• la jaula del rey la reina roja 3 victoria aveyard - Victoria Aveyard

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    ?Que pasara cuando la chispa de la Nina Relampago se apague?, ?quien iluminara entonces la senda de la rebelion? Debilitada y prisionera, privada de su potente rayo y atormentada por sus errores, Mare Barrow se ha postrado a los pies de un traidor. La otrora <> vive ahora a merced del joven que alguna vez amo, Maven Calore, espurio rey de Norta, quien continua su malevola campana de expansion y genocidio. Pero mas alla de las murallas palaciegas, la rebelion Roja crece y se multiplica; y el joven principe Cal, legitimo heredero del trono, hara todo lo posible por rescatar a su amada. Sangre roja y plateada correra por pasillos y plazas. !Que resuenen poderosos los tambores de guerra! !Que todo arda!

  • LA JAULA DEL REY: TODO ARDERA (LA REINA ROJA 3)

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  • La jaula del rey: La Reina Roja 3 Versión Kindle - Amazon.es

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  • Serie La Reina Roja 3. La Jaula Del Rey: Todo Arderá - Agapea

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  • REINA ROJA 3 LA JAULA DEL REY - Librerías Picasso

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    LA REINA ROJA 3, AVEYARD VICTORIA, 17,95€. ... Maven Calore, espurio rey de Norta, quien continúa su malévola campaña de ... Otros libros del autor.

  • La Jaula del Rey | La Reina Roja Wikia

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    La Jaula del Rey es tercer libro de la serie La Reina Roja de Victoria Aveyard. La historia fue publicada en ingles y español en el 2017.

  • la reina roja 3: la jaula del rey - aveyard, victoria - La caixa d ...

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    LA REINA ROJA 3: LA JAULA DEL REY. TODO ARDERÁ, AVEYARD, VICTORIA, 17,95€. Debilitada y prisionera, la otrora.

  • La jaula del rey (La reina Roja III), Victoria Aveyard - El ...

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    Por otra parte, la novela peca a veces de lenta y fuerza algunas relaciones establecidas en los anteriores libros. Con las intrigas palaciegas de La reina Roja ...

  • LA JAULA DEL REY. (LA REINA ROJA 3). VICTORIA ...

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    LA JAULA DEL REY. (LA REINA ROJA 3), VICTORIA AVEYARD, $63000.00. ¿Qué pasará cuando la chispa de la Niña Relámpago se apague?, ¿quién iluminará entonces la ...

  • Retorno a Cumbres Borrascosas de Ana Moon

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    Una novela de las de toda la vida, escrita en un estilo clasico y atemporal, con nuevos personajes, que revisita y revive la historia original.
    Un joven enamorado y despechado huye en mitad de la noche, lejos de su amada, tras ser despreciado por ella. Todo cambiara a partir de entonces, excepto su pasion, que solo puede crecer en una espiral interminable, como la tormenta que acompana al corazon del pobre amante.
    Cumbres borrascosas es una obra unica del genero romantico, ademas de un clasico inmortal de estilo inconfundible e inclasificable. Si no la has leido, no es imprescindible para leer mi libro, aunque si recomendable. En esta continuacion trato de cubrir los espacios en blanco que dejo la autora en la historia, por ejemplo, ?que ocurrio con Heathcliff en los anos que estuvo huido de la casa tras saber que su amada se iba a casar con otro? ?Por que Heathcliff tiene esa personalidad? Aparte de rellenar las "paginas en blanco" de la novela original, en las que echaba de menos la version de primera mano por parte de los protagonistas, he dado una continuacion y otro final a la misma, porque creo que entre el amor salvaje y tormentoso de la primera parte y el amor resignado del final del libro, cabe otra opcion sin explorar, otro camino que devuelve la pasion vibrante a un escenario que ha provocado tanto fascinacion como escandalo entre los lectores de todos los tiempos.

  • Carne Medieval de Gema Perez

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    Senorita Victoriana: Romance, Pasion y Erotica en el Londres Victoriano
    Delilah ha sido siempre una nina desfavorecida. Criada en las calles de Londres, huerfana y forzada a crecer a marchas forzadas. Una superviviente, ladrona, y paria.

  • La revolucion del metabolismo de Haylie Pomroy

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  • Los demonios de mi vida de Angie Rossi

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    La vida de Tess estaba por cambiar drasticamente. Todo acabaria convertido en miles de piezas de un rompecabezas que nunca volveria a armarse.

  • Corazon cautivo de Lori Foster

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    Cuarto de la saga. Jordan Sommerville era capaz de seducir a una mujer solo con la voz, pero no utilizaba tal poder muy a menudo. Sus hermanos decian que se reservaba para una mujer perfecta que fuera un modelo de virtud… y no habia muchas asi en Buckhorn. Pero entonces conocio a Georgia y rompio todas sus normas.Georgia Barnes mantenia a sus hijos gracias a su trabajo de bailarina… exotica. Si Jordan no lo aprobaba, podia irse a paseo. Por mucho que fuera el hombre mas atento, carinoso y atractivo que habia conocido en toda su vida, seguia siendo un hombre como los demas…

  • El cuaderno de las flores de Kayte Nunn

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    Dos mujeres aventureras, un viaje y la busqueda de una flor que puede dar y quitar la vida

  • La belleza del mal de Annie Ward

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    El thriller psicologico mas explosivo y vertiginoso desde La mujer de la ventana.

  • Una vez anhelado (Un Misterio de Riley Paige 3) de Blake Pierce

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    Nadie se preocupa mucho cuando prostitutas aparecen muertas en Phoenix. Pero cuando se descubre un patron preocupante de asesinatos, la policia local pronto se da cuenta que un asesino en serie esta haciendo de las suyas y saben que no pueden con esto. Dada la naturaleza unica de los crimenes, el FBI sabe que necesita a su mente mas brillante para resolver el caso, saben que necesitan a la agente especial Riley Paige.

  • Cuidado con lo que deseas de Tierra Salvaje

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    Antonio anhela una vida como la que tiene su jefa, tanto que, en algunos momentos, desearia ser ella. Dicen que si deseas algo con muchas ganas, se cumple. Antonio lo vivira de primera mano, descubriendo asi, todos los secretos que esconde su jefa.

  • Duelo de Eduardo Halfon

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    En este nuevo libro del proyecto literario de Eduardo Halfon, el autor guatemalteco, siempre indagando en los mecanismos de la construccion de la identidad, se sumerge en aquellos que se originan en las relaciones fraternales: duelo como combate que se inicia con el nacimiento de un hermano y duelo tambien como luto por su muerte. Una novela profunda y emotiva que acrecienta la reputacion del autor.

  • Saga Vanir de

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    Estas frente a la saga completa Vanir

  • Mas que una condena: 2 (Trilogia Sin mentiras), Monika Hoff, Norah Carter, Patrick Norton de Norah Carter

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  • El poder de la intuicion de David Topi

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    Todos hemos experimentado en mas de una ocasion la magia de la sincronicidad. A veces nos vemos ante situaciones que tachamos de enormes casualidades, eventos que nos suceden en el momento justo en el lugar justo, precisamente cuando mas los necesitamos y sin saber ni como ni por que han irrumpido en nuestra realidad. Nuestra vida esta repleta de mensajes, senales, acontecimientos que nos empujan hacia un lado, obstaculos que nos impiden ir hacia otro… Pero, ?quien o que genera y organiza todo eso que nos ocurre de forma tan milimetrica? ?Es la sincronicidad el mecanismo que subyace bajo la Ley de la Atraccion? ?Cual es el papel del inconsciente colectivo en todo esto?

  • Todo sobre nosotras de Monica Lavin

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    Alejandra las habia recogido en el aeropuerto Humberto Delgado de Lisboa, pero sin mas, a pesar de que venian de un vuelo trasatlantico y de que habian trasbordado en Paris, las subio a la camioneta y tomaron la carretera. Habian venido a festejar el cumpleanos sesenta de su amiga y los de ellas; las tres habian nacido el mismo ano y habian ido a la misma escuela desde los seis anos hasta la preparatoria. Pero Carla y Nuria no habian visto a Alejandra en treinta anos. Les sorprendio que fuera casi una calca de la que habia sido: el pelo seguia lacio y oscuro, aunque se lo pintara y lo llevara en una melena corta, los ojos negros intensos, casi moros, pero sus formas sofisticadas de cuando conducia aquel programa de television habian quedado ocultas por una voluntad rural. Al fin y al cabo, mujeres de ciudad, les costaba trabajo ver a Alejandra en tenis, con muy poca pintura, aunque, eso si, el barniz de unas impecable la seguia distinguiendo. Sus manos en el volante lo ostentaban. --?El azul esta de moda? --dijo Nuria, que jamas se pintaba las unas. Era lo menos apropiado para una panadera. --Ya no se que esta de moda, pero lo veo en las tiendas y lo sumo a mi cajon de barnices -- dijo Alejandra, con esa voz cantarina, con su risa facil. La recordaban en la preparatoria: con mas maquillaje que ellas, con esos barnices naranjas, o rojos o rosas nacarados que se estilaban. Las unas con forma ovalada, como de revista. Las tres distraian la platica con nimiedades porque no sabian por donde empezar. Carla y Nuria habian tenido oportunidad de conversar algo en el avion, antes de quedarse dormidas y de quejarse de lo reducido de los asientos. --?No podriamos viajar en business? --habia dicho Nuria, que era de caderas anchas, pero con menos posibilidades economicas. --?Y pagar el doble? Nuria habia olvidado por que administrar era el fuerte de Carla, despues de la nutricion. Por algo tenia una compania. Si tuviera el dinero, Nuria lo habria pagado, ?cuando tendrian sesenta anos de nuevo? ?Cuando vendrian a festejar con Alejandra a Portugal juntas? Claro que pensar asi la habia llevado a no ahorrar nada, a destinar parte de su herencia en poner la panaderia en Ensenada, cuando por fin decidio que no podia vivir un dia mas en la Ciudad de Mexico. Recorrieron el campo de arboles de follaje verde seco, con la tierra mas bien arenosa, o esa impresion daba, entre Lisboa y la desviacion hacia Evora, donde Alejandra prometio llevarlas de regreso para ver las ruinas romanas, esas columnas del templo de Diana en medio de callejas medievales. --Para quienes me visitan es parada obligada. Pero sera despues. --?Y no te hartas de hacer paseos turisticos con los que venimos? --pregunto Carla. --Ustedes no habian venido en los treinta y un anos que llevo aqui. Vivo muy lejos y las visitas no son frecuentes. Ir a Evora era un placer para Alejandra, era una conexion con el asombro original de cuando llego, recien casada con Esteban, y se comio el paisaje, la historia, el acento, el bacalao, las cerezas del verano, con los ojos, con el cuerpo, con una alegria chispeante. Estaba entonces en la cresta del descubrimiento y en la euforia amorosa; no habia ponderado lo que significaban la distancia, el desarraigo, que sus padres murieran en Mexico y que ella llegara tarde a despedirse. La friccion de las llantas contra el asfalto siseo adentro de la camioneta, donde las ventanas abiertas ventilaban el fin del verano. Entonces hizo algo abrupto, se orillo en la cuneta, oteo a ambos lados de la carretera y tomo el carril de regreso. Sus amigas no comprendieron. --?Te equivocaste? --Volar trece horas, traer otro horario, por lo menos merece una parada para comer y tomar algo. Vamos a Evora. Nuria y Carla agradecieron sentarse en las mesas al aire libre frente al templo de Diana, en medio de la convergencia de varias calles empedradas, estirar las piernas y tomar una cerveza con aceitunas para empezar a sentir el aire del Mediterraneo de su travesia. La ruta las llevaba al este, hacia la frontera con Espana. El mar les quedaba a la espalda y al sur, y la sensacion de estar en un pais desconocido las excitaba. --?No estan cansadas? --pregunto Alejandra. --A mi solo me cansa el que no pase nada, el agua quieta --dijo Carla con la espuma de la cerveza en los labios--. Esto es vida. Ademas, la cerveza es muy sana. --Se rio. Siempre habia sido una pesada con los asuntos de los nutrimentos, pero habia bajado la guardia. Era una fortuna que no hubiera tenido hijos, los habria atosigado con el discurso del balance de proteinas y grasas de las buenas, y carbohidratos de los malos y calorias vacias. Aunque sus clientas agradecian sus consejos para estar mas sanas, para aceitar el deterioro, para impedir la gordura, pero sin abandonar el placer de comer. --Ya vas a empezar. --Se burlo Nuria. --Yo quiero todos tus consejos para presumir en el hotel. Esta de moda eso de la conciencia de nutrirse bien y la dieta portuguesa es buena para eso. --Pidio Alejandra mientras compartian un plato de embutidos y una ensalada fresca. --Tengo consejos de todo tipo --anadio Carla con picardia--. Aunque les confieso que ya me harte de ser la flaca que soy. Eso de querer ser ejemplo viviente de mi compania es catastrofico. En este viaje pienso comer todo lo que se me atraviese. --Ya era hora --anadio Nuria, que era robusta, generosa de carnes y espiritu, y que movia su cuerpo sin que sus senos y caderas prominentes fueran un obstaculo. Carla casi no habia visitado a Nuria desde que se fue a Ensenada, hacia un lustro, y no soltaba el cuerpo, como si al hacerlo pudiera irse por el camino torcido. Tal vez le pesaba ser hija de medicos; su padre, un endocrinologo. --Esteban es un gran cocinero. --Presumio Alejandra--. No podras rehusarte a ningun platillo. --Ese debe ser uno de sus encantos. Alejandra sonrio con cuidado, sin la espontaneidad que le conocian. De las tres era la unica que permanecia casada, la unica que habia conservado la pareja con la que decidio hacer una vida. Dejaron que lo que Alejandra les platico sobre aquel templo --que era del siglo I antes de Cristo y que en algun momento habia sido carniceria, lo cual ayudo a que se conservara en pie-- fuera acomodando sus cuerpos al nuevo paisaje y a la alegria fortuita de compartirlo. Alejandra les dijo que lo mas impresionante era la Capilla de los huesos dentro de la iglesia de San Francisco, hecha con la osamenta de los monjes, apilados uno sobre otro, macabra y poderosa, pero penso que lo dejarian para otro dia, si acaso. Habian sido tan amigas en secundaria y preparatoria. Habian celebrado la primera boda de las amigas, la de Carla, cuando ella aun no terminaba la licenciatura, con Joaquin, su novio de tantos anos, de quien no se habia vuelto a hablar. Todas habian puesto su amistad por encima de cualquier otro argumento. No eran tres, eran cuatro. Renata habia sido mas amiga de Alejandra; Nuria y Carla, las mas cercanas. Las cuatro inseparables en aquellos anos. Tal vez por eso no se habian reunido en treinta anos. Pues, aunque Alejandra habia hecho viajes a Mexico para visitar a su familia, no las habia buscado ni ellas habian preguntado cuando iria. Las mexicanas habian perdido todo contacto con la que vivia en Portugal, hasta que ella les propuso celebrar su cumpleanos sesenta en el Alentejo. Alejandra y Renata cumplian anos el mismo dia, en una fecha innombrable: 19 de septiembre. Volvieron al auto, achispadas y con deseos de conocer el paraiso que Alejandra les habia prometido: aquella quinta donde crecian olivos y vides, y donde acababan de estrenar un hotel rural, con apenas cuatro habitaciones y un comedor. Oculto el nombre del hotel hasta que, despues de un cabrioleo por una carretera delgada entre cultivos, les senalo el letrero: Quinta Renata. Habian llegado. 2 Alejandra le asigno un cuarto a cada una, pero les advirtio que durante el fin de semana tendrian que compartir habitacion. --Como en los viejos tiempos --dijeron. --Me vengo con ustedes. --Se rio divertida. Le hubiera encantado revivir las noches en que estudiaban e ideaban estrategias para no quedarse dormidas. --Lo malo es que el vino me arrulla --dijo Nuria-- y en lugar de platicar seguro me quedo dormida pronto. Y no quiero beber Coca-Cola. --Yo, si --agrego Carla--, toda la que he dejado de beber durante anos. --Esteban la tiene prohibida hasta para el hotel --enfatizo Alejandra. Desde sus cuartos verian los vinedos dorarse bajo el sol del verano al caer la tarde, les advirtio Alejandra. Estuvieron de acuerdo en que la vista les daba paz. --Aunque tambien da desasosiego --dijo Carla. En realidad, a ella le encantaba vivir en uno de esos edificios altos del poniente, desde donde la ciudad se veia lejana, como una colcha de luces que advertia que el bullicio no paraba. Cuando visitaba a Nuria en la casa del acantilado, sentia la angustia del infinito mar. Esperaba poder dormir, el insomnio podia atacarla y que haria sin television, sin horario y con tanto verdor. La boca se le seco, pero no dijo nada. Las estaban consintiendo. Alejandra las apresuro, pues sabia que Esteban estaria ansioso por recibirlas. Quedaron en instalarse con mas calma despues. --Igual me paso desde hoy a tu cuarto --le dijo Carla a Nuria por lo bajo, temiendo el vertigo del espacio abierto. Caminaban de nuevo hacia el auto para llegar a la casa principal, una vieja construccion de adobe que les tomo tiempo remodelar, como explico Alejandra. --Claro que si, mi reina, pero ronco. --Se rio Nuria. --Yo tambien --dijo Alejandra, que las habia oido--. Eso dice Esteban. Que verguenza. --Verguenza con un amante, con el marido no creo --siguio Nuria--. Aunque yo soy la que soy a esta edad. Si alguien quiere dormir conmigo, que se lleve las caricias con el paquete completo, yo hare lo mismo.

  • Pide un deseo de Lana Fry

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    Nuestra vida esta plagada de deseos cumplidos y por cumplir; aquellos que creemos conocer y los que solo nuestra alma conoce; los que mueven montanas y los que nos mueven a nosotros a seguir avanzando.
    Mientras la fe de Thea en los deseos se tambalea, Ethan esta a punto de cumplir el suyo.
    Diez anos atras, la vida les llevo por caminos separados. Ahora, Thea vive en Roma y es duena de una coqueta boutique de joyas. Puede que la relacion con sus padres no sea la mejor y eche de menos a sus amigos, pero es feliz. Por otro lado, Ethan esta en su mejor momento. ?Como no estarlo, si tiene el ascenso por el que ha peleado sin descanso al alcance de la mano? Nada puede salir mal.
    Pero el destino es caprichoso. Reencontrarse por sorpresa no solo tambaleara sus vidas sino que abrira viejas heridas que creian curadas.
    No hay nada como mirar a los ojos al pasado para darse cuenta de que, por mucho que traten de esconderse, hay suenos y deseos que son imposibles de apagar.
    <>.

  • Justicia de sangre de Franc Murcia

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    Jairo observo el color de la sangre. Despues de un rato de analisis, concluyo que el tono no se parecia a ningun otro. Presiono la herida para que el flujo se incrementase y sonrio al ver la densidad del liquido vital. No entendia como alguien podia desmayarse al ver la sangre. A el le parecia algo hermoso. Suave y seductor. Escucho el grito que venia de arriba. Levanto la cabeza y escucho a aquel energumeno, que le increpaba y le prometia que la proxima vez que no le diera el bocadillo seria mucho peor. Jairo no pudo reprimir una sonrisa y penso que escupirle un gargajo sanguinolento era la mejor respuesta que podia ofrecerle en aquella situacion. Con un poco de suerte, ganaria tiempo y podria reaccionar. Si le atacaba directamente a el, sus secuaces no reaccionarian. Al menos, eso era lo que esperaba. Contaba con que los otros se acojonarian. Si no era asi, seria hombre muerto. <>, se dijo. Otra voz le susurro que se estuviese quieto e hiciese todo lo que le pedia aquel grandullon que disfrutaba con su reinado del terror. --?Vas a quedarte ahi llorando como un bebe? --increpo el grandullon mientras acompanaba las palabras con una patada en el cuerpo ovillado del muchacho, que yacia en el suelo--. Dile a tu madre que deje de ponerte sardinas de lata. Todos sabemos que se gana bien la vida chupando pollas. El comentario le hizo a Jairo mas dano que la patada. Las habladurias sobre su madre estaban en boca de todo el barrio, y a el no le pasaba desapercibido como la miraban cuando entraba en el bar a comprar un sifon o cigarrillos. Pero lo que peor llevaba la gente es que ella se enfrentara a aquellas miradas y las combatiese con comentarios hirientes. A finales de los sesenta, una mujer soltera, resultona, a la que se veia con diferentes companias masculinas y que, ademas, bebia, fumaba y no tenia pelos en la lengua era carne de las criticas mas causticas. Pero su madre aseguraba que era envidia por vivir como le apetecia. Siempre refrendaba su opinion sobre el tema con el comentario de que ya tuvo bastante represion con un padre falangista al que le gustaba utilizar el cinturon al menor atisbo de modernidad. Jairo dirigio su mirada glacial atrapada entre aquellos largos barrotes negros que, en una contorsion imposible, oscurecian el color verde de los ojos y los convertian en una puerta al mismisimo infierno. --A tu padre no se la chupa. Se escarba los dientes con el palillo que tiene entre las piernas --escupio Jairo. El grandullon se puso rojo de rabia y comenzo a patear el cuerpo enjuto del muchacho, que se cubrio como pudo del ataque del gigante sin cabeza. Los secuaces se miraron entre ellos, y uno se atrevio a parar la furia del cabecilla. --Dejalo. Ya ha recibido suficiente. La afirmacion parecio contentar al maton, que se calmo y, senalando el cuerpo que estaba a su merced, grito: --La proxima vez eres hombre muerto, !maldito retrasado! Jairo aguardaba otra lluvia de patadas que no llego. Uno de los satelites del grandullon, asustado, se dispuso a comprobar que el muchacho no necesitase ayuda medica. Al intuir su intencion, el cabecilla le dio una colleja y solto: --Si quieres ayudarle, manana te pongo en su lugar y te llueven hostias del cielo. El resto estallo en risas nerviosas. El reinado del terror que imponia aquel muchacho, al que no se le conocian razones para ser un mal bicho, era terrible. Si no obtenia el reconocimiento de su plebe, se mostraba proclive al desanimo y a paranoias conspiratorias que arrastraban a una espiral de turbas dogmaticas y pruebas de compromiso con el lider. --Suspendes lengua, ?verdad? --dijo Jairo desde el suelo--. Llover implica que sea desde el cielo, mendrugo. El comentario hizo gracia a uno de los secuaces, que se esforzo mucho por no soltar una carcajada. El grandullon barrio con su mirada estrabica a su horda de titeres antes de volver a dar una patada brutal a Jairo. Iba dirigida a las costillas, pero el muchacho consiguio atenuar el golpe interponiendo un brazo. --Te voy a dar tal paliza que la zorra de tu madre no te va a reconocer, hijo de la gran puta. El ultimo insulto proferido por el grandullon floto por el lugar durante unos instantes antes de esfumarse. Pero rebotaba en los oidos de Jairo. --Agarradle los brazos --ordeno el grandullon. Dos muchachos corrieron a cumplir el cometido. Uno tenia un tic en el ojo y el otro estaba rapado casi al cero. Ambos sabian que debian ser ellos quienes agarraran a Jairo, que parecia un cristo crucificado en un suelo que olia a orines y cobardia. El grandullon se sento a horcajadas en el abdomen de Jairo. Luego, deleitandose, se inclino y puso sus rodillas encima de los brazos del muchacho. --Ayudadme a abrirle la boca --mando de nuevo. Los mismos crios que antes le sujetaban los brazos corrieron en su ayuda sin rechistar. --Necesita que le lavemos la boca --dijo apretando los carrillos de Jairo--. Tiene una lengua muy sucia. Los otros dos se aplicaron en su nueva mision. Cuando entre los tres tuvieron la boca de Jairo abierta, el grandullon hizo el sonido desagradable del que produce un gargajo asqueroso. La mucosidad que producen las carencias se aglomero en la boca del maton. Macero la mezcla de fluidos y, en el momento en que estaba dispuesto a dejar caer el chorro vomitivo en la boca de Jairo, este consiguio morder los dedos laxos de un secuaz que previamente estiraba sus labios. En un movimiento raudo, el muchacho se deshizo de lo que le oprimia y lanzo un escupitajo sanguinolento al rostro del grandullon, que no se esperaba aquella reaccion. La sorpresa paralizo al resto de rivales. El maton, con horror, se paso el dorso de la mano por la cara y, sin abrir demasiado los ojos para que no se le metiese el liquido espeso que cubria su rostro, solto un punetazo. Jairo consiguio apartar la cabeza con un movimiento felino, y el puno del grandullon se estrello en el suelo. El maton solto un grito de dolor y sus secuaces se quedaron clavados. No sabian lo que tenian que hacer. Jairo aprovecho la indecision. Se levanto impulsado por el odio y el afan de revancha y se lanzo a las espaldas del grandullon para cogerlo con fuerza del cuello. Luego, con un movimiento rapido, saco su afilado lapiz Staedtler Noris del numero 2 y lo paso con fuerza y rapidez por la mejilla del maton, que ya no parecia tan fiero y que grito muerto de miedo. Jairo amenazo con clavarle el lapiz en la garganta mientras la brecha del carrillo comenzaba a sangrar. El muchacho miro con atencion la sangre. Se calmo al momento. Penso que la suya era mas atractiva y se levanto sin dejar de amenazar al grandullon con el lapiz ante la atenta mirada de los secuaces, que no iban a mover un dedo. --?Ves lo que sucede cuando te pasas de listo? --dijo Jairo como si estuviese sentado en el sillon de su casa--. Voy a tener que darte un correctivo --anadio simulando la voz del sadico profesor de religion. El grandullon lloraba muerto de miedo. No conseguia ver cual era la gravedad de la herida que no paraba de sangrar y que abrasaba su cara. Con las manos manchadas de sangre, reclamaba ayuda a gritos y pedia clemencia a un Jairo frio como el hielo. --!No, por favor! !Llamad a un medico! !Este loco me ha rajado la cara! --Todavia no he acabado contigo --dijo con una sonrisa agridulce. Sus ojos se entornaron y el verde del iris fulminaba y le hacia parecer de otro planeta. La cadencia y la calma con que pronuncio las palabras hizo que el ambiente se cargara de terror. Y de mas orines. Jairo disfrutaba de su protagonismo. Para dar mas tension, cogio el sacapuntas y se dispuso a afilar el lapiz. --?Que vas a hacer? --pregunto el grandullon, sumiso y sin apartar la mano de su moflete abierto. --Ahora lo veras --prometio con la misma sonrisa. El grandullon retrocedio hasta la pared oscura devorada de moho y suciedad. Sus pantalones cortos se tineron con un tono mas profundo. --Por favor, por favor, deja que vengan a curarme. Me duele mucho la cara y no para de sangrar --consiguio decir entre sollozos. --Te prometo que ese va a ser el menor de tus problemas --dijo Jairo, que caminaba hacia el y daba la espalda a los secuaces del grandullon. Estaba seguro de que no iban hacer nada por ayudarle. Jairo empunaba el lapicero como si de una varita magica se tratase. Cuando llego donde se hallaba el grandullon, se arrodillo a su lado y dijo: --Estate quieto o sera peor. El terror inmovilizo al maton. Quiza era cierto que aquel chico era el mismisimo demonio. Jairo puso el lapiz frente a la cara del grandullon. --?Izquierda o derecha? --?Que? Jairo chasqueo los labios y comenzo a cantar el <>. Lo hizo clavando la mirada irredenta en los ojos del maton y sin borrar la sutil sonrisa cinica. La concurrencia estaba extasiada, incapaz de mover un musculo, y pendiente del zigzag agorero que dibujaba el lapiz. Jairo pronuncio el conocido <>. Hizo un gesto de <> sin apartar el lapiz convertido en arma blanca. Espero unos instantes que al maton se le hicieron eternos. Parecia que el muchacho meditara en dejar marchar a su cazador convertido en presa. La sonrisa muto y ahora parecia angelical. La de un nino que nunca hubiese roto un plato. Algo en la cabeza de Jairo le dijo que el muchacho que tenia ante si ya habia tenido suficiente y parecia que ganaba el duelo a la otra voz. Jairo relajo la fuerza con la que sujetaba el lapiz. El maton con la cara rajada buscaba una respuesta en los ojos de su captor. Un atisbo de esperanza crecia entre tanta oscuridad y, cuando parecia que iba a desaparecer, lo inundo todo. Jairo realizo un movimiento de vertigo y le clavo el lapiz en el ojo. El ataque arranco un grito salvaje del que segundos antes fuese el maton mas temido del colegio. Fue un movimiento rapido y preciso. Como si Jairo fuese un experto cirujano. Los alaridos de dolor y panico que emitia el grandullon no evitaron que contemplara con interes la herida y el liquido que manaba de ella. Antes de apartarse de su victima, se metio la parte percutora del lapiz en la boca y sonrio de satisfaccion. J 2 Pajaros caidos airo observaba como los vocales, uno era fiscal de la audiencia; el juez de menores, que tambien lo era de adultos, y el resto de funcionarios devoraban a su madre. Se les intuia el deseo en la mirada y en la entrepierna. Sin ningun atisbo de verguenza al sentirse por encima del resto de mortales y amparados por un poder exclusivo que apostaba por la represion y el miedo y se regia por el legado de la sangre. Penso que, de un momento a otro, el juez, como aquel maton al que le dibujo otra pupila en un ojo, mandaria a sus esbirros sujetar a su madre, reclinarla sobre la mesa, levantarle la falda, arrancarle las bragas y obligarla a abrir las piernas para que el fiscal, como si de un mamporrero se tratase, sujetara el miembro erecto del juez y lo introdujera en el interior de su madre para que los otros dos funcionarios lo ayudasen con los movimientos invasivos del delito que no existia en sus codigos: violacion. Fue entonces cuando le hicieron la pregunta: --?Estas arrepentido, chico? Jairo observo las verrugas que poblaban el rostro del hombre que se habia dirigido a el. Miro a su madre, que asentia con la cabeza y mostraba su sonrisa mas tierna, antes de que el respondiera: --Si --mintio. El tipo parecio quedar complacido por la respuesta de Jairo y volvio a desnudar a la persona de la sala que ocupaba sus pensamientos libidinosos. --?Prometes que no volveras a obrar de esa manera? --insistio el hombre. Jairo lo miro sin entender nada de lo que significaba <>. Clavo la mirada en el suelo. Volvio a contar las piedras negras de la baldosa de terrazo que pisaba antes de contestar. Intuyo que debia responder que si y asi lo hizo. --Bien --contesto el hombre de las verrugas a punto de perder la paciencia--. Porque, si te volvemos a ver por aqui, iras de cabeza a un reformatorio --concluyo. A partir de ahi desconecto. No le volvieron a preguntar. Para no ver como atosigaban a su madre con la mirada, prefirio contar todas las piedras blancas que habia incrustadas en el terrazo de la sala. Luego conto los lunares del juez y las verrugas del hombre de las verrugas. Se imagino como serian sus vidas de individuos importantes, pero le parecieron tan aburridas que se canso enseguida. Si en algun lugar se depositaban los remordimientos, supuso que era en las bolsas que colgaban, como carunculas, bajo los ojos de aquellos cuervos cargados de testosterona. Se imagino que, tal como le explico Gines, todos tendrian el pecho, ahora oculto por la camisa y la corbata, muy colorado por culpa de abusar de la practica sexual. Cuando acabo la vista, Jairo tuvo que esperar en un banco a que su madre saliera de firmar los papeles en el despacho del juez. No habia nadie en aquella antesala y escucho los gritos de indignacion de su madre y como el magistrado la amenazaba con retirarle la patria potestad. Luego se hizo el silencio y, tras un tiempo indeterminado, escucho los grititos que emitia el juez con la eyaculacion. Jairo no supo que sucedia dentro de la habitacion y penso que los sonidos agudos y pateticos que emitia el juez eran como el de los gorrinos cuando se les clavaba el cuchillo en el cuello. La mujer abandono la oficina con el rostro poblado por el rubor que causa la injusticia. Se limpiaba la mano con un panuelo. El juez aparecio detras, ajustandose el paquete entre los pantalones sostenidos por tirantes con los colores de la bandera, se apoyo en el marco de la puerta y dijo: --No se te olvide. Recuerda quien soy y lo que puedo hacer para que tu vida se convierta en un infierno. No eres una decorosa esposa y nadie te creeria. Si quieres a tu hijo, que no se te olvide. Jairo noto la mirada de odio que su madre le lanzo al juez y el deseo agazapado en aquel cuerpo orondo. El rostro jadeante y sudoroso amenazaba con engullir los ojos miopes cargados de lascivia.

  • El pueblo soy yo de Enrique Krauze

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    Un manifiesto a favor de la libertad y la palabra.

  • Saque directo al corazon , Loles Lopez Bermejo de Loles Lopez

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  • La reina descalza de Ildefonso Falcones

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    En la Espana del siglo XVIII, una conmovedora historia de amistad, pasion y venganza une dos voces de mujer en un canto desgarrador por la libertad.

  • Ladron de Almas de Kim Richardson

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    Alexa tiene un severo problema. Esta muerta.
    Peor aun. En lugar de encontrarse con su creador, se encuentra envuelta en el mundo de la Legion de Angeles de la Guarda, una banda secreta de los Angeles dedicada a proteger a las almas mortales de los demonios.

  • Unida a ti de Iris Montes Meseguer

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    UNA UNION IMPOSIBLE, UN AMOR ERRONEO.
    Cassandra es una guardiana...
    Sam es un Ramtor...
    Ellos, destinados a odiarse aunque ambas razas deben salvar al mundo, fueron unidos por error al nacer.
    Dos razas destinadas a cuidar de la humanidad y los portales que hay en la tierra…Se veran envueltos en el enigma que pondra en peligro el equilibrio del universo.
    Ramtors, obsesionados con la profesion de cuidar las puertas a otros mundos y ser los mejores en todo lo que hacen...
    Guardianes, preocupados por el bien de la humanidad…
    Tendran que trabajar juntos, pero, ninguno de ellos olvida que, si quieren ser mas fuertes, solo puede quedar una raza...
    VEN a conocer a los guerreros mas fuertes, conoce la magia de los templos y los hombres extranos que los habitan...
    !NO CONFIES EN NADIE Y, ANTE TODO, CORRE...!ESTAS A PUNTO DE MORIR!

  • Dos historias para no dormir de Stephen King

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    Un grupo de chicos y chicas sale a navegar en una balsa sobre un pacifico lago, donde una oscura mancha viscosa los acosa; en la carcel, un interno tiene extranas pesadillas en las que aparece una mujer que le atrae y repele a la vez, porque se convierte en una inmensa rata. Dos cuentos ineditos del gran maestro del terror, un terror que se instala en situaciones cotidianas con total familiaridad. Una realidad sobrenatural que traspasa los limites de lo fantastico para infiltrarse en nuestras vidas y sembrar la angustia en las noches de insomnio.

  • Judas y otros ensayos sobre lo divino y lo humano de Thomas De Quincey

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    Thomas de Quincey estaba comprometido con la inteligencia, la verdad, el humor y las polemicas. Este volumen recoge algunos de sus trabajos mas definitivos sobre Judas Iscariote, suicidio y supersticion.

  • Capullo engreido de Alena Garcia

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    Toda mi vida he hecho lo que me ha salido de los huevos y he rendido pocas cuentas, las justas y necesarias. Naci en una aldea del norte ruso, en Katunino, junto al lago Lajta, en el oblast (region) de Arjanguelsk. Este lugar antes no estaba reflejado en los mapas. Era uno de los numerosos pueblos secretos de la desaparecida Union Sovietica. Aqui los militares llevaban a cabo investigaciones que no conocia nadie. Pero cuando yo vi la luz por primera vez, ya habia desaparecido todo indicio de secretismo. Tengo menos de veinticinco anos, no naci en la Union Sovietica, no se si decir por suerte o por desgracia. Algunos abuelos del pueblo echaban, y siguen echando de menos aquellos tiempos. Los entiendo. Nuestros pobres jubilados no pueden llegar a fin de mes con las pensiones que reciben. Antes tenian muy poco, pero siempre lo justo para comer. Los alimentos costaban unas pocas kopeikas. Pase la infancia casi en soledad. Se puede decir que soy de padre desconocido, pero prefiero ser sincero y contar que ese cabron hijo de puta nos abandono a mi madre y a mi en cuanto supo que estaba embarazada. Mi pobre progenitora tuvo que luchar mucho para sacarme adelante. Trabajaba desde el amanecer limpiando algunas casas, cuidando a los ninos de los pocos adinerados de la zona y haciendo otras chapuzas que le surgian. Volvia a casa por la noche, derrengada, la pobrecilla. Yo pasaba el dia solo. A la escuela fui unos pocos anos, hasta los once. Despues, me escapaba a diario e iba con los colegas a pasear, a fumar nuestros primeros trujis y a hacer gamberradas sin fin. Una de nuestras favoritas, habia que ser cabron, era quitar la llave del contacto a los coches que dejaban arrancados por la noche en invierno. El intenso frio no permitia que los coches pudieran apagar el motor. Por la manana no arrancaban si se apagaba. Era una putada gorda para esa pobre gente que madrugaba y tenia que ir a trabajar. Pienso que crecimos asi, con maldad innata. El que nace cabron, toda la vida sera justo eso. La naturaleza no se puede cambiar. A los catorce anos me hice con el poder de todos los ninos y adolescentes de Katunino y alrededores. Formabamos un heterogeneo grupo que lo mismo torturaba animales como acosaba a las mujeres hasta que las veiamos correr desesperadas o robaba en los huertos y en las tiendas. Robe mi primer banco a los quince anos en la capital, en Arjanguelsk. Entre decidido, sin taparme la cara con nada y, tras amenazar a un cajero con un cuchillo enorme de cocina, me lleve todo lo que tenia el banco ese dia: dos millones de rublos. Es cierto que no era mucho, pero para mi era una montana de dinero que no supe ni como iba a gastar. Volvi a Katunino con todo ese dinero metido en varias bolsas de supermercado. La policia me localizo a los tres dias y me detuvo. Me llevaron a una especie de reformatorio, un asqueroso antro donde lo pase muy jodido. Alli habia hijoputas que tenian mucha vida y tuve que tragar quina de la buena. Consegui que no me petaran el culo, aunque tuve que recibir, para ello, muchas palizas. Siempre he luchado bien, desde nino. Con aquellos cabrones tuve que emplearme a fondo. Tumbe a tres, pero el cuarto consiguio tirarme al suelo y patearme la cara y las costillas. Aun asi, no baje mis pantalones en ningun momento. Desde ahi me respetaron. Aprendi mucho de esa gente. A abrir puertas, a arrancar coches de todo tipo, a dar tirones de bolsos, a realizar faciles timos a los imbeciles que no saben ni donde tienen la mano derecha… En fin, que me converti en el clasico criminal juvenil que apunta maneras para entrar en una mafia y acabar sus dias o acribillado a balazos o en la trena por siempre. Lo unico que me daba pena era mi pobre madre. Tengo dos tatuajes de ella. El primero me lo hice en el pecho, con su rostro y una lagrima cayendo, que era la vision que tenia de ella. El otro es de su nombre, en mi biceps derecho. Yekaterina. He reventado a mucho idiota por mentarme a la madre, solo por mentarla, sin insultarla. Es sagrada para mi y no resisto ni un mal chiste contra ella, ni contra ninguna otra madre en general, aunque no la conozca. A los diecisiete estaba libre. Aquel centro fue mi universidad para el delito. Me mude a Piter (San Petersburgo) para tratar de hacer carrera. Intente hacerme un hueco como carterista en las estaciones de metro y de tren. A los pocos dias los jefes del lugar casi me pescan. Corri como una liebre atomica y logre escapar. Entonces, me meti en garitos intentando que algun pequeno capo de grupo se fijara en mis aptitudes. Era asiduo de billares y de cervecerias de baja estofa. Un tipo, un ucraniano que hablaba con la voz cascada, me enseno a jugar bien al billar y asi conseguia algunos rublos para sobrevivir decentemente. El me enseno a jugar bien, pero yo, cuando veia que iba a perder, montaba un pifostio descomunal con el contrincante acusandole de haber movido bolas en su favor y la pelea que se montaba solo podia pararla la bofia, con sus sirenas

  • Lineas del corazon de Ximena Peredo

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    Lo unico claro en la mente y el corazon de Olivia Breen es el sueno que ha tenido desde los cinco anos, formar parte del Royal Ballet de Londres y convertirse en una prima ballerina. El camino no es facil, asi que tendra que esforzarse mucho por conseguir su meta y sobre todo por no distraerse ante la presencia de Sebastian, su mejor amigo de toda la vida. ?Podra Olivia concentrarse en cumplir su sueno o lo abandonara por quedarse en Brooklyn al lado de Sebastian?

  • Pasion prohibida de Sophie Adams

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    Desde el momento en que Jake, un infante de marina, vio a Katherine, la queria para el. Pero la persona que supuestamente era su mejor amigo lo habia traicionado y la habia ganado antes de que Jake tuviera la oportunidad de hacer su jugada. Siendo honorable, se habia apartado de la unica mujer que alguna vez habia logrado suscitar sentimientos profundos en el y habia abandonado la ciudad para embarcarse en una mision oficial en Afganistan.

  • Nada prohibido de Mariel Ruggieri

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    “Ahora te sueltas el pelo y asi descalza caminas, voy a morder el anzuelo, pues quiero lo que imaginas. Cuando se cae tu vestido, como una flor por el suelo, no existe nada prohibido, entre la tierra y el cielo…” PAZ MARTINEZ Dedicado a Facundo Arana. Una estrella brilla para vos, y para todo lo que tus manos toquen. Gracias por sumarte a las causas solidarias, a los suenos ajenos, por predicar con el ejemplo atreviendote a cumplir los tuyos. Y por practicar el amor al projimo en todas sus dimensiones. La popularidad no cambio tu esencia, pero generaste cambios gracias a ella. Mariel --1-- "Sin Dios todo esta permitido --nos dice Dostoievski-- porque si Dios no existiera, no tendrian razon de ser las restricciones morales, y sin ellas, todo es posible..." El suplemento cultural del domingo pasado trae este articulo sobre el existencialismo humanista y la libertad. Tengo toda la intencion de leerlo pero no me puedo concentrar y lo dejo a un lado. Estoy hasta la coronilla de Dostoievski, de Sartre, y de todos los pensadores que en mi epoca de estudiante me fascinaban. Recuerdo avergonzado como repetia igual que un lorito bien entrenado que "el hombre es el responsable de sus elecciones" y que "la libertad genera angustia". Que pelotudo... Veinte anos sujeto a restricciones auto impuestas de toda indole, me demuestra que esa angustia se parece mas bien a una especie de vertigo al darse cuenta de la infinidad de posibilidades que implica el no estar atado a nada. Ahora ya es tarde, y como una oveja temerosa, me encuentro seguro en el rebano y esa antigua aspiracion de sentirme libre ya no esta a mi alcance. A decir verdad, a esta altura ni siquiera me interesa. Y pensar que en algun momento quise ser el lider de la manada... Lo dicho, que pelotudo. Carla siempre fue el macho alfa y tampoco hay nada que pueda hacer al respecto. Y Juan y Pia, los cachorros que pisotean sistematicamente cualquiera de mis necesidades incipientes, porque las de ellos siempre estan primero. Y es bueno que asi sea. Pero en el fondo de mi corazon, a mis treinta y nueve anos recien cumplidos, siento que la palabra "resignacion" no deberia estar en mi diccionario todavia. Lunes por la noche: Estoy... pasmada. No puedo creerlo, aun no caigo. Me siento paralizada en medio de esta voragine de acontecimientos que presiento van a cambiar mi vida para siempre. No se ni por donde empezar. Es tal la locura en la que me vi inmersa de un dia para otro, que no tuve ni tiempo para escribir nada en esta bitacora de vida que me acompana siempre. Pensandolo bien, no escribo desde mucho antes. No escribo desde el dia en que me marche de Carmelo, hace ya dos semanas. ?Quien iba a decir que mis vacaciones se iban a extender tanto? Bendita tarde calurosa. Era tanta la humedad en Montevideo, que apenas podia respirar y por un momento me arrepenti de haber accedido a acompanar a Natalia al casting. Afortunadamente ella me recibio con una limonada helada en su monoambiente pesimamente decorado. Mi hermana tiene una extrana obsesion con los autos de lujo, y el departamento es la prueba de ello. Veinte posters de relucientes convertibles, y ni un solo espejo... Y yo necesitaba uno. Verme linda es lo unico que me da seguridad en la vida. No soy vanidosa, pero sentirme hermosa es lo unico que me hace feliz ultimamente. No, mentira. Cantar lo es, porque cuando canto me siento la mas linda del mundo. Me anote para participar, por esa vieja costumbre de no dejar pasar las oportunidades sin intentarlo, pero en el fondo jamas crei que lo iba a conseguir. Cuando pase a la segunda ronda, casi me boicoteo las posibilidades de quedar. Me senti como una tonta, con la lengua trabada y la sangre latiendome en las sienes mientras trataba de responder a la trillada pregunta de: ?Por que te presentaste al casting? Por inercia, por eso. Y porque a mi prima Veronica le parecio que era buena idea que lo hiciera, y porque mi insoportable hermana que si se moria por ser seleccionada, practicamente me arrastro con ella. No dije nada de eso, por supuesto. Sin embargo, no menti. Roja como un tomate solo mencione que me gustaba cantar y que me parecia una buena forma de comenzar mi carrera... !Y al parecer les gusto! Gran Hermano va a ser la bisagra que me haga pasar de ser una ilustre desconocida, a tapa de revistas y de discos compactos. !Asi de simple! Tengo el bendito telegrama en las manos, y no puedo dejar de leerlo: Senorita Maria Emilia Fraga: ha sido seleccionada para formar parte de Gran Hermano Argentina. Rogamos se comunique a la brevedad con nosotros, y que seleccione un letrado que la represente en la firma del contrato. Atentamente, La Produccion. Que felicidad, por Dios. Y por primera vez en mucho tiempo, siento que la vida me sonrie de veras. Mi madre tiene una extrana obsesion con mi salud. Siempre me ve demasiado palido, demasiado delgado, demasiado triste. Bueno, puede que en esto ultimo tenga razon. No estoy deprimido, mas bien me definiria como hastiado. ?De que? De todo y de nada. No hay razon para que me sienta asi, pues trabajo en lo que me gusta y no me va mal; tengo dos hijos sanos, un techo donde vivir y una companera. ?La tengo de veras? Hace mucho que Carla y yo corremos por distintos rieles. No se cuando comenzamos a alejarnos uno del otro, pero lo cierto es que algunas noches la observo dormir y una sensacion de extraneza me invade. La misma que siento en las mananas cuando sin querer me miro en el espejo. La misma que debe sentir Pia cuando intento interesarme en sus cosas, o Juan cuando me hago el ocurrente y solo obtengo una mueca de disgusto. Mi casa no es mia solamente; la mitad es del banco. Y mi trabajo... Moverme entre la mierda, entre las miserias humanas, ya me esta hartando. Es que a todos nos pasa mas o menos lo mismo. Una madre castradora, un padre ausente, o viceversa. Fantasias prohibidas, amores desencontrados. Un querer y no poder, un anhelar y no hacer nada para conseguirlo. Problemas de dinero, problemas conyugales. Problemas y mas problemas. Y el miedo… Siempre presente, siempre acechando. Hace mucho tiempo yo queria cambiar al mundo y finalmente el mundo termino cambiandome a mi. La ilusion de haber optado por ser libre y el haber luchado contra el mandato familiar ahora se me antoja una perdida de tiempo. Me resisti todo lo que pude, quise vivir a mi propio aire y hacer lo que el corazon me indicara, pero termine tomando el te con mi madre todos los miercoles a las cinco, solo porque ella lo quiere asi. Me mira por encima de sus anteojos y como es su costumbre desaprueba mi aspecto, y me lo hace notar en mas de una forma. Sacude la cabeza, molesta. "Si, mama. Soy la unica oveja negra que tiene el cabello rubio. Vaya contradiccion..." Haber elegido ser un psicologo bohemio e idealista, nunca fue buen visto en una familia de polistas de raza. Y ser de izquierda entre gente conservadora definitivamente no ayudaba en nada. A mi nunca me gusto la pose, y el pedigree de las personas siempre me resulto indiferente. Desde chico tuve una tendencia a salirme de la fila, y tambien a salirme de la raya y mis padres se encargaron sistematicamente de volverme al corral. Solo mis ferreas convicciones me mantuvieron cuerdo en una familia de locos, pero con el tiempo fui desgastando esa cordura, y poco a poco me transforme en lo que hoy soy. Un hibrido entre lo que debi ser y lo que me gustaria ser. Mi vida actual es una sombra de la que sone, y una copia algo venida a menos de la de mis padres que tanto repudie. Indiferencia marital es la tonica de hoy con Carla, igual que la legendaria que siempre se profesaron mis padres. Una copia pero no identica. Para empezar, en casa el dinero no es lo que abunda, sino lo que se me reclama continuamente. Y tampoco abunda el amor, pero no es el odio el pan de cada dia. Por ultimo, la infidelidad no engrosa mi lista de pecados, y espero que tampoco la de Carla. Infidelidad… Soy un hombre formalmente fiel. Y lo digo asi, porque ganas no me faltaron, pero mis principios guiaron el alcance de mis lealtades, asi que jamas me atrevi a cruzar esa linea. Estuve al borde, camine por la cornisa mas de una vez, pero jamas me lance. El suicidio tampoco esta en mi lista, y el haber cedido a la tentacion hubiese significado un atentado a mi esencia, y la muerte de mi tranquilidad espiritual. Me molesta sin embargo, no sentirme con la autoridad moral de antano para juzgar mas duramente a mis padres. ?Los habre perdonado? Tal vez, o tal vez me este convirtiendo en ellos. Como sea, le cumplo a mi madre cada miercoles y vengo a tomar el te a las cinco en punto. Escucho atentamente sus criticas y finjo que voy a seguir sus consejos. "Tenes razon, en cualquier momento me corto el pelo, mama. Se que no me queda bien", miento en ambas cosas, porque ni me lo voy a cortar, ni me queda tan mal. Hace mucho que lucho por evitar los espejos, y por eso me deje la barba. Un sentimiento primitivo de autoproteccion me impide profundizar en el abismo que adivino tras esa mirada azul que ellos me devuelven. "Tambien tenes razon. Debi dedicarme a los caballos y al polo… Pero el dano ya esta hecho." Soy un fracaso. Esto ultimo no se lo digo, pero hace tiempo que yo admito a la frustracion en mi vida. Nos hicimos amigos porque voy a tener que vivir con ella el tiempo que me quede por delante. Frustracion laboral, porque nada se dio como yo esperaba. No cambie la vida de nadie, apenas fui el reflejo de los conflictos de mis pacientes. Frustracion como padre, pues mis hijos cuando no me subestiman me ignoran. Y frustracion conyugal, porque mi matrimonio es solo una fachada. Cuando Carla empezo a negarse con mas frecuencia de la que accedia, es que yo aprendi a sublimar. Soy el rey de los sublimadores, y lo hago mediante el deporte, igual que cuando tenia trece y las hormonas guiaban mis pasos. Pero ahora segrego solo bilis, y cualquier ejercicio no competitivo se lleva mi energia hasta las duchas. Nado, corro, y el gimnasio es una de mis rutinas agradables. Las otras… las otras tienen que ver con llevar un enorme peso, mas que con levantar pesas. En algun momento, muy de vez en vez, siento un inquietante palpitar en mi cuerpo… Pero cuando realmente pierdo el sosiego es cuando ese palpitar no lo siento en mi pene, sino en mi corazon. !Viernes! Ya esta. Hoy firme el contrato y enseguida, sin darme siquiera un respiro, pase directo a la sesion de fotos promocionales. Fui a cara lavada y termine hecha una verdadera muneca. Me quieren "vender" como sexy, no como talentosa, pero yo les voy a demostrar que soy mas que una cara bonita. !Les voy a demostrar lo que valgo! Por ahora digo que si a todo, y me preparo para jugar. Si no me conociera, me creeria, en serio. Pero como se que mi segundo nombre no es "Coraje", me doy cuenta de que mas que como una pantera me comportare como un gatito, y andare escondida detras de las cortinas. !Dios mio! !Voy a entrar a Big Brother!

  • Maria Magdalena de Margaret George

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    A traves de la historia de Maria Magdalena, Margaret George narra un periodo clave de la Historia: el nacimiento del cristianismo.

  • El triunfo del hogar (Edentown 1) de Annabeth Berkley

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    ?Estas completamente segura? --Si --asintio decidida la bonita pelirroja mirando a sus dos amigas que la miraban preocupadas. La sonrisa que siguio a su afirmacion les dejaba clara su determinacion y firmeza. Llevaba mucho tiempo reflexionandolo, investigando, calculando las diferentes opciones, y por fin se habia decidido. --Escucha Megan --insistio la rubia de ojos claros mientras detenia su ritmo y recuperaba el aliento del footing que practicaban a diario--. Esto no es como cuando decidiste conocer hombres por internet. Estas hablando de tener hijos. Laurel tambien habia dejado de correr y la miraba preocupada mientras se retiraba el flequillo de la frente y sacudia sus bonitas piernas para relajarlas. El camino natural que bordeaba parte del lago Eden les servia de escenario para sus encuentros deportivos antes de que cada una empezara su jornada laboral. --Quiero tener hijos --insistio Megan deteniendose con los brazos en jarras--. Estoy decidida. --sus ojos castanos se iluminaban cada vez que lo pensaba--. No puedo pasarme la vida esperando a que llegue un hombre que no aparece o que ni siquiera existe. Esperar a que se enamore de mi y esperar a formar una familia. --Por favor, Megan. Las cosas suelen funcionar asi --insistio Jane empezando a caminar malhumorada--. Si ahora tienes un hijo todavia vas a dificultar mas la posibilidad de encontrar un hombre --resoplo consciente de que ella tenia la misma inquietud que su amiga. --Creo que Jane tiene razon --dijo Laurel caminando a la par que ellas mientras se alejaban del lago. --Para ti es facil decirlo. Tienes a Nick --le contesto Megan--. No me malinterpretes. Nick es un sueno de hombre con el que formar una familia, pero es tuyo. El mio no aparece y me he cansado de esperarle. Tengo treinta y cinco anos. Mi reloj biologico no puede esperar mucho mas. --Pues espero que el mio si --suspiro Jane--. Vamos, Megan, una fecundacion in vitro no es algo para tomarselo a broma. --?Quien se lo toma a broma?--refunfuno molesta--. Esperaba que me apoyarais. Sabeis que lo llevo pensando bastante tiempo. --Claro que te apoyamos --le aseguro Laurel--. Es solo que nos preocupas. Un bebe es algo muy serio. Va a cambiar totalmente tu vida. --No tengo humor para un cafe --les dijo con el ceno fruncido al llegar a la bonita casa de Laurel donde siempre se tomaban el primer cafe de la manana--. Hoy tengo que estar temprano en la oficina. Las dos amigas la vieron alejarse hacia la calle principal y se miraron negando con la cabeza. --?Se habra enfadado mucho? --pregunto Laurel preocupada. --No --respondio Jane seria--. Es Megan. Se le pasara enseguida. Pero alguien tiene que hacerle ver todas las posibilidades, no solo las suyas. Megan Saint James volvio a su casa pensativa. Estaba decidida. No podia esperar que el hombre de sus suenos apareciera montado en un caballo blanco y le regalara la familia que nunca habia tenido. En primer lugar, porque cada vez estaba mas convencida de que ese hombre no existia y en segundo lugar, porque no podia esperar que su vida girara en torno a el o a su busqueda. O tal vez si podia esperar... pero no queria hacerlo. No le habia quedado mas remedio que ser independiente toda la vida y estaba visto que tenia que seguir siendolo. Nunca habia conocido a su familia, y eso habia alimentado su ilusion de formar una. Despues de mucho buscar habia encontrado el lugar donde establecerse, Edentown, un bonito pueblo a orillas de un precioso lago. Habia conocido personas que le habian ensenado con su ejemplo lo que era la lealtad y el carino, y sabia que podia apoyarse en ellas en caso de necesidad. Ademas, tenia un negocio propio que no le iba mal. Podia permitirse el lujo de tener un hijo sola y estaba decidida a ello. Siempre habia sonado con una gran familia y ya era hora de que empezara a construirla. Con marido o sin el. Despues de ducharse, envuelta en el albornoz, desayuno de pie apoyada en la encimera de la cocina de su pequeno apartamento. Sus tres gatas, su unica familia por el momento, la miraban esperando que compartiera algo de su bizcocho casero. Ella las miro sonriente. Las habia sacado de la calle y les habia dado el hogar, la estabilidad y el cobijo que ella nunca habia tenido. --Vosotras ya habeis desayunado --les explico carinosa-- ?Que os parece si ampliamos la familia? Esta vez con un bebe... Es buena idea, ?a que si? Si, yo tambien lo creo. Sonriendo y llena de confianza, sintonizo una emisora de radio con musica alegre, para recargarse con energia positiva. Quito la humedad de su larga y rizada melena con el secador y se vistio con uno de sus comodos y anchos vestidos, dispuesta a disfrutar de otro caluroso dia del recien comenzado verano. Bajo al piso inferior donde estaba la inmobiliaria de su propiedad. Era la unica de Edentown y se encargaba de cuantos alquileres y compra-ventas surgieran en el bonito pueblo en el que llevaba afincada poco mas de cinco anos. Se sentia orgullosa de esa bonita oficina pintada de azul claro. Estaba en una de las calles principales del pueblo y nunca le faltaban clientes, curiosos o especuladores con los que trabajar. Ella sola habia conseguido todo lo que tenia y se sentia orgullosa por ello. Se habia esforzado muchisimo y ahora que todo parecia que iba sobre ruedas, era el momento perfecto para tener un hijo. Estaba convencida. Miro la hora en el reloj de pared. Era cerca del mediodia y la cita que tenia concertada se estaba retrasando. Se centro de nuevo en la pantalla del ordenador. Reviso su bandeja de correo. Llevaba una temporada tranquila, desde que se habia dado de baja de las paginas de contactos a las que habia recurrido en su afan de encontrar pareja. No habia nada nuevo. Sonrio triste pensando en las veces que habia pensado que la puerta de su negocio se abriria y el hombre de su vida entraria seguro de si mismo diciendo... --Creo que me esta esperando. Levanto la cabeza del ordenador sobresaltada sintiendo que el corazon iba a salirsele del pecho. Dirigio su mirada a la puerta y miro al hombre que acababa de hablar y que ya se habia acercado al mostrador. Era alto y corpulento. Tenia el cabello rubio, mas largo de lo considerado como normal y una desarreglada barba. Su expresion no era precisamente amable. Rozaria la cuarentena, calculo mientras se acercaba a el. Llevaba una vieja mochila al hombro sobre una camiseta blanca de manga corta que le marcaba unos musculosos brazos y miraba distraido hacia uno de los grandes ventanales por los que entraba el sol. --Creo que no --reconocio Megan mientras trataba de que su pulso recuperara el ritmo normal -- ?En que puedo ayudarle? El hombre la miro para responderle y se encontro frente a la bonita pelirroja de ojos castanos. Fruncio el ceno molesto. Era una tentacion para la vista y el hacia mucho tiempo que no estaba con una mujer... ni queria estarlo, se recordo. Megan mantuvo la mirada de sus oscuros ojos y levanto las finas cejas como respuesta al ceno fruncido. La mirada de aquel hombre, bordeada de ligeras arrugas, le indicaba que no estaba pasando por su mejor momento. Pero, vaya, su corazon estaba latiendo a un ritmo bastante acelerado y sentia un cosquilleo por la espalda que le llegaba hasta la nuca. Ese hombre, ademas de mal humor, irradiaba una fuerza masculina que la atraia sin poder evitarlo. --Habia quedado con la senorita Saint James... creo --busco un trozo de papel en el bolsillo trasero de su pantalon vaquero. --Ah, pues soy yo --reconocio Megan confundida revisando la agenda que tenia sobre el mostrador-- Perdone, pero no le esperaba --se sonrojo. --Habiamos quedado a las once --insistio malhumorado--, pero el coche me dejo tirado en el camino. Megan fingio una sonrisa que no sentia ante la incomodidad de la situacion. --Bueno, no hay problema... yo tenia apuntado a un sargento que se habia jubilado del cuerpo de marines... --?Y yo que soy? --pregunto molesto e impaciente. Megan lo miro boquiabierta ante el exabrupto y su propio error --?Sargento Keith Logan? disculpeme, no se por que crei que era mucho mayor... --Yo tampoco se porque creyo eso, pero no me importa --corto hurano-- ?Tiene las llaves de mi piso? --Si, si, claro --respondio Megan con su mejor sonrisa intentando suavizar la situacion mientras cogia las llaves--. Si no ha solucionado la averia del coche, Dexter Campbell, en la gasolinera de las afueras, tiene servicio de grua. Trato de serenarse para no pensar en lo desagradable que le estaba resultando aquel hombre y lo estupida que se estaba sintiendo ella. Keith observo el nerviosismo de la joven pelirroja, pero no le importo. Estaba mas que cansado. Solo queria llegar a su casa, tumbarse en una cama y a ser posible no despertar en una semana, cuando todo se hubiera arreglado... algo. --Sigame, el jefe de su departamento me insistio en que queria para usted la mejor casa de la zona --cerro la puerta de la inmobiliaria con llave haciendo que la siguiera--. Como ha dicho que no tiene coche podemos ir andando. No esta muy lejos. ?Conoce Edentown? Keith la seguia dos pasos por detras. Se distrajo admirando lo que intuia que eran unas largas piernas bajo ese vestido de color claro. Volvio a recordarse que no queria saber nada de ninguna mujer, ya habia tenido bastante con Bianca. Ella se giro esperando una respuesta, pero el no tenia ganas de hablar. Ese dia, no.

  • Los pilares de la Tierra (Los pilares de la Tierra 1) – Ken Follett de Ken Follett

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    Los pilares de la Tierra es la obra maestra de Ken Follett y constituye una excepcional evocacion de una epoca de violentas pasiones.

  • Los crimenes de Mitford de Jessica Fellowes

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    Seis hermanas. Toda una vida de misterio. Una familia incomparable.

  • No te alejes nunca de Helena Sivianes

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    Luna ha conseguido lo que con tanto esfuerzo le ha costado: acabar la Selectividad con una gran nota para poder acceder a la misma universidad que su amigo de la infancia, Daniel.
    Tras dos anos separados, y con una relacion de amistad que se ha enfriado por la distancia, ansia poder recuperar esa relacion que tantas buenas cosas le ha dado durante su vida. Lo que no espera es encontrarse a un nuevo Dan, con una nueva vida en la que ella no encaja y a la vez darse cuenta de que tal vez los sentimientos ya no son lo que eran.

  • Unida a los guerreros (Programa de novias interestelares 4) de Grace Goodwin

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    Cuando las circunstancias la dejan sin otra opcion mas que ofrecerse como voluntaria en el Programa de Novias Interestelares, Hannah Johnson es asignada no solo a un companero, sino a dos. Sus futuros esposos son guerreros del planeta Prillon, un mundo cuyos hombres son conocidos en todos lados debido a su destreza en las batallas y en la cama.

  • El caso Hartung de Soren Sveistrup

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  • En los negocios y en el placer 3 de Carolina Gattini

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    Penelope Doyle al fin se hace cargo de los negocios de la familia, pero no sera tan facil como habia previsto. Collin McLeod representa la competencia mas sucia que podia encontrar y contra la que su hermano Robert no puede defenderse. Penelope idea el plan de hacerse pasar por la secretaria de su hermano y asi descubrir a quien soborna McLeod. Por su parte Collin no podra resistirse a intentar sobornar tambien a Penelope, creyendo que es la secretaria inocente de Robert para que lo traicione, sin saber que ella es ahora la duena de todo, sin saber por que sus intentos de seduccion son tan desastrosos y sin saber hasta donde es capaz de llegar ella por seguir manteniendo la farsa… O que sus labios y sus deseos son mas adictivos de lo que habia previsto.

  • La decision de una dama de Trixie George

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    Una dama debe sonreir siempre, estar al dia de las ultimas tendencias de moda y ser amable en todo momento. Ademas, una dama nunca debe tomar decisiones por si misma, sino obedecer a las de su padre o su esposo. Eso es lo que lady Verity ha oido toda su vida, y lo que debe poner en practica cuando llega a Londres dispuesta a encontrar esposo.

  • Matar a un ruisenor de Harper Lee

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    Cuando tenia casi trece anos, mi hermano Jem sufrio una grave fractura en el brazo a la altura del codo. Cuando sano y por fin se disiparon sus temores de que nunca podria volver a jugar al futbol americano, en raras ocasiones volvia a acordarse de aquella lesion. El brazo izquierdo le quedo algo mas corto que el derecho; cuando estaba de pie o andaba, el dorso de la mano formaba casi un angulo recto con su cuerpo, y el pulgar estaba paralelo a sus muslos. A el no podria haberle importado menos, con tal de poder pasar y chutar. Cuando transcurrieron anos suficientes para poder verlos en retrospectiva, a veces hablabamos de los acontecimientos que condujeron a su accidente. Yo sostengo que los Ewell fueron quienes lo comenzaron todo, pero Jem, que era cuatro anos mayor que yo, decia que eso habia empezado mucho antes. Dijo que comenzo el verano en que Dill vino a vernos, cuando nos hizo concebir por primera vez la idea de hacer salir a Boo Radley. Yo decia que si el queria tener una amplia perspectiva de lo sucedido, en realidad comenzo con Andrew Jackson. Si el general Jackson no hubiera perseguido a los indios creek arroyo arriba, Simon Finch nunca habria llegado hasta Alabama, y ?donde estariamos nosotros si no lo hubiera hecho? Eramos demasiado mayores como para zanjar la discusion con una pelea, de modo que consultamos a Atticus. Nuestro padre dijo que los dos teniamos razon. Al ser del Sur, era un motivo de verguenza para algunos miembros de la familia que no tuvieramos constancia de que alguno de nuestros antepasados hubiera peleado en la batalla de Hastings. Tan solo teniamos a Simon Finch, un boticario de Cornualles cuya piedad solo se veia superada por su tacaneria. En Inglaterra, a Simon le irritaba la persecucion de aquellos que se autodenominaban metodistas a manos de sus hermanos mas liberales, y ya que Simon se consideraba metodista, cruzo el Atlantico hasta Filadelfia, de ahi a Jamaica, y desde alli a Mobile subiendo hasta Saint Stephens. Teniendo en cuenta las estrictas normas de John Wesley sobre no enriquecerse en los negocios aprovechandose de los demas, Simon se dedico a la practica de la medicina logrando un gran exito; pero en esta empresa era infeliz, pues habia sido tentado a hacer lo que el sabia que no era para la gloria de Dios, como llevar oro y ropas costosas. De modo que Simon, habiendo olvidado lo que su maestro habia dicho sobre la posesion de bienes humanos, compro tres esclavos y con su ayuda establecio una hacienda a las orillas del rio Alabama, a unos sesenta y cinco kilometros mas arriba de Saint Stephens. Regreso a Saint Stephens solamente una vez, para encontrar esposa, y con ella establecio una descendencia con muchas hijas. Simon vivio hasta una edad impresionante y murio rico. Era costumbre de los hombres de la familia quedarse en la hacienda de Simon, Finch's Landing, y ganarse la vida con el algodon. El lugar se sostenia a si mismo. Modesto en comparacion con los imperios que lo rodeaban, Landing producia sin embargo todo lo necesario para la vida excepto hielo, harina de trigo y prendas de vestir, que proporcionaban las embarcaciones fluviales de Mobile. Simon habria considerado con impotente rabia los problemas entre el Norte y el Sur, ya que arrebataron a sus descendientes todo a excepcion de su tierra; sin embargo, la tradicion de vivir en esa hacienda siguio inalterable hasta bien entrado el siglo XX, cuando mi padre, Atticus Finch, fue a Montgomery para aprender Derecho, y su hermano menor fue a Boston para estudiar Medicina. Su hermana Alexandra fue la Finch que se quedo en Landing: se caso con un hombre taciturno que pasaba la mayor parte de su tiempo tumbado en una hamaca al lado del rio preguntandose si sus redes de pesca estarian llenas. Cuando mi padre fue admitido en la abogacia, regreso a Maycomb y comenzo a ejercer. Maycomb, a unos treinta kilometros al este de Finch's Landing, era la capital del condado de Maycomb. La oficina de Atticus en el edificio del juzgado contenia poco mas que una percha para sombreros, una escupidera, un tablero de damas y un impecable Codigo de Alabama. Sus dos primeros clientes fueron las dos ultimas personas a las que ahorcaron en la carcel del condado de Maycomb. Atticus los habia instado a que aceptaran la generosidad del Estado, que les permitiria declararse culpables de homicidio en segundo grado y asi evitar la pena capital, pero ellos eran Haverford, un apellido que en el condado de Maycomb es sinonimo de burro testarudo. Los Haverford habian liquidado al principal herrero de Maycomb por un malentendido que surgio por la supuesta <> de una yegua, fueron lo bastante imprudentes para hacerlo en presencia de tres testigos e insistieron en que <> era una defensa lo bastante buena para cualquiera. Persistieron en declararse no culpables de homicidio en primer grado, de modo que no hubo mucho que Atticus pudiera hacer por sus clientes, a excepcion de estar presente en su partida, una ocasion que fue probablemente el comienzo de la profunda antipatia de mi padre hacia la practica del Derecho Penal. Durante sus cinco primeros anos en Maycomb, Atticus practico mas que cualquier otra cosa la Economia; y durante varios anos desde entonces invirtio sus ganancias en la educacion de su hermano. John Hale Finch era diez anos menor que mi padre, y decidio estudiar Medicina en un momento en que no valia la pena cultivar algodon; pero despues de tener a Jack encauzado, Atticus comenzo a obtener ingresos razonables practicando la abogacia. Le gustaba Maycomb, habia nacido y se habia criado alli; conocia a su gente, ellos le conocian, y debido a los negocios de Simon Finch, Atticus estaba emparentado por sangre o matrimonio con casi todas las familias de la ciudad. Maycomb era una vieja poblacion, pero ademas era una vieja poblacion cansada cuando yo la conoci. En el tiempo lluvioso las calles se convertian en un barrizal rojizo; crecia hierba en las aceras, y el edificio del juzgado parecia combarse sobre la plaza. En cierto modo, hacia mas calor entonces: un perro negro sufria los dias de verano; las flacas mulas enganchadas a los carros espantaban moscas bajo la sofocante sombra de las encinas que habia en la plaza. A las nueve de la manana, los cuellos rigidos de los hombres se veian languidos. Las damas se banaban antes de la tarde, despues de su siesta de las tres, y al atardecer estaban como blandos pastelitos cubiertos de sudor y dulce talco. La gente se movia despacio entonces. Cruzaban la plaza a paso lento, entrando y saliendo de las tiendas que la rodeaban, y se tomaban su tiempo para todo. Un dia tenia veinticuatro horas, pero parecia mas largo. No habia ninguna prisa, ya que no habia ningun lugar adonde ir, nada que comprar y nada de dinero con el cual comprar, nada que ver fuera de los limites del condado de Maycomb. Pero era una epoca de vago optimismo para algunas personas: al condado de Maycomb se le habia dicho recientemente que no tenia nada que temer, solamente a si mismo. Viviamos en la principal calle residencial de la ciudad: Atticus, Jem y yo, ademas de Calpurnia, nuestra cocinera. Jem y yo estabamos contentos con nuestro padre: jugaba con nosotros, nos leia y nos trataba con cortesia. Calpurnia era otra cosa. Toda angulos y huesos, era miope, tambien bizca, y sus manos eran tan anchas como un travesano de cama, y dos veces mas duras. Siempre me estaba ordenando que saliera de la cocina, preguntandome por que no podia comportarme tan bien como Jem aunque sabia que el era mayor, y me llamaba para volver a casa cuando yo no estaba lista para regresar. Nuestras batallas eran epicas y con un final sin variacion. Calpurnia ganaba siempre, principalmente porque Atticus siempre se ponia de su lado. Ella habia estado con nosotros desde que nacio Jem, y yo habia sentido la tirania de su presencia desde que podia recordar. Nuestra madre murio cuando yo tenia dos anos, de modo que nunca senti su ausencia. Ella era una Graham de Montgomery; Atticus la conocio cuando fue elegido por primera vez para la legislatura estatal. Para entonces, el era de mediana edad y ella quince anos mas joven. Jem fue el resultado de su primer ano de matrimonio. Cuatro anos despues naci yo, y dos anos despues nuestra madre murio de un ataque repentino al corazon. Decian que era cosa de familia. Yo no la extranaba, pero creo que Jem si. El la recordaba claramente, y algunas veces en mitad de un juego daba un largo suspiro, y despues se marchaba y jugaba el solo detras de la cochera. Cuando se ponia asi, yo sabia que era mejor no molestarle. Cuando yo tenia casi seis anos y Jem se acercaba a los diez, nuestras fronteras en el verano (al alcance de la voz de Calpurnia) eran la casa de la senora Henry Lafayette Dubose, dos puertas al norte de la nuestra, y la Mansion Radley, a tres puertas al sur. Nunca sentimos la tentacion de traspasarlas. La Mansion Radley estaba habitada por una entidad desconocida, cuya mera descripcion era suficiente para hacer que nos portaramos bien durante dias. La senora Dubose era el mismo demonio. Ese fue el verano en que vino Dill. Una manana temprano, cuando estabamos comenzando nuestros juegos en el patio trasero, Jem y yo oimos algo en la puerta contigua, en el parterre de coles de la senorita Rachel Haverford. Fuimos hasta la malla de alambre para ver si habia un perrito, pues la perra terrier de la senorita Rachel estaba prenada, pero en cambio encontramos a alguien sentado que nos miraba. Sentado, no era mucho mas alto que las coles. Nos quedamos mirando fijamente hasta que el hablo: --Hola. --Hola, tu --contesto Jem amablemente. --Soy Charles Baker Harris --dijo el--. Se leer. --?Y que? --pregunte yo. --Solo pense que os gustaria saber que se leer. Si teneis algo que necesiteis leer, yo puedo hacerlo... --?Cuantos anos tienes? --pregunto Jem--. ?Cuatro y medio? --Voy para siete. --Entonces no es nada --dijo Jem, senalandome con el pulgar --. Aqui Scout lee desde que nacio, y ni siquiera ha comenzado aun la escuela. Pareces muy canijo para tener casi siete anos. --Soy pequeno pero mayor --afirmo el. Jem se aparto el cabello para mirarlo mejor. --?Por que no vienes aqui, Charles Baker Harris? --dijo--. Senor, vaya nombre. --No es mas curioso que el tuyo. Tia Rachel dice que te llamas Jeremy Atticus Finch. Jem fruncio la frente. --Soy lo bastante alto para estar en consonancia con mi nombre --dijo--. Tu nombre no es mas largo que tu. Apuesto a que es un palmo mas largo. --La gente me llama Dill --dijo Dill, intentando pasar por debajo de la valla. --Te ira mejor si pasas por encima en lugar de por debajo -- observe yo--. ?De donde vienes? Dill era de Meridian, Mississippi, e iba a pasar el verano con su tia, la senorita Rachel, y desde entonces pasaria todos los veranos en Maycomb. Su familia era del condado de Maycomb originariamente. Su madre trabajaba para un fotografo en Meridian, habia presentado una fotografia de el a un concurso de ninos guapos, y gano cinco dolares. Le dio el dinero a Dill, quien lo empleo en ir veinte veces al cine. --Aqui no hay exposiciones de fotografia, excepto a veces las de Jesus en el juzgado --dijo Jem--. ?Viste alguna pelicula buena? Dill habia visto Dracula, una revelacion que movio a Jem a mirarle con cierto respeto. --Cuentanosla --le pidio. Dill era un chico muy curioso. Llevaba pantalones cortos azules de lino que se abotonaban a la camisa, su cabello era blanco como la nieve y lo llevaba pegado a la cabeza como si fuera un plumon de pato; era un ano mayor que yo, pero yo le sobrepasaba en altura. Mientras nos relataba la vieja historia, sus ojos azules se iluminaban y se oscurecian; su risa era repentina y feliz, y solia tirarse de un mechon de cabello que caia sobre su frente. Cuando Dill hubo reducido al polvo a Dracula, y Jem dijo que la pelicula parecia mejor que el libro, le pregunte a Dill donde estaba su padre. --No has dicho nada de el. --No tengo ningun padre. --?Esta muerto? --No... --Entonces, si no esta muerto, si lo tienes, ?verdad? Dill se sonrojo y Jem me dijo que me callase, una senal segura de que Dill habia sido estudiado y hallado aceptable. A partir de entonces el verano paso con una diversion constante. La diversion constante era: hacer mejoras a nuestra casa del arbol que descansaba entre dos cinamomos gigantes en el patio trasero, alborotar, recorrer nuestra lista de obras de teatro basadas en las de Oliver Optic, Victor Appleton y Edgar Rice Burroughs. En este asunto teniamos la fortuna de tener a Dill. El representaba los papeles que anteriormente me daban a mi. El mono en Tarzan, el senor Crabtree en The Rover Boys, el senor Damon en Tom Swift. De ese modo llegamos a conocer a Dill como un merlin de bolsillo, cuya cabeza estaba llena de planes excentricos, anhelos extranos y fantasias raras. Pero a finales de agosto nuestro repertorio era aburrido, por haberlo representado incontables veces, y fue entonces cuando Dill nos dio la idea de hacer salir a Boo Radley. La Mansion Radley fascinaba a Dill. A pesar de nuestras advertencias y explicaciones, le atraia como la luna atrae al agua, aunque no mas cerca de la farola de la esquina, a una distancia segura de la puerta de los Radley. Ahi se quedaba, rodeando el grueso poste con un brazo, mirando fijamente y haciendose preguntas. La Mansion Radley hacia una curva cerrada mas alla de nuestra casa. Andando hacia el sur, se pasaba por delante de su porche; la acera daba un giro y estaba en paralelo con la finca. La casa era baja, en otra epoca era blanca y con un ancho porche y persianas verdes, pero hacia mucho tiempo que se habia oscurecido hasta llegar al tono de pizarra gris que la rodeaba. Unas tablas descompuestas por la lluvia caian sobre los aleros del barandal; unos robles mantenian alejados los rayos de sol. Los restos de una cerca guardaban el patio frontal, un patio <> que nunca se barria, donde crecian en abundancia hierbajos y flores silvestres. Dentro de la casa vivia un fantasma maligno. La gente decia que existia, pero Jem y yo nunca lo habiamos visto. La gente decia que salia de noche, cuando se ponia la luna, y miraba por las ventanas. Cuando las azaleas de la gente se helaban en una noche fria, era porque el habia soplado sobre ellas. Cualquier pequeno delito cometido en Maycomb era obra del fantasma. En una ocasion, la ciudad estaba aterrorizada por una serie de macabros acontecimientos nocturnos: encontraban mutilados pollos y animales domesticos; aunque el culpable era Addie el Loco, quien finalmente termino ahogandose en el remolino de aguas de Barker, todos seguian mirando la Mansion Radley, sin estar dispuestos a descartar sus sospechas iniciales. Un negro no pasaria al lado de la Mansion Radley de noche; cruzaria a la acera contraria e iria silbando mientras caminaba. Los terrenos escolares de Maycomb lindaban con la parte trasera del terreno de los Radley; desde el gallinero de los Radley, altos arboles de pacanas dejaban caer su fruto al patio de la escuela, pero los ninos no tocaban ninguna de aquellas nueces: las pacanas de los Radley mataban. Una bola de beisbol que cayera en el patio de los Radley era una bola perdida, y no se hacian preguntas. La desgracia de aquella casa comenzo muchos anos antes de que Jem y yo nacieramos. Los Radley, bien recibidos en cualquier parte de la ciudad, se encerraban en su casa, una predileccion imperdonable en Maycomb. Ellos no iban a la iglesia, que era el entretenimiento principal de Maycomb, sino que rendian culto en su casa; la senora Radley en raras ocasiones llegaba a cruzar la calle para tomar un cafe a media manana con sus vecinas, y sin duda nunca se unio a ningun circulo misionero. La senora Radley caminaba hasta la ciudad a las once y media cada manana y regresaba prontamente a las doce, a veces llevando una bolsa de papel marron que los vecinos suponian que contenia las provisiones de la familia. Yo nunca supe como el viejo senor Radley se ganaba la vida, Jem decia que <>, un termino educado para decir que no hacia nada, pero el senor Radley y su esposa habian vivido alli con sus dos hijos durante tanto tiempo como cualquiera podia recordar. Las persianas y las puertas de la casa de los Radley estaban cerradas los domingos, otra cosa ajena a las costumbres de Maycomb: puertas cerradas significaba solamente enfermedad y tiempo frio. De entre todos los dias, el domingo era dia para las visitas formales por la tarde: las senoras llevaban corse, los hombres llevaban abrigos, los ninos llevaban zapatos. Pero subir los peldanos de la Mansion Radley y decir <> una tarde de domingo era algo que sus vecinos no hacian nunca. La casa de los Radley no tenia puertas de tela metalica. Una vez le pregunte a Atticus si alguna vez tuvo alguna; Atticus dijo que si, pero antes de que yo naciera. Segun la leyenda del barrio, cuando el joven Radley estaba en la adolescencia hizo amistad con algunos de los Cunningham, de Old Sarum, una tribu enorme y confusa que estaba domiciliada en la parte norte del condado, y formaron lo mas parecido a una pandilla que se viera jamas en Maycomb. Hacian muy poca cosa, pero lo bastante para que hablaran de ello por la ciudad y los amonestaran publicamente desde tres pulpitos: merodeaban por la barberia; subian en el autobus hasta Abbottsville los domingos e iban al cine: asistian a bailes en los lugares de juego en el condado al lado del rio: la posada Dew-Drop y Campamento Pesquero: probaban el whisky de contrabando. Nadie en Maycomb tenia las agallas para decirle al senor Radley que su muchacho andaba con malas companias.

  • Territorio de luz de Yuko Tsushima

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    El apartamento tenia ventanas a los cuatro lados. Cuando mi hija era todavia pequena, vivimos durante un ano en el ultimo piso de un viejo edificio de tres plantas; eramos las unicas inquilinas, y por esa razon teniamos la planta entera para nosotras, asi como la azotea. En el bajo habia una tienda de fotografia, y las dos siguientes plantas albergaban oficinas. Una pertenecia a una empresa que fabricaba y enmarcaba escudos familiares de oro macizo; la segunda era una asesoria contable, y la tercera, una escuelita para aprender a tejer. En todos los meses que pase alli, solo hubo una oficina que no se ocupo nunca: una de la segunda planta que daba a la avenida. A veces, por las noches, mientras mi hija dormia, me colaba alli a hurtadillas, abria un poco la ventana y disfrutaba de las vistas, ligeramente distintas a las del tercero. Otras veces me limitaba a pasearme por las habitaciones vacias; era como estar en un lugar secreto que nadie mas conocia. Por lo visto, antes de mi llegada, toda la tercera planta habia sido la vivienda del antiguo propietario del edificio, lo cual explicaba que solo se pudiera acceder a la azotea desde mi apartamento y que en esa azotea hubiera un cuarto de bano enorme. Eso estaba muy bien, pero por esa misma razon parecia que el cuidado de la torre de agua y de la antena de television habia recaido sobre mi, y la nueva propietaria dio por hecho que yo me ocuparia de bajar las escaleras para cerrar la persiana mecanica de la entrada por las noches, cuando la gente de las oficinas ya se hubiera marchado. La empresaria que habia comprado el bloque se apellidaba Fujino y era bastante conocida en la ciudad. Rebautizo su adquisicion como <>, con la idea de empezar a alquilarlo con fines residenciales y no para albergar oficinas, como habia sido el caso hasta entonces. Yo fui su primera inquilina. Al parecer, como no estaba segura de si lograria alquilar el piso --al fin y al cabo, se trataba de un edificio bastante deteriorado y los apartamentos no tenian una distribucion normal--, le puso un precio muy bajo, para tantear el mercado. Tuve mucha suerte, porque fue una tremenda casualidad que yo lo encontrara justo en ese momento, como tambien fue casualidad que el edificio hubiera sido bautizado con el apellido del hombre que todavia era mi marido. A esto se debio que la gente me confundiera constantemente con la propietaria. Al subir por las escaleras rectas, estrechas y empinadas, se llegaba a una puerta de aluminio, que quedaba justo enfrente de otra puerta, esta vez de hierro: era la salida de emergencia. Habia muy poco espacio en el descansillo entremedias, y para abrir la puerta del piso habia que, o bien bajar un peldano, o bien inclinar el cuerpo hacia el umbral de la salida de emergencia. La llamaban <>, pero en realidad no era mas que una serie de barrotes de hierro perpendiculares al suelo; de ocurrir alguna emergencia, habria sido mas seguro rodar escaleras abajo con mi hija en brazos. Sin embargo, en cuanto abria la puerta, me encontraba en un apartamento que derrochaba luz a cualquier hora del dia. El parque rojo que se extendia desde la entrada hasta el fondo del salon hacia que la sensacion de luminosidad resultara especialmente intensa, hasta tal punto que tenia que entornar los ojos cuando llegaba con la vista acostumbrada a la penumbra de las escaleras. --!Anda, que calentito! !Que bonito! Mi hija, que estaba deseando cumplir los tres anos, se puso a soltar grititos la primera vez que se sumergio en aquel bano de luz. --Es muy calido. El sol es una maravilla, ?verdad? --le dije. Mi hija empezo a corretear por el salon y respondio, toda orgullosa: --Claro que si, ?es que no lo sabias? Me di cuenta entonces de que aquella luz me estaba permitiendo, ya desde el primer momento, proteger a mi hija del gran cambio que acababa de producirse en su vida, y senti el impulso de darme a mi misma una palmadita en la espalda. La ventana que recibia la luz de la manana estaba situada en una pequena habitacion de menos de dos tatamis, contigua a la entrada. Decidi que ese seria mi dormitorio. Al asomarme por aquella ventana orientada al este podia ver el vecindario, los tendederos de ropa y las azoteas de otros edificios mas pequenos que el Fujino. Se trataba de una zona comercial ubicada enfrente de la estacion de tren y no habia casas con jardin, pero daba gusto ver las macetas y las tumbonas que la gente colocaba en alfeizares y azoteas, donde de vez en cuando aparecian personas mayores envueltas en sus yukata.[1] Habia ventanas orientadas al sur en cada una de las habitaciones que se sucedian en fila --en la pequena, en el salon y en el cuarto de seis tatamis--; al asomarse, uno podia ver parte del tejado de una casa vieja y una callejuela con bares y restaurantes de yakitori. El trafico era intenso a pesar de lo estrecho de la calle, y el estruendo de las bocinas llegaba hasta el salon. Al oeste, es decir, al fondo de aquel piso tan angosto y alargado, habia una gran ventana por la que el sol y el ruido se infiltraban sin piedad. Desde esa ventana se veia la avenida, con sus autobuses y su rio de cabezas negras atravesando el paso de cebra, hacia la estacion si era por la manana, hacia el lado contrario si era por la tarde. Tambien se veia a la gente esperando el autobus en la parada situada frente a la floristeria, al otro lado de la carretera. Cada vez que pasaba el autobus, o algun camion, el piso entero se ponia a temblar y los platos tintineaban dentro del aparador. En la esquina de mi edificio confluian tres vias, dibujando una interseccion en forma de cruz si se tenia en cuenta la callejuela que se extendia al oeste. Varias veces al dia el semaforo y el trafico se sincronizaban, dando lugar a un breve silencio que apenas alcanzaba a disfrutar: desaparecia enseguida cuando el semaforo se ponia en verde y los coches aceleraban impacientes haciendo tronar sus motores. Desde el extremo izquierdo de esa misma ventana tambien se atisbaba el bosque, un parque extenso que antano habia formado parte de la mansion de un daimio. Solo se veia un trocito, pero ese pedazo de verde era fundamental para mi. Suponia el principal atractivo de la ventana. --?Eso? Eso es el Bosque de Bolonia --les decia a las visitas cuando me preguntaban al respecto. Aquel parque situado a las afueras de Paris me sonaba a cuento de hadas, aunque solo fuera por el nombre, como Bremen o Flandes. El mero hecho de pronunciarlo me resultaba de lo mas divertido. A lo largo de la pared norte del salon se alineaban un armario, un aseo y las escaleras para subir a la azotea. El aseo tenia su propia ventana, por la que se veian los trenes y la estacion. A mi hija le encantaba aquella pequena ventana. --!Se ven los autobuses y los trenes! !Toda la casa se echa a temblar! --empezo a presumir en la guarderia delante de sus maestras y amigos. Sin embargo, nada mas mudarnos, le subio la fiebre y se paso en cama casi toda una semana. La tuve que dejar en casa de mi madre, que vivia sola en otro barrio, no muy lejos de alli, para poder ir al trabajo. La biblioteca estaba dentro de las oficinas de una emisora de radio, y yo me encargaba de organizar los documentos relacionados con la programacion, ordenar las cintas, tramitar los prestamos, etcetera. Despues del trabajo me acercaba a casa de mi madre, me quedaba con mi hija hasta pasadas las nueve y finalmente volvia sola a mi edificio. Estoy segura de que, si hubiera llamado a mi marido, me habria ayudado sin dudarlo, pero yo preferia importunar a mi madre antes que depender de el. No dejaba de sorprenderme el miedo que tenia a que mi marido volviera a acercarse a mi. Me aterraba mi exceso de dependencia. Mi marido me sugirio repetidas veces que regresara a casa de mi madre. --Tu madre esta sola, debe de sentirse triste, y para ti tambien es duro cuidar a la nina por tu cuenta. Me quedaria mas tranquilo si supiera que, despues de nuestra separacion, vas a estar con tu madre. El ya habia encontrado un apartamento a orillas del ferrocarril. Tenia previsto mudarse al mes siguiente de que el piso se quedara libre. Yo, en cambio, no sabia adonde ir, no podia pensar, todavia no habia sido capaz de asimilar su decision. Seguia albergando la esperanza de que quiza, al dia siguiente, me dijera entre risas que todo habia sido una broma. ?Para que entonces iba a preocuparme de si me mudaba o no me mudaba, y adonde? --No pienso volver a casa de mi madre --respondi--. Cualquier cosa menos eso. No quiero tratar de disimular asi tu ausencia. Fue en ese momento cuando me dijo que me ayudaria a buscar piso. --Si intentas hacerlo sola, seguro que te enganan. Y si terminas mudandote a un sitio raro me quedare intranquilo y no podre dormir. Asi que no te preocupes y dejamelo a mi. Estabamos a finales de enero y llevabamos varios dias de buen tiempo cuando empece a visitar inmobiliarias con mi marido. Nos citabamos a la hora de comer en alguna cafeteria cercana a mi trabajo y preguntabamos en las agencias de los alrededores. Lo unico que yo tenia que hacer era estar callada y seguirlo a el. Mi marido les explicaba a las inmobiliarias las caracteristicas que queria: un piso de dos habitaciones con mucha luz y un bano completo, y que no costara mas de 30 000 o 40 000 yenes al mes.

  • Alina. Una historia en la oscuridad de Dixiana Silva

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    Esta no es una historia de amor, aunque es ese sentimiento el que me ha hecho invencible.

  • Morir de amor de Elizabeth Lowell

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  • Malditas las rosas de Sofia Ortega Medina

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    Rico, poderoso y dueno de un imperio de cosmetica, el gran senor Echevarria no dudara en acabar con cualquiera que se atreva a alterar sus planes.

  • Nosotras, Christian Martins de Christian Martins

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    Aurora conocio a Hugo cuando solo era una cria que no buscaba el amor. A sus veinte anos de edad, no sabia lo que queria ni se le pasaba por la cabeza consolidar una relacion.
    Pero el tiempo fue pasando, ano tras ano, y el amor entre los dos continuaba estando presente... Lo que ninguno de los dos esperaba era que el pasado intercediera en su futuro.
    ?Como sobrevive un amor de verano al paso de los anos y a la inmadurez de la juventud?
    ?Que ocurre si, cuando has conseguido que todo se estabilice, tu mundo se derrumba sin control? ?Si, repentinamente, desaparece todo aquello por lo que tantos anos has luchado?

  • La Venus de las Pieles de Leopold Von Sacher-masoch

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    En La Venus de las pieles el lector descubrira en Severino al sujeto que busca una dominadora a la cual esclavizarse, acudiendo inclusive a obligarse formalmente mediante un contrato que consagrara con detalle su deber, voluntariamente consentido, de someterse a las mas diversas situaciones humillantes y a las sofisticadas torturas que ofrece la imaginacion depravada de los dos firmantes, con el fin de provocarse la ansiada excitacion sexual, al tiempo que el sujeto pasivo que recibe el beneficio del sufrimiento es puesto en el centro de un ritual de dolor, humillacion y sumision, de desdenosa frialdad y de castigos fisicos y morales, que entre mas insufribles le resulten, le propiciaran el extasis buscado. No olvidemos que es Severino quien fuerza a Wanda, contra la voluntad de ella, a adoptar el papel de ama y a aceptarlo a el como esclavo, para lo cual la obliga incluso a firmar un contrato, una de cuyas clausulas estipula que debera ir envuelta en pieles tan a menudo como pueda y, en particular, cuando se muestre cruel con su esclavo. Asi que ya saben: sumerjanse en la lectura de esta novela que con tanta agudeza profundiza en la imposible igualdad de las relaciones amorosas y quizas hallen aqui esas alegrias verdaderas que la vida tan cruelmente nos niega.

  • El pais del prisma de Diego Armando Arciniegas Malago

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    Nuestras mentes divagan mas despiertas que entre suenos, fantasear es tan sencillo si olvidamos dormir. Ahora mismo, las letras que saben del mundo entero, de lo que es mas distante, de aquello que se lleva a cuestas sin reproche, se articulan, hablan de ti, hablan de mi. Ellas lo conocen todo; quieren ser comprendidas; buscan ansiosas disiparse en el universo que senalara el papel. No obstante, son pocas las manos capaces de atraparlas... !Cuanto el miedo de asaltar la infinitud del eter! Las alturas, solo potestad de unos pocos. Unicamente, esos, que no temen a la belleza inconmensurable de la conjugacion ritmica, pudieran alcanzar alguna vez el beneplacito del verbo. El pensamiento, siempre ambiguo, en clara muestra de querer dejar atras -al menos momentaneamente- la que es su esencia (no llegar jamas), demanda la idoneidad de la pluma como paso a seguir. Luego de que los sentidos proporcionaran iniciales formas a las cosas, se debe abrir paso a los caracteres entrelazados en lineas, a las verdades hechas de tinta, susceptibles de ser dadas a conocer. Amigos: para tener dia y noche presente el rostro de la mujer amada, que se redacten unos suaves versos; para sentirle cerca, a pesar de lo insalvables que parecieran las distancias, que el perfume de su pelo se haga poesia, que el intenso rosa de sus hermosos labios conozca lo mucho que le deseas. Entonces, la princesa sabra de ti; sus ojos, exclusivamente, querran verte si les escribes con pasion. Es mi intencion que el corazon por fin se enuncie libre, distante de cualquier agitacion extrana a su sincero palpitar. Anhelo la llegada de los vocablos eficazmente dispuestos en mis expresiones. Espero, espontaneo, el arribo a las direcciones maximas de este amor; el, seguro de las virtudes que condensa, se despoja de toda suspicacia para asi dar inicio a una historia juntos, desconocedora de los limites de esta superficial realidad. Si, el pais de las fantasias advierte lo cercano de nuestro vuelo, en las nubes mas profundas se celebra esta union perfecta. Descansaran entre los seres del mito, en medio del azul obsequiado por los dioses, las cautivas ambiciones de dos almas que, atrapadas por las tonalidades del arcoiris, aun perdidas en un beso, renuncian a la libertad de los hombres para hacerse de los privilegios del espejismo eterno. CAPITULO II EL RITO Vientos incandescentes merodean mis pupilas, la agudeza del fuego ya se confunde en el cristal. Las ninfas del escabroso bosque que trenzan utopias, detallan en sus coros de la lluvia el golpear. Con cada gota un guino que desase el firmamento, una estrella cae profetica en el mar; desnudas las formas del astro que se hundiera, me entrego al desvelo del que no puede esperar. La oscuridad es testigo del romance que envolviera, al seductor brillo en las olas para amar. De repente, un irascible tornado ha rebasado las fronteras que impusieran Cefiro, Boreas, Noto y Euro a los mortales. El tiempo pierde consistencia, la luna, ?a donde va?; con el sol esta la noche, preferible no inventar. La verdad es que la tinta: ni mucho menos, muerta esta. Las pinceladas del rapsoda, cobran vida aqui y alla. Los atomos concurren a la bolsa del artista, las pizcas de cosmos zozobran en su altar; se banan en cadencia los bocetos que al instante, proyectan la otra cara del genio en su mirar. La intemperie del silencio, disfraza la ceguera de un millon. En lo inhospito de la selva, solo el verde es senor. ?Agua en el desierto?… No mas que una ilusion. Unos novios de la mano, !que sucumba la razon! Mi nina: !que Morfeo deje sus alas! Comprendi que para volar lo unico que hace falta es que estes a mi lado. Asi, si tu acompanas mi destino (evaporarme), indomitas se desplegaran las ideas. Se refugiaran en el extasis, la fiebre y la risa. CAPITULO III SENDAS MUERTAS - !Recuerdas!: la felicidad solia tentarnos, lo hacia sin excepcion alguna. Era la constante, las piernas perseguian fin cualquiera; el horizonte, a veces noble, desfallecia hecho conformismo. Aliento tras aliento se dilapidaba. Sosiego: de presentarte en la creacion, injurioso, cual soplo te esfumabas; los amigos del apremio instaban al resto a ser como ellos. Si, eran poquisimos los que viviamos convencidos de la generosidad del amor; irrisorio el numero de quienes al igual que nosotros, expectantes de la invencion maxima, tuvieran a bien arriesgarlo todo. Nomadas, profesionales saltadores de epilogos: seguro siguen dando vueltas en busca de lo ya resignado al nacer. Aun en mis oidos es el eco de sus contritos pasos. Muchas de las empresas consideradas trascendentales por la humanidad, confesaban abrigar entranas que carcomia la envidia, alimentar rencores que atesoraban fortunas en medio del hambre. El aletargado panorama apenas permitia la coexistencia en las ciudades; coincidian en la misma urbe, bohemios y enajenados por el senorio. ?Como erigirse en el poder?, maquinaba el imperio del desanimo; incluso para los mas notorios corazones, para aquellos en capacidad de hacer vecindad con el "mundo de las ideas", era un peligro inminente el que se dejara de sonar. Los libros, atestados de numeros, no senalaban ninguna esperanza; la temperatura del infierno, que hacia las veces de estres, era todopoderosa. De los ilustrados en los principios de la codicia, de los maestros a la hora de formular leyes que inducian a la indiferencia, exclusividades de ellos, eran: La voz del pueblo, los aguardos de literatos y clerigos, quienes al unisono elevaban oraciones a la Divina Providencia. Nina, volvamos la vista atras, sin dejar de ser detalles de la fantasia, volvamos la vista atras. Las montanas que nos rodean, evocan el follaje que la barbarie arruino; los manantiales que pisan nuestros pies, son el agua de la cual ya no se bebe. Innegable, la solucion, aqui la vemos correr; ellos, pasivos, solo dibujan su sed. Somos en donde nada mas es, paseamos por los senderos en que las sombras se visten de colores para servir de compania a la aventura. !Convencete!, aqui las mentes lo desvian todo hacia la perfeccion. - !Recuerdas!: la felicidad solia tentarnos. Mi amor, !sigueme! Nuestras mejores paginas estan por escribirse. CAPITULO IV CON ASOMBROSA EXACTITUD -Abordemos ese barco... - ?A cual de todos te refieres? - !Hermosa, mira!… hablo del que esta debajo del puente. ?Lo ves? !Alla en las cataratas! Si bien es cierto que hay navios por doquier, adornados con rosas y fina pedreria, solo aquel puede contar esas magicas velas entre los tesoros que custodia. Parece que son hechas de acuarela, ni el mejor de los paisajistas lograria siquiera aproximarsele en exquisitez de formas y texturas. Es que insinuar cualquier correccion seria absurdo; aun aqui seria inadmisible. Mi vida: ?Que deseas hacer, a donde vamos?; nuestras opciones no tienen clausura. Tal vez quisieras un trineo halado por elefantes que nos hablaran de tantas y tantas romerias al fondo del oceano; o que una pequena hada, con un golpecito de su dorada varita, tuviera a bien trasladarnos al monumental zoologico en el que se congregan las mascotas de las tiras comicas para hacer las delicias del publico junto a sus respectivos amos. Quizas te gustaria que algunos de los serafines que pescan salmos en la orilla desplieguen esas alas de luz, asi abriendo en el tiempo un vertice que pueda conducirnos a donde pastan los unicornios. Claro, si lo prefieres, a la cima del volcan que esta a nuestras espaldas, para recibir la bienvenida de los osos blancos. Acaso, ?apeteces viajar en el tren de las diez de la manana? En el que siempre nos sorprende con un disfraz nuevo. Cuentan los aldeanos que hace cinco minutos era un temible dragon, que hace seis hacia las veces de serpiente, que unicamente hace siete minutos parecia un cohete. -Si, el tren seria una muy buena eleccion; a lo mejor y quiere hacernos creer esta vez que es algo asi como... !Una rueda de la fortuna! -A lo mejor, pero yo preferiria que fuera una saeta, una que sin tener prisa sale a darle vueltas a las manzanas del reino, asi como al resto de las frutas. -Oye, !Amor!, seria grandioso que Lassie y Princesita pudieran disfrutar de este lugar. Hay tantas criaturas graciosas que las harian reir. Imaginalas corriendo al lado de Pluto en las minas de diamantes de los enanitos o escuchando las peripecias por las que han pasado Pongo y Perdita para educar a mas de cien cachorritos. -Claro que las imagino... !Miralas!, ahi vienen. - !Hola Princesa! !Hola Lassie! Ahora si que esto es un sueno. Ninas, escuchenme bien: ni se les ocurra morder a nadie. Se que quieren corretear sin que las molesten. Vayan, las veo al rato. - !Que alegre estas, preciosa! - ?Como no?, en serio, soy la mujer mas feliz de todos los mundos. -A proposito, ?como vamos a recorrer la inmensidad de este? ?Que propones, esperamos la mutable locomotora? -No se, comamos algo antes de que sean las diez. - ?Desayunar?… Promuevo esa iniciativa. !Que tu estomago y el mio se sacien de todo tipo de manjares! !Que hambre no! - !Mira!, sabia que eran elegantes, pero ella. -Senora jirafa, buenos dias. Excuseme por interrumpir su lectura, seria tan amable de indicarnos la ubicacion de un castillo, de uno de galletas y fresas. - ?Dijiste un castillo de galletas y fresas? -anoto mi nina. -Si !Amor!, sospecho que hay uno cerca -dije. -Joven, usted y su novia son identicos a los protagonistas de la novela que leia. Aquel par se queria tanto; ellos tambien preguntaban por castillos para comer. !Siempre quieren azucar! Dejenme adivinar. Diego, ahora mismo escribes lo que sucede en este lugar... ?Verdad? -Supongo, sera por ello que tus manchas son azules. Claras y oscuras. -Fue un color muy bien escogido, debe ser tu favorito -ostentaba la jirafa. -Si, pienso que es sobrio y a la vez distinguido. Tenias que ser una jirafa especial. -Maestro, ya que estas por aqui: !que ingenioso fue que los optimistas hipopotamos interpretaran a Hesiodo! La mitologia griega es desenmaranada en las aulas de clase a partir de la atinada recitacion de la Teogonia. Te participo: los discipulos de los duros cuadrupedos, a diario ponen en tela de juicio las suficiencias de los hombres, dando asi cumplimiento a tus mandatos. -Gracias por esos informes, Azulita. - !Que adecuado!, Azulita sera mi nombre. Y antes de que me preguntes, ?que horas tienes? !Observa!… Aquel avioncito de papel, el que se esconde detras de las secoyas. !Es nada mas y nada menos que nuestro puntual trencito de las diez, el mismo acucioso avestruz que hace ocho minutos los rieles engullia! -mirando al cielo, dijo la jirafita. -Gracias Azulita, !si que se asemejaba a un avestruz! -comento mi nina.

  • El buen padre de Santiago Diaz

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    La calle principal de la urbanizacion de chales se ilumino con el azul de las sirenas. Uno de los Zetas freno en la rampa del garaje y el otro derrapo en el jardin de entrada, llevandose por delante un rosal y una pequena palmera. Los cuatro agentes --tres hombres y una mujer-- salieron de los coches y fueron a aporrear la puerta. --!Policia! !Abran! Ante la ausencia de respuesta, el mas veterano dio un par de pasos atras. --Apartaos. --?No deberiamos pedir una orden? --titubeo su companero. --No hay tiempo para eso --respondio la agente con determinacion. Despues de varias patadas, la cerradura cedio y la puerta quedo abierta de par en par, con el pomo incrustado en la pared de escayola. La luz intermitente que llegaba del exterior inundo el vestibulo. --!Policia! !?Hay alguien en casa?! Desenfundaron sus pistolas y entraron alumbrando con sus linternas. Nada mas llegar al salon, se quedaron paralizados al descubrir una mancha de sangre en el techo. La observaron en silencio durante unos interminables segundos, presintiendo que seria una noche dificil. --Es arriba --dijo uno de ellos, como si sus companeros necesitasen esa informacion para atar cabos. --Habria que avisar al Grupo Especial de Operaciones… --La victima todavia podria seguir viva --dijo el que habia abierto la puerta negando con la cabeza. Subieron por la escalera intentando recordar cual era el protocolo en ese tipo de situaciones. Pero cuando de la teoria se pasa a la accion real, uno se olvida de todo. Al entrar en el dormitorio, encontraron la explicacion a los gritos pidiendo auxilio que habia denunciado una vecina; en el suelo, boca abajo, en medio de un charco de sangre, yacia el cuerpo sin vida de Andrea Montero. Aunque todavia no habia empezado a descomponerse y apenas desprendia un ligero olor metalico, basto para que al agente mas joven se le revolvieran las tripas. --Informare a la central --atino a decir antes de salir a buscar un lugar donde echar la cena sin contaminar la escena del crimen. La agente, con algo mas de aguante que su companero, le dio la vuelta al cadaver y descubrio una imagen que tardaria tiempo en borrar de su memoria: la cara era un coagulo de sangre y no se distinguian las facciones; bien podria ser una chica de veinte anos o una mujer de cincuenta. Por una foto que habia sobre la comoda, dedujo que tendria unos cuarenta. Le tomo el pulso sin ninguna esperanza de encontrarselo y vio que, aparte de las al menos cinco cuchilladas en diferentes partes del cuerpo, tenia marcas defensivas en manos y brazos, y un corte en el cuello que le habia seccionado la yugular y que sin duda fue lo que le causo la muerte. --Hijos de puta --dijo apretando los dientes con rabia. --!Aqui! --grito el joven agente que habia salido unos segundos antes--. !No se mueva! !Las manos en la cabeza! Sus companeros corrieron hacia el lugar del que procedian los gritos. En medio de la habitacion contigua habia un hombre de mediana edad arrodillado, la tipica persona que pasaria desapercibida en cualquier lugar, con rasgos demasiado comunes y cara de buena gente, alguien a quien los vecinos seguramente describirian como muy educado y agradable, incapaz de matar una mosca. Pero la primera impresion que los policias se llevaron de el decia todo lo contrario: tenia la ropa, la cara y las manos manchadas de sangre. Parecia en estado de shock, como si no comprendiera que sucedia ni por que habian tomado su casa. A su lado, en el suelo, habia un cuchillo de trinchar ensangrentado. Uno de los agentes lo aparto de una patada al entrar en la habitacion. --?Que esta pasando? --pregunto paseando la mirada por aquellos policias que le apuntaban con sus armas. --!Las manos en la cabeza, no se lo volvere a repetir! El hombre considero que era mejor obedecer y, en cuanto sus dedos se entrelazaron por detras de la nuca, los agentes le cayeron encima y lo esposaron. Al dia siguiente, los informativos dirian que Andrea Montero habia sido la trigesimo septima mujer asesinada a manos de su pareja en lo que iba de ano. UN ANO DESPUES 2 La inspectora de Homicidios Indira Ramos examina el vaso de zumo con detenimiento, buscando alguna marca que le haga sospechar que no esta tan limpio como deberia. La camarera se arma de paciencia ante una escena que se repite todos los domingos desde hace casi medio ano. --?Que? ?Esta a su gusto o no esta a su gusto? --El vaso lo has lavado a mano con jabon neutro, ?verdad? --Si, senora… --responde harta--, igual que los cubiertos, el plato y la taza de cafe. ?No cree que va siendo hora de que confie en mi? En lo relativo a la higiene, Indira no confia ni en la camarera ni en nadie, y eso que cuando su psicologo le puso como ejercicio obligatorio salir a desayunar una vez a la semana, eligio esa cafeteria porque es la mas limpia que encontro, a pesar de que esta en la otra punta de Madrid. Cuando a una le han diagnosticado un TOC (un trastorno obsesivo-compulsivo que le impide tener un comportamiento medianamente normal), cualquier precaucion es poca. --Gracias, Cristina --responde al fin. La camarera fuerza una sonrisa y vuelve tras la barra. Indira limpia con una servilleta la tarrina de mantequilla y la abre para extenderla sobre el cruasan a la plancha. Es uno de los pocos caprichos que se permite en toda la semana y quiza no deberia, pero ya le sobraban siete kilos antes de empezar con esa rutina. Debe de ser el aire lo que le engorda, porque si no, no se lo explica. Menos mal que, aparte de ese ligero sobrepeso, tambien tiene unas facciones lo suficientemente bonitas para permitirse ir con la cara lavada porque, como tantas otras cosas, el maquillaje le da alergia. Lo que empieza a preocuparle son las canas. A sus treinta y seis anos, todavia son pocas y consigue mantenerlas a raya, aunque por si acaso, mas por higiene que por moda, lleva el pelo corto. El problema llegara cuando tenga que tenirse: esta convencida de que el tinte le producira una terrible erupcion cutanea. Apenas se ha llevado el primer trozo de cruasan a la boca cuando suena su movil. Lo ignora, pero la insistencia de su joven ayudante, Lucia Navarro, finalmente le obliga a contestar. --?Tu no sabes que hoy es domingo, Navarro? --Los asesinos no entienden de festivos, jefa. Antes de acercarse a hablar con el forense y con los de la Policia Cientifica, la inspectora Ramos se pasea por delante de los curiosos que se han congregado alrededor del Estanque Grande del Buen Retiro, convencida de que entre ellos esta el asesino. En muchos de los libros de criminologia que ha devorado a lo largo de su vida aseguran que es cierto que algunos homicidas acostumbran a volver al lugar de los hechos, que no es solo un recurso sin fundamento que utilizan con frecuencia escritores y guionistas. Hay asesinos que vuelven para comprobar que el cadaver es rescatado tal y como llevan fantaseando desde que lo depositaron en el sitio donde debe ser encontrado. A algunos les da morbo, otros simplemente quieren asegurarse de que no han cometido algun error por el que vayan a cogerlos. Lo malo es que un domingo por la manana hay alli demasiada gente congregada y la inspectora no logra distinguir nada mas incriminatorio que gestos de sorpresa, de repugnancia y de curiosidad. Todavia esta a diez metros de la cinta policial que mantiene a los domingueros alejados del cuerpo y ya siente el profundo rechazo de sus companeros, miradas reprobatorias que la senalan como una traidora capaz de delatar a otro policia por colocar la prueba que llevaria a un hijo de puta a la carcel. Siete meses despues de aquello, el hijo de puta sigue en la calle y a la inspectora Ramos le cuesta un triunfo encontrar algo de comprension y respeto.

  • Escribir ficcion de Edith Wharton

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    Wharton, la primera mujer en recibir el prestigioso Premio Pulitzer y, seguramente, la novelista norteamericana mas importante de su generacion, publico en la revista Scribner’s a mediados de los anos veinte una serie de ensayos dedicados a la tecnica, la practica y el oficio de la creacion literaria. Escribir ficcion es una brillante aproximacion a las claves de la ficcion moderna, en el que, con sencillez y rigor, desgrana tecnicas y recursos para desarrollar el estilo y la estructura narrativa, contar un cuento o desarrollar los personajes, entre otros aspectos y mecanismos.

  • El fin del fin de la tierra de Jonathan Franzen

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    Autor de relevantes novelas como Las correcciones, Libertad y Pureza, Jonathan Franzen esta considerado uno de los mas destacados narradores de habla inglesa de hoy. Espiritu independiente, sin ataduras con las corrientes de pensamiento en boga, Franzen rara vez se ha inhibido a la hora de divulgar sus ideas sobre los problemas y conflictos del mundo actual, exponiendo periodicamente sus reflexiones y su vision del futuro que nos aguarda.

  • Dulce y salado de Margarita B. Sainz

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    Martin no quiere ningun tipo de compromiso.

  • Biografia de la humanidad de Jose Antonio Marina

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    La memoria cultural de la humanidad.

  • Escribiendole un verano a Sofia, Christian Martins de Christian Martins

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    Alex y Sofia solo tienen una cosa en comun: ninguno de los dos cree en el amor.
    Sofia es una joven alocada que busca vivir la vida, salir adelante con pequenos trabajos que le proporcionen lo justo y necesario y, sobre todo, disfrutar. Piensa que la vida es demasiado corta como para ser desperdiciada...
    Alex hace un ano que se ha divorciado y siente que ha perdido todo lo que tenia. Sin saber como continuar, centra todos sus esfuerzos en rescatar su carrera como escritor, sin exito...
    Descubre en estas paginas lo que el destino les deparara mientras Sofia te enamora y Alex te escribe un verano que, te aseguro, jamas podras olvidar.

  • Amanece en el fuerte Patterson de Alexandra Martin Fynn

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    Estados Unidos de America, 1803.

  • Magia Blanca (Novelas del Tarot 3), Malala Macaroni de Malala Macaroni

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