• libro apuntes sobre un planeta estresado - Matt Haig

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    Matt Haig sostiene que es este mundo nervioso y rapido en el que vivimos el que crea individuos nerviosos, al limite. Estamos mas conectados que nunca y sin embargo nunca hemos estado mas solos. Esta aceleracion se traduce ademas en un bombardeo informativo que nos exige estar al tanto de las noticias que se suceden, sin tiempo para reflexionar ni resetear nuestras mentes. Si el sistema parece disenado para hacernos infelices, hay algo que podamos hacer al respecto? ?Se pueden reorganizar las prioridades? Haig parte de su propia experiencia para explicarnos como podemos defendernos, rehumanizarnos y cambiar para siempre el modo en el que invertimos nuestro valioso tiempo en el planeta.

  • Apuntes sobre un planeta estresado (Imago Mundi) - Amazon.es

    https://www.amazon.es/Apuntes-sobre-planeta-estresado-Imago/dp/8423355977

    Apuntes sobre un planeta estresado (Imago Mundi) : Haig, Matt, Díez Pérez, María José: Amazon.es: Libros.

  • Apuntes sobre un planeta estresado - Matt Haig

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    3 sept 2019 — Leer y escribir libros le salvó la vida, pues «en un mundo que intenta cada vez más aislarnos del entorno y de nuestro verdadero yo, los libros ...

  • Apuntes sobre un planeta estresado Matt Haig

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    por M Haig · Mencionado por 2 — El papel utilizado para la impresión de este libro está calificado como papel ecológico y procede de bosques gestionados de manera sostenible. No se permite la ...

  • APUNTES SOBRE UN PLANETA ESTRESADO | MATT HAIG

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  • APUNTES SOBRE UN PLANETA ESTRESADO · HAIG, MATT

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    Medidas: 145 X 227 cm. Páginas: 320; Materias: ensayo. valoración (0 Comentarios) Comenta y valora este libro. Disponible ...

  • Apuntes sobre un planeta estresado - Matt Haig -5% en libros

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    3 sept 2019 — Apuntes sobre un planeta estresado, libro o eBook de Matt Haig. Editorial: Destino. Los mejores precios en libros y eBooks.

  • Apuntes Sobre Un Planeta Estresado - TROA Librerías

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  • Libro Apuntes Sobre un Planeta Estresado, Matt Haig, ISBN ...

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    Libro Apuntes Sobre un Planeta Estresado, Matt Haig, ISBN 9789584286925. Comprar en Buscalibre - ver opiniones y comentarios. Compra y venta de libros ...

  • APUNTES SOBRE UN PLANETA ESTRESADO - MATT HAIG

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  • APUNTES SOBRE UN PLANETA ESTRESADO. MATT HAIG ...

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    El gran bestseller internacional de Jon Kabat-Zinn, Mindfulness en la vida cotidiana, es el libro de referencia sobre la práctica del míndfulness que ha ...

  • Como detener el tiempo de Matt Haig

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    Tom Hazard esconde un secreto: puede que parezca un hombre de unos cuarenta anos pero, debido a una rara enfermedad, lleva vivo desde hace varios siglos.
    De hecho, tiene aproximadamente cuatrocientos anos y, entre otras muchas cosas, ha actuado con Shakespeare, ha explorado el mar con el capitan Cook y ha compartido cocteles con Scott Fitzgerald.
    Tom debe cambiar a menudo de pais y de identidad para preservar su secreto. De este modo, ha sido testigo y protagonista de grandes momentos historicos. Ahora solo desea sentirse un hombre mas. Asi,
    se instala en Londres tratando de llevar una vida corriente y empieza a trabajar en un instituto como profesor de Historia, donde ensena a los ninos sobre guerras y sucesos de los que ha sido testigo de primera mano.
    Una historia de amor eterno sobre un hombre perdido en el tiempo, la mujer que podria salvarlo y las vidas necesarias para aprender a ser feliz.

  • Sin igual, Alyson Noel de Alyson Noel

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    Todo el mundo aspiraba a ser alguien.

  • La Amante Cautiva Del Jeque de Jessica Brooke

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    Emma James queria escapar del aburrimiento de su vida. Todo lo que hacia era predecible. Despues de terminar con honores en la universidad de Dartmouth, iba a estudiar derecho en Harvard en otono, tal y como habian hecho su padre y su hermano mayor antes que ella. Si Emma se pareciera en algo a su hermano mayor, Bradley, encontraria al <> en Harvard, se casaria al acabar derecho, y estaria cargada de ninos poco despues de convertirse en socia junior de un importante bufete de Washington DC. Estaba predestinada. Despues de todo, el senador Alan James Senior lograba todo lo que se proponia. Esa noche Emma habia ido con sus dos mejores amigas, Alexis y Parker, al local de moda de Georgetown, para fantasear con que era libre. Fue una especie de rebelion por tener que estar otras dos semanas mas enterrada bajo gruesos tomos de jurisprudencia y encadenada a la biblioteca preparando el inicio de las clases. Su padre insistio en que se acostumbrara primero a los textos legales, puesto que sabia lo duro que le resultaria, al haber sido el mismo abogado antes de convertirse en senador. Tras haber estado varias horas encerrada en el sotano, tuvo la sensacion de que la vida pasaba por delante sin disfrutarla. Necesitaba un respiro. --Es tu cuarto Grey Goose. --La reprendio Alexis, mientras se apartaba un largo mechon color miel de la cara. Cuando fruncio el ceno, su nariz aguilena parecia aun mas angular y pronunciada. --Solo es medianoche. ?No prefieres que nos vayamos? Emma puso los ojos en blanco y dio un trago a su vodka con tonica. --Apenas bebo. Que diablos, apenas hago nada aparte de estudiar. --Lo se, y por eso lo vas a lamentar en menos de dos horas. --respondio Alexis, bebiendo tranquilamente su ron con cola, y anadio: --Pero, ?que es lo que te agobia tanto? Emma suspiro y miro a la multitud. Parker ya estaba bailando, flanqueada por dos chicos de la fraternidad enfundados en polos de color pastel con los cuellos levantados. Era una chica alta, esbelta, de largas piernas, justo lo contrario que Emma, que, lejos de ser fea (su madre siempre decia que tenia <>), no era exactamente lo que en la avenida Madison considerarian una belleza. Su cabello era rubio natural, tan claro que parecia blanco, y tenia los ojos azules, aunque no era exactamente delgada. Es decir, tenia sus curvas, y un cuerpo voluptuoso y algo rubenesco. Con un metro sesenta, era bajita, can anchas caderas y un busto mas generoso de lo que a ella le hubiese gustado. Nunca seria tan espectacular como Parker, que podia ser modelo si los estudios universitarios le fallaban, ni como Alexis, a la que se le pegaban los chicos fuera donde fuese. La opcion que le quedo a Emma fue convertirse en la lista del grupo, la alumna estudiosa y aplicada, la paciente amiga que ayudaba a los demas a enfocar mejor sus problemas. Normalmente no le importaba su fisico, pero entre otro sermon de su padre y su inminente ingreso en la facultad de derecho, Emma estaba empezando a preocuparse por todo. --Es que quizas no es todo tan genial. Alexis resoplo. --Soy yo la que no tiene mas remedio que estudiar derecho en la universidad estatal. Tu eres muy afortunada, querida. --Quizas yo no pienso asi-- murmuro Emma, antes de terminar su bebida y saltar a la pista de baile. Tal vez otra persona podria dejar de lado esas preocupaciones y dejarse llevar por la locura de la noche, aunque en realidad ella nunca habia sido ese tipo de chica. En el instituto solo tuvo un novio y, despues, un fugaz compromiso en su ultimo ano en Dartmouth. Kevin, su prometido, habia resultado ser un completo idiota. Emma se lo encontro en la cama con otra al regresar pronto de un viaje, tras entrar en el apartamento que compartian ambos. Desde entonces, su vida habia sido basicamente la de una monja. Un infierno para su autoestima, pero excelente para sus notas. Dirigiendose al grupo de Parker, Emma sorteo a la gente que danzaba y reia, hasta llegar al lado de su amiga, y se unio al baile. Le encantaba. Sintio el repiqueteo del bajo, y el calor de la gente que la rodeaba, mezclandose entre si, bajo las luces estroboscopicas que destelleaban sobre la pista. Cerrando los ojos, Emma se apoyo en Parker moviendo las caderas al ritmo de su amiga. Se escucharon silbidos y aplausos por parte de la gente que las observaban, y, por un momento, fue divertido formar parte del grupo con el que todo el mundo queria bailar. Una vez que se calmo el alboroto, Parker se separo y se fue con los dos chicos, dejando a Emma bailando sola y sintiendo como su pulso se aceleraba al ritmo del tema de hip-hop que salia a todo volumen por los altavoces. Cuando abrio los ojos de nuevo, fue porque Alexis le estaba dando golpecitos en el hombro. Unos inquietos ojos verdes se clavaron en los suyos. --Parker se ha ido a casa con Grant y Matt. Y ha llamado mi hermana, que esta al final de la calle, en el restaurante Sullivan's. ?Quieres venir conmigo? Emma se obligo a no fruncir el ceno mientras seguia a su amiga hasta una esquina de la pista de baile. Cada vez que comian juntas, pasaba lo mismo, pero esa noche haria todo lo posible por evitarse el mal rato. Cuando Emma iba a un restaurante, lo hacia, obviamente, para pedir comida y disfrutar de ella. La hermana de Alexis, por el contrario, no tomaba mas que una minuscula ensalada y un vaso de agua… para luego pasarse el resto de la noche sermoneando impertinentemente a Emma sobre lo malo que es cenar en exceso. Lo ultimo que queria era juntarse con alguien que la reganara mientras saboreaba la ultima copa de la noche Pero Alexis era una buena amiga, por lo que Emma encontro la manera de declinar su invitacion con sutileza. Fingiendo un bostezo, sonrio. --No. Ve tu. Prometi a mis padres que volveria pronto para poder almorzar con ellos manana. Deberia irme antes de que todo me empiece a dar vueltas. Alexis dudo, y miro de reojo hacia la puerta del local. --Hemos aparcado a varias manzanas y esta bastante oscuro. --Y resulta que estamos en Georgetown, rodeadas de universitarios y boutiques. No hables como mi padre, que esto no es el centro ni hay cerca ningun fumadero de crack. --Cierto. Solo quiero que llegues bien a casa. Pero si estas segura… -- anadio su amiga, mordiendose el labio. --!Por supuesto! Todo esta controlado. No esta tan lejos, ?que podria pasarme? --respondio Emma, yendo en direccion a la mesa y recogiendo su bolso. Dejo unos billetes de propina para el camarero, que habia sido muy amable, y al fin y al cabo, alguna ventaja tenia que tener vivir en una jaula de oro. Al menos podia dar buenas propinas a los desafortunados que habitualmente tenian que lidiar con los borrachos del mundo. --Te llamo cuando llegue a casa. Si no tienes noticias mias en una hora, es que me ha pasado algo, ?de acuerdo? --Vale. Aunque no te va a pasar nada por ir a comer algo al Sullivan's, y asi luego nos vamos juntas. Solo que Allison no le quitaria el ojo de encima y soltaria su risita con cada patata frita que rozara sus labios. No, gracias. --No, me marcho a casa, estoy cansada, luego te llamo ?vale? --insistio ella, abrazando a su amiga. Despues de todo, ?que le podia pasar por caminar sola cuatro ridiculas manzanas? *** Durante el primer tramo, todo fue bien. No era tan tarde, y de vez en cuando se cruzaba con grupos de universitarios de su edad, que iban de bar en bar por aquella calle. Pero al cruzar a la siguiente manzana, una zona apartada de los locales y mal iluminada, Emma dejo de ver a otros jovenes. En la tercera manzana se dio cuenta de que un escalofrio le recorria lo mas profundo de sus entranas. Habia un hombre detras ella. Al principio no estaba muy segura. Al fin y al cabo, lo mas probable era que tambien se dirigiera al aparcamiento, pero habia algo raro. La iba siguiendo muy de cerca, y sus pasos parecian coordinarse con los suyos. Hasta le parecio notar su aliento caliente y putrido en el cuello. Cuando se detuvo en seco, el hizo lo mismo. Tragando saliva, apreto su bolso con fuerza y empezo a correr. En un primer momento, Emma penso que todo habia sido paranoia suya, porque el hombre no se puso a correr tras ella, pero de repente sintio como apresuraba el paso. Se paro y miro por encima del hombro a su supuesto perseguidor. Parecia estar caminando con rapidez, adrede. Su piel se veia oscura bajo la luz de la farola, tenia una tez olivacea y unos ojos negros que se cruzaron con los de ella. Pero lo que mas la alarmo fue su barba; era larga y gruesa, y le recordo a las que lucen los terroristas de Oriente Medio en los telediarios. Dios mio, ?Que esta pasando? Hacia la cuarta manzana, Emma corria hacia su coche a toda velocidad, y de pronto, el hombre se puso a correr. Ella jadeaba, mientras el sudor le corria por la frente. De repente, al girar la esquina del area de estacionamiento, perdio una de las sandalias, y con una patada se deshizo de la otra. Al cuerno. Podia comprar otras, podia hacer cualquier cosa siempre que ese tipo no la tocara. Cuando llego a su Volkswagen Escarabajo, busco en el bolso, apartando a un lado el movil y el maquillaje. Su llavero era grande, una cabeza de Yoda por la que sus amigas le tomaban el pelo, pero que era muy util para encontrar las llaves tanto en el apartamento como en el fondo del bolso. En ese momento, se sintio muy afortunada de tenerlo. Emma tomo las llaves y pulso el boton para abrir el coche. Estaba rozando el tirador de la puerta cuando su perseguidor la alcanzo. La agarro con fuerza del brazo, y ella grito !Fuego! tan alto como pudo. Hacia tiempo que le habian ensenado que esa palabra es mas efectiva que cualquier otra para pedir ayuda en una situacion asi. El hombre trato de tirar de ella, pero Emma se echo hacia atras, contenta, por una vez, de tener unos kilos de mas, haciendo que su asaltante perdiera el equilibrio. --!Zorra!--grito el, y anadio un sonido desagradable y gutural, en un idioma que ella no pudo identificar. El extendio la mano de nuevo con la intencion de agarrarla, pero Emma estaba preparada. Con un movimiento rapido, le dio un rodillazo en la entrepierna. Su aspirante a captor gimio y cayo al suelo. Gracias a Dios. Emma no espero. Se retorcio para abrir la puerta y entro en el coche de un salto. No se molesto en cerrarla antes de poner en marcha el motor. --!Vamos, vamos! Fue entonces cuando sintio una descarga de electricidad provocada por una pistola taser, y se dio cuenta, con horror, de que habia mas de un hombre, y que habian venido preparados para secuestrarla. *** La sacudida de la pistola electrica fue suficiente para hacerle perder el conocimiento. Cuando desperto, se encontro en la parte posterior de un VUD. Por desgracia, tenia las ventanas tintadas, tan oscuras que se pregunto si el tinte seria legal. Nadie podia verla. Con el corazon latiendole a mil por hora, intento acercarse a la ventana para golpearla y llamar la atencion de la gente para que la liberaran. Pero sintio el frio canon de una pistola clavandose en sus costillas. --!Ay! --Grito, y al parpadear distinguio a cuatro hombres que la rodeaban. Los asientos del todoterreno se habian recolocado de forma que quedaban unos frente a otros, como en las limusinas en las que su padre se desplazaba al Capitolio. Escudrino a los cuatro hombres a la vez, eran grandes y musculosos, y no le quitaban el ojo de encima. Todos tenian el mismo color de piel y lucian largas y tupidas barbas negras. --?Que esta pasando? ?Quienes sois? Uno de ellos, el mas alto, y al que le faltaba un ojo, centro su atencion en ella. Tiro de la solapa de su chaqueta hacia atras, lo suficiente para revelar la pistola taser alli escondida, haciendole entender a Emma que habia sido el el que la habia dejado inconsciente. --Trabajamos para el Jeque Munir Yassin de Yoman.

  • Carvalho. Problemas de identidad de Carlos Zanon

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    Sin saber bien como ni por que, Carvalho anda desgarrado entre Barcelona y Madrid. En Barcelona le quedan los restos de su tribu y el despacho en el que sigue trabajando. En Madrid anda perdido en el laberinto de una mujer casada con un prohombre de la politica nacional, y que le ha desestabilizado mas de lo que consiguio nadie antes. Quiza se esta haciendo viejo o le asaltan -como al propio pais- problemas de identidad a todos los niveles: ?quien eres, Carvalho?, ?que quieres?, ?que buscas? Estamos en 2017 y las placas tectonicas de la sociedad parecen moverse de un modo inedito. Los problemas de siempre, la desaparicion de una prostituta o una vieja amiga que acude en busca de ayuda por un sangriento crimen familiar. En lo personal, la complicidad con Biscuter pasa por horas bajas, y su salud no es la mejor noticia del momento.

  • El desafio de Dorian de Julio Sanchez

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    Agosto de 2003. La extrana muerte en accidente de trafico del conocido empresario Alonso Escamez destapa un sordido juego.
    Un grupo de pretenciosos internautas aficionados a los juegos de rol veran perturbadas sus vidas de forma inesperada con la irrupcion de Dorian un inquietante y enigmatico personaje que convertira a un empresario de exito, a un magistrado caduco, a un influyente editor y a un timorato profesor de economia en marionetas de un macabro desafio.
    El periodista Juan Valcarcel y la hija del fallecido trataran de esclarecer las circunstancias de su muerte y su relacion con el extrano juego viendose involucrados en una vertiginosa investigacion relacionada con las ciudades de Amsterdam, Londres y Fez y con el mundo de la pintura como desconcertante trasfondo.

  • Stripteacher de Lisa Aidan

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    ?Y si alguien te rompe tanto los esquemas que te hace replantearte todo lo que conoces?

  • Lo unico que importa de Agnes Ledig

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    La emotiva historia de una enfermera entregada a los demas.

  • Comprando esposo de B. E. Raya

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    Cuando era joven, Edward tuvo, expectativas y esperanzas, tuvo suenos y proyectos, era una persona alegre, positiva y... un idiota. Su vida fue de mal en peor hasta que llego a tocar fondo. Estaba resignado a sobrevivir en el mundo sin llamar demasiado la atencion y al final morir solo. Hasta que el destino vuelve a intervenir y por asares de la vida termina en las garras del hombre al cual amo en su juventud.
    Maxwell Hamond ya no era el principe azul que visualizo en sus suenos. Era un hombre oscuro, peligroso y no dudaba en obtener lo que deseaba, hasta el grado de obligarlo a casarse con el y someterlo a su voluntad a cambio de ayudar a su familia. Edward no tenia eleccion, por lo que accedio a someterse a todas sus demandas...pero resulto que la obligacion tenia sus momentos de placer.

  • Diez negritos de Agatha Christie

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    Diez personas sin relacion alguna entre si son reunidas en un misterioso islote de la costa inglesa por un tal Sr. Owen, propietario de una lujosa mansion a la par que perfecto desconocido para todos sus invitados. Tras la primera cena, y sin haber conocido aun a su anfitrion, los diez comensales son acusados mediante una grabacion de haber cometido un crimen en el pasado.

  • Escape Room de Chris Mcgeorge

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    Una habitacion. Un cuerpo. Cinco sospechosos. Tres horas para encontrar al asesino.

  • Gladis de Maria Acosta

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    Un asesino peculiar, un romance de ensueno y una pava con mucho caracter…

  • Las trampas del deseo, Dan Ariely de Dan Ariely

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    ?Por que compramos lo que compramos? ?Somos realmente duenos de nuestras decisiones o se nos puede manipular como consumidores? ?Tienen trampa las ofertas? Que influye en que un producto nos parezca caro o barato? ?Gasta mas quien paga con tarjeta de credito? ?Por que compramos cosas que no necesitamos? ?Influyen las marcas en nuestro grado de satisfaccion ante un producto? ?Hay robos mas eticos que otros? ?Somos compradores compulsivos e irracionales? Este libro apasionante, riguroso y ameno responde a estas y otras muchas preguntas sobre nuestras decisiones cotidianas, como consumidores y como ciudadanos, a partir de experimentos punteros llevados a cabo por el prestigioso especialista en psicologia del consumo Dan Ariely. El autor nos proporciona nuevas y sorprendentes conclusiones sobre la naturaleza humana, que ayudaran al lector a tomar mejores decisiones en su vida personal y laboral.

  • Me llamo Fina y estoy gorda de Antonio Sanchez

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    Historia de superacion de una mujer que se encuentra a si misma en el lugar mas insospechado y a la que le sucederan acontecimientos que nunca se esperaria.

  • !A la mierda el principe azul! Yo quiero un lobo que me coma mejor de Anabel Garcia

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    ?Tu tambien creciste sonando con los cuentos de hadas y los finales felices de Chupicursilandia? !Pues yo tampoco!

  • El legado de Marcos Ruiz (Ojos Verdes 2) de Julio Marin Garcia

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    NO ERA UNA noche destacable ni para bien ni para mal. No era una noche de frio ni de calor. Mucha gente se habia metido en su cama con la intencion de finalizar un nuevo capitulo de sus vidas. Pero alli, en esa casa de grandes dimensiones, de gritos nocturnos y palizas inimaginables, habia tenido lugar un suceso caotico. Alli si habia sido una noche diferente, pues el coco se habia enfurecido tanto que lo habia puesto todo patas arriba. La sangre habia embadurnado todo el lugar y habia dejado una triste marca en el corazon de ese hogar. Los vecinos, atonitos, miraban como la policia y la ambulancia entraban y salian constantemente. Trataban de obtener toda la informacion que aquella escena les podia brindar. Y alli, muchos elementos que nada tenian que ver entre si acabaron unidos por la mancha de la muerte: un arcon, una silla de madera vieja y astillada, una soga, una bolsa de plastico y una nina paralizada que habia dejado de moverse. !Ah si!, se me olvidaba; tambien habia muchos muertos. EL CUENTO QUE NUNCA TERMINO HABIA UNA VEZ una mujer cuyos ojos verdes habian presenciado aterradores momentos. Unos ojos grandes y preciosos, con un color similar al de una esmeralda, que se habian corrompido, poco a poco, bajo la mirada de la invisibilidad. Habia intentado luchar contra la oscuridad que, durante muchos anos, fue su hogar. Habia puesto mucho empeno en convertirse en otra cosa, pero, finalmente, el coco aparecio de nuevo, mas fuerte, mas feroz y mas coco. Habia una vez una historia que tenia muchos caminos y cuyo final nadie conocia. El primer camino era el de una guerrera de ojos verdes que habia sobrevivido, durante anos, a un coco de ojos oscuros. El segundo camino, mas tortuoso, era el miedo de poder convertirse en aquello a lo que habia temido. El tercer camino era el peor. El tercero significaba que no podia convertirse en aquello porque, a su modo, aquello siempre habia formado parte de ella y, por tanto, vivia en su interior. La tercera mujer de ojos verdes abrio sus ojos para contemplar, de nuevo, como las cuatro paredes de aquel lugar volvian a apresarla. Hormigon y oscuridad; la carcel a la que siempre habia pertenecido. Salvo que, en ese momento, no pudo darse de cuenta de la verdadera realidad. La tercera mujer de ojos verdes estaba envenenada por dentro: el peor veneno no es el que mata, sino el que se queda para siempre. El que se queda y silencia. El que se queda y deteriora. El que se queda y rompe. El que se queda y revienta. Sara conocia ese veneno mejor que nadie. Y lo sabia perfectamente porque, ahora, Fran y Marcos siempre estaban a su lado. Y victima de nuevos recuerdos, jamas podra olvidar aquella aterradora noche en la que todo se embadurno de sangre y el monstruo resurgio mas terrorifico que nunca. Aquella noche en la que los suenos quedaron aislados bajo llave. ?QUIEN SOY? --?SABES POR QUE estas aqui? Asenti. ?Como no iba a saberlo? --?Quieres hablar conmigo? --me pregunto. ?Que otra opcion tenia? Me tenian encerrada. Volvi a asentir. --Bien, Sara, eres tu, ?verdad? --matizo la psiquiatra. --Si, soy Sara, ?quien iba a ser si no? --le conteste. Me gustaba ser borde, era una manera facil de quitarse a la gente de encima. Total, tenia muy claro lo que iba a decirme: que al igual que mi padre, yo tambien estaba loca. Y era cierto, pero la diferencia entre mi padre y yo era que me di cuenta de que algo no iba bien. Supe muy pronto que habia otras personas que vivian conmigo. Algunas eran buenas y otras trataban de confundirme. Lei en Internet que las causas del trastorno de identidad disociativo pueden ser ambientales o geneticas, aunque suelen asociarse a un trauma vivido en la infancia. Cuando lei eso me pregunte: ?cual de todos? ?Los maltratos fisicos? ?Los maltratos psicologicos? ?Las violaciones? !O mejor! Uno del que nunca se habla: la manera en la que todo el mundo ignoro la enfermedad de mi padre. ?Quien tiene la culpa de que los vea? ?De que se metan en mi cabeza y no me dejen ver la realidad con claridad? ?Mi padre, su padre o la gente que vive feliz su vida y a la que le importan un bledo los problemas de los demas? Todos tenemos las manos manchadas de sangre, nos guste o no reconocerlo, porque el ser humano es despreciable. Solo habia una razon por la que quise salir adelante y poder dejar atras todo ese caos, solo habia una razon por la que decidia tomar cada dia las dichosas pastillas, sonreir e, incluso, en ocasiones, mostrarme agradecida: mi hijo. El era la motivacion de mi vida. El fuego que mantenia viva mi llama. --?Puedes hablarme de las personas a las que ves? ?Cuando y como las ves? --pregunto, de forma directa. La doctora Eli era asi, no se andaba con tapujos y era convincente, aunque lo que mas destacaba de ella era su mirada. No sabia explicarlo muy bien en aquel momento, pero era diferente a la del resto de gente. Como si quisiera protegerme. --Si, pero ya se lo he contado muchas veces. Son cinco personas: la senora Carmen, que se aparece aleatoriamente en cualquier momento. Es una mujer solitaria, obsesionada con el bingo y tranquila. Ella es inofensiva, solo tacha cartones y habla de sus hijos. Y bueno, a veces parece que intenta protegerme, aunque todavia no se muy bien de que o de quien. Luego esta Adrian, que solo se aparece los domingos entre las cuatro y las cinco de la manana. Un nino que siempre esta llorando y quiere que le ayude a entrar a casa. Al parecer, sus padres estan borrachos y peleandose. Creo que es inofensivo, aunque odia a su padre con todas sus fuerzas, tanto que me hace dudar de sus verdaderas intenciones. Quiere algo de mi, que haga un movimiento, pero todavia no se muy bien por que. Los otros dos son Marcos y Fran, supongo que ya los conoce, y al igual que la senora Carmen, vienen y van cuando quieren, aunque hace mucho tiempo que Fran no se manifiesta, asi que tampoco hay peligro. Marcos y yo nos necesitamos. Supongo que parezco una loca hablando de necesitar a una persona que me he inventado, pero el me ayuda a estar bien. El jamas haria dano a nadie. Siempre esta protegiendome, supongo que trata de hacer mi estancia mas amena. La psiquiatra anotaba datos en una tablet. Queria encontrar algo, pero tampoco me decia el que.--Bien, Sara, hemos llegado hasta aqui en muchas ocasiones, pero nunca me dices quien es la quinta persona, que sabes de el o de ella. --Me puse nerviosa, no me gustaba que me preguntaran eso. Podia hablar de cualquier otra persona, pero no de ella. Ella no tenia rostro para mi o, al menos, en ese momento no queria ser consciente de su identidad. Aunque no lo parezca, nuestra mente tiene un mecanismo de defensa que nos ayuda a olvidar aquellas cosas que nos aterran, y yo queria olvidarlo todo. --Nunca se manifiesta fisicamente, solo esta en mi cabeza, pero me da la espalda, me manipula y toma decisiones que yo jamas tomaria. Esa persona es un demonio senora Eli, es mejor que se aleje de esa informacion, podria matarla. --?Fue esa persona la que te obligo a matar a aquel hombre en la arena? --me pregunto. Y lo recorde todo: la sangre, sus ojos verdes, sus gritos, su decepcion. Recorde todo y, al recordarlo, me asuste tanto que deje de hablar. SENTIMIENTOS ?TENIA DERECHO A tener sentimientos? ?Mis emociones eran reales? Me sentia apresada por mi misma. Todos los medicos me habian dicho que estaba enferma. Si, tenian razon, yo tambien lo sabia. Mi padre estaba loco y yo herede su locura. Pero… ?por que lo sabia? ?Por que era consciente de ello? Si estaba tan loca… ?no deberia dar por hecho que todo lo que veia era real, gritando como una posesa para que me hicieran caso? No lograba entender la situacion, no lograba entenderme a mi misma. Era como si estuviera en un callejon sin salida. --!Otra vez que no me toca nada! Joven, siete cartones mas --grito la senora Carmen. La estaba viendo ahi, sentada sobre la camilla, hablando con alguien invisible al que le pedia una y otra vez cartones de bingo. Y aunque parecia tan real como la verja que coartaba mi libertad, sabia que era producto de mi imaginacion, pero ?por que? ?Que significaban todas esas personas para mi? Era una locura. --Algun dia ganare el bingo, ganare algun dia, y me comprare una mantita electrica para calentarme la espalda. No sabes lo bien que se duerme con eso, nina. Ademas, tu tienes que cuidarte bien, tienes protegerte de la gente mala --me hablaba a mi, pero ?que podia decirle? Yo solo queria que desaparecieran, todos ellos. Queria poder verme a mi misma y elegir mi propia vida. No queria ser como mi padre, aunque cada vez me sentia mas atrapada en ese mundo irreal. Echaba de menos a mi hijo, ?que seria de el? ?Habria entrado a la universidad? ?Habria conseguido salvarse de ser como nosotros? Ni siquiera tenia idea del tiempo que llevaba encerrada. Esta vida era tan cruel como la que me toco vivir de nina. Y mas preocupante aun, ?de quien tenia que cuidarme? ?Por que siempre hacia hincapie en ello? ?Alguien habia tratado de danarme y por eso estaba en ese lugar? Intentar resolver el misterio me producia grandes dolores de cabeza. Tal vez ese era el verdadero sintoma de mi locura. --Doce cartones por aqui; y cambiame el rotulador, que este ya no tiene tinta --dijo de nuevo. --?Por que no se marcha? --le grite, indignada. Ya estaba cansada de tanta mentira. --Aun me quedan cincuenta euros. Voy a jugarmelo todo, nina --contesto. --Quiero que se marche de mi habitacion. !No ere real, senora Carmen! Es producto de mi imaginacion. !No van a conseguir separarme de mi hijo! !No quiero que siga viniendo aqui! --le grite furiosa. --Pero nina, ?por que me hablas asi? Yo solo estoy tratando de entretenerme. Mi hijo nunca viene a visitarme. El bingo es lo unico que tengo, dejame quedarme un poco mas. Dejame quedarme aqui contigo, yo puedo ayudarte, yo siempre voy a estar protegiendote. Me necesitas -- suplico con la voz rota. Y la senti, la senti tan real que no pude decirle nada mas. Estaba ahi: sus ojos, sus arrugas, su apariencia; ?como podia ser eso producto de mis pensamientos? ?Quien era yo realmente? ?De que tenia que protegerme? --Sabes que siempre seras la tercera mujer de los ojos verdes. Esa siempre ha sido tu identidad, y jamas podras huir de ella, solo disfrazarla --contesto una voz masculina. Me gire y lo abrace al verlo.

  • Verdades enterradas de Michael Hjorth

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    ?Cuanto tiempo hacia que se habia ido de alli? Anos. Varios anos. Pero ?cuantos? Menos de diez, seguramente. Era irrelevante. Bien podrian ser muchos mas, y deberian serlos, y mas largos, penso al ver la silueta familiar de la ciudad que se extendia al otro lado del cristal del autocar. ?Que estaba haciendo aqui? ?Por que habia vuelto? Sinceramente. Habian pasado diez anos, asi que… ?para que? ?Por que le importaba? En verdad, le daba igual. No tenia el menor interes en saber que le habia pasado a ninguna de las veintinueve personas con las que se habia visto obligada a compartir tres anos de su vida. Que hacian ahora, si tenian familia o no, en que trabajaban, donde vivian. Eso le importaba una mierda. Todas ellas le importaban una mierda. Y tambien dudaba mucho que ella fuera a importarle nada a ninguna de ellas. Nunca habia significado nada para nadie. ?Acaso se acordaban de ella? Quiza algunos si. Deberian hacerlo. ?O acaso la gente se olvidaba de las personas de las que habia abusado? ?Solo existian mientras se las podia atormentar, y desaparecian en cuanto dejaban de ser vulnerables? A lo mejor, las nuevas victimas sustituian a las viejas, en todos los aspectos. ?Que estaba haciendo aqui? ?Por que habia vuelto? No es que volviera con un sentimiento de triunfo. No era una revancha exitosa. No albergaba ninguna esperanza de que fueran a juntarse a su alrededor ni verla con mejores ojos porque se hubiese vuelto famosa o le hubieran ido bien las cosas. No estaba en posicion de ensenarles nada. El patito feo no se habia convertido en ningun cisne. El patito feo solo se habia hecho mayor, se habia curtido. Asi que ?que estaba haciendo aqui? ?Por que habia vuelto? Quiza queria mostrar que seguia viva, que se atrevia, que no habian logrado destrozarla. Pero ?era asi? Quien sabia si su vida habria sido distinta si aquellos anos hubiesen sido diferentes… Mejores. Soportables. Sin los Tres, que decidian que ella no era siquiera digna de despertarles irritacion. Que la trataban como si fuera aire. Como si no fuera nada. Sin el sequito silencioso, tan inseguros todos, tan temerosos de acabar en el lugar que ocupaba ella, los que lo hacian posible. Sin Macke y Philip. No, alli no iria. Ahora no. Todavia no. Se los quito de la cabeza: los pensamientos, los nombres, aquella noche. Pero iban a estar alli, se dijo a si misma. Se encontraria con ellos. Esta noche. En la fiesta, o como se le pudiera llamar a aquello. Reencuentro no, desde luego. Para poderte reencontrar hace falta sentir algun tipo de pertenencia. Ellos iban a estar alli. A lo mejor esa era la razon por la que iba alli, el autentico motivo por el que volvia. El sueno. Recurrente. La primera vez lo tuvo la noche siguiente de recibir la invitacion. Luego, despues de haber dicho que si, se repetia mas a menudo. El sueno en el que se hacia justicia. En el que se plantaba. Por fin. En el que les daba su merecido. A veces tan real, tan vivido, que se despertaba con una sensacion de triunfo, la cual se esfumaba en cuanto se levantaba y volvia a la realidad, como no podia ser de otra manera. El autocar paso junto a los carteles que senalaban que se estaban adentrando en Karlshamn, que habia vuelto a la ciudad que habia dejado atras. Que habia abandonado. De la que habia huido. El nudo en el estomago que ella habia creido que era arrepentimiento y angustia debia de ser otra cosa, se dijo. Determinacion. Expectacion. Un odio lentamente resucitado que llevaba mucho tiempo reprimiendo, pero al que ahora pensaba darle permiso para crecer. Por eso habia vuelto. Eso era lo que pensaba hacer. Devolversela. Calle Kungsgatan. Angelica Carlsson ni siquiera trato de reprimir la sonrisa de satisfaccion al girar para adentrarse en ella. En Karlshamn habia casas mas grandes y mas lujosas, pisos mas bonitos, direcciones con mas renombre. Pero en apenas cuatro meses practicamente se habia mudado a un piso amplio de dos habitaciones en la calle Kungsgatan. No estaba nada mal, a pesar de todo. Ciento doce dias despues de conocer a Nils. Ciento trece desde que se habia puesto en contacto con el en una de las numerosas aplicaciones de citas en las que estaba registrada y que visitaba con regularidad. Diecisiete anos mayor que el. Parecia buena persona, divorciado, una hija que ya se habia ido de casa, su perfil era perfecto, justo el tipo de hombre que ella estaba buscando, aunque tampoco podia estar segura del todo. No fue hasta la quinta cita, o quiza la sexta, cuando entendio que habia dado en la diana. Con la mirada caida, habia puesto una mano encima de la de el con cierta timidez y le habia preguntado si no le apeteceria que se vieran mas a menudo, que a ella le gustaria mucho que… fueran algo mas, o sea, algo estable. El se habia reido un poco cortado, y seguro que habria abierto los brazos si no fuera porque ella le estaba reteniendo una mano. --?Para que quieres a alguien como yo? Ella no dejo que la burbujeante alegria se le reflejara en ningun momento en la cara, sino que se limito a mirarlo seriamente, le dijo que no fuera tonto, que por que se infravaloraba, si se veia a la legua que era un hombre fantastico. Por eso queria pasar mas tiempo con el. Aquella noche habian paseado cogidos de la mano hasta su casa. La primera vez que ella puso un pie en el piso de la calle Kungsgatan. Unas semanas mas tarde dejo caer el nombre de Dick. Su exnovio, un idiota sin remedio. Habia quedado con Nils en su casa despues del trabajo, y ella se habia presentado un tanto desanimada y distraida. El se percato de que algo no iba bien, desde luego, pero ella no queria hablar del tema, no queria que se viera involucrado. Mantuvo su postura hasta que presintio que en breve el ya no le preguntaria nada mas, que haria lo que ella le estaba pidiendo y se olvidaria del tema. Entonces se lo conto todo, como a reganadientes. Para cuando hubo terminado ya se habia hecho de noche. Fue asi como Nils supo todo lo que habia que saber sobre como ella y Dick se habian conocido, en una epoca en la que ella era muy joven y tonta, cuando le habia parecido emocionante participar de los planes ambiciosos e irreales de Dick, sus alocadas travesuras, su estilo de vida despreocupado. Pero debajo de esa apariencia desenfadada y carismatica se escondia una faceta oscura y controladora. Con lagrimas corriendole por las mejillas, ella le habia contado que al cabo de unos anos se habia quedado embarazada, que Dick no queria tener hijos bajo ningun concepto, que la habia obligado a elegir entre el y el bebe, y que apenas unos meses despues de abortar la habia abandonado de todos modos. Nils la habia abrazado en el sofa mientras la escuchaba, ella se habia enjugado las lagrimas, se habia dejado consolar. Le habia dado unas vueltas a como continuar a partir de ahi, pero el se lo habia facilitado a base de preguntarle por que estaba pensando en Dick justo ese dia, en ese momento. ?Habia pasado algo? ?Se habia puesto en contacto con ella? Si, algo habia pasado. Si, se habia puesto en contacto. Hacia unos anos que el habia vuelto a aparecer en su vida, le explico Angelica. Dick habia empezado a cortejarla otra vez. Le habia dicho que la echaba de menos, que lamentaba la manera en que la habia tratado, que se habia dado cuenta de lo mal que se habia comportado. Habia madurado y se preguntaba si podian volver a estar juntos. Le habia insistido y suplicado. Y ella habia cedido. Se habia creido que el realmente habia cambiado. Que le brindaria la seguridad que ella buscaba. La cosa habia empezado bien, a los seis meses habian decidido irse a vivir juntos, se habian comprado un piso en Gotemburgo. Pero al cabo de unos meses volvio a asomar la cara celosa y controladora de Dick. Esta vez se habia vuelto violento. Ella habia logrado sacar fuerzas de alguna parte para liberarse. Despues de aquello era materialmente imposible que el fuera a recuperarla, dijera lo que le dijera, le prometiera lo que le prometiera. Habia terminado con Dick. Pero el no habia terminado con ella, ni muchisimo menos. A intervalos regulares la llamaba, le exigia, la amenazaba, la presionaba, hacia cuanto podia para ponerle las cosas dificiles y fastidiarla. Ahora era por algo del piso de Gotemburgo y la hipoteca, no lo tenia del todo claro, le habia colgado el telefono en cuanto el se habia puesto a dar berridos. Ella lo habia bloqueado, pero Dick ya habia conseguido colarse bajo su piel. Por eso se habia presentado en casa de Nils tan alicaida, pese a tener motivos de sobra para sentirse feliz. Con su vida. Con el. Aquella noche se acostaron por primera vez. Despues, ella estuvo llorando entre sus brazos. Le dijo lo contenta y agradecida que se sentia de haberlo conocido. El conseguia que se sintiera tan segura, tan cuidada… --Me gusta cuidar de ti --le susurro el, y le acaricio el pelo con delicadeza. Ella lo abrazo en silencio, era justo lo que habia esperado oir. Las semanas siguientes se podria decir que se fue a vivir con el. Iba mas a menudo, se quedaba mas tiempo, se llevo una muda o dos, el le cedio un estante, un cajon, sitio en el armario. A la exmujer no la habia visto ni oido, la hija sabia de la existencia de Angelica, pero no parecia tener ningun problema con que su padre hubiese conocido a otra mujer. No es que tuvieran un contacto muy estrecho, precisamente. Nils y su hija se llamaban cada quince dias, en el mejor de los casos. Durante el tiempo que Angelica habia estado en el piso, la hija no les habia hecho ninguna visita, pese a vivir en la ciudad de Helsingborg, a menos de dos horas de alli. Angelica dio los ultimos pasos hasta el portal. Ahora no le quedaba mas remedio que borrar la sonrisa de satisfaccion. Debia sustituirla por la preocupacion y la angustia. Habia llegado el momento de dar el siguiente paso. Hoy Dick habia logrado comunicarse otra vez con ella. La habia amenazado con ir a la policia y llamar a la Agencia Tributaria y no sabia que mas. No habia logrado entender todo lo que el le habia dicho, pero Dick pensaba vender el piso de Gotemburgo y le reclamaba dinero. Tenia que subir al piso alterada, desgarrada, entre lagrimas, necesitada del consuelo que solo Nils podia darle. Y que le iba a dar. Pero no podria hallar la paz. Esta noche no. Dick le pedia doscientas treinta y cinco mil coronas. Eso era mucho mucho mucho dinero. ?De donde iba a sacarlo? Hasta ahi podia planear, luego tendria que improvisar sobre la marcha. En el mejor de los casos, Nils se ofreceria al instante y por voluntad propia a prestarle el dinero, sin cuestionar nada ni hacer ninguna comprobacion. Lo mas probable era que le propusiera ayuda juridica, quiza incluso poner una denuncia. Si era el caso, ella tendria que escurrir el bulto, actuar sin prisa pero sin pausa y, con cuidado, sembrar la idea de que Nils podria ayudarla a ser libre de una vez por todas. Su paladin del corcel blanco. Un prestamo. Una suma que para el era perfectamente asumible, mientras que para ella era decisiva. Al menos hasta que surgiera el siguiente problema y necesitara mas. Metio la llave en el portal y cerro los ojos, noto las lagrimas brotando en sus ojos. Joder, que buena era. La practica hace al maestro. Cuando volvio a abrir los ojos, le quedaban ocho decimas de segundo de vida. Solamente. La bala viajo a una velocidad de casi ochocientos metros por segundo al abandonar la boca del canon del rifle. Mas del doble de rapido que el sonido, por lo que Angelica no tuvo ni tiempo de oir el petardazo sordo antes de recibir un disparo en la sien y caer muerta en su querida calle Kungsgatan. Kerstin Neuman Bernt Andersson Angelica Carlsson Philip Bergstrom Aakif Haddad Lars Johansson Ivan Botkin Annie Linderberg Peter Zetterberg Milena Kovacs El tercer cuerpo, el tercer asesinato. Vanja echo un vistazo a la ambulancia, que cruzo sin prisa alguna el cordon policial de la calle Kyrkogatan, donde un grupo de curiosos se habia agolpado junto a la cinta blanquiazul. El vehiculo amarillo lima fue grabado por varios moviles mientras, sin sirena ni luces encendidas, ponia rumbo al hospital mas cercano que tuviera morgue. Vanja no sabia donde quedaba, no habia tenido tiempo de familiarizarse lo suficiente con la ciudad. Ursula si lo sabia, habia estado alli para sacar sus propias conclusiones de las heridas que presentaban las dos victimas anteriores. Por lo demas, lo unico que sabian de estas era lo que habian podido leer en comisaria despues de que la policia local les hubo cedido oficialmente el caso. La primera, una mujer de sesenta y ocho anos, Kerstin Neuman, asesinada por arma de fuego mientras recogia el correo en el buzon, ubicado en el cruce del camino principal. Ahi no habian encontrado gran cosa a la que aferrarse, la senora vivia en una casita aislada que quedaba a unos diez kilometros del nucleo urbano. Un aislamiento que Kerstin Neuman habia buscado a proposito, dedujo Vanja al leer el informe del caso. No habia ninguna amenaza directa contra ella, pero todo el mundo --o al menos mucha gente-- en Karlshamn sabia quien era Kerstin Neuman. Lo que habia hecho. O, mejor dicho, en lo que habia participado, puesto que nunca se la declaro oficialmente responsable. En el accidente de autobus. La segunda victima se llamaba Bernt Andersson, cincuenta y tres anos, pero aparentaba diez anos mas, al menos en la foto que colgaba del tablon de la oficina provisional que habian montado en la comisaria, a unas pocas calles de alli. Era el resultado de una vida dura. Se habia pasado un buen punado de anos consumiendo todo lo que se podia consumir. En sus ultimos dias, segun las personas que de vez en cuando se cruzaban con el cuando deambulaba por Asarum, donde vivia, se habia centrado en la bebida, principalmente. Era un rostro conocido para la policia local, habia pasado la borrachera infinidad de noches en el calabozo, lo habian detenido por alteracion del orden publico, lo habian acusado de todo tipo de delitos por estupefacientes, pero siempre habia logrado librarse con una simple multa. Algunas de las mujeres con las que ocasionalmente habia conseguido instalarse durante un tiempo lo habian denunciado por robo y malos tratos. Pero no habia ninguna sentencia condenatoria. Lo habian encontrado tirado sobre una de las maquinas de un gimnasio al aire libre junto a una arboleda tres dias despues de que dispararan a Kerstin Neuman. Un tiro en la sien, muerte fulminante. Por lo visto, el mismo rifle en ambos casos. Fue entonces cuando Krista Kyllonen, la jefa de area de la policia local, habia logrado convencer a su superior de Region Sur de Malmo para que solicitara el apoyo de la Unidad de Homicidios. Era poco habitual que lo hicieran para casos que apenas llevaban una semana abiertos, pero no dejaba de tratarse de un francotirador en ambos casos y no habia testigos ni evidencias tecnicas, aparte de las balas, no habia casquillos en las escenas del crimen, ni huellas de neumatico ni nada sospechoso en las cuatro camaras de vigilancia que habia repartidas por la ciudad. No tenian ningun hilo del que tirar y necesitaban ayuda. Decir que habian llegado a una ciudad que vivia presa del panico habria sido exagerar, pero no cabia duda de que un tercer asesinato en el transcurso de ocho dias espolearia el miedo y la preocupacion, y entonces la rabia nunca estaba muy lejos. Vanja solto un suspiro. Aquello podria convertirse facilmente en una pesadilla. Pero no podia permitir que eso sucediera. Le tenian puesto un ojo encima. Era su primer caso importante desde que habia asumido el mando de la Unidad de Homicidios en diciembre. Desde que sustituyo a Torkel. Volvio a mirar calle arriba, al cordon policial del siguiente cruce, el de la calle Sodra Fogdelyckegatan. Vanja no sabia que significaba ese nombre ni si era siquiera una palabra de verdad. Sonaba inventada. Alli tambien se habia acumulado gente curiosa, pero no tanta, y habian sacado menos telefonos moviles. Quedaba mas lejos del escenario del crimen, desde alli las fotos no debian de mostrar mas que una calle normal y corriente de una ciudad de provincias. Como mucho, cogerian a Ursula, que estaba agachada sacando fotos del sitio donde habia estado la victima, que segun el carnet de conducir hallado en el bolsillo de su abrigo se llamaba Angelica Carlsson y tenia treinta y nueve anos. --Vanja.

  • El secreto de Sibila de Mirta Perez Rey

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    Una gran novela con las dosis justas de amor, intriga y pasion, con el teatro Colon como escenario. Un teatro lleno de magia que la autora erige en todo su esplendor, desplegando ante nosotros sus pasillos poblados de fantasmas y amores a traves de tres mujeres inolvidables.

  • Una Historia De Cadiz de Monica Lopez

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    Nunca has sentido que no perteneces al lugar en el que has nacido? Ese mismo lugar lleno de edificios grandes, calles largas, coches y gente. Ese lugar que tiene museos, parques gigantes y en el que, sin embargo, no encuentras tu sitio. Yo habia perdido toda ilusion, todos los suenos que yo habia tenido, los habia perdido en ese lugar. Habia una sola cosa que yo queria hacer, escribir, e incluso eso me lo habia robado esa ciudad. Estaba frustrada por no poder encontrar aquello que queria hacer, y pensaba que estaba logrando perderme a mi misma mientras me tumbaba en ese jardin lleno de tulipanes amarillos, bajo el cielo azul, cielo nublado o cielo estrellado. Aunque, tambien pensaba que podria quedarme a vivir alli para siempre, sabia que no podia quedarme toda la vida viviendo en una burbuja, tenia que atreverme, salir y buscarme. Pasaba mucho tiempo leyendo libros de autorrealizacion y seguridad en uno mismo que tenia mi madre por la casa. No encontre nada al principio, pero despues empece a leer cosas sobre que tenia que salir de mi zona de confort y buscar nuevos objetivos. Si, una absoluta tonteria. <>, me pregunte una noche. Me gustaba escribir, aquello era mi pasion; me gustaba caminar sin rumbo, fijandome en cada pequeno detalle, sabiendo que luego podria describirlo con mil palabras; me gustaba tumbarme con la cabeza apoyada en las piernas de mi madre y que ella acariciara mi pelo con calma. Me gustaba la sensacion que proporcionaba mi hogar, la comodidad, el carino y la confianza. Queria seguir sintiendo eso y no sentir que estaba perdiendolo por completo cada dia que pasaba. Los dedos de mi madre, cada ano mas arrugados, se movieron desde mi oreja hasta el final del pelo. Podia sentir el avance mechon a mechon hasta llegar a las puntas haciendome cerrar los ojos. La television sonaba de fondo con aquella serie antigua que tanto le gustaba, y su risa hacia sacudir su cuerpo transmitiendo el movimiento. Esa mujer me hacia tan feliz de una forma que no podria explicar nunca. --?Que te pasa, nina? --pregunto bajando la voz del televisor. Me acomode boca arriba y mire su cara desde mi posicion. Recordaba la primera vez que la vi. Tenia seis anos y la mujer de los servicios sociales me dijo que habia una persona que queria conocerme. Parecia que estaba conociendo a una princesa Disney, a la mismisima Pocahontas. Su pelo era largo por la cintura y liso, adornado con una cinta de un color amarillo fuerte, era joven y alta. Iba ataviada con una falda azul clara que le cubria las piernas hasta los tobillos y una camiseta blanca con una rosa azul en medio. Sus ojos verdes me atravesaron con fuerza y senti como mi corazon se habia apretado con emocion, como si tuviera el presentimiento de que aquello iba a salir bien. Ahora, su cara estaba surcada por arrugas que parecian dunas sobre su piel morena, su pelo continuaba siendo negro como la noche, y sus ojos seguian teniendo ese brillo de felicidad. --No me pasa nada --menti. Asintio y sonrio mostrando sus perlas blancas. En algun punto de mi vida, cuando me habia dado por la pintura e incluso compre lienzos blancos y tubos llenos de colores, habia querido pintarla llevando sus faldas blancas largas estilo hippie y sus pendientes de bolitas que le habia hecho cuando era pequena, los mismos que llevaba cada dia. --Ultimamente estas muy callada y tu nunca estas callada. --Puedes estar tranquila. El trabajo se esta volviendo mas complicado y estoy cansada, solo eso. --No queria decirle que no queria vivir mas alli y que sintiera que aquello era por ella. Definitivamente ese no era el problema--. Guille quiere meter otra seccion y le he explicado que es una tienda de antiguedades, no un centro comercial. Se mantuvo en silencio durante unos momentos. Segundos eternos en los que senti la necesidad de sentarme y mirar la television para huir de sus ojos acusadores. Ella podia llamar a Guillermo y comprobar que, efectivamente, me habia inventado toda esa historia. --Marta, te conozco desde que tenias la cabeza del tamano de un garbanzo--dijo. Continue sin mirarla porque no me atrevia a hacerlo y derrumbarme--. ?No vas a decirmelo? --Estoy cansada. --Y... Bufe igual que cuando tenia nueve anos y tenia que reconocer que habia hecho algo mal. Ella siempre ponia ese tono que obligaba a continuar las frases, ese tono de regano encubierto. Sin embargo, su expresion se mantenia suave y tranquila, rebosante de amor, una expresion que enganaba. --No puedes obligarme siempre a contarte mis cosas, ?sabes? --Reproche echandole un vistazo. --No le hables asi a una mujer mayor. --Rode los ojos. Dona Maria, como hacia que la llamaran en todos los sitios, se caracterizaba por aborrecer que le llamaran "senora mayor", porque segun ella, era la representacion de la juventud. --Es algo mio, personal, no tengo que contartelo. --?Es por eso de la busqueda de la felicidad? --?Como sabes eso? --pregunte frunciendo el ceno. Puso una sonrisa sabionda y se cruzo de brazos. Entonces, cai en la cuenta--. Has visto los libros. --He visto los libros. Ni recordaba ya la de veces que habia visto la pelicula de 'En Busca de la Felicidad' de Will Smith, eso de que era una historia real me hacia tener esperanzas en que mi vida podia cambiar, porque podia hacerlo, ?no? Eso, junto a los multiples libros que empezaban a ocupar mis estanterias, era todo lo que ocupaba mi tiempo ahora. Todos ellos tenian frases subrayadas, cientos de post-its de colores. Habia una frase que me gustaba especialmente, decia que, <>. Eso es lo que tenia que tratar de hacer. --Estoy frustrada con todo. Siento que tengo que crear algo que me haga feliz y que me haga sentir a gusto conmigo misma y con el entorno y no lo encuentro. --exprese alzando los brazos. Desde pequena, habia sido un tanto exagerada en algunas ocasiones, si alguna cosa se torcia, solia tirarlo todo abajo y me convertia en un ser dramatico y negativo--. !Ni siquiera escribo! --Quieres irte de aqui --frunci el ceno de nuevo y negue con la cabeza mintiendo de nuevo--. No era una pregunta, nina, era una afirmacion. Cuando yo pintaba, necesitaba tener un lugar nuevo cada vez en el que poder inspirarme y crear nuevas cosas. Por desgracia, no siempre tuve la oportunidad, aunque pelee por ello. --No quiero dejarte sola --me lamente sintiendo unas repentinas ganas de llorar. Alzo las cejas y miro a todos lados antes de devolverme la mirada. --?Me ves sola? Soy una mujer independiente y ademas, si necesitara la compania de alguien, Paco ha vuelto a invitarme a cenar. Ese hombre va a terminar con la poca cordura que me queda --Sonrei viendo como trataba de que me sintiera menos culpable, aunque podia ver un rastro de pena en su cara. Tomo mis mejillas entre sus manos y me taladro con aquellos ojos grandes--. Escuchame, tienes que vivir. Mi padre no me dejo cuando yo era joven y lo ultimo que me dijo fue que se alegraba de que hubiera sido tan rebelde y que hubiera hecho lo que queria siempre. Marta, esta vida es un impulso, una vez que naces y saltas, ya solo tienes que disfrutar el camino hasta el agua.--No es tan facil. --No es dificil --rebatio. Se puso de pie y camino hasta su bolso colgado en la puerta, saco el mapa y el cuaderno que habia estado guardando en el cajon de mi mesilla. Incline la cabeza mirandola con un rastro de molestia--. Me tope con esto en tu habitacion. --Te topaste, claro --puse los ojos en blanco y lo cogi cuando me lo ofrecio. --?Que es? --Una tonteria. Ni siquiera sabia por que habia empezado a obsesionarme con aquel lugar. Un lugar mas cerca que el Caribe y mas lejos que la provincia de al lado. Ese lugar tenia todo lo que habia buscado al parecer. Tenia amaneceres templados y atardeceres calientes. Agua que se movia al ritmo que marcaran los vientos y unas murallas que escondian miedos. Habia empezado a entender, sin conocerla, por que le llamaban 'La Cuna de la Libertad'. Pense que, tal vez, aquel era mi lugar porque me estaba identificando con el. Pase horas leyendo historias y escuchando carnavales, siguiendo el ritmo en el mostrador del trabajo con los dedos, marcando la guitarra, la caja y el bombo. Habia sido como descubrir un mundo nuevo, un mundo que parecia hecho a mi medida. Me habia aprendido el mapa descargado de internet de memoria, sabia donde estaba cada calle, cada rincon,... y todo me parecia una locura. --?Quieres irte a Cadiz? --Pregunto. Levante la mirada del cuaderno y la observe. Diciendolo en alto me daba cuenta de que aquello realmente era una locura. Asenti corto y casi invisible--. Me alegro de que por lo menos no sea demasiado lejos de mi. Nunca he estado, ?es un buen sitio? --No he estado tampoco --dije a sabiendas de que ella era consciente de eso. Su sonrisa aparecio, simpatica y suave--. Todo lo que he leido de la ciudad me gusta, encaja con lo que quiero. --Estoy de acuerdo en que te vendria bien cambiar de aires, pero, ?no crees que primero deberias conocer el sitio en persona para saber si quieres vivir alli? Ella tenia razon. Estaba dentro de esa filosofia del "atrevete a vivir", pero habia que tener ciertas cosas en cuenta antes de realizar algun movimiento. No obstante, no habia forma de que yo conociera la ciudad en persona, solo podia hacerlo por Google Maps. Peino su pelo con una de sus manos y me entrego un sobre blanco. Frunci el ceno y la mire extranada. Hizo un gesto con su cabeza instandome a que lo abriera. Dentro habia un billete de avion a Cadiz para dentro de un mes. Alce la vista con los ojos como platos y vi su sonrisa sabionda y sus cejas alzadas. --Pero... --Quiero ayudarte a que busques tu sitio en este mundo, Marta. Eres mi hija, la persona a la que mas quiero en esta vida. Si tu no eres feliz, yo no lo sere. Me lance a sus brazos y le abrace con fuerza con las lagrimas en los ojos. No podia creer que eso estuviera pasando de verdad. --?Tu no vienes conmigo? --Pregunte separandome de ella. --Esto es algo que tienes que hacer por ti misma. Solo prometeme que no lo dejaras a medias, que no te rendiras y que esto te servira para volver a ilusionarte por tu sueno, por escribir. --Lo intentare --dije sin poder parar de sonreir. Dejo un beso en mi frente y se levanto dejandome alli sola. Mire el billete de nuevo y senti un apreton en el estomago. Eran nervios, era emocion, era algo parecido a la felicidad. Por fin, podria pisar la ciudad que me traia de cabeza, podria escuchar su musica, y podria tratar de encontrarme a mi misma. Alli, en Cadiz. T Febrero araree la letra del pasodoble que estaban cantando dos chicas mientras leia algunas de las notas que habia estado recogiendo esos dos dias. Daba gracias constantemente a mi madre porque se hubiera enterado de las fechas en las que se celebraba carnaval en Cadiz antes de coger el billete de avion. Todo habia pasado muy rapido, y estaba decidida a tomarmelo con mas calma los pocos dias que me quedaban alli. Bebi un trago del vaso de naranja y mire alrededor de la plaza repleta de gente con una pequena sonrisa. El sueno estaba haciendose realidad. Comprobe la hora. A pesar de ser solo las nueve de la noche, la gente ya estaba bastante trastocada por el alcohol mientras vociferaban y cantaban a gritos. Yo, por mi parte, me mantuve sentada cerca de las puertas del Gran Teatro Falla, sintiendo la madera en mi espalda y la inmensidad sobre mi cabeza. Fue cuando observaba la plaza que me tope con el. Fue distinto desde el principio, su sonrisa llego incluso antes de que se hubiera acercado, desde lejos con su grupo de amigos. Casi podia notar como las rafagas de levante le empujaban a venir hacia mi trayendo consigo el aroma que contaminaba el aire. Los sonidos se esfumaron y juraba poder oir sus pasos. Senalo la guitarra que sostenia en una de sus manos ganandose una mirada confusa. Ni siquiera podria entender nada de lo que decia aunque lo intentara, esos ojos grises golpeaban con fuerza en mi cabeza. --Soy Cesar. Su voz irrumpio con fuerza llenando la plaza. Los ladrillos del Falla temblaron o tal vez la que temblo fui yo. Su sonrisa aparecio de nuevo y mi parpadeo furioso busco con ansiedad despertar los ojos secos. ?Por que no sabia hablar? ?Por que mis cuerdas vocales parecian haber desaparecido por completo? Mire alrededor buscando alguna via de escape, porque ahora mismo solo sentia que queria huir de alli y esconderme debajo de las sabanas de la cama del hostal. Sin embargo, solo encontre a la unica persona que llevaba cinco minutos frente a mi, esa misma persona que movia uno de los pies al son de otra melodia lejana. El chasquido se hizo en mi cabeza cuando Cesar, como se llamaba el, se sento a mi lado y coloco el instrumento sobre sus piernas hasta que volvio a mirarme. --?Te apetece cantar algo? Siempre es mejor hacerlo si hay musica --su voz llego mas clara, pero yo seguia sin poder responder nada. Las cuerdas de la guitarra chirriaron unas cuantas veces hasta que consiguio dar con el ritmo de un pasodoble que le hizo sonreir. De repente, me entraron ganas de saber que estaba recordando con aquella letra. Cerro los ojos y se dejo llevar mientras la musica salia descuidada y suave. No podia dejar de mirarle mientras el tiempo nos rodeaba, mientras el frio nos calaba los huesos y la gente hablaba alto y bebia mas ruidoso. Llamaba mi atencion como todos ellos cruzaban miradas complices. Todo se habia transformado en un universo diferente lleno de risas, bailes y coreados, de disfraces, purpurina y serpentinas. Veia a la gente en el suelo esperando a que la manana apareciera para regresar a una vida llana y privada de libertad. Libres en un sueno de jovenes frustrados, libres de emociones y presos en instantes que tenian final. --?Por que estas aqui sola? --Pregunto sin dejar de juguetear con la melodia. Le mire y sonrei con alivio, sintiendo que los pulmones volvian a llenarse de aire. --No estoy sola --dije con diversion. Cesar entrecerro los ojos y me miro con una media sonrisa. --Sabes a lo que me refiero. --Si, y a eso respondo. Ahora ya no estoy sola. --Eche un mechon castano tras mi oreja mientras veia su incomodidad--. Soy Marta. De pronto, dejo de tocar y se puso de pie y frunci el ceno siguiendo sus movimientos. No queria que se fuera, no cuando habia sido lo mejor que me habia pasado en la noche. Me sorprendio cuando me observo desde arriba y apoyo el peso en uno de sus pies. --?Quieres dar una vuelta? Todavia hay agrupaciones cantando por las calles --ofrecio. Mire el cuaderno abierto sobre mis piernas cruzadas y rapidamente lo recogi. Quite el boli de detras de mi oreja y lo meti en mi bolsillo. Sin pensarlo, agarre la mano que Cesar habia estirado para mi y me di cuenta de que el estaba disfrazado. Iba vestido de espantapajaros, de uno diferente no era aterrador, parecia sacado de un cuento y no llevaba sombrero dejando que las hebras negras cayeran sobre su frente y se movieran con el aire. Yo no me habia vuelto a disfrazar desde la primera noche que llegue. No veia el sentido a estar disfrazada mientras vagaba sola por las calles. A pesar de que eso pareciese lo mas normal del mundo. --Vamos --acepte sin saber muy bien por que lo estaba haciendo. Nunca habia sido el tipo de persona que se va con desconocidos, pero algo en su cara me decia que el no era malo, que podia estar tranquila. Se alejo por un momento acercandose a su grupo y despues de unos segundos hablando con un chico rubio, le entrego la guitarra y volvio en una carrera corta hasta llegar a mi lado. El silencio mientras caminabamos era comodo. Las pisadas en el suelo lleno de papelillos era lo unico que rompia una escena llena de calma, aunque yo me moria por decir algo. Si nos hubieramos esforzado, podriamos haber oido con claridad el mar chocando con suavidad contra los rompeolas, si me hubiera esforzado... solo un poco, hubiera podido oir mis propios latidos como si fueran truenos. Una marea de sensaciones que gritaban en el silencio. --No eres de aqui, ?no? --pregunto Cesar con las manos aun metidas en sus bolsillos. Negue con la cabeza y aclare la garganta antes de contestar, pero me vi abordada por otra pregunta--. ?Que te ha traido aqui? Aquella pregunta era como una trampa mortal escondida en una interrogacion inocente. La razon por la que estaba alli era algo que ni yo misma podria explicarme aunque lo intentara. Me limite a contestar lo unico que tenia claro. --Es complicado de explicar. --Tenemos toda la noche --sonrio mirandome de reojo. Segundos despues, suspiro al ver que no soltaria prenda tan facil--. Para alguien de fuera, saber donde cantan las mejores agrupaciones, es complicado. --?Por que? --Inquiri alzando una ceja--. Me se cada calle de memoria, he estado embobada viendo el mapa tantas veces que podria indicarte yo misma. --?Eso crees? --reto sin perder la sonrisa. Y de repente, ya no me sentia tan segura de mi afirmacion. Yo no podria saber mas que alguien que era de alli. --Pero esta noche, dejare que me guies --corregi. Asintio sin decir nada. Callejeamos por calles que se alumbraban tenuemente por las farolas que colgaban de las paredes. Calles que estaban silenciosas, hasta que desde otra brotaban las voces y las risas, el sonido de un bombo, el rasgueo de una guitarra. Nos acercamos donde se amontonaban unas pocas personas y encontramos a un grupo de seis personas que iban vestidos de caramelos. Me quede cerca de Cesar y observe la pequena chirigota, que nada tenia que ver con las que salian en el Falla, todo era mas modesto, mas de calle. Tenian un encanto singular, algo diferente. El burbujeo de pequenas risas se extendia en todo el publico. Ni siquiera fui consciente de que habian terminado cuando me encontre a todos ellos aplaudiendo y despidiendose con reverencias graciosas y dando mil agradecimientos. Mire a Cesar y sonrei al verle aplaudir y reir. Era un completo desconocido. No sabia nada mas de el, nada mas que su nombre. Respire hondo cuando sus ojos se fijaron en mi e hizo un gesto para que comenzaramos a andar de nuevo. --?Estas en una agrupacion? --pregunte pasados unos minutos. Fruncio el ceno y asintio. --Si, es una callejera. No llevamos mucho juntos y no somos gran cosa, pero pasamos un buen rato que al final es lo que de verdad importa --relato. Alzo las cejas y saco una de sus manos para senalarme mientras caminaba de lado para poder mirarme por completo--. Ey, tal vez puedas vernos en algun momento esta semana, si todavia estas por aqui. --Claro, no estaria mal. --Antes dijiste que era dificil explicar por que estas aqui --divago. Asenti lentamente apartando la mirada de el. Iba a volver a insistir en ello--. Pensaba que iba a ser como todos porque es carnaval, pero hay mas, ?no? --Mi silencio le hizo chascar la lengua y afirmar con la cabeza varias veces--. No es asunto mio, perdona, a veces me entrometo demasiado. --No te preocupes. --Cadiz es ese lugar al que escapas cuando todo te sobrepasa --apunto con una sonrisa justo cuando salimos al paseo maritimo y la brisa marina golpeo en nuestros rostros. Fue una frase medida, una frase que lleno mis pulmones--. Muchas veces vengo aqui a respirar. ?Quieres que nos sentemos? --?En el borde? Solto una carcajada corta y empezo a andar sin mi, cruzando la carretera sin mirar. Tuve que dar una carrera para poder alcanzarlo, no sin antes comprobar que no viniera ningun coche. Paso una pierna y despues la otra y se sento en el borde mirando al mar. Me observo sobre su hombro. Trague saliva, aquello era una locura. <>, sacudi la cabeza despejando la voz que me la estaba taladrando. --Creo que eso no es muy seguro --dije y rodo los ojos en respuesta. --No te va a pasar nada, te lo prometo. Me acerque despacio y acepte su mano cuando me la ofrecio para ayudarme a sentarme sobre la piedra. El aire suave movia mi pelo y dejaba un sabor salado en mis labios. El mar estaba en calma y las olas chocaban contra el rompeolas en un baile tranquilo. La noche era cerrada con algunas salpicaduras de estrellas ocupando el oscuro cielo. Sonrei y cuando mire a Cesar le vi devolviendome la mirada. --?Por que de espantapajaros? --Vamos disfrazados de El Mago de Oz y me ha tocado --se encogio de hombros. No sabia por que se habia acercado a mi esa noche, pero parecia cosa del destino. Contemple su perfil, esa linea de su mandibula que se marcaba. El pelo rizado enredandose en el inicio de sus orejas. Su nariz fina encajaba perfectamente en esa cara que sin ser perfecta, estaba muy cerca de serlo. --Me gustaria saber quien es Dorothy. --Solo dire que canta muy bien y que ahora es rubio --sonrei y aleje mi mirada de el. Toda esa calma era lo que necesitaba, cero preocupaciones. Estuvimos unos minutos callados hasta que volvio a hablar--. ?Tu cual serias? --?Mm? --pregunte sin entender. --De El Mago de Oz. --Oh --toque mi barbilla pensativa--. Creo que el Leon. Pienso que... que deberia atreverme mas a hacer cosas, tener coraje. --Te has atrevido a venir hasta aqui, has venido conmigo incluso aunque no me conoces de nada --sacudio la cabeza y fruncio sus labios--. No creo que seas cobarde. --?Por que te has acercado a mi esta noche? --pregunte pasados unos minutos. Respiro hondo y aparto sus ojos de mi cara, pero yo queria que respondiera y no perderme nada que dijera la expresion que acompanaria a las palabras. --Desde siempre he tenido debilidad por esas personas que me parecen interesantes. Su movil sono y lo saco de su bolsillo antes de disculparse y cogerlo. Yo me quede pensando en lo que habia dicho. ?Yo le parecia interesante? Me habia considerado siempre una persona que podia ser cualquier cosa menos interesante. No tenia esa aura de misterio, no tenia ningun talento especial, no guardaba secretos inconfesables. Creo que habia sido simple desde pequena. Frunci el ceno ante ese pensamiento. <>, esa palabra no me gustaba. Implicaba que era algo sin importancia. Me puse de pie sobre el muro de piedra y camine sobre el lejos de Cesar, mirando mis pasos para no caerme hasta que estuve segura de que podia mirar al frente sin problemas. Oi su voz pidiendo a la persona al otro lado del telefono que esperara y me gire sobre mi misma para mirarle. La sonrisa seguia dibujada en sus labios. Se despidio y colgo rapido antes de imitarme y ponerse de pie sobre el muro. Ambos caminamos hasta alcanzar al otro a mitad de camino. --Interesante, ?por que?

  • Atados a las estrellas, Amie Kaufman de Amie Kaufman

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    Es una noche como cualquier otra a bordo de la Icaro, la nave mas impresionante del universo. Hasta que una averia provoca que la nave se estrelle en un planeta desierto.

  • El regreso liberal de Mark Lilla

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  • La ultima Frontera de Una Fingal

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    Cuando Jess O’Flahertie llega a Hope Hill, un pueblo fronterizo en medio de aridas colinas. Todo el mundo cree que es un pistolero y es recibido con hostilidad por parte de los miembros mas influyentes de la comunidad. Whythman, el ayudante del sheriff, sera quien mire con mas recelo al forastero. Hay algo raro en sus andares, en el timbre de su voz… Sea como sea, se toma muy a pecho averiguar su procedencia e intenciones, ya que cree que causara problemas. Hasta que Jess le salva la vida. Entonces se pregunta ?que verdaderas intenciones tiene el pistolero?

  • Prometeme todos tus dias de Clara Albori

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    ?Que harias tu si te sintieras amenazada de muerte?
    Eso se pregunto Aria tras presenciar la muerte de su gemela y ser atacada y casi asesinada por el novio de esta.
    Asustada tras su posible futuro, Aria decide huir sin nada mas que algo de dinero y un poco de ropa. Confundida y perdida, piensa en regresar a Espana y enfrentarse a su destino, pero Zach Lowell se interpondra en su camino para ayudarla en el cambio de su vida.
    Aria tendra que superar sus miedos, sobrevivir ante el hecho de que el asesino de su hermana siga suelto, hacer frente a sus recuerdos y pesadillas e intentar seguir adelante, pero tendra que enfrentarse a nuevos desafios durante su estancia en Leicester.
    ?Estara algun dia preparada para volver?

  • Como detener el tiempo de Matt Haig

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    Tom Hazard esconde un secreto: puede que parezca un hombre de unos cuarenta anos pero, debido a una rara enfermedad, lleva vivo desde hace varios siglos.
    De hecho, tiene aproximadamente cuatrocientos anos y, entre otras muchas cosas, ha actuado con Shakespeare, ha explorado el mar con el capitan Cook y ha compartido cocteles con Scott Fitzgerald.
    Tom debe cambiar a menudo de pais y de identidad para preservar su secreto. De este modo, ha sido testigo y protagonista de grandes momentos historicos. Ahora solo desea sentirse un hombre mas. Asi,
    se instala en Londres tratando de llevar una vida corriente y empieza a trabajar en un instituto como profesor de Historia, donde ensena a los ninos sobre guerras y sucesos de los que ha sido testigo de primera mano.
    Una historia de amor eterno sobre un hombre perdido en el tiempo, la mujer que podria salvarlo y las vidas necesarias para aprender a ser feliz.

  • True colors de Ximena Renzo

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    True Colors es la historia de dos chicos llamados Abril Rizzo y Nate Collins, quienes deciden aventurarse a conocer el mundo mediante un viaje a varios paises, entre ellos Estados Unidos, Mexico, Venezuela, Colombia, Peru e Italia, pero su viaje mas valioso sera el de la amistad y el amor, el cual los llevara a sumergirse en sus propias aguas, y a superar momentos aciagos en la vida gracias a ingredientes esenciales para la felicidad: la reafirmacion y la busqueda de los suenos, la independencia, la fortaleza, la esperanza, el agradecimiento, el perdon y la reconciliacion.

  • La aldea olvidada de Cleiomar Queiroz

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    Una novela que aborda el mal que existe en cada uno de nosotros. Si, nadie es santo, pero todos merecen una segunda oportunidad, que solo es posible en el “pueblo olvido”.

  • No te dejare escapar (Buscandome te encontre 2) de Mile Bluett

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    ?Se puede vivir a medias, amar a medias?
    Alex ha renunciado a ser el amo de los infiernos, quiere dejar su oscuridad atras y a todos los demonios que lo atormentan. Cuenta con angeles encarnados para ayudarlo a transitar por el camino a la luz: sus amigos. Y todo lo ha hecho por Cecilia, ella lo salvo cuando se desplomaba en caida libre hacia las tinieblas, lo llevo al unico lugar seguro, al nido Top Secret, y el ha decidido seguirla con los ojos cerrados, resuelto a luchar por permanecer a su lado: <>.
    Cecilia acaba de ponerle un alto a su exnovio una vez mas, y todo por Alexander Huxley, ese hombre que le enseno que la piel tiene su propio lenguaje para comunicarnos que estamos vivos, ese hombre que puso su mundo de cabeza y que se adueno de su corazon. Ahora que lo ha recuperado, aguarda con ansias el momento de redimirse entre sus brazos y que sus cuerpos se reconcilien debajo de las sabanas. Solo tiene un pensamiento: <>.
    Alex y Cecilia desconocen que pisan un terreno minado que pondra a prueba <>. ?Es facil amar?…
    Enamorarse es el principio, lo que sigue es permanecer.

  • Perdida sin ti (La chica de mis suenos 4) de Indhira Jacobo

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    Emma y Carlos no estan en su mejor momento y tras la discusion durante la cena de navidad, tomaran caminos distintos. Separados por un oceano, pero a un paso del corazon, ambos trataran de seguir con sus vidas.

  • Despues de la tormenta, Eva River de Eva River

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    ?Que tan cierto es eso de que despues de la tormenta viene la calma?
    Kelsey esta a punto de comprobarlo.

  • Los hijos del rey vikingo. Venganza de Lasse Holm

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    Primavera 866. Un pueblo del norte de Inglaterra es atacado por los vikingos. El ataque no ha sido una casualidad: Bjorn, Ivar, Sigurd, Ubbe y Halfdan, los cinco hijos de Ragnar Lothbrok, el primer rey vikingo, han desembarcado en Inglaterra para vengar a su padre, que fue capturado por el rey de los ingleses y arrojado a un pozo de serpientes venenosas. En sus ultimas palabras antes de morir aseguro que sus cachorros lo vengarian. Y la venganza acaba de empezar.
    Una epica aventura historica para los fans de Vikingos o de Juego de tronos…. Contenido ….

  • Fantasia mediterranea de Julia James

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    Su proposicion habia sido por pura conveniencia... pero el deseo que habia nacido entre ellos no era conveniente en absoluto.

  • Las ganas de los dos de Mary Kate Williams

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    No eramos novios.
    No eramos amigos.
    Pero se convirtio en mi romantico pervertido. Nos dimos derechos y beneficios.

  • Complices de Estefania Jimenez

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    Un valiosisimo diamante. Un misterioso cuadro de Picasso con una historia oculta. Aire, el ladron mas embaucador y atractivo del mundo. . y Sofia, que puede caer en sus redes. A Sofia, joven directora de seguridad, la contrata su tio, el poderoso magnate del mundo del arte Ricardo Marquez, para que proteja su coleccion privada.

  • Manana lo dejo, Gilles Legardinier de Gilles Legardinier

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  • Las tizas del arcoiris de Fabian Tapia

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    Cielo tiene por seguro dos cosas: 1) Que en Croma todas las personas tienen un color definido. 2) Que ella, precisamente, carece de uno. Por la vida ha intentado sosegar las burlas con su pasion por el ballet, pero un accidente le arrebata a su mama dejandola en coma y la orilla a buscar el color de una pasion que la pueda despertar. Sin embargo, en la Ciudad de los Colores ha nevado, las Brisas que cuidan el cielo han desaparecido y las Mariposas Negras estan al acecho para extinguir la luz. ?Podra Cielo recuperarse a ella misma mientras intenta salvar los pocos colores que quedan en su vida? Las tizas del arcoiris es una historia sobre el descubrimiento, la autoestima y la importancia de aferrarse a lo que nos hace unicos.

  • La pelirroja de la bicicleta de Pintina Cuneo

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  • Tiempo roto de Margot Chamorro

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    Sigue viva entre nosotros la memoria de la Guerra Civil, y tambien la de los largos y crueles anos de la posguerra; una epoca gris y amarga, sobre todo para quienes tuvieron que ver como sus ideales quedaban aplastados. Ese es el tiempo roto del que se nos habla en este emotivo libro. Visto a traves de los ojos de Margot Chamorro, una nina nacida entre los vencidos, es un relato testimonial que, con su apasionada sinceridad, nos llega directamente al corazon.

  • Un caballero de East End de Ana De Lievana

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    Lo habia perdido todo… y entonces la encontro a ella.

  • El Rastro de Andres Trapiello

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    Andres Trapiello nos invita a un viaje unico y hace su personal homenaje del Rastro, uno de los mercados ambulantes mas emblematicos del mundo. Podremos conocer a su gente y entender sus vidas a traves de sus recuerdos y sus objetos.
    Una historia unica de la ciudad de Madrid, su tradicion y su cultura.

  • Las hijas de la luna de Yaildrys Angulo , Yeleny Villalobos

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    Brujas. hechiceras. o simplemente “hijas de la luna”; marcadas al nacer y dotadas por inverosimiles poderes magicos, hermanas y desde ninas despreciadas y arrancadas de su hogar condenandolas asi a vivir separadas hasta que la vida propicio finalmente el ansiado reencuentro. En una epoca medieval, entre castillos, reinos y principes encantados, se narra la historia de Alia y Emma: toda una aventura fantastica llena de sortilegios, guerras de poder, intriga, maldad, bondades y amor. Cada una creciendo en entornos completamente distintos, lo cual influyo directamente en los pasos que dieron a lo largo de los anos antes de coincidir por azares del destino; completamente ajenas a la identidad una de otra hasta que el poder de la sangre las unio nuevamente y las llevo a enfrentar juntas la magia del mal, haciendo honor a su naturaleza. como Hijas de la Luna.

  • Yo nunca de Eduardo Trillo

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  • Mentiras consentidas (Bergman 6) de Hans Rosenfeldt , Michael Hjorth

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    Los dias de Sebastian Bergman en la Unidad de Homicidios han terminado y ahora dedica su tiempo a impartir conferencias y a escribir libros. Tras los acontecimientos vividos en Castigos justificados, lleva meses sin noticias de Vanja y la unica persona del equipo con quien tiene contacto esporadico es Ursula.

  • Con sabor a ti de Norah Carter

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    Cuando ella se desperto aquel dia, no pensaba que su vida iba a cambiar de la forma en que lo hizo. Marcos dormia a su lado, al lado de Sara, que tenia que dejar la cama para ir al trabajo. Que rabia. Dejar a Marcos, a su chico, al que conocio hace unos anos en la fiesta de Paloma. Pero Marcos no dormia. Se habia levantado varias veces a lo largo de la noche. Estaba intranquilo. Sara no sabia nada del asunto que parecia preocupar a su marido, pero es cierto que lo notaba un poco mas nervioso que otras veces. Sara suponia que era el exceso de trabajo en el taller o algunos impagos por parte de algunos clientes. No era la primera vez que Marcos le habia hablado de esa clase de problemas en el negocio. Llovia afuera y la calle gris se fundia con una bruma blanca. Sara tomo aire y se dirigio a la cocina. Un cafe. La misma marca. Un aroma seco y aspero. Estaba amoldandose a la nueva vida que habia elegido, saboreandola, disfrutandola, a pesar de todos los imprevistos en los que se habian visto envueltos a raiz del comienzo de esta nueva relacion, pero era feliz y tenia claro lo que queria. Era una mujer con ideas contundentes. A pesar de todo lo que habia tenido que lidiar para estar con Marcos, ella se levantaba feliz, creia en lo que hacia, sabia que, gracias a sus esfuerzos, podrian sacar esa vida que habian sonado juntos en tan poco tiempo, no le hacia falta mucho para disfrutar de aquella relacion. Era feliz con llegar dignamente a final de mes junto al hombre al que habia elegido Marcos se dio la vuelta en la cama y, cuando, con los ojos cerrados, quiso abrazar a Sara, descubrio que ella ya no estaba. Una sonrisa quebrada de insatisfaccion se dibujo en su cara, pero esa sensacion de desamparo no le impidio seguir durmiendo. Sabia que Sara tenia que trabajar temprano. Que los turnos en el supermercado son rigurosos. La empresa no disculpaba jamas los retrasos injustificados. Pero a el le hubiese encantado que ella estuviese en estos momentos a su lado. Le gustaba sentir su piel cerca de el, le gustaba abrazarla y mimarla, la veia como su nina, la nina de sus ojos. La lluvia golpeaba en la ventana y Sara sorbio de su cafe caliente, y se sintio de repente mas reconfortada. Aun recuerda esa noche en la que le presentaron a Marcos. La discoteca estaba llena de jovenes estudiantes que habian terminado el curso. Marcos se encontraba rodeado de sus amigos del trabajo y ella, que habia olvidado su bolso en la barra, se lo encontro cara a cara. Fue un flechazo. Ella no supo que decir, pero Marcos dejo a sus amigos y se presento formalmente. – Hola, me llamo Marcos. Te he confundido con alguien, perdona. Bendito error, penso. Se habia quedado impactada por ese chico. – No te preocupes. Encantada. Yo soy Sara. Me habia dejado el bolso aqui mismo. Dentro, llevo todas las tarjetas y mi movil. Menos mal que no lo he perdido. – Bueno, siento haberte molestado. No era mi intencion – dijo Marcos, avergonzado. – No te preocupes. Estas cosas suelen pasar. Soy una chica corriente. Es facil confundirme. – De corriente, nada. Eres muy guapa. Creo que me he fijado en ti por eso. – Claro. Eso se los dira a todas, ?verdad? – contesto Sara, sonrojada. – Que va. Soy un ligon patetico - anadio Marcos con una sonrisa burlona. De repente, lo llamaron sus amigos y el chico se despidio con dos besos y Sara se quedo pensativa, tocada seguramente por la espontaneidad de aquel joven, al que no conocia de nada, al que no volveria a ver jamas. O quiza si. Pero el destino siempre tiene la capacidad de sorprendernos y, ahora, despues de tres anos de matrimonio, Sara se despertaba junto a el cada manana. No paro de pensar de la forma que la habia enamorado, fue todo un flechazo, demasiado rapido, demasiado bonito a pesar de todo lo que les habia costado esta relacion. Eran posiblemente dos seres felices, dos seres que se tenian uno al otro, que se miraban como dos extranos para amarse todas las noches. Eran apasionados y quiza esa cualidad fuese una de las que hizo que los dos decidieran vivir juntos, tener la absoluta libertad para yacer uno junto al otro siempre que quisieran, sin depender de citas previas como si fuesen todavia unos quinceaneros. La lluvia golpeaba en la ventana y Sara volvio a sorber de su cafe. El sabor aspero en el paladar le hizo recordar, mientras la luz alumbraba los objetos de la cocina, que otra noche en la misma discoteca se buscaron y que, al principio, la relacion no fue facil. Los padres de Sara no miraron con buenos ojos a Marcos, porque no era el tipo de novio que querian para su hija, que no habia acabado sus estudios de Derecho.

  • Seduciendo al corazon de Elizabeth Urian

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    Una nueva novela de Elizabeth Urian que todos sus lectores esperaban.

  • Prestame tu fuerza de Iris Boo

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    Nick Vasiliev mantiene viva la leyenda del Ruso Negro, como lo hizo en su momento su hermano mayor. Sabe muy bien cual es su responsabilidad con la familia, sus obligaciones, pero eso no quiere decir que no se divierta tambien. Ser el hijo pequeno del gran patriarca de la mafia rusa en Las Vegas tiene sus ventajas, pero eso no le libra de trabajar en los negocios que posee su familia; aqui no se regala nada, y el lo sabe. Como tambien es consciente de que no hay nada mas importante que la familia, y que si es necesario, se sacrificaria por los suyos sin dudar.

  • De Pixar al cielo de Lawrence Levy

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    Hoy en dia, Pixar es uno de los grandes del entretenimiento: el estudio que revoluciono los efectos digitales especiales y la animacion por ordenador, y desarrollo una serie de peliculas de gran exito, incluyendo la iconica Toy Story. Sin embargo, cuando Lawrence Levy se unio a Pixar en 1995, era una compania de software que apenas se mantenia a flote. Trabajando en estrecha colaboracion con Steve, Lawrence establecio cambios audaces, reorganizo las operaciones comerciales, lidero la salida a bolsa de la compania y fue pieza fundamental en su venta por 7.400 millones de dolares a The Walt Disney Company en 2006. Durante el proceso, Lawrence y Steve forjaron una profunda y duradera amistad. Este libro revela ademas un lado de Steve Jobs muy diferente al hombre dominador de la leyenda: un individuo curioso y reflexivo que preferia llegar a resoluciones mutuas sobre las decisiones empresariales y que, aunque inicialmente impopular entre sus empleados, se convertiria en el motor del talento creativo sin precedentes de Pixar.

  • Te averguenzas de mi de Sophie Saint Rose

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    Julianne Ryder miro la fachada del restaurante y forzo una sonrisa apartando un mechon rubio de la cara. El nuevo corte de pelo por la nuca, haria que esos dias le sacaran un monton de fotos. --Ahi los tiene, senorita. -- dijo el chofer divertido. --Es parte del trabajo, Jim. Su chofer desde hacia tres anos, la miro sonriendo--No se como lo soporta. Que siempre esten pendientes de usted. --Es acostumbrarse. Mi madre era famosa y me han sacado fotos toda la vida. -- miro su reloj de oro, que le habia regalado una gran firma y le dijo mirandolo con sus ojos verde esmeralda-- En hora y media pasa a buscarme. Tengo una sesion... --En el Soho, lo se. Lori me pone al dia todas las mananas. Puso los ojos en blanco al hablar de su agente, que era una autentica tirana y se echo a reir sin poder evitarlo-- Te ha enviado el horario al movil, ?verdad? --Puntualmente a las seis y media de la manana. Riendo salio del coche y varios paparazzi se acercaron sacandole fotos -- ?Es cierto que estas saliendo con Will Tarner? Se detuvo asombrada mirando a Carlos, uno de los fotografos que la conocia de toda la vida-- ?Pero que dices? ?Con un jugador de baloncesto? Por Dios, si mido uno sesenta y cinco. Las fotos quedarian fatal. Los chicos se echaron a reir y ella les guino un ojo entrando en el restaurante y busco con la mirada a su amiga Debra, que se suponia que estaba esperandola. El maitre se acerco a toda prisa-- Senorita Ryder, es un placer tenerla de nuevo con nosotros. Menudo pelota, pero aun asi forzo una sonrisa-- Gracias. ?Ha llegado mi acompanante? --Me temo que todavia no. Que extrano. Debra siempre era muy puntual --Muy bien, ?y mi mesa? -- pregunto al ver que el hombre se la quedaba mirando como un tonto. --Oh, si. Por aqui. Julianne le siguio hacia una mesa. Al ver el traje gris y el pelo moreno de Dan Feldman sonrio divertida, porque al lado de su mesa comia su presa favorita. Ignorando al maitre, se acerco a el por detras y le tapo los ojos con las manos, sorprendiendo al tipo que tenia delante. Juguetona se acerco a su oido y susurro-- ?Adivina quien soy, guapo? --Ya he visto los paparazzi en la puerta, Anne. Sabia que llegarias en cualquier momento. -- respondio el ironico sujetando sus manos y apartandolas como si no quisiera que le tocara. Julianne disimulo su disgusto por su trato. Siempre era borde con ella. Y cuanto mas lo era, ella mas le fastidiaba comportandose como una diva. -- ?Y como sabias que estaban ahi por mi? En esta ciudad hay muchos famosos. --Julianne puso morritos mirando sus ojos azules-- Carino, ?no me vas a presentar? El hombre se habia levantado como si fuera de la realeza mirandola embobado. Debia tener la edad de su padre y ella sonrio encantadoramente-- Julianne Ryder. --Es un honor. -- dijo el hombre sonriendo mientras le cogia la mano y se la besaba como si estuvieran en el siglo dieciocho-- Milton Browning. --Oh, senor Browning. Mi padre me ha hablado mucho de usted. -- le guino un ojo -- Me ha dicho que tiene un drive impresionante. El hombre se sonrojo encantado-- Greg siempre tan amable. --Un dia tenemos que echar un partido. -- dijo divertida mirando a Dan que ni se habia molestado en levantarse de la mesa -- ?Verdad Dan querido, que soy buena jugadora? -- ?Sabes lo que es un drive? No mostro que estaba irritada porque pensaba que era estupida -- Tiene algo que ver con pelotitas blancas y palos largos, ?verdad? El senor Browning se echo a reir-- Si, algo tiene que ver. Estare encantado de jugar con usted. --Debo decirle a papa que lo organice. --miro a Dan fijamente y vio su pelo negro impecablemente peinado-- Carino, te has cortado el pelo. -- hizo pucheros mirando sus ojos azules que estaban mucho mas oscuros porque estaba enfadado. Como el noventa por ciento del tiempo que pasaba con ella -- Sabes que me gusta un poco mas largo. --Lo mismo digo. -- respondio molesto-- Y ahora si nos disculpas, estabamos hablando de negocios. --Como siempre. --dijo riendose sin ganas para volver a mirar a su acompanante-- ?No es aburrido hablar siempre de lo mismo, cuando hay temas mucho mas apasionantes? --Tiene toda la razon, senorita Ryder. --Oh, llameme Julianne o Anne como hace Dan. -- ?Le gustaria sentarse con nosotros? Vio el pelo rojo de Debra que llegaba en ese momento y le miro con pena-- No quiero molestarles, estan hablando de negocios. Ademas, ahi esta mi amiga Debra. -- cuando el hombre miro a su amiga, abrio los ojos como platos pues era una de las actrices mas prometedoras del momento -- ?La conoce? --No tengo el honor... Debra se detuvo a su lado y suspiro --Siento llegar tarde. Me ha costado aparcar. --Esto es Nueva York, cielo. Todo el mundo va en taxi. Su amiga fruncio el ceno al oirla hablar con ese tono estupido y al mirar a sus acompanantes se dio cuenta lo que estaba pasando-- ?Y no mostrar mi Porsche? ?Para que me lo he comprado? Dan gruno sentado en su mesa y Debra sonrio dandole un golpe en la espalda-- !Hola, tio! ?Como te va? --Debra, deja que te presente al encantador amigo de mi padre, el senor Browning. --Un placer. -- dijo el besandole tambien en la mano --Tiene un talento increible. --Que amable. --Bueno, nosotras nos vamos para que hablen de acciones y esas cosas. --miro a Dan-- Carino, te perdiste la cena del sabado, pero te perdono. La fulmino con sus ojos azules-- Tenia otros compromisos. --Seguro que serian de lo mas interesantes. -- dijo insinuando que era un aburrido de primera -- Pasenlo bien, senores. --Julianne. -- dijo el amigo de su padre mirandolas con adoracion mientras se alejaban. --Vaya, vaya. -- susurro Debra acercandose a su mesa-- Parece que quiere hacerte desaparecer de la faz de la tierra. Cuando se sentaron Julianne le guino un ojo haciendola reir-- Es una pena. Hoy le he fastidiado poco. --Este juego que llevas con el, un dia te pasara factura. --Debra se sento dando la espalda a Dan, mientras que ella le veia de frente. Al ver que Dan las observaba, le lanzo un beso y el apreto los labios-- ?Sabes que hay rumores sobre que tienes algo con el? Julianne se echo a reir maliciosa-- Y a el le revientan. Su amiga se echo a reir mirandola admirada-- ?Has sido tu? --Esta saliendo con una pija de Park Avenue, que es hija de un senador. --Entiendo. ?Y a ella no le sentaran mal esos rumores? --Eso espero. -- cogio la carta sonriendo a la camarera -- Una botella de champan. --Por supuesto. ?Dom Perignon? --Si, ese es perfecto. Debra sonrio-- ?Que celebramos? --Mi nueva linea de maquillaje. Y un contrato de cinco millones de dolares. Debra grito levantandose de la silla y la abrazo llamando la atencion de todo el mundo, mientras ella se echaba a reir. Cuando se calmo, se sento en su silla ignorando a los cotillas, mientras que Julianne miro sin querer a Dan, que las observaba con el ceno fruncido. Seguramente porque habian llamado la atencion, cosa que odiaba. --Cuentamelo todo. -- dijo su amiga. --Pues se han puesto en contacto con Lori para el contrato hace dos semanas y lo acabo de firmar. Una linea de maquillaje con mi nombre y mi imagen, por supuesto. --Por supuesto. Ire a la presentacion. --Mas te vale. -- se echaron a reir porque Julianne habia apoyado en todo a Debra y su amiga lo sabia. -- ?Sigue mirando? --Pues si. --cogio su copa de champan y le dio un sorbito -- Con esos frios ojos azules, que te traspasan el alma. ?Sabes que el otro dia le dijo a mi padre que deberia meterme en un centro de reposo, a ver si podian ayudarme? -- ?Ayudarte a que? --pregunto asombrada. --A ser normal. Debra jadeo indignada-- ?Y que dijo tu padre? --Que era de lo mas normal que hubiera salido asi, viviendo en el ambiente en que me habia criado. --Bien dicho. --Y despues se echo a reir en su cara, diciendo que seguramente ganaba mas que el con lo que considera mi disipada vida. --Eso lo dudo. --Y mi padre tambien, pero le habia molestado el comentario. El hecho es que le quiere mucho y le considera el hijo que nunca tuvo. -- bebio otro sorbito de champan y al ver llegar a la camarera le tendio la carta-- Ensalada de la casa. -- ?El alino aparte? --Si, por favor. --Yo quiero raviolis de queso. Esos tan ricos con parmesano. --Julianne gimio-- ?Que? No trabajo hasta dentro de dos semanas. --Voy a hacerme actriz. -- ?Pero que dices? Eres una celebrity. Todo lo que haces, es noticia. Las marcas se te rifan y te pagan locuras por asistir a eventos o aparecer en portadas. --Que bien me vienes para subirme la moral. -- ?Que haces por la tarde? Porque queria ir al cine. --Tengo una sesion para la portada de Glam Style. Algo muy sexy y con plumas. -- se encogio de hombros-- O eso me ha dicho Lori. -- ?Otra portada? Te odio. Julianne se echo a reir-- Venga, tu tambien has salido. --Si, pero se olvidan de mi en cuanto estreno. --Vaya mentira. -- la mirada de Dan la estaba poniendo nerviosa y sin darse cuenta se metio el cabello tras la oreja. --Te gusta. Miro los ojos azules de su amiga-- ?Estas loca? --Te gusta mucho. Por eso le fastidias y te comportas como una nina mimada cuando esta presente. -- gruno bebiendose el resto de la copa y la camarera se la lleno de inmediato-- Cuidado o en esa sesion van a flipar contigo. --Solo bebere otra. Y no es cierto. --Claro que lo es. Todavia recuerdo cuando le conociste. ?Tenias dieciocho? -- Julianne la fulmino con la mirada-- ?No quieres recordar lo que dijiste? Es guapisimo. -- dramatizo su amiga, llevandose las manos al pecho-- Y tiene unos ojos... --Era una cria y estupida ademas. --Taaannn inteligente. --Cierra el pico. Debra se echo a reir-- Pero cuando volviste de las vacaciones de verano, ya era imbecil y un creido. --Me lleva ocho anos y pensaba que era una cria. Cometi un error. Su amiga la miro con pena-- Nunca me dijiste que ocurrio en los Hamptons ese verano. --Nada. Simplemente que me vio con un amigo en la piscina y desde ese dia piensa que soy un puton o algo asi. Debra abrio los ojos como platos-- ?Que? Chasqueo la lengua-- Pues...-- gimio antes de seguir-- Habia ido a una fiesta con unos amigos y bebi un poco. -- ?Cuanto es un poco? --Tenia un pedo que alucinas. Nunca en la vida me sento peor la bebida. Debra la miro con la boca abierta-- Si tu nunca te emborrachas. --Es que la experiencia fue tan buena, que se me quitaron las ganas, te lo aseguro.

  • Una boda en Lyon de Stefan Zweig

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    El 12 de noviembre de 1793 Barere proclamo en la Asamblea Nacional francesa aquel edicto fatal contra la traidora ciudad de Lyon, que al fin habia sido tomada al asalto. Concluia con estas lapidarias palabras: <>. Los edificios de la levantisca ciudad, asi lo exigio, debian ser derruidos, sus monumentos convertirse en cenizas y hasta su nombre desaparecer. Ocho dias vacilo la Asamblea antes de aprobar una destruccion tan completa de la segunda ciudad mas grande de Francia. E incluso despues de haberlo firmado, Couthon, el comisario del Pueblo, convencido de la secreta conformidad de Robespierre, solo puso en practica aquella orden erostratica con indolencia. Para guardar las apariencias, reunio con gran pompa al pueblo en la plaza de Bellecourt, y con un martillo de plata golpeo simbolicamente los edificios destinados a ser demolidos, pero la pala penetro en aquellas magnificas fachadas solo de manera vacilante, y la guillotina practico su bronco y estruendoso descenso de manera todavia frugal. Tranquilizada ante esta inesperada indulgencia, la ciudad, ferozmente enardecida por la guerra civil y por un asedio de varios meses, se fue atreviendo a respirar otra vez esperanzada, cuando de pronto el humano e indeciso tribuno fue retirado del puesto y en su lugar, en Ville-Affranchie--como se llamo a partir de entonces Lyon en los decretos de la Republica--, aparecieron Collot d'Herbois y Fouche, ataviados con la banda de los comisarios del Pueblo. De la noche a la manana, lo que se penso que simplemente seria un patetico decreto disuasorio se convirtio en una cruda realidad. <>, denunciaba impaciente el primer informe de los nuevos tribunos a la Asamblea, con el fin de demostrar su energia patriotica y de hacer recaer la sospecha sobre sus tibios predecesores. Y enseguida se pusieron en marcha las atroces ejecuciones que Fouche, el <>, cuando mas tarde se convirtio en duque de Otranto y en el defensor de todos los principios legitimos, no permitio que se le recordaran. En lugar de la pala, que colocaba el mortero con lentitud, ahora las minas de polvora dinamitaban filas enteras de los mas soberbios edificios de la ciudad. En lugar de la guillotina, <>, los fusilamientos en masa y el fuego de metralla despachaban con una salva a cientos de condenados. Endurecida por medio de nuevos y acerados decretos diarios, la justicia traspaso todos los limites, segando como una guadana, dia tras dia, su gigantesco haz de seres humanos. Ya hacia tiempo que el Rodano, que fluia alejandose de alli con rapidez, se ocupaba del trabajo--por lo general demasiado lento--de amortajar y dar sepultura a los cadaveres. Hacia tiempo que las carceles no bastaban para la gran cantidad de sospechosos, de modo que los sotanos de los edificios publicos, de las escuelas y de los conventos se convirtieron en el lugar de residencia de los condenados. Por supuesto, en un lugar de residencia tan solo fugaz, pues la guadana seguia golpeando con precision y rara vez la paja calentaba el mismo cuerpo durante mas de una noche. Un dia de intenso frio de aquel mes sangriento, una nueva cuadrilla de condenados fue arrastrada hasta los sotanos del Ayuntamiento para pasar alli juntos unas pocas y tragicas horas. Al mediodia los habian conducido uno por uno ante los comisarios, y su destino fue despachado tras un breve interrogatorio. En ese momento los sesenta y cuatro reos, hombres y mujeres, estaban sentados en una confusion absoluta en aquella oscuridad de bovedas bajas que olia a cubas de vino y a moho, y que un escaso fuego de chimenea en la habitacion delantera, mas que calentar, tan solo coloreaba. La mayoria, sonolientos, se habian arrojado sobre los sacos de paja. Algunos, sentados a la unica mesa de madera que les permitian tener y a la tremula luz de las velas, escribian apresuradas cartas de despedida, sabiendo que su vida se habria apagado antes de que en aquel frio espacio lo hiciera la llama de azules temblores. Sin embargo, ninguno de ellos hablaba mas que en susurros, de modo que en el silencio helado de la calle la sorda explosion de las minas, a la que seguia el inmediato desplome de los edificios, retumbaba con nitidez. Pero la ensordecedora velocidad de los acontecimientos habia arrebatado a los que se veian sometidos a aquella prueba toda capacidad de sentir y de pensar con claridad. Sin moverse, sin decir una sola palabra, la mayoria de ellos estaban reclinados en la oscuridad como en el sueno que precede a la tumba, sin esperar nada y sin sentir emocion alguna hacia los vivos. De pronto, hacia la hora septima de la tarde resonaron unos pasos fuertes y energicos junto a la puerta. Los pestillos restallaron. Y el cerrojo oxidado chirrio al abrirse. De manera instintiva, se incorporaron todos de un brinco. ?Acaso, contra la triste costumbre de concederles aun una noche, ya habia llegado su hora? En la corriente de aire frio que se colo al abrirse la puerta, la llama azul de la vela temblo como si quisiera escapar de su cuerpo de cera, y con ella, palpitante, el miedo se lanzo al encuentro de lo desconocido. Pero pronto aquel temor provocado de manera tan repentina se disipo. El carcelero solo traia una nueva y tardia hornada, aproximadamente unas veinte personas, a las que hizo bajar las escaleras sin decir una palabra y sin indicarles un lugar concreto en aquel espacio abarrotado. Despues, la pesada puerta de hierro volvio a cerrarse con un gemido. Los prisioneros miraron a los recien llegados sin la menor simpatia, pues algo tan extrano es muy propio de la naturaleza humana, que en cualquier parte se adapta a toda velocidad e incluso en las mas precarias circunstancias se siente no solo como si estuviera en su casa, sino tambien en su derecho. Asi que, de manera instintiva, los que habian llegado antes consideraban ya aquella estancia mal ventilada y con olor a podrido, el saco de paja cubierto de moho, el espacio en torno al fuego, como si fueran de su propiedad, y cada uno de los recien llegados les parecia un intruso al que habia que reducir. Por su parte, aquellos a los que acababan de llevar hasta alli podian percibir claramente la fria hostilidad de sus predecesores, por mas insensata que resultara en aquella hora mortal, pues, cosa extrana, no intercambiaron con sus companeros de destino ni un saludo ni palabra alguna, no exigieron una parte de la mesa ni de la paja, sino que, sin decir nada, hoscos, se apretujaron en un rincon. Y si antes el silencio se habia cernido atroz sobre aquella cueva, ahora su efecto resultaba todavia mas lugubre por culpa de la tension de aquel sentimiento provocado de forma tan absurda. Un grito tanto mas sonoro, nitido y como surgido de otro mundo rasgo de pronto el silencio. Un grito claro, casi involuntario, que de manera irresistible arranco hasta al mas indiferente del silencio y del abatimiento en el que se hallaban. Una muchacha, entre los que acababan de llegar, habia dado un salto brusco y repentino. Y fue ella tambien la que, con los brazos extendidos como quien esta a punto de desplomarse, y gritando estremecida <>, se precipito al encuentro de un joven que, apartado de los demas, habia permanecido junto a las rejas de una ventana y ahora tambien corria hacia ella. Y aquellas juveniles siluetas ya habian prendido cuerpo contra cuerpo, boca contra boca, como dos llamas de un mismo fuego, ardiendo de forma tan tierna el uno junto al otro que las lagrimas derramadas de manera impetuosa por el arrobo del uno inundaron las mejillas del otro y sus sollozos surgieron como de una unica garganta que reventara. Cuando se soltaron por un instante, sin poder creer que de verdad se tocaban y asustados frente a lo excesivo que les resultaba aquel destino por completo inverosimil, un nuevo abrazo volvio a unirlos de inmediato, si es posible de manera aun mas abrasadora. Lloraron y sollozaron y hablaron y gritaron en un solo aliento, como si estuvieran totalmente solos en la infinitud de su emocion y por completo ajenos a todos los demas, que, sorprendidos y reanimados gracias a aquel asombro, se acercaron inseguros hacia ellos. La joven habia trabado amistad desde la ninez con Robert de L..., hijo de un alto funcionario municipal, y hacia unos meses que se habian prometido. En la iglesia ya se habian presentado las amonestaciones, y se habia fijado su enlace justo para aquel dia sangriento en el que las tropas de la Asamblea habian irrumpido en la ciudad. Entonces el deber obligo a su prometido, que habia luchado en el ejercito de Percy contra la Republica, a acompanar al general realista en su desesperada maniobra. Durante semanas no hubo noticias de el, y ella ya se habia atrevido a imaginar que debia de haberse salvado pasando felizmente la frontera suiza, cuando de pronto un secretario del Ayuntamiento le informo de que unos soplones habian descubierto que se escondia en una casa de labranza, y que el dia anterior lo habian conducido ante el tribunal revolucionario. Apenas se entero la intrepida muchacha de la detencion y de la indudable condena de su prometido, cuando, con esa magica e incomprensible energia que la naturaleza concede a las mujeres en los instantes de supremo peligro, logro lo imposible: abrirse paso hasta los inaccesibles tribunos populares con el fin de pedir clemencia para su prometido. Collot d'Herbois, el primero ante cuyos pies se arrojo, la habia despachado con acritud, diciendo que no concebia indulgencia alguna para con los traidores. Despues habia corrido a ver a Fouche, quien, de manera no menos dura que el anterior, pero mas hipocrita en los medios empleados para no sucumbir a la emocion que le embargo al ver a aquella joven desesperada, mintio diciendo que le hubiera gustado interceder en favor de su prometido, pero que veia--y al decirlo, el taimado embaucador de almas echo un indolente vistazo a traves del monoculo a una hoja cualquiera y sin importancia--que Robert de L... ya habia sido fusilado aquel mismo mediodia en los campos de Brotteaux. El muy astuto logro enganar por completo a la joven, quien de inmediato creyo que su prometido estaba muerto. Pero, en lugar de entregarse como cualquier otra mujer a un dolor inerme, indiferente frente a una existencia que para ella carecia ahora por completo de sentido, se arranco la escarapela del cabello, la piso con ambos pies y, a gritos, de modo que su voz retumbo a traves de todas las puertas abiertas, llamo a Fouche y a sus hombres--que corrieron hacia alli a toda velocidad--miserables vampiros, verdugos y cobardes criminales. Y mientras los soldados la maniataban y la arrastraban fuera de la habitacion, la joven aun pudo escuchar como Fouche dictaba a su secretario, un hombre picado de viruelas, la orden de detencion contra ella

  • A contraluz de Fernando Lalana

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    ?Quien dice que no existen los flechazos? En aquel torrido verano de principios del milenio yo vivi al menos dos. El primero, absolutamente improbable, hizo trizas uno de los mitos de mi infancia: el de mi tia Sole, que de joven habia sido Miss Murcia con Gafas y a la que yo tenia en un altar. El segundo me afecto en primera persona cuando Elisa irrumpio en mi vida a contraluz, en la playa, de improviso, sin mas argumentos que su minusculo bikini. Aquella misma tarde, dispuesto a conquistarla a toda costa, acudi junto a mi amigo Nicolas a la superfiesta que la hija de aquel famoso escritor daba en su pedazo de chale del paseo maritimo. Todo pintaba de maravilla, hasta que descubrimos que La Muerte tambien habia decidido pasarse por alli.

  • La vecina del tercero derecha de Eugenia Dalmau

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    La aparente tranquilidad que se respira en el edificio de un elegante barrio de Valencia se vera perturbada por el inesperado fallecimiento de Enrique Giner, uno de sus vecinos.La desaparicion de un talonario de recetas medicas que Ignacio, psiquiatra y vecino del atico, echa de menos la noche de la muerte de Enrique alertara a Violeta, quien comenzara a fisgar en la vida de cada uno de los residentes: una viuda empenada en conseguir todo lo que se propone y su hijo soltero de cuarenta y cuatro anos; un atractivo y solitario vecino; una mujer dominada y anulada por su retorcido marido, convencida de que va a ser asesinada; un matrimonio idilico, padres de cuatro perfectos retonos; y una estirada vecina, esposa del fallecido.Con la ayuda de Ignacio y de la avispada portera, Violeta ira descubriendo que nada es lo que parece y poco a poco se sumergira en una peligrosa marana de mentiras que la llevara a temer por su propia vida.

  • Corazon perdido de Lindsay Mckenna

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    El agente especial Shep Hunter estaba acostumbrado al peligro y ahora debia enfrentarse a su ultima mision, a ser posible, sin la molesta intromision de la doctora Maggie Harper, la mujer que lo habia abandonado hacia ya muchos anos. Pero Maggie tenia ideas muy claras sobre como abordar su cometido y, gracias a su apasionado comportamiento, Shep se dio cuenta de que tambien sabia como manejarlo a el.

  • Cuando Cupido mete la pata de Nisha Scail

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    Cup observo como el sol despertaba elevandose en el horizonte, la tranquilidad de la manana, el canto de los primeros pajaros y el suave viento meciendo las copas de los arboles lo hizo sonreir. Este era el dia que esperaba ano tras ano, en el que daba comienzo su tarea y al mismo tiempo ponia punto y final, un trabajo eterno para un ser inmortal, pero uno del que disfrutaba como solo el dios del amor podia hacerlo. --Dios, haces que los demas quedemos a la altura del betun levantandote antes de que salga el sol. El saludo llego desde sus espaldas, sonrio interiormente y se giro para ver al hombre que llevaba el camping en el que llevaba un par de anos viviendo. Eros llevaba una taza de humeante cafe en las manos, a juzgar por su aspecto, el retirado Ranger no parecia de muy buen humor. --No te preocupes, dudo que nadie mas, exceptuandote a ti, este despierto a estas horas de la manana y menos en esta parte del pais --replico con tono jocoso--. Somos los unicos que nos despertamos al mismo tiempo que las gallinas. --Habla por ti, Cup, yo todavia estoy intentando quitarme las leganas. Sonrio. Eros era el gerente del camping The Woods, una serie de cabanas de madera destinadas al turismo rural, perfectas para aquellos que necesitaban escapar del mundanal ruido y las bulliciosas ciudades o, como hoy, para celebrar una romantica noche o largo fin de semana. --Sera mejor que empiece a hacer cafe para los demas, hoy va a ser un dia movidito -- continuo con una mueca, giro sobre sus talones y volvio a entrar en la cabana principal, el centro del camping y donde se encontraba el comedor, la cocina, el salon comun y las dependencias privadas del hombre. --No tienes idea de cuanto --replico en voz baja, mas para si mismo que para el. Las reservas para ese dia estaban completas, algunos de los campistas ya estaban alli y otros llegarian a lo largo de la manana, al final del dia, el complejo estaria lleno. Se llevo la mano al bolsillo trasero del pantalon y extrajo el cuaderno con solapas de color rojo. --Hora de ponerse a trabajar --murmuro abriendo el cuaderno y empezando a revisar sus paginas--. Veamos... tu no... tu tampoco... todavia no ha llegado tu momento… Repaso una a una cada pagina haciendo pequenas anotaciones aqui y alla con una pluma en forma de flecha dorada hasta encontrar lo que buscaba. --Ah, si. Aqui estas --golpeo un par de veces el papel--. Bien, bien... todo va segun lo planeado. Cerro el cuaderno satisfecho y lo devolvio al lugar de donde lo habia sacado. Tenia una larga jornada de trabajo por delante, una fiesta que organizar y un pellizco de romanticismo y deseo que esparcir por el camping. Solo esperaba que este ano algo de eso cayese tambien sobre Eros, ese hombre ya habia pasado bastante tiempo solo. CAPITULO 1 El silencio se rompio por la insistente y repetitiva melodia del despertador. Valentina odiaba aquel sonido que aguijoneaba la conciencia y obligaba hasta al mas dormido de los mortales a abandonar la calidez del lecho para enfrentarse a un nuevo dia. Se revolvio en la cama, refunfunando, deseando con todas sus fuerzas que aquel maldito cacharro se quedase sin pila, o mejor aun, estallara en pedacitos. No funciono, la melodia continuaba abriendose paso con abrumadora insistencia en su cabeza. Con un suspiro de rendicion, deslizo el brazo por debajo de las mantas y palpo a ciegas hasta encontrar el interruptor de la lampara de noche. La luz rosada que emitia despejo la oscuridad del dormitorio. Abrio un ojo a modo de prueba y volvio a cerrarlo inmediatamente ante la molesta claridad antes de suspirar y volver a intentarlo. Enfoco hasta conseguir leer la hora en el reloj digital que seguia vibrando sobre la mesilla. --Mierda. --mascullo, su voz pastosa por el sueno. Tenia que levantarse, le esperaba por delante un viaje en coche de lo mas estresante. ?En que momento se le habia ocurrido la brillante idea de ayudar a su madre con las entregas de la tienda online? !Y el catorce de febrero, nada mas y nada menos! En serio, ?quien diablos queria salir a la carretera, hacer un monton de kilometros para entregar una caja de San Valentin? Charleen Vishow era como la version femenina de Cupido cualquier mes del ano, pero en este era incluso peor y eso hacia que se le pusieran los pelos de punta. La semana anterior la habia llamado para pedirle que le echase una mano con las entregas, la ultima de las cuales tenia que entregar hoy. La dichosa caja tenia que ser entregada en Bear River, un pequeno pueblo a las afueras, tan a las afueras que le llevaria mas de seis horas llegar conduciendo. --Gracias por el palizon que voy a tener que pegarme, mama. Suspiro, hizo las mantas a un lado y se levanto de la cama. La luz del sol habia empezado ya a filtrarse por las rendijas de la persiana que habia quedado mal cerrada, lo cual era toda una novedad ya que la ultima semana habia llovido para llenar un lago y el sol apenas se habia dejado ver entre las nubes. Hoy, sin embargo, la manana presentaba un aspecto diferente. Tras levantarla y abrir la ventana para que entrase un poco de aire fresco, confirmo lo que podria llegar a ser un buen dia si las nubes llegaban a despejarse completamente. --Hora de darse una ducha y espabilarse --murmuro estirandose, le dio la espalda a la ventana y cruzo la habitacion para meterse en el bano y empezar su jornada. Le habria gustado quedarse en casa, abrir el frigorifico, coger un helado y pasarse todo el dia viendo peliculas, pero habia tenido que elegir entre hacerle ese favor a su madre o pasarse el dia envolviendo ramos de rosas en su floristeria; el encargo de su progenitora prometia ser menos vomitivo. No. No le gustaba San Valentin. Demasiado rojo, demasiados corazones y demasiado azucar, era como si la gente solo recordase ese dia que existia el amor y sintiesen unas ganas irrefrenables de restregarles su felicidad a todos en la cara. Consumismo puro y duro, eso era lo que era el catorce de febrero. Una excusa para comprar y gastar, esa fecha que no se olvidaba como los cumpleanos y los aniversarios y en los que, si no recibias una punetera flor o unos chocolates, eras practicamente una apestada. Amor. Oh si. A ella tambien le habria gustado creer en el amor, sentir ese cosquilleo en el estomago y soltar corazoncitos por los ojos, pero a lo largo de sus treinta y seis anos de vida, habia llegado a la conclusion de que Cupido ni siquiera conocia su direccion. Asi que, ?cual era el mejor sustituto del amor? El sexo. Que se olvidasen del chocolate, una sesion de cama podia arreglarle la noche a una chica, sobre todo si dicha sesion era con el companero adecuado. --Una pena que Keith no este en la ciudad --murmuro pensando en el abogado que habia conocido un par de meses atras y con el que solia salir muy de vez en cuando a tomarse algo. Su relacion se basaba en <>. Quien pensara que una mujer no podia tener la iniciativa en el sexo, era gilipollas. ?Donde decia que el hombre era el unico que podia salir a divertirse sin ser pisoteado despues? Su vision de las relaciones personales estaba bastante tocada, lo sabia, pero la culpa la tenia en gran medida la educacion liberal de su madre y los fallidos amorios que habia tenido a lo largo de su vida. Si, Cupido se habia olvidado completamente de ella. Termino de ducharse en tiempo record, se envolvio en una toalla y salio secandose el pelo con otra. Limpio el espejo con una pasada de la mano e hizo una mueca al ver su aspecto. --No. Ni el mejor de los estilistas va a poder arreglar esto. Llevaba el pelo casi a la altura de los hombros, cortado en lo que en algun momento habian sido dos capas, un color a caballo entre su natural color zanahoria y los reflejos que todavia le quedaban del ultimo cobrizo que se habia aplicado. --Semana que viene, a la peluqueria --se recordo. Suspiro y se apresuro en darle unas ultimas pasadas con la toalla para reemplazarla por el aire caliente del secador. El tiempo jugaba en su contra, los minutos parecian pasar mas rapido de lo normal, pero siempre era asi cuando se tenia prisa. Su estomago rugio recordandole que todavia no habia desayunado y si no se daba prisa en enfundarse la falda, la blusa y las botas para salir disparada hacia la cocina, seguiria rugiendo hasta que pudiese parar para comer

  • El espia del Inca de Rafael Dumett

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    Yunpacha, un antiguo espia del servicio secreto del imperio incaico, es convocado por el general Cusi Yupanqui para realizar una ultima mision: infiltrarse en Cajamarca y preparar el ataque que liberara al Inca Atahualpa, capturado por unos extranjeros. Yunpacha parece ideal para este rol. Aunque es hijo de campesinos chancas, accedio a una educacion privilegiada en el Cuzco por su capacidad de contar cifras a extraordinaria velocidad. El Espia del Inca recrea, con una solida documentacion a sus espaldas pero asumiendo las licencias de la ficcion novelistica, este infructuoso intento de rescate.

  • El secreto perdido (Lottie Parker 3) de Patricia Gibney

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    Hay secretos que no pueden permanecer ocultos