• la dama indomable - J. S. Madisson Parker

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  • Una dama indomable: Giorgiana (Los Bermont nº 4) eBook

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  • Una dama indomable: Giorgiana (Saga "Los Bermont" nº 5)

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  • Una dama indomable: Giorgiana (Los Bermont nº 5) de Sofía ...

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  • La Dama indomable - JS Madisson Parker - Debeleer.com

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  • La sombra de su pasado de Elizabeth Bermudez

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    Ano 2001, Londres. Tras un fin de semana lleno de festejos en la mansion de los duques de Gordon, Jasper, su unico hijo, un nino de ocho anos al que sus padres amaban con locura y era su prioridad, dormia en su confortable cama. Habia caido rendido tras la carrera de caballos de aquella tarde. Los duques celebraban, como cada ano, su aniversario de bodas. Invitaban a amigos intimos y familiares a pasar el fin de semana en la gran casa que poseian en Totteridge, rodeada de campos y naturaleza. Una autentica maravilla. Unas voces mas altas de lo normal llegaron hasta la habitacion de Jasper, situada en la planta superior de la propiedad. El nino se asusto un poco ante los sonoros gritos en el silencio de la noche. Cuando sus padres lo llevaron a la cama aquel dia ya habian despedido a todos los invitados. No quedaba nadie mas en la casa, tan solo ellos tres. Hasta el servicio se habia marchado de descanso tras las intensas horas de trabajo. Jasper, alertado por las continuas voces que le eran familiares, salio de la cama decidido a ver que ocurria en el salon de su casa. El ambiente familiar en el que vivia y se habia criado era inmejorable. Fue testigo diario del amor que se profesaban sus padres, y nunca los habia oido pelear ni discutir. A los ojos de todos eran una familia modelo. Por ello, le extrano tanto aquella acalorada discusion en medio de la noche. A medida que Jasper recorria el largo pasillo que conectaba desde su habitacion hasta las escaleras principales de la gran mansion, las voces y gritos se incrementaron. Reconocio con claridad la voz de su padre, estaba muy enfadado. Su madre lloraba entre lamentos y la voz de su tio, Nelson, tambien aparecio. Nunca tuvo mucho trato con el, lo habia visto poco, pero el hombre tenia un timbre de voz ronco, muy significativo, que era dificil de olvidar. Jasper se quedo unos minutos agazapado entre los barrotes de la escalera y observo la escena que tenia delante de sus ojos antes de bajar. Su padre y su tio Nelson renian de una forma muy acalorada, hacian aspavientos con las manos, incluso llegaron a empujarse. Beatrice, la madre de Jasper, se interpuso entre ambos para que no llegasen a mayores. De repente, en todo ese gran revuelo de discusiones, Nelson saco una pistola de la chaqueta y apunto a Thomas al pecho. Estaba decidido a todo, esa noche habia llegado con la firme decision de recuperar lo que era suyo y su hermano mayor le habia arrebatado. Beatrice se interpuso de nuevo entre su marido y su cunado, trato de arrebatarle la pistola a Nelson, mientras le gritaba desesperada, pero este se resistio. No estaba dispuesto a perder una vez mas. En el intenso forcejeo entre ambos, en el que Beatrice le rogaba que bajase el arma, intento quitarsela de las manos sin exito. De repente, el sonido de una bala resono en toda la estancia. Jasper pudo ver de inmediato como su madre caia al suelo y como la sangre manaba de su abdomen de inmediato. Thomas se arrodillo junto a ella y la tomo en sus brazos, grito y acuso a su hermano con severas palabras, entre lamentos, mientras que acunaba el cuerpo de su amada esposa rogandole que no lo dejase e intentaba parar la hemorragia. Nelson no pretendia herirla, queria demasiado a su cunada como para infligirle dano alguno. Se quedo paralizado al verla entre los brazos de Thomas medio moribunda. Habia mucha sangre y el rostro de Beatrice era cada vez mas palido. Lamentablemente, tras unos segundos de agonia, en los que intento despedirse de su marido sin exito, Beatrice cerro los ojos para siempre. Al comprobar el cuerpo inerte de su mujer, una rabia incontenida embargo a Thomas tras ser consciente de que no habia nada que hacer por ella. Dejo el cuerpo de su esposa sobre la gruesa alfombra que presidia el salon, y se lanzo contra su hermano con el unico deseo de matarlo. Nelson estaba asustado, no habia ido a casa de su hermano con el proposito de danar a nadie, solo llevaba la pistola como defensa. Cuando Thomas le golpeo, lo cogio desprevenido, le dio un par de punetazos en la cara hasta que lo tiro al suelo. Continuo pegandole con todas sus ganas, solo queria matarlo como el acababa de hacer con la mujer de su vida. Mientras, Jasper observaba toda la escena con lagrimas en los ojos, sin ser capaz de moverse del lugar en el que permanecia. Estaba como paralizado. Queria hacer algo, pero sus extremidades no le respondian. Tras unos minutos en los que se escucharon continuos golpes y graves acusaciones entre hermanos, donde se echaban en cara cosas del pasado que Jasper no conseguia comprender, el sonido de otro disparo saco al nino del trance en el que se encontraba. Despues, solo sobrevino un ensordecedor silencio que hizo que Jasper, tras largos minutos, con pasos poco firmes y el rostro banado en lagrimas, se encaminase hasta el lugar del suceso. Decidido, fue a ver que mas habia pasado en el salon de su casa. Los pequenos pasos de Jasper, que iba descalzo, apenas resonaron en el ambiente. Tan solo el audible grito de terror del nino, al descubrir a sus padres tirados en el suelo y ensangrentados, saco a Nelson del estado de shock en el que se encontraba, sentado en el suelo junto a la chimenea, con la pistola aun entre sus manos. Cuando levanto la cabeza con lentitud y vio a su sobrino ante si, con el rostro banado en lagrimas, las pupilas dilatadas por el terror que lo azotaba, y como temblaba ante la cruel escena que presenciaba, tuvo ganas de acabar con todo aquello de una vez y pegarse un tiro en la cabeza, pero le falto el valor y el coraje necesario para hacerlo. 1 Londres, 17 anos despues. Encerrado en la habitacion que ocupaba desde hacia mucho tiempo, Jasper no podia dormir. Conciliar el sueno por voluntad propia era algo que no le sucedia desde que tenia ocho anos. Cuando no le administraban algun medicamento para tenerlo sedado y dormido, sus noches y dias transcurrian pensando, trazando planes y haciendo ejercicio fisico en el espacio reducido que habitaba, ya que era consciente de que tener una buena condicion fisica le ayudaria a salir de alli. Estaba convencido de que algun dia se escaparia de aquel lugar, y para ello le hacia falta poseer fuerza fisica y resistencia. Desde los dieciseis anos comenzo a hacer abdominales y flexiones en el suelo a diario, hasta que terminaba rendido y sudando, y ni asi conseguia dormir, pero se sentia satisfecho. Todo aquel esfuerzo formaba parte de una preparacion. La venganza que tenia trazada no solo se sostenia de rencor, sabia que para llevarla a cabo debia poseer otros factores. Por ahora tan solo se ocupaba de los necesarios para huir de aquel lugar. Una vez fuera ya se encargaria de la persona en concreto que le interesaba destruir para siempre. Con el paso de los anos habia descubierto que estar callado y tener un buen comportamiento le beneficiaba. No le ponian una camisa de fuerza ni le administraban medicacion que lo tuviese atontado durante dias. Tras una larga noche en la que solo se dedico a mirar por la ventana, mientras en su mente imaginaba como seria su vida una vez que consiguiese escapar de alli y vengarse de la persona que mas odiaba en este mundo, decidio meterse en la ducha y aclarar su mente. Habia pensado demasiado y necesitaba despejarse. Se repetia de forma constante, esto le daba fuerzas, que tenia que estar mejor que nunca para fugarse de aquel lugar. El momento habia llegado. Por su buen comportamiento ya lo dejaban salir al jardin a dar largos paseos. Habia contado los pasos que habia hasta salida de la propiedad, los minutos que le llevaria alcanzarla. Solo quedaba esperar con paciencia la ocasion perfecta. Un descuido de las personas que lo vigilaban, y entonces se marcharia para siempre. No podia fallar, sabia muy bien que solo tenia una oportunidad, si esta no salia bien seria imposible escapar de aquel lugar en el que lo retenian en contra de su voluntad desde hacia anos. Lo que mas lo desolaba era que no tenia a nadie en quien confiar ni en quien apoyarse. Estaba solo. Llevaba solo y aislado diecisiete anos. Durante todo ese tiempo no habia recibido ni un solo gesto de carino, ni un beso, ni un abrazo de nadie. Anoraba y lloraba a diario a sus padres, recordandolos muertos en el suelo de su casa, llenos de sangre, y lo peor de todo era que el culpable de todo aquello disfrutaba de una vida que no le pertenecia. Jasper Walsh era un hombre roto desde hacia mucho tiempo y solo sonaba con la venganza, el unico sentimiento que afloraba en su duro corazon. *** --Este loft es toda una pasada, Kate. De mayor quiero ser como tu abuela --le dijo Ada mientras acoplaba cajas en el suelo y admiraba las vistas que tenia ante si. Ambas amigas compartieron una mirada complice y estallaron en carcajadas, ser como Meghan requeria casi un master. La marquesa de Richmond, la abuela paterna de Kate, se caracterizaba por decir y hacer lo que le placia sin importarle ir en contra de las normas ni del decoro. Durante su larga vida siempre habia optado por vivirla al maximo, y desde que era viuda se habia encargado de supervisar que su unico hijo y sus nietos viviesen felices. Cuando descubrio que Kate era un alma libre encerrada en un mundo de normas ridiculas, inculcadas por su estricta madre desde pequena, le puso todo al alcance para que tuviese la vida que su nieta preferida deseaba. Le hizo un ofrecimiento que pocas personas hubiesen aceptado a la primera. La Marquesa le puso por delante las escrituras de propiedad de un lujoso loft en el barrio de Bermondsey, con unas vistas espectaculares a la Tower Bridge y un trabajo como el que Kate siempre deseo, que le diese independencia y libertad. A cambio solo tendria que renunciar a casarse con su prometido, un millonario financiero, y buscar su propia vida sin importarle el escandalo que esto causase en la sociedad londinense. Meghan estaba convencida de que esto le produciria un infarto a su nuera, una mujer que se habia esforzado por casar a su hija con uno de los hombres mas rico de Londres y preparaba esa union por todo lo alto. Minerva nunca estuvo de acuerdo con la carrera que su hija Kate escogio, por ello se encargo personalmente de que no ejerciese como psiquiatra. Cuando termino la universidad y volvio a casa, se encargo de alejarla del mundo laboral. Le prometio que si la acompanaba durante algun tiempo a cenas y eventos sociales como los que ella acudia a diario, moveria sus hilos y le conseguiria un empleo como el que deseaba. Kate confio en ella y lo unico que obtuvo, fue verse comprometida con un hombre del agrado de su madre, como el que siempre deseo para la pequena de la familia. Cuando Kate le hizo saber que iba a romper el compromiso con Andrew, la amenazo con quitarle todo su apoyo y dejarla sin nada. Minerva Griffin era una persona muy influyente en la sociedad londinense, conocia a la flor y nata, y Kate sabia que si su madre se lo proponia no podria trabajar ni como limpiadora en ningun lugar de todo Londres. Pero si habia alguien que disfrutaba llevandole la contraria a Minerva esa era su propia suegra. La marquesa de Richmond siempre supo que se caso con su hijo por la posicion economica que le proporcionaba ser la mujer de Alan Griffin. Este se puso al frente del imperio naviero de su padre tras la repentina muerte del Marques. Y lejos de todos los augurios de llevarlo a la ruina, ya que Alan solo tenia veinte anos, lo llevo a lo mas alto. Meghan estaba orgullosa de el, era trabajador, un buen padre y un buen marido, pese a no ver que su mujer lo unico que hacia era gastar su dinero y manejarlo como a un titere, al igual que con sus tres hijos. Pero Kate habia pasado demasiados veranos con la Marquesa y esta le mostro lo que era ser un espiritu libre y sonador. Por eso, en cuanto que le ofrecio en bandeja la vida que ella siempre deseo, no dudo en tomar lo que le brindaba. A cambio se gano el repudio de su madre y la incomprension de sus dos hermanos mayores junto con su padre, que la catalogaron de loca e irresponsable, cuando dejo a su prometido plantado casi a las puertas del altar. En esos momentos, Kate se encontraba en la etapa mas complicada de su vida. Tan solo la apoyaban Ada, que era su mejor amiga, y su abuela. El resto de amigos y conocidos le habian dado la espalda por dejar a Andrew a pocas semanas de la gran boda. Pero no se dejo vencer por las duras acusaciones que recibio, solo queria una vida como la que siempre sono, no como la que llevaba su madre y le habia trazado con maestria. --Tengo miedo --confeso en voz alta Kate mientras sus ojos se posaban en las turbias aguas del Tamesis y se abrazaba a si misma. Una sensacion extrana le recorrio la columna vertebral. Hacia un dia gris, el viento y la velocidad con la que pasaban las nubes presagiaba que lloveria en breve. --Esto es lo que siempre has deseado --la animo Ada acudiendo a su lado--. Si, lo admito, debe ser duro. Pero es una etapa necesaria para llegar hasta tus suenos. Siempre deseaste ejercer tu profesion, vivir sola, vivir de tu trabajo y encontrar el amor verdadero. Nada de lo que tenias antes era real. Por buena y por confiada te dejaste llevar por una madre egoista que solo queria hacer de ti alguien como ella, pero gracias a Dios que tienes a una abuela que sabe ver mas alla, y supo verte. Ahora solo debes de superar todo y adaptarte a esta nueva vida. Estoy segura de que te va a ir muy bien. La conviccion y la seguridad con la que Ada le hablo hicieron que Kate se girase hacia ella y la abrazase con un profundo agradecimiento. Necesitaba sentir que alguien la apoyaba y la comprendia, no estaba loca como le habian dicho hasta la saciedad. Estaba segura de que romper con su vida anterior la habia devuelto a la cordura. --Gracias por todo --le susurro a su amiga. --Eres como una hermana para mi, deseo que seas muy feliz y te voy a ayudar en todo lo que necesites. --Se distancio un poco de Kate, la tomo por ambas manos y cambio de tema--. ?Cuando comienzas en el trabajo? --En una semana. Estoy nerviosa. Hace dos anos que termine la carrera y como bien sabes nunca he ejercido. --Bueno... vivias en un mundo de locos --bromeo Ada--. Creo que tienes mejor curriculum que muchos de los psiquiatras de este pais. Estoy segura de que lo vas a hacer muy bien --la animo ya de forma seria, para transmitirle toda la confianza del mundo. --Me han pasado todos los expedientes de los pacientes que voy a tener. Ya he estudiado algunos. La mayoria son personas mayores de los cuales sus familiares apenas desean saber de ellos. La abuela de Kate le consiguio un trabajo en una clinica psiquiatrica en las afueras de Londres. El director le debia un gran favor y no se pudo negar ante la insistencia de la Marquesa. --Ya sabes que estoy aqui para ayudarte en lo que sea. Solo tienes que pedirmelo. Ada tambien era psiquiatra, tenia una consulta privada en el centro de Londres que cada dia le iba mejor. Le habia propuesto a Kate que fuese a trabajar con ella en varias ocasiones, pero esta conocia bien a su influyente madre y no deseaba interponer por medio a Ada. Cuando a Minerva se le metia algo en la cabeza, no le importaba a quien arroyase. --Lo se. Gracias por todo tu apoyo en estas semanas, han sido una locura. --Ahora solo te queda disfrutar de este lugar y ser muy feliz. --Admiro el nuevo hogar de su amiga y presagio que todo le iba a ir muy bien--. Yo me marcho antes de que descarguen esas nubes. --Miro por la ventana y vio el cielo mas negro que minutos antes--. Robert me prometio que hoy llegaria temprano para cenar. --Dale un beso de mi parte --le indico Kate a Ada ya en la puerta, despidiendose de ella. Robert era el novio de Ada, vivian juntos desde hacia solo unos meses. En las ultimas semanas a Kate le dio apuro molestarlos tanto, pero ambos se portaron muy bien con ella. Cuando Ada se marcho, Kate se quedo de espaldas al porton cerrado, observo su casa, se quedo pensativa en lo que le dijo su amiga; solo le quedaba disfrutar de su nueva casa y ser feliz, y estas palabras retumbaron en su mente como algo muy grande y pesado. Se dejo caer hasta el suelo, deslizando la espalda por la puerta y sintiendo el roce de la madera en la columna. Se abrazo las piernas, las llevo hasta el pecho y fijo la vista en la enorme cristalera que tenia ante si con un paisaje espectacular de la Tower Bridge iluminado, el rio y los barcos que pasaban por el. Feliz, se dijo a si misma. De ahora en adelante esa iba a ser su vida, esa iba a ser su casa y en ella iba a empezar sus suenos. Le dio las gracias en voz alta a su adorada abuela y tras unos minutos de reflexion, de paz y soledad se levanto y fue a por el movil, deseaba hablar con la Marquesa e invitarla a casa dentro de un par de dias, cuando hubiese guardado las cosas de todas las cajas en su lugar. Su abuela no solo le regalo ese loft y le consiguio un buen trabajo, hizo mucho mas, le compro un coche y la autorizo en sus cuentas bancarias para que hiciese uso del dinero que necesitase. La madre de Kate, tras romper el compromiso con Andrew, la echo de casa y le quito todo el apoyo economico, pero como era algo que Meghan habia previsto, Kate no tuvo tiempo de verse sin nada ni desamparada, como era la intencion de su madre. Su abuela se encargo de todo, la llevo a vivir con ella unos dias y le brindo una vida como la que su nieta se merecia. A Meghan no le gustaba el bullicio del centro de Londres, desde hacia anos vivia en el sur, en Sutton, una zona tranquila. Alli se dedicaba a su gran pasion, las plantas. Tenia un jardin que cuidaba con mimo y en el que pasaba la mayor parte del dia cuando no hacia mal tiempo.

  • La dalia negra de James Ellroy

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    Jamas le conoci en vida. Existe para mi a traves de los otros, mediante la evidencia de lo que su muerte les obligo a hacer. Trabajando con el pasado, busque solo hechos, y la reconstrui bajo la forma de una muchachita triste y una puta, en el mejor de los casos como alguien que-pudo-ser..., una etiqueta que podria serme aplicada tambien a mi. Desearia haber podido concederle un final anonimo, relegado a unas pocas palabras laconicas sobre el informe de un policia de Homicidios, la copia en papel carbon que se manda a la oficina del forense, mas papeleo necesario para llevarle al cementerio. Lo unico que habia de malo en mi idea es que ella no hubiera querido que las cosas ocurrieran de ese modo. Por brutales que fueran los hechos, ella hubiese querido que tales hechos llegaran a ser conocidos. Y dado que le debo mucho, y soy el unico conocedor de la historia, he empezado a escribir esto. Pero antes de la Dalia estuvo la relacion, y antes de eso, la guerra, los reglamentos militares y las maniobras en la Division Central, los cuales nos recordaban que tambien los polis eramos soldados, aunque fuesemos mucho menos populares que quienes estaban combatiendo contra los alemanes y los japoneses. Despues del trabajo de cada dia, los patrulleros tenian que participar en simulacros de ataque aereo, pruebas de oscurecimiento y entrenamientos para la evacuacion en caso de incendio, lo cual nos obligaba a ponernos firmes en la calle Los Angeles, a la espera de que el ataque de un Messerschmitt nos hiciera sentir un poco menos estupidos. La llamada para los servicios del dia seguia siempre un orden alfabetico, y poco despues de haberme graduado en la Academia, en agosto de 1942, conoci a Lee alli mismo. Ya habia oido hablar de el por su reputacion y estaba enterado de nuestros historiales respectivos: Lee Blanchard, peso pesado, 43 victorias, 4 derrotas y 2 nulos; con anterioridad, atraccion regular en el estadio de la Legion de Hollywood. Y yo: Bucky Bleichert, peso ligero, 36 victorias, ninguna derrota, y ningun nulo, colocado una vez en el puesto numero diez del ranking por la revista Ring, tal vez porque a Nat Fleisher le divertia la mueca desafiante con que solia contemplar a mis adversarios, en una exhibicion de mis dientes de caballo. Pero las estadisticas no contaban toda la historia. Blanchard pegaba duro, y recibia seis golpes para poder colocar uno, un clasico cazador de cabezas; yo bailaba, hacia fintas y buscaba el higado, siempre con mi guardia en alto, pues temia que si recibia demasiados punetazos en la cabeza mi aspecto se estropearia aun mas de lo que mis dientes lo estropeaban. En cuanto a los estilos de pelear, Lee y yo eramos como el aceite y el agua, y cada vez que nuestros hombros se rozaban cuando nos repartian las tareas a primera hora del dia, yo me preguntaba quien ganaria. Durante cerca de un ano nos estuvimos midiendo mutuamente. Jamas hablabamos del boxeo o del trabajo policial y limitabamos nuestra conversacion a unas cuantas palabras sobre el tiempo. En lo fisico, eramos tan distintos como pueden serlo dos hombres: Blanchard, rubio, de complexion sanguinea, media metro ochenta y dos y tenia los hombros y el torax enormes, con las piernas gruesas y arqueadas y el nacimiento de una tripa dura e hinchada; yo era de tez palida y cabello oscuro, un metro noventa de flaca musculatura. ?Quien ganaria? Finalmente, deje de intentar predecir quien seria el ganador. Pero otros policias habian adoptado la pregunta como suya y, durante ese primer ano en la Central, oi docenas de opiniones: Blanchard por un KO rapido; Bleichert por decision de los jueces; Blanchard parando el combate, siendo retirado de este por heridas... Todo, salvo Bleichert noqueando a su adversario. Cuando no me veian, les oia susurrar nuestras historias fuera del ring: el ingreso de Lee en el Departamento de Policia de Los Angeles; sus rapidos ascensos, conseguidos gracias a los combates privados a los cuales asistian los peces gordos de la policia y sus amigotes de la politica; como capturo a los atracadores del Boulevard-Citizens, alla por el 39, y se enamoro de una de las chicas de los ladrones, lo que le impidio engrosar las filas de los detectives cuando la chica se fue a vivir con el --en una completa violacion de las reglas del Departamento sobre no mezclar el trabajo y la vida privada-- y, por ultimo, la peticion de ella para que dejara de boxear. Los rumores sobre Blanchard me llegaban igual que los golpes y las fintas del ring, y yo me preguntaba hasta que punto serian ciertos. Los fragmentos de mi propia historia eran como punetazos en el estomago, por su veracidad al ciento por ciento: el ingreso de Dwight Bleichert en el Departamento para escapar de problemas bastante graves; la amenaza de expulsion de la academia cuando se descubrio que su padre pertenecia al Bund germano-estadounidense; las presiones sufridas para que denunciara ante el Departamento de Extranjeros a los chicos de ascendencia japonesa con los cuales habia crecido para asi asegurar su posicion dentro del Departamento de Policia de Los Angeles... No le habian pedido que celebrara combates privados porque no era un buen pegador, de los que dejan inconsciente a sus adversarios a las primeras de cambio. Blanchard y Bleichert: un heroe y un desgraciado. Acordarme de Sam Murakami y de Hideo Ashida, esposados y camino a Manzanar, hizo que las cosas quedaran bastante simplificadas entre nosotros dos..., al principio. Mas tarde entramos en accion, codo a codo, y mis primeras impresiones sobre Lee --y sobre mi mismo--, se fueron al garete. Era a principios de junio de 1943. La semana anterior, los marineros se habian peleado con unos cuantos mexicanos vestidos de cuero negro en el muelle Lick de Venice. Corrian rumores de que uno de los chicos habia perdido un ojo. Empezaron a producirse escaramuzas tierra adentro: personal de la marina procedente de la base naval de Barranco Chavez contra los pachucos de Alpine y Palo Verde. A los periodicos llegaron noticias de que los mexicanos llevaban insignias nazis, ademas de sus navajas de muelle, y centenares de soldados, infantes de marina y marineros de uniforme cayeron sobre las zonas bajas de Los Angeles, armados con bates de beisbol y garrotes de madera. Se suponia que en la Brew 102 Brewery, en Boyle Heights, los pachucos se agrupaban en numero similar y con armamento parecido. Cada patrullero de la Division Central fue llamado al cuartel y alli se le proporciono un casco de laton de la Primera Guerra Mundial y una tranca enorme conocida como sacudenegros. Al caer la noche, fuimos conducidos al campo de batalla en camiones que habian sido prestados por el ejercito y se nos dio una sola orden: restaurar la paz. Nos habian quitado los revolveres reglamentarios en la comisaria; los jefazos no querian que ningun 38 cayera en manos de esa asquerosa y jodida ralea mexicano-argentina, los gangsters morenos. Cuando saltamos del camion en Evergreen y Wabash, llevando en la mano solo un garrote de kilo y medio con el mango recubierto de cinta adhesiva para que no resbalara, me senti diez veces mas asustado de lo que jamas habia estado en el ring, y no porque el caos estuviera acercandose a nosotros desde todas las direcciones. Me sentia aterrado, porque, en realidad, los buenos eran los malos. Los marineros estaban reventando a patadas todas las ventanas de Evergreen; infantes de marina con sus uniformes azules destrozaban sistematicamente las farolas, lo cual producia cada vez mas y mas oscuridad en la que poder trabajar. Soldados y marineros de agua dulce habian dado de lado la rivalidad entre las distintas armas y volcaban los coches aparcados ante una bodega al tiempo que jovencitos de la marina vestidos con sus acampanados pantalones blancos molian a palos a un grupo de mexicanos, al que superaban con mucho en numero, en un portal de al lado. En la periferia de la accion pude ver como unos cuantos de mis companeros se lo pasaban en grande con gente de la Patrulla Costera y policias militares. No se cuanto tiempo permaneci alli, quieto y aturdido, mientras me preguntaba a mi mismo que debia hacer. Entonces, mire hacia la calle Primera, al final de Wabash, donde vi casitas y arboles; nada de pachucos, polis o infantes de marina sedientos de sangre. Antes de saber muy bien lo que hacia, corri en esa direccion a toda velocidad. Hubiera seguido asi hasta derrumbarme pero una aguda carcajada que broto de un porche me hizo frenar en seco. Fui hacia el lugar de donde me llegaba el sonido. --Eres el segundo de los polis jovenes que sale como si se le quemara el culo de la animacion --me dijo una voz bastante cascada--. No te culpo. Resulta bastante dificil saber a quien le has de poner las esposas, ?verdad que si? Me quede en el porche, sin moverme, y mire al viejo. --La radio dice que los taxistas han ido hasta los cuarteles de la parte alta de Hollywood para traer a los marineritos hasta aqui. Segun la KFI, esto es un asalto anfibio, han estado tocando Levando anclas cada media hora y he visto unos cuantos reflectores giratorios al final de la calle. ?Crees que esto es lo que llamais vosotros un asalto anfibio? --No tengo ni idea, pero yo me largo. --No eres el unico, ?sabes? Hace muy poco, un hombreton paso corriendo por aqui. El abuelo comenzaba a parecerme una version de mi padre, aunque algo mas correosa. --Hay unos cuantos pachucos que necesitan ver su orden restaurado. --?Y cree que eso es sencillo, amigo? --A mi me lo resultaria. El viejo lanzo una risita de placer. Baje del porche y volvi hacia donde debia estar, mientras me daba golpecitos en la pierna con el garrote. Ahora, todas las farolas estaban rotas; resultaba casi imposible distinguir a los mexicanos de los soldados. El observar aquello me proporciono un camino facil para salir de mi dilema, y me dispuse para lanzarme a la carga. Entonces, a mi espalda, oi gritar: <>, y supe quien era el otro tipo que tambien habia salido corriendo. Retrocedi. Alli tenia a Lee Blanchard. <>, enfrentandose a tres infantes de marina de uniforme azul y un pachuco con todos sus cueros de gala. Los tenia acorralados en el camino que cruzaba el patio de una cabana bastante maltrecha y los rechazaba con rapidos gestos de su sacudenegros. Los marineritos le lanzaban golpes con sus garrotes, y fallaban siempre porque Blanchard no paraba de moverse, atras y adelante, hacia un lado, sosteniendose con gran agilidad sobre las puntas de los pies. El pachuco no cesaba de acariciar las medallas religiosas que le colgaban del cuello y su expresion era la de no entender nada.

  • Un inesperado segundo amor de Ivonne Vivier

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    Maite, una divorciada de cuarenta y un anos, organizada, pulcra, exigente y valiente, arrastra un pasado con perdidas irreparables incluyendo al amor de su vida.
    Luca es un empresario viudo de cuarenta y siete anos, quien no comprende el porque la vida lo expuso a el y a sus dos hijos a semejante dolor. Todavia no es capaz de dejar ir a la mujer que le enseno a amar, aquella a la que vio sufrir demasiado y por la que aun no se anima a continuar con su vida.
    Maite se deslumbro con la elegancia de Luca y toda su inmejorable apariencia cuando se tomo cinco minutos para admirarlo. Luca, comenzo a replantarse sus pensamientos en el mismo instante en que vio a Maite pasearse frente a el.
    Ambos se dejaran llevar por sus emociones dejando atras el pasado. Asustados y desconcertados se daran el permiso de conocerse y enamorarse, a pesar de que Piero, el hijo de el, no acepte la relacion.
    Lo que comienza como un bonito romance, se ira complicando cada vez mas.
    Maite y Luca tendran que descubrir si ese inesperado segundo amor es tan profundo como parece y si es posible salvarlo de una realidad que no se puede evitar o, por el contrario, deben dejarlo pasar y seguir cada uno con su vida.

  • El juguete del jefe (Hector 2) de Hugo Sanz

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    No pude dejar de llorar hasta el lunes. Y cuando digo que no pude dejar de llorar, me refiero exactamente a eso, a que mis ojos solo dejaron de verter lagrimas en las pocas horas que logre conciliar el sueno. El despertador sono y con ello, la vuelta a la realidad fue un hecho; tenia que enfrentarme a la crudeza de ver en el dia a dia a la parejita, haciendo planes de boda. Que me aspen si lo comprendia. Por el amor del cielo, a el se le veia tan feliz cuando estaba conmigo y tan amargado cuando aparecia ella, ?que clase de hombre era Hector que se dejaba comprar de tal forma con tal de guardar las apariencias y no dar un escandalo en su elitista circulo? No lo sabia, pero si tenia algo claro; desde luego que no era el hombre que yo queria como padre para mi bebe, esa criatura que crecia en mi vientre y que yo podia tomar como un regalo de la vida o como un dardo envenado del destino, que se habia dedicado a jugar conmigo. Me quedaba con lo primero, por muy dificiles que se pusieran las cosas, por mucho que la sombra de la traicion tratara de oscurecer mi vida, esa criatura que crecia en mi interior era lo mejor que me habia pasado nunca. Hablo de traicion y es que, pese a todo, hubo un momento en el que albergue esperanzas. Fue la noche de Halloween, cuando aparecio en mi casa. Nunca me quedo claro, porque Hector no hablaba de sus cosas, como logro zafarse de esa otra fiesta a la que debia ir con Paloma para asistir a la mia, como si fuera un mago, por arte de magia. En ese instante, cuando aparecio aquel cazavampiros (que me habia chupado las energias como si mas que cazarlos fuera uno de ellos), fui tan tonta que pense que igual las cosas habian cambiado y su corazon imperaba por fin sobre una razon que inclinaba la balanza hacia el lado de la infame de Paloma. Tonta es quedarse corta, fui una ilusa, una idiota que penso que los cuentos de principes y princesas pueden hacerse realidad, como si la suerte hubiera estado alguna vez de mi lado, como si no fuera una pobre chica de barrio en la que el solo se fijo para tener una aventura sexual que llenara el hueco que su fria relacion dejaba en su persona. El despertador sono y con ello, la vuelta a la realidad fue un hecho; tenia que enfrentarme a la crudeza de ver en el el hueco que su fria relacion dejaba en su Ahora tocaba pagar el precio, Hector habia perdido su oportunidad de saber y, en contraposicion, yo me sentia con el derecho de callar...De callar una verdad que, de saberla, quizas cambiara el curso de las cosas, pero no. No estaba dispuesta a tener que hablar para que el reaccionara de algun modo. El debio apostar por mi sin presiones y no lo hizo, que le fuera bonito. No sabia lo que me depararia el futuro, pero de momento mis labios estarian sellados. Aun tenia margen de maniobra, porque estaba tan solo de una falta y tardaria en notarseme. Mas incluso si partiamos de la base de que el uniforme de trabajo era muy holgado. Quizas pudiera trabajar un par de meses o tres mas y despues pedir la cuenta, sin dar mas explicaciones, como el habia hecho conmigo. El problema seria donde ir despues, como mantenerme y dar de comer al fruto de mi vientre. Tiempo al tiempo, no podia pensar tantas cosas de golpe. Y menos con aquella hambre atroz que, pese al sufrimiento, no dejaba de acompanarme. --?Ya has tomado una decision? --me pregunto Marta cuando entro en la cocina, dandome un beso en la mejilla y un abrazo. --Si, carino, no le pienso decir nada. --?Le vas a ocultar el embarazo? Nina, pero eso no es viable. --Durante un tiempo si. Luego me tendre que marchar con una mano delante y otra detras, pero ya encontrare el modo de subsistir. --No es justo, yo solo te digo que no es justo, ?por que tendras tu que pasar calamidades cuando el padre de tu bebe esta forrado? --Porque el tendra mucho dinero, cielo, pero yo tengo mucho orgullo. --No se yo, ?eh? Todo esto va a ser muy complicado y lo sabes. --Nadie dijo que la vida fuera facil. Me tengo que ir, Martita. --Suerte, mi nina, mucha suerte. Llegue a la oficina y ese dia si que puse cara de poker, no por mandato de Hector, como en aquella otra ocasion Ahora tocaba pagar el precio, Hector habia perdido su oportunidad de saber y, en contraposicion, yo me sentia con estaba dispuesta a tener que hablar para que el reaccionara de algun modo. El debio apostar por mi sin presiones y con su novia, sino porque me salio del alma. La primera en la frente. Fue llegar y encontrarme a Paloma con una pava que no era la recepcionista de siempre. --Mira, tu, que sepas que esta es Linda, la nueva recepcionista. Y mi mejor amiga, por cierto. --?Pero tu tienes amigas? No era consciente de ello, que sorpresas le da a una la vida. --Muy graciosa. Es que, ya sabes, me caso--la miro con total complicidad. --?Con Hector o con Linda? No entiendo muy bien lo que me quieres decir. --Con Hector, con Hector, que mas quisieras tu que te lo hubiera dejado libre. Y Linda esta aqui porque voy a necesitar mucha ayuda con la boda. Es que ya lo imaginaras, va a ser el gran acontecimiento social del ano, hasta prensa habra. --?Que te vamos a ver en el "Salvame"? Pues avisare a Gertrudis, la duena de mi piso, que le encanta ese sarao. --No, en el "Salvame" no, pero en las cronicas de sociedad si. Le daremos al evento toda la publicidad que merece. --?Y a mi que me cuentas? No se, es que de repente me vas a hacer tu confidente o que, ?me lo puedes explicar? --?Tu mi confidente? Antes escojo al chaval que suele hacer de payaso en la esquina. No, bonita, lo unico que queria era ponerte al dia de todo, por si te quedaba alguna duda. Es que no te vi en la fiesta despues del anuncio de nuestro compromiso. --?No? Ah, pues no se, yo andaba por alli, ?te has revisado la vista ultimamente? Igual ya vas necesitando gafas, que tu eres mayor que yo. --Cierto, yo no soy ninguna ninata. Y mi vista sigue fenomenal, creo que cogiste las de Villadiego porque no lo pudiste soportar. --?Has terminado ya de decir tonterias o ahora me pagan por escucharte? --No, te sigo pagando porque limpies a base de bien. Y aprovecha que, por poco tiempo, ya me encargare yo... Nueva amenaza al canto, aunque no sabia ella que yo cogeria el pescante antes de que fuera jefa, como ella misma decia. queria era ponerte al dia de todo, por si te quedaba alguna duda. Es que no te vi en la fiesta despues del anuncio de Nueva amenaza al canto, aunque no sabia ella que yo cogeria el pescante antes de que fuera jefa, como ella misma --Anda que no ha llegado hoy tempranito esta--me comento Eva en los vestuarios. --Es verdad, ella no se suele dejar caer por aqui tan pronto. --No, pero es que como comienza hoy su amiguita, pues habra querido ponerla al dia, es muy considerada ella. --Si, lo que yo considero es que ahora vamos a estar doblemente espiadas con estas dos, !vaya telita! --Patri estaba un tanto preocupada. --Oye, Vania, ?a que hora te fuiste tu de la fiesta? No te vimos el pelo mas...--Se intereso Ana. --Es que estaba indispuesta y me fui para casa, gracias. --Pues te perdiste el derroche de amor de los tortolitos. Mejor dicho, el de Paloma, que estaba exultante tras el anuncio del compromiso. --Mejor, porque igual me da un subidon de azucar con tanto dulce--ironice. --Dicen que va a ser una boda de esas de cuento, Dona Amelia ya lo dejo caer, estaba que no cabia en si de gozo --suspiro Ana--, !quien tuviera una asi! --?Una suegra? --le pregunto de lo mas extranada Eva. --No, mujer, una boda. Es que sera preciosa y como no es el novio guapo ni nada... --Si que lo es, el jefe esta para hacerle un favor--anadio Eva. --Y mas de uno y encima a mi me da que el tio debe ser estilo empotrador--Patri tambien dejo volar su imaginacion. Poco lo sabia ella, eso quien lo habia probado era mi menda lerenda, pero los dias de sexo con Hector habian tocado a su fin. Me fui a limpiar, con mis cascos, conteniendo mi rabia, pero sin llorar mas... Pude controlar mis lagrimas por suerte, porque no era plan de ir como una Magdalena por los pasillos. Y entonces lo vi venir. Hector aparecio ante mi guapisimo como era, pero con el rictus mas serio que le habia visto hasta el momento, y vino flechado a hablarme. --Necesito que pases por mi despacho, Vania, por favor. --Espera que me situe que ando un poco desubicada, ?quieres hincar con la pobre para quitarte las tensiones que te producen la boda con la rica? Es que me voy a tronchar aqui mismo y no se si estaria bonito. --Vania, entiendo perfectamente tu dolor, pero es que tu no lo comprendes. --Mira Hector, el que no lo comprende eres tu. A mi me sobra inteligencia, por poco que haya estudiado, para saber que has jugado conmigo, como siempre sospeche. Ahora no me vayas a pedir tambien que te de la enhorabuena por tu compromiso con la Barbie porque a ella no la he podido ver nunca, pero es que a ti ya tampoco. Y si me quieres despedir, me despides y terminas de demostrarme lo ciega que he estado contigo. Y si no vas a hacerlo, quitate de mi vista y no me vuelvas a dirigir la palabra nunca. --Tu misma dijiste una vez que nunca es una palabra muy grande, ?no fue asi? --Si, una de esas palabras que se reservan para las ocasiones especiales como estas. Y ahora, si no te importa, tengo mucho que limpiar. --Necesito que pases por mi despacho, Vania, por favor. --Espera que me situe que ando un poco desubicada, ?quieres hincar con la pobre para quitarte las tensiones que te producen la boda con la rica? Es que me voy a tronchar aqui mismo y no se si estaria bonito. --Vania, entiendo perfectamente tu dolor, pero es que tu no lo comprendes. --Mira Hector, el que no lo comprende eres tu. A mi me sobra inteligencia, por poco que haya estudiado, para saber que has jugado conmigo, como siempre sospeche. Ahora no me vayas a pedir tambien que te de la enhorabuena por tu compromiso con la Barbie porque a ella no la he podido ver nunca, pero es que a ti ya tampoco. Y si me quieres despedir, me despides y terminas de demostrarme lo ciega que he estado contigo. Y si no vas a hacerlo, quitate de mi vista y no me vuelvas a dirigir la palabra nunca. --Tu misma dijiste una vez que nunca es una palabra muy grande, ?no fue asi? --Si, una de esas palabras que se reservan para las ocasiones especiales como estas. Y ahora, si no te importa, tengo mucho que limpiar. Capitulo 2 Llegaba a casa al mediodia cuando me tope con mi padre, que tambien volvia del trabajo. Para eso seguiamos viviendo en el mismo barrio. --Mi nina, ?como estas? --Me abrazo y me dio un beso en la frente. No sospechaba el lo mucho que yo necesitaba sus abrazos. --Bien, papa, ?y tu? ?Que tal en el trabajo? --Muy bien, carino. Me ha caido del cielo, se ve que las malas rachas no duran eternamente. El seguia sin atar cabos de por donde vino su oferta, claro. --No sabes lo que me alegro por ti, papa, me alegro tanto...--Tontona de mi, comence a llorar porque la sensibilidad la tenia a flor de piel y no lo podia remediar. --Ya, ya, hija mia, lo supongo, ?tu estas bien, Vania? --Bien, bien, papa, ?y tu? --Yo muy bien, hija, pero ?a que vienen estas lagrimas? --No me eches cuenta, papa, que tendre un dia tonto, solo es eso. --Vania, yo te conozco muy bien, quien te va a conocer mejor y tu tienes algo metido ahi en el corazon. --Que cosas dices, papa--En el corazon no tenia yo nada metido, pero en el vientre... --Pues la verdad, carino, ?te ha hecho dano algun chico? Porque si es asi tu me lo dices, que le parto el alma. --No, no es eso, papa. --Y entonces, ?que es? Porque a mi no me la das, Vania, suelta lo que sea. No pensaba yo hacerlo tan pronto, esa es la realidad, pero mi padre insistio e insistio y al final lo logro. --Papa, si te cuento una cosa, ?tu me guardas el secreto? --Carino, ?soy yo de ir pregonando por ahi tus cosas? --Ya se que no, pero es muy delicado y no quiero que se sepa todavia. --Hija, ?estas embarazada? No me hizo falta pronunciar a mi unas palabras que me impresionaban bastante. Afirme con la cabeza y entonces si que me abrazo fuerte. Entre nosotros se hizo un silencio que termine yo. --Papa, pero que esto no cambia nada, yo estoy bien. --?Y el padre de la criatura? ?Lo conozco? --la pregunta estaba cantada. --No, papi, ni lo conoces tu ni lo conocia yo, porque ese no es ya nadie en mi vida. --?Te ha enganado, carino? Ay, mi pobre nina. Si yo lo cojo, no se lo que le hago

  • Siempre fuiste tu de Vega Manhattan

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    Siendo adolescentes, las vidas de Liam y Eva quedaron marcadas por un horrible suceso que los perseguiria siempre.
    Quince anos despues, parece que llega el momento de enfrentarse a los miedos. La vida los vuelve a unir y tendran que luchar no solo por terminar con lo que los aterra y marco sus caminos, sino con las culpas que tantas noches les han quitado el sueno.
    Como agente del FBI, Liam no solo tendra que proteger a Eva, tambien tendra que proteger su corazon. Porque por mas que ambos quieran dejar el pasado atras, quizas no sea posible lograrlo.

  • Jugando a enamorarse de Jill Shalvis

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    Si tienes pensado dar el salto y enamorarte sera mejor que estes seguro de que haya alguien esperando para agarrarte.

  • Africa. La vida desnuda de Alberto Rojas

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    Una serie de cronicas africanas que dan voz a las historias que no son contadas.

  • Protegiendo al diablo de Scarlett Van Veen

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    A primera vista, Brooke puede parecer una joven dulce y angelical. Sin embargo, la teniente Daniels pertenece a un cuerpo de elite militar llamado los Silver Skulls y, en accion, es tan letal como una bala. John Kasser es un famoso cantante; el diablo que todas adoran. Lo tiene todo: belleza, exito, dinero… Por desgracia, ha sido amenazado de muerte y una sombra lo acecha dia y noche. La teniente Daniels sera la elegida para proteger al artista y dar con su acosador. Para bien o para mal, el caprichoso destino volvera sus vidas del reves y los sumergira en una gran aventura repleta de romance, sexo, intriga y mucha accion…

  • Amos y Mazmorras V de Lena Valenti

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    Nick Summers se enamoro de Sophie Ciceroni ocho anos atras.Ella era de otro mundo distinto al suyo, una princesa inalcanzable. Fijarse en ese mujer fue demasiado pretencioso, pero enamorarse perdidamente de ella los aboco a una locura, en la que los secretos y las mentiras debian ser cuidadosamente tratados, o un error, pod ria abocarlo todo al desastre.Sin embargo, un hombre enamorado es capaz de lo mejor y de lo peor por conservar a la mujer que ama.

  • La promesa de Ruth de Luis David Perez

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    ?Hasta donde estarias dispuesto a resistir por cumplir una promesa?

  • La biblioteca de Emma de Yauci Manuel Fernandez

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    Rick es un anciano con una triste historia guardada en secreto durante decadas. Hace anos que su hijo dejo de dirigirle la palabra, pero una enfermedad terminal dara un cambio total a la vida de Rick. Su inminente destino le llevara a relatar a sus nuevos amigos con todo detalle el suceso que le hizo dejar de creer en la felicidad. No obstante, a veces confiarle tus secretos a las personas a las que quieres puede convertirse en la sonrisa que necesitas para dar tus ultimos pasos en el camino de la vida.

  • Tres mil noches con Marga de Pedro Ramos

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    Marga es una joven biologa gallega, brillante en su profesion, que trabaja como investigadora en Alaska desde hace seis anos. Desde entonces nunca ha vuelto a A Coruna para visitar a su familia, y el vinculo se reduce a las pocas llamadas telefonicas con su madre.
    Pero en su ultima conversacion recibira la noticia de la enfermedad de su padre y, a pesar del miedo a enfrentarse a los fantasmas de su pasado, decidira regresar de inmediato. El rencuentro familiar abrira inevitablemente heridas mal curadas, y Marga se debatira entre contar aquello que la hizo alejarse de todos sin dar mas explicaciones o mantenerlo en secreto, y seguir viviendo en un extrano equilibro entre el sentimiento de culpa y la responsabilidad de amparar a los suyos.
    Una novela cautivadora que nos sumergira en la vida de Marga, sus veranos de juventud y el primer amor, y reconstruira con la complicidad del lector los anos de una familia que tuvo que bregar con el cambio de mentalidad de un pais desde finales de los ochenta hasta la actualidad.
    Un sorprendente hallazgo literario.

  • El Silencio De Tu Nombre de Andres Perez Dominguez

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    Cuando Erika Walter, viuda de un agente secreto aleman, huye a Madrid con un importante legajo de documentos que implican a altos cargos nazis en el exilio, su amante Martin Navarro, ex miembro del PCE, se ve obligado a abandonar Paris y perseguirla. Aunque sabe que en Espana le espera la carcel si es capturado por la policia franquista o la muerte por traicion si sus camaradas del partido le descubren, Martin lo arriesgara todo, incluso sus convicciones ideologicas, por volver a reunirse con Erika. Con la policia, los nazis, los comunistas y la CIA pisandoles los talones, ambos amantes se veran envueltos en una trama de espionaje e intereses ocultos mas compleja y peligrosa de lo que nunca hubieran imaginado. Plagada de espias desencantados, idealistas convencidos y heroes a su pesar, El silencio de tu nombre auna historia, aventura, intriga y romance. Una novela que refleja con maestria como en una Europa arrasada por la intolerancia y el fanatismo politico y hay lugar para el amor, la amistad, el honor y la esperanza.

  • Desnuda de Raine Miller

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    Ethan Blackstone es un hombre rico, sexy y protector. Dirige su propia compania de seguridad privada y esta inmerso en la organizacion de los Juegos Olimpicos 2012. Brynne Bennet es una chica americana con un pasado que la aterroriza y por el que recibe tratamiento psicologico. Vive en Londres, donde intenta empezar de nuevo mientras compagina sus estudios de arte con su trabajo como modelo. Ambos se encuentran de manera fortuita en una exposicion de fotografia en la que ella participa. Entre los dos surge de inmediato una atraccion magnetica que los acerca de forma peligrosa. Pero en esta relacion se esconden secretos. Secretos que oprimen el alma y que dejan profundas cicatrices. ?Sera Ethan capaz de liberar a Brynne del pasado que la estigmatiza? ?Cedera Brynne a sus encantos, o los espectros que la atormentan volveran a resurgir y acabaran con la oportunidad de forjar un futuro en comun?

  • Ciudad Jardin de Jaime Alberto Nicolau Macia

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    Una enfermera sin escrupulos que busca a toda costa el averiguar que le ha pasado a su mejor y mas querida amiga. Roberto un joven casi perfecto, guapo, alto, de buenos modales, con un don de gentes fuera de lo comun, y que fue novio de Antonella hasta algunos dias antes de desaparecer. Paco, un profesor universitario impedido en silla de ruedas que fue el ultimo en ver con vida a la chica guapa.

  • Me quedo contigo, Kris L Jordan de Kris L. Jordan

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  • Aniversario en alta mar de Freya Asgard

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    Maritza se sento frente a su esposo en el elegante restaurant en el que la habia citado. Sostuvo su mirada unos segundos y luego bajo la cara, ni un "hola", mucho menos una sonrisa de parte de su esposo, la recibio. --?Como estas? --le pregunto ella en tono bajo. --Nos vamos a ir de viaje --le explico el con tono autoritario--, vamos a tomar un crucero por el Mediterraneo, estaremos veinte dias fuera. --?Veinte? ?Y tu trabajo? Jamas lo dejas. --Esta es una ocasion especial, es mi regalo de aniversario, no todos los dias se cumplen diez anos de feliz matrimonio. Ella sonrio entre confundida y nerviosa, ?feliz matrimonio? --Ahora, despues de almuerzo, quiero que vayas a comprarte ropa, quiero que seas la mas linda del barco, aunque claro, no para coquetear con otros hombres. --Sabes que no, Ricardo, yo no… --Se que no, carino, yo solo digo. Ella bebio un sorbo de su vino, era muy dulce y suave. --Tambien quiero que te compres ropa interior sugerente, hacer el amor en un barco es muy excitante. --Esta bien. El resto de la comida fue en silencio. Al terminar, el la tomo de la mano y la saco del local como si fuera una nina pequena a la que habia que tener controlada para que no hiciera una maldad. --Nelson te acompanara, ya le di mi tarjeta, el te orientara en lo que espero de estas compras. --El hombre le dio un corto beso a su esposa--. Ah, y nos vamos pasado manana, ten todo listo para entonces. --?Pasado manana? --?Algun problema? --No, no. --Bien. Nos vemos a la noche. Te quiero preparada. --Otro corto beso, se subio al automovil que lo esperaba y se fue. Maritza miro a su escolta, el que tenia una expresion indescifrable, como siempre. --?Le dijo donde comenzar? --Claro que si, senora. Vamos. El hombre le indico una direccion y comenzaron a caminar lado a lado. Durante toda la tarde, todas las horas que tardaron en comprar, Nelson no pronuncio palabra alguna, solo escuetos "No" cuando alguna prenda que ella queria elegir no seria del agrado de su jefe, quien habia sido muy especifico en lo que queria que su esposa llevara. Cada cierto rato, tras varias compras, aparecia el chofer y se llevaba las cajas o bolsas de lo que habia adquirido. En mas de una ocasion, Maritza le dijo que ya era suficiente, sin embargo, el hombre la obligaba a seguir comprando; debia llevar al menos, dos conjuntos diarios. Al llegar a la seccion de ropa interior, Maritza esperaba que el hombre se alejara y, contrario a ello, eligio un conjunto de encaje negro y una diminuta camisola que no dejaria casi nada a la imaginacion. La mujer se puso roja. --En esto, su esposo fue mucho mas especifico. --Menos mal que no me los tengo que probar frente a usted. --No se preocupe, se exactamente como le quedaran. --Supongo que eso no se lo dira a mi esposo, lo despediria de inmediato. --Al contrario, senora, el me enseno un video suyo muy sugerente, por eso tengo claras sus medidas y la forma de su cuerpo. --?Un video? Pero… pero… ?como? Yo nunca… --No se preocupe, nadie mas vera esos contenidos. Tome, este se le vera muy bien y mi jefe quedara muy satisfecho. Ella se lo arrebato de las manos y lo hizo una bola con ganas de lanzarselo por la cabeza. --No se moleste, el solo quiere lo mejor para usted --dijo de una forma que Maritza no distinguio si lo hizo con ironia o con enojo. --Claro, si usted lo dice… --?Lo duda, acaso? --No lo dudo, lo que digo es que usted no tendria por que haber visto nada intimo de mi y mucho menos estar eligiendome la ropa interior. --El paga y tiene derecho a obtener lo que quiera a cambio de ese dinero, asi funciona, ?no? --!Yo no soy un objeto! --No, pero la ropa si y esa la quiere el a su gusto. --Entonces deberia haber venido usted solo, si usted escogio todo. --Escuche, senora, yo trabajo para el, si el me ordena algo, yo lo cumplo. Usted, en cierto modo, tambien trabaja para el. Todos sus gustos y todos sus caprichos salen del bolsillo de el, asi que el tiene derecho a decidir y a exigir lo que se le de la gana y muy esposa suya sera, pero el manda, el decide, el es dueno de su vida y si no le gusta, larguese, a ver donde va a estar mejor. Su familia no tiene todo el dinero del que goza con su esposo, senora, ademas, dudo que la reciban de vuelta despues de las humillaciones que los hizo pasar cuando se convirtio en la gran senora Zegers. Usted queria dinero, joyas, una posicion social… Ahora tiene que pagar el precio y, por el momento, este es el precio, que sepa que yo la vi desnuda en todo su esplendor, que sea yo el que le escoja la ropa interior y, si se me da la gana que se la pruebe para verla, lo hace, porque asi lo ordeno el senor Zegers, ?le quedo claro? Y vaya al vestidor a ponerse esto, cuando este lista me avisa, quiero verla --ordeno de un modo intimidante. --?Y si no quiero? --Tengo orden de llamar a mi jefe y el mismo vendra a ponerla en vereda, ?quiere que lo llame? --?Le dira esto? --No, si usted obedece y hace lo que le digo. --Entonces no lo llame --suspiro y entro al vestidor, resignada. Cuando estuvo lista, lo llamo. El hombre se acerco y abrio la puerta solo un poco y se asomo. --No esperara a que salga, ?verdad? --pregunto casi como un ruego. --Por supuesto que no. Girese. Ella lo hizo. --Bien. Si, mi jefe estara muy satisfecho. --Lo imagino. --Aqui le dejo esta para que se la pruebe. No es necesario que me la muestre. --Gracias. El hizo un asentimiento con la cabeza y cerro la puerta. Ella se probo los conjuntos que le entrego el hombre y luego salio, desecho uno con el que no se sintio comoda; el no insistio. --?Tiene hambre? Su esposo llegara muy tarde esta noche y me dijo que la llevara a cenar cuando terminaramos, ya es tarde. --Si, tengo un poco de hambre, pero seguramente en la casa debe haber algo... --No, no, vamos. ?Quiere ir a algun lugar en especial? --No. --?Algun lugar al que no quiera ir? --Nada muy lujoso, por favor, algo discreto. --Muy bien, conozco el lugar perfecto. Nelson abrio la puerta del automovil que acababa de llegar hasta ellos e hizo subir a la mujer, el rodeo el vehiculo y se subio por la otra puerta. --Llevanos al Barrio Lincoln --ordeno a su chofer. --?Usted ira al crucero con nosotros? --Se atrevio a preguntar ella. --Por supuesto, como tambien Bruno, seremos sus escoltas en caso de que pase algo. --Claro. --Esta enojada. --No, solo estoy cansada. --Ya podra llegar a su casa a descansar. --Dudo que pueda hacerlo, mi esposo me pidio que estuviera preparada. --Entorno los ojos. --A veces el precio de querer todo sin trabajo es demasiado alto, ?no es verdad? --?A que se refiere?

  • La paciente del sotano de Gianni M. Fori

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    Se notaba algo ronco tras despertar, temblaba y tosia cuando se ponia en marcha, se notaba frio y rigido aquella manana. Sin embargo, era el amor de mi madre y aun se negaba a abandonarlo; para ser sincero, en parte gracias a el logre terminar mi carrera y ahora me llevaba a mi primera practica laboral. Siempre fue asi, con ese pequeno y viejo Fiat 127 beige que alguna vez le regalo mi padre y estaba a muy pocos kilometros de pasar a mis manos. Encendi el estereo con rapidez como si se tratara de la ausente calefaccion, el primer articulo que le colocaba, indispensable y la forma en que marcaba territorio frente a mi hermano menor. Corrobore con el reloj pulsera la hora de mi partida, coloque la primera marcha y deje que los neumaticos se deslizaran suave sobre el asfalto helado que se extendia frente a nosotros. Montaba entre el intermitente trafico de la autopista interestatal en una extensa curva elevada mientras nos sacaba de mi ciudad natal, y cual riel me llevaba sin escalas a la vecina urbe, la vieja ciudad de Edam. Se notaba a simple vista que esta era algo mas extensa, ruidosa y acelerada, mi vision se debia explayar a la lejania para suponer sus limites entre humedos edificios pintorescos y los modernos rascacielos que competian por resaltar sobre el horizonte. Coloque la luz de giro y alinee el automovil con el carril derecho en busca de la siguiente salida, volvi a chequear el kilometraje, en efecto habia recorrido los veinte kilometros que debia segun la aplicacion en mi telefono movil; si iba a usar mas aquel vehiculo necesitaria un GPS ya que nunca tuve un buen sentido de la ubicacion. Mis dedos tamborileaban la madera del timon siguiendo un ritmo silencioso y aleatorio, de alguna manera me sentia entre extrano y ansioso con lo que iba a emprender en aquel lugar, sensaciones asi de contradictorias inundaban mi mente en tanto disminuia la distancia con mi destino y repasaba el plan una vez mas. Apague el motor luego de trepar la calle y estacionar, me asegure doblemente de haber colocado el freno de mano y me desplome sobre la butaca para luego soltar un suspiro nervioso, como si hubiese podido desprender con el pensamientos negativos o pesimistas. Volvi hacia mi derecha y por fin contemple el sitio que me aguardaba pacientemente. Tenebroso no lo definia con exactitud, como el imaginario popular del estado comentaba, si bien rezaba ser un viejo e imponente hospital blanquecino y sin gracia de fines de los sesentas, no se apreciaba como me lo habian relatado, aunque algo indescifrable tenia de anomalo. De seguro mis nervios intentaban hacerme pasar un mal rato, y es que tampoco era para menos, pues la fama del director era bien conocida en el ambiente al que recientemente me incorporaba, casi rozando la leyenda urbana y naturalmente se contagiaba al resto de su institucion. Empuje la puerta y otra vez me asegure doblemente de haberla cerrado correctamente, maldita mania, pero tampoco queria regresar mas tarde para corroborar que al viejo Fiat no le faltase nada. De pronto, una ventisca rozo mi espalda como el ligero toque gelido de alguien llamandote, erizando la piel y haciendo que vuelva a ver aquel edificio. Sonrei pensando en la bienvenida que me daba el Hospital Mental Saint Gabriel. Usar bata blanca no era precisamente algo que me pusiera euforico o el cumplimiento de un deseo magico, a diferencia de algunos companeros de universidad quienes sonaban desde su pubertad para vestirlo. Resultaba incomodo y para ser franco sentia me aportaba poco como profesional, para mi no pasaba de ser un mero uniforme al cual no le encontraba sentido usar sin saber todavia si me aceptaria el director. Pero un fugaz razonamiento me hizo percatar seria la manera mas rapida para diferenciar a los pacientes del resto del personal, de otra manera siendo nuevo podrian confundirme con uno de ellos e internarme. Una fantasia paranoica cruzaba mi mente, la de una situacion cliche de pelicula, donde amarrado con una camisa de fuerza gritaba que no estaba loco mientras guardias me arrastraban por la fuerza a la sala de lobotomia. Estaba bien, me habia dejado llevar y eso estaba bien, mi mente debia estar aceitada para lograr lo que fui a buscar, quiza algo poco etico, pero sin duda funcionaria. Caminando por los amplios pasillos rogaba que ese viejo hospital no me defraudara y debiera posponer mi proyecto. * * --Clerici Andre --llamaron desde el despacho con el tono de un verdugo aguardando por su victima. Me levante de una de las seis sillas que se disponian a lo largo del pasillo, me notaba algo nervioso, aunque me sentia mucho mas ansioso por conocer al protagonista de tantas historias y mitos. El despacho parecia una consulta mas y probablemente lo fue en alguna epoca arcaica. Decenas de cuadros tapando las paredes empapeladas quintuplicaban mis certificados y diplomas, el viejo escritorio despedia olor a madera caoba mientras sostenia mucho papeleo tras un cartel que titulaba el cargo de Director. --Si, doctor Faraday --salude y me respondio extendiendo su brazo invitandome a tomar asiento, en tanto un leve giro hizo rechinar su oxidado sillon cafe. En ningun momento el habia quitado la vista a mis papeles. Me sente en uno de los dos sillones que lo enfrentaban, el izquierdo, casi me veia devorado de lo mullido que era, tuve que acomodarme de nuevo y evitar recargarme sobre su respaldo para no parecer un perezoso. Bajo levemente los papeles y me observo por sobre ellos adoptando una postura tensa, esta vez me escrutaba con su vista fria y desdenosa tras esos lentes redondos de marcos metalizados. Lo entendia de sobra, estaba a muchos doctorados de el, pero alli me encontraba solicitando el puesto vacante que me recomendo la Universidad Estatal de Edam. Descanso sus codos en el escritorio y enlazando sus manos apoyo su menton. El incomodo momento se me hacia interminable, me empezaba a exprimir sudor con solo clavar su mirada severa tras la nube de silencio que nos cubria. Afortunadamente me advirtieron de lo particular que podria llegar a ser el director Christopher Faraday, mas alla de sus canas engominadas hacia atras, sus visibles sesenta anos o sus accesorios sacados de una tienda de antiguedades, ?quien usa bronce en estos dias? Durante mis estudios escuche toda clase de leyendas girando en torno a el y a este hospital mental, algunas muy escalofriantes y anti-eticas, otras cargadas de inusual valor cientifico y moral, y otras rozaban una suerte de pacto con el mismisimo Satanas. Sin embrago, nunca fui una persona que se pudiese doblegar con facilidad y, al parecer, el tambien lo comprobo. --?Pero quien se cree usted para trabajar aqui si apenas se recibio de psicologo? --empezo a decir altanero, lanzando mi expediente sobre el escritorio --No tiene idea de nada aun. --Pues, si bien soy consciente de no tener gran experiencia en el area, me atrevo a solicitar el honor de hacerlo para aprender de esta honorable institucion --conteste sin ocultar sarcasmo, casi como si hubiese ensayado la respuesta frente a un espejo. De psicologo a psiquiatra no habia mucho que ocultar, mas que sentirme como David y Goliat me imaginaba como la piedra arrojada. El director hizo una mueca que se asemejaba a una sonrisa retorcida, como si mi respuesta le divirtiera, sus dedos comenzaron a bailar sobre el escritorio y su postura de pronto se relajo. --Estas muy equivocado si crees que este es un sitio para que un novato como tu venga a experimentar. Aqui las vidas de nuestros pacientes estan en manos de verdaderos profesionales. De pronto me veia cuestionandome: ?Por que estaba perdiendo mi tiempo en este lugar y con el? Y mas cuando la recomendacion universitaria me abriria infinidad de puertas. Pero inmediatamente volvio a mi una mejor respuesta. --Como acaba de senalar, creo que tengo mucho por crecer y no creo estar equivocado de lugar al pensar en este hospital como el mejor para hacerlo. Seria mas que un honor ser considerado para el puesto.

  • La ciudad del rey de Marcelino Santiago Yustre

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    El 6 de octubre de 1474 un violento ataque a la comunidad de judios conversos de Ciudad Real precipita que el arzobispo de Toledo, don Alonso de Carrillo y Acuna, envie a la ciudad al licenciado Tomas de Cuenca, con atribuciones de juez delegado inquisidor. Mientras este investiga una posible herejia de los principales ciudadanos conversos, descubre, junto con el joven Hernan Perez del Pulgar (anos mas tarde, heroe de la conquista de Granada), el intento del poderoso maestre de la Orden de Calatrava, don Rodrigo Tellez Giron, de apoderarse de la ciudad, cuyo senorio y rentas pertenecen al rey, como parte de una conspiracion que podria cambiar el destino de Castilla. Los acontecimientos que se desencadenaran tras la muerte del rey Enrique IV, en medio de la guerra de sucesion al trono entre Juana de Castilla e Isabel de Trastamara, cambiaran para siempre la percepcion del pragmatico inquisidor sobre las relaciones de poder, la religion y las mujeres.

  • Fast Games de Mag Maury

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    La sorpresa mas sexy… !y la mas insoportable!

  • Sanchez de Esther Garcia Llovet

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    .Madrid. Un Madrid nocturno en cuyo cielo de tanto en tanto se ve pasar alguna estrella fugaz. Un Madrid de extrarradio, de timbas, bingos, gasolineras de la M30, Casa de Campo y bares perdidos en la nada. Un Madrid crudamente real en el que de pronto puede suceder lo inesperado, e incluso lo magico. Ese es el espacio que transitan los personajes de esta novela de perdedores en busca de una oportunidad.

  • Puerto escondido (Volumen independiente), Maria Oruna de Maria Oruna

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  • Una pareja escandalosa de Marcia Cotlan

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    Una novela muy entretenida, que arrancara mas de un suspiro y muchas sonrisas. Aimee Du Maurier es la beldad del condado. Tiene diecisiete anos y pertenece a una de las familias mas antiguas de Carolina del Sur. Obligada a casarse con el mujeriego Edward Robilard, el odio que sienten el uno hacia el otro acabara por transformarse. Marcia Cotlan (Asturias, 1975) ha estudidado Filologia y en la actualidad trabaja como profesora de Literatura. Lectora voraz, la escritura ha sido su camino logico.

  • Tierras Negras de Gonzalo Grande Moreno

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    Desde que salieron del frondoso bosque a campo abierto no pararon de escuchar todos aquellos ruidos infernales salidos de las entranas de sus peores pesadillas, de los olvidados tiempos oscuros y las epopeyas de las cruentas guerras de los reinos olvidados. La caceria estaba siendo hasta ese fatidico momento bastante buena y de los lomos de sus caballos colgaban unos magnificos jabalies y un par de venados que daban buena fe de su destreza de avezados cazadores. Pero aquellos inesperados e imprevisibles sonidos, tan inevitables en ese momento y desagradables por su falta de melodia hicieron que el siempre disfrutado juego de la caza concluyera mucho antes de lo previsto. Poco sospechaban que aquella iba a ser una de sus ultimas cacerias e irrepetible en los anos venideros. Muchos habian sido los rumores que confirmaban ahora aquel mal presagio de sombras, guerra, muerte y destruccion. Y testigos eran de tan nefasto signo aquellos curtidos cazadores que experimentaban por primera vez en sus propias carnes su temor por lo desconocido. Velcari a lomos de su majestuoso corcel blanco subio rapidamente hasta la cumbre de una pequena colina denominada de los lamentos sinceros donde segun la leyenda una pareja de enamorados encontro la muerte escapando de la incomprension de sus familias. Una vez alli, desde su privilegiada posicion pudo comprobar con sumo espanto que sus peores temores eran del todo ciertos. Inevitablemente ellos estaban alli. Los rumores ya no eran una historia quimerica de frias noches de fogatas eternas. Eran ahora una realidad parte de la nueva historia de sus vidas. Los cuentos de las noches oscuras sin luna e incluso de las noches brillantes de miles de estrellas dejaban de ser simples leyendas. Aquellos relatos que los ancianos contaban a ninos asustados, junto al fuego de inagotables chimeneas en sus chozas de adobe se manifestaban y cobraban vida con aquellos sonidos cual preciada pesadilla. Reclamaba aquella aparicion su existencia mas alla de la imaginacion de los numerosos juglares y titiriteros que recorrian por aquellos dias la gran comarca de los doce reinos. La leyenda cobraba vida desde el filo de una frontera en paz hasta el corazon del reino. Algunos de sus fieles guerreros, todos ellos valientes desde el mismo dia que sus madres los alumbraron a la luz de la vida, se fueron acercando al sorprendido Velcari. No intercambiaron mirada alguna, no pronunciaron con palabras lo que sus ojos contemplaban. Porque las palabras sobraban ante la evidencia de aquella presencia militar que se desplegaba ante sus ojos en aquel melancolico valle fronterizo. Los guerreros de la partida de caza, se limitaron unicamente a observar. A pesar de su fama de valientes, estaban casi aterrados por la temible amenaza que llegaba hasta sus entonces pacificos dominios. Era en ese preciso momento de su historia cuando entraban en el valle, en su apacible y prospero reino, los terribles y temidos hombres del norte. Habian llegado como la sigilosa bruma del mar, como el azote de la tormenta mas inesperada que en ese dramatico momento comenzaba a azotar con su tempestuosa lluvia sus curtidos rostros. Primero llego una lluvia pegajosa, luego los luminosos rayos bajo las imaginarias trompetas celestiales en forma de escalonados truenos. Ante ellos, por ultimo, llegaban amparados por las sombras de la manana los terribles vikingos del rey Erik el Temerario. Los enemigos avanzaron con suma cautela en aquel valle unos quinientos metros, con movimientos muy lentos pero seguros. Los Fredegarios contuvieron su respiracion a la espera de una posible formacion de combate. Lejos de desplegarse en su desordenada y temida formacion de combate, de repente, detuvieron su avance y ajenos a los ojos que los observaban, en la parte oriental del valle, entre el rio Balak y el bosque tenebroso levantaron su campamento de campana, aquel que habitualmente los acompanaba en sus correrias por el para ellos desconocido continente de los reinos del sur. El asentamiento fue creciendo en aquella tierra invadida con unas fuertes empalizadas de madera. La construccion quedo perfectamente establecida en apenas tres horas para proteger tras sus muros a los siete mil guerreros de aquella horda salvaje, todos ellos hijos amados del mismo Odin. Los vikingos estaban lejos de sus tierras, a cientos de millas de las marismas negras, su refugio en el corazon del Ikrustian, su hogar maldito en las gelidas tierras del norte, pero para ellos la lejania de su patria carecia de importancia. Albergaban sus desleales espiritus belicosos sus claras intenciones de guerra y su preocupacion mas inmediata era aquella nueva invasion y someter a los moradores de aquel reino. Cuanto antes sucediera mucho mejor. No temian a la muerte, porque morir en combate, siempre habia sido para aquel orgulloso pueblo un acto heroico y un digno final a la vida terrenal antes del Valhalla, la antecamara de los caidos en combate. Su frenetica marcha por tierras desconocidas habia comenzado varias semanas antes y miles de personas habian sido masacradas de forma brutal por aquellos creyentes de Asgard en los ensangrentados campos de batalla que se fueron sucediendo a su paso por los valles de los numerosos reinos del sur. Los vikingos de Erik rara vez solian hacer prisioneros. Ni siquiera respetaban a las mujeres y a los inocentes ninos. La escasez de alimento siempre presente en sus campanas no permitia tales consideraciones. Jamas pedian perdon por ello, solamente la justicia de su Dios Odin, se encargaria de juzgarles en el mas alla si morian en el arduo combate. Y con su espada en mano, siempre estaban listos para recibir el justo premio por su valor y entrega a la causa. Un premio que les hacia merecedores de compartir su segunda vida junto a las hermosas Valkirias del Valhalla en el mismisimo reino de los muertos en Asgard. Velcari no necesitaba observar por mas tiempo a los vikingos, sus intenciones no podian ser otras que la rapina y la muerte de los suyos. Inmediatamente dio media vuelta a su caballo y seguido por los suyos descendio la colina por su lado oculto a la mirada de los hombres del norte, adentrandose de nuevo en la seguridad del frondoso bosque. El rey Santrax de los Fredegarios, vio a su fiel guerrero llegar al galope y no tuvo la menor duda, algo terrible estaba sucediendo en sus dominios. Velcari desmonto de un salto de su caballo y se postro de rodillas ante su soberano. Sus ojos hablaban por si solos y el monarca no necesitaba palabras para comprender el desastre que se cernia sobre su pueblo y la corona que cenia en sus sienes. Durante muchos anos, habia rezado con toda la fuerza de sus plegarias paganas para que los vikingos nunca se acercaran a Freda. Y ahora temia la ira de los hombres del norte, tanto como la posible cobardia y desercion en masa de sus guerreros, acobardados e impresionados por la fama del invencible pueblo vikingo. – Majestad, mi muy noble senor - dijo Velcari sin elevar su vista del arido suelo - Los vikingos se han adentrado en vuestro reino y son tan numerosos como los arboles del bosque que nos rodea. Debemos cesar en nuestra caceria, volver a nuestro campamento, recoger nuestras tiendas con premura y escapar hacia la seguridad de los infranqueables muros de nuestra capital. El monarca asintio con la cabeza a la vez que sus dedos de la mano izquierda acariciaban su barbilla. La recomendacion de su jefe de armas, senor de clanes y general de sus ejercitos era de lo mas sensato dadas las circunstancias. Ya llegarian tiempos mejores en los que los Fredegarios no saldrian corriendo como ratas asustadas ante las huestes del reino vikingo. Aun asi, en la seguridad de saber y conocer que el consejo de su general era lo que se debia hacer en esos momentos de confusion, una duda invadio sus reales pensamientos. Quizas, escapar sin luchar podria volverse contra ellos y esto podria dar muestras de excesiva debilidad ante su pueblo y los doce reinos. Otro de sus generales, su segundo jefe de armas, se dirigio en esos momentos con sus palabras inquisitivas a la pensativa figura real. – ?Cual es nuestro plan de ataque para esos mal nacidos? - pregunto Osenberg a su soberano con muestras de desear escuchar de su boca la orden de una inminente ofensiva. – No seas impaciente mi buen y leal amigo. Esperaremos hasta un nuevo amanecer, es todavia posible que se retiren y no sea necesario luchar. A veces, esas alimanas del norte solo realizan incursiones en busca de agua y provisiones y una vez han colmado sus mermados suministros con actos de rapina y pillaje vuelven a sus tierras salvajes en las islas del destino - el rey titubeo, dudaba de sus propias palabras. No queria justificar la presencia invasora, pero anhelaba creer en una salida pacifica al peligro en ciernes. Todos asintieron ante la decision del rey Santrax. Nadie queria dar un paso en falso pecando de excesiva imprudencia. Por otra parte, la idea de su rey era buena y no les disgustaba en esos momentos. Aquel campamento temporal del enemigo se encontraba asentado en los limites de su frontera con los Bargos y los vikingos bien podian dar por concluida su campana de invierno en aquel punto. Los Bargos no habian sido dignos rivales para aquellos barbaros, pero ellos eran guerreros Fredegarios y los vikingos no ignoraban la fama de sus soldados y su lealtad a los clanes. No era igual cruzar su acero y fiereza contra Bargos, en su mayoria campesinos, que cruzarlo ante los entrenados, aguerridos y muy disciplinados clanes Fredegarios. No obstante, esta euforia la experimentaban aquellos dominados por cierto estado de embriaguez de la noche anterior donde el hidromiel corrio por sus venas en exceso. Y estos pensamientos, unidos tambien al panico y como no al respeto hacia la destreza de las espadas y hachas enemigas, les hacia desear ver aquel campamento vikingo lo mas lejos posible de sus fronteras. Osenberg, segundo del rey, murmuro una extrana oracion, una plegaria llena de tristeza y esperanza. Santrax, rey de Freda, miro fijamente a su general. ?Por que pedir ayuda al Dios de los clanes? Su general nunca habia dado muestras de creer en ningun juez supremo o en los dioses de sus antepasados. – !Todos vamos a escondernos lo mejor posible y nada de fuegos esta noche! - grito el monarca - Debemos estar preparados para una eventual batalla. Sus exploradores pueden encontrarnos con suma facilidad bajo este cielo lleno de estrellas. El sequito de cazadores se protegio de las posibles miradas indiscretas desde lo alto del cerro cercano al valle y para ello no dudaron en cabalgar hasta reunirse con el primer ejercito real en una vaguada cercana. Este nutrido contingente de armas se habia personado inmediatamente desde la cercana Freda nada mas recibir el aviso de los cuernos del destino y conocerse la noticia de la posible invasion vikinga. El rey desplego a sus mejores guerreros, todos miembros de su guardia personal, en lo alto de un pequeno teso coronado por una cima muy lisa. Estas medidas de vigilancia evitarian posibles sorpresas con forma de emboscada o ataque sorpresa durante la noche. El promontorio estaba muy bien situado, haciendo del todo imposible un ataque al asentamiento real sin pasar por aquel punto avanzado. Aquel grupo, fue confiado a las ordenes de un joven guerrero llamado Amiraquis. A la manana siguiente, el alba brindo al grupo del promontorio con una agradable e inesperada sorpresa. – Los muy bastardos han desaparecido Amiraquis. Sencillamente se han evaporado mas alla de las brumas de Vernaila - sus hombres se mostraron exultantes ante la huida del invasor y golpearon sus escudos con las lanzas celebrando el peligro que se habia desvanecido de la noche a la manana. El jefe Fredegario asintio con un gesto complaciente y pudo verificar por si mismo que la noticia avanzada por uno de sus exploradores era correcta y una realidad reflejo de la verdad. Era del todo asombroso e increible para Amiraquis que todos los invasores hubieran levantado su campamento en pocas horas para marcharse de nuevo presumiblemente de vuelta en la direccion de su lejano reino, atravesando de nuevo todos los territorios masacrados por su codicia y barbarie. El peligro de una larga guerra habia desaparecido en cuestion de unas pocas horas, la amenaza se habia desvanecido como la niebla en la noche mas larga de sus vidas. – Avisad a su majestad de inmediato - dijo el sorprendido joven, frotandose los ojos con ambas manos sin poder dar credito a lo que estaban viendo sus cansados ojos. – Si, jefe Amiraquis, su majestad sera informada con la mayor celeridad posible. Ya uno de los nuestros corre a su encuentro en el campamento real. – Vosotros dos - Amiraquis senalo a dos de sus exploradores - Seguir al enemigo durante unas cuantas horas. Debemos asegurarnos de que esta retirada no se trate de una sucia trampa, un ardid para sorprender a nuestra retaguardia. - los dos hombres asintieron a la vez y montando en sus caballos a todo galope obedecieron al instante la orden recibida. Veinte escasos minutos mas tarde, el rey era informado de la posible retirada del agresor vikingo. Santrax aplaudio la noticia con suma alegria, pero a su vez se mostro cauteloso. Conocia la fama de los valientes vikingos y de su maestria en el arte de la guerra. No era normal que aquella mala hierba, aquella que no tiene miedo a morir en largas luchas sin cuartel se estuviera retirando a las primeras de cambio sin presentar una misera batalla. De todas formas, era de agradecer no tener que cruzar su acero con aquellos temibles y numerosos enemigos. Miro a su alrededor y pudo comprobar que sus jefes de armas se encontraban bastante nerviosos porque sospechaban y pensaban sin reservas que aquella retirada era fingida y la antesala de una posible trampa. En efecto, esta era una posibilidad, pero solo les quedaba una cosa por hacer, esperar y esperar. Las noticias de los dos exploradores de Amiraquis eran ahora del todo vitales y necesarias para tranquilizar el desasosiego de todos. El soberano los esperaba con tal impaciencia que su llegada fue motivo de cierta paz en su mente y alegria desmedida. – ?Y bien? ?Que nuevas me traeis? - pregunto el soberano a la vez que sus dedos de la mano derecha acariciaban su nariz victima de un repentino y molesto picor. – Majestad, sabemos donde estan esos hombres sin honor. No se han retirado de nuestro reino como vaticinabamos. Nuestras fronteras del norte estan siendo atacadas por todas sus fuerzas. Vikingos del trono vasallo de Osk y otros provenientes de los desfiladeros del este se han unido a ellos. Estan aniquilando a toda nuestra poblacion a su paso por nuestro condado norteno de Kilnner, no respetan siquiera a las pequenas granjas, sus moradores estan siendo descuartizados o quemados vivos y se dirigen en estos momentos a marchas forzadas contra nuestra ciudad nortena de Wenda. Vuestro fiel general Perses, gran baron de vuestro dominio del norte, esta siendo incapaz de retener este ataque incontrolado de los vikingos. – ?Como consiguieron saber todo eso? - pregunto un intrigado Santrax. – Tenemos un prisionero - hablaba ahora Amiraquis tomando la palabra de sus exploradores - Nos puso al corriente de todos estos acontecimientos e intenciones. El prisionero, esta aqui mismo, en la otra tienda. En mi opinion deberia hablar con ese tipo - replico el joven jefe con una sonrisa, adoptando con orgullo una pose de importancia y satisfaccion - Es el mismisimo rey de los vikingos e insiste en hablar con su majestad de inmediato. El jefe Amiraquis hizo una reverencia mientras abandonaba la tienda real. El rey se encontraba muy sorprendido. De acuerdo con las leyes de su pueblo, estaba obligado a recibir al miembro de la casa real enemiga para ofrecerle su hospitalidad. Para colmo, no podia retenerlo como a un vulgar prisionero. Al revelar su identidad, se habia convertido automaticamente en su invitado y desde ese momento no era ya su prisionero, era un igual. Era esta una especie de tradicion pactada entre reyes, aunque nadie sabia por que o el origen de tal privilegio, pero las reglas de la cortesia obligaban a ello y la prudencia aconsejaba escuchar inmediatamente al soberano extranjero. Aunque Santrax hubiera deseado poder despedazar a aquel vil rey bajo los colmillos de su jauria de mastines blancos. Recordo no obstante que un rey nunca mata a otro rey, salvo en combate durante la batalla. Erik el Temerario, era un monarca barbaro muy fuerte, de un metro ochenta y nueve, poseedor de un pelo rubio casi albino, su altiva y esbelta figura delataba su noble origen y sus ojos azules lanzaban miradas tranquilas, muy contrarias a lo que marcaba su conocido caracter sanguinario y del todo belicoso. Mostraba el rey de los vikingos unos treinta anos de edad y llamaba la atencion su formidable aspecto fisico. Esto ultimo no era de extranar. Todos conocian la preparacion guerrera de los jovenes vikingos. Durante la ninez de un guerrero del norte solamente existia un objetivo para sus varones y hembras: la preparacion para la guerra. Santrax observo con sumo interes a su forzado invitado. Penso que debia hablar, despues de todo, le agradaba la idea de que aquel joven reyezuelo dependiera ahora de su indulgencia. Extendio la mano hacia la cabeza de Erik y la puso en su frente, empujando al joven rey hacia una de las sillas del improvisado trono de la tienda real. El joven estaba sorprendido por este gesto y bajo la cabeza en senal de sumision y respeto pues conocia y reconocia el vikingo con ello encontrarse ante un poderoso rey de occidente, aquel que se sentaba en el trono de los doce reinos del sur por derecho de sangre. Santrax se irguio. Trago saliva y resoplo con fuerza. Desde el otro lado de la estancia, todos sus jefes guerreros lo estaban mirando muy fijamente, sin perder detalle de aquella improvisada audiencia, todos muy pendientes de las resoluciones de su magnanimo rey. – Naturalmente he de hacerte algunas preguntas. Pero no debes preocuparte. Me parece, simplemente, que es del todo necesario. Para empezar… ?Que motivos han traido a vuestros ejercitos hasta nuestras fronteras? ?Por que nos habeis atacado? Necesito respuestas. Mi pueblo necesita saberlo para comprender lo que impulsa vuestro ataque suicida. Queremos escucharte para hacerte merecedor de nuestra clemencia - el rey se volvio sobre sus pasos a la espera de respuestas a sus numerosas preguntas. Todos lanzaron un murmullo de aprobacion ante las palabras de su monarca. El soberano llamo al orden con un ademan de su mano derecha. El rey vikingo siguio sin contestar las preguntas sumido en un silencio preocupante e innecesario. – Vamos, vamos, me estoy impacientando, salvaje. !Maldito animal sarnoso, debes hablar! - grito furiosamente el rey muy crispado ante el prolongado silencio de su oponente. Fue una sensacion terrible para el joven barbaro aquel cambio de humor en el caracter del rey de los Fredegarios. Seria mejor ganarse su favor antes de que fuera demasiado tarde. Erik penso que, si no hacia esto ultimo, se iba a estrellar contra la ira real, algo no aconsejable para sus propositos. El murmullo en la sala se hizo mas intenso, reclamaban tambien una explicacion del vikingo. De pronto, unas debiles palabras salieron de la garganta del joven. – Mi nombre es Erik, hijo de Andrex. Soy el rey de las tierras negras vikingas. Reconozco que nuestra intencion es invadir vuestro reino. No veo motivo alguno para negar lo evidente. Es cierto, que mi pueblo es belicoso y salvaje… pero no somos unos estupidos temerarios. Conocemos el inmenso poder militar de los Fredegarios y nunca osariamos invadir vuestro pais, sin una obligada razon de peso. – Eso es muy inteligente por vuestra parte - respondio Santrax, asintiendo con un ademan de su mano izquierda y senalando con su dedo indice al joven - Pero, aun asi, estais atacando nuestras fronteras del norte. – El motivo - explico el joven - De nuestra presencia en vuestras tierras es que estamos escapando de un terrible enemigo. Un enemigo, que nos ha obligado para escapar de sus garras, a luchar contra los pacificos Bargos y ahora nos obliga irremisiblemente a luchar contra vuestro poderoso reino en un avance por la supervivencia que no podemos evitar. – Sigo sin entender nada - sonrio el rey de los Fredegarios - La cuestion es sencilla y tu respuesta un poco complicada de asimilar. Pienso que estas tratando de enganarme. No seria mas facil luchar contra ese terrible enemigo del que hablais y dejar tranquilos a vuestros pacificos vecinos del sur y a la postre a nuestros poderosos reinos. En la estancia se escucho un gran murmullo de aprobacion. El rey de los vikingos se estaba burlando de ellos. Para algunos jefes militares la actitud del vikingo resultaba inaceptable. Como podia ser mas sencillo luchar contra su potente ejercito que contra… Con mucha habilidad y cierta gracia, Erik se estaba burlando de ellos y de su orgulloso pueblo. El rey vikingo, se irguio en su asiento y mirando hacia todos los jefes, que se encontraban a unos diez metros de distancia, prosiguio con su relato: – Hay una gran confusion entre vosotros nobles senores. No habeis entendido el alcance real de mis palabras, el significado de lo que expongo y la verdad que hay tras mis acciones. Nuestros enemigos, aquellos que nos obligan a luchar contra vosotros, no son para nada normales. Se trata de terribles monstruos de apariencia humana contra los que nuestras espadas, lanzas y flechas no pueden hacer mella. Dia a dia, nos obligan a abandonar nuestras tierras y nuestra unica salida es avanzar hacia las tierras de otros reinos. Nuestra ley nos obliga a no pactar con nadie y luchar solos en ambos frentes. Escapamos de quienes no podemos matar y presentamos batalla a quienes podemos doblegar bajo nuestro acero.

  • Flores en la tormenta de Laura Kinsale

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    Un clasico del genero romantico historico, una de las historias de amor preferidas de las lectoras.

  • Xavier de C.g. De La Cruz

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    Esta es la historia de Xavier, o al menos, parte de ella.
    Es la historia de un hombre que conoce el amor y que lucha por el.
    Un hombre sincero, apasionado y que tiene que lidiar con un trabajo complicado donde solo el puede hacer que parezca sencillo.
    La vida de Xavier es sacudida por terribles acontecimientos que le haran decidir sobre el destino de sus sentimientos.
    Su vida correra peligro., pero el no puede dejar de arriesgarlo todo por la persona que ama.
    En Xavier vas a encontrar el apasionante inicio de la historia de la bilogia de Mientras mirabamos al cielo y Mientras sonabamos mirando al cielo y., mucho mas.
    ?Te atreves a sumergirte en ella?

  • No es tiempo para amar de Carlota Manzano

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    No sabia que hacia en ese lugar, ni siquiera que me habia llevado alli, mas que ese arrebato de querer demostrar algo que ni yo misma creia. No me sentia militar, me sentia asalariada y con un trabajo fijo, que me permitia poner mantenerme a flote. Me habia separado de mi batallon. De repente estaba sola en medio de la nada, en esas tierras dominadas por el ansia de captura y si caia prisionera era mujer muerta. Miraba hacia fuera a traves de las ventanas huecas de esa casa destruida para ver si hallaba el modo de llegar al campamento, pero el panorama era desolador cuando mi mirada se encontro con un sargento de mi ejercito. Me miro y me hizo un gesto indicativo de para donde nos ibamos a ir, aunque no representara mi salvacion, me hacia sentir un alivio tremendo no estar sola en tierra hostil y poder aferrarme a ese companero que tambien se habia separado del grupo. Me iba a cubrir, sus dedos avisaban que a la de una, a la de dos y a la de tres... Corri agachada hasta donde me indico, una zona de arbustos y arboles, que logre alcanzar y esconderme. Lo volvi a mirar y me hizo un gesto de que lo cubriera, mire a todos lados y le saque el dedo pulgar para que avanzara hacia mi. --Sargento Chester --le hice el saludo--. Gracias a Dios que no estoy sola --mi voz sonaba agitada--. Soy la soldado Gilca. --Tenemos un problema, la base esta al otro lado de aquel pueblo --senalo hacia atras. --Tendremos que rodear por uno de los dos lados. --Los guerrilleros estan avanzando por el interior de las poblaciones, estan desde alli colocados estrategicamente. --Tambien los tienen rodeados, debemos alejarnos por las montanas lo suficiente para que no nos vean. Soldado Gilca tenemos que irnos ya, ponte a cubierto, yo voy delante de ti, y vamos a avanzar hasta alli, no pierdas la zona de atras. El pulso me temblaba, recordaba aquellas palabras de mis padres de que no iba a ser nada en la vida. Eso si, cabezona como era, me presente a las pruebas del ejercito sin saber que las pasaria y alli estaba en mi primera mision, jugandome la vida por el simple hecho de demostrar al mundo que podia ser alguien. Fuimos avanzando mientras me sentia en el ojo del huracan. Para mi, que debia haber mil guerrilleros apuntandonos. Esa era mi sensacion en cada momento, pero queria demostrar fuerza y dejar esa sensacion a un lado, calibrar el peligro real y controlarlo, en la medida de lo posible. Por fin logramos llegar a ese punto donde nos sentiamos un poco mas seguros para planear el nuevo avance. ?Habria sido solo el buen hacer del sargento o Dios, el universo o lo que quisiera que fuera habian escuchado mis plegarias? Porque ya se sabe, una, creyente no es, pero cuando le ves la cara a la muerte haces un pacto con el mismisimo diablo, si es necesario. El campamento principal estaba alli, en la provincia de Kabul donde se habian levantado dos campamentos de nuestro ejercito. Nuestra mision consistia en minimizar los actos terroristas y para ello los asaltos a edificios, las operaciones nocturnas y las incursiones enemigas formaban parte de nuestro dia a dia. --Vamos a tardar por lo menos doce horas en llegar hasta alli --me miraba con seguridad y eso me hacia sentir que habia probabilidades de llegar. --?Crees que llegaremos de verdad? --No creo, estoy seguro, pero tenemos que estar atentos en todo momento y con la cabeza fria --su mirada era convincente y su media sonrisa de consuelo era lo que me llenaba de esperanzas. --Si me saca de aqui me tiene a sus ordenes para toda la vida --bromee. --No lo dudo, muerta no lo estarias --reimos en voz baja. --Tambien es verdad, mientras este viva y en el ejercito estare a su disposicion --sonrei adoptando un gesto de resignacion. --Tampoco soy tan malo, es mas creo que nunca cruzamos palabra. --Nunca --sonrei. Aunque perteneciamos a la misma base en nuestro pais, yo tenia otro destino cuyo mando no ostentaba el, asi que lo conocia de vista, pero nunca nos habiamos parado a hablar, ni siquiera en aquella mision. Eso si, sabia quien era perfectamente. --La noche va a caer y es bueno para avanzar, ahora tenemos la oportunidad de hacerlo con mas seguridad que si fuera de dia. --Lo que usted diga, me siento un conejo a punto de ser presa de los guerrilleros --mire hacia arriba. --Tranquila, no tenemos otra que llegar hasta alli, asi que pensemos en positivo y a confiar en que lo vamos a lograr, no contemplo ninguna otra opcion. --Mejor, mejor --asentia nerviosa mientras lo miraba. Comenzo a visualizar cuanto estaba al alcance de sus prismaticos y yo lo seguia sin perder la vista a todos lados, sabia que podiamos llevarnos una sorpresa en cualquier momento. Y, si algo tenia claro es que no iba a ser buena. Sentia un frio interior imposible de describir. ?En que diantres pensaba? En ese momento en el que por fin tenia un trabajo, aunque pensara que no valiera para el, voy yo y me meto en ese lio del Monte Pio. Por el amor de Dios, si hasta ya tenia mi propia casa y con ello mi ansiada independencia, esa que tanto me habia costado y que tanta ilusion me hacia, pero no, se ve que pense que en Kabul habia mejores fiestas. Paramos al comprobar que un coche todoterreno salia del pueblo en direccion a la montana, pero lejos, hacia el frente. Nosotros estabamos a un lado, a una distancia considerable. No obstante, no podiamos hacer ningun movimiento extrano. Mi corazon se aceleraba por segundos, no queria que por nada del mundo ese coche cambiara el rumbo ya que iban cinco personas que estarian deseosas de abrir fuego. --Se van, tranquila, se van --no perdia la vista de ellos. --Y que no vuelvan --murmure en voz alta. ?Habria escuchado mi aceleracion? No queria ponerlo mas nervioso, bastante tenia el con ser la cabeza pensante del asunto, pero lo mio era irremediable. Me sonrio y me hizo un gesto con la cabeza para avanzar, yo veia que nuestro destino estaba a anos luz de nosotros, que no tardariamos doce horas sino una eternidad. Me seguia temblando hasta el pelo, no veia avance alguno de aquella manera, pero obvio que lo estabamos haciendo. Sin embargo, mis miedos eran mas grandes que mi sueno de llegar a ese punto, que ya es decir. --Si llegamos a mi me tienen que arrestar --volvi a hablar en voz alta. --?Y eso? --Se giro y levanto la ceja. --Ya se, no lo entiendes, pero eso significa que, si logro mi objetivo y llego, no me muevo hasta que me lleven para Espana. Vamos, que lo tengo claro. No salgo asi me encanonen para obligarme --dije sin pensar que le estaba hablando a un suboficial. De todos modos, en la situacion que estabamos no creia que me lo tomara en cuenta. --?Piensas que despues de esta yo voy a salir del campamento de nuevo? --pregunto confirmando mi broma. --Pense que eras mas valiente --me maldije por volver a hablar en voz alta, pero ya lo habia dicho. --Todos los somos hasta que nos vemos en estas --me sorprendio su respuesta--. En cualquier caso, no es lo mismo estar en grupo que como los dos estamos ahora mismo y menos mal que nos hemos encontrado --seguia andando mientras yo iba detras de el. --La verdad es que es en estos momentos cuando una se plantea la de cosas que haria a cambio de no estar en esta situacion. --Si, es verdad --decia girando su cara para transmitirme su media sonrisa. --Hasta me casaria con un guerrillero si me atrapara y me lo pidiera, todo con tal de no morir aqui --rei nerviosa solo de imaginarlo. --Yo te vendo a cambio de mi libertad --bromeo. --Pues vaya aliciente me acabas de dar --negue incredula. Sinceramente, no lo creia. No sabia por que, pero aquel hombre me transmitia seguridad. Quizas fuera por el simple hecho de que yo iba por alli sola como pollo sin cabeza hasta que me di de bruces con el o porque realmente sabia lo que hacia y eso se notaba. Seguimos avanzando con cuidado extremo y sin hacer apenas ruido. Evitabamos hablar cuando estabamos andando ya que el iba pendiente a cuanto nos rodeaba. ?Y yo? Yo iba pendiente a su culo, a ese que me guiaba hasta la posible salvacion. Hablando de culo, nunca me habia fijado en el y no podia negar que a traves de lo mucho que llevaba de ropa, mochila y demas, se dibujaba respingon, bien curtido. Ya se me pasaba de todo por la cabeza, el miedo mas que alejarme de pensamientos lujuriosos, me acercaba a una mezcla explosiva que evadia mi mente. ?Explosiva tenia que ser el termino? Vaya si era desafortunado, rei internamente.

  • Perdona por mentirte de Sandra Bree

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    Cata, Cata. La joven levanto la cabeza del libro que estaba leyendo justo cuando Ana Isabel entro en el dormitorio como una tromba, zarandeando sus faldas grises. --!Ah, estas aqui! --dijo, y se sento junto a ella en el estrecho divan que una vez fue de terciopelo azul y que ahora tenia el mismo color que sus faldas--. He conseguido averiguarlo todo. --Agito un papel bajo sus narices y sonrio. --No quiero verlo --contesto Catalina, indiferente--. Pense que habias desistido. ?Por que no lo dejas estar, Ani? A mi no me interesa y a ti tampoco deberia importarte. Mas bien diria que no te atane en absoluto. --?Como que no? --Ana Isabel se cruzo de brazos, frunciendo los labios--. ?Como puedes decir eso? Imaginate, es un marques. ?Lo sabias? Con un suspiro, Catalina Cifuentes aparto el libro y la miro, un poco enfadada. --Mi abuelo no quiso saber nada de mi madre. ?Como pretendes ahora que nos pongamos en contacto con el despues de tanto tiempo? ?Que hacemos? !Ah, si! --Elevo la palma de una mano --. Abuelo, te perdono; acogeme, y tambien a mi amiga Ani, claro. --Movio la cabeza con una sonrisa, colocando el libro sobre su regazo--. Es que aunque lo hiciera, el jamas nos haria caso. Olvidalo, Ani. --?Recuerdas que yo salgo de este maldito orfanato en un par de meses y que no me dejan llevarte conmigo? --insinuo la joven, endureciendo la mirada. Catalina no contesto; lo habia olvidado por completo. Si su amiga se marchaba, volveria a quedarse sola de nuevo, y no queria, no se sentia con fuerzas de comenzar otra vez. Ana Isabel era la hermana que nunca habia tenido. Ella fue la primera nina que vio cuando la metieron en aquel lugar repleto de gritos y ordenes, la primera persona que le dio su carino y apoyo despues de la muerte de su madre. La unica que conocia su oscuro secreto. --Prometiste que no me dejarias --le dijo con un hilo de voz cargado de pena. --!Y no lo hare! --Ana Isabel la abrazo con fuerza--. Siempre juntas, ?lo recuerdas? --le pregunto, y Catalina asintio--. Por eso debemos hacerlo, Cata --insistio. --?Y si sale mal? --!No puede pasar nada! --Ana Isabel le acaricio el cabello con ternura mientras apoyaba los labios en su coronilla--. Tu sueno es casarte y tener hijos, y..., ya sabes, el mio es salir de estas paredes. !Ahora podremos cumplirlos, Cata! Tu abuelo estara encantado de aceptarte. Solo tendremos que ver el modo de que me acepte a mi, y eso no va a ser facil, ?sabes? Pero miralo de otra manera: !esta podrido de dinero! !Es un marques! ?Como no va a querer ayudarte? Catalina la observo con interes. Si la unica forma de marcharse juntas era esa no lo iba a dudar, pero por otro lado tenia miedo. En cuanto saliera de esa mole de piedra gris que se hallaba abandonada de la mano de Dios en tierras andaluzas, y que al mismo tiempo era carcel y refugio, su vida podia peligrar si el la descubria... Ana Isabel era huerfana como ella, aunque si bien Catalina habia conocido a sus progenitores, la otra no tenia ni idea de quienes habian sido sus padres y si aun vivian; desconocia su apellido, y hasta el nombre se lo habian puesto las monjas. Ana Isabel era tres anos mayor que ella, pero no aparentaba la edad que tenia debido a su baja estatura, la delgadez de su cuerpo, la sonrisa aninada en sus labios carnosos y la nariz todavia salpicada de pecas. Siempre habia sido una persona muy valiente y sincera; protegia a los mas pequenos y se inculpaba cuando algun castigo parecia absurdo o injusto. --En el supuesto de que el marques nos acepte --prosiguio Ana Isabel en voz baja--, todavia no te presentaran en sociedad porque eres muy joven. --No nos aceptara. ?No te das cuenta de que no puede recoger a todas las ninas que digan que son sus nietas? --!Imagina que si lo hace! !Por Dios, chica, no puedes ser tan incredula! --Vale. ?Por que no me podria casar? Ya tengo diecisiete; hay otras que se casan antes que yo. Ademas, ?como sabes tantas cosas de esas? --pregunto Catalina, siguiendo el hilo a su amiga. --Porque estudio y leo mucho. Tu deberias hacer lo mismo, te lo he dicho muchas veces. Cuando salgamos de aqui necesitaremos tener cierta experiencia en algunas cosas. ?Como crees que viviremos si no? --Agito su pequena cabeza de cabello castano--. Si vamos de tontas por la vida, nadie nos tomara nunca en serio. --Se encogio de hombros y, cogiendo un mechon cobrizo de Catalina, se lo coloco tras la oreja. --Perdona, pero yo no me considero ninguna tonta --replico Catalina--. Ocurre que no entiendo por que debere esperar para casarme y tener hijos. --No sera necesario que esperes porque se me ha ocurrido algo. Como el marques no te conoce, yo me hare pasar por su nieta, es decir, por ti, y tu por mi. ?Que te parece? De este modo, te podrias casar cuando quisieras porque tendrias veinte anos. --?Harias eso por mi? --Los ojos dorados se abrieron entusiasmados--. ?Hablarias con el y todo eso? --Solo asi me pondria en contacto con el. No es por nada en especial, pero he pensado que si ese hombre, tu padrastro, apareciera de nuevo intentaria hacerte dano, y no quiero que te pase nada, Cata. Ana Isabel saco el papel que habia quedado aplastado bajo su trasero. Aparto las largas faldas del uniforme gris. Hacia un par de anos que seguia usando el mismo vestido y apenas le cubria los tobillos. --?Como vamos a hacerlo? Catalina se inclino sobre el papel que sostenia Ana Isabel. Sabia leer porque las monjas le habian ensenado, pero lo hacia tan despacio que espero a que su amiga le contase. --Voy a enviarle una carta. Le dire que llevo aqui mucho tiempo, pero que solo ahora he podido ponerme en contacto con el. Ademas creo que le deberiamos contar lo ocurrido; como murio tu madre y donde la enterraron... --!No! --Catalina se asusto y se puso en pie, caminando sobre la alfombra con pasos nerviosos--. !No podemos decirselo! !Si lo hacemos, pasara algo horrible! --Pero el preguntara, querra saber que paso con su hija. --!Mejor que no! --respondio Catalina--. Creo que no debia haberte contado nada. Ese hombre es muy peligroso. A veces, parece que te lo tomas a broma, amiga, pero Darius no es ningun chiste. --De acuerdo --asintio Ana Isabel, agitando sus cabellos castanos--. Se que es peligroso y que querra hacerte dano, si no ahora en algun momento de tu vida. Pero ?nos esconderemos hasta entonces? --Catalina nego con la cabeza--. Por tanto, me pondre a escribir al abuelo ya mismo. Cata, debes prometerme que pase lo que pase no le contaremos la verdad sobre el intercambio. -- Se encogio de hombros--. No quiero que me metan en un calabozo. --?Podrian hacerlo? --pregunto, asustada. --Es un delito. --?Y sera para siempre? Me refiero al intercambio. Ana Isabel se encogio de hombros de nuevo sin saber que responder. --Pero entonces tu estaras en peligro. --Catalina no estaba nada segura de querer hacerlo. --Si no quieres, te estare esperando fuera de aqui dentro de tres anos --la acicateo. --No, no. Lo haremos. --Se estrecharon las manos con firmeza--. Te quiero, amiga, y no me gustaria que te pasara nada. ?Siempre juntas? --Siempre. --Se abrazaron--. No te preocupes porque si el marques no nos acoge idearemos un plan para sacarte de aqui e irnos juntas. La campana de la torre llamo a misa. Catalina no podia entender por que las monjas hacian varias paradas al cabo del dia solo para reunirse ante el altar y rogar a Dios. No comprendia por que cuando se hallaban ante la cruz rezaban afanosamente como si fueran las mayores beatas del mundo y se olvidaban de todo tras cruzar la puerta de la capilla, una capilla que, por cierto, olia a rancio y madera podrida. Ana Isabel doblo el papel que tenia en las manos y, apresurandose, corrio hacia su cama, donde lo escondio bajo la almohada de sabanas amarillentas. Estaban tan desgastadas que se transparentaban hasta el punto de que el tejido habia comenzado a abrirse. Todo en aquel lugar era viejo y se caia a pedazos; las paredes necesitaban una buena capa de pintura y en las escaleras faltaban dos peldanos enteros. --Vamos abajo. Tengo tanta hambre que me comeria un oso --dijo Ana Isabel, que cogiendola de la mano, la arrastro por los anchos y largos corredores hasta entrar en el comedor comun. El olor del estofado flotaba en el lugar, y sor Maria al verlas les dio la bienvenida con una pila de platos y cubiertos para que comenzaran a poner las mesas. Normalmente lo hacian los primeros que llegaban y como Ana Isabel siempre tenia un hambre voraz, a menudo les tocaba a ellas. Capitulo II Catalina se cubrio con la aspera sabana hasta ocultar la cobriza cabellera para asegurarse de estar totalmente tapada; ese era el unico modo de frenar sus pesadillas. No temia los pasos del corredor ni a los seres que habitaban en el fondo de los roperos, pues ya habian demostrado a lo largo de aquellos diez anos que no pensaban molestarla de nuevo. Sin embargo, su miedo era otro. Era la muerte la que cada noche la observaba desde el otro lado de las sabanas, clavaba los ojos oscuros como pozos sobre ella y decidia si se la llevaba o no. Catalina imaginaba que si levantaba la sabana, la muerte y ella se verian cara a cara. Durante mucho tiempo habia deseado estar con su madre. Habia querido morirse cuando habia llegado a aquel lugar sombrio, oscuro, con olor a viejo y rancio; habia querido llorar, gritar y desahogarse. Estaba sola. Todo lo que habia conocido hasta aquel momento se habia esfumado en una noche opaca y silenciosa. Su unico pensamiento habia sido para Noelia, su madre, la persona que mas habia amado en el mundo. Hacia mucho tiempo de eso, mas de la mitad de su vida, y aun podia recordarla. Veia su sonrisa dulce y calida, la forma en que alzaba sus elegantes cejas cuando la descubria haciendo algo mal, sus risas... Todo eso hasta que se caso con Darius Sandoval. Y aun sabiendo que Noelia habia sido su pilar, no queria reunirse con ella; no queria morirse y perder la oportunidad de conocer a un hombre bueno como lo habia sido su padre. A el ya ni siquiera lo recordaba, pero sabia que habia sido muy buena persona, que habia amado a Noelia con todo su corazon. Catalina ansiaba asistir a las maravillosas fiestas que su madre le relataba cuando la acompanaba a dormir por las noches, deseaba aprender a montar a caballo, !queria una familia! !Un poco de seguridad! ?Era eso mucho pedir? Noelia era su madre y, en algun momento del ciclo de la vida, sabia que se volverian a encontrar, y que la arroparia entre besos y caricias. Pero todavia no queria marcharse; era muy pronto... Antes de que ella muriera lo haria Darius. Ignoraba el momento y el lugar. Solo sabia que el caeria en sus manos. Sus actos de violencia no iban a quedar impunes. No obstante, solo pensaba de esa manera cuando se encontraba con la valentia subida, lo que no resultaba habitual en ella. Si en ese instante alguien le hubiera dicho que Darius estaba subiendo las escaleras, lo unico que hubiese hecho habria sido esconderse bajo la cama y esperar a que se marchara

  • Los encuentros de Cristina de Lighling Tucker

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    ?Y si te pongo las citas mas fogosas y desastrosas en un solo libro?
    Cristina decide hacer un paron de seis meses en su vida para trasladarse a Manhattan. El plan es sencillo: ayudar a su amiga Alicia a preparar su boda y disfrutar del turismo de fiesta que pueda ofrecerle esa gran ciudad.
    Pero nada sucede como ella espera. Preparar una boda no es tarea facil y le dara algun que otro dolor de cabeza, ademas el viaje en avion empieza con tan mal pie que se plantea saltar por la ventana.
    Superado el viaje empieza decide olvidar todo aquello con citas, cada una mas desternillante que la anterior.
    ?Que mas puede salir mal?
    Kurt no puede creer que este en el mismo avion que Cristina. ?Que posibilidades habia? Decide echarle una mano cuando todo se complica. ?Se acordara de el?

  • Cancion dulce de Leila Slimani

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    Myriam, madre de dos ninos, decide reemprender su actividad laboral en un bufete de abogados a pesar de las reticencias de su marido. Tras un minucioso proceso de seleccion para encontrar una ninera, se deciden por Louise, que rapidamente conquista el corazon de los ninos y se convierte en una figura imprescindible en el hogar. Pero poco a poco la trampa de la interdependencia va a convertirse en un drama. Con un estilo directo, incisivo y tenebroso en ocasiones, Leila Slimani despliega un inquietante thriller donde, a traves de los personajes, se nos revelan los problemas de la sociedad actual, con su concepcion del amor y de la educacion, del sometimiento y del dinero, de los prejuicios de clase y culturales. “Cancion dulce” gano el Premio Goncourt 2016.

  • No me conoces pero soy tu mejor amigo de Cata Kaoe

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    La novela juvenil de romance, misterio, y humor exito en Wattpad, escrita por Cata Kaoe.

  • La caja del olvido de Montse Baste

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    Una historia de intrigas familiares, donde el amor y la expectacion participan a partes iguales.

  • Cuentos clasicos para conocerte mejor de Jorge Bucay

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    A partir de los cuentos clasicos podemos conocer mucho sobre el comportamiento humano. Nuestros miedos, fantasias e ilusiones; los objetivos propuestos y logrados, y los retos y obstaculos a que tenemos que enfrentarnos. Jorge Bucay relata a los lectores, en un lenguaje moderno y lleno de magia, 15 cuentos e historias clasicos (El patito feo, La bella durmiente, La sirenita, etc.), con la moraleja tradicional y una nueva interpretacion personal que va mas lejos para ahondar en lo peor y lo mejor de nosotros y nuestros comportamientos.
    Un libro lleno de ensenanzas para conocernos mejor, pero tambien una relectura deliciosa de los cuentos de nuestra infancia con muchos datos curiosos sobre como surgio cada relato y se ha mantenido a lo largo del tiempo y en las diferentes culturas.

  • La otra lepra, Chufo Llorens de Chufo Llorens

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    La otra lepra es la historia de dos familias en la segunda mitad del siglo XX, un fresco historico lleno de claroscuros, una indagacion en los rincones del corazon humano, en los limites del odio y el sufrimiento.

  • Mentiras Inocentes de Mayka L. Carrion

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    ?Y si uno de tus vecinos o amigos fuera un asesino?

  • Fabada mortal de Ignacio M. Cunat

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    Oye, lo tipico que pasa. Que coges el tren para ir a Madrid a dar una charla y firmar unos libros y acabas medio desnudo, cubierto de sangre y encerrado en un minusculo cuarto de bano con un senor muerto. Bueno, igual no es tan tipico y no pasa mucho, pero cuando pasa es molesto. Mira que al ver que el bano estaba ocupado podia haber ido al siguiente, que para eso iba en tren y habia mas, pero no. Como tenia el dia New Age, en plan <> y cosas de esas, me quede esperando mi turno pacientemente, sin poder imaginar que el universo, el loto y la brisa lo que son es unos cabrones. Y no es por insultar en vano. Es que mientras estaba mecido por el susurro de las esferas galacticas oigo unas toses convulsas muy terrestres, como de alguien asfixiandose. Preocupado, golpeo la puerta con los nudillos y descubro que no esta cerrada. Me asomo y veo que dentro del pequeno evacuatorio hay un senor con la cara azul. Que conste que no tengo nada en contra de la gente de cara azul, pero me resulta inquietante si no son un pitufo. Si es un pitufo no pasa nada, cantamos una cancion, ponemos verde al malvado Gargamel y luego el medico me da unas pildoritas y dejo de verlo una temporada. Pero aquel no lo era. Lo deduje enseguida porque no llevaba gorrito blanco en plan barretina y ademas era muy grande. Nada de un simpatico enanito. No. Aquel tipo ya debia venir grande y corpulento de fabrica, pero es que ademas se notaba enseguida que era de esos que se comen los corderos enteros, entre pan y pan, lana y cencerro incluidos. Un giganton. La cosa es que entro en el bano, me acerco a el para intentar ayudarle y me agarra la mano apretandola con fuerza, mientras dice con una cierta preocupacion: --Me muero… --y yo tengo que coincidir con el en que aquello muy buena pinta no tiene. En plan prudente no se lo digo, por no hurgar en la herida, pero el vuelve a estrujarme la mano y continua: --Comer la lata, la lata…-- y yo pienso que, hombre por Dios, eso ya es vicio: agonizando y pensando en comer. Pero tampoco se lo digo porque a partir de ahi todo es un desproposito. Que si se escurre de la taza del vater en la que estaba sentado, se desploma entre convulsiones y su generoso corpachon de senor talla XXL, ocupa todo el espacio del pequeno recinto, bloqueando la puerta; que si quiero ayudarle, pero estoy arrinconado sobre el lavabo y me clavo en la rabadilla el pequeno grifo, que ademas suelta chorros de agua cada vez que me apoyo; que si intentando no perder el equilibrio, me sujeto con la mano sin mirar y noto algo humedo y caliente, y compruebo que me he cortado. Con una lata vacia. Y pienso que menos mal que el agonizante caballero hambriento ya no se entera de nada, porque igual le digo que la lata esta vacia y le doy un disgusto. Pero no tengo mucho tiempo para pensar porque en eso una voz energica resuena al otro lado de la puerta --!Abra inmediatamente! !Soy el revisor! ?Que pasa ahi? Y antes de que se me ocurra nada original que contestar descubro que, aunque el corte de la mano es pequeno, sangra un monton, y si de por si la escena era dantesca ahora, salpicada con los borbotones de sangre que brotan de mi mano, parece directamente ya una escena del crimen de las de manual. Que intento contar la verdad y tengo tanta credibilidad como un menu del dia de ocho pavos con chuleton de buey kobe de segundo. Y el revisor venga a golpear la puerta, que con tanto meter prisa se estaba poniendo ya, todo hay que decirlo, un poco tocapelotas. Entonces el moribundo tiene un ultimo espasmo feroz, mientras le da un tiron a mi cinturon, que hace que los pantalones se me queden por las rodillas, antes de quedarse definitivamente quieto, tras exhalar un ultimo aliento que le deja la boca abierta con un rictus mortal y extrano, como cuando despues de comer pides cafe en un restaurante y te dicen que no tienen. Y se que esta muerto porque he visto en mi vida demasiadas merluzas difuntas como para no saber cuando algo es un cadaver. Y de repente caigo en que estoy encerrado en el infimo retrete de un tren con un cadaver enorme, chapoteando en agua, con los pantalones por las rodillas, en calzoncillos, rodeado de paredes salpicadas de sangre, y que el hecho de que vista de cocinero, lleve una nariz postiza y unas gafas de plastico y diga llamarme Falsarius Chef, no va a contribuir a hacer las cosas mas faciles. Mi abogado siempre dice que no vaya asi a los juicios, que tengo pinta de culpable. Luego los pierde porque es un manta y le echa la culpa a mi nariz. Asi que cuando por fin el revisor consiguio abrir la puerta, creo que desmontando las bisagras, y pude ver su rostro horrorizado por la escena que tenia ante el, iba a decirle aquello de <>, pero si eso no cuela cuando tu pareja te pilla en pelotas en la cama con una rubia (o un rubio, que en gustos va) no te cuento ya si lo que tienes al lado es un tio muerto. Asi que me lo ahorre. Aunque lo peor, lo peor de todo, es que disgustos aparte, con tanto cadaver y tanta tonteria no me habia dado tiempo a hacer pis. 2 Hay rubias que solo son rubias. Esto es, empiezan en rubia, terminan en rubia y son rubia por el medio. Poco mas. Esta no. Esta era una rubia de las otras. De esas que arruinan vidas, te implican en un asesinato, provocan guerras de Troya o hacen que acabes en la silla electrica y encima te parezca buena idea. Ese tipo de cosas. Una de esas rubias que sabes que van a complicarte la vida pero de las que no te puedes apartar, como si fueras un conejo en mitad de la carretera deslumbrado por los faros de un coche. Del coche que conduce la rubia. Pero no adelantemos acontecimientos porque en aquel momento lo que tenia era un problema, y no pequeno, con la Policia. Las fuerzas del orden son asi. Descubren encerrados en un minusculo cuarto de bano un cadaver y a un fulano ensangrentado a su lado, y enseguida se ponen en lo peor. Claro, que facil. ?Estos es que no ven la tele? En las series de television, ves una escena como esa al empezar y lo primero que tienes claro es que ese, el que esta ensangrentado junto al muerto, aunque tenga los higadillos del difunto a modo de chal por encima del cuello y en la mano un cuchillo jamonero, no es el malo. Pero claro, aqui la policia ve poco la tele y luego pasa lo que pasa. Claro que tu vas a interrogar a un tipo que ha aparecido en estas circunstancias, le pides que se identifique y te dice que se llama Falsarius Chef y que es cocinero impostor, e igual te mosqueas. Sobre todo porque le estas tomando declaracion a un tipo que viaja en tren vestido con un delantal negro, gorro de cocinero y unas gafas de plastico con nariz postiza y bigotillo de pelusilla. Y si encima el tal Falsarius, esto es, un servidor, insiste ademas en que viste asi para evitar ser reconocido por los sicarios de las peligrosisimas mafias internacionales de chefs, que hace anos que quieren liquidarle por poner al alcance de todo el mundo sus secretos de cocina, comprendes que se miren con la cara que se miraban los dos policias que tenia enfrente. Y digo que lo entiendo, no que lo comparta. Porque esa es otra. La policia ve a alguien con la cara cubierta y siempre piensa mal. Y digo yo ?y los superheroes? Ah, claro, de los superheroes enmascarados no nos acordamos nunca hasta que no hay un super villano cargandose el mundo. Luego si, luego cuando al planeta se lo esta engullendo un agujero negro de los malos, malos, o hay que salvarlo de un asteroide perdido que va a impactar sobre la Tierra, todo son llantos. Luego mucho <>, hechos unas nenazas, pero antes, el de la mascara, a la carcel, que, entre rejas, con esas mallas cenidas se va a echar novio enseguida. Pero vamos, que como estoy acostumbrado a que mi aspecto llame un poco la atencion, decidi tomarmelo con paciencia y darles mas explicaciones. Y les conte que yo lo que tenia era un blog de cocina en Internet. Una pagina a la que accedias tranquilamente desde tu ordenador y en la que podias encontrar un monton de recetas. Eso no tenia nada de raro, ni me hacia acreedor de las iras de los chefs. El problema consistia en que las recetas que yo preparaba estaban hechas con la ayuda de latas, botes, congelados y demas productos que podias encontrar en el super de la esquina. Eso lo mezclaba con algunos productos naturales y un par de trucos y conseguia unas recetas con las que cualquiera, por inexperto o torpe que fuera en los fogones, podia hacerse pasar por un chef mas que aceptable. Eso ya les dolio mas, pero mientras solo fue el blog, no hubo mayores problemas. Amenacillas, cabezas cortadas de caballo que me aparecian en la cama, un conejo blanco ahogado en el agua que hervias para preparar espaguetis. Lo tipico. Pero luego la cosa se complico. Me llamaron para la radio y comence a hacer una seccion con mis recetas de cocina impostora todas las semanas. Luego vino la tele, donde estuve tambien una temporada, y las publicaciones en prensa, y luego los libros. Y la cocina impostora comenzo a hacerse bastante popular. Y eso ya no pudieron resistirlo. Si todo el mundo podia cocinar como un chef y comer estupendamente en su casa ?que iba a ser de ellos? Pero los policias no parecian apreciar mi voluntad de cooperacion. Me miraban en silencio, con gesto inexpresivo. En realidad creo que pensaban que les estaba vacilando. Ellos seguramente hubieran preferido que, abrumado por su silencio, me derrumbara y confesara mis crimenes entre sollozos. Pero tenian dos problemas. Uno que era inocente. El otro, que no era la primera vez que jugaba a aquel juego. Asi que me dispuse a seguir contandoles cosas apasionantes y muy relacionadas con el caso que nos ocupaba. Por ejemplo, mi justificado odio por los microondas. Pero no me dio tiempo. De repente, uno de ellos, el mas mayor, el que tenia cuatro pelos mal puestos y se los peinaba hacia atras con gomina, en plan pijito de los noventa, me dijo: --Yo le conozco. Mi mujer no se pierde ni una sola de sus recetas los sabados en la radio. Y tiene todos sus libros. Y le veia en television y seguia sus colaboraciones en prensa. Eso estaba bien. En estos casos, cuando te han encontrado encerrado con un cadaver y chorreando sangre, siempre ayuda que uno de los policias que te interrogan sea fan. --Antes se pasaba el dia encerrada en la cocina, preparando guisitos. Hecha una esclava. Pero desde que le oye, los hace en diez minutos. Algo en su voz me dijo que aquello no estaba resultando tan bueno como yo pensaba. --Y no es que me de mal de comer --continuo--. El problema es que tiene mucho tiempo libre y se pasa el dia en el bingo. Y desabrochandose la chaqueta dejo ver como al descuido la pistola que llevaba en la cintura, antes de anadir: --Yo creo que tiene un lio con el que vende los cartones. El policia mas joven, el que lucia unos prominentes musculos bajo una cenida camiseta, llevaba una cazadora de cuero y parecia sacado de un concurso de horterillas de Telecinco, le miro con reverencia y luego giro la vista hacia mi y se abrio tambien como al descuido la cazadora, dejando ver otra pistola, aun mas grande que la de su companero. Pues oye, a chulo, chulo y medio. Si querian guerra psicologica la iban a tener. Me abri el delantal, como al descuido, y les deje entrever mi michelin derecho. El feo. No podria decir que efecto les causo tan pavorosa vision, porque en ese momento llamaron a la puerta un par de veces y entro un agente, que venia a buscarles. Cruzaron algunas palabras y se marcharon sin despedirse, dejandome recluido con mi equipaje en el pequeno cuarto que el revisor tenia en el tren. Solo y, chulerias aparte, un poco preocupado. Por suerte, siempre que viajo llevo una tartera con provisiones para imprevistos, que nunca sabes cuando vas a volver a tener un supermercado decente cerca. Y la tartera llevaba dentro unas empanalletas, un postrecito muy rico con pure de manzana, pasas y azucar un poco caramelizada que hago yo, y que tiene lo mejor de una empanadilla y lo mejor de una galleta, de ahi su astuto nombre, y despues de zamparme un par de ellas, el disgusto se me paso un poco.

  • El ladron de virgenes de David De Juan Marcos

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  • Universidad para asesinos de Petros Markaris

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    Despues de unas entretenidas y merecidas vacaciones en el Epido, la region del norte de Grecia, de donde el matrimonio Jaritos es originario, el comisario regresa a la rutina para encontrarse con una sorpresa: el director Guikas se jubila. La plaza quedara de momento vacante, y el ya ex director propone al ministro que sea Kostas quien ocupe el cargo de manera interina, con la secreta esperanza de que este sepa jugar sus cartas y acabe siendo el el elegido. En estas, un ministro, antiguo profesor universitario de Derecho, es hallado muerto en su piso; al parecer, ha ingerido una tarta envenenada entregada por un desconocido. El ministro tenia muchas virtudes, pero tambien algun defecto, entre otros su pasion por los dulces. Y las investigaciones parecen conducir al mundo universitario, mas que al politico. Kostas Jaritos tendra que resolver este caso si quiere convertirse en <>.

  • Rhys (Detras de la musica 1) de Yunnuen Gonzalez

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    Primero fueron The Beatles y The Rolling Stones, despues Oasis y Blur. Ahora la rivalidad es entre The Border y The Radicals, dos grupos lideres en el mundo del Indie Rock.

  • La Trinidad de Rafaela Asuncion

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    Una historia de amores y de batallas de dos mujeres que aman al mismo hombre. Tres historias que se juntan no para formar un trio entre sabanas sino para mostrar tres formas de amar. Una trinidad del amor que todo lo puede y que quien lo lucha lo merece.

  • Reaper de Jorge Borges

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    Mi nombre es “Reaper”
    Y soy todo menos un buen hombre.
    Soy un motero, un traficante, un asesino.
    Y el club lo es todo para mi.

  • La Locura de Nayade ( Trilogia Locura 1), Chloe Magne de Chloe Magne

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  • Y cuando no queria enamorarme apareciste tu de Maru Rasia

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    A veces la vida nos pone obstaculos en el camino y nosotros decidimos si pisarlos y sufrir las consecuencias o sortearlos y seguir nuestro rumbo.
    Una exitosa y prestigiosa neurocirujana, que ya no cree en el amor, tiene que tomar la decision mas dificil de su carrera, la cual tendra graves consecuencias.
    Un hombre sin empleo, casado y con dos pequenas hijas debe aceptar el reto mas arduo que le propone la vida.
    Sus vidas se encontraran en un momento crucial.
    ?Seran capaces de olvidar el pasado y de afrontar lo que el destino les tiene preparado?
    Descubrelo junto a Isabella y Francisco.

  • La ultima cripta de Fernando Gamboa

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    Atrevete con esta increible aventura que ya suma mas de 200.000 lectores en todo el mundo, y descubre por que se ha convertido en la novela mas vendida en la historia de Amazon Espana.

  • Te reservo mis derechos de Cristina Gonzalez

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    Alvaro habia forrado con folios blancos las dos novelas que habian llevado a la escritora Irene Leblanc a hacerse famosa por sus textos de romance. El joven profesor habia leido ambos libros con verdadera adiccion y los habia releido varias veces en ocasiones posteriores. No obstante, no queria que su hermano se enterase de que era un apasionado de las novelas romanticas de Irene Leblanc. En general, preferia no revelarle a nadie su ferviente interes por aquellas historias de amor y pasion que eran tan populares entre el genero femenino. Por eso ocultaba las portadas tras la opacidad del papel. Alvaro se incorporo sobre el escritorio de su gran despacho. Abrio su portatil y se pregunto a si mismo si no estaba llevando aquella obsesion demasiado lejos. Sin esperar la respuesta, tecleo el nombre de su escritora favorita en el buscador de Google. Unas cuantas entradas de blogs de novela romantica bombardearon la pantalla. Tendria que asegurarse de borrar el historial antes de que Jesus se apoderase del portatil. Su hermano era el editor de Irene Leblanc. Y aun asi Alvaro todavia no habia tenido la oportunidad de conocerla en persona. El, a diferencia de su hermano, habia preferido dedicarse a la docencia universitaria. Estaba orgulloso de haber adquirido una plaza como catedratico con tan solo treinta y dos anos. Suspiro. Solo un pequeno flexo de luz anaranjada alumbraba el escritorio. Deslizo el puntero hacia el buscador de imagenes de Google. Tenia cierta curiosidad por saber como era ella fisicamente. Queria comprobar que su imaginacion volaba acorde con la realidad. - Vaya - musito en el silencio de su solitario apartamento. Su hermano no mentia. Irene era una mujer particular. Alvaro habia dado con una imagen de ella de cuerpo entero, sentada sobre un taburete y vestida con un bonito traje de raya diplomatica. La fotografia pertenecia a una entrevista que le habian realizado un ano atras. El sabia perfectamente que Irene tenia veintiocho anos, habia leido su biografia unas cuantas veces. Lo que mas le llamaba la atencion era que Irene estaba licenciada en medicina. Y, sin embargo, ella habia dejado de ejercer para escribir. Desde luego, la profundidad de aquellos ojos grandes y castanos debia de proceder de algun lugar. Tenia el aspecto de ser una mujer compleja. La curva de sus labios finos mostraba a una Irene melancolicamente sonriente. Alvaro sacudio la cabeza. Era consciente de que elucubraba demasiado acerca de ella. A medida que habia ido leyendo sus libros, habia forjado una imagen de la escritora en su cabeza. Por eso no habia querido ver las fotos de Irene Leblanc antes de imaginarsela a su manera. Y ahora que por fin la tenia frente a sus ojos, no le quedaba mas remedio que reconocer que no le defraudaba. Tal vez le hubiese gustado que tuviera el cabello mas corto. No se esperaba aquella melena tan espesa y oscura. - Esta bien asi... Es como tiene que ser - dijo el. Con una sonrisa de triunfo, apago el ordenador y se dirigio a la cocina para cenar algo de verdura cruda. Mientras rayaba un trozo de zanahoria para anadirlo a su ensalada mixta, su Iphone comenzo a vibrar sobre la encimera. - Siempre en el mejor momento... - susurro para si mismo mientras se secaba las manos rapidamente con el pano de cocina. Descolgo y contesto. - Diga. - Abre la puerta - dijo su hermano al otro lado del telefono. Colgo y camino hasta la entrada. Al abrir dijo: - Los timbres no estan hechos para ti. - Es cierto, sobre todo cuando no suenan - dijo su hermano. Jesus arrastro su maleta por el pasillo enmoquetado hasta llegar a la habitacion de invitados. Un cuarto que en realidad solo utilizaba el porque su Alvaro no solia invitar a nadie, a excepcion de su hermano mellizo. Alvaro miro el boton del timbre con desconfianza. Tres dias. Eso era lo que habia tardado en romperse desde que lo cambio. - Debe ser un mal contacto... - murmuro el con frustracion al comprobar que, efectivamente, no funcionaba. - !Asumelo! - grito Jesus desde la habitacion. Camino de nuevo hacia la entrada, a medida que se fue acercando a la puerta principal fue disminuyendo el volumen de su voz - ?Sabes? Llamar a un electricista no es algo degradante... Te lo aseguro. Alvaro lo ignoro y fue a buscar su caja de herramientas. Cuando logro encontrar el destornillador adecuado, regreso junto al timbre averiado, dispuesto a repararlo. Costase lo que costase. Jesus se reia entredientes mientras su hermano se peleaba con el primero de los tornillos. - Lo aprete demasiado... - farfullaba Alvaro. - Manana lo arreglas. Ahora quiero que cenemos juntos. Tengo que contarte algo genial. !Te va a encantar! - dijo su hermano emocionado. Alvaro abandono por un momento al timbre y a sus tornillos y le presto atencion. - Puedes decirmelo ahora... Mientras intento sacar... Esto... - forcejeaba y forcejeaba con el destornillador. Con resultados desalentadores. Jesus decidio soltar la perla para hacer reaccionar a su hermano. - Manana te presentare a la mismisima Irene Leblanc. Fue rapido. Fue inesperado. Fue doloroso. - !Joder! - grito Alvaro. Habia hecho tanta fuerza con el destornillador que este se habia escurrido hasta acabar rajandole la palma de la mano contraria. - Me gusta tu actitud. Es muy emotiva - bromeo Jesus. Alvaro se incorporo y entro en el piso. Cerro la puerta y camino hacia el cuarto de bano para rociarse con agua oxigenada. - ?Y que te hace pensar que quiero conocerla? Por supuesto, Jesus no sabia que su hermano era uno de los lectores mas acerrimos de Irene Leblanc. - Nada en absoluto. Pero te la presentare de todas maneras. Alvaro apreto los dientes cuando peroxido de oxigeno comenzo a burbujear sobre su herida. Aun tenia en su mente la sugerente mirada oscura de la escritora. - ?Y si no quiero? - se apresuro a decir el. - Ella necesita un buen egiptologo para documentarse. Esta escribiendo un romance ambientado en la epoca de Cleopatra. A Alvaro se le ilumino fugazmente la mirada. Afortunadamente, Jesus paso por alto aquel gesto. - ?Y por que yo? - pregunto el intrigado. - Porque eres mi hermano y saldras mas barato. Alvaro resoplo. Entonces Jesus dijo: - Y porque eres de los mejores que hay en esta ciudad. Ambos hermanos se miraron con complicidad. Despues Alvaro le estrecho a Jesus la mano sana y le dijo: - Yo la conozco primero. Despues ya vere si colaboro. Jesus se fue a dormir contento. Estaba absolutamente seguro de que su hermano aceptaria el trabajo. Para Jesus, Irene era una mujer particularmente atractiva. Y estaba convencido de que Alvaro seria incapaz de resistirse a sus encantos. CAPITULO 2 Irene sudaba la gota gorda encima del banco de abdominales. No recordaba cuando dejo que su madre la convenciera para ir al gimnasio. - Cielo, yo te quiero, y como te quiero, te digo que se te esta empezando a poner fofa la barriga - habia dicho ella. Irene, rezongando y maldiciendo, habia llamado por telefono al gimnasio que habia a cinco minutos de su pequeno apartamento. Y alli estaba aquel lunes por la manana, recuperando la tonicidad perdida. Esa tonicidad que parecia importarle mas a su madre que a ella misma. - Doce... - dijo a punto de exhalar su ultimo aliento. Incapaz de forzar sus musculos una vez mas, anadio: - Y doce. Miro su BlackBerry. Las diez y cincuenta y ocho. - Llego estupendamente tarde - dijo con resignacion. De camino al vestuario se pregunto la razon por la cual habia accedido a escribir una novela que ella no queria escribir. !Cleopatra! !Arg! !Y lo quieren vender como el antiguo Egipto! Penso Irene Leblanc mientras arrojaba su camiseta sudada en la bolsa. Y no es que no le fascinaran los egipcios. Habia leido "Sinuhe el egipcio" varias veces. Al terminar tercero de medicina, dedico su verano a aquel clasico. Admiro una y mil veces al escritor Mika Waltari. Pero Cleopatra... La pobre Cleopatra estaba ya muy manida. - !Pero lo habras escrito tu! Y tus historias siempre conmueven a tus lectores - le persuadio su agente. - Yo he escrito romances medievales... De esos en los que el enamorado siempre tiene ganas de suicidarse porque su amada no le corresponde. Son bonitos, platonicos y sumergen a las lectoras en una fantasia romantica. !Pero yo no escribo sobre egipcios, ni griegos, ni romanos! No tengo conocimientos suficientes... No tengo ni pajolera idea de como ambientar la trama. Ah y tampoco se me ocurre ninguna trama... - habia alegado Irene a su favor. - Llamare a tu editor y le dire que busque a alguien que si tenga esos conocimientos para que te ayude - habia respondido su agente con un fingido optimismo. Y asi es como Irene salia corriendo del gimnasio, ataviada con un chandal limpio - que no dejaba de ser un chandal - en direccion a su pequeno Citroen Saxo del ano de la polca. Habia quedado con el doctor en historia antigua: Alvaro Ferreras y con su editor - Jesus Ferreras, Chus para los amigos - en el despacho de su agente. No queria conocer al tal Alvaro, ni queria escribir sobre Cleopatra. No queria escribir sobre algo que no conocia y que no le gustaba. !Pero Irene Leblanc tenia que escribir sobre algo que se pudiera vender! - Tus libros a veces son aburridos. Tienes que ser mas dinamica, mas actual - dijo su agente a continuacion. - Supongo que Cleopatra es una mujer actual. !Ayer lei una entrevista suya en el Yo Dona! - habia ironizado Irene. - Te prometo que se vendera... Ademas, estas bloqueada, tu misma lo has reconocido. No se te ocurre nada, y necesitamos material para que sigas publicando. Bien, fueron estas palabras las que hicieron que Irene accediese a escribir sobre la amante de Julio Cesar. Su agente no quiso discutir mas. Sabia que Irene tenia potencial y que habia una editorial dispuesta a publicar un romance nacido entre piramides. - Los semaforos en las glorietas son un engendro... - se quejo ella al volante de su pequeno Saxo. Verde. Irene piso el acelerador y giro el volante

  • Los hombres de verdad. no mienten de Victoria Dahl

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    Tenia que haber sido una aventura de una sola noche. Y despues, tanto Beth Cantrell como Eric Donovan deberian haber seguido cada uno su camino. Esa habia sido la unica razon por la que el le habia mentido sobre su nombre, haciendose pasar por su alocado hermano pequeno. Y disimulando asi su caracter conservador. Pero el deseo poseia su propia logica, y Eric descubrio que no podia quitarse de la cabeza a la belleza de cabello castano con quien habia compartido una abrasadora noche de pasion. Cuando Beth se entero de que Eric le habia mentido, supo que no era de confianza. Su cerebro la instaba a olvidar a aquel seductor de ojos azules. El problema era que cada fibra de su ser anhelaba volver a estar con el.

  • Todo lo que perdi (Una caja de discos viejos y unas gafas de sol de 1), Cristina Prada de Cristina Prada

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    Cande Martin ha vuelto a Madrid porque su hermano Rodri la necesita. Pero la ciudad sigue llena de los recuerdos que lleva tres meses tratando de olvidar y, sobre todo, sigue llena de el, de Sergio Herranz.

  • Un fin de semana de Peter Cameron

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    Un fin de semana de verano, en una casa en el campo, tres amigos se reunen en el primer aniversario de la muerte de Tony: su hermano, John, su cunada, Marian, y su antiguo companero, Lyle. El apacible reencuentro se ve perturbado por la presencia de un extrano, el joven pintor que ahora sale con Lyle. Lo quieran o no, los rituales del verano -un bano en el rio, una cena al fresco con invitados o un paseo nocturno- estaran marcados por la figura del amigo ausente y cada uno de los tres debera buscar su manera de encajar la perdida. Peter Cameron combina como pocos autores la satira social con la intimidad y la ternura, y obliga al lector a reflexionar sobre la propia experiencia, la dificultad de conocer verdaderamente a alguien o lo ambiguo de las relaciones sociales. Publicada originalmente en 1994, Un fin de semana sigue siendo, sin duda, una de las mejores novelas de su autor.

  • La hija olvidada de Armando Lucas Correa

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    Tras el exito del best seller internacional La nina alemana, la segunda novela de Armando Lucas correa narra un nuevo episodio desconocido de la Segunda Guerra Mundial.

  • Lluvia fina de Luis Landero

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    Tras mucho tiempo sin apenas verse ni tratarse, Gabriel decide llamar a sus hermanas y reunir a toda la familia para celebrar el 80 cumpleanos de la madre y tratar asi de reparar los viejos rencores que cada cual guarda en su corazon, y que los han distanciado durante tantos anos. Aurora, dulce y ecuanime, la confidente de todos y la unica que sabe hasta que punto los demonios del pasado siguen tan vivos como siempre, trata de disuadirlo, porque teme que el intento de reconciliacion agrave fatalmente los conflictos hasta ahora reprimidos.

  • La Reina de Macarena Moya Solis

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    Ailith sera la soberana absoluta de los reinos de su padre. Empenada en demostrar que es tan capaz como un hombre, se convierte en una gran guerrera experta en espada, arco y flecha, defensa, decidida a demostrar que no necesita ser un hombre para gobernar y proteger a su reino. En sus andanzas nocturnas para proteger a su pueblo, Ailith conoce a Lamorack, un hombre sin hogar, sin rumbo aparente, que es mas de lo que desea mostrar. Pero una reina debe hacer lo que es mejor para su pueblo y un simple hombre no esta en el futuro de Tremarand. Ailith debe decidir con la cabeza, dejando de lado su enamorado corazon. ?Podra mantenerse fiel a su pueblo o sucumbira ante el amor de este misterioso hombre? Acompana a La Reina en sus batallas, enfrentandose a brujas, fieros guerreros en sangrientas batallas, acompanada siempre de los hombres que la han amado.

  • Golpeate el corazon de Amelie Nothomb

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    Marie, joven belleza de provincias, despierta admiracion, se sabe deseada, disfruta siendo el centro de atencion y se deja cortejar por el galan mas guapo de su entorno. Pero un embarazo imprevisto y una boda precipitada cortan en seco sus devaneos juveniles, y cuando nace su hija Diane vierte sobre ella toda su frialdad, envidia y celos. Diane crecera marcada por la carencia de afecto maternal e intentando comprender los motivos de la cruel actitud de su madre hacia ella.