• las pompas del diablo - Carles Casajuana

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    Como funcionario del Ayuntamiento de Barcelona, no se puede decir que Serafi Serratosa haya tenido una carrera brillante. Pero sus perspectivas profesionales cambian de golpe cuando, tras doce anos de trabajo gris, lo nombran jefe del gabinete del nuevo teniente de alcalde. Encargado de revisar el proyecto del nuevo Centro de Control de Transito, Serafi Serratosa consigue en muy pocos dias llegar al corazon de la
    corrupcion municipal.
    No es que el se lo proponga, porque solo pretende aprovechar las ventajas de su nuevo cargo para vivir bien, pero enseguida se ve rodeado de tecnicos suspicaces, secretarias displicentes, arquitectos sospechosos, constructores que no estan para mandangas, un par de chicas de buen ver y una muestra variada del hampa menos refinada. Ademas de los politicos, claro.
    Todo ello lo lleva a protagonizar esta comedia alocada, incisiva e hilarante, Las pompas del diablo.

  • Las pompas del diablo - Carles Casajuana | PlanetadeLibros

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    5 mar 2019 — Apúntate y descubre cada mes todas las novedades de narrativa literaria. Cargando... Otros libros de Novela literaria.

  • LAS POMPAS DEL DIABLO | CARLES CASAJUANA

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  • Las pompas del diablo (Áncora & Delfín) - Libros - Amazon.es

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  • LAS POMPAS DEL DIABLO · CASAJUANA, CARLES - Tipos ...

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    Además de los políticos, claro.Todo ello lo lleva a protagonizar esta comedia alocada, incisiva e hilarante, Las pompas del diablo. Otros libros ...

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    Las pompas del diablo, libro o eBook de Carles Casajuana. Editorial: Destino. Los mejores precios en libros y eBooks.

  • LAS POMPAS DEL DIABLO (Libro en papel)

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  • las pompas del diablo - Margen Libros.

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  • las pompas del diablo - Librería Babel

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  • El ano del hambre de Aki Ollikainen

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    Los escalamos chillan como un pajaro. En el fondo de la barca yacen dos lucios flacos, que mas que peces parecen serpientes. Ya no colean, con este frio se han quedado tiesos. Por las mandibulas entreabiertas todavia les chorrea sangre, lentamente, que se mezcla con el agua y forma finas florituras a los pies de Mataleena. Mataleena mete la mano en las aguas gelidas del lago y la deja flotar junto a la barca, ociosa, hasta que comienzan a dolerle las articulaciones. El viento entresaca ondas en la superficie del agua, el cielo se refleja moteado, fragmentado, como si lo hubieran quebrado a golpes. Juhani estira el cuello como una grulla; mira al cielo. Mataleena observa el pescuezo nervudo de su padre, luego el fino caballete de la nariz, y finalmente levanta la vista al cielo, una inmensa cuchara de plata que desciende sobre el lago. --Ya vuelan hacia el sur --suspira Juhani. --?Quienes? --Los cisnes. --Yo no veo ningun pajaro. --Es que ya se han ido. La mirada de Juhani se posa en Mataleena. --Pero al menos hemos conseguido pescado. Juhani arrastra la barca entre los arbustos. Marja ha salido a recibirlos; deja a Juho en el suelo y Mataleena toma a su hermano pequeno de la mano. Marja se asoma a la barca. --Que flacos estan. Los arboles de la otra orilla se reflejan negros en la superficie del agua. De algun lugar llega el aullido de un colimbo artico. Pronto, tambien el emprendera el vuelo hacia el sur. Caminan a traves del bosque por un sendero estrecho. Cuando Marja se agacha para buscar arandanos rojos, se oye un siseo rapido, airado, como si un tizon candente cayera en el agua. Marja chilla, salta hacia atras; sus pies no encuentran tierra al descender y se desploma de costado entre las ramitas. Primero distingue los arandanos, lividos por el azote de las noches de frio intenso, como puntos difusos. Luego escudrina en la direccion del siseo y poco a poco el ovillo negro comienza a adquirir la forma de una culebra. Sus ojos contienen el color de una baya escarchada, los dos colmillos son como carambanos. Pero la vibora no ataca, solo sisea. Juhani avanza a grandes pasos con una gran piedra levantada en alto, sobre la cabeza. Entonces ataca. La serpiente queda aplastada bajo la roca. De un soplo, Marja libera el aire que el miedo habia encerrado en su estomago. Juhani le tiende la mano y la ayuda a incorporarse. --Pobre bicho, ya estaba aterido. No tenia escapatoria. Marja observa el pedrusco, le parece ver la culebra a traves de el. --?Esta viva todavia? --No --responde Juhani, y se agacha para levantar la piedra. --!Por amor de Dios, no! Dejalo. No quiero verla. --Esta bien, que se quede ahi. Se oye un suave chisporroteo cuando el extremo ardiente de la tea toca el agua del balde. La tenue luz aun tiene fuerzas para dibujar la sombra de Juhani sobre los troncos de la pared cuando este se incorpora del catre, le levanta el vestido a Marja, posa la mano sobre su rodilla y le separa las piernas. Marja agarra su miembro en ereccion. Tambien a ella le apeteceria, pero el miedo es mayor incluso que el deseo ardiente. ?Y si se queda embarazada? Mas bocas que alimentar en esta miseria. Y asi empuja a Juhani de regreso al colchon. El suspira, tratando de ocultar su decepcion. Marja mueve la mano despacio, de arriba abajo, mientras aprieta el miembro de Juhani. El deja escapar un debil gemido. Ella se lleva la otra mano entre las piernas. Juhani termina primero. Marja se muerde el cuello del camison, las olas recorren su cuerpo. Cuando han pasado, la sensacion es otra v e z d e v a c i o. A c a r i c i a e l m i e m b r o f l a c i d o d e J u h a n i y p i e n s a e n l o s l u c i o s f l a c o s. Octubre 1867 Hay que sacrificar al peon. Si no, la reina blanca arrinconara al rey y el alfil no llegara a tiempo al rescate. Todavia esta a unos movimientos. Lars Renqvist no tiene mas remedio que admitir que la situacion sobre el tablero parece desesperada. Teo, nervioso, tamborilea con los dedos en el borde de la mesa. --?No te rindes aun? --le dice a su hermano--. Dejemos la partida por ahora y retomemosla en otra ocasion. --Esta bien. La acabamos en la proxima visita --responde Lars. Teo observa divertido el rostro de su hermano mientras este sigue escudrinando las piezas sobre el tablero. Nota que Lars ha aprendido a fruncir el ceno como su adorado superior en el Senado. --En mi opinion, ese senador tuyo esta equivocado --dice. --Tu no entiendes la esencia de este pueblo --suspira Lars, al tiempo que se levanta para servir ponche en vasos pequenos. Le ofrece uno a su hermano y continua--: a la gente hay que darle trabajo. Si se le llena el granero a cambio de nada, este no tendra fondo. Nuestro deber supremo es procurarles trabajo a aquellos que no lo tienen. --El trabajo resulta de bien poca utilidad y no da sus frutos si no hay comida que comprar con el salario. Lars se irrita. El senador ha obtenido un prestamo sin garantias de la casa bancaria Rothschild. Y se lo han concedido unicamente gracias a la buena reputacion del Estado. Es una confianza que no ha de deteriorarse perdiendo los nervios ante el primer contratiempo. --No me cabe en la cabeza que no lo entiendas --dice Lars, enojado. En ese instante se abren las puertas del salon y Raakel entra con la bandeja del te, que coloca en la mesita. Justo a tiempo. Lars toma aliento y se apacigua ante la mirada tierna de su esposa. Teo piensa que Raakel es mas sensata que su hermano. Si alguien hubiera tenido la ocurrencia de pedirselo, seguro que para entonces ella ya hubiera resuelto el problema de los mendigos. Le hubiera pedido a todo el mundo que regresara a sus hogares: habra comida en cuanto encontremos un puchero lo suficientemente grande. Solo hay que tener paciencia y esperar. --La idea era gestionar la compra del cereal de emergencia a traves de comerciantes. Esa era la propuesta del senador y llevaba toda la razon. No es culpa suya que los comerciantes no hayan sido lo suficientemente diligentes --aclara Lars, como un padre paciente que explica lo mismo a su hijo por septima vez. --No dio tiempo a adquirir nada de cereal. Y puedes pedirle a un comerciante que alimente a los pobres tanto como le pedirias a un pastor que le entregue la camisa al projimo --replica Teo. La mencion de los curas hace que Lars guarde silencio un instante, y Teo supone que su hermano aun siente cierta culpabilidad porque ninguno de los dos cumpliera el gran deseo de su padre y se dedicara a la teologia. --Por lo que a mi respecta, conozco a uno que estaria bien dispuesto a renunciar a su camisa por las putas del barrio de Punavuori --interviene Raakel. --Soy el medico de los pobres, igual que el gran Paracelso --responde Teo extendiendo los brazos. --Entonces las putas de Helsinki no tienen de que preo cuparse, con nuestro Paracelso velando por ellas. Lars suelta una carcajada. Raakel, exultante por su victoria, cierra la puerta de un portazo al salir. Tambien Teo se divierte al imaginar que en los labios de Raakel se esta dibujando una sonrisa triunfal al haber sido ella quien ha pronunciado la ultima palabra. Que buena madre seria si no fuera esteril. Aunque el problema bien podria tenerlo Lars, piensa Teo; quiza su familia este condenada a extinguirse con ellos. Tal vez sea ese el quid de la cuestion. La hambruna elimina a los mas debiles de la nacion, igual que un jardinero poda las ramas podridas de un manzano. Una vez que Teo se ha ido, Lars se concentra de nuevo en la situacion sobre el tablero. Con el peon podria ganar tiempo para unos cuantos movimientos mas, pero hasta para acabar en tablas seria necesario que su hermano cometiera un error garrafal. La partida esta perdida y Lars supone que Teo la ha dejado a medias a proposito, tal vez con la intencion de que el tuviese tiempo de estudiar la situacion y comprender lo desesperado de su posicion. A su mente acude la expresion de agonica crueldad del senador cuando dijo, irascible: --?El asistente de cuentas tiene algo que anadir? He dictado mi mensaje, !vaya a entregarlo! De eso hace ya un mes. Lars se habia quedado de pie en el umbral del despacho del senador; apretaba en la mano el telegrama enviado por el gobernador Alftan, cuidandose, sin embargo, de no arrugarlo, pues el senador se reservaba para si el derecho de estrujar los telegramas y arrojarlos al suelo en un arranque de colera. En el norte se habia acabado el cereal y Alftan requeria auxilio urgente. Lars solo era el insignificante mensajero, pero el senador dirigia contra el su enojo. Tal vez la situacion alli era verdaderamente desesperada, se habia atrevido a sugerir Lars, a lo que el senador habia respondido que seguramente, por lo menos en lo que respectaba a la gestion financiera. Lars habia salido del despacho entre juramentos, y en un principio se habia odiado a si mismo, su actitud vacilante, y luego habia odiado a todos los Alftanes del mundo, burocratas que, llegado un contratiempo, mostraban debilidad y se doblegaban ante el primer viento fuerte y dejaban solo a un hombre de la talla del senador, solo frente a la tormenta. Por ultimo, habia maldecido a los estupidos campesinos del interior, a los holgazanes, gordos propietarios de haciendas que ponian a sus jornaleros en la calle para que a ellos les quedara mas, cuando hubiesen debido alimentar a sus pobres, ya fueran asalariados o mendigos. --Se acabo por este otono --anuncia Raakel. Lars se espabila y mira interrogante a su esposa. Ella esta de pie junto a la rosa china y acaricia con delicadeza sus hojas verdes. --Hace mas de una semana que no echa ni una flor. --Vaya, antes daba flores hasta despues de Todos los Santos, ?no? Lars se fuerza a levantarse de la silla y se acerca a su mujer. Cada vez que la rosa china comienza a hibernar, a Raakel la abate la misma melancolia, y otra vez no tiene nada a lo que consagrarle su calor y afecto. ?Y si ya no florece mas? El mismo temor todo el invierno, la misma frase cada vez, cada ano, cuando Lars regresa del trabajo y encuentra a su esposa acariciando las hojas de la rosa china. --Bueno, entonces florecera en primavera de nuevo. --Quiza, quiza. Pero es que estos dias todo lo hermoso parece marchitarse. Un hombre con turbante cabalga por el desierto con una doncella de rostro velado en el regazo; de fondo, los rayos del sol poniente banan de oro un palacio. Cecilia esta desnuda, se pone en cuclillas sobre la jofaina y se enjuaga entre las piernas. Los hilillos de agua resbalan por el oscuro vello pubico. Los pequenos rizos se estiran, de su extremo caen gotas en la palangana. Cecilia endereza la espalda, posa las manos sobre las rodillas y abre las piernas un poco mas. La vulva aun esta abierta de resultas del coito. --Pareces bobo con la barbilla colgando --advierte. Teo le alarga un pano de lino con el que ella se seca entre las piernas. --?Como te llamas? Quiero decir, ?como te llamas de verdad? --?Es que Cecilia no te vale? Me llamo Elin. Pero Madame quiso llamarme Cecilia. En realidad, era Cecile. --?Y de verdad eres sueca, de Dalecardia? --Si. Dentro de una hora, la mujer podria ser Ulrika, de Polonia, si asi se lo piden. Empuja la palangana bajo la mesa, con la grupa levantada hacia Teo, mas alta de lo necesario. Con su exhibicion, logra lo que se propone. Teo trata de darle la espalda, pero los pies parecen estar clavados al suelo; los ojos, en las nalgas desnudas; en su piel blanca aun se distinguen las marcas rojo palido del colchon. Sabe que tengo que irme, piensa Teo. Algo le oprime el pecho. Cecilia toma la bacina de porcelana junto a la jofaina y se agacha sobre ella. La vision de una mujer meando le parece excitante, pero Teo decide que no permitira que ella gane la partida. En todo caso, no desea mostrar su derrota. --Tu lo que eres es una campesina, y de eso no te libras.

  • Rosas amarillas para conquistar a la senorita Remington de Ana F. Malory

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    Lancaster, Reino Unido, 1840 Demasiado excitada como para permanecer sentada, la joven senorita Elizabeth Grant caminaba de un lado a otro del dormitorio deteniendose de tanto en tanto frente al espejo del tocador. Estudiaba con atencion la imagen que este le devolvia, sonreia satisfecha y reanudaba el paseillo ante la divertida mirada de su prima Anna. --No comprendo como puedes estar tan tranquila --manifesto la muchacha, revisando por enesima vez su aspecto, atusandose los rizos que le enmarcaban el rostro y ahuecando el abullonado de las mangas de su vestido antes de girarse hacia su prima con una deslumbrante sonrisa en los labios--. ?No estas emocionada? Yo siento que podria estallar de un momento a otro, tan alborotada estoy --concluyo con una risita de puro jubilo. --Es comprensible, estas a punto de asistir a tu primer baile --senalo Anna, coreando la risa de Beth al ver que sus palabras no hacian mas que avivar el entusiasmo de la mas joven, y contagiandose del mismo. A fin de cuentas, esa tambien seria su primera temporada, aunque su edad distara mucho de ser la de una debutante. La inesperada muerte de sus padres tres anos atras la habia mantenido largo tiempo sumida en el dolor, la tristeza y el duelo, alejada de los salones y reuniones. Detalle este que, dado su caracter extrovertido, y a decir de su tia un tanto levantisco, le traia sin cuidado. Intentaria disfrutar de las fiestas y el baile como cualquier otra joven, sin importarle que el resto de la sociedad la considerara, a sus veintiun anos, poco menos que una solterona. A lo largo de aquella semana su tia Clarissa la habia abrumado con interminables sermones sobre como tenia que comportarse en el baile de presentacion de Beth. Ante todo, debia evitar ponerse en evidencia, pensando siempre en su futuro y en el de su prima que, con seguridad, esa misma temporada lograria prometerse con algun respetable y, por supuesto, adinerado caballero. --Con suerte, siempre y cuando tu conducta sea intachable, tu tambien encontraras esposo. Estas habian sido sus palabras la noche anterior. Palabras que en ese instante resonaban en su cabeza casi como una amenaza. <>. Ni mucho menos estaba en contra del matrimonio, pero tampoco lo consideraba una obligacion. Si algun dia se casaba lo haria por amor y no porque el caballero fuera adecuado, acaudalado y socialmente conveniente. Tampoco porque la sociedad asi lo dictara. --No tienes de que preocuparte. --Tranquilizo a Beth con una calida sonrisa, olvidandose de las monsergas de su tia y de un futuro que, por el momento, no le inquietaba lo mas minimo--. Causaras sensacion. Estas preciosa. --Eres muy amable, Anna, y me encantaria poder decir que tambien tu luces estupenda, pero... las dos sabemos que ese vestido rosa que mama ha escogido para ti no es precisamente favorecedor --apostillo con un mohin de disculpa. Anna se acerco al espejo, contemplo su imagen y dejo escapar un suspiro de resignacion. --Tu madre queria asegurarse de que esta noche fueras tu la que brillara, y para ello me ha convertido en una col rosa --senalo con gesto comico--. Creo que, de haber podido, habria hecho lo mismo con el resto de invitadas --anadio, muy seria. Su expresion solemne no logro enganar a Beth y un segundo despues ambas estallaban en carcajadas. --Llevas razon, pero no lo ha hecho con maldad, aunque he de reconocer que se le ha ido un poco la mano. Continuaban riendo cuando la puerta del dormitorio se abrio sin previo aviso. --?Que escandalo es este? --pregunto Clarissa, horrorizada. --Ha sido culpa mia, le contaba a Beth... --Dios bendito --la interrumpio con apurados movimientos de las manos--, a este paso terminare de los nervios --dijo mas para si que para las muchachas, que la observaban con fingida seriedad. Tomo aire y lo expulso despacio antes de volver a hablar--. Los invitados comienzan a llegar y debemos recibirlos como corresponde. Sabeis lo que debeis hacer, ?verdad? --pregunto al tiempo que las hacia abandonar la estancia y, saliendo tras ellas, acomodaba los volantes del vestido de su hija--. Anna… --?Si, tia? --Espero que recuerdes todo cuanto te he dicho estos ultimos dias. --Por supuesto que lo recuerdo, tia. --Clarissa, satisfecha, se les adelanto, dedicandoles una ultima mirada antes de comenzar a bajar las escaleras--. ?Como olvidarlo si ha pasado toda una semana martirizandome con ello? --susurro en cuanto la mujer les dio la espalda. --?Has dicho algo? --inquirio aquella, deteniendose para mirarla por encima del hombro. --!Oh! Nada importante, tia. --Beth a duras penas podia contener la risa--. Que puede estar tranquila, no se me ha olvidado ni una sola palabra de cuantas me ha dicho. --Confio en que asi sea, querida. --Respiro despacio y bajo a reunirse con su esposo, que ya recibia a los primeros invitados. *** Clarissa se sentia exultante; todos elogiaban su fiesta y comentaban lo encantadora que era su hija Elizabeth. Prueba de ello era que su carne de baile se habia completado en un abrir y cerrar de ojos, y varios caballeros, los menos avispados, habian perdido la oportunidad de disfrutar de su compania durante la danza. Anna tambien habia bailado, aunque preferia permanecer en un segundo plano. No resultaba agradable exhibirse con aquel horrible vestido lleno de lazos, sin mencionar que la mayoria de caballeros alli presentes solo tenian ojos para las mas jovenes de la reunion. Hacia un buen rato que observaba a las parejas moverse en el centro del salon, cuando diviso entre el gentio al senor Taylor. Recordo entonces que el nombre del caballero figuraba dos veces en su carne; por lo tanto, la buscaba. Habia bailado con el al inicio de la velada y sabia que sus pies no soportarian un nuevo encuentro con los desmanados zapatos del joven. Sin rastro de remordimiento, huyo, mezclandose entre los invitados que bordeaban la pista de baile, hasta despistarlo. Terminar junto a una de las puertas que daban al jardin le sirvio para escabullirse fuera y librarse asi de la tortura que supondria bailar con el. El aire fresco de la noche la hizo estremecer, pero preferia pasar frio a volver a la atestada sala donde, con total seguridad, el senor Taylor continuaria buscandola, al menos durante unos minutos. Con pasos distraidos y sin apenas ser consciente de ello, tomo el camino que conducia a los rosales. Era su lugar favorito del jardin, porque le gustaban las rosas, en especial las amarillas. Eran flores hermosas y delicadas, pero a la vez temibles, con sus grandes y afiladas espinas; le fascinaban. Le recordaban un poco a si misma: de apariencia fragil y fuerte caracter. Quizas por eso la cautivaban. Durante la caminata se cruzo con varias parejas, unas paseaban sin mas para descansar del barullo del salon, otras buscaban rincones un poco mas discretos, con seguridad para decirse palabras de amor e, incluso, besarse con pasion, penso, suspirando. Se pregunto si alguna vez hallaria un hombre que se fijara en ella. Cierto que habia despertado el interes de varios caballeros, pero, a su modo de ver, eran demasiado jovenes o demasiado mayores. Tal vez su aspecto menudo, carente de sugerentes curvas, su cabello anaranjado, herencia de su padre, y sus ojos tremendamente verdes, no fueran del agrado de los hombres que ella consideraba interesantes.

  • Cronopaisaje de Gregory Benford

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    1998: La tierra es un caos al borde de un desastre ecologico. Pero en Inglaterra, un cientifico que trabaja con taquiones esta intentando contactar con el pasado para advertirles sobre la miseria y la muerte que sus experimentos y acciones han causado en un planeta asolado.

  • El Sol de Breda de Arturo Perez-reverte

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  • Secretos del corazon de Alison Roberts

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    !Amy Brooks no necesitaba a ningun hombre! Preferia centrar su vida en su trabajo como enfermera de urgencias en el hospital Queen Mary… Hasta que se dio cuenta de que le faltaba algo importante: una familia.

  • La chica en la niebla, Donato Carrisi de Donato Carrisi

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    < La gente quiere al monstruo.
    Y yo les doy lo que quieren.>>Una chica desaparecida en un pueblo de montana.
    La lluvia, la niebla, las luces.
    Las luces son las de las camaras.
    Han llegado los medios de comunicacion.
    Y todo ha cambiado.

  • Los hombres de verdad. no mienten de Victoria Dahl

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    Tenia que haber sido una aventura de una sola noche. Y despues, tanto Beth Cantrell como Eric Donovan deberian haber seguido cada uno su camino. Esa habia sido la unica razon por la que el le habia mentido sobre su nombre, haciendose pasar por su alocado hermano pequeno. Y disimulando asi su caracter conservador. Pero el deseo poseia su propia logica, y Eric descubrio que no podia quitarse de la cabeza a la belleza de cabello castano con quien habia compartido una abrasadora noche de pasion. Cuando Beth se entero de que Eric le habia mentido, supo que no era de confianza. Su cerebro la instaba a olvidar a aquel seductor de ojos azules. El problema era que cada fibra de su ser anhelaba volver a estar con el.

  • Los gatos caen de pie de M.j. Fernandez

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    Salazar debera enfrentarse a un crimen desconcertante, al mismo tiempo que atraviesa por uno de los momentos mas dificiles de su vida personal.

    En un barrio elegante de Haro asesinan a toda una familia durante la celebracion del cumpleanos de uno de sus miembros. Todos los Acosta estan muertos excepto el hijo menor, a quien encuentran en su habitacion drogado, dormido y con el arma homicida en la mano. A pesar de la brutalidad del crimen, la resolucion parece muy sencilla a primera vista, hasta que Salazar encuentra evidencias que le hacen sospechar que hay mucho mas detras del aparente parricidio y fratricidio.
    Conforme avanza la investigacion, los detectives de <> descubren que los Acosta ocultaban secretos inconfesables que los convertirian en el objetivo de la venganza de un gran numero de personas, algunas en extremo peligrosas... Incluso para el propio Salazar.
    Al mismo tiempo, don Braulio le pide ayuda a Nestor para encontrar a dos jovenes que se fugaron y perdieron el contacto con sus familias. Lo que en un primer momento parece una chiquillada sin importancia, adquiere caracter oficial con la aparicion de un cadaver. Dependera de Salazar y su equipo detener al homicida antes de que haya nuevas victimas...

  • El precio de la llama eterna de Gibraan Hanna

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    Despues de que la ONU descubre evidencias de desarrollo de armas nucleares en Iran, se desata una intensa crisis y la real posibilidad de una guerra de alcances mundiales. Acusados de estar envueltos en este terrible hecho, la diplomatica brasilena Helena Gouveia y el ingeniero nuclear Arash Zarak son considerados fugitivos internacionales y reciben la dificil mision de viajar a Iran y seguir las pistas que dejo el inventor Cesar Montenegro, mentor de Helena. Estas pistas indican el camino del artefacto cientifico mas revolucionario de la historia: un prototipo de Energia Libre que proporcionara no solo energia limpia, libre y gratuita para toda la humanidad sino tambien un salto cientifico nunca antes visto en las areas de la fisica y la medicina ademas de una drastica ruptura del sistema geopolitico vigente. Sin embargo hay un gran obstaculo en el camino que ambos emprenden: una fuerza paralela que, por intermedio de un asesino mortal, intenta impedir a toda costa que esa tecnologia sea dada a conocer no sin antes robarla para si.

  • Jefe, no soy una mas de Sarah Rusell

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    Cafe en mano y dispuesta a afrontar aquella manana de lunes. Mire alrededor y me salio una sonrisa, por fin tenia mi nuevo apartamento completamente amueblado y listo. Me lo habia comprado dos anos atras sobre plano y me lo entregaron hace apenas un mes. Este fin de semana habia sido el primero que pasaba aqui, y estaba aprovechado para terminar de colocar todas mis cosas. Eran unos edificios preciosos a las afueras de la ciudad, con zonas ajardinadas, el arquitecto habia hecho un gran trabajo y los resultados fueron brutales. Mi apartamento era de los mas pequenos, dos dormitorios, el principal con vestidor y bano, en el pasillo un aseo con plato de ducha, salon, cocina y una terraza amplia donde habia puesto una mesita con dos sillones comodos. Amueblado todo en blanco y decorado muy cuqui, me habia quedado genial y al ser nuevo se veia todo tan reluciente, que estaba loca de contenta. Mi padre me habia regalado los muebles, digo mi padre, porque mi madre murio cuando yo apenas tenia cinco anos, asi que el tuvo que encargarse de mi, eso si, lo hizo encantado y es que no tuvo ojos para otra mujer que no fuera yo. Ademas, se volco tanto en mi como en su prestigiosa carrera de abogado. Alonso Jaca, uno de los mas temidos por los hombres ya que sus mujeres le encargaban los tramites de divorcio, y es que conseguia que todas salieran muy beneficiadas. Y si, era mi padre y lo que voy a decir sonara a eso que llaman amor de hija, pero era un hombre de lo mas guapo. Alto, pelo castano con algunas canas propias de la edad, apenas si le faltaban tres anos para cumplir los sesenta, unos ojos marrones de lo mas expresivos, atento, carinoso y la sonrisa mas bonita del mundo. Me consta que muchas mujeres suspiraban por el, pero mi padre no les hacia el menor caso, seguia enamorado de la mujer que fue el amor de su vida. Mi padre quiso pagarme el apartamento, pero me negue rotundamente, queria ser yo quien lo hiciera con una hipoteca y el sudor de mi frente, no es que sudara mucho trabajando, pero si que me lo habia currado bien. La terquedad era, junto con el color de sus ojos, lo que habia heredado de el, el resto era todo de mi madre. Melena negra, de estatura mediana y en cuanto al rostro, casi, casi, como dos gotas de agua. Me saque la carrera de periodismo y termine trabajando para una revista del corazon donde me dedicaba a desarrollar noticias sobre los personajes mas mediaticos de estos momentos y que estuvieran ahora mismo en boca de todos por alguna cuestion personal. Me encantaba mi trabajo. Desde los veinticinco anos que hice las practicas en esta revista ya me quede trabajando en ella, ahora tenia treinta y estaba fija con unas condiciones buenisimas, y es que mis jefes estaban muy contentos con mis resultados, decian que veian como me dejaba el alma. Me abrigue ya que era un frio dia de enero y sali de alli en mi coche, regalo de mi padre el ano anterior por Reyes, un todoterreno blanco que me encantaba, una cucada. Llegue a las oficinas y me dijeron que tenia en la sala de espera al mismisimo Ivan Vera, esperando a la persona que habia sacado el titular de su divorcio, o sea, yo. Voltee los ojos, fui a buscarlo y lo encontre sentado con una cara de esas que anuncian que estaba muy enfado, me presente dandole la mano y lo hice pasar a mi oficina. --?Un cafe? --le pregunte senalando la cafetera. --No, gracias --yo me prepare uno y me sente frente a el, esperando a que me dijera que pasaba, como si yo no lo supiera. --?Entonces? --Quiero que rectifiques el titular de la revista --vaya, me tuteaba. Bueno, pues nos tutearemos. --Sabes que no puedo y no voy a hacerlo, a no ser que me demuestres que ese titular es mentira y encantada lo hare en primera plana. --!Es mi vida! --grito, sin levantase de la silla. --Eh, baja el tono que no estoy sorda, se que es tu vida, pero debes de comprender que tambien es publica. --Si, pero eso no te da derecho a poner en primera plana que mi mujer se fue de casa por una infidelidad mia. --?No lo fuiste? --?Eres juez? --No, pero soy periodista y mi trabajo es llegar al corazon de la noticia y es que tu mujer te pillo porque habias tenido una aventura con otra y por eso te dejo. --Me da igual mi mujer, la otra y todo, solo quiero que se limpie mi nombre. --Pues eso lo deberias de haber pensado antes. --?Antes de que? --De que tu mujer te hubiese pillado con el carrito del helado. --Mi mujer no me pillo, fue una trampa que le puse para que me dejara de una vez por todas. --?Me estas dando otra noticia? --pregunte sonriendo, aquello sonaba de lo mas jugoso. --Pongala y le juro que la hundo. --?Hundir, tu y cuantos como tu? --No vaya de listilla que tengo los mejores abogados. --No te creas que no estoy bien respaldada --sonrei retandolo. --Quiero que rectifique la noticia --dijo muy enfadado. --?Y que publico, que la informacion estaba mal y que te pillo porque tu quisiste que asi fuera? --Ni se le ocurra --rio enfadado--. Ponga que no estaba segura de esa infidelidad por algunas informaciones que le han llegado por otras fuentes. --Claro y quedo como una profesional de mierda para conseguir que el empresario mas conocido por sus juergas dentro del mundo del famoseo quede como un rey. --Se vas a arrepentir. --Vuelve a amenazarme, y manana seras noticia de nuevo. --?Que va a poner, otra de sus mentiras? --No, de las tuyas --le hice un guino.

  • Dime que me quieres de Corine Michaels

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  • Un mundo sin ti de Bel Diciembre

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    Vuelve Bel Diciembre con una novela romantica llena sensibilidad, ternura y sentimientos a flor de piel.

  • Lo extraordinario de Fran Zabaleta

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    Un hombre que quiere desaparecer. Un paraiso envuelto en leyendas. Una busqueda milenaria a punto de terminar.

  • El corazon de Hade de Agustin Ezequiel Marco

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    En el desierto, lejos de cualquier civilizacion, se encuentra el castillo de Symbad, rey de los desiertos del norte del Sahara y legendario asesino. Symbad tiene una hija llamada Hade, de inigualable belleza y la chica mas deseada del reino. Hade, cansada de su rutina, decide escaparse del castillo, pero es atrapada por Hermes, un guardia que esta enamorado de ella. Este la lleva ante Symbad esperando ser recompensado, sin embargo, Symbad lo manda a limpiar las caballerizas, ya que Hade habia llegado casi fuera de la ultima muralla del castillo, algo considerado gravisimo para Symbad, quien toma a la chica y la encierra en su habitacion por tres dias sin agua ni comida. La joven esta casi moribunda cuando al tercer dia el mismisimo Symbad lleva agua a la prisionera. No nos olvidemos que esta historia transcurre en el desierto. --?Aprendiste la leccion? --pregunta Symbad. --Eres un tirano --responde la cautiva. --Fuera de esas murallas no te puedo proteger --indica Symbad apuntando por la ventana a los muros. --No me puedes controlar --comenta Hade, quien se muestra totalmente indiferente. --Eso es una selva --grita Symbad. --Dejame juzgarlo por mi misma --responde Hade medio desesperada. --?Y perderte de la misma manera que perdi a tu madre? --indica Symbad--. Son animales, la mataron. Hade se pone a llorar agarrada a su almohada. Symbad la mira desde la distancia y se dirige a la puerta. --Te espero para la cena --dice Symbad--. Vistete bien, tenemos invitados. --No quiero ver a nadie --dice Hade entre sollozos apretandose mas contra la almohada. --Eso no me importa --responde Symbad con tono severo. --?No puedo comer aca? --pregunta la chica. --No --responde rotundo Symbad. --?Por? --Quiso saber Hade. --Vienen a verte a vos --respondio Symbad. --?No puedo salir del castillo pero si casarme? --replica Hade enojada. Symbad, sin mas, sale del cuarto, entonces Hade se pone a llorar. En un comedor amplio lleno de ventanas, en el centro se encuentra una mesa enorme llena de abundante comida. Sentado en uno de sus extremos se encuentra Symbad, vestido con un elegante traje de seda e hilos de oro. De un lado estan sentados Sebastian, un jeque amigo de Symbad, y su mujer Estela, igual de elegantes pero sin opacar a Symbad. En el otro lado se encontraba el joven Shamir, quien elegantemente vestido, venia a cortejar a Hade. La chica ya estaba cansada de tantos cortejos, pero por orden del padre Hade debia aceptar ser cortejada por Shamir. Hade entra en el comedor con un vestido despampanante que le habia aconsejado la vestuarista privada que tenia. A su lado venia Hermes, a quien se le ordeno no moverse de al lado de Hade por ningun motivo. Cuando Hade se va a sentar, Shamir se levanta en forma de respeto. Durante la cena solo se habla de la guerras territoriales que se estan batiendo en el desierto, de tratados de paz y casamientos arreglados entre los que se encuentra el de Hade y Shamir. Hade, harta de que se hable de ella como si fuera con camello a la venta, se levanta de la mesa. --?A donde crees que vas? --pregunta Symbad. --A dormir --contesta malhumorada Hade. --No hemos terminado de hablar --responde Symbad. --Yo si --replica Hade. --No seas irrespetuosa. --Symbad levanta la voz. --Dejala --dice Sebastian. --Yo tambien estoy harta de tanta politica --comenta Estela--. Estas cosas nos aburren a las mujeres. --Hermes, asegurate de que se quede en su habitacion --ordena Symbad. Shamir la mira y vuelve la vista a la comida, Hade se va seguida por Hermes hasta su habitacion donde se encierra y Hermes se sienta en un banco de lado para custodiar la puerta. En el comedor Symbad explica el intento de huida de Hade. Comenta que lo mejor y mas seguro para ella es que este siempre custodiada. Cuando termina la cena los invitados se van y Symbad se sienta en un sillon frente a la chimenea mirando el retrato de su difunta esposa con odio. Hade esta sentada en su sillon frente la chimenea de su habitacion mirando una foto de la madre cuando siente un ruido zumbante, se da vuelta y ve una flecha que entra por la ventana y se clava en la pared. Hade, lejos de asustarse y gritar pidiendo ayuda, agarra la flecha y ve que tiene un pergamino envuelto. Hade lo saca y lo lee. No podia ser mayor su sorpresa, el pergamino aseguraba que su madre esta viva y que cuando se fue, lo hizo por propia voluntad con el amor de su vida. Hade esta por tirar el pergamino a la chimenea cuando se entreluce con la luz del fuego el dibujo que la madre habia hecho de bebe como simbolo de ellas, por lo que Hade sigue leyendo el documento. El texto acaba con la promesa de volver a comunicarse, que la extrana mucho y pide que confie en ella. Hade guarda la carta en su caja de seguridad y esconde la flecha bajo la cama. Justo entra Symbad. --?Que fue lo que hiciste? --pregunta Symbad. Hade mira la caja fuerte nerviosa. --Vos sabes la verguenza que me haces pasar con tu rechazo hacia Shamir --prosigue Symbad al no tener respuesta de Hade. --Lo siento, papa --dice Hade--, pero no me puedo casar sin amor. --?Y donde piensas buscar ese amor --replica Symbad--, en los plebeyos del palacio? --O de afuera --lo desafia Hade. --Nunca te voy a permitir que abandones el palacio --afirma Symbad. --?Por que? --pregunta Hade casi sin poder contener las lagrimas. --?No sabes que hay una guerra alla afuera? --dice Symbad--. Por eso necesito que te cases, hay que formar alianzas con la familia de Shamir. --Hoy es guerra y manana sera otra excusa --dice Hade--. Quiero conocer el mundo. --Aca esta tu mundo --asegura Symbad. Hade pide que se vaya de su habitacion. Symbad sale y le dice a Hermes que no se mueva de ahi en toda la noche. Hade cierra la puerta con llave, agarra el retrato de su madre, lo pone junto a la cama y se acuesta a dormir. En un caseron grande se encuentran Sebastian, Estela y Shamir. Sebastian le dice a Shamir que no se preocupe, que lo mejor que le puede pasar es que Hade no le demuestre interes ya que Symbad es un sadico. Shamir se va a su dormitorio. Estela mira a Sebastian y se ponen a hablar sobre como habia desaparecido Esmeralda. Sebastian comenta que los barbaros se quisieron vengar por la tirania de Symbad. Estela se pone nerviosa, Sebastian pregunta que que sucede. Entonces Estela confiesa por primera ves que ayudo a Esmeralda a escaparse con un barbaro, como ellos lo llaman. Comienza a contarle la historia. Era de noche, Nicosia dirigia a los barbaros que entraron. Sono la alarma del palacio y Esmeralda corrio a la habitacion de su pequena. Empezaron a entrar hombres por todos lados, se escuchaban gritos de desesperacion, la cocina fue arrebatada. Nicosia llego a la habitacion de Hade, alli se encontro con Esmeralda, quien gritaba horrorizada. Nicosia pidio disculpas y afirmo que no le haria dano, que solo queria comida. Es entonces cuando se escucha el atroz silencio y la espada atravesar su cuerpo, Symbad grito que se escondiera y se preparo para luchar, pero Esmeralda se acerca al joven Nicosia mal herido y lo ayuda a escapar por unos tuneles secretos. Llega un momento que Nicosia no da mas, entonces Esmeralda lo recosto en el suelo y fue en busca de Estela, quien sabe de medicina. Gracias a ella consigue salvar su vida. Al no encontrar el cuerpo de Nicosia, Symbad empieza a golpear a Esmeralda hasta que dijera donde lo habia escondido, pero ella no dijo nada, por lo que Symbad la encerro en un calabozo. Lo que Symbad no sabia es que hasta en los calabozos habia pasadizos. Ella consiguio escapar y se fue con Nicosia una vez estuvo recuperado. --...Y nunca supo Symbad que yo la ayude. --Sebastian se sorprende y la interroga por lo que Estela se ve obligada a confiesa la historia entera. Symbad la maltrataba y un dia, cuando los barbaros lograron entrar en el palacio, ella se encontro con uno. Suerte que solo buscaban algo de comida. Ella lo escondio de Symbad en el palacio durante dias, cuando lo pudo sacar, el pidio que se fuera con el, no lo dudo a pesar de que dejaba atras a la pequena Hade. --?Como sabes todo eso? --pregunta Sebastian. --Yo los ayude --declara Estela. --?Y dejo aqui a Hade sin mas? --Sebastian se muestra sorprendido. --Me hizo prometer que cuidaria de ella --aclara Estela-- hasta que vuelva a buscarla. Sebastian empieza a dar vueltas en la habitacion, finalmente termina por sentarse. --?Nos van a atacar? --pregunta Sebastian. --No son animales --senala Estela--, solo vendra a por su hija. --?Sigues en contacto con Esmeralda? --pregunta Sebastian entrecerrando los ojos. --Si --afirma la mujer. --?Y le dijiste algo a Hade? --Quiso saber Sebastian. --No, no me corresponde a mi --responde Estela. --Ten cuidado, si se llega a enterar Symbad estamos muertos --indica Sebastian con gesto aterrado. Hade entra en la habitacion del padre, una habitacion amplia decorada con adornos de oro macizo, el padre la mira extranada. --?Que haces aca? --pregunta Symbad. Hade pide a su padre que le cuente sobre Esmeralda, su madre, ya que sus recuerdos son muy vagos; era muy pequena cuando se fue. Al escuchar esto Symbad enloquece y grita a su hija que no se fue, que fue asesinada por barbaros, que a el nunca lo dejo ninguna mujer y que lo que le paso fue por su propia estupidez ya que ella tambien tenia la loca idea de que se podia salir. Hade debia comprender, segun su padre, que ella era lo unico que le quedaba y la cuidaria costara lo que costara. A Hade no se le ocurrio mejor idea que preguntar, a pesar de la negativa de Symbad, si la madre se habia ido por amor. La respuesta de Symbad fue un cachetazo. --Tu madre solo me amaba a mi y a ti, comprendelo. Nos la arrebataron y los voy a matar a todos. --Hade pone cara de espanto y Symbad continua--: Hice tratados suficientes y tengo los guerreros necesarios para matar a esos barbaros que me arrebataron a mi Esmeralda.

  • Noche de Bernard Minier

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    De todos los criminales a los que se ha enfrentado a lo largo de su carrera, ninguno ha suscitado en el comandante Martin Servaz, miembro de la Policia Judicial de Toulouse, semejante grado de horror y aversion como el diabolico Julian Hirtmann. Pero el encono de Servaz no se debe solo a que el antiguo fiscal del tribunal de Ginebra le arrebato a su adorada Marianne, sino tambien a que Hirtmann, con sus perversos metodos de tortura psicologica, parece haberse apropiado de su mente, exponiendo sus pasiones mas intimas, desde la musica de Gustav Mahler hasta las zonas oscuras de su vida familiar. Inesperadamente, el homicidio de una joven en una iglesia en el norte de Noruega ofrece a Servaz la ocasion de reencontrarse con el aborrecible Hirtmann. El crimen ha movilizado a la agente Kirsten Nigaard, de la Policia de Oslo, cuyas pesquisas la conducen a una plataforma petrolifera del mar del Norte, donde descubre que uno de los operarios ha huido, dejando una serie de indicios que apuntan al comandante Servaz. ?Golpe de azar o giro sospechoso del destino? Ajena a la historia solapada bajo el caso, Nigaard se traslada a Francia para unirse a Servaz en la busqueda y captura de Hirtmann. Asi pues, la implacable persecucion culmina en los abismos de una noche de invierno, durante la cual, en un cara a cara definitivo, Martin Servaz debe jugarse la vida y el honor frente al mas despiadado de sus enemigos. Consolidado como la voz mas potente del thriller frances de los ultimos anos --sus libros suman mas de dos millones de ejemplares vendidos y han dado origen a una serie de television--, Bernard Minier es un maestro en la ejecucion de tramas de ritmo trepidante protagonizadas por personajes aterradores. La publicacion de Noche supuso su consagracion como uno de los autores mas populares de Francia.

  • Luna roja de Miranda Gray

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    El ciclo menstrual era para nuestras antepasadas una fuente de maravillosas energias creativas, espirituales, sexuales, emocionales, mentales y fisicas. Se trataba de un don que impulsaba a la mujer a renovarse cada mes, a manifestar y crear el mundo que la rodeaba, a conectar profundamente con la tierra y su familia, asi como a expresar su sabiduria e inspiracion.

  • Los pequenos brotes de Abel Azcona

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    Los pequenos brotes’ Es una de las obras narrativas mas intimas de Abel Azcona, en la que revisa los acontecimientos que han marcado su vida. A traves de relatos breves, Azcona reune un compendio de experiencias reales que nos permiten comprender mejor la complejidad de un artista inclasificable y controvertido. Un libro muy personal en el que indaga en su trayectoria vital como nunca antes lo habia hecho. <>.

  • Las islas de Poniente de Julio Alejandre Calvino

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    Alvaro de Mendana parte del Peru a la conquista de las islas Salomon y el descubrimiento de las Regiones Australes al mando de una flota. Un aprendiz de cirujano, preso de la justicia virreinal, se enrola, para escapar a su condena, en uno de los navios: la nao Santa Ysabel. A bordo tambien viajan la dama por cuyo amor habia sido apresado; un marinero fanatico que, iluminado por una vision, confecciona una lista de los bienaventurados que se habran de salvar en la travesia, y una tripulacion de soldados y marineros, mujeres recatadas, atrevidas busconas, hidalgos aventureros y familias de colonos, todos en busca de fama, fortuna y una vida mejor en el otro confin del mundo. Pero en medio del Pacifico una sublevacion contra el capitan hace que la nao cambie el rumbo, se separe de la flota e inicie un viaje tan incierto como apasionante por mares y tierras desconocidos. Las islas de Poniente es una apasionante novela de viajes y descubrimientos --entre ellos, el del continente australiano--, pero tambien una historia marcada por las traiciones, los crimenes, las penurias y las aventuras de un punado de expedicionarios que, perseguidos por una fatidica profecia, luchan por el poder, la codicia o la mera supervivencia.

  • El destino de las violetas de Gloria Martin

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    Tras su segunda novela, Cuando yo era Antonio Molina, Gloria Martin, fiel a su tematica y a su estilo, vuelve a regalarnos otra historia con el mundo del espectaculo de fondo; una historia amargamente comica: la de Casilda Garcia, alias “La Culo”.

  • El recuerdo de la bestia (Oraculos 5) de Johana Connor

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    La bestia se ha ido, pero su recuerdo sigue aprisionado en el alma de los guerreros...
    Una joven aprendiz de hechicera, con el don de ver el aura de las personas infernales, es obligada por su angel protector a acercarse a Gregory, el guerrero mas joven de La Costa. Al tocarlo, experimenta una extrana conexion con el, que enlaza no solo sus vidas, sino tambien, sus corazones.
    Gregory la lleva a sus tierras, ansioso por descubrir que es aquello que los une y desata en su interior una poderosa pasion, pero la selva tiene sus propios planes y aprovecha la capacidad perceptiva de la chica para susurrarle aterradores secretos y desatar en ella el recuerdo de la bestia...

  • Omerta (El juego de las seis mascaras 1) de Adriana Criado , Maria P. Marti

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    ?Sera cierto que nuestro destino esta escrito? Hugo, arrogante. Nikki, diva. Bruno, cruel. Mia, sensual. Marco, payaso. Serena, fria. Seis miradas que tras nueve anos vuelven a reencontrarse, arrastrando con ellos un pasado tan oscuro como su presente… y su futuro. ?Habeis oido alguna vez que no es oro todo lo que reluce? Hijos de las familias mas poderosas de Providence, ocultos tras mascaras de mentiras, creen tener el mundo a sus pies: dinero, lujo y secretos. ?Hay arma mas poderosa??Seras capaz de guardar silencio? ?De jurar… Omerta? Bienvenidos al principio del fin.

  • Cuando los hechos cambian de Tony Judt

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    Por el autor de Postguerra, Algo va mal y Pensar el siglo XX.

  • Nuestros dias en Bravelands de Paula Gallego

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    La gente que llega a Bravelands suele hacerlo por dos motivos: porque huye de algo o porque lo busca. En el tiempo que llevo aqui, he aprendido que asi es mas o menos con todos. Puedes distinguir a la gente que ha nacido a orillas de este lago de los forasteros con una sola mirada. Cuando ves sus ojos, te das cuenta de que algo falta en ellos. De todas formas, nadie suele quedarse mucho por aqui: unas semanas, unos meses, quiza un par de estaciones... y regresan a sus vidas. Asi se suponia que iba a ser conmigo, pero hace ya tres anos que encontre este sitio por casualidad, me enamore de sus misterios y leyendas y sigo aqui. Eso si, para todos continuo siendo una forastera. Ni siquiera yo se si escapaba o buscaba algo; quiza fue un poco de ambas cosas. Tampoco recuerdo bien como decidi venir a este lugar. Creo que acabar aqui es el resultado de un cumulo de casualidades, pero a una parte sonadora de mi le gusta creer que, quiza, el destino tuvo algo que ver. Se supone que, a estas alturas, tendria que estar en mi tercer ano de Derecho, a unos quinientos kilometros de aqui, y no en Bravelands, trabajando en esta posada a media jornada y completamente fascinada por los secretos del Lago Aureo. Pero la vida es caprichosa y ahora soy la mejor empleada que tienen Olle y Martha; la mejor, y la unica, todo hay que decirlo, aunque me gusta pensar que la entranable pareja me aprecia bastante. Tambien soy la unica ayudante que tienen en la fundacion que estudia el lago, localizada a solo doscientos metros del Refugio. Tanto la posada como la fundacion son unicas en Bravelands, que no tiene mas de mil habitantes y en sus mejores meses los turistas hacen ascender un poco esa cifra. Es un pueblo antiguo, construido a orillas del Lago Aureo: un gran lago custodiado por altos picos cuyas cumbres siempre estan nevadas. No hay casas que tengan mas de tres pisos y todas comparten una extrana armonia de colores ocres y pardos. La posada esta casi a un kilometro del pueblo; es una de las construcciones mas cercanas al lago, igual que la fundacion. Antes debia de haber mas casas pegadas a sus orillas, pero las nuevas normas de construccion han hecho que el nucleo del pueblo crezca algo lejos de aqui, donde las carreteras son mas regulares y el terreno, menos farragoso. Hace un par de semanas que entramos en otono y los veraneantes habituales que quedan por aqui se marchan junto con los ultimos rescoldos de calor. Los buzos cientificos, los biologos e incluso los aficionados que aprovechan los meses mas calidos del ano para realizar sus incursiones en el lago tambien han abandonado estas tierras, y ahora solo la fundacion custodia las aguas doradas bajo las montanas. Los otonos son frios en Bravelands, muy frios. Sin embargo, eso no impide que sigan llegando algunos turistas atraidos por la naturaleza salvaje que rodea el pueblo: las calles irregulares, las casitas pintorescas, los arboles altos y esbeltos... y, ahora, los calidos colores terrosos de la estacion. Sin embargo, la atraccion principal es el lago, toda la imaginaria que rodea este lugar, las leyendas, los mitos y las historias que se han contado de generacion en generacion haciendo que el turismo prospere. A pesar del frio de las mananas, tengo la sensacion de que durante los anos que llevo aqui algo en mi interior ha cambiado, reorganizando los horarios de sueno de mi reloj interno y haciendo que despierte siempre al amanecer. Hoy el cielo sigue teniendo un bonito color azafranado cuando me levanto. Mi habitacion da al este, justo al otro lado del lago. Las primeras semanas, Martha se dedico a ensenarme otros cuartos, pero a mi tambien me gusta el bosque. Desde aqui, veo el largo camino empedrado que se pierde entre los arboles de ramas bajas y cobrizas, los helechos oscuros y la fina niebla que se posa sobre la hojarasca cada manana. El lago prefiero contemplarlo sin cristales de por medio, frente a frente, mientras mis pies cuelgan del embarcadero de la fundacion y veo mi reflejo y el de las montanas recortados contra sus aguas doradas. En cuanto me incorporo y abro la ventana, dejo que el aire otonal me reciba, revolviendome el cabello cobrizo. Pucca, mi preciosa rottweiler de tres patas, salta sobre la repisa de la ventana y se agazapa, escudrinando las sombras del bosque. En realidad, no es mia. Es de Martha y Olle, pero Pucca llego poco despues de mi y la he visto crecer desde que apenas era una bolita de pelo, muerta de miedo, cuando la pareja de abuelitos la encontro abandonada en un contenedor por su condicion y la trajo a casa. Este lugar no es solo un refugio para las personas; tenemos varios perros, unos cuantos patos, un caballo con cataratas, una burrita patizamba, cabras medio locas y un numero ingente de gatos. De verdad, puede que haya un millon de gatos. Sigo la direccion de la mirada de Pucca y busco aquello a lo que mira con tanta atencion mientras mueve la cola. Quiza haya visto alguna ardilla o, tal vez, haya encontrado algun zorro o corzo pequeno. Durante la noche los animales suelen bajar al lago desde las montanas a beber agua, y no seria la primera vez que nos encontramos cara a cara con uno. Sin embargo, no es eso a lo que Pucca mira con semejante interes. Descubro que alguien se acerca por el camino cubierto de hojas perennes, en direccion a la posada, con andar rapido y sigiloso. Desde aqui no lo veo bien, pero parece un hombre. Lleva una gran mochila echada al hombro y ni siquiera repara en el paisaje mientras se acerca. De pronto, Pucca comienza a ladrar y yo doy un respingo, sobresaltada. El intruso tambien la escucha. Maldita sea. La han escuchado en quince kilometros a la redonda. --Pucca, calla --la regano, acariciando su hocico y tirando de ella para que se aparte de la ventana. Cuando vuelvo a asomarme, descubro que el recien llegado se ha quedado mirandonos en medio del camino. Esbozo una sonrisa de disculpa, aunque no creo que pueda verla, y alzo la mano para saludarlo. El ladea la cabeza, curioso, y me contempla unos instantes mas antes de seguir caminando, con la vista fija en el suelo. Pucca salta, aterrizando sobre sus tres patas, entusiasmada, y da un par de vueltas sobre si misma antes de marearse y detenerse mientras me mira, expectante. La acaricio entre sus orejas y me preparo con rapidez; vaqueros cenidos, jersey holgado y botas negras. Estoy despeinada y, probablemente, tenga pelos de loca, pero si el visitante quiere que alguien lo reciba, tendra que soportar mis rizos rebeldes. Para cuando bajo las escaleras, procurando no hacer ruido, y Pucca me sigue con el cuidado de un elefante dentro de una cacharreria, el ya esta frente al mostrador. La perrita me adelanta y pasa junto a mi como una exhalacion. Me pongo un poco nerviosa y espero que el cliente no sea demasiado asustadizo, porque he de reconocer que, si un ejemplar como Pucca viniese hacia mi con ese tamano y esa velocidad, me pensaria dos veces si viene a jugar; aunque en realidad es mas mansa que un corderito. Escucho como Pucca patina sobre el suelo de madera, extasiada, y decido bajar mas rapido por si acaso. No queremos que nadie se ponga a gritar desde tan temprano. Cuando llego al primer piso, descubro que todo esta bajo control y me relajo. El recien llegado ha dejado su equipaje junto al mostrador y ahora esta agachado atendiendo a la perrita, que reclama su atencion mientras da vueltas sobre el suelo y exige caricias. Se me escapa una risa cuando la veo y, entonces, el alza sus ojos hacia mi. Son del color de una tempestad y de una calidez insolita e inesperada. Dos cejas largas y gruesas enmarcan una mirada poderosa y salvaje, y unas tupidas pestanas hacen que resulte un poco mas dulce. Lo que mas me llama la atencion de sus ojos, sin embargo, es el gran moraton cardeno que cubre su ojo izquierdo: es oscuro e irregular y un abanico de colores rojizos y violaceos lo adornan. El joven se pone en pie despacio. Es alto, ancho de hombros y esbelto de cintura. Bajo el cuello de su jersey gris se adivinan las lineas de un tatuaje y lleva el pelo oscuro, ondulado, cubierto por un gorro negro. Cuando clava sus ojos en mi, no puedo evitar pensar que hay cierto halo emocionante e inhospito que lo rodea. Los tatuajes, los mechones oscuros que caen sobre su frente, el ojo amoratado y el labio inferior partido..., todo le da un aire problematico muy logrado. Y es bastante imponente. Ladea un poco la cabeza, sin dejar de mirarme y, de pronto, caigo en la cuenta de algo. Lo conozco. Conozco a este hombre. Hace anos que no lo veo, justo desde que me marche. Ha llovido mucho desde entonces; ahora el deberia tener unos... ?veintitres? Esta mas alto, sus rasgos se han endurecido y tengo la impresion de que no habia tatuajes asomando por el cuello de su camiseta la ultima vez que lo vi. Pero se que es el. Ese aspecto es dificil de olvidar. He debido de quedarme mirando mas de la cuenta porque, antes de que lo salude como es debido, es el quien habla con voz grave pero melodica. --?Os quedan habitaciones?

  • La campana de cristal de Sylvia Plath

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    Una nueva edicion de la novela iconica de Sylvia Plath, con traduccion inedita de Eugenia Vazquez Nacarino y prologo de Aixa de la Cruz, que da una nueva lectura en pleno reflujo de la mas reciente oleada feminista.

  • Las genealogias de Margo Glantz

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    <> Sergio Pitol

  • Viajera en el deseo 1 de Ana Allende

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    Hanna Moore es una chica sencilla y comun, pese a todas las virtudes que sus padres le ha podido dar economicamente, solo ha tenido un novio, nunca ha salido de su ciudad natal Salt Lake City, Utah y su vida es una simple rutina.

  • Hasta que te vuelva a ver de Lizzy Kashougui

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    POR EL LANZAMIENTO DE SU DESENLACE, TAN CERCA DE MI TAN LEJOS DE TI.
    ?El amor es algo que se busca o se encuentra? Eso es algo que Valeria tendra que aprender. El amor llega justo en el momento en que lo necesitas o quiza cuando alguien de arriba lo envia.
    En la vida cruzamos por diferentes experiencias que nos hacen ser las personas que somos.
    "Yo soy la conjuncion de lo que otras personas han dejado en mi y lo que muchas se han llevado…"
    Valeria una joven valiente ante lo que la vida le presenta, que se enamora una y otra vez, que se equivoca, que sufre del dolor, de la tragedia, de la perdida y el engano, pero el destino le pone a quien tiene que estar ahi, coincidiendo en ese espacio para aprender las lecciones de vida y el poder del amor.
    Adentrate y disfruta con ella el hermoso y complicado camino de vivir.
    Una historia cargada de sentimientos, de amor, amistad, intriga, pasion, erotismo pero sobre todo de fe.

  • Luces de navidad de Francisco Bitar

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    sale con el. Un padre le cuenta al hijo el cuento de una epoca en que amaba a su madre. Una familia invita a un vagabundo a la cena de Navidad y el vagabundo les revela una historia sorprendente. Juan lleva a su hermano por primera vez a pescar para saber si puede distraerlo de su dolorosa vida: y lo consigue. Y hay mas.

  • El tribunal negro de Antonio Orozco Guerrero

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    Poco despues del estallido liberal del verano de 1835, Meliton Rechi, jefe de policia de Cadiz, y su ayudante, el agente Candido Molina, achacarian los crimenes del Tribunal Negro a la reaccion de algun fraile de la ciudad contra las represalias sufridas. Tenian fundadas razones para llegar a esa conclusion. ?A quien sino a un religioso, profundamente irritado con la situacion politica y avido de venganza por el maltrato sufrido, se le iba a ocurrir resucitar la Santa Inquisicion de manera ilegal y ponerse a matar herejes? Mas tarde, descubririan que las cosas no eran tan sencillas. * * * Desde el balcon principal de la casa Aduana, sede del Gobierno de Cadiz, el mariscal de campo Rafael de Hore y Diaz agitaba los brazos de arriba abajo, con las palmas de las manos extendidas, tratando de calmar los animos de una multitud que gritaba cada vez mas enardecida. Con una sonrisa benevola y amplios movimientos verticales de cabeza, trataba de hacer ver a los que gritaban, cada vez con mas fuerza e insistencia, <> que les comprendia perfectamente y que compartia su fervor liberal, lo cual estaba muy lejos de ser cierto. Hore siempre supo adaptarse a las circunstancias politicas de cada momento. Teniente en 1791, en diciembre de 1808 ya era coronel. La rendicion de Badajoz ante los franceses hizo que fuera arrestado en la Isla de Leon en 1811. Se le acusaba de cobardia; dos anos despues, el consejo de guerra que lo juzgo en Cadiz determino su puesta en libertad. El conocido en Espana como <>, entre 1820 y 1823, no comenzo bien para el ya por entonces brigadier. Varios oficiales bajo su mando solicitaron en septiembre de 1820 su separacion del servicio <>. Se le abrio expediente, pero resulto, una vez mas, declarado inocente. En mayo de 1822 fue nombrado gobernador de Ciudad Real y en 1823, siendo gobernador de Santona, fue hecho prisionero por los franceses que invadieron Espana para liberar al rey don Fernando Septimo y llevado a Francia. En 1824, cuando el movimiento liberal auspiciado por Rafael de Riego ya habia sido desbaratado y este habia sido llevado al patibulo, Hore pidio regresar a Espana, presumiendo de que siempre habia combatido contra Riego y su liberalismo exaltado. Tras el fallecimiento del rey don Fernando, en septiembre de 1833, su capacidad de adaptacion lo llevo a convertirse en uno de los militares partidarios de sostener a la reina viuda regente --un <>-- y dispuesto a luchar por la causa de la reina nina dona Isabel en contra del infante don Carlos Maria Isidro, hermano de don Fernando y absolutista donde los haya. Nada mas iniciarse la primera guerra carlista, en noviembre de 1833, siendo ya mariscal de campo y gobernador de Castellon, Hore asalto Morella y expulso de alli a los cabecillas carlistas. Y ahora estaba alli, en aquel balcon de Cadiz, como gobernador de la provincia, <> y un poco hastiado del excesivo calor y humedad que habia traido el mes de julio. <>. Ese era el pensamiento pertinaz que se habia instalado en la cabeza del gobernador. Y era cierto. El Gabinete de Cea Bermudez, surgido a raiz del fallecimiento del rey, duro poco, pues su reformismo administrativo no satisfacia a los mas conservadores y su conservadurismo politico repugnaba a los mas liberales. Menos de cuatro meses despues de la llegada de Cea al poder, en enero de 1834, Martinez de la Rosa, un tibio liberal por entonces, se hizo cargo del Gabinete. Los liberales radicales, imprescindibles para sostener a la regente ante la guerra con los carlistas, no podian sentirse satisfechos, despues de los anos pasados en el exilio, con el <> que urdio Martinez de la Rosa, una carta otorgada muy alejada de la Constitucion de 1812. El cierre de los conventos en los que se habian estado produciendo fugas de religiosos a las filas carlistas no fue suficiente para apaciguar el odio de los radicales hacia el clero regular, que se habia distinguido en las denuncias contra liberales encubiertos durante los ultimos anos de vida del rey don Fernando. Y todo lo anterior termino por llevar, en junio de 1835, al conde de Toreno, un liberal exaltado, al poder en Espana. Aun asi, los mas radicales seguian sintiendose insatisfechos. Querian una Constitucion y la querian ya. Y deseaban fervientemente que se tomaran medidas drasticas contra el clero regular, acusado en su totalidad de apoyar al bando carlista. Una acusacion excesiva que hizo pagar a muchos justos por pecadores. El conde de Toreno trato de calmar los animos de sus correligionarios politicos decretando el dia 4 de julio la expulsion de los jesuitas de sus conventos --aunque sin obligarlos a salir de Espana-- y el 21 la expulsion de los monjes y religiosos de las casas en las que habitaran menos de doce profesos. La medida, en vez de llamar a la paz de sus companeros radicales, los llevo a considerar al conde de Toreno como un traidor. No aceptaban nada que no fuese la expulsion general de todos los religiosos y monjes de sus conventos y la incautacion de todos sus bienes por parte del Estado. Cuatro dias despues del tibio decreto de expulsion de religiosos, el gobernador de Cadiz estaba presenciando el primer conato de insurreccion contra el nuevo Gobierno. Detras de Hore, fuera del balcon, se encontraba su ayudante de campo, el comandante Ortega. --!Manuel! --?Si, mi general? --Cambiate de paisano, corre para el cuartel de San Roque y le dices al coronel Osorio que le llevas mi orden de enviar a los mandos y tropa de su regimiento que considere necesario para dispersar a esta chusma. Informale del numero aproximado y dile que luego monte patrullas por la ciudad. --?Y sobre los medios a utilizar, mi general? --El coronel Osorio sabe lo que debe hacer y como hacerlo. Asi que eso va de su cuenta. --!A la orden, mi general! Una hora despues, el coronel Francisco Osorio se encontraba en el despacho del gobernador, esperando que el batallon del comandante Mendez resolviese la cuestion. Osorio era, antes que nada, un militar con muchos anos de oficio y poco dado a entrometerse en asuntos de politica. En cierto modo, la antitesis de Hore. --Bueno, Paco, cuentame como has organizado el cotarro. --Mi general, he dado ordenes al comandante Mendez, jefe del segundo batallon, para que disperse al personal de ahi fuera. Por otro lado, el comandante ha enviado una Compania al ayuntamiento, porque nos hemos enterado de que ha sido tomado por algunos radicales. Una vez expulsados los de alli y dispersados los de aqui, se organizaran patrullas durante todo el dia hasta que se de por pacificada la ciudad. --Me parece muy bien. Y, respecto a los medios a utilizar y a los procedimientos, ?que me dices? --Mi general, en mi opinion, es preferible usar la minima fuerza posible. Con el precedente del 10 de marzo de 1820, creo que ya tiene Cadiz suficientes <>. Ya sabe a que me refiero… Por eso he ordenado al comandante que se prodiguen los disparos al aire, los empujones y las carreras, e incluso, si me apura, los culatazos que sean necesarios, pero que se evite hacer victimas por disparos

  • Felicidad y otros cuentos de Katherine Mansfield

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    Lo mejor de la narrativa de Katherine Mansfield se reune en esta gran coleccion: Felicidad, La mosca, La casa de munecas, La fiesta en el jardin, Vida de Ma Parker, La mujer del almacen, Preludio, El canario, La leccion de canto. Estos cuentos se desarrollan en escenarios tranquilos, familias acomodadas, viviendas con hermosos jardines y personajes caracterizados por una terrible soledad espiritual.
    En Felicidad y otros cuentos, la escritora recurre a la observacion y la ironia para describir las costumbres sociales de la clase alta y sus mujeres insatisfechas rodeadas de frivolidad, junto con una dura critica contra el sistema dominante.
    Katherine Mansfield (Nueva Zelanda, 1888 – 1923), mujer rebelde y creativa, considerada una de las grandes figuras del cuento corto breve supo captar la sutileza del comportamiento humano a traves de sus relatos cargados de simbolismos.

  • Piel de topo de Jon Arretxe

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    Arrastrado por la rutina, te dejas caer sobre la misma silla de todos los dias y fijas tu mirada en los monitores alineados en la estancia. Las camaras capturan para ti fragmentos de realidad que empiezas a engullir junto con el cafe de la manana. El menu parece variado, aunque, en el fondo, es mas de lo mismo: gitanos, negros, moros, sudacas, putas, yonquis... Observas sus idas y venidas, su hacinamiento en las calles y plazoletas, sus encuentros a la puerta de locutorios, tiendas, teterias... Hoy, en el barrio, la vida transcurre en un estado de aparente normalidad, de momento todo se mantiene en calma, y piensas que con un poco de suerte no te daran excesivos quebraderos de cabeza. Pasan las horas, la manana se va consumiendo lentamente, sin sobresaltos, y por fin, a mediodia, decides orientar una de las camaras hacia la farmacia Arteta. En cuanto obtienes el encuadre deseado, te fijas en el reloj digital que aparece en un angulo de la escena. Ya falta poco, pero no te impacientes, aun tienes que aguantar unos minutos mas. Para entretenerte, vuelves la vista hacia otra de las pantallas, la que muestra la calle de las Cortes, la de las putas. Ahi estan las muy guarras, pululando alrededor de esos clubs asquerosos, cutres donde los haya, mientras esperan aburridas la visita de algun cliente, algun hombre atraido por el olor de la carne a precio de saldo. Las tarifas han bajado mucho, es cierto; sobre todo desde que llegaron las ultimas nigerianas intentando hacerse un hueco en el mercado. Has oido que ahora se puede echar un polvo por quince euros. Te parece una cantidad ridicula, aunque, a la vista del genero, poco mas se puede pedir. Lo cierto es que el catalogo es un autentico horror: dentro de la oferta nacional, fulanas viejas y yonquis esqueleticas; y, para gustos mas exoticos, ahi estan esas sudacas amorfas o esas mugrientas africanas. Da lo mismo, cualquier opcion hace que se te revuelvan las tripas, ni borracho meterias la polla en uno de esos agujeros. Lo unico que clavarias a esas zorras seria la punta de tu pistola, eso si que lo harias a gusto... Encanonandolas bien, hasta el fondo, y entonces... !Pum! Te estremeces de placer solo con pensarlo. De repente, algo llama tu atencion, algo sucede en las cercanias del Marylin. Unas cuantas prostitutas echan a correr sobresaltadas, al principio no entiendes lo que pasa, pero enseguida captas la escena: un moro las persigue con un palo en la mano. No tardas en ponerle cara, se trata del Boxeador, ese argelino que siempre viste pantalon militar. Por ahi se dice que si no hubiera tropezado con las drogas, hoy seria un gran campeon del ring; pero para ti solo es un idiota. Lo habeis detenido infinidad de veces y no espabila, al contrario, cada vez esta peor. Los efluvios del pegamento y el alcohol le han debido de secar la sesera, ya no le queda ni siquiera un poco de sentido comun para esperar a que oscurezca para cometer sus fechorias. Miralo, ahi va el muy imbecil, corriendo detras de las putas a plena luz del dia. Como en los documentales sobre animales salvajes, el depredador siempre va a por el miembro mas debil de la manada, en este caso una gorda sudamericana que ha quedado rezagada de sus companeras. Tiene las piernas cortas y le pesa demasiado el culo, esta claro que no podra escapar. De hecho no tarda en ser cazada, una zancadilla y la mujer estampa sus narices contra el pavimento. El argelino ya tiene a su presa y, sin darle opcion a levantarse, comienza a descargar golpes contra ella. Luego le arranca el bolso, lo abre, extrae un movil y sigue rebuscando hasta dar con algun billete perdido en el fondo. Su cabreo es notable cuando se dirige a la fulana para reprocharle no llevar mas dinero encima. Al final levanta la vista buscando a las otras putas, pero las que aun no se han refugiado en el interior de algun club ya estan muy lejos y parece que al tipo no le quedan excesivas ganas de seguir corriendo, ?o quizas si? El episodio no termina ahi, ahora el moro va tras dos mujeres negras. Un buen poli avisaria a la patrulla, pero que hostias, tu no eres un buen poli. Te limitas a mirar de nuevo el reloj, esas zorras te importan una mierda y no vas a joder a tus colegas en el ultimo minuto de su turno. Ademas, tienes otras cosas en mente. Ya casi es la hora, cinco minutos para que cierre la farmacia. Mientras te incorporas de la silla, el Boxeador atiza un buen lenazo en la cabeza a una de las negras. Ves la escena en uno de los monitores: el golpe hace que la peluca de la furcia caiga al suelo. Que les den por saco. Coges tu cazadora y abandonas la central de vigilancia desde donde se controla todo lo que ocurre en la Pequena Africa. Antes de pisar la acera ya tienes un pitillo entre los labios, aspiras con fruicion mientras se te llenan de humo los pulmones. Llegas a la calle que da nombre al barrio, San Francisco, y continuas hacia arriba. Como de costumbre, hay un monton de hombres desempleados sin otra cosa que hacer, aparte de matar el tiempo formando corrillos a la puerta de los comercios. Algunos no te reconocen sin el uniforme, otros si, aunque traten de disimularlo haciendose los despistados cuando pasas junto a ellos. Percibes una tensa quietud, no puedes evitar sonreir satisfecho, la vida de toda esta escoria esta bajo tu control gracias a la informacion privilegiada que, minuto a minuto, te proporcionan las camaras. Nada puede complacerte mas que esa sensacion de poder. Adviertes la presencia de un colega de Toure, su companero de piso, el maliense Osman, un desgraciado mas. Se encuentra a la puerta del locutorio de su primo, donde supuestamente trabaja, con un vaso de te en la mano. El tambien te ha visto, sabe que te aproximas, pero esquiva tu mirada y hace como si no oyera cuando le saludas: "Hasta luego, Osman". Te alejas sonriendo cinicamente. Continuas caminando hasta la tienda de los chinos donde sueles proveerte de whisky. Es uno de los comercios que mas frecuentas, siempre envuelto en el halo de omnipotencia que te da tu estatus. Segun el dia que tengas, pagas por la botella o simplemente la coges y te la llevas, sin mas. Seguro que la joven pareja que atiende el negocio se habra sentido aliviada al ver que hoy pasas de largo. Que no se hagan ilusiones, ahora es otro tu destino y no quieres perder el tiempo, pero ya encontraras el momento de volver. Accedes a la farmacia Arteta a falta de dos minutos para el cierre. Te entretienes mirando los productos de las estanterias mientras la farmaceutica pelirroja se despide de la ultima clienta, una vieja pesada. Tan pronto como esta sale a la calle, la chica echa el cierre y, sin decir nada, se dirige a la trastienda. Tu la sigues en silencio. --Hoy estas muy guapa, Cristina --le dices, mientras se va despojando de sus ropas--. ?O prefieres que te llame Sa Kene, como tus amigos africanos? Ella te mira y en sus ojos puedes ver claramente el odio que te profesa. Eso termina de ponerte a tono, sientes como se te pone dura y sin mas preambulos te desabrochas el pantalon. La chica saca un condon que tu rechazas. --Chupamela --le dices tirando la goma al suelo--. Esa era tu especialidad, ?no? Le dedicas una sonrisa burlona, sabes cuanto le jode que le recuerden cual era su oficio antes de entrar a trabajar en la farmacia. Aun asi, ella no dice nada, seguro que esta deseando escupirte a la cara, pero tendra que tragarse la bilis en silencio. La rabia y el asco hacen que se contraiga el gesto de sus labios, los mismos labios que en cuestion de segundos rodearan tu pene con una suave caricia. Tu imaginacion se anticipa a ese momento produciendote un estremecimiento. --Es la ultima vez --dice ella, rompiendo su silencio. --Sabes que no --respondes mientras haces que se arrodille. --Cualquier dia te la arranco de un mordisco. --No te atreveras, ya sabes que pasaria si lo haces. Tras esa conversacion de breve recorrido, la farmaceutica se dispone a pagar un plazo mas de la deuda infinita a la que esta condenada; pero apenas ha empezado cuando se oye una musiquilla proveniente de uno de los bolsillos de tu cazadora. Vaya fastidio, te preguntas quien sera el inoportuno. Tras un instante de duda, sacas el telefono y echas un vistazo a la pantalla. La expresion de tu rostro pasa de la contrariedad al sarcasmo en cuestion de segundos. "!Que casualidad!", piensas al reconocer el numero. Se trata de Toure, el mismo que tantas veces habra ocupado el lugar donde estas tu precisamente ahora. Tienes la tentacion de responder a la llamada del africano para contarle donde te encuentras y que pueda escuchar en directo lo bien que te lo estas pasando con su complaciente amante. Pero al final decides dejarlo y vuelves a guardar el movil, ya hablaras mas tarde con ese pringado. La chica continua de rodillas, dandote placer. Tus dedos se hunden en su cabellera de fuego, hasta que la muy puta aparta tus manos, no quiere que la toques. Aun asi, tu insistes, intentas acariciar su pelo, pero en cuanto siente el mas leve roce, ella vuelve a rechazarte, entrando en un juego que te excita todavia mas. Su actitud rebelde y desafiante te pone a cien, tienes que hacer un ejercicio de autocontrol para no correrte demasiado rapido, deseas prolongar este momento tanto como sea posible, saborear cada segundo ralentizandolo. No todo el mundo tiene a su disposicion semejante hembra; pero tu si, tu tienes barra libre siempre que quieras y para lo que quieras. De todos modos, andate con cuidado porque esta zorra ya ha demostrado en muchas ocasiones lo inteligente que es; nunca te fies de ella. Una vez mas, pones tus manos sobre su cabeza; una vez mas, ella se las quita de encima. La fiesta continua.

  • Los Divinos de Laura Restrepo

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  • Serie Dulce Perversion de Kelly Dreams

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    Cuatro historias, cuatro hermanos, cuatro formas de entender el placer.
    Adentrate en esta Dulce Perversion…

  • Todo comenzo en Mielec de Teresa Sanchez Romero

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    Anna, una joven Polaca asistente social, descubre inesperadamente a un hombre oculto en una casa abandonada. Desde ese instante, cambia su forma de vida y de pensar tras conocer los entresijos de una terrible guerra que transformo al mundo, la 2a Guerra Mundial y que la lleva a dejarlo todo y recorrer el mundo por resolver un misterio que hace parte de su vida.

  • Concilio de sombras de Victoria Schwab

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    Han pasado cuatro meses desde que una misteriosa piedra obsidiana cayo en manos de Kell. Cuatro meses desde que Delilah Bard se cruzo en su camino. Cuatro meses desde que el principe Rhy fue herido y desde que los nefastos mellizos Dane del Londres Blanco cayeron y que la piedra fue arrojada con el cuerpo agonizante de Holland por el abismo de regreso al Londres Negro.
    Ahora, inquieto tras abandonar su habito de contrabandista, Kell tiene pesadillas sobre alarmantes eventos magicos y no puede dejar de pensar en Lila, que desparecio por el muelle tal como lo habia planeado. Mientras el Londres Rojo se prepara para los Juegos Elementales -una extravagante competencia internacional de magia pensada para entretener a los pueblos y para mantener las buenas relaciones entre los paises vecinos-, cierto barco pirata se acerca, trayendo viejos amigos de regreso al puerto.
    Y mientras el Londres Rojo esta inmerso en el esplendor y las emociones de los Juegos, otro Londres esta resurgiendo. El equilibrio de la magia siempre es un peligro y para que una ciudad florezca, otro Londres debe caer...

  • Nombre en clave: Romeo de Kelly Dreams

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    Novela corta / Comedia romantica /
    Esta es una novela de corta dimension, una lectura para pasar el rato sin mayores pretensiones.
    Si estas buscando un joya literaria, te recomiendo que te des un paseo por los clasicos ^^
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    Un jefe dispuesto a probar suerte.
    Una repartidora de correo con una profunda vena ironica.
    Un perro mucho mas adorable que su chalado dueno.
    Una absurda proposicion que la sacara de quicio.
    Un hombre que no sabe cuando rendirse.
    Su nombre en clave es:
    ROMEO

  • Los invisibles de Roy Jacobsen

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    Ingrid Barroy nacio en una pequena isla que lleva su apellido en la costa del norte de Noruega: un refugio para una sola familia con su ganado y sus cosechas, sus esperanzas y sus suenos. Es la primera mitad del siglo XX. La vida de los pescadores labriegos del archipielago no es facil, una lucha por la supervivencia por medio del mar y la tierra. Pero a la familia Barro y no le faltan agallas ni habilidades para salir adelante. El padre de Ingrid suena con mas ninos, una isla mas grande y una vida diferente, con construir un muelle que los conecte al continente, a pesar de que estrechar lazos con el mundo tiene un precio. La madre tiene sus propios suenos: mas ninos, una isla mas pequena y una vida diferente. Ingrid crece con el mar y las tormentas, los pajaros y el horizonte. Sin embargo, el eterno ciclo de las estaciones se ve interrumpido por la guerra y el contacto con el mundo exterior. Noruega tambien esta despertando a un mundo mas grande y moderno. La tragedia golpea a la familia e Ingrid debe luchar para proteger el hogar en el que ha crecido.

  • Ladronas de Nueva York de Estefania Yepes

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    La historia que encontraras a continuacion no es distinta a la tuya, a la mia o a la de cualquier mujer que se encuentre en un momento decisivo de su vida. Aqui no hallaras la respuesta a un gran interrogante, ni tampoco misterios que resolver o una trama enrevesada. Si buscas algo asi, esta no es tu novela. En estas paginas descubriras la historia de tres mujeres normales, como tu y como yo. Da igual la edad que tengas, en cualquier caso, entenderas sus miedos, sus arrebatos, sus locuras y sus momentos de complicidad. La historia de Sarah, Danielle y Caroline es la de muchas mujeres que en un momento dado, deben enfrentarse a ellas mismas. Te adentraras en sus vidas, en sus suenos y en sus citas. Pero tambien conoceras sus miedos, los que ni siquiera se confiesan entre ellas, a pesar de que lleven anos compartiendo sus vidas. Y, ?sabes que? Todo empieza como lo hacen muchas de las historias que ya conoces. Con una lista de deseos. Concretamente con tres. Y es que, si tuvieras treinta anos y recuperaras la lista de suenos que hiciste a los veinte. ?Que crees que encontrarias en ella?

  • La cabeza decapitada de Cecilia Magana

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    Habian pasado Marcelino pan y vino unos dias antes. Esa si la vi completa, pero la biografia de Benito no. Creo que me quede en la parte cuando entra al seminario. Supongo que de ahi vino la confusion; en la cabeza de un nino las cosas tienen sentido de una manera distinta. Para nosotros se trataba de la imagen de un santo: san Benito. <>, dije, pensando en una estampita que tenia mi abuela, en la que aparecia san Pablo despues de que lo decapitaran: los ojos borrados y un circulo amarillo alrededor de las canas. Aidee me miraba con la boca abierta, sacando el aire por el espacio entre la lengua y los dientes, inclinados hacia fuera como si tambien ellos quisieran escaparsele de las encias. Me gustaba Aidee, aunque caminara torcida hacia delante, y lo poco que dijera pareciera venir de un lugar por debajo de su garganta cargada de flemas. A pesar de que mi hermano insistiera en que era mi novia: <>. Benito nos miraba fijamente desde su fondo naranja, con el pelo muy peinado. Lo habiamos descubierto gracias a Aidee. Cuando subimos a la azotea de mi edificio, el Guadalupe Victoria, senalo el cuadrado blanco rodeado de mugre en el cuarto piso y dijo: <>. A mi me urgia esconder el trapeador que le habiamos robado a Evelia en alguna de las jaulas y crei que hablaba de ella. <>, conteste, nervioso. No fuera a ser que la conserje terminara de barrer el patio y se diera cuenta de lo que le faltaba mientras nosotros seguiamos arriba. <>, insistio Aidee. Abri la puerta de metal y corri a encerrar el mechudo, agitando su melena. <>, le dije corriendo el cerrojo que nadie usaba. Pero mi complice seguia en el pasillo preguntando casi a gritos: <>. Asi que nos perdimos del espectaculo de Evelia y terminamos frente al retrato en su torre de departamentos. <>, pregunto. No supe que contestarle. Me acorde de lo que dijo mi abuela sobre san Antonio: como ella y sus hermanas le quitaban al nino Jesus para pedirle deseos y no se lo regresaban hasta que cumpliera. A lo mejor alguien habia robado el cuadro de mi edificio. En todo caso, si nadie lo habia regresado significaba que era malo para hacer favores. Decidimos revisar las otras tres torres, pero solo encontramos marcas de polvo sobre la pared: el santo de Aidee era unico. <>, escuche mi nombre estirandose por los barandales de cemento; era Evelia. Nos pegamos a la puerta del departamento ocho, haciendonos flaquitos para que el marco nos tapara. <>. Venia por las escaleras. Escuchamos el chicote de sus sandalias cada vez mas cerca. <>. Aprete la mano de Aidee y cerre lo ojos, imaginando al santo: <>. Ella repitio junto a mi, a su manera, y nos escuche diciendo: <>. Como si de verdad fueramos uno solo, nuestra voz rogo: <>. El sonido de la ese parecia el de una serpiente que subia a cada paso de Evelia. <>. Y seguimos con la letania, quietos, hasta que oimos el derrapon de su chancla y despues los golpes, los quejidos suaves rodando hacia abajo. Aidee me solto. Senti la mano adolorida. Nos quedamos ahi, en silencio. Evelia se quejaba. La senora Munoz salio de su departamento y llamo a gritos a su marido. Dijeron algo asi como que el pie se le habia volteado. Seguimos acurrucados en la puerta del numero ocho hasta que la llevaron al hospital. El pasillo fue oscureciendo y al llegar la hora de que las luces se prendieran, el foco sobre nosotros zumbo sin encenderse. Abri la puerta despacio, casi sin hacer ruido. Tuve miedo de encontrarme a mama sentada en la sala: el telefono en la mano, llamando al portero del condominio. Pero solo estaba Josue, iluminado por las luces amarillas en la tele. <>, dijo sin soltar la palanca. <>. Giro la silla para verme. <>. Levanto las cejas, esperando que le respondiera. <>. Sonrio y regreso a cazar fantasmas que corrian de regreso a su base con los ojos muy abiertos. <>. No le conteste, no tenia ganas de discutir. Tampoco tenia hambre. <>, murmure, pero los fantasmas ya se habian recuperado y comenzaban a perseguir a Pac-man. En la cama estuve dando vueltas sin dejar de pensar en el santo. Habia sido efectivo, sin duda, pero el milagro que habia hecho estaba mal. Cada vez que cerraba los ojos lo veia, con su fondo naranja, como de fuego, y su cara de enojo. Sone al trapeador muerto de sed en la azotea y al pie de Evelia, torcido hacia arriba, llamandolo. Me desperto el ruido de la puerta cuando mama salio a trabajar. Me cubri con la sabana. Tal vez habia sido solo una casualidad y Benito Juarez no tuvo nada que ver con la caida de Evelia; esas cosas pasan. Mi abuela se resbalo alguna vez en el piso humedo a pesar de que traia zapatos de plastico. La unica manera de saber si el cuadro en el edificio de Aidee habia sido responsable del accidente era hacer una prueba. Aidee toco el timbre a las diez de la manana. Supe que era ella porque dejaba el dedo pegado al boton. Josue, reinstalandose frente a la tele, me grito: <>. No me habia atrevido a contarle lo de Benito. La voz ronca de Aidee atraveso la puerta preguntando, como todos los dias durante ese verano, si yo seguia de vacaciones. <>. Cerre la puerta de golpe para no escucharlo gritar silabas sueltas como tarado, imitando a mi amiga. En el patio tuve que explicarle varias veces a Aidee lo del experimento. Pense que se me quedaba viendo y soltaba la carcajada porque no tenia idea: que iba a saber de milagros, si no asistia a la escuela ni al catecismo. <>. Y ella se reia otra vez y jalaba mi brazo. El problema era que no se me ocurria nada que cumpliera los requisitos. ?Aventar al gato de la senora Munoz desde arriba y pedir que cayera parado? No. ?Revivir alguna de las plantas que tenia mama en su ventana? A lo mejor, aunque la resurreccion era mucho pedir. Aidee tiraba fuerte de mi, doblando las piernas como si estuviera a punto de hacerse pipi. Quise sacudirla y hablar como lo haria Josue: <>, pero no pude. Ella siguio risa y risa con esa lengua gorda, chorreante de saliva, que hizo una mancha redonda en el cuello de su blusa. <>... <>, repitio, abriendo la boca tan grande que pude verle hasta las muelas. Parecia tan tonta. Decidi no cerrar los ojos, sino fijar la vista en la mirada oscura de Benito Juarez. No tenia tiempo para explicarle. Solo le pedi que repitiera conmigo: <>, que rogara como cuando lo de Evelia. Empezamos en voz baja, siguiendo el ritmo de nuestras palabras con las manos: <>, subiendo de volumen hasta decirlo fuerte, fuerte como un martillo: <>. La senora Munoz abrio la puerta de su departamento y se asomo chitando: <>. Y entonces Aidee hablo a mi lado, pronunciando cada palabra: <>. La senora Munoz se quedo parada sobre su tapete de bienvenida, sin decir nada, mientras Aidee y yo pasamos junto a ella: yo con la impresion de que los escalones del edificio tenian un color distinto; Aidee saltandolos de a dos en dos. No me solto de la mano hasta que llegamos a la planta baja y su cuerpo se torcio de nuevo hacia delante. A veces todavia sueno con la cabeza de Benito sobre sus hombros.

  • !Matame, si puedes! de Sandra Estevez Calvar

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    La jefa de policia Keira Morrison, una mujer con gran prestigio profesional, es emplazada para investigar la cronologia de un doble asesinato sin resolver en la ciudad londinense de Dartford. Los hechos habian sucedido diez anos atras. El vehiculo del matrimonio Evans salio de la carretera y habian fallecido los dos. Todo apuntaba a que habia sido un accidente fortuito pero el investigador Harry Atwater no lo creia asi, y cuando estaba dispuesto a desenmascarar a todos los implicados, con todo lo que eso conllevaba, sufrio un accidente muy parecido al de la pareja y el juez dio la orden de archivar el caso. De esa nueva y trepidante investigacion emergera un episodio del pasado en el que varias personas en busqueda de la verdad, se veran envueltas en una trama de celos y rabia.
    Un thriller que te hara pasar por distintos estados de animo.

  • Mis companeros de trabajo y otras bestias de Empleada Asilvestrada

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    En la oficina esta Maria Luisa, que es el ojito derecho de la Directora de Recursos Humanos y tiene algo mas que expedientes compartidos con Manuel, el Director Financiero; estan tambien Claudia, que trabaja en el departamento de administracion y es siempre la primera en enterarse de todo; Ausprungen, que ha venido de intercambio de empresas y en nada se parece al tipico aleman; Julio, que trabaja en el departamento comercial y nos odia a todos; Luis, que el cafe del desayuno en vez de tomarselo con leche se lo toma con brandy; el Director General, que tiene problemas peliagudos y Fabian, un creativo que no sale del bano. Tambien estan Margarita la ladrona, el memo, el cenizo y muchos otros.

  • El amor no es una ciencia exacta, Monica Maier de Monica Maier

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  • Parpados de Toni Quero

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    Duna y su companero se instalan a principios de junio en un desierto y fantasmal delta del Ebro con la intencion de trabajar durante el verano en un restaurante de la zona y fortalecer su relacion. Pronto, vencidos por el aburrimiento y el hastio, deciden emprender un viaje en moto sin rumbo fijo hacia el norte de Europa, que los llevara de Paris a Copenhague. Durante el trayecto, mientras consumen kilometros y sus escasos ahorros, Duna intenta aprehender en su cuaderno de dibujo una realidad que se desvanece; su pareja, en cambio, captura la vida a traves del visor de una camara fotografica.

  • Besos rojos (Chasing Red 2) de Isabelle Ronin

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  • La buena, la mala y yo (Solo chicas 3) de Fabiola Arellano

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  • Silencio (Don 4) de Pablo Poveda

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    Un enjambre de turistas transitaba por la vieja plaza del mercado de la ciudad. La mayoria, visitantes extranjeros, buscaban la foto perfecta delante de la torre del Reloj Astronomico, el reloj medieval mas famoso del mundo. El sol comenzaba su retirada. Eran las siete de la tarde y una gelida brisa soplaba por las terrazas que ocupaban la plaza, bajo la mirada de las coloridas fachadas de influencia gotica y Art Noveau. Sentado en una mesita del Caffe Italia, un restaurante que de italiano solo tenia el nombre, terminaba su agua con gas mientras clavaba la mirada en el edificio de tonos rojizos y pasteles que tenia en frente: la Narodni Galerie. Ricardo Donoso, vestido de traje y con un abrigo de tres cuartos de color negro, pidio la cuenta con un ademan de mano, mientras una pareja de britanicos devoraba un codillo y saciaba su sed con dos cervezas Pilsner de medio litro. La mujer atendia a la pantalla de su telefono, mientras el hombre comia como si no existiera manana. Don los miro seriamente, hasta que la mirada del extrano se cruzo con la suya. La tension se alargo unos segundos, obligando a que este dejara de masticar, pero el arquitecto no vacilo en retirarse. Intimidado, el desconocido regreso a su plato con desaire y sin mediar palabra con la mujer que lo acompanaba. Las religiones occidentales habian instaurado el concepto de que el cielo y el infierno no eran sino lugares a los que se iba una vez muerto. Destinos como consecuencia de nuestras acciones en vida. Sin embargo, Don tenia otra idea. El arquitecto creia en el infierno como un lugar accesible, real, en el que la mayoria de las personas vivian, con suerte, en algun momento de sus vidas o, sin fortuna, para siempre. Por esa misma razon, no podia sentir pena por nadie, ni siquiera por sus victimas. La lastima no era mas que una invencion que postergaba la solucion del problema. Volvio a mirar al matrimonio. Ellos vivian atrapados, como el, en celdas distintas, pero en un mismo lugar. De repente, atisbo un grupo de personas a la salida de la Galeria Nacional. Era el, su objetivo estaba alli y debia ponerse en movimiento. Un hombre alto, de tez bronceada, cabello oscuro peinado hacia un lado y barba frondosa, salia acompanado de dos mujeres esbeltas, otro tipo de piel mas palida y movimientos torpes. Nicos Thalassinos, el cacique griego que los hombres de Velez tenian en el punto de mira desde el inicio de la crisis economica. Tsipras habia prometido destruir a los oligarcas que controlaban los medios del pais, pero solo consiguio que nacieran nuevos. Cuando esto sucedio, Thalassinos apenas rozaba los cuarenta anos, pero habia aprendido rapido las reglas del juego. Su destreza en los negocios, heredada de su padre, un magnate nautico griego; le ayudaron a escalar rapido y adquirir un fuerte poder social y politico. Pero esa no fue la razon por la que los hombres de Velez le habian encargado al arquitecto encontrar al griego. Durante la crisis y las fuertes oleadas de inmigracion que sufrio Grecia, el empresario se aprovecho de imagen publica, dono millones de euros para ayudar a los refugiados y, entre las sombras, introdujo su garra aprovechandose de la desesperacion humana y desarrollando una fuerte red de prostitucion ilegal que llegaba hasta Portugal. Un objetivo facil, a simple vista, pero delicado. Thalassinos conocia el precio de su cabeza, asi como el del silencio de sus clientes mas privilegiados. El encargo de Don era simple: sacarle los nombres de los politicos europeos que le protegian de los tribunales. Empero, nadie le indico si debia quedar vivo. Harto de esperar, introdujo la mano en el bolsillo del pantalon y dejo una moneda de cincuenta coronas en la mesa. Se puso en pie, levanto las solapas del abrigo y camino hacia el museo. Cuando menos se esperaba, el cielo se tenia de rojo. Un BMW de color negro los recogio frente a la entrada del edificio del Ministerio del Desarrollo Regional y se adentro por una estrecha calle empedrada. Don se aproximo a un viejo Mercedes de color blanco que se encontraba vacio y le pidio en ingles que siguiera al coche. El conductor, un checo cercano a la jubilacion, con fuerte olor a cigarrillos y una camisa blanca con cuadros, puso en marcha el contador y siguio la serpiente de coches que atravesaba la calle del casco antiguo. --?Italiano? --Pregunto el chofer mirando por el espejo retrovisor con una ligera sonrisa. El arquitecto guardo silencio y dudo en contestar por diferentes razones. Aquel chofer solo pretendia ser amable, pero le era indiferente. El corazon bombeaba con tanta fuerza que podia sentirlo en la frente. Hacia tiempo que no lograba saciar la necesidad de matar. Despertarse cada manana con la certeza de ser controlado, avivaba su deseo. Por otro lado, le costaba horrores lidiar con ello en silencio desde que su relacion con Marlena habia progresado. Lo mas duro era aceptar que jamas podria contarselo. Ni a ella, ni a nadie. El silencio era su unico aliado. Siempre habia un precio que pagar, penso. --Si --respondio finalmente. Podia haberle explicado que era espanol, pero eso solo lo exponia aun mas, en cualquiera de las situaciones. Ninguno de los dos hombres que estaba en ese vehiculo conocia el final de aquella noche. El taxista balbuceo algo en el idioma vecino, pero Don lo ignoro por completo. Con la mirada siguio el trayecto del coche que iba delante. Los vehiculos abandonaron el casco antiguo para alcanzar la ladera del rio Moldava, que separaba la ciudad en dos, incorporandose a la Ludvik Svobody, una gran avenida de asfalto arropada por los aledanos del parque Lannova y los barcos atracados que funcionaban como locales de ocio en verano. Don miro por la ventanilla y llego a la conclusion de que, en cierto punto, todas las grandes ciudades eran iguales. Aguardo silencioso, expectante por lo que iba a encontrar una vez se bajara del sedan. Mantente concentrado, repetia la voz de Velez en su interior. Jamas creyo que el tono de aquel indeseable le resultara familiar. El vehiculo en el que viajaba el griego con sus acompanantes se detuvo en la entrada de un gran edificio rectangular iluminado y acristalado con espejo. En lo mas alto, luces rosadas alumbraban el cielo. --Aha... --dijo el taxista mientras reducia la velocidad--. Hotel Hilton Prague, signore. En efecto, penso el arquitecto. Miro el contador y saco un billete de doscientas coronas. Acto seguido vio salir a su victima junto a las dos mujeres. El otro tipo se quedo en el interior del coche. Dos obstaculos. Era parte del plan de Thalassinos. Deshacerse de ellas no seria muy dificil. --Dekuji --respondio el espanol haciendo uso de las palabras en checo que habia aprendido para su viaje y le entrego el billete. El taxista senalo al contador para explicarle que le habia dado de mas, pero Don levanto la mano. --Dekuji... --murmuro asombrado gratamente sin rechistar. Cuando vio como el empresario desaparecia tras la puerta giratoria del hotel, salio al exterior y cerro de un portazo el viejo coche aleman. Decidido, camino hacia el interior del edificio escuchando el ruido de la suela de sus zapatos bajo el gelido sosiego de la noche. Asi como por fuera el hotel parecia un bloque hermetico, el interior revelaba el porque de su forma. Era extrano, atipico y con un sobrecargado aspecto futurista, como si estar alli dentro perteneciera a otro lugar. Don recordo algunas ciudades de Oriente Medio en las que los centros comerciales se convertian en autenticas pequenas ciudades ficticias. Suelo de marmol blanco, palmeras de decoracion, luz tenue de tonos rosados y unas escaleras subian hasta la primera planta. Los alrededores estaban formados por las ventanas interiores de las habitaciones, apiladas en torres blancas de mas de diecisiete alturas. Cuando el espanol alzo la mirada al firmamento, no vio mas que un techo formado por vigas de hierro y una gran bola de acero dividida en laminas que formaba parte de la decoracion. Sin duda, un lugar estridente para los sentidos con un exceso de modernidad. A lo lejos, vislumbro las tres figuras humanas caminar hacia los ascensores. Tomo aire y se dirigio hacia ellos. No temia que lo descubrieran, pues nadie sabia quien era el y por eso iba a realizar su trabajo con eficacia. Cuando el ascensor llego, las puertas se abrieron y el empresario espero a que entraran las dos mujeres, ambas checas y mas jovenes que el. Entonces, las miradas de los varones se cruzaron por un instante.

  • La hermana luna (Las Siete Hermanas 5) de Lucinda Riley

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    La hermana luna es el quinto volumen de la emocionante saga de Lucinda Riley Las Siete Hermanas, una serie de novelas basada en la mitologia griega y en la astrologia que enamorara a sus lectoras y que en este caso nos transporta a Granada, Barcelona y Madrid.

  • Martina agitada, no revuelta (Martina sin alcohol 1) de Olga Salar

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    “?Os ha pasado alguna vez que al despertar una manana habeis descubierto que vuestra vida esta patas arriba? ?Si? Pues eso mismo me acaba de suceder a mi, Martina Vega, treintanera, soltera, en busca del trabajo de mis suenos y del hombre capaz de soportarme. Y os aseguro que no es tarea facil.
    Por eso, he creado el blog mas Divinity de la muerte. En el cuento aquello que me sucede, que me preocupa o que simplemente se me pasa por la mente en ese momento. Para conocerme mejor, visitad Martina, agitada, no revuelta y dejadme algun comentario. El karma os lo agradecera.

  • Mil soles esplendidos – Khaled Hosseini de Khaled Hosseini

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    Superando con creces el rotundo exito de Cometas en el cielo, la segunda novela de Khaled Hosseini salto de inmediato al primer puesto en todos los paises donde se ha publicado. Nueva demostracion del asombroso instinto de gran narrador de que goza el autor, el libro cuenta la conmovedora historia de amistad entre dos mujeres afganas de origenes muy dispares, cuyos destinos se entrelazan por obra del azar y de las convulsiones que ha sufrido Afganistan en los ultimos treinta anos. Hija ilegitima de un rico hombre de negocios, Mariam se cria con su madre en una modesta vivienda a las afueras de Herat. A los quince anos, su vida cambia drasticamente cuando su padre la envia a Kabul a casarse con Rashid, un hosco zapatero treinta anos mayor que ella. Casi dos decadas mas tarde, Rashid encuentra en las calles de Kabul a Laila, una joven de quince anos sin hogar. Cuando el zapatero le ofrece cobijo en su casa, que debera compartir con Mariam, entre las dos mujeres se inicia una relacion que acabara siendo tan profunda como la de dos hermanas, tan fuerte como la de madre e hija. Pese a la diferencia de edad y las distintas experiencias que la vida les ha deparado, la necesidad de afrontar las terribles circunstancias que las rodean, hara que Mariam y Laila vayan forjando un vinculo indestructible que les otorgara la fuerza necesaria para superar el miedo y dar cabida a la esperanza.

  • El numero Infinito de Karol Scandiu

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    HAY VEINTISIETE pasos desde la biblioteca hasta la habitacion de mis padres. Veintisiete pasos. Hace cuatro dias tarde tres minutos en alcanzar el quicio de la puerta antes de caer inconsciente frente a sus cuerpos sin vida. Mi padre todavia sostenia la pistola. Mi madre estaba en una posicion antinatural; su cabeza colgaba flacida por el lateral de la cama de matrimonio, sus ojos fijos y vidriosos en algun punto mas alla del pasillo detras de mi. Todavia me pregunto que si en lugar de tres hubiese tardado dos minutos podria haberme despedido de ellos. Y eso no me consuela. Ni un poco. Me seco las lagrimas en las hombreras de la chaqueta de mi traje negro al oir la puerta abrirse. Pienso en que seria mas facil hacerlo con las manos, pero se --soy muy consciente-- de que estoy esposada. Y no necesito una humillacion mas frente a nadie, menos todavia la de limpiarme la cara con las pulseras oficiales del Estado de California. Alexander Cristol se sienta frente a mi. Su primera palabra es una mezcla de disgusto con algo reseco en la garganta que no podria repetir. Es un buen hombre, se acerca a los sesenta, sus canas y las finas lineas de desaprobacion continua que le rodean los ojos le delatan. --Doce --susurro. El levanta la cabeza y yo le aguanto la mirada. No pienso llorar. --?Tantas? --Si. Tantas --contesto, y el esboza una especie de sonrisa medio ladeada. Si mis labios pudieran llorar, seguro lo harian por mis ojos. --La cosa esta muy complicada, Alice, no te voy a enganar. --Sus ojos se pasean de los mios a su carpeta negra, cerrada frente a el sobre la mesa. --Trece. --Puedes ser muy irritante cuando te lo propones, ?lo sabes, verdad? --Cuando me lo propongo. El sonrie un poco, pero la sonrisa no le llega a los ojos. --Te conozco desde que eras una enana mocosa corriendo por el patio mientras haciamos barbacoa --empieza a hablar. La conversacion me incomoda mas alla de lo que puedo expresar con palabras, y al fin rompo contacto visual, dirigiendo mi ojos hacia mis munecas amoratadas--. Tu padre solia decir que naciste con la tabla del cinco debajo del brazo. Ya entonces te pasabas horas en la pizarra, sumando y restando… --Senor Cristol, por favor… --Lo siento. --El letrado carraspea, se ve que intenta con todas sus fuerzas recomponerse. Intento evocar algun recuerdo que no incluya sangre o dolor. Los hay, a docenas, estoy segura de que si me pongo a contarlos perderia la cuenta. Pero ahora mismo no puedo; lo unico que veo es a mis padres muertos, son una imagen fija en mis retinas cada vez que cierro los ojos. Alexander no solo es el abogado de la familia, sino, que es casi un hermano para mi padre… lo era. El y su esposa Marie iban a casa a cada dos fines de semana a pasar la tarde, a veces en ocasiones se quedaban a dormir en la habitacion de invitados. No tenian hijos, pero solian decir que no les hacia falta, que nos tenian a Tommy y a mi. Oh, Tommy… no, definitivamente hoy no es buen dia para evocar recuerdos de nada en absoluto. --Catorce --resoplo y me dejo caer un poco en la silla. Mi espalda me esta matando, la herida de mi pierna late y quema a la par. Necesito un analgesico con urgencia, y a juzgar por la cara de Alexander no estamos ni cerca de irnos a casa. O de vuelta a la comisaria. --A tu madre le volvias loca con eso de contar. --Vuelve a sonreir un poco, y entonces abre su maletin sacando papeles al azar, aunque si se lo pregunto dira que sabe exactamente lo que hace. Lo unico que intenta es ganar tiempo, le conozco demasiado bien. Y ahora ya van quince. --No le gustaba porque no le apetecia que le prestaran atencion todo el tiempo. Ella preferia leer y pasar desapercibida. Le resultaba mas facil asi perderse en su mundo. No me doy cuenta de lo mucho que hablo hasta que mis palabras se cortan por un sollozo que no reconozco como mio. --Lo se, Alice, lo se… --El abogado esta a mi lado, me rodea con los brazos. El contacto fisico nunca ha sido una de mis cosas favoritas, consta decir que tengo pocas, pero en esta ocasion me dejo. Imagino que es mi padre. Hace cuatro dias que no lo abrazo. Y nunca volvere a hacerlo. --Podria decir que van dieciseis, pero estoy cansada de prolongar esto --hablo mientras me aparto con todo el tacto que puedo--. Asi que dime de una vez: ?cuanto piden? El letrado se aleja de mi, se sienta en la silla al otro lado de la mesa y vuelve a suspirar. Una vez mas que intenta prolongar el momento sin decirme lo que sabe. Van diecisiete. --Dos anos. Podras salir por buen comportamiento en quince meses, puede que doce. El juez quiere sentar un precedente, ya sabes que esta a favor de la lucha de los moralistas en contra de las armas, eso le serviria para poder sentar catedra sobre el tema… El mundo se retuerce a mi alrededor. Todo se vuelve borroso y lejano. Intento pensar en que estoy sentada, que no me caere, pero la silla tiembla, todo lo hace. Las sacudidas empiezan en el centro de mi pecho y se esparce como culebras por mis extremidades. Me falta el aire, se que tengo que hacer, mi propia voz me dice que baje la cabeza y la meta entre las rodillas, que respire despacio, pero no puedo. Nada va despacio, todo corre y se zarandea. --No era un arma --llego a resollar, apenas escucho mi propia voz--. !Ni siquiera era una puta arma! Y acabo de gritar tan alto que dos agentes invaden la habitacion. --Tranquilos, va todo bien --indica el abogado, y los hombres uniformados salen despacio, sin apartar la vista de mi. Estoy sentada con la cabeza agachada, la cara empapada, seguro moqueo, y no pienso dejar que nadie me haga sentir mas humillada todavia: --?Quereis una foto? --Escupo entre dientes. Cuando la puerta se cierra mi abogado tira de la silla y se sienta frente a mi. --Se que no era un arma de fuego, no la que tu usaste al menos; pero sabes que la fiscalia esta empenada en juzgarte por asesinato porque el chaval era menor de edad y tu padre tenia el arma y la disparo… --!Al puto techo mientras moria! --Chillo y no se si logro hacerme entender. Las palabras salen atropelladas, dolidas. --Lo se. Pero disparo, y tras la autopsia se ha confirmado que el menor estaba bajo los efectos de estupefacientes; se estan empenando en que no controlaba sus actos y que se asusto… --Y es el sobrino del puto alcalde. --Levanto la cabeza, la barbilla en alto, y se que si el abogado se aleja de forma instintiva es porque el odio que siento en este instante se puede ver en mis ojos. --Si. Y es el sobrino del alcalde. --Y tiene ocho abogados --sigo hablando, una vez mas, mantengo la vista fija en la suya--. Y entro en mi casa en medio de la noche, disparo a mi padre porque se desperto y a mi madre por estar alli, y luego tuvo tiempo de ir a la biblioteca a por lo que fuera que estuviera buscando, logro dispararme en la pierna, y si no fuera porque agarre el maldito abrecartas y forcejee con el acabando por clavarselo en el estomago, me hubiera matado a mi tambien. Pero todo eso no tiene importancia, ?a que no, letrado? La fiscalia considera que estaba demasiado colocado como para saber lo que hacia. Alexander Cristol parece marearse. Creo que de no estar sentado se habria caido. Sus ojos se anegan, pero traga el nudo y las lagrimas sin permitirse llorar. Se que cuando salga de aqui y llegue a su casa se derrumbara en el regazo de su esposa Marie y llorara a su amigo. Lo se. Y eso me parte el alma de por si destrozada. --Ojala pudieras hablar frente al jurado --murmura negando con la cabeza. --!Lo hare! --Casi grito--. Deja que hable yo. Deja que… --No puedo y lo sabes, Alice. --El hombre se acerca mas y me coge de la mano--. Alice, pelirroja y llena de vida como el fuego de tu melena --bromea, las mismas palabras que mi padre solia decir cuando me pillaba en alguna trastada. Llaman a la puerta y Alexander se levanta, regresando a su sitio en la mesa mientras indica que pueden pasar. Intento aprovechar este momento para recomponerme un poco, cierro los ojos e inspiro profundamente, hasta que un dolor agudo y punzante me cruza el costado derecho. Gimo en voz baja y me llevo las manos esposadas a la zona. Mi higado se siente ignorado y quiere formar parte del momento. --?Estas bien, Alice? ?Alice? Miro al frente y veo que el abogado esta parado en la puerta, presto a salir. A su lado un joven becario sujeta el pomo y me mira con miedo. Me entran ganas de hacer un movimiento brusco mientras pongo cara de loca. Seguro que el chico se mea encima. Pero este pensamiento solo me dura un segundo; mi higado vuelve a recordarme con otra punzada que no es momento de sacar mi lado mas adorable. --El fiscal ha solicitado hablar conmigo, volvere enseguida --indica y se vuelve del todo hacia mi. Su entrecejo se frunce aun mas, creando un surco profundo que casi une sus cejas tupidas--. ?Te encuentras bien? ?Quieres que llame al medico? Podemos… --No necesito medicos ahora mismo… gracias. --Volvere enseguida, ?de acuerdo? Miro como el abogado sale, y justo cuando el muchacho trajeado va a cerrar la puerta le guino un ojo y le digo adios con la mano, sacudiendo las esposas para que hagan ruido. El chico cierra de un portazo. Intento reirme pero el dolor no me deja. Nada me deja hacerlo. Miro el reloj en la pared. La luz del sol se cuela por las brechas de la persiana, convirtiendo el revestimiento de madera que me rodea en una especia de cebra color caoba. Las 11:45. Me estremezco. La vista de hoy esta marcada para las 12:30. El que la oficina del fiscal quiera hablar con mi abogado por segunda vez y cuando queda tan poco tiempo solo puede significar dos cosas: algo muy malo o algo peor. Me recuesto en la silla e intento pensar en mis padres, una vez mas lucho por traer a mi memoria un recuerdo diferente a los que me azotan los ultimos dias, y veo a mi padre sentado en la mecedora del patio mientras me regana entre risas por ponerme perdida de tierra. Me acaricia la coronilla y entona su retahila predilecta: <>. Tengo siete anos y me rio con ganas. Hay barro por todas partes, y mi madre --mas enfadada que el-- me desnuda dentro de la banera; me miro la cara en el espejo y me parece gracioso el contraste de las gotas de barro con mis pecas. Mi madre sonrie, las mismas pequitas oscuras le salpican la nariz y los pomulos aqui y alla, su pelo rojizo esta atado en un mono desenfadado, y sus delicados dedos me hacen cosquillas en los sobacos mientras la banera se llena del todo. Entonces, sumergida en ese recuerdo, el mejor desde hacia una eternidad, el aroma del jabon de miel me invade los sentidos: el olor de mama. Ella siempre usaba el mismo, ella olia a miel y flores, dulce, desprotegida… y la veo tirada en su cama, su cuello torcido, su cara fria luchando con un grito que se quedo estancado en su garganta, y recuerdo a mi hermano, su pelo moreno y brillante como el de mi padre, sus ojos verdes y grandes, su vitalidad, su fuerza, y le veo muerto como ellos, aunque el esta en un ataud, vestido con un traje demasiado fino para su gusto; a sus pies estan mis padres, pero no le lloran como lo hicieran hace cinco anos cuando nos dejaba, ahora estan en pijama, empapados de sangre, y me miran como si fuera mi culpa que todos estuvieran muertos, como si me juzgaran por seguir con vida. Me despierto con un golpe seco contra el cristal. Me quede dormida sin darme cuenta. Una paloma atontada por el choque contra la ventana arrulla y echa a volar. Ojala pudiera hacerlo tambien. Pero se que la libertad esta muy lejos de mi alcance en estos momentos. Vuelvo a mirar el reloj: las 13:16. Joder. Seguro que no sera una mala noticia, sera la peor. Llevo dias sin apenas pegar ojo y se que en cuanto me descuide volvere a quedarme dormida. Me esfuerzo por no hacerlo y me recuesto un poco en la silla, intentando mantener el recuerdo de mis padres con vida en mi memoria. Si lo pienso con frialdad, sea cual sea la noticia que traera mi abogado, no sera peor de lo que ya estoy pasando. Mi familia no esta, nunca volveran. Que mas da adonde vaya cuando salga de aqui.

  • Lady Smartphone (Tecleame te quiero 3) de Isabel Jenner

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    Llega la tercera entrega de la serie <>.

  • Acordes bastardos de Daniel Hermosel Murcia

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    Acordes bastardos arranca con una noche de copas fallida. En su regreso a casa, Marina se topa con su hermano Andres, rockerillo de medio pelo, que iba camino a una fiesta en la que no faltaran la musica, las drogas y el sexo psicodelico.
    Fruto de esa noche atipica, tendra un nino bastardo al que no terminara de querer del todo. Varios anos mas tarde, el retraso de un tren de cercanias provocara una cascada de demoras que haran que Roa, el hijo ya adulto de Marina, se vea forzado a tomar una ruta alternativa para llegar a su oficina, una ruta que pondra patas arriba su vida.