• la protegida del marques kasey michaels pdf - Kate Simmons

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    Una tragedia lleva a Victoria una joven inglesa a unas misteriosas tierras en las costas mediterraneas donde un apuesto marques la pondra a salvo pero tambien, le robara el corazon, lentamente…
    El marques de Cerdena es un hombre extrano y solitario y le dobla la edad, el la ve como su pupila y solo piensa en ponerla a salvo y ayudarla a volver a su casa.
    Ella en cambio no deja de pensar que ese hombre es muy gentil y tambien irresistible…

  • Kasey Michaels - La protegida del marqués - El Rincón de la ...

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  • Descargar La Protegida Del Marqués (Kasey Michaels)

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  • La Protegida Del Marques – Kasey Michaels | FreeLibros

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    21 mar 2012 — Banning Talbot, marqués de Daventry, era el soltero preferido de la alta sociedad londinense, y estaba acostumbrado a que se le obedeciera ...

  • Kasey Michaels - La Protegida Del Marqués - Docer

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    30 jul 2019 — Kasey Michaels - La Protegida Del Marqués - dokument [*.pdf] ... Banning Talbot, el marqués de Daventry, estaba también bastante ebrio.

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    28 jun 2013 — Kasey Michaels. Amor y odio · Atrapada en el paraíso · Bailamos · El secreto del magnate · Inocente Tentadora ... La protegida del marqués

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    La protegida del marqués / Kasey Michaels 1. ... ISBN: 9788467172218 Si desea recoger personalmente este libro en la librería, solicítelo, por favor, ...

  • El cerco de Daniel Sorin

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    … Contenido …Un asesino serial elige sus victimas entre los integrantes de los reality show y la farandula artistica. Desquiciado o vengativo, sus crimenes son tan crueles como perfectos. No deja ni huellas ni rastros que permitan seguir sus pasos. Solamente un macabro modus operandi.

  • Tuyo Para Siempre de Gwendolen Hope

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    A este tengo que hacerlo sufrir. Es parte del encargo, y si ese fue el pedido, solo puedo pensar que debe merecerselo. A mi, honestamente, no me importa. Puedo usar el baston y demorar unos cuarenta segundos o tomarme dos buenas horas en la bodega que Turturro pone a mi disposicion para esta clase de trabajos. Este, por ejemplo, debe terminar en la bodega, eso fue lo que me dijeron. Y alli terminara. Apago el cigarrillo y lo veo saldar la cuenta del restaurante con el camarero. Tiene el estomago colmado con su ultima cena y yo estoy listo para irme con el. Ha dejado de nevar pero la calle aun se encuentra resbaladiza, por este motivo una mujer que pasa a mi lado esta a punto de perder el equilibrio y habria terminado en el suelo si el hombre que la acompanaba no la hubiese sostenido. Rien del accidente que han evitado, luego intercambian algunas palabras, se besan rapidamente en los labios y me superan. La gente feliz me deja totalmente indiferente; no la envidio, no la compadezco. Simplemente no comprendo como se puede tener tanta necesidad de alguien mas. Sera que yo siento que no necesito a nadie. Me envuelvo con mas fuerza en mi chaqueta. Hace frio. Tengo que estar listo. Miro al otro lado de la calle. Mi objetivo ha pagado la cuenta pero aun no ha abandonado la mesa. Esta estudiando su telefono. Escribe, escucha una nota de voz. Luego, a su vez, graba una. Soy paciente, metodico, no me importa esperar, ni bajo la nieve, ni bajo el sol que quema la piel. Lo importante es completar con exito el trabajo que me han encomendado. Finalmente hace a un lado su telefono y se pone de pie. Se coloca su abrigo, en el ingreso saluda al maitre, quien le hace una reverencia. La ultima. Atraviesa la puerta del restaurante y se encuentra en la calle. Yo cruzo, comprobando fugazmente que no vengan coches, y me posiciono detras de el. Confundirse entre las personas que pasan, hoy es facil. Son las nueve de la noche y estamos proximos a Navidad, las calles del Queens estan repletas de personas que van en todas las direcciones, con las cabezas gachas y las manos llenas de regalos y bolsas de compras. Todos estan atontados por las luces, nadie mira exactamente donde deberia. Regresan a casa para cenar o pasar la noche luego de una jornada de trabajo y diligencias. La gente es adicta a estos habitos, tanto que no nota lo demas, lo que la rodea, los detalles. Mi hombre no es la excepcion. En lugar de girarse cada tanto para comprobar si alguien lo sigue, mira fijo, saca el telefono y responde una llamada, termina y devuelve el movil al bolsillo. Y con todo, no se trata de un santo, una minima sospecha deberia tener. Sin embargo, no. Se detiene en una tienda y me veo obligado a demorar el paso y luego a detenerme tambien yo, a distancia para no ser descubierto. Finjo estudiar un escaparate pero lo mantengo bajo control con el rabillo del ojo. Cuando las calles estan discretamente atestadas es dificil hacer lo que tengo que hacer sin ponerme en evidencia. Pero no me importa. Ni un gramo de preocupacion pesa sobre mi alma. Me siento completamente vacio y no me detengo a preguntarme si eso es algo bueno o malo. Mi objetivo comienza a caminar de nuevo y lo mismo hago yo. En la esquina gira. Se dirige a buscar su coche. Vive un tanto lejos de aqui y yo he estudiado bastante bien sus movimientos como para saber que no utiliza medios de transporte publicos. Se mueve en su propio automovil y nosotros estamos en las proximidades de un gran parking subterraneo. Podria haberlo dejado alli abajo. Parking subterraneo quiere decir camaras de vigilancia. Tengo que poder interceptarlo antes. Para mi sorpresa, no baja al aparcamiento sino que se dirige a otro lado. Gira en un callejon aun menos concurrido. Se acerca a un coche pequeno, coge las llaves de su bolsillo y, mientras tanto, mira una vez mas al telefono. Esta maldita mania de los moviles hace que la gente se vuelva estupida, como el. Si no estuviese mirando su telefono, podria ver a un hombre con gorro de lana aproximandose y tener una pequena duda acerca de lo que quiere. Pero no, no lo hace. De modo que, cuando apresuro el paso, me avecino y le hablo, desconoce por completo la situacion y no se encuentra preparado. --?Tienes fuego? --le pregunto cuando estoy practicamente a su lado. --No --responde en forma poco cortes y sin levantar la vista. Mirar menos el telefono en ocasiones puede salvar vidas, seria necesario tenerlo presente. Ya he sacado la mano derecha del bolsillo, la que empuna la pequena jeringa llena de Rohypnol. La clavo en su cuello con un gesto seco. Se gira, insulta y me mira primero con sorpresa y luego con terror. Sostengo su mirada mientras tomo las llaves directamente de su mano. Con un brazo rodeo su cintura para evitar que caiga y con el otro abro la puerta del coche. Se ha aflojado y rapidamente lo deposito en el asiento del conductor, luego con un par de maniobras muevo su cuerpo al sitio del pasajero. Le ajusto el cinturon de seguridad y me ubico detras del volante. Su cabeza se balancea, la posiciono de modo tal que parezca que esta dormido. Bien, ahora puedo trasladarlo a mi lugar secreto para terminar aquello con lo que acabo de comenzar. Si debe sufrir, sufrira. *** Me tomo cuatro horas, de las cuales una la utilice para limpiar. Sali del viejo sotano arrastrando dos bolsas de residuos negras y reforzadas. Las cargue en el furgon para descartarlas. Luego regrese y limpie con meticulosidad. Lo hago siempre, cada vez que vuelvo aqui todo debe estar en perfecto orden. Me muevo en absoluto silencio, como de costumbre. Ninguna distraccion, nada de musica, nada de pensamientos que se entrometan en mi cabeza. Es mi trabajo, lo demas no me importa. Llevo el furgoncito al vertedero que funciona dia y noche. Hay un hombre de Turturro en el ingreso. Me conoce, sabe que debe dejarme pasar y de hecho lo hace, levanta la barrera sin hacer preguntas y estoy dentro. La maquina que se ocupa del tratamiento de los residuos trabaja siempre y yo despacho alli los dos sacos. Hecho. Giro y me voy sin sentir nada: ni alivio, ni remordimiento, ni nervios. Nada de nada. ?Que puedo hacer? Beber algo. En este momento, es la unica idea que consigue despertar algo de interes en mi. Subo nuevamente al furgon y lo llevo al sotano. Tomo el coche y conduzco hasta un bar que se encuentra en la carretera principal, al que visito con bastante frecuencia. No dejo que nadie aqui dentro se me acerque demasiado ni entre en confianza conmigo y, mientras nadie ponga atencion en mi, podre continuar viniendo. Me siento en la barra y el barman me pregunta que quiero. --Un whisky solo --respondo. He aprendido a decirlo asi, aunque lo que verdaderamente querria es un rakija torcibudella, de esos que bebia cuando era chico en Sofia. Tomaba fundamentalmente brlja porque el alcohol de calidad no podia permitirmelo. Bebo pequenos sorbos del liquido, disfrutandolo. Es lo unico bueno, lo unico que esta noche puede suscitar un sentimiento positivo en mi. Pero pronto se acaba y deja tras de si un sabor amargo. Apuro la copa y abandono el bar. Necesito descansar. Capitulo 2 Anna Han llamado a la puerta. --!Yo voy! --Ya estoy bajando las escaleras que del piso de arriba conducen al salon, por lo tanto no me cuesta nada acercarme a la entrada. Tocan nuevamente, quien quiera que sea debe estar impaciente y yo se quien es. --!Voy! --digo en direccion a nadie en particular. Abro la puerta de casa y una rafaga de aire frio me golpea precisamente en el momento en que veo a mi hermana y a su novio en el portico. --Haznos pasar, !hace un frio de perros! Su entrada a la casa trae salpicones de agua mezclada con nieve por doquier y una sensacion de frio intenso y penetrante. Rose tiene un abrigo verde salvia que se enlaza en la cintura y que cubre gran parte de sus piernas. Guantes, bufanda y gorro son negros, al igual que su bolso. Pero su bufanda es demasiado ligera y el gorro lleno de lentejuelas es solo decorativo si se tiene en cuenta el frio que hace por estos dias. Ronald, su novio, es tan elegante como ella pero sufre menos el frio. Su abrigo gris debe ser pesado, con toda esa piel de oveja en el interior, y ademas lleva guantes acolchados que parecen mantener sus manos bien calientes. Para los hombres es mas simple ser elegantes. Para los hombres todo es siempre mas facil, al menos en mi familia. Rose hace que Ronald la ayude a quitarse el abrigo y mientras tanto no deja de hablar. Se deshace del sombrero y una cascada de cabellos oscuros y gruesos flota sobre sus hombros. Sus ojos brillan por el entusiasmo. Ha vivido alguna aventura, esta contenta y no puede esperar para contarnoslo. --?Donde esta mama? Tenemos que hablar del almuerzo de Navidad, aun no hemos acordado la segunda parte del menu y debemos hacerlo cuanto antes. Los padres de su novio pasaran Navidad con nosotros y Rose quiere causar la mejor de las impresiones. Es por eso que en estos ultimos dias previos al evento esta siempre alterada y nerviosa. Sera la ocasion perfecta para una presentacion oficial, un paso mas para sellar la amistad de nuestras familias. Yo no tengo novio, por lo tanto no puedo comprender que se siente pero creo que, incluso si lo tuviera, de todos modos no entenderia. Rose y yo somos completamente diferentes y no solo esteticamente hablando. Ella tan femenina y refinada, y yo tan simple y practica. --?En que punto te encuentras con tus regalos? --me pregunta jadeante mientras hurga en su bolso. --Voy bien --respondo. Para no decir que no he comenzado aun. --Debes darte prisa, si esperas al ultimo minuto no encontraras nada. --Ha cogido su celular y comienza a revisar sus mensajes. No encontrar nada en Manhattan es practicamente imposible, pero no se lo senalo porque Rose esta en pleno delirio. En cambio miro a Ronald, quien me hace un guino comprensivo que yo devuelvo con una sonrisa. En terminos generales me gusta Ronald, es perfecto para Rose. Y no lo pienso solo yo, lo piensa tambien mi familia y en especial mi padre, Joe Turturro. Si el no lo quisiera, mi hermana no podria ver a Ronald ni siquiera con binoculares. En la familia Turturro uno no se casa por amor o por eleccion. El matrimonio es un contrato, un trampolin, un modo de estrechar alianzas entre familias. Afortunadamente mi padre quiere. Y quiere porque Ronald es un Russel y su familia es lider en el sector de la cria intensiva de aves de corral. Parece que, para mi progenitor, los Russel son socios indispensables en la gestion de su cadena de restaurantes. Sea como sea, Ronald es un hombre guapo, parece enamorado de Rose y eso es suficiente para mi. Sera el mechon rubio que cae sobre su frente o ese aire de principe azul de cuento de hadas. Son perfectos el uno para el otro, como dos piezas de un puzzle que encastran a la perfeccion para formar un diseno. Los sigo al gran salon de la planta baja, alli a donde me dirigia antes de que llamaran a la puerta. El gran pino fue ubicado frente a la ventana que da a la calle. Siempre en el mismo sitio, cada ano, desde que tengo memoria el arbol de Navidad en mi casa nunca ha cambiado de ubicacion. Marita, nuestra ama de llaves, esta de pie en el ultimo peldano de las escaleras y sigue con la frente fruncida las instrucciones de mi madre que le dirige: un poco mas arriba, un poco mas abajo, para colocar la guirnalda. Mi madre lleva un vestido moteado que no estiliza su figura en absoluto, pero a ella no le importa porque es de disenador y eso es lo unico que basta para convertirlo automaticamente en una prenda apta para formar parte de su guardarropas. No puede conjugar la pasion por la moda con la que siente por la mesa, especialmente por la pasta y los platos italianos, pero tambien eso parece no interesarle. Para ella unicamente es importante hacer ver que tenemos dinero, lo demas viene solo. --Rose, Anna, vengan aqui. ?No deberia estar mas alto ese grupo de bolas rojas? ?Aquel bajo el puntal? !Marita, date prisa con ese puntal! --Marita se pone en puntillas balanceandose hacia delante y hacia atras y por un instante pienso que sucederia si cayera de la escalera. Mi hermana se lanza inmediatamente en la discusion y tambien ella le da instrucciones a Marita. A mi, sinceramente, no me importa. Solo me limito a notar lo similares que son mi madre y mi hermana. Rose es mas alta y mas delgada pero dentro de treinta anos sera redonda como mama. Tienen los mismos ojos oscuros y el cabello de una tonalidad de negro que parece casi azul. Ambas poseen un desarrollado sentido del buen gusto y no saldrian de casa si no pudieran hacer combinar correctamente zapatos y bolso. Yo soy diferente. Tengo la impulsividad y la impaciencia de mi padre, ademas de dos ojos de color verde melancolico y tez clara. Verde melancolico. No verde claro u oscuro o verde intenso. Durante un periodo lo defini como "bosque" para ser menos cruda, pero mi madre siempre ha dicho melancolico, un adjetivo que por si solo tiene el poder de absorber toda la poesia del verde. Luego esta mi palidez. Siempre me veo asustada, con estos grandes ojos que destacan en un rostro demasiado redondo. No soy fea, pero tampoco guapa, lo que es seguro es que soy muy diferente a Rose. No tengo su altura, no tengo su clase, no tengo su belleza. Solo tengo el mismo apellido. Marita ejecuta las ordenes de pie sobre la escalera, mientras mama y Rose no consiguen decidirse. Llaman nuevamente a la puerta. Estoy lista para ir otra vez, ya que soy la menos implicada en la decoracion, pero Ronald me detiene en el corredor tomandome por un brazo. Literalmente me frena, con bastante energia, como si pudiera escapar de su agarre. --Deja, voy yo. --No entiendo el por que pero le hago un gesto de asentimiento con la cabeza. Me adelanta y con su altura obstruye mi campo visual. No deberia importarme, pero soy curiosa por naturaleza y el brazo por el que Ronald me ha cogido me duele todavia un poco. Echo un vistazo nuevamente hacia el salon y luego miro la entrada. La puerta esta abierta, hay un hombre en el umbral, que veo con dificultad debido a la presencia de Ronald. Intercambian algunas palabras, luego el prometido de mi hermana lo hace entrar y entonces yo lo veo al pasar. No lo conozco, debe ser alguien que esta aqui para ver a mi padre. Es alto, robusto y macizo. No me mira. Giro de inmediato la mirada hacia el corredor que lleva al estudio. Ronald va a sus espaldas, escoltandolo, aunque el desconocido es mas alto y poderoso que el. Ambos desaparecen rapidamente de mi vista. Un escalofrio recorre mi cuerpo. No se por que, pero ese hombre me ha causado un sentimiento de inquietud y miedo. Rose se asoma. --?Ronald? --Esta con papa --respondo-- con un tipo que acaba de llamar a la puerta. --Quisiera agregar "alguien que mete miedo con solo verlo" pero me contengo. Fue simplemente una sensacion y es usual que a casa vengan personas desconocidas, socios de negocios de mi padre. Pero son en su mayoria hombres distinguidos, envueltos en abrigos de cachemira, no tipos grandes y robustos que parecen recien salidos de la carcel. --?Quien? --No lo se. Casi dos metros de alto, macizo, no le he visto bien la cara. Rose no responde, entonces dejo de mirar el corredor y me giro. Su rostro esta serio, casi asustado. --?Lo conoces? Pero no tiene tiempo de responder porque la voz de mi madre interrumpe la conversacion. --?Quereis venir? ?O tengo que hacer todo sola? *** Han pasado mas de cuarenta minutos. Casi hemos terminado de adornar el arbol y yo he ido cien veces del salon al corredor, asomandome con frecuencia ante el mas minimo sonido. Quiero ver al hombre que se encerro con Ronald en el estudio de mi padre. Tengo curiosidad, ni siquiera yo se por que. Era tan alto, grande, con un aire esquivo y misterioso. No misterioso. Temible. Debo llamar a las cosas por su nombre. Estoy colocando las guirnaldas que hemos decidido no usar en la caja que se encuentra justo fuera de la sala de estar, cuando escucho que la puerta del estudio de mi padre se abre y luego se cierra. Pasos en el corredor. De dos personas. Me tenso pero permanezco inclinada guardando los adornos y luego levanto la cabeza para mirar. Ronald escolta al desconocido hasta la puerta de entrada. Lo miro nuevamente, esta vez de espaldas y una vez mas tengo la sensacion de encontrarme junto a un hombre que da miedo. Ronald abre la puerta de casa. No se estrechan la mano y el hombre se marcha ya. Yo estoy inmovil, como hipnotizada, mirando ese par de hombros gigantes que hacen parecer pequeno incluso al novio de mi hermana. El sujeto voltea por un instante en mi direccion. Ahora si, me ha visto, estoy segura. Por una fraccion de segundo nuestras miradas se cruzan y advierto una extrana sensacion en la base de la espina dorsal, como un hormigueo insistente, una senal de alarma que induce a escapar a toda velocidad sin mirar atras. Me siento como paralizada mientras Ronald abre la puerta y el tipo sale. Se va. El novio de mi hermana abandona el corredor y regresa sobre sus pasos en direccion al estudio de mi padre. Hay algo en el suelo, un trozo de papel, tal vez un boleto, no se que es. Yace alli, en la alfombra. Sin pensarlo, avanzo hasta la puerta ahora cerrada. Podria ser suyo, del hombre que acaba de dejar nuestra casa. Podria ser importante o no representar nada. No estoy segura que es lo que me lleva a hacerlo, pero abro la puerta. Una rafaga de aire frio me golpea, como antes, sin piedad, pero de todas formas avanzo y bajo los pocos escalones que separan nuestra casa de la calle. El hombre de enorme figura y contextura de luchador ha hecho varios pasos ya y esta casi llegando a la esquina. Mis pantuflas se empapan con la nieve y mis pies comienzan a enfriarse, pero de todos modos avanzo, con una mezcla de temor y expectativa. Ni siquiera se por que lo estoy haciendo pero probablemente me arrepentire. --!Disculpe! --llamo. Pero el no voltea. Hay viento y avanzo con dificultad. --!Hey! --continuo y lo alcanzo. Mi voz tan cercana hace que se gire y, en el instante en el que voltea su cuerpo hacia mi, me pregunto que se me paso por la cabeza. Me detengo y siento que me falla la respiracion. El me mira y yo no se que decir. Parece que lo he olvidado. El hecho es que hay algo raro en su cara. Tal vez la mirada. Si, debe ser eso, tiene un ojo mas abierto y en el otro el parpado esta algo bajo, ambos son de un azul intenso pero no exactamente identico. En conjunto posee una belleza ruda y desconcertante, una belleza no para ser admirada sino temida. De cerca su rostro es serio. Si esta sorprendido no lo deja ver, mas bien parece indiferente. No sabria bien como definir su aspecto, sino diciendo que me resulta interesante en un modo tosco y casi temible. Tiene la barba rasurada pero evidentemente, acaba de volver a crecerle, negra y poblada. Sus cabellos, por lo poco que se puede ver en las sienes, son oscuros y cortisimos y sus labios estan cerrados y se ven duros. Parece un condenado a cadena perpetua que evadio su pena. Esta comparacion me salta en mente tan de repente que ciertamente no consigue tranquilizarme. No dice nada, espera que yo le esclarezca por que lo detuve. Y subitamente parece que lo he olvidado. Extiendo la mano, la que tiene el folleto y, para mi gran pesar, tiemblo. --Creo que se te ha caido a ti --le digo tendiendole el papel pero mirandolo a los ojos. Esos ojos: ?que tienen de diferente? El alarga su mano y toma lo que le doy sin dejar de mirarme. Nuestros dedos se rozan ligeramente pero no esta prestando atencion a mi mano. Me mira solo a mi. No dice gracias, no dice nada. --Tal vez es importante --dejo caer avergonzada. Algo no esta bien. ?Por que no habla? ?Por que no dice nada? Aunque sea un simple gracias seria suficiente para romper la tension. --Ok, era solo eso --agrego casi arrepentida de mi impulsivo gesto. Yo soy impulsiva. Si no lo fuera no lo habria seguido, me hubiese quedado adornando el arbol de Navidad y no hubiese pasado mas de media hora con las orejas paradas para controlar quien salia del estudio de mi padre. Ahora que he aplacado mi curiosidad, ?que he ganado? Solo verguenza. Cuando ya he perdido las esperanzas de que este tipo pudiera decir algo, me sorprende. --Gracias --pronuncia con un acento extrano. Tiene una voz baja y profunda. --De nada --respondo. Es extranjero, seguro. --?Como te llamas? --me arriesgo. Si ha hablado una vez... Parece pensarlo mientras no deja de penetrarme con sus ojos. Luego mira a su alrededor, como comprobando si habia alguien mas ademas de nosotros, como si satisfacer mi curiosidad no fuese una buena idea y estuviese dispuesto a hacerlo solamente si no hubiese gente en las inmediaciones. --Andrei --responde al final. Definitivamente es extranjero. --Entonces, !chau, Andrei! --digo. El no me devuelve el saludo. Simplemente me da la espalda y se va.

  • Herencias colaterales de Lluis Llort Carceller

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    El abogado Ernest Claramunt ha llegado a un acuerdo con la anciana Francesca Puigmajor: a cambio de pagarle una pension mensual vitalicia, el magnifico piso de la mujer en el centro de Barcelona pasara a ser de su propiedad. Francesca tiene casi ochenta anos. El negocio es seguro; rentable lo dira el tiempo. Lo malo es que no todo el mundo respeta las leyes, ni siquiera las relativas a la esperanza de vida, y que el pasado nos puede explotar en la cara en forma de herencia colateral. Una obra de ritmo agil, dialogos fluidos, humor negro, giros argumentales imprevisibles y una protagonista principal que deja huella.

  • Una chica mala para Dorek – Emily Delevigne de Emily Delevigne

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    Irina Maxwell es una reconocida modelo internacional que disfruta de su apacible vida junto a su hija Amy. De origen humilde, ha luchado mucho por darle a su pequena un buen hogar, alejada de los hombres y de los multiples problemas que causan… hasta que Dorek Nowak decide cruzarse en su camino una vez mas.

  • Los besos que quiero darte (Besos 3) de Priscila Serrano

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    Tercera entrega de la trilogia de romance actual <>.

  • Subete a unos tacones y tu vida cambiara de Amber Lake

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    Marcia Gallardo, treintanera, licenciada en economicas, soltera y sin compromiso, necesitaba dar un cambio a su vida y este debia comenzar por transformar su aspecto. Estaba cansada de que la ningunearan en su trabajo, de que ningun hombre decente se fijara en ella y de que sus amigas la pusieran como ejemplo de lo que no se debe hacer para triunfar en la vida. Sin embargo, lo que la habia acabado de decidir era la posibilidad de perder su trabajo en las proximas semanas.
    La rivalidad con una companera, que tenia muchas posibilidades de llevarse el ascenso que ella merecia, exigia utilizar todas las armas a su alcance, incluyendo el seducir al nuevo jefe. Pero ?hasta donde estaria dispuesta a llegar?
    Cuando Andre Bassard, el hombre del que dependia su futuro, resulta ser diferente a lo que esperaba, Marcia ve peligrar sus planes. Resuelta a no dejarse vencer, piensa en variar de estrategia; algo que tambien conlleva ciertos riesgos. como enamorarse de el.

  • With me. Aiden de Jessica Cunsolo

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    Por fin han llegado las vacaciones de Navidad, y Amelia, Aiden y sus amigos se preparan para pasar un merecido descanso en la casa de la playa. Tras la muerte del padrastro de Aiden y su posterior arresto, necesitan relajarse entre amigos, pero esta claro que Thea Kennedy, es decir, Amelia Collins, nunca puede bajar la guardia. Asi que las esperadas vacaciones se acaban convirtiendo en dias cargados de drama, secretos, mentiras y tension en los que Amelia y Aiden se necesitaran mas que nunca.

  • De rodillas vuelvo a ti de Marian Sanoja

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    Un amor a primera vista.
    Una intriga bien plantada… una decision egoista y una declaracion.
    < !No me hagas elegir, por favor! prometimos apoyarnos siempre.>>
    <>

  • La reina y el alfil (Ronda mortal 2) de Lina Perozo Altamar

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    Despues de aquella conversacion, en un bar de carretera, con un abogado ebrio; Gonzalo Dorta, decide lanzar al olvido, las palabras de aquel hombre; ya que, tiene asuntos mas importantes de los cuales ocuparse. Sin embargo, el primer encuentro con Deborah Wallis; hara que, de inmediato, su interes despierte y su curiosidad, lo llevara a investigar un poco mas sobre la heredera.
    Deborah Wallis, por su parte, vera como su plan perfecto, comienza a tener fallos, a causa de varios sucesos que se daran; lo que la hara cuestionarse muchas cosas y sin poder evitarlo, ira perdiendo el control de sus peones, quienes empezaran a revelarseles y a exigirles mucho mas, de lo que ella esta dispuesta a entregar.
    Y para complicar mas el juego de Deborah, el detective Dorta, hara sentir su presencia en Nueva Orleans, cuando comience a acercarse a las demas piezas en el tablero y sin notarlo, terminara involucrandose; pero no como un peon mas, sino como el alfil, cuyo objetivo principal, no sera otro que: la reina.
    Ronda Mortal: La reina y el alfil, es la segunda entrega de esta trilogia, donde cada pieza, debera jugar con inteligencia, para mantener su posicion o salir como perdedor.

  • Huerfanos de la Helice de Dan Simmons

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    Unos anos despues del final de El ascenso de Endymion. Una nave que lleva a casi un millon de humanos en estado de sueno profundo recibe una senal de auxilio, despertando a nueve de los durmientes, se organizan y encuentran un mundo-arbol.

  • Historia del veneno de Adela Munoz Paez

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    Cicuta, arsenico, cianuro, talio, polonio… Adela Munoz realiza un insolito recorrido por los momentos mas relevantes de la historia a partir de envenenamientos celebres

  • Un amor inesperado de Victoria Evans

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    Arabella deja su tranquilo pueblito costero ingles para aceptar el puesto de institutriz en el castillo de un duque portugues recientemente viudo. Un hombre tirano, autoritario acostumbrado a gobernar en su propiedad como un antiguo senor feudal y sin embargo, el magnetismo de ese caballero hechizara a la jovencita hasta hacerle perder la cabeza casi por completo…

  • El hombre corriente de Narciso Uson Moral

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    ?Puede un hombre corriente subvertir el sistema juridico para lograr la justicia? ?Es moralmente aceptable? Esta es la historia de una persona, mediocre segun los convencionalismos sociales, que busca redimirse de su dolor y vindicar la dignidad de los desfavorecidos frente al corporativismo del poder. Su lucha sera ardua, costosa y obligara a otras personas a tomar decisiones morales. Es la historia de aquellos hombres corrientes que se convierten en heroes aunque sus actos solo sean conocidos por su conciencia y lo unico que busquen sea poder vivir consigo mismos.

  • Criminal de Paz Velasco De La Fuente

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    El crimen siempre nos ha generado una gran fascinacion, tal vez porque nos cuesta comprender como el ser humano puede ser capaz de atravesar segun que limites. La palabra <> arroja en Google mas de 36 millones de resultados, y <> supera los 3 millones. La criminologia esta mas vigente que nunca tanto por el impacto del cine, las series de television y las novelas como por los crimenes reales que nos impactan casi a diario.

  • La cabeza de Diana de Francisco Granado Castro

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    Septiembre de 1940. Durante la batalla de Inglaterra, cuando Londres sufre los mas feroces bombardeos de la Luftwaffe, circula por el mercado negro una estatua robada, la cabeza de Diana. La policia sospecha que puede haber caido en manos del espia aleman mas esquivo y peligroso, apodado en clave el Baron. Emma Wells, una experta en arte antiguo de Oxford, es reclutada para buscar e identificar la cabeza de Diana en Londres. Pero no persigue solo la estatua, sino a un antiguo amor.

  • Un capricho del corazon 3 de Kate Ross

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    Despues de haber sido rescatada por Liam, el amor de su vida, de las garras de su psicopata hermano, Ellie esta pasando por una etapa de sanacion que marcara un antes y un despues en el amor entre ella y su atractivo ex vecino. Por su lado, aunque lo unico que Liam quiere hacer es ir tras su hermano para vengar a Ellie, se abstiene de hacerlo ya que lo primero en su mente es recuperarse. Ambos haran lo que sea para devolver la paz a su relacion de pareja, junto a sus dos mejores amigos, sin saber que esto es otra gran mentira mas.
    Pese a todos sus intentos, nada funciona. Ni el brillante sol de El Caribe los ayudara en esa encrucijada que se les avecina.
    Porque el quiere venganza.
    Y ella quiere olvidar.

  • La casa que ame de Tatiana De Rosnay

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    Querido: Puedo oir como suben por nuestra calle. Es un rugido extrano, amenazante; sacudidas y golpes. El suelo tiembla bajo mis pies. Tambien oigo los gritos, unas voces masculinas, altas, excitadas, el relincho de los caballos y el martilleo de sus casas. El rumor de una batalla, como aquel terrible mes de julio tan caluroso en el que nacio nuestra hija, aquella hora sangrienta en la que la ciudad se erizo de barricadas. Hay nubes de polvo sofocantes, un humo agrio, tierra y escombros. Le escribo estas letras sentada en la cocina vacia. La semana pasada embalaron los muebles y los enviaron a Tours, a casa de Violette. Dejaron la mesa, era demasiado voluminosa, tambien la cocina de esmalte, muy pesada. Tenian mucha prisa y yo no pude soportar el espectaculo. Aborreci cada minuto. La casa despojada de todos sus enseres en un brevisimo instante. Su casa, la que usted pensaba que se salvaria. !Ay, amor mio! No tema, yo no me marchare jamas. Por las mananas, el sol se cuela en la cocina, eso siempre me ha gustado. Pero hoy, esta cocina, sin Mariette apresurada, con la cara enrojecida por el calor de la estufa, y sin Germaine refunfunando mientras se recompone los rizos que se le escapan del mono prieto, es un lugar muy lugubre. Con un ligero esfuerzo, casi puedo oler las bocanadas de humo del ragu de Mariette, que tejian lentamente una apetitosa redecilla por la casa. Nuestra cocina, antano llena de alegria, esta triste y desnuda, le faltan las cazuelas y las ollas resplandecientes, las hierbas, las especias en sus tarritos de cristal, las verduras frescas del mercado y el pan caliente en la panera. Recuerdo el dia que llego la carta, el ano pasado, un viernes por la manana. Yo leia Le Petit Journal junto a la ventana del salon, mientras tomaba un te. Siempre me ha gustado ese momento apacible, antes de que comience el ajetreo diario. No era nuestro cartero habitual. A ese, no lo habia visto nunca. Un hombreton grande y huesudo, con una gorra de plato verde que le cubria el pelo de lino. Llevaba una bata de color azul con el cuello rojo que parecia demasiado ancha para el. Vi como se llevaba una mano agil a la gorra y entregaba el correo a Germaine. Luego desaparecio y lo oi silbar bajito mientras seguia su ruta por la calle. Despues de dar un sorbo al te, volvi al periodico. Aquellos ultimos meses, la Exposicion Universal estaba en boca de todos. Siete mil extranjeros invadian los bulevares todos los dias. Una voragine de invitados de prestigio: Alejandro II de Rusia, Bismarck, el vicerrey de Egipto. !Que triunfo para nuestro emperador! Distingui los pasos de Germaine en la escalera y el frufru de su vestido. Es raro que yo reciba correo. Generalmente, una carta de mi hija, cuando considera que tiene que mostrarse atenta, o de mi yerno por la misma razon. A veces, una postal de mi hermano Emile o de la baronesa de Vresse, desde Biarritz, junto al mar, donde pasa los veranos. Eso sin contar los recibos e impuestos esporadicos. Aquella manana, me fije en el sobre blanco y largo. Le di la vuelta: <> y mi nombre en grandes letras negras. Lo abri. Las palabras se distinguian claramente, pero no pude comprenderlas. No obstante, tenia las gafas bien sujetas en la punta de la nariz. Me temblaban tanto las manos que tuve que dejar la hoja en las rodillas y respirar profundamente. Cogi de nuevo la carta y me obligue a leerla. --?Que ocurre, senora Rose? --gimio Germaine. Debia de haber visto mi expresion. Meti la carta en el sobre, me levante y me alise la falda con las palmas de las manos. Un bonito vestido de color azul oscuro, con el numero justo de volantes para una senora mayor como yo. Usted lo habria aprobado. Tambien recuerdo el calzado que llevaba puesto, unas simples zapatillas, suaves y femeninas, y recuerdo el grito que solto Germaine cuando le explique lo que decia la carta. Mas tarde, mucho mas tarde, sola en nuestra habitacion, me derrumbe encima de la cama. Por mas que supiera que aquello podia suceder en cualquier momento, la impresion fue terrible. Entonces, mientras todos los de la casa dormian, cogi una vela y el plano de la ciudad que le gustaba observar. Lo desplegue encima de la mesa del comedor y tuve cuidado de no verter cera caliente encima. Si, veia la progresion inexorable de la calle Rennes, que surgia derecha hacia nosotros desde la estacion del ferrocarril de Montparnasse, y del bulevar Saint-Germain, ese monstruo hambriento, reptando hacia el oeste desde el rio. Con dos dedos temblorosos, segui el rastro hasta donde se unen. Exactamente en nuestra calle. Si, nuestra calle. En la cocina reina un frio glacial, tengo que bajar a buscar un chal y tambien unos guantes, pero solo para la mano izquierda, porque con la derecha quiero seguir escribiendole. Hace unos quince anos, cuando nombraron al prefecto, usted se mofaba: <>. Luego supimos lo que iba a ocurrir con la casa de mi hermano Emile, pero usted seguia sin tener miedo: <>. A menudo voy a sentarme a la iglesia, tranquila y apacible, para pensar en usted. Ahora hace diez anos que murio, pero para mi es como si hubiera pasado un siglo. Contemplo los pilares y los frescos, recien restaurados, y rezo. El padre Levasque se acerca a mi y cuchicheamos en la penumbra. --!Senora Rose, hara falta mas que un prefecto o un emperador para amenazar nuestro barrio! Childeberto, rey merovingio y fundador de esta iglesia, vela por su creacion como una madre por su hijo. Al padre Levasque le gusta recordarme cuantas veces se ha saqueado, destrozado, quemado y arrasado la iglesia desde la epoca de los normandos, en el siglo IX. En tres ocasiones, creo. Amor mio, que equivocado estaba. La iglesia se salvara, pero nuestra casa no. La casa que tanto amaba usted. Capitulo 2 El dia que recibi la carta, el senor Zamaretti, el librero, y Alexandrine, la florista, que habian recibido el mismo correo de la prefectura, subieron a visitarme. No se atrevian a mirarme a los ojos. Sabian que a ellos no les resultaria tan terrible; siempre habria un hueco en la ciudad para un librero y una florista. Pero sin la renta de los locales comerciales, ?como llegaria yo a fin de mes? Soy su viuda y sigo alquilando los dos locales que me pertenecen, uno a Alexandrine y el otro al senor Zamaretti; como lo hacia usted, como lo hizo su padre antes que usted, y el padre de su padre. Un panico frenetico se apodero de nuestra callejuela, que no tardo en llenarse del bullicio de todos los vecinos, carta en mano. !Que espectaculo! Todo el mundo parecia haber salido de sus casas y todos vociferaban, hasta la calle Sainte-Marguerite: el senor Jubert, el de la imprenta, con el delantal manchado de tinta, y la senora Godfin, de pie en el umbral de su herboristeria. Tambien estaba el senor Bougrelle, el encuadernador, fumando en pipa. La picaruela senorita Vazembert, la de la merceria (usted no la conocio, alabado sea el Senor), iba y venia por la acera, como pavoneandose, con un mirinaque nuevo. Nuestra encantadora vecina, la senora Barou, me dedico una gran sonrisa cuando me vio, pero me di cuenta de lo desesperada que se sentia. El chocolatero, el senor Monthier, era un mar de lagrimas. El senor Helder, el propietario de ese restaurante que tanto le gustaba a usted, Chez Paulette, se mordia nervioso el labio, lo que le agitaba el poblado bigote. Yo llevaba puesto un sombrero, nunca salgo sin el, pero, con las prisas, muchos olvidaron el suyo. El mono de la senora Paccard amenazaba con desmoronarse cuando meneaba con furia la cabeza. El doctor Nonant, tambien con la cabeza descubierta, agitaba el dedo indice rabioso. El senor Horace, el tabernero, consiguio que se le oyera entre el tumulto. Desde que usted nos dejo, el sigue siendo el mismo. Quiza tenga el pelo rizado algo mas gris y su panza haya adquirido una pizca de volumen; sin embargo, sus maneras estridentes y la risa sonora no se han debilitado. Sus ojos, negros como el carbon, echan chispas. --Senoras y senores, ?que hacen chismorreando a voz en grito? ?De que nos servira eso? Les invito a una ronda a todos, !tambien a los que no frecuentan mi antro! Por supuesto, se referia a Alexandrine, la florista, a quien le repugna la bebida. Un dia me conto que su padre habia muerto alcoholico.

  • La memoria secreta de las hojas de Hope Jahren

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    La memoria secreta de las hojas no es solo un libro, es el fascinante debut de una mujer consagrada a la ciencia, el retrato conmovedor de una larga amistad y una exposicion sorprendente del mundo de las plantas que cambiara radicalmente nuestra forma de contemplar la naturaleza.

  • El paso de las Devotas, Carlos Calvera de Carlos Calvera

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    UN VIAJERO, UN MONASTERIO PERDIDO EN LAS MONTANAS, UNA MALDICION MILENARIA…

  • El hijo de las cosas de Luis Mateo Diez

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    Dos hermanas y un hermano forman un trio familiar tan habitual que apenas nos llama la atencion. Dos hermanas que asumen, con frecuencia, una responsabilidad afectiva que cobra todavia mayor relieve cuando los padres faltan. Ellas son dos personajes cruciales en esta novela con la que Luis Mateo Diez vuelve a sorprendernos con un giro humoristico llevado a sus ultimas consecuencias, intensificando el aliento desorbitado de su escritura expresionista. A las dos hermanas les ha caido en esta historia, que no concede sosiego al lector, un hermano tarambana, disoluto, lo que podriamos considerar una penosa herencia que puede llevarlas a la ruina moral y material, si se descuidan. Otros personajes las amparan y ayudan o, en el peor de lo casos, las ponen de los nervios. La historia nos lleva por derroteros sorprendentes, inusitados o absurdos. Ellas no cejan en el empeno de salvar al hermano, un hijo de las cosas que tanto merece lo que no es capaz de ganar, como si en su vida todo se lo debieran. Estamos ante una fabula, tan verdadera como inquietante, entre la risa y la melancolia, sobre los sentimientos manipuladores, la impostura de los afectos, las coartadas de los bienes familiares, la desgracia de lo que tan penosamente se reparte en las responsabilidades de las hermanas y los hermanos. Esta puede ser la novela mas divertida de un autor del que conocemos muchos registros, un prolifico novelista dueno de un mundo inagotable.

  • El amor esta en el aire de Olivia Kiss

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    Lauren no dejaba de senalar poniendo chinchetas en el mapa. Con cada una que pinchaba en el tablero, daba un pequeno saltito a la vez que gritaba el lugar. --!Hawai! !Costa Rica! !Venezuela! --Lauren, se trataba de preseleccionar lugares para luego decidirse, no de enumerar todos los sitios con buenas playas y buenos chicos --dijo Lily poniendo los ojos en blanco. --No te olvides de los mojitos, que es un requisito importante para que sea el destino perfecto. No quiero nada de chicos en este viaje, solo quiero divertirme contigo. Sabes que lo necesito mas que nunca. Me alegra que estes aqui, Lily --dijo Lauren posando una mano sobre el hombro de su mejor amiga. Habia pasado solo una semana desde la ruptura con Marcus, bueno, mas bien rotura de corazon con tres bypass y estrangulamiento de sentimientos con doble de "tedejotudignidadporlossuelos". Marcus, su exprometido, era el novio perfecto que toda madre quiere para su hija; simpatico, extrovertido, atento, con buen trabajo. Tambien era, a simple vista, el novio ideal y guapo hasta decir basta. Con un cuerpo moldeado con muchas horas en el gimnasio. Tantas horas, que hasta hacia extras con la profesora de spinning. La monitora con sus duras nalgas. Tampoco es que tuviera la culpa ella, ni la secretaria de ventas, ni rubita21xoxo de esa pagina de contactos, ni la "amiga de la infancia" que era inofensiva, la culpa la tenia el, Marcus. Unica y exclusivamente. Lauren no supo nada de todo aquello hasta siete dias atras cuando, por casualidad, Marcus se dejo su bien mas preciado y mas protegido: el movil de empresa. Marcus trabajaba en una gran compania de software de Washington, no como informatico sino como el mejor jefe comercial de todo Seattle. Desde que llego, la empresa no dejo de crecer y llego a codearse con las mas grandes comprando otras empresas y absorbiendolas. Habia sido durante una de esas transacciones cuando conocio a Lauren. --Bueno, creo que su cliente aceptara la oferta con los ojos cerrados, ?no es asi senorita...? --Marcus se apoyo dejando caer unos papeles sobre la mesa redonda del despacho gigantesco y mirando a la abogada que debia revisar ese contrato. --Puedes llamarme Letrada Lauren Collins, senorito... --dijo con cierto tono replicativo. --Marcus, todo poderoso Marcus. --Acabo la frase guinando un ojo y desabrochandose el boton del traje a medida que, aunque no era cenido, marcaba sus musculos. --Perfecto, pues miraremos la oferta, la valoraremos y ya te llamaremos -- contesto intentando no darle importancia a la gran suma de dinero que habia visto en los papeles. Lanzo la tarjeta a la mesa y se acerco a Lauren y susurro. --Se que ya tienes ganas de llamarme. A pesar de que la reunion habia sido corta y de que hubo algo en su actitud que no termino de convencerla, se dio cuenta de que, en parte, el tenia razon y la idea de volver a verlo le resulto tentadora; quiza fue por el tono seductor de su voz o por esa seguridad que desprendia, como si tuviese el mundo a sus pies. Se citaron a los dos dias en un restaurante para confirmar que aceptaban la oferta y despues una cosa llevo a la otra, a la atraccion y a tontear, a enamorarse como una loca perdida y a vivir juntos unos meses despues. Marcus se mudo al apartamento de Lauren, (hasta entonces, ella no sabia que era el plan perfecto para mantener su picadero intacto), y empezaron una relacion que nunca llegaba a la monotonia por los cientos de viajes que el tenia que realizar. Es decir, que se veian poco, y quiza por eso el tiempo que pasaban juntos era muy intenso, entre escapadas planeadas a Europa, esqui en las mejores pistas, saltos en paracaidas, y hacer el amor muchas, muchas veces y en muchos sitios diferentes. Siempre tenia que haber algo en la vida de Marcus que fuera novedad para no perder la emocion en la vida. La monotonia le corroia. En Lauren encontro una companera perfecta, no es que le aburriera una vida rutinaria, que tambien la apreciaba, sino que le gustaba hacer cosas distintas igual que a su novio, pero con una diferencia, a el le gustaba hacer las cosas con otras chicas. Ella estaba tan enamorada que hasta le gustaba el sonido del clic del cortaunas cuando se cortaba las unas del pie. Pero, una semana atras, cuando Marcus se fue a su gimnasio para hacer las tres horas de ejercicio que necesitaba y se dejo su telefono de trabajo, todo cambio. El movil comenzo a sonar. Una y otra y otra vez. Lauren penso si lo descolgaba o no, pero es que en la pantalla ponia, "Oluc Otinob – Jefe de la fusion". Supuso que era importante, ya que hacia poco le habia estado hablando de una megafusion de una empresa que supondria que terminasen siendo los lideres del sector, asi que, al final, tras mucho dudar, termino cogiendo la llamada. --Hola, picha gorda, hoy no has venido al gimnasio y necesito que follemos, digo, nos fusionemos como tu dices siempre... --dijo una voz femenina que parecia recien salida de una pelicula porno de las malas--. No iras a hacer enfadar a tu profesora de spinning, ?verdad? --?Quien demonios eres tu? --grito Lauren. --Oh, perdona, creo que me he equivocado. La llamada se colgo. En aquel momento, Lauren podria haber pensado que era un simple error, una de esas llamadas que se cruzan e ignoras sin mas antes de seguir con tu vida, pero eso de fusionarse... Por su trabajo, Marcus siempre tenia esa palabra en la boca. Fusion aqui, fusion alla. Y eso fue suficiente para que Lauren se sentase en el sofa y cotillease un poco su movil. Sabia que estaba mal, que no era lo que haria una novia segura de si misma y confiada. Pero no pudo evitarlo. Reviso el listado de las ultimas llamadas. La verdad es que habia nombres muy raros en la agenda como Oluc Otinob, Satet Semrif o Sanreip Sagral. No daba credito, ni tampoco entendia que significaban hasta que, de repente, pasados unos minutos de frustracion, todo encajo. !Oluc Otinob es un anagrama de culo bonito! Igual que Satet Semrif, que era tetas firmes y Sanreip Sagral, que era piernas largas. Cuando abrio la carpeta llamada "Documentos fusion" vio fotos de el posando como un gilipollas con unas chicas estilo Barbie. Y habia mas archivos en las ultimas imagenes recibidas, de chicas operadas y retocadas con Photoshop que le ensenaban a la camara todos sus encantados. Llego a distinguir a mas de cinco mujeres solo por el tamano y la forma de sus tetas. Menudo guarro. Lauren sentia que la sangre en las venas se le congelo. Se quedo de piedra, helada y casi sin aliento, porque no podia creerselo... --!Menudo cabron, hijo de puta, mal parido! --maldijo entre dientes, imitando al protagonista de una de sus series preferidas. Clavo los ojos en el telefono y comenzo a escudrinarlo esperando que todo fuera una mala pesadilla, pero no lograba despertarse. Era la realidad. Cuando llego Marcus a casa y vio a Lauren con el movil en la mano, noto como comenzo a temblar. El chico seguro de si mismo con respuestas para todo se quedo sin palabras. Lauren era el vivo retrato de la furia sosteniendo el movil. Marcus habia cometido un error y lo iba a pagar. --Te-te lo puedo explicar Lauren--dijo con el con voz titubeante. --He hablado con el jefe de la fusion Oluc. Recoge las cosas y vete lo mas lejos que puedas de aqui, de mi vida. --Le comenzaron a salir lagrimas de los ojos. La tension se convirtio en una bateria de emociones en la que la decepcion era la que ganaba. Marcus se fue tan rapido como ella le obligo y Lauren no supo en ese momento que era una de las mejores acciones que habria hecho en su vida.

  • Besos al cielo de Hd Cruz

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    Este es un libro que nace tanto para los que hemos perdido un hijo como para quienes aun los teneis a vuestro lado. Para los primeros porque encontraran entre sus paginas una ayuda inapreciable que llega de la mano de aquellos que hemos perdido un hijo, los que conocemos y “vivimos” con este inhumano dolor. Reflejada en sentimientos, pautas y formas de seguir “viviendo” despues de que dejen de estar a nuestro lado. Los que sois afortunados y no los habeis perdido, para que recordeis que la vida es efimera, que amar a los que les damos la vida debe de ser lo prioritario en sus vidas. Nada es comparable al amor ilimitado que les tenemos, y nada debe ser mas importante que ellos. Los que teneis amigos que han perdido un hijo, para saber como poder “ayudarles” de una forma leve, pero eficaz. Las posesiones materiales, el poder o una posicion privilegiada no llenan los huecos del corazon y aun menos los del alma. Sobre todo, cuando lo peor sucede. Testimonios envueltos y llenos de amor, y de un dolor inhumano, de los padres que expondran sus experiencias. Respuestas, sentimientos y experiencia despues de largos anos sin mi hijo, y publicaciones, poemas y un corazon roto entre las paginas de un libro.

  • Esos dias azules de Nieves Herrero

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    Esta novela es una de las mas conmovedoras historias de amor que jamas se han escrito. El relato de una pasion imposible y secreta que permanecera para siempre en el alma de los lectores.

  • Si me traicionas (Los hermanos MacCarrik), Kresley Cole de Kresley Cole

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  • Mi Karma y yo de Lola Abril

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    Mi vida era un completo desastre y tenia unos padres un tanto metiches que no me dejaban actuar como la adulta que era.
    Y el Karma, ademas, se divertia conmigo poniendome en situaciones que me hacian perder el control. Hasta que me puso a Paul en el camino y ya crei que iba a quedarme completamente loca, porque ese hombre habia llegado para que mi mundo fuera mas caotico de lo que ya lo era.
    Y para que el Karma se siguiera riendo de mi.

  • Matrimonio por contrato de amor de Sophie Rose

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    Este libro es una obra de ficcion en su totalidad. Por favor tenga en cuenta que los nombres, personajes, lugares y hechos son producto de la imaginacion del escritor, han sido utilizados de forma ficticia y no deben tomarse como hechos reales. Cualquier parecido con personas, vivas o muertas, eventos y acontecimientos, entidades u organizaciones son totalmente una mera casualidad. Todos los derechos reservados. Sin limitar los derechos bajo copyright reservados anteriormente, ninguna parte de esta publicacion puede ser reproducida, almacenada o introducida en un sistema de recuperacion, o transmitida de ninguna forma, ni por ningun medio (ya sea electronico, mecanico, por fotocopia, grabacion o de otra manera) sin el permiso previo por escrito del propietario del copyright. El autor reconoce la condicion de marca y los titulares de marcas de diversos productos a los que se hacen referencia en esta obra de ficcion, que se han utilizado sin permiso. 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Julian es blanco, Amanda tambien. Los dos desnudos sobre la cama que tambien estaba desnuda a causa del torbellino de pasiones, conformaban un cuadro perfecto, el de espontaneidad, el de lo sublime y natural, al mismo tiempo que parecian emanar luz de sus cuerpos apasionados, ardientes, y a la vez un poco palidos. --Te amo, Amanda. --Exclamaba Julian entre gemidos y jadeos de amor desesperado, de amor sincero. --Yo lo se, mi amor. Eres mi todo. --Respondia ella, acalorada, sofocada, como perdiendo el aliento al mismo tiempo que toda ella se perdia entre los brazos de Julian. Ella estaba sobre el, deleitandolo con sus 19 anos de amor y sus pocos kilos de verdadera pasion. Amanda era delgada por aquellos dias de su juventud, una mujer muy bella, rubia, de ligero peso y de grandes sentimientos. El vaiven del cuerpo de Amanda sobre el de Julian era una cosa hermosa, sublime, casi musical. Mantenian un ritmo perfecto, un compas inquebrantable, una armonia silente que les permitia sentir el mismo placer al mismo instante a cada uno. Julian no paraba de hacerla suya, y por mas que el placer tocaba su puerta, invitandolo a hundirse en el climax, en el fulgor de una relacion perfecta y en un encuentro amoroso intenso que deseaba llegar a su maximo punto de ebullicion, el preferia retardar el placer, seguir deleitandose con lo que tenia frente a si, un mujer perfecta, bella, hermosa, lo mejor que verian sus extasiados ojos. --!No pares, mi amor! --Suplicaba Amanda, queriendo ser adorada y venerada como una diosa a la que Julian debia entregarle y generarle todo el placer que ella pidiera. Se erguia, acariciaba los negros cabellos de su amante y se dejaba llevar por el momento, incluso aranandole la espalda en repetidas ocasiones hasta que ninguno de los dos pudo soportar mas y el orgasmo fue mutuo, sonoro, como un alarido que desperto desde lo mas profundo del bosque en el que se hallaban. --Te amo. --Dijo Julian como quien confiesa una gran verdad. --Jamas me cansare de decirtelo. La cabana donde los dos tortolos hacian el amor quedaba en un bosque espeso y a la vez muy tranquilo y relajado, un lugar natural donde casi ningun humano transitaban un lugar alejado de la civilizacion, del ruido de la ciudad, de todo lo que este fuera de la burbuja que ellos dos habian creado para amarse de manera infinita dentro de ella. Esa cabana pertenecia a un tio de Julian, el senor Pedro. El tambien era dueno de la camioneta Pick Up en la que Julian llevaba a Amanda a pasar tardes de verdadero y profundo amor. --No me siento bien. --Dijo Amanda esa vez antes de bajar de la cama para ir directo al bano. En sus 19 anos jamas habia estado tan segura de algo como de las sospechas que tenia de estar embarazada. Ambos ya lo habian hablado dias antes, y aprovecharian la oportunidad y la soledad en la cabana para que Amanda se practicara una prueba en el tocador. Julian la vio entrar al bano como un cordero que va al matadero, la vio temblar, la vio sentir miedo. Por un segundo quiso ir tras ella y acompanarla, pero tambien dudo por el solo hecho de no querer atormentarla o incomodarla mas de lo que ya podia estar. La incertidumbre era grande, tan grande como el amor que se tenian. ?Que pasaria si ella estaba embarazada? ?Como se lo dirian a sus padres? ?Que podrian y deberian hacer? Eran demasiadas las preguntas, muchas las dudas. Jamas en la cabana se habian sentido asi de estresados y habia una razon, era que ese lugar solo era para amarse, para relajarse y dejarse envolver por los mas hermosos sentimientos. Julian penso en eso por un instante y se armo de valor, dejo que su cuerpo se fuera hasta la puerta del bano, porque su mente y su corazon ya tenian rato alli. Al abrir la puerta, Amanda sonreia con un par de lagrimas deslizandose por sus mejillas. No hizo falta que dijera nada, Julian entendio todo. El la abrazo, la condujo hasta la cama, se sentaron uno al lado del otro en silencio hasta que Julian dijo todo lo que necesitaba expulsar de su mente y su corazon. --Te amo. Lo vamos a tener. Sera un nino sano, saludable, y muy amado. Papa me ofrecio un puesto en la fabrica, y si todo marcha bien, si trabajo duro, obtendre la direccion de todos los proyectos y nos ira muy bien. La pregunta es: ?Te quieres casar conmigo? --Pregunto Julian luego de arrodillarse frete a Amanda. --!Claro que si, mi amor! --Fue la exclamacion de Amanda, la respuesta mas sonora que se oyo en todo el bosque llegando casi hasta los rincones de la ciudad. Julian le coloco el anillo, la miro a los ojos como queriendo gritarle con la mirada todo lo que ya le habia dicho varias veces aquella tarde. Ella sabia que estaba frente al amor de su vida y no tuvo miedo de aceptar lo que en el fondo anhelaba con demasiadas ansias. Hoy ya han pasado 20 anos desde aquella hermosa cita furtiva en los alrededores del bosque, la misma que cambio las vidas de Julian y de Amanda para siempre. Ya tienen 20 anos de casados y una adorable hija de 19 llamada Mia. Mia es encantadora, excelente estudiante, cursa estudios de finanza los cuales ya esta por culminar, es de las mas destacadas en su universidad y esta proxima a graduarse y obtener su diplomaba en financias. Mia fue la unica hija que tuvieron Julian y Amanda. Ellos intentaron por todos los medios volver a tener otro hijo, pero nunca pudieron. Probaron toda clase de metodos, fueron ante todos los medicos expertos que pudieron, y aun asi no lograron conseguir volver a tener un hijo. En una ocasion incluso Amanda decidio darle una oportunidad a los consejos de un guru de la television, que aseguraba que la mejor manera de quedar embarazada, o por lo menos el metodo mas efectivo, era hacer el amor en la posicion del misionero, quedarse con las piernas levantadas, y todo aquello durante una noche de luna llena en la que el hombre haya cumplido por lo menos 72 horas sin haber eyaculado, y haber bebido jugo de tomate durante tres noches consecutivas.

  • Bajo el cielo de Paris y el mundo de Pao de Jenny Del

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    Edurne, la independiente y extrana parisina que no sonaba con encontrar el amor, se acaba convirtiendo en la protagonista de una historia que comienza, por casualidad, uniendo su corazon con el de un hombre que le demuestra, desde el primer dia, que la quiere para el.

  • Jaque al psicoanalista de John Katzenbach

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    LLEGA LA ESPERADA CONTINUACION DE EL PSICOANALISTA LA OBRA MAS VENDIDA Y EMBLEMATICA DE JOHN KATZENBACH

  • Acuestala sobre los lirios de James Hadley Chase

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    Era una de esas calidas y agotadoras mananas de julio, agradables cuando estas en banador en la playa junto a tu rubia favorita pero dificiles de soportar si estas encerrado en una oficina, como era mi caso. Por la ventana abierta se colaba el murmullo de las olas, el zumbido de los aviones y el ruido del trafico del Orchid Boulevard. El sistema de aire acondicionado, escondido en las entranas de los edificios Orchid, se las apanaba perfectamente para mantener a raya las temperaturas en ascenso. Los rayos del sol, calientes y dorados, proyectaban dibujos sobre la alfombra que Paula habia comprado para impresionar a los clientes y que a mi me parecia demasiado cara para ponerle un pie encima. Me sente en mi escritorio, sobre el cual habia dejado unas cuantas cartas para que Paula creyera que estaba trabajando, si llegaba a entrar. Detras de unos espectaculares libros legales habia un vaso de whisky lo suficientemente fuerte para rajar cemento. Cada vez que me acercaba a el, el hielo tintineaba. Solo tres anos y medio antes habia fundado la compania Universal Services, una organizacion que se hacia cargo de cualquier cosa: desde pasear a un cachorrillo hasta coger por las orejas a un usurero en pleno festin con el dinero de mi cliente. Era, en esencia, un negocio para millonarios y con tarifas muy caras. Pero, en fin, en Orchid City los millonarios son tan numerosos como los granos de arena de la playa. Durante estos tres anos y medio nos habiamos divertido, habiamos jugado, habiamos ganado algo de dinero y aceptado trabajos de lo mas variados. Incluso tuvimos que hacernos cargo de un asesinato. Pero en los ultimos dias, el negocio estaba tan tranquilo como un soltero comiendo bollos en una sala de conferencias. Seguian llegando trabajos rutinarios, pero de esos se encargaba Paula Bensinger; unicamente cuando aparecian asuntos fuera de lo comun, mi companero Jack Kerman y yo nos poniamos manos a la obra. Pero no habia aparecido nada fuera de lo comun, de modo que no haciamos mas que esperar sentados, vaciando botellas de whisky y fingiendo estar muy ocupados delante de Paula. Jack Kerman estaba recostado sobre la silla de los clientes. Era un hombre largo, delgado y elegante, con mechones blancos que se destacaban entre su pelo oscuro y un bigotito a lo Clark Gable. Se paso el vaso helado de whisky por la frente para refrescarse. Llevaba un inmaculado traje color verde oliva, una corbata a rayas rojas y unos llamativos zapatos de piel de ante, blancos con motas verdes. Cada centimetro de su ser tenia el aspecto de haberse fugado de las pagina de Esquire. --!Vaya! --dijo despues de un prolongado silencio--. !Quitale los brazos y podrias confundirla con la mismisima Venus! Se acomodo sobre la silla y suspiro. --!Por cierto, me encantaria que alguien le arrancara los brazos! !Chico, que fuerte era! Y yo fui lo suficientemente tonto para creer que podria manejarla. --No empieces --le rogue, levantando mi vaso--. Lo ultimo que necesito en una manana como esta es un resumen de tu vida amorosa. Prefiero las obras completas de Krafft-Ebing. --Ese viejo no te llevara a ninguna parte --dijo Kerman con sorna--. Ademas, todas sus nonerias estan en latin. --Te sorprenderias de la cantidad de gente que estudia latin solo para descubrir que dice. Es lo que llamo matar dos pajaros de un tiro. --Lo cual nos lleva nuevamente a mi rubia --dijo Kerman, estirando las piernas--. Me la encontre en la tienda de Barney anoche. --No me interesan las rubias --le dije con firmeza--. En lugar de estar aqui hablando de tus conquistas, deberias estar en la calle tratando de conseguir nuevos clientes. A veces me pregunto para que te pago. Kerman se quedo pensativo. En su cara habia una expresion de sorpresa. --?Quieres trabajar? --pregunto de golpe--. Creia que la idea era que Paula lo hiciera todo mientras nosotros descansabamos. --Esa es la idea general, pero no estaria mal que de vez en cuando hicieras algo para ganarte la vida. Kerman se sintio aliviado. --Por supuesto, de vez en cuando. Por un momento crei que te referias a este momento. --Tomo un trago de su vaso y cerro los ojos--. Ahora, esta rubia de la que te estaba hablando es guapa como ninguna. Cuando le pedi una cita me dijo que no queria saber nada de hombres. ?Sabes lo que le dije? --?Que le dijiste? --le pregunte, porque de todos modos me lo iba a contar. Ademas, si yo no le escuchaba sus mentiras, ?quien iba a escuchar las mias? Kerman solto una risotada. --Senorita, puede que usted no vaya detras de los hombres, pero las ratoneras tampoco van detras de los ratones. ?A que estuve listo? Pues mira, se derritio. No tienes por que mirarme con esa cara de vinagre. Puede que tu ya lo hayas oido antes, pero para ella era la primera vez. Y surtio efecto. Despues la puerta se abrio sin que me diera tiempo a esconder mi vaso. Entro Paula. Era alta, morena y adorable. Tenia unos ojos castanos y atentos, y una silueta que suscitaba toda clase de ideas lascivas. A mi, no a ella. Era rapida, implacablemente eficiente e incansable. De hecho, fue ella quien me animo a comenzar con Universal Services, e incluso me presto dinero durante los dificiles seis meses posteriores a la puesta en marcha de la empresa. El exito comercial de Universal Services se debia, sin duda, a su habilidad para administrar el negocio. Si yo era el cerebro de la organizacion, Paula era la medula. Sin ella habriamos cerrado en una semana. --?No teneis nada mejor que hacer que estar ahi sentados bebiendo? --espeto, plantandose delante del escritorio y dirigiendome una mirada acusatoria. --?Es que existe algo mejor? --respondio Kerman con insolencia. Paula le dedico una mirada gelida fugaz y acto seguido volvio a clavar sus brillantes ojazos marrones sobre mi persona. --De hecho, Jack y yo discutiamos sobre la necesidad de conseguir algun nuevo cliente -- informe, echandome el pelo para atras--. Venga, Jack, vayamos a ver que podemos encontrar. --?Donde buscareis? ?En el bar de Finnegan? --pregunto Paula con sorna. --Esa es una idea absolutamente brillante --dijo Kerman--. Es probable que Finnegan tenga algo para nosotros. --Antes de iros, podriais ver esto --pidio Paula, y me acerco un sobre alargado--. Acaba de traerlo el portero; lo encontro en el bolsillo de uno de esos abrigos que tan amablemente le has regalado. --?De veras? --Cogi el sobre--. Que extrano. No he usado esos abrigos desde hace mas de un ano. --El matasellos lo confirma --dijo Paula, con ominosa calma--. La carta fue enviada hace catorce meses. Supongo que algo paso: no es posible que la guardases y luego te olvidaras de ella. No serias capaz de hacer algo asi, ?verdad? El sobre iba dirigido a mi y estaba escrito con una caligrafia apretada y femenina. No lo habian abierto. --Ni siquiera recuerdo haberlo visto antes. --No me sorprende. Te olvidas de todo lo que yo no te recuerdo --recrimino Paula con aspereza. --Uno de estos dias, querida harpia --dijo Kerman--, alguien se te plantara y te dara una bofetada. --No creo que eso la detenga --observe, rasgando el sobre--. Lo he intentado y solo consegui enfadarla mas. Meti los dedos en el sobre y saque una nota y cinco billetes de cien dolares. --!Santo Dios! --exclamo Kerman, poniendose en pie--. ?Le diste eso al portero? --No empieces tu ahora --dije, y lei la carta. Crestways Foothill Boulevard Orchid City 15 de mayo de 1948 ?Podria citarse conmigo en la direccion arriba indicada manana a las tres de la tarde? Estoy desesperada por obtener informacion sobre alguien que esta chantajeando a mi hermana. Entiendo que usted se dedica a estas cosas. Por favor, considere esta carta como confidencial y urgente. Le adjunto quinientos dolares como garantia. JANET CROSBY Siguio un largo y doloroso silencio. Ni siquiera Jack Kerman encontro algo que decir. Nuestro negocio dependia de las recomendaciones, y retener durante catorce meses un pago de quinientos dolares sin siquiera saberlo no era la mejor carta de presentacion. --Urgente y confidencial --murmuro Paula--. Despues de olvidarlo durante catorce meses, se lo da al portero para que se lo cuente a sus amiguitos. !Brillante! --!Cierra el pico! --gruni--. ?Por que nadie reclamo? Debio de creer que su carta se perdio… !Un momento! Esta muerta, ?verdad? Una de las chicas de la familia Crosby murio. ?Fue Janet? --Creo que si --dijo Paula--. Lo averiguare. --Y desentierra todo lo que tenga que ver con Crosby. Cuando salio del despacho, dije: --Estoy seguro de que ha muerto. Creo que tendremos que devolverle este dinero a su familia. --Si hacemos eso --observo Kerman, a quien no le gustaba devolver dinero--, puede que llamemos la atencion de la prensa. Una noticia asi seria una pesima publicidad, Vic. Puede que lo mejor sea no decir nada en absoluto. --No podemos hacer eso. Prefiero ser ineficiente que deshonesto. Kerman volvio a su butaca. --Es mas seguro dejar que los perros duerman. Crosby es petrolero, ?verdad? --Lo era. Esta muerto. Murio en un accidente con armas de fuego hace un par de anos. --Cogi el cortaplumas y empece a agujerear el cartapacio--. No entiendo como pude olvidar esa carta. Paula nunca me lo perdonara. Kerman, que conocia bien a Paula, sonrio comprensivamente. --Pues si --dijo Kerman--. Y me alegra no estar en tu pellejo. Segui haciendo agujeros hasta que Paula aparecio con un monton de recortes de periodico. --No me sorprende que no hayas sabido nada de ella. Murio de un ataque al corazon el 15 de mayo, el mismo dia que escribio la carta --dijo, cerrando la puerta de la oficina. --?De un ataque al corazon? ?Cuantos anos tenia? --Veinticinco. Deje el cortaplumas y busque a tientas un cigarrillo. --No parece una edad para morir de un infarto. De todos modos, sigamos adelante. ?Que mas tienes? --No mucho mas. Casi todo lo sabiamos ya --dijo Paula sentandose en el borde del escritorio --. MacDonald Crosby gano millones con el petroleo. Era un hombre duro y dificil de querer, con una mente tan amplia como el espacio entre dos dientes. Hasta 1943 vivio en San Francisco; luego se retiro del negocio y se instalo en Orchid City. Se caso dos veces y tuvo dos hijas: Janet, la mayor por cuatro anos de diferencia, era producto de su primer matrimonio, mientras que Maureen fue fruto de la relacion con su segunda mujer. Las dos eran completamente opuestas. Janet era estudiosa y se pasaba el dia pintando (varios de sus oleos estan en el Museo de Arte). Al parecer tenia mucho talento, un caracter reservado y un temperamento acido. Maureen es la guapa de la familia; lleva una vida plagada de excesos, salvaje, vaga y licenciosa. Antes de la muerte de Crosby era frecuente verla en los titulares de los periodicos, de escandalo en escandalo. --?Que clase de escandalos? --pregunte. --Hace un par de anos arrollo y mato a un muchacho en la avenida Central. Los rumores dicen que iba borracha, lo cual parece factible teniendo en cuenta que bebia como si no hubiera manana. Crosby hablo con la policia y la chica quedo en libertad tras pagar una cuantiosa multa por conduccion temeraria. En otra ocasion, recorrio Orchid Boulevard a caballo sin nada encima; alguien aposto a que no se atreveria a hacerlo, de modo que lo hizo. --Dejame comprobar si lo he pillado --dijo Kerman, excitado--. ?Quien iba sin nada encima, el caballo o la chica? --La chica, so burro. --?Y donde estaba yo? No la vi. --Solo pudo cabalgar cincuenta metros antes de que la detuvieran. --Si yo hubiera estado alli, no la habria dejado avanzar ni siquiera eso. --No seas basto. Y callate. --Parece la victima ideal de un chantaje --agregue. Paula asintio con la cabeza. --Ya sabes lo del accidente de Crosby. Estaba en su despacho limpiando un arma que se disparo y lo mato. Le dejo tres cuartos de su fortuna a Janet, sin condiciones, y un cuarto a Maureen, bajo fianza. Cuando Janet murio, Maureen se quedo con todo y, al parecer, se reformo. No ha aparecido en la prensa desde que murio su hermana.

  • Las mutaciones de Jorge Comensal

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    Ramon Martinez es un abogado de exito, un ateo convencido y un padre de familia como otro cualquiera. Pero todo cambia el dia que Ramon tiene que ser operado y pierde la lengua -y con ella la capacidad de hablar- y comienza para el una silenciosa tragicomedia. Carmela, la mujer de Ramon, comenzara a tener discusiones diarias con un marido que no puede contestarle; Paulina y Mateo, sus hijos adolescentes, tendran que afrontar la nueva situacion mientras lidian con sus propias obsesiones (la obesidad y el onanismo). Elodia, la asistenta supersticiosa, busca una cura milagrosa para su jefe, que acude a terapia con Teresa, una psicoanalista, que cultiva marihuana en su atico. En medio de todo este barullo, Benito es el nuevo miembro de la familia: un loro de una especie en peligro de extincion con el que, paradojicamente, Ramon se comunica mejor que con sus seres queridos y que es capaz de blasfemar y gritar todo lo que Ramon no puede.
    Contada con un humor tierno y a veces un poco negro, esta tragicomedia nos muestra una familia como todas: con su dia a dia, con sus problemas, con su dosis de amor y de risas, y tambien, como en la vida misma, con su dosis de mala suerte y de lagrimas. Y con un loro.

  • Corazones de Africa de Rita Black

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    Una historia de amor con el increible paisaje africano como telon de fondo.

  • Alias Candy de Monica Benitez

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    Candy Tengo todo el cuerpo descolgado hacia atras, los pies de gato ajustados al maximo a las presas inferiores, mi mano izquierda aferrada a una con forma de luna por encima de mi cabeza en una de las paredes mas desplomadas del rocodromo, mientras balanceo mi cuerpo un par de veces antes de lanzar mi mano derecha a por la presa que necesito para avanzar. Finalmente tomo un ultimo impulso y me lanzo, alcanzando mi objetivo casi por los pelos, dos de mis dedos se aferran a esta nueva presa, noto la tension en todos los musculos de mi cuerpo y observo con rapidez la pared en busca del siguiente apoyo que necesito, estoy en una posicion realmente incomoda, es de esas en las que solo puedes aguantar unos segundos, o encuentro el modo de avanzar o me espera un espaldazo sobre la colchoneta. --Venga Candy, casi lo tienes--oigo que dice Eli, una chica que conoci aqui en el rocodromo, donde imparto clases de escalada un par de horas cada tarde despues de salir del trabajo y con la que sorprendentemente, he entablado una amistad muy sincera en poco tiempo. Los dedos de la mano izquierda comienzan a resbalarme, me suelto y me agarro rapido esperando poder cogerme mejor, pero la tension acumulada, sumada a que estamos llegando a final de semana y estoy cansada, me obligan a hacer un movimiento desesperado para salvar la caida. Cambio la posicion de los pies con agilidad, escuchando el silbido de asombro de Eli, y consigo avanzar a traves de varias presas casi hasta el final de la zona desplomada, digo casi porque en uno de los pasos no he logrado agarrarme a la presa y acabo de pegar un espaldazo sobre la colchoneta que me tiene atontada. --Joder--me quejo haciendo una mueca. Eli se planta a mi lado y me mira desde arriba con una amplia sonrisa. --?Estas bien? --Si, creo que tendras que seguir soportandome--bromeo. Mi amiga resopla y me tiende una mano que acepto con gusto para ayudarme a ponerme en pie. --Creo que ya esta bien por hoy--sonrie. --Si--sonrio yo tambien, a veces parece que la profesora sea ella y no yo. Nos apartamos a un lado para no molestar y ambas hacemos unos cuantos estiramientos antes de dar por acabada la sesion. --?Sabes algo de tu abogado? ?Has hablado con el? --pregunta con interes. --Si, precisamente me reuni con el hace un par de dias--digo lanzando un suspiro al aire. --?Y? --Pues regular, mas bien tirando a mal. --?Quieres hablarlo? --pregunta preocupada. --No hace falta, es mas de lo mismo y no quiero aburrirte--digo encogiendome de hombros. --Tu nunca me aburres so burra, ademas, ya sabes que soy una masoca sin remedio-- bromea. Se que hablar de mi problema con Eli no lo resolvera, pero supongo que al menos me permitira sacar un poco de mierda, a veces pienso que ya no me cabe mas y me da miedo explotar cualquier dia de estos. --Esta bien, pero en otro sitio, aqui hay demasiada gente. --Si quieres nos damos una ducha y tomamos algo en la cafeteria de la esquina. Yo te invito. --La ultima vez pagaste tu, hoy pago yo o no voy--le aseguro muy seria. --Eres un chollo de entrenadora, que lo sepas--dice sonriente. --Y tu la que aguantara toda mi chapa. --Eres mi entrenadora favorita Candy, ya lo sabes. --Me vale con que seas mi amiga, desde que empezo toda esta mierda me siento como el bicho raro al que todo el mundo senala. --Espabila, anda, a ver si se me van a saltar las lagrimas--me dice con su eterna sonrisa en la boca. En la ducha, dejo que miles de gotas caigan sobre mi cuerpo desnudo haciendo que me olvide momentaneamente de todos los problemas. Siento la presion del agua sobre los musculos de la espalda, tensos del esfuerzo de la escalada, y me permito unos segundos para que el calor me relaje. La voz de Eli me devuelve a la realidad. Odio que me interrumpan en esos momentos. Podria pasar horas bajo una buena ducha de agua caliente y en la ratonera a la que llamo casa no puedo permitirmelo. Tengo que ahorrar cada centimo que caiga en mis manos si quiero llegar a final de mes, asi que las duchas largas son siempre en el gimnasio. Al salir, ella ya ha terminado de secarse. Bromea mientras nos vestimos para intentar sacarme una sonrisa, tratando de que me olvide aunque sea por unos instantes, del desastre de vida que me han dejado mis padres. Si, mis padres, ellos son los culpables de mi situacion actual. Al llegar a la cafeteria, elegimos una mesa un poco mas alejada del resto en la que poder hablar tranquilas. Tras pedir una cerveza y algo de picar, Eli me mira con cara seria y a la vez expectante. --Venga, suelta eso que te preocupa tanto --exige mi amiga. --Yo no he dicho que este preocupada --murmuro alzando una ceja. --Ya claro, por eso llevas media tarde dandole vueltas a la bola del piercing, cualquier dia te arrancas el labio. --?Que tiene que ver el piercing con esto? --Cada vez que estas preocupada o pensativa le das vueltas a la bola. --?Eh? No es verdad--comento sorprendida. --Claro que lo es, venga--asegura convencida--cuentame. --Pues pinta bastante mal Eli, para que te voy a decir otra cosa--digo encogiendome de hombros--he conseguido reunir todos los papeles para llevarselos al abogado, aunque me ha costado la misma vida porque mi padre los tenia desperdigados por todos los rincones del taller. Eso cuando los tenia, porque he tenido que ir pidiendo copias a proveedores, bancos... En resumen, un desastre. --?Y que te dijo el abogado al ver la documentacion? --Fue una autentica pesadilla. Tuve que esperar a que un mediador aceptase mi caso e intentase negociar con los acreedores, pero ninguno de ellos ha querido llegar a un acuerdo de pago. --Bueno, pero por lo que me han contado eso pasa bastantes veces. Ahora vais a juicio, ?no? --Pues ahi es donde tengo el problema, ahora tendria que ir a juicio, el juez verificaria el intento de acuerdo con los acreedores, comprobaria mis bienes, que son nulos claro, y concederia o no la condonacion de la deuda. --Entonces, ?que problema le ves? --pregunta sin comprender--para eso esta la Ley de Segunda Oportunidad. --No es tan facil, Eli. Tras la negociacion con los acreedores he tenido que pagar al abogado y al mediador, asi que ahora estoy aun peor de lo que estaba cuando empece. Si vamos a juicio, parte de las deudas son con Hacienda y la Seguridad Social que tienen prioridad, y como mucho el juez me aprobaria un plan de pagos a cinco anos, sin garantia de que me lo vayan a conceder. Tal y como estan las cosas, ni siquiera se si seguir adelante. --Bueno, pero tienes que intentarlo, ?no? ?Que pierdes? --Pues para empezar mi independencia economica, porque el abogado concursal tomaria el control de mi cuenta, pero bueno, eso lo dejaremos a un lado--digo al ver la cara de circunstancias de Eli. --Joder--murmura con los ojos muy abiertos. --Pues la cosa es mucho mas complicada. --?Mas aun? --Para mi desgracia, si. --?Y eso? --Dos de los acreedores amenazan con llevarme a juicio por estafa. --!Pero si tu no has hecho nada! --exclama indignada. --Ya, pero aparezco como administradora de la empresa, firmaba las cuentas todos los anos. Recuerda que el cabron de mi padre se ocupo de que todo estuviera a mi nombre, el no aparece en ningun documento. --?Y si te condenan? --Me caen de seis meses a tres anos. --Joder, !vaya putada! Pero bueno, se podria probar que tu no tuviste nada que ver. ?Que dice el abogado? --Se podria intentar probarlo, pero si no lo consigue, ve dificil que me puedan caer mas de dos anos en caso de que acabemos en un juicio y sea condenada. --Entonces no entrarias en prision, ?no? --No, pero si me condenan no puedo acogerme a la Ley de Segunda Oportunidad. Pierdo en todos los casos, es una mierda. Y son aun mas gastos entre abogados y procuradores, te juro que a veces me entran ganas de coger la mochila y desaparecer. --No me extrana !Menuda situacion que te dejo montada tu padre, guapa! --A mi me lo vas a contar... --?Puedo ayudarte de algun modo? --pregunta con sinceridad. --Salvo que te sobren unos cincuenta mil euros mas los intereses de cada mes para pagar las deudas que me ha dejado mi padre, no. --Sabes que si los tuviese te los dejaria. --Lo se, pero no los aceptaria porque no podria devolverlos tampoco. --?Te has planteado pedir un prestamo al banco? --Con las deudas, mi nombre sale en todas las listas de morosos, ahora mismo no podria cambiarme ni de compania de telefono--resoplo incredula. --No se que decirte Candy, la verdad es que tienes una situacion muy complicada. A ver si tienes suerte y llegais a un acuerdo con los que te quieren demandar o algo. !Vaya faena! Siento no poder ayudarte mas. --Ya me ayudas bastante escuchandome, de verdad. Ahora mismo solo puedo esperar algun tipo de milagro en mi vida para salir de esta. --O atracar un banco. --Solo me faltaba eso--me rio--bastantes problemas me han causado ya las actividades ilegales de mi familia como para meterme yo tambien.

  • Rosa de papel de Diana Palmer

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    Tate Winthrop salvo a Cecily Blake de las garras de su pervertido padrastro, y, desde entonces, su devocion por el no conocia limites. Sin embargo, no pudieron dar rienda suelta a la pasion que ambos sentian. Destrozada por su rechazo, Cecily se vio obligada a abandonar al hombre de sus suenos. Pero ahora, Tate estaba envuelto en un sorprendente escandalo politico y, en esta ocasion, seria Cecily quien acudiria en su ayuda…

  • Conspirando con Mi Duque de Dawn Brower

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    Serenity Drake regreso en el tiempo por razones altruistas. Su hermana Peyton estaba muriendo y necesitaba que su otra hermana regresara para salvarle la vida. En el camino, no esperaba encontrar al unico hombre al que no podria resistirse.

  • Dile si al amor… de Vanessa Lorrenz

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    N Capitulo 1 uevamente estaba sentada en el colorido consultorio de su psicologa, era algo ilogico, ella la abogada mas temida en los tribunales de justicia, tenia que recurrir a un especialista para que la ayudara a resolver sus problemas. Se sobresalto cuando escucho que se abria la puerta del consultorio, despues de todo lo que habia pasado, no era raro que estuviera alerta por cualquier situacion. --Hola Zoe, veo que has llegado pronto. ?Como te encuentras? Observo detenidamente a su psicologa Yuli, era una joven de unos treinta anos, con el cabello cortado a la altura de los hombros en color castano, liso como una plancha, ese dia llevaba un vestido casual color azul, con una chaquetilla a juego en color perla. Zoe por un momento vio como iba vestida y se sintio incomoda, algo que nunca le pasaba. Hubo un tiempo que ella a pesar de ser muy menuda, habia despertado envidias por lo fantastico que lucia sus trajes para asistir a la corte, pero ahora vestida con un chandal amplio y unos vaqueros desgastados casi no se reconocia. --Esta semana ha sido especialmente dificil--se quedo en silencio rememorando, lo que habia pasado, se perdio en sus pensamientos, recordando y recordando sin que Yuli la interrumpiera. No sabia cuanto tiempo habia transcurrido, solo reacciono hasta que sintio que una lagrima resbalaba por su mejilla. --Hay algo que quieras compartir Zoe, recuerda que es bueno hablar de lo que te preocupa, de tus miedos, deja salir todo lo que tienes guardado. --Decirlo es mas facil que hacerlo. --sabia que habia sonado muy cortante, pero era lo que sentia. --Llevas tomando terapia conmigo desde hace un mes, y aun no te has atrevido a contarme nada de lo sucedido ?recuerdas como sucedio todo? Esa era la gran incognita, como habia sucedido todo, ?desde donde empezaria a contar? Poco a poco fue relajandose, y recordando cual habia sido el detonante de todas sus desgracias. Cerro los ojos recordando aquel dia de abril, por primera vez en la vida, el despertador no funciono, tal vez la culpa la tenia la tormenta que habia caido por la noche, aun asi por instinto se desperto justo a tiempo para llegar al bufete juridico donde trabajaba, se ducho a prisa para salir lo antes posible, busco un traje formal en color azul a juego con su blusa verde agua, ese dia tenia varias entrevistas con posibles clientes, tenia que estar lo mas presentable posible. De camino al bufete tenia que pasar a comprar un cafe bien cargado, si no lo tomaba andaria de mal humor todo el dia. Estaba a punto de entrar el imponente edificio donde trabajaba cuando casi choca con su jefe, por suerte logro no derramarle encima el contenido de su cafe. Derek, su jefe era un hombre impresionante, en todos los sentidos de la palabra. Era un guapo como el mismo demonio, con el cabello rubio rizado, ojos color azul, un cuerpo de infarto que le quitaba el aliento, ese dia llevaba un traje color gris con una camisa negra y una corbata plateada, el muy cretino sabia que ese traje la derretia por completo, solo hacia dos meses que habian empezado a tener relaciones sexuales, sin ningun compromiso de por medio, ambos establecieron eso, no querian sentirse atados a ninguna pareja, asi que de algun modo a ella le convenia ese trato, nadie sufria, nadie se enamoraba y todos felices como siempre. Derek siempre tenia una sonrisa encantadora, que la dejaba deslumbrada, como si fuera una colegiala tonta con las hormonas alborotadas, y eso no le pasaba ni siquiera cuando estaba en el instituto, siempre fue la alumna mas centrada y aplicada, por lo tanto nunca tuvo tiempo de andar viendo a los chicos, claro todo eso despues su primer fracaso amoroso. -- ?Ha tenido una mala manana abogada?--por toda respuesta Zoe le gruno, al tiempo que bebia de su cafe, caminando apresurada para llegar cuanto antes al ascensor. Sintio su presencia detras de ella, y para su sorpresa el muy idiota estaba conteniendo la risa. -- ?Que es lo gracioso abogado?--cuando sintio que le dio una nalgada en el trasero, casi grita de la impresion, habian acordado ser lo mas discretos posible y obviamente eso no era para nada discreto. --Derek te has vuelto loco que parte de ser discretos no entendiste. --Dijo entre dientes fulminandolo con la mirada. -- ?Acaso quieres estar en boca de todos? --Con estar en la tuya me conformo--escucho una risilla nerviosa detras de ellos y se dio cuenta de que su amiga Marian estaba detras mirandolos picaramente. --Marian ?pero que haces aqui?--su amiga avanzo para saludarla conteniendo la risa. --Solo queria comprobar que estabas bien, nos has tenido un poco abandonadas, pero ahora ya me di cuenta del motivo--y para colmo de males su amiga ni corta, ni perezosa, le hizo un escaneo al musculoso cuerpo de su jefe, provocando que se sonrojara hasta la raiz del pelo. --aunque por lo que veo, esta justificada tu falta a nuestra reunion, la verdad es que yo tampoco saldria de la cama, si fuera con un galan como este, ?no tienes ningun hermano perdido por ahi guapo? Zoe no sabia donde meterse, su amiga nunca era imprudente, pero ultimamente no la reconocia. Aun no se quitaba de la mente aquella borrachera en la que fue y se beso a un hombre en la barra de un bar, pero es que no solo lo beso, sino que lo devoro. --Marian sera mejor que dejes de molestar a mi jefe, vamos a mi despacho. --Esta bien grunona, adios guapo--dijo dirigiendose a su jefe--mi amiga y yo nos iremos por las escaleras, le hara bien ejercitar esas piernas que tiene. Su jefe estaba a punto de partirse de la risa, comenzo a caminar en direccion a las escaleras cuando sintio que Marian le daba una palmada en el trasero. --Marian que demonios te sucede, es que te has vuelto loca. --Oh perdona pero crei que todo el que iba detras de ti tenia derecho a pegarte en el trasero. --ahora si las carcajadas de Derek las acompanaron hasta que subieron al primer piso. Ya se las pagaria el muy cretino, ahora tenia algo mas importante que hacer, como exprimirle el pescuezo a su amiga hasta que se pusiera morada.

  • La historia de Elsa Morante

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  • Perdimos nuestro camino de Gayle Forman

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    Solos, estan perdidos.Juntos, encuentran el camino.
    Freya pierde la voz mientras graba su album debut.Harun esta planeando escapar de todos los que alguna vez quiso.Nathaniel esta llegando a Nueva York con una mochila, un plan desesperado y sin nada que perder. Y en ese instante, un giro del destino reune a estos tres extranos y sus secretos comienzan a develarse mientras se dan cuenta de que para superar sus perdidas quizas, simplemente, tengan que ayudarse unos a otros a seguir adelante.Perdimos nuestro camino es historia emocional y catartica sobre perder el amor, encontrarlo y descubrir la persona en la que estas destinada a convertirte. Una obra maestra de la autora de Si decido quedarme, Gayle Forman.

  • Contigo aprendi de Aryam Shields

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    Valentina Harfush creyo tenerlo todo: un matrimonio maravilloso, una carrera de exito y la vida casi resuelta. Pero al descubrir que su esposo la engana, su mundo tiembla y todo lo que ella consideraba perfecto empieza a derrumbarse. Intentando huir del dolor causado por la traicion, encuentra un lugar donde reparar las heridas y encontrarse a si misma. Un lugar donde tambien lo encuentra a el. El padre D Rodriguez vive para servir. Servir a Dios y a su comunidad. No obstante, al encontrarse con ella su vida dara un giro de 180 grados. Valentina es la tentacion y sabe perfectamente que ella hace parte de una vida a la que ha renunciado por completo. Coincidir trae consigo una incipiente atraccion que los tomara por sorpresa y en medio de esos encuentros nace esta historia que transita por los senderos del alma, enfrentando los principios y la vocacion con un sentimiento mas fuerte que cualquier otro. ?Al final podra el hombre imponerse sobre el sacerdote? ?Se consigue volver a amar, cuando se tiene el corazon roto? El amor tendra la ultima palabra y sera el que ponga cada detalle en su lugar.

  • Vestida de tul de Carmen De Icaza

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  • Muerte en verano de Benjamin Black

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    Cuando el magnate de la prensa Richard Jewel aparece muerto en su casa de campo una calurosa manana de verano, pocos lo lamentan. El doctor Quirke y el inspector Hackett no tardan en darse cuenta de que, lejos de tratarse de un posible suicidio, <> ha sido asesinado. La investigacion lleva a Quirke al orfanato de St. Christopher, donde vivio su infancia, y a frecuentar a la problematica Dannie, la problematica hermana de Jewell; a Carlton Sumner, el empresario rival, y a Francoise d'Aubigny, la elegante y misteriosa viuda. Tras el exito de En busca de April, una de las mejores novelas del ano (Que Leer), Benjamin Black crea una nueva y apasionante intriga que nos muestra a un Quirke mas intimo y confundido que nunca sobre el trasfondo del Dublin de los anos cincuenta. <>. New York Journal of Books.

  • El deseo de una flor (Amor amor 4) de Mile Bluett

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    Ultima entrega de la serie <>.
    Cuatro historias que cautivan y enamoran a los lectores.

  • Corazones que se encuentran (Corazones 2) de Claire Contreras

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    Aunque se conocian de toda la vida, Jenson y Mia se enamoraron cuando estaban en la universidad; luego el tuvo que marcharse a Nueva York para terminar sus estudios, por lo que Mia decidio que era mejor que se tomaran un tiempo y que volvieran a estar juntos cuando pasaran esa etapa.

  • Legado de traicion de Manuel Tabullo Alonso

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    El suicidio de Fernando Quiroga y el posterior asesinato de su hijo, son algo mas que simples coincidencias. Anton Veiga recibira el encargo de investigar los dos sucesos. Una investigacion en la que descubrira que ambas muertes estan relacionadas con un suceso ocurrido durante la guerra civil.

  • Una locura de vida de Eva Ramirez

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    La vida de Lara era de todo menos aburrida, como creia el mundo. Era una mujer creativa, una escritora con un circulo social no muy normal y que se enamora de un mujeriego que la pondra al limite. Una historia que rompe las reglas y que no olvidaras.

  • Un revolver y siete rosas (Elizabethtown 1) de Brenna Watson

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    Le dolian tanto los pies que apenas podia continuar avanzando. Desde que habian abandonado Cold Harbor, donde la Union habia sufrido una de sus mayores derrotas, se habian dirigido a Petersburg para unirse al asedio de la ciudad. Alli pretendian hacerse con el control de aquel punto estrategico y cortar las comunicaciones ferroviarias que abastecian al ejercito del general Lee. Gabriel Sinclair no recordaba cuantas horas llevaba caminando y, cuando al fin alcanzaron su destino y obtuvieron permiso para descansar, lo primero que hizo fue quitarse aquellas malditas botas. Contemplo, con una mueca de dolor, sus pies ensangrentados y los dedos casi agarrotados y deformes a fuerza de llevar un calzado dos numeros menor al que le correspondia. Al menos, penso, no iba descalzo. No hacia muchos dias que habia contemplado el cadaver de uno de aquellos confederados, que habia cubierto sus pies con pedazos de carton pintados de negro. A su lado se tendio su primo Russell. El y Mitchell Chapman, Mitch, parecian los unicos conformes con su indumentaria, el ultimo a causa de unas relucientes botas que le habia hecho llegar su padre desde Saint Louis, aunque al parecer seguia echando de menos sus zapatos Oxford. <>, se dijo, aunque sin atisbo de acritud. Mitch era un buen chico, y generoso ademas. Compartia con sus companeros casi todo lo que le hacian llegar desde casa, desde dulces a camisas nuevas. De hecho, le habia sugerido a Gabriel intercambiar con el las botas de vez en cuando, solo para que pudiera descansar los pies, pero se habia negado a aceptar. Ya era suficiente con que sufriera uno de los dos, aunque en ocasiones, como esa en concreto, se arrepentia de no haber accedido. David Cassane se sento cerca de ellos, apoyo la espalda contra un arbol y, como era su costumbre, abrio aquel cuaderno de tapas negras que siempre llevaba con el para ponerse a escribir. Gabriel admiraba su capacidad de concentracion. Era capaz de abstraerse hasta en las condiciones mas adversas. --?Que crees que escribira ahora? --pregunto Brett McFarlane con su habitual sonrisa. Se dejo caer junto a Russell, que protesto cuando lo empujo sin querer--. Si no hemos hecho otra cosa que caminar durante dias. --Seguro que esta escribiendo sobre ti --bufo Russell. --Entonces necesitara un cuaderno mas grande --bromeo Brett. Mitch habia encendido un pequeno fuego y colocado una cafetera encima. Por suerte, en ese momento disponian de agua en abundancia, aunque nunca se sabia cuanto iba a durar la buena fortuna. Gabriel aun recordaba la ultima vez que habia recogido el agua de lluvia con sus botas y habia tenido que beber de ellas antes de llenar su cantimplora. David finalizo su escritura antes de lo acostumbrado, guardo el cuaderno en el bolsillo superior de su chaqueta, y la pluma, con sus iniciales grabadas, en el macuto. --?Que creeis que hacemos aqui? --les pregunto a bocajarro. --Impedir que los confederados entren o salgan de Petersburg --respondio Mitch, que siempre parecia el mejor informado de todos. --Es decir, que esto puede alargarse durante dias. --Si, supongo. Cuando la cafetera comenzo a silbar, Mitch la retiro del fuego y sirvio cafe para todos. Gabriel nunca habia sido muy aficionado a aquella bebida tan amarga, pero era una de las pocas cosas que el ejercito distribuia con profusion. Mientras disfrutaban de aquellos minutos de descanso, observo a los hombres que lo rodeaban uno a uno. Se habian conocido en Pennsylvania, al poco de alistarse en el ejercito, y en los tres anos infernales que llevaban juntos se habian vuelto inseparables. Juntos tambien padecieron hambre y sed, un calor abrasador y un frio que a punto estuvo de llevarselos al otro lado. Se habian curado mutuamente las heridas y compartido las provisiones y, en las noches mas oscuras, se habian consolado compartiendo lagrimas y suenos. Eran los mejores amigos que un hombre podia tener, estaba convencido. Gabriel Sinclair aun no podia saber lo que les aguardaba, ni sospechar siquiera que muy pronto iban a perder a uno de ellos en la que seria conocida como una de las acciones mas sangrientas de toda la guerra: la batalla del Crater. Capitulo 1 Elizabethtown, Kansas. Octubre de 1870 El sol aun estaba alto cuando Eleanor Montgomery se bajo del tren en Elizabethtown. La estacion no era mas que un conjunto de tablas desbastadas y una pequena oficina, con los cristales tan cubiertos de polvo que era imposible apreciar si habia alguien en su interior. Un hombrecillo emergio del edificio para ocuparse de que su equipaje fuese colocado en el anden. Cuando el tren se puso en marcha de nuevo, le dedico una leve inclinacion de cabeza y regreso a su cubiculo. Eleanor recorrio con la mirada el modesto apeadero para cerciorarse de que su marido, James Montgomery, no habia acudido a recibirla. Tras casi una semana de viaje desde Richmond, Virginia, llegaba por fin a su destino, al Salvaje Oeste del que tanto habia oido hablar. Se pregunto una vez mas si habia tomado la decision acertada. Un ano antes, tras el fallecimiento de su madre, le sugirio a su esposo la idea de reunirse con el en el Oeste, pero James alego multitud de buenas razones para que no lo hiciera, y ella se plego a sus deseos. La guerra le habia arrebatado a Eleanor cuanto poseia, empezando por su padre y sus dos hermanos, y luego su plantacion de tabaco, que vio arder hasta los cimientos a manos de los yanquis. Su madre y ella se vieron obligadas a aceptar la generosidad de los Cathaway, viejos amigos de la familia, para poder sobrevivir. James Montgomery III habia sido amigo de su padre toda la vida, a pesar de ser algo mas joven, y habia aceptado la propuesta de desposar a su hija como un favor personal. Su fortuna habia sucumbido bajo el ejercito del general Ulysses S. Grant, al igual que la de Eleanor y su familia, y los habitantes del viejo Sur habian tratado de estrechar aun mas los lazos que los unian. Con veinticuatro anos ya cumplidos, Eleanor seguia soltera, y las posibilidades de encontrar un esposo apropiado se habian desvanecido con la guerra. Su padre, que se recuperaba de una herida por aquel entonces que acabaria con el meses despues, habia propuesto un matrimonio de conveniencia que fue aceptado por ambas partes. Eleanor recordo, no sin cierto rubor, su noche de bodas. James era veinte anos mayor que ella, un viudo bien parecido que resulto ser un hombre considerado y atento, en el lecho y fuera de el. Hacia anos que Eleanor habia abandonado sus suenos romanticos de juventud, y vio el matrimonio con James como la ultima oportunidad de no convertirse en una solterona. Solo un mes despues del matrimonio, el se habia mudado al Oeste en busca de fortuna, con la esperanza de regresar con dinero suficiente como para empezar de nuevo. Cinco anos llevaba Eleanor aguardando reunirse con ese hombre que era practicamente un desconocido, y se habia cansado de esperar y de aceptar todas las excusas con las que el habia argumentado esa separacion. Nada la ataba ya a su Virginia natal y su deber era estar junto a su esposo, para labrar juntos su incierto futuro. Habia empaquetado sus cosas y, el dia antes de partir, le habia enviado una carta anunciando su llegada, sin otorgarle tiempo suficiente para una replica en la que intentaria hacerle cambiar de idea. Algo habia fallado en su plan, porque James no se encontraba alli. Sintio que el jefe de estacion la observaba desde el otro lado del sucio cristal de su ventanilla. Se imagino que no debia de ser muy corriente ver a una mujer ataviada con un vestido de muselina sentada sobre un desvencijado banco, rodeada por media docena de baules y otros tantos bultos de distintos tamanos. Esa manana, en el tren, se habia esmerado en acicalarse para causar buena impresion a un marido al que apenas recordaba. La estrategia no surtiria efecto si no aparecia pronto; el aspecto saludable y lozano que pretendia aparentar se iria al traste. Decidio concederle otros veinte minutos, tiempo mas que suficiente para que el hubiese oido el silbato del tren desde cualquier punto del pueblo en el que se hallase y acudiese en su busca. Transcurrio ese tiempo, y algo mas. La espera comenzaba a ser insoportable. Tal vez James no estaba ese dia en Elizabethtown, quizas habia viajado hasta Abilene, a cuarenta y cinco millas de distancia, y habia olvidado dejar instrucciones para que alguien acudiese a recogerla. O, peor aun, tal vez su carta aun no habia llegado. Ese pensamiento le helo momentaneamente la sangre. Se aproximo a la ventanilla, dispuesta a remediar el estado de incertidumbre en el que se hallaba. --?Necesita ayuda? --le pregunto el hombrecillo desde el otro lado del cristal. --Si, por favor --le respondio, ofreciendole su mejor sonrisa--. ?Podria guardar mi equipaje en la estacion mientras voy en busca de mi esposo? --Por supuesto --contesto solicito--. Ahora mismo me ocupo de ello. Eleanor permanecio erguida, retorciendose las manos con nerviosismo mientras el hombre salia de detras del mostrador, cruzaba la puerta y se aproximaba a sus baules. Su aspecto le resultaba simpatico, un hombre pequeno y energico, que caminaba dando saltitos y cuyos ojos, de un azul desvaido, se movian al mismo ritmo bajo la montura de sus lentes. --?Se le ofrece algo mas? --le pregunto, al ver que ella no se movia del sitio. --Le agradeceria mucho si pudiera orientarme. Acabo de llegar y aun no conozco el pueblo. --Me he dado cuenta de ello. --Le sonrio con amabilidad--. Permitame que me presente. Soy Matt Perkins, el jefe de estacion --le dijo, e inclino ligeramente la cabeza al tiempo que sus pulgares se enganchaban de los tirantes que sostenian sus pantalones--. Este es un lugar pequeno, y aqui nos conocemos todos. ?Que necesita saber? --?Podria indicarme como llegar al negocio de James Montgomery? --Le dedico su mejor sonrisa. --Crei que habia dicho que iba en busca de su esposo --contesto el hombre mientras la miraba con cierta suspicacia. --El senor Montgomery es mi marido --aclaro ella, irguiendose ante lo que parecia una inexplicable mirada de reproche. --!Que me aspen! ?Habla usted en serio? --Perkins la observo de arriba abajo, con las cejas ligeramente alzadas y la boca formando una extrana mueca que no supo interpretar. --Desde luego que si --contesto de forma rotunda, atonita ante la falta de modales de su interlocutor--. ?Como se atreve a dudarlo? --Disculpeme, senora, no era mi intencion ofenderla --le respondio con un tono mucho mas suave--. Es solo que no sabia que tuviera esposa… --Le escribi diciendole que venia, pero, como puede ver, no ha acudido a recibirme. Tal vez mi carta no llegara a tiempo --dijo con una voz apenas audible, mientras se recriminaba el proporcionar tanta informacion a un desconocido. De repente, el hombre parecio a punto de sufrir una apoplejia. Se saco un arrugado panuelo del bolsillo y se seco la frente, sin dejar de observarla durante todo el proceso. Luego se coloco las manos sobre los rinones, como si se estuviese preparando para pronunciar un discurso. Cuando volvio a meterlas en los bolsillos y a hundir los hombros, la que estaba a punto de sufrir la apoplejia era Eleanor. --Creo que sera mejor que se siente --le dijo al fin, indicandole el mismo banco que acababa de abandonar. --!Pero si acabo de levantarme! --Lo se, lo se, pero sera lo mejor --le aseguro con un expresivo gesto de las manos en direccion al descascarillado asiento. --?Que ocurre? !Me esta usted incomodando! --Oh, creame que lo lamento, de verdad que si. ?Quiere usted tomar un vaso de agua? --?Un vaso de agua? --Eleanor no salia de su asombro. --Si, claro, que estupidez --contesto Perkins sin mirarla, como si hablara consigo mismo--. Mejor un whisky, ?no? --?Un whisky? ?Pero se puede saber que ocurre? ?Donde esta mi marido? --Las sospechas se acumulaban en el aire como un remolino de polvo--. ?Le ha sucedido algo? La pausa fue tan elocuente que Eleanor cayo desmadejada sobre el banco. --Es eso, ?verdad? --pregunto con un hilo de voz, lamentando no haber aceptado ese vaso de agua. --Me temo que si, senora --balbuceo el hombrecillo--. Creame que siento ser yo quien le comunique la noticia, pero su marido… bueno, su marido ya no esta entre nosotros. --?Mi marido ha… muerto? --Eleanor sentia como si el mundo se hubiese puesto a dar vueltas a su alrededor. --Eso es, senora, exactamente --respondio Perkins, visiblemente aliviado. --?Como? ?Cuando? --balbuceo ella al cabo de una larga pausa. --Sufrio un ataque el domingo, y el medico no pudo hacer nada por el. Dijo que le habia fallado el corazon, asi, de repente. Fue enterrado hace dos dias. Lo siento mucho. Muerto. James habia muerto. Eleanor aguardo a experimentar el aguijonazo de dolor que ya le resultaba familiar, pero, para su sorpresa, no se produjo. Un latido sordo en el interior del pecho, producto mas del asombro que de la angustia, fue la unica senal que se dejo sentir. No era una reaccion inapropiada, se dijo a si misma, teniendo en cuenta que apenas se conocian. Pero era una desgracia. Aun era un hombre joven y era su marido. ?Como habia podido suceder algo tan terrible? ?Que iba a ser de ella ahora? Mientras esos pensamientos cruzaban por su mente, no era consciente de que el jefe de estacion observaba consternado los dos lagrimones que se deslizaban por sus mejillas. --?Quiere que vaya a buscar a alguien? --le pregunto transcurridos unos minutos. Eleanor emergio de su catarsis y observo al hombre, al que le parecia ver por primera vez. Su rostro angosto y veteado de arrugas, enmarcando esos ojillos vivaces de un azul traslucido que ahora parecian ligeramente empanados, las cejas tupidas y aun oscuras, el escaso cabello que ya empezaba a clarear… Su cara ahora amable la contemplaba con cierta preocupacion, que le parecio normal dadas las circunstancias. --No, gracias. No conozco a nadie en el pueblo --contesto mientras intentaba recuperar la compostura. --Podria avisar al reverendo Spencer. O al medico. ?Necesita usted sus sales? --?Mis sales? --inquirio con cierta perplejidad. --Si, ?no las necesitara? ?Y si se desmaya? ?No es eso lo que se utiliza cuando una mujer pierde el conocimiento? --No se inquiete. Estoy practicamente segura de que no voy a desmayarme --respondio, no del todo segura de sus palabras. El cansancio de los ultimos dias parecio abatirse sobre ella. Perkins asintio, aunque no parecio muy convencido con la respuesta. La vio fruncir el ceno y morderse el labio inferior, como si anduviera perdida en profundas cavilaciones, lo que no era de extranar. --?Podria usted indicarme ahora como llegar a la casa de mi marido? --pregunto al fin, clavando en el unos ojos de color miel que de repente parecian demasiado grandes para aquel rostro tan delicado--. Creo que sera lo mas apropiado. --Oh, bueno, vera… yo creo que estara mejor donde la viuda Dupre. Tiene una casa de huespedes y seguro que la acogera con mucho gusto, hasta que se sienta con fuerzas. --Es muy amable, pero creo que sera mas conveniente que me aloje en mi propia vivienda. --Si, por supuesto, pero… en fin… no se como… --Perkins se miraba los pies mientras trataba de encontrar las palabras apropiadas, para mayor consternacion de Eleanor--. Su marido no tenia una casa propiamente dicha. --?Donde vivia entonces? --inquirio, preguntandose que mas desagradables sorpresas la aguardaban--. ?En un hotel, quizas? --Oh, no, no, senora. James Montgomery tenia una buena propiedad --aclaro. --Senor Perkins, ?donde vivia mi marido? --Encima de su local, senora, en una especie de apartamento que se hizo construir a su gusto. Eleanor asintio, aprobando la idea de James de aprovechar el negocio tambien como vivienda, un modo de ahorrar un dinero que pensaba invertir en Virginia a su regreso. --?Y sabe usted donde esta? --pregunto con suavidad. --Por supuesto que si, senora --respondio con desparpajo, como si le ofendiera la idea de no saber donde se encontraba el lugar--. En la calle principal, justo pasada la barberia de Cooper, gire a la izquierda y se dara de bruces con el. --Muchas gracias, senor Perkins. --Le sonrio con dulzura mientras se incorporaba--. ?Me guardara el equipaje hasta que pueda hacer que alguien venga a buscarlo? --No pensara ir alli ahora, ?verdad? --Me temo que no tengo otra opcion. No puedo quedarme aqui indefinidamente, ?no le parece? --No, claro. Pero ya le he dicho que la viuda Dupre estara encantada de acogerla. Es una mujer muy amable, y su cocina es estupenda. --Gracias, lo tendre en cuenta. Ha sido usted muy considerado, senor Perkins, y se lo agradezco mucho. Espero que volvamos a vernos pronto. Eleanor se sacudio el vestido, irguio la espalda y, tras despedirse con un leve y estudiado gesto, cruzo la estacion y salio por el lado que daba al pueblo, que se arracimaba a escasa distancia. Elizabethtown habia crecido alrededor de una calle principal y se habia extendido hacia ambos lados mediante una serie de calles mas estrechas, formando una cuadricula. Eleanor sabia por las cartas de James que el ganado procedente de las propiedades situadas al sur bordeaba el pueblo una vez al ano, con destino a los corrales situados al otro lado de las vias, para ser posteriormente subido a los vagones y transportado hasta las fabricas del Este. Mientras recorria la arteria principal, apenas era consciente de las miradas curiosas de las personas con las que se cruzaba. Las visitas femeninas no eran muy frecuentes en un pueblo que vivia casi exclusivamente del ganado de los ranchos vecinos y de algunas manadas que llegaban desde Texas. Y menos visitas tan elegantemente ataviadas como aquella mujer, cuyo vestido de muselina amarillo palido destacaba como una flor en un prado. La gracia con la que caminaba, sosteniendo con elegancia su sombrilla y balanceando suavemente su ridiculo, atrajo mas de una mirada. Eleanor paso frente a varios negocios y viviendas sin fijarse en nada, buscando con la mirada la columna bicolor que anunciara la barberia del pueblo. Su mente solo registro que el pueblo no parecia demasiado grande, que las construcciones eran solidas y que hacia mucho calor. Los tacones de sus botines resonaban sobre el entarimado de madera con una cadencia ritmica, mientras iba inclinando la cabeza de forma mecanica ante todo aquel que se cruzaba en su camino. Se sentia tan aturdida y cansada que temia detenerse antes de llegar a su destino y echarse a llorar en mitad de la calle, algo que una senorita no debia hacer jamas. Su educacion y sus modales eran lo unico que poseia en esos momentos, y trataba de aferrarse a ellos como a una tabla de salvacion en medio de un naufragio. Se permitiria derrumbarse y llorar solo cuando se encontrase en el interior de su nuevo hogar, sin testigos.

  • Pasiones prohibidas de mi pasado 2 de Mercedes Franco

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    Isabella descubre el amor al lado de Abel, estos juran amarse por siempre y deciden que nadie los separara, pero el destino tiene otros planes para la joven pareja.

  • Siete para la morgue de Doug Lamoreux

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    Es casi medianoche, y un vecino fisgon encuentra a sus vecinos, muertos. Armado de coraje, decide llamar al servicio de emergencias. A pesar de la tormenta torrencial que azota la noche, la Policia, el Departamento de Bomberos y una ambulancia responden enseguida el llamado.

  • El dia que dejo de nevar en Alaska de Alice Kellen

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    Un chico con el corazon de hielo.
    Una chica que huye de si misma.
    Dos destinos que se cruzan.
    Heather cree que solo hay tres cosas que sabe hacer: atraer problemas, salir huyendo y correr. Asi es como termina en Alaska, en un pequeno pueblo perdido, trabajando de camarera mientras intenta llevar una vida nueva y tranquila. Su unico problema es que uno de los duenos del restaurante parece odiarla y que ella nunca antes ha conocido a nadie que despierte tanto su curiosidad. Nilak es reservado, frio y distante, pero Heather puede ver a traves de todas las capas tras las que se esconde y sabe que en ocasiones hay recuerdos que pesan demasiado; como los de sus propios errores, esos que intenta dejar atras.
    Pero, a veces, la vida te da una segunda oportunidad.
    La nieve empieza a derretirse.
    Y todo encaja.

  • Una vez mas (Rain 2), Brenda Simmons de Brenda Simmons

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    Ha pasado el tiempo y Jacqueline Ellis se ha visto obligada a dar un giro a su carrera profesional. La concertista de fama internacional se ha convertido en una brillante profesora del conservatorio de musica mas renombrado de todo Nueva York. Su vida transcurre de forma lineal hasta que descubre que la nueva adquisicion del Centro es, nada mas y nada menos, que un atractivo cantante de rock al que ha logrado sobrevivir a fuerza de odiarlo con toda su alma.
    Colton ha intentado olvidar a Jackie pero no lo ha conseguido. Algunas revelaciones le han abierto los ojos y ahora esta dispuesto a luchar por lo que considera suyo. Sin embargo, nada resulta como el esperaba y Jackie no lo recibe con los brazos abiertos; su doloroso pasado se interpone entre ellos con mas fuerza que nunca.
    Una vez dejaron que el destino jugara con ellos, ?habran aprendido la leccion o, por el contrario, volveran a repetir los mismos errores?

  • Punin y Baburin de Ivan Turguenev

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    Juan Eduardo Zuniga senala en el texto de presentacion de Punin y Baburin (novela inedita hasta ahora en castellano) que “Turgueniev fue testigo de la lenta ruina de la nobleza rusa, aunque distanciado de ella por poderosas razones. Distanciamiento que le permitio captar los rasgos basicos de los rusos del siglo pasado y, al introducirlos en su literatura, escribir una larga historia que ayuda a conocer los origenes de la Rusia actual”. Esta novela es una de sus obras maestras y es tambien uno de sus textos mas autobiograficos, ya que se basa en su cruel madre y en su abuso de los cinco mil campesinos que poseia. Ella tenia un poder absoluto sobre ellos y, cuando se disgustaba, les infligia severos castigos, incluso flagelandolos hasta la muerte.

  • Ni lena ni leches de Sweet Melibea

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    --No puedes pedirme eso, Hannah --le dije a mi hermana en una suplica. No, es que ni de cona lo haria. --Puedo, y de hecho lo estoy haciendo --me contesto Hannah de forma seria. Ni en sus suenos. No podia creerme lo que mi hermana me estaba pidiendo. ?En que cabeza cabia que accediera a aquello? !Mi hermana estaba loca! Si era cierto que en lo ultimos meses estaba tomando varias pastillas recetadas por un profesional, ya que habia entrado en un estado animico nada favorable, ademas de algunos tranquilizantes, pues la tension la tenia por las nubes. Si, Hannah estaba sufriendo bastante desde que su marido la abandono y la dejo sola con sus dos hijos, pero de ahi a que yo accediera a su peticion, pues... No, no podia. Mi hermana se recuperaria, no podia dejarlo todo sin mirar atras. --?Mama lo sabe? --le pregunte arrugando el ceno. Si mi madre estaba al tanto de aquello y todavia no habia ardido Troya, es que estaba de acuerdo, de lo contrario, no estaba enterada. --Si --me contesto mirandome a los ojos. --?Y? --Esta de acuerdo, claro. Puse los ojos en blanco. --?Que pasa con los ninos? --insisti. Quemaria todos los cartuchos que me hiciera falta con tal de poner todas las pegas posibles, a ver si asi a mi hermana se le quitaba aquella idea absurda de la cabeza. --Bueno, eso... --titubeo Hannah y arquee una ceja. <>, pense escandalizada. No es que mis sobrinos fuesen santos de mi devocion, ya que nunca me habia llevado demasiado bien con ellos, eso de tener una estrecha relacion tia/sobrino/a conmigo como que no, pero de ahi a verlos internos en uno de esos colegios horribles con monjas que pellizcan los brazos, pues... --No consentire que los internes --le dije de pronto a Hannah. <>. Hannah dejo escapar una pequena carcajada. --?Quien ha hablado de internarlos? Algo que si habia dejado en casa el marido de Hannah al marcharse eran deudas, por lo que la muchacha tenia el dinero justo para poder vivir. --Es verdad --dije asintiendo con la cabeza--. ?Entonces? --Ese es el favor que me tienes que hacer. --Hannah se mordio el labio inferior, nerviosa, pues no sabia como reaccionaria. Yo la queria mucho y todo eso, pero lo que Hannah iba a pedirme, sabia que me iba a dar mucho miedo, pero tambien que era importante. --?Favor? --parpadee un par de veces--. Pero creia que el favor que tenia que hacerte era darte el visto bueno para marcharte a ese sitio, Hannah. --Tambien. --Venga, sueltalo entonces --le pedi poniendome nerviosa. --Los ninos se quedan contigo. --?Como? --Mis ojos se tornaron redondos por la sorpresa. <>. --Mama es mayor para lidiar con ellos --intento convencerme Hannah. --Y yo soy nula. !Los ninos se me dan fatal! --me queje haciendo aspavientos con las manos, estaba a punto de petarme la patata. --!Ya no son ninos! Billy es adolescente y Emily preadolescente. --Hannah se encogio de hombros y yo la mire condescendiente. Como si aquello me consolara, no te fastidia. --?Me estas vacilando? --le pregunte con altaneria--. Hannah, por nuestra madre, por el bien de esas criaturas, yo... --Lottie, por favor --suplico mi hermana. Negue con la cabeza fervientemente, como cuando de pequena no me queria comer las lentejas y mi madre me amenazaba con ponerme el plato de legumbres a modo de sombrero, a ver si asi me entraba el apetito. --No puedo, Hannah, no soy capaz. !Ni siquiera se cuidar de mi misma! Soy un paquete y lo sabes --lloriquee--. Ademas, no querran venir conmigo. --!Eres su tia favorita! --exclamo Hannah con fingida emocion. Rode los ojos. --Deja de vacilarme, te lo suplico --le pedi poniendo las manos con las palmas hacia delante --. No tienen otra tia. --!Por eso! --siguio insistiendo Hannah. Resople, me cruce de brazos y mire hacia otro lado. --Lo haras, Lottie, porque me quieres y yo a ti. Necesito ponerme bien y quiero hacer ese viaje, estar en ese lugar para hacerlo. Al decir aquello, volvi a fijar la vista en mi hermana. Sabia que Hannah tenia razon y que realmente necesitaba volver a ser la misma de antes, sonreir y tener ganas de vivir sin el efecto quimico de ninguna pildora. Hizo una mueca y Hannah me tendio su mano. --De pequenas prometimos hacer todo lo que estuviera en nuestra mano para hacer feliz a la otra. Asenti despacio. En aquello Hannah tambien tenia razon. Nos llevabamos cinco anos de diferencia, siendo Hannah mayor que yo, que en aquel momento tenia veintiocho anos y Hannah treinta y tres. Pero la edad nunca se inmiscuyo entre nosotras, pues fuimos inseparables desde el primer momento y nos dedicamos todo el cuidado y carino del mundo la una a la otra. Eramos totalmente distintas, tanto fisica como psiquicamente, y habiamos elegido vidas muy diferentes. Yo me dedicaba a la traduccion literaria y, la verdad, ese momento del que muchas personas hablan en el que sienten que ya han sentado la cabeza, pues oye, que yo ni lo conocia todavia. Hannah, por su parte, tuvo a Billy muy jovencita, a sus diecisiete anos y se conformo con un puesto de cajera en un supermercado que encontro un ano despues. En aquel momento estaba fija en ese puesto de trabajo, otro punto a favor por el que me parecia una completa locura que lo dejara todo para hacer aquel retiro espiritual, a ver si asi se le alegraba el alma y el corazon. La estoy citando, por supuesto. Y estuvo durante muchos anos con el mismo hombre, el primero del que se enamoro, el padre de Billy y Emily, el mismo que la habia abandonado desde hacia un tiempo a esta parte y por el que estaba deprimida. Y, bueno, si me preguntasen a mi por mi vida amorosa, diria que soy otro paquete. Nunca me habia enamorado. No, porque tenia la sensacion de que era posible que no encajara con nadie, asi que no sabria en ese momento describirte las sensaciones que el amor despierta en el cuerpo. Ni tampoco los sentimientos. Ni nada. Basicamente, no sabia nada del amor. Pero, volviendo al tema de mi hermana, quiza aquello era lo especial de nuestra relacion. A pesar de nuestras diferencias, eramos una y carne, siempre lo habiamos sido y aquello no cambiaria nunca, estaba segura. Pero el problema no era que no me entendiese con Hannah, ya que con quien no lo hacia era con mis sobrinos. Siempre estabamos como el perro y el gato, nunca se me dieron bien los ninos. ?Lo he dicho ya? No lo se, por si acaso lo repito. --?Lo haras? --insistio Hannah. Bufe. --?Que tengo que hacer exactamente? --A ver... esta casa es de alquiler y como yo voy a irme a mi retiro... Volvi a bufar. --Sigue, quiero saber a que tengo que atenerme para hacerme a la idea. --Con el dinero que me ahorrare del alquiler pagare las tasas. Parpadee varias veces. --?Pretendes que viva con tus hijos en mi casa? ?En mi mini casa? Lo decia muy en serio, en la casa en la que vivia casi no cabia ni yo muchas veces cuando tenia mucho desorden. --Pues... --Repito, ?en mi mini casa? --insisti. Hannah se rasco la barbilla, despues me miro. --Bueno, no tendrias demasiado problema en mudarte, ?no? Digo... como tu eres una hoja movida por el viento. Hizo una mueca muy graciosa que me hizo sonreir. --?Mudarme? --pregunte. --Si, a un sitio mas grande. Quiza, en las afueras de la ciudad, al aire libre, en el campo... Los ninos han sufrido estos meses, puede que les venga bien. Ademas, tu te acabas adaptando a todo.--?Me estas convenciendo? --le pregunte torciendo el gesto. <>. --?Yo? Para nada, pero... solo digo que tu siempre has tenido mucho espiritu aventurero, mucha capacidad de adaptacion y yo te lo agradeceria tanto. --El chantaje emocional no esta permitido --le dije poniendo morritos. Ella me hizo una caida de pestanas. --Lottie, por favor... Me mordi el labio inferior. --Asi, yo que se, al igual que yo, cambias de aires. Siempre te estas quejando de lo pequena que es tu casa, del bullicio de la ciudad... Y, para que veas, he encontrado una casa de campo que es perfecta para los tres. Arrugue el ceno. --?Has buscado una casa antes de decirte yo que si? --le pregunte perpleja. Hannah solto una risita nerviosa y tecleo en su telefono movil hasta dar con la foto de mi supuesto nuevo hogar. Bueno, mio y de Billy y Emily. <>, pense ironizando. --Mira. Y eso hice, mirar, y la verdad es que me gusto lo que vi. --Esta a una hora en coche del pueblo mas proximo, su alquiler es barato y --paso a la foto siguiente y volvio a mostrarme la pantalla de su telefono --, mira que vistas. Lo cierto es que las vistas eran espectaculares y seguramente se respirase mucha paz viviendo en aquel entorno, rodeada la casa de naturaleza. --Es mas barato que lo que pagas aqui, ademas, te dare manutencion de los ninos. Ya me han dado la excedencia en el trabajo. --?Que? ?Ya tienes la excedencia, bueno, pensabas pedirla y no me has dicho nada? --Lottie, crees que esto es una decision precipitada, pero la he meditado bastante --me explico, como excusandose de su decision, cosa que yo no le habia pedido en ningun momento. --Hannah, no tienes obligacion de darme tantas explicaciones... --Pero tampoco quiero que te sientas obligada a ayudarme sin saber realmente por lo que estoy pasando. --Se encogio de hombros. --Se por lo que estas pasando --pose una de mis manos sobre las suyas, que las tenia entrelazadas sobre el regazo --, de verdad, Hannah. Asi que... no se... --?Eso es un si? Sopese un momento mi respuesta, aunque en mi interior ya la habia decidido desde el minuto uno en el que Hannah me habia pedido ayuda. Era mi hermana, nunca me negaria a ayudarla, aunque eso significara cuidar de mis sobrinos, asi que obviemos el principio de este capitulo y, por ende, de esta historia. --Debo de haberme vuelto loca... --musite y ella casi grito de jubilo para despues esbozar una sonrisa. Me alegre de verla sonreir de nuevo de manera sincera, sin duda, parecia desear bastante ese tiempo para ella. --?Te he convencido? --No hacia falta, tampoco... <>. Capitulo 2 --?Cuanto queda? ?Cuanto queda? ?!Cuanto quedaaaaaaaa!? --Emily alargo ese ultimo "queda" y termino de romperme los nervios, de por si crispados por el viajecito que me estaban dando mis queridos sobrinitos. Habia pasado una semana desde que tuve aquella conversacion con mi hermana Hannah, y durante aquellos dias nos habiamos ocupado de alquilar la casa, hacer las maletas, hablar con mi antiguo casero... ya sabes, puros papeleos y formalismos. Fue Hannah quien se encargo de hablar con mi nuevo casero, recoger la llave de mi nuevo hogar de sus manos y tenderla en las mias, como tambien de preparar todas las pertenencias de sus hijos para que las trajeran con ellos. Todo aquello lo hizo en un intento de hacerme a mi las cosas mas faciles, lo sabia. Y, de alguna manera, tambien me sabia mal que lidiara con todas esas cosas que me parecian, personalmente, lo mas mierder de gestionar. --Solo sera un mes, Lottie, pasara rapido --me dijo para que cambiara mi semblante nervioso e inseguro el dia en el que nos despedimos de ella, en su antigua casa, esa que habia dejado por marcharse a su retiro espiritual. Me salio una mueca, muy mal disimulada, por cierto. --?Que haras dentro de un mes? ?Donde viviras? --le pregunte no sin cierta preocupacion por el futuro de Hannah. Hizo un gesto con la mano, como quitandole importancia a mis palabras. --Me ire a casa de mama. Asenti, aunque no estaba nada convencida de esa inestabilidad que de pronto se habia aduenado de ella. --Mama... --Emily se asomo por la ventanilla del asiento trasero de la vieja camioneta de mi padre, la cual mi madre me habia dicho que cogiera para mudarnos porque, total, nadie la utilizaba. Mi pobre padre murio anos atras y mi madre se habia apropiado de mi Vespa. Si, joder, de mi jodida Vespa. Arrggg, era imposible. Hannah estuvo durante aquella ultima semana advirtiendome sobre mi vulgar forma de hablar, pero, cono, ?si sabe como me pongo para que me llama? No, mejor, ?para que me mete en ese marron?

  • La Ninera Prohibida de Annie J. Rose

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    U C A P I T U L O 1 C H RI S TIA N na parte de mi no terminaba de entender el hecho de que mi mejor amigo, desde que tengo memoria, seguia sintiendo la necesidad de tocar la puerta. Aunque pensandolo bien, sin duda Dex me habia visto por la ventana hablando por telefono y probablemente intuyo, por mi postura tensa, que era Nina con la que estaba hablando. Lo salude con la mano y lo segui hasta la cocina con sus ultimas ofrendas de cerveza. Eso me saco una sonrisa. Al menos, despues de que terminase con esta llamada, tendria cervezas y buena compania. ?Como lo supo Dex? No es como si el trajera las cervezas solo por amabilidad. Era un distribuidor de cervezas decente, lo que significaba que siempre obtenia promociones y muestras de regalo. Sin duda solo intentaba vaciar un poco su nevera. Igual apreciaba el gesto. --Christian, prometiste que me apoyarias con esto --me recordo Nina en el otro lado del telefono. Lejos de parecer fastidiosa, sonaba firme. Decidida. Emocionada. Eran todas las cualidades que me habian hecho enamorarme de ella en un principio. Nina era el tipo de mujer que sabia lo que queria hacer con su carrera. Con toda su vida. Ahora estaba en el proceso de contarme que su equipo habia asegurado el financiamiento para su ultimo proyecto, lo que significaba que, para el verano, estaria al Sureste de Asia. --Debes admitir que ha sido algo de ultimo minuto --suspire. --Te lo habria dicho antes, de haber podido --protesto Nina--. Sabes que lo habria hecho, Christian. Pero tal como es, acabamos de recibir la noticia. Sabes como son estas cosas --hizo una pausa--. Esto es muy importante para mi carrera. --Lo se, lo se --dije, mientras mi mente giraba en torno a lo que esto significaba para mi. Significaba que, durante todo el verano, tendria la custodia exclusiva de nuestro hijo, Richie. Comenzaba a sentir el panico creciendo dentro de mi. --Apenas tendre mi revision para ser profesor a tiempo completo este otono, lo cual implica que estare trabajando duro todo el verano en mi articulo. Solo necesito uno mas para conseguir de verdad la atencion del comite. Nina suspiro. --Mira, yo lo entiendo, pero ya hemos hablado de esto una y otra vez. Y mi respuesta sigue siendo la misma. Tendras que buscar la forma de organizarte y ya, Christian. Tal como lo hice yo el otono pasado cuando tu estuviste trabajando fuera. Me senti culpable de inmediato, a pesar de que sabia que no lo habia dicho con esa intencion. Ella estuvo tan emocionada por mi viaje en aquel entonces, y aqui estaba yo, siendo un obstaculo en el de ella. Pero tenia tantas cosas que hacer. Me frote las sienes, sintiendo un dolor de cabeza inminente. ?Habia sido por esto que las cosas no funcionaron entre nosotros? ?Por ser tan dedicados a nuestras carreras? Nunca me arrepentiria de tener a Richie, pero a veces me pregunto que habria pasado de no haber tenido un hijo; si hubiesemos sido libres de perseguir nuestras metas sin tener que preocuparnos por quien cuidaria de nuestro hijo durante el verano. La mayoria de las excavaciones arqueologicas no eran lugar para criar a un nino. Pero cuando ambos padres debian pasar meses en el campo al mismo tiempo, compartir la custodia resultaba dificil. Pero le debia una. Ella tenia razon. --Lo siento --suspire--. Solo estoy nervioso por la titularidad. Sabes como me pongo --hago una pausa--. Estoy ansioso de tener a Richie aqui este verano. Realmente lo estoy. Nos vamos a divertir. --Si es mucho para ti, tal vez podria quedarse con mi mama --ofrecio Nina, lo cual lanzo otra flecha de culpa hacia mi. No queria que Richie pensara que no lo amaba, que mi carrera era mas importante que el. Tampoco queria que se quedara con la madre de Nina todo el verano. Sabia lo que la mujer pensaba de mi, y de la forma en que Nina y yo decidimos criar a Richie. Tan solo podia imaginar lo que pasaria si Richie se quedaba con ella. --Estoy emocionado por tenerlo conmigo --le asegure a Nina de nuevo. --El tambien lo esta --dijo Nina, pero habia cierta renuencia en su voz, como si no estuviera realmente segura de querer decirme eso--. Mira, sin presiones, ?si? Solo no le hagas sentir que es una carga ni nada por el estilo. ?Vale? --!Nina, nunca haria eso! --dije bruscamente, incapaz de mantener la compostura. --Lo se --dijo ella en un tono arrepentido--. Como sea, te informare cuando reserve mi vuelo para que sepas exactamente cuando me ire. --Hazlo --dije asintiendo. Nos despedimos y colgamos la llamada. Dex coloco una cerveza en mi mano vacia inmediatamente y me condujo hasta el patio trasero. Nos dejamos caer sobre las sillas. Por un momento los dos estuvimos en silencio. Pero al final, Dex arqueo una ceja y me mira. --?Y bien? --pregunto--. ?Como va todo? Suspire y me encogi de hombros. --Me siento un poco abrumado --admiti despues de pensarlo un minuto--. No me malinterpretes, estoy feliz por Nina, pero tengo tantas otras mierdas en mi vida profesional en este momento, que simplemente no puedo evitar sentir que me ahogo. -- ?No va muy bien el articulo nuevo? --pregunto Dex de forma simpatica. --Apenas va por el comienzo --le dije--. Ha sido dificil con las nuevas clases que debo impartir este semestre y en otono. He estado hasta el cuello con la planificacion del programa de estudios. Sin embargo, el semestre de primavera ya casi se acaba, y ya envie todo el papeleo previo para los cursos de otono, asi que por fin sentia que alcanzaba el momento en que pudiese enfocarme en el ensayo y adelantar un monton de trabajo. --Si, ay --dijo Dex, observandome beber un largo trago de mi cerveza. Mire la botella con curiosidad y luego a el. --?Cerveza de jengibre? --pregunte mirando la etiqueta. Dex se encogio de hombros. --El chico nuevo intenta impresionarme --explico--. Piensa que puede salirse con la suya promocionando las cervezas como saludables gracias al alto contenido de jengibre. Resople. --Bueno, ?al menos podriamos hacer cocteles con ellas en vez de beberlas directamente? -- sugeri. --Podriamos si mantuvieras tu maldito gabinete de licores abastecido como un adulto -- replico Dex. --Touche --suspire--. No recuerdo la ultima vez que fui a una tienda y menos a la seccion de licores. --Parece que llevas muy bien todo esto de la paternidad --dijo Dex sarcasticamente--. Claramente estas haciendo un excelente trabajo cuidando de ti, ni hablar de Richie. Lo fulmine con la mirada y se rio. --Es broma, amigo. Sacudi la cabeza. --Solo es diferente --dije--. Normalmente, Richie permanece aqui, como mucho, solo cuatro dias seguidos. Es bueno que Nina y yo sigamos viviendo en la misma ciudad. Eso funciona. Significa que, si tengo que ordenar comida para llevar para los dos porque estoy abarrotado de trabajo, y me resulta imposible cocinar lo que sea, pues, no es el fin del mundo. --Pero no puedes vivir asi todo el verano --asintio Dex, comprendiendo el problema. --Exactamente --dije--. Ademas, si voy a tener todo este tiempo con Richie, me gustaria realmente disfrutar parte de ello. Ya sabes, tener la oportunidad de pasar el rato con el. Pero la unica forma en la que podre hacerlo es si hago progresos en los dias en los que si trabajo de lleno, y no puedo hacer eso teniendo a Richie en medio. --Entonces consigue una ninera --sugirio Dex encogiendose de hombros--. De hecho, estoy seguro de que, si pagas algo extra, podrias conseguir una dispuesta a hacer las compras por ti. Sacudi la cabeza. --El problema con lo de la ninera, es que tengo que establecer horas fijas de antemano --le dije--. No se cuando estare totalmente inspirado con mi redaccion. ?Que tal si agendo a la ninera para cuidar de Richie toda la tarde, pero luego al sentarme a trabajar apenas puedo escribir una linea? ?O que tal si no llamo a nadie y de pronto encuentro algo inspirador, pero la ninera ya esta ocupada? Mi horario de redaccion se vuelve... caotico. --Entiendo --dijo Dex, pensativo--. ?Que tal una ninera que viva en la casa? Estoy seguro de que puedes encontrar a alguien que comprenda y sea lo suficientemente flexible. --Dios, eso quisiera --lamente--. Quiero decir, honestamente, eso seria perfecto. ?Tener a alguien que se encargue de la casa y se divierta con Richie mientras trabajo? --Sacudi la cabeza --. Pero, ?donde encontraria a alguien en quien pudiera confiarle todo eso, especialmente tan a ultimo minuto? No son solo las cosas del hogar, es mi hijo. No quiero que Richie la odie. --Tengo una sugerencia, de hecho --dijo Dex sonriendome misteriosamente--. ?Recuerdas a mi hermana menor, ?no? ?Hollie? --Eh, ?si? --dije levantando una ceja. Ella siempre me parecio una buena chica, aunque no creia haberla visto desde la secundaria. Era un poco callada. Estudiosa. ?Seria la candidata ideal para Richie? --Va a comenzar un postgrado en otono de psicologia infantil --dijo Dex. Su sonrisa se hizo mas amplia, como si supiera exactamente lo que estaba pensado--. Ha estado trabajando en la guarderia de la facultad, pero quieren darle el puesto a otro estudiante. El punto es que es muy buena con los ninos. Y tambien mucho mas extrovertida de lo que solia ser. Frunci el ceno dandole vueltas a la idea. De igual forma, ?podia darme el lujo de ser exigente? Por otra parte, no queria que Nina pensara que estaba evadiendo mis responsabilidades paternas, sobre todo si Hollie no lograba conectar con Richie; seria la receta para el desastre. Despues de todo, tal como me recordo una y otra vez, ella se hizo cargo de todo el otono pasado cuando yo estuve trabajando. Pero entonces, ?que se suponia que hiciera? No podia simplemente fallar en mi titularidad porque estaba ocupado encargandome del hogar. Necesitaba esto. Ademas, si Dex la recomendaba, debia ser porque realmente pensaba que era una buena idea. Sabia que Dex queria a su hermana, pero nosotros eramos mejores amigos. No querria ponerme en una situacion dificil. --?Estas seguro de que estaria interesada? --le pregunte--. Trabajar como ninera es muy distinto a trabajar en una guarderia. Dex se encogio de hombros. --Sinceramente esta buscando cualquier cosa que pueda hacer durante el verano que le pague decentemente. Aplazara el pago de los prestamos estudiantiles mientras siga estudiando, pero la matricula de su programa de postgrado suena terrible y por ahora no tiene nada que hacer hasta que su pasantia comience en otono. --Hizo una pausa--. De todas formas, ella ama la playa, y con lo cerca que vives de ella, apuesto que si le das un dia libre a la semana estara encantada. Segui dandole vueltas en mi mente. Honestamente, si ella quisiera llevar a Richie a la playa algunos dias, seria estupendo en lo que respecta a mi productividad laboral. Pero no le dejaria todo el trabajo a ella; esa no es la clase de papa que era o que quisiera ser. Sin importar cuan ocupado estuviese, pasaria bastante tiempo con mi hijo. Pero si estaba interesada, entonces ambos podriamos concretar todos los detalles luego. -- ?Lo consultaras con ella? --le pregunte a Dex. --Ya estoy enviandole un mensaje de texto --dijo Dex, sosteniendo su celular con una sonrisa en su rostro--. Te pondre al tanto en cuanto me responda. --Gracias --dije sintiendo el alivio fluir repentinamente a traves mi. Tal vez las cosas no irian tan mal, despues de todo. Tal vez por fin organizaria mi vida. --Asi que, ?que pediremos para cenar? --pregunto Dex--. Asumo que no hay nada en la cocina. Debiste decirme, habria traido algo para comer. Le pongo los ojos en blanco. --Cerveza es lo que realmente necesito --bromee--. Aunque supe de un nuevo lugar, es peruano. Hacen entregas a domicilio. Pense que, ya que es nuestra noche quincenal de poquer, iria bien con los cigarros. Dex rio. --Eso si que es pensar por adelantado --dijo, asintiendo. Era nuestra noche quincenal de poquer y esta noche me sentia muy afortunado. Solo tenia que esperar que durara. P C A P I T U L O 2 H OL L IE use los ojos en blanco cuando finalmente encontre a Dex sentado al final del "bar". --?Slater's? ?Es en serio? --me queje mientras me deslizaba por la banca hacia el. Mi hermano se encogio de hombros despreocupadamente. --Me debes una --me recordo--. Me hiciste ir a aquel pesimo lugar de comida india la ultima vez. ?Como era que se llamaba? ?El furioso Raj? Hice una mueca de dolor. --Si --suspire--. Supongo que tienes razon. --Estuve intoxicado casi dos semanas despues de eso --dijo Dex sacudiendo la cabeza--. Supongo que ya sabemos por que Raj estaba furioso. --Tambien yo --admiti con una carcajada. Aun asi, Slater's era la personificacion de un bar de mala muerte. Siempre fui vagamente consciente de que servian comida, pero no conocia a nadie que realmente hubiese pedido algo estando sobrio. Era mas bien el tipo de lugar en el que terminabas a medianoche despues de una fiesta, y luego ordenabas una racion de snacks que podrian o no ser palitos de queso mozzarella. --?Entonces que estamos haciendo aqui? --le pregunte a Dex. Dex se encogio de hombros sonriendome. --Estoy trabajando --admitio y yo gruni. --Debi saberlo --suspire--. ?Pero Slater's, de verdad? --?Podrias parar de atacar a mi cliente potencial a oidos de todo el mundo? --se quejo Dex --. Si, Slater's. Tu sabes que se llenan los bolsillos de dinero casi cada noche de la semana. --Solo Dios sabe por que --murmure en voz baja.