• la piel del pecado - Francis Molehorn

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    Angela Bennett es una mujer de 37 anos emancipada, bella, madre soltera, brillante profesional y rodeada de admiracion, a lo que ha llegado despues de haber llevado una existencia llena de sacrificios y locuras. Su vida lo tiene todo para ser ideal, hasta que su pensamiento critico hacia las religiones la pone en el punto de mira de grupos fundamentalistas dentro de la Universidad Catolica San Justo, donde imparte clases de Psicologia y donde mas de una vez ha tenido choques teoricos con alumnos que prefieren el creacionismo a la evolucion.

  • La Piel del Pecado Versión Kindle - Molehorn, Francis

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  • La Piel del Pecado : Molehorn, Francis - Libros - Amazon.es

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  • La piel del pecado - Libros De Mario

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  • La Piel del Pecado by Francis Molehorn - Goodreads

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    "La Piel Del Pecado" y "Sr. y Sra. Bennett" de Francis Molehorn. Un tema tabú, manejado simplemente perfecto. Hay historia, pasión, amor, valores disfrazados de ...

  • Reseña de 'La Piel del Pecado' de Francis Molehorn ...

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    23 sept 2014 — Hola a todos: Hoy es martes, y como durante mi viaje me dio tiempo a leer un poco aprovecho para compartir la reseña de un libro que me ...

  • LA PIEL DEL PECADO - FRANCIS MOLEHORN - Libres de ...

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    24 ene 2014 — Para aquellos lectores que escogen libros por el nombre del autor, por un tema en concreto, sentimos decirles que este no es su libro.

  • LA PIEL DEL PECADO - LIBROS A LA DERIVA

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    12 oct 2014 — LA PIEL DEL PECADO es todo un logro de su escritora que tiene una capacidad incuestionable, sólo cuando el talento se suma a la inteligencia nos ...

  • Descargar La piel del pecado de Francis Molehorn

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  • Ranking del libro Tu piel, mi pecado (tu piel #3) - Booknet

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    Todos los ranking. Tu piel, mi pecado (tu piel #3). Ranking impresionante. 98. Otros de 22414 libros. Otros ranking. 287. Novela romántica de 34727 libros.

  • El interprete del dolor de Jhumpa Lahiri

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    La entusiasta acogida que el publico lector hispanohablante ha deparado a las dos ultimas novelas de Jhumpa Lahiri Tierra desacostumbrada y La hondonada ha hecho indispensable la reedicion de su opera prima, con la que la escritora indo-norteamericana inicio su fulgurante trayectoria literaria. Con apenas treinta y dos anos, esta joven estadounidense de ascendencia bengali obtuvo nada menos que el Premio Pulitzer y se gano el elogio unanime de la critica y los lectores con su prosa diafana y precisa como un bisturi. Los nueve relatos que componen este libro revelan la maestria de Lahiri para trazar una compleja cartografia emocional, la de una serie de personajes que en su busqueda de la felicidad traspasan fronteras geograficas, culturales y generacionales. Ambientadas tanto en la India como en Estados Unidos, estas historias despliegan la riqueza y la profundidad de la mirada de Lahiri, capaz de detectar los mas sutiles conflictos en las relaciones humanas y plasmarlos con una delicadeza incisiva y conmovedora. Nadie que, por cualquier motivo imaginable, se haya sentido alguna vez en su vida extrano y alienado del mundo podra evitar darse por aludido en estos relatos. Asi pues, en estas paginas soberbias, Jhumpa Lahiri plasma un complejo tapiz de emociones y desasosiegos, una incursion a la intimidad de las personas que, indefectiblemente, resulta cautivadora por su belleza, su poder de evocacion y la perennidad de su discurso.

  • Un ramo de violetas de Andrea Munoz Majarrez

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    Una historia de amor llena de secretos, ambientada en el Madrid del siglo XIX.

  • Blues de seda y grafitis de Ines Albors

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    Enrique Santacreu es un exitoso abogado madrileno, aficionado a la musica. Una noche, sentado en un club de jazz de su propiedad, ve a Valentina Ruiz, una enigmatica mujer que lo deja prendado y obsesionado. Desde ese momento el se ve obligado a enfrentarse a sus carencias emocionales. Todo eso mientras intenta descubrir, por un lado, que secretos personales guarda Valentina y, por otro, si ella o Elena Astaburuaga, una abogada clara y directa, pueden llenar el vacio emocional que una dolorosa historia familiar dejo en el.
    ?Hasta donde llegara para conseguirlo?

  • Sonando Contigo de Claudia Velasco

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    SONANDO CONTIGO
    Devoradora de libros, sonadora, imaginativa, inconformista. Clara Corona vive, trabaja y se relaciona con su entorno durante el dia, pero las noches son para sus suenos.
    Amiga fiel, hija atenta, una profesional eficiente y respetada, Clara camina por el mundo de los suenos con paso firme, siendo capaz de vivir grandes aventuras en los escenarios de sus novelas de cabecera y de protagonizar las historias de amor mas intensas junto a sus heroes romanticos favoritos.
    Un prodigio, un regalo que la desvincula de una realidad que no siempre es la mas feliz, ni la mas perfecta, y que le regala una maravillosa e idilica vida paralela que, sin embargo, se vera interrumpida por varios acontecimientos que la haran plantearse si ha llegado la hora de abandonar tanta felicidad onirica para mirar a su alrededor y empezar a vivir un poco.
    “Sonando contigo” nos habla de los suenos lucidos, del poder de los libros, de la magia de esas historias que nos permiten vivir las aventuras mas extraordinarias, y tambien de la posibilidad de mejorar nuestras vidas gracias a los pequenos cambios, a los primeros pasos y, por supuesto, gracias al amor.

  • Sin Memoria En La Piel de Ricardo Hansen

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    Creyo escuchar que alguien, a sus espaldas, habia pronunciado su nombre, detuvo la marcha y se volteo. Lo ultimo que vio fue el fogonazo que salio del canon de la Beretta calibre 22, pero nunca escucho el sonido del disparo. Murio antes. Antes de oir el siseo, antes de estallar su rostro contra el empedrado, antes de todo. Y quedo alli, arrumbado, con sus piernas confusamente encimadas una por sobre la otra, los brazos extendidos y sus ojos abiertos con expresion de horroroso desconcierto. La lluvia ha comenzado a caer repicando notas funebres sobre su cuerpo inerte. Para el no habra mas amaneceres ni fiestas de guardar, solo un largo viaje con destino incierto. Los periodicos de manana tendran aquella imagen en sus portadas y en todos los noticieros no se hablara de otra cosa que de su muerte. Curiosamente, el senador Francisco J. Barleti tendra, por fin, la atencion de la prensa por la que tanto bogo en vida, solo que esta vez, no servira a sus propositos. Para algunos, fue un hombre probo, ejemplar; para otros un inescrupuloso que utilizo a la politica para engrandecer sus arcas personales. Para Soledad Starova, la bestia que la sometio a espantosos vejamenes por mas de dos anos. Pero ella ya no podra leer esta gacetilla. Hace tres dias entro en coma agudo luego de que el senador Barleti, junto a un grupo de serviles amigos, sobrepasaron la dosis de cocaina que le inyectaron a sus venas para dominar sus instintos y asi gratificarse con la juventud de su cuerpo. De nada sirvieron sus ojos suplicantes e inundados de llanto. Ninguno de ellos sintio ni el minimo remordimiento por lo que iban a hacer. Su afan por poseerla les produjo reconcomio y les nublo la razon. Apenas quince anos tenia cuando, bajo reptiles enganos, la indujeron a inhalar por primera vez. Promesas de mejor vivir y placeres desmesurados la convirtieron de la noche a la manana en un despojo humano. Ya con su piel sin memoria, perdio su aspecto rozagante. Hoy, Soledad Starova, aparenta muchos mas de los diecisiete anos que acusa su documento de identidad. Solo un milagro le devolvera la vida. Y si ello ocurriera, esta no sera grata. Un solo disparo y efectuado con municion pequena, fue suficiente para abatir los adiposos ciento veinte kilogramos del senador, que se derrumbo sin la gracia ni la elegancia de su traje con diseno de Armani. Nadie acudio en su auxilio, porque tampoco nadie escucho la detonacion. El supresor adosado al cano de la pistola lo habia impedido. A lo lejos se escucha el carrillon de un reloj de pared que anuncia que es la hora veintitres. Todo esta quieto y hasta los sonidos se habian ocultado con el advenimiento de la noche. El cuerpo de Barleti se enfria rapidamente y pronto estara yerto. Es invierno y, a estas horas, la temperatura del aire es muy baja. Las calles estan desiertas y quizas transcurra mucho tiempo antes de que alguien descubra su cadaver. Murio solo, sin la compania de ninguno de sus festejadores y nadie que lo eche de menos. Ni su esposa, ni sus hijos. Todos, en su familia, estaban habituados a su ausencia porque rara vez dormia en su cama. Ellos jamas imaginaron que, a estas horas, su cuerpo se endurecia retorcido a tan solo unos pasos de alli. Mientras tanto y desde otro lugar... --Hola mi amor, Mama ?ya llego? --pregunto el inspector Marques por telefono. --!Hola Papa! No, aun no, pero recien llamo y me dijo que estaba en camino. --Esta bien, pequenita, si la ves, decile que llegare mas tarde, que hare la ultima ronda de la noche y voy a casa… --Si, Papa... les dejare la cena en el microondas. Ahora me voy a dormir porque manana tengo escuela. --No te preocupes por mi... seguramente comere un sandwich en el bar del polaco. !Anda a descansar, hija, que es tarde! El Inspector de policia Eugenio Marques nunca penso que aquella noche comenzaria una de las investigaciones mas intricadas de su carrera. El Sargento Torres, al volante de la patrulla, condujo en reverente silencio. El hombre que esta sentado a su diestra es uno de los policias mas valerosos y admirados de la fuerza. Apenas habian transcurrido dos minutos de iniciada la ronda nocturna cuando ambos escuchan una alerta por radio. Alguien habia hallado el cadaver de Barleti. Torres hunde el pedal del acelerador y conduce a toda velocidad. El incesante ulular de la sirena y el chirrido de los neumaticos al doblar las esquinas inunda con sus sonidos a las calles ya desiertas. Toda la paz de la noche se quebro de pronto por la prisa estridente de los policias. A lo lejos se divisan las luces LED intermitentes de los patrulleros que arribaron primero. Marques desciende de la patrulla y con algo de fastidio se acerca al cuerpo ya tieso del senador mientras se coloca los guantes de latex. En cuclillas y frente a el, observa el pequeno y casi imperceptible orificio en medio de la frente, tan solo a un centimetro por encima de sus ojos, aun abiertos, pero sin brillo. Una sola gota de sangre, ya seca, habia manado del hueco que abrio la bala. --?Alguien sabe quien es? -- pregunto --Si, senor... es el senador Francisco Jesus Barleti, segun rezan sus documentos -- respondio un agente que permanecia de pie y por detras del inspector --!Mierda! !Ahora si que estamos hechos! Un senador... !carajo, un maldito senador! Pronto esto sera un hervidero de periodistas... !rapido, quiero un cordon de seguridad a dos cuadras a la redonda! Que nadie pase sin mi autorizacion... ?Llamaron a la Fiscalia?… --nadie le responde y entonces-- ?Alguien me escucha, carajo? ?Llamaron a la Fiscalia? -- grito ofuscado. Estaba molesto porque este hecho seguramente lo tendra en vilo lo que resta de la noche. Marques no se equivoco, diez minutos mas tarde, los agentes no daban abasto para contener a periodistas y curiosos que se agolparon sobre las cintas policiales, con preguntas insistentes, histrionicas y repetitivas. Entre tanto, su telefono celular no paraba de sonar...la prensa nacional y tambien la internacional, politicos de toda indole, algunos, colegas del occiso. Antes lo llamaron desde la jefatura de policia y hasta del Ministerio de Seguridad. Todos querian confirmar la noticia; todos conocian al senador Barleti... todos, menos el. Eugenio Marques jamas habia escuchado su nombre. No le interesa la politica; de hecho, la detesta, esta convencido que los funcionarios solo se sirven de ella para satisfacer las necesidades acomodaticias de holgazanes y parasitos y dictan leyes para sus propios beneficios. Sostiene que la unica finalidad que persiguen es la de enganar a sus votantes, sea como sea, y para probar sus acepciones repite para si aquella frase que dice que los politicos solo tienen una regla:" Si no puedes deslumbrar a las masas con tu inteligencia, desconciertala con estupideces". Pero, el es un servidor publico y no puede exteriorizar sus preferencias. Solo Victoria, su esposa, sabe lo que opina al respecto. --?Inspector? Soy el Fiscal Julian Ramirez, usted y yo vamos a trabajar juntos en este caso. El Jefe Valdes lo recomendo enfaticamente. Lo quiero en mi oficina manana a primera hora. --!Esta bien, doctor!… pero no me aclaro que es, para usted, "a primera hora" ... --Las siete AM... ?esta bien o es muy temprano? --Marques asiente con la cabeza --Ok, manana, entonces...y, por favor, no llegue tarde, "inspector" --concluye el fiscal enfatizando la ultima palabra. Aquella relacion habia comenzado mal. La actitud del Fiscal fue demasiado arrogante para el inspector y pocas son las cosas que el repudie mas. Eugenio Marques es un hombre recto, educado y generalmente cortes, pero tambien es un hombre de pocas palabras y cuando alguien, imprudentemente, se refiere a el de manera altanera, suele responder con rispidez. Pero, esta vez debera contenerse, al menos, si quiere evitar un sumario administrativo con la consiguiente suspension sin goce de sueldo. Demasiado bajo es su salario y demasiado altos sus gastos. Observa la hora y maldice nuevamente... --?Pero, miren la hora que es? ?Es que ya nadie asesina de dia... donde quedaron los codigos del delito? --dijo ante la mirada atonita de sus subalternos. Nadie le respondio, algunos disimulan una sonrisa complice desviando la vista hacia otro lado. Marques, se encogio de hombros y se encamino hacia la patrulla. Concluye que ya es momento de retirarse. --!Torres, acerqueme hasta mi casa! -- le ordeno a su chofer. Durante el viaje, procura no pensar en el caso del senador. Intuye que esto es el comienzo de algo complejo. Ya habra tiempo manana, para eso. Solo quiere llegar a su cama y dormir profundamente las pocas horas que le quedan. La patrulla se detiene enfrente de su domicilio. Marques desciende y saluda a su chofer con un gesto de mano, pero nada dice y tampoco lo mira, solo lo saluda. Busca sus llaves en el bolsillo trasero de su pantalon de gabardina, pero antes de introducirla en la cerradura de la puerta, mira hacia la cochera y ve que el porton levadizo esta a medio cerrar. Se extrano porque Victoria no suele ser tan descuidada. Decide ingresar a la casa por alli. No bien entro, busco el comando de cierre, oprime el boton de color rojo y el porton finaliza el recorrido. Al pasar al lado del automovil de su esposa, apoyo sobre el una de sus manos y noto que el capo esta aun caliente. Sobre el techo, el mastil de la antena esta fuera de lugar, arrancada de cuajo y solo retenida por el cable interno de la radio. Le resto importancia y subio las escaleras que conducen a la planta alta donde estan dos de los cuatro dormitorios que tiene la vivienda. Su plan es besar a Victoria y luego regresar a la cocina para servirse un bocado. Siente apetito, pero el amor es mas fuerte y jamas osaria sentarse a comer sin antes haberla saludado. Creyendo que ya duerme, abre sigiloso la puerta del dormitorio, pero para su sorpresa ella no esta alli... desde el bano se escucha el sonido del agua caer y entonces se asoma despacio, sin hacer ruido. Y entonces, la vio. Aquella imagen borrosa de Victoria desnuda bajo la lluvia caliente es para Eugenio una pasional llamada de amor desenfrenado. Todas sus hormonas se movilizan y bloquean su raciocinio. Y cavila: "una de la manana, Micaela durmiendo en su cuarto, mi hermosa esposa desnuda e indefensa al alcance de mis manos y yo con una ereccion como hace tiempo no ocurre... eso no sucede muy a menudo" y sin dudarlo se quito la ropa y sorprendio a su mujer. --!Ay, que susto me has dado... sos un tonto! -- exclamo ella, creyendo que se trataba solamente de una travesura inocente de su esposo. Pero, como al descuido, una de sus manos rozo la rigida evidencia de que sus planes de descanso deberian esperar un poco mas. Eugenio y Victoria se excitan con facilidad; los anos que llevan juntos solo han potenciado la mutua atraccion sexual. Pocos son los secretos que aun conservan en la intimidad de sus pensamientos y muchos de ellos son fantasias que afloran en el momento justo para fomentar la gravitacion carnal. Son creyentes practicantes. Las oraciones son parte importante en sus vidas y los domingos de misa, citas irrenunciables. Pero, en sus encuentros amatorios, todo esto queda de lado. El sexo es fundamental en su relacion y, como en la guerra, todo vale. Y entonces, el aire se vuelve concupiscente, todo es placer, todo es lujuria, todo es desenfreno y, aunque atente contra sus preceptos rectilineos, si hay goce, es licito. Pronto, Victoria nada puede hacer para mitigar sus libidines quejas y gemidos sordos. Su pudor y su recato han quedado sepultados bajo los influjos excitantes de la lubricidad y la lascivia propuestos por los embates broncos y voluptuosos de Eugenio. Mas tarde... sobreviene la calma. La sudoracion comienza a desaparecer y las respiraciones se vuelven cansinas. No hay palabras entre ellos, solo sutiles sonrisas de satisfaccion y sus miradas clavadas en puntos imaginarios del techo. En eso, el sonido estridente del timbre del telefono de Eugenio, rompe con el hechizo sexual... --Marques habla...si doctor, digame... !nooo, no me desperto, descuide!… Oh, !por Dios!… enseguida salgo para alla... --?Que ocurre, mi amor? -- pregunto Victoria --Otro muerto...otro senador --?Como que otro senador? --Si, hace unas horas alguien mato al primero y ahora aparecio muerto otro. --!Por Dios! ?Que esta pasando aqui? --No lo se... un loco, seguramente --?Un loco? Mi amor, !es un asesino...! --!Mmmmh! --?Que queres decir con... mmmmh? --Es un misterio... aqui nunca pasa nada y de pronto pasa de todo. Esto no es un simple asesino... aqui hay otra cosa por detras. Dos senadores y del mismo partido politico... !Mmmmh! --Quizas los asesinos sean mas de uno... --acota Victoria --Es probable... ambos fueron muertos con metodos diferentes CAPITULO II El cuarto, abigarrado con objetos pensados para el placer sexual, estaba en penumbras. Espejos por aqui y por alla, un sillon Kama Sutra de color cinabrio y una enorme cama oval en el centro de la habitacion. El aire enrarecido con perfumes baratos no logra evitar que el olor a muerte inunde con su pestilencia aquel lugar. El senador Rogelio Hasko yace desnudo en el jacuzzi del albergue transitorio con evidentes signos de haber perecido por asfixia por sumersion. A excepcion de una de sus piernas, todo su cuerpo permanece bajo el agua. El Inspector Marques, observo detenidamente el cadaver, pero sin moverlo. Fue entonces cuando algo capto su atencion y se procuro ayuda con una cuerda de nylon para levantar la mano izquierda del occiso. Noto que las yemas de los dedos indice y pulgar tienen una marca extrana. Es una linea bien definida, morada y recta, como si se hubiera aferrado de algo filoso antes de morir. Pero es solo eso, una marca en la piel, no una herida. A la derecha y muy cerca de alli, una puerta mal cerrada. Por el resquicio se filtra algo de luz. Marques la abre y descubre vestigios de vapor en el sector de la ducha, un albornoz mojado en el piso y un grifo mal cerrado. Alguien habia estado recientemente alli. Sentado en una pequena poltrona y aun conmocionado, el conserje es atendido por una enfermera que le ha aplicado un sedante. Marques se acerca a el y... --?Fue usted quien descubrio el cadaver? --Si, senor... --?Alguien mas vio al muerto? --No lo creo...estaba solo cuando entre... --?Por que entro? --Llame por telefono interno a esta habitacion para avisar que el tiempo habia acabado y como nadie me respondia, me acerque hasta aqui y toque a la puerta. Lo hice, al menos, tres veces y nada... nadie respondio. Fue entonces cuando mi jefe me ordeno que abriera con nuestra llave maestra. --?El estaba aqui con usted? --No, me lo dijo por telefono... --Y despues de hacerlo, ?que fue lo que hizo? --Volvi a hablar con mi jefe y el me dijo que llamara al 911 --?Toco algo, despues de eso? Digo... alguna copa, al cuerpo del occiso, su ropa o ?algo? --No, senor...cerre la puerta y sali corriendo --Y despues, ?Que hizo? --Mi jefe me dijo que llamara a los demas huespedes para avisarles lo que habia ocurrido... --Y, ?por que hicieron eso? ?No pensaron que la policia querria interrogarlos? --No lo se, senor... supongo que nadie sabria nada y ademas querrian salvaguardar sus identidades. --Ok, necesito ver los registros de las camaras de seguridad del complejo --Si, senor, pero le advierto que solo se captan imagenes de autos cuando ingresan y cuando salen, no vera rostros en ellas. Marques regresa hasta la banera y observa los controles del hidromasaje. Jamas habia disfrutado de un bano relajante en una tina como esta e intrigado le pidio al conserje que se acercara hasta alli. --?Sabe? Nunca pude comprar un aparato asi y siempre desee tener uno... ?me puede explicar para que son estos controles? El hombre lo miro extranado. Se pregunto como era posible que se preocupara por semejante nimiedad teniendo enfrente de si a un espantoso cadaver. Estuvo tentado a responderle que el tambien desconocia como encenderlo, pero algo vio en aquellos ojos frios que lo detuvo y supo de inmediato que esa seria una pesima idea. Entonces le explico como funciona el sistema... --Lo primero que debe asegurarse es que la banera tenga suficiente agua antes de encender la bomba del hidromasaje. Lo demas es sencillo, con esta perilla lo enciende y con esta otra regula la intensidad de los chorros de agua y, ademas, este modelo posee un regulador de temperatura. El inspector lo escucho con atencion y no pudo resistir el impulso y movio con torpeza a una de las perillas. Y esta cayo al piso... estaba suelta. Marques, en sus ratos libres, estudio electricidad domestica en cursos dictados por internet y adquirio suficientes conocimientos que le sirvieron para reparar algunos cortocircuitos en la instalacion electrica de su propia casa. Sabia lo que hacia cuando, con la cara posterior de su dedo indice y un rapido movimiento, rozo el metal que quedo al descubierto. Recibio una pequena descarga electrica. Fue entonces cuando comprendio lo que habia sucedido en ese cuarto y ordeno... --!Que nadie se acerque aqui... hay peligro de electrocucion! Y, dirigiendose nuevamente al conserje, le pregunto... --?Noto algo raro con la electricidad esta noche? --No, Inspector. --Cuando ingreso a la habitacion, ?habia alguna luz encendida? --Si, ahora que lo menciona si. Lo extrano es que habia demasiadas bombitas encendidas, cuando en estos sitios suele ocurrir todo lo contrario... --!Esta bien! Por favor, interrumpa la electricidad en este cuarto. Voy a necesitar esta perilla como prueba. Luego de verificarla, se la devolvere, ?esta bien? --Si, claro, Inspector, lo que usted diga... --respondio sorprendido el conserje. Afuera de la habitacion se ha generado un gran tumulto. Gritos y protestas alteran la paz del lugar. Unos pugnan por ingresar aduciendo ser familiares y otros se justifican por llevar en sus solapas un identificador de prensa. Entre todos, se abre paso el fiscal Ramirez, que recien llegado, se acerca a Marques mientras observa al occiso con suficiencia. Nada dice aun. Es evidente que no quiere arriesgar una hipotesis por temor a equivocarse. Pero Marques es un zorro viejo en esto de las disputas de poder entre la policia y los juristas federales y tambien quedo en silencio. Fue entonces cuando el fiscal pregunto... --Segun su parecer ?que fue lo que ocurrio aqui? --Para mi, murio ahogado, Doctor...--respondio Marques, sin mirarlo y sin explicitar demasiado. --?Puede ser mas claro, inspector? Ya veo que murio ahogado, !no soy estupido! --No puedo asegurarlo, pero creo que se electrocuto con la perilla del control de temperatura del agua, se sumergio y no logro sobrevivir... --Ah, ok. Entonces vamos a caratularlo como un accidente --afirmo satisfecho de su conclusion porque asi, esta no seria una investigacion prolongada. El fiscal observo la hora en su reloj pulsera y sin despedirse se dirigio hacia la puerta de entrada. Marques no soporta los aires de superioridad de algunas personas, especialmente cuando no tiene mas alternativas que trabajar con ellas. Decidio escarmentarlo, aunque esto significara mas trabajo para el y, como siempre, los laureles de la victoria para el fiscal. --!Lamento contradecirlo, Doctor Ramirez! El hombre, al escucharlo, se detuvo y permanecio estatico por unos instantes, con la mirada fija hacia adelante. Luego volvio sobre sus pasos. Ahora sus gestos denotaban un claro fastidio. Ramirez es un hombre orgulloso de su profesion, pero odia el contacto permanente con los hombres de la policia. De hecho, los considera de una casta muy inferior a la suya y si, ademas, demuestran inteligencia, mucho peor. Y asi es el trato que les dispensa. Se acerca a Marques y cuando sus rostros estuvieron enfrentados a escasos centimetros, en tono altanero le pregunto... --Marques...Marques... ?Que es lo nuevo que tiene para decirme? --Que no murio por accidente... el Senador fue asesinado --Y, ?como esta tan seguro de eso? --La perilla del control de temperatura del agua fue quitada adrede. Cuando llegue estaba colocada en su lugar. --Y ?como sabe que se electrocuto con esa perilla? --No dije eso... dije que la perilla habia sido quitada a proposito y al tocar el metal, recibio una descarga electrica. Las marcas que tiene el muerto en sus dedos, asi lo sugieren, Doctor. --Ok, no entiendo mucho de electricidad, pero se supone que, aunque falte el aislante plastico de la perilla, esta no deberia producir una descarga, ?verdad? --Asi es... pero aqui, la conexion fue alterada. La revise y descubri un cable agregado de manera tal que, cuando alguien tocara el control, se electrocutaria de inmediato. El asesino estuvo aqui antes, altero los controles y cuando se aseguro que el senador habia fallecido, coloco la perilla en su lugar y disimulo pruebas para que deriven la investigacion hacia una muerte accidental. Mas tarde, abandono el lugar. --Bien... es creible su tesis. Pero ?como sabia el asesino que el senador vendria exactamente a esta habitacion? --No lo se aun, Sera materia de investigacion. --?Ya vieron las imagenes de las camaras de seguridad? --No, pero hasta donde se solo se pueden observar vehiculos que ingresan y egresan, pero no se distinguen rostros. --!Tonterias! Quiero ver esos videos... nuestros tecnicos pueden mejorarlos de manera tal que sepamos quien ingreso al hotel con el senador. --De acuerdo, Doctor. Manana a primera hora las tendra en su despacho... --Creo que no me entendio... los quiero ahora mismo Marques miro al conserje y este asintio con la cabeza. --Ok, traigalos ahora, entonces -- le dijo Rato despues, en la oficina del Fiscal... --Senor, revisamos las imagenes, pero no hallamos nada que nos de un indicio de quien pudo ser el atacante. Muestran cuando ingresa el automovil del senador, a quien se lo ve claramente, y a su lado, una mujer. Pero ella lleva lentes oscuros y sombrero. Ademas, se tapa la cara con una de sus manos. Lo lamento, pero no pudimos identificarla. --?Como saben que es una mujer? --pregunto Marques --Porque hay otra filmacion que muestra a una mujer, o al menos asi lo parece, que un rato despues sale corriendo despavorida de la habitacion. --?Se puede saber la hora en que ingresaron y en la que esta supuesta mujer huye? -- inquirio el Fiscal --Si, 00:22 ingresan y 00:48 se ve a la mujer saliendo. --Y, despues de ello... ?hay mas movimientos? --No lo se... no continuamos viendo... --Haga correr la cinta de nuevo, por favor... --ordeno Marques. El ayudante del fiscal proyecto la cinta desde el momento en que sale la mujer y Marques le pidio que lo haga desde el principio, cuando ingresan al albergue transitorio. Es entonces que se observa el automovil llegando a la cochera de la habitacion y tambien cuando descienden el senador y su acompanante. Minutos mas tarde, se observa a la mujer huyendo, pero en ningun momento mira hacia las camaras de seguridad. La cinta continua avanzando y de pronto, alguien mas aparece en escena... es a todas luces un hombre, de contextura pequena, con un abrigo largo de color negro, sombrero y anteojos oscuros. --Que venga alguien de tecnica --ordeno el Fiscal Ramirez --quiero que identifiquen a esta mujer, sea como sea. Y que sea rapido, ?me entendieron? Ella nos dira quien era el sujeto que sale mas tarde. --Si, senor, enseguida

  • Necios y mortales de Bernard Cornwell

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    Londres, siglo XVI.
    En el corazon de la Inglaterra isabelina, el joven Richard Shakespeare suena con una brillante carrera en los teatros londinenses, dominados por su hermano mayor, William. Aunque este le da trabajo en su compania, los papeles son minimos, y Richard esta sin un centimo y tiene que buscarse la vida para sobrevivir. La gratitud que siempre ha sentido hacia William comienza a resquebrajarse, y llega a plantearse robar los manuscritos de su hermano y venderlos a teatros rivales.

  • !O no hay trato! 2 de Carolina Gattini

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    Paula Garcia vive en el caos y el estres, rodeada de sobrinos desquiciantes y la locura de su familia. Tanto es asi, que el hecho de tener que trabajar durante dos semanas en la casa de los Garmendia, en medio de la montana, es como irse de vacaciones. Tener que tratar con el hurano hombre que vive ahi, o estar aislados del resto del mundo, no supone ningun problema. El unico inconveniente es que la terapia contra su adiccion al sexo no esta haciendo el efecto que deberia. Sobre todo cuando el le propone hacer un trato absurdo que echa por la borda todo su autocontrol.

  • La espadachina de Malcolm Archibald

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    Bienvenidos a la Edad Media de Escocia que nunca ocurrio.

  • En el punto de mira de Arantxa Rufo

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    Londres. Un letal francotirador mantiene en jaque a Scotland Yard desde hace anos. Es infalible, y su habilidad para no dejar pistas le ha granjeado el apodo de el Fantasma. A su pesar, el inspector Daniel Ryman recibe el encargo de investigar su ultimo trabajo, el asesinato de un importante multimillonario en medio de la City, a plena luz del dia.
    Lo que nadie imagina es que el Fantasma es una mujer, Kathleen Addams, quien interpreta a la perfeccion el papel de exitosa empresaria al mismo tiempo que ofrece sus servicios como asesina a sueldo con la ayuda de su socio, un conocido hacker.

  • Con la fuerza del oleaje (Boreal Rois 2) de

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    Durante la ansiada reforma del Boreal Rois, el hallazgo de una misteriosa carpeta oculta en la biblioteca saca a la luz otro secreto de la familia Merritt que animara a Claire para esclarecerlo con la ayuda de Sean Drake. Sin embargo, conforme avanzan solo logran mas incognitas, un humo para enmaranar el pasado y desmentir la vida de un hombre hasta ese momento con una reputacion intachable. Mientras tanto, Claire seguira persiguiendo su sueno de ser fotografa, Gabriel se enfrentara a una realidad que no esperaba para el futuro que tiene previsto y el afortunado Jack Drake, al que todo parece sonreirle, no podra escapar de un destino que lo pondra a prueba y cambiara su vida.

  • Despues del deshielo de Adrienne Young

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    Eelyn, de 17 anos, lucha junto a los miembros de su clan Aska en una antigua rivalidad contra el clan Riki. Su vida es brutal pero simple: lucha y sobrevive. Hasta el dia en que ve lo imposible en el campo de batalla: ?su hermano, luchando con el enemigo? El hermano que ella vio morir hace cinco anos.

  • Cuando un hombre ama (Gillander’s Whisky 1) de Eleanor Rigby

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    Vuelve Eleanor Rigby con una nueva serie que tiene de todo: amor, intriga y mucha mucha pasion, ambientada en la regencia inglesa.

  • !Bye bye, Love! (Las hermanas De Marsi) de Lorraine Coco

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    ?Imaginas que fueses una bruja muy poderosa?
    ?Y que tuvieses la oportunidad de utilizar tus poderes para ayudar a las mujeres que lo necesitan, a vengarse de los hombres que les han roto el corazon?
    Pues Belladona De' Marsi no tiene que imaginarlo, por una sencilla razon, esa es su vida.
    Pero lo que ella consideraba un trabajo de justicia karmica se torna algo muy diferente cuando se cruza en su camino el apuesto e irresistible Declan Wise.
    Un hombre unido a su destino que le ensenara que la magia mas poderosa es la que alberga en el corazon de una persona enamorada.
    Magia ancestral
    Locura imparable
    Pasion devastadora
    Corazones hechizados
    Una historia que te robara mas de un suspiro haciendote volver a creer en la magia.

  • No te escondas de Laura Barcali

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    Angel es el tipico joven que tiene todo lo que quiere, aunque que se siente solo. Su madre jamas le ha mostrado afecto, su padre es un exigente abogado y su hermana esta enferma. Solo sabe esconder su dolor de una forma: estando enfadado con el mundo.

  • La musa intrusa de Gonzalo Suarez

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    Reflexiones biograficas y ficticias de un cineasta mitico.

  • Valentina de Grismendy Guzman

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    valentina es una chica que se queda embaraza de un chico que la maltrata tanto fisica como emocionalmente, decide dejarle a pesar de tener un bebe de el, meses despues conoce el amor de su vida, pero desaparece despues de haber tenido una pelea con el ex de Valentina, anos despues se reencuentran y ella se da cuenta que sigue sintiendo lo mismo que cuando lo vio por primera vez, pero tendran que superar muchas cosas antes de poder volver a estar juntos.

  • A traves del tiempo de Brian Weiss

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    El doctor Brian Weiss, analiza en este libro la capacidad de curacion de la terapia de regresion a vidas pasadas.

  • Amor divino, amor profano de Sandra Ferrer Valero

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    La campana de San Damian, vieja y oxidada, resono en la fria manana. Cuando sor Felipa, la monja tornera, se acerco a la puerta que separaba su mundo del exterior se sorprendio al oir aquella voz dulce. No era una de las muchas gentes de la comarca que venian a dejar sus donativos a cambio de algun milagro. La muchacha queria hablar con sor Clara, la madre superiora. ?Por que debia molestar a la Madre? Pregunto con dulzura sor Felipa, demasiado acostumbrada a escuchar aquella suplica desde el otro lado del muro. Preparada como estaba para dar la misma respuesta de siempre, nuestra Madre se encuentra en retiro o descansando o demasiado exhausta para recibir a nadie (no se preocupe que rezara por todos ustedes), la joven respondio con decision, cambiando de repente el tono de voz. Tenia un mensaje urgente, importante, para sor Clara y no podia esperar. No se iria de alli hasta haberselo dado en persona. No supo como pero sor Felipa se encontro, por primera vez en mucho tiempo, sin argumentos para frenar la voluntad de la muchacha que permanecia al otro lado con tono decidido. -- Me estoy helando, hermana, tenga piedad de una pobre alma que necesita transmitir una ultima voluntad a sor Clara. Habia dicho la muchacha. Y, a pesar de que sor Felipa sabia a ciencia cierta que dentro de San Damian no apaciguaria los temblores del cuerpo, abrio la pesada puerta que se encontraba junto al torno. Mientras abria aquella ruda lamina de madera carcomida miro de reojo a la joven. ?Cuanto tiempo habia pasado desde que ella misma habia vestido como una mujer, como aquella que la miraba con impaciencia? ?Cuanto habia pasado desde que Felipa se habia alejado del mundo siguiendo la luz de Clara? Demasiado. O quiza no tanto… Segundos antes de que el mundo de sor Clara y sus hermanas abriera por unos momentos su puerta al siglo, la joven se giro y miro al final del camino. Alli esperaba un hombre cuya silueta parecia la de alguien cansado y agotado. No sabia si podria verla, pero aun asi, ella le dedico una sonrisa que se perdio en la bruma de la manana. Y entro en San Damian. -- Disculpe Madre.-- Con susurrante voz, casi inaudible, sor Ines intento llamar la atencion de la Madre Clara. Algo que no era tarea facil cuando la abadesa del convento de San Damian, a la que todas llamaban madre, y no abadesa, pues nunca quiso ostentar cargo mundano alguno, se encontraba sumergida en sus oraciones. Como si se encontrara bajo del agua, la Madre Clara sentia las voces del mundo ahogadas y huecas. Parecia una estatua imperturbable si no fuera por el ligero y debil movimiento en su pecho al respirar. Sor Ines levanto la vista de la Madre Clara y miro con cierto nerviosismo hacia la puerta de la pequena y destartalada capilla pensando en aquella joven que acababa de llegar desde Asis con la firme intencion de hablar con la Madre Clara. No he podido persuadirla para que se marchara, se habia justificado sor Felipa, quien tenia la consigna, como hermana tornera, de limitar las visitas del exterior a San Damian. Todo el mundo sabia en la pequena ciudad de Umbria que Clara, aquella mujer tenaz y decidida, habia abandonado el siglo para no volver nunca mas a el y sin la mas minima intencion de conocer ninguna noticia del mismo. Y aun asi, la muchacha que se habia plantado en la puerta del convento tenia la determinante intencion de no marchar sin hablar antes con la madre de las Damas Pobres. ?No sabian que a Clara no le importaba nada el mundo? ?Por que venian a molestarla? Constante era el peregrinar de hombres y mujeres que depositaban en el torno de sor Felipa regalos para las hermanas, comida, ropa, utensilios, a cambio de alguna ayuda milagrosa. La Madre Clara se conocia en Asis por haber realizado algun milagro, desde aquellos que aseguraban que sanaba a los enfermos hasta su gran gesta al expulsar a los sarracenos de los muros de la ciudad alzando con su mano el Santisimo Sacramento ante los ojos del infiel. Por eso todos querian acercarse a ella, aunque fuera con presentes que sabian de antemano que volverian al mundo, pues en San Damian la pobreza era la maxima que regia su dia a dia. Solamente se quedaban con lo estrictamente necesario para sobrevivir y la Madre Clara hacia lo que podia con sus sinceros y constantes rezos poniendo a prueba su cansado cuerpo, que ya habia vivido mas de cuatro decadas de sufrimiento involuntario e infligido por su propia fe. Sor Ines seguia esperando junto a la que fuera en otro tiempo su hermana mayor en el hogar en el que nacio en Asis. Ahora era su Madre espiritual, quien la habia guiado por los senderos de la fe y la habia ayudado a alejar de su persona todo atisbo de actitud mundana. Algo dificil para sor Ines, quien habia seguido a su hermana a San Damian mas por amor a su persona que por una profunda devocion, a pesar de rezar dia a dia para hacerse digna de formar parte de las Damas Pobres. Lo que no habia podido dejar tras los muros de San Damian era aquella curiosidad que impregnaba su rostro de ratoncito husmeando en la existencia de los demas. Poco habia que descubrir en el monasterio, mucho menos de lo que observaba en las puertas medio cerradas de su palacio en Asis, cuando era una hermosa muchacha avida de comerse el mundo. Aun asi, siempre la curiosidad hacia que sor Ines encontrara algo que la mantuviera ansiosa y vigilante. En aquel momento, la misteriosa identidad de la joven que esperaba en el locutorio era mas de lo que podia pedir en sus monotonos dias de rezos, trabajos en el reseco huerto o alimentando a las escualidas gallinas. Sor Ines miraba a su hermana y a la puerta de la capilla con aquellos ojos oscuros, penetrantes, llenos de vida que siempre habian iluminado su bello rostro, incluso ahora que lo enmarcaba un velo aspero e hirsuto al que mucho tiempo, demasiado, tardo en acostumbrarse. -- Madre, perdonad pero…-- Sor Ines intento modificar la formula de la peticion y elevar levemente el tono de su voz, pero tampoco surtio efecto alguno en la Madre Clara. Sabia que hasta que no terminara su profundo dialogo con Dios, ni un terremoto la perturbaria. Silencio. Seguia el silencio de la oracion de la Madre Clara y seguian las miradas hacia un lado y otro de sor Ines. Silencio. Un silencio roto tan solo por las gotas que caian en un ritmico orden del techo lleno de humedad y que formaban charcos imperterritos en la capilla, contribuyendo al gelido frio de invierno y el sofocante calor del verano. ?Cuando vendria messer Mateo a arreglar por fin aquel maltrecho tejado? Desde que el pueblo campesino, los labriegos, los artesanos, se habian rebelado ya nada habia ido bien. Y de eso hacian ya unos cuantos anos. El orgullo aristocratico de la que un dia fue bautizada como Catalina, pero resucito como sor Ines, no habia desaparecido al vestirse la toca de religiosa. Era un pecado de orgullo que no podria desterrar de su corazon. El linaje de su familia, los Favarone, se hundia en las profundidades de la historia y nunca habia perdonado ni posiblemente perdonaria a aquellos estamentos inferiores que habian querido para ellos lo mismo que los grandes nobles de las ciudades. Y habian sacrificado a su padre en el camino… Luchaba a menudo contra el pecado de la soberbia mirandose en el espejo de quien un dia fue su hermana mayor, quien no albergaba en su corazon ningun odio ni rencor posibles. Pero sor Ines sabia que, a pesar de que su entrada en religion habia sido milagrosa, tenia que trabajar mucho sus rezos y penitencias para conseguir estar a la altura de muchas de las hermanas pobres de San Damian. Curiosidad, soberbia, y algun que otro defectillo hacian de aquella graciosa jovencita una monja dificil de corregir.

  • Te amare por siempre (La chica de Indhira Jacobo

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    Arrastrando los pies llego a mi casa. Me duele la cabeza y me siento el cuerpo pesado. Una vez mas agradezco a la virgencita que no hay nadie, mi hermano no ha llegado del trabajo, confirmo la hora y me doy cuenta que tengo tiempo para ducharme y acostarme a dormir. No quiero tener que enfrentarme a un interrogatorio, por lo menos no hoy. Necesito una aspirina con urgencia, !mierda! Ni siquiera se si puedo tomar una maldita aspirina. Al llegar al bano, me miro en el espejo, estoy palida, tengo los ojos rojos e hinchados. No me reconozco y no me gusta mi reflejo. Siempre he sido amante de los banos despues de un dia agotador para relajarme, hoy tengo ganas de tomar una ducha rapida que acabe con todo. <>. Porque no solo me duele el cuerpo sino que tambien me duele el alma. Me desvisto y meto debajo del chorro de agua caliente y nuevamente las lagrimas me asaltan. Quiero parar de llorar pero las lagrimas siguen cayendo, parece como si tuvieran vida propia. <>. --"fue algo de ultimo momento" --dijo. --Ultimo momento, !una mierda! --grito--. Te casaste porque quisiste. Preferiste escogerla a ella y destrozarme la vida a mi. Varios sollozos se escapan de mi boca y las fuerzas me abandonan. Poco a poco me deslizo contra las baldosas y me dejo caer en el piso de la banera. Encojo mis piernas, las rodeo con mis brazos y escondo mi cabeza entre las rodillas. Me quedo bajo el chorro de agua caliente pensando en todo lo que ha pasado en estos ultimos meses. En como ha cambiado mi vida. Yo que siempre fui una persona precavida, inteligente, que intentaba evitar cualquier tipo de problemas. No entiendo como me meti en algo que no iba a poder manejar. Sabia que estaba mal, pero no supe detenerme a tiempo. Mi cabeza siempre supo que el no la dejaria, pero mi corazon escogio creer en el. Puede que sea la romantica que llevo dentro que penso que se quedaria conmigo como en las telenovelas o en los cuentos de hadas. ?Quien en su sano juicio iba a dejar a una rica heredera que le permita entrar en la crema y nata de la sociedad italiana? Nadie, y mucho menos para estar con una simple empleada que apenas esta comenzando en el mundo. Salgo de la ducha cuando ya se ha acabado el agua caliente y tengo las manos arrugadas, me pongo la pijama, me meto en la cama y vuelvo a llorar. Lo ultimo que recuerdo antes de caer rendida es que mi vida es una mierda y que soy la persona mas infeliz en la faz de la tierra. --!Hey! --escucho que alguien me llama mientras me dan palmaditas en el hombro. Abro los ojos y me encuentro con la mirada de preocupacion de Alex, la misma que me ha lazado en los ultimos dias cada vez que nos vemos--. Despierta dormilona. --!Hola! --lo saludo con la voz ronca. Tengo la garganta reseca--. ?Hace cuanto que estas en casa? --Hace una hora mas o menos. Solo he venido a banarme y por un poco de ropa, este fin de semana me quedo con Michelle y no queria marcharme sin hablar contigo --me dice mientras me incorporo. Miro por la ventana de mi cuarto y ya ha oscurecido. --?Que hora es? --Son pasada las ocho. --?Que ocurre? --Nada solo que casi no te veo y queria saber como van tus cosas --se interesa al mismo tiempo que me examina como si fuera un bicho raro bajo un microscopio. --No hay mucho que contar todo esta como siempre. Mi hermano resopla. --Como siempre significa que sigues sin alimentarte como es debido, estoy muy preocupado Adri cada dia estas mas delgada, parece que te estas consumiendo desde adentro. No puedes seguir asi. Tienes que ver un medico. --Fui a ver un doctor --respondo a la defensiva, un poco mas alto de lo que deberia e inmediatamente me pincha la sien. Cierro los ojos, me llevo los dedos al lugar de mi molestia y masajeo en pequenos circulos--. Me ha dicho que tengo problemas de tiroides y que por eso estoy perdiendo peso. <>. --Me alegra escuchar eso. ?Por que no me comentaste que irias a verlo? hubiera sacado un tiempo para acompanarte. Se acomoda a mi lado y apoya la cabeza en la cabecera acolchada de mi cama. Abro los ojos y me asalta la culpa. Alex siempre se ha preocupado y ha cuidado de mi, me duele no poder contarle la verdad. --?Que mas te dijo? --me pregunta y me entra panico, de repente tengo miedo de que haya percibido mi angustia. --?Que te hace pensar que me dijo algo mas? --Por favor Adriana, no hay que ser medico para saber que no te encuentras bien, ?Es que no has visto lo palida que estas? Algo mas has de tener a parte de ese problema de tiroides --dice y el tono es demasiado alto para mi cabeza. Me acaba de llamar por mi nombre muestra de que esta hablando en serio y que no esta para juegos. --Tambien ha dicho que tengo anemia --miento descaradamente--, debo tomar unas vitaminas y por favor baja la voz que me duele la cabeza. --Lo siento no quiero ponerme pesado pero entiendeme, estoy muy preocupado por tu salud --ladea la cabeza y me mira detenidamente--. Le dije a mami que cuidaria de ti y ultimamente siento que no te he dedicado el tiempo necesario. --No seas exagerado Alexander que no soy una nina --me quejo con cierta irritacion--, es solo una anemia y pronto estare bien. Me mira sin estar del todo convencido, asi que me apresuro a decir suavizando la voz: --Te lo prometo. Me estudia con sus ojos grandes durante unos segundos hasta que finalmente asiente con la cabeza. --Tambien te desperte porque tengo que comentarte algo. Ahora es mi turno de observarlo cautelosamente. Conozco esa mirada y por lo general viene acompanada de algo que no me va a gustar. --Michelle no deja de quejarse que casi no nos vemos, como ultimamente estoy saliendo tarde del trabajo, a veces hago doble turno; solo la veo los fines de semana. --Aja. Tomo un hondo respiro y retengo todo el aire de mis pulmones. --Pues que me ha propuesto irnos a vivir juntos --dice y su tono de voz deja entrever que hay algo mas importante aun. Vuelvo a respirar mas tranquila. No es lo que esperaba que dijera pero teniendo en cuenta que llevan saliendo juntos tres anos no es algo que me sorprenda. --Felicidades. Lo miro a los ojos y le digo con toda la sinceridad de la que soy capaz a pesar de mi falta de entusiasmo. Michelle es una excelente muchacha, muy bien criada, estudiante de medicina y lo que es mejor aun, esta loca por los huesitos de mi hermano. --Me alegro mucho por los dos. --Bueno aun no le he dicho que si, le dije que tenia que comentarlo contigo primero. --?Conmigo? --inquiero sorprendida--. Si me estas pidiendo permiso de una vez te digo que no me molesta que se venga a vivir con nosotros; la casa es grande, es mas hasta sobra espacio. Conozco tan bien a mi hermano que por la forma en que arruga la nariz, demostrando asi su nerviosismo y la manera en la que sus ojos se mueven, me da a entender que esta escogiendo cuidadosamente sus proximas palabras. Eso hace que me ponga nuevamente en alerta. Presiento que no me va gustar lo que me dira. --He estado pensando que deberiamos vender la casa... --dice bajito--... y mudarnos a un apartamento mas pequeno y mas cerca de nuestros respectivos trabajos. <>. --!?Mudarnos!? --casi grito. !Que horror! Me siento totalmente erguida, giro un poco el cuerpo y lo miro escandalizada-- ?Quieres mudarte del lugar donde hemos vivido toda la vida? <>. Eso no. !Joder! No ahora. Cuando crees que tu mundo se esta desmoronando viene tu hermano mayor y te lanza una bomba de ese calibre. !Dios! ?Pero que es lo que esta pasando?

  • La decision de Blanca de Teresa Cameselle

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    Cogidas del brazo, Blanca e Ines caminaban siguiendo los pasos de sus familiares, de regreso a casa tras la merienda en la nueva cafeteria de la calle Real. Hacian una hermosa pareja, una morena y la otra rubia; alta y esbelta la primera, se veia obligada a acortar sus andares atleticos y vigorosos, en beneficio de su amiga, mas baja y delicada, de generosas curvas que provocaban suspiros y descaradas miradas a su paso. --Me alegro mucho de ver a tu tia mejor --dijo Ines, senalando con el menton a las mujeres que la adelantaban, acurrucandose mas contra el costado de Blanca, cuando una brisa fria y salobre les llego desde el puerto. --Si, estos dias esta mas animada --Blanca levanto el rostro y respiro hondo, llenandose los pulmones de aquel aire vigorizante--. Papa ha aceptado tomarse la medicacion. No hacian falta mayores explicaciones. Ines era la unica persona a la que nunca le ocultaba nada, ni los arrebatos enloquecidos de su padre cuando la vida se le hacia cuesta arriba, ni las amenazas constantes de su tia Angustias, harta de lidiar con el pobre loco de su hermano, con las escasas rentas y con la vida en una ciudad que la hacia sentirse muy humilde, ignorante y desubicada. Por suerte ella tambien habia encontrado una buena compania en la madre de su amiga, una dama tan dulce como la hija, tranquila y comprensiva, que sabia escuchar y no juzgar. --Te has quedado muy callada. Blanca salio de su ensimismamiento, ofreciendo una sonrisa torcida a su acompanante. --?Te ha parecido tan apuesto el hermanastro de Elisa Montalbo? --pregunto por hablar de algo. Aquella tarde, mientras merendaban, su antigua conocida se habia presentado en la cafeteria del brazo de un elegante caballero llamado Damian Lizandra, hijo del tercer esposo de su madre. --No se puede decir que sea feo. --Ines abrio los ojos con gesto apreciativo. --Bueno, a Marinita casi le caia la baba mientras lo miraba. --Que mala eres. Rieron las dos a pesar del reproche. Ambas sabian que su amiga buscaba desesperadamente un buen partido para casarse, le horrorizaba cumplir veinte anos sin estar al menos comprometida en firme. --?Y Mercedes? Parecia incomoda en su presencia. --Si, no creo que ella este interesada. Dejemos, pues, que se lo quede Marinita. Por un momento, la brisa se convirtio en un pequeno vendaval que a punto estuvo de deshacer sus peinados, enredandoles las largas faldas entre las piernas. --Que tiempo tan loco. --Y que frio hace --anadio Ines, estremeciendose al tiempo que se pegaba al costado de Blanca. La morena la miro con gesto carinoso y acaricio la mano que apoyaba sobre su brazo. --Si, mucho frio, aqui nunca llega la primavera. Las dos sabian que Blanca no era nada friolera y que en realidad no tenian prisa por que llegara el buen tiempo, porque entonces no tendrian excusa para pasear de aquel modo, pegadas la una a la otra, contandose las intimidades que no confesarian a ninguna otra persona. Pocas eran, si, las personas de la confianza de la morena, a las que abriese su corazon y sus pensamientos mas privados. Desde el fallecimiento de su madre anos atras, su vida se habia convertido en un torbellino entre las manias de un lunatico y el desapego de su tia, una solterona amargada que no ofrecia apoyo ni consuelo a su joven sobrina, desconcertada por la locura de su padre. Los dias apacibles como aquel eran escasos en la vida de Blanca desde su mas tierna infancia, por eso los valoraba tanto, y dejaba de lado su cara mas amarga y mordaz para mostrarse tal cual era: amable, carinosa, agradecida por el afecto recibido, pero solo ante Ines, su hermana del alma. --Tengo la extrana impresion de que algo va a cambiar en nuestras vidas. Sabes que no soy supersticiosa, pero esto es lo que mi madre llamaba tener un palpito. --?Te late fuerte el corazon? Al final va a resultar que te han impresionado los ojos azules de Damian Lizandra. Blanca nego con la cabeza, divertida. --Tendremos sorpresas en los proximos meses, ya lo veras, y entonces no te burlaras de mis palabras. Las dos mujeres mayores se habian detenido a esperarlas, despidiendose ya por la hora avanzada de la tarde, tiritando tambien ante aquel viento fresco e inesperado. --Si aciertas, tendras que poner una de esas consultas para adivinar el futuro, con mesas de tres patas y luces que se encienden y apagan misteriosamente. Entonces te llamaremos <>, y tendras que usar un turbante de seda. A pesar de sus bromas, Ines beso con carino a su amiga, antes de soltarla para enlazar el brazo de su madre. Se despidieron, encaminando sus pasos en direcciones contrarias. Mientras la rubia y su madre seguian por la zona de la Pescaderia hacia las nuevas calles, mas amplias y soleadas, Blanca y su tia regresaron por donde habian llegado, cruzando la calle Real hasta la de Tabernas, donde vivian. En la casa no habia novedad, aunque Blanca siempre entraba con el corazon en vilo preguntandose que encontrarian. Recostado en una butaca, su padre dormitaba, con la chaqueta manchada de ceniza de un cigarro que mantenia apagado entre sus dedos. Se acerco, dudando si despertarlo. --Dejalo dormir --le ordeno la tia--. Mientras descansa el descansamos nosotras. --Despues se desvelara toda la noche. La mujer mayor apreto la boca en un gesto obstinado que contenia una buena cantidad de desprecio y se alejo hacia su dormitorio sin anadir ni una palabra. Blanca acaricio la cara de su padre, palpando la piel calida en la frente y la mejilla, dejando deslizar sus dedos entre la tupida y desordenada barba. Tenia buena temperatura, desde que tomaba regularmente la medicina no habian vuelto los ataques, ni las subidas repentinas de fiebre que le enrojecian el rostro y lo hacian sudar como si tuviera un fuego por dentro que lo consumiera. En esas ocasiones, cuando la locura se apoderaba de el y comenzaba a lanzar objetos, o a gritar horribles juramentos, ella trataba de convertirse en su madre, serena y paciente, tratando de calmarlo con buenas palabras y toda la paciencia del mundo. Pero Blanca no era su madre. Y tenia marcas en su cuerpo para demostrarlo. --Papa --le susurro, moviendolo suavemente--. Papa, despierta, es hora de cenar. --Dejame. --Ya sabes que despues no duermes por la noche. --Estoy bien asi. --Papa... --!Que me dejes! La costumbre la hizo moverse justo a tiempo de esquivar su mano. Trastabillo y cayo sentada sobre la alfombra, mirando al hombre que por fin despertaba con ojos desorbitados, manoteando a su alrededor como si quisiera librarse de ataduras invisibles. --Papa, soy yo... --?Que ha pasado? ?Donde estoy? ?Que...? Logro centrar la vista en ella y al momento dejo de moverse, volviendo a recostarse en la butaca. --?Estas bien? Lo vio llevarse las manos a la cara y frotarse los ojos y las sienes. --La pregunta es: ?estas tu bien? Sus ojos color de chocolate, identicos a los de su hija, se posaron en ella, mas calmados de lo que se esperaba. --Estoy bien --Blanca se incorporo, arrodillandose al pie de su padre, poniendole las manos sobre las piernas--. Perdona por haberte despertado. El extendio su mano grande, ahora despacio, como si supiera cuanto miedo le producia a su hija, y envolvio las dos pequenas y delicadas que se apretaban sobre su pantalon. --Has hecho bien. Despues me cuesta dormirme de noche. Blanca asintio, ofreciendole una sonrisa tremula. --?Que tal el paseo? ?Lo has pasado bien con tus amigas? Ella asintio y al momento le estaba contando lo bueno que era el chocolate de aquella cafeteria fina de la calle Real, el frio que hacia en la calle y un monton de nimiedades sin importancia ninguna. Eran tan pocas las ocasiones en que podian hablar tranquilamente, sin que ninguna idea extrana se cruzara en la mente de su padre, convirtiendole en un ser irracional y peligroso, que las atesoraba y trataba de alargarlas al maximo. Despues vendria la tia Angustias a reganarla por no preparar la cena, pero ahora estaba disfrutando del mejor momento del dia, y no pensaba desperdiciarlo. Capitulo 2 Camino de casa, Carlos Figueroa se encontraba mas que orgulloso de llevar del brazo a su joven hija. Gloria era lo unico que le habia quedado de su querida esposa y por eso la adoraba, o al menos eso solia decir el en publico. En realidad, los anos que llevaba viudo habian suavizado el recuerdo de aquella dama delicadisima, quejicosa y de mala salud, que desde el nacimiento de su unica hija habia decidido encerrarse en su alcoba, enferma perpetua, a la que los medicos no encontraban mas remedio que tratar de curar sus nervios, puesto que no mostraba sintomas de enfermedad fisica alguna. Al final, cuando verdaderamente su estado se volvio grave, nadie le presto demasiada atencion, acostumbrados a sus quejas constantes, y la mujer fallecio entre suspiros, convertida en martir por su propio deseo. En los casi diez anos transcurridos, el viudo, aun joven y atractivo, no habia tenido tiempo ni ganas de buscar una segunda esposa. Sus dias se consumian entre las paredes de la redaccion del periodico que dirigia, y en casa tenia un ama y una doncella que se ocupaban de que todo estuviera perfecto. En cuanto a la compania, le bastaba con la de su hija adorada, a la que habia malcriado, convirtiendola en su propio reflejo. Mejor asi, se justificaba a si mismo cuando le entraban dudas sobre la conveniencia del exceso de educacion que Gloria habia recibido. Preferia a aquella muchacha culta, inquieta, llena de vida, antes que a la mustia flor que habia sido su difunta madre. --Padre, dime una cosa, ?quien es Aldrey? --se atrevio a preguntar Gloria, despues de un largo silencio. --?Que quieres decir? Aldrey es un empleado, como los otros. No entiendo tu pregunta. ?Hay algun problema con el? --No, no, ninguno. Solo me preguntaba de donde ha salido. ?Conoces a su familia? ?Son de La Coruna? He estado pensando, y no recuerdo si conocemos a ningun otro Aldrey. --Solo se que es un buen trabajador, tiene estudios y lo mismo redacta una noticia que trabaja en la imprenta. Es lo unico que me interesa de el y lo unico que deberia interesarte a ti, nina. En realidad, Carlos sabia bastante mas sobre su joven empleado, pero dentro de su contrato se habia acordado que nunca se haria mencion a su especial situacion y, conociendo a su deslenguada hija, sabia que, si llegaba a confiarselo, no tardaria demasiado en pedirle explicaciones a Aldrey sobre su secreto familiar. --Si a mi no me interesa nada lo que Aldrey haga o deje de hacer, padre, por supuesto que no. Gloria aligero el paso, obligando a su padre a igualarla, con las mejillas repentinamente arreboladas, lo que llevo a Carlos a preguntarse con inquietud si aquella negativa rotunda de su hija significaba exactamente lo contrario de lo que ella habia expresado. Recordo que le faltaban pocos meses para cumplir veinte anos, era una jovencita en edad de merecer y no seria de extranar que comenzaran a aparecer pretendientes interesados en ella. ?Que iba a ser de el cuando su queridisima hija abandonase la casa convertida en la esposa de algun afortunado joven? Era algo que le causaba demasiada pesadumbre, asi que decidio descartar la idea. --Mercedes Montenegro me ha invitado a su casa el viernes por la tarde, quiere que conozca a una amiga suya, Blanca Fontela. Carlos asintio complacido. Le hacia feliz que por fin su hija hubiese encontrado una amiga a su altura intelectual, alguien de su edad con quien podia conversar y divertirse, para salir un poco de su circulo cerrado de familiares y periodistas. La joven Montenegro escribia como el mejor de sus redactores y tenia inquietudes sorprendentes, como ese interes por las teorias de Charles Darwin, pero no por eso parecia descuidar su vida social, algo que Gloria desconocia por completo.

  • Memorias de una nueva gorda de Ruth Arenas

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    Yo era una chica bombon. Ahora soy una chica bombona.

  • Contigo aprendi de Aryam Shields

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    Valentina Harfush creyo tenerlo todo: un matrimonio maravilloso, una carrera de exito y la vida casi resuelta. Pero al descubrir que su esposo la engana, su mundo tiembla y todo lo que ella consideraba perfecto empieza a derrumbarse. Intentando huir del dolor causado por la traicion, encuentra un lugar donde reparar las heridas y encontrarse a si misma. Un lugar donde tambien lo encuentra a el. El padre D Rodriguez vive para servir. Servir a Dios y a su comunidad. No obstante, al encontrarse con ella su vida dara un giro de 180 grados. Valentina es la tentacion y sabe perfectamente que ella hace parte de una vida a la que ha renunciado por completo. Coincidir trae consigo una incipiente atraccion que los tomara por sorpresa y en medio de esos encuentros nace esta historia que transita por los senderos del alma, enfrentando los principios y la vocacion con un sentimiento mas fuerte que cualquier otro. ?Al final podra el hombre imponerse sobre el sacerdote? ?Se consigue volver a amar, cuando se tiene el corazon roto? El amor tendra la ultima palabra y sera el que ponga cada detalle en su lugar.

  • Un cafe a medianoche de Santana M. Hernandez

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    Alana regenta un bar con terraza junto al mar. Su vida transcurre con tranquilidad en un pueblo costero, con su activa abuela y su querida amiga y socia Candela. Pero esa tranquilidad se rompe cuando una noche aparece en la terraza un atractivo desconocido que le dedica una nota:

  • ?Que hay despues de ti?, Fanny Ramirez de Fanny Ramirez

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    Silvia deja su antigua vida de lujo para emprender una completamente distinta junto a Ernest, dueno de la hacienda Vidal y su gran amor. Hasta que una enfermedad le arrebata la vida y Silvia queda sola, con la odiosa compania de su cunado, a quien odia hasta el infinito.
    Fernando esconde un secreto y es que, desde que la vio, vive amandola en silencio. ?Como declararle sus sentimientos cuando se ha pasado todos estos anos forjando una relacion basada en el odio?
    Enamorate de Ernest, odia y ama a Fernando y vive en la piel de Silvia. Llora, rie, grita a viva voz… Pero esto… es solo el principio.

  • Solo tu me provocas (Amor en Nueva York 2) de Lola Cooper

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    ?Que haces si la manana siguiente a la boda de tu mejor amiga te despiertas con un resacon increible al lado de un tipo que no soportas?
    A) Le echas la culpa de todo. (Aunque no recuerdes que fue <>).
    B) Acuerdas con el que aqui no ha pasado nada.
    C) Sales huyendo de puntillas.
    D) Todo a la vez.

  • La maldicion de Tonr (Leyendas del Bosque Azul) de Leslie G

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    El gran bosque dormia sumergido en una densa niebla que lo cubria por completo como si intentara esconderlo del mundo. En el suelo, una triste criatura se arrastraba sobre la hierba mojada; el olor a tierra invadia su nariz y sus unas se enterraban en el lodo. La luz de la luna atravesaba la niebla y llegaba hasta ella transformada en sombras. Y, mientras su cuerpo maltrecho reptaba entre penumbras, la criatura se preguntaba si sobreviviria un dia mas. Sus piernas se habian convertido en dos pesos muertos que no hacian sino retrasarla en su viaje. Las piedras del camino habian abierto varios cortes en su abdomen, algunos bastante profundos, y la sangre que brotaba de su cuerpo dejaba charcos de plata escondidos entre las hojas. El cansancio iba venciendo a sus brazos, que batallaban duro para arrastrar aquel cuerpo inutil. Estaba exhausta, las lagrimas le nublaban la vista y su piel habia comenzado a agrietarse como una fruta seca. Pero no se detenia, porque llevaba el peso del mundo en su vientre desnudo, porque, si lo hacia, estaria condenandolos a todos. Cuando llego a la caverna, apenas conseguia mantenerse despierta, tenia la barriga lacerada y el rostro desfigurado por las heridas. Estaba muriendo, y el simple movimiento de estirar un brazo para impulsarse hacia el frente le parecia una tortura. Aun asi, logro colocar una mano en el agua, dejando que el frio penetrara en su piel y avivara sus sentidos. Poco a poco se arrastro hacia adentro de aquellas aguas negras con olor a muerte, cerro los ojos y se dejo llevar por la corriente hasta las entranas de la tierra. El primer sol se le perdio detras de una estalactita gigante cuya punta se hundia toscamente en el lago subterraneo. Y, cuando aquella agua congelada se llevo sus lagrimas, ella hizo un juramento. Capitulo 1: La caverna 1 Sylha solto un chiflido nada apropiado para una exprincesa de veinte anos, pero lo que tenia delante valia eso y mucho mas. Habia llegado a la isla justo cuando el primer sol comenzaba a aparecer en el horizonte, aprovechando la marea baja y las aguas calmas de la madrugada. Ahora, despues de pasarse la mitad del dia atravesando bosques y escalando el enorme morro de piedras que la separaba del extremo este, entendia por que le habian advertido que no podria rodear la isla con el bote. Delante de ella se extendia un precipicio hasta la playa, donde olas de mas de quince metros arremetian con tanta furia contra las rocas que el agua le llegaba a salpicar los pies. Cada vez que las olas se alejaban, era posible ver la arena blanca esperando para ser cubierta nuevamente. Parecia que el mar habia perdido la cordura. --Bonito, ?verdad? --sono una voz a su lado que le hizo dar un salto y desenvainar la espada --. Existe una belleza rara en todo lo salvaje --completo el anciano con una sonrisa en los labios. El hombre era rechoncho y un poco mas alto que ella. Llevaba una barba blanca que le llegaba al pecho y vestia un overol azul claro por encima de una camisa de cuadros con mangas largas. En contraste con la barba, su cabeza no ostentaba ni un solo cabello y brillaba bajo la luz del sol, cubierta de sudor. Tenia unos ojos pequenos que la miraban como ella siempre penso que lo hubiera hecho su abuelo de haberla conocido. --?Tu eres el guardian? --pregunto la chica guardando nuevamente su espada en el cinto. --Puedes llamarme asi si lo deseas, ?y tu eres la invasora? --Puedes llamarme asi. El viejo asintio, luego miro al mar: --No eres la primera que lo intenta. --Lo se. La ola que llegaba en ese momento les dio un bano de agua fria y le arrebato una carcajada al anciano. --?Vas a tratar de impedirmelo? --pregunto Sylha lamentando no haber resguardado sus pertenencias fuera del alcance de las olas. --Yo no, ese no es mi trabajo. Ella queria preguntarle cual era su trabajo; si el guardian no estaba alli para cuidar del prisionero, entonces, ?para que estaba? Se mordio la lengua, los dos soles ya habian recorrido la cuarta parte del camino y no tenia mucho tiempo si queria marcharse antes de que anocheciera. La unica entrada de la caverna se encontraba alla abajo. Sylha se pregunto de que forma el guardian le haria llegar las provisiones al prisionero, luego recordo que aquel recluso en particular no necesitaba provisiones y un escalofrio recorrio la piel de sus brazos. Sin perder mas tiempo, ato un extremo de su soga a la roca mas firme que encontro y se paso el otro por entre las piernas en forma de arnes. Conto los latidos de su corazon entre una ola y otra, y decidio que, si lograba alcanzar la entrada antes de llegar a treinta, estaria segura. Se colgo del precipicio y, cuando la proxima ola llego, el miedo la congelo en el lugar. --No tienes que hacerlo, mi nina --le dijo el anciano--. No vale la pena. Eso era todo lo que necesitaba escuchar. Sylha lleno sus pulmones de aire y espero una nueva ola. Lo ultimo que vio antes de lanzarse al vacio fue una sonrisa triste en el rostro del guardian. <>, penso y comenzo a contar. Cayo en la arena mojada con un golpe tan fuerte que abrio un hueco a su alrededor. A su espalda podia escuchar al mar preparandose para una nueva embestida; adelante, la entrada de la caverna la sorprendio por su tamano. --Es demasiado grande, no me protegera de la fuerza de la ola. Pero no habia otro lugar para donde correr, ni mucho menos tiempo de subir por la soga nuevamente. Asi que entro en la cueva, que se abria hacia el interior de la montana como una boca gigante. El enorme tunel se perdia en la oscuridad, pero continuaba siendo demasiado ancho para frenar la fuerza del mar. La chica acelero el paso, buscando entre las paredes algun refugio donde pudiera ponerse a salvo. Entonces, un instante antes de que el agua tapara por completo la luz del dia, un timido rayo de sol ilumino la grieta. 2 Cuando Sylha termino de pasar el cuerpo por la grieta, llego el agua, entrando en la caverna con un sonido estruendoso y llevandose la poca iluminacion que restaba. La chica sabia que la camara donde se encontraba ahora tambien se inundaria, pero el delgado espacio de la ranura frenaria la fuerza del mar y la salvaria de morir aplastada contra una roca. El nivel del agua comenzo a subir. Ella se sujeto de una estalagmita y contuvo la respiracion, contando los segundos en espera de que el agua se retirara de nuevo. Llego a treinta y aun no podia respirar. Algunas burbujas de aire escaparon por su boca, y la joven se vio obligada a luchar con fuerza para calmar los latidos de su corazon, era la unica forma de lograr que el poco aire que le quedaba en los pulmones le rindiera un tiempo mas. Estar rodeada de rocas no ayudaba en nada, tampoco el hecho de que ya iba por cuarenta y el agua no parecia querer salir de alli. <>. Y el agua salio. Lentamente, mucho mas despacio que como habia entrado, el agua abandono la cueva. Entonces la joven pudo ver donde se encontraba. Todo era como lo recordaba: un intrincado conjunto de grutas y rocas que se entrelazaban con la montana en caminos que ascendian a la oscuridad. Aquella era la verdadera entrada de la caverna; de haber seguido por el tunel principal, probablemente ya estaria muerta. No le fue dificil encontrar la ruta que debia seguir, ella ya habia estado alli demasiadas veces como para perderse. Sylha comenzo a subir, contemplando admirada como la oscuridad se intercalaba con los rayos de sol que atravesaban esporadicas ranuras entre las rocas que formaban la montana, manteniendo el ambiente envuelto en penumbras que a duras penas le permitian distinguir los toscos escalones. Las proximas olas tambien llegaron hasta ella, pero el agua poco a poco fue perdiendo terreno y, conforme la chica se adentraba en las entranas de aquella fortaleza escondida, el mundo en el exterior se le fue haciendo lejano. Habia muchos pasajes dentro de la montana, ninguno parecia hecho por los hombres. Las paredes de las grutas eran asperas y humedas. El techo estaba cubierto de estalactitas, algunas de las cuales se unian a las rocas en forma de columnas que la chica necesitaba rodear para seguir su camino. El suelo estaba mayormente seco, salvo por algunas pozas de agua que aparecian en medio del trayecto. Despues de un tiempo, Sylha comprendio que los <> no eran mas que irregularidades en las rocas que formaban la pendiente. Estaba tan ensimismada en su camino que no percibio cuando el aire se volvio mohoso y, solo cuando vio la enorme sombra pasar de un lado para otro a algunos metros de ella, Sylha se dio cuenta de que habia llegado a los dominios de la Raposa. 3 El corazon se le disparo en el pecho y su cuerpo entero se inmovilizo. Sylha se obligo a respirar, ella conocia al animal, podria identificar aquel olor con los ojos cerrados y sabia lo que tenia que hacer. --Espero no estar equivocada --se dijo--, no seria un buen momento para descubrirlo. Si alguien le hubiera dicho cinco anos atras a la princesa de Tonr que un dia se encontraria dentro de una caverna, jugando a los escondidos con un animal demoniaco, se hubiera echado a reir; no por causa de la caverna ni por lo siniestro del asunto, sino simplemente porque Sylha siempre odio esconderse. No lo hacia bien y odiaba todas las cosas que no se le daban bien. Aquella era otra epoca, tan distante que parecia la vida de una persona diferente. La joven se apretujo contra una estalagmita que, por su tamano, podia esconderla perfectamente. No necesitaba mucho espacio para eso, pues su cuerpo continuaba siendo tan delgado como siempre, demasiado escualido para el gusto de la mayoria de las personas. No tuvo que esperar mucho para que el animal apareciera y, aunque ella recordaba con exactitud cada detalle de su apariencia, la sangre abandono su cuerpo en el momento en que la enorme cabeza asomo por detras de las rocas. Tambien recordaba otras cosas. Sylha estiro el brazo con los ojos cerrados, intentando no pensar en las mandibulas de la Raposa, ignorando el olor a pescado descompuesto y las gotas de saliva que cayeron sobre su piel cuando la bestia acerco el hocico. Asi era el juego, la Raposa olfatearia su alma y decidiria si era digna, o al menos era eso lo que ella habia entendido despues de tantos encuentros desafortunados. Tal vez nada tenia sentido y la Raposa reaccionaba segun estuviera de humor ese dia, pero Sylha no queria ni imaginar que sucederia ahora si el animal decidiese atacarla. Mientras esperaba el veredicto, la chica se permitio un vistazo rapido e inmediatamente se arrepintio de haberlo hecho. La cabeza del animal era tan grande que el puno de la chica cabria enteramente dentro de uno de los orificios de su hocico grotesco. Su cuerpo tapaba la gruta por completo --Sylha llego a pensar que si la bestia no crecia mas era porque el limitado espacio donde vivia no se lo permitia --, y su aspecto era tal y como ella recordaba: desprovista de piel, la enorme Raposa ostentaba musculos y tendones que brillaban banados en una sangre hedionda; el rostro era una mascara de terror donde podian verse colmillos amarillentos enterrados en el hueso, como si hubieran sido implantados por la fuerza. Si algo habia aprendido la joven en sus tantos encuentros con la bestia, era que el miedo la traicionaria. Sylha mantenia el brazo firme, soportando el escrutinio de la Raposa, quien lanzaba ondas de aire caliente al olfatearle la mano. Pero no podia evitar que la chispa de temor que habia activado cuando la observo se encendiera cada vez mas. Sabia que el animal lo sentiria y sabia que aquel seria su fin. La bestia le dedico un grunido de advertencia, era una escena extrana considerando que el animal no tenia labios; aun asi, aterradora. Ella respiro con fuerza y cerro los ojos, concentrandose en el motivo que la habia impulsado a realizar aquel viaje, tenia que lograrlo. Un momento despues, la Raposa giro su cabeza y se fue. Sylha suspiro, habia pasado la primera prueba, pero no terminaria ahi. Sabia que el animal la dejaria deambular por las cavernas, pero, cuando descubriera hacia donde realmente ella se dirigia, la cazaria. 4 A partir de ese punto, los caminos por dentro de la montana se volvieron oscuros. Cuanto mas se adentraba en aquel laberinto de cuevas, mas desagradable se le hacia el viaje. Por las paredes de piedras comenzaron a aparecer rastros de sangre seca, espinas de pescados y huesos. En una de las camaras, Sylha se encontro un amontonado de armas oxidadas y viejas, entre las cuales se podian ver restos de personas. Virandose de espalda, la chica se ato un panuelo sobre la nariz y la boca, intentando filtrar el aire putrido y enfocar sus pensamientos en cualquier otra cosa fuera de aquel lugar. No podia permitirse vomitar, pues eso atraeria la atencion de la Raposa. Ella sabia lo que encontraria alla dentro, no era la primera vez que estaba alli. Sin embargo, no podia evitar que el estomago se le retorciera al recordar que, si el animal la tomaba desprevenida, acabaria uniendose a la coleccion macabra. De una cosa estaba segura: aquel era el camino correcto. Cuando se fue acercando a su destino, la luz la fue abandonando. Sylha continuaba encontrando algun que otro agujero entre las piedras; eran demasiado pequenos para poder mirar a traves de ellos, pero lo bastante grandes como para notar que alla afuera aun era de dia. Sin embargo, la luz no entraba en la caverna, sino que se limitaba a formar pequenas esferas alrededor de los huecos y el efecto optico era perturbador. La chica escuchaba los pasos de la Raposa alrededor de ella. La bestia la habia dejado ir, pero la mantenia vigilada desde los cientos de tuneles que se entrelazaban en la montana. Sylha sabia que no faltaba mucho para que el animal descubriera hacia donde se estaba dirigiendo y, disimuladamente, puso una mano sobre la empunadura de su espada. Ella era consciente de que no la podria matar, la Raposa era un animal magico que ni siquiera estaba vivo, pero se sentia mas segura de esa forma. Estaba tan oscuro que Sylha ya no veia donde colocaba los pies y tenia que pasar las manos por las paredes de las grutas para guiarse. Se encontraba cerca. Entonces, llego el silencio. Sylha detuvo sus pasos, sintiendo como el miedo formaba una bola fria en su garganta, y aguzo el oido. Las estalactitas habian dejado de gotear, la Raposa habia dejado de moverse... <>, penso mientras se dejaba llevar por el terror. Y corrio. La exprincesa de Tonr salio en disparada atravesando tuneles con el sudor mojandole la frente y una bestia milenaria siguiendole los pasos. La mayoria de las veces que habia visitado aquel lugar terminaban de la misma forma: ese era el momento en que moria. --Hoy no. Cada vez que doblaba una esquina sentia a la Raposa mas cerca. Despues de un tiempo perdio totalmente el sentido de sus pasos y temio estar dando vueltas en circulo. El hedor del animal llegaba cada vez mas fuerte, y casi podia sentir su odio. La Raposa le habia permitido pasar con una sola condicion, y ella la habia traicionado. --Lo siento --susurro como si sirviera de algo. Sylha corria con unas piernas que ya no parecian suyas, sin detenerse a buscar el camino correcto, volando sobre los charcos del suelo y girando entre tuneles oscuros. Estaba tan aterrorizada que no se dio cuenta de cuando la oscuridad la envolvio por completo, un detalle importante considerando lo que significaba: habia llegado. Sylha paro, intentando inutilmente mirarse las manos, con el corazon estallando dentro de su pecho. A pesar de no haber rejas ni cerraduras, ella sabia donde estaba; habia sonado demasiadas veces con aquel lugar, con aquella camara dentro de la montana donde, con solo colocar un pie, era invadida por una oscuridad perfecta. Llevaba exactamente cinco anos teniendo el mismo sueno, con finales diferentes. Cinco anos que habia dedicado a prepararse para el dia en que lo enfrentaria de verdad. Y alli estaba, aranada y cansada, destruida por la vida, cumpliendo su sueno; por algun motivo, aquello no parecia alegrarla. <>, penso. Entonces, unos ojos rojos aparecieron frente a ella: --Hola, Sylha, bienvenida a mi hogar.

  • Los poderes de la oscuridad de Bram Stoker

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  • Infierno de hielo (Gideon Crew 4) de Douglas Preston

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  • La acabadora de Michela Murgia

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    Fillus de anima. Asi es como llaman a los ninos engendrados dos veces, por la pobreza de una mujer y por la esterilidad de otra. De este segundo parto era hija Maria Listru, fruto tardio del alma de Bonaria Urrai. Cuando la anciana se detuvo bajo el limonero a hablar con la madre de Maria, Anna Teresa Listru, la nina tenia seis anos y era el error despues de tres aciertos. Sus hermanas eran ya unas senoritas, asi que ella jugaba sola en el suelo a hacer un pastel de barro amasandolo con hormigas y poniendo el esmero de una mujercita. Las hormigas movian sus rojizas patas entre la masa mientras iban muriendo lentamente bajo las decoraciones de flores silvestres y el azucar de arena. Al cruento sol de julio, el pastel le crecia en las manos, hermoso como a veces lo son las cosas malas. Cuando la nina levanto la cabeza del barro, vio a su lado a la tia Bonaria Urrai a contraluz, sonriendo con las manos apoyadas en su vientre seco, satisfecha por algo que Anna Teresa Listru acababa de darle. Que era exactamente, Maria no lo comprendio hasta pasado un tiempo. Se marcho con la tia Bonaria ese mismo dia, con el pastel de barro en una mano y en la otra un cesto lleno de huevos frescos y perejil, miserable viatico de agradecimiento. Aunque sonreia, la nina intuia que en alguna parte habria un motivo para llorar, pero no consiguio que le viniera a la mente. Tampoco pudo conservar el recuerdo del rostro de su madre mientras se alejaba, como si la hubiera olvidado hacia ya tiempo, en el momento misterioso en que las hijas deciden por si solas con que es mejor amasar el barro de los pasteles. En cambio, durante anos recordo el cielo ardiente y los pies de la tia Bonaria calzados con sandalias, uno asomando por el borde de la falda negra y el otro oculto debajo, en una alternancia muda cuyo ritmo las piernas seguian con dificultad. La tia Bonaria le proporciono una cama solo para ella en un dormitorio lleno de santos, todos malos. Alli, Maria comprendio que el paraiso no era un sitio para ninos. Dos noches paso en silencio, escudrinando con ojos bien abiertos la oscuridad para sorprender lagrimas de sangre o destellos en las aureolas. La tercera noche se dejo vencer por el miedo al Sagrado Corazon, que apuntaba hacia su pecho chorreante con un dedo que el peso de tres rosarios hacia visiblemente amenazador. No aguanto mas y grito. Menos de un minuto despues, la tia Bonaria abrio la puerta y encontro a la nina de pie junto a la pared, abrazando la almohada de basta lana escogida como peluche defensor. Luego miro la imagen sangrante, que le parecio mas proxima a la cama que nunca. Cogio el Sagrado Corazon y se lo llevo sin decir palabra; al dia siguiente desaparecieron tambien del mueble la pila de agua bendita con el altorrelieve de santa Rita y el cordero mistico de escayola, de pelaje crespo como un perro vagabundo y feroz como un leon. Maria tardaria un poco en volver a rezar el avemaria, y lo haria en voz baja, para que la Virgen no la oyera y la tomara en serio en la hora de nuestra muerte, amen. No resultaba facil calcular los anos de la tia Bonaria por aquel entonces, pero eran anos detenidos desde hacia tiempo, como si hubiera envejecido de golpe por decision propia y luego se hubiera limitado a esperar pacientemente a que el tiempo la alcanzara con retraso. Maria, en cambio, habia llegado demasiado tarde incluso al vientre de su madre y de inmediato se habia acostumbrado a ser la ultima preocupacion de una familia que ya tenia demasiadas. Sin embargo, en casa de aquella mujer experimentaba la insolita sensacion de haberse vuelto importante. Cuando por la manana dejaba la puerta a su espalda y apretaba la enciclopedia entre las manos camino del colegio, tenia la certeza de que, si se volvia, la encontraria alli, mirandola, apoyada contra el quicio como si sujetara las bisagras. Maria no lo sabia, pero la anciana la observaba sobre todo de noche, en esas noches corrientes sin ningun pecado al que culpar de estar despierto. Entraba en el dormitorio a hurtadillas, se sentaba frente a la cama de la nina y la miraba en la oscuridad. Aquellas veladas, Maria, que creia ser la primera de todas las preocupaciones de Bonaria Urrai, dormia sin sentir aun el peso de ser la unica. En Soreni comprendian sobradamente las razones de Anna Teresa Listru para haberle dado su hija menor a la anciana. Desatendiendo los consejos de la familia, habia hecho un mal matrimonio y se habia pasado los quince anos siguientes quejandose de aquel hombre que solo sabia hacer bien una cosa. Con las vecinas, Anna Teresa Listru se complacia en lamentarse de que su marido no habia conseguido serle util ni en la muerte, pues ni siquiera habia tenido el detalle de morir durante la guerra a fin de dejarle una pension. Declarado no apto, Sisinnio Listru habia acabado sus dias tan estupidamente como los habia vivido, aplastado igual que un grano de uva en el lagar bajo el tractor de Boreddu Arresi, para quien trabajaba de vez en cuando como aparcero. Al quedar viuda con cuatro hijas, Anna Teresa Listru habia pasado de la pobreza a la miseria y aprendido a hacer el puchero, aseguraba, hasta con la sombra del campanario. Ahora que la tia Bonaria le habia pedido a Maria como hija, no acababa de creerse que pudiera echar todos los dias a la olla dos patatas de las tierras de los Urrai. Si el precio era la criatura, pues muy bien: a ella, criaturas aun le quedaban tres. En cambio, nadie entendia realmente por que, a su edad, la tia Bonaria Urrai se habia hecho cargo de la hija de otra. Los silencios se alargaban como sombras cuando la anciana y la nina pasaban por la calle juntas, suscitando comentarios a media voz entre la vecindad. Bainzu el estanquero se regodeaba con la idea de que un rico tambien necesitaba en la vejez dos manos que le limpiaran el culo. Pero Luciana Lodine, la hija mayor del fontanero, no veia la necesidad de buscar una heredera para que hiciera lo que podia hacer cualquier sirvienta bien pagada. A Ausonia Frau, que de culos sabia mas que una enfermera, le gustaba poner fin a la conversacion sentenciando que ni siquiera la zorra quiere morir sola, y llegados a ese punto nadie anadia nada. Por supuesto, si no hubiera sido rica, Bonaria Urrai habria acabado como todas las que se quedan sin hombre, que no es precisamente teniendo una fill'e anima. Viuda de un marido que no habia llegado a desposarla, en otras condiciones quiza habria sido prostituta, o monja, con los postigos siempre cerrados y vestida de negro hasta el ultimo aliento. El vestido de novia se lo habia robado la guerra, aunque en el pueblo se decia que no era verdad que Raffaele Zincu hubiera muerto en las riberas del Piave, donde se habian librado terribles combates: lo mas probable es que, con lo espabilado que era, hubiera encontrado hembra alli y se hubiera ahorrado el viaje de vuelta para dar explicaciones. Tal vez por eso Bonaria Urrai era vieja desde joven, y ninguna noche se le antojaba a Maria tan negra como su falda. Pero el pais estaba repleto de viudas de maridos vivos; eso lo sabian las mujeres que chismorreaban y tambien Bonaria. Por ese motivo, cuando iba por la manana a comprar el pan recien hecho, andaba con la cabeza alta sin pararse nunca a hablar y volvia directa a casa como la rima de una octava cantada. En la decision de adoptar una fill'e anima, lo mas dificil para Bonaria no habia sido ni mucho menos la curiosidad de la gente, sino la reaccion inicial de la nina. Despues de seis anos compartiendo el aire de un solo cuarto con sus tres hermanas, era evidente que el espacio que Maria consideraba propio no iba mas alla de lo que podia abarcar con un brazo. La llegada a la casa de Bonaria Urrai trastoco esa geografia interior; entre aquellas paredes, los espacios unicamente suyos eran tan amplios que la pequena tardo semanas en comprender que en las puertas de las numerosas habitaciones cerradas no apareceria nadie diciendo: <>. Bonaria Urrai jamas cometio el error de invitarla a que se sintiera en su hogar, ni dijo ninguna de esos topicos que suelen decirse para recordar a los invitados que no estan en su casa. Se limito a esperar a que los espacios que durante anos habian permanecido vacios tomaran gradualmente la forma de la nina, y cuando, al cabo de un mes, todas las puertas de las habitaciones habian sido abiertas para siempre, tuvo la sensacion de no haberse equivocado dejando que la casa se adaptara. Una vez que se sintio segura de la nueva confianza adquirida con aquellas paredes, Maria empezo a mostrar poco a poco mayor curiosidad por la mujer que la habia llevado a vivir con ella. --?De quien es hija usted, tia? --pregunto un dia, mientras comia menestra. --Mi padre se llamaba Taniei Urrai, era ese senor de ahi... Senalo la vieja fotografia amarillenta colgada sobre la chimenea, en la que Daniele Urrai, tieso con un chaleco de pana, aparentaba unos treinta anos. A la nina podia parecerle cualquier cosa excepto el padre de la anciana que tenia delante, incredulidad que Bonaria leyo en su cara sonrosada. --Ahi era joven, yo aun no habia nacido --preciso. --?Y no tuvo madre? --insistio Maria, que no estaba muy familiarizada con la idea de que se pudiera ser hija de un padre. --Claro que si, se llamaba Anna. Pero ella tambien murio hace muchos anos. --Como mi padre --anadio, seria, la pequena--. A veces lo hacen.

  • Luz de Abril. Un viaje a la India. Un viaje hacia el amor de Clara Fuertes

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    Dos mujeres.
    Un diario que habla de lo mas triste, el abandono.
    Un viaje a la India.
    El destino.
    Un viaje hacia el amor.

  • El Principe (Noches en Florencia 1) de Sylvain Reynard

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  • La ladrona de Rebeca Corrales

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    Cuando los dos caballeros conocen a Angela, una ladronzuela con cara de angel, no pueden creer su suerte. Bella y con una habilidad pasmosa en sus agiles dedos, parece perfecta para el trabajo. El unico inconveniente, es que tiene los modales de una verdulera, aparte de que no parece muy ansiosa por aceptar. Si consiguen pulir aquel diamante en bruto, puede que tengan una posibilidad, eso si Alonso consigue sacarsela de la cabeza, y concentrarse en la mision.

  • El libro de mi destino (Narrativa), Parinoush Saniee de Parinoush Saniee

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  • Besos a una mentirosa (Besos y mas besos 2) de Francine J.c

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  • Te doy mis suenos. Saga Completa de Silvia Cruz

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    “Te doy mis suenos” es una saga de una preciosa historia de amor, superacion personal y lucha por los derechos individuales de las personas.La vida es un sueno aunque tambien puede convertirse en una pesadilla. Luna y Tristan son claros ejemplos de ello y marcaran la vida el uno del otro para siempre.Luna es una chica sencilla, asustadiza y fragil que un dia decide dejar atras sus miedos y enfrentarse a los demonios de su vida. Tristan, por otro lado, es un actor exitoso y atractivo, pero con un pasado turbio a sus espaldas que volvera una y otra vez para tratar de hundirle.

  • Nada es Igual (Sobrevivire 2) de Gianna Gabriela

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    ?OYE, MAMA, QUE ES ESTO? --PREGUNTO, SOSTENIENDO UNA PEQUENA BOLSA DE PLASTICO. LA encontre dentro de uno de sus zapatos en el armario cuando estaba jugando a las escondidas con Ethan--. ?Azucar? Tal vez ella olvido que estaba alli. Se que planea hacer limonada hoy. --?Donde encontraste eso, Aron? --pregunta. Parece que esta enojada, pero no entiendo por que; ella suele ponerse feliz cuando encuentro cosas. --Estaba... Ella corre hacia mi, apartando la bolsa de mi mano. --?Donde lo encontraste? --grita y mi labio inferior comienza a temblar. Miro hacia abajo para ver que hay un poco de sangre en mi mano. Creo que me aruno cuando me arrebato la bolsa. Las lagrimas comienzan a correr por mi cara. --Estaba en tu... --murmuro, sin entender lo que hice para que mi madre se enojara tanto. --?Donde? --grita y yo me estremezco. --En el armario --respondo. Ethan se quedo en la habitacion. Se esconde hasta que voy y lo encuentro. Me alegra que no este aqui para verme llorar. --!No te metas ahi otra vez! --Estabamos jugando a las escondidas --le digo. Ella me da una mirada que me dice que estoy en problemas. --No vuelvas a hacerlo --dice cada palabra lentamente y yo asiento en respuesta, mis labios siguen temblando mientras gruesas lagrimas caen por mis mejillas. No se que hice para hacerla enojar. No suele molestarse asi conmigo. Desearia que mi papa estuviera aqui. Ella nunca se enojaba cuando el estaba aqui. 1 NO DEBERIA SER YO QUIEN TERMINA DE CRIAR A SU HIJO. Cinco anos despues ENTRO EN MI CASA, ENOJADO Y LISTO PARA ENFRENTAR A MI MADRE POR DEJAR A ETHAN EN LA escuela por dos horas despues de su salida. Se supone que debe recogerlo cuando yo tengo entrenamiento de futbol. Ese es su unico trabajo, la unica cosa que le he pedido que haga, pero incluso falla en eso. Cuando me presente, el director me miro con los ojos llenos de lastima y mi hermano menor me dio un abrazo. Ethan estaba asustado. Habia estado llorando y solo podia imaginar cuantos escenarios pasaron por su cabecita, ninguno de ellos cercano a la realidad con la que me encuentro. Tal como lo sospeche, y la razon por la que le dije a Ethan que me esperara en su habitacion, mi madre esta sentada en la mesa de la cocina con el polvo blanco extendido en la superficie frente a ella. --?Que estas haciendo? --pregunto con disgusto. La he pillado haciendo esto suficientes veces para saber exactamente que es, pero le pregunto de todos modos, esperando que la respuesta sea diferente esta vez. --?Que estas haciendo tu aqui? Pense que tenias practica --pregunta, cambiando de tema. Dejo caer mi bolsa de gimnasio en el suelo. La decepcion que siento deberia ser obvia para ella, pero creo que ya no se da cuenta o quizas ya esta acostumbrada. La veo tratar de recoger el resto de su porqueria blanca. La evidencia de su fechoria, nuevamente en la bolsa. --Yo tenia entrenamiento. --?Entonces, por que no estas alli ahora? --Su tono es acusatorio. Solo mi madre se atreveria a cuestionar mis acciones cuando las que ella hace se alejan bastante de lo que esta bien. Pone la pequena bolsa dentro del bolsillo de sus jeans. --La escuela llamo --le digo, contando los segundos hasta que se de cuenta de lo que hizo esta vez. Diez segundos. !Diez segundos! --!Mierda, Ethan! --dice, acordandose finalmente. La ira corre por mi sangre. --Se suponia que debias recogerlo hace dos horas. Mira por encima de mi hombro. --?Donde esta? --Arriba haciendo la tarea, no es que realmente te importe. --!Me importa! --grune en respuesta. La miro fijamente. --?De verdad te importa? ?Desde cuando? --escupo. No deberia ser yo quien crie a mi madre. Se suponia que este no era mi trabajo. --Soy tu madre --argumenta debilmente. Bufo. No ha sido una madre para nosotros en anos. Tuve que criarme y a Ethan tambien. --?Es asi como te quieres llamar ahora? Porque parece que estas olvidando cual es tu papel. De repente contrita, ella se acerca a mi, enmarcando mi cara con sus palmas. --Lo olvide, ?de acuerdo? --dice suavemente. Coloco mis manos sobre las de ella, separandolas de mi cara. No le dare la absolucion que busca. --Si, asi fue. --Olvido que es madre, que tiene hijos, que no debe consumir drogas. No puedes olvidar a tu hijo en la escuela durante dos horas porque estas demasiado ocupada drogandote. Estas son todas las cosas que quiero decirle, pero no. Porque ya lo dije todo en vano. Supongo que ella tambien ha olvidado como escuchar. --!AMIGO, NO PUEDES DEJAR EL EQUIPO! --GEORGE DICE MIENTRAS EMPACO MIS COSAS DEL vestidor de hombres. Suelto un suspiro. Mi madre se ha olvidado de recoger a Ethan no una vez, sino todos los dias de esta semana. No puedo seguir saliendome del entrenamiento temprano para ir a buscarlo. --No tengo otra opcion. Se que el entrenador entiende, ya que el es el unico que tiene una idea vaga de como es mi vida en casa, pero no puedo seguir haciendole esto al equipo. Un mariscal de campo es una de las piezas realmente importantes en el tablero, una pieza que debe permanecer constante. --Eres el mariscal de campo --dice Tyler. No entiende mi situacion, probablemente porque no he dicho nada. A nadie. Estoy muy avergonzado. Sacudo la cabeza --Ya no. --?Que pasa con la beca para la universidad? --pregunta George--. Tendre que apuntar a una por merito. La verdad es que una beca universitaria no importara porque de ninguna manera se me permitira llevar a Ethan a los dormitorios conmigo. Y no puedo vivir con el en el campus mientras voy a la escuela. Lo mejor que puedo hacer es graduarme del bachillerato y conseguir un trabajo para poder alquilar un lugarcito para nosotros. Quizas cuando Ethan termine el bachillerato y vaya a la universidad, pueda yo pensar en la universidad para mi. --?De verdad, una beca de merito? --Tyler dice, riendo. Lo golpeo en el hombro--. Tengo puras... --Amigo, cuidado con el brazo. Puede que hayas terminado con el futbol, pero yo no puedo lastimarme si vamos a intentarlo y no nos maten esta temporada debido a que jugaremos con el segundo mariscal de campo con el que nos dejas. --No es tan malo --les digo. Tyler y George abren sus casilleros al unisono, mirandome incredulos. --?No tan malo? --dice George--. !El tipo no puede completar un pase! --El tipo se asusta cuando ve a los jugadores corriendo hacia el --agrega Tyler. --Ningun mariscal de campo quiere que lo agarren --le digo. Es verdad. Ni tampoco quieren recibir un golpe. Miro mi uniforme, mi numero y mi apellido en la parte de atras. Voy a extranar hacer esto. Jugar al futbol fue mi refugio del caos que es mi vida, pero es hora de crecer. Tengo a alguien mas que tengo que proteger. Aunque amo el futbol, amo a mi hermano mucho mas. --Solo digo que estamos a punto de empezar un periodo de sequia --dice George y todos nos reimos. No es que hayamos ganado todos los juegos; somos un oponente digno, pero lejos de tener una temporada perfecta. --Esperemos que sea corto --dice Tyler, levantando su bolso del banco y tirandolo en su casillero. --?Entonces, no te quedas a entrenar hoy con nosotros? --pregunta George. Cierro mi casillero. --Amigo, ya no voy a jugar. ?Por que razon me quedaria? --Miro mi reloj. Tengo que estar en la escuela de Ethan en unos minutos. Tyler empuja a George y le da una mirada de ?es en serio? --Me tengo que ir --les digo. --Echaremos de menos jugar contigo --dice Tyler, sin miedo a expresar sus pensamientos. --Todavia somos amigos --les aseguro. --Como somos amigos, hare una fiesta el proximo fin de semana. Mis padres estaran fuera. Podemos celebrar o compadecernos del hecho que dejas el equipo. !Mas te vale que estes alli! -- George dice. --Intentare ir por un par de horas --le digo, sabiendo que no sucedera. No hay forma de que deje a Ethan solo con mama para poder irme de fiesta. 2 ELLA NO PREGUNTA COMO ESTOY YO. HA PASADO UNA SEMANA DESDE QUE DEJE EL FUTBOL Y LO EXTRANO MUCHO. ERA MI UNICA SALIDA y ahora se ha ido. En cambio, tengo que mitigar el impacto que el habito de las drogas de mi madre tiene en la vida de mi hermano menor. Cuando llego a casa, puedo escuchar el sonido de los muebles que se mueven o son tirados al piso. --?Que hiciste? --Richard me ladra en el mismo momento que abro la puerta. Lo miro con desden. --?De que estas hablando? --pregunto, pretendiendo no tener ni idea. El cierra la distancia entre nosotros un paso a la vez. --Tu sabes de que estoy hablando. Lo desafio porque si no fuera por el, probablemente no estariamos en este lugar en este momento, mi madre no estaria asi como esta. Me encojo de hombros casualmente. --No, no tengo idea. --Me doy la vuelta y me dirijo a mi habitacion, pero no doy dos pasos antes de que me golpeen contra la pared. Richard se inclina cerca de mi oreja, su antebrazo en la parte posterior de mi cuello me sujeta en su lugar. --?Donde las pusiste? --Exige en un tono lento. Cuando me quedo en silencio, me agarra del hombro y me da la vuelta. Atrapado entre el y la pared, siento la furia golpeando mi sangre. Y quiero romperle la cara a punos. Pero me contengo. --?Donde? --grita. Richard me mira con los ojos enrojecidos. Aun asi, no digo nada. Con un grunido frustrado, lleva sus dos manos a mi garganta, envolviendo sus dedos con fuerza hasta que corta el aire. Jadeo fuertemente, mi respiracion apenas un susurro mientras digo--: En la basura. --?Las tiraste a la maldita basura? El me suelta y se dirige hacia la cocina. Lo escucho volcar la bolsa de basura, buscando las drogas responsables de destruir a mi familia. Jodida mierda. Me acerco a donde esta, observando mientras busca algo que no encontrara. --?Donde estan? --grita, volviendose brevemente hacia mi antes de regresar a su busqueda. Miro hacia el patio a traves de la ventana de la cocina. Richard sigue mi mirada. --Maldita sea --grune. No se por que sigo parado aqui, mirandolo mientras escarba. Puede que esto no termine bien para mi, pero no me importa.

  • La muerte de la clase liberal de Chris Hedges

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    Durante decadas, la clase liberal ha sido un mecanismo de defensa contra los peores excesos del poder. Posibilitaba formas limitadas de disidencia y cambio, y servia como baluarte contra los movimientos mas radicales, ofreciendo una valvula de escape para la frustracion y el descontento popular, y desacreditando a quienes planteaban un cambio estructural profundo. Sin embargo, una vez perdido su papel social y politico, la clase liberal y sus valores se han convertido en objeto de burla y odio. La bancarrota del liberalismo ha abierto la puerta a los protofascistas, y los pilares de la clase liberal --prensa, universidades, movimiento obrero, Partido Democrata e instituciones religiosas-- se han derrumbado. Las clases mas pobres, e incluso la clase media, ya no disponen de un contrapeso efectivo, por lo que la clase liberal se ha vuelto irrelevante para la sociedad en general y tambien para la elite del poder empresarial al que una vez sirvio.

  • bajo el cielo de paris de Arlette Geneve

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    Arianne alzo el rostro para mirar el cielo que en esa manana calida de verano estaba completamente despejado. En los ultimos dias aviones americanos e ingleses habian surcado los cielos de Francia de forma continua, y sin tregua. Miles de soldados que se lanzaban desde el interior de las bestias de metal, habian tintado el cielo azul de puntos negros, para convertirse poco despues de abrir los paracaidas, en flores de algodon blanco. Oscilaron suspendidos en el aire durante varios minutos antes de tomar tierra firme, y llevar la esperanza de libertad a la poblacion oprimida. La ciudad de Paris habia sido liberada del yugo teuton, y Alemania que sufria derrota tras derrota, se replegaba hacia Belgica. La guerra llegaba a su fin, y los franceses podian respirar con un profundo alivio. Arienne clavo sus pupilas en los Campos Eliseos atestados de gente, de patriotas deseosos de darle la bienvenida a los aliados. A lo lejos se podia escuchar las notas de La Marsellesa que estaba siendo ofrecida con un sentido de orgullo y patriotismo sin parangon, y el alborotado repique de las campanas del Notre Damme, daban el punto festivo a la celebracion que se alargaria durante dias. Una muchedumbre aplaudia con fervor al paso de los soldados que en ese momento hacian su entrada triunfal en la ciudad, con una sonrisa en los labios, y sorpresa en los ojos. Blindados de la 2a Acorazada rendian honores, y los oficiales miraban, con un brillo de satisfaccion en sus pupilas, el desfile de sus companeros. Muchos de los espectadores se negaban a mantenerse pasivos, y blandian panuelos blancos en senal de bienvenida. Algunas muchachas osadas y risuenas, lanzaban besos a los sonrientes soldados que pasaban a su lado, estos, les devolvian el gesto lanzandoles chocolatinas. Arianne queria disfrutar del jubilo, pero no habia logrado una posicion ventajosa para ello a pesar de que lo habia intentado. Aunque se ponia de puntillas, no lograba ver mas alla de las espaldas de los parisinos, y de los oficiales que hacian una fila de honor con sus jeeps y blindados, para proteger el desfile de la gente agrupada en la gran avenida. Resignada, solto un suspiro y comenzo a darse la vuelta sin percatarse que la multitud la cercaba impaciente por aproximarse todo lo que permitia el estrecho pasillo. Robert St'James tenia los ojos clavados en la muchacha que tenia delante de el, habia dejado un momento su asiento en el jeep para buscar una botella de agua, ahora que regresaba de nuevo a su lugar con una bien fria, se topaba con la mujer mas extraordinaria que habia contemplado nunca. Lo habia dejado noqueado. Trabado en un suspiro que lo descentro. La muchacha tenia el cabello castano, y brillaba bajo los rayos del sol hasta el punto de cegarlo. El perfume de la satinada piel, le llenaba las fosas nasales produciendole un placer que creia olvidado. Olia a lavanda cuando la mece una brisa primaveral. La guerra era tan cruel con los recuerdos que los extinguia. Llevaba demasiado tiempo fuera de casa. Anoraba a su madre, a sus hermanas, y todo lo bueno que habia aprendido a valorar durante esos meses en los que habia estado privado de lo mas elemental: la familia. El vestido de fino algodon, y estampado con vivas flores en rojo y blanco, se ajustaba de forma perfecta al bien formado cuerpo femenino, y caia con soltura hasta las rodillas. El aire movia el tejido de forma juguetona y lo arremolinaba en torno a los muslos delineandolos a placer. Por alguna inexplicable razon, no podia apartar los ojos de ella, ni comprendia las ganas que sentia de pasar la yema de los dedos por las mejillas lozanas. Por la piel sedosa del cuello que le parecia tan incitante y subyugador. La habia visto hacerse un hueco entre el gentio para ver el desfile, pero su pequena estatura le impedia ver mas alla de los hombros de los ansiosos espectadores. Ella se movia hacia la izquierda y hacia la derecha buscando una posicion mejor, y cuando se percato de que no iba a lograrlo, desistio de su intento. Al tratar de darse la vuelta, las tres filas de personas que gritaban y agitaban sus brazos, le impidieron moverse del sitio. Robert contemplo el descorazonamiento de ella al no poder dar un paso hacia delante, o hacia atras. Estaba trabada entre el gentio que mostraba su alegria gritando al paso de los soldados y al contemplar los hermosos ojos que se cubrian de miedo, decidio acudir en su ayuda. Arianne sentia que se ahogaba. Estaba atrapada entre una multitud de personas que gritaban exaltadas, y que agitaban sus brazos sin percatarse de los codazos que daban al resto de viandantes parados. Trato de moverse para abandonar la fila, pero su intento resulto inutil. Habia sido tanta su ansia por contemplar la llegada de los vencedores, que se habia olvidado por completo que toda la ciudad desearia lo mismo que ella: ofrecer la bienvenida. -!Por favor! -Rogo con un hilo de voz. Pero era imposible hacerse oir entre la muchedumbre que gritaba enaltecida y llena de entusiasmo. La poblacion civil se abalanzaba sobre los soldados con vivas, aplausos, y aclamaciones. Los recibian con besos y con flores. Las botellas del mejor vino frances se vaciaban sobre las cabezas de ellos a manera de bautismo pagano. Arianne cerro los ojos porque comenzo a sentir un leve mareo. Apenas veia mas alla de los hombros o pecho de los hombres que oprimian su cuerpo y lo empujaban hacia delante, creyo por un instante que iba a terminar en el suelo y que seria aplastada por decenas de pies. El panico comenzo a aduenarse de ella. Se giro con inusitada brusquedad, y entonces, su cuerpo tropezo con un pecho amplio y robusto que la desestabilizo por completo. Trastabillo de forma precaria hacia atras, pero unos fuertes brazos la sujetaron e impidieron que cayera bajo los pies de las personas que jaleaban con fuerza. Arianne no se habia percatado que la persona que la sostenia era un militar, pero le agradecio infinitamente el apoyo. Alzo los ojos y los fijo en el menton cuadrado, firme. Siguio subiendo hasta llegar a unos ojos que le sostenian la mirada con verdadero interes, y ya no pudo apartar la mirada azul de la castana. El tenia una tonalidad suave, como el color de la miel templada. Sintio un escalofrio en la nuca, y un latigazo de interes en las entranas, que la sorprendio. Era el hombre mas apuesto y atractivo que habia visto nunca. -? Can I help you? -La voz, candente y profunda, le produjo un sobresalto en el pecho que la dejo vacilante, y sin capacidad de reaccion. Los fuertes brazos seguian sujetandola por los hombros e impedian que las personas que vitoreaban la empujaran en una direccion o en otra, pero ella no era consciente de ello, seguia con las pupilas fijas en el atractivo rostro masculino. En su altura y fuerte constitucion. Debia rondar el metro noventa, y el espeso cabello se le ensortijaba a la altura de la nuca. Sintio el impulso de enterrar los dedos para comprobar la textura. Advirtio que era americano, la bandera bordada en su hombro lo indicaba. Las trece barras horizontales, siete de ellas rojas y seis blancas, y un rectangulo azul en el canton con cincuenta estrellas blancas, resultaba inconfundible, y ella conocia la historia porque la habia estudiado en la universidad. Las barras representan a las trece colonias originales que se independizaron de Gran Bretana, y las estrellas representaba a los estados que formaban la Union... Arianne parpadeo. El vestia camisa y pantalon caqui, pero no llevaba la chaqueta del uniforme. Esa tarde en Paris hacia demasiado calor. El rubio cabello lo llevaba elegantemente peinado hacia atras, y libre de la gorra reglamentaria. Le parecio un hombre tremendamente varonil. !Seductor! Un suspiro profundo salio del interior de su garganta sin que pudiese evitarlo, y al percatarse, enrojecio hasta la raiz del cabello. -? Monsieur...? -formulo la inacabada pregunta en frances, y con un timbre de alarma en su voz aterciopelada, pero el hombre no le contesto de inmediato. Seguia con las pupilas brillantes clavadas en ella, y sin soltarla. -?Necesita mi ayuda? -Robert habia pronunciado las palabras en un correcto frances aunque con marcado acento. Los ojos de Arianne se entrecerraron atonitos-. Si me lo permite, la ayudare a salir del encierro donde se encuentra metida. Ella asintio de forma muy leve con la cabeza, porque si no se escabullia pronto de alli, iba a terminar desmayada por la falta de aire.

  • Deseo (Mount 3) de Meghan March

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  • La Destructora, ruinas y ceniza (La Creadora 2) de Haimi Snown

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    Los ergys la tienen y los wises la quieren.

  • Lo imprevisible de Marta Garcia Aller

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    Este libro no esta aqui. No ha podido llegar al lector porque este libro esta confinado. Acabe de escribirlo en febrero de 2020, a tiempo de convertirse en una de las novedades de la primavera. O eso creia yo. Brinde por ello con amigos nada mas entregarlo. No sabia por entonces que aquella iba a ser la ultima vez que pisariamos un bar en mucho tiempo. Ni que este ano nos ibamos a quedar sin primavera. De eso iban, al fin y al cabo, las paginas que acabaron confinadas. Advertian de que habia que ir acostumbrandose a convivir con todo aquello que no se puede prever. A principios de marzo, Lo imprevisible ya estaba impreso y empaquetado, listo para llegar a las librerias. Y ahi se quedo. Atrapado por sorpresa en las cajas de una imprenta de Igualada, el primer municipio espanol en decretar el confinamiento total por el brote de coronavirus. Igualada sonaba entonces, igual que Bergamo, como si fuera el reactor 4 de Chernobil. No se podia salir ni entrar de alli por el alto riesgo de contagio. Mi editora me llamo para avisarme de que la publicacion del libro se retrasaria. La semana siguiente se decreto el estado de alarma que puso a Espana en cuarentena. Y luego la COVID-19 fue paralizando el resto del planeta. Mas de tres mil millones de personas nos quedamos encerradas en casa durante semanas para tratar de frenar el virus que cambiaria el mundo. Asi que este libro no es exactamente el mismo que en febrero. De alguna manera, ninguno lo somos. Tampoco el lector. Ya no me va a costar convencerle de que un espejismo tecnologico nos ha hecho creer que tenemos bajo control mas cosas de las que en realidad estan a nuestro alcance. Eso ha quedado claro ahora que el mundo esta patas arriba. Mientras reescribo estas lineas, aprovechando mi propia clausura, aun no sabemos cuanto durara el estado de alarma. Ni cuando podremos volver a salir de casa para ir a trabajar o abrazar a la familia. Tampoco cuando volveran a abrir las librerias para que estas paginas, estas si, lleguen por fin a sus manos. De pronto, ya no sabemos nada del futuro. Ni de lo que hay a la vuelta de la esquina. Solo hay algo seguro: nunca ha sido tan imprevisible. De pequena me fascinaba un libro que fantaseaba sobre como seria el ano 2020 y del que solo recuerdo esa fecha y el dibujo de una banera robotica. He olvidado tambien el titulo, pero no aquel cuarto de bano. De el salian todo tipo de brazos que lavaban, peinaban y secaban el pelo de un nino sumergido en espuma sin mover un dedo. Todavia me da algo de envidia cuando lo pienso. Tal vez por eso siempre habia imaginado 2020 como un ano futurista. Y, por supuesto, que a estas alturas ya tendriamos banos con robots. Antes de que esta devastadora pandemia que me tiene recluida en casa mientras escribo provocase la peor crisis economica y sanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, los nuevos anos veinte se preveian de otra manera. Iba a ser la decada dorada del progreso tecnologico y la robotizacion. De la medicina personalizada y la inteligencia artificial. Y ahora resulta que 2020 es el ano en el que Occidente descubrio que no tenia suficientes camas, ni medicos, ni mascarillas para atender a sus enfermos en caso de emergencia. Y mientras la inteligencia artificial y la genetica van dando forma a la medicina del futuro, en nuestros hospitales del presente los medicos improvisan batas con bolsas de basura para protegerse. A principios de ano todavia viviamos ajenos a lo que se avecinaba. Las ferias tecnologicas prometian grandes avances que ahora parecen frivolos (conste que antes del coronavirus, tambien). En enero se presento en Las Vegas un minirrobot rodante que se controlaba desde el movil, pensado para acercar un rollo de papel higienico alla donde alguien lo necesitara. Tambien se anuncio un sensor para avisar con un mensaje al movil si el bano huele mal antes de tener que asomarse a comprobarlo.1 No es esto lo que de nina entendia por un bano robotizado, ni tampoco por lo que pasara a la historia el papel higienico en 2020. En enero, mientras en la feria tecnologica mas importante del mundo se presentaban estos inventos para el supuesto vater del futuro, ya habia un nuevo coronavirus extendiendose por China que pronto llegaria al resto del planeta. En las semanas siguientes, a medida que la amenaza avanzaba, la gente reacciono, para sorpresa de Gobiernos y reponedores de supermercados, almacenando compulsivamente montanas de papel higienico. Por inutil que fuera comprar decenas de rollos, el acaparamiento irracional transmitia una paz a la poblacion que ningun robot podria prever. El miedo a lo desconocido entra dentro de eso que a los humanos nos vuelve imprevisibles. Una epidemia de incertidumbre La escritura de este libro ha pasado por una mocion de censura, dos elecciones generales y una pandemia mundial. La rutina iba desapareciendo mientras andaba yo buscando eso que nos vuelve imprevisibles. Para encontrarlo, he mantenido entrevistas con un centenar de expertos en cuestiones muy diversas: matematicos, astrofisicos y psicologos; con filosofos, abogadas e ingenieras; antropologos, linguistas y policias; con una nina de tres anos, varias empresarias de exito y un ligon de Tinder; en estas paginas hay tambien genetistas, meteorologos y hasta un excombatiente de Irak que ahora reparte burritos a domicilio. No faltan las opiniones --ultimamente, nunca lo hacen-- de politologos, epidemiologos y periodistas, ademas de las charlas con un par de neurologos, varios humoristas famosos y algun que otro robot. Nos hemos ido acostumbrando a los sistemas de inteligencia artificial que calculan por nosotros que carretera escoger para evitar los atascos y predicen que tiempo va a hacer. Al fin y al cabo, hay algoritmos para todo. Los hay que generan noticias falsas, invierten en bolsa y anticipan a quien vamos a votar. Otros prometen predecir los delitos, el amor y hasta el orgasmo. Incluso hay robots que conducen, componen musica y pintan cuadros como los de Rembrandt. Se automatizan los despachos de abogados, las consultas de los medicos y los templos budistas.2 La inteligencia artificial aspira a automatizarlo todo. ?Todo? No, todo no. Al computo del algoritmo siempre se le escapara lo imprevisible. Y, mas alla de las pandemias, la vida esta llena de situaciones cotidianas que lo van a seguir siendo. Al final, los dilemas humanos son los mismos de siempre, solo que nunca habiamos tenido como especie tanta informacion disponible. Por eso nos desconcierta tanto descubrir lo vulnerables que somos en realidad. Por una parte, nos hemos vuelto, en cierto modo, mas previsibles que nunca gracias al mayor procesamiento de datos de la historia. Por otra, el mundo esta transformandose a tal velocidad que desconocemos las nuevas reglas de juego. No es casualidad que tanto desconcierto coincida con un profundo cambio tecnologico. La nueva era de la predictibilidad tecnica se caracteriza, paradojicamente, por una epidemia de incertidumbre. En 2016, nadie vio venir el brexit ni la victoria de Trump.3 A partir de entonces, la cronica geopolitica ha sido una sucesion de acontecimientos inesperados. Tanto cambio constante llevaba tiempo desconcertandonos, mucho antes de que llegara el coronavirus. La sensacion de estar entrando en territorio desconocido ya se habia generalizado en un Occidente a medio repensar. El exceso de informacion puede tener mucho que ver con ello. Alvin Toffler ya advertia en El shock del futuro que la saturacion informativa podia crear mecanismos de defensa en la gente, que necesitaria simplificar tanto el mundo para comprenderlo que acabaria reafirmando sus prejuicios. Era 1970.4 La sobrecarga de informacion tambien provoco un aumento de la incertidumbre en los tiempos de Gutenberg. En cierto modo, la llegada de la imprenta tambien trajo consigo una acentuacion del sectarismo.5 Acceder a mas informacion de diferentes concepciones religiosas no genero mas tolerancia, sino la conviccion de que la unica vision verdadera del mundo era la propia. La imprenta supuso un enorme progreso tecnologico para la humanidad que inauguro la Edad Moderna. Sin ella, no se entenderian las guerras de religion de los siglos XVI y XVII que causaron millones de muertos en Europa. La manera en la que accedemos a la informacion (y a la desinformacion) transforma a las sociedades, como veremos en el capitulo dedicado a como la verdad y la mentira se vuelven mas imprevisibles con los algoritmos. Cuando los cambios tecnologicos se aceleran tanto, aumenta la sensacion de vertigo. ?De donde viene tanta incertidumbre, teniendo como tenemos un acceso a la informacion y unos avances cientificos y tecnologicos con los que nuestros padres y abuelos solo podian sonar leyendo a Julio Verne? En menos de un siglo, hemos visto llegar la penicilina y el 5G, los viajes a Marte y la secuenciacion del genoma. Y en el momento mas algido de las promesas tecnologicas, cuando el futuro parecia capaz de automatizarlo todo, el mundo, de pronto, se paraliza de golpe por un virus. Una cuarentena no deja de ser, al fin y al cabo, una tecnica medieval para la prevencion de los contagios. Tanto algoritmo y tanto big data,6 y cuando llega la gran pandemia nos tenemos que encerrar todos en casa como en tiempos de Boccaccio, pero con wifi. Antes de la llegada de la COVID-19, se me ocurrio consultar con un experto en la estructura del universo. ?Quien mejor para darle un poco de perspectiva al asunto? Pregunte a Martin Rees, astrofisico y astronomo real, si veia relacion entre la incertidumbre y la era de los algoritmos: <>. A diferencia de lo que les ocurrio a nuestros antepasados, para nosotros el proximo siglo sera drasticamente diferente al actual. Por no saber, no sabemos ni en que planeta viviremos para entonces.7

  • El pintor de Cracovia de Joseph Bau

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    El pintor de Cracovia, una de las memorias mas increibles que nos ha deparado el Holocausto.

  • El sur lo encontre en tus ojos de Cherry Chic

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    Lola lleva toda la vida sonando con encontrar a alguien que comparta sus gustos por las maratones de series y peliculas desde el sofa. Alguien que adore comprar chorradas por internet, ir a la playa, aprovechar cualquier ocasion para comer y que se lleve bien con sus amigos y su familia, que lo son todo para ella. Pero, cuando ese alguien aparece, apenas cumple ninguno de los requisitos que Lola siempre ha deseado.

  • Seducida por mi enemigo de Jose Rodriguez

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    Estaba mirando por la ventana del avion mientras volaba de regreso a casa. Finalmente, me gradue de la Universidad de Oxford. Estaba tan emocionada de volver a casa. Extranaba a mis padres, a mi mejor amiga, Jane, ya mi novio, Isaac. Isaac y yo habiamos estado saliendo desde la secundaria. Estabamos planeando casarnos despues de mi graduacion. Les dije que volveria manana. Porque queria sorprender a Isaac. Hoy era el cumpleanos de Isaac. Solo Jane sabia que venia hoy. Cuando el avion aterrizo, fui al atico de Isaac despues de enviar mi maleta al apartamento de Jane. Estaba tan emocionada. No podia esperar a ver a Isaac. Agarre mi llave de repuesto que Isaac me dio el ano pasado en mi cumpleanos. Sonrei, mirando el regalo que le habia traido y abri la puerta. Mi corazon se apreto cuando vi zapatos y ropa de mujer esparcidos por el suelo. Apenas subi las escaleras; me temblaban las piernas. La puerta de su dormitorio estaba entreabierta. Empuje la puerta lentamente. Jadee en estado de shock, tapandome la boca con la mano cuando vi a Isaac en la cama con una mujer. Mi mundo entero colapso. Sus ojos se abrieron en estado de shock. La mujer se sento en la cama, cubriendo sus pechos con una manta. “… ?Eleanor? …” Isaac murmuro, mirandome. Le di una mirada insolente. ?Como pudo hacerme eso? Le amaba. Estaba jodidamente enamorado de el. “!Maldito bastardo!” Rompi. “Te odio te odio”. Gruni y le arroje el regalo. Sali corriendo cuando las lagrimas empezaron a caer por mis mejillas. Tome un taxi en cuanto sali del edificio. Entre en la discoteca y fui hacia la barra del bar, chocando con la gente. Mi mente estaba confusa de tanto llorar. Me senti entumecida. Queria olvidarme de todo, especialmente de ese bastardo. Le odiaba. Rompio mi corazon en un millon de pedazos. Estaba bebiendo mi whisky cuando senti que alguien se sentaba a mi lado. “Oye.” Gire mi rostro hacia el. Mis ojos se encontraron con un par de ojos cautivadores. Su mirada era tan intensa. Tenia cabello castano oscuro y cautivadores ojos castanos. Se veia tan guapo. Diabolicamente guapo. “Oye.” Murmure con indiferencia. “?Cual es tu nombre?” Pregunto, dandome su encantadora sonrisa. “Desconocido”. Respondi, dandole una sonrisa perezosa. Se rio entre dientes, mirandome a los ojos. “Encantado de conocerte, Extrana”. Dijo mientras extendia su copa hacia la mia y chocaba mi copa. “Eres hermosa”. Comento con voz ronca. Bebi un sorbo de whisky sin decir nada. “?Te gustaria bailar conmigo?” Pregunto. Respire profundamente y me levante. El tambien se puso de pie. Di un paso hacia el, acortando la distancia entre nosotros. “Tengo una mejor idea. ?Que tal si vamos a un lugar mas tranquilo?” Pregunte seductoramente, agarrando su corbata. La comisura de sus labios se curvo en una sonrisa diabolica. “Con placer. ” Respondio mientras tomaba mi mano y nos dirigia hacia la salida. Paso la tarjeta de acceso del hotel y abrio la puerta sin separar nuestros labios. Me acerco a el, me beso bruscamente y cerro la puerta con el pie. Pase mi mano por su cabello, respondiendo a su exigente beso. !Mierda! Es un buen besador. Como estabamos sin aliento, se retiro. Puso su mano en mi mejilla. “Eres muy hermosa.” Murmuro, mirandome a los ojos, derritiendome bajo su intensa mirada mientras acariciaba mi mejilla lentamente. Tu tambien lo eres. ” Sonrei. Puse mi mano en la parte de atras de su cuello y roce mis labios contra sus labios. Deslice mis manos debajo de su chaqueta y me la quite. Envolvio sus brazos alrededor de mi cintura, presionando su miembro contra mi estomago y movio sus labios a mi cuello, colocando besos humedos. Gemi. Deslizo su mano por debajo de mi vestido, acariciando mi muslo y quito la tira de mi vestido lentamente mientras besaba, chupando mi cuello. Cerre los ojos, gimiendo. Me quito el vestido, lo tiro y capturo mis labios. Jadee, agarrando su cabello mientras deslizaba su mano debajo de mis bragas y metia sus dos dedos dentro de mi. Movio su mano a lo largo de mi espalda y desabrocho mi sosten mientras jugueteaba con mi punto sensible con sus dedos. Mis piernas empezaron a temblar mientras me acercaba. Agarre su cabello, gimiendo mientras me corria. Deslizo sus labios desde mi cuello hasta mi pecho, colocando varios besos. Arquee la espalda con sensacion, gimiendo mientras chupaba mi pezon. Se aparto y vago por mi cuerpo con ojos lascivos. Mis mejillas se pusieron de un rojo carmesi bajo su mirada. “Creo que ya no eres una extrana. Se demasiadas cosas sobre ti”. Dijo seductoramente, dandome una sonrisa arrogante y paso la yema del dedo por mi piel, enviando escalofrios por mi columna. Era como si mi piel ardiera bajo sus toques. “Creo que estoy demasiado vestido”. El me guino. Mordi mi labio inferior y comence a desabotonar su camisa. Me estaba mirando sin apartar los ojos de mi por un segundo. Le quite la camisa y movi mis labios sobre su piel, colocando besos de mariposa. Se puso tenso bajo mis toques, haciendome sentir como una diosa. Luche con mis pestanas hacia el, mientras lo miraba y desabrochaba su cinturon. Gimio cuando puse mi mano sobre su duro bulto. Le di una sonrisa traviesa. Levanto la ceja juguetonamente y agarro mis brazos. Me empujo hacia la cama y se quito los pantalones y el boxer. Mis ojos se agrandaron cuando vi su miembro grande. La esquina de sus labios se curvo en una sonrisa de satisfaccion. Se inclino y me quito mi ropa interior negras de encaje. “Creo que no lo necesitas ahora”. Dijo con voz ronca y la tiro. Agarro sus pantalones y saco una lamina de su bolsillo. Separo mis piernas y se coloco entre mis piernas. Rasgo el papel de aluminio con los dientes y lo puso en su miembro. Luego se inclino y capturo mis labios en un beso feroz mientras su mano exploraba mi cuerpo. Estaba gimiendo una y otra vez. Sostuvo mis munecas por encima de mi cabeza con un fuerte agarre y estrello su miembro dentro de mi. Grite de dolor mientras unas gotas de lagrimas caian por mis mejillas. Se congelo de inmediato. Me estaba mirando con los ojos muy abiertos.

  • Las mujeres que no salen en los libros de Mercedes Gallego Moro

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    Una historia de amistad, de amor y solidaridad que relata la vida de las mujeres que lucharon de forma anonima para lograr una igualdad, que en pleno siglo XXI todavia no se ha conseguido.
    Consuelo y Laura entablan amistad de forma casual cuando ambas acuden a unas clases de frances. La primera, abogada, hija de la burguesia madrilena y Laura, que tras la muerte de su marido, se enfrenta a las dificultades que entranaba ser mujer en la posguerra espanola, a pesar de que antes de ser viuda, era ella la que llevaba las riendas del negocio, una tienda de comestibles que ambos poseian en el madrileno barrio de Chamberi.

  • Amores de Club de Karin Neveu

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    --!Gracias a todos por venir! --digo sobre el microfono, arrastrando las palabras por el alcohol--. Despues de otro fantastico trimestre, todos merecen divertirse gracias a su duro trabajo en Industrias Soler… Por esa razon, he comprado el champan mas caro. Una ovacion irrumpe por toda la sala, terminando efectivamente mi discurso por mi. Estoy muy contento, la compania lo esta haciendo tan bien que tenemos muchos de estos eventos de agradecimiento. Hay un numero limitado de maneras de decirle "bien hecho" a todo el mundo. Y a mi me encanta cada miembro de mi empresa, pero ellos ya lo saben, no necesitan oirlo cada minuto de cada dia. En vez de hacer eso, levanto mi copa y todos aplauden. Mientras me tambaleo por el escenario, me rodea la multitud. No solo los gerentes de cada departamento de mi compania financiera, sino tambien el personal de la planta baja. Es por ello que este tipo de eventos son una buena idea, les da a todos un poco de acceso a mi. Con el tiempo, he aprendido que dejar que la gente se sienta conectada a mi significa que tambien trabajaran mucho mas duro para mi. Ademas, significa que solo tengo que hacerlo de vez en cuando. Soy un hombre ocupado, no puedo hablar con todo el mundo todo el tiempo. Ellos lo saben, estoy seguro de que lo saben. --Gracias a todos --les digo tratando de poner mi mejor sonrisa--. Todo el duro trabajo que han hecho ultimamente ha sido fantastico. Me sumerjo en los cumplidos que recibo a cambio como una esponja. No soy diferente a los demas, necesito un empujon para seguir adelante. --Todos ustedes son increibles. Por favor, disfruten de la fiesta. --Hola, guapo --Mientras esa empalagosa voz suena en mi oido, lucho por evitar que mis ojos giren hacia la parte posterior de mi cabeza. Se a quien pertenece sin siquiera dar la vuelta, pero tambien se por experiencias pasadas que ignorarla conduce a mayores problemas que hablar con ella--. Ese fue un gran discurso, senor Alejandro Soler. --Muchas gracias, Irene --Muestro una sonrisa falsa y amplia en la cara, aprieto mis dientes de una manera antinatural--. No sabia que vendrias esta noche. Lo que quiero decir, es que no le envie una invitacion, pero no puedo ser directo con ella. No a menos que quiera otra escena. Nadie ha olvidado la fiesta de navidad de hace dos anos en la que Irene me grito y rompio una botella de vino, esta ensucio toda la pista de baile arruinando la noche de los demas. Y pensar que era tan dulce e inocente cuando la conoci… Quien sabe, quizas fue mi influencia la que la arruino. --Oh, bueno, vi que estaba pasando y supe que tenia que venir --Ella agita su mano despectivamente--. De todas formas, tengo un vestido nuevo que realmente necesitaba presumir. ?Que te parece? Mis ojos automaticamente viajan por su cuerpo y desafortunadamente mis ganas de mantenerme alejado de esta mujer, se van por la ventana. Irene puede ser una loca, pero su cuerpo esta lo suficientemente bien proporcionado para lograr lo que quiere. Con su delgada cintura, sus perfectas curvas y una altura envidiable para la mayoria de chicas aspirantes a ser modelos de la ciudad. Tiene un cuerpo de fantasia al estilo de las munecas de plastico, y una mente algo retorcida que se de primera mano, la hace estar dispuesta a todo. El vestido rojo que esta usando trata de cubrir su piel, pero falla terriblemente. Lo poco que no deja ver, se ve opacado por como se le cine al cuerpo, no me es dificil imaginarla sin ese pedazo de tela que, justo ahora, creo que solo estorba a mi vista. Quiero ignorar lo que esta mujer me esta haciendo, pero no soy capaz. Ella puede verlo en mis ojos tan pronto como los arrastro de vuelta para mirar a los suyos. Irene sonrie coqueta, pues sabe todos los pensamientos que rondan por mi mente, se da cuenta de todo lo que me gustaria hacerle. Ella sabe que cuando estoy sobrio y en mi estado de animo correcto, no la soporto, su personalidad me molesta muchisimo, pero cuando he estado bebiendo, simplemente no pienso con claridad. Dejo de ser el Alejandro serio y profesional que siempre la ignora, y me convierto en un ser cuyo cuerpo se deja controlar por sus instintos mas primitivos. Y esta persona solo busca una cosa; satisfacer sus deseos. --?Que me estas haciendo, Irene? --susurro con los ojos cerrados--. ?Por que tienes que venir aqui vestida asi? --Porque claramente te deseo, Alejandro. --Con maestria serpentea sus dedos a traves de los mios y me tira hacia ella. Se que deberia resistirme, se que este es el momento perfecto para hacerlo, pero le permito que me lleve con ella, porque estoy ebrio y no me importa nada mas. Y porque despues de todo el trabajo duro que he hecho recientemente, y despues de todos los gastos que he invertido en este evento, siento que me merezco un poco de diversion. --Vamos, vayamos a algun lado --susurra en mi oido. Me tiene enganchado, y lo sabe muy bien. Me arrastra a traves de la fiesta, lo hace con una fanfarroneria en su paso como si pensara que me posee. Probablemente le guste la idea de que tiene control sobre el rico y poderoso Alejandro Soler, pero no parece darse cuenta de que la verdad, la estoy dejando pensar eso solo por un momento. Hasta que nos encontremos a solas. Se que no esta bien usar a Irene, pero cuando se me tira encima, es dificil no hacerlo. Sabe que puedo tener a cualquier mujer en esta habitacion, y es consciente de que podria terminar yendo a casa con otra persona despues de estar con ella. Pero, ?que sentido tiene ser deseable, y tener una empresa exitosa si no voy a aprovecharme de eso? Despues de todo, solo soy un ser humano. Cualquiera en mi posicion haria lo mismo. --?Adonde iremos? --pregunta Irene en cuanto salimos al pasillo. Ella gira y engancha su mano posesivamente alrededor de mi cuello, pero no quiero que me bese aqui. En realidad, no quiero que me bese--. A menos que no te importe la idea de ser atrapado aqui por algunos de tus empleados, podria ser divertido, ?verdad? No. Por supuesto que eso no seria divertido, no quiero que me relacionen con ella, a pesar de lo que estamos a punto de hacer. Miro detras de Irene y emano un suspiro de alivio cuando veo el armario de abrigos detras de ella. Ya se que ese pequeno espacio es mas que suficiente para lo que quiero de esta mujer. Sin decir nada, le tomo la mano y nos meto ahi. Una vez que la puerta se cierra, Irene se convierte en una fiera. Se abalanza con urgencia sobre mi y extiende sus labios por todo mi cuello, pues sabe que no quiero que me bese en la boca. Entonces me transformo en el hombre que ya describi antes. Tomo el control de la situacion y de una manera nada amable ni caballerosa, me pongo a darle ordenes a Irene. Si, el control que ella creia tener sobre mi, era solo una ilusion, algo falso. Yo estoy a cargo ahora. Mantengo mis ojos cerrados durante la mayor parte del tiempo que estamos dentro del armario. ?La razon? No es nada romantico obviamente, tampoco es para concentrarme en las sensaciones que experimento, sino que asi me es mas facil olvidar que se trata de ella. Irene siempre ha sabido lo que me gusta. A lo largo de todos los encuentros de este tipo que hemos tenido, aprendio como complacerme, y es muy buena en lo que hace. Pero no por eso deja de ser la persona odiosa que no soporto, y a ella este detalle parece no importarle en realidad. Pobre y tonta mujer. Puede ser que por eso no me siento mal por expresarme asi de ella, porque a la Irene misma no le molesta, y porque en realidad lo que tenemos nos funciona a los dos. Puede ser que ella se vea con otros hombres, quiza mayores que yo, pero eso me tiene sin cuidado, de hecho, si lo pienso mejor, puede aprender cosas nuevas para mi. Estamos haciendo tanto ruido aqui que por un momento pienso que alguien ahi afuera nos escuchara. Y se que ya dije que preferiria que nadie me viera cerca de ella, pero, ?que no lo saben ya todos? Mi reputacion es bien conocida porque muchas de las mujeres con las que paso el tiempo son muy conocidas. No una lista de celebridades, pero si algo importantes, y tampoco es como que me meta con ellas todo el tiempo, solo algunas veces. Si, este soy yo excusandome estupidamente ante mi comportamiento de mujeriego. Pero es mas facil asi, ?no? Sin ningun compromiso de por medio, sin complicaciones, llamadas al dia siguiente, mensajes de buenos dias, regalos por aniversarios, cenas costosas y muchas otras cosas mas en las que no me quiero involucrar. Me encanta mi estilo de vida a mis veintinueve anos, no creo que exista mujer capaz de hacerme cambiar esto. Lo que estabamos haciendo Irene y yo aqui dentro se acaba de la misma forma que inicio; con una urgencia exagerada. Pero ahora es la urgencia de alejarme de ella. Me subo los pantalones y comienzo a arreglar mi ropa, porque ahora quiero regresar a mi fiesta, mi mente ya esta ahi, asi de poco me interesa la horrible mujer que se esta acomodando el vestido, a un lado de mi. --?Que estas haciendo, Alejandro? --me pregunta Irene con las mejillas sonrojadas mientras tira de su vestido, yo ya estoy presentable y listo para salir--. ?De verdad vas a regresar a la fiesta? Crei que podriamos... Oh, querida, esta empezando a ser necesario que te vayas. --Tengo que volver a salir, Irene, esta es mi fiesta--No queria hablarle tan secamente, pero mi tono de voz sale demasiado gelido sin que lo pueda evitar--. Pero, ya sabes… fue divertido. --Oh, claro --Se le cae la cara. Me siento un poco mal, pero ella sabia que esto pasaria--. De acuerdo. Bueno, entonces supongo que te vere en la algun otro evento de tu empresa. --Si, nos vemos la proxima vez... probablemente. Adios, Irene. Asiento con la cabeza y abro la puerta antes de que terminemos en una conversacion profunda y muy personal. Todavia tengo tantas fiestas que hacer, y con la forma en la que me siento puede que encuentre a alguien mas para llevar a casa. Si, me queda algo de fuerza para hacer eso, pero quiero a alguien nuevo, alguien que no haya tenido antes, alguien que me ensene algunos trucos novedosos para mi o que me pueda sorprender. ?Por que elegir a una mujer para toda la vida cuando puedo tenerlas a todas? Y realmente estoy hablando de todas. Capitulo 2 Un trabajo estimulante Natalia --Hoy fue el dia mas horrible de toda mi vida --declaro cansada mientras me tumbo en el sofa junto a mi companera de cuarto, Eva Diaz--. Odio los trabajos temporales, son horribles. --?Donde estuviste hoy? --Ella hace estallar su chicle y ni siquiera quita los ojos de la tele mientras me formula esa pregunta. No puedo culparla. Probablemente esta tan harta de escuchar mis dramas laborales como yo de experimentarlos--. ?La oficina con el respirador bucal otra vez? ?El que siempre te llama Valdivia, aunque tu apellido sea Zaldivar? --No, una fabrica que produce piezas de trenes. Fue horrible. No solo era sucia, apestosa e increiblemente aburrida, sino que tambien tenia a un tipo a mi lado que ha estado trabajando alli durante anos diciendome que estaba haciendo todo mal. Era insoportable --Mis ojos se cierran mientras el cansancio se apodera de mi--. Solo empece a hacer esto con la esperanza de que uno de los trabajos resultara ser un puesto permanente, pero esa estrategia no ha funcionado. Tal vez es hora de dejarlo todo y empezar de nuevo desde el principio. Nunca le habia dicho esto a Eva, ni a ninguno de los amigos que he hecho desde que me mude a la ciudad, pero cuando deje mi pequeno pueblo en busca de una vida mas grande y mejor, hace algunos anos, tenia esta nocion en mi corazon. Siempre me aferre a este sueno de que una vida mejor y mas emocionante me esperaba a la vuelta de la esquina, que pronto me pondria de pie y que la vieja y aburrida vida que habia tenido antes seria un recuerdo lejano… Se que no engano a nadie, todavia me siento de esa manera. Pero tener esa sensacion no significa que vaya a suceder. Solicite en linea un apartamento y me conecte con Eva, lo cual fue una bendicion. Luego, me mude a la ciudad con los ojos muy abiertos y una personalidad salvaje y de ensueno. No podia esperar que mi vida real comenzara… Pero aqui estoy aun, esperando que eso pase. ?Que tan patetico es ese sueno? Ahora tengo veinticuatro anos, y todo mi ser me grita que es hora de dejar de sonar despierta. --?Empezar de nuevo? --Eva se sienta mas derecha y se da la vuelta para mirarme--. ?Te refieres a deshacerte de la agencia de empleo temporal de una vez por todas, o a rendirte y volver a casa? Lo ultimo que quiero es volver a esa pequena ciudad aburrida, pero puede que tenga que hacerlo. Me estoy quedando sin dinero y tambien me estoy quedando sin paciencia. Mi vida sonada no esta funcionando realmente, puede que necesite rendirme. --No lo se --admito encogiendome de hombros--. He pensado tantas cosas ultimamente, que siento como si mi cabeza fuera a explotar. Ya no se que quiero hacer, Eva. "?Donde esta mi vida emocionante? ?Donde esta mi principe azul? ?Donde estan las cientos de aventuras que se suponia iba a vivir?" No se que es lo interesante que me espera a la vuelta de la esquina, pero quiero que llegue ahora. Estoy desesperada, a punto de salir de mi piel para empezar de nuevo. --No puedes dejarme --Eva sacude la cabeza tan violentamente que su largo cabello rubio se mece de un lado a otro alrededor de su cara, lo que la hace parecer un poco comica--. No puedes, no te dejare irte. Busca otras opciones, por ejemplo, siempre estan buscando chicas nuevas en el club, ?por que no lo intentas? Ella se aferra a mis brazos y me mira con una profunda desesperacion en ellos. --?En el club? --Trato de no mostrar en mi cara cuan desagradable es su idea--. No lo se, no creo que sea de las que trabajan en un lugar asi. --No hacemos nada malo, nuestro uniforme es algo corto y provocativo, pero es muy bonito y moderno --exclama Eva, casi como si estuviera conmocionada por mi acusacion, que se oyo mal. Se que no lo son, no quise decir eso--. Y solo nos contratan para repartir tragos y caminar alrededor de hombres ricos, solo hacemos eso. --Pero siempre te estas quejando de que esos hombres se meten contigo. --Claro, aunque nunca me quejare de las propinas --Saca un fajo de billetes de su bolsillo que hace que se me haga agua la boca--. Siempre me pagan bien en el trabajo. ?Por que no vienes y lo haces por un tiempo, te estabilizas financieramente y luego buscas otro trabajo? Lo que pasa con Eva es que nunca le falta dinero. Siempre paga el alquiler y las cuentas a tiempo, y tambien puede permitirse ropa y comidas deliciosas. Incluso ha estado de vacaciones un par de veces el ultimo ano, lo que me causo muchos celos. Ella tambien trabaja mucho menos horas que yo y nunca esta tan estresada. Me ofrece el trabajo ideal, pero no se si estoy hecha para ello. --No lo se, es decir, mirate, eres muy guapa--le digo, y hago pucheros--. Tienes un cuerpo que muchas envidian, tu cabello es increiblemente suave y tus piernas son larguisimas. Ahora mirame a mi, yo no tengo nada de eso. --?Que no te has visto al espejo? --insiste Eva--. Tu eres una belleza de pelo negro con unos labios increibles. Y esos ojos verdes tuyos son fenomenales. Tu tambien tienes un buen cuerpo, solo te mantienes incomoda no se por que y siempre estas tratando de cubrirlo. Creo que deberias intentarlo, solo por una noche, ver como te sientes. No le discuto mas porque tiene razon; me siento incomoda en mi propio cuerpo, simplemente siento que nunca soy lo suficientemente atractiva. Suspiro y asiento lentamente. --Si, tal vez deberia intentarlo --No me gusta mucho la idea, pero se que tengo que hacer algo a menos que quiera rendirme e irme a casa. La idea de volver a la granja de mis padres con todos mis amigos de la vieja escuela, me llena de un intenso sentimiento de horror--. ?Cuando puedo comenzar? --Puedo llamar a mi jefe, y llevarte a hacer un turno manana por la noche. Se que necesitaras dormir, asi que descansa esta noche, yo tengo que ir alli de todos modos para poder recogerte un uniforme si dicen que si. ?Que opinas tu? ?Quieres hacerlo? Por favor, di que si. --?Sabes que?, si --Me levanto lista para caer en la cama. Espero que despues de un par de horas de siesta este lista--. Tengo que hacer algo diferente para evitar volverme loca. --Genial. Lo arreglare --Eva parece demasiado contenta, me esta poniendo ansiosa porque se que posiblemente no me guste su trabajo. Tal vez haga el ridiculo y lo odie, pero al menos entonces lo sabre. Todavia puedo mantener mi busqueda en la agencia de empleo temporal hasta que este segura de todos modos--. !Esto va a ser muy divertido! No le respondo, solo le brindo una sonrisa debil y voy a mi habitacion. Mi habitacion blanca y vacia que no tiene nada porque no puedo pagar nada. Necesito hacer algo con mi vida, no puedo seguir por este camino. Tal vez ser una chica de los tragos no es algo emocionante y drastico que me esta pasando, pero quizas solo me ponga en el camino correcto por un tiempo. Todo lo que necesito es suficiente dinero para seguir adelante, hasta que decida que hacer posteriormente. Algunas horas despues, me despierto en mi cama y se en automatico que dormi demasiado, ya es de dia, y por la luz del sol, puedo decir que bastante tarde. Me enderezo en la cama.

  • Medio Principe, Rocio M Bescos de Rocio M. Bescos

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  • Un oscuro anhelo (Amor encubierto 4) de Lori Foster

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  • Voces en la niebla de Diana Paulino

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    Voces en la niebla trata de la historia de amor, con sus sinsabores y complicaciones, entre una mujer de mediana edad casada y su jefe, tambien casado.

  • Los relatos de Fata Morgana de Jonathan Littell

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    Abajo del todo se alzan las dos torres. Destacan sobre un cielo gris, delicado, de luz contenida. Unos arboles ocultan parte de la segunda, la que esta quemada de abajo hacia arriba. Se yerguen silenciosas como centinelas, indiferentes a lo que sucede a sus pies. El viento agita las hojas de los arboles. Estelas de nubes cruzan perezosamente el cielo. Es un domingo de verano. Al rato el sol pasa por el balcon y calienta el rostro y las piernas. Asi que durante unas horas toca refugiarse en el interior oscuro y fresco del apartamento. Enfrente, hacia la izquierda, al bies sobre la colina, estan las pequenas manchas blancas de las tumbas, un reguero disperso entre las casas. Por encima del cementerio se alza una bonita vivienda, un gran edificio del siglo XIX con alas imponentes y columnas de un lado al otro de la puerta principal. Puede que ese fuese el acceso al cementerio. Es dificil saberlo, porque alli arriba no se puede llegar. Por la noche, cerca de esa casa, hay una luz que es un agujero de fuego en la oscuridad. Quien la ha puesto ahi, tampoco se sabe. Hay gente que debe de saberlo, pero yo a esa gente no la conozco. Una vez visite una casa no muy lejos de ese cementerio. Tambien era domingo, hacia el mediodia. B. me habia llevado para entregarle un paquete a la gente que vivia en ella. Nos quedamos en la terraza una media hora, bebiendo cerveza con el padre mientras la hija, en el jardin, cortaba rosas para B. Estabamos sentados un poco apartados, porque el extremo de la terraza quedaba expuesto. La ciudad se extendia a nuestros pies, con las dos torres de frente por una vez, bajo un cielo azul de verano que viraba a blanco. En el lado de la Residencia del general cayeron algunos obuses. El padre me dijo que no estabamos mas que a ciento cincuenta metros del cementerio; esa informacion me parecio sorprendente. Ayer, prosiguio, una mujer fue asesinada por un obus justo debajo de esta casa. La vispera habia sido en efecto un dia muy malo, mataron a muchas personas. Pero ese domingo yo todavia no sabia hasta que punto el dia anterior habia sido malo. Fue un fin de semana tan hermoso. El sabado, cuando atacaron por primera vez la Residencia del general, yo estaba almorzando en una taberna. Delante de mi mesa reboto una esquirla de obus con un pequeno tintineo, corri a recogerla; volvi a entrar en el cafe riendo, pasandome la esquirla aun ardiente de una mano a la otra, como cuando sacas del horno una patata asada. Mas tarde, ya de cara a la noche, fui a casa de unos amigos a tomar un coctel. Bebiamos en el jardin mientras por encima de nosotros bramaban los cohetes. Varios de mis amigos se asustaron y se acurrucaron al pie de los rosales. Fue muy divertido, nos reimos mucho. A la manana siguiente, otro obus exploto en el jardin de al lado, a unos cincuenta metros de donde habiamos estado bebiendo. Asi que ese domingo, despues de la cerveza cerca del cementerio, me fui con B. a recoger a nuestro amigo A. para ir a almorzar a un restaurante precioso, un poco aislado, con una terraza cerrada solo en parte en la que podias estar al aire libre sin violar demasiado las prohibiciones de la policia. Comimos lentamente durante toda la tarde, chuletas de cordero con una ensalada de cebolla, y nos bebimos una botella de vino tinto. Despues, B. y yo compartimos un puro, estaba demasiado seco pero igual fue un gran placer. Luego compramos pasteles y fuimos a beber alcohol a mi balcon, frente al cementerio, con las dos torres a nuestros pies. No fue hasta el dia siguiente, al leer los periodicos, cuando nos dimos cuenta de lo malo que habia sido el fin de semana. Pero el verano ya llevaba asi seis semanas, y todo apuntaba a que iba a seguir igual. La ciudad estaba completamente cerrada desde finales de mayo. De hecho, todavia quedaba una carretera para entrar y salir, pero era peligrosa. Habia a quien esa sensacion de encierro le ponia de los nervios, pero a mi me alegraba. Me encantaba la idea de estar aqui atrapado para el resto del verano, con el calor y la luz, perseguido a un lado y al otro de la ciudad por los silbidos agudos de los obuses y el ruido obsceno de sus detonaciones. Eso me hacia sentir enormemente vulnerable y me ligaba como un suplicio a esa otra cosa de la que no deberia hablar. Esa otra cosa, me resulta imposible hablar de ella pero tambien me resulta imposible no hablar de ella. Me devastaba el corazon y consumia mis noches: por la manana, al despertarme, colmaba mi cuerpo y lo retorcia de felicidad. Luego me levantaba, me vestia, me dirigia a mi despacho y reanudaba mi trabajo con una atencion y un estado tan febril que, por un tiempo, la dejaba de lado. Pero a veces los bombardeos eran demasiado fatigosos, imposible trabajar, y entonces, entre el miedo y esa cosa, me invadia una enorme pereza que volvia inutil cualquier esfuerzo. Entonces quedaba el balcon, el sol, los libros, el alcohol y los puritos que tanto me costaba procurarme, y a veces tambien el telefono, horas y horas de telefono, un medio odioso y falso pero que en ausencia de su rostro y de su cuerpo alimentaba mi angustia y mi futilidad. Y aqui estoy, hablando de ello, cuando no deberia hacerlo. Deberia hablar de otra cosa. Hacer descripciones, como al principio de este relato, describir el purito palido que me fumo en este momento, el mechero de estano barnizado que tengo delante, un poco rayado por las monedas que llevaba en el bolsillo, el cielo que vira a gris. A modo de proteccion de posibles fragmentos de vidrio, las ventanas de mi despacho estan cubiertas por unas laminas autoadhesivas de plastico translucido; a traves de esas laminas, punteadas por burbujas de aire, todo se ve turbio. Es una lastima, pero por otro lado, delante de mi despacho no hay nada que ver, solo otro edificio gris, sucio, con muy pocas ventanas intactas y estrias de impactos que atraviesan su fachada. Ah, aqui vuelve el sol, a iluminar graciosamente esa horrible fachada. No hay discusion, el sol demuestra una inmensa bondad por las pobres cosas de este mundo. Un poco mas arriba, en este mismo cuaderno en el que ahora tomo notas, hace unas semanas escribi una o dos frases sobre la luz del sol en el cuello de B. Tambien, como por azar, fue un domingo (aunque en realidad no se deba al azar, sino a que trabajo para justificar mi presencia aqui, y a estas historias no les quedan mas que los domingos). Fue uno de los momentos mas aterradores y dolorosos en que me he visto inmerso en los ultimos anos. ?Que me impidio besarla, en ese momento? Todo mi cuerpo y todo mi pensamiento, tan debiles, no tendian mas que a una sola cosa, posar mis labios sobre ese cuello resplandeciente de luz y blancura. Que horror. No me movi, me quede apoyado en la barandilla, luego nos fuimos. Podria echarle la culpa a mi natural timidez, pero algo me dice que eso seria falso, una patetica escapatoria. Mas bien me parece que aquello fue miedo, lo cual no es lo mismo. Bajo esa luz pavorosa, tan cerca de su piel, me quede descolocado, crucificado de miedo y deseo, y ni siquiera llame Elohim, Elohim, estuvimos charlando, luego nos fuimos, le cogi una flor, otra para la tumba de mi deseo, y la lleve a su casa. En verdad no deberia hablar de estas cosas. El verano continua, esta lejos de terminar. No habria que hablar de eso sino despues, mucho tiempo despues. Lo mejor seria no hablar de eso nunca, morir en silencio y que asi desapareciese, esas dislocaciones y esas luces de las que al final veremos que esta hecha la vida, si es que no lo vemos ya, y si es que alguna vez podemos decir de una vida que esta hecha, pero si no logramos callarnos, por lo menos que sea mas tarde, y que haya sido debidamente digerida antes de regurgitarla. El verano ni siquiera ha terminado, las sirenas acaban de ponerse a sonar, habria que aprender a hacerse crecer una piel antes de jugar a despellejarse con navajas de tan pobre calidad. Tanta impaciencia me desconsuela.

  • Entre dos mujeres de Sarah O'konell

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    El amor secreto de Carlos siempre ha sido Sara, su mejor amiga. Ella, con un divorcio inminente, necesitara mas que nunca de su amistad.
    Pero Carlos no es un hombre libre, tiene novia y esta siempre intentara alejar a su novio de la que considera su enemiga, no importa las mentiras que tenga que usar.
    ?Seguira Carlos siendo fiel a Rosa, su pareja, cuando su amistosa relacion con Sara se convierta en algo mas?
    Lo consiga o no, la decision es la misma: o lucha por la mujer con la que comparte su vida o lucha por el verdadero amor.

  • Sonar en puntas de Laura Benito

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    Todos corrian por los pasillos. Desde fuera se podian sentir los nervios a flor de piel que habia. Estabamos listos para esto. Ibamos a conseguirlo. Me dirigi a mi camerino. Sally ya me habia dejado todo listo. Mi traje. Mis puntas. Mis pasadores. Mi maquillaje. Pero me seguia faltando lo que yo mas necesitaba. Lo necesitaba para triunfar. Alguien toco mi puerta. -Senorita Price, primer acto en 40 minutos. Tenia 40 minutos, no se si para arreglarme o para convencerme de que podia hacerlo sin ello. Me coloque mi traje. Verdaderamente parecia un cisne. El maillot1 lleno de pedreria de diamantes, palabra de honor, unido directamente al tutu blanco nieve continuado con las preciosas piedras era impecable. El tul2 era un tono blanco roto para que quedase mas perfecto el contraste del cisne. Sally me habia colocado todo el maquillaje perfectamente ordenado, pieza por pieza. Me hice el mono trenzado y pegado en la parte baja de la cabeza, como tradicionalmente se hace. Me esparci por la cara la base liquida de polvos de talco para dar el tono de cisne. Todavia me acuerdo de aquel dia, el dia en el que vi la fotografia de mi abuela Mara situada en lo alto de su salon. * * * Tendria alrededor de siete u ocho anos. Yo estaba tranquilamente jugando y rondando por la casa de mis abuelos, cuando alce la cabeza para contemplar algo que habia visto por el rabillo del ojo. Ahi estaba, se trataba de una fotografia tomada en el ano 1972, como bien ponia en el pie de foto. Era una fotografia en blanco y negro, tomada en el momento justo en el que una bailarina realizaba una posicion intacta y hermosa. Llevaba un maquillaje de ojos muy extranos, con unos adornos en la cabeza que lo asemejaban a plumas negras. En los pies llevaba unas extranas zapatillas y se sostenia sobre ellas. Era lo mas parecido a un cisne, pero oscuro. En ese momento me quede inmovil alli de pie. Fue entonces cuando la abuela Mara entro, y al verme alli sorprendida, lanzo una sonrisa esplendida y se sento a mi lado, en el sillon donde ella solia coser. -Pequena Jackie, ?Sabes quien es esa joven bailarina? -No abuela. -Soy yo carino, en el mejor dia de mi vida, antes de tener a tu madre claro. – ?Eres tu abuela? ?Que estabas haciendo? ?Y sobre que te sostienes? Esos zapatos son un poco extranos. Mi abuela rio y juraria haber visto asomarse una lagrima, ?de felicidad? -Carino, se llaman puntas, las utilizan las bailarinas de danza clasica. – !Quiero unas! -No es tan sencillo de utilizar carino. Ese dia estaba representando al cisne negro. De la obra de El Lago De Los Cisnes. – ?Sigues bailando abuela? -Oh no, no carino, ya deje de hacerlo hace mucho, cuando tuve a tu madre. Pense que quizas ella seguiria mis pasos, pero tu mama era mas partidaria de otro estilo de baile moderno. -Abuela yo quiero ser como tu. Quiero ser una bailarina. -Mi pequena bailarina. Y se le cayo la lagrima. En ese momento lo supe. Volvi a mirar la fotografia y esta vez, la lagrima se me cayo a mi. No logre saber por que, pero lo que si sabia era que, si mi madre no lo habia hecho, seria yo quien lo haria. Yo seguiria los pasos de mi abuela. * * * Y ahora que habia llegado hasta aqui, no estaba. Lo que mas apoyo me daba, mi pilar, la razon por la que empece a bailar. La fotografia de mi abuela, no estaba. Acabe de arreglarme justo cuando escuche a Step gritar. -Cinco minutos para el primer acto pequenas cisnes. Me coloque mis puntas y cuando iba a salir, alguien volvio a llamar a mi puerta. Abri. Ahi estaba. Despues de todo, habia tenido el valor de venir. Pero, ?a que? No solo me habia destruido a mi, sino que, ?tambien queria destruir mi sueno? Fui a hablar, pero no me dejo. -No digas nada, tan solo cogelo. Con toda la rabia que habia salido de mi, no me habia fijado en lo que llevaba en la mano. Me lo entrego. -Como has… -Luego tendremos el tiempo suficiente para hablar Cisne, pero ahora, tienes un sueno que cumplir. Antes de poder responder a eso, me beso, y se marcho. Me quede ahi parada, mirando como se marchaba, vestido de traje, ?Por mi? No lo sabia, pero no era el momento. Era mi momento, e iba a salir ahi y cumplir mi sueno, por lo que he luchado y he sufrido para llegar a cumplirlo. Antes de irme mire lo que me habia entregado y le di un beso. La fotografia de mi abuela. Capitulo 1 Mi primer dia estaba cerca. Iba a ser en una semana, mi primer dia en la Universidad de bellas artes de Seattle. Era el cambio radical que necesitaba. Llevo toda mi vida viviendo en Nueva Jersey. Mis padres y mis hermanos no quieren que me marche, pero tengo que hacerlo para lograrlo. – ?Vendras a vernos cada fin de semana Jacqueline? -Ethan, sabes que no puedo. Seattle esta a 41 horas de aqui. Pero vendre siempre que pueda a veros. -Bueno… esta bien, no te olvides de mi Jackie. Deje de colocar lo que me faltaba, me gire hacia el y lo abrace con todas mis fuerzas. -Nunca me olvidaria de ti Ethan. Te quiero muchisimo, ?me has oido? -Yo tambien te quiero Jackie. En ese instante entro en la habitacion Maverick. – !Yo tambien quiero! Y se tiro encima nuestra como de costumbre. Iba a echar mucho de menos a mis hermanos. Me encanta estar con ellos, y ayudarles en sus peleas tontas. Ambos son gemelos. Tienen diez anos menos que yo, es decir, nueve. Los dos tienen una melena rubia un poco larga, pero sin llegar a los hombros ni mucho menos, y unos grandes ojos azules. Si, ellos se habian llevado la parte buena de la familia. Mi mama era rubia con ojos claros y mi papa moreno con ojos claros al igual. Y yo, era la replica exacta de mi abuela Mara. Pelo largo, liso y de un tono chocolate con mechas mas claras que me hice el verano pasado. Mis ojos eran de un tono caramelo y bastante grandes. No me quejo de nada la verdad, todo lo que he heredado de mi abuela, es una maravilla. Me dirigi abajo. Mi padre ya habia puesto en la entrada de casa todo el equipaje necesario. Las demas cosas necesarias para vivir, ya estaban en mi nuevo cuarto en la residencia de la universidad. Mis padres me dieron la opcion de alquilar a las afueras del campus un pequeno apartamento para mi sola. Pero lo cierto es que no me apetecia mucho. Tenia esa ilusion de sentirme una universitaria, y tener mi cuarto con alguna companera extrana como en todas las peliculas y libros que habia visto hasta ahora. Mi padre estaba sentado en la cocina junto a mi madre mirando fotos. Cuando me acerque pude ver que se trataban de mis primeros dias en ballet. En la academia de la senorita Hudson. Mi madre estaba llorando, la abrace por detras. -Parece que fue ayer cuando empezaste a bailar Jacqueline. -Lo se mama, a mi tambien me ocurre. -Jacqueline, ten mucho cuidado por favor. No hagas cosas de las que te puedas arrepentir, ni hagas tonterias, podrias lesionarte. -Esta bien papa. No os preocupeis por nada. Me despedi de todos. Nos dimos un gran abrazo y mi padre me llevo hasta la estacion de autobuses de Nueva jersey centro. Cuando me monte en el coche, me dio realmente pena dejar todo esto atras, todo esto con lo que yo habia comenzado, el lugar en el que di los primeros pasos de mi vida y el lugar en el que aprendi a bailar. Ahora yo, Jacqueline Price, iba a ser oficialmente una universitaria. Iba a dejar la pequena academia de la Senorita Hudson, por la gran Universidad, para conseguir mi sueno. Por mi abuela. En ese momento me acorde. -Papa, tengo que despedirme de la abuela, ve rapido. -Jacqueline no hay tiempo. -Papa, rapido, siempre hay tiempo para la abuela Mara. -Esta bien. No podia irme sin despedirme de ella. Estaba tan contenta de que su nieta siguiera sus pasos que cada vez que tenia una audicion, venia a verla, e incluso antes de acabar el acto, se levantaba y aplaudia como loca con sus lagrimas cayendo. Mi abuela era mi todo. La queria como a nada. Verdaderamente, no me iba a ir sin despedirme de ella. Porque gracias a ella, voy a donde voy. Mi padre aparco y antes incluso de parar, creo que yo ya estaba en la puerta de mi abuela. – !Carino! ?No tendrias que estar ya en la estacion? El autobus sale en 30 minutos.