• la virgen de antioquia y otros relatos - April Ayers Lawson

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    Un joven medico y su jovencisima esposa acuden a la cena de una benefactora que va a donar dinero al hospital donde el trabaja, y a partir del triangulo de esa velada emergen la virginidad, una desastrosa luna de miel, el fantasma de los abusos sexuales, los celos enfermizos…; tres amigas tumbadas en sus hamacas hablan de novios, maridos y exmaridos; una nina de trece anos acude a tomar clases de piano con su profesora particular, abre una puerta indebida y se encuentra con una escena perturbadora; un adolescente educado en un entorno muy puritano acompana a su madre al entierro de una amiga que antes fue hombre; una joven pintora inicia una relacion profesional con un marchante de Nueva York que no tardara en confesarle sus mas intimas obsesiones…
    Cinco relatos portentosos que nos descubren la voz arrolladora de una joven escritora con un universo propio, impregnado de sexualidad, obsesiones religiosas, deseos, tabues, secretos, fijaciones eroticas y sentimientos de culpa. El escenario de la mayoria de las historias es el Sur de los Estados Unidos, y el estilo denso y turbador de la autora hace pensar en aquel gotico sureno de Carson McCullers y Flannery O’Connor.
    Pocas veces un debut literario alcanza cotas de perfeccion tan altas y sobre todo permite descubrir un estilo tan personal en tal grado de madurez.

  • la virgen de antioquía y otros relatos de matute - IberLibro ...

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  • la virgen de antioquia y otros relatos - Casa del Libro

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    El libro LA VIRGEN DE ANTIOQUIA Y OTROS RELATOS de ANA MARIA MATUTE en Casa del Libro: ¡descubre envíos rápidos y gratis!

  • La virgen de Antioquía y otros relatos - Agencia Literaria ...

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    La Virgen de Antioquía y otros relatos reúne 12 cuentos que fueron publicados en revistas, a excepción del que da título al libro.

  • Virgen de Antioquia y otros relatos - Librería Cervantes

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    Virgen de Antioquia y otros relatos del autor Matute, Ana María con ISBN 9788439716952. Comprar libro al MEJOR PRECIO. Resumen Reseña no disponible.

  • La virgen de antioquia y otros Relatos

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    Por Ana María Matute. Referencia: 19776; Condición del libro: Muy bueno; Situación: Libro en almacén. Mondadori. Tapa dura con sobrecubierta.

  • Libro La Virgen De Antioquia Y Otros Relatos, Ana Maria Matute ...

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    Libro La Virgen De Antioquia Y Otros Relatos, Ana Maria Matute, ISBN 37021524. Comprar en Buscalibre - ver opiniones y comentarios. Compra y venta de libros ...

  • La Virgen de Antioquía y otros relatos – SID - Servicio de ...

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    SID > La Virgen de Antioquía y otros relatos ... Sección: Libros; Colectivo: Cualquier colectivo; Ámbito: España; Área: Ningún tema en concreto ...

  • La Virgen de Antioquía - Ana Maria Matute - Libros Alcaná

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    La Virgen de Antioquía y otros relatos ( Matute, Ana María ) [2405639 - JY19] Novela española Siglo XX Mondadori España. Madrid. 1990. 22 cm. 139 p.

  • La virgen de antioquia y otros Relatos by Ana Maria Matute

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    AbeBooks.com: La virgen de antioquia y otros Relatos: Mondadori. Tapa dura con sobrecubierta. 22 cm. sobrecubierta deslucida Libro en almacén. Muy bueno.

  • Tres pisos de Eshkol Nevo

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    Es un edificio de tres pisos en un barrio tranquilo de la ciudad. Las plantas de la entrada estan podadas con esmero, el interfono recien renovado y los coches estacionan de forma ordenada. Desde los apartamentos no se oye musica fuerte ni ruidos molestos. Reina la quietud. Y, sin embargo, detras de cada una de las puertas, la vida no es tan silenciosa ni tranquila. Todos los vecinos tienen algo que contar. Un secreto que confesar..

  • La Isla de las Flores de Nora Roberts

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    Laine Simmons estaba, por fin, preparada para enfrentarse al pasado, y viajo hasta Hawai para reconciliarse con un padre al que apenas recordaba. Sin embargo, no habia atravesado medio mundo para que Dillon O’Brian, el atractivo socio de su padre, la acusara de tener motivos ocultos. ?Como se atrevia a meterse en sus asuntos familiares y, ademas, tener la audacia de encender su corazon siempre que estaba cerca?

  • Elogio de la duda de Victoria Camps

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    Fue Bertrand Russell quien dijo que la filosofia es siempre un ejercicio de escepticismo. Aprender a dudar implica distanciarse de lo dado y poner en cuestion los topicos y los prejuicios, cuestionar lo incuestionable. No para rechazarlo sin mas, sino para examinarlo, analizarlo, razonarlo y, por fin, decidir.

  • Acero Fundido de Susana Torres

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    La manana que a tantos les parecia una hora de ininterrumpida actividad en las calles del distrito de Flatiront, no era mas que una experiencia vacia para Arturo Matas. Un hombre que vivia del exito de su compania que claramente se evidenciaba en el lujo de su departamento. Un pent-house ubicado en el One Madison de la calle 23 de Manhattan que, a pesar de su vista alucinante, no le conseguia recompensa alguna en apreciar su entorno porque cada aspecto de su vida tenia de gris los escenarios del dia a dia. Se encontraba determinado a levantarse minutos antes de que sonase el despertador, pero, al igual que siempre, luchaba con la idea de atender asuntos de negocios. Esta seguro de que es hora de despertarse. Los sonidos de las ya activa calles de Nueva York intentan llamar su atencion, pero nada puede llegar a sus oidos. El sol atraviesa los vidrios reforzados que rodean su hogar y reflexionan en un adorno de metal pulido que tiene sobre la mesa de noche al borde de su cama. El brillo y calor que emana de la pequena estrella de su sistema solar, lo mantiene al tanto de la hora que es, a pesar de no haber abierto los ojos aun. Planea levantarse sin muchos problemas; el momento de salir a ganarse la vida ha llegado, para eso se ha esforzado tanto, para eso ha dejado de lado cualquier cosa que pudiese distraerlo de su profesion de ejecutivo importante --o a menos asi le dicen--, que por mas de nueve anos ha practicado en el puesto de dueno, CEO y gerente de su propia empresa. Trata de apagar el despertador con la mano que tiene libre y por fin abre los ojos. Se queda penetrando la ventana con la mirada. Por un momento, como hace cada manana, se pregunta <> con la intencion de encontrarle sentido a su rutina diaria. Se levanta y se dirige al enorme bano de su habitacion para comenzar el proceso de aseo matutino. Lo importante es arreglarse antes de las siete de la manana, para el, el llegar despues de esa hora es un retraso; eran las seis cuando se desperto. Luego de terminar su rutina de limpieza, se arregla con uno de los cientos de traje de etiqueta que siempre usa. Su casa, tan inmensa como solitaria, no esta repleta de la esencia que emana una compania bien merecida. Arturo Matas no tiene a nadie a su lado porque, segun el percibe, sus ambiciones son claras y la unica persona capacitada para entenderlas es el mismo. Las cosas le han funcionado muy bien hasta ahora con esa filosofia, no habia motivos para cambiarla. Al pisar suelo firme, despues de bajar por el ascensor que se conecta con el anexo que le permite ingresar a su hogar, se encuentra con que su coche y quien lo conduce, no ha llegado. Le busca con la mirada antes de sacar su celular del bolsillo con la intencion de llamarlo hasta que se da cuenta que esta estacionado en la calle de al frente. La cruza y luego lo aborda. --Buenos dias Tom --dijo al cerrar la puerta. --Buenos dias senor Arturo. ?Listo para comenzar el dia? --le pregunto animado. --Nunca lo estoy. Por favor, llevame lo mas rapido que puedas. --Como usted diga, senor Arturo --le respondio Tom no se molestaba al perder el tiempo en hablar con Arturo. Este no era de mucha platica, sin embargo, ocasionalmente le proferia alguna respuesta no muy pedante. Pero, despues de todo, la actitud del senor Mata siempre era la misma. Tom arranco el coche, subio el panel que separaba la vista entre el y su pasajero, y tomo las calles correspondientes hasta su trabajo. --!Ah!, Tom, un momento. --dijo Arturo. --?Si? --respondio bajando el panel. --Por favor, si no es mucha molestia, pasa por algun cafe cercano que quiero desayunar. --Le indico Arturo. Tom tomo la sexta para dirigirse a la septima avenida hasta el Seven Grams Caffe. Arturo se bajo, pidio un expreso, unos ponquecillos y se regreso al vehiculo. Una vez adentro, comenzo a consumir su desayuno con la mayor calma del mundo, sin apresurarse, mientras observaba por la ventana del coche las calles de Manhattan hasta llegar al Rockefeller Centre, en donde tenia una de sus sucursales, que, de hecho, era en donde el administraba todo. Al llegar a su oficina, le recibe un juego de diferentes papeles, reportes, llamadas y encargos como de costumbre. <> --su secretario-- penso, cuestionandose la idea de que Kate --la recepcionista-- le informe de ello cada vez que entre. No duda mucho en tomarlas ya que es su responsabilidad atender tales casos, a pesar de que su hermano y asistente (Kyle) es quien debe decirle que tiene pendiente. --!Buenos dias, senor Matas! --le dijo Kate antes de indicarle sus encargos. --Buenos dias, Kate, avisele a Kyle que ya llegue, que prepare mis cosas --respondio Arturo. --No hay problema, yo le hago llegar su mensaje, senor. --Gracias --dijo, mientras caminaba hacia el interior del recinto. Arturo, solo compartia su tiempo con su hermano menor. Kyle no tenia un trabajo estable hasta que se mudo a Manhattan con la esperanza de que su hermano lo tomase en cuenta en memoria de aquellos momentos que vivieron en su juventud, eso les decian a todos. La historia que manejaban aquellos que no fuesen ellos dos, era que Arturo lo contrato como su asistente personal para evitar que su madre le reclamase que no hacia nada por el. En efecto, no compartian tanto como muchos habrian de creer, a pesar de que le tenia afecto, no lo demostraba por su habito de pocos amigos. Nadie se escapaba de su forma de ser, siquiera Kyle. Camino a traves del conjunto de cubiculos que rodeaban lo que era su oficina actual hasta llegar en donde se encontraba su hermano, sentado, atendiendo unas llamadas importantes. En lo que este lo ve, cuelga y se levanta para seguirle el paso. --Arturo, llegaste --senalo Kyle-- Tienes un cafe en tu escritorio junto con los documentos que me solicitaste ayer. --No importa, Kyle, ya desayune. --Bueno, ?Que mas da?, ya voy y me lo tomo. --De acuerdo, ?algo mas? --pregunto sin detener su paso hasta la oficina. --Del resto, nada fuera de lo ordinario. Estoy esperando a que llegue el encargado de las relaciones publicas, tiene mas de dos semanas sin venir y no se ha comunicado para dar por lo menos una excusa. --Te dije que te ocuparas de eso antes de hoy. --Lo se, pero debia esperar dos dias mas para poder hacer cumplir el contrato. Arturo llego hasta su oficina, aparto el asiento y se acomodo en el, mientras, Kyle le seguia hablando. --El caso es que ya nos ha ido lo suficientemente mal como para tener que esperar a que David se indigne en regresar al trabajo. ?ya sabes que hacer? ?No? --le inquirio Arturo Segun el contrato que habia preparado, a aquel que lo incumpliese, le correspondia un despido inmediato. Kyle abrio la carpeta que tenia abrazando a su cuerpo y anoto <> en la Tablet junto al nombre de David, pensando que, a pesar de que no queria que estuviese despidiendo a las personas, no podia contradecirle ya que despues de todo, era un incumplimiento de su trabajo. --Listo, yo me encargare de eso. --No podemos darnos ese lujo Kyle, y tu lo sabes. --Si, lo se. Ahora toca buscar un remplazo. --Hazle llegar su carta de despido e inmediatamente comienzas a buscar alguien para que le remplace. --?Alguna persona en especial? --inquirio Kyle sin levantar su cabeza de la tableta electronica en donde estaba anotando. --Sorprendeme, no quiero a nadie inutil. Busca posibles candidatos, para pasado manana quiero estar entrevistandole. --Muy bien, hermano. ?Otra cosa? --Si, pide una reservacion para dos en el Eleven Madison Park --?Esta vez quien es la afortunada? --pregunto con un tono travieso. --Una chica que conoci el viernes, haz la reservacion y ya --le espeto Arturo. --?Para cuando? --Para hoy al medio dia, como a eso de las doce y media, habla con Billy, dile que es de mi parte. --Esta bien. Kyle tomo el cafe que habia dejado en el escritorio y se retiro de la oficina directo a realizar lo que su hermano le habia encargado. Escribio en una pagina de empleos la solicitud, llamo a diferentes pasantes y contacto a varias empresas para preguntar si no conocian a algun relacionista bueno en el area. Estaba al tanto de que mientras estuviese sin alguien encargado, el tendria que realizar el trabajo, que no le correspondia, por mas tiempo. Su prioridad era encontrar a alguien. Se paso ambas manos por la cara para despejar el cansancio de las noches sin dormir que le pegaban en el rostro por la misma razon por la que estaba buscando un remplazo. Al finalizar, se sumio en el resto de su trabajo. Tenia la esperanza de que alguien realmente util apareciera para el puesto. A Arturo solo le importaba el bienestar de su negocio. Se catapulto a la cima de su propia empresa como el dueno de una compania lucrativa de conglomerado. Pudo destacar entre ellas los bienes raices, articulos tecnologicos, parte de una revista y agencia de modas, tiendas de retailling y agregar otras poco a poco a lo largo de su carrera con la idea de hacer una corporacion que se aprovechase de un gran numero de multitareas. Parte de su exito no se debia a su carisma ni a su comportamiento abiertamente social, en cuanto a su forma de ser, las personas a su alrededor le percibian serio y reservado. Es un hombre sin muchos fantasmas, pero cuando se trata de mantener una relacion estable --amigos o pareja--, se determinaba a no darle mucha lena a lo que fuese que cobrase vida en su debido momento. Su ocupacion era la vida de negocios, la administracion de su propio trabajo. Nada debia ni tenia la potestad de causar problema alguno. A pesar de ser un hombre relativamente modesto, su forma de ser no aportaba mucho para la manera en que los demas le retrataban. Se veia como un empresario exitoso, pero gran parte de eso se debia al triunfo de su empresa, para el exterior, el mundo que lo rodeaba, no terminaba de adaptarse a el. El encargado de hacer de la imagen de la compania y del mismo Arturo fuese adecuada, se negaba a hacer bien su trabajo debido a que no toleraba su actitud. David no aceptaba tener que defenderlo frente a los demas peces gordo de la compania por lo que renuncio de manera indirecta. AArturo no le parecia algo adecuado ser objeto de criticas con respecto a su vida personal, su manejo de la empresa o de la forma en que esta no se llevaba bien con los medios. Cada que hacia una beneficencia, una fiesta importante, rueda de prensas, una junta directiva o lo necesario para catapultar a la organizacion, se veia en la obligacion de pagar de mas a causa de no tener el encargado adecuado. Su hermano, sufria gran parte de ese peso. Y, asimismo como el futuro de su corporacion estaba sufriendo su mala espina, actualmente, se encontraba en relaciones poco duraderas --por asi decirle-- que lo llevaban a gastar dinero o prestar un poco del mismo para evitar que se opusieran a la idea de no tener mas de una experiencia con el. Se alejaba lo mas que podia del compromiso, de las responsabilidades ajenas. Nada mejoraba su situacion. Ocasionalmente se le veia con varias mujeres hermosas: modelos, chicas jovenes, damas adultas. Ninguna relacion era a largo plazo, siempre una conversacion ocasional, un almuerzo en restaurantes elegantes para terminar en su departamento para el coito de media tarde. Ese era su ritual, algo imperturbable e inalienable. O eso creia. * * * * Pasada las horas luego de su llegada, Arturo se encontraba viendo los papeles de oficio que le habia entregado su hermano para que revisara. El reloj estaba a punto de marcar las doce y aun no se presentaba aquella chica con la que habia quedado para almorzar. Asomaba su muneca derecha para revisar si realmente la hora que mostraba su computador no era la correcta. Le disgustaba la impuntualidad, a pesar que el mismo se tomaba su tiempo * * * * Por otro lado, mientras el se encontraba sumido en su trabajo, en la recepcion llego su cita. -- Estoy buscando al senor Arturo Matas--anuncio a Kate. --?Tiene cita con el? --Pregunto la recepcionista. --Si, digale que Karen le esta buscando --le dijo. Karen estaba no muy lejos del aparador que la separaba de Kate, no sabia si estaba preocupada o nerviosa, pero el ambiente del lugar le daba una sensacion que la sacaba de su zona de confort. Era una de sus muchas mujeres de ensueno con las que se topaba Arturo. Aquellas que se acostaban con el hombre encargado de una compania multimillonaria, de las cuales, muchas estaban al tanto de la naturaleza de su relacion. No buscaban mas que sexo ocasional; un sex appeal de magnate, un cuerpo atractivo y ser un soltero cotizado, eran atributos suficientes para no tener una vida sexual dominada por la abstinencia. Las mujeres iban, venian o disfrutaban en el bano de algun establecimiento especial, pero, nunca se quedaban. Kate cumplio con su trabajo. Le comunico al asistente de Arturo que su cita de las doce habia llegado. Una vez la recibio, acercandose a la puerta y asomando parte de su cuerpo, le comunico a su hermano la noticia. --Arturo, Kate dice que hay una tal Karen en la recepcion preguntando por ti. --le dijo. --?Hiciste la reservacion? --pregunto levantando su mirada de los papeles que sostenia. Arturo lo veia como una cita mas, pero, sin embargo, no podia tener una relacion sexual adecuada sin llevar a su chica a un almuerzo elegante o a algun lugar respetable. Si tenia tanto dinero, debia usarlo adecuadamente. --Si, esta todo listo. --Esta bien, dile a Kate que ya voy para alla. --?Regresaras? --Le pregunto Kyle entendiendo el motivo de su cita. --Si, a las tres de la tarde estoy aqui --le dijo levantandose de su asiento. --Por favor no te ausentes, que ya suficiente trabajo me estas dejando --dijo moviendo hacia atras su cabeza en senal de cansancio. --Te dije que regresare, no te preocupes. Encargate de buscar el remplazo que te dije, eso es lo que debes estar haciendo ahora. --Ya estoy en eso --le respondio-- tu ocupate en llegar a las tres. --?Me estas dando ordenes? --le pregunto seriamente en tono desafiante. --No, solo hazlo. Ambos se miraron a los ojos, sin nada que decir. Eran hermanos, por encima de sus cargos, Kyle le hablaba como el hermano que era y Arturo lo dejaba pasar. Lo hacian todo el tiempo si tener animos de discutir, pero las personas a su alrededor lo veian como una relacion disfuncional nada positiva. No lo era. Ambos compartian mas que la sangre. Arturo salio de su oficina y se dirigio hasta la recepcion en donde se encontraba Karen esperandole. Kate le informo a la chica que le esperaba, que Arturo llegaria en cualquier momento, por lo que seria mejor que le esperase sentada. Era una mujer joven, sin muchas aspiraciones en su vida. Al momento en que Karen llego al edificio en donde se encontraria con Arturo se percato que parte del lugar ya era lo suficientemente lujoso para ella. Cuando le dijo que trabajaba en el Rockefeller Centre, no se imaginaba que lo hiciera en su propia empresa. No recordaba haber estado antes en ese lugar a menos que fuese pasando por las navidades a ver los arreglos de la epoca. <> penso, creyendo que podria ser simplemente una forma de atraer mujeres, pero, de todos modos, seguia con la duda. Arturo atraveso el umbral que separaba el interior de lo que dividia aquello que correspondia al area de trabajo con la recepcion mientras se acomodaba los botones del saco de su elegante traje. Karen se levanto inmediatamente lo vio y le demostro una sonrisa cohibida en son de saludo. --Hola, Karen, ?Tienes mucho tiempo esperando? --pregunto Arturo al llegar a la recepcion. --No --le dijo borrando la sonrisa de su rostro para cambiarla por un gesto de descuido-- Llegue hace veinte minutos. --Muy bien, muy bien. --le dijo, hizo una pausa y agrego-- te ves hermosa --agrego, observandola de pies a cabeza. --Gracias --Repuso. A comparacion con la forma de vestir de Arturo, sabia que no estaba ni cerca de sus mejores pintas. El no esperaba que estuviese vestida de gala. --No hay de que --excuso Arturo. --No me lo esperaba, la verdad. --No te preocupes --le indico-- ven, acompaname arriba para ir a comer. --?Arriba? --pregunto extranada-- ?Que hay arriba? --Arriba esta el helicoptero que nos llevara a nuestro destino. Estamos con el tiempo justo. No te preocupes --intento calmarle. --No sabia como debia vestirme, crei que no seria de mucha importancia. --agrego apenada. --No te preocupes, yo pienso que estas mas que perfecta. --le dijo Arturo con una sonrisa en el rostro-- ?nos vamos? Tenemos reservacion en el Eleven Madison Park, estamos un tanto lejos asi que debemos tomar un helicoptero para llegar a tiempo. --Oh... --agrego--, esta bien. Ahora sabia que definitivamente no estaba vestida para la ocasion. Arturo y Karen abordaron el transporte que los llevaria a su destino. Una vez adentro, el le extendio unos audifonos para poder conversar mientras llegaban al restaurante en donde comerian. --Cuentame un poco de ti, Karen --pidio Arturo con animos de parecer amable. --Bueno, tengo 25 anos, estoy estudiando medicina --comenzo a relatarle-- y vivo en el barrio chino. --Eso fue preciso. --Si, no tengo mucho que decir. --le respondio a medias -- y, de ti ?Que hay? --Bueno, como podras ver, tengo mi propia empresa, trabajo todos los dias, y cuando no, me quedo en casa para escaparme del mundo de los negocios. --Es una vida bastante emocionante --le observo sarcasticamente. --Lo es, dificilmente la puedo cambiar. --respondiendo a su sarcasmo. Aterrizaron en un edificio cercano del lugar y fueron en un coche privado hasta las puertas del restaurante. Al llegar a la calle, abordaron el coche negro que le perteneceria a Arturo. --Llevanos al Eleven Madison Park por favor --dijo Arturo al abordar el coche despues de Karen. --De inmediato, senor Matas --dijo Tom antes de arrancar el coche. Ella escucho aquel recado con un tanto de incomodidad; cada que escuchaba el nombre del lugar, del que habia oido hablar antes, le invadia una sensacion de engorro. Se apreto ambos brazos sobre el vientre para disipar la sensacion. --Y entonces, ?por que vas a comer tan lejos de tu oficina? --le pregunto Karen para desviar su atencion a la cantidad de lujos que habia presenciado en menos de una hora. --Bueno, porque puedo, la verdad --le respondio como un nino dice su edad. --?Asi, no mas? --Si, no se me ocurre mas nada. Para algo he trabajado tanto ?No? --Si, espero poder hacer eso algun dia --respondio, diciendoselo mas a si misma que a Arturo.

  • Atrevete a enamorarte de Estelle Maskame

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    MacKenzie esta enamorada de Jaden. Pero, tras un tragico acontecimiento, ella no sabe como acercarse a el. Quiza ambos solo teman perder lo que mas les importa. O quiza valga la pena arriesgarse y saborear los detalles, descubrir el placer de las pequenas cosas juntos y enamorarse.

  • Las ganas de los dos de Mary Kate Williams

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    No eramos novios.
    No eramos amigos.
    Pero se convirtio en mi romantico pervertido. Nos dimos derechos y beneficios.

  • Las mentiras de Amalia (Amalia 2) de Puta Cordura

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    !Quien no apoya no folla! La musica estaba demasiado alta para que ninguna pudieramos escuchar lo que decia Triana, pero la conociamos tan bien que no hacia falta oirla para adivinar sus palabras. Ella nunca bebia sin apoyar antes, era una de sus normas. Como la de no permitir a sus ligues dormir en su casa o la de no acudir nunca a una cita si no era subida a unos tacones de infarto. Las cuatro pusimos cara rara mientras mordiamos el limon. --?De quien ha sido la idea de pedir chupitos de tequila? --pregunte a gritos mientras hacia un gran esfuerzo porque no me saltaran las lagrimas, me habia esmerado con mis smoked eyes y no queria estropearlos. --!Culpa mia! --reconocio Irene sacudiendo las caderas al ritmo de la cancion que sonaba a todo volumen haciendo vibrar nuestros timpanos. La mire sin dejar de preguntarme como podia ser que todo lo que se hacia en el pelo le quedara bien. En su ultimo arrebato habia renunciado al naranja valenciana y se lo habia tenido de un fucsia chillon que me recordaba vagamente a los chandales noventeros con parches que vestia Triana cuando la conoci. Menudo equipo, pense. Estaba acostumbrada a que Triana insistiera en transformar nuestras cenas de chicas en una partida de caza (en busca de una buena pieza de macho de la especie humana, se entiende) pero es que desde que Irene habia plantado a Leo, se habia vuelto igual... o incluso peor. En ese momento las dos joyas de la corona habian abierto hueco en medio de la pista y bailaban culo con culo, haciendo un movimiento de twerking que podia ser muy sexi... o muy bochornoso, segun se mirase. --A estas dos no hay quien las controle --me grito Laura al oido. --!No sere yo la que lo intente! --respondi levantando las palmas de las manos entre risas. Laura y yo nos habiamos quedado rezagadas en la barra del Marmarela. Triana e Irene nos habian arrastrado hasta alli despues de nuestra ya tradicional cena de viernes en El Portal. A pesar de que yo hubiera preferido estar durmiendo a esas horas, tuve que reconocer que en una discoteca de diseno con decoracion ibicenca junto al puerto y al aire libre estaba, al menos, mas fresquita que en el zulo. Exacto, ahora yo vivia en el zulo. Irene se habia mudado a su nuevo apartamento hacia poco mas de un mes, justo el mismo dia que firmo las escrituras y el que despacho a Leo por ser un cabron casado, mentiroso y aprovechado (todo un derroche de virtudes, ?verdad?). Desde entonces yo me habia proclamado como la reina y senora de aquel vasto imperio de treinta y cinco metros cuadrados. Por supuesto, y a pesar de que su piso seguia siendo pareciendose mas a unas oficinas desvalijadas que a una casa, Irene me ofrecio que me fuera con ella. Pero yo sabia cuanto habia deseado ese momento de tener algo que fuera suyo, y preferi dejar que disfrutara de empezar su nueva vida en su nueva casa a solas. Como al contrato de alquiler del zulo le quedaban tres meses para su vencimiento, acordamos que yo seguiria alli mientras buscaba otro lugar mejor... lo cual no seria dificil. Estabamos a finales de junio, el verano no habia hecho mas que empezar y aquel micropiso, con su unica ventana dando a un estrecho callejon, era el agujero mas asfixiante de la Tierra. Bien mirado, por dimensiones y temperatura, hubiera sido una fantastica sauna finlandesa. --?Tu crees que si me marcho se daran cuenta? --me pregunto Laura dejando escapar un suspiro y cambiando el peso de un pie al otro. Esa noche estaba espectacular (lo cual no era ninguna novedad) con su falda negra con vuelo y un bodi claro con escote corazon. No me explico como no teniamos un corro de tios empalmados a nuestro alrededor. Supuse que seria su mirada lo que les disuadia de acercarse. Algo en Laura gritaba alto y claro que no estaba alli buscando tema, y que cualquier valiente dispuesto a arriesgarse a pesar de sus inequivocas senales acabaria llevandose un buen rapapolvo. Es que Laura se habia tomado muy en serio su intento de arreglar las cosas con Ismael. Durante la cena en nuestra mesa de la esquina le habiamos preguntado al respecto, pero a ella siempre le ha costado hablar de sus cosas (y mas si tienen que ver con lo que ocurre entre las sabanas de su dormitorio), asi que debimos conformarnos con un timido: <>. Todas podiamos imaginar que levantar un matrimonio despues de una infidelidad no debia ser sencillo. Laura seguia sintiendose culpable por el dano que habia causado a Ismael, y no entraba en sus planes volver a poner lo suyo en peligro por un flirteo con un tio cualquiera en aquella discoteca. Nuestra Sherezade habia descubierto que era debil, mas de lo que hubiera creido, asi que las tentaciones cuanto mas lejos... mejor. --?Serias capaz de abandonarme aqui con estas dos? --proteste haciendo como que no me percataba de lo que pasaba por su preciosa cabecita para no agobiarla, e hice un gesto con la mano hacia la pista. Alli estaban Triana e Irene dandolo todo, como si hubiera salido la luna llena y de pronto se hubieran convertido en lobas en celo. Solo les faltaba aullar. Lo cual visto lo visto tampoco parecia ser imprescindible. Intui que debian estar lanzando otro tipo de senales mas discretas que los aullidos pero igual de efectivas, porque ellas si que tenian un par de tios restregandose a saco mientras hacian como que bailaban. Nos habiamos acostumbrado a ver asi a Triana, pero lo de Irene estaba siendo todo un descubrimiento. Mientras que la primera tenia mucha experiencia en la materia a sus espaldas, la segunda se habia convertido en una alumna con prisa por ponerse a la altura de su maestra. De hecho, el nuevo pelo fucsia de Irene estaba demostrando tener el poder de fascinar a un maromo y mantenerlo revoloteando en torno a ella como una polilla atraida por la luz. Resultaba evidente que Irene se estaba esforzando por olvidarse de Leo, y yo hubiera dicho que lo estaba consiguiendo. Sobre todo cuando la polilla le metio la lengua hasta las amigdalas. Aunque hay que reconocerle que era una polilla muy atractiva, eso si. Triana, por su parte, estaba arrimando la cebolleta con un tio que parecia recien salido de Mujeres y hombres y viceversa. No le faltaban los vaqueros tobilleros rotos por las rodillas tan ajustados que eran casi una segunda piel, ni el tupe descomunal que desafiaba las leyes de gravedad con ayuda de kilo y medio de gomina. Era evidente que el cerebro de Triana, afectado por una incipiente intoxicacion etilica, hizo una relacion de las suyas y le entro la curiosidad por averiguar si lo tenia todo tan empinado como el flequillo. En ese momento tuve clarisimo que no les importaria que Laura y yo nos marcharamos. Probablemente ni siquiera se dieran cuenta. Y respire aliviada. Yo tampoco queria estar alli. La verdad era que solo tenia ganas de hacerme un ovillo y acurrucarme para lamerme las heridas que seguian abiertas. De vez en cuando sangraban y escocian, como recordatorio de lo estupida que puedo llegar a ser cuando me lo propongo. Hasta entonces mis heridas eran dos, y tenian nombre propio. Aquel no era mi lugar. Yo no era mas que una treintanera despechada (por partida doble, para mas inri) que desentonaba bastante mas que el pelo fucsia de Irene. Joder, como me seguia fastidiando eso de haber cumplido los treinta. Me sentia mas vieja que nunca. Y tonta, eso tambien. Al parecer mi mayor talento en la vida era el de escoger mal a los hombres. Menuda mierda, ?verdad? Ya podria haberme tocado el carisma de Triana, la alegria de Irene, o la serenidad de Laura. Me hubiera conformado con cualquiera de esas cualidades, pero no, la mia era la de elegir siempre mal. Fatal, para ser honesta. Al menos estaba decidida a aprender de mis errores, a no dejarme enganar... otra vez. Aunque sabia que una cosa era decirlo y otra muy distinta hacerlo. Nada es tan facil como parece, y mucho menos eso de no enamorarme del hombre equivocado. Asi fue como me convenci de que la mejor manera de no volver a cagarla seria no permitir que ningun tio se me acercara. Sin oportunidad no habria error. Esa era la clave: blindarme por fuera para que no me hicieran dano por dentro. Resople. ?Seria capaz? Mi unica certeza era que estaba decidida a que asi fuera... y pondria todo mi empeno en conseguirlo.

  • La chica que perseguia copos de nieve de Anina Roma

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    Una novela romantica sobre segundas oportunidades en el amor que leeras en menos de dos horas.

  • Aldea de luna. el comienzo de Noelia Senas Polo

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    Shara no es una chica atrevida. Mas bien demasiado prudente. Pero el destino esta preparado para ir a su encuentro. O quizas es ella la que tenga que ir en busca del destino. Mezcla de amor, misterio, traiciones y algo sobrenatural que la lleva hasta un camino que jamas se imaginaria.

  • Sigo siendo yo (Antes de ti 3) de Jojo Moyes

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  • Mala compania (Dime con quien andas 1) de Luz A. Pinzon

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    Antonia Nieto tiene un lema en la vida: Ser diferente a los demas. No le gusta ser dominada, ni seguir los estandares que la sociedad quiere aplicarle a los jovenes. Sus amistades son singulares; uno drogadicto, otra demasiado chismosa, uno al que le gusta vivir en la ilegalidad y la ultima le teme a hablar en publico. Su vida se ve afectada por el deseo de cambio de uno de ellos, su mejor amigo, Michael Rivera. Despues de confesarle que quiere erradicar su conducta danina, ella enloquece y todo da un giro inesperado.

  • El Oceano de tus Ojos de Beatriz Gefer

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    Carlos conoce a Mel, justo cuando Lola y Hector estan celebrando el fin de su pesadilla en VOLVER A SER.

  • Las crisis de Europa de Manuel Castells

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    La Union Europa se enfrenta actualmente a la crisis mas seria desde sus origenes hace mas de medio siglo. Lo que la hace tan grave es que se trata de multiples crisis (el Brexit, los refugiados, la crisis griega, el impacto de la austeridad, el auge de la derecha radical y la crisis de la socialdemocracia, la crisis financiera, la ambivalente identidad europea…) que se solapan y refuerzan reciprocamente. El presente volumen reune a sociologos, economistas y politologos de toda Europa que arrojan luz sobre estos problemas y sobre como se ha llegado a esta situacion. Un libro imprescindible que ofrece un diagnostico ecuanime y en profundidad del estado de la Union Europea.

  • El Palacio de la Medianoche de Carlos Ruiz Zafon

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    Calcuta, 1932: El corazon de las tinieblas. Un tren en llamas atraviesa la ciudad. Un espectro de fuego siembra el terror en las sombras de la noche. Pero eso no es mas que el principio. En la vispera de cumplir 16 anos, Ben, Sheere y sus amigos deberan enfrentarse al mas terrible y mortifero enigma de la historia de la ciudad de los palacios.

  • Esta cosa llamada amor de Hailey Smoke

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    Julia:
    Alto, moreno y hermoso? Si, ese es el. Xander es un veterano con una sonrisa atractiva, dulce y protectora del corazon con un cuerpo de desmayo despues. Y el es un cliente. Si, que sea profesional, sin embargo, no me importaria conocer mas de el despues de las horas de trabajo. Veo la forma en que me mira y yo no soy el unico barridos por la innegable atraccion entre nosotros. ?Tenemos una oportunidad de amor o nuestro pasado a nosotros que negar?
    Xander:
    Un evento desafortunado llevo a Julia a mi vista. Desafortunado, si, pero estoy agradecido por ello. Querer volver a verla, me converti en su cliente. Amable y hermosa, ella es un soplo de aire fresco, un faro de luz en mi vida solitaria. La quiero y ella me quiere. Solo el tiempo dira.

  • El nino que comia lana de Cristina Sanchez-andrade

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    Un nino traumatizado por la desaparicion de su cordero empieza a comer lana, que vomita en forma de bolas; un ama de cria suena con emigrar a America mientras mantiene la leche utilizando a un perrito; a un marques le proporcionan dentaduras postizas de dudosa procedencia; a un nino le extirpan las amigdalas, que acaban convertidas en trofeo; un naufrago logra sobrevivir gracias a un secreto inconfesable; una anciana toma una decision inaudita tras la muerte de su marido; un oficinista selecciona por catalogo a una novia que al final resulta no ser la mujer con la que sonaba…

  • Historia de un legajo de Enrique Garza Grau

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  • Guerra en casa de Noemi Martinez

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    POR ESA RAZON me mantengo alejado de las carreteras --dije, mientras me acercaba al Lexus que se habia estrellado contra el arbol grande en la entrada de mi propiedad--. Tipico de los Yuppies. Habia sido un choque suave, suficiente como para abrir el capo, pero aun asi, necesitaria la ayuda de una grua para mover ese auto. Considere dejar que el conductor se ocupara de la situacion solo. No era mi culpa que no pudiera controlar esos caballos de fuerza, pero el cielo amenazaba con una tormenta inminente. Como mi cabana era la mas cercana a la carretera, no me quedaba otra opcion que ocuparme de eso de una forma u otra. --Bien --me acerque un poco mas--. Seguramente es un chico que desperdicia el dinero de papa. O un turista. Sera mejor no tener que… Quede sin aliento cuando vi a traves de la ventana del conductor. No era en absoluto lo que esperaba. Un trasero perfectamente esculpido y firme se asomaba donde deberia haber estado una cara. Podria haberme quedado apreciando el espectaculo, pero tenia prisa y necesitaba respuestas. Di unos toques en la ventana. La mujer se levanto, golpeando su cabeza contra la guantera. --!Ay! Frotandose en el lugar del golpe, me miro por encima del hombro. Su cara era tan hermosa como su trasero. Sus ojos grandes y azules se abrieron de par en par bajo unas expresivas cejas, y su pequena barbilla afilada enmarcaba unos labios llenos y carnosos. Su forma de mirarme trajo a relucir imagenes en mi mente. --Golpeaste mi arbol --grite a traves de la ventana. Se enderezo y presiono el boton para bajar la ventanilla, pero no hubo respuesta. Suprimi una sonrisa mientras veia como se sonrojaba. Abrio la puerta y se retorcio un poco en el asiento hasta lograr salir. --Siento lo de tu arbol --dijo, mientras se acomodaba el gorro y la chaqueta. Sonaba algo sincera--. Mira, necesito desesperadamente llegar a Sacramento ahora mismo. Tengo una amiga que esta en problemas, y si no llego pronto, puede pasarle algo malo. --?Que hizo, saco el maximo de sus tarjetas de credito? Me costaba creer que las amigas de esta mujer pudieran meterse en problemas. Por lo menos no en uno que sea de vida o muerte. Se puso rigida y entrecerro sus ojos. --No. Realmente esta en peligro. Y soy la unica que puede ayudarla. La mire de arriba a abajo, analizandola. Estaba en forma, con piernas fuertes y de buen equilibrio. El portaesquis en el techo de su auto era una muestra de que era un poco atletica. Incluso asi, no daba exactamente la impresion de ser una mujer ruda. --Si eres la unica que puedes salvar a tu amiga, entonces tengo malas noticias para ella. Se cruzo de brazos e inclino la barbilla hacia arriba, haciendo que el pompon de su gorro se tambaleara ridiculamente. --Soy una de las mejores abogadas del Area de la Bahia, y si alguien puede sacarla de eso, soy yo. --Ah, ese tipo de problemas. --Si. De todos modos, eso no importa, ?puedes ayudarme o no? Me encogi de hombros. --Tienes un telefono celular, ?no? Llama a una grua. --Una grua va a tardar horas en llegar hasta aqui. ?Puedes llevarme a la ciudad? Te pagare. Agite la cabeza en negacion. --No estoy dispuesto a dejar mi propiedad hoy. Haz la llamada. Te puedes calentar en mi cabana mientras esperas. Me miro con incredulidad. --!La vida de una mujer esta en peligro! Claro, no la conoces, pero es una buena persona que no se merece esto, y no me ayudas porque no estas dispuesto a hacerlo… --Eso lo resume todo. Me miro fijamente, abrio la boca para decir algo, y luego la volvio a cerrar. Se dio la vuelta y se inclino de nuevo dentro del auto para buscar su telefono debajo del asiento del pasajero. Me gire evitando ver nuevamente su trasero, no queria que me atrapara mirandola. El cielo se habia oscurecido hasta un tono ominoso. Sin duda, iba a ser una tormenta de las malas. --?En serio? --fruncio el ceno ante su telefono--. ?Como es que no hay servicio aqui? --Esta no es exactamente una zona poblada. Comenzaron a caer copos gruesos, un precursor de lo que estaba por venir. --Vamos. Sera mejor que hagas la llamada adentro. Esto esta a punto de ponerse feo. Me levanto una ceja. --No tengo la costumbre de seguir a hombres extranos a sus cabanas aisladas. Me encogi de hombros. --Me parece justo. Leo Arbuckle. Tampoco acostumbro a llevar a mujeres extranas a mi cabana --le extendi mi mano, y la miro sospechosamente por un momento--. No muerde. Ni siquiera tiene dientes, ?ves? --agite mi mano frente a ella. Rapidamente me dio la mano. --Mila Rutherford. --?Rutherford? Es como tatuarse "millonario" en la frente. --Yo no elegi mi apellido. --?No lo hiciste? Interesante. --?Que es lo que…? --se detuvo brevemente--. Oh. ?Asi que una mujer soltera es mas interesante que una casada? Creo que sera mejor que encuentre mi propio camino a casa. --Tendras mas suerte si vienes conmigo. --No voy a ir a tu cabana. Estaba empezando a temblar, y trato de ocultarlo con una postura desafiante. Di un paso atras y me encogi de hombros. --Entonces quedate aqui. Se detuvo un momento, mirando al cielo, luego a su Lexus y de vuelta a mi. Se mordio el labio inferior de una manera adorable. Francamente, me estaba distrayendo con lo linda que era. No estaba seguro de que mas podia decir para convencerla, pero yo tambien me estaba quedando sin tiempo. --Mira, no me agrada tanto como a ti la idea de que vengas conmigo. Pero tampoco estoy dispuesto a cargar en mi consciencia el dejarte aqui y que mueras congelada. --Realmente creo que podria esquiar cuesta abajo. Quizas asi pueda encontrar una mejor recepcion. Era una idea terrible, y ella lo sabia. La recepcion mejora a medida que subes, no a medida que bajas. La mire fijamente, esperando que llegara a la misma conclusion. Solto un suspiro de resignacion. --Muy bien. Ire contigo. Pero solo hasta que encuentre a alguien que me lleve a la ciudad. ?Estas seguro de que no puedes? --No puedo. Me miro de reojo. --No estas en arresto domiciliario, ?verdad? Dude. Mi situacion era similar a la del arresto domiciliario, despues de todo. Era una excusa tan buena como cualquier otra. Pero entonces sus ojos se abrieron de par en par alarmados, y rapidamente agite la cabeza. --No estoy en arresto domiciliario. Esta tormenta se va a poner fea y no quiero quedarme atascado por la nieve. Resoplo frustrada --Esta bien. Tu ganas. ?Donde esta tu cabana? --En la colina. El camino se pone resbaladizo, asi que cuidado con cada paso que des. 2 M I LA NO ESTABA segura de lo que esperaba cuando dijo que vivia en una cabana. Despues de caminar a traves de la nieve durante lo que parecio media milla, llegamos a una enorme casa escondida detras de una gruesa arboleda. El lugar tenia por lo menos tres pisos, y ni siquiera podia ver lo grande que era debido a lo bien que se mezclaba con el area circundante. Se necesitaba tener mucho dinero para crear algo tan perfecto como eso. --Voy a necesitar que te quedes en la sala de estar --indico, mientras nos acercabamos a las puertas dobles--. Hay un bano a la derecha. Puedes usarlo si lo necesitas. No vayas a husmear a ningun otro lado. Su actitud se habia vuelto cada vez mas cortante mientras caminabamos, y tenia mucha prisa. No podia imaginar que podria ser tan importante aqui en medio de la nada. Por otra parte, cualquiera que pudiera permitirse un lugar como ese debia tener algun tipo de negocio que administrar, asi que lo deje pasar. --No tengo intenciones de husmear. ?Puedo usar su telefono, por favor? --Primero quitate las botas y el abrigo --ordeno bruscamente--. No necesito charcos por todo el piso. Dude por un momento, sorprendida. No parecia el tipo de hombre que se preocupara por esas cosas. Asumi que tenia un motivo oculto tras su peticion, pero cuando mire a traves del vestibulo hacia la sala de estar, entendi. El interior de la casa era tan asombroso como el exterior. Era absolutamente pristino. Se quito el abrigo y las botas, mientras lo observaba por el rabillo del ojo. Era mas atractivo de lo que yo creia. Con la guardia alta, me parecia amenazador. Pero ahora que estabamos mas relajados, pude apreciar sus musculos bien formados. No era tan voluminoso como parecia con el abrigo puesto, pero la fuerza tonificada en su complexion era increiblemente evidente. --?Cuantos anos tienes? La pregunta salio de mi boca sin pensarlo. --?Por que? --me miro con sus penetrantes ojos verdes. --Porque tu cuerpo dice veinte, tus ojos dicen treinta, y tu barba dice cuarenta --sonrei un poco, tratando de hacer la pregunta un poco mas amistosa--. Solo intento saber con quien estoy atrapada, eso es todo. --Treinta y cinco. No… treinta y seis. --?No recuerdas tu edad? Se encogio de hombros. --No llevo la cuenta. No parece que haya mucha diferencia. La sala de estar esta por aqui. Lo segui, esperando encontrar cornamentas en las paredes, pero estaba aprendiendo rapidamente a descartar mis expectativas con el. Sus paredes mostraban una coleccion eclectica de pinturas y fotografias, desde mafiosos de la decada de 1920 hasta ninfas etereas. A primera vista, parecian haber sido colgados sin pensar en dondequiera que hubiera espacio para ellos. Sin embargo, al estudiarlo mas de cerca, definitivamente habia un patron. Una especie de patron emocional, abstracto pero claro, con altos y bajos que se repiten como musica visual a traves de sus paredes. --El telefono esta alli --apunto a una mesa auxiliar--. Ya regreso. Desaparecio por una puerta, dejandome sola en la habitacion grande. Una vez mas, me encontre preguntandome que podria ser tan importante para que se apresurara de esta manera. Pensaba que el objetivo de trabajar desde casa era relajarse y tener total control de tu tiempo. Me encogi de hombros y fui al telefono. Mi primera llamada no fue a una grua, sino a Rochelle. --?Hola? --sonaba preocupada y cansada a la vez. --Ro, soy Mila. Tuve un pequeno accidente en la montana, pero estoy bien. No se cuando podre llegar a ti. ?Que ha pasado desde esta manana? --Insiste en reunirse conmigo a solas, y creo que lo hare. Contrato al equipo de Lawson, Mila. No podre vencerlos, la ley esta a su favor. Tengo que resolver esto hoy. Si no lo hago… El lugar es malo, muy malo, y hay bebes viviendo alli, y… Espera, ?dijiste que tuviste un accidente? --Un pedazo de hielo conspiro con un arbol -- dije despectivamente--. Pero estoy bien, aunque mi auto no. En fin, escuchame. No puedes encontrarte con el a solas. Como minimo, necesitas estar en un lugar publico. O mejor, espera a que llegue e ire contigo. --Quiere que nos encontremos manana por la manana. Si no lo hago, me ha amenazado con demandarme por difamacion de caracter. --?Tiene un caso? --Si no lo pongo delante de un juez primero, el lo hara. Cuando sus abogados me amenazaron, hice publica la situacion, y por supuesto, eso no fue de su agrado. Puedo llegar a un acuerdo con el, o demostrar ante un tribunal lo escoria que es, pero... --Pero si el llega primero, tu estas acabada --me frote la cara con una mano--. Dios, Ro, ?En que estabas pensando?

  • Entre el abismo y el cielo de Paul Milton

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    Cuando Kilumaras, hastiado ante el comportamiento de su creacion, quebro el mundo, la humanidad se dividio y vago en las sombras.Desaparecido Aquel Que Trae la Luz, el hombre rindio su voluntad ante la ciencia, la supersticion y cualquier corrupcion que hallara en su camino, pues la oscuridad no entiende de vacios y ansia ocupar el espacio que se le ha cedido.Una profecia ha sido revelada, tres ninos han nacido bajo un cielo rojo; tres guardianes del viejo mundo deberan unir sus pasos a los suyos; tres destinos que podrian ser uno solo.?Verdaderamente Kilumaras abandono el mundo a su suerte??Se olvidara de su creacion cuando mas le necesita?

  • Hablemos de nosotras de Carlota Corredera

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    Nunca se habia hablado tanto de feminismo. Nunca se habia hablado tanto de igualdad. Nunca se habia hablado tanto de nosotras.

  • Las Palabras y los Mitos de Isaac Asimov

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    Las informaciones y comentarios de este ameno e instructivo ensayo conducen al lector por los vericuetos de la creacion mitologica griega como si se tratase de una novela de aventuras, comentando la poderosa influencia que los mitos han ejercido en la genesis y evolucion del pensamiento humano, con particular enfasis en la formacion de las principales lenguas que se hablan en el mundo.

  • En busca de la redencion (Conquista 2) de

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    Manuel es un hombre atormentado por sus fantasmas. En el pasado, viajo al Nuevo Mundo y alli cometio un terrible crimen movido por los celos y por su caracter misogino y carente de honor. Con sus fechorias les ha fallado a su mejor amigo, a la que fue su prometida y, sobre todo, al mejor hombre que ha conocido nunca, su padre.

  • Hasta que nos separe el amor de Vanessa Lorrenz

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    Madeleine miraba la luz resplandeciente del sol, que se reflejaba sobre el agua cristalina de la piscina de su casa. El clima era magnifico para pasar una tarde sobre una tumbona. Como siempre, tenia su pequeno block de notas donde dibujaba todas las creaciones que llevaria a cabo cuando fuera a estudiar a la universidad, queria ser la mejor disenadora de moda que existiera en Manhattan. Su madre le decia que dejaria a la sombra a todas esas disenadoras que no hacian mas que crear pura basura. Su familia era una de las mas adineradas de la ciudad, su padre contaba con una empresa multinacional que daba los mejores rendimientos, economicamente nunca le habia faltado nada y sus padres siempre estaban al pendiente de ella, pero tenian tantos compromisos laborales que nunca tenian el tiempo suficiente para estar con ella. Se puso sus gafas de sol, pues la luz le daba directa a la cara, y aunque tenia un sombrero de ala ancha no queria que por un descuido su piel se resintiera, tomo un poco de protector solar para cubrir su piel apinonada. Sus rizos rubios brillaban resplandecientes, a sus dieciocho anos ya se proclamaba como una belleza, y su padre estaba orgulloso de ese hecho, decia que era hermosa e inteligente y asi lo confirmaban las tres cartas de las mejores universidades de diseno que estaban esperando una contestacion por parte de ella, el unico problema es que aun no habia decidido a cual asistiria. Tenia tantos suenos e ilusiones que no podia esperar a que llegara el momento de comenzar a estudiar para disenar la mejor moda que se hubiera visto jamas. Iba a pasar las vacaciones con su abuela paterna. Resultaba que su padre siempre penso que era huerfano de madre, desde muy chico tuvo que luchar en la vida por ser alguien e ir escalando posiciones sociales, pero de un momento a otro, cuando ya tenia un futuro establecido, su abuela aparecio en la puerta de su casa para ejercer el papel de madre. Para todos fue una sorpresa, Madeleine tenia cerca de diez anos y acepto la noticia con agrado, los abuelos por parte de madre hacia tiempo que habian fallecido, asi que encontrarse a esa edad con una abuela fue lo mejor que le pudiera pasar. Y lejos de lo que pensaran, Valery Rochester tenia una enorme fortuna en sus cuentas bancarias y vivia de manera muy acomodada en una de las mejores zonas residenciales del extrarradio. Saldria al dia siguiente, aunque la casa de su abuela no estaba lejos, queria tomarse el dia para ella sola. Con una sonrisa comenzo a dibujar en su block de notas el diseno de un abrigo que seguro volveria loca a mas de una de sus amigas del instituto. La carretera que llevaba a la zona residencial parecia sacada de esas peliculas de terror donde solo se ven alrededor grandes arboles formando una perfecta fila, por suerte, en cuanto llego a la pequena comunidad donde vivia su abuela pudo conducir mas tranquila. La enorme casa de dos pisos que se dejaba ver frente a ella no era nada comparada con su casa en la ciudad, pero suponia que para una persona sola, como su abuela, estaba mas que bien. Bajo del coche sonriente, levantando sus gafas de sol para ver a su abuela en el porche, esperandola con los brazos abiertos, tenia cincuenta y cinco anos pero aparentaba cuarenta y cinco. Su rubia melena rizada estaba recogida en un mono alto, ese dia lucia un elegante vestido color azul con una chaquetilla en color perla, ver las zapatillas del mismo color del vestido casi la hace gritar, las habia visto en el Vogue la semana pasada y no lograba conseguir unas, y su abuela tenia unas por las cuales ella mataria sin lugar a dudas. -- !!No lo puedo creer, abuela!! ?Como has conseguido esas zapatillas?, !estaban agotadas!, la disenadora ha dicho que no volvera a fabricar ese modelo. --Contactos, nina, se llaman contactos, pero ?que manera es esa de saludar a tu abuela?. !Ven aqui y dame un abrazo! Sonriendo se acerco para abrazarla, su inconfundible fragancia de Chanel inundo el ambiente. --Dime que no fuiste de compras sin mi, abuela, estas usando un perfume nuevo. --Nina, de vez en cuando es bueno darse una escapada. --No se si podre perdonarte que no me invitaras. --dijo mientras comenzaban a entrar en la casa, ya se ocuparian los del servicio de subir su equipaje. Pero por el momento necesitaba pasar un tiempo charlando con su abuela. Pasaron la tarde sentadas en la terraza tomando un te helado, resulta que su abuela se habia dado su escapada a Paris y no le dijo nada, de manera que estaba simulando que estaba enfadada porque no la habia invitado a ir con ella. Sobre todo sabiendo que a Madeleine le encantaba Paris. Su abuela tenia una infinidad de historias por contar, mas aun con su reciente escapada, estaba escuchando muy atenta como su abuela salio a cenar con una disenadora muy famosa cuando algo en el jardin llamo su atencion. No fue algo, mas bien fue alguien, nunca en su vida se habia topado con un chico que le alterara el pulso incluso estando a distancia. Su abuela estaba tan emocionada contando sus anecdotas que no se dio cuenta de que ella estaba perdida observando aquel chico. Al parecer trabajaba para su abuela, porque estaba cortando el cesped de la parte lateral, tenia el cabello rubio ligeramente ondulado, desde la distancia en la que estaba no era posible distinguir el color de sus ojos, era alto, muy alto, calculaba que tendria como veinte anos, una diferencia de dos anos con respecto a ella. --Nina, ?que miras tan ensimismada? --su abuela la miraba sonriente mientras dirigia su mirada a el objeto de distraccion de su nieta--vaya, veo que nuestro Jason ha llamado tu atencion. --Tendria que estar ciega para no percatarme de su presencia, abuela. ?Quien es? --Es el nieto de mi vecino, lleva aqui dos meses, le he dado trabajo cortando el cesped, aunque mas que trabajo es un favor, ya que no me cobra nada. Es un buen chico, lastima que viva en Houston. --Tan lejos--dijo mordiendose el labio inferior, necesitaba conocerlo a como diera lugar-- supongo que regresara para estudiar la universidad.

  • ?Te gusta la magia? de Emma Crespo

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    Hay palabras que te tocan el corazon y miradas que atraviesan tu alma. Aquello que anhelas puede no ser lo mejor para ti, pero a veces hay que apostar fuerte para comprobarlo. Se fiel a ti misma y no te conformes, tu felicidad depende de ello.

  • Murray. North Group de Fanny Ramirez

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    Murray Steven, es dueno de NORTH GROUP una de las empresas mas emblematicas de nueva york, junto con sus cinco mejores amigos. Sabe lo que quiere, lo que desea y lo que mas ansia tener es algo que no puede conseguir con dinero como esta ya acostumbrado.
    Cecilia Davis, duena del catering asociado a North Group, ha vivido la mas amarga infancia. Rodeada de mentiras, maltratos, solo su trabajo la hace feliz, por lo que el amor no entra en sus planes. ?Pero que pasa cuando es inevitable y la atraccion es tan fuerte que no puede controlarse?

  • No puedo quererte (Historia en las Highlands 2) de Jenny Del

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    Llevo dos noches sin poder pegar un ojo... La habitacion de aquel hotel que con tanta ilusion escogi en compania de Ivonne se ha convertido para mi en una celda y las lagrimas en mis companeras. Se ha marchado sin ni siquiera recoger las pocas pertenencias que portaba el dia que llego a mi casa... Ivonne, agarrada a su bolso, y pidiendo por favor que la escuchara (algo a lo que yo hice caso omiso), termino saliendo a la carrera sin poder soportar mis gritos, que no fueron moco de pavo. Desde entonces me estoy devanando los sesos, intentando recordar mas sobre mi pasado. La desesperacion se ha aduenado de mi y a menudo me dan ganas de apretarme la sesera hasta que esos recuerdos no tengan mas opcion que aparecer y contarme el porque de tanto sufrimiento. Acabo de despertarme y me levanto con muchas ganas de un cafe. Hago ademan de ir a la cocina a prepararmelo, sin darme cuenta de que no estoy en casa. Es entonces, cuando mentalmente echo mano de ese cafe... Y la veo, veo a Ivonne, un ano antes, en la maquina de cafe de la universidad, y recuerdo aquella primera conversacion que ambos mantenemos. Cielos, solo es un recuerdo, pero el dorado de su cabellera y el celeste de sus ojos me resulta tan nitido que juraria que casi puedo tocarla con solo alzar una mano... --!Maldita maquina! --murmuro entre dientes. --?Eres nueva? --le pregunte a aquella atractiva espanola que tenia unos ojazos del tamano de dos globos terraqueos. --Si, ?tanto se me nota? --Un poco o, mejor dicho, bastante. na a prepararmelo, n nitido que juraria --?Por que hablas mi idioma? --?Tendra que ver el que sea profesor de castellano? Porque a mi me da que si. --?Tu vas a ser mi profesor? --Si tu eres una alumna, es practicamente seguro--le tendi la mano--. Me llamo Sloan. --Encantada, Sloan, es mi primera manana aqui. --Razon de mas para que no sepas que deberias ir a la cafeteria si quieres tomar un buen cafe, lo de la maquina solo es un reclamo para los pardillos. --?Me invitas a uno? --Me hizo gracia la forma tan resuelta en la que me la pregunto. --Claro, no hay problema. --Oye, no vayas a pensar que soy una descarada, pero es que no he llegado con buen pie a Edimburgo. --?No? ?Y se puede saber por que? --Buff, es que llevo aqui dos dias y todo han sido problemas. Anoche pense que me volvia a casa, que no merece la pena. --No, tu no me pareces de esas que tiran la toalla a la primera de cambio, tu tienes cara de guerrera, ?como te llamas? --?No te lo he dicho? Perdona, pero es que parece que no me funciona el coco, estoy super atontada. Soy Ivonne --Me dio dos besos apresurados. --Perfecto Ivonne, pues entonces vamos a tomar ese cafe. --?Tienes tiempo? --Si, mujer, hoy solo tengo un par de presentaciones mas tarde. He llegado con un buen rato de anticipacion para no andar con prisas, odio las prisas. asa, que no merece anticipacion para --Yo tambien, y eso que vivo en Madrid y alli tampoco es que vayamos precisamente pisando huevos, ?sabes? Efectivamente vivia en Madrid y no en Toledo como me quiso hacer ver durante su etapa en mi casa, ?que podia pensar de una mentirosa compulsiva como ella? --Ya, ?y lo que has visto de Edimburgo te gusta? --Ya te lo he dicho, me parece que estoy gafada aqui, pero la ciudad es bonita, eso desde luego, ?tu eres de aqui? --No, yo soy de Pitlochry, ?lo conoces? --Que va, es mi primera vez en las Tierras Altas. --?Si? ?Y que te trae por aqui? --Los escoceses, que siempre me han apasionado, eso es lo que me trae, pero que seria mejor haberme ahorrado tanta pasion, que eso no lleva a ninguna parte. --?Has venido a estudiar aqui porque te molan los escoceses? --Por eso y porque tenia que perfeccionar el ingles tambien, que todo hay que decirlo. --Pero la mayoria de gente que viene aqui en verano es mas joven que tu, ?como te has decidido ahora? --?Me estas llamando vieja? Porque si es asi te advierto que no esta el horno para bollos. Me eche a reir abiertamente, pues parecia una descaradilla total y eso me hacia tela de gracia...Una descaradilla, lo mismo que pense el dia que aparecio por mi casa para cuidarme. ?Por que? ?Por que habia hecho las cosas asi? ?Por que no dio la cara el dia que se presento y me dijo que habiamos sido novios? Me estaba volviendo loco y, como las cosas siguieran asi, mi cordura mental estaba en peligro definitivamente. --No, claro que no te estoy llamando vieja, solo debes tener... --Veinticuatro, te lo voy a poner facil, no sea que tires para arriba y la tengamos. , ?tu eres de aqui? --No, no iba a apuntar mas arriba... --Claro, tu que vas a decir. --?Vamos a tomarnos ese cafe? --Venga, dale. Nos sentamos en la mesa de la cafeteria y la note con ganas de hablar. --He terminado la carrera algunos anitos mas tarde de lo que deberia porque cuando estaba en primer curso me salio un serio competidor que me quito tiempo para hincar los codos. --?Tienes un hijo? --Me parecio logico, si habia estado embarazada y despues cuidando de un hijo de corta edad era normal que los estudios pasaran a un segundo plano durante un tiempo. --No, lo que tuve fue un cancer. --?Un cancer? --Que mal suena la jodida palabra, pienso. --Si, un cancer, pero tranquilo que ya esta todo controlado. Resople porque me parecio que era una mujer muy fuerte y que tal cualidad era de alabar. --Me alegra que lo hayas dejado atras, ?y que estudiaste? --Turismo, es lo que quise hacer desde pequenita y cuando derrote al bicho me dije "Ivonne, ahora a cumplir tus suenos" y eso es lo que hice. El asunto es que a mi ingles le hace falta todavia una vuelta de tuerca y por eso estoy aqui. Ahora entiendo tambien que ella sabia mas ingles del que me hacia ver, por aquello de que se suponia que nunca habia estado antes en las Tierras Altas. Buena coba me habia dado en todo y por todo, ya que si estuvo un ano como mi alumna salio con buen nivel si o si. --Pues me alegro mucho, Ivonne, ahora ya solo falta que me cuentes por que estas tan agobiada desde que has llegado. Y si encima el cafe te gusta, comprenderas que tu suerte ha cambiado. --El cafe esta bueno, no volvere por la maquina... hijo de corta edad rca y por eso estoy --Haces bien, ?y el resto? --El resto tiene que ver con que tengo un casero que es un acosador total y que encima se cree que me ha alquilado el Palacio de Oriente, no sabes lo agobiada que me tiene. --?Y eso? --Es que en estos dos dias se ha pasado ya varias veces por casa y no para de meter las narices en todo. Me da que es un tipo que esta aburrido y que encima le va el rollo acosador. --?Y por que no te alojas en la residencia de estudiantes? --?Tu que crees? --Prefiero no creer nada y que me lo cuentes tu; sera mas rapido y efectivo. --Porque es mas cara y a mi familia tampoco es que le salgan los billetes por las orejas; he trabajado para poder ahorrar y venirme este curso, pero tampoco es que traiga el oro ni el moro. --Puedo hablar con Meribeth, ella dirige la residencia y es posible que podais llegar a un entendimiento, ?tu que sabes hacer? --?A que te refieres? No se, supongo que se hacer muchas cosas, pero ahora no caigo. --Pues debes ir cayendo, podemos ir a verla ahora si quieres. --Oye, ?y tu por que te tomas tanto interes? --Porque soy profesor vocacional y me interesa que mis alumnos esten en las mejores condiciones posibles. Ah, y tambien porque me has caido fenomenal. Siento que un escalofrio me recorre el cuerpo porque revivo las sensaciones de aquellos momentos; no era solo que me hubiera caido estupendamente, sino que me senti atraido por ella desde ese mismo cafe... --Vale, pero esa Meribeth, ?que tal es? Porque si es una de esas personas que parece que tiene un palo de escoba metido por el trasero, paso, de veras que paso. --?Meribeth? No, es una buena mujer, te tratara bien. --?Tu crees? --Su gestito de cordero degollado me llego al alma, porque la percibi verdaderamente perdida. Se ve que el fulano ese le debio tocar bastante las narices. Me refiero a su casero. Hace falta ser mala persona para tratar asi a una chica como ella, que lo unico que pretende es aprender ingles y disfrutar de las Highlands. --Claro que lo creo, y ahora dime, ?que es lo que mas te gusta de mi tierra? --?De las Highlands? Pues mira, eso es muy facil, los highlanders. Directa si que se la ve y eso me llama la atencion, pues, aunque no nos separan varias decadas (de hecho, solo es una), no estoy acostumbrado a que mis alumnos sean tan directos. Y en el caso de Ivonne tira con bala. --?Los highlanders? ?De veras nos ves tan distintos al resto de los hombres? --A ver, yo vivo en Madrid y en el barrio de Carabanchel, un poco distintos si que sois. Alli, si a un chico le dar por usar una falda, como que se lia la de Dios. --Mas guerreros que en las Highlands no creo que sean en ese Carabanchel tuyo, pero es que ademas nosotros no usamos faldas. --Porque tu lo digas, y no reniegues de ellas, que bien guapos que estais. --?Te molamos asi? --Pues claro, a ver si te crees que una no tiene ojos en la cara. --Me alegra saberlo, pero que no son faldas, que se llaman kilts. --Se llamaran como tu digas que se llamen, pero eso es una falda de toda la vida de Dios, ?tu tienes una falda de esas? --?Un kilt? Claro, ?que clase de highlander seria si no lo tuviera? --Ay, yo que se, que no soy especialista en folklore de esta tierra, que yo con intentar manejarme en ingles ya tengo bastante. --Normal, es que si fueras especialista en Historia y en folklore le estarias haciendo la competencia a mi companero Cameron y no creo que eso le hiciera ninguna gracia. demas nosotros no Conforme van viniendo a mi mas detalles de esa conversacion me quedo sorprendido, pues estoy siendo capaz de recordarla al milimetro, con cada uno de sus matices y eso me ha llevado a Cameron. ?Quien es Cameron y que ha representado en mi vida? Intento ir un poco mas alla y no puedo. Para explicarlo de una manera sencilla es como si se tratara de compartimentos estancos. La conversacion la reproduzco con pelos y senales, pero no puedo ver mas alla de ella. --?Cameron? No me digas que tambien nos va a dar clases este curso, que yo con el ingles ya tengo bastante. --Pero el curso se compone de mas materias y con Cameron podrias aprender muchas cosas sobre la zona, ?me dejas echarle un vistazo a tu matricula? --Todavia no la tengo cerrada, aunque la Historia no es que me haya entusiasmado nunca--me contesto dejandome ver su boceto sobre asignaturas en el movil. --Pero eso es porque no conoces la de las Highlands ni la emocion con la que Cameron la cuenta. --Debeis ser muy buenos amigos, porque no veas si lo vendes bien. --Cameron es uno de los mejores profesores de esta universidad y si, no te quepa duda, es un gran amigo, el mejor que tengo en Edimburgo. No se que otros amigos tendre, quizas alguien pueda ayudarme con ello si es que no soy capaz de recordarlo antes, pero intuyo por la conversacion que Cameron ha jugado un papel importante en mi vida. --Bueno, si lo crees necesario puedo matricularme en sus clases, igual le faltan alumnos y hasta le hago un favor con eso. --?Faltarle alumnos a Cameron? No, eso nunca, sus clases siempre estan de bote en bote. --?Y las tuyas? ?Tambien sabes venderte igual de bien que como lo haces con el? --Puede que si o puede que no, pero tu deberias apurar ese cafe para que fueramos a ver a Meribeth. --?Siempre vas con tantas prisas? Ten cuidado, que esas no son buenas companeras y lo mismo un dia te da un infarto y acabas en el hospital, advertido quedas. No sabia ella, cuando decia esas palabras, que acabaria en el hospital, pero por motivos muy diferentes. oy siendo capaz de Cada vez estoy mas confundido y solo rezo porque ese episodio me lleve a otro y termine hilvanando uno a uno los retazos que han compuesto mi vida. Reconozco que me da miedo que acabe ese recuerdo y volver a las tinieblas en las que me siento cuando ignoro quien soy o de donde vengo. --No, odio las prisas y la mayoria de las cosas me gustan pausadas, pero me temo que hoy es el primer dia de clase y que tu tienes un millon de cosas que solucionar todavia. --Un millon no, haz el favor de no agobiarme, pero si me hicieras el favor de presentarme a esa tal Meribeth y ella pudiera echarme una manita... --Eso esta hecho, no te preocupes por nada, dejalo todo en mis manos. No dispongo de los suficientes datos sobre mi para saber si siempre soy tan condescendiente con todas las personas o actue asi con ella porque me impacto desde el primer momento, pero soy capaz de cerrar los ojos y respirar en el ambiente la felicidad que me produjo acompanarla a la residencia universitaria. --?Y me puedes decir que es lo que sabes hacer? Porque si quieres quedarte aqui a un precio low cost, no voy a negartelo, tendras que currartelo--le dijo Meribeth en cuanto le expusimos su problema. --Se cocinar, soy la mayor de cinco hermanos y mis padres trabajan, eso puede darte una idea de como me las he tenido que maravillar en la cocina. --?Si? Eso lo tendra que valorar Peter, estoy seguro de que le vendra bien un pinche. --Pero ella estara en clase a la hora a la que se deben preparar los almuerzos, no veo la forma en que pueda compaginar una cosa con la otra--repuse. --Tambien servimos cenas, ?o es que piensas tenerla todo el dia en clase? La pregunta dio para mucho y por mi mente pasaron diversas ideas al respecto de lo que podria hacer con Ivonne si la tuviera todo el dia a mi lado. Eso me sorprendio, debia ser la primera vez que me ocurria con una alumna, pues el choque en mi cabeza era monumental. --No, no, claro que no. Las tardes las tendra libres. --?Lo has oido? Podre tener las tardes libres y estoy dispuesta a hacer todo lo que me pidais con tal de vivir en este lugar. Pense que el tugurio en el que se hubiera metido debia ser lo suficientemente malo como para que ella vendiera de como me las he su alma al diablo con tal de salir de alli. De buena gana me hubiera ofrecido a ayudarla incluso economicamente, pero supongo que siempre habre tenido claro donde estan los limites en las relaciones con los alumnos y que tal gesto habria olido a chamusquina desde lejos. --Ok, pues te dejo que hables con Peter y si el te da el visto bueno, formalizare tu entrada en la residencia. --No dudes que te lo dara--Aquella descaradilla contaba con una frescura y una seguridad en si misma de lo mas atractivas. --Yo tambien me voy entonces, ya me contaras luego. --Vale, oye y muchas gracias, de veras que te estoy muy agradecida. Meribeth era una mujer muy seria y su gesto no dio lugar a que Ivonne se me acercara, pero note sus ganas de darme un abrazo. Sin embargo, no se reprimio un rato mas tarde, cuando llego por los pelos a clase, en el momento en el que yo estaba ya cerrando la puerta para comenzar. --!Ey, ey, no corras tu tanto! --Me dio un beso en la mejilla. Suerte que los demas alumnos iba a lo suyo, charlando sin parar entre ellos y que no se percataron de lo ocurrido. Me eche mano a la mejilla, un tanto sorprendido, mientras le pregunte. --?Le has gustado a Peter? --Su carilla picara me dio a entender que la pregunta tenia miga. --?Tu que crees? --Me refiero a tu forma de cocinar--La descaradilla logro sacarme los colores. --Pues claro que si, que le he preparado unos bunuelos de viento para chuparse los dedos. --?Bunuelos de viento? No habia escuchado esa expresion nunca. --Son muy tipicos de Madrid. Y si te portas bien, igual, solo igual, un dia preparo una fuente para ti.

  • Debatiendo con Piketty de J. Bradford Delong

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    El capital en el siglo XXI de Thomas Piketty es el libro sobre economia de mas exito de la historia reciente. Su detallada explicacion del aumento de la desigualdad en las ultimas decadas suscito un encendido debate politico que aun hoy continua y que probablemente marcara el futuro inmediato. Pero, ?son ciertos los analisis de Piketty?, ?acierta en su percepcion de la desigualdad y los objetivos de crecimiento? Y, si es asi, ?como deberia desarrollarse la investigacion economica a partir de sus estudios? ?Como debemos plantear el debate actual?

  • !Cambia el barco de rumbo! de L. David Marquet

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    David Marquet, oficial de la Navy con una gran experiencia, estaba acostumbrado a dar ordenes. Cuando accedio al cargo de capitan del submarino nuclear USS Santa Fe, tenia bajo su mando a mas de cien marines en las profundidades del mar. Marquet seguia el modelo tradicional de liderar el barco, hasta que un dia, involuntariamente, dio una orden imposible y, pese a ello, su tripulacion intento cumplirla. Marquet descubrio entonces que estaba rodeado de seguidores, y que todos estarian en peligro hasta que no se produjera un cambio radical.

  • El tiempo en el espejo de Gonzalo Munita Cortes

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    Cuando el exitoso actor de teatro Rufino Castell se accidenta y debe detener sus actividades profesionales, se da cuenta de que le queda disponible un tiempo valioso con el que no contaba antes. Lo ocupa para reflexionar sobre la vida y sus misterios y, tambien, para transmitir su experiencia profesional a jovenes actores en formacion. Curiosamente, se va dando cuenta de que las reflexiones se mezclan con los sucesos reales, en un vivido ejemplo de como las inquietudes y paradojas de la vida ocurren a diario.

  • Bajo el arbol de los toraya de Philippe Claudel

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    Los toraya viven en la isla Celebes. Son un pueblo cuya existencia esta obsesivamente marcada por la muerte. Cuando fallece un toraya, la organizacion de su funeral se prolonga durante semanas, meses, a veces anos. Lo deseable es que asistan a la ceremonia todos los parientes del difunto, lo que puede suponer miles de personas desperdigadas por el archipielago indonesio, o incluso fuera de el. El viaje, el alojamiento y la alimentacion corren a cargo de sus familiares, que con frecuencia deben contraer fuertes deudas para poder respetar la tradicion. Para hospedar a los invitados se construyen casas de madera finas y graciles como barcas. En prevision de los banquetes se compra ganado. Se sacrificaran cerdos y bufalos para acompanar al difunto. Durante todo ese tiempo se conserva el cuerpo de quien aun no es considerado un muerto, sino un enfermo, un to masaki, en la lengua de los toraya. La tumba en la que sera inhumado se excava directamente en la roca de ciertos acantilados sagrados. En esos sepulcros en forma de nicho descansan los restos de los miembros de una misma familia, custodiados por idolos de madera. Al cabo de un tiempo, los ataudes se pudren y se abren. Los huesos quedan esparcidos por el suelo, mezclados con la tierra y las hojas. En la primavera de 2012 recorri la tierra de los toraya. En su isla, que aun no conocia, volvi a encontrar lo que siempre me ha gustado de Indonesia: sus gentes tranquilas y risuenas; sus paisajes ondulantes, a veces escarpados, con su muestrario infinito de verdes, desde el mas claro hasta el mas mate; su cielo, que puede ser amplio y azul y volverse vertical al dia siguiente, un collage de altas nubes de plomo que revientan de pronto para dejar caer una lluvia calida sobre bosques, caminos y arrozales; sus noches, que llegan temprano, repentinamente, y desencadenan un aquelarre de insectos y lagartos; el placer de tomarse una cerveza helada mientras saboreas un nasi goreng o unos sates de cabra en una acera, sentado en una silla de plastico pensada para un gnomo, o el de fumarse un kretek con aroma a nuez moscada y canela. Cerca de un pueblo toraya situado en un claro, me mostraron un arbol peculiar. Imponente y majestuoso, se alza en una pendiente del bosque, a unos cientos de metros de las casas. Es una sepultura reservada a los ninos de muy corta edad, fallecidos durante los primeros meses de vida. En el tronco del arbol se excava un hoyo. En su interior se deposita el pequeno cadaver envuelto en una sabana. El sepulcro lenoso se cierra con un entramado de ramas y tela. Lentamente, con el paso de los anos, la madera del arbol vuelve a cerrarse y guarda el cuerpo del nino en su propio y enorme cuerpo, bajo su corteza soldada de nuevo. Comienza entonces el viaje que lo elevara poco a poco al cielo, segun el pausado ritmo del crecimiento del arbol. Nosotros enterramos a nuestros muertos. O los quemamos. Nunca se nos habria ocurrido confiarselos a los arboles, aunque no nos faltan bosques ni imaginacion. Pero nuestras creencias se han vuelto vacias, carentes de eco. Perpetuamos rituales que a la mayoria nos costaria mucho explicar. Nuestro mundo vive de espaldas a la muerte. Los toraya la han convertido en el centro del suyo. ?Quien tiene razon? Esa misma noche, mientras bebia cervezas y fumaba kreteks en el balconcito de mi habitacion del hotel, volvi a pensar en el arbol, en su madera, alimentada por huesos fragiles y carne desaparecida. Abajo, unas ancianas estadounidenses reian a carcajadas mientras acababan de cenar en la terraza del restaurante. Me habia cruzado con ellas al regresar al hotel. Iban calzadas con deportivas rosa y vestian pantalones caqui de explorador llenos de bolsillos, camisas de algodon y chalecos de reportero de guerra. Sus cabezas estaban coronadas por cabellos blancos, malva y, en algun caso, violeta. Todas tenian la misma nariz rehecha, los mismos ojos estirados, los mismos labios rellenados. Habian alcanzado el tramo final de sus vidas, pero sus rostros exhibian los rasgos abstractos y esquematicos caracteristicos de las jovenes artificiales, todas identicas. Parecian munecas escapadas de una tienda que vendiera articulos monstruosos a no se sabe que clientela. Pense en todas las estrategias inutiles que aplicamos a nuestros cuerpos para enganar al tiempo y a nuestros miedos. Frente a mi, en la noche indonesia, mientras disfrutaba del aroma de los cigarrillos, adivinaba las siluetas mas claras de los bufalos que, de pie en medio de los arrozales, dormitaban con la cabeza inclinada hacia el barro. La llovizna y una tenue bruma caian sobre sus cuerpos inmoviles. Parecian de otra epoca. Los sentia medio borrados. Pense en la desaparicion. En la llegada al mundo. En esa danza incoherente, unas veces hermosa y otras grotesca, que es nuestra vida. Tambien en nuestro fin. Los sapos parloteaban. Unos murcielagos enormes libraban un duelo silencioso por encima de mi cabeza. Habia cumplido cincuenta anos tres meses antes. ?Significaba eso algo? Como de costumbre, tenia un libro al lado. Esa noche era El viaje nupcial, de Ismail Kadare, que releo al menos cada dos anos. Es una historia muy hermosa de promesas, muerte, fantasmas y cabalgadas. Y de invierno, la estacion del ano en la que siempre he sentido que me convierto en quien soy realmente. Tenia un cuaderno y una pluma --comprada mas de diez anos atras en un mercado de Saigon-- que hace honor a su nombre, porque es muy ligera. Ya no recuerdo si tome notas mientras pensaba en el arbol y su corteza cerrada sobre los cuerpecillos invisibles. No estoy seguro: a veces, donde mejor se escribe es en la propia cabeza. Estaba entre dos peliculas, en ese dificil momento en que uno se cuestiona lo que hace y se pregunta si merece la pena hacerlo, si tiene algun sentido. Cuando uno esta aun menos seguro de si debe continuar. Mi ultimo largometraje habia obtenido una tibia acogida. El publico no habia abarrotado las salas. Habia corrido mejor suerte en el extranjero, en la decena de paises en los que se habia estrenado y a los que yo lo habia acompanado para responder una y otra vez las mismas preguntas, exhibir la misma sonrisa para los fotografos y encontrarme solo por la noche en la habitacion del hotel, contemplando las botellitas del minibar como si fueran companeras de infortunio. Tras la gira, habia decidido olvidarme de esa pelicula que se habia tragado dos anos de mi vida, pasar pagina en mi interior y marcharme a la isla Celebes con un renovado deseo de imagenes que empezaba a apuntar, todavia vago y borroso, a la espera de una concrecion que pensaba perfilar sin ninguna prisa. Hace mucho tiempo ya que comprendi que no <> las peliculas, sino que son ellas las que nacen de nosotros y toman forma como y cuando les parece. Las ancianas estadounidenses se habian callado. Debian de haber vuelto a sus habitaciones. Me las imagine solas ante el espejo del cuarto de bano, contemplando sus rostros falsos y leyendo su verdadera edad en el fondo de sus ojos tristes. Toda mentira conlleva su amarga caida. Tres dias despues volvi a Francia. En cuanto entre en casa, deje la maleta en el suelo y me bebi un vaso de agua del grifo mirando a mi alrededor. Tenia la sensacion de haber llegado a un pais extranjero. Por supuesto, los olores eran conocidos, pero pertenecian a una estacion y una ciudad de las que me habia ausentado y en las que aun no habia vuelto a encontrar mi sitio. El parquet crujia bajo mis pies. En los alfeizares de las ventanas, las moscas muertas terminaban de apergaminarse colectivamente, con las patas estiradas hacia el techo. Seguia considerandome alguien corriente y a la vez exotico. Seguia teniendo en la boca el peculiar sabor de los kreteks. Sin embargo, oia en lo alto sonidos familiares, en especial el piano desafinado del senor Bellagar, el vecino del octavo, un anciano medio ciego cuyo rostro y encorbatada elegancia me recuerdan un poco a Jorge Luis Borges y que se pasa horas tocando melancolicas melodias de la Europa central. Di una vuelta por las habitaciones, lo que se hace pronto, porque solo son tres, y escuche los mensajes acumulados en el contestador, que parpadeaba en una mesita del salon, al lado de la fotografia de Florence, mi ex mujer, que me sonreia. Entre ellos descubri el

  • Cuentaselo a otra de Isabel Keats

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    <>, se dijo Ines clavando sus pupilas en las pupilas invertidas, pero con un grado de dilatacion identico, que el reflejo del inmenso espejo del cuarto de bano le devolvia. Mojo las manos bajo el chorro de agua fria, se lavo la cara y volvio a mirarse en el espejo, como si esperase que algo hubiera cambiado entretanto. --Es una locura, no puedo hacerlo... --le comento en voz alta a ese clon, algo palido y de ojos verdosos y asustados, que la miraba fijamente--. No, no puedo hacerlo... !Pero lo hare! Una vez tomada la decision, se seco bien el rostro con la esponjosa toalla de rizo americano y regreso al elegante dormitorio, decorado por uno de los interioristas mas conocidos de Madrid. Cogio su iPhone de la mesilla de noche y, con determinacion, marco el numero de Silvia. Un mes mas tarde, Ines sacaba la ultima caja de carton de la vieja furgoneta del hermano de Fran, el amigo hippie de Silvia, mientras rogaba a Dios que ninguno de los vecinos del inmueble se fijara en el espantoso rotulo que anunciaba la pescaderia <>. El dia en que su amiga le anuncio que un conocido suyo se ocuparia de la pequena mudanza, a Ines le parecio perfecto; bastantes cosas tenia ya en la cabeza como para tener que ocuparse tambien de esos tediosos detalles, pero cuando vio la furgoneta de marras casi se cae de espaldas. Al percatarse de su expresion horrorizada, Fran le explico con amabilidad: --Mi hermano siempre ha estado un poco salido. --La espantosa sirena que decoraba todo el lateral de la pequena Renault Kangoo le devolvio a Ines una mirada desafiante; incluso los enormes pechos desnudos que asomaban entre los ensortijados cabellos de color verde bilis parecian examinarla, amenazadores. El amigo de Silvia continuo con su explicacion, al tiempo que empezaba a meter bultos en el maletero, que olia, mas que ligeramente, a pescado--. En cuanto me percate de que era bizca de pezones, me dije a mi mismo: <>. Entonces recorde mis ultimas vacaciones en Torremolinos y cai en la cuenta de que eran las de la fresca de mi cunada. Creedme, son inconfundibles. --?De verdad tenemos que entrar ahi? --le pregunto a Silvia en un susurro desanimado; si ese vehiculo demencial era un presagio de lo que el futuro le deparaba, desde luego su porvenir no parecia muy prometedor. --Venga, Ines, no seas tiquismiquis. --Su amiga hizo un gesto de impaciencia--. A caballo regalado... Ademas, no tardaremos mucho en hacer la mudanza, lo has dejado casi todo en el guardamuebles. Asi que, resignada, Ines se metio en la furgoneta y partieron rumbo a ese destino incierto que le aguardaba. Con un grunido, dejo caer la ultima caja en el minusculo recibidor de la vivienda del portero y se derrumbo sobre el horrible sillon de brazos de madera tapizado con inmensas flores naranjas y marrones, donde ya la esperaban repanchingados Silvia y su amigo. --Nisiquiera despues de fumarme cuatro petas seguidos he conseguido ver imagenes mas psicodelicas que el estampado de este sofa. --Fran saco de una cajita un papel de liar cigarrillos y empezo a quemar una china. --!Eh, tio, ni hablar! --Ines apago la llama del mechero de un poderoso soplido --. ?Estas loco o que? ?Pretendes que huela toda la porteria a porro y que me echen antes siquiera de empezar? --Joder, Inesita, como te pones --protesto el amigo de Silvia, haciendo elsigno de la paz con dos dedos. --Para, Fran, Ines tiene razon. Si quieres fumar vete afuera, pero antes danos unas de esas cervezas que has traido, porfa. Fran sacudio sus largas rastas, resignado. Entonces se levanto, se subio la cinturilla elastica de los pantalones de estilo moruno que dejaban al aire unos espantosos calzoncillos de color gris brillante y, arrastrando los pies, fue a la cocina y saco de la vieja nevera General Electric que parecia sacada del plato de <> dos Mahou, ligeramente congeladas aun. --Tomad. --Le tendio una a cada una y, de paso, les dio tambien una bolsa de quicos gigantes--. Para que no os emborracheis, que luego vas a conducir tu, Silvie. --! Don't worry, tronco! !Gracias! En cuanto su amigo salio por la puerta, Silvia se volvio hacia Ines, quien en ese momento daba un largo trago a la cerveza helada. --?Estas segura de esto? --Hizo un expresivo gesto con la mano, abarcando todo lo que habia a su alrededor. En verdad, el piso era diminuto y oscuro. Por los pequenos tragaluces situados en lo alto de las paredes se colaba una debil claridad, pero no se podia ver la calle, y los escasos muebles eran horrendas reliquias de los anos sesenta que no aceptarian en Caritas ni regalados. --?No te gusta la decoracion vintage? --Ines alzo una ceja, inquisitiva--. Pues, hija mia, esta a la ultima. No queria admitirlo, pero quiza si que habia cometido una terrible equivocacion. Despues de todo, cualquier parecido de ese hediondo cuchitril --en el aire todavia quedaban rastros de los miles de guisotes elaborados en aquella cocina liliputiense-- con el atico duplex de La Finca que acababa de vender era pura coincidencia. De repente, cualquier deseo de bromear se evaporo por completo y, sin poder evitarlo, sus labios empezaron a temblar y esbozo un patetico puchero. Al verlo, su amiga se apresuro a decir: --Ay, Ine, no quiero ser la tipica repelente y empezar con el <> desde el minuto uno, pero ?no habria sido mucho mas sencillo pedir en tu banco el traslado a la sede de Estados Unidos o Canada? Todavia estas a tiempo; puedes olvidarte de esta locura y decirselo a tu exjefe. Eres buena en tu trabajo; a pesar de la crisis, eres la unica persona que conozco a la que no le habian bajado elsueldo, sino todo lo contrario... Habian discutido el tema mil veces y Silvia habia empleado argumentos parecidos, pero, al ver su mirada de compasion, Ines irguio la espalda, encajo las escapulas y la interrumpio con firmeza: --No, ahora no me voy a rajar. Ha sido un momento de debilidad, pero ya ha pasado, te lo prometo. Mis planes siguen adelante. He encontrado el refugio ideal para lamerme las heridas durante el ano sabatico que me he dado a mi misma y no voy a renunciar a el. Quiero ser Renee, la portera de La elegancia del erizo; ya te conte que ese libro me impacto. --Bueno, a mi tambien me impacto Laura Ingalls en <> y no voy por ahi con dos trencitas y dientes de conejo... --comento su interlocutora sin dejar de masticar el punado de quicos gigantes que acababa de meterse en la boca. --Reconoce que es el lugar ideal para desaparecer durante una temporada. ?Tu crees que a alguien se le va a ocurrir venir a buscarme a una porteria del barrio de Salamanca? Asi podre dedicarme en serio a escribir, sabes que llevo anos intentando acabar mi manuscrito. --Ines se levanto del sofa y empezo a caminar de lado a lado del pequeno salon sin parar de gesticular con las manos--. Si me hubiera ido a Estados Unidos estariamos en las mismas: trabajo diario de ocho de la manana a diez de la noche y los fines de semana ocupados paseando a mi madre, a mi hermana y a todas aquellas amigas suyas que decidieran cruzar el charco para ir de compras. Asi es imposible concentrarse.

  • El pequeno libro de los mitos del mercado de Ken Fisher

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    Todo el mundo sabe que una moneda fuerte equivale a una economia solida, que los bonos son mas seguros que las acciones, que las acciones son cada vez mas volatiles y que las ordenes de stop loss son una tactica inteligente para ahorrar dinero. ?O no?

  • Canciones para el incendio de Juan Gabriel Vasquez

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    Un nuevo libro de relatos del ganador del Premio IMPAC y el Premio Alfaguara de novela por El ruido de las cosas al caer.

  • Una cita en el Eden de Olga Salar

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    Judith es una mujer que sabe lo que quiere, y lo mas importante, no tiene miedo al trabajo duro para lograrlo. Por ello cuando aparece en su vida un hombre que logra romper todos sus esquemas, cree que lo mejor es salir huyendo. El problema es que el no esta dispuesto a consentirlo.

  • Mis pensamientos por tu silencio de Henar De Andres Miguelsanz

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    Perder a alguien puede significar perdernos a nosotros mismos, dejar de buscar cualquier cosa porque todo se esconde en el dolor y es tan dificil salir de alli. Todo se ve tan oscuro… Tenemos tanto miedo que nos abrazamos a la tristeza como si esta pudiera ser nuestra unica salvadora. Y nos equivocamos. Llevamos toda la vida cometiendo errores porque creemos que todos y cada uno de los dias hay examen. Nos sentimos culpables por no haber podido hacer mas cuando quizas deberiamos haber hecho otra cosa. Nunca se sabe. Nunca nadie sabe nada. Y por eso, seguimos sorprendiendonos. Un dia, de repente, estamos fuera de todo eso que hablamos al principio. Esa persona que amabamos sigue sin estar, pero nosotros hemos vuelto. Quiza con ayuda de alguien. Quiza estemos dispuestos a arriesgarnos de nuevo y correr el peligro de perder a otro a alguien. Quiza, entonces, nos queramos, el uno al otro y a nosotros mismos.

  • Botones y dolor 3 de Penelope Sky

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    Cuando se me presento la oportunidad de escapar, lo hice. Ahora estoy en Nueva York, intentando rehacer mi vida. A pesar de llevar un rastreador en el tobillo, Crow no ha venido a buscarme. Ni siquiera me ha llamado. Le confese la profundidad de mis sentimientos, pero el los rechazo con crueldad. A lo mejor se ha olvidado de mi. Un dia, vi los botones sobre la encimera al entrar en mi apartamento. Yo no los habia dejado alli, y no habia mas que una explicacion para su presencia. A lo mejor Crow no se habia olvidado de mi, despues de todo.

  • Catalanes y escoceses de John H. Elliott

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    La imponente historia comparada de Cataluna y Escocia de la mano del distinguido historiador John H. Elliott.

  • Lissy de Luca D’andrea

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    Dos golpes ligeros y estas palabras: Crunch, crunch, crunch. ?Quien roe, roe? ?Quien mi casita me come? Marlene, veintidos anos, un metro sesenta, o algo mas, ojos color azul melancolia, un lunar al final de la sonrisa, indudablemente hermosa e indudablemente asustada, se miro reflejada en el acero de la caja fuerte y se dijo a si misma que era idiota. Era metal, no el mazapan del cuento. Y no habia ninguna bruja en las inmediaciones. Es el miedo, se dijo, solo es eso. Movio los hombros, dejo de respirar, como su padre antes de apretar el gatillo de la escopeta, vacio los pulmones y volvio a concentrarse. Las brujas no existian. Los cuentos mentian. Solo la vida importaba, y Marlene se preparaba para cambiar la suya definitivamente. La combinacion era facil de recordar. Uno. Tres. Dos. Luego un cuatro. Un giro de muneca, otra vez cuatro y ya estaba. Tan simple que las manos de Marlene lo hicieron todo por si solas. Aferro el tirador de acero, lo bajo y apreto los dientes. Un tesoro. Fajos de billetes de banco apilados como lena para la Stube . Una pistola, una caja de municiones y una bolsita de terciopelo. Por debajo de la caja asomaba una libreta que valia mas que todo ese dinero multiplicado por cien. Habia sangre y tal vez incluso un par de cadenas perpetuas guardadas entre sus paginas arrugadas: una interminable lista de acreedores y deudores, nombres de amigos y de amigos de amigos escritos con la caligrafia pequena, delgada e inclinada de Herr Wegener. Marlene no le dedico un segundo vistazo. No le interesaban la pistola, las balas ni los fajos de billetes. La bolsita de terciopelo, en cambio, hizo que le sudaran las palmas de las manos. Conocia su contenido, conocia su poder, y estaba aterrada. El suyo no era un simple robo. Llamemos a las cosas por su nombre. Lo que la mujer joven estaba haciendo con el corazon en un puno era… traicion. Marlene Taufer in Wegener, legitima esposa de Robert Wegener. El hombre frente al que todo el mundo se quitaba el sombrero: cuarenta anos transcurridos en la construccion de una carrera hecha de intimidaciones, contrabando, emboscadas y asesinatos. Nadie bromeaba con un hombre como Wegener. Nadie se atrevia ni a utilizar siquiera su nombre de pila. Para todo el mundo Robert Wegener era Herr Wegener. Incluso para ella. Marlene. Su esposa. Espabila. El tiempo apremia. Sin embargo, tal vez precisamente debido al acoso de las agujas del reloj, durante un parentesis entre un tic y un tac, cuando Marlene abrio la bolsita de terciopelo, la fabula volvio a tomar la delantera sobre la realidad y la mirada de la mujer joven se cruzo con la azul, profunda y terrible, de criaturas minusculas y puntiagudas. Cobolds. Le parecio incluso obvio. A los cobolds les gustaba el metal, el frio y la muerte: caja fuerte, pistola, dinero y libreta. Un nido perfecto. Los cobolds reaccionaron con ferocidad ante ese allanamiento. Se apoderaron de la luz de la habitacion, la apresaron en sus ojitos crueles y la transformaron en un destilado de odio tan salvaje que por poco a Marlene no se le cayo la bolsita de los dedos. Eso la hizo volver al presente. A la caja fuerte completamente abierta. A la villa en el Passirio. Es decir, a la realidad. La bolsita de terciopelo estaba repleta de zafiros. Carbono condensado que, debido a una broma de la fisica, habia aprendido a brillar como una estrella. Toda, o casi toda, la fortuna de Herr Wegener apretada en su puno. Pero nada de brujas ni de cobolds. Porque, se dijo de nuevo Marlene, no existian las brujas, ni tampoco los cobolds; en cambio, esas piedras preciosas no solo eran reales, sino que tambien eran la llave para su nueva vida. Siempre y cuando dejara de perder el tiempo y se largara. Sin prestar mas atencion al mundo de los cuentos, y sin pensar en la cadena de consecuencias que acababa de poner en marcha, Marlene cerro la bolsita, la escondio en el bolsillo interior de su chaqueta acolchada, cerro la caja fuerte, la oculto detras del cuadro, enderezo la espalda, le dio un toquecito a un mechon que amenazaba con acabar dentro de los ojos y dejo atras el dormitorio. Recorrio el pasillo, un tramo de escaleras, el salon, el vestibulo con innumerables espejos, la escalinata exterior. La noche la acogio con una suave brisa que soplaba del norte. No se detuvo. Puso en marcha el Fiat 130 gris y se marcho. La villa que se desvanecia en el espejo retrovisor. El discurrir de las farolas. La alianza de oro tirada por la ventanilla sin volver a pensarselo. La ciudad dormida. El desguace. Una parada rapida y, gracias a un abultado sobre de dinero, el Fiat 130 se convirtio en un Mercedes W114 color crema, con matricula <>, la documentacion en regla, los neumaticos recien estrenados y el deposito lleno. Nada de gracias. Nada de saludos. Directa hacia el oeste. Aparte de los primeros copos de nieve, todo iba de acuerdo con los planes. Al menos hasta el puesto de control a pocos kilometros de Malles. Un autentico engorro. Al final de una serie de curvas que Marlene habia empezado a enfilar, vio una furgoneta con las luces de emergencia apagadas y un par de carabineros con el aspecto de alguien que se esta muriendo de frio. O de sueno. O de quien, furtivo, esta esperando a alguien o algo. Herr Wegener tenia ojos y oidos en todas partes. Tambien entre los uniformes. De manera que: ?tentar a la suerte o cambiar de itinerario? Si no fuera por la ansiedad y el miedo, Marlene habria podido mantener todavia su plan a salvo de los imprevistos. Sin embargo, la ansiedad, el miedo y la nieve cada vez mas densa la llevaron a pisar el freno, cambiar de sentido y enfilar una carretera secundaria, desencadenando una nueva serie de acontecimientos. La carretera secundaria la llevo a otra, aun mas estrecha y sinuosa, que atravesaba un pueblecito sumido en el sueno hasta un cruce (?derecha o izquierda?, ?cara o cruz?), y aun mas adelante, con la nieve que se acumulaba en capas. Y cuando el coche empezo a dar bandazos, la chica con el lunar al final de la sonrisa decidio continuar de todos modos, con un ojo puesto en la calzada cada vez mas empinada y otro en el mapa en el que, no hace falta decirlo, ese paso (malditos sean ellos y sus mapas llenos de errores) no aparecia marcado. No era cierto. El mapa era inexacto, tal vez, como todos los demas, ?pero erroneo? Era de 1974, y en 1974 el hombre ya habia dejado su huella en el polvo lunar: no era posible que un mapa se equivocara. Marlene simplemente tendria que haber estacionado, echar el freno de mano, encender la luz del interior, respirar profundamente un par de veces y verificar mejor. Las cosas habrian ido de otra manera. Pero Marlene no se detuvo. A la ansiedad se le habia anadido la incredulidad de quien descubre que se ha perdido. Dale gas, pero adagio , se dijo, y sigue adelante. Tarde o temprano la carretera conducira a alguna parte. Un pueblo, un refugio, una explanada. Se sentiria satisfecha incluso con un espacio abierto que fuera lo bastante ancho para consentirle maniobrar y volver atras, dispuesta a desafiar el puesto de control: cualquier cosa con tal de interrumpir esa nueva e inexorable secuencia de acontecimientos y retomar el control de su propio destino. No fue asi. Tal vez la nieve, tal vez los ojos que no podian despegarse del mapa; en cualquier caso, Marlene percibio de repente que el Mercedes perdia adherencia, derrapaba a la izquierda, hacia un trompo y volaba . Fue horroroso. La negrura barrida por los faros. La nieve oscura que remolinaba en enjambres. Las fauces del precipicio. Los troncos de los arboles, inmoviles y perfectamente perceptibles en todos sus detalles. La colision. Violenta. Un fogonazo de dolor sofocado por el ruido de chapas rasgadas. Un aullido infernal, esta vez si, demasiado parecido al chirrido de la puerta de la bruja. Marlene grito el nombre de Dios. Y mientras la montana, negra y sin nombre, se cernia sobre ella, su grito se convirtio en un jadeo. Pero fue el amor lo ultimo que invoco. El amor que la habia empujado a traicionar al hombre mas peligroso que habia conocido en su vida. Ese amor que tenia un nombre. --Klaus. La ultima palabra de Marlene antes de la oscuridad. 3 Casi al amanecer. De no haber sido por el reloj, nadie se habria dado cuenta. La nevada se habia convertido en una tormenta de nieve. No habia nada de luz en el exterior, tan solo una neblina blanca. Tampoco habia nada de luz dentro de la habitacion. La arana de cristal parecia incapaz de iluminar nada, limitandose a dibujar una masa informe en el suelo. Si uno la observaba largo rato, se arriesgaba a que le asaltaran malos pensamientos. Tanto el hombre como la mujer evitaban hacerlo. Se parecia demasiado a una mancha de sangre. Aparte del tictac del reloj de pendulo y de su respiracion, solo habia silencio. La mujer estaba sentada en una butaca, las manos entrelazadas sobre los muslos apretados. Rigida como un soldadito de plomo, los rasgos faciales cristalizados en una mueca que la envejecia una decada. Llevaba una especie de uniforme. La falda hasta la rodilla, un delantal muy blanco y el pelo recogido en una trenza. De no ser por la expresion cenuda (?o asustada?), habria sido hermosa. Se llamaba Helene, y desde hacia mas de cinco anos era el ama de llaves en la villa del Passirio. Hacia mas o menos el doble de tiempo que habia dejado de morderse las unas. Esa habia sido una de las primeras lecciones en la Escuela de Economia Domestica de Bresanona, donde aprendio los fundamentos del oficio. Las manos de una buena ama de llaves, le explicaron sus profesores, son su tarjeta de visita. Nunca sucias, siempre arregladas, bien cuidadas. Dejar de morderse las unas habia sido casi como dejar de fumar, pero luego se acostumbro a ello. Durante anos la idea de volver al viejo habito ni siquiera se le habia pasado por la cabeza. Hasta que empezaron los gritos. ?Que clase de hombre podia emitir semejantes sonidos? Basto solo un instante y volvio a caer. Mordisqueaba, roia, y cuando los dientes alcanzaban la carne viva, Helene, con un gesto irritado, dejaba caer sus manos sobre el regazo para martirizarse el delantal. Luego empezaba de nuevo. Manos. Boca. Unas. Dientes. Una pequena punzada de dolor. Delantal. Y otra vez mas, desde el principio. Helene habia intercambiado una unica mirada con el hombre alli de pie, apoyado en la gran chimenea que nadie usaba nunca. Una unica mirada. Mas que elocuente. El hombre se llamaba Moritz. Habia cumplido recientemente los treinta, tenia unas ojeras como hematomas y una pistola automatica en una funda, oculta bajo la americana de su traje oscuro. Por regla general, ese traje le sentaba de maravilla. Habia pagado por el una cantidad desorbitada, pero habia valido la pena. Se lo decia por las mananas, mientras se hacia el nudo de la corbata o le daba un ultimo retoque al pelo engominado, y se lo confirmaba el interes de las mujeres con las que se cruzaba por las calles del centro. En ese amanecer, en cambio, con o sin traje oscuro, Moritz se habria sentido en cualquier caso incorrecto y torpe como un espantapajaros. Porque cuando sus ojos se reflejaron en los de Helene, el hombre de la pistola vio algo que lo aterro. Una mirada de las que habia ya captado bastantes, desde que entrara a formar parte del circulo de Herr Wegener. La mirada de una victima. Y eso no estaba bien. No estaba bien, porque Moritz era un hombre sencillo que dividia el mundo con el lanzamiento de una monedita. ?Victima o verdugo? Facil: nada mejor que el sonido de una nariz al romperse. Con su metro noventa y sus noventa kilos de peso, y su propension natural a la violencia, Moritz nunca habia sentido el miedo de la victima. Hasta el momento en que, reflejandose en los ojos de Helene, se pregunto: <>. Pero tambien: <>. Por eso dejo de mirar al ama de llaves. Y la mancha en el suelo de la habitacion. Demasiadas, demasiadas preguntas. Moritz odiaba las preguntas. Porque a las preguntas uno no podia romperles la nariz. A las preguntas no les podia meter una bala en el corazon (y otra en la cabeza, por seguridad) y hacer que se callaran para siempre. Las preguntas eran como esos insectos repugnantes, todo boca y paciencia que, famelicos y canallas, eran capaces de derrumbar incluso el mas solido de los castillos. Silencio. Eso es lo que le habria gustado a Moritz. Pasar por completo de los gritos y desaparecer durante unos minutos. Los suficientes como para ahuyentar los malos pensamientos. Un cigarrillo en el jardin. O una copita de brandi. Pero las ordenes eran las ordenes. Las ordenes, para alguien como Moritz, le cortaban la cabeza a los signos de interrogacion. Marcaban la frontera entre lo que se podia hacer y lo que estaba prohibido. Las ordenes trazaban una linea recta, simple, y el era un hombre simple. Ademas, hacian que la desobediencia fuera mucho mas emocionante. Y era esto, si queremos ser sinceros hasta el fondo, lo que le habia provocado problemas. Asi que Moritz permanecia inmovil, erguido en su traje oscuro, apoyado en la chimenea apagada. Escuchando los gritos y sintiendo el peso de la automatica, que lo aplastaba contra el suelo. Sobre la mancha informe del suelo. Helene, sin embargo, tenia una vision mas compleja del mundo. No existian unicamente el blanco y el negro. La obediencia y la transgresion, las victimas y los verdugos. Habia todo un oceano de grises en los que navegar. Bastaba poco para transformar una orden en un consejo y los consejos no eran trampas, siempre ofrecian alguna escapatoria. Sus obligaciones, por ejemplo, guardaban relacion con la villa. No con su empleador. Villa y empleador eran dos cosas diferentes. Aqui habia una via de escape. Cuando decidio que ya habia tenido suficiente de aquellos gritos, Helene se levanto de golpe y salio de la habitacion. Silenciosa como un fantasma. 4 El amanecer. Mas que verla la sintio en los huesos. No habria podido hacer otra cosa. Las ventanas que daban al jardin estaban cerradas. Solo la pantalla de una lampara, rota pero aun en funcionamiento, iluminaba la habitacion sumida en el caos. Armarios completamente abiertos, cajones fuera de sitio, mantas y ropa hechas jirones, una infinidad de papeles, joyas, cuadros, libros (menos uno) por los suelos, victimas inocentes de su furia. En el centro de la sala, toda ella de estuco y con cortinas de terciopelo bordadas en oro, sentado en la cama sin hacer, Herr Wegener se dio cuenta de que si no dejaba de gritar y empezaba a razonar de manera lucida y racional todos los logros que lo habian llevado a ser lo que era se convertirian en una montana de estiercol y esfuerzo desperdiciado. El autocontrol habia sido durante anos su orgullo. Los nervios de acero y la sangre fria le habian permitido llevar la batuta de lo que, en secreto, habia bautizado como <>. Un imperio listo para dar el salto que, ese era el plan, le consentiria elevarse desde el rango del hombre ante el que uno se quita el sombrero al del hombre en cuya presencia es obligatoria una genuflexion . En ese gelido amanecer, por mucho que se esforzara en recuperarlo, el autocontrol seguia siendo una quimera. Lo era porque Wegener no queria creer lo que sus nervios de acero y su sangre fria le sugerian. Y la que era la unica y simple explicacion: Marlene. Imposible. Marlene nunca lo habria traicionado. Marlene era su esposa. Marlene era la mujer a la que amaba. Por encima de todo, Marlene era una mujer y nunca se habia visto que una mujer lograra joder a alguien como el. O tal vez si, tal vez en algunas partes del mundo habia mujeres capaces de atreverse a tanto, pero Wegener estaba seguro de que Marlene no pertenecia a esa categoria. Ni en broma. Nervios de acero y sangre fria no estaban de acuerdo. No hacian mas que repetirselo. Ha sido ella, ha sido ella, ella, ella.

  • El sotano de Natasha Preston

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    Tienes que conocerle para escapar de el.

  • Todo es posible… menos tu de Noe Casado

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  • Reckless de Kristel Ralston

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    El sueno de Jason Wilder de alzar la Copa Stanley por segunda ocasion se hizo trizas de la noche a la manana. Un error desplomo todo lo que le importaba como si se tratase de fichas de domino. Con un futuro incierto en las ligas profesionales de hockey, Jason se ha convertido en la sombra del vibrante hombre que alguna vez ocupo los titulares deportivos. Cansado de revivir su tragedia personal se refugia en Lake Placid, Nueva York, en busca de tranquilidad. Pero `tranquilidad' es lo ultimo que encuentra al toparse cara a cara con una persona que lo desprecia sin ocultarlo: Ava. De hecho, ella es la unica mujer que Jason ha tratado, sin exito, de olvidar.

  • Algo privado de Debra Webb

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    La periodista mas apreciada de Atlanta queria que despidieran a su camara. ?Por que? Pues porque con solo mirar a aquel atractivo latino se moria de ganas de tocarlo y comprobar si realmente era tan ardiente como aparentaba. Aquel hombre era una distraccion que no se podia permitir… cuando su principal preocupacion era mantenerse viva. Pero habia algo que Piper Ryan no sabia y que podia salvarle la vida. Resultaba que Ric Martinez era algo mas que un camara guapo y altanero capaz de hacerla derretir y empenado en protegerla…

  • El fin del amor de Tamara Tenenbaum

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    Nacida y criada en una comunidad judia ortodoxa en el corazon de Balvanera, Tamara Tenenbaum aprendio las costumbres afectivas y sexuales del mundo laico como una antropologa que descubre los modos de ser y hacer de una civilizacion desconocida. A partir de la filosofia y la militancia feminista, de las conversaciones con amigas y companeras, y del intento de convertir el propio cuerpo y la propia experiencia en un laboratorio de reflexion personal y colectivo, Tenenbaum explora los desafios que enfrentan hoy los y las jovenes en el inicio de su vida como adultos.

  • Dulce sueno de Vanessa Gonzalez Villar

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    Este trata de una chica llamada Valery que se embarcada en un problema con un juego demoniaco donde sus amigos la meten sin ella querer, su vida ante de todo eso momentos desafortunado, era bastante normal ella ha darse cuenta del problema toma la decision de buscar una salida pero lamentablemente no es facil se encontrara con un demonio todas las veces que ella duerma experimentara pesadilla tan reales y dolorosas. Debera sobrevivir tres semanas sin dormir durante esas semana tendra que escribir en un cuaderno todas la pesadillas que tenga.

  • Brais (Black Butterfly 2) de Adrian Blake

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    Me llamo Brais y trabajo en el Black Butterfly, el pub de mi mejor amigo. Hoy es el peor dia de mi vida… porque la mujer a la que amo va a casarse con otro. Deberia impedirlo, raptarla y meterla en mi cama para hacerle el amor hasta que confiese que ella tambien sigue enamorada de mi… pero soy incapaz de hacerlo. Ahora solo me queda resignarme… o pedir que se produzca un milagro.

  • Un lugar donde olvidarte de J. De La Rosa

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    Era una sensacion tactil. Como un recuerdo de la infancia. Algo que fluia como la arena entre los dedos. O como una tela tan suave que se desgarra solo con tocarla. Era el principio de algo. O el fin de todo. No estaba muy segura. Un camino. Un hombre. Un objeto perdido. Elena se removio inquieta, mientras sus suenos continuaban torturandola. Ahora era mas nitido. Alguien la llamaba con una voz familiar, con un apodo que no reconocia. Y ella sentia miedo. A despertar. A ver que lo que habia al otro lado fuera incierto. Un espejismo de algo hermoso. Un recuerdo roto por amor. De nuevo la voz. De nuevo su nombre en labios de un extrano. Abrio los ojos. Y todo comenzo. Capitulo 1 --Le atendera enseguida --dijo la enfermera desde el mostrador, dedicandole una sonrisa tranquilizadora. Elena se sobresalto, pues estaba tan concentrada observando la fotografia que colgaba de la pared que su cabeza habia abandonado la sala de espera hacia un buen rato. Se lo agradecio a la enfermera con un gesto de la mano y volvio a aquella imagen de colores rabiosos que habia conseguido captar toda su atencion. Representaba una pequena casa en la playa. Era apenas un cuadrado de muros encalados y techos de hojas secas, con una ventana que se abria al oceano. Se alzaba casi al pie de la arena, tan cerca del agua que se podria pensar que en las grandes mareas de septiembre el mar entraria bajo los muros encharcandolo todo. Era una imagen serena, pero a la vez llena de vida. Casi se podia sentir el calor sofocante de una tarde de verano, donde la arena se convertia en una parrilla ardiente llena de conchas de mar. Pero lo que de verdad la tenia arrobada de aquella fotografia era su familiaridad. Estaba segura de que conocia aquella casa, aquella playa de arena fina y luz deslumbrante. Y si no fuera asi... al menos era un sitio que necesitaba visitar. --?Sabe donde fue tomada esta imagen? --le pregunto a la enfermera. La mujer levanto la vista del ordenador y la miro sin comprender. Tardo un instante en darse cuenta de a que se referia. --Lleva ahi mucho tiempo. --La luz parece que emana del agua. Es sorprendente. --?Por que me lo pregunta? Ni ella misma sabia la razon. --Simple curiosidad. Por cierto... ?como es el doctor? La enfermera volvio a sonreirle de aquella manera maternal. --Un hombre del que usted se enamoraria. Al menos eso dicen todas sus pacientes. Elena sintio que se ruborizaba. No era precisamente eso lo que le habia preguntado. --Vaya, lo dice usted con mucha seguridad, pero me referia a si es un profesional con quien se pueda hablar con sinceridad. --Es el mejor --respondio la enfermera con absoluta seguridad --, no le quepa duda. Y ahora pase. Ya la esta esperando. Elena volvio a agradecerselo y se puso de pie. Por un momento se sintio insegura. Aquella cita era algo que habia temido desde que se la dieron. Dependian demasiadas cosas de su diagnostico y casi podria decirse que su vida tomaria un camino u otro segun lo que le dijera el doctor. Se aliso la falda, respiro hondo y, decidida, atraveso la puerta de la consulta. No tenia el aspecto de otras muchas que habia visitado. Las paredes estaban cubiertas de fotografias a color en vez de engolados diplomas medicos. Habia un sofa de piel marron, y una mesa baja donde se apilaban libros de viaje. Una alfombra marroqui de vivos colores y una estanteria repleta de libros cuyos lomos decian que ninguno trataba sobre medicina. Solo al fondo, en el angulo mas discreto, estaba la mesa, y tras ella el doctor. Se habia puesto de pie en cuanto la habia visto entrar y habia salido de su refugio para recibirla. Elena tuvo que admitir que la enfermera tenia razon, aquel hombre era alguien de quien ella se enamoraria sin ningun problema. Era alto y robusto. A pesar de la bata blanca se podia distinguir una espalda ancha y unos brazos moldeados. Por debajo asomaban unos pantalones oscuros, al igual que el cuello se despejaba en una camisa tan blanca como la bata, ligeramente abierta en la embocadura. Tenia la piel tostada, que a esa altura del otono indicaba que le gustaba la vida al aire libre, quiza los deportes, porque estaba en muy buena forma. Llevaba el cabello muy corto, casi rapado, aun asi se apreciaba abundante y de color oscuro. Quiza hoy no se habia afeitado y la barba era una sombra tupida alrededor del menton, solo cortada por una ligera cicatriz que le dividia la barbilla en el lado derecho. La boca firme, marcada por una expresion dura, incluso desdenosa.

  • Amor tormentoso de Marta Escudero

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    Mi nombre es Sarah, y he pasado la mayor parte de mi vida sintiendome incomprendida, como si no pudiera encajar en ningun sitio. La universidad hubiese sido terrible para mi, de no haber sido por Luca, el apuesto chico que se fijo en la muchacha retraida.

  • Mi refugio de Sophie Saint Rose

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    Allisa llevaba huyendo mas de dos anos, oculta por un programa de proteccion de testigos. Pero al no sentirse segura, pide ayuda y la envian a un rancho a Texas, donde Jordan Morris es el encargado de protegerla. La atraccion que hay entre ellos, no hacia que las circunstancias fueran mas faciles …

  • Mariposa de piedra (Bdb) de Concha Alvarez

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    Serie Mariposas negras, libro 1o
    El dia que la madre de Sara muere en un accidente de trafico, la joven descubrira que su mundo ha dejado de ser perfecto. Cuando su obsesion por dibujar tumbas se convierte en algo mucho peor, Sara comprendera que vive una pesadilla. Su mente jugara con ella hasta hacerla creer que sus suenos pueden transformarse en realidad. Una realidad tan enloquecedora como enamorarse de un angel de piedra; la escultura mas antigua del cementerio de Pravia.

  • Te ame sin pensar de Erina Alcala

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    Luna Aguado, siempre habia sido desde nina una chica independiente. Hija unica. Sus padres, Javier Aguado, era celador del hospital de Sevilla Virgen Macarena, y su madre Rocio Hernandez, era limpiadora en el mismo hospital. Alli se conocieron de jovenes, se enamoraron y se compraron un piso cerca del hospital en unas de las bocacalles cercanas, un piso humilde de tres dormitorios. Pero al menos tenian dos sueldos no demasiado grandes para pagarlo. Cuando Luna entro a la universidad de Sevilla, ya lo habian pagado. No les faltaba, pero tampoco les sobraba. Y lo que tenian, querian utilizarlo en los estudios de su hija. Luna quiso ser odontologa, y le llevo cinco anos terminar la carrera. Con tanta suerte, que una clinica americana, se implanto en el centro de Sevilla, justo al acabar la carrera y la contrataron, primero como ayudante, y el segundo ano paso a tener su propia sala con su ayudante para ejercer de odontologa con todas las consecuencias. Era la chica mas feliz del mundo. La clinica NY Dental & Medical Management, era un mundo. Y tenia sucursales en Nueva York, Manhattan, en Francia, Inglaterra, Canada y repartidas por Estados Unidos, era un holding, de un gran empresario americano. Pero ella era feliz. Se habia comprado un coche de segunda mano y aun vivia con sus padres, aunque pensaba que en cuanto pasara ese segundo ano, despues de vacaciones, se independizaria. Ganaba lo suficiente como para estar en un piso pequeno en el centro, cerca de la clinica o en Triana, ya que la clinica estaba en la Avenida de la Constitucion. Al volver de las vacaciones veria. Iba a cogerlas en agosto, y queria ir a los Alpes suizos. Y lo mejor era ir con un grupo, luego ella haria las excursiones que decidiera. Iban en avion hasta Berna y en tren hasta subir al hotel donde se quedaria el grupo. Cuando fue a sacar los billetes, le informaron que saldrian de Sevilla un grupo de 10 personas. Estaba deseando de que llegara agosto, ya quedaba apenas un mes. Y el calor era sofocante. Una tarde se fue a las rebajas y se compro alguna ropa de abrigo porque se lo habian aconsejado por el clima. -Hija ?tan lejos te vas? -Mama voy con un grupo de gente. -Es que eres tan joven... -Mama por favor tengo 25 anos y cuando venga voy a buscar un piso. Asi que te vas a preocupar mas aun. -!Ay, Dios mio! mira Javier, la nina quiere irse de casa. -Ya es hora, deja a la nina. -Claro, tu le das todos los caprichos... -No es un capricho, tiene que aprender a valerse por si misma, de todas formas, aqui tiene su casa. Iba en el avion con el grupo de personas que iban a los Alpes, se conocieron en el aeropuerto, la mayoria eran parejas jovenes y un matrimonio mayor, la unica soltera era ella, pero no le importaba. Iba a descansar y a ver esos paisajes suizos preciosos que habia visto en Google. Por fin, llegaron a Berna y tomaron el tren que los dejaria en la estacion de esqui y en el hotel donde habia rutas y excursiones y aquello era un hervidero de gente y era agosto. No habia mucha nieve en ese mes. Tiro de su maleta y su bolso. Y entro en el hotel. -?Como?- le dijo a la recepcionista. -Que no hay habitaciones. -Tengo mi habitacion aqui. – No figura. -Tome.- Dijo enfadada Luna que se veia en la calle. -Ya a todo el mundo lo estaba ubicando y ella estaba enojada. ?Como no encontraban su habitacion? -Senorita, lo siento, debe haber un error. -?Que error? He pagado una habitacion durante una semana entera. Tengo la factura. Y en ese momento un chico alto, se puso a su lado con un jersey de lana, rubio de ojos azules, le sonrio, pero ella estaba muy cabreada. -Senor Mars- le dijo la recepcionista. -Digame, -le contesto en ingles. Y ella se enteraba de la conversacion porque sabia ingles. Para eso trabajaba en una clinica americana, y cuando entro en ella, debia saber ingles perfectamente y ella lo hablaba con total normalidad. -Hay un error. -?Que error? -La senorita tiene la misma habitacion que usted. Y la miro de nuevo. -A ver... Y le dieron la factura. -Nunca nos habia pasado esto. -Llevo ya tres dias aqui, es imposible. -Debe ser un error informatico. -Quiero mi habitacion, he pagado por ella.-seguia Luna erre que erre. -Bueno, dijo Brayan, es una suite, tiene dos dormitorios independientes. Cuando la reserve no quedaba otra. -Si no le importa y quiere compartirla... Y ella seguia irritada. -Pero yo he pedido una sola para mi. -Pero no hay y los demas hoteles estan al completo. -No la molestare y puede salir por la otra puerta. Y cerrar la que da a la mia. Son independientes.- le ofrecio Brayan. -Si.- dijo la recepcionista para quitarsela de en medio y solucionar el problema. -Bueno, si no me queda otro remedio... -Venga, la acompano, voy a la habitacion. -Le dieron otra llave, y el le cogio la maleta y el bolso. -No hace falta que... Pero el siguio hacia adelante. Cuando entraron en el ascensor... -Te va a gustar, es el atico, digamos, bueno, tiene el tejado, pero las vistas son maravillosas, las mejores. -?Eres inglesa? -No, espanola. -!Ah bien!, Luna, encantada. -Brayan, americano encantado.- le sonrio con una sonrisa blanca y perfecta, como la suya. -?Has venido desde america? -Si, desde Manhattan. ?Has estado en Nueva York? -No, pero trabajo en Sevilla para una clinica odontologica de alli. -!En serio?, dental NY. -Si, ?como lo sabes? -Trabajo en ella, de hecho, soy el subdirector en la gran manzana. -!No me puedo creer! Yo soy odontologa en la de Sevilla. -?Que tal es la clinica en Espana? -Grande y bonita, y tenemos mucha carga de trabajo. -?Cuanto llevas alli Luna?... -Aguado, Luna Aguado. Dos anos, cuando acabe la carrera. La verdad, tuve mucha suerte. -Tienes entonces... -25 anos ?y tu? -28. -?Tan joven eres subdirector? -Es que el director es mi padre. -?Enchufado? -Exacto, pero soy bueno. -No lo dudo. -Ya llegamos, es aqui. -Mira, puedes entrar por aqui, yo por esta, tengo mis cosas en ella. -?Y los banos? -Hay dos, no te preocupes. -!Ah vale! Y entraron por la puerta de Brayan. -Esta es la mia. -!Que bonita!, !y que grande! Se asomo a la ventana y lo miro encantada. -!Que vistas! -?La mia tiene las mismas? -Las mismas. -Ven. Y pasaron con la maleta a la otra, te dejo las maletas. Aqui cierras el pestillo y ya esta. -Yo no necesito sino esta. -Espera, me llevo estas cosas mias. -Brayan gracias. -De nada, te dejo que te instales. -La comida es a las dos, voy a descansar, ?te llamo y bajamos juntos? -Bueno, te doy un toque en la puerta. -Vale, gracias. Cerro con el pestillo. !Ay, Dios! !que tio mas bueno!, y trabajaba en su empresa, por Dios !que alto!, habia sido un flechazo, estaba enamorada. !Joder...que pedazo de tio bueno! Ya podia ser espanol y ella mas guapa y alta. Tenia Brayan los ojos azules y el pelo rubio y una barbita preciosa, la nariz recta no muy grande y un entusiasmo que ya quisiera ella. Era energico y sonriente, educado. Y ella no pasaba el metro sesenta, la melena larga y castana clara, los ojos verdes y una nariz pequena y respingona. Bueno, era lo que habia, no era muy guapa ni fea tampoco. Tenia su encanto y era ironica por naturaleza. Ese tipazo seguro tenia mas mujeres que moscas en la miel. Y ella solo habia tenido dos hombres, instituto y universidad. No era un Curriculum largo. Ni la experiencia necesaria para satisfacer a un tipo como ese. Tenia que olvidarse de el, habia ido a pasarlo bien. Si habia algun chico, no pensaba perder la oportunidad, eso seguro, pero venia a ver los paisajes. Deshizo las maletas y le dio con la plancha que habia en el armario a lo que necesitaba un repaso. Luego se dio una ducha y miro por la ventana, la abrio y sintio el aire fresco. !Que maravilla! !Que belleza! A Brayan le gusto esa muneca desde que la vio cabreada en la recepcion. Le gustaban las mujeres pequenas, no sabia porque le llamaban mas la atencion. De hecho, no tenia una relacion al uso con Loren, salia a veces con ella y se acostaban, como amigos, sin compromiso ninguno. Pero Luna, era distinta. Le gusto su enfado con la habitacion y a el no le importaba compartir la suite. Al contrario, le hizo gracia, a pesar de lo pequena, su fuerza, ese pelo y los ojos grandes y verdes, esa naricilla respingona. La oyo banarse y e imagino su cuerpo bajo el agua, sus pechos, !joder! Se iba a poner duro y todo solo con pensarlo. El, que controlaba, le habia gustado mucho Luna. Era su prototipo de chica y trabajaba en su empresa, Lastima que no estuviera en Nueva York, porque de lo contrario iba a tener un problema. Un problema satisfactorio claro. La oia por la habitacion de un lado a otro y abrir la ventana. Estaba haciendo un trabajo en el ordenador, pero iba a enterarse en el almuerzo que planes tenia, para poder cambiar los suyos o los de ella, queria pasar esas vacaciones con ella, asi de simple. Cuando acabo el trabajo, la llamo a la puerta por la que se comunicaban. Luna cerro la ventana y abrio la puerta. -?Que hora es? -La del almuerzo, si no nos lo queremos perder vamos, si quieres. -Vale, cojo el bolso. -Te espero en la puerta de fuera. -Vale, cierro por alli. -Tomo el ascensor... -?Que tienes pensado hacer esta tarde? -Pues iba a montar en el teleferico y ver el pasaje desde arriba ?y tu? -Pues lo mismo, pero me llevo los esquis y me tiro, bajo esquiando, ?te atreves? -?A que? ?A matarme? Y Brayan se reia. -?Mujer no sabes esquiar? -No, no se. -Tendre que darte una clase manana. -Si te atreves... -Ya veras. -Si, parecere un pato. – M uj e r ... a n d a a l l i e s t a e l c o m e d o r, v a m o s a v e r q u e t i e n e d e b u e n o ...

  • Cuentos de hadas de Angela Carter de Angela Carter

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    Hubo un tiempo no muy lejano en que los cuentos de hadas no estaban destinados a los ninos. Los relatos incluidos en este mitico volumen, recogidos por Angela Carter para la editorial Virago, donde durante anos han sido uno de sus longsellers, tampoco son para ninos. En ellos encontramos sangre, humor, sexo y muerte. No hay princesas nonas ni hadas maravillosas, sino jovenes astutas, ancianas taimadas, chicas malas, hechiceras, parteras vengativas, mozas ladronas, novias rastreras, madres, hijas y hermanas raras. Solo una escritora tan radical como Angela Carter podria haber sido capaz de recopilar esta antologia de relatos, todos protagonizados por mujeres, una celebracion del universo femenino a traves de los tiempos, ilustrado con los grabados originales de la edicion inglesa. Por fin en castellano la mitica coleccion de cuentos maravillosos que Angela Carter recopilo para Virago Press y que se convirtio en un autentico longseller.

  • La Torre Tesla de Ruben Azorin Anton

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    Siga a ese coche>>. Largo siempre mi frase romantica contra la pegadiza melodia de saludo cuando subo a un City Cab. Soy un clasico y la he usado en cientos de ocasiones en los casi ocho anos que las calles de Clifton me ven defenderme como detective privado. No se si esa copla fue pensada expresamente para el cine, pero desde que en las grandes ciudades no se pueden poseer, ni mucho menos usar, vehiculos particulares, no le queda razon de ser. De hecho, en la persecucion que acabo de iniciar casi muere antes de brotar de mis labios, obligados a invocar con siglas absurdas una APP que ajusta automaticamente mi ruta a la deriva del vehiculo que he senalado como target. ?Que seria de Frank Bullitt si no pudiese romper las reglas? Si en su persecucion no se pudiese saltar una sola senal de trafico ni exceder el limite de velocidad, si no pudiese derrapar... Ahora los flujos de circulacion de vehiculos autonomos estan regulados. No hay, no queda, ninguna emocion humana en ninguna carrera. Prefiero no hablarle. Solo mi dispositivo movil, magia sin alma, dicta el camino a una maquina carente de pasion. Si. Soy un amante del cine negro. Del antiguo y verdadero cine negro. Quiza por eso me hice detective privado cuando me expulsaron del cuerpo de policia y me uni a los ciudadanos de ninguna parte. El cine mantiene mi vana frase con vida al rescatarla de la realidad. Se vendio bien la campana de reciclaje de vehiculos propios previa a su rapida prohibicion, ?verdad? Las tasaciones personalizadas que nos ofrecio el Gobierno para retirarlos junto a la campana de concienciacion y multas, consiguieron que una gran mayoria de la poblacion las aceptasemos. El resto sencillamente los perdio. Ya no serian necesarios los garajes, los vados ni las plazas de aparcamiento. Los nuevos motores electricos no contaminarian. La conduccion con piloto se limitaria, y solo en determinados casos, a policia, bomberos o ambulancias. Asi se evitaria el cansancio frente al volante y los errores humanos. Esto reduciria drasticamente los accidentes. Cualquier ciudadano identificado podria disponer de una Cab en menos de cinco minutos, a cualquier hora, en cualquier lugar. Todo eran ventajas. Y lo fueron, no podemos negarlo. Pero ?que opinais de la nueva <>? Con la Trans Tax nos la colaron. Debemos tener el carnet de tripulante para ser usuarios de taxis, aunque no los lleguemos a utilizar. Y no es facil obtenerlo, casi mas complicado que el antiguo examen del carnet de conducir y con la exigencia de un certificado de procedencia virtuosa y convicciones moderadas. Un simple plastico sin fotografia y sin codigos que muestra el nombre del propietario cuando confirma su huella. En el mio se rotula Philippe Hawk con tinta electronica. Preferiria la traduccion de mi apellido al espanol, como me llaman los que me conocen, Halcon. Os dire tambien que al principio las carreras eran tan economicas como el transporte publico, pero hoy los costes se asemejan a los de un taxi de antano. Otro handicap, en cuanto a nuestra profesion se refiere, es no poder hacer las rondas de vigilancia desde el coche. Ha supuesto el punto final a la estrategia del cazador que acecha desde el fondo de su asiento los ciclos rituales de su presa. Ya no hay interminables cinturones de vehiculos aparcados en las calles, ni dobles filas entorpeciendo el trafico. Ya no hay hamburguesa en bolsa de papel. Para evitar un mal uso de los City Cabs autonomos, como por ejemplo dormir o resguardarte en ellos, si superas los quince minutos estacionado, el propio vehiculo te alerta de que envia una senal a la policia. Si ignoras el aviso, en pocos minutos eres desalojado. Asi que, aunque se pudiese conducir, un vehiculo con pasajero parado mas de diez minutos levantaria sospechas. Tampoco se puede llevar arma sin licencia o el coche la detectaria y tambien avisaria de inmediato a la policia. Con este sencillo sistema de seguridad detuvimos a cientos de incautos en mis anos en el Departamento como agente. Pobres diablos que nunca sabian como los habiamos descubierto. No eran tan inocentes, claro esta, los delincuentes profesionales, con los que aprendiamos ciertos trucos. De forma que he tenido que alquilar un cuartucho de hotel en la ciudad a la que me ha llevado mi nuevo caso. La misma ciudad, por cierto, en la que habia trabajado de policia y a la que habia prometido no regresar. No creo que mi vuelta le sorprenda a nadie. Mi palabra nunca ha tenido mucho valor, ni siquiera para mi. Ademas, esta vez no se trata de una esposa celosa y no iba a dejar escapar un encargo por un precipitado calenton que tuve hace varios anos. Volviendo a mi nuevo caso, ando tras mi objetivo. Varon de mediana edad. Raza caucasica. Estatura, 1,80 metros, y pelo oscuro. No se si sospecha que le sigo, pero aunque asi sea, tampoco podra hacer demasiado, esta igual de atrapado que yo. La persecucion es sencilla. El cambio de la circulacion caotica de hace solo unos anos por la ordenada y silenciosa actual ha sido sorprendente y tiene mas pros que contras. A mi me sigue gustando recalcar mis contras; es una cruzada personal. Nos estamos alejando del casco urbano y aqui no hay casi trafico. Solo circulamos tres vehiculos por la carretera y pronto sere descubierto. Hago una foto al identificador que persigo y una llamada. --Hola, Margaret. --?Halcon? --El mismo. Pasaba por la ciudad y he pensado que estaria bien que nos vieramos. --?Que quieres, Halcon? Tengo trabajo. --Solo un pequeno favor, por los viejos tiempos. Te acabo de enviar el identificador de un vehiculo. ?Podrias enviarme un split de seguimiento al movil? --Ni lo suenes, Halcon. --Me rompes el corazon, companera. Pero ha sido un placer escucharte despues de tanto tiempo. --Lo mismo digo. Adios, Halcon. Maldicion. Si no quiero perderlo he de continuar tras el. Amplio la distancia. El otro vehiculo toma una carretera interminable que conecta Nueva York con Nueva Jersey. Dejamos los edificios y entramos en amplias extensiones de terreno cada vez mas despoblado a ambos lados de la carretera. No me gusta, nos estamos alejando demasiado. Mis temores se ven confirmados por un aviso del altavoz interno. --Este vehiculo no tiene autorizacion para circular fuera del casco urbano. Por favor, elija otro destino. Caso omiso a la advertencia y, como estaba escrito, pocos metros despues el vehiculo se detiene e insiste en que elija otro destino. Vuelvo a recurrir al telefono movil. --Margaret... --Dime... Tendre que desplegar todo mi encanto personal para persuadirla. Necesito su ayuda si no quiero tirar por la borda estos dias de trabajo. Sin embargo, la situacion cambia radicalmente cuando mi perseguido se detiene a unos cien metros delante de mi. Nadie se apea. No creo que sea de corto recorrido, como en el que yo viajo. Y, aun asi, alli esta. Parado. Obviamente me ha descubierto. No puede ser nada bueno. --?Sigues ahi, Halcon? --pregunta mi antigua companera, de la que ya me habia olvidado. --Claro, muneca. Solo queria pedirte perdon por haberte puesto en un compromiso. Sabes que no soy asi. Cuelgo antes de escuchar su respuesta sarcastica o irritada. Ahora me preocupa mas la situacion en la que me encuentro. ?Alguien me ha tendido una trampa? Indico fin de trayecto para acallar la molesta voz del coche repitiendose. Alli estamos los dos City Cabs. Solos. Sin nadie en kilometros. Monto mi arma camuflada y espero a que mi presa mueva ficha. --Por favor, abandone el vehiculo. Este nuevo aviso juega a mi favor. Esperare hasta que venga la policia a comprobar el porque de un taxi parado y con un pasajero armado. Prefiero ese incomodo encuentro que cometer un error frente a gente dispuesta a asesinar. Ahora no se quien vigila a quien. Todavia es de dia, pero creo adivinar atravesando su luna trasera un destello dirigido hacia mi. --Por favor, abran el vehicu... El mensaje se repite cada treinta segundos. Pero ahora esta enrarecido con interferencias. La voz suena entrecortada, las luces interiores de mi Cab han parpadeado y parece que no llegan a apagarse. Piensa, Halcon, piensa. Por fortuna, acude la caballeria. Desde luego han mejorado los tiempos de respuesta desde mi marcha del cuerpo. ?Sera alguno de los viejos conocidos? --Por favor, salga del vehiculo con las manos en alto. Ahora escucho a la policia por el altavoz interior. Veo que el otro coche empieza a alejarse. Lo voy a perder, pero ha pasado el peligro... ?O quiza no? No salgo. No me atrevo a tocar la puerta. --Salga del vehiculo con las manos en alto. El coche de policia ha estacionado a pocos metros. Baja uno de los agentes y se me aproxima con la mano acariciando la culata del arma. --!No se acerque al coche! No parece escuchar mi advertencia. Muevo las manos para que se aleje, pero en vez de hacerme caso, mis gestos le ponen en alerta y saca el arma. Se aproxima apuntandome mientras su companero insiste a traves del comunicador para que baje del vehiculo. Con las dos manos sujetando la Smith & Wesson y presto a disparar, golpea suavemente el cristal de la ventanilla para indicarme que salga. Las luces interiores vuelven a oscilar. No le conozco. Es joven, debe ser una incorporacion reciente. Levanto las manos y vuelvo a prevenirle: --Por favor, no toque el coche. Otra frase inutil. Cuando acerca la mano a la manilla exterior se escucha un chasquido seco y el abnegado policia se desploma como si fuese de carton piedra. Jamas he visto algo asi. Su companero, todavia en el coche patrulla, me creera responsable. Puedo darme por muerto. Solo tengo segundos. Busco y abro la puerta con las manos metidas en los plasticos de la documentacion del coche. Salgo aun a riesgo de correr la misma suerte que el agente caido. No me ocurre nada. Me dejo caer al suelo de rodillas con las manos en la nuca para que el otro agente me vea entregado antes de reaccionar y acabar conmigo. El cadaver yace a mi lado en una postura antinatural y grotesca, como si aun estuviese de pie. Me recuerda a las fotos de aquellos cuerpos petrificados por la erupcion del Vesubio. El rictus desprende un fuerte olor a chamuscado. El ambiente a chamusquina. 2 COMISARIA Mi vieja comisaria. Vuelvo a los ocho anos. Ha cambiado poco. El ambiente tenso al verme entrar no es muy distinto al que se creaba la mayoria de veces, cuando lo hacia sin esposar. Las caras nuevas me sentencian con la mirada. Ya deben estar al tanto del asesinato de un companero. Espero que, aunque me vean arrestado como principal sospechoso, ninguno de los viejos colegas a los que saludo con la mirada piense que puedo haber sido yo. La incredulidad y la sorpresa que recibo no me lo confirman. Como siempre, nadie habla a mi paso. Ni siquiera mi antigua companera Marga. A ella le sonrio. Randle me espera en la puerta de su despacho, al menos tiene el miramiento de no despacharme a una celda o a una sala de interrogatorio. Debe ser el unico que conoce los detalles de mi implicacion en este asunto. El agente que me conduce me sienta bruscamente y me clava en el cuello dedos como garras. Quiere venganza. Pero Marvin le ordena que salga sin darle opcion a relatar lo ocurrido. No le gusta, pero obedece y mis cervicales vuelven a su orden. El capitan Marvin Randle, mi antiguo jefe, baja los estores para apartar una docena de miradas de reojo y pasea por su despacho frotandose las manos y la nuca. --Cuando te expulsaron del cuerpo y prometiste no volver nunca mas a esta ciudad pense que me habia tocado la loteria. ?Podrias explicarme por que se ha acabado mi buena suerte? Nunca me deja responder. --?Que ha sucedido? ?Por que tengo a uno de mis hombres carbonizado? Espera, no me lo digas. --Levanta las palmas de las manos--. Ha sido un accidente. Pasabas por alli y casualmente hubo algun fallo tecnico en el vehiculo y... --Veo que no ha perdido su astucia. --Muy gracioso, Halcon. Muy gracioso. Tira un expediente sobre la mesa y se me encara a voces. --Apareces hace un par de dias como por casualidad haciendo preguntas en la escena de un crimen perpetrado en mi ciudad. Enseguida supe que eras tu... --Abre el dosier y saca algunas fotos del cadaver--. !Muerte por electrocucion! Un dia despues, te encuentras donde un policia de mi Departamento es victima de otro asesinato. ?Y como?... !Por supuesto! !Tambien electrocutado! Supongo que es solo una coincidencia y que no hay ninguna relacion entre ellos. Da un violento golpe sobre la mesa. --!Estoy esperando una explicacion! --Lo siento, jefe. --?Lo siento, jefe? ?Cuantas veces he escuchado lo mismo? Yo ya no soy tu jefe y por dios que me alegro de ello. Al igual que se alegran tus companeros de no tenerte ya como tal. Senala hacia la ventana con la cara roja. Siempre le ocurre cuando se enfada y en mi presencia alcanza el bermellon. --Me gustaria poder ayudarle... --Eras tu el objetivo, ?verdad? ?En que estas metido? Esto te queda grande, Halcon. Este ultimo comentario me pone sobre aviso. Sin duda el tiene mas informacion que yo sobre lo que esta sucediendo. Tomo una de las fotografias de la primera victima y simulo ojearla con desinteres antes de volver a lanzarla sobre la mesa. --Quiza podria ser de mas ayuda si no me hubiesen echado a patadas de la escena del crimen. ?Como me queda de grande? Me vuelve a atravesar con la mirada