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    Reseña, crítica, opinión de la novela A merced de un dios salvaje de Andrés Pascual. thriller psicológico que se desarrolla en el ... FICHA DEL LIBRO ...

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    4 sept 2018 — A merced de un dios salvaje no es solo, como se anuncia, un thriller psicológico. Tiene mucho de drama familiar, de novela negra, ...

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  • A merced de un dios salvaje - Andres Pascual - Babelio

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  • El guardian de la flor de loto de Andres Pascual

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    Una novela trepidante, una carrera contrarreloj a traves de los mas exoticos y desconocidos parajes del continente asiatico, una aventura espiritual sin precedentes.

  • El caso Telak (Un caso del fiscal Szacki 1) de Zygmunt Miloszewski

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    <> (Paris Match). Una novela adictiva, ganadora del Premio Nagroda Wielkiego Kalibru (Mejor Novela Negra del Ano).

  • Zona peligrosa de James Grippando

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  • Todos los caminos de Romina Naranjo

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    --Vamos a ver, Leroy… --Sorbi fuerte por la nariz, mientras apoyaba los antebrazos en la mesa y cogia aire. Perder los nervios nunca era una buena opcion, pero era viernes, la tarde se me estaba haciendo interminable y, encima, aquel moquillo persistente, fruto de un catarro mal curado que ya parecia haberse alquilado un pisito con vistas en mi cuerpo, no remitia. No tenia yo el dia muy paciente--. Cuando te digo, <>, no me refiero a que bajes la voz. Puedo oirte. Estamos solos en esta clase. Por mucho que susurres… te oigo. El crio, haciendo un mohin, toqueteo el lapiz, volviendo una atencion que yo ya sabia voluble a su hoja de calculo. --Es que asi no me sale, seno. Me mordi el interior del moflete, pero no… no dejaria que me ablandara otra vez. Llevabamos una semana con aquello. Empezaba a estar harta. Tanto como el, seguro. --Leroy, saberse las tablas sumando los resultados no es saberse las tablas. Saberlas es… memoria. --Me incorpore. !Ay, mi cuello! !Ay, las lumbares…! Dichosa profesion. --La profesora del cole nos deja copiarlas en un folio para el examen. Enarque la ceja. --?Ah si? ?Y en el instituto vas a hacer lo mismo? ?O cuando toque dividir por cuatro cifras? Eso es perder el tiempo y creeme, chaval…, tiempo es lo que te va a faltar para la cantidad de cosas que te quedan por delante. --?Roma? Aparte la vista de la cara de susto de Leroy. Gire medio cuerpo hasta enfocar la puerta de la clase, donde mi jefa se habia acodado. Puro estilismo, aquella mujer bien podria acabar de bajarse de una pasarela de modas, en vez de ser la directora del centro de refuerzo educativo donde ambas trabajabamos. Roma, supongo que lo habeis adivinado por el contexto, soy yo. Me presento. Metro sesenta, melena castana cogida en un mono, cara pecosa, gafas de pasta que en ese momento se me resbalaban por la nariz y rictus de mala leche. Vamos, que daba el perfil de profesora a la perfeccion. --Tienes una llamada. --Mi jefa sonrio hacia la mesa--. ?Como va eso hoy, Leroy? ?Se porta Roma bien contigo? Si se pasa mucho dimelo y la despido, ?vale? El chiquillo sonrio, echandome una miradita que me parecio entender como <>, pero que probablemente querria decir otra cosa. --Te doy los cinco minutos que tarde para repasar las tablas, luego toca preguntarlas. -- Levante el dedo antes de que me interrumpiera--. Salteadas. Tire de la cinturilla de mis vaqueros y sali del aula. Recorri el pasillo bien iluminado que separaba los demas despachos del mio y cruce a la derecha para llegar al office. Dado que habia una politica de prohibicion ante el uso excesivo del telefono movil, no era nuevo que recibiera mis llamadas en el mismo centro, aunque claro esta… tampoco era algo que se pudiera dilatar en el tiempo. No era plan de limarme las unas mientras me ponia en conferencia con quien fuera que estuviera al otro lado de la linea en tanto dejaba desatendidos a los ninos. --?Hola? --Oi un suspiro. Puse los ojos en blanco--. Aina… estoy trabajando. --?Y crees que te llamaria si no fuera superurgente? Bueno… todavia no sabeis mucho de ella, pero debeis estar prevenidos; lo que mi mejor amiga conocia como urgencias variaba desde <>, lo cual te hacia soltarlo todo y echar a correr, o… << Fulanito de tal ha subido un storie y yo no quiero que vea que lo he mirado, entra tu>>. Vamos, que el abanico era amplio y aterrador. --Te escucho. --Consulte mi reloj de Mickey Mouse. Segun sus bracitos enguantados… eran las el puto tiempo no pasa y cuarto--. Te doy dos minutos. Tengo a Leroy multiplicando. --?Leroy? ?En serio se llama asi o es uno de tus nombres en clave para no revelar las vidas emocionantisimas de tus alumnos? --Es su nombre. --Y probablemente elspoiler de su futuro laboral como no se aprendiera la tabla del ocho. Sin acritud ninguna, palabra--. Escupe, Aina. --Requiero del codigo de mejores amigas. --Resople. Aquello tenia mala pinta… llamadme suspicaz--. Me han organizado una cita a ciegas esta noche. Te necesito de reten. ?Lo veis? Si es que lo sabia… --Ni de cona. ?La familia bien? Pues, me vuelvo al trabajo. --!Roma, tia, he mentado el codigo! --El codigo no son mas que unas directrices. Fue el turno de Aina de resoplar. --Vale, capitan Jack Sparrow, ?podemos ponernos serios? Es mi primera cita en meses. Desde… ya sabes. Y encima, !a ciegas! ?De verdad quieres que me presente completamente sola y desamparada ante un desconocido? ?Quieres salir manana en las noticias diciendo que fuiste la ultima persona que hablo conmigo? --Dios… pero mira que eres dramatica… --Pero la capulla habia ganado. Las dos lo sabiamos--. Y, para empezar, ?que cono haces saliendo con alguien a quien no conoces? --Es el amigo de un conocido mio, ya sabes. De mis tiempos mozos cuando ligaba chateando por foros. Empezo a hablar a toda velocidad. Ese era uno de los dones de Aina, situaba a personas y sucesos en el tiempo con una facilidad tan brutal que parecia que llevaba la escala espaciotemporal metida en el bolsillo. Del susodicho no sabia mucho mas de lo que ya me habia comentado, amigo de un amigo, lo cual bastaba, a medias, para saber que podria sentarse frente a el con una cerveza y no temer mas que a una aburrida conversacion. No obstante, y como mejores amigas, los anos nos habian dado muchos aprendizajes, entre los cuales destacaba la depurada tecnica de sacar a la otra de una mala cita sin hacerla quedar mal. --Voy. --Asumi, oyendo como gritaba al otro lado del telefono--. Me doy una vuelta cinco minutos, te echo un vistazo y si no has activado la senal, me piro y te dejo a lo tuyo. ?Conforme? --!Conforme! Ah por cierto… arreglate un poco, que no se note que vas solo de reten. Aquello ya me olio a chamusquina, aunque ni por asomo vi venir el tremendo incendio forestal que se aproximaba. --Aina, escuchame bien, si por cualquier circunstancia tienes ni siquiera la mas minima intencion de liarme con el amigo de tu cita, es un no. Never. Estas avisada. Sus carcajadas me sacaron de contexto. --?Estas pirada? !Que va, Roma! !Ese tio no es para ti! Tras un par de frases relativas a la hora y sitio de quedada, colgue. Mientras volvia a la clase, note un molesto picorcillo a la altura de la nuca que no se me iba por mas que lo rascara. Una especie de… aviso. Rollo alerta. Como la ventana emergente del Avast Antivirus que se presenta en el escritorio del ordenador cuando menos te lo esperas --casi siempre de noche y cuando llevas los auriculares puestos--, y te quita un par de anos de vida. Yo no me asuste entonces. El miedito real, vendria mas tarde. --!Bueno, Leroy, vamos a ver que tal vas! Los ojillos azules del crio me miraron con culpabilidad. Tarde un segundo en descubrir que, en vez de aprovechar el tiempo para estudiar la tabla como yo le habia pedido, se habia dedicado a copiarla en su goma. A tamano microscopico. Cogi aire. Me repeti que hacer llorar a los ninos cuando eras profesora de apoyo no estaba bien. --No pasa nada. --Y me obligue a sonreir, mientras volvia a tirar del moquillo que no paraba de caerseme--. !Empezamos desde el principio! Y nosotros, seguimos adelante. 2 La primera vez que vi al Sueco no fue la primera vez. Bueno… fue la primera vez despues de la primera y la segunda, que tambien pueden calificarse como desastrosas y lo bastante traumaticas como para que esta primera tercera vez acabara como acabo; igualito que el rosario de la aurora. Ahora os lo explico. Antes de darnos un chapuzon en la triste piscina de los recuerdos pasados --importante para la trama, lo juro solemnemente--, unas pocas pinceladas del ahora. Sali del centro de estudios cabizbaja, congestionada y arrebujada en mi bufanda kilometrica de Desigual, comprada por Ali Express. La verdad es que haciamos una pareja increible, porque en ese momento, con una jornada dura a las espaldas y la sensacion de que en vez de avanzar daba dos pasos para adelante y tres pasos para atras --sin la media vuelta, pero siempre, siempre, volviendo a empezar--, me sentia como una imitacion barata. De profesora. De ser humano. Asi… en general. Despues del episodio del telefono y en la hora siguiente a la de Leroy, me habia tocado lidiar con un par de esos padres… tocapelotas. Que ojo, igual es mas profesional y elegante llamarles algo tipo rara avis o cualquier cosa semejante, por aquello de la tremenda implicacion que demostraban en la escolarizacion de sus hijos. Hasta rayar lo insano. Estaban quienes solo querian de los chiquillos que cumplieran. Deberes hechos y asignaturas llevadas mas o menos al dia. Los que lidiaban con algun handicap, y no tenian las expectativas altas mas alla de una adaptacion saludable en el centro reglado y aprendizajes significativos, y luego… luego estaban los demas. Los que promulgaban eso de, como yo pago este servicio extra requiero de ustedes que vivan por y para hacer magia con una hora de terapia enfocada en el retraso madurativo. Vamos, que si el nino tenia un nivel de lectura de primaria, pero estaba en edad de cursar la ESO, yo tenia que agitar mi varita, aunque el primer instinto fuera metersela a papa por el culo. Cogi aire y respire hondo al salir del metro en Opera y eche a caminar hacia Plaza de Callao. Tenia la tremenda suerte de contar con un coqueto pisito de renta antigua situado en el edificio colindante con el de El Corte Ingles. Un lujo para muchos, principalmente turistas que venian a Madrid de paso; por lo bien situado, lo centrico de su ubicacion y lo cosmopolita de todo cuanto lo rodeaba. Para mi, que tenia que ir al curro todos los dias y llegar con tiempo, que volvia cansada y arrastrandome los findes cuando doblaba turnos en la pizzeria donde me sacaba un sobresueldo, las aglomeraciones, retrasos, colas interminables, codazos, tropiezos, estrenos de cine, luces, voces y algarabia general… eran mas una molestia que algo que tomar como positivo. Mi alma viejoven, supongo, que a veces se imponia a la edad que me marcaba el DNI. Pase por la chocolateria San Gines para darme un capricho antes de subir a casa… y me lo comi por el camino porque recorde que mi plan de pasar el resto del dia con ropa de indigente y abrazada a mi gato se habia ido al garete por culpa de Aina. --Dichosas mejores amigas… hay que joderse. --Tire de la portezuela metalica haciendo fuerza con el hombro, mientras me relamia los restos dulces que se me habian impregnado a las comisuras--. Aprende a decir no, Roma. Es muy facil. Son solo dos letras. Si podias pronunciar esternocleidomastoideo con seis anos, ?que puto problema tienes con negarte a las cosas? Subi las escaleras pisando fuerte, pero no como Alejandro Sanz, sino en plan… mosqueada con la vida. No me apetecia salir. No tenia ganas de ducharme, peinarme y revolver en el armario algo para ponerme. No queria bajar otra vez las escaleras. Queria prepararme estrategias de defensa para el lunes, cuando seguramente mi jefa me llamaria a su oficina para que le contara mi parte de version en la movida con los padres de los alumnos. <>, diria. <>. !Como si fueran culpa mia los suspensos en asignaturas que no estaba impartiendo, cojon! Gire la llave y, de inmediato, los maullidos me recibieron al otro lado. Sonrei. Al cruzar el umbral, Cax Teller, mi gato rubio de ojos azules, llamado asi en honor al protagonista de series como Hijos de la Anarquia y fantasias sexuales recurrentes de Roma. Me incline para acariciar su pelaje calentito. --Las cosas que hacemos por l

  • Traicion en Lancaster Gate de Anne Perry

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    La ultima novela de intriga de Anne Perry, protagonizada por Thomas y Charlotte Pitt, arroja una mirada implacable sobre la corrupcion en la sociedad victoriana a finales del siglo XIX.

  • King (La Hermandad de los Solteros 1) de Kendra Little

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    El gobierna un imperio de venta al por menor. Siempre consigue lo que quiere... hasta que la encuentra a ella.

  • Todo vale en la guerra, en Hollywood y en el amor de Olivia Kiss

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    Cuando Sarah consigue el papel de su vida como actriz protagonista en una pelicula, lo ultimo que espera es tener que lidiar con Kevin Larson, su companero de rodaje. No solo es caprichoso, egocentrico y poco profesional, sino que ademas parece dispuesto a arruinar el proyecto en el que ambos estan trabajando, algo que desde luego Sarah no piensa consentir.
    Sin embargo, entre las luces de Hollywood, las fiestas y la fama, ella empieza a darse cuenta de que quizas las apariencias enganen, porque descubre que Kevin no es solo un tipo superficial, sino tambien un hombre acostumbrado a esconder sus sentimientos. Ahora bien, ?esta Sarah dispuesta a poner en peligro su sueno para poder conocerlo de verdad?

  • La estacion de las mujeres de Carla Guelfenbein

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    La nueva novela de Carla Guelfenbein, Premio Alfaguara de novela

  • Un reencuentro inesperado de Brianne Miller

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    Anthony Thomas Cavendish, octavo marques de Huntington, sufrio una caida en el mar que le hizo perder la memoria. Ahora se encuentra intentando recuperar su vida lidiando con una familia que le abruma y una mujer a quien prometio matrimonio y a quien ni siquiera recuerda.
    Cuando Eleanor Levenson pierde al amor de su vida quiere morir, pero saca fuerzas de donde no las tiene para seguir adelante con su vida y plantearse encontrar marido en su ultima temporada. Sin embargo, el primer baile de Almack’s le depara una sorpresa que cambiara su destino.

  • El laberinto de los suenos de Soledad Palao Sires

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    Valentina es una mujer de 43 anos, guapa, divertida e inteligente. Reside en uno de los barrios mas senoriales de Madrid y procede de una familia adinerada. Su gran agudeza mental le empuja a estudiar varias carreras, sin embargo se decide por la investigacion, aficion que le lleva a formular un veneno indetectable en las autopsias . Una vez descubierto tambien el antidoto , decide crear una peculiar empresa que enriquecera aun mas su cuenta corriente. Lo que no espera la protagonista es que comenzara a recibir consejos desde el mas alla a traves de sus familiares mas queridos, que apareceran en los sitios y momentos mas insospechados.

  • LONDON: ?Destino o casualidad? de Luz Rios

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    El mundo conspira, las circunstancias se acoplan y las piezas de mi vida encajaron hasta llevarme a mi alma gemela. ?Casualidad o destino? Mi respuesta es destino, no puede haber otra cuando el viaje de tu vida te lleva a encontrar a ese ser que te ilumina, te mejora, te comprende y te acompana; ese amor que tiene el poder de destruirte, pero que dentro de la destruccion te hace renacer en una mejor version de ti. Esta novela habla de lo que me llevo a encontrar ese amor, aceptarlo en mi vida y permitirme renacer.
    Se que a el lo encontrare en cada una de mis vidas.

  • Nunca Te Olvidare de Natalia Lee

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    Parecia un dia soleado de verano. Algunos ninos ruidosos jugaban en el cesped, mientras que otros paseaban en bicicleta con sus padres por el parque. Habia mucho verde por todas partes, y Mel se apoyaba contra el tronco de un arbol, aprovechando la sombra fresca que ofrecia. Inesperadamente, la figura de una mujer aparecio a pocos metros de la nina. La luz brillante que emanaba de ella eclipso los hermosos ojos azules de Melissa durante unos minutos, hasta que finalmente se detuvo. Frente a ella, descalza y con un vestido blanco que cubria la mayor parte de su cuerpo, estaba Helena, su madre. Aunque Mel queria abrazarla y besarla, debido al anhelo que sentia, la bella mujer no dejo que su hija se acercara. -Solo escuchame, Melissa, tenemos poco tiempo. – declaro. -Pero mama … -No, no hables, por favor. Se todo lo que estas sintiendo, querida. Se de tu angustia, tu tristeza, el miedo a volver a Nueva York … Es normal que tengas miedo. Todos tenemos miedo cuando tenemos que enfrentar cosas mas grandes que nosotros. Pero se necesita fuerza, hija, especialmente ahora que conoceras a muchas personas. Algunos no son lo que parecen, de hecho, son falsos, egoistas, pero puedes estar segura de que tambien encontraras otros que son justos, verdaderos y que te han estado esperando durante mucho tiempo. Simplemente no se han dado cuenta todavia. Se que lo que te estoy diciendo ahora no parece tener sentido, pero lo importante es que sabes que siempre estare a tu lado para protegerte. Confia en mi, carino, todo estara bien, no te preocupes. Por unos momentos Mel guardo silencio, totalmente paralizada . Su cerebro habia articulado una serie de frases y preguntas para la madre, pero ninguna palabra podia salir de su boca. Helena, por su parte, tampoco dijo nada mas. Solo miro a Melissa con ternura y sonrio. La suave luz de antes comenzo a envolver su cuerpo nuevamente, hasta que se volvio tan intensa que Melissa tuvo que apartar la cara para proteger sus ojos de la luz exasperante . -Senorita? !Senorita, despierta, por favor! "Dijo una voz desconocida, que ahora sonaba cada vez mas cerca de la luz cegadora. Desconcertada, Mel abrio los ojos bruscamente, al mismo tiempo que daba un pequeno golpe en la silla gracias al susto. Las gafas en sus manos rodaron directamente al piso del avion, uniendose a una revista que se habia caido alli desde que se durmio. -Disculpe las molestias, senorita, pero vamos a aterrizar. Por favor, abrochense los cinturones. Aun bajo la influencia del extrano sueno, Melissa solo sacudio la cabeza. La joven azafata sonrio mostrando su llamativo lapiz labial rojo y continuo recorriendo el pasillo del avion, despertando a las pocas personas que todavia estaban dormidas . “Fue un sueno, solo un sueno”, penso Mel, mientras buscaba sus gafas en el suelo. Pero aunque trato de convencerse de que todo era solo un gran desastre debido a su cerebro cansado, el encuentro con su madre parecia tan real como el hecho de que ella estaba alli, en ese avion, rumbo a los Estados Unidos. Cuando finalmente encontro las odiadas gafas con lentes gruesos, Mel se los puso en la cara de todos modos y se ajusto el cinturon como lo habia ordenado la azafata. Mirando por la pequena ventana a su izquierda, pudo ver un enorme lago brillando bajo el sol de la tarde, y su avion que se acercaba cada vez mas a la pista del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy. -Si, bienvenida de nuevo a America, dijo Melissa. , respirando profundamente mientras se ajustaba las gafas, y se miro a si misma en el claro reflejo del cristal. – Finalmente llegaste a casa … * * * * * A pocos kilometros de distancia, en el corazon verde de Manhattan, Aaron Stonewell estaba distraido. Sentado en el cesped brillante de Central Park a la sombra de un arbol, no parecio notar a las dos ciclistas que pasaban por tercera vez (y a proposito, por cierto) frente a el. No es que no fueran bonitas, por el contrario, eran dos chicas impresionantes. Pero la atencion y los ojos de Aaron ahora estaban completamente pegados a la pantalla de su MacBook que mostraba en pequenos intervalos las innumerables fotos tomadas en el ultimo show de su banda de punk rock, Nonsense . Por mucho que ya las habia visto millones de veces solo esa tarde, era imposible para el no admirar toda la vibracion de la audiencia que parecia desbordarse a traves de la pequena pantalla del ordenador. Aunque ese era solo el decimo espectaculo de su banda inexperta, se habian conmocionado y eso valia mas para el que la pequena tarifa ofrecida por el propietario del pequeno club en Brooklyn donde tocaban. Aprovechando la distraccion de Aaron, una figura se escabullo a sus espaldas y, teniendo cuidado de no llamar su atencion, camino de puntillas hasta que estuvo muy cerca del nino. Sin embargo, la persona no contaba con el revelador crack de una rama de arbol seca que termino pisoteando por simple descuido. – Buen intento, Marvin James! se burlo Aaron, volviendose hacia su amigo. – Como ladron, soy un gran bajista, ?no? – Pregunto el chico de ojos negros, depositando su bajo en el suelo y sentandose justo al lado de Aaron. -Di, ?que estas viendo en ese cuaderno que te alegra tanto ? -Son las fotos de nuestro ultimo show. – respondio Aaron con cierto orgullo. – Disfrutan demasiado, ?no? Mira la emocion de la multitud! -Si Total! – Marvin estuvo de acuerdo, estirando el cuello para verlos. – Lastima que Sophie, tu nueva musa inspiradora, no fuera. -!Y Chloe , tu pequena pasion eterna , tampoco aparecio alli! espeto Aaron bruscamente. -Oye, solo soy el hijo del conserje de la escuela. !No tengo oportunidad con esa chica! Tu, hombre … Ah … !Puedes tenerla en cualquier momento! ?Olvidaste que te llaman a ti y a Oliver “Los hermanos perfectos”? Todas las chicas de la Academia Eugenne Sinclair babean por vosotros , incluso las mas veteranas … – Ah, esta bien … !Deja de exagerar , MJ! La mayoria solo sabe mi nombre por mi hermano. Y ademas, la unica chica que realmente me importa no se preocupa por mi ", suspiro Aaron, bajando la cabeza. El hecho de que Aaron Stonewell fuera adorado por gran parte del ala femenina de la escuela no era nada nuevo para nadie. El otro “Hermano Perfecto”, como las chicas comenzaron a llamarlo al final del sexto grado, tenia una belleza inusual. Era alto, delgado, con penetrantes ojos verdes, como los que no puedes dejar de mirar, y cabello negro corto e intenso, un poco desarreglado en el frente. Como si eso no fuera suficiente, ademas tenia una cara hermosa y una sonrisa brillante que hacia que todos a su alrededor sonrieran tambien. Su unico defecto real era que estaba enamorado de la ahora ex novia de su hermano Oliver. Y por mucho que Marvin le mostraba a su amigo la gran cantidad de chicas que se derretian por el en los pasillos de la escuela y en los espectaculos, era Sophie la que le gustaba y Aaron sufria debido a su increible indiferencia. -Olvidate de esa chica , sabes que todavia le gusta Oliver. Manana deberian comenzar a salir de nuevo. Lo hicieron tanto … No es la primera vez que pelean. – dijo MJ, ahora colocando el ordenador de grafito de Aaron en su regazo para ver mejor las fotos. -Pero esta vez fue grave, el idiota de mi hermano estaba con otra chica y Sophie lo vio. !Esta podria ser mi oportunidad! Creeme, no hay chica como ella en esta ciudad. Marvin, quien hasta entonces parecia no estar de acuerdo con su amigo, comenzo a sonreir. De hecho, Sophie debia ser la unica criatura en Manhattan, o quizas en todo el planeta, capaz de ser tan hermosa y tan egoista al mismo tiempo. Simplemente no se comparaba en maldad con Darth Vader de Star Wars, porque era de otra galaxia muy, muy lejana y la disputa se limitaba solo al espacio terrestre. -Estoy de acuerdo, ella es muy bonita. Pero no se, creo que le falta algo … – respondio Marvin, presionando las teclas del MacBook para que las fotos pasaran a una velocidad mas rapida. “?Le falta algo?”, Repitio Aaron, frunciendo el ceno como si su amigo hubiera dicho algo increible. -?Que puede faltar en una chica completamente perfecta? Aunque la respuesta de MJ era “corazon”, algo lo hizo detenerse repentinamente y reir en voz alta senalando la pantalla del ordenador . Alli, en una foto que parecia muy antigua, habia dos ninos sonrientes y abrazados, que no recordaba en absoluto haber visto en el ultimo espectaculo de la banda. -Oye! ?Quienes son la rellenita y el chico que tiene aparatos en los dientes? -Le pregunto Marvin al amigo, aun riendose. Cuando Aaron miro el MacBook, no pudo entender como esa foto que debia haberse perdido por los innumerables archivos que tenia su ordenador, habia parecido alli, junto con los registros del concierto, no tenia sentido . -Bueno, el de los aparatos soy yo. – Aaron comenzo a explicar un poco avergonzado. – Y la rellenita es Melissa, la hermana de Sophie que regresa a Nueva York. -?De verdad? ?Este feo eres tu? – se burlo Marvin, pareciendo no creerlo. – Wow … Has mejorado mucho eh, hombre! Y que cosa mas absurda, la nina llega hoy y esta foto de ella aparece asi, de la nada … Oye, pero ?por que la tienes en tu ordenador ? Pasion infantil, ?verdad? Es? Pregunto, alzando las cejas maliciosamente y golpeando ligeramente a su amigo. Aaron puso los ojos en blanco y volvio a llevar el ordenador a su regazo. -No inventes , Marvin. Melissa y yo jugabamos juntos cuando eramos ninos y eso es todo. Despues de que ella se fue con su madre a Brasil, nunca volvimos a hablar. Quiero decir, incluso nos enviamos correos electronicos al principio, pero luego la comunicacion se volvio mas rara. La zona horaria diferente tampoco ayudo y ella siempre estaba ocupada ayudando con la ONG de su tia. Entonces, ya sabes, la amistad se extinguio gradualmente. – explico Aaron, mientras cerraba el cuaderno. Habia un toque de tristeza en su voz, pero sabia como disfrazarlo. La verdad es que el y Melissa eran grandes amigos. “!Los mejores del mundo!”, Como Aaron incluso se llenaba la boca para decir cuando hablaba de su amistad con la pequena Mel. Se habian conocido en Central Park, mientras jugaban a los columpios bajo la supervision de sus nineras, y desde ese dia se mantuvieron unidos de tal manera que no pudieron hacer nada mas el uno sin el otro. Tenian una especie de hermosa amistad, una que todavia era demasiado pura para ser sacudida por las hormonas de la pubertad, cuando la linea divisoria entre ninos y ninas se fortalece y los hace parecer seres de planetas totalmente diferentes. Pero el destino decidio ser implacable con los dos amigos, y cuando Melissa menos lo esperaba, ya estaba en un avion que se dirigia a Sudamerica con su madre, dejando a Aaron solo y lloroso en Nueva York. Hoy en dia, incluso despues de que hayan pasado cuatro largos anos, el nino todavia recordaba tristemente la separacion forzada de su mejor amiga . Era una herida ya curada, que a veces dolia cuando veia algo que le recordaba a Mel, pero eso ya no importaba demasiado. El pasado estaba detras de ellos y ahora no serian mas que simples extranos el uno para el otro. – Bueno, y hablando de Melissa … – dijo Aaron con un suspiro, volviendose hacia MJ -… Creo que es hora de ir al hotel Meditteranean para empacar las cosas para la presentacion. Hoy la tarifa vale la pena y nos pagaran por adelantado. -Oh, ni me digas! Despues de esa bagatela que ganamos en el ultimo show, incluso pense en renunciar a mi carrera. – se burlo el bajista, saltando. Aunque llegarian un poco mas tarde de lo acordado con el dueno del hotel, Aaron y Marvin caminaron en silencio hacia la salida oeste de Central Park, cada uno pensando en lo que mas le importaba. El bajista de los altos salarios y Aaron en ver a Sophie de nuevo, hasta que sus pensamientos derivaron sin querer al recuerdo infantil de Mel. Por unos momentos recordo las travesuras que los dos habian hecho juntos cuando eran ninos y esto lo hizo sonreir, pero pronto la imagen infantil de la amiga se perdio y Sophie volvio a dominar su mente haciendo que su corazon volviera a dolerle. * * * * * El vestibulo de la Terminal Tres estaba lleno cuando Melissa aterrizo en el aeropuerto JFK. Parecia que todos los ninos estadounidenses habian decidido viajar en la primera semana de sus vacaciones escolares, a juzgar por la cantidad exorbitante de ninos y ninas que jugaban con los carritos de equipaje bajo la mirada impaciente de sus padres. Llevando sus dos pesadas maletas, Mel miro a su alrededor en medio de toda esa agitacion cuando reconocio a su padre, a pocos pasos de ella, con un elegante traje gris que lo hacia verse serio, un alto ejecutivo. Albert, al parecer, no habia cambiado tanto como ella habia pensado. Aunque su cabello ahora tenia algunos mechones blancos en las sienes, aun conservaba la forma encantadora que hacia que la madre de la nina muriera de celos cuando aun estaban casados. -Hola papa. – Mel lo saludo, luego de caminar torpemente hacia el. -Melissa?! Dios, no puede ser! !Carino, como has crecido ! Albert se sobresalto mirandola de pies a cabeza. – !Estas muy alta y hermosa ! Mel sonrio levemente y se sonrojo, bajando la cabeza para mirar al suelo. No estaba acostumbrada a escuchar cumplidos y, como no estaba satisfecha con su apariencia, tenia una imagen muy distorsionada de si misma. -Oh, no te pases, papa! Alta si, pero hermosa ? ?Esta chica miope? – bromeo, abrazandolo con timidez, sin acercarse demasiado. Despues de tanto tiempo fuera y un sujetador finalmente (y muy bien) lleno, Mel no sabia como comportarse con Albert. No eran como dos extranos, pero tampoco tenian la tipica intimidad de padre e hija. Ademas, ya no era esa nina de diez anos, y la falta de contacto habia abierto un profundo abismo entre los dos que solo el tiempo podia salvar. -Es bueno tenerte por aqui otra vez. No te puedes imaginar como tu hermana y yo te hemos extranado todos estos anos. Dijo, con la voz rebosante de emocion. Cuando acurruco a su hija en ese abrazo timido, pero lleno de anhelo, Albert cerro los ojos e inmediatamente su mente lo transporto al pasado a cuatro anos atras, cuando habia abrazado a Melissa por ultima vez en ese mismo aeropuerto. Fue una separacion dolorosa y los anos que siguieron fueron aun mas tristes, ya que gracias a la terquedad de Helena, su ex esposa, que se nego a darle la direccion donde vivia, nunca puedo visitarlos en Brasil y mucho menos enviar los regalos de cumpleanos y Navidad que compro todos los anos a Mel. Ni siquiera la pension que depositaba regularmente en el banco todos los meses para pagar la educacion de su hija, su ex esposa la toco. -Espera, dejame mirarte de nuevo. dijo Albert, liberandose de los brazos de Mel. – !No puedo creer que mi pequena nina ahora sea una adolescente de catorce anos ! 14 -Es asi padre, si lo soy. – Mel murmuro, un poco incomoda con toda esa atencion. -Pero ya es suficiente, esta conversacion se esta volviendo demasiado dificil. Siempre dijiste estas mismas cosas por telefono despues de que te envie mis fotos por correo electronico, ?recuerdas? A pesar de la alegria que sentia, Albert decidio no molestar mas a Melissa con esos comentarios sobre el crecimiento, tipicos de las tias solteronas en las reuniones familiares. Queria que se sintiera bien por haber regresado y, sobre todo, que se olvidara de la muerte de su madre que habia sucedido meses atras. Luego, volviendose hacia el guardia de seguridad del traje negro que esperaba inmovil como un soldado ingles a pocos metros de distancia, Albert hizo un leve gesto con la mano para que se acercara el empleado. -Toma hija, creo que esto es tuyo. dijo, tomando algo de las manos del empleado y colocandolo justo despues de la cabeza de Mel. Al instante reconocio su vieja gorra azul para mascotas de los Yankees de Nueva York , el equipo de beisbol que amaba de nina. Ya ni siquiera recordaba las reglas del juego, ya que en Brasil el deporte popular era el futbol, pero no podia contenerse ante algo que le recordaba tanto a su infancia. -Wow! Pense que lo habia perdido durante el traslado a Brasil. Muchas gracias papa! – le agradecio Melissa, mientras ajustaba la gorra en su cabeza. -No, hija, no me lo agradezcas todavia. Tengo otra pequena sorpresa para ti y creo que te complacera mucho mas que esta. Incluso sin fuerzas debido al viaje y su cuerpo pidiendo a gritos una cama, la apariencia cansada de Melissa se animo repentinamente . Tenia curiosidad por saber de que hablaba Albert. ?Sorpresa? Dijo Mel , frunciendo el ceno. – Ah, padre, dime … por favor. -No puedo. Tendras que ser paciente. Por ahora, creo que sera mejor que caminemos a la limusina. Aunque parte de la ciudad esta pasando las vacaciones de verano en los Hamptons , el trafico de Manhattan puede no ser muy bueno a esta hora. dijo, senalando el equipaje de Melissa para que lo llevara el guardia de seguridad. Aunque no le pagaban por eso , sin embargo, lo hizo de todos modos, sin lugar a dudas. – Vamos! No he estado en una limusina en mucho tiempo. Creo que ni siquiera recuerdo como es por dentro … Mel exagero, recordando sus dias de infancia, cuando todavia iba y venia por Manhattan, llevada a donde quisiera por el chofer de su padre. Un coche como ese estaba muy lejos de la realidad que ella vivia en el interior de Brasil. Como su madre y su tia Veronica habian abrazado la causa ambiental, siempre preferian usar bicicletas o transporte publico para ir a algun lado. Obviamente, no eran las formas mas faciles y rapidas de moverse, sino formas politicamente correctas para evitar que se arroje innecesariamente mas dioxido de carbono al aire y se agote la capa de ozono. ?Que dirian las dos si vieran a Mel entrar en una limusina que gastara tanto combustible ? La chica ni siquiera se lo queria imaginar … Pero tambien, ?que podia hacer ella? Su padre estaba en la lista de los 100 hombres mas ricos de los Estados Unidos segun la revista Forbes. Si no tuviese una limusina, ?que utilizaria ? Autobus? Metro? Coches compartidos? En realidad no … Eso era para los mortales pobres, no para el poderoso propietario de la cadena hotelera The Meditterranean . Y, como hija del dueno, Melissa tendria que acostumbrarse nuevamente, voluntaria o involuntariamente, a esta vida llena de mimos y privilegios. Albert cruzo rapidamente el vestibulo, feliz de tener a su hija de regreso a su lado y, cruzando la puerta automatica que conducia a la calle, se dirigio hacia la magnifica limusina que se detuvo ante ellos con precision cronologica. -Entonces? ?Lista para tu primera vuelta? pregunto, mientras el chofer abria la puerta del lujoso coche para que la chica entrara. Al ver la limusina justo delante de sus ojos, Mel trago, totalmente deslumbrada. Era dificil pensar en los casquetes polares que se derretian a miles de kilometros de distancia gracias a las emisiones de CO2, cuando algo tan hermoso, brillante y lujoso estaba parado frente a ti. -Disfruta, querida . Es del hotel y solo atiende a clientes VIP , pero hoy ordene que estuviera completamente a tu disposicion. – Una limusina? ?Solo para mi? Vamos , papa, a esto llamas una pequena sorpresa? – Mel se admiraba a si misma mientras se acomodaba en el suave asiento del auto. Albert se sento a su lado riendo y despues de cerrar la puerta de la limusina, fue al frigorifico y tomo una botella de agua mineral Glaceau para calmar su sed. -Pero no dije que esta sea la sorpresa. continuo, recordando lo que les esperaba en el restaurante del hotel. – Aun no has visto nada, hija. Y para ser sincero, las emociones de esta noche apenas comienzan. Capitulo 2- PIMIENTA Y DIENTES Despues de tantas retenciones tipicas de Manhattan, la limusina entro en Park West Street, donde se encontraba el famoso y admirado hotel The Meditteranean . Con sus ojos atentos al continuo movimiento de personas caminando por las aceras esa tarde, Mel pronto reconocio el maravilloso verde de Central Park que aparecia en el lado derecho de la calle. – ?Estamos ahi? pregunto ella, ajustando sus odiadas gafas que insistian en deslizarse casi hasta la mitad de la nariz. -No creo que no estes reconociendo el hotel, hija. A pesar de que se sometio a algunas renovaciones, no esta tan diferente. dijo Albert, saliendo del coche . Cuando Mel salio de la limusina y miro la imponente fachada del Mediterraneo , le era imposible no admirar, como si fuera la primera vez, el majestuoso hotel frente a ella. Es cierto que habia crecido en esos pasillos y conocia incluso los detalles mas pequenos del lugar, sin embargo, despues de tantos anos de distancia, regresar y mirar todas esas pequenas ventanas blancas, las banderas estadounidenses ondeando en el viento y los pisos que casi se perdian de vista. Fue emocionante para ella. ” Wow, no puedo creer que este aqui de nuevo ” , penso Mel mientras entraba en el gran salon de The Meditteranean con su padre. Cuando pisaron la lujosa alfombra que completo la sofisticacion del lugar, Melissa pronto fue reconocida por el gerente del hotel, y tambien por el imbecil encargado del hotel de su padre, Pierre Le Blanc. Al mismo tiempo, dejo el mostrador donde estaba supervisando al personal que registraba a los huespedes , para sonreir y encontrarse con ella y Albert. -Mademoiselle Fenner , que honrra los terrmes aqui! Pero, maldito mon Dieu , !como creciste y adelgazaste ! ?Cuando fue emborra dificilmente podria olharr porr el balcon y agorra es mi tamano. Oh! Me estoy haciendo viejo. Dijo dramaticamente, con su acento frances divertido que se nego a perder. -Es bueno verlo tambien, senor. dijo la chica, todavia un poco timida. Mel sabia que habia cambiado mucho, despues de todo, habia perdido varios kilos y era mucho mas alta, pero estar alli escuchando ese bla bla bla acerca de cuanto pero habia perdido y crecido era casi una tortura. No le gustaba recordar sus dias de “peso pesado” como algunos companeros de escuela la llamaban en ese momento. "Si , es verdad. Era una bola de manteca que tenia un trasero mas grande que la luna y del tamano de un enano. Satisfecho? “Fue la respuesta grosera que tenia en la punta de la lengua, pero que no se atreveria a decir Era demasiado educada y no le gustaba herir los sentimientos de los demas. Afortunadamente, uno de los empleados del hotel arrojo torpemente el equipaje de un huesped importante del carrito del equipaje y Pierre dejo la conversacion para ir y reganarlo con toda la autoridad que el trabajo del gerente le garantizaba. Solo despues de deshacerse de Le Blanc, Melissa puede notar realmente el impresionante entorno a su alrededor. El vestibulo del hotel parecia mucho mas lujoso ahora que en su infancia. En el centro estaba la gran recepcion flanqueada a la derecha y a la izquierda por dos escaleras de marmol gigantes, por las que siempre se deslizaba por la barandilla para desesperacion del gerente Le Blanc. Ahora habia un pequeno salon luego de la entrada, para la comodidad de los huespedes y visitantes, asi como muchas plantas, flores y obras de arte que se extendian a traves de las diversas paredes del lugar decoradas exactamente en estilo europeo. En el techo, ademas de una pintura inspiradora con angeles y nubes, estaba el costoso candelabro de cristal, con un diseno firmado por Tiffany, que era dificil de no notar debido a su intenso brillo. A pesar del poco tiempo que paso en el Salon, Mel quedo impresionada por lo sumamente sofisticado que era ahora The Mediterranean . -Es maravilloso, lo se. – dijo Albert en el elevador , mientras miraba a la nina a traves del reflejo del espejo lleno de arabescos florales. – Hoy somos el segundo mejor hotel de Manhattan. Solo estamos detras del Plaza. Pero ya estamos haciendo mejoras para resolver esta situacion. -Dios, papa, no pense que The Mediterranean estuviera asi. Parece mas un palacio que un hotel. – exagero Melissa. -Si, pero ahora es tu palacio, querida. – Anadio sonriendo, saliendo por la puerta de metal que acababa de abrir. En el pasillo bien iluminado lleno de pequenas estatuas de marmol, Mel y su padre caminaron hacia la puerta de madera y vidrio del Chateau D’ore. A pesar del silencio pedregoso que dominaba el lugar y la ausencia de personas que entraban y salian del restaurante, lo que seria normal en ese momento, la chica no se dio cuenta de la misteriosa atmosfera que se cernia alli. -Tu primero, hija. – ordeno Albert enigmatico, empujandola ligeramente por la espalda. Cuando Mel entro en el restaurante, todavia vacilante, se vio sumida en la oscuridad. Al no ver nada frente a ella , penso en retroceder unos pasos hacia la puerta, pero de repente se encendieron las luces y cayo una lluvia de globos de colores y mucho papel picado. Varias personas, en su mayoria adolescentes que estaban dentro del restaurante, la recibieron dandole la bienvenida. -Es un placer tenerla con nosotros, senorita Fenner . Sea bienvenida. – dijo una mujer con cabello rojo, apareciendo justo frente a ella . Parecia haber pasado la treintena recientemente y tenia ojos en forma de almendra que la hacian sentir envidia. Mel abrio la boca, pero todavia estaba demasiado sorprendida para responder algo. ?Quienes eran todas esas personas? ?Y por que demonios tu padre no te advirtio sobre eso? Al menos podria haberse puesto ropa mas presentable que la que llevaba puesta. -Querida, esta es Rebeca Pitty, mi secretaria personal. Ella fue quien me ayudo a planear toda esta fiesta para ti. dijo Albert, senalando a la mujer. -?Ah, si? Gracias , senorita Pitty. – saludo Mel, todavia un poco confundida , pero devolviendo la sonrisa amistosa a la secretaria. Sophie, que estaba a solo unos metros de distancia, se acerco a los tres, seguida de cerca por Chloe y Vicky , sus inseparables amigas que se parecian mas a un par de guardaespaldas que la perseguian. Cuando las hermanas finalmente se encontraron cara a cara, Mel tuvo la ligera impresion de que Sophie no estaba muy entusiasmada con su regreso. La miro de arriba abajo como si la ropa de Melissa fuera una ofensa en ese lugar, y respiro hondo, como lo haces cuando vas a tomar una medicina horrible. -Bienvenida, Melissa. – dijo la hermana entre dientes, abrazandola con cuidado para no arrugar su top de Marc Jacobs . Gracias a Mel, Sophie se estaba perdiendo el lanzamiento de la nueva coleccion de Rihanna en una galeria super moderna en Soho , la meca de la moda de Nueva York, y no estaba contenta con eso. Su presencia alli era obra de Albert, que le habia ordenado que asistiera a la fiesta de bienvenida de su hermana bajo la pena de cancelarle todas las tarjetas de credito si no se presentaba. -Es bueno verte de nuevo, Sophie. – l respondio Mel, un poco timida . – Ha pasado tanto tiempo, ?no? -Sabes que ni siquiera me di cuenta? – respondio la hermana, con un timbre seco en su voz. -Wow! Pense que eran gemelas como Mary Kate y Ashley Olsen, pero al mirar a ambas ahora, se puede ver que tienen muy pocas cosas en comun. – Comento Vicky , analizando a Mel como si fuera un animal exotico en exhibicion. De hecho, las hermanas no eran muy parecidas. Despues de todo, no eran identicas , y el tiempo habia colaborado aun mas para acentuar estas diferencias. Sophie era hermosa como una pintura. Tenia el pelo rubio liso y la piel blanca que la hacia parecer una muneca de porcelana, ademas de tentadores ojos azules y finos labios rosados. Aunque Mel tenia el mismo color que los ojos y el cabello de su hermana, al mirarla se sentia fea. En realidad no lo era, pero cuando se comparo con Sophie, descubrio que su cabello ondulado y opaco no se comparaba con el de ella . Si solo Albert le hubiera contado sobre la fiesta antes, tal vez habria logrado vestirse un poco para no verse tan sin sal frente a todas las personas elegantes y bien arregladas. !Oh, como queria salir de alli y volver a Brasil! “?Tienes alguna preferencia musical, querida ?”, Pregunto Albert de repente. – No tenia idea de lo que te gustaba, asi que contrate una banda y un DJ especialmente para tu fiesta de bienvenida. Que quieres escuchar -Bueno, hmm … Dejame ver … Realmente me gusta esa cantante, Pink, ?sabes? – dijo Mel, fingiendo no darse cuenta de que Sophie miraba sus zapatillas grises All Star y arrugaba su nariz. Aunque no tenia idea de a quien era esa “Pink” que mencionaba su hija, Albert fue inmediatamente a un rincon de la habitacion para responder a su solicitud. Alli, apretujados entre el bar y la puerta del balcon debido a la cantidad de invitados a la fiesta, estaban Aaron, Marvin y Doug, ya en posesion de sus instrumentos, esperando que Albert pasara su repertorio para comenzar otro espectaculo sin sentido. -Bueno, ya que Sophie no nos presenta, soy Victoria McQueen. dijo Vicky , extendiendo la mano para estrechar la mano de Melissa. -Hola, bienvenida . Ya me conoces, soy Chloe Von Bondenburg . – saludo a la otra chica con cabello castano, flequillo corto y ojos color miel. – Chloe ” Dumbo “? ?La que estudiaste conmigo en la Academia Sinclair ? !No puede ser! !Tenias orejas enormes! Mel disparo, sin querer. Sophie y Vicky se miraron con miedo, esperando que Chloe explotara. Melissa habia tocado inadvertidamente un tema delicado para la chica y eso era sinonimo de detonacion, pero en lugar de una respuesta grosera, Chloe se sonrojo.

  • Narcogallegos de Victor Mendez

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    El narcotraficante gallego sabe que si la Policia pone sus ojos en el, puede darse por cazado. Su obsesion es pasar desapercibido. Una excepcion ha sido Sito. Siempre tuvo las ideas muy claras, pero su afan por estar en primera linea acabo matandolo; los colombianos confian ciegamente en el gallego porque saben que nunca los delatara. Ademas, tienen las rias y la infraestructura para realizar el ultimo tramo del viaje. Ahora mismo siguen trabajando con el sistema tradicional de planeadoras, yo pienso que por la adrenalina que les produce, porque tienen metodos mejores. Son conocidos mundialmente por eso y nos los encontramos en Africa y en Sudamerica al volante de las lanchas. Mercantes, contenedores, cargueros, veleros o semisumergibles son los sistemas mas utilizados para transportar cocaina a gran escala. No dudan en hundir un submarino de dos millones de euros si ya han entregado la droga. Desde el otro lado del Atlantico quieren inundarnos, pues existe una sobreproduccion bestial en la selva colombiana. Nunca se habia visto algo asi. Parece la tormenta perfecta. La actividad de esta gente es frenetica, pero si no hay droga, no existe delito. Esto nos plantea cada vez mas dificultades, pero que nadie lo dude: al final, todos acabaran cayendo.

  • La Senal de Maxime Chattam

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    El nuevo joven prodigio frances con siete millones de lectores en Francia, traducido a veinte idiomas.

  • Las chicas perfectas de Sara Shepard

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    El universo de Pequenas Mentirosas continua con el spin-off que cobra vida en esta bilogia que arranca con La chicas perfectas, que tendran tambien serie de television.

  • El mundo (Novelas 2) de Carmen Boullosa

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  • Humo de Jose Ovejero

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    Nos decian que las abejas estaban desapareciendo, pero algunas mananas hay tantas que si salimos de la cabana tenemos que caminar con la boca y los ojos cerrados para que no se nos metan en ellos. En realidad, ya salgo yo sola, si no queda otro remedio, porque la ultima vez que lo hicimos los dos al nino se le introdujeron siete u ocho por las mangas y el cuello de la camisa y le clavaron los aguijones en los brazos y en el pecho. Primero grito muy fuerte, un solo grito que parecia mas de sorpresa que de dolor. Luego rompio a llorar. Sus ataques de llanto no suelen durar mucho. Ademas, se quedo muy impresionado cuando escupi en la tierra y forme un barrillo con los dedos que, despues de extraer los aguijones con las unas, aplique sobre las picaduras. Para que el barro chupe el veneno, le explique. Desde entonces el nino se queda en la cabana, con la frente pegada a la ventana, si tengo que salir en medio de la nube de abejas a cortar lena o a desatascar de lodo el desague roto que va a la fosa septica. Aunque lo remiendo una y otra vez, el cano esta partido por tantos sitios que el barro termina por entrar y se solidifica en su interior, provocando el atasco del retrete. Cuando una de esas pequenas emergencias que me obligan a salir de la cabana coincide con la invasion de abejas, cierro los bajos del pantalon y los punos de la blusa o el jersey con una cuerda. Me tapo el cuello con una bufanda y me envuelvo la cabeza con otra para evitar que se me enreden en el pelo. Al principio me ponia gafas para que no chocasen contra mis ojos, pero siempre se extraviaba alguna por detras de los vidrios, se asustaba y acababa picandome en un parpado. Aunque me he acostumbrado a las picaduras, en el parpado son muy dolorosas y la inflamacion me dificulta la vision durante dias. Pero si podemos nos quedamos en la cabana mirando esas oleadas que se desplazan con movimientos como los de los estorninos. Igual que una bolsa de plastico flotando en el viento, baja, sube, se ondea, parece deformarse. El nino mira en silencio -casi todo lo hace en silencio- y debe de sentir miedo porque me toma de la mano y se sacude a veces como si sintiese escalofrios y se junta un poco mas a mi. Es uno de los raros momentos en que me permite que rodee sus hombros con un brazo. En algunas ocasiones nos envuelven durante tantas horas que acabamos por abandonar nuestro puesto de vigilancia, lo que no significa que nos olvidemos de ellas, porque el zumbido atraviesa las paredes de madera y yo misma me sacudo con frecuencia un insecto inexistente cada vez que me rozo con algo. La piel me pica como si estuviese recorrida, tambien debajo de la ropa, por miles de patitas invisibles. Cuando por fin desaparecen abrimos la puerta y el mira a un lado y a otro para asegurarse de que se han marchado, aunque si estuviesen cerca seguiriamos oyendo el bordoneo de sus alas. En el suelo quedan algunos cadaveres y tambien abejas que no han terminado de morir y caminan atontadas o patalean de espaldas en la tierra. El nino no las remata pisandolas, pero las contempla con desconfianza y a veces, cuando alguna deja de caminar, la empuja con la punta del pie como para asegurarse de que ha muerto. No he conseguido averiguar de donde vienen. Los panales de corcho que se encuentran en el camino del bosque estan abandonados y en ellos se acumulan las hojas secas y telaranas sucias en las que tiritan palitos y restos de insectos. Tampoco se por que vienen; no las veo libar en las flores cercanas a la cabana, no se interesan por jaras ni cantuesos ni retamas e incluso se arremolinan en esta zona en epocas en las que apenas hay flores; tan solo vuelan, apelotonandose unas contra otras en el aire de forma que a veces hasta resulta dificil distinguir las montanas que se alzan al otro lado del valle. Ahora deben de haber pasado dos o tres semanas desde que el ultimo enjambre rodeo la casa. Quiza porque empieza a entrar el frio o porque desde hace dias sopla desde la sierra un viento que las ahuyenta. Aunque en realidad estoy hablando de la misma cosa, porque el frio siempre llega con el viento de la sierra, como si el invierno no pudiese venir desde otro lado. La llegada de ese aire helado me produce todos los anos una sensacion de desaliento y de rabia a la vez. Me paraliza durante horas en el interior de la cabana. Me hace pensar en la huida o imaginar un milagro -mentira, ni siquiera puedo imaginarlo- que venga a resolver mis problemas. Con la entrada del invierno nuestra vida se vuelve aun mas precaria si cabe, mas incierta. Otra vez el hielo. Otra vez la nieve. Sobre todo, otra vez el hambre. ?Tendran temores parecidos los pocos animales que habitan estos bosques? Hace cinco o seis anos que no piso una ciudad y me he acostumbrado a oir unicamente los sonidos que produce la naturaleza. No hay maquinas por aqui cerca y al coche aparcado a cien metros de la entrada de la casa ya le habian robado el motor cuando llegue. Aunque para usar la palabra robar habria que suponer la existencia de un dueno. Por supuesto le faltan las ruedas y supongo que tambien los circuitos electricos. Una de las primeras cosas que comprobe fue si le quedaba gasolina, pero el tubo que introduje en el deposito solo me aporto una bocanada de gases de petroleo, cuyo sabor punzante aun recuerdo. Tampoco funciona el aserradero, que se ha ido desmoronando en medio del bosque de eucaliptos y ahora crecen entre las tablas lilos y piornos, zarzamoras y rosales silvestres. Incluso los aviones que a veces atraviesan el cielo trazan en silencio sus lineas blancas sobre el azul: el aeropuerto mas cercano esta a varios cientos de kilometros y por eso los aviones vuelan a gran altura. Asi que casi unicamente oigo crujidos, zumbidos, silbidos, las hojas rozandose en las ramas unas contra otras, la llamada o la queja de un animal, la lluvia sobre las tejas y la uralita, el viento haciendo tabletear las contraventanas, que quite por ese motivo y porque estaban tan rotas que no protegian del frio. Tampoco el nino es ruidoso. No es que no hable, es solo que puede pasarse dias sin decir palabra. A veces responde y a veces no, otras es el quien, por iniciativa propia, dice algo. Senala y dice: avellanas. Dice arroyo, y lo dice alargando y acentuando la erre, como si le produjese placer pronunciar ese sonido. Dice lluvia. Dice cardo. Dice fuego. Dice ayer, y entonces no se a lo que se refiere. Si le pregunto de donde viene se queda un rato pensativo y dice: tiempo. Ignoro como se llama y quiza ni el lo sepa. Uno de los primeros dias, sentados cada uno a un lado de la mesa de la cocina, lleve el indice a mi pecho y dije: Andrea. No me llamo Andrea, pero es un nombre que me gusta y da igual como me llame de verdad. Esa es una de las pocas cosas que puedo elegir. Andrea, le repeti senalandome. Andrea. Luego lo senale a el. Doblo el cuello para ver donde se apoyaba mi dedo contra su esternon. Yo Andrea, volvi a tocarme. ?Tu? Fruncio el ceno; miraba mi dedo como esperando a ver que venia despues, como si ese gesto fuese el inicio de un acontecimiento interesante. Adios, dijo por fin, que es lo que dice siempre que una situacion lo supera. Desde entonces, cuando estoy de buen humor, lo llamo Adios. Afirmar que el sonrie seria mucho afirmar, pero si tengo la impresion de que sus facciones se destensan un poco, como si estuviese pensando en sonreir. Por las mananas, cuando su rostro esta relajado, apenas abre los ojos al despertar, se diria que tiene seis anos. Hacia la tarde ya ha envejecido, mas bien, se ha desgastado y sus rasgos parecen difuminarse, deshacerse. Entonces recuerda a un chico de diez o doce que acaba de escapar del orfanato en el que lo maltrataban. Me gusta mucho por la manana, me produce alegria vigilar de reojo los gestos con los que explora el diminuto mundo en el que vivimos encapsulados. Hacia la tarde ya siento por el ternura o compasion o las dos cosas mezcladas, me gustaria acunar a ese pajaro recien caido del nido, a ese gato que regresa a casa tras sobrevivir a un chapuzon en el rio helado, a ese perro que a pesar de todo se acerca temeroso a la persona que acaba de golpearlo. Vivo con un animalito que no es del todo domestico, con un ser incapaz de sobrevivir por si mismo y que sin embargo ni mendiga ni se rinde. Si fuese mi hijo estaria orgullosa de el. Contemplo un atardecer incendiado. Las nubes que han pasado casi todo el dia prendidas de la falda de la montana han ido alzandose y ahora flotan sobre los picachos con la panza de color rosa, tinendo la nieve con su reflejo. Ya el sol se ha puesto para nosotros, pero la luz es mas brillante que hace unas horas. Tambien brillan rojizas y amarillentas las ultimas hojas de los alamos y los robles. Bajo la vista y descubro que el gato esta mirando en la misma direccion. ?Tendran los animales un sentido de la belleza? ?Sentiran emocion ante un mar reventando contra la base de un acantilado, ante un bosque invadido por la bruma, ante un cielo que parece a punto de fundirse en un manto de ascuas? El nino, a nuestro lado, dibuja figuras en el polvo: nunca dibuja animales ni personas, arboles ni casas, tampoco nubes o soles. Sus garabatos parecen reflejar un mundo de seres unicelulares: ovalos rodeados de flagelos, formas ahusadas de las que sobresalen antenas, figuras que podrian ser corales o amebas. Acumula un dibujo encima de otro, sin borrar el antiguo, como si se fagocitasen. Mientras tanto el cielo ha pasado del rosa al rojo ascua, los bordes de las nubes son filos incandescentes, pero el fondo del valle se va difuminando, como si se sumergiera en agua turbia. El nino se ha puesto en pie. Cierra los ojos unos segundos y los abre durante un lapso similar, repite la operacion una y otra vez y me pregunto si se cerciora de que cuando abre los ojos el prodigio continua alli. Quiza piense que el mundo solo existe cuando el lo percibe. ?Te gusta?, le pregunto. El asiente, creo, y a veces pienso que nuestra comunicacion va mas alla de lo inmediato, que en realidad hablamos de algo mucho mas amplio y significativo que lo que podrian traducir mis palabras. <>, he escrito, como si de verdad el respondiese con frases mas o menos imperfectas. Luego continua dibujando su mundo geometrico en el que no puedo imaginar que retrata o muestra. Quiza nada. Entre esas lineas y lo que lo rodea es posible que no exista relacion alguna. Tampoco parece encarinarse con ninguna de sus obras; no las examina al terminar -si es que ha terminado algo-, las pisa sin cuidado, no le importa que Miss Daisy o yo hagamos lo mismo. La gata y el nino no pueden explicarme por que hacen lo que hacen, no aportan motivos. Son dos cajas negras imposibles de abrir. Tampoco es que yo les de muchas explicaciones. Convivimos, calladamente la mayor parte del tiempo. Hacemos lo que tenemos que hacer; sin justificarnos. Sin mentir. No puedo imaginar una familia mejor

  • Violetas para Olivia de Julia Montejo

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    Madelaine, una joven doctora de treinta y seis anos, se ve obligada a regresar a la casa que sus antepasados, los Martinez Durango, tienen en San Gabriel tras la muerte de su tia Rosario. Los Durango, la principal familia del pueblo, es duena de la mayor parte de las tierras y de los mas prosperos negocios, pero tambien pesa sobre ellos una larga leyenda de infortunio y numerosas habladurias… Para Madelaine, que siempre sintio aversion hacia la casa y todo lo que la rodeaba, su vuelta significara el reencuentro con su otra tia, Clara --una anciana de caracter dominante y aferrada a un mundo que ya no existe--, y con su pasado. Un pasado oscuro en el que flotan demasiadas preguntas jamas resueltas: ?que sucedio con su abuela Olivia, que fue borrada de la historia de la familia? ?por que su madre desaparecio sin siquiera despedirse de ella? ?que relacion unia a su madre con sus tias?

  • Los caidos (Todos mis demonios 4), Veronica A. Fleitas Solich de Veronica A. Fleitas Solich

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    En este cuarto episodio de la saga “Todos mis demonios” Eliza y Vicente descubriran que estan lejos de encontrar las paz que creyeron obtendrian despues de tanto luchar por estar juntos. Ese mundo encerrado en el mundo a la vista de todos, no es lo que creyeron conocer. Nuevos secretos se revelan, misterios y una trama que lleva enredandose por detras de sus vidas durante demasiado tiempo.
    ?Seran capaces de resistir unidos a los nuevos obstaculos que se presentan?
    ?Lograran alcanzar la verdad escondida detras de una historia que no parece tener fin?
    No te pierdas esta reveladora cuarta entrega de la saga.

  • Mi lugar favorito en el mundo eres tu de Marta Frances

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    Que escapes de la que siempre fue tu vida es malo; que lo hagas cambiando Madrid por un pequeno pueblecito de unos cien habitantes tampoco pinta bien; pero que llegues alli y la primera persona con la que te cruces sea un desagradable y maleducado que te deja con la palabra en la boca no presagia nada bueno.

  • Celia y el comisario de Elena Bargues

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  • Solamente Tu Secretaria, Emma K Johnson de Emma K. Johnson

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    En su amor esta el exquisito equilibrio entre los negocios y el placer.

  • La ley del espejo de Yoshinori Noguchi

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    A partir de una historia sencilla y emotiva, Yoshinori Noguchi (Hiroshima, 1963), reconocido experto en coaching y asesoramiento psicologico, nos situa delante de un espejo para mirar hacia nuestro interior. A Eiko le preocupa que los companeros de colegio de su hijo Yuta lo maltraten, y se siente impotente y sola ante un problema que no sabe como resolver. Sin embargo, el enigmatico Yaguchi le facilita un metodo sorprendente gracias al cual vivira la situacion mas dificil de todas: enfrentarse a sus fantasmas y seguir adelante con espiritu nuevo. En el ano 2010, los lectores de Espana y America Latina descubrieron este relato de Yoshinori Noguchi y las reflexiones que lo acompanan. Esta ensenanza, a medio camino entre el coaching y las constelaciones familiares, nos acerca a una filosofia oriental renovada y nos propone pautas claras y efectivas para resolver de raiz los problemas de la vida.

  • K de Kinsey de Sue Grafton

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    Lorna Kepler era guapa y obstinada, una solitaria a quien le gustaba coquetear con el peligro. Puede que muriera por esta razon. El caso es que, cuando encontraron su cadaver, estaba tan descompuesto que nadie pudo averiguar si habia fallecido de muerte natural o no, y se archivo el caso. Solo la madre, Janice Kepler, seguia interesada y convencida de que su hija habia sido victima de un crimen cuyo anterior autor permanecia en libertad. Cuando Kinsey le abrio la puerta de Investigaciones Millhone, no sabia que se veria arrastrada al infierno de los crimenes impunes, en los que solo un pacto con el diablo puede apaciguar los inquietos fantasmas de las victimas y liberar a los vivos que aquellas han abandonado. Grafton lleva aqui a Kinsey a una zona sombria, profundamente turbadora, en la que los asesinos andan sueltos, sin remordimientos ni castigo.

  • El secreto de Copernico de Pablo Rola

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    ?Es posible que vivan resquicios de una desaparecida cultura ancestral? ?Puede desaparecer el libro mas importante de la Astronomia, de la mayor seguridad en Mexico?
    Ninguna de estas cuestiones poseia relevancia para el detective Cuevas, cuando una inquietante llamada perturbaba su cotidiano trabajo en Guadalajara.
    A miles de kilometros, alguien regresaba de una vida ya pasada, para sembrar el mismo caos que lo perturbo por anos, cuando solo podia sentir adoracion por la cultura que manchaba.
    Sin ser consciente de ello, un asustado astronomo se convertia en sus ojos para conseguir atrapar a tan oscuro enemigo.

  • Guardia de mi corazon (Ritmo cardiaco 2) de Larissa De Silva

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    No creia que el hombre de aspecto perfecto existiera. Sabia que no existia. Sin embargo, levante la vista de mis deberes y alli estaba, fuera de mi ventana, trabajando. No llevaba camisa, y sus abdominales estaban cincelados, y aunque su pelo se le metia en la cara, no queria nada mas que ir alli y besarle. No hice nada de eso. Lo mire, lo salude y espere que me devolviera el saludo. Nos conociamos desde ninos, y el siempre fue amable conmigo. Se habia ido durante el verano, y cuando volvio, se habia hecho alto, su espalda se habia ensanchado, y de repente tenia definicion en sus abdominales. Lo recordaba como el nino malhumorado con cinturones de taches y las camisas de manga larga debajo de las blancas sueltas. Ahora parecia que apenas salia de casa, y cuando lo hacia, siempre llevaba pantalones cortos cargo y poco mas. Parecia que solo salia de casa para hacer trabajo de campo, y aunque fuimos juntos a la escuela, ya no lo vi mas. No habia ninguna valla entre nuestras casas, lo unico que las dividia eran unos robles dispersos entre los limites de la propiedad. Habiamos plantado algunos juntos, cuando apenas eramos mas altos que las rodillas de nuestros padres. Asi era nuestra relacion. Habiamos estado muy unidos. Habiamos crecido juntos, a un tiro de piedra del otro. Cuando eramos mas jovenes, antes del verano, solia acompanarme a la escuela. Pasaba las tardes en mi casa, y hablabamos y jugabamos, y haciamos los deberes juntos. Nunca se sintio de otra manera que como deberia haber sido, asi que cuando dejo de venir, las cosas se sintieron mal. Se sentian mal. Nuestro primer beso habia ocurrido hace unos pocos veranos, tambien, y habia sido tan breve, y tan tonto. Me habia preguntado si queria intentarlo, si queria ver lo que se sentia. No habia sido magico. Habia sido practico, cientifico, divertido. Y luego no lo habiamos vuelto a hacer, y todo habia estado bien. Nunca habiamos hablado de ello. Lo intentamos, y nunca afecto nuestra amistad. Eramos ninos y pasabamos por un momento extrano de nuestra vida juntos. Pero siempre fuimos parte de la vida del otro. Eso era una certeza. Despues del verano, cuando dejo de venir, fue cuando las cosas empezaron a sentirse tan raras. Y en ese momento, ni siquiera me estaba saludando. Me estaba ignorando, dandome la espalda, y yo no podia evitar estar furiosa. Aunque no me hubiera visto, normalmente me saludaba, me buscaba. Sabia que no podria volver a mis deberes antes de aclarar las cosas con el, porque no iba a ser capaz de concentrarme. Necesitaba que me dijera como le habia ofendido, o que diablos habia pasado durante el verano que le habia hecho sentir que era mucho mejor que yo. Me levante, sali por la puerta lateral de mi casa, me salte los dos pasos de la entrada trasera y me acerque a donde estaba el, con los punos a los lados. Se alejo de mi hasta que practicamente tuve que correr para alcanzarle, mis chanclas se movian bajo mis pies. Sus piernas eran mas largas que las mias, y sabia que estaba tratando de conseguir estar lejos de mi. Fingia no oirme y yo no queria gritarle. No queria tener que exigir su atencion. Cuando finalmente llegue a donde estaba, puse una mano en su hombro y el levanto su cuello para mirarme. Sus ojos azul claro, que parecian crecer cada ano, se estrecharon. Se quito los auriculares de los oidos rapidamente, lo suficientemente rapido como para que pareciera que le dolia. “?Que quieres, Cicatriz?” Levante las cejas, tocando mi barbilla, donde estaba mi cicatriz. El tambien habia estado alli para eso, y sabia lo devastada que estaba cuando el corte no parecia desvanecerse. Ya no se me consideraba una chica particularmente guapa, y la cicatriz se sentia como si fuera la sentencia de muerte de cualquier belleza potencial que pudiera poseer mas tarde. “?En serio? ?Cicatriz?” “?Que quieres?” repitio, mirandome de arriba a abajo. “Quiero saber que diablos te pasa”, le dije con los dientes apretados. No queria llorar, pero mis sentimientos estaban heridos. Incline la cabeza hacia atras para que no pudiera ver mis lagrimas y me aclare la garganta para que pudiera mantener la voz. “Por que no puedes ni siquiera saludarme”. Se arrugo la nariz, se rizo el labio superior y revelo un diente. Sus auriculares colgaban alrededor de su cuello. “?Por que necesitas que te salude?” pregunto. “?Que quieres decir?” Pregunte, lloriqueando a pesar de mi. Intentaba mantener la cabeza en alto, pero estaba disgustada, a pesar de mi misma. “?Por que necesitas que te salude?” pregunto de nuevo, esta vez con los dientes apretados. “?Que quieres decir con que necesito que me saludes?” Me escuche a mi mismo preguntando. Las palabras sonaban extranas en mis propios oidos. Habia incredulidad alli. No estaba segura de como se suponia que debia sentirme al respecto, y el odio que salia de su boca, y la forma en que me miraba… todo me desequilibraba. Me estaba haciendo sentir nauseas. Queria preguntar mas, pero no me respondia. No iba a decirme nada. Venir aqui, pedirle una explicacion, no habia sido absolutamente inutil. Habia sido una idea terrible. El no queria tratar conmigo, y yo tenia que estar de acuerdo con eso. Me senti ridicula. No era un buen amigo, no lo habia sido durante un tiempo, y no me debia una explicacion. No me debia nada. Habiamos sido amigos una vez, pero ya no lo eramos. Lo habia dejado muy claro. No importaba lo que yo quisiera, por mucho que quisiera que fueramos amigos. Habiamos sido tan cercanos una vez, y ahora… Debo haberlo mirado demasiado tiempo, porque se burlo de mi, sus ojos azules helados se veian aun mas brillantes y claros a la luz del sol. Con su cara retorcida asi, no se veia tan atractivo como desde mi ventana. “?Por que estas tan necesitada, Cicatriz?” pregunto. Era mi turno de burlarme. No queria llorar; todavia estaba herida y no sabia si iba a ser capaz de detenerme. Sacudi la cabeza, consciente de que era poco probable que obtuviera una respuesta directa de el, y me prepare antes de volver a mi casa. Antes de que pudiera alejarme de el, me agarro la muneca y me impidio seguir caminando. Me eche atras para mirarle, lista para darle un punetazo en la cara. En algun momento, el habia decidido que era demasiado bueno para mi, y fue entonces cuando me dije a mi misma que era hora de dejar de preocuparme oficialmente. Tenia tantas preguntas sobre lo que habia pasado, lo que le habia hecho, sobre nuestra relacion, pero con el insulto, y la forma en que me miraba, no queria tener nada que ver con el. Intente apartar mi mano. “Sueltame”, dije con los dientes apretados. Se ilumino, su cara se acerco a la mia. Podia oler su locion para despues de afeitar, y su pasta de dientes de menta, y podia ver las pecas salpicadas en su nariz. Sus fosas nasales estaban ensanchadas. “Tienes que alejarte de mi”, dijo. “Tienes que mantenerte alejada, Cicatriz. ?Me oyes?” Lo mire con atencion, y luego mi mirada se deslizo entre su mano en mi muneca y su cara. “Te escuche”, dije. “Lo comprendo. Te dejare en paz, dejame ir. ” Me agarro con fuerza. “Necesitas alejarte”, dijo, su voz bajando a un susurro. “Nadie te quiere aqui. Yo no te quiero aqui, tus padres no te quieren aqui. No tienes otros amigos. Deberias huir, Billie. Huye y no vuelvas”. Me torci el brazo para que me dejara ir. “?Que diablos te pasa?” Pregunte, sosteniendo mi mano sobre mi cuerpo. Sabia que se iba a magullar. “Hablo en serio”, escupio. “Entiendo”, respondi, frotando mi muneca, tratando de ignorar las lagrimas que caian por mi cara. Estaba llorando, y no estaba segura, pero senti que el se iba a alegrar por ello. “Hablas en serio. No te preocupes, te escucho alto y claro”. Abrio la boca para hablar, pero no dijo nada. Cerro la boca, se dio la vuelta y empezo a alejarse de mi otra vez. Quise gritar, pero no lo hice. No hice nada, no dije nada. Volvi a mi casa, con el corazon roto, e hice una nota mental para no volver a molestarlo. *** 2020 Me puse el pelo en un mono y me mire en el espejo. Solo podia robar unos minutos aqui y alla entre pacientes, y parecer cansada nunca habia sido un buen refuerzo de confianza para ninguno de ellos. Ya me veia demasiado joven, y los pacientes dudaban mas en escuchar a una mujer joven. Me asegure de tapar las ojeras con un poco de base y crema BB, y me limpie las puntas de los dedos con una toallita para bebes antes de tirarla al cubo de basura junto al fregadero. Abri la puerta del bano y, usando mi tableta, mire al siguiente paciente de mi lista. Su nombre, Eric Brown, no me resultaba familiar y parecia menor de edad. No sabia por que estaba aqui en lugar de en un centro de atencion sin cita previa o incluso en una sala de emergencias, y no sabia por que no estaba viendo a su medico de atencion primaria, el Dr. Milburn. Mire su historia, pero parecia estar perfectamente sano. No habia nada que indicara por que podria estar alli. La enfermera le tomaba los signos vitales y yo no me retrase en absoluto, lo cual era algo milagroso considerando el dia que habia tenido. Llame a la puerta y la abri cuando oi una voz profunda que me decia que entrara. “Hola”, dije mientras miraba a mi paciente, un chico alto que no me miraba. Llevaba una sudadera con capucha, y se desplomo en la silla, con los pies apuntando en direcciones completamente diferentes. Apenas miro hacia arriba, asi que me aclare la garganta otra vez. “Hola, Eric”, le dije, mirando la historia para asegurarme de que tenia su nombre correcto. “?Estan tus padres aqui?” Me miro entonces y dijo algo, pero no lo escuche en absoluto. Sus ojos eran azules, con un toque de verde. Nunca quise pensar en ello, pero por una fraccion de segundo, la cara de Misha aparecio en mi cerebro, y el era todo lo que podia ver. Sus brillantes ojos azules, sus rasgos infantiles, la forma en que la luz del sol ilumino su cabello oscuro. Cerre los ojos, respire profundamente y volvi a mirar a mi paciente.

  • Tu piel en mi piel de Karina Reisberger

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    Nadie queda libre del poder del subconsciente… incluso cuando el objeto de tus fantasias es tu jefe.

  • Anaconda de Alberto Vazquez-figueroa

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    Anaconda, es la autobiografia de Alberto Vazquez-Figueroa. El autor nos lleva desde las Canarias (Tenerife), y desde alli a la Escuela Oficial de Periodismo, en Madrid, donde se formo tecnicamente el gran periodista y escritor. En Anaconda, obra que se lee con el mismo interes que la mas apasionante de sus novelas, Vazquez-Figueroa relata su infancia, su juventud y su extraordinaria trayectoria como reportero.

  • Dime que no es cierto. Perdon (Emily 2) de Sarah Rusell

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    Una mentira tras otra, eso es lo que llevo recibiendo de la gente desde que tengo uso de razon. El desprecio de todo el mundo, que me usen como si no valiera nada en absoluto. ?Que le habia hecho yo a Kevin Acker para que jugara conmigo las ultimas semanas? ?Que? ?Y a mis hermanas? Ellas lo tenian todo desde que nacieron, eran las favoritas de nuestros padres, sus ojitos derechos, las consentidas, las que todo lo que pidieran les llegaba en apenas unas horas, cosa que, a mi, no. Ellas no saben lo que es tener que ganarse la vida pasando penurias como yo, no se hacen una idea de lo mal que se pasa cuando tienes facturas que pagar y no sabes si tendras suficiente dinero a fin de mes. Nunca me ha faltado un plato de comida en la mesa, pero estoy segura de que ellas no pasan el dia con una sopa de sobre y un sandwich en sus delicados estomagos. Estaba entrando en casa, me volvia a sonar el movil, ya no sabia ni cuantas lo habia hecho. Lo saque del bolso y vi que era Kevin. Se corto antes de que lo cogiera, pero es que no me apetecia hablar con el. Tenia varias llamadas y mensajes suyos, asi como de Jens. Pidiendome que contestara, que les llamara, que volviera. Pero iban listos si pensaban que iba a hacer lo que ellos me pidieran. Sono de nuevo y pense que si, que iba a contestarle, pero no le daria opcion alguna a que dijera la mas minima palabra. --Escuchame bien, Kevin Acker --dije, en tono serio--. Deja de llamarme, no me escribas mas, olvida que existo --dije, en tono serio--. Deja de llamarme, no me escribas mas, olvida que existo y no se te ocurra presentarte en mi casa, o cerca de ella, porque llamo a la policia y te denuncio por acoso. Y quiero que me ingreses el finiquito de los dias que he trabajado, y lo quiero ya en mi cuenta. No te olvides de los extras por el viaje a Varsovia, que capaz eres de no ponerme ese dinero. Mandame los papeles con un mensajero y los firmo, porque no quiero verte la cara nunca mas en mi vida. Colgue, sin darle tiempo a replica, y automaticamente le bloquee para no recibir mas llamadas ni mensajes suyos. Pense que al menos a Jens le debia una respuesta, asi que le mande un mensaje. Emily: Estoy bien, he llegado viva a casa, procura que tu hermano cumpla con lo que le he pedido por telefono. Cuidate, Jens. Listo, a este no lo iba a bloquear, por el momento. Me deje caer en la cama llorando, cansada de lo que llevaba soportando todos esos anos. Estaba mal y no podia hablar con nadie, ni desahogarme, no tenia cerca una persona que me abrazara y me dijera que todo iba a salir bien. Nadie se preocupaba por mi, nadie. Sola, siempre sola. ?Quien iba a echarme en falta si me pasara algo? Nadie en absoluto. No sabia de donde salian todas esas lagrimas que parecian no acabarse nunca, pero no podia dejar de llorar. La impotencia de saber que mis hermanas, sangre de mi sangre, habian tramado un plan en mi contra, utilizando a Kevin, me habia desgarrado el alma. Pero mas aun lo habia hecho el saber que el, se habia prestado para eso, que me habia estado utilizando a conciencia sin importarle el dano que estuviera haciendome. Tenia el corazon roto en pedazos, y es que esa traicion no la esperaba de un hombre como el, ese a quien yo tenia por una persona integra y de fuertes valores. Pero no le habia temblado el pulso a la hora de jugar conmigo y mis sentimientos, tratarme con dulzura y conseguir aquello que los tres habian planeado, que me enamorara de el. Porque si, lo habia hecho, sin apenas darme cuenta me fui enamorando poco a poco de el. Las palabras de Dana de dias anteriores se me vinieron a la cabeza, yo era la otra, la tonta que no sabia nada de lo extras por el viaje a Varsovia, que capaz eres de no ponerme ese dinero. Mandame los papeles con un mensajero y que estaba pasando a su alrededor. Desde luego, que bien se lo habria estado pasando ella que sabia todo el tejemaneje que se traian el jefe y las gemelas entre manos. ?Y ellos tres? La de risas que se habran echado a mi costa, pensando en lo tonta que era la pobrecita de Emily. Las horas se pasaron mientras lloraba, al punto de que cuando quise darme cuenta, ya era de noche. Me levante y, tras volver a ponerme el abrigo, sali de casa con una idea en mente. Camine por las calles de la ciudad sin un rumbo fijo, contemplando todo cuanto me rodeaba. Las risas de los ninos que paseaban de la mano de sus padres, seguramente de vuelta a casa tras una cena en familia. Las parejas que caminaban de la mano, sonrientes y felices, o aquellas que, sin importar lo que pensara el resto del mundo, se paraban en mitad de una plaza a darse un bonito beso diciendose asi, sin palabras, lo mucho que se querian. Habia llegado alli donde queria, donde sabia que podria ponerle fin a todo, a absolutamente todo. Nadie iba a echarme de menos, ni siquiera mis padres, esos que me dieron la vida para que la viviera al limite de mis fuerzas constantemente. Mucho menos lo harian mis hermanas, si habian conspirado en mi contra para terminar de hundirme la vida mas de lo que ya estaba. Me apoye en la barandilla, mirando el agua que corria y pasaba por debajo de esa carretera. Durante unos minutos, me quede ahi si pensar en nada, pero decidida a lo que habia venido a hacer. Comprobe que no venia nadie por un lado ni por el otro, apenas pasaban coches y, tras tomar aire y soltarlo de nuevo, me sente en la barandilla, agarrandome a ella. Cerre los ojos y pense en soltarme, en abrir las manos y dejarme caer hacia adelante. Asi acabaria con esos anos de sufrimiento, y con los que sabia que estaban por llegar. --No crei que fueras a ser tan cobarde --dijo una voz de hombre a mi espalda. Las parejas que caminaban de la mano, sonrientes y felices, o aquellas que, sin importar lo que pensara el resto del Me apoye en la barandilla, mirando el agua que corria y pasaba por debajo de esa carretera. Durante unos minutos, Abri los ojos y le mire, sin soltarme de la barandilla, para encontrarme con Mike alli de pie, vestido con su traje negro, sin corbata, y las manos metidas en los bolsillos. --Pues ya ves que las personas no siempre son lo que pensamos --conteste, encogiendome de hombros y volviendo a mirar hacia el agua que habia bajo mis pies. --No puedes querer hacer esto de verdad, Emily, aun eres joven, te queda mucho por vivir. --Es precisamente por eso que lo hago, porque he vivido mucho, y nada ha sido ni bueno, ni bonito. Miento -- levante el dedo, pero sin soltarme de la barandilla--, si que he vivido dias bonitos estas ultimas semanas, pero no han sido mas que una farsa. --Kevin me ha puesto al corriente, y siento todo esto. --No me hables de el, si quieres que tu y yo nos llevemos bien, al menos, ahora mismo --le pedi. --Esta bien. --?Que haces aqui, de todos modos? ?No me habra puesto un chip de rastreo de esos en el movil, el muy gilipollas? --Frunci el ceno. --No --Mike sonrio, mientras negaba--. Me pidio que te llevara la maleta a casa, iba a salir del coche cuando te vi empezar a caminar, asi que, te segui hasta aqui. Crei que ibas a tomar un cafe o algo, no a recorrerte la ciudad. --Ya no voy a necesitar la maleta --conteste--. Ni nada de lo que tengo, que es poco. --Emily, la vida es lo mas valioso que tenemos, te lo digo yo. --No intentes convencerme, voy a saltar. --No, no lo vas a hacer. ?Quieres saber por que? --Ilustrame. --Porque si saltas, voy detras para intentar salvarte. Y puede que lo haga, o puede que no, y que yo tampoco salga de esta. En caso de que fuera lo segundo, dejaria a mi hijo de cinco anos solo, viviendo con sus abuelos. Aquello me dio que pensar, desde luego, y es que yo sabia lo que era no tener el carino de mis padres cuando lo habia necesitado. --Porque si saltas, voy detras para intentar salvarte. Y puede que lo haga, o puede que no, y que yo tampoco salga Mire a Mike, y ya habia empezado a quitarse la chaqueta. --Ponte eso, y ayudame a bajar de aqui, que me estoy mareando y como me caiga, veras que alegria para el cuerpo nos llevamos los dos. --?Tienes vertigo? --arqueo la ceja, aguantandose la risa. --Y aqui he estado diez minutos como una campeona aguantando. Mike, por tu madre, cogeme que me caigo. Se echo a reir, camino hasta mi y me cogio en brazos para bajarme. --?En serio ibas a tirarte, pequena? --Y tanto, no me iba a echar nadie de menos, ya te lo digo yo. --Vamos, te acompano a casa --dijo, pasandome el brazo por los hombros, y no se por que, pero le rodee la cintura, abrazandome con fuerza. En ese momento, aquel hombre se habia convertido en mi salvavidas. No dijo nada en todo el camino, permanecio en silencio tan solo haciendome compania. Cuando llegamos a mi calle, fuimos directos al coche, cogio la maleta y me acompano hasta el apartamento. --?Seguro que vas a estar bien? --pregunto, cuando entre y el se quedo en la puerta. --Si, seguro. --Bueno, te llamare manana para comprobarlo. --No me voy a tomar un bote de pastillas, si es lo que piensas. Mas que nada, porque no tengo, y porque tampoco puedo comprar, estoy con el dinero justo para subsistir. --?Quieres un prestamo? --dijo, sacando la cartera. --!No! Ni se te ocurra --le sujete la mano para que no sacara el dinero--. Si no se lo cogi al imbecil de tu jefe, no te lo voy a coger a ti. Ademas, no creo que tarde mucho en llegarme el finiquito. --Como quieras, pero que si algun dia necesitas algo... me lo pides. --No me voy a tomar un bote de pastillas, si es lo que piensas. Mas que nada, porque no tengo, y porque tampoco --!No! Ni se te ocurra --le sujete la mano para que no sacara el dinero--. Si no se lo cogi al imbecil de tu jefe, no --Tranquilo, que no hara falta. Gracias por acompanarme, Mike --le abrace y el me correspondio. --Manana hablamos, pequena. Se marcho y cuando empece a deshacer la maleta para lavar la ropa, se me vino el mundo encima. Habiamos pasado un bonito fin de semana en Potsdam, y se habia ido todo a la mierda por sus mentiras. Ahora entendia las llamadas, los mensajes, debia ser alguna de mis hermanas para preguntarle si la tonta de Emily ya estaba enamorada por completo. De todos modos, ?que clase de hermanas tenia? Una de ellas estaba saliendo con Kevin, y le pedia que me sedujera, y se acostara conmigo, solo para hacerme dano a mi. No lo entendia, de verdad que, por mas que lo intentaba, no entendia nada. Me hice un cacao caliente, era lo que me pedia el cuerpo en ese momento, y es que, haber estado sentada en la barandilla, pensando si tirarme o no, me habia dejado con mal cuerpo. Tan mal me vi, tan mal me encontraba despues de saber que no valia nada, ni siquiera para mi propia familia, que no les importaba lo mas minimo hacerme dano a toda cosa, que quise acabar con todo, poner fin a esta vida a la que, como todo el mundo, yo no pedi venir. Me seque las lagrimas que habian comenzado a salir de nuevo, y me dije a mi misma que hasta ahi. Ese habia sido el final de una etapa, ahora tenia que comenzar una nueva. Buscaria un empleo, empezaria por ahi y despues, que pasara lo que tuviera que pasar. --Tranquilo, que no hara falta. Gracias por acompanarme, Mike --le abrace y el me correspondio. --Manana hablamos, pequena. Se marcho y cuando empece a deshacer la maleta para lavar la ropa, se me vino el mundo encima. Habiamos pasado un bonito fin de semana en Potsdam, y se habia ido todo a la mierda por sus mentiras. Ahora entendia las llamadas, los mensajes, debia ser alguna de mis hermanas para preguntarle si la tonta de Emily ya estaba enamorada por completo. De todos modos, ?que clase de hermanas tenia? Una de ellas estaba saliendo con Kevin, y le pedia que me sedujera, y se acostara conmigo, solo para hacerme dano a mi. No lo entendia, de verdad que, por mas que lo intentaba, no entendia nada. Me hice un cacao caliente, era lo que me pedia el cuerpo en ese momento, y es que, haber estado sentada en la barandilla, pensando si tirarme o no, me habia dejado con mal cuerpo. Tan mal me vi, tan mal me encontraba despues de saber que no valia nada, ni siquiera para mi propia familia, que no les importaba lo mas minimo hacerme dano a toda cosa, que quise acabar con todo, poner fin a esta vida a la que, como todo el mundo, yo no pedi venir. Me seque las lagrimas que habian comenzado a salir de nuevo, y me dije a mi misma que hasta ahi. Ese habia sido el final de una etapa, ahora tenia que comenzar una nueva. Buscaria un empleo, empezaria por ahi y despues, que pasara lo que tuviera que pasar.

  • La llamada de la selva (Prometheus Classics) de Jack London

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    Buck no leia los periodicos, de lo contrario habria sabido que una amenaza se cernia no solo sobre el, sino sobre cualquier otro perro de la costa, entre Puget Sound y San Diego, con fuerte musculatura y largo y abrigado pelaje. Porque a tientas, en la oscuridad del Artico, unos hombres habian encontrado un metal amarillo y, debido a que las companias navieras y de transporte propagaron el hallazgo, miles de otros hombres se lanzaban hacia el norte. Estos hombres necesitaban perros, y los querian recios, con una fuerte musculatura que los hiciera resistentes al trabajo duro y un pelo abundante que los protegiera del frio. Buck vivia en una extensa propiedad del soleado valle de Santa Clara, conocida como la finca del juez Miller. La casa estaba apartada de la carretera, semioculta entre los arboles a traves de los cuales se podia vislumbrar la ancha y fresca galeria que la rodeaba por los cuatro costados. Se llegaba a ella por senderos de grava que serpenteaban entre amplios espacios cubiertos de cesped y bajo las ramas entrelazadas de altos alamos. En la parte trasera las cosas adquirian proporciones todavia mas vastas que en la delantera. Habia espaciosas caballerizas atendidas por una docena de cuidadores y mozos de cuadra, hileras de casitas con su enredadera para el personal, una larga y ordenada fila de letrinas, extensas pergolas emparradas, verdes prados, huertos y bancales de fresas y frambuesas. Habia tambien una bomba para -el pozo artesiano y un gran estanque de hormigon donde los chicos del juez Miller se daban un chapuzon por las mananas y aliviaban el calor en las tardes de verano. Sobre aquellos amplios dominios reinaba Buck. Alli habia nacido y alli habia vivido los cuatro anos de su existencia. Es verdad que habia otros perros, pero no contaban. Iban y venian, se instalaban en las espaciosas perreras o moraban discretamente en los rincones de la casa, como Toots, la perrita japonesa, o Ysabel, la pelona mexicana, curiosas criaturas que rara vez asomaban el hocico de puertas afuera o ponian las patas en el exterior. Una veintena al menos de foxterriers ladraba ominosas promesas a Toots e Ysabel, que los miraban por las ventanas, protegidas por una legion de criadas armadas de escobas y fregonas. Pero Buck no era perro de casa ni de jauria. Suya era la totalidad de aquel ambito. Se zambullia en la alberca o salia a cazar con los hijos del juez, escoltaba a sus hijas, Mollie y Alice, en las largas caminatas que emprendian al atardecer o por la manana temprano, se tendia a los pies del juez delante del fuego que rugia en la chimenea en las noches de invierno, llevaba sobre el lomo a los nietos de Miller o los hacia rodar por la hierba, y vigilaba sus pasos en las osadas excursiones de los ninos hasta la fuente de las caballerizas e incluso mas alla, donde estaban los potreros y los bancales de bayas. Pasaba altivamente por entre los foxterriers, y a Toots e Ysabel no les hacia el menor caso, pues era el rey, un monarca que regia sobre todo ser viviente que reptase, anduviera o volase en la finca del juez Miller, humanos incluidos. Su padre, Elmo, un enorme san bernardo, habia sido companero inseparable del juez, y Buck prometia seguir los pasos de su padre. No era tan grande – pesaba solo sesenta kilos- porque su madre, Shep, habia sido una perra pastora escocesa. Pero sus sesenta kilos, anadidos a la dignidad que proporcionan la buena vida y el respeto general, le otorgaban un porte verdaderamente regio. En sus cuatro anos habia vivido la regalada existencia de un aristocrata: era orgulloso y hasta egotista, como llegan a serlo a veces los senores rurales debido a su aislamiento. Pero se habia librado de no ser mas que un consentido perro domestico. La caza y otros entretenimientos parecidos al aire libre habian impedido que engordase y le habian fortalecido los musculos; y para el, como para todas las razas adictas a la ducha fria, la aficion al agua habia sido un tonico y una forma de mantener la salud. Asi era el perro Buck en el otono de 1897, cuando multitud de individuos del mundo entero se sentian irresistiblemente atraidos hacia el norte por el descubrimiento que se habia producido en Klondike. Pero Buck no leia los periodicos ni sabia que Manuel, uno de los ayudantes del jardinero, fuera un sujeto indeseable. Manuel tenia un vicio, le apasionaba la loteria china. Y ademas jugaba confiando en un metodo, lo que lo llevo a la ruina inevitable. Porque el jugar segun un metodo requiere dinero, y el salario de un ayudante de jardinero escasamente cubre las necesidades de una esposa y una numerosa prole. La memorable noche de la traicion de Manuel, el juez se encontraba en una reunion de la Asociacion de Cultivadores de Pasas y los muchachos, atareados en la organizacion de un club deportivo. Nadie vio salir a Manuel con Buck y atravesar el huerto, y el animal supuso que era simplemente un paseo. Y nadie, aparte de un solitario individuo, les vio llegar al modesto apeadero conocido como College Park. Aquel sujeto hablo con Manuel y hubo entre los dos un intercambio de monedas. -Podrias envolver la mercancia antes de entregarla -refunfuno el desconocido, y Manuel paso una fuerte soga por el cuello de Buck, debajo del collar. -Si la retuerces lo dejaras sin aliento -dijo Manuel, y el desconocido afirmo con un grunido. Buck habia aceptado la soga con serena dignidad. Era un acto insolito, pero el habia aprendido a confiar en los hombres que conocia y a reconocerles una sabiduria superior a la suya. Pero cuando los extremos de la soga pasaron a manos del desconocido, solto un grunido amenazador. No habia hecho mas que dejar entrever su disgusto, convencido en su orgullo que una mera insinuacion equivalia a una orden. Pero para su sorpresa, la soga se le tenso en torno al cuello y le corto la respiracion. Furioso, salto hacia el hombre, quien lo intercepto a medio camino, lo aferro del cogote y, con un habil movimiento, lo arrojo al suelo. A continuacion apreto con crueldad la soga, mientras Buck luchaba freneticamente con la lengua fuera y un inutil jadeo de su gran pecho. Jamas en la vida lo habian tratado con tanta crueldad, y nunca habia experimentado un furor semejante. Pero las fuerzas le abandonaron, se le pusieron los ojos vidriosos y no se entero siquiera de que, al detenerse el tren, los dos hombres lo arrojaban al interior del furgon de carga.

  • Como el fuego de Jennifer Armentrout

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    En ocasiones, la vida te quema en las manos.

  • Rio negro de Arnaldur Indridason

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    CRIMEN Y CASTIGO EN LA GELIDA ISLANDIA. El cadaver de un joven degollado aparece en su casa del centro de Reikiavik. No ha habido lucha. No hay arma. Los unicos indicios que encuentra la policia son un chal de mujer y unas pastillas que sugieren una oscura historia de violacion y venganza.

  • Asmina, amores y pasiones de una esclava de Isabella Abad

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    Africa, 1790. Los cazadores de esclavos atrapan a Asmina, joven mujer de la tribu Fon. Su sencillo mundo se derrumba y lo pierde todo: familia, hogar, libertad.
    Trasladada al Brasil portugues, nucleo de la produccion azucarera y cafetalera, la larga cadena depesares comienza. Pero tambien la esperanza y la hermandad del candomble, religion sincretica. Gracias a ella, Asmina confiara solo en la orixa,el espiritu Obba para su salvacion.
    El dolor tiene cara de hombres blancos y Marciano sera su nemesis. Pero en el horizonte de desastres, Marco Braganza se presenta como la cara bondadosa del sistema y con el, el amor, prohibido y pasional. Con el, los suenos del romance baten alas y todo se presenta diferente.
    Los acontecimientos se suceden y en la voragine de los mismos, emerge un nuevo hombre: Demba, un esclavo con hambre de libertad, un gigante de ebano que considerara a Asmina de su propiedad desde que la ve.
    Entre ellos y un paraiso lejano, los quilombos del Matto Grosso, se debaten el corazon y la razon de Asmina.
    En el marco de uno de los comercios mas horrendos de la historia, el trafico negrero, y las fazendas brasilenas, una ficcion que te impactara por su crudeza y que te llenara de emociones..
    Esta es la vida de Asmina, ?te atreves a conocerla?

  • Un sueno real de Megan Maxwell

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    Erase una vez una joven llamada Clara. Un dia su padre le revelo la magica realidad que escondia la montana del Olvido, un lugar sorprendente, plagado de patranas y quimeras, y al que todos los habitantes del pueblo temian. Durante generaciones, su familia trato de ocultar el secreto, pero cuando ella lo descubrio ya nada volvio a ser como antes. Si te gustan los cuentos, las leyendas y las historias llenas de magia, romanticismo y fantasia, Un sueno real te enamorara.

  • El silencio de las ruinas de Daniel Jerez Torns

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    Agosto de 2010, las obras del AVE, el tren de alta velocidad, provocan la caida de la Sagrada Familia.
    El caos se aduena de la ciudad y Barcelona dejara de ser lo que era.
    25 anos despues, a las puertas del aniversario del Derrumbe, un grupo terrorista intenta sumergir de nuevo a la ciudad en la oscuridad. Barcelona ha sufrido muchos cambios desde entonces.
    Salva intentara evitar el exito de la accion terrorista y defender la principal fuente de ingresos de la ciudad: el turismo.
    Una trama de misterio en una Barcelona de 2035 que pone en tela de juicio el modelo turistico de las ciudades y el impacto que tiene en la sociedad.

  • Biografia de un cuerpo de Monica Rodriguez

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    El cuerpo manda. Obliga, es un tirano. Lo miro en el espejo a traves del vaho. Largo, recien amoldado a esta corpulencia que me desconcierta. Las costillas marcadas, los musculos del vientre esbozados por lineas oscuras, el ombligo. Aun las gotas de agua lo cubren. Pequenas constelaciones detenidas en la pelusa. El grifo gotea; su sonido metalico es un martilleo ritmico que no quiero escuchar, pero que escucho. Los azulejos del bano estan empanados. Bajo la neblina del vapor, contra el espejo, destellan los muslos dorados, casi blancos, el sexo entre las piernas, encogido sobre la mata oscura. Las rodillas formando un pequeno arco. Agacho la cabeza y me detengo en esa vision desde arriba. Estas no son mis piernas. Ni ese pene languido, acobardado como si no fuera un tirano, me pertenece. El vello de mis piernas sombrea la piel humeda, las gotas prendidas en los pelos, aplastados bajo el peso del agua. Son extranos vistos desde esta perspectiva. ?De quien seran esas piernas? ?Y esos pies grandes, de hombre? Levanto los dedos y se marcan los tendones como si alguien tirara de una cuerda. La piel se vuelve mansa, lisa, casi deslumbrante por los talones, los costados. Miro tanto esos pies que ya no parecen pies. Me fijo en sus dedos grandes, que debo domar y doblar, estirar. Me pongo de puntillas, desciendo. Hay un pequeno charco en las baldosas, bajo mis plantas. Y la gota del grifo. Clin, clin, clin. Vuelvo a levantar la cabeza. El espejo se ha empanado lo suficiente para que solo vea un borron de ese cuerpo. Esa pincelada impresionista soy yo. Froto el espejo con la palma de la mano. Mi rostro aparece en el agujero del vaho y se que es mio. Lo distingo porque lo he visto muchas veces en este mismo espejo, su imagen especular, ahora distinta, mas angulosa, menos dulce, con un ligero vello sobre el labio superior. Pero, aunque haya cambiado, hay algo que es solo mio, que soy yo, un punado de gestos, esa mirada hosca, timida, confusa, enmarcada ahora por las pestanas mojadas. No se que es, no se que soy yo, pero estoy ahi, en ese rostro, que hasta hace poco era suave y blanco como la piel de una cebolla. Sonrio. Los brillos metalicos de los hierros esconden mis dientes. Muevo la boca y siento el rozamiento de los brackets, paso la lengua por ellos. Todavia tengo que acostumbrarme a su presion. El agujero del espejo comienza a empanarse de nuevo. Voy desapareciendo y eso me provoca un pequeno vertigo. Entonces empiezo a tiritar. Tengo frio. Mi cuerpo tiene frio. Manda, me obliga a envolverme en la toalla. Me siento en la taza del vater. Sigo tiritando, pero no voy a vestirme, no voy a obedecerle. Miro el desodorante sobre el lavabo. El cuerpo grita cuando suda. Pero ahora tiene frio y no voy a moverme, no. Golpes en la puerta. Me sobresalto. !Haz el favor de salir del cuarto de bano! La voz de mi madre. Estoy harto de someterme siempre. El cuerpo, los adultos. Resistire aqui sentado, tiritando. Clin, clin, clin. Tengo la piel helada, como si una plancha metalica me envolviera. Los musculos tensos de tanto soportar el frio. Las plantas de mis pies mojadas son un trozo de algo que ya no siento, pero son mis pies. Mis pies. Mi torso. Los labios tiritando. El frio. Ya no lo soporto. El cuerpo gana y me envuelvo en la toalla. Salgo del cuarto de bano. Tambien mi madre, que espera fuera impaciente, gana. 2 Soy un dios alojado en el cuerpo de un toro. 3 Estira mas. No puedo. Claro que puedes. Estira. Lo hago. Te tiembla la pierna, no pongas tanta tension. Lo intento. No hay que intentarlo, hay que hacerlo. !Estira! Noto como el sudor nace en mis sienes, en mis axilas. Mis mejillas empiezan a arder del esfuerzo. No puedo controlar la tension, la pierna me tiembla ligeramente. Si me relajo deja de hacerlo, pero entonces no la estiro lo suficiente. Me concentro en el pie, en toda la fuerza del pie, y tiro de el hacia arriba. El muslo ya no aguanta mas. La pierna cae desobediente. ?Quien te ha dicho que la bajes? La profesora se ha vuelto hacia mi. Grita, golpea el suelo con uno de sus zapatos elasticos y negros. De inmediato, trato de subirla de nuevo. Noto el hormigueo de la tension. Ella se acerca, me sostiene la pierna por el tendon de Aquiles, con firmeza. La misma que desprenden sus ojos inflexibles. La levanta. Cuidado con la cadera. Controla el peso. Lo hago. Siento las fibras del musculo interno tirando. Rita, la profesora, suelta la pierna, que se baja ligeramente. Trato de sostenerla, sudo. Me inclino hacia la barra. Mi mano se aferra a ella con demasiada fuerza. Puedes hacerlo mejor, dice. Rita cambia de ejercicio, se pasea por la clase. Coloca un hombro, sube una barbilla. Pasa el dedo por la columna vertebral de una espalda que de inmediato se estira. Del cansancio veo la clase borrada por una leve neblina, las luces en el espejo. La profesora detenida frente a Alex asintiendo, el borron del piano negro, abierto como un feretro, en una esquina de la sala. Muy bien, Alex. Dos palmadas. Centro. Nos colocamos todos frente al espejo. Hay un ligero murmullo, mientras vamos buscando nuestras posiciones. Mi maillot esta sudado. Siento la humedad en la espalda. Clara me mira y sonrie, y algo se encoge dentro de mi. Ella se coloca en segunda fila. Yo trato de ponerme en la primera, no en el centro, en un lateral. Rita esta seleccionando la musica con el pianista. Alex esta en el centro y resopla mirandome complice. Nos colocamos. Veo las figuras en el espejo, todos con las espaldas muy rectas, la cabeza alta, los monos tirantes, los maillots sudados. Respiramos. Me detengo en mi imagen. Ese es mi cuerpo. Lo noto, pulsa dentro de mi, aulla cansado. Dolorido. Por un instante lo vuelvo a ver como un extrano. Un extrano que me lleva la contraria, me reta. Cierro los ojos y vuelve a ser mio. Necesito este dolor para domarlo. Para bailar. Me gusta este dolor. Adagio, dice Rita. Cuando quieras, maestro. Yo abro los ojos. El piano empieza a sonar, las notas caen como nudos de luz por el aula. Levanto un brazo... 4 ?Estas bien? Claro, por que lo dices. No se, te he visto raro en la clase. Cansado. No estoy cansado. ?Vienes a comer? Ahora voy. Te cojo sitio. Veo a Clara alejarse hacia los vestuarios, con la mochila al hombro. El corazon me golpea como cuando termino de hacer los saltos. Sin que yo pueda controlarlo. Tan rapido, tan violento. Golpes de animal vivo. Pero este fluir me gusta. Me hace sonreir y me asusta a un tiempo. Es Clara la que lo desencadena. Ella me dice que me reservara un sitio a su lado en el comedor y abre la compuerta. El torrente del pulso precipitandose. Clara manda sobre mi cuerpo. Entro en el vestuario de chicos. Alex sale de la ducha, desnudo, dejando un reguero a su paso. Se seca con la toalla el pelo humedo. Por un momento admiro su cuerpo. Es perfecto para la danza, tiene flexibilidad, empeines, potencia. Alex, muy bien. Alex, perfecto. Alex, si sigues asi, seras un gran bailarin. Alex, repitelo, que te vean todos. Alex. Alex. Alex. Agita la cabeza y su pelo en hebras castanas y rubias, del color del tabaco, desprende diminutas gotas, como una aureola. Entonces posa sus ojos, tambien rubios, en mi y vuelvo la vista hacia los banos, avergonzado, en un movimiento brusco. Simon y Manuel ya estan vestidos, el pelo empapado y negro, repeinado hacia atras. Me miran a traves del espejo cuadrado, incrustado en la pared. Desparejos: Simon, muy alto; Manuel, bajo. No te va a dar tiempo a comer si no espabilas, tio. Encojo los hombros. Mi corazon ya se ha calmado. Pienso: Clara, y esta calmado. Pero las comisuras de mi boca se dilatan en una sonrisa que provoca su nombre. La contengo mientras miro como Simon se echa colonia. Pero que haces, marica, eso huele que apesta. Manu le quita el bote, se pelean de mentira. Se insultan, se dan algun golpe en el biceps y salen del vestuario arrastrando las mochilas, a voces, riendo, las tarteras colgadas del hombro. ?Te espero? Alex me mira mientras se pone la cazadora. Inclina la cabeza ligeramente. Tiene el rostro redondo, aun imberbe, y su belleza es deslumbrante, amarilla, de nina. No, digo. Me cogen sitio.

  • Antes de ser Tuya (Solteronas 4) de Amaya Evans

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    Camille miraba por la ventana del salon de dibujo, el dia tan perfecto que hacia. Era ideal para ir a dar un paseo y dejar de lado el aburrimiento que por estos dias parecia acompanarla en todo momento. – ?Que tal si salimos?-pregunto su hermana-al menos el dia de hoy parece prometedor. -Iba a preguntarte lo mismo-le sonrio a su hermana Ophelia. Ambas se levantaron para ir por un chal y disfrutar de un vigorizante paseo, donde al fin podrian estirar sus piernas. – ?A donde creen que van? -su madre que entraba en ese momento, les pregunto al verlas. Las dos se miraron sabiendo que lo que estuvieran planeando hacer, su madre diria que no podian-solo ibamos a dar un paseo-respondio Ophelia. -Tendra que ser en otro momento. Lady Campbell ha venido con sus hijas a tomar el te. Camille hizo mala cara-Pero no sabiamos nada de eso-sintio que se revolvia su estomago de solo pensar en las burlas de las hijas de lady Campbell. -No estamos listas, madre-protesto Ophelia molesta por tener que soportar a las hermanas hurraca que solo llevaban chismes de un lado a otro. Camille miro asustada a su madre-creo que es mejor que yo no este presente madre. Su madre movio la mano con desden-Tonterias, las dos son mis hijas y ambas estaran alli. Ademas saben que lady Campbell y sus hijas son miembros prestantes de la sociedad. -Pero se burlan de Camille cuando ella se pone nerviosa o se molesta por sus comentarios fuera de lugar. Son unas idiotas. – !Ophelia, cuida tu lenguaje! ?Que es esa forma de hablar? No pareces una dama. -Madre, ?Es que no sientes rabia cuando hacen algun comentario de Camille? -No tengo porque, ellas solo dicen la verdad. Esa tartamudez es desesperante. Eso esta causando que cada vez estes mas alejada de los eventos sociales y de la gente. Te convertiras en una solterona, ya tu edad no es la de una jovencita y cada vez se te agotan mas y mas las posibilidades de poder encontrar un hombre que te ofrezca matrimonio-camino de un lado a otro por el salonSolo te pido que por favor no me lo reproches cuando estes sola en el mundo. -Ire a mi habitacion-dijo Camille sintiendose mal por las duras palabras de su madre. -No vas a ningun lado, primero debes saber que tienes que estar lista manana a las nueve de la manana. Vendra el doctor Monroe, para examinarte. -Si, madre-le dijo obedientemente mientras pensaba que solo era una perdida de tiempo- ?Ya pudo retirarme? -Esta bien, pero que sepas que esto de esconderte de la gente todo el tiempo, no te ayudara en el futuro. ***** Los rayos del sol se filtraban por las ranuras de las cortinas de su habitacion. -Buenos dias-la voz cantarina de su doncella, la desperto. -Buenos dias, Mary. -Hace un dia tan bonito, que pense en aquel vestido de flores amarillas que le dio su mama de cumpleanos el mes pasado. -Hoy no quiero ponerme vestidos bonitos, si tienes uno de color cafe oscuro o negro, mejor. – !Nina! ?Pero que se le ha metido en la cabeza para querer esos colores tan horribles? -Nada, Mary. Es solo que hoy viene otro dichoso doctor, de esos que a mi madre le encanta que vengan a decirme lo mismo de siempre, que mi padecimiento no tiene cura. -Oh milady, siento mucho que tenga que pasar por esto. Pero eso no significa que tiene que ponerse asi. Tal vez, este si tenga buenas noticias-le dijo tratando de infundirle animos. -Lo que mas me pone triste es saber que mi madre nuevamente va a estar alli, a la expectativa, creyendo que esta vez, si hay un remedio milagroso. Y cuando le digan que no es asi, yo soy la que tendre que ver su cara de decepcion. -Elevo los ojos al cielo-es una locura tener que pasar por lo mismo tantas veces. -Veamos primero, que es lo que tiene que decir el doctor-su doncella le llevo su bandeja hasta la cama para desayunara y luego la ayudo a asearse y a vestirse. Luego, ambas bajaron a la salita de vistas donde la esperaba el doctor y su madre. -Buenos dias. -ella saludo a todos. -Muy buenos dias, supongo que es usted lady Camille. -Si, doctor. -Es un gusto conocerla. Soy el doctor Edward Monroe. -Un placer conocerlo-dijo con tono apagado. -Hija, por favor, acercate. El doctor quiere verte bien. Ella se acerco y el comenzo a tocar su muneca y pincharla con cosas extranas que dolian. Era un hombre de rostro hurano, casi amargado. Sin embargo era educado en su forma de hablar y trataba de ser amable con ella, pero Camille no podia evitar sentirse como un experimento por la forma en la que la miraba. Luego de examinarla, se sento a tomar su te y empezo a hablar con su madre como si ella no estuviera alli. -No cabe duda de que es una pena. Una muchacha tan bonita, y joven con ese tartamudeo, es terrible. Pero creo que podemos hacer algo. Su madre casi se levanta de la silla cuando lo escucho- ?y que cree que deberiamos hacer? -Definitivamente un cambio de ambiente, es pertinente. Pero ademas no puede seguir encerrada, debe socializar para poder ejercitar la boca y la lengua. De esa manera podra ver una mejora. -Pero eso ya nos lo han dicho los otros doctores. El hombre hizo cara triste-lamentablemente es todo lo que puedo recomendar. Este tipo de padecimiento es algo con lo que la persona debe aprender a vivir, porque no desaparece, solo mejora un poco. – ?Entonces todo lo que podemos hacer es cambiarla de ambiente y llevarla a todos los eventos para que hable mas? -Eso y tratar de que no se altere, pues eso es lo que acentua el problema. Su madre no pudo ocultar su decepcion-Pense que podriamos tener buenas noticias. -miro a su hija con ese eterno gesto que la acompanaba desde que ella habia empezado a tartamudear. Ella sabia que era una molestia para sus padres y que si pudieran deshacerse de ella lo habrian hecho, pues gracias a ella, su familia estaba envuelta en habladurias y bromas de mal gusto. -Yo…les pido un permiso. Quisiera retirarme porque tengo un poco de jaqueca. -Si…si, vete hija-su madre la despacho como si no fuera mas importante que uno de sus gatos. Camille salio de alli con apenas un hasta luego, doctor, y subio las escaleras a toda prisa. Necesitaba estar en su dormitorio y llorar. Su hermana estaba cerca cuando ella entro como un huracan a su habitacion. – ?Que sucede?-corrio tras ella. -Por favor, Lia, ahora no deseo hablar. -le dijo a su hermana Ophelia que entraba en ese momento a su dormitorio. – ?Tan malo es lo que te ha dicho ese doctor? Segun el, toda la vida sere una tartamuda. Dice que es algo que se puede mejorar pero que jamas se ira. -empezo a llorar-no soy tan fuerte como para aguantar toda mi vida las burlas y las miradas de compasion de la gente. -No es el fin del mundo, hermana-debes calmarte-Ophelia se sintio mal por ella. A Camille le habia tocado una vida dura mientras crecia. A pesar del lujo que la rodeaba, las personas no le perdonaban su defecto. -Camille la miro con ojos llenos de lagrimas- ?como podria hacerlo despues de tan terribles noticias? Si hubieras visto la cara de mi madre, sus ojos me miraban con tal decepcion… -Oh no querida, esa es su mirada de siempre. Cualquier cosa que no sea su reflejo en el espejo sera observada como si fuera un insecto. Camille sonrio a pesar de su tristeza. Tenia que estar de acuerdo con ella. Su madre era la mujer mas egoista que habia conocido. Desde que eran pequenas, siempre les dejo ver que solo serian un medio para un fin. Eran hijas de un vizconde para casarse con aristocratas y llevarlos a un mejor nivel o al menos mantener el que ya tenian. Con el unico que se portaba distinto, era con su pequeno hermano Julian, al que tampoco habia deseado criar y lo habia enviado lejos apenas pudo, a un internado. Y ella para no sentirse culpable, se decia que era por su bien, pues era el heredero de un vizconde. Sin embargo cuando llegaba de visita, se deshacia en cumplidos y atenciones para consentir al pequeno heredero. -Al menos sabemos que si no te vas a casar por ese defecto, tampoco tendras que ir a ese monton de bailes en busca de marido, ya que ninguno querra tener que ver algo contigo. Camille le dio una mirada asesina- !Por Dios, Ophelia! a veces creo que no hay en ti, filtro entre tus pensamientos y tu boca-no pudo evitar reirse. -pero la verdad es que tienes razon. Ya me he hecho a la idea de que jamas sere una esposa con una gran familia, y si a eso le agregamos que los pocos caballeros que han venido aqui, se desencantan cuando me escuchan hablar, ya sabemos que es muy lejana la posibilidad de un matrimonio. Ophelia rodo los ojos-tu tampoco te ayudas, Camille. No sales mucho, evitas las reuniones, y los bailes. Por supuesto la consecuencia es que no muchos caballeros llenen la casa. -Mira quien habla de ayudarse. La que ahuyenta a los hombres con sus comentarios agrios la mayor parte del tiempo. Su hermana la miro molesta-lo hago porque tengo que. Sabes muy bien que de lo contrario, ya estaria comprometida y…-su semblante se torno triste-bueno a sabes que no es lo que quiero. -Lo se, hermana. Lo siento, no debi tocar ese tema tan doloroso para ti. Se que no es facil confiar despues de que Dalton, te hiciera aquella canallada.

  • Las huellas que dejo la marea de Johan Varo

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    Por fin llega la esperada la esperada continuacion de "El lenguaje oculto de las olas" con un desenlace que no te dejara indiferente.

  • Ninos en la Oscuridad de Harry Betancourt

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    Ninos en la oscuridad es una novela donde se narra la historia de un escritor frustrado y alcoholico quien se ve hundido en lo mas profundo que puede llegar una persona, la indigencia. Un dia se cruza en su vida un nino de la calle quien subsiste junto a otros muchachos en un vertedero de basura y que lo ayudara no solo a sobrevivir en aquel submundo donde los seres humanos son considerados desechos de la sociedad, sino que lo hara despertar de la oscuridad para ver de nuevo la luz al final del sendero.

  • La imborrable huella del amor de Mari Cruz Gonzalez

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    Yo era la chica mas feliz que pisaba este planeta. Tenia un trabajo con un buen sueldo que me permitia llegar desahogadamente a final de mes, una familia bastante unida y un novio que me queria con locura. Aaron era perfecto. Llevabamos diez anos como pareja y justo el dia en el que los cumpliamos, hinco rodilla delante de casi cincuenta personas en el restaurante en el que cenabamos esa noche. Todavia recuerdo las exclamaciones de asombro, un camarero grabandonos y una cocinera rechoncha llorando como una magdalena, sorbiendose los mocos mientras todos los alli presentes aplaudian. Fue la noche mas bonita, romantica y magica que recuerdo. Teniamos una relacion de envidia o eso me decian mis amigas. La verdad era que nos llevabamos muy bien, apenas discutiamos y no teniamos problemas de confianza, sinceridad o fidelidad. Viviamos juntos desde hacia seis anos y la convivencia era bastante buena: cocinaba, me ayudaba con las tareas domesticas, era ordenado, limpio y un manitas arreglando cosas. Era increible. No tenia mas palabras para describirlo. Era mi principe azul, por el que hubiera dado todo. Estabamos tan emocionados con casarnos que hasta planeamos un viaje. Yo fui la que propuso la idea. Nos ibamos a Andorra en nuestro propio coche. Queriamos una pre-luna de miel: esquiar, estar en contacto con la naturaleza rodeados de montanas y respirando aire puro. Lo organizamos todo en nuestros respectivos trabajos para poder ir en febrero. Pero antes de irnos, mi madre, mi futura suegra y yo nos fuimos a comprar el vestido de novia mas espectacular que habia. Lo encontre despues de recorrer varias tiendas: un palabra de honor con una cola larga. Las dos mujeres que me acompanaban se emocionaron al verme de blanco. Lo guarde muy bien en casa de mis padres, Aaron no podia verlo. La noche anterior al viaje la dedicamos a hacernos el amor tan apasionadamente que parecia que aquella era la ultima vez que iba a tenerlo en mis brazos. Me abrace a su cuerpo, escuchando a su corazon latir a mil despues del orgasmo, y senti unas irrefrenables ganas de hacerle saber cuanto lo amaba. Se lo dije unas veinte veces o mas mientras me comia su cara a besos para despues volver a abrazarme a el en nuestro ultimo abrazo antes de quedarme dormida. Salimos despues de comer. Decidimos hacerlo asi para que yo pudiera conducir un tramo pues me daba respeto conducir de noche. Paramos en una gasolinera a estirar las piernas, llenar el deposito de combustible y hacer el cambio. El conduciria hasta Andorra y ya empezaba a oscurecer. Nos dirigiamos a Zaragoza a una velocidad normal, puesto que apenas habia coches en la carretera. La musica sonaba de fondo y yo le daba conversacion sobre lo que ibamos a hacer alli. Estabamos muy ilusionados por conocer un pais nuevo aunque fuese pequeno. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, nuestros planes se truncaron para siempre. Solo recuerdo una luz cegadora y nuestros gritos. Aaron sobre el airbag. Dolor. Sangre. Luz. Silencio. Paz. -- Judith, Judith... Me gire reaccionando a mi nombre. Era Aaron. Estaba lejos en aquella inmensidad totalmente blanca. No podia correr, ni lanzarme a sus brazos. Al llegar a el, me cogio de las manos y me sonrio. -- Te quiero-- yo le respondi lo mismo--. Pero ha llegado el momento... tenemos que separarnos aqui. Lo mire aterrada. ?De que estaba hablando? -- ?Por que? Quiero irme contigo. No quiero estar en un sitio donde no estes tu-- fue lo unico que pude decir. -- No puedes-- dijo mientras negaba con la cabeza y apretaba mis manos--. No es tu hora. No es demasiado tarde para ti, pero si para mi. No entendia nada, todo esto sonaba a despedida. -- Tengo que irme pero ten por seguro que no te voy a dejar ni un solo segundo sola. Te deseo lo mejor. Te amo muchisimo. Nunca lo olvides, por favor. Me beso en los labios y me abrazo. No podia llorar. Comenzo a alejarse. Comenzo a desvanecerse en el aire. -- !Espera, Aaron!-- intente correr--. !Te amo, te amo! Llegue hasta el pero ya era tarde. Cai de rodillas sin comprender todavia. Un profundo dolor me recorria el cuerpo. Y luego, luz. Luz blanca y pura. Tranquilidad absoluta. Abri los ojos poco a poco. La luz de los fluorescentes me hacia dano. Un pitido intermitente retumbaba por toda la habitacion, haciendose el dueno del silencio junto a un ruido ensordecedor y monotono. Parpadee repetidas veces, lo veia todo muy borroso. Estaba tumbada en una cama con un monton de maquinas a mi alrededor. Tenia puesta una mascarilla de oxigeno. Bajo ella, un pequeno tubo se apoyaba encima de mi oreja y, pegado a mi mejilla por alguna especie de cinta adhesiva, se introducia en mi fosa nasal izquierda. Algo rigido me rodeaba el cuello hasta la clavicula. Sentia ganas de vomitar y me dolia la cabeza. Levante los brazos para observar que tenia cables en ellos, en mis dedos y hasta en el pecho me los pude palpar. Tambien conte al menos una aguja atravesandome la piel. Movi un poco mis piernas, la izquierda la tenia en alto rodeada de escayola y me dolia a rabiar. Hice un guino y solte un grunido de dolor. Me sentia cansada, agotada, como si un camion me hubiera pasado por encima. Oi una exclamacion de susto a mi derecha. -- !Doctor, doctor!-- salio apresuradamente una enfermera de la habitacion. No la habia visto, mi campo visual era muy limitado. Me dolia demasiado el cuello y lo tenia inmovilizado. Al poco rato entro un hombre. -- Judith, al fin-- suspiro con alivio. Me sonaba su voz--. ?Como estas? Me encogi de hombros. !Dios! Me dolia todo. Los ojos se me cerraban. -- ?Puedes hablar?-- espero un instante y luego insistio--. Habla, por favor. -- Me duele todo. ?Donde estoy? ?Que ha pasado?-- mi voz sono muy debil y ronca. -- Tranquila, Judith. ?Te acuerdas de mi?-- se acerco mas a la cama y busco mi mirada perdida. Lo mire a la cara detenidamente, haciendo un enorme esfuerzo para que no se me cerraran los parpados. Me sonaba tambien. -- ?German?-- asintio y sonrio ampliamente. Se sento sobre la cama. -- Aun te acuerdas de mi-- confirmo sin dejar de sonreir. -- Me alegro de verte-- tosi por culpa del vapor de la mascarilla y el temblor de mi cuerpo al hacerlo fue peor que haberme ahogado con el. Frunci el ceno con resignacion. -- Yo tambien, pero no asi-- me miro de arriba hacia abajo haciendo enfasis en 'asi'. -- ?Que ha pasado, German?-- musite sin apenas fuerza en la voz. -- Tuviste un accidente de coche. Un borracho conducia en direccion prohibida en plena autovia y chocasteis de frente. Has estado casi un mes en coma, no habia muchas posibilidades de que salieras de el. Estas viva de milagro. Me quede paralizada un momento. Recorde una luz cegadora. Tosi. -- ?Puedes quitarme esto, por favor? Si no me he muerto, esto me va a matar. Ademas, parezco Darth Vader-- hice el intento de quitarmelo pero el me bajo la mano hacia el colchon mientras sonreia. -- No, no puedes quitartelo, al menos aun no. Tienes que descansar-- me apreto la mano derecha. Mire nuestras manos juntas. Un anillo precioso brillaba en mi dedo anular. Gritos. Dolor. Sangre. -- !Aaron!-- grite, reuniendo las pocas fuerzas que tenia--. ?Y Aaron? German se puso serio y trago saliva con cierta dificultad. Se levanto, rehuyendo mi mirada. -- Tranquila, Judith, tienes que descansar-- repitio, nervioso. -- ?Donde esta Aaron?-- espere contestacion pero no la recibi--. Dimelo, German. Se miro las manos mientras retrocedia hacia la puerta. El monitor cardiaco pitaba cada vez mas rapido. -- !Maldita sea, dimelo!-- insisti, incorporandome dolorosamente. Empece a quitarme la mascarilla, la aguja y los cables de mi pecho, brazos y manos como pude. Me sorprendio aquella repentina fuerza que me invadio estando en tales circunstancias. Las maquinas que me rodeaban comenzaron a volverse locas emitiendo pitidos. -- !Para! !Enfermera!-- grito mientras me retenia de las munecas contra la cama--. !Enfermera! -- !Solo dime como esta Aaron! !Necesito saberlo, por favor!-- forcejee con el en vano mientras las lagrimas me caian a raudales a ambos lados de mi cara y se estampaban contra el collarin y la sonda. Una enfermera entro a toda prisa y me cogio de un brazo. Senti un pinchazo y en seguida deje de tener voluntad. -- Tranquila, Judith-- oi la voz de Aaron y me di la vuelta. Ahi estaba el de nuevo. Ahora, en el parque donde nos conocimos o, mejor dicho, donde nos presentaron.

  • Por ti, por mi, por ellos… de Freya Asgard

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    No puedo detenerme. Debo seguir huyendo. De eso depende mi vida. Fui traicionado por mi companero y ahora debo escapar. --!Mierda! --resoplo desesperado, y con espanto veo que el camino se termina; sin darme cuenta, me habia metido a un pasaje sin salida. Miro hacia todas partes en busca deun lugar seguro. No me queda tiempo. Apenas tengo unos pocos minutos de ventaja sobre mis perseguidores. No lo pienso dos veces y me encaramo a la pared que tengo enfrente. Si no hay un buen escondite en el patio, tomare rehenes. No me queda opcion. --Mierda, mierda, mierda --protesto en voz baja. Todo el mundo tiene cachureos en sus patios, muebles, cajas, escombros… juguetes. Menos en esta casa en la que se me ocurrio meterme. Nada. Ni un solo papel. Nada. !Vieja conche…! No, no dije la palabra. Mi padre me enseno a respetar a las mujeres y por el es que siempre cumpliria la promesa que me hizo hacer de nunca faltarles el respeto. Los seis metros de largo y los cuatro de ancho no me dan mucha seguridad, la puerta trasera de la casa esta abierta y aprovecho de entrar. Si no puedo esconderme, intentare escapar por el frente. O la duena de casa tendra que ser secuestrada. Asi de simple. No permitire que me cacen ahora que estoy tan cerca de la verdad. La musica en un pequeno reproductor es lo unico que da senales de vida. Desde el umbral puedo ver la casa completa. Al menos el primer piso. Todo esta en un solo lugar. Es una vivienda basica del Estado donde living, comedor, cocina y bano se amontonan en dieciseis metros cuadrados. La puerta del bano se abre y yo me parapeto tras la pared que divide el bano de la cocina. La mujer no me ve, sube al segundo piso, corriendo, envuelta en una toalla. Tengo un poco de tiempo para salir de esa casa sin que me vea. Ella al menos. Me dirijo a la puerta de calle pero, antes de abrirla, las luces de la torreta del auto de Rolando Meneses me detienen. Esta afuera. Esperando por mi. !Malditos traicioneros y vendidos! Me devuelvo y entro al bano, que sigue con la puerta abierta, al sentir los pasos de la mujer que se acercan a la escalera. No tengo opcion. Tendre que tomarla como rehen. Al exacto momento en el que ella pasa por la puerta del bano, salgo, la tomo por asalto y la arrincono contra la pared. Le cubro la boca con una mano, le sujeto el cuerpo de la cintura y le aprisiono ambas munecas con la otra. Alzo mis ojos a su cara y, por poco, la dejo escapar. Su rostro y sus ojos horrorizados son iguales a otros que conoci hace unos tres anos, solo que estos son marrones y los otros eran de un extrano violeta. --No grite, no le quiero hacer dano --aseguro con la voz mas suave que puedo imprimir. Es verdad, no quiero lastimarla, solo quiero un lugar seguro donde esconderme hasta que pueda salir y escapar. Ella asiente con la cabeza. --?Con quien vives? --interrogo y suelto un poco mi mano para que me conteste. Ella no contesta, dos gruesas lagrimas corren por sus mejillas y mojan mi mano. Su terror es evidente. --No te preocupes, no te voy a lastimar, tampoco quiero hacerle dano a tu familia, solo quiero estar seguro que nadie dara mi ubicacion. Mi corazon late desbocado ante esa mujer que me recuerda demasiado un pasado que esperaba volviera un poco despues. No ahora. --?Con quien vives? --repito. --Sola --contesta en un hilo de voz. --?Seguro? ?No hay un marido? ?Hijos? --No. --Espero que no me mientas. --Vivo sola y usted deberia saberlo bien --espeta casi molesta. Ya no llora. Su frente tiene dos arrugas de enojo, sus cejas estan casi juntas; sus ojos, entrecerrados, emiten miedo y odio; sus mejillas, palidas, me demuestran lo atemorizada que esta; sus labios los siento en mi palma, humedos, cerrados, y su menton tiene un leve temblor que me provoca culpa. Terminada esta inspeccion a su rostro, ella baja la vista. La dejo libre. Algo me dice que no escapara de mi. --Usted me quito a mis hijos --me refriega en la cara, intenta no demostrar su miedo, lo que no logra. Yo le doy la espalda y cierro los ojos. Si, no me habia equivocado, esta mujer es Paola Donoso. --?Yo te los quite? --pregunto con recelo a la respuesta, no quiero admitir que se muy bien quien es ella. Abro los ojos y ella esta justo frente a mi, eleva su menton para enfrentarme. Si se colocara de puntillas, quizas su rostro quedaria cerca del mio, sin embargo, su cabeza quedaba justo debajo de mi cara. --Si, mi ex esposo, un tipo con mucho dinero y poder, me acuso de abuso y usted, como detective, lo corroboro y se llevo a mis ninos con el, dejandome como a un perro atada a una silla --declara con lujo de detalle --Estas distinta --admito sin querer recordar ese instante. --Usted tambien, no lo reconoci enseguida. Aparta su mirada de mi y se voltea. Viste tan solo una polera larga y pantuflas y puedo apostar que no lleva ropa interior. --Las cosas han cambiado, vengo huyendo de la policia --explico para olvidar el curso de mis pensamientos. --?Y eso? --pregunta interesada y gira su cabeza para mirarme. --Fui traicionado --respondo encogiendome de hombros como si gran cosa--. Te queda bien el pelo corto, ?que le paso a tus ojos? --pregunto y me siento a la mesa, no soy capaz de mantenerme en pie. Estoy cansado, agotado de seguir huyendo y, encima, por haber venido a dar, precisamente, a este lugar. --?Por que se vino a meter aqui? --Ella se sienta ante mi y clava su mirada de odio en mi--. ?Usted cree que me interesa salvarlo de alguien? Usted se vendio y me arrebato a mis ninos, ?cree que tengo algo que perder? ?Sabe cuantas veces he deseado morir y no he sido capaz de hacerlo? Si usted lo hiciera por mi, juro que se lo agradeceria. Su voz natural e intensa me hace sentir una punzada de lastima por ella. Le habia hecho dano, mucho, y estoy seguro que nunca ella creera que ese fue el punto de partida para lo que hoy estoy viviendo. Quise arreglar ese entuerto y por ello fui traicionado por lo que ahora estoy huyendo como un delincuente cualquiera cuando hasta hace unos dias era el comisario de mi division: Crimen organizado. Una verdadera ironia. El timbre nos sobresalta, sobre todo a mi. Ella aguanta el aire, yo la miro con desconfianza, ?esperaba a alguien y no me habia dicho? --Debe ser alguna vecina --me indica con voz temblorosa. --No le digas a nadie que estoy aqui --advierto, estoy seguro que podria ponerme en evidencia en el momento en que lo quisiera, no le habia mostrado un arma ni tampoco la habia amenazado, no en un sentido formal. Paola alza el menton, al parecer es un gesto caracteristico de ella, y sale a abrir; yo me escondo tras la puerta, al menos asi puedo amedrentar un poco a la duena de casa. --Dona Berta, ?como esta? ?Paso algo? --saluda con voz demasiado alta antes de salir hasta la reja. --Ando de pasadita, vecina --responde una mujer de voz madura, una voz que me recuerda a mi antigua entrenadora--, le venia a decir que anda un delincuente por aca, lo mostraron en las noticias y como se que usted no ve television --censura la vecina--, le vine a avisar, ademas usted siempre pasa con la puerta del patio abierta… Digo, para que cierre todo, dicen que es muy peligroso y la policia esta por llegar, revisaran todas las casas, para que este atenta y no la pille de sorpresa. --Gracias, dona Berta, voy a cerrar todo enseguida --responde con un leve temblor en su voz. --La gente anda muy mala en estos dias, hay tanto delincuente suelto, aunque los peores son los de cuello y corbata, ?no? Con esos si hay que tener cuidado. El silencio se torna incomodo. Quiero salir, quizas Paola me delato y ahora vienen por mi. --Nos vemos, dona Berta, gracias. --Cuidese y recuerde que van a pasar por todas las casas. Molesto silencio otra vez. La puerta se abre despacio. Yo cierro los ojos. Espero. El sonido del cerrojo me obliga a volver a la realidad. Paola me esta observando, en su rostro hay confusion. Yo hago un gesto, no quiero demostrar lo vulnerable que soy en esta situacion. Aunque la haya acorralado y la haya amenazado, seria incapaz de lastimarla. --Creo que llego algo tarde la recomendacion --comenta de mal modo. --Gracias --respondo laconico. --No lo hice por usted, lo hice por ella, tiene familia y aunque es la vecina “copuchenta” del barrio, la que riega todas las noticias, es muy querida pues siempre lo hace por la preocupacion por los demas. Como ahora. No podia permitir que la secuestrara igual que a mi. No digo nada. No se que decir. Ella avanza hasta la cocina, yo me quedo alli, inmovil. Me siento fuera de lugar, quiero irme, esa es la verdad, estar aqui con ella no me sienta nada bien. Un ruido llama mi atencion: el hervidor electrico. Me acerco y me siento en la mesa, observandola. Ella se mueve presta buscando todos los utensilios y materiales para cocinar. --Si estuviera secuestrada, como dice, no podria estar haciendo eso --expongo con calma. --A usted mismo le va a dar hambre en un rato mas --responde de mal modo. --Pareces mas enojada que asustada. --No estoy asustada, usted no me intimida. --Estas enojada entonces. --?Y que quiere? Tengo que proteger y alimentar al hombre que me robo a mis hijos, ?le parece poco?

  • El secreto de Julieta (Mi jefe 1) de Dylan Martins

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    Observe tras los cristales de mi despacho que el sol comenzaba a brillar con mas intensidad de lo habitual, se asomaba la primavera en su maximo esplendor. La taza de cafe en la mano era mi mejor aliada para afrontar un nuevo dia lleno de trabajo y, ademas, una entrevista para ocupar la vacante de secretaria. Mi anterior secretaria se habia casado con un chico militar y a este lo habian destinado fuera por lo que perdi a la joya mas valiosa de mi dia a dia y fue justo en ese momento cuando me di cuenta de que encontrar otra igual iba a ser mision imposible. Victor, mi amigo de toda la vida me pidio el favor de echarle un cable a la hermana de su novia, o sea, a su cunada que se habia quedado en paro despues de trabajar tres anos en una empresa que ahora habia quebrado, por lo que al menos experiencia tenia, solo quedaba entrevistarla. Faltaban cuatro dias para el sabado, el dia de mi cumpleanos. Al cumplir cuarenta anos iba a celebrarlo como Dios manda y por todo lo alto. Lo estaba preparando todo con mucho ahinco, no iba a permitir que faltara detalle y para eso era muy meticuloso. Habia invitado a todos mis amigos, compromisos de trabajo, familiares... En total, unas doscientas personas. Ya que no tenia planes de casarme y mucho menos pareja, al menos lo haria en plan bodorrio y a lo grande. Mi empresa era una de las redes sociales mas importantes del mundo, por lo que habia tenido una suerte impresionante cinco anos atras y ahora contaba con un equipo de mas de cien trabajadores en diferentes partes del mundo, ademas de la oficina central donde yo tenia mi despacho y una parte del personal. Ademas de haber conseguido el sueno de mi hermana Estibaliz: ser influencer. Llevaba dos anos en ello y ahora a sus veinte era una de las mas codiciadas y cotizadas. Ni que decir tiene que hicimos cuanto pudimos para que tuviera la mayor visibilidad del mundo y que en menos de un mes contara con millones de seguidores. Ella era veinte anos menor, y es que, como decian mis padres, habia venido de sorpresa, pero eso si, se convirtio en la princesa de la casa, era la nina de todos, hasta casi la crie como si fuera mi propia hija. Mis padres estaban jubilados, los dos habian sido profesores y ahora estaban mejor que nunca viviendo en unas infinitas vacaciones, donde cada dia hacian algo. Era un matrimonio de esos unidos para toda la vida, donde el respeto, el amor y el carino los mantenian en un absoluto enamoramiento. Yo creia en el amor de los de antes, aunque no me lo aplicaba, era estar con una chica viendome mas de una semana y me entraba el agobio, me alejaba fulminantemente, era como no querer afrontar mi vida ligada a la de otra persona. Queria ser libre. Mi amigo Victor era como yo hasta que conocio a Susy, en la sala de urgencias cuando fue por un colico nefritico y alli trabajaba ella como enfermera. Segun el, fue un flechazo a primera vista, yo no me lo crei, pero la broma ya lleva casi un ano, asi que por lo visto tenia razon. Poco me habia durado la paz esa manana, por la puerta aparecio mi hermana, sin llamar siquiera, tipico en ella. --Buenos dias, hermano --entro directa a sentarse en uno de los sillones de mi mesa. --Buenos dias --sonrei mientras le senalaba mi taza por si queria un cafe. --No, ya sabes que no tomo mucha cafeina --volteo los ojos--. Vengo a pedirte un favor. --Que raro... --ironice. --Bueno, ?a quien mejor que a tu hermana favorita? --Eres a la unica que tengo --voltee los ojos. --Pues blanco y en botella... --Pide por esa boca --solte el aire viendo venir que tantos rodeos no eran buenos. --Necesito que me acompanes esta noche a un evento que me han invitado. Me entere de que va un influencer que me gusta y quiero darle celos contigo. --?Tu estas loca? --resople negando. --Un poquito, pero ya a estas alturas no me podeis devolver. --Ni suenes que ire --le adverti senalandola con el dedo. --Si que iras --se levanto--. Recogeme a las ocho en casa de nuestros padres. --Claro, ?donde si no? !A ver cuando te independizas! --?Yo? --Se senalo a ella misma desde la puerta haciendo un gesto de lo mas exagerado--. Ni que fuera tonta. ?Donde voy a vivir mejor que alli? --me saco la lengua y dio un portazo que debio resonar en todo el edificio. Lo peor de todo es que a las ocho en punto estaria el "menda" en la puerta de casa de mis padres esperando a que la nina saliera para acompanarla a darle celos a un chico, que seguro seria de esos que solo sabian hacer poses en las redes. Vamos, que lo tenia claro. Dos golpes en la puerta y no podia ser mi hermana porque se hubiese dejado algo, ella no llamaba. --Adelante. --Hola --sonrio una joven preciosa con un gesto entre despiste y nervios. --Hola, buenos dias --me levante para dale la mano--. Soy Lorenzo y tu debes de ser Julieta. --Claro --se sento sin darme tiempo a ofrecerle asiento--. Vengo a firmar el contrato que me consiguio mi cunado Victor, menos mal que sirve para algo --dijo con indiferencia causandome una carcajada. --?Como que para el contrato? Lo de Victor hare como que no lo he escuchado, te recuerdo que es mi amigo --carraspee aguantando la risa--, pero esto es una entrevista --arquee la ceja. --Bueno, pero estoy recomendada, ademas, como sabras vengo de trabajar tres anos de secretaria, a lo que hay que anadir que tengo unos trillizos que mantener y soy viuda con treinta anos. --Vaya, lo siento... --No sabia si estaba intentando convencerme, puesto que era una descarada, o es que Victor casi le habia garantizado el empleo, pero cualquiera le decia que no. !Menudo genio gastaba la senorita! --Entonces, ?firmamos el contrato? --Claro, empezaras con seis meses de prueba y si funcionas se te pasara a la plantilla fija. Manana a las ocho puedes comenzar y tendre preparado el contrato para que lo firmes. Deja a mi companero de la primera puerta del pasillo una copia de tu documento de identidad. --?Horario? --De ocho a tres --sonrei negando. --Pues me voy, he dejado a los ninos con mi madre, hoy no fueron al colegio porque tenian pediatra, asi que me aligero que deben estar volviendola loca. --Claro --madre mia, esta mujer era puro nervio. ?Donde me habia metido Victor? Se fue dando un portazo como habia hecho un rato antes Estibaliz, aqui parecia que tenian algo en contra de la puerta y al final iba a tener que quitarla por la seguridad del edificio. Trabaje esa manana revisando graficos y datos que me habian enviado de la semana, la verdad es que todo crecia a la velocidad de la luz y no habia un solo dia que no me impresionara la cantidad de nuevos clientes que entraban para ver su publicidad plasmada en nuestra pagina. Llame a Victor para darle mi primera impresion. --Hola, hermano, ?que tal? --pregunto con ese tono de felicidad que siempre le acompanaba. --Hola, bien, ya entreviste a Julieta. --?Viste que es la perfecta? --Bueno, que quede entre nosotros, la vi un poco descarada. --Pero en su trabajo es profesional, es un poco alocada, pero responsable. --Se fue rapido porque tenia que recoger a sus trillizos que los habia dejado en casa de su madre. --?Sus trillizos? --Si, ya me conto que era viuda. --Yo la mato... --?Pasa algo? --Obviando que no tiene hijos, nunca estuvo casada y no le duro un novio dos telediarios, nada mas... Bueno si, vive con sus padres. --?En serio? --me eche a reir, no me quedaba otra, me la habia colado sin venir a cuento de nada. --Nada, esa es Julieta en su estado puro, bromista y alocada, pero de verdad, en el trabajo es profesional, por lo demas no le hagas ni caso. --Vale, es bueno saberlo --trague saliva y ladee la cabeza. Quedamos en vernos el sabado en mi cumpleanos, asi que, segui trabajando pues la manana se iba de forma veloz y queria terminar de revisar varias cosas. Dos golpes en la puerta y volvio a aparecer Julieta. --Dime --sonrei. --Nada, que ya deje mi documento ahi, para que veas que soy eficaz --un gesto de adios con sus dedos y otro portazo mas. Estaria bueno que dejar un documento fuese digno de eficacia y no de responsabilidad para poderle hacer su tan ansiado contrato, pero bueno, se veia que ella vivia en su mundo y yo me iba a tener que adaptar a el, por el bien de mi tranquilidad mental, al menos iba a intentarlo. Para colmo esa noche tenia un evento con mi hermana, el dia parecia que habia comenzado movidito e iba a terminar de igual manera...

  • Sin Compromisos (Jaque Mate 2) de Diana Nixon

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    Sabes que vas a tener un mal dia cuando te despiertas por la manana y ves el vestido que habias preparado la noche anterior totalmente arruinado por un perro que nunca esperabas ver en tu casa, mucho menos en tu propio dormitorio. --!Anna! -- --Por Dios, ?por que estas gritando? -- Mi hermana entro en mi habitacion vistiendo un par de impresionantes zapatos de color gris oscuro y una gabardina que compre ayer y ni siquiera tuve la oportunidad de usar aun. --?Que diablos es eso? -- Le pregunte senalando su atuendo. Anna tenia solamente dieciseis anos, ocho anos menos que yo, pero por centesima vez me estaba arrepintiendo de haberla invitado a vivir conmigo mientras nuestros padres estaban en su vigesimo quinto aniversario de boda, reviviendo su luna de miel. Gracias a Dios esta tortura estaba a punto de terminar en menos de veinticuatro horas. --Es Robin, -- me contesto sosteniendo al perro en sus manos. -- ?No es lindo? Un amigo lo estaba vendiendo y no pude evitarlo, debia tenerlo, asi que compre esta adorable y pequena criatura, -- dijo con voz de bebe, mientras hacia caras cursis al perro. --?Estas bromeando? ?Mi vestido te parece tan lindo como ese perro? !Ahora solo servira para limpiar el suelo! Espera un minuto, me referia a mis zapatos y gabardina, de hecho. -- El vestido quedo en el olvido desde el momento que mire sus pies, mi amor por los zapatos dificilmente se podia comparar con cualquier otra cosa. Ademas, habia trabajado demasiado para pagar ese par en particular; !Eran demasiado caros! --Oh, eso… Pense que no te importaria que los use ya que no traje conmigo demasiada ropa y zapatos. -- --Podrias haber elegido cualquier otra cosa, cualquier otra pieza de mi vestidor, !pero elegiste mi nuevo par de zapatos que ni siquiera tuve la oportunidad de estrenar! -- Dije enojada. --Pense que hoy era tu dia libre asi que realmente no crei que te importaria si los cogia. No es como te los estuviese robando o algo asi. -- --?Por que diablos crees que hoy es mi dia libre? -- Le pregunte furiosa poniendome mis pantuflas negras y rojas de Mickey Mouse. Muy comodo despues de usar tacones altos todos los dias a todas horas, ?verdad? Bueno, me encantan los contrastes. --Son las 8:30 de la manana y todavia estas sentada en tu cama, con tu pijama y bastante enfadada. -- --?Que? --Mire el reloj en panico. -- !Maldita sea! !Dominick me va a matar! -- Salte de la cama y corri al bano con la esperanza de que seguiria teniendo trabajo cuando llegara a la oficina. Trabajaba para Wilson's Publicity, una de las companias mas grandes en el negocio de la publicidad, cuya principal desventaja era su Director. Dominick Altier era un hombre que siempre obtenia lo que queria. Asi fue con mi mejor amiga, Scarlett Wilson, la hija del fundador de nuestra compania, de quien se enamoro desde la primera vez que la vio y simplemente no la pudo dejar ir. Por esa razon, ahora debia lidiar con las consecuencias de su romance, tratando de combinar mi trabajo como secretaria de Dominick y mi amistad con Scarlett que seguramente estaba a punto de perder. No es que no me agradara Dominick, pero ademas de ser mi jefe, era un completo idiota; al menos cuando se empenaba en criticar mi trabajo. O tal vez simplemente disfrutaba volviendome loca. Desafortunadamente no tenia la respuesta correcta a esa pregunta. Sin embargo, habia algo que sabia con certeza, estaba a punto de gritarme por llegar tarde. Normalmente me tomaba casi una hora prepararme para el trabajo. Pero hoy tuve que limitar ese tiempo al minimo, lo que se convirtio en diez minutos de mierda; ni siquiera pude disfrutar de una buena ducha caliente. Me puse lo primero que encontre limpio y sali corriendo de la casa a toda prisa, prometiendole a mi hermana pequena que volveria mas tarde a matarla a ella y a su adorable perro por arruinar mi casa y mi guardarropa. Ojala hubiera sido solamente mi vestido lo unico que se arruino ese dia.... *** El telefono sono en mi bolsillo. Mire la pantalla y maldije dos veces. --!Buenos dias, Scar! -- Dije como si no supiera por que estaba llamandome. --?Donde diablos estas? !Hemos estado esperandote veinte minutos! -- --No te enfades, estoy subiendo al ascensor en este momento, estare en la oficina en unos dos minutos. -- Habia cerca de diez personas mas en el ascensor, asi que sonrei disculpandome por meterme en un espacio en el que obviamente no habia suficiente sitio para una persona mas y presione el boton que me llevaria a la parte superior del edificio de cincuenta pisos. --?Que te paso? -- Scarlett pregunto por el telefono. Ella sabia que yo era una mujer muy responsable, pero de vez en cuando podia ser muy imprudente cuando queria serlo y siempre me tomaba mi trabajo en serio. Asi que, si llegaba tarde, habia una muy buena razon para ello. --Mi telefono murio y no escuche la alarma. -- --?Cuantas veces tengo que decirte que te compres uno nuevo? Y, por favor, no me digas que tu sueldo no te alcanza, porque yo misma te di dos aumentos en los ultimos tres meses. -- --?De que me sirve comprar uno nuevo? -- Espere a que la gente saliera del ascensor y procedi:--Ambas sabemos que tarde o temprano terminara besando la pared, porque cada vez que termino una conversacion con tu precioso prometido lo unico que quiero hacer es romper algo. Asi que, gracias Dios, por bendecirme con el jefe mas arrogante e insoportable del mundo. -- Ella se rio. Ambas sabemos que Dom no es tan malo. -- --Oh, ?si? Puedes defenderlo todo lo que quieras, pero una cara bonita y un buen trasero no cambian el hecho de que es un grandisimo idiota. -- --De todos modos, te estamos esperando en la sala de juntas, asi que trata de encontrar una explicacion mas o menos creible por llegar tarde. -- --?Que tal si le digo a mi jefe la verdad? --Scarlett se rio. --Estoy segura de que le encantaria escuchar todos los bonitos nombres que usas para referirte a el, especialmente cuando eres tu la que llega tarde. -- --Muy divertido. -- Hice una mueca terminando la llamada. Justo cuando pense que mi vida no podia estar mas jodida, al menos esta manana, escuche a alguien reir tranquilamente detras de mi. Lentamente me di la vuelta y me congele; la sangre golpeando en mis oidos. Que alguien me mate... --Senor Oliver, lo siento mucho, no era mi intencion. -- --Relajate, Jill. Yo mejor que nadie se que todo lo que dijiste sobre mi hermano es verdad. El es un idiota y un verdadero dolor en el trasero. -- No creo haber estado tan mortificada en mi vida. Oliver Altier no era un visitante recurrente de nuestra compania, por lo que probablemente era la ultima persona que esperaba ver alli hoy. A diferencia de su hermano, a el no le importaban los negocios, los trajes y las corbatas y estaba totalmente loco por la musica, las chicas, los bares y, pues bueno ya me entiendes, ?verdad? Senti que mis mejillas ardian como un fuego invisible. --Lo siento, -- dije de nuevo antes de escuchar el sonido de la apertura de las puertas. Rapidamente, me di la vuelta y sali del ascensor que de repente parecia demasiado pequeno para nosotros dos, iba rezando para que Oliver mantuviera la boca cerrada sobre todos los adjetivos calificativos que habia dicho sobre su hermano. --?Sabes cual es la mejor manera de tratar con el? -- Pregunto deteniendose en mi escritorio. --?Disculpa? --Le pregunte un poco asombrada. --Ignoralo, -- dijo guinandome un ojo con una misteriosa sonrisa iluminando su rostro. El tipo obviamente sabia como hacer que una chica se desmayara, porque yo casi lo hice. Ese guino y sonrisa diabolica eran todo lo que necesitaba. Dominick era capaz de hacer lo mismo, podia hacer que cualquier chica cayera de rodillas a sus pies. En cuanto a Oliver, la madre naturaleza lo habia bendecido con un rostro y un cuerpo de pelicula, con suficientes musculos en todos los lugares correctos, sonrisa sexy y ojos que solo el diablo podria tener. --Um, gracias. Lo recordare, -- dije tratando con todas mis fuerzas de no mirar sus vaqueros y camisa negra con algunos botones superiores abiertos, preguntandome como de bueno seria deslizar la palma de mi mano por debajo de la tela y... !Mierda, detente ahi chica!

  • Como en Oz, en ningun sitio de Danielle Paige

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    Como en Oz, en ningun sitio es una reinterpretacion muy novedosa del clasico que ha deleitado a millones de lectores del mundo entero.
    Dorothy golpeo sus tacones tres veces y volvio a Kansas. Ese fue el final. Pero ?realmente todo termino ahi?
    Dorothy vive feliz con su tia Em, pero cuando un regalo misterioso aparece en la puerta de su casa en su decimosexto cumpleanos, Dorothy descubre que tendra la oportunidad de volver a la ciudad reluciente que la convirtio en una estrella.
    Dorothy se siente feliz ante la posibilidad de reunirse con sus antiguos amigos: el Espantapajaros, el Hombre de Hojalata y el Leon Cobarde. Pero pronto se da cuenta de que durante su ausencia Oz ha cambiado, y ella tambien. En esta ocasion, los ladrillos amarillos la llevaran por un camino muy distinto, y durante su viaje descubrira que la linea entre el bien y el mal se ha vuelto muy estrecha, por lo que ya no estara segura de en que lado se encuentra ahora.

  • Dos mil noventa y seis de Gines Sanchez

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    En el ano 2056 los servicios sociales han colapsado y los estados se han retirado de amplias zonas del mundo. La poblacion huye hacia el norte escapando de las epidemias. En una ciudad cualquiera, un grupo de familias cierran el pozo en torno al que viven y se unen al rio de desplazados. Muchos anos mas tarde la misma zona no es mas que un monton de ruinas donde sobreviven bolsas aisladas de poblacion, acuciadas por la sequia y el hambre. Alli viven Enis y Andera, un muchacho y una nina de ojos transparentes que juntos abandonaran la ciudad en 2096 y marcharan a traves de un mundo de soledad y desiertos interminables. Siempre hacia el norte, siempre en busca de la preciada agua. Hasta que den con una ciudad descomunal, en la que vive la tribu del misterioso Taner.

  • Todo el mundo es gilipollas. Y tu, mas de Eba Martin Munoz

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    Mikel es un vendedor de zapatos que aspira a ser escritor. La misma manana en la que ha quedado con un agente literario interesado en el, todo comienza a torcerse y las desgracias se le agolpan por el camino. Despues de despedirse de su trabajo en la zapateria, recibe una visita de lo mas inesperada, una visita que sera el germen de una aventura sin precedentes para recuperar la felicidad. Acompana a Mikel en este viaje epico tridimensional lleno de sorpresas, amor, humor y mucho mas.
    Todo el mundo es gilipollas estaria enmarcada dentro del genero de la fantasia urbana, aunque coquetea con otros generos y tematicas como son la ciencia ficcion, el humor, los viajes temporales, la novela gotica, y el amor en su concepto mas amplio y puro.

  • Le llamaban Bronco de Laura Sanz

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    Texas, 1868

  • Poseida 2 de Lisa Swann

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    Confortablemente instalada en mi asiento de primera clase, contemplaba pensativamente la pista de aterrizaje a traves de la ventanilla. !Cuantas cosas habian sucedido! Jamas me habria podido imaginar, ni siquiera hace unos dias, que me encontraria en ese avion con destino a Nueva York. Me hundi mas en mi asiento, sorprendida por su amplitud y comodidad. Nunca antes habia viajado en primera clase y no se podia negar que no tenia nada que ver con la clase turista. Me abroche el cinturon de seguridad y me prepare para el despegue, emocionada y ansiosa al mismo tiempo. No tenia miedo a volar, pero esta vez me aventuraba a lo desconocido. ?Estaba viviendo un sueno o una pesadilla? Mi encuentro con el senor Goodman (tan enigmatico, tan vigoroso e increible) lo habia puesto todo patas arriba. El encendia mi cuerpo hasta un punto que no habria creido posible. Su sola presencia en un minusculo ascensor habia bastado para poner a flor de piel todos mis sentidos: habia salido de alli con las braguitas humedas y, desde entonces, mis suenos eroticos eran cada vez mas intensos. Despues, el se habia abalanzado sobre mi en plena calle y me habia besado como nadie lo habia hecho jamas. Habia descubierto rincones de mi cuerpo que ni yo misma sabia que pudieran ser tan erogenos. Esas caricias habian dejado sobre mi piel huellas indelebles. Me sentia como marcada al fuego por sus habiles manos, por su lengua sedienta, por su cuerpo electrizante… Sacha Goodman, uno de los abogados mas importantes de Estados Unidos, me habia hecho gozar como ningun otro hombre (de hecho, nunca habia tenido un orgasmo antes de conocerle) y despues me habia humillado como nadie hasta ese dia (y eso que ya habia vivido unas cuantas humillaciones). Aun bajo el hechizo del calor de sus besos y la habilidad extraordinaria con la que me habia llevado al septimo cielo, no habia sido capaz de verlo venir: me habia largado como si fuera un par de calcetines usados en cuanto habia conseguido lo que queria, soltandome las mismas excusas de mierda que todos los hombres les cuentan a las chicas que ya no les interesan. !Que patetico! No vale nada, pense. Al final, ya no sabia si habia sido mas culpa suya o mia. Desde luego, yo habia sido una idiota integral por haberme entregado a el tan facilmente. Y, sobre todo, por haberme hecho ilusiones. Una dulce voz me saco de estos pensamientos, que me habian formado un nudo en el estomago. Ya hacia un rato que habiamos despegado. --?Champan, senorita? !Las burbujas frias me ayudaran a verlo todo con mas claridad!, me dije. La azafata poso la copa sobre una pequena bandeja, que me ofrecio junto con un platito de aceitunas. Cuantas atenciones... No me costaria nada acostumbrarme a esos lujos, pero por nada del mundo me acostaria con el patan de Sacha otra vez si ese era el precio. ?Por que habia pedido que fuera a Nueva York? No conseguia encontrar una respuesta satisfactoria. En cualquier caso, si se pensaba que yo iba a desnudarme al primer chasquido de sus dedos, !lo llevaba claro! Mis sentimientos oscilaban entre la ira, la humillacion y (tengo que admitirlo) unas ganas locas de volver a caer en sus brazos. Pero, si eso era lo que el tambien queria, ?por que me habia tratado asi? ?Que debia hacer: perdonarle u odiarle durante el resto de mi vida? Cansada de no encontrar respuesta a mis preguntas, me puse los auriculares para ver Magic Mike, una pelicula de strippers masculinos, asi me distraeria un poco y de paso me deleitaria durante hora y media viendo chicos guapos medio desnudos. De todos modos, fueran cuales fueran las intenciones de Sacha Goodman, yo por mi parte iba unicamente por motivos profesionales. Por lo menos, de eso trataba de convencerme desde que el senor Dufresne me habia ordenado que les acompanara a Nueva York para cerrar el acuerdo entre ambos bufetes. Sacha Goodman queria que yo formara parte del viaje. Pues vale. No tenia la mas minima intencion de entregar mi cuerpo ni mi corazon en la gran manzana. Me quede dormida. Cuando la azafata me desperto suavemente, ya estabamos sobrevolando Nueva York y tenia que abrocharme el cinturon. Ni siquiera me dio tiempo a refrescarme antes de aterrizar.

  • Por esos recuerdos de Vanesa Serna Martinez

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    ?Existe algo peor que despertar en la manana y darse cuenta lo ingenuo que fuiste al dejar ir la unica persona capaz de amarte con todas tus virtudes y defectos? ?Aquella que generaba dragoncitos en tu interior?Nathaniel, Joshua y Katherine, son tres ex amigos que les fue arrebatada la oportunidad de amar por sus malas decisiones, por no saber aprovechar lo que tuvieron al frente. Noche tras noche evocaban el pasado, recuerdos que ninguno de los tres ha sido capaz de enjaular, pues cuando ellos te entregaban felicidad plena, olvidar es lo ultimo que podian hacer.Los anos transcurrieron frente a sus ojos y ninguno se ha vuelto a dirigir la palabra. No obstante, sus caminos vuelven a cruzarse en la reunion de la preparatoria, una que desatara miles de sensaciones, de experiencias. Es ahi donde se daran cuenta lo mucho que perdieron por sus constantes estupideces.

  • Mi secreto de Betty Carrillo Z

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    Un matrimonio perfecto comienza a destruirse cuando se ve rodeado de un SECRETO que para otros es una bendicion.
    Paola y Gadiel dos medicos jovenes que encontraron en el otro su razon para vivir. Las dudas y errores llevan a este medico generalista a ocultar SU SECRETO por temor a perder a su amada pediatra, sin siquiera imaginar que este secreto seria para ella, su mayor ilusion. Una novela que lleva al lector a evaluar, si es mejor decir una verdad que duela o una mentira que destruya.

  • Mi vikingo de Davinia Palacios

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    Blanca es una chica normal, con un trabajo normal, una vida normal, con un novio. anormal. Pero su monotona vida cambia por completo una tarde al finalizar su jornada laboral. Ottar, descendiente de una familia de guerreros vikingos, vive alejado de toda la poblacion, quiere romper la profecia que dice que despues de perder a su primera mujer volvera a enamorarse de nuevo y, una vez lo haga, sera para siempre. La pasion ganara a la razon y sus vidas cambiaran para siempre. Pero ?podran vivir su nueva vida temiendo que vuelvan a por ella en cualquier momento? ?Seran capaces de entender el cambio que se produce en sus cuerpos y en sus mentes? Viajes en el tiempo, persecucion, muerte, dolor, amor y mucha pasion se esconden en esta adictiva y trepidante historia de amor.

  • Los huespedes de pago de Sarah Waters

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    Londres, 1922. La sociedad esta en pleno proceso de cambio y las consecuencias de la Primera Guerra Mundial siguen muy presentes. A Frances Wray la contienda le arrebato a sus dos hermanos, y ahora vive con su madre viuda en una mansion de una zona residencial a las afueras de Londres. Madre e hija, de clase alta, pasan apuros economicos, y, para aliviarlos, deciden alquilar parte de su residencia a unos huespedes de pago.

  • La caceria – J.M. Peace de J.m. Peace

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    Samantha Willis es una oficial de policia de Queensland, Australia, y una mujer convencida de su capacidad de cuidar de si misma. Al menos hasta que cae en manos de un peligroso psicopata, cuyo juego consistira en cazarla como a un animal.