• la ciudad silenciosa - Jose Luis Caballero

    https://gigalibros.com/la-ciudad-silenciosa.html

    ?Que ocurriria si un dia, de forma inexplicable, toda la poblacion del planeta quedara atrapada en edificios y espacios cerrados, incapaz de salir al exterior?

  • LA CIUDAD SILENCIOSA | JOSE LUIS CABALLERO

    https://www.casadellibro.com/libro-la-ciudad-silenciosa/9788445001295/2078080

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  • La ciudad silenciosa (Terror) Tapa blanda – 5 marzo 2013

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    La ciudad silenciosa (Terror) : Caballero, José Luis: Amazon.es: Libros.

  • LA CIUDAD SILENCIOSA - LAIE

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    Inicio Libros Narratives Gèneres literaris Literatura fantàstica LA CIUDAD ... En La ciudad silenciosa, la joven Andrea deberá encontrar la manera de ...

  • LA CIUDAD SILENCIOSA - CABALLERO JOSÉ LUIS

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    Información del libro ; EditorialMINOTAURO ; Año de edición2013 ; ISBN9788445001295 ; ISBN digital9788445001363 ; Idioma Español.

  • La ciudad silenciosa - Libro de José Luis Caballero Fernández

    https://www.lecturalia.com/libro/78486/la-ciudad-silenciosa

    Esta novela completa los acontecimientos narrados en Los últimos días, la última película de los hermanos Pastor protagonizada por José Coronado y que se...

  • LA CIUDAD SILENCIOSA (Libro en papel)

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    LA CIUDAD SILENCIOSA (Libro en papel) ; Editorial: EDICIONES MINOTAURO ; Año de edición: 2013 ; Materia: Ficción de terror ; ISBN: 978-84-450-0129-5 ; Páginas: 288.

  • la ciudad silenciosa - Margen Libros.

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    LA CIUDAD SILENCIOSA, JOSÉ LUIS CABALLERO, 5,95€. ¿Qué ocurriría si un día, de forma inexplicable, toda la población del planeta quedara atrapada en edifi.

  • LA CIUDAD SILENCIOSA - JOSE LUIS CABALLERO | Alibrate

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  • Libro La Ciudad Silenciosa (Terror), José Luis Caballero ...

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    Libro La Ciudad Silenciosa (Terror), José Luis Caballero, ISBN 9788445001295. Comprar en Buscalibre - ver opiniones y comentarios. Compra y venta de libros ...

  • La Ciudad Silenciosa, de José Luis Caballero - Cyberdark

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    El libro que hoy nos ocupa, La ciudad Silenciosa de Jose Luis Caballero (Autor el de obras como La ruta de los Contrabandistas o El Proyecto Alpha) va mas ...

  • Los peces solo flotan muertos de Jose Luis Caballero

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    Barcelona, 1972. Un misterioso asesinato en el Club Nautico que pondra en jaque a la policia, a las mas altas esferas de la burguesia de la ciudad y a los Servicios Secretos de la Casa del Principe Juan Carlos de Borbon.

  • Afronus de Felix A. Bas

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    Afronus lleva la realidad virtual al nivel definitivo. No es una red social, ni un videojuego online multijugador masivo, sino una experiencia tan real como la vida misma. En Afronus el dolor y el placer se siente como si fuera real, por lo que salir de la seguridad que aporta la Tierra virtual es un precio que pocos estan dispuestos a pagar. Aquellos que lo hagan viajaran a los llamados mundos ilegales, peligrosos planetas que homenajean la edad de oro de los videojuegos y el cine, donde podran obtener poderes inimaginables: habilidades que superan los limites humanos y magias que podran desarrollar al escoger senda.

  • Navidad de los Demonios de Becca Berger

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    Los Demonios del Infierno deciden festejar Navidad y Ano Nuevo. ?que podria salir mal?

  • Sellada (Hilos del Destino 1) de Nayeli Ceron

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    La vida de Aknei da un giro total cuando un dia su aldea es atacada por unas aves come humanos, y ella es rescatada por un joven misterioso, quien le revela su verdadera identidad y mision: Ella es la Ultima Guardiana de la Gotta y su deber es encontrar una joya de gran poder, para asi detener una guerra de mas de veinte anos. Con esto, Aknei iniciara un viaje para cumplir con un destino que le han sellado.

  • Orgullo y desprecio de Jennifer Hayward

    https://gigalibros.com/orgullo-y-desprecio.html

    <>.

  • Los ingravidos de Valeria Luiselli

    https://gigalibros.com/los-ingravidos.html

    ?Cuantas vidas y cuantas muertes son posibles en la existencia de una misma persona? Los ingravidos es una novela sobre existencias fantasmales; una evocacion, a la vez melancolica y llena de humor, sobre la imposibilidad del encuentro amoroso y el caracter irrevocable de la perdida. Dos voces componen esta novela. La narradora, una mujer del Mexico contemporaneo, relata sus anos de juventud como editora en Nueva York, en los que el fantasma del poeta Gilberto Owen la perseguia por el metro. Ambos narradores se buscan en el espacio insondable de los trenes subterraneos, donde viajaban en sus respectivos pasados.

  • Contrato prenupcial de Pilar Portocarrero

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    Raymundo esta obsesionado con Amanda, a pesar de haberse convencido de que ella fue la amante de su mejor amigo.
    El siente que es una insensatez, pero la quiere sin excusas, aunque tenga que pagar un alto precio por tenerla solo para el.

  • El angulo muerto de Aro Sainz De La Maza

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    <>.Milo Malart se enfrenta a dos asesinatos y una macabra matanza de perros en Barcelona. Como telon de fondo, una ciudad estigmatizada por los estragos de la crisis, el paro y la corrupcion.Tras el exito en Espana y Francia de El asesino de La Pedrera, vuelve el inspector Milo Malart, dispuesto a no dejar titere con cabeza. Una novela negrisima que muestra lo mejor y lo peor de una sociedad ahogada por sus exitos y sus frustraciones.Con El angulo muerto, Aro Sainz de la Maza se confirma como uno de los grandes autores de la novela negra mediterranea.

  • Las siete muertes de Evelyn Hardcastle de Stuart Turton

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    Una extraordinaria mezcla de Agatha Christie, Atrapado en el tiempo, Origen y Black Mirror Lo que comienza como una celebracion termina en tragedia. Los Hardcastle han organizado una fiesta en Blackheath, su casa de campo, para anunciar el compromiso de su hija pequena, Evelyn. Al final de la noche, cuando los fuegos artificiales estallan en el cielo, la joven es asesinada. Pero Evelyn no morira una sola vez. Hasta que Aiden Bishop, uno de los invitados, no resuelva su asesinato, el dia se repetira constantemente, siempre con el mismo triste final. La unica forma de romper este bucle es identificar al asesino. Pero cada vez que el dia comienza de nuevo, Aiden se despierta en el cuerpo de un invitado distinto. Y alguien esta decidido a evitar que Aiden escape de Blackheath. Finalista del prestigioso CWA Gold Dagger Award

  • Los crimenes de Shamersville de David Zafra Ruiz

    https://gigalibros.com/los-crimenes-de-shamersville.html

    !Necesitaba matarlas!
    Algo espeluznante se cierne sobre Shamersville en el
    fatidico invierno de 1899. El cadaver de una joven
    hallado en el sanatorio psiquiatrico pone en alerta
    a toda la comarca. El detective Alfred Tilman y su
    ayudante, el capitan Edward Stone, comienzan a
    profundizar en los hechos, cuando es anunciada la
    segunda victima. Tras las muertes se esconde un asesino
    sin escrupulos que desmiembra a sus victimas.
    El mutismo y miedo de los habitantes hara que el
    trabajo del detective y su ayudante sea mas complejo
    de lo inicialmente esperado.
    Nadie era consciente del sufrimiento que estaba
    aun por llegar...

  • Esto es Agua de David Foster Wallace

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    <>. A los seis anos de la muerte de David Foster Wallace se publica Esto es agua, la legendaria conferencia que impartio en la ceremonia de graduacion de la Universidad de Kenyon, ante un auditorio plagado de alumnos embelesados. Escrito en 2005 y debatido ampliamente tras su muerte, este discurso es el conciso legado de uno de los mas grandes autores de nuestro tiempo, que se quito la vida en el momento algido de su fama y con tan solo cuarenta y seis anos.

  • Radiante (Diamante 2) de Elizabeth Hayley

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    * Novelas que puedes devorar en pocas horas * Imposible dejar de leerlas * Textos originales de JAMES PATTERSON El vale millones, pero de nada le sirven sin ella. Ha pasado un mes desde su traumatica ruptura con Derick, y Siobhan ahora vive en Detroit, donde puede continuar con su carrera como pintora. Pero, de repente, Derick vuelve, despues de volar por medio pais para encontrarse con ella. Y aunque el cuerpo de Siobhan se llena de vida con su tacto, ella no sabe si puede confiar en el.

  • La nina perdida de Ramon Somoza Garcia

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    Una extraordinaria saga de ciencia ficcion en espanol con una protagonista muy especial

    A sus diez anos, Tanit es un genio. Es la astrobiologa mas joven de la historia, y es por ello que se le ha autorizado a viajar a la recien fundada colonia de Thuis, a cincuenta anos-luz de la Tierra. Tanit al fin volvera a ver a su madre, que se fue a la colonia dos anos atras. Lo que ni ella ni su padre saben es que algo horrible va a suceder, algo que hara que Tanit tenga que cuidarse sola en un universo hostil.

  • Irresistible 4 de Robyn Hill

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    Su cadera se contoneaba de una forma febril, salvaje, provocando en mi cuerpo un estado de continua excitacion. El cuerpo de aquella mujer era fantastico: unas piernas bien torneadas, unos pechos generosos que a duras penas lograba contener el bikini de lentejuelas, y un ombligo muy sexy. Su flexibilidad no dejaba de asombrarme. Tan pronto se sentaba sobre mi regazo, como se levantaba para girarse y ensenarme su trasero; todo en movimientos elegantes y energicos. Trague saliva. Era dificil no caer en la tentacion ante aquel despliegue exuberante y erotico. Su melena pelirroja no cesaba de moverse sobre sus hombros, o sobre su espalda cuando echaba la cabeza hacia atras. A lo lejos sonaba la musica, creando una burbuja de espacio y tiempo en el que ambos nos encontrabamos muy comodos. Ella dominaba la situacion al ser una profesional, mientras que yo era testigo de su maravilloso talento para la seduccion y el baile. Sin darme tiempo a reaccionar, me coloco sus pechos sobre mi cara hasta el punto de imposibilitarme la respiracion. ?Como me ha dicho que se llama?, me pregunte. Debido a la masiva ingesta de alcohol, mi memoria habia menguado a un cincuenta por cien de su capacidad. Se giro de nuevo al son de la musica para que observase su espalda, y como se desabrochaba la parte de arriba al tiempo que me lanzaba una mirada coqueta. La prenda cayo al suelo, pero mis ojos esperaban el excitante momento de ser colmados con la vision explosiva de sus pechos. Senti la ereccion incomodandome en mis calzoncillos, pero estaba concenciado a no airear el pene de su madriguera. Por eso una parte de mi, para enfriarme, busco el recuerdo de personas u objetos nada sexuales, como una abuela o un billete de autobus. Nada de eso sirvio, aquella chica sabia bien la reaccion que causaba en los hombres. Por fin, sus pechos quedaron a la vista y no pude mas que reconocer su perfeccion. El detalle del piercing en los pezones resultaba provocador, por lo que sacudi la cabeza para que evitar que los malos pensamientos me invadieran por completo. El numero acabo con su pierna por encima de mi cabeza, muy cerca de su tanga de lentejuelas. Haciendo gala de su celebre flexibilidad, me beso la mejilla. --Eres guapo. Si quieres fiesta, te espero en la habitacion de alli --dijo senalando con la cabeza. Asenti, aun abrumado por el exuberante espectaculo. La chica recogio el bikini y desaparecio ante la atenta mirada de Lou, David y la mia, por supuesto. --Lo pagareis caro, malditos --dije mirando a mis amigos. La fama de las fiestas de despedida de soltero son legendarias, pero ellos me habian prometido que las strippers se mantendrian al margen. Desde la irrupcion de Amanda en mi vida, el deseo por otras mujeres habia desaparecido. Ella me llenaba de arriba a abajo. No necesitaba a nadie mas. --No sera para tanto, Eric --dijo Lou, entregandome una copa de whisky y sentandose a mi lado. --Ademas, una ereccion no cuenta como infidelidad --dijo David, sonriendo mientras se palpaba su entrepierna. --?La tuya o la mia? --pregunte. --La de los dos. Sera mejor que nadie diga ni una sola palabra --dijo David mirando a Lou. --Sere una tumba. Os lo prometo. Ademas, manana con la reseca se me habra olvidado todo --dijo Lou despues de tomar un trago de su copa. --Entonces lo de pasar a la habitacion con ella, ni hablar --dijo David. Los tres nos miramos sin decirnos nada durante unos segundos. A continuacion, estallamos en una carcajada al unisono. Confieso que estaba disfrutando mucho mas de lo que pensaba, y eso era asi porque me sentia arropado por la amistad de Lou y David. Los tres formabamos un trio de lo mas pintoresco: un frances a punto de casarse, un americano ya casado, y otro empezando una relacion. --Me parece que es hora de regresar a casa --dije mirando mi reloj, que marcaba las dos de la madrugada. --Ni hablar --dijo Lou negando con la cabeza. --?Te has vuelto loco? --pregunto David con los ojos bien abiertos--. Aun queda mucha noche. --?Que mas teneis planeado? --pregunte alzando las manos en senal de rendicion. Lou y David se miraron, encogiendose de hombros. --?Nada mas? --pregunte--. Entonces, vamonos a casa que ya echo de menos a mi futura mujer... --Tu lo que pasa es que estas cachondo --dijo Lou, soltandome un codazo. --La verdad es que si --dije, riendo--. Ademas, tampoco hay ningun plan. --Eric, esto es Las Vegas, algo sucedera. Llevas el tiempo suficiente para saber que cualquier cosa puede pasar... --Oh, vamos, no sera para tanto... En ese momento entro en la habitacion una chica de cuerpo escultural. Llevaba el pelo muy corto, casi rapado al cero. De su nariz colgaban unos flamantes piercings y sus brazos estaban tatuados al completo. --Hola, chicos. Me llamo Sally y necesito testigos para mi boda, ?os apuntais? Me quede de piedra mientras David y Lou me lanzaban miradas como diciendo <>. *** Los cuatro nos montamos en una limusina que nos esperaba a la salida del club. Sally nos presento a su prometido, un tipo gordito con cara de buena persona y vestido de Elvis, el cual nos saludo efusivamente. --Gracias, chicos, por hacernos este favor. Sally y yo nos acabamos de conocer, ?no es fantastico? --?Esta noche? !Enhorabuena! --exclame sorprendido por la locura, aunque cada vez menos, ya que desde que habia llegado a Estados Unidos me habia pasado de todo. --Es tan romantico... --dijo Sally, mirando tiernamente a su prometido. Ambos se besaron con pasion, sobandose el cuerpo del otro, ignorando nuestra presencia. --Nos pone que haya gente mirandonos --dijo Elvis, a modo de excusa. --Oh, estupendo --dijo Lou mirando fijamente--. Por nosotros, no os corteis. --Estais hecho el uno para el otro, no hay duda --dijo David, ironico. Mientras los novios no dejaban de saciarse carnalmente, me incline sobre el minibar y empece a servir copas a mis amigos. Los tres brindamos por la boda de Elvis y Sally, y nos bebimos el vodka de un sorbo. La cabeza empezaba a darme vueltas. Me costaba recordar la ultima vez que me habia emborrachado. --?Esta bien? --me pregunto Lou. --Si, si --dije con una sonrisa. --!Por cierto, os regalo unos puros! --exclamo Elvis de repente, deshaciendo el beso con su prometida. Del bolsillo interior de su chaqueta blanca y con flecos, saco tres puros que repartio a cada uno de nosotros. --Vaya, que nivel, es un Monte Cristo numero 4 --dije oliendo el aroma intenso del tabaco--. El puro mas famoso del mundo, y cubano. Elvis saco de otro bolsillo un cortador de puros y un encendedor. Procedio a cortar la vitola y, finalmente, para los encendio con solemnidad. --?Se puede fumar aqui? --pregunte. --No, pero un dia es un dia --dijo Elvis con una amplia sonrisa. David y yo aspiramos el suave aroma del tabaco, mientras que Lou tosio un par de veces. Al parecer, no estaba acostumbrado a fumar. Enseguida el humo se apodero de la atmosfera de la limusina como si fuera una niebla. Por suerte, llegamos a nuestro destino a los pocos minutos. Estaba deseoso de participar en una de esas boda rapidas y locas de las que tanto se describen en las peliculas de Hollywood. Cuando nos apeamos de la limusina, me fije en un letrero luminoso que decia "Capilla Viva Las Vegas". Nos encontrabamos aun El Strip, pero en la zona alejada de los casinos. En la puerta se encontraba un Cadillac adornado con flores y cintas blancas. Una pareja de recien casados salio de la capilla y, tras despedirse de los invitados, se subio al coche y se marcharon ante mi estupefacta mirada. Al entrar, dejamos que los novios hablaran con el recepcionista. Tras recibir el pago, enseguida se nos invito a pasar a la capilla. Mi primera impresion fue que se asemejaba al decorado de una pelicula. Las flores eran de plastico y la musica sonaba enlatada. David, Lou y yo nos quedamos de pie, detras de la novia. De una puerta trasera salio un reverendo con barba grisacea y calvo como una bola de billar. Empezo a soltar el discurso mientras mis amigos y yo nos mirabamos con asombro, divertidos y encantados de vivir una experiencia tan insolita. --Es la primera vez que estoy en una boda de estas --dijo Lou, entusiasmado. --Yo tambien --dijo David. --Yo tambien --dije yo. Sally se veia radiante, y deduje que bajo esa imagen dura que le gustaba llevar, se escondia una mujer dulce y romantica. Elvis no paraba de sonreir, pero su mirada parecia un tanto perdida, por lo que me pregunte si estaria colocado. --Si, quiero --dijo Sally sin dejar de mirar a Elvis cuando el reverendo le formulo la ansiada pregunta. --?Y tu, Mike Post, aceptas a Sally Carter como tu esposa? -- pregunto. Elvis en vez de responder afirmativamente, bajo del altar y empezo a correr con expresion de angustia. --!No quiero casarme! --exclamo, fuera de si. Miramos a la novia, quien con un gesto de la mano nos ordeno que lo detuvieramos. El cuerpo de Elvis era robusto, pero entre los tres conseguimos retenerlo, a pesar de su pataleo. Elvis insistia en su deseo de no contraer nupcias, por lo que los tres nos miramos sabiendo que era algo a lo nosotros no le podiamos obligar. Nuestra etica nos lo impedia. --Si no me caso con el, me caso con uno de vosotros, pero hoy me caso --dijo tajante Sally. Ante esa ferrea determinacion, empujamos al novio hacia el altar. La situacion no resultaba sencilla, pues Elvis se revolvia como un autentico profesional de lucha libre. El reverendo, para nuestra sorpresa, permanecia inmutable, como si fuese una escena mil veces vista. Sally, brazos en jarra, esperaba a su prometido con el ceno fruncido. --!Nos acabamos de conocer esta noche! !Es de locos! -- exclamo Elvis. --Soy el amor de tu vida, lo que pasa es aun no lo sabes --dijo Sally, emocionada. Elvis solto un punetazo al aire que impacto en el estomago de Lou, el cual se doblo por el dolor y por la falta de aire. Aqui fue cuando se desmadro todo. David, en solidaridad con su amigo, le propino una patada a Elvis, pero fue un acto que no gusto demasiado a la novia. --!Eh, a mi prometido no se le pega! --exclamo Sally bajando del altar. Sin esperarlo nadie, la novia armo su brazo y propino un punetazo a David, que se agacho a tiempo. Sin embargo, el golpe lo recibio mi mandibula. Cai hacia atras. Lou se revolvio contra Elvis, y este contra David. Sally sacudia con el ramo de flores a quien se pusiera por delante. En un segundo se formo un magma de pies y brazos que resultaba imposible de dilucidar quien atizaba a quien. El reverendo con gran parsimonia, suspiro y grito por un interfono situado en la mesa. --Seguridad, por favor.

  • Las dudas de Alexia (Alexia 2) de Susana Rubio

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  • Aullando en los bosques de Reidar Muller

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    En las profundidades del bosque humedo y espeso, Reidar Muller, un hombre habitualmente reservado, aulla. ?Como ha acabado ahi, desganitandose como un hombre lobo?

  • VERDAD Y PERDON (Amor y Virtud 3) de Rolly Haacht

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    Nueva edicion 2017 ampliada con ilustracion de personajes, mapa de la ciudad, calendario, etc. Si has llegado hasta aqui, creo que sabes lo que vas a encontrarte. O puede que no… Han pasado mas de dos anos desde la ultima vez que supiste algo de los protagonistas. Mentiria si dijese que han cambiado pocas cosas, porque lo cierto es que han cambiado muchas. A partir de aqui se van a ir cerrando todas las tramas, incluso algunas que seguro que creias olvidadas. Todo tiene un porque. Despues del epilogo final aun tendreis que leer los “Sucesos Jamas contados” para terminar de comprenderlo todo, y a todos. Pero no os adelanteis a los acontecimientos. Empezad por el principio. Gracias por llegar hasta aqui.

  • Los crimenes de Alicia de Guillermo Martinez

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    Oxford, 1994. La Hermandad Lewis Carroll decide publicar los diarios privados del autor de Alicia en el pais de las maravillas. Kristen Hill, una joven becaria, viaja para reunir los cuadernos originales y descubre la clave de una pagina que fue misteriosamente arrancada. Pero Kristen no logra llegar con su descubrimiento a la reunion de la Hermandad. Una serie de crimenes se desencadena con el proposito aparente de impedir, una y otra vez, que el secreto de esa pagina salga a la luz.
    ?Quien quiere matar al mensajero? ?Cual es el verdadero patron que se esconde tras esta sucesion de crimenes? ?Quien y por que esta utilizando el libro de Alicia para matar?

  • No puede estar pasando de Ariadna Baker

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    Ahora que ha pasado el tiempo me doy cuenta de que la vida no es un camino de rosas para nadie, que en todas partes se cuecen habas y que por mucho dinero que se tenga o muy famoso que se sea, en un segundo las cosas pueden dar un giro de ciento ochenta grados e irse al traste. !Que me lo digan a mi! Aun lo recuerdo todo como si hubiese ocurrido ayer. Hasta entonces, yo estaba en la inopia, o sea, viviendo en los mundos de Yupi, como se suele decir para expresar que alguien permanece ajeno a la realidad o la ve de un modo muy distinto al del resto de la gente. Por aquellos dias estaba terminando mi carrera de Ingenieria Quimica en la Universidad de Columbia, una de las mas prestigiosas de Nueva York. Hasta alli me desplazaba a diario desde Brooklyn, ciudad en que vivia a todo tren con mis padres en nuestra super lujosa mansion. Valgame, Dios que si no tenia un chofer particular que se encargara de llevarme y traerme era porque me negue tajantemente, que no es por presumir, pero podiamos permitirnos eso y mucho muchisimo mas. Sin embargo, siempre he sido bastante rebelde y no estaba dispuesta a que, a mi edad, tuviese que ir casi de la manita de nadie de puerta a puerta. Asi pues, recogia a mi amiga Susan con mi Range Rover, el coche que me habia regalado mi padre el dia que cumpli 18 cumpleanos, y los treinta minutos de trayecto los pasabamos canturreando y riendonos del mundo. Eramos felices y nos creiamos superiores a todo el mundo, por lo que mas de una vez asomamos la cabeza por la ventanilla para meternos con cualquiera por su aspecto desalinado o simplemente porque si. Asi nos las gastabamos, sobre todo yo. No se que hubiera sido de mi si no hubiera estado consolandome aquellos dias en que la burbuja en que vivia estallo. No tengo hermanos y aquella companera de carrera era mi apoyo, mi confidente, mi complice... mi todo. El dia de marras, al llegar a casa, escuche desde el vestibulo de la planta baja unos gritos que me sobresaltaron. Me quede paralizada al pie de la gigantesca escalera de marmol que daba a los dormitorios, agarrada a la barandilla de caoba. --!!Eres un cabron!!--El insulto de mi madre hacia mi padre volo escaleras abajo hasta mis oidos. --!!No me hagas hablar, Violet!! !Estoy harto de tener que fingir que somos la pareja perfecta!!--Mi padre trataba de justificarse. --!No! !No me hagas hablar tu a mi, Austin! !Lo uno no tiene nada que ver con lo otro! --?Y que te creias? ?Que no soy humano? !!!?Que no podia cometer ni un minimo error?!!! --Los gritos iban en aumento. --?Un error? !!!?Un error llamas tu a esto?!!! --!Claro, tu lo ves todo tan facil! --El tono de voz de mi padre no podia ser mas ironico--. Como la senora no ha tenido que mover en un dedo en la santa vida para ganar dinero, !?verdad?! --!!!No hacia ninguna falta!!! --!Ah! !Claro, claro, dona Violet! !Tu con poner el cazo ya tenias suficiente!, ?no? En ese momento se hizo el silencio mas absoluto. Me imagine a mi madre, con su orgullo herido de muerte, asesinandole con la mirada. No llego la sangre al rio, pero casi, porque a continuacion escuche un "!plaf!" asi como de un cachetazo y, del tiron, otro grito de mi padre acusandola de loca. Si no subi antes fue por empaparme de todo lo que se estaba cociendo entre ellos, y es que hasta entonces todo parecia ir perfecto, como bien dijo el. No tenia ni idea desde cuando tenian esos problemas cuyo origen todavia desconocia una. --!!!Estas mal de la cabeza!!! !Ya me lo decia mi hermana Juliet! --Le puso ya el estoque metiendo a mi tia en el ajo. --!!?Ah, si?!! ?Pues sabes lo que te digo, pedazo de cabron?, !!que ya te estas largando ahora mismo con la lagarta de tu hermanita!! !A ver si tiene lo que hay que tener para aguantarte! --!Me ire cuando me de la gana y donde me de la gana! !Esta es mi casa y de aqui no me echas tu! --!!No me calientes, Austin, que no se de que soy capaz!! Ahi me dije que tenia que intervenir porque yo tampoco sabia hasta donde podria llegar mi madre con semejante estado de nervios. Estaba claro que ya le habia soltado un guantazo y quizas no fuera el ultimo. Lo cierto es que no me imaginaba a mi padre rebajandose a su altura en ese sentido, pero con el ambiente asi tan caldeado, tuve miedo de que el asunto se les fuese de las manos a los dos y aquello terminara como una autentica batalla campal. !Que verguenza! Subi las escaleras como un rayo y me plante en la puerta de su dormitorio. --?Se puede saber que esta pasando aqui? ?Alguien me lo puede explicar? Mi padre se quedo mudo de repente, pero a mi madre no parecio sorprenderle mucho mi presencia. Es mas, me dio la sensacion de que estaba deseando que apareciera. --Kimberly, hija...--Raro que el me llamase de esa manera, pues siempre lo hacia por mi diminutivo, es decir, Kim. --!!Ea!! !Aqui la tienes! --ella seguia con las voces--. Cuentaselo, anda--ahi ya se rebajo a la ironia mas absoluta ella tambien --, pero cuentaselo delante de mi, que yo me entere de lo que le dices. --?Que ocurre, papa? ?De que va todo esto? --Hija... veras... tenemos un problema. --?Un problema? !!!?Un problema nada mas?!!! !Seras sinverguenza! --Le interrumpio. --Mama, por favor, dejale hablar. ?Vale? --!No! !No me da la gana! --me grito. --!!!?Me quereis decir de una santa vez que es lo que esta pasando?!!!--Mis nervios ya se desataron del todo. --Carino, estamos arruinados--me solto el tal cual, dejandome de piedra. --???Como???--Casi me muero, imaginandome sin mas por una milesima de segundo, tirada por las calles como una pordiosera, vestida de aquella manera y con el pelo lleno de mugre. Mi mente no daba mas de si por entonces, lo reconozco. --!Como lo oyes! --intervino ella. --!Pero eso no puede ser, mama! --me volvi hacia el--. Dime que no, papi, jurame por Snoopy que no es cierto lo que acaban de escuchar mis oidos. --Lo siento, hija, pero no puedo decirtelo. Ha sido una mala gestion y... --!!!Y para celebrarlo se larga con su amante y nos deja tiradas como a dos colillas!!! Mi madre anadio la coletilla para humillarle ya del todo delante de mi persona. Supongo que imagino que con eso de "dejarnos tiradas como a dos colillas" me inyectaria de sopeton tal veneno en las venas que odiaria a mi padre por el resto de mi vida. Sin embargo, yo siempre habia estado muy unida a el. Mas que a ella, tengo que reconocerlo. Mi padre era mi idolo, mi referente, mi... en fin. Y el tambien tenia delirio conmigo. En vista de que no fui capaz ni de articular palabra con esa ultima revelacion, mi senora madre siguio con su particular machaque... --?Te has enterado, Kim? Nos deja solas en la vida porque se quita de en medio con su amiguita. Y sin un duro, asi que ya podemos ir despidiendonos de todo esto...--Movio la cabeza a derecha e izquierda. --No, no, no...--me negaba a creer todo lo que estaba escuchando--. Esto no puede ser, !esto tiene que ser una pesadilla!

  • El laberinto de los suenos de Soledad Palao Sires

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    Valentina es una mujer de 43 anos, guapa, divertida e inteligente. Reside en uno de los barrios mas senoriales de Madrid y procede de una familia adinerada. Su gran agudeza mental le empuja a estudiar varias carreras, sin embargo se decide por la investigacion, aficion que le lleva a formular un veneno indetectable en las autopsias . Una vez descubierto tambien el antidoto , decide crear una peculiar empresa que enriquecera aun mas su cuenta corriente. Lo que no espera la protagonista es que comenzara a recibir consejos desde el mas alla a traves de sus familiares mas queridos, que apareceran en los sitios y momentos mas insospechados.

  • El teorema de Jupiter de Elena Castillo Castro

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    El estilo sencillo, dulce y efectivo de Elena Castillo vuelve a seducirnos con una historia de personajes muy distintos entre si, con muchos aspectos que los separan y un gran amor que los une.

  • Gordo de feria de Esther Garcia Llovet

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    Un borracho. Un borracho de Semana Santa. Un borracho de Semana Santa atraviesa la plaza Mayor de la capital de Espana, son las cinco de la tarde, parece que va hablando por el movil pero la verdad es que no tiene movil porque se lo han robado hace horas y no se ha dado ni cuenta. Habla solo. Se llama de usted. -Que cosa mas rara me ha pasado -dice el borracho. El borracho se ha puesto a mirar una obra de canalizacion. En realidad se ha quedado apoyado en la valla amarilla que ponen en las obras para tener algo a lo que agarrarse, porque como se suelte sabe que se va al suelo, derecho a la zanja que hay en cualquier calle, las zanjas, las largas y hondas trincheras de Madrid, en guerra permanente contra todo lo contemporaneo. Ha trabado el pie ahi, ha cruzado los brazos sobre la valla y ha pensado eso en voz alta. -?Como dice? -Me ha pasado algo rarisimo -repite el borracho. El que esta a su lado es un chaval de pueblo de la sierra; ha venido a Madrid a ver si encuentra novia, que no la va a encontrar. El borracho se mete la mano en el bolsillo de atras, lleva bermudas y un polo blanco que le aprieta por todas partes. Saca una cartera que le ensena al chaval, una cartera de cuero, negra, muy usada, deformada de haber sentado el culo encima un millon de veces. -Mira -le dice al chaval-. Anoche un senor me dio esto. El chaval asiente con la cabeza. -Muy bien. Al chaval no le ha dado el sol en los ultimos cincuenta y cinco anos. -Aqui dentro esta mi destino. ?Tu crees en el destino? -Yo lo que creo es que me faltan dos euros para el interurbano. -Pues aqui me parece que te vas a quedar. -Vaya. Silencio. Se quedan mirando las obras otra vez, aunque no hay obras que ver, ni un solo obrero. Solo esta la zanja que deja a la vista una tuberia muy ancha y otra muy estrecha y los estratos cada vez mas profundos, mas negros y humedos y el cielo tan bonito, tan transparente, tan velazqueno, ahi al fondo del todo. No hay nadie trabajando. Es Domingo de Resurreccion. -Aqui ponia yo a trabajar a quinientos ochenta chinos -dice el borracho bien alto. -Yo tambien. El borracho se llama Luis. Se llama Luis pero le llaman Castor. Anoche, a las tantas, a las cinco y cuarto de la madrugada, Castor seguia sentado en la barra interminable del Plus Ultra, viendo en la tele la retransmision de un partido de la liga china, en directo. A veces le parecia que jugaban veintisiete chinos contra otros veintisiete. Mas anuncios. El camarero estaba hablando todo el tiempo, solo, a veces se quedaba afonico, no sabia escuchar, no le interesaba nada de lo que nadie le contara. No parecia un camarero. -Callate ya, joder -le dijo Castor. Pero el camarero no se callo. Habia abierto el bar para poder hablar con quien le diera la gana. Cuando no le dejaban hablar se ponia a hacer preguntas para poder empezar una conversacion cualquiera, asi que le pregunto a Castor que si queria un arroz a la cubana. Castor le dijo que no. -No. -Luego cogio un hueso de aceituna y se lo metio en la boca. Empezo a roerlo despacio, con ganas. Era su metodo habitual de procesar a fondo todo lo que se le iba pasando por la cabeza, su forma de triturar minuciosamente su conciencia con las muelas del juicio hasta que le dolian los oidos. Le hubiera gustado mucho tener un jefe para poder ciscarse en el, pero no tenia jefe. El jefe era el. -A ver, donde esta la prensa del dia -solto. Si no en un jefe, por lo menos le quedaba ciscarse en los politicos y en los ecologistas y en los periodistas. Y en la cultura, siempre tan a mano. El camarero saco un par de periodicos de debajo de la barra, los dejo frente a el y fue a sentarse a una mesa junto a la ventana, a escribir whatsapps que nadie le contestaria jamas. Castor cogio un periodico, no tenia mas que tres paginas, era Semana Santa. Y entonces fue cuando paso lo raro. El tipo entro como una sombra, sin abrir el pico. Y se encaramo al taburete a su lado, codo con codo. El resto de la barra estaba vacia. Castor le echo un vistazo al bies en el espejo ahumado detras de las botellas; era morenito, menudo, chato, con unos rizos como de astracan. Luego Castor bajo la vista y siguio mirando el periodico, sin leerlo en realidad. Achicando los ojos. Estaba pendiente del tipo este, esperando a ver que mierdas queria. Ahi se produjo un silencio de unos tres minutos. -Buenos dias -dijo Castor al fin. No podia mas. El morenito se froto las manos. Era lo que estaba esperando. -Buenos dias los que va a tener usted -dijo. Castor debia de estar muy borracho, porque cuando se volvio hacia el morenito le parecio que tenia el tamano del dedo de una mano y que lo miraba de abajo arriba desde el mismo centro del ruedo amarillo del asiento. -?Eres torero? -Soy la esperanza. -Lo que tu digas. Castor volvio a coger el periodico. -Ay, no le voy a contar mi vida -dijo el morenito. -Claro que no. -Yo antes era como usted -dijo. Castor solto una carcajada-. Si. No me contradiga. Como usted y como toda Espana y los espanoles. Estaba perdido para el mundo, asi le digo, para el sentido y el norte de las cosas, cada dia hacia lo mismo y no me daba cuenta, no me daba ni cuenta, todo me parecia que me pasaba por primera vez y a la vez me sonaba repetido, ya me entiende. Un barranco de aire, eso era yo. Yo he vivido en Pitis toda mi vida, detras de los hospitales. He vivido ahi a rachas, cuando venia una buena me iba y luego volvia, he tenido rachas muy largas eh, aqui donde me ve yo me he paseado por la Ribera de Curtidores de cabo a rabo y ahi no habia nadie que no hubiera puesto yo, pero luego me han venido flacas y hay que ir a alguna parte, y hace unos meses, cuando volvi a Pitis, Pitis ya no existia. No esta. Nada. Hay bloques y gruas. Y aparcamientos. Coches no hay, pero aparcamientos, muchos. Mi casa, mis gallinas y el tinglado del tiro al blanco, de eso no quedaba ni la sombra. Que rapido construyen ahora, no se como lo hacen. Las gallinas me dijeron que se las habia quedado uno que vive por detras de Bravo Murillo, en un patio, se han hecho viejas muy rapido tambien. Alli ademas de las gallinas habia una dominicana con unas gafas de cristales amarillos, gordos como tabiques. La dominicana tenia una gallina en un muslo y un huevo en la mano. Un huevo blanco y una gallina negra. Y una dominicana en medio. Si le aburro me lo dice. Con la otra mano leia la Biblia, la muy sinverguenza, ahora somos todos un poco evangelistas. Se canta mas. La dominicana me dijo que me llevara mis cosas pero que le dejara las gallinas. Cuanto cuesta una gallina, seis euros, eso no lo sabia usted. Mis cosas estaban en una caja de carton de Amazon. Habia alli tambien unas ninas, o bueno, igual no eran tan ninas, colgando ropa en los tendederos del patio siete pisos mas arriba. El patio era muy estrecho, un patio de luces. Sacaban sabanas una detras de otra, era mediodia pero ahi abajo se estaba haciendo cada vez mas oscuro. Las ninas se reian como locas, es lo que pasa con el chocolate, hasta que se callaron de pronto, a la vez. Yo mire para arriba y por encima de ellas el sol te quemaba los ojos. Tenian los pelos largos. Era el 1 de enero. Cuando baje la vista de nuevo, el patio estaba oscuro, estaba negro del todo, el suelo de alquitran. La dominicana se habia largado de ahi, y las gallinas. Se habia ido, la dominicana, con su huevo en la mano. Yo me lleve mi caja, pesaba muy poquito. Pero si no habia casi nada ahi dentro aunque fuera mi vida entera: media docena de moviles, una guia de telefonos y el rosario de la aurora. Y esto. El morenito entonces metio la mano en el bolsillo y saco una cartera de cuero negro que dejo frente a Castor. -Mire que me ha costado dar con usted -le dijo-. La he llevado siempre encima los ultimos tres meses, desde que se la quite, por si acaso, por si lo veia. -?Y esto que es? -Su cartera. Se la devuelvo. -?Me la devuelves? -Yo. A usted. Si. Lo he reconocido y le he visto meterse aqui y me he metido un copazo para darme valor antes de entrar. La cartera tenia un pin bastante gastado que parecia un escudo del Atletico de Madrid. -Bueno. No es verdad -continuo el morenito-. Lo he seguido desde Pontones, anda que no pasea usted, y lo he seguido hasta aqui. Ya esta. La cartera estaba entre los brazos extendidos de Castor, que la miraba como si fuera un plato que no le apetecia nada comerse. -Bueno -dijo el morenito-. Yo me voy. -?No quieres nada? ?Un cafe? ?Donde vives? -Por ahi. -Como que por ahi. -Pero si yo estoy bien en cualquier parte -dijo saltando al suelo. Castor asintio despacio. Luego miro todo alrededor, habia un billar, una pila de sillas, una guirnalda de luces color naranja, una bandera de Andalucia. -Pues yo no estoy bien en ninguna. Cuando llego a casa no encendio las luces. Le gusta encontrarsela a oscuras, asi tiene la sensacion de que entra en una sala de cine. Ademas se deja la tele puesta para que parezca que hay alguien dandole al pico dia y noche. En realidad se deja encendidas varias teles a la vez. Cinco, cada una en un reality diferente y en una habitacion diferente.

  • Corazon culpable de Janice Maynard

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    -!La respuesta es no! Mazie Tarleton termino la llamada, deseando tener un telefono antiguo para colgar con fuerza el auricular. A sus espaldas, Gina, su mejor amiga y companera de trabajo, se acabo el ultimo bocado del bollito de canela y se chupo los dedos. -?Quien te ha enfadado tanto? Las dos mujeres estaban en el despacho de Mazie, un rincon al fondo de All That Glitters, la exclusiva joyeria de Mazie en el centro historico de Charleston que a tantos turistas y paisanos atraia. -Es otra vez la agente inmobiliaria de J.B. dandome la lata -comento Mazie. -No te quejes. J.B. te ha hecho una buena oferta por este edificio que se cae a cachos. -?De que lado estas? Mazie y Gina se habian conocido en el primer curso de la escuela de arte y diseno de Savannah. Gina conocia el desprecio que Mazie sentia por el empresario mas deseable y sexy de Charleston. -Hay carcoma en el desvan y la calefaccion es prehistorica, por no mencionar que la cuota del seguro se triplicara en la proxima renovacion. Se que los Tarleton sois muy ricos, pero no por eso tenemos que ignorar una buena oferta. -Si viniera de otra persona que no fuera J. B. -murmuro Mazie con tension en los hombros. Jackson Beauregard Vaughan, el hombre al que amaba tanto como odiaba desde que tenia dieciseis anos. Lo detestaba y queria hacerle tanto dano como el que el le habia hecho a ella. -?Que es lo que te hizo? -pregunto Gina. Su expresion de perplejidad era comprensible. J.B. Vaughan era el prototipo de hombre alto, moreno y guapo. Tenia una sonrisa arrogante, brillantes ojos azules y rasgos marcados, ademas de unos hombros muy anchos. -Es complicado -murmuro Mazie, sintiendo que le ardia la cara. Los recuerdos le resultaban humillantes. Mazie no recordaba ningun momento en el que J.B. no hubiera formado parte de su vida. Mucho tiempo atras lo habia querido como a un hermano. Pero cuando sus hormonas empezaron a enloquecer, lo habia visto desde una nueva perspectiva. El baile de primavera de su colegio se habia presentado como la oportunidad de jugar a ser adultos. Lo habia llamado una tarde de un miercoles del mes de abril. Con los nervios a flor de piel y el estomago encogido, le habia hecho la invitacion. J.B. se habia mostrado evasivo. Entonces, apenas cuatro horas mas tarde, habia aparecido en la puerta de su casa. Su padre estaba encerrado en su estudio bebiendo, y Jonathan y Hartley, sus hermanos, habian salido a hacer unos recados. Asi que habia sido ella la que habia abierto la puerta. Como se habia sentido incomoda de invitarle a pasar, a pesar de que ya habia estado antes un monton de veces, habia salido al porche y le habia sonreido con timidez. -Hola, J.B. No esperaba verte hoy. Se habia quedado apoyado en el poste, en aquella postura tan varonil. En pocas semanas cumpliria dieciocho y seria legalmente un adulto. -Queria hablar contigo cara a cara. Has sido muy amable invitandome al baile. Me siento halagado. -Todavia no me has dicho si iras conmigo. Sintio las manos heladas y empezo a temblar. -Eres una chica encantadora, Mazie, y me alegro de que seas mi amiga. No hacia falta que dijera nada mas. Era inteligente y sabia leer entre lineas, pero no estaba dispuesta a dejarlo escapar tan facilmente. -?Que intentas decir, J.B.? -Maldita sea, Mazie. No puedo ir al baile contigo. No deberias habermelo pedido. Eres una cria. -No soy una nina. Soy solo un ano mas pequena que tu. -Casi dos. Le sorprendio que lo supiera con tanta exactitud. Avanzo unos pasos hacia el. Se habia venido abajo, pero no estaba dispuesta a que se diera cuenta de cuanto afectaba a su autoestima. -No te inventes excusas, J.B. Si no quieres ir conmigo, ten las agallas de decirmelo a las claras. El maldijo entre dientes y le aparto un mechon de pelo de la cara. -Eres como una hermana para mi. No podia haber dado con una excusa menos convincente. ?Por que se empenaba en levantar muros entre ellos? Respiraba con tanta agitacion que corria el riesgo de hiperventilar. Era evidente que lo habia malinterpretado. J.B. no habia ido hasta alli aquella noche porque sintiera algo por ella o porque quisiera verla. Estaba alli porque era todo un caballero incapaz de decirle que no por telefono. Otra persona se lo habria puesto mas facil, pero Mazie estaba cansada de ser buena. Lo rodeo por la cintura y apoyo la mejilla en su amplio pecho. Llevaba una camiseta azul marino, unos vaqueros desgastados y sus nauticos de piel. Era el clasico James Dean, un chico malo e inconformista. Cuando lo toco, todo su cuerpo se puso rigido. Nada se movio, excepto una unica cosa, algo bastante abultado. Jackson estaba excitado y como Mazie se habia abrazado a el, le era imposible ocultarlo. Sus bocas se encontraron y volco toda su pasion de adolescente en aquel beso desesperado. J.B. sabia de maravilla, tal y como habia imaginado en sus suenos. Por un momento, se habia sentido vencedora. La estrecho contra el y su boca se fundio con la suya. Su lengua se deslizo entre sus labios y acaricio el interior de su boca. Las piernas no la sostenian y se aferro a sus hombros. -J. B. -susurro-. Oh, J.B. Sus palabras lo sacaron del hechizo en el que habia caido. Se aparto tan bruscamente que Mazie dio un traspie. J.B. ni siquiera alargo la mano para ayudarla a recuperar el equilibrio. Se quedo mirandola, iluminado por la poco favorecedora luz amarillenta del porche. El sol se habia puesto y la noche habia caido con todos los olores y sonidos de la primavera. Se paso la mano por los labios para secarselos. -Como te he dicho, Mazie, eres una cria, deberias salir con los de tu edad. -?Por que estas siendo tan cruel? A continuacion vio como tensaba los musculos del cuello, y los ojos se le llenaron de lagrimas. Pero no iba a permitir que cayeran. -Creo que hemos terminado con esto. Hazme un favor, J.B. Si alguna vez ocurre un desastre y tu y yo somos los unicos seres humanos que sobrevivimos en el planeta, pierdete. -Mazie... Hola, Mazie. La voz de Gina la devolvio al presente. -Lo siento, estaba sumida en mis pensamientos. -En J.B., ?verdad? Estabas a punto de contarme por que detestas a ese hombre despues de tantos anos y por que no quieres venderle este edificio a pesar de que te ofrece tres veces su valor. Mazie trago saliva, olvidandose del pasado. -Me rompio el corazon cuando eramos adolescentes y se porto muy mal. Asi que si, no quiero ponerselo facil. -No estas siendo razonable. Olvidate del dinero. ?Acaso no te ha ofrecido tambien otros dos locales en una ubicacion privilegiada para nuestra tienda? !Esta dispuesto a hacer un intercambio! ?A que estas esperando, Mazie? -Quiero hacer que se arrastre. J.B. habia comprado todos los metros cuadrados en una franja de dos manzanas cerca de Battery. Tenia planeada una impresionante rehabilitacion en aquella zona de la ciudad, respetando las normas de conservacion del patrimonio historico de Charleston. A nivel de calle estarian los comercios, siguiendo el tipico estilo sureno. Sobre ellos, la idea de J.B. incluia lujosos condominios y apartamentos, algunos de ellos con vistas al puerto. Lo unico que se interponia en los planes de J. B. eran Mazie y su local. Gina agito la mano ante la cara de Mazie. -Baja ya de la nube. Puedo entender que quieras vengarte del tormento de tu juventud, pero ?de veras te vas a cerrar en banda? -No estoy segura de querer vendersela. Necesito tiempo para pensar. -?Y si la agente inmobiliaria no te vuelve a llamar? -Lo hara. J.B. nunca se da por vencido. Es una de sus virtudes y tambien la mas detestable. -Espero que tengas razon. J.B. se sento en un taburete y alzo la mano para llamar la atencion del camarero. Se habia puesto chaqueta y corbata para una reunion. En aquel momento, se habia quitado la corbata y llevaba el primer boton de la camisa desabrochado. Jonathan Tarleton estaba sentado a su lado, tomando agua con gas. -Tienes mal aspecto -comento J.B. -Son estos malditos dolores de cabeza. -Tienes que ir al medico. -Ya he ido. -Entonces, tienes que encontrar otro mejor. -?Podemos dejar de hablar de mi salud? Tengo treinta anos, no ochenta. J.B. queria insistir en el tema, pero era evidente que Jonathan no estaba interesado. -De acuerdo. Tu hermana me esta volviendo loco. ?Puedes hablar con ella? No queria mencionar la verdadera razon por la que necesitaba ayuda. Mazie y el eran como el agua y el aceite. Ella lo odiaba y J.B. llevaba anos tratando de convencerse de que no le importaba. La verdad era muy diferente. -Mazie es muy cabezota -dijo Jonathan. -Es una cualidad de los Tarleton, ?no? -Tengo el proyecto paralizado porque me esta tomando el pelo. -A mi hermana no le caes bien, J.B. -Eso ya lo se. Mazie no quiere hablar de vender. ?Que se supone que debo hacer? -?Mejorar la oferta? -?Pero como? No quiere dinero. -No lo se. Siempre me he preguntado que hiciste para enfadarla. Se ve que mi hermana pequena es la unica mujer de Charleston inmune a tus encantos. J.B. apreto el menton. -No tengo tiempo para andar con juegos. Necesito empezar las obras antes de mediados de enero para cumplir lo programado. -Le gustan los bombones. Jonathan habia hablado en serio, pero J.B. sabia que se estaba burlando de el. -?Me estas diciendo que le compre bombones? -Bombones, flores,... no se. Mi hermana es una mujer complicada. Es lista como el hambre y tiene un gran sentido del humor, pero tambien tiene un lado oscuro. Te lo va a hacer pagar caro. Estate preparado para arrastrarte. J.B. dio un trago a su bebida e intento olvidarse de Mazie. Todo en ella lo volvia loco, pero no se podia dejar llevar. Se atraganto y tuvo que dejar el vaso para recuperar la respiracion. Los hijos de los Tarleton eran guapos. J.B. solo recordaba de la madre de Jonathan que era una mujer bella, con un eterno aire triste. Jonathan y Hartley habian heredado la tez morena de su madre, asi como sus ojos oscuros y su pelo castano. Mazie tambien era morena, pero su piel era mas clara y sus ojos de un marron dorado. Su hermano llevaba el pelo muy corto y Mazie lucia una melena por el hombro. Solia dejarse caer por casa de los Tarleton en Accion de Gracias, pero ese ano habia estado ocupado con otros asuntos. Sin darse cuenta, ya estaban en diciembre. -Seguire el consejo de los bombones. -Vere lo que puedo hacer, pero no te aseguro nada. En ocasiones, cuando le sugiero algo, hace justo lo contrario. Ha sido asi desde siempre. -Porque siempre ha querido estar a la altura de sus hermanos y los dos la habeis tratado como a una nina. -No fue facil despues de que mi madre ingresara en la clinica. La pobre Mazie nunca tuvo un referente femenino. No puedo ayudarte si te lo esta poniendo dificil. Solo Dios sabe por que lo hace

  • El dulce sabor del amor de Yolanda Bello

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    El hambre puede volver loco a una persona. Ese vacio dentro que te retuerce y te apunala hasta que la unica cosa en la que te puedes concentrar, es en llenarlo. Poder, dinero, mujeres... comida. Algunos hombres tienen apetitos que nunca podran ser apaciguados. Un hambre tan grande, tan poderosa, que es imposible parar. Hombres como yo. --Llegamos, Sr. Flint. Levanto la vista de las facturas y ordenes de trabajo en mi regazo y veo a mi conductor mirandome por el espejo retrovisor. Asiento con la cabeza mientras el Maybach se detiene frente al restaurante. Normalmente conduzco yo mismo. Dios sabe que tengo suficientes autos para manejar, pero hoy ha sido un dia ajetreado, y he pasado todo el tiempo que he podido revisando el papeleo para un nuevo lugar en Las Vegas. --Gracias, Cliff --Le digo mientras abre la puerta y salgo a las luces de 'Cuchillo': el restaurante mas concurrido de Los Angeles. Le doy cien dolares--. Tomare un taxi de regreso. Puedes irte, gracias. Sonrie con amistad, vuelve a entrar en el auto y se va, dejandome de pie por un momento frente al lugar. Todavia se ve hermoso despues de todos estos anos. Una gran entrada; un cristal tan fino que juraria que no hay nada alli, enmarcado por madera en grano escogida a mano de los troncos de Portland. Un dosel de color rojo intenso, inspirado en los cines de epoca de la Prohibicion, se asoma por encima de las puertas. Mas arriba de eso, la palabra ‘Cuchillo’ en letras de acero. A traves del cristal a ambos lados de la entrada, brillando en el oro de la luz de las velas contra la mamposteria vista, puedo ver a los comensales sentados en sus mesas. La musica de sus charlas, sus risas y sus cubiertos es tenue, tanto como el aroma del ajo y la salsa de vino blanco en los mejillones, la dulzura de un souffle recien caramelizado. Sensaciones que te invitan como las pestanas parpadeantes de una mujer, instandote a acercarte mas, lo suficientemente cerca como para devorar lo que has puesto en tu mirada. El lugar es limpio, elegante, moderno. Y en una noche como esta, incluso despues de un dia como hoy, cuando la brisa del Pacifico que se mueve por Los Angeles empuja las hojas de las palmeras como si estuvieran conjurando un sueno, es casi magico. Lo que no se ve es la sangre, el sudor y las lagrimas incrustadas en esos ladrillos. La lucha y las dificultades que los unieron. Las traiciones, las amistades rotas, el empuje ardiente y la determinacion resistente que puso sus cimientos. Solo yo puedo verlos. Parado aqui, soy el unico que puede entender como se lograr formar desde cero un lugar como este. Subo y entro, saludado por el maitre de pie detras de su podio. --Buenas noches, Sr. Flint --dice. --Buenas noches, Alvaro. El hombre a trabajado aqui durante seis anos y sigue siendo el mejor. El chiste dice que Alvaro es tan bueno haciendo esperar a la gente que es solo cuestion de tiempo antes de que el DMV lo contrate. El trabajo esta en su sangre. Tanto asi que no me llama Xavier, no importando cuantas veces se lo haya pedido. --?Que desea hoy, senor? --Bueno, he pasado un dia entero tratando con los idiotas de Las Vegas, no he comido desde esta manana, y me gustaria llegar a casa a tiempo para ver lo mas destacado de los Clippers. Mientras traes el vino mas alcoholico que tengas, no me importa lo que la carta ofrece. Alvaro sonrie ironicamente. --Muy bien, senor. La mayoria del personal del restaurante empezaria a sudar ante la idea de escoger algo del menu ellos mismos, pero como dije, Alvaro es de una raza diferente. Su truco esta en saber lo que la gente va a pedir mientras sigue esperando. Un talento, que a mi juicio, merece aplausos. Acabo de decirle que estoy cansado y que me falta tiempo, lo que significa que no me molestare con un aperitivo. El vino mas alcoholico que tienen es un tinto Zinfandel, que se recomienda para los platos de carne de vacuno. Y ademas, es martes de mayo, asi que acaban de recibir una nueva entrega de cortes de rib eye, que por lo demas es de un sabor unico y exquisito. --?La mesa cuatro, senor? Asiento con la cabeza y me muevo hacia adentro. Es una noche relativamente tranquila, lo que significa que la mayoria de las mesas estan llenas, pero no hay fila afuera. Mi instinto mueve inmediatamente la atencion sobre las tres mujeres atractivas que se encuentran en una mesa al otro lado del lugar. Especificamente la rubia recatada que me mira de reojo, con un vestido verde tan ajustado que no necesito de mucha imaginacion para saber que hay debajo. Me pilla mirando e inmediatamente coge su copa de vino para esconder la verguenza en sus labios. Segundos despues de tomar asiento, el vino es traido y vertido en mi copa. Me inclino hacia el camarero y apunto sutilmente en la direccion de la rubia. --?Que estan bebiendo alli, Ned? Hizo un gesto sutil, con indiferencia, y luego me miro a mi. --El rosado de la casa, senor. --Enviales otra botella, yo invito. Diles, pero mira a la rubia cuando lo hagas, que es por lucir tan elegantemente esta noche. --Si, senor. El camarero se va y yo espero a que la rubia me mire de nuevo antes de levantar la copa en su direccion. Ahora sonrie mas ampliamente, y luego susurra a sus amigas, que miran a su alrededor. Solo una rapida mirada antes de que vuelvan a su posicion, inclinandose para reirse entre ellas como conspiradoras. Un clasico que jamas pierde poder cuando se trata de mujeres, siempre genera un gusto delicioso. Tal vez me reconozcan del programa de television que tuve hace un par de anos, donde ensene a un grupo de ex convictos y jovenes delincuentes a cocinar profesionalmente. Fue un momento divertido, pero abandone el programa cuando me di cuenta de que la productora seguia tratando de crear un drama entre los miembros del elenco. En realidad, la mayoria de ellos amaban la cocina como patos el agua, y el trabajo arduo no dejaba a ninguno con suficiente energia para causar problemas. Asi que los productores tuvieron la "brillante" idea que eso condimentaria un poco el espectaculo y provocaron algunas peleas, para que los cocineros se pusieran nerviosos. Bueno, y a mi no me gusta el drama, especialmente en mis cocinas. Asi que renuncie. Cambie los delantales blancos de chef por trajes finos, empece a peinarme por las mananas, y decidi volver al lado de los negocios ya que 'Cuchillo' parecia estar funcionando bien, solo con una supervision limitada de mi parte. Fue entonces cuando empece mis planes de abrir otro restaurante, esta vez en Las Vegas. Volvamos al vino, ese espectaculo si que me gusta, las mujeres aun tienen la boca escandalizada y rubores leves. El camarero me senala y yo levanto una ceja, manteniendo los ojos en la rubia mientras me llevo la copa a los labios, saboreando el dulce sabor del vino y la elegante curva de su escote al mismo tiempo. Ahora sonrie, se esconde timidamente detras de ese cabello y me echa unas cuantas miradas. Sus delgados dedos sostienen delicadamente el tenedor que juega alrededor de su plato. Suave y cuidadoso. No dire que llevar a esta mujer a la cama esta noche sera facil, pero la verdad es que no va a ser dificil. Y despues de la semana que he tenido, me vendria bien la distraccion. --Su filete, Xavier. Me alejo de la rubia para ver a Ned, el camarero, colocar el plato grande frente a mi. --Gracias --Un pequeno grunido sale de mi voz mientras miro hacia abajo a la carne jaspeada. Apetitosa y jugosa, delineada por los chorros de granos de pimienta y las lineas de la parrilla, la salsa de vino tinto que brilla de tal manera que parece casi viva. La rubia tendra que esperar un poco. Corto un trozo, me gusta ver que los cuchillos han sido afilados, y revelo el centro; rojo como la lujuria. Lo lanzo, tomo un pedazo de la patata crujiente como si fuera una idea de ultimo momento, y me lo pongo en la boca. Mi cerebro tarda aproximadamente un segundo en recibir los mensajes que mi lengua me esta enviando, pero cuando me doy cuenta, vuelvo a poner los cubiertos en el plato lo suficientemente fuerte como para hacer que los comensales que me rodean giren en mi direccion. Ned se apresura, sus cejas de muneco Ken suben mientras ve mi mandibula apretada y mi expresion fija. --?Algo va mal? --dice timidamente--. ?Quien trabaja en las verduras esta noche? --Um… Camila. --?Camila? --Si… la nueva chef. La contratamos la semana pasada, ?recuerda? mientras usted estaba en Las Vegas. Frunzo el ceno. --Traela aqui. Ned duda por una fraccion de segundo, obligandome a mirarlo y a borrar cualquier duda de que estoy siendo cien por ciento serio. Luego, desaparece de la escena. Despues de golpear con los dedos el fino mantel por unos instantes, el camarero regresa, la chef viene siguiendolo de cerca. Camina elegantemente, orgullosa. Hombros hacia atras y barbilla alta. Su parte superior de color blanco y los pantalones negros holgados que esconden su cuerpo, el cabello rubio oscuro retorcido y enterrado bajo una redecilla, el cuello largo y las delicadas facciones de su cara son aun mas llamativas para la sencillez del atuendo. Ojos marrones con forma ovalada, labios que se mueven como si estuvieran en medio de un beso, y una nariz ligeramente respingona tan perfecta que solo un artista podria haberla hecho.

  • Tu asistente ideal de Emma K. Johnson

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    Con su amor sanaran las heridas en sus corazones.

  • Todo no dura siempre de Alexandra Ferrara

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    Hace ocho meses que Adriana y Juan perdieron a sus padres, y ahora les toca mudarse a una pequena ciudad costera con sus abuelos, donde no conocen a nadie y les tocara empezar de cero. Lo que Adriana no sabe es que tras el dolor que siente y las ganas de desaparecer, hay muchas aventuras por vivir y muchas cosas por aprender como que la amistad no es lo que ella ha conocido hasta ese momento, que las apariencias enganan, y que siempre hay dos versiones de una misma historia. Pero sobre todo, conocera el amor, el amor incondicional, puro y verdadero.

  • Sabado, domingo de Ray Loriga

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    La nueva novela de Ray Loriga: Premio Alfaguara de novela 2017

  • Amor a fuego lento, Carolina Ortigosa de Carolina Ortigosa

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  • After Dark de Haruki Murakami

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    Perfil de una gran ciudad. Captamos esta imagen desde las alturas, a traves de los ojos de un ave nocturna que vuela alto. En el amplio panorama, la ciudad parece un gigantesco ser vivo. O el conjunto de una multitud de corpusculos entrelazados. Innumerables vasos sanguineos se extienden hasta el ultimo rincon de ese cuerpo imposible de definir, transportan la sangre, renuevan sin descanso las celulas. Envian informacion nueva y retiran informacion vieja. Envian consumo nuevo y retiran consumo viejo. Envian contradicciones nuevas y retiran contradicciones viejas. Al ritmo de las pulsaciones del corazon parpadea todo el cuerpo, se inflama de fiebre, bulle. La medianoche se acerca y, una vez superado el momento de maxima actividad, el metabolismo basal sigue, sin flaquear, a fin de mantener el cuerpo con vida. Suyo es el zumbido que emite la ciudad en un bajo sostenido. Un zumbido sin vicisitudes, monotono, aunque lleno de presentimientos. Nuestra mirada escoge una zona donde se concentra la luz, enfoca aquel punto. Empezamos a descender despacio hacia alli. Un mar de luces de neon de distintos colores. Es lo que llaman un barrio de ocio. Las enormes pantallas digitales instaladas en las paredes de los edificios han enmudecido al aproximarse la medianoche, pero los altavoces de las entradas de los locales siguen vomitando sin arredrarse musica hip-hop en tonos exageradamente graves. Grandes salones recreativos atestados de jovenes. Estridentes sonidos electronicos. Grupos de universitarios que vuelven de una fiesta. Adolescentes con el pelo tenido de rubio y piernas robustas asomando por debajo de la minifalda. Oficinistas trajeados que cruzan corriendo la encrucijada a fin de no perder el ultimo tren. Aun ahora, los reclamos de los karaoke siguen invitando alegremente a entrar. Un coche modelo Wagon de color negro y decorado de forma llamativa recorre despacio las calles como si hiciera inventario. Lleva una pelicula negra adherida a los cristales. Parece una criatura, con organos y piel especiales, que habita en las profundidades del oceano. Una pareja de policias jovenes hace la ronda por la misma calle con expresion tensa, pero casi nadie repara en ellos. A aquellas horas, el barrio funciona segun sus propias reglas. Estamos a finales de otono. No sopla el viento, pero el aire es frio. Dentro de muy poco comenzara un nuevo dia. Nos encontramos en Denny's. Iluminacion anodina, aunque suficiente; decoracion y vajilla inexpresivas; diseno de planta calculado hasta el menor detalle por ingenieros expertos; musica ambiental inocua sonando a bajo volumen; empleados formados para que sigan el manual a rajatabla. <>. Mires a donde mires, todo esta concebido de forma anonima e intercambiable. El establecimiento se halla casi lleno. Tras barrer el interior del local con la mirada, nuestros ojos se posan en una chica que esta sentada junto a la ventana. ?Por que en ella? ?Por que no en otra persona? No lo se. Sin embargo, por algun motivo, la chica atrae nuestra atencion... de un modo espontaneo. Ocupa una mesa de cuatro asientos, esta leyendo un libro. Sudadera gris con capucha, pantalones vaqueros, zapatillas deportivas de color amarillo destenidas tras multiples lavados. Sobre el respaldo del asiento contiguo cuelga una cazadora. Tampoco esta parece nueva, en absoluto. Por lo que respecta a la edad, hara poco que la chica es universitaria. Ya no es una estudiante de bachillerato, pero aun conserva el aire del instituto. Tiene el pelo negro, liso, corto. Lleva poco maquillaje, ninguna joya. Cara pequena y delgada. Gafas con montura negra. De vez en cuando frunce el entrecejo con aire reconcentrado. Esta absorta en la lectura. Apenas aparta los ojos del libro. Es un grueso tomo de tapa dura, pero, como lleva puesta la sobrecubierta de la libreria, no se ve el titulo. Dada la gravedad con que lo lee, debe de tratarse de un libro de contenido muy serio. La chica no se salta una sola linea, sino que, por el contrario, parece ir masticandolas a conciencia, una a una. Sobre la mesa hay una taza de cafe, un cenicero y, al lado de este, una gorra de beisbol de color azul marino con la <> de los Boston Red Sox. Posiblemente le vaya un poco grande. En el asiento contiguo descansa un bolso bandolera de piel marron. A juzgar por lo abultado del bolso, la chica ha ido embutiendo en el de forma apresurada todo cuanto le ha venido a la cabeza. Alza la taza a intervalos regulares y se la lleva a la boca, pero no parece que saboree el cafe. Tiene la taza delante y se toma el cafe porque eso es lo que tiene que hacer. Como si se acordara de pronto, se pone un cigarrillo entre los labios y lo enciende con un mechero de plastico. Achica los ojos, lanza el humo de manera libre y facil, deja el cigarrillo en el cenicero y, luego, se acaricia las sienes con la punta de los dedos como si quisiera alejar el presentimiento de un futuro dolor de cabeza. La musica que suena a bajo volumen es Go Away Little Girl, de Percy Faith y su orquesta. Nadie la escucha, por supuesto. Hay gente muy diversa comiendo y tomando cafe en Denny's esa madrugada, pero ella esta sola. De vez en cuando levanta la mirada del libro y echa una ojeada al reloj de pulsera. Por lo visto, el tiempo no avanza tan rapido como ella quisiera. Tampoco parece que haya quedado con alguien. No recorre el interior del local con la mirada ni dirige los ojos hacia la puerta. Simplemente esta sola leyendo un libro y fuma algun que otro cigarrillo, inclina la taza de cafe con un gesto maquinal y espera a que el tiempo transcurra deprisa, aunque solo sea un poco. Sin embargo, es obvio que aun falta mucho para el amanecer. La chica interrumpe la lectura y mira hacia fuera. Por la ventana del primer piso puede ver, a sus pies, la calle concurrida. Aun a aquellas horas la calle esta llena de luz, con una multitud de transeuntes que van y vienen. Personas que se dirigen a algun sitio y otras que no se dirigen a ninguno. Personas que tienen un objetivo y otras que no lo tienen. Personas que querrian detener el paso del tiempo y otras que querrian acelerarlo. Tras permanecer un rato contemplando esa imagen deslavazada de la ciudad, la chica respira hondo y vuelve a posar los ojos sobre las paginas del libro. Alarga la mano hacia la taza de cafe. En el cenicero, el cigarrillo, al que solo ha dado unas caladas, va convirtiendose en ceniza sin perder su forma original. Se abre la puerta automatica y un hombre joven, alto y desgarbado, entra en el local. Chaqueta de piel negra, pantalones chinos arrugados de color verde oliva, zapatones marrones. Lleva el pelo bastante largo, con grenas. Quiza se deba a que durante los ultimos dias no ha tenido la oportunidad de lavarselo. O quizas a que acaba de cruzar algun matorral muy espeso. O puede que, para el, lo habitual sea llevar el pelo enmaranado. Esta delgado, pero, mas que tener un fisico elegante, lo que parece es desnutrido. Del hombro le cuelga un gran estuche de color negro de un instrumento musical. De un instrumento musical de viento. Ademas, en la mano sostiene una sucia bolsa de lona. Atiborrada, al parecer, de partituras y de varios objetos de pequeno tamano. En la mejilla derecha presenta un corte profundo que atrae las miradas. Una pequena cicatriz producto, al parecer, de la incision de un objeto afilado. Aparte de esto, nada en el llama particularmente la atencion. Es un joven normal y corriente. Tiene el aire de un perro cruzado, bonachon, aunque no muy listo, que vaga perdido por las calles. La camarera encargada de acomodar a los clientes se acerca y lo conduce hasta una mesa al fondo del local. Pasa por delante de la chica que lee. Y, en el preciso instante en que acaba de dejar la mesa atras, el joven se detiene, como si de repente le hubiera venido algo a la cabeza, retrocede despacio igual que si estuviera rebobinando una pelicula y vuelve junto a la mesa. Ladea la cabeza, mira con profundo interes el rostro de la chica. Resigue sus recuerdos. Le cuesta acordarse. Es el tipo de persona que se demora al realizar cualquier cosa. La chica percibe su presencia y alza la mirada, entrecierra los ojos, mira al joven que se le ha plantado delante. Es tan alto que tiene que levantar mucho la cabeza. Sus miradas se encuentran. El chico esboza una sonrisa. Una sonrisa que intenta demostrar que no abriga ninguna mala intencion. El le dirige la palabra. --Oye, perdona si me equivoco, pero tu eres la hermana de Eri Asai, ?verdad? Ella no dice nada. Mira el rostro del joven con ojos de estar contemplando un arbusto demasiado espeso en un rincon del jardin. --Nos vimos una vez --prosigue el joven--. Te llamas Yuri, ?verdad? Tu nombre tiene una silaba diferente al de tu hermana. Todavia observandolo con cautela, ella lo corrige de forma concisa: --Mari. El joven levanta el dedo indice. --!Eso es! Mari. Eri y Mari. Una silaba distinta. No te acuerdas de mi, ?verdad? Mari ladea levemente la cabeza. Puede significar tanto que si como que no. Se quita las gafas y las deja junto a la taza de cafe. La camarera vuelve y pregunta: --?Estan juntos? --Si --responde el. La camarera deposita la carta sobre la mesa. El hombre toma asiento frente a Mari y deja el estuche del instrumento musical en el asiento contiguo. Luego le pregunta, como si se acordara de pronto: --No te importa que me siente aqui un rato, ?verdad? Despues de comer me ire enseguida. He quedado en otra parte. Mari frunce levemente el entrecejo. --Eso se dice antes, ?no crees? El hombre reflexiona sobre el significado de sus palabras. --?Que he quedado luego? --No me refiero a eso --dice Mari. --O sea, que se trata de una cuestion de modales. --Si. El hombre asiente. --Tienes razon. Deberia haberte preguntado primero si podia compartir tu mesa. Te pido perdon. Pero el local esta lleno y voy a quedarme poco rato. ?Te importa? Mari se encoge levemente de hombros. Con ello viene a decir: <>. El hombre abre la carta, la mira. --?Ya has comido? --No tengo hambre.

  • Un Rostro en la Multitud de Stephen King & Stewart O’nan

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    Desde la muerte de su mujer, Dean Evers se pasa las tardes apoltronado en el sofa viendo partidos de beisbol. Durante una de estas tardes solitarias, mientras mira un partido de los Devil Rays contra los Mariners, la vision de una figura entre las gradas lo saca de su letargo. Dos filas detras de la multitud, en el asiento asignado a un invitado especial, alguien le mira fijamente desde el otro lado del televisor. Es el rostro de una persona de su pasado, de hace decadas, de alguien que no deberia estar en un partido de beisbol ni tampoco en ningun lugar de este planeta. Y asi empiezan a desfilar por la pantalla personas de su pasado. Hasta que un dia aparece la mas terrorifica de todas...

  • Autorretrato de familia con perro de Alvaro Uribe

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    Hay otra fotografia, en blanco y negro, en la que tu y yo, muy ninos aun, nos dejamos abrazar por un Santaclos de alquiler: el menor de nosotros, asustado sobre las rodillas del hombre; el mayor, de pie e intentando sonreir; ambos, con la mirada fija en un punto de escorzo en donde verosimilmente se encuentran nuestros padres. En esta, de colores desleidos, tomada unos quince anos despues, ya somos un par de adolescentes grenudos, los dos enfundados en el saco obligatorio en las cenas navidenas, aunque el mayor trae un sueter con cuello de tortuga, por no ser o para no parecer convencional, y el menor, ajeno a esos dilemas, usa corbata. A la izquierda de nosotros, derecha de la fotografia, se ve a nuestra abuela materna, que viene a colacion porque en esa foto de hace cuarenta y tantos anos debe de tener poco mas o menos los sesenta y pico que ahora nos desfiguraban a ti y a mi. Con sus habiles manos de modista, como ella queria que llamaramos a las costureras, abre el envoltorio de una serpentina que lanzara hacia su lado de la mesa, en donde se sientan los adultos. Tambien nosotros, sentados en el voluntario limbo donde la adolescencia se aisla tanto de la infancia como de la madurez, nos distraemos con una serpentina. El menor de los dos habla mientras libera la espiral de papel de su envoltorio de celofan. El mayor sonrie mientras observa lo que el otro se trae entre manos. Hoy que la rememoro sin nostalgia, o nostalgico solo a causa de mi extinta juventud, me doy cuenta de que en esa escena baladi ya estamos enteros tu y yo. Los hermanos. Quien sabe cual de nosotros finge mas, finge mejor. Si el mayor de los dos, que simula interesarse en el plan de ataque desplegado ante sus ojos por el otro, o el menor, que se afana aparatosamente en granjearse ese simulado interes. Que dificil, para el primero de los hermanos, no ser el unico. Que dificil, para el segundo, ser siempre el segundo. Y, pese a todo, ninguno de los dos cambiaria su suerte por la del otro hermano. Atras de nosotros, un mesero titubea con un plato de sopa en su diestra. Tiene instrucciones de empezar ya a servir la cena, pero no se atreve a entorpecer nuestra hermanable conversacion. Si se percatara de ese titubeo, el mayor de los dos no dudaria en interrumpir al hermano en mitad de una frase, con tal de ejercer u ostentar su atencion a los predicamentos de un empleado. El menor, en cambio, seguiria hablando, quien sabe si por indiferencia hacia el mesero o por la inercia de su propia simulacion. Llegado el momento se hara, por supuesto, lo que decida el mayor de nosotros. Se hara una y otra vez, a pesar de los deseos del menor. Como se ha hecho desde siempre. Por las buenas o por las malas. Porque el mayor suele tener o pensar que tiene la razon. Porque el menor, que en el fondo piensa igual, sabe o alega saber que con su hermano es inutil y fastidioso discutir. Hasta el dia, muy distante de la Nochebuena coagulada en la foto, en que a la fuerza se oponga mas fuerza. Mas violencia amedrente a la violencia. Mas terquedad derrote a la terquedad. Y entonces los papeles se inviertan. Y ya no sea el menor de nosotros quien tema enfrentarse a su hermano. Y el mayor, sin admitir lo mucho que ha cambiado entre ambos, se repliegue en un silencio obstinado o en un cortes laconismo con los que, de ahi en adelante, disimulara a medias su temor. ?O me equivoco? ?Y eres tu, contra la costumbre, quien tiene razon, por lo menos su razon? Que lastima conocernos tanto. Mejor dicho: que lastima creer que nos conocemos tanto. Porque desde tiempo antes o despues de esa Nochebuena, confiados en lo mucho que creemos conocernos, ninguno de los dos hace grandes esfuerzos por conocer al otro mas. Al mayor de nosotros le dio por la literatura y creo con su esposa un mundo deliberadamente inexpugnable adonde, hay que reconocerlo, no ha dejado asomarse a su hermano. El menor se dedica sin gloria a la historiografia y tiene una familia a la que supedita todo lo demas. ?A cual de los dos hermanos le toco la mejor parte? ?Quien, despues de cuarenta y tantas Navidades, se puede proclamar mas feliz? El mayor no se plantea a menudo tales preguntas, aunque en no pocos momentos de su vida, sin excluir el presente, ha creido conocer la felicidad. El menor, salvo en lo que concierne a sus hijas, la busca no del todo inconscientemente, y en ocasiones la encuentra, en el infortunio del projimo. ?Cual de nosotros sale ganando? Ya no recuerdo si te dije alguna vez, cuando aun tenia algo que decirte, que la ventaja de ser narrador, en caso de que este oficio resulte ventajoso, esta en que al final te quedas siempre con la ultima palabra. Supongo que no. Te habrias reido tirandome a loco. O quiza preguntado con sorna que a quien le importan las palabras no sustentadas en hechos. ?Que piensas de eso ahora que tu, al reves de la foto, eres el que calla? ?Que sientes ahora que, al reves de la foto, el que habla en esta pagina soy yo, el mayor de los dos? Primera parte La Dona De veras que da pena ajena. Ya ni se donde meterme a la hora del paseo. Y si dicen por ahi que una no gana pa'sustos, 'ton's yo digo que menos pa'verguenzas. Pero vamos por partes. El paseo en realidad son dos. El de la manana y el de la tarde. Y la paseada, o mas bien el paseado, no soy yo. El que pasea es el Canuto. Y tampoco es que se pasee solo, nomas faltaba, sino que lo sacan a pasear. Pu's quien iba a ser. La mera mera. La Dona. Claro que se como se llama, pero yo le digo asi. La Dona. Y cosas peores cuando me hace enojar. Como a l'hora del paseo. Sobre todo el de la tarde. Porque el de la manana es mas ?como se dice? Descarado. Y es que la Dona ni siquiera se toma la molestia de disimular. La muy manosa nomas se va un poco lejos, hasta donde la gente no la conoce. Camina dos cuadras por Michoacan y una mas por avenida Mazatlan y ahi, en pleno camellon y como si nada, deja que el Canuto haga de las suyas. Y cuanto hace el condenado, viera uste. Ni quien se lo imagine en una criaturita asi de chica. O mas bien de chaparra. Sera que los salchichas tienen la panza tan larga como el cuerpo y por eso les cabe tanta caca. Y dos veces al dia, p'acabarla de amolar. Porque en la tarde el tragon de Canuto esta de vuelta lleno hasta'l tope y vuelve a vaciarse que da gusto. Es un decir. A nadie le gusta la caca ajena. Y menos que nadie a la Dona, que se lleva al paseo de la tarde una d'esas como pinzas. Como manos. Como garras al final de un brazo de plastico que con sus palancas y sus resortes sirve pa'recoger la caca sin agacharse. Pero ella nunca l'usa. Se lo juro. Nunca. Y de tanto no usarlo, el aparato esta descompuesto. Roto. Y asi, todo amolado, la Dona lo bambolea de aca p'alla. Como si fuera un machete. Y ademas se lleva al paseo una bolsa d'esas que le dan a una en el super. Dizque pa'guardar ahi la caca que dizque recoge con la garra de plastico. Y tambien ondea la bolsa de un lado pa'l otro. Haga uste de cuenta un panuelo al viento, como dice la cancion. Pa'que todos los vecinos la vean. Pa'que todos piensen que la Dona es muy acomedida. Que s'encarga de las inmundicias de su perro. Que se desvive con tal de no fregar a nadie. Mendiga vieja. Ni que la gente fuera tan bruta. O tan dejada. Lo que pasa es que la ven ya muy mayor. O media loca, que pa'l caso es lo mismo. Y todos los vecinos de la manzana se hacen de la vista gorda. Todos, salvo la senora Leticia. La de la casota esa en la esquina de Francisco Marquez y Pachuca. Andele. La que tiene enfrente una jacaranda preciosa. Mucho mas alta que los postes de la luz. Porque alli, mero al pie de la jacaranda, es donde al Canuto le gusta hacer sus necesidades. Y no hay poder humano que lo convenza d'irse a otra parte. El perrito resulto mas terco que una mula. Es un decir. Y su duena, o sea: la Dona, es peor todavia. Necia como ella sola. Taimada. Mustia. Y nada le hace que la senora Leticia proteste. Que mande a su muchacha a decirme que yo le diga a mi patrona. Que la espere ella misma alla frente a su casa y se l'encare a la Dona y l'amenace con envenenar al Canuto, qu'el pobre que culpa tiene. Porque la Dona no admite ni de relajo qu'esas cacas que un dia si y otro tambien aparecen al pie de la jacaranda son de su perro. Si la viera uste. La muy cinica zarandea la garra de plastico y la bolsa del super y alega qu'ella recoge todas las cochinadas de su perro. Y cuando la senora Leticia ya muerta de rabia l'acusa de ser mentirosa, la Dona s'hincha dizque d'indignacion y me pone a mi de testiga. Pu's que quiere que haga. Claro que le doy la razon a mi patrona. Pongase uste nomas en mi lugar. Y claro que luego me siento de la patada. Como tlaconete rociado de sal. Pero lo que mas me apena no es mentirle a otras personas. Creame uste. Y tampoco me molesta regresar a escondidas yo sola a recoger las cacas del Canuto, pa'que la senora Leticia nos deje en paz. Lo que de veras m'encabrona, perdon por la palabra, es ?como decirle?, l'obligacion, y pobre de mi si no la cumplo, de ser hipocrita conmigo. De enganar no a los demas sino a mi misma. De seguirle la corriente a la Dona, que nunca es culpable de nada. Haga uste de cuenta qu'ella fuera l'ofendida. L'insultada. La victima. Y que la senora Leticia, o cualquier otra vecina que se atreva a quejarse de las cacas del Canuto, fuera una vieja malcriada. Una tergiversadora. Y que todo el tiempo l'estuvieran levantando falsos a la Dona nomas porque si. Por pura envidia. Porque fue la primera en llegar a esta parte de la Condesa. O eso dice. Y su familia es la mas decente de todas. O eso dice. Y de chica la criaron unas monjas en Estados Unidos. O eso dice. Y no se cuantas otras cosas que l'hacen sentirse mejor. Por encima de quien sea. Valgame Dios. Ni que fuera la reina de la calle de Tula. Y aunque se me antoja decirle que no es pa'tanto, como ella dice, que a poco no es cierto qu'el Canuto va y hace caca donde no debiera, no se que me pasa cuando estoy sola con la Dona. O igual si se. Como si la mentira fuera contagiosa. Como si contar un cuento muchas veces y muy convencida lo fuera volviendo verda. Y yo siempre acabo, o pa'serle franca: empiezo, por darle a mi patrona por su lado. Y tambien m'indigno cuando ella s'indigna por las acusaciones dizque falsas de la senora Leticia o de cualquier otra vecina. Y tambien me creo qu'el Canuto es el perro mejor portado del mundo. Y que la Dona es la mejor patrona. Y hasta que yo soy la mejor sirvienta. Se lo juro. Pero cuando ya me siento bien unida a la Dona, como si fueramos compinches, casi como si fueramos amigas, ella lo echa todo a perder. Pu's nomas ve que le agarro confianza y le da por sonreirse con una sonrisa muy suya. Una sonrisa media coqueta y juguetona. Una sonrisa como de nina traviesa, que no le queda a una mujer de su edad. Una sonrisa que odio y que me da miedo. Que m'espanta y me acongoja porque se qu'en ese momento la Dona va a hacer como si no me conociera. Como si no'stuvieramos platicando de lo mas a gusto. Y de repente me dice con su voz engreida de patrona que soy una metiche. Una floja. Y qu'en vez de perder el tiempo en chismes de vecindario deberia ponerme a trabajar.

  • La semilla (Los casos de la agente Utrilla 1) de Luis M. Nunez

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    La agente de policia Lucia Utrilla esta a punto de descubrir que el ultimo caso de asesinato que se le ha asignado esconde una realidad mucho mas siniestra y oscura de lo que parece a simple vista.
    En su investigacion, topara con aliados y enemigos capaces de dominar fuerzas mas alla del entendimiento humano y comprobara que existe un mundo de locura y horror escondido tras el nuestro, viendose implicada de manera personal y peligrosa en las conspiraciones de una criatura blasfema y poderosa.
    Su vida, su familia y su cordura dependeran de lo acertado de sus decidiones frente a un enemigo implacable.

  • Que tengo de malo de Maria Jose Caro

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    “Me quede en silencio asustada de lo que pudiera pensar. Pero ella introdujo la mano en su casaca de jean y me ofrecio un cigarro. Cuando lo acepte, entendi que ella podia convencerme de cualquier cosa”.

  • Tarantula de Bob Dylan

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    La opera prima del ultimo premio Nobel y uno de los artistas mas influyentes de nuestros dias.

  • La bella Helena de Mills Bellenden

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    ?Que se esconde detras de un nombre?
    Puede ser un barco que asole los mares, puede ser una mujer por la que ir a la guerra.
    ?Que se esconde detras del nombre La bella Helena?Una historia, un barco, una mujer. Pero, mas que nada, se esconde un destino, un puerto que se ofrece despues de haber pasado todas las tormentas.

  • Redencion de Fernando Gamboa

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    La nueva novela de uno de los autores espanoles mas leidos en todo el mundo.

  • Rosas amarillas para conquistar a la senorita Remington de Ana F. Malory

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    Lancaster, Reino Unido, 1840 Demasiado excitada como para permanecer sentada, la joven senorita Elizabeth Grant caminaba de un lado a otro del dormitorio deteniendose de tanto en tanto frente al espejo del tocador. Estudiaba con atencion la imagen que este le devolvia, sonreia satisfecha y reanudaba el paseillo ante la divertida mirada de su prima Anna. --No comprendo como puedes estar tan tranquila --manifesto la muchacha, revisando por enesima vez su aspecto, atusandose los rizos que le enmarcaban el rostro y ahuecando el abullonado de las mangas de su vestido antes de girarse hacia su prima con una deslumbrante sonrisa en los labios--. ?No estas emocionada? Yo siento que podria estallar de un momento a otro, tan alborotada estoy --concluyo con una risita de puro jubilo. --Es comprensible, estas a punto de asistir a tu primer baile --senalo Anna, coreando la risa de Beth al ver que sus palabras no hacian mas que avivar el entusiasmo de la mas joven, y contagiandose del mismo. A fin de cuentas, esa tambien seria su primera temporada, aunque su edad distara mucho de ser la de una debutante. La inesperada muerte de sus padres tres anos atras la habia mantenido largo tiempo sumida en el dolor, la tristeza y el duelo, alejada de los salones y reuniones. Detalle este que, dado su caracter extrovertido, y a decir de su tia un tanto levantisco, le traia sin cuidado. Intentaria disfrutar de las fiestas y el baile como cualquier otra joven, sin importarle que el resto de la sociedad la considerara, a sus veintiun anos, poco menos que una solterona. A lo largo de aquella semana su tia Clarissa la habia abrumado con interminables sermones sobre como tenia que comportarse en el baile de presentacion de Beth. Ante todo, debia evitar ponerse en evidencia, pensando siempre en su futuro y en el de su prima que, con seguridad, esa misma temporada lograria prometerse con algun respetable y, por supuesto, adinerado caballero. --Con suerte, siempre y cuando tu conducta sea intachable, tu tambien encontraras esposo. Estas habian sido sus palabras la noche anterior. Palabras que en ese instante resonaban en su cabeza casi como una amenaza. <>. Ni mucho menos estaba en contra del matrimonio, pero tampoco lo consideraba una obligacion. Si algun dia se casaba lo haria por amor y no porque el caballero fuera adecuado, acaudalado y socialmente conveniente. Tampoco porque la sociedad asi lo dictara. --No tienes de que preocuparte. --Tranquilizo a Beth con una calida sonrisa, olvidandose de las monsergas de su tia y de un futuro que, por el momento, no le inquietaba lo mas minimo--. Causaras sensacion. Estas preciosa. --Eres muy amable, Anna, y me encantaria poder decir que tambien tu luces estupenda, pero... las dos sabemos que ese vestido rosa que mama ha escogido para ti no es precisamente favorecedor --apostillo con un mohin de disculpa. Anna se acerco al espejo, contemplo su imagen y dejo escapar un suspiro de resignacion. --Tu madre queria asegurarse de que esta noche fueras tu la que brillara, y para ello me ha convertido en una col rosa --senalo con gesto comico--. Creo que, de haber podido, habria hecho lo mismo con el resto de invitadas --anadio, muy seria. Su expresion solemne no logro enganar a Beth y un segundo despues ambas estallaban en carcajadas. --Llevas razon, pero no lo ha hecho con maldad, aunque he de reconocer que se le ha ido un poco la mano. Continuaban riendo cuando la puerta del dormitorio se abrio sin previo aviso. --?Que escandalo es este? --pregunto Clarissa, horrorizada. --Ha sido culpa mia, le contaba a Beth... --Dios bendito --la interrumpio con apurados movimientos de las manos--, a este paso terminare de los nervios --dijo mas para si que para las muchachas, que la observaban con fingida seriedad. Tomo aire y lo expulso despacio antes de volver a hablar--. Los invitados comienzan a llegar y debemos recibirlos como corresponde. Sabeis lo que debeis hacer, ?verdad? --pregunto al tiempo que las hacia abandonar la estancia y, saliendo tras ellas, acomodaba los volantes del vestido de su hija--. Anna… --?Si, tia? --Espero que recuerdes todo cuanto te he dicho estos ultimos dias. --Por supuesto que lo recuerdo, tia. --Clarissa, satisfecha, se les adelanto, dedicandoles una ultima mirada antes de comenzar a bajar las escaleras--. ?Como olvidarlo si ha pasado toda una semana martirizandome con ello? --susurro en cuanto la mujer les dio la espalda. --?Has dicho algo? --inquirio aquella, deteniendose para mirarla por encima del hombro. --!Oh! Nada importante, tia. --Beth a duras penas podia contener la risa--. Que puede estar tranquila, no se me ha olvidado ni una sola palabra de cuantas me ha dicho. --Confio en que asi sea, querida. --Respiro despacio y bajo a reunirse con su esposo, que ya recibia a los primeros invitados. *** Clarissa se sentia exultante; todos elogiaban su fiesta y comentaban lo encantadora que era su hija Elizabeth. Prueba de ello era que su carne de baile se habia completado en un abrir y cerrar de ojos, y varios caballeros, los menos avispados, habian perdido la oportunidad de disfrutar de su compania durante la danza. Anna tambien habia bailado, aunque preferia permanecer en un segundo plano. No resultaba agradable exhibirse con aquel horrible vestido lleno de lazos, sin mencionar que la mayoria de caballeros alli presentes solo tenian ojos para las mas jovenes de la reunion. Hacia un buen rato que observaba a las parejas moverse en el centro del salon, cuando diviso entre el gentio al senor Taylor. Recordo entonces que el nombre del caballero figuraba dos veces en su carne; por lo tanto, la buscaba. Habia bailado con el al inicio de la velada y sabia que sus pies no soportarian un nuevo encuentro con los desmanados zapatos del joven. Sin rastro de remordimiento, huyo, mezclandose entre los invitados que bordeaban la pista de baile, hasta despistarlo. Terminar junto a una de las puertas que daban al jardin le sirvio para escabullirse fuera y librarse asi de la tortura que supondria bailar con el. El aire fresco de la noche la hizo estremecer, pero preferia pasar frio a volver a la atestada sala donde, con total seguridad, el senor Taylor continuaria buscandola, al menos durante unos minutos. Con pasos distraidos y sin apenas ser consciente de ello, tomo el camino que conducia a los rosales. Era su lugar favorito del jardin, porque le gustaban las rosas, en especial las amarillas. Eran flores hermosas y delicadas, pero a la vez temibles, con sus grandes y afiladas espinas; le fascinaban. Le recordaban un poco a si misma: de apariencia fragil y fuerte caracter. Quizas por eso la cautivaban. Durante la caminata se cruzo con varias parejas, unas paseaban sin mas para descansar del barullo del salon, otras buscaban rincones un poco mas discretos, con seguridad para decirse palabras de amor e, incluso, besarse con pasion, penso, suspirando. Se pregunto si alguna vez hallaria un hombre que se fijara en ella. Cierto que habia despertado el interes de varios caballeros, pero, a su modo de ver, eran demasiado jovenes o demasiado mayores. Tal vez su aspecto menudo, carente de sugerentes curvas, su cabello anaranjado, herencia de su padre, y sus ojos tremendamente verdes, no fueran del agrado de los hombres que ella consideraba interesantes.

  • Lo que el jeque quiere de Alex Anders

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    “LO QUE EL JEQUE QUIERE” es la ultima publicacion del autor superventas internacional Alex Anders y es para aquellos a quienes les encantan las pequenas historias de amor en las que virgenes inocentes son corrompidas por poderosos machos alfa que exigen sumision y que disfrutan del BDSM.

  • La guerra civil contada a los jovenes de Arturo Perez Reverte

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    La Guerra Civil espanola contada de forma escueta, objetiva y rigurosa, sin cliches partidarios ni etiquetas faciles, en textos de Arturo Perez-Reverte e ilustrada de forma esplendida por Fernando Vicente.

  • Fuiste tu de Fabiana Peralta

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    Spencer Vanderbilt tenia una vida que a simple vista parecia genial. Un semental de ojazos azules verdosos al que la palabra guapo no le hacia realmente justicia.

  • El cielo a tiros de Jorge Franco Ramos

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    Una apasionante novela sobre la generacion de hijos de los grandes narcotraficantes colombianos de los anos noventa y un fiel retrato de la Medellin de hoy.

  • Laberintos de la noche de Anne Perry

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  • El honor de mi dama de Julia Justiss

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    ?Quien era aquella mujer? ?Un doncella recatada… o una descarada aventurera? Al conocer a la joven dama que habia deslumbrado a su mejor amigo, Gilen de Mowbry vio algo sorprendentemente familiar en ella. Pero tan recatada senorita no podia ser la gitana de ojos violetas que habia bailado para el a la luz de una hoguera… y que desde entonces se habia hecho duena de sus suenos… Desesperada por huir junto a su hermano de los malevolos planes de su primo, Gwennor Southford habia aprovechado la ocasion de marcharse con una caravana de gitanos. Solo una cosa se interpondria despues entre ella y la seguridad de un matrimonio perfecto: los inolvidables momentos que habia pasado junto a Gilen de Mowbry…

  • Pasajero 64A de Luciana V. Suarez

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    Un siniestro pasajero de un avion hara que la protagonista de esta historia viva una inesperada historia de amor.

  • El asesino indeleble, Marcos Nieto de Marcos Nieto

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    Quiza el destino me ha conducido donde estoy en este mismo instante. O quiza los designios del Senor han dictado sentencia, y mi periplo existencial ha alcanzado su fin, quien sabe. Ni siquiera puedo garantizar, que las leyes cosmicas de retribucion, causa y efecto del Karma no hayan tenido nada que ver. Ni responsabilizar unica y exclusivamente a la misma capacidad que atesora la maldad en si misma, pues por si sola, sin la inestimable ayuda del hombre, carece de la fuerza necesaria para causar tanto dolor. Lo mas racional, sin duda, seria pensar en motivos menos misticos, y culpar de todo a la casualidad o la suerte. O incluso podria aventurarme, ?por que no? e imputar al ocultismo o la brujeria como los instrumentos que han arrojado a las tinieblas a este pequeno pueblo entre montanas.

  • Los pasatiempos de la reina que buscaba catarinas de Jean Baptiste Andrea

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    A traves de la voz y el pensamiento de un nino al que todos consideran <>, Jean-Baptiste Andrea celebra la infancia, pero tambien la crueldad que puede nacer de los juegos mas inocentes.

  • La encrucijada del roble de Elizabeth Crook

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    Una madrugada, en las montanas de Texas, una pantera ataca salvajemente a una familia: solo Samantha -traumatizada y con el rostro marcado- y el joven Benjamin sobreviven. Sera la voz directa y cautivadora de este la que relate la implacable determinacion con la que su hermana decide dar caza a la despiadada bestia y asi vengar la muerte de su madre. Mientras siguen las huellas del animal -un demonio en realidad, como se murmura en todo Rio Grande-, se sumaran a los huerfanos un carismatico forajido tejano y un atormentado predicador, al que acompana un viejo e incansable sabueso. Y al mismo tiempo que el extrano grupo sigue el rastro de la fiera, un violento soldado confederado, con cuentas que ajustar con el clerigo, ira a su vez tras sus pasos…
    En la mejor tradicion de las grandes novelas de aventuras, La encrucijada del roble es el imponente relato de una doble caceria, de una obstinacion y una lucha, una historia poderosa que conjuga eficazmente la carga epica del western clasico, la inquietante atmosfera de La noche del cazador y el ingenio del mismisimo Mark Twain.

  • La maestra de titeres de Carmen Posadas

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    Si ha habido una mujer destinada a brillar, esa es Beatriz Calanda, la protagonista de la nueva novela de Carmen Posadas. La autora hace un recorrido por los sesenta ultimos anos de la historia de Espana a traves de la exhibicion que <> hace de su vida exagerada y excesiva.

  • Legado de cenizas de Tim Weiner

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    La primera historia completa de la CIA.

  • El camino hacia tu corazon de Luciana V. Suarez

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    Una serie de acontecimientos haran que los protagonistas de esta romantica y profunda novela no puedan evitar dejarse llevar por sus sentimientos y dar rienda suelta a la pasion.

  • Tu y El (El Juego 2) de Azminda Cangar

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    Kaira sabia que solo era un Juego, que debia seguir las reglas y que en caso de emergencia, debia gritar: “Dite”. No grito, rompio las reglas y se enamoro. Con nuevos jugadores en el tablero y las reglas rotas, decide hacer lo mas seguro para ella. Abandonar el Juego. Owen y Alex, aunque siempre tienen las puertas abiertas para escoger nuevas jugadoras, van contra pronostico y mantienen su apuesta por ella. Con su mejor juego en la mesa, buscan en los nuevos participantes las respuestas. ?El amor tiene cabida en el Juego? Lucharan por ella. por ellos, o moriran de placer en el intento. ?Se acaba el Juego o simplemente cambian las reglas? El Juego: Tu y El. ?Seguimos Jugamos?

  • Roja Navidad de Aeryn Anders

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    Se desperto al apreciar el vacio que habia dejado el cuerpo de Andrea. Cerro los ojos y se paso la mano por la frente para eliminar el malestar que sentia. Llego a pensar que la muerte de Alejandro y Mariola le iba a ofrecer un estado de paz, que a partir de ese momento podia relajarse y disfrutar de su mujer e hijo, que equivocado que estaba, en su entorno nada era predecible y las circunstancias asi se lo recordaban. Presto atencion al escucharla, estaba en el bano y podia asegurar, sin llegar a verla, que de nuevo vomitaba, llevaba asi quince dias y estaba preocupado por ella, desde el ultimo suceso su mujer siempre se levantaba en mitad de la noche y expulsaba lo poco con lo que se alimentaba. Si seguia asi enfermaria. Le dio un vuelco el corazon al verla abrazarse a la porcelana mientras su cuerpo se convulsionaba. No tardo en arrodillarse junto a ella. --Carino, ?estas bien? No levanto el rostro al sentir como la abrazaba. --Si, carino, no te preocupes. --Si que lo hago, desde lo sucedido… --enmudecio al ver como el rostro de su esposa cambiaba de color--, desde entonces te pasa lo mismo cada noche. Andrea alargo la mano y le acaricio el entrecejo para eliminar la arruga de preocupacion, su relacion desde el inicio estuvo abocada al fracaso, pero el amor que se procesaban fue mas fuerte que los contratiempos que los separaban y sortearon cada uno de ellos hasta que lograron estar juntos. --Con el tiempo se pasara --aseguro levantandose del suelo ayudada por el. No le convencio la respuesta, pero el mejor que nadie sabia la fuerza y afan de superacion que poseia su mujer, no todo el mundo era capaz de burlar la muerte y mucho menos lograrlo dos veces. La ayudo a tumbarse de nuevo en la cama, no tardo en acoplarse a su espalda y acariciarla, se mantuvo inmovil hasta que se cercioro de que su respiracion era pausada. Antes de incorporarse le dio un beso en la frente. Exhalo y el vaho se concentro a su alrededor provocando una fina capa de niebla frente a el. Le encantaba aquella epoca del ano, todo el mundo desprendia felicidad, como si en Navidad los problemas no existiesen, pero la suya estaba empanada. No quiso pensar en la decision que ambos se vieron obligados a tomar semanas atras, debia mantener la mente despejada para no precipitarse, de hacerlo no lo volverian a ver y solo de pensarlo su estomago se revolvio. Evito mirar a la zona de la piscina, si no lo hacia no veria el muneco y no lo anoraria mas de lo que ya lo hacia. Sacudio la cabeza, aquella manana del veinticuatro de diciembre, por fin cerraria una las heridas que sangraban con fuerza. Jamas se perdonaria no haberle hecho caso a su mujer cuando se nego hasta la saciedad salir de Roma, le dijo en mas de una ocasion que era demasiado arriesgado dejar desprotegida a la familia y que razon tenia. Anduvo con pasos cortos hasta el coche, condujo de forma sosegada, era un ritual que acostumbraba a hacer desde sus inicios, relajarse antes de llegar a su destino y eso solo lo lograba haciendole el amor a Andrea o conduciendo, no tuvo mas remedio que conformarse con lo segundo ya que su mujer no estaba para que la avasallara con sus ansias por amarla. Miro la fachada de la nave y los recuerdos lo invadieron, nunca imagino que tras deshacerse de DeLuca su vida daria un cambio radical, la culpable de aquello no era otra que el amor de su vida; Andrea. Traspaso el plastico que lo separaba de la nave y con pasos cortos recorrio los metros que lo separaban del centro. Saludo con un gesto de cabeza a los alli presentes y antes de colocarse frente a los dos hombres que se encontraban maniatados, su hermano lo intercepto. --No era necesario que vinieras, puedo encargarme de esto yo -- comento Marco colocandose a su lado. No podia evitar descargar toda su rabia en su hermano, si no se hubiese empenado en hacer las cosas a su manera, con suerte no se verian metidos de lleno en una guerra que no abocaba nada bueno. --Ya hiciste suficiente. --Incluso el noto la acidez de sus palabras--. De esto me encargo yo. --Suavizo el tono. --Enrico, yo… --Dejalo estar, Marco. Estas cosas pasan. No podia culparlo de lo sucedido con su suegra, pero en su fuero interno si que lo hacia, ver sufrir de aquella manera a su mujer lo destrozo, necesito buscar un culpable y no fue otro que su hermano. Se quito la chaqueta colocandola sobre la polvorienta mesa, arrastro una silla hasta ponerla frente a los dos sicarios de los Carduccio, la rabia al saber que ellos fueron los incursores de la desgracia ocurrida en su familia se adueno de el. Sin previo aviso se incorporo y golpeo con fuerza el rostro de uno de ellos, le dolian los nudillos de los golpes emitidos, pero no era capaz de controlarse. Eduardo lo sujeto para que parase, se lo agradecio con una mirada, aquellos desgraciados se merecian una muerte mas lenta de la que el era capaz de ofrecerles. Imito a su mujer, tomo asiento y cruzo una pierna sobre la otra. --Eduardo. --Solo lo nombro, al igual que Andrea hacia cuando necesitaba de sus cualidades. Algo impaciente observo cada uno de sus calculados movimientos, esa lentitud que tenia de caminar hasta la mesa y tomarse su tiempo antes de elegir la herramienta deseada, causaba pavor en sus victimas. Evito sonreir al ver como los hombres Carduccio tragaban saliva, la fama de sanguinario de Eduardo se habia propagado por la ciudad y nadie en su sano juicio deseaba ser su presa, ellos intuian que su muerte seria dolorosa. No se inmuto cuando Eduardo nego con la cabeza al desechar cada herramienta que sus dedos tocaban. --Creo que voy a probar algo nuevo --lo dijo en un susurro siniestro sin dejar de mostrar una sonrisa que no vaticinaba nada bueno--. Tony, ?me ayudas? Su cunado no tardo en asentir y seguirlo. No era de su agrado que Tony estuviese presente en aquello, pero no fue capaz de disuadirlo y entendia cada uno de los motivos que le expuso para que lo dejase ser parte. Entre los dos arrastraron una estructura de madera de dos metros de alto hasta fijarla a la pared mas cercana de donde se encontraban los hombres Carduccio. Con cierta parsimonia, Eduardo se acerco a uno de ellos, lo desato y sujeto por las munecas para que no opusiese resistencia. Con la ayuda de Tony lo esposaron, primero de las manos extendidas por encima de la cabeza y despues de las piernas. Eduardo saco una navaja del bolsillo y rasgo la ropa del hombre hasta dejarlo desnudo. Trago al verlo coger una especie de rastrillo de palo largo, los garfios parecian unas largas unas afiladas que simulaban la zarpa de un gato. Dio dos pasos atras, separo un poco las piernas, alzo el rastrillo y comenzo a pasarlo por la espalda del hombre. Enrico desvio la mirada al ver como las zarpas arrancaban tiras de carne impregnando todo de sangre. El rostro del otro hombre torno a un ceniciento tono al ser obligado a presenciarlo todo, Tony era el encargado de sujetarle el rostro para que no perdiese detalle de lo que le deparaba en breve. --No pierdas ni el mas minimo detalle, tu eres el siguiente --escupio Tony cerca del odio del hombre. Enrico comprendia a la perfeccion la ira que destilaban sus palabras, llevaba mucho dolor guardado por lo ocurrido a su madre. La jordana se alargo hasta bien entrada la tarde, entre Eduardo y Tony se turnaron para torturar a los dos hombres hasta que sus cuerpos no soportaron mas dolor y se desmayaron. Aun asi, tardaron en concederles la muerte. Enrico hizo la llamada de rigor a Valdati, aunque en aquella ocasion no deseaba que se presentara como policia, debia trasladar los cadaveres a territorio Carduccio, aquel seria el mensaje, si osaban a volver a atacar a un Bianchessi, aquella seria la muerte que recibirian. --Gracias --dijo Tony una vez en el exterior de la nave. --?Mejor? Su cunado no respondio al instante, se entretuvo en dejar que el humo del cigarro le inundara los pulmones, no era la primera vez que lo veia fumar, aquel feo vicio ya lo acompanaba dos largos anos. --No, pero saber que esos cabrones han pagado por lo que han hecho, me alivia un poco la carga de culpa que llevo. Le puso una mano en el hombro, su hermana estaba igual que el, se culpaba de todo. --Ni tu hermana ni tu teneis la culpa de lo ocurrido. Asintio no convencido. --Vayamos a la mansion. --Se que a mi hermana le habria gustado estar presente --comento Tony nada mas cerrar la puerta del acompanante. --No esta para ello, se pasa las noches en el bano, por eso no le he dicho nada, piensa que lo de hoy es una reunion cualquiera. --Se va a cabrear cuando descubra la verdad. Enrico encogio los hombros. --Podre soportarlo. Su idea nada mas traspasar la puerta de casa era ir en busca de su mujer, necesitaba comprobar que se encontraba bien, ademas que ansiaba sentir su calor, pero su tio Vittorio lo avasallo a preguntas nada mas verlo. --Avisare a mi hermana de nuestra llegada. Se lo agradecio con una pequena sonrisa.

  • Tu eres mia (Insaciable 3) de Isabella Marin

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    Adeline sigue en prision, y su futuro se pinta incierto. Solo hay un hombre capaz de salvarla, pero el ha roto las cadenas que le ataban a ella. Se ha ido y ha prometido no regresar nunca mas. Adeline no sabe que sentir al respecto.