• libro a solas - Idalia Candelas

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  • A solas - Silvia Congost | PlanetadeLibros

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  • A SOLAS | SILVIA CONGOST | Casa del Libro

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  • A SOLAS. Descubre el placer de estar contigo mismo

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  • A solas, de Silvia Congost - laSexta

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  • Libro a solas - Haydeé Hedderich

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    Libro a solas. Descubre el placer de estar contigo mismo. Es un canto a la vulnerabilidad, a no dejarse vencer, al atrevimiento.

  • Todo lo que puedas desear de Jackie Collins

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    La bella y atractiva Cameron Paradise ha decidido abandonar su casa en Hawai y a su marido Gregg, un maltratador, para comenzar una nueva vida en Los Angeles. Alta, rubia y con un cuerpo de escandalo, no tardara mucho en encontrar empleo como entrenadora personal, su gran vocacion, en uno de los centros deportivos mas inn de Los Angeles. Pronto, su trabajo le permitira entablar amistad con los hombres mas influyentes de la zona, que, rendidos ante su personalidad y atractivo, no dudaran en proponerle algo mas. Pero en la mente de Cameron solo hay cabida para su sueno: abrir su propio gimnasio y convertirlo en el mejor y mas exclusivo de Hollywood. Sin embargo, sus planes se veran truncados cuando conozca a Ryan Lambert, un fascinante director de cine independiente casado con Mandy, hija del magnate de Hollywood J. Hamilton Heckerling. Sin darse cuenta, Cameron se vera inmersa en una espiral de sexo e intrigas que la conduciran a una sordida historia con letales consecuencias…

  • Oriente de Jose Carlos Llop

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    El nuevo libro del autor considerado por la critica <> (Le Figaro).

  • La Puerta de atras de A. J. Raven

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    Thomas Fooreman se estaba volviendo loco. Sentado ante el escritorio de una habitacion, en una cabana, en algun lugar perdido; su mente enloquecia a un ritmo desorbitado. Antes de que aquella locura le hiciera perder por completo el juicio, aunque a decir verdad; nunca lo habia tenido, decidio escribir una confesion acerca de una vida en la organizacion mas misteriosa y macabra creada por el hombre. Una organizacion de la que todo el mundo ha oido hablar pero a la que, por otro lado, tal vez pocos conocen en realidad; o puede que todo el mundo haya oido hablar de ella pero nadie se atreve a mencionarla. Quien sabe. Era mas tarde de la media noche en aquel lugar alejado del mundanal ruido. Unas hojas de papel en blanco, la vieja pluma Montblanc de su padre con el cartucho de tinta por la mitad, y esa botella de licor barato de gasolinera en la que no quedaba mas de un cuarto, era lo unico que tenia encima de la mesa; eso y aquellos imborrables recuerdos de una vida pasada. Aquella vida --si se podia llamar asi-- tuvo tanta demencia que la mayoria de las veces, se mezclaron la realidad con la ficcion, la verdad y la mentira. Su conviccion de que aquella mujer vestida de negro a quien el llamaba con carino <> estaba cerca, acechandolo en cada esquina, en cada lugar al que el fuese, se hizo cada vez mas notable. Por la mente indecisa de Thomas volaron las dos unicas opciones que el considero que podrian ocurrir: acabar suicidado victima de la demencia, o asesinado por los miembros de la organizacion. Sin duda esta ultima fue, la que mas aterro a Thomas Fooreman. El reloj colgante de la pared de aquella fria cabana, semejante a las casetas que posee la guardia forestal repartida por el bosque (aunque de dos plantas y con lujo) marcaba la una menos cuarto, momento en el cual, aquellas hojas de papel empezaron a reflejar un par de simples frases . <> El alto grado que ejercio Thomas Fooreman dentro de la orden , lo habia hecho perpetrar las acciones mas brutales, sadicas y despiadadas que nadie pudiera imaginar. Provenia de una familia de descendencia judia. Su arbol genealogico estaba lleno de inmigrantes que se habian instalado en Norteamerica alrededor de 1600 o 1700 --no habia una fecha exacta en los archivos del censo--, siendo los Fooreman, una de las primeras familias en ejercer de prestamistas. Abrieron una tienda de monedas en el gueto judio en Nueva York en donde, timando a la gente, amasaron una poderosa fortuna para mas tarde fundar uno de los primeros bancos que se conocerian. Sus padres, al igual que sus abuelos y tatarabuelos, dedicaron toda su vida a ser la mano derecha de una de las familias mas importantes e influyentes del planeta. La luna se hallaba en esa posicion en la cual, solo dejaba ver una porcion insignificante de su belleza. Lo acompanaba un cielo iluminado por unas estrellas tan relucientes que irradiaban mas luz que la propia luna, permitiendo distinguir las constelaciones. Los aullidos de los lobos se escuchaban con debilidad tras los gruesos cristales de las ventanas. En el horizonte, en las montanas, todavia se podian divisar rayos de una pequena tormenta cayendo sin cesar. Hacia mas de media hora que la lluvia habia caido en el inmundo tejado del lugar en el que se hallaba Thomas. Cerro los ojos y escucho el agua corretear por los canalones del tejado y bajar por la tuberia, hasta desembocar en un riachuelo de agua estancada en la parte trasera. Lo habia dejado todo empantanado, semejante a una cienaga. A causa de aquella lluvia, se formo una gotera en el techo que descendia desde la pared del piso de arriba hasta el comedor, agrietando mas la deformada madera. El viento habia descargado con tanto nervio que llego a partir varias ramas de los arboles. Algunas llegaron a impactar contra la puerta sin causar dano alguno, pero con un golpe estruendoso que lo hizo estremecer. Aquel frio intenso proveniente de las montanas, habia calado en sus huesos. Ni la media botella ingerida (o engullida) en menos de dos minutos, lo hizo entrar en calor. Penso en encender la vieja chimenea de carbon sin embargo, prefirio cubrirse con una sucia manta impregnada con meados y mierda de rata, cuya pestilencia le recordaba los rituales en los subterraneos donde fue participe. Estiro el exhausto brazo derecho y con aquellos ligeros dedos, comparables a los de un concertista de piano, apago la bombilla que caia del techo sujetada por un cable a medio pelar. Encendio una vela y permanecio escribiendo bajo la calida llama. <>. Hizo un paron para levantarse, estirar la espalda, las piernas, descansar una mano temblorosa y una vista que comenzaba a estar fatigada. Sin zapatos, arrastrando los pies desnudos y encallecidos por la gelida madera, se acerco hasta la ventana. A causa del alcohol barato, intentaba mantener el equilibrio; se ladeaba, volvia a mantenerse recto, volvia a ladearse...Unido tambien a sus pocas fuerzas a causa de no haber probado bocado en dias, nadie sabe como aguanto tanto tiempo. Emitiendo unos grunidos, apoyo la mano en el cristal y aprecio la oscuridad del frondoso bosque mientras recordaba la programacion a la cual fue sometido de nino. La frente, el cuello y las manos comenzaron a emanar un sudor nervioso. Deslizo la ma no hacia abajo dejando un surco mientras sollozaba. **** La infancia de Thomas Fooreman, segun lo poco que recordaria el, fue feliz. Su familia fue duena de innumerables empresas repartidas por medio mundo. Amasaron bastante riqueza, tesoros con los que se podria acabar con el hambre en el mundo, pero eso en palabras de Robert Fooreman, no interesaba. Solian alardear entre las altas esferas, entre la creme de la creme de la aristocracia, ser una de las familias mas ricas que haya pisado la Tierra y razon no les faltaba, aun sabiendo que toda esa riqueza, se debia a la muerte de otros. Sus recuerdos, era estar siempre rodeado de toda clase de lujo. Al ser hijo unico, sus padres le dieron todo cuanto quiso; --cualquier capricho que al nino se le antojase, era concedido por su progenitor--. Los Fooreman se codeaban con las familias mas importantes de Norteamerica; siempre vistieron la ropa mas cara y disfrutaron de las mejores casas. Sin embargo, todo fue una mera fachada . Una noche, todo cambio. 1 25 de octubre de 1952. Antes del anochecer y despues de que el senor Harold Murray terminara el noticiario con la frase: <<Recuerden, Harold estara manana en sus hogares>>, en la residencia Fooreman, un pequeno Thomas de diez anos, regordete, grandes mejillas, nariz puntiaguda, pelo rubio y una mirada dulce e inocente de ojos marrones, caminaba agarrado de la delicada y calida mano de su madre, Martha Fooreman. Martha, cuyo apellido de soltera era Quinn, tenia cuarenta anos. La naturaleza la habia obsequiado con una belleza descomunal. Su pelo caia como una hermosa cascada dorada mas alla de sus hombros (en aquel momento recogido en una coleta). La cara reflejaba unos ojos verdes, una nariz chata y unos labios carnosos. Venia de una familia bastante acomodada. Era hija de Lauren Quinn, un exgeneral que lucho en la guerra de secesion y que mas tarde, se convertiria en empresario y socio de uno de los bancos mas importantes de Norteamerica; la J.P Morgan & Co. Martha se fijo en Robert en una conferencia en Portland, Maine, otorgada por un insider conocido como: el senor X, sobrenombre dado porque nadie habia visto nunca su verdadero rostro. Las charlas las daba enmascarado, portando una peluca falsa a menudo morena, un bigote postizo y unas gafas de pasta negras que le agraciaba con un aire a lo Buddy Holly. Al contrario que a su marido, Robert Fooreman, la naturaleza no fue tan generosa con el. Era un senor que sacaba diez anos mas a su mujer. De mediana estatura, su cara evidenciaba unos ojos caidos de color marron, severas marcas de acne brotado en su juventud (antes de entrar a la secundaria, su cara parecia la de un leproso) que le dejo unas marcas como el crater de un volcan. Una nariz picuda y un menton que parecia un caballo. Portaba la llamada <> debido a su grata aficion por grandes jarras de cerveza fria, tibia o caliente; la comida y el sedentarismo. En la cabeza manifestaba unas entradas y el empobrecido pelo que quedaba, era como nieve en una montana. Los conducia por el pasillo del ala este de la mansion de estilo colonial, ubicada a las afueras de Richmond, Virginia. Por un largo corredor iluminado por lamparas de pared antiguas, el pequeno observo cuadros con caras familiares; --algun dia, tu estaras en la pared--espeto su padre. Sus ojos comenzaron a humedecerse, a cristalizarse como un vidrio ardiendo a maxima temperatura. Aquella expresion de felicidad que reposaba en su angelical rostro, se convirtio en profunda tristeza. Aunque no entendio nada de lo que sucedia, ni lo que estaba por suceder, el horror de contemplar a esas personas montando a caballo, portando una capa de reyes y sujetando una lanza afilada en cuya punta atravesaba una cabeza de nino, lo hizo pensar que el, podia llegar a ser uno de aquellos ninos. Continuaron hasta llegar al final del corredor, giraron a la izquierda y bajaron tres peldanos, en donde se hallaba una instancia con un letrero que rezaba en latin: Ne intraveris (no entrar). Robert agarro el pomo con los dedos anular, indice y pulgar, dejando el pequeno levantado para no rozar su anillo de oro y diamantes de gran maestre , --queria mas al anillo que a nada en el mundo--. Segun sus propias palabras: <>. Un anillo que destellaba como los rayos de sol y que mas adelante, acabo en los dedos de otro. Dos bustos de los abuelos de Thomas decoraban la solitaria y algida sala. Desprovista de ninguna ventana y con un olor intenso a lacrado que, para el pequeno, no fue nada agradable. Entre aquellos dos bustos, una puerta que lo llevo a su primer descenso hacia el abismo. Robert presiono el interruptor que se hallaba detras del busto de su padre, Charles Fooreman II. El mecanismo rudimentario hizo girar unos engranajes. Un chirrido igual al producido por rozar un cuchillo contra una botella, resono en la desolada sala. La puerta de madera se deslizo hacia la derecha. Un humo denso, grisaceo, asfixiante; un olor a mierda y algo mas, surgieron del subterraneo. Ese algo mas, era el olor de los cadaveres putrefactos de las personas asesinadas que flotaban por un riachuelo de agua fecal, engendrando en Thomas una sensacion de condenacion eterna con tan solo diez anos. Robert con voz aguda pero vigorosa, dio la orden de bajar las escaleras de piedra. Encendio una antorcha con un viejo zippo que saco del bolsillo derecho del pantalon; la brea que impregnaba la antorcha se hallaba humeda y pegajosa, significado de que los rituales en la mansion de los Fooreman, nunca cesan. Entre ratas y gusanos, descendieron los treinta peldanos que encaminaron a su castigo la noche del 25 de octubre del 52. A mitad del descenso, un asustadizo Thomas escucho unas voces familiares profiriendo un cantico inusual, un cantico que jamas habia escuchado, un cantico que erizo la fina capa de vello que se estaba formando en sus brazos. In nomine dei nostri Baal excelsi … Segun iban descendiendo, aquellas voces se fueron haciendo cada vez mas intensas y escalofriantes, poniendo la piel como la de una gallina con tan solo escuchar la entonacion de la melodia. Thomas no quiso adentrase, ni dar un paso mas en ese odioso lugar. Preferiria estar con alguno de sus amigos jugando a la pelota en el Olaf Palm, un parque situado a medio kilometro al norte de su casa, al lado de la taberna del viejo Biff, o leyendo tumbado en el borde de su cama, con los pies colgando, un comic de su heroe favorito; el senor orejas puntiagudas, como el lo llamaba. Sintio como una de aquellas sucias y peludas ratas de las cientos o tal vez miles que merodeaban por las cloacas, intentaba meterse por debajo de su pantalon, royendo con sus dientes puntiagudos mientras lo miraba con aquellos ojos diminutos de un color rojo fuego. --No te asustes, solo es una rata, tienes que ser un hombre, vendran cosas peores-- pronuncio su madre con una sonrisa. --?Que ocurre? --interrumpio Robert enfadado. --Se asusta de las ratas. --No hay problema, lo soluciono ahora mismo --anadio--. Estupido crio, siempre haces que pierda mi tiempo.

  • Natalie no perdona de Erina Alcala

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    -!Eres una nina tonta! Nadie quiere jugar contigo. -No soy una nina tonta... -Si que lo eres, tonta y gorda -Y Natalie Parker se iba llorando a la casa grande. -Llorona, llorona - le decia haciendole burla Daniel, de doce anos, el hijo de los capataces. Y se reia cuando la pequena nina, se iba llorando con su vestidito y sus trenzas rubias como el trigo en verano. Daniel Cooper, era un nino larguirucho de doce anos. Era hijo de los capataces de los vinedos de los padres de Natalie, Luke y Madison Parker. El matrimonio, se encargaba de las grandes hectareas de terreno de vinedos que tenian los Parker en Dallas, Texas, desde que recien casados se mudaron a los vinedos para trabajar como capataz, el padre de Daniel, Mason y Lucy. La madre, se ocupaba de la casa grande. Llevaban casi toda una vida alli y eran felices. Alli nacio su hijo Daniel y vieron nacer a la hija de Luke y Madison Parker. Luke y Madison Parker, eran un matrimonio adinerado que, ademas, habian heredado de los abuelos unas hectareas de terreno de vinedos en Dallas, Texas, y con la ayuda de Mason Cooper, como buen capataz, habian ampliado el negocio y ahora, eran propietarios de unas de las plantaciones mas grandes y prosperas de la region, tras ir comprando mas vinedos. Los padres de Daniel y el mismo, vivian en una casita de dos dormitorios, separada de la casa grande unos quinientos metros. Era pequena, pero disponian de todo lo necesario. Para Luke Parker, su capataz, Mason, era mas un amigo que un trabajador. Tenian edades similares, ademas de ser el mejor trabajador que tenia. Los capataces, tenian un hijo de doce anos, Daniel y los duenos, Luke y Madison Parker, tenian una hija, que era su princesa mimada y consentida de ocho anos: Natalie. Natalie, siempre estaba incordiando a Daniel, claro que la chica no tenia con quien jugar. Cuando salia del colegio privado en el que la tenian sus padres, se aburria soberanamente en la propiedad. Ambos eran hijos unicos y se llevaban cuatro anos de diferencia. Daniel por otro lado, asistia a un colegio publico y ya con esa edad, ayudaba a sus padres en algunas labores en el vinedo por las tardes, despues de hacer los deberes, pues su padre, se lo llevaba un rato para que aprendiera las labores del campo, porque siempre habia pensado que seria un buen capataz cuando el se retirara. Pero desde pequeno, ya Daniel, tenia sus propias ideas de que queria hacer en la vida. Era un buen hijo, educado y atento, muy inteligente, pero no soportaba a esa nina insufrible con sus vestiditos pomposos por la rodilla y sus dos trenzas rubias, con esos lazos que le ponia su madre en las trenzas, que parecia una muneca pepona y rechoncha. Era una nina guapa, de trenzas rubias y ojos verdes, gordita. Daniel, por el contrario, era moreno de ojos azules muy claros, como su padre, delgado y muy alto para su edad. Asi que cuando Natalie, aparecia por la casa de los capataces, buscando jugar con Daniel, la echaba a patadas, porque se sentia molesto e incordiado. Le decia gorda y rechoncha y fea, que nadie queria jugar con ella. Todo para que se fuese y lo dejase tranquilo. A el le gustaba leer cuando tenia tiempo todo tipo de libros de aviones, y jugar con su avion. Uno que su padre le regalo por Navidad y que habia descuartizado y recompuesto miles de veces. Se sabia las piezas de memoria. Su madre le decia, cuando venia casi de noche de la casa grande: -?Para que rompes el avion y luego lo compones, hijo? -Mama quiero saber que tiene dentro. Sere ingeniero de aviones cuando sea mayor. Su madre, lo miraba con tristeza, porque les resultaria imposible pagarle a su hijo una carrera de ese tipo con los sueldos que tenian. Aunque solo tuviesen ese hijo. Pero durante muchos anos, pidio como regalo de Navidad un avion. Y recibia un avion distinto cada ano. Cuando a los catorce anos, aparecio Daniel una tarde del colegio con una solicitud de una beca para estudiar en un instituto interno, venia contentisimo. Y sus padres, no podian por menos que solicitarle la beca. Era un gran ahorro y al menos era tambien lo que el queria. Como sacaba buenas notas, le dieron una beca para hacer los estudios del instituto en Austin, la capital del estado. Era un buen Instituto interno y alli iban los que sacaban muy buenas notas. El director, cuando fue a inscribir a Daniel se lo dijo a sus padres. Y alli permaneceria hasta los dieciocho anos. Iria a casa en vacaciones y en Navidad. Y Daniel no podia estar mas contento ni ser mas feliz. Era feliz sin la nina incordio de trenzas rubias y gorda y se adapto muy bien al instituto cuando le concedieron la beca. Podia respirar. Alli hizo dos buenos amigos y se hicieron los tres inseparables: Lucas Harper de Randolph y Nick Adams de Austin. Los tres eran altos y larguiruchos y a los tres, les gustaban los aviones, sobre todo a Lucas, que tenia una base aerea en su ciudad. Y les contaba historias a los otros dos y estos lo escuchaban embobados. Lucas era el mas parlanchin y extrovertido. Tenia el pelo castano claro y unos ojos verdes muy grandes. Nick, sin embargo, era moreno como Daniel y de ojos grises preciosos. Nick, era el mas introvertido de los tres, pero era ironico. Tan inseparables se hicieron que a veces, se iban en vacaciones unos a casa de los otros en esos cuatro anos que permanecieron alli en el instituto. Eran muy estudiosos, eso si, y se graduaron con honores. Hasta el dia de la graduacion, los padres de ellos, tuvieron que ir a comer todos juntos, como una gran familia. Se dejaron los telefonos y se hicieron amigos hasta los padres, ya que los tres formaban una pina, como si fuesen hermanos. Tenian dieciocho anos, cuando se graduaron y ya habian solicitado los tres, la misma beca, para estudiar ingenieria aeronautica, en la universidad de Austin. No querian separarse. Ese verano, mientras esperaba la beca con ansiedad, Daniel, ayudaba a su padre en los vinedos. -Si te dan la beca, no podre estar mas orgulloso de ti, hijo. Siempre pense que serias el siguiente capataz, pero parece que no me voy a salir con la mia. Te prefiero ingeniero. No sabes lo contenta que esta tu madre. -Espero que me concedan la beca, papa, si no, tendre que quedarme aqui. -Bueno, ya veremos, ya veremos, has sacado muy buenas notas. -!Jo! !Ahora viene la gordita! Le dijo a su padre cuando de lejos vio a Natalie que venia hacia ellos. -Daniel. Tienes dieciocho anos. Ten paciencia. Es la hija del jefe. Y ya no esta tan gordita. Por favor, se bueno y educado como te hemos ensenado. Es una buena chica, agradable, educada y solitaria. No ha tenido a nadie con quien jugar aqui. -Vale, papa, pero es que me pone de los nervios. Natalie, venia andando por el camino, vestida con un top y unos vaqueros y el pelo rubio largo. Ya no llevaba trenzas. Debia tener catorce anos- penso Daniel- habia cambiado, si. Ya no era la nina gordita, sino una jovencita de incipientes pechos, amaneciendo a la adolescencia. Pero seguro seria el mismo incordio. -!Hola Daniel! -!Hola Natalie! ?Que tal estas? -sentandose ella, en una de las grandes piedras que separaba la casa de los capataces del vinedo, mientras el permanecia de pie. -Bien, me voy al instituto el ano que viene. ?Tu entras en la Universidad? -Si me dan beca, si. Si no, tendre que quedarme aqui a trabajar. -Espero que te la den. ?Que vas a estudiar? -Ingenieria aeronautica. -Siempre te han gustado los aviones. -?Como lo sabes? -pregunto desconfiando de ella. -Tenias uno y lo rompias y lo componias mil veces. Te veia. -!Vaya memoria que tienes! Y tu, ?Que vas estudiar cuando termines el instituto? -Me gustaria ser ginecologa. -Nunca lo hubiese adivinado, ?Que hacias, rompias las munecas, y le metias trapos dentro? -Algo asi -contesto ella con una cierta tristeza. -Perdona. Ha sido una groseria. -No importa, la verdad es que recuerdo ser un incordio de pequena para ti. Todo el dia detras, pero no tenia a nadie mas con quien jugar. -!Estas muy guapa! Y has crecido. -Gracias, tu tambien. Durante ese verano, ellos tuvieron algunas conversaciones, sobre todo del pasado, de la vida en el instituto que a ella tanto le interesaba, de sus amigos Lucas y Nick. Lo cierto, es que la nina se habia convertido en una mujercita que sabia escuchar. Era mas tranquila y serena, pero era pequena. Sabia que ella lo miraba con la misma adoracion de siempre, pero el era un chico de dieciocho anos y le gustaban las chicas mayores y ella no pasaba de los catorce. Y llego el dia en que le vino la carta de la Universidad y la abrio todo excitado y nervioso. Habia logrado su objetivo. Tenia una beca en la Universidad de Austin para estudiar aeronautica. La vida le sonreia. Llamo inmediatamente a sus amigos y a ellos, tambien se la habian concedido. No podia desear nada en el mundo mas que pasara rapido el verano y estar con sus amigos en la Universidad y estudiar lo que siempre habia sonado. Su vida iba por fases. Cuando terminara, solicitaria entrar en el ejercito y ser Formador y aprender todo de los aviones militares y de guerra y dar clases. Pero de momento, estaba la Universidad. Sus padres estaban muy orgullosos de su hijo. La noche antes de irse a la Universidad y Natalie al Instituto, ella, fue a despedirlo y cuando nadie la vio, beso en los labios a Daniel. Fue un beso ingenuo y adolescente. A este lo pillo desprevenido y ella salio corriendo hacia la casa grande. Daniel no habia besado nunca a ninguna chica, ni siquiera en la fiesta de graduacion que, salvo Lucas, su amigo Nick y el no habian invitado al baile ninguna chica, y los labios de Natalie, se quedaron en los suyos con un sabor dulce. Y sonrio. No volvio a ver a Natalie hasta cuatro anos despues. El verano en que el termino la Universidad y ella termino el Instituto. El tenia veintidos anos y ella dieciocho. Cada verano que habia vuelto a casa, a ella, la habian mandado al extranjero a aprender idiomas, a Francia, a Espana, a Italia y a Alemania. Dijeron que, para completar su educacion, con lo cual, ella hablaba perfectamente cinco idiomas. La primera vez que Daniel la vio, se quedo pasmado. Era una belleza de un metro setenta, de pelo rubio y largo y grandes ojos verdes. Estaba delgada. Ya no era la nina rechoncha, ni la adolescente timida. Tenia dieciocho anos y era toda una mujer. El habia tenido unas cuantas relaciones sexuales en la universidad. No habia tenido novia como alguno de sus amigos, pero nada especial. Se habia convertido en un chico formado y con algun musculo debido al ejercicio y media uno ochenta y siete. A ella cuando lo vio, le parecio altisimo y guapo como siempre le habia parecido desde nina. Su pelo moreno y esos ojos azules y transparentes. Habia estado enamorada de el desde siempre, desde nina y ahora era una chica y aun le afectaba verlo. Mas, desde que hace cuatro anos lo beso en los labios de forma impulsiva. Ese verano pasaron muchos ratos juntos, incluso salieron por Dallas a tomar algo y ver alguna pelicula. La relacion que habian tenido desde pequenos habia cambiado con el tiempo, para mejor. A el, le gustaba ella, pero era la hija del jefe de su padre. Las cosas habian cambiado. Ya no le parecia mas joven que el. -?Que vas hacer ahora que has terminado la Universidad? -He solicitado entrar en el mando de Formacion y Educacion Aerea (AETC) del cuartel general de la base aerea de Randolph. -Eso es el ejercito. -Si, mis amigos y yo queremos ir al ejercito de las fuerzas aereas. Quiero aprender todo y formar y educar. Me gusta la formacion. -?Y tienen que admitirte? -Estoy esperando la respuesta. Si me la dan, me voy. -?En cuanto tiempo puedes ser instructor?

  • Sucedio en Ibiza de Laura Marquez Garcia

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    Tomar decisiones descabelladas es lo que a veces nos hace sentir que estamos vivos, y el resultado de esas decisiones, lo que marca nuestra existencia. Hace tan solo unos meses, mi vida era una mas entre un monton; una vida rutinaria, acomodada, sin ningun tipo de alteracion, y yo creia que, por ser asi, me podia considerar una persona feliz. Vivia tranquila porque todo lo que me sucedia era absolutamente normal. Me dedicaba a dar consejos a los amigos a los que si que les surgia algun contratiempo en su dia a dia, como si fuera una experta en vidas perfectas, una guru de la felicidad y la tranquilidad. De hecho, todo hubiera seguido asi, sin ninguna duda, de no ser por el giro inesperado que dio mi vida, y ahi me di cuenta de que estaba equivocada. Llevaba mas de una decada trabajando en un bufete de abogados en pleno Paseo de la Castellana. Disfrutaba de mis tardes de afterwork con mis companeros de trabajo, vivia en un atico de alquiler en el Paseo de la Habana. No un gran atico, pero si lo suficientemente bonito y decorado con buen gusto como para ser la envidia de mis amigas. Pasaba los fines de semana con mis amigos de la hipica o del club de golf, practicando ambos deportes y descubriendo los lugares de moda para tomar el brunch o para cenar por Madrid, y todo ello acompanada de mi espectacular pareja, German de la Fuente. German era el yerno perfecto para mis padres, el cunado perfecto para mi hermana, el novio perfecto para todas mis amigas. Guapo, atletico, elegante, servicial, generoso, educado y, ademas, tenia un puesto de directivo en un fondo de inversion y un sueldo anual de muchos ceros. Compartiamos vida desde hacia ano y medio, cuando nos conocimos en una discoteca exclusiva de Madrid, y coincidimos por casualidad una semana mas tarde en el hipodromo. Nuestra primera noche juntos fue de ensueno, nunca podria haber imaginado una cita mejor. Una cena en un rooftop de Madrid contemplando la rosada puesta de sol de la ciudad mientras nos bebiamos unas copas de cava y comiamos un rodaballo salvaje. Nos tomamos despues unas copas en un club privado cerca de la plaza Santa Ana y acabamos la noche en la suite principal del precioso hotel que se encuentra en la misma plaza. La noche no pudo ser mas maravillosa, senti haber conocido al hombre de mis suenos, senti no necesitar nada mas, nunca mas. Cuando al despertar me pregunto que talla de ropa y de calzado llevaba, pense que me estaba tomando el pelo, que un caballero como el no podia estar preguntandome semejante cosa. Nunca me podria haber imaginado que fuera para mandar a una trabajadora del hotel a comprarme un vestido casual y unos zapatos para llevarme a tomar un brunch. -Si no es de tu estilo y no te gusta, puedes regalarlo o tirarlo despues, no me importa. Simplemente queria que el tema de la ropa no fuera una excusa para que no me acompanaras tambien esta esplendida manana de domingo a tomar un brunch por Madrid. Era imposible no caer rendida a los pies de un chico como ese. German era el Dios de todas las parejas, al que, ademas, nunca le gustaba discutir y con el que siempre todo parecia facil. Nos fuimos a vivir juntos enseguida. Deje mi apartamento de Arturo Soria y alquilamos nuestro atico. Viajamos a las Maldivas, Tailandia, Republica Dominicana, Nueva York y Paris en el ano y medio que estuvimos juntos. Hablabamos de boda, de perros e incluso de hijos. Mis jefes del bufete sabian quien era mi pareja, lo respetaban y por ello, poco a poco, fui consiguiendo mejores casos. Normal que pensara que mi vida era ideal, yo no hubiera cambiado absolutamente nada de ella en esos momentos. Creia tener la vida perfecta y la pareja perfecta, me sentia amada y creia que no podia haber nada en el mundo que pudiera acabar con aquel amor y destruir mi vida como se destruye un castillo de naipes. Aunque si tengo algo que agradecerle a German, ademas de todos los momentos felices que vivi a su lado y toda la estabilidad que le dio a mi vida durante ese ano y medio que duro nuestra relacion, fue la sinceridad con la que me dijo que lo nuestro habia acabado. Podria haber estado enganandome, podria haber jugado a dos bandas, pero el prefirio contarme la verdad antes de que fuera mas lejos. En su trabajo le habian encargado la adquisicion de unos edificios de oficinas pertenecientes a una de las familias mas ricas de Espana. El se iba a encargar, en persona, de las negociaciones directas con la familia, y mas concretamente, con la responsable de negociar la fortuna familiar, la hija del empresario madrileno Federico Fernandez Clavel, Susana Fernandez de la Iglesia. A pesar de que ella tenia una relacion estable con un famoso jinete, enseguida cayo rendida ante los encantos y atenciones de German, y antes de que lo suyo fuera a mas, y en tan solo un par de semanas, ambos decidieron dejar a sus parejas e iniciar una nueva vida juntos. -Me gustaria hablar contigo, Elena -me dijo un dia nada mas entrar por la puerta. No me habia dado tiempo siquiera a apreciar un cambio en su actitud. Todo habia pasado tan deprisa que confundi su alejamiento con un pico de trabajo y responsabilidad, confundi la falta de besos y de sexo con el estres que conlleva una operacion de esa envergadura. De hecho, la noche anterior habia estado cenando con unas amigas y, entre risas, habiamos comentado que quizas fuera yo la siguiente del grupo en pasar por la vicaria. -Creo que es justo que te diga cuanto antes que me he enamorado de otra persona, y ella de mi, y que nuestra relacion ha acabado. Me quede tan bloqueada que ni siquiera entendi el mensaje que me estaba enviando. -?Me estas diciendo que has tenido un rollo con una tia? -le pregunte pensando que la relacion de la que me estaba hablando era la que precisamente se habia acabado. -No, Elena; la relacion que ha acabado es la que tenemos tu y yo. Me he enamorado de Susana Fernandez, la hija del empresario con el que estamos tratando ahora mismo la compra de los edificios. Recogere mis cosas en un par de dias, no necesito mas. Tu te puedes quedar aqui un mes mas, esta pagada la mensualidad del alquiler; no tengas prisa, y si te quieres quedar en este piso, hablo con el casero y listo. Se sincero, libero toda la culpa que le llevaba comiendo por dentro los ultimos dias y me abandono en el que habia sido nuestro hogar. Se incorporo, se dirigio hacia la habitacion, le oi trastear en el armario, abrio la puerta y la cerro tras el, sin mirarme, sin decirme nada mas, y yo fui incapaz de replicarle nada. Ni siquiera fui capaz de ponerme a llorar. Era como si mi cabeza no quisiera aceptar lo que habia acabado de suceder. No era capaz tampoco de llamar a nadie para explicarselo; me sentia avergonzada. No habia sabido cuidar a German para que permaneciera a mi lado, al novio ideal. No sabia como asumir mi parte de culpa ante los demas; me preguntarian que habia sucedido y yo no sabria que responder. ?Por que no habia sido capaz de mantenerlo a mi lado? ?Que podia haber visto en aquella chica que yo no tuviera? ?Por que no habia sido capaz de hablar con el para convencerle de que se quedara conmigo? Por eso me convenci de que aquello no era el fin. Estaba segura de que el volveria a mi porque se daria cuenta de que estar conmigo era lo que realmente le hacia feliz, nuestra casa y nuestra vida ideal. Cada manana, cuando entraba al bano, pensaba que el se volveria a duchar conmigo tarde o temprano, que no tenia por que llorar, que todo lo que estaba sucediendo era momentaneo y que seria capaz de reconquistarlo. Sin agobios, pero con acciones que el apreciara y necesitara: cosas que solo yo pudiera hacer por el Mantuve esa esperanza durante la primera semana. Ni siquiera llore su perdida, estaba demasiado ocupada pensando como reconquistarlo. No comente nada en el trabajo, ni tampoco a mi familia o amigos. Debido a su trabajo, era facil que no siempre me acompanara a los eventos familiares o a las quedadas con mis amistades. Pero como ni siquiera habia prestado atencion al nombre de la susodicha, nunca imagine que seria la prensa la que acabara con mis suenos e hiciera que todo mi circulo se enterara de la noticia antes de que yo dijera nada. Nunca me ha interesado demasiado la prensa del corazon. Conozco a los personajes basicos tanto de nuestro pais como a nivel internacional, pero no porque vea esos programas o lea esas revistas, sino porque sus vidas son vox populi. Por eso no vi llegar el huracan que se aproximaba. El dia que entre en la oficina y empece a notar que las miradas de mis companeros se clavaban en mi cogote, podria haber imaginado cualquier cosa, menos aquella. Empece a sentir vertigo y a barajar la posibilidad de que, el mismo, hubiera sido el que anunciara nuestra ruptura a sus conocidos, y estos a su vez, hubieran hecho llegar la noticia a oidos de mis jefes, que habrian contado la noticia a todo el bufete y ahora mi ruptura seria la comidilla de abogados y secretarias, pasantes y socios. ?Por que lo tenia que haber contado ya? ?Tan seguro estaba de la ruptura? Cuando tuvieramos la oportunidad de volver a hablar las cosas volverian a la normalidad. Eso me repetia sin cesar una y otra vez. Pero era demasiado tarde ya para mi, mi tiempo se habia acabado y yo no me habia querido enterar. Una semana entera estuve soportando tan tensa situacion. No fue hasta que Mabel, mi mejor amiga en la oficina, me comento lo que sucedia, una manana a la hora del cafe, que al fin abri los ojos; dos semanas mas tarde de que el recogiera sus pertenencias en dos maletas y saliera de nuestro envidiado atico. -Lo llevas muy bien, Elena.

  • Falsas relaciones de Melanie Milburne

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    Abby Hart, una conocida columnista londinense cuyos articulos versaban sobre las relaciones amorosas, ocultaba un gran secreto que no podia revelar a nadie: su prometido, el hombre perfecto, era ficticio y, ademas, ella era virgen. Cuando la invitaron a una famosa fiesta con fines beneficos, a la que debia ir acompanada de su prometido, no tuvo mas remedio que pedir ayuda a Luke Shelverton.

  • Estado de miedo de Michael Crichton

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    blaba en ingles, tenia un acento exotico. A decir verdad, todo en ella era exotico, penso Jonathan. De piel oscura, pomulos prominentes y cabello negro, podria haber sido modelo. Y se contoneaba como una modelo, con su falda corta y sus zapatos de tacon de aguja. Era medio vietnamita y se llamaba Marisa. Mirando alrededor, anadio- : Pero ?no hay nadie aqui? – No, no -respondio el-. Es domingo. Hoy no viene nadie. Jonathan Marshall, de veinticuatro anos, era un londinense licenciado en fisica que, como parte de sus estudios de posgrado, trabajaba durante el verano en el ultramoderno Laboratoire Ondulatoire -Laboratorio de Mecanica Ondulatoria- del Instituto de la Marina frances en Vissy, al norte de Paris. Pero en el barrio residian sobre todo familias jovenes, y para Marshall habia sido un verano solitario. Por eso no podia dar credito a la buena suerte que habia tenido al conocer a aquella chica. Una chica muy guapa y sexy. – Explicame que hace esta maquina -dijo Marisa con una mirada radiante-, y que haces tu. – Con mucho gusto -contesto Marshall. Se acerco al gran panel de control y empezo a conectar las bombas y los sensores. Al otro extremo del deposito, los treinta paneles del generador de olas se activaron uno tras otro. Marshall miro a la chica, y ella le sonrio. – Es complicadisimo -comento Marisa. Se coloco junto a el frente al panel de control-. ?Hay camaras para grabar vuestra investigacion? – Si, en el techo y a los lados del deposito. Crean un registro visual de las olas generadas. En el deposito tambien hay sensores que recogen los parametros de presion de la ola al pasar. – ?Estan conectadas ahora esas camaras? – No, no -dijo el-. No las necesitamos; no estamos haciendo ningun experimento. – Quiza si -respondio ella, y apoyo la mano en el hombro de Marshall. Tenia unos dedos largos y delicados, unos dedos preciosos. Miro alrededor por un momento-. En esta sala todo es carisimo. Debe de haber grandes medidas de seguridad, ?no? – En realidad no. Simplemente hay que usar una tarjeta para entrar. Y solo hay una camara de seguridad. -Senalo por encima del hombro-. En aquel rincon. Marisa se volvio. – ?y esa esta encendida? – Si, claro -contesto el-, esa siempre. Marisa le acaricio suavemente el cuello. – ?Asi que ahora hay alguien vigilandonos? – Eso me temo. – Entonces debemos portarnos bien. – Probablemente. Por cierto, ?y tu novio? – Ese. -Dejo escapar un resoplido de desden-. Ya me he hartado de el. Unas horas antes aquel mismo dia Marshall habia salido de su pequeno apartamento para ir a la cafeteria de la rue Montaigne, que visitaba cada manana, llevandose como de costumbre un articulo especializado para leer. Al rato, aquella chica se sento en la mesa contigua con su novio. En breve la pareja empezo a discutir. A decir verdad, Marshall tuvo la impresion de que Marisa y el novio no estaban hechos el uno para el otro. El era un americano rubicundo y fornido, corpulento como un jugador de futbol, con el cabello largo y gafas de montura metalica poco acordes con sus toscas facciones. Tenia todo el aspecto de un cerdo que pretendia pasar por intelectual. Se llamaba Jim y estaba enfadado con Marisa porque esta, al parecer, no habia pasado la noche con el. – No se por que no me dices donde estuviste -repetia el una y otra vez. – Porque no es asunto tuyo, por eso. – Pero yo pensaba que ibamos a cenar juntos. – Jimmy, ya te dije que no. – No, me dijiste que si. Y yo te espere en el hotel. Toda la noche. – ?Y que? Nadie te obligo. Podias marcharte y pasartelo bien. – Pero te esperaba. – Jimmy, no eres mi dueno. -Exasperada, suspiraba, levantaba las manos o se daba palmadas en las rodillas desnudas. Tenia las piernas cruzadas y se le habia subido mucho la falda-. Yo hago lo que me da la gana. – Eso esta claro. – Si -dijo ella, y en ese momento se volvio hacia Marshall-. ?Que es eso que lees? Parece muy complicado. En un primer momento Marshall se alarmo. Saltaba a la vista que le habia dirigido la palabra para provocar al novio. No queria dejarse arrastrar a la pelea de la pareja. – Es fisica -contesto laconicamente, y se volvio un poco, procurando pasar por alto la belleza de la chica. – ?Que clase de fisica? -insistio ella. – Mecanica ondulatoria. Olas marinas. – ?Eres estudiante, pues? – Estudiante de posgrado. – Ah. E inteligente, por lo que se ve. ?Eres ingles? ?Que haces en Francia? Y casi sin darse cuenta Marshall entablo conversacion con la chica, y ella le presento al novio, que le dirigio a Marshall una sonrisa de suficiencia y le dio un desidioso apreton de manos. La situacion seguia siendo embarazosa, pero ella se comportaba como si no lo fuese. – ?Asi que trabajas por aqui? ?En que? ?Un deposito con una maquina? La verdad, no consigo imaginarmelo. ?Me lo ensenas? y alli estaban, en el Laboratorio de Mecanica Ondu1atoria. Jimmy, el novio, se habia quedado fuera, en el aparcamiento, malhumorado, fumando un pitillo. – ?Que hacemos con Jimmy? -pregunto Marisa, de pie junto a Marshall mientras el trabajaba en el panel de control. – Aqui dentro no puede fumar. – Yo me encargare de que no fume. Pero no quiero que se enfade mas. ?Crees que puedo dejarte entrar? A Marshall lo invadio un sentimiento de decepcion. – Claro. Supongo. Ella le apreto el hombro. – No te preocupes. Despues estara ocupado con otros asuntos suyos. Se alejo y abrio la puerta del fondo del laboratorio. Jimmy entro. Marshall echo un vistazo y vio que se quedaba rezagado, con las manos el1los bolsillos. Marisa regreso junto a el, que seguia frente al panel de control. – Jimmy ya se ha calmado -dijo-. Ahora ensenamelo. Los motores electricos del extremo opuesto del deposito ronronearon y las palas generaron la primera ola. Era pequena, y recorrio suavemente el deposito en toda su longitud hasta chocar, con un ligero chapoteo, en un panel inclinado en el lado donde ellos se hallaban. – ?Y esto es un maremoto? -pregunto Marisa. – Es la simulacion de un tsunami, si -contesto Marshall mientras pulsaba el teclado. En el panel de control, los monitores mostraron la temperatura y la presion, asi como imagenes en color falso de la ola. – Una simulacion -repitio ella-. ?Yeso que quiere decir? – En este deposito podemos crear olas de hasta un metro de altura -explico Marshall-. Pero los verdaderos tsunamis alcanzan cuatro, ocho o diez metros. A veces incluso mas. – ?Una ola de diez metros en el mar? -Marisa abrio los ojos desorbitadamente-. ?En serio? – Miro al techo intentando imaginarla. Marshall movio la cabeza en un gesto de asentimiento. Esa altura equivalia a un edificio de tres plantas. Y alcanzaba una velocidad de ochocientos kilometros por hora, avanzando atronadoramente hacia la costa. – ?y cuando llega a la costa? -pregunto ella- ?Eso representa el panel inclinado de este extremo? Tiene una textura de guijarros, parece. ?Eso es la costa? – Exactamente -contesto Marshall-. La distancia que recorre la ola tierra adentro depende del angulo de la pendiente. Podemos ajustar esa pendiente a cualquier angulo. El novio se acerco al deposito, pero siguio apartado de ellos, sin pronunciar una sola palabra. Marisa estaba entusiasmada. – ?Podeis ajustada? ?Como? – Esta motorizada. – ?A cualquier angulo? -Se rio-. Pon1a a vingt-sept grados. Veintisiete. – Alla va. -Marshall tecleo. Con un ligero chirrido, la pendiente de la costa aumento de angulo. El novio americano, atraido por la actividad, se aproximo mas al deposito para echar un vistazo. Era fascinante, penso Marshall. Cualquiera sentiria interes. Sin embargo aquel tipo continuo en silencio. Alli de pie, se limito a observar como crecia la inclinacion de la superficie enguijarrada. Esta no tardo en detenerse. – ?Esa es la pendiente, pues? -pregunto Marisa. – Si -dijo Marshall-. Aunque de hecho veintisiete grados es una inclinacion excesiva, por encima del promedio de las costas del mundo real. Quiza deberia ponerla... Marisa cerro su mano morena sobre la de el. – No, no -dijo. Tenia la piel suave-o Dejala asi. Ensename una ola. Quiero ver una ola. Cada treinta segundos se generaban pequenas olas que recorrian el deposito con un leve zumbido. _ – Bueno, primero tengo que conocer la forma de la costa. En este momento es una playa llana, pero si hubiese un entrante... – ?Cambiaria si hubiese un entrante? – Claro. – ?De verdad? Ensenamelo. – ?Que clase de entrante quieres? Un puerto, un rio, una bahia... – Ah -dijo ella, y se encogio de hombros-, que sea una bahia. Marshall sonrio. – Bien. ?De que tamano? Con un ronroneo de motores electricos, la costa empezo a curvarse y se formo una hendidura

  • Las raices del angel de Lucinda Riley

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    Una historia de olvido y recuerdo cuyas raices se hundiran en lo mas profundo de nuestra memoria.

  • El interprete del dolor de Jhumpa Lahiri

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    La entusiasta acogida que el publico lector hispanohablante ha deparado a las dos ultimas novelas de Jhumpa Lahiri Tierra desacostumbrada y La hondonada ha hecho indispensable la reedicion de su opera prima, con la que la escritora indo-norteamericana inicio su fulgurante trayectoria literaria. Con apenas treinta y dos anos, esta joven estadounidense de ascendencia bengali obtuvo nada menos que el Premio Pulitzer y se gano el elogio unanime de la critica y los lectores con su prosa diafana y precisa como un bisturi. Los nueve relatos que componen este libro revelan la maestria de Lahiri para trazar una compleja cartografia emocional, la de una serie de personajes que en su busqueda de la felicidad traspasan fronteras geograficas, culturales y generacionales. Ambientadas tanto en la India como en Estados Unidos, estas historias despliegan la riqueza y la profundidad de la mirada de Lahiri, capaz de detectar los mas sutiles conflictos en las relaciones humanas y plasmarlos con una delicadeza incisiva y conmovedora. Nadie que, por cualquier motivo imaginable, se haya sentido alguna vez en su vida extrano y alienado del mundo podra evitar darse por aludido en estos relatos. Asi pues, en estas paginas soberbias, Jhumpa Lahiri plasma un complejo tapiz de emociones y desasosiegos, una incursion a la intimidad de las personas que, indefectiblemente, resulta cautivadora por su belleza, su poder de evocacion y la perennidad de su discurso.

  • Las normas del avion de papel (Ruido 1) de Altea Morgan

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    Nico tiene un gran amor en su vida: la musica.
    Julia tiene un gran proposito en la vida: quererse a si misma.
    Ni Nico ni Julia buscan encontrarse, pero, un dia cualquiera en un apartamento a las afueras de Madrid, una melodia desubicada hara que se conozcan y que ya no puedan separarse el uno del otro.
    Un chico desencantado con las relaciones y una chica que preferiria no volver a ser parte de ninguna tendran que ponerse de acuerdo para convivir con todos los sentimientos que despiertan el uno en el otro. ?Como lo haran? Plasmando sus normas en un avion de papel.

  • El quinteto de Nagasaki de

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  • Mi error fue ser solo tu vecina. Parte 2 de Moruena Estringana

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    Holly es una chica con quien la vida no se ha portado bien, no lo ha tenido nada facil. Desde nina tuvo que cuidar de su hermano y procurar que no le faltara de nada, comportandose como la madre responsable que nunca tuvieron. Holly esta dispuesta a todo por la felicidad de su hermano, incluso renunciar a sus propios suenos.

  • Guardia de mi corazon (Ritmo cardiaco 2) de Larissa De Silva

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    No creia que el hombre de aspecto perfecto existiera. Sabia que no existia. Sin embargo, levante la vista de mis deberes y alli estaba, fuera de mi ventana, trabajando. No llevaba camisa, y sus abdominales estaban cincelados, y aunque su pelo se le metia en la cara, no queria nada mas que ir alli y besarle. No hice nada de eso. Lo mire, lo salude y espere que me devolviera el saludo. Nos conociamos desde ninos, y el siempre fue amable conmigo. Se habia ido durante el verano, y cuando volvio, se habia hecho alto, su espalda se habia ensanchado, y de repente tenia definicion en sus abdominales. Lo recordaba como el nino malhumorado con cinturones de taches y las camisas de manga larga debajo de las blancas sueltas. Ahora parecia que apenas salia de casa, y cuando lo hacia, siempre llevaba pantalones cortos cargo y poco mas. Parecia que solo salia de casa para hacer trabajo de campo, y aunque fuimos juntos a la escuela, ya no lo vi mas. No habia ninguna valla entre nuestras casas, lo unico que las dividia eran unos robles dispersos entre los limites de la propiedad. Habiamos plantado algunos juntos, cuando apenas eramos mas altos que las rodillas de nuestros padres. Asi era nuestra relacion. Habiamos estado muy unidos. Habiamos crecido juntos, a un tiro de piedra del otro. Cuando eramos mas jovenes, antes del verano, solia acompanarme a la escuela. Pasaba las tardes en mi casa, y hablabamos y jugabamos, y haciamos los deberes juntos. Nunca se sintio de otra manera que como deberia haber sido, asi que cuando dejo de venir, las cosas se sintieron mal. Se sentian mal. Nuestro primer beso habia ocurrido hace unos pocos veranos, tambien, y habia sido tan breve, y tan tonto. Me habia preguntado si queria intentarlo, si queria ver lo que se sentia. No habia sido magico. Habia sido practico, cientifico, divertido. Y luego no lo habiamos vuelto a hacer, y todo habia estado bien. Nunca habiamos hablado de ello. Lo intentamos, y nunca afecto nuestra amistad. Eramos ninos y pasabamos por un momento extrano de nuestra vida juntos. Pero siempre fuimos parte de la vida del otro. Eso era una certeza. Despues del verano, cuando dejo de venir, fue cuando las cosas empezaron a sentirse tan raras. Y en ese momento, ni siquiera me estaba saludando. Me estaba ignorando, dandome la espalda, y yo no podia evitar estar furiosa. Aunque no me hubiera visto, normalmente me saludaba, me buscaba. Sabia que no podria volver a mis deberes antes de aclarar las cosas con el, porque no iba a ser capaz de concentrarme. Necesitaba que me dijera como le habia ofendido, o que diablos habia pasado durante el verano que le habia hecho sentir que era mucho mejor que yo. Me levante, sali por la puerta lateral de mi casa, me salte los dos pasos de la entrada trasera y me acerque a donde estaba el, con los punos a los lados. Se alejo de mi hasta que practicamente tuve que correr para alcanzarle, mis chanclas se movian bajo mis pies. Sus piernas eran mas largas que las mias, y sabia que estaba tratando de conseguir estar lejos de mi. Fingia no oirme y yo no queria gritarle. No queria tener que exigir su atencion. Cuando finalmente llegue a donde estaba, puse una mano en su hombro y el levanto su cuello para mirarme. Sus ojos azul claro, que parecian crecer cada ano, se estrecharon. Se quito los auriculares de los oidos rapidamente, lo suficientemente rapido como para que pareciera que le dolia. “?Que quieres, Cicatriz?” Levante las cejas, tocando mi barbilla, donde estaba mi cicatriz. El tambien habia estado alli para eso, y sabia lo devastada que estaba cuando el corte no parecia desvanecerse. Ya no se me consideraba una chica particularmente guapa, y la cicatriz se sentia como si fuera la sentencia de muerte de cualquier belleza potencial que pudiera poseer mas tarde. “?En serio? ?Cicatriz?” “?Que quieres?” repitio, mirandome de arriba a abajo. “Quiero saber que diablos te pasa”, le dije con los dientes apretados. No queria llorar, pero mis sentimientos estaban heridos. Incline la cabeza hacia atras para que no pudiera ver mis lagrimas y me aclare la garganta para que pudiera mantener la voz. “Por que no puedes ni siquiera saludarme”. Se arrugo la nariz, se rizo el labio superior y revelo un diente. Sus auriculares colgaban alrededor de su cuello. “?Por que necesitas que te salude?” pregunto. “?Que quieres decir?” Pregunte, lloriqueando a pesar de mi. Intentaba mantener la cabeza en alto, pero estaba disgustada, a pesar de mi misma. “?Por que necesitas que te salude?” pregunto de nuevo, esta vez con los dientes apretados. “?Que quieres decir con que necesito que me saludes?” Me escuche a mi mismo preguntando. Las palabras sonaban extranas en mis propios oidos. Habia incredulidad alli. No estaba segura de como se suponia que debia sentirme al respecto, y el odio que salia de su boca, y la forma en que me miraba… todo me desequilibraba. Me estaba haciendo sentir nauseas. Queria preguntar mas, pero no me respondia. No iba a decirme nada. Venir aqui, pedirle una explicacion, no habia sido absolutamente inutil. Habia sido una idea terrible. El no queria tratar conmigo, y yo tenia que estar de acuerdo con eso. Me senti ridicula. No era un buen amigo, no lo habia sido durante un tiempo, y no me debia una explicacion. No me debia nada. Habiamos sido amigos una vez, pero ya no lo eramos. Lo habia dejado muy claro. No importaba lo que yo quisiera, por mucho que quisiera que fueramos amigos. Habiamos sido tan cercanos una vez, y ahora… Debo haberlo mirado demasiado tiempo, porque se burlo de mi, sus ojos azules helados se veian aun mas brillantes y claros a la luz del sol. Con su cara retorcida asi, no se veia tan atractivo como desde mi ventana. “?Por que estas tan necesitada, Cicatriz?” pregunto. Era mi turno de burlarme. No queria llorar; todavia estaba herida y no sabia si iba a ser capaz de detenerme. Sacudi la cabeza, consciente de que era poco probable que obtuviera una respuesta directa de el, y me prepare antes de volver a mi casa. Antes de que pudiera alejarme de el, me agarro la muneca y me impidio seguir caminando. Me eche atras para mirarle, lista para darle un punetazo en la cara. En algun momento, el habia decidido que era demasiado bueno para mi, y fue entonces cuando me dije a mi misma que era hora de dejar de preocuparme oficialmente. Tenia tantas preguntas sobre lo que habia pasado, lo que le habia hecho, sobre nuestra relacion, pero con el insulto, y la forma en que me miraba, no queria tener nada que ver con el. Intente apartar mi mano. “Sueltame”, dije con los dientes apretados. Se ilumino, su cara se acerco a la mia. Podia oler su locion para despues de afeitar, y su pasta de dientes de menta, y podia ver las pecas salpicadas en su nariz. Sus fosas nasales estaban ensanchadas. “Tienes que alejarte de mi”, dijo. “Tienes que mantenerte alejada, Cicatriz. ?Me oyes?” Lo mire con atencion, y luego mi mirada se deslizo entre su mano en mi muneca y su cara. “Te escuche”, dije. “Lo comprendo. Te dejare en paz, dejame ir. ” Me agarro con fuerza. “Necesitas alejarte”, dijo, su voz bajando a un susurro. “Nadie te quiere aqui. Yo no te quiero aqui, tus padres no te quieren aqui. No tienes otros amigos. Deberias huir, Billie. Huye y no vuelvas”. Me torci el brazo para que me dejara ir. “?Que diablos te pasa?” Pregunte, sosteniendo mi mano sobre mi cuerpo. Sabia que se iba a magullar. “Hablo en serio”, escupio. “Entiendo”, respondi, frotando mi muneca, tratando de ignorar las lagrimas que caian por mi cara. Estaba llorando, y no estaba segura, pero senti que el se iba a alegrar por ello. “Hablas en serio. No te preocupes, te escucho alto y claro”. Abrio la boca para hablar, pero no dijo nada. Cerro la boca, se dio la vuelta y empezo a alejarse de mi otra vez. Quise gritar, pero no lo hice. No hice nada, no dije nada. Volvi a mi casa, con el corazon roto, e hice una nota mental para no volver a molestarlo. *** 2020 Me puse el pelo en un mono y me mire en el espejo. Solo podia robar unos minutos aqui y alla entre pacientes, y parecer cansada nunca habia sido un buen refuerzo de confianza para ninguno de ellos. Ya me veia demasiado joven, y los pacientes dudaban mas en escuchar a una mujer joven. Me asegure de tapar las ojeras con un poco de base y crema BB, y me limpie las puntas de los dedos con una toallita para bebes antes de tirarla al cubo de basura junto al fregadero. Abri la puerta del bano y, usando mi tableta, mire al siguiente paciente de mi lista. Su nombre, Eric Brown, no me resultaba familiar y parecia menor de edad. No sabia por que estaba aqui en lugar de en un centro de atencion sin cita previa o incluso en una sala de emergencias, y no sabia por que no estaba viendo a su medico de atencion primaria, el Dr. Milburn. Mire su historia, pero parecia estar perfectamente sano. No habia nada que indicara por que podria estar alli. La enfermera le tomaba los signos vitales y yo no me retrase en absoluto, lo cual era algo milagroso considerando el dia que habia tenido. Llame a la puerta y la abri cuando oi una voz profunda que me decia que entrara. “Hola”, dije mientras miraba a mi paciente, un chico alto que no me miraba. Llevaba una sudadera con capucha, y se desplomo en la silla, con los pies apuntando en direcciones completamente diferentes. Apenas miro hacia arriba, asi que me aclare la garganta otra vez. “Hola, Eric”, le dije, mirando la historia para asegurarme de que tenia su nombre correcto. “?Estan tus padres aqui?” Me miro entonces y dijo algo, pero no lo escuche en absoluto. Sus ojos eran azules, con un toque de verde. Nunca quise pensar en ello, pero por una fraccion de segundo, la cara de Misha aparecio en mi cerebro, y el era todo lo que podia ver. Sus brillantes ojos azules, sus rasgos infantiles, la forma en que la luz del sol ilumino su cabello oscuro. Cerre los ojos, respire profundamente y volvi a mirar a mi paciente.

  • Los que duermen en el polvo de Horacio Convertini

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    Jorge se repone a la desaparicion de su mujer entre un pequeno grupo de hombres y mujeres que resiste una extrana y feroz invasion, cuando dentro de la ciudadela amurallada empieza una serie de muertes misteriosas.

  • Desmembrado de Joyce Carol Oates

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    Joyce Carol Oates ahonda en las vidas de ninas y mujeres vulnerables: unas se convierten en victimas, mientras que otras se ven incitadas, por un profundo malestar emocional, a cometer actos violentos contra los demas. En <>, una nina precoz de once anos se sube al Chevrolet azul celeste de un pariente de la familia, un hombre atractivo y misterioso, que la conducira a un destino incierto e imposible de olvidar; en <>, una viuda regresa de manera obsesiva a la casa que antano compartia con su marido, hasta que una invitacion a entrar por parte de los nuevos propietarios adquiere visos amenazadores; en <>,una estudiante universitaria se obsesiona con el caso de una mujer que murio; ahogada o fue asesinad

  • 25 noches de insomnio de Marcelo Di Marco

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    El terror psicologico, el humor negro, el horror sobrenatural y la apocaliptica sensacion de vacio existencial de la posverdad son los motores que ponen en marcha a estas oscuras narraciones. Muchas de ellas se inspiran en hechos reales a los que el autor sobrevivio para contarlos: el secreto del exito de Marcelo di Marco es sacar a pasear a sus monstruos bajo la tenebrosa y digna luz de un plenilunio comun a todos los que se atreven a sumergirse en las profundidades del alma.

  • Teutoburgo, Valerio Massimo Manfredi de Valerio Massimo Manfredi

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  • ALEXY (Genesis 1) de Maricela Gutierrez

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    Alexy no es el tipico heroe que lucha por salvar a la humanidad, despues de todo, tiene sus propias batallas que librar. Para el no existe nada mas que su busqueda de venganza, aquella que ha perseguido durante siglos, hasta que aparecio ella, un angel en medio de la oscuridad.

  • Los lios de Carla, Tamara Osuna de Tamara Osuna

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  • El Fenix. La guerra por Egoreo de V.g. Gonzalez

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    Llego el momento que todos esperaban y de la manera mas inesperada. Sabrina tiene que controlar los elementos o de lo contrario el Caos terminara por destruir Egoreo. Secretos se revelaran y se tomaran decisiones que cambiaran la vida de todos para siempre.
    Los principes estaran dispuestos a todo para ganar el corazon del Fenix y sus guardianes lucharan para protegerlo. Mientras Egoreo se cae en pedazos, Sabrina tendra la prueba mas fuerte de su vida. ?Lograran conquistar su corazon y restablecer el equilibrio en Egoreo o todo estara perdido?

  • Por una ley de lenguas de Merce Vilarrubias

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    Desde la Transicion, tanto el PSOE como el PP han priorizado sus intereses partidistas y evitado tomar conciencia de la importancia clave que tienen las lenguas para la convivencia en Espana. Al mismo tiempo, los gobiernos auto-nomicos nacionalistas han aprovechado todos los recursos politicos a su alcan-ce para aprobar normativas que no han sido mas que un intento de imponer el monolinguismo en sus comunidades.

  • Girasoles para Lu de Lorena Fuentes

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    El amor puede sanarte y hacerte feliz, sin embargo, muchas veces intentado proteger a quienes amamos, terminamos lastimandolos sin pensarlo.
    Lucia Chapman crecio enamorada de su mejor amigo, habia aprendido que el primer amor podia ser real, sus padres eran el vivo ejemplo.
    Matthew Mraz sentia miedo por amar a la hija de sus padrinos, ella era su familia, no de sangre, pero si por eleccion.
    Hay sentimientos que son inevitables y traeran consecuencias, mientras que un error puede marcar sus vidas para siempre, cambiando el rumbo de sus destinos.
    Lucia volvera a Nueva York creyendo que podra evitar reencontrarse con Matthew.
    Ambos tendran que alzar la bandera blanca de la paz, por el eslabon que los mantuvo unidos durante su adolescencia, su primo Sean. En el camino aprenderan a perdonar, para asi poder alcanzar la felicidad.
    Girasoles para Lu es la historia de los ninos que conociste en la Serie Nos Pertenecemos, demostrando una vez mas, que hay almas que nacen para estar juntas.

  • La hija olvidada de Armando Lucas Correa

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    Tras el exito del best seller internacional La nina alemana, la segunda novela de Armando Lucas correa narra un nuevo episodio desconocido de la Segunda Guerra Mundial.

  • A lomos del destino de Constanza Chesnott

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  • Un amor cualquiera de Jane Smiley

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    Hace ahora justo veinte anos, los Kinsella eran, en apariencia, una familia idilica y feliz. De un dia para otro, el marido de Rachel vendio sin avisarle la casa en la que vivian y se llevo a los cinco ninos al extranjero. Hace ahora justo veinte anos de la ruptura, este preciso fin de semana en que tres de los hijos de Rachel, ya adultos, cada uno de ellos sumido en su particular crisis personal, se han reunido en la casa materna. Con esos recuerdos tan vivos para Rachel, no es de extranar que una conversacion casual, en el porche, despues de cenar, derive en una confesion sobre los acontecimientos que propiciaron aquella ruptura; lo que sin duda ella no espera es que sus hijos tengan tambien algo que contarle...

  • Existio otra Humanidad de J. J. Benitez

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    J. J. Benitez explica en esta obra lo que el considera la prueba definitiva de que hace millones de anos existio otra civilizacion en nuestro planeta. Mas de once mil piedras, perfectamente grabadas con sugestivos dibujos, dan testimonio de que ciertos habitantes de la Prehistoria tenian conocimientos de las ciencias de hoy: biologia, botanica, nautica, astronomia... Su saber y sus experiencias se hallan reflejados en las piedras halladas en Ica (Peru), cuya descripcion e historia se ofrece en este libro.

  • Highlander de Gema Perez

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    Ano 2019.
    Una pringada oficinista mas.
    Hasta que hice el viaje de mi vida.
    Un viaje a Escocia. Las tierras altas.

  • Esperando su perdon (Tiempos de cambio 3) de Bel Diciembre

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    Michael de Ressy y Florence de Fanthom se amaron desde el mismo instante que se conocieron y pese al compromiso de ella con el mejor amigo de el, acabaron casandose y uniendo sus vidas en la promesa del matrimonio.

  • Los pecados heredados. Ultraje de Jana Westwood

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    Estamos en la segunda mitad del siglo XIX. Caroline Wilkie, duena de un singular temperamento desde nina, posee una destacable inteligencia y un enorme afan por aprender. Hija ilegitima, su misterioso origen es un secreto muy bien guardado por su madre.

  • Llamame Yesi de Oscar Gavilan Bolanos

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    Victor quiere morir. Para ello decide romper con todo y conducir donde le lleve la carretera. No le importa dilapidar su fortuna en alcohol y prostitutas. Solo busca marchitarse poco a poco, hasta desaparecer de este mundo ingrato.

  • La luna en las minas de Rosa Ribas

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    Habia aullado de hambre toda la noche. A la madre se le habia cortado la leche. El padre se acerco a la cuna y lo miro. Las frazadas revueltas parecian a punto de engullirlo, pero se resistia, apretaba con fuerza los punos diminutos. Lo levanto con morosidad, esperando una voz que lo detuviera. La criatura abrio los ojos. Esos ojos. Las ojeras debajo, un presagio de luto si el no hacia nada. Lo envolvio para protegerlo del frio. Era febrero y una gruesa capa de nieve cubria las calles del pueblo. Hizo un fardo prieto, el llanto ceso y lo sucedio una queja aguda, como la de los gatitos cuando los metian en un saco para tirarlos al pozo. Percibio tras de si un roce entre las sabanas, ella se movia, tal vez dejaba de darle la espalda a esa cuna odiada. Cargo el fardo en el brazo derecho y se volvio. Despeinada y amarillenta, su mujer reptaba para sentarse. No le quitaba la vista de encima, pero seguia muda. El avanzo hasta la puerta. Antes de abandonar el dormitorio, se giro de nuevo para que viera a la criatura. --Llevatelo. --Tenia la voz rasposa, como si no solo se le hubiese cortado la leche, sino que se hubiera secado toda--. !Vete! !Llevatelo! --Un grito de papel de lija antes de cerrar los ojos. Salio. Bajo la escalera de piedra que llevaba a la planta inferior. Sus dos hijos se habian apostado frente a la puerta de la casa. Dos pequenos centinelas temblorosos. El mayor tenia seis anos; el pequeno, tres. Cogidos de la mano, miraban el bulto del que salia un debil sonido. Se calo el sombrero de fieltro sin soltar al bebe, ya que veia en los ojos de los hermanos la decision de arrebatarselo, y se planto delante de ellos. El mayor levanto la vista implorante; el pequeno bajo la cabeza para contemplar sus recias botas engrasadas con manteca. En uno reconocio su mismo remolino de pelo en la coronilla; en el otro, la forma de la nariz. Tambien la boca, el grueso labio inferior que temblaba al hablar. --No se lo lleve, padre. Le respondio que era mejor para todos. --Por favor, padre. Le dijo que era mejor tambien para la criatura que, de lo contrario, moriria. --No es culpa de Ximo, padre. Fue la bestia que entro en la casa y… Y callo para siempre al recibir la bofetada. --No se contradice tres veces a un padre --le grito al hijo, mientras se lo gritaba a si mismo para convencerse de que esa y no otra habia sido la razon de su manotazo. El golpe lanzo al mayor hacia la derecha y lo arranco de la mano del pequeno, quien se aparto hacia el otro lado mientras repetia en un murmullo <>, y se cubria la cara con el brazo recien liberado. El hizo como si no lo hubiera oido pronunciar las palabras prohibidas y abrio la puerta. Los hijos quedaron dentro, pegados a la hoja. Dos pequenos centinelas inanes. El llanto del bebe arranco de nuevo al salir de la casa, como si supiera que no iba a volver nunca mas. El padre habia cargado las alforjas de la mula con ropa para la criatura. La habia cogido sin fijarse en si era grande o pequena, gruesa o delgada; ni siquiera en si los otros dos todavia la necesitaban. Ya les traeria cosas nuevas cuando bajase a Castellon. Habia metido tambien unas mantas, una piel de borrego y, cada vez mas confuso, incluso una boina que habia sido de su suegro. Bajo la calle empinada al final de la cual vivian. La nieve de la noche estaba todavia intacta y acolchaba sus pasos y los de la mula. Aun asi, el crujido lanoso debajo de las botas proclamaba a cada paso las silabas de su verguenza. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. El sonido que debia de acompanar el resto de su vida a los padres cobardes de los cuentos. Se detuvo un momento al llegar a la esquina de la plaza. Tambien estaba desierta, si bien cruzada por huellas madrugadoras de personas y animales. Dio un suave tiron a la brida de la mula y siguio caminando. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Estuvo a punto de dar media vuelta para dejar de oir esas silabas. No lo hizo. Un paso mas, otro y otro. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. La enorme sombra que proyectaba una iglesia desmesurada en un pueblo tan pequeno no era lo bastante oscura para ocultarlo a el con su paquete en brazos. En la fachada, siete hornacinas: dos entre los pares de columnas que flanqueaban la puerta; cinco alineadas sobre el portal. Todas vacias. Ningun santo que le ofreciera una mirada de indulgencia o le levantase un dedo amonestante. El chirrido de unos goznes que despertaban entumecidos le hizo volver la cabeza a la izquierda. La duena de la tienda de ultramarinos, al otro lado de la plaza, salia a barrer la nieve y, tras un saludo mudo, se quedo observandolo con los brazos cruzados y la cabeza ladeada como un grajo. Paso de largo. Un mensajero invisible habia avisado a los vecinos. A pesar de la hora temprana, los visillos se apartaron sin disimulo en una de las casas de la calle Mayor. Paso de largo. Bajo las arcadas, la sombra de la boina sobre los ojos del viejo panadero fingia la indiferencia con que se contempla todo aquello de lo que se hablara despues en voz baja. Paso de largo. Unas casas mas adelante se abria la puerta de la taberna y dejaba escapar una vaharada de tabaco y vino. El remolino de rumores acres encerrados alli toda la noche le rozo los oidos antes de morir en el aire helado. Es el hijo de… dicen que la bestia… dicen que los ojos… dicen que la madre… dicen que… verguenza. Oprobio. Paso de largo. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Al doblar la esquina para tomar el camino al mas, dos mujeres enlutadas, cobijadas detras de la hoja baja del porton de la casa, se santiguaron al verlo con el bulto gimiente en el brazo derecho. Mudas, como su esposa, como el pueblo entero, mientras el estuviera presente para mirarles a la boca. A su espalda las voces se arrastrarian unas a otras con el estrepito sordo de los aludes. Miralo, miralo, se lo lleva a la madre, al mas, fuera, lejos de Vistabella. Paso de largo. La nieve cubria los tejados, los alfeizares, los arcos de piedra de las puertas; de algunos balcones colgaban afilados carambanos. Dejo atras las calles angostas y las casas apretujadas, apoyadas unas en las otras como si temieran caer cuesta abajo. Tomo el camino de San Juan de Penagolosa. O-pro-bio-o-pro-bio-o-pro-bio. Para llegar al mas tenia que pasar por delante del cementerio. Trato en vano de acelerar el paso. La cruz de piedra sobre una columna frente a la portada de acceso estaba torcida, vencida por el peso del frio, que tambien aplastaba las tejas de la ermita contigua. En el campanario vacio, una urraca que lo seguia desde que habia abandonado el pueblo lanzo un graznido aspero, como la voz de su esposa. Se detuvo en seco. Le habia parecido vislumbrar una sombra deslizandose entre la pared del cementerio y el porche de la ermita. Esta vez fue la mula, llevada por la inercia del paso, la que lo obligo a seguir. Temeroso de que los muertos le reclamasen lo que casi era suyo, empezo a cantar. Seria la unica vez que cantaria a ese hijo. La vibracion del pecho del padre lo desperto. El bebe emitio un gorjeo. Seria el unico sonido de gozo que el padre iba a escucharle. Paso de largo del cementerio. Tras cruzar unos bancales en los que incluso los resquicios entre las piedras estaban cubiertos de nieve, llego al bosque y dejo de cantar. Los pies se le hundian y tenia que arrancarlos a la fuerza de una masa humeda empenada en dificultarle cada paso. Date la vuelta. Regresa. Date la vuelta. Decian ahora los crujidos bajo sus botas. Morira. Lo dejara morir. Respondia cada vez. Apretado contra su pecho, el bebe dormia. La urraca lo seguia y marcaba su camino en el aire; cada graznido negro un insulto, para que todos supieran. Por ahi va. Se aleja. Por ahi va. Se lo lleva. Volvera con las manos vacias. Tomo la pista de tierra que llevaba al mas en el que se habia criado. Avisada por las voces de la urraca, la abuela se habia asomado y lo vio acercarse. Una mancha negra al principio; despues distinguio la figura humana y la mula que se movian penosamente en la nieve. Reconocio a su hijo; le parecio, por la posicion del brazo, que portaba algo, pero no podia imaginarse que le traia a un nieto. Y, a pesar de que ella se sentia demasiado vieja para criar a un nino, no estaba dispuesta a que muriera de hambre porque la nuera le tuviera miedo. Porque sentia que con cada gota de leche le robaba la vida, decia, porque estaba maldito, decia. --Porque tiene esos ojos… --anadio el padre mientras dejaba el fardo en los brazos de la abuela. En ese momento la criatura se desperto y la miro. La abuela se estremecio, pero lo apreto con mas fuerza contra su cuerpo. --Entonces, que sepas que renuncias a el. El habia asentido sin poder apartar la mirada de la criatura. --A partir de ahora este nino sera mio, el mio. Los otros ya no me interesan en absoluto. Y ahora, vete --le ordeno a su hijo. Tambien le dijo que se llevara toda la ropa que habia traido. --Si me vive, yo le hare y le comprare ropa nueva. Lo mantuvo con vida con leche de oveja diluida hasta que consiguio que lo amamantara una nodriza que hizo venir de otro pueblo durante medio ano. Como ya habia corrido la voz de que el padre lo habia sacado de casa porque la madre le tenia miedo, la nodriza le abrio la boca para comprobar que no tuviera dientes y le pidio a la abuela un pago mas alto y quedar libre de hacer tareas pesadas en la casa. Mientras lo amamantaba le tapaba los ojos con un panuelo. Por si acaso. Y los rumores fueron creciendo a la par que el nino. Porque tenia los ojos verdes y el pelo de color pajizo, porque aprendio muy pronto a caminar, porque era algo mas pequeno que otros ninos de su edad, pero mas fuerte que otros mayores, porque hablaba poco y miraba con fijeza. Porque todos recordaban la noche en que la bestia habia entrado en la casa de la familia, esa en la que el no vivia.

  • Los mejores casos de Max Carrados de Ernest Bramah

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    <>. GEORGE ORWELL Hubo un tiempo en que las aventuras protagonizadas por Max Carrados, competian en popularidad en las paginas de The Strand Magazine con las del mismisimo Sherlock Holmes. Carrados cumplia con todos los requisitos del perfecto detective eduardiano: era inteligente, educado y, al igual que el personaje de Conan Doyle, el cosmopolita y adinerado Carrados contaba con la ayuda de un companero inseparable, el senor Carlyle. Sin embargo, habia algo que le hacia unico: Max Carrados era ciego. Algo que nunca supuso un impedimento para que, desde su estudio de Richmond, resolviera siempre con brillantez losmisterios a los que se vio enfrentado. El presente volumen ofrece una seleccion de sus mejores casos, aquellos en los que las habilidades deductivas del investigador, basadas en sus agudizados sentidos restantes, se muestran en su maximo esplendor.

  • Yo, quien os habla de Primo Levi

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    La familia, la infancia, los anos de formacion durante el fascismo en Italia, los amigos de adolescencia, las lecturas, la timidez, la pasion por la montana. Luego la guerra, el regreso a casa y una vida dedicada a su oficio de quimico. Tras casi treinta anos enterrada, sale a la luz esta emocionante conversacion que Primo Levi sostuvo con Giovanni Tesio en 1987, con el objetivo de realizar, con su resultado, una biografia autorizada.

  • Venganza… el principio de B.g Lopez

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    Desde muy temprana edad, Katherine sufre y de manera violenta la perdida de su madre; ese acontecimiento la cambia profundamente. Mas adelante en su vida conoce a Jessica, quien se convierte en su amiga inseparable y le ensena de nuevo, la alegria de vivir. El asesinato brutal de su amiga por parte de un desconocido, y el encuentro de forma accidental con el asesino de su madre, seran los desencadenantes que haran de Katherine una asesina a sangre fria, que no se detendra hasta lograr cumplir su objetivo… vengar la muerte de sus seres queridos.

  • No me quiero enamorar de Brianne Miller

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    Brooke Evans esta demasiado ocupada como para pensar en enamorarse. Su trabajo la absorbe por completo, y mas ahora que su ayudante acaba de darse de baja por maternidad.
    En plena campana navidena lo que menos necesita es pensar en los hombres, pero no tendra mas remedio que hacerlo cuando su jefe se encarga de contratar un nuevo ayudante para ella: Nick.

  • Consummatum est (Versos, canciones y trocitos de carne 3) de Cesar Perez Gellida

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  • Nadie me entiende de Silvia Diez , Monica Cunill

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    Conoci a Monica en un momento muy extrano de mi vida en el que el suelo se estaba derrumbando bajo mis pies. Un amigo, Damas Baste, me la presento, y nada mas verla senti su luz. Me ha pasado pocas veces, pero senti un amor a primera vista que no podia explicar racionalmente. Casi desde el primer momento acordamos escribir a cuatro manos el libro que ahora tienen en las suyas, un libro gestado en distintas charlas que despues sirvieron para nutrir cada uno de los capitulos. Monica me invito a realizar uno de los posgrados en duelo que suele impartir en Girona y Lloret. Fue una experiencia muy especial. Durante esos intensos dias en los que hablabamos constantemente de la muerte y de lo que supone enfrentarse a una perdida, unos dias en los que no pare de llorar, era paradojicamente capaz --y no solo yo, sino todo el grupo-- de disfrutar con cualquier detalle. Se creo un vinculo muy especial entre todas las personas que estabamos alli, porque curiosamente la muerte une. Compartimos nuestras perdidas y el dolor que estas habian causado, y tambien nuestros miedos ante la posibilidad de perder a seres queridos. En ese momento no entendia como Monica podia encontrar la fuerza para dedicarse a acompanar a personas que habian perdido a seres queridos, porque yo no encontraba la fuerza para mirar de cara la muerte. Y ella me contesto: <>. Me costaba creerla, pero su fe es inquebrantable y contagiosa. Este libro esta basado en buena medida en sus 15 anos realizando acompanamiento a personas que han sufrido la perdida de un ser querido, con lo cual recoge las vivencias de muchos casos reales. Es un libro que se ha escrito en un momento muy especial de nuestras vidas tanto a nivel personal como profesional y en un momento social de cambio profundo en el que es ineludible palpar la incertidumbre y hacerle frente. Antes, aun era posible esconderse tras una falsa seguridad, ahora resulta imposible: todas las certezas se derrumban, mostrandonos que solo el dia de hoy cuenta. ?Y si nos desembarazamos de nuestra negatividad gritandonos tambien que <>? Todo es posible cuando un nino de 15 anos como Albert Casals recorre el mundo con 20 euros desde Barcelona a Nueva Zelanda sin dinero ni equipaje y sin poder caminar despues de haber sufrido una leucemia cuyo tratamiento le ha dejado en una silla de ruedas. Estas personas y muchas otras que se superan nos demuestran que la vida es mas simple de lo que nuestra mente dibuja, enganandonos y deformando la autentica realidad. Verifican que nos hemos creado una sinfin de falsas necesidades que nos esclavizan y que en pos de la seguridad hemos perdido el instinto de supervivencia y la libertad. Hay mucho que agradecer si cada dia entra y sale el aire de nuestros pulmones, podemos disfrutar de la tierra y el sol que nos acogen, dormir, beber y comer. Y aun mas si tenemos a personas a quienes amar y que nos aman, con las que podemos compartir instantes, sean como estos, sean siempre bellos, porque manana, incluso antes, ya se habran desvanecido. Hemos titulado este libro Nadie me entiende porque es el sentimiento mas comun en las personas que sufren el dolor de una perdida, un dolor que esta ahi y que efectivamente solo la persona que lo sufre puede saber lo mucho que duele, aunque puede dejarse acompanar y saber que no esta sola. Solo pensamos en la muerte cuando la vida nos obliga a ello: un amigo enferma, un familiar se muere, sufrimos una enfermedad, empezamos a sentirnos mayores y cansados… Tal vez no sea agradable pensar en la muerte, sin embargo la realidad es que hoy puede ser tu ultimo dia, igual que puede ser el mio. Barcelona, 18 de marzo de 2013 SILVIA DIEZ MUNTANE Lloret de Mar, 4 de abril de 2013 Este libro es un trocito de mi historia. Recoge muchos de los momentos y de las emociones compartidas con personas que han vivido la perdida de un ser querido y me han permitido coger sus manos en este duro tramo del camino. Es un homenaje a sus lagrimas, a sus suspiros, a su rabia, a sus miedos y sobre todo a su capacidad ilimitada de amar. Les estoy profundamente agradecida a cada uno de ellos por ensenarme a confiar en la fuerza interior, en la magia de la vida y en el mensaje de la muerte. Y por encender la llama de mi fe. Los milagros existen, no hay duda, y para mi coincidir con Silvia fue la senal inequivoca de que este libro seria posible. Su dulzura cubre todo lo que toca. Solo alguien como ella podia acompanarme en este reto: transmitiros a todos vosotros que hay esperanza tras la perdida y que todo, absolutamente todo lo que nos ocurre en esta vida tiene un sentido, solo necesitamos creer. Espero de todo corazon que la lectura de este libro te aporte luz. DRA. MONICA CUNILL La historia de Sara. Piedras en el camino <>. Sara hablaba muy lentamente. Guardaba largos silencios entre cada una de las preguntas que iba planteando a su audiencia para dar tiempo a reflexionar. Sabia que la mente de todas aquellas personas que estaban en la sala escuchando se estaba colapsando con imagenes y pensamientos que llevaban a emociones convulsas. Mientras permanecia callada --preocupada tambien por no hacer ruido con su respiracion ante el microfono que tenia ante si--, Sara se dedicaba a observar, a escudrinar incluso, aquellos rostros que seguian con los ojos cerrados. Se detenia en cada una de las caras --en algunas se adivinaba el rictus de angustia y malestar-- intentando adivinar cual era su historia, cual habia sido su perdida, como era su relacion actual con la vida… Cuando veia asomar una lagrima, la embargaba la compasion. Hubiera corrido hacia esa persona para abrazarla, para decirle que no estaba sola, pero habia aprendido que ella no podia salvarlos, ni debia caer en esta tentacion. Seguro que alguno se rebelaba contra la crueldad del ejercicio. Sin embargo resultaba una buena forma de aprender a anclarse en el simple presente, lo unico que tenemos, lo unico autenticamente real. Ella podia mostrarles un camino, el camino que a ella le habia servido despues de perder a su hijo mayor, David, con 21 anos. Queria compartir con aquellas personas, y con otras con las que iba encontrandose en sus charlas y talleres, los recursos que habia adquirido para comprender otras formas de vivir la vida, de amarla y disfrutarla a pesar del dolor. Tambien queria acompanarlas para que no se sintieran tan aisladas del mundo, aunque no podia recorrer el camino por ellas. Sara seguia emocionandose una y otra vez con las reacciones que provocaba este ejercicio, sobre todo cuando algunas personas leian sus cartas de despedida en voz alta. En muchas personas sentia que se producia un nuevo despertar a la vida, que conectaban con todo aquello que tenian para disfrutar, amar y compartir con sus seres queridos y encontraban respuestas simples a lo mas complicado. Despues de haber perdido a su hijo David, habia quedado sumida en la mas completa oscuridad, estaba perdida y desesperada. Se negaba a seguir adelante. Su vida habia perdido el sentido, si es que alguna vez lo habia tenido. Se daba cuenta de que, al final, nunca se habia planteado cuales eran sus autenticos deseos, sino que se habia limitado a hacer lo que correspondia, lo que se esperaba de ella. Se habia esforzado en ser la perfecta hija, la amante perfecta, la perfecta esposa y madre. A lo largo de toda su vida se habia limitado a seguir el carril que nos marcamos o nos marcan desde pequenos, puede que nuestros padres, puede que la sociedad o, en definitiva, nosotros mismos por miedo a no asumir riesgos, por miedo a responsabilizarnos de nuestra vida de forma autentica, por miedo a la libertad. Nos escondemos tras las normas, nos escondemos tras los hijos, tras la pareja… Nos excusamos con aquello de <>, <>, <>… Antes de que su hijo David muriera, Sara estaba casada y tenia tres hijos: David, el mayor de todos, Marta y Miguel. Trabajaba como directora de marketing en una multinacional, y Sergio, su marido, era director general de una fabrica textil con bastantes problemas financieros. A pesar de todo, eran propietarios de una bonita y amplia casa en Barcelona, de mas de 170 metros cuadros, jardin y piscina comunitaria, y disfrutaban de un estatus economico desahogado. Los fines de semana siempre los pasaban fuera de la ciudad, en una casa rural, esquiando, en un hotel cerca de la costa o haciendo escapadas al extranjero. A lo largo de las sesiones que tuvo con su terapeuta, Sara comprendio que hasta que ocurrio lo de David, se habia pasado todos los dias de su vida corriendo de un lado para otro sin saborear nada del todo. <

  • Cuando aman las Townsend (Los Townsend 3) de Nunila De Mendoza

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    En Garden House han florecido hermosas violetas: las jovenes mujeres Townsend, y ellas tambien se enamoran.

  • Cortocircuito, Iris Mackenzie de Iris Mackenzie

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    Ainara, una estudiante de segundo de Bellas Artes, es atacada por un desconocido a la salida del cine una noche de finales de verano. A partir de ese momento, su vida se convierte en un infierno: alguien quiere matarla y desconoce el motivo.
    En medio del caos que supone la vuelta a clase, la rutina diaria y tener un acosador detras, Ainara conoce a Lucas, un chico que hara que su existencia cambie por completo. Enamorarse es algo que ella no contempla y menos, despues de haber pasado por una ruptura que le ha traido consecuencias catastroficas: padece ansiedad por el dano que le hizo su ex. Por mucho que Ainara quiera evitarlo, en el corazon no se manda y Lucas despierta en su interior sentimientos capaces de provocar un autentico cortocircuito.

  • Virgenes Destrozadas de Alba Duro

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    Macho Dominante: Virgen F*llada y Sometida por el Macho Alfa
    Vivo mi vida como quiero.
    Sin reglas, sin restricciones. Sin contenerme.
    Y me va de p*ta madre.
    Hoy la quiero a ella. Luna.
    Curvas de infarto. Labios de azucar. Sonrisa de sucubo.
    Pero hay un problema. Dice que es virgen.
    Sere un monstruo, pero no quiero partirla en dos.
    No importa cuanto me suplique.
    Es demasiado pura para mis 22 centimetros.
    Solo pensaba devorarla. Dejarla temblando.
    Y entonces largarme. Convertirme en su mejor recuerdo.
    No seria la primera vez. Los tipos como yo no sientan la cabeza.
    Pero ahora no puedo dejar de pensar en ella.
    No despues de probar sus labios. Los dos.
    Va a ser mia. En cuanto vuelva a encontrarla.
    A atarla. A destrozarla hasta que pierda el sentido.

  • Sisu de Katja Pantzar

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  • !No lo hagas!: La organizadora de bodas de Vega Manhattan

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    Paige es una mujer de exito. Ser una de las mejores organizadoras de bodas de Manhattan no es algo que le haya caido del cielo.
    Despues de mucho tiempo, decide tomarse un descanso y volver a casa. Lo que Paige no puede imaginar es que sus vacaciones se complicaran cuando no solo tenga que trabajar, sino que su cliente es la ultima persona a la que quiere ver.
    ?Que hara cuando tenga delante al hombre que le partio el corazon y tenga que organizar la boda de el con otra?
    Una historia de corazones rotos que te hara cuestionartelo todo.

  • La historia sonada – Silvia Ibanez Cambra de Silvia Ibanez Cambra

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    Paris, 1940. Esteban lleva un ano viviendo con su tio Eduardo, la persona que lo rescato de una Espana desolada tras la guerra. Alli, sin poder olvidar su pasado, le relata a Eric, amigo de su tio y escritor, sus vivencias, la muerte de sus acaudalados padres y las miserias que paso posteriormente, pidiendo limosna por las calles y siendo acogido en su casa por un inspector. Una acogida que no fue desinteresada ya que lo que el inspector queria de el era informacion sobre los Campillo, amigos de sus padres. La muerte de la mujer del inspector, Rosa, habia ocurrido en presencia de uno de los Campillo y se habia culpado del asesinato al hijo de uno de los empleados de la casa. Esteban era muy pequeno cuando todo ocurrio y apenas habia conocido a los Campillo, asi que, no pudo contarle nada.

  • La ultima musa de Elle Catt

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    Tras abrir la ventana, una sensacion de libertad me invade. Siento un hormigueo por todo el cuerpo. Dejo momentaneamente que el frescor de la noche me acaricie el rostro. Joder, !que bien se siente! Con una mezcla entre excitacion y temor, salgo por la ventana y me encuentro sobre el inmenso techo plano de la casa de mis padres. Joder, jamas habia hecho esto. Si mi madre supiera... Ella, que nunca me ha dejado salir, y todavia menos despues de las diez de la noche... Le daria un ataque si me viera aqui. Veo el descapotable de Robin aparcado frente a la valla y mi corazon se acelera. Dios mio, Robin esta delante de mi casa. Robin. Ese por el que todas las chicas del instituto se pelean. Bendigo secretamente a Stella por haberme invitado a salir con su pandilla esta noche. Aunque rompa todas las normas de la casa, se que no me arrepentire jamas de esta locura. Ignorando los escalofrios que corren por mi piel, me escabullo discretamente por el techo y salto con agilidad sobre el muro de abajo. Al menos todos esos anos de danza sirven para algo. Me encuentro rapidamente sobre el cesped. Me doblo en dos para salir del patio sin dejarme ver. Al llegar al coche, reajusto mi ropa para quitar las arrugas. Robin esta frente a mi, apoyado contra la puerta del vehiculo con los brazos cruzados. Me mira con aire malicioso. Es guapo. Magnifico. De hecho, tiene el cabello oscuro, la piel mate y ojos negros como el ebano. No me sorprende que todas las chicas se enamoren de el. Porque aparte de estar bueno, es inteligente y amable. En un futuro sera cirujano, como su padre y el mio. Tiene un futuro prometedor y una bonita carrera como destino. Robin es el hijo de un colega de mi padre, el que ha cenado en casa y que yo he espiado toda la noche porque mi madre me ha prohibido salir de mi habitacion. Es el tipo de hombre que ella alaba y que pasa todas las pruebas con exito: una familia respetable y rica, un futuro bien planeado, una educacion ejemplar... <>, como dice ella. La perfeccion. Creo que me gusta un poco. Cuando Stella me dijo de salir con su grupo de amigos, me prohibi negarme. Por culpa de Robin. (O gracias a el). Y aqui, en este momento, por primera vez en mi vida, estoy desobedeciendo a mi madre. Peor, desobedezco la regla numero uno: <>. Pero voy a cumplir dieciocho anos, asi que decido desafiar la prohibicion. Esta noche, Robin me lleva a la fiesta de la musica. Noto las mariposas revolotear en mi estomago mientras me acerco a el. Veo que sus ojos se deslizan sobre mi y un destello de interes atraviesa sus ojos. Esta noche es excepcional, y he hecho un gran esfuerzo para arreglarme. Me he dejado el pelo suelto, me he maquillado ligeramente y me he puesto la unica falda que es un poco mas corta que todas las demas. --Eh, Kataline, estas... muy guapa. Me pongo roja en cuando su mirada desciende por mi cuerpo. Instintivamente cierro los lados de mi chaleco mientras subo a su descapotable. Hay algo en sus ojos que me intriga, un resplandor sucinto de deseo mezclado con algo mas que no logro identificar. Solo dura unos segundos, asi que me distraigo con otra cosa. *** Tras llegar al concierto privado de un grupo universitario de moda, nos encontramos con el resto de la pandilla, los amigos de Robin y Stella. Este concierto es un momento magico para mi, que nunca he salido. Es como un parentesis en mi cotidianidad lugubre y desprovista de fantasia. Rio como nunca. Y me atrevo a beber un poco de cerveza. !Que sensacion mas agradable la de sentirse como una chica normal! Tengo la sensacion de tener por fin una vida. Una verdadera, con ese punto de locura que la hace maravillosa. Cuando el concierto termina, mi voz esta ronca de tanto reir y no tengo ganas de volver a casa. Me gustaria que esta noche no terminara jamas. Durante la actuacion, Robin se ha acercado a mi. Incluso le he dejado que me cogiera de la mano. Y ahora quiero mas. No se por que, pero tengo la sensacion que debo aprovechar estos momentos como si fuera la ultima vez que pudiera divertirme. Cuando unos de los amigos de Robin, Miguel, un chico de origen puertorriqueno, nos propone acompanarlo a una fiesta, no dudo ni un segundo. Si me pillan cuando vuelva a casa, se que no me arrepentire de haber aprovechado la noche al maximo. --?Seguro que quieres venir, Kataline? Porque te puedo llevar a casa, si quieres. La mirada de Robin pasa rapidamente de Miguel a mi. Parece estar dividido entre el querer estar con su amigo y el deber de estar conmigo. No tengo ni la voluntad ni las ganas de ponerle fin a esta velada, asi que le respondo con determinacion: --Vamos a por la prorroga. Me apetece divertirme esta noche. Una sonrisa de complicidad con Miguel y nos vamos. Nos encontramos en una megafiesta de fraternidad, donde el alcohol fluye libremente y las chicas bailan sobre las mesas. Jamas habia visto a tanta gente joven divertirse (fuera de las peliculas que miro furtivamente en mi ordenador). No se hacia donde dirigirme entre las parejas que se comen la boca, los que hacen juegos para beber y los que se divierten sobre la pista de baile, improvisada en pleno centro de la sala. Miguel y Robin hablan mucho sobre su pasado. Aparentemente, Miguel acaba de volver del extranjero, asi que supongo que tienen mucho que decirse. Escucho vagamente su conversacion, aunque prefiero observar las escenas que se desarrollan bajo mi mirada. Quiero llenar mi memoria de imagenes de esta fiesta. Puede que sea la unica a la que jamas asistire. Hay una chica muy simpatica que me atrapa de la mano y me hace bailar. Yo me dejo hacer. Nunca lo habia hecho. Dejarme ir... Me hace bien. Por unos instantes siento las miradas de Miguel y Robin puestas en mi y tengo la impresion de que hablan de mi. Como sensacion, es algo nuevo. Yo, que paso los dias inadvertida, llamo su atencion y, en parte, me halaga que un chico como Robin se interese por mi. Me mira sutilmente cada vez con mas frecuencia, hasta que atrapo su mirada y deja de disimular. ?Podria ser que yo le gustara... un poco? Aun asi, me siento de todo menos sexi con mi falda plisada a media pantorrilla y mi blusa de manga corta. Nada que ver con los maniquies desvergonzados que desfilan bajo nuestras miradas desde el inicio de la noche. ?Podria ser que mi lado bien educado le guste a Robin? Mi madre se pondria verde de hastio. La noche avanza y los vasos vacios se multiplican en nuestra mesa. Los miembros del grupo ya se han ido y me encuentro sola con Miguel y Robin, quienes, al parecer, se han comprometido a regar sus reencuentros. Acabo en el sofa, esperando a que el tiempo pase y mirando como acaban con sus bebidas una a una. Me empiezo a preguntar si seran capaces de llevarme a casa. Tras un rato, empiezo a aburrirme, rechazando las bebidas que me van ofreciendo. La fiesta se resume finalmente a la droga, la musica neurotica, al alcohol y al sexo. !Nada divertido! Acabo por pedirle a Robin que me lleve a casa. Con un vistazo a Miguel, acepta sin quejas. Naturalmente, Miguel nos sigue, y salimos de la fraternidad hacia la noche clara por la luna llena. En el coche, nadie dice nada. Estoy decepcionada. Me hubiera imaginado otro final para esta salida, un momento romantico con Robin bajo la luz de la luna; quizas un beso. Pero ahi estoy, impaciente porque el coche aparque delante de mi casa. Deberia sentirme bien por volver a casa, pero, extranamente, cuanto mas conducimos, mas incomoda me siento. Miguel esta en el asiento trasero y Robin le lanza miradas regularmente a traves del retrovisor. Un silencio mortal se aduena del habitaculo y siento que algo se trama. Me retuerzo en mi asiento, ansiosa por encontrarme en el ambiente familiar de mi vecindario. Entiendo que las cosas van mal cuando Robin de repente gira a la derecha y aparca el vehiculo en el borde de un bosque. Abro la puerta instintivamente y salgo precipitadamente. Sin prestar atencion al terror que me revuelve el estomago, me alejo reculando, pero me detengo en seco cuando Robin sale y empieza a hablarme con una voz que no reconozco. --?Donde vas, carino? Ven aqui... No tengas miedo. Tiene un brillo en su mirada que hace que se me hiele el cuerpo. Hay algo de demente que lo hace terrorifico. Miguel me lanza una sonrisa carnicera mientras se acerca. En este momento empiezo a entrar en panico. En el fondo de mi se lo que tienen intencion de hacer. Me quieren hacer dano, pero soy incapaz de darme cuenta ni de moverme, o incluso llorar. Estoy completamente hipnotizada por la locura mortal que veo brillar en sus ojos oscuros. No es hasta que Miguel abre la boca que vuelvo en mi. --Te dejamos veinte segundos de ventaja, muneca. Quedo momentaneamente indecisa, como si mi cerebro no quisiera creer lo que esta pasando. --Vamos. El contador esta en marcha. Uno... Es como un clic. Sin gritar, con el miedo en el vientre, me doy la vuelta y huyo. Huyo tan lejos como mis piernas me dejan. Corro. Hasta perder el aliento. Sin saber adonde. Con la consternacion de la presa que huye de su depredador. Escucho la cuenta de los segundos y las risas diabolicas que me siguen a medida que me adentro en el bosque. --Corre mientras puedas, carino. La caza ha comenzado y nos encanta perseguir a nuestras presas... !Doce! Continuo adentrandome en el bosque, sin preocuparme de las ramas que me cortan los brazos y las piernas. Se que es mi unica posibilidad de sobrevivir: alejarme lo maximo posible de esta voz diabolica que lleva la cuenta de mi indulto. --!Veinte! Mi corazon se salta un latido y siento las lagrimas de despecho rodar por mis mejillas. Oigo ruidos detras de mi. Pasos que se acercan. Intento alejarme lo maximo posible. Tras lo que me parece una eternidad, me encuentro delante de una cabana, rezando por que este habitada... !Que error! Llamo. Llamo con todas mis fuerzas a la puerta de madera para que alguien me abra y venga a ayudarme. Pero la cabana esta vacia. Tiemblo y empiezo a sollozar. El desespero me asalta como una mano invisible que agarra mi garganta y me sofoca. No, esto no puede ser verdad... Me congelo cuando una rama se rompe justo detras de mi. Mi sangre se hiela en las venas. Lentamente, me doy la vuelta y me los encuentro de cara. Mis verdugos. Jamas olvidare sus sonrisas sadicas tras comprender que han ganado, que estoy a su merced y que me han ganado. Cuando Miguel habla, su voz esta llena de odio: --Sucia musa virgen, tan mojigata, tan inocente... ?Piensas que te vamos a dejar intacta antes de venderte? Robin ataca primero. Una fuerte patada en el estomago me dobla por la mitad. Se que soy mas debil que ellos. Que, ante su fuerza, yo no tengo ninguna posibilidad. Sin embargo, me defiendo. Como una loca. Logro rascarle la cara a Miguel de tal forma que tendra una cicatriz para el resto de su miserable vida. --!Puta, pagaras por esto! Y, de nuevo, tiene razon. Lo pago. Me persiguen por varios minutos. Me golpean por turnos por todo el cuerpo, sin parar. Los golpes me llueven de tal forma que soy incapaz de devolverselos ni de esquivarlos. Siento que se me rompen las costillas cuando Miguel me patea en el torax. Mi cuerpo no es mas que dolor. Tengo hematomas y heridas por todas partes. Al final, el sufrimiento es tan intenso que estoy a punto de desvanecer. Robin interviene, deteniendo mi calvario. --Para, Miguel, se va a desmayar. En este momento pienso inocentemente que ha terminado. Que han desahogado sus frustraciones conmigo y que ahora me dejaran tranquila. De nuevo, otro error. --Mierda, no es normal --dice Robin con voz jadeante--. Deberia haber reaccionado. Miguel me mira con desprecio. --Si, creo que tienes razon. Aunque no es tan grave. De todas formas, aprovechemos. No hemos hecho todo esto para nada. No entiendo a que se refiere. Lo unico que veo son sus ojos inyectados en sangre y como su cara forma una expresion tan feroz que parece poseido. Se deshace de sus pantalones ante mi mirada aterrada. --Vamos, Rob, sostenla. Robin obedece y en este momento quiero morirme. Miguel se pone encima de mi y comienza a besar mis labios avidamente mientras Robin me agarra. Aprieto los dientes, pero me muerde hasta hacerme sangre y no puedo hacer otra cosa que permitirle el acceso. Su lengua invade mi boca con rudeza y me quedo sin fuerzas para luchar. Despues, arranca mi blusa y mi falda y me quedo en ropa interior, a su merced. --Joder, si esta buena... Jamas me habria imaginado que bajo su ropa de mierda encontraria tal tesoro. Arranca mis bragas con un brillo demente en los ojos. Un sabor a bilis invade mi boca cuando comienza a entrar en mi. El dolor que he sentido cuando me han pegado no es nada en comparacion al que ahora me retuerce el estomago. Las lagrimas corren por mis mejillas mientras Miguel me roba lo mas preciado que tengo. Mi pureza, mi inocencia. Me viola mientras Robin me mantiene en el suelo, disfrutando del espectaculo con una sonrisa demoniaca. Me siento humillada, danada en lo mas profundo de mi cuerpo y de mi alma. Sin embargo, mientras dura el calvario, me obligo a mirar a Miguel a traves de las lagrimas. Quiero fijar su cara en mi memoria, sus ojos mientras me brutaliza de la manera mas vil. Estas imagenes me perseguiran hasta el fin de mis dias. Cuando Miguel ya ha tenido suficiente de mi, se endereza sin siquiera mirarme. Ahi cruzo la mirada con la de Robin. Se lo que quiere hacer y me duele. Me duele decir que habia confiado en el, que estaba preparada para confiarle mi corazon, y de verlo traicionarme de la forma mas despreciable. Con una mirada fria, Miguel se acerca y extiende la mano para acariciar mi pecho sin apartar los ojos de mi. Tiene una voz dulce que contrasta con la dureza de su mirada. Su mano recorre mi mejilla en un gesto casi tierno. --?Que es lo que esperabas saliendo esta noche, Kataline? ?De verdad pensabas que me interesabas? ?Que saldriamos juntos como los demas idiotas? Pero mirate... Con tu ropa de vieja, no eres nada. Si no hubieramos tenido dudas sobre tu naturaleza, ni siquiera te habria mirado. Es una pena, porque en realidad estas buena. Quizas mas que la mayoria de las musas que conocemos. No entiendo a que se refiere ni tengo fuerza para responderle, asi que me contento con mirarlo con todo el odio que puedo darle. Robin suelta una risita desdenosa. --Apuesto a que no entiendes lo que esta pasando, ?verdad? No pasa nada, son cosas fuera de nuestro control. Miguel interviene y da un golpecito a la cabeza de su complice. --Callate, Robin, no es el momento de dar explicaciones. Tenemos que terminar el trabajo. No podemos arriesgarnos a que ella abra... Se lo que significa eso. No me dejaran salir de aqui sin terminar su sucio trabajo. Quizas acabaran por matarme. No se arriesgaran a que se lo cuente a la policia. Realmente, me da igual. De todas formas, no creo que pueda vivir despues de lo que me han hecho. Impasible, miro como Miguel saca un cuchillo de su chaqueta. Avanza hacia mi con una mirada mortifera. Respiro profundamente mientras su mano se levanta para atacar. Pero en el momento en el que cierro los ojos esperando el golpe letal, suena un estruendo. Una sombra gigantesca aparece en el marco de la puerta. No se lo que es, pero inmediatamente me siento en paz. Una ola de calor me acaricia suavemente y me da un alivio liberador. Mis musculos se relajan y el dolor se desvanece. Me siento vacia de todas mis fuerzas, asi que me dejo ir, y mi cuerpo finalmente se rinde. Justo antes de hundirme en la nada, escucho la voz de Miguel transformada por el miedo. --Joder, mierda, un maldito... 1 Cuatro anos mas tarde Si me hubieras dicho que una modificacion del empleo del tiempo podria cambiar toda una vida, me habria reido en tu cara. Sin embargo... Las 9:30. Toca ir a la siguiente clase. Recojo mis cosas y las meto en mi bolsa. Tengo que ir a la sala de trabajos practicos, y esta en la otra punta del edificio. Pfff. Si hubiera sabido que este ano seria tan complicado, me lo habria pensado dos veces. Me levanto demasiado rapido de la silla y se me cae la bolsa, que se vacia bajo las mesas. <>. Me doblo en dos para reagrupar las hojas de dibujo mientras mi vecina de mesa se inclina para ayudarme. La chica tiene una pequena sonrisa burlona con el don de irritarme, pero me abstengo de decirle nada; ya esta bien que me ayude. Ademas, ha pasado mucho tiempo desde que no he despertado el miedo a ninguna chica de mi edad, asi que me resigno. --Kataline, ?verdad? --Kat, si no te importa. La sequedad de mi voz le hace recular, y me arrepiento de mi exceso de humor. Maldita sea, lo voy a joder todo de nuevo. Pero no puedo hacer nada, me horroriza que pronuncien mi nombre entero. Me recuerda demasiado a mis origenes. Ya tengo un nombre un tanto particular, y si encima lo pronuncian entero, le da un aire pomposo que no soporto. La chica me pasa el resto de mis pertenencias con una sonrisa dudosa. Parece realmente simpatica. Recojo mis croquis evitando su mirada. --Gracias, eres muy amable. --De nada. No se que mas anadir y, viendo mi verguenza, me dirige un pequeno asentimiento de cabeza. --Bueno, ?hasta la semana que viene, entonces? --Si, claro. Me precipito hacia la salida, pero en el momento en el que salgo del anfiteatro, ella me llama. --Eh, Kat, el taller es hacia el otro lado. !Mierda! Freno en seco y doy media vuelta mientras le dirijo un pequeno gesto de agradecimiento. Corro para llegar a tiempo a la siguiente clase. Corro. Todavia y siempre. Tengo la impresion que es lo unico que hago desde que entre en esta escuela de locos. Sin embargo, es mi culpa. Si no hubiera decidido seguir un doble grado este ano, no estaria como estoy. Y si, lo se, soy una loca. Me ha dado por hacer dos carreras completamente distintas. Esto llena mis dias, no me deja reflexionar demasiado y, sobre todo, no me deja tiempo para ningun tipo de relacion social. Y asi, me divido entre mis dos pasiones: las ciencias y el arte. De golpe he aumentado el numero de horas lectivas un treinta por ciento. Eso, mas el trabajo en casa para ponerme al dia de las clases a las que no he podido asistir. Una locura. Y, como si no fuese suficiente, no me he integrado a esta nueva universidad a la que he entrado. Hace mas de seis semanas que estoy en esta universidad y estoy tan sobrecargada con mis horarios que no he tenido tiempo de conocer a nadie. !Vaya cosas! Me doy cuenta con amargura de que no conozco el nombre de la chica que me ha ayudado antes. Es patetico. Sin embargo, cuando pienso en su rostro, me digo que podria ser una amiga. Hace mucho tiempo que no he tenido una amiga... Entro precipitadamente al taller de diseno y me acerco al profesor, que se sienta frente a su escritorio. --Buenos dias, profesor. Soy Kataline du Verneuil. La senora Martin debe haberlo avisado de que me incorporaba hoy a su clase. Me dirige una mirada vaga y me senala el fondo de la sala, sacudiendo la mano en el aire. --Ah, si. Bien, ?a que esperas? Instalate en algun sitio, ya hemos empezado. <>. La sala es grande, sin embargo, solo queda un sitio libre. Me instalo delante de una mesa de dibujo, evitando cruzar las miradas curiosas que siento sobre mi. Deslizo mis pertenencias bajo la mesa y me pongo rapidamente una bata de trabajo. El profesor ya ha dado sus explicaciones. Continua el programa donde lo habia dejado, como si yo no hubiera interrumpido su clase. Dios, pero ?que me ha dado para agregar esta clase en plena mitad del semestre? Don Cretino --ese sera su apellido para el ano-- nos pide varias herramientas para el trabajo practico. Tras servirme en el armario de los consumibles, vuelvo a mi sitio. Es entonces cuando me doy cuenta de que un chico ocupa la misma mesa que yo. No habia contemplado hasta ahora. Me mira con media sonrisa, como si yo fuera el evento que vino a alegrarle el dia. Avergonzada, bajo la vista. --Hola. Su voz ronca me hace saltar. Le lanzo una mirada de soslayo y veo su rostro agradable que me anima a contestarle, aunque yo no quiera hacerlo. --Hola. Sus ojos se fijan en mi con interes. --?No nos hemos visto por algun lado? No respondo. Me escudrina intentado encontrar algo entre sus recuerdos. Despues, su sonrisa se ensancha. --Vale... Entonces, ?eres nueva en esta clase? Maldita sea, sigue insistiendo. Muestro un ceno fruncido que espero que calme sus ardores. --Es eso, eres nueva. Es por eso que todos te miran como si fueras un extraterrestre. ?De donde vienes? Mierda. Me ha tocado el pesado. Suspiro. ?Tengo la obligacion de responderle? <>. Mi pequena conciencia me pone en orden y le saco la lengua interiormente antes de volverme hacia mi vecino. --Columbia. El chico parece impresionado e intrigado a la vez. --Ah, he ahi el acento. Imita la entonacion de mi voz y me arranca una sonrisa muy a mi pesar. Efectivamente he pasado los ultimos diez anos de mi vida en Estados Unidos. Y aunque volvi a Francia hace mas de diez meses, conservo un ligero acento americano del que me resulta dificil separarme. --?Y que ha hecho que dejes una de las mejores universidades del mundo para venir aqui? Mi corazon se hunde y una sensacion familiar de estres me invade. Respiro lentamente para calmarme. Aunque me parezca simpatico, me recito mis argumentos habituales como un automata. --He decidido retomar mis estudios en Arte. Y solo podia venir a esta universidad presentandome directamente a ultimo ano. --Guau, impresionante. ?Has conseguido convencer al jurado de seleccion? Hago una mueca. --Si, bueno, no tengo ningun merito puesto, salvo que ya habia estudiado todas las asignaturas en mi anterior... universidad. Seguia el curso a distancia. El profesor nos interrumpe. --Eh, artistas, sera mejor que os concentreis en vuestro trabajo en vez de parlotear como urracas. Thomas, pasa el programa. Joder, !que irritante es!

  • Solo tuya y para siempre (La fuerza de amar 2) de Barbara Crespo

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    Seis meses han pasado desde que Sindy firmo el papel que la ha llevado a vivir un calvario en vida, sin saber nada de Ian y preguntandose, porque todavia no ha dado senales de vida, subsiste a las humillaciones, palizas y degradaciones con las que Dago, se propone doblegar su fuerza y entereza. Cuando Ian por fin aparece, una pequena luz de esperanza nace en su corazon, siendo destruida poco despues por el hombre que ama, resultando ser el mayor enemigo. Sindy tendra que luchar contra el demonio con el que convive, encontrar la manera de escapar y liberarse del hombre que se ha empecinado en amargar su existencia. ?Sera verdad que Ian ha dejado de amarla? ?Podra perdonarle Sindy, cuando descubra que clase de hombre es en realidad Ian? ?Que la haya abandonado?

  • Los cuerpos del verano de Martin Felipe Castagnet

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    Los estadisticos afirman que hacia 2020, por primera vez en la historia humana, habra mas gente mayor de 65 anos que menor de cinco. Sera un efecto de las mejoras en la salud publica y en las tecnologias de la longevidad. Desde 1990 --si uno se deja llevar por los titulares, como hacemos todos-- la muerte esta dejando de ser un problema metafisico para convertirse en un reto tecnico. La prolongacion artificial de la vida siempre parece estar a la vuelta de la esquina. Prominentes cientificos[1] han intentado hacer durar mas los cuerpos, mientras que inventores, tecnologos y visionarios se han ocupado de las posibilidades del upload[2], la subida <> de una mente humana. O de su combinacion, como en los quemados (en el sentido de quien quema un CD) de Los cuerpos del verano (2012), novela del argentino Martin Felipe Castagnet, que aqui reedita Pesopluma. Desde su distante origen en el mito, la literatura siempre ha estado cargada de fantasia. No es raro que una humanidad que entendia poco lo que pasaba a su alrededor se inclinara al chismorreo de explicaciones plausibles, a cual mas fantastica[3]. Tampoco extrana ver que todo genero literario se maneje segun (o desde) una retorica de lo irreal que le resulta caracteristica --si bien no siempre exclusiva--. La novela de Castagnet, arguiblemente, ejerce una retorica especifica: al hacerlo se inscribe en el genero de la ciencia ficcion. Su historia nos habla sobre la prolongacion artificial de la vida humana en cadaveres que se compran y queman con una nueva identidad; y, si bien aborda apenas los aspectos tecnicos de esas transferencias, si se extiende en los factores sociales (ciencia ficcion <>, que le dicen). Es corta, aguda y, aunque parte de una premisa sencilla, las vueltas de tuerca finales la complejizan al grado de suscitar interpretaciones enfrentadas y suculentas. Me propongo en estas paginas menos aclarar estas caracteristicas --o dotarlas de un contexto historico-- que exacerbar las posibilidades de la perplejidad educada que me suscita su lectura, empezando por discutir si acaso esto es ciencia ficcion o no. Pero !esto no es ciencia ficcion! El critico y autor peruano Daniel Salvo ha protestado que la critica se resista a calificar de ciencia ficcion a obras que tocan temas como la inteligencia artificial o el futuro posible, y que surjan <>. Creo que esos especialistas que denuncia Salvo estan del mismo lado que aquellos que prefieren no ver una solucion de continuidad entre la muy antigua tradicion literaria de ficcion imaginativa y la ciencia ficcion. En otras palabras, que la historia del genero empieza con la Odisea o, ya que estamos en eso, con la Liturgia de Nintud. Asi, la Historia verdadera de Luciano de Samosata no solo seria el hito (que es) en la historia de la filosofia especulativa (!y de la satira!), sino pura y dura ciencia ficcion. No es asi. Si cabe senalar una diferencia entre la ciencia ficcion y la literatura tradicional, incluso la fantastica, es que la ciencia ficcion permite a sus personajes echar a andar en direcciones diferentes a las determinadas por Dioses, Magias o Destinos. Es verdad que los personajes no siempre toman esas oportunidades, pero las tienen, las fabrican, las hacen ostensibles. Tambien es caracteristica del genero cierto repertorio de temas --lo sugiere Salvo--, pero con un anadido: la ciencia ficcion es como una espiral creciente. Cada tema nuevo expande su ambito, en la siguiente vuelta se convierte en un topico usual, y en la subsiguiente es casi normativo, mientras que temas ineditos son sucesivamente absorbidos desde la periferia. Esta figura, animada por la retorica de lo irreal, representa el parametro formal dentro del cual juega la imaginacion del autor. Armado de respeto y talento, Castagnet ha aprovechado esta friccion a su favor. ?Por que <>? La ciencia ficcion se escribe en una suerte de codigo, que a su vez se conoce y domina poco a poco, primero mediante la lectura y con la imitacion como paso siguiente. Entre los autores favorecidos por las musas electricas, el acceso a dicho codigo suele estar dado por la inmersion en lo que se conoce como <>. Este fue originalmente escrito y relativamente sofisticado, y luego mas cinematografico, superficial y agil. Piensese en los mundos narrativo/iconicos, cada vez mas traslapados, de Star Trek, Star Wars, el universo Marvel y el de DC Comics; o en las series filmicas Terminator, Transformers y X-Men. Se trata de megatextos, aunque degradados respecto del viejo y respetable universo de la ciencia ficcion clasica y sus topicos primordiales: la nave espacial, los extraterrestres, los viajes en el tiempo, los planetas misteriosos, las escalas extraordinarias de lo grande y lo pequeno. Para que un relato de ciencia ficcion sea efectivo no basta que invoque estos varios elementos, sino que tiene que hacerlo inmerso en el megatexto, mirando su tratamiento y desarrollo en el pasado del genero. Y aun asi, a pesar de los linderos arbitrarios o imaginados, cada vez es mas dificil reconocer la ciencia ficcion o discernirla de lo que no lo es. El mismo Castagnet afirma --no en esta novela--: <>. En la complejidad posmoderna abundan tanto los prestamos como los guinos entre las tiendas; las grandes mudanzas, los saltos discontinuos, el transfuguismo de ida y vuelta... Porque autores de la supuesta Gran Literatura entran y salen del genero ciencia ficcion, como Kingsley, Amis, Murakami o Houellebecq (maltratando, digamos, la linea limitrofe). Otros --Stephen King, Don DeLillo-- tienen sus raices en el genero. En America Latina vivimos en lo que parece el final de un transito: acerca del rechazo a la ciencia ficcion, el peruano Jose Guich afirma que hay (?hubo?) un <> dominado por el realismo urbano y los sellos multinacionales. De cualquier manera, senala el mismo Guich, cada vez mas parece que <>. Pero, !esto es ciencia ficcion! Empece estas lineas hablando de 2020, una fecha que aun no sucede, pero que tenemos estupendas razones para creer que sucedera. La anticipacion del futuro ha sabido mantenernos vivos durante dos millones de anos, y ha ayudado durante periodos aun mas largos a otras especies animales. En cualquiera de los casos esta anticipacion del futuro consiste en la extrapolacion lineal del pasado. Creemos que la futura existencia de 2020 es una apuesta muy segura; creemos que <> sera muy parecido a <>, y obramos en consecuencia. Asi proceden delfines, chimpances, lobos y elefantes, y toda nuestra estirpe desde los australopitecinos hasta Donald Trump. Pero, ahora que nos entrometimos con la creacion de herramientas para la expansion de la inteligencia, hemos saltado fuera de la logica evolutiva originaria. El viejo ritmo esta hecho anicos: los cambios que vendran a continuacion se sucederan en una cascada exponencial, no lineal. Y nada en nuestra historia genetica nos ha preparado para anticipar lo exponencial. Por esa razon nos resulta tan dificil admitir la alarmante proximidad de algunos avances. Contamos con una clara imagen del pasado y lo extrapolamos linealmente... En consecuencia, nos incapacitamos para admitir una idea habil o funcional de nuestro futuro mas probable en el siglo XXI. La expresion <> es nuestra manera de silbar al atravesar el cementerio de noche.

  • Lena (Juegos Salvajes) de Lena Wolf

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    Lena no podia creer lo que veia ante sus ojos. Sus cosas, sus queridas, escasas y preciadas pertenencias, esparcidas sin orden y con bastante furia por toda la habitacion. Se afano en agacharse y recoger uno de los libros que habia quedado cerca de los pies de la cama, y mientras lo hacia, otros dos salieron disparados desde las manos de la que, hasta entonces, habia sido su amiga y companera de piso, para rebotar contra el colchon y precipitarse al suelo. --No puedes hacerme esto --gruno entre dientes, pero ahi termino su alegato, no tenia nada mas con lo que defenderse ni mas argumentos que dar salvo los ya expuestos. Apelar a la humanidad, a la caridad y a su tan preciada amistad, aunque sabia que nada de lo que dijera, cambiaria la situacion en la que ahora se encontraba. --Lo siento mucho Lena, he tenido muchisima paciencia contigo y lo sabes, pero he encontrado a alguien para alquilarle la habitacion, alguien que si va a pagarme. Te lo dije hace semanas. --Ya... pe-pero... !Pensaba que eramos amigas! --!Y lo somos! --se afano en puntualizar-- !Claro que lo somos! Cuando quieras quedamos para tomar un cafe y ponernos al dia de todo, pero necesito a alguien que pague su parte de los gastos. --Joder Vicky, es invierno, hace frio y sabes que no tengo donde ir... No tengo a nadie y no es una forma de hablar, es literal, nadie. --De verdad que lo siento, pero no soy una jodida ONG, llevo meses advirtiendotelo. --!Vete a la mierda! --y a punto estuvo de acompanar esa recomendacion turistica con un lanzamiento de libro, que era lo unico que tenia entre las manos. --Sal esta noche, emborrachate, echale el ojo a algun tio y vete a su casa, y ya manana con la cabeza fria decides si volver a follartelo o cambiar a otro... --Eres una hija de puta --y noto como podia hasta masticar su enfado. --Entonces de ese cafe ni hablamos ?no? --resoplo-- Mira Lena, de verdad que lo siento, en serio, se que es una cabronada, pero tu te lo has buscado, recoge lo que necesites y puedes venir a por el resto otro dia. Salio del apartamento cargando una bolsa de deporte que habia llenado con algo de ropa, un par de libros y poca cosa mas. Era viernes noche y hacia ya bastante frio, aunque ese ano el invierno estaba siendo bastante amable con sus calidas temperaturas. Sintio ganas de llorar, sin embargo, hacia ya tiempo que se habia prometido a si misma que no volveria a hacerlo, aunque para ser sinceros, la vida no le estaba poniendo demasiado facil el poder cumplir con su palabra. Camino un par de manzanas en direccion al centro, sin rumbo fijo, realmente no tenia donde ir. No habia usado esa frase para ablandar el corazon de Vicky, ni habia exagerado un apice su situacion. No tenia familia y contaba con muy pocos amigos. Siempre habia tenido dificultades en entablar relaciones de confianza con la gente, y despues de lo de Vicky... Puede que sus escasas habilidades sociales, fuera porque su padre la abandono antes de que su memoria pudiera fijar su cara o su voz, mucho menos ningun recuerdo al que aferrarse, o bien pudiese ser que su extrema desconfianza hacia el ser humano se debiera a ese desfile de hombres que paso, ano tras ano por su casa, y por entre las piernas de su madre. Cada nueva ilusion de formar parte de una familia, se esfumaba como el conejo en la chistera de un mago. Hasta que cumplidos los diecisiete, decidio poner fin a todo eso marchandose de casa para vivir por su cuenta. En esos anos habia pasado malos momentos, otros peores, pero desde hacia un tiempo la suerte parecia sonreirle con un trabajo suficientemente estable, como para alquilar una habitacion y con las ilusiones de haberse podido matricular por fin, en la universidad. Solto un bufido maldiciendose por no haber previsto que la buena suerte no existia, o si lo hacia estaba claro que ella estaba condenada a no alcanzarla jamas. Todos a su alrededor parecian fallarle en algun momento u otro. Y por si todo eso no fuese suficiente, empezaba a llover, como si el tiempo se hubiera confabulado en su contra. Resoplo enfadada, corrio hacia una cafeteria cercana y entro antes de quedar totalmente empapada. Rebusco en sus bolsillos, le quedaba muy poco de su finiquito y no sabia si malgastarlo en algo tan mundano como un cafe o una caja de cigarrillos, aunque ambas cosas le apetecieran mucho. --?A ti tambien te ha pillado el chaparron? --!Ja! --solto una risotada al tiempo que se giraba hacia su interlocutor, un chico de mas o menos su edad y bastante bien parecido-- En realidad no... me gusta eso de bailar bajo la lluvia --le dedico la mas dulce y seductora de sus sonrisas-- iba al gimnasio --mintio al tiempo que alzaba la bolsa de deporte. --No puedo competir con una sesion de spinning... --Puedes intentarlo --le atajo. --Probaremos suerte entonces, ?un cafe? --propuso el joven. --!Ves! Has acertado, un cafe seria perfecto. Soy Lena, por cierto -- alargo su mano y el la encajo. --Marc. La tormenta habia amainado a altas horas de la madrugada, dando paso a una manana fria pero soleada. Lena se revolvio entre las sabanas de esa nueva cama, buscando el contacto del cuerpo caliente que dormia placidamente a su lado. Al menos Marc, habia resultado ser un amante complaciente y atento, aunque con algunas peculiaridades a la hora del sexo, pero en general parecia un buen tio. Lena se reprendio por estar valorando la posibilidad de aprovecharse de ese pobre hombre, aunque su situacion era, cuanto menos, desesperada. Pero sabia que no tenia derecho a hacer eso. Se acurruco junto a el y volvio a cerrar los ojos para seguir durmiendo un poco mas. --!Joder! --exclamo Marc saltando de la cama-- Mierda, mierda... !Mierda! --Buenos dias a ti tambien... --sonrio algo aturdida pero dispuesta a hacer de esa manana una buena manana--. Oye Marc, supongo que suena a cliche, pero... no suelo hacer estas cosas... es que... --Oye Lena, pareces una buena tia --le corto--, y te juro que yo tampoco suelo hacer esto, nunca, en realidad es la primera vez... pero... --Pero...

  • Foucault en 90 minutos de Paul Strathern

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    Foucault fue mas historiador que filosofo. Tras una investigacion laboriosa, concluyo que conocimiento y poder han ido intimamente ligados a lo largo de la historia. Ilustro esta idea central de su filosofia mediante estudios sobre la locura, la sexualidad, la disciplina y el castigo, argumentando que no existe la verdad absoluta, solo verdades diferentes acerca de la realidad en momentos particulares, verdades que satisfacen las necesidades del poder. En Foucault en 90 minutos, Paul Strathern presenta un recuento conciso y experto de la vida e ideas de Foucault, y explica su influencia en la lucha del hombre por comprender su existencia en el mundo. El libro incluye una seleccion de escritos de Foucault, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento y una cronologia que situa a Foucault en su epoca y en un marco mas amplio de la filosofia.

  • Panna cotta de Andrea Acosta

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    Andrea Bloom quiere conseguir su sueno: convertirse en chef profesional y abrir su propio restaurante. Un programa de television, Supreme chef, le dara la oportunidad de su vida: un curso de cocina en The Culinary Institute of America y la estancia durante un mes en la cocina de uno de los jueces del concurso. Prometida a Samuel y a punto de casarse con el, Andrea congela sus planes de boda y se marcha a Italia para cocinar al lado de uno de los mas grandes: Luca Graziani, el cocinero italiano superestrella de la television, juez del programa y propietario de varios restaurantes repartidos por el mundo. El sera el encargado de completar la formacion culinaria de Andrea durante ese mes. Petulante, engreido y despota, cocinar a su lado se convierte en un suplicio para ella y pronto surge la animadversion. Una antipatia mutua que marcara las vidas de ambos, una relacion tormentosa que se convertira en obsesion. Dicen que del amor al odio hay solo un paso y ocurre tambien en cocina que, a veces, de la combinacion de los ingredientes mas extranos se obtienen los mejores sabores, tan maravillosos que pueden poner en jaque corazones congelados, suenos y bodas. ?Volvera a ser Andrea la misma despues de esta experiencia?

  • Adulterio de Paulo Coelho

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    Linda esta casada con un hombre rico, tienen dos hijos y la familia vive en una hermosa casa en Ginebra, Suiza. Trabaja en el periodico mas importante del pais, es guapa, viste bien y tiene todo lo que se pueda desear. A ojos de todos, su vida es perfecta. Sin embargo, no es feliz; una gran insatisfaccion la corroe y se siente culpable por no ser capaz de disfrutar de lo que tiene. Por eso no habla con nadie de lo que sucede. Ama a su marido pero la relacion con el se ha vuelto rutinaria, apatica.

  • No hay salida (Lottie Parker 4) de Patricia Gibney

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    No hay nada mas peligroso que un rostro familiar
    Un grito corta el aire en un entierro en el cementerio de Ragmullin. Encogido en el fondo de una tumba abierta yace el cuerpo semienterrado de una joven. La inspectora Lottie Parker debe encargarse de la investigacion y enseguida sospecha que podria tratarse de Elizabeth Byrne, una joven desaparecida pocos dias atras al volver del trabajo en tren desde Dublin.
    Poco despues, otras dos mujeres de Ragmullin desaparecen, y Lottie y su equipo creen que un asesino en serie anda suelto. Ademas, las desapariciones son muy parecidas a la de un caso sin resolver de hace diez anos.
    Bajo presion por parte de su nuevo jefe y de la prensa, Lottie tratara de resolver el caso, pero ?lograra hacerlo antes de que haya mas victimas?

  • Milagro en Haiti de Rafael Gumucio

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    La Tercera