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  • PRIMERAS PERSONAS | JUAN CRUZ RUIZ | Casa del Libro

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    Primeras personas.[ Cruz Ruiz, Juan; ]. «Entre los cristales rotos de mi memoria hay fulgores, estrellas con las que a veces alumbro y alivio los desastres ...

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    La crítica ha dicho sobre el autor y su obra: «Los libros de Juan Cruz Ruiz son una alianza de géneros, en los que el lirismo, el relato, la introspección y la ...

  • Reconstruyeme de Tahereh Mafi

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  • Trigesimo cumpleanos de Jossy Loes

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    Trigesimo cumpleanos es una novela escrita en el 2014 y reeditada incluyendo escenas y un extendido epilogo.
    Emma es una joven anglo-canaria, con una carrera exitosa y grandes amigos, aunque no todo en su vida es como esperaba, su parte sentimental es nula. El dia de fin de ano anunciaria su ascenso de directora creativa en una gran agencia de publicidad y su hermana menor decide opacar la noticia con otra: !se casa!
    Todas las miradas recaen en Emma, haciendole recordar un detalle importante. !Su edad! Emma cumpliria treinta anos en el recien comenzado ano 2013 y deberia asentar cabeza.

  • Pan de limon con semillas de amapola, Cristina Campos de

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    Durante el invierno de 2010, en un pequeno pueblo del interior de Mallorca, Anna y Marina, dos hermanas que fueron separadas en su juventud, se reencuentran para vender una panaderia que han heredado de una misteriosa mujer a la que creen no conocer.

  • Cada vez que sus besos dibujaban un te quiero de Cristina Prada

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    Livy Sutton tiene veintiseis anos y acaba de casarse con el senor Fisher despues de tan solo cuarenta y dos dias de relacion, pero esas seis semanas han sido las mas intensas de sus vidas.

  • Enemigos de Esparta de Sebastian Roa

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  • El hijo zurdo de Rosario Izquierdo

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    Lola es una madre de tendencias progresistas, divorciada y con dos hijos, que asiste a la deriva del menor de ellos, Lorenzo, hacia las oscuridades de un grupo neonazi. Rosario Izquierdo sigue en esta novela la huella de la actualidad mas incomoda, y abunda, al narrar el conflicto de Lola, en la maternidad temprana y el antiguo estigma de ser zurdo: “cuando observaba a Lorenzo usar con libertad la cera y los rotus de colores con la mano izquierda, algo se activaba dentro que me procuraba un alivio inexplicable, como si el gesto natural del nino estuviera recomponiendo fracturas interiores que me habian dividido tiempo atras”. En el intento por comprender y recuperar a su hijo, Lola se relacionara con Maru, madre de diferente clase social que vive una situacion similar a la suya. De fondo cobran peso el juego de espejos entre mujeres, las periferias de las ciudades o el potencial de las redes de apoyo ante las carencias de quienes han sido madres muy jovenes, temas a los que la autora ya se aproximo desde otro angulo en Diario de campo.

  • Deseada por el peligro (Secuestrada por el peligro 2) de Melissa Hall

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    Alanna Gibbs ha conseguido huir de sus secuestradores, volver a casa y despedirse de su mejor amiga ante una tumba vacia. Llena de ira y de presion, acepta el trato que le ofrece su padrastro Ronald; Encontrar a su padre y recuperar el dinero que este le robo al verdadero Vikram. Pero ella no podra llegar hasta Gael sola, necesitara la ayuda de las personas que la alejaron de su vida cotidiana durante meses.
    Bloody no esta dispuesto a caer una vez mas ante las promesas de un nuevo mafioso que insiste que es el verdadero Vikram, pero tampoco tiene pensando en pasar toda su vida en prision. Buscara a su viejo jefe en Mexico, siempre y cuando el supuesto Vikram acceda a ayudarlo en un par de problemas que tiene pendientes y no lo dejan dormir por las noches.
    Bloody no asume tener que reunirse con la chica que lo volvio loco. Aun asi, intentara acercarse a Alanna incluso cuando ella esta junto a su nuevo novio, Raymond, el cual no tardo en aparecer en la vida de ambos.
    ?Podran admitir que se desean por encima de todos los problemas que causo Gael y Shana? O, ?Alanna seguira sintiendose traicionada por la persona que la secuestro y la deseo sin darse cuenta?

  • Deuda de sangre de Conti Constanzo

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    Cuando Emily claxon recibio la mision mas importante en su carrera como agente jamas imagino que eso la llevaria por un oscuro camino, pero a la vez excitante. Infiltrada dentro de la mafia rusa en Moscu bajo una falsa identidad, descubrira que su primer objetivo de investigacion es solo un espejismo, pues existen cosas mucho mas profundas de las que no pueden observar a simple vista. Sin embargo, sera la mano derecha del vor quien la coloque en una verdadera encrucijada, pues el apuesto y enigmatico ruso no tardara en hacer tambalear sus valores.

  • La herida perpetua de Almudena Grandes

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    En enero de 2008, Almudena Grandes iniciaba una colaboracion semanal como columnista en el diario El Pais. En sus textos, la escritora espanola mas reconocida de las ultimas decadas recorre con una mirada critica y aguda la realidad politica y social de Espana. En sus columnas aparecen los protagonistas de la actualidad politica de los ultimos diez anos y los grandes y pequenos acontecimientos a los que hemos asistido durante este tiempo: los efectos de la crisis economica sobre la gente corriente, los desmanes de la corrupcion politica, la llegada del PP al poder en 2011, la mocion de censura de 2018 y el incierto panorama del presente.

  • La esposa de un amigo me pide que la ayude de Fernando Neira

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    Mi vida se ve alterada cuando un buen dia Patricia, la esposa de un amigo, acude a mi pidiendo mi ayuda y me cuenta que quiere divorciarse porque Miguel la ha pegado. Viendo las marcas de la paliza en su cara, me crei su version pero al ir a recriminar a su marido su comportamiento, este me confirmo que era cierto pero que si le habia puesto la mano encima habia sido por ser infiel. No sabiendo a que atenerme, la pongo bajo mi proteccion sin tener claro si esa rubia tenia razon y buscaba en mi a un protector o era una mentirosa y su peticion de ayuda era en realidad una forma de encontrar un sustituto de su ex que la mantuviera.

  • La luna tras las rejas de Marina Tena Tena

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    HAY HUMANOS EN ELBOSQUE. Aprieto los labios sin abrir los ojos. Tengo miedo de que me traicionen. Espero que Sin Sombra tambien siga con los parpados cerrados. Estamos tendidas de espaldas sobre la hierba fresca que se mece sobre nuestros hombros mientras que el sol acaricia nuestras caras. No anade nada mas, asi que escojo con cuidado las palabras. ?Que es lo que diria si no supiera ya lo que esta pensando? Enredo mis dedos en los brotes verdes y me esfuerzo en que mi tono de voz suene adormilado. --?Estas segura? --?Recuerdas que nos pediste arnica? --Se termino antes --asiento. Mi voz suena mas despierta--. Con el cambio de tiempo a muchos ancianos les duelen las articulaciones. --Fuimos hasta el valle despues de una caceria. Encontramos restos de un campamento. Apestaba a ellos. Los pajaros trinan a lo lejos, como si siguieramos en calma. Ordeno a mi corazon latir despacio, y a mis nervios a quedarse bajo la piel, sin mover un solo musculo. Cuando vuelvo a hablar mi voz es un susurro: --?Crees que pueden encontrarnos? --No se si nos estan buscando. --Incluso con los ojos cerrados puedo visualizar el encogimiento de hombros con el que mi amiga suele acompanar sus frases cuando esta nerviosa--. Supongo que tendremos que estar mas alerta. --Ojala pudiera acompanaros. Es trampa, y me siento mal por usarla. Soy tan licantropa como ella, como el resto, pero yo nunca sere una guerrera. No importa que me haya dejado la piel intentandolo. Los ancianos lo llaman la maldicion de la luna nueva: somos pocos los nacidos en la noche en la que la reina del cielo no nos regala su presencia, una de esas en las que ni siquiera se dibuja su silueta como si fuera una cuchilla blanca y curva. Fue una mala senal que la primera hija del lider eligiera esa noche para venir al mundo. <> solia decir mi madre, para consolarme. Y yo queria creerla. <>. Arano la arena bajo las flores. La echo tanto de menos... Sin Sombra pone su mano sobre la mia y la estrecha. Se que ahora si que me esta mirando, asi que fuerzo una sonrisa. Siempre ha estado a mi lado, desde mis primeros recuerdos, pero cuando mi madre murio dejo de ser una amiga para convertirse en una hermana. Una parte imprescindible de mi vida. No se que hubiera hecho sin ella. Por eso se me remueven las tripas al ocultarle la verdad, pero hay cosas que ni siquiera Sin Sombra puede comprender. --Eres valiosa, Sauce, y tu padre tambien lo sabe. Aprieto de nuevo los labios, pero esta vez no es para contener la verdad, si no las emociones. Es algo que me hubiera dicho ella. Mi madre decia que eligio mi nombre porque el espiritu de los Sauces nos protege, para que me guardase alla donde fuera. Ella tambien era buena contando mentiras, o verdades a medias. Supongo que lo he aprendido de ella. Se que la primera vez que se encontro con mi padre estaba sentada, con los pies en el rio, rodeada por estos arboles. Tambien se que su primer beso fue en esa misma orilla, varias lunas mas tarde. Mis padres se quisieron como nunca he visto a nadie quererse. Bastaba con que ella sonriera distraida para que mi padre la mirase como si fuera el mismo sol que habia bajado a la tierra y tintaba de vida y luz el horizonte. Cuando se marcho nos rompio por dentro. Nos dejo una de esas heridas que nunca sanan del todo. Puedo sentirlo cuando pienso en ella. El corazon rasga esa enorme cicatriz que mana dolor en vez de sangre. Lo veo tambien en el rostro de mi padre cuando algo le recuerda a ella. Un atardecer, unas flores blancas, o algun gesto que hago sin darme cuenta. Mi madre era el puente que nos unia, y ahora somos dos barcas perdidas que chocan o se alejan, pero nunca se encuentran. Sin Sombra me da otro apreton y me rescata de mis pensamientos. Se lo agradezco con una sonrisa y me incorporo, apoyandome en un codo para quedar de costado. --Solo te lo digo porque creo que tenemos que estar alerta --dice. --Lo estare. --Y... que tengas cuidado. Ladea la cabeza, casi avergonzada de decirlo. Culpable de marcar una vez mas la diferencia entre el resto de lobos y yo. Me trago esa sensacion amarga de saber que incluso los que me quieren me consideran menos y me siento en silencio. Su pelo liso, tan blanco como el de una anciana, tiene un par de hojas de treboles y briznas de hierba. Se las quito y ella arruga la nariz y sacude la cabeza de la misma forma en la que lo hace cuando se transforma en un precioso lobo blanco con los ojos del color de la sangre. No es la unica que se siente culpable. Nacer la noche en la que la luna nos da la espalda ha hecho que sea un lobo mas fragil. Mis garras no atraviesan con tanta facilidad la carne o la cadera. Mis mandibulas no pueden partir el hueso. En forma lupina soy incluso mas menuda que mi hermano Guerrero, que aun no ha cumplido los once anos. Pero eso no me convierte en una criatura indefensa. Soy rapida. Mas agil que el resto, y la mas silenciosa. Puede que no pueda ganar a nadie de mi propia tribu en una pelea frente a frente, pero los humanos son mas debiles que nosotros. Lo complicado es adivinar su estrategia y esquivar sus armas, sobre todo las de plata. Mi padre se opondria a que me aleje tanto de nuestro terreno para explorar las fronteras de nuestro bosque, pero no puede prohibirme lo que no sabe que hago. Hay humanos en nuestro bosque, pero no estoy sorprendida. Ya los he visto antes. Por e eso enterre bajo las raices de un arbol las reservas de arnica y les pedi que me trajesen mas para que encontraran su rastro. Era mas sencillo que explicarle a mi padre por que me habia alejado tanto de la tribu. No queria tener otra discusion con el, ni ver como trataba de no herirme mientras me pedia que me comportase como una nina indefensa. Asi es como el me ve, eso lo que soy a sus ojos: inmadura, debil, incapaz de hacerle sentir orgulloso. Alzo la barbilla al cielo. Sin Sombra pasa un brazo por mis hombros y me consuela, pero por los motivos equivocados. Yo les guie hasta los hombres, aunque no lo supieran. Y no puedo sentirme culpable por haberlos visto porque eso ayuda a mi tribu. No me importa que tenga que ser en secreto. Sabia que debia alejarme inmediatamente, que cada segundo que pasaba cerca de ellos me ponia en peligro, tanto a mi como al resto. Pero me quede un rato mas para observarlos. Habia algo fascinante en poder observar a tus enemigos cuando no sabian que alguien les estaba viendo. Era peligroso y tambien hipnotico. El cosquilleo recorria la piel desde mi vientre y subia por las venas hasta convertirse en un picor suave en las palmas de mis manos. Supongo que era como mirar el baile entre las llamas de un incendio. No parecian tan terribles al hablar entre ellos. Entendia su lenguaje, era el mismo que el de mi madre. Despues de todo, ella era una humana que habia renunciado a su mundo para abrazar el nuestro. En todas nuestras historias, los humanos son criaturas crueles, malignas, pero no parecian terribles con las primeras luces del dia iluminando sus rostros aun adormilados. Usaban palabras suaves y bromeaban. Me recordaron a nosotros y, a la vez, eran de un mundo desconocido: con sus botas altas, esos trajes tan incomodos y las armas de metal que hacian que se me encogiera el estomago. Pero no me marche ni siquiera al verlas. Me apoye en el tronco de un roble y asome la cabeza. Cerca del suelo, para que la hierba alta me ocultase. Una chica de pelo rojo empujo a su companero al agua, y el resto estallo en carcajadas. Me encogi en mi escondite y despues me di cuenta de que me estaba riendo como si estuviera con ellos. Con ese grupo de personas que seguramente trataban de darnos caza. Sacudi la cabeza, y entonces mis ojos se cruzaron con los suyos.

  • Solo lo compadeci (Cartas robadas 1) de Corin Tellado

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    Merle ha contraido matrimonio con Rex hace apenas dos meses, pero las cosas no marchan como esperaba. Tal como le confiesa a su amiga Irma a la vuelta de la luna de miel, Merle se ha dado cuenta de que comparte muy poco con su nuevo marido. Solo la atraccion fisica, si acaso. De manera que mas que su esposa, ella viene a ser como una amante para el. Y eso la inquieta y la defrauda. Por si fuera poco, un antiguo novio sin escrupulos reaparece ahora en su vida y la amenaza con airear unas cartas muy comprometedoras a menos que le entregue cinco mil dolares.

  • El hilo de sangre de Ernesto Mallo

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    Ernesto Mallo, figura insoslayable del panorama negro-criminal, cierra poderosamente la serie dedicada a su mitico investigador.<>. JUSTO NAVARRO, BabeliaUn inesperado giro del destino ha hecho subitamente rico al Perro Lascano: el comisario ha recuperado el amor de Eva y se ha jubilado de su puesto en la policia. Su vida se ha vuelto previsible, tranquila y segura. Pero, siendo desde siempre un hombre de accion, el Perro no sabe aburrirse. Por eso, cuando un criminal que agoniza en un hospital penitenciario dice saber quien asesino a los padres de Lascano cuando este era solo un nino, el excomisario se embarca de inmediato en una obsesiva persecucion entre Buenos Aires y Barcelona, poniendo asi en peligro cuanto ama, para despejar la incognita que lo ha acompanado toda la vida. Pero la verdad que le aguarda sera muy distinta de cuanto hubiera podido imaginar…Intenso, emocionante y conmovedor, el ultimo caso del ya mitico investigador creado por el argentino Ernesto Mallo es mucho mas que una novela policiaca. Se trata de un relato certero y desnudo sobre la condicion humana, construido como un preciso mecanismo de relojeria que, a la vez que tensa y pone en guardia todos los sentidos del lector, fascinado y temeroso por lo que pueda acontecer a continuacion, lo empuja inevitablemente a volver la pagina y dejarse arrastrar de lleno por la inigualable potencia de lo narrado.

  • Ahi abajo, entre raices y hueso de Seanan Mcguire

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    Las gemelas Jack y Jill tenian diecisiete anos cuando las conocimos en
    “Cada corazon, un umbral”. Esta es la historia de lo que ocurrio primero. De como las hijas perfectas, modeladas segun los deseos de los padres, a los doce anos bajaron por una escalera que las llevo a los Paramos, y descubrieron que el simulacro de amor en el que habian vivido no las habia preparado para un mundo de decisiones y muerte.

  • Ella me pertenece de Lia Carnevale

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    Ciudad de Mexico, 2007 En el momento en que me di cuenta de que mi vida estaba a punto de quedar patas arriba, fue cuando presione el pie en el acelerador, la alfombrilla no detuvo el movimiento y el automovil, un Chevy C2 de segunda mano, alcanzo los ciento cincuenta por hora. Las calles de Polanco, el barrio mas exclusivo de Ciudad de Mexico, aparecian mojadas por una ligera lluvia. El cielo estaba oscuro, el otono ya habia hecho su aparicion. Baje la ventanilla y respire el aire perfumado de humedad; sin duda era mi estacion favorita, suave, agradable, tranquila, tal como yo me sentia cuando estaba cerca de Ysabel. No estariamos solos nosotros dos, en pocas horas, tal vez minutos o segundos, seriamos tres: Alexander, Ysabel y Felicity, nuestra hija. Nuestra familia. Eran tan solo las ocho de la tarde, por suerte, la hora punta habia pasado, asi que solo habia unos pocos autos en mi camino. Aparque lo mejor que pude frente al hospital y sali rapidamente del pequeno automovil que mis padres me habian dado tras de aprobar el examen de conducir. En ese momento, el telefono comenzo a sonar, lo saque mientras caminaba por la avenida hacia la puerta principal. --Papa, he llegado. !Estoy entrando! Lo note molesto de la misma manera que percibi a mi madre cuando me llamo para decirme que Ysabel habia comenzado el trabajo de parto. --Esperamos noticias, chico. Diablos, cuantas mujeres dan a luz hoy en dia. ?Por que solo habia agitacion en su voz? --Claro papa --no dije nada mas. Nadie apagaria mi alegria. Me moria por ver a Ysabel, estar junto a ella, presenciar el nacimiento de mi hija. ?Era feliz? Si. Superariamos cualquier problema, derrumbado cada obstaculo. Tarde o temprano creerian en nuestro amor, sus padres, mi hermana, mi familia, todos. Nadie nos separaria. Ahora menos que nunca. Estariamos juntos para siempre. Serenos y unidos. Me dirigia rapidamente al departamento de ginecologia que la senora me habia indicado en la entrada. El aire estaba impregnado de desinfectante, las escaleras llenas de polvo y los pisos cubiertos de manchas oscuras. La limpieza no era la mejor, aunque deberia haber sido una prioridad, pero el hospital publico no tenia fondos suficientes y, en cualquier caso, los que ingresaban alli eran demasiado pobres para fijarse en la suciedad. Tenia la esperanza de que los padres de Ysabel elegirian una clinica privada para el nacimiento de su nieta. Yo no me lo podia permitir, pero ellos si. La familia Mendez se situaba entre las mas ricas del mundo, podrian haber pagado cualquier cosa, pero estaban demasiado ocupados luchando contra nuestro amor para preocuparse por el lugar de mierda donde su hija estaba a punto de dar a luz. Me pase una mano por el cabello, aleje los malos pensamientos y me prepare para ir a la habitacion donde la unica razon de mi existencia pugnaba para hacerme mas feliz aun. Las luces iluminaban el largo corredor, el silencio era interrumpido por los gritos de una mujer: Ysabel. Corri hacia alli y cuando llegue a la entrada me detuve debido al grito que se escucho al otro lado de la puerta. ?Que se suponia que debia hacer? ?Deberia haber llamado? ?Entrar? ?Por que no habia nadie alli? ?No deberian las enfermeras hacer el turno de noche? Decidi entrar, pero tan pronto como puse mi mano en la manija, se abrio. !Tanjia! la hermana de Ysabel me indico que me corriera. La deje pasar y cerro la puerta. Tenia los ojos brillaban y sus labios temblaban. La mire confuso. Buscaba en sus ojos la alegria de quien acababa de convertirse en tia, pero no pude encontrar nada que no fuera… ?dolor? ?Enfado? ?Miedo? Se detuvo frente a mi, sus manos apretadas cerrando el puno. --!Es solo culpa tuya! Maldito el dia que entraste en la vida de mi hermana --dijo rompiendo a llorar. La deje a merced de sus emociones, porque no podia entender la razon de las lagrimas. Un indicio de desesperacion se abria paso en mi cabeza, borrando la euforia que lo ocupaba. ?Que demonios estaba pasando? El silencio se adueno de todo, tanto, que podia sentir mi corazon latir mas rapido. Fue en aquel momento que la puerta se abrio… Fue en aquel momento cuando vi el cuerpo del amor de mi vida cubierto por una sabana blanca… Fue en aquel momento que el medico me informo que habian muerto… Muertas... Ambas. Cai sobre mis rodillas, lleve mis manos, manchadas de la grasa que distinguia a los mecanicos de los otros trabajadores frotandome los ojos, esperando que una vez abiertos descubriera que era solo un mal sueno. No fue asi. Ya no fue nada mas. Mi vida perdio el rumbo. Se perdio en medio de la nada. Capitulo 2 Nueva York, 2019 Sali de la limusina que me habia llevado al enesimo evento organizado especificamente para personas con cuenta bancaria de seis cifras. Al menos una vez a la semana me veia obligado a asistir a estas fiestas, donde la caridad se usaba como excusa y el objetivo principal era aparecer en escena. Alise la chaqueta negra de Armani y me prepare para atravesar la alfombra roja entre los destellos de periodistas y la gente comun que esperaba la llegada de algunos VIP que realmente importaban. Siempre me preguntaba que cono hacia en ese lugar. La respuesta era siempre la misma, simple y objetiva: nuestro bufete de abogados estaba a la vanguardia en las donaciones a los mas pobres. Gracias tambien a ellos, estabamos consiguiendo mas y mas clientes. Publicidad. Era solo una forma egoista de publicitarnos. Simon caminaba a mi lado. Cruzamos entre la muchedumbre con paso rapido, algunos fotografos y periodistas intentaban detenernos y hacernos algunas preguntas, pero los ignoramos, como siempre, claro. Quienquiera que hubiera organizado el evento no escatimo en gastos, la mesa estaba cargada de caviar y champan, una de las bandas de rock mas populares alegro la noche y para terminar las cifras que se recaudaron superaron con creces las expectativas de cada presente. Aparentemente todo era perfecto. Exacto, solo aparentemente. Me gustaba mi trabajo, ir a los juzgados, ganar un caso, emitir una factura y recibir el pago; queria limitarme a eso. Me hubiera encantado sin todas aquellas putadas. --Parece que Sophie y tu estais pasandolo bien esta noche. --La voz de Simon me obligo a apartar los ojos de la mujer que acababa de nombrar. No le respondi, volviendo a mirar a mi companera de juegos. --?Tarde o temprano sentaras cabeza? Sophie es inteligente, podria ser la ideal. --!No! --dije con firmeza. Termine de beber champan y fui hacia la mujer que aliviaria otra noche de insomnio. No habia lugar en mi vida para nadie… y mucho menos para una mujer. Lo tomaba todo. Cada suspiro Cada respiracion. Cada gemido. Luego me marchaba. Ese era yo. Este era yo. En el trabajo. En la vida privada. Con personas. --Alex, te ruego… --?Que pasa Sophie? ?Por que estas rogando? --!Oh, Dios! --Echo la cabeza hacia atras, dejandome libre acceso a su garganta. Su piel era suave, blanca, delicada. Le habria dejado una marca, como cada vez que la follaba. --Mas fuerte. --Se aferraba a mis hombros y agarraba mi cabello, llevandome al centro de su placer. Era su instante favorito. Pase mi lengua sobre su clitoris, lentamente, justo como a ella le gustaba, la penetre y luego volvi a lamer. Me di cuenta de que estaba a punto de correrse cuando sus musculos comenzaron a contraerse y los gemidos se volvieron mas fuertes. La deje alcanzar el extasis y, en el mismo momento en que termino, comence a arremeterla contra la pared de la entrada de su apartamento. La penetre mas profundamente, arrancandole un grito que rapidamente rompi con un beso. Un beso que no tenia nada que ver con la dulzura, con el amor. Despues de todo, yo no era delicado, gentil. Me gustaba follar Me gustaba el sexo sucio, aspero y vulgar porque asi me hacia sentir cuando terminaba. Sophie habia sido la unica mujer capaz de darme el minimo de placer esperado en un polvo. Por eso se habia convertido en mi entretenimiento permanente, a pesar de que ella estaba empezando a pedir mas. Y esto me cabreaba. Ella sabia que no le habria dado lo que queria, ni a ella ni a ninguna otra. Me separe de su calido cuerpo. Sonrei traviesamente frente a su expresion enojada. Tenia hermosos ojos verdes, fue justamente su magnetica mirada lo que atrajo mi atencion y provoco el deseo de quitarle las braguitas de primera vez. Mire el cuerpo curvilineo envuelto en el exiguo vestido purpura, usado para la fiesta de cumpleanos de Simon esa noche; Su falda quedo retorcida alrededor de su plano estomago, sus braguitas yacian en el suelo junto a mis pantalones. La gire bruscamente contra la pared y la penetre. Empuje fuerte, entre hasta que golpee mis bolas en la piel sudorosa. Dentro y fuera, un movimiento mecanico, rapido, instintivo y natural. Unos pocos empujones y la saque, me aleje y me vacie en su piso. Estaba sin aliento, sudoroso y aunque en apariencia parecia satisfecho, siempre sentia aquel vacio. Un vacio que me acompanaba ya durante anos. Me detuve por un momento para recuperar el aliento, recogi mis pantalones y me los puse. Mire a Sophie y le sonrei. No queria que ella pensara que no era suficiente, no se lo merecia, el problema no era ella, sino yo. Se bajo el vestido y se acerco. Me quede quieto y deje que acariciara mi mejilla. Sophie era una de esas hermosas mujeres con todo cuesta arriba. --Vamos a la cama --susurro agarrando mi mano. --!Sophie! Mi tono sono a advertencia. Pretendia ir mas alla y como siempre, tenia que ponerla a raya, asi que me libere de su agarre y continue vistiendome. --Alexander, hemos estado teniendo sexo durante meses. Follamos y tu te marchas. !Estoy harta! Quiero mas y si no estas dispuesto a darmelo, sal por esa puerta y no vuelvas. Parecia segura, pero sus ojos brillosos traicionaban sus palabras. Termine de abrocharme el cinturon del pantalon y tome su barbilla, trasladando nuestros ojos al mismo nivel. --Siempre he sido claro contigo. No quiero emparejarme, no lo busco y nunca lo buscare. Si ya no estas dispuesta a verme, lo acepto. La deje ir y espere a que secara la lagrima que mojaba su mejilla. No se que reaccion me esperaba, seguramente habia sido un imbecil al hablarle asi. --Solo te estoy pidiendo que lo intentes. Solo eso Alexander. Me lo debes. --No te debo nada. Lo que acabamos de hacer fue buscado y deseado por ambos. No estoy en deuda contigo --dije dirigiendome a la puerta y la abri. --!Alexander! --Llamo de nuevo, pero no me di la vuelta. No podria, la habria vuelto a ilusionar. Le dije adios en silencio, como habia hecho con todas las demas antes que ella.

  • Matadero de David Trivino

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  • Alfileres en el corazon de Erika Gael

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    --Disculpe, senorita, creo que me he equivocado de puerta. Despues de tres meses trabajando en el museo, Danielle necesitaba distracciones con urgencia, de las que habia anhelado cuando decidio cambiar su tedioso pueblo del sur por la alocada Nueva Orleans. Una distraccion como esa, por ejemplo. Clavo sus ordinarios ojos negros en el desconocido que se apoyaba en el quicio con indolencia. Le hizo una radiografia rapida. Pelo rubio, ojos azules, rostro anguloso, musculos por todas partes. Banda de cuero al cuello. Abrigo largo. Todo negro. Y --ooooohhh, siiii, ven con mama, bebe-- NewRocks[1] en los pies. Un autentico pura sangre de los que cabalgan por Decatur Street[2]. Le dedico su mejor sonrisa --su mas caliente sonrisa--. --Depende de que esperabas encontrar del otro lado. El desconocido le devolvio el gesto, ensenando una hilera de dientes perfectos. Habia que ser muy tonta para dejar escapar a un ejemplar del sexo contrario como ese. --Bueno, en realidad venia a hablar con Steph. Oh, claro, Steph. Todos venian a ver a Steph, pero no era algo que reprocharles. Melena rizada y cobriza, grandes ojos verdes, piernas de vertigo enroscadas como hiedras bajo la minifalda. --Steph no esta --aclaro con expresion compungida, casi de verdad--. Ha salido a tomarse un cafe. Y tarda mucho --anadio--. Mucho. Nunca he visto a nadie girar la cucharilla con tanta parsimonia. No te aconsejo que la esperes. El desconocido chasqueo la lengua. Parecia contrariado. --?Quieres que le deje tu recado? --se apresuro a ofrecerle--. Si rellenas este formulario con tu nombre, tus datos personales y tu numero de telefono, sabra quien ha venido y podra llamarte. Un suave aleteo de pestanas --cortas, si, pero tan utiles en casos de emergencia...-- acompano el movimiento de su muneca mientras le tendia un papel cualquiera, tal vez una hoja de reclamaciones, o incluso puede que fuera el ultimo recibo de la luz. Si es que los jefes tenian el valor de pagarle a la compania de electricidad por algo que no se consumia en el siniestro y oscuro Museo del Vudu. Unas cuantas letras y un par de tachones despues, el desconocido se largo por donde habia venido con una mueca suspicaz, y Danielle ondeo su tesoro para que se secara la tinta. Habia que ser redomadamente idiota para dejar escapar a un hombre como ese. Y ella no lo era. Corrio al establecimiento de la senora Laveau en cuanto termino su jornada laboral. Nueva Orleans bullia de excitacion, entre tiendas que aun no habian echado el cierre y bares que ya estaban abiertos. La senora Laveau no era la original senora Laveau --los malos espiritus la tengan con ella--. Era la amiga de la hija de una cunada de la antigua manceba que habia acompanado a la celebre Marie Laveau en sus comienzos como diosa del vudu. En Nueva Orleans todo el mundo lo sabia --en Nueva Orleans todo el mundo se conocia--, pero a pesar de eso le guardaban un gran respeto a la recientemente bautizada como senora Laveau junior. La senora Laveau junior --Dory, para los amigos--, la recibio con una sonrisa y los ojos entrecerrados. Cuando el carrillon sobre la puerta aun no habia dejado de sonar, ella ya se habia precipitado a la lugubre trastienda, desde donde regreso con un monton de cajas cubiertas de polvo. --Sabia que volverias --dijo en cajun[3], con su perfeccionada voz de hechicera popular--. ?Como se llama tu elegido? A Danielle no le hizo falta repasar la informacion escrita en la hoja. Ya se la sabia de memoria. --Kieran Reid. 1525 de Prytania Street. Telefono 504-50... Dory sacudio una mano ante los ojos de la joven, que guardo silencio. --Ya, ya, nina. Te dije que con el nombre seria suficiente. Danielle se encogio de hombros. --Por si las moscas. --?Y por que crees que el es el elegido para ti? --Dory balanceo una rama seca de solo ella sabia que especie vegetal a su alrededor. Romero, identifico cuando su ropa y su pelo quedaron impregnados del fuerte olor. --Es el hombre mas guapo que ha pasado por el museo desde que trabajo alli. Ademas, usted leyo en las cartas que mi hombre llevaria botas militares. La anciana enarco una ceja. --?Y? Mas de la mitad de los hombres de esta ciudad las lucen. --?Como que y? --Danielle se llevo un dedo a la sien--. !Este lleva NewRocks, por el amor de Dios! La senora Laveau se santiguo y corrio a esparcir unas cuantas semillas sobre la mesa tipo altar tras la que despachaba. Hizo varios paquetitos con ellas, que etiqueto con esmero y cerro con varias vueltas de cordel. Despues de sacar pequenas cajas de hierbas y anadirlas al pedido, cogio tres libros de una estanteria, agrego varios folletos, un minusculo bote de agua perfumada, tela de arpillera, varios saquitos de arena, un alfiletero y tres o cuatro amuletos con dientes y colmillos de animales. O eso prefirio pensar Danielle, que tamborileaba los dedos con impaciencia sobre el mantel del mostrador.

  • No Eres Tu de Yara Ariza

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    Heredera de una de las empresas mas prosperas de la ciudad de Boston, Eva Thompson es la CEO de la empresa familiar. Mujer ejecutiva, fuerte, que ha destacado en un negocio dominado por hombres. Ser la hija de un multimillonario la puso en muchas ocasiones, durante sus anos de universidad, en las portadas de las revistas de chismes. Los paparazzi no perdian ninguna oportunidad de tomarle fotos.
    Pero de repente su vida dio un giro y ya no estaba dispuesta a que su vida privada dejara de ser eso, privada. Ella controla en que revista aparece o quien le toma una foto. Los fotografos no son sus personas favoritas, por eso cuando conoce a Mathew Ward, un famoso fotografo, intenta alejarse de el.

  • El cementerio de los suicidas de Manuel Hurtado Marjalizo

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    Una mujer que suena con ser periodista.
    Una orden secreta oculta durante dos siglos.
    Tres llaves que guardan la verdad.Madrid 1899. Saturnino de la Vega aparece ahorcado en la trastienda de su libreria. Este suceso es la oportunidad que la joven Carmen Sotes estaba esperando para estrenarse como cronista de El Imparcial, su gran sueno.

  • Noiva secreta del Dragon (Secretos de los Dragones 2) de Jasmine Wylder

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    Bryant Chandler, el ardiente shifter dragon, conoce su determinacion. Su companera se ha ido hace tiempo y no tiene planes de encontrar otra. Ahora ha jurado proteger al bebe que un dia los gobernara a todos. Sin hacer preguntas. Pero el dia que la deliciosa Esther puso sus generosas curvas virgenes muy cerca de el, todas las apuestas se acabaron.

  • Casi compatibles de Anna Garcia

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    Elliott y Rachel no son compatibles porque tienen un pasado muy diferente.
    Elliott y Rachel no son compatibles porque viven en barrios totalmente distintos.
    Elliott y Rachel no son compatibles porque tienen trabajos muy dispares.
    Elliott y Rachel no son compatibles porque sus amigos no tienen nada en comun.
    Elliott y Rachel no son compatibles porque sus hobbies no tienen nada que ver.
    Elliott y Rachel no son compatibles porque tienen diferentes prioridades en la vida.
    Elliott y Rachel si son compatibles porque los entrometidos de sus amigos asi lo deciden y porque, a veces, un 49% de compatibilidad es suficiente para darse cuenta de lo perfectos que son el uno para el otro.
    Son. Casi compatibles.

  • El eco entre la bruma de Ricardo Ramos Rodriguez

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  • El Valle de las Sombras de Ivan Delgado Garrido

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    Tras la muerte de Marco Rivalcielli, los anos han transcurrido con lentitud desgastando las vidas de los que lloran su ausencia. Despues del accidente de trafico que se llevo a su marido y una larga recuperacion, Lucia se debate entre recobrar su vida anterior o emplear todas sus fuerzas y recursos en vengar el dolor que lleva clavado en lo mas profundo de su ser. En un cielo que no cesa de oscurecerse, el cisma que Richard Blake fue incapaz de contener ha dado origen a una despiadada tormenta que amenaza con arrasar a la orden, su legado y a todos los que tuvieron alguna relacion con su enigmatica reliquia. Mientras tanto, Marco despierta en un universo frio y desconocido donde debera desafiar los limites del conocimiento para intentar evitar la desgracia que se cierne sobre los que el mas quiere y anora.

  • El juego de la inocencia de Marisa Sicilia

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    Louis Edmond d'Argenteuil La Rochelle, vizconde de Tremaine, caballero de la orden de Saint-Esprit y senor de Valdecourt y Chenerailles, por citar solo algunos de sus muchos titulos, esperaba con las manos extendidas a que su lacayo le pasase la toalla con la que secarse el rostro tras sus abluciones matutinas. En realidad, el pano estaba justo a su derecha y habria bastado con que Louis se girase muy ligeramente para tenerlo a su alcance; sin embargo, preferia esperar a que fuese Pierre quien se lo tendiese para proceder a su aseo. Ni siquiera se trataba de una decision meditada, era solo la fuerza de la costumbre. Louis se seco con parsimonia y volvio a extender los brazos para que Pierre lo vistiese con la camisa, le acomodase la levita y le calzase las medias y los escarpines. Cuando termino con su atuendo, fue a por una de sus pelucas, la ajusto con cuidado en la cabeza de Louis y procedio a esparcir polvos de arroz por su rostro para dotarlo de una palidez elegante y adecuada. Una vez Pierre dio por concluida su obra, Louis se volvio hacia el espejo y se complacio con lo que vio. La levita mostaza con festones dorados era magnifica y la palidez daba un matiz aun mas frio a su rostro. Sus facciones eran angulosas y no del todo formadas, ya que Louis recien habia cumplido veintiun anos, pero en su rostro juvenil e indolente ya destacaban algunos rasgos. Las pestanas rubias, claras y desdibujadas, los ojos de transparente iris azul palido; la mirada con frecuencia acompanada de soberbia pero viva e inteligente. Y sobre el conjunto destacaban sus labios, gruesos y, a decir de muchos, groseros, mas acostumbrados a las muecas de desprecio que a las sonrisas y, sin embargo, manifiestamente libidinosos y sensuales. Si, Louis tenia justo el aspecto con el que pretendia mostrarse. Un aristocrata joven, ocioso, libertino y hedonista. ?Y es que acaso la vida estaba hecha para algo mas que su disfrute? No obstante, el de aquel no era uno de esos dias en los que Louis pensaba sacar mas partido de la vida. Tenia concertado un encuentro con su tio paterno y tutor legal, Eustache d'Argenteuil, conde de Bearnes. No era la ocupacion con la que habria preferido perder el tiempo. El padre de Louis habia muerto pisoteado por un caballo cuando el tenia tres anos. A su madre se la habia llevado la tisis cuando no habia cumplido ni los ocho. La recordaba vagamente vencida en su lecho, su habitacion estaba siempre a oscuras, olia a enfermedad y corrupcion. Su madre lo llamaba implorante y le pedia que se acercase, pero los accesos de tos la interrumpian, se ahogaba y escupia sangre. Louis se soltaba de la mano de su aya para escapar al jardin y sentir de nuevo el calor del sol en el rostro. No recordaba haber llorado ni cuando la vieja Manon le comunico su muerte. Su tio ejercio la tutoria con rigidez y distanciamiento. Louis tuvo los mejores preceptores, severos y rigurosos, prestos a poner en practica aquello de que la letra con sangre entra. El joven Louis soportaba mal los varazos y palmetazos, pues nunca fue aplicado ni dado al estudio, y se tragaba las lagrimas como buenamente podia. Por fin, un dia, sus estudios se dieron por concluidos. Louis cumplio los dieciseis y como recompensa su tio le cedio la administracion y el dominio del vizcondado de Tremaine y le asigno una renta anual de tres mil ducados. La vida comenzo entonces para Louis. Dio buen uso de los tres mil ducados y, a decir verdad, no le sobraba nunca ni un franco; es mas, con frecuencia se veia obligado a pedir sumas extras a su tio. Normalmente acababa por concederselo, habria sido indigno que un Argenteuil no cumpliera a tiempo con sus compromisos, pero a cambio tenia que soportar sus enervantes reprimendas. Una burda molestia. Ademas, su tio no perdia ocasion de recriminarle su ociosidad y su comportamiento. Louis lo despreciaba. Actuaba como un mediocre burgues. Le parecia cargante y anticuado. El conde de Bearnes solia hacer vida retirada de la corte. Ocupaba su tiempo en reyertas con campesinos y arrendatarios. En sus encuentros de rigor abrumaba a Louis con pesadas charlas sobre el rendimiento de las tierras, nuevas clausulas de aparceria y mejoradas tecnicas de cultivo. Louis no disimulaba su tedio y su tio, el conde, le manifestaba su disgusto con inacabables discursos y reproches. A Louis aquello le resbalaba. Le fastidiaba, pero no le calaba. Solo tenia que esperar a cumplir los veinticinco para recibir su herencia al completo, y su situacion en la corte no podia ser mas aventajada. Era una y carne con Francois Garnier, intimo de la Du Barry, y no descartaba que la misma Maria Antonieta lo invitase algun dia no muy lejano a una de sus apreciadas fiestas pastoriles. Louis ya saboreaba el triunfo y se imaginaba gozando del honor de compartir lecho con su majestad la reina. Por el cristal de la ventanilla de su carroza diviso el perfil del palacio de Bearnes. Era un imponente conjunto de edificios de estilo renacentista y cierto aire italiano, influencia del arquitecto toscano que algun bisabuelo de Louis habia hecho traer expresamente para su construccion. Era mucho mas grande y senorial que Tremaine y, desde luego, mas impresionante. A Louis le mataba la envidia cada vez que lo visitaba. Aquel dia habia mucha actividad en el exterior. Cuadrillas de obreros se afanaban en los jardines. Louis sonrio. El viejo habia sucumbido por fin a la frivolidad y estaba llenando la mansion de fuentes y rotondas. Un nuevo y pequeno Versalles. No podia reprocharselo. El mismo habia gastado la nada desdenable cifra de ciento setenta y cinco mil francos adecentando Tremaine, y habria sido mucho mas si la mezquindad de su tio no lo hubiese frenado. La carroza se detuvo y un lacayo acudio a abrirle la puerta. Louis bajo y contemplo la fachada con aire de futuro propietario. En verdad, Bearnes no estaba nada mal, sus lineas clasicas conjugaban elegancia y tradicion en perfecta armonia. Ademas, se hallaba extraordinariamente bien situado, a un paso de Paris y a tiro de piedra del Trianon. Si, un lugar maravilloso del que disfrutaba el necio de su tio. Mientras avanzaba por las galerias enceradas, Louis se complacia en pensar que algun dia todo aquello seria suyo. La condesa, una mujer insignificante, triste y seca, habia tenido solo embarazos malogrados uno tras otro. En cuanto su tio Eustache falleciese, Louis lo heredaria todo. Si hubiese tenido fe en algo mas que el poder y las intrigas habria rogado al Senor por que tuviese la deferencia de no hacerle esperar demasiado. Pero conforme exigian las modas, Louis era rigurosamente ateo. Aunque por supuesto, en cuanto gozase de su herencia, se encargaria de anotar en su legado esplendidas donaciones a la iglesia. Por si acaso... Un lacayo de espalda encorvada lo saludo dificultosamente y se encargo de abrirle las puertas y anunciarlo. --Su ilustrisima excelencia el vizconde de Tremaine. Louis cruzo la amplia sala con la barbilla alta y la desenvoltura que le proporcionaba frecuentar los mejores salones de Paris y sonrio cordial a su tio. Tambien estaba familiarizado con la hipocresia. --Buenos dias, querido tio. ?Como os encontrais? Espero que esas molestias pasajeras de las que me hablasteis hayan cesado. Os veo francamente bien. Louis no mentia. Habia examinado con atencion el aspecto de su tio buscando senales de ictericia, llagas o tumores, cualquier cosa le habria valido, pero el maldito carcamal lucia tan duro y resistente como siempre. Su peluca vieja y gris, su menton mal afeitado, su piel cetrina y arrugada como la de un labrador... Louis a veces se horrorizaba pensando que pudiese acabar por parecerse a el. No, tal cosa no era posible. --Luces ridiculo, sobrino. Pareces una muneca adornado con tantos lazos. Si tu padre se levantase de la tumba se avergonzaria de ti. Su tio siempre era igual de afectuoso con el. Louis sonrio forzado. Podria haber optado por un vestuario mas discreto. No ignoraba la inquina de su tio por los adornos que eran comunes en la corte, pero Louis era un fiel seguidor de las modas y no iba a ceder en sus costumbres solo por darle ese gusto al cafre de su tio. --Siento que no os guste mi aspecto. --No me gusta nada de ti, Louis. Si no fuese por el respeto que me merecia tu pobre madre, dudaria incluso de que fueras mi sobrino. Louis volvio a estirar sus labios en una fria sonrisa. Si hubiese estado en su circulo habitual, habria tomado un pellizco de rape y habria devuelto el insulto con crueldad y agudeza. Pero no tenia sentido perder el tiempo con chanzas a costa de su tio. No sin mas publico que lo presenciara. --Os subira la tension y nada odiaria mas que alterar vuestra salud. ?Para que queriais verme, tio? Si es por los trescientos luises que os solicite en mi ultima carta no necesitabais molestaros. Bastaba con que hubieseis mandado un pagare a mi cambista. Su tio fruncio el ceno. Era terriblemente avaro y Louis sabia que nada le molestaba mas que el hecho de que le pidiera dinero. Era algo inevitable. Su renta era miserablemente mezquina, y solo el mantenimiento de los veinte sirvientes entre lacayos y doncellas que Louis necesitaba para ser atendido adecuadamente ya consumia esa cifra. Y tambien tenia que sufragar numerosos gastos. Sin ir mas lejos, esa misma semana habia encargado un florete nuevo, con la empunadura guarnecida con perlas y filigrana de plata y el acero mas flexible que podia obtenerse en todo Paris. Tenia mas de una docena aunque jamas habia usado ninguno, pero se lo habia visto al duque de Verlain y no se resistio a encargar otro igual. Ademas, le tenia prometido a Madame de Faberge un relicario de marfil para sustituir el que rompieron cuando la volco un tanto impetuosamente sobre la comoda de su dormitorio. En puridad, no creia que Madame de Faberge tuviese queja de su comportamiento, no le habia puesto el mas minimo reparo y se habia mostrado la mar de satisfecha, pero el original era una pieza exquisita y le habia sabido mal no haber tenido un poco mas de cuidado. --?Dinero? Voy a darte una mala noticia, sobrino. No pienso darte un franco mas. El rostro de Louis se contrajo. Una cosa era hacer una gracia y otra bromear sobre algo tan serio. --No entiendo de que me hablais, tio. --No lo entiendes, ?eh? --gruno el viejo Eustache--. !El senor de Vailles me dijo que te habia pedido audiencia por tres veces este mes para tratar sobre los arrendamientos y que se habia pasado toda la manana esperando a que lo recibieses! Louis hizo memoria. Recordaba fugazmente al senor de Vailles, un hombrecillo insignificante que vestia de negro y le hablaba de quintales de trigo y fanegas de terreno. Si llego a concertar con el audiencia alguna, habia quedado olvidada y habia preferido dormir hasta que el sol estaba bien alto en el cielo. Si al levantarse se encontro con que su ayuda de camara le anunciaba que se habia marchado tras esperarlo en vano, no lo habia lamentado. Ahora recordaba tambien que el tal Vailles venia especialmente recomendado por su tio. Una contrariedad.

  • No debi quererte (Cruel Amor 5) de Flor M. Urdaneta

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    Han pasado tres anos desde la ultima vez que Rosie Keanton vio al chico del que siempre ha estado enamorada, el mismo que le rompio el corazon. Ella pensaba que lo habia superado, pero al reencontrarse con el, descubre que sus sentimientos son mucho mas profundos de lo que pensaba. El ha cambiado, ya no es el mismo chico sonriente y alegre que conocio hace tantos anos, se ha transformado en una persona hiriente y cruel. ?Que provoco que se convirtiera en El Senor Oscuro? Descubrir la verdad le costara lagrimas y mucho dolor. Cuando Ryan Wilson llega a Los Angeles, su proposito es retomar su carrera como guitarrista y compositor. Cree que es su unica oportunidad de recuperar un poco de lo que fue alguna vez y alejar asi el dolor de su corazon. Pero, aunque quiera enganarse, sabe que solo hay alguien capaz ayudarlo. No sera facil, su pasado es doloroso y su lucha interior entre el deber y el querer su eslabon mas debil. ?Sera Rosie la cura para su corazon roto, o terminara destrozando el suyo? ?Que pasara cuando "No Debi Quererte" se convierta en su lema?

  • Somos lo que nos contamos de Oscar Vilarroya

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    Somos una especie narrativa: en vez de Homo sapiens deberiamos hablar de Homo narrator.

  • Un mal negocio de Paula Daly

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    Una historia vertiginosa e inolvidable en la que el sexo, el chantaje y el asesinato suceden en el espacio mas cotidiano. Paula Daly vuelve a desplegar la maestria que ya mostro en ?Y tu, que clase de madre eres?

  • El tributo de la corte oscura de Holly Black

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    La malta justifica mejor que Milton los caminos de Dios para con los hombres. E. Housman Terence, This Is Stupid Stuff Kaye dio otra calada al cigarrillo, y lo introdujo en la botella de cerveza de su madre. Era una buena forma de comprobar hasta donde llegaba la borrachera de Ellen. Quien sabe, igual esta vez ni se daba cuenta. Ellen, Lloyd y los demas componentes de Stepping Razor seguian en el escenario. La actuacion habia sido desastrosa y, al ver como destrozaban el equipo, Kaye comprendio que ninguno de ellos habia quedado satisfecho. No importaba mucho, la verdad, pues el sistema de sonido estaba demasiado alto, casi chirriaba; ademas, el publico no habia parado de beber, fumar y gritar. Lo mas probable era que al agente de la banda le importase un bledo. Incluso hubo quien bailo al ritmo de la musica. El camarero de la barra miro otra vez a Kaye de forma lasciva, y le ofrecio una bebida “a cuenta de la casa”. --Leche --contesto Kaye con una sonrisa burlona, al tiempo que echaba hacia atras su despeinada y rubia melena. Cuando el camarero se dio la vuelta, Kaye se metio en el bolsillo un par de estuches de cerillas. En ese momento la madre de Kaye se planto junto a ella, dio un largo sorbo de la botella de cerveza y acto seguido escupio sobre la barra. Kaye apenas pudo reprimir la carcajada que escapo de sus labios. Su madre se quedo mirandola con incredulidad. --Ve a cargar el coche -- le ordeno, con voz ronca tras la actuacion. Ellen se aliso con los dedos el cabello empapado y lo retiro de la cara. El carmin casi le habia desaparecido de los labios, pero aun quedaban restos en las comisuras. Parecia cansada. Kaye se bajo de la barra y, de un salto, subio al escenario. Mientras recogia al azar los objetos esparcidos, Lloyd la fulmino con la mirada, por lo que Kaye se limito al reunir las pertenencias de su madre. Los ojos de Lloyd se veian vidriosos. --Oye, nina, ?llevas dinero encima? Ella se encogio de hombros y saco un billete de diez dolares. Tenia mas; acababa de regresar de Chow Fat, y Lloyd debia de saberlo. Servir comida china a domicilio no resultaba muy rentable, pero se ganaba mas que actuando con un grupo musical. Lloyd recogio el billete y se dirigio a la barra, seguramente con la intencion de pedir unas cervezas. Kaye termino de recoger las cosas de Ellen y se fue abriendo camino entre la multitud, que se apartaba para dejarla pasar. Al salir del bar, el aire fresco del otono resultaba un alivio, a pesar del desagradable olor que despedian los tubos de escape y los pasos subterraneos. Kaye siempre tenia la impresion de que la ciudad apestaba a metal. En unos minutos cargo el coche. Entonces, regreso al bar con la intencion de sacar de alli a su madre antes de que alguien rompiese la ventanilla y robase todo lo que habia dentro del vehiculo. En Philly no se podia dejar nada en el interior de los automoviles. La ultima vez que habian abierto el coche de Ellen habia sido para robar un abrigo de segunda mano y una bolsa con toallas. Esta vez, la muchacha que comprobaba los documentos de los clientes a la entrada del bar miro a Kaye con detenimiento, pero la dejo pasar. De todas formas, ya era tarde, casi habia llegado la hora de la ultima ronda. Ellen seguia junto a la barra, fumando y bebiendo, ahora whisky. Lloyd estaba hablando con un tipo de pelo largo y oscuro. Aquel hombre parecia fuera de lugar, demasiado acicalado quiza; pero Lloyd le pasaba el brazo por los hombros. Kaye capto un fugaz destello en los ojos del extrano. Era un resplandor amarillo, como de ojos de gato, que se reflejaba en la barra oscura. Kaye sintio un escalofrio. A veces, veia cosas extranas; pero habia aprendido a ignorarlas. --Ya esta todo en el coche --le dijo a su madre. Ellen asintio con un gesto, sin apenas prestarle atencion. --Dame un cigarrillo, tesoro. Kaye rebusco en su mochila militar de segunda mano y saco dos cigarrillos. Le paso uno a su madre y encendio el otro. Ellen se acerco a Kaye, y esta noto aquel olor a whisky y cerveza que le resultaba tan familiar como a otras personas un determinado perfume. --Beso de cigarrillo --dijo su madre de esa forma tan pueril que resultaba embarazosa y tierna al mismo tiempo, y junto el extremo de su pitillo con el de Kaye; entonces, aspiro con fuerza. A la segunda calada, el cigarrillo se encendio. --?Preparadas para volver a casa? --pregunto Lloyd. Kaye dio un respingo. Sabia que Lloyd estaba alli, pero le asusto el tono de su voz. Sonaba aterciopelada, un tanto sordida. No era la voz habitual de Lloyd. En absoluto. Al parecer, Ellen no advirtio nada raro. Se acabo de un trago el resto de su bebida. --Claro que si. Un instante despues, Lloyd levanto el brazo como si fuera a golpear a Ellen por la espalda. Kaye reacciono sin pensarlo, y le dio un empujon. Solo gracias a que el estaba totalmente borracho Kaye fue capaz de hacerle perder el equilibrio. El cuchillo cayo al suelo con un ruido metalico. El rostro de Lloyd se mostraba totalmente inexpresivo carente de toda emocion. Tenia los ojos abiertos de par en par y las pupilas dilatadas. Frank, el bateria de Stepping Razor, agarro a Lloyd del brazo. Este solo tuvo tiempo de darle un punetazo en la cara antes de que otros clientes lo redujeran y alguien llama a la policia. Para cuando llegaron los agentes, Lloyd no recordaba nada; pero estaba fuera de si y no paraba de gritar e insultar a Ellen. Los policias condujeron a Kaye y a su madre hasta el apartamento de Lloyd y esperaron hasta que la muchacha hubo terminado de meter la ropa y las pertenencias de ambas en bolsas de basura. Ellen hablaba por telefono, intentando encontrar un sitio donde pasar la noche. --Tesoro --dijo, por fin --, no nos queda mas remedio que ir a casa de la abuela. --?La has llamado? --pregunto Kaye, mientras metia sus discos de vinilo de Grace Slick en una caja de naranjas vacia. No habian visitado a su abuela ni siquiera una vez desde que abandonaron New Jersey, seis anos atras. Ellen apenas cruzaba un par de palabras con su madre en las fechas mas senaladas, y enseguida le pasaba el telefono a Kaye. --Si, la he despertado --la voz de Ellen sonaba a oido de Kaye mas cansada que nunca--. Sera por poco tiempo. Podras visitar a esa amiga tuya… --Janet --interrumpio Kaye. Kaye albergo la esperanza de que Ellen se refiriera a Janet. Confiaba en que su madre no empezara otra vez con rollo de las hadas. Si volvia a escuchar otra historia sobre Kaye y sus amigos imaginarios, le iba a dar algo…

  • Ecos del pasado (Forastera 7) de Diana Gabaldon

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    La saga narra las aventuras de Claire y Jaime en el siglo XVIII, y es una obra maestra de la novela historica, escrita por una de las autoras mas queridas de nuestros tiempos. El ex jacobita Jamie Fraser esta plenamente inmerso enla Revolucion americana, que defiende a capa y espada, hasta que se le presenta un conflicto interior que puede dar al traste con sus ideas, con su felicidad y hasta con su vida: en el bando del ejercito ingles que debe sofocarla rebelion se encuentra su hijo ilegitimo, un joven teniente del ejercito britanico, y el encuentro es inminente. Para resolver la cuestion esta la esposa de Jamie, Claire, una mujer que ha viajado en el tiempo desde los anos cuarenta del siglo XX -donde cuenta con otra familia- hasta el siglo XVIII y que, claro esta, juega con ventaja. Graciasa las peculiares caracteristicas de Claire, mucha sangre no llegara al rio; al menos sangre familiar.

  • Cuando acabe el invierno de Angela Drei

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    Alex bajo del taxi frente al portal de la casa de Marie. Volvio a mirar el ramo de flores que habia comprado. Siete rosas rojas, una por cada mes. Recordaba el primer dia en que ella aparecio en su cafeteria con su gran bolso azul y sus gafas de sol. Habia cambiado mucho desde entonces. Ya no se escondia tras unos cristales oscuros, no tenia ojeras y su vestuario se habia llenado de color. Hasta su pelo era diferente. Sonrio como el bobo enamorado que era y toco el boton del videoportero mientras escondia las flores a su espalda. Marie le esperaba en la puerta, y el la siguio al interior con una sonrisa traviesa. En cuanto estuvieron dentro, Alex le entrego el ramo de flores. Ella las observo sorprendida. Siete rosas de un vivaz color rojo. Fruncio el ceno sin entender y lo miro en espera de una explicacion. --Hoy hace siete meses que apareciste en mi cafeteria. ?No te acuerdas? Alex disfruto al ver como ella se ruborizaba. No, estaba claro que no se acordaba. Pero el no se enfado, al contrario. Se sintio orgulloso y feliz de haberla sorprendido. --Vaya, asi que te has olvidado. --Lo siento, de verdad. No recordaba la fecha. --Pues algo tendras que hacer para que te perdone. Marie sonrio con coqueteria al ver como el le guinaba un ojo ladeando su sonrisa. Habia vuelto a ser el hombre sexi y atrevido de siempre. No quedaba ni rastro de aquella mirada triste, la que aparecia cuando los recuerdos del pasado llegaban si avisar. --No se que puedo hacer. Podemos salir y comer algo fuera..., o tal vez podemos quedarnos... El no la dejo continuar. Con un beso interrumpio lo que fuera que iba a decir y las rosas acabaron aplastadas entre ellos. --Las flores, deja que las coloque. Marie trato de apartarse un poco, pero el la tenia sujeta por la cintura con firmeza. --Te comprare mas. Te comprare flores cada dia --dijo sin separarse de ella--. Celebraremos el primer dia que te hice el desayuno, nuestra primera cita, la primera vez que te lleve en mi moto. Mientras hablaba, iba dejando besos desde su cuello hasta su hombro, y desabrocho el primer boton de su camisa para poder tener mas piel cerca de sus labios. Ella rio cuando sintio sus dedos cosquillear en su cintura subiendo la tela y entonces Alex se aparto lo suficiente para mirarla. --Me encanta escucharte reir. Adoro tu risa. --Y era cierto, la habia visto llorar incluso antes de saber su nombre y habia odiado cada lagrima que oscurecia su preciosa mirada de chocolate. Ahora tenia entre sus brazos a una Marie muy distinta, ligera y sonriente, vibrante como esas zapatillas con rayas doradas que se habia comprado el fin de semana anterior. Marie aprovecho ese momento para escabullirse y fue a la cocina. Antes de que las rosas estuvieran en un jarron con agua, Alex ya habia llegado y la envolvia entre sus brazos. --No te escapes --le rino mientras se colocaba tras ella. --Deja que las ponga en agua. --Solo si me prometes hoy no salimos de casa. --Esta bien, no salimos --acepto ella mientras colocaba las flores en un sencillo jarron de plastico junto a la ventana de la cocina--. ?Que quieres comer? ?Comida china, pizza, sushi? ?Que pedimos? --Tengo delante lo que quiero comer. Marie abrio mucho los ojos y fue a decir algo mas, pero el la cogio en brazos y cargo con ella hasta el dormitorio. --Vamos, galletita, me muero de hambre. --?Galletita? --Si, galletita. Estoy pensando que quiza con un poco de chocolate... ?Tienes sirope? ?Nata? Marie sintio como sus mejillas ardian y oculto el rostro con las manos. --No tengo de nada. Intento hacer dieta. --?Dieta? ?Para que? Mientras esperaba una respuesta, Alex no se quedo quieto. Fue desabrochando el resto de los botones de la camisa que ella llevaba y bajando por la linea de su esternon hasta descubrir su ombligo. --Pues veras, por culpa de alguien que conoces, los pantalones me quedan tan estrechos que no puedo casi abrocharmelos. --?Que pantalones? ?Estos? Alex se puso de rodillas entre sus piernas y desabrocho el boton de los vaqueros que ella llevaba puestos. --Tengo una solucion mejor: tira estos pantalones a la basura. Se inclino hasta dejar un beso en su estomago y ella intento incorporarse. --No es gracioso --dijo fingiendo mas enfado del que sentia. --No. No es gracioso. --Alex, deja de hacer el tonto y escucha. --Esta bien, te escucho --acepto y volvio a sentarse en la cama, aunque en lugar de mirarla a los ojos se quedo prendado del sujetador gris oscuro que resaltaba sobre su piel, tan palida como el azucar. --!Mirame a los ojos! --No puedo --dijo echandose a reir. Marie cogio la almohada y le golpeo, pero el era mucho mas grande y con un solo movimiento la tuvo inmovilizada bajo su cuerpo. --Estas preciosa. A mi me gustas. --?Te gusto gorda? --No estas gorda, Marie. Pero es que aunque lo estuvieras me daria igual. --Ya, seguro. --No estas gorda --repitio muy serio--. Y quitate los vaqueros. --?Que me quite los vaqueros? --?No te quedan estrechos? Pues quitatelos. O mejor, te los quito yo. Alex la sujeto de los tobillos y bajo los pantalones hasta conseguir deshacerse de ellos. Cogio uno de sus pies y beso con cuidado sus dedos. Llevaba las unas pintadas de rojo oscuro. Le encantaba que fuera tan coqueta: a Marie le gustaba llevar las unas de colores, aunque no llevara sandalias y nadie las viera. Eso era perfecto, porque sabia que ahora ella se ponia guapa para sentirse bien, no para agradar a los demas. --Eres tan suave… --susurro pasando los labios por su tobillo. Marie sintio un escalofrio cuando el aliento de el le hizo cosquillas. Su boca iba subiendo muy despacio dejando un camino de besos por el interior de su pierna. --?Sabes? Conozco una forma de quemar calorias. Alex dio un pequeno mordisco en su muslo antes de mirarla. --?Si? ?Cual? --pregunto Marie con un jadeo. --Primero tienes que quitarte toda la ropa. Mientras ella se dejaba desnudar, el no dejaba ni un trozo por besar. Era su plato preferido, su dulce Marie, la que habia conseguido atraparle y llenar su corazon. Siete meses. Todavia le costaba pensar que no estaba solo. Como su hermano le habia dicho, ella habia llegado para dinamitar los muros que habia construido, y ahora tenia que volver a aprender a vivir sin miedo a sentir. Podia ser feliz. Era como lanzarse del trampolin a diez metros. Daba miedo, pero sabia que merecia la pena esa sensacion de zambullirse y sentir cada musculo del cuerpo cargado de energia. Marie sintio sus manos, sus besos, que recorrian su piel hasta que todo fue calor. Su corazon latia cada vez mas rapido. No solo era sexo. Con Alex se convertia en una experiencia divertida donde ella podia devolverle cada caricia. El nunca ponia mala cara, nunca fruncia el ceno, ni siquiera cuando ella se echaba a reir de forma escandalosa porque le hacia cosquillas al besar su cadera. El sexo era genial con Alex. Vivir a su lado era genial. Se sentia segura y querida. No se avergonzaba si no llevaba la ropa interior conjuntada, si habia escogido un sujetador demasiado sexi o si ese dia estaba cansada y queria pasar la tarde viendo la tele con una vieja camiseta. Con el podia ser libre. --!Alex! --se le escapo un grito y rodeo sus caderas con las piernas para atraerle mas cerca, tanto que no habia ni un centimetro entre sus cuerpos. El tenia el cabello revuelto, respiraba agitado y en cada movimiento mezclaba sus jadeos. La beso largo y despacio. Su ritmo era lento, saboreaba cada gemido de ella. Terminaron temblando y sin aliento. --Dios, Marie, creo que no deberia haber ido a la piscina hoy. Si muevo cualquier musculo, voy a terminar desmayado. --Ha sido culpa tuya. Yo solo queria quedar a comer --repuso Marie. Alex habia terminado tumbado boca arriba en la cama, sin preocuparse por cubrirse con las sabanas, y su abdomen todavia subia y bajaba muy rapido. --?No te ha gustado? --pregunto mientras se ponia de lado para poder atraparla y volver a tenerla cerca. --No he dicho eso. El unico que te has quejado eres tu. --Llevas razon. Me quejo --dijo y la beso--. Me quejo de que eres tan suave que no puedo quitarte las manos de encima. Me quejo de que desde que te veo tengo ganas de desnudarte y hacer mil flexiones contigo. Y sobre todo me quejo --anadio mientras golpeaba con el dedo indice su nariz--, de que eres una cabezota que no quiere vivir conmigo y me hace ir todo el dia de aca para alla perdiendo un tiempo precioso que podriamos gastar en otras cosas, cosas interesantes como estar en la cama, en la ducha o sobre la alfombra del salon

  • Los crimenes de la caja de Gema Tacon

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    Amenudo me veia a mi misma haciendo una entrada triunfal en la sala de los premios literarios mas importantes del pais, borracha como una cuba. Dentro de mi cabeza resulto buena idea interrumpir a uno de los galardonados mientras daba su patetico discurso y aplaudir estruendosamente en un salon en el que reinaba un silencio absoluto, provocando que todo el que se encontraba en el evento se girase a observar el espectaculo. Tras balbucear palabras sin sentido y vomitarle encima a uno de los directivos mas influyentes, era arrastrada por dos gorilas hasta la entrada de la calle del recinto, como si estuviesen tirando la basura. Esa escena cruzaba mi cabeza cada vez que mi cerebro no tenia nada mejor en lo que pensar. El resto de los mortales gozaban de la plenitud de mantener la mente en blanco, cosa que dicen que es imposible. Sin embargo, la mia disfrutaba torturandome con algo que, si bien podria haber formado parte de una dantesca pesadilla, fue veridico y el motivo por el cual mi escasa carrera literaria se trunco incluso antes de arrancar. Desde ese dia no me conocieron como la escritora novel revelacion que tanto habia sonado, el ano que siguio a esos hechos, las revistas y programas rosas se mofaban con mi gran actuacion. Sobra decir que mi mundo fue cayendo en picado en todos los sentidos; laboral, sentimental, social e incluso familiar. Me converti en la sombra de lo que fui. Mi meta en la vida tan solo habia sido una desde que comence a leer a Michael Ende con La Historia Interminable, queria ser escritora y conseguir crear recuerdos tan vividos como los que esa novela logro en mi. No obstante, mi poca paciencia unida a varias puertas cerradas y a conocer mejor el mundo de las letras con todos sus entresijos internos, hicieron que la ilusion que me empujo durante todos esos anos se fuese mermando. El ensordecedor sonido del pito del coche que esperaba detras de mi destartalada furgoneta me devolvio a la realidad, haciendo que escondiese de nuevo esas elucubraciones masoquistas diarias para, seguramente, sacarlas a la luz en un rato. Arranque acelerando sin soltar el embrague para escupir por el tubo de escape una nube de humo negro en el cristal delantero del simpatico conductor de claxon rapido. Escape de alli derrapando y mirando satisfecha por el retrovisor el resultado de mi fechoria. Al coger la curva a demasiada velocidad el karma me devolvio el golpe y todos los paquetes que llevaba hicieron un ruido que no vaticino nada bueno. Tal y como presenti, cuando abri la puerta trasera no quedaba titere con cabeza. Los paquetes estaban desperdigados y una gran lamina de hierro, que coloque en un lateral sin asegurar, estrujo la mayoria de ellos transformandolos en acordeones de carton. La furgoneta la compre con la esperanza de convertirla en una de esas que van equipadas con cama, ducha y cocina para ir en modo hippie a las miles de presentaciones de libros que tendria en un futuro. Siempre me prometi que no se me subiria la fama a la cabeza por muy reconocida que fuese mi obra, y una forma de demostrarmelo a mi misma fue esa inversion a largo plazo de cuatro ruedas, la que ahora me servia como unica fuente de ingresos. Donde tenia pensado poner una mesa ahora habia un congelador para trasladar los pedidos frios que me mandasen. Era la tercera vez en ese mes que no entregaba los encargos en condiciones y el viejo responsable de la oficina de transportes fue bastante esclarecedor con lo que me sucederia si volvia a suceder. Regrese a la nave donde cargaba, coloque el estropicio sobre un pale de madera que estaba reservado para mi y me marche de alli por la puerta pequena sin que nadie me viese, como la cobarde que ya sabia que era. Realmente odiaba mi vida desde hacia casi dos anos. En cuanto entre en mi piso me tope con la regordeta figura de Pelusilla encima del sofa, se suponia que se trataba de mi gato, pero solia hacer lo que le daba la gana y mas bien era al contrario; yo servia para darle de comer, limpiarle las cacas, recogerle las bolas de pelo y calentarle la cama hasta que decidia acostarse. Si soy sincera, se trataba de la relacion mas duradera que habia mantenido con el sexo opuesto en toda mi vida. La oscuridad de la casa me reconfortaba, mi animo no era como para tenerlo todo iluminado y dejar que el trinar de los pajaritos entrasen por mi ventana, asi que las persianas permanecian bajadas desde ni recordaba cuando. Antes mi madre venia a ayudarme con las tareas de la casa y nos gustaba comentar los libros que andabamos leyendo, pero desde que todo cambio deje de querer recibir visitas y el mundo tan solo se acostumbro a que asi fuese. Me tumbe al lado del senor Pelusilla y, justo cuando coloque la cabeza en el reposabrazos del incomodo sofa, el sonido estridente del telefonillo comenzo a sonar incesante. Al descolgar vi la puntiaguda nariz de Johanna en la pequena pantalla en blanco y negro del cacharro. --!AC, te he visto entrar, abre! Han dejado un paquete para ti en la libreria. --Ponlo en el ascensor y dale al boton, ahora lo cojo --fue lo unico que le respondi, esa era mi forma de decirle que no subiese. No comprendia como Johanna continuaba queriendo mantener una amistad conmigo. Era de las pocas que aun me decian AC. Mi nombre real era Ana Catalina Verde, pero a mi representante no le parecio demasiado optimo para una escritora y cambiamos al de A.C. Green. Realmente significaba lo mismo, pero sin que nadie se pudiese reir de el. Mis padres deberian haberse planteado eso de tener descendencia; mi infancia no fue lo que se dice sencilla gracias a esa union de nombres. La palabra Catalina en muchos sitios es una forma extrana de llamar a las cacas y lo de verde detras no ayudaba demasiado. Eran pocas las personas que conocian lo que ponia en mi carnet de identidad, todo el mundo me llamaba ahora Ana, y los que me seguian hablando de mi faceta literaria me decian AC. En el ascensor encontre una caja, envuelta en papel marron reciclado, de medio metro de alto y otro medio de ancho, pesaba relativamente poco. Encima de ella Johanna habia dejado un sobre con un libro que le pedi hacia tiempo y que estaba deseando leer. Lo aparte y desenvolvi el extrano paquete, en su interior habia una cajita negra cerrada con un precinto adhesivo rojo. Estaba segura de que no era cosa mia, mi economia casi no me permitia comer, por lo que los caprichos estaban fuera de mi alcance. Si era cierto que me sentia enganchadisima a las paginas de muestras gratuitas, motivo por el cual mi telefono y direccion estaban en todas las bases de datos de las empresas y mi movil vivia en un absoluto silencio perenne a causa de las insistentes llamadas comerciales. El interior de la caja se podria decir que era, cuanto menos, extrano. Un dosier en una carpeta de carton, unas llaves en una bolsa transparente, con una direccion en un llavero de plastico que colgaba de ella, y una pieza de un puzle pintada por completo de negro eran su unico contenido. En la primera hoja decia en letras mayusculas y grandes: <> Nunca habia ganado nada y esa palabra llamo poderosamente mi atencion. Tras leer con mas pausa el documento cai en la conclusion de que se trataba de un nuevo juego online basado en novelas de thriller. Lo ultimo que queria pensar era en crear tramas o en poner un dedo sobre una tecla. Bastante desanimada, deje la caja debajo de la mesa y comence a leer el libro, que era lo que me pedia mi mente en esos instantes. Ademas, el juego requeria del ordenador para poder entrar en no se que pagina secreta y conocer al resto de mi equipo. Mi portatil estaba sin bateria desde hacia casi un ano, un dia tan solo deje de utilizarlo y me pase a husmear las redes sociales con el telefono como hacia todo el mundo. Ya no necesitaba ningun procesador de textos ni tampoco un teclado, por lo que esa herramienta dejo de significar algo en mi vida; y volver a ponerlo a cargar para descubrir que tendria que pagar si queria jugar me iba a enfadar bastante. Asi que me olvide de ella y me puse a leer hasta que me dormi. El timbrar del telefono fijo anunciaba que mi madre se encontraba al otro lado del auricular esperando contestacion. Ella se encargo de que tuviese uno, ya que nunca cogia el movil y temia que, si algun dia no se ponia en contacto conmigo, podria ser que no lo hiciese mas. Al principio estuve acudiendo a un loquero para mitigar las ansias de terminar con mi vida, pero despues de algunos meses deje de ir a verlo. Me parecia una perdida de tiempo y de dinero, no pensaba tomarme las pastillas que me recetaba y la doctora no poseia una varita magica que hiciese retrasar el tiempo para que mi mundo volviese a ser el que era. Descolgue despues de encontrar el aparato debajo de un monton de ropa sucia en el salon. Lo de no recibir visitas y que me importase todo mas bien poco estaba haciendo estragos en mi decoracion. Si viniesen de alguno de los programas americanos de limpieza se echarian las manos a la cabeza. --!?Se puede saber que has hecho ahora?! Si algo habia detestado toda mi vida era que me despertasen gritando y mi madre lo sabia. --Buenos dias a ti tambien, ?podrias ser un poco mas esclarecedora? --ironice sentandome en el suelo. --Ana Catalina Verde, son las ocho de la tarde. Tomas ha llamado a tu padre y le ha dicho que no te molestes en volver al trabajo, dice que has destrozado una carga y que no has sido capaz de dar la cara. ?Estas bebiendo de nuevo? ?Quieres que vaya a verte? ?Te quieres venir aqui con nosotros? Los aires del pueblo te sentaran bien, puede que asi te inspires para escribir... --Esa era demasiada informacion para mi neurona en esos momentos y no tenia ganas de discutir con ella. --Tomas es un loco viejo psicopata exagerado, tan solo se han estrujado algunos paquetes. Me fui por no pegarle y no a todo lo demas. --Pero, Ana --intento proseguir sin mucho exito. --Estoy bien, mama, pidele disculpas a papa por lo del curro, ya encontrare algo por mi cuenta, no te preocupes. Te dejo que tengo cosas que hacer, te quiero --respondi sin dejarla decir nada mas. La loquera me habia dicho que era importante contarles a las personas lo que sentia por ellas y en estos instantes a la unica a la que queria era a ella; pero de lejos, cada una en su casa. Tal y como pense no eran las ocho aun, mi madre llevaba el reloj adelantado quince minutos desde que tenia uso de razon. Ella odiaba llegar tarde a los sitios y yo detestaba esperar por los demas, asi que habia implantado esa norma tambien en mi vida. Me daba tiempo de bajar y robar un cafe a Johanna. Acababa de recordar que no tenia en casa y, desde que el alcohol no formaba parte de mis dias, la cafeina lo habia sustituido como una droga que necesitaba en mi organismo si o si. Me detuve un instante frente a la cristalera de la pequena libreria. En el centro de todos los libros, sobre un atril demasiado grande para su tamano, descansaba mi ultima novela. Estaba segura de que Johanna habia convencido a todos sus clientes para que lo comprasen, esta era la unica tienda que lo tenia y me temia que tambien poseia la exclusividad de haber vendido alguno. La verdad era que ella pidio una caja con cien ejemplares y me los pago en menos de una semana. Jamas olvidaria su sonriente cara mientras me daba el dinero de lo que, segun ella, <>. Los suenos pueden resultar bastante efimeros y este nunca dejo de serlo, solo que no me di cuenta hasta que fue demasiado tarde para mi salud mental. --!AC, que bien que viniste! Acabo de hacer cafe --me informo en cuanto me vio entrar, dejando unos libros que estaba colocando encima del desordenado mostrador, para ir corriendo a la trastienda por dos humeantes vasos de cafe. Cogi el mio y me sali a la puerta a fumarme un cigarro mientras disfrutaba del amargo sabor a granos de cafe recien molidos. Viviamos en una ciudad enorme, sin embargo, disfrutabamos de la tranquilidad que tienen los barrios que estaban casi a las afueras. Por alli no se veia gente a esas horas, todo el mundo estaba llegando a sus hogares desde sus respectivos trabajos y ya andaban en casa preparando las cenas. Desde el bajo en el que se encontraba la tiendita de Johanna se veia el bloque de enfrente. Me parecio que lo de las cortinas tupidas debia ser algo que a los jovenes no les preocupaba demasiado y estaba realmente desfasado. Cada tarde noche, antes de cerrar, mi amiga sacaba dos sillas y nos sentabamos en la acera a mirar esas ventanas iluminadas. A Johanna le gustaba oir mis historias inventadas de la vida de cada uno de esos apartamentos: en el bajo tan solo vivia la vieja de los gatos, mientras el piso que habia al lado de ella se destinaba a guardar muebles viejos y tiestos. El dueno del edificio nos cobraba una mensualidad minima por poder hacer uso de el si lo necesitabamos, pero la que lo utilizaba mas a menudo era Johanna para meter los adornos de las festividades que ponia en la libreria. La senora mayor siempre tenia los cristales abiertos por si alguno de sus mininos se iba de parranda este pudiese regresar a su cama, creo que mi Pelusilla es un escapista de esa mujer. Un dia simplemente aparecio en mi puerta durmiendo en el felpudo de la entrada, paso conmigo y ya nunca se marcho. A esas horas la vieja ya tenia las luces apagadas y tan solo se vislumbraban los destellos de la television encendida. El primer piso, justo sobre ella, pertenecia a un matrimonio con tres enanos revoltosos que hacian incluso mas ruido que las gatas en celo de su vecina, motivo por el cual creo que eran los que mas habian durado viviendo alli. Enfrente de ellos un musico solitario se afanaba en sacar una melodia interminable. Cada dia la cambiaba y a ese paso tendria el mismo exito que tuve yo con mis letras. Me inspiraba un poco de lastima y me veia bastante reflejada en el, no obstante, la conversacion mas larga que compartimos fue un dia que hacia frio y ambos lo dijimos a la vez. En el segundo, encima del matrimonio con los ninos poseidos, era donde yo moraba y esas persianas siempre estaban abajo. Frente a mi puerta una joven abogada y su novio, tambien letrado, se turnaban para llevar a casa a sus respectivos amantes, por lo que la escalera estaba muy concurrida segun a que hora de la noche. Sobre mi cabeza, en el tercero derecha, residia un hombre mayor que daba un poco de miedo y olia a puros; nunca hacia ruido y no recibia visitas, por lo que la mayoria del tiempo parecia que el piso estuviese vacio. Frente a el tenia su apartamento Johanna y, encima de ellos dos, habia un gran atico con un precioso patio lleno de flores en los pretiles. La suerte de ser el dueno de esas cuatro paredes la tenia del hijo del propietario del edificio, un tipo solitario que pagaba a una asistenta para que le tuviera la casa impoluta. El chico era pintor y tambien escueto en palabras, asi que las pocas veces que nos habiamos cruzado en el ascensor no pasamos de un <> o <>. Nosotras nos entreteniamos observandolos al mas puro estilo voyeur, con la diferencia de que, aficionada desde mi infancia a <<13, Rue del Percebe>>, me encarnaba en el mitico Francisco Ibanez y relataba las vidas de nuestros vecinos. Ese momento del dia era el unico en el que me permitia desconectar y sonreir. --?Abriste el paquete? --me pregunto Johanna una vez que hube concluido mi perorata acerca de nuestros vecinos. --Era una de esas muestras de juegos online para que gastes dinero si quieres conseguir pruebas. Ya te lo bajare para que lo uses tu, no es que tenga demasiadas ganas de ver cajas por casa --respondi apurando el cigarrillo y dando el ultimo sorbo al cafe. --?Mal dia en el trabajo? --Un imbecil me hizo que estropease la carga, y he preferido dejarlo a tener que matar al viejo que lleva el almacen. --Realmente ese hombre es un incordio. --En mi cerebro psicopata ha muerto de distintas y dolorosas maneras --me burle--. ?Crees que el universo nos ha unido a todos los que vivimos aqui por ser el mayor grupo de perdedores de la historia? --pregunte observando como el matrimonio luchaba para que los trillizos se acostasen, a la vez que se escuchaba la lastimera melodia del piano del chico al compas de los maullidos y los golpes del cabecero de la cama de los abogados contra la pared. Antes de que le diese tiempo a contestar, el coche de mi querido ex se detuvo delante de nosotras, bajo la ventanilla y nos miro. --?Quien quiere dar una vuelta? --?No te cansas?

  • El viaje (no) sonado de Christian Martins

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    Su vida profesional va viento en popa, pero su relacion comienza a asfixiarla.
    Ruth tiene que decidir si quiere casarse o no con su novio, Roger, pero para poder tomar la decision correcta decide hacer un viaje que despeje sus ideas.
    Esperaba un lujoso hotel, pero en lugar de ello se encuentra una antigua residencia de ancianos. Ademas, el propietario es un insolente y engreido australiano.
    ?Conseguira aclarar sus ideas en ese lugar?

  • El sol tambien es una estrella de Nicola Yoon

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    Natasha: Soc una noia que creu en la ciencia i en els fets demostrables. No en el desti. De fet, no soc la mena de noia que coneix un noi al carrer i se n'enamora perdudament. I encara menys quan la meva familia sera deportada a Jamaica d'aqui a dotze hores…

  • La rata de los ojos esmeralda de Manuel De Ortega

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    La rata de los ojos esmeralda narra la dura historia de un reino consumido por el hambre, las epidemias y un joven y sadico rey. Es un libro que narra a traves de los escenarios y los hechos que en el acontecen como vivia la sociedad en la Edad Media, la cual estaba subordinada y esclavizada por los nobles.

  • Pecados Ardientes de Ariel Omer

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    Todos tenemos un amor al cual nos aferramos, un amor verdadero que jamas vamos a olvidar.

  • Memorias Salvajes de Carolina Lozano

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    Hay momentos en la vida en que todo se pone patas arriba. Seguro que a ti tambien te
    ha pasado. Las cosas parecen ir bien, y de repente tu mundo se hunde y tienes que empezar a verlo todo con otros ojos. Unos mas… salvajes.
    Cuando mi vida parecia caer a un pozo oscuro del que no podria salir, alguien me ha hablado desde la muerte, desde un tiempo anterior que esta muy ligado con el ahora. Y me ha hecho ver que guardar secretos es sencillo; lo mas dificil es encontrar el momento para revelarlos.
    ?Y si aquello que sabes de tu familia y de ti misma no fuese mas que la punta de un iceberg que se clava en las raices mas profundas de tu propia historia?
    Por si acaso yo tambien desaparezco, voy a contarte la mia ahora…

  • Una ciudad inventada de Gonzalo Wandosell Fernandez De Bobadilla

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    UNA CIUDAD INVENTADA es un libro magistralmente escrito, repleto de emociones, vivencias de una mujer fuerte, dura, que lucha por abrirse camino en una Espana del siglo XIX muy critica y dificil para el genero femenino.

  • El profesor de baile de la senorita Seymour (Minstrel Valley 2) de Eleanor Rigby

    https://gigalibros.com/el-profesor-de-baile-de-la-senorita-seymour-minstrel-valley-2.html

  • Mas alla de la frontera de Luis Bauset Martorell

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    Mario perdio su empleo, hizo las maletas y emigro. Dejo atras todo aquello que amaba, incluida Sara, quien se uniria a el tiempo despues. En el nuevo pais conocera a Carmela, una emigrante gallega ya establecida, y a Braulio y Sebastian, dos jovenes recien llegados al nuevo pais. Juntos, viviran una experiencia que pondra de manifiesto la capacidad de superacion del ser humano y descubriran que emigrar, en contra de sus prejuicios, no era como ellos habian pensado.

  • El cuaderno de las flores de Kayte Nunn

    https://gigalibros.com/el-cuaderno-de-las-flores.html

    Dos mujeres aventureras, un viaje y la busqueda de una flor que puede dar y quitar la vida

  • La peor parte de Fernando Savater

    https://gigalibros.com/la-peor-parte.html

    El libro mas personal, emotivo e intimo de Fernando Savater.

  • Rosas al anochecer de Cristina Font Briones

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    Los cuerpos congelados de Sofia Duarte y Daniel Saez son hallados aun con vida a unos kilometros de la localidad de Javea. La noticia causa incertidumbre sobre el extrano suceso acaecido a dos personas que, en apariencia, no se conocen de nada.Un mes antes, sus caminos se cruzaron en Valencia y surgio entre ellos una fuerte e inusual atraccion.

  • Felices los cuatro (Doble o Nada 5) de Veronica L. Sauer

    https://gigalibros.com/felices-los-cuatro-doble-o-nada-5.html

    “-Te estas equivocando, Santiago-me espeto Ivan ni bien Camila se marcho-. Nos estas fallando. ?Que es esto? ?Felices los cuatro?
    Lo que me faltaba: el dedito acusador de Ivan y una escena de celos. Era la primera vez que un tipo me montaba una. Pero ademas, ?como se atrevia despues de lo que me hicieron con Veronica?
    -No se como te da la cara para acusarme de algo. Anda a cagar, infeliz.
    Eso era una declaracion de guerra a toda regla. El se quedo de piedra y yo me fui con la certeza de que estabamos ante el principio del fin”.

  • Lo que no se dice de Viviana Rivero

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    “La miro. Era real como el pan. Otros perfumes femeninos habian pasado ante el pero este lo embriagaba, lo penetraba en cada poro, lo heria y lo desarmaba. Ella le quitaba la soledad, las ausencias. La queria toda y para toda la vida.” Joven, linda y exitosa, Elena Wilson Garrott viaja a la Patagonia para encargarse de la herencia de su madre. Lo que comienza como un simple tramite terminara provocando un cambio radical en su vida. Uno tras otro, desenterrara secretos del pasado familiar que ni siquiera sospechaba que existieran. Y conocera a Omar, el hombre al que la ligan lazos profundos e invisibles. Dos historias, una actual y otra antigua, se entrecruzan en esa tierra inmensa barrida por el viento. Una tierra que lo da todo pero que a la vez lo exige todo. Asi fue con los antepasados de Elena, inmigrantes boer de fines del siglo XIX que llegaron a colonizar el desierto. El “efecto mariposa”, un acto leve de consecuencias impredecibles, ha dejado su marca en todas las generaciones Wilson Garrott, hasta llegar a la propia Elena. Si quiere aprovechar su oportunidad de ser feliz, debera vencer los prejuicios que le fueron legados con el apellido y las tierras. La inmigracion sudafricana a la Argentina, la Patagonia rebelde, la Segunda Guerra Mundial y una trama a puro vertigo de amores e intrigas convergen en esta novela. Viviana Rivero, autora de Secreto bien guardado e Y ellos se fueron, vuelve a crear una historia de realismo romantico donde alternan la ternura y la crudeza. Una historia que hara vibrar cada fibra del alma.

  • Calle Dublin de Samantha Young

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    Jocelyn Butler se ha estado escondiendo de su pasado durante anos. Pero todos sus secretos estan a punto de ser descubiertos?
    Hace cuatro anos, Jocelyn dejo atras su tragico pasado en los Estados Unidos y comenzo de nuevo en Escocia, enterrando su dolor, haciendo caso omiso de sus demonios y avanzando sin ataduras. Su vida solitaria esta funcionando bien hasta que se muda a un nuevo apartamento en Dublin Street, donde

  • Crimenes Exquisitos, Vicente Garrido; Nieves Abarca de

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    El cuerpo de Lidia Naveira, una joven de la alta sociedad corunesa, aparece flotando en el estanque de Eiris recreando la famosa Ofelia de Millais.
    ?Que relacion tiene este crimen con el macabro asesinato acontecido meses antes en la Abadia de Whitby?
    La inspectora Valentina Negro, con ayuda del famoso criminologo Javier Sanjuan, liderara una investigacion que la llevara a colaborar con Scotland Yard, en una oscura trama a caballo entre A Coruna y Londres.
    Lo que nadie puede llegar a sospechar es que en la vertiginosa cuenta atras para atrapar al asesino, deberan enfrentarse a las obsesiones mas inconfesables de la sociedad actual.

  • El oscuro juego de Lucifer de Charlotte Bennet

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    ?Que harias si, de repente, el hombre que crees detestar, y que es tu jefe, te propone tener una relacion carnal exenta de ataduras?
    Me llamo Emma Taylor, tengo veinticinco anos y nunca he tenido suerte en el amor. Por eso, a dia de hoy solo pretendia llevar una vida tranquila, exenta de sobresaltos, hasta que el se cruzo en mi camino, y ese no era otro que el enigmatico y arrogante hermano de mi difunto jefe, con el que ya habia tenido mis diferencias en el pasado. El tipo habia regresado a Nueva York para hacerse con el control de la agencia de publicidad para la que trabajo como secretaria, o eso pensaba yo…
    Alexander Crawford, apodado <>, era rico, apuesto, inteligente y estaba acostumbrado a conseguir todo aquello que se proponia, pero... ?hasta donde estaba dispuesta a llegar yo con alguien como el?
    Lo que empezo como un oscuro juego se transformo en algo inesperado y complejo...

  • Para siempre, Norah Carter, Monika Hof, Patrick Norton de Norah Carter

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  • Del Barrio A La Mansion. En Vespa de Hugo Sanz

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    Mire a mi companera de trabajo que se pintaba las unas en su puesto y atendia a un cliente a traves de los auriculares con la mejor de sus falsas sonrisas. Se llamaba Felicity, pero esa de felicidad tenia lo que yo de millonaria, o sea, nada. Era la persona mas borde con la que me habia topado hasta la fecha. Su vida consistia en trabajar e ir a la caza del chollo en las rebajas. El caso era estar comprando de forma compulsiva. Por esa razon jamas repetia un modelito para acudir a su puesto y eso que no recibiamos a clientes en las oficinas. -- ?Te pasa algo? -- pregunto al verme observandola. -- ?Deberia pasarme? -- No se, como me miras... -- Claro, te tengo enfrente, si no lo hiciera terminaria con un torticolis impresionante. Te pusieron en el sitio clave -- me encogi de hombros. -- De todas formas, imagino que te sirvo de inspiracion para estar a la ultima en lo que a tendencias de moda se refiere. -- Claro que me sirves, eres el claro ejemplo de lo que no deberia ponerme jamas. -- Eres un poco envidiosa ?no? -- Puede ser, pero de ti precisamente no -- voltee los ojos mientras soltaba el aire, ya que estaba acostumbrada a aguantar sus payasadas. -- Kora, no tienes ni idea de lo que es el glamur. Es mas, no creo que tengas idea ni de lo que es disponer de un armario de lo mas selectivo como el mio. -- Muero por tu armario -- rei negando. -- Es cuestion de clase... -- Si, sobre todo la que tu tienes -- solte una carcajada y cogi una de las llamadas que estaban entrando. No la aguantaba y llevaba seis meses con ella enfrente ?Se podia ser mas desgraciada? Pedi infinidad de veces que me cambiaran de puesto, pero alli no me hacia caso ni Dios. Yo solo era una mas de las ciento cincuenta teleoperadoras en uno de los tres turnos que habia repartidos durante el dia, con una duracion de ocho horas. Y estaba amargada, pero claro, no tenia otra cosa y mi madre decia que, rascandome las narices en casa, nanai. En cierto modo tenia razon, todo por no haber seguido estudiando. Ahora, a mis veintisiete anos, me lamentaba cada dia. Sali a las tres de la tarde como alma que lleva el diablo. Casi le cuelgo de mala manera al cliente con el que hablaba, pero es que pasaba de regalar a la empresa ni un minuto de mi tiempo. -- ?Te espera tu novio? -- pregunto con sarcasmo Felicity que iba recogiendo sus cosas. -- Tu hermano, que dice que le pongo mas que su novia -- le hice un guino y segui hacia delante sin darle opcion a replica. Me monte en mi Vespa y sali directa hacia mi casa, en la que me estaria esperando mi divertidisima madre... -- Buenas tardes, hija ?Te pusiste el casco? -- Claro, no osaria venir sin el -- aguante la risa. -- Ya, por eso volvieron a llegar dos multas -- su cara era de mono de zoologico. Daba terror, con esos morros contenidos... -- Mama, seguro que son repetidas. -- Se dice duplicadas, a ver cuando hablas bien -- protesto. -- Duplicado y repetido es lo mismo, otra cosa es que quieras decirlo mas fino, pero claro, tan fino puede parecer lo uno como lo otro, segun los oidos que lo oigan. -- Sigue rechistandome que te comes la barra de pan. -- Hombre, eso muy fino no te quedo -- voltee los ojos cuando vi como la barra se estampaba en mi cabeza -- !Mama! -- Mientras vivas aqui vas a cobrar por mal comportamiento y por replicarme. -- Pues cualquier dia me piro, me busco un apartamento y me voy. Veras lo que me vas a echar de menos. -- Eso llevas diciendo desde antes de cumplir los dieciocho, creo que tu vas a esperar para independizarte a que yo me muera para quedarte con el piso. -- !Pero que dices! Me tiro de una azotea antes -- me dio una colleja. -- Por protestona. -- Joder mama, no veas si tienes las manos largas. -- He tenido que estirarla, hacer de madre y padre no fue facil, asi que calladita que deberias estar agradecida. -- Mira no voy a comer, me voy a ir al cuarto a descansar y que corra el aire. Vaya manera de salir de trabajar tan estresada -- resople. -- Vas a comer y vas a recoger la cocina. !Vamos! Que no soy sirvienta de nadie, demasiado he hecho con sacarte adelante y encima no seguiste ni uno de mis consejos. -- Mama que si, que yo recojo la cocina, pero tengamos la fiesta en paz... -- resople. -- En paz si me hubieras hecho caso todos estos anos. Me estaba poniendo de los nervios, como todos los dias. La queria con toda mi alma, pues ante todo era la mujer que me dio la vida, pero que aguantarla tenia tela, tela marinera. Termine de almorzar y me puse a recoger la cocina para poderme ir a mi cuarto a despejarme un rato. Eso de estar ocho horas al telefono intentando convencer a los clientes para que contrataran un seguro era agotador. Me eche en la cama agobiadisima, como siempre el mediodia lo aprovechaba mi madre para soltarme todo lo que podia y mas. Era la mas grunona del mundo, rezaba porque se echara un novio y me dejara un poquito en paz. Una llamada de un numero desconocido me desperto de ese sueno que casi acababa de conciliar. -- Buenas tardes ?La senorita Kora? -- Buenas tardes, la misma que habla -- pense que era para cambiar de compania telefonica o algo por el estilo. -- La llamo de parte del senor Steven, la entrevisto hace un mes para un puesto de cuidadora de su hija de cinco anos -- en aquel momento me acorde, era un tipo que estaba para chuparse los dedos, soltero, forrado en dinero y que tenia una hija que adopto el solo, sin necesidad de pareja. Se trataba de una familia monoparental. -- Lo recuerdo... -- Pues requiere su incorporacion inmediata en caso de que este disponible. -- Depende de las condiciones -- conteste sin pensarlo. -- Trabajaria de lunes a viernes de ocho de la manana a ocho de la tarde... -- Imagino que me daran de comer ?no? -- rei por la locura de doce horas. -- Por supuesto, tendra su tiempo para almorzar, para desayunar, para tomar cafe... Tenga en cuenta que la pequena India -- asi se llamaba -- de nueve a dos esta en el colegio y esas horas las tiene a su disposicion. Seria levantarla, vestirla, bajarla a la cocina, donde Freya la cocinera ya les tendra el desayuno, y luego la llevaria al cole. A la hora de la salida la recoge, la lleva a casa a comer, hace algunos de deberes con ella, que no llevan mas de media hora, y le da un poco de juego hasta las siete. A esa hora la ducha, la prepara y la deja cenando con Freya. -- Muy bien ?Y cuanto cobraria? -- Dos mil euros al mes y el contrato en regla por el total de las horas trabajadas. -- !Acepto! ?Cuando empiezo? -- Manana mismo tendria que estar en la direccion que le pongo en un mensaje a las siete de la manana. -- Imagino que es en la mansion del senor Steven donde me hizo la entrevista. -- Si, en su casa -- se escucho como una risita por lo que yo habia dicho de "mansion", pero para mi si que lo era. -- Pues manana estoy alli. -- Gracias, hasta entonces... Joder, ochocientos euros mas de lo que yo cobraba, eso me daba para independizarme en breve. Llame a mi trabajo y les dije que no volvia. Ni se inmutaron, tenian gente para dar y regalar, ademas de mucha mas dispuesta a trabajar. Sali al salon y se lo conte a mi madre. -- ?Has cambiado tu trabajo por uno de chacha que te llevara doce horas al dia? -- Asi es, con la pequena diferencia de que cobrare casi el doble. -- No creo que dures mucho cuando tengas que aguantar a una mocosa de cinco anos. -- Bueno, tampoco me veias desde las siete de la manana a las tres de la tarde vendiendo seguros, al menos esto es mas relajante. -- No se hija, debiste estudiar una carrera. -- Si claro y como no la estudie ya soy un despojo humano, paso me voy a la calle a que me de el aire, nunca estas contenta con nada -- sali antes de que me tirara lo primero que le pillara a mano. -- !!!Sigue asi de contestona que ya veras!!! -- chillaba mientras yo salia por la puerta. Cogi mi Vespa y me fui a la tienda de tatuajes de mi amiga Zora, con tan solo veintiseis anos estaba triunfando en su profesion. Espere a que terminara a las ocho y que saliera. Al verme sonrio negando. -- ?Ya te has peleado con la Mary? --se refirio a mi madre. -- ?Y cuando no lo hago? -- Negue echando el seguro a la moto y me fui andando con ella a tomar algo. -- Madre mia, es que os las traeis. -- ?Yo? !Pero si es ella! -- Pero si te callaras te ahorrarias muchas disputas. -- Claro, si me callo me da una colleja tambien por ignorarla. A ver, te recuerdo que estamos hablando de la Mary, que no es tu madre, que la mia solo esta a la defensiva. -- Eso tambien -- rio. -- ?Sabes? Me han llamado de la mansion a la que fui por el trabajo de cuidar a una nina ?Lo recuerdas? -- Si, la del tio bueno que me dijiste. -- Ese mismo. -- Pues manana empiezo de ocho a ocho. -- ?En serio? -- Si, por la manana la criatura estara en el colegio, asi que lo tendre de lo mas relajado. Me pagan dos mil pavos, tia. -- ?Que dices? -- Asi es. -- Pues yo te iba a comentar una cosa. -- A ver, sorprendeme. -- Alquilan el apartamento de arriba de la tienda de tatoos, el que reformaron. Tiene dos habitaciones, un salon, un bano y la cocina. Yo sola no me arriesgo, pero si lo alquilamos entre las dos... -- Joder ?En serio me lo dices? -- Son cuatrocientos cincuenta euros incluida la luz, el agua y la comunidad, esta muy bien. -- Si que lo esta, a medias nos sale rentable. Tia, yo tiro para adelante, no aguanto a mi madre mas, te lo juro. -- Y hacemos una compra todas las semanas entre las dos y listo. Ademas, tu comes en la mansion y yo siempre pico algo en el bar, solo seria para las cenas y lo necesario para los fines de semana. -- Si, si, pues por mi de acuerdo. -- ?Llamo entonces? -- Claro. Le falto el tiempo. En tres minutos ya habia quedado con el propietario para la manana siguiente, ya que el apartamento estaba encima de su negocio. -- Listo, manana hay que darle un mes de fianza y el mes corriente. Firmo el contrato con el y me entrega la llave. -- De lujo, pues ahora cuando salgamos de tomar algo pasamos por el cajero y te doy la mitad. !Mi madre va a flipar! -- rei pensando en la cara que pondria cuando le dijera que me independizaba. -- La Mary se va a enfadar, te digo yo que tu madre no puede vivir sin ti. -- Pues que aprenda, que me tiene hasta el mismo. -- Calla, al final la echaras de menos. -- ?Yo? !Tu estas flipada! -- Te voy a decir una cosa, las madres son muy puneteras, pero son nuestras madres y por ellas matamos -- dijo con el dedo para arriba. -- Eso si, pero que ganas tengo de que se eche un novio. -- Le deberiamos buscar uno... -- Que se lo busque ella. Vamos que aparecemos con uno y capaz es de sacar el cuchillo y hacer filetes con nosotras. -- Es que ella es un poco dificil, pero todo seria prepararle algo, no se ?Le publicamos un anuncio? -- Tu estas flipada -- puse mi dedo en la cabeza -- Nos descubre y somos mujeres muertas -- rei. -- Bueno, algo tendremos que pensar. -- Yo lo unico que pienso es que manana salgo de trabajar y me voy al piso, vamos que esta noche meto todas mis cosas en cajas. -- ?Manana mismo? -- Anda que no, me voy a esperar a cobrar diez collejas mas !Tu estas fatal! Eso si que no me lo esperaba. Siempre habiamos hablado de la posibilidad de irnos a vivir juntas, pero ella queria algo cerca del trabajo, no cualquier cosa y que encima estuviera a precio decente, no por las nubes. Por fin llego la hora y yo estaba loca con esa independencia que me permitiria alejarme un poco de mi madre. Despues de tomar un refresco e ir al cajero para darle el dinero, me marche hacia mi casa donde mi madre estaba preparando la cena, momento que aproveche para soltar la bomba. -- Mama, manana me independizo... -- Si claro y yo me caso. -- Pues no te vendria mal, pero lo mio no es broma. Zora encontro un apartamento arriba de su negocio y nos vamos a ir a vivir juntas. -- Pero a ver, alma de cantaro, ?Te vas a independizar para pagar un piso en el que al final viviras con otra persona pudiendo estar aqui gratis? -- Mama, no es lo mismo -- resople. -- Te veo volviendo en un mes, eso de que te tengas que encargar de la casa, comidas y todo lo que conlleva, no va contigo, asi que aqui te estare esperando. -- Senal de que me volverias a recibir -- rei. -- No me queda otra, eres mi hija. -- Vaya !Cuanto amor derrochas! -- ?Mas amor que haberte sacado sola para delante? -- Ya, mama, ya -- solte el aire -- No empecemos con la misma pelicula de siempre. Es cansina. -- Pelicula no, realidad -- hizo una mueca con la boca.

  • Quitate de en medio (Una escritora con suerte 3) de Noah Evans

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    Blanca esta haciendo historia con su libro Azael, prepara una gran gira mundial y pronto comenzara el rodaje de la pelicula basada en su novela. La casualidad ha querido que en su camino se cruce su idolo desde la adolescencia, un cantante llamado Leo.
    A pesar de venir de mundos diferentes , tienen mucho mas en comun de lo que creen y aunque Blanca sabe que no esta en su mejor momento personal para meterse en lios, acepta una invitacion para asistir a uno de sus conciertos.

  • Tras la calima de Helen Rytkonen

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    La tarde que aterrice en Los Rodeos la lluvia caia como si alguien hubiese abierto un grifo en el cielo. La cortina de agua era tan densa que no me dejo ver el paisaje que me sabia de memoria a pesar de que llevase muchos anos viviendo fuera de la isla. Y al igual que la vez anterior, no experimente la dulce y calida sensacion de volver a casa. No, esta habia sido sustituida por una vibracion extrana, como si de pronto ese no fuese mi lugar, como si no fuese bienvenida, y aquello me hacia sentir una inquietud inesperada. De alguna forma intuia que los dias en la isla no iban a ser una mera visita de cortesia. Que no se iba a tratar solo de quitarme de encima la herencia material de mi madre, algo a priori frio y sin complicaciones. Ahora sonrio al pensar que si hubiera podido entrever que aquel viaje se iba a convertir en una voltereta del destino, de esas que te dejan descolocada, con el cabello revuelto y el corazon latiendo a mil por hora, me habria reido en voz alta. Con incredulidad, incluso con sarcasmo. La mujer que era yo en aquel entonces jamas hubiese vislumbrado que la vida me iba a poner en una encrucijada como la que estaba por venir. Me sobresalte al notar como las ruedas del avion rebotaban dos veces en la pista y finalmente se estabilizaron, permitiendome relajar los dedos de las manos y soltarlos del reposabrazos. Respire hondo y me dije que lo que estaba sintiendo era una tonteria. Que, aunque ahora fuese una ciudadana del mundo, el sitio donde habia crecido y me habia convertido en adulta siempre seria mi hogar, a pesar de que ya no quedase nadie, o casi nadie. Me estremeci con suavidad. El recuerdo de mi anterior visita estaba alli, tenido de esa especie de desazon que siempre me pasaba con cualquier cosa relacionada con mi madre. Sobre todo, con su muerte. Hacia unos meses habia viajado a la isla a enterrarla, o al menos eso era lo que me habia dicho mi tia tras aquella llamada que tuve que coger en medio de una negociacion. Ni siquiera ella supo lo que tenia pensado, mi madre jamas dijo nada ni lo dejo entrever. Resople: era muy tipico de ella obviar que habia decidido donar su cuerpo a la ciencia y que no la enterrariamos en Santa Lastenia, como a toda la familia. Aunque en el fondo era logico: siempre pense que, en vez de Margot, mi madre deberia haberse llamado scientia o cualquier palabreja latina que tuviese que ver con la medicina. El coche de alquiler que me habian adjudicado estaba aparcado al raso, por lo que me moje entera antes de entrar al vehiculo. Puse la calefaccion para combatir el frio humedo que reinaba dentro, y sonrei al pensar lo rapido que me habia olvidado del tiempo que podia hacer en la isla en febrero. Para mi, Tenerife siempre reposaba al sol, refulgiendo el verde de sus montes y el azul profundo del mar. Sin embargo, por lo que estaba viendo, tambien me habia olvidado de los microclimas, porque al rebasar la ciudad de La Laguna la lluvia habia remitido, y la costa de Santa Cruz se veia despejada, con apenas nubes. Conduje sin programar el GPS, con el piloto automatico activado de quien tiene grabados los trayectos de toda la vida en lo mas profundo de su memoria. Baje por la autopista contemplando el mar salpicado de alguna que otra plataforma petrolifera, y, cerca del puerto, el ferry que navegaba desde Gran Canaria iba dejando su estela blanca entre los cruceros atracados en las proximidades de la darsena pesquera. La entrada de las Ramblas me llamo la atencion por su inusual colorido, y me di cuenta de que toda la zona de las piscinas municipales estaba engalanada con pancartas colgadas de las farolas y, sobre una zona cebreada, se alzaba un gigantesco totem. <>, me dije sonriendo. No habia caido en la cuenta de que aquella era la semana en la que empezaba el carnaval, y que la ciudad estaria latiendo fiesta desde ese lunes, que era cuando se decoraban las calles. Menee la cabeza, preguntandome como no me habia acordado de aquel hecho, lo cual supuso una agradable distraccion a mis pensamientos, algo mustios por la tarea que tenia por delante. La suerte hizo que encontrase aparcamiento en la calle, en el barrio del Toscal, y arrastrando mi maleta me di un paseo hasta el hotel, que se encontraba en la zona de la plaza del Principe. A mi paso vi como ya se habian montado algunas casetas de metal de diferentes casas comerciales, las estructuras de los mesones tradicionales mas grandes y algunos coloridos puestos de comida rapida, y me sorprendi con las colas de gente que serpenteaban por fuera de las mercerias y tiendas de chinos. Sonrei con nostalgia. Hacia muchos anos que no asistia al carnaval, y todo aquello tocaba la tecla de mis recuerdos de juventud, esos que siempre parecian mejores de lo que realmente fueron. <>. El pensamiento se deslizo en mi cerebro como la serpiente tentadora con la manzana en la boca. No, negue con la cabeza. Habia venido para cerrar todos los flecos de la muerte de mi madre, y eso era lo que iba a hacer. Despues me iria sin mirar atras. Con carnaval y sin carnaval. Pero algo muy en el fondo, quiza cierto cosquilleo en la boca de mi estomago, me susurro que aquello no iba a ser tan facil. Que llevaba de fabrica el gen del carnaval y que solo bastaria una cancion de Celia Cruz para alborotar mi cuerpo y activar aquella chispeante jiribilla . Me rei por lo bajo y no pude evitar echar un vistazo a las boas de colores y los botes de purpurina que vendia un kiosco ambulante justo enfrente de mi alojamiento. El hotel era un antiguo edificio reformado, moderno y limpio, y aproveche para darme una ducha antes de salir de nuevo a la calle. Esa noche no me habia podido escapar de cenar con mi tia Arminda, la unica hermana viva de las Acosta, aquella triada de morenas amazonas que fueron famosas en su epoca por su belleza y su ferocidad. Cada una habia destacado a su forma: mi madre como la consagrada investigadora medica, mi tia Manuela como reina de la moda y diosa de la farandula local, y Arminda, quien hizo de las artes su amante y relacion mas duradera. Habia expuesto por toda Europa sus vibrantes cuadros, y siempre andaba metida en mil y un proyectos para impulsar la cultura y el arte en las islas. Al llegar a la calle San Jose la divise esperandome, alta y llamativa con su abrigo naranja y melena oscura veteada de anchos mechones de canas. Segun mis calculos ya tenia que haber pasado los setenta, aunque parecia diez anos mas joven. Tenia un carisma irresistible y una calidez abrumadora, como comprobe al hundirme en su abrazo. Siempre olia a especies orientales, y aspire con felicidad su aroma familiar. Me cogio la barbilla con la mano, y note como los ojos negros como el alquitran me escudrinaban como si estuviesen dragando el fondo marino. --Estas guapa, Zoe. Flaca, pero guapa. ?O sera que me gusta verte con tu color de pelo original? Sonrei, encogiendome de hombros. Armi estaba siendo muy benevola conmigo. Los ultimos meses habian sido complicados, entre lo de mi madre y lo que habia ocurrido en Singapur, y no habian contribuido precisamente a tener la mejor cara del mundo. --Mas bien es falta de tinte, Armi. Y que tu me ves con buenos ojos. Sonrio y me dio un beso en la mejilla. Luego me paso la mano por los hombros, estrujandome contra si, y me llevo a una terraza rodeada de plantas frondosas y luces indirectas. La observe dandole instrucciones al camarero y sonrei con disimulo. Armi solo tomaba bebidas de color rosa, asi que con ella me veia abocada al vino o champan de dicho color. Algunas veces la habia visto tomar refresco de fresa, sin embargo ahi no la secundaba: aquel liquido muy popular en las islas me sabia a jarabe de la tos. En cuanto nos hubieron servido una copa de vino, me lanzo la primera pregunta: --Cuentame, ?que plan tienes para estos dias? Porque conociendote habras venido con todo planificado y cuadriculado hasta el ultimo detalle. La mire, divertida, pero luego no pude evitar que la ironia tinese mi voz. --Esta bastante claro, ?no? Gracias a que el papeleo se hizo la otra vez, ahora solo me queda decidir que voy a hacer con las casas de mama. --?Y ya tienes alguna idea? Juguetee con la copa, admirando el liquido que por lo claro que era, parecia blanco. --La casa de Los Cristianos es perfecta para seguirla alquilando. Esta en buena zona y siempre habra gente que necesite quedarse durante un tiempo mas o menos largo. Eso si, se lo dare a la inmobiliaria para que lo gestione. No quiero tener demasiada vinculacion con ella. No, por supuesto que no. Era mejor pensarla como una inversion que como el lugar donde habia pasado mis veranos felices de la infancia. En esa casa se hallaban los jirones de los recuerdos de papa, mi hermana, los amigos en la playa del pueblo... De mama no tanto, pero eso era lo habitual. El que no estuviera, claro. Intente no pensar en mi madre y centrarme en el apartamento. Al dia siguiente tenia planificada una visita para verlo, debia hacerlo para cerciorarme de cual era su estado real. No obstante, malditas las ganas que tenia de enfrentarme al momento de abrir la puerta. Arminda me observo, sofocando un suspiro. De ella tambien conservaba muchos recuerdos alli: siempre se ponia un gigantesco delantal de propaganda para hacernos de comer, y recordaba sus gritos desde el balcon llamandonos para el almuerzo. En ese momento pense que hizo mucho mas de madre que Margot, y que mi padre se apoyaba mucho en ella. De hecho, pasaba gran parte de las vacaciones con nosotros. Su voz suave me saco de mis recuerdos. --?Quieres que vaya contigo? Mis labios se abrieron para declinar su invitacion, pero en el ultimo momento me calle. Dirigi la mirada a mis dedos, largos y cuajados de anillos de plata, la unica concesion que me daba dentro de mi estilo sobrio, y me entretuve con el brillo de una piedra azul. Armi espero, paciente, hasta que me decidi a hablar sin quitar la vista del pequeno zafiro. --?Vendrias? Puso sus manos sobre las mias y las apreto. Sus ojos se volvieron suaves, casi liquidos. --Claro que si. Se que esa casa fue importante para ti, lo fue para todos. No quiero que te enfrentes a ella sola. <>, pense, inmersa en la calidez que Armi creaba solo con su presencia. Yo, que nunca necesitaba a nadie, que era la mujer mas decidida y practica del mundo, tambien anhelaba a veces el calor humano. No tener que ser fuerte y lista, solo dejarme mecer por los bonitos recuerdos que compartia con mi tia. --Gracias --susurre con una sonrisa, y me dio unas palmaditas en la cara. --No te arregostes, que manana por la noche tengo una cita y si vas a ir tambien a la casa de Las Acacias, te las tendras que arreglar tu sola. Hizo un gesto divertido, difuminando la emocion del momento, y me rei. Asi era ella, original y especial hasta decir basta. --No te preocupes, la casa de Las Acacias sera mas facil. No tengo tantos recuerdos aparejados a ella. ?Fuiste por alli cuando... cuando mama vivia? Fruncio la boca en un gesto que no entendi demasiado, pero me distraje con el plato que el camarero depositaba en la mesa. Salive ante la hojaldrada de verduras, bien especiada y banada en salsa, y cogi el tenedor para cortar un trozo. --Tu madre y yo no nos vimos demasiado en este ultimo ano. Lo dijo en un tono de voz aparentemente normal, pero yo era experta en detectar cualquier cambio en el lenguaje corporal de las personas. --?Paso algo? Armi bebio de su copa, quiza buscando tiempo para encontrar una buena respuesta. Nuestros ojos se encontraron, azules contra negros, y no pudo enganarme. --Nada que yo pueda decir que fuese un encontronazo. Solo que... ella se alejo. Siguio trabajando a su ritmo habitual, pero luego me sorprendio al querer mudarse a la casa de mama y papa en Las Acacias. Una vez alli, desaparecio del mapa. Ni siquiera fui a visitarla para ver como estaba. Las pocas veces que hablamos, parecia reacia a ello. --?Pero esa casa era tuya tambien, no? Armi se encogio de hombros. --Llegamos a un acuerdo y compro mi parte. Yo no tenia ninguna intencion de vivir alli ni de hacer nada con ella, asi que me parecio un buen negocio. Y con ese dinero tape unos cuantos agujeritos. A pesar del tema, tuve que sonreir. Armi no era de las que calentaba un duro, sobre todo porque pecaba de demasiado generosa. Y por eso entendia que aquel dinero le habria venido de perlas. --Entonces la notaste diferente --dije, retomando el hilo de la conversacion. No se por que, pero tuve la sensacion de que mi tia no tenia demasiadas ganas de seguir hablando sobre aquello. Pero yo me ganaba la vida negociando, asi que no me fue dificil sonsacarle que en ese ultimo ano mi madre se habia mostrado mas sosegada que nunca, como el que descansa despues de una larga travesia a nado por un mar tormentoso. --Era como si estuviese... iluminada --silabeo Armi con cierta reticencia. Enarque las cejas sin poder creer lo que me estaba sugiriendo. --No me vayas a decir ahora que se metio en alguna religion o creencia que... --No. --Me interrumpio con un gesto abrupto de su mano--. No creo que fuera eso. Al contrario, la sensacion que transmitia era de haber aplacado sus demonios, esos que siempre avivaron su ansia de destacar y de ser la primera. Hizo un mohin travieso, rompiendo la seriedad del momento. --Tambien podria ser que se estuviera viendo con alguien, y que ese alguien la tuviera muy bien servida. <>, pense. No le habia conocido otra pareja desde la muerte de mi padre, asi que podia ser una posibilidad. Recorde a mi madre tal y como estaba la ultima vez que la vi, hacia ya casi un ano: alta y enjuta, con ese rictus en la cara del que siempre tiene prisa y no se puede detener por tonterias, luciendo esa belleza oscura y salvaje que siempre me hizo compararla con una pantera. Tenia cara de mujer dificil de domar, y eso a muchos hombres les parecia retador. --Ojala haya sido cualquiera de las dos opciones. --Que dices, yo hubiese preferido la del maromo.

  • Cain. la sombra de un caido de Cristo Alcala

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    El carrusel gira. De pie y frente a el, lo observo maravillada. Miro a mi alrededor algo confusa. Porque no se, si es de dia o de noche. Pero el carrusel brilla con sus luces encendidas, por los pequenos focos que en hilera y uno al lado del otro, lo forman y rodean como si fuera esto ultimo. Decorando y sobre el, los caballitos en madera que solo de eso se componen y suben como bajan, desde su eje multicolor y al compas de la musica. Melodia que me recuerda a la cajita de joyas que tenia mi abuelita. Y cual, abriendo esta. Su cancion brotaba de forma suave y pausada mientras una pequena bailarina clasica giraba sobre ella. El carrusel es dorado con sus disenos alegres e infantiles. ?O de oro? Y sobre el medio de este, mientras rota de forma alegre. Un gran arbol de frutos. Un manzano. Muy dentro mio, presiento a verlo visto alguna vez. No lo se. Creo. Pero su grueso tronco con sus ramas y frutos rojos, me es familiar. Aliso mi vestido blanco que llevo puesto para luego con mis manitos entrelazadas por delante dar unos pasos hacia el carrusel, algo timida. Porque es hermoso y te invita a jugar con el. Te llena de paz… Extiendo mi brazo para montarlo, pero en ese momento un llanto llama mi atencion. Crei que estaba sola. Pero, no. Hay un nino y solo un poco mayor que yo. Que en un rincon sentado en el suelo, rodillas desnudas y contra su pecho abrazado a si mismo; llora. Aunque su rostro lo tiene oculto contra el, puedo sentir su dolor y sus lagrimas. Mucho. Como si fueran mios… No lleva ropa, mas que unos pantalones cortos del color de mi vestido. ?Sus lagrimas de dolor, sera por frio? --?Por que lloras, nino? --Pregunto de forma dulce, acercandome e inclinada a el. No me contesta como tampoco eleva su rostro para mirarme. Pero al sentir mi voz, deja de hacerlo. Y un rubor sube a mis mejillas, al sentir su rechazo y juego con un pie en el suelo a la espera. Pero, solo silencio. La melodia del carrusel me llama y me volteo a el sonriendo, mientras me saco el abrigo que me cubre tambien de tono blanco y se lo apoyo sobre sus hombros desnudos. El contacto suave. Calido. Y contra el frio por su textura. Lo hace estremecer y con asombro levanta su barbilla para mirarme, pero sin moverse de su postura. Y para sorpresa mia. Sus ojos son del mismo color de su pelo, algo largo como desordenado. Un plata ceniciento. Hermosos. --Gracias… --Murmura calido. Y extiendo mi mano hacia el. --Ven. --Digo y sin dudar, acepta. Y siento que las luces del carrusel brillan mas fuerte, al entrelazar nuestras manos. Su lindo rostro infantil, hace una mueca curiosa. --?A donde? --Pregunta, incorporandose y sin sacarse mi abrigo sobre sus hombros, mientras se deja llevar por mi y limpia sus lagrimas con el dorso de su otra mano. Le sonrio y senalo el carrusel. --!A montarnos! --Exclamo alegre y por notar que su llanto fueron reemplazado por una timida sonrisa--. Me llamo Sandra… --Me presento. --Septiembre… --Repite, el mes que nos encontramos. Rio con ganas y negando. --No, Septiembre… --Miro a sus ojos plata. --…Sandra… Ahora, el niega. --Para mi, Septiembre… --Dice dulce y timido. Pero decidido. Y mi carcajada infantil, se siente. --Esta bien… --Le murmuro sin soltar su mano--… Septiembre, entonces… --Acepto su forma de llamarme. Y algo golpea mi pecho al decirlo, por sentir mi nuevo sobrenombre en voz alta por mi. Y lo confirma su sonrisa de satisfaccion. Notando. Que esa presion en mi pecho. Es como un sello. Y su mirada sonriente. ?Al igual que el arbol frutal, familiar? Sacudo mi cabeza, porque no puede ser. Somos ninos y lo acabo de conocer. --?Cual es el tuyo? --Pregunto, caminando con el a mi lado. Siendo por la poca edad que parece llevarme, mucho mas alto que yo. Sus pies descalzos se detienen y se cubre mas con mi abrigo, borrando esa linda sonrisa que dibujaban sus labios. --Por eso lloraba… --Susurra triste. --…no recuerdo nada… Oh. Y mi abrazo de consuelo repentino, lo estremece. Porque lo necesita. Senti, la necesidad de hacerlo. --No importa… --Digo apartandome de el y tirando mi rubio pelo hacia atras, pero sin soltar su mano. --…voy ayudarte a que lo descubras… - Le digo convencida. Y sus ojos claros de color casi blanco y ceniciento como su pelo, se abren y un rubor en sus mejillas se iluminan, pese a su palidez. --Septiembre… --Solo repite ese sobrenombre que me puso, sorprendido ante ese contacto, mirandome a mi, para luego mis bracitos envueltos sobre el. Entre feliz. Asustado. ?Y agradecido? Pero no le doy tiempo a ninguna emocion, porque no deseo volver a verlo triste. Yo no quiero, verlo nunca mas asi. Y lo jalo, sonriendo con la musica invadiendo el lugar con nuestras risas y con ella, disfrutando sobre los caballitos multicolor de madera al montarnos al carrusel. Me giro del mio sobre mi hombro y riendo, para ver al nino de cabellos y ojos color plata detras mio sobre otro. El tambien, rie. Mucho. Ambos lo hacemos felices al ritmo bajando y subiendo de ellos. No se, si esto es un sueno o no. Elevo mi mirada al techo multicolor y con su dorado luminoso del carrusel, sobre nuestras risas de felicidad. Y le ruego. En realidad al cielo, sobre el. A Dios. Que yo, quiero. Le pido con mi alma. Que no lo sea. Y bajo mi pedido, por ese ruego. Y ambos nos miramos asombrados por eso. Que el carrusel con sus luces. Y cientos de plumas blancas, caen como si fueran delicados copos de nieve en suspension, bajando por su delicada suavidad. Brilla, mucho mas… Capitulo 1 El par de hielo, flota en miBourbonen un clasico vaso de whisky y con pequenas gotas de miel. Intenso y con cierto dejo dulce, pero sin quitarle su origen escoces como antonomasia de toda la vida de una unica cebada malteada y pura, sintiendo su choque y sostenido este, por mis dedos acoplandose al sonido del agua por estar sentado fuera de un pintoresco bar y a pocos metros de la costa, que por el movimiento con su suave oleaje chocando con ella, como gran y paradisiaco lugar turistico como veraniego que es. Que por su hora y sobre el ocaso. Como un pendulo en su color fuego en tonos naranjas, dorados y ocres, se oculta sobre el horizonte maritimo. Haciendo que pierda mi mirada plata, detras de mis lentes de sol que llevo puesto al paisaje nautico y playero, como gente disfrutando de este e interrumpa mi lectura del libro que sostengo en mi otra mano y apoyandolo, en una pierna cruzada sobre la otra con cierta postura como aire elegante y mi por demas, fino traje en tres piezas que llevo puesto en su negro oscuridad y de corte sastre europeo conforme a la temporada. Pero, muy acorde pese al lugar. No lo mal interpreten, por favor. Dejenme explicarles. Pese a estar en un sitio llamenlo playero. Vacacional. O de descanso y asueto, que por su clima tropical como paisajes y plazas, conformadas por prestigiosas cadenas hoteleras que superan las cuatro estrellas sin titubear. Y donde es eleccion, tanto de familias para distenderse de sus obligaciones rutinarias o puede laboral como social y hasta de ejercitos juveniles con sus hormonas a flor de piel en sus periodos de descanso para venir. Sonrio. Para disfrutar del dia a dia con sus playas y mujeres a la orden de estas, en sus sugerentes bikinis o del abuso excesivo que la noche con sus fiestas y juergas. Que otorgan. Sonrio mas. Y te llevan. A la tentacion. Puedo vestir armonico al lugar en que me encuentro, que bajo su musica calma como tranquila que rodea y envuelve el recinto a la ocasion incitando e invitando a ello. A la elegancia. Por ello, no se confundan damas. Ya que, puedo. Si notan mi presencia. ?Como, les explico? Suspiro dando un pequeno sorbo a mi etilica bebida, para luego apoyar mi brazo en la mesa que estoy y mi barbilla en mi puno de forma tranquila, pero sin perder mi postura refinada en la silla mientras pienso. Y mi media sonrisa vuelve, ante el ciento de sinonimos que me han puesto a lo largo de los tiempos, pero eligiendo uno de mis favoritos. Ser un camaleon. Si, como leyeron. Uno de muchos y que varias veces he sentido que me nombran asi. ?Por que, dicen? Simple. Porque, tengo la asombrosa facultad de cambiar. En el nombrado animal, su color. En mi. De acuerdo a las circunstancias que amerite. Su lengua es rapida. Sonrio mas, sobre otro trago a mi whisky. La mia, tambien. Sus ojos por esa gran capacidad de vision, fascinan y desconciertan. Mientras los mios y en su color unico. Mezcla de agua y el tono plata, al igual que el color natural de mi pelo, cual siempre llevo a medio recoger por su cierto largo. Confunden.