• libro black black black - Marta Sanz

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    --?Paula? --?Si, Zarco?, ?que me cuentas? Ayer me puse mis pantalones con la raya perfectamente definida, mi pulover mas elegante, mi chaqueta cruzada, y sali a la calle con los ojos ocultos tras unas gafas de sol. Me perfume con una colonia que huele a madera y a musgo. Como un refinadisimo Philo Vance. Al mismo tiempo, fuerte, viril. Guapo. No puedo evitar ser una persona pulcrita ni que me gusten los muchachos de baja estatura y complexion debil. Ni que se me vayan los ojos. Mis clientes son una familia destrozada por el estrangulamiento de su hija; una familia que no entiende que la policia no haya aun apuntado con el dedo hacia ningun sospechoso y haya archivado el caso despues de un ano de infructuosas investigaciones. El marido de la muerta aun vive en el que fue su hogar conyugal y no puede decirse que sus suegros se fien de el. --Es moro --me informo el padre de la muerta. --?Quiere usted decir arabe?, ?marroqui?, ?argelino?, ?tunecino? --Quiero decir moro. El senor Esquivel no se desdice con facilidad. No tiene una predisposicion complaciente. Cuando me recibe, esta leyendo un diario conservador que ahora descansa encima del sofa abierto por la pagina de necrologicas. Ha estado resolviendo el crucigrama apretando tanto el boligrafo que casi ha traspasado el papel. Un ciego, tocando el reverso de la hoja, hubiera sido capaz de descifrar los trazos del senor Esquivel. Este hombre es tajante y no debe de pensar las cosas dos veces. El craneo lampino se le pliega como un acordeon cuando intuye que alguien matiza sus opiniones, lo que en su lenguaje quiere decir que se le lleva la contraria. --Moro --repito en voz alta mientras apunto el dato en mi cuadernito, y a Esquivel la calva se le vuelve a poner tersa. Las hostilidades entre el marido de la difunta y su familia politica justifican que mis clientes no vean demasiado a su nietecita, Leila, que acaba de cumplir dos anos. --?A usted ese le parece un nombre para una criatura? Mas alla de la eleccion del nombre, de la religion que pudiera profesar en el futuro y de la posibilidad de que Leila de mayor se pusiera un velito para cubrirse, a los Esquivel no les preocupa en exceso ese asunto. Si se resuelve lo del padre, lo de Leila se arreglara solo. Antes de continuar, aprovecho la mencion a la nina para explicarles que yo no puedo intervenir en un caso de asesinato, aunque si de otra indole. Como si se le hubiera ocurrido a el, Esquivel me interrumpe: --El caso esta archivado por la policia y, ademas, usted siempre puede decir que nuestro unico objetivo es recuperar a la nieta. La madre de la difunta, una mujer aparentemente servicial, con los parpados pintados con una sombra rosada, abre la boca: --Le advertimos a Cristina que no se casase. Pero no nos hizo caso. --Era muy bruta. Muy obcecada. Si se le metia algo entre ceja y ceja, no habia forma de hacerla cambiar de opinion. El padre pronuncio su diagnostico con cierto orgullo de casta y la madre rompio a llorar mientras compartia conmigo sus recuerdos: --Tambien estudio medicina por pura cabezoneria. Y todo para acabar limpiando culos, viendo carne vieja en un asilo. --Cristina no limpiaba culos. Y el asilo es una clinica de mucha categoria. --Me da igual. Nosotros le insistimos en que no hacia falta que se esforzase tanto, que con nosotros nada le iba a faltar, pero ella se empeno y, al final, fijese usted, !doctora geriatra! --Y muerta --apostillo el senor Esquivel. En nuestra cultura el empecinamiento esta bien visto. Lo mismo que las voluntades ferreas, la efusividad, la propension al llanto y la sinceridad a ultranza. Eche de menos que los Esquivel disimularan un poco sus fobias, que se mostraran mas corteses y opacos. Tal vez los filtros de su enmascaramiento les hubieran ayudado a no ser exactamente lo que parecian ser: dos viejos que hubiesen estampado, con gusto y cargados de razon, un bate de beisbol contra la cabeza de un pariente politico; un matrimonio anonimo, sediento de venganza, en un linchamiento popular. Quiero decir <>, pero logro que la expresion no se me escape. En su lugar formulo una pregunta: --?Era Cristina hija unica? La senora Esquivel se apresura a contestar con pudibundez: --Si. Aunque nos hubiera gustado, no pudimos tener mas hijos. La casa de los Esquivel es un chale en una zona privilegiada de la ciudad. Un chale anodino, decorado con mal gusto y que no cuenta con ninguna estancia tan hipnotica como el asfixiante invernadero en el que el Coronel recibe a Marlowe despues de que Carmen Sherwood haya intentado tomar asiento en las rodillas del detective: <>. En el chale de los Esquivel no me recibe una muchacha que se chupa el dedo con ojos de perdida mientras restriega su cuerpo contra mi bragueta impasible. Me recibe un matrimonio sesenton con unos rasgos fisicos tan vulgares que los recuerdo con dificultad. Alli no hay invernadero ni orquideas con petalos carnicos. No bebo varios vasos largos de whisky o de conac, llenos hasta el borde, mientras el senor Esquivel se emborracha solo con mirarme y aspira el humo de mis cigarrillos sin filtro para embriagarse por transferencia. Me dan una fanta de naranja y encima de la mesita no hay ceniceros. La camisa no se me empapa en sudor ni la tela deja transparentar la tableta de chocolate de mi musculatura. No es necesario que me quite la chaqueta. La senora Esquivel no tiene oportunidad de abrir la boca y de quedarse con ella abierta por motivos directamente relacionados con la dureza y proporcion de mi anatomia. Este oficio hay que tomarselo o con sentido del humor o con cierto culturalismo. El sentido del humor sirve para los galanteos, las entrevistas con los sospechosos y con los clientes --no esta de mas hacerse el simpatico--, para la aproximacion a la sordidez y para dormir como un tronco cuando uno se acuesta muerto de aburrimiento tras una jornada rutinaria. El culturalismo se aplica para contemplar el agujero de bala, la aguja de la trepanacion, el hachazo, las amputaciones de dedos y de orejas, incluso para darle a la infidelidad otra luz. Todo --los cuerpos desmembrados y los papeles de periodico-- son elementos para un bodegon, por ejemplo, de Chaim Soutine. Chaim Soutine deambulaba por las calles de Paris buscando el mostrador de la carniceria que exhibiera la gallina de sus suenos, la pieza de vacuno abierta, el costillar en exposicion salvaje, el color rojo, granate, magenta, menstrual, burdeos, carmin, bermellon, barroso, carmesi, fuego, sangre, rubi, pimenton, azafran, tomate, sandia, purpura. Chaim Soutine caminaba por las calles de Paris y, despues, se murio en una mesa de operaciones. El culturalismo he de aplicarlo pocas veces, porque yo casi nunca veo sangre a borbotones. Repaso documentos, ingresos y perdidas, asientos contables, tiro fotos. Converso con personas que se quedan palidas. Desde que saque mi licencia, rebusco entre las basuras un pasaje que ya he leido, la escena de una pelicula en la que un director, casi siempre en deuda con el expresionismo aleman, enfoca a contraluz el perfil fumador de un villano trajeado. Pero en la casa de los Esquivel no hay literatura, sino dinero. Invertido con mal gusto, pero dinero. Mientras lo anoto en mi libreta repito en voz alta: --Hija unica. Si hubieran sido conscientes de lo que le agradezco a la senora Esquivel que sea pudibunda; si hubieran podido ver las imagenes que desfilan por mi cabeza, la repugnancia que me produce representarmelos queriendo traer mas hijos al mundo; si hubieran sabido que me parecen atractivas las curvas y la apacibilidad domestica del Dr. Watson, que me encanta su caracter y que imagino lo bien que le irian a sus manos una aguja de ganchillo y una bobina de hilo de perle, que Watson seria el hombre perfecto para iniciar una convivencia en la edad madura, una vez olvidados los efebos, los apretones y el tiempo que perdi, los Esquivel no me habrian contratado jamas. Pero mis aptitudes para el disimulo y para la contencion son mas que notables, y los Esquivel no parecen muy observadores. Solo ven en mi a un hombre educado que apunta con eficiencia algunos datos en su cuadernito. Un hombre que, ademas, huele bien. Probablemente la muerta era un calco de papa, porque el senor Esquivel sigue resobando su idea fija: --Es que es incomprensible. Lo tienen delante de los ojos y !no quieren verlo! Esquivel me presenta el caso como pan comido. --Si mi hija se hubiera casado con un blanco, ya estaria en la carcel el pobre hombre. Pero con los moros nos andamos con pies de plomo...

  • Black, black, black - Sanz, Marta - 978-84-339-7207-1

    https://www.anagrama-ed.es/libro/narrativas-hispanicas/black-black-black/9788433972071/NH_468

    Black, black, black es una espléndida novela negra que puede leerse como tal, ... Bajo la capa del asesinato y las investigaciones de turno, el libro simula ...

  • Black, black, black - Sanz, Marta - 978-84-339-7742-7

    https://www.anagrama-ed.es/libro/compactos/black-black-black/9788433977427/CM_639

    Black, black, black es una espléndida novela negra que puede leerse como tal; ... El País); Clavícula: «Uno de los libros más crudos, brutales e impíos que ...

  • BLACK, BLACK, BLACK | MARTA SANZ | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libro-black-black-black/9788433972071/1654478

    Sinopsis de BLACK, BLACK, BLACK ... Se trata, pues, de una ficción donde la violencia inexplicable acaba ajustándose al razonamiento lógico y lo "imperceptible" ...

  • Black, black, black (Compactos Anagrama) Tapa blanda

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    Black, black, black (Compactos Anagrama) : Sanz Pastor, Marta: Amazon.es: Libros.

  • Black, black, black - Libro de Marta Sanz - Lecturalia

    https://www.lecturalia.com/libro/44833/black-black-black

    Los padres de Cristina Esquivel, una geriatra a la que han encontrado estrangulada en su piso de Madrid, contratan al detective Arturo Zarco para que ...

  • black, black, blacksanz, marta - Quelibroleo

    http://quelibroleo.com/black-black-black

    Pero estoy encantado, porque creo haber descubierto a una excelente escritora. hace 11 años. 4 0. Información del libro. Género ...

  • BLACK, BLACK, BLACK | Traficantes de Sueños

    https://traficantes.net/libros/black-black-black

    Editorial: ANAGRAMA ; Coleccion del libro: Narrativas hispánicas ; Idioma: Castellano ; Número de páginas: 336 ; Fecha de publicación: 2010.

  • Lecturas para verano: 'Black, Black, Black', de Marta Sanz - El ...

    https://elasombrario.publico.es/lecturas-para-verano-black-black-black-de-marta-sanz/

    28 ago 2021 — ... ha atendido lo que no es novedad sino que merece atención perenne– recuperando este libro de 2010 de Marta Sanz, 'Black, Black, Black', ...

  • Black, black, black, de Marta Sanz - Leer sin prisa

    https://leersinprisa.com/black-black-black-de-marta-sanz/

    14 may 2014 — El libro se divide en tres partes, en tres Black, con tres narradores diferentes. En la primera parte, el detective Arturo Zarco es ...

  • Black, black, black de Marta Sanz | Crítica de Libros

    https://www.criticadelibros.com/novela-policiaca/black-black-black-de-marta-sanz/

    Otra de las novelas presentadas este año en la Semana Negra de Gijón es black, black, black, de Marta Sanz. La presentación y el comentario de la obra ...

  • ?Como que a que huelen las nube? de Nina Pena Pitarch

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    Me pregunto, si a los tios les dolieran los testiculos una vez al mes tal como a mi me duelen los ovarios, tendrian ese aspecto siempre tan inmaculado y fuerte y esa actitud tan espontanea . Es mi teoria de la patada en los huevos. Una vez al …mes, cada veintiocho dias mas o menos, un pie invisible pero divino, les da una patada a los tios en sus partes, de tal forma que esten un par de dias con dolorcillo de testiculos. Serian ellos los que nos dirian por la noche en la cama “ahora no, que me duelen los testiculos”, serian ellos los que preguntarian si alguien lleva espidifen y se disculparian con la frase de “es que me ha bajado la patada en los huevos”, o se sentirian tristes, super hormonados, hinchados, poco atractivos y nos sorprenderian con un “es que me tiene que bajar la patada y estoy mas depre .
    Me pregunto si existirian las guerras si ellos tuvieran que cambiarse las compresas en las trincheras.

  • Murillo de Antonio Cavanillas De Blas

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  • Andar es salud de Jose Antonio Sanchez

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    Jose Antonio Sanchez Verona, instructor de Nordic Walking en la escuela de Guadarrama y creador de la web Global Nordic Walking, uno de los portales mas activos de la popular marcha nordica, nos relata en su libro todos los beneficios que nos aporta andar y nos ensena a disfrutar de uno de los deportes mas faciles
    y al alcance de todos. Ademas de la importancia que tiene andar para la salud, este libro nos ensena a disfrutarlo.

  • Pellizcos de Navidad de Lara Rivendel

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    Dejo el movil en la mesa, aparto la cortina y me asomo a la ventana. La misma estampa de cada ano por estas fechas, desde hace... <> Las luces de Navidad de la Gran Via brillan creando una serpiente azulada que baila alegre sobre los transeuntes. Yo, desde luego, este ano no estoy para bailes ni para fiestas. --Seguire empaquetando --me digo. Suspirando, dejo caer la cortina y vuelvo al trabajo. Mientras espero a que los posibles compradores --una pareja con los suenos intactos y toda la vida por delante-- vengan a ver el piso, voy guardando en cajas los objetos de los que no soy capaz de desprenderme. No me cunde nada porque, en realidad, no quiero acabar de empaquetar las cosas que Enrique y yo hemos acumulado a lo largo de estos veinte anos. Bueno, las que el no se ha llevado, que son casi todas. El doctor Enrique Guerra, mi aun marido aunque por poco tiempo, se llevo lo que le cupo en dos maletas y no parece tener prisa por llevarse el resto. Tomo el volumen de Guerra y Paz que me regalo durante nuestra primera cita y sonrio. Aunque me resisto, no puedo evitar abrirlo y leer la dedicatoria. <> Suspiro. Enrique es el hombre menos romantico que he conocido, pero en la primera cita se lucio. A mis veintiun anos, con mi titulo de enfermera recien estrenado bajo el brazo, que el medico mas guapo del hospital me invitara a cenar fue un sueno hecho realidad. Tan embobada estaba que, cuando poco despues descubri que estaba embarazada, no entendi las caras de horror de mis amigas. Por supuesto no quise escuchar a las que me aconsejaron que me esperara un tiempo antes de ser madre. Me decian que antes de sentar la cabeza tenia que disfrutar de la vida, viajar, salir de noche... Otras me decian que Enrique me dejaria cuando se enterara; que lo mejor que podia hacer era librarme del bebe y no decirle nada. Pero, aunque era muy joven, cuando la vida me puso ante una encrucijada, tuve muy claro lo que tenia que hacer. 7 Dos dias mas tarde compartia guardia con Enrique. Aguarde a un momento de tranquilidad; le dije que lo esperaba en el dormitorio del personal y cuando el llego, ilusionado ante la idea de un revolcon a medianoche, le comunique que estaba embarazada y que pensaba traer a ese nino al mundo. Le dije que el bebe era suyo, pero que si no habia sitio para el en su vida, no lo forzaria a aceptarlo. Eso si, si no tenia sitio para nuestro hijo, evidentemente tampoco lo tenia para mi. Enrique tardo unos segundos en asimilarlo. Aunque es seis anos mayor que yo, todavia no se habia planteado formar una familia, pero reacciono mucho mejor de lo que me habia imaginado. Me dijo que no estaba enamorado de mi, pero que yo le gustaba mucho y que no podria vivir tranquilo sabiendo que un hijo suyo crecia sin padre. Si tenia suficiente con esa base, me ofrecia su nombre y su proteccion para mi y para el bebe. En aquel momento, me parecio lo mas romantico que me habia pasado en la vida; una declaracion propia de una novela de Jane Austen. Estaba segura de que, con el tiempo, Enrique se enamoraria de mi como yo lo estaba de el y que, una vez que el bebe llegara al mundo, nuestra felicidad seria completa. El embarazo fue bueno y el pequeno Enrique, un regalo del cielo. Fue el bebe mas bonito que ha pasado por el hospital. Siempre que puedo, me paso por la nursery para ver a los recien nacidos y hasta ahora ninguno lo ha superado. Y no es amor de madre, ?eh? Es que mi Quique es guapo a rabiar. <>. Dejo el libro en la caja y voy al dormitorio de Quique, pero los recuerdos me persiguen alla donde vaya. Cuando se me termino el permiso por maternidad y volvi al hospital, note que algunas companeras cuchicheaban a mis espaldas. Mi amiga Lola me conto que una enfermera que habia entrado a trabajar durante mi ausencia iba presumiendo por ahi de acostarse con Enrique durante las guardias. Aquella noche se lo pregunte a el directamente. Aunque lo nego, su cara me dijo que algo habia habido. Segui adelante por nuestro hijo y, vale, si, porque seguia loca por mi marido. Enrique ha sido el unico hombre de mi vida; no me puedo imaginar la vida sin el. ?Que sentido tiene ahora la Navidad? Y luego vendra mi cumpleanos, y luego el suyo, y en verano... ?que hare durante un mes entero de vacaciones? Noto que empieza a faltarme el aire y, siguiendo las instrucciones de la psicologa del hospital, me siento en la cama y respiro hondo. 8 <>, me dijo. <> --!Que facil es decir eso cuando se esta bien! ?Como voy a disfrutar de esto? !Mi vida es una mierda, estoy sola y acabada! Tengo mas desconchones que la pared del lavadero. Y dentro de dos meses me caen los cuarenta; solo me faltaba eso, ya nadie me va a querer. Noto que las dichosas lagrimas vuelven a aparecer. ?Es que no se cansan nunca? Estoy harta de llorar, estoy harta de mi. No me extrana que Enrique y Quique se hayan marchado; si yo pudiera, tambien me abandonaria. Me seco los ojos, me levanto y me acerco a la estanteria. Cojo una foto enmarcada de mi hijo celebrando un triunfo deportivo y le doy un beso. Siempre ha sido muy deportista, como su padre. El momento en que nos anuncio que le habian concedido una beca para estudiar Medicina en Canada fue el principio del fin. Enrique lo felicito dandole palmadas en la espalda. Hacia tiempo que no lo veia tan contento. Me imagine que seria orgullo de padre al ver que su unico hijo seguia sus pasos. Yo lo felicite, claro, que iba a hacer, !se le veia tan ilusionado! Pero mi alma empezo a gritar en silencio y, desde entonces, no ha parado. Queria gritar que no, que no se llevaran a mi pollo, que aun era muy pequeno para saltar del nido y que !como iba a vivir en Canada con lo frios que tiene siempre los pies en invierno! Vuelvo al comedor, monto un par de cajas de carton mas con ayuda de cinta de embalar y vuelvo a la habitacion de Quique para guardar los albumes de fotos. <> El anuncio de Quique fue solo el primer capitulo de la novela El otono en que Paz perdio la paz. Cuando Enrique y yo dejamos a nuestro pequeno --ya no tan pequeno-- en el control de seguridad del aeropuerto, el me invito a tomar algo en la cafeteria. Me extrano que no esperara a llegar a casa para comer, pero pense que los nervios le habrian dado hambre. Cuando nos sentamos, me dio un panuelo y me solto a bocajarro que queria el divorcio. No fui capaz de hablar; el shock me dejo muda. Enrique tendra sus cosas, pero de tonto no tiene un pelo. Lo habia planeado todo perfectamente. Sabia que el disgusto por la marcha de Quique me dejaria en K.O. emocional y que no me quedarian fuerzas para montarle un numerito en publico.

  • Anonimos infinitos de Marina Bernal Guerrero

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    Este libro esta hecho con relatos pequenos, microrrelatos, sobre gente anonima que ha tenido la suerte de cruzar sus vidas con la de la autora de todos ellos, Marina Bernal. Anonima, pero real. Personas que sufren, se divierten, emocionan, se separan, se quieren, cumplen anos, hacen el bien, en una palabra… viven. De ahi el titulo, gente real que esta reflejada de forma anonima. E infinito, como el mar que tanto gusta a la autora, y porque estas historias van a continuar, como continuara la vida. …Todas las breves historias que se relatan en este libro son reales, con protagonistas reales y hechos reales. Marina tiene la suerte de que muchas personas le hagan participes de sus deseos, de sus sentimientos y de sus vidas… y luego le gusta describirlos respetando su intimidad y la confidencialidad. Lo cuenta, pero la mayoria de las veces no los identifica, por eso forman parte de estos Anonimos Infinitos……

  • Cuando despiertes de Dena Ruz

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    Tras un accidente que la deja en coma, Victoria decide dar un giro a su vida y comenzar a escribir. Lejos de la capital y de su mundo, se convierte en voluntaria de un hospital. Alli conoce a Santiago, un piloto que se convierte en el amor de su vida. El inconveniente es que el esta dormido.
    Cuando despierta del letargo, los dos descubren que no son dos desconocidos. El amor ha surgido. ?Sera eso suficiente cuando ni siquiera se conocen? ?Sera ese amor peculiar el verdadero?
    Romanticismo, humor y sentimiento puro son los ingredientes de esta novela.

  • Los amantes del espejo de Myriam Oliveras

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    Lidwine esta a punto de comenzar la carrera de Bellas Artes en Paris. Pese a no saber nada sobre su verdadera madre, que la abandono cuando era muy pequena, puede decirse que es una joven feliz: vive en una enorme casa de lujo en Lyon con su madre adoptiva, tiene un monton de amigos y, en apariencia, no le falta de nada. Sin embargo, Lidwine siente que algo falla, y que la vida acomodada que su madrastra se empena en proporcionarle, llena de superficialidad y riquezas, no la llena del todo. Un dia, poco antes de mudarse a la capital para comenzar sus estudios, Lidwine recibe una misteriosa carta de su verdadera madre, destinada a serle entregada a la muerte de esta. En la carta, que contiene la llave y las instrucciones de acceso a una camara de seguridad en Paris, se le explica que su vida corre peligro y que es de vital importancia que no espere ni un solo dia mas para ir a recuperar su legado. Se trata de Le Miroir des Merveilles, un espejo legendario por el que muchos mataron en el pasado y entre cuyos ilustres propietarios se contaron el rey Sol y el emperador Octavio Augusto. En cuanto el espejo cae en sus manos, Lidwine se ve atrapada por una espiral de intriga, secretos y amores turbios, mientras todo lo que siempre habia creido comienza a desmoronarse ante sus ojos. A medida que la situacion se vuelve mas peligrosa, Lidwine debera esforzarse por sobrevivir en la telarana que esta tejiendose a su alrededor, sin saber en quien confiar o a quien recurrir mientras, poco a poco, va desentranando el secreto del espejo y de los que estuvieron relacionados con el.

  • La belleza del mal de Annie Ward

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    El thriller psicologico mas explosivo y vertiginoso desde La mujer de la ventana.

  • La ira de Zygmunt Miloszewski

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  • IQ de Joe Ide

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    IQ. Asi se conoce a Isaiah Quintabe en los barrios humildes de la zona este de Long Beach. Hombre solitario, de una extraordinaria inteligencia, se ha convertido en una especie de detective sin licencia al que acuden las victimas de la elevada criminalidad de estos barrios, desatendidos por la desbordada policia de Los Angeles. Gente muy humilde, le pagan con lo poco que tienen.

  • Siempre un caballero (HQN), Delilah Marvelle de Delilah Marvelle

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  • La esposa del asesino de Bill Floyd

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    ?TE CONOZCO? Alce la mirada del refrigerador donde comparaba la variedad de comidas congeladas mientras limitaba las opciones de acuerdo a los gustos y placeres de Hayden, y me encontre con un caballero mayor que me veia fijamente arqueando las cejas despues de haberme hecho esa pregunta. Un sujeto de apariencia saludable, robusto, con la cabeza cubierta de cabello entrecano, probablemente de sesenta y tantos anos que llevaba un sueter casual y pantalones de mezclilla azul. Nada para alarmarse, aparentemente. Era tarde, casi la medianoche de un viernes, mi hora favorita para hacer las compras de la semana porque usualmente podia evitar este tipo de encuentros. No era fan de la conversacion ociosa con los vecinos ni con nadie en particular; si podia evitarla, mejor. Esa noche, cuando entre al supermercado Harris Teeter y las puertas automaticas se abrieron a mi paso con un sonido suave como el de las esclusas de una nave espacial, me parecio como si tuviera para mi sola toda la tienda. Tuve esa sensacion de limpieza, soledad y seguridad que solo se siente en los lugares publicos cuando estan vacios. Claro que no estaba realmente sola: los empleados adolescentes se recargaban con somnolencia en la zona de las cajas, un par de hombres solitarios --noctambulos y no profesionistas-- se paseaban por el pasillo de la cerveza para matar un poco el tiempo antes de volver a los sofas de sus casas. Uno de esos tipos me estaba mirando las nalgas: lo vi voltear hacia mi trasero gracias a uno de los espejos parabolicos que colgaban de los postes encalados del techo tipo bodega. A mi edad podria haberlo tomado como un cumplido, pero mas bien me hizo sentir insegura, asi que empuje mi carrito un poco mas rapido. La mayoria de las veces la clientela que iba a estas horas era gente completamente ensimismada, con tan pocas ganas de encontrarse con mi mirada como yo con la suya. Eso era exactamente lo que mas me gustaba. Pero ahora este hombre mayor me miraba fijamente a la cara y su pregunta no habia sido grosera, asi que negue con la cabeza y le conteste amablemente: --Creo que no. --?Leigh Wren? --aventuro. Aliviada al oir ese nombre, busque en mis recuerdos pensando de donde podria conocerlo. Claro que me parecia familiar. Algo se removia en los pozos mas profundos de mi mente, una palida imagen que no terminaba de tomar forma. Mis compromisos sociales habian sido pocos y mas espaciados de lo que me hubiera gustado admitir; la mayor parte del tiempo solo eramos Hayden, la oficina y yo, y asi me parecia bien, gracias, asi que supuse que habia conocido a este hombre en algun asunto relacionado con el trabajo. Tuve un instantaneo sentimiento de culpa por no poder ubicarlo claramente. Aunque, para ser honesta, no tenia nada particular que lo distinguiera; era un tipo comun de Cary. Hasta podia imaginarme su coche en el estacionamiento con un pez cristiano fijado a un lado de la matricula y una estampa de la campana Bush/ Cheney del otro. --Si, soy yo --conteste--. Disculpe, ?quien es usted? Le extendi la mano. Me la tomo y los ojos le cambiaron. Destellaron y parpadearon. Respiro profunda y tremulamente mientras proferia: --Mi nombre es Charles Pritchett. Nunca he tenido que usar un nombre que no fuera el mio, porque nunca he estado avergonzado de ser quien soy. Tu verdadero nombre es Nina Mosley y el 8 de noviembre de 1997 tu esposo, Randall Roberts Mosley, asesino a mi hija Carrie. El mundo entero se hizo pequeno. Mi mano se quedo paralizada, igual que mis otras extremidades, pero podia sentir la presion que Charles Pritchett ejercia en ella: hacia que mis nudillos crujieran y apretaba mis dedos entre si. Trate de zafarme, pero me sujetaba con fuerza; ahora sus ojos parecian unos faros. Temblaba de pies a cabeza; era evidente que habia ensayado este momento durante mucho, mucho tiempo y ahora que finalmente habia llegado, el padecia una reaccion cercana al debilitamiento, una excitacion que estallaba en cada uno de sus nervios. En este estado de emocion incluso hubiera podido levitar; era obvio que el senor Pritchett estaba viviendo un momento de verdadera trascendencia personal. Y la unica frase que yo podia pensar en decirle era: La palabra correcta es <>. Pero aparentemente no me salia la voz. Mi garganta estaba cerrada conteniendo un horrible alarido que esperaba surgir libremente si me atrevia a abrir la boca. Me dolian los dientes. Senti nauseas y panico. Quise irme a la velocidad de la luz y volver a mi bendito y familiar aislamiento. Me habia olvidado del carrito medio lleno de comida, con la fruta empacada impecablemente (uvas verdes porque a Hayden no le gustan las moradas debido a que poseen demasiadas semillas) y las carnes y los quesos cerrados al vacio, las barras nutritivas para mi y el cereal azucarado para mi hijo. Trate de liberarme de Pritchett y me eche para atras, golpee el carrito que giro chirriando sobre sus inestables llantas y se quedo atorado entre la puerta helada del congelador y mis nalgas. El seguia aferrado a mi mano y hablaba en tonos cada vez mas altos. --Me tomo mucho tiempo encontrarte, Nina, y tambien bastante dinero. Te ves tan diferente a la ultima vez que te vi en el juicio. Tienes el cabello de otro color y perdiste mucho peso. ?Te pintaste el pelo para que la gente no te reconociera? Supongo que lo entiendo: eso de que quieras disociarte de tu pasado. Pero veras, yo no puedo darme ese lujo --la saliva se le juntaba detras de los dientes apretados--. Yo vivo con mi pasado todos los dias, cada momento que mi hija no esta desde entonces. Se fue. Ya se que la policia dijo que todo lo habia hecho tu esposo, pero para mi tu nunca quedaste libre de culpa, para nada. Por eso estoy aqui ahora, Nina. Vine a ponerte en evidencia. Voy a destrozar esta tonta ficcion de vida que te hiciste, les voy a ensenar a todos quien eres de verdad. --Disculpe, ?esta todo bien? Intervino otra voz y me volvi hacia ella solo para encontrarme con el mira-nalgas que estaba parado ahi junto con un cajero ligeramente detras de el, ambos mirandonos a Pritchett y a mi con algo de preocupacion. El cajero parecia electrificado, como si esperara cualquier pretexto para llegar a las manos y saltarle encima a Pritchett; seguramente en su cabeza adolescente bullian fantasias agresivas contra el hombrecito. A lo mejor Pritchett le recordaba a algun patriarca dominante de su propia historia. El mira-nalgas estaba mucho mas tranquilo, sostenia holgadamente su canasta verde olivo llena de productos de porciones individuales con una tension que sugeria que ya habia estado antes en confrontaciones como esta y que generalmente salia del lado ganador. Quiza fuera un ex militar. O quiza solo fuera un bravucon de bar. Pritchett solto finalmente mi mano, pero siguio hablando, ahora dirigiendo sus comentarios a los seudointerlocutores. --?Saben quien es ella? ?Quien era su esposo? Apuesto a que se acuerdan de su nombre. -- Sacudio un dedo esqueletico frente a mi cara; las palabras le salian como en avalancha, apenas controladas--. ?Llamamos a la policia, Nina? ?Quieres reportar este <>? Porque a mi me encantaria. Disfrutaria tener la oportunidad de alertar a las autoridades locales sobre la persona que ha estado viviendo entre ellos durante los ultimos seis anos. El mira-nalgas estaba harto. Puso su canasta en el piso y se puso entre Pritchett y mi cuerpo. Yo seguia retrocediendo, pero no podia apartar la mirada del viejo. Le habian asomado lagrimas a los ojos y el triste peso emocional que acababa de soltar estaba a punto de fulminarlo. El miranalgas dijo: --No se cual sea su problema, senor, pero creo que debe dejar a la dama en paz. El cajero le dijo a Pritchett que era un imbecil. Pritchett alzo las manos con las palmas hacia afuera y retrocedio algunos pasos. Con una voz mas firme volvio a sugerir que llamaramos a la policia. Los altavoces cambiaron de una cancion de los Commodores a Take on me. En un nivel inconsciente, en un murmullo, entendi que de ahora en adelante cada vez que escuchara la trillada melodia de esos sintetizadores seria como la banda sonora de este momento de cisma. Pritchett grito hacia mi: --?Donde esta Hayden esta noche, Nina? Deberias cuidarlo con mas atencion. Yo no cuide a Carrie con la suficiente atencion y ya ves lo que le paso. Tu sabes lo que el le hizo. Eso basto para que, por fin, diera la vuelta y me echara a correr lejos de ahi resbalando y enderezando el paso mientras iba por el pasillo hacia el frente de la tienda. Las puertas automaticas no se abrieron tan rapido y choque contra una de ellas. Al dia siguiente habria un largo moreton a lo largo de mi brazo, desde el hombro hasta el codo. Pero justo en ese momento no lo senti; en ese momento mi mano seguia latiendo en recuerdo de que Pritchett me habia agarrado sin que yo me pudiera soltar unos minutos antes. II Yo misma habia hecho bromas cuando construyeron el centro comercial justo al lado de nuestro fraccionamiento, humor acido sobre cuanto mas conveniente iba a ser este que el otro que estaba a ocho kilometros de distancia. Y justo esa noche le agradeci a Dios que estuviera tan cerca. Un giro a la izquierda al salir del estacionamiento, luego un semaforo en la entrada de Kensington Arbor, que me pase sin siquiera pisar el freno. Despues un giro a la derecha: tome la curva con un giro tan apretado que las llantas rechinaron. Menos de cuatro minutos despues de que sali del supermercado, estaba estacionando mi carro enfrente de la casa de los McPherson. La calle estaba en silencio; las casas, amplias y modernas, habian sido construidas muy juntas, con un patio minimo entre ellas. La humedad del aire nocturno se concentraba en anillos brillantes alrededor de los faroles. La luz del porche delantero de los McPherson estaba encendida, pero no se veia nada extrano desde afuera. Pero bueno, en este vecindario, en este asentamiento ordinario de hogares familiares comunes y casas urbanas que se habia convertido en nuestro refugio, nada parecia extrano jamas. Nuestra casa estaba tres cuadras adelante, una casa citadina con un lugar de estacionamiento y un agradable patio trasero donde Hayden jugaba. Por lo general no lo dejaba pasar la noche fuera de casa, pero me habia rogado toda la semana y yo sabia que tenia que hacer las compras de medianoche, asi que al final cedi y deje que se quedara a dormir con su amigo Caleb. Una Yukon rojo quemado estaba estacionada a media banqueta. Era el coche <> de la mama de Caleb; sin duda, ahora el espacio del garaje lo ocupaba el Escalade que Doug McPherson le habia comprado a su esposa en Navidad. Cerre suavemente la puerta de mi carro y me deslice por su patio, mirando la calle de arriba abajo para confirmar que no hubiera nada fuera de lo normal, aunque no hubiera podido decir si algo lo estaba. Solo habia venido unas cuantas veces a esta parte del vecindario. Hayden tenia un celular y habia considerado llamarle desde que sali corriendo de la tienda, pero me choco la idea de despertar a todo mundo si nadie estaba en verdadero peligro. Y aunque Charles Pritchett pudiera tener cuentas pendientes conmigo, con toda seguridad no le haria nada a mi hijo. Con toda seguridad no me habia amenazado tan abiertamente como yo habia pensado. Con toda seguridad no lo haria, no despues de lo que le habian hecho a su propia carne y sangre... ?Donde esta Hayden esta noche, Nina? Deberias cuidarlo con mas atencion. Mire la calle de arriba abajo otra vez. Unos cuantos carros estaban estacionados en las puertas de los garajes o a lo largo de la calle, pero no habia siluetas encorvadas detras de los parabrisas y nadie observaba desde las oscuras ventanas de las casas. Los hogares estaban amontonados tan juntos que parecian centinelas o las paredes de un laberinto. Usualmente yo apreciaba ese tipo de sensaciones, me gustaba la idea de que habia encontrado una fortaleza, pero de algun modo siempre habia intuido que ese sentimiento se podia volver en contra mia. ...Pero nunca estuve preparada para que sucediera. En el ultimo momento decidi no tocar el timbre. Los McPherson ya tenian sus dudas sobre mi, seguro, pero esperaba que solo fueran dudas como por que era soltera a mi edad y cosas como: <> y <>, ese tipo de comentarios que habia oido de pasada de cualquier cantidad de conocidos con bastante regularidad y que habia ignorado sistematicamente. Yo podia soportar el aislamiento de mis iguales; de hecho, habia aprendido a apreciarlo, pero mi hijo necesitaba tener amigos y no queria que no los tuviera por mi culpa. El estaba en una edad en la que la soledad podia convertirse en la mejor forma de resolver sus dificultades; la siguiente parada era la alienacion y despues, cuando fuera un adolescente, yo misma tendria que revisar su closet para asegurarme de que no tuviera escondido un rifle de asalto. No siempre fui propensa a imaginar lo peor. Fue una habilidad aprendida, una destreza de condicionamiento involuntario. Gabby McPherson me dio un breve tour de orgullo domestico la primera vez que lleve a Hayden a jugar, pero yo ya estaba familiarizada con la disposicion de la casa; habia investigado los planos de todos los modelos cuando empece a buscar una propiedad aqui. Ella no habia hecho nada original con los interiores; los muebles y el acomodo estaban sacados directamente de Martha Stewart... hace cinco anos. El lugar donde se suponia que los ninos iban a dormir estaba en una estancia al costado de la casa y atravese con ligereza el patio para asomarme por la ventana. Solo Dios sabe que me habrian hecho los vecinos si me hubieran visto, pero la verdad, me importaba un carajo. No me habria opuesto a que una patrulla pasara por la calle: ya habia pensado en llamar una, pero esperaba que Pritchett hubiera obtenido cualquier satisfaccion que buscara al confrontarme en la tienda y que ahora nos dejara en paz. Mas no lo creia. Mi corazon latia demasiado rapido; podia sentir mi pulso en el cuello y me costaba trabajo tragar saliva

  • Ulises y Yacir de Cristina Cerezales Laforet

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    Ulises y Yacir son dos adolescentes que provienen de dos mundos muy alejados culturalmente. Ulises es hijo de una familia espanola acomodada, aunque no libre de problemas, mientras que Yacir proviene de Marruecos, de donde tuvo que huir jugandose su salvacion a una carta muy peligrosa: el cruce del Estrecho en una patera en la que perdieron la vida dos miembros de la familia.
    El encuentro entre estos dos jovenes durante unas semanas en un pueblo de la costa de Cadiz les cambiara para siempre. Lo que primero fueron recelos y desconfianza, fruto de sus miedos e inseguridades, pronto se convertira en una relacion de amistad magica, en la que compartiran sus suenos, sus ilusiones y sus primeros descubrimientos. Con ellos conviven Dorotea, Yamal y Melika, tres adultos que trataran de ayudarles a resolver sus conflictos.

  • Desdicha (El experimentado detective Hensley 1) de Raul Garbantes

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  • Blutstein de Allyn O'callaghan

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    Un macabro asesinato no debe ser el final de su historia y Carlos se pondra a prueba para desenmascarar lo que parece ser una muerte ritual.
    Pero no todo es lo que parece y un psicopata no se conforma con arrebatar vidas, sino que es capaz de llevar a sus perseguidores por los caminos de la locura y el miedo.

  • BELLA (SAGA BELLA OSCURIDAD 1) de Jessica Rivas (jessre)

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    “Nunca es demasiado tarde para ser lo que podrias haber sido” -George Eliot.

    Las malas acciones de Aleksi Kozlov bastan para perder lo unico valioso en su vida.
    Basta una sola mirada de Bella Foster para comprender que solo ansia libertad.
    Basta una promesa inquebrantable de alguien nuevo para luchar hasta el final.
    Y he ahi el punto de encuentro entre polos opuestos.
    Cuando la belleza es poder, el dinero debilidad, y la imperturbabilidad un don; el deseo de romper las reglas predispuestas se convierte en lo unico razonable.
    Porque basta con solo ver una rosa roja en su maxima expresion para comprender que su encanto desvirtua las espinas que brillan ante su mencion.
    Una historia llena de pasiones, y traiciones con protagonistas inigualables. Un juego sin fin en el cual las apariencias cumplen el rol mas importante.
    El sufrimiento sera inevitable.

  • Adrien de Virginia V. B

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    Oveja negra. Descarriada. Libertino. Irresponsable. Y un sinfin de calificativos mas son con los que mi familia me deleita a la menor ocasion. No los culpo porque tienen razon. No entienden que el segundo de sus hijos haya decidido dar un cambio radical a su vida, pasandose por el forro la estricta educacion que llevar el apellido James, implica. Ellos, con sus normas arcaicas y sus paripes, me han convertido en lo que soy.

  • Un escoces en la oscuridad (Escandalos y Canallas 2) de Sarah Maclean

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    La senorita Lillian Hargrove ha vivido casi toda su vida sola, en una jaula dorada, anhelando amor y compania. Cuando un famoso artista la tienta con hermosas promesas y le ruega que pose para un escandaloso retrato, Lily no vacila., hasta que ese mentiroso canalla la deja en evidencia. Cuando el cuadro se hace publico, a Lily no le queda mas remedio que recurrir al unico hombre que puede salvarla de la ruina.

  • Decisiones arriesgada de Mar Carrion

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    Megan Lewis es una joven periodista que trabaja en un periodico importante de Pittsburgh y que escribe sobre asesinatos violentos. Cuando una noche acude a la casa de su vecina de enfrente y descubre accidentalmente su cuerpo apunalado y sin vida, decide investigar el brutal asesinato. La victima trabajaba como chica de compania en La Orquidea Azul, una agencia cuyos clientes son hombres influyentes y adinerados. Para asegurarse el puesto de redactora jefe del periodico, Megan decide infiltrarse en la agencia, pero pronto se encontrara con los obstaculos que el policia encargado de la investigacion, el atractivo detective de homicidios Derek Taylor, pone en su camino. Megan tendra que debatirse entre la atraccion que siente hacia el policia, que es mutua y evidente, y el deber profesional que la reclama.

  • La octava vida (para Brilka) de Nino Haratischwili

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  • Segun venga el juego de Joan Didion

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    ?Que hace malvado a Iago?, preguntan algunos. Yo nunca pregunto. Otro ejemplo, uno que me viene a la cabeza porque esta manana la senora Burstein ha visto una cascabel pigmea entre las alcachofas y desde entonces esta intratable: yo nunca pregunto por las serpientes. Por que deberia Shalimar atraer a los bungaros. Por que habria de necesitar una serpiente de coral dos glandulas de veneno neurotoxico para sobrevivir mientras que una serpiente rey, tan similar, no necesita ninguna. Donde queda la logica darwiniana. Podrias preguntarlo. Yo nunca lo hago, ya no. Recuerdo un incidente recogido no hace mucho en el Herald-Examiner de Los Angeles: cerca de Boca Raton encontraron muerta en su caravana a una pareja de luna de miel, oriunda de Detroit; una serpiente de coral seguia enroscada en la manta termica. ?Por que? A menos que estes dispuesto a pensar a largo plazo, no existe una <> satisfactoria para tales preguntas. Pues eso. Soy lo que soy. Buscar <> no tiene sentido. Pero como aqui se dedican a buscarlas, me preguntan. Maria, si o no: Veo una polla en esta mancha de tinta. Maria, si o no: Un gran numero de personas tienen malas conductas sexuales, creo que mis pecados son imperdonables, el amor me ha decepcionado. ?Como podria contestar? NADA VIENE AL CASO, escribo con el lapiz IBM imantado. Que viene al caso, preguntan despues, como si la palabra <> fuera ambigua, abierta a interpretaciones, un fragmento dudoso de una runa islandesa. Solo existen ciertos hechos, digo, intentando otra vez participar amablemente del juego. Ciertos hechos, ciertas cosas que ocurrieron. (Por que molestarse, podrias preguntar. Yo me molesto por Kate. Aqui juego por Kate. Carter ingreso a Kate y yo voy a sacarla.) Malinterpretaran los hechos, inventaran conexiones, extrapolaran razones de donde no las hay, pero ya te lo he dicho, es a lo que se dedican. Asi que me sugirieron que dejara sentados los hechos, y los hechos son los siguientes: Me llamo Maria Wyeth. Se pronuncia mar-ay-a, que quede claro desde el principio. Aqui hay gente que me llama <>, pero yo nunca lo he hecho. Edad, treinta y un anos. Casada. Divorciada. Una hija, de cuatro anos. (Aqui no hablo con nadie de Kate. Donde esta Kate le ponen electrodos en la cabeza y agujas en la columna e intentan averiguar que fallo. Es otra version mas de por que una serpiente de coral tiene dos glandulas de veneno neurotoxico. Kate tiene una debilidad en la columna y una sustancia quimica anomala en el cerebro. Kate es Kate. Carter no pudo acordarse de la debilidad de la columna o no habria permitido que la pincharan ahi.) De mi madre he heredado el fisico y la tendencia a las migranas. De mi padre he heredado un optimismo que no me abandono hasta fecha reciente. Detalles: naci en Reno, Nevada, y a los nueve anos me mude a Silver Wells, Nevada, poblacion entonces 28 habitantes, ahora 0. Nos trasladamos a Silver Wells porque mi padre perdio la casa de Reno en una partida privada y de casualidad se acordo de que era propietario de un pueblo, Silver Wells. Lo habia comprado o lo habia ganado o quiza se lo dejara su padre, no estoy segura y a ti no te importa. Teniamos muchas cosas y lugares que iban y venian, un rancho de ganado sin reses y una estacion de esqui pagada con la segunda hipoteca de alguien y un motel que habria estado convenientemente situado a la salida de la autopista si hubieran construido la autopista; me educaron para creer que la siguiente tirada siempre seria mejor que la anterior. Ya no lo creo, pero te cuento como era. Lo que teniamos en Silver Wells eran ciento veinte hectareas de mezquite y algunas casas y una gasolinera Flying A y una mina de cinc y un apartadero de los ferrocarriles Tonopah & Tidewater y una tienda de baratijas y luego, cuando a mi padre y a su socio Benny Austin se les ocurrio la idea de que Silver Wells era una atraccion turistica natural, un campo de minigolf y un museo de reptiles y un restaurante con algunas tragaperras y dos mesas para jugar a los dados. Las tragaperras no eran exactamente rentables porque la unica persona que jugaba era Paulette, con monedas de la caja registradora. Paulette regentaba el restaurante y (ahora lo veo) se tiraba a mi padre y a veces me dejaba fingir ser la cajera despues de clase. Digo <> porque no teniamos clientes. Paso que la autopista con la que contaba mi padre nunca llego y el dinero se agoto y mi madre enfermo y Benny Austin regreso a Las Vegas, me tope con el en el Flamingo hace unos anos. --El unico Waterloo de tu padre fue que siempre vivio veinte anos avanzado a su tiempo --me informo Benny la noche del Flamingo--. El plan de la ciudad fantasma, el minigolf, la idea del blackjack automatico, ?que ves hoy en dia? Hoy Harry Wyeth podria ser un Rockefeller en Silver Wells. --Hoy Silver Wells no existe --repuse--. Esta en pleno campo de lanzamiento de misiles. --Hablo de entonces, Maria. De como era. Benny pidio una ronda de cubalibres, una bebida que yo no habia visto pedir a nadie mas que a mi madre, mi padre y Benny Austin, y le di unas cuantas fichas para que jugara por mi y fui al servicio y nunca volvi. Me dije que porque no queria que Benny viera con que clase de hombre estaba, estaba con un hombre que jugaba al bacarra con billetes de cien del otro lado del cordon, pero no fue solo por eso. Ya puesta, no me andare con rodeos, me incomoda el <>

  • Objetos malditos de Javier Arries

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    Por las paginas de este libro desfilan todo tipo de objetos muy variopintos pero con algo en comun: dicen de ellos que estan malditos, que atraen la desgracia, la ruina y todo tipo de infortunios a los que se relacionan con ellos. De algunos se afirma incluso que son instrumentos del diablo, o de la mismisima muerte.

  • De enfermera al cielo o al caldero de Irene Ferb

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    Julia, una enfermera interina, sufre un terrible accidente el dia despues de jubilarse. Confiada en que las puertas del cielo van a abrirse para ella se topa de frente con un San Pedro mucho mas riguroso de lo que estimaba.
    El acceso a la vida eterna se vende muy caro y Julia se vera obligada a aclarar algunos de los conflictos que vivio en su trabajo, enfrentamientos del dia a dia que seguro no te resultan del todo insolitos.

  • La muerte blanca de Tapio Saarelainen

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    Simo Hayha esta considerado como el francotirador mas letal de toda la historia.

  • El diablo de Milan de Cathryn De Bourgh

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    Lucio Valenti, soltero y millonario y guapo como un demonio, era un visitante asiduo al exclusivo club de mujeres pagas cuando se acerco un dia al dueno del establecimiento con ese insolito pedido. --Necesito una virgen, Paolo--dijo. No bromeaba, no solia bromear con esas cosas. El dueno del prostibulo lo miro algo sorprendido. --Pero una virgen no es tu estilo--dijo con cierto reparo el dueno del burdel de lujo. --Lo se pero la necesito ?y no dicen que la necesidad tiene cara de hereje? --Si, supongo que si pero hoy dia es un poco dificil. A menos que... Vaya ?entonces quieres probar cosas nuevas entrenando a una novata en la cama? Galiani penso que su cliente bromeaba. El solo tenia mujeres sofisticadas y bien entrenadas, que conocian bien su oficio pero que lucian como verdaderas damas formaban parte de su exclusivo club privado "de compania". El era uno de sus duenos, manejaba el negocio de la prostitucion vip con suma cautela, usando de pantalla que alli se brindaban acompanantes y traductores para los viajeros extranjeros. Mediante un complejo y sofisticado metodo de sobornos, Galiani tenia montado un negocio muy rentable. Una fachada para conseguir acompanantes discretos y amantes sofisticadas para millonarios aburridos y ansiosos de sexo sin compromisos como Lucio Valenti. --No, no se trata de ensenar esta vez-- confeso Valenti con un gesto de cautela --pero necesito una virgen hermosa y tierna, tu conoces bien mis gustos pero esta vez debe ser autentica. No le dijo la razon pero lo cierto es que si su mejor cliente pedia una virgen y el dueno de la agencia debia conseguirla. --Escoge alguna que sea de mi agrado Paolo y luego, debera firmar un contrato. --?Y que contrato es ese? --Menos pregunta Dios y perdona amigo. Haz lo que te pido, realiza una seleccion y luego me avisas. Si alguna me agrada y decido cerrar el trato, te pagare una cifra de tres ceros. Pero debe ser perfecta para mi y dispuesta a firmar el contrato. --Pero ?por que una virgen mi viejo amigo? ?No puede ser una chica de mi agencia de compania? Tengo las mujeres mas cotizadas del negocio. Hermosas y saludables, de buen nivel intelectual. El millonario lo nego con un gesto de desden. --Es que ya conozco a las chicas de aqui y ninguna serviria. ?Crees que puedas conseguir lo que te pido o debere buscarme una agencia que si lo haga? La amenaza fue contundente. --Oh no sera necesario. Vere que puedo hacer por ti viejo amigo, solo dame un poco de tiempo. Hoy dia cuesta mucho encontrar una virgen hermosa y dispuesta a firmar un contrato. Temo que deberas decirme que clase de contrato sera ese. --Vamos, tu eres convincente Paolo, ve al sur, consigue una chica hermosa y decente para mi, sabes que no tengo tiempo para andar buscando, los negocios son primero. Pero para que estes tranquilo quiero decirte que es un tema de negocios tambien. Un absurdo testamento que me obliga a casarme, de eso se trata. Si, mi padre dice que si no me caso este ano dejara el negocio en manos de mi hermano menor. No tiene derecho a hacerlo, pero lo hara. --Una esposa. Que interesante. Hubieras empezado por ahi. --Es que el asunto no me hace gracia, sabes bien lo que pienso al respecto. Debo atarme a una mujer y no me atrae casarme con una de tus rameras. Al menos consigue una virgen, una chica decente dispuesta a casarse conmigo y a obedecerme. Pero es importante que entienda eso, sera una boda forzada si, una fachada para que pueda seguir haciendo lo que me plazca pero si llevo una ramera nadie me creera. No te pediria esto si no estuviera desesperado. El tiempo es oro ya has oido el refran ?verdad? --Si, por supuesto. Vere que puedo hacer. Pero necesitare algo de tiempo y de dinero para mover contactos. --Por supuesto, ve... ve y luego avisame. Es que lo que no tengo es demasiado tiempo. Enviame fotos primero, necesito verlas--dijo y le extendio un cheque de tres ceros para que empezara a moverse. El senor Galiani penso que lo conseguiria, no sabia como pero no podia perderse la cifra de seis ceros que le ofrecia ese millonario. Cuando este se marcho busco en su portatil el banco de datos que tenia. Habia diez chicas que acababan de entrar y una de ellas tenia una cara de angel, era rubia y parecia virgen, aunque no lo era por supuesto. Habia un lugar donde se operaban las mujeres que querian recuperar su virginidad... Pero tenia pechos operados, eso era una desventaja, se daria cuenta, ese millonario no era tonto. No, necesitaba mas que una cara inocente. Tenia que ser una autentica virgen dispuesta a vender su virginidad. No solo su virginidad, su cuerpo y su alma para ser la acompanante de un italiano guapo y millonario. Vamos, el trato no era tan malo. Tendria un marido. ?No era el sueno de una virgen? ?Tener un hombre joven, millonario y dispuesto a casarse con ella? solo que hoy dia las virgenes jovenes escaseaban. Era un pedido dificil, lo conseguiria si pero esta vez no podia hacerlo solo. Hizo un par de llamadas y cito en su oficina a uno de sus buscadores de modelos principiantes dispuestas a salir con millonarios por dinero y fama. Era un tipo leal y discreto que se manejaba en la web y tenia muy buen trato con las chicas. Ernesto Schiavi. Alto, de largas piernas y porte intelectual era quien manejaba las redes y era ademas un experto programador y antiguo hacker sin trabajo. --Bueno, tenemos un pedido especial mi amigo. Buen dinero si te mueves rapido y me das lo que te pido. --?De veras? ?De que se trata?--quiso saber. --Una virgen inocente que este dispuesta a vender su virginidad a un millonario a cambio de dinero y estabilidad. Cuando supo los detalles Ernesto vacilo. --?Y donde demonios esperas encontrar una chica asi? Porque lo que quiere ese millonario no existe, ?te das cuenta? Al senor Paolo no le agradaba esa palabra. --Para mi no existe no es una palabra valida, amigo. Esfuerzate. Buscame a la chica. Te enviare a tu portatil el perfil del millonario y el tipo de chica que le agrada. Pero Ernesto penso que no lo conseguirian. --?Y donde debo buscar una virgen? Deberia ir a la preparatoria y eso seria ilegal. Porque ninguna chica universitaria es virgen ni tampoco... --Bueno, tengo algunas ideas. Creo que primero deberas viajar al sur, alli las jovenes son mas recatadas y conservadoras. --Ni tanto... es una idea un poco falsa y estereotipada del sur, hoy dia las cosas han cambiado, hay mas libertad que antes, aun en los pueblos pequenos de Napoles. --Bueno, investiga eso. Se que no sera facil pero es mucho dinero en juego y todo debe ser perfectamente legal. Perfectamente legal era una expresion ambigua en ese negocio. Hasta ahora habia sido legal pero,

  • Mi cunada de Tierra Salvaje

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    Un viaje de final de curso entre un grupo de jovenes acompanados de dos de los profesores mas atractivos, entre las que se encuentra Eva, la cunada David, quien vivira una experiencia inolvidable en una isla idilica y cambiara su vida en pareja y su percepcion de la misma. Amor, celos, sexo, desencuentros, amistad, deslealtades y sentimientos encontrados.

  • 42 trozos de amor y pasion de Deborah F. Munoz

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    Adolescentes en su primera cita por la feria, nobles a punto de casarse, Cupidos, institutrices, oficinistas lujuriosas o modelos masculinos sufridores: todos ellos, y muchos mas, son los protagonistas de estos relatos que Deborah F. Munoz escribio entre 2008 y 2017. Algunos son mas tiernos, otros mas sorprendentes y unos cuantos son fantasiosos. Lo unico que tienen en comun, aparte de una autora que no cree en los romances tipicos, es que en todos el amor o la pasion estan muy presentes.

  • Amor es la respuesta de Carmela Diaz

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    Amor es la respuesta es la novela de cinco generaciones de mujeres excepcionales y la busqueda de un incierto tesoro. Una gran aventura que se inicia intramuros de los fastuosos harenes del Imperio otomano, nos conduce a la corte de Nicolas II, el ultimo zar de Rusia, y recala en la misteriosa vida de una lady inglesa y en su nieta, una bella anticuaria que en la busqueda de sus origenes tambien hallara el amor. Mediados del siglo xix.Selma, una portentosa doncella, es elegida por los jinetes reales para formar parte del haren de uno de los ultimos sultanes otomanos. Imposible predecir en ese momento que llegara a convertirse en la favorita y en la mujer mas enigmatica de la corte de los zares. En la actualidad. Violeta, la joven propietaria de una tienda de antiguedades, descubre que su abuela era en realidad una distinguida lady inglesa. En la busqueda de sus origenes, se enfrentara a misterios del pasado, a historias de amor prohibidas y al peligroso trasfondo del negocio ilegal de arte. Lo hara acompanada de dos seductores que la cautivaran: un astuto periodista y un mecenas de arte multimillonario.

  • Alimenta tu cerebro de David Perlmutter

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    Con simples recomendaciones dieteticas y un practico programa de seis pasos para mejorar la ecologia del intestino, Alimenta tu cerebro, un libro divulgativo a la par que riguroso, nos abre la puerta a la adquisicion de una salud cerebral sin precedentes.

  • Conectados. Ahora Y Siempre de S.m. Afonso

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    ?Nunca has deseado algo realmente con todas tus fuerzas?

  • El que viene por detras de Claudio Hernandez

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    Stevie en su inocencia creia que su mama estaba con Dios hasta que vio a un extrano crio en su ventana. Despues habia una la leyenda de la que todo el mundo silenciaba, y Jeffrey, su padre le revela algo… Aunque no le conto todo, pero entonces el pequeno vio a su vecino suspendido en el techo… Y estaba el: el que viene por detras. El circulo de trigo tampoco estaba blancuzco en Navidad cuando la nieve caia como piedras. ?Que secreto hay detras de todo?

  • Yo soy Eric Zimmerman de Megan Maxwell

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    Me llamo Eric Zimmerman y soy un poderoso empresario aleman. Me caracterizo por ser un hombre frio e impersonal, que disfruta del sexo sin amor y sin compromiso.
    En uno de mis viajes a Espana para visitar una de mis delegaciones conoci a una joven llamada Judith Flores. Ella me hizo reir, me hizo cantar, me hizo incluso bailar, y yo no estaba acostumbrado a eso. Cuando me di cuenta de que sentia mas de lo que debia, me aleje de ella, pero regrese, pues esa mujer me atraia como un iman.
    A partir de ese momento comenzamos una relacion plagada de fantasia y erotismo, en la que disfrute ensenando a Judith a gozar del sexo de una manera que ella nunca habia imaginado. Y tu, ?te atreves a descubrir el lado sumiso, dominante y voyeur que todos llevamos dentro?

  • Los olvidados de David Baldacci

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    Tenia el aspecto de un hombre temeroso de que esa noche fuese la ultima que pasara en este mundo. Y razones no le faltaban para pensar asi. Las probabilidades eran de un cincuenta por ciento, un porcentaje que podia variar segun como saliesen las cosas durante la siguiente hora. Asi de pequeno era el margen de error. El rugido de los motores de la embarcacion que avanzaba casi al maximo de potencia se apodero del silencio nocturno que reinaba en las tranquilas aguas del Golfo. En aquella epoca del ano, el golfo de Mexico no solia estar tan apacible: era el periodo mas activo de la temporada de huracanes. Aunque en el Atlantico se estaban gestando varias tormentas, ninguna habia formado todavia un centro fuerte ni penetrado en el Golfo. Los habitantes de la costa cruzaban los dedos y rezaban para que la situacion continuara asi. El casco de fibra de vidrio surcaba limpiamente las saladas y densas aguas. Aquella embarcacion tenia capacidad para llevar a bordo comodamente unas veinte personas, pero en esta ocasion eran treinta. Los pasajeros se aferraban con ansiedad a cuanto podian para no salir despedidos por la borda. A pesar de que el mar estaba en calma, una embarcacion que transporta demasiada gente y se mueve a gran velocidad nunca es estable. Al capitan no le preocupaba la comodidad de sus pasajeros; su prioridad era que siguiesen con vida. Con una mano apoyada en la rueda del timon y la otra en las dos palancas de potencia del motor, observo el indicador de velocidad con gesto de preocupacion. <>. Cuarenta millas por hora. Empujo las palancas hacia delante e incremento la velocidad hasta las cuarenta y cinco. Ya casi habia alcanzado el maximo. Los dos motores de popa no iban a conseguir mas velocidad sin un gasto excesivo de combustible. Y en las inmediaciones no habia ningun puerto deportivo donde repostar. Incluso con la brisa que creaba el avance de la embarcacion seguia haciendo mucho calor. Por lo menos, navegando a aquella velocidad y tan lejos de tierra, no habia que preocuparse por los mosquitos. El capitan fue observando a los pasajeros uno por uno; no era un gesto ocioso: estaba contando las cabezas, aunque ya sabia cuantas habia. Ademas, llevaba cuatro tripulantes, armados y encargados de vigilar a los pasajeros. En caso de que estallase un motin, seria una proporcion de cinco contra uno. Pero los pasajeros no tenian subfusiles. Un solo cargador bastaria para acabar con todos, y aun sobrarian balas. Por otra parte, la mayoria eran mujeres y ninos, porque aquello era lo que se demandaba. No, al capitan no le preocupaba un posible motin, sino la hora. Consulto la esfera luminosa de su reloj. Iban a llegar por los pelos. Habian salido con retraso del ultimo puesto de avanzadilla. Y luego se les habia averiado el plotter de navegacion, que durante media hora los llevo por un rumbo erroneo. Aquello era el ancho mar. Exactamente igual por todas partes. No habia la minima porcion de tierra que sirviera para orientarse. No surcaban ningun canal senalizado. Sin las ayudas electronicas a la navegacion estaban bien jodidos, como pilotar un avion en la niebla sin contar con ningun instrumento. El unico desenlace posible era el peor. Sin embargo, habian logrado arreglar el plotter y corregido el rumbo, de modo que el capitan forzo los motores a maxima potencia. Y despues los forzo otro poco mas. Continuo con la mirada fija en el velocimetro, los niveles de aceite y de combustible y la temperatura del motor. Si en ese momento sufrian una averia, seria desastroso; no podrian llamar precisamente a los guardacostas para que acudieran en su rescate. Aun cuando sabia que era inutil, miro al cielo en busca de algun ojo que estuviera observandolos, un ojo no tripulado que los detectase y alertara digitalmente a las autoridades. Si pasaba eso, enseguida tendrian encima las patrulleras de la Guardia Costera. Abordarian su embarcacion, sabrian de inmediato que estaba sucediendo alli y lo meterian en el talego durante una buena temporada, quiza para el resto de su vida. Sin embargo, el miedo a los guardacostas no era tanto como el que le causaban ciertas personas. Forzo la velocidad hasta las cuarenta y siete millas y rogo en silencio que no reventara ninguna pieza vital del motor. Consulto otra vez el reloj y fue contando los minutos mentalmente, sin apartar la vista del mar. --Joder, me van a echar de cena para los tiburones --mascullo. No era la primera vez que se arrepentia de haber aceptado aquel arriesgado negocio, pero estaba tan bien pagado que no podia rechazarlo, pese a los peligros que entranaba. Ya llevaba quince <> como la presente, y calculaba que si hacia otras tantas podria jubilarse en algun lugar agradable y tranquilo de los cayos de Florida y vivir a cuerpo de rey. Aquel trabajo era mucho mejor que dedicarse a llevar palidos turistas nortenos que anhelaban avistar un atun o un pez espada, aunque lo que hacian mas a menudo era terminar vomitando en la cubierta cuando habia mala mar. <>. Observo las luces de navegacion verde y roja de la proa. Proyectaban un extrano resplandor en aquella noche sin luna. Conto mentalmente mas minutos, al tiempo que vigilaba los indicadores del salpicadero.

  • OLVIDARTE. SOFIA II de Erica Canovas Morales

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    Sofia y Jose estan haciendo todo lo posible por tener una vida tranquila despues del ultimo suceso que los separo de forma definitiva. Sofia se ha convertido en una mujer madura que ha dejado las copas de vino y las fiestas con sus amigos para centrarse en su vida laboral y familiar en un claro intento de olvidar a Jose. Mientras tanto, este sigue empenado en recuperarla, pero no lo tendra nada facil. Aunque tiene un as bajo la manga que le mantiene unido a Sofia y usara su carta ganadora para recuperar lo que perdio en el pasado.

  • A sus ordenes de Sophie Saint Rose

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    Azahara es teniente del ejercito del aire y lucha por conseguir su sueno. Y esta a punto de alcanzarlo cuando su Coronel se jubila, dando paso a un heroe de guerra con malas pulgas que la tiene entre ceja y ceja. El Coronel Parker le hace saber continuamente que es una desgracia para el ejercito y solo esta en su mano demostrarle que se equivoca y que ella siempre consigue lo que quiere. Y le quiere a el en su cama.

  • El canon de hielo de Yunia Rodriguez

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    .Serena es una chica “comun” que quiere vivir en libertad, pero un giro inesperado la obliga a formar parte del haren del rey. Sin olvidar , ni por un segundo a su familia, y dispuesta a sobrevivir en aquel nido de fieras, lucha contra la traicion de su corazon, hecho que la lleva a enamorarse del soberano, un hombre del demonio, frio como el hielo.

  • Testigo por accidente de Paulina Maggi

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    Una novela de suspense romantico que atrapara a sus lectores.

  • El Pais de Yann de Lord Dunsany

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    En nuestro siglo de notorios escritores comprometidos o de conspiradores que ansiosamente buscan su cenaculo, y quieren ser los idolos de una secta, es insolita la aparicion de un Lord Dunsany, que tuvo mucho de juglar y que se entrego con tanta felicidad a los suenos. No se evadio de las circunstancias. Fue un hombre de accion y un soldado pero, ante todo, fue el hacedor de un arrebatado universo, de un reino personal, que fue para el la sustancia intima de su vida. Jorge Luis Borges

  • Ayudame a recordar (Amores inesperados 3) de Tamara Bueno

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    Perdida y encuentro.
    Duelo y comienzo... o ?tal vez es al contrario?
    Spencer y Gabriela. Dos mundos, dos ajenos que se hallan el uno al otro en un momento... complicado.

  • Expertologia de Andres Perez Ortega

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    Si estas contento con tu trabajo, si no aspiras a nada mas o no tienes interes en mejorar profesionalmente, este libro no es para ti. Ahora bien, si quieres convertirte en el especialista de referencia en tu campo de accion, este es tu libro.

  • Seduciendo a todas de Dylan Martins

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    La llegada de John a Manhattan tras dos anos trabajando en Japon en una multinacional, es chocante, sobre todo al volver a encontrarse con sus amigos Brian y Enzo, de los que no sabe nada desde entonces y descubriendo que ya son hombres casados.
    Todo lo contrario a lo que John quiere, su deseo es tomarse un ano sabatico en su vida y su objetivo… seducir a todas las mujeres que se le crucen en el camino, pero sin atarse a ninguna de ellas.

  • Companias silenciosas de Laura Purcell

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    UNA HISTORIA DE FANTASMAS VICTORIANA QUE EVOCA UN MIEDO INQUIETANTE QUE ATRAVIESA LA CONCIENCIA
    DE LA MANERA MAS INESPERADA,
    AL IGUAL QUE LOS ACOMPANANTES SILENCIOSOS
    Ambientada en una mansion rural en ruinas, Companias silenciosas es una turbadora historia gotica de fantasmas que provoca escalo- frios.
    Elsie, recien casada y tambien recien enviudada, es enviada a vivir su embarazo en la deteriorada casa de campo de su difunto esposo. Rodeada de sus nuevos y resentidos sirvientes y de aldeanos hos- tiles, Elsie solo cuenta con la incomoda compania de la prima de su marido.
    En su nuevo hogar, en una habitacion que durante un breve instante aparecera abierta, encuentra un diario de doscientos anos, con la inquietante historia de la madre de una nina muda y de su poco natu- ral concepcion. Y de unas figuras de madera pintada con un pare- cido sorprendente a los personajes de esta novela que lo dejara sin aliento

  • Tiempo de cenizas de Jorge Molist

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  • La dulce nina de papa de Stasia Black

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    Mama se casa hoy. Otra vez. Este sera el esposo numero tres, y la cena de practica de anoche fue la segunda vez que conoci a su futuro esposo, Paul, y a su hijo. Y tengo que decirlo: no lo entiendo. El hombre es hermoso. Hablo de una belleza digna de un dios.; es rubio, de mandibula cuadrada, nariz recta y guapo como un vikingo. Tiene el cabello corto y hay canas en los extremos de su sien, pero es el tipo de cuarenton del que las mujeres se quejan diciendo que no es justo que los hombres se vean mas guapos a medida que envejecen. Su hijo es una version identica de el, pero apenas lo mire. Francamente, debe ser un imbecil que se tira a todo lo que se mueve con lo atractivo que es a los veinticuatro, ?no? Ademas, es doctor. Bueno, un doctor en formacion, en todo caso. En su padre, la belleza habia tenido tiempo de anejarse y asentarse fabulosamente, como un exquisito vino. Era mucho mas atractivo. Y el hombre se va a casar con mi madre. Eh, ?que? Mi madre tambien esta en sus cuarentas. Pero mientras el senor Winters lleva sus anos como un dios de los antes mencionados, mi mama los lleva como… esto, ?como decirlo? Dejemoslo en que mi madre es una envejecida reina de belleza cuyos tres intentos de cirugia plastica no hicieron mas que retorcer y tirar de su piel correosa y bronceada para convertirla en un simulacro de una muneca Barbie un poco derretida que consume metanfetaminas. Vale, no consume metanfetaminas; su droga preferida es la cocaina. Nunca ha podido tener un trabajo de verdad debido a eso. ?Se entiende lo que digo? Es una autentica triunfadora. El senor Winters es el jefe del departamento de oncologia de un prestigioso hospital de Boston. Entonces, de nuevo, ?que demonios hace con mi mamita querida? --?Que le hiciste a ese vestido? --me pregunta mama entrando en el vestidor de la iglesia. Lo se, una iglesia. Y esta vestida de blanco. Las ironias de este dia nunca van a terminar. La miro de arriba abajo. Ha conseguido entrar en un encantador vestido de Vera Wang. Menciono anoche que era un vestido real de Vera Wang unas diez mil veces, ignorando completamente el hecho de que logro comprarse un vestido real de Vera Wang por la riqueza del senor Winters o quizas la influencia del abuelo. No tenia nada que ver con algo que ella hubiese hecho. Ser una de las familias mas antiguas de Boston sigue teniendo algunos privilegios, aunque casi estuvieramos en bancarrota. Bueno, ya no, ahora que mama se estaba casando con el senor Winters. Es guapo y, ademas, rico. De nuevo, ?que es lo que esta haciendo con mama? --Solo hice que lo modificaran un poco para que me quede mejor. Miro a mama en el espejo, ella entrecierra los ojos. --Te quedo como se suponia que tenia que quedarte. Frunzo el ceno. --Pero me quedaba holgado y flojo en la panza. Sin mencionar el cuello alto que casi me ahorcaba. Mama me mira como queriendo decir <>. --Lo mande a hacer a mi medida para que me quedara bien. Ella suelta un bufido de frustracion. --La idea del vestido de dama de honor es que sea feo para que no opaques a la novia. Cielos, ?es que no sabes nada? Ya esta --declara, alzando las manos--. No puedes ser mi dama de honor si eso te queda asi. Ya es lo suficientemente malo que tenga una hija de diecinueve anos. --Sacude la cabeza--. Sigo diciendo que deberias haber sido la maldita nina de las flores. En fin, Marla tendra que ocupar tu lugar y tu puedes ponerte al final de la fila. Bajo la vista y miro el vestido. --No es exactamente... --Hago una pausa, sin saber que decir por un momento--. ... favorecedor. Eligio el tono naranja menos atractivo que haya visto y que seguramente chocaria con el tono de piel de cualquier persona, sin importar su etnicidad. Trate de maquillarme lo mas natural posible y llevaba mi cabello castano recogido, pero no se podia ignorar lo horrible que era el vestido que me cubria el cuerpo. Mama hace un chasquido con la lengua. --Este es mi dia especial, Sarah Elizabeth, que ni se te ocurra empezar. Suspiro y retrocedo. --Claro, mama. Lo que quieras. Es el camino de la menor resistencia. En mi vasta experiencia, se que es la forma mas facil de abordar los conflictos con mama. --Ahora ve a buscar a todas las chicas y dile a Marla que es mi nueva dama de honor. Cambia tus flores por las de ella y asegurate de que todas esten en sus lugares. Me dirijo hacia la salida. En veinte minutos, las otras doce --si, doce-- damas de honor y yo, junto con los correspondientes padrinos, nos encontramos acorralados en el vestibulo de la iglesia. ?O en este punto se les llama damas matronas, considerando que son todas amigas de mama y que la mayoria se ha divorciado al menos una vez y otras varias veces, como mama? Solo un par de mujeres tuvieron la misma idea que yo y modificaron sus vestidos. Bueno, todas nos vemos ridiculas, pero las demas se ven absolutamente espantosas con la brillante tela color de sorbete naranja que les cubria los cuerpos. --?Estas lista? --me pregunta Dominick, mi futuro hermanastro. El extiende el brazo y me dedica una sonrisa brillante. Su cabello dorado resplandece en la luz que entra por el vitral en lo alto. Tiene el cabello mas largo que el de su padre, y le baja por los lados de la frente con un desgrenado estilo de surfista californiano. Cielos, este hombre es demasiado astuto. Le sonrio, pero ?han oido de aquel dicho que dice que alguien sonrie, pero la sonrisa no le llega a la mirada? Si, mi sonrisa es como una de esas: patentada, decorativa y perfectamente superficial. Es la que siempre uso en estos tipos de eventos a los que me arrastran de vez en cuando; mas que nada por el nombre y el <> del abuelo, o por la desesperacion de mama porque la incluyan en los circulos importantes. Tener una hija a la que podia acompanar visiblemente y presentar a la sociedad de Boston ayudaba a cubrir un poco del hedor de ser una desesperada mujer florero a la que habian usado tres veces. Pero aqui estaba mama, viviendo sus dias de gloria otra vez. Era una esposa de nuevo, a pesar de que su esposo ahora fuese mas unflorero que ella. En especial porque el senor Winters de verdad tiene un trabajo aparte de ser tan endemoniadamente guapo. Empieza a sonar musica de organo. --Perdon, ya no soy la dama de honor. --Ignoro el brazo tendido de Dominick y senalo a Marla, una mujer escandalosa con cabello tenido de un estridente color rojo a la que sospecho que mama tiene como <> porque hace que ella se vea mucho mas linda y delgada en comparacion--. Esa es la mujer a la que vas a llevar del brazo. A pasarla bien. Mi sonrisa se vuelve una pizca mas genuina ante la expresion de espanto que se dibuja en el rostro de Dominick al tiempo que los padrinos se ponen en formacion, y yo me dirijo hacia un hombre mayor que esta al final de la fila. La procesion comienza un par de minutos mas tarde, tan pronto como mama hace acto de presencia. Camino hacia el altar, sorprendida de lo abarrotada que esta la iglesia de ambos lados. Es facil pensar que mama alejo a todas las personas que ha conocido, pero cuando llego a la primera fila y veo al abuelo sonriendome a mi, y no a mi madre, recuerdo por quien estan todos aqui. Puede que el abuelo ya no tenga la fortuna que una vez tuvo, pero sigue siendo un hombre acaudalado. El hecho de que haya desheredado a su hija es un secreto bien guardado, aunque tal parece que el futuro esposo de mama esta al tanto. ?Como es que se ese pequenisimo detalle? Vale, puede, solo puede que anoche lo haya llevado aparte despues de que se sentarajunto a mi madre mientras ella bebia una copa de champan tras otra en medio de la cena; su expresion no era otra cosa que benevolente mientras la miraba con afecto. El se excuso para ir al bano y yo lo segui unos minutos despues. --?Sabes que no tiene dinero? --le pregunte justo despues de que saliera del bano. El pasillo era estrecho y oscuro; estaba lejos de las cocinas y era poco transitado. --?Disculpa? --pregunto sorprendido, arqueando las cejas. Sin embargo, se mantuvo firme y no me ignoro. De inmediato me senti como una nina a pesar de mis tacones de siete centimetros. --Eh, mi madre. Ella no tiene... digo... --Trague en seco y baje la vista al suelo antes de reunir la valentia para volver a mirar al rubio vikingo mitad hombre y mitad dios mas alto que yo. Era el hombre mas hermoso que habia visto--. No hay dinero, si es por eso que te estas casando con ella. El abuelo ya no es tan rico y dejo de darnos dinero, de todas formas. Asi que si esa es la razon por la que lo haces... --En ese punto estaba temblando de pies a cabeza. Oh, Dios, solo necesitaba decir esto y luego podria esconderme en un armario por el resto de la noche --. ...no deberias. Porque no hay, ?sabes? No hay dinero. Y con ese ultimo tartamudeo me di la vuelta con mis pequenos y puntiagudos tacones y me fui de ahi. Y ahora heme aqui, al frente de la iglesia. No podia postergarlo mas. Al fin subo la vista y ahi esta el.

  • Sexy, Yogi, Sandwich 2 de Coco Duval

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    Mi vida en un Sandwich 2. Me llamo Johanna Mayer, tengo 36 anos y estoy echa un lio. ?Se puede querer a dos personas a la vez? Si. Yo soy la prueba.

  • Podria decirte la verdad de Elena Vega

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    Tras la buena acogida de la novela “La primera vez” y ante la peticion de algunas lectoras de contar la historia de Namir y Nora, se presenta “Podria decirte la verdad”.Nora es una joven introvertida, emocionalmente cohibida y volcada en su trabajo. Se siente el patito feo y totalmente negada para las relaciones amorosas. Mientras que su hermano Namir, es todo lo contrario, extraordinariamente atractivo, extrovertido, y coleccionista de amantes, incapaz de mantener relaciones duraderas.Dos personalidades distintas, dos maneras de enfrentarse al mundo y una cosa en comun, no creen en el amor.

  • Tu y yo como en una cancion de Joana Arteaga

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    Una emocionante historia de amor en el marco incomparable de la Segunda Guerra Mundial.

  • Musicos y relojeros de Alicia Steimberg

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    Un clasico de la literatura argentina que retrata con irreverencia y humor la infancia y la vida familiar.

  • La comunidad de Helene Flood

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    Me preguntas que cuando conoci a Jorgen. ?Te puedes creer que no me acuerdo? Debio de ser en el jardin o en la escalera o en el portal de casa, pero no lo recuerdo. Mi hijo habia nacido justo despues de la mudanza y habia sido prematuro. Eran tantas las consultas en el hospital, tantas las cosas que nos preocupaban… No lo digo por eludir el tema. Es la pura verdad. Sencillamente no me acuerdo. Pero si que me viene a la memoria la primera vez que lo vi. Tuvo que ser a principios de julio del ano en que nos mudamos. Lo puedo situar con precision porque fue pocos dias despues de adquirir el apartamento, una calurosa tarde de verano, cuando Asmund y yo aun viviamos en el viejo y ya no pude aguantarme mas: tenia que ir a ver la casa donde estaba a punto de empezar nuestra nueva vida. Ellos estaban sentados en la terraza del jardin cuando llegue. Ya sabes que el camino de la entrada pasa justo al lado. Los mire al cruzar, preparada para saludarlos, pero estaban comiendo en la mesa y ni siquiera me vieron. Eran cinco, y por lo visto buenos amigos. Yo estaba sola. Me encontraba en las ultimas semanas del embarazo, con una tripa enorme, y habia caminado a paso rapido, asi que estaba sudando muchisimo. Ademas, no los conocia. Me encerre en mi nuevo hogar. El apartamento estaba vacio. Los anteriores duenos se habian llevado sus cosas, pero habian quedado sus olores. No olia a nosotros, ?sabes a lo que me refiero? Cuando nos hicimos con el apartamento era como si hubiesemos comprado tambien un cierto estilo de vida, un espacio social, algo asi. Como si, por alguna razon, fueramos mas distinguidos que antes solo porque eramos los propietarios de esa casa, en esa direccion. Pero ahora que el apartamento se ha vaciado de su elegante mobiliario, ahora que mis pasos resuenan entre las paredes, desnudas y con agujeros de clavos, me asaltan las dudas. No encuentro otra manera de explicarlo: tengo la impresion de haberme disfrazado con unos zapatos demasiado grandes para mi. En la cocina, me acerque a la ventana y observe la terraza y a quienes estaban sentados alli. No abri la ventana aunque hacia calor. No se. Tal vez no queria importunarlos. Por lo visto habian terminado de cenar. Habia algunas botellas de vino en la mesa. Charlaban y yo oia sus voces pese a que las ventanas estaban cerradas; no lo que decian exactamente, pero si el tono. Fuera el tema que fuese, el debate parecia intenso, si bien el ambiente era bueno. De tanto en tanto rompian a reir, los cinco a coro. Eran tres hombres y dos mujeres. Reconoci a uno de los hombres: era un cineasta que habia realizado un polemico documental un par de anos atras. No recuerdo sobre que…, los refugiados, su integracion o algo asi. La prensa habia escrito mucho sobre ello. Tambien una de las mujeres me sonaba; tenia la impresion de haberla visto en la television. Sentados a uno de los lados largos de la mesa habia un hombre y una mujer que claramente eran pareja. El tenia el brazo apoyado en el respaldo de la silla de la mujer, y, en una de esas, cuando algo los hizo reir a todos, ella se volvio hacia el sonriendole y le retiro algo de la mejilla. Luego el movio el brazo y se lo puso en la parte baja de la espalda. La mujer se acerco hacia la mesa para decir algo. Llevaba el pelo largo, de un rojo intenso, recogido en una trenza espesa y bien atada, y al inclinarse hacia delante para hablar la trenza se le deslizo a un lado. Su marido, sentado junto a ella, la tomo con cuidado para recolocarla en su lugar. La mujer se volvio hacia el, consciente de que la tocaba, y siguio hablando sin dejar de sonreirle. Tal vez estaba contando algo que habian vivido juntos. El hombre me daba la espalda, de modo que no me resultaba facil verle el rostro, pero cuando miro hacia un lado pude apreciarlo. Era guapo, con el cabello ondulado tirando a gris. Pomulos prominentes y una sonrisa amplia y seductora que parecia usar a menudo. Le eche cuarenta y pico, quien sabe si ya rozaba los cincuenta. Era Jorgen. Aquella fue la primera vez que lo vi. Como no parecian advertir mi presencia, me quede alli y segui mirandolos: cinco amigos que hablaban de cosas importantes en torno a una mesa durante una noche de verano en un jardin de Kastanjesvingen. La mujer de la trenza se levanto. Cogio una bandeja vacia de la mesa y se dirigio hacia el camino que lleva al portal de la casa. A mitad de trayecto me vio. Era evidente que yo estaba ahi, de pie, en medio de la ventana. No es que estuviera fingiendo que no los observaba. Me habia quedado como fascinada, y no se me ocurrio que tendria que haberme apartado de alli. La mujer se detuvo para mirarme. Alce la mano en un gesto de saludo. La mujer no se movio. No me devolvio el saludo. No me sonrio, pero tampoco parecia molesta. Su expresion era casi neutra. Se quedo un instante ahi mirandome, solo un momento, luego siguio su camino. Desde donde estaba la oi abrir la puerta del portal. Me aleje apresuradamente de la ventana, avergonzada por haberlos estado observando con tanto descaro. Lo note en el estomago: me habia comportado de manera inapropiada. Me senti abochornada. El primer sabado Los arboles que me rodean son de hoja caduca, con copas enormes y ramas robustas, muy distintos a los abetos del bosque cercano a la casa donde creci. Y, sin embargo, se, a la manera en que saben los que suenan, que me encuentro en el bosque de mi ninez. Lo conozco bien: se lo facil que es desaparecer en su interior. Recorres senderos que conoces. De repente te sales del camino siguiendo el ruido de un ciervo o porque atisbas unos arandanos exuberantes un poco mas alla, y, al volver, todo ha cambiado. Mires donde mires, hay arboles oscuros y silenciosos, hileras y mas hileras, y ninguno se parece a los que ya conoces. En el sueno estoy buscando a alguien que ha desaparecido. Al principio no se de quien se trata. Luego caigo en la cuenta de que son mis hijos. !Lukas!, grito, y echo a correr. !Emma! Ante mi, el bosque se abre a un calvero. No es grande, como mucho cinco metros hasta que el bosque espeso empieza de nuevo, pero aqui el sol se cuela entre las copas; es un sitio luminoso y calido, en las laderas crece hierba joven. Me detengo. El lugar es hermoso, pero algo no encaja. Siento un nudo en la garganta y me cuesta respirar. Algo espantoso ha sucedido. En el salon hace frio por las mananas. Cierro a mis espaldas la puerta del dormitorio con sigilo: no quiero despertar a los demas. En la luz sin relieves de la manana, el salon me resulta desconocido. Tal vez mi cuerpo aun este sumido en la pesadilla, porque los muebles parecen enormes y severos. Los estantes parecen cerrados y la mesita del cafe, desacostumbradamente pulcra. Mis pies absorben el frio del suelo. Junto a la entrada encuentro mis zapatillas. Me las calzo y voy a la cocina. Tambien aqui me sorprende la pulcritud. Anoche Asmund y yo compartimos una botella de vino mientras veiamos una pelicula bastante mala, aunque quien sabe si luego mejoro algo. Me entro sueno y me fui a la cama a media pelicula. Asmund debio de limpiar cuando acabo. La luz roja del lavavajillas me dice que el programa ha terminado, de modo que, por una vez, se acordaria de ponerlo en marcha antes de acostarse. Me apoyo en la encimera de la cocina. Este espacio es el principal argumento en la venta de nuestro apartamento. Fue aqui donde se tomo la fotografia que ocupaba por entero la primera pagina del folleto que nos mostraron en nuestra primera visita. La cocina es grande y luminosa, y mientras que el resto de las ventanas dan o bien a un muro lleno de vegetacion que se levanta detras de la casa, o bien al edificio de al lado, las de la cocina se asoman al jardin. Para aprovechar mas la luz, el arquitecto que diseno el edificio alla por los anos cincuenta hizo de esta pared una larga sucesion de ventanas. Hemos colocado la mesa de la cocina justo delante, de modo que, cuando nos sentamos ahi, podemos ver el pequeno jardin entero: la terraza con sus muebles de exterior, el anoso manzano, la hilera de buzones y la valla de listones blancos. Mas alla se extiende Kastanjesvingen, la calle sin salida que termina en una rotonda a unos cuarenta metros de nuestra puerta. Al otro lado de la calle hay casas unifamiliares; algunas de ellas datan de la decada de los cincuenta, como nuestro edificio de cuatro apartamentos, pero otras son mas recientes. Y mas alla de esas casas se alza Bakkehaugen, la colina que nos separa del centro de la ciudad. Y, aunque no pueda verla desde las ventanas de la cocina, saber que la ciudad esta justo ahi detras me produce una calida sensacion de hogar. Pensar que vivimos asi, en una apacible calle cerrada, pero con la ciudad tan a mano que casi se puede tocar. Me siento. Estoy en silencio, a la escucha. ?Hay alguien despierto ahi arriba? ?Se mueve? ?Los ruidos que oigo provienen de el? Es demasiado pronto, eso si que lo se. Puede que sea yo la unica que no duerme en toda la casa. Con todo, el silencio no es total. Las paredes no estan bien aisladas; se oyen incluso vientos moderados, las ramas del castano cuando chocan contra la ventana del salon, el crujido de los tablones cuando algun vecino camina. Todavia tengo sueno y me desperezo. Anoche me dormi profundamente. No he oido a Lukas subirse a nuestra cama. Me he despertado a oscuras y asustada por la pesadilla; al abrir los ojos, he visto su cabello revuelto, su manita cerca de la mia, los deditos con mugre bajo las unas y una tirita verde que le cubria una herida invisible en el dedo indice. He sentido un alivio enorme despues del sueno. Alli estaba el. Todo estaba bien. Le he revuelto el pelo. ?A que hora habra entrado en la habitacion? Al otro lado de la calle veo a Rikard Hoffmo salir de su casa marron. Se detiene en los escalones de la entrada y mira a su alrededor como un terrateniente que vigila sus dominios. Tiene los brazos en jarras, las manos a cada lado de su voluminosa barriga. Se estira, lleva las caderas a un lado y luego al otro; la barriga le cuelga y se balancea por encima de la cintura. Se prepara para salir a correr, pues el es asi: ya ha cumplido los setenta y va a correr dos veces por semana, haga el tiempo que haga. Su conjunto deportivo azul, con una tira blanca en cada pierna, es un superviviente de los anos setenta, lo que le confiere un aspecto si cabe aun mas comico. Pero Hoffmo tiene algo, una especie de autoridad natural, que te quita las ganas de encontrarlo risible. Nos llevamos bien, el y yo. <> Nos llamamos por el apellido a modo de broma. Ahora se dobla hacia delante. Toca el suelo. Es agil para un hombre de su edad y corpulencia. Vuelve a erguirse, hace un estiramiento y ya esta listo para correr. Levanto la mano para saludarlo desde la ventana, pero no me ve. Oigo pisadas de nino antes de que Lukas entre en la cocina, con esos piececitos veloces que golpean en el suelo. Se agarra a mi y se me sube al regazo. Me apoya la cabeza en el hombro y cierra los ojos. Seria perfectamente capaz de quedarse alli dormido; es capaz de dormirse donde sea. Una parte de mi quisiera que lo hiciera y pasar el tiempo asi, sentada en paz con el nino adormilado encima. --Lukas --le digo--, ?esta noche has entrado tu solito a nuestro cuarto? Abre los ojos y me mira. --Si. Pero no es una afirmacion, sino mas bien una pregunta. ?Si? ?Yo hice eso? --Es que no te he oido entrar --le comento. No considera que esto merezca respuesta. Apoya de nuevo la cabeza en mi hombro y cierra los ojos. Respiro hondo, atenta a senales de vida en el apartamento de arriba. Lukas abre de nuevo los ojos. --Mami, ?podemos buscar mi tiranosaurio grande? Me levanto y veo a Hoffmo correr con pasos cortos y ligeros por el camino de acceso a su garaje. Se apoya en el porton y me ve. Alza la mano para saludarme y le devuelvo el saludo con un gesto militar en honor a su hazana deportiva, lo que le produce una risa que sacude en oleadas su voluminosa humanidad. Despues de desayunar, hacemos las camas y nos preparamos para un dia que se presenta de lo mas ajetreado. Ya hace tiempo que lo hemos planificado todo. Ahora solo falta poner los planes en marcha. Asi seran nuestros fines de semana hasta diciembre. A veces pienso que somos hamsteres en una rueda, de camino a una cita para luego acudir a la siguiente, en una cuesta arriba que no termina jamas. Hace algunos anos fantaseaba con la idea de poner la casa en alquiler, retirar nuestros ahorros del banco y comprar cuatro billetes para volar a Vietnam. Vivir alli de un hotelito que tendriamos junto a la playa. Vivir en el ahora. Disponer de tiempo para nosotros, para los ninos. Ver los dias pasar. No vivir contra reloj, cumpliendo tareas y terminandolo todo antes de desplomarnos en la cama para recuperar fuerzas y empezar de nuevo al dia siguiente. No. Yo quiero vivir. De verdad. Una vida autentica, en contacto con la naturaleza. Hoy ya no pienso asi. En la playa de Vietnam habrian pasado otras cosas: nos habria preocupado la rentabilidad del hotel; a los huespedes les habria molestado esto o aquello; habriamos sufrido inundaciones y temporadas de sequia; las tuberias estarian deterioradas por los anos y resultaria demasiado caro reemplazarlas. Y asi sucesivamente. Asmund rescata una camiseta de entre la ropa que se amontona en un rincon. Mientras hago la cama le hablo de mi sueno, aunque ya no logro recordar los detalles: estaba buscando algo y tenia miedo. --Debo de haber dormido profundamente --le digo--, porque Lukas entro en el cuarto y se acosto entre los dos sin que me despertara. --Tenemos que quitarle esa costumbre --comenta Asmund mientras se ajusta el reloj a la muneca--. Ya es lo bastante mayor como para dormir solo. --Solo tiene cuatro anos --replico. --A los cuatro anos Emma dormia toda la noche en su cama --senala Asmund--. Y eso de dormir de dia…, de verdad que eso tiene que acabar, Rikke. Ya es muy mayor para necesitar una siesta por las mananas. --Claro --contesto sin ganas de seguir discutiendo. Lukas es mi nino de la suerte. Nacio dos meses antes de tiempo. Estabamos mudandonos al apartamento cuando llego. Yo estaba sacando tazas y abriendo cajas cuando un dolor muy agudo se me extendio por el estomago y la espalda. No se donde estaba Asmund, probablemente trayendo muebles nuevos. Emma se hallaba en casa de la abuela. Yo me encontraba delante de los armarios vacios de la cocina y pense: ?Me habre pasado? ?Habre hecho demasiados esfuerzos? ?Deberia sentarme un rato? Llegue al hospital ya casi de parto. Llame a Asmund mientras esperaba al taxi. Se precipito al coche y llego al hospital justo a tiempo. Se llevaron al nino en cuanto nacio: tenian que hacerle pruebas, medirlo, pesarlo. El tiempo era oro y algo de informacion debio de perderse en medio de aquel frenesi, o puede que me extraviara en las brumas del parto, porque no entendia la situacion, porque no sabia como estaba el nino. ?Estaba vivo o no? Solo sabia que se lo habian llevado. Me volvi hacia Asmund: --?Hemos vuelto a ser padres? Asmund estaba llorando, pues el es asi, no lo puede evitar, se le saltan las lagrimas en bodas y bautizos. Entro una doctora, ceno fruncido y labios apretados, y yo al verla asi pense: El nino ha muerto. Senti el miedo primero como un golpe en el estomago, pero luego se extendio por los brazos y las piernas, se apodero de todo mi cuerpo. Ni la doctora ni Asmund se dieron cuenta, pero en los segundos que pasaron antes de que nos dijera que todo estaba bien, que el nino era pequeno pero fuerte, que habria que hacer un monton de pruebas, que tal vez resultase necesario realizar un seguimiento en el hospital, pero que todo saldria bien…, durante esos segundos estuve segura de que lo habia perdido. Era mi realidad. Y luego, al caer en la cuenta de que no lo habia perdido, probablemente, mi alivio fue tan grande que todo lo demas, el riesgo de asma y de TDAH, o los posibles problemas pulmonares, no me preocupo lo mas minimo. He vuelto a ese momento una y otra vez. Aun lo hago. Mi nino de la suerte. De una forma u otra es un premio. Lo habia perdido. Lo recupere. --Ya estoy --dice Asmund. Va vestido de ciclista, conjunto negro con rayas amarillas. Mientras yo llevo a Emma al teatro del colegio, y desde ahi ire a un cafe donde he quedado con mi hermana, el se llevara a Lukas de paseo a Baerum para que vea a amigos. Claro, va con la bici electrica, pero vestido como si fuese a correr un maraton. Ha engordado algo en estos ultimos anos. No tiene nada de extrano, estas cosas pasan. Sus amigos tambien han cogido peso. Algo les ha ocurrido mediada la treintena. Algo que ha dejado huellas fisicas. --?Que pasa? --me pregunta. --?Que pasa de que? --?Que me miras? Sonrio. --Tu atuendo --le contesto. --Ya. Eso. ?Me aprieta? ?Me queda muy justo? --No, para nada. Se ve muy profesional. Me hace un guino. --El Tour de Tasen, carino --dice mientras va al salon. Lo oigo alzar a Lukas en alto y soltar un rugido. Lukas se rie. La culpa me raja el estomago, rapida y dolorosa. Alla va. El padre de mis hijos, el hombre al que prometi amar y honrar. Termino de hacer la cama y recojo la ropa sucia del suelo. Arriba el silencio sigue siendo total.

  • Solo podria amarte a ti de Sandra Bree

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    Nueva York, 1880 Max Kerrick cerro la puerta del despacho con un golpe seco. Con pasos largos llego hasta el escritorio que estaba en el centro de la sala y observo la correspondencia amontonada. Todo estaba en riguroso orden, tal y como le gustaba. Los rayos de sol penetraban en la estancia a traves de los visillos blancos. La ventana estaba abierta y la tela se hinchaba con la brisa matinal refrescando el cuarto. Con manos temblorosas cogio el fajo de sobres buscando uno en especial. No le deberia ser dificil dar con el ya que lo habia estado ojeando hacia un par de horas. Sin embargo, no lo veia. A punto de llamar a su empleada aparecio la carta. Con un languido suspiro rodeo la mesa, se sento en la silla y se preparo a responder la misiva. No estaba contento en absoluto con lo que iba hacer, pero ya no tenia mas opcion. Despues de darle muchas vueltas habia llegado la hora de dar una leccion a su nieta. --!Esta nina del diablo! --mascullo entre dientes soltando la pluma por unos segundos. Se froto la sien apaciguando el dolor de cabeza. Ultimamente pensar en Valentine le provocaba molestias. !Ella no podia hacer lo que se le antojara! No lograba entender como habia cambiado tan de repente. Siempre habia sido una nina buena y dulce, y de la noche a la manana se habia vuelto una respondona y una desobediente. Estaba seguro de que la culpa era de ese hombre, de Trevor. Desde que el aparecio en Nueva York todo se habia vuelto patas arriba. De ser una familia intachable habian pasado a ser la comidilla de todos los chismes de las reuniones, tanto sociales como politicas. Y Max habia luchado mucho en su vida para mantener esa posicion que habia transitado de generacion en generacion, como para ahora permitirse el lujo de que su nombre fuese arrastrado por los suelos. Capitulo 1 Texas (El Paso) Era uno de esos dias calidos de junio en que los rayos de sol se filtraban en la estancia donde Jane Wingate habia ubicado el nuevo despacho de su hermano mayor, Wolf. En ese momento el aporreo la pared con el puno haciendo que uno de los cuadros cayese hecho anicos al suelo de piedra. Estaba enfadado, y no era para menos. Llevaba sonando con el rancho de Max Kerrick durante toda su vida, y de mil maneras diferentes habia estudiado el modo de hacerse con el, de restaurar la propiedad y darle unos usos que ahora no tenia. El rancho llevaba mucho tiempo abandonado de la mano de Dios. El se habia puesto en contacto con el dueno en varias ocasiones y habia llegado a ofrecer mas de lo que en si valia. Sin embargo, Max Kerrick habia rechazado todas sus ofertas. Pero ahora... ahora se la cedia mediante un contrato matrimonial. Lo malo de todo es que el no deseaba casarse. No era contrario a los esponsales, pero definitivamente odiaba que alguien quisiera imponerselo. Wolf Wingate era el mayor de cuatro hermanos y el responsable de sacar adelante a su familia. Su padre, Leonardo, era un borracho al que se lo podia encontrar mas facilmente en la cantina que en cualquier otro sitio. Mas de una vez habian tenido que recogerlo a altas horas de la madrugada en un estado de total embriaguez. Petter, el menor de todos, tenia doce anos y era el unico que parecia interesado en seguir sus pasos. Era responsable y le gustaba estudiar y aprender. Luego estaban Jane y Julian, que eran mellizos. Tan parecidos y tan dispares a un tiempo. Julian estudiaba en Inglaterra, o al menos fingia que lo hacia, ya que tenia que haber concluido su carrera hacia mas de un ano, puede que dos, y todavia no parecia acercarse el dia en que terminase. Pocas veces acudia a la casa familiar si no era por alguna ocasion especial o por falta de dinero. Y Jane, sin embargo, se creia duena absoluta de la residencia. Organizaba fiestas y reuniones redecorando continuamente las habitaciones y haciendo lo que le venia en gana. La ultima habia sido dejarse embarazar negandose a decir quien era el padre. Wolf intuia que se trataba de un hombre casado al que ella queria proteger. El caso es que esa ultima disputa con ella lo habia impulsado a acelerar su prisa por independizarse. Deseaba tener su propia casa y su propia vida sin la necesidad de sentirse avergonzado a cada momento por lo que hiciese su familia. Pero de ahi a casarse tan rapido existia un abismo. Posiblemente por genes maternos, su mente era agil y despierta, eso lo habia llevado a ejecutar varios negocios con bastante exito. Habia invertido mucho dinero en reses triplicando los beneficios. Con su duro esfuerzo y trabajo habia podido mantener el nivel de vida al que siempre habian estado acostumbrados. Es decir, antes de que Leonardo se diera al alcohol y al juego y comenzara a despilfarrar como si el dinero creciese en lo alto de los arboles. Si Wolf ahora era un ganadero de renombre, creador de su propio imperio, no era gracias a nadie mas que a si mismo. Wolf poseia tierras en Boston, era socio mayoritario de un club de hipica en Nueva York, y tenia una hacienda en Mexico llamada como su difunta madre: <>. Cerro los ojos y la vision del rancho Kerrick se aparecio ante el como un espejismo. Los altos muros exteriores de piedra gris, ahora semiderruidos y derrumbados por multitud de sitios; la casa agrietada de bellas lineas antiguas que alojaba toda clase de plantas y enredaderas creciendo de forma silvestre; el amplio terreno que lo circundaba, ideal para el pasto del ganado... La imagen desaparecio de su mente tan rapido como habia llegado. La entrada de su amigo Richard en la camara atrajo su atencion. --He escuchado el golpe y creo que no he llegado en buen momento, ?me equivoco? -- comento, observando la habitacion hasta que sus ojos oscuros se posaron en los restos del cuadro --. !Vaya, yo tambien actuaria asi si me hermana me hubiese puesto el despacho de esta manera! ?No es un divan demasiado femenino? Quiza si fuese en otro color en vez de ese rosa brillante seria otra cosa. Wolf no se habia fijado en eso y al hacerlo fruncio mas el ceno. ?Como diablos se le habia ocurrido a Jane poner ese mueble alli? Recorrio con la vista el resto del despacho. El divan no era lo unico desagradable, tambien lo eran el delicado servicio de te que decoraba una estanteria acristalada y la cenefa celeste que partia las paredes en dos. Tener una charla con su hermana iba a ser lo siguiente en hacer. De momento se limito agitar la carta que tenia en su mano. Sus ojos grises de mirada intensa y peligrosa le dijeron a Richard que Wolf no se hallaba asi por la decoracion del estudio. --?Que pasa? ?Te ha llegado la contestacion de Kerrick? Wolf afirmo. --Esta vez no me da una negativa directa, sino que me hace una contraoferta. --!Pero eso son estupendas noticias! --exclamo, jubiloso. --No lo son. --Wolf le hizo una senal para que se sentase en el divan, pero Richard prefirio el banco de madera que estaba junto a la estanteria. Ambos se conocian de toda la vida y entre ellos el afecto quiza era mas fuerte de lo que Wolf sentia por sus propios hermanos--. Su contraoferta no se trata simplemente de dinero. Richard aflojo el panuelo de seda que llevaba atado al cuello. --Entonces ?de que se trata? Wolf le tendio la carta y camino hasta la ventana, dejando vagar la mirada sobre los campos. Los rayos de sol banaban los trigales y los prados, y los colores verdes se mezclaban con los tonos dorados. --!Vaya! --silbo Richard, abrumado--. El viejo parece haberlo pensado muy bien --comento despues de leer--. Siempre se ha dicho que estaba un poco loco, y desde luego muy cuerdo no debe de estar si quiere entregarte a su nieta sin siquiera conocerte. --Dejo la carta sobre la mesa del escritorio y volvio a su sitio--. ?Que tipo haria algo asi? Wolf, con los ojos aun sobre el paisaje, se encogio de hombros. --Tu lo has dicho: solo a un loco se le ocurriria hacer algo asi. --Es una decision dificil. ?Que vas a hacer? --pregunto Richard. Se volvio a el agitando la cabeza. --No voy a pensarlo siquiera. Todo tiene su precio, pero el que el pide es excesivo. Richard solto un fuerte suspiro. --!Que desilusion! Supongo que eso significa que renuncias a la propiedad; bien, tal vez puedas ir mirando otras. Wolf apreto los punos contra las caderas. Richard sabia cuanto deseaba el aquellas tierras. --Si has leido bien, aunque me casase con esa mujer tampoco me otorgaria la totalidad. Ella tendria la mitad de todo.

  • Y tu que harias si. . . 1 de Lena Valenti

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    --?Has sacado al perro? Ya se habia acostumbrado a que Zac no le contestara cuando le decia hola al llegar a casa despues de un largo dia de trabajo. De hecho, ni recordaba cuando dejo que la indiferencia la albergara, ?cuando dejo de importarle que su marido no le respondiera? Suponia que, simplemente, paso una vez, y despues sucedio todos los dias como un ritual monotono y apatico. Olivia llegaba a su casa sobre las cinco y media de la tarde. Era la directora en funciones y de marketing de las grajeas Smiling, una marca de populares caramelos que se vendian en todo el mundo, como los Trident o los Smint, a diferencia de que los suyos tenian triptofano, una sustancia que ayudaba al cerebro a segregar serotonina, algo que segun los cientificos era <>. Heredo el negocio de su padre, un quimico farmaceutico que un dia decidio abandonarlo todo por su sueno, que no era otro que ayudar a que la gente se sintiese un poco mejor. Con los anos, Luis se prejubilo, aunque mucho le costo al buen hombre, porque adoraba su trabajo. Sin embargo, su hija, que habia estudiado marketing y direccion de empresas en la Universidad, estaba ya capacitada para llevar la compania y por fin delego sus labores en ella. Desde hacia cuatro anos, Olivia se hacia cargo del imperio de los caramelitos, a costa de pasar mas de ocho horas en las oficinas, recibiendo llamadas de distribuidores y vendedores de todas partes del mundo. Y esas mismas horas eran las que le pasaban factura al llegar a casa, en forma de un dolor de pies terrible y una migrana ocular muy molesta. Por eso, la cuarta cosa que hacia cuando llegaba a su hogar ademas de saludar a su marido, besuquear a su Gran Danes de dos anos llamado <> (porque era enorme) y descalzarse los zapatos de tacon, era abrir el armario del botiquin farmaceutico y tomarse un par de ibuprofenos de golpe. Despues, se dirigia de nuevo al salon, con Caballo pisandole los talones y lamiendole los tobillos, justo como hacia en ese instante. --Caballo, por el amor de Dios... No chupes --le espeto mientras tiraba de la pinza que le sujetaba el mono alto y perfecto. Ese era su look laboral favorito desde hacia un tiempo. Mono tenso y pelo recogido. No obstante, en su casa se liberaba y dejaba suelta y libre su melena rubia con reflejos cobrizos. Olivia fijo sus ojos verde azulados en Zac y se masajeo la nuca con los dedos. Tenia los hombros tan cargados que apenas se podia mover. Zac se encontraba donde siempre. En el sofa del salon, vestido con un chandal gris, con los pies embutidos en unos calcetines gruesos y negros, su MacBook Pro sobre las piernas, las gafas de ver de pasta negra resbalandole por la nariz, y sus ojazos de onix fijos en la pantalla mientras sus dedos no dejaban de teclear, como si hacerlo, detenerse, fuera pecado. Tenia el pelo despeinado, negro como el ala de un cuervo, con las puntas que le senalaban a todas partes, y la barba naciente moteaba su apuesta mandibula y su barbilla, marcada por un increible hoyuelo que a Olivia le fascinaba. Aun ahora, despues de cuatro anos de matrimonio, reconocia que su marido seguia siendo un hombre guapo y atractivo. --Zac --le repitio ella condescendiente. --Dime, preciosa --contesto ausente, concentrado en su ordenador. --Hola. ?Tierra llamando a Zac? --repitio con tono sarcastico, meneando la mano delante de su cara. --Hola, carino. Pero la saludaba sin verla, enfrascado como estaba en esa novela interminable que se habia comido dos anos y medio de su vida, casi toda la paciencia de Olivia y parte de su matrimonio. --Te he preguntado que si has sacado al perro --sujeto el dedo gordo de su pie y lo zarandeo un poco. --No. No he podido --argumento continuando con su escrito. --?No has podido? --Olivia se saco con brio la camisa blanca de la cinturilla de la falda de ejecutiva que siempre solia llevar. Conjuntos muy parecidos, de sobrios colores. Invariable estilo--. ?En serio? --se coloco con los brazos en jarra sin moverse, golpeando el parque con la punta del pie cubierto por las medias color carne y marcando el ritmo como un diapason. Nunca habia tenido mal caracter, pero ultimamente su paciencia pendia de un hilo muy fino--. ?Llevas aqui todo el dia, escribiendo en el sofa, y has sido incapaz de sacar a Caballo? ?Acaso esperas que yo venga de trabajar despues de mas de ocho horas de dura jornada y tenga que sacar a mi pobre perro que no ha salido en todo el dia? Esta vez, Zac alzo la mirada ante el tono poco amistoso de Olivia. Se subio las gafas hasta colocarlas en su sitio y sonrio como un angel pidiendo disculpas. Sabia que eso siempre le funcionaba con ella. Y lo peor, es que lo hacia sin maldad y sin animos de buscar ningun tipo de redencion. --Se me ha pasado el tiempo --se encogio de hombros. Olivia resoplo y puso lo ojos en blanco. --No me lo puedo creer... Sabes que Caballo jamas se hace caca ni pipi en casa. Que se aguanta aunque le estalle la barriga porque sabe que eso no esta bien y no nos gusta. ?Por que no eres capaz de pensar en el? <>, penso agriamente. --Lo se. Perdona, Olivia --Zac sacudio la cabeza y se reprendio a si mismo--. De verdad. Sabes que me pongo a escribir y se me va el mundo de vista... Estoy a punto de terminarlo. --Si, ya... --Olivia alzo la mano para detenerle--. Me lo llevas diciendo desde hace muchos meses --recalco con acidez. --Esta vez va en serio, carino. Me queda poco, son las paginas mas trascendentales de mi novela. Cuando la acabe, todo cambiara --la mirada de Zac se impregnaba en verdad, el se queria creer lo que decia, pero a ella ya no la convencia. Olivia siempre se mordia la lengua cuando le sacaba el tema de su libro. Zac dejo su trabajo como periodista tres anos atras en un periodico muy importante del pais para escribir una historia de la que todavia no le habia dejado leer un solo fragmento. Demasiado tiempo invertido en el mismo y en su manuscrito para que despues, al ser autor novel, nadie se lo fuera a editar. No sabia que tonterias y que suenos imposibles tenia Zac en la cabeza, pero Olivia habia pasado de decidir apoyarlo en todo, encargandose de la economia familiar, de la manutencion de su preciosa casa en Collserola, de responsabilizarse de todos los seguros, a dejar de creer en el y en su proyecto. Se habia hartado de verle hacer siempre lo mismo, sin conseguir frutos, arando un campo que parecia que no iba a germinar jamas. Sin ayudarla en nada. Olivia se habia hartado de deslomarse y de no recibir ni un masaje ni una palmadita de animo en la espalda. Desde hacia tres anos, para Zac solo existia su novela. Nada ni nadie mas. Olivia habia sido cruelmente relegada al olvido. Zac parpadeo un par de veces, esperando que ella cediera y no se enfadara demasiado con el. Y Olivia prefirio alejarse de las confrontaciones porque temia el dia en el que la discusion se le fuera de las manos, y dijera algo de lo que pudiera arrepentirse. Asi que, se alejo de su marido y se dirigio a su habitacion, zanjando la diatriba. Alli se puso ropa de correr. Sus pantalones cortos, sus Asics de colores, una susdadera de color negro, y sujeto a Caballo con la correa para realizar la quinta labor que sistematicamente hacia siempre al llegar a casa: darle una vuelta a su pobre perro que bien se merecia. Olivia ignoraria de nuevo lo que ella merecia o necesitaba, y pasaria por alto todo los detalles que Zac ya no tenia con ella. Y obviaria el hecho de que ese dia era su veintiocho cumpleanos y de que el lo habia vuelto a olvidar. Ni una cena romantica, ni un regalo hecho a mano, ni un beso ni un te quiero. Cero. Mientras se secaba las lagrimas de impotencia y frustracion de los ojos, su benevolencia la insto a que creyera una vez mas en el. Tal vez, solo tal vez, Zac decia la verdad. Acabaria la maldita novela, se centraria en recuperar su antiguo trabajo y lucharia por recuperarla a ella. Podia esperar un poco mas. Total, llevaba casi tres anos asi

  • Mision de doble filo de Encarna Magin

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    Olivia Park es una agente secreta de la CIA que recibe la orden de custodiar a un reconocido empresario hasta que declare en el juicio contra su exsocio. Lo que empieza siendo un caso mas se complica cuando Olivia descubre que el testigo protegido es Nick Evans, el hombre que le rompio el corazon en el pasado.