujeres, las armas, el oro y las drogas, cuatro elementos que eran perseguidos con mucho fervor, ya que eran muy bien pagados por los grandes criminales. Aquella noche, Sarah habia corrido hasta una vieja estacion de servicio abandonada, donde se encontraba un coche reconstruido aun encendido. Se habia movido con mucho sigilo y en secreto para adentrarse en el compartimiento trasero de este coche. Abrio la compuerta y se introdujo alli, guardando silencio para finalmente comenzar la ultima fase de su escape hacia lo desconocido. No tenia la menor idea de con quienes estaba viajando, simplemente se encontraba alli, oculta, en silencio, y con lagrimas corriendo por sus mejillas al recordar el hecho de que su padre habia sido asesinado. La imagen se reproducia una t otra vez en su cabeza, algo que la habia llorar de una manera descontrolada. No podia entender como su vida simplemente habia cambiado de un segundo a otro, ahora estaba completamente sola y ya lo habia perdido todo. Lo material, el amor de su padre, su vida simplemente se habia derrumbado, por lo que, no valia la pena en lo absoluto seguir luchando. Pero tenia que honrar el sacrificio que habia hecho su padre por salvarle la vida, ya que este habia entregado la suya para darle una oportunidad escapar, por lo que, debia seguir esforzandose a pesar de no tener fuerzas para poder darle sentido al hecho de que este hubiese muerto a manos de los criminales. Sentia un fuerte deseo de acumular los recursos necesarios para volver en algun momento y vengarse, pero hasta el momento, simplemente era una chica fragil y sola, la cual debia organizar su vida y establecerse en otra region. Ya en otro momento pensaria en que medidas tomar para castigar a los culpables es una desgracia tan terrible. Viajar en aquel compartimento habia sido una de las experiencias mas terribles que habia tenido que experimentar Sarah, ya que, parecia que el compartimento habia llevado en algun otro momento carne descompuesta. Muchos, suelen encontrar animales muertos en el camino y los desollaban para tratar de extraer la carne aun fresca. La chica no podia contener las nauseas al estar atrapada con este olor en el interior de este vehiculo, pero era su unica forma de sobrevivir, ya que, si era descubierta, posiblemente estos hombres estarian vinculados a alguna otra organizacion criminal. Absolutamente todos habian aprendido a vivir con este estilo de vida, se vinculaban con hombres peligrosos y trataban de escalar posiciones, encontrando un punto de estabilidad ganandose la confianza de estos matones, que tarde o temprano terminaban por quitarlos del medio. Era una forma de comprar tiempo en la tierra, una forma de seguir subsistiendo, ya que, las oportunidades de evolucionar de una forma honesta, simplemente habian sido arrebatadas a la humanidad. Habia pocos lugares en el mundo, los cuales se habian convertido en una especie de mito, de los cuales se decia que alli las personas podian refugiarse y tener una vida normal, pero nadie que hubiese llegado a ese lugar habia salido otra vez para poder decir si era cierto o no. El mito acerca de los refugios se fue expandiendo cada vez mas, por lo que, habian surgido grupos de exploracion, los cuales se dedicaban unica y exclusivamente a la busqueda de estos lugares para poder asesinar a todos sus pobladores y tomar el poder. Ante la imposibilidad de encontrarlos, el misterio y la intriga se fue incrementando cada vez mas en torno a este tema, por lo que, parecia que simplemente eran leyendas que se habian inventado para darle esperanza a los ilusos. Por el momento, lo unico que le preocupa a Sarah es simplemente sobrevivir y abandonar a que el compartimento donde habia viajado algunas horas. La forma en que manejaba el conductor de este viejo vehiculo era completamente demente, atravesando caminos realmente deteriorados, cayendo en otros que hacian que la chica saltara en aquel compartimento golpeando su cabeza contra la superficie metalica. Este tiempo de encierro y le dio la posibilidad de cambiarse de ropa, colocando sus pantalones de mezclilla, una camiseta corta que deja ver su vientre, unas botas que comia gran parte de su pantorrilla y una gran cantidad de valor que debia acumular para poder salir adelante. No tenia adonde ir, habia perdido su casa, por lo que, las calles se convertirian muy pronto en su albergue. El vehiculo se habia movido durante un tiempo continuo sin detenerse, pero cuando Sarah logro percibir que este se habia detenido durante un tiempo importante, decidio arriesgarse, liberando la puerta para salir de alli tan pronto como pudo. Aun era de noche, la luz del dia no revelaria su posicion con facilidad, por lo que, era momento de abandonar a que el vehiculo que le habia dado la posibilidad de sobrevivir y buscar la forma de encontrar ayuda. Esta no seria una tarea facil, ya que, confiar en las personas no era algo que fuese natural en estos tiempos de guerra. No importaba cual es el aspecto, cuan atractivo, cuando sin ofender hable se vienen las personas, siempre habia una gran desconfianza, pues en cualquier momento podrian traicionar a quien los ayudaba. Es por esto, que las personas se habian vuelto frias y esquivas, tratando de mantenerse alejados y encerrados la mayor cantidad del tiempo, evitando la cercania de extranos, ya que, esto ponia en peligro las pocas cosas que habian logrado acumular con el tiempo. Abandonar aquel coche habia sido un gran alivio, ya que habia conseguido alejarse, pero habia entrado a una ciudad cuyo nombre desconocia y jamas habia estado alli. Usar habia llegado a Suburbia, un antiguo pueblo refugio, el cual habia sido tomado por una gran organizacion criminal, la cuna de la violencia, el trafico de armas, organos y drogas, y una localizacion importante para la trata de blancas. Sin saberlo, la pobre chica habia salido de un infierno para entrar directamente a otro peor, ya que, una mujer sola y vulnerable en un pueblo como este, simplemente era carne fresca, y muy pocos la ayudarian de forma sincera, ya que, sus intenciones siempre estarian enfocadas en encontrar algo de dinero a traves de la venta de una hermosa chica. El aspecto de Sarah siempre le habia traido inconvenientes en el pasado, por lo que, en muchas ocasiones solia cubrir su rostro con un sombrero de su padre. Lo utilizaba de manera que este cubriera gran parte de sus facciones, evitando asi llamar la atencion de otros caballeros, los cuales solian obsesionarse con la belleza de la chica. Sus ojos verdes eran tan grandes como dos lumbreras, resaltaban enormemente, y cautivaban a quien era objetivo de la vista de la chica. Sus cejas eran oscuras y muy gruesas, las cuales hacian un contraste perfecto, invitando a romper las reglas a cualquiera que quedaba atrapado en los encantos de Sarah. Fue por esto, que la chica tomo parte de la ropa que llevaba aquella noche y tras romper algunos retazos, habia amarrado parte en su cabeza y en su boca, cubriendo asi gran parte de su rostro para nada mas dejar descubiertos sus ojos. Esto era una practica muy comun ya que, muchos no soportaban la contaminacion en la polucion, por lo que, cubrian su nariz y boca para evitar asi respirar el ambiente toxico que se habia aduenado de la ciudad. El ambiente era caluroso, polvoriento, arido y seco, por lo que, la vida humana en estas condiciones era realmente retadoras. Sentia una sed tremenda, ya que, habian pasado muchas horas de calor desde que habia tomado una gota de agua. A pesar de que era de noche, las temperaturas continuaban voy a elevadas, por lo que, una persona se podria decir atar con mucha facilidad. La chica necesitaba beber algo de liquido, ya que, de lo contrario, muy pronto comenzaria a sentir los efectos de la deshidratacion. Se sentia debil, habia llorado continuamente y necesitaba descansar. Habia caminado un largo tramo, sin saber adonde ir o en donde estaba, pero utilizaba toda su inteligencia para mantenerse ocultas, ya que, los ojos equivocados podrian llevarla a meterse en grandes problemas. Sarah se encontraba en un pueblo que contaba con muy pocas reglas, el cual se habia vuelto mas hostil cada ano, pero, aunque existia una ley que trataba de contenerlo, lo que existia en Suburbia era una constante guerra entre el sheriff y Los clanes violentos que habian surgido en aquel lugar. Solo un hombre era capaz de enfrentar este nivel de violencia, y aunque muchos le habian prometido la muerte, nadie habia sido capaz de ponerle un dedo encima a Vittorio.

  • No sin mi bicicleta de Anna Brones

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    Esta es una guia inspiradora sobre el mundo de las bicicletas y el ciclismo, con informacion practica sobre como comprar una bicicleta, como utilizarla, su reparacion y mantenimiento, su personalizacion y otras tantas sugerencias para disfrutar del placer de ir sobre dos ruedas. No sin mi bicicleta anima a disfrutar de nuevo de un placer simple, saludable y sostenible para el planeta. Las divertidas ilustraciones y los consejos de la guia son el complemento perfecto para quien sienta la curiosidad de redescubrir o saber mas sobre el arte de ir en bicicleta.

  • No me avisaste, corazon de Loles Lopez

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    Tras recuperarse de un accidente automovilistico, Idalia decide hacer un paron en su esquematizada vida y viajar a Verona para pasar una temporada con su alocada y querida prima Alba. Nada mas llegar, esta la arrastra a la casa de Julieta, donde, a los pies de la famosa estatua, Alba pide que el amor les sonria a las dos.

  • El lugar de Annie Ernaux

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    Cada libro de Annie Ernaux nos conduce, sin tapujos ni sentimentalismos, a compartir, en lo mas hondo, las experiencias y emociones mas intransferibles de una mujer, que gracias al talento literario de la autora se convierten en vivencias universales. Ernaux se dio a conocer con El lugar --ganadora del Premio Renaudot en 1984--, una narracion intimista, descarnadamente autobiografica, que abre mediante la escritura un camino hacia el conocimiento del ser humano.

  • Los Crimenes Azules (Ethan Bush 1) – Enrique Laso de Enrique Laso

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    Los cadaveres de dos jovenes hallados en la orilla de un lago de forma casi simultanea. Un condado cuyos habitantes guardan oscuros secretos. Un prometedor agente especial de la Unidad de Analisis de Conducta del FBI asignado al caso. Un crimen sin resolver similar acaecido casi dos decadas antes… Sumergete en una intrincada investigacion que hara las delicias de los amantes del genero.
    EL COMIENZO DE UNA SAGA QUE LLEVA VENDIDAS MAS DE 550.000 COPIAS

  • Ganga bruta; El imperio del crimen, Alfredo De Braganza de Alfredo De Braganza

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    Abu Salem, el ganster mas despiadado de Bombay durante los anos noventa del siglo XX, y su novia, la actriz de Bollywood Monica Bedi, acaban de ser detenidos en Lisboa.

  • Factura al Corazon de Sophia Ramos

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    Emma Bennett es una talentosa artista, pero su vida no va muy bien. Es sarcastica, un poco torpe, tiene un humor divertidamente oscuro y luego que un patan le rompiera el corazon, esta convencida que no volvera a ser feliz jamas.

  • Lejos del corazon de Lorenzo Silva

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    Un joven de veinticinco anos, con antecedentes por delitos informaticos, desaparece en la zona del Campo de Gibraltar. Hay testigos que aseguran haber visto como un grupo de hombres lo abordaban en plena calle y lo metian a la fuerza en un coche. Poco despues de su desaparicion, se reclama por el un abultado rescate en efectivo, que los suyos abonan sin rechistar. Desde entonces, no se vuelve a saber de el, lo que hace pensar que han acabado con su vida.

  • El legado de los espias de John Le Carre

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    Peter Guillam, leal colega y discipulo de George Smiley en los servicios secretos britanicos -conocidos como El Circo-, disfruta de su jubilacion en la finca familiar de la costa meridional de Bretana, cuando una carta de su antigua organizacion lo insta a regresar a Londres.
    ?El motivo? Su pasado en la Guerra Fria lo reclama. Unas operaciones de inteligencia que habian sido el orgullo del Londres secreto y habian implicado a personajes como Alec Leamas, Jim Prideaux, George Smiley o el propio Peter Guillam estan a punto de ser investigadas con criterios perturbadores, por una generacion sin memoria de la Guerra Fria ni paciencia para atender a sus justificaciones.
    Entretejiendo pasado y presente para que ambos cuenten su tensa historia, John le Carre ha urdido una unica trama tan ingeniosa y apasionante como la de las dos predecesoras sobre las que se ha basado: El espia que surgio del frio y El topo. El pasado ha venido a cobrarse sus deudas.

  • El Reino de Istar de Margaret Weis

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    El mundo de Krynn es fuente de inagotables sorpresas, basten dos ejemplos: en uno de los siete cuentos incluidos en el presente volumen, un Kender se convierte en caballero de Solamnia (bueno, casi lo consigue). En otra narracion, un ogro llega a ser salvador de la caza de los enanos, !vivir para ver! El libro se cierra con una novela corta de Margaret Weis y Tracy Hickman, <>, en la que se cuenta la suerte que corrieron los verdaderos clerigos y como Nuitari, guardiana de la magia negra, intenta frustar las ambiciones del hechicero Tunica Negra, conocido como Fistandantilus.

  • Una noche en el paraiso de Lucia Berlin

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  • El Protector Elegido de Checko Martinez

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    La ciudad de Terrance Mullen esta siendo atacada por seres sobrenaturales. Solo el Protector Elegido y sus amigos podran ponerla a salvo.

  • Un Vaquero Leal (Rancho Atkins 1), Tess Curtis de Tess Curtis

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  • Esperando a Alba de Manuel Jesus Palma

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    Daniel tiene treinta anos, un trabajo que le encanta, un elegante piso en Barcelona y una preciosa novia embarazada de su primera hija. Y tambien un cancer de pancreas terminal, que hace que le queden tan solo unos meses de vida.
    Consciente de las pocas posibilidades que tiene de llegar a conocer a su hija, Daniel comienza a escribir un diario en el que le habla de todo aquello que no podra contarle en persona. Del amor y la amistad. Del dinero y la familia. De como sacar fuerzas de donde no las hay para seguir peleando contra el tiempo, aunque sea una batalla perdida.
    Daniel suena con poder besar a Alba al menos una vez antes de marcharse, pero el destino parece estar poniendole a prueba continuamente. El miedo, la nostalgia y a veces tambien el humor, se deslizan entre las palabras que Daniel escribe en sus ultimas semanas, para que unos anos despues, en un espacio-tiempo donde el tan solo sea un recuerdo, Alba las pueda leer y conocerle mucho mejor.
    Una historia sobre la vida a traves de los ojos de alguien que esta a punto de perderla.

  • Regalo del Cielo, Mercedes Gallego de Mercedes Gallego

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  • Tu tan cancer y yo tan virgo de Begona Oro

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    PREMIO JAEN 2018

  • La acabadora de Michela Murgia

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    Fillus de anima. Asi es como llaman a los ninos engendrados dos veces, por la pobreza de una mujer y por la esterilidad de otra. De este segundo parto era hija Maria Listru, fruto tardio del alma de Bonaria Urrai. Cuando la anciana se detuvo bajo el limonero a hablar con la madre de Maria, Anna Teresa Listru, la nina tenia seis anos y era el error despues de tres aciertos. Sus hermanas eran ya unas senoritas, asi que ella jugaba sola en el suelo a hacer un pastel de barro amasandolo con hormigas y poniendo el esmero de una mujercita. Las hormigas movian sus rojizas patas entre la masa mientras iban muriendo lentamente bajo las decoraciones de flores silvestres y el azucar de arena. Al cruento sol de julio, el pastel le crecia en las manos, hermoso como a veces lo son las cosas malas. Cuando la nina levanto la cabeza del barro, vio a su lado a la tia Bonaria Urrai a contraluz, sonriendo con las manos apoyadas en su vientre seco, satisfecha por algo que Anna Teresa Listru acababa de darle. Que era exactamente, Maria no lo comprendio hasta pasado un tiempo. Se marcho con la tia Bonaria ese mismo dia, con el pastel de barro en una mano y en la otra un cesto lleno de huevos frescos y perejil, miserable viatico de agradecimiento. Aunque sonreia, la nina intuia que en alguna parte habria un motivo para llorar, pero no consiguio que le viniera a la mente. Tampoco pudo conservar el recuerdo del rostro de su madre mientras se alejaba, como si la hubiera olvidado hacia ya tiempo, en el momento misterioso en que las hijas deciden por si solas con que es mejor amasar el barro de los pasteles. En cambio, durante anos recordo el cielo ardiente y los pies de la tia Bonaria calzados con sandalias, uno asomando por el borde de la falda negra y el otro oculto debajo, en una alternancia muda cuyo ritmo las piernas seguian con dificultad. La tia Bonaria le proporciono una cama solo para ella en un dormitorio lleno de santos, todos malos. Alli, Maria comprendio que el paraiso no era un sitio para ninos. Dos noches paso en silencio, escudrinando con ojos bien abiertos la oscuridad para sorprender lagrimas de sangre o destellos en las aureolas. La tercera noche se dejo vencer por el miedo al Sagrado Corazon, que apuntaba hacia su pecho chorreante con un dedo que el peso de tres rosarios hacia visiblemente amenazador. No aguanto mas y grito. Menos de un minuto despues, la tia Bonaria abrio la puerta y encontro a la nina de pie junto a la pared, abrazando la almohada de basta lana escogida como peluche defensor. Luego miro la imagen sangrante, que le parecio mas proxima a la cama que nunca. Cogio el Sagrado Corazon y se lo llevo sin decir palabra; al dia siguiente desaparecieron tambien del mueble la pila de agua bendita con el altorrelieve de santa Rita y el cordero mistico de escayola, de pelaje crespo como un perro vagabundo y feroz como un leon. Maria tardaria un poco en volver a rezar el avemaria, y lo haria en voz baja, para que la Virgen no la oyera y la tomara en serio en la hora de nuestra muerte, amen. No resultaba facil calcular los anos de la tia Bonaria por aquel entonces, pero eran anos detenidos desde hacia tiempo, como si hubiera envejecido de golpe por decision propia y luego se hubiera limitado a esperar pacientemente a que el tiempo la alcanzara con retraso. Maria, en cambio, habia llegado demasiado tarde incluso al vientre de su madre y de inmediato se habia acostumbrado a ser la ultima preocupacion de una familia que ya tenia demasiadas. Sin embargo, en casa de aquella mujer experimentaba la insolita sensacion de haberse vuelto importante. Cuando por la manana dejaba la puerta a su espalda y apretaba la enciclopedia entre las manos camino del colegio, tenia la certeza de que, si se volvia, la encontraria alli, mirandola, apoyada contra el quicio como si sujetara las bisagras. Maria no lo sabia, pero la anciana la observaba sobre todo de noche, en esas noches corrientes sin ningun pecado al que culpar de estar despierto. Entraba en el dormitorio a hurtadillas, se sentaba frente a la cama de la nina y la miraba en la oscuridad. Aquellas veladas, Maria, que creia ser la primera de todas las preocupaciones de Bonaria Urrai, dormia sin sentir aun el peso de ser la unica. En Soreni comprendian sobradamente las razones de Anna Teresa Listru para haberle dado su hija menor a la anciana. Desatendiendo los consejos de la familia, habia hecho un mal matrimonio y se habia pasado los quince anos siguientes quejandose de aquel hombre que solo sabia hacer bien una cosa. Con las vecinas, Anna Teresa Listru se complacia en lamentarse de que su marido no habia conseguido serle util ni en la muerte, pues ni siquiera habia tenido el detalle de morir durante la guerra a fin de dejarle una pension. Declarado no apto, Sisinnio Listru habia acabado sus dias tan estupidamente como los habia vivido, aplastado igual que un grano de uva en el lagar bajo el tractor de Boreddu Arresi, para quien trabajaba de vez en cuando como aparcero. Al quedar viuda con cuatro hijas, Anna Teresa Listru habia pasado de la pobreza a la miseria y aprendido a hacer el puchero, aseguraba, hasta con la sombra del campanario. Ahora que la tia Bonaria le habia pedido a Maria como hija, no acababa de creerse que pudiera echar todos los dias a la olla dos patatas de las tierras de los Urrai. Si el precio era la criatura, pues muy bien: a ella, criaturas aun le quedaban tres. En cambio, nadie entendia realmente por que, a su edad, la tia Bonaria Urrai se habia hecho cargo de la hija de otra. Los silencios se alargaban como sombras cuando la anciana y la nina pasaban por la calle juntas, suscitando comentarios a media voz entre la vecindad. Bainzu el estanquero se regodeaba con la idea de que un rico tambien necesitaba en la vejez dos manos que le limpiaran el culo. Pero Luciana Lodine, la hija mayor del fontanero, no veia la necesidad de buscar una heredera para que hiciera lo que podia hacer cualquier sirvienta bien pagada. A Ausonia Frau, que de culos sabia mas que una enfermera, le gustaba poner fin a la conversacion sentenciando que ni siquiera la zorra quiere morir sola, y llegados a ese punto nadie anadia nada. Por supuesto, si no hubiera sido rica, Bonaria Urrai habria acabado como todas las que se quedan sin hombre, que no es precisamente teniendo una fill'e anima. Viuda de un marido que no habia llegado a desposarla, en otras condiciones quiza habria sido prostituta, o monja, con los postigos siempre cerrados y vestida de negro hasta el ultimo aliento. El vestido de novia se lo habia robado la guerra, aunque en el pueblo se decia que no era verdad que Raffaele Zincu hubiera muerto en las riberas del Piave, donde se habian librado terribles combates: lo mas probable es que, con lo espabilado que era, hubiera encontrado hembra alli y se hubiera ahorrado el viaje de vuelta para dar explicaciones. Tal vez por eso Bonaria Urrai era vieja desde joven, y ninguna noche se le antojaba a Maria tan negra como su falda. Pero el pais estaba repleto de viudas de maridos vivos; eso lo sabian las mujeres que chismorreaban y tambien Bonaria. Por ese motivo, cuando iba por la manana a comprar el pan recien hecho, andaba con la cabeza alta sin pararse nunca a hablar y volvia directa a casa como la rima de una octava cantada. En la decision de adoptar una fill'e anima, lo mas dificil para Bonaria no habia sido ni mucho menos la curiosidad de la gente, sino la reaccion inicial de la nina. Despues de seis anos compartiendo el aire de un solo cuarto con sus tres hermanas, era evidente que el espacio que Maria consideraba propio no iba mas alla de lo que podia abarcar con un brazo. La llegada a la casa de Bonaria Urrai trastoco esa geografia interior; entre aquellas paredes, los espacios unicamente suyos eran tan amplios que la pequena tardo semanas en comprender que en las puertas de las numerosas habitaciones cerradas no apareceria nadie diciendo: <>. Bonaria Urrai jamas cometio el error de invitarla a que se sintiera en su hogar, ni dijo ninguna de esos topicos que suelen decirse para recordar a los invitados que no estan en su casa. Se limito a esperar a que los espacios que durante anos habian permanecido vacios tomaran gradualmente la forma de la nina, y cuando, al cabo de un mes, todas las puertas de las habitaciones habian sido abiertas para siempre, tuvo la sensacion de no haberse equivocado dejando que la casa se adaptara. Una vez que se sintio segura de la nueva confianza adquirida con aquellas paredes, Maria empezo a mostrar poco a poco mayor curiosidad por la mujer que la habia llevado a vivir con ella. --?De quien es hija usted, tia? --pregunto un dia, mientras comia menestra. --Mi padre se llamaba Taniei Urrai, era ese senor de ahi... Senalo la vieja fotografia amarillenta colgada sobre la chimenea, en la que Daniele Urrai, tieso con un chaleco de pana, aparentaba unos treinta anos. A la nina podia parecerle cualquier cosa excepto el padre de la anciana que tenia delante, incredulidad que Bonaria leyo en su cara sonrosada. --Ahi era joven, yo aun no habia nacido --preciso. --?Y no tuvo madre? --insistio Maria, que no estaba muy familiarizada con la idea de que se pudiera ser hija de un padre. --Claro que si, se llamaba Anna. Pero ella tambien murio hace muchos anos. --Como mi padre --anadio, seria, la pequena--. A veces lo hacen.

  • Por los aires de Stephen King

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    Stephen King odia volar. Para saber por que, solo tienes que abrir este libro.

  • Vienen mal dadas de Laura Gomara

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    Una novela negra repleta de accion que retrata la Barcelona mas oscura en tiempos de crisis.

  • Vestida de corto de Marie Gauthier

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    Cuando llego, la casa estaba vacia. Felix entro rapido, con la bolsa al hombro. A partir de entonces, tendria que comer, dormir y vivir ahi, a pesar de que no conocia a nadie en la casa. Subio sus cosas al piso de arriba, tal como el hombre le habia indicado, y al bajar se detuvo en mitad de la escalera. Las paredes, los ruidos, le resultaban extranos. Pero aun se oia el motor del coche en el patio. Su madre, antes de marcharse, se habia puesto a hablar con el hombre. Pero nada importante estaba en juego ahi fuera. Solo un par de manos que se estrechaban. Lo importante era que el coche iba a arrancar de nuevo. A decir verdad, Felix y su madre no se habian despedido. Ella ya nunca lo perseguia para darle un beso. Ya no hacian esas cosas. Ni siquiera lo buscaba con la mirada. Habian llegado a buen puerto y todo estaba bien. Ella se habia entretenido hablando un poco y luego Felix habia oido el portazo al salir. Se sentia un poco perdido porque nunca habia estado en ese pueblo. Pero si lo habian dejado alli, ya vendria alguien a buscarlo. Unos dias antes, le habian pedido que rellenara unos formularios y le habian dado esperanzas sobre su futuro. En todo caso, las compras con su madre, los dias de lluvia y los largos ratos de espera dentro del coche en el aparcamiento de los grandes almacenes habian terminado. Seguro que esa especie de desazon acabaria desapareciendo. Nunca mas tendria que avergonzarse de ella. La precipitada huida de su madre habia barrido de golpe la casa familiar llena de ninos. Al fin podria respirar. Una vez hubo aplastado la colilla con el pie, el hombre del patio le dijo que regresaria mas tarde para ocuparse de el. Vio como una chica alta de cabello claro y despeinado pasaba por delante sin decir palabra. Poco despues, volvio donde estaba el y le enseno la cocina; el salon, con el sombrio aparador; la mesa rustica; el sofa de terciopelo raido. En el piso de arriba solo habia habitaciones contiguas, un bano y un aseo. Antes de escabullirse, en el pasillo de arriba, le dijo: --Me llamo Gil. --Felix penso que podria vivir bajo el nuevo techo, sentirse a gusto en aquella casa extrana, olvidar la suya, olvidar a sus padres. Seria una visita sin identidad, procedente de ninguna parte y con una bolsa y un papel en el bolsillo como unico equipaje. Aprovecharia el hecho de no tener ya pasado alguno. Su vida comenzaria a partir de ahora. Queria salir de la infancia, alejarse de aquellos a quienes habia conocido hasta entonces, deshacer los vinculos. El hombre, que apenas habia intercambiado unas palabras con su madre, no le habia preguntado gran cosa, ni siquiera con el paso de los dias. Tenia la cara redonda, el cabello abundante y los ojos claros. De pie en la cocina, el ancho cinturon de cuero le cenia el polo al vientre. Llevaba un pantalon marron y una chaqueta de tela gruesa color tabaco. Era musculoso, un poco recio y tenia la mirada dulce y brumosa. Sonreia de buena gana. Despues de comer, se fumaba un Gitanes Mais y la colilla se le iba moviendo de un lado a otro del labio inferior mientras farfullaba trozos de frases entre calada y calada. Se servia a voluntad en una copa vino blanco que bebia de dos tragos, antes de enjuagarla con el dorso del dedo y colocarla en el escurridor. Felix se quedaba mirando fijamente la colilla porque esperaba alguna indicacion sobre el trabajo que tenia que hacer. Quiza deberia intuir alguna instruccion en aquellos balbuceos. Apoyado en la pared, el senor de la colilla exhalaba el humo haciendo anillos hasta que, por fin, aplastaba el cigarrillo en el cenicero de cristal que habia en un rincon del aparador. En la cabeza de Felix, todo estaba un poco confuso. Lo habian metido alli porque no sabian muy bien que hacer con ese cuerpo torpe de adolescente. Todo el mundo opinaba que estaba hecho para el exterior. La orientadora le habia sugerido que hiciera unas practicas como aprendiz. Por eso Felix se encontraba en casa de esa gente. Iba a descubrir el trabajo al aire libre. Se suponia que el tipo de la colilla le iba a ensenar un oficio. Al principio, lo que mas le ensenaba era el bar. Por la manana se pasaban un rato, y ya entrada la tarde, se quedaban mas tiempo. Habia momentos divertidos con algo de emocion: los parroquianos, las copas, la alegria de estar juntos. Dentro hacia un calor sofocante. El alcohol que iba llegando cambiaria las cosas, traeria algo nuevo. Los hombres del mostrador no dejaban de bromear, siempre estaban abrazandose y diciendo cosas que solo ellos comprendian. Borborigmos. Imposible saber si se trataba de algo verdaderamente importante. Si versaba sobre la vida o el pueblo, si concernia al aprendiz. Felix se preguntaba si realmente estaba alli para aprender algo. Esas misas en voz baja en la barra del bar lo sumian en la duda. Quiza, simplemente, lo estaban poniendo a prueba. No parecia nada serio. Los hombres se reian de el porque aun parecia un nino. Pero el tambien se reia, incluso de las bromas mas inciertas. Como sabia que el vino lo tumbaba, fingia. Apenas mojaba los labios al llevarse el vaso a la boca. Le gustaba. Quiza su futuro consistia en eso, en beber vino blanco en el bar. Al subir a la camioneta, el senor de la colilla le pedia que se sentara a su derecha y le repetia que deseaba ensenarle el oficio. De hecho, le ordenaba que quitara las flores marchitas del monumento a los caidos, que barriera los escalones del ayuntamiento, que llevara de aqui para alla unos bidones grasientos que olian a gasolina. Despues de dar las instrucciones, el senor de la colilla se dormia en un banco. Pero eso, con la gorra puesta, no se veia. Felix ignoraba cuanto tiempo iba a permanecer lejos de sus padres. No habia nada previsto para su regreso. Habia aterrizado en esa casa solo parcialmente ocupada, al fondo de cuyo pasillo habia una puerta, y detras, un gran vacio. Y esa gente no hacia nada al respecto. Quiza una antigua granja se abria hacia el patio. Las casas viejas suelen conservar trazas algo dudosas, como esas manchas de aceite en las paredes, que dejan entrever vidas pasadas y mas bien inquietantes. Senales de peleas, cosas vagamente siniestras. En el techo habia una marca de sangre de un color desvaido por el tiempo, justo encima de la cabeza de Felix. Ahi es donde viven los fantasmas, donde luchan cada noche a lamparazos de petroleo. Felix dormia contra ese vacio, sin saber lo que habia dentro. De madrugada, las vigas crujian, la piedra rechinaba. Pero de algun modo, la casa, vasta, maciza e inmensa, se enfrentaba a todo eso. Felix nunca habia dormido en un sitio tan grande. No sabia muy bien donde estaba. Una manana temprano, mientras esperaba al senor de la colilla sin saber por cuanto tiempo, abrio la nevera para ver lo que habia dentro. Se sintio tentado por las natillas, pero supo resistir. Frente a la ventana pasaban camiones volquete cargados de gravilla. --De la empresa del Emilio --habia dicho el senor de la colilla. Hacian un ruido terrible durante todo el dia. A Felix le entraron ganas de volver a su habitacion. Como estaba en calcetines, resbalo en el suelo de madera barnizado, erro el escalon y la escalera se puso a gemir. Acto seguido aparecio el perro. La chica se lo habia presentado como una mezcla de no se sabia muy bien que. Felix se entendia bien con los perros, uno siempre puede entenderse bien con un perro. Dodo lo miraba con unos ojos negros y humedos. Habria agradecido que alguien lo sacara. Pero Felix no tenia ninguna intencion de pasearlo, de enfrentarse a la luz que ya a esa hora resultaba asfixiante, asi que lo puso a correr por el interior de la casa. Lo pico, lo excito, le metio un calcetin hecho una bola en la garganta, luego lo retiro, se lo lanzo. Intentaba que se pusiera agresivo, pero el perro retomaba su aire sumiso con una gran rapidez. Al bostezar, mostraba unos dientes blancos y desprendia un olor a croquetas. Era un pedazo de pan. Felix podia lanzarle cualquier cosa. Despues de jugar, se tumbaron en la cama. El perro se enrosco como si fuera un gato. Felix, tambien. Gil era un poco mayor que el. No paraba ni un instante. Salia, volvia a entrar dando portazos. Podia desplazarse con los ojos cerrados. Se ocupaba de todos los quehaceres de la casa, pero no hablaba mucho. Se apartaba el cabello de la cara y se lo ponia detras de la oreja con un pequeno mohin. Tenia los ojos azules, las piernas finas. Felix nunca habia visto unas piernas tan bonitas. Tenia una manera muy suya de moverse, recta y agil a un tiempo, pero con algo mas que latia ahi, enmaranado. Felix imaginaba su cuerpo bajo la ropa y, mientras ella ponia agua a hervir para la pasta, se preguntaba que aspecto tendria en la banera. El cuarto de bano era humedo, caluroso, olia bien despues de que ella saliera. Por la noche oia como ella subia la escalera, acariciaba al perro, se acostaba. No era el vino blanco del bar, ni la tierra en los zapatos, ni el monumento a los caidos que limpiaba una y otra vez lo que le gustaba a Felix. Era otra cosa. Le gustaba escuchar las idas y venidas de la chica con el perro detras, resoplando con la boca abierta. Felix se preguntaba si regresaria pronto, despeinada, si lo aceptaria en la casa. Hoy hacia fresco, a pesar del calor que hacia fuera. La aguja pequena y la grande estaban a punto de moverse, ya se acercaba la hora de la comida. Al volver, Gil solia descalzarse para ponerse unas alpargatas de un rojo descolorido. Tambien le gustaba ir descalza. A Felix le encantaba el susurro de sus pasos sobre la madera, sobre las baldosas. La contemplaba desde un peldano de la escalera, sentado con los brazos cruzados. De repente, la tenia delante. Con los ojos clavados en los suyos. Felix se sentia desamparado. La mirada de esa chica tenia algo. Nunca sabia que estaba mirando exactamente: la ropa de trabajo, las botas, las manos. Ella nunca preguntaba nada, no decia nada. Al parecer, con su actitud le otorgaba un lugar en la casa. Luego, con gran rapidez, subia a su habitacion para volver a bajar al cabo de un momento. Esa agitacion demostraba que estaba enredada en cosas mas importantes. Al principio, como Gil se ponia una blusa clara, Felix creyo que aun iba a la escuela. Pero no llevaba cartera ni se dirigia hacia la parada del autobus. Caminaba con seguridad por mitad de la calle. Tenia, sin duda, una vida fuera de la casa. Le debian de ocurrir un monton de cosas durante el dia porque por la tarde el atuendo de colegiala ya no tenia la frescura que Felix advertia por las mananas. La blusa, ligeramente arrugada, nada tenia ya de uniforme. Y cuando Gil volvia a bajar de su habitacion, aparecia emperifollada con baratijas, brazaletes y lazos de colores, sombra de ojos y pintalabios. Felix se preguntaba si iba a salir, si regresaria tarde. La presencia del sofa, de aspecto macizo, lo tranquilizaba. En realidad, trabajaba en el super que habia al final de la calle de los comercios. Por la manana, entraba temprano. El jefe le habia pedido que llevara zapatos blancos para trabajar, asi que se habia comprado unos Scholl en la farmacia. El modelo de zueco playero le habia encantado. Le dijeron que eran buenos para el calor y para la gente que pasaba muchas horas de pie. El encargado le exigia que los llevara siempre muy limpios. Con aquella blusa del super, demasiado grande para ella, Gil estaba muy guapa. Hacia bien su trabajo, la limpieza, todo lo que le pedian. Pasaba la fregona por el suelo de la tienda, ordenaba los pasillos, mantenia muy limpia la caja registradora. Sabia teclear y dar el cambio, pero era el encargado quien se ocupaba de cobrar. En cuanto a ella, con tal de que fuera guapa y pulida, con tal de que limpiara bien y llegara puntual, ya era suficiente. El tiempo pasaba rapido ordenando. Solo cuando llegaba la afluencia de clientes del mediodia se daba cuenta de la hora que era ya. Antes de cerrar, el jefe la hacia pasar primero y despues echaba la llave. Le decia: --Hasta luego. --Alli no se quitaba la blusa, en la que llevaba cosida la etiqueta de la tienda. Lo hacia despues, para ponerse el delantal antes de meterse en la cocina, puesto que era la unica mujer de la casa. Regresaba a preparar la comida, siempre cocinaba ella. No reparaba en las largas jornadas. No conocia el cansancio. Ahora Felix ya sabia adonde iba. La veia marcharse por la manana, volver a mediodia, marcharse de nuevo y regresar por la tarde. Siempre era lo mismo, para aquellos que se fijaban. El encargado lleva una camisa blanca de manga corta, tiene brazos gruesos de hombre, manos de hombre. Un cuello esbelto. Un cinturon de cuero negro le cine el pantalon de pinzas, bien planchado, de color beis claro, que moldea unas nalgas lisas como tablas y se abre en unos zapatos de punta lustrados a la perfeccion. Bellos y elegantes zapatos que rechinan sobre las baldosas del suelo de la tienda. Los pelos de las manos le llegan hasta las munecas. En la mano izquierda, lleva un reloj; en la derecha, una pulsera de plata grabada con la inscripcion <>. Cuando levanta un poco el brazo, se le ve la piel blanca y carnosa de las axilas. Cuando va a alcanzar algo de un estante de los de arriba, por la camisa entreabierta se adivina una mata de pelo que forma una especie de agujero negro. De cerca huele a desodorante, y mas de cerca, a sudor. El encargado tiene el cabello brillante, el cuerpo nervudo, solido. Nada sobresale. Los musculos pectorales, un poco marcados, revisten importancia a la camisa. En el cuello lleva una cadena a juego con la pulsera. Los dos botones desabrochados de la camisa confirman una actitud desenvuelta. Siempre adopta la misma postura, con las manos en las caderas, para supervisar la tienda, vigilar los pasillos, hablar con los clientes, con su empleada. Pero cuando se siente observado, baja los brazos. Su despacho esta encima de la carniceria, protegido por un cristal que da al supermercado. Alli se mira a menudo. Tambien en la vitrina del aparador de las pilas, o en el pequeno espejo resquebrajado que cuelga de la pared del almacen. Por si hay que alisar un mechon, asegurarse del brillo de los ojos negros, de la linea del bigote. Quiere que todo este ordenado, sin falta. Hay que mantener ese cuerpo, esa tienda. Tiene cuadernos, registros, un ordenador. La boca fina y larga se le humedece cuando habla con los clientes, los proveedores, los repartidores. Almacena la mercancia, organiza las promociones, procura que todo resulte atractivo, fresco. Un vistazo de reojo a la vitrina y ya esta disponible, concentrado. La cantidad de articulos, el tintineo de la pulsera, el suelo fregado con lejia, el ventanal, el pantalon, la camisa de manga corta son, para Gil, algo magico. Poseen algo inmutable, reconfortante. Aunque Gil seguia viendo el autobus escolar en la parada, lleno de chicas con falda, ya no se montaba en el. Habia empezado a trabajar y descubierto cierta realidad al mirar unas revistas que habia birlado en un cobertizo. La ausencia de ropa la habia llevado a conocer la libertad de los cuerpos. De noche, muy tarde, habia puesto la television para observar a los animales en la naturaleza. Queria saber como era y lo habia visto. Las escenas mas brutales no la habian amedrentado. Un perro y una perra habian pasado por delante de sus narices enganchados, como perdidos, aullando lo mucho que les dolia el vientre. Caminaban aturdidos, de lado, sin saber adonde ir. Gil queria comprender que era eso, estar preparada, sumergirse en ese dolor, experimentarlo. A pesar de la paciencia que empleo en espiar, lo unico que alcanzo a oir fueron gritos y gemidos. La gente no se deja ver. A ella no le habria importado que la vieran. Le habria gustado tanto sorprender a una pareja al fondo de un granero lleno de heno... Desde luego, podia imaginar facilmente el vaiven de las nalgas. Las revistas y las peliculas, con sus mujeres desnudas, sus excentricos atuendos, sus posturas eroticas, le habian dado informacion, habian cambiado un poco el semblante de su propio mundo. Esas imagenes, en realidad, eran mucho mas violentas que la vision de los animales copulando. Sin embargo, en aquellas fotos no habia sufrimiento. Cuerpos desnudos que llenaban paginas y paginas de revistas, se agitaban en la television, pero, a fin de cuentas, todo quedaba interrumpido. Las revistas se cerraban, la pelicula terminaba, alguien entraba en la habitacion. Se instauraba entonces un tiempo muerto, algo insaciable, inalcanzable. Pero Gil habia podido ver como era. A ella no la enganaban ni los animales, ni las revistas, ni la television.

  • Desatame 1 de Christina Ross

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    De Christina Ross, autora de Aniquilame, llegan tres nuevos libros en la serie con mas de dos millones de libros vendidos en todo el mundo.

  • De repente, el amor (Edentown 4) de Annabeth Berkley

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    Isabella Rossetti cogio el mapa con la mano derecha mientras con la izquierda sujetaba el volante del coche que habia alquilado. Fruncio el ceno. Todas las carreteras le parecian iguales. Sabia que estaba cerca asi que no iba a detenerse pese a que llevaba toda la noche conduciendo. Acababa de amanecer y conducir con luz era mas rapido y seguro. Tenia bastante sueno. Estaba agotada. Emocional y fisicamente. Se restrego los ojos luchando por mantenerlos abiertos. Sabia que debian haber parado a descansar, pero como los ninos se habian dormido, no quiso despertarles. Solo queria aprovechar un poquito mas. Ya descansaria durante el dia cuando llegaran a Edentown… si lo encontraba… Peter Muldoon observo extranado desde su bicicleta, un destartalado coche rojo avanzando despacio por el camino de tierra, paralelo a la carretera por donde circulaba el. A esas horas no solia haber nadie por las carreteras. Quedaba poco para las fiestas navidenas, lo que traeria algunos turistas a la zona, pero aun quedaban unos dias para ello, asi que supuso que sus ocupantes habrian adelantado su periodo vacacional. Suspiro. Otro ano que acababa en breve. Habia decidido que su vida necesitaba un cambio. Era feliz alli, no se podia quejar. Su negocio marchaba bien… pero no tenia nada mas. Hasta su irascible hermana habia encontrado pareja y se habia mudado de la casa de sus padres en la que todavia residia el. Ahora vivia solo en la residencia familiar, y habia descubierto que no le gustaba la soledad. Sus padres seguian de viaje, volverian para Navidad, pero, sin duda alguna, no era su solucion. Se incorporo al camino de tierra que le llevaba al pueblo. Quiza debia ver la casa que Megan le habia dicho que estaba hecha para el. Megan siempre pensaba que todo el mundo necesitaba una casa con jardin para que el perro y los ninos, que todo el mundo debia de tener, disfrutaran. Quiza asi, su vida comenzara a cambiar, sonrio distraido… El coche rojo se le echo encima. Isabella freno en seco. El corazon amenazaba con salirsele del pecho. !Que habia sido eso! !No lo habia visto! Solo se le habian cerrado los ojos un momento. Miro el asiento trasero mientras se desabrochaba el cinturon. La parejita de ninos no se habia despertado. Salio asustada y se arrodillo ante el ciclista mientras empezaba a palparle los brazos en busca de un hueso roto. Peter trato de incorporarse ligeramente dolorido. Intento calmar su respiracion. Vio la bicicleta en el suelo junto a ellos. Afortunadamente no habia salido muy mal parada. Vaya susto… fue consciente de que habian empezado a tocarle el brazo. -Scusa, scusa, scusa… -murmuraba una joven llorosa. -Podrias tener mas cuidado -gruno sin mirarla-. Te has echado encima de mi. Dejame, -le dijo molesto intentando levantarse. -No. Puedes tener algo roto -le respondio ella pasando a tocarle sus musculosas y duras piernas sin dejarle levantar. Peter la miro extranado por esa orden. Esa mujer no era de alli. Tenia un acento extranjero. Observo su oscuro cabello recogido en una coleta muy despeinada. Sus manos eran largas y finas. Entonces levanto su mirada y se encontro con unos preciosos ojos verdes con largas pestanas oscuras. Nariz pequena y pecosa y una boca que invitaba a besarla sin dudar. Sintio como si la garganta se le secara al momento. Isabella lo miro unos segundos y bajo la mirada sonrojada. Estaba tocando a un hombre. Un hombre en el sentido literal de la palabra. No tenia nada roto, no era un enfermo. Era un hombre con unas piernas fuertes y musculosas. No tenia motivo alguno para tocarle. Se levanto murmurando mas disculpas mientras cogia la bicicleta para apartarla de las ruedas del coche. Peter se incorporo rapido sin quitarle la vista de encima. Parecia aturdida y tenia ojeras bajo sus hermosos ojos. Se llevo la mano al codo. Le dolia, tenia un enorme raspon. Se sacudio el polvo de su ropa deportiva y observo con una mueca que tenia otro raspon en el muslo y la rodilla sobre la que habia caido. Le cogio la bici. -Lo siento, no te vi. -Eso es evidente -le respondio Peter bajando la cabeza para mirarla. Ella seguia cabizbaja y miro hacia dentro del coche preocupada por los ninos, que afortunadamente, seguian dormidos. Peter le siguio la mirada y se sorprendio al ver a los pequenos. Busco en las manos que retorcia nerviosa una alianza, pero no la encontro. -Yo… ?Estas bien? Tengo un poco de prisa, pero puedo acercarte al siguiente pueblo -murmuro ella sin mirarle -, si lo encuentro… Peter observo su bici. Podria seguir el camino sobre ella. -No, no hace falta. Pero ten cuidado -le dijo protector notando la preocupacion y el cansancio en su rostro-. No estaras huyendo de alguien -la acuso. Isabella sintio como si la hubieran abofeteado y levanto la mirada agresiva. Era mucho mas alto que ella. Con el cabello castano un poco mas largo de lo habitual, su mandibula recta, una barba incipiente, sus labios carnosos, sus ojos de color avellana. Era bastante guapo. Quiza demasiado. Sintio que se sonrojaba. -Los ninos son mios -exclamo con mas seguridad de la que parecia que podria contener en su cuerpo. Se metio en el coche. Se abrocho el cinturon y siguio su camino bastante mas alterada de lo que queria reconocer. Peter la miro mientras se alejaba. No habia sido su intencion ahuyentarla, aunque saltaba a la vista que algo escondia. Pero… ?que le importaba a el? Volvio a inspeccionar las heridas antes de subirse a la bici y volver a su casa pensando en los ojos verdes mas bonitos que habia visto nunca. Isabella suspiro aliviada al ver el cartel que le daba la bienvenida a Edentown. Casi tenia ganas de llorar. Llevaba toda la noche conduciendo, y el susto con el ciclista habia sido la gota que colmara el vaso de sus emociones controladas. Siguiendo unos letreros llego hasta el acogedor hotel. Aparco el coche. Suspiro profundo. Por fin habia llegado. Sintio que le temblaban las piernas. Entro a pedir habitacion antes de despertar a los pequenos. Rezaba para que todo fuera a salir bien. De momento, mas o menos, asi estaba siendo, aunque le quedaba la parte mas dificil. -Me alegro de que al final te hayas decidido a ver la casa -le comento la pelirroja Megan Saint James a su amigo mientras caminaban por las calles empedradas hacia su inmobiliaria-. Ya te dije que era perfecta para ti, y la tienes muy cerca de tu trabajo. -No se… -se sincero Peter-. Me gusta la idea de la casa, realmente es bonita, pero no se que hare con tantas habitaciones. -No hay tantas -le contesto Megan-. Ademas, nunca se sabe. Algun dia las llenaras, ya sabes – sonrio por su conocida obsesion: pareja, ninos uno o dos perros… -Si, claro -le respondio-. Tengo tantas opciones. -Peter, eres uno de los hombres mas atractivos de aqui. No tienes mujer porque no quieres. -Seguro -las relaciones de una noche no le satisfacian lo suficiente y las mujeres con las que se relacionaba no le atraian tanto como para que durara mucho mas. -Incluso la barba te hace parecer mas… interesante. -No digas tonterias -le dijo con una sonrisa pasandose la mano por la mandibula. Sentia que su vida necesitaba un cambio y habia empezado por dejarse barba. Al principio parecia que le picaba, que le molestaba, pero ya se estaba acostumbrando a esa sensacion y a la imagen que le ofrecia el espejo cuando se miraba. -Vamos a ver, Peter -se detuvo con los brazos en jarras haciendole detenerse-, lo que no puedes hacer es esperar a que una mujer venga a buscarte y se arroje en tus brazos pidiendote matrimonio. Tendras que poner algo de tu parte. Peter iba a abrir la boca cuando sintio un fuerte empujon que le derribo sobre las heridas que se habia hecho horas antes con la bici. -Scusa, scusa -volvio a oir murmurar con acento extranjero al motivo de que el volviera a estar en el suelo. Isabella se encontro sobre un duro pecho musculoso que ademas olia maravillosamente bien. Noto que se sonrojaba. Volvia corriendo al hotel donde habia dejado a los ninos solos un momento y no habia esperado encontrarse con alguien al doblar la esquina. Habia dejado el coche de alquiler en la gasolinera de la entrada del pueblo, que era donde le habian indicado que debia dejarlo y ya se habia entretenido demasiado rellenando la documentacion. Peter miro entre molesto y divertido a la morena de preciosos ojos verdes que se levantaba con rapidez sacudiendose las rodillas de sus leggins oscuros. Isabella contuvo la respiracion al encontrarse de nuevo con el guapisimo ciclista al que habia atropellado a primera hora de la manana. No pudo evitar mirarlo de arriba abajo descaradamente. Con un anorak azul marino y unos vaqueros no recordaba haber visto otro hombre mas atractivo en su vida. Peter le sonreia ante su descarada mirada. -Podria acostumbrarme a que me tumbaras -se sacudio ligeramente la ropa mientras se levantaba. Megan, pasado el susto inicial, miraba la escena extranada. Carraspeo divertida por la situacion. Isabella dio un respingo y paso de mirar al apuesto desconocido a fijarse en su pelirroja acompanante, que sonreia amistosamente, enfundada en un abrigo verde a juego con su gorro de lana. -Lo siento -le dijo a Megan-. No era mi intencion echarme encima. -Pues yo empezaria a dudarlo -le respondio Peter. Isabella lo miro sonrojada. Su mirada era calida, tanto como su voz aterciopelada. Tenia que dejar de mirarlo, y de encontrarse con el. -Lo siento, de verdad -salio corriendo en direccion al hotel. Megan la vio alejarse sorprendida y miro a Peter con una ceja levantada esperando una explicacion. -No me mires asi -le respondio divertido-. Es una madre con dos hijos. Empezo a caminar -?Y? -Pues que habra detras un marido, o un exmarido. -?Y? -Ya esta, no se mas.

  • Londres, 1891 de Juan Ramon Biedma

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    <<El baston de paseo de Holmes seguia apoyado en la roca donde yo lo habia dejado. Pero no habia indicios de su presencia y de nada me sirvio gritar.>>

  • Hormigas en los pantalones de Agatha Allen

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    Esta es la apasionante historia de un joven que representa a toda una generacion que tuvo que enfrentarse a la apertura y los avances de un pais que despierta tras la represion de la guerra civil

  • Desde aquella orilla de Juan Alberto Alfaro Saavedra

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    “Helenio, al que todos llaman Hely, da un giro a su vida dedicandose a viajar y vivir de ello. Lo que no sabe es que, en un solo dia, una historia de amor cambiara por completo su diario de viajes, ese que nunca debio cerrar. Alba, su amor, es el principio y el fin. India es el escenario de una aventura inacabada”.

  • Mi mejor casualidad de Mireia Hernandez Bellavista

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    Laia es una chica que tiene todo lo que ha sonado, pero su zona de confort se ha derrumbado. Decide escapar para encontrarse.
    ?Sera capaz de encontrarse a si misma?
    ?Podra cerrar la puerta del pasado?

  • Jimmy Page de Chris Salewicz

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    Jimmy Page fue el lider de la banda mas grande del mundo durante la decada de 1970, Led Zeppelin.

  • Volver a casa – Yaa Gyasi de Yaa Gyasi

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    Primera novela de la escritora estadounidense de origen ghanes Yaa Gyasi, la trama de esta cautivante historia de hondo calado humano se desarrolla en la costa suroccidental de Africa -la actual Republica de Ghana- y en Norteamerica desde el siglo XVIII hasta la presente. Hijas de una misma madre y de padres pertenecientes a dos etnias distintas, Effia y Esi son dos hermanas de sangre que nunca llegaran a conocerse. Sus caminos estan irremediablemente destinados a separarse: asi, mientras Effia es obligada a casarse con un gobernador ingles y a residir en una fortaleza junto a la costa, Esi es capturada y enviada como esclava al sur de Estados Unidos. La narracion va trazando, pues, el devenir de las dos ramas de la familia, protagonistas de conmovedoras historias de afliccion, esperanza y superacion en el marco de una serie de relevantes acontecimientos historicos: las guerras tribales, el negocio del cacao, la llegada de los misioneros, la Ley de Esclavos Fugitivos de 1850, la Gran Migracion Negra, la lucha por los derechos civiles y el renacimiento de Harlem en los anos veinte, hasta llegar a la epidemia de heroina de los setenta.

  • Yo, El Peor De Todos de Jorge Rial

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    A Morena y Rocio que me kiderort recibir depadre desde la eleccion mutua del amor. A Mariana, que desde la inteligencia de la juventud y tambien el amor me ayudo a armar un rompecabezas que parecia imposible. A mis amigos todos. Los dela vida y del trabajo. Estuvieron cuando debian. Callaron cuando el silencio era necesario. Hablaron cuando las palabras era urgentes. Gracias a todos por rascar la cascara y saber que no soy d peor de todos. PROLOGO Yo, para algunos, soy el peor de todos. El manoso. El apretador. El que se caga en todo el mundo. El que hace periodismo basura. El que se mete en la vida privada de los demas pero no le gusta que hagan lo mismo con la suya. El que se engancho eon una pcndeja re fuerte porque esta lleno de plata y de poder. El que cobro 600 mil dolares para entrevistara Farina y ferandulizarlaruta del dinero K. El periodista elegido por el gobierno para entrevistar a la Presidenta y que no corriera ningun riesgo. El que es capaz de hacer cualquier cosa por medio punto de rating. El que echo a su amigo Ventura porque es im hijo de puta que no tiene corazon. El que no se arrepiente de nada. Por todo esto, para muchos, soy el peor de todos. Alla ellos. Se quedaron en la superficie porque no me conocenmucho. O, mejor dicho: porque no me conocen nada. Soy algo de eso, Pero tambien un tipo que recibio los peores golpes en su ninez. Que se crio en la calle. Que se abrio camino en esta picadora de carne de los medios sin padrinos. A pura prepotencia de trabajo. Que un dia le exploto el corazon y se dio cucnla de que estaba solo. Que a los 50 anos perdio todo y tuvo que volvera empezar. Que tuvo la milagrosa dicha de ser elegido por sus hijas en im acto de amor de adopcion con ida y vuelta. Que encontro el amor cuando ya estaba desahuciado en ese tema. Que se banco tapas de revistas, extorsiones, apretadas y amenazas. Que es uno de los pocos que desde hace quince anos mantiene un programa como//limsos, lider de audiencia y otro tanto con la revista Paparazzi. Soy todo eso. Y mucho mas. Poreso esta autobiografia. Escrita a corazon abierto. Sin especular en lo mas minimo. A fevory tambien en contra mio. Bmtal,honesta y deseamada. Frontal, directa y sin retomo. Es decir como me gusta hacerlas cosas a mi. JORGERIAL,noviembre de 2014. PRIMERA PARTE A corazon abierto El dia que me exploto el corazon De pronto vi elefentes y jirafiis. Juro qiie fiie lo primero que vi cuando logre abrirlos ojos, “Es raro este paraiso”, pense, “Nada que ver con lo que me liabian contado en mi epoca de monaguillo”. Estaba desorientado y confundido. Perdido en tiempo y en espacio. Cuando ya me habia resignado a no verla &mosa luz blanca de la que tanto hablaba Victor Sueiro, alguien me zarandeo con fuerza. No percibi bien quien era. Solo ?idivinc lui: si: tratabii de una piirsona. Solo aline a preguntarle: --Disculpame.,’.me pddes decir donde estoy? Porque e^itoy viendo elefantes y jirafas. --^No estas lan desorientado. Son dibujitos de elefentes y jirafes. Y los estas viendo porque esta esima sala de pediatria, --;.Y por que estoy en una sala de pediatria? --Porque te descompusiste y te estamos haciendo unos estudios. Las demas habitaciones estan ocupadas. Entraban y salian medicos y enfermeras lodo el tiempo. Me trataban con una delicadeza inusitada. Yo seguia aturdido y me empece a preocupar eada vezmas. En un momento, como ima tromba, ingreso un medico y me dijo: #--Tenes una arteria tapada. Nos vamos al quirofano ya. --?Que? -- alcance a preguntar, en medio de mi desconcierto. Pero ni el medico ni nadie me respondieron ima palabra mas hasta que ingrese al quirofano. Horas mas tarde, despues de la operacion,me e5q)loto el corazon. Y mi vida cambio para siempre. Todo comenzo durante la manana del jueves 22 de julio de 2010, mientras conducia Ciudad Gaiikdesae el movil de La Red, ubicado en el patio central de la Sociedad Rural Aigentina, en Palermo, Me empece a quedar dormido durante los cortes publicitarios. Y no solo enimo. En todos. Cada lanio mi: di:s|icLlaba nuestro operador, Rubon Cacha Paredes, quien seguro suponia que habia tenido una noche demasiado larga. --!Vamos, Jorgito! --me gritaba y yo me volvia a despertar. Cuando llegue al canal para empezar ftinwos, estaba agotado. Como si me hubieran cagado a palos. --^No tei^o fuerzas para nada. Y tengo mucho sueno --le comente a Julian Leon, mi productor historico. --!Llamo ya al medico del canal! --me dijo, asustado. Vino el medico, me revise) y diagnostico: --Aparentemente eslas bien. Poro cuando se estaba yendo, me quede dormido otra vez. No adormecido ni envela. Completamente dormido. Entonces llamaron al sanatorio Los Arcos de Palermo y me internaron de urgencia, en el mismo lugar donde dos semanas atras habian operado al expresidente Nestor Kirchner por ultima vez. Dias despues de mi internacion me entere que Moro, el entonces jefe de seguridad de Los Arcos, habia activado el Codigo Rojo. Esa era la razon por la que media docena de pnifesionales me estaban esperando en la puerta para tomarlas decisiones adecuadas sin perder tiempo. Moro es de primera. Es el mismo que organizo la internacion de Diego Maradona en Cuba en el ano 2000. La misma persona que coirio de un lado para el otro cuando parecia que El Diez se moria. Apenas llegue a la guardia, un monton de medicos me empezaron a gritar y a cachetear para que me despabilara: --!Joige,despertate! !Jorge! !Tetenes que despertar! Yo los escuchaba e intentaba abrirlos ojos, pero no podia. Entre al quiroEinosemidespiertoyuna enfermera me empezo a depilar los testiculos. Le pregunte si era necesario. Eua me explico porque; me lenian que meler un caletera traves de la ingle para poder observar, con una camara, cual era el grado de deterioro de la arteria. El panorama no era alentador. En apenas irnos minutos pude ver como llegaron hasta la arteria secundaria. Enlonccs me mosiraron que la tenia eompletamente tapada. --?Y, Ria!, que haeemos?--pregunto, de manera retorica la enfermera--. ?Metemos el catetero no metemos el cateter? Y mientras corria peligro mi vida no solo dije que si. Tambien pude very comprobar, por primera ve^y a traves de mi propio cuerpo, que es y como funciona un stent, el &moso resorte que se abre y te destapa la arteria obstmida. Es increible como primero entra y despues desprende los antibioticos mientras al paciente, en este caso yo, se le introduce im liquido de colora traves del cateter, para que se pueda notarel contraste. La cuestion es que al mismo tiempo te piden que losas. Y no le queda otra, porque si no loses, le inuri-:. Ademas, cuino -^i lodo eso fuera poeo.te arde lodo. Senlis que se le quema el cucqio enlcro: desde la garganla hasla k>s IcsliculuS. Y la escena lina) es peor lodavia: le conloelas. De verdad: le moris de frio. Porque el quiro&no esta helado. Y lo que te hacen en el cuerpo termina dandote mas frio todavia. Me envolvieron con mil fiB?adas,pero todavia tengo la memoria del tremendo frio que pase. Cuando todo termino, me llevaron a una habitacion individual. Lo hicieron para permitir que terminara de cicatriTar la herida. Si se hubiera abierto me habria desangrado ahi nomas. Me pusieron patas para arriba y me pidieron que no me moviese para nada. Fue elpeormomento del dia. Y uno de los peores momenlosde mi vida. Porque frie el instante en que me exploto el corazon. El instante en que tome conciencia,plena conciencia, de que, a pesarde que habia estado a pimto de morir, me encontraba solo. Absolutamente solo. Paso Silvia con Morena, no trajo a Rocio. Estuvieron quince minutos. Ni ima persona mas. Y resulto que ellas tambien se frieron enseguida. iQue raro! pense . ;.Puede serpue nadie se haya enlerado de lo que me paso? ;. Puede ser que ni a los amigos ni a la gente con la que laburo se les ha va oe unido pasar un minuto o llamar a la habitacion? !Que vida de mierda tengo! !Estuve apunto de morir v nadie vino a decinnc uut: mu iiuit:rc! Horas mas larde me entere de que fue lo que paso de verdad. Silvia me habia “entornado”. Habia dado la orden, sinconsiiltanne.de que anadie se le ocuniera llamar o venira visitarme. Me lo conto Chispa, mi cuiiado, despues de intentar y lograr verme, casi a las trompadas. --Esto es una locura --^me dijo--. Silvia no puede impedir que venga a verte la gente que te quiere. Mi ahord cxmujurno solo mu hubIH enlomado. Se habia ido a la casa a las 10 de la noche, se habia llevado a las nonas y me habia dejado solo, como un perro. Solo, como unico protagonista de mi propio Gran Hermano, Solo con un enfermero y una camara prendida para monitoreanne. Solo, desesperado por levantarme al bano para hacerpisy sin poderhacerlo como corresponde. Solo, con unas enormes ganas de hacer caca y sin poder concretado, porque corria riesgo de que se me abriera la herida. El enfemiero me lo explico con claridad: -- No le puedo sacar de la cama. Es mejor cagarse encima que morirse desangrado. --Te lo pido por favor. Te jtuoque prefiero morirme. Pero no hubo caso. Lo maximo que logre fue que me alcanzara una “pelela”. Tampoco transo con el pedido de dejarme a solas para hacerlo que tenia que hacer. De manera que entre la camara que me monitoreaba y la pelela no hubo manera de hacer’lo segundo”. Me tuve que aguantar 18 horas, cuando me dieron el alta. Fue una noche de mierda. La noche en que tome conciencia real de que no podia seguir viviendo asi. Y los ultimos cinco anos de mi vida con Silvia me atravesaron la cabeza y el alma como si fiiora una pelicula de loiTor. Habian sido malos. Muy malos. Un verdadero quilombo. El desgaste habia sido constante. Por goteo. Pero la gota era cada vez mas pesada. Y ya habia rebalsado el vaso hacia tiempo ya. Casi no dormiamos jiintos. Todas las noches eran iguales. Nos acostabamos y yo prendia la television. Comea ella no li; guslaba lo que ponia, se iba a domiiia la habitacion de huespedes. Tan mal la pasamos con Silvia, tan insatisfechos estabamos, que, durante un tiempo, la engane. Si: la engane con otra mujer. Nunca voy a dar el nombre de esamujer.PorelIay tambienpormi. No file demasiado el tiempo que pasamos juntos. A lo sumo habran sido dos meses, meses antes de que me destaparan la arteria. Sin embargo, para mi, ese poco tiempo significo miwho. Porque fiie muy lindo estar con una persona dispuesta a escucharme ya ser escuchada. Alguien que se inlciesaba por lo que hacia v por lo que decia. Una mujer que me habia dc ucllo las ganas de conquistar y de ser seducido. Que me hizo sentir hombre, una vez mas. Para muchos puede ser basico. Para mi, en ese momento, era sumamente valioso. Imagino, ademas, que muchos de los que estan leyendo ahora me seguiran viendo solo como un chimentero de la television. Un tipo que lo unico que hace es contar secretos de los artistas y los &mosos. Bien: tengo una primicia para daries. Tambien soy un ser humano. Necesite y necesito algo tan sencillo y basico como que alguien se interese pormi. Y a Silvia no le importaba absolutamente nada. Nada, excepto la guita. Por eso digo: era imposible no terminar como tciniinaraos. Era imposible manleniir viva una pareja que casi no hablaba y que solo se encontraba a la noche para dormir en camas separadas. ?Cuanto tiempo podia pasar hasta que ella o yo nos dieramos cuenta de que el otro lo estaba enganando? Un dia, de manera inconsciente o a proposito, ya no lo se, deje abierto el telefono. Y mi exesposa leyo un mensaje de texto. Lo recuerdo perfectamente. Fue ima tarde de domingo. Era verano y hacia mucho calor. El quilombo que me hizo Silvia fue descomunal. Algun licmpo dcspinis mi: entere que ella tambien me habia enganado. En realidad me lo eonlaron mis hijas. Fue en Punia del Este y lo vieron eon sus propios ojos. No se por que lo hizo. Ahora tampoco me importa. Si se por que la engane yo. Necesitaba sentirme escuchado,queridoyseducido. Necesitaba que alguien se interesara no por lo que tengo, sino por lo que soy. De manera que cuando deje, sin querer o queriendo el telefono abierto, Silvia encontro la excusa perfecta. Y se convirtio en mi enemiga.E hizo todavia algo mas delicado: acumular dineri) y bienes, su propio tesoro de plata que yo minea akanee a descubrir. No lo alcance a detectara tiempo porque siempre estuve enibcado en el laburo, y mas tarde, en como separarme sin lastimar a mis hijas. El dia en que me exploto el corazon comprendi que seguircon Silvia era morirme todos los dias un poco. Peni el momento en que tome, en serio, la decision intima de separarme fue algo que jamas podre olvidar. Me senti como si hubiese estado dentro de una pelicula. Una pelicula de la que tambien fiii uno de los protagonistas. Era octubre de 2011. Habiamos viaj ado los cuatre) a Nueva Yoik. Nevaba. Fue la primera vez que nevo en Nueva Yoric, en octubre. ri;ibiamos pasado la larde en el Museo de Ciene ias Naturales. Ala noche fuimos al teatro para E! Riy Leon, con la musica original de Elton John. Hacia tanto frio que tuvimos que ir a comprar ropa de abrigo. La nieve caia finita y transversal. Te lastimaba la cara. Salimos del teatro y nos metimos en Carmine, un restaurante de moda, cerca de Broadway. Nos atendieron para el culo. Nos apretaron en una mesa chiquita contra una ventana. El mozo era un desastre. Nos sirvio el vino en vasos que no estaban del lodo limpios. Y Silvia, como de costumbre, empezo a gritarles a las nenas. Ni siquiera me acuerdo euai era el motivo. Lo unico que me acuerdo es que todo el cuadro me empezo a pasar por delante, en camara lenta, y sin sonido, como la ultima escena de ima vieja pelicula. Silvia gritando y gesticulando. Mis hijas tratando de defenderse. La nieve cayendo. Yo, con la cara frente a la ventana y aparentemente ajeno a todo. De repente me escuche, pregimtandome: --Jorge. ;.que carajo estas haciendo? ;.Oue mierda haces aca? Jorque estas todavia aca? Afiiera no paraba de nevar. Y me respondi, de inmediato: Regresamos de Nueva York y lodo siguio de mal en peor. Un sabado a la larde, despues de otra pelea feroz en la casa delcountry de San Carlos, Silvia, fuera de si, me regalo la fiase que cada tanto repetia y que esa vez espere con desesperacion: --!Andate de aca! !Note quiero vermas! !Divorciemonos! !Me quiero separar de vos! Entonces tome el bolso que no habia desarmado desde que llegamos de viaje y enfile para la puerta, Silvia me freno a los gritos: --!Para! --^No. me voy, --No, asi nomas no te vas a ir. Si tenes coraje, antes de irte anda y decile a tus hijas que nos separamos. --;.Te parece necesario que lo haga ahora mismo? --Si, llama a tus hijas ahora. Ahora mismo. Rocio y Morena estaban en la colonia del countty, Y las llame: flie otro de los momentos que nunca voy a olvidar. Apenas entraron a la casa las sente en el sillon que teniamos en nuestro doimitorio, Silvia no paraba de gritar, desencajada: --!A ver si te animas a decirles lo que les tenes que decir! No hice ningun preambulo. Tampoco me parecio necesario. Solo les dije: --Mama y papa se van a separar. Mis hijas se kngaron a llorarenmenos de un segundo. Todos estabamos destrozados.Intente consolarlas uomo pude; --^No lloren.hiias. Yo las amo con el alma. Ellas se fiieron corriendo a su habitacion y se encerraron. Yo me flii al departamento. La mismapropiedadenlaque vivo ahora y donde escribo este libro. La casa en la que vivo con mis hijas, en la Pampa y casi Figueroa Alcoita. A las dos horas, Silvia cayo acompanada de dos mucamas. No me pare para recibirla: me quede acostado en la cama como si nada, mientras segui mirando television. Durante dos horas se la paso llevando cosas del departamento que habia puesto duranlo los ultimos meses. Hizo todo lento, adrede,para que reaccionara. Yo no me movi de la habiiaeion. Entonces ella, cuando lemiinode armare! ultimo bolso, me miro y me advirtio, desafiante. --Mira que esto es definitivo, ?eh? Le respondi solo una palabra: --Si. Se file dando un portazo, Y yo senti un alivio inmenso. Fue uno de los momentos mas tristes ya la vezmas felices de mi vida. Senti que estaba empezando a reeuperarmi libertad. Me volvi a sentir un hombre de verdad. Fue un sabado a la noche. Pedi una pizza grdndc portelclono. Me sobraron seis porciones. Penso; --Tengo que tirar tres ciiartos de pizza. Esto es nada mas y nada menos que la verdadera soledad. Recien tres anos despues de aquella escena me entere por que Rocio y Morena estallaron en un llanto atronadorni bien les informe que nos ibamos a separar. No era solo el llanto de la logica tristeia. Estaban muertas de miedo. Un miedo dislinU) al de quedarse sin el papa (* sin la mama. Me lo dijeron eon todas las letras durante el verano de 2014. --Llegamos a pensar que mama nos podia matar. --;.Como? --Si, tuvimos miedo de que fuera capazde matamos si vos no ibas a estar mas para defendemos. Senti la confesion de mis hijas como una puiialada enorme, Poreso ahora le agradezco a Dios tenerias aca conmigo, Al principio, desde fines de octubre de 2011,1a fecha en que nos separamos, me costo mucho verlasyeslareonellas. Despues de esa Navidad se fueron easi un mes eon la madre a Punta del Este. Yo las extranaba muellisimo. La noche del 24 de diciembre fiii hasta la casa del country, donde todavia vivian con su mama,para pasar la Navidad juntos, Pero no llegamos a la medianoche. Quince minutos antes nos peleamos y me fiii, muy enojado. Fue la peor Navidad de mi vida. Alas 12 en punto de la noche me encontre solo, arriba del auto, por la Panamericana. En la autopista no habia absolutamente nadie. Justo a la medianoche pase por Panamericana y Marquez. Habia un puesto de Gendarmeria. Los gendarmes se abrazaban y se deseaban felicidades. Aminore la marcha, baje la ventanilla y les grite; --!Feliz Navidad, muchachos! Los tipos no podian creer que fuera yo. No les entraba en la cabeza que estuviera solo un24 de diciembre a las 12 de la noche. Llegue al departamento irnos minutos despues. En la calle no habia nadie. Me sente en ei balcon, solo, fiente a los bosques de Palermo, Me prendi un habano mientras mire estallar mil fiiegos aitificiales.

  • !Matame, si puedes! de Sandra Estevez Calvar

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    La jefa de policia Keira Morrison, una mujer con gran prestigio profesional, es emplazada para investigar la cronologia de un doble asesinato sin resolver en la ciudad londinense de Dartford. Los hechos habian sucedido diez anos atras. El vehiculo del matrimonio Evans salio de la carretera y habian fallecido los dos. Todo apuntaba a que habia sido un accidente fortuito pero el investigador Harry Atwater no lo creia asi, y cuando estaba dispuesto a desenmascarar a todos los implicados, con todo lo que eso conllevaba, sufrio un accidente muy parecido al de la pareja y el juez dio la orden de archivar el caso. De esa nueva y trepidante investigacion emergera un episodio del pasado en el que varias personas en busqueda de la verdad, se veran envueltas en una trama de celos y rabia.
    Un thriller que te hara pasar por distintos estados de animo.

  • Casas vacias de Brenda Navarro

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    La maternidad, que casi siempre asociamos con la felicidad, tambien puede ser una pesadilla: la de una mujer cuyo hijo desaparece en el parque donde estaba jugando, y la de aquella otra mujer que se lo lleva para criarlo como propio. Ubicada en un contexto de profunda precariedad fisica y emocional, la historia de estas dos mujeres, madres del mismo nino y madres, ademas, de un mismo vacio, nos confronta con las ideas preconcebidas que tenemos de la intimidad, las violencias familiares o la desigualdad social. Brenda Navarro ha conseguido un prodigio: caminar, sin caerse nunca, sobre la delgada linea que separa el olvido y la memoria, la esperanza y la depresion, la vida privada y la vida publica, la perdida y el encuentro, los cuerpos de las mujeres y el acto politico.

  • Nuevas experiencias de Lola Barnon

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    Mamen y Nico es una pareja joven, con una relacion sexual y sentimental muy satisfactoria. Ambos son divertidos, atrevidos y les excita fantasear con terceros. Es solo un juego muy seductor,pero cuando este, se convierte en realidad ya nada sera igual. La aparicion de Jorge en sus vidas, trastocara, quizas para siempre, su relacion. Y se veran desbordados, con dudas y tentaciones que se volveran muy peligrosas… Para ambos. Y para todos.

  • La doble sorpresa del italiano (Las hermanas Hart 2), Elizabeth Lennox de Elizabeth Lennox

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  • Milkman de Anna Burns

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    En esta ciudad anonima, ser interesante es peligroso. La hermana mediana, nuestra protagonista, se empena en evitar que su madre descubra a su posible novio y en no dar explicaciones sobre su encuentro con el lechero. Pero en cuanto el primer cunado descubre su situacion y hace correr el rumor, la hermana mediana se vuelve <>. Lo ultimo que ella quiere. Porque ser interesante implica que te presten atencion y eso es peligroso.

  • Tu eres mi estrella de Sophie Saint Rose

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    Donatella Simmons quiere realizar el deseo de su abuela y para ello hara lo que haga falta, aunque tenga que lidiar con Brad Adkinson, un director de cine de mal caracter que esta en contra del proyecto desde el principio, haciendole la vida imposible…

  • En busca de un hogar – Claudia Cardozo de Claudia Cardozo

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    A la venta en junio
    A la venta el 25 de junio
    Londres, 1890. Juliet Braxton es una joven de origen estadounidense que vive en la Inglaterra de fines de la Era Victoriana junto a una abuela de ferreo caracter, un tio amable, pero poco apegado, y un primo, por quien siente un profundo afecto fraternal. Su mayor ambicion es regresar al que considera su hogar, en donde vivio una feliz infancia. Sin embargo, pese a contar con medios propios para hacer realidad sus suenos, no cuenta con la aprobacion de su familia.
    Robert, conde Arlington, vive en la tranquilidad del campo con su madre, la condesa viuda, una mujer
    que muestra adoracion por su hijo; lo unico que Robert encuentra intolerable es la constante intervencion de su madre en su vida, intentando convencerlo de que se case lo antes posible a fin. A el esto no le hace ninguna gracia, y procura mantenerse alejado de cualquier tentacion, pero un accidente pone en su camino a Juliet.
    Desde entonces, por un motivo u otro, sus caminos parecen cruzarse una y otra vez, y pese a que el hace todo lo posible por ignorar lo que esta joven le inspira, no puede evitar sentirse atraido y buscar su compania. Ella, por su parte, temerosa de los sentimientos que Robert le inspira, y obsesionada con la vuelta al pais que considera su hogar, procura mantenerse alejada… pero el destino les tiene deparadas muchas sorpresas.
    Atraccion, intrigas, ambicion; pero, sobre todo el amor, son los pilares de esta novela.