• la mujer fuera del cuadro libro - Nieves Garcia Bautista

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    La extraordinaria historia de una mujer, la del cuadro que la inmortalizo y la de una epoca, la bohemia parisina de finales del siglo XIX, tan bella como extrema en sus contrastes.

  • LA MUJER FUERA DEL CUADRO | NIEVES GARCIA BAUTISTA

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  • La mujer fuera del cuadro Versión Kindle - Amazon.es

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  • La mujer fuera del cuadro | Penguin Libros

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  • La mujer fuera del cuadro - Nieves García Bautista - Babelio

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    Críticas (11), citas (16) extractos de La mujer fuera del cuadro de Nieves ... En este libro se entretejen tres historias en tres años diferentes que se ...

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  • "La mujer fuera del cuadro" - Nieves García Bautista - Libros ...

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    30 jul 2019 — Es un libro de fácil lectura que resulta ameno y entretenido. Me gusta cuando un autor se fija en un cuadro, libro, edificio, personaje ...

  • La Mujer Fuera Del Cuadro - Nieves García Bautista - Agapea

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  • La mujer fuera del cuadro, de Nieves García Bautista

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    24 oct 2019 — Son este autor y su cuadro la fuente de inspiración de la autora para la historia de León y Madeleine, eje del libro y del resto de tramas.

  • la mujer fuera del cuadro - La caixa d'eines

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  • la mujer fuera del cuadro - Machado Libros.

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    LA MUJER FUERA DEL CUADRO, GARCÍA BAUTISTA, NIEVES (1977), 17,90€. La extraordinaria historia de una mujer, la del cuadro que la inmortalizó y la de una épo ...

  • Alma armenia de Magda Tagtachian

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    Que pasa cuando el DESTINO se equivoca?
    ?Ganan las raices al huracan de la PASION?
    Un amor contrariado, un viaje a Medio Oriente y una periodista que intenta reunir las piezas de su propia historia. Un mundo de aromas, sabores y belleza se enfrenta a la politica, el poder y la guerra. Como en un tablero de ajedrez, el AMOR hace su jugada.

  • Rehenes de Nina Bouraoui

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    Escribi Rehenes como obra de teatro para el Paris de las Mujeres, festival dedicado a las autoras femeninas. Fue interpretada por Christine Citti en 2015 en el Theatre des Mathurins, en 2016 por Marianne Basler en la Bonnieux de Agnes Varda y en la Opera de Vichy, luego, en 2019, por Anne Benoit y Tommy Luminet en la Comedie de Valence y en el Theatre du Point du Jour de Lyon. Como el destino de mi heroina seguia unido al caos del mundo, escribi una nueva version, inspirada libremente en la obra de teatro, en homenaje a los rehenes economicos y amorosos que somos. Me llamo Sylvie Meyer. Tengo cincuenta y tres anos. Soy madre de dos hijos. Estoy separada de mi marido desde hace un ano. Trabajo en Cagex, una empresa de derivados del caucho. Dirijo la seccion de ajustes. No tengo antecedentes judiciales. No conozco la violencia ni he tenido una educacion violenta ni bofetadas ni azotes con el cinturon ni insultos, nada. Tambien me es ajena esa violencia que uno lleva dentro y que ejerce contra el otro, contra los otros. Es una suerte, una suerte enorme. Somos pocos asi, soy consciente de ello. Y no es que no conozca la violencia del mundo, la conozco, pero no me traspasa la piel. Tengo compartimentos para resistir, asi soy yo: separo las cosas. Nada malo puede contaminarme. He construido una autentica fortaleza en mi interior. Conozco cada habitacion y cada puerta de esa fortaleza. Se cerrarlas cuando hay que cerrarlas y abrirlas cuando hay que abrirlas. Y me va bien asi. La alegria es algo que hay que moldear. No sucede por arte de magia. La alegria requiere meter las manos en la tierra, en el barro, en la arcilla, y ahi es donde es posible agarrarla, atraparla. He buscado la alegria como loca, a veces he llegado a encontrarla y luego se me ha escapado volando como un pajaro, pero lo he aceptado y he seguido adelante, sin quejarme mucho o solamente un poco. No sirve de nada quejarse, ni para una misma ni para los demas. Es vulgar y lleva demasiado tiempo. Me parece que mi tiempo esta contado, que mi tiempo es algo precioso. Muy a menudo me siento llevada, empujada, cuando lo que a mi me gustaria de verdad es mirar el cielo y ver pasar las nubes, echarme en un bosque, cerrar los ojos y sentir el calor de la tierra. Amo la naturaleza. Creo en ella como otros creen en Dios. Me produce siempre un invariable sentimiento de plenitud, de sensacion de grandeza, de asombro: el misterio de las estaciones que se suceden, la profundidad de los oceanos, el poderio de las montanas, el color de la arena y el de la nieve, el aroma de las flores y el del musgo de los bosques, la inmensidad que nos hace tan pequenos. Nunca me he derrumbado, jamas, ni siquiera cuando mi marido se marcho hace un ano. He resistido. Soy fuerte, las mujeres somos fuertes, mas que los hombres, nosotras asimilamos el sufrimiento. Para nosotras sufrir es algo normal. Esta en nuestra historia; en nuestra historia de mujeres. Y seguira siendo asi. No digo que este bien, pero tampoco digo que este mal. Es incluso una ventaja: no hay tiempo para lamentarse. Y como no tenemos tiempo, pasamos a otra cosa. Rapidito y asi nadie se aflige. Hace un ano, cuando mi marido me dejo, no dije nada, no llore, ni frio ni calor, como con la violencia, calma chicha. Ya era raro que llevaramos juntos mas de veinticinco anos. Es mucho tiempo, veinticinco anos, mucho tiempo. Son anos llenos de costumbres, de amor tambien, pero seamos sinceros, sobre todo de costumbres, de pequenos habitos puestos uno detras de otro. Es una cinta que se desenrolla y que no termina nunca de desenrollarse, no se le ve el final, aunque a veces pensamos en ese final sin creer en el verdaderamente. La cinta es de un color determinado. Para la vida con mi marido yo elegiria el amarillo palido. No es que fuera un sol brillante, mas bien era entre nubes; todo iba bien, si, pero en cualquier momento podia suceder una desagradable sorpresa. Y no me equivocaba: un buen dia se desperto y me dijo: <>. No le conteste. Me fui a la cocina, prepare la mesa para desayunar con nuestros dos hijos, como si nada, y luego me duche muy rapido, como de costumbre. Cuando digo <> es para explicar que tampoco tengo tiempo para el placer. No tengo tiempo. Y es un error, porque el placer es una de las maneras de escapar de lo real. Habia un muro entre mi marido y yo. Un muro que se habia levantado poco a poco. Al principio, era una pequena linea, luego se hizo un pequeno escalon. Nos veiamos todavia, pero tropezabamos cuando uno se acercaba al otro. El escalon se volvio cada vez mas alto y cada uno permanecio en su lado por temor a hacerse dano. Nuestras manos aun podian tocarse, pero habia que hacer un esfuerzo. El cemento se espesaba. De pronto dejamos de vernos, de mirarnos, de sentirnos. El muro ya se habia levantado y seguia creciendo. Habiamos acabado sin llegar a decirnoslo porque, en el fondo, lo sabiamos. Esas cosas siempre se saben. Las tememos, pero las sabemos. Es falso eso de que es una sorpresa cuando el otro se marcha. Mentira. A veces, sin admitirlo, lo esperamos, lo provocamos, y cada uno de nuestros gestos lleva a ese desenlace. Cada una de nuestras palabras tambien. El muro lo hemos levantado los dos. Los dos hemos ido poniendo la arena, el agua, la grava y el hierro para que fraguase bien y nada pudiera llegar a romperlo. Aquel dia, cuando mi marido me anuncio que se iba, yo no llore. Era una noticia como cualquier otra, una mas dentro de las noticias del dia que yo podria haber integrado: la curva del paro, el calentamiento climatico, la subida de precios, la guerra. Era algo importante, pero a la vez tambien algo sin ninguna importancia. Formaba parte de las cosas generales y no de mi intimidad. Eso era lo mas extrano. Mi marido me abandonaba y yo tenia la impresion de que abandonaba a otra mujer. Era como si no me concerniera o me concerniera muy poco. El no era realmente el ni yo era realmente yo. El se iba, pero el muro seguia ahi. No lo vi marcharse. Solamente dijo una frase, algo asi como, por ejemplo, voy a comprar pan, o a pagar el recibo de la luz, o a recoger la ropa de la tintoreria. El lenguaje no significa nada cuando no queremos comprender. Las palabras se vuelven ligeras como pompas de jabon que flotan en el aire y estallan. Despues de la frase de mi marido, deje al menor de mis hijos en el colegio y luego me dirigi a Cagex. Fiche, fui a mi seccion, revise las maquinas y a los empleados que iban llegando, uno a uno, mis abejas. No era una jornada especial, tampoco ordinaria, pues en mi mente permanecia la idea de que algo habia pasado, que mi marido habia decidido marcharse, pero eso no me dolia demasiado, era como una piedra en el zapato, una piedra que aguantas porque no tienes tiempo para quitartela; simplemente lo aplazas y dices <>, pero ese mas tarde no llega nunca y la piedra se queda alli y no piensas mas en ella: forma parte de ti. Pensandolo bien, habia pasado una cosa: habia cambiado de lado de la cama. No me habia puesto en medio, como habria hecho otra mujer, no, yo me habia apropiado de su lado, el izquierdo. Mi cuerpo sobre su cuerpo que ya no estaba ahi, mi piel sobre su piel que ya no sentia contra mi, mi respiracion mezclada con su respiracion que ya no percibia, mi espalda, mi costado, mis nalgas encima de el que no estaba debajo, aunque a veces me figuraba que si lo estaba, pero tan solo era un hueco por rellenar.

  • Amenaza de Tormenta de Nora Roberts

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    La posada The Pine View estaba confortablemente situada en las montanas Blue Ridge. Despues de dejar la carretera principal, el serpenteante camino cruzaba un estrecho vado del rio con la anchura suficiente como para que pasara un coche. La posada estaba a muy a poca distancia del vado. Era un edificio con mucho encanto, lleno de personalidad, de lineas tan limpias que disimulaban su ruinosa estructura. Tenia una altura de tres plantas y estaba construido en un ladrillo rojo que el tiempo habia deslucido hasta un rosa claro. En la fachada habia ventanas estrechas con contraventanas de color blanco. El tejado, de cuatro aguas, habia ido perdiendo color hasta adquirir un tono verde claro. En el se erguian tres chimeneas. El edificio estaba rodeado por un porche de madera de color blanco y habia puertas para acceder a el en todos los laterales de la casa. El prado que la rodeaba estaba perfectamente cuidado. A menos de cincuenta metros de la posada, los arboles y los afloramientos de roca reivindicaban su presencia en el prado. Era como si la naturaleza hubiera decidido que la casa podia ocupar ese espacio y ni un milimetro mas. El efecto era impresionante. La casa y las montanas permanecian en pacifica convivencia sin que ninguna le restara a la otra un apice de belleza. Mientras dejaba el coche en la zona destinada al aparcamiento, Autumn conto cinco coches, el viejo Chevy de su tia incluido. Aunque todavia estaban en temporada baja, al parecer ya habia algunos huespedes. Soplaba un ligero viento frio de abril. Los narcisos todavia tenian que abrirse y la flor del azafran estaba comenzando a marchitarse. Algunos capullos de azalea mostraban ya algun punto de color. El campo parecia estar esperando la llegada de la primavera. Las montanas mas altas todavia vestian sus abrigos de invierno, pero comenzaban a salpicarlas algunos toques grisaceos. No continuarian vestidas de marron y de gris durante mucho tiempo. Autumn se colgo la camara a un hombro y el bolso al otro, el bolso siempre ocupaba el segundo lugar en importancia. Del maletero del coche todavia habia que sacar dos enormes maletas. Tras un pequeno esfuerzo, consiguio colocar el equipaje de tal manera que pudo llevarselo en un solo viaje. Despues, subio los escalones de la entrada. Como siempre, la puerta estaba abierta. No habia nadie en el interior de la posada. El descabalado cuarto de estar que hacia las veces de salon estaba vacio, aunque el fuego crepitaba en la chimenea. Autumn dejo las maletas en el suelo y entro en la habitacion. No habia cambiado nada. Viejas alfombras salpicando el suelo y mantas de ganchillo en sendos sofas. En las ventanas, cortinas estampadas de flores. La coleccion de figuritas Hummel continuaba sobre la repisa de la chimenea. La habitacion estaba limpia, pero distaba mucho de estar ordenada, algo que siempre la habia caracterizado. Habia revistas por todas partes y un cesto de costura a punto de rebosar. Los cojines apilados en el asiento de la ventana mas que decorativos eran simplemente comodos. El ambiente era acogedor, con un encanto ligeramente descuidado. Autumn penso sonriente que aquella habitacion encajaba perfectamente con la personalidad de su tia. Sintio un extrano placer. Siempre era reconfortante descubrir que algo que uno amaba no habia cambiado. Echo un ultimo vistazo a la habitacion y se paso la mano por el pelo. Le llegaba mas alla de la cintura y lo llevaba revuelto por haber conducido con las ventanillas abiertas. Se le paso por la cabeza la idea de que debia cepillarselo, pero lo olvido en cuanto oyo pasos en la entrada. -!Autumn, estas aqui! Tipico de ella, su tia la saludo como si acabara de volver despues de haber estado una hora en el supermercado, y no tras haber pasado un ano en Nueva York. -Me alegro de que hayas llegado antes de cenar. Estamos haciendo carne guisada, tu plato favorito. Autumn sonrio, no tuvo valor para decirle a su tia que ese era el plato preferido de Paul, uno de sus hermanos. -!Tia Tabby, me alegro mucho de verte! -camino rapidamente hasta ella y le dio un beso en la mejilla. El familiar olor a lavanda de su tia la envolvio. Su tia Tabby no se parecia en nada al gato en el que su nombre hacia pensar. Los gatos eran animales arrogantes hasta resultar esnobs, desdenosamente tolerantes con el resto del mundo. Eran conocidos por su rapidez, su agilidad y su astucia. Su tia Tabby era conocida por sus absurdas divagaciones, sus conversaciones inconexas y sus pensamientos confusos. No tenia ninguna astucia. Y Autumn la adoraba. Se separo de su tia y la observo con atencion. -Estas magnifica. Era una verdad inmutable. Su pelo continuaba siendo tan castano como el de su sobrina, aunque con numerosas hebras grises. Tambien el pelo encajaba con su personalidad. Lo llevaba corto y anarquicamente rizado alrededor de su cara redonda. Sus facciones parecian hechas a pequena escala: la nariz, la boca, las orejas, incluso las manos y los pies. Los ojos eran de un neblinoso azul claro. Aunque tenia mas de cincuenta anos, su piel se negaba a arrugarse. Tenia un cutis tan suave como el de una nina. Era unos quince centimetros mas baja que Autumn y tenia unas formas agradablemente redondeadas. Autumn se sentia desgarbada y flaca como un palillo a su lado. La volvio a abrazar y le dio un beso en la mejilla. -Estas absolutamente maravillosa. Tabby alzo la mirada hacia ella y le sonrio. -Que guapa eres. Siempre supe que serias guapisima, !pero eres tan delgada! -exclamo palmeandole la mejilla. Mientras abrazaba a su tia, Autumn penso en los cuatro quilos que habia engordado al dejar de fumar. Habia vuelto a perderlos muy rapidamente. -Nelson siempre fue muy delgado -anadio Tabby, pensando en su hermano, el padre de Autumn. -Sigue siendolo-contesto Autumn. Dejo la camara en la mesa y le sonrio a su tia-. Mama siempre le esta amenazando con ponerle una demanda de divorcio. -!Vaya! -Tabby chasqueo la lengua y la miro pensativa-. No creo que sea muy sensato despues de llevar tantos anos casados. Comprendiendo que no habia entendido la broma, Autumn se limito a asentir mostrando su acuerdo.

  • El lado oscuro del sexo de Sara Toledano

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    Mosquita Muerta: Joven Virginal convertida en Esclava del Amo Millonario
    Ir al trabajo. Ir a casa. Dormir. Repetir.
    Una vida bastante aburrida, ?no?
    Y aun asi, la de la mayoria.
    Incluyendome.

  • Atrapada por ti de Carolina Fuentes

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    Segunda y ultima parte de la bilogia Atrapada;
    Erick Covarrubias, arruino mi vida de todas las maneras posibles, me ha hecho vivir los peores 8 meses de mi vida, me ha tenido secuestrada y enganada, pero nada es igual, ahora tengo un motivo muy grande por luchar y salir de este infierno; estoy embarazada y no dejare que el le haga dano a mi hijo. Tengo un plan porque no voy a dejar que me siga teniendo… Atrapada.

  • Una cierta edad de Marcos Ordonez

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    <>, dice Marcos Ordonez en el portico de este variadisimo dietario, que abarca de 2011 a 2016. En el afirma tambien: <>
    Ordonez entiende los dietarios como unas memorias con otra forma, mitad <> y mitad <>. Y que revele, senala, el <> del escritor, <>. Pero hay mucho mas.

  • El buque del diablo de Ildefonso Arenas

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    El Imperio otomano se alio con Alemania y Austria-Hungria en la Primera Guerra Mundial. Eso dio lugar, entre otras consecuencias catastroficas, a que la guerra durase dos anos mas de lo que habria debido, a las dos revoluciones rusas de 1917 y a la dictadura bolchevique, al genocidio del pueblo armenio, a quince millones de muertos y a la desmembracion del Imperio otomano, con el nacimiento en Oriente Medio de una miriada de nuevos estados cuya inestabilidad social, economica y politica sigue sin resolverse un siglo despues. Si en los albores de la I Guerra Mundial el crucero de batalla aleman SMS Goeben, aislado en medio del Mediterraneo, no hubiera esquivado a fuerza de audacia y astucia a las armadas francesa y britanica, para buscar refugio mas alla de los Dardanelos, nada de todo eso habria ocurrido. Esta es la historia no solo del Goeben, sino tambien del hombre que lo comandaba, la historia de un hombre que, actuando por su cuenta, bajo su propio criterio, cambio el destino del mundo.

  • Vacaciones en los Hamptons de Sarah Morgan

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    ?La escapada veraniega perfecta?

  • Mi mundo a los 20, Cristina Bermudez de Cristina Bermudez

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    Adriana busca a su principe azul, con tan mala suerte que siempre cambian de color. Tras varios intentos frustrados, conoce a un singular candidato. ?Sera su verdadero principe azul o con el paso del tiempo empezara a destenir?
    Cristian le ofrece diversion, locas noches de amor y nada mas.
    ?Se conformara Adriana con un sucedaneo de novio? O ?buscara un nuevo aspirante a principe?
    Una divertida historia contada con mucho humor y sobretodo, ironia.

  • El efecto tulipan y otros sindromes de Sarah Wall

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    Julia Martos es periodista y, aunque su trabajo en la discreta seccion de cultura de un periodico de tirada nacional no le disgusta, desea mas.

  • Temas de conversacion de Miranda Popkey

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    Desde la orilla, el mar se ve en tres pedazos, como una pintura abstracta que se mueve suavemente. Junto a la arena es un liquido color verde palido de un lago fertil. Luego viene una franja aguamarina, el color que una imagina al leer la palabra: agua marina, agua del mar. Finalmente, un azul intenso, el color de un pigmento, como pintura fresca que brota de un tubo metalico. Sylvia Plath escribio en su diario el mes que conocio a Ted Hughes, ese mismo dia, no, el dia antes: <>. Pasemos por alto la nieve, los arboles negros. El mar estaba de ese color, el color de que palabra azul. Aquel verano estaba leyendo los diarios de Plath porque tenia veintiun anos y las sensaciones me tenian loca, estaba ebria de ellas. Y, para la clase de persona que va derecha de una licenciatura en Literatura Inglesa a un posgrado de esa misma materia (o sea, para mi), los Diarios de Sylvia Plath, 1950-1962, reeditados aquel ano en su version integra, cuentan como lectura placentera. Se conocieron, me refiero a Sylvia y Ted, en febrero, y se casaron en junio, el 16, el Bloomsday, el dia del Leopold Bloom de Joyce. Fue premeditado. Premeditado y los delato bastante; me refiero a que revelaba que no deberian haberlo hecho, lo de casarse. No era mas que simbolismo juvenil. O uno de ellos, al menos. Una de las cosas que te delatan en la vida. Eso pasaba en Otranto, yo estaba alli, en agosto. El mar se veia de tres tonos de lo que podria llamarse azul y yo estaba de vacaciones y no lo estaba. Los padres de Camila eran psicoanalistas argentinos y yo estaba de vacaciones en el sentido de que habian pagado mi vuelo de Nueva York a Londres y de Londres a Roma y de Roma a Brindisi y el tren de Brindisi a Otranto y tambien el complejo turistico en el que nos alojabamos, desparramado por una ladera en terrazas y bancales, con muros de ladrillo y todo incluido, de modo que en teoria yo podia pedir, desde las tumbonas de listones de madera pintadas de blanco, cuantas bebidas quisiera. Aunque en la practica no podia hacer eso porque la razon por la que me habian pagado los vuelos, el tren y la habitacion, la razon por la que estaba siquiera con Camila y sus padres, era que Camila tenia unos hermanos gemelos de siete anos y era tarea mia ocuparme de ellos. Matteo y Tomas: Tomas era mas menudo y rubio, y a Matteo, con su torso bronceado y el pelo oscuro y rizado, lo confundian todo el rato con un lugareno. Por el nombre tambien, claro; el padre de Artemisia era italiano, de ahi que lo pronunciaran asi. Vivian en el Upper West Side, y Artemisia y los ninos y el marido, Pablo, eran de <> argentino. Camila y yo eramos amigas, un punto mas en la columna de las vacaciones. Las primeras dos semanas fueron las mas duras. Los gemelos tenian una ninera en Nueva York, tambien argentina, y coincidia que agosto era su mes de vacaciones, y conmigo, al principio, se habian amotinado, como suelen hacer los ninos cuando se les somete a una nueva autoridad. No podrian haber sabido con exactitud por que era reacia a salir corriendo de su habitacion hacia la de sus padres, para comprobar una vez mas que era lo que supuestamente debian o no debian comer y ver en la tele, hasta que hora se suponia que podian quedarse levantados o no, pero sin duda captaron esa reticencia mia, la enormidad de mi aprension. Artemisia solo me habia dado unas pautas generales (que no se pasen con las golosinas, y no le quites ojo a tu vino, porque intentaran echarse un poco en su Coca-Cola), y una mujer que no fuera yo lo habria entendido como una licencia, una mujer distinta habria sabido, por como se maquillaba los ojos Artemisia, por los vestidos largos y sueltos, sin mangas, que llevaba, por las pulseras que acumulaba en su brazo delgado y bronceado, por las gafas de sol y los panuelos, por el hecho de que Pablo solo me hubiera hablado directamente en tres ocasiones y nunca sobre los ninos, que poner normas era cosa mia. Pero yo era una chica insegura, andaba corta de determinacion y autoestima, y deseaba gustarles a Artemisia y Pablo, a Artemisia en particular, porque enseguida me resulto evidente, por los vestidos sueltos y las pulseras y tambien por la forma en que Pablo inclinaba la cabeza cuando hablaba conmigo, de modo que sus ojos, porque ya era bajo de por si, no miraban exactamente mi cara, que la aprobacion de ella seria la mas dificil de conseguir. Aquellas primeras semanas las pase con el temor de que Tomas y Matteo, al que llamabamos Teo, de modo que eran Tom y Teo, con la <> de Tom cerrada para que no sonase en absoluto como una abreviatura del Thomas americano, fueran corriendo a sus padres con el cuento de que la nueva ninera era horrorosa y pidieran que la echaran. Como si estuviera en alguna imitacion de una novela de Henry James, algun remedo de adaptacion hecha por la productora Merchant Ivory. Y asi transcurrio la primera semana, en la que yo trataba de negarles una golosina por aqui o un privilegio por alla y ellos se quejaban y yo cedia de inmediato, en la que les compraba bomboloni por la manana y cornetti por la tarde y conseguia que no tuviesen apetito para la cena a las ocho y ellos pedian quedarse levantados hasta la pelicula de las once y cuarto de la noche en Retequattro, y se quejaban diciendo <>, y fue asi como Tom y Teo se quedaron dormidos viendo Instinto basico y yo pense que, bueno, seguro que la habian recortado para esa emision y que por supuesto estaba doblada y que en realidad hasta que punto entendian ellos el italiano, por mucho que tuvieran un abuelo y parientes maternos que lo hablaran fluido. Como si el problema fuera la lengua. Eso si, no le quite ojo al vino. La segunda semana fue peor porque ya estaban cansados de conseguir lo que quisieran, y el deseo, en esos casos, no consiste tan solo en conseguir lo que uno quiere sino en sentir que te has salido con la tuya al conseguir lo que querias, de modo que entonces empezaron a dar problemas de verdad, problemas del tipo <>, motivo por el cual, en la velada de la decima noche, me encontre chillando, gritandole realmente por primera vez a Teo para que dejara de usar el cuchillo dentado de la cena con el fin de sacarle las plumas a un cojin. Respondio de maravilla: dejo de hacerlo al instante y solo lloro un poquito, se comio sus frutti di mare en silencio, no pidio despues un helado ni profiteroles con chocolate. Y todo el tiempo tenia los ojos muy abiertos y una leve sonrisa en los labios rosados y humedos, con la esperanza de recibir a cambio tambien una sonrisa, un gesto de aprobacion con la cabeza. Es cierto lo que dicen algunos: los ninos ansian en realidad que les pongan limites. Con ese <> me refiero a Artemisia. El dia anterior al incidente del cuchillo dentado, a primera hora de la tarde, cuando los ninos, ebrios de sol tras la manana en la playa, dormian con los diminutos banadores Speedo llenos de arena, espatarrados, respirando profundamente y babeando, yo habia llamado a la puerta de Artemisia. Pasa, dijo, y abri la puerta y me la encontre en biquini. Pasa, repitio, porque yo todavia no habia cruzado el umbral. Entre en la habitacion y Artemisia se volvio de espaldas a mi y se inclino para desatarse los nudos de tela en la nuca y la columna vertebral que sujetaban la parte de arriba. Cierra la puerta, me dijo. Eso hice, y cuando me di la vuelta, estaba frente a mi. Tenia los pechos grandes y algo caidos, llenos de pecas, con los pezones del color de las nueces, tostados y arrugados como ellas, y que sugerian una textura similar. No digo estas cosas con animo de criticar. Sus pezones no senalaban hacia abajo sino al frente. Todo eso lo capte en un segundo, o medio, y luego mis ojos se clavaron en los suyos. Le dije que tenia dudas acerca de la disciplina, queria saber como solia ella imponer disciplina a los ninos. Los gemelos, dijo Artemisia, ansian que les pongan limites. Les pasa a todos los ninos. Los limites concretos importan menos que el hecho de que existan. Diles lo que no deben hacer, continuo Artemisia, y cuando lo hagan de todas formas --y aqui se encogio de hombros--, castigalos. Al encogerse de hombros, sus pechos se elevaron y luego volvieron a bajar. Tenia las manos en las caderas y sus dedos enmarcaban una suave plenitud, que no acababa de ser redondez sino una especie de exhalacion, la unica prueba manifiesta en su cuerpo de que habia estado embarazada y dado a luz dos veces. Tenia los pies separados a la misma distancia que los hombros, y los muslos, tambien pecosos, no llegaban a tocarse. ?Castigarlos?, pregunte. La miraba solo a la cara. Si, dijo, un <>, dejarlos sin postre, esa clase de escarmientos. Volvio a encogerse de hombros. Aunque sospecho que no tendras que llegar tan lejos si levantas la voz. Sonrio. Son unos chicos medrosos. Tienen muchas ganas de complacer. Se inclino y vi que empezaba a quitarse tambien la parte de abajo del biquini, asi que asenti deprisa con la cabeza, me di la vuelta, sali y cerre la puerta, olvidando darle las gracias por el consejo que me habia dado, olvidando incluso darme por enterada. Y asi llego la tercera semana y los ninos se habian acostumbrado a mi y yo a ellos, como ejercitos enemigos que la manana de Navidad firman un armisticio e intercambian regalos: un cono alla vaniglia a cambio de tres cuartos de hora jugando en la arena, y nada de nadar, que vuestra ninera quiere leer un poco. Los vigilaba desde mi tumbona, un par de dias despues, cuando una sombra me cruzo las piernas. Has puesto limites, ?no? La voz pertenecia a Artemisia. Les dices que pueden jugar en la orilla, pero no nadar, y hacen justo lo que tu quieres. Asenti con la cabeza. Teo estaba salpicando a Tom, y este se daba la vuelta para echar a correr. Que vuestros pies pisen la arena, les habia dicho. Quedaos donde pueda veros. Artemisia se inclino y su sombra recorrio mi cuerpo. Sylvia Plath, dijo, leyendo el lomo del libro que yo habia dejado boca abajo sobre mis rodillas. No es muy buena poeta, comento, pero si una persona interesante.

  • Lo que hacemos por amor de Margot Early

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    Mary Anne Drew estaba enamorada de un hombre que se iba a casar con otra mujer, asi que, para conquistarlo, decidio comprar una pocion amorosa. No estaba convencida de que los hechizos y las pociones funcionaran, pero tenia que hacer algo. Desafortunadamente, el brebaje se lo bebio otro hombre, Graham Corbett y, a partir de entonces, empezaron a pasar cosas extranas.

  • Alas de confianza (Edentown 10) de Annabeth Berkley

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    Nora Reaves miraba orgullosa la fachada de la casa que habia comprado en Edentown. Tenia toda la confianza y la ilusion puesta en su nuevo hogar y en la reciente oportunidad que se habia dado a si misma para empezar de nuevo. Sus ojos azules brillaban iluminando aun mas su sonrisa Miro a su amiga que estaba junto a ella, como siempre que daba un paso adelante en la vida. Shelby Payne le cogio la mano en senal de apoyo. Su alegria y sonrisa eran sinceras. --Todo ira genial a partir de ahora, ya lo veras --le susurro Shelby--. Me alegro muchisimo de que estes aqui. Nora asintio con un suspiro de esperanza. Tomar la decision de salir de Nueva York no habia sido facil. Estaba acostumbrada a la seguridad que le daba su apartamento, a lo cerca que estaba la editorial que publicaba sus libros y a la proximidad del instituto de su hijo, pero nada de eso le habia proporcionado esa tranquilidad que tanto buscaba y que habia perdido desde que Doug comenzara las clases. Su complicada edad adolescente y los pesimos companeros que habia elegido como amigos le habian obligado a dar el paso de irse de la ciudad por miedo a que las cosas fueran peor de lo que ya estaban yendo. --Si --le respondio, reafirmando su decision--. Estoy segura de que todo ira bien aqui. --Esto es una mierda --exclamo un malhumorado adolescente rubio, de ojos tan azules como los de su madre, situandose a su lado. Las dos amigas miraron al chico que habia terminado de dar la vuelta a la casa seguido de Scott, el hijo de Shelby, de ocho anos y fiel escudero del que consideraba su primo. --?Como pudiste comprar esta casa? Es una casa de viejos --siguio refunfunando. Megan Saint James, la duena de la inmobiliaria a traves de la que habia hecho todas las gestiones, llegaba justo en ese momento con las llaves en la mano y uno de sus habituales vestidos largos y vaporosos que no disimulaba su avanzado estado de gestacion. --Tienes toda la razon --comento despreocupada por la queja del joven--, pero asi podras dejar la habitacion a tu gusto tras la reforma. Hola, chicas --le tendio las llaves a Nora--. Ahora si que es oficial, bienvenida a Edentown. Nora sonrio a Megan. La habia conocido en alguna de sus anteriores visitas a Shelby, y habia visto la casa con ella poco despues del fallecimiento de su anterior propietaria, madre de la administrativa del alcalde. Cogio las llaves y todos juntos fueron hacia la puerta. Ya sabia que a Doug no le habia gustado la idea de la mudanza. Se lo habia dejado claro muchas veces. Tambien suponia que no se lo iba a poner facil, aunque estuviera muy unido a Scott, pero queria pensar que solo duraria un tiempo y luego volveria a ser el nino carinoso y respetuoso que siempre habia sido. Doug tenia razon. El interior de la casa, aunque se veia limpio y cuidado, estaba muy pasado de moda y bastante abarrotado de muebles oscuros y voluminosos. --Todo esta sin tocar desde que Gertrud fallecio, ya te conte --les explico Megan abriendo las ventanas del salon para airearlo--. En menos de media hora vendra la empresa que Erin contrato para desocuparla totalmente. A primera hora de la tarde podras hacerte mejor una idea de como puede quedar. El agua y la luz no se dieron de baja, asi que no tendras problemas para instalarte cuando quieras. Nora asintio con una sonrisa. Habia seguido un impulso comprandola en cuanto Shelby le habia hablado de la posibilidad, sin dar opcion siquiera a que saliera a la venta y habia aprovechado para verla muy fugazmente en una anterior visita a su amiga. Pocas veces solia dejarse llevar por impulsos en las decisiones importantes, pero en ese momento lo habia visto como un regalo del cielo. El salon le parecia un poco pequeno, aunque junto a el habia una pequena habitacion que servia de trastero o de almacen y supuso que podria unirlos. Lo mismo haria con la cocina que pese a estar recogida y despejada, se veia tremendamente antigua. --?Quieres que avise a Cameron para que te haga la reforma? Supongo que querras hacer obras y Cameron trabaja muy bien. --Perfecto --acepto Nora, confiada y agradecida apoyando la mano en una de las paredes--. Si tiro esta pared podre comunicar la cocina y el salon --comento, ilusionada con la obra. --Cameron te resolvera cualquier duda --le aseguro Megan llevandose la mano a su abultado vientre. --?Te encuentras bien? --le pregunto Shelby. --Si, si --le respondio Megan--. Ha debido despertarse y se esta estirando. Las dos amigas sonrieron. Para ellas quedaban muy lejanos sus embarazos. Shelby se llevo la mano a su vientre y Nora la miro sorprendida, pero sin decirle nada. Subieron al piso superior donde habia solo un cuarto de bano y cinco dormitorios no muy grandes. Uno de ellos estaba lleno de posters antiguos, banderines de un equipo de beisbol y pompones de animadora. --Ya tengo ganas de empezar con las obras --les confeso Nora--. Quiza se pueda tirar alguna de estas paredes. Siempre he querido un vestidor con acceso desde mi dormitorio. --Pero si no tienes tanta ropa --le comento Shelby. Nora hizo una mueca. Llevaba tanto tiempo trabajando desde casa que su guardarropa dejaba mucho que desear. Mallas, leggins, camisetas, sudaderas y solo un par de vestidos que se habia comprado para salir con Stuart, el hermano de su editor, que habia sido su ultima y fracasada relacion. --Eso va a cambiar. Ahora los jueves acudire a las exposiciones esas que se hacen frente a la pizzeria o ire al Shamrock alguna vez. --?Cual sera mi habitacion? --le pregunto Doug entrando y saliendo de todas ellas con una mueca despectiva. --La que tu quieras, Doug, cuando el senor Cameron venga le puedes pedir que te haga lo que quieras en ella. --Con que me ponga conexion wifi me vale --le respondio--. Esto es una mierda. No se por que hemos venido aqui. Nora lo miro enarcando una ceja, amenazadora. --?Quieres que te repita las razones? Doug miro desafiante a su madre y luego bajo la mirada. No queria que Shelby las conociera, aunque sospechaba que las sabia pese a que no le habia dicho nada al respecto. --Vamonos abajo --le dijo a Scott. --Adolescentes --sonrio Megan justificando sus comentarios negativos. --Ya te tocara --suspiro Nora--. Sera mejor que nos vayamos y volvamos cuando este la casa vacia despues de comer. ?Puedes decirle al senor Cameron que venga a las cuatro? Megan sonrio. --Es solo Cameron, Cameron Lawrence --la corrigio mientras bajaban las escaleras--. Se lo dire y no creo que tenga ningun problema. Le dare tu telefono por si acaso. Nora se lo agradecio y siguio a las dos jovenes, satisfecha ante las nuevas perspectivas que la decision que habia tomado le ofrecia. Cuando Nora llego por la tarde a su nueva casa la encontro totalmente vacia y su aspecto le gusto todavia mas. Habia manchas en el papel de las paredes donde se habian apoyado los muebles, pero todo parecia mas amplio y limpio. Lamento que Doug se hubiera quedado en casa de Shelby, porque seguro que le hubiera gustado mas que antes verla asi. Volvio a recorrerla emocionada. Tenia muy buen presentimiento con respecto a esa mudanza. Confiaba en que todo cambiara para ellos. O por lo menos eso esperaba que sucediera. Queria volver a tener esa relacion de cordialidad que tenia con su hijo y que habia perdido desde que el empezo el instituto. Todo entre ellos se habia enfriado y tensado cada vez mas. Doug nunca habia sido muy influenciable, pero juntarse con los mas gamberros del instituto habia sido devastador, por lo menos para la relacion entre ambos. Ella lo achacaba a la falta de una figura paterna a la que imitar, y, por esa razon, se habia animado a salir con Stuart, despues de muchisimos anos sola, pero no habia funcionado. Ni siquiera habian pasado de la tercera cita. Nunca habia tenido suerte en el amor. Su novio en la universidad y padre de Doug se desentendio de ambos en cuanto supo del embarazo, y desde entonces ella no habia vuelto a abrir su corazon a nadie mas. Habia salido alguna vez con algun otro hombre, pero para ella lo unico que le importaba era su hijo, y que el estuviera bien atendido. Sus padres tambien le volvieron la espalda tras la noticia de su embarazo y habia tenido que dejar los estudios y ponerse a trabajar desde ese momento para que ni a su hijo ni a ella les faltara nada. Durante ese ultimo trimestre habia cursado la asignatura de literatura, algo que siempre le habia gustado, y en sus pocas horas libres habia empezado a escribir pequenos relatos. Con el apoyo incondicional de Shelby, companera de clase por entonces, se habia decidido a contactar con algunas editoriales y despues de un tiempo, mucho trabajo duro y bastantes noches en vela, habia conseguido vivir de sus novelas muy bien. Ahora solo rezaba para que su hijo se adaptara sin mayores problemas al instituto, aunque probablemente perdiera ese ano por sus bajas calificaciones. Sonrio al abrir uno de los dormitorios pequenos del piso superior. Quiza pudiera conseguir ese vestidor del que estaba decidida a disfrutar. Bajo al salon. Tenia muchas ganas de empezar con la obra. Vio junto a la puerta una esquina despegada del papel de la pared y no pudo evitar la tentacion de cogerla y tirar con fuerza para comenzar a quitarlo. La satisfaccion que sintio mientras lo hacia era indescriptible. Ilusion, satisfaccion, esperanza... dio un fuerte tiron. --Joder --exclamo malhumorado Cameron Lawrence, que entraba por la puerta en ese momento.

  • Una manana en el Tamesis de Diaz De Tuesta

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    Una manana en el Tamesis
    Libro 1o de la serie UN DIA EN EL TAMESIS
    James Keeling, duque de Gysforth, ha hecho una apuesta con sus amigos, en Brooks’s: dara un paseo matinal en barca por el Tamesis con una dama totalmente desconocida, alguien a quien no haya visto jamas, y con la que no haya hablado nunca. Algo que parece imposible de cumplir hasta que, durante una partida de cartas, coincide con un muchacho consumido por el ansia del juego, el nuevo y flamante conde de Saxonshare.
    Lady Bethany Howland, hija del antiguo conde de Saxonshare, sabe que esta abocada a la ruina mas completa. Su primo y tutor esta dilapidando la fortuna familiar con su enfermiza aficion al juego y la mala vida, y ella no tiene modo de impedirlo. Atrapada por los convencionalismos de la sociedad en la que vive, su unica ilusion es el romantico enamoramiento que siente por el duque de Gysforth, al que solo ha visto de lejos.
    El hombre que, una manana en el Tamesis, le rompera el corazon.

  • El cuaderno de las flores de Kayte Nunn

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    Dos mujeres aventureras, un viaje y la busqueda de una flor que puede dar y quitar la vida

  • Speer de Martin Kitchen

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  • El Puente de Fairmont Hill de Rafa G. Catala

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    Nueva York, 1983. Nick Hamilton desperto aquella noche sobresaltado por una pesadilla. Nada le hacia presagiar que volveria a encontrarse con su idilica y a veces, aterradora experiencia en el pueblo donde vivio parte de su adolescencia.
    Cuando a la manana siguiente, su vieja amiga Emily le comunico la aparicion del cadaver de Joseph Kenner, desaparecido veinte anos atras en extranas circunstancias, sin pensarlo, llamo a Oliver al que no veia desde 1961.
    La vida no habia sido facil para Oliver Kenner. Tras hablar con Nick no supo como reaccionar, tenia miedo a recordar, a regresar a un oscuro pasado que se escondia tras el puente de Fairmont Hill.
    El agente del FBI Luke Barren, encargado de la investigacion del caso, estaba a punto de desenterrar secretos a los que nadie queria enfrentarse y cuya sombra alcanzaria los estamentos mas profundos de la sociedad americana y a sacar a la luz la verdadera razon de la huida de Oliver.

  • Un extrano en mi cama de Kristen James

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    Megan despierta de un coma a una vida que parece no ser suya y un marido que actua como si la amara… pero ?le esta mintiendo? ?Enganandola? ?Que esta pasando realmente? Toda la evidencia dice que son felices y legalmente casados, y sin embargo, sus fragmentados recuerdos dicen lo contrario. Todas las personas que conoce parecen estar de acuerdo, a menos que ella este sufriendo de paranoia debido a su lesion cerebral. Ellison es la clave de su pasado y futuro, incluso aunque no pueda confiar en el. Eso no evita su atraccion hacia el. Megan interpreta a un agente doble, trabajando con “Eli” para reconstruir su vida mientras trata de descubrir la verdad. ?Por que haria el eso? ?Sabe ella algo que no deberia? El tiene una explicacion para todo, hasta que las respuestas nuevas conducen a una historia aun mas retorcida. ?Que tendra que hacer para descubrir la verdad y saber quien es realmente?

  • Un nuevo comienzo (Edentown 12) de Annabeth Berkley

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    Era sabado por la manana. Brooke Sawyer estiro los brazos perezosa. El sol entraba por la ventana de su dormitorio y no tenia ninguna prisa por levantarse. Ya madrugaba demasiado durante la semana para ir a trabajar como profesora al instituto como para hacerlo tambien el fin de semana. Miro el reloj digital de su mesilla. Marcaba las nueve de la manana. Aun asi, ya habia dormido suficiente, penso sonriente. Se levanto con calma. No tenia ningun plan mas que seguir estudiando el ultimo master online al que se habia apuntado. Esta vez era sobre Igualdad de genero, algo que le parecia muy interesante y que, sin duda, le ayudaria a mejorar de alguna manera a la hora de impartir sus clases. El anterior que habia cursado sobre Inteligencia Emocional, lo estaba poniendo en practica con grandes resultados. Bajo las escaleras tranquila y satisfecha mientras se recogia su larga y ondulada melena oscura en una coleta. Fue a prepararse un cafe en la cocina, cuando se quedo parada. ?Habia visto algo al pasar por el salon? Retrocedio sobre sus pasos y se quedo quieta en la puerta. No podia ser cierto. --?Dan? --pregunto con el ceno fruncido. El hombre alto y rubio que estaba en el salon con los brazos de jarras y cabizbajo cogio aire antes de darse la vuelta y mirarla. --Brooke --le dijo a nombre de saludo. Brooke le miro boquiabierta. --?Que estas haciendo aqui? --Tambien es mi casa --le recordo con una sonrisa cinica. Brooke noto que una rabia tremenda se apoderaba de ella. Una rabia que se acentuaba al ver que seguia siendo tan guapo y atractivo como recordaba. Deberia estar prohibido ser perfecto, penso malhumorada. --?Que pretendes? --le pregunto airada--. No pensaras quedarte aqui. --?Por que no? --le pregunto insolente aparentando diversion--. Esta casa es muy grande para ti sola y la mitad es mia. Asi que tengo el mismo derecho que tu. Brooke entro en el salon con los brazos en jarras, en la misma posicion que el y miro la coleccion de maletas y mochilas deportivas que habia a su alrededor. --Pero ?para cuanto tiempo has venido? ?Es que piensas quedarte todo el verano? Dan Sullivan hizo un gran esfuerzo para no decirle lo que realmente pensaba de semejante recibimiento. Apreto los labios con fuerza para evitar que varias palabras malsonantes salieran por su boca. Bastantes problemas tenia en su vida como para tener que lidiar con una solterona frigida y amargada, penso ocultando la furia que sentia. Tenia tanto derecho como ella a vivir en esa casa y estaba decidido a ejercerlo. --Podria decirse que si --le confirmo ocultando que iba a quedarse mas tiempo--. Asi que si tienes algun problema al respecto es cosa tuya. No te voy a quitar la habitacion, me quedare con la del final del pasillo. Dan paso por su lado, cogio dos maletas y subio por las escaleras sin mirarla. Brooke lo vio subir, incredula. Eso no podia ser cierto. No podia estar sucediendo de nuevo. Pero lo peor de todo era tener que darle la razon. Realmente tenia el mismo derecho que ella a estar alli. Su tia se habia casado con el tio de el en segundas nupcias, habian comprado la casa juntos y ambos la habian heredado a partes iguales cuando ellos habian fallecido en accidente de trafico hacia unos diez anos. Fue a la cocina muy molesta. Abrio el armario donde tenia el cafe y cerro la puerta con fuerza. Preparo la cafetera con movimientos secos y bruscos mientras murmuraba todas las groserias y palabras malsonantes que le nacian de dentro. Dan volvio a por el resto de su equipaje y miro hacia la cocina donde una visiblemente malhumorada Brooke preparaba el cafe. La observo con una mueca. Iba descalza y con un pijama veraniego de dos piezas. Tuvo que reconocer que el tiempo la habia tratado bien. La chica que habia conocido e ignorado en el instituto se habia convertido en una mujer atractiva y por lo menos ya no se escondia tras las horribles gafas de pasta que llevaba siempre y sus oscuras ropas dos tallas mas grandes. Ahogando un suspiro subio otras dos maletas. Ella no iba a sacarle de alli y eso lo tenia claro. El habia vuelto a Edentown para quedarse, por lo menos de momento y la casa era suficientemente grande para los dos como para no tener que mirarse siquiera. Sonrio con ironia. En la casa podrian no cruzarse, pero ella no parecia saber que iba a trabajar el ano siguiente como entrenador del equipo de beisbol del instituto donde ella daba clases. Hizo una mueca. Si no lo queria ver era su problema. El debia preocuparse por el, por rehacer su vida, por pensar en su futuro. Necesitaba tranquilidad, espacio, calma, y estaba seguro de que en Edentown iba a encontrarlo. Su ultima lesion en el campo de juego habia acabado definitivamente con su carrera deportiva. Aun no habia saltado la noticia a los medios, y no sabia cuanto tardaria en hacerlo. Habia contactado con el entrenador de su instituto para conocer la posibilidad de entrenar a los estudiantes. Para el habia sido muy humillante, pero queria seguir vinculado al beisbol y era lo primero y lo unico que se le habia ocurrido. Afortunadamente el entrenador Mitchel iba a jubilarse al ano siguiente y se sintio muy afortunado de cederle el puesto sin tener que preocuparse por nada mas. Dan se habia propuesto que fuera temporal mientras pensaba que hacer con el resto de su vida. No habia sido justo que todo su futuro se desmoronara por una estupida lesion. Y no le habia gustado nada tener que decir adios al exito y a la fama. Los contratos publicitarios habian desaparecido. Las llamadas para asistir a las galas deportivas se habian esfumado. Las citas con las modelos y actrices del momento se habian cortado por lo sano, y las pocas entrevistas que habia tenido en los ultimos dos meses habian sido para preguntar maliciosamente por su declive profesional y personal. Poco despues de su accidente habia estado en Edentown para el evento deportivo que se habia organizado en primavera. Habia recordado lo que era un hogar, lo que era estar rodeado de gente que lo conocia desde siempre. Se habia sentido aceptado incluso por antiguos companeros del instituto y eso que reconocia que en su juventud se habia comportado como un autentico idiota. Ya no habia vuelta atras, penso cerrando la puerta de la habitacion en la que iba a quedarse. ?Que habia hecho Brooke con esa habitacion? Pintarla en amarillo y combinarla con tonos azules. Hizo una mueca. Era demasiado femenina para su gusto. Demasiado luminosa, demasiado alegre. Penso en su elegante y lujoso apartamento en la ciudad. Tenia que pensar que hacer con el. Lo habia cerrado con la esperanza de poder volver algun dia, pero sabia que las estrellas de beisbol lesionadas tenian una vida muy fugaz, y mas cuando dejaban de jugar en mitad de la temporada. Maldijo la lesion que le habia sesgado su carrera deportiva y maldijo la soledad tan grande que sentia. Se sento sobre la cama. Si por lo menos Erin no hubiera empezado a salir con el medico ese del que parecia que estaba tan enamorada... Su eterna novia del instituto, tan bonita, tan encantadora... siempre habia estado a su lado. Le habia seguido a la universidad y el se habia portado con ella como el egocentrico irresponsable que era. La habia abandonado embarazada... Por entonces le habia parecido bien. No iba a cargarse con una mujer y un crio cuando empezaba a lanzarse su carrera profesional. Pero ahora no tenia tal carrera, ni a Erin ni al nino que habia perdido poco despues de descubrir que estaba embarazada. Se dejo caer, resbalando, desde la cama hasta la alfombra del suelo. No se podia sentir peor. Estaba completamente solo. Sus padres se habian mudado a la costa hacia tiempo. Llevaban su propia vida. El no iba a preocuparles con sus problemas. La tristeza le arraso los ojos llenandolos de lagrimas. Quiza solo fuera una mala racha, penso. Ademas, Dan Sullivan no tenia problemas, se repitio como tantas veces el ultimo mes. Estiro el brazo hasta una de sus mochilas. Abrio la cremallera y saco la botella de whisky que habia comprado poco antes de llegar a Edentown. Miro por la ventana. El sol lucia radiante, ajeno a todo lo que sentia, penso malhumorado. Abrio la botella. Sabia que era demasiado temprano para beber. Sabia que no solucionaba nada entregandose al alcohol. Ya habia comprobado que tampoco le servia como via de escape. Sabia que ni siquiera le convenia hacerlo. Pero le dio igual. Todo le daba igual. El cafe no habia hecho que el malhumor que sentia Brooke se desvaneciera. Subio a darse una ducha sin comprender que pretendia Dan quedandose alli en Edentown. Esperaba que no hubiera vuelto por Erin. Erin McNamara era muy feliz con Dylan Blake. Ya les habia ocasionado problemas en su anterior visita para la celebracion del evento deportivo. No iba a dejar que les volviera a fastidiar. Ella sentia mucho aprecio por su inseparable companero de instituto y aunque, a veces, todavia le molestaba que Erin fuera tan encantadora y perfecta se alegraba por ambos. Se metio en el cuarto de bano para ducharse. Dan Sullivan no iba a interferir en sus planes de fin de semana. Abrio el grifo del agua. Los pocos dias que habia estado Dan en la primavera y en los que tambien se habia empenado en compartir la casa con ella, apenas habian intercambiado unas pocas palabras. Dan tenia demasiada vida social en Edentown, y cuando no estaba alternando con alguien se encerraba en la habitacion. Brooke recordo que le habia sorprendido bebiendo solo en casa mas de una vez, pero no le presto mayor atencion. Siempre habia ido un idiota egoista y prepotente. Aunque, tenia que reconocer a reganadientes que, desde que habia vuelto a verlo casi sentia pena por el. Todo lo extrovertido, sonriente y exitoso que parecia, desaparecia al entrar en casa. Se encerraba en el dormitorio que habia escogido como propio y no lo volvia a ver hasta el dia siguiente con otra radiante sonrisa segundos antes de pisar la calle. Tambien recordo los dias de instituto cuando el era el capitan del equipo de beisbol. Popular, atractivo a mas no poder y el que se llevaba todas las miradas de las estudiantes. Ella no lo soportaba. Siempre sonriendo, siempre tan guapo, siempre tan atento con su eterna y perfecta novia, la capitana del equipo de animadoras. Jamas se habia fijado en ella. Resoplo molesta. No iba a conseguir estropearle el fin de semana. El agua de la ducha empezo a salir fria, motivo perfecto para salir de alli, secarse el cabello y empezar a estudiar su master. Y, por supuesto, ignoraria a Dan, como siempre habia hecho.

  • Le llamaban Bronco de Laura Sanz

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    Texas, 1868

  • El nino que domo el viento de Bryan Mealer , William Kamkwamba

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  • Una candidata inesperada (Inesperada 3) de Veronica Mengual

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    La senorita Delila Robinson estaba asfixiada. Londres suponia, para ella, una jaula. La joven se sentia como un pajaro libre, pero el problema residia en que todos a su alrededor se empenaban en poner limites. No solo a su conducta, sino tambien a su identidad como mujer salvaje. Salvaje. Ese era el apelativo por el que la familia se referia a ella, y lejos de sentirse ofendida, una sonrisa asomaba en su rostro cuando alguien se referia a ella como la <>. Un animal libre no deberia tener restricciones. Ella tampoco. Animal o persona humana, sentia que todo su mundo estaba patas arriba. Con apenas veinte anos nadie parecia entenderla. Incluso Blair, su hermana gemela, habia cambiado su actitud para no molestar demasiado al esposo de su hermana Megan, el duque de Dash, mas conocido como el Leon Dash. La vida no era la misma desde que sus dos hermanas mayores, Kalsie y Megan, se habian casado con sus dos maravillosos partidos. Este pensamiento hizo que Delila hiciera una mueca, que vino acompanada por una patada que no consiguio resonar sobre el colchon de plumas sobre el que descansaba. El sol habia salido ya y la manana se presentaba aburrida, tediosa y mortalmente irritante. Otro dia mas en la insipida e insustancial vida de la senorita Delila Robinson. La joven suspiro con fuerza. Miro a su alrededor y comprobo que la estancia que lord Dash le habia asignado, desde que se traslado del campo a la ciudad hacia un tiempo --que parecia una eternidad-- seguia siendo la misma. Ricos cortinajes caian de las suntuosas ventanas, elegantes muebles contribuian a crear una habitacion en tonos plateados y rosas, que bien podria ser la de la reina Victoria. Al menos la jaula en la que vivia era sublime. Este hecho no le inspiraba mayor consuelo. No, de ninguna manera lo hacia. Echaba de menos el campo. Salir a pasear sin carabina, nadar en el estanque sin ropa, montar a horcajadas y lanzarle barro a Blair mientras daban de comer a los cerdos. Delila volvio a componer otro gesto en su rostro, esta vez de lastima. Desde que los senores Robinson murieron en aquel terrible accidente, hacia casi cuatro anos, la vida de Delila y sus tres hermanas se habia trastocado por completo. La libertad de la finca campestre ayudo a la joven a sobrellevar el dolor por la perdida. Pero todo se complico cuando Megan decidio que su hermana mayor, Kalsie, se quedase a custodiarla a ella y a Blair en el campo, para ir a Londres a buscar al tutor de las cuatro hermanas. Fue despues de tres anos cuando trascendio que el buen senor Robinson, su padre, habia nombrado a lord Dash como el tutor de las cuatro jovenes y por lo visto Megan llego para recordarselo... y algo mas. Ese algo mas fue que la senorita Robinson se agencio el titulo de duquesa y las obligo a trasladarse a Londres para comenzar largas, agotadoras y aburridas temporadas sociales. Matrimonio. El fiero leon Dash las queria casar de inmediato, decia que ya no lo soportaba mas. El muy bribon habia amenazado con regalarlas, a Blair y a ella misma, al primero que pusiera sus ojos en las gemelas. Desde que Kalsie se convirtio en la nueva marquesa de Wyatt, tanto ella como Blair perdieron el escudo protector de la mayor de las hermanas. Megan se habia convertido en una tirana que siempre andaba dandole la razon a su marido. !Puaj! Era vomitivo ver a la duquesa mirar embelesada y con la boca abierta a su esposo a todas horas. Cuando Blair y Delila comentaban que era asqueroso verla siempre babear por el leon, Megan les decia que algun dia les llegaria la hora a ambas de enamorarse. Falso. Incorrecto. Estupido. Las gemelas no se casarian jamas. Habian decidido que se convertirian en unas solteronas, que vivirian juntas en la finca campestre y que serian inseparables. Era un plan magnifico que, su tutor, el duque de Dash, parecia estar poniendo en peligro al hacerlas desfilar por delante de tantos inutiles dandis. Suspiro con mas fuerza y un grunido salio de su garganta. A las gemelas nunca las habian considerado bonitas. Cierto que compartia con Blair unos ojos azules muy llamativos, pero el pelo oscuro, en contraste con su piel lechosa parecia echar a perder lo que la moda dictaba que era correcto, puesto que no eran rubias. Estaban contentas por no ser como Kalsie, porque su hermana mayor era la que estaba considerada toda una gran beldad. Incluso Megan era hermosa a pesar de su fuerte temperamento, un caracter que parecia haberse adormilado con las caricias del leon. Oh, si. Los duques de Dash eran poco discretos cuando se profesaban muestras de carino. Y eso era mucho peor que verlos observarse con devocion. Si Delila pudiera hacer algo para que no la encontrasen deseable... Lo habia intentado en su momento. En el primer baile de la temporada se mancho el vestido con ratafia para que nadie la mirase, porque las sedas, muselinas y encajes con los que el duque deseaba envolverlas, a Blair y a ella, las hacian demasiado tentadoras. Esa palabra dicha, incluso cuando se mancho el vestido a proposito, por un caballero maduro que contaba con las bendiciones de Dash, fue lo que necesito Delila oir para comprender que no debia ponerse mas ropa bonita para acrecentar su supuesta belleza. Pero el tirano Dash se empenaba en que debian arreglarse de la mejor forma posible para captar la atencion de un hombre. Dios del cielo, !como deseaba regresar al campo! --?Estas ahi? --fue la pregunta que lanzo su hermana Blair mientras se dirigia a su cama corriendo. Su gemela se subio al lecho y comenzo a saltar con el unico fin de despertarla por si la otra joven estaba todavia dormida. --?No eres ya mayorcita para saltar en la cama? --observo Blair desde su posicion. Era un milagro que su hermana no la hubiese pisado todavia con tanto salto. --Nunca se es demasiado mayor para disfrutar de la diversion, hermana. Comienzo a pensar que el duque te esta quitando tu toque. --?Mi toque? --Delila se incorporo y la obligo a caer sobre el colchon de plumas--. Yo diria que mas bien estamos acortando su vida con tantos disgustos. --Lo dicho era una clara muestra de que Delila no estaba dispuesta a cambiar por mas que un arrogante y fiero duque la llamase al orden dia si y dia tambien. --Ahora has sonado como lo haria Megan --rebatio su hermana mientras trataba de salir de la inmovilizacion de Delila sobre el lecho. Esa observacion le valio un ligero pellizco en el brazo de Blair. --!Ouch! --se quejo Blair. En ese momento Delila la dejo libre y ambas se sentaron en la cama pacificamente. --?Te he hecho dano? --quiso averiguar Delila cuando vio a su hermana frotarse el punto donde ella pellizco. --Desde luego que no. Un gran cerdo me arrollo en el campo, el si me hizo dano. Lo tuyo ha sido tan nimio que ni tan siquiera es digno de mencion. --Delila se sonrio. Blair siempre deseaba parecer mas dura de lo que en realidad era. Igual si le habia dado un apreton en el brazo mas fuerte de lo que quiso. --?Has podido deshacerte de el finalmente? --?De quien? --Blair habia perdido el hilo de la conversacion. --Ese vizconde... ?Como se llamaba? --Delila se dio unos toques en la cabeza--. Ah, si, Dereham. ?Has hecho todo lo posible por desanimarlo? --Desde luego que si --dijo con cierta ofensa impregnada en las palabras--. La duda me corroe. --Ese hombre es demasiado insistente. Tan atento, tan apuesto, de tan buena cuna --Delila resoplo--. Aburrido. Como el resto. --Ese vizconde era del todo un hombre inadecuado para ella y puesto que la joven se habia cansado de ahuyentarlo, decidio que tal vez Blair lo conseguiria mas rapido, porque a ella ya se le habia acabado la paciencia. Asi fue como decidieron intercambiarse los papeles, una vez mas. Lo solian hacer a menudo cuando eran mas pequenas, pero desde que llegaron a la ciudad, no habian tenido mayor necesidad. Ese vizconde pesado, hizo que ellas volvieran a jugar esa baza. --Dereham no es tan malo como lo haces ver. Te aseguro que podria haber hombres mucho peores que el. --?Mas aburridos? Dudo que algo como eso sea posible. --Bien, probablemente sea muy correcto en su cortesia y educacion, pero recuerda mis palabras, porque si agotamos la paciencia de Dash, y el nos hace casarnos con un hombre sin dientes o que no cuide su aseo personal... Puede que ahi echemos de menos a los caballeros como el vizconde Dereham. Delila abrio los ojos como platos por la sorpresa. --?De verdad he escuchado lo que acabo de oir? ?Pretendes casarte? ?Olvidarte de lo que establecimos que hariamos cuando fuesemos dos interesantes solteronas que se reirian de la sociedad desde su hogar en el campo? ?Me vas a dejar sola para unirte a un hombre que podria hacer de tu vida un infierno? Blair movio la mano para restar importancia a las acusaciones que acababa de verter su gemela. --No seas dramatica. No tengo ni un solo pretendiente que me agrade. Delila la miro acusadora. --Pero... ?si tuvieses uno te interesaria casarte? --La sondeo con curiosidad. --No lo se, hermana. No puedo saber lo que ocurrira manana. Tan solo soy consciente de que tanto Dash como Wyatt parecen haber mitigado el dolor del corazon de nuestras hermanas por la perdida de nuestros padres, y sinceramente me gustaria que el agujero que todavia siento se cerrase un poco. Delila la miro con panico. --?Y crees que la solucion a eso es un sencillo mortal al que tendras que obedecer en todos sus caprichos, a pesar de que no desees hacerlo? ?Serias el adorno bonito de un aburrido lord para el que sera mas importante la apariencia y la escala social? --Delila no podia creer la conversacion que estaba manteniendo con su hermana. --?Te parece que Megan o Kalsie esten siendo muy desgraciadas en sus matrimonios, hermana? --inquirio con molestia Blair. La conversacion se estaba yendo a un terreno peligroso, porque Delila era demasiado temperamental, incluso a veces podia ser mas vehemente que Megan y Kalsie juntas, y eso era todo un peligro. --No te reconozco, Blair. --Delila abrio la boca por completo con la ocurrencia que le sobrevino. Luego la cerro y comenzo a examinar con detenimiento a su gemela. Algo habia cambiado en ella y esperaba que no... --Me siento uno de esos animales del zoo cuando me miras de esa forma, Delila --se quejo la otra. --?Como se llama el? --?Disculpa? --La pregunta no la entendia. --Un hombre. Sospecho que hay alguien que te ha... --!No! --grito indignada su hermana--. No siempre todo lo bueno que sucede en la vida tiene que ver con un hombre, Delila. --Desde luego que no. Esos seres carentes de inteligencia solo lo complican todo. Si de mi dependiera me meteria en algun tipo de recipiente para que no pudiesen ni verme, ni olerme, y por supuesto, tocarme. --!Ay, Delila! Suenas como si alguien te hubiese hecho mucho dano. --Claro que si --apunto en tono neutro la joven. --?Te han hecho dano? --pregunto con alarma Blair. --Dash. Ese hombre se ha empenado en convertir mi vida en un autentico drama. Y lo que mas me fastidia es que lo hace con el beneplacito de Megan. Desde que Kalsie no vive con nosotras siento que estoy a su merced. Temo que cualquier dia me envuelva en seda roja, me coloque un precioso lazo azul y me deje depositada en la casa de un perfecto y rico caballero para que yo pase a ser problema de otro. Blair comenzo a reirse sin control por la ocurrencia de su gemela. Eso le valio para que una mirada cenuda le cayese encima como un jarro de agua helada. La diversion se termino en ese punto. --Delila, yo creo que Dash se preocupa mucho por nosotras. Lo ha explicado en innumerables ocasiones. Una dama sin la perspectiva de matrimonio no tiene... --Eso son sandeces --la interrumpio al instante--. Con nuestro hermano desaparecido y con la finca de campo sin reclamar por nadie, tu y yo lo tenemos mejor que nunca para retirarnos alli y vivir una apacible vida sin las complicaciones de los hombres y sus estupideces. --Cielo santo, hermana. Dash no te obligara a casarte si no quieres. Tampoco a mi. --?No lo hara? --La muchacha chasqueo la lengua--. Dos hermanas pequenas a las que acusa de hacer de su vida un infierno y que evitan que el pueda vivir un precioso matrimonio con Megan... ?Cuanto crees que tardara el leon en organizar una subasta publica para que pujen por nuestra mano? --Delila se imaginaba el acontecimiento muy claro en su mente. El leon estaria con un mazo, como si fuese a presidir un juicio, Megan a su lado con una brillante sonrisa mientras examinaba a los pujantes. Y ella estaria en el centro de la sala portando un sugerente camison, de esos desvergonzados que le habia visto a la duquesa, obligada por el duque, a fin de mostrar bien la mercancia y que se la quitasen de las manos rapidamente. No hubo tiempo para mas, porque la puerta de su habitacion se abrio sin demasiada ceremonia. La duquesa de Dash, sobria y solemne, aparecio en la habitacion de Delila. El labio inferior de la muchacha se movio de forma involuntaria al recordar a una Megan jovial y despreocupada echando de comer a los cerdos, mientras Delila y Blair hacian guerra en el fango. Atras quedaron los dias en los que la libertad era algo completamente diferente a bailar con caballeros danzas tan inapropiadas como cotillones, minues o el indecoroso vals. --Buenos dias. --Las saludo Megan con el rostro imperturbable. --Hermana --dijeron al unisono las dos tambien a modo de saludo. --Vestios, id al comedor a desayunar y luego, por favor, Delila, reunete con urgencia en el despacho conmigo y con Dash. La duquesa entro, saludo, ordeno y cerro la puerta. Delila no tuvo tiempo de preguntar por el problema existente. Oh, si. Desde luego que si que habia alguna afrenta por la que ella debiese pedir sentidas disculpas. Solo que habia tantas fechorias en su cabeza, que la joven no alcanzaba a imaginar cual de todas seria. ?Podria ser que lord Dalthon le hubiese dicho al duque que ella le piso diez veces mientras bailaban ayer? ?O tal vez fue el senor Roth, quien informo a Dash de sus ideas liberales sobre la conveniencia de que una mujer pudiera valerse por si misma sin depender de un hombre? Aunque probablemente fue el joven marques Richmore quien pudo haber dicho que ella dejo escapar un gas de su garganta cuando termino de beber su limonada, y que despues de haber hecho esto, ella se sirvio un segundo vaso y lo derramo con alevosia sobre el cuando le espeto que era una dama sin modales... Bueno. La verdad es que si era una mujer con una gran educacion, solo que no le apetecia exhibirla ante petimetres insensibles que solo la buscaban para entablar una relacion familiar con el Leon Dash o el marques de Wyatt. Ahuyentar pretendientes se habia convertido en una mision del todo placentera y esperaba que fuese muy efectiva. --?Que has hecho ahora, Deli? --Pretendio averiguar Blair mientras se ponia en pie. Su gemela acortaba su nombre cuando sentia compasion de ella. Delila se encogio de hombros. --?Yo? Nada en absoluto. Bien sabes que soy todo un candor sin macula de perdicion. --Si. Exactamente igual que yo. Las dos comenzaron a reir. Blair lo hizo con gozo, pero su hermana no lo disfruto tanto. Que el leon la convocase en su guarida y que ademas su hermana hubiese estado tan seria... Delila estaba en dificultades, y esperaba que las sonrisas y miradas de inocencia que le regalaba al duque cuando se metia en problemas pudieran volver a ser un salvoconducto para salir indemne de la afrenta de la que la responsabilizaban. *** Delila llego hasta el despacho del duque de Dash y se retorcio las manos. Estaba nerviosa. Tenia que reconocerlo. Le habia dicho a Blair que no hacia falta que la acompanase en la improvisada reunion, pero si que necesitaba el apoyo que suponia su gemela. Mas porque entre los crimenes que se le podian achacar, contaba con unos cuantos a su espalda que...

  • Suenos de Invierno de Kelly Dreams

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    Las inclemencias meteorologicas fueron las culpables de que Nakia se viese obligada a buscar cobijo en una de las cabanas del complejo turistico en el que trabajaba. Pasar la noche a solas en medio de la montana no era la mas interesante de las opciones, pero, ?que otra opcion le quedaba?
    Alexei llego a las montanas de Domjab buscando un momento de libertad, una ultima bocanada de aire fresco antes de hacer frente a su irremediable destino, con lo que no contaba era que las nevadas montanas traerian consigo la presencia de una mujer que pondria a prueba su paciencia y se grabaria a fuego en su piel.
    Una aventura de una noche, un encuentro sin normas, sin preguntas, solo placer y que haria peligrar cada una de sus prioridades.

  • I love you, mon amour de Tamara Balliana

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    Cassie ha cruzado el charco para aterrizar en el corazon de la Provenza. En esta idilica region francesa, la norteamericana podria desempenar su ultima mision como consultora del grupo hotelero Richmond. Si supera con exito el trabajo, alcanzara el sueno de su vida: dirigir su propio hotel. Sin embargo, la experiencia va a ser muy distinta de lo que ella espera. Los encantadores pueblos y paisajes, el agradable soplo del mistral, la deliciosa gastronomia, el canto de las cigarras, la pintoresca familia de su companera Olivia... la sumergiran en un universo de ensueno, al que se sumara el turbador atractivo de Damien, el director del hotel. Con todos estos ingredientes, ?conseguira Cassie seguir el plan que se habia trazado? ?O se interpondran la Provenza y el amor?

  • No se lo digas a nadie de Harlan Coben

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    “El pediatra David Beck y su esposa, Elizabeth, han ido a celebrar un aniversario muy especial al lago Charmaine. Crecieron juntos, se besaron por primera vez a los doce anos, y, ahora, trece anos despues, la corteza del mismo arbol vuelve a recoger el testimonio de ese amor. Pero lo que empieza siendo un romantico fin de semana pronto se vera trocado en tragedia. Mientras nadan por la noche en el lago les asaltan: David es golpeado y queda inconsciente, su mujer, secuestrada. El cuerpo de la joven aparece sin vida en una zanja. Su propio padre se ocupa de reconocer el cadaver mientras Beck se recupera de la agresion en el hospital. Han pasado ocho anos desde aquella pesadilla y el culpable, un asesino en serie, espera en el corredor de la muerte, sin embargo, las heridas de Beck no han cicatrizado todavia. Se refugia en su trabajo y sus amigos, pero el recuerdo de Elizabeth no le abandona.

  • El dia que Selma sono con un okapi de Mariana Leky

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    Todo el mundo en Westerwald sabe que Selma tiene un don especial: cuando suena con un okapi alguien fallece en veinticuatro horas. El dia que se hace realidad la premonicion que todos temen, las verdades acalladas y las cartas iniciadas con nunca y siempre comienzan a circular, y su sueno cambia irreversiblemente las vidas de Luise, su nieta; de Martin, el nino levantador de pesas; del optico enamorado; de la triste Marlies e, incluso, la de un peculiar monje budista.

  • La tierra donde estar contigo de Do Pons Ruiz

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    Durante el reinado de David I de Escocia y a peticion de este, los clanes se alian unos con otros para restaurar la paz en su reino. Sin embargo, nunca faltaran aquellos que, decididos a acabar con cualquier heredad, deseen la suerte del projimo.

  • Los ultimos dias de Clayton & Co de Francisca Solar

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    A fines del siglo XIX, en la desaparecida localidad de Atlas, la joven Abigail Clayton era reconocida por el curioso talento de fotografiar a los muertos. Una habilidad que cuidaba un aterrador secreto: los protagonistas de sus imagenes le susurraban secretos sobre los vivos. Personas de todo el pais viajaron a conocer a la “medium Clayton”; recibio a campesinos y diplomaticos, ayudo en casos legales y policiales, hasta que una acusacion de demencia y un escabroso homicidio terminaron con su corta carrera. “Bruja, loca, asesina”, dicen que estuvo encerrada mas de una decada en el sotano de un sanatorio antes de que la tuberculosis y el olvido la mataran. Dicen muchas cosas sobre ella. Sin embargo, lo unico claro, es que la verdadera historia de quienes retrataba se escondia en el susurro de los fantasmas o detras del clic de una de sus fotos.

  • El Resurgir de la Atlantida de Thomas Greanias

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    En la Antartida, un terremoto glacial se traga a un equipo de cientificos y deja al descubierto un misterioso monumento mas antiguo que la propia Tierra. En Peru, el doctor Conrad Yeats, arqueologo, es apresado por las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos para que desentrane la clave final de los origenes de la raza humana. En Roma, el Papa convoca al Vaticano a una activista medioambiental, la doctora Serena Serghetti, con el fin de revelarle la terrorifica vision de un desastre apocaliptico. En el espacio, un satelite de seguimiento climatico informa acerca de cuatro descomunales tormentas que se estan formando alrededor del Polo Sur...

  • Los Pecados de Olivier (Senor Brooks 1) de Andrea Adrich

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    Noah ha dejado su pueblo natal y su familia para perseguir su sueno: ser disenadora de moda. Con mucho trabajo y parte de los ahorros de sus padres abre una pequena tienda en Nueva York. Su sueno y todo su mundo se vienen abajo el dia que un desconocido entra en su tienda anunciando que es el nuevo propietario del local y que tiene que marcharse.
    Ese desconocido es Olivier Brooks, el chico malo de las finanzas. Un empresario despota, manipulador y adicto al control; dueno de un imperio que maneja con mano dura.
    Olivier siempre consigue lo que quiere. hasta que se encuentra con Noah. Ella no esta dispuesta a que le arrebate su sueno, y Olivier no esta dispuesto a que se salga con la suya: las cosas se hacen a su manera o no se hacen.
    ?Sera Noah lo suficientemente imprudente para caer en sus redes? ?Cedera Olivier, por una vez en su vida, el control?

  • ?Quien te crees que eres? de Alice Munro

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  • Jazmines y peinetas de Clotilde Sanchez

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    Cordoba 1918
    Maria Cristina Rojas,perteneciente a una familia de la alta burguesia cordobesa,se despide del internado donde ha estado residiendo desde nina.Su nueva vida comienza en una Andalucia repleta de senoritos, cortijos y poder.En ese entorno nuestra protagonista conocera la amistad,el amor y la traicion.
    Con personajes ilustres de la epoca y lugares emblematicos,la inocente Maria Cristina descubrira una sociedad arcaica y conservadora en esa Cordoba siempre magica y misteriosa.
    Marcada por la perdida de su madre desde nina,viajara hasta Cuba para conocer a Valdivia, un pariente que guarda un doloroso secreto.
    A su regreso,cuando la muchacha cree encauzada su vida, descubrira que el hombre con el que se ha casado no es el marido enamorado y galante que ella creia.Un desgraciado episodio la obligara a huir con su familia a los Valles Pasiegos del norte.
    Pasara de una vida acomodada como duena de un cortijo a convertirse en una pasiega que tendra que trabajar duro para sobrevivir en las frias cabanas de los montes nortenos.
    Alli entre montanas y valles surgira una nueva Maria Cristina,arrojada,luchadora,empoderada y valiente.Dispuesta a buscar su ansiada felicidad.

  • Abraza mi oscuridad, Isabel Keats de Isabel Keats

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  • Suenos de una cita de Anna Olsson

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    Todo empieza con una conversacion en internet. Esta pareja promete juntarse en persona hasta lograrlo convirtiendose en un hermoso romance.

  • Las invitadas secretas de Benjamin Black

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    A causa de los constantes bombardeos que sufre Londres durante la Segunda Guerra Mundial, los reyes de Inglaterra han decidido alejar a las dos princesas de la capital. En una mision de alto secreto, las chicas de diez y catorce anos viajan hasta la destartalada mansion de un familiar en un remoto pueblecito irlandes, donde deben vivir de incognito hasta nueva orden. Solo conocen su verdadera identidad el propietario de la casa, la agente de los servicios de inteligencia britanicos que las acompana y el subinspector irlandes Strafford, que no acaba de sentirse comodo en su papel. Se diria que Irlanda es un refugio seguro, a buen recaudo de los nazis, pero nadie parece haber reflexionado sobre la hostilidad que despiertan los ingleses entre muchos de los lugarenos.

  • Otto de Jose Ramon Villaverde Garcia

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    Basada en hechos reales La lista Otto fue un catalogo o vademecum creado en el Paris ocupado durante la II Guerra Mundial. El objetivo, el expolio de todos los bienes posibles a los judios y franceses. Cuadros, joyas, divisas, vinos, minerales llenaron sus paginas asi como el origen, localizacion y propiedad de los mismos.

  • Eres mi paraiso de Barb Capisce

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    Eric Artinian, argentino, ejecutivo junior de una importante multinacional, atado a sus ambiciones. Vera Di Lorenzo, venezolana, fotografa independiente, un espiritu libre y honesto.

  • Sin igual, Alyson Noel de Alyson Noel

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    Todo el mundo aspiraba a ser alguien.

  • La cancion del cautivo de Miguel Ale

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    La breve vida de Amanda estuvo signada por la tragedia. A los quince anos, asesinan a su familia, la raptan y es llevada como cautiva fuera de la civilizacion. Cinco anos despues es rescatada. La unica posesion que trae consigo es un hijo que tiempo despues quedara huerfano. Damian crecera solo en un pueblo de inmigrantes, situado en la inmensidad de las pampas. Con el progreso de sus habitantes se iran afianzando el clasismo y la discriminacion. Su condicion de pobre y mestizo ahondara la brecha. Vivira una infancia marcada por dos factores comunes y reiterados de la naturaleza humana, presentes en el devenir historico de las convivencias sociales; hostilidad e indiferencia. En las postrimerias de su adolescencia y con el pais involucrado en una guerra distante, una contingencia fortuita provocara un cambio radical en su existencia. Por este motivo, ira descubriendo con celeridad que poseia multiples facetas subyacentes. Recibira instruccion y al mismo tiempo, Damian Zarebski ira experimentando aspectos esenciales de la vida. Descubrira el amor, el odio, las ciencias, los codigos; lo imperdonable y la piedad, lo tetrico y lo puro. El horror vivido, sera expandido como muestras de frialdad implacable. Y en poco tiempo, el honor mancillado y la reparacion de las injusticias seran elementos imprescindibles para la continuidad de sus planes de vida. Todo esto regido desde un particular sentido de justicia, sustentado por una potestad hecha con insondables paradojas existenciales.

  • Seda y acero de Kat Martin

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    Novela romantica de la autora de Amantes furtivos, que hara las delicias de todas sus lectoras, y encontraran en ella todo lo que necesitan de una buena historia de amor.

  • El diario de una bastarda (Diarios nobles 1) de Maria Isabel Salsench Olle

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    Alice Smith es una bastarda y no soporta que se lo digan. Ha vivido siempre a la sombra de sus perfectas hermanas reconocidas por la sociedad y lo unico que desea es llevar una vida tranquila lejos de las habladurias. Por fin encuentra la paz en Francia o eso piensa hasta que… un hombre muy apuesto y de ojos plateados le hace pedir perdon de rodillas, humillandola en publico.
    Ese sera el inicio de una rivalidad en la que Alice buscara recobrar su dignidad. Sin embargo, lo que no espera es enamorarse en el camino…
    Hugo Silvery es un acaudalado noble de origen ingles que se ha instalado en Francia para dejar correr sus vicisitudes lejos de la reprobacion de su padre. No soporta a la gente de clases inferiores y asi se lo demuestra a Alice, a la que considera poco mas que una campesina, pero no contaba con que ella fuera la mujer mas hermosa que habia visto nunca. Y sera la belleza femenina lo que le hara dificil despreciarla por ser una bastarda.

  • ?Quien se ha llevado a Daisy Mason? de Cara Hunter

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    PREPARATE PARA LEER EL THRILLER MAS ABSORBENTE DEL ANO

  • Intentos de sacarle algo a la vida de Hendrik Groen

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    Una novela conmovedora y cinica que recoge de manera ironica las experiencias de Hendrik Groen, un anciano de 83 anos y un cuarto, en una residencia de la tercera edad.

  • Emergencia de Amor de Laura Morales

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    La vida de Myriam es genial: tiene una familia a la que adora, vive con su mejor amiga y ha conseguido cumplir su sueno: confeccionar un traje para Charlotte Thorn, su actriz favorita; por fin, todo parece ir sobre ruedas. Pero cuando sufre un grave accidente de coche y su vida pende de un hilo, Gabriel, su raro e insoportable vecino, la salva, convirtiendose en su angel de guarda y en alguien tan importante como los suenos por los que ella tanto ha luchado. Una vez recuperada, Mimi tiene que volar hasta la otra punta del planeta para dar un empuje a su carrera de disenadora. Una vez alli, se encuentra dividida entre lo que comienza a sentir por Gabriel y la quimica que surge con el irresistible actor Josh Knight, su amor platonico. Y, por si eso fuera poco, Mimi le esconde un secreto a Gabriel que trastocara su relacion para siempre. ?Puede un corazon dividido elegir la verdadera razon por la que latir?

  • Las alas del destino de Antonio Torres Rodriguez

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    A veces nos pasamos la vida entera esperando encontrar a nuestra media naranja y cuando se consiguen conjugar todos los ingredientes para que suceda el encuentro y los elementos se alinean permitiendo que la providencia la ponga frente a nuestros ojos, entonces aparece el factor mas influyente y determinante, nosotros mismos, provocando que por una decision erronea se nos pase el tren que tanto tiempo estuvimos esperando y deseando, llegando a alcanzar tan solo a ver como se nos aleja en el a quien tanto buscamos. Eso mismo debio de pensar Paula cuando quedo desorientada en el anden del metro, viendo como se perdia por la boca del tunel el ultimo vagon. Ni imaginarlo podia cuando una semana antes viajaba como cada manana con destino a la universidad y por los cristales del vagon vio a una joven de aspecto delicado que tambien portaba libros entre los brazos, que se mostraba frente a ella al otro lado de las vias en el convoy que coincidia en horario con direccion opuesta. Las dos jovenes se quedaron mirando fijamente hasta que la velocidad y entre el gentio que abarrotaba el interior de los vagones obstaculizaron la visibilidad entre ellas. Paula quedo atraida desde ese mismo momento y su imagen ya no se aparto de su mente durante toda la jornada, pensando en su belleza y en su mirada, imantada con la de ella. A la manana siguiente y envuelta en la misma voragine cotidiana subio de nuevo al metro que le llevaria a tomar las clases universitarias. Probablemente ya nunca mas volvere a verla, pensaba, mientras el metropolitano comenzaba desplazarse sobre las vias dejando ver sobre la ventanilla el paso revolucionado de la vida al otro lado del cristal. La parada se iba acercando al mismo tiempo que su inquietud subia de tono a la espera de saber si lo del dia anterior fue solo una coincidencia y ya nunca mas se daria otro casual encuentro. Pero el convoy se detuvo coincidiendo tambien en esta ocasion frente al vagon de la desconocida pasajera y alli estaba. De nuevo sus figuras se quedaron inmoviles y mudas frente a frente, con un mensaje de atraccion mutua en sus miradas, y tras unos breves minutos otra vez la velocidad se interpuso entre las dos rompiendo el encanto del encuentro. El pulso se le altero y por primera vez comenzo a sentir un cosquilleo dulce que le recorria el cuerpo. La alegria y la sonrisa se instalaron en ella al tiempo que su mirada se quedaba anclada en cualquier objeto, al azar y con el horizonte perdido. Su concentracion quedo limitada a un recuerdo y por su mente ya no pasaba otra cosa mas que la imagen de quien comenzaba a sentirse enamorada. Pasaron varios dias mas y la dulce sensacion se tornaba temerosa, solo un dia mas de clases en la universidad y de nuevo regresaria a su ciudad, a su pais, lo que significaba que probablemente ya nunca mas volverian a encontrarse, que todo quedaria en una hermosa ilusion efimera. No asi, y consciente de ello, se atrevio a dar un paso adelante. No podia dejar escapar la oportunidad de conocer a aquella chica que le ocupaba su pensamiento todas las horas del dia y en sus suenos. A la manana del ultimo dia se levanto mas temprano que de costumbre y tomo el metro de anterior horario al habitual, con la intencion de apearse en la parada del encuentro y pasarse al otro anden, esperar al convoy en que acostumbraba a viajar la desconocida pasajera y provocar un encuentro mas cercano. Y asi lo hizo, se abrieron las puertas y subio al vagon donde la joven de delicado semblante se mostraba cada manana desde dias atras. Busco y busco, pero no la encontro en el compartimento, no estaba alli. Fue entonces cuando su manifiesta desilusion se multiplico, al ver que la joven se hallaba en el convoy opuesto, en el mismo vagon en que ella viajaba cada dia. La expresion de sus miradas lo dijeron todo y Paula solo acerto a salir precipitadamente del metro y quedarse en el anden, donde por ultima vez vio alejarse a la mujer que le habia trabado el corazon. Cuento del hombre bipolar La calida manana veraniega invitaba al relax y disfrute de los placeres mediterraneos en la pequena ensenada. Como cada manana estival el cuentacuentos disfrutaba de la brisa marinera junto a su pino preferido, bajo su sombra, a la espera de que los jovenes y curiosos que transitaban la playa acudieran a su encuentro, donde cada dia les contaba un cuento, les narraba una historia con sabor a mar napolitano. Poco a poco y como en una liturgia los escuchantes se iban sentando a su alrededor, esperando a que el narrador comenzara su relato. El contador bebio un trago de agua fresca y comenzo su historia, la del hombre bipolar: Cuentan que hace ya algunos anos, tantos como los que no alcanzamos a haber vivido, existio un joven inquieto hijo de esta isla. Pietro, como se llamaba, sonaba cada dia con recorrer otros lugares, otros paises, con vivir aventuras y nuevas experiencias. El creia que era la mejor manera de encontrarse a si mismo, la de ir puliendo su pensamiento a golpe de vivencias. Tantas ilusiones y ansias por recorrer mundo tenia que cada manana subia a la colina mas alta de Ischia, para en los dias claros observar el horizonte, la silueta de la costa napolitana, la linea del paisaje toscano; cada jornada hasta la puesta del sol, donde Neptuno pinchaba con su tridente al astro rey para llevarlo a su reino a dormir, para al dia siguiente despertar de nuevo radiante y vigoroso, esplendido de luz, exultante de vida. Uno de aquellos dias, en el que el otono se hizo patente y las nubes comenzaron a nublar el horizonte, Pietro decidio que habia llegado el momento de partir a buscar su propia identidad, aquella que, contaban los mayores del pueblo, llevamos dentro y que solo aparece con el transcurrir de los dias y las experiencias. Era tan inquieto que no soporto la espera, quiso adelantarse a su tiempo y a las vivencias para provocar su llegada lo antes posible. Bajo de la colina y fue en busca de su amada madre, de la que se despidio, para luego acercarse a los barcos amarrados en el puerto y en uno de ellos cruzar hasta su horizonte sonado. Recorrio la Toscana, sus colinas y campos cosechados, y continuo hasta llegar a Venecia, por donde navego en gondolas por entre canales, con el revolotear de palomas al sonido bizantino del repicar de San Marcos. Y continuo su caminar; y camino hacia el norte hasta poner sus pies andariegos en las orillas del Danubio, en el valle de los Bosques de Viena, con ritmo de vals y entre lagos con blancos cisnes que se difuminaban con los paisajes de palacios nevados. Y siguio la senda con la vista puesta en los Alpes, en su esbelta cordillera y por los verdes valles a su falda. Continuo hacia el Norte, hacia el Este, hasta las tierras bajas, entre canales y molinos de viento, al color de los interminables campos de tulipanes. El mar se situo a sus pies y decidio bajar continente hacia el Sur, hasta quedar prendado en las riberas marsellesas de la Costa Azul. Siguio el mismo punto cardinal en su rosa de los vientos hasta enamorarse de Sierra Morena y recorrer sus montes bandoleros a lomos de una yegua cartujana; miro hacia el Este y anclo sus ojos en los tristes fados de la dulce y triste Lisboa, donde se sento a mirar el horizonte atlantico, igual que anos atras hacia sobre la colina de su querida isla mediterranea. La anoranza le invadio y decidio que aquel era el momento de regresar. Y regreso. Nadie en su pueblo recordaba ya al joven Pietro, ni siquiera su querida madre salio a recibirlo, ya no estaba entre los moradores vivos de Ischia. Sus paisanos, que no lo reconocian, murmuraban a su paso preguntandose quien seria aquel desalinado personaje que caminaba siempre solo y hablando en voz alta, cambiando el tono, preguntandose y respondiendose a la vez, llorando y consolandose, riendose a doble carcajada. Comenzaron a llamarle el hombre bipolar, porque era capaz de mostrar doble personalidad. Hasta que una manana uno de los mas ancianos de la isla lo reconocio y recordo que salio muchos anos atras a recorrer mundo para encontrarse a si mismo, fue el que supo llegar a la conclusion mas logica, que Prieto no solo habia encontrado su identidad sino que habia regresado acompanado de su otro yo, el que se dice que todos llevamos dentro. Busca a tu hermano Busca a tu hermano, prometeme que no dejaras de buscarlo por nada del mundo. Fueron las ultimas palabras que Milagros pronuncio a su hijo Jose Antonio antes de morir. Ella siempre tuvo en el presentimiento que su primer hijo se lo robo aquel militar franquista que no paraba de piropearlo. No lo olvidaba, nunca olvido la expresion de su cara mientras repetia -!Pero que nino mas guapo!- como tampoco habia olvidado su nombre, Laureano Gil de la Hoz, el responsable del traslado de las presas republicanas en el viejo tren de mercancias con direccion a la prision de San Carlos. La guerra espanola causaba estragos en la zona republicana por los ataques de los fascistas sublevados. Milagros cayo presa aquella noche de 1.937 en la que los rebeldes entraron armados en el pueblo, mataron a la mayoria de los hombres y apresaron a las mujeres en edad de luchar. Solo tuvo tiempo para envolver a su hijo en la toquilla y, a punta de fusil y a empujones, la subieron al camion que las traslado al tren. Al segundo dia de ingresar en la carcel una monja le arrebato a su hijo de entre los brazos con la excusa de que las condiciones del presidio no eran las adecuadas para la salud del nino. Dos dias mas tarde, la misma monja, fue a decirle que su hijo habia muerto. Ella tenia el convencimiento de que no era verdad, que su hijo estaba vivo y que se lo habian robado, mas aun, despues de que la religiosa se negara a que pudiera verlo por ultima vez. Jose Antonio tenia el conocimiento de que Milagros no era su madre biologica, aunque para el nunca supuso inconveniente alguno, siempre la acepto como su propia madre desde que era un nino, cuando se quedo a vivir con ella hasta el dia en que murio. La hermana de Milagros, Encarnacion, fue a visitarla despues de acabada la guerra. La contienda las mantuvo separadas durante varios largos anos en los que la miseria y el hambre recorrian el pais de punta a punta. La noche que los falangistas entraron en el pueblo y se llevaron a las mujeres, Encarnacion, embarazada por aquel entonces, se escondio en la cuadra y no salio de alli hasta que se fueron. Al dia siguiente huyo y no regreso hasta pasados algunos anos. Jose Antonio tenia una hermana algo menor que el y recordaba el dia que junto a su madre fueron a visitar a Milagros a la ciudad, a reencontrarse las dos hermanas despues de varios anos separadas. Milagros lloraba desconsolada abrazada a Encarnacion, implorando al cielo que le devolviera a su hijo querido que le habian robado. A partir de aquel dia Milagros se convirtio en su verdadera madre. Encarnacion permitio que el nino se quedara con su hermana por unos dias, para que le hiciera compania y le ayudara a olvidar a su hijo desaparecido, pero aquellos dias se convirtieron en toda una vida. Para Milagros, Jose Antonio paso a ser Antonio a secas, como se llamaba su hijo biologico, habia encontrado en su sobrino el remedio a sus desconsolados males. Sin embargo, no echo en olvido a su hijo desaparecido, cada dia recordaba como y cuando se lo quitaron de entre los brazos para no verlo nunca mas. Nunca perdio la esperanza, hasta el ultimo de sus dias no dejo de pedirle a Jose Antonio que lo buscara y que, cuando lo encontrara, le dijera lo mucho que lloro por el, que nunca lo dio por muerto y que nunca lo habia olvidado. Los esfuerzos por satisfacer a su madre, por encontrar el paradero de Antonio, fueron infructuosos. Busco pesquisas por todas partes, en la antigua carcel, en el convento de la monja que se lo arrebato, pero todo fue inutil. El paso de los anos se habia encargado de borrar el minimo indicio de la existencia del nino Antonio. A la muerte de Milagros, el unico familiar que le quedaba vivo era su hermana Encarnita, que vivia en el pueblo donde Encarnacion habia muerto algunos anos atras. Con el dolor de la perdida de su madre y con la promesa que le hizo a esta de no dejar de buscar a su hijo, Jose Antonio decidio ir a visitar a su hermana.

  • Insensible de Veronica A. Fleitas Solich

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    Publicar un libro es su sueno, sin embargo Gabriela jamas imagino que la primera obra que publicaria seria una biografia; mucho menos que la vida que deberia retratar con sus palabras, seria la del enigmatico empresario Felix Meden.
    Gabriela intentara conocer al hombre que se esconde debajo de esa fachada insensible y dura, embarcandose en una pequena odisea que la llevara a experimentar sensaciones de las cuales se creia demasiado lejana y con aquellas con las que no habia sonado jamas vivir.
    Un corto pero muy intenso viaje por Europa los empujara a ambos a reencontrase consigo mismos y con sus respectivos pasados.
    ?Lograra Gabriela aceptar su nueva realidad y su pasado, o Felix Meden sera algo con lo que ella no podra de lidiar?
    Ninguno imagino que una simple campana publicitaria les cambiaria la vida de ese modo.
    Erotica, conmovedora y divertida, Insensible es la primera parte de esta historia que te atrapara, apoderandose de tu sentir.

  • El unico recuerdo de Flora Banks de Emily Barr

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    Todos recordamos nuestro primer beso.
    A Flora Banks es el unico recuerdo que le queda.

  • Bajo tu hechizo de Sofia Arias

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    Una historia de amor entre el jefe mas temido de las provincias barbaras y una poderosa hechicera que hara las delicias de los lectores.

  • El rey del escoces de Penelope Sky

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    Jopseh Ingram cometio el error de robarme. cuatro millones de dolares. Se llevo mi informacion sin pagar por ella. Y creyo que podria salirse con la suya.

  • Salvame de los espiritus de Isai Flores

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    !NO TE DEJARAN EN PAZ!
    La novela debut del escritor mexicano Isai Flores, ahora bajo el sello de Editorial Endira, disponible en librerias de Mexico.

  • Ciudad berraca de Rodrigo Ramos Banados

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    <>. <>. <>. Las frases fueron escritas con pintura roja en las murallas, delante de la fila de extranjeros que culebreaba por las soleadas calles de Antofagasta hasta el edificio de la gobernacion, a un costado de la plaza Colon, la plaza principal de la ciudad y centro social antes de la construccion del mall. Tambien la llamaban la plaza de los gitanos, pues ellos se banaban en las dos fuentes de agua casi todo el ano, a excepcion del invierno, cuando el municipio secaba los platos. Era junio el unico mes cuando se sentia realmente el frio y los colombianos se abrigaban hasta el cogote. El resto del ano caminaban con camisetas, sueltos, extrovertidos, alegres, y esa alegria, esa verborrea y esa sensualidad de cuerpos libres contrastaban con ciertas personas de alli, de movimientos apretados como robots viejos y miradas punzantes, como si en sus ojos tuvieran dos porciones de fuego lanzadas por el canon de un averno intestino para incinerar lo que parecia malo. Eso, lo malo, era sin duda lo que no se conocia, lo distinto, como el raro entusiasmo que puede ser el carnaval de una nueva vida, la alegria de una nueva oportunidad de los extranjeros que semanas antes habian sido desahuciados por la guerrilla. Para esos muertos, llegar a Antofagasta era como alcanzar el cielo que dibujan los Testigos de Jehova en su tornasol revista Atalaya, aunque en este caso fuera un atosigante paisaje ocre sacado de las cronicas marcianas. Pocos en la provincia se esforzaban por conocer a los extranos, pues pertenecian a un mundo pequeno y aislado, lleno de divertidos prejuicios socarrones. Un mundo que era como un enorme cementerio de neumaticos de camiones mineros, de esos que parecen escarabajos fosilizandose a un costado de la Panamericana, porque las carreteras, en el norte de Chile, estan llenas de fosiles industriales. Y viajar por ellas hace sudar el culo, sobre todo en el momento en que el sol desvanece la sombra al punto de hervir la piel y aturdir la vista hasta partir el paisaje en minusculos granos rojos como los de la granada. A los colombianos sobrevivientes solo les quedaba disfrutar del nuevo mundo desertico al que en las revistas economicas comparaban con Bahrein, pero esto no era ni la periferia de Bahrein ni nada parecido y tocaba celebrar la vida en una tierra extrana, sin importar lo que dijera el resto; por eso la musica, la parranda, la soltura y el baile. Y claro que no les iban a asustar las miradas recelosas si venian de la guerra. Y por supuesto que las miradas eran punzantes si estos inmigrantes querian transformar esto en Antofalombia. A la plaza Colon tambien la llamaban la plaza de las palomas, la de los lustrabotas, la de los jubilados y la de los libreros, esto ultimo por dos hombres que recopilaban articulos del diario sobre las anejas salitreras transformandolos en libros, que vendian bien. Los pampinos habian adornado con tanta obsesion el pasado, ese pasado de chusca, sudor, sol y balas, que lo habian convertido en una suerte de eden, negando el presente, encuevados en sus villas. A la plaza le decian asimismo la de los colombianos, porque acampaban de madrugada en sus recovecos esperando turno para legalizar los papeles en la oficina de extranjeria que estaba al frente, y armaban alli pequenas rumbas de un hibrido entre cumbia, salsa y regueton. Hasta un platano habia brotado de la nada a un costado de la plaza, justo donde pernoctaban los colombianos, y ese perturbador arbol, de tallo laxo como el miembro de un caballo negro, horrorizaba a los nativos, pues de un dia para otro se habia transformado en el simbolo de eso que llamaban despectivamente una ciudad bananera, una ciudad del tropico. Pero esto era Chile, el frio Chile, el antartico Chile, el sureno Chile, el europeo Chile y el blanco Chile: un pais sin platanos. Cada tanto los rayados eran borrados con pintura por la municipalidad luego de las cartas tipo denuncia de xenofobia que aparecian en El Mercurio de Antofagasta, el diario que masificaba la manera de pensar de los poderosos, con un tiraje promedio de ocho mil ejemplares en una ciudad de al menos cuatrocientos mil habitantes. Cartas firmadas por una elite progre o de izquierda o influenciada por los jesuitas, que habia adoptado como forma de vida la defensa hacia los extranjeros, pues no soportaba el maltrato que le daban algunos de los antofagastinos, sus coterraneos. Los colombianos habian arribado en oleadas desde Buenaventura y Cali, aunque ellos decian que provenian del Valle del Cauca y algunos lo imaginaban como un valle de moscas y sangre en cuyo corazon podria estar la hacienda de Escobar en decadencia, con hipopotamos canibales, tesoros llenos de billetes y cocaina de la buena enterrada por alguna parte. Llegaron desplazados por la guerrilla interna, con la esperanza de vivir tranquilos en una ciudad que, segun habian escuchado, demandaba trabajo para la mineria, donde se pagaba bien y donde se podian hacer negocios de los buenos y de los otros, y enviar el dinero seguro, que se multiplicaba en Colombia, por Ria o Western Union. Pronto, en la noche, y a veces frente a la mirada indiferente de los madrugadores inmigrantes, los rayados xenofobos resurgian como un terco sarpullido ante los rostros a los que solo podia ahuyentar una rafaga de balas en la fogosa vegetacion del valle, del famoso Valle del Cauca. En esa sucesion de escritos y borrados se encontraba la ciudad cuando, en la primavera de 2012, arribo la familia Parrada Castillo. Entre esos afrodescendientes latinoamericanos, o negros latinos, o colombianos negros, o colombianos de Tumaco, o negros pobres, o grones, o simplemente negros, estaba Jean, un chico de dieciseis anos que llego con la mision de ayudar a su padre, asi se lo encomendo, en todo lo que le solicitara. Habia que sobrevivir. Pero el chico sabia que su padre era imprevisible y que, de un dia para otro, podia desaparecer del mapa, y por eso todo lo que le decia le entraba por una oreja y le salia por la otra como un eructo. El apoyo, le diria su padre, consistia en cargar sacos, tirar de un carreton, cuidar la fruta o, cuando tuvieron casa, quedarse protegiendo a sus dos hermanos menores mientras los padres vendian las papas rellenas que cocinaban afuera de la casa en una olla ennegrecida por la quema del fuego a lena; a su madre no le gustaba prepararlas de otra forma, o mas bien no habia gas para hacer funcionar la cocina. Eso fue en un principio, porque las cosas mejoraron con el paso de los dias y en esa ciudad berraca que vivia su esplendor economico --gracias al precio del cobre que estaba en las nubes de la bolsa de valores de Londres-- el billullo empezo a llegar a todos. Ni hablar de estudios, pues Jean habia cursado hasta lo que en Chile denominan el primero medio; le quedaban pendientes tres cursos o tres anos para alcanzar la posibilidad de hacer estudios superiores, algo que estaba por completo descartado por su padre. El problema para Don Parrada era que el adolescente Jean, de mirada esquiva cuando le hablaba, no tenia entre sus planes desarrollar una vida tan simple, ni menos ser lo mismo que su padre: un desplazado que se las arreglaba, en cada lugar adonde iba, trabajando en cualquier cosa aunque en nada fuera de la ley, aclaraba tocandose la barbilla como filosofo; y asi lo repetia como mantra cuando iba camino a Chile, nada fuera de la ley, aunque por experiencia sabia que la ley de la calle era mucho mas efectiva al momento de condenarte que la otra, esa ley que se podia comprar. El senor Parrada estaba condenado por la calle de Tumaco a la pena de muerte. Su hijo, mientras su padre le repetia con obsesion lo que tenia que hacer cuando la familia avanzaba por los serpenteantes caminos costeros del sur de Peru, se imaginaba en cambio conduciendo un tanque. Lo hacia para sentirse protegido. Le gustaba jugar a los militares, a la guerra. La madre, cuando Jean tenia cinco anos, le habia regalado una bolsa con soldaditos de plastico, a la cual se sumo otra y otra mas hasta juntar una cantidad considerable. Una de ellas venia con unos tanques similares a los vehiculos blindados del ejercito colombiano. Eran los dias en que los militares, paramilitares, las FARC y las AUC --y luego otras guerrillas y hasta la policia-- mantenian incendiada la selva cocalera y la propia ciudad de Tumaco, conocida como la perla del Pacifico, dejando un monton de muertos, heridos, viudas y huerfanos. Jean imaginaba a las tanquetas circulando por la ciudad y los bosques en llamas. Aunque era solo un juego, esos dias tambien le tocaba observar como llegaban a relajarse a Tumaco los milicianos, algunas veces sin el uniforme, cuando bebian como quien lo pasa bien entre amigos, y entonces nadie entendia nada. Sin la metralleta eran criaturas normales, a veces eran los mismos del barrio. Lo cierto es que cualquiera ahi podia llegar a ser un militar y tambien cualquiera podia sembrar una hectarea de coca bien plantada. Armas, en este Vietnam colombiano, se podian conseguir en todas partes. Pero Jean guardaba la esperanza. Incluso mas alla de las limitaciones que le imponian los chilenos, que lo tildaban de grone, colombiano y pobre; lo ultimo era lo que mas le molestaba, pues el queria prosperar. No era lo que pensaba el bando de los anticolombianos del Chascon Marcos, cuyos miembros rayaban las paredes de Antofagasta y argumentaban en favor de su espontaneo odio. Una de las razones mas comunes que daban en contra de los colombianos era que se habian tomado la calle Condell, aquella donde antes proliferaban con cierta modorra los locales nocturnos para trabajadores, unos borrachines que se deshacian en sudor viendo girar los pollos en una asadora gigante mientras picoteaban papas fritas en cambuchos de carton. Ahora cuanto habia cambiado la ciudad desde que llegaron los colombianos, cuyas mujeres habian destruido las familias y elevado las cifras de enfermedades de transmision sexual como la sifilis, segun habia dicho el intendente a la prensa, ante el escozor de los progres. Estos observaban la inmigracion como un proceso en el cual, en el futuro, de la misma forma como habia sucedido en Nueva York, los turistas podrian visitar la Little Colombia de Antofagasta, la Antofalombia y hasta la Antofalopa.

  • Botones y culpa de Penelope Sky

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    Se supone que se la tengo que devolver a Tristan para cerrar el trato.