• la chica evanescente 2 - Laura Thalassa

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    Cada noche un nuevo destino, una mision arriesgada y una atraccion en aumento

  • El imperio decadente (Vanishing Girl 2) de Laura Thalassa

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    11 oct 2019 — La chica evanescente de Laura Thalassa Vanishing Girl 1 Cada noche, después de que Ember Pierce se duerme, ella desaparece. Puede ...

  • The Decaying Empire (The Vanishing Girl Book 2) (English ...

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    The Decaying Empire (The Vanishing Girl Book 2) (English Edition) eBook : Thalassa, Laura: Amazon.es: Tienda ... La chica evanescente (Vanishing Girl nº 1).

  • La chica evanescente (Vanishing Girl nº 1) Versión Kindle

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    ... libro. La chica evanescente (Vanishing Girl nº 1) de [Laura Thalassa, Ana Alcaina ... The Decaying Empire (The Vanishing Girl Book 2) (English Edition).

  • Vanishing Girl archivos - Libros A Descargar Gratis

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    La chica evanescente (Vanishing Girl nº 1) de Laura ThalassaCada noche un nuevo destino, ... Un Amor Cautivador (La Familia Bennett 2) de Layla Hagen.

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  • Atrapada en Libros : Laura Thalassa

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    #1 La Chica Evanescente Sinopsis: Cada noche un nuevo destino, una misión arriesgada y una atracción en ... Serie The Four Horsemen # 1/ 2 - Laura Thalassa.

  • La chica evanescente (Vanishing Girl 1) [Descargar ePub Gratis]

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    La chica evanescente es el primer libro de Vanishing Girl, escrita por Laura Thalassa. OPCIÓN 1: DESCARGAR LA CHICA EVANESCENTE EPUB GRATIS. OPCIÓN 2: DESCARGAR ...

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  • La Chica Evanescente (Vanishing Girl 1) - Laura Thalassa

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    Tres horas más tarde, después de leer la misma frase cuatro veces, aparté el libro de texto y me preparé para irme a la cama. Me quedé mirando al techo durante ...

  • Eric de Terry Pratchett

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    Lo ultimo que sabiamos de nuestro amigo Rincewind era que, al final de Rechicero, habia quedado atrapado en las Dimensiones Mazmorra cuando intentaba salvar el mundo. Algun tiempo mas tarde, tanto en el reino de la Muerte como en la Universidad Invisible se empieza a oir regularmente un sonido como de pasos corriendo y una voz que dice: Ohmierdaohmierdavoyamorirvoyamorir. Los magos se ponen extremadamente nerviosos, pero no tanto como cuando por fin averiguan que Rincewind vuelve a estar sobre el Mundodisco. Al fin y al cabo, el tipo en cuestion fue testigo de ciertos comportamientos poco dignos de los que hicieron gala los magos no hace mucho tiempo... Un demonologo, por otra parte, ha invocado lo que el cree que es un demonio muy poderoso y decide pedirle los tres deseos basicos de todo hombre, aunque como (en el caso que nos ocupa) dicho hombre tenga trece anos: dominio sobre todo el Disco, estar con la mujer mas hermosa del mundo y vivir para siempre. Pero es muy posible que no todo le salga como espera... Y finalmente, el Infierno esta en plena remodelacion. Un demonio joven con alma de director de empresa ha asumido el control y ahora el Infierno es eficiente, pero esto no gusta ni a las almas en pena ni a los demas demonios... Eric es una novela corta del Mundodisco, profusamente ilustrada en su edicion original inglesa por Josh Kirby (el autor de las portadas hasta Ladron del tiempo). Es la ideal para empezar a leer en ingles, y ademas se pueden hacer muchas camisetas chulis con las ilustraciones. La edicion espanola, por desgracia, no lleva ilustraciones.

  • Mac y su contratiempo de Enrique Vila-matas

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    Mac acaba de perder su trabajo y pasea a diario por El Coyote, el barrio barcelones donde vive. Esta obsesionado con su vecino, un famoso y reconocido escritor, y se siente molesto cada vez que este lo ignora. Un dia lo oye hablar con la librera sobre su opera prima Walter y su contratiempo, un libro de juventud lleno de pasajes incongruentes, del que se acuerda vagamente, y Mac, que acaricia la idea de escribir, decide entonces modificar y mejorar este primer relato que su vecino preferiria dejar en el olvido.
    <>, afirma el narrador de esta asombrosa novela que se disfraza de divertidisimo diario, de ensayo sobre el origen y el proceso de escritura, de investigacion criminal y de novela de aprendizaje.
    Enrique Vila-Matas destruye el mito de la necesidad de una voz propia mientras reelabora la tradicion para demostrar que es dueno de una de las voces mas personales del panorama literario contemporaneo; se permite abordar con profundidad la creacion literaria sin renunciar a proporcionar al lector momentos de autentica carcajada; ensalza la normalidad a traves de un protagonista excentrico y peculiar, y finge improvisacion en una novela magistral que encierra diversos niveles de lectura, sorpresas argumentales, hallazgos verdaderamente geniales, gracias a una estructura capaz de darse la vuelta como un calcetin a partir de la mitad exacta del libro, dejando al lector con la boca abierta hasta su perfecto final.

  • El mal camino de Mikel Santiago

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    Tras convertirse en un fenomeno internacional con La ultima noche en Tremore Beach, Mikel Santiago se consagra definitivamente como un maestro de la intriga con su segunda novela, aun mas adictiva y llena de suspense que la anterior.

  • La corona de cristal de Marta Eguiluz Alaminos

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    Para Sophie comenzar una nueva vida no es sencillo.
    La oportunidad de pertenecer a una de las familias mas importantes de Inglaterra no es facil de sobrellevar. Pronto deberan mudarse a palacio, junto a la familia real.

  • Los solitarios de Alvaro Arbina

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    Un thriller deslumbrante que rompe todo los limites del suspense.

  • Lo que sucedio cuando me rompiste el corazon de Rocio Carmona

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    Una novela fresca que te hara reir, te hara llorar, y te ensenara que un corazon roto puede seguir latiendo… mas fuerte que nunca. Mia acaba de romper con Alex y se enfrenta al verano barcelones con el corazon roto. Una situacion a la que se suma la perdida de su empleo, lo que la sumerge en una gran tristeza. Poco a poco, Mia emprende un viaje que le permite descubrir un mundo nuevo ante ella. Durante la travesia, se adentra en su propia soledad para vivir la apasionante aventura de descubrirse, atravesar el dolor y mirarse con valentia. Mientras recorre distintos estados emocionales, vive momentos magicos con personas entranables y divertidas, personajes muy reales con algo en comun: un corazon roto que sin embargo, mantiene el deseo de sonar en lo que puede suceder despues.

  • El mesias de las plantas de Carlos Magdalena

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    Una aventura en busqueda de las especies botanicas mas extraordinarias del mundo.

  • Comenzar de nuevo de R.m. De Loera

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    El informe de ventas de fin de ano no saldra a tiempo y el empleo de Alcine Varga, una contable hungara, depende de una buena presentacion ante sus jefes, sobre todo el. Cedric Berger, el director de ventas, un suizo con ojos aguamarina, a quien hace tres anos encontro en su oficina con otra mujer. Sin embargo, los dos tienen algo en comun. ?Podra Alcine olvidar esa primera impresion y continuar? O ?Su similitud en personalidades sera un obstaculo para comenzar de nuevo?

  • Contactos peligrosos (Las cronicas de Krinar 1) de Anna Zaires

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    De la autora de Secuestrada, la novela superventas en las listas del New York Times, llega ahora la adictiva y emocionante historia de un amor oscuro situado despues de la invasion de la Tierra…

  • Prometo no amarte hasta que el pacto nos separe de Vega Manhattan

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    Dina abrio uno de sus ojos y miro el movil que habia cogido a ciegas, tanteando sobre la mesilla de noche. Las seis de la manana, no habia sonado antes de tiempo, aunque a ella le pareciese asi. Gimio a la vez que metio la cabeza bajo la almohada. Ultimamente parecia que las noches eran demasiado cortas, se pasaban en un plis plas. A veces ni tiempo le daba a abrir los ojos cuando la dichosa alarma estaba sonando. Saco la cabeza de su escondite, abrio los ojos y miro a traves de la ventana de su habitacion. Aun no habia amanecido. Pero su dia ya deberia haber comenzado. Dia que no contaba con las horas suficientes, asi que no podia permitirse el lujo de quedarse en la cama ni un minuto mas. Y a veces, muchas en realidad, le gustaria hacerlo. Ser como esas personas que ponian la alarma a una hora y la iban retrasando cada cinco minutos para disfrutar del momento. A este paso ni cuando seas vieja. Pues seguramente no. Seria una anciana que aun estaria con doble o triple trabajo para pagar deudas, pero era lo que le tocaba. Habia gente que nacia con estrella y otras personas estrelladas. Ella habia nacido ya estampada y hecha una tortilla en el suelo. En fin... Se levanto rapidamente y un alarido salio de su garganta cuando al salir del dormitorio se golpeo el dedo pequeno del pie, haciendo que se doblase en una postura antinatural. --!Me cago en...! (Piiiii) !Hijo de...! (Piiiii) !Todos tus...! (Piiiiiiiiiiiiiiii) Mejor ni escribo lo que dijo que hay gente muy susceptible por aqui y despues todo son problemas y criticas estilo "que vulgar" y cosas asi. Y como que no me apetece porque yo cuento historias para reirnos y para que disfrutemos. Para problemas ya estaba Dina. Que por si no tuviera nada encima, la pobre estaba saltando a la pata coja. Como diria mi abuela, "dobladita de dolo'". Muy de mi tierra la expresion. --!Tu... (piiiiiiiiiiiii) madre! Vale, pense que habia terminado… Desde ese momento en que se levanto, nunca mejor dicho, con mal pie, ya se presagiaba un mal dia. --Veras el dia de mierda que voy a tener --gimio unos minutos mas tarde cuando la cafetera expres medio exploto y el contenido de la capsula de cafe llego hasta el techo. Adonde Dina miro de malos modos, acordandose de todos los dioses habidos y por haber. Y por si tener que comprar una cafetera nueva no fuera poco, tendria que ver si lo de que no le hubiese llegado el agua caliente al bano la noche anterior era un problema que necesitase de un fontanero o solo era algo puntual que se arreglaba solo. Si era lo segundo, que solia pasar muchas veces ya que solo ocurria por joder un rato, bien. Pero si era lo primero... Iba a tener que plantearse, y ya en serio, el vender alguno de sus organos no vitales. Empezaria por el primero que apunto en la lista. Y si, tenia una lista sobre ello, asi de mal le iban las finanzas. Asi de preocupante era el asunto. Pero tenia que seguir, si o si. Como fuera. Por la mujer a la que le estaba cogiendo la mano en ese momento, tras sentarse a su lado, en la cama. Dina suspiro tras apretar el agarre a la anciana. Solo por ese momento merecia cualquier pena. --Buenos dias --sonrio y miro a esos cansados y tristes ojos azules. La anciana miro a Dina con curiosidad, su ceno fruncido. --?Quien eres? --pregunto, con voz somnolienta. --Tu nieta --sonrio Dina haciendo, como siempre, un esfuerzo para que no se le notase la tristeza que sentia cada vez que su abuela no la recordaba. Era una parte dura de su enfermedad, una entre tantas. --Ah... --la anciana asintio con la cabeza, como si con eso ya no tuviese lagunas, pero en sus ojos podia verse que no la reconocia. --Con la lata que te he dado siempre, como para que no me reconozcas. --No digas eso --le dio un cate a la mano de Dina--. Si has sido muy buena --sus despobladas y casi inexistentes cejas, unidas. --Ah, ?si? --esa vez, Dina sonrio de verdad. Por esos momentos en los que su abuela recordaba algun pequeno detalle, merecia la pena todo lo demas. --Si. Un poco cabezota y con un... ?Como se dice eso? --?El que? --Cuando... --la anciana refunfuno al ver que no podia explicarse-- Cuando alguien se enfada. --Ah, enfadado. --No --dijo enfadada ella, haciendo sonreir a su nieta. --?Cabreado? --la anciana la seguia mirando de mala manera, esa palabra tampoco era-- ?Enfurrunado? --Que no, cono --solto su abuela. Dina solto una carcajada. --Mucho genio tienes tu --rio la nieta. --Me parezco a mi madre, ?conoces a mi madre? A veces viene a verme. --Ah, ?si? Tocaba conversacion sobre fantasmas que venian a visitarla. --Si y tiene un genio de los mil demonios, pero no es mala. Como tu. Que vaya caracter, pero eres una santa. --No todos piensan igual, abuela --rio Dina, divertida. --!Que sabran ellos! --refunfuno la abuela-- Si te conocieran de verdad, pensarian diferente --miro a Dina fijamente--. ?Como me dijiste que te llamabas? Dina suspiro, pero mantuvo la sonrisa. Asi eran las cosas con su abuela. Eso y pasar de un tema a otro sin sentido. Y tener paciencia mientras organizaba las palabras en su mente y terminaba una frase. Eso y tantas cosas mas. --Dina, abuela. Soy Dina. --Ah... Dina --asintio un poco con la cabeza--. A tu madre siempre le gusto ese nombre --pues si, asi era--. ?Yo conozco a tu madre? --La pariste tu, si no la conoces... --?Y dolio? --Segun siempre me habeis contado, un poco mas y se te cae sola --rio Dina.

  • Volver a Assam (Aromas de te 3) de Janet Macleod Trotter

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    La India, 1933. Adela Robson es una adolescente que escapa de la escuela, decidida a perseguir su pasion por la interpretacion. En Shimla, la sede veraniega del Gobierno imperial, se entrega a cuantas diversiones ofrece la sociedad india de la epoca a una hermosa debutante. Pero cuando parece a un paso de alcanzar sus ambiciones, la joven llama la atencion de un apuesto principe, un juerguista encantador que dara al traste con sus suenos…

  • Pellizcos de Navidad de Lara Rivendel

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    Dejo el movil en la mesa, aparto la cortina y me asomo a la ventana. La misma estampa de cada ano por estas fechas, desde hace... <> Las luces de Navidad de la Gran Via brillan creando una serpiente azulada que baila alegre sobre los transeuntes. Yo, desde luego, este ano no estoy para bailes ni para fiestas. --Seguire empaquetando --me digo. Suspirando, dejo caer la cortina y vuelvo al trabajo. Mientras espero a que los posibles compradores --una pareja con los suenos intactos y toda la vida por delante-- vengan a ver el piso, voy guardando en cajas los objetos de los que no soy capaz de desprenderme. No me cunde nada porque, en realidad, no quiero acabar de empaquetar las cosas que Enrique y yo hemos acumulado a lo largo de estos veinte anos. Bueno, las que el no se ha llevado, que son casi todas. El doctor Enrique Guerra, mi aun marido aunque por poco tiempo, se llevo lo que le cupo en dos maletas y no parece tener prisa por llevarse el resto. Tomo el volumen de Guerra y Paz que me regalo durante nuestra primera cita y sonrio. Aunque me resisto, no puedo evitar abrirlo y leer la dedicatoria. <> Suspiro. Enrique es el hombre menos romantico que he conocido, pero en la primera cita se lucio. A mis veintiun anos, con mi titulo de enfermera recien estrenado bajo el brazo, que el medico mas guapo del hospital me invitara a cenar fue un sueno hecho realidad. Tan embobada estaba que, cuando poco despues descubri que estaba embarazada, no entendi las caras de horror de mis amigas. Por supuesto no quise escuchar a las que me aconsejaron que me esperara un tiempo antes de ser madre. Me decian que antes de sentar la cabeza tenia que disfrutar de la vida, viajar, salir de noche... Otras me decian que Enrique me dejaria cuando se enterara; que lo mejor que podia hacer era librarme del bebe y no decirle nada. Pero, aunque era muy joven, cuando la vida me puso ante una encrucijada, tuve muy claro lo que tenia que hacer. 7 Dos dias mas tarde compartia guardia con Enrique. Aguarde a un momento de tranquilidad; le dije que lo esperaba en el dormitorio del personal y cuando el llego, ilusionado ante la idea de un revolcon a medianoche, le comunique que estaba embarazada y que pensaba traer a ese nino al mundo. Le dije que el bebe era suyo, pero que si no habia sitio para el en su vida, no lo forzaria a aceptarlo. Eso si, si no tenia sitio para nuestro hijo, evidentemente tampoco lo tenia para mi. Enrique tardo unos segundos en asimilarlo. Aunque es seis anos mayor que yo, todavia no se habia planteado formar una familia, pero reacciono mucho mejor de lo que me habia imaginado. Me dijo que no estaba enamorado de mi, pero que yo le gustaba mucho y que no podria vivir tranquilo sabiendo que un hijo suyo crecia sin padre. Si tenia suficiente con esa base, me ofrecia su nombre y su proteccion para mi y para el bebe. En aquel momento, me parecio lo mas romantico que me habia pasado en la vida; una declaracion propia de una novela de Jane Austen. Estaba segura de que, con el tiempo, Enrique se enamoraria de mi como yo lo estaba de el y que, una vez que el bebe llegara al mundo, nuestra felicidad seria completa. El embarazo fue bueno y el pequeno Enrique, un regalo del cielo. Fue el bebe mas bonito que ha pasado por el hospital. Siempre que puedo, me paso por la nursery para ver a los recien nacidos y hasta ahora ninguno lo ha superado. Y no es amor de madre, ?eh? Es que mi Quique es guapo a rabiar. <>. Dejo el libro en la caja y voy al dormitorio de Quique, pero los recuerdos me persiguen alla donde vaya. Cuando se me termino el permiso por maternidad y volvi al hospital, note que algunas companeras cuchicheaban a mis espaldas. Mi amiga Lola me conto que una enfermera que habia entrado a trabajar durante mi ausencia iba presumiendo por ahi de acostarse con Enrique durante las guardias. Aquella noche se lo pregunte a el directamente. Aunque lo nego, su cara me dijo que algo habia habido. Segui adelante por nuestro hijo y, vale, si, porque seguia loca por mi marido. Enrique ha sido el unico hombre de mi vida; no me puedo imaginar la vida sin el. ?Que sentido tiene ahora la Navidad? Y luego vendra mi cumpleanos, y luego el suyo, y en verano... ?que hare durante un mes entero de vacaciones? Noto que empieza a faltarme el aire y, siguiendo las instrucciones de la psicologa del hospital, me siento en la cama y respiro hondo. 8 <>, me dijo. <> --!Que facil es decir eso cuando se esta bien! ?Como voy a disfrutar de esto? !Mi vida es una mierda, estoy sola y acabada! Tengo mas desconchones que la pared del lavadero. Y dentro de dos meses me caen los cuarenta; solo me faltaba eso, ya nadie me va a querer. Noto que las dichosas lagrimas vuelven a aparecer. ?Es que no se cansan nunca? Estoy harta de llorar, estoy harta de mi. No me extrana que Enrique y Quique se hayan marchado; si yo pudiera, tambien me abandonaria. Me seco los ojos, me levanto y me acerco a la estanteria. Cojo una foto enmarcada de mi hijo celebrando un triunfo deportivo y le doy un beso. Siempre ha sido muy deportista, como su padre. El momento en que nos anuncio que le habian concedido una beca para estudiar Medicina en Canada fue el principio del fin. Enrique lo felicito dandole palmadas en la espalda. Hacia tiempo que no lo veia tan contento. Me imagine que seria orgullo de padre al ver que su unico hijo seguia sus pasos. Yo lo felicite, claro, que iba a hacer, !se le veia tan ilusionado! Pero mi alma empezo a gritar en silencio y, desde entonces, no ha parado. Queria gritar que no, que no se llevaran a mi pollo, que aun era muy pequeno para saltar del nido y que !como iba a vivir en Canada con lo frios que tiene siempre los pies en invierno! Vuelvo al comedor, monto un par de cajas de carton mas con ayuda de cinta de embalar y vuelvo a la habitacion de Quique para guardar los albumes de fotos. <> El anuncio de Quique fue solo el primer capitulo de la novela El otono en que Paz perdio la paz. Cuando Enrique y yo dejamos a nuestro pequeno --ya no tan pequeno-- en el control de seguridad del aeropuerto, el me invito a tomar algo en la cafeteria. Me extrano que no esperara a llegar a casa para comer, pero pense que los nervios le habrian dado hambre. Cuando nos sentamos, me dio un panuelo y me solto a bocajarro que queria el divorcio. No fui capaz de hablar; el shock me dejo muda. Enrique tendra sus cosas, pero de tonto no tiene un pelo. Lo habia planeado todo perfectamente. Sabia que el disgusto por la marcha de Quique me dejaria en K.O. emocional y que no me quedarian fuerzas para montarle un numerito en publico.

  • ?No te lo habia dicho, carino? Los polos opuestos se atraen, Claire Phillips de Claire Phillips

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  • Tu unico error de Olga Hermon

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  • Cuentos de la Guerra Civil de Ambrose Bierce

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    Los cuentos que invadiran la cabeza del lector no fueron escritos por un general avido de medallas, un profeta del pacifismo o un escritor esperanzado en la humanidad. Fueron creados por un soldado que vivio la Guerra de Secesion en carne propia y supo, pese a todo, desentenderse del patriotismo ciego y el discurso oficial del Norte, que a la postre gano la guerra y se autoerigio como el bando <> y redentor de los esclavos negros. Bierce desecha de cuajo ese facilismo binario y detalla las contraluces propias de una guerra fratricida: pondera miedos y valentias, explica atrocidades, ilumina las sombras de personajes esculpidos por una epoca feroz de la cual solo queda una leyenda. Una leyenda que aun divide a Estados Unidos y provoca odios mutuos. Con todo, esa equidistancia (oscura, a veces desgarradora) es lo que diferencia a Bierce de la mayoria de los narradores y corresponsales belicos, quienes muchas veces buscan asentar la culpa del conflicto en un bando. Leyendo estos relatos se adivina que el soldado promedio de los dos ejercitos era el mismo prototipo, que muchas veces se trataba de un hermano luchando por el Sur y otro por el Norte, que los generales casi nunca tragaban barro y que la muerte vivia al acecho. Ademas, para quien recien se adentra en la tematica, es posible detenerse en ciertas frases racistas o analizar la perspectiva que los blancos, incluso los yanquis, tenian de los negros. Y eso lleva a sospechar que Bierce, quiza inconscientemente, ya sugeria lo que el grueso de los gringos sigue ignorando: que la Guerra Civil norteamericana no se libro con el mero proposito de liberar a los esclavos negros y adaptarlos en un plano de igualdad ciudadana a la sociedad, sino que mas bien se trato de un choque entre elites y sistemas economico-productivos. Por un lado, el Norte de la Union Federal, lleno de industrias que requerian mano de obra libre y asalariada, la cual se podia despedir a placer y no exigia la manutencion del obrero; por el otro lado, el Sur Confederado, atrasado, agricola y cuasi feudal, que veia a las plantaciones de algodon y a la esclavitud como un asunto medular e irrenunciable de su identidad. Pero dejemos la vastedad de este topico a economistas e historiadores sociales. Calculemos, por un instante, la interpelacion que generan estos cuentos en nosotros como latinoamericanos. No hay nexo aparente. Los gringos estan locos, la esclavitud tuvo otros ribetes en Latinoamerica y acaso el unico suceso comparable, en cantidad de muertos, sea la revolucion mexicana. No obstante, al palear unos centimetros de tierra, aparecen osamentas para refutarnos. Y no me refiero a las guerras civiles del siglo diecinueve ni a las montoneras que siguieron a la independencia del dominio espanol. Me refiero a muertos mas recientes; aquellos que les toco vivir una epoca donde un vecino era un potencial delator o un amigo de la infancia podia transformarse en verdugo. Probablemente el adolescente Ambrose Bierce jamas sospecho que le dispararia a muchachos de Alabama o Texas. Y muchos ninos latinoamericanos de la decada de 1960 tampoco pensaron ser asesinados por sus ideas politicas o convertirse en torturadores. El devenir, sin embargo, dictamino otra cosa. Sirvan estos relatos como advertencia a los horrores fratricidas. Sirvan como un oscuro testamento a favor de la paz. No despertemos a la bestia. Es un monstruo que duerme a la sombra de la paz. Lo que vi de Shiloh I Esta es la sencilla historia de una batalla; una historia contada tal como puede narrarla un soldado que no es escritor a un lector que no es soldado. La manana del domingo seis de abril de 1862 fue clara y tibia. El toque de diana resono algo tarde, ya que las tropas tendrian un dia de descanso tras una larga marcha. Los hombres haraganeaban en torno a las brasas del vivac; unos preparaban sus desayunos, otros examinaban con descuido la condicion de sus armas y pertrechos, aguardando la inevitable inspeccion, y algunos otros hablaban con indolente dogmatismo acerca del tema infalible: el final y el proposito de la campana. Los centinelas deambulaban el confuso frente con una libertad de paso y maneras que no hubiesen sido toleradas en otro momento. Un punado de ellos cojeaba, sin parecer soldados, a causa de sus pies ampollados. A escasa distancia, en la retaguardia de las armas apiladas, se veian unas pocas tiendas de campana; ocasionalmente, desde su interior, asomaban oficiales despeinados. Languidamente daban ordenes a sus sirvientes para que les llenasen una palangana con agua, desempolvaran un abrigo o puliesen una vaina. Jovenes y esbeltos ordenanzas, cargados de mensajes evidentemente insignificantes, espoloneaban a sus caballos viejos y se abrian paso entre los hombres, soportando con desden sus burlas y humoradas, ese castigo por ostentar un puesto superior. Pequenos negros de estatus y funciones imprecisas se revolcaban sobre sus estomagos, golpeando el suelo con sus talones largos y desnudos bajo el brillo del sol, o bien dormitaban pacificamente, inconscientes de las bromas aleccionadoras, preparadas por manos blancas para enmendar su perdicion. De pronto, la bandera que colgaba floja y sin vida en los cuarteles parecio levantarse vivamente en el asta. En el mismo instante, se escucho un sonido amortiguado y distante, semejante a la pesada respiracion de un animal gigante bajo el horizonte. La bandera alzo su cabeza para oir. Hubo una pausa momentanea en el zumbido del enjambre humano. Entonces, mientras la bandera caia, el silencio se fue. Pero ya habia cientos de hombres de pie, miles de corazones latiendo a un pulso alborotado. Otra vez la bandera hizo una senal de advertencia, y nuevamente la brisa trajo hasta nuestras orejas el sonido largo y profundo de unos pulmones de acero. Como si hubiese recibido una orden ferrea, la division se puso de pie y se conformo en grupos de atencion. Incluso los negritos se irguieron. Despues de esto he vuelto a ver conmociones similares, provocadas por terremotos, pero creo que en ese momento no temblaba. Los cocineros, sabios de su generacion, sacaron los calderos humeantes del fuego y se prepararon para correr. Los ordenanzas montados se esfumaron. Los oficiales se arrastraron a punta y codo desde sus tiendas de campana y se aunaron en grupos. Los cuarteles se habian transformado en una bullente colmena. El sonido de la metralla ahora llegaba en rafagas regulares. Era el latido fuerte y constante de la fiebre de guerra. La bandera ondeaba entusiasmada, remeciendo su escuderia de estrellas y bandas con una especie de feroz placer. Un ayudante de campo montado corrio hacia la sombra del circulo de los oficiales; parecia haber brotado del suelo en una nube de polvo y al instante se oyeron las notas claras y agudas de un clarin. Las notas se repitieron y fueron replicadas por otros clarines hasta alcanzar los campos marrones, esparcidas por las filas de los bosques, transportadas hasta lejanas colinas; hasta en los valles nunca vistos se reprodujeron esas notas. Los acordes mas leves y remotos casi se ahogaban entre vitores, mientras los hombres corrian a agruparse torno a las bayonetas. Porque esta llamada no era el tedioso clarin "general" ante el cual se desarman las carpas. Este era el emocionante llamado de "asamblea", que llega al corazon como el vino y revuelve la sangre como los besos de una mujer bella. Habiendolo escuchado, sobre los rugidos de los canones, ?quien seria capaz de olvidar la intoxicacion salvaje de su musica? II Las fuerzas confederadas de Kentucky y Tennessee habian sufrido numerosos reveses que culminaron en la perdida de Nashville. El golpe fue severo: cantidades inmensas de material de guerra quedaron en manos de los vencedores, junto con todos los puntos estrategicos importantes. El general Johnston reculo el ejercito de Beauregard hacia Corinth, al norte de Mississippi, donde esperaba conseguir mas reclutas y equiparse hasta ser capaz de asumir la ofensiva y recuperar los territorios perdidos. El pueblo de Corinth era un lugar miserable, la capital de un pantano. Esta a dos dias de marcha hacia el oeste del rio Tennessee. Alli, y por el curso de ciento cincuenta millas, el rio fluye casi hacia el norte, hasta desembocar en el Ohio, en Paducah. Es navegable hasta este punto, es decir, hasta el embarcadero de Pittsburg, al cual se llega desde Corinth mediante un camino erosionado que cruza una region boscosa y tupida y que corre hacia el rio bajo arcos selvaticos cubiertos de musgo espanol. En algunos lugares la via yace obstruida por arboles caidos. El camino a Corinth se convertia, en ciertas estaciones, en un brazo del rio Tennessee. Su boca era el embarcadero de Pittsburg. Aqui, en 1862, habia algunos campos y una o dos casas. Ahora existen un cementerio nacional y otros progresos. El general Grant emplazo su ejercito en el embarcadero de Pittsburg, con un rio a su retaguardia y dos lanchas a vapor como medio de comunicacion con el lado Este, adonde llegaria el general Buell desde Nashville, acompanado de treinta mil hombres. La pregunta ha sido formulada: ?por que el general Grant ocupo la ribera enemiga del rio, encarando a una fuerza superior antes del arribo del general Buell? Buell tenia un largo trecho que recorrer; acaso Grant estaba cansado de esperar. Seguramente Johnston lo estaba, pues durante la plomiza manana del seis de abril, cuando la division de vanguardia de Buell estaba vivaqueando cerca del pueblito de Savannah, ocho o diez millas mas abajo, las fuerzas confederadas -habiendo abandonado Corinth dos dias antes- cayeron sobre las brigadas avanzadas de Grant y las masacraron. Grant estaba en Savanah, pero se apresuro hacia el embarcadero, justo a tiempo para encontrar sus campamentos en las garras del enemigo y los rastrojos de su ejercito derrotado, acorralado por un rio a sus espaldas como apoyo moral. He relatado las noticias de este asunto tal como nos llegaron a Savannah. Vinieron a grupas del viento, un mensajero que no transporta detalles copiosos. III En la ribera opuesta al embarcadero Pittsburg existen algunas colinas bajas y ralas, parcialmente rodeadas por un bosque. Visto desde el otro lado del rio Tennessee, durante el crepusculo del seis de abril, este espacio abierto (esta ribera, de hecho, fue angustiosamente contemplada por miles de ojos, muchos de los cuales se oscurecieron antes del ocaso) hubiese dado la impresion de estar veteado por franjas largas y oscuras, con nuevas franjas que surcaban constantemente el horizonte. Esas franjas eran los regimientos de la division de vanguardia de Buell. Habiendose desplazado desde Savannah a traves de un territorio que no era mas que pantanos y bajios sin senderos, con repentinas irrupciones de exuberante selva, la vanguardia arribaba al campo de batalla exhausta, con los pies doloridos y muerta de hambre. Habia sido una carrera terrible; algunos regimientos perdieron un tercio de sus hombres por fatiga, los soldados caian abatidos como si les hubiesen disparado, y alli los dejaban en el suelo para que se recuperasen o fallecieran a su gusto. La escena a la que les habian invitado tampoco inspiraba la confianza moral capaz de curar la fatiga. El aire estaba colmado de truenos y la tierra temblaba bajo sus pies. Y si hay algo de verdad en la teoria de la conversion de la fuerza, estos hombres almacenaban energia por cada shock que lanzaba ondas sobre sus cuerpos. Quizas esta teoria explique mejor que otras el tremendo aguante de los hombres en la batalla. Pero los ojos solo constataban materia idonea para la desesperacion.

  • El arquitecto de Viena, Jose Barcelo de Jose Barcelo

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    Ryan Matisson es un negociador en casos de secuestro que en 1985 vive
    en la ciudad de San Francisco intentando olvidar su triste pasado. Un
    pasado construido gracias a una madre que se suicido siendo el apenas
    un nino, y un padre que actualmente cumple condena en la prision de
    San Quintin y al que jamas a visitado.
    Hasta el dia que el recibe una inesperada invitacion para entrar a
    formar parte de una organizacion secreta cuya finalidad es viajar al
    pasado con ayuda de una maquina del tiempo para evitar las mas
    importantes tragedias de la humanidad, entre ellas algunas tan
    nefastas como el atentado del 11 de septiembre de 2001 a las Torres
    Gemelas o el hundimiento del trasatlantico Titanic, ocurrido el 15 de
    abril de 1912.
    Pero la mision en la que Ryan acabara participando es muy diferente a
    todo lo que se haya hecho hasta ese momento. ?El proposito?, borrar de
    los libros de historia el peor error cometido por la humanidad: la II
    Guerra Mundial.
    Asi sera como Ryan conocera a la mujer llamada Edna Kleiber, la
    “antecesora” que le acompanara en un fantastico viaje que les llevara
    desde la vasta y remota Antartida hasta la fascinante Viena de 1907.
    Una increible aventura en la que podremos llegar a intimar con
    personajes como el fisico britanico Stephen Hawking, el explorador
    antartico Robert Falcon Scott, el mismisimo Adolf Hitler, Benito
    Mussolini o la bailarina y actriz estadounidense Josephine Baker. Sin
    olvidar al Mahatma Gandhi y a Nathuram Vinayak Godse, el hombre
    que “intento asesinarle”.

  • La perla rusa. Trilogia Tu+Yo completa de Phavy Prieto

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    Irina Luciana Komarova es una brillante joven con un futuro prometedor, puesto que algun dia heredara el imperio de negocios que creo su padre. Deseosa de demostrar su valia, abandona su Rusia natal para realizar unas practicas en la sede Espanola que empresas Komarov tiene en la capital, aunque comete el error de enviar una imagen poco adecuada a la persona menos indicada.

  • Tenia que encontrarte de Gema Samaro

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    Julia conduce de regreso a casa despues de otra cita frustrada con su novio, cuando de repente a un lado de la carretera aparece una avioneta destrozada de la que sale un piloto de impresion que parece sano y salvo.
    Con todo, Julia acude a su rescate si bien el tio parece un tanto confundido.
    Ella lo achaca a la conmocion por el golpe, pero el aviador que se llama Sergio Minaya afirma que esta perfectamente. Solo hay un “pequeno” problema: asegura que es un rico empresario venido de otra epoca y tiene pruebas tan contundentes para demostrar que ha viajado en el tiempo, que a Julia no le queda mas remedio que llevarselo a su casa enana y que sea lo que tenga que ser.
    Total, que importa un descarriado mas si ya tiene acogidos a su gato Amante Bandido, a su amigo Gonzalo, a su hermana Alma y a su sobrino adolescente Mateo.
    Sergio se instala en esa casa diminuta convencido de que sera por muy poco tiempo, pero enseguida empieza a sentir demasiado por Julia y ahi es cuando todo se enreda de verdad…
    ?Podra el amor superar todas las barreras, incluso la del tiempo?

  • El hilo rojo del destino (Un mundo para Hector 2), Estefania Yepes de Estefania Yepes

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    Hector ha cruzado una barrera invisible, demostrando una vez mas el alcance del amor incondicional de una madre por un hijo. Sin embargo, su pequeno mundo ahora se tambalea de nuevo, mientras trata de recomponerse de un pasado que todavia le persigue.

  • Tu y yo. Nivel avanzado (Tu y yo 2) de S.j. Hooks

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    Senor profesor, quitese la pajarita. Llego la hora de la leccion.

  • F de fugitivo de Sue Grafton

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    Cuando Kinsey Millhone acepta trabajar para el viejo Fowler y averigua quien mato hace diecisiete anos a la jovencisima Jean, no se da cuenta en seguida de que las heridas familiares pueden ocultar tanto misterio y tanta pasion. Bailey, hijo de Fowler, habia sido juzgado y declarado culpable y, tras un ano de prision, habia huido y desaparecido. Fowler quiere probar la inocencia de su hijo para que pueda volver a su lado. Kinsey descubrira que Jean era mas bien ligera de cascos; sabra donde fueron a parar los 40.000 dolares que el primer sospechoso dejo a la jovencita antes de que ella muriera; y por que tambien podrian haber sido sospechosos el director de la escuela, el propietario de un yacuzzi o la chiflada de su mujer, el abogado del acusado o incluso el pastor anglicano. Entretanto la policia tropieza con el fugitivo Bailey, que vive otra vida con otro nombre. Vuelve a abrirse el caso, y todo sigue igual que la manana en que habian encontrado el cuerpo estrangulado de Jean en las arenas de la playa.

  • Una corte de llamas plateadas de Sarah J. Maas

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    El agua negra que le pellizcaba los talones estaba helada. No como la mordedura del frio invernal, ni siquiera el ardor del hielo solido, sino algo mas frio. Mas profundo. El frio de los huecos entre las estrellas, el frio de un mundo anterior a la luz. El frio del infierno, el verdadero infierno, se dio cuenta mientras luchaba contra las fuertes manos que trataban de empujarla dentro del caldero. El verdadero infierno, porque era Elain la que yacia en el suelo de piedra con el hombre Fae de pelo rojo y un solo ojo que se cernia sobre ella. Porque esas orejas puntiagudas se clavaban en el cabello marron dorado de su hermana, y un brillo inmortal irradiaba de la piel blanca de Elain. Un verdadero infierno, peor que las profundidades de tinta a pocos centimetros de sus pies. Sumerjanla, ordeno el rey Fae de rostro duro. Y el sonido de esa voz, la voz del macho que habia hecho esto a Elain… Ella sabia que iba a entrar en el Caldero. Sabia que perderia esta lucha. Sabia que nadie vendria a salvarla: ni la sollozante Feyre, ni el antiguo amante de Feyre amordazado, ni su devastado nuevo companero. Ni Cassian, roto y ensangrentado en el suelo. El guerrero seguia intentando levantarse con brazos temblorosos. Para alcanzarla. El Rey de Hybern… el habia hecho esto. A Elain. A Cassian. Y a ella. El agua helada mordio las plantas de sus pies. Fue un beso de veneno, una muerte tan permanente que cada centimetro de ella rugio en desafio. Iba a entrar, pero no lo haria con suavidad. El agua se aferro a sus tobillos con garras fantasma, tirando de ella hacia abajo. Se retorcio, arrancando el brazo del guardia que la sujetaba. Y Nesta Archeron senalo. Un dedo… al Rey de Hybern. Una promesa de muerte. Un objetivo marcado. Unas manos la empujaron hacia las garras del agua que la esperaban. Nesta se rio del miedo que aparecio en los ojos del rey justo antes de que el agua la devorara entera. En el principio y en el final habia oscuridad y nada mas No sintio el frio mientras se hundia en un mar que no tenia fondo, ni horizonte, ni superficie. Pero sintio el ardor. La inmortalidad no era una juventud serena. Era fuego. Era mineral fundido que se vertia en sus venas, hirviendo su sangre humana hasta que no era mas que vapor, forjando sus fragiles huesos hasta que eran acero fresco. Y cuando abrio la boca para gritar, cuando el dolor la partio en dos, no hubo ningun sonido. En este lugar no habia mas que oscuridad, agonia y poder… Ellos pagarian. Todos ellos. Empezando por este Caldero. Empezando ahora. Ella desgarro la oscuridad con garras y dientes. Rasgo, hendio y destrozo. Y la oscura eternidad a su alrededor se estremecio. Se agito. Se agito. Ella se rio cuando retrocedio. Se rio de la bocanada de poder en bruto que arranco y trago entera; se rio de los punados de eternidad que introdujo en su corazon, en sus venas. El Caldero lucho como un pajaro bajo la pata de un gato. Se negaba a ceder. Todo lo que le habia robado a ella, a Elain, se lo quitaria ella. Envueltos en la negra eternidad, Nesta y el Caldero se enroscaron, ardiendo en la oscuridad como una estrella recien nacida. Primera Parte: Aprendiz Capitulo 1 Cassian levanto el puno hacia la puerta verde del tenue pasillo y dudo. Habia abatido a mas enemigos de los que le importaba contar, habia estado de rodillas en la sangre en innumerables campos de batalla y habia seguido luchando, habia tomado decisiones que le costaron la vida de guerreros expertos, habia sido un general, un soldado y un asesino, y sin embargo … aqui estaba, bajando el puno. Dudando. El edificio en el lado norte del rio Sidra necesitaba pintura nueva. Y suelos nuevos, las tablas que crujian bajo sus botas al subir los dos pisos habian sido una indicacion. Pero al menos estaba limpio. Definitivamente sombrio para los estandares de Velaris, pero a decir verdad la propia ciudad no tenia barrios bajos, y eso no era decir mucho. Habia visto y permanecido en lugares mucho peores. Sin embargo, nunca entendio por que Nesta insistia en vivir alli. Entendia por que no se alojaba en la Casa del Viento: estaba demasiado lejos de la ciudad, y no podia volar ni tamizarse, lo que significaba tener que lidiar con los diez mil escalones de subida y bajada. Pero ?por que vivir en este basurero, cuando la casa de la ciudad estaba vacia? Desde que Feyre y Rhys habian terminado la construccion de la casa del rio, la casa de la ciudad habia quedado abierta a cualquiera de sus amigos que la necesitara o quisiera. Sabia de hecho, que Feyre habia ofrecido a Nesta una habitacion alli… y habia sido rechazada. Fruncio el ceno ante la pintura desgastada de la puerta. Ningun sonido se filtraba a traves del gran hueco que habia entre la puerta y el suelo, lo suficientemente ancho como para que incluso las ratas mas gordas pudieran pasar por el; no habia olores frescos en el estrecho pasillo. Tal vez tuviera suerte y ella estuviera fuera, tal vez durmiendo bajo la barra de cualquier taberna de mala muerte, que hubiera frecuentado la noche anterior. Aunque eso podria ser peor, ya que tendria que buscarla alli. Cassian volvio a levantar el puno, el rojo de su Sifon parpadeando en las antiguas luces de los focos colocados en el techo. Cobarde. Ten las malditas pelotas. Cassian golpeo una vez. Dos veces. Silencio. Cassian casi suspiro de alivio en voz alta. Gracias a la maldita Madre… Unos pasos cortos y precisos sonaron desde el otro lado de la puerta. Cada paso mas enfadado que el anterior. Plego las alas, cuadrando los hombros mientras separaba los pies. Una postura de lucha tradicional, que le fue inculcada durante sus anos de entrenamiento, ya era casi un recordatorio muscular. No se atrevio a considerar por que el sonido de esos pasos hizo que su cuerpo tomara esa posicion. El chasquido que produjo al abrir cada uno de sus cuatro candados bien podria haber sido el golpe de un tambor de guerra. Cassian repaso la lista de cosas que debia decir, como Feyre le habia sugerido que las dijera. La puerta se abrio de un tiron, el pomo giro con tanta fuerza que Cassian se pregunto si ella lo estaba imaginando como si fuera su cuello. Nesta Archeron ya tenia el ceno fruncido. Pero alli estaba. Tenia un aspecto infernal. --?Que quieres? --Ella no abrio la puerta mas alla de un palmo. ?Cuando la habia visto por ultima vez? ?En la fiesta de fin de verano que fue en la barcaza en el Sidra el mes pasado? No tenia tan mal aspecto. Aunque supuso que una noche tratando de ahogarse en vino y licor nunca deja a nadie con un aspecto particularmente bien a la manana siguiente. Especialmente en… --Son las siete de la manana --continuo ella, mirandolo con esa mirada azul grisacea que siempre encendia su temperamento. Llevaba solo una camisa de hombre. Cassian apoyo una mano en el marco de la puerta y le dedico una media sonrisa que sabia que sacaba sus garras. --?Una noche dura? Un ano, en realidad. Su hermoso rostro estaba palido, mucho mas delgado de lo que habia sido antes de la guerra con Hybern, sus labios sin sangre, y esos ojos… frios y afilados, como una manana de invierno en las montanas. Ninguna alegria, ninguna risa, en ningun plano de ella. Hizo ademan de cerrar la puerta con la mano. El metio su bota en el hueco antes de que ella pudiera romperle los dedos. Sus fosas nasales se expandieron ligeramente. --Feyre te quiere en la casa. --?En cual? --dijo Nesta, frunciendo el ceno ante la bota que habia metido en la puerta--. Tiene cinco. Reprimio su respuesta. Ese no era el campo de batalla y el no era su oponente. Su trabajo consistia en llevarla al lugar asignado. Y luego rezar que la hermosa casa a la que Feyre y Rhys acababan de mudarse no fuera reducida a escombros. --La nueva. --?Por que mi hermana no me vino a buscar ella misma? El conocia ese brillo sospechoso en sus ojos, la ligera rigidez de su espalda. Sus propios instintos surgieron para enfrentarse a su desafio, para empujar y descubrir lo que podria pasar. Desde el solsticio de invierno, solo habian intercambiado unas cuantas palabras. La mayor parte habia sido en la fiesta de la barcaza el mes pasado. Habian consistido en: Muevete. Hola, Nes. Muevete. Con gusto. Despues de meses y meses de nada, de apenas verla, eso habia sido todo. Ni siquiera habia entendido por que se habia presentado a la fiesta, especialmente cuando sabia que estaria atrapada en el agua con ellos durante horas. Amren probablemente merecia el credito por la rara aparicion, debido a cualquier influencia que la mujer tuviera sobre Nesta. Pero, al final de esa noche, Nesta habia estaba al frente de la fila para salir del barco, con los brazos apretados alrededor de si misma, y Amren habia estado melancolica en el otro extremo, casi temblando de rabia y repulsion. Nadie habia preguntado que habia pasado entre ellas, ni siquiera Feyre. El barco habia atracado, y Nesta practicamente habia salido corriendo, y nadie habia hablado con ella desde entonces. Hasta este dia. Hasta esta conversacion, que se sentia como la mas larga que habian tenido desde las batallas contra Hybern. Cassian dijo por fin--: Feyre es una Alta Lady. Esta ocupada dirigiendo la Corte Oscura. Nesta ladeo la cabeza, con el cabello castano dorado deslizandose sobre un hombro huesudo. En cualquier otra persona, el movimiento habria sido contemplativo. En ella, era la advertencia de un depredador, que evaluaba a su presa. --Y mi hermana --dijo con esa voz plana que se negaba a dar cualquier senal de emocion--, ?considero necesaria mi presencia inmediata? --Sabia que probablemente necesitarias asearte, y queria darte tiempo. Te espera a las nueve. Espero la explosion mientras ella hacia las cuentas. Sus ojos se iluminaron. --?Parece que necesito dos horas para ponerme presentable? El aprovecho la invitacion para observarla: largas piernas desnudas, un elegante barrido de caderas, una cintura fina – demasiado fina- y unos pechos llenos y apetecibles que no encajaban con los nuevos y afilados angulos de su cuerpo. En cualquier otra mujer, esos magnificos pechos habrian sido motivo suficiente para que el comenzara a cortejarla en el momento en que la conociera. Pero desde el instante en que conocio a Nesta, el frio fuego de sus ojos habia sido una tentacion de otro tipo. Y ya que era una Alta Fae, toda la dominacion y agresion inherentes -y una actitud de mierda- hacia que la evitara en la medida de lo posible. Especialmente con lo que habia pasado durante y despues de la guerra contra Hybern. Ella habia dejado mas que claro sus sentimientos hacia el. Cassian dijo por fin--: Parece que te vendrian bien unas cuantas comidas abundantes, un bano y ropa de verdad. Nesta puso los ojos en blanco, pero se toco el dobladillo de la camisa. Cassian anadio--: Echa a ese desgraciado, aseate y te traere un te. Sus cejas se alzaron una fraccion de pulgada. El le dedico una sonrisa torcida. --?Crees que no puedo escuchar a ese macho en tu dormitorio, tratando de ponerse la ropa en silencio y escabullirse por la ventana? Como si se tratara de una respuesta, un ruido sordo llego desde el dormitorio. Nesta siseo. --Volvere dentro de una hora para ver como van las cosas. -- Cassian puso suficiente mordacidad detras de las palabras que hasta sus soldados sabrian que no debian presionarlo, que requeria siete sifones para mantener su magia bajo control por una buena razon. Pero Nesta no volaba en sus legiones, no luchaba bajo su mando, y ciertamente no parecia recordar que tenia mas de quinientos anos y... --No te molestes. Llegare a tiempo. Se aparto de la jamba de la puerta, agitando ligeramente las alas mientras retrocedia unos pasos. --Eso no es lo que se me pidio. Tengo que acompanarte de una puerta a otra. Su rostro se tenso. --Ve a posarte en una chimenea. Esbozo una reverencia, sin atreverse a quitarle los ojos de encima. Ella habia salido del Caldero con… regalos. Regalos considerables, oscuros. Pero nadie habia visto ni sentido ninguna senal de ellos desde la ultima batalla con Hybern, desde que Amren habia destrozado el Caldero y Feyre y Rhys habian logrado arreglarlo de la misma forma. Tampoco Elain habia revelado ningun indicio de sus habilidades videntes desde entonces. Pero si el poder de Nesta seguia siendo capaz de arrasar campos de batalla… Cassian sabia que no debia hacerse vulnerable a otro depredador. --?Quieres tu te con leche o con limon? Le cerro la puerta en la cara. Luego cerro cada una de las cuatro cerraduras. Silbando para si mismo y preguntandose si ese pobre bastardo dentro del apartamento huiria de hecho por la ventana -mas que nada para escapar de ella- Cassian recorrio el tenue pasillo y fue a buscar algo de comida. Ese dia necesitaria sustento. Especialmente cuando Nesta supiera precisamente por que su hermana la habia convocado. Nesta Archeron no sabia el nombre del macho en su apartamento. Busco en su memoria empapada de vino mientras regresaba al dormitorio, esquivando montones de libros y montones de ropa, recordando miradas en la taberna, el encuentro humedo y caliente de sus bocas, el sudor cubriendola mientras lo montaba hasta que el placer y la bebida la enviaron al bendito olvido, pero no recordaba su nombre. El macho ya se habia asomado a la ventana, con Cassian sin duda acechando en la calle de abajo para presenciar su espectacular y patetica salida, cuando Nesta llego a la tenue y estrecha habitacion. La cama con postes de laton estaba desarreglada, las sabanas medio derramadas sobre el chirriante e irregular suelo de madera, y la ventana agrietada golpeaba contra la pared con sus bisagras sueltas. El hombre se giro hacia ella. Era guapo, como lo eran la mayoria de los machos Altos Fae. Un poco mas delgado de lo que a ella le gustaban, practicamente un nino comparado con la imponente masa de musculos que acababa de llenar su puerta. Se estremecio cuando ella entro y vio su expresion de dolor al ver lo que llevaba puesto. --Yo… Esa es ... Nesta se quito la camisa, dejando solo la piel desnuda a su paso. Sus ojos se abrieron de par en par, pero el olor de su miedo permanecio, no el miedo a ella, sino al macho que habia escuchado en la puerta principal. Cuando recordo quien era su hermana. Quien era el companero de su hermana. Quienes eran los amigos de su hermana. Como si algo de eso significara algo. ?A que oleria su miedo si se enterara de que ella lo habia utilizado, se habia acostado con el, para mantenerse a raya? Para calmar esa oscuridad que se retorcia en su interior desde el momento en que salio del Caldero. El sexo, la musica y la bebida, que habia practicado ese ultimo ano, ayudaban. No del todo, pero impedia que el poder se desbordara. Incluso si ella todavia podia sentir que corria por su sangre, enroscado en sus huesos. Le arrojo la camisa blanca. --Ya puedes usar la puerta principal. Se colgo la camisa por encima de la cabeza. --Yo… ?Sigue…? --Su mirada seguia en los pechos de ella, que se asomaban contra el frio de la manana; su piel desnuda. El vertice de sus muslos. --Adios --Nesta entro en el cuarto de bano oxidado y agujereado, adjunto a su dormitorio. Al menos el lugar tenia agua corriente caliente. A veces, Feyre y Elain habian intentado convencerla de que se mudara. Ella siempre ignoraba sus consejos. Al igual que ignoraria lo que le dijeran ese dia. Sabia que Feyre planeaba una reprimenda. Quizas algo relacionado con el hecho de que Nesta habia firmado la escandalosa cuenta de la noche anterior en la taberna a la cuenta bancaria de su hermana. Nesta resoplo y giro la manilla de la banera. El metal estaba helado al tacto y el agua chisporroteo, para luego rociar la banera agrietada y manchada. Esa era su residencia. Sin sirvientes, sin ojos vigilando y juzgando cada movimiento, sin compania a menos que ella los invitara. O a menos que los entrometidos guerreros indiscretos hicieran su asunto para pasar por alli. El agua tardo cinco minutos en calentarse lo suficiente como para empezar a llenar la banera. Habia habido algunos dias en el ultimo ano en los que ni siquiera se habia molestado en tomarse el tiempo. Algunos dias en los que se habia metido en el agua helada, sin sentir su mordida, sino la de las oscuras profundidades del Caldero mientras la devoraba por completo. Mientras le arrancaba su humanidad, su mortalidad, y la convertia en esto. Le habia costado meses luchar contra el panico que tensaba su cuerpo y que hacia que sus huesos temblaran por estar sumergidos. Pero se habia obligado a enfrentarse a ello. Habia aprendido a sentarse en el agua helada, con nauseas y temblores, con los dientes apretados; se habia negado a moverse hasta que su cuerpo reconocio que estaba en una banera y no en el Caldero, que estaba en su apartamento y no en el castillo de piedra al otro lado del mar, que estaba viva, inmortal. Aunque su padre no lo estaba. No, su padre era cenizas en el viento, su existencia marcada solo por una lapida en una colina a las afueras de esta ciudad. O eso le habian dicho sus hermanas. Te ame desde el primer momento en que te tuve en mis brazos, le habia dicho su padre en esos ultimos momentos juntos. No pongas tus sucias manos sobre mi hija. Esas habian sido sus palabras finales, escupidas al Rey de Hybern. Su padre habia desperdiciado esas palabras finales en ese gusano de rey. Su padre. El hombre que nunca habia luchado por sus hijas, no hasta el final. Cuando habia ido a salvarlas, a salvar a los humanos y a los Fae, si, pero sobre todo, a sus hijas. A ella. Un gran y estupido desperdicio. Un poder oscuro e impio fluyo a traves de ella, y no fue suficiente para evitar que el Rey de Hybern le rompiera el cuello. Ella habia odiado a su padre, lo odiaba profundamente, y sin embargo el la habia amado, por alguna razon inexplicable. No lo suficiente como para intentar librarlos de la pobreza o evitar que se murieran de hambre. Pero de alguna manera habia sido suficiente para que el levantara un ejercito en el continente. Para llevar a la batalla un barco que llevaba su nombre. Todavia habia odiado a su padre en esos ultimos momentos. Y entonces su cuello se habia quebrado, sus ojos no estaban llenos de miedo mientras moria, sino de ese tonto amor por ella. Eso era lo que habia perdurado: la mirada de sus ojos. El resentimiento en su corazon mientras el moria por ella. Habia quedado en su memoria, royendo en ella como el poder que habia enterrado en lo mas profundo, corriendo desenfrenadamente por su cabeza hasta que ningun bano helado pudo adormecerlo. Podria haberlo salvado. Fue culpa del Rey de Hybern. Lo sabia. Pero tambien era suya. Asi como fue su culpa que Elain fuera capturada por el Caldero despues de que Nesta lo espiara con ese escrutinio, era su culpa que Hybern hubiera hecho cosas tan terribles, cosas para cazarla a ella y a su hermana como a un ciervo. Algunos dias, el miedo y el panico encerraban el cuerpo de Nesta tan fuerte que nada le permitia respirar. Nada podia impedir que el horrible poder empezara a surgir, a surgir, a surgir en ella. Nada mas alla de la musica de aquellas tabernas, las partidas de cartas con desconocidos, las interminables botellas de vino y el sexo que no la hacia sentir nada, pero que le ofrecia un momento de liberacion en medio del rugido de su interior. Nesta termino de lavarse el sudor y otros restos de la noche anterior. El sexo no habia sido malo; habia tenido mejores, pero tambien mucho peores. Incluso la inmortalidad no era suficiente para que algunos machos dominaran el arte del dormitorio. Asi que se habia ensenado a si misma lo que le gustaba. Consiguio un te anticonceptivo mensual en un boticario local, y luego habia traido a ese primer macho aqui. El no tenia ni idea de que su virginidad habia estado intacta hasta que vio la sangre manchada en las sabanas. Su rostro se habia tensado con desagrado, y luego un atisbo de temor de que ella pudiera informar a su hermana que su primer companero de cama no la habia dejado satisfecha o informarle al insufrible companero de su hermana. Nesta no se habia molestado en decirle que evitaba a ambos a toda costa. Especialmente a este ultimo. Estos dias, Rhysand parecia alegrarse con hacer lo mismo. Despues de la guerra con Hybern, Rhysand le habia ofrecido trabajos. Puestos en su corte. Ella no los queria. Eran ofrendas de lastima, intentos de conseguir que formara parte de la vida de Feyre, que tuviera un empleo remunerado. Pero el Alto Lord nunca le habia agradado. Sus conversaciones eran friamente civilizadas en el mejor de los casos. Ella nunca le dijo que las razones por las que la odiaba eran las mismas razones por las que ella vivia alli. A veces tomaba banos con agua fria. Otros dias se olvidaba de comer. No soportaba el crujido y el chasquido de la chimenea. Y se ahogaba en vino, musica y placer cada noche. Cada cosa maldita que Rhysand pensaba de ella era cierta y ella lo sabia mucho antes de que el hubiera seguido su puerta. Cualquier ofrenda que Rhysand le lanzara fue hecha unicamente por amor a Feyre. Mejor pasar su tiempo de la manera que ella deseaba. Ellos seguian pagando por ella, despues de todo. La llamada a la puerta hizo temblar todo el apartamento.

  • Carta de una Desconocida de Stefan Zweig

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  • Los que esperan la lluvia de Gabriela Margall

    https://gigalibros.com/los-que-esperan-la-lluvia.html

    Su muerte no tuvo nada de diferente a las otras muertes. Se fue recordando aquello que lo habia hecho mas feliz y que, al mismo tiempo, habia sido su desdicha. Sus familiares lo rodeaban, esperando su muerte. No estaban tristes, su vida habia sido plena, moria simplemente porque los viejitos deben morir. El no veia ni a sus hijos, ni a sus nietos; en la boca tenia azahares que masticaba junto con su saliva, en la piel tenia olor a almendras, en los ojos tenia una mujer que no era nina ni mujer, que era tan blanca como la luna y tan rubia como el sol. La veia sentada junto al limonero, como siempre; con la mirada perdida en el aire, buscando la tormenta. El hombre agonizante sabia que estaba lloviendo. Ella lo miraba, pero no lo miraba; ella queria estar con el, pero no podia. Sintio las manos llenas de aserrin, sintio un abrazo con olor a cebollas y arcilla cocida, un coscorron en la cabeza, una caricia en una mano lastimada, unos ojos que lloraban por una borrachera que no recordaba. Los tambores del candombe se confundieron con los truenos de la tormenta y el llanto de sus nietas. Una mujer le pedia que le hablara; el no podia, tenia la lengua envuelta en azahares y saliva; no sabia que decirle. Hablame. Hablame, por favor. No me mires. Le ofrece su piel para que el escriba, el no sabe que escribir. Alza la mano, suplicando. Ella come limones. Ella levanta el hacha. El inclina la cabeza. El hacha golpea contra su nuca. Brota de su piel barro, sangre, aceite, aserrin, ruidos de candombe, lagrimas, dientes afilados, palabras, truenos y muerte. Capitulo 2 Dos nacimientos El 3 de febrero de 1536 --quiza el 2, sostienen algunos, como si realmente importara el matiz -- se intento fundar una ciudad entre dos infinitos. Sus fundadores, enviados por el rey de Espana, estaban destinados a fracasar. La pequena ciudad murio lentamente sin poder resistir la llamada de los infinitos, que la atraian hacia la tentacion de lo inconmensurable. Los fundadores no soportaron la contemplacion de los enormes vacios y, desesperados ante su fracaso, llegaron a comerse entre ellos. Cuatro anos mas tarde, se decidio que la ciudad estaba muerta, y la abandonaron. Los dos infinitos se tragaron todo lo que pudo quedar de aquella primera fundacion, excepto los perros y vacas, que se multiplicaron a su gusto por la pampa. En 1570, se decidio que naciera la hermanita menor de esa ciudad, cuyos padres fueron paraguayos y estuvieron al mando de Juan de Garay. Su destino no era el fracaso, sino ser los fundadores de una ciudad que estaria bajo la invocacion de San Martin de Tours, que seria famosa por sus buenos aires y sus tormentas. Una ciudad con doble nombre y un puerto que no existia: Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa Maria del Buen Ayre. En 1782, en Buenos Aires, la hermanita menor, nacio una nina que murio a los siete dias. La nina apenas fue anotada en los registros de la Iglesia de San Francisco de la siguiente manera: "Nacio una nina, hija de dona Maria Adela de la Merced y Martinez, blanca, natural de Buenos Aires, y de don Pascual Jacinto Manrique, blanco, natural de la region de Valencia, Espana". No se anoto su casta como correspondia a cualquier nacida en la ciudad. Y no porque el padre Anselmo fuera descuidado, sino porque su profesion le impedia mentir en los libros parroquiales. Nada prohibia, en cambio, realizar ciertas omisiones. La nina nunca tuvo nombre. Cuando nacio, no hubo exclamaciones de alegria ni rezos al Senor por su salud y la de su madre. Hubo un silencio parecido al que continua al relampago, el silencio que espera al trueno. Despues de muchas horas de dolor y de sangre, dona Adela pario una nina que revelaba el pecado de su madre y su verguenza: la sangre de un mulato. Nadie de la familia se preocupo por la nina, nadie la quiso, nadie rezo por ella, nadie lloro cuando el cajoncito fue enterrado, ni nadie se alegro porque Dios le habia dado alitas para volar hasta Su Presencia. El Senor no le daba alas de angel a una mulatita cuarterona. Doce meses mas tarde, nacio Clara de la Purisima Concepcion Manrique y Martinez, la cuarta hija de los senores de la casa, despues de dos dias de gritos, dolores, ruegos al Senor y muchisima sangre que apenas podia ser enjuagada del cuerpo de su madre. Cuando fue completamente lavada, comprobaron que tenia el pelito lacio y casi blanco, los ojos dorados y la piel parecia hecha de perlas. Fue anotada en el registro parroquial por el cura de la Iglesia de San Francisco de la siguiente manera: <> Etcetera. Su madre la amo con locura: fue su ninita santa. Capitulo 3 Como el sol y la luna Fue llevado por don Pascual hasta una casa enorme con muchas habitaciones y mucha gente. Una mujer de piel muy oscura, mucho mas que la suya, y con olor a cebolla le puso un pantaloncito por orden del amo. Tambien le limpio la cara con un trapo mojado en el agua que contenia un cacharro de arcilla negra cocida. El trapo tenia olor a tierra humeda y, desde ese dia, cada vez que Santiago sentia olor a barro o a tierra mojada por la lluvia, recordaba el dia en el que habia conocido a Clara. --Mira, Clara: !te compre un negrito! El estaba descalzo, con casi todo el cuerpo desnudo. Ella estaba completamente cubierta de puntillas blancas, desde los pies hasta las mejillas. Ni siquiera podia verse si tenia pelo. Los dos parecian de la misma edad. Estaba en brazos de la madre, que lo miraba con diversion y un poco de asco. Clara extendio uno de los brazos hacia el; don Pascual, apoyando las manos en sus hombros lo hizo adelantar hasta su nueva amita. Ella se inclino mas hasta tocarle la marana de pelo aspero que cubria su cabeza. La mano rasco un poco con las unas y se retiro rapidamente. Clara escondio su carita sonriente y rosada en el pecho de su madre. --Vamos a tener que vestirlo, Pascual. --Ya le dije a Petrona que le hiciera ropa. --Y que le de de comer. ?Sabe hablar? ?Como se llama? --Decile como te llamas --le dijo don Pascual empujandolo otra vez. --Santiago, senora. --Es un cuarteron, o quinteron… No me acuerdo. Carabajal se llevaba a la madre a Santiago del Estero, pero no queria tener que llevarlo a el tambien; la mujer iba a distraerse con el crio en el camino. Puede ayudar en la cocina, a Petrona, cebarles mates. --Si, ya vamos a encontrarle un uso. --Y para cuando Clara crezca, la va acompanar a misa. Su negrito de misa. --!Que alegria que lo hayas traido! Mandalo a la cocina asi lo cambian. Ya viene Asumpta, se lo quiero mostrar. --Fue un buen negocio. ?Que te parece, Clara? ?Te gusta tu negrito? La nena se saco la capucha que le cubria la cabeza para responder un fuerte: !si! Santiago nunca habia visto nada igual. Era rubia como el sol y blanca como la luna. Capitulo 4 Palabras con sabor a fruta y a mar --Petrona, ?me contas una historia? --Ya se la conte. --Otra vez, Petrona. Crecieron juntos en el tercer patio, escuchando los cantos de Petrona, que pelaba zanahorias y los vigilaba. Buscaban huevos en el gallinero, espantaban a los patos, andaban descalzos en verano, con los pies llenos de tierra y las manos llenas de duraznos azucarados que le robaban a Petrona, que preparaba dulces. En invierno, gozaban de un postre que les hacia preparar Petrona. Ella dejaba dos tarritos de leche en el patio envueltos en un trapo para protegerlos de las ratas y del perro ratonero. A la manana siguiente, encontraban, los ninos y ella, en lugar de leche, una escarcha blanca a la que batian con todas sus fuerzas, dando saltos y gritos los mas chicos, riendose hasta mostrar los dientes, la mayor. Abrir el tarrito era un sueno: la escarcha blanca se habia convertido en una crema espumosa a la que Petrona, sin sacarla del tarrito, le agregaba azucar y canela. Los dedos de los chicos se congelaban sosteniendo el tarrito, la lengua se les entumecia con la crema fria, y todo el cuerpo se les enfriaba, pero la lena de la cocina ya habia sido encendida por Petrona y no habia nada mas divertido que intentar hablar con la lengua dormida. Petrona no hablaba; ella se limitaba a sonreir con sus ocurrencias. Hasta los catorce anos, Petrona no habia conocido el frio, ni la escarcha, ni la ciudad en la que la lluvia era un estado de animo. Sabia que habia sido capturada por alguien que tenia su mismo color de piel. Habia sido vendida a alguien blanco que la habia llevado a un barco enorme con otros cientos de personas; a algunos los conocia, aunque fingio no conocerlos. Apretados en la bodega del barco, vio a su cuerpo enfermarse y a los otros morirse. Vivio el olor de los cuerpos pudriendose mientras los demas se aferraban a algo --lo que fuera-- para no morir. Petrona no hablaba, solo cantaba en silencio, obligandose a diferenciar lo que pasaba en el barco de lo que pasaba en su mente. Llegaron a una costa y tiraron los cadaveres al mar. El olor de la bodega no mejoro, pero al menos habia mas lugar. Siguieron el viaje. Llego a la ciudad de las lluvias eternas un verano. El barco no llego hasta la costa; bajaron a los pocos sobrevivientes a unos botes para acercarlos. En el horizonte se dibujaba una ciudad planita, celeste, rosada y verde, con cupulas y cruces. La llevaron al asiento negrero. La desnudaron, la palmearon, le marcaron el hombro con un hierro candente para despues colocarle aceite sobre la herida. La marca senalaba su peso y su considerable buena salud. Petrona seguia cantando en silencio, y su silencio era confundido con sumision, por lo que se vendio a buen precio. La compraron unos senores e inmediatamente se la llevaron a su casa, donde la vistieron con polleras y blusas que al contacto con su piel parecieron un rasguno. Una mulata le enseno las tareas que debia realizar y la lengua nueva que debia balbucir. De vez en cuando, le hablaba en su antiguo idioma; los sonidos le recordaban a arboles, a frutas, a animales. Petrona no volvio a hablar con sus antiguas palabras, nunca volvio a pronunciar su nombre. Nunca volveria a su hogar. Cantar era distinto, cantar calmaba las penas. Uno de los hijos de sus amos se aquerencio con ella. Se permitio quererlo porque sabia que eso iba a terminar. Y termino pronto. La vendieron a una familia con una casa enorme, pero vacia, un amo que siempre sonreia, una ama que siempre andaba nerviosa y una anciana a la que se le caia baba de la boca. --Hace mucho tiempo, unos hombres venidos de muy lejos vinieron a fundar una ciudad. La ciudad que fundaron fue tan fea, tan fea, que decidieron dejar morir a esa hijita que nadie queria. Cuando estuvo bien muerta, se la comieron, para que no quedaran restos de esa ciudad tan fea.

  • Y tenia que ser mi jefe 1 de Norah Carter

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    --Buenos dias -- empezo Peter, mirando a todos al frente --. Todos sabeis quien es. Para quien no lo sepa, su nombre es Alexia. No creo que tenga que dar muchas explicaciones sobre mi vida personal. Todos sabeis, ademas, que nunca lo hago. Hoy hare una excepcion puesto que atane a la empresa al completo. Alexia y yo hemos decidido volver. Nuestra vida privada no le interesa a nadie, repito, pero ella ha solicitado formar parte de la empresa y he creido necesario, para evitar rumores, que mis empleados sepan que, a partir de ahora, mi esposa sera mi mano derecha en la direccion de este departamento. Tras llegar a un acuerdo entre ambos, Alexia comenzara hoy mismo a desempenar su trabajo. Espero el respeto que se merece con su cargo y que todos cooperemos. En ese momento me miro a mi y yo baje la vista para que no viera las lagrimas en mis ojos. Coloque las manos debajo de la mesa, pues no dejaban de temblarme. Me sentia completamente sola y abandonada. -- Eso es todo, que tengais un buen dia. Peter se levanto, espero a su mujer y salieron de la sala. Mis companeros los siguieron y yo me quede alli, sentada, sin poder reaccionar. No me habia gustado nada su forma de mirarme y aquel tono de ceremonia que habia empleado para presentar a la que seria su nueva colaboradora. Alexia... Su mujer... Si, su mujer ahora se convertia en alguien que me vigilaria, que observaria de cerca cada uno de mis movimientos, que me impediria mantener un trato directo con quien creia que habia sido el hombre de mis suenos. ?Por que, demonios, se comportaba asi aquel hombre? ?Por que habia hecho tal cosa? Me sentia enganada. Peter se habia burlado de mi. Se habia aprovechado de mi completamente. Lo peor de todo no es que pensara en que se habia aprovechado de mi cuerpo, de mi manera de entregarme a el. No. No era eso. Lo peor es que me habia enganado con la intencion de herirme profundamente. Me habia hecho creer en unos sentimientos de afecto hacia el que de repente se volatilizaron. --Vamos, Davinia, ya se fueron todos -- dijo Manuel al ver que era incapaz de reaccionar y levantarme. --Ve, ahora voy yo -- respondi sin poder alzar la vista del suelo y con un dolor en el corazon lleno de rabia y decepcion. --Esta bien, pero si me necesitas, solo tienes que avisarme-- respondio sabiendo que algo habia sucedido entre el senor Evans y yo. Me quede un rato sentada en aquella silla hasta que vino la secretaria y me dijo que tenia que abandonar aquella sala. Aquella reunion habia sido una derrota para mi. Me arrastre hasta mi despacho y alli me encontre a mis companeros. Parece que Manuel ya les habia dicho algo a Desiree y a Natalia, pues se mostraron enseguida muy preocupadas cuando entre por la puerta. --?Que ha pasado, Davinia? -- pregunto Naty. --Nada. No me encuentro bien. Nada bien -- dije yo con un tono lastimoso. --No me lo creo. ?Te has visto en el espejo? Parece que vienes de un entierro -- anadio Desiree. --Dejadla tranquila, chicas. No os metais donde nadie os llama -- intervino Manuel intentando evitar que me hundiera alli mismo. --Solamente queremos ayudarte, Davinia. Nos preocupa verte asi. ?Ha habido algo entre vosotros, verdad? -- pregunto Natalia de buena fe, con intencion de que yo me desahogara y explicara todo. --No se por donde empezar -- dije yo acongojada. --Lo importante ahora es que te tranquilices y, si quieres contarnos algo, te escucharemos -- anadio Desiree con voz dulce. --No tengo ganas de hablar, pero la vida a veces es una putada. No se si voy a poder con esta carga -- dije yo titubeando, pues las lagrimas y unas ganas terribles de llorar me impedian expresar con claridad lo que sentia en aquellos momentos. --Entiendo lo que dices, Davinia. No se lo que ha pasado entre el Sr. Evans y tu. Pero mi olfato me dice que la llegada de Alexia te ha dejado K.O., ? me equivoco? -- dijo Natalia acercandose a mi para darme un abrazo. Desiree hizo lo mismo a continuacion y las tres hicimos un breve circulo. Me decian todo tipo de cosas carinosas y yo lloraba con mas fuerza. Necesitaba sacar el dolor que tenia dentro, pero aquel no era el momento. Me acariciaban las mejillas, me secaban las lagrimas y al final, por iniciativa de Natalia, las tres nos fundimos en un abrazo. Manuel seguia delante del ordenador, pero pude observar que sus ojos estaban vidriosos. Se que a mis companeros sinceramente no les gustaba verme en aquel estado. --Todo se solucionara, ?me oyes? -- dijo Desiree. --Nosotras siempre tratamos de facilitar las cosas y, si necesitas estar mas relajada estos proximos dias, Manuel y yo nos haremos cargo de tus informes -- apunto Natalia con una sonrisa amable en el rostro. --Gracias, chicas, os lo agradezco. Pero ahora lo que necesito es volcarme en el trabajo -- dije yo con el corazon encogido. --Respetamos que no nos quieras contar nada -- dijo Desiree con un tono serio. --No puedo ni debo. Siento decirlo. Pero estoy muy confundida y lo que necesito ahora mismo es respirar hondo, relajarme y reflexionar -- dije yo mucho mas calmada. --Pobre ... -- solto Natalia. --Si, sera mejor que volvamos al trabajo. Ya sabes, Davinia, no trates de hacerte la valiente. Si necesitas marcharte, nosotras nos encargamos de todo. Manuel, ademas, es un maquina con la redaccion de informes -- dijo Desiree esbozando una leve sonrisa de complicidad. --Hazle caso a las chicas, Davinia. Podemos hacer tu trabajo hoy y manana vuelves con energias renovadas -- propuso Manuel con aire paternal. --Os lo agradezco, pero soy una profesional. Y el trabajo es el trabajo. No voy a poner en riesgo mi puesto por memeces --anadi yo con un aire resuelto, con menos ansiedad. Se hizo un silencio y todos nos pusimos a trabajar. Pese a ir a un buen ritmo, con la jubilacion de la anterior companera y mi ausencia durante el viaje a Tailandia, algunos presupuestos, cartas e informes se habian retrasado. En mi interior, estaba dolida. Sentia que habia sido humillada en publico, aunque bien es cierto que ni siquiera mis companeros sabian que habia sucedido realmente entre Peter y yo. Se lo podian imaginar como se lo imaginaba aquella secretaria con cara de perro que me pidio que abandonara la sala. Tuvo que ver en mi rostro los sintomas del desamor. Se que, por las oficinas, circulaban toda clase de rumores. En El Heraldo tambien sucedia lo mismo. Alli a veces era mas dificil sobrellevar un problema, pues todos trabajabamos en la misma planta y no habia division por departamentos, ni tabiques, ni pasillos, ni nada por el estilo como aqui, en el Diario Sol. Agradeci que esto me hubiera sucedido en este trabajo porque mis companeros eran pocos y se llevaban muy bien. Lo que encontre en ellos, ademas de una gran profesionalidad, fue cercania y una preocupacion hacia mi que no habria encontrado en El Heraldo, donde alli cada uno iba a lo suyo y a joder al companero cuando era posible. A los veinte minutos de ponernos con las nuevas campanas, Natalia no se resistio a hablar en voz alta. --No me puedo creer que esa tia vaya a mandar sobre nosotros. --?De quien hablas? -- pregunto Manuel. --Hijo, parece que seas tonto a veces y perdona que te lo diga -- contesto Natalia enfadada. --Se refiere a Alexia, a la mujer del jefe -- dijo Desiree. --A mi no me sorprende -- dijo Manuel. --?Por que no te sorprende? Vamos a ver, listillo. Dame una explicacion -- dijo Naty con cara de pocos amigos. --No tengo una respuesta. Pero en otras empresas en las que trabaje, antes de llegar aqui, se movian muchos intereses. Muchos. Elegian y cesaban directivos a decenas. Y aqui sucedera algo parecido --dijo Manuel con voz segura mirando a Naty. --Eso no es una respuesta, Manuel. Eso no es una respuesta -- repitio Natalia sin desprenderse de su tono de enfado. --Tiene que haber una razon poderosa para que ella vuelva a la empresa -- dijo Desiree, creando una atmosfera de intriga. --No preguntas nada, Davinia -- dijo Manuel sonriendo. --No. Prefiero no saber nada. Os lo agradezco. Pero creo que debemos acabar con estas campanas cuanto antes -- repuse yo como la buena chica que era. --Tienes razon, Desiree. Debe haber algun motivo mas que importante para que, despues de lo que paso, el Sr. Evans permita que ella regrese -- dijo Natalia con seriedad, arrugando las cejas. --Si, en efecto. No me gusta el rumbo que van a tomar las cosas. Y te lo digo en serio -- dijo Desiree. --?Que paso? -- interrumpi intrigada, deseosa de tener la maxima informacion posible. --Acabaramos. Ahora despierta nuestra querida Davinia. ?Quieres saber lo que paso? -- dijo Natalia con sorna. --No te pongas borde. La chica lo esta pasando mal -- intervino Manuel. --Lo que no entendemos, Davinia, es el motivo de que esa mujer haya vuelto a la empresa y a la vida del Sr. Evans. Porque esa mujer le puso los cuernos a tu jefe, a nuestro jefe. Aunque parezca mentira, Alexia se permitio el lujo de serle infiel a ese tio bueno, sacado de un anuncio de Hugo Boss --explico Desiree. --Me dejais sin palabras --comente yo. --Los rumores incendiaron todos los despachos y departamentos --anadio Naty con un aire peliculero. --Pero, ?que sucedio en realidad? -- pregunte con intencion de buscar respuestas que me permitieran entender el extrano comportamiento de Peter. --Nunca supimos nada. Se dijo de todo -- intervino Manuel.

  • El arrebato de las golondrinas de Josep Capsir

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    ?Que harias su tuvieses la oportunidad de matar al asesino de tu mujer?
    Sergio Azorin vio truncada su felicidad diecisiete anos atras. Alguien la rompio bruscamente y desde ese momento su vida se convirtio en un calvario. Ahora las heridas vuelven a sangrar, los viejos fantasmas regresan para atormentarle y ese hombre que tanto dano le hizo debe morir. ?Sera capaz de cometer un crimen a sangre fria? ?Sera capaz de convivir con ello?
    El arrebato de las golondrinas es una historia policiaca, plagada de pasion, de lealtad y de sentimientos encontrados banados en sangre.

  • ?En tu mesa o en la mia? de Rachel Rp

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    Olivia acaba de ser despedida porque han descubierto que sus acreditaciones son falsas. Todo por culpa de la secretaria de su jefe al cual no ha tenido ni tiempo de conocer. Pero no va a dejar las cosas asi, y menos despues de una noche de alcohol. Lo que tiene claro es que piensa vengarse de ella.
    Kenneth Crown, dueno de TransOcean, acaba de salir del hospital tras ser atendido por sobre carga de trabajo. A sus treinta anos ha conseguido lo que el resto a los cincuenta.

  • Petra Ramos. Heroina anonima de Guillermo Frontela Carreras

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    Es una historia de amor, sacrificio, intrigas, traiciones, espionaje, pasiones y patriotismo, inspirada en hechos historicos, en epoca de la Guerra de la Independencia entre las ciudades de Segovia, Sevilla y la Isla de Leon (Cadiz).
    Narra la vida de Petra Ramos, mujer noble, inmensamente rica, poseedora de mas de quince casas, huertos, molinos, vinas y rentas de granos, que abandona su ciudad y todas sus propiedades para seguir a su marido, Mariano Gil de Bernabe, profesor del Real Colegio de Artilleria de Segovia, y a su hijo Dionisio de 14 anos, cadete de ese Colegio, cuando este es evacuado, a causa de la ocupacion francesa, en busca de una ciudad segura donde continuar la docencia.

  • Al caer la luz de Jay Mcinerney

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    Russell Calloway es un brillante y ambicioso editor y su mujer, la fascinante Corrine, una joven agente de Bolsa que trabaja en Wall Street. Llevan casados poco tiempo, pero a sus amigos les parece que forman un matrimonio perfecto.

  • Chantaje 2 : Mi mejor eleccion – Mia del Valle de Mia Del Valle

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    Ha pasado el tiempo. Clara y Aaron se vuelven a encontrar con un nuevo desafio entre manos, esta vez las cartas estan a favor de Clara y su eleccion debera ser acertada, ya no tendra cabida el corazon, sino la razon. Ella debera planear con cuidado cada uno de sus movimientos en el reencuentro con el hombre mas egoista, resentido, egolatra y vengativo que jamas ha conocido. En menos de un ano Aaron ha hecho estragos con su vida, gracias a el perdio todo. su padre, su trabajo. fue chantajeada, enamorada y desechada cual envoltorio de caramelo; se caso y separo en lo que dura un suspiro y ahora la vida la pone nuevamente en el ruedo.
    Con mas fuerzas que antes, decidida a que las cosas desde ahora se hagan cuando y donde ella lo decida, duena de una vez y para siempre de su vida, Clara se halla en una encrucijada y debera medir en la balanza de la vida, el peso de sus sentimientos o lo que le dicta su mente.
    “Si Aaron me quiere de vuelta en su vida debera sudar como yo lo hice meses atras… Estar junto a el no es la unica opcion que tengo delante. desde ahora solo sera mi peor o mi mejor eleccion”

  • Las tizas del arcoiris de Fabian Tapia

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    Cielo tiene por seguro dos cosas: 1) Que en Croma todas las personas tienen un color definido. 2) Que ella, precisamente, carece de uno. Por la vida ha intentado sosegar las burlas con su pasion por el ballet, pero un accidente le arrebata a su mama dejandola en coma y la orilla a buscar el color de una pasion que la pueda despertar. Sin embargo, en la Ciudad de los Colores ha nevado, las Brisas que cuidan el cielo han desaparecido y las Mariposas Negras estan al acecho para extinguir la luz. ?Podra Cielo recuperarse a ella misma mientras intenta salvar los pocos colores que quedan en su vida? Las tizas del arcoiris es una historia sobre el descubrimiento, la autoestima y la importancia de aferrarse a lo que nos hace unicos.

  • La lengua de los secretos de Martin Abrisketa

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    <> Bernardo Atxaga

  • Su cancion de Rose B. Loren

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    Anabel es una joven sonadora espanola afincada en Canada. Tras terminar sus estudios financieros acepta el trabajo de ninera que le ofrece un reconocido compositor de fama mundial, que abandono su carrera tras la muerte de su esposa y que actualmente dirige la empresa familiar.

  • El rey de las sombras de Fernando Moreno Espinosa

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    Ernesto Buendia e Hipolito Prieto son dos ninos de doce anos que sufriran la tragedia de vivir en primera persona la Guerra Civil. Lora del Rio vera como sus juegos infantiles son transformados en poco mas de un mes, convirtiendose en una espiral de odio y violencia.

  • Regresa Amor de Luan Doe

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    El cielo esta completamente despejado, la brisa es fresca, pero viene bien para calmar mis nervios, el cesped del campus esta humedo y me arrepiento al instante de llevar sandalias. --No estes nerviosa Mia, lo haras muy bien --me dice mi mejor amiga Lisbeth. --Voy a sacar sangre por primera vez ?Como quieres que este? --mi nerviosismo esta hasta los topes. --Pense que las cuatro tilas que te tomaste anoche y las dos de esta manana harian efecto --dice riendo. Entramos en el primer edificio y el aire caliente me estorba al momento. --No entiendo como ya tienen puesta la calefaccion si aun estamos a principios de octubre, menos mal que me puse este vestido en el ultimo momento --le digo mirandome en el cristal de una puerta. Lisbeth se mira tambien y nos sonreimos. --?Como no te has maquillado hoy? es raro verte sin tu raya negra ?Tiene algo que ver Jack? -- pregunto levantando la ceja. Ella pone los ojos en blanco y niega con la cabeza. --Me ofendes Mia --dice con una sonrisa --. No cambiare por un chico en la vida, enserio, solo sirven para el sexo, los usas y los tiras, como a los condones. No hay manera con ella. --Bueno, te dejo con tu odio al genero masculino porque no quiero llegar tarde y antes tengo que ir a ver a Mike. Nos damos un beso sonoro en la mejilla y quedamos para la hora de comer. Camino rapido hasta el ala oeste del primer Edificio donde estan los estudiantes de Derecho, y veo a Mike sentado en un banco con sus amigos repasando para la clase que tienen esta manana. El levanta la vista y me sonrie. --Crei que no vendrias “Bella” --lleva 2 anos llamandome asi simplemente porque soy italiana. Me estrecha entre sus brazos y me da un beso rapido. --No iba a dejarte entrar ahi sin desearte suerte--le sonrio con picardia. --Mia, siempre es un placer ver tus piernas, me das inspiracion para estas clases --dice John, el mejor amigo de Mike. --Cuidadito colega, esas piernas son mias --sus amigos entran en clase riendo y el me da un beso. --Suerte. --La suerte la tuve hace dos anos cuando te bese por primera vez --dice guinandome un ojo y entra en clase cerrando la puerta. Miro el reloj y me quedan 10 minutos para entrar en clase, mierda. Corro hacia el ala este del edificio y llego justo cuando el profesor Stuart dobla la esquina. Me siento en la segunda fila al lado de Ben, siempre esta sentado en el medio entre Maria y yo. --!Buenos dias clase! --dice el profesor alegre --por fin empiezan vuestras practicas, pero antes de eso, tengo que presentar a un alumno. Miramos los unos a los otros y veo que somos los mismos de siempre, pero la puerta se abre y un chico entra con paso decidido y un andar un tanto chulesco. --Madre mia que bueno esta --dice Ben en un susurro mientras nos agarra de la rodilla a Maria y a mi --Dios, se que no te hablo mucho, pero haz que ese hombre sea de mi acera. --Enserio Ben, eres un acaparador, siempre quieres que todos sean gais, deja a los demas sonar tambien --le dice ella. El chico le entrega unos papeles al profesor Stuart y mira hacia la clase, hasta que sus ojos marrones se fijan en mi, un brillo aparece en ellos, como si me conociera, pero sigue mirando al resto de la clase como si nada. Imaginaciones mias. La verdad es que es muy guapo, debe medir casi 1,90. Tiene la piel morena, seguro que vivia en la playa, lleva el pelo corto y revuelto. Va hacia un asiento de la fila de la derecha y se quita la cazadora con un movimiento increiblemente sexy, aunque no creo que se de cuenta de cuanto impone. Lleva una camiseta negra que marca cada uno de sus musculos. --Mia, vas a intimidarle como le sigas mirando --me susurra Ben. Miro hacia el frente y me concentro en lo que dice el profesor. --Se que ya es hora de que practiqueis todo lo que habeis aprendido al largo de todos estos anos asi que empezaremos con lo tipico, sacar sangre. Como ya hablamos la semana pasada iremos al Hospital donde alli nos dejaran usar un aula para nuestras clases practicas que daremos tres dias a la semana, la otra clase la daremos aqui, tampoco vais a salvaros de la teoria este ano --dice con una sonrisa de triunfo. Ben hace un pequeno abucheo porque todos pensabamos que hoy hariamos la primera practica y el profesor le lanza una tiza que me da a mi en la pierna. --Perdona Mia, el senorito Ben se ha movido, es un tramposo. Nos reimos porque asi son las clases con este hombre, es muy cercano a nosotros, siempre y cuando estudiemos y seamos los mejores en clase. --El tio buenorro te esta mirando Mia --cuchichea Maria mientras la clase esta distraida. --Aunque creo que Mandy ya le ha echado el lazo --replica Ben con su tono borde. Miramos hacia el nuevo y Mandy que habla con el mientras cruza sus piernas a lo Sharon Stone en Instinto basico. El parece estar interesado ya que la mira con intensidad, hasta que nuestras miradas se vuelven a cruzar unos segundos y siento mariposas en el estomago. << ?Mariposas? Mia, las tilas por la manana te sientan fatal >> , me digo a mi misma. El timbre suena y recojo mis cosas mientras miro un mensaje en el movil. Alexia: Senorita americana, tus amigos italianos acabamos de aterrizar en el suelo que pisas. !Y exigimos verte! Un beso enorme. Suelto un grito estupido. Genial, el nuevo se me queda mirando y Maria y Ben miran mi mensaje. --?Tus amigos vienen? Por fin vamos a conocer a mas italianos --dice Ben mientras choca los cinco con Maria. --Si, estoy deseando verlos. Vayamos a comer, quede con Lisbeth y Mike en vernos en el comedor. El nuevo, pasa por mi lado mientras Mandy le sigue moviendo el culo exageradamente . Caminamos hacia la cafeteria y olvido que no he cambiado los libros para la siguiente clase . --Vengo ahora , voy a mi taquilla y vuelvo rapido . Corro hacia las taquillas y al doblar la esquina choco contra un cuerpo duro que me agarra para que no me caiga hacia atras . Capitulo 2 ALEX Mandy escribio su numero de telefono en un pos-it y lo dejo en el bolsillo derecho de mi pantalon. Se despidio dandome un beso en la comisura de mis labios y moviendo el culo y las caderas para exhibirse mientras se marchaba, tenia las piernas un poco cortas pero bronceadas, en un movimiento exagerado se le vio un tanga de encaje que estaba deseando quitar. La llamaria a la tarde o a la noche si no tenia nada mas que hacer. Aunque su voz es demasiado estridente, pero tiene un buen par de tetas que necesito saber si son operadas o no. No pude escuchar lo que Mia dijo al leer el mensaje, pero ese gritito que pego y el choque de manos de sus amigos suena a que algo interesante sucedera, tengo que enterarme que es. Es increible que todavia no pudiese verla bien, cuando llegue a clase simplemente esperaba que estuviese alli, al revisar las caras de la gente que estaba dentro del aula solo pare en una que me miraba con ojos extranos, y supe que era ella al momento, imposible olvidar esos ojos, pero tuve que dejar de mirarla para que no sospechara nada. Cuando el profesor dijo su nombre no hizo mas que afirmar lo que ya sabia. Dejo los malditos libros en la taquilla para buscar la cafeteria. Quiero salir de este maldito sitio para recibir a mis amigos, saben que venia a Estados Unidos y se tomaron unas vacaciones sin el control de nuestros padres ni de las familias. Al doblar la esquina una chica choca conmigo y la agarro para que no se caiga. El pelo rubio tapa su cara, pero se que es ella. --Lo siento, perdona, iba corriendo y no me fije --dice con una voz dulce pero decidida que ya apenas conseguia recordar. Recorre mi cuerpo lentamente y yo aprovecho para mirarla con detenimiento. Lleva un vestido verde agua que hace que su color de piel sea mas palido, aunque parece que el moreno que tenia se le ha ido, siempre se quejaba porque no conseguia estar tan morena como yo, pero aun asi estaba guapa. Al final si que dio el estiron porque debe de rondar el metro setenta y poco, y por lo que senti al chocar con ella tambien le crecieron pechos bastante interesantes. Se muerde el labio y odio que haga eso, de joven siempre lo hacia cuando discutiamos y me desconcentraba al momento, pero lo que mas me duele ver son sus ojos, azules como el mar en un dia de tormenta que me observan como si fuera la primera vez. Tenian razon, no me reconoce. Siento un pequeno punto en el pecho que ignoro porque no puedo pensar en esas tonterias, asi que decido hablar primero. --Perdona, tampoco mire por donde iba --respondo intentando no sonar borde, es raro para mi no estar discutiendo con ella por cualquier tonteria. Sonrie y eso me perturba, cada vez que sonreia lograba calmarme en los dias que mi padre me exigia mas que al resto. Siempre me escapaba a su casa para meterme con ella, aunque simplemente la veia mientras leia en el alfeizar de su ventana. --Eres el nuevo --vuelve a sonreir --me llamo Mia Ferragni --y me da dos besos, nada que ver con el de Mandy. --Encantado, soy Alex Garibaldi. --?Garibaldi? --pregunta frunciendo el ceno --italiano, como yo entonces ?buscas la cafeteria? --pregunta mientras va hacia una taquilla dejando unos libros y cogiendo otros distintos. Le doy un repaso por detras y alucino con sus piernas, son largas y tonificadas pero esos muslos quieren que sean tocados con mucha urgencia. Se gira rapidamente y miro hacia otro lado. --Si, no recuerdo muy bien donde queda, pero iba hacia alli. --Pues vente conmigo que te presento a mis amigos y asi no te sientas solo responde alegre --?de donde eres? Ya empezamos con el interrogatorio. --De Milan, vengo a terminar el ultimo ano de Medicina con una beca. Ella me mira de reojo y asiente. Entramos en la cafeteria y se coge un sandwich, unas patatas fritas y una Coca-Cola. --?No engordaras con eso? --mierda, la puta costumbre de decirle algo grosero. Ella frunce los labios y mira su comida, joder, tengo que acercarme a ella y la estoy cagando. --Voy a correr todos los dias, puedo permitirmelo--responde con una sonrisa fingida. Genial, soy estupido.

  • Como ser una bruja moderna de Gabriela Herstik

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    Infunde una gota de magia en tu vida diaria.

  • Transcrepuscular (Los ojos bizcos del sol 1) de Emilio Bueso

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    Esta es la historia de una busqueda que arranca con el canto de los caracoles para viajar mas alla del ocaso, de los huertos surcados por escarabajos de tiro, de los refugios de tormentas, los funcionarios simbioticos, los establos de las libelulas, los templos de cristal de los animistas, los circulos de dolmenes de los astrologos, las cuevas de hielo siete y los bosques de helechos plagados de aranas gigantes.

  • El secreto de los gatos (Ojos de gata 3) – M.N. Mera de M. N. Mera

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    Val
    Desde que habiamos llegado de Estados Unidos, mi abuela hacia como si Hans no existiera. Al principio me habia sentido apenada, pero habia llegado un punto en el que estaba tan enfadada con ella que me daba exactamente igual lo que pensara. Y sin embargo, aquel dia me habia hecho llamar. ?Que querria?

  • Pista negra de

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    A consecuencia de un turbio incidente con el hijo de un poderoso politico, Rocco Schiavone, subjefe de la policia de Roma, ha sido <> a una pequena ciudad del valle de Aosta, en los Alpes italianos. Para un romano sofisticado y amante de la buena vida, no es la mejor noticia. El frio, las botas de nieve y el provincianismo de los autoctonos estimulan la natural tendencia de Rocco a las malas pulgas, asi que, visto el panorama, un caso dificil le vendria de maravilla. La ocasion se presenta cuando aparece un cadaver aplastado bajo las huellas de una maquina pisanieves en una de las estaciones de esqui de la zona. El desafio es importante. A la escasez del material encontrado hay que anadir la ignorancia de Schiavone de las costumbres locales, su desconocimiento del dialecto y la historia del lugar. Nada que amilane, desde luego, a una persona decidida y orgullosa como el. Sin renunciar un apice a su temperamento meridional, Rocco se abre camino entre pistas, refugios de montana y telefericos, interroga a monitores, guias y enigmaticos operarios del valle, y, sobre todo, traba relacion con unas cuantas lugarenas guapas dispuestas a ofrecerle una calida bienvenida. Perspicaz observador de la naturaleza humana, Antonio Manzini ha combinado una buena dosis de humor inteligente con una pizca de ironia para crear un personaje memorable. Su caracter sarcastico y arrogante, su descarnada sinceridad y su absoluto desenfado hacen de Rocco Schiavone un heroe irresistible, eje central de una serie adictiva que representa lo mejor de la novela negra europea actual.

  • Desconocidos en un anden, Noa Pascual de Noa Pascual

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  • Universidad para asesinos de Petros Markaris

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    Despues de unas entretenidas y merecidas vacaciones en el Epido, la region del norte de Grecia, de donde el matrimonio Jaritos es originario, el comisario regresa a la rutina para encontrarse con una sorpresa: el director Guikas se jubila. La plaza quedara de momento vacante, y el ya ex director propone al ministro que sea Kostas quien ocupe el cargo de manera interina, con la secreta esperanza de que este sepa jugar sus cartas y acabe siendo el el elegido. En estas, un ministro, antiguo profesor universitario de Derecho, es hallado muerto en su piso; al parecer, ha ingerido una tarta envenenada entregada por un desconocido. El ministro tenia muchas virtudes, pero tambien algun defecto, entre otros su pasion por los dulces. Y las investigaciones parecen conducir al mundo universitario, mas que al politico. Kostas Jaritos tendra que resolver este caso si quiere convertirse en <>.

  • Xira de Belen Miguez Ferro

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    El ano en que Alicia pierde a su abuela entendera como sobrellevar su perdida. Ese verano Alicia descubrira que algunas leyendas pueden ser reales. Una de ellas guarda el secreto de su familia. Despues de leer el libro cada vez que veas una mariposa tu imaginacion volvera a Xira. La fantasia transforma las leyendas en realidad.

  • Cuentame como sucedio 2 de Erika Jennel

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    Relatos independientes 2.
    Historias de amor independientes con algo en comun: lucha por lo que quieres conseguir. Disfrutad con esta recopilacion de historias que os haran suspirar.

  • Baluarte, Elvira Sastre de Elvira Sastre

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  • No olvidare tu rostro de Federico Correa Gil De Biedma

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    El escritor, Jaime Valdes, viaja a Santander para impartir su primer taller de novela. Su llegada coincide con el resurgir del caso del asesino bautizado como El Vengador. Una fotografia enviada a la policia y al Diario Montanes en la que se muestra el cuerpo sin vida de un individuo con un cartel sobre el pecho que reza; culpable, refleja sin lugar a dudas la forma de actuar del famoso asesino.

  • Los ninos de la estrella amarilla, Mario Escobar de Mario Escobar

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    Jacob y Moises Stein viven con su tia Judit en Paris hasta que en agosto de 1942 se desata la gran redada contra los judios extranjeros. Sus padres, una conocidos dramaturgos alemanes se han escondido en la Francia Libre, pero antes de que su tia logre enviarles al sur, los gendarmes los detienen y los llevan al Velodromo de Invierno, donde mas de 4 mil ninos, 5 mil mujeres y 3 mil hombres tuvieron que subsistir sin comida ni agua durante cinco dias. Jacob y Moises logran huir antes de ser enviados en trenes hasta el campo Drancy. Cuando acuden a su casa en Paris su tia ha desaparecido. Deciden viajar en solitario a Valence para buscar a sus padres, pero el camino no sera nada seguro ni facil.

  • El sueno de Cartago de Juan Carlos Mato

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    Dos pueblos enfrentados. Una venganza. El odio de un vencido general forjado al rojo vivo en el alma de sus hijos. Una nacion orgullosa que no se deja conquistar.

  • El cofre de mar de la doctora Margaret de Waheed Rabbani

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    El Cofre de Mar de la Doctora Margaret es el Libro I dentro de la trilogia de ficcion historica dentro del marco de la lucha de la India por la libertad-Azadi- libertad del Raj. Los libros tejen un relato de intriga internacional, conflicto y amor desgarrador entre personajes apasionantes de aquella epoca.

  • El don de la fiebre de Mario Cuenca Sandoval

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    Olivier Messiaen ha nacido con un don: tiene un oido absoluto, puede identificar la calidad, el timbre e incluso el color de cada sonido. Con el tiempo llegara a convertirse en uno de los compositores mas famosos de Francia y del mundo. En El don de la fiebre, Mario Cuenca Sandoval novela la vida de este artista absorbido por la religion, los pajaros y la musica, un musico ensimismado a quien la Historia coloca en el frente durante la Segunda Guerra Mundial, en un campo de prisioneros nazi -donde compone y estrena su pieza mas famosa-, como profesor en el Conservatorio del Paris ocupado y como marido inusual junto a sus dos grandes amores.

  • Blutstein de Allyn O'callaghan

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    Un macabro asesinato no debe ser el final de su historia y Carlos se pondra a prueba para desenmascarar lo que parece ser una muerte ritual.
    Pero no todo es lo que parece y un psicopata no se conforma con arrebatar vidas, sino que es capaz de llevar a sus perseguidores por los caminos de la locura y el miedo.

  • Soy tu primera vez de Laurie Elizabeth Flynn

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    Esta noche voy a hacerle un favor a la novia de Evan Brown. Un favor incomodo, sudoroso y torpe. Melanie, o como quiera que se llame, me debe una. Solo que nunca lo sabra. --Espera aqui --le digo a Evan antes de meterme en el vestidor. Lo miro de reojo: esta encorvado, sentado en el borde de mi cama, con los hombros estrechos echados hacia delante y las manos en las rodillas. Es como si fuese a ponerse a jugar a un videojuego. Ahogo una risa. Esta pantalla no se la va a pasar a la primera. Cuando al fin estoy a salvo en el vestidor, me deslizo en unos pantalones cortos de saten rosa y una camisola a juego. Por el miedo en su cara y el olor a sudor nervioso que emana de sus axilas, se que Evan no podria soportar el salto de cama de encaje negro, ni mucho menos el camison de saten rojo, el que tiene una raja hasta arriba. Abro el cajon donde guardo los ligueros y mi coleccion de medias de rejilla y lo cierro de nuevo. Evan no sabria que hacer con un liguero ni con unas medias de rejilla, y no quiero avergonzarlo mas de lo que ya lo esta. Me pinto los labios de rosa y me dejo el pelo suelto sobre los hombros. Esta ondulado, aun humedo de la ducha. Normalmente me lo plancho muy liso, pero creo que por esta vez puedo saltarme el peinado. Me froto la boca para quitarme el pintalabios, pero mantengo la resolucion en los ojos. Evan va a tener lo que, definitivamente, no soy: una buena chica. --Dios, Mercy --dice cuando salgo. Se le quiebra la voz y se pone mas rojo que su pelo, lo que hace que los granos de sus mejillas destaquen aun mas. La pubertad no se ha portado bien con Evan Brown. --No digas eso --le ordeno, encaramandome sobre el. Le tiemblan las piernas. --?Que no diga que? --La voz tambien le tiembla. --Mercy. Ese no es mi nombre. --Pero asi es como te llama Angela. --Angela es mi amiga. Tu, no. Tu eres alguien a quien le voy a hacer un favor. No tienes que llamarme de ninguna forma. En todo caso, llamame por mi nombre. --Mercedes --dice, pronunciando todas las silabas con voz chillona--. Mi madre siempre ha querido uno de esos. --Se da una palmada en la frente --. Mierda, no queria hablar de mi madre. No estoy pensando en ella ni nada. --Se quita las gafas y se frota los ojos--. No creia que fuese a ponerme tan nervioso. Antes me gustaba mi nombre: Mercedes. Hasta que me entere de que me lo habian puesto por un coche. Aquel coche rojo que tanto le gustaba a mi padre, el mismo desde el que se despidio con la mano cuando se fue. Recuerdo que a mi tambien me gustaba aquel coche. Mi padre me sentaba delante y fingia que arrancaba. <>. Pero no se quedo con nosotras el tiempo suficiente para ser el quien me ensenara. En la boca de Evan, mi nombre no sonaba elegante ni rapido. Solo sonaba complicado, como si estuviese intentando hablar en otro idioma. Supongo que, para Evan, yo soy otro idioma. Sonrio y le paso la mano por el pelo. O al menos lo intento, pero se ha echado tanta gomina que la mano se me queda pegada. --No te preocupes --digo, secandome los dedos pegajosos en su camiseta--. Todo el mundo se pone nervioso. Le beso el cuello. Puedo sentir el pulso latiendo bajo su piel. Muevo las manos hasta la parte de abajo de su camiseta y se la quito por la cabeza. --He traido esto --dice, metiendose la mano en el bolsillo de los vaqueros y sacando una tira de preservativos. Debe de haber unos diez. Intenta esbozar una sonrisa, pero le sale mas bien una mueca. --Siempre es bueno estar preparado --digo--. Pero guarda esos para Melanie. Yo tambien estoy preparada. Me inclino y abro el cajon de la mesilla, donde tengo las cajas apiladas en orden, como soldados. Ultrafinos. Estriados para el placer femenino. Segunda piel. XL. Saco un ultrafino. Da igual lo que crean ellos, la mayoria de los tios son de ultrafinos. Lo justo para estar protegido, sin mayores florituras. Esto lo aprendi muy pronto. Mi madre empezo a hablarme de anticonceptivos cuando el resto de madres estaban aun con los tampones. Ademas, Evan no tiene pinta de XL. --?Hasta donde has llegado con Melanie? --pregunto. --Melody --dice--. Se llama Melody, no Melanie. Melody, como una cancion. --Baja la vista hacia mi escote, que tiene justo a la altura de los ojos --. Me ha dejado meterle mano. Y una vez que sus padres no estaban, casi lo hacemos. Hicimos otras cosas. Me llevo las manos a las caderas. --Vas a tener que ser mas preciso. ?Otras cosas como que? ?La has visto desnuda? ?Le has hecho un cunnilingus? Asiente con la cabeza y se pone aun mas colorado. --Pero no quiso llegar hasta el final. Quiere que sea la mejor noche de su vida. Asi que lo tengo todo planeado. Una cena y tal. --Que romantico --digo con una gran sonrisa. Esta es la razon por la que hago lo que hago--. Parece que te gusta. Y tu le gustas a ella. Me encanta que los tios se tomen el tiempo de planearlo. Y, aunque Evan ha musitado lo de <> sin mirarme a los ojos, se que es mucho mas. Se ha tomado el tiempo de conocer a Melody, saber lo que le gusta y lo que la hara feliz. --Ese es el problema --prosigue--. Dice que me quiere. Y dice que, como me quiere, sabe que voy a hacerle tocar el cielo. Asiento. Esto lo entiendo bien. Melody parece como todas las chicas: espera que la primera vez haya fuegos artificiales. Pero yo se que los fuegos artificiales no se consiguen asi como asi. Hay que prepararlos bien y prender la mecha despacio. Que es exactamente lo que estoy haciendo por Evan. --Pero tu no crees que vayas a hacerle tocar el cielo --digo lentamente --. Por eso estas aqui. --Si, bueno --dice--. Ella esta mucho mas buena que yo. Y mi amigo Gus... sigue con su novia gracias a ti. Se exactamente de quien habla Evan, solo que yo lo recuerdo mejor por su apodo, el que le puse en secreto. El Llorica. Gus fue el numero seis, el que se hizo el duro y practicamente intento ensenarme el a mi hasta que se vino abajo y acabo llorando en mi almohada al terminar. Le pongo las manos en los hombros a Evan. --Bueno, ya habeis avanzado mucho mas que otra gente. Ya os habeis visto desnudos. Eso ya esta hecho. Para alguna gente esa es la parte mas incomoda. --Me bajo los tirantes del camison--. A ver. ?Que harias si yo fuera Melody? --Te diria que eres preciosa --responde--. Te preguntaria si puedo tocartelas. --Bien y mal --repongo--. Siempre esta bien decirle a una chica que es preciosa. Pero nunca le preguntes si puedes hacer algo. Se valiente, porque la confianza en ti mismo es algo que puedes fingir perfectamente hasta que la sientas de verdad. Evan sigue mirandome los pechos fijamente. Su respiracion se hace mas pesada y puedo notar su ereccion a traves de los vaqueros. A lo mejor al final resulta ser XL. --Adelante --le digo--. Aqui puedes cometer errores. Y eso hace. Comete un monton de errores. Me soba las tetas como si fueran pelotas de beisbol, me babea el cuello, me mete la lengua hasta la garganta. Son errores de principiante, de esos que la gente no sabe ver la primera vez. Pero para eso estoy yo aqui. Le digo que cierre los labios, que recorra las curvas de mi cuerpo con las manos, que trace una linea con los dedos y la siga con la lengua. Le enseno a abrir la caja de condones y a coger la punta con los dedos antes de desenrollarlo para que no se quede el aire dentro. Bajo las luces para el acto final, lo guio dentro de mi, no lo castigo por los primeros quince segundos de torpeza en la oscuridad y le felicito por su tecnica mejorada los ultimos quince. Cuando pide una segunda ronda, sacudo la cabeza con firmeza. Nunca he permitido una segunda ronda. --Guardala para Melody --le digo. Se estira bajo las sabanas y entierra la cabeza en la almohada. Aun jadea. --?Quieres que me quede a dormir? --me pregunta--. Podemos volver a hacerlo por la manana. Seguro que aguanto mas. Me tapo los pechos con las manos y me levanto, buscando algo para cubrirme; solo encuentro una bata transparente. Maldigo mi mania de no tener pijamas. Esta es la parte que no me gusta. A oscuras, cuando soy yo la que tiene el control, aunque este totalmente expuesta, me siento menos desnuda que ahora. Luego se enciende la luz y quieren hablar. Hacer preguntas. Preguntas que no puedo ni contestarme a mi misma, mucho menos a ellos. --No te vas a quedar --le digo mientras me ajusto la bata a la cintura--. Ya lo entenderas. A las chicas eso no nos importa tanto como creeis. Sobre todo al principio. Ya lo trabajareis juntos. Sonrie. Esta diferente, mas guapo en cierto modo. Con esta luz mas suave, no se le ven tanto los granos y la mandibula parece mas pronunciada. Creo que Evan Brown puede llegar a ser un rompecorazones algun dia. Pero hoy no es ese dia. Miro al reloj que hay sobre la mesilla. Son las once de la noche de un martes. --Manana hay clase, Evan. Es hora de irte. Tu madre estara preguntandose donde estas. --Supongo que la mayoria lo hace. La mia no, claro. Deja de sonreir y frunce el ceno. --Esto... ?Te debo algo? No se como va esto... --Se le apaga la voz. --No me debes nada. Solo portate bien con ella, ?vale? Recuerda todo lo que hemos hablado. Se que lo hara. Si hasta ha tomado apuntes.

  • Tu dale samba, y yo… rock and roll, Sylvia Marx de Sylvia Marx

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