• la puerta de atras libro - A. J. Raven

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    Thomas Fooreman se estaba volviendo loco. Sentado ante el escritorio de una habitacion, en una cabana, en algun lugar perdido; su mente enloquecia a un ritmo desorbitado. Antes de que aquella locura le hiciera perder por completo el juicio, aunque a decir verdad; nunca lo habia tenido, decidio escribir una confesion acerca de una vida en la organizacion mas misteriosa y macabra creada por el hombre. Una organizacion de la que todo el mundo ha oido hablar pero a la que, por otro lado, tal vez pocos conocen en realidad; o puede que todo el mundo haya oido hablar de ella pero nadie se atreve a mencionarla. Quien sabe. Era mas tarde de la media noche en aquel lugar alejado del mundanal ruido. Unas hojas de papel en blanco, la vieja pluma Montblanc de su padre con el cartucho de tinta por la mitad, y esa botella de licor barato de gasolinera en la que no quedaba mas de un cuarto, era lo unico que tenia encima de la mesa; eso y aquellos imborrables recuerdos de una vida pasada. Aquella vida --si se podia llamar asi-- tuvo tanta demencia que la mayoria de las veces, se mezclaron la realidad con la ficcion, la verdad y la mentira. Su conviccion de que aquella mujer vestida de negro a quien el llamaba con carino <> estaba cerca, acechandolo en cada esquina, en cada lugar al que el fuese, se hizo cada vez mas notable. Por la mente indecisa de Thomas volaron las dos unicas opciones que el considero que podrian ocurrir: acabar suicidado victima de la demencia, o asesinado por los miembros de la organizacion. Sin duda esta ultima fue, la que mas aterro a Thomas Fooreman. El reloj colgante de la pared de aquella fria cabana, semejante a las casetas que posee la guardia forestal repartida por el bosque (aunque de dos plantas y con lujo) marcaba la una menos cuarto, momento en el cual, aquellas hojas de papel empezaron a reflejar un par de simples frases . <> El alto grado que ejercio Thomas Fooreman dentro de la orden , lo habia hecho perpetrar las acciones mas brutales, sadicas y despiadadas que nadie pudiera imaginar. Provenia de una familia de descendencia judia. Su arbol genealogico estaba lleno de inmigrantes que se habian instalado en Norteamerica alrededor de 1600 o 1700 --no habia una fecha exacta en los archivos del censo--, siendo los Fooreman, una de las primeras familias en ejercer de prestamistas. Abrieron una tienda de monedas en el gueto judio en Nueva York en donde, timando a la gente, amasaron una poderosa fortuna para mas tarde fundar uno de los primeros bancos que se conocerian. Sus padres, al igual que sus abuelos y tatarabuelos, dedicaron toda su vida a ser la mano derecha de una de las familias mas importantes e influyentes del planeta. La luna se hallaba en esa posicion en la cual, solo dejaba ver una porcion insignificante de su belleza. Lo acompanaba un cielo iluminado por unas estrellas tan relucientes que irradiaban mas luz que la propia luna, permitiendo distinguir las constelaciones. Los aullidos de los lobos se escuchaban con debilidad tras los gruesos cristales de las ventanas. En el horizonte, en las montanas, todavia se podian divisar rayos de una pequena tormenta cayendo sin cesar. Hacia mas de media hora que la lluvia habia caido en el inmundo tejado del lugar en el que se hallaba Thomas. Cerro los ojos y escucho el agua corretear por los canalones del tejado y bajar por la tuberia, hasta desembocar en un riachuelo de agua estancada en la parte trasera. Lo habia dejado todo empantanado, semejante a una cienaga. A causa de aquella lluvia, se formo una gotera en el techo que descendia desde la pared del piso de arriba hasta el comedor, agrietando mas la deformada madera. El viento habia descargado con tanto nervio que llego a partir varias ramas de los arboles. Algunas llegaron a impactar contra la puerta sin causar dano alguno, pero con un golpe estruendoso que lo hizo estremecer. Aquel frio intenso proveniente de las montanas, habia calado en sus huesos. Ni la media botella ingerida (o engullida) en menos de dos minutos, lo hizo entrar en calor. Penso en encender la vieja chimenea de carbon sin embargo, prefirio cubrirse con una sucia manta impregnada con meados y mierda de rata, cuya pestilencia le recordaba los rituales en los subterraneos donde fue participe. Estiro el exhausto brazo derecho y con aquellos ligeros dedos, comparables a los de un concertista de piano, apago la bombilla que caia del techo sujetada por un cable a medio pelar. Encendio una vela y permanecio escribiendo bajo la calida llama. <>. Hizo un paron para levantarse, estirar la espalda, las piernas, descansar una mano temblorosa y una vista que comenzaba a estar fatigada. Sin zapatos, arrastrando los pies desnudos y encallecidos por la gelida madera, se acerco hasta la ventana. A causa del alcohol barato, intentaba mantener el equilibrio; se ladeaba, volvia a mantenerse recto, volvia a ladearse...Unido tambien a sus pocas fuerzas a causa de no haber probado bocado en dias, nadie sabe como aguanto tanto tiempo. Emitiendo unos grunidos, apoyo la mano en el cristal y aprecio la oscuridad del frondoso bosque mientras recordaba la programacion a la cual fue sometido de nino. La frente, el cuello y las manos comenzaron a emanar un sudor nervioso. Deslizo la ma no hacia abajo dejando un surco mientras sollozaba. **** La infancia de Thomas Fooreman, segun lo poco que recordaria el, fue feliz. Su familia fue duena de innumerables empresas repartidas por medio mundo. Amasaron bastante riqueza, tesoros con los que se podria acabar con el hambre en el mundo, pero eso en palabras de Robert Fooreman, no interesaba. Solian alardear entre las altas esferas, entre la creme de la creme de la aristocracia, ser una de las familias mas ricas que haya pisado la Tierra y razon no les faltaba, aun sabiendo que toda esa riqueza, se debia a la muerte de otros. Sus recuerdos, era estar siempre rodeado de toda clase de lujo. Al ser hijo unico, sus padres le dieron todo cuanto quiso; --cualquier capricho que al nino se le antojase, era concedido por su progenitor--. Los Fooreman se codeaban con las familias mas importantes de Norteamerica; siempre vistieron la ropa mas cara y disfrutaron de las mejores casas. Sin embargo, todo fue una mera fachada . Una noche, todo cambio. 1 25 de octubre de 1952. Antes del anochecer y despues de que el senor Harold Murray terminara el noticiario con la frase: <<Recuerden, Harold estara manana en sus hogares>>, en la residencia Fooreman, un pequeno Thomas de diez anos, regordete, grandes mejillas, nariz puntiaguda, pelo rubio y una mirada dulce e inocente de ojos marrones, caminaba agarrado de la delicada y calida mano de su madre, Martha Fooreman. Martha, cuyo apellido de soltera era Quinn, tenia cuarenta anos. La naturaleza la habia obsequiado con una belleza descomunal. Su pelo caia como una hermosa cascada dorada mas alla de sus hombros (en aquel momento recogido en una coleta). La cara reflejaba unos ojos verdes, una nariz chata y unos labios carnosos. Venia de una familia bastante acomodada. Era hija de Lauren Quinn, un exgeneral que lucho en la guerra de secesion y que mas tarde, se convertiria en empresario y socio de uno de los bancos mas importantes de Norteamerica; la J.P Morgan & Co. Martha se fijo en Robert en una conferencia en Portland, Maine, otorgada por un insider conocido como: el senor X, sobrenombre dado porque nadie habia visto nunca su verdadero rostro. Las charlas las daba enmascarado, portando una peluca falsa a menudo morena, un bigote postizo y unas gafas de pasta negras que le agraciaba con un aire a lo Buddy Holly. Al contrario que a su marido, Robert Fooreman, la naturaleza no fue tan generosa con el. Era un senor que sacaba diez anos mas a su mujer. De mediana estatura, su cara evidenciaba unos ojos caidos de color marron, severas marcas de acne brotado en su juventud (antes de entrar a la secundaria, su cara parecia la de un leproso) que le dejo unas marcas como el crater de un volcan. Una nariz picuda y un menton que parecia un caballo. Portaba la llamada <> debido a su grata aficion por grandes jarras de cerveza fria, tibia o caliente; la comida y el sedentarismo. En la cabeza manifestaba unas entradas y el empobrecido pelo que quedaba, era como nieve en una montana. Los conducia por el pasillo del ala este de la mansion de estilo colonial, ubicada a las afueras de Richmond, Virginia. Por un largo corredor iluminado por lamparas de pared antiguas, el pequeno observo cuadros con caras familiares; --algun dia, tu estaras en la pared--espeto su padre. Sus ojos comenzaron a humedecerse, a cristalizarse como un vidrio ardiendo a maxima temperatura. Aquella expresion de felicidad que reposaba en su angelical rostro, se convirtio en profunda tristeza. Aunque no entendio nada de lo que sucedia, ni lo que estaba por suceder, el horror de contemplar a esas personas montando a caballo, portando una capa de reyes y sujetando una lanza afilada en cuya punta atravesaba una cabeza de nino, lo hizo pensar que el, podia llegar a ser uno de aquellos ninos. Continuaron hasta llegar al final del corredor, giraron a la izquierda y bajaron tres peldanos, en donde se hallaba una instancia con un letrero que rezaba en latin: Ne intraveris (no entrar). Robert agarro el pomo con los dedos anular, indice y pulgar, dejando el pequeno levantado para no rozar su anillo de oro y diamantes de gran maestre , --queria mas al anillo que a nada en el mundo--. Segun sus propias palabras: <>. Un anillo que destellaba como los rayos de sol y que mas adelante, acabo en los dedos de otro. Dos bustos de los abuelos de Thomas decoraban la solitaria y algida sala. Desprovista de ninguna ventana y con un olor intenso a lacrado que, para el pequeno, no fue nada agradable. Entre aquellos dos bustos, una puerta que lo llevo a su primer descenso hacia el abismo. Robert presiono el interruptor que se hallaba detras del busto de su padre, Charles Fooreman II. El mecanismo rudimentario hizo girar unos engranajes. Un chirrido igual al producido por rozar un cuchillo contra una botella, resono en la desolada sala. La puerta de madera se deslizo hacia la derecha. Un humo denso, grisaceo, asfixiante; un olor a mierda y algo mas, surgieron del subterraneo. Ese algo mas, era el olor de los cadaveres putrefactos de las personas asesinadas que flotaban por un riachuelo de agua fecal, engendrando en Thomas una sensacion de condenacion eterna con tan solo diez anos. Robert con voz aguda pero vigorosa, dio la orden de bajar las escaleras de piedra. Encendio una antorcha con un viejo zippo que saco del bolsillo derecho del pantalon; la brea que impregnaba la antorcha se hallaba humeda y pegajosa, significado de que los rituales en la mansion de los Fooreman, nunca cesan. Entre ratas y gusanos, descendieron los treinta peldanos que encaminaron a su castigo la noche del 25 de octubre del 52. A mitad del descenso, un asustadizo Thomas escucho unas voces familiares profiriendo un cantico inusual, un cantico que jamas habia escuchado, un cantico que erizo la fina capa de vello que se estaba formando en sus brazos. In nomine dei nostri Baal excelsi … Segun iban descendiendo, aquellas voces se fueron haciendo cada vez mas intensas y escalofriantes, poniendo la piel como la de una gallina con tan solo escuchar la entonacion de la melodia. Thomas no quiso adentrase, ni dar un paso mas en ese odioso lugar. Preferiria estar con alguno de sus amigos jugando a la pelota en el Olaf Palm, un parque situado a medio kilometro al norte de su casa, al lado de la taberna del viejo Biff, o leyendo tumbado en el borde de su cama, con los pies colgando, un comic de su heroe favorito; el senor orejas puntiagudas, como el lo llamaba. Sintio como una de aquellas sucias y peludas ratas de las cientos o tal vez miles que merodeaban por las cloacas, intentaba meterse por debajo de su pantalon, royendo con sus dientes puntiagudos mientras lo miraba con aquellos ojos diminutos de un color rojo fuego. --No te asustes, solo es una rata, tienes que ser un hombre, vendran cosas peores-- pronuncio su madre con una sonrisa. --?Que ocurre? --interrumpio Robert enfadado. --Se asusta de las ratas. --No hay problema, lo soluciono ahora mismo --anadio--. Estupido crio, siempre haces que pierda mi tiempo.

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  • Llueve sangre sobre el asfalto (Balas y Whisky 1) de A. J. Raven

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    Cuando la policia llego al motel, las gotas de sangre aun se deslizaban sin prisa desde el colchon de la cama hasta el suelo de aquel mugriento cuchitril. Hallaron a la asesina tumbada, esbozando una ligera sonrisa y abrazada al cadaver como si fuera una nina dando amor a su osito de peluche. Los dos estaban desnudos alrededor de un charco de sangre y vomito. La prensa local, El Evening Journal , catalogo los crimenes como uno de los mas atroces que habian ocurrido en la ciudad. Sin embargo, no pudo igualarse al asesinato ocurrido cinco anos atras perpetrado por un joven que violo, atropello y quemo a una disminuida por la simple razon, de querer divertirse. Asi mismo, esa misma prensa, la que a veces enganaba a su publico inyectando en el papel tinta envenenada, le otorgo el sobrenombre de la asesina de gordos o la asesina del pene. La comisaria que llevo el caso, la veintidos, su capitan declaro que en mas de los diez anos al frente de la jefatura, jamas habia contemplado un crimen igual; tan sadico y tan salvaje a la vez que despiadado. El capitan tambien anadio que, cuando vio las fotos del primero de sus crimenes, por poco le da un infarto... 1 Para Berta Rogers, por fin llego el dia que tanto habia esperado. Tras ganar su primer caso para el bufete Bender and Bolin , uno de los mas prestigiosos de la ciudad, consiguio aquel puesto fijo como abogada al que siempre habia aspirado. Terminada como becaria a los veintisiete anos de edad, su jefe, un chupatintas de cincuenta anos adicto a la nieve y a las putas caras llamado Andreu Bolin, le asigno un caso facil de llevar, puesto que quiso tantear a una abogada cuyo futuro brillaba en esplendor. El caso en cuestion no fue nada mas que un simple robo en una tienda de licores en donde su asaltante, --un ninato de clase alta que empunaba una pistola de juguete--, sustrajo quinientos dolares en metalico y botellas por valor de cien dolares. En total la suma ascendio a mil dolares. Lo que hizo la mente de la abogada fue cambiar los roles. Al delincuente lo puso como victima y a la victima, como el delincuente. La oscuridad se hundia en la ciudad de los vientos. Era una noche del segundo mes del ano en donde semanas atras, los carnavales habian sazonado un poco las malogradas calles con aquellos disfraces y pelucas de distintos colores, hombres zancudos, animales y un sinfin mas de parafernalia sin sentido. Una noche invernal en la cual la nieve gritaba con sutileza por cada rincon de aquellas arterias ennegrecidas, atormentadas, llenas de maldad, odio y desesperacion. Una capa de cinco centimetros de espesor arropaba las aceras como una madre arropa a su hijo. Los coches dormian con sumo placer bajo un manto de escarcha, las alcantarillas emitian un humo lechoso, triste, y las campanas del ayuntamiento daban las diez en punto. Berta elegia vestido para la fiesta que sus amigas habian preparado por ganar su primer caso. Acababa de salir de la ducha de su casa de dos plantas en el 1149 de la calle 90, en Dunning, al este de la ciudad. En su habitacion, al lado de la cama, frente al espejo, se probaba vestidos. Cogio el negro y se lo probo. No le gusto como la quedaba debido a que pensaba que ese color le hacia tener el culo gordo. Lo dejo apartado y agarro el rojo. Se lo probo mirandose al espejo sin embargo, tampoco le gustaba; pensaba que ese color era para descocadas, tal vez para su amiga Kate. Lo aparto a un lado de la cama y se decanto por el negro. Para nada le hacia tener el culo gordo. Berta era guapa, bastante guapa. Tenia unas medidas de ensueno en una altura de un metro sesenta. Su pelo rubio ondulado, destellante como el oro bajo los rayos del sol, resbalaba hasta sus pequenos y redondos hombros. Los ojos eran grandes como ensaladeras y el color parecia una hermosa pradera verde. La nariz pequena y redonda estaba unida a una sonrisa que daba felicidad a un rostro cuya piel, era de un blanco tan bello que se asemejaba a las alas de un angel. Tambien era una chica brillante, divertida, generosa, culta y con un gran corazon aunque este se transformaba cada vez que se ponia la toga y subia al estrado, convirtiendo ese corazon en un organo inerte. Sus pasiones como cualquier muchacha de su edad, era la moda; a Berta le encantaba la ropa, sobre todo la ropa cara comprada en las tiendas de la calle llamada The Mag Mile. Ademas de comprar ropa, la gustaba nadar al igual que jugar al tenis, ir a sitios caros y la buena comida. A veces, solia salir con un chico de cuerpo musculoso y cabeza vacia, algo informal, un mero revolcon, puesto que a ella la agradaban los chicos inteligentes. Pero que no lo fueran mas que ella. Berta salio de su casa a las once. Un taxi esperaba en la acera con el motor encendido. En su interior se hallaban sus tres amigas: Kate, Wen y Lany. Kate Miller era la mas atrevida y ligera del grupo. Fue companera de Berta y Lany en la misma clase. En la actualidad, ejercia como veterinaria, un trabajo que era su pasion; poder salvar y cuidar animales indefensos era su vida. Era lista, atenta, generosa, fogosa y coqueta. Unas cualidades dentro de un cuerpo perfecto, delgado a su vez que con curvas, y un pelo negro lacio, que llegaba por debajo del cuello. Su cara albergaba unos labios finos, nariz ancha y unos ojos de color gris. Sus pasiones, aparte de cuidar animales moribundos, era la fiesta. La encantaba salir a desmadrarse y pasarlo bien entre copas y chicos. Despues, estaba Wen Zhao. Era una chica algo timida proveniente del gigante asiatico que al terminar de graduarse se hizo profesora adjunta. Poseia un cuerpo fino como el hilo de una cana de pescar. Alguno de sus dioses asiaticos no la bendijo con culo ni pechos; ese dios de ojos rasgados se cachondeo de ella al hacerla plana como una tabla de planchar. El pelo, corto hasta el cuello, parecia un estropajo. La cara era como un pan de hogaza, una frente protuberante y una nariz chata con las aletas definidas. Lectora empedernida de autores confucianos, iba un curso por debajo cuando conocio a las chicas. Sus padres se trasladaron de China despues de nacer Wen. Su padre quiso un futuro mejor el cual, el gigante asiatico no podia proporcionarle, abrio una tienda de licores y comestibles en el barrio chino que no le fue nada mal. Por ultimo, estaba Lany Lopez. De origen cubano, era una portentosa belleza latina. Tenia un pelo moreno largo hasta llegar a media espalda. En las puntas, unas mechas de color verde que hacian juego con sus ojos. Una piel caramelizada, unos labios finos y una nariz aguilena era todo lo que ofrecia su cara. La espalda y las piernas reflejaban tatuajes. Era la rebelde del grupo. Controlaba todo a su paso; era fria calculadora y dominante, pero buena amiga. Le gustaba las motocicletas (cuanto mas grandes mejor) y enfundarse en ropa de cuero. Poseia una lengua viperina y portaba un toque gotico. --?Listas para desmadrarnos esta noche? --pregunto Kate. --Si, pero sin pasarnos --dijo Lany. --?Creeis que este vestido me hace gorda? --inquirio Berta. --Estas deslumbrante --dijo Wen--.Mirame a mi, parezco una tabla de madera, en cambio tu, estas guapisima. --Estas perfecta --anadio Kate--. Ese vestido te hace unas tetitas ricas, dejame tocar. Estiro la mano y la toco un pecho. --!!Deja mis tetas!! --exclamo Berta entre risas. --Yo no tengo tetas --pronuncio Wen. Berta y Kate rieron. --Oiga --espeto Lany al taxista--. Cuando quiera arranque, !eh! --Si no me dicen adonde van… --Al club The Warehouse. El club se ubicaba en el 206 de South Jefferson Street, en el area comunitaria de Greektown. Se habia construido sobre la estructura de una antigua fabrica de tres pisos. Cinco anos atras de la apertura del club, aquella fabrica de calzado fue destruida por un incendio que se inicio a las tres de la madrugada. Los bomberos atribuyeron el suceso a unos viejos cables pelados que recorrian la pared del tercer piso. A los seis meses del incendio, la casualidad hizo que el terreno pasara a un politico de dudosa procedencia. El Warehouse era el club de moda en la ciudad. Cada noche, atraia alrededor de dos mil personas sedientas de una buena juerga. A veces, Berta, Kate y Lany, se podian pasar quemando la pista desde la noche del viernes hasta el medio dia del domingo. Era un club en donde se permitia el sexo al descubierto, eso hacia que estuviera libre de agresiones. Lo mismo lo podias hacer en el bano que en la pista o junto a la cabina del DJ. Tambien era la sede para los hombres negros homosexuales repudiados, tratados como leprosos por su comunidad. Alli se podian juntar y darse amor sin que ningun dedo les senalara. En aquel lugar podian ser ellos mismos. El residente, el que hacia vibrar la pista, era Frankie Knuckles, un DJ afroamericano rollizo, calvo, con gafas de pasta y una perilla. Habia salido de los bajos fondos de la ciudad conocida como la Gran Manzana para empezar a despuntar experimentando con la musica electronica. --Seguro que aparece tu ex novio --dijo Lany a Kate. --Espero que no, quiere volver pero no estoy dispuesta, paso de el. --Venga chicas, relajaos y disfrutemos de la noche --sentencio Wen. El taxista las dejo en la puerta del club. La fachada se iluminaba de blanco por unos pequenos focos que rotaban de forma aleatoria en ambos lados de la puerta. Estaba custodiada por un portero que se podia asemejar a un orangutan, con una piel negra como el carbon y recubierto de musculos en una altura de un metro noventa. Portaba un traje negro y camisa blanca, ambos de una talla menos. Parecia que iba a reventar el traje y colgarse desde el Willis Tower, el rascacielos mas alto de la ciudad. La fila de personas que esperaban entrar al lugar de nacimiento de la musica electronica, daba la vuelta a Jackson Boulevard. Una alfombra roja te acercaba hasta la puerta en donde aparte del orangutan, habia una banda de terciopelo rojo colocado en dos postes de contrachapado banado en oro. Bajaron del taxi y fueron directas hacia el portero. Eran bien conocidas por el dueno pero sobre todo, por el primero. De esa manera, consiguieron saltarse toda la fila sin esperar ni pasar frio en la tortuosa noche. Ellas solo iban a calentar. Kate habia conseguido un reservado para un dia tan especial. --Bienvenidas, chicas --dijo el portero con una voz grave. El orangutan aparto la banda de terciopelo. Berta abrio la puerta y se adentraron a un mundo de lujuria y desenfreno en donde el limite era inexistente.

  • Cascara de nuez de Ian Mcewan

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    Asi que aqui estoy, cabeza abajo dentro de una mujer. Aguardo con los brazos pacientemente cruzados, aguardo y me pregunto dentro de quien estoy, que hago aqui. Los ojos se me cierran con nostalgia cuando recuerdo que iba a la deriva en mi bolsa corporal translucida, flotaba en suenos dentro de la burbuja de mis pensamientos a traves de mi oceano particular de volteretas a camara lenta, chocando suavemente contra los limites transparentes de mi encierro, la membrana acogedora que vibraba, mientras las amortiguaba, con las voces de unos conspiradores de una ruin empresa. Esto fue en mi juventud despreocupada. Ahora, totalmente invertido, sin un milimetro de espacio para moverme, con las rodillas apretadas contra el vientre, mis pensamientos, al igual que mi cabeza, estan muy ocupados. No me queda otro remedio que tener la oreja pegada dia y noche contra las sanguinolentas paredes. Escucho, tomo notas mentalmente y estoy preocupado. Oigo conversaciones intimas sobre un designio mortifero y me aterra lo que me espera, lo que podria arrastrarme. Estoy inmerso en abstracciones, y solo las relaciones que proliferan entre ellas crean la ilusion de un mundo conocido. Cuando oigo <>, cosa que nunca he visto, imagino una especie de suceso mental que se acerca mucho a <>, cosa que tampoco he visto nunca. Me considero inocente, exonerado de lealtades y obligaciones, un espiritu libre, a pesar de mi exiguo habitaculo. No hay nadie que me contradiga ni me reprenda, no hay nombre o direccion anterior, no hay religion ni deudas ni enemigos. En mi agenda, si existiera, solo figura mi proximo nacimiento. Soy, o era, a pesar de lo que dicen ahora los genetistas, una pizarra en blanco. Pero una pizarra porosa, escurridiza, que no serviria para un aula ni para el tejado de una casa de campo, una pizarra que se escribe a si misma a medida que crece cada dia y se va llenando. Me considero inocente, pero al parecer formo parte de una intriga. Mi madre, bendito sea su corazon incesante que chapotea ruidoso, parece estar implicada. ?Parece, madre? No, esta. Estas. Estas implicada. Lo he sabido desde mi principio. Dejame evocar aquel momento de creacion que llego con mi primer concepto. Hace mucho, muchas semanas, mi surco neural se cerro para convertirse en mi medula espinal y muchos millones de neuronas jovenes, trabajadoras como gusanos de seda, hilaron y tejieron con la estela de sus axones la esplendida tela dorada de mi primera idea, un concepto tan simple que ahora se me escapa en parte. ?Aquello era yo? Demasiado vanidoso. ?Aquello era ahora? Excesivamente dramatico. ?Entonces era algo que precedia a ambas cosas y las contenia, una sola palabra forjada por medio de un suspiro o un desmayo mental de aceptacion, de puro ser, algo como… esto? Demasiado preciosista. Asi que, acercandome mas, mi idea era Ser. O si no, su variante gramatical, es. Este fue mi concepto primigenio y ahi esta la cuestion crucial: es. Nada mas. En el sentido de Es muss sein. El comienzo de la vida consciente era el fin de la ilusion, la ilusion del no-ser y la erupcion de la realidad. El triunfo del realismo sobre la magia, del es sobre el parece. Mi madre esta implicada en la intriga y por ende yo tambien, aunque mi papel pudiera consistir en frustrarla. O en vengarla, si yo, un cretino reacio, llego demasiado tarde.

  • Las esquinas rotas de Joaquin M. Barrero

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  • Los pecados heredados. Ultraje de Jana Westwood

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    Estamos en la segunda mitad del siglo XIX. Caroline Wilkie, duena de un singular temperamento desde nina, posee una destacable inteligencia y un enorme afan por aprender. Hija ilegitima, su misterioso origen es un secreto muy bien guardado por su madre.

  • No me mires asi, nena: Una novela de Quedate Conmigo, Kris Buendia de Kris Buendia

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    ?Amaste la Saga Quedate Conmigo?
    Amamos a Brandon Barbieri y a Amy Collins, una pareja explosiva en el amor y en el drama. Con ellos aprendimos que no hay limites en el amor, y ahora lo sabremos en la cama.
    Pero. ?Que pasa si ahora la historia es diferente?
    Brandon tiene el control en la cama y en un club que heredo de su hermano gemelo.
    Este FanFic con un mundo alterno, nos ensenara el lado pervertido de Amy Collins, ahora es ella quien tendra el control de Brandon y lo llevara a conocer ese mundo ardiente en su club SexPetals. Haciendo realidad todas las fantasias de un hombre, algo que Brandon no dejara escapar, pero ?Podra compartir a su nueva fotografa despues de una noche en el SexPetals?
    ?Mezclaran trabajo con placer?
    Si pensaron que solamente los hombres podian tener fantasias.
    La senorita Collins nos demostrara lo contrario. ?Dejara que le saque… algo mas que una foto?

  • Pasado imperfecto de Julian Fellowes

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  • Rendicion (Premio Alfaguara de novela 2017), Ray Loriga de Ray Loriga

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  • El Libro de los Abrazos de Eduardo Galeano

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    El libro de los abrazos es una sintesis perfecta del imaginario mas inspirado de su autor. Celebraciones, sucedidos, profecias, cronicas, suenos, memorias y desmemorias, deliciosos y extraordinarios relatos breves en los que hasta las paredes hablan.

  • Degenerado de Ariana Harwicz

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    Degenerado es la historia de un proceso judicial. Empieza una noche gelida cuando un hombre se dispone a hacerse un te y leer despues de una larga jornada. Pronto lo distraen las luces de gendarmeria: fuera de su casa los vecinos se agolpan, y, a medida que corre el rumor de que el hombre es un pedofilo, se arma una batalla campal. A los animales del corral, por su parte, no les interesa saber si el vecino es o no es un pedofilo: quieren comer, abrir la boca y que el dueno les eche algo. Mientras, algunos vecinos ya piden la cabeza del hombre: como en las plazas publicas, sacan fotos al condenado, y los chicos son alzados sobre los hombros. La madre del acusado esta ausente, esta presente, es testigo: ese es siempre el drama del amor materno. El acusado acepta pelear hasta el final contra todo y contra todos, porque ?quien esta seguro de haber cometido un error? ?Quien se puede autoinculpar? En la noche estrellada, ?donde empieza el criminal y dondeel hombre honesto?
    Degenerado podria ser el cuento de un borracho o de un hombre que recuerda la guerra, pero sucede en tiempos de paz, en plena democracia capitalista. Degenerado, es, pues, un laberintico y sordido monologo pronunciado con un hilo de voz: el hilo de voz entrecortada de un hombre que, enfrentado a una sociedad que le pide que sea alguien, que exista, le devuelve lo peor de que es capaz.

  • Reinos de Cristal 1 de Encarna Abad

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    El futuro del reino de Castilla esta en manos del destino. Descubre en la saga Reinos de Cristal y en este primer volumen, La Comitiva del Milagro los avatares de una comitiva real que se dirige al reino de Portugal con una mision: Traer una nueva esposa para el principe Enrique de Castilla.
    Su padre, el rey Juan II, quiere zanjar el fracaso de su primer matrimonio, pues el futuro rey; Enrique IV, quedara a merced de las intrigas cortesanas, ante la falta de un heredero al trono."
    El azar hace que se entrecrucen las vidas del rey Enrique IV de Castilla, llamado el Impotente y la de Manuel Acosta, un joven portugues que huye por salvar la suya.
    Las dificultades continuan y las intrigas se apoderan de la corte... ?Como hacer que Enrique y Juana engendren un hijo? Solo el poder de la ciencia... y la mano de Dios, en forma de Milagro pueden conseguirlo...

  • El que susurra de Malenka Ramos

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  • Tiempo de amar de Elena Garquin

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    Erase una vez un guerrero que intentaba matar fantasmas con su espada. Y una hermosa muchacha cuya valentia logro salvarlo.
    Erase una vez una guerra que derramo sangre, destruyo esperanzas y quebro espiritus. Un largo cautiverio que marco voluntades. Un matrimonio forzado que rompio juramentos sagrados.
    Una historia de amor truncada por la maldad mas oscura.
    Y una magica lluvia de estrellas destinada a protegerlos a traves del tiempo y del espacio.
    Emprendieron una lucha sin cuartel contra el odio y la sed de venganza. Comprendieron que debian mantenerse unidos en un mundo extrano para ellos, pero...
    ?Seran capaces de aceptar que, despues de un tiempo para las promesas y otro para las traiciones, llegara el tiempo de amar?

  • Memorias de un Heroe Ensangrento de Daniel Nieto

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    A mis mas estimados jovenes, sufridores del dia y de la noche, la cual es para vosotros perenne.
    Con esta mi mas sincera apelacion, se halla una advertencia, siendo esta la siguiente:

  • La estrategia del Diablo de Armando Cuevas Calderon

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    El robo de un objeto legendario, un extrano asesinato, un misterioso experto en antiguedades y una policia de homicidios atormentada por su pasado se entremezclaran en este perturbador thriller policiaco.
    Enfrentada a una investigacion repleta de mitos y secretos, la inspectora Elena Valdeon debera sumergirse en el oscuro mundo de las sectas satanicas, y seguir las pistas dejadas por un crimen atroz cometido hace casi dos mil anos, si desea resolver el caso mas inquietante y peligroso de toda su carrera.

  • Ciudad total de Suketu Mehta

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    Un retrato de Bombay feroz, detallista, visceral e inteligente. Una lectura que es como embarcarse en un viaje en el que se conoce a fondo la ciudad de la India, sus habitantes y su historia.

  • La ultima Sibila de Isabel Abenia

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  • Operacion Bifrost de Nuell Martin

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    Zach Schneider lo ha perdido todo. Lo unico que le queda es su palabra; y quizas incluso deba darsela a un grupo de personas con pocos escrupulos y mucho poder que desde un chalet de lujo en los Alpes alemanes se encuentra en situacion de ofrecerle reflotar su vida si les ayuda con sus ambiciosos planes. Su busqueda de justicia le embarcara en un arriesgado viaje sin retorno que hara tambalear sus firmes convicciones morales y en el que debera elegir entre mantener su palabra o su integridad; aun a riesgo de perder ambas.

  • Nunca beses a un roquero (Stage Dive 4) de Kylie Scott

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    El desliz de una noche con una estrella de la musica unira sus destinos…?llevara ese algo a que sus corazones se unan tambien?
    Positivo. Dos rayitas en un test de embarazo y todo en la vida de Lizzy Rollins cambiara para siempre. Y solo por un error, uno de los grandes, cometido en Las Vegas con Ben Nicholson, el irresistible y sexi bajo del grupo Stage Dive. Lizzy sabe que el roquero no busca nada permanente, solo pasar un buen rato, y no importa cuanto desee ella que eso no fuera asi.

  • Kharos. Almas de Plata de Diana Buitrago

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    La niebla que sube del rio, una hoguera en las montanas y un rumor siseante en las calles. La daga en la mano preparada para ensartarla en un drakko, la noche que llora a sus caidos y la diosa que aulla a la luna. Un alarido en la distancia y terror en el corazon.
    En eso se han convertido los dias que pasan tortuosamente en la desolada ciudad de Sapphire, donde la magia negra se ha aduenado de sus calles y la esperanza reside en un viejo templo y un portal interdimensional derruido.
    Desde FireCross, Los Portales, el Clan Magno, la Catedral y Nebulose hasta el mismisimo templo y la fabrica abandonada. El pincel de la esperanza que se niega a resquebrajarse luchando por la vida que naufraga como la luna por el cielo.
    La plata de los Kharos que siempre llega al corazon y un grupo de presos que estaran dispuestos a sacrificar su propia vida para terminar con la masacre. Porque cuando todo falta solo el alma prevalece.
    Kharos-Almas de Plata, novela autoconclusiva, distopia de fantasia oscura, juvenil y urbana. Una aventura trepidante por la oscuridad de sus calles y la profundidad del alma.

  • La quimica del odio de Carme Chaparro

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    ?QUE HARIAS SI, TRAS HABER SOBREVIVIDO A LA QUE CREISTE QUE ERA LA PRUEBA MAS DURA QUE PODIAS SOPORTAR, EL DESTINO TE LLEVARA OTRA VEZ AL LIMITE?

  • La chica de las bambas de Teddy Lester

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    Una bonita historia de amor de treinta meses cuya escasa duracion termina tragicamente.

  • Sumergidos de Judith Rull Canes

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    Hay historias que comienzan y terminan, y otras, en cambio, nunca consiguen arrancar. En ocasiones la vida te sorprende con una historia asi de inexplicable, sin principio ni final, llena de complicidades y de causas imposibles, de deseo incontrolable, de pasion, de locura, de amor, de desencuentros, de instantes eternos y adioses inesperados… algo que se eterniza en el recuerdo de sus protagonistas, que quedaran marcados para siempre por todo lo vivido. Mi nombre es Julia. Les diria que soy la protagonista de esta historia si no tuviese la extrana sensacion de que solo me he dejado llevar por ella, sin poder decidir cuando se reescriben los besos y donde debe ponerse el punto y final.
    Sumergidos es un viaje a las profundidades <>. Dos almas enamoradas, mecidas por una misma brisa marina.
    Respeto y respiro. Siento y vivo. Lo escribo.

  • La muerte del comendador 2 de Haruki Murakami

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    En el primer volumen, dejamos al protagonista deseoso de saber que se oculta detras del cuadro titulado La muerte del comendador. Tambien ha aprendido a convivir con los extranos personajes y objetos que lo envuelven desde que se instalo en la casa en las montanas. Y, a peticion de su vecino, ha empezado a esbozar el retrato de una peculiar adolescente, Marie Akikawa.

  • El codigo de la obesidad de Jason Fung

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    En este libro ameno y provocativo, el doctor Jason Fung establece una teoria novedosa y solida sobre la obesidad. Ademas de numerosos habitos para mejorar tu salud y controlar tus niveles de insulina, con El codigo de la obesidad aprenderas a usar el ayuno intermitente para romper el ciclo de la resistencia a la insulina y alcanzar un peso saludable. El doctor Jason Fung es nefrologo y fundador del Programa de Gestion Intensiva de la Dieta, que aplica un tratamiento unico para la diabetes tipo 2 y la obesidad.

  • Encuentro afortunado de Emma Sheridan

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    El frio de la manana de invierno le calaba los huesos y lo odiaba. Llevaba su set de tres calentadores de manos en su bolsillo derecho, pero no se atrevia a usarlos todavia, esperaria a estar realmente congelada para usar los tres juntos, como acostumbraba. Estaba muerta de sueno, las pesadillas de la noche anterior por los nervios no la habian dejado descansar, sumado a todo lo que respiraba y se movia dentro de la casa donde vivia, la cual ya no era su espacio de relax, ya no la sentia como su hogar. Todo la estresaba. Estaba esperando el charter privado que la llevaria al microcentro de Buenos Aires, donde se llevaria a cabo un encuentro de escritoras y lectoras. Ella estaba en medio de esos dos grupos. Era fanatica de la lectura, habia encontrado otro modo de terapia para poder canalizar todo lo que la rodeaba y, perdida entre los personajes creados por autoras a quienes ella admiraba, evadir la realidad. Su realidad no le generaba ningun tipo de placer, salvo lo que estaba a punto de vivir. Decia que era un setenta y cinco por ciento lectora y el resto un simple proyecto de escritora. Sus amigas la habian impulsado a publicar las cuatro novelas que tenia en el tintero. El resultado habia sido sorprendentemente exitoso. Sin embargo, ella no se lo creia. Cuando estaba a punto de presionar el primer boton del calentador en forma de corazon que estaba sosteniendo dentro de su bolsillo derecho, vio el charter doblando la esquina y estacionando casi a sus pies. Cerro el boton del mismo y acomodo su mochila en un solo hombro. <>, penso. --!Hola! --saludo al chofer--. Estaba a punto de morir congelada. Hasta creo que si estornudo me sale en forma de escarcha --dijo con una mueca comica. --Buen dia, dejame ayudarte con ese bolso --ofrecio el hombre. Ella solo hizo un gesto con los hombros y lo dejo ayudarla, el chofer deposito el bolso en el suelo del vehiculo. Se noto que no tenia intenciones de mas cortesias. Era muy temprano para intentar buscar alguna cara conocida; con la fuerza que la impulsaba a moverse, acomodo sus pesadas pertenencias en el lugar libre debajo de sus piernas, solo por si alguna otra persona subia. Se quito el abrigo, se sento estirando sus piernas, busco su movil y se perdio en la musica que salia de sus auriculares: Ravi Shankar en vivo en Francia. La transportaba a momentos felices, sin complicaciones, sin aburrimiento y con mucha adrenalina, era una combinacion perfecta, casi como un balsamo para relajarse. El vehiculo emprendio su recorrido. Sabia que tardaria aproximadamente media hora en llegar al lugar de encuentro. El ambiente calefaccionado hizo que sus pies se calentaran y a partir de ese punto de su cuerpo, todo el resto; ya no sentia frio. Guardaria los corazoncitos para mas tarde, tal vez para la vuelta. Cerro sus ojos y se relajo. Cuando terminara la musica, sabia que habria llegado a su lugar de destino. A pocas cuadras, el charter freno. Ella sabia que en algun momento dado, el chofer pasaba por un control. Le parecia que era muy pronto para llegar a ese lugar de control, pero como habia estado absorta en su musica, no le dio mucha importancia, ni siquiera abrio los ojos. Solo dejo que ese pensamiento fluyera y siguio en su mundo de ensuenos. El vehiculo no habia frenado tan lejos como ella pensaba, sino que lo habia hecho en la siguiente parada, a cuatro cuadras del lugar, y el conductor solo lo hizo porque quedaba un asiento libre, le habian avisado que un pasajero habia cancelado. El hombre que subio, agradecio, pago y fue a buscar lo que habia visto unos minutos atras. A la bella mujer de cabello largo. A la preciosa Abigail. La suerte estaba de su lado, el unico asiento vacio era el que estaba pegado al de ella. Asi era como el queria volver a estar, pegado a su lado, pero desnudo. Sacudio su cabeza y con ese movimiento borro sus pensamientos lujuriosos y la observo. Estaba casi igual, solo que algunas lineas de expresion estaban mas marcadas. Lucia preciosa, seguia siendo una mujer exotica para el y aun llevaba ese aire misterioso que lo volvia loco y le agitaba todo dentro de sus pantalones. Mientras estaba tomando un cafe en el bar de la esquina del centro de la ciudad donde habia vivido durante su infancia, la habia visto, o habia creido verla. Trato de recordar la cantidad de anos que habian pasado sin que se volvieran a ver y sus calculos le tiraban un gran numero, casi ocho. No era poco tiempo. Siguio su impulso, algo que no hacia desde hacia mucho tiempo, en el momento en que vio el charter moverse. Esa sensacion de seguir su propia locura, lo libero de su ajetreada y monotona vida. *** Ella respiraba profundo, inspiraba en tres tiempos y exhalaba en cinco, exactamente como le habia ensenado su profesor de yoga. Era una de las tantas herramientas que tenia para relajarse y sentirse plena. Liberada y sin peso ajeno. Sintio el calor de un cuerpo que se sento a su lado. Inspirando, percibio un aroma masculino que su olfato reconocia como familiar. Se nego a abrir los ojos, tal vez era la musica que la hacia pasear por lugares magicos y quizas era su propia imaginacion que estaba lista para crear un nuevo personaje. Hacia meses que no escribia nada y ni siquiera se habia dado lugar para sentir culpa por eso. Por unas milesimas de segundos se contento. Un nuevo personaje masculino le estaba a punto de hablar, pero solo se presentaba en forma de aroma que al parecer iba a mojar bragas. <>. El, en cambio, tenia los ojos mas abiertos que nunca, no podia creer lo que veia. Abigail en toda su esencia a centimetros de el, entregada, relajada, casi sonriendo. O al menos era lo que el podia observar desde el lugar donde se encontraba. Su cabello perfectamente alisado, sus ojos impecablemente maquillados y su boca... cuantos recuerdos le regalaba esa carnosa boca. Esa mujer seguia siendo una invitacion al pecado. En ese momento de su vida, seria pecado con todo lo que esa palabra conllevaba. Elimino ese pensamiento y volvio a actuar sin pensar. Se movio con lentitud para acercarse a ella. Habia sentido muchisimo frio al salir de la cafeteria, pero en ese momento estaba hirviendo, casi empapado en sudor, sentia que le pesaban sus partes mas intimas al compas con sus latidos que se agolpaban con locura. Llevo un dedo indice al labio inferior de ella, y lo acaricio con posesividad. Ella salto del susto y abrio los ojos de par en par. --?Que haces, idiota? --pregunto, elevando el tono de voz, descruzando sus brazos, tirando de sus auriculares para poder escuchar algo de la boca de ese atrevido, desubicado; tal vez una disculpa. Estaba a punto de boxear al acosador. --No pude evitarlo, fue un impulso. No lo lamento. --Hizo un gesto gracioso con la nariz y boca, como arrugando ambas. Abigail reconocio al instante al dueno de ese aroma tan penetrante. Era Alex, el joven que con solo mirarla la encendia. No podia creerlo, era una maravillosa sorpresa inesperada. Creyo que jamas lo volveria a ver. Relajo las manos, enderezo su espalda, lo volvio a mirar y le sonrio, sus mejillas se sonrojaron al punto que sintio mas verguenza por mostrarse asi, timida. --Es el unico asiento libre --dijo levantando sus hombros y sonriendo con la boca cerrada. Abigail no podia sacarle la mirada de encima, esos ojos, esa boca, ese cabello, esa cara de nino bueno que aun conservaba, aunque tambien recordo todo lo que habian vivido, flashes de recuerdos de fugaces encuentros sexuales que no habia vuelto a tener. Al menos no de la forma en que el la habia hecho sentir. Se le veia condenadamente sexy. --Sientate. --?Como estas, boquita hermosa? --pregunto Alex mientras se acomodaba cerca de la mujer. Trato de buscar una posicion en que no le doliera lo que se agrandaba en su entrepierna, pero fue en vano. --Muy bien… --titubeo--. ?Tu como estas? --Con dolor en los..., y con el amigo estrangulado, perdoname por lo que voy a hacer, pero necesito acomodarme --respondio y se acomodo lo que le molestaba en su entrepierna. Ella sonrio recordando la desfachatez de ese hombre que, a pesar de la cantidad de anos sin verlo, parecia mantenerse intacta. --?Desde cuando pides disculpas por acomodarte el paquete? Si mal no recuerdo, es algo que hacias cuando nos veiamos, entre otras cosas, y jamas pediste perdon. El volvio a sonreir ante tanta complicidad, era lo que solian tener juntos, sin filtros, sin medir palabras. Que eso siguiera igual, lo ponia a mil. --Tienes razon, antes no pedia disculpas porque, si queria, me desquitaba contigo, aliviaba mi deseo y tambien el tuyo, o ?acaso me equivoco? Ella creyo que no volveria a hablar tan abiertamente con un hombre, pero supo que con Alex la realidad superaba la ficcion y todo era valido. Le encantaba. --No te equivocas en absoluto --sonrio mordiendose el labio superior, escondiendo lo que le causaban esas palabras. --Esos labios... ?han seguido ejercitando o perdieron la practica? --Por Dios, Alex, las cosas que dices. ?Que tal un <>? --Okay, ?como te las arreglaste todos estos anos sin mi grandioso amigo? Ella hizo un gesto de asombro, y el comenzo a carcajearse. Ella no pudo evitarlo y tambien se carcajeo.

  • Una vida prestada de Berta Vias Mahou

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  • Un contrato de seduccion de Janice Maynard

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    Tumor. Incurable. Cancer. Jonathan Tarleton apretaba con fuerza el volante y miraba sin ver por el parabrisas. El trafico en la carretera 526 de circunvalacion de Charleston era ligero a aquella hora del dia. Aun asi, no deberia estar conduciendo. Seguia impactado y lo unico que queria era llegar a casa. Como un animal herido en busca de su guarida, necesitaba esconderse y asumir lo inimaginable. Por suerte, su hermana acababa de casarse y vivia con su marido, el mejor amigo de Jonathan. Si se hubiera dado de bruces con Mazie en la enorme casa de la playa, se habria dado cuenta al instante de que le pasaba algo. Los hermanos estaban muy apegados. En circunstancias normales, ni Jonathan ni Mazie seguirian viviendo en la casa en la que se habian criado, pero su padre era viejo y estaba solo. Muchos de sus amigos se habian ido a vivir a residencias en las que estaban acompanados y atendidos, pero Gerald Tarleton se aferraba a aquella fortaleza que era su casa en una isla barrera. Jonathan entro en el garaje y apoyo la frente en las manos. Se sentia debil, asustado y furioso. ?Como demonios iba a sacar aquello adelante? Era el unico que se ocupaba de la compania familiar de transportes. Aunque el nombre de su padre todavia figuraba en el membrete, Jonathan era el unico que se encargaba de aquel imperio. Su hermano gemelo deberia estar alli para ayudar, pero no se sabia nada del paradero de Hartley. Despues de robar varios millones de dolares a la compania, su padre lo habia desheredado y apartado de sus vidas. Su traicion le habia afectado mucho. Era un dolor interno que le reconcomia de la misma manera que la enfermedad. Su padre y el eran los unicos que sabian lo que habia pasado. No habian querido entristecer a Mazie https://www.facebook.com/novelasgratis 5 ni alterar la opinion que tenia de su hermano. Con mano temblorosa, Jonathan apago el motor, y en cuanto el aire acondicionado dejo de funcionar la humedad empezo a filtrarse en el coche. Los veranos en Carolina del Sur eran muy calurosos. Recogio sus cosas y subio a la casa. Por razones de seguridad, los Tarleton tenian alli dos despachos con la tecnologia mas puntera, ademas de los que tenian en la sede de la compania. No solo era una forma de garantizar la privacidad, tambien de que Jonathan mantuviera informado a su padre. No se sentia comodo en aquella situacion, y tenia un apartamento en la ciudad al que se escapaba de vez en cuando. Para un hombre de treinta y un anos, casi treinta y dos, su vida social era practicamente nula. De vez en cuando salia con alguna mujer, pero pocas de ellas comprendian sus exigencias. Dirigir el impresionante imperio familiar era para el todo un privilegio y tambien una maldicion. Ni siquiera recordaba la ultima vez que se habia sentido unido a una mujer, ya fuera emocional o fisicamente. Pero hacia aquellos sacrificios con agrado. Estaba orgulloso de lo que los Tarleton habian logrado alli en Charleston y queria ver su ciudad prosperar. Se detuvo unos segundos en el salon para contemplar el oceano. El sol de junio se reflejaba en sus aguas y la vista desde aquellos enormes ventanales siempre le habia parecido espectacular. Hasta aquel dia. En ese momento, la inmensidad del mar parecia estar burlandose de el. Los seres humanos no eran mas que pequenas particulas del universo infinito. Los viejos cliches eran ciertos. Afrontar la mortalidad de uno mismo lo alteraba todo. El tiempo, ese recurso que siempre habia considerado una materia prima inagotable, era de pronto mas preciado que cualquier cosa atesorada en la camara acorazada de un banco. ?Cuanto tiempo le quedaba? Los medicos le habian dicho que seis meses, tal vez un poco mas, tal vez un poco menos. ?Como iba a contarselo a su hermana? ?Y a su padre? ?Que pasaria con la empresa familiar? Mazie tenia sus propios intereses, su propia vida. Ella seria la unica duena del negocio, una vez que Jonathan y Gerald desaparecieran. Teniendo en cuenta que nunca habia demostrado el mas minimo interes por participar en la gestion de Tarleton Shipping, tal vez acabara vendiendo el negocio. Eso supondria el final de una era, pero quiza fuera lo mejor. La idea le resultaba dolorosa. Hasta ese dia no se habia dado cuenta de lo https://www.facebook.com/novelasgratis 6 vinculado que estaba emocionalmente a la compania. No era solo un trabajo para el. Era un simbolo del lugar que ocupaba su familia en la historia de Charleston. Momentos mas tarde encontro a Gerald Tarleton dormitando en un sillon del cuarto de estar y no quiso despertarlo. Se sentia devastado y fuera de control. Ademas, le dolia mucho la cabeza. Aquellos dolores habian comenzado hacia un ano. Al principio, eran esporadicos, pero poco a poco se fueron incrementando. Un medico le habia llegado a decir que eran por el estres, otro los habia calificado de migranas. Habia seguido una docena de tratamientos sin conseguir mejorar. Ese dia, su medico le habia dado un punado de pildoras y la receta para conseguir mas. Podia tomarse una, meterse en la cama y dormir hasta que aquel dolor punzante desapareciera. Pero eso no resolveria los grandes problemas. La idea de dejarse llevar por el efecto de los medicamentos era muy tentadora. No queria soportar un minuto mas de aquel dia tan horrible. Pero se dirigio a la cocina, tomo un vaso de agua y se tomo un par de pastillas de acetaminofen. Tenia responsabilidades, responsabilidades que no le llevaban a ninguna parte. Lo unico que habia cambiado era el tiempo que le quedaba. Jonathan siempre habia crecido trabajando bajo presion. La descarga de adrenalina por conseguir lo imposible le hacia esforzarse al maximo. Esa cualidad lo ayudaria a soportar los siguientes meses. Acababa de tomar su primera decision despues del diagnostico: mantendria en secreto la noticia por el momento. No habia razon para entristecer a su familia y amigos. Lo primero que tenia que hacer era trazar un plan. Una serie de ideas empezaron a formarse en su cabeza, cada una mas absurda que la anterior. Tenia que haber una respuesta. No podia permitir que cuando llegara el ocaso final, todo se fuera a la ruina. Necesitaba tiempo para asimilar aquella espada de Damocles que colgaba sobre su cabeza. Ni su dinero ni su poder ni su influencia podian salvarle de aquello. Lisette Stanhope introdujo el codigo de la alarma, espero a que la verja se https://www.facebook.com/novelasgratis 7 abriera y avanzo lentamente con su coche por la propiedad de los Tarleton. A pesar de que llevaba seis anos trabajando para Jonathan Tarleton, no dejaba de maravillarle aquella casa. Los Tarleton llevaban decadas viviendo en la punta de una pequena isla barrera al norte de la ciudad. En sus seis hectareas se levantaban la casa principal y varias construcciones repartidas a su alrededor. Una imponente verja de hierro protegia el enclave. El acceso desde el mar era imposible por el enorme muro de ladrillo que se habia levantado en la arena. Aunque la playa era publica, impedia que se pudiera acceder a la propiedad de los Tarleton tanto para evitar curiosos como por motivos de seguridad. Los huracanes y la erosion hacian que el mantenimiento del muro fuera muy caro, pero el actual patriarca de los Tarleton era por naturaleza paranoico y desconfiado, por lo que la seguridad era una preocupacion constante. Cuando vio el coche de Jonathan aparcado, el corazon se le encogio. Normalmente no estaba en casa a esa hora del dia. Tenia pensado entrar, saludar a Gerald y dejar el sobre que llevaba en el bolso en el escritorio de Jonathan. Podria haber llevado a cabo aquel tramite en las oficinas de la sede donde trabajaba, pero preferia hacerlo en un entorno mas discreto. La decision de presentar su renuncia le producia un nudo en el estomago. Jonathan se quedaria perplejo o se pondria furioso. Cuando leyera su carta, le pediria una explicacion. Ya lo habia pensado y habia estado practicando su discurso: la rutina, nuevos desafios, mas tiempo para viajar... Frente al espejo, le habia resultado casi convincente. Aquello le provocaba una gran desazon, teniendo en cuenta lo buenos que habian sido con ella Jonathan y su familia.

  • Tierra India. La dama escondida de Susana Biset

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    El orgullo y la soberbia son dos formas de intimidar a los demas. Tambien dos maneras de esconderse, de ocultar a los otros los propios miedos, las tribulaciones, las vacilaciones que preferimos que no vean. A veces, tambien, dejar al descubierto lo que nos asusta, lo que nos hace dudar es la manera de salir del escondite, y de encontrarnos a nosotros mismos.

  • Miles de emociones con nuestro nombre de Ana Forner

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    Dicen que Nueva York es la ciudad de los rascacielos, de las grandes avenidas y el escenario de miles de peliculas. Yo anadiria que tambien es la ciudad de los suenos, esos que todos esperamos cumplir algun dia, incluso yo misma, aunque a veces lo olvide cuando otro sueno, uno mas poderoso y que lleva su nombre, llega para ensombrecer a este.

  • Voces en la niebla de Diana Paulino

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    Voces en la niebla trata de la historia de amor, con sus sinsabores y complicaciones, entre una mujer de mediana edad casada y su jefe, tambien casado.

  • En busca de la verdad de Carolina Suarez

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    Andrew, recien graduado, decide cambiar de ciudad tras terminar con su relacion. Y las cosas en su nuevo hogar no seran normales. Unas vecina algo extrana y una serie de homicidios lo mantendran en vilo y en busca de la verdad

  • El suave susurro de los suenos de Christina Courtenay

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    Y ahora, jovencitas, como os podeis imaginar, la ultima voluntad de vuestros padres no contiene ninguna sorpresa, excepto por... A lo que me refiero es que a todas os corresponde una cuota igual en la herencia, por supuesto. Sobre eso no existe ninguna duda. El senor Parker, el abogado de la familia, estaba sentado en el borde del sofa; en la mesa de cafe se extendian varios documentos dispuestos en montones ordenados. Madeline Browne y su hermana pequena, Olivia, ocupaban los dos sillones de enfrente y esperaron en silencio a que continuara. --Si, ?y...? --Olivia, tan impaciente como siempre, le insto a que prosiguiera en cuanto no lo hizo de inmediato. --Bueno, hay un pequeno detalle que todavia tengo que revelaros --dijo al fin--, aunque no afecta en absoluto al asunto de la herencia. --Se le veia claramente incomodo y tuvo que aclararse la garganta un par de veces. Una mosca zumbo en la ventana intentando escapar hacia la libertad que proporcionaba el exterior. Maddie deseo poder hacer lo mismo, pero tuvo que conformarse con tragarse las lagrimas que amenazaban con volver a desbordarse. Toda aquella horrible situacion la estaba sobrepasando. --Vuestros padres anadieron un codicilo en el testamento segun el cual... Bueno... Tengo que deciros que... En resumidas cuentas, ellos creian que debiais saber que no sois hermanas de sangre --dijo de sopeton. Inmediatamente despues anadio--: Maddie, eres adoptada. Maddie solto un jadeo y miro al abogado. --?Adoptada? --Si, asi es. --El senor Parker hizo un gesto de asentimiento para dar mayor enfasis a su revelacion y se dispuso a ordenar una pila de papeles que estaba perfectamente alineada. --?Pero que...? Quiero decir, ?por que...? --Maddie no podia creerse lo que estaba oyendo y a su cerebro le costo horrores procesar la informacion. Tenia una extrana sensacion en el estomago, como si se hubiera tragado una bolsa llena de cubitos de hielo y se le hubiera entumecido la parte superior del torso. Sabia que la lectura del testamento seria dolorosa, pero aquello era algo del todo inesperado. ?Como podian sus padres haber mantenido un secreto asi durante tanto tiempo? ?Por que demonios no se lo dijeron? Tenia veintisiete anos, ya no era ninguna nina. Como si le estuviera leyendo el pensamiento, el senor Parker dijo: --Me temo que no se por que no te lo quisieron decir antes. Tal vez pensaron que era lo mejor para ti. --Se encogio de hombros--. Nunca me contaron nada sobre este asunto. Otro silencio, esta vez mucho mas incomodo. El senor Parker se movio nervioso en el sofa y se inclino hacia delante para volver a ordenar los papeles. Maddie se habia quedado paralizada, incapaz de mover ni un solo musculo, aunque las siguientes palabras de su hermana la sacaron de aquel trance. --Si Maddie no es mi hermana de verdad, ?por que tiene derecho a la mitad del dinero de mis padres? --!Olivia! --El abogado abrio los ojos claramente escandalizado por tal pregunta, pero Maddie ni siquiera pestaneo. Es mas, aquello casi le arranco la primera sonrisa desde que le comunicaron la noticia del accidente de trafico de sus padres. La pregunta era un claro ejemplo de la forma retorcida y egoista en que funcionaba la mente de su hermana. Nadie la conocia mejor que ella. --Como hija adoptiva de tus padres, Maddie tiene los mismos derechos que tu, Olivia. Todos los documentos estan en orden. --El abogado tenia los labios apretados en una tensa linea y el ceno fruncido en un gesto que mostraba su profunda desaprobacion, pero aun asi Olivia ni se inmuto y se limito a enarcar las finisimas y depiladas cejas sobre sus maquillados ojos intentando fingir una expresion de candida inocencia. --Pero si no tenemos ninguna relacion de consanguinidad, ?no deberia por lo menos llevarme la parte mas cuantiosa? --Bajo la espesa capa de maquillaje Olivia mostraba una expresion fria, de total indiferencia. No habia ningun atisbo de dolor por el fallecimiento de sus padres. Ni rastro de culpa por querer despojar a su hermana de la herencia. Nada que indicara que entendia la crueldad de lo que estaba diciendo. El senor Parker abrio la boca incredulo. --!Olivia, en serio, esto esta completamente fuera de lugar! --Se volvio hacia Maddie con una mirada de disculpa. Se notaba que aquel giro de los acontecimientos le habia pillado desprevenido. Empezo a juguetear con una elegante pluma estilografica, quitandole y poniendole el capuchon. --Me he quedado sin palabras --anadio de forma innecesaria. Maddie decidio que ya era hora de acudir en su ayuda. Mientras escuchaba las preguntas de Olivia, se vio invadida por una furia contenida. Se dio cuenta de que no se trataba de algo que hubiera surgido de repente. No, la ira habia ido creciendo con los anos, pero siempre se habia controlado por respeto a sus padres. Ahora, sin embargo, ya no habia ninguna razon que le impidiera dejarla salir y esa rabia le dio la fuerza suficiente para lidiar con aquello de una vez por todas. --No se preocupe, senor Parker. --Se inclino hacia delante para colocar una mano sobre su manga, intentando tranquilizarle--. Como bien puede imaginarse, esta noticia me ha causado un gran impacto, pero tambien me ha hecho ver una cosa muy clara. Olivia no es y nunca ha sido una hermana para mi. A pesar de lo mucho que he luchado por que tuvieramos una relacion mas cercana, no lo he conseguido. Siempre me he preguntado por que, pero hoy me acaba de dar la respuesta. Gracias. --Ya estas haciendote la santa, como siempre --susurro Olivia en tono despectivo. Maddie no mordio el anzuelo. Anos de practica le habian ensenado a ignorar las pullas de su hermana para evitar dar un disgusto a sus padres, que detestaban las confrontaciones de cualquier tipo. Ademas, no iba a ganar nada contraatacando. Olivia tenia la piel mas dura que un armadillo y al final, no sabia muy bien como, siempre se salia con la suya. --Tus padres te adoptaron porque creyeron que no podrian tener hijos propios --intervino el abogado--. Los he conocido durante anos y siempre te quisieron como si fueras hija de su propia sangre. Y eso no cambio cuando fueron bendecidos... --vacilo ligeramente y lanzo una mirada dudosa en direccion a Olivia-- ...con una hija biologica. --Lo se, senor Parker. --Maddie alzo una mano para detenerle. Todo era muy reciente, todavia seguia con las emociones a flor de piel y preferia no seguir hablando. Lo unico que ansiaba era salir de esa estancia, de esa casa y alejarse de Olivia--. Estoy de acuerdo con usted, no he podido tener mejores padres. Me dieron lo que mas necesitaba cuando estaban vivos: su amor. Ahora no quiero nada mas de ellos. Deje que Olivia se quede con todo. No me importa. --Pero Maddie, claro que importa. Estamos hablando de una cantidad considerable de dinero. --El rostro del abogado volvia a tener la misma expresion de incredulidad de antes. --No. Lo digo en serio. La conozco mejor que nadie. --Ahora fue el turno de Maddie de mirar a Olivia--. Y se que no parara hasta que no se salga con la suya. Olivia aparto la vista y se dedico a estudiar sus perfectamente pintadas garras como si la discusion no fuera con ella o no hubiera sido la culpable de meter al zorro en el gallinero. Maddie apreto los dientes. --No hay nada que Olivia pueda hacer al respecto --protesto el senor Parker--. Todo esta en regla. --No me importa. Ni siquiera quiero volver a verla o hablar con ella. Asi que, si es tan amable de ayudarme a recoger algunos objetos personales y recuerdos, puede quedarse con lo demas. Se encargara usted del papeleo necesario, ?verdad? --Maddie estaba que echaba humo, incluso podia sentir sus emociones al rojo vivo burbujeando en su interior y dispuestas a salir como llamas incandescentes en cualquier momento, pero estaba decidida a controlarse. Ya lloraria mas tarde, cuando estuviera sola. Ahora, sin embargo, saldria de aquel lugar de la manera mas digna posible y no se molestaria en mirar atras. Nunca regresaria. Era la unica forma de hacerlo. Olivia, que habia estado escuchando sus ultimas palabras con una sonrisa de satisfaccion en los labios, fruncio el ceno de repente y la miro de forma sospechosa. --?Que es lo que vas a recoger? No se te ocurra llevarte el mejor... --!Olivia! --ladro el senor Parker con una voz que le recordo a la de un director recriminando su comportamiento a un alumno dificil. Si los padres de Olivia hubieran intentado ir por ese camino en alguna ocasion, lo mas seguro es que no hubieran tenido que mantener esa conversacion ahora--. Te sugiero que des las gracias por la suerte que has tenido --continuo el abogado, fulminando con la mirada a su hermana-- y dejes que Maddie se lleve lo que quiera. Si no, hare todo lo posible para conseguir que acepte su parte de la herencia. No vayas a creerte ni por un momento que no soy capaz de hacerlo. O incluso, si es necesario, puedo retener un fideicomiso en favor de sus futuros hijos. --Se le veia tan determinado por lograr su objetivo que Olivia asintio en silencio. --No te preocupes, Olivia --Maddie esbozo una tensa sonrisa--. Nunca hemos tenido los mismos gustos, asi que lo mas probable es que no me lleve nada a lo que le tengas mucho aprecio. --Se puso de pie y se dirigio hacia la puerta. --Ya veremos --mascullo Olivia mientras seguia a la que hasta ahora habia sido su hermana fuera de la estancia con los brazos cruzados sobre el pecho de forma beligerante. El senor Parker cerraba la comitiva con la ira e incredulidad reflejadas en su rostro. Cuando alcanzo a las dos hermanas, Maddie vio su expresion confundida y le susurro: --En serio, senor Parker, es mejor asi. Ahora sere libre para siempre. Confie en mi, merecera la pena. Al senor Parker no le quedaba mas remedio que creerla.

  • Las manos de los maestros de J. M. Coetzee

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    Primer volumen de una magistral recopilacion de los ensayos mas brillantes del Premio Nobel de Literatura J.M. Coetzee, algunos de ellos ineditos, en torno a los escritores esenciales de la literatura universal.

  • El buen hijo de You-jeong Jeong

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    Demencial y obsesivo: el mejor thriller viene ahora de Corea.

  • Carlota en las alturas de Mercedes Alonso

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  • Luz perfecta de Marcello Fois

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  • Locura de amor de Vanessa Lorrenz

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    Habia leido que la paciencia es una virtud, pero Harper estaba segura que ella no era virtuosa para nada. Su vida iba cuesta abajo y toda la culpa la tenia su amiga que la habia obligado a inscribirse en una aplicacion de citas en linea, ?encontraria el amor verdadero en esa aplicacion de citas? Descubre si es posible no perder el corazon cuando Harper no hace otra cosa que cometer locuras de amor.

  • Seducida por su ex de Anne Oliver

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    Pertenecian a mundos diferentes.

  • Alli estaras de Dawn Brower

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    Carly Gallagher no comete errores. Hasta que un dia comete uno que provoca la muerte de alguien a quien queria. Buscaria consuelo en el hombre del que esta enamorada. . . Si el fuese libre para corresponder a su amor.La vida de Phillip Morrison da un giro de ciento ochenta grados en cuanto conoce a Carly. Todo lo que creia ser cierto resulta ser lo contrario. Aun tiene muchas cosas por decidir, pero algo esta muy claro: ama a Carly y tiene que encontrar la manera de que sea suya.El caos se apodera la vida de los dos y, justo cuando parece que podran estar juntos, el destino les presenta otros planes. . .

  • La decision de Olivia de Kate L. Morgan

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    Olivia es una mujer que trata de salvar su maltrecho matrimonio que se ha convertido en enteramente convencional y rutinario. Ella siempre imagino que su vida en Londres y al lado de Charles seria completamente diferente, pero se equivoco.
    En un momento decisivo de su vida, Olivia conocera a un apuesto y viril desconocido que la ayudara a reencontrarse asi misma, y a enfrentarse a todos sus fantasmas. Un hombre que parece ser su redencion y supervivencia, hasta el punto de valorar si continua con su actual vida o no.

  • El legado de Damian, Chris de Witt [PDF] de Chris De Witt

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    Damian Di Monaco, de setecientos anos, es un implacable guerrero de la casta de los Silverwalkers de la Estirpe de Plata. Tiene a su cargo hallar un simbolo, indispensable para la evolucion de la estirpe, que esta en poder de una guardiana, Maia Serrano.

  • El Marchante de Gemma Albarracin

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    Charles, uno de los mas afamados marchantes de arte que regenta numerosas galerias propias por todo el mundo, contrata a Pilar, una profesora de arte con un impecable curriculum como asesora personal para elegir sus colecciones. Todo se complica cuando una proposicion por parte del marchante para que Pilar se haga pasar por jefa en cada una de sus galerias hace que los dos emprendan un viaje cargado de secretos, vivencias, aventuras, donde nada es lo que parece y todos tienen algo que ocultar mientras Pilar no puede evitar sentirse poderosamente atraida por el atractivo marchante y donde todo se complicara aun mas cuando Ethan, el sugerente y atractivo hermano de Charles, siembre la duda. Erotismo y romanticismo en estado puro, haran que Pilar pierda la cabeza y tenga que tomar la decision mas complicada de su vida... ?acertara?

  • ?Quien mato a Veronika? de Anna Simon

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    Anna Simon nos presenta ?Quien mato a Veronika?,novela en la que imprime fuerza narrativa y suspenso; un thriller policiaco entretenido que logra atraer la atencion del lector de principio a fin, paseando su historia con lujo de detalle por una convulsionada metropoli como lo es Nueva York. Da cuenta de la vida de una emigrante europea que llega a esa gran selva de cemento, como muchas personas que quiza nosotros conocemos, esperanzadas por el deseo de triunfar en una nueva vida, la cual le traera sorpresa tras sorpresa; se ve envuelta en una complicada trama entre escenarios de shows nudistas y gente que va desde los adinerados ejecutivos de Manhattan hasta los ordinarios traficantes del Bronx. Es asi como dominada por este mundillo de dinero, luminarias y traiciones, encuentra su destino en un callejon oscuro en las peores condiciones de muerte.?Quien mato a Veronika?…Esa es la tarea encomendada a un recio teniente de la policia de Nueva York, rodeado de algunos personajes que le aportan a la historia un ingredientes de suspenso y alta tension, hasta el insospechado final.

  • Te quiero pero no estoy enamorada de ti de Esther Llull

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    Birgitte viaja desde Oxford hasta Guatemala, a la cuenca de unas ruinas mayas, donde existe una escuela de ninos que no tienen el amor de sus padres. Este retiro es necesario para ella para terminar su tesis doctoral sobre “la limerencia y la teoria de genero”, donde debe encontrar un motivo de mayor proteccion juridica para la mujer. Sus sentimientos no son correspondidos, por otro lado, y sufre hasta el punto que ese destierro se convierte en una liberacion y en una forma de desvelar la verdad acerca de los sentimientos de los demas seres que estan con ella en el grupo academico de Oxford. “Estamos en la fase de la limerencia. Tenemos que distinguir cinco fases basicas de la limerencia. Esto parece la enfermedad de las nuevas parejas. Y no vale la pena que te digan esta persona no te conviene, te da igual, es una unica obsesion. Se trata del enamoramiento y este esta relacionado con el amor y con el sexo. Porque claro querer a una persona, tu puedes querer a un amigo o sentir empatia por alguien que forma parte de tu entorno habitual. Pero enamorarte es otra historia…

  • Yo si que como 1 de Patricia Perez

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  • Dejame libre de Isabel Velasquez

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    Atada de pies y manos, en el suelo de una sucia bodega, Melissa descubre que la vida no es tan facil como la habia imaginado. Oscuridad. Un espacio pequeno. Segundos que no avanzan. Incertidumbre. Miedo. Y la incesante pregunta en su cabeza:
    <>

  • Amores con fecha de caducidad – Mau Vazquez de Mau Vazquez

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    Hablar de amores es facil, pero vivirlos de manera consciente es un asunto aparte. Cuando comenzamos una relacion, tratamos de ser la mejor version de nosotros mismos hasta que la necesidad nos priva de experimentar lo mas grandioso que hay en este mundo: amar sin expectativas y sin condiciones.

  • Decir no no basta de Naomi Klein

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  • Un hombre de negocios de Christian Martins

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    Nicki vive con su madre, esta soltera y es profesora en el colegio municipal de su pueblo sureno; Hahnville. Y, por cierto, le encanta su trabajo.
    O al menos, le encantaba hasta el dia que el engreido y prepotente del senor Clifford se cruzo en su camino, provocando su inminente despido.
    !Maldito senor Clifford!
    Ahora, Nicole Grace tiene una cosa clara: ese extranjero ricachon no lograra salirse con la suya.

  • A dos centimetros de su piel (A dos 2) de Dulce Merce

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    Tras conocer la historia de Rodrigo y Mena en A dos milimetros de su boca, sus vidas
    siguen adelante. Unas canas por Madrid, charlas interminables con sus mejores amigos, videollamadas con su novio... Parece que todo marcha sobre ruedas para nuestra querida Jimena, hasta que siente que algo no acaba de encajar; que algo no va bien. Pero, si su relacion con Rodri va viento en popa, si se siente arropada por Silvestre, si el cuerpo de baile baila mas que nunca, ?que es lo que falla?
    Jamas sospecharia que Carmen, su mejor amiga, oculta un secreto. Algo que no ha compartido con nadie, ni con su hermana, ni con su mejor amiga; algo que hara tambalear los cimientos de su amistad para siempre...
    !Que no! !Que es broma! Aunque a lo mejor se lleva alguna colleja cuando se entere de lo que ha estado haciendo a sus espaldas.

  • Doble distraccion de Hugo Sanz

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    ?Que era esa maldita chicharra que estaba sonando? Debia ser una pesadilla. No, peor, era el despertador... La pesadilla vendria una vez que abriera los ojos... Mire a mi alrededor y cada uno de los rincones de nuestro dormitorio me seguia recordando a Cesar. Del galan de noche aun pendia su camisa preferida como si fuese a salir del bano, con su sempiterna sonrisa, y a colocarsela. Seis meses habian pasado desde su fatidico fallecimiento, seis meses desde que el Registro Civil me habia otorgado un nuevo estado civil, el de viuda, que me pesaba como una losa. ?Que habia pasado con mi vida? Veintisiete anitos, modelo profesional hasta los veinticuatro que lo conoci y de repente, ni marido, ni vida social, ni perrito que me ladrara. Necesitaba beber agua. Me llamaba la atencion aquella sequedad de boca matutina que me asaltaba en cuanto abria los ojos; una manifestacion mas del miedo que sentia de enfrentarme al nuevo dia. ?En que momento me volvi cobarde? Yo, que siempre llevaba el liderazgo en la sangre... Si mi padre me viera asi, recien levantada, no me reconoceria; es mas, creo que adoptaria voz de sargento de artilleria y me obligaria a la voz del "ya" a salir del ostracismo en el que la vida me habia metido y del que yo me mostraba incapaz de escapar. Y ahora... ahora me costaba hasta ponerme de pie por las mananas. No en vano, el insomnio se habia empenado en ser mi companero nocturno y alli no habia quien pegara un ojo. Y no venia solo, no, sino que le acompanaban sus amigas la tristeza, la desazon y la melancolia. Los cinco jugabamos una especie de partidas de cartas nocturnas a las que yo no les veia el fin. Por esa razon, era habitual que no conciliara el sueno hasta las cinco de la manana y que, cuando sonara el despertador, me quisiera morir. Aquel dia tocaba psicologo. No voy a negar que Eugenio me estaba ayudando un poco e incluso que en las ultimas semanas hubiera esbozado un par de sonrisas gracias a sus consejos. Dos sonrisas que, como no podria ser de otra manera, iban dedicadas a los dos hombrecitos de mi vida; mis hijos, Epi y Blas. Si, si, no es un chiste, semejante combinacion tiene un porque y yo lo voy a contar... Mi suegro, Epifanio, estaba empecinado en que uno de los gemelos se llamara como el y yo, que entonces todavia no conocia su doble cara y lo manipulador que podia llegar a ser, accedi de buen grado. Pero, asi las cosas, me parecio que era justo que mi padre recibiera el mismo privilegio y, como el hombre se llama Blas, pues eso... !ya estaba el lio! Mis principes identicos, rubios y de ojos verdes, como era Cesar. Que legado tan maravilloso me habia dejado, pero cuanto dolor me generaba a la vez... Posar la mirada en ellos significaba reconocer en cada pliegue de su infantil piel un detalle de papa... Su papa, mi querido Cesar. Como olvidar el dia en que nos conocimos... el modelaje en aquellos meses estaba un poco flojo y, por mediacion de mi amiga Celia, comence a trabajar en la seccion de perfumeria de El Corte Ingles. El primer dia que lo vi venir con su traje oscuro de linea desenfadada y con aquella camisa con los dos ultimos botones cuidadosamente desabrochados, crei enamorarme. Un outfit que completaba con unos zapatos italianos de esos que hay que tener varios ceros en la cuenta corriente si quieres coleccionar. Puedo prometer que lo que tuviera en la mencionada cuenta, era lo que menos me importaba. A mi lo que de verdad me emocionaba era lo que tenia alojado en su caja toracica; un corazon que no le cabia en el pecho de grande. El mismo corazon que se le habia resquebrajado, provocandole un infarto que lo habia hecho pasar a otra vida con solo treinta y cinco anitos. ?Las razones? Una patologia previa, decian... Para mi que mas bien se trataba de un estallido por presion, unas presiones familiares que lo habian apartado de mi lado irremediablemente y para siempre. Cesar era cirujano en la clinica que habia fundado su padre anos atras. Epifanio se habia hecho asi mismo, pero, cuando las cosas le empezaron a ir bien en la vida, se empodero de tal modo que jamas recordo de donde venia, despreciando a todo aquel que no tuviera una cartera como la suya. Entre esos mortalitos que el calificaba de "piojos hartos de pan" se encontraba una servidora, por lo que jamas fui santo de su devocion. Es mas, con un padre fontanero y una madre que limpiaba el colegio en el que yo misma estudie de pequena, Epifanio me califico de interesada, de cazafortunas y no se de cuantas maldades mas... Frio como un tempano, ese hombre no conocia los sentimientos ni nada que se le pareciera, por lo que la preciosa historia de amor que vivimos Cesar y yo no era para el mas que un calenton que debia ser abortado a tiempo. Ni que decir tiene que no solo no consiguio abortar la historia, sino tampoco impedir que nacieran nuestros gemelos, de los que me quede embarazada a los seis meses de conocer a Cesar. Fue entonces cuando decidimos casarnos, aunque la boda hubiera llegado en breve de todos modos, para disgusto de mi suegro. Piruetas y mas piruetas fueron las que hizo ese hombre para intentar convencer a su hijo de que yo firmara un contrato prematrimonial que me dejara con una mano delante y otra detras en el caso de que me divorciara e incluso tambien si algun dia el faltaba... El faltaba, si, si, que me faltaba; Cesar me faltaba cada vez que inspiraba aire... Huelga decir que mi marido se nego en rotundo a dejarme completamente desprotegida en cualquiera de esas situaciones. No es que yo fuera una crapula, ni mucho menos, pero el siempre comentaba que tan validos eran sus ingresos como los mios, pues a ambos nos costaba el mismo trabajo ganar el dinero. Y es que, en cuanto los gemelos tuvieron un anito de edad, yo volvi al tajo, abriendome en este caso paso en el mundo de la moda. El que yo regentaba era un negocio de corseteria sito en pleno barrio de Salamanca. El local fue un regalo de Cesar, que me tendio asi una mano para que pudiera comenzar en ese ambito con mayor solidez. Recuerdo aquellos dias previos a la apertura del negocio en los que venia enflechado a comprobar mis avances. !!Si hasta una noche se ofrecio a ayudar a los albaniles a colocar el mostrador!! Y lo hizo con tan mala fortuna que su padre entro en esos momentos por la puerta. Con mirada iracunda, le recordo que "dos que duermen en el mismo colchon se vuelven de la misma condicion". Semejante frase, acompanada de su socarrona sonrisa, venia a decir que, ya que no me consideraba digna de elevar mi status, quiza yo tuviera la habilidad de hacer de su hijo un desgraciado. ?Quien habria mas desgraciado que el? Bueno, se me ocurria una persona, su mujer, Andrea, que llevaba toda la vida siendo victima de sus maldades. Andrea era la abuela mas amorosa del mundo junto con mi madre, Belen. A escondidas de su marido, a quien temia mas que a un toro de miura, muchas veces le aconsejo a su hijo que dejara la clinica familiar y aceptara un puesto de trabajo en cualquier otra. "Con lo buen cirujano que eres, a ti no te va a faltar el pan y asi le das a tu padre una cura de humildad", solia decirle. Ojala Cesar le hubiera hecho caso, pero su sentido de la lealtad le pudo y permanecio al pie del canon. En los ultimos tiempos, a Epifanio se le habia metido entre ceja y ceja que el negocio deberia generar unos dividendos todavia mayores y empezo a apretar el cuello de su hijo. Su idea era rentabilizar aun mas los quirofanos, lo que supuso un plus de trabajo que termino llevando a Cesar al limite en forma de estres continuado. Un primer sorbo al cafe y mi melodia favorita que sonaba... --!!Mama, mama!! --chillaban los gemelos que venian haciendo el gesto de que querian desayunar. Mis ninos, mi vida, mi motor y mis limitas sordas que eran capaces de comerme a mi por los pies si no veian nada mas aparente. --?Donde esta lo mas bonito del mundo? --les pregunte. --!!Aqui!! --Senalaron hacia ellos mismos y empezaron a reirse. ?Que seria de mi sin mis dos cascabelitos locos? Con tres anos recien cumplidos todavia iban a la guarderia. En septiembre ya empezarian el cole porque, como ellos decian, ya eran "grandes". --Venga, pues ahora a desayunar que mami tiene que ir a trabajar y Epi y Blas a la guarde. --Mama, ayer le pegamos a un nino en la guarde y hoy le vamos a pegar tambien. --!!Epi!! ?Que estas diciendo? Hijo mio, ni se te ocurra, ?eh? ?Que te ha dicho mama sobre eso de pegar? --Que esta muy feo, pero es que me dijo que Epi y Blas no son ninos, que son dos munecos, que se lo habia dicho su hermana. --Bueno, hay dos munecos que se llaman asi, es verdad. Mama los veia en la tele cuando era pequenita, pero tambien son ninos... --Pues yo no quiero ser un muneco. --Cruzo los brazos Blas. --Ya ese nino no nos lo va a decir mas. --Gesticulo Epi con la mano alzada. --!!!Epi!!! --le reprendi...

  • La rebelion de las brujas de Maria Jesus Estepa

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    La clarividencia de Angie Holbein no es suficiente para esclarecer el misterioso pasado que la persigue. El destino le tiene preparado una revelacion de antano, que dejara en entredicho el papel de la Santa Iglesia. Tras un ritual de magia, su cuerpo viaja a traves de un portal a la Alemania del siglo xv donde descubrira, en sus propias carnes, la falta de escrupulos de una sociedad dominada por la religion.

  • Llegaste por sorpresa de Enrique Garcia Diaz

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    Cuando Graham recibe la oferta para trabajar con el mejor amigo de su hermano acepta enseguida. Hacer de chofer para el es pan comido, lo complicado sera cuando tenga que trabajar para la hija de Robert, Erin a la que no ve desde que era una nina.